Semana 11 1.2

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Guía de clase

FILOSOFÍA
Periodo ontológico

Cuando Platón tenía 29 años de edad, su maestro, Sócrates murió al beber la cicuta (veneno).
El hecho que los atenienses fueran capaces de condenar a muerte a su ciudadano más noble,
no sólo le causó una hondísima impresión, sino que decidiría la dirección que tomaría su
actividad filosófica. Para él, la muerte de Sócrates constituía una clara expresión del con-
traste que puede haber entre la situación fáctica de la sociedad y lo que es verdadero o ideal.
La primera acción de Platón como filósofo fue publicar el discurso de defensa de Sócrates
(apología de Sócrates). Platón, discípulo de Sócrates, continuó la tarea del maestro. De
modo que se preguntó, cómo nos preguntamos nosotros y cómo lo hicieron los hombres
en todas las épocas, en todos los lugares; ¿qué puede hacerse para vivir mejor? cómo
hacer para ser más feliz de lo que se es? ¿Cómo hacer para que en esta vida, tan colmada
de sufrimientos, imprevistos, catástrofes, o de festejos y alegrías pasajeras tenga sentido?
Estas preguntas y otras levaron a Platón a formular sus grandes teorías que a continuación
presentamos.

TEORÍA DE LAS IDEAS

A decir de Platón existen dos mundos, uno inteligible y el otro sensible. Las cosas materiales
pertenecerían al mundo sensible y los demás al mundo inteligible.

1. Lo inteligible
En cuanto a las Ideas, en la medida en que son el
término de la definición universal representan las

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“esencias” de los objetos de conocimiento, es decir,
aquello que está comprendido en el concepto; pero
con la particularidad de que no se puede confundir
con el concepto, por lo que las Ideas platónicas no
son contenidos mentales, sino objetos a los que se
refieren los contenidos mentales designados por el
concepto, y que expresamos a través del lenguaje. Esos
objetos o “esencias” subsisten independientemente de
que sean o no pensados, son algo distinto del pensa-
miento, y en cuanto tales gozan de unas características
similares a las del ser parmenídeo. Las Ideas son
únicas, eternas e inmutables y, al igual que el ser de
Parménides, no pueden ser objeto de conocimiento sensible, sino solamente cognoscibles
por la razón. No siendo objeto de la sensibilidad, no pueden ser materiales. Y sin embargo
Platón insiste en que son entidades que tienen una existencia real e independiente tanto del
sujeto que las piensa como del objeto del que son esencia, dotándolas así de un carácter

¡Tu mejor opción! 1


trascendente. Además, las Ideas son el modelo o el arquetipo de las cosas, por lo que la
realidad sensible es el resultado de la copia o imitación de las Ideas. Para los filósofos
pluralistas la relación existente entre el ser y el mundo tal como nosotros lo percibimos
era el producto de la mezcla y de la separación de los elementos originarios (los cuatro
elementos de Empédocles, las semillas de Anaxágoras o los átomos de Demócrito); también
Platón deberá explicar cuál es la relación entre ese ser inmutable y la realidad sometida
al cambio, es decir entre las Ideas y las cosas. Esa relación es explicada como imitación
o como participación: las cosas imitan a las Ideas, o participan de las Ideas.

2. Lo sensible

Por su parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la movilidad,
a la generación y a la corrupción. El llamado problema del cambio conduce a Platón a
buscar una solución que guarda paralelismos importantes con la propuesta por los filósofos
pluralistas: siguiendo a Parménides hay que reconocer la necesaria inmutabilidad del ser,
pero el mundo sensible no se puede ver reducido a una mera ilusión. Aunque su grado de
realidad no pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede
ser asimilado simplemente a la nada. Es dudoso que podamos atribuir a Platón la intención
de degradar la realidad sensible hasta el punto de considerarla una mera ilusión. La teoría
de las Ideas pretende solucionar, entre otros, el problema de la unidad en la diversidad, y
explicar de qué forma un elemento común a todos los objetos de la misma clase, su esencia,
puede ser real; parece claro que la afirmación de la realidad de las Ideas no puede pasar
por la negación de toda realidad a las cosas.

Ideas Cosas sensibles

Únicas (una sola idea de belleza, idea de Múltiplos (muchas cosas bellezas, por

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igualdad, por ejemplo) ejemplo)
Inmutables (no cambian) Mutables (cambian)
Idénticas a sí mismas Contradictorias
Intemporales Temporales
Necesarias y Universales Contigentes y particulares
Participadas ( ) Participantes ( )
Modelos Copias, imitaciones (imperfectas)
Independientes Dependientes
Realidades Fenómenos
Perfectas Imperfectas

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REMINISCENCIA (EL CONOCIMIENTO)

La primera explicación del conocimiento que encontramos en Platón, antes de haber elabo-
rado la teoría de las Ideas, es la teoría de la reminiscencia (anámnesis) que nos ofrece en
el Menón. Según ella el alma, siendo inmortal, lo ha conocido todo en su existencia anterior
por lo que, cuando creemos conocer algo, lo que realmente ocurre es que el alma recuerda
lo que ya sabía. Aprender es, por lo tanto, recordar. ¿Qué ha conocido el alma en su otra
existencia? ¿A qué tipo de existencias del alma se refiere? Platón no nos lo dice, pero no
parece que esté haciendo referencia a sus anteriores reencarnaciones. El contacto con la
sensibilidad, el ejercicio de la razón, serían los instrumentos que provocarían ese recuerdo
en qué consiste el conocimiento. La teoría de la reminiscencia volverá a ser utilizada en el
Fedón en el transcurso de una de las pruebas para demostrar la inmortalidad del alma, pero
Platón no volverá a insistir en ella como explicación del conocimiento.

En la República nos ofrecerá una nueva


explicación, la dialéctica, al final del libro
VI, basada en la teoría de las Ideas. En
ella se establecerá una correspondencia “El que aprende y aprende
estricta entre los distintos niveles y gra- y no practica lo que sabe,
dos de realidad y los distintos niveles de es como el que ara y ara
conocimiento. Fundamentalmente distin- y no siembra”
guirá Platón dos modos de conocimiento:
la “doxa” (o conocimiento sensible) y la
“episteme” (o conocimiento inteligible).
A cada uno de ellos le corresponderá un
tipo de realidad, la sensible y la inteligible, respectivamente. El verdadero conocimiento
viene representado por la “episteme”, dado que es el único conocimiento que versa sobre

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el ser y, por lo tanto, que es infalible. Efectivamente, el conocimiento verdadero lo ha de
ser de lo universal, de la esencia, de aquello que no está sometido a la fluctuación de la
realidad sensible; ha de ser, por lo tanto, conocimiento de las Ideas.

Ahora bien, si el mundo sensible es el mundo de la opinión (doxa) y el mundo inteligible el


dominio de la ciencia (episteme) estamos autorizados a formular la proposición siguiente: la
opinión es a la ciencia lo que la imagen es al original. Las imágenes de los objetos materiales
dan lugar a una representación confusa, que llamaremos imaginación (eikasía); los objetos
materiales dan lugar a una representación más precisa, que comporta la adhesión del sujeto
que las percibe, y a la que llamaremos creencia (pístis); por su parte, en el mundo inteligible,
las imágenes de las Ideas (objetos matemáticos) dan lugar a un conocimiento discursivo
(diánoia), mientras que las Ideas mismas da lugar a un conocimiento intelectivo (nóesis), el
conocimiento de la pura inteligencia. La dialéctica es, pues, el proceso por el que se asciende
gradualmente al verdadero conocimiento, al conocimiento del ser, de lo universal, de la
Idea.

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Las nociones matemáticas, que de una parte reflejan las Ideas puras, pero por otra parte
sólo pueden traducirse con la ayuda de símbolos sensibles, nos proporcionan el tipo de las
nociones mixtas de la diánoia: las matemáticas se fundan sobre hipótesis a las que consi-
deran como principios a partir de los cuales deducen sus consecuencias, representando así
la actividad del razonamiento discursivo. La nóesis ¿en qué se diferencia entonces de la
diánoia? Por supuesto, en que se dirigen a objetos de conocimiento distintos, si seguimos
la interpretación de Aristóteles en la “Metafísica” según la cual Platón establecía una
diferencia entre las Ideas y los objetos matemáticos en el sentido de considerar a estos
como realidades intermedias entre las formas (Ideas) y las cosas sensibles. Pero también
en cuanto a su naturaleza, pues la nóesis, aunque partiendo de las hipótesis de la diánoia
pretende rebasarlas remontándose hasta los primeros principios, las Ideas, mediante el re-
curso a una abstracción pura, descendiendo luego hasta las conclusiones que se derivan de
esos primeros principios, pero sin valerse en ningún momento de imágenes sensibles. Esta
distinción entre la diánoia y la nóesis ha dado lugar a numerosas disputas, tanto respecto a
su naturaleza y funciones como en cuanto a la posibilidad misma de su distinción ¿cómo
se justifica, en efecto, la afirmación de que existen dos tipos de razón? Platón tampoco da
muchas indicaciones al respecto, ni en la República ni en otras obras posteriores; sí aporta,
al comienzo del libro VII de la República, una interpretación figurada de la alegoría de la
línea a través del conocido mito de la caverna. Pero, en la medida en que se recurre a un
mito para explicar la alegoría de la línea, las dificultades de la interpretación permanecen.

LA POLÍTICA

Platón nos expone su teoría política, - que


será revisada en el Político y en Las Leyes -, en
la República, obra perteneciente a su período Allí donde el mando
de madurez. La República es una obra que es codiciado y

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tiene por objeto de discusión determinar en disputado no puede
qué consiste la justicia. Consta de diez libros haber buen
gobierno ni reinará
que podemos agrupar en cinco partes, según
la concordia.
los temas tratados: a) el libro primero en el
que se plantea el tema de qué es la justicia
sería una especie de prólogo, al que seguirían
b) los libros II, III, y IV que tendrían por objeto estudiar la justicia en la ciudad ideal, c)
cuyas formas de organización, de gobierno, características de sus clases sociales, etcétera,
se establecerán en los libros V , VI y VII; d) estudiando posteriormente los males que
arrastran a las ciudades hacia la ruina, la injusticia, en los libros VIII y IX; e) terminando
la obra con la condena de la poesía y de aquellas formas de arte que no muestran una
mala imagen de las cosas, así como con una reflexión sobre el destino final del alma. Por
supuesto que, en el curso de las sucesivas discusiones, serán tratados en la República otros
temas de no menor importancia en la obra de Platón, como ya hemos visto anteriormente
(teoría de las Ideas, antropología, teoría del conocimiento...)

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El tema, - qué es la justicia -, se plantea, pues, en el libro primero, ofreciéndose diversas
soluciones, según la opinión de los hombres buenos, la de los sofistas, etc., encargándose
Sócrates, como es habitual en los diálogos platónicos , de demostrar las insuficiencias de las
definiciones de justicia aportadas. Se plantea entonces la necesidad de encontrar un método
que permita llegar a esa definición de un modo más preciso.

Sócrates recalca la necesidad de que la virtud, en este caso la justicia, sea común al hombre
y a la ciudad; podríamos buscarla por lo tanto en uno y en otra; pero dada la mayor magnitud
de la ciudad deberá estar la justicia inscrita en ella con caracteres más gruesos que en
el individuo y, por lo tanto, más fáciles de encontrar.

Pero como no hay ninguna ciudad conocida de la que realmente podamos decir que es justa,
Sócrates propone la creación de una ciudad ideal: siendo una sociedad perfecta no podrá
carecer de ninguna perfección y deberemos encontrar en ella la justicia.

LA SOCIEDAD IDEAL

¿Cómo tendría que ser una sociedad ideal? Dado que la sociedad debe existir para satis-
facer las necesidades de los hombres, ya que éstos no son independientes unos de otros ni
autosuficientes para abastecerse, el primer fin que debe garantizar toda sociedad es un fin
económico. Los hombres tienen diferentes capacidades y habilidades, siendo preferible que
cada uno desarrolle las que posee por naturaleza, lo que introduce la división del trabajo en
la organización de la sociedad. En una ciudad ideal deberán existir, por lo tanto, todo
tipo de trabajadores: granjeros, carpinteros, labradores, herreros, etc., de modo que todas
las necesidades básicas queden garantizadas, posee una ciudad ideal no puede faltar de nada.
Sin embargo, continúa Sócrates, una sociedad que sólo atendiera las necesidades materiales

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básicas sería una sociedad demasiado dura, pues el hombre necesita también satisfacer otras
tendencias de su naturaleza relacionadas con el arte, la poesía, la diversión en general, etc. El
fin de la ciudad, que comienza siendo estrictamente económico, no se limita a la producción
de bienes, sino que se encamina más bien a hacer posible una vida feliz para el hombre.
A medida que la sociedad aumenta en número de ciudadanos, los recursos necesitan ser
ampliados, lo que puede dar lugar a la conquista de territorios vecinos para satisfacer las
necesidades de todos, conduciendo a la guerra; pero si seguimos el mismo principio de
división del trabajo tendrá que haber especialistas en la guerra, que sean los encargados
exclusivamente de las actividades bélicas, a los que Sócrates llamará guardianes de la
ciudad.
Falta todavía, pues, algo en esta ciudad ideal: determinar quiénes serán los encargados de
gobernarla. A la clase de los artesanos y de los guardianes hemos de añadir una tercera
clase, la de los gobernantes. Éstos serán elegidos de entre los mejores de los guardianes,
que serán llamados desde entonces “auxiliares”, reservando el término de guardianes para
la clase de los gobernantes.

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LAS CLASES SOCIALES

Del análisis de las necesidades sociales que debe cubrir una sociedad ideal deduce Sócrates,
pues, la necesaria existencia de tres clases sociales: la de los artesanos, la de los guerreros o
auxiliares, y la de los gobernantes o guardianes. Pero cada una de estas clases ha de tener
unas características distintas a las que poseen en la sociedad actual dice Sócrates.

La clase de los artesanos, que generalmente realiza las actividades productivas pero no
obtiene los beneficios económicos de su producción, lo que es fuente de conflictos, ha de
ser en la ciudad ideal la poseedora de la riqueza; del mismo modo será la única clase que
tenga derecho a la propiedad privada y a la familia; y ha de permitírsele disfrutar de los
goces materiales que derivan de la posesión de la riqueza.

La clase de los guerreros o auxiliares, por el contrario, no puede tener acceso la riqueza,
para evitar la tentación de defender sus intereses privados en lugar de los intereses colecti-
vos, y terminar utilizando la fuerza contra los ciudadanos; estarán desprovistos de propiedad
privada, y tampoco tendrán familia, debiendo vivir en unos barracones en los que tengan
todo lo necesario para realizar sus actividades, en los que vivirán de forma comunitaria,
compartiéndolo todo hombres y mujeres, pues no hay ninguna razón para excluir a las mu-
jeres de ningún tipo de actividad, ya que tanto en el hombre como en la mujer se encuentran
similares dones o cualidades naturales, igualmente útiles para la ciudad.

La clase de los verdaderos guardianes o gobernantes, debido a su responsabilidad y a las


elevadas tareas que le encomienda Platón, (el buen gobierno y el consiguiente beneficio del
conjunto de la sociedad), tampoco tendrá acceso a la propiedad privada ni a la familia, de-
biendo velar únicamente por el buen gobierno de la ciudad; deberán centrarse en el estudio

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a fin de conocer lo bueno para gobernar adecuadamente la ciudad, por lo que su vida estará
alejada de todas las comodidades innecesarias para cumplir su función. La aristocracia, es
decir, el gobierno de los mejores, (“aristos”), que vendría representado por el gobierno del
filósofo-rey de la República ideal; en ella los mejores son los que conocen las Ideas, los
filósofos, y su gobierno estaría dominado por la sabiduría.

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01. Se denomina periodo ontológico a la 04. Si Andrés considera que cada cosa que
época de las propuestas filosóficas observamos presenta una esencia en su
elaboradas por Platón y Aristóteles. interior, entonces compatibiliza sobre
Ello porque tales intelectuales antiguos todo con las propuestas filosóficas de
diseñaron sistemas sobre aspectos de la
realidad tomando como punto de partida A) Platón.
B) Protágoras.
A) su propia concepción de lo que es el C) Sócrates.
ser. D) Gorgias.
B) el interés ético por comprender la E) Aristóteles.
vida.
C) las investigaciones acerca de la
05. Platón diseñó una realidad donde las cosas
naturaleza.
D) la concepción del mundo de los que observamos son copias imperfectas y
pitagóricos. cambiantes de entidades eternas, perfectas
E) los postulados elaborados por los e inmutables. Consiguientemente, para
sofistas. Platón, entre las entidades imperfectas y
perfectas que componen la realidad hay
02. Un rasgo común de las filosofías de principalmente una
Platón y Aristóteles está en el hecho de
que elaboran propuestas metafísicas. A) igualdad.
Por ello, para ambos intelectuales B) equivalencia.
C) jerarquía.
A) la filosofía solo debe dedicarse a D) negación.
hacer metafísica. E) unidad.
B) solo existen los objetos que
percibimos sensorialmente. 06. Aristóteles señaló que cada cosa
C) el hombre no puede conocer lo real individual es una sustancia conocida a
del mundo. través de los sentidos. Nuestra realidad
D) las cosas que observamos tienen un

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está compuesta por las cosas que
aspecto esencial. observamos y nada más hay, afirmó este
E) es imposible conocer la esencia de intelectual macedónico. Esto nos permite
todas las cosas. sostener que, según Aristóteles
03. Un carpintero construye una carpeta de
madera a partir de un modelo perfecto de A) todo lo que existe presenta perfección
carpeta. La carpeta de madera envejece y eternidad.
y se acabará, mientras que el modelo B) no hay ideas eternas fuera de las
perfecto de carpeta, no. Tal ejemplo le cosas que vemos.
permitiría sugerir a Platón que C) más allá de esta realidad de cosas,
hay otro mundo.
A) el modelo de carpeta es eterno. D) hay dos ámbitos del ser: uno
B) no existen modelos de carpeta. verdadero y otro falso.
C) todas las entidades se acaban. E) las cosas que observamos son
D) el modelo es lo secundario. aparentes realidades.
E) las carpetas son inmutables.

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07. La religión cristiana inculca la idea de 09. Los conocimientos son producidos
que aparte de esta vida, hay otra donde las inicialmente por la actividad de los
almas de las personas que tuvieron una sentidos, afirmó Aristóteles. De ahí que,
vida correcta aquí gozarán de felicidad para este filósofo
eterna. Tales propuestas son coincidentes
sobre todo con la tesis platónica de la A) el conocimiento no depende de la
vista.
A) reminiscencia o recuerdo. B) todo sentido produce la misma
B) eternidad de las formas. sabiduría.
C) mejor forma de gobierno. C) la racionalidad no necesita de los
D) inmortalidad del alma. sentidos.
E) jerarquía de las entidades. D) los conocimientos son ajenos a los
sentidos.
08. El plástico puede ser un lapicero, una E) sin los sentidos no habría
regla o un tajador. Esto permite señalar conocimientos.
que, según la metafísica de Aristóteles,
el plástico tendría 10. El sistema electoral peruano se basa en la
voluntad de la mayoría: aquel candidato
A) conciencia de sí mismo. que obtiene la mayor cantidad de votos
B) potencialidad de ser algo. gana la elección en que está participando
C) la capacidad de no cambiar. y se convierte en el gobernante. Tal
D) una esencia inmutable. sistema sería rechazado por Platón debido
E) realidad en otro mundo. a que, entre otras cosas,

A) el filósofo debe ser quien obedezca


las decisiones de los demás.

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B) la sabiduría no guarda relación
alguna con las formas de gobierno.
C) no necesariamente el que gana una
elección es una persona sabia.
D) los gobernantes siempre son personas
con valores y virtudes.
E) todo aquél que gana una elección es
una persona con ignorancia.

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