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Diseño de proceso y equipo

Depuración de aguas residuales

La ingeniería ambiental enfocada al medio hídrico permite seleccionar y diseñar el conjunto de

operaciones unitarias encaminadas al tratamiento y depuración de las aguas residuales antes de su
vertido a un cauce receptor para reducir o eliminar su impacto ambiental y/o posibilitar su
reutilización. Uno de los parámetros fundamentales para el diseño y cálculo de las plantas
depuradoras es el caudal de agua a tratar, siendo igualmente muy importante conocer cuál es su
variación a lo largo del día, sus valores máximos y mínimos o los valores punta que en un momento
determinado puedan producirse. Además de este parámetro es imprescindible conocer la
composición del agua residual, los objetivos de tratamiento (nivel de calidad del agua tratada) y la
eficiencia de eliminación.

Las aguas residuales urbanas (ARU) proceden de zonas de vivienda y de servicios y pueden ir
mezcladas con aguas residuales industriales (ARI) y/o aguas de escorrentía pluvial. Todas ellas se
recogen en un sistema colector y se envían a una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR)
o a una Estación Regeneradora de Agua Residuales (ERAR), en donde se consigue una calidad del
agua aceptable para su vertido a un cauce receptor o para ser reutilizada (agua regenerada),
respectivamente. Las industrias que realicen el vertido de sus aguas residuales a la red de
alcantarillado habrán de acondicinarlas previamente para cumplir la calidad exigida en dicha red.

Principales contaminantes por sector de actividad industrial.

Debido a la gran variedad de sectores industriales existentes resulta difícil llevar a cabo una
clasificación de los vertidos que en ellos se pueden generar. Cada tipo de actividad industrial, según
el proceso, vierte un agua residual caracterizada por una contaminación tipo determinada. En la
tabla 1 se muestran Los principales compuestos contaminantes del agua clasificados por sectores de
actividad industrial.

Las posibilidades de tratamiento de una corriente residual son muchas y para seleccionar la más
adecuada para un vertido industrial hay que buscar la mejor combinación, contemplando la
segregación de corrientes para facilitar y aumentar la eficacia del tratamiento y para reducir su
coste.

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Tabla 1. Contaminantes hídricos representativos de los distintos sectores industriales

Operaciones implicadas en los tratamientos de depuración

Algunas unidades industriales, como los sistemas de refrigeración, generan corrientes de aguas
residuales con bajo contenido de contaminantes que pueden ser liberados directamente en aguas
receptoras sin tratamiento (situación A, figura 2). Los vertidos de ciertas industrias pueden requerir
un tratamiento no comúnmente disponible en las EDAR y, por lo tanto, han de ser tratadas in situ
antes de su vertido directo al agua (situación B, Figura 2). Finalmente, algunas instalaciones
industriales generan efluentes de distinta naturaleza que no deben ser tratados conjuntamente

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(segregación de corrientes): los efluentes que no pueden ser liberados directamente a las aguas
superficiales podrán ser tratados en la propia planta o transferidos fuera del emplazamiento para
su tratamiento en posterior en una EDAR (situación C, figura 2) constituyendo las denominadas
descargas indirectas

Figura 2.

Tratamientos para la eliminación de materia en suspensión

Estos tratamientos normalmente suelen ser los primeros en efectuarse, salvo que haya sido
necesario realizar previamente un pretratamiento. Habitualmente se utilizan tratamientos físicos,
aunque en algunos casos se emplean aditivos químicos para favorecer la separación, considerándose
en este caso tratamientos fisicoquímicos. Estos tratamientos frecuentemente preparan las aguas
residuales para el posterior tratamiento biológico, pero también permiten recuperar materia valiosa
o hacer viable la reutilización del agua. En función de las características de las partículas y de su
concentración se distinguen las siguientes operaciones: sedimentación, coagulación-floculación,
filtración granular, flotación por aire disuelto y separadores de aceites y grasas.

Tratamientos para la eliminación de materia disuelta

Este tipo de materia abarca sales inorgánicas, materia orgánica biodegradable, metales pesados,
pesticidas, etc., en distintas concentraciones. Las operaciones que se usan para la eliminación de
materia disuelta es la precipitación, electrólisis, intercambio iónico, adsorción, filtración por
membrana.

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Control de emisiones atmosféricas

Partículas sólidas

Los mecanismos de separación que pueden intervenir en los dispositivos de control de las
partículas sólidas son la sedimentación por gravedad, la fuerza centrífuga, el impacto inercial, la
interceptación directa, la atracción electrostática y la difusión browniana. Para seleccionar un
sistema de separación de partículas adecuado al caso, la primera variable a considerar es el
tamaño de las partículas seguida de la temperatura. Las cámaras de separación están indicadas
para partículas de tamaño superior a los 100-200 mm. Los separadores inerciales llegan a la
separación de partículas con tamaños superiores a los 50 mm, cifra que baja hasta los 10 mm para
el caso de los ciclones. Por debajo de esos tamaños entran en juego los absorbedores húmedos,
los filtros de mangas y los precipitadores electrostáticos.

En cuanto a la temperatura, las cámaras de sedimentación, los separadores inerciales y los

ciclones, equipos todos ellos sencillos y sin partes móviles, solo están limitados a ese respecto por
la resistencia de sus materiales a la misma.

Gestión y tratamiento de residuos sólidos

La generación y gestión de los residuos constituye un problema ambiental de gran importancia. La

reducción de su generación y su adecuada gestión son necesarias para reducir la contaminación
ambiental, que afecta tanto a la salud humana como a los ecosistemas. Además, cuando los residuos
se gestionan correctamente, se convierten en recursos que permiten el ahorro de materias primas
y la conservación de los recursos naturales (economía circular), contribuyendo de esta forma al
desarrollo sostenible. La industria en general, y la industria química en particular, generan
cantidades importantes de residuos, y es una de las fuentes principales de residuos peligrosos.

Por lo tanto, es importante que los ingenieros de procesos conozcan cómo se deben gestionar y
tratar correctamente dichos residuos.

Enfoque tradicional y ambientalista en el tratamiento de la contaminación industrial

La actividad productiva es uno de los pilares fundamentales del desarrollo económico. Sin embargo,
los residuos generados y el excesivo consumo de recursos naturales pueden constituirse en agentes
de deterioro del medio ambiente, restando sostenibilidad al crecimiento económico. Como
consecuencia de ello, la dimensión ambiental ha adquirido mayor importancia en el diseño de
procesos, en la toma de decisiones de inversión y en la gestión de la producción. Los países
industrializados primero respondieron al deterioro ambiental que generaban ignorando el
problema; luego, diluyendo o dispersando la contaminación (enfoque tradicional), de modo que los
efectos aparentes eran menos perjudiciales; después, tratando de controlar la contaminación y los

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residuos “al final de la línea de proceso” o end of pipe (enfoque ambientalista) y, recientemente,
mediante una producción más limpia, previniendo la contaminación y la generación de residuos en
su origen (enfoque preventivo).

En el enfoque tradicional, el diseño de procesos se basaba en la optimización económica. Cualquier

subproducto de una operación química sin uso era un resi- duo y los peligros químicos eran
desconocidos o despreciados. Solamente se solucionaban los problemas cuando la situación se
volvía insostenible. Además, se hacía de forma poco eficiente, parcial y a corto plazo, generando
grandes costes y distorsiones en la propia industria. En la política ambientalista se introducen
modificaciones en el diseño industrial incorporando medidas correctoras a fin de tubo y con un
control de emisiones. Ello se refiere a utilizar métodos para controlar la contaminación basados en
la depuración del agua o aire en el punto en que las emisiones o efluentes irrumpen en el medio
ambiente. Este tipo de soluciones son medidas correctoras, pues tratan el problema una vez que
los procesos se han desarrollado, los productos se han fabricado y los residuos y emisiones se han
generado. Los residuos no se valorizan y son llevados a un depósito controlado.

Estrategia preventiva en los procesos industriales y desarrollo sostenible

Las graves crisis ambientales sufridas por muchos países industrializados en las últimas décadas han
modificado drásticamente el enfoque tradicional y ambientalista haciéndose necesario un cambio
de perspectiva a la hora de abordar el problema: un enfoque que incida en las causas y no en las
consecuencias. Es necesario prevenir la generación de impactos en su fuente de origen a través de
procesos de mejora y reducción en los que se tomen medidas integrales que incluyan a las etapas
de diseño y desarrollo de los procesos. Aquí entra en juego la aplicación de una producción más
limpia como estrategia preventiva y el diseño de procesos limpios, todo ello basado en los principios
de la química y la ingeniería verde. Lo que en la década de los 80 surgió como un nuevo paradigma
de los países de mayor desarrollo industrial, se ha constituido en un principio fundamental para el
desarrollo de la actividad industrial, en el contexto de una sostenibilidad económica y ambiental
real.

Los procesos industriales tienen que contribuir al desarrollo sostenible, entendido como el tipo de
desarrollo orientado a garantizar la satisfacción de las necesidades fundamentales de la población y
elevar su calidad de vida, a través del manejo racional de los recursos naturales, propiciando su
conservación, recuperación, mejoramiento y uso adecuado, sin comprometer la capacidad de las
futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades. Todas las interpretaciones dadas
al concepto de desarrollo sostenible coinciden en la teoría de las tres dimensiones reflejada en el
triángulo de la Figura 3 donde se puede establecer con claridad la interrelación de estas en la
consecución de un progreso tecnológico sin menoscabar el futuro de las nuevas generaciones. Cada
vértice representa uno de los tres pilares en los que se apoya el concepto de sostenibilidad:
económico, medioambiental y social. Así, las medidas que se tomen en consideración deberían
respetar el medio ambiente, ser económicamente viables y socialmente equitativas.

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Figura 3.-Dimensiones del desarrollo sostenible

Las nuevas estrategias para reducir el impacto ambiental derivado de la actividad industrial se basan
en un enfoque integral preventivo, que pone énfasis en una mayor eficiencia en la utilización de los
recursos materiales y energéticos, incrementando simultáneamente la productividad y la
competitividad. Los denominados sistemas de simbiosis industrial o ecoparques industriales son vías
importantes para reducir tanto el impacto de los procesos sobre el medio como el consumo de
recursos. Estos sistemas no se proyectan a partir de cero, sino que crecen lentamente mediante la
adición de procesos que pueden usar las corrientes residuales de ciertos procesos o dar lugar a un
producto intermedio o servicio auxiliar (vapor, electricidad, agua limpia) que se pueda usar por otro
proceso en el mismo emplazamiento. Esta mejora gradual de un parque industrial es el mismo
método que se utiliza para el revamping (mejora individual de un proceso) que a menudo se combina
con aumentos de la capacidad de producción por eliminación de los cuellos de botella y con un
aumento de la integración energética. El parque industrial de Kalundborg (Figura 5) se ha ido
desarrollando durante décadas hasta convertirse en el complejo sostenible que es hoy en día.

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Figura 5. Parque industrial de Kalundborg

Producción más limpia (P+L)

La protección ambiental avanzada se desplaza cada vez más desde métodos de “al final de la línea”
a medidas integradas en el proceso. Tienen por objeto reducir, o incluso evitar, la producción de
residuos directamente en origen antes de que se conviertan en una descarga al medio ambiente. Es
preciso adoptar por tanto nuevos sistemas que minimicen el uso de las medidas correctoras,
reduciendo previamente la generación de residuos o reciclándolos en otra utilización (Figura 6). Las
medidas integradas contribuyen a reducir los costes de las medidas de tratamiento adicionales, así
como a aumentar la rentabilidad, incrementando el rendimiento de la producción y/o reduciendo
las necesidades de materias primas.

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Figura 6. Medidas de prevención y control de la contaminación.

En el diseño de procesos sostenibles la pregunta ya no es ¿cómo podemos tratar los residuos? sino
¿de dónde provienen? para minimizarlos o prevenir su generación entrando la protección ambiental
como una parte integrante del diseño del producto y la ingeniería del proceso. Según el Programa
de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la producción más limpia (P+L) es una
estrategia preventiva integrada que se aplica a los procesos, productos y servicios a fin de aumentar
la eficiencia y reducir los riesgos para los seres humanos y el ambiente. El concepto de producción
más limpia es diferente al concepto de “al final de la línea” que incluye el uso de una variedad de
tecnologías que, en general, no reducen la contaminación, sino que disminuyen su toxicidad o su
impacto traspasando los residuos y emisiones de un medio a otro (aire, agua, sólido). Son medidas
que resultan costosas y poco efectivas, pues requieren de la instalación de sistemas complejos de
tratamiento de las emisiones sin influir en la mejora de la calidad del producto ni de la
competitividad de la empresa. La P+L, por el contrario, es una estrategia que busca prevenir la
generación de contaminación en la fuente, en vez de controlarla al final de proceso.

La P+L en el caso de los procesos productivos se orienta hacia la conservación de materias primas y
energía, la eliminación o reducción de materias primas e insumos tóxicos y la reducción de la
cantidad y toxicidad de todas las emisiones, residuos y vertidos contaminantes. En el caso de los
productos se orienta hacia la reducción de los impactos negativos que acompañan el ciclo de vida
de estos, desde la extracción de materias primas hasta su gestión o vertido final. Como estrategia,
la P+L puede tener aplicación en diferentes niveles de una misma industria, involucrando sistemas,
componentes, materiales y procesos. La importancia de esta estrategia empresarial radica en su
aporte a la competitividad empresarial basada en la conservación del medio ambiente y la
responsabilidad social. De esta manera contribuye al equilibro entre los tres elementos principales
del desarrollo sostenible como objetivo universal.

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Objetivos de la P+L

La P+L se entiende como la aplicación continua de una estrategia ambiental, preventiva e integrada
a los procesos productivos para aumentar la ecoeficiencia y reducir los riesgos relevantes a los seres
humanos y al medio ambiente. El concepto de ecoeficiencia es uno de los pilares de las estrategias
modernas de control ambiental, ya que, al incrementar la eficiencia de utilización de los recursos, se
reduce el impacto ambiental del proceso de producción.

Los objetivos de la P+L son los siguientes:

• Optimizar el consumo de recursos naturales y materias primas.

• Aumentar la eficiencia energética y utilizar combustibles más limpios.

• Prevenir la generación de residuos contaminantes.

• Prevenir, mitigar, corregir y compensar los impactos ambientales sobre la población y los
ecosistemas.

• Adoptar tecnologías más limpias y prácticas de mejoramiento continuo de la gestión ambiental.

• Minimizar y aprovechar los residuos, en caso de que estos sean inevitables.

Beneficios obtenidos por la adopción de una P+L

Beneficios de la P+L Los beneficios que se pueden obtener por la adopción de la P+L pueden estar
relacionados con el desarrollo del proceso o con el desempeño de la empresa.

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Para que la aplicación de la P+L sea exitosa se deben perseguir soluciones integrales y rentables
que ofrezcan al mismo tiempo una gran expectativa económica por medio de la innovación. Las
alternativas preventivas, más que ofrecer soluciones puntuales a problemas de contaminación
específicos, buscan analizar el sistema o empresa como un todo, identificando los factores que
originan la contaminación y atendiéndolos de manera integral.

Hoy en día los países y las empresas que resultan ser más competitivos no son aquellos que
acceden a los recursos con los más bajos costes, sino aquellos que emplean las tecnologías y los
métodos más avanzados para utilizar esos recursos. Y como la tecnología está constantemente
cambiando, el nuevo paradigma de la competitividad global demanda la habilidad de las empresas
para innovar rápidamente.

Niveles de actuación

La aplicación de medidas de producción limpia en un entorno industrial se centra en la ejecución

eficaz de los procesos productivos de manera que se genere el valor mínimo de subproductos o
residuos no aprovechables internamente con el mínimo consumo de materias primas. Las
principales acciones para ello se centran en la reducción en origen mediante cambios en el proceso

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o en los productos (nivel 1), en el reciclaje interno de materiales, energía y agua (nivel 2) y en la
valorización de residuos mediante reciclaje externo (nivel 3). El uso racional de materiales, energía
y agua a través de una gestión eficiente o la sustitución de materias primas e insumos por otros
menos peligrosos y tóxicos, así como el cambio de equipos y tecnologías por alternativas más
eficientes y limpias, todos ellos serían modificaciones en el proceso enmarcadas en el nivel 1 de
actuación dirigido a la prevención. La recuperación y reutilización de materiales, energía y agua
dentro del proceso de producción se corresponden con el nivel 2 y el reciclaje externo vía terceros
con el nivel 3.

Figura 7. Niveles de actuación de la producción más limpia.

Aunque de esta forma la P+L previene los problemas de contaminación trabajando en la fuente de
la generación de residuos y eliminando en algunos casos las soluciones “al final de la línea”, hay
sistemas productivos que requieren de este tipo de soluciones de tratamiento para las cuales hay
también tecnologías más limpias y, cualquiera que sea su naturaleza, deben estar precedidas por
las herramientas que ofrece la P+L. En cualquier caso, la puesta en ejecución de las estrategias de
P+L a cualquiera de sus niveles produce mejoras sustanciales en la productividad industrial que
hará posible que las empresas sean responsables, por sus actividades “limpias”, seguras sin
generar problemas ambientales y competitivas, pudiendo interactuar con otras empresas del
sector en las mismas condiciones.

Principios fundamentales

Los principios fundamentales para el diseño de un proceso industrial sostenible se pueden aplicar
para el diseño de un nuevo proceso o para evaluar un proceso ya existente y hacerlo sostenible.

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La Ingeniería Verde como extensión de la Química verde

La Ingeniería Verde se desarrolló como extensión de la Química Verde y tiene un alcance más amplio.
Mientras que la Química Verde se define como el diseño de productos y procesos químicos que
reducen o eliminan el uso y generación de sustancias peligrosas, la Ingeniería Verde se orienta hacia
el diseño, comercialización y uso de procesos y productos, los cuales son técnica y económicamente
viables, a la vez que se minimiza la generación de contaminación en origen y el riesgo para la salud
y el medio ambiente, por lo que tiene clara vocación de aplicarse a la industria en general y a todas
las fases del manejo de productos de consumo. Los doce principios de la Química Verde y los doce
principios de la Ingeniería Verde o sostenible constituyen las bases para el diseño de procesos
industriales sostenibles.

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