MBTV Congresointernacional Inhamexico 05 2022
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All content following this page was uploaded by Rodrigo Oteiza Aravena on 02 March 2023.
Resumen
estudios del ambiente y del territorio, Università di Roma Tre; Doctorando en Arquitectura, Arte y
Planificación, Università degli Studi di Palermo. [email protected]
1
Palabras clave: Música popular, Patrimonio Inmaterial, bohemia, vida nocturna,
estudios culturales.
INTRODUCCIÓN
Tal como nos indica la Ficha de Registro del Elemento, la MBTV es “una tradición
artística-musical propia del mundo social y cultural de la ciudad de Valparaíso”, que
se asocia al “estilo de vida bohemio de una comunidad de músicos/as que se reúnen
y realizan presentaciones de modo permanente en las quintas de recreo, bares y
restaurantes porteños” y que tiene en su centro “los géneros musicales populares
tradicionales, así como también aquellos promovidos por los procesos de
globalización mundial, los cuales fueron transmitidos a través de medios de difusión
como la radio, pero su aprendizaje y transmisión se realizaba en espacios de
sociabilidad tales como bares, teatros, boîtes y quintas de recreo”. Esta
manifestación se desarrollaría principalmente entre las décadas de 1930 y 1970,
cuyas dinámicas serían “preservadas y mantenidas hasta hoy, en vigencia
principalmente por los/as músicos cultores/as de diferentes generaciones”. Los
géneros musicales preponderantes en torno al fenómeno son la cueca, el tango, el
bolero y el vals (Ficha Registro Elemento MBTV, 2021).
La comunidad de cultores y cultoras en cuestión se sostiene a partir de una base
comunitaria local a través de la cual se da una transmisión intergeneracional de los
elementos “relativos a la identidad porteña local, su historia y problemáticas
sociales”, la cual se da principalmente a través del traspaso oral de las generaciones
más longevas a las más jóvenes en espacios de encuentro y esparcimiento,
“conformándose en base a relaciones dialógicas y de interacción social y simbólica
entre cultores/as” (Loc. Cit.).
En este sentido, se puede apreciar que la comunidad vinculada a la MBTV
responde, por una parte, a la “dinámicas sociales y culturales características de la
2
vida de la ciudad de Valparaíso, las que se circunscriben, a su vez, en el plano de
prácticas que habitual y comúnmente se han relacionado al modo de ser bohemio”
(Loc. Cit.), y, por otra, a las prácticas musicales que “son su característica principal
al tiempo que participan de un sistema de interacciones y sociabilidad, teniendo
como atributos: 1) la interacción social y simbólica entre cultores/as, audiencias y
comunidad local; 2) la transmisión generacional de elementos culturales y sociales
porteños por medio de la oralidad; 3) producción y reproducción de sistemas dúctiles
de representación social y cultural con pertinencia local y comunitaria que pueden
incorporar y apropiar elementos simbólicos ajenos y; 4) una manifestación que se
desarrolla en espacios legitimados social y comunitariamente” (Loc. Cit.). A su vez,
dichas prácticas contribuyen a la generación de dinámicas que incorporan los
elementos propios de la tradición musical de la bohemia porteña con la musicalidad
contemporánea, lo que potencia el surgimiento de una comunidad viva y vigente.
3
con distintas iniciativas4. Se elabora así un pre-informe de la comunidad de
“cuequeros” en Valparaíso con el primer listado de cultores y cultoras de la cueca5.
De esta forma se incorpora la cueca al Registro del Patrimonio Cultural Inmaterial.
En 2017, se inicia un proceso para determinar el Elemento PCI Música de la
Bohemia Tradicional de Valparaíso a través de una investigación participativa.
Rodrigo Oteiza contribuyó en la corrección, profundización y finalización del estudio
participativo, proponiendo también la incorporación de otros ritmos musicales. Estos
esfuerzos permitieron que en marzo de 2018 la MBTV y su comunidad de cultores
y cultoras ingresara al Inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de Chile6.
En 2019, por solicitud de cultores y cultoras del bolero y el tango en Valparaíso,
se inició un trabajo de complemento de la investigación previa, con las nuevas
comunidades, el cual finalizó en 20207. De esta forma, se amplió la comunidad del
elemento patrimonial y se pre diseñó un Plan de Salvaguardia a partir de los
resultados arrojados tanto por el Estudio Participativo (2018) como el Complemento
de Investigación (2020). Dicho Plan fue validado por los cultores y cultoras de la
MBTV a fines de 2021 y debería ejecutarse desde el primer semestre de 2022.
4 Por mencionar las más relevantes a nuestro parecer: la grabación de los tres discos de La Isla de la Fantasía:
“Cuecas Porteñas” (2001); “A cueca limpia” (2007); “Memoria porteña” (2009). Esto, luego de un largo trabajo
de investigación realizado por Bernardo Zamora, Falipe Solís, Aliro Núñez, entre otros, con la comunidad de
músicos que se reunían en el patio de la casa de Benito Núñez, en Cerro San Juan de Dios…
5 Martínez, Andrea (2015). “Informe Pre Estudio de Identificación de la Comunidad Expediente Cuequeros de
- Estudio para postular a la Música de la Bohemia Tradicional de Valparaíso al Inventario del Patrimonio
Cultural Inmaterial en Chile. Disponible en línea en: http://www.sigpa.cl/ficha-elemento/musica-de-la-
bohemia-tradicional-de-valparaiso
7 Huenchuñir, Lorena; Gana, Alejandro; Oteiza, Rodrigo (2020). “Complemento de Investigación Participativa
4
reconocimiento de las relaciones sociales y culturales en torno a la vida bohemia de
Valparaíso, especialmente entre las décadas de 1950 y 1970.8
De esta forma, al hablar de “bohemia tradicional” se busca diferenciar un tipo de
bohemia, de aquella que surge en la década de 1990 con posterioridad al período
dictatorial. Esta distinción se justifica en que aquella bohemia de décadas pasadas
en cierta manera desapareció, pero pervive aún en aquellos cultores y cultoras que
fueron parte de dicho período y que transmiten sus conocimientos y experiencia a
las nuevas generaciones. El aspecto fundamental de lo que perdura de esa bohemia
sería la música (Duque, 2022).
Como afirma Damián Duque, “aunque los cultores no tengan una continuidad
demostrable o comprobable, entre las prácticas que se hacen hoy en día y las que
se hacían en los 70, o 60 incluso, aquello que hacen sí tiene una continuidad”.9 Es
en este sentido que la institucionalidad usa el término “tradición” articulando al de
“bohemia”, pues permitiría distinguirla de aquella bohemia o vida nocturna más
reciente que Iareski, Rojas y Gallardo (2019: 32) denominan “la bohemia dispersa”.
Respecto de lo tradicional, está dado por un modo de vida que aún tiene vigencia
en los géneros musicales que eran parte de él y que encuentran un lugar en las
nuevas generaciones. Así, si bien la transmisión de la tradición no se traduce
necesariamente en mantener los modos, sí permite proyectar los repertorios
musicales, además incorporando prácticas musicales contemporáneas. La
actualización de los modos culturales, por una parte, le entrega vigencia y presencia
activa al fenómeno de la música de la bohemia entre la comunidad de músicos,
valoración comunitaria, y además la instala en el escenario musical actual
permitiendo su reproducción.
Profundizando en lo señalado, lo tradicional tendría en la definición institucional
de MBTV, un uso más bien “operativo” al estar al servicio de la distinción entre los
dos tipos de bohemia ya descritos: la que sucedió entre 1950 y 1970 -que es la que
8 Al respecto, podemos encontrar una síntesis actualizada de los aspectos históricos nacionales y el marco
internacional sobre este aspecto en el documento Plan Nacional de Patrimonio Cultural 2021 – 2026,
Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, febrero 2022, páginas 12 – 17. Disponible en línea en:
https://www.cultura.gob.cl/publicaciones/plan-nacional-del-patrimonio-cultural-2021-2026/
9 Entrevista a Damián Duque, 23:40.
5
se denomina “bohemia tradicional”- y la que sucede desde la década de 1990,
donde tiene una fuerte presencia el segmento de jóvenes especialmente
universitarios (Duque, 2022), y la vida nocturna centrada en los pubs, bares y
salones de baile sin música en vivo.
El proceso de transmisión de las prácticas musicales de la bohemia, se vio
interrumpido por los gobiernos dictatoriales a partir de 1973 que determinó la
clausura los espacios de diversión nocturna, de manera que un sector económico
que era fuerte para la ciudad en especial en los sectores de El Barrio Puerto y El
Almendral, desapareció prácticamente por completo.
La bohemia que fue de público y amplio acceso en Valparaíso, pasó a ser privada
y a desarrollarse en lugares acondicionados para la clandestinidad, ocultándose por
ejemplo en las casas o espacios privados, y en locales diurnos, lugares que
protegieron la difusión y la memoria de dichos ritmos. Allí, el bolero, el vals, el tango
y la cueca interpretada por los mismos asistentes, permitían el encuentro dedicado
a celebraciones familiares y de entornos cercanos. Así sobrevivió en la voz y
ejecución de los mismos músicos y músicas, para ellos mismos y sus familias, la
bohemia porteña (Martínez, Oteiza y Huenchuñir, 2017: 27 - 42).
Sin embargo, a fines de la década de 1980 e inicios de 1990, lentamente
comenzaron a incorporarse los segmentos jóvenes a estos círculos cerrados hasta
ese entonces, recibiendo en las mismas fiestas y celebraciones, el conocimiento
musical de manera directa de los músicos y las músicas, tal como describe Ilabaca
(2015) en sus relatos sobre el Roland Bar a inicios de los años 90’s. Se activaría
ahí, entonces, una tradición hacia las nuevas generaciones (MINCAP, 2020: p. 108-
111).
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DISCUSIÓN
7
La diversión y el disfrute se desenvuelven en la noche como escenario cargado
de emocionalidad y por tanto como en un espacio de transgresión de la modernidad
productiva (Fritzsche, 2008). Por otra parte, Leal y Aguirre (2020) denominan a esta
forma de transgresión “modo de vida basado en la transitoriedad” como una
característica de los trabajadores de Valparaíso en la época de apogeo del trabajo
portuario, y que se caracterizaba por la “farra” o la fiesta constante y el malgasto de
sus ingresos sumado a los altos sueldos que recibían.
Hay un punto de encuentro entre la ruptura de la norma cotidiana, en la bohemia,
y el concepto de lo popular en Palominos (2012), como un espacio “alohegemónico”
o de marginalidad dada por la lejanía con las posiciones de poder concentradas en
el espacio de las elites. Iareski, Rojas y Gallardo (2019: 19) describen cómo el
adjetivo “bohemio” va asociándose crecientemente con personas libertinas y con las
clases populares, así como con la inmoralidad, el alcoholismo y la gañanería,
anclándose a la vida en los locales y agrupaciones espontaneas de guitarra y voz
“gritoneada” y por tanto al mundo popular.
Para Lorenzo (2012: 14), que analiza la sociabilidad en Valparaíso entre 1850 y
1930, el placer no era la ocupación principal de una ciudad monótona y mercantil,
que “vivía en función del trabajo”, aun cuando en su investigación plantea que se
encontraban incipientes intentos hacia la diversión con la creación de números
espacios como clubes, plazas, cines, etc. Ya bien entrado el siglo XX, Jordán
(2019), describe una bohemia con anterioridad a 1973, que estaba caracterizada
por un gran número de boîtes, bares, quintas de recreo, teatros, escenarios de
concierto y lugares de prostitución, diversión no bien vista por las autoridades de la
época. La bohemia según Jordán, como el ámbito de la vida nocturna y sus
espacios, se desarrolla acompañada de música, la que en el contexto de Valparaíso
incluía variados géneros populares.
Es en este sentido que Jordan (2019, 37) plantea que este conjunto de espacios,
conformaban una “ciudad sonora”, un paisaje cultural en términos de Turri (1998)
que se experimenta como una atmosfera festiva, un espacio liminal de disfrute,
donde se transforman los lugares de la vida cotidiana diurna durante la noche, y
donde “la noche se hacía día”. La atmósfera de los espacios transformados por la
8
noche, como por ejemplo la semipenumbra del bar, o el silencio ruidoso, permiten
la intimidad de la conversación, un “ambiente confesional” que permite momentos
no medidos por el tiempo convencional, utilitario, sino por un tiempo “cualitativo”,
frente al tiempo mundano del cotidiano (Giannini, 1987: 270).
La transformación de la noche en día es descrita por Ramos (2012: 90) como uno
de los elementos de la vida social en torno a los espacios y espectáculos nocturnos,
y que desde la década de 1940 en Santiago comienza a definirse como vida
bohemia o “trasnochada”, como el acto de salir a divertirse. Al respecto, otro
elemento de la bohemia descrita por Ramos son las rondas nocturnas por los
distintos locales, que a mediados del siglo XX se posibilitaban en el centro de
Santiago por la presencia de un mismo artista, presentando el mismo espectáculo,
en diversos locales en una misma noche. El circuito nocturno, no solo permitía
mayores opciones laborales para los artistas, sino que también les ofrecía un
vínculo más estrecho con el público. Los asistentes por su parte seguían a los
artistas por los distintos bares, o simplemente cambiaban de local haciendo también
algún intermedio o pausa en algún restaurante para comer durante la trasnochada.
El paisaje cultural nocturno de mediados del siglo XX en el centro de Santiago, o
en el barrio puerto de Valparaíso, se veía entonces transformado por un circuito de
artistas y de públicos. Tanto el espacio urbano, como los espacios internos de los
locales o bares – backstages o zonas de público- son ocupadas también por los
artistas, y por tanto se constituían como espacios que Carlson (1989: 132) denomina
“transicionales”, donde artistas y audiencia pueden mezclarse en relaciones.
En este punto surge otro aspecto de la reflexión sobre la conceptualización de
bohemia, en términos de los sujetos que la conforman, sean ellos artistas,
audiencia, trabajadores de la noche u otros agentes. Iareski, Rojas y Gallardo (2019)
plantean que el término bohemio comienza a aplicarse a fines del siglo XIX y
principios del XX, también a aquellos artistas que permanecían en los locales toda
una jornada para realizar varias salidas durante la noche, y luego se quedaban
bebiendo o comiendo, cantando gratis y conversando:
9
(…) un cantante nació cigarra; puede trabajar todas las noches en un local y,
transcurridas sus actuaciones, quiere juntarse con otros cantores, sentarse,
tocar en improvisados dúos, aprender nuevas canciones o rasgueos, pelear,
abuenarse, pedir otra ronda y continuar al día siguiente luego de su
actuación.
Los autores señalan que durante el siglo XX en Valparaíso, la figura del cantante
popular bohemio, se encuentra ligada al ambiente de la noche, pues además de
interpretar un repertorio popular, tiene un estilo de vida libre, que no se deja atar por
las obligaciones y convenciones.
La bohemia de Valparaíso era durante aquel período un lugar de encuentro e
intercambio entre artistas, y por tanto desarrollaban además de relaciones
laborales, una retroalimentación artística, que no solo incluía a artistas locales sino
también a extranjeros que pasaban o se establecían en la ciudad, impactando
también en las practicas musicales y en el desarrollo de un mercado musical.
Desde otra perspectiva Carla Aravena (2015, 46, citando a Debord, 1992) releva
la participación del artista en el American Bar de Valparaíso como agente del
espectáculo, como cuerpo que encarna también el consumo, en la forma de
cantantes, bailarinas, vedettes, nudistas, magos, o equilibristas, y que en un
contexto de precariedad su puesta en escena permitía la movilidad social y el
reconocimiento artístico y de los pares.
Además de los artistas, forman parte de la bohemia otros sujetos usualmente
ignorados por los análisis, es así que por ejemplo Rago (1991), estudiaba a la
prostitución en Sao Paulo en el contexto de la vida nocturna y González Díaz (2002)
analizaba las “casas de niñas” como espacios mixtos de trabajo sexual a la vez que
de vivienda en zonas del barrio puerto de Valparaíso, como parte de una zona de
“reunión nocturna” vinculada a los bares y a la vida bohemia entre 1950 y 1980.
Pero además de quienes ejercían el trabajo sexual, los relatos y descripciones
también mencionan a los trabajadores y dueños de locales, y a otros personajes
como el campanero, el cuidador, el sapo, el cafiche, el contrabandista.
El público, la audiencia, o el cliente es el otro sujeto de la bohemia a analizar. El
cantante Jorge Farías, citado por Chandía (2004: 148), lo describe como “el
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porteño”, quien se crio en la bohemia antigua, con la mentalidad de andar pasándola
bien en la noche, yendo a boîtes y festivales y escuchar el tango, el bolero, el vals
y las cuecas. El escritor Samuel León los denomina los “trasnochadores”, personas
de distinto origen social, obreros, cargadores, empleados, aduaneros, que
compartían una complicidad en torno al payaseo, que se concretaba en el espacio
del bar (Gana, 2015: 38).
Leal y Aguirre (2020) por su parte profundizan en la solidaridad de los portuarios
como base de la vida bohemia, a través del gasto en ocio y placer, pero también de
los mecanismos del pinchero y los pollos, para que los ingresos del puerto
alcanzaran para todos. Ramos (2012) también los denomina “noctámbulos”,
quienes además de girar entre bares y presenciar espectáculos, en bares de
conversación interactúan en el espacio “desfocalizado”, donde no hay
necesariamente un centro, sino diversos puntos de encuentro (Giannini, 1989).
11
tomando distancia del mero hecho de salir de noche a emborracharse (MINCAP,
2020: 101).
Otras visiones manifestadas por los cultores asocian la bohemia a un campo de
resistencia frente a una cultura hegemónica y que tiende a homogeneizar los
espacios culturales, permitiendo en cambio un lugar donde se vive la igualdad y, por
lo mismo, se genera una comunidad de pares. Estas percepciones y visiones
expresadas en los grupos focales y entrevistas realizadas en las distintas
investigaciones participativas, hacen referencia a una bohemia que ya sucedió en
Valparaíso entre 1950 y 1970, período que Iareski, Rojas y Gallardo (2019: 47)
definen como el “auge” de la “bohemia dorada”.
En esta línea, se plantean dos dimensiones de la bohemia, por una parte, aquella
relacionada con el espectáculo nocturno ofrecido a un público donde los músicos
tienen un rol preponderante, y por otra las instancias de encuentro en momentos de
pausa del espectáculo, o posteriormente a la jornada nocturna, donde surge la
experiencia bohemia de músicos y músicas con sus pares artistas y con amistades.
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Es en esta dimensión de la bohemia, que llamaremos “la bohemia de los
músicos”, ligada al compartir fuera del contexto del espectáculo, e interpretar
colectivamente el repertorio de distintos géneros musicales, en la que se involucra
esta comunidad de cultores y cultoras.
RESULTADOS
10 Resolución exenta 17/2019, del 25 de abril, que formaliza incorporación de los elementos que indica al
inventario priorizado del patrimonio inmaterial en cultural Chile del Ministerio de las Culturas, las Artes y el
Patrimonio. Folio 2015.006. http://www.sigpa.cl/ficha-elemento/musica-de-la-bohemia-tradicional-de-
valparaiso.
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Valparaíso, considerando además que son portadores de una continuidad respecto
a determinados repertorios y estilos musicales, que perduran hasta hoy.
El concepto de tradición trae consigo el de identidad. Siguiendo a Subercaseaux
(2012) la identidad puede ser comprendida como algo inmutable, o como sujeta a
actualización histórica. Puede considerarse que sin la reproducción de la tradición
esa identidad podría perderse, sin embargo, los cambios históricos pueden generar
condiciones de actualización de la tradición a través del encuentro de lo nuevo con
lo viejo, de lo coherente con lo disperso o lo que nos parece propio con aquello que
consideramos ajeno (Oteiza y Martínez, 2016).
Como bien se expresa en el Complemento de la Investigación Participativa
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institucionalmente establecida con fines operativos. Es así que se proponen dos
dimensiones de la bohemia de Valparaíso. Una de ellas está relacionada con el
espectáculo artístico y por tanto con el sujeto bohemio como espectador por una
parte -entre quienes surge la conversación libre e íntima- y con el sujeto bohemio
artista como parte de una dinámica social de vida laboral nocturna, en contacto
directo con la diversión, y con la expresión musical, en este caso.
La otra dimensión tiene que ver con las relaciones sociales y artísticas entre los
distintos agentes de la vida nocturna, y más específicamente con el sujeto bohemio
artista en relación con sus pares en un contexto de mayor intimidad. Si bien en la
dimensión del espectáculo se viven procesos importantes de transmisión y
reproducción de conocimientos y prácticas culturales, éstos son también muy
importantes en los momentos de encuentro entre artistas, fuera de su espacio de
trabajo, o en ciertos espacios delimitados por códigos de pertenencia, competencia
y colaboración como la mesa de los artistas.
En cuanto a la experiencia bohemia, donde artistas y más específicamente
músicos son protagonistas, se compone también de las dinámicas entre los distintos
actores, y de los espacios de espectáculo y disfrute, así como los circuitos nocturnos
que incluyen también otros lugares de encuentro, de placer y de descanso, y sus
conexiones. La atmosfera que las generaciones de la época dorada relatan, y que
forma parte de la memoria popular en torno a este tema, es descrita como una
transformación de la noche en día, un cambio en el uso de los espacios y lugares,
una liberación de ciertas normas cotidianas, pero bajo códigos compartidos que
entregaban una seguridad mutua.
CONCLUSIONES
16
BIBLIOGRAFÍA
Fritzsche, Peter. (2008). Berlín 1900. Prensa, lectores y vida moderna. Buenos
Aires: Siglo XXI.
Iareski, H.; Rojas, V.; Gallardo, G. (2019) Tres íconos del canto porteño. Un rescate
de la música bohemia. S/E, Valparaíso, 298 páginas.
17
América Latina. Actas del IX Congreso de la IASPM-AL. Montevideo: IASPM-AL y
EUM, 389 – 413.
Leal, Valentina y Aguirre, Carlos (2020). Estiba y desestiba: trabajos del Valparaíso
que fue (1938-1981). Valparaiso: Ediciones Inubicalistas e Instituto de Historia y
Ciencias Sociales UV.
Martínez, A.; Oteiza, R.; Huenchuñir, L. (2017). Historia de Lucy Briceño. La mujer
en la música de la bohemia porteña. Ediciones Universitarias de Valparaíso,
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 221 páginas.
Vahos, Yubely. (2018). Estado del arte sobre la vida nocturna asociada al
entretenimiento en el siglo XX. Quiron, Revista de estudiantes de Historia. 4(8), 54-
67.
18
Subercaseaux, B. (2012). Identidad, patrimonio y cultura. En Marsan, Daniela
(Comp.) Hecho en Chile: reflexiones en torno al patrimonio cultural, 33-54.
Turri, Eugenio. (1998). Il paesaggio come teatro. Dal territorio vissuto al territorio
rappresentato. Venezia: Marsilio.
Documentos
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Región de Valparaíso, CRCA (2015).
Informe Pre Estudio de Identificación de la Comunidad Expediente Cuequeros de
Valparaíso. Valparaíso, Chile.
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