Segato
Segato
Segato
Alumnos:
● Quinteros Gisel
● Segura Nahum
● Quiroga Pablo
Introducción:
A partir de la crisis del capital de 1.973 y sus dos primeras enunciaciones de los términos de
la colonialidad del poder, en 1.988 y 1991. Ese silencio es interrumpido en 1.985 y 1.986
para tratar el tema de la transición de las ciencias sociales, cuestión que retoma con más
amplitud en 1.989 y 1.990. Estos cuatro textos sobre el tránsito difícil de las ciencias
sociales en el periodo del cambio de la política mundial son importantes para entender el
giro de Quijano hacia otra sociología y otra narrativa de la historia.
La modernidad, el capital y América latina nacen el mismo día (1.991). Quijano introduce es
la diferencia latinoamericana y me insiste en que, desde esa especificidad como se ha
querido decir para el caso brasilero, porque se trata de una especificidad de impacto global.
Aparece ya en los textos transicionales de ese periodo con gran fuerza la crítica al
eurocentrismo. Quijano insiste asumiendo el legado que debe permanecer, una
heterogeneidad positiva, como un modo de existencia en plural para el cual las
explicaciones monocasuales sistemáticas no sirven y en tanto tal, tampoco puede ser
referido a estructuras y lógicas históricas únicas de alcance y desenlace universal. Su
primer paso hacia el postulado a una colonialidad del poder, necesaria para que sea posible
entender, porque, como y para que categorías enredadas en el norte se aplican como una
verdadera cama de Procusto para captar una realidad para la cual no fueron concebidas. La
opresión categorial no es otra cosa que la consecuencia de la colonialidad en el campo del
saber y de la subjetividad.
Ella apunta que es necesario reconocer la complejidad de las relaciones de poder que han
operado en el mundo a lo largo de la historia, y que estas relaciones no pueden explicarse
únicamente desde una perspectiva económica o política, sino que es fundamental
considerar el papel que ha desempeñado la cultura en la construcción y reproducción de
dichas relaciones de poder.
Segato explica que Quijano define la colonialidad como una forma de dominación que se
estableció después del encuentro entre los pueblos europeos y los pueblos americanos y
que se extendió posteriormente al resto del mundo. Esta forma de dominación no solo
implica el control político y económico, sino que se basa en la imposición de un patrón de
clasificación racial y cultural que jerarquiza a los diferentes grupos sociales.
Según Quijano, esta estructura se construyó a partir de la idea de que los europeos eran
superiores a los demás pueblos del mundo y que, por lo tanto, tenían el derecho de
gobernarlos y explotarlos. Esta idea se extendió a todas las esferas de la vida, desde las
instituciones políticas y económicas hasta los valores culturales y las normas sociales.
En conclusión, Rita Laura Segato explica las ideas fundamentales de Aníbal Quijano sobre
la colonialidad del poder y su impacto en las estructuras sociales, políticas y culturales del
mundo actual.
En este sentido, Segato destaca que la colonialidad del poder no solo se manifiesta en las
relaciones de dominación entre los pueblos colonizadores y los pueblos colonizados, sino
que se extiende a todas las relaciones sociales. Esta forma de dominación se presenta
como una estructura heterogénea y compleja que se ha construido históricamente y que se
ha consolidado en las estructuras sociales, políticas y económicas a nivel global.
Por lo tanto, la autora sostiene que para entender la complejidad de las relaciones sociales
y su configuración histórica y estructural, es necesario abordar la heterogeneidad y la
interconexión de los diferentes aspectos que las conforman.
En resumen, Rita Laura Segato destaca la importancia de abordar las relaciones sociales
de manera compleja, considerando la heterogeneidad y la interconexión de los diferentes
aspectos que las conforman, así como la presencia de estructuras sociales jerarquizadas
que condicionan dichas relaciones.
En definitiva, se busca avanzar hacia una sociedad más equitativa que reconozca la
diversidad cultural y que se aleje del eurocentrismo. Segato defiende que la reimaginación
de nuevas identidades, a través de la recuperación de conocimientos ancestrales y de la
dignidad cultural de los pueblos indígenas y afrodescendientes, puede ser una potente
herramienta de liberación en la lucha contra la colonialidad
Segato sostiene que la colonialidad del saber es una forma más de dominación cultural, que
reproduce el sistema de poder colonial y perpetúa la alienación y la exclusión de los pueblos
y culturas dominadas. Para contrarrestar esta colonialidad del saber, es necesario valorar y
respetar los saberes y conocimientos locales y tradicionales, y fomentar un diálogo
intercultural que permita la construcción de un conocimiento más amplio y diverso.
El término "colonialidad del poder" se utiliza para subvertir y cuestionar el poder epistémico
dominante. El giro descolonial enfatiza la necesidad de cambiar la posición del sujeto dentro
de un nuevo contexto histórico, que emerge de una reinterpretación de la historia. Su
objetivo es crear una sociedad democrática mediante la reorganización de las comunidades
y la generación de formas alternativas de autoridad política que puedan competir y desafiar
las estructuras estatales existentes.
En general, el Giro Decolonial busca crear una cosmovisión descolonizada, liberarse de las
estructuras de poder opresivas y establecer una sociedad más inclusiva, justa y
democrática.
El futuro, según el autor, no es una nostalgia o una búsqueda hacia atrás, sino la liberación
de los proyectos históricos interceptados y anulados por la colonialidad. Se trata de
incorporar la sabiduría del pasado como propuesta alternativa de racionalidad,
contrarrestando el racionalismo instrumental. El autor destaca el papel fundacional de
América Latina y sus pueblos indígenas en la constitución e historia de la Colonialidad del
Poder, posicionándolos al frente de la subversión de este patrón de poder.
Se discute el concepto de "Bien Vivir" como una existencia social alternativa enraizada en
categorías indígenas y ampliada para abarcar otras formas de felicidad derivadas de
economías comunitarias y formaciones sociales. Estas formas alternativas priorizan el valor
de uso sobre los objetivos del proyecto capitalista y enfatizan las relaciones entre las
personas sobre las relaciones con los bienes. Emergen de prácticas indígenas históricas
que han resistido la dominación colonial y las nociones etnocéntricas de progreso y
desarrollo.