Neuro-B Segundo Parcial

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EL SISTEMA MOTOR VISCERAL O AUTONOMO controla las funciones

involuntarias mediadas por la actividad de las fibras del músculo liso, las del músculo

cardíaco y las glándulas. El sistema comprende dos divisiones mayores: los subsistemas

simpático y parasimpático. La inervación especializada del intestino proporciona otra

división semiindependiente generalmente denominada sistema nervioso entérico. Aunque

estas divisiones siempre están activas en cierta medida, el subsistema simpático moviliza

los recursos corporales para afrontar los distintos desafíos. Por el contrario, el sistema

parasimpático predomina durante los estados relativamente quiescentes, con el fin de

recuperar las fuentes de energía que ya se consumieron. Esta regulación neural continua

del gasto y de la recuperación de los recursos corporales contribuye, en gran medida, con el

equilibrio fisiológico general de las funciones corporales denominado "homeostasis".

Mientras los centros principales que controlan la actividad motora somática son las

cortezas motoras primaria y secundaria de los lóbulos frontales y otros núcleos

subcorticales relacionados, la localización principal del control central en el sistema

motor visceral es el hipotalamo, el que, a su vez, está modulado por la actividad en la

amígdala, el hipocampo, la insula, y en otras regiones corticales en las caras central y

medial del lóbulo frontal. La función de ambas divisiones principales del sistema motor

visceral está regulada por vías descendentes desde el hipotálamo y la formación

reticular hasta las neuronas preganglionares del tronco del encéfalo y la médula

espinal, que, por su parte, determinan la actividad de las neuronas motoras viscerales

primarias o "inferiores" en los ganglios autónomos situados por fuera del sistema nervioso

central. La regulación autónoma llevada a cabo por varios sistemas orgánicos de particular

importancia en la práctica clínica (como la función cardiovascular, el control vesical y el

gobierno de los órganos reproductores) se considera con más detalle como ejemplos
específicos del control motor visceral y de la importancia de la integración central para la

coordinación de la función motora somática y motora visceral.


Características distintivas del sistema motor visceral

En los Capítulos 16 y 17 se explicaron con detalle la organización de las neuronas motoras

inferiores en el sistema nervioso central, sus relaciones con las fibras del músculo estriado

y el medio por el cual los centros motores superiores controlan sus actividades. En relación

con los sistemas eferentes que gobiernan las acciones de las fibras del músculo liso, las del

músculo cardíaco y las glándulas, resulta instructivo reconocer las características


anatómicas y funcionales del sistema motor visceral que lo distinguen del sistema motor

somático.

Primero, las neuronas motoras inferiores del sistema motor visceral se localizan fuera del

sistema nervioso central. Los cuerpos celulares de las neuronas motoras viscerales

primarias se encuentran en los ganglios autonómicos próximos a la médula espinal

(división simpática) o introducidos en un plexo neural (plexo significa "red") muy cerca o

en el órgano diana (divisiones parasimpática y entérica).

Segundo, los contactos entre las neuronas motoras viscerales y las vísceras están mucho

menos diferenciados que las uniones neuromusculares del sistema motor somático. Los

axones motoras viscerales tienden a ser muy ramificados y dan origen a numerosas

terminaciones sinapticas en las varicosidades (tumefacciones) a lo largo de la longitud de la

rama axónica terminal. Más aún, las superficies del músculo visceral por lo general carecen

de la estructura altamente ordenada de las placas terminales motoras que caracteriza a los

sitios diana postsinapticos en las fibras del músculo estriado. En consecuencia, los

neurotransmisores liberados por las terminaciones motoras viscerales a menudo difunden

cientos de micrones antes de fijarse a los receptores postsinapticos: una distancia mucho

mayor que en la hendidura sinaptica de la unión neuromuscular somática.

Tercero, aunque las principales acciones del sistema motor somático están gobernadas por

áreas corticales motoras en el lóbulo frontal posterior, las actividades del sistema motor

visceral están coordinadas por un conjunto amplio de estructuras corticales y subcorticales

en las porciones ventral y medial del encéfalo anterior y en el tronco del encéfalo; en

conjunto, estas estructura constituyen una red autónoma central.


Finalmente, las terminaciones motoras viscerales liberan distintos neurotransmisores

incluidos los neurotransmisores primarios de molécula pequeña que difieren según la

neurona motora en cuestión sea simpática o parasimpática)- y uno o más

coneurotransmisores distintos que pueden ser un tipo de molécula pequeña diferente o un

neuropéptido. Por su parte, estos neurotransmisores interactúan con un conjunto diverso de

receptores postsinapticos que median muchos efectos postsinapticos en el músculo liso y

cardíaco y en las glándulas. Entonces, debe quedar claro que, si bien el efecto principal de

la activación motora somática sobre el músculo estriado es casi la misma en todo el cuerpo,

los efectos de la activación motora visceral son muy variados. Esto no debe sorprender,

dado el desafío que constituye mantener la homeostasis entre los diversos órganos del

cuerpo frente a las condiciones ambientales variables y a las contingencias conductuales

dinámicas.
División simpática del sistema motor visceral

La actividad de las neuronas que forman la división simpática del sistema motor visceral

finalmente prepara a los individuos para "la huida o la lucha". la famosa frase de Cannon.

Este autor quiso indicar que, en circunstancias extremas, los niveles aumentados de

actividad neural simpática permiten que el cuerpo aproveche al máximo sus recursos sobre

todo, sus recursos metabólicos, y aumente así las probabilidades de supervivencia o éxito

en situaciones amenazantes o que impliquen un desafío. Por lo tanto, en los momentos de

actividad simpática elevada, las pupilas se dilatan y los párpados se retraen (lo que

permite que llegue más luz a la retina y que los ojos se muevan con mayor eficacia); los

vasos sanguíneos de la piel y del intestino se contraen (desvían la sangre hacia los

músculos, lo que les permite extraer el máximo de energía disponible); los pelos se erizan

(lo que hacía que nuestros velludos antepasados lucieran más temibles); los bronquios se

dilatan (y aumentan la oxigenación): la frecuencia cardíaca se acelera y se incrementa la

fuerza de la contracción cardíaca (con una perfusión máxima de los músculos esqueléticos

y del encéfalo); y la función digestiva y otras funciones vegetativas se hacen quiescentes (lo

que disminuye las actividades transitoriamente inapropiadas). A la vez, la actividad

simpática estimula la médula suprarrenal para liberar adrenalina y noradrenalina en

el torrente sanguíneo, y media la liberación de glucagón desde el páncreas, lo que

aumenta aún más las funciones movilizadoras de energía (o catabólicas). Estas respuestas

coordinadas muestran un principio importante de la función motora visceral: hay

circunstancias que requieren un alejamiento de los puntos de referencia" homeostáticos en

la regulación de los sistemas fisiológicos corporales y dichas respuestas están coordinadas

por la división simpática del sistema motor visceral. Por lo tanto, el objetivo funcional a
corto plazo de la actividad autónoma no siempre es la homeostasis (el mantenimiento de un

estado interno constante). Más bien, la actividad coordinada de los eferentes motores

viscerales puede, durante períodos transitorios, imponer la alostasis: el restablecimiento

de la homeostasis a través de un cambio fisiológico y conductual.

Las neuronas que impulsan estos efectos en el sistema nervioso central se localizan en la

médula espinal. Están dispuestas en una columna de neuronas preganglionares que se

extiende desde los segmentos torácicos superiores hasta los lumbares superiores en una

región de la sustancia gris de la médula espinal denominada columna intermediolateral o

asta lateral. Las neuronas preganglionares que controlan la eferencia simpática hacia los

órganos de la cabeza y el tórax están en el segmento cervical más bajo y en los segmentos

torácicos superiores e intermedios, mientras que las que controlan los órganos abdominales

y pelvianos, así como estructuras diana de las extremidades inferiores, están en los

segmentos torácicos inferiores y lumbares superiores. En los casos típicos, los axones que

nacen de estas neuronas preganglionares medulares se extienden solo por un trayecto breve,

y terminan en una serie de ganglios de la cadena paravertebral o simpática, que, como su

nombre lo indica, se disponen en una cadena que se extiende a lo largo de la mayor parte de

la longitud de la columna vertebral. Estas vías preganglionares hacia los ganglios se

conocen como ramos comunicantes blancos, debido al color relativamente claro que les

confieren a los ramos los axones mielínicos que contienen. En líneas generales, estas

neuronas medulares preganglionares son comparables con las interneuronas motoras

somáticas.

Las neuronas de los ganglios simpáticos son las neuronas motoras primarias o inferiores de

la división simpática, ya que inervan directamente los músculos lisos, el músculo cardíaco
y las glándulas. Los axones posganglionares que se originan en estas neuronas de la

cadena simpática paravertebral van hastalas distintas estructuras diana en la pared

corporal, y se unen con los nervios espinales segmentarios de los segmentos medulares

correspondientes a través de los ramos comunicantes grises. Estos constituyen otro

conjunto de "nervios cortos de conexión", denominados así porque los axones

posganglionares amielínicos les otorgan un aspecto algo más oscuro que los nervios

preganglionares mielínicos de conexión.


Además de inervar los ganglios de la cadena simpática, los axones preganglionares que

controlan las vísceras se extienden una distancia mayor desde la médula espinal en los

nervios esplácnicos (nervios que inervan las vísceras torácicas y abdominales) para

alcanzar los ganglios simpáticos que se ubican en el tórax, en el abdomen y en la pelvis.

Entre estos ganglios prevertebrales se incluyen los ganglios simpáticos del plexo cardíaco,

el ganglio celíaco, los ganglios mesentéricos superior e inferior, y los ganglios

simpáticos del plexo pélvico. Los axones posganglionares que nacen de los ganglios

prevertebrales proporcionan inervación simpática al corazón, los pulmones, el intestino, el

páncreas, el hígado, la vejiga y los órganos reproductores, muchos de estos órganos

también reciben cierta inervación posganglionar de neuronas de los ganglios de la cadena


simpática. Por último, un subgrupo de fibras preganglionares torácicas de los nervios

esplácnicos (viscerales) inerva la médula suprarrenal, que, por lo general, se considera un

ganglio simpático modificado para una función endocrina específica: la liberación de

catecolaminas en la circulación para aumentar una respuesta simpática difusa al estrés. En

resumen, los axones simpáticos contribuyen prácticamente con todos los nervios

periféricos, y llevan inervación a una gama enorme de órganos diana.

A pesar del memorable tópico de Cannon de que la actividad simpática prepara al animal

para "la lucha o la huida", la división simpática del sistema motor visceral se encuentra

tónicamente activa para mantener la función simpática en niveles apropiados cualesquiera

sean las circunstancias. Tampoco se debe considerar que el sistema simpático responde de

forma todo o nada; muchos reflejos simpáticos específicos operan de forma más o menos

independiente, como podría esperarse a partir de la necesidad obvia de controlar

específicamente distintas funciones orgánicas (p.ej., el corazón durante el ejercicio, la

vejiga en la micción y los órganos reproductores durante el coito).

División parasimpática del sistema motor visceral

A diferencia de lo que se observa con la división simpática, la eferencia preganglionar

desde el sistema nervioso central hasta los ganglios de la división parasimpática nace en

neuronas, cuya disposición está limitada al tronco del encéfalo y a la porción sacra de la

médula espinal. La inervación preganglionar craneal que nace en el tronco del encéfalo que

es análoga a la eferencia simpática preganglionar desde la médula espinal- comprende el

núcleo de EdingerWestphal en el mesencéfalo (que inerva el ganglio ciliar a través del

nervio oculomotor y media el diámetro pupilar en respuesta a la luz). Los núcleos salivales
superior e inferior en la protuberancia y el bulbo raquídeo (que inervan las glándulas

salivales y lagrimales, que median la secreción salival y la producción de lágrimas), una

división motora visceral del núcleo ambiguo en el bulbo raquídeo y el núcleo motor dorsal

del nervio vago, que también se encuentra en el bulbo raquídeo. La porción más dorsal del

núcleo motor dorsal del nervio vago controla fundamentalmente la secreción glandular a

través de los ganglios parasimpáticos localizados en las vísceras del tórax y en el abdomen,

mientras que la porción más ventral del núcleo controla las respuestas motoras del corazón,

de los pulmones y del intestino producidas por el nervio vago (pej.. constricción

bronquiolar). Además, otras neuronas preganglionares del núcleo ambiguo inervan los

ganglios parasimpáticos en las glándulas salivales submandibulares y el mediastino (una

división diferente del núcleo ambiguo proporciona inervación branquiomotora al músculo

estriado de faringe y laringe). En la Figura se muestra la localización de los núcleos

parasimpáticos del tronco del encéfalo.


La inervación preganglionar sacra surge en neuronas de la sustancia gris lateral de los

segmentos sacros de la médula espinal, que se localizan en una posición muy similar a la de

las neuronas preganglionares simpáticas en la columna intermediolateral de la médula

torácica. Los axones de estas neuronas se encuentran en los nervios esplácnicos, los cuales

inervan los ganglios parasimpáticos del tercio inferior del colon, el recto, la vejiga y los

órganos reproductores.

Los ganglios parasimpáticos inervados por eferencias preganglionares desde los niveles

craneal y sacro se encuentran en los órganos terminales que inervan o cerca de ellos. De

esta forma, difieren de las estructuras diana ganglionares del sistema simpático (recuérdese

que tanto la cadena paravertebral como los ganglios prevertebrales se localizan

relativamente alejados de los órganos diana). Una diferencia anatómica importante entre los

ganglios simpáticos y parasimpáticos a nivel celular es que las células ganglionares

simpáticas suelen tener ramificaciones dendríticas extensas y como podría esperarse de esta
disposición, están inervadas por gran cantidad de fibras preganglionares. Las células

ganglionares parasimpáticas tienen pocas dendritas o ninguna y, en consecuencia, cada una

de ellas está inervada solo por uno o algunos axones preganglionares. Esta disposición

implica una mayor diversidad de influencias convergentes sobre las neuronas ganglionares

simpáticas, en comparación con las neuronas ganglionares parasimpáticas.

La función global del sistema parasimpático, como lo de mostraron Gaskell, Langley y,

después, Cannon, por lo general es opuesta a la del sistema simpático, y sirve para

aumentar los recursos metabólicos y de otro tipo durante los períodos en que las

circunstancias del animal le permiten descansar y digerir". Al contrario de las funciones

simpáticas mencionadas antes, la actividad del sistema parasimpático contrae las pupilas,

disminuye la frecuencia cardíaca y aumenta la actividad peristaltica del intestino, y

promueve la micción desde la vejiga. A la vez, la disminución de la actividad del sistema

simpático permite que se dilaten los vasos sanguíneos de la piel y del intestino, se relajen

los músculos piloerectores y disminuya la producción de catecolaminas desde la médula

suprarrenal.

Aunque la mayoría de los órganos (como lo afirmó Gaskell) recibe inervación tanto de la

división simpática como de la para simpática del sistema motor visceral, algunos solo la

reciben de la primera. Entre estas estructuras diana excepcionales se incluyen las glándulas

sudoríparas, la médula suprarrenal, los músculos piloerectores de la piel y la mayoría de los

vasos sanguíneos arteriales.


Sistema nervioso entérico

Una gran cantidad de neuronas se asocia específicamente con el tracto gastrointestinal para

controlar sus numerosas funciones; es probable que haya más neuronas en el intestino

humano que en la totalidad de la médula espinal. Como ya señalamos, la actividad del

intestino está modulada por las divisiones simpática y parasimpática del sistema motor

visceral. Sin embargo, el intestino también posee un sistema extenso de células nerviosas

en su pared (al igual que sus órganos accesorios, como el páncreas y la vesícula) que no se

ajustan claramente a las divisiones simpática o parasimpática del sistema motor visceral.

Sorprendentemente, estas neuronas y los plexos entéricos complejos en los que se

encuentran, operan de modo más o menos independiente según sus propias reglas reflejas,

en consecuencia, muchas funciones intestinales continuan perfectamente sin la supervisión

simpática o parasimpática (p.ej., el peristaltismo se desarrolla en segmentos intestinales

aislados in vitro). Por lo tanto, la mayoría de los investigadores prefiere clasificar al sistema

nervioso entérico como un componente separado del sistema motor visceral.

Entre las neuronas de la pared intestinal se incluyen las neuronas sensitivas locales y las de

proyección central, que controlan las condiciones mecánicas y químicas del intestino, las

neuronas de circuito local, que integran esta información; y las neuronas motoras, que

influyen en la actividad de los músculos lisos de la pared del intestino y en las secreciones

glandulares (p.ej., de enzimas digestivas, moco, ácido gástrico y bilis). Esta disposición

compleja de las células nerviosas intrínseca al intestino se organiza en: 1) el plexo

mientérico (o de Auerbach), vinculado específicamente con la regulación de la

musculatura intestinal, y 2) el plexo submucoso (o de Meissner), que se localiza, como su


nombre lo indica, justo por debajo de las membranas mucosas del intestino y está vinculado

con el control mecánico y la secreción glandular.

Como ya mencionamos, las neuronas parasimpáticas preganglionares que influyen en el

intestino se encuentran fundamentalmente en el núcleo motor dorsal del nervio vago en el

tronco del encéfalo y en la zona gris intermedia de los segmentos medulares sacros. La

inervación simpática preganglionar que modula la acción de los plexos intestinales deriva

de la médula toracolumbar, sobre todo, a través de los ganglios celíaco y mesentericos

superior e inferior.

Componentes sensitivos del sistema motor visceral

Si bien el objetivo de esta unidad es analizar el movimiento y su control central, también es

importante comprender los orígenes de la información sensitiva visceral y el medio por el

cual esta aferencia se integra en el sistema nervioso central. En términos generales, la


actividad aferente que se origina en las vísceras Componentes sensitivos del sistema motor

visceral cumple dos funciones importantes. Primero, proporciona aferencias de

retroalimentación a los reflejos locales que modulan la actividad motora y visceral

momento a momento en el interior de los órganos individuales. Segundo, sirve para

informar a los centros integradores superiores de los patrones más complejos de

estimulación que pueden señalar condiciones potencialmente amenazantes o requerir la

coordinación de actividades motoras viscerales, somáticas viscerales, neuroendocrinas y

conductuales más difusas.

El núcleo del tracto solitario en el bulbo raquídeo es la estructura central del encéfalo que

recibe la información sensitiva visceral y la distribuye coherentemente para cumplir ambos

propósitos. Las fibras aferentes que proporcionan estas aferencias sensitivas viscerales se
originan en los cuerpos celulares que se ubican en los ganglios de las raíces dorsales (como

se observa con las modalidades somatosensitivas) y los ganglios sensitivos asociados con

los nervios craneales glosofaríngeo y vago. Sin embargo, hay muchas menos neuronas

sensilivas viscerales (en una proporción de alrededor de 1 en 10) en comparación con las

neuronas mecanosensitivas que inervan la piel y las estructuras somáticas más profundas.

Esta escasez relativa de inervación sensitiva visceral periférica explica en parte por qué la

mayor parte de las sensaciones viscerales es difusa y difícil de localizar con precisión.

Las neuronas sensitivas viscerales espinales en los ganglios de las raíces dorsales envían

axones periféricamente, a través de nervios simpáticos, que terminan en especializaciones

receptoras sensitivas como las terminaciones nerviosas sensibles a la presión o al

estiramiento en las paredes del corazón, la vejiga y el tracto gastrointestinal): terminaciones

que inervan células quimiosensitivas especializadas células sensibles al oxígeno en los

cuerpos carotídeos) o terminaciones nociceptivas que responden al estiramiento nocivo, la

isquemia o la presencia de sustancias químicas irritantes. Las prolongaciones axónicas

centrales de estas neuronas de los ganglios de las raíces dorsales terminan en neuronas de

segundo orden e interneuronas locales en el asta dorsal y las regiones grises intermedias de

la médula espinal. Algunos axones sensitivos viscerales primarios terminan cerca del asta

lateral, donde se localizan las neuronas preganglionares de las divisiones simpática y

parasimpática, estas terminaciones median la actividad refleja visceral de una forma que no

difiere de los reflejos motores somáticos.

En el asta dorsal, muchas de las neuronas de segundo orden que reciben aferencias

sensitivas viscerales son, en realidad, neuronas del sistema anterolateral, que también

reciben aferencias nociceptivas, mecanosensitivas o ambas desde orígenes más


superficiales este es un medio por el cual las sensaciones viscerales dolorosas pueden ser

"referidas" a territorios somáticos más superficiales. Los axones de estas neuronas

sensitivas viscerales de segundo orden se disponen rostralmente en la sustancia blanca

ventrolateral de la médula espinal y en el sector lateral del tronco del encéfalo y terminan

por alcanzar el complejo ventral posterior del tálamo. Sin embargo, los axones de otras

neuronas sensitivas viscerales de segundo orden finalizan antes de alcanzar el tálamo; la

estructura diana principal de estos axones es el núcleo del tracto solitario.


Otras estructuras diana en el tronco del encéfalo de las neuronas viscerales de segundo

orden son los centros motores viscerales en la formación reticular del bulbo.

En la última década, quedó claro que la información sensitiva visceral, sobre todo, los

axones relacionados con sensaciones viscerales dolorosas, también asciende al sistema

nervioso central por otra vía espinal. Las neuronas de segundo orden cuyos cuerpos

celulares se localizan cerca del conducto central de la médula espinal envían sus axones a

través de los cordones posteriores para terminar en los núcleos de las columnas dorsales,

donde las neuronas de tercer orden transmiten señales nociceptivas viscerales hacia el

tálamo ventral posterior. Aunque la existencia de esta vía para el dolor visceral en los

cordones posteriores complica el punto de vista simplista de la vía de cordón posterior-


lemnisco medial como proyección mecanosensitiva discriminativa y el sistema anterolateral

como vía para el dolor, la evidencia empírica y clínica creciente destaca la importancia de

esta recién descubierta vía del dolor en los cordones posteriores en la transmisión central de

la nocicepción visceral.

Además de estas aferencias viscerales espinales, las aferencias sensitivas viscerales

generales desde los órganos torácicos y abdominales superiores, así como de las vísceras de

cabeza y cuello, entran en el tronco del encéfalo directamente a través de los nervios

craneales glosofaríngeo y vago. Estas aferencias viscerales del glosofaríngeo y el vago

también terminan en el núcleo del tracto solitario. Como se describe en la próxima sección,

este núcleo integra una amplia gama de información sensitiva visceral y transmite esta

información de forma directa (e indirecta) a los núcleos motores viscerales relevantes, a la


formación reticular del tronco del encéfalo y a varias regiones clave en el encéfalo anterior

medial y ventral que coordinan la actividad motora visceral .

Por último, a diferencia del sistema somatosensitivo (donde casi todas las señales sensitivas

tienen acceso al procesamiento consciente), las fibras sensitivas relacionadas con las

vísceras solo transmiten mínima información a la conciencia. Por ejemplo, la mayoría de

nosotros no tiene conciencia alguna de los cambios sutiles en la resistencia vascular

periférica que elevado reducen nuestra presión arterial media, aunque esta información

aferente visceral secreta es esencial para el funcionamiento de los reflejos autonómos y el

mantenimiento de la homeostasis. En condiciones normales, solo entran en el

reconocimiento consciente las sensaciones viscerales dolorosas.

Control central de las funciones motoras viscerales

La porción caudal del núcleo del tracto solitario es un centro integrador clave para el

control reflejo de la función motora visceral y un relevo importante de la información

sensitiva visceral hacia otros núcleos del tronco del encéfalo y de las estructuras del

encéfalo anterio. La porción rostral de este núcleo es un relevo gustativo que recibe

aferencias de aferentes gustativos primarios (nervios craneales VII, XI y X) y envía

proyecciones hacia el núcleo gustativo en el tálamo ventral posterior. La porción sensitiva

visceral del núcleo del tracto solitario proporciona aferencias a los núcleos motores

viscerales primarios, como el núcleo motor dorsal del nervio vago y el núcleo ambiguo.

También proyecta hacia los centros autónomos "premotores" en la formación reticular

bulbar y hacia los centros integradores superiores de la amígdala (específicamente, el grupo

central de núcleos amigdalinos) y el hipotálamo (véase más adelante). Además, el núcleo


del tracto solitario se proyecta hacia el núcleo parabraquial (denominado así porque

envuelve el pedúnculo cerebeloso superior, que también se conoce por su nombre en latín,

brachium conjuntivum). Por su parte, el núcleo parabraquial proporciona relevos sensitivos

viscerales adicionales hacia el hipotálamo, la amígdala, el tálamo y la corteza prefrontal

medial e insular (para mayor claridad, se omiten las proyecciones corticales del núcleo

parabraquial).
Aunque podría afirmarse que la corteza insular posterior funciona como área sensitiva

visceral primaria y la corteza prefrontal medial como área motora visceral primaria, es más

útil destacar las interacciones entre estas áreas corticales y las estructuras subcorticales

relacionadas. En conjunto, constituyen una red autónoma central. Esta red explica la

integración de la información sensitiva visceral con las aferencias de otras modalidades

sensitivas y centros cognitivos superiores que procesan las experiencias semánticas y

emocionales. Las reacciones viscerales involuntarias -como el rubor en respuesta a los

estímulos conscientemente embarazosos, la vasoconstricción y la palidez en respuesta al

miedo, y las respuestas autónomas a situaciones sexuales son ejemplos de la actividad

integrada de esta red. En realidad, la función autónoma está íntimamente relacionada con el

procesamiento emocional.

Un componente clave de esta red autónoma central que mere ce consideración especial es el

hipotalamo. Este conjunto heterogéneo de núcleos en la base del diencéfalo funciona como

el centro principal para la coordinación y la expresión de la actividad motora visceral. La

aferencia principal desde los núcleos hipotalámicos relevantes está dirigida hacia los

centros autónomos" en la formación reticular, estos centros pueden considerarse circuitos

premotores dedicados que coordinan la actividad eferente de las neuronas motoras

viscerales preganglionares. Ellos organizan funciones viscerales específicas como los

reflejos cardíacos, los que controlan la vejiga, los relacionados con la función sexual y otros

reflejos autónomos críticos que subyacen a la respiración y los vómitos.


Neurotransmisión en el sistema motor visceral

Los neurotransmisores utilizados por el sistema motor visceral son extremadamente

importantes en el ejercicio clínico, y los fármacos que actúan sobre el sistema autónomo

son algunos de los más importantes en el arsenal clínico. Más aún, los transmisores

autónomos desempeñaron un papel importante en la historia de los esfuerzos por conocer la

función sinaptica.
La acetilcolina es el neurotransmisor primario de las neuronas preganglionares simpáticas y

parasimpáticas. Los receptores nicotínicos de las células ganglionares autónomas son

canales iónicos con puerta de ligando que median el denominado "PPSE rápido" (muy

similar a los receptores nicotínicos en la unión neuromuscular). Por el contrario la familia

de receptores ligados a las proteínas G 7-transmembrana median respuestas sinapticas más

lentas. La acción primaria de los receptores muscarinicos en las células ganglionares

autónomas es cerrar los canales del K hacer las neuronas más excitables y generar un PPSE

prolongado. Los neuropéptidos que funcionan como coneurotransmisores en las sinapsis

ganglionares actúan junto con las actividades muscarnicas. Los neurotransmisores

peptídicos también tienden a ejercer efectos de desarrollo lento y duraderos sobre las

neuronas postsinápticas. Como resultado de estos dos tipos de receptores colinérgicos y de

un rico repertorio de transmisores neuropeptídicos, las sinapsis ganglionares median una

excitación rápida y una modulación más lenta de la actividad de las células ganglionares

autónomas.

Los efectos posganglionares de las células ganglionares autónomas sobre sus estructuras

diana en el músculo liso, el músculo cardíaco o las glándulas están mediados por dos

neurotransmisores primarios: noradrenalina (NA) y acetilcolina (ACh). En su mayor parte,

las células ganglionares simpáticas liberan noradrenalina en sus estructuras diana (una

excepción notable es la inervación simpática colinérgica de las glándulas sudoríparas).

mientras que, habitualmente, las células ganglionares parasimpáticas liberan acetilcolina.

Como era de esperar del relato anterior, estos dos neurotransmisores suelen tener efectos

opuestos sobre su tejido diana; por ejemplo, contracción frente a relajación del músculo

liso.
Los efectos específicos de ACh O NA están determinados por el tipo de receptor que se

expresa en el tejido diana y por las vías de señalización distales a las que estos receptores

están ligados. Por lo general, las estructuras diana simpáticas periféricas tienen dos

subclases de receptores noradrenérgicos en sus membranas celulares, denominados

receptores alfa y Beta. Al igual que los receptores colinérgicos muscarinicos, tanto los

receptores a como los B y sus subtipos pertenecen a la clase de receptor de la superficie

celular acoplado a proteínas G 7-transmembrana. La distribución diferente de estos

receptores en las estructuras diana simpáticas permite distintos efectos postsinapticos

mediados por la noradrenalina liberada desde las terminaciones nerviosas simpáticas

posganglionares .

Los efectos de la acetilcolina liberada por las células ganglionares parasimpáticas sobre los

músculos lisos, el músculo cardíaco y las células glandulares también varían según los

subtipos de receptores colinérgicos muscarinicos que se encuentran en la estructura diana

periférica. Los dos subtipos principales se conocen como "receptores Ml y M2": los

receptores Ml se encuentran fundamentalmente en el intestino y los M2 en el aparato

cardiovascular. Otra subclase de receptor muscarínico, M3, se presenta en los tejidos

musculares lisos y glandulares. Los receptores muscarinicos están acoplados a distintos

mecanismos de transducción de señales intracelulares que modifican las conductancias de

los canales del K y el Ca.. También pueden activar la óxido nítrico sintetasa, que promueve

la liberación local del NO en algunos tejidos diana parasimpáticos (p.ej., véase la sección

posterior sobre el control autónomo de la función sexual).

A diferencia de las respuestas relativamente limitadas generadas por la noradrenalina y la

acetilcolina liberadas por las células ganglionares simpáticas y parasimpáticas,


respectivamente, las neuronas del sistema nervioso entérico logran una enorme diversidad

de efectos diana en virtud de muchos neurotransmisores diferentes, la mayoría de los cuales

son neuropéptidos asociados con grupos celulares específicos en los plexos mientérico o

submucoso mencionados antes. Los detalles de estos agentes y de sus acciones se

encuentran más allá del alcance de este texto introductorio.

Se podrían utilizar muchos ejemplos de funciones autónomas específicas para demostrar

con más detalle el modo en que opera el sistema motor visceral. Se han elegido las tres

señaladas aquí-control de la función cardiovascular, control de la vejiga y control de la

función sexual-principalmente por su importancia en la fisiología humana y la práctica

clínica.
Cardinali, D.P. (2007). Capítulo 14: Fisiología del el sistema límbico.

Filogenéticamente, el sistema límbico comprende las partes más antiguas del telencéfalo y

las estructuras subcorticales que de él derivan en una visión simplificada, la función

cerebral puede considerarse como el producto del neocórtex y del sistema límbico, que se

complementan para generar la conducta humana con propósito y objetivo.

En este proceso de complementación, el neocortex regula principalmente la comunicación

espacio temporal precisa con el medio ambiente y ejecuta las funciones cognitivas

intelectuales y estereognósicas, con producción de salidas motoras precisas.

El sistema límbico tiene un vínculo primordial con la emocionalidad y la motivación para la

acción (sistema de refuerzo-recompensa), así como con el proceso de aprendizaje y


memoria (que implican un alto contenido afectivo: sólo se recuerda aquello que

emocionalmente nos interesa).

El sistema límbico otorga a la información derivada del mundo interior y exterior su

particular significado emocional. De allí su papel de último nivel en la jerarquia motora

autonómica.

En el sistema límbico se distingue tina porción cortical y una porción subcortical

La porción cortical está constituida por la circunvolución límbica, parte de la corteza

cerebral en forma de anillo en la cara interna de cada hemisferio que separa al neocórtex del

hipotálamo y del tronco encefálico. La circunvolución límbica comprende el giro

parahipocampico, cingulado y subcalloso, y se la llamo "rinencéfalo" porque en un

principio se considero que estaba vinculada exclusivamente con la función olfatoria. La

corteza orbitofrontal también está incluida entre las áreas corticales del sistema límbico
La porción subcortical está constituida por diversos núcleos. Ellos son: amígdala,

hipocampo, núcleo accumbens núcleos septales, bulbo olfatorio y áreas del tálamo anterior

e hipotálamo (área preoptica), cuerpos mamilares.


Las ideas de James Papez sobre el sistema límbico enunciadas en la década de 1930 han

sido confirma das por los estudios más recientes de localizaciones cerebrales. Para Pape el

sistema límbico forma parte del circuito de expresión emocional. Dado que se sabía que el

hipotálamo tenia parte fundamental en la expresión de los programas de reacción

emocional, Papez postuló que la forma en que la corteza cerebral los modifica y en la que

estos programas se hacen conscientes, era a través de las conexiones cortico hipotalámicas

del giro cingulado e hipocampo. De acuerdo con la idea de Papez, el hipocampo procesa la

información emocional y la proyecta a los cuerpos mamilares a través del fornix. El

hipotalamo, a su vez, provee información a los núcleos talámicos anteriores (a través del

tracto mamilotalámico) desde éstos al giro cingulado.


Posteriormente, este esquema fue ampliado por Mac Lean para incluir en el sistema

límbico zonas hipotalámicas, el área septal, el núcleo accumbens, áreas neocorticales

(corteza orbitofrontal) y la amígdala.

El hipotálamo se comunica con el hipocampo y el septum a través del fornix, con la

amígdala a través de la stria terminalis y vías amigdalófugas ventrales, y con las porciones

del cerebro olfatorio a través del haz central del prosencéfalo.

El sistema límbico presenta múltiples circuitos de excitación, sustratos neuronales de

importancia tanto para la emocionalidad como para la memoria. Desde una perspectiva de
organización jerárquica. Mac Lean propuso en los años cincuenta que el cerebro de los

mamíferos es la suma de tres cerebros superpuestos, adquiridos a lo largo de la evolución :

 Un primer cerebro protorreptiliano vegetativo o instintivo, formado por las

porciones altas de la médula espinal y por parte del tronco del encéfalo y de los

ganglios basales, con función en los comportamientos instintivos de supervivencia

(apareamiento, caza, etc.).

 Un segundo cerebro (el de los paleomamíferos) emocional o límbico y

jerárquicamente superior al anterior, por lo que tiene la posibilidad de bloquear su

activación con contención de pulsiones primitivas.

 Un tercer cerebro, el de los neomamíferos, formado por estructuras neocorticales,

con capacidad para el análisis despojado de elementos emocionales.


Sin embargo, sería ingenuo tomar a esta división funcional como absoluta. En realidad, el

SNC opera con un comportamiento único que es resultado de la función de los tres niveles.

La amígdala es el principal "núcleo de salida" del sistema límbico

La amígdala desempeña un papel de gran importancia en la función límbica. Es una

estructura subcortical localizada en la punta del lóbulo temporal y conti nua con el uncus

del giro parahipocampico. La amigdala se compone de varios núcleos, recíprocamente

conectados con el hipotalamo, el hipocampo, el neocórtex y el tálamo. A pesar de la

importante aferencia olfatoria que recibe, la amígdala no es esencial para la discriminación

olfativa.

En 1939 Klüver y Bucy describieron que la lesión bilateral de la amígdala y de parte del

polo anterior del lóbulo temporal en monos produce un síndrome conductual, caracterizado

por conducta exploratoria oral exagerada, temeridad, conducta alimentaria excesiva

(bulimia) y aumento indiscriminado de conducta sexual (autosexual, homosexual y

heterosexual) y tendencia a reaccionar ante cualquier estímulo visual ("falsa rabia"). Esto

sugirió que la amigdala funcionaba como un centro inhibidor, evitando el

desencadenamiento de conductas temerarias o inapropiadas en relación con la alimentación,

el sexo y la exploración del entorno.

La estimulación eléctrica de la amígdala produce efectos sobre el SNA parecidos a los que

induce la es timulación del hipotalamo. Principalmente, la estimulación de la amígdala

central produce cambios de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, de la me tilidad y

de las secreciones gastrointestinales, midrissis, piloerección, etc. La estimulación de la

amígdala corticomedial produce un aumento de la secreción de ACTH y de gonadotrofinas,


mientras que la estimulación de la porción basolateral en ciertos casos la inhibe. La

estimulación de la amígdala también induce fenómenos motores, como giro contralateral de

la cabeza, movimientos masticatorios y de deglución. O movimientos de tipo clónico y

rítnico que pueden tomar un carácter convulsivo si el estímulo se prolonga.

En el animal despierto, la estimulación eléctrica de la amígdala a baja intensidad produce

reacción de alerta moderada, mirar a los lados, etc. con alteraciones débiles de tipo

vegetativo. Si se incrementa la intensidad del estímulo, se producen los fenómenos

vegetativos de la conducta de defensa.

Es característico que los efectos de la estimulación de la amígdala dependan del estado

funcional del animal. de su entorno y de los niveles de variables endocrimas, metabólicas y

autonómicas.

Un mismo estímulo puede aumentar los niveles de ACTH si éstos están bajos, pero

disminuirlos si previamente estaban aumentados. Esto indica el importante papel de

evaluación del contexto en la respuesta emocional.

Funcionalmente, en la amígdala se distinguen tres grupos de núcleos:

 Corticomedial, vinculado con la regulación del hipotálamo, se delectan sitios

receptores para corticoides y hormonas gonadales.

 Central, que se proyecta a núcleos del tronco encelálico, como la sustancia gris

periacueductal y los núcleos parabraquial. del tracto solitario y motor dorsal del

vago.

 Basolateral, con conexiones con las cortezas de asociación.


Así, la amigdala corticomedial interviene en las funciones endocrinas y conductuales

relacionadas con la actividad sexual, la amígdala central modula núcleos del tronco

encefálico con respuestas motoras somáticas y autonómicas y la amígdala basolateral

participa en procesos de asociación sensorial y conductual.

El sistema límbico es un poderoso inhibidor de deseos y necesidades relacionadas con la

supervivencia del individuo, en función de las condiciones del medio interno y del mundo

exterior y, por lo tanto, el principal regulador de las respuestas alostáticas.

Ante una emoción, podemos considerar su aspecto interno, personalizado, que en la especie

humana loma además un carácter cognitivo. También podemos considerar un aspecto

externo, conductual, que sirve de clave o señal a miembros de la misma especie o de

especies relacionadas.
Por supuesto, la expresión externa de las emociones es consecuencia de los aspectos

internos. El conflicto que se plantea ante la evolución inesperada de una siluación, como la

presencia de un predador en un lugar imprevisto, se resuelve con la activación de

determinadas manifestaciones motoras autonómicas y somáticas que implican una

revaluación de los datos sensoriales disponibles. Dichos actos motores. Mediados tanto por

el sistema somático como por el SNA, son expresivos del estado del mundo interior.

Las alteraciones del sistema límbico se caracterizan por la escasa adaptación emocional y

social a un ambiente en constante cambio. Sin las conexiones límbicas y con un hipotálamo

intacto, gatos monos desencadenan conductas complejas carentes de objetivo o contenido

normal. Por ejemplo, la "falsa rabia", la hiperfagia y la hipersexualidad sindrome de

KluverBucy) ya mencionadas.

El sistema límbico actúa a través de los programas contenidos en el hipotalamo, como se

evidencia mediante experimentos electrofisiológicos. La estimulación eléctrica de la

amtigdala en el animal de experimentación desencadena efectos semejantes a los

observados luego de la estimulación hipotalámica. Tales efectos incluyen respuestas

homeostáticas y conductas complejas autonómicas, endocrinas y somáticas.

La ablación bilateral de la amígdala en monos elimina la posibilidad de función social del

animal. No pueen reconocer el significado social de las señales exteroceptivas que regulan

la conducta grupal y se muestran ansiosos e inseguros. Este cuadro se debe a la interrupción

del flujo de información entre la corteza de asocia ción parietotemporooccipital y el

hipotalamo, el que ocurre a través del sistema límbico (en este caso, de la amígdala). El
resultado de esta alteración es la supresión de una evaluación correcta de la información

sensorial en el contexto del estado afectivo.

El vínculo estrecho entre la corteza de asociación parietotemporooccipital. el hipotalamo y

el sistema límbico se evidencia en distintos experimentos: a) pueden activarse neuronas de

la amígdala por estimulación de áreas neocorticales sensoriales. b) la epilepsia del lóbulo

temporal en el hombre se acompaña de distintos signos emocionales, autonómicos y

sensoriomotores.

Como ya hemos visto, la PET. así como las observaciones clinicas en seres humanos,

indican que la conexión "corteza de asociación parietotemporooccipital amígdala" contiene

sustratos neuronales importantes de las conductas motivadas y emocionales. Es decir,

mediante este sistema, la información sensorial es comparada con los contenidos de la

memoria y así se hace significativa.


Es decir, el sistema límbico regula programas contenidos en niveles inferiores, en

particular el hipotálamo, en forma semejante a como las vías descendentes motoras

seleccionan los programas de movimiento contenidos en los niveles inferiores de la

jerarquia motora somática.

Las emociones comprenden los sentimientos y los estados de ánimo, y su expresión en

conductas motoras somáticas y autonómicas

Aun cuando cualquiera puede entender el significado del término "emoción". no puede

darse a ésta una definición científica acabada. Las emociones comprenden nuestros

sentimientos y estados de ánimo. su expresión en conductas motoras y en las respuestas del


SNA y endocrino. Solo esta última parte puede eraluarse en forma objetiva. Para ello se

utilizan diversas pruebas endocrinas. o el registro de la actividad simpática, como el estudio

electrofisiológico de la actividad simpática en la piel.

Sin embargo, es imposible hacer una descripción de una emoción exclusivamente sobre la

base de las reacciones autonómicas y endocrinas que genera. Es necesaria la consideración

introspectiva de lo que cada uno de nosotros interpreta como dicha emoción.

William James fue el primero en proponer que la emoción está constituida por los cambios

corporales originados en la percepción del estímulo. En stiinfluyente libro Los principios de

la Psicologia, publicado en 1890. James expresa estas ideas de la siguiente manera:

Nuestra forma natural de pensar sobre las emociones es que la percepción mental de algún

hecho desencadena un fenómeno mental llamado emoción, y que este estado de la mente da

origen a la expresión corporal. El sentido común dice que si perdemos nuestra fortuna, nos
entristecemos y lloramos: si nos encontramos con un oso, corremos y escapamos: si somos

insultados por un rival. nos encolerizamos y pegamos. La hipótesis que quiero exponer

sostiene que el orden de esta secuencia es incorrecto. y que es más racional decir que

sentimos tristeza porque lloramos, entramos en cólera porque pegamos, sentimos temor

porque temblamos".

Lo que James quiere decir es que uno no escapa ante un encuentro inesperado con un oso

por miedo, sino que tiene miedo porque se escapa Es la teoría fue llamada de James-

Lange, debido al aporte que en forma independiente realizó el médico danés Carl Lange a

su formulación. De acuerdo con la teoría de James Lange, la calidad emocional es el

resultado de los cambios percibidos en la actividad corporal de sencadenada como

consecuencia de la actividad corporal desencadenada como consecuencia de la percepción

sensorial.

La elucidación de la estructura y la función del SNA marcó un hito fundamental en el

estudio de los correlatos viscerales de la emoción. Fue Walter Cannon el primero en

establecer el vínculo directo entre la actividad emocional y la función simpática. En lo que

Cannon llamó "teoría emergente de la emoción". la división sinipática del SNA se describe

como el mediador de la reacción ante el estrés. Para Cannon es el SNC el que desencadena

las emociones y no los cambios corporales (véase fig. 14-41).

Hoy se sostiene una teoria que conjuga ambas posturas: hay un efecto central de

producción de lo emocional por el sistema límbico, que se retroalimenta con la expresión

corporal de las emociones.


Cardinali, D.P. (2007). Capítulo 14: Fisiología del hipotálamo

 El hipotálamo es la región cerebral de mayor importancia en la regulación del

medio interno (homeostasis). El hipotálamo es una parte filogenéticamente antigua

del SNC y su estructura se ha mantenido relativa mente constante en los vertebrados

terrestres a lo largo de la evolución, a diferencia de lo acontecido con otras regiones

cerebrales, como el neocortex o el sistema límbico, que muestran notables

diferencias interespecie.

 El hipotálamo es el centro principal de gobierno de las funciones homeostáticas.

Un animal descerebrado, con el corte del tronco encefálico entre los tubérculos
cuadrigeminos superiores e inferiores, mantiene intacta la regulación de su medio

interno, pues el corte respeta el hipotalamo. En cambio, un animal con el

hipotalamo lesionado requiere cuidados extremos para sobrevivir, ya que sus

funciones homeostáticas están muy disminuidas o suprimidas.

 El hipotalamo está organizado para cumplir funciones autonómicas, endocrinas y

somáticas. Para ello. esta región está conectada tanto con los diversos componentes

de la jerarquía motora autonómica. como con los sistemas somatosensorial, motor y

endocrino.

En la figura proscedente se representan las principales regiones nucleares del hipotalamo en

un corte sagital a través del IIl ventrículo. En el hombre, el hipotalamo pesa unos 5-8 g. Sus

límites anatómicos son más bien difusos. Como parte ventral del diencéfalo, el hipotálamo

limita con la mitad ventral del III ventrículo, por debajo del tálamo, Caudalmente, limita

con el mesencéfalo y en sentido rostral, con la lámina terminalis, la comisura anterior y el

quiasma óptico. Laterales al hipotálamo, se encuentran el tracto óptico, la cápsula interna y

estructuras subtalámicas.
Desde el punto de vista anatomofuncional, el hipotálamo debe considerarse parte de un

componente continuo neuronal que se extiende desde el mesencéfalo hasta las regiones

basales del telencéfalo (corteza límbica). En conjunto, esta porción del cerebro está

vinculada anatómicamente con el antiguo sistema olfatorio, devenido en límbico.

El hipotálamo comprende, en sentido mediolateral, tres zonas:

1. La zona periventricular, que es una capa delgada de tejido nervioso adyacente al

III ventrículo.
2. La zona medial, en la que se distinguen varios núcleos. La parte de la zona medial

que está vinculada con la regulación adenohipofisuria se denomina área

hipofisotropa. En los núcleos supraóptico y para ventricular se hallan los somas del

haz hipotalamoneurohipofisario, sitio de origen de la vasopresina y la oxitocina

liberadas en la hipófisis posterior.

3. La zona lateral, que no contiene núcleos distinguibles. sino que consiste en

neuronas de axón corto que rodean el haz central del prosencéfalo. Este haz se

continúa en sentido rostral con las estructuras basolaterales del sistema límbico y

caudalmente, con las estructuras rostrales del tronco encefálico.

.El hipotálamo medial tiene abundantes conexiones reciprocas con el hipotálamo lateral

Pero recibe escasas proyecciones de otras áreas cerebrales. Su función es principalmente

neuroendocrina: contiene receptores para señales del medio interno (glucosa y otros
metabolitos, temperatura, osmolaridad, diversas hormonas) y sus eferencias son

neuroendocrinas (péptidos hipofisotropos y neurohipofisurios).

Desde el punto de vista funcional, el hipotálamo es el nivel de la jerarquia autonómica

que provee el programa complejo de las diversas reacciones homeostáticas, con sus

componentes autonómicos, neuroendocrinos y conductuales.

Las funciones hipotalámicas son cuatro:

• Función neuroendocrina.

• Regulación del SNA

• Regulación de la conducta.

• Control de los ritmos biológicos.

En cuanto a la regulación autonómica

La estimulación eléctrica de casi todas las regiones hipotalámicas produce respuestas

complejas (cardiovasculares, respiratorias, digestivas, piloerección, etc.). Estos resultados

fueron la base de la hipótesis de que en el hipotálamo están contenidos los programas

motores complejos" de las respuestas autonómicas, que se efectivizan a través de los

centros simpáticos y parasimpáticos del tronco encefálico y la médula espinal.

Tomemos como ejemplo la función cardiovascular hemos mencionado en el capítulo

anterior que el sislema de servocontrol cardiovascular (presión arterial, volumen minuto

cardíaco, vasoconstricción y vasodilatación periférica) reside en el bulbo y actúa mediante

las reacciones segmentarias autonómicas presentes en la médula espinal.


El nivel de regulación bulbar, autosuficiente para reflejos exclusivamente vasculares,

depende del control hipotalámico para las respuestas estereotipadas

Las conductas hipotalámicas comprenden la manifestación coordinada de mecanismos

neurovegetativos, neuroendocrinos, somáticos y motivacionales

La participación del hipotálamo en la regulación de diversas conductas se revela por la

variedad de respuestas desencadenadas ante la estimulación eléctrica de áreas

hipotalámicas. Estas conductas hipotalámicas son la base de estados motivacionales

inferidos por la psicología conductista para explicar la conducta sexual, de regulación de

temperatura o alimentaria (los llamados drives o motivaciones). Para la corriente

psicológica conductista, los estímulos en el medio ambiente no son suficientes para

predecir una conducta compleja.

En un reflejo simple, como el pupilar, la luz incidente explica la respuesta pupilar. En

cambio, para la conducta alimentaria, el mismo tipo o cantidad de alimento puede

desencadenarla en un momento e inhibirla en otro.

Los estudios fisiológicos han comenzado a definir los fenómenos que se corresponden con

los drives de los análisis motivacionales psicológicos. En general comprenden reflejos

complejos, con control excitatorio e inhibitorio de numerosos estímulos, tanto externos

como internos. En los análisis de las conductas hipotalámicas veremos cómo se combinan

mecanismos homeostáticos y anticipatorios de tipo excitatorio e inhibitorio, y aspectos

hedónicos, como la saciedad, el placer


Las principales conductas coordinadas por el hipotálamo son:

• Conducta de defensa

• Conducta nutritiva o alimentaria

• Conducta termorreguladora

• Conducta sexual

Típicamente, estas conductas involucran la manifestación coordinada de distintos

mecanismos neurovegetativos. Neuroendocrinos, Somáticos y motivacionales. El

hipotálamo es además el sitio de integración de señales ambientales y endógenas que

determinan los distintos ritmos biológicos.

Las neuronas CRH paraventriculares hipotalámicas actúan como núcleo de comando de la

reacción de defensa

La estimulación eléctrica del hipotálamo lateral produce una conducta defensiva. En el gato

comprende la típica reacción motora somática de lomo arqueado, extensión de las patas

despliegue de las garras, así como las reacciones autonómicas de taquinea, midriasis y

piloerección en el lomo y la cola. La presión sanguínea y la perfusión muscular aumentan,

mientras que la motilidad y el flujo sanguíneo intestinal se reducen. Por el contrario.lu

lesión del hipotálamo lateral lleva al animal a un estado de sedación y placidez

pronunciadas.

La estimulación eléctrica de la región medial del hipotálamo induce placidez y sedación,

mientras que su lesión produce un aumento de agresividad que no cede con el tiempo. Este

animal responde ante la aparición en su campo visual de cualquier objeto extraño animado
o inanimado, con una reacción de defensa completa (falsa rabia"). Este cuadro de falsa

rabia se produce también tras la lesión selectiva de porciones del sistema límbico, como la

corteza orbitofrontal y el giro del cingulo.

La estimulación de otras estructuras hipotalámicas periventriculares, como los núcleos

periventricular preoptico, induce respuestas distintas de las anteriores, del tipo de temor y

miedo, que suelen originar conductas de escape o huida. Las acciones del hipotálamo sobre

el SNA señaladas se complementan con otras de tipo conductual, ya que la estimulación de

las regiones anteriores induce sueño, mientras que la estimulación de las regiones

posteriores aumenta el nivel de alerta y vigilancia del animal.

Cuando las estrategias ante situaciones nuevas (de alto o bajo consumo energético) no son

exitosas, se desencadena la reacción de estrés. Existen numerosos cambios

neuroendocrinos, que son característicos del tipo de conducta adoptada. Las respuestas

corresponden a diferentes configuraciones funcionales del sistema límbico (predomi nio de

la amígdala en la lucha; predominio de los componentes septohipocampicos en la derrota).

El sistema hipotalámico de neuronas que contienen CRH (corticotropin releasing hormone,

hormona liberadora de ACTH, también conocida como CRF) actúa como núcleo de

comando de la reacción de defensa.


La estimulación eléctrica del núcleo paraventricular o la administración interventricular de

CRH producen cambios cardiovasculares, endocrinos, metabólicos y conductuales

semejantes a los observados durante el estrés.

En el núcleo paraventricular hipotalámico existe un sistema de neuronas pequeñas

(parvocelular) que contienen CRH y que se proyecta a:

 La eminencia media, desde donde se secreta al sistema porta-hipofisario y controla

la secreción de ACTH (esta rama media la respuesta neuroendocrina de activación

del eje hipotiso-suprarrenal).

 El tronco encefálico {p.ej., núcleo del tracto solita rio, núcleo dorsal del vago) y a

la columna intermediolateral de la médula espinal (esta rama controla la respuesta

autonómica).
La conducta de ingesta de alimentos es de tipo predominante parasimpático (anabólico)

La segunda conducta hipotalámica que analizaremos es la conducta alimentaria, que

comprende:

La conducta de ingesta de alimentos.

La conducta de ingesta de agua y electrolitos.

En el hipotalamo existen circuitos orexigenos y anorexigenos

Una gran variedad de circuitos hipotalámicos participan en la regulación del apetito :

 Una red neuronal de actividad orexígena, que incluye neuronas que utilizan alguno

de los siguientes transmisores: neuropéptido Y (NPY. GABA. galanina, orexina,

opioides, proteina agouti, hormona concentradora de melanocitos (MCH) y que

traducen y liberan señales de estímulo del apetito. Las neuronas orexinérgicas/MCH

también participan en los procesos del alerta.

 Distintas vías neurales anorexígenas, que incluyen neuronas que utilian

neurontransmiroes, responsabes de la extinción del apetito por interrupción de la red

orexigénica.

 Nucleos del hipotalamo ventromedial dorsal, ventral que restringen tónicamente

las señales orexigenas en el intervalo interprandial por acción de la leptina vía

disminución de la actividad orexígena y aumento de la actividad anorexígena. Sobre

estas neuronas, en la vigilia, la Ghrelina ejerce efectos opuestos

 Regulación circadiana, dada por los núcleos supraquiasmáticos.


La temperatura corporal es controlada por ajuste central y periférico de la producción y la

disipación de calor

La tercera conducta hipotalámica que analizaremos es la conducta termorreguladora.

El mantenimiento de la temperatura central tiene lugar en primera instancia por cambios

vasomotores y sólo cuando se sale de este rango se ponen en marcha los mecanismos de

producción o disipación de calor.


La producción de calor (termogénesis) está bajo control neural. Existen dos tipos de

termogénesis:

 Termogénesis por escalofríos. Termogénesis no asociada con escalofrios.

 La termogénesis asociada con escalofríos es inducida por el hipotálamo a través del

sistema motor somático sobre cuyos núcleos en el tallo encefálico se proyecta el

hipotálamo caudal. La termogénesis no asociada con escalofríos se controla por el

sistema simpático en los depósitos lipídicos efectores a través de receptores

adrenérgicos de tipo beta, e implica producción de calor por una forma particular de

tejido adiposo, el tejido adiposo pardo.

El sistema simpático también es responsable de los cambios vasomotores, que comprenden

modificaciones en la perfusión de las extremidades y el tronco de la secreción sudorípara,

por terminales colinérgicas en el territorio correspondiente. Los cambios conductuales

(búsqueda de abrigo, etc.) contribuyen también como efector del sistema de control. Sólo

en el recién nacido se verifica la liberación de TRH y la subsecuente activación del eje

hipotirotiroideo, con secreción de tiroxina, de acción calorigenica.

En relación con los receptores de temperatura involucrados en la conducta

termorreguladora, al igual que en el caso de los glucoreceptores, existe un mecanismo dual.

Por un lado se encuentran los termorreceptores periféricos, correspondiente a la

sensibilidad somatosensorial. También hay termorreceptores centrales en el hipotalamo

y en la médula espinal compuestos tanto por neuronas sensibles al calor como por

neuronas sensibles al frío. Estas neuronas son inespecíficas y responden además a cambios

en la osmolaridad, la presión arterial, la glucosa y los esteroides sexuales.


El procesado central de la información central periférica sobre la temperatura se

realiza en el hipotálamo posterior. En esta región se han identificado neuronas cuya

actividad se afecta por la estimulación térmica del área preoptica o de la médula espinal. La

estimulación del hipotálamo anterior produce vasodilatación y termogénesis sin escalofrío,

con caída de la temperatura, mientras que su destrucción induce hipertermia. La

estimulación del hipotalamo posterior produce hipertermia. y su lesión lleva al animal a la

muerte por hipotermia ante la exposición a un ambiente frío.

La temperatura en el hombre está regulada con precisión. Varía según las regiones (p.ej..

axilas: 36.7°C: escrotal: 32 °C: rectal: 37.2 °C) y como veremos más adelante en este

capítulo, presenta un ritmo de 24 horas vinculado en forma directa con la actividad de los

núcleos supraquiasmáticos del hipotálamo: es mínima a la mañana y máxima hacia el fin

del día. La amplitud de este ritmo es de unos 0.6 °C.


Existen grupos neuronales de comando para las conductas sexual y maternal

La cuarta conducta hipotalámica que analizaremos es la conducta sexual y la

conducta maternal. El grupo de neuronas LHRH que regula la descarga hipofisaria de

gonadotrofinas, y así los eventos neuroendocrinos centrales del ciclo sexual, también tiene

componentes de proyección hacia la corteza límbica, que regulan la conducta sexual. Es

decir, el mismo grupo de neuronas comando está regulando los diversos componentes

endocrinos (descarga hormonal hipotisaria y gonadal) autonómicos (erección. orgasmo y

motivacionales (libido) de la conducta sexual.

Otro caso semejante es el de la oxitocina, que actúa como hormona en la lactancia (reflejo

eyectolateo) y como transmisor en las vías límbicas que inducen la conducta maternal.

Los núcleos supraquiasmáticos del hipotalamo son el marcapasos central para los ritmos

circadianos

En los organismos pluricelulares, la expresión genómica circadiana individual de cada

célula requiere la sincronización por una estructura jerárquicamente superior a fin de dar

origen a los distintos ritmos circadianos. En los mamíferos existe evidencia de que una

región del hipotálamo anterior los núcleos supraquiasmáticos constituyen el marcapasos

central para los ritmos circadianos. Estos núcleos, que contienen unos pocos miles de

neuronas en el hombre tienen la propiedad de generar ritmos de 24 horas aun aislados del

resto del cerebro. La integridad de estos núcleos es necesaria para la generación y el

mantenimiento de los ritmos de 24 horas, así como para su sincronización por los ciclos de

luz-oscuridad. Es decir que, si bien las conductas complejas, como el sueño. la vigilia o la

alimentación, involucran una gran cantidad de áreas cerebrales funcionando en red, en el


caso de los ritmos circadianos la región cerebral participante es unica y de volumen

minimo.

Un grupo de células ganglionares localizadas en la periferia de la retina y que contienen el

fotopigmento melanopsina se proyectan a los núcleos Supraquiasmáticos y a otras áreas

hipotalámicas y está vinculada con la respuesta neuroendocrina a la luz que se observa en

todos los vertebrados y en el hombre. Lo hacen a través de proyecciones neurales

específicas (haz retinohipotalámico), que dan por resultado la activación genómica de las

neuronas de los núcleos supraquiasmáticos. La información generada en estos núcleos es


transmitida a áreas específicas del hipotalamo basal, que controlan los dos grandes canales

de comunicación corporal: el sistema endocrino y el SNA.


Emociones-Purves Cap 29

Aspectos generales

Las sensaciones subjetivas y los estados fisiológicos asociados, conocidos como emociones

constituyen características esenciales de la expresión humana normal. Si bien las

emociones cotidianas son tan variadas como la felicidad, la sorpresa, el miedo, el enojo y la

tristeza, comparten algunas características comunes. Todas las emociones se expresan

mediante cambios motores viscerales y respuestas motoras somáticas estereotipadas, sobre

todo, movimientos de los músculos faciales. Dado que la expresión emocional está

íntimamente ligada al sistema motor visceral, implica la actividad de algunas estructuras

encefálicas centrales que gobiernan las neuronas autónomas preganglionares en el tronco

del encéfalo y la medula espinal. Existe un amplio conjunto de regiones corticales y

subcorticales que abarcan no solo los componentes del sistema motor viscerales, sino

también regiones del encéfalo anterior y el diencéfalo que motivan los grupos de neuronas

motoras inferiores vinculados con la expresión somática del comportamiento emocional.

En efecto, la acción concentrada de estas diferentes estructuras encefálicas constituye un

sistema motor emocional. En efecto, las mismas regiones del encéfalo anterior que

procesan las señales emocionales participan en distintas funciones encefálicas complejas,

como una toma racional de decisiones, la interpretación y la expresión del comportamiento

social.
Cambios fisiológicos asociados con la emoción

Los signos más evidentes del despertar o excitación emocional comprenden cambios en la

actividad del sistema motor visceral (autónomo).

Divisiones del sistema motor visceral:


Por lo tanto, todo incremento o reducción de la frecuencia cardiacas el flujo sanguíneo

cutáneo (rubor o palidez), la piloerección (los “pelos de punta”), la sudoración y la

motilidad gastrointestinal pueden acompañar distintas emociones.

Estas respuestas se producen por cambios en la actividad de los componentes simpaticos,

parasimpáticos y entéricos del sistema motor visceral, que gobiernan el musculo liso, el

cardiaco y las glándulas de todo el cuerpo.

Durante mucho tiempo, la activación del sistema motor visceral, sobre todo la división

simpática, se considero un proceso de todo o nada. Se argumenta que, una vez que los

estímulos eficaces involucran el sistema, hay una descarga difusa y amplia de todos sus

componentes. En estudios más recientes, se observó que las respuestas del sistema nervioso

autónomo son en realidad muy especificas, con diferentes patrones de activación que

caracterizan distintas situaciones y sus emociones asociadas. En realidad las expresiones

especificas de las emociones producidas voluntariamente pueden generar patrones

diferentes de actividad autónoma. Por ejemplo, si los individuos reciben instrucciones para

movilizar músculos que conducen a expresiones faciales reconocibles como enojo,

disgusto, miedo, felicidad, tristeza o sorpresa sin que se les diga qué emoción simulan, cada

patrón de actividad de los músculos faciales, se acompañan por diferencias especificas y

reproducibles en la actividad motora víscera. Más aun, las respuestas autónomas son más

frecuentes cuando las expresiones faciales se asemejan más estrechamente a la expresión

emocional real. Una interpretación de estos hallazgos es que, cuando se producen

expresiones faciales voluntarias, las señales en el encéfalo no solo comprometen a la

corteza mtora, sino también a algunos circuitos que producen estados emocionales.
Estos indicios, indican que una fuente de emoción (no es la única) es el impulso sensitivo

proveniente de músculos y órganos internos. Estas aferencias forman la rama sensitiva del

circuito reflejo que permite efectuar cambios fisiológicos rápidos en respuesta a

condiciones alteradas. Sin embargo también es posible obtener respuestas fisiológicas

mediante estímulos complejos e idiosincráticos mediados por el encéfalo anterior. Por

ejemplo, una cita anticipada con un amante, un episodio de suspenso en una película, etc.

La actividad neural evocada por estos estímulos complejos se transmite desde el encéfalo

anterior hasta los núcleos viscerales y motores somáticos a través del hipotálamo y la

formación reticular del encéfalo anterior, las estructuras principales que coordinan la

expresión del comportamiento emocional.

En resumen, la emoción y el comportamiento sensitivomotor, están íntimamente ligados.

La integración de la conducta emocional

En 1928, Bard comunicó los resultados de una serie de experimentos que señalaban al

hipotálamo como centro critico para la coordinación de componentes motores visceral y

somático del comportamiento emocional. Bard extirpó ambos hemisferios cerebrales

(incluidos la corteza, la sustancia blanca subyacente y los ganglios basales) en una serie

de gatos. Cuando finalizó el efecto de la anestesia, los gatos se comportaron como si

estuviesen muy enojados. Este comportamiento apareció espontáneamente e implicó

correlaciones autónomas habituales de esta emoción: aumento de la presión arterial,

dilatación pupilar, erección de los pelos del dorso y la cola. Los gatos también mostraron

comportamientos somáticos motores de enojo como arquear el dorso, extender las patas,

gruñir. Este comportamiento se denomino ira ficticia porque no tenía una diana evidente.
Bard mostró que se observaba una respuesta completa mientras el hipotálamo caudal

estuviera intacto. Sin embargo, no pudo obtenerse la misma respuesta cuando se seccionaba

el encéfalo en la unión del hipotálamo y el mesencéfalo.

Algunos experimentos, como los de Bard, condujeron a la conclusión de que hay circuitos

básicos para los comportamientos organizados acompañados por emoción en el diencéfalo

y estructuras del tronco del encéfalo conectadas con él. Además sus trabajos señalaron que

el control del sistema motor voluntario no es completamente separable de las vías del

control de las vías voluntarias, una consideración importante en el conocimiento de los

aspectos motores de la emoción.

Las vías por las que el hipotálamo y otras estructuras del encéfalo anterior influyen en los

sistemas viscerales y motor somático son complejas. Las estructuras diana principales del

hipotálamo se ubican en la formación reticular, la red enmarañada de células y fibras

nerviosas. Las neuronas reticulares reciben aferencias hipotalámicas y se nutren de los

sistemas efectores somáticos y autónomos en el tronco del encéfalo y la medula espinal.

Además del hipotálamo, otras fuentes de proyecciones descendentes desde el encéfalo


anterior hacia la formación reticular del tronco del encéfalo contribuyen a la expresión del

comportamiento emocional. En conjunto, estos centros adicionales del encéfalo anterior se

consideran parte del sistema límbico.

El control descendente de la expresión emocional implica dos sistemas paralelos que son

distintos desde los puntos de vista anatómicos y funcionales.

El componente motor voluntario comprende las áreas motoras clásicas del lóbulo frontal

posterior y los circuitos relacionados en los ganglios basales y el cerebelo. Las

proyecciones piramidales y extra piramidales descendentes desde la corteza motora y el

tronco del encéfalo finalmente transmiten impulsos responsables de los movimientos


somáticos voluntarios. Además de los sistemas voluntarios que gobiernan los movimientos

voluntarios, varias estructuras corticales y subcorticales del lóbulo frontal medial y

porciones ventrales del encéfalo, incluidos los circuitos relacionados con los ganglios

basales y el hipotálamo, dan origen a proyecciones descendentes del encéfalo anterior

ventral y medial los cuales terminan en la formación reticular del tronco del encéfalo, las

neuronas autónomas pregangliolnares y ciertos grupos de neuronas premotoras y neuronas

somáticas que también reciben proyecciones desde centros motores y voluntarios.

El sistema límbico

Los intentos por conocer los sistemas efectores que controlan el sistema emocional tienen

una larga historia. En 1937, Papez propuso por primera vez que los circuitos encefálicos

específicos están dedicados a la experiencia y a la expresión emocional (así como la corteza

occipital está dedicada a la visión). En 1878 Broca utilizó el término lóbulo límbico para

referirse a la parte de la corteza cerebral que forma un reborde alrededor del cuerpo calloso

sobre la cara medial de los hemisferios. Dos componentes centrales de esta región son la

circunvolución cingular, ubicada encima del cuerpo calloso, y la circunvolución

parahipocampica, ubicada en el lóbulo temporal medial.

Imagen del lóbulo límbico. El denominado lóbulo límbico involucra la corteza sobre la

cara medial del encéfalo cerebral que forma un reborde (“limbo”), alrededor del cuerpo

calloso y el diencéfalo, en el que se incluye la circunvolución cingular (ubicada encima del

cuerpo calloso y la circunvolución parahipocámpica.


Luego Papez demostró que la corteza cingular y el hipotálamo están interconectados

mediante proyecciones desde los cuerpos mamilares (parte del hipotálamo posterior) hacia

el núcleo anterior del tálamo dorsal, que a su vez se proyecta a la circunvolución

cingular. La circunvolución cingular se proyecta hacia el hipocampo. Por último, Papez

demostró que el hipocampo se proyecta a través del fornix de nuevo hasta el hipotálamo.

Asimismo, postulo que estas vías proporcionaban las conexiones necesarias para el control

cortical de la expresión emocional y pasaron a conocerse como “circuito de papez”.

Con el tiempo, este circuito se revisó para incluir partes de la corteza prefrontal

orbitraria y medial, las porciones ventrales de los ganglios basales, el núcleo

mediodorsal de tálamo y una masa nuclear grande en el lóbulo temporal por delante del

hipocampo, denominada amígdala. Este conjunto de estructuras, junto con la

circunvolución parahipocampica y la corteza cingular, se denomina sistema límbico.

Imagen de la concepción moderna del sistema límbico:


Aproximadamente al mismo tiempo en que Papez propueso que el lóbulo límbico y estas

estructuras eran importantes para la integración del comportamiento emocional, Kluver y

Bucy llevaban a cabo una serie de experimentos en monos Rhesus a los que extirparon

gran parte de ambos lóbulos temporales mediales, y destruyeran así la mayoría del

sistema límbico. Esto autores comunicaron un conjunto de anomalías que ahora se conoce

ahora como síndrome de Kluver-Bucy, entre los cambios más sobresalientes se encontraban

la agnosia visual: los animales parecían incapaces de reconocer objetos aunque no estaban

ciegos. Ademas los monos mostraban comportamientos orales extraños. Por ejemplo se

colocaban objetos en la boca que normalmente los monos sin esta lesión no lo hacían.

También mostraban hiperoralidad e hipersexualidad. Tampoco mostraban miedo. Estos

investigadores llegaron a la conclusión de que este cambio en el comportamiento se debía,

al menos en parte, a la interrupción de las vías del sistema límbico. Más adelante se

demostró que síntomas similares podrían generarse por la extirpación de la amígdala, por

lo tanto la atención se volvió más específicamente al estudio de esta estructura en el control

del comportamiento emocional.


Importancia de la amígdala

Los experimentos realizados por Downer a fines de la década de 1950 demostraron

claramente la importancia de la amígdala en el comportamiento agresivo. Demostrando

mediante experimentos en monos que, en ausencia de la amígdala, los monos se

comportaban de manera muy similar a los descriptos por Kluver y Bucy. Esos datos,

tomados junto con lo que en el presente se puede es una riqueza de resultados empíricos y

observaciones clínicas en animales de experimentación y seres humanos, muestran que la

amígdala media procesos neuronales que otorgan a la experiencia sensitiva una

significación emocional.

Para comprender mejor el papel de la amígdala en la evaluación de estímulos y definir con

mayor precisión los circuitos específicos y los mecanismos involucrados se desarrollaron

varios modelos de comportamiento animal. Uno de los más útiles se basa en las respuestas

de temor condicionado en las ratas, que surgen cuando un estimulo inicialmente neutro es

apareado repetidas veces con uno intrínsecamente repulsivo. Con el tiempo el animal

empieza a responder al estimulo neutro con comportamientos similares a los producidos por

el estimulo amenazante. Utilizando este paradigma Le Doux y colaboradores determinaron

el circuito neuronal que establecía la asociación entre el tono y el temor y encontraron una

vía directa y otra indirecta que se muestran a continuación:


-Vía directa: Núcleo geniculado medial, amígdala.

-Vía indirecta: Nucleo geniculado medial, corteza auditiva, amígdala.

Relación entre la neocorteza y la amigdala

Como lo sugieren las numerosas investigaciones sobre el sistema límbico (y la amígdala en

particular), el conocimiento neural de las emociones también requiere el conocimiento del

papel de la corteza cerebral.

En los seres humanos una experiencia sensitiva que induce temor o tristeza en una persona

puede tener poco efecto o ninguno sobre las emociones de otra. Aunque las vías que
subyacen a estas respuestas no se conocen bien, la amígdala y sus interconexiones con la

corteza prefrontal y el lóbulo temporal anterior, y varias estructuras subcroticales, parecen

ser de especial importancia en el procesamiento de orden superior de una emoción. Además

de sus conexiones con el hipotálamo y los centros del tronco del encéfalo que regulan la

función motora visceral, la amígdala tiene conexiones importantes con varias áreas

corticales en las caras orbitraria y medial del lóbulo frontal. Además la amígdala se

proyecta hacia el tálamo (núcleo mediodorsal), el que a su vez lo hace hacia estas mismas

áreas corticales. Por último, la amígdala inerva neuronas en las porciones ventrales de los

ganglios basales que reciben proyecciones corticoestriatales principalmente de la corteza

prefrontal, que se cree, procesan las emociones. Si se consideran todas estar conexiones

anatómicas, la amígdala surge como un punto nodal en una red que interconecta regiones

encefálicas corticales y subcorticales implicadas en el procesamiento de las emociones.

En forma general, es probable que la amígdala y sus conexiones con la corteza frontal y los

ganglios basales influyan sobre la selección y la iniciación de los comportamientos

dirigidos a obtener recompensas y evitar castigos. Las porciones de la corteza frontal

interconectadas con la amígdala también están involucradas en la organización y

planificación de comportamientos futuros; por lo tanto la amígdala puede proporcionar

aferencias emocionales para deliberaciones manifiestas (y encubiertas) de este tipo.

Por ultimo, es probable que las interacciones entre la amígdala, la neocorteza y los circuitos

subcorticales relacionados expliquen lo que es tal vez el aspecto mas enigmático de la

experiencia emocional: los “sentimientos”. En esta concepción, los sentimientos implican

tanto la experiencia consciente inmediata del procesamiento emocional implícito (que se

origina en el circuito amígdala-neocorteza) como el procesamiento emocional explicito de


base semántica (que se origina en los circuitos hipocampo-corteza). Es probable que la

porción del lóbulo frontal orbitario y medial, sea el sustrato neural donde se mantienen

estas asociaciones en el comportamiento consciente.

Modelo neural para la conciencia de los sentimientos emocionales:

Lateralización cortical de las funciones emocionales:

La emocionalidad esta lateralizada en los dos hemisferios, por lo menos de dos formas:

Primero, el hemisferio derecho es de especial importancia para la expresión de los

aspectos afectivos de las palabras. Así los pacientes con lesiones del lado derecho del

lóbulo frontal posterior y parietal pueden perder la capacidad para expresar una emoción.

(aprosodia).
Una segunda forma de procesamiento hemisférico asimétrico de la emocionalidad, se

vincula con el estado del ánimo. Los estudios indican que el hemisferio izquierdo participa

mas con las que se pueden considerarse emociones positivas, mientas que el derecho esta

mas vinculado con las negativas.

Resumen

La palabra emoción cubre una amplia gama de estados que tienen en común la asociación

de tres tipos de respuestas:

1. Motoras viscerales

2. Comportamiento somático

3. Sentimientos subjetivos

Las respuestas motoras viscerales están mediadas por el sistema nervioso visceral, regulado

a su vez por las aferencias de muchas otras partes de encéfalo, incluidos componentes del

sistema límbico.

El comportamiento motor somático asociado con la emoción está gobernada por los

circuitos del sistema límbico, incluido el hipotálamo, la amígdala y varias regiones de la

corteza cerebral.
APRENDIZAJE, MEMORIA Y AMNESIA
Cómo almacena la información nuestro cerebro.
Aprendizaje y memoria son dos modos de pensar en lo mismo. Ambos términos se
refieren a la capacidad del cerebro de cambiar su funcionamiento en respuesta a
la experiencia: El de aprendizaje hace referencia a cómo la experiencia cambia el
cerebro, y el de memoria a cómo estos cambios se almacenan y posteriormente
se reactivan. Sin la capacidad de aprender y recordar experimentaríamos cada
momento como si estuviéramos despertando de un sueño de toda la vida cada
persona sería un extraño; cada acto, un nuevo reto, y cada palabra,
incomprensible.

El caso de H.M., el hombre que cambió el estudio de la memoria

Durante los once años que precedieron a su


intervención quirúrgica, H. M. sufría un promedio
de una convulsión generalizada por semana y
muchas convulsiones parciales al día, pese a las
dosis masivas de medicación anticonvulsiva que
recibía. La electroencefalografía indicó que las
convulsiones las producían focos localizados en la
parte medial de ambos lóbulos temporales,
derecho e izquierdo. Puesto que se había
demostrado que la extirpación del lóbulo temporal
medial era un tratamiento eficaz en pacientes con
un foco unilateral en el lóbulo temporal, se tomó la
decisión de practicarle una lobulectomía'
temporal medial bilateral —ablación de la
porción medial de ambos lóbulos
temporales, incluyendo la mayor parte del
hipocampo, la amígdala y la corteza
adyacente
En varios aspectos, la lobulectomía temporal medial bilateral de H. M. fue un éxito
total. Se suprimieron prácticamente sus convulsiones generalizadas y la
incidencia de sus ausencias típicas se redujo a una o dos al día, aun cuando se
había reducido sustancialmente la medicación anticonvulsiva. Por lo demás, entró en el
quirófano como un individuo bien adaptado, con capacidades perceptivas y motoras
normales y un nivel de inteligencia superior, y salió en las mismas condiciones. De
hecho, el CI de H. M. aumentó de 104 a 118 como consecuencia de la intervención,
probablemente debido a que disminuyó la frecuencia de sus crisis epilépticas. Sea
como fuere, H. M. fue el último paciente a quien se le hizo una lobulectomía temporal
medial bilateral ---debido a sus devastadores efectos amnésicos—.

Al evaluar los efectos amnésicos de la neurocirugía, es habitual aplicar pruebas para


comprobar la capacidad del paciente de recordar cosas que ha aprendido tanto
antes de la operación como después de la operación. Las alteraciones en el primer tipo
de pruebas llevan a un diagnóstico de amnesia retrógrada (hacia atrás o
retrospectiva); las que se dan en el segundo tipo de pruebas llevan a un diagnóstico de
amnesia anterógrada (hacia adelante).

Al igual que sus capacidades intelectuales, la memoria de H. M. de acontecimientos


previos a su operación permanecía intacta en gran medida. Pese a que presentaba una
ligera amnesia retrógrada de los acontecimientos que habían ocurrido durante los dos
años anteriores a su operación, su memoria de los acontecimientos más remotos (p. ej.,
de los sucesos de su infancia) era razonablemente normal.

Por lo contrario,. H. M. sufre una amnesia anterógrada grave. Su capacidad para


mantener almacenada la información a corto plazo está dentro .de los límites normales
—puede retener hasta seis dígitos (Wickelgren, 1968)—; sin embargo, tiene
marcadas dificultades para fijar nuevos recuerdos a largo plazo. En cuanto dejaba
de pensar en una experiencia nueva, ésta se perdía por lo general para siempre. En
efecto, H. M. se quedó atrapado en el tiempo aquel día de 1953, cuando recuperó su
salud pero perdió su futuro.

Contribuciones científicas del caso de H. M.


El caso de H. M. es la historia de una tragedia personal, pero sus contribuciones al
estudio de las bases neurales de la memoria han sido inmensas. Al demostrar que
los lóbulos temporales mediales juegan un papel especialmente importante en la
memoria, el caso de H. M. puso en tela de juicio el punto de vista dominante de que las
funciones de memoria se distribuyen de modo difuso y por igual en todo el encéfalo. Al
hacerlo, el caso de H. M. renovó los esfuerzos por relacionar estructuras cerebrales
individuales con procesos de memoria específicos. En particular, el caso de H. M. dio
lugar a un enorme esfuerzo de investigación dirigido a esclarecer las funciones
mnésicas (relacionadas con la memoria) del hipocampo y otras estructuras del lóbulo
temporal medial.

El descubrimiento de que la lobulectomía temporal medial suprimió la


capacidad de H. M. de establecer ciertos tipos de memoria a largo plazo sin
alterar su rendimiento en pruebas de memoria a corto plazo apoyó la teoría
de que el almacenamiento de la memoria a corto plazo y a largo plazo se
efectúa de distintos modos. El problema específico de H. M. parece ser una dificultad
de consolidación de la memoria (transferencia de las memorias a corto plazo a
memoria a un almacén a largo plazo).

Por último, el caso de H. M. fue el primero en poner de manifiesto que un


paciente con amnesia puede sostener que no recuerda una experiencia previa a la
vez que, con su mejora en el rendimiento, demuestra que la recuerda. A los
recuerdos conscientes se les denomina memoria explícita, mientras que a los
recuerdos que se manifiestan mediante una mejora en el rendimiento en una
prueba sin que el sujeto tenga consciencia de ello, se les llama memoria implícita

El caso R.B. resultado de una torpe operación

A la edad de 52 años, R. B. se sometió a una intervención quirúrgica para realizarle una


derivación [bypass] cardíaca. La intervención fue un fracaso y, como consecuencia, R. B.
sufrió daño cerebral. La bomba que hacia circular la sangre de R. B. a su cuerpo
mientras su corazón estaba desconectado se estropeó y transcurrieron varios minutos
antes de que llegara otra de repuesto desde otra parte del hospital. R. B. sobrevivió,
pero el daño cerebral isquémico resultante le produjo amnesia.

Aunque la amnesia de R. B. no era tan grave como la de H. M., era comparable en


muchos aspectos. R. B. falleció en 1983 de un infarto de miocardio y, con permiso de
sus familiares, se realizó una detallada autopsia de su cerebro. En gran medida, el
daño cerebral evidente se limitaba a la capa de células piramidales de sólo una parte
del hipocampo ----el subcampo CA1. El caso de R. B. sugirió que el daño del
hipocampo puede, por sí mismo, producir amnesia.

Sindrome de Korsakoff
Debido a que el daño cerebral que se asocia con el síndrome de Korsakoff es difuso,
no ha resultado fácil identificar cuáles son las lesiones específicas responsables de la
amnesia. La primera hipótesis, basada en varios pequeños estudios de autopsia, era
que la lesión de los cuerpos mamilares del hipotálamo era la responsable de las
alteracio nes de memoria de los pacientes con Korsakoff; sin embargo, en estudios
posteriores se informó de casos de amnesia de Korsakoff en los que los cuerpos
mamilares no estaban lesionados. Pero en todos estos casos excepcionales había
un daño en otro par de núcleos diencefálicos mediales: los núcleos dorsomediales
del tálamo. El hecho de que ocurra amnesia diencefálica medial (amnesia, tal como la
amnesia de Korsakoff y de trastornos de memoria similares, asociada con lesión del
diencéfalo medial) en pacientes con apoplejía que tienen pequeñas lesiones isquémicas
en los núcleos dorsomediales aporta datos adicionales de la importancia de estas
estructuras en las funciones mnésicas (véase, p. ej., Graff-Radford et al., 1985: Winocur et
al., 1984). No obstante, es poco probable que las alteraciones de memoria de los
pacientes de Korsakoff puedan atribuirse a la lesión de una sola estructura diencefálica
(véase Vann y Aggleton, 2004).

La enfermedad de Alzheimer es otra de las principales causas de amnesia. El primer


signo de la enfermedad de Alzheimer suele ser un deterioro leve de la memoria. Sin
embargo, el trastorno es progresivo: finalmente se manifiesta la demencia y se hace tan
grave que el paciente es incapaz de realizar incluso las actividades más sencillas (p. ej.,
comer, hablar, reconocer al cónyuge o incluso controlar la vejiga). La enfermedad de
Alzheimer es terminal.

Los esfuerzos por comprender las bases neurales de la amnesia asociada a la


enfermedad de Alzheimer se han centrado en los pacientes con predemencia de
Alzheimer (pacientes de Alzheimer que todavía no tienen demencia). Las
alteraciones de memoria de estos pacientes son más generales que las que se
asocian con lesión del lóbulo temporal medial, lesión diencealica medial o síndrome de
Korsakoff (véase Butters y Del is,1995). Además demostrar importantes alteraciones
anterógradas y retrógradas en pruebas de memoria explícita, los pacientes con pre-
demencia de Alzheimer a menudo presentan alteraciones de memoria a corto plazo y
de algunos tipos de memoria implícita: la memoria implícita de material verbal y per-
ceptivo'suele ser deficiente, mientras que no lo es la memoria implícita del aprendizaje
sensitivomotor (véase Gabrieli et al., 1993; Postle, Corkin y Growdon, 1996).

El nivel de acetilcolina está muy reducido en el encéfalo de los pacientes con Alzheimer.
Esta reducción es consecuencia de la degeneración del prosencéfalo basal (un área
de la línea media que se localiza justo por encima [hacia delante ] del hipotálamo;
véase la Figura 11.16), el cual es la principal fuente de acetilcolina en el encéfalo. Este des-
cubrimiento, junto con el de que los accidentes cerebro-vasculares en el área del
prosencéfalo basal pueden causar amnesia (Morris et al., 1992.)

Gradientes de amnesia anterógrada y consolidación de la memoria

Los gradientes de la amnesia retrógrada tras conmoción cerebral constituyen una


prueba de la consolidación de la memoria (véase Riccio, Millin y Gisquet-Verrier, 2003) El
hecho de que las conmociones cerebrales alteren preferentemente la memoria
reciente sugiere que el almacenamiento de los recuerdos más antiguos ya ha
sido establecido (esto es, se ha consolidado).

La teoría más relevante de la consolidación de la memoria es la teoría de Hebb.


Argumentó que los recuerdos de las experiencias se almacenan a corto plazo
mediante circuitos neurales reverberantes (que circulan) formando circuitos cerrados.
Esas pautas reverberantes de actividad neural son susceptibles de ser alteradas —
por ejemplo, por un golpe en la cabeza—, pero finalmente provocan cambios
estructurales en las sinapsis implicadas, lo cual proporciona un almacenamiento
estable a largo plazo.

El choque electroconvulsivo pareció aportar un método controlado de estudiar la


consolidación de la memoria. El choque [o terapia] electroconvulsiva (TEC) consiste en
aplicar al encéfalo una corriente intensa, breve, difusa, que provoca una convulsión,
mediante grandes electrodos que se aplican al cráneo. Los gradientes largos de
amnesia retrógrada son incompatibles con la teoría de Hebb de la consolidación.
Resulta razonable pensar que la actividad neural que produce una experiencia
permanezca reverberante en todo el encéfalo durante algunos segundos o incluso
algunos minutos, pero gradientes de amnesia retrógrada que abarquen días,
semanas o años no pueden explicarse fácilmente por la alteración de la actividad neural
reverberatoria (véase p. ej., Squire y Spanis, 1984). Los gradientes largos de amnesia
retrógrada indican que la consolidación de la memoria puede continuar durante mucho
tiempo después del aprendizaje, quizá indefinidamente.

Reconsolidación

Un constructo teórico que ha atraído la atención recientemente es la reconsolidación


(véase Dudai, 2002). Conforme a esta noción, cada vez que se recupera un recuerdo
del almacén a largo plazo, se mantiene temporalmente en la lábil memoria a corto
plazo, donde vuelve a ser de nuevo susceptible a la amnesia postraumática antes de
volver a consolidarse.El interés en el proceso de reconsolidación se originó con varios
estudios en los años sesenta, pero entonces se apagaron. Un estudio clave de Nader,
Schafe y Le Doux (2000) revivió el interés. Estos investigadores infundieron anisomicina,
sustancia inhibidora de la síntesis de proteínas, en la amígdala de ratas poco después
de que se les requiriera recordar un ensayo de miedo condicionado. La infusión
produjo amnesia retrógrada del miedo condicionado, aun cuando el ensayo de
condicionamiento original había tenido lugar días antes.

Hipocampo y consolidación

El descubrimiento de que H. M. parecía estar sufriendo una amnesia retrógrada


temporalmente escalonada llevó a Scoville y Milner (1957) a concluir que el hipocampo
y estructuras relacionadas intervienen en la consolidación. Para explicar el hecho de
que la lobulectomía temporal medial bilateral afectara sólo a los recuerdos retrógrados
adquiridos en el periodo justo antes de la intervención quirúrgica de H. M., sugirieron
que los recuerdos se almacenan temporalmente en el hipocampo, hasta que puedan
transferirse a un sistema de almacenamiento cortical má's estable. Esta teoría ha sido
apoyada por varias evidencias de que las lesiones del lóbulo temporal medial
producen amnesia retrógrada temporalmente escalonada en animales
experimentales.
Las lesiones del hipocampo alteran la memoria espacial

Las lesiones bilaterales del hipocampo en animales de laboratorio a menudo tienen


poco o ningún efecto sobre el rendimiento en pruebas de memoria. Pero hay una
excepción a esta pauta general. Las lesiones hipocámpicas alteran sistemáticamente el
rendimiento en tareas que implican memoria de localización espacial (véase, p. ej.,
Kaut y Bunsey, 2001; McDonald y White, 1993; O'Keefe, 1993). Por ejemplo, las lesiones
hipocámpicas afectan al rendimiento en las pruebas del laberinto de agua de Morris y del
laberinto de brazos radiales.

En la prueba del laberinto de agua, se coloca a ratas ilesas en diversos puntos de una
piscina circular llena de agua turbia y éstas aprenden rápidamente a nadar hasta
una plataforma fija, oculta bajo la superficie. Las ratas con lesiones del hipocampo
aprenden con mucha dificultad esta sencilla tarea.

En la prueba del laberinto de brazos radiales, varios brazos (p. ej., ocho brazos) irradian
de una cámara central de salida,y todos los días se ceban con comida los mismos
brazos. Las ratas ilesas aprenden fácilmente a visitar sólo los brazos en los que hay
comida, no visitando más de una vez al día el mismo brazo. La capacidad de visitar so-
lamente los brazos cebados del laberinto radial se considera una medida de memoria
de referencia (retener los principios generales y las habilidades que se requieren
para realizar una tarea), y la capacidad de abstenerse de visitar un brazo más de una
vez en un día determinado se considera una medida de memoria de trabajo (memoria
temporal, necesaria para realizar satisfactoriamente una tarea en la que se está
trabajando en ese momento). Las ratas con lesiones en el hipocampo presentan
alteraciones graves tanto de memoria de referencia como de memoria de trabajo en
las medidas de rendimiento en el laberinto radial.

Teorías sobre la función del hipocampo

Hay muchas teorías acerca de las funciones del hipocampo; todas ellas reconocen el
importante papel del hipocampo en la memoria. Conozcamos tres de estas teorías.
O'Keefe y Nadel (1978) propusieron la teoría del mapa cognitivo sobre la función del
hipocampo. Según esta teoría, en el encéfalo existen varios sistemas especializados
en el recuerdo de diferentes tipos de información, y la función específica del hipocampo
consiste en almacenar recuerdos referidos a la localización espacial. En concreto,
Nadel y O'Keefe propusieron que el hipocampo construye y almacena mapas
alocéntricos del mundo externo a partir del input sensitivo que recibe. Alocéntrico se
refiere a una representación del espacio basada en relaciones entre objetos externos y
delimitaciones; en contraposición, egocéntrico alude a una representación del espacio
basada en las relaciones con la posición propia.

Otra teoría influyente sobre la función del hipocampo es la teoría de la asociación de


configuraciones (Rudy y Sutherland, 1992). Esta teoría se basa en la premisa de que la
memoria espacial es una manifestación específica de una función más general del
hipocampo. La teoría de la asociación de configuraciones sostiene que el hipocampo
participa en la retención del significado comportamental de combinaciones de
estímulos, pero no de estímulos individuales. Por ejemplo, según esta teoría, el
hipocampo participa en el recuerdo de que una luz intermitente en un contexto
determinado (esto es, en un lugar o en un momento determinados) indica comida,
pero no que una luz intermitente indica comida con independencia del contexto. Esta
teoría cuenta con un apoyo considerable; sin embargo, también se han producido
algunos fracasos a la hora de alterar el rendimiento en tareas de configuración no
espacial mediante lesiones hipocámpicas (véase p. ej., Bussey et al., 1998).

Por último, Brown y Aggleton (2001) han propuesto una teoría especifica sobre el
papel del hipocampo en el reconocimiento de objetos y su relación con la de la corteza
entorrinal. Están de acuerdo con los datos de que la corteza entorrinal, no el
hipocampo, interviene en la mayor parte de las tareas de reconocimiento de objetos.
No obstante, sugieren que el hipocampo juega un papel que en el reconocimiento de
disposiciones espaciales de objetos, como una escena visual, por ejemplo (véase
Wan, Aggleton y Brown, 1999).
¿Dónde se almacenan los recuerdos?

Corteza temporal inferior

Se supone que las áreas de corteza sensitiva de asociación


juegan un importante papel en el almacenamiento de los recuerdos sensoriales. Por
ejemplo, puesto que la corteza temporal inferior (corteza del lóbulo temporal
inferior) [o corteza inferotemporal] está implicada en la percepción visual de los objetos,
se cree que participa en el almacenamiento de los recuerdos de patrones visuales
(véase Rossion et al., 2001). En apoyo de este punto de vista, Naya, Yoshida y Miyashita
(2001) registraron las respuestas de neuronas de la corteza temporal inferior y de la
corteza entorrinal mientras que monos aprendían la relación entre los dos elementos
de pares de imágenes visuales. Cuando se presentaba un par, primero se registraban
las respuestas de las neuronas de la región temporal inferior y luego las de las neuronas
de la región entorrinal; sin.einbargo, cuando se requería que los monos recordaran el
mismo par, la actividad se registraba en las neuronas entorrinales antes que en las
inferotemporales. Naya y sus colegas concluyeron que este patrón de actividad
invertido reflejaba la recuperación de los recuerdos visuales de la corteza temporal
inferior

Amígdala

Parece ser que la amígdala desempeña un papel en la memoria del significado


emocional de las experiencias. Las ra-tas con lesiones en la amígdala, a diferencia
de las ratas ilesas, no responden con miedo ante un estímulo neutro al que han
seguido de forma repetida descargas eléctricas dolorosas en las patas (véase Mc
Gaugh, 2002; Medina et al., 2002). Asimismo, Bechara y colaboradores (1995)
informaron del caso de un paciente neuropsicológico con una lesión bilateral de la
amígdala que no pudo adquirir respuestas neurovegetativas condicionadas de sobresalto
ante diversos estímulos visuales o auditivos, aunque tenía una buena memoria
explícita de los mismos.
Corteza prefrontal

Los pacientes con daño de la corteza prefrontal no padecen una amnesia muy
pronunciada; a menudo no manifiestan síntoma alguno en las pruebas habituales de
memoria (véase Muller, Machado y Knight, 2002; Petrides, 1996). Pero presentan
alteraciones de la memoria en cuanto al orden temporal de los acontecimientos, aun
cuando pueden recordar los acontecimientos en sí mismos, así como anomalías de la
memoria de trabajo (la capacidad de mantener los recuerdos relevantes mientras se
completa una tarea) véase Kimberg, D'Esposito y Farah (1998) y Smith (2000—. Como
resultado de estas dos alteraciones, los pacientes con lesión de la corteza prefrontal
tienen una especial dificultad para llevar a cabo tareas que impliquen una serie de
respuestas en sucesión (véase Colvin, Dunbar y Grafman, 2001).

Cerebelo y neoestriado

Igual que se supone que la memoria explícita de las experiencias se almacena en los
circuitos cerebrales que han mediado su percepción original, se supone que la memoria
implícita del aprendizaje sensitivomotor se almacenan en circuitos sensitivomotores
(véase Ohyama etal., 2003). La mayoría de las investigaciones sobre los mecanismos
neurales de la memoria de tareas sensitivomotoras se han centrado en dos estructuras:
el cerebelo y el neoestriado.

Se piensa que en el cerebelo se almacena el recuerdo de las habilidades


sensitivomotoras que se han aprendido. En particular, se ha investigado en
profundidad su función en el condicionamiento pavloviano de la respuesta de parpadeo
en conejos (véase Linden, 2003). En este paradigma experimental, se hace sonar un
tono (estímulo condicionado) justo antes de administrar un soplo de aire al ojo (estimulo
incondicionado). Tras varios ensayos, el tono llega a provocar un parpadeó. La
convergencia de datos procedentes de estudios de estimulación, registro y lesión
sugiere que los efectos de este condicionamiento se almacenan como cambios en el
modo en que las neuronas del cerebelo responden al tono (véase Koekkoek et al.,
2003).
Se cree que en el neoestriado se almacenan recuerdos de relaciones sistemáticas
entre estímulos y respuestas —el tipo de recuerdos que se crean gradualmente a lo
largo de muchos ensayos (véase White, 1997) —. A veces a esta forma de aprendizaje
basada en el neoestriado se le denomina formación de hábitos (Packard y Knowlton,
2002; Schultz, Tremblay y Hollermar, 2003).

En un estudio de la función del neoestriado se comparó a pacientes con Parkinson,


todos ellos con daño en el estriado, con pacientes que sufrían una lesión el lóbulo tem-
poral medial. Knowlton, Mangels y Squire (1996) hallaron que los pacientes de
Parkinson no podían resolver un problema de discriminación de probabilidades
Potenciación a largo plazo

Puesto que la hipótesis de Hebb de que la facilitación permanente de la transmisión


sináptica es la base neural del aprendizaje y la memoria tuvo tanta influencia, se
produjo un gran entusiasmo cuando dicho efecto se descubrió. En 1973, Bliss y Lomo
demostraron que se da una facilitación de la transmisión sináptica después de que se
haya aplicado a las neuronas presinápticas estimulación eléctrica de alta frecuencia.
Este fenómeno se ha denominado potenciación a largo plazo (PLP)

La PLP se ha demostrado en muchas especies y en muchas partes de su encéfalo,


pero se ha estudiado con mayor frecuencia en el hipocampo de la rata.

La PLP figura entre los fenómenos neurocientíficos más estudiados. ¿Por qué? La
razón se remonta a 1949 y la influyente teoría de Hebb sobre la memoria. Los cambios
sinópticos que Hebb había sugerido que subyacen a la memoria a largo plazo parecian
ser el mismo tipo de cambios que subyacen a la PLP.

La PLP tenía dos propiedades que Hebb propuso como características de los
mecanismos fisiológicos del aprendizaje y la memoria. En primer lugar, la PLP puede
durar mucho tiempo —muchas semanas después de múltiples estimulaciones. En
segundo lugar, la PLP se produce solamente si al disparo de la neurona
presináptica le sigue el disparo de la neurona postsináptica; no se produce cuan-
do la neurona presináptica dispara y la postsináptica no; y no se produce cuando la
neurona presináptica no dispara y la postsináptica tampoco (véase Bi y Poo, 2001). En
la actualidad se considera que la coexistencia de disparo de las células presináptica y
postsináptica es el factor decisivo en la PLP y eI supuesto de que la coexistencia es un
requisito fisiológico para que se de el aprendizaje y la memoria suele conocerse
como postulado de Hebb para el aprendizaje.

La idea de que la PLP está relacionada con los mecanismos neurales del
aprendizaje y la memoria ha recibido apoyo adicional de varias observaciones (véase
Lisman, Lichtman y Sanes, 2003; Lynch, 2004; Morris et al., 2003): 1) la PLP puede
provocarse con niveles bajos de estimulación que reproduzcan la actividad neural
normal; 2) los efectos de la PLP son más pronunciados en estructuras que han sido
relacionadas con el aprendizaje y la memoria, como el hipocampo; 3) el
condicionamiento comportamental puede producir cambios similares a la PLP en el
hipocampo; 4) muchos fármacos que influyen en el apren dizaje y la memoria tienen
efectos paralelos sobre la PLP; 5) la inducción de la PLP máxima impide el
aprendizaje del laberinto de agua de Morris hasta que han pasado los efectos de la
potenciación ; 6) los ratones mutantes que presentan poca PLP en el hipocampo
tienen problemas para aprender el laberinto de agua de Morris y 7) la PLP se da en
sinapsis específicas que se ha comprobado participan en el aprendizaje y la memoria
en el sistema nervioso de invertebrados simples. Aun así, es importante tener
presente que todas estas pruebas son indirectas y que la PLP, tal como se provoca
en el laboratorio mediante estimulación eléctrica, en el mejor de los casos es una
caricatura de los sutiles acontecimientos celulares que subyacen al aprendizaje y la
memoria (véase Cain, 1997; Eichenbaum, 1996). Concibiendo la PLP como un
proceso de tres partes, muchos investigadores están investigando los mecanismos
de inducción, mantenimiento y expresión; esto es, los procesos mediante los cuales la
estimulación de alta frecuencia produce PLP (aprendizaje), los cambios responsables
del almacenamiento de la PLP (memoria) y los cambios que permiten que esto se
exprese durante la prueba (recuerdo).

Producción de la PLP: aprendizaje

La PLP se ha estudiado más exhaustivamente en las sinapsis en las que


predominan los receptores NMDA (N-metil-D-aspartato). El receptor NMDA es un
receptor del glutamato —el principal neurotransmisor excitador del cerebro—. El
receptor NMDA tiene una propiedad especial. No da su máxima respuesta a menos
que ocurran simultáneamente dos acontecimientos: que el glutamato se una a él y
que la neurona postsináptica esté ya parcialmente despolarizada. Este doble requisito
procede del hecho de que los canales de calcio ligados a los receptores NMDA sólo
permiten que penetre en la neurona una pequeña cantidad de iones de calcio, a no
ser que la neurona esté ya despolarizada cuando el glutamato se une al receptor. Es
la entrada de iones de calcio lo que desencadena los potenciales de acción y la
cascada de sucesos fisiológicos en la neurona postsináptica que originan la PLP. El
estudio del flujo hacia el interior de la neurona de calcio se ha visto facilitado en gran
medida por el desarrollo de técnicas ópticas de imagen que permiten verlo (véasela
Figura 11.19).

Una característica importante de la producción de la PLP en las sinapsis


glutamatérgicas proviene de la naturaleza del receptor NMDA y del requisito de la
coexistencia en la PLP. Esta característica no resulta obvia bajo las condiciones
experimentales habituales, poco naturales, en las que se provoca la PLP mediante
estimulación de alta intensidad y alta frecuencia, lo cual siempre activa a las neuronas
postsinápticas mediante una sumación temporal y espacial masiva. Sin embargo,
cuando se aplica una estimulación más natural, de baja intensidad, las neuronas
postsinápticas no disparan, y, por lo tanto, no se produce la PLP —a no ser que las
neuronas postsinápticas estén ya parcialmente despolarizadas, de modo que sus
canales de calcio se abran completamente cuando el glutamato se une a sus
receptores NMDA—.

El requisito de que las neuronas postsinápticas estén parcialmente despolarizadas


cuando el glutamato se une a ellas es una característica extremadamente importante
de la PLP, ya que permite que las redes neurales aprendan asociaciones.
Expliquémonos: si una neurona glutamatérgica disparara por si misma y liberara su
neurotransmisor, el glutamato, a través de una sinapsis hasta los receptores NMDA de
una neurona postsináptica, no se potenciaría la transmisión en esa sinapsis porque la
célula postsináptica no se dispararía. Sin embargo, si la neurona postsináptica
estuviera parcialmente despolarizada por el input procedente de otras neuronas
cuando se disparara la neurona presináptica, la unión del glutamato a los
receptores NMDA abriría completamente los canales de calcio, los iones de calcio
entrarían en la neurona postsináptica, y se potenciaría la transmisión sináptica entre
las neuronas presináptica y,postsináptica. En consecuencia, el requisito de la
coexistencia y la dependencia de los receptores NMDA de la unión y la
despolarización parcial simultáneas significa que, en condiciones naturales, la
facilitación sináptica registra el hecho de que se ha dado actividad simultánea en al
menos dos inputs convergentes en la neurona postsináptica —como lo produciría la
presentación simultánea de un estímulo condicionado y un estímulo incondicionado—.

Los mecanismos precisos mediante los cuales la entrada de calcio provoca la PLP son
complejos y todavía no están claros (véase Lisman, 2003); sin embargo, existen
pruebas importantes de que el calcio ejerce algunos de sus efectos activando las
proteínas cinasas (un tipo de enzimas que influyen en muchas reacciones químicas
de las células) en el citoplasma neuronal (véase Kind y Neumann, 2001). Un
hallazgo sistemático ha sido que los inhibido-res de la proteína cinasa impiden que
se produzca la PLP (véase Bashir y Collingridge, 1992). En la Figura que se muestra a
continuación se resume la producción de la PLP mediada por el receptor NMDA.
Mantenimiento y expresión de la PLP: almacenamiento y recuerdo

Una vez que se hizo evidente que sólo aquellas sinapsis que hablan sido
despolarizadas antes de la estimulación de alta frecuencia estaban implicadas en la PLP
(otras sinapsis con las mismas neuronas postsináptica no estaban afectadas), quedó
claro que debía existir un mecanismo que impidiera que los acontecimientos ocurridos
en un conjunto de sinapsis de una neurona postsináptica afectaran a otras sinapsis de
la misma neurona. Al parecer, esta especificidad se debía a las espinas dendriticas; los
iones de calcio que entran en una espina dendrítica no se difunden en seguida fuera de
ella, y, por lo tanto, sus efectos se ejercen localmente (véase Harris y Kater, 1994).

Segundo, se ha hecho evidente que los cambios que tienen lugar inmediatamente y
mantienen la experiencia de estimulación de alta frecuencia durante un cierto tiempo
no son los mismos que los que mantienen la experiencia semanas más tarde.
Específicamente, es probable que el mantenimiento a largo plazo, dada su
permanencia, implique cambios estructurales, los cuales dependen de la síntesis de
proteínas. La síntesis de proteínas no puede ser responsable del mantenimiento a
corto plazo ya que no ocurre con la suficiente rapidez.

Tercero, hay pruebas claras de que en el mantenimiento y expresión de la PLP en


sinapsis que tienen receptores NMDA participan los cambios presinápticos. Se ha de-
mostrado que la PLP en estas sinapsis se asocia con un aumento duradero del nivel de
glutamato extracelular y con un aumento del grado en que el glutamato extracelular es
aumentado por la estimulación eléctrica posterior (Erring-ton, Galley y Bliss, 2003)

Cuarto, dado que la producción de PLP comienza en las neuronas postsinápticas


y que su mantenimiento y ex presión implican cambios presinápticos, debe existir algún
tipo de señal que pase de las neuronas postsinápticas de vuelta a las presinápticas.
Las pruebas sugieren que en las sinapsis NMDA esta señal adopta la forma del gas
soluble neurotransmisor monóxido de nitrógeno fu óxido nítrico (NO)]. El monóxido
de nitrógeno se sintetiza en las neuronas postsinápticas como respuesta a la entrada
de calcio y luego se difunde de vuelta hasta los botones terminales de las neuronas
presinápticas (véase, p. ej., Harris, 1995).
Eric Kandel utilizó un modelo animal de Aplysia para estudiar la―memoria‖ (caracol
marino). ¿Por qué decide utilizar éste modelo?

– Solo 20000 neuronas (sistema nervioso simple)

– Acotado rango de comportamiento

– Tiene las neuronas más grandes del reino animal

Estudió los aprendizajes no asociativos: habituación y sensibilización y


condicionamiento clásico.

Habituación y sensibilización en Aplysia.

Normalmente la branquia, órgano respiratorio de Aplysia, está relajada. Cuando el


caracol se sobresalta a raíz de un estimulo táctil aplicado al sifón, la branquia se
retrae en el interior de la cavidad del manto. Incluso una respuesta tan simple
como ésta se modifica por obra de la habituación, la sensibilización y el
condicionamiento clásico. Cuando se aplica reiteradamente un estimulo táctil leve
al sifón, el caracol se habitúa a él y el reflejo de retracción de la branquia decrece.
Sin embargo cuando el estimulo táctil se aparea con una descarga en la cola,
Aplysia se sensibiliza y responde con una retracción intensa, aun cuando solo se
aplique el estimulo táctil leve.
Mecanismos neuronales subyacentes

Habituación: consta de dos tipos de neuronas, la sensitiva (glutamatergica, libera


glutamato) y la motora o colinérgica (libera acetilcolina). Tras varias veces que se
estimula la neurona glutamatergica, deja de ingresar calcio por el botón terminal,
esto hace que no se fusione la vesícula con la membrana y por lo tanto no se
estimule la neurona colinérgica y esto observa en la ausencia de movimiento.
Sensibilización: tras la descarga eléctrica, la Aplysia se retraer constantemente,
esto se explica por la conexión entre tres tipos de neuronas, la glutamatergica o
sensitiva, la serotoninergica (interneurona liberadora de serotonina) y la
colinérgica o motora. Lo que sucede es que esta interneurona mantiene activa y
libera constantemente serotononina a la neurona colinérgica por lo tanto, se
mueve constantemente por más que la neurona glutamatergica no libere.
Purves, D.L., (2016). Capítulo 8: Plasticidad sináptica. Neurociencia.

Aspectos generales

LAS CONEXIONES SINAPTICAS ENTRE LAS NEURONAS proporcionan el

"cableado" básico del circuito encefálico. Sin embargo, al contrario del cableado de un

dispositivo electrónico como un ordenador, la conectividad sinaptica entre las neuronas es

una entidad dinámica que está cambiando constantemente en respuesta a la actividad neural

y a otras influencias. Estos cambios en la transmisión sinaptica surgen de algunas formas de

plasticidad que varían en escala temporal desde milisegundos a años. La mayoría de las

formas breves de plasticidad sináptica afecta la cantidad de neurotransmisor liberado desde

las terminaciones presinapticas en respuesta a un potencial de acción presinaptico. Varias

formas de plasticidad sináptica a corto plazo -que incluyen facilitación, amplificación y

potenciación, aumentan la liberación del neurotransmisor y son causadas por las acciones

persistentes de los iones calcio en el interior de la terminación presinaptica. Otra forma de

plasticidad a corto plazo, la depresión sináptica, disminuye la cantidad de neurotransmisor

liberado y, al parecer, se debe a una depleción de la actividad-dependiente de las vesículas

sinápticas que están listas para la exocitosis. Las formas prolongadas de plasticidad

sináptica alteran la transmisión sináptica en las escalas temporales de 30 minutos o más.

Son ejemplos de esta plasticidad a largo plazo la potenciación prolongada y la depresión

prolongada. Estas formas prolongadas de plasticidad sináptica se originan en mecanismos

moleculares que varían en el tiempo: los cambios iníciales en la transmisión sináptica se

originan en modificaciones postraduccionales de las proteínas existentes, principalmente

cambios en el tráfico de los receptores glutamatérgicos, mientras que las fases posteriores

de modificación sináptica son el resultado de cambios en la expresión genética, que


producen cambios duraderos en la transmisión sináptica, que incluyen la proliferación de

sinapsis, que pueden arrojar modificaciones esencialmente permanentes de la función

encefálica.

Plasticidad sináptica a corto plazo

Las sinapsis químicas pueden experimentar cambios plásticos que refuerzan o debilitan la

transmisión sináptica. Los mecanismos de la plasticidad sináptica ocurren en escalas

temporales que varían desde milisegundos hasta días, semanas o más. Las formas a corto

plazo de plasticidad, aquellas que duran algunos minutos o menos, se observan fácilmente

durante la activación repetida de cualquier sinapsis química. Existen varias formas de

plasticidad sináptica a corto plazo que difieren en su curso temporal y en sus mecanismos

subyacentes.
La facilitación sináptica es un aumento rápido en la fuerza sináptica que ocurre cuando

dos o más potenciales de acción invaden la terminación presinaptica con pocos

milisegundos entre sí. Al variar el intervalo temporal entre los potenciales de acción

presinapticos, se puede observar que la facilitación producida por el primer potencial de

acción dura decenas de milisegundos. Existe abundante evidencia que indica que la

facilitación es el resultado de la elevación prolongada de las concentraciones presinapticas

de calcio después de la actividad sináptica. Aunque el ingreso de Ca2+ en el interior de la

terminación presinaptica ocurre uno o dos milisegundos después de la aparición de un

potencial de acción, los mecanismos que devuelven el Calcio a los niveles de reposo son

mucho más lentos. Por lo tanto, cuando los potenciales de acción aparecen próximos unos a

otros en el tiempo, el calcio aumenta en el interior de la terminación y permite que un

potencial de acción presinaptico posterior libere más neurotransmisor. El punto diana de

esta señal de Calcio residual no está claro aún: una posibilidad es la ocupación parcial de

los sitios de fijación del Calcio de la sinaptotagmina, la proteína sensora del Cat que

desencadena la liberación de Calcio.

Oponiéndose a la facilitación, se encuentra la depresión sináptica, que hace que se reduzca

la liberación del neurotransmisor durante una actividad sinaptica sostenida. Un indicio

importante de la causa de la depresión sinaptica proviene de observaciones de que la

depresión depende de la cantidad de neurotransmisor que ha sido liberado. Por ejemplo, el

descenso de la concentración externa de Ca2+, para reducir el número de las cantidades

liberadas por cada potencial de acción presinaptico, reduce la velocidad de la depresión .

Asimismo, la intensidad de la depresión es proporcional a la cantidad de transmisor

liberado desde la terminación presinaptica . Estos resultados condujeron a la idea de que la


depresión está causada por la depleción progresiva de un grupo de vesículas sinapticas que

se encuentran disponibles para la liberación: cuando las velocidades de liberación son altas,

estas vesículas sufren una depleción rápida y producen mucha depresión; la depleción se

hace más lenta a medida que la velocidad de liberación se reduce, lo que arroja menos

depresión. Según esta hipótesis de la depleción vesicular, la depresión hace que decline la

fuerza de la transmisión hasta que este grupo se recupera por la movilización de las

vesículas desde el grupo de reserva. Son coherentes con esta explicación las observaciones

de que se observa más depresión después de que se reduce el tamaño del grupo de reserva

por alteración de la sinapsina, una proteína que mantiene las vesículas en el grupo de

reserva (véase Cap. 5)

Otras formas de plasticidad sináptica, como la potenciación y el aumento, también son

producidas por la actividad sináptica repetida y sirven para aumentar la cantidad de

transmisor liberado desde las terminaciones presinapticas. Tanto el aumento como la

potenciación incrementan la capacidad de los iones calcio entrantes para desencadenar la

fusión de las vesículas sinápticas con la membrana plasmática, pero trabajan en escalas

temporales diferentes. Mientras el aumento se eleva y decae en algunos segundos, la

potenciación actúa en una escala temporal de decenas de segundos a minutos. Como

resultado de este curso temporal lento, la potenciación puede superar mucho al estímulo

tetánico que la induce y esto se denomina a menudo potenciación postetánica. Aunque se

considera que tanto el aumento como la potenciación surgen de la elevación prolongada de

las concentraciones presinapticas de calcio durante la actividad sinaptica, los mecanismos

responsables de esta forma de plasticidad son poco conocidos. Se ha propuesto que el

aumento es el resultado del Ca2+ que refuerza las acciones de la proteína presinaptica
munc13, mientras que la potenciación puede surgir cuando el Ca+ activa las proteincinasas

presinapticas que continúan hasta los sustratos fosforilados (como la sinapsina) que regulan

la liberación de los transmisores.

Durante la actividad sináptica repetitiva, estas formas de plasticidad a corto plazo pueden

interactuar para hacer que la transmisión sináptica cambie de formas complejas. Por

ejemplo, en la sinapsis neuromuscular periférica, la actividad repetida produce primero la

acumulación de Calcio que permite la facilitación y luego el aumento para reforzar la

transmisión sináptica. La depleción producida en las vesículas sinápticas hace entonces que

domine la depresión y debilita la sinapsis. Los potenciales de acción presinapticos que

ocurren dentro del minuto o dos de la terminación del estímulo tetánico liberan más

neurotransmisor por la persistencia de la potenciación postetánica. Aunque sus

contribuciones relativas varían de una sinapsis a otra, estas formas de plasticidad sináptica a

corto plazo producen un cambio dinámico en la transmisión de todas las sinapsis químicas

como consecuencia de la historia reciente de actividad sináptica.

La plasticidad sináptica a largo plazo subyace a la modificación del comportamiento en

Aplysia

La facilitación, la depresión, el aumento y la potenciación modifican la transmisión

sináptica en las escalas temporales de un par de minutos o menos. Aunque probablemente

estos mecanismos sean responsables de muchos cambios breves en el circuito encefálico,

no pueden proporcionar la base para los cambios en la función encefálica que persisten

durante semanas, meses o años. Muchas sinapsis muestran formas prolongadas de

plasticidad sináptica que son sustratos plausibles para cambios más permanentes en la
función encefálica. Debido a su duración, estas formas de plasticidad sináptica pueden ser

correlatos celulares de aprendizaje y memoria. Por lo tanto, se ha realizado un gran

esfuerzo por comprender cómo se generan.

Un obstáculo obvio para explorar la plasticidad sináptica en los encéfalos de los seres

humanos y de otros mamíferos es la enorme cantidad de neuronas y la complejidad de las

conexiones sinápticas.

Una forma de resolver este dilema es examinar la plasticidad en sistemas nerviosos mucho

más alejados. La presunción de esta estrategia es que la plasticidad es tan esencial que sus

fundamentos celulares y moleculares esenciales probablemente estén conservados en los

sistemas nerviosos de organismos muy diferentes. Este abordaje resultó exitoso a la hora de

identificar varias formas de plasticidad sinaptica a largo plazo y para demostrar que estas

formas subyacen a formas simples de aprendizaje.

Eric Kandel y cols., en la Universidad de Columbia se ocuparon de estas cuestiones

utilizando el molusco marino Aplysia californica. Esta babosa marina tiene solo algunas

decenas de miles de neuronas, muchas de las cuales son muy grandes (hasta 1 mm de

diámetro) y se encuentran en localizaciones estereotipadas en el interior de los ganglios que

conforman el sistema nervioso del animal. Estos atributos hacen práctico controlar la

actividad eléctrica de células nerviosas identificables específicas y definir así los circuitos

sinapticos involucrados en la mediación del repertorio limitado de comportamientos de

Aplysia.
Aplysia muestra varias formas de plasticidad conductual. Una forma es la habituación,

proceso que hace que el animal se vuelve menos reactivo ante la aparición repetida de un

estímulo. La habituación se encuentra en muchas otras especies, incluido el ser humano.

Por ejemplo, al vestirnos inicialmente experimentamos sensaciones táctiles debido a la ropa

que estimula nuestra piel, pero la habituación hace rápidamente que estas sensaciones

desaparezcan. Asimismo, un contacto leve en el sifón de Aplysia conduce a la retracción de

la branquia, pero la habituación hace que la retracción de la branquia se vuelva más débil
durante la estimulación repetida del sifón. La respuesta de retracción de la branquia de

Aplysia muestra otra forma de plasticidad denominada sensibilización. La sensibilización

es un proceso que permite a un animal generalizar una respuesta contraria que es

desencadenada por un estímulo nocivo a otros distintos estímulos no nocivos. En las

Aplysia que se habituaron al contacto con el sifón, la sensibilización de la retirada de la

branquia se produce al aparear un estímulo eléctrico fuerte en la cola del animal con otro

tacto leve del sifón. Este apareamiento hace que el estímulo del sifón nuevamente

desencadene la retracción fuerte de la branquia porque el estímulo nocivo de la cola

sensibiliza al reflejo de retirada de la branquia al tacto leve. Incluso después de un estímulo

aislado en la cola, el reflejo de retracción de la branquia sigue potenciado por lo menos por

una hora. Esto se puede considerar una forma simple de memoria a corto plazo. Con un

apareamiento repetido de los estímulos en la cola y en el sifón, este comportamiento puede

alterarse durante días o semanas, y demuestra también una forma simple de memoria a

largo plazo.

La pequeña cantidad de neuronas en el sistema nervioso de Aplysia hace posible definir los

circuitos sinapticos involucrados en la retracción de la branquia y controlar la actividad de

las neuronas individuales en estos circuitos. Aunque finalmente cientos de neuronas están

involucradas en la producción de este comportamiento simple, las actividades solo de

algunos tipos diferentes de neuronas pueden explicar la retracción de la branquia y su

plasticidad durante la habituación y la sensibilización. Estas neuronas críticas incluyen

neuronas mecanosensibles que inervan el sifón, neuronas motoras que inervan los músculos

de la branquia e interneuronas que reciben aferencias de distintas neuronas sensitivas. El

contacto con el sifón ac tiva las neuronas mecanosensoriales, que forman sinapsis
excitadoras que liberan glutamato tanto en las interneuronas como en las neuronas motoras,

por lo tanto, el contacto con el sifón aumenta la probabilidad de que ambos puntos diana

postsinapticos produzcan potenciales de acción. Las interneuronas forman sinapsis

excitadoras sobre las neuronas motoras, por lo que aumenta más la probabilidad de que las

neuronas motoras disparen potenciales de acción en respuesta a la estimulación mecánica

del sifón. Cuando las neuronas motoras son activadas por la excitación sinaptica sumada de

las neuronas sensitivas y las interneuronas, liberan acetilcolina que excita a las células

musculares de la branquia, produciendo su retracción.

Durante la habituación, la transmisión en la sinapsis de los receptores glutamatérgicos

entre las neuronas sensitivas y motoras está deprimida. Se considera que esta depresión

sinaptica es responsable de disminuir la capacidad de los estímulos en el sifón para evocar

contracciones de la branquia durante la habituación. Muy similar a la forma a corto plazo

de depresión sinaptica descrita en la sección precedente, esta depresión es presinaptica y se

debe a una reducción en el número de vesículas sinapticas disponibles para la liberación.

Por el contrario, la sensibilización modifica la función de este circuito al reclutar neuronas

adicionales. La descarga en la cola que evoca la sensibilización activa neuronas sensitivas

que la inervan. A su vez, estas neuronas sensitivas excitan interneuronas moduladoras que

liberan serotonina en las terminaciones presinapticas de las neuronas sensitivas del sifón.

La serotonina aumenta la liberación del transmisor desde las terminaciones de las neuronas

sensitivas del sifón, y conduce a un aumento de la excitación sinaptica de las neuronas

motoras. Esta modulación de la sinapsis neurona sensitiva-neurona motora dura

aproximadamente una hora, lo que es similar a la duración de la sensibilización a corto

plazo de la retracción de la branquia producida por la aplicación de un único estímulo en la


cola . Por lo tanto, al parecer, la sensibilización a corto plazo se debe al reclutamiento de

elementos sinapticos adicionales que modulan la transmisión sinaptica en el circuito de

retracción de la branquia.

Circuito neuronal que participa de la sensibilización

Normalmente, en contacto con la piel del sifón activa neuronas sensitivas que excitan

interneuronas y neuronas motoras de la branquia, lo que ocasiona una contracción del

músculo de la branquia. Una descarga en la cola del animal estimula neuronas moduladoras

que alteran la transmisión sináptica entre las neuronas sensitivas del sifón y las neuronas

motoras de la branquia, lo que conduce a la sensibilización


Cambios de la eficacia sináptica en la sinapsis sensitivomotora durante la sensibilización a

corto plazo

Antes de la sensibilización, la activación de las neuronas sensitivas del sifón produce un

PPSE en las neuronas motoras de la branquia. La activación de las interneuronas

moduladoras serotoninérgicas aumenta la liberación de transmisor desde las neuronas

sensitivas en las neuronas motoras, que incrementa el PPSE en las neuronas motoras y hace

que estas exciten más intensamente el músculo de la branquia. (C) Curso temporal de la

facilitación de la transmisión inducida por la serotonina en la sinapsis sensitivomotora. (De

Squire y Kandel, 1999.)


Sensibilización a corto plazo

Se debe a un refuerzo agudo de la PKA-dependiente de la liberación de glutamato de las

terminaciones presinapticas de las neuronas sensitivas

Sensibilización a largo plazo

Se debe a cambios en la expresión genética que conducen a la síntesis de proteínas que

cambian la actividad de la PKA y conducen a cambios en el crecimiento de las sinapsis.


Potenciación a largo plazo en una sinapsis del hipocampo

Se ha identificado plasticidad sináptica a largo plazo en el interior del encéfalo de los

mamíferos. Aquí, algunos patrones de actividad sináptica producen un aumento duradero

de la fuerza sináptica, conocida como potenciación a largo plazo (LTP). Mientras que

otros patrones de actividad producen una disminución duradera de la fuerza sináptica,

conocida como depresión a largo plazo (LTD) por sus siglas en inglés. Potenciación y

depresión a largo plazo son términos amplios que solo describen la dirección del cambio

en la eficacia sinaptica, de hecho, pueden participar diferentes mecanismos celulares y

moleculares en la producción de ambas en diferentes sinapsis de todo el encéfalo. En

general, la potenciación y la depresión a largo plazo son producidas por diferentes historias

de actividad y están mediadas por diferentes complementos de vías de transducción de

señales intracelulares en las células nerviosas involucradas.


La plasticidad sináptica a largo plazo ha sido muy estudiada en las sinapsis excitadoras del

hipocampo de los mamíferos. El hipocampo es especialmente importante en la formación

o en la recuperación de algunas formas de memoria. En los seres humanos, las imágenes

funcionales muestran que el hipocampo es activado durante ciertos tipos de tareas de

memoria y que el daño de esta región del encéfalo conduce a una incapacidad para formar

ciertos tipos de nuevas memorias. En los roedores, algunas neuronas del hipocampo solo

disparan potenciales de acción cuando un animal se encuentra en ciertas localizaciones.

Estas células de lugar" parecen codificar memorias espaciales, interpretación apoyada por

el hecho de que el daño del hipocampo impide que las ratas desarrollen eficiencia en las

tareas de aprendizaje espacial. Aunque muchas otras áreas encefálicas participan en el

proceso complejo de la formación, del almacenamiento y de la recuperación de la memoria,

estas observaciones impulsaron a muchos investigadores a estudiar la plasticidad sinaptica

a largo plazo de las sinapsis del hipocampo.

La investigación sobre potenciación a largo plazo comenzó a fines de la década de 1960,

cuando Terje Lomo y Timothy Bliss, que trabajaban en el laboratorio de Per Andersen en

Oslo, Noruega, descubrieron que algunos segundos de estimulación eléctrica de alta

frecuencia pueden aumentar la transmisión sinaptica en el hipocampo del conejo durante

días o incluso semanas. Sin embargo, más recientemente, el progreso en el conocimiento

del mecanismo de la potenciación a largo plazo se basó principalmente en estudios in vitro

de cortes de hipocampo vivo. La disposición del hipocampo permite cortarlo de modo que

la mayoría de los circuitos relevantes queden intactos. En estos preparados, los cuerpos

celulares de las neuronas piramidales se ubican en una capa única densamente empaquetada

que es fácilmente evidente. Esta capa está dividida en varias regiones distintas, y las
principales son CA1 y CA3. "CA" se refiere a cornu Ammonis -el latín para el cuerno de

Amón-, el cuerno del carnero que se asemeja a la forma del hipocampo.

Gran parte de la investigación sobre potenciación a largo plazo se ha concentrado en las

conexiones sinápticas entre las colaterales de Schaffer y las células piramidales CA1. La

estimulación eléctrica de las colaterales de Schaffer genera potenciales postsinapticos

excitadores (PPSE) en las células CA1 postsinapticas. Cuando se estimulan las colaterales

de Schaffer solo dos o tres veces por minuto, el tamaño del PPSE evocado en las neuronas

CAl se mantiene constante. Sin embargo, una sucesión breve de estímulos de alta

frecuencia en los mismos axones produce potenciación a largo plazo, que se evidencia
como un aumento prolongado en la amplitud del PPSE. Aunque no se conoce la duración

máxima de la potenciación a largo plazo, puede durar más de un año en algunos casos. La

duración prolongada de la potenciación a largo plazo muestra que esta forma de plasticidad

sinaptica es capaz de servir como mecanismo para el almacenamiento prolongado de

información. La potenciación a largo plazo ocurre en cada una de las tres sinapsis

excitadoras del hipocampo que se muestran, y en sinapsis de distintas regiones encefálicas,

incluida la corteza, la amígdala y el cerebelo.


Mecanismos que subyacen a la potenciación a largo plazo

En la actualidad, se conocen bien los fundamentos moleculares de la potenciación a largo

plazo (LTP). Un adelanto clave fue el descubrimiento de que los antagonistas de tipo

NMDA del receptor del glutamato impiden la potenciación a largo plazo, pero no tienen

ningún efecto sobre la respuesta sinaptica evocada por la estimulación de baja frecuencia de

las colaterales de Schaffer. Aproximadamente al mismo tiempo, se apreciaron por primera

vez las propiedades bioquímicas singulares del receptor de NMDA el canal del receptor de
NMDA es permeable al Capero es bloqueado por Magneiso (Mg). Esta propiedad

proporciona una idea crítica sobre el modo en que la potenciación a largo plazo es inducida

selectivamente por la actividad de alta frecuencia. Durante la transmisión sináptica de baja

frecuencia, el glutamato liberado por las colaterales de Schaller se une a receptores

glutamatérgicos tanto de tipo NMDA como de tipo AMPA/cainato. Aproximadamente al

mismo tiempo, se apreciaron por primera vez las propiedades bioquímicas singulares del

receptor de NMDA. El canal del receptor de NMDA es permeable al Ca+ pero es

bloqueado por Mg . Esta propiedad proporciona una idea crítica sobre el modo en que la

potenciación a largo plazo es inducida selectivamente por la actividad de alta frecuencia.

Durante la transmisión sináptica de baja frecuencia, el glutamato liberado por las

colaterales de Schaller se une a receptores glutamatérgicos tanto de tipo NMDA como de

tipo AMPA/cainato. Aunque ambos tipos de receptores se unen a glutamato, cuando la

neurona postsináptica se encuentra en su potencial de membrana de reposo normal, el

poro del canal del receptor del NMDA será bloqueado por iones Mg2+ y no habrá

flujo de corriente. Bajo estas condiciones, el PPSE estará mediado completamente por los

receptores de AMPA. Dado que el bloqueo del receptor de NMDA por el Mg+ es

voltajedependiente, la función de la sinapsis cambia mucho cuando la célula

postsináptica se despolariza. Por lo tanto, la estimulación de alta frecuencia producirá la

suma de PPSE, que conduce a una despolarización prolongada que expulsa Mg+ desde el

poro del canal de NMDA. La eliminación del Mg+ permite que el Ca+ entre en la

neurona postsináptica, y el incremento resultante en la concentración de Ca+ en el

interior de las espinas dendríticas de la célula postsináptica se conviertan en el

desencadenante de la potenciación a largo plazo. Por lo tanto, el receptor de NMDA se

comporta como un detector de coincidencias moleculares: El canal de este receptor se


abre (para inducir potenciación a largo plazo) solo cuando ocurren dos eventos de manera

simultánea: el glutamato se une al receptor y la célula postsináptica es despolarizada para

aliviar el bloqueo por el Mg2+ del poro del canal.

Estas propiedades del receptor de NMDA pueden explicar muchas de las características

de la potenciación a largo plazo.

En primer lugar, el requerimiento de una actividad presinaptica y postsináptica

coincidente y fuerte para inducir potenciación a largo plazo surge porque la actividad

presináptica libera glutamato, mientras que la despolarización postsinaptica coincidente

alivia el bloqueo de Mg2+ del receptor de NMDA. La especificidad de la potenciación a

largo plazo puede explicarse por el hecho de que los canales de NMDA se abrirán solo con

las aferencias sinapticas que están activas y liberan glutamato, que confinan así la

potenciación a largo plazo a estos sitios aun cuando los PPSE generados en las sinapsis
activas despolaricen la neurona postsináptica. Con respecto a la asociatividad, una

aferencia débilmente estimulada libera glutamato, pero no puede despolarizar lo suficiente

la célula postsinaptica como para aliviar el bloqueo de Mg2+. Sin embargo, cuando se

estimulan intensamente las aferencias vecinas, proporcionan la despolarización

“asociativa" necesaria para aliviar el bloqueo. Varios tipos de observaciones confirmaron

que una elevación en la concentración de Ca+ en la neurona CA1 postsináptica -el

resultado del ingreso de Ca+ a través de los receptores de NMDA-sirve como señal de

segundo mensajero que induce la potenciación a largo plazo. Los estudios de imágenes

mostraron que la activación de los receptores de NMDA produce aumentos en las

concentraciones postsinápticas de Ca+ Además, la inyección de quelantes del Ca+ bloquea

la inducción de potenciación a largo plazo, mientras que la elevación de las concentraciones

de Ca+ en las neuronas postsinápticas potencia la transmisión sináptica. En la neurona

postsináptica, el Ca2+ induce una potenciación a largo plazo al activar cascadas complejas

de transducción de señales que incluyen, por lo menos, dos proteincinasas activadas por

Ca2+: proteincinasa dependiente de Ca2+ y calmodulina (CaMKII) y proteincinasa C

(PKC). La CaMKII, que es la proteína postsináptica más abundante en las sinapsis de las

colaterales de Schaffer, parece desempeñar un papel especialmente importante. Esta enzima

es activada durante los estímulos que inducen potenciación a largo plazo, y la inhibición

farmacológica o la deleción genética de CaMKII previenen la potenciación a largo plazo.

Los puntos diana corriente abajo de estas cinasas, que no se conocen aún completamente, al

parecer incluyen receptores de AMPA y muchas otras proteínas de señalamiento.

Al parecer el fortalecimiento de la transmisión sináptica durante la potenciación a largo

plazo se origina en un incremento en la sensibilidad de la célula postsináptica al glutamato.


Varias observaciones recientes indican que las sinapsis excitadoras pueden regular

dinámicamente sus receptores postsinápticos de glutamato e incluso pueden agregar nuevos

receptores de AMPA a las sinapsis "silentes" que no los tenían antes. La "expresión" o

mantenimiento de la potenciación a largo plazo aparentemente se debe a esta

inserción de receptores de AMPA en la membrana postsináptica (por oposición a la

"inducción" de potenciación a largo plazo, que se basa en la activación de receptores de


NMDA). El incremento resultante en la densidad de los receptores de AMPA en la

espina postsináptica incrementa la respuesta de la célula postsináptica al glutamato

liberado, lo que arroja el fortalecimiento de la transmisión sináptica que puede durar

mientras se mantenga la potenciación a largo plazo. En las sinapsis silentes, donde la

actividad sináptica no genera ninguna respuesta postsináptica en el potencial de reposo

normal, la potenciación a largo plazo agrega receptores de AMPA de modo que la sinapsis

puede producir respuestas postsinápticas.


Agregado de receptores AMPA postsinápticos durante la potenciación a largo plazo

En la imagen que se observa a continuación, se observa la sensibilidad al glutamato de una

dendrita de hipocampo antes y después de 120 minutos después de la inducción de la

potenciación a largo plazo (LTP). La escala de color indica la amplitud de las respuestas a

la aplicación de glutamato sumamente localizada. La potenciación a largo plazo produce un

aumento de la respuesta de una espina dendrita al glutamato debido a un incremento en la

cantidad de receptores AMPA en la membrana de la espina.

Cambios estructurales asociados a la potenciación a largo plazo en el hipocampo

Se pueden observar nuevas espinas dendríticas aproximadamente una hora después de un

estimulo que induce potenciación a largo plazo. La presencia de nuevas espinas dendríticas

plantea la posibilidad de que la potenciación a largo plazo pueda surgir, en parte, de la

formación de nuevas sinapsis.


Mecanismos subyacentes a la depresión a largo plazo

Si simplemente las sinapsis siguen aumentando en fuerza como resultado de la potenciación

a largo plazo, finalmente alcanzarían cierto nivel de eficacia máxima, lo que hace difícil la

codificación de nueva información. Por lo tanto, para que el fortalecimiento sináptico sea

útil, otros procesos deben debilitar de modo selectivo conjuntos específicos de sinapsis, y la

depresión a largo plazo es uno de estos procesos. A fines de la década de 1970, se observó

que ocurría depresión a largo plazo (LTD) en las sinapsis entre las colaterales de Schaffer

y las células piramidales CAI en el hipocampo. Mientras la potenciación a largo plazo en


estas sinapsis requiere una estimulación breve de alta frecuencia, la depresión a largo

plazo ocurre cuando las colaterales de Schaffer son estimuladas a baja frecuencia -

aproximadamente, 1 Hz- durante períodos prolongados (10-15 minutos). Este patrón de

actividad deprime el PPSE durante varias horas y, al igual que la potenciación a largo

plazo, es específico de las sinapsis activadas.

Más aun, la depresión a largo plazo puede borrar el incremento en el tamaño de los PPSE

debido a la potenciación a largo plazo y, por el contrario, esta última puede borrar la

disminución del tamaño de los PPSE debido a la depresión a largo plazo. Esta

complementariedad sugiere que la depresión a largo plazo y la potenciación a largo plazo

afectan inversamente la eficiencia sinaptica al actuar en un sitio común.

En realidad, tanto la potenciación como la depresión a largo plazo en las sinapsis

colaterales de Schaffer-CAl comparten varios elementos clave. Ambas requieren la

activación de los receptores de los glutamatos de tipo NMDA y el ingreso resultante del Cat

en la célula postsináptica. El principal determinante de que surja una potenciación o una

depresión a largo plazo parece ser la naturaleza de la señal de Ca2+ en la célula

postsináptica: elevaciones pequeñas y lentas en el Ca2+ conducen a la depresión, mientras

que los incrementos grandes y rápidos en el Ca2+ desencadenan la potenciación. Como


señalamos antes, la potenciació a largo plazo se debe, al menos parcialmente a la activación

de las proteincinasas, que fosforilan las proteínas diana.

Plasticidad dependiente del momento de la espiga

Las secciones anteriores muestran que la potenciación a largo plazo y la depresión a largo

plazo son iniciadas preferentemente por diferentes velocidades de actividad sinaptica

repetitiva: la potenciación a largo plazo requiere actividad de alta frecuencia y la depresión

es inducida por la actividad de baja frecuencia. Sin embargo, la relación temporal precisa

entre la actividad en las células presinapticas y postsinápticas también es un determinante


importante de la cantidad y de la dirección de la plasticidad sinaptica a largo plazo. En una

frecuencia dada (baja) de actividad sinaptica, la depresión a largo plazo ocurrirá si la

actividad presinaptica es precedida por un potencial de acción postsináptico, mientras la

potenciación a largo plazo ocurre si el potencial de acción postsináptico sigue a la actividad

presinaptica. La relación entre el intervalo temporal y la magnitud del cambio sinaptico es

una función muy sensible del intervalo temporal, sin que se observen cambios si las

actividades presinaptica y postsináptica están separadas por 100 milisegundos o más.

Como el momento preciso de la actividad presinaptica y postsináptica determina la

polaridad de estas formas de plasticidad sináptica a largo plazo, se las denomina plasticidad

dependiente del momento de la espiga (STDP). Aunque no se conocen bien aún los
mecanismos involucrados, al parecer las propiedades de este tipo de plasticidad se originan

en las diferencias en las señales de Ca2+ postsinápticas dependientes del tiempo. Cuando

específicamente un potencial de acción postsinaptico ocurre después de la actividad

presinaptica, la despolarización resultante aliviará el bloqueo de los receptores de NMDA

por el Mg2+ y producirá una cantidad relativamente grande de influjo de Ca2+ a través de

los receptores de NMDA presinapticos, lo que produce una potenciación a largo plazo. Por

el contrario, cuando el potencial de acción postsináptico ocurre antes del potencial de

acción presinaptico, la despolarización asociada al potencial de acción postsináptico cederá

para el momento en que ocurre el PPSE. Esta secuencia de acontecimientos reduce la

cantidad de entrada de Ca2+ a través de los receptores de NMDA, lo que conduce a la

depresión a largo plazo. Se ha postulado que otras señales, como los endocanabinoides ,

también pueden ser necesarios para la inducción de la depresión a largo plazo durante la

plasticidad dependiente del momento de la espiga.

El requerimiento de una relación temporal precisa entre la actividad presinaptica y

postsináptica significa que la plasticidad dependiente del momento de la espiga puede

realizar varios tipos nuevos de computación neuronal. Esta plasticidad puede proporcionar

un medio para codificar la informaciónsobre causalidad. Por ejemplo, si una sinapsis genera

un PPSE supraumbral, el potencial de acción postsináptico resultante seguirá rápidamente a

la actividad presinaptica y la potenciación a largo plazo resultante codificaría el hecho de

que el potencial de acción postsináptico fuera el resultado de la actividad de esa sinapsis.

La plasticidad dependiente del momento de la espiga también podría servir como

mecanismo para la competencia entre las aferencias sinapticas: es más probable que las

aferencias más fuertes generen PPSE supraumbrales y que sean reforzadas por la
potenciación a largo plazo resultante, mientras que las aferencias más débiles no generarían

potenciales de acción postsinapticos correlacionados con la actividad presinaptica. Existen

pruebas de que la plasticidad dependiente del momento de la espiga es importante para la

función del circuito neural, como la determinación de mapas de orientación en el sistema

visual.
Habla y Lenguaje

Aspectos generales

Comprender la localización funcional y lateralización hemisférica del lenguaje es de

especial importancia en la práctica clínica. La necesidad de mapear las funciones del

lenguaje de un paciente con el propósito de respetar aquellas áreas corticales involucradas

en su comprensión y producción ha provisto un rico deposito de información acerca de la

organización neural de este atributo humano crítico. En la gran mayoría de las personas,

estas funciones primarias del lenguaje se localizan en el hemisferio izquierdo: las

conexiones entre los sonidos del habla y sus significaciones están principalmente en el

hemisferio izquierdo: las conexiones entre los sonidos del habla y sus significados están

representadas principalmente en la corteza temporal izquierda y el circuito para las ordenes

motoras que organizan la producción de palabras significativas se encuentra

fundamentalmente en la corteza frontal izquierda. A pesar de este predominio del lado

izquierdo para los aspectos léxicos, gramaticales y sintácticos del lenguaje, el contenido

emocional (afectivo) del habla está gobernado en gran parte por el hemisferio derecho.

El lenguaje está localizado y lateralizado en el encéfalo

Dado que el lenguaje es tan importante para los seres humanos, su lateralización ha dado

origen a la idea engañosa de que en la especie humana un hemisferio en realidad es

“dominante” respecto a otro, a saber; el hemisferio en el que reside la mayor capacidad para

el lenguaje.

Un primer paso para considerar la organización del lenguaje del encéfalo es el

reconocimiento de que la representación cortical del lenguaje es distinta del circuito que
participa en el control motor de la laringe, faringe boca y la lengua, estructuras que

producen los sonidos del habla. Pese a que las estructuras neurales para el lenguaje como

tal dependen de estas funciones motoras y sensitivas esenciales, las regiones del encéfalo

que están dedicadas especialmente al lenguaje trascienden estos elementos básicos. La

función esencial de las áreas del lenguaje y en realidad el lenguaje, es la representación

simbólica. Obedecer a un conjunto de reglas para utilizar estos símbolos (gramática),

ordenar los símbolos para generar significados útiles (sintaxis) y dotar a las palabras de la

valencia emocional apropiada (prosodia), son factores importantes y fáciles de reconocer

independientemente del modo particular de representación y expresión.

Afasias

Lesiones en regiones encefálicas específicas pueden comprometer funciones esenciales del

lenguaje pero dejar intacta la infraestructura sensitivomotora de la comunicación verbal.

Estos síndromes, que en conjunto se denominan afasias (“sin frases”), disminuyen o anulan

la capacidad de comprender o producir lenguaje como vehículo para comunicar

declaraciones significativas, pero sin alterar la capacidad de percibir los estímulos

correspondientes y producir palabras inteligibles. Estos pacientes carecen de la capacidad

para reconocer o emplear correctamente el valor simbólico de las palabras, lo que los priva

de la comprensión lingüística, la organización gramatical y sintáctica y la entonación

apropiada que distingue el lenguaje normal del patológico.

La primera evidencia de localización de la función del lenguaje en un área específica (y en

cierta medida de un hemisferio) del cerebro, suele atribuirse al neurólogo francés, Paul

Brocca y al neurólogo alemán Carl Wernike, que efectuaron sus observaciones a fines del
siglo XIX. Tanto Broca como Wernicke examinaron los encéfalos de los individuos que

habían desarrollado afasias antes de morir. Broca sugirió que las capacidades del lenguaje

estarían localizadas en la región ventroposterior del lóbulo frontal. Sin embargo la

observación más importante de éste neurólogo fue que la perdida de la capacidad para

producir lenguaje significativo habitualmente se asociaba al hemisferio izquierdo.

Wernicke, distinguió entre los pacientes que habían perdido la capacidad para comprender

el lenguaje y los que no podían producirlo. Wernicke reconoció que algunos pacientes

afásicos no comprenden el lenguaje pero conservan la capacidad para emitir frases

con fluidez gramatical y sintáctica razonable, pero sin contenido significativo y llegó a

la conclusión de que las lesiones en la región posterior y superior del lóbulo temporal del

lado izquierdo tienden a producir este tipo de déficit. Por el contrario, otros pacientes

afásicos siguen comprendiendo el lenguaje pero carecen de la capacidad para

organizar o controlar el contenido lingüístico de su respuesta. Por lo tanto los pacientes

emiten frases incomprensibles gramaticalmente. Este déficit se asocia con lesiones en la

región posterior e inferior del lóbulo frontal izquierdo del encéfalo.


Desde entonces, como consecuencia de estas primeras observaciones se han enseñado dos

reglas acerca de la localización del lenguaje.

 La primera es que las lesiones del lóbulo frontal izquierdo en una región

denominada área de Broca afectan a la capacidad de producir eficientemente el

lenguaje, esta deficiencia se denomina afasia motora o de expresión, también

conocida como afasia de Broca.

 La segunda es que las lesiones en el lóbulo temporal izquierdo producen

dificultades para comprender el lenguaje hablado, una deficiencia denominada

afasia sensitiva o de recepción, también conocida como afasia de Wernicke


Características de las afasias de Broca y de Wernicke

AFASIA DE BROCA AFASIA DE WERNICKE

-Palabra vacilante -Palabra fluida

-Tendencia a repetir frases o palabras -Poca repetición espontanea.

(perseverancia) -Sintaxis adecuada

-Sintaxis desordenada -Gramática adecuada

-Gramática desordenada -Palabras artificiales o inapropiadas.

-Estructura desordenadas de las palabras -Trastorno de la comprensión.

individuales

-Sin trastornos de la comprensión

Una última y amplia categoría de los síndromes de deficiencia del lenguaje es la afasia de

conducción. Estos trastornos se originan en lesiones de las vías que conectan las regiones

temporales y frontales correspondientes, como el fascículo arcuato en la sustancia blanca

subcortical que conectan las áreas de Broca y Wernicke. La interrupción de esta vía puede

conducir a incapacidad para producir respuestas apropiadas a la comunicación auditiva,

aun cuando se comprenda la comunicación.

Una notable confirmación de la lateralización del lenguaje y otros conceptos

Las pruebas definitivas a favor de las inferencias neurológicas vinieron de estudios de

pacientes en los que el cuerpo calloso y la comisura anterior habían sido seccionados como

tratamiento de crisis epilépticas medicamente intratables. En estos pacientes los

investigadores pudieron evaluar la función de los dos hemisferios cerebrales de forma


independiente, dado que se habían interrumpido los principales tractos axonicos que los

conectaban. Los primero estudios de estos pacientes con encéfalo dividido fueron llevados

a cabo en 1960 y 1970, y establecieron la lateralización hemisférica del lenguaje mas allá

de toda duda.

Para evaluar la capacidad funcional de cada hemisferio en los pacientes con encéfalo

dividido, ese esencial aportar información a un lado del encéfalo solamente. Sperry y otros

investigadores idearon una forma simple de hacerlo, la cual era solicitar al individuo que

utilizara cada mano en forma independiente para identificar objetos sin ninguna ayuda

visual.

Al solicitar al individuo que describiera un elemento que se está manipulando con una

mano o con la otra se podría examinar la capacidad del lenguaje del hemisferio

correspondiente. Estas pruebas demostraron claramente que los dos hemisferios difieren en

su capacidad de lenguaje.
Al utilizar el hemisferio izquierdo, los individuos con encéfalo dividido podían nombrar los

objetos sostenidos en la mano derecha sin dificultad. Por el contrario, no podían nombrar

un objeto sostenido en la mano izquierda. Al utilizar el hemisferio derecho, los individuos

solo podían producir una descripción directa del objeto basada en palabras y frases

rudimentarias mas que en el símbolo léxico preciso para el objeto (por ejemplo, “una cosa

redonda” en lugar de “una pelota”) y algunos no podían aportar ninguna explicación verbal

de lo que sostenían en su mano izquierda.

En la mayoría de los individuos, el hemisferio izquierdo es inequívocamente el asiento de

las funciones explícitamente verbales del lenguaje. Sin embargo, existe una variación

importante en el grado de lateralización entre los individuos y sería incorrecto imaginar que

el hemisferio derecho no tiene ninguna capacidad del lenguaje. En algunos individuos, el

hemisferio derecho puede producir palabras o frases rudimentarias, algunos individuos

tienen una función verbal totalmente derecha e incluso para la mayoría con capacidades
semánticas fuertemente lateralizadas a la izquierda, por lo general el hemisferio derecho es

la fuente del color emocional del lenguaje.

Mapeo de las funciones del lenguaje

La investigación Pionera de Broca y de Wernicke, y más tarde de Sperry, establecieron

claras diferencias en la función hemisférica. Desde entonces, se han desarrollado varias

técnicas que permiten evaluar los atributos hemisféricos en pacientes neurológicos con un

cuerpo calloso intacto, e incluso en individuos normales.

Un método que se utiliza desde hace mucho para la evaluación clínica de la lateralización

del lenguaje fue ideado en 1960 por Juhn Wada. En la denominada prueba Wada, se inyecta

un anestésico de acción corta (Amital sódico) en la arteria carótida izquierda; este

procedimiento “anestesia” transitoriamente el hemisferio izquierdo y, por lo tanto, permite

evaluar las capacidades funcionales de la mitad afectada del encéfalo. Si el hemisferio

izquierdo es en realidad dominante para el lenguaje, el paciente se vuelve transitoriamente

afásico mientras lleva a cabo una tarea verbal progresiva como contar. Dado que esta

prueba es potencialmente peligrosa, su uso se limita a pacientes neurológicos en los que se

contempla la realización de un procedimiento quirúrgico.

Las formas menos invasivas ( pero menos definitivas)de evaluar capacidades cognitivas de

ambos hemisferios en los individuos normales incluyen la tomografía por emisión de

positrones, la estimulación magnética transcraneal y el tipo de presentación taquistoscópica

utilizado con frecuencia por Sperry. La aplicación de estas distintas técnicas, junto con

imágenes encefálicas no invasivas, ha confirmado ampliamente la lateralización

hemisférica de las funciones del lenguaje.


Los neurocirujanos habitualmente mapean las funciones del lenguaje con mayor precisión

mediante la estimulación eléctrica de la corteza durante la cirugía. Para la década de 1930

Penfield y colaboradores ya habían llevado a cabo una localización detallada de las

capacidades corticales en un número elevado de pacientes. Las observaciones de Penfield

han demostrado claramente que una gran región de la corteza perisilviana del hemisferio

izquierdo participa en la producción y comprensión del lenguaje.

Sin embargo, la sorpresa fue la variabilidad en la localización del lenguaje de un paciente a

otro. Además, si bien las neuronas aisladas en la corteza temporal del area de Wernike y a

su alrededor, responden preferencialmente a palabras habladas, no muestran preferencias

por una palabra en particular. En cambio, una amplia gama de de palabras puede producir

una respuesta en cualquier neurona dada.


Regiones relacionadas con el lenguaje en el hemisferio izquierdo mapeadas por tomografía

por emisión de positrones:


En la imagen de arriba se muestra a un sujeto normal en un tomógrafo por emisión de

positrones sigue instrucciones de una pantalla. Las imágenes de la izquierda representan las

tareas realizadas durante la realización del estudio, las correspondientes imágenes PET se

muestran a la derecha. Las tareas de lenguaje como oír palabras y generar asociaciones de

palabras inducen, la actividad de las áreas de Broca y Wernicke. Sin embargo, también se

observa actividad en áreas primarias, sensitivas de asociación y motoras, tanto para tareas

de lenguaje pasivas como activas. Estas observaciones muestran que el procesamiento del

lenguaje incluye varias regiones corticales, además de las clásicas áreas del lenguaje.

Por último, algunos investigadores, incluidos Hanna Damasio y colaboradores, han

demostrado que se activan distintas regiones de la corteza temporal cuando los individuos

estudiados realizan tareas en las cuales deben nombrar, visualizar o aparear tareas que

involucran caras, animales o herramientas particulares. Sus observaciones nos ayudan a

explicar el hallazgo clínico de que cuando se daña una región limitada del lóbulo temporal

los déficit del lenguaje a veces se limitan a una categoría particular de objetos.
El papel del hemisferio derecho

A menudo se desarrollan déficits del lenguaje tras lesiones en el hemisferio derecho. El

efecto más evidente de estas lesiones es la ausencia de los componentes emocionales y

tonales normales del lenguaje –denominados elementos prosódicos- que imparten

significado adicional a la comunicación verbal. Las variaciones en el tono se utilizan para

modificar el significado literal de la palabra emitida. Estas deficiencias, denominadas

aprosodias, se asocian con lesiones en el hemisferio derecho en las regiones corticales que

corresponden al área de Brocca y de Wernicke. Las aprosodias indican que, si bien el

hemisferio izquierdo puede destacarse en la comprensión y producción del lenguaje en la

mayoría de los seres humanos, otras regiones que incluyen el hemisferio derecho, son

necesarias para generar la riqueza plena de la palabra cotidiana.


Sueño y vigilia

Aspectos generales

El sueño, definido en el plano de la conducta por la suspensión normal de la conciencia y

desde el punto de vista electrofisiologícos por criterio de ondas encefálicas específicas,

supone un tercio de nuestra vida. Sin embargo, es sorprendente observar que este estado

peculiar no es resultado de una simple disminución de la actividad encefálica; por ejemplo,

en el sueño REM (movimientos oculares rápidos), el encéfalo se encuentra tan activo como

cuando la persona esta despierta. Más bien, el sueño es una serie de estados encefálicos

controlados con precisión, cuya secuencia está gobernada por un grupo de núcleos del

tronco del encefalo que se proyectan ampliamente hacia todo el encéfalo y la medula

espinal. La razón por la cual se producen estos niveles elevados de actividad encefálica

durante el sueño REM, la importancia de la vida onírica son temas que aún no se conocen

bien.

¿Porqué los seres humanos (y muchos otros animales) duermen?

Para sentirse descansado y recuperado al despertarse, la mayoría de los adultos necesita

entre 7-8horas de sueño, aunque esta cantidad varía entre individuos. En los lactantes este

requerimiento es mucho mayor y los adolescentes necesitan en promedio unas 9 horas de

sueño. Aun no se sabe bien porque dormimos. Dado que un animal es particularmente

vulnerable cuando está dormido, debe tener ventajas evolutivas que superan estas

desventaja considerable. Desde una perspectiva de la conservación de la energía, una

función del sueño es recuperar los niveles encefálicos de glucógeno, que caen durante las
horas de vigilia. Una idea reciente sobre la ventaja del sueño propone que las memorias, en

forma de cambios en la fuerza de las conexiones sinápticas inducidas por las experiencias

durante las horas de vigilia, se consolidan mientras dormimos.

En los mamíferos, el sueño es evidentemente necesario para la supervivencia. Las ratas con

privación completa del sueño mueren al cabo de pocas semanas. En los seres humanos, la

falta de sueño conduce a un deterioro en la memoria y a la reducción de las capacidades

cognitivas y, si la privación persiste, a oscilaciones en el estado del animo y, a menudo,

alucinaciones.

El ciclo circadiano de sueño y vigilia

Se presume que los ritmos circadianos se desarrollaron para mantener periodos apropiados

de sueño y vigilia y para controlar otros ritmos diarios a pesar de la cantidad variable de luz

diurna y oscuridad en diferentes estaciones y en distintos lugares del planeta. Para controlar

o foto entrenar los procesos filológicos con el ciclo día-noche, el reloj biológico debe

detectar las disminuyes en la cantidad de luz a medida que se aproxima la noche. Estos

receptores, se encuentran en la retina. Estas células ganglionares que se encuentran en la

retina fotosensible contienen un fotopigmento llamado melanopsina, que la luz despolariza.

Los axones de estas neuronas que contienen melanopsina discurren en el tracto

retinohipotalamico el cual se proyecta hasta el núcleo supraquiasmatico del hipotálamo

anterior, sitio del control circadiano de las funciones homeostáticas. La activación de este

núcleo induce respuestas en las neuronas cuyos axones hacen sinapsis primero en el nucleo

paraventricular del hipotálamo y descienden hasta las neuronas simpaticas preganglionares

en la zona intermediolateral en las astas laterales de la medula espinal torácica. Son estas
ultimas neuronas de los ganglios cervicales superiores cuyos axones posganglionares se

proyectan hacia la glándula pineal en la línea media cerca del tálamo dorsal. La glándula

Pineal sintetiza la neurohormona promotora del sueño melatonina y secreta melatoninan en

el torrente sanguíneo al interactuar con los receptores de melatonina en las neuronas del

núcleo supraquiasmatico que terminan por gobernar el ciclo sueño-vigilia.


Estadios del sueño

En 1953 Kleitman demostró, por medio de registros electroencefalograficos (EEG) de

individuos normals, que el sueño comprende diferentes estadios que se desarrollan con una

secuencia característica.

El electroencefalograma representa el voltaje registrado entre dos electrodos aplcados en el

cuero cabelludo.

Registro de ondas EEG registradas durante la primer hora de sueño:


Al inicio durante la somnolencia, el espectro de frecuencias del electroencefalograma se

desplaza hacia los valores más bajos y la amplitud de las ondas corticales aumenta

ligeramente. Este periodo de somnolencia denominado estadio I, finalmente da lugar al

sueño leve o sueño estadio II, que se caracteriza por una mayor frecuencia de las ondas del

EEG y un aumento de su amplitud, junto con un grupo de puntas intermitentes de alta

frecuencia denominados husos del sueño. En el sueño estadio III que representa el sueño

moderado a profundo, la cantidad de husos disminuye, mientras que la amplitud de la

actividad del EEG aumenta aún más y la frecuencia sigue cayendo. En el nivel más

profundo de sueño, el sueño de estadio IV, también conocido como sueño de ondas lentas,

la actividad EEG predominante consiste en fluctuaciones de alta amplitud con frecuencia

muy baja, denominadas ondas delta. Los estadios III y IV en conjunto suelen conocerse

como sueños de ondas lentas.

Estos cuatro estadios del sueño se denominan sueños sin movimientos oculares rápidos (no-

REM). Es más difícil despertar a una persona del sueño de ondas lentas y, por lo tanto, es

considerado el estado más profundo del sueño. Sin embargo, tras un periodo de sueño de
ondas lentas, los registros EEG muestran que los estadios del sueño se invierten y se entra

en un estadio muy diferente denominado sueño con movimientos oculares rápidos (REM).

En el sueño REM, los registros EEG son muy similares a los del estado de vigilia. Después

de unos 10 minutos en sueño REM, el encéfalo atraviesa de nuevo los estadios del sueño

REM. En promedio se desarrollan otros cuatro períodos de sueño REM, cada uno de ellos

tiene una duración mayor.

Cambios fisiológicos en los estadios del sueño

Los periodos de sueño no-REM se caracterizan por movimientos oculares lentos de

rotación y por disminución del tono muscular, los movimientos corporales, la frecuencia

cardiaca, la respiración, la presión arterial, el índice metabólico y la temperatura. Por el

contrario, los periodos de sueño REM se acompañan por aumento de la presión arterial, la

frecuencia cardiaca y el metabolismo hasta niveles tan altos como los observados en el

estado de vigilia. El sueño REM como su nombre lo indica, también se caracteriza por

movimientos oculares rápidos y balísticos, contracción pupilar, parálisis de muchos

músculos grandes y por la contracción de músculos mas pequeños como los de las manos y
pies. Como la mayoría de los musculos esta inactivo durante el sueño REM, las respuestas

motoras son relativamente menores.

La parálisis física relativa que se produce durante el sueño REM surge de un aumento de

actividad en las neuronas GABAergicas de la formación reticular pontina que se proyectan

hacia las neuronas inhibidoras que, por su parte, hacen sinapsis con las neuronas motoras

inferiores de la medula espinal lo cual produce paralisis.


Actividad cortical durante el sueño REM

En 1949 Moruzzi y colaboradores proporcionaron uno de los primeros indicios que deben

producirse acerca de los circuitos involucrados en el sueño y la vigilia. Estos autores

observaron que la estimulación eléctrica en un grupo de neuronas colinérgicas (e de

acetilcolina) cerca de la unión de la protuberancia y el mesencéfalo produce un estado de

vigilia y despertar. Esta región del encéfalo recibió el nombre de sistema activador

reticular. Al mismo tiempo, el fisiólogo suizo Hess observó que la estimulación del tálamo

en un gato en estado de vigilia con pulsos de baja frecuencia producía un sueño de ondas

lentas.

Otras pruebas provienen de la investigación de los circuitos que subyacen al sueño REM,

estos movimientos similares a los sacadicos surgen porque, en ausencia de estímulos

visuales externos, las señales de generación endógena de la formación pontina reticular se


transmite hasta la región motora del colicuo superior. Y las neuronas que se encuentran en

el colicuo envían proyecciones hacia la formación reticular paramedial pontina y el núcleo

intersticial dorsal que coordina la sincronización y dirección de los movimientos oculares.

Núcleos importantes en la regulación del ciclo sueño-vigila


Localización de los núcleos hipotalámicos involucrados en el sueño
Trastornos del sueño

 Insomnio: Es la incapacidad para dormir durante el tiempo suficiente como para

sentirse recuperado. Una causa común es la alteración de los ritmos circadianos

generados por los trabajos de rotación de horarios, el estrés, etc.

 Apnea del sueño: Una persona que la padece puede despertarse ciento de veces a la

noche, con el resultado de que experimentan poco sueño de ondas lentas o ninguno

y en consecuencia pasan menos tiempo en sueño REM. Estos individuos se

encuentran continuamente cansados y a menudo sufren depresión.

 Síndrome de piernas inquietas: Es un problema que afecta a muchos ancianos, la

característica es una sensación desagradable de reptación, pinchazos u hormigueos

en una o ambas piernas o pies, y una necesidad imperiosa de moverlos. Estas

sensaciones se producen cuando la persona se recuesta. El resultado de esto es el

movimiento de las piernas durante el día y la noche.

 La narcolepsia: Estos individuos tienen ataques de sueño REM frecuentes en el dia,

en los que entra en sueño REM desde la vigilia sin atravesar el sueño no-REM

 Síndrome de fatiga crónica: se caracteriza por fatiga debilitante y otros síntomas,

como sueño no reparador, trastornos de la memoria y una sensación de cansancio

extraordinario después de un ejercicio de rutina.

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