Fairclough - Cap. 4 Intertextualidad

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Fairclough, Norman 1992 Discourse and Social Change. Cambridge: Polity Press.

4. INTERTEXTUALIDAD

El autor introdujo el concepto de intertextualidad en el capítulo 3, al referirse a su


compatibilidad con la primacía atribuida al cambio en el discurso y al orden estructurante
y reestructurante del discurso. El concepto de intertextualidad fue mencionado también en
el capítulo 2 como un elemento significativo en el análisis del discurso de Foucault.
Retoma su afirmación de que "no puede haber un enunciado que en un modo u otro no
reactualice otros" (1972:98). El propósito de este capítulo es, en primer lugar, hacer del
concepto de intertextualidad algo más concreto por medio de su utilización en el análisis
de textos, y en segundo lugar, exponer más sistemáticamente el potencial del concepto
para el análisis del discurso, como una parte del desarrollo de un marco analítico.
El término "intertextualidad" fue acuñado por Kristeva a fines de los '60 en el
contexto de sus exposiciones del trabajo de Bajtin para el público occidental (ver Kristeva
1986a, realmente escrito en 1966). Aunque el término no es de Bajtin, el desarrollo de un
abordaje intertextual (o, en sus propios términos, "translingüístico") del análisis de textos
fue uno de los principales temas de trabajo a través de su carrera académica, y estuvo
estrechamente relacionado con otros aspectos relevantes como su teoría del género (ver
Bajtin, 1986, un artículo que escribió a principios de los '50).
Bajtin señala la falta de atención prestada a la función comunicativa del lenguaje
en las principales corrientes de la lingüística, y más específicamente el no considerar los
modos en que los textos y las emisiones son prefigurados por textos previos, a los que
responden, y por textos subsiguientes, respecto de los cuales "anticipan". Para Bajtin,
todas las emisiones, tanto orales como escritas, desde el más breve de los turnos de habla
en una conversación hasta el "paper" científico o la novela están demarcados por un
cambio de hablante (o escritor) y se orientan retrospectivamente a las emisiones de
hablantes anteriores (ya sean turnos de habla, artículos científicos o novelas) y
prospectivamente a las emisiones anticipadas de próximos hablantes. Por lo tanto, “cada
emisión es un eslabón en la cadena de la comunicación lingüística". Todas las emisiones
están pobladas, y en realidad, constituidas, por fragmentos más o menos explícitos o
completos de emisiones de otros: "nuestra habla ...está llena de palabras de otros, donde
varían los grados de otredad y los de "propiedad del hablante", con grados variables de
conciencia y distancia. Estas palabras de otros cargan consigo su propia expresión, su
propio tono evaluativo, el cual asimilamos, retrabajamos y reacentuamos (Bajtin,
1986:89). Esto es, las emisiones -'textos' en mis propios términos- son inherentemente
intertextuales, están inherentemente constituidas por elementos de otros textos. Foucault
agrega el refinamiento de distinguir en el aura intertextual de un texto diferentes
"campos" de "presencia", "concomitancia" y "memoria".
La relevancia del concepto de intertextualidad en este marco es acorde con el
enfoque sobre discurso en el cambio social. Kristeva observa que intertextualidad implica
"la inserción de la historia (sociedad) en un texto y de este texto en la historia."
(1986a:39). Por "la inserción de la historia en un texto", se refiere a que el texto absorbe y
es construido sobre la base de textos del pasado (siendo los textos los principales
artefactos que constituyen la historia). Por "la inserción del texto en la historia" se refiere
a que el texto responde a, acentúa, y trabaja sobre textos pasados, y al hacerlo ayuda a
hacer historia y contribuye a amplios procesos de cambio así como a la anticipación y al
intento de dar forma a toros textos subsecuentes. Esta historicidad inherente de los textos
les permite asumir el rol fundamental que tienen en la sociedad contemporánea y la
posición de liderazgo en el cambio social y cultural (ver capítulos 3 y 7). La rápida
transformación y reestructuración de tradiciones textuales y órdenes de discurso es un
fenómeno contemporáneo que sugiere que la intertextualidad debe ser un foco dentral en
el análisis del discurso.
La relación entre intertextualidad y hegemonía es importante. El concepto de
intertextualidad apunta a la productividad de los textos, cómo los textos pueden
transformar textos previos y reestructurar convenciones existentes (géneros, discursos)
para generar textos nuevos. Pero esta productividad no está disponible en la práctica como
un espacio ilimitado para la innovación textual y el juego: está socialmente limitado y
determinado , y condicional respecto de las relaciones de poder. La teoría de la
intertextualidad no puede por sí misma dar cuenta de estas limitaciones sociales, por lo
que necesita combinarse con una teoría de las relaciones de poder y cómo éstas forman (o
son formadas por) estructuras y prácticas sociales. La combinación de la teoría de
hegemonía con intertextualidad es particularmente fructífera. No sólo se puede trazar el
mapa de las posibilidades y limitaciones para los proceso intertexxtuales en hegemonías
particulares y estados de conflicto hegemónico en la esfera del discurso, sino que también
se puede conceptualizar procesos intertextuales y procesos de crítica y reestructuración de
órdenes del discurso como procesos de lucha hegemónica en la esfera del discurso, que
tiene efectos sobre, así como es afectada por, la lucha hegemónica en el sentido más
amplio.
Bajtin distingue lo que Kristeva llama dimensiones "horizontal" y "vertical" de la
intertextualidad (o relaciones en el espacio intertextual: ver Kristeva 1986a: 36). Por un
lado, hay relaciones intertextuales de tipo "dialógico" (aunque los que usualmente son
llamados monólogos son, desde mi perspectiva, dialógicos en este sentido) entre un texto
y aquellos que lo preceden y lo suceden en la cadena de textos. El caso más obvio es
cómo los turnos de habla en una conversación inocorporan y responden a turnos que los
preceden y se anticipan a quello que les siguen; pero una carta está también relacionada
intertextualmente con una carta anterior y con cartas subsecuentes en la correspondencia.
Por el otro lado, hay relaciones intertextuales "verticales" entre un texto y otros textos que
constituyen su contexto más o menos inmediato o distante: los textos con los que está
históricamente ligados en diversas escalas temporales y a lo largo de varios parámetros,
incluyendo textos más o menos contemporáneos.
Además de la incorporación o respuesta a otros textos, la intertextualidad de un
texto puede ser vista como la incorporación de las relaciones potencialmente complejas
que el texto tiene con las convenciones (géneros, discursos, estilos, tipos de actividad) que
se estructuran conjuntamente para constituir un orden de discurso. Bajtin, al discutir el
género, nota que los textos no sólo se diseñan sobre tales convenciones, de un modo
relativamente estrecho, sino que también las acentúan, por ejemplo, usándolas irónica,
reverente o paródicamente, o se pueden mezclar en diversos modos (1986: 79-80). La
distinción entre relaciones intertextuales de textos respecto de otros textos específicos y
las relaciones intertextuales entre los textos y las convenciones se relaciona con otra
distinción utilizada por los analistas de discurso franceses: la intertextualidad "manifiesta"
como opuesta a la "constitutiva" (Authier-Revuz, 1982; Maingueneau, 1987). En la
intertextualidad manifiesta otros textos están presentes explícitamente en el texto que se
analiza; están manifiestamente marcadas o señaladas por rasgos en la superficie del texto,
tales como marcas de cita. Debe observarse, sin embargo, que un texto puede incorporar
otro texto sin que éste último esté señalado, por ejemplo. La intertextualidad constitutiva
de un texto, sin embargo, es la configuración de convenciones de discurso que intervienen
en su producción. La primacía que le he dado al orden de discurso pone de relieve la
intertextualidad constitutiva. En el libro se usará intextextualidad como un término
general, tanto para la intertextualidad manifiesta como para la constitutiva, cuando la
distinción no sea necesaria, pero se introduce el nuevo término "interdiscursividad" antes
que intertextualidad constitutiva, cuando la distinción se requiera, para subrayar que se
focaliza como constitutivas las convenciones de discurso y no los otros textos.
La intertextualidad implica un énfasis en la heterogeneidad de los textos y un
modo de análisis que destaca los elementos diversos y a veces contradictorios que
configuran un texto. Habiendo dicho esto, los textos varían en gran medida respecto de su
heterogeneidad, la cual depende de si sus relaciones intertextuales son complejas o
simples. Los textos también difieren en la extensión en la que sus elementos están
integrados, y por lo tanto en la medida en que su heterogeneidad es evidente en la
superficie de los textos. Por ejemplo, el texto de otro puede ser claramente distinguido del
resto por medio de marcas de cita y un verbo citativo (o de decir) o puede ser no marcado
e integrado estructural y estilísticamente, quizás a través de una reformulación (irónica o
sentimental, por ejemplo, del texto. O bien, los textos de otros pueden ser o no incluidos
en los supuestos no atribuidos del texto por medio de presuposiciones. Un texto así
heterogéneo puede tener una superficie textual irregular o una superficie relativamente
lisa.
La intertextualidad es la fuente de mucha de la ambivalencia de los textos. Si la
superficie de un texto puede ser múltiplemente determinada por otros diversos textos que
avanzan en su composición, entonces los elementos de la superficie textual no pueden ser
claramente ubicados en relación a la red intertextual de textos, y su significado puede ser
ambivalente; diferentes significados pueden coexistir y no sería posible distinguir "el"
significado. El habla de otro puede ser representada en que lo tradicionalmente se ha
llamado "habla indirecta" (estilo indirecto), en cuyo caso existe siempre una ambivalencia
sobre si la formulación real es atribuible a la persona cuya habla se representa o al autor
del texto principal. Como se vio más arriba, los elementos de un texto pueden diseñarse
para ser interpretados de diferentes maneras por diferentes lectores o audiencias, lo que es
otra fuente anticipatoria, intertextual de ambivalencia.
En lo que queda del capítulo analizaré dos muestras de textos para ilustrar algo del
potencial analítico del concepto de intextextualidad, que es muy importante para el marco
de análisis del discurso: intertextualidad manifiesta, interdiscursividad,
"transformaciones" textuales, y cómo los textos constituyen identidades sociales.

Intertextualidad manifiesta

En el resto del trabajo se hará referencia a la distinción entre intertextualidad manifiesta e


intertextualidad.
La intertextualidad manifiesta es el caso en el que otros textos específicos son
explícitamente incluidos en un texto. La interdiscursividad se refiere a cómo un tipo de
discurso se constituye a través de la combinación de elementos de los órdenes de
discurso.
Es útil además distinguir entre distintos modos de relaciones intertextuales: (a)
intextextualidad secuencial, donde diferentes tipos textuales o discursos alternan en un
texto; (b) intertextualidad incrustada, donde un texto o discurso está claramente contenido
en la matriz de otro; (c) intertextualidad mezclada, donde textos o tipos de discurso están
"fusionados" o "mezclados" de un modo complejo y menos separable.
En los siguientes apartados se discute la intertextualidad manifiesta en relación con la
representación de discursos, la presuposición, la negación, el metadiscurso y la ironía.

Representación de discurso. Se utiliza este término como alternativa al término


tradicional "discurso referido" porque (i) captura mejor la idea de que cuando uno 'refiere'
enunciados necesariamente elige representarlos de cierto modo y no de otro; y (ii) lo que
es representado no es sòlo el habla, sino también la escritura, y no sólo los rasgos
gramaticales, sino también su organiazción discursiva, así como varios otros aspectos del
evento discursivo -sus circunstancias, el tono en el que fue dicho, etc.
Los tipos de discurso difieren no sólo en el modo en el que representan el
discurso, sino también en el tipo de discurso que representan y las funciones discursivas
en el texto en el que se representan. Entonces, hay diferencias en qué es citado, cuándo,
cómo y porqué entre sermones, papers científicos y conversaciones. Una de las
principales variables respecto de cómo se representa el discurso es si la representación va
más allá del contenido ideacional o "mensaje" e incluye aspectos del estilo y el contexto
de las emisiones representadas.
Voloshinov (probablemente un nom de plume usado por Bajtin) destaca una
interacción dinámica entre las "voces" del discurso represantado y del representador (o
que lo incluye). En este sentido, existe una variación considerable entre los tipos de
dicosurso, lo que puede ser explicado en términos de dos escalas superpuestas: (i) en qué
medida las fronteras entre el discurso representado y el representador (que lo contiene)
están marcadas clara y explícitamente y (ii) en qué medida el discurso representado se
traduce en la voz el discurso representador.
El grado de "mantenimiento del límite" es parcialmente un asunto de lección entre
representación de discurso directo e indirecto. El primero se propone al menos reproducir
las palabras exactas utilizadas en el discurso representado, aunque este no sea siempre el
caso. El discurso indirecto, en contraste, es ambivalente: no se puede estar seguro si las
palabras del original son reproducidas o no. Muchos modelos distinguen también una
categoría de discurso indirecto libre, el cual carece una cláusula de decir y es de "dos
voces", mezcla de las voces del discurso representador y del representado.
Otra afirmación en la propuesta de Voloshinov es que el significado del discurso
representado no puede ser determinado sin referencia a cómo funciona y es
contextualizado en el discurso representador.
La elección del verbo representador (o verbo de decir), o verbo del "acto de habla"
es también significativa. A menudo, indica la fuerza ilocucionaria del discurso
representado (la naturaleza de la acción realizada en la emisión de una forma verbal
particular) lo que es una forma de imponer una interpretación respecto del discurso
representado.

Presuposición. Las presuposiciones son proposiciones tomadas por el productor de un


texto como ya establecidas o "dadas" (aunque, como se verá más adelante, está el
problema de para quién es "dada") y hay varias marcas formales en la organización de
superficie del texto que las muestran. Por ejemplo, se presupone la proposición
introducida en una cláusula que sigue a construcciones como "olvidar que", "lamentar
que", "darse cuenta de que"; y los artículos definidos muestran proposiciones que tienen
significado existencial (por ejemplo, "la amenaza soviética", presupone que hay una
amenaza soviética).
Algunos marcos de análisis no consideran a las presuposiciones desde una
perspectiva intertextual, las tratan exclusivamente como proposiciones que son dadas o
tomadas por verdaderas por los productores de los textos. Pero hay problemas con estas
posiciones: ello implicaría, por ejemplo, que la oración "la amenaza soviética es un mito"
es semánticamente contradictoria, porque el productor del texto estaría, simultáneamente,
dando por verdadero que existe una amenaza soviética y aseverando no hay tal amenaza.
Si, por el otro lado, adoptamos una visión intertextual de la presuposición y suponemos
que las proposiciones presupuestas son un modo de incorporar los textos de otros, no se
da la contradicción: la expresión "la amenaza soviética" y la presuposición que conlleva
proviene de otro texto que es aquí cuestionado. Debe agregarse aquí que en muchos casos,
el "otro" texto no es un texto individual específico o identificable, sino un "texto" más
nebuloso, correspondiente a la opinión pública (lo que la gente tiende a decir, experiencia
textual acumulada). En la expresión "la amenaza soviética", en este caso, por ejemplo,
podemos reconocer una fórmula ampliamente utilizada, en términos de Pêcheux, un
"preconstruido", que circula ya fijado como dicha forma.
Debe notarse que las presuposiciones, ya sea que se basen en textos previos del
productor del texto o en otros textos, pueden ser tanto manipuladoras como sinceras. Esto
es, el productor del texto puede presentar una presuposición como dada o establecida
deshonestamente, con intenciones de manipular. Las presuposiciones son modos efectivos
de maniflar a la gente, por a menudo son difíciles de cuestionar. Un entrevistado en algún
medio que cuestiona una presuposición en la pregunta del entrevistador puede aparecer
como queriendo eludir el tema. Las presuposiciones de este tipo también postulan sujetos
interpretadores con experiencias textuales particulares y supuestos previos, y al hacerlo
contribuyen a la constitución ideológica de los sujetos.

Negación. Las oraciones negativas son usadas a menudo para fines polémicos. Por
ejemplo, en el título de una noticia de The Sun se lee "Yo no maté a ningún soplón". Esta
oración negativa presupone la proposición, en algún otro texto, que la persona citada
asesinó a un "soplón" (informante de la policía). Así, las oraciones negativas acarrean
tipos especiales de presuposición que también operan intertextualmente, incorporando
otros textos son con el fin de refutarlos (ver Leech, 1983).
Metadiscurso. El metadiscurso es una forma peculiar de intertextualidad manifiesta donde
el productor del texto distingue diferentes niveles en su propio texto y toma distancia
desde algún nivel textual, tratando el nivel "distanciado" como si fuera otro, externo al
texto (Maingueneau 1987:66-9). Hay diversos modos de lograr esto. Uno es el uso de
"evasivas" ("hedgings", Brown y Levinson: 1978) con expresiones tales como "tipo de",
"clase de", "en algún modo" (e.g. "Era en algún modo paternal") para marcar algunas
expresiones como no del todo adecuadas. O una expresión puede ser marcada como
pertenecientes a otro texto o convención particular ("en términos científicos,..."), o como
metafórico ("metafóricamente hablando..."). Otra posibilidad es parafrasear o reformular
una expresión, por ejemplo, un ministro puede ofrecer paráfrasis al término clave
"empresa" en un discurso sobre la "cultura empresarial": "A comienzos de nuestra vida,
tenemos actitud de empresa, iniciativa, la habilidad para descubrir una oportunidad, y
aprovecharla".
El metadiscurso implica que el hablante se sitúa por encima o fuera de su propio
discurso y está en posición de controlarlo y manipularlo. Esto tiene interesantes
implicaciones para la relación entre discurso e identidad (subjetividad): parece ir en
contra de la visión de que la identidad social de uno es un asunto de posicionamiento en
tipos particulares de discurso. Hay dos aspectos en esto. Por un lado, la posibilidad de una
distancia metadiscursiva desde su propio discurso puede apoyar la ilusión de que uno está
controlándolo por completo, que el discurso de uno mismo es un efecto de su propia
subjetividad, antes que lo opuesto. En este sentido, es interesante observar que el
metadiscurso es muy común en aquellos tipos discursivos donde hay un mayor despliegue
en el mostrarse a uno mismo en el control, como en la crítica literaria u otros tipos de
análisis académico de las humanidades. Por el otro lado, se ha destacado una visión
dialéctica de la relación entre discurso y subjetividad: los sujetos están en parte
posicionados y constituidos en el discurso, pero también se comprometen en la práctica
que critica y reestructura las estructuras discursivas (órdenes de discurso) que lo
posicionan.

Ironía.
Las definiciones tradicionales de ironía la describen en término de "decir una cosa y
significar otra". Tal explicación es de utilidad limitada, porque no contempla la naturaleza
intertextual de la ironía: el hecho de que una emisión irónica "repite" la emisión de
alguien más (Sperber y Wilson: 1986). Por ejemplo, supongamos que alguien dice "Es un
hermoso día para un pic nic". Vamos de picnic, llueve y alguien dice "Es un hermoso día
para ir de picnic". Esta segunda emisión sería irónica, repite la emisión primera, pero hay
disparidad en el significado. La función real de la segunda emisión, la irónica, es expresar
algún tipo de actitud negativa hacia el primer enunciado. La ironía depende de que los
intérpretes sean capaces de reconocer que el significado de un texto repetido no es el
significado del productor de ese primer texto. El reconocimiento puede estar basado en
varios factores: una disparidad evidente entre el significado aparente y el contexto
situacional (la lluvia, en el ejemplo anterior), marcas en el tono de voz del hablante o en el
texto, o supuestos del intérprete acerca de las creencias o valores del productor del texto
("estamos completamente concientes de los logros económicos del comunismo", sería
fácilmente reconocible como irónico por lectores regulares de Ambito Financiero, o en un
discurso del presidente de los Estados Unidos).

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