Estudio Workbook Mujer Emocionalmente Sana Realizado Por Kenya Aburdene
Estudio Workbook Mujer Emocionalmente Sana Realizado Por Kenya Aburdene
Estudio Workbook Mujer Emocionalmente Sana Realizado Por Kenya Aburdene
TEMAS
• Introducción Al Libro
• Tema 1: Deja De Temer Lo Que Piensen Los Demás
• Tema 2: Deja De Mentir
• Tema 3: Deja De Morir A Las Cosas Incorrectas
• Tema 4: Deja De Negar El Enojo, La Tristeza Y El Temor
• Tema 5: Deja De Culpar
• Tema 6: Deja De Ocuparte Demasiado
• Tema 7: Deja El Pensamiento Erróneo
• Tema 8: Deja De Vivir La Vida De Otros
INTRODUCCION
Éste libro trata acerca de seguir a Jesús y reunir el valor para dejar todo lo que no
pertenezca a su reino o esté bajo su gobierno.
Cuando dejamos aquellas cosas que están dañado nuestra alma o la de los
demás, somos libres para elegir otras maneras de ser y relacionarlos que están
cimentadas en el amor y conducen a la vida . Por ejemplo:
-Cuando dejamos de temer lo que los demás piensan, elegimos la libertad.
-Cuando dejamos de mentir, elegimos la verdad.
-Cuando dejamos de culpar, elegimos asumir la responsabilidad.
-Cuando dejamos de pensar en un erróneamente, elegimos vivir la realidad de
Cristo para nuestras vidas.
Despojaos del viejo hombre…vestíos del nuevo hombre: Esto tiene la misma
idea de quitarse o ponerse un set de ropa. La idea es la de “vestirse” a una
diferente manera de vivir.
Piensen en un prisionero que ha sido liberado de prisión, pero que aún usa su
ropa de prisionero y actúa como prisionero, no como un hombre libre. Lo primero
que se le diría a esa persona es: “ponete ropa nueva.”
Al igual que la autora del libro y según su testimonio, ella siendo pastora,
esposa del pastor general de la iglesia, menciona que durante años memorizó
versículos claves, realizado estudios bíblicos sobre gálatas y romanos y meditó
sobre la justicia de Cristo como el fundamento de quien era ella.
1. Jacob: Vivía llevado por el temor a lo que los demás pensaban y continuo
las mentiras de su madre en lugar de confrontarla. (Génesis 27)
2. Rubén: Prefirió tratar con amabilidad a su hermano José en vez de
venderlo como esclavo, pero la presión de los nueve hermanos lo superó.
Preocupado por lo que pensaran si el era el único defensor de su hermano
menor, se unió a ellos en un crimen espantoso. (Genesis:12-36)
3. Aarón: se solidarizó con la congregación descontenta que esperaba a que
Moisés descendiera del Monte Sinaí después de cuarenta días. El pueblo
quería un dios que pudieran ver y tocar, de modo que Aarón al final
sucumbió a la presión y les construyo un becerro de oro para aplacar su
ansiedad. (Éxodo 32)
4. Timoteo: Tenia la tendencia a ser temeroso y ceder a los que le rodeaban
casi hace que la iglesia de Éfeso fuera desviada por los falsos maestros. (1
Timoteo 1)
Al igual que estas personas, existieron muchas mas con las cuales podríamos
identificarnos. Decimos que Cristo ha cambiado nuestras vidas. Pero ¿De verdad
lo hizo? ¿Qué tan profundamente?
A veces nuestra necesidad de que otros nos digan que estamos bien resulta tan
sutil, pero tan penetrante, que puede ser difícil y a la vez aterrador reconocerla en
nuestra vida. Consideremos algunos ejemplos que describe el libro:
• Estás dolida por el comentario de una amiga, pero no dices nada porque no
quieres que piensen que eres susceptible o irritable.
• Tu mecánico te pasa una factura de casi el doble de lo que originalmente habían
acordado por reparar tu auto, pero está ocupado con otros clientes y no quieres
hacer una escena pidiendo una explicación.
• Saliste con un grupo de amigos a ver una película. Todos excepto tú quieren ir a
ver una en particular, pero no quieres que te vean como una persona complicada
o desagradable, así que te conformas y no dices nada.
• Tu familia quiere que vayas a la fiesta de jubilación de tu tía, a cien kilómetros de
tu ciudad. No quieres asistir, pero vas de
todos modos con tal de no tener que enfrentar la desaprobación de tus parientes.
Estás involucrado en una relación de noviazgo enfermiza con alguien porque no
sabes cómo terminar. Temes las repercusiones en los amigos mutuos y te
preguntas si la gente dirá: «¿Qué anda mal con él? ¿Otra relación fracasada más?
¿Quiere quedarse soltero para siempre?»
• Estas visitando a unos vecinos, pero no disciplinas la mala conducta de tu hijo de
cuatro años porque temes que te avergüence con otro berrinche.
• Tienes un empleado que está haciendo las cosas mal y agotando al resto del
equipo. Le das indicios de que necesita cambiar, pero él no capta el mensaje. Eres
su supervisor, pero no puedes tolerar la idea de hacer que pierda su empleo.
Como no quieres despedirlo, tienes que contratar a otra persona para que lo
cubra. Tu resentimiento crece.
Presta atención a cómo actúas en los próximos días. Observa tus interacciones
con los demás. Determina el número de veces que tus palabras y acciones se
modifican para obtener la aprobación - evitar la desaprobación- de los demás. Los
cambios que hacemos en nuestra conducta a menudo son sutiles y están por
debajo del nivel de nuestra conciencia. ¡Mantente alerta!
4. Amarnos por causa de Dios. En este cuarto nivel y el más alto, la anchura, la
altura y la profundidad del amor de Cristo - un amor que sobrepasa todo
conocimiento humano ha penetrado ahora hasta lo más profundo de nuestro ser,
liberándonos de nuestra necesidad de buscar ese amor en otros.
El amor nos hace libres para entender quiénes somos a la luz del amor de Dios
hacia nosotros en Cristo Jesús. Tenemos valor y trascendencia, pero no por lo que
hacemos o lo que los demás puedan llegar a decir. Somos «dignos de amor»
porque Dios nos ama. El perfecto amor de Dios echa fuera todo el temor a lo que
los demás piensen. Descubrimos que este amor, como escribe el salmista, es
mejor que la vida (Salmo 63:3).
Un modelo saludable
Juan 12 nos cuenta la historia de María, la cual nos ofrece un modelo de lo que
significa anclar nuestra identidad en el amor de Cristo por nosotros más que en la
opinión de los demás. María se suelta el cabello en público y lava los pies de
Jesús como si fuera una humilde esclava gentil. En la cultura judía antigua esto
era visto como un comportamiento escandaloso.
¿Está tratando de seducir a Jesús?
¿No siente respeto por sí misma?
¿No está consciente de lo que la gente puede llegar a decir de ella?
Sentada a los pies de Jesús, María no está preocupada por lo que puedan pensar
de ella. El amor y el perdón de Cristo penetran hasta lo más hondo de su ser. Esta
experiencia profunda no solo la libera del sentimiento de vergüenza, sino que
ilumina la verdad acerca de su valor y estima. Su corazón rebosa de gratitud hacia
Jesús por su amor, misericordia y asombrosa seguridad.
María comprende que su valor se relaciona más con Jesús que con las opiniones
de la gente. Sus acciones no están dictadas por lo que está bien a los ojos del
mundo, sino por lo correcto a los ojos de Cristo. Esto le brinda confianza en sí
misma a pesar de lo que la gente piense.
Al igual que ella, estás invitada a basar tu identidad en una experiencia continua
del amor de Dios en Cristo Jesús. Solo así entonces, seremos capaz de vivir una
vida sincera y auténtica a la luz del amor de Cristo.
TEMA 2: DEJA DE MENTIR
Mentir conforma de tal manera una gran parte de nuestro mundo —en la política,
los negocios, el matrimonio, las salidas románticas, la devolución de impuestos, la
búsqueda laboral, las publicidades, la familia, las amistades, el lugar de trabajo, la
escuela— que no deberíamos sorprendernos de que la mentira sea tan común
dentro de la comunidad cristiana.
• Saludas a alguien con una enorme sonrisa y un abrazo, pero la verdad es que no
soportas a esa persona.
• Dices: «Estamos bien en nuestra relación», cuando en realidad la mejor
descripción es que la relación está toxica.
• Afirmas: «Estoy bien. No me molesta haber perdido mi trabajo. No estoy
preocupada», pero lo cierto es que tienes mucho miedo de tu futuro.
• Comentas: «Creo que hiciste un gran trabajo», cuando en realidad crees que su
desempeño fue a lo sumo aceptable.
• Decís: «Ah, no puedo ir. Estoy muy ocupada», aunque la verdad es que prefieres
no asistir a la actividad.
Mentir y fingir son actos tan asociados a nosotros que casi no los notamos. Cada
cultura y familia tiene su manera particular de dar rodeos, ocultar los hechos y
evitar los momentos desagradables. Mentimos con las palabras. Mentimos con
nuestra sonrisa. Mentimos con nuestro cuerpo. Mentimos con nuestro silencio. Y
pensamos que no es grave porque «todo el mundo lo hace».
Parte del maravilloso plan de Dios desde el comienzo ha sido que los seres
humanos vivan en la verdad. Esto sigue siendo vital en su diseño a fin de que
disfrutemos de libertad y gozo. Jesús dijo:
(Esta verdad incluye tanto la verdad bíblica acerca de Dios como la verdad en
general)
-Leo y Mary se presentan en su grupo pequeño como una pareja cristiana sólida.
Sin embargo, Mary a menudo explota de rabia con Leo. Él tiene miedo de hablar
con ella o discutir sobre la más mínima cosa con tal de no empeorar la situación.
No quieren admitir este problema ni entre ellos ni a los demás. Leo y Mary no son
libres, sino esclavos.
Una gran guerra espiritual se desata en torno a este tema en nuestras vidas. Por
esta razón, Pablo cita el cinturón de la verdad como el primer elemento en la
armadura de Dios que debemos ponernos para defendernos contra los poderes
del mal. (efesios 6:12-14)
Hablar la verdad no nos asegura una reacción bien recibida de parte de nuestros
oyentes. La verdad dicha de forma irresponsable o con falta de respeto casi
siempre produce un daño innecesario.
Recuerda, el Señor vino lleno de gracia y verdad (Juan 1:17). Hablar la verdad
con amor incluye:
-elegir el tiempo indicado
-emplear las palabras de forma respetuosa
-responsabilizarte por tus propios sentimientos y pensamientos
-hablar en primera persona
(No nacemos con estas habilidades, sino que debemos aprenderlas y
practicarlas.)
Una cosa es dejar de mentir y otra muy distinta es empezar a decir la verdad.
Hacerlo con habilidad es una de las principales maneras en que reconocemos y
respetamos la imagen de Dios en nosotros y los demás. Aprender a hablar la
verdad resulta crucial para nuestra madurez espiritual.
Esto requiere reflexión y energía. Recuerda, probablemente lleves toda una vida
de no hablar con respeto, sinceridad, determinación y claridad. Pocos de nosotros
hemos podido observar el ejemplo en nuestras familias y culturas. Así que date
tiempo y gracia para practicar esta nueva habilidad.
Mentirle a Dios
Tus relaciones se volverán más auténticas. Ya que no tienes nada que esconder,
tus niveles de estrés y ansiedad disminuirán. Tu autoestima será más firme porque
tu integridad no está quebrantada. La paz con Dios, contigo misma y los demás
inundará tu vida. Cuando dejas de mentir, estás quitando las capas falsas y
despertando al «verdadero yo» que Dios ha plantado dentro de vos. Cuando
dejamos de mentirnos a nosotros, a los demás y a Dios, comienza un gran
despertar. Algunas partes de nosotros que antes estaban enterradas —tanto las
buenas como las malas— ahora emergen. Surge una nueva pregunta:
¿A qué cosa debo morir y no estoy muriendo dentro de mí? Discernir entre lo
bueno y lo pecaminoso es un gran tema y nos lleva a la siguiente temática, que
trata acerca de dejar de morir a las cosas incorrectas.
TEMA 3: DEJA DE MORIR A LAS COSAS INCORRECTAS
Durante nuestros primeros tiempos como creyentes pensamos que «una cristiana
buena y amable» personifica ciertas cualidades. Esos mensajes eran
ejemplificados y alentados por la subcultura cristiana en la que estaba siendo
formada espiritualmente.
Deseamos ser buen cristiano sin importar lo que cuesta. Y por error creemos que
esas personas buenas y amables se caracterizaban por 5 cosas:
Por algún motivo algunas personas suponen que si alguna necesidad se cruza en
el camino, es la voluntad de Dios que la supliéramos, que es lo correcto, y a veces
hasta llegamos a sentirnos culpables si no lo hacemos. Sin importar cuál fuera el
pedido o la necesidad, a pesar de lo agotada o vacía que nos podemos sentir,
creemos que una buena cristiana casi nunca dice que no.
o Tienen una agenda social muy activa
Tener una vida social activa nos puede dar un falso sentido de bienestar y
podemos llegar a pensar que una buena cristiana tiene un montón de invitaciones,
mientras mas compromisos sociales, mejor nos sentimos.
A la larga, esas invitaciones se convierten en una terrible carga, ya que nos
sentimos obligadas a decirle que sí a todos. ¿A cuántos cumpleaños, babyshower,
graduaciones, bodas, almuerzos, cenas y actividades de la iglesia un ser humano
puede asistir? A pesar de nuestra necesidad de estar a sola a veces, rendimos
nuestro calendario a las obligaciones sociales de nuestra iglesia y ocupamos
mayor parte de nuestro tiempo.
Como resultado de esas creencias erradas, morimos a las cosas que no tenemos
que morir. Creemos que poner las necesidades de los demás antes que las
nuestras significa morir al yo.
Por error morimos a nuestros deleites y amor por las cosas que el Señor nos
regaló para disfrutar con El, los paseos a pie o en bici, pintar, bailar, cantar, la
jardinería, el arte, los parques. La autora del libro menciona como ejemplo el
hecho de que a ella le encantaba acampar, pero con la agenda llena del servicio
de la iglesia, moría a esos tiempos donde también se encontraba con Jesús,
disfrutando de eso que ella le encantaba. (ejemplo marta y maría-Lucas 10)
o ¿Cuándo fue la ultima vez que hiciste algo que te gusta, algún
hobby y te has encontrado al Señor en ese momento?
Dios nunca nos pide que muramos a partes de nosotros que le dan vida a nuestra
alma. A David, por ejemplo, nunca le pidió que dejara su amor por la música y
escribir poesía. Siendo un rey muy ocupado y bajo una enorme presión, fácilmente
hubiera podido no pasar tiempo componiendo salmos. Sin embargo, nosotros nos
beneficiamos hasta el día de hoy de su decisión de haber continuado escribiendo.
Tenemos que morir a las partes pecaminosas de nosotras —la actitud defensiva,
la arrogancia, la hipocresía, el espíritu de juicio, la búsqueda de nuestro valor y
dignidad apartada de él— así como también a los pecados más evidentes como
murmurar, mentir, robar, codiciar y otros por el estilo. David tuvo que morir a su
mentira, su preocupación por lo que pensaban los demás, y al hecho de haber
puesto su confianza en su poderío militar en vez de en Dios.
Descubre tu verdadero yo
El hecho de morir al yo supone que tienes un yo.
El problema con muchos cristianos comienza cuando tratamos de sacrificar un yo
que no poseemos. Tratamos de morir a nuestros temores, enojos, tristezas, por
ejemplo, sin primero reconocer que tenemos miedo, estamos enojados o tristes.
En nuestro camino de discernimiento de las partes a las que debemos morir y las
que no, resulta crucial conocernos más a nosotras misma. Los siguientes tres
«conocimientos» te permitirán descubrir los aspectos de pecado que debía hacer
morir y también te ayudaran a recuperar las semillas de tu verdadero yo que
necesitas nutrir. Hay tres áreas primordiales que debes conocer y explorar si
quieres crecer en el conocimiento y la conciencia de vos misma:
tu corazón, tu historia y tu personalidad.
Conoce tu corazón
Conocer tu corazón significa prestarle atención a la amplia multitud de
pensamientos y sentimientos que albergas en tu interior en cualquier momento
dado. Observa el círculo de abajo, que representa tu mundo
interior o tu corazón.
La forma en que pensamos y sentimos es lo que compone nuestro ser interior.
somos moldeado por nuestros anhelos, preferencias, miedos, creencias, valores
sentimientos, pensamientos, Todo eso nos identifica.
Dedica unos minutos o más para leer ese circulo y pensar acerca de lo que sentís,
preferís, valoras, temes y crees. Esto te llevará a sacar a la luz durante el proceso
quién eres en realidad. Conocer las profundidades de nuestro corazón no resulta
sencillo; requiere trabajo, a menudo un trabajo doloroso. Se necesita una apertura
al Espíritu Santo y tiempo para reflexionar.
Conoce tu personalidad
Muchos de nosotros creemos que sabemos quiénes somos, pero no es verdad.
Los test de la personalidad dan una información bastante precisa sobre nuestra
naturaleza, la cual profundiza el conocimiento que tenemos de nosotros mismos.
Las indicaciones que recibimos de esos test pueden poner muy bien de manifiesto
a lo que tenemos o no tenemos que morir.
Cuando dejamos de morir a las cosas incorrectas e iniciamos el camino para conocer
nuestros corazones, historias y personalidades, conocemos a nuestro verdadero yo en
Cristo. Abrazamos toda nuestra humanidad, comprendiendo que mientras más
ignoramos o suprimimos ciertas emociones, más somos controladas por ellas. Esto nos
lleva al siguiente capítulo, que trata sobre el enojo, la tristeza y el temor.
Tema 4: Deja De Negar El Enojo, La Tristeza Y El Temor
Reglas tácitas como «una buena niña siempre sonríe en la iglesia» o «una
persona amable nunca está aburrida ni sufre de depresión» crean barreras reales
que sofocan la autenticidad y la espontaneidad en las relaciones.
Una cosa ciertamente surge: la espiritualidad fingida. Sin embargo, una relación
más profunda y poderosa con Cristo, nosotros mismos y los demás se puede
volver una posibilidad muy real. Sin embargo, debemos continuar dando valientes
pasos de fe. Debemos abrazar todo el espectro de nuestras emociones,
incluyendo las difíciles y a veces prohibidas, como el enojo, la tristeza y el temor.
1. Enojo
El enojo es un tema vital y central del discipulado para cada cristiano. Es una
señal con muchos mensajes potenciales de Dios para nosotros y una luz de
advertencia en el tablero de la vida, la cual nos invita a detenernos y prestarle
atención a nuestro motor interior. Y, créase o no, el enojo a menudo trae regalos.
A través de él, Dios puede ayudarnos a descubrir lo que en realidad queremos,
nos hace prestar atención a emociones aun más profundas, nos ayuda a
identificar expectativas no cumplidas y, a veces, a ver la insensatez de nuestro
pecado.
§ El enojo puede ser una señal de otras emociones más profundas
El enojo puede revelar arrogancia, odio, envidia o deseos de herir a otro. Préstale
atención a todo comentario sarcástico que hagas. Presta atención si descubres
que evitas a una persona. Cuando estás enojada por algo y luego le achacas la
culpa de tu enojo a alguien que no tiene nada que ver, eso es pecado.
2. Tristeza
David es bien conocido por ser un hombre conforme al corazón de Dios. Sin
embargo, dos tercios de sus salmos constituyen lamentos o quejas. Jeremías
protestó ante Dios acerca de sus circunstancias al menos seis veces distintas y
escribió Lamentaciones, un libro entero donde le expresa su profunda angustia a
Dios por la destrucción de Jerusalén.
Las Escrituras hacen más que darnos permiso de expresar nuestra tristeza, sino
que consideran que lamentar las pérdidas es vital para nuestro crecimiento
espiritual. Debemos lamentarnos por los padres que no estuvieron con nosotros,
las relaciones que se rompieron, la falta de educación, la falta de oportunidades
laborales, los divorcios, las muertes, las discapacidades, los niños con problemas,
las limitaciones crónicas de salud y la esterilidad. Negar la tristeza es como tratar
de negar un brazo o una pierna. Significa amputar una parte vital y necesaria de
nosotros.
3. Temor
El temor viene con el ser humano. Detente por unos momentos en la presencia de
Dios. Pregúntate lo siguiente:
¿De qué tienes miedo? ¿Cuáles son tus ansiedades? ¿El dinero? ¿La seguridad?
¿Tus hijos? ¿Tu cónyuge? ¿Las relaciones? ¿El trabajo? ¿El futuro? ¿La salud?
Medita en la verdad del Salmo 46:10: « Estad quietos, y conoced que yo soy
Dios...». Además de hacer esto, reúne información para asegurarte de que estás
bien informada con respecto a tus temores. Eso puede incluir un chequeo médico,
hablar con una persona madura sobre cómo tratar las tensiones con tu pareja, o
reunirte con un consultor financiero para atender el aspecto económico. Y por
último, formula un plan de acción específico de modo que puedas vencer ese
temor de una vez por todas.
ü Haz lo apropiado:
discernir qué es lo que hay que hacer lleva un tiempo considerable. Necesitas
tiempo para reunir más información y pensar en todas las alternativas. Por
ejemplo, puedes necesitar algunas conversaciones importantes antes de tomar
una decisión. Tal vez quieras consultar con tu líder o una amiga de confianza. Tal
vez necesites pasar un buen tiempo a solas con Dios. Quizás te des cuenta que
debes aprender nuevas habilidades, como escuchar y hablar de una forma más
madura, luchar de una manera más objetiva o equitativa, o clarificar tus
expectativas.
§ Preguntas de reflexión:
2. ¿De qué manera estas emociones han afectado su relación con Dios y con
los demás?
Apoyo Bíblico:
1. Efesios 4:26-27 - "Airaos y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni
deis oportunidad al diablo".
2. Salmo 42:11 - "¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, porque otra vez he de alabarle, salvación mía y Dios mío".
3. Filipenses 4:6-7 - "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz
de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús".
TEMA 5: DEJA DE CULPAR
Hoy en día, cuando las cosas no salen como queremos, culpamos a nuestros
padres, cónyuges, hijos, escuelas, gobierno, empresas, jefes, empleados, líderes,
el clima, la inflación, el tráfico. Culpamos a los poderes diabólicos. ¡Hasta
culpamos a Dios cuando las cosas andan realmente mal!
Culpar nos conforta, al menos por un rato, dándonos la impresión de que estamos
en control. No obstante, en realidad logra lo contrario, quitándonos el poder
personal que nos dio Dios y manteniéndonos irremediablemente atascados en
nuestra inmadurez.
Vemos esto en el Jardín del Edén, cuando Adán y Eva intentaron sacar ventaja
culpándose uno al otro. Los que culpan a los demás son por lo general personas
enojadas y preocupadas por lo que los otros deberían estar haciendo en vez de
enfrentar su propio malestar. Eso es más fácil —al menos a corto plazo— que
tomar la difícil decisión de enfrentarlo.
Cuando seguimos permitiendo que las situaciones dolorosas continúen
lastimándonos o aceptamos el dolor porque «tenemos que hacerlo»,
erróneamente interpretamos que nuestras vidas están fuera de nuestro control.
Por ende, muy a menudo podemos terminar en la depresión.
Las siguientes son 6 señales que indican que puedes estar usando la culpa
para evitar la responsabilidad personal:
1. Sientes que la vida te jugó una mala pasada, que tuviste mala suerte.
2. No crees que puedas mejorar nada en tu vida.
3. Ves los sucesos negativos y las relaciones en tu vida como si estuvieran más
allá de tu control.
4. Rara vez crees que estás equivocada.
5. Piensas que disculparte es un signo de debilidad.
6. Vives en el pasado en vez de mirar al futuro.
ü Buscar al Señor
A lo largo de las páginas de la Biblia, Dios nos dice una y otra vez que Él quiere
que le traigamos nuestras heridas y tristezas, para que Él pueda consolarnos. Él
no solo quiere ser nuestro Consolador, sino nuestro Vindicador. (Salmo 135:14) Si
se lo permitimos, Él nos defenderá y peleará nuestras batallas por nosotros,
llevándonos a la victoria cada vez. Él nos dice en Su Palabra: "Yo, el Señor, amo
la justicia, pero odio el robo y la iniquidad. En mi fidelidad los recompensaré
y haré con ellos un pacto eterno.” (Isaías 61:8 NVI)
ü El perdón
Un buen antídoto para eliminar la victimización, es el perdón. A medida que
perdonamos a quienes nos ofenden, podemos dejar de lado nuestras emociones
negativas y malos sentimientos hacia los demás, y podemos recibir el consuelo y
la sanidad que solo pueden venir de Dios. La Escritura dice: "En toda angustia de
ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su
clemencia los redimió, los trajo y los levantó todos los días de la antigüedad".
(Isaías 63:9) Él quiere ser nuestro Libertador. Pero podemos bloquear Sus
esfuerzos por consolarnos y rescatarnos cuando insistimos en aferrarnos a
nuestros sentimientos de resentimiento, amargura y falta de perdón.
Cuando elegimos perdonar, abrimos la puerta a la participación de Dios y todas
las bendiciones y provisiones que conlleva.
ü Ser Agradecido
Otro buen antídoto para deja la victimización es el agradecimiento. La Biblia dice:
"Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en
Cristo Jesús". (1 Tesalonicenses 5:18 AMP) No importa lo que esté pasando en
nuestras vidas, siempre tenemos motivos para dar gracias a Dios y alabarlo. Nada
es más ofensivo para Dios que vivir con una actitud de desgracias y pérdidas, y
dejar de reconocer y enumerar todas las bendiciones que Él nos da diariamente.
Cuando quitamos a Dios del cuadro, cuando olvidamos la piedad que nos tuvo
con la muerte y resurrección de su Hijo amado, y la ayuda continua de su
Espíritu en nosotros, y pensamos que no es suficiente, nos volvemos hacia
nosotros mismos por amor y piedad. Cuando creemos que el amor de Dios no
basta, y usamos nuestras circunstancias como para justificar eso, tendemos a
tomar medidas para llenar esa falta con orgullo o autocompasión.
Cristo debe ser la piedra angular de nuestra vida sin importar las circunstancias y
debemos entregar todo a sus pies para que el sea el que nos transforme de
adentro hacia fuera, escudriñe nuestro corazón y nos de un enfoque sabio, bíblico
de cómo afrontar situaciones con nuestras relaciones interpersonales como
también, nuestros pensamientos y como nos vemos y como vemos la vida.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea
de Dios y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, pero no angustiados;
en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados;
derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, llevamos siempre en el
cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en
nuestros cuerpos,
2 corintios 4:7-10