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By
Alex Rodríguez
INT./CELDA/DÍA
JACINTO, un hombre de 50 años, está encadenado de brazos y
piernas recargado en una pared, viste ropa de manta raída y
huaraches, con la mirada cansada y perdida.

La celda es de tabiques de adobe, las paredes son húmedas y


grises exceptuando por una hecha de barrotes, el piso es de
tierra, húmedo.
Dos ratas pasan corriendo por un pequeño orificio entre dos
tabiques.
La puerta de la celda se abre de golpe y el cuerpo de un
MUCHACHO de 17 años con la cara golpeada e igualmente
encadenado de manos y pies es lanzado al suelo de la celda,
viste ropa un poco más formal, sin zapatos. Desde fuera se
ven las siluetas de dos hombres.
GUARDIA 1
A ver si así aprendes a respetar a
tus mayores, chamaco pendejo.

GUARDIA 2
Ya déjelo compadre, no vale la pena
ponerse al tiro con un mocoso como
este.
Los dos hombres cierran la puerta bruscamente y se alejan
entre risas.
JACINTO
Te dije que no valía la pena,
muchacho, yo sabía que estos no
jugaban limpio.
El joven, Pedro, se intenta levantar con dificultad,
arrastrándose a la pared y sentándose a un lado de Jacinto.
Jacinto comienza a toser.

PEDRO
¿Don Jacinto? ¿Está bien? ¿Qué le
hicieron esos salvajes?
Jacinto levanta la mirada y observa la cara golpeada de
Pedro.

JACINTO (TOSIENDO)
¿A mí? Mira no’más cómo quedaste
tú, ¿qué es lo que querían?

(CONTINUED)
CONTINUED: 2.

PEDRO
No lo sé, no paraban de llamarme
científico, me golpearon y me
quitaron los zapatos.

Jacinto observa los pies descalzos de Pedro, quedándose en


silencio unos momentos.
FLASHBACK

EXT./AFUERAS DEL PUEBLO/DÍA


Unas dos docenas de hombres se encuentran en la entrada del
pueblo, algunos apilando costales a manera de barricadas,
mientras otros preparan algunos machetes oxidados y unas
pocas armas de fuego.

Detrás de una barricada, Pedro está sentado en el suelo


sosteniendo un rifle, sus ropas se ven un poco más cuidadas
pero igualmente polvosas, usando unos zapatos negros
deslavados. Sus manos tiemblan entre el arma y tiene la
mirada perdida hacia el suelo.

El trance de Pedro es interrumpido por la conversación de


dos hombres, VICENTE e IGNACIO, a unos metros de él.
VICENTE
Ya no podemos aguantar más,
compadre, ¿usted cree que se
solucione todo esto? Los cabrones
del gobierno y el ejército ya se
fueron de aquí hace mucho.

IGNACIO
Ya verá que sí, compadre, El
general Zapata es hombre de
palabra, una vez que lleguen a un
acuerdo no tendremos que
enfrentarnos.

VICENTE
Pus sí, compadre, pero lo que no
entiendo es por qué a todos nos
están metiendo al mismo costal que
a estos.

Vicente hace una señal discreta con la cabeza apuntando a


Pedro, mostrando desdén. Pedro sujeta su arma con fuerza y
molestia en la mirada.
END FLASHBACK
3.

INT./CELDA/TARDE
Pedro y Jacinto están recargados en la pared, sin hacer
ruido alguno. Pedro mantiene los ojos cerrados, tratando de
descansar un poco.

Pedro es interrumpido por un grito de dolor lejano, se


voltea a ver a Jacinto, quien se mantiene con la mirada
triste hacia el suelo.
PEDRO
¿Usted sabe qué es lo que les están
haciendo?
JACINTO
Ni idea, muchacho, pero no conviene
meterse con ellos, parece que
mientras peor les caigas, peor te
chingan.
VOZ (OFFSCREEN) (ENTRE RISAS)
N’ombre, chingarte se queda corto,
estos cabrones no saben lo que
significa tener un poquito de
madre.
Pedro busca con la mirada por todas partes, intentando
buscar el origen de la voz.

PEDRO
¿Quién eres? ¿’Onde estás?
VOZ (OFFSCREEN)
Aquí en la celda de a lado, y te
digo que deberías hacerle caso al
viejo, no hagas enojar a esos hijos
de la chingada más de lo que ya
están si no quieres terminar muerto
más pronto.

Pedro se queda en silencio, se comienza a poner pálido y un


par de gotas de sudor bajan por su sien, Jacinto observa a
Pedro preocupado.
JACINTO
Ya cállate, Mendoza, no estás
ayudando.
MENDOZA (OFFSCREEN)
¿Qué tiene? Es la puritita verdad,
tú también has escuchado lo que les
andan haciendo estos animales, ¿no?

(CONTINUED)
CONTINUED: 4.

JACINTO
Esos son puros cuentos, chismes de
viejas arguenderas, ¿de verdad te
los crees?

Pedro logra recobrarse un poco y consigue abrir un poco la


boca.
PEDRO
¿Qu-qué clase de cosas?

MENDOZA (OFFSCREEN)
Uuuuuuta, si supieras, a uno le
amarraron un mecate de los tanates
y lo arrastraron por todo el pueblo
a caballo, lo dejaron hasta que el
mecate se los arrancó.

Pedro se vuelve a poner pálido y sin palabras, el labio le


tiembla.
MENDOZA (OFFSCREEN)
Te digo, estos cabrones no tienen
madre, agarran parejo. Sólo queda
sentarnos y esperar que mañana no
se pongan tan creativos con
nosotros.
PEDRO (SUSURRANDO)
M-mañana
JACINTO
¡Y yo te digo que ya te calles,
cabrón!

Jacinto se voltea hacia Pedro, al verlo asustado su


expresión cambia a una más compasiva.
JACINTO
No le hagas caso, desde hace años
que a Mendoza no le funciona la
tatema pa’ nada.
Pedro se queda en silencio observando hacia la pared, de la
cuál sale una rata, la sigue con la mirada hasta que esta
sale por los barrotes.

FLASHBACK
5.

EXT./PLAZA DEL PUEBLO/DÍA


Entre gritos y balazos la gente del pueblo huye despavorida,
mientras son perseguidos por zapatistas.
Pedro va de un lado a otro corriendo, buscando algo con
urgencia.
Una mano toma del hombro a Pedro y lo jala hacia atrás antes
de que un caballo pase sobre él. Pedro voltea y ve a
Jacinto.

JACINTO
¿Qué estás haciendo, chamaco? Vas a
hacer que te maten si te quedas
acá.

Pedro forcejea para soltarse de Jacinto, quien lo sostiene


de los hombros.
PEDRO
Suélteme, Don Jacinto, tengo que ir
a buscar a Mariana.

JACINTO
De nada sirve si estás muerto,
chamaco, entiende, ya soltaron a
todos en la cárcel y vienen para
acá.

Pedro logra soltarse de Jacinto y sale corriendo a toda


prisa.
Frente a una alcaldía en llamas, MARIANA, de 15 años
forcejea con un soldado zapatista, quien la toma por las
muñecas. Pedro alcanza a ver a lo lejos a Mariana y corre en
su dirección.
PEDRO (GRITANDO)
¡Mariana! ¡Mariana! ¡Mari-

Mientras corre, Pedro es golpeado en la nuca por un


zapatista con la parte de atrás de su rifle. Pedro intenta
levantarse, pero el zapatista le suelta una patada en el
estómago, derribando a Pedro.

Pedro se voltea boca arriba, medio inconsciente en el suelo,


observando la silueta del zapatista que lo derribó.
ZAPATISTA
Pero mira no’más aquí tenemos otro
cochino científico, ¿qué quiere que
hagamos con él, mi coronela?

(CONTINUED)
CONTINUED: 6.

La silueta de una MUJER armada se acerca a Pedro y lo obsera


un momento.
CORONELA
Llévenselo, ojalá después podamos
divertirnos un rato con él.

La mujer se aleja entre risas y Pedro pierde el


conocimiento.
END FLASHBACK

INT./CELDA/NOCHE
Pedro intenta dormir en medio de la noche, tres guardias
pasan enfrente de la celda, cada uno jalando a una mujer
consigo. Las chicas, de entre 14 y 20 años oponen
resistencia.
Pedro alcanza a distinguir uno de los gritos, de reojo
alcanza a ver la cara de Mariana iluminada por la luna, se
ve con la ropa rota e igualmente sin zapatos.

PEDRO (GRITANDO)
¡MARIANA! ¡POR AQUÏ!
Mariana voltea a ver hacia la celda y observa a Pedro, su
rostro se ilumina por un segundo. En medio de su
distracción, uno de los zapatistas golpea a Mariana
dejándola inconsciente. El zapatista toma a Mariana y la
carga. Pedro intenta acercarse hacia los barrotes con
dificultad mientras los zapatistas se van entre risas.
ZAPATISTA 1 (RIENDO)
Creo que ya la mató, compadre.
ZAPATISTA 2
Ni modo, ya le avisaré lo buena que
estuvo pa’ cuando despierte.

PEDRO (GRITANDO)
¡Vuelvan acá hijos de la chingada!
¡Métanse con un hombre a ver si muy
chingones!

Uno de los guardias se acerca hacia Pedro y lo golpea con la


culata en la cara, dejando medio inconsciente a Pedro.
Mientras Pedro yace tumbado en el suelo, las puertas de la
prisión se abren, un par de hombres entran y toman a Jacinto
de los brazos. Jacinto no opone resistencia alguna, siendo
sacado a rastras por los hombres, Pedro alcanza a reconocer

(CONTINUED)
CONTINUED: 7.

los gritos de Mariana pidiendo ayuda antes de perder el


conocimiento.

FADE A NEGRO

INT./CELDA/DÍA
Pedro despierta a la mañana siguiente, aún aturdido, su
expresión está al borde del llanto y cansado. Pedro se
arrastra a la pared, recargándose y observando el lugar
donde antes estaba sentado Jacinto.
MENDOZA (OFFSCREEN)
Te dije que le hicieras caso al
viejo, ahora ya te echaron el ojo a
ti.
Pedro se queda en silencio sin apartar la mirada de la
tierra. Pedro nota unos pasos acercándose a su celda, su
expresión cambia de inmediato de tristeza a miedo, sus manos
comienzan a sudar, manteniendo la mirada fija hacia la
puerta de la celda.
Después de unos momentos, aparece la Coronela del otro lado
de los barrotes, acompañada de dos zapatistas. Uno de los
hombres abre la puerta.

CORONELA
Traiganselo pa’acá, ya me cansé de
este escandaloso.
Los dos guardias entran a la celda, mientras que Pedro se
intenta alejar lo más que puede de ellos. Uno de los
zapatistas toma a Pedro por el tobillo, arrastrándolo por el
suelo de tierra hasta la entrada.
ZAPATISTA
¿Pa’dónde vas, chamaco? ¿Qué no
oiste a la coronela? Se quiere
encargar de ti personalmente.
Deberías sentirte orgulloso del
privilegio.

PEDRO
¡Suéltenme por favor! ¡Déjenme ir!
¡Se los ruego!
CORONELA
No te lo tomes personal, niño, pero
necesitamos el espacio, además mis
hombres andan un poco aburridos,
necesitan a alguien que los
entretenga.

(CONTINUED)
CONTINUED: 8.

Uno de los zapatistas saca un cuchillo y lo acerca a la


planta de los pies de Pedro mientras el otro lo detiene de
los hombros.
PEDRO
¿Qué están haciendo? ¡Suéltenme,
animales!
El zapatista del cuchillo comienza a quitar la piel de la
planta de los pies de Pedro mientras comienza a gritar.
Pedro se retuerce de dolor de un lado a otro mientras los
zapatistas y la coronela se rien de su dolor.
Después de unos momentos, el zapatista se detiene unos
momentos, Pedro suspira cansado.
PEDRO (JADEANDO)
Por... favor... yo no he hecho...
nada.
CORONELA
Eres un traidor, un enemigo de la
clase, ¿te crees mejor que nosotros
sólo por tener ropas caras? Ya
verás lo que es sufrir.
El zapatista del cuchillo comienza a rebajar la piel del
otro pie, Pedro rompe en gritos de dolor mientras ruega por
su vida.

EXT./PATIO DE PRISIÓN/DÍA
Los zapatistas llevan a Pedro a rastras, quien ya se nota
cansado y moribundo. Arrojan a Pedro en medio del patio,
rodeado a buena distancia de varios zapatistas, Pedro
intenta levantarse, pero el dolor en sus pies no lo deja.
CORONELA
Muy bien, perro, ya es hora de que
nos des un espectáculo, sabes
bailar, ¿cierto?
PEDRO
¿Q-q-qué?

CORONELA
Que si sabes bailar, por que aquí
nadie sabe, y sería bueno que nos
mostraras cómo se hace.

Los zapatistas alrededor ríen a carcajadas un momento, todos


se detienen casi al unísono.

(CONTINUED)
CONTINUED: 9.

CORONELA
Levántate
La coronela saca una pistola y dispara a un lado de los pies
de Pedro; Pedro alcanza a esquivarlo poniendo un pie en el
suelo y gritando de dolor.

CORONELA
¡Levántate! A menos que quieras
morir.

La coronela vuelve a disparar cerca de los pies de Pedro,


haciendo que se ponga de pie por completo. La cara de Pedro
muestra un grito ahogado.
CORONELA
Tienes una hermana, ¿no? Creo está
con nosotros ¿no sería una lástima
que ella tuviera que ocupar tu
lugar?
Los zapatistas vuelven a reir, Pedro se nota con miedo y con
dificultades, comienza a saltar de un lado a otro a manera
de baile. Uno de los zapatistas comienza a tocar un barril
con dos palos a manera de llevar el ritmo. Pedro comienza a
seguirlo.
CORONELA
Y más vale que sigas el ritmo, si
no sabré que no sabes bailar, y no
me gusta que me mientan, chamaco.
El ritmo del barril comienza a aumentar, mientras Pedro
intenta seguirlo, cada vez más rápido.

A medida que aumenta la velocidad, Pedro va perdiendo más


energía, ahora baila sobre un charco de su propia sangre.
Una vez que le es imposible seguir el ritmo, pedro cae de
rodillas, sin aliento y convulsionando, los zapatistas hacen
una ovación a coro a su alrededor, aplaudiendo y vitoreando.

Pedro, tumbado en el suelo, observa a la coronela acercarse


lentamente hacia él, con la pistola en mano y acompañada de
sus dos zapatistas.
CORONELA
Te dije que no fallaras, pus ni
modo, ya veremos qué tal lo hace
Marianita.
La coronela levanta su arma hacia la cabeza de Pedro, este
está mudo y sin poder hablar.
10.

La coronela dispara su arma y el cuerpo de Pedro cae


inherte.