Larrauri, E., La Herencia de La Criminología Crítica, Ps. 66-142
Larrauri, E., La Herencia de La Criminología Crítica, Ps. 66-142
Larrauri, E., La Herencia de La Criminología Crítica, Ps. 66-142
DE LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA
por
ELENA LARRAURI
SIGLO V E I N T I U N O
DE ESPAÑA EDITORES
2. LA N U E V A T E O R Í A D E LA DESVIACIÓN
INTRODUCCIÓN
ción» del labelling approach. Las preguntas que éste había desvelado
fueron contestadas de forma tendencialmente más «materialista» y
política, con una mezcla inicial de liberalismo, marxismo y anar-
quismo.
Con ello, sin embargo, no quiero indicar que las teorías origina-
rias fueron «tergiversadas» —si alguna vez es dado hablar de
tergiversación cuando se interpreta una teoría. En mi opinión,
insisto, la propia perspectiva del labelling approach permitía varias
lecturas, contenía diversas interpretaciones y admitía varias posibles
respuestas. Que se acogiese la más radical parece lógico en el
contexto político inglés.
Es necesario, pues, finalmente, detenernos en la explicación del
clima político que se vivía en los célebres años sesenta.
Recordemos, en primer lugar, algunos de los acontecimientos
que marcaron una época. En 1965 se intensifica la guerra de Vietnam
y EE UU bombardea a la población civil con napalm, el gobernador
de Alabama prohibe la marcha de Luther King en favor de los
derechos civiles de la población negra; en 1966 se produce la
«revolución cultural» china promovida por Mao Zedong; en 1967
muere asesinado Che Guevara, se produce el golpe militar en Grecia,
e Israel realiza su «guerra de los seis días» contra Egipto; en 1968 se
producen las movilizaciones estudiantiles del «Mayo del 68» al grito
de «la imaginación al poder», «seamos realistas, pidamos lo impo-
sible»; las tropas rusas invaden Checoslovaquia en la «primavera
de Praga»; se produce la matanza de cientos de estudiantes en la
Plaza de Tlatelolco de México para evitar molestias en las Olimpia-
das y se suceden los asesinatos de Martin Luther King y Robert
Kennedy.
Estos acontecimientos propiciaron el surgimiento de lo que se ha
denominado «new left» (nueva izquierda)'. Y esta nueva izquierda
trajo consigo una «nueva moral». Esta nueva moral, que se basaba
en el «gran rechazo» a la sociedad existente, puede definirse de
acuerdo con Habermas (cit. por Lamo de Espinosa-Carabaña,
1989:34) por: 1. oposición a la pauta de satisfacción diferida, o dicho
de otro modo, a la ética de trabajo imperante en las sociedades
actuales; 2. oposición a las formas autoritarias de vida, o a la moral
de clase media.
1
Para la exposición del impacto de la «nueva izquierda» en la sociología de la
desviación me he basado en Pearson (1975: 79-104).
70 Elena l^arrauri
2
Una historia más detallada del RAP y PROP puede verse en Sim-Scraton-Gordon
(1987:12).
74 Elena L,arrauri
3
La historia del surgimiento de la NDC puede verse en Cohen (1974); Dow-
nes (1988); Young (1988*).
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4
Obras individuales representativas de esta época son Cohen (1972); Young
(1971). Libros editados por la NDC donde se recogen artículos de sus miembros son
Cohen (comp.) (1971) Images of deviance; Taylor, I.-Taylor, L. (comps.) (1973) Politics
and deviance; Cohen-Young (comps.) (1973) The manufacture of news.
La nueva teoría de la desviación 11
III. SUMARIO
INTRODUCCIÓN
2
La expresión «underdog» significa «subordinado», sin embargo expresa también la
idea de «marginado» o «marginal».
104 Elena Larrauri
3
Con un poco de generosidad podríamos entender que se toma partido desde el
momento en que se elige determinado colectivo, el de los presos y no el de los
carceleros. De lo contrario me resulta incomprensible que Gouldner (1968:105)
declare «[...] déjenme reconocer, de una vez por todas, que comparto las simpatías de
Becker con el subordinado». Con lo cual, una de dos: o los subordinados de que se
trata, está claro, son los presos y no los guardianes, o también a Gouldner se le podría
preguntar con qué subordinado simpatiza.
106 Elena Larrauri
4
Esta crítica es adoptada en Inglaterra por Young (1969).
La nueva criminología 107
Crítica a la fenomenología
El analista debe poder decir «mire, usted cree que actúa por estos
motivos, pero en realidad...».
Para que ello sea posible es necesario que exista una realidad con
la que estas explicaciones puedan ser confrontadas. De acuerdo con
Taylor-Walton-Young (1977:217-218) esta realidad existe y está
constituida por las estructuras sociales, el poder, el Estado. No sólo
son estos entes reales —no reducibles a la subjetividad de sus
miembros como afirmarían los etnometodólogos—, sino que, ade-
más, su existencia influye en las interpretaciones de los miembros
individuales (Taylor-Walton-Young, 1977:221, 224).
Precisamente por ello es posible realizar generalizaciones, más
allá de interacciones concretas, porque sabemos que estas interaccio-
nes responden y reproducen ciertas reglas que vienen determinadas
por la estructura. En este sentido, se acusa a la etnometodología de
ser «burdamente empirista» (Taylor-Walton-Young, 1977:223) y de
no permitir «ninguna descripción de la totalidad social que es, a
nuestro juicio, productora de la desviación» (Taylor-Walton-Young,
1977:225).
5
Es frecuente utilizar indistintamente los términos de criminología crítica, radical
o marxista. Si bien es cierto que la criminología critica se basa en el método marxista,
o utiliza conceptos marxistas, debe observarse que no todos los criminólogos críticos
aceptarían ser catalogados de marxistas.
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8
Es sorprendente que Meier critique a los nuevos criminólogos por padecer
amnesia social y olvidar las enseñanzas de las antiguas teorías y simultáneamente les
reproche hacer una «melange» de teorías anteriores.
La nueva criminología 117
12
Hirst rechaza además la posibilidad de construir una criminología marxista
señalando que ello supone una traslación inapropiada de los conceptos elaborados por
Marx al tema de la delincuencia. Para mayor profundización Hirst (1979). Greenberg
(1981:29) rebate esta posición arguyendo que pueden utilizarse los conceptos de la
teoría marxista para conseguir una mejor comprensión del tema del delito. Más
extensamente, véase Greenberg (1980) donde refuta la «concepción inmaculada».
La nueva criminología 125
15
No quisiera aparecer como una defensora a ultranza de Matza; más atinado en
mi opinión es el análisis crítico que realiza Box (1981:125-133).
132 Elena Larrauri
16
También Becker (1974:42) responde: «Más aún, el acto de etiquetar, tal y como
es realizado por los empresarios morales, si bien importante, no puede ser concebido
como la sola explicación de lo que los presuntos desviados hacen en la realidad».
134 Elena Larrauri
Percibido
como desviado No percibido
17
Ésta parece en efecto ser la posición de Lemert (1967:52) al manifestar «Si la
imputación de auto-características, o la "etiqueta" por ella misma inicia o causa actos
desviados es, en bastante medida, un punto discutible. La posibilidad no puede ser
arbitrariamente excluida...»
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18
Este debate se reproduce en la sociología de los problemas sociales. La
discusión gravita en torno a si es necesaria la existencia de una condición social objetiva
negativa para la existencia de un «problema social», o si basta con que determinados
grupos definan un estado de cosas como negativo y consigan llamar la atención y
movilizar a la gente para que surja un problema social (claims-making activities).
Afirmar la segunda posición se ha entendido generalmente como si se negara que
detrás del problema social hay efectivamente una condición objetiva negativa. Sin
embargo, otra lectura puede afirmar que no se niega la existencia de condiciones
objetivas negativas, lo que se afirma es que no es tarea de la sociología de los
problemas sociales estudiar si las circunstancias negativas son objetivas, esto es,
«realmente» negativas o no. Debido a que todas las situaciones sociales negativas no
se convierten en un «problema social», lo interesante es ver cómo se construye éste
(Spector-Kitsuse, 1977:78). Debe reconocerse, no obstante, que con ello no se
contesta a si el proceso de creación de un «problema social» requiere como condición
necesaria, si bien no suficiente, que la situación sea realmente negativa.
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Me parece interesante la idea apuntada por Vold-Bernard (1986:256) acerca de
una posible relación inversa entre intensidad de la etiqueta y severidad de las penas.
En la medida en que el estigma de la pena es temido, puede prescindirse de su efectiva
aplicación.
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20
Las siguientes investigaciones (cit. por Smaus, 1988:545) se refieren a los
procesos de selección e immunidad en el lenguaje cotidiano (Smaus, 1985, Das
Strafrecht und die Kriminalitat in der Alltagssprache der deutscben Bevolkerung); a la policía
(Feest-Blankenburg, 1972, Die Definitionsmacht der Poli^ei); a los jueces (Peters, 1973,
Kicbter im Dienst der Macht); a los fiscales (Blankenburg-Sessar-Steffen, 1978, Die
Staatsatmaitschaft im Process strafrechtlicher So^ialkontrolle); a la cárcel (Voss, 1979,
Gejangnis —-fiir wen? Hiñe Kritische Vunktionsbestimmung des Strafvoll^ugs); a los márge-
nes del sistema como el trabajo social (Peters-Cremer-Scháfer, 1975, Die sanften
Kontrollewe: wie So^ialarbeiter mit Devianten umgehen) y la escuela (Brusten-Hurrelmann,
1974, Abweichendes Verhalten in der Sckule).
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V. SUMARIO