El Género Policial

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El género policial

La literatura policial se centra en el relato de la investigación de un enigma, una información oculta que se descifra al conectar datos alrededor de esa
ausencia. Existe una variedad de historias que se ocupan de temas como el crimen, la violencia y las actividades "fuera de la ley", pero el género policial
propiamente dicho se centra en el develamiento del enigma y cuenta con una estructura definida.

El relato policial se dispara con el descubrimiento de un crimen. El objetivo del relato, entonces, será despejar tres incógnitas:

1. el autor (¿quién),

2. el móvil (¿por qué?)

3. los medios (¿cómo?).

Aunque, a medida que avanza la narración, el lector recorre caminos a través de pistas falsas que lo guían hacia conclusiones erróneas, el relato aporta de
manera sutil indicios que lo llevarán finalmente a la resolución del misterio.

Los indicios son detalles que a primera vista pueden resultar insignificantes, pero que funcionan como la punta del iceberg de un acontecimiento que se
encuentra oculto. El detective tomará estos indicios para elaborar posibles respuesta a las preguntas del caso, conocidas como hipótesis, según la
evidencia que pueda recolectar de la escena del crimen y de los relatos de los involucrados. Para que un relato policial funcione, las hipótesis iniciales del
detective suelen ser erradas. A medida que las vaya descartando y descubra nueva evidencia, se acercará a la solución del caso. Si bien las hipótesis son
ideas que pueden fallar, la capacidad de relacionar hechos aparentemente aislados guiará al detectie hacia la hipótesis correcta que lelvará a lector a la
verdad.

Los relatos policiales están ambientados en un marco que se puede identificar como realista, son verosímiles. Los hechos fantásticos suelen estar ausentes
en el policial. Por convención, el relato policial siempre revela la verdad del enigma al final.

Los personajes

El detective es el encargado de resolver las preguntas planteadas por el relato. Es el personaje emblemático del género policial. Se presenta como un ser
fuera de la norma que, a diferencia de otros sujetos vinculados con la investigación, logra ver más allá de lo evidente. En general, resuelve el caso gracias a
sus capacidades deductivas y el uso afortunado de su mente.

El criminal es el autor del crimen y funciona como la contracara del detectiva, ya que se trata de un personaje de características similares y a la vez
opuestas. Es dueño de un ingenio y de una mente superior, pero los utiliza para atentar contra la ley común.

Los testigos o sospechosos interactúan con el detective en la reconstrucción del caso. Mediante el interrogatorio, el detective intentará sonsacarles la
verdad que ellos no pueden ver (testigos) o que intentan ocultar (sospechosos). A través de los testimonios, el detective podrá reconstruir la serie de
hechos que llevaron al crimen.

La víctima es otro personaje crucial en la narrativa policial. Incluso si se trata de un personaje que se encuentra muerto al comienzo de la narración, la
reconstrucción de su vida y su entorno social y familiar ayuda a vislumbrar la identidad del culpable y los motivos por los cuales alguien podría querer
causarle daño.

El narrador del policial

A diferencia de lo que parece, el principal tema de la literatura policial no es el crimen sino la verdad. Por esta razón, el papel del narrador es crucial, ya
que a través de su visión de los hechos y de sus palabras los lectores accederán a la verdad.

Se suele decir que los relatos policiales tienen dos narradores: el narrador del marco de la historia, que nos presenta los hechos desordenados tal y como
se les aparecieron a los personajes, y el detective, que al final del relato se encarga de contar la ejecución del crimen con detalle para ordenarlo y
clarificarlo.

En el caso de "El crimen casi perfecto" ambos coinciden, ya que el narrador del relato es el detective que investigó el caso (narrador protagonista), pero
esto no siempre es así. Hay relatos policiales que optan por un narrador omnisciente en tercera persona. También es muy común que el narrador de la
historia sea el ayudante del detective, por lo cual, se trata de un narrador testigo.
La historia y el relato

En el caso del relato policial, en encadenamiento de las acciones es fundamental, ya que eso le dará al investigador las claves para la explicación del caso,
al narrador le dará la posibilidad de jugar con el suspenso en la narración y al lector le dará las herramientas para analizar y resolver el caso.

En este tipo de relatos, la investigación que lleva adelante el detective importa tanto como (o más que) el mismo crimen. Así, se responden básicamente
dos interrogantes: ¿quién es el culpable? Y ¿cómo se lo descubrió? Por eso, según el teórico y crítico literario francés de origen búlgaro, Tzvetan Todorov,
la estructura del relato policial clásico presenta dos historias: la historia del crimen y la historia de la investigación. Cuando comienza el relato, el proceso
delictivo ya ha terminado y constituye el enigma que deberá descifrarse en el proceso de investigación.

Por lo tanto, el narrador del relato policial, generalmente, comienza por el final de la cadena de acciones (el delito o el crimen), para luego reconstruir, paso
a paso, los hechos que se sucedieron hasta llegar a ese momento del relato. Por lo tanto, se puede decir que la historia o argumento, es decir, el orden
cronológico de los hechos, no coincide con el relato o trama, o sea, el orden en el cual el autor decide presentar la secuencia narrativa. Aquí, el
encadenamiento causal y el orden cronológico presentan una ruptura, en función del suspenso y la narración.

EL POLICIAL NEGRO

En las primeras décadas del siglo XX el género policial era muy popular, había unos cuantos escritores del género que eran extremadamente famosos y
vendían sus novelas, en general protagonizadas por el mismo detective, en millares de ejemplares en todo el mundo. Las novelas policiales eran, para ese
entonces, una repetición más o menos ingeniosa de los elementos ya planteados desde un comienzo por Poe. Si bien algunos autores resultaban bastante
originales, el género estaba cayendo en una etapa de repetición y relativa decadencia. Fue entonces que sucedió uno de los giros más notables en la
historia del género: apareció el llamado “policial negro” o “duro”. Este género se desarrolló originalmente en Estados Unidos, a partir de la década de 1930.
El libro que se suele considerar precursor de este género es Cosecha roja, de Dashiell Hamett publicada en 1929.

¿Cuáles son las características distintivas del policial negro?

En el delito o el crimen aparecen motivaciones más personales y profundas, acompañadas por un aumento de la violencia: asesinatos a sangre fría,
venganzas, emboscadas, etc.

La víctima y el victimario pueden intercambiar sus roles, ya que aquí, la dicotomía del relato policial clásico entre el bien y el mal queda desdibujada. Tanto
la víctima como el victimario pueden tener móviles o historias cargadas de violencia y de pensamientos viles. Los criminales suelen formar parte de mafias
u otras organizaciones de delincuentes, y muchas veces pueden ser policías, jueces o gobernantes que, entregados a la corrupción, forman parte del
mundo del crimen. Por estos motivos, los crímenes no están tan relacionados con lo privado de los personajes, sino con su vida pública, y muchas veces
ocurren en las calles o en lugares donde hay mucha gente.

Los espacios urbanos inundan las narraciones. En las ciudades modernas, todos son sospechosos y todos son potenciales víctimas. Existe una fascinación
por los espacios más alejados y oscuros de la ciudad, como los lugares periféricos o los lugares frecuentados por los criminales y los policías corruptos.

El detective característico también es brutal y despiadado. Suele estar deprimido y desilusionado del mundo que lo rodea. No posee ningún método de
investigación y logra deducir los hechos a partir de la acción. Se sumerge en el mismo mundo criminal que pretende combatir o, en muchos casos, ya
forma parte de él. A pesar de sus métodos violentos, muchas veces se destaca por sus valores, principalmente la honestidad. Esto lo va a llevar a correr
muchos riesgos: su vida se verá amenazada en más de una oportunidad, recibirá golpes y tendrá que defenderse usando sus propios puños o su arma, que
siempre lleva cargada. En esta tarea de sobrevivir y llevar adelante el caso, el detective contará, más que con la inteligencia de los detectives clásicos, con
su intuición, su experiencia y su tenacidad.

El desenlace no siempre significa una restitución del orden, ya sea por la no resolución del caso o por la imposibilidad de dar una solución favorable a las
víctimas

La focalización se encuentra desplazada. Mientras que en los relatos policiales clásicos la narración se centra en la investigación, en el policial negro puede
centrarse en la víctima, en el victimario o en los lugares y los ambientes propios del delito o del crimen.

La secuencia narrativa no mantiene el orden establecido por el relato policial clásico, en el que se narra el crimen para luego reconstruir el encadenamiento
de sucesos que llevaron a ese punto de la historia. En el policial negro puede suceder que un crimen acontezca en paralelo a la investigación o que la
misma investigación sea interrumpida o intervenida por los personajes.

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