Unidad 4 Teatro

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Trabajo práctico de diagnóstico del primer cuatrimestre: “Comprensión de

textos”

1) Lea el cuento: “Malas Palabras”, de Luís María Pescetti.


2) En grupo de hasta 5 personas, analice:

a) ¿A qué se debe el título del cuento?


b) ¿Cuál es la argumentación que plantea el autor?
c) Extraiga del texto, al menos, 3 mecanismos de coherencia y cohesión.
d) Extraiga del texto, al menos, 3 conectores que se usen en el cuento de
forma reiterada.
e) Haga un breve informe sobre lo que refiere el texto.
f) Diga si está de acuerdo o no sobre lo que dice el autor sobre las malas
palabras y justifique su respuesta.

Entrega: Jueves 9 de agosto.

UNIDAD 4: EL TEATRO

CONCEPTUALIZACIÓN

La palabra teatro se remonta al griego y luego pasó al latín, bajo la


denominación de “theātrum”. En ambos idiomas, el vocablo proviene del verbo
mirar, ver, contemplar.
Para ambas lenguas, la palabra significaba lo mismo: “lugar de espectáculo,
teatro, conjunto de espectadores, público. Es decir que el término designaba al
ámbito y a los espectadores, no al hecho teatral en sí. Recién en el Nuevo
Testamento de la Biblia aparece utilizado con la acepción de espectáculo.
Según el diccionario de la Real Academia Española, el teatro es un conjunto
de todas las producciones dramáticas de un pueblo, de una época o de un autor,
también el diccionario define al teatro como:

a) Edificio o sitio destinado a la representación de obras dramáticas o a otros


espectáculos públicos propios de la escena.

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b) Arte de componer obras dramáticas, o de representarlas.
c) Escenario
d) Práctica de arte teatral
e) Conjunto de dramas de un país o de un autor.

Sin embargo, estos significados, basados en la etimología (en griego mirador)


permanecen en un plano denotativo, es decir en un plano de indicar sólo que es.
El texto teatral, escrito para su representación, implica un autor que ha
pensado en los personajes, que actúan en un escenario, y en un público, con el deseo
de producir ciertos efectos.
Hay que recordar, que del teatro no suele quedar huellas visibles; salvo en la
memoria de los espectadores. El teatro es fugaz y a su vez es el resultado de
preparativos concretos como es la realización del texto teatral, su representación y
su puesta en escena.
Por ello, el teatro, en su esencia, es algo más que un edificio, un escenario,
una actividad o una serie de obras similares en su distribución externa. Para que
exista se necesitan una obra dramática, personas que la representen y espectadores
que la sientan como una realidad a pesar de su carácter de ficción.
Estos elementos no significan suma. Todo lo contrario. TEATRO ES UNA
SÍNTESIS SUSTANCIAL DEL TEXTO, ACTORES Y PÚBLICO Y SOLO LA FUSIÓN DE
TEXTO, ACTORES, PÚBLICO EN UN TODO PRODUCE EL HECHO TEATRAL.
Por otra parte, las obras de teatro como género en si, pertenecen al género
dramático y la palabra drama proviene del griego y significa acción y representación.
Por texto dramático se entiende a escritos cuya finalidad es convertirse en
espectáculo y ser representado ante un público. En estos textos se recogen los
diálogos que deben ejecutar los actores y las acotaciones que sirven para organizar la
puesta en escena1. Hay que aclarar que cuando se habla de los distintos textos del
género dramático, se tiene que incluir además del teatro a:

La opera: que es un texto teatral musicalizado.


El mimo: que es una representación de un conflicto con total ausencia de
la palabra. En la mímica sólo se expresa el conflicto con los gestos y los
movimientos de los cuerpos de los actores.
El ballet en donde el tema central se desarrolla por medio de la danza.

1
En Castagnino, Raúl Héctor:Teorías sobre el arte dramático. Buenos Aires: CEDAL, 1969.

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El cine que es una representación recogida por la cámara.
El teleteatro que reúne imagen, diálogo y música y se distribuye por varias
entregas.
Y el radioteatro que es la representación pura de una obra teatral pero
trabajada sólo con la voz, los efectos sonoros y el sonido.

El teatro sólo visto como género

El teatro es un género literario, ya sea en prosa o en verso, normalmente


dialogado, concebido para ser representado; las artes escénicas cubren todo lo
relativo a la escritura de la obra teatral, la interpretación, la producción, los
vestuarios y escenarios.
Si se considerara al teatro como una rama de la literatura o sólo como una
forma más de narrativa, se estaría olvidando gran parte de su historia. En algunos
periodos o culturas se ha dado más importancia a la literatura dramática —obras de
teatro— pero en otros hay una mayor preocupación por los aspectos de la producción
escénica. En algunas culturas se valora el teatro como medio para contar historias;
en otras como manifestación religiosa, espectáculo o entretenimiento.
El teatro se ha utilizado como complemento de celebraciones religiosas, como
medio para divulgar ideas políticas o para difundir propaganda a grandes masas,
como entretenimiento y también como arte. A través de la historia ha desarrollado
su actividad en tres niveles al mismo tiempo: como entretenimiento popular, como
importante actividad pública y como arte para la elite. En el primer caso, ha habido
siempre individuos o pequeños grupos que trabajan por su cuenta, y ejecutan
diversos tipos de representación, desde números de circo hasta farsas para grandes
masas. El teatro como actividad pública consiste en el drama literario representado
en teatros públicos; se trata por lo general de una actividad comercial o
subvencionada por el Estado para el público en general. El teatro como arte para una
elite lo define su propio público, un grupo limitado con gustos especiales.
Una representación consta de dos elementos esenciales: actores y público. La
representación puede ser mímica, es decir sin utilizar la palabra como elemento o
puede ser utilizando el lenguaje verbal. Además, se puede realzar una
representación por medio del vestuario, el maquillaje, los decorados, los accesorios,
la iluminación, la música y los efectos especiales. Estos elementos se usan para
ayudar a crear una ilusión de lugares, tiempos, personajes diferentes, o para

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enfatizar una cualidad especial de la representación y diferenciarla de la experiencia
cotidiana.

LA ESTRUCTURA DRAMÁTICA

Es el conjunto de elementos que forman la obra de teatro, que serían las


partes de ese todo llamado obra teatral.

Elementos de una obra teatral

Para que una obra teatral sea considerada como tal, es imprescindible tener
en cuenta los siguientes elementos que debe poseer:

a) un conflicto inicial que puede ser debido a:


1. el entorno (se provoca cuando hay un aquí y un ahora)
2. sujeto con sujeto (cuando hay una rivalidad por un asunto determinado con
otra persona)
3. consigo mismo (cuando el conflicto surge dentro del mismo personaje)
b) personajes que representarán ese conflicto.
c) circunstancias dadas que son todos los datos que rodean a cada personaje
y son extraídos del texto teatral y que remiten o pueden remitir a la
relación con el entorno, al otro y al personaje consigo mismo.
d) entorno: que son todos los elementos lumínicos y escenográficos que
conforman la representación de la obra en un espacio determinado.
e) acción que es todo comportamiento voluntario y conciente tendiente a fin
determinado que busca modificar un aquí y un ahora.
f) y ante todo el texto teatral que indican la situación que ocurre.

Las partes del texto teatral

Así como las narraciones extensas como las novelas, se dividen en capítulos,
los textos teatrales se dividen en unidades llamadas actos, escenas y cuadros.
Los actos son cada una de las partes principales en que se pueden dividir las
obras teatrales y en ellos se va desarrollando los factores que hacen que el conflicto
surja, crezca y concluya.

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Para que el espectador se dé cuenta de cuándo comienza y cuándo termina
un acto, se sube y baja el telón del escenario. O, también se utiliza el apagar las
luces del escenario por un breve lapso que indica la finalización del acto.
Los actos, a su vez, se dividen en escenas y cuadros.
El comienzo y el final de cada escena se distinguen por la entrada y salida de
personajes, movimientos que se especifican en el texto mediante acotaciones.
La escena es un fragmento de la pieza teatral determinado por la salida o entrada de
los personajes en el espacio escénico. De este modo, el momento que delimita una
escena puede ser aquel en que alguno de los actores hace desaparición o se
incorpora a la acción.
Compuestos en general por una sucesión de escenas, los actos quedan
separados por un descanso (entreacto), indicado habitualmente con un oscuro, una
bajada de telón o un signo similar. Este fraccionamiento interno del texto dramático
puede atender a un clímax (auge, aumento) en el desarrollo de la acción o a un
cambio de escenario.
Así como los actos y escenas se vinculan con el desarrollo de la acción, los
cuadros se relacionan específicamente con el escenario donde ésta transcurre. Por
eso, cada vez que la acción necesita de un nuevo decorado, se produce en escena un
cambio de cuadro.

Ahora, el teatro es ¿el texto o la puesta?

Se debe tener en claro que el hecho teatral tiene dos componentes que son
igualmente importantes: el texto y su representación.
El texto teatral está formado por:
Los parlamentos que son los diálogos de los personajes y en donde se presenta
el conflicto, es decir el problema central de la obra. Muchas veces en esos
parlamentos podemos encontrar que los personajes hablan entre ellos o monologan,
es decir, hablan solos como si pensaran en voz alta, a estos monólogos también se les
llama soliloquio.
También dentro del texto teatral nos encontramos con las acotaciones que
son indicaciones que da el autor para la representación acerca de cómo deben ser
los decorados, la escenografía, el tono de voz de los actores, los gestos, etc.

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Además, en algunos textos teatrales nos podemos encontrar con apartes que
son textos que el actor dice en voz alta al público, comentando cuales son sus planes
ante el otro actor mientras que ese actor continúa con su actividad.
En tanto, la representación teatral incluye la puesta en escena de la obra, de
la que se encarga todo un equipo de realización donde hay un director que coordina
todo, un escenógrafo que realiza el decorado, un vestuarista que confecciona la ropa
para cada escena, un iluminador, un sonidista y por supuesto, el público.

¿Todos los parlamentos son diálogos?

En un texto dramático la secuencia de hechos y los rasgos de los personajes se


tornan visibles por el lector gracias a los parlamentos, o sea, a todo aquello que
dicen los personajes.
Por lo general los parlamentos adoptan la forma de diálogo, es decir que las
palabras de un personaje están destinadas a otro presente que le brindará una
respuesta.
Sin embargo, en ocasiones los personajes hablan consigo mismo ante el
público, sin esperar, lógicamente, ningún tipo de respuesta, a estos se les llama
monólogos. Además, e hablar consigo mismo, los personajes pueden dirigirse al
público en busca de cierta complicidad respecto a aquello que hacen o dicen. Estas
intervenciones se les llaman “aparte”.

Entre los subgéneros del teatro destacan:

La tragedia: obra dramática cuyos protagonistas suelen ser personajes


heroicos que son sometidos a grandes tensiones. Normalmente, los hechos
desembocan en un fracaso y, muy habitualmente, en la muerte. La finalidad de estas
obras es hacer que el espectador reflexione.
El drama o tragicomedia: obra en la que se presentan conflictos humanos
representados por personajes de diferentes clases sociales. Aunque alterna lo trágico
con lo cómico, su final a veces es trágico.
La comedia: pieza teatral que presenta satírica o humorísticamente los
conflictos cotidianos de la gente sencilla. Su final es feliz o desenfadado. Dentro de

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la comedia podemos encontrar también con la parodia que es una obra que se basa
en otra para exagerarla, sacando sus defectos a la luz y ridiculizándola.

LAS PRIMERAS REPRESENTACIONES TEATRALES

Los expertos creen que los griegos fueron los primeros en organizar
representaciones teatrales, en el siglo VI a.C. Interpretaban bailes en honor del dios
Dioniso, que, con el tiempo, fueron transformándose en tragedias. Los argumentos
procedían de los mitos (personajes divinos o heroicos) o de la historia antigua, y
estaban escritos en verso. Las escenas se presentaban interrumpidas por muchas
canciones. Sabemos que los griegos escribieron más de 1.000 tragedias, aunque en la
actualidad solo se conservan 31, todas ellas escritas por los dramaturgos Esquilo,
Sófocles y Eurípides.
En la antigua Grecia solo actuaban los hombres, que llevaban máscaras para
que el público identificara claramente a los personajes. (Las máscaras de la tragedia
y de la comedia se emplean a menudo como símbolos en el teatro moderno.)
Las representaciones tenían lugar al aire libre, en teatros descubiertos. Había
un espacio circular para cantar y bailar, llamado orquesta, y detrás, un estrado largo
y bajo para actuar. Las obras griegas utilizaban un escenario muy pequeño. El público
se sentaba en unas gradas en forma de semicírculo.

La tragedia, uno de los géneros principales del teatro

La tragedia nació en las fiestas dionísicas que se celebraban en recuerdo de la


muerte y resurrección del dios Dionisos.
La tragedia se definió de diversas maneras. Por ejemplo, uno de los conceptos
más conocidos muestra a la tragedia como representación de gestas y héroes que
sucumben en su lucha contra el destino. Pero la más aceptada sigue siendo la del
filósofo Aristóteles que decía que la tragedia era una «Imitación de una acción seria y
acabada en sí misma, la cual, mediante una serie de casos que provocan compasión y
terror, produce el efecto de levantar el ánimo y purificarlo de tales pasiones.
De esta manera, la tragedia operaría como purificación, de ahí su valor
directo como enseñanza de las grandes entidades morales. En la tragedia, el

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personaje principal: el héroe debe resistir el más insoportable de los sufrimientos
con elevación porque la entrega implicaría perder la calidad trágica.

Los elementos esenciales de la tragedia

Los elementos esenciales de la tragedia son para Aristóteles estos seis: el


mito, los caracteres, el pensamiento, la pronunciación, el espectáculo escénico y la
composición musical. A su vez, nos habla el filósofo de las cinco partes de la
tragedia: el prólogo, el canto del coro al ritmo de la danza, los episodios
(equivalentes a lo que hoy llamamos actos), el canto del coro en los intermedios, y la
escena final (o éxodo), generalmente cantada.
Aristóteles también estableció las tres unidades del teatro, que tanta
influencia tuvieron a lo largo de los siglos: la unidad de acción, la unidad de tiempo y
la unidad de lugar.
Una definición moderna de la tragedia podría ser la siguiente: Documentación
perfectamente equilibrada de los momentos de la lucha del hombre por conseguir su
felicidad; la tragedia surge y llega a ser inteligible cuando en esa lucha el hombre es
vencido y deshecho.

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CAJA DE HERRAMIENTAS: CONCEPTOS PARA COMPRENDER MÁS

Recordá que:
a) Un monólogo es el discurso y la actuación de un solo personaje. En los
monólogos desaparecen las peleas y los besos y el conflicto se centra en lo que el
personaje siente, dice y hace.
b) En el diálogo teatral siempre se utiliza las acotaciones para marcar los
movimientos y las reacciones de los personajes. En tanto, se utilizan las rayas de
diálogo para reemplazar a los dos puntos del diálogo puro.
c) También recordá que una obra de teatro puede estar en verso. Está forma
era bastante común hace dos o tres siglos y, si bien es rara en la actualidad, fue en
usada en el siglo XX por el español Federico García Lorca en obras como “La Casa de
Bernarda Alba” o “Yerma”, entre otras.
d) Para finalizar, ten en claro que en verso o prosa, las obras dramáticas
presentan una acción, escrita para ser representada sobre un escenario, a través de
unos personajes que dialogan, por lo que no es necesaria la presencia de un narrador.
Al escribir una obra de teatro, el autor, además de dar forma a un texto en forma de
diálogo, debe preocuparse también de los aspectos formales de su representación,
como son el escenario, la iluminación o la interpretación de los personajes (gestos,
entradas y salidas, etc.). Las instrucciones que el autor escribe sobre estos aspectos
se llaman acotaciones.

ACTIVIDADES:

a) Lea el siguiente fragmento de Tartufo De Molière e indique:


1. ¿cuántas acotaciones hay en la escena?
2. ¿de qué trata la escena?
3. ¿Por qué sabemos que es una escena y no un acto?
4. Describa a cada uno de los personajes que aparecen

Fragmento de Tartufo. De Molière.


Acto III, escena III.
TARTUFO.—Yo, por toda gracia singular sólo pido también poder abriros mi alma y
juraros que cuanto he alborotado a cuento de las visitas que por acá vienen atraídas

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por vuestras prendas no era efecto de ningún odio sino más bien del arrebato de un
piadoso celo y de un puro movimiento...
ELMIRA.—No lo tomé yo a mal tampoco, que creo que sólo la salud de mi alma es la
causa de vuestros desvelos.
TARTUFO.—(Cogiéndole la punta de los dedos.) Sí, señora, a no dudarlo, y mi fervor
es tal...
ELMIRA.—¡Uf!¡ Me apretáis demasiado!
TARTUFO.—Es por exceso de celo. Nunca hice intención de haceros daño. Y antes
habría... (Le pone la mano en la rodilla.)
ELMIRA.—¿Qué hace ahí vuestra mano?
TARTUFO.—Os estoy tocando el vestido: es tan suave la tela...
ELMIRA.—¡Ah! os lo ruego, dejadme, soy muy cosquillosa. (Ella echa para atrás su
silla y TARTUFO acerca la suya.)
TARTUFO.-(Jugueteando con la pañoleta de ELMIRA.)
¡Dios mío! ¡Qué labor de encaje tan primorosa! Se trabaja hoy de tal forma que
prodigio parece. Nunca se había visto hasta ahora hacer las cosas tan bien.
ELMIRA.—Verdad es. Mas hablemos un poco de nuestros asuntos. Hay quien sostiene
que mi marido pretende faltar a la palabra empeñada y entregaros a su hija. ¿Es
verdad? Decidme.
TARTUFO.—Algo me han hablado de eso. Pero, señora, a decir verdad, no es ésa la
dicha tras la que suspiro, que en otro sitio veo los encantos maravillosos de la
felicidad en que puesto tengo todo mi afán.
ELMIRA.—Cierto es que vos nada amáis de las cosas de este mundo.
TARTUFO.—Mi pecho no alberga un corazón de piedra.
ELMIRA.—Pues yo para mí tengo que al Cielo van vuestros suspiros y que nada de lo
de aquí abajo retiene vuestros anhelos.
TARTUFO.—El amor que nos ata a la eterna belleza no apaga en nosotros el amor de
las bellezas terrenales. Nuestros sentidos pueden quedar prendados de las obras
perfectas que el Gelo formó. El reflejo de sus gracias brilla en todas las de vuestra
especie; mas sus más raros prodigios los despliega en vos misma. En vuestro rostro ha
prodigado bellezas con las que la vista queda extasiada y transportados los
corazones. Yo no he podido veros, perfecta criatura, sin admirar en vos al autor de la
Creación y sin sentir mi alma traspasada por un ardiente amor ante el más bello de
los retratos en que El a Sí mismo se pintó. Al principio temí que este secreto fuego
fuera un artero embeleco del diablo y mi corazón llegó hasta tomar la resolución de
huir de vuestros ojos, creyéndoos un obstáculo para la salud de mi alma. Mas al fin

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comprendí, amabilísima criatura, que esta pasión puede no ser culpable y que bien
puedo conciliarla con el pudor. Esto hizo que le rindiera mi corazón. Soy, lo confieso,
de una audacia extrema, al osar haceros la ofrenda de este mi corazón, mas todo lo
espero de vuestra bondad y nada de los vanos afanes de mis flaquezas. En vos tengo
puestos mi esperanza, mi bien, mi sosiego. De vos depende mi aflicción o mi ventura,
que por vuestra sola decision seré por siempre dichoso si vos queréis o desdichado si
así lo decidís.
ELMIRA.—Galante es en extremo la declaración. Mas, a decir verdad, es un poco
sorprendente. Debierais, creo yo, armar mejor vuestro corazón y tazonar un poco
sobre semejante empeño. ¡Que de un hombre piadoso como vos se pueda ir hablando
por ahí!...
TARTUFO.—¡Ah! No por ser piadoso dejo de ser hombre, que cuando se llega uno a
ver vuestros celestiales encantos, el corazón queda preso y pierde uno la razón. Bien
sé que tal discurso viniendo de mí os debe parecer extraño, mas considerad, señora,
que no soy un ángel. Si condenáis la confesión que aquí os hago debéis culpar de todo
ello a vuestras hechiceras prendas. Así que vi brillar su esplendor sobrehumano os
hicisteis la dueña soberana de mi corazón. La inefable dulzura de vuestras divinas
miradas venció la resistencia en que se obstinaba mi corazón. Con todo pudo:
ayunos, plegarias, lágrimas. Hizo que mis anhelos se volvieran entonces hacia
vuestras gracias. Mil veces os lo han dicho mis ojos, mis suspiros. Para más claridad
me sirvo ahora de la palabra. Si contempláis con ánimo indulgente las tribulaciones
de este vuestro indigno esclavo, si con vuestras bondades os dignáis consolarme y
rebajaros hasta mi insignificancia, siempre os profesaré, suave maravilla, una
devoción sin par. Vuestra honra conmigo no corre peligro, que no ha de temer
desgracia alguna de mi parte. Todos esos galanes de la corte que vuelven locas a las
mujeres son ruidosos en el hacer y vanidosos en el hablar. De sus conquistas se les ve
jactarse sin cesar; que no hay favor que no vayan pregonando y su lengua indiscreta,
en la que ellas confían, deshonra el altar en que sus corazones ofician. Mas las
personas como nosotros arden con una pasión callada; con nosotros tenéis asegurado
el secreto: el celo con que guardamos nuestra propia fama responde de todo ante la
persona amada: sólo en nosotros se halla, al acoger nuestro corazón, amor sin
escándalo y deleite sin temor.
ELMIRA.—Oyendo estoy cuanto decís, que en términos harto rotundos vuestra
elocuencia se está dirigiendo a mi alma. Decidme, ¿no teméis que se me ocurra
revelar a mi marido este amoroso ardor y que el enterarse de pronto de un
sentimiento así pudiera alterar la amistad que os profesa?

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Lic. Hernán Andrea
TARTUFO.—Sé que vuestra indulgencia es extremada y que sabréis perdonar mi
temeridad. Que achacándolos a la flaqueza humana, disculparéis los desvaríos de un
amor que os agravia. Que consideraréis, al contemplar vuestro propio talle, que no
soy ciego y que soy de carne.

b). Lea el siguiente fragmento de Locura de amor, de Manuel Tamayo y Baus. E


indique:

1) ¿En qué época y lugar se desarrolla la acción? Ejemplifique.

2) Marque al menos 3 acotaciones e indique cuál es la función de cada una de


ellas en el texto.

3) ¿Qué tipo de obra teatral sería Locura de Amor? Justifique.

4) ¿Cuál es el conflicto que se presenta en la escena?

Fragmento de Locura de amor. De Manuel Tamayo y Baus.

Acto V. Escena V.
Dichos y la Reina, con manto, corona y cetro.
Reina. ¡Plaza a la reina!
(Subiendo al trono antes que el rey.)
Rey. ¡La reina!
(Prolongados rumores, sorpresa general.)
Marqués. ¡Doña Juana!
Don Álvar. (Esto es más de lo que esperábamos.)
(Pausa.)
Reina. ¿Qué os turba y sorprende? ¿No contabais con mi presencia? Pues mal lo
imaginasteis. Cerradas estaban las puertas de mi aposento; mas que para todo hay
remedio en el mundo, si no es para la muerte. Que las cerrasen mandó el rey; la
reina mandó que las abriesen de par en par; pudo más que la perfidia flamenca la
lealtad castellana, y aquí me tenéis.

Apuntes de cátedra. Escuela Blas Parera.


Lic. Hernán Andrea
Don Juan Manuel. Fuerza es obrar con energía. (Bajo el rey.)
Rey. Dignaos de volver a vuestra estancia, señora.
Reina. No hay para qué. Sé de qué graves negocios estabais tratando. Trátase de
recluirme en alguna buena fortaleza por todo el resto de mi vida; trátase de hacer
propiedad de Don Felipe de Austria la corona que a mí sola me pertenece. Acuerdo es
éste de todo punto necesario; tal lo juzgo yo propia, y vengo por lo tanto, a endulzar
la pena que, a no dudar, oprime el tierno corazón de mi esposo; a pagar el noble
celo que pro del público bien habéis casi todos vosotros manifestado; a decir en
seguida un adiós eterno al trono de mis padres. Y noticiosa de que ya ibais cobrando
ojeriza a mi pobre vestido negro, para contentaros, y siquiera una vez pareceros
reina, me ha echado encima, como veis, mis galas más deslumbradoras. (Desciende
del trono y apostrofa a Don Juan Manuel y a los otros grandes con delicada ironía.)
Guárdeos el cielo, Don Juan Manuel, señor de Belmonte de Campo y de Cevico de la
Torre, embajador en Roma, maestresala de mi madre Doña Isabel, primer caballero
español del Toisón de Oro de la casa de Borgoña, y presidente de mi Consejo. Gloria
mayor la vuestra que la de aquel otro Don Juan Manuel, cuya docta pluma hizo su
nombre tan famoso, y cuyo invicto acero rindió y desbarató al fuerte Ozmín, general
de la casa de Granada, a orillas del río Guadalferce. He aquí, señores, a un nieto del
rey San Fernando y de los emperadores de Constantinopla, convertido hoy en agente
de los excesos de un archiduque de Austria.
Don Juan Manuel. ¡Señora!
Reina. ¡Oh! que también está por aquí el noble marqués de Villena, duque de
Escalona. Cuentan que vuestro ascendiente, el caballero portugués Diego López
Pacheco, fué por ansia de medro uno de los asesinos de Doña Inés de Castro; que
vuestro noble padre dió veneno al príncipe Don Alfonso, de quien era parcial; para
volver a la gracia de su legítimo señor, mi tío Don Enrique, al cual después, no
sabiendo ya qué quitar, quitó el entierro que el buen monarca para sí destinaba en el
Parral de Segovia; que vos hicisteis matar a vuestra primera mujer, la condesa de
Santisteban, nieta del condestable Don Álvaro de Luna; que ahora, desposeído, por la
voluntad de mis padres, de Trujillo, Chinchilla, Albacete, San Clemente, Rota y
demás pueblos del marquesado de Villena, de la ciudad de Alcázar y de la tenencia
de Madrid, queréis recobrarlos a toda costa, pronto, por conseguirlo, a matarme a mí
y a diez mujeres más. A ser esto cierto, señor marqués de Villena, ¡gloriosa raza la
vuestra, por vida mía!
Marqués. (¡Conténgame Dios!)

Apuntes de cátedra. Escuela Blas Parera.


Lic. Hernán Andrea
Reina. Loor a todos vosotros, señores. Natural es que así procuréis el ultraje de
vuestra reina y la ignominia de vuestra patria, cuál por un aumento de territorio,
cuál por una dignidad que ha tiempo codiciaba, cuál por un Toisón de Oro para
deslumbrar a sus inferiores, cuál por diez oficios para diez de sus allegados. No hay
por qué nadie se maraville: constantemente fué vuestro anhelo empobrecer al
pechero y al monarca; siempre fuisteis enemigos naturales del trono y del pueblo.
Noble primero. Nos insultáis.
Don Juan Manuel. Insultáis a la Grandeza de Castilla.
Reina. Bueno fuera que os dieseis por ofendidos. ¿Sabe una loca lo que se dice? Y yo
estoy loca hasta más no poder. Como que estos señores, que son mis médicos,
quieren encerrarme. (Dirigiéndose a los médicos). Sólo que yo no quiero dejarme
encerrar. Matad a la gente, señores míos; tal es vuestro derecho: para enterrarla
viva aun no tenéis licencia. Pero ¿qué? ¿También vosotros os enojáis? ¡Todos
malvados! (Con acento de cólera.) ¡Todos necios! (Riéndose.)
Rey. Ved que yo por más tiempo no puedo tolerar....
Reina. Y a tí, Felipe, ¿qué te podré decir para consuelo de tu pena? (Apartándole de
los demás, y en voz baja.) Que harto bien pagada está la corona de Castilla con tus
Estados de Borgoña y de Flandes; que aun necesitas reposo y vigor en el espíritu para
terminar la obra que bajo tan buenos auspicios has comenzado: hacer tuyo el trono
de la madre, ha sido empezarla; quitárselo al hijo legítimo para dárselo a un
bastardo infame, será concluirla.
Rey. ¡Doña Juana!
Reina. ¡Bah! ¡Si ya sabes y acabas de oir que estoy rematadamente loca!
Rey. Señores, esto es ya demasiado: llegó el momento...
Reina. Sí, ¡por Cristo! sonó la hora de que yo empezase a reinar. Demencia y crimen
era en mí anteponer otro amor al amor de mi pueblo. Yo expié mi culpa: de hoy más
no lloraré torpes ingratitudes. Amar como todas las mujeres, es amar a un hombre; a
semejanza de Dios, debe amar una reina amando a un pueblo entero.
Rey. (¡Me vence, me humilla!)
(Los Grandes se acercan, como ofreciéndole amparo contra Doña Juana.)
Reina. Ni penséis vosotros romper de nuevo el freno de las leyes, con que os sujetó la
mano poderosa de la católica Isabel. Temblad ante la hija, como temblabais ante la
madre. Vuelvan al reino los bienes que le arrebató vuestra codicia; vuelva la fuerza,
que es suya, a la corona; deponed del todo vuestros cetros usurpados. Ya vosotros no
sois Castilla: Castilla es el pueblo; Castilla es el monarca.
Rey. Salid de aquí. No me obliguéis a emplear la violencia.

Apuntes de cátedra. Escuela Blas Parera.


Lic. Hernán Andrea
Reina. ¿Quién se atreverá a tocarme?
Almirante. Conteneos, señor, si no queréis encender oprobiosa guerra.
Don Álvar. No hagáis que la sangre española corra por mano española vertida.
Rey. La rebelión estalla dentro de mi propio palacio.
Marqués. ¡Viva el rey!
Nobles. ¡Viva!
Rey. ¿Oís, señora, como la Grandeza de Castilla aclama al rey?
Pueblo. ¡Viva la reina! ¡Viva la reina! (Dentro.)
Reina. Oye tú cómo el pueblo español aclama a su reina.
Reina. Gracias, hijos míos. Nada temáis; no saldré de Burgos. Fío en vuestra
constancia. (Desde el balcón).
Pueblo. ¡Viva la reina! ¡Mueran los flamencos!
Reina. ¿Qué queréis, Felipe? Mi pueblo ha perdido el juicio como yo. (Volviendo al
lado del rey.)
Rey. ¡Oh rabia!
Almirante. La justicia prevalece.
Don Álvar. ¡La reina triunfa!
Reina. Parece que esos gritos no os suenan bien: pues yo quiero oírlos más de cerca.
(Asómase al balcón).
Pueblo. ¡Viva la reina! ¡Viva la reina! (Dentro.)
Rey. Soldados, dispersad esa turba.
Capitán. Si la reina lo manda.
Reina. Calla, ¿éstos también? Con razón asegura el refrán que un loco hace ciento. Ya
lo veis: los locos abundamos en Burgos que es una maravilla. Réstame advertiros que
no es cordura jugar con ellos. Felipe, señores, a Dios quedad. La reina loca os saluda.
(Hace una reverencia y se va.)

Apuntes de cátedra. Escuela Blas Parera.


Lic. Hernán Andrea

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