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Los ámbitos de Intervención Social en Trabajo Social son tres: Individuo - Familia, Grupo y
Comunidad, siendo el eje central en la relación e interacción de los individuos las
problemáticas sociales (violencia intrafamiliar, bullying, desigualdad en los sueldos, consumo
de drogas, Obesidad, etc). Por lo tanto se puede mencionar que son innumerables las
problemáticas sociales que están presente en el interior de la familia, y que estas no son
capaces de resolver por sus propios medios, sino que solicitan atención y orientación de un
tercero para que intervenga en su realidad y de esa manera producir los cambios necesarios
que les permitan una mejor calidad de vida.

Por tal razón es necesario que el Trabajador Social o Profesional que realice una
intervención familiar considere la diversidad cultural y social que existe en cada uno de los
miembros que integran una familia, reflexionando sobre el funcionamiento interno y externo
para una adecuada intervención y toma de decisiones.

1.- MARCO DE REFERENCIA DE LA PROBLEMÁTICA SOCIAL

Existe una fuerte interacción entre lo económico, lo natural y lo Social que afecta directamente
a las personas, lo que genera una problemática, que en muchos casos un individuo la visualiza
como una situación negativa y no como un hecho que le permita mejorar algún aspecto de su
proyecto de vida.

La persona tiene necesidades que debe suplir alimentación, vestuario, salud, educación, para
ello vende su fuerza de trabajo y crea una relación con otros sujetos que desencadena en
sociabilización. Basándose en la premisa que la sociedad es cambiante, dinámica y
compleja, debido al aceleramiento con que las personas viven la vida, situación que caracteriza
plenamente a Chile y marca una serie de interrogantes hacia la intervención en lo social desde
la perspectiva individuo - familia.

Se puede mencionar que los cambios se observan desde diferentes esferas: políticas,
sociales, económicas, religiosas, hasta el sentido de la vida cotidiana en las diversas y
heterogéneas situaciones.

En los distintos espacios que se encuentra inserto un individuo como en la familia, el barrio,
la escuela, la Universidad o el trabajo, este da cuenta el surgimiento de interpelaciones o
demandas dirigidas especialmente en su sentido, a la posibilidad y necesidad de una
reconfiguración de la cual se es testigo en forma desorientada y que genera dificultad en su
accionar.

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También se puede ver aplicado en la práctica una problemática social a lo que plantean las
personas ante las organizaciones de asistencia social (Municipio, Serviu), por ejemplo:
solicitud de SUF, Solicitud de Vivienda, Solicitud de caja de alimentos etc.

A menudo, las necesidades de ayuda de individuos y familias las comparten otras personas
de la comunidad o de la sociedad. Por ejemplo, las políticas sociales de apoyo a los
cuidadores o a las personas con dificultades de salud mental abordan, en el nivel colectivo,
unos problemas que también se encuentra en el ámbito individual y en el familiar,
denominándolas problemáticas sociales.

Provocando que la necesidad de ayuda de una persona sólo se convierte en un problema para
los trabajadores sociales cuando esa necesidad no se puede satisfacer dentro de la familia o
de la comunidad local. Es entonces cuando entran en acción las organizaciones de asistencia
social que existen alrededor y que se denominan redes secundarias o apoyos institucionales.

Un enfoque eficaz de la práctica debe tener presentes las interconexiones esenciales entre lo
que ocurre en diferentes facetas de las relaciones inmediatas de la persona, sus redes
primarias, secundarias (En varios casos están redes son la familia o las instituciones sociales
y políticas más generales en las que están inmersas las personas).

Los problemas de la persona y de la familia constituyen una dimensión esencial de una


cuestión más amplia: la fiabilidad de la situación social en relación con las necesidades que
se prevea satisfacer.

A continuación, se señala una problemática social que afecta al individuo en primera instancia
y posteriormente a la familia completa, allí podrá visualizar la real importancia de las
problemáticas sociales y que luego generan la creación de políticas sociales para poder suplir
la necesidad de las personas por parte del Estado o un particular en caso de aquellas que
afectan a un individuo solamente.

El Endeudamiento:
A inicios de los años 80, el acceso al crédito para facilitar el consumo de las personas va
adquiriendo una progresiva importancia en la población nacional, pues permite en cierta
medida a través de una tarjeta adquirir un bien. Sin embargo, la contratación de créditos por
encima de la capacidad de ingresos familiares destinables al pago de deudas, han ido
ocasionado la problemática del endeudamiento, la que afecta, especialmente a los
consumidores de los estratos C2 y C3.

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La situación de endeudamiento, serios trastornos al consumidor afectado, en los ámbitos
económico financiero, familiar y social, siendo sus principales características la pérdida de
control personal de la situación económica financiera por parte del consumidor y el serio
deterioro de las relaciones sociales construidas en torno al consumo y, por tanto, de las
condiciones de integración y valoración social del consumidor endeudado.

Con el ejemplo anterior se visualiza que las problemáticas se pueden dar en los distintos
estratos sociales, por ello se considera necesario señalar la clasificación de los grupos
socioeconómicos en Chile.

El sistema tradicional de clasificación socioeconómica utilizada en Chile se divide en seis


grupos. Estos grupos se caracterizan de la siguiente forma:

• “ABC1: Comprenden a la clase alta y está integrada por familias con alto nivel
de ingresos, estudios terciarios (en su mayoría, universitarios) y una gran cantidad
de bienes (en promedio, 9,2 de los 10 mencionados). El salario familiar ronda entre
los $ 1.986.000 y los $ 6.452.000 pesos chilenos.
• C2: Corresponde a la clase media alta, integrada en su mayoría por familias de
ingresos sustentables, profesionales en su mayoría con estudios superiores
(técnicos y universitarios) y un promedio de 7,2 bienes de la canasta. El ingreso promedio del
hogar es 1.360.000
• C3: El jefe de hogar suele haber terminado
la enseñanza media y también muchos han realizado algunos estudios superiores.
Si bien el sueldo promedio de $899.000 es sustentable para una familia y permite tener unos
5 de los 10 bienes mencionados.
• D: Corresponde a la clase media baja. En este grupo, el jefe de hogar suele
haber llegado a la enseñanza media, sin necesariamente terminarla. El ingreso promedio del
hogar es 562.000 y tiene al menos de los 4 bienes, usualmente los de mayor necesidad.
• E: Alude a la clase baja que integra a familias, en su mayoría, pobres y con
Ingreso promedio de 324.000. Pocos han terminado sus estudios. La cantidad de bienes no
es sustentable y la necesaria escasea.
• F: Pobreza máxima. Familias sin estudios en su mayoría y sueldos que ni
siquiera alcanzan para lo básico. Este grupo suele no ser incluido debido al bajo
porcentaje de individuos en esta condición”1

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Citando al autor Ezequiel Ander Egg se puede señalar que la problemática social no es más
que una situación social de desequilibrio, desajuste, desorganización o falta de armonía, o
situación normal que, en su proceso de crecimiento, enfrenta a una crisis que obliga a una
reformulación radical.
“Margarita Rozas”2 sostiene que las problemáticas sociales son fragmentaciones de la
cuestión social, términos en los cuales se establece lo social como instancia pública de la
acción social del Estado, siendo el Estado capitalista el que, en cada momento histórico,
define, jerarquiza, clasifica y fragmenta la cuestión social como problemáticas sociales.

En fin, las problemáticas sociales constituyen las cuestiones inquietantes que se dan en el
seno de una sociedad y en relación a los cuales se tiene conciencia de la necesidad de
encontrarles soluciones.

2.- REPERCUSIONES DE LA PROBLEMÁTICA SOCIAL EN EL ÁMBITO FAMILIAR

A medida que transcurre el tiempo la familia y la sociedad van pasando por distintos episodios,
por ejemplo: cambios sustanciales, guerras, depresiones que afectan a la estructura familiar.

El cambio más grande que se ha dado es a nivel ideológico o mejor dicho tratado de generar,
es el de aceptación al otro tal cual es.

De ser una sociedad que se basaba en la diferenciación de género, hoy se ha convertido en


una sociedad que trata de imponer un trato igualitario a los individuos donde hace caso omiso
de las distinciones de género.
Un buen ejemplo de esto es la conformación de grupos que tienen algo en común (religión,
gustos, hobbie, etc.).

Este simple cambio en sí, es transcendental ya que se puede observar cómo afecta una
problemática social en el ambiente familiar, puede ser de manera positiva o tal vez negativa,
pero ese hecho permite un repensar y reflexionar del accionar al interior de la familia.

2 ROZAS, Margarita. “La intervención profesional en relación con la cuestión social”. Espacio Edit. BuenosAires. 2001.

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Esto no quiere decir que se haya alcanzado la igualdad de género en ningún sentido real. Es
más, muchas/os críticas/os han argumentado que la introducción de la igualdad formal es dar
trato igual a las personas a pesar de las desigualdades existentes, en la realidad.
Ha tenido, sin embargo, un gran efecto sobre el Derecho de Familia. Se ha erosionado
bastante el estatus privilegiado de parejas casadas legalmente, con las brechas abiertas por
parejas en relaciones de hecho, y últimamente, por las parejas de un mismo sexo.

El concepto ilegitimidad ha sido abolido para todas intenciones y propósitos. Sin embargo, la
mayoría de las políticas aun consideran como equivalentes el ser miembro de la familia y del
hogar a nivel nuclear, aunque menudo ya no lo son.

Como consecuencia, los núcleos familiares son, para muchos considerados como la unidad
básica de administración, lo cual lleva a un número de problemas involuntarios no anticipados.

El Derecho de Familia asigna a esposos y esposas las mismas funciones económicas. Ambos
son considerados responsables de su propio bienestar económico, así como también del de
su cónyuge y su descendencia

El hecho de que la familia extensa haya predominado por mucho tiempo en más de un hogar,
tanto históricamente como en el presente, no es importante en este contexto para ninguno de
los modelos. El enfoque aquí es en padres y madres.

Las esposas ya no son conceptualizadas como dependientes, sino como iguales al marido, y
la familia en Derecho es vista como dependiente de ambos.

Esto no siempre es así en la realidad económica, social y política. Se asume legalmente que
padres y madres son igualmente responsables del cuidado de los hijos, aunque en la práctica
no es así habitualmente.

La tendencia reciente del Derecho de Familia, de asumir iguales responsabilidades


económicas y de cuidado entre esposas y esposos, madre y padres, deriva directamente del
supuesto de la igualdad entre los géneros.

Esto tiene un efecto paradójico: como ambos, padre y madre, se supone tiene capacidad de
cumplir las funciones de cuidado y de mantención. De aquello se deduce que uno u otro
deberían poder encargarse de ambas funciones. En contraste, bajo el modelo patriarcal, sólo
una persona se suponía que cumpliría la función económica o la de cuidado de los hijos.

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Bajo el modelo de responsabilidad individual, se prepara, por lo tanto, el terreno ideológico
para un menoscabo de los derechos públicos de un número importante de familias, en especial
para aquellas de padre o madre sola, porque no se da crédito al hecho de que una madre o
padre necesita apoya extra en la ausencia de su cónyuge.
Dicha redefinición de las responsabilidades sociales no es, por otra parte neutral en términos
de género. Considerando la realidad de Chile hay muchos hogares liderados por madres
solas, que por hombres solos. En la mayoría de los casos el otro padre o madre está vivo pero
han conformado otra familia.

Sin embargo, por la tendencia a tratar como equivalentes el ser miembro de la familia y el ser
miembro del hogar, el padre o madre ausente (por lo general el padre) es tratado como si no
lo fuera en muchas políticas.

En general, se puede identificar los siguientes principios como subyacentes al modelo de


familia de responsabilidad individual:

1. La ideología es de igualdad de género.

2. Los matrimonios legales ya no son la única unidad básica constituyente de una familia.
En su lugar, se admite que las relaciones funcionales crean esta unidad básica. En
consecuencia, el y la compañera en una relación de hecho se tienen como responsables del
sustento económico de una y otro, tanto durante la unión como después de que ésta termina.
No existen distinciones legales entre descendencia legítima e ilegítima.

3. En el nivel nuclear, el ser miembro de la familia es tratado de manera equivalente a ser


miembro del hogar. Al ser así, cónyuge equivale a padre o madre. Recíprocamente, una madre
o padre externo es en gran medida tratado como no padre o no madre.

4. El hogar es tratado como la unidad administrativa normal (con pocas excepciones).

5. Marido y esposa son igualmente responsables del bienestar económico propio, del él o la
cónyuge y de la familia dependiente. La descendencia es considerada dependiente de madre
y padre él y la cónyuge son considerados económicamente interdependientes, más que una
como dependiente y el otro como jefe de familia.

6. Madres y padres son igualmente responsables de proporcionar atención y servicios a


quienes en la familia lo necesiten.

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La pertenencia proporciona a la persona la experiencia de sí mismo como un valor absoluto,
y ese aprendizaje el reconocimiento progresivo de su distinción como persona y así va
configurando la posibilidad de relacionarse con otros.
Además, la aceptación del principio de la realidad personal es algo natural. Cada individuo se
reconoce como irrepetible y único a partir de su familia que lo acoge de este modo, como
único.
Desde la práctica es posible que se desarrolle como persona humana singular en todas sus
potencialidades. Por otra parte, el desarrollo de la individualidad está basado en una dinámica
de relaciones gratuitas, afectivas y no afectivas, que introduce a la persona en un horizonte de
experiencias próximas y duraderas, en contraposición a las relaciones funcionales que se
establecen en la sociedad moderna.
Por ello, la familia constituye la base de la afectividad, cuya importancia es fundamental para
un desarrollo equilibrado de la persona humana. La del ejercicio de la parentalidad. La
interacción armoniosa de los padres entre sí y hacia los hijos garantiza un buen desarrollo de
éstos.
El desarrollo de la identidad personal en cuya formación la familia cumple un rol propio,
socialmente se inicia cuando el individuo comienza a ser conocido y distinguido por su nombre
por primera vez esto va permitiendo que sea posible la relación de la persona con los distintos
ámbitos de la sociedad, del mismo modo como regula el ritmo con el que se incorporan o
asumen las valoraciones que proporciona la sociedad.
Del mismo modo como la familia nombra y le otorga su primer identidad a la persona, es el
lugar donde se desarrollan los afectos, en el cual se le enseña a nombrar las cosas y aprende
a conocer el mundo. Es el lugar de las significaciones primarias y es, también, considerada
una comunidad primaria. Desde esta característica se reconoce a la familia la capacidad de
socializar valores y pautas de comportamiento en lo que se refiere a lo cognitivo, lo ético y lo
estético.
Desde la familia se aprende los valores: la bondad, maldad, su belleza, fealdad. Este
aprendizaje se da en el marco de un encuentro intergeneracional y de género. La familia no
es una unidad homogénea.
En ella conviven miembros de distintas edades y sexos, que tienen identidades propias y
juegan roles diferentes. La familia es un espacio de encuentro y de diálogo, aún cuando éstos
puedan ser conflictivos, que define la matriz básica que inicia el proceso de desarrollo de los
individuos y de transformación en seres sociales.
Por otra parte, en este aprendizaje la familia proporciona también criterios de selectividad y de
valor, con lo cual se van configurando pautas de relación, de comportamiento y se estructura
la conciencia ética.

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En el encuentro intergeneracional y de género se aprenden las pautas culturales, la manera
de sentir, de pensar, de expresar los afectos, de creer, de valorar, de comportarse, de ejercer
roles en los distintos ámbitos de la vida, de asumir responsabilidades y derechos.

Es relevante como ámbito primario, centro de la reproducción cotidiana y generacional de sus


miembros, núcleo de afecto, ideología y socialización, es decir, como entidad de nuevas
subjetividades a través de la transmisión emocionalmente significativa de representaciones
sociales, principios y valores acerca del mundo, la naturaleza y los otros, por tanto los jóvenes
siguen generalmente la suerte de su familia, su clase social y las estrategias de vida.

Este contexto implica el reconocimiento de un marco espacio-temporal, histórico, en el que la


esencia de la constitución familiar se recoge reinterpretada.

Sucede también que en el transcurso de la vida de la persona otras experiencias no parentales


adquieran el carácter de criterios de selectividad y valor y se incorporan o modifican algunos
criterios aprendidos originariamente en la familia; sin embargo, según la etapa del ciclo de vida
en el que la familia se encuentre , producirá una ínter actuación de los nuevos elementos
dentro de su seno, es decir, que la transmisión de pautas y normas de comportamiento, como
así de constitución familiar no se da de modo pasivo, sino por el contrario, de modo activo,
dinámico.

Varios autores como Giberti, Jelin, Grosman, Winerman señalan que las problemáticas
sociales afectan el ámbito familiar (La familia tiene crisis, la familia tiene cambios).

Definiendo a la problemática como un malestar identitario, es decir, formar parte de una familia
implicaba una serie de cuestiones constitutivas de la identidad la que ofrecía un punto de
equilibrio al individuo, al mismo tiempo que lo insertaba en un espacio de sostén social y
redistribución económica.

La reducción creciente de la familia a un espacio contractual y la desposesión discreta de esta


unión tranquilizante con los otros, que representaban el vínculo de la filiación y la manifestación
de la cadena de las generaciones, contribuyen también a agravar la poderosa sensación
moderna de inseguridad.
Si se incrementa el número de separaciones y divorcios, hogares monoparentales, madres
solteras, hogares ensamblados o reconstituidos, hogares formados por parejas homosexuales,
hogares en donde se adoptan uno o más hijos, postergación de la edad para casarse, para
independizarse, aumento de uniones consensuales, hogares formados por parejas sin hijos,
etc. son todas formas de vivir en familia y problemáticas que la afectan directamente y
producen cambios.

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Por ejemplo, en un caso de familia nuclear, como institución moderna, también pueden
observarse estos aspectos. Uno de los datos recientes en América Latina, se denomina
matrifocalismo.

Según Alicia Stolkiner, en Buenos Aires, casi el 45% de las familias en los sectores con
necesidades básicas insatisfechas, tiene por cabeza a una mujer; Podría afirmarse que se
tiende a una configuración familiar que tiene a una mujer como cabeza principal soporte
económico y en donde el varón ocupa un lugar periférico o circunstancial.

Todos estos aspectos implican nuevos desafíos para las prácticas y las instituciones, ya que
las mismas se construyeron sobre otras bases económicas y políticas.

La socióloga Elizabeth Jelin sostiene que la familia está perdiendo sus funciones como
institución y que está dejando de ser una institución total. Desde la perspectiva del individuo y
su curso de vida, más que hablar de la familia lo que permanece son una serie de vínculos
familiares: vínculos entre madres y padres e hijos/as; vínculos entre hermanos; otros vínculos
de parentesco más lejanos.

Existen algunas obligaciones y derechos en estos vínculos descriptivos, pero son


relativamente limitados. Lo demás entra en el campo de lo elegido, lo opcional.

Según la autora Elizabeth Bianchedi señala que la familia de estos últimos 25 años el factor
causal como culpabilidad por el cual el sujeto establece relación con alguna problemática,
ejemplo con las drogas son los factores condicionantes ya sean individuales, familiares y
sociales que pueden facilitar el consumo de drogas.
Dichos factores permiten hablar de grupos más vulnerables, es decir, que puede existir mayor
probabilidad frente a determinadas situaciones se pueda acceder a las drogas.
Los factores personales suponen incapacidad para superar las dificultades, la frustración o
insatisfacción, la poca confianza en uno mismo, el estado de tensión continuo, la pasividad y
dependencia, la dificultad para establecer relaciones, el no ver sentido a la vida, el
egocentrismo, la incapacidad para posponer las satisfacciones y mirar al futuro, etc.

A este conjunto de rasgos algunos autores lo denominan personalidad del toxicómano. En


cambio, los factores sociales de riesgo que representan los problemas en las relaciones
familiares, las dificultades laborales y económicas (desempleo, falta de expectativas, etc.), la
no integración en grupos reducidos de amistad, el aislamiento familiar, el rechazo a los valores
sociales (entre ellos a la salud como valor). Pero se debe sumar la transformación de la familia
como resultado de la posmodernidad y el incremento de los factores sociales producidos por
una aguda crisis social en la que predomina la inseguridad y violencia

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Cierto es que la familia juega un papel muy importante en el problema de la drogadicción que
se planteó como ejemplo. Fácil es deducirlo desde la óptica antes presentada, siendo
fundamental el ambiente previo donde se desarrolla el sujeto que luego será consumidor de
drogas, la inducción a la droga que a veces se realiza en el hogar, la ruptura o desintegración
del núcleo familiar.
La ausencia de padre y/o madre, relaciones no muy claras, padres que no establecen normas
en el hogar, gran permisividad, poco control o excesiva preocupación por el hijo y una
comunicación deficiente entre otros.
Como hoy se está en constantes transformaciones el autor Alfredo Carballeda, señala que sea
por la fragilidad estructural de la pareja, las diferencias de género que implica cambios en la
posición hombre-mujer; esposo-esposa.
A su vez, la existencia de nuevos papeles para los hijos, y estos en relación a los padres y los
cónyuges, las crisis económicas, con los distintos niveles de desocupación y hacinamiento.
La irrupción del matrifocalismo, la pérdida o disminución de reciprocidades e intercambios, la
caída de los sostenes clásicos de contención social, tanto estatales como comunitarios, la
crisis de los relatos explicativos, el deterioro económico social, las dificultades para re codificar
lo nuevo (que se presenta como incierto), el deterioro de los vínculos solidarios muestran tanto
dificultades, como la necesidad de reformulación de las vías de intervención.

3.- JEFATURA DE HOGAR FEMENINA

El concepto de jefe de hogar se utiliza en encuestas y censos a fin de identificar a una persona
del hogar que sirva como referencia para obtener información sobre las personas que lo
componen y así conocer los vínculos de parentesco que los unen.

Con esta información es posible desarrollar tipologías de hogares y caracterizarlos según su


composición.

Por lo tanto, la definición empleada para obtener información no coincide necesariamente con
la persona que toma decisiones en el hogar y sustenta económicamente.

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También la designación de jefe de hogar suele estar influenciada por patrones y costumbres
culturales que asignan al hombre el reconocimiento de proveedor y autoridad.

Por esta razón, suele subestimarse el número de mujeres jefas de hogar, y generalmente la
mujer solo se reconoce o se autodesigna como jefa cuando está ausente un hombre adulto
(Naciones Unidas, 1997).

En los países de América Latina, los hogares con jefatura femenina se distinguen
principalmente por la ausencia de cónyuge en el hogar; según el promedio urbano para el
2002, cerca de un 89% de las jefas vivía sin cónyuge, en contraposición con los jefes de hogar,
de los cuales un 87% convivía con su cónyuge o pareja.

La estructura familiar en Chile ha sufrido un fuerte cambio, en el sentido de una gran


ampliación del número de familias nucleares, las cuales eran todavía en 1970 solamente un
tercio de las familias chilenas y en 1982 se aproximaban ya a los dos tercios.

Este aumento notable de las familias nucleares frente a las extendidas tuvo lugar al tiempo
que creció ligeramente el número de familias que se registran viviendo en un mismo hogar, lo
que estaría reflejando un problema de insuficiencia de viviendas.

En Chile, uno de cada cinco hogares tiene como jefe a una mujer y esto va variando durante
los años, oscilando en torno al 21%. Este hecho se puede observar consistentemente tanto
mediante el Censo de 1982 como a través de las diferentes Encuestas Nacionales de Empleo
durante esa década. La proporción de hogares con jefatura femenina es mayor en las ciudades
que en las zonas rurales: 23% y 14% respectivamente.

El aumento en la jefatura de hogar femenina, sobre todo en los tramos más vulnerables, lo
señala la Ministra del Trabajo Evelyn Matthei

Considerando los resultados de la “Encuesta Casen 2011, los hogares con jefatura femenina
en Chile subieron de un 33% en 2009, a un 39% en 2011. Esta cifra muestra que en los últimos
20 años las jefas de hogar se han duplicado, pasando de 20% en la CASEN 1990 a 39% hoy.

De la encuesta de puede realizar el siguiente análisis que en los últimos 2 años el número de
hogares a cargo de una mujer aumentó en 390 mil, llegando a casi 2 millones de hogares.

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El crecimiento de este fenómeno es más marcado en el 10% más vulnerable de la población,
donde la jefatura femenina llega al 55% de los hogares en 2011.

Lo que se concluye de la Encuesta Casen es que se necesita un giro hacia la mujer en la


política social. Esto obedece a que hay cada vez más hogares con mujeres jefas de hogar,
que son más riesgosos porque dependen a lo más de un solo ingreso si es que esa mujer
trabaja”3.

En los restantes casos, factores culturales inclinan las declaraciones familiares a asociar
jefatura de hogar con identidad masculina. Por ello, se estima que la proporción de mujeres
jefas de hogar podría ser apreciablemente más alta. Además, en el interior de los hogares
aparecen núcleos familiares secundarios, formados por parejas jóvenes o mujeres con hijos,
que aumentarían así la proporción total de mujeres que dirigen familias.

Las características de estos hogares que tienen como jefe a una mujer son: una marcada
pobreza, el menor nivel de estudio, el predominio de mujeres en edades avanzadas y la gran
cantidad de familias incompletas que los constituyen.

Los niveles de estudio de las jefas de hogar son menores que los de la población femenina
en general y que los de los jefes de hogar varones. En la población femenina total mayor de
15 años, sólo el 7,4% no tenía estudios, en tanto estaban en esa situación el 12,3% de las
jefas de hogar. De igual forma, el 54,3% de la población femenina general tenía más de seis
años de estudio, mientras sólo había superado ese nivel el 39,9% de las mujeres jefas de
hogar.

En 2011 según la encuesta CASEN para la ciudad de Santiago muestran cómo la jefatura de
hogar de la mujer también se concentra en los hogares de más bajos ingresos: de los que
tienen jefatura femenina, el 53,6% está por debajo de esa línea de pobreza (bajo el segundo
quintil de ingresos), mientras en los hogares con jefes hombres sólo el 36% está en esas
condiciones.

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Las jefas de hogar son mayoritariamente mujeres mayores: un tercio de ellas tiene menos de
45 años, otro tercio tiene entre 46 y 60 años, y el tercio restante tiene más de esa edad.

Por el contrario, los jefes de hogar hombres son fundamentalmente jóvenes: el 51% tiene entre
25 y 45 años y sólo un 16% tiene más de 60 años. Esa tendencia etaria se correlaciona con la
pobreza, pero de forma diferente según sexo: en los hogares encabezados por hombres
sucede que los de menores ingresos presentan una composición más joven, mientras en los
hogares con jefatura femenina se produce un correlato mayor entre pobreza y edad avanzada,
especialmente en el primer quintil de ingresos, donde el 45% de ellos está formado por mujeres
de 60 y más años.

Los hogares con jefatura femenina se componen principalmente de familias incompletas,


aunque ello no redunda en un peso fundamental de las unipersonales (éstas sólo representan
un 15% del total). Las familias completas con jefa mujer están marcadas por una proporción
notable de uniones consensuales (un tercio de ellas), mientras en las que tienen jefes
hombres, estas uniones sólo significan un 5,6%. Sin embargo, las familias incompletas con
jefa mujer, además de mostrar -en congruencia con la mayor edad- una proporción notable de
viudas (41%), también reflejan una proporción apreciable de mujeres solteras (24%), frente a
las que se declaran separadas (17,7%) o casadas (16,5%)4

4 Flacso, Familia y Jefatura de Hogar

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Desde lo anterior, surgen algunas interrogantes. ¿Por qué aumenta la jefatura femenina del
hogar?
La explicación tiene varias dimensiones que deben relacionarse: económicas, sociales,
demográficas y especialmente culturales.

Entre los aspectos sociales se debe considerar el aumento de la educación femenina, entre
los económicos el incremento de la participación femenina en el mercado laboral y por ende
en los ingresos, lo que proporciona las bases materiales para sustentar un hogar de manera
independiente.

Entre las explicaciones demográficas se debe examinar


qué grupos de edades son los que podrían explicar parte
del aumento de los hogares con jefas mujeres. Entre los
aspectos culturales - que el “censo no mide”5 se
encuentran los cambios valóricos de la sociedad en su
conjunto, estos cambios se relacionan con procesos de
modernidad y de individuación, en el sentido que las
personas se guían menos por las tradiciones y más por la
búsqueda de autonomía y de realización personal. El peso de los valores familiares frente a
los individuales disminuye.

Otra interrogante es ¿Qué consecuencias tienen estos cambios para el diseño de políticas?
La transición a nuevas formas de familia y el aumento del desempeño de las mujeres en el
mercado laboral requieren de una redefinición fundamental de las relaciones de género en la
sociedad chilena. Estos elementos son centrales para el diseño de políticas y programas
dirigidos hacia la democratización de las familias, las que requieren modificar el actual balance
entre derechos y obligaciones de hombres y mujeres en el ámbito familiar. Se necesita una
atención específica hacia el cuidado de niños (que cada vez serán menos por familia) y adultos
mayores (cada vez más numerosos), que en la mayoría de los casos son atendidos por
mujeres en sus casas y como parte del trabajo doméstico de las mujeres chilenas.

Específicamente, se requiere determinar qué tipo de hogares de jefatura femenina están


aumentando: si los compuestos por jefas mayores o jóvenes con hijos pequeños, para adecuar
las políticas públicas que deberán ponerse en marcha.

5 aun cuando el censo mide el aumento de los aparatos de TV en los hogares que indicaría una extensión de la exposición a los mensajes mediáticos
y por tanto a los cambios culturales

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La jefatura de hogar femenina es una problemática que se puede visualizar como positiva o
negativa para una familia y por ello el Estado de Chile ha creado políticas donde se han
implementado programas como el de Mujeres Jefas de Hogar (PMJH), es una iniciativa de
política pública que encuentra su antecedente inmediato en la creación, en el año 1991 del
Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), cuyo propósito ha sido colaborar con el ejecutivo
en el estudio, proposición y desarrollo de acciones destinadas a favorecer la igualdad de
derechos y oportunidades entre hombres y mujeres.

El Programa fue implementado como una experiencia piloto en el año 1992 y a partir de 1994
se expandió paulatinamente a lo largo del país, alcanzando una cobertura cercana a las 60
000 personas hasta el año 2001 cuando finalizó sus actividades se verá, desde el año 2007
se ejecuta el Programa Mejorando la Empleabilidad y Condiciones Laborales de las Mujeres
Jefas de Hogar, que recoge buena parte del modelo metodológico y estructura de
funcionamiento del Programa inicial).

En su formulación inicial, el Programa tenía por objetivo hacer frente a dos problemas
prioritarios de la política social; incidir en la disminución de la extrema pobreza y favorecer un
escenario que limitara las discriminaciones de género. Para tal efecto, la propuesta incluía
acciones innovadoras en comparación con la política social precedente: “la propuesta del
programa es innovadora desde dos ángulos: primero, está doblemente focalizado, pues
incorpora dos dimensiones tradicionalmente no consideradas en los programas de formación
profesional, la pobreza y la condición de mujeres. Segundo, es un programa que se basa en
la articulación de medidas sectoriales que implementan diversos ministerios, con programas
locales que realizan los municipios.

En este sentido, el programa no solo promueve un acceso más igualitario de las mujeres
pobres (doblemente excluidas) a la capacitación e inserción en el mercado del trabajo, sino
también promueve el dialogo social entre actores diferentes”6.

4- PATERNIDAD AUSENTE

Los papás juegan un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo del niño, pero en una
sociedad donde más familias están siendo separadas por el divorcio, más y

6 Márquez, F. “Innovación institucional en la formación laboral con perspectiva de género: El Programa de Habilitación Laboral para Mujeres de Escasos Recursos, Chile”
en Posthuma, A. (2002) Dialogo Social, Formación Profesional e Institucionalidad”; CINTERFOR; Herramientas para la Transformación nº 17; Montevideo.

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más niños están creciendo sin sus padres. Los efectos que la ausencia del padre tiene sobre
sus hijos puede deteriorar la autoestima y la perspectiva de la vida de un niño.
“La paternidad ausente es un serio problema global”7. Estudios científicos realizados en los
Estados Unidos han comprobado que es el principal problema social de la nación y la causa
de muchos problemas sociales, empezando por la alta incidencia criminal.

Desvinculaciones especiales de paternidad:


Por desvinculaciones especiales “se entiende aquellas que, produciéndose en el entorno de
la separación de una pareja con hijos, se generan en el seno de un conjunto de circunstancias
sociales de precariedad, tanto de carácter económico, laboral y de vivienda, como de carácter
psico-personal, afectiva y cultural, más o menos próximas a situaciones sociopsicopáticas”8.

Estas desvinculaciones corresponden a las llamadas familias desacopladas o


desestructuradas, multiproblemáticas o disueltas, donde el abandono aparece como un
movimiento previsible, unido a veces con la permanencia alternante e intermitente.

Dentro de estas desvinculaciones especiales se puede señalar y considerar las siguientes


tipologías:

a) Desvinculación vacía. Este tipo de desvinculación se da desde el estado de gestación del


hijo o al poco tiempo de nacer, no dando lugar a establecer un mínimo de relaciones
vinculantes entre padre e hijo.

Es una desvinculación vacía de relaciones e intercambios afectivos. En el caso de la mujer se


da cuando ésta abandona a su hijo en un portal u otros lugares apropiados para el hallazgo
del bebé o lo entrega en adopción.

b) Desvinculación con ausencia desconocida. Esta es producida por progenitores, por lo


general varones, que al desarrollar sus fuentes de ingreso en circuitos delictivos y de
corrupción, relacionados con la droga, las mafias y el dinero negro, se ven en la necesidad de
huir y de ocultar la huida, lo que trae consigo una desvinculación por ausencia desconocida.
c) Desvinculación intermitente o ambigua. Este tipo de desvinculación es ocasionado por
progenitores que tienen comportamientos de grave inestabilidad

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7 Extraído el 04 de julio del 2013 de la página de internet buenos padres http://familia.aollatino.com/2012/02/05/padre-ausente/ 8 Extraído el 04 de
julio del 2013 de la página de internet http://pepsic.bvsalud.org

emocional y laboral, produciendo un círculo vicioso compuesto de tiempos de permanencia y


tiempos de desvinculación. Estos no acaban de establecer una distinción clara entre el adentro
y el afuera.

Estos diversos tipos de desvinculación tienen en común un conjunto de circunstancias socio-


psicopáticas que los genera o mantiene convirtiendo dichas relaciones vinculantes en débiles,
inmaduras, ambiguas e inestables. Lógicamente, cada uno de estos modelos de
desvinculación requiere un tratamiento singular, específico, e interdisciplinar según las
características y las circunstancias que le acompañan. Ha de estar dirigido tanto al progenitor
custodio como al hijo/a.

Países como Canadá, Gran Bretaña, Colombia, Chile, España y otros han tenido a
sus agencias de gobierno y a profesionales de la conducta dedicados a este tema durante
años. La ausencia paterna como a modo de ejemplo cuesta a los Estados Unidos miles de
millones de dólares, directa e indirectamente, en ayudas para las madres solteras y sus hijos,
y en los sistemas judicial, administrativo y educativo debido a las consecuencias de la falta de
padre. Según las estadísticas en Estados Unidos, uno de cada tres niños hispanos se cría sin
su padre biológico.

Se ha asociado el término figura paterna como suficiente remplazo del padre biológico.
Las madres / mujeres que se ven obligadas a criar solas hacen una labor impecable, y las
llaman madre y padre de sus hijos. En decenas de miles de hogares, las mujeres han hecho
unos esfuerzos dignos de admiración por superar la falta de quien debió ayudarlas.
Resolvieron las vidas de sus hijos y resolvieron sus vidas.

La realidad es que el padre biológico es insustituible en el desarrollo de un niño y tener


ese vacío trae consecuencias destructoras, unas de alcance social y otras a nivel individual y
familiar.
Se ha encontrado que los hijos criados sin su padre biológico componen las siguientes
estadísticas, recopiladas por la National Fatherhood Initiative después de extensas
investigaciones:

• 85% de los desórdenes de conducta


• 90% de los que escapan del hogar
•75% de los pacientes en centro de abuso de sustancias
• 80% de los violadores sexuales
• 70% de los confinados en instituciones juveniles

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• 85% de los confinados en las cárceles
• 92% de las mujeres que se divorcian
• 71% de los desertores escolares
• 63% de los suicidas
• 64% de las jóvenes que están más propensas a embarazarse sin casarse
• 53% de las jóvenes que se casan o conviven durante la adolescencia

Su tendencia a situaciones negativas es la siguiente:


• 5 veces más propensos a ser pobres en su adultez
• 20 veces más propensos a los desórdenes de conducta
• 14 veces más propensos a violar
• 10 veces más propensos a ser drogadictos
• 20 veces más propensos a la depresión
• 5 veces más propensos a cometer suicidio
• 32 veces más propensos a escapar del hogar
Cuando el efecto no es tan dramático como los descritos, la ausencia del padre
biológico tiene consecuencias de diferentes expresiones en el desarrollo y la vida de las
personas.
• En el hijo sin padre hay una eterna nostalgia por una relación con ese padre que no tuvo. Es
como una agenda inconclusa que persigue de diferentes maneras, según haya sido la
ausencia paterna. En muchos casos, esto le impide inconscientemente la capacidad de
establecer relaciones saludables.
• Si no existe una figura paterna responsable, el varón (Hijo) no tiene a quien copiar en sus
roles y la hija no tiene modelo para escoger pareja correcta. Ambos van a tender a perpetuar
el síndrome de padre ausente y se crea un círculo vicioso generacional.

La ausencia paterna en el hogar tiene un efecto


interminable en las familias y en la sociedad.
Su prevención y solución en el presente y para el
futuro requiere cambios en los patrones de crianza, la
selección de parejas, los estilos de vida y otros factores
que han propiciado y permitido el problema.
En Chile específicamente la ausencia paterna es una problemática, no porque sea una
circunstancia social por sí misma, sino que algunos estudios han revelado que, dejando fuera
las variables educativas, económicas y culturales, la ausencia paterna es

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causa de criminalidad, desórdenes de conducta, suicidios, pobreza, abuso de sustancias
controladas entre otros. Entidades sin fines de lucro han realizado esfuerzos para detener
el problema, por ejemplo: se dirigen a educar, primero al padre y luego al resto de la familia, a
desarrollar destrezas y mecanismos para ser un padre participante y efectivo en las distintas
actividades que tienen sus hijos, ya sea en el colegio, barrio etc.

Considerando que todo problema social, hay que atacarlo en la base de la sociedad: 1.- La
familia y luego 2.- El individuo.

Sin embargo, existe un gran porcentaje de población de padres fuera de esas


estadísticas, que produce el mismo resultado negativo, viviendo en el hogar o estando cerca
de sus hijos.
Esa es la ausencia de padres presentes, porque no asumen su responsabilidad
completa o no intervienen activamente en una crianza que necesita de dos personas para
facilitarla, en caso del cuidado de los hijos.
Por lo tanto, como se mencionó anteriormente la mujer, debe en muchas ocasiones
considerando el abandono de su pareja, ha llegado a creer que no necesita a nadie, para
satisfacer las necesidades de su hijo.

5.- MATERNIDAD ADOLESCENTE

“La Organización Mundial de la Salud, divide la infancia desde


el nacimiento hasta los 10 años, preadolescencia de 10 a 14
años y adolescencia de los 14 a los 19 años”9.
El embarazo adolescente es” la gestación en mujeres, cuyo
rango de edad se considera adolescente, independiente de su
edad ginecológica”10.
Ruoti plantea que el embarazo a cualquier edad constituye un hecho biopsicosocial muy
importante, pero la adolescencia conlleva a una

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9 OMS/OPS Plan de acción de salud y desarrollo en la adolescente de las Américas. 1998-2000 10 Ruoti A: Patología obstétrica en la adolescente
embarazada. Rev SOGIA 1994; 1:70-2.

serie de situaciones que pueden atentar tanto contra la salud de la madre como la del hijo, y
constituirse en un problema de salud, que no debe ser considerado solamente en términos del
presente, sino del futuro, por las complicaciones que acarrea”11.

Dicha situación produce un serio problema biomédico ya que presenta altas tasas de
morbilidad y mortalidad materna, perinatal y neonatal, agregándose el impacto que produce a
nivel sociocultural y psicológico con un elevado costo a nivel personal, educacional, familiar y
social.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas, en Chile al año 2012, la población adolescente


(10-19 años) asciende a 2.716.838, lo que corresponde al 15,6% de la población total; de
estos, el 52% corresponde a adolescentes de 15 a 19 años y el 48% a adolescentes de 10 a
14 años. Con respecto a la distribución por sexo, el 51% corresponde a hombres adolescentes
y el 49% restante a mujeres.
La sexualidad en adolescentes es dinámica y ha experimentado cambios importantes en las
últimas décadas.
En la 6ª Encuesta Nacional de la Juventud, el 48% de adolescentes de 15 a 19 años declara
haber iniciado su vida sexual, con una edad de inicio promedio de 16,4 años en hombres y
17,1 años en las mujeres, presentándose un adelanto de las edades de iniciación respecto de
años anteriores, especialmente entre las mujeres, las que en 1997 mostraban una edad
promedio de inicio de relaciones sexuales de 18 años (INJUV, 2010).

En la misma Encuesta, se observaron diferencias sutiles por nivel socioeconómico en esta


variable, de tal manera que, los segmentos socioeconómicos más acomodados inician su
actividad sexual algo más tarde.

Existen múltiples estudios que refieren que los factores de riesgo del inicio precoz de la
actividad sexual son multifactoriales, y están dados por la biología propiamente tal, factores
del desarrollo puberal, factores familiares, influencia de los pares y de los medios de
comunicación. Es así como se sabe que ”en las mujeres, hay una clara asociación entre
maduración precoz y edad precoz de menarquía y en los hombres se postula un umbral de
nivel de testosterona sobre el cual aparece un incremento de la líbido y el interés sexual”12
Este inicio precoz de la actividad sexual se relaciona con el embarazo adolescente,
considerado una problemática social, que tiene como consecuencia, falta

11 Ruoti M, Ruoti A. Sexualidad y embarazo en adolescentes. Instituto de Investigaciones de Ciencias de Salud. Paraguay: Universidad de
Asunción, 1992 12 Zubarew, T. Sexualidad en el Adolescente. Diploma Desarrollo y Salud Integral del Adolescente. 2010

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de oportunidades y aplanamiento de las perspectivas futuras de vida de la adolescente
embarazada, su hijo (a) y su familia.

El embarazo adolescente, “se ha vinculado a múltiples determinantes sociales, entre las que
se encuentran, bajo nivel socioeconómico, bajo nivel de escolaridad, ausencia de proyecto de
vida, así como también se le ha relacionado con inequidades en el acceso a servicios de salud
sexual y reproductiva”13

En Chile, “desde la definición de la Política de Regulación de la Fecundidad en el año 1967, la


actividad de Regulación de la Fecundidad está incorporada oficialmente dentro del Programa
de Salud de la Mujer del Ministerio de Salud, donde se ha desarrollado e implementado, en
forma ininterrumpida a partir de entonces”14.

Sin embargo, no hay una normativa específica de regulación de fertilidad dirigida a


adolescentes, por lo que se ha propuesto que el Programa de Salud Integral de adolescentes
y jóvenes en colaboración con el Programa de Salud de la Mujer.

Según información obtenida del DEIS, a diciembre del 2012, la población bajo control, según
método de regulación de la fecundidad, correspondió a 1.339.444 personas entre 0 y 54 años.
De estas, un 1% corresponden a adolescentes menores de 15 años (12.767), y un 12,9% a
adolescentes de 15 a 19 años (172.850).

Comparado con años anteriores, se puede señalar que desde el año 2008 en adelante, se
presenta un leve aumento, pero sostenido, de población menor de 15 años y de 15 a 19 años
bajo control de regulación de fecundidad. Si se compara con el año 2005, este aumento es de
un 400% en el grupo menor de 15 años y de un 35,7% en el grupo de 15 a 19 años.

En la siguiente tabla se presenta la información de la población bajo control en números de


personas, donde se observa más claramente el aumento de población menor de 15 años bajo
control, que varía de 2.831 adolescentes en el 2005 a 12.767 en el 2012.

La información ausente en el grupo de 45 a 54 años entre los años 2005 y 2009, se debe a un
cambio en el registro de los grupos etarios, que hasta esa fecha registraba de 35 y más; en el
año 2010 el registro cambió desagregando en los actuales 5 grupos etarios.

13 Dides, C., Benavente, M., y Morán, J. Diagnóstico de la situación del embarazo en la adolescencia en Chile, 2008 14 Normas Nacionales sobre
Regulación de la Fertilidad, MINSAL 2007.

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SITUACIÓN EPIDEMIOLÓGICA ACTUAL DEL EMBARAZO ADOLESCENTE

Desde el punto de vista epidemiológico, el embarazo adolescente suele ser desagregado en


2 grupos etarios, de mujeres de 15 a 19 años y mujeres menores de 15 años.

“En el año 2012”15, el número total de nacidos vivos fue de 242.142; de estos, el 14,42%
(34.906) correspondió a nacidos vivos de madres adolescentes. Al desagregar por grupo
etario, observamos que el 14,05% (34.033) corresponden a madres adolescentes de 15-19
años y el 0,36% restante (873) a adolescentes de 10-14 años.

En términos de magnitud, para realizar un diagnóstico adecuado de la situación del embarazo


en la adolescencia, este tiene que ser abordado desde diversas miradas.

15 Información preliminar Deis-Minsal, 2013

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Embarazo Adolescente a nivel país

Los datos siguientes implican observar las cifras absolutas de este fenómeno, lo cual permitirá
saber si el embarazo en la adolescencia se encuentra en aumento o en disminución dentro del
país.

Como se observa en la siguiente tabla desde el año 2005 hasta el 2008, las cifras totales de
embarazos en adolescentes a nivel país tuvieron un incremento anual de cerca de mil
embarazos por año, siendo estos embarazos en su mayoría, de adolescentes de más de 15
años. Al analizar el trienio 2007-2009, en las adolescentes menores de 15 años se produjo un
aumento en los dos últimos años de 7,3% y 5.2% respectivamente.

Desde el año 2010, esta situación se revierte, observándose una disminución de un 10,4%
respecto del año anterior, tendencia que continua en descenso observándose para el trienio
2009-2012 una disminución del 19% (Análisis propio a partir de datos preliminares DEIS, 2013)

Características del Embarazo Adolescente

Edad de la pareja en embarazada adolescente

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El Gráfico presenta información del año 2010 y muestra la edad de la pareja en embarazadas
adolescentes de 10 a 14 años; se observa que la mayoría de ellos (47%,
n=454) corresponden a adolescentes entre 15 a 19 años), y un porcentaje menor (1,7%, n=
16) a adolescentes menores de 14 años. Un 13,9 % de las parejas de las adolescentes
menores de 14 años embarazadas tienen edades entre 20- 24 años y un 2, 8% de ellos tienen
más de 25 años.

Una cifra considerable (34,5%, n= 332) no registra dato de edad del padre.

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En el caso de las adolescentes de 15 a 19 años embarazadas, se observa que
aproximadamente en el 31,6% (n=12.054) de ellas, su pareja es un adolescente de 15 a 19
años. En un porcentaje no menor, 35% (n=13.312), su pareja es un hombre de 20 a 24 años,
rango etario considerado como gente joven según la OMS. En estas adolescentes, a diferencia
del grupo de 10 a 14 años, no se presentaron omisiones respecto a la edad de sus parejas.

Situación Educacional de adolescentes embarazadas

El siguiente gráfico muestra el nivel de escolaridad de las adolescentes embarazadas menores


de 15 años al momento del nacimiento de su recién nacido.

El mayor porcentaje (75,9%) se encontraba cursando enseñanza básica al momento de su


parto.

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A continuación, se señalan algunos artículos publicados sobre la maternidad adolescente.
“Los seis datos que debes conocer sobre el embarazo adolescente en Chile”16
Distintas sociedades especializadas dan cuenta la realidad sobre la prevención y los efectos
en miles de jóvenes chilenas que tienen hijos cada año. Coinciden, eso sí, en que la solución
está en la prevención y la educación.
El embarazo adolescente es una realidad que enfrenta el país cada año, y que pese a la
educación e información que se distribuye, sigue en aumento. Al respecto, distintas
sociedades científicas con especialistas en el tema entregan seis datos fundamentales sobre
el embarazo adolescente en Chile.
Según explican la Dra. Verónica Gaete, Presidenta de la Rama de la Adolescencia de la
Sociedad Chilena de Pediatría, Sochipe; la Dra. Carolina Conejero, Presidenta de la Sociedad
Chilena de Obstetricia y Ginecología Infantil y de la Adolescencia, Sogia; la Dra. Paz Robledo,
Presidenta del Comité de Adolescencia de la Asociación Latinoamericana de Pediatría, Alape;
y la Dra. Pamela Oyarzún, Presidenta de la Asociación Latinoamericana de Obstetricia y
Ginecología de la Infancia y Adolescencia, Alogia, la realidad es la siguiente:
1. Cerca de 40 mil hijos de madres adolescentes
nacen cada año en Chile. Mil de estas mujeres
quedan embarazadas antes de los 15 años.
2. Las personas más afectadas por el embarazo
adolescente son parte de un estrato socioeconómico
bajo.
3. El embarazo adolescente tiene repercusiones en
la salud física, psicológica y social, y en el desarrollo,
tanto de los niños que nacen como de sus padres.
4. Las estrategias más eficaces para combatir el embarazo adolescente son las preventivas.
Con esto, se refiere a la implementación de programas de educación sexual, y al acceso a
servicios de consejería y anticoncepción a través de servicios amigables para adolescentes.

16 Material extraído el día 04 de julio del 2013 de la pagina de internet http://www.biut.cl/parejas-ysexualidad/2013/03/los-seis-datos-que-debes-


conocer-sobre-el-embarazo-adolescente-en-chile/

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5. En cambio, las estrategias de apoyo a la maternidad y paternidad adolescente, y las de
prevención de un nuevo embarazo, son sólo formas de reducción del daño.
6. En Chile no ha sido implementada, en forma adecuada, una ley que garantice la educación
sexual y el acceso a servicios de consejería y anticoncepción para los adolescentes. De esta
forma, tanto los jóvenes como sus familiares quedan desprotegidos.
Por otro lado, el diario La Tercera publicó que, según el Ministerio de Salud, un 15,5% de los
embarazos en el país corresponden a adolescentes.
Artículo Publicado el Colegio de Matronas y Matrones de Chile sobre el tema de maternidad
adolescente.

“En general, existe un profundo desconocimiento de la fisiología del aparato reproductor y


varios mitos en la población adolescente, como por ejemplo pensar ‘la primera vez no me
puedo embarazar’17, ‘en estos días no me embarazaré’ o ‘a esta edad hay menos riesgo de
embarazo’ y algunos vinculados a la omnipotencia juvenil, como ‘esto le pasa a los otros, no a
mí’”, señala la doctora Claudia Zajer, especialista en Ginecología Pediátrica y Adolescente de
Red Salud UC.

Éstas son algunas de las razones que explican por qué cada año, unas 36 mil jóvenes
chilenas mayores de 19 años se embarazan. “La mayor cantidad de estos embarazos ocurre
entre los 15 y 19 años, aunque este segmento ha tenido una disminución, no así el grupo de
14 años y menos, donde incluso ha aumentado”, comenta la doctora Zajer.

Asimismo, indica que muchas de ellas no conocen bien los nombres de su anatomía, cómo
funciona y con qué actividades pueden embarazarse. Esta es una realidad que se da en todo
nivel social, pero lamentablemente es más común en los sectores bajos. “En Chile, un 65% de
los embarazos se producen en los estratos más bajos (D y E) y 2% en el más alto. Las
adolescentes de más recursos, además de una educación sexual "más completa" (entre
comillas, porque tampoco es buena), tienen un mayor acceso a métodos anticonceptivos”.

Soledad, ocultamiento y vergüenza

Existe un subgrupo de jóvenes que se expone voluntariamente al embarazo, para tener ‘a


alguien que las quiera incondicionalmente’, lo que denota la soledad en que viven.

17 Material extraído el 04 de julio del 2013 www.colegiodematronasdechile.cl

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Otro factor que incide en este sentido es el que las jóvenes ocultan a sus padres que tienen
relaciones sexuales y, en otros casos, son los propios progenitores los que no quieren que sus
hijos usen métodos anticonceptivos porque creen que eso los incitará a iniciar su vida sexual.

Todo ello las expone a un embarazo no planificado. “Lamentablemente, de cada 100


adolescentes que consultan por anticoncepción, sólo 3 no han iniciado su vida sexual. Un 62%
tiene su primera relación sin un método anticonceptivo”, advierte esta especialista.

Otra razón que argumentan las propias adolescentes es que muchas veces sienten
vergüenza a pedirle a su pareja que use algún método, como el preservativo. En ese contexto,
la especialista llama a tener en cuenta que, en nuestro país, la responsabilidad de prevenir un
embarazo aún recae principalmente en la mujer, cuando en realidad es un asunto que debe
preocupar a ambos sexos por igual.

Repitiendo el patrón

Diversos estudios muestran que las hijas de madres adolescentes repiten el patrón, siendo
madres antes de los 19 años (alrededor del 60%). Otros estudios muestran que los hijos de
estas madres son más vulnerables a sufrir maltrato infantil, drogadicción y alcoholismo.

Por su parte, los adolescentes que son padres tienen tasas de deserción escolar
significativamente mayores que aquellos que no lo son, lo que a largo plazo repercutirá sobre
sus ingresos y calidad de vida, perpetuando el circulo de la pobreza, recalca la doctora Zajer.

Hay que recordar también que las adolescentes tienen más complicaciones obstétricas (bajo
peso al nacer, parto prematuro y mayor frecuencia de parto operatorio), con mayores tasas de
mortalidad neonatal que las mujeres de entre 20 y 34 años.

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