Sara Siccardi de Diaz
Sara Siccardi de Diaz
Sara Siccardi de Diaz
EL FRUTO
DEL ESPÍRITU
SANTO…
…en la vida cotidiana
El fruto de Espíritu Santo Sara de Díaz
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El fruto de Espíritu Santo Sara de Díaz
ÍNDICE
Introducción…………………………………………………………………...5
El fruto del Espíritu en la vida cotidiana………………………………….......7
Lección 1: Haciendo real el fruto del
Espíritu……………………………........9
Lección 2:
Amor……………………………………………………………...17
Lección 3: Gozo……………………………………………………………….
Lección 4: Paz…………………………………………………………………..
Lección 5:
Paciencia…………………………………………………………….
Lección 6:
Bondad………………………………………………………………
Lección 7: Benignidad…………………………………………………………
Lección 8: Fe o Fidelidad……………………………………………………….
Lección: 9: Mansedumbre………………………………………………………
Lección 10: Templanza…………………………………………………………
Bibliografía……………………………………………………………………
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El fruto de Espíritu Santo Sara de Díaz
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El fruto de Espíritu Santo Sara de Díaz
INTRODUCCIÓN
Esta serie de estudios fue diseñada para grupos de discipulado. Nació de la
necesidad de buscar solución a un problema preocupante, muy generalizado
dentro de la Iglesia de Cristo.
En efecto, es muy común ver personas con muchos años de creyentes, cristia-
nos con mucho conocimiento bíblico y teológico, con conductas honradas y
rectas, aun siervos de Dios con abnegados ministerios, pero que por años y
años adolecen de defectos de carácter. Pueden ser muy blandos y débiles, o
muy fuertes y agresivos, o muy quisquillosos y propensos a ofenderse, o muy
duros, o con tristeza crónica, o impacientes, etc, etc. “yo soy así…”, nos justi-
ficamos, mientras esos “defectos” van socavando las relaciones familiares,
sociales, laborales, de iglesia, etc. Pero Dios ha hecho provisión para solucio-
nar este problema. Es una tarea laboriosa, cotidiana y que, probablemente, nos
llevaría toda la vida. Así lo expresa esta antigua canción:
Construimos sin cesar
Algo que perdurará
Cada hora, cada instante
Cada día que se va
Construyéndose está
El carácter que es eternal.
Y, Dios está de nuestro lado en esta lucha cotidiana porque, en efecto, Dios
quiere y puede cambiar nuestro carácter.
COMUNIDAD CRISTIANA RIO TERCERO
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b) Por el Espíritu Santo, SI. Todo lo difícil, todo lo humanamente irreversible, todo lo
desahuciado, todo lo imposible, El SI lo puede hacer. ¡Si funciona!.. (Lucas 1:37).
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LECCIÓN 1:
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un solo árbol, no de varios. Una unidad inseparable, según lo entenderemos mejor al avanzar en este
estudio.
Los dones son para HACER algo: hacer una tarea en la iglesia de Cristo. El Espíritu Santo
los confiere instantáneamente y en estado completo y perfecto.
* Solo hay que despertarlos y ejercerlos (2 Timoteo 1:6).
* No descuidarlos (1 Timoteo 4:14).
Los frutos son para SER algo: llegar a ser semejantes a Cristo. Aunque están dentro del
creyente desde que el Espíritu Santo entra en su vida, su completa manifestación y expre-
sión lleva su tiempo. En la medida en que el creyente se rinde al Espíritu Santo, los frutos
crecen, maduran y poco a poco van moldeando su carácter y conducta.
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Sin el fruto del Espíritu Santo jamás seremos semejantes a Jesús. ¿Cómo era el carácter de
Jesús? Tenía y tiene esa singular mezcla, esa preciosa amalgama de fuerza-suavidad que
confiere al carácter del fruto del Espíritu Santo.
Veamos:
* Jesús es AMOROSO: tierno, sensible, solícito, abnegado, desprendido, etc.
* Jesús es GOZOSO: positivo, feliz, optimista.
* Jesús es LLENO DE PAZ: sereno, calmo, digno.
* Jesús es PACIENTE: sufrido, tolerante, aguantador, resistente.
* Jesús es BENIGNO: gentil, cortés amable, misericordioso.
* Jesús es BUENO: compasivo, comprensivo, noble.
* Jesús es FIEL: digno de confianza, leal.
* Jesús es MANSO: tranquilo, apacible. Sosegado, suave.
* Jesús es TEMPLADO: completo dominio propio, fuerte, equilibrado, sobrio, resis-
tente.
Se nos ordena “ser llenos del Espíritu Santo” (Efesios 5:8b). No es una sugerencia. Está en
modo imperativo. Es una orden, un mandamiento.
Ser llenos de Espíritu Santo incluye dos cosas:
* Tener los frutos.
* Tener los dones.
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te y podamos encararlas en nuestra vida cotidiana. Analicemos juntos estos dos puntos,
pues.
1) Para llevar fruto debemos PERMANECER EN LA VID, QUE ES CRISTO (Leer cui-
dadosamente Juan 15:1-17)
Nota: Nos preguntamos, ¿por qué el Señor eligió la metáfora de la vid y no otro árbol?
La mayoría de los otros árboles tienen ramas que se pueden quebrar o arrancar con faci-
lidad. La vid, no. Los pámpanos o ramas de la vid tienen fibras que se introducen pro -
fundamente en el tronco y son casi imposibles de quebrar.
Transcribimos aquí el siguiente párrafo tomado de “El fruto del Espíritu” de Gosper-
Graph: “Las ramas de la Vid están firmemente unidas al tronco principal. Las raíces de
la vid no solo aferran la planta a la tierra, sino también se desarrollan y absorben mi-
nerales vitales y humedad. Este líquido llamado savia sube desde las raíces y corre por
toda la vid, las ramas, las hojas y le confiere vida. ¿Cuál es la fuerza que hace que la
savia llegue hasta las hojas? La evaporación del agua de las hojas ejerce un fuerte
tirón hacia arriba. ¿No es esta una comparación interesante? El creyente también sien-
te un fuerte tirón desde arriba. En primer lugar, el creyente “nace de nuevo”, lo
cual significa “nacer de lo alto” (juan 3:3). Asimismo es guardado por la interce-
sión del Señor “desde arriba” (Romanos. 8:34).”
Las obras que hagamos, las almas que salvemos serán el resultado de tener esos frutos.
Pero el verdadero fruto aquí es nuestra “semejanza a Cristo”, nuestro carácter y conduc-
ta como la de Cristo. ¿Por qué?
Veamos. Ya dijimos que la savia corre por toda la vid, va a las ramas, las hojas y produ-
ce los frutos. Cuando nos convertimos somos injertados o introducidos en Cristo. So-
mos UNO con Él. Él en nosotros y nosotros en Él. Entonces la vida de Cristo (la savia)
empieza a correr en nosotros que somos las ramas o pámpanos y… ¿Qué puede produ-
cir? ¡Nada más y nada menos que lo que produce en Cristo! El mismo fruto. ¿Qué fru-
to? El fruto del CARÁCTER DE CRISTO. Y ¿Cómo era el carácter de Cristo? Ya lo
hemos visto anteriormente. Un carácter con todos los frutos del Espíritu Santo. En resu-
men, pues:
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v ¿Cómo hago para “permanecer” en Cristo? Hay dos cosas importantes: comunión y
oración.
* Comunión:
Conservar y cultivar una fluida relación con el Señor.
Por la oración, esa oración que es dialogo y no monologo. Hablo
y escucho.
Por la lectura de la biblia, lectura con meditación, con oído atento
para oír Su voz y poner por obra.
Por la alabanza y adoración, profundo reconocimiento que Él es
Dios, ¡Mi Dios!
Por una comunión con la iglesia, una comunión de compromiso,
lealtad e integridad.
* Obediencia:
Por guardar sus mandamientos (Juan 15:1)
De nada sirve orar, leer la biblia, adorar, comprometernos en la
iglesia si no estamos dispuestos a guardar sus mandamientos, o
sea, hacer la voluntad de Dios.
La biblia nos dice y en la práctica se observa, que hay muchas maneras de vivir la vida cris-
tiana:
* En la carne
* En el espíritu (Gálatas 5:16-17)
En otras palabras, vivir manejados por nuestro YO o manejados por el Espíritu Santo. Ha-
cer lo que se nos da la gana o hacer la voluntad de Dios. En Gálatas 5:19-21, justo antes de
la hermosa lista de frutos del Espíritu, tenemos una horrenda lista de “obras de la carne”.
Hay allí cosas que no son tan comunes entre los creyentes carnales (adulterio, fornicación,
hechicerías, herejías, homicidios, borracheras). Pero, con gran pena tenemos que admitir
que también hay en esa lista pecados que son muy comunes entre los creyentes carnales
(enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidias, glotonería, orgías).
Pero vivir “en la carne” no es solamente arrastrar algún pecado. Es también vivir “a me-
dias”, sin comprometerse demasiado con el Señor y Su cuerpo, con un pie en el mundo y
otro en la iglesia. Usar sólo de las bendiciones y ofertas del Evangelio y no cumplir sus
demandas, es decirle al Señor: “Señor bendíceme, cuídame, guárdame, sáname, dame traba-
jo, etc. pero en mi vida privada no te metas. No es asunto tuyo, déjame hacerlo a mi mane-
ra”.
Todo el plan de redención está condicionado al libre albedrio que Dios concedió al hombre.
Él nunca nos avasalla. Dios nos presenta claramente las opciones con sus ventajas y des-
ventajas, pero nos deja a nosotros elegir.
v ¿Cómo se hace para rendirse al Espíritu Santo? Se efectúa a partir de una decisión que
tiene dos aspectos:
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v De esta manera, al tener el Espíritu Santo el control de nuestra voluntad y de todo nues -
tro ser, está en la plena facultad de hacer Su obra en nosotros. ¿y qué obra va a hacer?
¡Nada más y nada menos que producir en nosotros Su fruto, los va a hacer crecer, ma-
durar, manifestarse!
Hemos visto que para que el fruto del Espíritu Santo se haga real en nuestra vida necesita-
mos hacer dos cosas:
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Pero aquí surge otra pregunta: ¿Es fácil hacer esto? La respuesta va a parecer paradójica,
pero es la única verdad que podemos decir:
v No es fácil, porque:
* La vid necesita ser podada:
La poda es erradicar de la planta todo lo malo y todo lo inútil.
Si queremos permanecer en Cristo y vivir en Su voluntad, Él tendrá que
“podar” en nosotros todo lo inútil, todo lo malo, pecados, malos hábitos,
malas actitudes. Y la “poda” siempre es dolorosa, más cuando algunos ma-
les están profundamente arraigados en nosotros.
* La carne siempre se resiste a entregarse. Cuando la carne se resiste a entregar
pecados queridos, costumbres dañinas, actitudes perniciosas, cuando uno se afe-
rra desesperadamente a sus “derechos” carnales, el Señor va a tener que quebran-
tarnos, quitarnos algo o mucho más, rasparnos, limarnos, lijarnos, pulirnos. Y
esos procesos siempre son dolorosos, y a veces, muy largos. Cuanto más nos
resistimos, más largos se hacen.
* La carne necesita ser llevada a la cruz y crucificada. (“hacer morir” día tras día
para que se rinda a su verdadero dueño, el Espíritu Santo). Todo ese penoso “tra-
tamiento” de Dios para cada uno de nosotros es necesario, casi diríamos ineludi-
ble, de veras queremos que la vitalidad de Cristo corra en nosotros y nos haga dar
frutos.
v Es fácil, porque:
* Ese fruto YA lo tenemos dentro de nosotros. Es parte de nuestra fabulosa heren-
cia en Cristo.
* El yugo del Señor es fácil. Él lleva la parte pesada. (Mateo 11:29-30). Nuestra
“parte pesada”, en la práctica, es aprender a dejarlo actuar a Él. En otras palabras,
nuestra “parte pesada” es dejarle a Él la parte pesada.
* “Él nos hace vencedores y nos lleva de triunfo en triunfo, de poder en poder” (2
Corintios 2:14 – Salmos 84:7).
La vida “en el Espíritu” está siempre llena de bendiciones, de paz, de fortaleza, de gozo.
Conduce a la madurez, a la plenitud y a la realización completa de nuestro ser.
Por el contrario, la vida “en la carne” está llena de desaciertos, confusión, frustraciones,
debilitamiento gradual, sequía, desierto, insatisfacción permanente y fracaso final.
PARA MEDITAR
1. Vuelve a leer los versículos de esta lección.
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PARA REFLEXIONAR
1. ¿ Haz entendido bien la verdad de “permanecer en la vid” y rendirse al Espíritu San-
to”? (si no, vuelve a repasarlo, orando para que el Señor te ilumine).
2. ¿Sientes que hay algo en tu vida que el Señor tiene que podar? Si sabes que el Señor
te está “tratando” ¿hay algo en ti que se resiste a entregarse? ¿lo puedes identificar y
darle nombre para poder confesarlo y ser libre?
3. ¿Cómo vives normalmente la vida cristiana? ¿“En la carne” o “en el Espíritu”?
4. ¿Practicas diariamente la comunión y obediencia para poder “permanecer en la
vid”?
5. ¿Anhelas realmente que tu carácter cambie y estás dispuesto a que el Señor lo mo-
dele y lo haga semejante al Suyo? ¿estás dispuesto a rendirte al Espíritu Santo para
que lo haga?
6. Si estás dispuesto, haz tuya la oración que sigue (dilo con tus propias palabras). Si
no estás dispuesto, también díselo al Señor.
PARA ORAR
“Señor, gracias por hacerme entender que Tú estás tan interesado en mi carácter. Gracias
por estar dispuesto a cambiármelo y hacerlo como el Tuyo. Gracias porque me muestras la
manera de lograrlo. Ahora, Señor, mírame a mí (tu nombre)
____________________________________
Aquí estoy con todo mí ser abierto a ti. Quiero “permanecer en la Vid”. Y quiero rendirme
al Espíritu Santo. Haz la obra que haga falta para lograrlo. ¡Gracias, Señor! Mi corazón
está alegre, en gozosa expectativa por el cambio que vas a obrar en mi carácter. Amén.
PARA CANTAR
1. Haz lo que quieras de mí, Señor
Tú el alfarero, yo el barro soy
Dócil y humilde anhelo ser
Cúmplase siempre en mí tu querer.
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LECCIÓN 2:
Amor
“UN MANDAMIENTO NUEVO OS DOY: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS;
COMO YO OS HE AMADO” Juan 13:34
¿Qué sería del mundo si no existiera el amor? No sería posible imaginarse algo más horren-
do y pavoroso. Mucho se ha escrito sobre el amor y ¡Cuánto queda por decir aún! ¿Cómo
hacer para aprisionar en un papel un tema tan inagotable? ¿Cómo describir una cosa tan
multifacética?
Con mucha razón un autor lo denomina con la palabra del latín “summum bonum”, que
quiere decir “el supremo bien”, y su libro sobre el amor (al cual nos referimos a menudo) lo
ha titulado “la cosa más grande del mundo”.
La Biblia también lo denomina “el supremo bien”. En 1° Corintios 13:13 dice:
“y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el
amor”.
Pedro también dice:
v “y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor” 1 Pedro 4:8 (VRV)
v “Haya sobre todo mucho amor entre ustedes” 1 Pedro 4:8 (VP)
¿Por qué, entonces decimos que un mundo sin amor sería horrendo? Porque sería un mundo
sin Dios. Donde hay amor allí está Dios. Ausencia de amor, ausencia de Dios.
El amor es la bandera del reino de la Luz. La bandera sirve para identificar un país. El amor
identifica a un discípulo de Cristo (Juan 13:35).
En la lista del fruto del Espíritu Santo el amor aparece en primer lugar. No exageramos si
decimos que es el mayor de los nueve. En otras palabras podemos decir, que es como un
estuche que contiene dentro a los otros ocho frutos restantes. Sino preguntémonos ¿es posi-
ble tener autentica bondad, benignidad, mansedumbre, paciencia, etc… sin amor?
El amor es revolucionario. Es la clave para este cambio que estamos anhelando en nuestras
vidas. El amor cambia nuestra vida, nuestro carácter, nuestro hogar, nuestro lugar de traba-
jo, nuestra iglesia, cambia TODO. Cuando le damos vía libre podemos decir sin pecar de
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hiperbólicos, que sus efectos son ilimitados. Podemos cambiar toda la cuadra donde vivi-
mos, todo el barrio, todo el pueblo, toda una nación. En efecto, si la iglesia del Señor dejara
fluir el amor como el Señor anhela que lo haga ¿no sería muchísimo más grande su influen-
cia en el mundo?
La biblia le dedica tanto espacio a esta palabra (aparece 240 veces con sus derivados) que
sería imposible meditar en tantos versículos aquí. Pero vamos a limitarnos a los que consi-
deramos esenciales para entender este magno tema.
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Este punto es muy importante. Se ruega considerarlo detenidamente.
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* En la tierra
o En el hogar
Debe haber amor entre los esposos (Efesios 5:28)
Debe haber amor entre padres e hijos.
Debemos amar a todo el vecindario.
Debemos amar a nuestros enemigos (Mateo 5:44)
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Estos puntos fueron extractados, reelaborados y ampliados de Palabras griegas del nuevo testamento de
William Barclay
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Según los exégetas la traducción le amamos a Él es incorrecta, o sean la causa de que Él nos amó primero,
produce el efecto de que nosotros lo amamos a Él y amamos a todo el mundo. (Tomado de “La cosa más
grande del mundo” de Drummond)
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Drummond página 32.
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o Orar por aquellos que nos cuesta amar, vez tras vez, hasta que nuestro cora-
zón se abra y dé cabida al amor que el Señor quiere poner en él. Bendecirlo.
Hablar bien de él en todo lo posible y en toda ocasión.
o Expresar de alguna forma nuestro amor o nuestra disposición de amar. de-
mostrar interés y solicitud: con una tarjetita, una carta, una llamada telefóni-
ca, una corta visita- un regalito, una palabra de alieno y fe. Una palabra de
reconocimiento y de elogio.
o Pedir perdón y reconocer nuestras faltas.
o Acudir a ayudar a la necesidad del otro. Sacrificando tiempo, fuerza, trabajo,
dinero.
o Invitar a comer, a pasear, a ir juntos a algún lado, reunión, etc.
o Regalar algo que nos cueste.
o Estar constantemente velando, alerta a seguir los impulsos del Espíritu Santo.
o Hacernos vez tras vez las preguntas que veremos en la próxima sección.
PARA MEDITAR
PARA REFLEXIONAR
1. ¿Tengo y muestro amor por mi esposo/a, hijos, padres, suegros, parientes, vecinos,
superiores, compañeros de trabajo, o escuela, pastores, lideres, hermanos en Cristo?
2. ¿Expreso bien mi amor hacia ellos con palabras, actitudes, acciones?
3. ¿Cuál es el tema del amor que está más foja en mi vida?
4. ¿Quiero, de veras, que el fruto amor crezca?
PARA ORAR
Señor, cuan agradecido estoy por tu enorme e incomprensible amor. Me amas a mi
_____________________________________ sin que haya en mi vida nada digno de ese
amor. También te agradezco, Padre, por haber derramado ese amor en mi corazón por el
Espíritu Santo. Pero, Señor, reconozco y te confieso que estoy falto en el área
____________________________. No puedo sentir ni manifestar amor allí. Perdóname y
límpiame de mi ___________________. Quiero amar a
_________________________________ como tú me amaste a mí. Quiero manifestar y
expresar y derramar ese amor tuyo a donde yo vaya. ¡Aleluya Señor! ¡Te necesito! Amén.
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PARA CANTAR
1. Grande amor, profundo amor, tremendo amor,
el de Cristo Jesús para mí.
No lo puedo entender, pero Él me ama.
No lo comprendo, pero él me cubrirá.
Todo mi ser se llena de él,
porque profundo y tremendo es su amor.
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LECCIÓN 3:
gOZO
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¿Es posible tener gozo cuando la tragedia y la calamidad visitan nuestro hogar?
- Cuando, de pronto, perdemos nuestros bienes
- Cuando ocurre un accidente grave
- Cuando muere un ser querido
- Cuando la salud se quebranta en nosotros o en nuestros amados
- Cuando un hijo se descarría, se hace drogadicto o borracho o cuando nuestra hija
adolecente viene y nos dice estoy embarazada.
La respuesta es SI. Lo decimos con temor y temblor y con profundo respeto por todos aque-
llos que están pasando por una circunstancia difícil. Pero esas es la verdad bíblica. Como
veremos al entrar en este estudio, el gozo del Señor, el gozo que es una parte notable se Su
carácter, el gozo que es el fruto del Espíritu Santo, está por encima de todas las vicisitudes
de la vida.
William Barclay en su comentario lo describe así:
Es un gozo que sale a nuestro encuentro aun en medio del dolor,
aquel gozo que no puede manchar ni el sufrimiento, ni la tristeza,
ni el desamparo, ni la perdida de algo o alguien que queremos
mucho. Es el gozo que brilla a través de las lágrimas y que nada,
ni en la vida ni en la muerte, puede arrebatar.
Este gozo se nutre del amor que hemos estudiado en la lección anterior. Porque el amor
derramado en nosotros y volcado a nuestro alrededor, nos llena de ese gozo inenarrable.
Por el contrario, la ausencia de ese amor nos llena de tristeza, ira, amargura, desasosiego y
oscuridad.
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La palabra griega para gozo aquí es “cara”. Básicamente se refiere al “gozo que se funda-
menta en Dios y no en la religión” (ver: Salmo 30:11; Romanos 14:17; 15:13; Filipenses
1:4; 25).
* La alegría y felicidad que otorga el mundo es muy frágil (Job 20:4-5). Puede hacer
fiestas, bochincheras, risas, cantos, bailes y algazaras, pero todo es superficial, de
corta duración y fácil de esfumarse. Depende de las circunstancias. Depende de lo
que uno tiene. desaparece cuando se lo quitan. Depende del dinero que tenemos en
el bolsillo, de la salud que disfrutamos, de la sonrisa del ser querido. Desaparece
como arte de magia cuando no se logra lo que se ambiciona. Desaparece si hay mal
tiempo, si no ganó nuestro partido político, si perdió nuestro equipo de futbol, si nos
cortaron mal el cabello en la peluquería o la modista nos arruinó la tela, si falta o le
sobra sal a la comida. En una palabra, si tengo que lo que quiero, soy feliz, pero
quiero más. Si no lo tengo soy desdichado (Eclesiastés 2:10-11; 11:8).
* Pero el gozo del Señor se auto-abastece. Está fundamentado y se nutre en Dios y
proviene de caminar de la mano de nuestro gozoso Señor. Está asegurado contra
todo accidente y riesgo. No depende de las circunstancias inestables de la vida. Es
intocable, sereno, autónomo y autosuficiente. (W. Barclay)
* El gozo del Señor nos da fuerza (Nehemías 8:10). El desaliento, la tristeza y el pesi-
mismo nos debilitan, nos quitan las fuerzas y aun nos pueden paralizar. El gozo nos
da bríos, vigoriza nuestros huesos y músculos, activa nuestra circulación, vitaliza
nuestra alma y espíritu. Nos da fortaleza en la adversidad (Habacuc 3:17-18).
* El gozo del Señor nos sana (proverbios 17:22; Isaías 61:1-3). La depresión, la an-
gustia, la amargura, el rencor, el temor, etc., son la causa de las llamadas enferme-
dades psicosomáticas. Según los médicos el 85% de las enfermedades son provoca-
das por emociones negativas (por ejemplo: ulceras gástricas, asma, ciertas reaccio-
nes cutáneas, artritis, etc.). La alegría del Señor desplaza todas esas emociones ne-
gativas. Realmente nos sana. Sana nuestra mente, nuestro corazón, nuestro cuerpo.
* El gozo del Señor nos hermosea (proverbios 15:13). Cosméticos, gimnasia, pelu-
quería, buena ropa y calzado elegante, adornos y accesorios ¡Cuánto cuestan!... aquí
tenemos un método gratis que no falla. Da brillo a la mirada, colorea delicadamente
el rostro, da garbo y soltura a nuestros movimientos y elasticidad a nuestro caminar.
No importan nuestras proporciones (o desproporciones) y dimensiones físicas, no
importa las arrugas y flacidez de la edad, no importan las imperfecciones. Cuando
irradiamos alegría, entusiasmo, cuando nos sale el gozo del Señor por todos los po-
ros ¡somos hermosos!
* El gozo del Señor influencia el ambiente que nos rodea, es contagioso y le hace
propaganda al Evangelio (Salmo 126:2). ¡Qué diferencia hay entre el hogar donde
reina el gozo del Señor y otro donde hay desesperanza, angustia y amargura! ¡Qué
luminoso, colorido y ligero es el primero! y ¡qué deprimente, oscuro y pesado es el
segundo! Tanto el gozo como la amargura son altamente contagiosos. El hogar, el
taller, la oficina, el aula, la fábrica, la congregación, ¡todo se impregna!... y ¡nada
puede resistirse a la influencia poderosa de un cristiano gozoso!
* El gozo del Señor es un mandamiento (leer en clase y estudiar a solas los siguientes
pasajes) Deuteronomio 26:11, Nehemías 8:8-10, Joel 2:23, Sofonías 3:14, Mateo
5:12, Filipenses 4:4, 1° Tesalonicenses 5:16. Los salmos están llenos de exhortacio-
nes al gozo y la alegría (2:11, 5:11, 32:11, 33:1, 68:4, 97:12… y muchos más)
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Por las pruebas, dolores y calamidades (2° corintios 6:10, Santiago 1:2; 1° Pedro
1:6; Isaías 35:10)
Los traumas, complejos, fobias: el complejo de inferioridad por la causa que sea y cual-
quier otro complejo. Los traumas que se originaron en nosotros por experiencias negativas,
las fobias y temores ilógicos, son todas fortalezas de Satanás que ahogan el fruto del gozo
en el creyente. Pero Dios es poderoso para derribar esa fortaleza (2° Corintios 10:4-5) y
tonificarnos t sanarnos con el remedio etiquetado gozo (proverbios 17:22).
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Todo esto es optimismo prefabricado. Es la bijouterie barata, la joya falsa que quiere imitar
a la verdadera. Es hueco e inestable.
El verdadero gozo del Señor se incrementa por:
* Por la confesión de pecados (Proverbios 28:13). Esto ya lo vimos en el punto ante-
rior. Solo agregaremos que únicamente un corazón limpio y puro, que no esconde
ningún pecado, puede tener el gozo del Señor.
* Por la lectura de Su Palabra: Cuando la lectura y la meditación de la Biblia llega a
hacerse en nosotros una práctica diaria será fuente de grande gozo y podremos can-
tar a dúo con el rey David los siguientes Salmos: 119:14. 16:24, 47, 54, 70, 111,
117, 162, 171, etc. Y con el profeta Jeremías (Jeremías 15:16).
* Por la oración (Juan 16:24): Pocas cosas pueden producirnos una alegría tan grande
como la que da una oración contestada. Crece nuestra fe y se hace una cadena. La fe
nos hace orar más, y las respuestas a nuestras oraciones nos dan más fe. Y todo eso
va inundando nuestro corazón de un gozo incomparable.
* Por la alabanza y la adoración:
Todo el libro de los Salmos nos insta a: alabar y adorar con gozo, alegría y
júbilo. Con algazara, con música, con todo tipo de instrumentos, batiendo
palmas, danzando, gritando y aclamando, etc. Todas estas son expresiones
que solo pueden ser producidas por el gozo.
Son tantos los versículos que nos mandan a alabar al Señor con gozo que no
podemos mencionarlos todos. Solamente citaremos algunos: Salmo 95:1-2,
98:4, 100:1.2, 149:1-5, 150:1-6.
Esta alabanza puede hacerse a través de la oración hablada, a través de can-
ciones cantadas y ejecutadas en instrumentos, a través de conversaciones
con otros hermanos, y también postrados en silencio e muda adoración en la
presencia de Señor.
La alabanza tiene un fuerte poder sobre Satanás. Como alguien lo expresó:
la alabanza es el detergente que limpia la atmósfera de ñas huestes demo-
níacas. Y eso es muy real en la vida cotidiana. A veces estamos tristes y
desalentados. Empezamos a alabar al Señor aunque sea con esfuerzo, o sea,
sacrificio de alabanza (Hebreos 13:15). Empezamos a cantar coros de ala-
banza, vez tras vez. Proclamamos con voz audibles las virtudes del Señor. Si
tenemos un pasa-cassets, escuchamos cantos de alabanza vez tras vez, nos
unimos al canto aunque sea con voz ahogada por las lágrimas. Y entonces
empieza una reacción en cadena. La presión sobre nosotros cede. Recupera-
mos la vitalidad. Nuestros ojos empiezan a brillar. ¡Ha vuelto el gozo del
Señor en nuestro corazón!
La alabanza en medio de la congregación nos llena de gozo (salmo 42:2;
Esdras 6:22, Salmo 22:22,25, 149:1.2).
PARA MEDITAR
1. Volver a leer los versículos de esta sección seleccionando uno o dos para meditar
profundamente.
2. Si te sientes desanimado reposa en los versículos del punto ¿En qué y por qué debe-
mos gozarnos según la biblia?
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PARA REFLEXIONAR
1. En las 24 horas que el Señor me regala día a día. ¿Qué porcentaje de ese tiempo
siento gozo?
a. ¿todo el tiempo?
b. ¿A menudo?
c. ¿De vez en cuando?
d. ¿Muy pocas veces?
e. ¿Nunca?
2. ¿Tengo una actitud agradecida, positiva y gozosa con los que me rodean?
3. Si estoy en el hogar, ¿hay más alegría y optimismo o más tristeza, pesimismo y
amargura?
4. Si estoy en una reunión, ¿Hay más animación o pesadez o no pasa nada?
5. Cuando estoy en mi lugar de trabajo, o en el aula, ¿es más luminoso y alegre o más
quejoso, pesimista; o en la cola del supermercado o del banco? ¿Qué irradia mi pre-
sencia en todos los lugares donde me muevo?
6. ¿Qué es lo que me ha quitado el gozo últimamente? ¿qué área de mi vida está más
floja en el tema del gozo?
7. ¿quiero de veras que el fruto del gozo crezca, madure, y se manifieste en mi vida?
8. ¿Estoy dispuesto a rendirme al Espíritu Santo y permanecer en Cristo, en el gozo
igual que en el amor?
PARA ORAR
“Señor, gracias por hacerme entender que el gozo más completo y perfecto que pueda exis-
tir es mi herencia en Ti. Tú me legaste a mí, ________________________________, este
maravilloso gozo. ¡Gracias, Señor! Pero te confieso mi pecado contra el gozo. Mi gozo fue
opacado por __________________________. Señor, perdóname y lávame en tu preciosa
sangre. Restituye el gozo de tu salvación. Que tu gozo crezca en mí, día a día, de forma que
no se pueda ocultar. ¡Gracias, Señor! Amén.
PARA CANTAR
1. //El gozo del Señor mi fortaleza es//
Su gozo sin medida El me da
Si tiene este gozo puedes hoy cantar
Si tienes este gozo puedes hoy gritar
Si tienes este gozo puedes hoy saltar
Su gozo sin medida El me da.
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El fruto de Espíritu Santo Sara de Díaz
LECCIÓN 4:
Paz
“LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY. YO NO LA DOY COMO EL MUNDO LA
DA, NO SE TURBE VUESTRO CORAZON NI TENGA MIEDO” (Juan 14:27)
Hay un gran parecido entre este tema y el anterior. Tanto que vamos a tener que repetir
conceptos ya analizados en el tema gozo, porque se aplica perfectamente también a la paz.
Podemos decir entonces que la paz y el gozo son hermanas siamesas, donde esta uno está el
otro, y no puede estar uno si no está el otro. También podríamos compararlo a un pájaro
con sus dos alas. Una se llama gozo, la otra paz. No se puede volar con una sola ala, hacen
falta dos. El creyente que aprende a hacer uso de estos maravillosos recursos que Dios le ha
otorgado, semejante a un águila, puede remontar vuelo muy arriba de las altas y escarpadas
montañas. En efecto, el gozo y la paz le ayudaron a sobre volar por encima de las circuns-
tancias adversas y difíciles de la vida y quizás más que ningún otro recurso.
Es interesante saber que las palabras gozo y paz juntas llegaron a ser muy usadas en la igle -
sia primitiva. Hoy en día también es así, y muchas de nuestras canciones incluyen las dos
palabras juntas.
La palabra paz aparece en la Biblia 211 veces y con sus derivados supera del 250. ¡Esto es
admirable! Por el otro lado, al igual que gozo, es también realmente lamentable la falta de
paz que se observa en tantos creyentes. Hay discordias dentro de las congregaciones. Hay
discordias en las relaciones familiares, vecinales, laborales. Hay muchos cristianos que
sufren depresión. Otros con muchas amarguras y rencores. Otros con mucha confusión y
desorientación. ¿Por qué será?
También aquí nuestro ladrón y salteador (Juan 10:1) anda muy ocupado saqueando la paz
dentro del pueblo de Dios. Esto nos demuestra qué valor tan inmenso tiene la paz. Porque
un buen ladrón solamente roba objetos de mucha valía. ¿Qué mejor para arruinar a un cre-
yente que quitarle la paz y el gozo?
Pero, la paz es un aparte inherente de nuestro Señor Jesucristo.
Uno de los nombres de Jesús es Príncipe de Paz (Isaías 9:6)
El cántico de los ángeles anunció que Jesús traía paz (Lucas 2:14)
Jesús antes de irse prometió dejarnos su paz. (Juan 14:27)
Al evangelio de Cristo que nosotros hemos creído y seguido, se lo llama el evange-
lio de la paz. (Efesios 6:5)
Si damos una mirada al mundo que nos rodea a través de los diarios, los noticieros, de la
radio y la televisión, ¿Qué encontramos? Gente en guerra en muchas partes del mundo,
peleas internas en nuestro país, los gremios, los partidos políticos, etc. Asesinatos por todos
lados, hogares que discuten, pelean, se divorcian cada vez más. Gente que toma pastillas de
todos los colores para tranquilizarse. En efecto, nos dicen que los psicofármacos son uno de
los medicamentos de más venta. Los ruidos que pueblan este mundo nuestro son espanto-
sos. Aviones, autos, motos, maquinas, radios y televisores a todo volumen, música a mu-
chos más decibeles de lo que el oído humano puede soportar. ¿Es de extrañarse que el mun-
do esté más alienado y revuelto que nunca?
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El fruto de Espíritu Santo Sara de Díaz
Solo hay un remedio para esto, y nosotros lo tenemos: es la paz de Dios. Dijimos en el
tema anterior y en este también, que la venida del Señor fue anunciada como Nuevas de
gran gozo. ¿Y cuál es el contenido de esa gran nueva?
Esta es la gran noticia que tenemos para dar a este mundo enfermo ¡Que Dios les ofrece
paz! Hoy más que nunca necesitamos que el pueblo de Dios proclame, viva y haga bien
visible a este mundo necesitado este hermoso fruto llamado paz. Por eso, acerquémonos a
éste estudio con un corazón abierto y una firme determinación que Dios haga crecer y ma-
durar dentro nuestro ese fruto tan especial y tan anhelado.
5
Según el diccionario la palabra paz significa ausencia de guerra. Es las relaciones políticas o internacionales
es el estado que sigue a la cesación de hostilidades. Para muchos significa la ausencia de ruidos o disturbios.
Pero todos estos significados son limitados y realmente empobrecen la palabra. En la Biblia tiene un signifi-
cado mucho más amplio y más positivo. Veámoslo.
6
Tomado de El nuevo testamento comentado de W. Barclay. Vol. 10.
7
En la antigua versión llamada septuaquinta, que es la versión griega del Antiguo Testamento, se usa la
palabra griega eirene para la palabra hebrea Shalom.
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