Manual Epístolas Juaninas

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Literatura Juanina

Por: Pedro Arcos Cruz

Octubre de 2017
Presentación del Manual

Según Rudolf Bultmann (1981): “Estrictamente hablando, el NT sólo ofrece dos


teologías la de Juan y la de Pablo...” (P. 23). Podremos estar o no de acuerdo con
esta declaración, pero lo que sí es un hecho es que ambos apóstoles fueron los
que más ejercicio reflexivo hicieron con respecto a Cristo. De éstos dos, este
manual se enfoca en los materiales de Juan: el Evangelio Según San Juan y las
tres Epístolas de Juan. Siguiendo la línea de pensamiento inicial, si hacemos un
comparativo de los cuatro evangelios, los sinópticos tienden a ser esencialmente
más narrativos; mientras que Juan se inclina más por la teologización. De ello da
cuenta el hecho, de que en el cuarto evangelio sólo aparezcan reflejados 20 días
de la vida y obra de Cristo (Rhea, 2004). De manera que, el Evangelio de Juan es
el más teológico de los cuatro.

Entonces, sin duda alguna, la literatura juanina reviste una importancia especial
que muy bien vale la pena estudiar ¡Claro! Con la aclaración de que es imposible
que 20 horas basten para entrar a un estudio exhaustivo de todo el texto juanino;
por lo que, se abordará sólo de manera temática, tocando los aspectos más
relevantes de éste y buscando siempre la interacción reflexiva de los participantes.
Casi en todos los temas se incluyen preguntas para provocar la discusión en
pequeños equipos, y de esta manera, la información compartida pueda ser
rumiada y aplicada adecuadamente a los desafíos contemporáneos.

Cabe decir también, que si se da la oportunidad de entrar a las temáticas no


subrayadas en este documento, existe la libertad para ello, como además para
ampliar los temas presentados. Este escrito sólo debe servir como una guía para
la exploración de este caudal reflexivo y de sabiduría juanina.

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SEMINARIO BIBLICO MEXICANO
Estudios por Extensión
 
 
Materia: Literatura Juanina
 
Profesor: ____________________________________

Horario: ____________________________________  

Descripción del curso:  


Este curso es un análisis de las epístolas y el evangelio de Juan, para conocer la
línea de pensamiento del autor y el gran aporte teológico doctrinal para la iglesia.

Competencia en formación:  
Identificar los conceptos claves y las características de la teología de Juan en sus
cartas y evangelio, con miras a una autorreflexión responsable del alumno.
 
Asignaciones para el Curso:
 
1. Investigación sobre la herejía gnóstica en el cristianismo del primer siglo.
No hay límites de página, pero debe ser lo suficientemente explicado
(trabajo previo).

Guía para la Investigación:


• Concepto del gnosticismo.
• Origen del gnosticismo.
• Doctrina del gnosticismo.
• Infiltración del gnosticismo en la iglesia: ¿Cuándo sucedió? ¿Cómo
sucedió? ¿Cómo se manifestó?
• ¿En qué consistió la herejía gnóstica?

Formato: El trabajo debe ir en Letra Arial 12, espacio 1.5, con hoja de
presentación y datos bibliográficos.

2. Del libro “Teología del Nuevo Testamento” de George E. Ladd, leer las
páginas 319-430 y 797-807, del cual elaborarán un reporte de lectura
(trabajo previo).

El reporte de lectura debe contener:


• Hoja de presentación

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• Datos bibliográficos
• Argumento principal del autor
• Frases más sobresalientes de la lectura y un comentario de cada
una.
• Una hoja escrita sobre la relevancia que el documento tiene para la
iglesia actual

Formato: El trabajo debe ir en Letra Arial 12, espacio 1.5 (alrededor de 3 pp.)

3. Integración del contenido de la literatura juanina a la vida y ministerio


personal (trabajo final).

Formato: El trabajo debe ir en Letra Arial 12, espacio 1.5, con hoja de
presentación, datos bibliográficos, con introducción y conclusión (alrededor de
5 pp., de contenido).

Evaluación del curso:  


 
Asistencia 15%
Discusión en mesa 15%
Trabajo 1 20%
Trabajo 2 20%
Trabajo 3 30%

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CONTENIDO DEL CURSO

Datos Introductorios

Estilo y Características del Evangelio y Epístolas de Juan

El Evangelio de Juan

La Doctrina del Logos

El Cordero de Dios

Jesús y la Mujer Samaritana

La Doctrina del Espíritu

Señales de Jesús

El Yo soy

El Lavatorio de los Pies

La Oración Pontifical

Palabras de Jesús desde la Cruz

La Verdadera Motivación Ministerial

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Primera Epístola de Juan

Testigos Presenciales

El Mensaje de Luz

Los Horizontes del Mensaje de Luz

La Muestra de Tan Grande Amor de Dios y su Efecto

El Verdadero Espíritu de Dios

El Verdadero Amor

La Gran Victoria

El Pecado de Muerte

Segunda y Tercera Epístola de Juan

A la Señora Elegida

Al Muy Amado Gayo

 
 
 
 
 
 

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Datos    
Introductorios  
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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El Evangelio Según San Juan

Autor

Es detectable por el contenido del mismo escrito, que al parecer es alguien que se
considera a sí mismo dentro de la tradición del discípulo amado de Jesús. Por lo
tanto, puede concluirse que es, Juan hijo de Zebedeo, uno de los doce. (Brown,
2002).

Fecha

En cuanto a la fecha, Robert A. Feuillet llega a la siguiente conclusión: “... En


cuanto a la redacción final, no es posible remontarse más allá del año 80 ó incluso
del 90. Si el evangelio fue escrito después del Apocalipsis, debemos detenernos
en los alrededores del año 100. No parece que pueda descender más que a la
primera década del siglo segundo.” (1967, p. 595).

Lugar de Composición

Hasta donde se ha podido llegar a saber, según la tesis de Ireneo (participante de


la tradición patrística de la historia de la iglesia), el lugar de redacción pudo haber
sido Éfeso, por la creencia de la permanencia de Juan en dicha ciudad hacia
finales del siglo I. (Feuillet, 1967).

Destinatarios

Respecto a los destinatarios Harrison opina lo siguiente: “...No cabe duda de que
los judíos de la dispersión están incluidos entre los lectores a quienes apunta, pero
el tono universal del Evangelio (3:16, 10:16; 12:32) advierte en contra de formular
una restricción demasiado estrecha del círculo de receptores.” (1980, p. 222).

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Propósito

Harrison (1980) habla de los siguientes propósitos del Evangelio de Juan:

1. Que el gran rechazo cometido por sus conciudadanos hacia Jesús, en su


patria, no sea repetida por aquellas ovejas del rebaño de Dios entre las
cuales él ahora ha encontrado refugio.
2. Dejar claro la superioridad de Jesús sobre Juan el Bautista.
3. Contrarrestar puntos de vista docéticos respecto a la persona del Señor
Jesús.
4. Mover a los no salvos a creer y profundizar la fe de los creyentes (20: 31).

Primera Epístola de Juan

Autor

Según Everett Harrison (1980), tanto Orígenes como Tertuliano (ambos partícipes
de la tradición patrística de la iglesia), y Eusebio (considerado por muchos como el
padre de la historia eclesiástica), dan por sentado que Juan el apóstol es el autor
de la primera epístola juanina. Además, acota Harrison: “...El peso de la
probabilidad recae del lado del apóstol como escritor, y esto es aprobado por el
tono de autoridad de la epístola y su confiada interpretación del mensaje cristiano
como algo personalmente experimentado al principio y que continúa sin cambio en
su verdad y poder.” (P. 443).

Fecha

Según A. B. Rudd: “Tiene general aceptación la idea de que fue escrita la carta
durante el período de 90 a 100 A. D. El año exacto no se puede precisar...” (1987,
p. 221).

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Lugar de Composición

Todo apunta a que el lugar de redacción fue el mismo que el del Evangelio, es
decir, Éfeso. Inclusive, al parecer la epístola se escribió un poco antes que éste.
(Feuillet, 1967).

Destinatarios

Según Harrison: “...Una conclusión razonable es pensar que la epístola ha sido


dirigida a un grupo de iglesias por las cuales Juan era responsable, situadas en la
provincia de Asia, y en especial a aquellas que circundaban a Efeso...” (1980, p.
444).

Propósito

Según el análisis hecho por Harrison (1980), en esta epístola hay un claro
propósito de refutar la enseñanza del gnosticismo con respecto a Jesucristo.

Segunda Epístola de Juan

Autor

A diferencia de la primera epístola, esta segunda sí trae identificado al autor,


aunque de manera ambigua: “El anciano...” (v.1); lo cual, lejos de ayudar dificulta
más el asunto. No obstante, según Feuillet: “... no debe tratarse de un presbítero
cualquiera, sino de un personaje importante de la Iglesia... este personaje debe
ser el apóstol Juan.” (1967, p. 628).

Fecha

Probablemente dentro del período 90 a 95 a.C. (Rudd, 1987).

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Lugar de Composición

Con toda probabilidad fue en Éfeso. (Rudd, 1987).

Destinatarios

Feuillet propone lo siguiente:

La segunda epístola va dirigida a Eklekté kyría (la dama Electa) y a sus


hijos. La mayoría de los exegetas piensan con razón que la dama Electa es
más bien una iglesia; así se comprende mejor que el autor le hable ora en
singular (v.4.5.13), ora en plural (v.6.8.10.12), que todos los fieles amen a sus
hijos (v.1), que su hermana (en este caso otra iglesia local) se llame también
Electa (v. 13). Más bien que en Roma... hay que pensar seguramente en
alguna ciudad de Asia Menor... (1967, p. 628).

Propósito

Según Rudd (1987), esta carta tiene el propósito de prevenir a sus lectores sobre
el peligro inminente de los muchos engañadores, a los que llama anticristos.

Tercera Epístola de Juan

Autor

Igual que la segunda epístola, en ésta el autor vuelve a identificarse como “el
anciano”, que como la anterior probablemente sea Juan. (Feuillet, 1967).

Fecha

Probablemente dentro del período 90 a 95 a.C. (Rudd, 1987).

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Lugar de Composición

Con toda probabilidad fue en Éfeso. (Rudd, 1987).

Destinatarios

Feuillet propone lo siguiente: “... Gayo, destinatario de la epístola. Hombre de


confianza del Anciano y centro de agrupación de la parte fiel de la grey...” (1967,
p. 628).

Propósito

Según Rudd (1987), esta carta tiene el propósito de felicitar a Gayo por su
conducta hospitalaria y recomendarle que siga cooperando de esta misma manera
con los mensajeros de la verdad.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Estilo  y  
Características  
del  Evangelio  y  
Epístolas  
 
Juaninas  
 

 
 

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El Evangelio de Juan

Estilo

Según Trenchard (1961, p. 101), el evangelio de Juan utiliza un lenguaje muy


sencillo y gráfico, pero a la vez maneja conceptos muy profundos, como el
teologizar a Cristo.

Características

Según Harrison (1980, pp. 208-211), el cuarto evangelio tiene las siguientes
características:
1. Complementa a los sinópticos en las esferas del ministerio, enseñanza y
cristología.
2. La ausencia de parábolas y la riqueza del lenguaje figurado.
3. A los milagros le llama «señales».
4. Maneja cuatro finalidades: general (demostrar la pre-existencia de Cristo),
específica (evangelística 20: 31) , apologética (defender la encarnación de
Cristo) y doctrinal (presentar la doctrina del logos).
5. Se presenta a Jesús más en Judea que en Galilea.
6. Gran énfasis en las fiestas nacionales y la participación de Jesús en ellas
(tres pascuas 2. 23; 6. 4; 13. 1; los tabernáculos 7. 2; la dedicación 10. 22; y
una no identificada 5. 1).

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Primera Epístola de Juan

Características

Según Harrison (p. 438-439), esta epístola tiene las siguientes características:
1. La repetición de términos como: luz, verdad, creer, amor y justicia.
2. La brusquedad y severidad del lenguaje. Lo que en el argot popular le
decimos tajante.
3. Sólo una vez se cita al Antiguo Testamento (3: 12).
4. La cristología se usa en relación a la refutación del error.
5. No hay ninguna referencia a la resurrección.

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Contenido  del  
Evangelio  de  
Juan  
 
 
 
 
 

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La Doctrina del Logos (1: 1-18).

El principal gran aporte que el cuarto evangelio ha hecho al campo teológico, sin
duda alguna es lo que muchos llaman la doctrina del logos, la cual también es
considerada el prólogo de este evangelio. Según Christopher Thomas, en “Una
Jornada a Través del Nuevo Testamento” (2004), esta sección está escrita en
forma poética y pudo haber sido parte de un himno cristiano primitivo. El punto
es, que este pasaje es un argumento contundente a favor de la pre-existencia de
Cristo y viene siendo una especie de teología concéntrica para dar al traste de que
Jesús es Dios.

El término original que se traduce como Verbo en la versión Reina Valera es


Logos, cuya correcta traducción es Palabra; lo cual da cuenta de que Jesús es la
Palabra de Dios encarnada. Otra expresión clave, que en la Versión Reina Valera
es traducida como en el principio, en griego es en arjé, y tiene las siguientes
connotaciones: antes del tiempo, antes de la historia, antes de la creación.
Juntando todo, la traducción más literal de Juan 1: 1 queda así: antes de que
existiera lo creado ya estaba la Palabra.

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Qué nuevas ideas sobre Jesús pueden obtenerse a


partir de Juan 1: 1-18?

El Cordero de Dios (1: 29)

La presentación de Jesús por parte de Juan es por demás interesante, lo presenta


nada menos que como el amnós (cordero) tou teou (de Dios) jo aíron (que quita)
ten jamartían (el pecado) tou kósmou (del mundo). Significa pues, que el
evangelista del cuarto evangelio después de argumentar la pre-existencia del
Logos y su encarnación, ahora procede a dar a conocer el propósito de la misma,
a saber, ser El Cordero de Dios que quitaría el pecado de la humanidad. De
manera que, desde el principio de su evangelio Juan enfoca al Logos en su misión

  17  
expiatoria y vicaria; ya que sin duda alguna se trata del Cordero que moriría por el
pecado de la humanidad, a fin de quitarlo definitivamente.

Esta imagen del Cordero de Dios recuerda aquella otra del remoto pasado cuando
Isaac le pregunta a Abraham ¿dónde está el cordero? Y pareciera que dos mil
años después el Bautista le contestara “he ahí el Cordero de Dios”. Es importante
destacar dos cosas: primero, que Jesús el Cordero de Dios “quitaría” el pecado del
mundo, significando que sería la solución definitiva al problema del pecado; pues
en el Antiguo Testamento se tenía necesidad de expiar año con año los pecados
de Israel, pero en Jesús habría una solución de una vez y para siempre.
Segundo, que se habla de “pecado” en singular y no de “pecados”, lo cual se
puede tomar como una alusión al pecado de Adán, con el cual fue contaminada
toda la humanidad; es por ello que después Pablo diría por Adán entró la muerte y
por Jesús la vida (Romanos 5: 12).

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Qué relación tiene este tema del pecado del mundo con
el tema de la santificación?

Jesús y la Mujer Samaritana (4: 1-26).

Esta ocasión era la segunda vez que Jesús viajaba de Judea a Galilea, al parecer
para iniciar oficialmente su ministerio público en aquella provincia. De Judea a
Galilea se podía ir de dos maneras: por Perea, con un poco más de vuelta, pero
era la ruta tradicional de los judíos para evitar pasar por Samaria; y por Samaria,
la ruta más corta, pero en aquellos tiempos muy peligrosa por la amenaza de
ladrones que abundaban por ese camino. Esta vez, Jesús escogió irse por este
último.

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La razón principal por la que los judíos evitaban pasar por Samaria, era por la
amplia rivalidad que existía entre estas dos razas; la cual se remonta hasta la
caída del antiguo reino del norte en Israel, cuya capital era la otrora ciudad de
Samaria. En aquella ocasión los israelitas fueron invadidos y humillados por los
asirios, quienes se llevaron cautivos a buena parte del pueblo a otras provincias
de dicho imperio, trayendo también a otros colonos extranjeros para habitar lo que
antes había sido el reino del norte en Israel. El resultado de tal hecho fue la fusión
de razas de israelitas con gentiles. A la postre, esta gente reclamó ser igual
israelita, pero el otro grupo que antes fueron los pobladores del reino israelita del
sur, cuya capital había sido Jerusalén, nunca quisieron reconocerlos como tal.
Después del exilio judío a Babilonia, a su regreso nuevamente a Palestina, éstos,
por el temor de un sincretismo religioso, evitaron a toda costa el apoyo y contacto
con los samaritanos, originándose así una larga hostilidad entre estos dos
pueblos. Por lo tanto, ambos tuvieron su propio centro ceremonial: los judíos en
Jerusalén y los samaritanos en el monte Gerizim.

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Conociendo este trasfondo cómo se puede interpretar el


gesto de apertura de Jesús con la mujer samaritana? ¿Qué lecciones pueden
aprenderse acerca de la adoración a Dios?

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La Doctrina del Espíritu

Son varios los pasajes en donde el evangelio de Juan presenta el tema del
Espíritu Santo. Analicemos uno por uno.

1. 1: 33: el bautista testifica que el Espíritu descendió sobre Jesús. Por lo


cual, en la nueva era, Jesús es el primer templo del Espíritu. La siguiente
declaración es interesante: éste es el que bautiza en el Espíritu Santo. El
término bautiza (baptízon) está escrito en tiempo presente indicativo medio,
lo que da a entender que esta acción también es parte de la misión y
función mesiánica. La preposición en es la traducción del griego eis, lo que
indica que la correcta traducción es con y no en, cuya connotación es que
el Espíritu es el instrumento de Jesús para bautizar al creyente. En suma,
la idea de esta declaración es que Jesús a parte de ser el Cordero de Dios,
también es el bautizador del creyente con el Espíritu.

2. 3: 5: nacimiento del Espíritu. Jesús hablando con Nicodemo sobre la


entrada al Reino de Dios, le dice que el nuevo nacimiento es clave para ello
y dicho nacimiento es operado por el Espíritu; por lo que se trata de un
nacimiento espiritual.

3. 7: 37-39: En el marco de la fiesta de los tabernáculos Jesús predice que los


que crean en Él recibirán el Espíritu Santo, el cual traerá un constante y
permanente renuevo en el interior de los creyentes. Hay dos observaciones
que hacer: primero, el evangelista subraya el ministerio dual de Cristo
(salvar y bautizar con el Espíritu); y segundo, que la venida del Espíritu
sería después de la glorificación de Cristo (en el pentecostés).

4. 14: 16-18, 26: Este pasaje es central en la teología del Espíritu, ya que
especifica la obra del Espíritu Santo en el creyente una vez derramado. La
palabra que en el versículo 16 se traduce como consolador en el original es

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parákleton, cuya mejor traducción es ayudador; lo cual deja ver bien en
claro que el ministerio del Espíritu sería la continuación del ministerio de
Cristo, cuya obra va más allá de consolar, ya que Él vendría a ser nuestro
ayudador en la vida de fe. Así pues, en el versículo 26 se especifica que
este ayudador nos enseñará todas las cosas y recordará lo que Jesús nos
dijo.

5. 16: 7-15: Esta otra perícopa parece ser la continuación de la inmediata


anterior, pues se sigue especificando la obra que el ayudador el Espíritu
Santo llevará a cabo. Así pues, se dice que: elégzei (redargüirá) al mundo
de pecado, de dikaiosúnes (justicia), y de kriseos (juicio). Según Barclay
(1995) lo que Jesús quiere decir aquí es que el Espíritu se va a encargar de
demostrarle a la humanidad que es culpable de pecado por cuanto lo
rechazaron, probará la justicia de Cristo y la injusticia de la que fue objeto y
también nos hará conciencia de que en la cruz Cristo venció, derrotó y
juzgó a satán y a la muerte y que ahora se cierne sobre nosotros el juicio si
no nos arrepentimos. Pero también el Espíritu nos guiará a toda la verdad,
nos hará saber las cosas que habrán de venir y glorificará a Cristo. De
manera que, en este pasaje Jesús deja muy claro la amplia relación y
comunión de Él y el Espíritu; por lo que la obra del Espíritu es la
continuación de la suya.

6. 20: 22: Este es un pasaje bastante polémico por su carácter enigmático.


No se sabe a ciencia cierta qué fue lo que Jesús quiso decirle a sus
discípulos o qué fue en sí lo que éstos recibieron de parte del Maestro. En
el original la palabra que se usa para sopló es enefúsesen, lo cual recuerda
aquel acto de Yahvé sobre Adán cuando sopló en su nariz y vino a ser éste
un ser viviente (Génesis 2: 7). En aquella ocasión se trató de una energía
dinamizadora que convirtió al primer hombre en un ser animado. Es la
misma idea que tiene aquí el uso del término enefúsesen, ya que este soplo
de Jesús a sus discípulos vino a ser revitalizador, renovador y vivificante; es

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decir se trató de un soplo que vino a insuflarle vida ante un estado anímico
bastante achicado, por la mala noticia de la muerte de su Maestro. Pero el
gran problema estriba en descifrar lo que Jesús quiso decir cuando
expresó: Recibid el Espíritu Santo.

DISCUSIÓN EN MESA: ¿En base a Juan 7: 37 y 16: 7 y Hechos 2: 4, la expresión


“recibid el Espíritu Santo” se refiere al bautismo con el Espíritu?

Señales de Jesús

Resulta interesante que en el Evangelio de Juan a los milagros de Jesús se les


nombre señales, a parte de que al parecer el evangelista hizo una cuidadosa
selección de los mismos y presenta un número muy reducido de éstos (apenas
siete). Thomas (Rhea, 2004) nos ofrece un razonamiento acerca del por qué del
uso del término señales:
...Principalmente, esta preferencia parece estar basada en el hecho
de que las señales sirven como una invitación para que los creyentes vayan
más allá del significado de la interpretación y entendimiento, hacia una
creencia más profunda. A menudo las señales dan paso a discursos o
diálogos en los que la importancia de la señal se explica con mayores
detalles... (P. 179).

Personalmente pienso que, como su nombre lo indica, las señales funcionan como
el anuncio o muestra de algo. Luego entonces, el evangelista prefiere este
vocablo porque él interpreta los milagros de Jesús como la muestra y anuncio de
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios (Juan 20: 30, 31). A continuación las siete
señales presentadas en el cuarto Evangelio:

1. La conversión del agua en vino (2: 11).


2. La curación del hijo del noble (4: 54).
3. La curación del hombre en el estanque (5: 1-15).
4. La alimentación de los 5,000 (6: 1-14).
5. La curación del hombre ciego (9: 1-12).
6. La resurrección de Lázaro (11: 38-44).

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7. La pesca milagrosa (21: 1-14).

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Por qué será que Juan escogió exactamente siete
señales? ¿Si el propósito de estas señales era convencer al público de que Jesús
era el Mesías, por qué aún así el grueso de los judíos persistió en su incredulidad?
¿Al día de hoy con cuánta regularidad ocurren las señales milagrosas en su
iglesia?

El Yo Soy

Curiosamente, al igual que con el tema de las señales, Jesús usa la fórmula “Yo
Soy” siete veces:

1. Yo soy el pan de vida (6: 35).


2. Yo soy la luz del mundo (8: 12).
3. Yo soy la puerta de las ovejas (10: 7).
4. Yo soy el buen pastor (10: 11).
5. Yo soy la resurrección y la vida (11: 25).
6. Yo soy el camino, la verdad y la vida (14: 6).
7. Yo soy la vid verdadera (15: 1).

El empleo de esta fórmula no es un simple decir casual y fortuito. Thomas


asevera que: “...En todos estos pasajes, Jesús aparece haciendo demandas
veladas a la identificación con Dios en el sentido de Éxodo 3: 14, donde dijo a
Moisés: `Yo Soy el que Soy´.” (Rhea, 2004, p. 182). Consecuentemente, puede
decirse que estos siete “Yo Soy” (egó eimi) demuestran plena y contundentemente
la divinidad de Cristo.

DISCUSIÓN EN MESA: Tomando la lista anterior de los siete “Yo Soy”, establezca
el significado de cada una de esas siete alegorías.

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El Lavatorio de los Pies (Juan 13: 1-15)

El Evangelio de Juan es el único que registra y enfatiza la escena en donde Jesús


le lavó los pies a sus discípulos, la misma noche en que cenaron juntos y en el
preámbulo de lo que sería su arresto, juicio y crucifixión. Para la Iglesia de Dios
este pasaje es central, ya que tiene que ver con una de sus tres ordenanzas o
sacramentos. El relato del lavatorio de los pies es en gran parte una costumbre de
la época y cultura oriental, normalmente practicada en el marco de la
acostumbrada hospitalidad hacia sus visitantes (Wight,1981). Pero, en este caso
en particular es algo especial en donde hay una clara indicación del Maestro a
seguirlo haciendo. Es decir, este momento, aunque es parte de una practica
cultural trasciende lo cultural: ...vosotros también debéis lavaros los pies los unos
a los otros. Porque ejemplo os he dado... (vv. 14, 15).

DISCUSIÓN EN MESA: Basado en los versículos 4, 5 y 9-11 ¿Cuál es la


enseñanza y desafío concreto de la práctica del lavatorio de los pies?

La Oración Pontifical (Juan 17)

Pontifical viene de Pontífice, término latino compuesto de dos vocablos: pons


(puente) e ifice (constructor). Religiosamente hablando significa “el que construye
puentes entre los hombres y Dios” (http://etimologias.dechile.net/?ponti.fice,
consultado el 28 de septiembre de 2017). Resumidamente puede quedar como
“intercesor”. Entonces, la oración pontifical es la oración intercesora de Jesús. En
ésta el gran tema es la Palabra de Dios, pues hay nueve referencias directas (vv.
6, 8, 12, 14, 17 “3”, 19, 20) y doce indirectas (vv. 3, 6, 7, 8 “4”, 13, 22, 23, 25,
26). Pero, junto con este gran tema hay otro alterno que le hace la segunda: “La
Protección de los Discípulos”; Jesús está muy preocupado por sus discípulos y
usa la palabra “guárdalos” cuatro veces (vv. 11, 12 “2”, 15). Por lo tanto, la tesis
central de esta oración es ¿Cómo sus discípulos podrán mantenerse a salvo ahora

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que él ya no estará con ellos? Y a la luz del contexto puede percibirse que esto se
va a lograr a través de su SANTA Y BENDITA PALABRA.

Pero, también se deja ver que otra gran preocupación de Jesús es la unidad de
sus discípulos y por ello, en su intercesión incluye: “… Padre santo, a los que me
has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.” (v.
11). De manera que, el gran propósito de la Palabra, según este pasaje, es
guardarnos de o contra las divisiones. Según esta oración, el gran sueño de
Jesús es que sus discípulos presentes y futuros alcancen a tener una comunión
plena así como la que él goza con el Padre. Por lo que de aquí se puede deducir,
que el gran modelo y desafío de comunión para la iglesia de Cristo es el Dios
Triuno.

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Qué tanto la iglesia de hoy responde a las expectativas


de la oración pontifical de Cristo? ¿Cuáles son los obstáculos que no permiten el
pleno cumplimiento de dicha intercesión de Jesús en nuestras comunidades
cristianas?

Palabras de Jesús desde la Cruz

Inductivamente hablando, al presentar este Evangelio a Jesús como el Cordero de


Dios (1: 29), bien puede decirse que la muerte de Cristo en la cruz es vista como
expiatoria y vicaria (17: 1; 18: 11, 32, 37; 19: 10, 11, 14). Entonces, el momento
de Jesús en la cruz fue el punto central y crucial de su obra. Juan presenta tres
de las clásicas siete expresiones de Jesús desde la cruz y de ellas, sólo una tiene
un valor estrictamente teológico y relacionada con su obra misional, a saber:
consumado es (19: 30). De las otras dos, una es un encargo meramente personal
al apóstol Juan (19: 26, 27), y la otra una necesidad natural (19: 28).
“Consumando es” es una expresión lacónica pero profunda, por ello Juan la coloca
como lo último importante que Jesús dijo en el calvario. A continuación un poema
al respecto, que pone a dicha expresión en su justa dimensión:

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¡Consumado es!

La tierra tembló y el velo del templo se rasgó


¡Consumado es!
Y en ese preciso instante el pasado y el futuro se encuentran cara a cara
Siglos antes Isaac hizo la pregunta ¿Dónde está el cordero para el holocausto? y
Abraham de forma profética le respondió “Dios proveerá el cordero hijo mío” (Génesis
22:7-8)
Siglos después Juan le responde ¡He aquí el cordero que quita el pecado del mundo!”
(Juan 1:29)

¡Consumado es!
El presente lo llora, pero el pasado y el futuro lo celebran, pues aunque no lo ven, lo
saludan en fe desde lejos

¡Consumado es!
No es el nacimiento de una nueva religión, es más bien, la caída de las religiones que
infructuosamente han buscado a Dios

¡Consumado es!
Es Dios dejando su gloria para salir a buscar al hombre

¡Consumado es!
Y el Hijo de Dios muere con los brazos abiertos en esa cruz, brazos en donde caben
judíos, griegos, hombres, mujeres, negros, blancos, asiáticos, latinos, etc.

¡Consumado es!
Y la muerte ha quedado vencida

Por David Martínez Martínez (Profesor en Sebime).

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Qué fue lo que quedó consumado en la obra de Cristo


en el calvario?

  26  
La Verdadera Motivación Ministerial (Juan 21: 15-19)

Curiosamente Jesús se presenta ante Pedro y lo llama a la orilla del mar y es


justamente a la orilla del mismo mar que se despide de él, renueva su llamado y lo
vuelve a comisionar. El Comentario Bíblico Mundo Hispano dice: “Pedro es
llamado después de una pesca milagrosa y restaurado después de otra pesca
milagrosa.” (2004, tomo 17, p. 422). También dice: “Pedro perdió su oficio, en la
negación de Cristo, a lado de un fuego de brasas y es a lado de otro fuego de
brasas que lo recupera.” (p. 422).

Ahora bien, anteriormente Pedro había negado al maestro por tres ocasiones y en
este cuadro, ante el mismo maestro, curiosamente Pedro es cuestionado tres
veces y confirma su amor por el maestro igualmente por tres ocasiones. Esto
demuestra la madurez de Pedro, ya no era el mismo de antes, había aprendido
bien la lección en la experiencia de la negación. Es interesante que Jesús, en las
primeras dos preguntas, usa el término griego ágape (agapas me) y Pedro
contesta con el término griego filos (filo se); eso habla de la gran prudencia con
que Pedro se conduce esta vez.

Primera pregunta: ¿Me amas tú más que éstos? “más que éstos”, tres posibles
interpretaciones: 1. ¿Me amas más que a éstos?; 2. ¿Me amas más de lo que
éstos me aman?; o ¿Me amas más que estas cosas (barca, red, etc.)? La mayoría
opta por la segunda. La respuesta de Pedro ya no fue presurosa sino cautelosa:
“Sí Señor, tú sabes que te amo”, en esta ocasión apela a la omnisciencia de Cristo.
La respuesta de Cristo fue: “apacienta mis corderos”. Apacentar es dar de comer.
Deliberadamente Jesús usa la palabra “corderos”, que significa borreguitos u
ovejas tiernas. (Comentario Bíblico Mundo Hispano, tomo 17, p. 424).

Segunda pregunta: ¿Me amas? Pedro ofrece la misma respuesta. Pero Jesús
ahora le responde: “pastorea mis ovejas”. El término pastorear indica cuidado,

  27  
protección y acompañamiento. El término “oveja” señala a una oveja en plena
adultez. (Comentario Bíblico Mundo Hispano, p. 425).

Tercera pregunta: ¿Me amas? Pero ahora Jesús emplea el término que Pedro
había venido usando en sus respuestas: “fileo” (fileis me). En esta ocasión Pedro
se entristece y dice: “Tú conoces todas las cosas, tú sabes que te amo”. La razón
de la tristeza de Pedro quizás se debió a dos razones: la repetición de la pregunta
y el cambio de término por parte de Jesús (porque implicaba un rebajamiento de
nivel, en otras palabras, no podía amar al nivel de Jesús), por ello es que contesta
diciendo: “Tú conoces todas las cosas, tú sabes que te amo”; y entonces Jesús le
responde: “Apacienta mis ovejas”. Esta vez Jesús combina los términos usados
anteriormente, “apacienta” que lo había utilizado en la primera ocasión y “ovejas”
que lo había mencionado en la segunda. (P. 425).

El meollo del asunto aquí es, que sólo después que Jesús se asegura del amor de
Pedro y sólo después que Pedro le confirma su amor, es que viene la comisión.
Significa que Jesús nunca va a comisionar a alguien que no lo ame sinceramente
y que la verdadera motivación para servirle es precisamente el amor genuino.

Después de que Jesús comisiona a Pedro, inmediatamente le predice lo que será


su futuro y claramente Juan señala que dicha predicción tiene que ver con la
forma en que el apóstol moriría (vv. 18, 19). Lo interesante de todo esto es la
última recomendación que Jesús le da a Pedro: “Sígueme”, escrito de manera
imperativa pero en tiempo presente (acolútel moi), que significa “continúa
siguiéndome siempre”, lo cual incluiría el martirio. Qué curioso, la primera vez que
Jesús se encuentra con Pedro a la orilla del mismo lago, le dijo: “sígueme” y
ahora, a la orilla del mismo lago pero casi en su despedida, le vuelve a decir lo
mismo. Esto quiere decir que la voluntad del apóstol había quedado cautiva a la
de su Señor. Es interesante notar que la forma en la que Pedro se dirige a Jesús,
a través de la expresión “Señor”, no sólo es de respeto sino además de
reconocimiento de que Él es su dueño, su Kurios, su Señor.

  28  
DISCUSIÓN EN MESA: ¿Por qué es la virtud del amor la que Jesús destaca como
condición para servirle en su Reino?

 
  29  
 
Contenido  de  
la  Primera  
Epístola  de  
Juan  
  30  
Testigos Presenciales (1 Juan 1: 1-3)

En esta epístola Juan tiene el claro propósito de refutar a los docetistas, quienes
decían que Jesucristo no había venido en carne, sino en una forma de aparente
carne. Por ello, en estos primeros tres versículos tiene la intención de dejar
completamente aclarado que él junto con sus compañeros apóstoles habían sido
testigos oculares de Jesucristo y su obra. Desde el primer versículo el apóstol es
contundente, señala cuatro cosas inobjetables con respecto a su relación con
Cristo: (1) “lo que hemos oído”, (2) “lo que hemos visto”, (3) “lo que hemos
contemplado”, y (4) “lo que palparon nuestras manos”. Barclay señala la
diferencia que hay entre “lo que hemos visto” y “hemos contemplado” y dice que,
el verbo para la primera expresión es horán, que significa simplemente ver;
mientras que, el verbo para la segunda expresión es theasthai, que significa seguir
y observar de cerca a alguien (Barclay, 1995). Entonces, lo que Juan se propone
aquí es comunicarle a sus lectores que ellos convivieron muy de cerca y por un
tiempo muy prolongado con Jesús, escuchando de primera mano todo lo que dijo,
viendo todo lo que hizo y cerciorándose de su corporeidad antes y después de su
crucifixión.

Llama la atención la similitud del lenguaje empleado entre esta epístola y el cuarto
evangelio (lo cual abona en gran medida a pensar que se trata del mismo autor).
La Primera similitud es la mención “Lo que era desde el principio” (Jo en ap arjé)
en referencia a la eternidad y pre-existencia de Cristo. La segunda similitud es la
mención del “Verbo” (lógou) en referencia a Cristo, el cual debe traducirse mejor
como Palabra. La tercera similitud es la mención “vida” (Zoé) igual en referencia
a Cristo. Y la cuarta similitud en este pasaje es la mención “estaba con el Padre”
(en pros ton patéra) en referencia a su co-igualdad con el Padre y por ende a su
divinidad. En conclusión, Juan está diciendo que él junto con sus contemporáneos
son testigos presenciales y oculares de la Palabra Eterna y Divina, fuente de vida
eterna, que se encarnó y manifestó a la humanidad.

  31  
DISCUSIÓN EN MESA: ¿Qué clase de testigos somos nosotros? ¿Cómo
podemos dar hoy en día a la humanidad el mensaje del evangelio de una manera
efectiva, contundente y convincente?

El Mensaje de Luz (1 Juan 1: 5)

En esa misma línea de defensa del evangelio, Juan ahora presenta el mensaje
que ellos predican en una forma metafórica, pero a la vez con un lenguaje
gnóstico (Ladd, 2002): “Dios es luz (foos), y en él no hay ningunas tinieblas
(akotía)”; porque los gnósticos de donde procedían los docetistas, hablaban de
una especie de misterio secreto que sólo les era concedido conocer a los
iluminados que formaban parte de su círculo. En cambio, para los cristianos no
hay tal ministerio, no existe ningún secreto, Dios no es un ser encubierto, en
Jesucristo Él se revela plenamente.

Los Horizontes del Mensaje de Luz

En un sentido negativo Juan dice: “Si decimos que tenemos comunión con él y
andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad.” (1 Juan 1: 6). O
sea, la comunión con Dios nos debe ayudar a andar en luz; o mejor dicho, si
recibimos el mensaje de luz automáticamente tendremos comunión con Dios.
Consecuentemente, “...tenemos comunión unos con otros...” (v. 7). De manera
que, el mensaje de luz nos afecta vertical y horizontalmente; es decir, en nuestra
relación con Dios y en nuestra relación con los demás (hermano y prójimo).
Entonces, en Juan el mensaje de luz es coyuntural para nuestro vivir cristiano.

Ahora bien, acota Ladd: “...las tinieblas para Juan no son el mundo físico; son algo
totalmente ético...” (2002, p. 800); porque “... La luz es en realidad la palabra de
Dios...” (p. 801), y por lo tanto se tiene que evidenciar en nuestro amor al prójimo y
en nuestro trato con el pecado (2: 9, 11). (Ladd). En cuanto a nuestro trato con el
pecado, la Luz (Cristo y Palabra de Dios) nos ayuda para ir purificándonos de él:

  32  
“...la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1: 7). La forma
en que se usa el verbo limpiar, cuando dice: “nos limpia”, en griego es catarizei,
que es un verbo escrito en tiempo presente continuo, lo cual indica una “...
actividad progresiva que se realiza día a día...” (Nuevo Comentario Bíblico Siglo
XXI, 2003, p. 1118). Y la mención es que nos limpia de todo pecado (páses
jamartías), es decir, de cada pecado. (Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI).

Los versículos 8-10 de este mismo capítulo 1 subrayan el hecho de que nadie
puede eximirse de no tener pecado y apelan a la honestidad del creyente y a la
veracidad de Dios. Es decir, aun siendo cristianos tenemos que reconocer que
somos seres pecadores y esto no significa tampoco que necesariamente vivamos
pecando, porque la referencia no es a vivir cometiendo pecados, sino a la
inclinación interna de cometerlos (Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI) y más
adelante se asegura que el practicante del pecado no permanece en Cristo y es
del diablo (3: 6, 8). El asunto aquí es no llegar a creer que somos seres perfectos,
Ladd (2002) apunta que la idea de una perfección que no admite la tentación y el
pecado, estaba solamente dentro de las enseñanzas gnósticas, y precisamente
este es otro argumento de Juan para refutar dicha doctrina.

Por otro lado, el que dice que no es pecador también hace mentiroso a Dios, ya
que todas las Escrituras veterotestamentarias y novotestamentarias testifican que
el hombre es un ser pecador. Ahora bien, si alguno por ventura peca o cae en una
acción pecaminosa (2: 1, 2), tiene que saber que si se arrepiente, lo cual implica
reconocerse como pecador y confesar específicamente la acción o acciones
pecaminosas (1: 9), Jesucristo es su abogado, quien ya murió para expiación de
todos sus pecados, y Dios será fiel para perdonar y limpiar (Nuevo Comentario
Bíblico Siglo XXI, 2003).

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Cómo se pueden reconciliar los dichos de Juan, cuando


por un lado dice: “si decimos que no hemos pecado” (1: 8), “si alguien peca” (2: 1),
“si confesamos nuestros pecados” (1: 9); pero por otro lado dice: “para que no
pequéis” (2: 1), “el que peca es del diablo” (3: 8), “el que es nacido de Dios no
peca” (3: 9; 5: 18)?

  33  
La Muestra de tan Grande Amor de Dios y su Efecto (1 Juan 3: 1-3)

El Padre nos ha amado grandemente: “Mirad cuán grande amor nos ha dado el
Padre...” (v.1). “Cuán grande” es la traducción de potapén que se traduce mejor
como “qué clase de”. “Amor” es la traducción de agápen que es una clase de
amor que sólo Dios puede dar (Juan 3: 16). Entonces, esta frase puede traducirse
mejor como: “Mirad qué clase de amor nos ha dado el Padre”; es decir, el Padre
nos ha amado con un amor único y exclusivo con el que nadie más puede hacerlo.
Y esa clase de amor con la que el Padre nos ha amado, se manifiesta en el hecho
de que hemos sido llamados “hijos de Dios” (tékna teou). El término tékna que se
usa aquí y en el evangelio de Juan 1: 12 para “hijos”, tiene una connotación
diferente a Juioo (hijo). Este último término se refiere al hecho de ser
naturalmente hijos de alguien y connota sólo un estatus, no obstante tékna, según
A. B. Rudd: “...se sigue naturalmente de la frase `nacido de él´, de 2: 29...” (1987,
p. 248). Por lo tanto, en su grande amor hacia nosotros, nos ha dado un nuevo
nacimiento por el que nos ha conferido el ser ahora sus hijos.

En consecuencia, ahora enfrentamos el desconocimiento del mundo, por cuánto


éste tampoco conoce a Cristo; de modo que hay una franca incompatibilidad entre
nosotros y éste. Pero, este menosprecio del mundo no debe afectarnos en lo más
mínimo, ya que contamos con una gran esperanza (v. 3), la cual tiene que ver con
la promesa de su manifestación (seguramente Juan se refiere aquí a la segunda
venida de Cristo) en donde “...seremos semejantes a él...” (v. 2); es decir, según
Barclay (1995), podremos llegar a la verdadera humanidad.

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Cómo poder mantener la esperanza escatológica futura


en medio de tanto escepticismo y materialismo en el siglo XXI?

  34  
El Verdadero Espíritu de Dios (1 Juan 4: 1-6)

Juan termina el capítulo anterior diciendo: “...Y por esto sabemos que él
permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.” (3: 24); y de este modo
se enlaza con el siguiente: “...no creáis a todo espíritu (pneúmati), sino probad los
espíritus (pneúmata) si son de Dios...” (4: 1). La referencia no es a la actuación de
los espíritus por sí solos, sino a las personas usadas como portavoces de los
espíritus o que son inspiradas por los espíritus para hablar. Entonces, la
admonición juanina es que no le crean a cualquier persona que diga hablar
inspirada por un espíritu, porque así como hay Espíritu Santo, igual hay espíritus
malignos engañadores. La razón de esto es “...Porque muchos falsos profetas
(pseudoprofétai) han salido al mundo.” (4: 1). ¿Cómo conocer o discernir si la
persona habla por el Espíritu de Dios (tó pneúma toú teoú)? En la confesión de
que Jesucristo ha venido en carne (sarkí); es decir, en la confesión de la
encarnación de Cristo (v. 2—2: 22). Esta declaración juanina es una frontal
estocada contra los docetistas que no admitían dicha encarnación de Jesús.
Pero, por supuesto que este argumento está ligado a la afirmación de Jesús, que
Juan mismo registró en su evangelio, acerca de que el Espíritu nos guiaría a toda
verdad y no hablaría por su propia cuenta (Juan 14: 26; 16: 15).

A parte de llamarlos falsos profetas, Juan no duda en nombrar a estos charlatanes


“anticristos” (anticrístou), de anti “contra” u “oponente”; de manera ampliada, los
que están contra las enseñanzas de Cristo y contra Cristo mismo. A éstos Juan
también los ve como un adelanto de aquel anticristo escatológico futuro; aunque
todavía no aquél, ya que será un único personaje y aquí se habla de una
proliferación de personajes, pero en los que de alguna manera ya opera el
principio de aquél (1 Juan 2: 22). Sin embargo, el apóstol llama a no temerles
porque ya los han vencido y el que está con uno (que de acuerdo al contexto
puede ser una referencia al Espíritu Santo—v. 2) es mayor que el que está con
ellos.

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Cómo se relaciona 1 Juan 2: 20 con este pasaje?

  35  
El Verdadero Amor

Algunos han bautizado la primera epístola de Juan como la epístola del amor, ya
que es el tema más dominante en ella (1 Juan 3: 11, 14-18, 23; 4: 7-12, 16-21; 5:
2, 3). Pero como ya se dijo anteriormente, el amor, que tiene que ver con nuestra
relación con los demás, es uno de los horizontes del mensaje de luz (1 Juan 2: 9-
11). De hecho, se ha dicho que el cristianismo es por excelencia la religión del
amor. El término amor usado en este tratado, es la traducción de agápe “Dios es
amor” (4: 8), lo que significa que es el amor propio de la naturaleza divina, el cual
nos es comunicado a nosotros a través del Espíritu Santo (Romanos 5: 5); es
decir, su origen es solamente divino, por eso es que Juan dice: “el que no ama
(agapoon) no ha conocido a Dios” (1 Juan 4: 8).

Entonces, este tipo de amor (agápe) es diferente al amor humano, el cual es


conocido por su vocablo griego como filos. De este vocablo es que Pedro
expresó ante la pregunta de Jesús ¿Me amas (agapas me)? “sí Señor filo se (te
amo)” (Juan 21: 15). De este vocablo es que Pablo le dice a los romanos:
“amándoos (fióstorgoi) los unos a los otros con amor fraternal (filadelfía)...”
(Romanos 12: 10). De este vocablo es que se dice en Hebreos 13: 1:
“Permanezca el amor fraternal (filadelfía)”.

Guiándonos por lo que Juan 3: 16 dice, se puede decir que la diferencia entre
agápe y filos estriba en el hecho de su carácter autodonante: “...de tal manera
amó (egápesen) Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito...”. De aquí la
definición de Pablo en 1 Corintios 13: 4-7. En base a esto es que Philip Kenneson
se atreve a dar una definición de este tipo de amor: “...el rasgo definitorio del amor
de Dios es su orientación a los demás. Cuando somos llamados a imitar el amor
de Dios, somos llamados a salirnos de nosotros y nosotras mismos... por el
bienestar de los demás...” (2004, p. 73). Esto significa que, agápe es dejar de
importarme a mí mismo porque me importa más el otro. Es precisamente sobre
esta vertiente la exhortación de la primera epístola de Juan acerca del amor.

  36  
DISCUSIÓN EN MESA: ¿En base al tratado de Juan acerca del agápe (3: 11, 14-
18, 23; 4: 7-12, 16-21; 5: 2, 3) cuáles son los desafíos a los que nos vemos
sometidos en nuestra vida cristiana práctica?

La Gran Victoria (1 Juan 5: 1-5)

En este pasaje se vuelve a trastocar nuevamente el tema del agápe, pero ahora
en relación al tema de la fe (pístis). Como dice el Nuevo Comentario Bíblico Siglo
XXI: “El pensamiento del amor lleva al de la relación con Dios y eso, a su vez, a la
victoria. El amor y la fe están envueltos, por así decirlo, en un mismo manto... y el
creyente vence al mundo.” (2003, p. 1,135). Sin embargo, habiendo ya tratado
básicamente al agápe, ahora el enfoque se pondrá en la pístis.

Por un lado, aquí nos encontramos con otro paralelismo entre la primera epístola
de Juan y el cuarto Evangelio; ya que el propósito de este último consistió en
demostrar que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios y para que creyendo en él la
gente pudiera tener vida eterna (Juan 20: 31). Prácticamente, en su primera
epístola Juan vuelve a insistir sobre lo mismo: “Jesús es el Cristo” (5: 1); “Jesús
es el Hijo de Dios” (5: 5); “Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su
Hijo” (5: 11).

Por otro lado, nos encontramos con una singularidad de la primera epístola
juanina, a saber, el tema de la pístis; pues “... el sustantivo solamente aparece
aquí en 1 Juan; no figura ni en el Evangelio ni en 2 y 3 Juan...” (Nuevo Comentario
Bíblico Siglo XXI, p. 1,136). La declaración que llama la atención y sobre la cual
gravita todo el capítulo cinco es: “y ésta es la victoria (níke) que venció (nikésasa)
al mundo (kósmon): nuestra fe (pístis)” (5: 4). Entonces, la fe es la victoria que ha
vencido al mundo; y todo ello consiste simplemente en creer que Jesús es el Hijo
de Dios (5: 5) y para creer esto, dice Juan, se tiene que haber nacido de Dios (5:
1). Por lo tanto: “...la victoria decisiva pertenece al pasado, cuando Jesús murió
para vencer el mal, y en el caso del creyente cuando éste se decide a confiar en

  37  
él...” (P. 1,136). Luego entonces, la fe en Cristo nos hace más que vencedores,
porque es la fe depositada en aquél que ya venció al imperio de la muerte y a
satán, cuando en la cruz dijo: “consumado es” (Juan 19: 30).

DISCUSIÓN EN MESA: ¿De qué manera nuestra fe puede ayudarnos para


hacerle frente a los embates del postmodernismo?

El Pecado de Muerte (1 Juan 5: 16-18)

Estamos ante uno de los pasajes más difíciles y obscuros de interpretar, esto por
el carácter tan ambiguo que encierra; porque prácticamente Juan deja el asunto
indefinido. Siguiendo la traducción de la Biblia Reina Valera, son dos las
oraciones complicadas: “pecado de muerte” y “pecado no de muerte”. En el
original se escribe: jamartía prós tánaton y jamartían mé prós tánaton. La correcta
traducción debe ser tal y como lo plasma la Biblia Nueva Versión Internacional:
“pecado que sí lleva a la muerte” y “pecado que no lleva a la muerte”. La
preposición pros es la que marca la diferencia, ya que debe traducirse como
“hacia”. Con esta precisión el asunto se despeja un poco más, pero aún
permanece la ambigüedad. El propósito aquí no es ofrecer una solución absoluta,
sólo se darán algunas sugerencias para ser discutidas en mesa.

A B. Rudd (1987) ofrece las siguientes alternativas:

1. La blasfemia contra el Espíritu Santo (Mateo 12: 31-32).

2. La pena capital o de muerte.

3. Violaciones a las leyes judaicas sancionadas con la muerte.

4. La apostasía relacionada con las herejías de los falsos maestros.

Willian Barclay (1995) agrega otras sugerencias:

1. Pecado deliberado y consciente.

  38  
2. Estado pecaminoso deleitante y placentero.

3. Pecados que Dios visita con la muerte.

4. Pecados que se castigan con la excomunión de la iglesia (1 Corintios 5: 5).

DISCUSIÓN EN MESA: A la luz de las siguientes preguntas, deliberen sobre las


sugerencias arriba planteadas. ¿Existe algún pecado que la gracia de Dios no
alcance a perdonar? ¿La muerte de Cristo no fue suficiente para tratar con todos
los pecados habidos y por haber? ¿El arrepentimiento genuino no es condición
suficiente para alcanzar el perdón divino, así se trate del pecado más bajo e
indigno?

Pregunta final: ¿En dónde estriba el hecho de que un pecado pueda llevarnos a la
muerte? Tal vez la clave pueda estar en el versículo 18.

  39  
Contenido  de  
la  Segunda  y  
Tercera  
Epístola  de  
Juan  
  40  
A la Señora Elegida (2 Juan)

Según George E. Ladd (2002):

Segunda de Juan es una verdadera carta para una iglesia concreta,


llamada "la señora elegida y a sus hijos" (v. 1), para ponerlos sobre aviso
para que no den hospitalidad, como era la costumbre, a un supuesto
maestro cristiano itinerante que no proclamaba la sana doctrina (vv. 8-11).
Estos no son verdaderos profetas sino engañadores, porque no confiesan
que Jesucristo ha venido en carne (v. 7)... (Pp. 805, 806).

DISCUSIÓN EN MESA: ¿Debemos hoy en el siglo XXI tratar el asunto de los


falsos maestros igual que lo hizo Juan en el siglo I, cuando aconsejó a esta iglesia
a no recibir ni darle bienvenida al profesante de la herejía?

Al Muy Amado Gayo (3 Juan)

Según George E. Ladd (2002):

Tercera de Juan se escribió para aconsejar a un cierto Gayo acerca


de cómo tratar a Diótrefes (v. 9), un cismático. No resulta claro si su espíritu
de división se debía a su adhesión a la doctrina gnóstica, o era
primordialmente personal. Pudo muy bien haber sido lo segundo. (P. 806).

Básicamente la epístola gira en torno a tres personajes: Gayo (v. 1), Diótrefes (v.
9 y Demetrio (v. 12).

DISCUSIÓN EN MESA: ¿El asunto de la hospitalidad fue más un asunto cultural


del siglo I o más bien es una práctica cristiana asequible para el siglo XXI?

  41  
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