Suelo Ooo
Suelo Ooo
Suelo Ooo
El suelo es frágil, de difícil y larga recuperación, y de extensión limitada, por lo que debe de ser considerado
como un recurso no renovable.
Se ha calculado que la superficie total de suelos perdidos a lo largo de historia es mayor que toda la
superficie que se mantiene en cultivo hoy en día. Actualmente, de 5 a 7 millones de hectáreas de tierras
cultivadas (0,3 a 0,5 por ciento del total) se pierden cada año por degradación de los suelos
(aproximadamente la extensión de Austria). Cada vez los suelos producen menos, aunque cada vez haya más
población que alimentar.
En el año 1990 la FAO desarrolló el proyecto internacional GLASOD para evaluar el estado de los suelos a
nivel mundial. Los resultados fueron dramáticos: sólo el 4% de los suelos no estaban afectados por la
erosión y un 60% estaban seriamente afectados a niveles de moderados a extremos. Además, los suelos
estaban afectados por otros procesos de degradación importantes como la pérdida de materia orgánica,
salinización, acidificación, contaminación, sellado, compactación...
El suelo es un recurso natural no renovable cuyo proceso de formación se toma cientos de años.
Son una parte fundamental en el equilibrio de los ecosistemas: funciona como filtro y amortiguador al
retener sustancias, protege las aguas subterráneas y superficiales contra la penetración de agentes nocivos y
transforma compuestos orgánicos descomponiéndolos o modificando su estructura consiguiendo la
mineralización.
Proporciona materias primas renovables y no renovables de utilidad para el ser humano.
La intervención humana ha alterado los ciclos biogeoquímicos de los suelos con actividades productivas
intensas como la ganadería y las prácticas agrícolas o forestales inadecuadas. La expansión de las ciudades
ha provocado su contaminación.
El ritmo actual de degradación que sufren los suelos amenaza la capacidad de este recurso para satisfacer las
necesidades de las futuras generaciones.
La salud del suelo es necesaria para que tengamos alimentos y para que los bosques, selvas, manglares y
zonas áridas nos proporcionen sus bienes y servicios.
Sólo el 26% del territorio nacional cuenta con suelos en donde se realizan actividades productivas
sustentables sin degradación aparente.
El suelo es un componente fundamental del ambiente, natural y finito, constituido por minerales, aire, agua,
materia orgánica, macro y macroorganismos que desempeñan procesos permanentes de tipo biótico y
abiótico, cumpliendo funciones vitales para la sociedad y el planeta.
Cubre la mayor parte de la superficie terrestre; su límite superior es el aire o el agua superficial; sus
fronteras horizontales son las áreas donde el suelo cambia, a veces gradualmente, a aguas profundas, rocas o
hielo; el límite inferior puede ser la roca dura o depósitos de materiales virtualmente desprovistos de
animales, raíces u otras señales de actividad biológica y que no han sido afectados por los factores
formadores del suelo (Soil Survey Staff, 1994).
Así mismo, es indispensable y determinante para la estructura y el funcionamiento de los ciclos del agua, del
aire y de los nutrientes, así como para la biodiversidad. El suelo es parte esencial de los ciclos
biogeoquímicos, en los cuales hay distribución, transporte, almacenamiento y transformación de materiales
y energía necesarios para la vida en el planeta (van Miegrot y Johnsson, 2009; Martin, 1998).
La partículas texturales del suelo como arena, limo y arcilla se asocian para formar agregados y a unidades
de mayor tamaño nombrados por peds. La estructura del suelo afecta directamente la aireación,
el movimiento del agua en el suelo, la conducción térmica, el crecimiento radicular y la resistencia a la
erosión. El agua es el componente elemental que afecta la estructura del suelo con mayor importancia
debido a su solución y precipitación de minerales y sus efectos en el crecimiento de las plantas.
La definición original del solum se denominaba como la capa superficial del suelo (horizonte A) junto con el
subsuelo (E y B). El horizonte C se definía como estratos con poca formación edafogénica. De este modo
la profundidad efectiva del suelo fue considerada como la espesura del suelo. Sin embargo, la presencia de
raíces y la actividad biológica que frecuenta a menudo en horizonte C realza la importancia de incluir este
horizonte en la definición de profundidad del suelo. En la práctica los estudios con levantamiento de suelos
utilizan límites de profundidad arbitrarios (200 cm).
El triángulo de textura de suelos según la FAO se usa como una herramienta para clasificar la textura.
Partículas del suelo que superan tamaño de 2.0mm se definen como piedra y grava y también se incluyen en
la clase de textura.Por ejemplo, un suelo arenoso con 20% de grava se clasifica como franco arenoso con
presencia de gravas. Cuando predominan componentes orgánicos se forman suelos orgánicos en vez de
minerales
El color del suelo depende de sus componentes y varía con el contenido de humedad, materia orgánica
presente y grado de oxidación de minerales presentes. Se puede evaluar como una medida indirecta ciertas
propiedades del suelo. Se usa para distinguir las secuencias en un perfil del suelo, determinar el origen de
materia parental, presencia de materia orgánica, estado de drenaje y la presencia de sales y carbonato.
La consistencia es la propiedad que define la resistencia del suelo a la deformación o ruptura que pueden
aplicar sobre él. Según su contenido de humedad la consistencia del suelo puede ser dura, muy dura y
suave .Se mide mediante tres niveles de humedad; aire-seco, húmedo y mojado. Para la construcción sobre
él se requiere medidas más precisas de resistencia del suelo antes de la obra.
El espacio poroso del suelo se refiere al porcentaje del volumen del suelo no ocupado por sólidos. En
general el volumen del suelo está constituido por 50% materiales sólidos (45% minerales y 5% materia
orgánica) y 50% de espacio poroso. Dentro del espacio poroso se pueden distinguir macro poros y micro
poros donde agua, nutrientes, aire y gases pueden circular o retenerse. Los macro poros no retienen agua
contra la fuerza de la gravedad, son responsables del drenaje, aireación del suelo y constituyen el espacio
donde se forman las raíces. Los micro poros retienen agua y parte de la cual es disponible para las plantas.
Mediante la determinación de la densidad se puede obtener la porosidad total del suelo. Se refiere al peso
por volumen del suelo. Existen dos tipos de densidad, real y aparente. La densidad real, de las partículas
densas del suelo, varía con la proporción de elementos constituyendo el suelo y en general está alrededor de
2,65. Una densidad aparente alta indica un suelo compacto o tenor elevado de partículas granulares como la
arena. Una densidad aparente baja no indica necesariamente un ambiente favorecido para el crecimiento de
las plantas.
¿Qué es el suelo?
El suelo es la porción más superficial de la corteza terrestre, constituida en su mayoría por residuos de roca
provenientes de procesos erosivos y otras alteraciones físicas y químicas, así como de materia orgánica fruto
de la actividad biológica que se desarrolla en la superficie.
Es la porción más visible del planeta Tierra. Se trata de una superficie sumamente variada y multiforme,
sobre la cual se producen los fenómenos climáticos como la lluvia, el viento, etc. Es escenario de complejos
procesos químicos y físicos, así como de un ecosistema subterráneo de pequeños animales y abundantes
microorganismos, cuya presencia impacta directamente en la fertilidad del mismo.
Los suelos se forman por la destrucción de la roca y la acumulación de materiales distintos a lo largo de los
siglos, en un proceso que involucra numerosas variantes físicas, químicas y biológicas, que da como
resultado una disposición en capas bien diferenciadas, como las de una torta, observables en los puntos de
falla o fractura de la corteza terrestre.
El suelo está compuesto por ingredientes sólidos, líquidos y gaseosos, tales como:
Sólidos. El esqueleto mineral del suelo se compone principalmente de rocas, como silicatos (micas,
cuarzos, feldespatos), óxidos de hierro (limonita, goetita) y de aluminio (gibbsita, boehmita), carbonatos
(calcita, dolomita), sulfatos (aljez), cloruros, nitratos y sólidos de origen orgánico u orgánico-mineral, como
los distintos tipos de humus.
Líquidos. Abunda el agua en el suelo, pero no siempre en estado puro (como en los yacimientos) sino
cargada de iones y sales y diversas sustancias orgánicas. El agua en el suelo se desplaza por capilaridad
(como una bombilla), dependiendo de lo permeable del suelo, y trasporta numerosas sustancias de un nivel a
otro.
Gaseosos. El suelo presenta varios gases atmosféricos como el oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2),
pero dependiendo de la naturaleza del suelo puede tener también presencia de hidrocarburos gaseosos como
el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Los gases del suelo son tremendamente variados.
CARACTERÍSTICAS QUÍMICAS:
Capacidad de intercambio: Se trata de la capacidad que tiene el suelo de poder intercambiar arcilla
y humus, cediendo nutrientes a las plantas por medio de la captación de partículas minerales.
Fertilidad: Es la cantidad de nutrientes que están disponibles para las plantas.
pH: la acidez, la neutralidad o alcalinidad del suelo. Luego más adelante veremos cómo cambiar los
niveles de pH de un suelo.
CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS:
Aquí nos encontramos con las especies de organismos que viven en él, tanto animales, como bacterias,
hongos, etc. Los animales también ejercen su función en el suelo, dependiendo de su alimentación, su
actividad, su tamaño, etc.
¿Qué es la textura del suelo y cómo se mide?
El tamaño y la proporción en que se encuentran las partículas minerales que forman el suelo determinan sus
propiedades físicas: textura, estructura, porosidad y el color.
Según su textura podemos distinguir tres tipos de suelos: arena, arcilla y limo.
La arena es la que existe en los diversos ríos. Los suelos arenosos, como son más sueltos son fáciles
de trabajar, pero tienen pocas reservas de nutrientes aprovechables por las plantas.
Los suelos limosos tienen gránulos de tamaño intermedio son fértiles y fáciles de trabajar. Forman
terrones fáciles de desagregar cuando están secos.
La arcilla son partículas muy finas y forman barro cuando están saturadas de agua. Los suelos
arcillosos son pesados, no drenan ni se desecan fácilmente y contienen buenas reservas de
nutrientes. Son fértiles, pero difíciles de trabajar cuando están muy secos.
El proceso de formación del suelo está determinado por la interacción de seis factores de formación:
clima, organismos, topografía, material parental, tiempo y uso, la magnitud de cualquiera de las
propiedades del suelo está determinada por la acción de estos factores. En este trabajo se determinaron
cuáles son los factores de formación que influyen en el tipo y propiedades del suelo en la cuenca rancho
Dolores en la región mixteca en el estado de Oaxaca. Se realizó un análisis de componentes principales y
una clasificación no supervisada para la delimitación de unidades de suelo, en las que se realizaron
muestreos y análisis de laboratorio de algunas propiedades físicas y químicas. Los factores de formación
que explicaron la variabilidad de los suelos de la cuenca fueron: pendiente, índice de posición
topográfica, material parental y uso del suelo. Se delimitaron cinco unidades de suelos con su
distribución espacial en la cuenca y se asociaron con sus propiedades de textura, densidad aparente,
capacidad de campo, punto de marchitez permanente, porciento de saturación, conductividad hidráulica
saturada, pH y contenido de materia orgánica. Existe una fuerte relación entre los parámetros del relieve
y los suelos, por lo que se recomienda el estudio de la formación, distribución, y cartografía de los suelos
desde un punto de vista geomorfológico, así como del análisis de la vegetación.
Hans Jenny fue profesor de la ciencia del suelo de la Universidad de California, Berkeley; fue el primer
científico en definir los factores de formación del suelo en su libro “Factors of Soil Formation: A System of
Quantitative Pedology”, el cual fue publicado en 1941.
En su libro planteó la Ecuación de los Factores de Estado:
S = f (cl, o, r, p, t
; Dónde: S = Suelo, f= en función de, cl= clima, o= organismos, r= relieve, p= roca madre y, t= tiempo.
Jenny describió que la formación del suelo está influenciada por cinco factores independientes, pero que
interactúan entre sí para dar lugar al suelo. Estos factores son: material parental o roca madre, clima, relieve
o topografía, biota (organismos) y tiempo. Los científicos de la ciencia del suelo clasifican a los cinco
factores de formación del suelo como: factores activos y factores pasivos. El clima y la biota se identifican
como los factores activos de la formación del suelo, debido a que su influencia sobre el desarrollo del suelo
puede observarse directamente; Por ejemplo: lluvia, altas y bajas temperaturas, viento, microrganismos
(algas y hongos), lombrices de tierra y animales excavadores. Por otra parte, los factores pasivos son el
tiempo, la topografía y el material parental, porque sus efectos no se observan directamente. Figura 1. Los
factores de formación del suelo: clima, biota, relieve, roca madre y tiempo.
El clima. El clima es uno de los factores que influyen de manera directa sobre la formación del suelo, pues
condiciona la velocidad de meteorización de la roca madre. Los elementos más importantes del clima en la
formación de suelo son la temperatura y la precipitación. Estos dos parámetros del clima afectan la tasa de
meteorización química y el crecimiento de las poblaciones de organismos, así como la velocidad de
descomposición de la materia orgánica. Por una parte, el agua es el solvente y medio para todas las
reacciones y procesos del suelo, mientras que la temperatura determina la tasa de reacciones químicas y la
intensidad de la actividad biológica.
Biota. La biota está representada por los organismos vivos. Por su actividad biológica, los
organismos que integran la fauna del suelo tienen un rol fundamental en la fragmentación,
transformación y translocación de materiales orgánicos del suelo. En cambio, las raíces de la
vegetación participan activamente para la formación del suelo, ya que son capaces de crecer dentro
de las grietas y fisuras de las rocas, acelerando la meteorización. Las plantas contribuyen a la
meteorización química debido a que producen ácidos orgánicos y dióxido de carbono, que son
compuestos que aceleran el proceso de descomposición de los minerales y la liberación de nutrientes
requeridos por las plantas. Por otra parte, la vegetación crea microclimas por: reducir la velocidad
del viento, formar un área de sombreado de la superficie del suelo. También, los musgos y líquenes
que crecen sobre las superficies de rocas contribuyen al proceso de meteorización del material
parental.
El relieve. La forma de la superficie de la tierra desempeña un papel fundamental en la formación
del suelo. El relieve influye en la distribución del agua recibida por medio de la precipitación, por lo
que afecta directamente el proceso de la erosión hídrica. Como regla general, las superficies elevadas
con relieves inclinados o convexos pierden más agua por escorrentía, arrastrando sedimentos, por lo
que los suelos son más someros. En cambio, las superficies más bajas que son cóncavos o depresivos
reciben agua extra y sedimentos, por lo que el desarrollo de los suelos es más profundo. Además, en
el hemisferio norte las laderas con orientación sur reciben más radiación solar que las de orientación
norte, por lo que las laderas al sur son más cálidos y menos húmedos. Tal vez las diferencias entre
las temperaturas sean de apenas 2 grados y de humedad sea mínima, sin embargo, los efectos con el
tiempo se maximizan, formando suelos con un contenido de materia orgánica más elevada en las
laderas del norte.
La roca madre. Los suelos se derivan principalmente de las rocas, por lo que se le denomina
material parental. Estos materiales definen en gran parte el color, la composición, la textura y la
estructura de los suelos. Sin embargo, un mismo tipo de roca puede dar lugar a suelos con distintas
características, dependiendo las condiciones del medio en el que evolucione. El material parental
incide sobre la fertilidad del suelo en muchas maneras. En primer lugar, el tipo de material parental
determina los minerales que predominan en el suelo. En segundo lugar, el material parental es la
principal fuente de los nutrientes que se liberan en la solución del suelo, que posteriormente pueden
ser absorbidos por plantas, otrosorganismosolixiviados.
En zonas de alta pendiente, el agua de escorrentía superficial provoca una erosión importante y el
agua no se llega a infiltrar en el suelo, por lo que que no se podrá formar un suelo, o será muy
delgado. Por tanto, la pendiente favorece la erosión y dificulta la formación de suelo.
En zonas planas, como habrá poca lixiviación, se producirá gran acumulación de materia orgánica y
de arcillas.
Por otra parte, con las mismas condiciones topográficas, en el hemisferio norte, en las laderas de umbría
(orientadas al norte) siempre hay más humedad disponible tanto para el desarrollo de la vegetación como
que se produzcan reacciones químicas de alteración de los minerales de rocas y suelos.
Tiempo: Son necesarios miles de años para que se forme un suelo. Si el suelo es joven, la
composición de la roca madre determinará sus características. Cuanto más tiempo pase, el suelo
tendrá mayor espesor, será más maduro y se parecerá menos a la roca madre de la que proviene.
Clima:El clima es el factor más importante en la formación de un suelo, puesto que determina la
velocidad e intensidad de la meteorización. En zonas cálidas y húmedas la alteración química es muy
importante (los suelos se desarrollarán más rápido y tendrán mayor espesor), mientras que en zonas
frías y poco lluviosas, la alteración física es la predominante.Dentro del clima, se puede destacar:
Humedad: Las lluvias aportan el agua para realizar las actividades biológicas y químicas
que se desarrollan en el suelo. La disolución produce los iones necesarios para que las
plantas puedan crecer y para que se produzcan las reacciones químicas necesarias en la
formación del suelo. Además, el agua transporta materiales dentro del suelo.
Si las precipitaciones son excesivas, se eliminan por lixiviación las bases y los coloides. El
arrastre (o eluviación) produce un depósito en zonas más profundas (iluviación).Si las
precipitaciones son muy escasas, la evaporación es mayor que la precipitación y el agua
asciende por capilaridad precipitando sales, costras y nódulos de CO3Ca y yeso.
Viento :El viento, en zonas áridas con escasa cobertera vegetal, puede arrancar la parte superficial del
suelo. Además, puede aumentar la evaporación. También puede arrastrar partículas y depositarlas en
lugares que formarán el suelo.
Factores biológicos que influyen en la formación del suelo: Los seres vivos influyen en el
desarrollo del suelo, afectando a sus propiedades físicas y químicas.
Además, los bosques amortiguan los gradientes térmicos diarios y estacionales, aumentando la cantidad de
agua disponible, disminuyendo la evapotranspiración y protegiendo al suelo de la erosión.
En las praderas, donde las hierbas también modifican el clima del suelo, aunque depositan menos materia
orgánica que en los bosques, renuevan sus raíces continuamente, por lo que el aporte también es continuo.
Además, las raíces favorecen la aireación y aumentan la permeabilidad del suelo.
Microflora: La microflora, las bacterias y hongos, transforman químicamente la materia orgánica
del suelo, descomponiéndola generando humus.
Animales:Hay algunos animales, como topos y lombrices, que producen una movilización del
terreno. Los excrementos y restos de animales contribuyen a fertilizar el suelo. Además, las galerías
excavadas facilitan la aireación suelo y el transporte de materiales.
Acción antrópica: Los humanos has utilizado el suelo como un recurso casi ilimitado del que han
sacado cosechas modificando su desarrollo con abonos, laboreo, etc., y acumulando residuos que
alteran su composición natural.
Además de la pérdida de suelo por la construcción de carreteras y ciudades, los humanos alteran el suelo
no urbanizado.
El último factor a tener en cuenta es la acción del hombre modificando los medios:
DENSIDAD REAL : La densidad real se refiere a la densidad de la totalidad de las partículas del suelo. Se
expresa como la relación entre la masa de partículas sólidas y el volumen del sólido, excluyendo, por lo
tanto, los espacios porosos. La unidades mas comunes de expresión son g cm-3 y Mg m-3.
Su valor se relaciona con la porosidad y densidad aparente. Es poco variable y en suelos minerales
oscila alrededor de 2,65 g.cm-3 (es la densidad del cuarzo). Al aumentar el contenido de materia
orgánica se reduce la densidad real de los suelos.
Para la determinación de la densidad real debe conocerse la masa de suelo y el volumen del mismo.
La primera es determinada por pesada; el volumen real es un valor mas complicado de establecer
pues debe eliminarse totalmente el aire del suelo. La determinación es a través de la picnometria, el
procedimiento significa la aplicación del principio de Arquímedes, es decir, determina que volumen
de agua desplazan los sólidos al ser sumergidos. La densidad real en forma aislada es una propiedad
de escasa importancia en Ia Edafología.
Determinación de la densidad aparente Método del cilindro: se elimina la cobertura del terreno a
muestrear. Se toma un cilindro extractor con su aro correspondiente. Se apoya el borde afilado del cilindro
sobre la superficie del suelo y sobre el borde superior se coloca un taco de madera. El cilindro se introduce
en el suelo en forma vertical por suaves golpes con una masa sobre el taco, evitando destruir la estructura del
suelo.
b) Determinación de la densidad real El método más común es mediante el uso del picnómetro. Este es
un frasco aforado que cierra mediante un tapón provisto de un capilar que permite asegurar un volumen
constante en el interior del aparato. El volumen del suelo se mide en función del volumen de agua
desplazada. Picnómetro Se pesa en balanza de precisión 10 g de suelo tamizado por 2 mm, seco en estufa.
Se designa como m1. Luego, se llena con agua destilada un picnómetro de 50 cm3, se tapa, se seca bien y se
pesa en balanza de precisión; esta pesada se denomina m2. Finalmente, se vacía el picnómetro y se
introducen los 10 g de suelo pesado anteriormente (m1), completar el volumen de agua destilada y tapar con
cuidado de no dejar burbujas de aire en su interior. Secar y pesar nuevamente obteniéndose
Determinación del espacio poroso La porosidad total se determina midiendo el volumen de líquido
contenido en un volumen de suelo al estado de saturación. Se pesa una muestra de suelo saturado
(generalmente extraída con el método del cilindro), se lleva a sequedad y se pesa nuevamente. La pérdida de
peso indica el volumen total de poros, admitiendo que el agua de la muestra tiene una densidad igual a 1
gr/cm3. La porosidad total también puede calcularse con los datos de la densidad aparente y real, mediante
el uso de la formula:
Los macro poros no retienen agua contra la fuerza de la gravedad, son responsables del drenaje, aireación
del suelo y constituyen el espacio donde se forman las raíces. Los micro poros retienen agua y parte de la
cual es disponible para las plantas.