Apuntes Nietzsche

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LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LA CULTURA OCCIDENTAL.

INTRODUCCIÓN.
Es habitual comenzar una exposición de la filosofía de Nietzsche recor-
dando las palabras de Paul Ricoeur , según las cuales Nietzsche, junto con
Freud y Marx, sería uno de los filósofos de la sospecha, en la medida en que
todos estos autores intentaron desenmascarar los intereses ocultos, las fuer-
zas instintivas y vitales que se esconden detrás de las diferentes manifestacio-
nes culturales (filosofía, Arte, religión , moral, ciencia...); pues estas no son
producto de una razón neutral y desinteresada que aspira al conocimiento de la
verdad objetiva y universal. Como dirá Nietzsche, “Mi genio está en mi nariz” :
se trata de rastrear, de olfatear (con espíritu detectivesco) y sacar a la luz ,
los interés ocultos , las fuerzas instintivas e irracionales que subyacen a esas
manifestaciones culturales.
Marx sospechó que todas las manifestaciones culturales de una socie-
dad (superestructura ideológica) encubren y dependen de la estructura econó-
mica de una sociedad. La función de la superestructura ideológica (ideas polí-
ticas, filosóficas religiosa...) no es otra que justificar y enmascarar la explota-
ción de una clase social sobre las otras. Freud sospechó que detrás del pen-
samiento humano (aparentemente racional), se encuentra el “inconsciente”,
es decir, impulsos e instintos irracionales de los que no somos conscientes pe-
ro que influyen en nuestra conducta. También Nietzsche considerará que las
distintas manifestaciones culturales (moral, filosofía, la religión, la ciencia…) no
son producto de una razón objetiva y desinteresada que aspira al conocimiento
de verdades universales, sino de fuerzas instintivas ,vitales que nos imponen
cierta valoración de la vida. es decir, que dichas manifestaciones culturales no
son más que valoraciones e interpretaciones hechas sobre la vida. Cada inter-
pretación surge de ciertas fuerzas instintivas (voluntad de poder).

De hecho, la condena y la crítica de Nietzsche a la cultura occidental se


realizará desde la “óptica de la vida”: Nietzsche califica como sana o enferma
una religión, una moral, una filosofía... ,según afirmen o nieguen la vida; justa-
mente por ello se suele agrupar a Nietzsche , junto con Schopenhauer(1788-
1860)y Kierkegaard (1877-1855) bajo la corriente “vitalista”.
Para Nietzsche la tarea del filósofo es sacar a la luz esas fuerzas vita-
les, instintivas que dado lugar a las diferentes manifestaciones culturales y que
nos imponen cierta valoración de la vida. El método adecuado para ello será el
genealógico: se trata de averiguar o indagar la génesis (origen) y la evolución
de todas esas manifestaciones culturales. El filósofo al indagar la procedencia
histórica (origen y evolución) de dichas manifestaciones sacará a la luz qué tipo
de “voluntad de poder” (fuerzas instintivas y vitales) ha predominado a lo largo
del camino recorrido por el hombre occidental: esa fuerzas instintiva que ha
predominado en occidente, ¿ han afirmado y valorado la vida y plenitud del
hombre? ,o por el contrario, ¿han negado la vida y han frenado con ello la
creatividad ,el desarrollo y la plenitud del ser humano?.

El diagnóstico de Nietzsche es que la cultura occidental es una cultura


decadente, Nihilista”(nihil: nada). Los valores e interpretaciones sobre la vida
que han predominado en occidente son signos de una voluntad de poder en-
ferma y decadente hacia la vida . Detrás de las diferentes formas culturales de
occidente se esconde el miedo a la vida, la negación ante esta vida. Con espíri-
tu detectivesco, nuestro autor hará el árbol genealógico de Occidente para
descubrir que, en su origen está el miedo de unos hombres mediocres al de-
venir y al cambio de las cosas, el miedo a vivir inseguros en un mundo enig-
mático y sin certezas. El origen de Occidente es, como dice Nietzsche, “pu-
denda origo”: un origen que avergüenza, que huele mal.

En toda la trayectoria del pensamiento occidental (en la filosofía de Só-


crates y Platón, Descartes, kant, …) ,en el cristianismo (platonismo para la
plebe),así como en los movimientos políticos modernos (socialismo, anarquis-
mo…) ,y en la ciencia moderna ,encuentra Nietzsche la reproducción de los
mismo errores: la confianza en la razón en detrimento de los sentidos y la dua-
lidad ontológica propia de la metafísica occidental :la distinción entre el Mundo
Verdadero y el” Mundo Aparente” , distinción ontológica que es interpretada
por Nietzsche como síntoma de una valoración negativa hacia la vida, ya que
se da más importancia al mundo ficticio situado en el “más allá”, que al mundo
real , al mundo que percibimos por los sentidos ,al que se considera irreal y
aparente. Nietzsche considera que esta distinción ontológica es un síntoma
surgido de un impulso vital decadente, de una voluntad enferma que nos
conduce a valorar negativamente en esta vida.

La obra de Nietzsche pretende la destrucción de estos valores antivitalis-


tas que han predominado en occidente para poder construir en su lugar un
nuevo sistema de valores vitalistas que traerá consigo el Superhombre: una
voluntad fuerte que afirme la vida con todos sus placeres y también con sus
sufrimientos como hicieron los griegos con sus tragedias (Transmutación de
valores).En ese sentido la crítica de Nietzsche a la cultura occidental no tiene
un sentido simplemente destructivo. El propio Nietzsche sostiene que “destruir
es tan sólo un aspecto, es el momento inicial para acabar con el nihilismo ins-
taurada en la cultura occidental: Es necesario una” filosofía del martillo”,
porque sólo así se podrá construir de nuevo”. En ese sentido el anuncio del
nihilismo como movimiento peculiar de la cultura occidental tendría dos caras:
por un lado, “El nihilismo pasivo o negativo” significa la pérdida de sentido y
angustia en la que se encuentra el ser humano ante el derrumbamiento de los
valores que sustentaban y daban sentido a la vida (“Dios ha muerto”) ; pero,
por otra parte, el reconocimiento y la reflexión del nihilismo como un proceso o
movimiento del pensamiento Platónico-Cristiano conduce al distanciamiento
con esa tradición y el nacimiento de una nueva valoración de la vida que traerá
el “Superhombre”.

ESTRUCTURA:

1. El sentimiento trágico del vida y la voluntad de poder.

2.Las raíces de la cultura occidental: el platonismo

2.1 Momentos de la decadencia occidental ( “cómo el mundo verdadero


acabó convirtiéndose en una ficción”)

2.2 El Platonismo
3. La crítica de Nietzsche al pensamiento o Filosofía occidental:

2.1 La crítica a la razón y a sus criaturas

2.2 Crítica de Nietzsche a la Metafísica occidental: Mundo del

Ser y Mundo del Devenir. Apariencia/Realidad

2.3 Conocimiento y verdad frente al Perspectivismo.

4. Crítica de la Moral y la Religión.

5. El nihilismo: la” Muerte de Dios” y el Superhombre.


1. LA VOLUNTAD DE PODER Y EL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA VIDA.

La condena y la crítica de Nietzsche a la cultura occidental se realiza


desde la “óptica de la vida”: Nietzsche califica como sana o enferma una
religión, una moral, una filosofía, según afirmen o nieguen la vida; justamente
por ello se suele agrupar a Nietzsche , junto con Schopenhauer(1788-1860)y
Kierkegaard (1877-1855) bajo la corriente “vitalista”.

Pero ¿qué entiende Nietzsche por vida?. Nietzsche estuvo en su


juventud muy influenciado por la concepción que tenía Schopenhauer. Para
éste, la vida es concebida como un fuerza instintiva, un impulso de carácter
no consciente, de todo lo viviente por existir,( instinto de auto-conservación),
por afirmar su existencia a expensas de los demás seres. Por eso el mundo,
incluyendo el humano, es un cúmulo de crueldad, lleno de egoísmo y de dolor.
Para evitar este dolor Schopenhauer sólo ve una solución que recuerda mucho
al nirvana oriental: hay que negar la vida, renunciar a todos aquellos instintos
que nos reafirman en la vida (sexo, deseos, envidia…). Se trata de liberarse de
la voluntad de existir mediante el ascetismo (castidad, pobreza, compasión).

La filosofía de Schopenhauer fue criticada por Nietzsche después de una


inicial admiración en su juventud en tanto que resulta negadora de la vida. Para
Nietzsche la vida es “voluntad de poder”: no se trata ya de una simple
voluntad de existir, sino de una voluntad que quiere más, que quiere crecer y .
La “voluntad de poder” es una fuerza instintiva, una energía ,de carácter
inconsciente, de todo lo viviente por crecer, superarse , por autoafirmarse. Es la
fuerza vital que nos lleva a crecer, a superar obstáculos, a la búsqueda del
riesgo y el peligro como muestra de una enorme confianza en uno mismo. Esta
fuerza puede manifestarse de manera diferente. Es la misma fuerza la que se
manifiesta en las producciones científicas e intelectuales, en el acto sexual, en
la crueldad, en la producción de valores morales…

En definitiva, la voluntad de poder tiene como objetivo la potenciación de


la pasión, la búsqueda del riesgo y del peligro como muestra de autoafirmación,
de superación, aunque esto conlleve dolor y sufrimiento. Por tanto, son
ingredientes de la vida no sólo el nacimiento, la creación y el disfrute, sino
también la muerte, la destrucción y el dolor. Vida y sufrimiento, vida y muerte
forman una unidad inseparable. Nietzsche llega a comparar la vida con “los
dolores de la parturienta”, en los que el dolor y la creación de algo nuevo van
también unidas.

Esta actitud ante la vida, a este decir “sí a la vida” incluso con sus problemas
más duros lo denomina Nietzsche “sentimiento trágico de la vida”. Por tanto,
el sentimiento trágico no es pesimismo, sino más bien una afirmación de la
vida, un asentimiento jubiloso incluso de lo terrible y horrible de la vida; de lo
oscuro de la existencia (lo instintivo, lo irracional, de la muerte…)

Y es justamente este sentimiento trágico lo que según Nietzsche


constituye el alma de los antiguos griegos. En su obra primeriza El nacimiento
de la tragedia , Nietzsche cuestionó la valoración tradicional del mundo griego
que situaba en la Grecia clásica (el siglo de Pericles) el momento de esplendor
de la cultura griega, considerando a Sócrates y a Platón como los iniciadores
de lo mejor de la cultura occidental, la racionalidad. Frente a esta
interpretación, Nietzsche da más importancia a la Grecia arcaica, la del tiempo
de Homero, y sitúa en el siglo V a.C el inicio de la crisis vital del espíritu griego.

El pueblo griego antiguo supo captar las dos dimensiones fundamentales


de la realidad sin ocultar ninguna de ellas, y las expresó de forma mítica con el
culto a Apolo y a Dionisos. Apolo , dios de la juventud, la belleza y las artes,
era también, según Nietzsche, el dios de la luz, la proporción, equilibrio, el
mundo como totalidad ordenada y racional. Para la interpretación tradicional
toda la cultura griega es apolínea, concibiendo al pueblo griego como el
primero en ofrecer una visión luminosa, bella y racional de la realidad.
Nietzsche consideró que esta interpretación es correcta para el mundo griego a
partir de Sócrates, pero no para el mundo griego anterior. Frente a lo apolíneo,
los griegos opusieron lo dionisíaco: Dionisos ,dios del vino y las cosechas, de
las fiestas presididas por el exceso, la embriaguez, de las artes no figurativas (
música, danza y la poesía, de la pasión); y según Nietzsche, el dios de la
confusión, el caos, la deformidad, la noche, los instintos .Los griegos
representan en Dionisos una dimensión trágica de la existencia, que fue
ocultada posteriormente en la cultura occidental: la vida en sus aspectos
oscuros, instintivos, irracionales, biológicos. La grandeza del mundo griego
arcaico estribaba en no ocultar esta dimensión de la realidad, en armonizar
ambos principios, considerando incluso que lo dionisíaco constituía la auténtica
verdad..En las fiestas y orgias sexuales dedicadas a este Dios, celebraría el
griego la vida y la exaltaría junto con el dolor que siempre le acompaña y del
cual nace.

Sólo con el inicio de la decadencia occidental, con Sócrates y Platón,


(Nietzsche los califica de “antigriegos”) los griegos intentaron ocultar esa otra
dimensión de la existencia inventándose un mundo gobernado por la
racionalidad. Nietzsche califica a Sócrates y Platón de hombres enfermos,
decadentes ya que inauguraron la fe en la razón en detrimento de los instintos
y la creación de otro mundo ficticio absolutamente inteligible a la razón. Para
Nietzsche esta fe en la racionalidad y la escisión de la realidad dos mundos
(sensible y el inteligible ) representan una actitud decadente , nihilista ante la
vida, pues se valora más el mundo ficticio creado por la razón que el mundo
físico ,al que se considera mera apariencia . Se acabo así negando la vida.

Esta actitud decadente, nihilista ante la vida triunfó en la cultura occidental con
el ascenso de la moral judeocristiana y del monoteísmo, pervirtiendo desde
la raíz el mundo occidental.

En definitiva, la decadencia del espíritu griego antiguo supuso el triunfo


de la racionalidad (de lo apolíneo) sobre lo único real, según Nietzsche, lo
dionisíaco,(lo instintivo, lo irracional, ) y con ella la enfermedad de occidente:
el nihilismo.
2. LAS RAÍCES DE LA CULTURA OCCIDENTAL :EL PLATONISMO

2.1. Momentos estelares de la decadencia de occidental

Nietzsche nos ofrece la siguiente descripción de los momentos de la historia de


la decadencia de occidente:

1. Mundo griego hasta el siglo de Pericles (S.V a.C): es la época de esplendor


del mundo griego pues no se ocultan dimensiones fundamentales y trágicas de
la vida (lo irracional, la temporalidad, la enfermedad y la muerte).Sus dos
grandes construcciones espirituales ,el arte trágico y la religión politeísta, junto
con la moral heroica de la excelencia y del valor, afirmaban la vida, cuya
expresión simbólica adquiría su máxima expresión en la reivindicación de lo
dionisíaco.

2. Inicio de la decadencia: Sócrates y Platón. Con ellos empieza la cultura


occidental y la decadencia respecto del tono vital anterior . Se inicia la confianza
en la razón en detrimento de los sentidos, de los instintos; son ellos los que
marcaron el camino que posteriormente a recorrido la cultura occidental y que
Nietzsche considera un error. Pero sobre todo, fue Platón el que allanó este
camino con su dualidad de mundos. Con el empieza la distinción entre el “Mundo
Aparente ” (el mundo físico) y el “ Mundo Verdadero” (mundo Inteligible) ,un
mundo inmutable, eterno, racional. Se trata de un mundo al que sólo puede
acceder el sabio, aquel individuo que ha seguido el proceso educativo propuesto
por Platón. Un camino por el que el individuo se va desligando del cuerpo, para
acceder, con gran esfuerzo, a ese mundo de entidades inmutable, universales,
imperecederas, que constituyen la única realidad (el mundo sensible , aparente,
es según Platón, una mera copia de aquel).

“Platonismo” será , por tanto, toda teoría que escinde la realidad en dos
mundos: un “Mundo verdadero”, dado a la razón, inmutable y objetivo ,sometido
a las leyes de la lógica, y “Mundo aparente” ,dado a los sentidos ,cambiante y
subjetivo. Nietzsche explica la aparición del platonismo como consecuencia de
la no aceptación de la realidad en toda su crudeza. La cultura occidental se
inventa otro mundo ficticio para encontrar consuelo ante lo terrible del único
mundo existente, el dionisíaco.
3.Presencia del Cristianismo: el cristianismo es “platonismo para el pueblo” y
con él las ideas exclusivas de unos pocos, los filósofos ,se extienden a todos los
hombres: el dualismo ontológico y antropológico son de dominio público; el
mundo inteligible de Platón pasa a ser el cielo cristiano gobernado por Dios,
alcanzable sólo tras la muerte para aquellos que han seguido las normas y
preceptos religiosos, establecida por el poder (la iglesia). Pero, además, ha sido
la religión cristiana , la iglesia ,la que más ha reprimido los instintos, los ha
castrado y, con ello, ha negado la vida, la ha matado. Nos ha convertido en seres
serviles, mediocres, dóciles, como las fieras domadas en el circo. El cristianismo
aceleró, por tanto, ese camino hacia la decadencia, hacia el nihilismo.

4.Edad Moderna: comienza la crisis del “platonismo” y del cristianismo. La


propia filosofía prepara la “muerte de Dios” ,el empirismo, la Ilustración y ya en
el S.XIX el positivismo cada vez más pujante muestra el carácter ilusorio de las
creencias anteriores.

5. Actualidad: la edad contemporánea es una época de crisis y Nietzsche


encuentra en la “muerte de Dios” (en la pérdida de fe en Dios y en el conjunto
de valores e ideales que daban sentido a nuestra vida) el fundamento básico
de esta crisis: aquello que había servido de orientación a toda la cultura
desaparece del horizonte y el hombre se encuentra desorientado (nihilismo
pasivo). Sin embargo, esta crisis es necesaria para la aparición de una nueva
forma de estar en el mundo, para la aparición de un nuevo hombre (el
superhombre) y de una nueva concepción y valoración de la vida
(transmutación de los valores). Es necesario primero “filosofar con el
martillo” (destruir todos esos falso ídolos) para construir de una nueva visión
vitalista del mundo . (Nihilismo activo).
3. LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL

3.1 La crítica a la Filosofía.

La cultura occidental cree que ha generado gracias al uso de la razón


(con el paso del mito al logos) el progreso más grande de la humanidad. De
hecho, hasta ahora hemos vistos dentro de la historia del pensamiento
occidental a dos pensadores (Platón y Descartes) defensores de una razón
autónoma y pura que funciona independientemente del contexto histórico (sin
prejuicios, sin tradiciones), desligada del cuerpo (de los sentidos, de los
instintos); una razón desinteresada y neutral que aspira al conocimiento de
verda

Esta fe en la razón, en detrimento de los sentidos, de los instintos, se


inicia según Nietzsche con Sócrates y Platón y a los que nuestro autor califica
de “antigriegos”. Son ellos los que marcan el camino que posteriormente ha
recorrido toda la cultura occidental y que para Nietzsche es un camino errado,
pues nos ha conducido a la decadencia, al nihilismo . Pero es Platón el que
allanó este camino al escindir la realidad en dos Mundos: el sensible y el
inteligible.

Platón observó que, el conocimiento científico, la ciencia, solo es posible


si la la realidad que pretendo conocer permanece inmóvil e idéntica a sí
misma. Si aquello que pretendo conocer está en continuo cambio y
movimiento, el conocimiento sería imposible, pues cuando creyera haberlo
conocido para entonces ya habría cambiado y, por tanto, la verdad sería
relativa ,como afirmaban los sofistas. La posibilidad de encontrar verdades
universales y objetivas requiere de una realidad inmutable, inmóvil, fija. Sin
embargo, los sentidos nos ofrecen, como dijo Heráclito, una realidad en
continuo cambio y movimiento. Estrictamente hablando, el mundo real es un
mundo en el tiempo: el mundo del nacer y del perecer, de las contradicciones,
del dolor y la muerte, del devenir.

Para Nietzsche será el miedo al devenir y al cambio ,a vivir inseguros


en el rio del mundo, lo que hace que los filósofos invente otro “mundo” distinto
al que nos presentan los sentidos, un mundo al que accedemos a través de la
razón.

Ante el miedo, la filosofía ofrece una solución: dado que la realidad que
nos muestran los sentidos está en continuo cambio, digamos que los sentidos
nos engañan y que nos conducen al error. La realidad que nos muestra los
sentidos, la del devenir, es pura apariencia. Tras ella se encuentra la
verdadera realidad, un mundo completamente racional: un mundo inmutable,
fuera de la historia, fija, inmóvil; una realidad que nos descubre la razón y sus
conceptos o categorías.
La razón por medio de sus conceptos o categorías (substancia,
permanencia, Dios, esencia, causa...) construye un mundo metafísico
estable, sometido a las leyes de la lógica.

La razón pretende explicar y describir la realidad mediante conceptos y


definiciones. En general, la filosofía ha creído que los conceptos reflejan
correctamente la realidad .Para ello aspiró a la definición precisa de cada
término, al rigor en el uso de las palabra. Consideraba que entender una
realidad es subsumirla en un concepto, disponer de un concepto para definirla.

Pretendemos que los conceptos sirvan para expresar y describir una


multiplicidad de objetos o realidades individuales. Por ejemplo, consideramos
que el concepto de “hoja” se ha formado prescindiendo de las diferencias
individuales y captando la esencia o rasgos comunes presente en todas
ellas . El concepto de hoja representaría así a todas las hojas, como si en la
naturaleza hubiera una especie de forma o modelo inmutable, eterno (Eidos,
esencia) que representa a todas las hojas .

Pero, ¿qué ocurriría si no existiese nada absolutamente idéntico entre


dos objetos, y ni siquiera un objeto fuera idéntico a sí mismo puesto que
cambia, aunque tal vez imperceptiblemente, a lo largo del tiempo?. Dada esta
creencia heracliteana que defiende Nietzsche, no es extraño su afirmación de
que el lenguaje conceptual no es un buen recurso para expresar la realidad. La
misma palabra no puede servir para referirnos adecuadamente a dos cosas
distintas ,pues si cubre bien la realidad de una de ellas no puede cubrir también
la de la segunda, ya que inevitablemente la primera es distinta a la segunda,
(pues no existen las esencias presentes en varios objetos). En definitiva, para
Nietzsche el arte (danza, poesía, música) es un medio más adecuado para
expresar la realidad que la filosofía ,la ciencia...

El mismo proceso de creación es el que Nietzsche señala para la


formación de las categorías o conceptos más generales con los que los
filósofos describen la supuesta “verdadera realidad” (substancia,
permanencia, Dios, verdad, bien, causa…). Para Nietzsche, estas categorías
o conceptos con los que se describe la supuesta “ verdadera realidad” no
representan ningún tipo de realidad, son puras ficciones, pura creatividad
humana. Nietzsche los llama “momias conceptuales:” porque los filósofos
pretenden con ellos petrificar y momificar una realidad siempre cambiante, una
realidad que no se deja atrapar, que no se deja conocer.
Ahora bien, si la escisión de la realidad en dos mundos no es más que
una estrategia para huir del miedo y no un camino para descubrir la verdad,
entonces, de lo que estamos hablando es de una necesidad vital: es nuestra
fragilidad mental y la necesidad de sobrevivir en el devenir la que pone en
funcionamiento a la razón para que genere un mundo irreal que nos permita
sobrevivir en un mundo caótico y sin orden. Para Nietzsche la razón es
manipuladora, engañadora, es el instrumento del que se ha servido la filosofía
para crear una imagen falsa de la realidad y hacérnosla pasar por verdadera.
Mientras que la cultura occidental la “razón” es síntoma de “Verdad” y
“Conocimiento objetivo” , para Nietzsche, por el contrario, la razón es
responsable de nuestro alejamiento de la verdadera realidad, siempre
cambiante que sólo experimentamos por los sentidos.

Para Nietzsche la razón y sus categorías no pueden aprehender la


realidad, una realidad siempre en movimiento y cambio. Así nos señala
Nietzsche que “necesitamos las categorías de la razón porque gracias a
ellas podemos vivir con cierta seguridad, reposo y calma haciendo frente
así al devenir”. No hay ninguna cosa, algo o alguien que sea una substancia,
esencia, causas y efectos. Las categorías son meros sonidos articulados,
meras palabras, pura creatividad humana. El error consiste en olvidar que son
pura creaciones e invenciones humanas, un simple mecanismo con el que nos
ha dotado la naturaleza para comunicarnos y sobrevivir.

Pero, ¿qué consecuencia tiene para el conocimiento esta concepción


nietzscheana del continuo devenir de la realidad?

3.3 Conocimiento y verdad frente a perspectivismo

Al construir una realidad transmundana los filósofos no buscaban la


verdad. La creación metafísica de estos dos mundos se debe a una necesidad
fisiológica: el miedo. Las categorías con las que la razón pretendía conocer la
realidad nos ayudan a adaptarnos y vivir con cierto reposo. Pero no tiene valor
cognoscitivo, sólo adaptativo. No hay, por tanto, una única verdad, sólo hay
una diversidad de interpretaciones y valoraciones de la vida: multitud de
perspectivas todas ellas igualmente válidas porque ninguna responde a la
verdad, sino a la singular experiencia que cada uno tiene con la realidad
mutable que se le presenta.

La filosofía tradicional creyó posible utilizar la razón desprendida de


cualquier elemento subjetivo, creyó en el conocimiento objetivo del mundo,
válido para todos. Nietzsche considera que esta confianza en las posibilidades
de la razón descansa en la creencia en algún tipo de realidad absoluta (el
Mundo de las Ideas de Platón o el Dios cristiano); sin embargo, si esta realidad
absoluta es una construcción de la fantasía humana, dicha confianza carece de
sentido. Aún podemos hablar de conocimiento, pero aceptando su carácter
relativo, subjetivo; todo el conocimiento humano es mera interpretación del
mundo, depende de la perspectiva vital en la que se encuentra el individuo que
lo crea.

Frente a Platón, Descartes, y gran parte de la tradición filosófica,


Nietzsche defiende una tesis radicalmente opuesta contraria al objetivismo y
conecta con otra línea filosófica más desacreditada (sofistas) que defiende el
relativismo ,escepticismo y el subjetivismo. Nietzsche defiende el
perspectivismo: todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista, del
que es imposible prescindir: las característica del sujeto que conoce
(psicológicas, sociales, físicas, la peculiaridad personal, la misma biografía
)hacen imposible superar la propia perspectiva; no podemos desprendernos de
nuestra subjetividad cuando intentamos conocer la realidad

Lo que tradicionalmente hemos llamado verdad es sólo la fe o la


necesidad de creer en algo permanente y eterno. Conocer no es un acto en el
que aparece la verdad, la esencia de la cosa, sino una valoración hecha desde
una determinada perspectiva que surge de acuerdo con la voluntad de poder
de quién conoce. Así, mientras las interpretaciones de una voluntad de poder
fuerte favorece la vida , las otras debilitan la vida, la niegan. No hay, por tanto,
interpretaciones más verdaderas que otras, sino que la diferencia radican en
que unas favorecen la vida y la creatividad humana y otra niegan la vida y
debilitan al ser humano.

En definitiva, para Nietzsche el hombre es un animal del sentido:


necesita interpretar la vida y la realidad humana de manera que tengan sentido
para él, por tanto, las diferentes manifestaciones culturales (filosofía, la ciencia,
la religión, la moral…) no son más que interpretaciones y valoraciones de la
vida hechas por el hombre para dar sentido a su vida .Cada interpretación
surge de acuerdo con las necesidades instintivas ( voluntad de poder) de quién
conoce , las cuales le proporcionan su propia perspectiva sobre las cosas, pero
siempre en lucha con otras interpretaciones. Se abre así, la puerta a una
multitud de valoraciones e interpretaciones, cada cual creará la suya de
acuerdo con sus fuerzas vitales. No hay, por tanto, una única verdad
objetiva y universal.
3 4. LA CRÍTICA DE LA MORAL Y LA RELIGIÓN.
La vida de los seres humanos, nuestras acciones y comportamientos, está
condicionada por los juicios y valores morales, por lo que consideramos que está
bien y lo que consideramos que está mal. Además, consideramos que estos
valores morales son realidades trascendentes al ser humano: son realidades
inmutables, realidades ahistóricas, universales y objetivas, que la razón (y en
lucha siempre con los instintos) descubre. Una vez, que la razón descubre estos
valores morales actuamos de acuerdo con ellos.(recordemos el intelectualismo
moral de Sócrates). Ahora bien, ¿representan esos valores morales realidades
trascendentes al ser humano, es decir, realidades objetivas, inmutables , eternas
que la razón conoce? O, por el contrario, ¿son meras creaciones e invenciones
humanas?; los valores morales que han sustentado la cultura occidental ¿ han
afirmado la vida o por el contrario, son valores decadentes que niegan la vida
,valores que frenan el desarrollo, la creatividad la plenitud humana ¿

La moral imperante en occidente desde hace veinte siglos es la moral


Judeo-Cristiana. Son pues estos valores los que debemos interpretar y criticar
para comprender nuestra cultura como enferma o sana. Con espíritu
detectivesco, nuestro autor hará el árbol genealógico de estos valores que han
imperado en la cultura europea. El método genealógico, por tanto, ha de
encontrar el origen y procedencia de estos valores y señalar sus posteriores
cambios de sentidos que han sufrido a lo largo de la historia; al mismo tiempo
dicho método sacará a la luz si estos valores son signo de plenitud vital o de
decadencia.

La utilización del método genealógico implica ya reconocer el carácter


convencional y relativo de los valores morales. Nietzsche como los Sofistas
considera que no existen valores morales inmutables, eternos y universales, y
no los hay ya que no hay fenómenos propiamente morales. Es el hombre el que
crea los valores, el que valora las cosas y esa valoración surge de una
determinad voluntad de poder, de un conjunto de instintos, pasiones que pueden
ser afirmadores o negadores de la vida. ¿Cuál han sido por tanto el origen , la
fuerza instintiva que han creado los valores judeo-cristiano?.

Pasando en fin, al origen de nuestra moral, Nietzsche afirma que los


términos “bueno ”o “Malo” han tenido un significado diferente a lo largo de la
historia dependiendo de la moral de la que procedan: de la “moral de los
“señores,(de los nobles, fuertes vitalmente) y la moral de los esclavos (forma
de valoración propia del hombre resentido, impotente y débil).Debemos tener
claro, que cuando Nietzsche habla de Noble y Esclavo no se refiere a los
hombres por su posición social, sino que se refiere a los hombres según sean
superiores o inferiores vitalmente.
De estas dos morales, la “Moral de los Señores” es históricamente anterior
y era la que prevalecía en la antigüedad, en las sociedades primitivas. Es la
moral de los guerreros, de los fuertes, superiores, de aquellos que aman la vida
y que no temen a los instintos. En esta tradición “bueno” significaba fuerte,
orgulloso, superior , valiente, el que menosprecia la debilidades ajenas y la
resignación ante las adversidades, el que menosprecia al inferior. Por el
contrario, “malo” significaba Inferior, débil, servil, impotente , el cobarde, el infeliz.

En definitiva, la moral de señores, es la moral del fuerte, del superior, del que se
autoafirma creando sus propios valores sin tener en cuenta lo que hagan o digan
de él los demás. Las virtudes de esta moral son: la autoafirmación, la
magnanimidad (especie de generosidad con los demás por exceso de poder, no
por compasión), la valentía, el menosprecio al inferior.

Esta moral de señores fue invertida por los “Esclavos”, los impotentes y débiles
de espíritu. El origen de esta moral se encuentra en el pueblo judío (pueblo
sacerdotal por excelencia). De la rivalidad entre la casta guerrera y la sacerdotal
deduce Nietzsche el salto de la moral de señores a la de esclavos. Los
sacerdotes odian y envidia la superioridad del noble, del fuerte. Como no pueden
vencerlos movilizan a todos los débiles, a todos los enfermos y fracasados
contra los fuertes. Mientras el noble es solitario, el débil tiene un carácter
gregario que les permite luchar unidos y por tanto vencer al noble, al superior.

El cristianismo no es sino el heredero de esta rebelión contra el noble y


el que ha hecho triunfar en occidente los valores del pueblo judío (casta
sacerdotal por excelencia.) En esta moral de “esclavos” , “Bueno” pasa a
significar: enfermo, el débil, el desgraciado, el humilde, el que sufre, el enfermo
, el fracasado. Son ellos los únicos bendecido por Dios: “Bienaventurados los
pobres de espíritu porque ellos estarán en el reino de los cielos”. Y “malo” como
orgullosos, valiente, fuerte. Las virtudes que proclama la moral cristiana:
compasión, humildad, renuncia, la obediencia, el perdón, el arrepentimiento,
castidad…

Pero ¿Cuál es la fuerza instintiva que ha dado origen a esta moral de


esclavos? Esta moral surge del resentimiento, del odio al noble, del espíritu de
venganza . Nietzsche recurre a la cita de varios autores cristianos para mostrar
como es el resentimiento y el odio ,lo que anida en el fondo de esta moral. Así,
por ejemplo, alude a Tertuliano, apologista cristianos de los siglos II- III: donde
señala lo feliz que se encuentra imaginando el espectáculo que espera
contemplar de los paganos padeciendo las penas de infierno:¡qué espectáculo
tan grandioso!,¡de cuanto cosas me reiré!.
En definitiva, la moral imperante en occidente es una moral dogmática y
“antinatural” :

1.Es una moral “antinatural”: en esta moral, las pasiones, los instintos son
condenados por nocivos. Se trata de aniquilar, reprimir, (recuerda que Platón
hablaba de extirpar las excrecencias plúmbeas), castrar los instintos. ¿Quiénes
abordaron esta empresa? .Nietzsche encuentra el punto más alto de esta actitud
ante los instintos en el cristianismo. La Iglesia ha optado siempre por la extinción
y aniquilación de las pasiones. Para Nietzsche esta actitud es la propia de los
débiles de voluntad: como son incapaces de dominar los instintos no les queda
más opción que castrarlos, aniquilarlos: “los medios radicales sólo son
indispensables para los degenerados”.

Esta impotencia para dominar las instintos es lo que hace que los débiles de
carácter deban aislarse ,llevar una vida ascética para no caer en las tentaciones
mundanas de cada día .Pero además, Nietzsche considera que pretender
aniquilar los instintos no es sólo un error, sino algo inútil: ”todos los instintos
que no se desahogan hacia fuera se vuelven hacia dentro”. Nietzsche
prefigura así algunas ideas del psicoanálisis al afirmar que impulsos básicos del
hombre que son reprimidos o inhibidos encuentran alguna válvula de escape por
la que se evaden de forma inconsciente.

Por tanto, para Nietzsche negar esos instintos supone matar la vida,
castrarla, volverla impotente. Una persona sin pasiones, sin instintos ,es un
muerto en vida. La solución no pasa por cerrar los ojos ante las pasiones,(y
mucho menos arrancarlos como encontramos en el Nuevo Testamento),pues
siempre están ahí, por mucho que neguemos su presencia. Si de verdad
queremos no ser dominados por los instintos la única solución “espiritualizar las
pasiones”: consiste en “divinizarlas”, en provechar su energía como fuente de
creatividad, embellecerlas, encauzarlas a través de actitudes que afirmen la vida,
que nos sirvan para crecer, mejorar:, como por ejemplo, el arte,(Freud lo
denominó sublimación de los instintos).

Nietzsche propone así una moral “natural “, sana: aquella que, en lugar
de sentir nuestros instintos como algo peligroso que debemos reprimir,
aprovecha su energía como fuente de creatividad, de superación y de
autoafirmación, una moral que permitirá el desarrollo y la plenitud humana .

2 Carácter dogmático de esta moral. Existen valores morales inmutables,


universales que la razón descubre y que nos indican a todos los seres humanos
independientemente del contexto histórico y de la cultura cómo debemos
comportarnos y actuar. Es decir, son universales. La virtud consiste en seguir las
normas morales determinados por la razón en detrimento de los instintos .
Eliminar el lastre de los instintos conllevaría la “mejora la humanidad”.
La crítica de Nietzsche a este dogmatismo es:

Nadie puede decirnos cómo debemos comportarnos y actuar porque no


existen hechos morales objetivos. Es el hombre el que valora las cosas, nuestras
acciones... Los juicios valorativos (los juicios morales) a diferencia de los
juicios descriptivos, no describen propiedades objetivas que existan en la
realidad. No son ,por tanto, ni verdaderos ni falsos. Sólo son síntoma de nuestras
fuerzas instintivas, de nuestra valoración de la vida. No hay valores universales
y objetivos que valgan para todos los hombres.

Los valores morales no son más que proyecciones de nuestra


subjetividad, de nuestras pasiones e intereses, los inventamos, existen porque
nosotros lo hemos creado. Frente al dogmatismo en moral Nietzsche propone
un perspectivismo moral. Los valores morales no son más que juicios
valorativos que realizamos sobre la vida. Y cada cual valora desde sus propias
fuerzas vitales, desde su propia perspectiva. Esto supone rechazar la valoración
única , ya que supone imponer una visión del mundo y unos valores únicos. Se
admite la pluralidad de tipos humanos, la riqueza del devenir. Aceptar el
perspectivismo significa no reprimir ni negar aquello que no coincide con nuestro
ideal. Saber comprender y reivindicar cada una de las diferentes perspectivas de
la vida.

En definitiva, la moral de los esclavos, la moral cristiana es una moral que


niega la vida, los instintos y ha conseguido enfermar al hombre. La
domesticación que ha sufrido el hombre (a través de conceptos como culpa,
sumisión, humildad, pecado, castigo divino…) lo ha convertido en un ser
mediocre, con miedo, servil, dócil, mezquino, manso; lo ha hecho perder la
esperanza en sí mismo y, por tanto, ya no aspira a nada, quiere la nada, se
encuentra en un estado patológico de cansancio, de hastío. Esta es la
enfermedad de occidente, una cultura decadente, nihilista.

Frente a la moral de esclavos, Nietzsche propone la necesidad de una


“transmutación de los valores “que traerá consigo el “Superhombre”. Se trata
de jerarquizar de nuevo los valores cambiando el orden de prioridad que la
moral de esclavos había establecido. Dar, por tanto, prioridad a los valores
vitalistas , que afirman esta vida, una moral que diga sí a la vida con todo sus
placeres y también con todos sus sufrimientos, como hicieron los griegos en sus
tragedia.

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