Sistemas de Producción 2
Sistemas de Producción 2
Sistemas de Producción 2
Diego Javier
Matrícula:
2020-0655
Asignatura:
Logística 2
Trabajo:
Sistemas de producción 2
Docente:
Niurbis Aquino
Introducción
En el mundo dinámico de la gestión empresarial y la producción, la optimización
de procesos y la mejora continua son fundamentales para mantener la competitividad y
la eficiencia. En este contexto, se han desarrollado diversos enfoques y herramientas
destinados a mejorar la calidad, reducir los tiempos de producción y maximizar la
utilización de recursos.
Uno de los marcos más reconocidos para la mejora de procesos es el enfoque
DEMAMC, que se compone de cinco etapas: Definir, Medir, Analizar, Mejorar y Controlar.
Estas etapas proporcionan una estructura sistemática para identificar problemas,
recopilar datos, analizar causas raíz y realizar mejoras sostenibles en los procesos de
negocio.
Además, el Total Productive Maintenance (TPM) y el Single-Minute Exchange of
Die (SMED) son metodologías clave que buscan maximizar la eficiencia de los equipos
y minimizar los tiempos de cambio de herramientas, respectivamente. Estas técnicas son
fundamentales para reducir las pérdidas de tiempo y aumentar la disponibilidad de los
recursos productivos.
Una distribución en planta sencilla y transparente es esencial para optimizar el
flujo de trabajo y minimizar los movimientos innecesarios. Esta disposición facilita la
comunicación y la colaboración entre los diferentes departamentos, lo que conduce a
una mayor eficiencia y productividad.
La producción ajustada o ágil, también conocida como lean o agile manufacturing,
se centra en la eliminación de desperdicios y la maximización del valor para el cliente.
Este enfoque promueve la flexibilidad, la adaptabilidad y la capacidad de respuesta a las
demandas del mercado, lo que permite a las empresas mantenerse competitivas en
entornos cambiantes.
El proceso de implantación de estas metodologías y enfoques requiere una
cuidadosa planificación y coordinación. Desde la identificación de oportunidades de
mejora hasta la implementación de soluciones y el seguimiento de resultados, cada etapa
del proceso es crucial para el éxito a largo plazo de la iniciativa.
DEMAMC (definir, medir, analizar, mejorar y controlar)
El enfoque DEMAMC, también conocido como DMAIC en inglés (Define, Measure,
Analyze, Improve, Control), es una metodología estructurada utilizada en el ámbito de la
gestión de la calidad y la mejora de procesos. Cada una de sus cinco etapas juega un
papel crucial en la identificación y resolución de problemas, así como en la optimización
continua de los procesos empresariales. A continuación, se describe brevemente cada
una de las etapas del enfoque DEMAMC:
Definir (Define): En esta etapa, se define claramente el problema o la oportunidad
de mejora. Se establecen los objetivos del proyecto, se identifican las partes interesadas
clave y se delimita el alcance de la iniciativa. La claridad en la definición es fundamental
para garantizar que el equipo esté alineado y enfocado en los resultados deseados.
Medir (Measure): Una vez que se ha definido el problema, es esencial medir y
recopilar datos relevantes para comprender la situación actual. Se identifican las métricas
clave y se recopilan datos de manera sistemática. Estos datos proporcionan una base
objetiva para evaluar el rendimiento actual del proceso y establecer puntos de referencia
para futuras mejoras.
Analizar (Analyze): En esta etapa, se lleva a cabo un análisis detallado de los
datos recopilados para identificar las causas subyacentes del problema. Se utilizan
herramientas y técnicas estadísticas para identificar patrones, tendencias y relaciones
entre variables. El objetivo es comprender completamente las causas raíz del problema
y determinar qué factores contribuyen significativamente a los resultados no deseados.
Mejorar (Improve): Una vez identificadas las causas raíz, se desarrollan e
implementan soluciones para abordarlas. Se exploran diferentes enfoques y se
seleccionan las mejores prácticas para optimizar el proceso. Durante esta etapa, es
fundamental involucrar a los miembros del equipo y obtener su apoyo para la
implementación de cambios significativos.
Controlar (Control): La etapa final del enfoque DEMAMC se centra en establecer
controles y sistemas de monitoreo para garantizar que las mejoras implementadas sean
sostenibles a largo plazo. Se establecen indicadores clave de rendimiento (KPIs) y se
desarrollan planes de control para mantener la estabilidad del proceso y prevenir la
recurrencia de problemas anteriores.
El TPM y el SMED
Total Productive Maintenance (TPM):
El TPM es una metodología de gestión que se enfoca en maximizar la eficiencia
de los equipos, maquinaria y procesos de producción a través de la participación activa
de todos los empleados de una organización. La filosofía subyacente del TPM es que el
mantenimiento preventivo y la conservación de los equipos son responsabilidades de
todos en la empresa, no solo del departamento de mantenimiento.
El TPM se basa en ocho pilares fundamentales, que incluyen la mejora autónoma,
el mantenimiento planificado, la educación y capacitación, la gestión de la calidad, la
seguridad, el medio ambiente y la administración en el lugar de trabajo. Estos pilares
proporcionan un marco estructurado para la implementación y mantenimiento de
prácticas de mantenimiento efectivas y eficientes.
Al implementar el TPM, las organizaciones pueden lograr varios beneficios, como
la reducción de tiempos de inactividad no planificados, la mejora de la calidad del
producto, el aumento de la vida útil de los equipos y la optimización de la utilización de
los recursos. Además, el TPM promueve un cambio cultural dentro de la empresa, donde
la responsabilidad y la participación activa de los empleados son fundamentales para el
éxito a largo plazo.
Single-Minute Exchange of Die (SMED):
El SMED es una metodología desarrollada por Shigeo Shingo que se enfoca en
reducir los tiempos de cambio de herramientas en los procesos de fabricación, con el
objetivo de aumentar la flexibilidad y la eficiencia de la producción. El término "single-
minute" se refiere a la meta de reducir el tiempo de cambio de herramientas a menos de
un minuto.
El SMED se centra en identificar y eliminar las actividades que no agregan valor
durante el proceso de cambio de herramientas. Esto puede incluir la estandarización de
procedimientos, la simplificación de herramientas y equipos, la preparación previa de
materiales y la mejora de la coordinación entre los operadores y el personal de
mantenimiento.
Al implementar el SMED, las organizaciones pueden experimentar una serie de
beneficios, como la reducción de los tiempos de inactividad, la capacidad de producción
incrementada, la mejora de la flexibilidad para manejar órdenes de producción variables
y la optimización de los recursos. El SMED también puede contribuir a la mejora de la
calidad al reducir la posibilidad de errores durante el cambio de herramientas y al permitir
una mayor rapidez en la detección y corrección de problemas.
El proceso de implantación
El proceso de implantación se refiere a la fase en la que se ejecutan y ponen en
práctica los cambios, metodologías, sistemas o procesos dentro de una organización.
Puede implicar la implementación de nuevas tecnologías, la adopción de prácticas de
gestión, la introducción de programas de mejora continua o cualquier otro cambio
significativo que tenga como objetivo mejorar el desempeño y los resultados de la
empresa.
El proceso de implantación generalmente sigue un conjunto de pasos
estructurados que pueden variar según la naturaleza y la complejidad del cambio.
Algunos de los elementos comunes incluyen:
Planificación:
• Identificación de los objetivos y metas del cambio.
• Análisis de los recursos necesarios, incluyendo presupuesto, personal y
tecnología.
• Desarrollo de un plan detallado que incluya las actividades, los plazos y los
responsables de cada tarea.
Comunicación y capacitación:
• Comunicación clara y efectiva sobre los objetivos del cambio y los
beneficios que se esperan.
• Capacitación del personal para que estén preparados para adoptar y utilizar
las nuevas prácticas o tecnologías.
Implementación piloto:
• Prueba del cambio en un entorno controlado o en una parte específica de
la organización.
• Recopilación de retroalimentación y ajuste de la estrategia según sea
necesario.
Implementación a gran escala:
• Despliegue completo del cambio en toda la organización.
• Monitoreo continuo del progreso y resolución de problemas que puedan
surgir durante la implementación.
Evaluación y ajuste:
• Evaluación periódica del desempeño y los resultados del cambio.
• Realización de ajustes y mejoras según sea necesario para garantizar que
se cumplan los objetivos establecidos.
El proceso de implantación puede enfrentar desafíos como resistencia al cambio,
falta de recursos, dificultades técnicas y problemas de comunicación. Es fundamental
que la dirección de la organización esté comprometida con el cambio y que se involucre
a todos los niveles de la empresa para garantizar una adopción exitosa.
metodologías como DEMAMC, TPM y SMED, junto con una distribución en planta
reducir los tiempos de cambio, mientras que una distribución en planta sencilla y
flexibilidad para adaptarse a las demandas del mercado, mientras que las tecnologías de