Puno Durante La Independencia (1809 - 1825)

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Puno durante la independencia


(1809 – 1825)

Néstor Pilco Contreras


El proceso de independencia o “ciclo revolucionario”, iniciado en 1809 y culminado en
los campos de Ayacucho, en 1824, fue una guerra civil que demandó gran cantidad de
recursos económicos y movilizó a diversos grupos sociales. Durante este periodo, la
Intendencia de Puno estuvo dividida en 5 partidos (Azángaro, Chucuito, Carabaya,
Lampa y Huancané) y tenía una población de 184 mil 682 habitantes en 1812 y de 151
mil 646 habitantes en 1825. Los gobernadores intendentes Quimper, Paula Gonzales y
Gárate, con tendencia absolutista, aplicaron una política represiva contra las
poblaciones indígenas, y contaron con la ayuda de las milicias indígenas realistas
“patricios de Asillo”, dirigidas por José Manuel Choquehuanca; las acciones de estos
fueron neutralizar cualquier estado de convulsión en el altiplano y, sobre todo,
suministrar miles de reclutas al Ejército Real del Alto Perú. Bajo esas circunstancias,
Puno fue una de las últimas intendencias en proclamar y jurar la independencia.

Situación socioeconómica de Puno


La presencia del ejército realista fue considerable en Puno, debido a la rebelión del
Cusco (1814), las expediciones argentinas al Alto Perú, y las batallas de Umachiri (1815)
y Zepita (1823). Según los documentos encontrados en el Archivo Regional de Puno

Lic. Ricardo Martinez Yana


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(ARP), el 19 de agosto de 1823, el Virrey José de la Serna ingresó a Puno con “cuatro
mil hombres y mil caballos” y recorrió los pueblos desde Santa Rosa (Ayaviri) hasta
Desaguadero; durante este periplo, las tropas virreinales demandaron cantidades
considerables de “víveres y forrajes”. Asimismo, impusieron exacciones y leva de
indígenas puneños.

Las exacciones fueron constantes para cubrir las necesidades del ejército realista. En
1823, los alcaldes de Santa Rosa, Nuñoa y Macarí envían un memorial al intendente de
Puno Tadeo Gárate, manifestando lo siguiente:

“Que hace más de catorce años poco más o menos que hemos sufrido las más estrechas fatigas
en despachar casi cotidianamente las tropas que transitan por estos lugares, facilitándoles
con todo esmero y actividad toda especie de vagajes (sic) hasta hallarnos en el día tan
sumamente esquilmados, y estropeados por el mucho desorden con q dichas tropas se
conducen, llebándose (sic) continuamente mulas y caballos, en grave perjuicio de sus
legítimos dueños, […] en la actualidad nos hallamos ya en estado de no poder sufrir con
desahogo dichos servicios” (ARP, 1823).
El 31 de enero de 1821 desde Lima, el Virrey la Serna solicitó 800 reclutas a la
intendencia de Puno, como señala el siguiente documento: “siendo de la más urgente
necesidad, aumentar el ejército por el grado de fuerza con que pueda no solo garantizar la
seguridad del Virreynato (sic), sino también arrojar al enemigo invasor he determinado pedir
reclutas a las provincias interiores [quemado] que Ud. Manda he señalado ochocientos que
deberán hacerse con la más urgente prontitud […]” (ARP, 1821). También se conoce que,
el 21 de julio de 1823, el virrey La Serna ordena que el pueblo de Lampa contribuya
con “dos mil pares de zapatos en quince días” (ARP, 1823).
Pues todas estas obligaciones ocasionaron en la población puneña la ruptura del orden
social andino y la desarticulación de las estructuras económicas interétnica, generando
una crisis generalizada. El descenso demográfico y las migraciones fueron
irreversibles.

Patriotas prisioneros en la isla Esteves


Durante el proceso de Independencia la Isla Esteves fue acondicionado como cárcel
para los patriotas. Se conoce que el nombre original de la isla Esteves fue Huajehuata,
en un documento de compra de tierras entre 1802 a 1805, señala que se “remató la Ysla
de Guajehuata (sic) en don Gregorio Estevez (sic) en la cantidad de cien pesos” (ARP, 1806).

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Los primeros proyectos para que las islas del Lago Titicaca sean condicionadas como
presidios, fue propuesto por José García recaudador del pueblo de San Salvador de
Capachica a principios del XIX. Sin embargo, la Real Audiencia del Cusco, negó esta
propuesta: “no haber lugar a dicha adjudicación; previniéndose al señor intendente haga que
inmediatamente se saquen y conduzcan a sus respectivas cárceles los reos que hubiese
remitido por vía de prueba o depósito”. (ARP, 1803).
La isla Esteves se convirtió en cárcel posterior a la rebelión de Cusco de 1814. Se
conoce que Miguel Antonio San Román (padre del presidente del Perú Miguel de San
Román), se unió a los rebeldes y según Romero (1970) fue fusilado en la plaza de Puno
frente al Cabildo. Por otro lado, Torres Luna (1868), señala “mientras se realizaban las
campañas de Intermedios, en Puno se hizo de la isla Esteves un presidio donde se deportaban
a los patriotas ilustres […]” (p.224). Además, presenta una numerosa relación de
patriotas prisioneros con sus cargos y origen de su compañía o batallón, destacando:
Rudecindo Alvarado, Agustín de Solar, Fermín del Castillo, José Rufino Echenique, José
de la Guarda, Francisco Crespo, Carlos Godoy, etc.
Por un manuscrito con fecha 5 de octubre de 1823, dado en el cuartel general de
Tincopalca por el Virrey José de la Serna, se conoce que no solo los patriotas estuvieron
en la cárcel de la Isla Esteves, sino también, aquellas autoridades virreinales que
incumplieron las órdenes del virrey como señala el siguiente texto: “Respecto a que en
este punto solo han puesto veinte quatro (sic) chipas de cebada, dispondrá Ud. Que el alcalde
y el señor cura de Cabana pasen inmediatamente a la Ysla (sic) en donde deberán estar presos
un mes contado desde el día de su presentación en esa capital, a fin de que no ebadan (sic)
otra vez el cumplimiento de las órdenes superiores y sirba (sic) de estímulo para que los demás
las cumplas con la exactitud que el servicio nacional demanda” (ARP, 1823).
Proclamación y jura de la independencia en Puno
Es conocido que el escenario principal de la guerra de independencia fue el surandino
peruano (Méndez, 2015). En Puno, en diciembre de 1824, una vez conocida la victoria
patriota en Ayacucho, se procedió a liberar a los presos patriotas de la isla Esteves, y el
lunes 27 de diciembre de 1824, el argentino Rudecindo Alvarado proclamó la
independencia y asumió el mando político y militar bajo los siguientes términos:

“Los abitantes (sic) de esta capital al saber qe las armas de Colombia y el Perú sellaron la
independencia de su suelo en los campos de quinua, no quisieron ni un solo momto [momento]
la expresión de su entusiasmo ala causa de América y reunidos con los jefes españoles
qe mandaban la fuerza proclamaron su Libertad, dándola a los valientes qe la desgracia
encerró en dura prisión: mis sentimientos propensas al orden y bienestar de este

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departamento me obligaron a entregarme del mando político y militar, con solo el objeto de
conservar la tranquilidad de sus moradores, y resguardarlo de nuevas inbaciones (sic) que
nos son de esperar” (ARP, 1824).
Para realizar el acto de jura se envió circulares a las cinco provincias del departamento.
Así, por ejemplo, el 27 de diciembre de 1824, se envía un documento a la junta mayor
de Chucuito, dirigida por Barragán comunicándole lo siguiente: “El jueves 30 del presente
se jura la independencia en esta capital por disposición del señor general en jefe de la
provincia y como esta debe solemnizarse con toda la pompa que es debida, le provengo a V.
que sin detención de un instante haga que concurran los funcionarios de los pueblos de
Chucuito, Acora e Ylave con todos sus bailes: entendiéndose q en aquel día a las 7 de la mañana
deben estar reunidos en esta capital” (ARP, 1824).
La proclama y plan para la juramentación de la independencia en Puno fue redactada
por Rudecindo Alvarado y consta de 8 artículos.

1. El jueves 30 del corriente, concurrirán todas las corporaciones de esta ciudad, y todas
sus estantes y abitantes (sic) a la plaza mayor, a las diez de la mañana, y prestaran en ella, el
juramento de la independencia, pasando en seguida a la iglesia mayor donde se cantará
solemne misa de gracia y el ygno Ambrosiano por tan plausible suceso.
2. Se hará un repique general de campanas y salva de artillería (f1) … del juramento haya
terminado, y al tiempo que se entone el tedeum en la iglesia matriz.
3. Se iluminaran los balcones, puertas y calles de esta ciudad por tres noches consecutivas
y acompañaran la iluminación el repique general de campanas.
4. Los funcionarios públicos, continuaran en el ejercicio de sus empleos, hasta que resuelva
lo conveniente el gobierno superior de la republica, reservándome la provision de los que han
quedado vacantes o exija la necesidad.
5. Los españoles existentes en este departamento serán tratados con toda la consideración
a que se han echo (sic) acreedores en estas circunstancias, y el gobierno protegerá su
seguridad e intereses.
6. Si algunos quisiesen salir del departamento se les expedirá pasaporte franco para donde
la acomode: prestándoseles los auxilios q permitan las circunstancias, por q mi ánimo es
hacerles más soportables su desgracia, y manifestarles la lenidad del gobierno.
7. Todos los empleados q dependen del gobierno libre del Perú se presentaran al acto de
que abla (sic) el capitulo 1° con escarapela blanca y encarnada conformándose al pavellón
(sic) q los protege.

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8. Se circulará a los gobernadores sujetos en este departamto para su egecucion (sic) y


observancia y se publicará en los lugares acostumbrados para que llegue a noticia de todos.
Dado en Puno 27 de diciembre de 1824. Rudecindo Alvarado.
Las primeras autoridades republicanas de Puno, fueron Pedro Miguel de Urbina primer
prefecto del departamento, quien fue “abogado defensor general de menores y ausentes de
la alta cámara de justicia del Cusco, intendente propietario de la provincia de Chucuito y
prefecto interino de este departamento”. De la misma manera, el primer cuerpo edil de
Puno estaba integrada por: Manuel José Morel (alcalde de primer voto), Andrés Torres
(alcalde de segundo voto), Fermín Arriaga, Manuel García y Anselmo Arce (regidores),
Felipe Arce (síndico procurador) y Gregorio Gallegos (defensor de menores).
Simón Bolívar en Puno
El libertador Bolívar después de emprender la campaña final en el Perú con las victorias
de Junín y Ayacucho, realizó su recorrido triunfal por los pueblos de los andes. Sucre
preparó la salida del ejército libertador de Cusco rumbo al Alto Perú, “movilizó a la legión
peruana y el batallón Nro. 2 del Perú con mil hombres más 550 húsares de Junín.
Próximamente marcharían Córdova con 3.500 y Lara finalmente con 3000. Todo este
contingente se reuniría entre Sicuani y Lampa” (Rincones, 2014, p. 235).
Antonio José de Sucre estuvo en Puno en febrero de 1825, como primera medida
nombró al inglés Guillermo Miller prefecto de Puno. Las autoridades y población puneña
como tributo a la presencia del libertador, rindieron un merecido homenaje durante tres
días con jolgorio y algarabía, para ello nombraron una comisión de festejos dirigida
por “don Vicente Rodríguez, don Blas Ramos y don Leandro Cuentas sujetos de honor, quienes
desempeñaran completamente sobre el particular, quedando este cuerpo en todo lo
posible” (ARP, 1825).
Mientras Bolívar arribó a la ciudad lacustre el 5 de agosto de 1825. La comisión
encargada de la recepción y hospedaje del libertador estuvo integrada por: Victoriano
de la Riva, Pedro Velasco, Vicente Rodríguez, Manuel Ledesma, Manuel Caballero,
Casimiro Bravo y Felipe Arce quienes, desde el 30 de junio de 1825, planificaron la
recepción. Para cubrir los gastos los comisionados pusieron una cuota de 100 pesos.
El documento señala “el incomparable Bolívar a cuyas extraordinarias virtudes debemos
nuestra emancipación del poder despótico español nuestra libertad y el goce de nuestros
derechos” (ARP, 1825).
Por su parte, Angelo Catacora comisionado de los pueblos de Chucuito, antiguo
territorio de los Lupacas, elaboró una propuesta de alegorías para solemnizar la

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presencia del libertador, quien desde Zepita el 26 de marzo de 1825 informó al prefecto
de Puno, lo siguiente:

– En la raya de Chucuito después de formada el arco triunfal, se presentarán dos toros de


buena presencia mansos y decentemente vestidos en ambos costados, cada uno pisando el
yugo opresor, y en seguida en el mismo pueblo de Chucuito, al pie del dosel y en ambos
extremos de la silla poltrona dos águilas o buitres bien adornados con sintas (sic) de colores
de Colombia y Perú.
– En Acora dos garzas, en la misma forma.
– En Ilave dos vicuñas cargadas de barra tener de oro y plata.
– En Juli dos Venados con sus penachos muy enjoyados y sus escarapelas de Colombia.
– En pomata, dos llamitas pequeñas blancas para que resalten las cintas.
– En Zepita dos alpaquitas pequeñas de un mismo color y tamaño.

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