Reyes Catolicos
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Reyes Catolicos
Facultad de Derecho
Historia de las Instituciones Jurídicas, Políticas y Sociales Chilenas
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Mientras el rey Enrique IV era apodado “El Impotente” y acusado por detractores y súbditos de comportamiento
sodomita y graves faltas a sus deberes conyugales, la reina Juana recibía frecuentes visitas de cortesanos y nobles ante la
desatención y permisiva impasividad de su marido -según detractores, incluso con su beneplácito-. Uno de sus
“favoritos” era el valido Beltrán de la Cueva, quien, se rumora, habría engendrado a la infanta Juana de Castilla.
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señores y eclesiásticos, así como por el Reino de Aragón, gracias al enlace matrimonial
celebrado entre Isabel y Fernando.
Isabel I de Castilla y sus adherentes triunfarían sobre los juanistas, dando por zanjada la
discusión sobre la sucesión real y consolidándose ella como reina. A la sazón, el marido de la
monarca se había convertido, en el mismo año 1479, en el rey FERNANDO II DE ARAGÓN. La
guerra concluyó, justamente, con el
TRATADO DE ALCÁÇOVAS-TOLEDO,
mediante el cual el bando perdedor los
reconocería como los legítimos
gobernantes de Castilla. La pareja real,
cada uno rey en su propio reino,
comenzaría desde entonces a ejercer
un estilo de gobierno que cambiaría
para siempre la historia de lo que hoy
conocemos como España.
Moneda de cuatro ducados de oro conmemorativa
a Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, a quienes se representa frente a frente en el anverso, y con los
escudos tanto castellano como aragonés en el reverso
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En Castilla, si bien Isabel era la reina de iure, Fernando asumió una gran cantidad de funciones de gobierno, llegando a
dirigir, por ejemplo, su política exterior en muchos asuntos. Sin embargo, no se dio la misma situación viceversa, toda
vez que Isabel no tuvo injerencia alguna sobre el Reino de Aragón, cuya legislación no admitía a las mujeres como
monarcas. No obstante aquello, los esfuerzos políticos y diplomáticos de Fernando resultaron sumamente beneficiosos
para Castilla, siendo acusado, en ocasiones, de desatender su propio reino por favorecer al de Isabel.
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francófilos que sería necesario incorporar para asegurar la paz y estabilidad en la Península y
crear, a la larga, a la actual España. Los principales hitos en torno a la unificación territorial son
los que siguen.
a. El matrimonio de Isabel y Fernando (1469): Como se dijo, la unión matrimonial
entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, aún siendo ambos herederos o
pretendientes a sus respectivos tronos, marcó el inicio de una política común entre
Castilla y Aragón, aun cuando no uniesen de modo formal o legal a sus reinos en uno
solo. Isabel fue capaz de desafiar la autoridad de su hermano, entonces rey, con tal de
casarse con Fernando, a quien profesó amor y devoción desde pequeña. Además, su
matrimonio resultó sumamente estratégico, no sólo por aunar con él a los dos reinos
más relevantes de la Península, sino también por las conocidas dotes políticas y
diplomáticas de Fernando, que serían puestas al servicio de Castilla, granjeándole
importantes victorias e incorporaciones territoriales.
Fue la conquista de Granada el hecho que dio pie a que el papa ALEJANDRO VI les
otorgase oficialmente, mediante bula pontificia, el título de “Reyes Católicos”.
c. La anexión del Reino de Navarra (1512): Haciendo gala de sus habilidades tanto
diplomáticas como bélicas, el rey Fernando de Aragón se involucró activamente en la
guerra civil de Navarra, incorporando, finalmente, el territorio de dicho reino a
3
Cuenta la historia que Boabdil, luego de salir ceremoniosamente del Palacio de La Alhambra y entregar las llaves de la
ciudad a los Reyes Católicos, se veía notoriamente afectado, al borde del llanto. Su madre, la sultana A IXA, lo espetó
con una frase que pasaría a la historia: “No llores como mujer lo que no supiste defender como un hombre”. Este dicho, entendido
en su contexto histórico y cultural, resulta doblemente deshonroso para Boabdil, considerando no sólo su calidad de
rey, sino de musulmán.
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Castilla. Llama la atención, así, que el monarca decidiese emplear sus recursos políticos
y militares para anexar un nuevo territorio al reino de su cónyuge en vez de al propio.
De paso, Fernando apagó, con esta anexión, el principal foco de influencia francesa en
toda la Península.
d. La herencia de los reinos unificados y el nacimiento de España (1516): La reina
Isabel de Castilla moriría en 1504, a los 53 años, dejando como regente de Castilla a su
marido, Fernando. En 1516 el rey aragonés también fallecería, debiendo operar la
sucesión real. Si bien Isabel y Fernando tuvieron cinco hijos, los dos mayores ya habían
fallecido, siendo la tercera, Juana, la heredera. No obstante, es esta infanta quien pasaría
a la historia con el apodo de JUANA “LA LOCA”, siendo prontamente declarada
interdicta e impidiéndosele gobernar4. Es por esto que el reino fue heredado,
finalmente, a CARLOS DE HABSBURGO, nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana,
quien pasaría a ser conocido con el nombre de CARLOS I DE ESPAÑA o CARLOS V DEL
SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO. Con este hecho no sólo se inauguraba una
nueva dinastía, la Casa de Habsburgo o Austria, sino que los reinos ibéricos, hasta
ahora aún separados, eran heredados de manera unificada. Así, Carlos I de España
heredó Castilla, Aragón, Granada y Navarra, convirtiéndolos en un solo reino, dando
nacimiento a España.
2. La reorganización de la hacienda.
La hacienda es, en resumidas cuentas, la economía del reino. Su reestructuración en
Castilla es otra más de las muestras de que los Reyes Católicos convertían, poco a poco, a la
futura España en un Estado moderno, alejándola de las estructuras y categorías típicas de la
Edad Media. En tiempos medievales, la gran cantidad de señores locales implicaba que fueran
éstos quienes recibiesen los tributos o impuestos; de aquellas cifras, una fracción arribaba
finalmente a las arcas reales, quedando los monarcas sujetos a los vaivenes económicos de
nobles y señores, sin contar con un patrimonio considerable. En ese estado recibió Isabel el
Reino de Castilla de manos de su hermano. No obstante, la hacienda fue completamente
reorganizada por la reina, creando un sistema tributario unificado por el que el dinero
recaudado pasaba directamente al erario público, sin intermediario alguno.
Del mismo modo, Isabel ideó la creación de un Consejo de Hacienda, organismo de
su plena confianza que se encargaría de la administración del dinero del Reino de Castilla. Con
este hecho se marcó un nuevo hito histórico, toda vez que, a partir de este momento,
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Juana I de Castilla, apodada “La Loca”, recibió este apelativo por la inestabilidad mental en que quedó luego de la
muerte de su marido, FELIPE “EL HERMOSO”, en 1506. Tras su fallecimiento, Juana cayó en una profunda depresión
que la llevó a desfilar durante días junto al cadáver de su marido en estado de putrefacción, además de vivir continuos
episodios de arrebatos de ira y decisiones erráticas. Si bien hoy en día, con los avances de la psiquiatría, su caso sería
considerado producto de alguna afección a su salud mental, en la época esta clase de situaciones eran invariablemente
sindicadas como “locura” o “demencia”. Así, Juana fue recluida en un torreón en Tordesillas donde pasaría el resto de
su vida, hasta su muerte en 1555. De su unión con Felipe “El Hermoso”, de la Casa de Austria o Habsburgo, nacería, en
1500, su hijo Carlos, futuro rey de la España unificada y emperador del Sacro Imperio.
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el patrimonio del reino y el patrimonio de los reyes pasaban a estar separados y ser
completamente distinguibles, cosa que no sucedía en los demás Estados europeos, donde
normalmente el dinero del rey y el del país se identificaban.
3. La centralización del poder y la sujeción de la nobleza.
Otra de las problemáticas que solían aquejar a los reyes medievales era el excesivo
poder de la nobleza en desmedro de los monarcas, lo que se manifestaba en todo un abanico
de aspectos: los nobles de cada localidad controlaban la economía, recaudaban impuestos,
acuñaban moneda propia, tenían ejércitos, declaraban la guerra a otros señores, imponían leyes
y administraban justicia. Del mismo modo, las localidades, en general, poseían amplias
libertades a través de sus ayuntamientos, municipios o cabildos, en los cuales el pueblo se
autorrepresentaba para salvaguardar sus intereses.
En la transición que vivió Castilla durante el gobierno de los Reyes Católicos, del
Estado medieval al Estado moderno, el poder político comenzó a desplazarse desde la nobleza
hacia el monarca, dejando de encontrarse diseminado o atomizado como en tiempos feudales.
La reina buscó la supresión del poder político de la nobleza y su reemplazo por un poder
único y personal encarnado en la figura del monarca, aun cuando hubiera llegado al trono,
en gran parte, gracias a su apoyo.
El principal medio de control que tenían los
nobles sobre los reyes, además del económico y
militar, eran las cortes, en las que la nobleza y los
estamentos representados se reunían para tomar
ciertas decisiones concernientes a todo el reino y, en
ocasiones, imponer términos a los monarcas. Isabel
“La Católica” tomó la determinación de dificultar la
convocatoria a cortes e impedirlas a como diese
lugar, propiciando que las decisiones y peticiones se
hiciesen en su propia corte y ante su presencia.
Por otra parte, para controlar los
ayuntamientos o municipios en todos los rincones de
Retrato de Castilla tomó la decisión de intervenirlos
los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de
Aragón mediante la creación de un funcionario, el
corregidor, único
miembro del cabildo que era nombrado por el monarca, con funciones de fiscalización, ya que
todos los demás eran electos por y de entre los vecinos del pueblo o ciudad respectivo.
Finalmente, Isabel terminó de centralizar el Estado a través de la creación del sistema
polisinodal, a través del cual se basaba toda la administración pública en consejos, cuyos
miembros no eran nobles, sino profesionales pagados, designados y de exclusiva confianza de
la reina, que la asesoraban y acompañaban por el país de modo itinerante junto a su corte.
Estos consejos dieron pie a una administración más eficiente y eficaz, además de especializada,
funcionando de una manera similar a los ministerios modernos.
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4. La reforma de la Iglesia y la defensa de la fe.
Uno de los aspectos capitales de la administración de los Reyes Católicos dijo relación
con la fe católica y la Iglesia. Isabel, cristiana muy devota, era una convencida de que la
unificación política y jurídica de su reino sólo podía ser efectiva si iba aparejada a una
unificación religiosa, cuestión sumamente complicada en una Castilla de tres religiones: una
amplia mayoría de sus súbditos era católica, por supuesto, pero también quedaban poblaciones
no despreciables de musulmanes -llamados mudéjares, es decir, musulmanes que habitan en
un reino cristiano-, así como importantes comunidades de judíos -llamados sefardíes, según la
denominación de la época-. Del mismo modo, la nueva reina avizoró un problema estructural y
de aun más gravedad: la Iglesia castellana, en general, se encontraba en pésimas condiciones
tanto morales como intelectuales; su clero, salvo excepciones, no contaba con la preparación,
instrucción ni observaba el comportamiento que se esperaba de él; sus escuelas de teología
estaban atrasadas y despobladas; en general, la situación religiosa era paupérrima, y la reina
católica estaba decidida a revertir aquel deplorable estado.
a. La reforma de la Iglesia de Castilla:
Primero
que todo, la reina encargó a su confesor y
sacerdote de confianza, FRAY FRANCISCO
JIMÉNEZ DE CISNEROS, una reforma
completa
y absoluta de la Iglesia del Reino de Castilla,
así
como de la enseñanza de la teología. Se
dificultó
notoriamente el ingreso a los hábitos
sacerdotales, aumentando la exigencia y la
preparación intelectual de los clérigos,
quienes
debían ser doctos en las artes liberales, así como
en teología, filosofía y otros saberes.
Pronto las principales universidades de Castilla,
como Valladolid, Alcalá de Henares o camada de teólogos de renombre, al tiempo que
Salamanca, comenzaron a producir camada tras Retrato de fray Francisco Jiménez de Cisneros, confesor
de la reina y gestor de la reforma a la Iglesia castellana
las más importantes dignidades eclesiásticas del reino eran ocupadas por sacerdotes
bien instruidos y educados. Asimismo, se propició y enforzó el buen
comportamiento moral, público y privado de los clérigos, dando nueva cara a la
Iglesia del reino en su totalidad.
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la antesala de otros exilios masivos -sobre todo de judíos- que se darían más
adelante. Por ejemplo, los sefardíes serían más tarde también expulsados de
Portugal (1497) y de Navarra (1498)5.
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La expulsión de los judíos de la Península Ibérica se enmarca en una tónica sumamente frecuente en Europa en los
siglos circundantes al de los Reyes Católicos. A modo de ejemplo, previo al Edicto de Granada (1492) los judíos
también habían sido expulsados de Inglaterra (1290), Francia (1394), Austria (1421), Parma (1488) y Milán (1490).
Asimismo, de modo posterior, también fueron forzosamente expulsados de Lituania (1495), Portugal (1496), Navarra
(1498), Provenza (1500), Brandeburgo (1510), Túnez (1535), Nápoles (1541), Génova (1550), Baviera (1554), de los
Estados Pontificios (1593), Orán (1669) y Viena y Baja Austria (1670). Estas expulsiones tuvieron distintas
motivaciones, desde la religiosa a la económica, y contribuyeron a generar la denominada “diáspora judía”.
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“Morisco” era la denominación dada al converso del islam al cristianismo. Por su parte, “marrano” era un apelativo
sumamente despectivo contra los judíos que eran, en realidad, falsos conversos.
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de teología. El siglo XVI fue sumamente difícil para la Iglesia Católica, toda vez que
los embates de la Reforma Protestante remecían su base de fieles en Europa
Central. Para contener la oleada protestante, la Iglesia convocó al CONCILIO DE
TRENTO, celebrado entre 1545 y 1563, el que es considerado el primer gran
concilio ecuménico moderno, y que sentó las bases de la respuesta de la Iglesia
Católica a la Reforma Protestante. En Trento se aclaró una serie de puntos
doctrinales, disciplinarios y dogmáticos7. En este concilio fue especialmente
destacada la participación de los teólogos castellanos formados al alero de la
reforma y depuración de Isabel “La Católica” y fray Francisco Jiménez de Cisneros.
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Si bien el Concilio de Trento nació como una instancia para dar respuesta a la amenazante expansión de la Reforma
Protestante de Martín Lutero, terminó sentando las bases de la doctrina católica moderna, gracias a la cantidad de
asuntos debatidos y a la calidad de teólogos que en él participaron. Así, parte de su importancia histórica se debe también
a haber definido la doctrina de la Iglesia sobre las Sagradas Escrituras, la Tradición, los sacramentos y el celibato
(quedando prohibido el matrimonio de los sacerdotes), la reafirmación de la supremacía de la autoridad papal y la
delimitación de los campos de aplicación de los teólogos. El Concilio definió, a su vez, las nuevas normas dogmáticas,
litúrgicas y éticas de la Iglesia, en especial las prácticas rechazadas por los protestantes: presencia real de Cristo en la
Eucaristía, justificación por la fe y por las obras, conservación de los siete sacramentos, las indulgencias y la veneración
de la Virgen María y los santos.
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Una de las características más usuales del colonialismo es la fundación de ciudades portuarias estrictamente dedicadas a
la extracción de materias primas hacia la Metrópoli. Tomando el ejemplo portugués, todas sus capitales fundadas en
América (Salvador de Bahía, Río de Janeiro), África (como Praia, Luanda o Maputo) o Asía (como Goa, Macao o
Timor) se emplazaban en las costas, a diferencia de capitales hispanas fundadas en América, como Ciudad de México,
Bogotá o Santiago de Chile, fundadas en el interior y demostrativas del ánimo de permanencia.
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Del mismo modo, a partir del descubrimiento la Corona comenzó a hacerse cargo de
situaciones tales como la justificación jurídica del proceso de conquista y de la posesión de
las Indias, la regulación de las instituciones jurídicas indianas, la creación de un sistema
administrativo para el nuevo continente, y, finalmente, el hecho que resulta más singular -
toda vez que en ninguna otra posesión de ultramar europea se verificó algo ni remotamente
similar-, la creación y estructuración de un Derecho indiano, propio, pensado y adaptado
especialmente para la vida en el nuevo continente.
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Cristóbal Colón los títulos de almirante, virrey y gobernador general de todos los
territorios que descubriese, así como una décima parte de todas las riquezas que obtuviese.
Así, las Capitulaciones de Santa Fe significaron un reparto anticipado entre Colón y los Reyes
Católicos de los beneficios que reportaría la conquista de lo que después se llamaría América.
“Primeramente, que Vuestras Altezas, como Señores que son de las dichas mares océanas, hacen desde
ahora al dicho don Cristóbal Colón su almirante en todas aquellas islas y tierras firmes que
por su mano o industria se descubrirán o ganarán en las dichas mares océanas para durante su
vida y, después de él muerto, a sus herederos y sucesores de uno en otro perpetuamente (…)”.
“Otrosí, que Vuestras Altezas hacen al dicho don Cristóbal su virrey y gobernador general en
todas las dichas tierras firmes e islas que, como dicho es, él descubriere o ganare en las
dichas mares; y que, para el regimiento de cada una y cualquiera de ellas, haga él elección de tres personas
para cada oficio y que Vuestras Altezas tomen y escojan uno, el que más fuere su servicio; y así serán mejor
regidas las tierras que Nuestro Señor le dejará hallar y ganar a servicio de Vuestras Altezas”.
“Ítem, que de todas y cualesquiera mercaderías, siquiera sean perlas, piedras preciosas, oro, plata, especiería
y otras cualesquiera cosas y mercaderías de cualquier especie, nombre y manera que sean que se compraren,
trocaren, hallaren, ganaren y hubieren dentro en los límites del dicho almirantazgo, que desde ahora
Vuestras Altezas hacen merced al dicho don Cristóbal y quieren que haya y lleve para sí la décima
parte de todo ello, quitadas las costas todas que se hicieren en ello, por manera que de lo que
quedare limpio y libre haya y tome la dicha décima parte para sí mismo y haga de ella a su voluntad,
quedando las otras nueve partes para Vuestras Altezas”.
Capitulaciones de Santa Fe, 17 de abril de 1492 (fragmentos).
Para muchos, las Capitulaciones de Santa Fe, de modo indirecto y no buscado, representan
el nacimiento del Derecho indiano, que a posteriori sería la mayor creación jurídica de la
América hispana. Tras este acuerdo, la Pinta, la Niña y la Santa María zarparían desde el puerto
de Palos de la Frontera hacia las Islas Canarias, y desde allí hacia el continente asiático por la
ruta de Occidente. Sin saberlo, en su primer viaje Colón visitaría varias islas del Mar Caribe,
como Bahamas, Cuba y La Española (actuales República Dominicana y Haití), fundando los
primeros efímeros asentamientos castellanos en el Nuevo Mundo y entrando en contacto por
primera vez con los nativos del continente americano.
Cristóbal Colón realizaría un total de cuatro viajes a América, en 1492, 1493, 1498 y 1502.
En su segundo viaje visitó las islas de las Antillas -actualmente Martinica, Guadalupe,
Antigua, entre otras-, así como Puerto Rico y Jamaica; en el tercer viaje arribó por primera vez
-todavía sin saberlo- a Sudamérica, en lo que hoy es Venezuela y Guyana; finalmente, en su
cuarto viaje llegó a Centroamérica, paseando por las costas de las actuales Panamá, Costa
Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Belice. Por parte de la Corona, los términos de las
Capitulaciones de Santa Fe serían respetados, aun cuando Isabel desarrollara una cierta
animadversión a Colón, obligándolo a observar un buen trato hacia los nativos. El almirante
moriría en 1506, sin enterarse que había arribado no a Asia, sino a un nuevo continente.
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V. Anexo documental:
Mapas.
Expulsiones de
judíos en Europa
entre los siglos XII
y XVI
Viajes de
descubrimiento y
exploración
portugueses en los
siglos XV y XVI
Rutas de los
cuatro viajes de
Cristóbal Colón al
Nuevo Mundo
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Si bien Isabel debería pasar por una guerra civil, conocida como Guerra de Sucesión Castellana, antes de acceder al
trono en 1474, a la larga terminaría heredando el Reino de Castilla de su hermano, E NRIQUE IV, acusado de
homosexualidad e impotencia, e impugnada su paternidad sobre la supuesta heredera al trono que podría haber despojado
de sus derechos hereditarios a Isabel.
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vez la abrumadora tarea del descubrimiento de oficialmente comienzo la historia de España y
un continente desconocido, y de comenzar, en su imperio de ultramar.
adelante, el proceso de organización de la
conquista y de lo conquistado.
Por cierto, la conquista comenzó como una
empresa netamente castellana, con un
involucramiento aragonés meramente
diplomático y logístico. España, aún, no existía.
Sólo tras la muerte de los Reyes Católicos -
Isabel en 1504 y Fernando en 1516- y la
herencia de todos los reinos unificados
(Castilla, Aragón, Granada y Navarra) a su nieto
Isabel I de Castilla,
CARLOS I (también emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico), se instauraría en
la Península Ibérica la DINASTÍA HABSBURGO,
de origen austríaco, y con ello daría definitiva y “La Católica”
2
Debe recordarse que, cuando Colón arribó a la isla de Guanahani (actualmente Bahamas) el 12 de octubre de 1492, e
incluso tras su regreso a América en tres distintas ocasiones consecutivas, creyó firmemente que su expedición había
tocado tierra en algún lugar del sudeste de Asia, cercano a la India, China o Japón. 3 Actualmente Sudáfrica, el lugar en que
el continente africano termina por el sur, uniendo los océanos Atlántico e Índico. El descubrimiento de este accidente
geográfico resultó revolucionario, toda vez que se desconocía que África tenía “final”, proponiendo algunos estudios que
se extendía eternamente hacia el sur. 4 Goa, además de otros lugares como Calicut o Damán, fueron territorios
portugueses en la actual India. Por su parte, Macao fue uno de los territorios más orientales del Imperio Portugués, en la
actual China.
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altamente cuestionado por sus escándalos y patente inmoralidad, así como por el estado de
permanente corrupción con que condujo a la Iglesia. No obstante, antigua era ya la tradición de
concesiones de tierras que el papa podía hacer a distintos reinos cristianos de las denominadas
res nullius o “tierras de nadie”, consideradas como tal por carecer de un príncipe cristiano como
gobernante. Papas anteriores ya habían concedido tierras a los portugueses, por lo que Isabel
recurrió al pontífice para justificar legalmente su posesión sobre América.
Acorde a la doctrina del Dominus Orbis, el papa, en cuanto vicario de Cristo en la Tierra,
tenía un virtual dominio del mundo entero, sobre todo de aquellas tierras que careciesen de un
gobernante cristiano. Con base en ello, el papa tenía el derecho de donar tierras, situación que,
en su época, era generalmente aceptada por los reinos europeos.
Así, cinco fueron las denominadas BULAS ALEJANDRINAS, también llamadas bulas de
donación pontificia, con injerencia directa sobre el continente americano.
1. Bula Intercaetera I (3 de mayo de 1493): Con gran rapidez, considerando que el regreso
de Colón a Castilla desde Indias se había dado en marzo del mismo año, esta bula sentó
las bases del dominio castellano sobre el nuevo continente. A través de ella, Alejandro VI
donó “las tierras descubiertas y por descubrir a los reyes de Castilla y a su descendencia”, siempre y
cuando éstas no tuviesen a otro señor cristiano previamente. Llama la atención que la
donación no fuere al Reino de Castilla, sino a los reyes y su descendencia a título
personal, cuestión de enorme relevancia práctica a posteriori5.
3. Bula Intercaetera II (4 de mayo de 1493): Con sólo un día de diferencia, los reclamos
portugueses al papa Alejandro VI hicieron que el pontífice rectificara con una nueva
Intercaetera la anterior bula del mismo nombre. Si bien reiteró la donación pontificia a
Castilla, impuso, por una parte, una condición, y por otra, un límite geográfico. Por un
lado, los Reyes Católicos tenían la obligación de evangelizar a los naturales
americanos, so pena de que sus derechos de posesión sobre las Indias
5
La bula Intercaetera I será, en 1810, uno de los argumentos esgrimidos por el Cabildo de Santiago para establecer la
Primera Junta Nacional de Gobierno, toda vez que la línea sucesoria había sido cortada por la imposición de un nuevo
monarca, José Bonaparte, quien no pertenecía a la descendencia de los Reyes Católicos. 6 Para Isabel la cuestión de la
calidad de personas de los indígenas quedó fuera de discusión desde el mismo momento en que Colón regresó con la
noticia de haber descubierto nuevas tierras. De hecho, el propio Cristóbal Colón fue enviado a prisión por Isabel,
habiendo desatado el enojo de la reina por haber traído hasta su presencia a indios caribeños encadenados. Por su parte,
los portugueses no sólo carecieron de esta visión humanitaria, sino que además convirtieron del comercio de esclavos en
un lucrativo negocio, base de su economía ultramarina.
3
fuesen revocados en caso de incumplimiento. Asimismo, y para acallar las alegaciones
portuguesas, el papa estableció una línea demarcatoria que dividía el mundo en dos
mitades, de polo a polo, ubicada exactamente a 100 leguas al oeste de las Islas Azores
y Cabo Verde. Desde aquel punto hacia el oeste sería territorio castellano, y hacia el
este, territorio portugués. Esta delimitación generaría, lógicamente, graves protestas de
parte de otros reinos, como Inglaterra y Francia7.
5. Bula Dudum Siquidem (26 de septiembre de 1493): A través de esta bula, el papa
incurrió en una cierta contradicción respecto de la línea demarcatoria establecida en la
Intercaetera II, toda vez que concedió a los Reyes Católicos y a sus herederos las tierras
que sus navegantes descubriesen en Oriente a través de la ruta de Occidente (es decir,
navegando a Asia desde América), que careciesen de príncipe cristiano8.
A pesar de que las bulas de donación pontificias eran consideradas un modo válido de
adquisición del dominio de nuevas tierras, la línea demarcatoria establecida no contentó al rey de
Portugal. Tanto Portugal como Castilla habían cultivado una larga historia de resolución de
conflictos a través de la celebración de tratados internacionales, y este caso no fue la excepción.
Así, a las bulas anteriores debemos sumar el contenido del TRATADO DE TORDESILLAS, del
año 1494, que modificó la línea demarcatoria de la bula Intercaetera II, dejándola definitivamente a
370 leguas al oeste de las Islas Azores y Cabo Verde.
Lín
7
El monarca francés de la época, Francisco I, llegó a proclamar en una misiva, no sin un dejo de ironía, la frase que sigue:
“Me gustaría ver la cláusula del testamento de Adán en que le reservó a los reyes de España y de Portugal todo el océano”. El rey inglés, así
como los gobernantes de Holanda y Austria, también elevaron sus propias reclamaciones al papa. 8 Esta bula es el motivo
de que el Imperio Español contase entre sus dominios de ultramar territorios asiáticos como las Filipinas, así como en
Oceanía, como lo fueron las Islas Marianas, Guam o Palaos.
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III. El comienzo de la Polémica de los Justos Títulos.
A casi veinte años de la llegada de Colón a América, y ya fallecidos tanto el genovés como la
reina Isabel “La Católica”, quien dejó a su marido Fernando como regente de Castilla, la
conquista de las islas del Caribe se había desarrollado sin grandes contratiempos. De Bahamas y
las Antillas el dominio hispano se extendió a Cuba, Jamaica, Puerto Rico y La Española, siendo
este último lugar desde el que se encendería el pabilo de una polémica de largo aliento que hizo
trastabillar la justificación de la conquista y la posesión de Indias.
Isabel, para quien la situación de los indígenas americanos fue una preocupación de primer
orden, ya en el año 1500 dictó una real cédula por la que declaró “vasallos libres de la Corona de
Castilla” a los habitantes nativos de América, equiparándolos a cualquier súbdito castellano. No
obstante, los acontecimientos en el Caribe escapaban del control de la reina, proliferando los
abusos y maltratos contra la población local, haciéndolos trabajar de manera extenuante bajo el
pretexto de buscar, con ello, el pago de sus tributos, toda vez que los naturales del Caribe se
encontraban en un estadio de desarrollo menor al de otros indígenas que se encontrarían en
América continental -como aztecas e incas-, desconociendo el sistema tributario. Aun cuando
Isabel se preocupaba activamente de dictar normas para evitar los malos tratos, muchos
conquistadores, en calidad de encomenderos, desoyeron sus órdenes.
Sería en la ciudad de Santo Domingo, capital denunciándolos ante toda la ciudad congregada
de la Isla La Española (actualmente compartida para oír su sermón, entre quienes se
entre República Dominicana y Haití), desde encontraban los más altos cargos políticos,
donde, en una de las misas de adviento del año militares y eclesiásticos de América, e incluso
1511, se levantaría una solitaria voz que uno de los hijos de Colón.
denunciaría de modo escandaloso estos abusos
hacia los indios. Fray ANTONIO DE No contentándose con ello, Montesinos
MONTESINOS, sacerdote español, predicó amenazó con el infierno a los maltratadores, e
duramente contra los españoles que habían incluso aseguró que, en cumplimiento del
cometido actos de maltrato hacia los indígenas, mandato pontificio de evangelizar y cuidar a los
indígenas, los actos de los conquistadores
incumplidores de la ley conllevarían Sermón de Montesinos,
necesariamente al retiro de Castilla del territorio diciembre de 1511 (fragmento).
de Indias. Sus palabras y la gravedad de su
denuncia generaron un enorme revuelo entre la
sociedad de La Española, contagiando luego a
las demás islas
“¿Éstos no son hombres? ¿Con éstos no se deben
guardar y cumplir los preceptos de caridad y de la
justicia? ¿Éstos no tenían sus tierras propias y sus
señores y señoríos? ¿Éstos hannos ofendido en algo?
¿La ley de Cristo, no somos obligados a predicársela y
trabajar con toda diligencia de convertirlos? Todos Monumento a Montesinos en República Dominicana,
estáis en pecado mortal, y en él vivís y morís, por la construido en 1983
crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes”.
caribeñas y arribando, en pocos meses, al otro lado del Atlántico, a la mismísima Castilla.
5
IV. La Junta de Burgos y las Leyes de Burgos.
Una vez que las palabras de Montesinos llegaron a oídos del rey Fernando “El Católico”, en
calidad de regente de Castilla, su preocupación fue patente. De manera inmediata, en 1512, citó a
una reunión de los más destacados juristas y teólogos de todo el reino para elaborar una estricta
legislación de protección a los indígenas americanos. Esta instancia, conocida como JUNTA DE
BURGOS, por la ciudad castellana en que se reunió, presidida por el mismo rey, dictó la primera
gran obra legislativa protectora de un grupo desfavorecido de la historia, lo que ha llevado a
algunos a asegurar que se trata de las primeras leyes sociales del mundo.
Las LEYES DE BURGOS, oficialmente llamadas ORDENANZAS PARA EL BUEN TRATAMIENTO
Y REGIMIENTO DE LOS INDIOS, se dividieron en un total de 35 leyes dictadas en diciembre de
1512, complementadas luego con cuatro leyes adicionales en 1513, que buscaron proteger a los
indígenas de los posibles abusos de parte de los conquistadores. Entre sus disposiciones
destacan, especialmente, las siguientes:
- Los indígenas son hombres libres, legítimos dueños de sus casas y haciendas. -
Todo español debe dispensar buen trato a los indios.
- Obligación de proveer de habitación y vivienda a los indígenas.
- Obligación de proveer de vestimenta a los indígenas.
- Obligación de alimentarlos con una buena dieta, incluyendo carne los domingos. -
Instrucción y evangelización de los indios e impartición de sacramentos. -
Regulación de sus nupcias.
- Creación de los trabajos por turnos, para evitar las jornadas extenuantes. -
Prohibición total del trabajo de la mujer embarazada desde el cuarto mes de
embarazo, y después del parto hasta que su hijo cumpliere los tres años de edad. -
Prohibición del trabajo de los menores de 14 años y de los ancianos. - Trabajo
suficiente sólo para tributar, siendo libres de trabajar para su propia ganancia durante
el resto del tiempo.
- Prohibición del trabajo indígena para servicios personales de los conquistadores. -
Creación de la encomienda, para terminar con el sistema de repartimientos. -
Instrucción y educación en el comercio.
Por otra parte, de la Junta de Burgos emanó la orden a uno de sus más destacados
miembros, el jurista JUAN LÓPEZ DE PALACIOS RUBIOS, de redactar un documento para ser
leído a los indígenas cada vez que los conquistadores entrasen en contacto con un nuevo grupo
de naturales. Este documento, denominado REQUERIMIENTO DE PALACIOS RUBIOS y
redactado en 1514, explicaba a los nativos la naturaleza de las bulas de donación pontificia, la
doctrina del Dominus Orbis, además de un resumen de la historia del mundo desde su creación.
Mediante el requerimiento, que debía ser leído a los indígenas en latín y además en su lengua
vernácula, se les comunicaba que debían reconocer a la Iglesia, al papa y al rey como sus
gobernantes, y permitir que les fuese predicada la fe. Si los indígenas aceptaban, se les
respetarían sus costumbres, propiedades y haciendas. Si no aceptaban, serían considerados
enemigos, pudiendo eventualmente hacerse la guerra en su contra, sobre todo en casos de
resistencia armada a la presencia hispana y a la prédica de la fe cristiana en los poblados
habitados por aborígenes.
6
A pesar de que el Requerimiento trasluce de la
una gran candidez e ingenuidad de parte de los
juristas castellanos al pretender que los
indígenas americanos pudiesen comprender
cuestiones como las explicadas por este
documento, y someterse al Reino de Castilla y a
la Iglesia Católica sólo por su mera lectura, lo
cierto es que, en algunos casos particulares, el
Requerimiento sí surtió efectos y generó
alianzas notables entre españoles y nativos,
como fue el caso de los tlaxcaltecas, pueblo
Algunas páginas manuscritas de las Leyes de Burgos
originario mexicano que participó activamente del año 1512
conquista de Tenochtitlán, tras lo cual fueron declarados amigos de España, respetándose sus
tradiciones y autonomía, y eximiéndolos de cargas e impuestos por más de tres siglos 9.
9
Los tlaxcaltecas y su relación con España representan un ejemplo paradigmático, habiéndose convertido en uno de los
pueblos predilectos del Imperio Español, afectos a una serie de beneficios. Asimismo, los tlaxcaltecas participaron de
modo activo en la conquista de otros pueblos, e incluso tropas auxiliares de tlaxcaltecas fueron llevadas hacia Filipinas,
colaborando con el ejército español para la conquista de varias islas de Asia. Su inicial apoyo a las pretensiones de
HERNÁN CORTÉS de conquistar Tenochtitlán, capital de los aztecas, tuvo por motivación la situación de sometimiento,
altísimas cargas tributarias y uso de tlaxcaltecas como víctimas de sacrificios humanos que los aztecas o mexicas les
habían impuesto, generando un fuerte resentimiento tanto por parte de los naturales de Tlaxcala como por otros pueblos
mesoamericanos que se encontraban en la misma situación de sumisión.
7
como exagerada e incluso falaz, pero altamente impactante, de la contravención a las Leyes de
Burgos, la que motivó la creación de las LEYES NUEVAS en 1542, que profundizaron en la
regulación de las Leyes de Burgos y fueron la antesala de la polémica de la década siguiente.
El segundo polemista, el también
sacerdote,
filósofo y jurista JUAN GINÉS DE SEPÚLVEDA,
sostuvo en Valladolid una postura favorable a
la
conquista, declarando, además, que los escritos
de denuncia de De las Casas eran “proposiciones
temerarias, escandalosas y heréticas”.
Para Sepúlveda, existía justificación más
que
suficiente, desde la perspectiva tanto filosófica
como teológica y jurídica, para proseguir con la
conquista de Indias, e incluso para hacer la
guerra a ciertos pueblos indígenas, basándose
tanto en teorías aristotélicas como en los relatos
de algunas prácticas como las mencionadas. Sus
argumentos se pueden resumir en los siguientes. Retratos de Bartolomé de las Casas y de Juan
Ginés de Sepúlveda
1. La teoría de la servidumbre natural de los indios por su baja condición mental:
Según Sepúlveda, los indígenas tenían una inteligencia inferior al hombre occidental, y
siguiendo al filósofo griego Aristóteles, existen pueblos “naturalmente llamados a la
servidumbre”, siendo los nativos americanos, en general, ejemplos de ello.
5. Los territorios americanos son res nullius o cosa de nadie: Siguiendo la doctrina
tradicional establecida por el Derecho común, y al no tener los indígenas -según
8
Sepúlveda- la capacidad de ser propietarios de sus tierras ni estar éstas sometidas a un
gobernante cristiano, serían res nullius, pudiendo ocuparse libremente.
6. La donación papal: Sepúlveda sigue, también, la teoría del Dominus Orbis, dando
absoluto crédito a la donación pontificia realizada a través de las bulas alejandrinas,
debiendo, además, cumplirse la misión evangelizadora de la bula Intercaetera II.
2. No existen los pecados contra natura denunciados por Sepúlveda: Según Bartolomé
de las Casas, las alegaciones de sacrificios humanos, poligamia, incesto, sodomía,
infanticidio y antropofagia eran absolutamente falsas y maliciosas.
4. No existen pueblos que persigan o ataquen a otros más débiles: En este sentido,
Bartolomé de las Casas se limitó a simplemente negar la acusación.
En lo relativo a los argumentos de corte más jurídico, relativos a la donación papal, al
dominio temporal universal del emperador y a la teoría de la res nullius, De las Casas negó
tácitamente su procedencia, evitando pronunciarse sobre ellos, centrándose en exaltar las
virtudes de los indígenas americanos, sus valores familiares, su estilo de vida y su desarrollo
político, económico, social, médico y arquitectónico.
Como puede observarse, al intentar una aproximación objetiva a la discusión entre estos dos
destacados polemistas, se asiste a una presentación de argumentos extremistas y falaces por
ambas partes. Así, Juan Ginés de Sepúlveda adscribe a una antigua teoría sin sustento, como
la servidumbre natural, exacerbando, además, los defectos y delitos de las sociedades
9
indígenas de un modo que permita justificar la guerra y, ante la exposición de su contradictor,
llegó a afirmar que nada de impresionante tenía la formación de sociedades complejas por parte
de los indios, ya que “abejas y hormigas también son capaces de crearlas”. Por otro lado, Bartolomé de
las Casas negó hechos patentes y probados, como lo fueron los sacrificios humanos y demás
pecados contra natura alegados por Sepúlveda o las persecuciones de indígenas contra indígenas,
buscando la creación de un mito de perfección y virtuosidad en el Nuevo Mundo que distaba de
la realidad. Además, al cuestionársele qué pasaría con las actividades productivas como
plantaciones o minas en el caso de prohibirse el trabajo indígena, De las Casas respondió, sin
titubeos, que debían ser reemplazados por “mano de obra negra, más resistente, importada desde
África”, dando cuenta de un contraste entre su protección al indígena y su postura favorable ante
la esclavitud de los nativos africanos.
10
indígenas, desconocedores de la legislación de todo peligro externo que enfrenten,
y de la moral cristiana. incluidos otros pueblos indígenas.
6. La elección voluntaria de la fe: Para 5. El papa puede otorgar un rey
Vitoria este título sería aceptable cristiano a los conversos: Siempre que se
únicamente si es una elección libre y hayan convertido libremente.
verdadera, mas no si depende del miedo. 6. La necesidad de proscribir las
7. Una donación especial de Dios: Ante prácticas inhumanas: A través de la ley y
este argumento, habiendo algunos la moral cristiana, quedando la guerra en un
pretendido que Castilla había sido plano de ultima ratio.
especialmente elegida por Dios para 7. Verdadera y voluntaria elección:
civilizar a los indios, Vitoria señaló que Sumisión voluntaria a España y a la Iglesia,
carecía de toda lógica y sustento. como en el caso de los tlaxcaltecas. 8.
8. La servidumbre natural: Carece Amistad y alianza: Nuevamente usando
absolutamente de sustento. el ejemplo tlaxcalteca.
Finalmente, Vitoria señaló que sería necesario continuar dictando legislación protectora de
indígenas, como las Leyes de Burgos y las Leyes Nuevas. Para este jurista, era esencial que, para
que los nativos se asimilasen a la civilización occidental, aceptaran las leyes y la religión, fueran
especialmente protegidos por el Derecho, evitando todo abuso en su contra, fueran éstos físicos
o en aprovechamiento de su desconocimiento o inexperiencia.
Por otro lado, el jurista de Salamanca también desarrolló la teoría de la guerra justa,
señalando que únicamente se justificaría una acción bélica luego de superadas las vías suasorias -
que buscaren el convencimiento a través de palabras, razonamiento y alianzas- y ante una
amenaza u ofensa actual y seria. Sólo en aquellos casos, existiendo una causa justa fundada en el
Derecho natural, se podría lícitamente proceder a hacer la guerra ofensiva, ocupando las
ciudades y deponiendo a los gobernantes indígenas. De aquel modo, quedaría establecida la
necesidad de comunicación y persuasión como paso previo y necesario.
Gracias a Vitoria la “Polémica de los Justos Títulos” quedó
zanjada, volviendo estériles y pueriles las discusiones entre
Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, quienes
continuaron por años desarrollando copiosamente sus
argumentos en diversos ámbitos.
Sus suertes, sin embargo, resultaron disímiles, habiendo
llegado De las Casas a convertirse en obispo de Chiapas (México)
ya unos años antes de la discusión en Valladolid, para luego vivir
el resto de su vida de forma tranquila, sosteniendo sus teorías
sobre la bondad, virtud y perfección del mundo indígena,
mientras que, para Juan Ginés de Sepúlveda, el destino resultó
de mayor aridez, siendo prohibidos muchos de sus escritos y
Monumento a Francisco desautorizado en muchas de sus teorías por el
de Vitoria en Burgos, España
mismísimo papa de la Iglesia Católica.
11
VII. La postura oficial de la Iglesia Católica.
En efecto, ya en el año 1537 el propio romano pontífice, PABLO III, había ya intervenido
directamente en la polémica a través de su bula SUBLIMIS DEUS, en la que condenó
expresamente a quienes tratasen a los indígenas como “brutos” o “animales”, estableciendo su
humanidad y personalidad.
“Teniendo en cuenta que estos indios, como verdaderos hombres, no sólo son capaces de la fe cristiana sino
que, como nos es conocido, se encaminan muy dispuestos a esta fe, y queriendo sobre ello proveer con
convenientes remedios. Que dichos indios y todas las otras gentes que a noticia de los cristianos llegue en
adelante, aunque estén fuera de la fe de Cristo, sin embargo no han de ser privados o se las ha de privar de su
libertad y del dominio de sus cosas, antes bien pueden libre y lícitamente usar, poseer y gozar de tal libertad y
dominio, y no se les debe reducir a servidumbre”.
Bula Sublimus Deus, papa Pablo III, 2 de junio de 1537.
Desde esta bula en adelante, para la Iglesia Católica, la situación de los indios americanos
como humanos quedó suficientemente zanjada, tornando aun más carentes de basamento la
argumentación de Juan Ginés de Sepúlveda en la controversia de Valladolid. Como queda de
manifiesto a partir del precitado fragmento, también se considera, por parte del pontífice, a los
indígenas como poseedores de capax Dei, esto es, de la capacidad de asimilar al Dios cristiano,
conocer y abrazar la fe, y por tanto, susceptibles de conversión al cristianismo.
I. Concepto.
Cuando nos referimos a la administración indiana hablamos de los organismos presentes
tanto en España como en Indias, legalmente creados y estructurados para gobernar los reinos
hispanos de América y Filipinas. Debemos distinguirlos, empero, de las instituciones indianas,
como el cabildo, el patronato y la encomienda, todas ellas presentes largamente en la vida
cotidiana americana, mas de surgimiento espontáneo 1. Los órganos de la administración, en
cambio, encontraron su origen en una decisión gubernamental por la cual les fueron otorgadas
sus atribuciones particulares.
1
El cabildo, el patronato y la encomienda son ejemplos paradigmáticos de instituciones no creadas por la Corona ni por
organismo legislativo alguno, sino surgidos de la espontaneidad, la experiencia o la necesidad, e incluso resistidos, en
ocasiones, por el rey (como lo fue la encomienda a lo largo de toda su historia). Es por ello que dichas realidades escapan
de aquello que trataremos en este texto, el organigrama gubernamental y administrativo.
1
gobernados. Dichos deberes debían ser cumplidos por el rey, y los monarcas Habsburgo fueron
plenamente conscientes de ello, no sólo aceptando, sino también promoviendo esta teoría,
denominada IDEAL DEL BUEN GOBIERNO.
Este ideal, fuertemente profesado por todos los
DINASTÍA HABSBURGO O AUSTRIA
monarcas de la Casa de Austria -no sólo los
españoles, sino también su rama CARLOS I 1516-1556
centroeuropea-, no fue una mera idea vaga o
difusa, sino que implicó una serie de FELIPE II 1556-1598
obligaciones concretas para los monarcas en
vistas a garantizar el bien común, lo cual, en FELIPE III 1598-1621
la práctica, separaba el campo de acción del
monarca en dos vertientes: la espiritual y la FELIPE IV 1621-1665
temporal.
CARLOS II 1665-1700
REYES DE ESPAÑA DE LA
De este modo, desde la perspectiva espiritual, el buen gobierno significaba que todo rey
debía ser el protector de la Iglesia y un defensor de la fe católica. Desde lo temporal, el buen
gobierno implica que el monarca debe garantizar a sus súbditos un correcto desempeño en
cuatro ámbitos diferentes: (i) política, (ii) justicia, (iii) hacienda y (iv) guerra.
Un mal gobierno, a contrario sensu, sería aquel en que el rey no pudiese garantizar un
correcto manejo de cualquiera de los ámbitos antes señalados. Según la teoría sobre el origen del
poder seguida por los Habsburgo, aun cuando el poder político venía de Dios, era el pueblo el
encargado de legitimar a los monarcas2. Así, un mal gobierno, teóricamente, podría incluso
incidir en la salida o deposición de un rey.
El ideal del buen gobierno permeó, sobre todo, a los
gobiernos de los dos primeros reyes Habsburgo de España,
CARLOS I y su hijo FELIPE II, quienes, entre ambos,
gobernarían por más de ochenta años, y durante cuyos
períodos se estructuraría la administración de Indias.
La administración indiana fue ideada de tal forma que
fueron creados distintos organismos, con atribuciones,
organización y funciones bien delimitadas entre sí,
presentes, dependiendo del caso, tanto en España como en
América. Es por ello que, usualmente, se pueden diferenciar
dos clasificaciones distintas de órganos administrativos
indianos: los órganos metropolitanos, o
presentes en la Península, y los órganos estudiaremos a continuación son
criollos o americanos, presentes en las Indias. exclusivamente aquellas
Como resulta evidente, las instituciones que Felipe II, segundo rey Habsburgo de España (1556-1598),
considerado uno de los mejores gobernantes del siglo XVI
con una incidencia directa en la política y la conducción del gobierno en Indias, existiendo
múltiples otros organismos administrativos propios de la España peninsular o metropolitana.
2
El Pactismo Isidoriano, también denominada Teoría Isidoriana sobre el origen del poder monárquico, será estudiado
con mayor detenimiento en el archivo titulado “El Régimen Borbón en España y en América”.
2
III. Los órganos de administración indiana peninsulares.
1. El rey.
Representando la cabeza de todos los reinos hispanos, tanto de España como de Indias, el
monarca fue la máxima autoridad legislativa, ejecutiva y judicial de la administración indiana. Ha
de recordarse que los territorios americanos, desde la perspectiva hispana, no fueron simples
colonias, sino reinos cuyo estatus jurídico estaba equiparado al de España, siendo el rey
igualmente responsable de su conducción y gobierno. En la práctica, sin embargo, cuestiones
técnicas como la legislación y la administración de justicia fueron delegadas por el rey a los
demás órganos administrativos indianos.
2. El Consejo de Indias.
Nacido a inicios del siglo XVI como una sección del Consejo de Castilla, el Consejo de
Indias fue creado como órgano autónomo por el rey Carlos I en el año 1524. Fue la institución
gubernamental más importante de la administración indiana, asesorando al rey sobre distintas
materias. El Consejo de Indias fue un organismo colegiado, integrado por un total de 12
consejeros y un gran número de cargos de carácter técnico 3, todos encargados de estudiar
aquellos asuntos sometidos a consideración o decisión del rey. Sus funciones pueden clasificarse
en las siguientes.
a. Administrativas: El Consejo de Indias se
encarga de proponer los nombres para
proveer
los cargos de funcionarios públicos en
América, encargándose, además de fiscalizar
su correcto desempeño, en vistas a conservar
el anhelado buen gobierno.
Hacienda: El Consejo de Indias examinaba las cuentas de todos los oficiales reales.
d. Legislativas: Elaboraba la ley que regiría en Indias dictada desde la Península, o revisaba
y ratificaba aquellas normas con efecto en América que dictase el rey directamente.
Además, se encargaba de aprobar las leyes dictadas desde Indias.
3
Para ser capaz de hacerse cargo de todo el abanico de necesidades que pudiesen presentarse, además de sus cargos
usuales el Consejo de Indias también contaba entre sus funcionarios a astrónomos, cosmógrafos, cartógrafos, cronistas y
escritores, abogados, entre otros.
3
e. Eclesiásticas: Esta institución era la encargada de proponer los nombres para proveer
los cargos de las altas dignidades de la Iglesia en Indias, como obispos y arzobispos,
además de controlar todos los documentos que ingresasen a América provenientes
desde la Santa Sede, otorgando el exequátur, sello que aprobaba el paso de bulas y otros
documentos pontificios al Nuevo Mundo, el que era negado si es que el contenido de
dichos textos resultaba desfavorable a la Corona.
3. La Casa de Contratación.
Fue creada en el año 1503, aún durante el gobierno de los Reyes Católicos. La Casa de
Contratación se ubicaba en la ciudad de Sevilla, y fue el organismo encargado de administrar los
negocios de ultramar, trazando la política comercial de los Reinos de Indias, así como la
explotación minera y el cobro de impuestos. Sus principales funciones fueron las que siguen.
a. Aduana: La Casa de Contratación actuaba como un organismo aduanero que controlaba
la entrada y salida de productos desde Indias a España o viceversa. Se encargaba, así, de
los permisos comerciales y del sistema de flotas y galeones.
4
IV. Los órganos de administración indiana criollos o americanos.
Con el fin de preservar el ideal del buen gobierno, y a sabiendas de la imposibilidad de
hacerse cargo de todo un continente desde el otro lado del Atlántico, desde muy
tempranamente los Habsburgo también instituyeron órganos administrativos en el territorio
indiano. En general, una de sus mayores virtudes fue que estos organismos eran dirigidos por
funcionarios profesionales u hombres de oficio.
1. El virrey.
Los virreyes fueron la máxima autoridad presente en territorio americano. Bajo los
Habsburgo fueron creados dos distintos virreinatos, el Virreinato de Nueva España, creado
en 1535, con capital en Ciudad de México, y el Virreinato del Perú, creado en 1542 y con
capital en Lima. El virrey, nombrado directamente por el monarca desde España, era un cargo
de exclusiva confianza del soberano y lo representaba de modo absoluto en Indias, a tal punto
que estaba facultado para firmar los documentos oficiales con la rúbrica “Yo, el Rey”, del mismo
modo que lo hacía el monarca en España.
Si bien originalmente los virreyes fueron nobles, con el tiempo, y sobre todo después del
cambio de dinastía en 1700, comenzaron a ser designados más funcionarios de carrera. Quien
ostentase el cargo de virrey tenía, también, el título de gobernador y de presidente de la Real
Audiencia del territorio de su jurisdicción. Usualmente duraba cinco años en el cargo.
2. La Real Audiencia.
La Real Audiencia es el máximo tribunal de justicia en territorio indiano, actuando como
tribunal de segunda y de tercera instancia. Es un cuerpo colegiado, cuyos miembros, jueces de
carrera estudiosos del Derecho indiano y castellano, reciben el nombre de oidores, y eran
presididos por el virrey o el gobernador de su jurisdicción. Sus sentencias podían ser apeladas
ante el Consejo de Indias. Existieron un total de dieciséis Reales Audiencias en las principales
ciudades españolas de América, además de una en Manila, Filipinas.
En el caso chileno, la primera Real Audiencia fue creada en 1565 en la ciudad de
Concepción. Debido a la hostilidad de los indígenas de la zona, en 1605 fue trasladada a su
locación definitiva en la Plaza de Armas de Santiago.
Además de las funciones jurisdiccionales, la Real Audiencia también actuaba como órgano
consultivo del virrey o gobernador, en algunos asuntos en que se requiriese de un consejo o
asesoría basada en la experiencia legal de los oidores. También tenía facultades correccionales
sobre eclesiásticos y podía actuar como entidad defensora de indígenas.
3. Los gobernadores.
Subordinados al virrey, tienen las mismas atribuciones que éste en territorios más acotados,
denominados gobernaciones. Sin embargo, a diferencia del virrey, no representan al monarca de
manera directa, careciendo de la facultad de firmar documentos oficiales con la frase “Yo, el
Rey”. En algunos lugares especialmente problemáticos, ya sea por rebeldía o
5
belicosidad de los habitantes nativos o peligros externos como ataques de piratas o de potencias
enemigas, el gobernador era dotado de atribuciones militares especiales y pasaba a llamarse
capitán general. Aquel fue el caso de Venezuela, Chile y las islas Filipinas.
4. Los corregidores.
Los corregidores nacieron en Castilla
como representantes del rey en los cabildos
o ayuntamientos locales. En el caso
americano, adoptaron una función
especialmente relevante, siendo también
designados por el monarca en persona, para
representarlo frente a los indígenas. Los
corregidores, así, se encargaron en América La Posada del Corregidor Zañartu, construcción del
de velar por la justicia hacia los nativos, siglo XVIII aún en pie en pleno centro de Santiago
representándolos y defendiéndolos en juicios contra criollos, españoles o mestizos. Si bien los
corregidores actuaban dentro de los cabildos locales, su espacio jurisdiccional era mayor,
justamente para poder hacerse cargo de la defensa de los indígenas de las zonas rurales.
5. Las Cajas Reales.
Las Cajas Reales fueron instituciones encargadas de recaudar los impuestos tanto de las
personas como de las distintas actividades comerciales o económicas desarrolladas en Indias.
Compuestas por tesoreros y contadores nombrados directamente por el rey, sus funcionarios
ocupaban cargos de exclusiva confianza del monarca.
6. Los Tribunales del Consulado.
El Tribunal del Consulado es una organización gremial de comerciantes y mareantes de un
territorio determinado, que actuaba como tribunal privativo de primera instancia para asuntos
mercantiles. En el caso chileno funcionó de facto durante décadas, legalizándose únicamente
hacia el siglo XIX. Fue de especial relevancia durante el inicio del proceso emancipador o
independentista, toda vez que, en el Tribunal del Consulado chileno, se manifestaron los
primeros afanes autonomistas y descontentos de los criollos chilenos hacia el gobierno español,
especialmente por sus políticas económicas restrictivas y monopólicas.
En Chile, el Real Tribunal del Consulado se ubicaba en el edificio donde, en la actualidad, se
encuentra construido el Palacio de Tribunales de Justicia, en el centro de Santiago.
V. Los mecanismos de control y fiscalización.
En cumplimiento del ideal del buen gobierno, un elemento fundamental era, para los
Habsburgo, la mantención del control de la administración y de los funcionarios de gobierno.
Así, todo aquel que ostentase un cargo de gobierno debía hacerse responsable por sus acciones
durante el ejercicio de sus funciones, y para asegurarse de ello fueron generados dos grandes
mecanismos de control: el juicio de residencia y la visita.
6
El juicio de residencia, por un lado, obligaba a los funcionarios de mayor rango, como
virreyes, gobernadores o capitanes generales, a seguir residiendo por a lo menos un año después
de cesado su cargo en el mismo lugar donde se desempeñó en su puesto público. A lo largo de
ese año, el funcionario en cuestión perdía su fuero, por lo que cualquier persona que se hubiese
visto agraviada por su actuar podía iniciar un juicio en su contra, llevado a cabo por otros
funcionarios especialmente nombrados por la Corona a tal efecto, o en su defecto por el sucesor
del enjuiciado.
La visita, por su parte, fue un recurso sumamente utilizado durante la vigencia del dominio
español sobre América. Consistía en, literalmente, una visita realizada por fiscalizadores
peninsulares enviados especialmente desde España a algún territorio de Indias en específico, sin
previo aviso, para evaluar el desempeño de los funcionarios públicos, escuchar las quejas del
pueblo sobre un organismo o empleado en específico, revisar el estado de las finanzas, el
cumplimiento de las normas y reglamentos, entre otros, con facultades de sancionar e incluso
destituir a los funcionarios que no aprobasen sus evaluaciones.
Edificio de la Real Audiencia de Santiago, donde Residencia del Gobernador de Santiago en tiempos
también funcionó la Caja Real (actual Museo indianos (actual Municipalidad de Santiago, Plaza de
Histórico Nacional, Plaza de Armas) Armas)
III. Concepto.
Etimológicamente, la voz cabildo proviene de manera directa de las palabras latinas caput y
capitulum, ambas relacionadas semánticamente con la palabra castellana “cabeza”. Es decir, desde
un punto de vista de origen del término, “cabildo” no es otra cosa que aquella institución que se
encuentra a la cabeza de la ciudad, dirigiéndola y gobernándola.
No obstante, la palabra “cabildo” es también una contracción del verdadero y completo
nombre que solían poseer estas instituciones en América, el que, en su versión extendida, era de
“muy ilustre cabildo, justicia y regimiento”. En cuanto a cabildo propiamente tal, se trata de una
entidad encargada de la representación de la comunidad, perfilándose como la única institución
en que tanto españoles como criollos, y a la larga otros miembros de la sociedad indiana, tenían
verdadera participación en las decisiones administrativas. En cuanto justicia, también recibía
esta denominación por ser el órgano encargado de su administración en primera instancia. Y,
finalmente, en cuanto regimiento, tenía a su cargo todo aquello referente al bien público de la
ciudad, aseo, ornato, iluminación, seguridad pública -controlando la milicia y la policía urbana-,
mercados, entre otros asuntos similares.
1
Esta función quedaba usualmente en manos del alarife, quien tenía experiencia arquitectónica o de obras, y debía
definir cuidadosamente la cuadrícula de la nueva ciudad fundada, así como la ubicación de sus principales
edificaciones, plazas y lugares defensivos.
2
Esto fue, justamente, lo que sucedió en la ciudad de Santiago en 1541. Luego de establecerse en el valle del Río
Mapocho la hueste dirigida por PEDRO DE VALDIVIA en diciembre de 1540, se decidió fundar Santiago el día 12 de
febrero de 1541. Acto seguido, se realizó un trazado básico del damero de la ciudad y se otorgó mercedes de tierras
a algunos de los principales beneméritos que componían la expedición. Cada manzana era dividida en cuatro solares,
y los solares más cercanos a la plaza de armas o plaza mayor eran adjudicados a quienes poseían mayor mérito; es
decir, a más benemérito, más cerca de los edificios gubernamentales y eclesiásticos principales estaría el solar
otorgado al conquistador respectivo.
2
IV. Origen en América y fundación en pronto como comenzaron a fundarse urbes,
Santiago. aun cuando las organizaciones municipales
espontáneas en Santo Domingo presentan
En el Nuevo Mundo los cabildos nacieron tan
contornos mucho más difusos que aquellas
posteriores al descubrimiento de México.
En efecto, el primer cabildo propiamente tal
fundado en América continental fue el de Villa
Rica de la Vera Cruz (actual Veracruz, en
México), surgido de la organización municipal
espontánea llevada a cabo por la hueste dirigida
por el adelantado HERNÁN CORTÉS en 1519
quien terminaría siendo conocido como Hernán Cortés,
conquistador de México tras la caída de
Tenochtitlán, capital azteca, además de otras
conquistador de México
ciudades mesoamericanas en sus manos.
En el caso chileno, la hueste liderada por P EDRO DE VALDIVIA arribó al Valle del Río
Mapocho en diciembre de 1540, instalándose en lo que hoy en día es la ciudad de Santiago. A
principios de 1541, tras la decisión de asentarse definitivamente en dicho lugar, fue formado un
cabildo, que proclamó a Valdivia gobernador interino del nuevo territorio y comenzó de modo
inmediato a organizar el funcionamiento de la ciudad, fundada oficialmente el día 12 de febrero
de 1541 bajo el nombre de Santiago de Nueva Extremadura.
V. Composición.
El cabildo sesionaba ordinariamente con una serie de miembros regulares que eran
escogidos por los vecinos y de entre éstos. Si bien algunos cabildos, dependiendo del tamaño y
población de la ciudad, requirieron de más funcionarios, los expuestos a continuación son
aquellos que necesariamente compondrían el cabildo de cada ciudad de la América hispana3.
1. Un procurador: El representante de la comunidad. Quien ostentaba el título de
procurador presidía las reuniones del cabildo cerrado y tomaba la palabra en los cabildos
abiertos. Debía aprobar todas las decisiones u ordenanzas emanadas del cabildo que
presidía. Asimismo, fungía como representante oficial de la ciudad respectiva ante las
autoridades administrativas de Indias.
2. Dos alcaldes ordinarios: Los alcaldes del cabildo eran quienes se encargaban de la
administración de justicia de primera instancia en la ciudad. Al ser la mayor parte de
3
En efecto, en muchos cabildos pueden encontrarse otros miembros que se suman a aquellos cuyas funciones
estudiaremos con una mayor profundidad. Algunos de los más presentes en los cabildos americanos, incluyendo el
de Santiago, son el alguacil mayor -encargado de la policía urbana-, el depositario, el mayordomo, el contador y el
juez de aguas, entre otros.
3
los miembros del cabildo designados por el acaecido dentro de su jurisdicción, esto es,
propio pueblo, se encarnaba en ellos el buscado dentro del límite urbano más cinco leguas a la
ideal de la justicia local o vecinal, con claras redonda.
reminiscencias medievales. En cuanto a aptitud técnica, los alcaldes eran
Podían conocer de casi toda clase de asuntos jueces legos, es decir, carecían de formación
civiles y criminales cuyos hechos hubiesen jurídica, por lo que impartían una justicia de
sentido común, basada en su criterio y en las
normas mínimas de la vida en sociedad de
manera casuista, aun cuando en muchas
ocasiones se hacían asesorar por letrados para
emitir sus juicios. Sus sentencias podían ser
apeladas ante la Real Audiencia, aunque en
algunos casos también a un alcalde mayor o al
corregidor.
5. Cinco, siete ó nueve regidores: Los regidores, de número variable dependiendo del
tamaño y la población de la ciudad respectiva, formaban parte del concejo local,
teniendo derecho a voto en todas las decisiones sometidas a determinación del cabildo.
Desempeñaban, así, funciones de gobierno y fiscalización, debiendo pasar por ellos toda
decisión. Suelen asimilarse a los actuales concejales.
4
6. Un corregidor: De todos los miembros regulares del cabildo, el corregidor es el único
proveniente de un nombramiento real y no de la elección realizada por los vecinos de la
urbe respectiva. Originariamente, el corregidor nació en los ayuntamientos castellanos
con el objetivo de que sus decisiones autónomas no afectasen los intereses reales,
teniendo así un rol de vigilante y comunicador al rey de eventuales infracciones o actos
de insubordinación, subversión, desobediencia o secesión. En América, el rol
fundamental del corregidor era la protección de indígenas, siendo investido de todo
tipo de facultades en orden a velar por la justicia hacia los nativos. Era usual que,
además, a falta de gobernador, capitán general o virrey que presidiese -al menos de
manera formal- las sesiones del cabildo, fuera el corregidor quien asumiese esa función.
7. Un escribano: El escribano llevaba las actas de las sesiones del cabildo. Sin embargo, su
importancia era mayor, ya que también autorizaba legalmente todas las decisiones
emanadas del cabildo, dotándolas de legitimidad jurídica4.
4
De este modo, su rol ha sido asimilado al de dos funcionarios de la actualidad: el secretario judicial, en los
tribunales ordinarios de justicia, y el notario, por cuanto se requiere de su intervención para el nacimiento a la vida
legal de ciertas declaraciones o documentos.
5
No obstante lo anterior, en muchos casos los cabildos se autogeneraron no sólo en su
origen, sino también en cuanto nombramiento de sus miembros regulares. De este modo, a
pesar de que en la teoría los cargos debían ser elegidos por y de entre los vecinos, fue común
que ciertos funcionarios como los alcaldes y regidores salientes propusieran y eligieran a quienes
los sucederían. De la misma manera, muchos cargos, sobre todo el de corregidor, se
convirtieron, de modo extraoficial e irregular, en vendibles y renunciables.
VII. Atribuciones.
Entre las atribuciones o funciones que normalmente eran ejercidas por los cabildos
podemos contar las que siguen.
1. Gubernativas o políticas: Además de
encargarse en líneas generales del
autogobierno o administración de la ciudad,
también existían funciones específicas,
como
el nombramiento de los gobernadores
interinos -a falta de gobernador designado
por el rey-, el tomar juramento a los
gobernadores y otros funcionarios
nombrados por el monarca, así como la Grabado del siglo XVII que muestra el edificio del
cabildo de la ciudad de Concepción (Chile)
deposición de los gobernadores tiránicos. Esta
última atribución fue utilizada en Chile
en el año 1656, cuando el cabildo de Concepción derrocó al gobernador ANTONIO DE
ACUÑA Y CABRERA, acusado de mal gobierno, nepotismo, despotismo, cobardía y
corrupción, bajo el grito “¡Que viva el rey y que muera el mal gobierno!”. De las funciones de
gobierno y política se desprende, también, una de carácter legislativo, toda vez que los
cabildos eran autónomos para expedir ordenanzas, normas locales que regían dentro de
los límites jurisdiccionales de la ciudad respectiva.
6
4. Educacionales: Solicitaban formalmente a las autoridades políticas correspondientes la
fundación de nuevas escuelas, talleres y centros educacionales en la ciudad. En el caso
chileno, la fundación de la Real Universidad de San Felipe en el siglo XVIII tuvo como
fundamento una petición del Cabildo de Santiago.
5. De salud: Al igual que en el caso anterior, también los cabildos solicitaban a las
autoridades políticas la creación de nuevos hospitales y centros de salud.
1
ningún efecto surtían, como resulta patente, en cual los indígenas tributarían no en dinero -ante
cuanto convencer a los indígenas de que, en la absoluta falta de conciencia respecto del
adelante, deberían pagar tributo a un monarca numerario metálico y su valor-, sino a través de
del otro lado del océano. su trabajo, dirigido por los propios
conquistadores.
Más aún, la tributación en sí misma les era
también desconocida, toda vez que los
indígenas del Caribe, como los taínos, los
guanajatabeyes o los kalinago, poseían
organizaciones sociales relativamente sencillas,
jerarquías políticas simples, economías
desmonetizadas y modos de vida aún cercanos
al nomadismo, siéndoles ajeno el concepto de
impuesto en sí mismo. El desafío para los
conquistadores del mundo antillano radicó,
entonces, en buscar una manera de que estos
Representación de época
nuevos súbditos incorporados a la Corona de
Castilla pagasen el tributo debido al reino
conquistador, ideando así un mecanismo por el
de una familia de la etnia kalinago o caribe
Nacía así la encomienda, que ha sido definida, desde la perspectiva del nativo, como una
institución indiana reguladora de la vida económica y social de los indígenas, por la cual éstos debían rendir
tributo a la Corona de Castilla a través de su trabajo. Por otro lado, desde el punto de vista del
conquistador, la encomienda se ha definido como un privilegio otorgado por el rey a un benemérito de
Indias para percibir por sí y su inmediato sucesor el tributo que un grupo de indios estaba obligado a pagar en su
calidad de súbditos de la Corona, con cargo de cuidar el bien espiritual de los encomendados y de defender su
territorio.
Como toda institución indiana, la encomienda mutó continuamente a lo largo de los siglos,
autogenerándose de modo espontáneo a partir de las necesidades cotidianas concretas. No
obstante, su continua vinculación con prácticas que atentaban contra la dignidad de los indios
por parte de los conquistadores, sobre todo aquellos ubicados en zonas de menor fiscalización,
hicieron de la encomienda una institución incómoda y perniciosa para los intereses de la
Corona, que intentó regularla y, en muchas ocasiones, abolirla. Podemos distinguir, así, a lo
menos tres etapas diversas en la evolución histórica de esta institución.
1
Por un lado, las bulas alejandrinas ordenaban a Castilla a propender a la evangelización de los naturales. Por otro,
también, existía un mandato bíblico que consideraba absolutamente inconveniente el ocio, entendiéndose, así, el trabajar
como un deber de todo hombre civilizado. Quienes no tenían una profesión, arte u oficio, debían trabajar en relación de
dependencia. Quien no lo hacía, era considerado “vago”.
2
Para los reyes de Castilla, y en especial para la reina Isabel “La Católica”, la política de matrimonios mixtos tuvo gran
relevancia, toda vez que uno de sus deseos era que, a la larga, los nativos americanos se fundiesen o integrasen a la
sociedad y a la cultura hispanas, creándose una suerte de composición étnica mixta o mestiza en la América castellana.
3
que podían forzar a los indios a trabajar como equivalente del pago del tributo, y el interés
espiritual de evangelización y civilización. La relación jurídica entre el conquistador y el indígena
pasará, así, a adquirir la nomenclatura de encomendero y encomendado.
4
V. Regulación general de la encomienda en América.
Si bien a lo largo del período indiano la Corona, como se ha dicho, intentó tan constante
como infructuosamente abolir la encomienda, la constatación de la realidad propiamente
indiana la llevó a dotar a la institución de una serie de regulaciones. Múltiples fueron las normas
que directamente afectaron dicha práctica, pero dos de ellas, que repasaremos a continuación,
fueron los grupos de normas más extensos, trascendentes y relevantes.
1. Las Leyes de Burgos (1512).
La primera respuesta legislativa copiosa y contundente ante las denuncias de abusos de los
encomenderos sobre los indios encomendados llegó con las “ REALES ORDENANZAS DADAS
PARA EL BUEN REGIMIENTO Y TRATAMIENTO DE LOS INDIOS”, conocidas tradicionalmente
con el nombre de “LEYES DE BURGOS”, por haber sido dictadas por la Junta de Burgos,
reunida a instancias del regente de Castilla, el rey F ERNANDO “EL CATÓLICO”, en dicha ciudad
en el año 15123.
Originalmente las Leyes de Burgos contaron
con
un total de 35 disposiciones que regularon el
trabajo indígena, así como el buen trato que los
conquistadores debían dispensar a los nativos,
determinando, además, cuestiones tales como la
obligación de los indios de residir junto a los
españoles, su vivienda y régimen de alimentación,
los templos y la actividad misional, entre otros
asuntos. En lo propiamente relativo al trabajo días.
indígena, la legislación burgalesa determinó un
Estampilla española del año 2012, conmemorativa a los
período anual de trabajo en dos etapas de cinco 500 años de la dictación de las Leyes de Burgos, con la
meses, cada una con un descanso de cuarenta figura del rey Fernando “El Católico”
Se prohibió, del mismo modo, azotar, maltratar de obra o de palabra e imponer castigos
corporales a los naturales, terminándose así con las penas de látigo, cepo y otras similares.
Un año más tarde, en 1513, las Leyes de Burgos fueron complementadas por cuatro leyes
extra a través de una norma aditiva denominada DECLARACIÓN DE VALLADOLID, por la cual
se reguló, también, el trabajo de las mujeres indígenas, sobre todo de las embarazadas 4.
A partir de las Leyes de Burgos, que son valoradas por algunos autores como incipientes
“leyes sociales”, la regulación de la encomienda fue más clara al tiempo que más restringido el
accionar de los encomenderos. No obstante, las encomiendas continuaron siendo heredables,
teniendo una duración de “dos vidas” -la del encomendero y la de su inmediato
3
Las demás implicancias de la Junta de Burgos, así como los hechos concretos que desencadenaron su convocatoria por
parte del regente y sus consecuencias tanto legislativas como administrativas serán estudiadas con mayor profundidad en
otro documento. En el presente destacaremos únicamente aquello relativo a la institución de la encomienda y su
regulación.
4
El texto completo de las Leyes de Burgos de 1512 así como de su complemento, la Declaración de Valladolid de 1513,
puede verse en el anexo documental (supra VIII.) de este documento.
5
sucesor-. Además, a pesar de los esfuerzos de la Corona por prohibir toda clase de maltrato
hacia los nativos, los abusos y denuncias continuaron a lo largo de las décadas venideras.
2. Las Leyes Nuevas (1542).
En el año 1542, ante nuevas noticias de violación a las Leyes de Burgos y de maltratos a
indígenas, fue dictado un nuevo grupo de leyes que, junto con regular variados aspectos de la
administración indiana, también se ocuparon de la reglamentación de la encomienda.
Abreviadamente conocidas como “LEYES NUEVAS”5, reconocieron una vez más la libertad
natural de los indios y establecieron la idea o intención de que los indígenas debían integrarse a
la sociedad hispana, trabajando voluntariamente en empleos remunerados y pagando su tributo
al igual que lo haría cualquier súbdito de la Corona de Castilla.
Las Leyes Nuevas, promulgadas en la ciudad de
Barcelona por el príncipe heredero Felipe, hijo del rey6,
expresaron la intención de terminar con la encomienda
de modo definitivo, en relación a lo cual establecieron la
prohibición del otorgamiento de nuevas encomiendas o
repartimientos en lo sucesivo, subsistiendo únicamente las
ya existentes, pero sin posibilidad de crear otras nuevas.
De la misma manera, fueron anuladas las encomiendas
ya constituidas que perteneciesen a funcionarios de la
administración del Estado o a personas que las tuviesen sin
título legítimo, así como aquellas consideradas excesivas
según número de indios que las componían. En la misma
línea, quedó prohibida, a partir de las Leyes Nuevas, la
transmisibilidad de las encomiendas, así como su
transferencia. Así, las encomiendas no podrían Portada
oficial de las
heredarse, transarse o venderse, pudiendo, al Leyes Nuevas de 1542
cabo de algunas décadas, definitivamente
eliminarse del escenario americano.
Pese a las intenciones iniciales, las disposiciones más radicales referidas a la supresión de las
encomiendas no pudieron ser llevadas a la práctica, causando un gran revuelo en América, entre
los encomenderos y quienes resultaban económicamente beneficiados por la institución, cada
vez que alguna autoridad intentó ponerlas en vigor. Si bien las autoridades hispanas, en muchas
ocasiones, hicieron un esfuerzo por continuar limitando las facultades de los encomenderos y
acabar con las encomiendas, aun después de la dictación de las Leyes Nuevas se reportaron
nuevos otorgamientos, ventas y herencias de grupos de encomendados.
5
Su nombre oficial fue “Leyes y Ordenanzas Nuevamente Hechas por su Majestad para la Gobernación de las Indias y Buen
Tratamiento y Conservación de los Indios”.
6
Si bien Carlos I era el monarca en ejercicio, en estricto rigor las Leyes Nuevas fueron firmadas y promulgadas por el
príncipe heredero, el futuro rey FELIPE II.
6
VI. Regulación especial de la encomienda en Chile.
En el mundo jurídico indiano, aun cuando la legislación metropolitana regulase ciertas
realidades, también era usual la emergencia de normas criollas localistas, más centradas en las
realidades concretas de la cotidianidad de los distintos territorios. En el caso chileno, cuatro
fueron las normas regulatorias de la encomienda, dictadas en los siglos XVI y XVII.
1. Tasa de Santillán (1561).
La primera de las tasas chilenas fue encargada por el gobernador G ARCÍA HURTADO DE
MENDOZA al letrado HERNANDO DE SANTILLÁN Y FIGUEROA, adoptando el nombre de este
último en su promulgación. Esta tasa fue la primera regulación específica de la encomienda en
Chile, estableciendo el sistema de mita o trabajo por turnos, ya utilizado por los incas en el
mundo andino para hacer tributar a sus pueblos conquistados, siendo, así, conocido y más
aceptable por los indígenas chilenos, al tiempo que un ejemplo de permeo de la costumbre
indígena en el Derecho indiano.
Esta tasa, además de la mita, estableció el
sesmo, lo que significaba que un sexto del
oro extraído en las faenas mineras sería
propiedad del indígena encomendado. En el
caso de quienes trabajasen en otros rubros o
actividades distintas de la minería, el
equivalente del sesmo le debía ser entregado
en vestimenta, animales de granja o alimento.
De la misma manera, la Tasa de Santillán
restringió los términos de la regulación
Representación de indígenas chilenos (araucanos), 2. Tasa de Ruiz de Gamboa (1580).
ilustrados por el cronista Diego de Ocaña en el siglo general dada por la ley general, al prohibir el
XVI
trabajo de los menores de dieciocho años y los
mayores de cincuenta años.
Tras el éxito inicial de la Tasa de Santillán, el gobernador M ARTÍN RUIZ DE GAMBOA decidió
que era momento de lograr la tan ansiada tributación en dinero metálico de parte de los
indígenas. Así, la Tasa de Ruiz de Gamboa abolió el trabajo personal de los indígenas,
estableciendo el pago del tributo en dinero, el que debía corresponderse con un trabajo libre y
remunerado de parte de los naturales, idealmente ya insertos en la sociedad del Reino de Chile.
Así, en vez de trabajo personal, los encomenderos recibirían de los encomendados un pago de
ocho pesos de oro al año, cinco de ellos en dinero, y tres en especies.
3. Tasa de Esquilache (1622).
Los términos de la anterior tasa (Ruiz de Gamboa) habían resultado demasiado ambiciosos,
tornándose absolutamente imposible su aplicación en la realidad chilena. Por tanto, en la
práctica había sido derogada, por lo que subsidiariamente continuaba en
7
aplicación la Tasa de Santillán. Así, en 1622 el virrey del Perú, F RANCISCO DE BORJA Y ARAGÓN,
dictó para Chile la Tasa de Esquilache 7, que intentaba reponer parcialmente los términos de la
Tasa de Ruiz de Gamboa para lograr el reemplazo de la encomienda de trabajo por el pago en
dinero, pero admitiendo la imposibilidad práctica de establecerlo oficialmente.
Así, la Tasa de Esquilache prohibió el trabajo personal una vez más, estableciendo una
equivalencia entre la cantidad de días trabajados y el pago en oro que cada indígena debía a la
Corona. De este modo, todo indígena entre dieciocho y cincuenta años debía trabajar 207 días
al año en actividades que no implicasen servicios personales. Con todo, también determinó
tributos variables en función de cada una de las regiones geográficas de Chile.
4. Tasa de Laso de la Vega (1633).
Esta última tasa, dictada por el gobernador F RANCISCO LASO DE LA VEGA, insistió una vez
más en el pago en dinero y la eliminación de la tributación a través del trabajo. La Tasa de Laso
de la Vega estableció, así, una opción o alternativa: los indígenas podrían decidir el pago de su
tributo a través de un importe anual de diez pesos de oro en dinero metálico
o, en su defecto, con cuarenta días de trabajo.
7
El virrey del Perú, Francisco de Borja y Aragón, ostentaba como título nobiliario el de “príncipe de Esquilache”. Es por
este motivo que la tasa que otorgó para Chile fue bautizada con el nombre de Tasa de Esquilache.
8
VIII. Anexo documental.
REALES ORDENANZAS DADAS PARA EL BUEN REGIMIENTO Y TRATAMIENTO DE
LOS INDIOS (LEYES DE BURGOS), AÑO 1512, TEXTO COMPLETO.
1: Los indios serán trasladados a «encomiendas». Por cada cincuenta indios, se construirán cuatro
cabañas (treinta por quince pies). Esta tierra no se les puede quitar ya que fueron arrebatados de su tierra
original. Los indios se encargarán de la siembra de toda la comida. Durante las temporadas adecuadas,
los encomenderos (hombres que vigilan a los indios) harán que los indios planten maíz y críen las gallinas.
2: Los indios dejarán voluntariamente su tierra para venir a las «encomiendas» para que no sufran
de ser desalojados por la fuerza.
3: El ciudadano a quien se le entregan los indios debe erigir una estructura para ser utilizada como
iglesia. En la iglesia debe haber un cuadro de Nuestra Señora y una campana con la que llamar a los
indios al tiempo de oración. La persona que los tiene en la encomienda debe ir con ellos a la iglesia todas
las noches y asegurarse de que se persignan y canten varios himnos. Si un indio no viene a la iglesia, no se
le permite descansar al día siguiente.
4: Para asegurarse de que los indios estén aprendiendo el cristianismo correctamente, serán examinados
cada dos semanas y el encomendero les enseñará lo que no saben. Él les enseñará los Diez Mandamientos,
los Siete pecados capitales y el Credo. Cualquier encomendero que no lo haga correctamente será multado
con seis pesos de oro.
5: Se construirá una iglesia equidistante de todas las fincas. Los domingos se celebrará la misa y se
comerá un banquete. Si el encomendero no trae a sus indios, se le cobrará diez pesos oro.
6: Si la iglesia está demasiado lejos, se construirá otra.
7: Los sacerdotes que recolectan diezmos de las propiedades deben tener sacerdotes continuamente en
las iglesias de las propiedades.
8: Se construirán iglesias en las minas para que los indígenas que trabajan en las minas puedan oír
misa los domingos.
9: Quien tenga cincuenta indios debe elegir un niño que el encomendero crea capaz, para que le enseñen
a leer y escribir, y también la importancia del catolicismo. Este niño luego enseñará a los otros indios
porque los indios aceptarían más fácilmente lo que dice el niño que lo que dicen los españoles. Si el
encomendero tiene cien indios, se elegirán dos muchachos. La fe debe estar arraigada en sus cabezas para
que se salven las almas de los indios.
10: Si un indio se enferma cerca de donde hay un sacerdote, el sacerdote debe ir a él y recitar el Credo
y otras cosas útiles de la fe católica. El indio se confesará sin que se le cobre una tasa. Si el indio va a
morir, será enterrado con una cruz cerca de la iglesia. Si no lo entierran, el encomendero debe una multa de
cuatro pesos oro.
11: Los indios no deben ser utilizados como transportistas para transportar cosas a los indios en las
minas.
9
12: Todos los habitantes españoles que tengan indios en una encomienda deben bautizar a los bebés
dentro de una semana desde su nacimiento.
13: Después de que los indios hayan sido llevados a las propiedades, el oro se buscará de la siguiente
manera: los indios en una encomienda deben buscar oro durante cinco meses al año y al final de los cinco meses
se les permite descansar durante cuarenta días. Durante los cuarenta días, los indios no deben ser empleados,
a menos que sean esclavos y acepten plantar las cosechas. Durante los cuarenta días, los indios recibirán más
instrucción en la fe, ya que tienen más tiempo para aprender.
14: Debe permitirse a los indios realizar sus danzas sagradas.
15: Todos los ciudadanos que tienen indios están obligados a alimentarlos con pan, ñame, pimientos y los
domingos deben darles platos de carne cocida. Por cada infracción se pagará una multa de dos pesos oro.
16: Según el catolicismo, a los indios no se les permite tener más de una esposa a la vez y no se les
permite abandonar a sus esposas.
17: Los hijos de los caciques de las islas menores de trece años serán entregados a los frailes para que se
les enseñe a leer, escribir y otras cosas sobre el catolicismo. Cuando los hijos alcancen la edad de diecinueve,
deben regresar a la encomienda y enseñar a los demás.
18: Las mujeres embarazadas no deben ser enviadas a las minas ni obligadas a plantar cultivos. Se
mantendrán en la finca y se les obligará a realizar tareas domésticas como cocinar y deshierbar. Una vez que
nace el niño, puede amamantarlo hasta que tenga tres años. Después de este tiempo, puede regresar a las
minas y otras tareas.
19: Los indios no deben dormir en el suelo. Cada encomendero debe proporcionar hamacas a sus indios
20: A los indios se les dará un peso de oro cada año para pagar la ropa.
21: Los indios no pueden cambiar de amos. Un «encomendero» no puede emplear ni albergar a un indio
perteneciente a otro «encomendero».
22: A los jefes indios se les permite que dos indios realicen deberes personales por cada cuarenta de sus
súbditos. Además, los visitantes de las fincas deben tratar bien a los indios y enseñarles lo que saben del
catolicismo.
23: Los inspectores oficiales deben mantener registros de las actividades y también del trato a los
indígenas en las «encomiendas». Deben realizar un seguimiento de la población y la cantidad de oro que se
extrae.
24: Los indios no deben ser abusados física o verbalmente por ningún motivo.
25: Los indios no deben utilizarse en el comercio privado ni para ningún otro interés económico.
10
26: Los «encomenderos» que tienen a sus indios trabajando en minas distantes combinarán esfuerzos
con otras propiedades para ayudar a proporcionar alimentos a los indios.
27: A los indios de otras tierras también se les debe enseñar las cosas de la fe católica. Deben ser
tratados con amabilidad, a menos que sean esclavos.
28: Si muere un encomendero, su sucesor toma el control de los indios.
29: Deben designarse dos inspectores para cada estado.
30: Los inspectores serán elegidos por el almirante, los jueces y los oficiales. Estas personas deberían
ser compensadas con indios en encomienda.
31: Las aldeas deben inspeccionarse dos veces al año, una a principios de año y otra en verano.
32: Si hay un indio fugitivo, los inspectores no pueden aprehenderlo. Debe ser entregados a un hombre
de buena conciencia que encuentre al encomendero de los indios.
33: Todos los inspectores deben tener una copia de las Leyes de Burgos, firmada por el Gobernador.
34: Los inspectores deben disponer de residencias.
35: Una persona no puede tener más de ciento cincuenta indios y no menos de cuarenta indios en
encomienda a la vez
1: Las mujeres indias casadas con hombres indios no deben ser obligadas a servir con sus maridos en las
minas o en cualquier otro lugar a menos que sea por su propia voluntad o que sus maridos deseen
tomarlas.
2: Los niños indios no tienen que hacer el trabajo de los adultos hasta que cumplen los catorce años.
Luego se les obliga a realizar las tareas de los niños, como deshierbar o trabajar en las fincas de sus padres.
3: Las mujeres indias solteras que están bajo la autoridad de sus padres tienen que trabajar con ellas en
sus tierras. Aquellos que no están bajo la autoridad de sus padres deben mantenerse separados para que
no se conviertan en vagabundos.
4: Después de dos años de servicio, los indios pueden irse. Para entonces serán cristianos civilizados y
adecuados, capaces de gobernarse a sí mismos.
I. Concepto.
A lo largo de la conquista castellana de América, la Corona buscó constantemente hacerse
con el control de la Iglesia en el Nuevo Mundo. La evangelización de los naturales, la expansión
de la Iglesia y la propagación de la fe eran elementos sine qua non que justificaban y sostenían el
dominio hispano sobre el nuevo continente, pero, al mismo tiempo, los monarcas pugnaban
por tener un control total del territorio, aun en lo eclesiástico.
De este modo, desde las primeras bulas de donación pontificia, dictadas por el papa
ALEJANDRO VI en 1493, se desarrolló el patronato, institución indiana que se originó en
delegaciones directas de la Iglesia a la Corona, que mutó con el correr de los siglos y trascendió
a todo el período indiano e incluso a la independencia de las nuevas repúblicas
hispanoamericanas en el siglo XIX, manteniéndose vigente, en Chile, hasta el año 1925.
En cuanto concepto, el real patronato puede definirse como el conjunto de derechos y potestades
que la Corona detenta para la tuición de la Iglesia en Indias, por delegación directa de la Santa Sede , y
también como la delegación de facultades eclesiásticas y religiosas que la Santa Sede realizó a la Corona de
Castilla y a sus sucesores para regular algunos aspectos de la Iglesia de Indias, ejerciendo ciertas potestades
canónicas. La clave se encuentra, en tanto, en la voz “delegación”, toda vez que las distintas
facultades o atribuciones de carácter eclesiástico resultan ser un encargo de la Iglesia a un poder
temporal, en este caso la Corona, quedando ambas instituciones unidas.
Etimológicamente hablando, el vocablo “patronato” proviene de las palabras “patrón” y
“patrono”, las que, a su vez, son derivaciones de la voz latina “pater”. En este sentido, la Corona
se erige como la protectora de la Iglesia en Indias, que requería de la delegación de una serie de
derechos y facultades para poder ejercer su rol evangelizador en América.
La institución del patronato se desarrollará con crecientes niveles de intensidad a lo largo
del período indiano, desarrollándose, con el tiempo, incluso ciertas prácticas abusivas por las
que los reyes se extralimitaron en sus funciones patronales, desentendiéndose de la delegación
expresa por parte de la Santa Sede y autoatribuyéndose nuevas potestades.
1
II. Fuentes remotas del patronato indiano.
Los primeros antecedentes jurídicos del derecho de real patronato indiano están
representados por las denominadas bulas alejandrinas, documentos otorgados por el papa
valenciano Alejandro VI a favor de la Corona de Castilla y que representan, primigeniamente, la
donación pontificia de las tierras descubiertas y por descubrir, así como las condiciones y
limitaciones del proceso de navegación, expansión, descubrimiento y conquista.
1. Bula Intercaetera II (4 de mayo de 1493): Dictada inmediatamente tras la Intercaetera I,
que donó las tierras descubiertas y por descubrir a los reyes de Castilla y a su
descendencia, la Intercaetera II reiteró los términos de su predecesora, pero también
estableció una línea demarcatoria1 que estableció diversas áreas de navegación para
castellanos y portugueses y, en lo tocante al patronato, determinó la obligación de
enviar, en cada expedición, sacerdotes suficientes con el cargo de evangelizar a los
naturales de Indias. Así, quedó fijado un modo o condición que supeditaba la
legitimidad de la conquista al cumplimiento del rol evangelizador que tendría la Corona
castellana en América.
3. Bula Piis Fidelium (25 de junio de 1493): Fue dictada como complemento de la
Eximiae Devotionis, tratando sobre la expansión del cristianismo en los territorios
descubiertos. Para favorecer la organización del proceso evangelizador, designó, a
propuesta de los Reyes Católicos, a un vicario apostólico, fray B ERNARDO BOYL, quien
organizaría y dirigiría de una manera más centralizada y ordenada el envío de misiones a
Indias.
1
Estos asuntos son tratados de manera más profunda en los documentos relativos a la donación pontificia en sí misma.
Las alusiones a las bulas papales en el presente apunte son exclusivamente referentes a lo tocante al derecho de
patronato.
2
III. Fuentes directas del patronato indiano.
3. Bula Eximiae Devotionis III (8 de abril de 1511): También dictada por el papa Julio II,
reiteró una vez más el derecho de la Corona castellana de percibir el diezmo eclesiástico.
No obstante, el principal cambio radicó en que a partir de esta bula no habría
intervención alguna de clérigos o funcionarios eclesiásticos, sino que el diezmo podía ser
recaudado directamente por los funcionarios de la Caja Real respectiva.
4. Bula Sacri Apostolatus Ministerio (24 de enero de 1518): Otorgada por el papa LEÓN
X, entregó ciertos poderes específicos a la Corona para delimitar diócesis o provincias
eclesiásticas en zonas específicas como Yucatán (México) y Santa María la
3
Antigua del Darién (Panamá) por sí misma, sin ratificación papal. Sin embargo, a partir
de 1520, durante el gobierno del rey C ARLOS I, esta bula comenzó a ser utilizada como
fundamento para seguir delimitando y fijando diócesis sin intermediación pontificia, a
pesar de no estar ello claramente explicitado en el sentido de su texto.
5. Bula Omnimoda (9 de mayo de 1522): Dictada por el papa ADRIANO VI, concedió a la
Corona la facultad de determinar qué órdenes religiosas y qué misioneros específicos
contarían con la venia y autorización de ser enviados a América. De este modo, a
contrario sensu, los reyes podrían vetar el ingreso de ciertas congregaciones y sacerdotes al
territorio indiano2.
6. Bula de la Santa Cruzada, de Vivos, Difuntos, Composición y Lacticinios (10 de
julio de 1573): Dictada por el papa GREGORIO XIII, fue popularmente conocida con el
nombre de “Bula de la Carne”. A través de ella se permitió que las personas, por medio
de una limosna a la Iglesia, quedara dispensada de cumplir con el mandato de no
consumir carne en determinados días en lo que estaba prohibido hacerlo. Formó parte
del patronato toda vez que dicha limosna ingresaba a las Cajas Reales.
7. Real Cédula del rey Felipe II (4 de julio de 1574): No se trata de una bula papal, sino
de una norma real emanada directamente del monarca, en este caso, F ELIPE II, sucesor
de Carlos I, de la Casa Habsburgo. Su nombre oficial fue el de “Ordenanza de
Patronato Real”, y ha sido conocida como “Carta Magna del Patronato Indiano” de
manera informal. El rey comisionó al jurista J UAN DE OVANDO a realizar una
recopilación de la legislación indiana, la que también abarcó las normas relativas al
patronato. A pesar de que la Santa Sede no aprobó dicha sección de la recopilación,
Felipe II decidió promulgar dichas normas, incorporando así el derecho del real
patronato indiano a la legislación indiana general, desligándolo formalmente del poder
del papa.
A partir de esta cédula se prescinde de la autoridad papal, fijando o petrificando los
derechos y facultades ya practicados, ahora como parte de la legislación del Estado. Es,
en este momento histórico, en que comienza la proliferación de abusos y
extralimitaciones de parte de la Corona hacia la Iglesia en materia patronal, lo que se
conoce con el nombre de regalismo.
A modo de síntesis, en tanto, las facultades que fueron delegadas a la Corona por parte de la
Iglesia, fundamentalmente a lo largo del siglo XVI, fueron: la percepción y cobro de los diezmos;
el derecho de presentación; la facultad de fundar, definir y delimitar diócesis; la facultad de
erigir iglesias y monasterios; y el derecho de autorizar o vetar el paso de órdenes religiosas de
Europa a América, todo lo cual, a la larga, se incorporó al Derecho indiano.
2
El contenido de esta bula incidió directamente en la decisión real, más de dos siglos más tarde, de expulsar a la
Compañía de Jesús y a todo miembro de la orden jesuita de los territorios hispanos tanto peninsulares como de ultramar,
determinación conocida con el nombre de Pragmática Sanción de 1767, del rey CARLOS III.
4
IV. El regalismo y el vicariato.
A partir de la Real Cédula de 1574, e incluso contando con algunos atisbos previos, como
en la laxa y forzada aplicación de la bula Sacri Apostolatus Ministerio, se desarrolló una serie de
facultades abusivas, no delegadas, autoarrogadas o, en fin, carentes de correlato en una
concesión directa por parte de la Santa Sede, que fueron practicadas de manera constante y
creciente por parte de los reyes castellanos. Ello recibió la denominación de regalismo, el que
es definido como un conjunto de potestades que la Corona se atribuye por sí y ante sí sobre la Iglesia en
Indias. Se utilizó, para ello, como fundamento jurídico, la propia potestad real del gobierno, así
como el silencio -interpretado como tácita aceptación- por parte de la Iglesia.
El regalismo redundó en la creación de una serie de mecanismos que extendían el poder real
sobre la Iglesia en Indias, que fueron utilizados de manera constante y copiosa a partir de la
segunda mitad del siglo XVII, ya durante los Austrias Menores. Con el cambio de dinastía y el
advenimiento del régimen Borbón a partir del siglo XVIII, estas facultades autoatribuidas no sólo
continuaron utilizándose, sino que fueron acentuadas, en consonancia con el absolutismo
profesado por los nuevos monarcas de origen francés.
Es por ello que, a finales del siglo XVII e inicios del XVIII, el real patronato indiano incluso
mutó en su nomenclatura, pasando a denominarse Regio Vicariato Indiano. El vicariato se
puede definir como un conjunto de potestades que la Corona posee sobre la Iglesia en su carácter de
delegataria de los atributos que Dios confiere a los reyes.
Este cambio de filosofía encontró su asidero en “Vicarios de Dios son los reyes, cada uno en
la reinterpretación de la definición de rey su reino, puestos sobre las gentes para
contenida en las Siete Partidas de 1265, las que mantenerlas en justicia y en verdad en cuanto
caracterizaban a los reyes como “vicarios de a lo temporal, bien así como el emperador en
su imperio”.
Dios”, obviando, sin embargo y de manera muy
conveniente, su delimitación a “lo temporal” SIETE PARTIDAS (P. II, T. I, L. 5).
contenida en la definición de la obra alfonsí.
5
las independencias americanas, perpetuándose y proyectándose en el tiempo durante los
procesos de secularización y hasta la separación entre la Iglesia y el Estado respectivo.
1. El gobierno de los presentados.
Como se anticipó, a través de la bula
Universalis Ecclesiae de 1508 la Iglesia otorgó a
la Corona de Castilla el derecho de
presentación, en virtud del cual el rey podía
presentar al romano pontífice el nombre de
los sacerdotes que consideraba idóneos para
ocupar las dignidades eclesiásticas indianas.
De este modo, el rey proponía y el papa
nombraba. Esta potestad de presentación,
definida como la facultad de la Corona de
proponer
ante la Santa Sede los candidatos a las dignidades y en un abuso, producto del regalismo.
privilegios de la Iglesia en Indias, pronto devendría Palacio Arzobispal de Santiago, a un costado de la
Catedral Metropolitana, lugar de funcionamiento del Cabildo Eclesiástico de
Santiago y asiento del obispo de la ciudad
6
De esta manera, cuando de la Santa Sede emanaba un documento cuyo destino era América, el
Consejo de Indias lo recibía, estudiaba y analizaba, haciéndolo pasar por un verdadero proceso
de censura que estimaba su conveniencia para la política real. Si dicho documento pontificio no
contravenía de modo alguno las potestades o los intereses reales, recibía el exequatur, sello o pase
regio, permitiéndose su difusión en América. En caso contrario, el documento resultaba
rechazado, impidiéndose su paso y lectura en Indias.
Las razones dadas por el Consejo de Indias para establecer este mecanismo de censura
radicaban en el evitar la difusión de documentos falsos o apócrifos. Sin embargo, las razones
sustanciales estaban motivadas por el deseo permanente de la Corona de evitar el
cuestionamiento de la autoridad real. En el mismo sentido, se establecieron severas penas y
sanciones para quienes pretendiesen eludir el mecanismo del exequatur.
3. El recurso de fuerza.
Un tercer abuso cometido por la Corona en el contexto del regalismo es el recurso de
fuerza, un mecanismo de carácter procesal destinado a socavar el vigor de las decisiones
judiciales eclesiásticas. Este recurso puede ser definido como el derecho concedido a quienes se
encuentran sometidos a la justicia eclesiástica para provocar la intervención de los tribunales civiles. De este
modo, ante una sentencia emanada de un tribunal canónico era posible recurrir de fuerza ante el
juzgado civil respectivo -usualmente una Real Audiencia, en el mundo indiano-, el que podía
exigir que el órgano eclesiástico le informase sobre el asunto en particular.
Si el tribunal civil respectivo estimaba que
la resolución del juzgado eclesiástico resultaba
de algún modo ilegal, dictaba una sentencia
estableciendo “la resolución recurrida hace fuerza”,
dando así nombre al recurso en comento. En el
mismo veredicto, la Real Audiencia o el tribunal
civil correspondiente dictaba una orden al
tribunal canónico para que éste enmendase la
resolución recurrida. Así, no era la justicia civil
la que dictaba la nueva resolución, sino que la
Palacio de la Real Audiencia de Santiago, tribunal civil 4. Otros abusos.
por antonomasia en el Chile indiano intromisión en la jurisdicción eclesiástica llegaba
a tal punto que se le ordenaba de modo directo
la modificación de la sentencia al tribunal a quo.
Sin perjuicio de que el gobierno de los presentados, el pase regio y el recurso de fuerza son
los abusos de la Corona sobre el real patronato más utilizados y extendidos, no se debe perder
de vista que algunos autores también consignan (i) el establecimiento del Tribunal de la Santa
Inquisición en América, sin permiso papal; (ii) la desestimación de cánones conciliares
unilateralmente por parte del rey; (iii) la exigencia a los obispos de un juramento de fidelidad a
la Corona; (iv) el uso discrecional del dinero del diezmo de las sedes vacantes.
7
VI. El patronato después de la independencia.
Como fue señalado supra, el derecho de patronato, originalmente concebido para regular la
expansión y protección de la Iglesia en Indias por parte de la Corona de Castilla, se mantuvo
vigente con posterioridad a las independencias de las nacientes repúblicas hispanoamericanas de
la primera mitad del siglo XIX. Gobiernos como el chileno -entre muchos otros- mantuvieron
inmutablemente tanto los derechos delegados como las facultades regalistas o abusivas en su
poder durante varias décadas.
En el caso chileno, el patronato fue ratificado por los diversos textos constitucionales
decimonónicos, encontrándose usualmente su ejercicio en manos del poder ejecutivo. No
obstante, los abusos regalistas ocasionarían graves consecuencias que resquebrajarían
considerablemente las relaciones entre la Iglesia y el Estado de Chile durante la segunda mitad
del siglo XIX3. De este modo, conflictos como la Cuestión del Sacristán (1856) acaecerían como
corolario de la aplicación del recurso de fuerza, y el quiebre diplomático causado por la sucesión
arzobispal de 1878 tendría su origen en el derecho de presentación y el gobierno de los
presentados.
Diversos textos legales, como el Código Penal de 1875 y la Ley de Organización y
Atribuciones de los Tribunales del mismo año irían paulatinamente eliminando algunos
elementos patronales del sistema jurídico chileno. Sin embargo, el fin del patronato nacional -
como es llamada la fase del patronato posterior a la independencia de Chile- no arribaría sino
hasta la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado establecida por la Constitución Política
de la República del año 1925.
3
Los conflictos y procesos históricos enunciados en este apartado serán estudiados pormenorizadamente en el
documento relativo al proceso de secularización chileno.
EL DERECHO INDIANO
Prof. Bruno Rodríguez Carapelle
I. Concepto.
El Derecho indiano es, en general, el nombre con el que se conoce al conjunto de normas
jurídicas vigentes tanto en América como en Filipinas durante la dominación hispana y hasta la
codificación.
Sin embargo, es necesario advertir que el concepto antedicho debe ser entendido en su
sentido más amplio, toda vez que comprende no solamente a la ley propiamente tal, sino
también a otras fuentes como la costumbre, la jurisprudencia y la doctrina, nutriéndose, además,
de tres grandes elementos formativos.
1
4. Publicista: La mayor parte de las normas que componen este sistema jurídico son de
Derecho público, encargándose de asuntos de gobierno, administración, hacienda,
justicia, comercio y guerra. El Derecho privado regulado por esta normativa era mínimo,
remitiéndose a temas como la familia y la propiedad indígena, ya que, en general, a las
demás materias privadas les era aplicable el Derecho de Castilla.
2
embargo, la fuerza de las circunstancias y las necesidades propias de América fueron poco a
poco llevando a que fuera dictada una legislación indiana particular, similar al Derecho
castellano, pero que relegaba a este último a una posición subsidiaria.
En este sentido, las principales materias de que trató el Derecho específico de Indias fueron
el territorio, el gobierno, el establecimiento de instituciones eclesiásticas en América y,
sobre todo, la situación de los indígenas, su condición jurídica, su protección, la regulación de
su trabajo, tributación, condiciones de vida y evangelización, entre otros.
3. El Derecho castellano supletorio.
Las normas propias del Derecho de Castilla tuvieron amplia vigencia en América por la
sencilla razón de que las Indias fueron incorporadas a la Corona de Castilla, siendo, así, de toda
lógica que su Derecho e instituciones fuesen traspasados a las nuevas tierras descubiertas. Sin
embargo, el Derecho castellano tenía, en Indias, un rol supletorio, toda vez que sólo se aplicaba
ante la falta de una norma específicamente creada para América.
Es por esto que, por regla general, el Derecho castellano tuvo aplicación en Indias en
materias de Derecho privado, así como también de Derecho penal y Derecho procesal,
habida cuenta de que el Derecho indiano, en general, tendía a tratar asuntos de Derecho
público, dejando las demás áreas bajo el control del sistema jurídico de Castilla1.
Hasta el año 1614 el Derecho castellano era aplicado libremente en Indias. Sin embargo, a
partir de esa fecha, las nuevas leyes debían contar con un pase especial expedido por el Consejo
de Indias para contar con vigencia en América.
1. La ley.
La ley propiamente tal, en el contexto indiano, puede ser definida como un mandato escrito
vinculante, basado en el Derecho natural y conforme a él, por medio del cual se ordena la vida
del hombre, tanto para el bien terreno como eterno.
Algunas nomenclaturas con las que solía denominarse a las normas emanadas del rey eran la
real cédula, el real decreto o la pragmática sanción.
La suprema autoridad legislativa de Indias era el rey, dada la especial unión entre las tierras
americanas y el monarca. Sin embargo, en la práctica estas facultades eran delegadas tanto a los
órganos situados en la Metrópoli -principalmente el Consejo de Indias- como a
1
Es por esto que, a través de la vía del orden de prelación que será estudiado infra, en América las clásicas obras de
Derecho castellano, muchas de ellas manifestación de la recepción del Derecho común en la Península Ibérica (como el
Fuero Real, las Siete Partidas o el Ordenamiento de Alcalá), serían aplicadas de manera constante en los territorios
americanos, continuando aún vigentes con posterioridad a las independencias de las repúblicas hispanoamericanas, hasta
la dictación de sus propios códigos o leyes patrias.
3
aquellos ubicados en Indias, principalmente virreyes y gobernadores, lo cual dice relación con
las formas en que la ley indiana puede clasificarse.
a. Clasificación de la ley indiana:
ii. La legislación eclesiástica: Ésta podía ser universal, como el Corpus Iuris Canonici o las
normas emanadas de los concilios, o también local, como los cánones conciliares o
sínodos celebrados especialmente en o para América.
4
América ello era imposible, de forma que se delegaba a otros órganos establecidos
en las Indias.
2. La costumbre.
La costumbre pude ser definida como la norma que surge por la repetición de ciertos actos
con el convencimiento de que corresponden a un deber jurídico.
La gran utilidad de la costumbre radica en que mediante ésta se integraban las lagunas que se
producían en el Derecho indiano, esencialmente casuístico. Además, podía contribuir a
adecuarlo a la realidad.
En cuanto fuente del Derecho indiano, la costumbre emanaba de dos grandes manantiales
normativos. Por un lado, encontramos la costumbre criolla; por otro, la indígena.
3. La jurisprudencia.
La jurisprudencia, considerada en mayor o menor medida como fuente de Derecho en gran
parte de los ordenamientos jurídicos a nivel global, no estuvo ajena al proceso de creación
jurídica que supuso el Derecho indiano. Para estos efectos, es posible clasificarla en dos tipos.
Por un lado, la jurisprudencia doctrinal, y por otro, la judicial.
a. Jurisprudencia doctrinal.
El Derecho indiano se consolidó durante el siglo XVII, y
contó, para esa época, con una gran cantidad de autores que
se dedicaron a su estudio, comentándolo, interpretándolo y
validándolo. Entre los más importantes podemos encontrar
a JUAN DE SOLÓRZANO PEREIRA, autor de Política Indiana,
a ANTONIO DE LEÓN PINELO, con su Tratado de
Confirmaciones Reales, y a JUAN DE HEVIA BOLAÑOS, creador
de la Curia Filípica, todos ellos formados bajo la tutela de la
escuela del Derecho común, tanto en universidades
americanas como españolas peninsulares.
La doctrina tuvo gran importancia en la legislación,
influyendo, por ejemplo, en las Leyes Nuevas de Juan de
Solórzano
1542. Asimismo, tuvo importancia en las Pereira, prolífico autor de obras de Derecho indiano
decisiones tomadas por la
5
corona y en los procesos de recopilación, puesto que muchos de ellos fueron iniciados por
autores como los antes mencionados.
b. Jurisprudencia judicial.
Por su parte, la concepción más
tradicional de jurisprudencia corresponde a
aquella producida por las decisiones de los
jueces llamados a resolver los casos
ventilados ante su autoridad.
En la época indiana los jueces no
motivaban
ni fundamentaban sus sentencias, haciendo
sólo breves menciones al Derecho
aplicado.
Sin embargo, y estando en esto conteste la La Real Audiencia de Santiago, máximo tribunal de
justicia en Chile en tiempos indianos, cuyos oidores
gran mayoría de los autores, la actividad fueron productores de jurisprudencia judicial
judicial durante el período indiano fue
fundamental para conciliar la ley, la costumbre y la doctrina al resolver cada caso, como también
en la aplicación de las penas, muchas de ellas de origen medieval y muy extremas, siendo
necesario que los jueces las suavizasen por razones de Derecho natural.
2
Grandes y famosas recopilaciones romanas son, por ejemplo, el Código Hermogeniano, el Código Teodosiano, y la gran
y magnífica obra del emperador Justiniano, el Corpus Iuris Civilis. Asimismo, similar técnica era la utilizada por los
legisladores eclesiásticos, creando para el Derecho canónico obras recopiladas, como el Corpus Iuris Canonici. 3 Entre los
más destacados podemos mencionar el Cedulario de Vasco de Puga (1563), la Copulata de Leyes de Indias de López de
Velasco (1569-1570), el Código Ovandino (publicado por partes en 1571, 1573 y 1574) y el Cedulario de Encinas (1596).
6
El comienzo del proceso de elaboración de esta recopilación fue, a lo menos, accidentado.
Así, el proyecto fue iniciado por DIEGO DE ZORRILLA, oidor de la Audiencia de Quito, a quien
se encargó recopilar las leyes vigentes en América. Sin embargo, a poco andar tuvo que ser
reemplazado por RODRIGO DE AGUIAR. Éste, a su vez, contó como ayudante a Antonio de
León Pinelo, de quien ya hemos hablado anteriormente. Fue León Pinelo, justamente, quien se
encargó de realizar la mayor parte de la obra, presentando un proyecto final que fue entregado al
Consejo de Indias en el año 1636.
El proyecto de 1636 fue largamente revisado por
una comisión encabezada por Juan de Solórzano
Pereira, la cual, finalmente, aprobó su texto definitivo.
No obstante, no se pudo dar comienzo a su impresión
dada la falta de financiamiento para ésta. Los fondos
para enviar el texto a imprenta no estuvieron disponibles
sino hasta el año 1658, fecha en que León Pinelo solicitó
autorización para incorporar a la obra la legislación
dictada desde 1636, año al cual estaba actualizado el
proyecto. No obstante, jamás pudo concluir su labor, ya
que falleció en el año 1660.
Con posterioridad a la muerte de León Pinelo, el
Consejo de Indias volvió a interesarse por el proyecto,
encargando a su consejero GIL DE CASTEJÓN, en
Real Audiencia colaboración con el relator FERNANDO
de Quito, Ecuador, lugar donde se dio inicio al proceso
de recopilación de la legislación indiana JIMÉNEZ DE PANIAGUA, actualizar
nuevamente la Recopilación.
Jiménez de Paniagua presentó, finalmente, el proyecto concluido al Consejo de Indias en
1680, el cual era prácticamente idéntico al de Antonio de León Pinelo. Fue inmediatamente
solicitada su aprobación al rey CARLOS II, de manera que la RECOPILACIÓN DE LEYES DE LOS
REINOS DE LAS INDIAS terminó siendo promulgada en 1680, es decir, cuarenta y cuatro años
después de la finalización de su primer proyecto.
VI. Estructura de la Recopilación de 1680.
Una vez concluido su tortuoso y extenso proceso de elaboración, la Recopilación de Leyes
de los Reinos de las Indias de 1680 terminó teniendo una compleja estructura. Así, se dividió en
un total de nueve libros que reunían solamente legislación real dictada para las Indias, sin
derogar las leyes no recopiladas, siempre y cuando éstas no fueran contrarias a las disposiciones
de la Recopilación.
Por otra parte, mantuvo en vigor la legislación criolla que no le fuera opuesta y, además,
ordenó la observancia del Derecho castellano de modo supletorio. El saldo final de normas
contenidas a lo largo de los nueve libros de la Recopilación fue de 6.358 leyes, divididas, a su
vez, en 218 títulos. Sus nueve libros tratan, respectivamente, de las siguientes materias.
7
a. Libro I: De la Santa Fe Católica: Asuntos
religiosos.
Grabado de la
8
Sin embargo, son también numerosas las críticas de las que ha sido objeto la Recopilación.
Así, se ha señalado que ésta nació ya atrasada, pues, según lo ya explicado anteriormente, se
promulgó sin haber incluido la espesa legislación indiana surgida entre los años 1636 y 1680.
Entre otros vicios de esta obra legislativa, se han mencionado la injusticia en algunas de sus
disposiciones, ya sea por error, ignorancia o pasión, así como también algunas equivocaciones
históricas, falta de originalidad, de precisión y de fuerza, dado que en muchos pasajes más
parece aconsejar o sugerir que mandar.
Desde el punto de vista de su estudio como fuente de la historia del Derecho, también deja
mucho que desear, ya que no incorporó la legislación local. Por otro lado, la legislación real,
como explicamos, estaba desactualizada, y no consideró normas dictadas por las Reales
Audiencias, los cabildos, consulados, universidades, o la jurisprudencia de la Casa de
Contratación.
9
IX. El orden de prelación del Derecho castellano para el año 1810.
Hemos tomado como parámetro el año 1810 por ser la fecha de la celebración de nuestra
Primera Junta Nacional de Gobierno. Puestos en el caso práctico de tener que resolver un juicio,
los oidores o administradores de justicia que hubieren buscado la solución en el Derecho
indiano (particular y luego general) sin hallarla, habrían tenido que indagar en la normativa
propiamente castellana, respetando el orden de prelación siguiente:
1. Leyes dictadas con posterioridad a la Novísima Recopilación de 1805: Leyes sueltas,
pero novedosas, y que, por tanto, se aplicarían con preferencia.
3. La Nueva Recopilación de 1567: Gran recopilación castellana del siglo XVI, trazada y
planificada ya en tiempos de los Reyes Católicos.
4. Las Leyes de Toro de 1505: Se trata de 83 leyes breves, importantes para determinar, en
su momento, el carácter de algunas instituciones jurídicas castellanas. Su contenido
principal radica en temas de Derecho de familia y sucesorio.
7. Las Leyes del Estilo, el Fuero Real, el Fuero Juzgo y los fueros locales o
municipales que se probaren en uso: En el caso de los fueros locales, estos tuvieron
escasa o nula aplicación en América. El Fuero Real (1255) y el Fuero Juzgo (1255), sin
embargo, sí tuvieron injerencia en la justicia americana.
8. Las Siete Partidas de 1265: Son la mayor obra jurídica del pensamiento medieval
español. Tuvieron una vigencia extraordinaria en Indias, principalmente gracias a que los
oidores y los letrados de las audiencias no tuvieron que enfrentarse a los fueros
municipales que tan arraigados estaban en la Península. Al regular variadísimas materias,
su aplicación fue larga y extendida, por la vía de la prelación.
Los últimos años del gobierno de este monarca estuvieron caracterizados por haber
delegado éste muchas facultades en su segunda esposa, M ARIANA DE NEOBURGO, y en otros
personeros de palacio.
1
El mismo Carlos II encargó un peritaje sobre la supuesta brujería que lo había dejado estéril. Según los reportes de
la época, se concluyó que el rey había sido víctima de un hechizo, el cual le habría sido dado “en una taza de chocolate
el 3 de abril de 1675, en la que habían disuelto sesos de un ajusticiado para quitarle el gobierno; entrañas para quitarle la salud y
riñones para corromperle el semen e impedir la generación” (reporte del Cardenal Rocaberti, Inquisidor General, 1698). 2
Entre otras cosas, debió ser amamantado por varias nodrizas hasta los cuatro años de edad, no aprendió a caminar
hasta los seis años, y tampoco aprendió a leer hasta los diez años de edad. Más aún, su estado de salud paupérrimo
hizo que jamás se pensara que sobreviviría por mucho tiempo, por lo que, si bien fue educado por teólogos, nunca
fue formado para gobernar.
1
Su esterilidad no le permitió engendrar hijos, por lo que a su muerte, el 1 de noviembre de
1700, no se sabía con claridad quién heredaría los dominios del Imperio Español.
“No tenía ni una sola gota de sangre, el Reporte forense sobre el cadáver de Carlos II.
corazón apareció del tamaño de un grano de El rey murió a los 38 años de edad, tras
pimienta, los pulmones corroídos, los dos matrimonios e innumerables intentos por
intestinos putrefactos y gangrenados, tenía
engendrar un heredero. Sin embargo, desde
un solo testículo negro como el carbón y la
cabeza llena de agua”. mucho tiempo antes de su muerte el problema
sucesorio ya había estado siendo abordado, descendencia.
previendo que el monarca fallecería sin dejar
El mismo rey, anticipándose a lo que sucedería a su muerte, otorgó testamento en octubre
de 1700, instituyendo como heredero a F ELIPE D’ANJOU, quien era nieto de la hermana del rey,
MARÍA TERESA DE AUSTRIA, y del rey LUIS XIV de Francia.
Sin embargo, la esposa de Carlos II tenía otros planes, abogando para que la herencia de la
corona recayera sobre su sobrino, el archiduque CARLOS DE AUSTRIA.
3
No hablamos únicamente de una guerra de carácter local, ya que sus batallas se situaron en lugares tan diversos
como España, Portugal, Francia, Italia, Austria, Flandes, Alemania e incluso América (específicamente en dominios
franceses e ingleses).
2
de Austria, quien, según ya se expuso,
era el candidato propuesto por la reina
viuda, Mariana de Neoburgo.
Entre los años 1701 y 1713 se
desarrolló, por tanto, la que se conoce
con
el nombre de GUERRA DE SUCESIÓN
ESPAÑOLA, en la cual se enfrentaron
dos
facciones beligerantes:
Por un lado, las fuerzas españolas
leales al que para ese momento ya estaba
instalado en el trono, Felipe d’Anjou, junto
a las tropas del Reino de Francia, a las cuales
se plegaron ciertos Estados miembros del
Sacro Imperio Romano Germánico, el
Reino de Portugal y la Casa Real de Saboya
(Italia), los cuales comenzaron a apoyar al
bando austracista a partir de 1704.
Como contraparte, el Archiducado de Austria, apoyado por Inglaterra y Flandes
(denominado Provincias Unidas o Países Bajos)4, quienes, al ver afectados sus intereses políticos
y económicos, proponían el ascenso del austríaco Carlos 5. Asimismo, esta facción obtuvo el
apoyo oficial del Sacro Imperio Romano Germánico, al cual Austria pertenecía, además de
agregarse a sus fuerzas Portugal y Saboya, quienes cambiaron de bando en 1704.
Finalmente, tras casi trece años de beligerancia y una guerra con múltiples batallas a lo
largo de gran parte del territorio europeo -e incluso americano, como en Québec, Terranova o
Florida-, provocando según fuentes oficiales un saldo de entre 400.000 y 700.000 muertos,
ambas facciones decidieron poner fin a las hostilidades mediante un tratado de paz conocido
como el TRATADO DE UTRECHT.
4
Si bien el apoyo fue principalmente económico, también ambos gobiernos aportaron con soldados y ciertas
acciones bélicas, algunas de ellas de gran importancia, como la batalla de Zaragoza del 20 de agosto de 1710. 5 Más
aún, incluso lo proclamaron rey en 1706, bajo el nombre de Carlos III de España. 6 Esto porque no fue sino hasta
esa fecha que cesaron las acciones bélicas por completo. Sin embargo, se trataba de pequeños focos aislados en
algunas zonas de España, como Mallorca.
3
Es un tratado por el cual Europa cambió su mapa político, ya que las condiciones de la
paz incluían la cesión de territorios por parte de
España, principalmente, y de Francia, en menor
medida:
- Gran Bretaña recibió de parte de España el
peñón de Gibraltar, al sur de la Península,
la isla
de Menorca, en el Mediterráneo, y San
Cristóbal (Saint Kitts), en el Mar Caribe. A
su
vez, obtuvo de Francia los territorios de Nova
Scotia, la Bahía de Hudson y Terranova, en el
actual Canadá.
recibió los territorios de los Países Bajos Españoles, así como la corona del Reino de
Nápoles, Cerdeña, y Flandes.
7
Es este nuevo modo francés el que trae consigo la opulencia y la ostentación en las ropas, con nuevos tipos de telas,
terciopelos y sedas, así como toda clase de ornamentos, joyas, cosméticos y perfumes.
4
Asimismo, en lo tocante a lo político, algunas instituciones desaparecieron por completo,
como los consejos, en cuyo lugar se establecieron instituciones nuevas, como las intendencias.
No obstante, los órganos autónomos de la administración indiana continuaron existiendo,
como el Consejo de Indias, aun cuando su importancia fue progresivamente disminuyendo
debido a que se le fueron quitando ciertas atribuciones.
Para los Borbones, los dos valores más importantes al momento de gobernar eran la
eficiencia y la centralización. Así, tal como la dinastía anterior proponía una noción de buen
gobierno al momento de conducir los destinos del reino, los Borbones instauraron un paradigma
nuevo, el buen hacer, más pragmático y acorde con su espíritu reformista.
De este modo, se encargaron de eliminar la excesiva burocracia que tanto se criticaba a los
Habsburgo, y a su vez crearon nuevos órganos como las intendencias, los ministerios y las
secretarías, eliminando, a su vez, otros cargos, como el del corregidor.
Con el correr de los años, los Borbones dieron cara nueva a la política española. El rey que
sucedió a Felipe V, llamado CARLOS III, logró dar un funcionamiento eficiente al gran aparataje
estatal en vistas a la centralización. En el mismo orden, fue él quien fijó la capital en la ciudad
de Madrid, y estabilizó la unificación del Imperio Español.
5
La primera de ellas, es decir, la Teoría Isidoriana 8, era la que había sido sostenida hasta el
momento por los Habsburgo. Según esta tesis, el poder emanado de Dios era otorgado por éste
al pueblo, y el pueblo era quien daba este poder al rey, el cual lo administraría en vistas al buen
gobierno.
De este modo, el monarca conservaba
su
legitimidad en cuanto sus propios súbditos
lo
considerasen con la autoridad divina para
gobernar, y era al pueblo el estamento al
cual
se revertía el poder en casos de acefalía o
falta
de legítimos herederos al trono.
Con el cambio de gobierno y la llegada de
los Borbones, la tesis del poder monárquico
imperante cambió, desechándose la Teoría
Isidoriana y siendo ésta reemplazada por la
Teoría Absolutista. Esta era la tesis en que se sustentaban los monarcas absolutos de estilo
francés, como Luis XIV, y en la que comenzaron a apoyarse los Borbones en España. Según la
Teoría Absolutista, el pueblo no media entre Dios y el rey, y el poder divino es transmitido
directamente desde Dios al monarca.
Así, el poder divino detentado por el rey, según esta teoría, es ilimitado y permite al
monarca concentrar en sus solos deseos todas las facultades, atribuciones y prerrogativas del
Estado9, sin contrapeso alguno y no necesariamente con miramientos hacia las peticiones,
demandas y necesidades populares.
8
Esta teoría recibe el nombre de isidoriana por ser atribuida a San Isidoro de Sevilla.
9
Justamente fueron los franceses -reino del que provienen los Borbones- quienes dieron impulso a esta teoría,
siendo los monarcas de aquel Estado los absolutistas por antonomasia. El ejemplo más ilustrativo de ello es el de
Luis XIV, quien acuñó la frase “l’État c’est moi”, o “el Estado soy yo”, quien, además, era abuelo del rey Felipe V.
6
La decadencia general de los últimos años de los Habsburgo, la crisis económica, la
corrupción, así como la gravosa situación derivada de la Guerra de Sucesión Española y el
precio humillante pagado en el Tratado de Utrecht debían ser subsanadas por el nuevo régimen.
Si bien el objetivo que guiaba a las reformas era meramente autorreferencial, habiendo sido
diseñadas para intensificar el control español en América, surtieron, en general, efectos
beneficiosos para los territorios de Indias.
10 11
Aquellas que afectaron a los territorios americanos, ya que muchas otras reformas fueron instituidas en España.
Asimismo, con perspectivas de unificación también mediante el idioma, se buscaba eliminar barreras lingüísticas
existentes dentro de España.
7
nuevos virreinatos: el de Nueva Granada, en 1717, abarcando lo que actualmente es
Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, y el del Río de La Plata, en 1776, que
contaba con los actuales territorios de Argentina, Uruguay, y partes de Chile, Bolivia y
Paraguay.
En el ámbito militar, la nueva dinastía también realizó ciertos cambios, especialmente
orientados a una mayor eficiencia en las actividades de carácter castrense.
4. Profesionalización de lo militar: Fueron reorganizadas las milicias locales y se aumentó
el número de alistados en el Ejército. Las obligaciones militares de índole voluntaria y el
enganche arbitrario se reemplazaron por un servicio regularizado. Así, los civiles dejaron
de tener obligaciones militares, las ciudades poco a poco perdieron su aspecto de
fortalezas, la ciudadanía se desprendió de su carácter de “pueblo en armas” y el nuevo
Ejército profesional pasó a distinguirse del resto de la población12.
Por otra parte, y siendo de las más relevantes para los objetivos perseguidos por el
reformismo borbón, encontramos también reformas de carácter económico y comercial.
5. Nuevas medidas de recaudación: Los Borbones establecieron numerosos cambios en
las políticas fiscales, elaborando e implementando nuevos mecanismos de recaudación
tributaria, creando impuestos y monopolios de producción y comercialización. Los
resultados fueron altamente favorables. La recaudación aumentó de tal forma que la
recuperación económica de España en el siglo XVIII se debió, en gran medida, a los
inmensos retornos provenientes desde América.
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Gracias a esta profesionalización del Ejército se fortalecieron ciertos territorios marginales, abandonados o
amenazados. Además, se produjo un notable aumento en la seguridad dentro de los territorios de Indias. 13 A partir
de 1561 se prohibió la navegación al margen de este sistema. En ambos casos la flota llegaría unida hasta las
Antillas y a la altura de Puerto Rico se dividiría en dos: una hacia Veracruz y la otra a Portobelo, actual Panamá.
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Sin embargo, por ser un sistema caro y poco tránsito de pasajeros entre América y la
dinámico, los Borbones crearon los navíos de Metrópoli14.
registro. A partir de esta reforma los
comerciantes, tras solicitar la autorización
correspondiente, podían cruzar el Atlántico por
iniciativa propia, reemplazando de este modo a
las flotas y galeones, al asegurarse ellos mismos
su protección ante los eventuales peligros del
mar. De esta forma se suprimieron los
numerosos trámites burocráticos y se agilizó el Proyecto de 1720 para la
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Posteriormente, en el año 1765, se puso fin a la restricción de comercio entre América y Sevilla como único
puerto autorizado para estos fines, permitiendo que otros ocho puertos hispanos recibiesen barcos desde las Indias.
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promoviendo, entre otras cosas, la Teoría Isidoriana del poder monárquico y la filosofía
neoescolástica. De este modo, y valiéndose de diversos motivos 15, el rey Carlos III dictó
la PRAGMÁTICA SANCIÓN DE 1767, mediante la cual los expulsaba del territorio
español, tanto peninsular como indiano16.
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En parte, el documento señalado indicaba: “por gravísimas causas relativas a la obligación en que me hallo constituido de
mantener en subordinación, tranquilidad y justicia de mis pueblos, y otras urgentes, justas y necesarias que reservo en mi real ánimo,
usando la suprema autoridad que el Todopoderoso ha depositado en mis manos para la protección de mis vasallos y respeto a mi
Corona” (Pragmática Sanción, Carlos III, 1767).
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Esto dejó un saldo de cerca de 6.000 jesuitas expulsados tanto de América como de España. La persecución de
Carlos III contra los miembros de la Compañía de Jesús no cesó allí, ya que solicitó al Papa Clemente XIII
proscribirlos por completo. El hecho de que los miembros de la Compañía fueran expulsados de Indias produjo
una fuerte conmoción en las distintas provincias. Debieron cerrarse innumerables escuelas y establecimientos
educacionales, iglesias y talleres. Más aún, quizás el golpe más fuerte se lo llevaron ciertos grupos indígenas, como
los guaraníes en el actual Paraguay, dado que habitaban en “misiones”, verdaderas ciudades enclavadas en la selva
bajo la protección de los jesuitas, quedando completamente desprotegidos y siendo ellos también expulsados hacia
la frontera con Brasil, quedando a merced de los traficantes de esclavos portugueses.
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La Capitanía General de Chile, con capital en Santiago de Nueva Extremadura, significó una notoria
independencia al no responder directamente ante virreinato alguno. Asimismo, se fortaleció aún más al Ejército,
dada la amenaza de piratas y corsarios, y principalmente, los continuos enfrentamientos en la Guerra de Arauco.
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conflicto era desmoralizante y muy costoso para
la Corona. Para fines del siglo XVIII, sin
embargo, la nueva administración había
profesionalizado al Ejército, reduciendo sus
dimensiones, pero aumentando su instrucción y
eficiencia. Además, se dio pie a una política
combinada, no necesariamente bélica,
promoviendo parlamentos con los caciques
indígenas. A partir de 1783 el conflicto con los
mapuches ya estaba prácticamente controlado.
Al mismo tiempo, la reforma militar aumentó
considerablemente la seguridad urbana.
Panor
Por otra parte, la ejecución de las políticas
reformistas de la Dinastía Borbón también
ama general de las Indias luego de las reformas
influyó en la creación de nuevas instituciones
administrativas de los Borbones que también aportaron en aumentar la
completamente con más de dos siglos de independencia de la Capitanía General de Chile.
El establecimiento de la Casa de Moneda en 1743, la Universidad de San Felipe en 1747, el
Tribunal del Consulado en 1795 o el Tribunal de Minería en 1802, sirvieron para adquirir mayor
autonomía18 respecto de Lima y también para configurarse como canales directos de
comunicación con la Corona, sin intermediario alguno.
Finalmente, las variadas obras
públicas
de la época dieron un nuevo aspecto a las
ciudades de Chile. No sólo fueron creados
nuevos asentamientos urbanos, sino que
también obtuvieron provecho las grandes
ciudades ya existentes, como Santiago,
Concepción y La Serena. En el caso
capitalino, se inició la construcción de la
Casa de Gobierno en la Plaza de Armas
en
1714, el Palacio de La Moneda en 1743, se Puente de Cal y Canto sobre el río Mapocho. Su
construcción comenzó en 1767 y fue inaugurado en el año
terminó la edificación de la Catedral 1780. Fue destruido en 1888
Metropolitana en 1800 y fueron realizadas
nuevas obras de ingeniería, como los tajamares del río Mapocho y el Puente de Cal y Canto.
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Gracias a la creación de, por ejemplo, el Tribunal del Consulado y el Tribunal de Minería, se permitió a los
comerciantes de la Capitanía General de Chile constituirse en un cuerpo colegiado y dirimir sus litigios comerciales
en Santiago, en vez de tener que forzosamente recurrir a los tribunales limeños.