Tres Proyectos de Carla Rippey
Tres Proyectos de Carla Rippey
Tres Proyectos de Carla Rippey
El arte del siglo XX en México tiene como principal característica la ruptura entre la vieja
producción artística, por una mucho más moderna y con un carácter más mexicano. Es decir,
los artistas de las primeras décadas del siglo XX se preocuparon por rescatar elementos
social.1 A partir de los años siguientes, en México se produjo un arte mucho más apegado a
las necesidades sociales del país, de manera que, mediante la plástica, se pudieran expresar
dichas preocupaciones.
Sin embargo, ese acelerado cambio en lo cultural se vio menos reflejado en el arte
feminista, puesto que no fue sino hasta a partir de la década de los ochenta cuando grupos
colectivos de mujeres comenzaron una producción con bases feministas mucho más sólidas.2
No obstante, una vez que el feminismo comenzó a agarrar más fuerza en el país, el
arte feminista se fue concibiendo como una rama mucho más natural, y con propuestas
mujer desde una postura diferente, así como reflejar problemáticas desde una perspectiva de
género. En este ensayo, por lo tanto, tomaremos de ejemplo el arte de Carla Rippey,
1
De acuerdo a lo visto en el curso.
2
Mónica Máyer, “De la vida y el arte como feminista”, en Karen Cordero Reiman e Inda Sáenz (comp.), Crítica
feminista en la teoría e historia del arte, introducción por Karen Cordero Reiman e Inda Sáenz, México,
Programa Universitario de Estudios de Género/Universidad Iberoamericana/Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes/Fonca y CURAR, 2007, p. 401-414.
3
En la referencia anterior, Mónica Mayer narra lo difícil que fue su integración como artista en espacios
destinados a hombres. En el mismo artículo, menciona una anécdota en la que participó en un evento de
conmemoración a mujeres artistas y en el mismo, la participación resultó en su mayoría ser masculina. Esta
experiencia, explica ella, la llevó a ser víctima de comentarios machistas que en ese tiempo se consideraban
como un argumento correcto.
1
concretamente Don’t try this at home (figura 1), para hacer un estudio de los intereses
En este sentido, para poder entender las propuestas artísticas de Carla Rippey, es
necesario estudiar un poco del contexto histórico en el que se incorporó al arte feminista. Al
inicio de su carrera no se vio interesada en propuestas de carácter social, pero no fue hasta su
viaje a México (por su matrimonio con un estudiante mexicano) que se empapó del contexto
cultural de la época.4
Pandolfi fue una figura influyente durante las tres últimas décadas del siglo XX, con su
barata, montada en 1985, esta última bajo la dirección de Pandolfi,5 además Resguardo y
Sin embargo, el desarrollo un poco tardío del arte feminista, llevó al grupo de mujeres
a producir obras que no fueron tan bien recibidas dentro de la academia. Esto, por dos
concibiendo como algo válido6 y, segundo, que Carla Rippey apenas estaba descubriendo la
técnica con la que se sentía más cómoda. El arte figurativo característico de ella, ha
4
Lorena Zamora Betancourt, “Carla Rippey”, en El imaginario femenino en el arte: Mónica Mayer, Rowena
Morales y Carla Rippey, México, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, 2007, p. 93-121.
5
De acuerdo con investigaciones personales realizadas en mi Servicio Social.
6
Regresando al artículo escrito por Mónica Mayer, ella menciona que “La época de oro del arte feminista en
México fue a principios de los ochenta, tanto así, que incluso la revista Fem dedicó un número a la mujer en el
arte. Para mí, fue un momento muy importante, porque algo que siempre me ha preocupado es la falta de
comunicación entre el feminismo político o académico y el arte feminista”, Karen C. e Inda Sáenz, Crítica
feminista, p. 407-408.
2
evolucionado a lo largo de los años hasta que presentó propuestas estéticas como las que
Su estilo figurativo se ha mantenido al margen de los parámetros artísticos en boga de las últimas
décadas del siglo xx, sin que esto le reste vigencia a su producción; inventa, a partir de fragmentos que
conservan esencias del pasado, protagonistas que poseen tintes filosóficos y sociológicos y construye
escenarios con los que logra evocar situaciones emocionales. Así, las figuras dicen más de lo que puede
verse a simple vista, como si trataran de revelar algo o de reencontrarse con algo.7
imagen. Un espectador sin el antecedente curatorial que hizo Carla Rippey para el montaje
transferencia, se pueden observar una serie de imágenes en x-ray en las que se puede observar
objetos punzantes o agujas atravesando el cuerpo de una persona. Por supuesto, la imagen
resulta agresiva a los ojos puesto que, si bien no se puede conocer la historia de la persona
que la llevó a tener esos objetos incrustados en su cuerpo, se puede concluir que fue víctima
de una agresión.
En otras palabras, el arte figurativo de Don’t try this at home se encuentra presente
puesto que no es fácil adivinar el motivo de la obra, aunque sí su historia. Esta imagen se
posibles objetivos de investigación donde se han encontrado objetos curiosos dentro del
cuerpo humano, hasta actos violentos que llevan a este tipo de consecuencias.
Por supuesto, la primera afirmación que se puede hacer como espectador es que se
trata de un ser humano, y esta puede ocurrir por un acercamiento básico a la anatomía humana
como los disfraces que encontramos en Día de Muertos donde vemos representados
esqueletos humanos. Sin embargo, de ahí en adelante, solo personas especializadas pueden
inferir de si se trata de una mujer o un hombre. En este caso, tras una breve investigación, se
7
Lorena Z., El imaginario, p. 99.
3
puede confirmar que se trata de anatomía femenina, dado que la pelvis representada en el
aspectos de la naturaleza sin concebirlos de manera absoluta, fue una rama del arte
contemporáneo que ganó tendencia a partir de la ruptura artística mexicana. Por lo tanto, en
Don’t try this at home, si bien podemos visualizar los rayos x de una figura humana, no
podemos afirmar que estamos viendo directamente a lo que conforma a una persona. Es decir,
observar directamente a una persona por su esqueleto y, mucho menos, verle interactuar de
esta manera. Así, esta obra pertenece a la rama del arte figurativo porque plantea la esencia
del cuerpo humano, sin representarla de la manera que conocemos normalmente, es decir, lo
Omitir la mirada del personaje aparece con reiteración en sus obras, sea con un vendaje, con un brazo
que cubre la faz, dibujando los ojos cerrados o con cualquier otro elemento, como un rectángulo negro
que suele utilizarse para encubrir la personalidad de un sujeto ante los demás, el mismo que funciona
en otros contextos como “censura”; incluso, a veces, los ojos quedan excluidos del cuadro con cabezas
de medio rostro de los que sólo se ven nariz, boca y barbilla. Esta omisión, con toda la carga expresiva
que puede poseer, cede al resto de la figura y sus componentes dentro de la obra la cualidad de exponer
y significar emocionalmente.9
En el caso de Don’t try this at home podemos observar este aspecto característico de
las obras de Carla Rippey, puesto que en ningún momento vemos representada a una persona
8
En realidad, es difícil citar una fuente concreta en este párrafo, pero basta buscar en Google “diferencias entre
pelvis femenina y masculina” y aparecerán ejemplos visuales de lo que me refiero.
9
Lorena Z., El imaginario, p. 99.
4
una mujer o un hombre (ya confirmamos anteriormente que se trata de una pelvis femenina),
no obstante, no se pueden encontrar los otros aspectos que conforman la esencia del ser
humano, los cuales pueden ir desde los rasgos faciales que caracterizan a una persona, como
De hecho, la propuesta de Zamora citada anteriormente y donde dice que las obras de
Carla Rippey poseen una carga emocional muy fuerte resulta cierta para esa obra, puesto que
si bien no podemos medir las emociones en el rostro de la persona, como espectador se puede
observar la agresión sufrida hacia ella. Es decir, resulta emocional en el sentido en el que, al
ser testigos de la agresión que sufrió este sujeto, puede evocar en el espectador un sentimiento
No obstante, también no hay que dejar de lado que la omisión de sujeto en su obra
puede ser por las ideas feministas de las cuales se ha empapado la autora. El feminismo, en
varias ocasiones se ha planteado no hacer una revictimización de las personas que sufrieron
de algún tipo de agresión, razón por la cual se evitan carteles publicitarios donde se da a
En este caso, en Don’t try this at home, Carla Rippey nos presenta a un sujeto sin
nombre e identificación (por los elementos arriba mencionados), pero del cual podemos
10
En este caso me refiero a aquellas publicaciones que a veces aparecen en redes sociales como Instagram o
Facebook y que plantean algo como “Ojalá no sea yo un día”, “Si me desaparecen, búscame en […]”, entre
otros ejemplos. Esto no se permite en el feminismo actual puesto que además de revictimizar a las jóvenes que
sufrieron de un acto violento, también es poco sensible para las familias el encontrar a personas compartiendo
este tipo de publicaciones, cuando secretamente no desearían que algo así le pudiera pasar a un desconocido.
En realidad, en este párrafo estoy imprimiendo mi visión personal del asunto, aunque sí fundamentado con ideas
feministas actuales.
5
misma, puesto que simplemente al conocer la agresión de la que fue sujeta, puede generar
encontramos frente a la agresión y no como tal ante el sujeto. Es decir, uno de los
Rippey, es que se pone sobre la mesa aquellos incidentes en los que se han agredido
personajes (tanto femeninos como masculinos), sin representar el sujeto como tal. Por lo
En este caso, se puede meditar en la historia que llevó a la joven representada a ser
violentada, en lugar de su persona como tal. Por tanto, Carla Rippey tras haber hecho una
exhaustiva investigación para reunir materiales para su exposición, se topó con la historia de
una mujer agredida por sus abuelos, después de que ellos le insertaran agujas en el cuerpo
que por décadas se consideró como algo malo tener hijas, a diferencia de los varones, quienes
en ese momento servían como proveedores del hogar. Rippey, entonces, nos permite estudiar
la historia desde su perspectiva más violenta, sin presentarnos como tal a la víctima. Esto a
su vez reproduce un arte muy apegado al feminismo, puesto que plantea la reflexión de que
no hay que concentrarnos en el sujeto representado, sino en aquello que busca representar.
Sin embargo, la exposición dentro de la cual se mostró esta obra, también enseña otros
aspectos del feminismo como contraparte a la violencia de género. Carla Rippey dice lo
siguiente:
6
El lingüista George Lakoff asentó en su libro Women, Fire and Dangerous Things que en la lengua de
un grupo aborigen de Australia, el dyirbal, hay cuatro géneros. En uno, los elementos principales son
las mujeres, el fuego y los objetos peligrosos. Encontré este dato hace unos diez años, y me llamó la
atención porque lo integrado a este género coincide con la temática que he explorado en mi producción:
las mujeres son una constante de mis imágenes. Aunque lo más común es que aparezcan vulneradas,
en contadas ocasiones blanden objetos peligrosos […].11
vulnerado, entre otros adjetivos negativos. Más bien, las mujeres aparecen como sujetos en
historias donde se las concibe sí, como víctimas de una agresión, pero también capaces de
convertirse en sujetos “violentos”. Con esto, no quiero decir que las mujeres perpetúen actos
violentos, sino que también son capaces de ser vinculadas con objetos que generalmente se
encontrar sus intereses y motivaciones en las imágenes seleccionadas. En este sentido, hay
que recordar que Carla Rippey realizó la selección de imágenes para esta exposición de
manera personal. De esta forma, fue reuniendo diferentes materiales visuales en los que se
Así, Rippey no descarta la idea que su obra sea muy personal, porque reconoce su cualidad interiorista
no obstante que pocas veces usa alguna fotografía de sí misma; sin embargo, suele identificarse con
ciertos personajes que a pesar de ser anónimos y desconocidos la conducen a proyectarse en ellos. En
todo caso, son imágenes que le impactan porque le remiten a experiencias y sensaciones pasadas y las
reelabora como una manera de recuperar lo perdido, los lugares en que ya no está, o hacerlos propios
cuando no le pertenecieron y siente la necesidad de apropiarse de ellos.12
De acuerdo con lo anterior, no se desea inferir en que Carla Rippey pudo haber sufrido
algún tipo de agresión de este tipo, sino que más bien, como cualquier otra mujer
perteneciente a un colectivo feminista, se identifica con los sujetos de su obra dado que como
11
Carla Rippey, “Mujeres, fuego y objetos peligrosos”, Periódico de poesía, México, 24 de mayo de 2021,
consultado en línea el 01 de junio de 2023.
12
Lorena Z., El imaginario, p. 102.
7
mujeres hemos podido recibir algún tipo de acto o comentario violento a lo largo de nuestras
En este sentido, el arte que propone Carla Rippey ayuda a desentrañar una de las
problemáticas más indignantes dentro de la historia del arte tanto en México como en el
mundo: la manera en la que se ha concebido a la figura femenina dentro de una obra artística
o en el mercado de arte. Las mujeres han sufrido violencia de género, y en cierto momento
de la historia, se les prohibió estudiar en academias de arte como en San Carlos, razón por la
cual tuvieron que buscar otros medios para dedicarse a algo que se consideraba como una
La teoría del arte feminista se ha preocupado desde su creación por darle un papel a
las mujeres más activo tanto en la academia, como en las obras artísticas. Esta rama de la
historia del arte ha analizado desde un punto de vista más deconstruido la forma en la que se
había concebido el arte antes del siglo XX, llegando a la conclusión de que el mundo artístico
estaba liderado por hombres y dirigido hacia los mismos. Así, a las mujeres se les había
delegado hacia un papel mucho más pasivo, concibiéndolas en su mayoría de veces como
musas. En ese momento, cuya estructura contenía ideas muy patriarcales, se veía mal que las
mujeres pudieran ser artistas también, y que crearan un arte distanciado de aquellas ideas.
problematizado la forma en la que las mujeres habían sido concebidas por hombres en las
obras artísticas. Si se hace un recuento de las pinturas u otras obras de diferente soporte en
13
En este caso, Rosario Cabrera participó en las llamadas “Escuelas de Arte al Aire Libre” en el que se enseñaba
técnicas artísticas a jóvenes, principalmente a mujeres. Sirvió como una herramienta para que mujeres pudieran
acceder al conocimiento artístico sin necesariamente pertenecer a la Academia de San Carlos. Laura González
Matute, Escuelas de Arte al Aire Libre y Centros Populares de Pintura, México, Centro Nacional de
Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas/CENIDIAP/Dirección de Investigación y
Documentación de las Artes, 1987, 194 p.
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las que el sujeto principal fuera femenino y hubieran sido creadas por hombres, se llegará a
dos conclusiones: que ese personaje femenino poseía características físicas que no pueden
Así, al contrastar obras creadas tanto por hombres como mujeres, se podrán observar
mucho más natural, a diferencia de los hombres que, como mencioné en el párrafo superior,
conciben personajes femeninos con pieles muy blancas e incluso cabelleras largas, brillantes
y de colores claros. Este fue un aspecto muy importante en el arte del renacimiento, donde
se representó a Eva con piel muy clara, y siempre en una posición inferior a la de Adán.14
Sin embargo, ¿por qué esto es tan importante para el estudio de la obra analizada en
este ensayo? Por una razón muy importante: el señalar cómo se puede concebir sujetos
pudo haber representado a las mujeres de la exposición de Rippey de una manera particular,
esto es: hubiera colocado la identidad de las mujeres vulneradas sin apelar a su deseo de
permanecer anónimas, además de colocarlas como sujetos débiles que son agredidos todo el
tiempo.
En este caso, Carla Rippey presenta una obra dentro de una exposición, en la que
coloca a la mujer en sus dos extremos: en la parte vulnerable y agredida por la violencia de
14
Un ejemplo mucho más claro de lo que argumenté aquí son las obras que se presentan en el Museo Nacional
de San Carlos, dentro de su colección permanente. Al caminar hacia el área donde se encuentran las pinturas
renacentistas, podemos encontrar representadas mujeres con pieles muy blancas y cabelleras rojizas y largas.
Sin embargo, un autoretrato contrastante es el que encontramos de Pilar Calvo, donde ella misma se representó
de una manera descuidada: tiene el cabello despeinado, se le pueden ver las muy ligeras arrugas en la piel,
además de que el cuadro en general no posee simetría.
9
género y, como contraparte, en aquella perspectiva en la que se puede vincular a las mujeres
Por lo tanto, Carla Rippey es uno de los muchos ejemplos de arte feminista que se
han producido en el país durante los últimos años. En Don’t try this at home podemos
reproduciendo obras dentro del arte figurativo, puesto que plantea una reflexión más
haber colocado las radiografías de la víctima de origen chino que fue agredida de sus abuelos
en lugar de colocar su imagen facial, Carla Rippey invita al espectador a desapegarse de aquél
elemento identitario común en la historia del arte tradicional y propone una “ruptura” en el
10
Carla Rippey, Don’t try this at home, 2010, transferencia con
costura, 66 x 62 cm, Museo de Mujeres Artistas.
11
Bibliografía
González Matute, Laura Escuelas de Arte al Aire Libre y Centros Populares de Pintura,
México, Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes
Plásticas/CENIDIAP/Dirección de Investigación y Documentación de las Artes,
1987, 194 p.
Máyer, Mónica “De la vida y el arte como feminista”, en Karen Cordero Reiman e Inda Sáenz
(comp.), Crítica feminista en la teoría e historia del arte, introducción por Karen
Cordero Reiman e Inda Sáenz, México, Programa Universitario de Estudios de
Género/Universidad Iberoamericana/Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes/Fonca y CURAR, 2007, p. 401-414.
Rippey, Carla “Mujeres, fuego y objetos peligrosos”, Periódico de poesía, México, 24 de
mayo de 2021, consultado en línea el 01 de junio de 2023 en
https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/mujeres-fuego-y-objetos-peligrosos-
inmolacion/
Zamora Betancourt, Lorena “Carla Rippey”, en El imaginario femenino en el arte: Mónica
Mayer, Rowena Morales y Carla Rippey, México, Instituto Nacional de Bellas Artes
y Literatura, 2007, p. 93-121.
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