Patio Cuadrado
Patio Cuadrado
EL PATIO CUADRADO
EXTRADIEGETITO
Atardecía y desde el patio descubierto podían ver un crepúsculo tan enrojecido
como un incendio o como un par de purpura. Era uno de esos patios de provincia,
cuadrados, con corredores y habitaciones a cada lado, Horacio estaba junto a
ellos viendo el atardecer.
De pronto descubrieron la silueta de unos hombres que se recortaba contra el
fondo rojísimo del cielo con un puñal negro clavados en el borde mismo de la
cornisa del patio, un mínimo impulso bastaba para que se precipitaran al vacío.
Se va a matar le gritábamos a Horacio
El hombre permanecía sin que diera un paso atrás como si estuviera dispuesto a
lanzarse, buscamos con la con la mirada a Horacio, pero ya no estaba junto a
nosotros. Nos tranquilizó saber que había comprendido nuestro mensaje y lo iba a
salvar. Ansiosamente esperamos verlo llegar detrás del hombre; pero los minutos
pasaban y Horacio no aparecía. Mientras el atardecer se desgaja en jirones
sangrantes. Entonces supieron que Horacio estaba frente al suicida en el otro
extremo del patio, en idéntica actitud: como dos dagas clavadas frente a frente,
como dos neones en un tablero de ajedrez.
-Olivia, Olivia, ¿dónde estás? - Aquí estoy, en el centro del cuarto -contestó
entonces con una voz muy queda, como si la ropa la sofocara. Nos pusimos a
remover trajes y más trajes tratando de apartarlos y despejar el camino hacia ella.
Lográbamos pasar entre un perchero y encontrábamos otro y después otro y luego
otro y otro, como si la ropa y los percheros se multiplicaran y no nos dejaran nunca
llegar hasta Olivia. Por fin conseguimos salir de aquel mundo de ropa y verla
vestida toda de negro y velado el rostro por gasas también negras. Estaba de pie
en el centro de un circulo, una circunferencia pequeñísima que parecía
pertenecerle.
- ¿Qué haces aquí? -le preguntamos. Ella avanzó un paso, o nada, pero sentimos
que se encaminaba hacia nosotros, mientras sus manos apartaban las gasas que
la velaban.
-Estoy muerta -dijo, ¿no te has dado cuenta de que estoy muerta, de que hace
mucho tiempo que estoy muerta? Y al apartar los velos que la cubrían tuvimos
ante un rostro hueco, una cavidad donde ya mirábamos al vacío.
-Un hombre, el mismo siempre, los persigue con un enorme puñal todas las
noches cuando duermen. Es un tormento indecible el temor con que viven de que
algún día les dé alcance y ya no despierten más.
-Bien saben lo que es eso-dijo el menos viejo de los dos-, yo sufro la persecución
diaria, constante, de una nube de mariposas negras que aparecen siempre en
cualquier momento, en cualquier parte donde me encuentre. Es una nube espesa
que se cierne sobre mi cabeza y que, si corro, se desplaza con el mismo ritmo de
mi carrera no dejándome sitio donde protegerme y librarme de ella; me persigue
sin descanso como una sombra delatora proyectada hacia arriba; a veces la siento
ya tan cerca de mí que tengo que llevarme las manos sobre la cabeza y correr
agachado, casi pegado al suelo, para evitar el roce de sus alas tamizadas de un
polvo parduzco y rancio...-Imágenes, símbolos,