Pensamiento Pedagógico y Posestructuralismo
Pensamiento Pedagógico y Posestructuralismo
Pensamiento Pedagógico y Posestructuralismo
Pensamiento pedagógico y
posestructuralismo:
deconstrucción y diferencia
Santiago Pich*
El largo siglo XX con sus avatares y barba- la ciencia y la técnica, el admirable mundo
ries confrontó a la sociedad moderna con nuevo del siglo XX llevó a que intelectuales
el problema de la crítica del proyecto so- como el filósofo Theodor Wiesengrung
cietario en curso y la racionalidad que lo Adorno, integrante de la Escuela de Frank-
fundaba, y como parte de ello, también furt y pionero de la teoría crítica, cuestio-
emergió el cuestionamiento sobre el mo- naran la racionalidad instrumental impe-
delo de formación humana, como ele- rante y afirmaran la necesidad de revisar la
mento constitutivo y participante del or- educación humana, a partir de un nuevo
den social moderno. imperativo categórico, a saber: «que
Auschwitz no se repita», un llamado a su-
Lejos del ambiente decimonónico de
perar la barbarie que se volvió la norma en
expectativa y creencia en la positividad de
la modernidad tardía. Esa afirmación está
(*) Santiago Pich es profesor de Educación Física (IPEF/Argentina), Magister en Ciencia del Movimiento Humano
(UFSM/Brasil) y Doctor en Ciencias Humanas (PPGICH/Brasil). Profesor del Departamento de Estudios Espe-
cializados en Educación (EED) y del Programa de Postgrado en Ciencias de la Educación –maestría y docto-
rado– (PPGE) de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC). ORCID: 0000-0002-8064-1320. Dirección
electrónica: [email protected]
10.1344/TE2022.63.25
Temps d’Educació, 63, p. XXIX-XLI (2022) Universitat de Barcelona XXIX
fundamentada en la urgencia de criticar la rio filosófico francés de la época. Sin em-
Santiago Pich
consciencia cosificada, incorporando la di- bargo, es importante dejar claro que esa
mensión de la sensibilidad, la amorosidad corriente de pensamiento no tiene carác-
y la compasión (Adorno, 1995) como valo- ter orgánico, ni tampoco un acto fundacio-
res fundamentales para la reconstrucción nal con bases enteramente comunes. Por
social. ese motivo, los autores que son reconoci-
dos posestructuralistas precisan ser situa-
En otro registro teórico, y aquí nos re-
dos en relación, pero a partir de una rela-
ferimos a la filosofía francesa de los años
tiva autonomía entre sí, no siendo posible
60 y 70 del siglo XX, también surgen cues-
establecer correspondencias lineales, ni
tionamientos sobre la validez de las meta-
asumir como dadas determinadas equiva-
narrativas para la producción de sentido
lencias en su pensamiento. Vale la pena
de la realidad histórica, afirmando, pari
traer a colación la respuesta de Foucault
passu, la emergencia de un nuevo orden
en una entrevista de 1983 sobre la posmo-
social y de producción simbólica, que pasa
dernidad y el posestructuralismo. Sobre la
a definir la condición humana, caracteri-
posmodernidad dice irónicamente: «¿a
zada como «posmoderna» (Lyotard, 1987).
qué se le llama posmodernidad? No estoy
Ese movimiento, de naturaleza artística, fi-
actualizado.» (Foucault, 2005a, p. 322) y al
losófica y política, instituye así la concep-
responder sobre el posestructuralismo y
ción de la realidad social como una cons-
su posición sobre él comenta:
trucción narrativa de orden contingente,
abandonando, por tanto, la idea de telos Mientras percibo claramente que detrás
histórico. Ese modo de pensar, que tiene de lo que se llamó estructuralismo había
un cierto problema que era, en general,
raíces en las filosofías heideggeriana y
el del sujeto y el del reposicionamiento
aquella hecha a martilladas por Nietzsche, del sujeto, no veo en los posmodernos o
lleva al banco de los reos la apuesta antro- posestructuralistas qué tipo de proble-
pológica de la filosofía de la conciencia por mas les serían comunes. (Ibid., p. 323 –
un sujeto fundante de carácter ético, onto- traducción propia)
lógico y epistemológico (Fensterseifer,
El estructuralismo cuenta entre sus
1999).
más destacados intelectuales a Ferdinand
Saussure, del campo de la lingüística, y a
La posmodernidad, de naturaleza Claude Lévy-Strauss, del campo de la an-
artística, filosófica y política, instituye tropología. Asume como presupuesto la
la concepción de la realidad social centralidad del lenguaje en la constitución
como una construcción narrativa de del mundo social, que, a su vez, se estruc-
orden contingente, abandonando, por tura por pares para la definición de la cosa,
tanto, la idea de «telos» histórico lo que permite rehusar la afirmación de
esencias y posibilita entender el cambio
El movimiento posestructuralista fran- de las significaciones y su carácter situado
cés surge contemporáneamente al post- cultural e históricamente. Sin embargo, un
modernismo, pero en clave de lectura elemento importante en la crítica al es-
principalmente filosófica. Sus represen- tructuralismo es su debilidad para analizar
tantes privilegiados son Jaques Derrida, el movimiento histórico, el elemento cons-
Gilles Deleuze y Michel Foucault. Se posi- titutivo es la búsqueda por patrones más o
ciona como una revisión de la corriente es- menos estables y por el orden, de modo
tructuralista, predominante en el escena- que el devenir y el límite son elementos se-
cundarios. Es justamente en el devenir del
aquéllos pertenecen y de la que ellos sino porque «El campo es un juego de sus-
mismos son piezas. Es así como se critica
tituciones infinitas en la clausura de un
el lenguaje de las ciencias humanas. (De-
rrida, 1989, p. 390-391)
conjunto finito» (Diviani, 2008, p. 367). Eso
es lo que Derrida llama de suplemento,
El lenguaje se critica, o sea, tiene como aquello que suple la falta del centro de un
un elemento propio la vuelta sobre sí conjunto finito y abre para un juego de po-
mismo, pudiendo con eso destruir el cons- sibilidades infinitas. El libre juego, tercera
tructo del que las categorías emergieron. categoría de la descontrucción derridiana,
El camino sugerido de dar un paso «más se sitúa como el lugar, el tópos en el cual la
allá de la filosofía», no se trata del aban- operación sígnica se realiza. Y justamente
dono de ese dominio del saber, sino en por la falta que el centro presupone, es po-
«continuar leyendo de una cierta manera a sible señalar con algunos significantes de
los filosófos» (Derrida, 1989, p. 395). Leer modo ejemplar (paradigmático) la condi-
de una cierta manera quiere decir abrir la ción de insuficiencia de la centralidad del
posibilidad de producir en la lectura aque- significado. Así es el caso del análisis de
llo que se vuelve siempre de nuevo y siem- significantes como mana en la obra levis-
pre de forma diferente e diferida sobre traussiana, considerado como siendo flo-
aquello que es dicho, porque no hay un tante, y como teniendo valor simbólico
centro de referencia al cual aludir. cero. Derrida se hace eco de la pregunta le-
vistraussiana sobre ese tipo de símbolos,
Pensando en las implicaciones de lo
que, por ser en estado puro, pueden car-
dicho anteriormente para el pensamiento
garse con cualquier contenido simbólico.
pedagógico, podemos proponer que el
«La sobreabundancia del significante, su
leer de otra manera nos permite situar
carácter suplementario, depende, pues, de
como principio formativo no una relación
una finitud, es decir, de una falta que debe
formal con la lengua, sino ante todo consi-
ser suplida» (Derrida, 1989, p. 398). Debe-
derar como siendo primaria la compren-
mos notar, además, que el juego es funda-
sión del carácter constitutivamente auto-
mental para superar la tradición de la me-
crítico del lenguaje. Así las herramientas
tafísica de la presencia, porque él se da
construidas en un momento histórico pue-
siempre como presencia y ausencia, y es
den servir para ser los instrumentos de la
ahí, en el juego, donde el Ser se realiza
crítica de donde ellas emergen. Por ese
como presencia y ausencia. El juego es la
motivo, la formación humana al valerse de
condición de posibilidad de la ambivalen-
esta premisa abre un campo de posibilida-
cia del Ser como presencia y ausencia,
des para un decir siempre de nuevo, por
como falta que debe ser siempre suplida.
decir siempre de nuevo es decir algo
nuevo. A partir de ese diagnóstico del libre
juego de la lengua, se hace el diagnóstico
«Leer de otra manera» nos permite si-
de dos posibilidades que se abren en la
tuar como principio formativo no una rela-
historia occidental para elaborar esa cues-
ción formal con la lengua, sino ante todo
tión. La primera se sitúa en la tradición de
considerar la primacía de la comprensión
la metafísica de la presencia (y allí es si-
del carácter constitutivamente autocrítico
tuado también el pensamiento Levy-
del lenguaje
Strauss) y carga con la nostalgia de una
La falta del centro también nos pro- ética arcaica y natural. Esta tiene su refe-
pone la imposibilidad de totalizar el rencia primera en la obra rousseauniana.
En este apartado nos dedicaremos a dos cuidado de sí, tema caro a los estudios de
cuestiones: en primer lugar, presentare- la década de los 80 del siglo XX, no puede
mos, de forma esquemática, lo que consi- ser comprendido si no lleva en considera-
deramos la propuesta más acabada de for- ción el objeto que está en cuestión en tal
mación humana de un autor situado en la proyecto: el bíos, la vida cualificada del
corriente del posestructuralismo, el análi- hombre griego y no un mero proyecto de
sis realizado por Michel Foucault de la erudición. Cuidar de si implica abrirse a un
psicagogia en la antigüedad griega y en el riesgo, a un elemento perturbador que
helenismo greco-romano y, a seguir, resu- promete roer los cimientos en los que se
miremos algunos problemas elaborados a funda la constitución del sujeto, sin la pro-
partir de los argumentos presentados a lo mesa de un puerto seguro donde llegar.
largo de este trabajo. De tal manera, que la transformación del
ser del sujeto es fundante de ese modo de
El tercer dominio de la obra de Michel
hacer filosofía, es el alma el objeto de esa
Foucault, llamado por su amigo Gilles De-
práctica permanente de sí sobre sí mismo.
leuze de ser-consigo (Deleuze, 1999, 2015),
La filosofía solo se realiza en cuanto tal, si
se desarrolla a lo largo de la década de los
se inscribe en la vida de aquél que la prác-
80 del siglo XX, hasta el acaecimiento de su
tica.
muerte en junio de 1984. En ese momento
Foucault hace su más largo recorrido his- La psicagogia es situada como la antí-
tórico, para situarse en el inicio del pensa- poda de la pedagogía, por ser, la primera,
miento occidental, desde la antigüedad el lugar de la producción de un arte del
clásica griega, que tiene en Sócrates su fi- existir, la transformación del ser del sujeto
gura emblemática (siglo V a.C.), hasta el y, la segunda, una transmisión lineal de un
desarrollo de las escuelas del helenismo saber objetivo y sistematizado, que se si-
greco-romano, a lo largo de los dos prime- túa en relación de exterioridad con el su-
ros siglos de la era cristiana. Los estudios jeto que lo posee, que tiene por objetivo
de ese período están siendo considerados dotar al individuo de capacidades, actitu-
como los que ponen de relieve la figura del des y conocimientos. Veamos:
Foucault profesor, o sea, el momento en el
Podemos denominar pedagogía a la
cual se puede observar la elaboración de transmisión de una verdad que tiene por
una propuesta de formación humana en función dotar a un sujeto cualquiera de
su pensamiento, y no solamente de crítica actitudes, de capacidades, de saberes
al estado de cosas dado (Freitas, 2013). En que antes no poseía y que deberá po-
ese contexto la categoría de psicagogia es seer al final de la relación pedagógica. En
central. consecuencia, se podría denominar
psicagogia a la transmisión de una ver-
La psicagogia debe ser, en primer lu- dad que no tiene por función dotar a un
gar, enmarcada en el pensamiento tardío sujeto de actitudes, de capacidades y de
saberes, sino más bien de modificar el
del filósofo francés. Al ocuparse de las es-
modo de ser de ese sujeto. (Foucault,
cuelas del helenismo se encuentra con 1994, p. 101)
otro concepto de filosofía que se define
como modo de vivir y no como el dominio Destacamos, a partir de la cita anterior,
teórico de un sistema de pensamiento que lo que está en juego en la oposición
(como lo hace la tradición moderna). El entre psicagogia y pedagogía es un modo
tos perturbadores, o, en la mejor de las hi- vuelo por el terreno en movimiento del
pótesis son coadyuvantes en la formación, posestructuralismo situaremos algunas
nunca centrales. problematizaciones para el campo de la
pedagogía a partir de los elementos teóri-
La filosofía es entendida como un cos desarrollados anteriormente. Un pri-
modo de ser en el cual se establece una mer elemento que queremos destacar es
relación de compromiso e implicación la relevancia de la crítica a la idea de sujeto
con la verdad, que se vuelve vivida de la tradición humanista. No se trata de
negar al ser viviente que habla, que ha
sido llamado hombre, sino que se trata de
Es importante destacar que los ele-
negar al sujeto de la filosofía de la cons-
mentos apuntados hasta el momento no
ciencia, el sujeto de la metafísica de la pre-
deben hacernos caer en la falsa idea de
sencia, para abrir la posibilidad a la emer-
que se trata del abandono de la racionali-
gencia de la subjetividad, que, por no ser
dad, en favor de cualquier propuesta este-
un a-priori, está siempre siendo producida,
ticista. Al contrario, la psicagogia se funda
es constitutivamente histórica e inaca-
en el logos, el logos es su lugar de referen-
bada. De forma complementaria a lo di-
cia y la téchne del logos es lo que permite
cho, la idea de verdad también es soca-
el acceso al alma, lo que permite la ascesis,
vada en ese movimiento, porque no se
la transformación el alma, la vuelta del
asume como dada y necesaria la verdad de
alma sobre sí misma. Lo que diferencia
la ciencia, como aquella que será funda-
esta proposición es que no se trata de un
mental en la formación humana. Lo que
logos desencarnado, sino que es viviente y
no significa negar el valor de tal saber, sino
que se realiza en el propio existir, no en
que se llama la atención para leer la ciencia
cualquier lugar metafísico. Nos dice Fou-
de otra forma. De forma tal que ese saber
cault:
pueda mostrarse como un modo de lec-
(…) el modo de ser del discurso filosó- tura del mundo, que puede abrir el sujeto
fico se caracteriza por el hecho de que, para una relación singular con él y poder
por una parte, el conocimiento de la ver- volver sobre la ciencia para deconstruirla y
dad no es en él simplemente necesario,
no es simplemente un elemento previo,
hacer de otro modo. Además, eso nos lleva
sino una función constante. Y esta fun- a pensar que los saberes escolares, los de
ción constante de la relación con la ver- orden académico, estético y técnico, no
dad en el directo que se genera, no sólo pueden establecer una relación jerárquica
en el alma de aquél a quien se dirige el entre sí, si lo que está en juego es un modo
discurso sino en quien lo pronuncia. Y propio de dar forma a la vida que se vive.
eso es la psicagogia. (Foucault, 2009, p.
De aquí se deriva que el currículo escolar
340)
no puede ser un sistema cerrado con un
La filosofía, entendida como un modo centro referenciado en la ciencia (Silva,
de ser en el cual se establece una relación 2001), sino que se debe asumir como una
de compromiso e implicación con la ver- estructura que se mueve dentro de una di-
dad, que se vuelve vivida, es considerada versidad de saberes, sin un centro de refe-
como el registro a partir del cual se cons- rencia.
truye la relación psicagógica con el Otro,
Un párrafo especial merece la discu-
haciendo resonar la verdad en ese Otro y
sión con la relación entre el lenguaje, con-
simultáneamente en sí mismo.
cebido como la dimensión de la condición
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