Selección de Escenas

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ESCENA 1

Gabriella: - Wow, es como una jungla.


Troy: - Si, igual que la cafetería
Gabriella: - Bueno, yo acabo de humillarme por cien años más
Troy: - No vamos a…
Gabriella: - ¿Éste es tu escondite secreto?
Troy: - Si, acá me escondo cuando estoy abrumado, mis amigos no saben que existe
Gabriella: - ¿Tenes a la escuela bajo tu mando, no? Parece que todos quisieran ser tus
amigos
Troy: - No si perdemos…
Gabriella: - Seguro es difícil ser hijo del entrenador
Troy: - Me obliga a entrenar más duro, supongo… No sé qué va a decir cuando se entere
que canto.
Gabriella: - ¿Te preocupa?
Troy: - Los amigos de mis padres siempre dicen: “Tu hijo es un basquetbolista nato, debes
estar orgulloso”. A veces no quiero ser el basquetbolista nato, quiero ser… solo un chico,
Gabriella: - Vi como trataste a Kelsi ayer en el auditorio, ¿Tus amigos te conocen bien?
Troy: - Para ellos sólo soy el armador
Gabriella: - Entonces no te conocen lo suficiente; en mis otras escuelas yo era la loca de las
matemáticas, es hermoso venir acá y ser quien soy en verdad. Mientras cantábamos me
sentí como, una chica…
Troy: - ¿De verdad? Hasta te ves como una (Ríen)
Gabriella: - ¿Te acordás del jardín de infantes? Conocías a un niño, del que no sabías nada
pero diez segundos después ya era tu mejor amigo, porque bastaba con ser uno mismo…
cantando con vos sentí eso.
Troy: - Bueno, nunca pensé en cantar, te lo aseguro… hasta que te vi.
Gabriella: - ¿Vas a hacer la segunda prueba?
Troy: - Ei!, me llaman “El loco de la segunda prueba”, ¿no?
Gabriella: - Sos especial Troy, pero, no por las razones que tus amigos creen. Gracias por
mostrarme tu escondite super secreto, como en el jardín.

ESCENA 2
Juego de gemelas - Hallie somos gemelas.

ESCENA 3
No te pases - El diario de la princesa

ESCENA 4
La caída de Regina George | CHICAS PESADAS hasta 0:57

ESCENA 5
Llamada a cuatro bandas | CHICAS PESADAS

ESCENA 6
TANIA Y ANA MARIA - DOS MUJERES UN CAMINO pueden seleccionar la parte que
quieran
ESCENA 7
Brenda Asnicar: Patito feo- Frase icónica de Antonella

ESCENA 8
Pato el pez

ESCENA 9
“Las criadas”- Jean Genet
En esta escena la criada Clara quiere envenenar a La señora con el té de tila.

LA SEÑORA (riéndose).— Ya estoy demasiado nerviosa.


CLARA.— Precisamente.
LA SEÑORA.— Sobre todo, no nos esperéis Solange y tú. Subid a dormir inmediatamente.
(De repente se mira en el espejo.) Pero ese despertador, ¿qué pinta aquí? ¿De dónde
viene?
CLARA (muy molesta).— El despertador es el despertador de la cocina.
LA SEÑORA.— ¿Eso?, nunca lo he visto.
CLARA (coge el despertador).— Está sobre el estante. Está siempre en el estante.
LA SEÑORA.— Es verdad que la cocina no me es demasiado familiar. Estáis en ella como
en vuestra casa. Es vuestro dominio. Sois las dos soberanas de él. Me pregunto por qué lo
habéis traído aquí.
CLARA.— Es Solange para hacer la limpieza. No se atreve a fiarse del reloj de pared.
LA SEÑORA (sonriéndose).— Es la puntualidad encarnada. Me sirven las criadas más
fieles.
CLARA.— Adoramos a la señora.
LA SEÑORA (dirigiéndose a la ventana).— Y con razón. ¿Qué dejé de hacer por vosotras?
(Sale.)
CLARA (sola, amargada).— La señora nos ha vestido como unas princesas, la señora ha
cuidado a Clara o a Solange, puesto que la señora nos confundía siempre; la señora nos
envolvía en su bondad. La señora nos permitía vivir juntas a mi hermana y a mí. Nos daba
las chucherías que ya no le servían. Tolera que el domingo vayamos a misa y nos
coloquemos en un reclinatorio cerca del suyo.
LA SEÑORA.— Oye, oye.
CLARA.— Acepta el agua bendita que le presentamos. Y a veces con la punta de su guante
nos la ofrece ella misma.
LA SEÑORA.— El taxi que llega. ¡Vamos! ¿Qué dices?
CLARA (muy fuerte).— Estoy recitando para mí las bondades de la señora.
LA SEÑORA (entra de nuevo sonriendo).— Qué de honores, qué de honores y de descuido.
(Pasa la mano por el mueble.) Los cargáis de rosas, pero no quitáis el polvo de los muebles.
CLARA.— ¿La señora no está satisfecha del servicio?
LA SEÑORA.— Estoy encantadísima, Clara, y me voy.
CLARA.— La señora tomará un poco de tila, incluso si está fría.
LA SEÑORA (riéndose e inclinándose hacia ella).— Quieres matarme con tu tila, tus rosas,
tus consejos. Esta noche…
CLARA (implorando).— Un poco tan solo.
LA SEÑORA.— Esta noche beberé champagne. (Va hacia la bandeja de la tila.
CLARA avanza de nuevo, lentamente, hacia la tila.) ¡Tila! Servida en el servicio de gala. ¿Y
por qué tanta pompa?
CLARA.— ¡Señora!
LA SEÑORA.— Quite esas flores, lléveselas a su habitación y descanse. (Se vuelve como
para salir.) El señor está libre, Clara. El señor está libre y voy a juntarme con él.
CLARA.— Señora…
LA SEÑORA.— La señora se escapa. Quite esas flores de mi vista. (Se oye un portazo
después de que sale.)

ESCENA 10
(El ratón está de espaldas cuando de repente el gato comienza a correr hacia él.)
– Ratón: ¡Espera!, ¡Espera!
– Gato: ¿Qué quieres?
– Ratón: ¿Por qué haces esto?
– Gato: ¿Qué cosa?
– Ratón: Cazarme.
– Gato: Pues, porque tengo hambre.
– Ratón: Bueno, ¿Te gusta mi sabor y la textura de mi piel?
– Gato: Humm, de hecho no, odio cuando la cola pasa por mi garganta y todavía después
de unas semanas sigo escupiendo bolas de pelo blancas.
– Ratón: Entonces ¿Por qué cazas ratones? No tiene sentido.
– Gato: Tal vez, pero en la iglesia de Doraemon el gato que vino del futuro, nos enseñaron
que para estar cerca de él debemos comer ratones pues ustedes no lo aceptan a él como el
único viajero del tiempo y salvador de la comunidad gatuna.
– Ratón: No puedo creer que esa sea la razón.
– Gato: Hagamos un trato, te dejare libre si aceptas a Doraemon como único viajero del
tiempo y salvador de la comunidad gatuna.
– Ratón: Claro que no lo aceptaré, para empezar por que no existe y segundo, si lo hiciera,
entonces no me convendría creer en él ya que solo quiere salvar a los felinos.
– Gato: No te atrevas a decir que no existe, rata blasfema, porque está en todos lados y
puede desatar su furia, además en mi iglesia tenemos una comunidad de ratones creyentes
a los cuales dejamos en paz.
– Ratón: Doraemon sólo era la caricatura de un gato azul, ¿Cuántos gatos azules conoces?
– Gato: Yo creo que para demostrar su divinidad Doraemon eligió el color azul para que
ninguna raza sea discriminada y la televisión fue la manera de extender su mensaje en
nosotros.
– Ratón: Bueno, explícame esto, Doraemon era un robot, ¿Por qué tendría que comer
ratones si ni estomago tiene? Yo creo que tu iglesia ha inventado todo sólo para poder
controlarlos.
– Gato: Pues, pues… (El Gato se come al ratón) Tanta plática me abrió el apetito.

ESCENA 11
“LAS FABRICANTES DE TORTAS”- Alejandro Urdapilleta
Personajes: Ella , Mariluz
(Mariluz pone un disco de música de los años cuarenta, almibarada, y se sienta en unos de
los sillones pispeando por si la descubren).
ELLA: (Entrando) -¡Apague la música! ¡Apague esa música de una vez! ¡Apague el
combinado! ¡Es un Ranser último modelo! (Mariluz apaga) ¡No soporto la música, la odio!
¡No me deja escuchar si suena el teléfono! ¡No necesito musiquitas! Lo que necesito es un
ser humano, una persona coherente, simpática, bien vestida, con buen aliento… Alguien
con un poco de cultura… Alguien con quien mantener una charla…Un tête-à-tête. ¡Eso es lo
que necesito! ¡Un buen tête-à-tête! ¡Pero claro! ¡Es pedirle peras al olmo! ¡Si por lo menos
sonara el teléfono! Una vez nada más, que sonara y se cortara… Pero nooo… No va a
llamar nunca más… ¡Y usted lo sabe bien! Y yo aquí tan sola, con este agujero afectivo que
me ha dejado, con este buraco en el pecho. ¿Quién va a pagar las deudas? ¿Quién va a
poner a andar el motor? Soy desgraciada, qué desgraciada soy. (Ella apaga el habano y
toma otro y lo sostiene entre los dedos. Mariluz se acerca con un encendedor y le ofrece
fuego). ¿Usted no sabe que dejé de fumar? ¿Qué quiere? ¿Qué me muera de un cáncer al
pulmón? ¿Eso es lo que quiere?... Para heredar mi fortuna, seguramente. Pues sepa que ya
está todo testamentado, muebles, alhajas, escobillones, obras de arte, electrodomésticos,
pares de medias… Todo testamentado por escribano… Y no precisamente a su favor… Le
dejaré todo a una Academia de Artes Marciales que hay en Caballito. Amo el Kung Fu. Creo
que todos los ciudadanos argentinos deberíamos aprender Kung Fu en algún momento de
nuestras vidas. ¡Y no me conteste, eh! (Mariluz se acerca con unas enormes planillas y
demás papeles y libros de contabilidad y una lapicera y se la entrega a Ella que empieza a
firmar). ¿Qué me mira, está aburrida? (Mariluz retira todos los papeles firmados y vuelve a
su lugar, de pie). ¿Suena el teléfono? ¿Sí? No. Sí. No, qué va a sonar… Estoy sola como
una perra. ¡No me mire así! Usted no tiene nada que achacarme en nada, nada. Ese es su
problema. Nada que achacarme. Usted sabe bien que yo soy una persona amplia y
generosa. Yo me desvivo por el prójimo, por el demás. Soy filantrópica a más no poder. Lo
sabe muy bien. Hay dos cosas solamente que no soporto en el ser humano: ¡que agarren
mal los cubiertos para comer y que no se pongan de pie para escuchar el Himno Nacional!
(Suena el himno nacional y lo baila)

ESCENA 11:
https://www.youtube.com/watch?v=RBX1GsqjcuY hasta 3:45

ESCENA 12:
https://www.youtube.com/watch?v=9vTaAgnDrDo hasta 1:44

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