Lecciones Aventura Extraordinaria Jov 03

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JOV

Jóvenes
(18-25 AÑOS)
Lección 3 Una vida en santidad - 2 Corintios 5:17 03
03

JOV

Cómo utilizar esta guía


¡Qué privilegio sembrar la Palabra de Dios en las nuevas generaciones! Gracias por el trabajo que
realizas; oramos para que el Señor te llene de sabiduría, amor y discernimiento para tan importante
ministerio.

En este documento encontrarás distintas herramientas para desarrollar el proceso de enseñanza-


aprendizaje bíblico con aquellos que están a tu cuidado. Lo hemos elaborado como una colección de
ideas para que puedas usar, mezclar, crear, editar o agregar nuevas. Por ello, te sugerimos que leas
cada sección, y tomes los elementos que mejor se adaptan a tu grupo.

A continuación, verás la guía para enseñar el tema bíblico. Estas páginas representan un mapa
que puedes seguir. Lo importante es el destino final, es decir, el objetivo de aprendizaje. Tú eres la
persona mejor calificada para adaptar el contenido de cada guía, porque tú conoces muy bien a
tu grupo. Así que, acomoda la ruta según sus características, y procura percibir en cada paso que ellos
estén llegando al objetivo deseado. Usa cada guía para generar diálogo, estimular la comprensión
y desafiar a la aplicación de los temas estudiados. Nuevamente, ¡añade tu propia personalidad y
creatividad sin restricción!

Adicionalmente, considera utilizar la reflexión interactiva. Este documento tiene el fin de ayudarte a
generar conversaciones y motivar el interés de aprendizaje. Úsala donde mejor te convenga.

Por último, encontrarás una hoja reproducible para que el aprendizaje continúe en casa. Puedes
entregarla a cada participante de forma impresa o bien enviarla de forma digital. Esta no es una tarea
que deben entregar, sino la oportunidad de seguir la conversación entre semana. Es una experiencia
que les ayudará a conocer mejor a su Dios y vivir para Él.

Bien, llegó la hora de trabajar. ¡Que Dios te use en gran manera!

Tu equipo de e625

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JOV

Guía para una clase con


JÓVENES (18-25 años)

Apertura (10 minutos)

Dinámica

Se pone a todas las personas en parejas formando un círculo (las parejas pueden ser del mismo sexo,
o parejas del sexo opuesto). Una vez en pareja, se paran hombro a hombro, ponen sus brazos sobre
su cintura (estilo Súperman) con uno de sus brazos entrelazado con el de su pareja y el otro libre
pero puesto sobre la cintura para libre acceso. Una vez que están en parejas en un círculo, que todos
hagan dos pasos grandes hacia atrás. Las parejas representan a Cristo. La persona al otro lado del que
fue enlazado tiene que desprenderse de su pareja y correr para enlazarse con otra pareja y la persona
corriendo para atrapar a la persona suelta representa el mundo y las tentaciones.

Se escoge una persona sin pareja, que va corriendo sola por el mundo. Hay una segunda persona sin
pareja que también está corriendo sola, pero representa el pecado, y está persiguiendo para atrapar
a la persona que no está «en Cristo». Va corriendo en el círculo atrás de la otra persona sin pareja;
esta puede salvarse del «pecado» huyendo y conectándose con una de las parejas que representan
a Cristo. ¿Cómo lo hace? Se enlaza con uno de los brazos de «Cristo» (considerar que no puede ser
la pareja al lado de la propia). La persona suelta no puede ser atacada o tocada si llega a juntarse con
una de las parejas paradas. La dificultad consiste en que, si la que quiere salvarse del pecado logra
enlazarse con una pareja (digamos que conecta con el brazo izquierdo de una pareja), la que ahora
tiene que huir es la persona que era pareja a la mano derecha, o sea, no puede haber 3 personas en
el enlace, solo dos. Si alguien se conecta con tu pareja, tú eres la que tiene que huir del pecado y
conectarse con otro brazo.

Después de jugar, pregúntales:

1. ¿Cómo puede aplicarse este juego a la vida real?

2. ¿Cómo te sientes cuando parece que el pecado está agobiándote?

3. ¿Cómo te sientes cuando llegas a un lugar seguro donde el pecado no tiene atracción en
tu vida?

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Aventura Extraordinaria - Lección 3 - Guía del Líder 03

El tema (30 minutos)


Introducción

Lean juntos los dos versículos siguientes.

«A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a
ser un pueblo santo, junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, Señor de ellos y nuestro». (1 Corintios 1:2, NBV)

«Por cuanto Dios los escogió y son santos y amados, practiquen con sinceridad la compasión y la
bondad. Sean humildes, amables y buenos». (Colosenses 3:12, NBV)

Somos llamados, escogidos por Dios, santos, y somos santificados en Cristo Jesús. Es interesante

que no nos sentimos tan santos; es triste, pero muchos en la fe parecen más pecadores que santos.
Pero nuestra identidad en Cristo es que somos santos. Este estudio va a ayudarnos a saber que, a
pesar de que somos santos, hay pecado todavía a nuestro alrededor. Queremos entender hasta dónde
puede llegar el pecado, cómo vencer el pecado y tener la esperanza de que algún día estaremos lejos
de la presencia del pecado.

El pecado es algo que todos tenemos. 1 Juan 1:8 dice: «Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros». Si estamos en Cristo, se nos da el
privilegio de no estar condenados por ese pecado y se nos da el poder para vencer el pecado. Algún
día estaremos libres de la influencia del pecado.

El punto clave es estar en Cristo: en el momento en que entregamos nuestra vida al Señor para que Él
sea nuestro Salvador y Señor, estamos en Cristo.

2 Corintios 5:17 dice: «Por lo tanto, si alguien está unido a Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha
quedado atrás y lo nuevo ha llegado!».

Si estamos en Cristo somos nuevas criaturas, ya no podemos estar condenados por el pecado y las
cosas viejas del pasado ya no tienen poder sobre nosotros. Algún día no estaremos tentados por el
pecado.

1. Cuando estamos en Cristo estamos apartados de la condenación del pecado.


a. La palabra apartados está relacionada con una palabra que es la santificación.
La definición de la palabra santificación es:
«La santificación es sinónimo de santidad; la palabra griega para ambos significa «una separación» o
«apartados». Primero, una separación posicional definitiva en Cristo al momento de nuestra salvación.
Segundo, una santidad práctica progresiva en la vida de un creyente mientras aguarda el regreso de
Cristo. Y finalmente, una separación eterna del pecado cuando lleguemos al cielo.1

1 Referencia: https://www.gotquestions.org/Espanol/definition-sanctification.html

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La primera parte de esta definición explica lo que pasa cuando una persona entrega su vida al Señor.
En ese momento está santificado (separado o apartado) para el Señor; ya que Cristo murió en la
cruz por nuestros pecados, en el momento en que aceptamos esta expiación apropiada a nosotros,
estamos separados del mundo para Dios. Dios nos compró para darnos su santidad.

b. Ya no hay condenación del pecado.

«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme
a la carne, sino conforme al Espíritu”. (Romanos 8:1, RVR1960)

Este versículo muestra que los que estamos en Cristo Jesús ya no tenemos condenación por nuestros
pecados porque andamos conforme al Espíritu y no a nuestra carne. El Espíritu Santo entra a morar
en la persona en el segundo exacto en que la persona acepta a Cristo en su vida, y eso significa que
la santidad de Dios vive en nosotros. Por eso Dios no va a condenarnos, porque el Espíritu Santo vive
en nosotros.

EJEMPLO:

Años atrás, cuando estuve embarazada de mi cuarta hija y mis otros hijos habían cumplido 6, 4 y 2
años respectivamente, estuvimos viviendo 6 meses en Maryland (USA) con mi hermano y su familia.
Mi esposo, Rich, estuvo de viaje por 2 meses, y yo trataba de cuidar a mis hijos y asegurarme de que
no se mataran entre ellos ni destrozaran la casa. Era tiempo de locura, el invierno llegaba y mis hijos
no estaban acostumbrados al frío intenso que puede experimentarse en los Estados Unidos.

Estábamos todos de mal humor, y mi hija mayor —a la que le gustaba el orden y hacer las cosas a su
manera — a cada rato perdía la calma y yo tenía que disciplinarla. Después de un día largo y lleno de
momentos de disciplina para mi hija, entré a su cuarto para besarla y orar antes de que se durmiera;
empezamos a hablar sobre lo difícil que fue el día y todas las frustraciones que sentía ella. La abracé
tiernamente y le dije: «mi amor, hoy ha terminado, mañana es un nuevo día. ¿Qué tal si oramos a Dios
y le pedimos que te ayude cada vez que sientas que vas a desobedecerle?».

«Bueno, mami» —me dijo ella — «yo he querido hablarte de eso. Yo oro, oro y oro, y Dios no me
ayuda. Siento que estoy luchando sola».

¿Cuántas veces nos hemos sentido así? Esto es la lucha que todos tenemos entre querer que Dios nos
quite los pecados y hacer nuestro trabajo para quitarlos. Dios hace su parte, pero nosotros también
tenemos que hacer nuestra parte. El proceso de la santificación viene en dos partes: en el momento de
entregar nuestra vida a Él somos santificados y no hay condenación porque Dios nos ve con la justicia
de Cristo, pero hay un proceso de santificación que demora toda la vida.

Aplicación:

Solamente los que están «en Cristo» tienen acceso a ser apartados de la condenación del pecado. Si
todavía no has entregado tu vida al Señor, sigues viviendo bajo la condenación del pecado.

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¿Tienes a Cristo reinando en tu vida?

¿Has sentido culpa por pecados del pasado? Si has pedido perdón, Dios te ha perdonado para

siempre. No tienes que volver a vivir, ni sentir culpa, ni sentirte avergonzado por lo que ya está

bajo la sangre de Cristo. Estás perdonado. No permitas que el enemigo te acuse por lo que Cristo ya
perdonó. Ahora vive en santidad; eres un santo.

• El primer paso en ser santos es entregarle nuestra vida al Señor. Cuando hacemos eso ya
no estamos bajo la condenación. ¡Gloria a Dios! Pero también nos embarcamos en un viaje
especial de santificación que nos rescata del poder que el pecado tiene sobre nosotros.

2. Cuando estamos en Cristo somos rescatados del poder del pecado.

a. ¿Qué es el rescate?

El rescate es un medio que Dios usó para liberar o salvar del pecado y de la muerte a la humanidad.
Efesios 1:7 dice: «En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados,
conforme a las riquezas de la gracia». (NBV)

b. ¿Cómo me puedo rescatar del poder del pecado?

«él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante
el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo» (Tito 3:5)

El pecado trae consigo dos consecuencias de largo plazo: una penalidad en contra de nosotros y un
poder sobre nosotros. Dios nos libera y nos salva de ambos. En cuanto a la penalidad, como vimos
anteriormente, no hay condenación para nosotros. Y en cuanto al poder que nos oprime, el Espíritu
Santo nos da la capacidad para tener nuevas fuerzas para combatir las tentaciones y crucificar nuestra
carne.

«Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte».
(Romanos 8:2)

Dietrich Bonhoeffer, en el libro El costo del discipulado, dice lo siguiente: «Ser cristiano se trata menos
de evitar cuidadosamente el pecado y más de hacer la voluntad de Dios activamente y con valentía».2

Ya que estamos en Cristo, pronto estaremos libres de la presencia del pecado.

En el momento en que lleguemos al cielo ya no pecaremos ni seremos tentados a pecar; esonos da una
esperanza inmensa de que algún día viviremos sin pecado.
a. ¿Podemos saber que no pecaremos en el cielo?

2 https://transformaelmundo.com/2014/03/10/12-citas-esenciales-de-bonhoeer/

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Cristo prometió que en la tierra nueva será diferente. «Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya
no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir»
(Apocalipsis 21:4). Ya que «la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23), la promesa de que «ya
no habrá muerte» es una promesa de ya no pecado. Los que nunca morirán no podrán pecar, ya que
los pecadores siempre mueren. El pecado causa llantos, lamentos y dolor. Si esas cosas no sucederán
otra vez, entonces el pecado ya no podrá ocurrir jamás. Nosotros no pecaremos en el cielo por la
misma razón por la que Dios no lo hace: Él no puede pecar. Nuestra habilidad eterna de pecar ha sido
comprada por la sangre de Cristo.

b. ¿Seremos tentados en el cielo? ¿Seremos tentados a dar las espaldas a Cristo? No. ¿Qué
podría tentarnos? La inocencia es la ausencia de algo (pecado), mientras que la justicia es la
presencia de algo (la santidad de Dios).

Dios nunca retirará de nosotros su santidad, entonces no podremos pecar.

No nos olvidaremos de lo feo del pecado: personas que han experimentado quemaduras severas
no están tentadas a caminar sobre brasas calientes. Habiendo experimentado la muerte y la vida,
nosotros los que experimentaremos la vida nunca más vamos a querer volver a la muerte, nunca
seremos engañados para creer que Dios está manteniendo algo bueno lejos de nosotros o que el
pecado es mejor.

Satanás no tendrá acceso a nosotros, pero aun si lo tuviera, no estaríamos tentados. Vamos a

saber no solamente lo que es la justicia verdadera sino también lo que era el pecado. Siempre

sabremos el costo del pecado; cada vez que miremos las cicatrices en las manos del Rey Jesús,

recordaremos. Veremos el pecado, así como Dios lo ve. Será quitada su ilusión y no será para nada
atractivo.

Es más que ser libres del sufrimiento, es liberación del pecado, permitiéndonos ser completamente
humanos. La resurrección será muchas cosas, y entre ellas, nada de pecado. Nuestra liberación mayor en
el cielo será de nosotros mismos: de nuestros engaños, corrupción, autojustificación, autosuficiencia,
hipocresía, todo desaparecerá para siempre.

Conclusión:

A pesar de que ya no estamos condenados y de que el pecado ya no tiene poder sobre

nosotros, igual tenemos momentos donde es difícil combatir ese pecado. Aquí hay tres herramientas
de Romanos 6 para ayudarnos a conquistar el pecado en nuestras vidas:

1. El principio del conocer

«De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús». (Romanos 6:11)

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Tenemos que saber quiénes somos en Cristo y lo que hemos aprendido en Él. Nos vemos a nosotros
mismos como vivos en Dios y vivos al reino de Dios, que incluye entender que somos completamente
aceptados y que Dios se deleita en nosotros. Tenemos el poder para usar la autoridad de Jesucristo y
somos habitados por el Espíritu Santo. La paz del Espíritu mora en nuestro espíritu desde el momento
en que somos salvos (Gálatas 5:22). Tenemos acceso a su paz reconociéndola y agradeciendo a Dios
por ella. El hecho de agradecer al Espíritu Santo por su paz en nuestro espíritu puede liberar nuestras
almas y emociones.

2. El principio del resistir

«Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus
malos deseos. No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia».
(Romanos 6:12-13a)

Tenemos que resistir al pecado, a Satanás y a nuestra carne. Resistimos la instigación interna del pecado
y de las intrigas del enemigo. Pablo enfatiza la negación personal; rechazamos las circunstancias que
inflaman los deseos pecaminosos, por ende, no vamos a los lugares, no compramos las cosas, no
miramos ni hablamos acerca de cosas que despierten los deseos y pasiones pecaminosas.

3. El principio del perseguir

«No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario,
ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros
de su cuerpo como instrumentos de justicia». (Romanos 6:13)

Perseguimos a Dios cuando nos presentamos a Él y ofrecemos nuestros cuerpos como instrumentos
que Él puede usar para bendecir a otros. Nuestra primera prioridad es amar a Dios con todo nuestro
corazón como adoradores de Jesús. Tenemos que cultivar su presencia en nuestra vida (intimidad
con Dios). Después, expresamos el amor de Dios a las personas ofreciendo nuestros cuerpos como
instrumentos que el Espíritu de Dios pueda usar para bendecirlos.

Así que tenemos que conocer la verdad, resistir la oscuridad y perseguir a Dios. Amamos a Dios y a su
pueblo mientras que resistimos al pecado, a Satanás y a las circunstancias de pecado. Crecemos en la
sabiduría de quiénes somos en Cristo experimentando el corazón de Dios como

Padre y el corazón de Jesús como novio. Debemos aplicar estos tres principios en nuestra vida para
caminar en victoria sobre el pecado y vivir una vida de amor y fruto en Jesús.

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Reflexión interactiva

Esta serie de preguntas y afirmaciones tiene el fin de ayudarte a generar conversaciones y motivar el
interés de aprendizaje. Úsalas donde mejor te convenga para hacer el tiempo juntos más interactivo.

1. Santidad puede ser un concepto difícil de definir. Menciona algunas falsas ideas que
hayas escuchado. ¿Por qué son falsas?

2. Dios es perfectamente santo; nosotros no. No podemos. Sin embargo, Dios nos pide que
seamos “santos en toda nuestra manera de vivir, porque Él es santo”. ¿Es posible que
Dios nos pida algo imposible? ¿Cómo podemos explicar esta aparente contradicción?

3. Un amigo te cuenta que se ha rendido, que no intentará más “eso que llaman santidad”
porque no se puede. Trató pero constantemente falló, por lo que piensa que no vale la
pena seguir. ¿Qué le dirías? ¿Está en lo correcto?

4. ¿Crees que una vida de pureza es algo popular hoy? ¿Se promueve en los medios de
comunicación? ¿Por qué? ¿Qué implicaciones tiene para nosotros si queremos vivir en
santidad?

5. ¿Crees que existe una escala de pecados? ¿Por qué? ¿Qué pasa entonces con aquellos
pecados que tienen consecuencias más graves o con aquellos que tienen menos graves?
¿Son todos iguales?

6. En función de la pregunta anterior, ¿existe una escala de santidad? ¿Hay personas menos
santas que otras? ¿Por qué?

7. ¿Qué es más difícil, la pureza de pensamiento, de palabras o de acciones? ¿Por qué?

8. ¿Por qué crees que Jesús dijo que lo que contamina al ser humano sale del corazón?
¿Qué es el corazón? ¿Es malo, está contaminado?

9. ¿Crees que las consecuencias, positivas o negativas, son razón suficiente para motivar a
alguien a tomar decisiones hacia la santidad? ¿Agregarías algo?

10. Toma la palabra santidad y escribe un acróstico con ella, procurando que cada palabra
sea un recordatorio o desafío para ti. Comparte el resultado final con el resto del grupo.

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JOV

Devocional

Repasemos lo que dice la Biblia sobre la santidad:

Busca 5 versículos que hablen sobre ser santos o sobre la santidad de los hijos de Dios.

Escribe las citas a continuación:

1. _________________________________________________________

2. _________________________________________________________

3. _________________________________________________________

4. _________________________________________________________

5. _________________________________________________________

Transcribe de los cinco, el texto que más te gusta aquí:

___________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
___________________________________________________________

Ahora, ¡memorízalo! – Puedes ponerle música para aprenderlo más rápido o escribirlo varias
veces en una hoja.

JESÚS LO HACE POSIBLE


Podemos ser santos porque Jesús lo hace posible. A través de su salvación, a través de su
amor, a través de dirigirnos hacia Él. El apóstol Pablo en Colosenses 3:9-12 nos recuerda que
una de las evidencias de la santidad es que dejamos atrás lo que nos separaba de Dios. Es
como desvestirnos del pecado para revestirnos de una nueva naturaleza, una nueva forma de
vida.
Aquí es donde muchos abandonan la idea de seguir a Jesús porque han pasado por momentos
de pecado por mucho tiempo. Pero Jesús lo hace posible, es su amor y su poder, no el nuestro,
el que nos permite correr hacia Él y ser santos.

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