4 VVerdugo Estallido Social
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Resumen
En el presente trabajo se reflexiona sobre la forma en que se construye so-
cialmente la demanda ciudadana por una reforma estructural en el marco
del denominado estallido social iniciado en octubre de 2019 en Chile, cues-
tión que remite a una discusión de fondo sobre el modelo de sociedad al
que los actores implicados aspiran. Dado que los significados orientan la
acción, nos parece fundamental ahondar sobre las nociones de respeto y
dignidad que están en la base de la protesta social de la ciudadanía movili-
zada, interpelando el modelo neoliberal y sus efectos permanentes sobre la
precarización de la vida. Es así como, a partir de la teoría del reconocimien-
to de Honneth y de una investigación realizada por la autora entre 2009 y
2013 en Santiago de Chile1 sobre la significación del respeto en el mundo
de la pobreza, el análisis se focaliza en la forma en que, a partir de dichas
nociones, la sociedad se relaciona con la pobreza y con la desigualdad. En
el escenario de una convivencia problemática de significados que apuntan
a modelos distintos de sociedad, este trabajo busca contribuir a desmitificar
la cultura de la desigualdad que naturaliza el abuso e impide forjar una
sociedad de semejantes.
Palabras clave: estallido social, desigualdad, pobreza, respeto, reconocimiento.
Abstract
The present paper reflects on the way in which citizen demand for a
structural reform is socially constructed in the framework of the so-called
social outbreak started in October 2019 in Chile, which ultimately refers
1
Estudio de carácter cualitativo, realizado en el sector de Lo Hermida de la Comuna de
Peñalolén en Santiago de Chile. El trabajo de campo incluyó un total de 25 entrevistas en
profundidad: 14 individuales y 11 grupales.
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Entre muchos otros, cabe destacar las movilizaciones desarrolladas por el movimiento estu-
diantil a partir de 2006 contra el modelo educativo chileno y el sistema en general; el trabajo
de defensa de los derechos humanos de la diversidad sexual y de género, desarrollado por
el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) desde la década de los 90;
el movimiento No más AFP, que tomó fuerza a partir de 2013, la ola feminista chilena o re-
volución feminista chilena de 2018, que involucró a la mayoría de las universidades chilenas.
3
Sobre estos aspectos, ver Fernández, García y Tironi (2008); Fundación Superación de la
Pobreza (FSP) (2010); PNUD (2000, 2002, 2009, 2012, 2017); y Villatoro (2004).
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“No son treinta pesos4, sino treinta años de abuso” era una de las consignas
que, junto con revelar un malestar subjetivo anclado en las experiencias de
las personas, hacía emerger el otro Chile. En este proceso, se observa con ni-
tidez la deslegitimación de las autoridades y sus instituciones en todo nivel,
significadas como ineficaces y carentes de voluntad política para atender a
las necesidades de la población. De ahí que la diferenciación izquierda/de-
recha pierde importancia para la ciudadanía ante la prolongada experiencia
de un ejercicio del poder que se cristaliza en el abuso y el privilegio. Así,
a la vez que se desnaturalizaban los estragos ocasionados por el modelo
al convertir derechos sociales en bienes que se transan en el mercado, se
visibilizaban los juegos de poder que en materia económica y política res-
guardaban los intereses de la elite.
A partir de lo anterior, el presente trabajo reflexiona sobre las nociones
de respeto y dignidad en el marco de la movilización ciudadana que se
inicia en octubre de 2019 en Chile. Se parte del supuesto de que, en la base
del estallido y de la respuesta del Gobierno y de los actores con poder para
enfrentarlo, existe una disputa esencial en torno a la creencia en la dignidad
igualitaria del conjunto de población. De ahí que la demanda de la ciuda-
danía por respeto y dignidad no genera reformas estructurales orientadas
a promover condiciones de vida dignas para todos, sino represión y accio-
nes nimias en materia social cuyo objetivo primordial es poner término a
la “violencia” y volver a la “normalidad”, manteniendo el statu quo. Para
abordar los significados subyacentes a la crisis social y política que vive el
país, en la reflexión que sigue intentaremos responder a las siguientes pre-
guntas: ¿de qué manera se construyen las nociones de respeto y dignidad
en el contexto del estallido social?; y ¿cómo se vincula dicha elaboración con
la pobreza y la desigualdad?
El trabajo se organiza en tres acápites. En el primero de ellos, hacemos
una breve contextualización de algunos de los principales hitos que dan
cuenta de la forma en que se suceden los hechos en el país desde octubre
de 2019 hasta la fecha en que se escribe este trabajo, así como de anteceden-
tes sobre las desigualdades profundas que comprometen la posibilidad de
desarrollar una vida digna en Chile. En un segundo momento, se presenta
una conceptualización en torno a las nociones de respeto y dignidad y sus
vínculos con los fenómenos de la pobreza y la desigualdad en el marco de
la crisis que vive el país y de la teoría del reconocimiento de Honneth. Por
último, a modo de síntesis, se esbozan algunas consideraciones finales que
se desprenden del análisis.
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Refiere al alza de 30 pesos en la tarifa del metro que dio origen a la evasión masiva de estu-
diantes, punto de inicio del estallido social en Chile.
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Del inicio del estallido social a la caída del mito del “milagro chileno”.
Breve cronología y reseña del Chile desigual
El 14 de octubre de 2019 es considerado como el inicio del estallido social en
Chile, cuando los estudiantes secundarios evaden masivamente el pago del
metro en Santiago luego de un aumento de 305 pesos en la tarifa. Ocurrido
este hecho, en pocos días, emergen y se intensifican movilizaciones en todo
el territorio nacional que denuncian abusos en distintos ámbitos del bienestar
y exigen derechos sociales básicos y cambios estructurales a nivel nacional.
Entre los hechos ocurridos en el marco de las movilizaciones está la quema
simultánea de varias estaciones del metro en Santiago. A pesar de la trans-
versalidad y sistematicidad que adquiere la protesta, el Gobierno no asume
la gravedad de los hechos y arremete con una fuerte represión por parte de la
policía. Esto se lleva al extremo el día 19 del mismo mes, cuando el presidente
Piñera decreta estado de emergencia y posteriormente toque de queda en
diferentes ciudades. Un día después se dirige a toda la nación, interpretando
los hechos ocurridos como una guerra en la que, según sus propias palabras,
el país se enfrenta a un “enemigo poderoso, implacable, que no respeta a
nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin
ningún límite” (Lucero y Guerra, 2019, párr. 2). Tras estas medidas, la ciuda-
danía responde con la denominada “marcha más grande de la historia”, que
concentró el 25 de octubre en Santiago a más de un millón doscientas mil
personas. Dos días después, el presidente Piñera anuncia el levantamiento
del estado de emergencia y saca a los militares de las calles.
Ante la persistencia de una radicalizada y multitudinaria movilización
ciudadana, el 30 de octubre el presidente informa que no se realizarán en
Chile ni el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) ni la Con-
ferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP25, eventos
internacionales de gran trascendencia para su gobierno. En un escenario
donde las movilizaciones persisten en todo el país, el 10 de noviembre el
presidente ratifica el inicio de un proceso para establecer una nueva Consti-
tución. En los días siguientes se da inicio a un duro proceso de negociación
entre el Gobierno y la oposición que se traduce, el 15 de noviembre, en el
denominado acuerdo histórico. Ambos sectores pactan la realización de un
plebiscito en el que la ciudadanía podría decidir si quería o no una nueva
Constitución, acto eleccionario que se planifica inicialmente para el 26 de
abril6 de 2020. Días después, el 24 de noviembre, el presidente Piñera anun-
5
El aumento en el valor del ticket desde 800 a 830 CLP (peso chileno) representa un alza de
0,042 dólares calculado con el valor del dólar de la fecha del alza.
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Dada la pandemia que afecta al país y al mundo provocada por el COVID-19, se acordó
reprogramar el plebiscito para el 25 de octubre de 2020.
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cia un proyecto que da facultades a las Fuerzas Armadas de Chile para co-
laborar en la protección de infraestructura crítica sin necesidad de declarar
estado de excepción constitucional (este aún se encuentra en trámite en el
Congreso).
Entre los meses de octubre y diciembre de 2019, la represión de las Fuer-
zas Armadas y de orden es brutal, cometiéndose graves violaciones a los
derechos humanos. De acuerdo con antecedentes recopilados por Amnistía
Internacional, más de 13.000 personas fueron heridas durante los dos pri-
meros meses de protestas; se registraron más de 2500 denuncias de vio-
laciones a los derechos humanos, de las que más de 1500 corresponden a
tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, y más de 100 eran
delitos de carácter sexual cometidos por funcionarios públicos. Adicional-
mente, hasta diciembre se registraron más de 350 casos de traumas oculares
causados fundamentalmente por perdigones de escopeta (Amnistía Inter-
nacional, 2020). Estos hechos, que, en opinión de Amnistía Internacional,
constituyen la peor crisis de derechos humanos en el país posdictadura mi-
litar de Pinochet comprometen seriamente nuestra democracia7. Si bien la
movilización social tuvo una baja en febrero de 2020, periodo de vacaciones
en Chile, se esperaba una fuerte reactivación en marzo al reiniciarse las acti-
vidades laborales y académicas. No obstante, la pandemia provocada por el
COVID-19 ha concentrado al país en el enfrentamiento de la crisis sanitaria,
lo que ha puesto en pausa la demanda ciudadana y la respuesta frente a
esta. Al momento en que se escribe este trabajo, nos encontramos en confi-
namiento en la Región Metropolitana y otras ciudades del país.
No es una tarea fácil explicar el conjunto de factores que, de manera
entreverada, están en la base de la crisis social y política por la que atraviesa
un país donde la desigualdad ha alcanzado niveles vergonzosos, la insti-
tucionalidad no da garantía de respeto a los derechos de las personas, y
las autoridades han perdido la legitimidad ante la opinión pública. Resulta
ilustrador, sin embargo, detenernos en algunos antecedentes que explican
el malestar y la demanda ciudadana.
En primer lugar, es necesario señalar que la desigualdad socioeconó-
mica en Chile no es un fenómeno nuevo ni reciente. Pese a que sus meca-
nismos y formas de expresión han cambiado, es posible identificar algunas
constantes históricas, como la sucesión de elites que concentran gran parte
de las riquezas y un sector mayoritario de la sociedad en situación econó-
7
Esta brutal violación a los derechos humanos en Chile ha sido documentada también por
los informes emitidos por Human Rights Watch (HRW), la Comisión Interamericana de De-
rechos Humanos (CIDH) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (ACNUDH).
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Entre muchos otros aspectos que dan cuenta de dicha transformación, se pueden mencio-
nar los siguientes: la instalación de un Estado residual que concentra su labor exclusivamen-
te en la pobreza y deposita en los individuos la responsabilidad principal en el logro de su
bienestar, privatización de empresas públicas, aumento de la desigualdad debido a ajustes
recesivos que causan desempleo y disminución de los ingresos, supresión y represión de los
sindicatos, establecimiento de las bases de una economía desregulada y abierta al exterior
(PNUD, 2017).
9
Aproximadamente 480 dólares, cifra que en Chile puede cubrir tan solo el arriendo de una
vivienda o el arancel mensual de una carrera universitaria.
10
190 dólares.
El Aporte Previsional Solidario (APS) de vejez es un beneficio que otorga el Estado de
11
este aquellas personas que tienen una pensión base inferior o igual a la Pensión Máxima
con Aporte Solidario (PMAS) y reúnen los requisitos de edad, focalización y residencia que
señala la Ley N.° 20.255.
12
372 dólares.
13
En Chile actualmente el sueldo mínimo asciende a $320.500, lo que equivale a 416 dólares.
14
Cálculo estimado de acuerdo al monto vigente del sueldo mínimo al momento en que se
hizo el estudio, equivalente a $301.000.
15
La metodología oficial del Ministerio de Desarrollo Social y Familia compara el ingreso to-
tal per cápita (ingresos del trabajo, pensiones y capital, subsidios transferidos por el Estado
y el alquiler imputado) con la línea de la pobreza y pobreza extrema.
Ello sin considerar la pobreza multidimensional que afecta a un 20,7 % de la población en
16
Chile (3.530.889 personas). Es importante tener presente, además, que un porcentaje impor-
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Las autoridades evalúan la formalización de este acto ciudadano, ya materializado en los
mensajes que transmiten las redes sociales, los medios de comunicación y en general en el
diálogo cotidiano de la ciudadanía.
19
Las demandas presentes en la protesta social no son aisladas, remiten a un sistema de vida
digna. Entre ellas, se puede mencionar pensiones, salud, educación, justicia social, nueva
constitución, empleo y sueldos dignos, derechos humanos y no más impunidad. Para mayo-
res antecedentes sobre estos aspectos, ver NUDESOC (2020).
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Las fuentes del respeto aluden a aquellos atributos que facultan a las personas para alcan-
zar respeto a sí mismas y a los demás y se organizan en dos categorías: atributos de primer y
segundo orden. La primera de ellas se encuentra conformada por la calidad de ser humano
y proyecta una idea de respeto universal e igualitario que se cristaliza en el merecimiento
de todos a ser respetados. Por su parte, la categoría atributos de segundo orden refiere a
una constelación amplia de estos de naturaleza diversa que, siendo naturales o adquiridos,
pueden tener carácter biológico, económico, social, cultural, de poder o conductual. Entre
ellos, algunos pueden ser de orden más estructural, como el origen social y económico, o
más particular y circunstancial, como el detentar un cargo o poder en algún ámbito en un
momento específico. Esta multiplicidad de fuentes enfatiza la desigualdad y se cristaliza en
el acceso, por lo tanto, son las que en definitiva posibilitarán o no a las personas experimen-
tar el respeto en sus vidas cotidianas (Verdugo, 2015).
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Con una ceguera política de proporciones, en un inicio las autoridades subestimaron la
magnitud del descontento social. A modo de ejemplo, se puede citar la célebre frase del
expresidente de Metro, Clemente Pérez, a dos días de la evasión masiva que dio inicio al
estallido social: “cabros, esto no prendió” (Tudela, 2019, párr. 1), aludiendo a que los jóvenes
no tendrían apoyo de la población.
22
Al momento en que se escribe este trabajo es difícil observar la forma en que se materia-
lizará dicho compromiso, dado que la pandemia por COVID-19 ha redefinido la acción del
país en esta y otras materias.
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Refiere a medidas para fortalecer el orden público y resguardar la seguridad ciudadana,
tales como un proyecto de Ley Antisaqueos y la discusión inmediata al proyecto de Ley
Antiencapuchados.
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De acuerdo al NUDESOC (2020), la agenda social con que el Gobierno ha dado respuesta
a la crisis social y política que enfrenta el país es considerada insuficiente por la ciudadanía
en tanto no reflejaría la profundidad ni la pluralidad de las demandas planteadas. En efecto,
en una escala de 0 a 10, donde 0 es lo más insuficiente y 10 es lo más suficiente, el 94,2 % de
los encuestados tiene una valoración igual o menor a 4. Entre las razones que explican su
posición, se puede señalar lo siguiente: “No significa una disminución en la desigualdad de
manera significativa” (74,6 %), “no se hace cargo de las denuncias de violaciones a los DD.
HH.” (73,0 %), “no toca los elementos estructurales del modelo económico actual” (71,4 %),
“hay derechos sociales sobre los que no se plantean medidas” (65,5 %), “nada va a cambiar
si es que no se cambia la constitución” (62,4 %).
25
El ferrocarril metropolitano tiene tarifas diferenciadas en distintos horarios.
26
Comuna de altos ingresos en Santiago.
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Desde esta línea de argumentación, la demanda por dignidad puede ser in-
terpretada en términos honnethianos como expresión de la violación de las
reivindicaciones bien fundamentadas del reconocimiento. Lo que se busca
es atender al alcance colectivo y relacional del concepto de dignidad, esta-
blecer en la relación con el otro los términos de una vida que puede ser de-
nominada como digna. La lucha de la ciudadanía movilizada por alcanzar
pensiones dignas, por un sueldo mínimo decente, por un acceso oportuno
y de calidad a la salud y a la educación, por disponer de medicamentos a
un precio justo, por un trato respetuoso sin distinción de género, clase o
condición social no son intrascendentes, representan mínimos sociales que
requieren un nuevo pacto social. Se trata de una “lucha por el reconoci-
miento”, tal como la denominara Hegel (1807/1966) hace más de dos siglos
atrás, cuya relectura desde Honneth (1997) apunta a las condiciones estruc-
turales que permitan que dichas aspiraciones puedan concretarse. La lucha
por el reconocimiento implica entonces tanto elementos simbólicos como
materiales.
Con relación a estos aspectos es importante mencionar que, en la En-
cuesta CEP de diciembre de 2019, la pregunta “¿cuáles son los tres proble-
mas a los que debería dedicar mayor esfuerzo en solucionar el gobierno?”
obtuvo un total de dieciséis problemas relevados, siendo los cuatro prime-
ros pensiones, salud, educación y sueldos. Este estudio mostró además que
el 55 % de la ciudadanía apoyó las manifestaciones iniciadas en octubre. Del
mismo modo, la encuesta Zona Cero, realizada por el Núcleo de Sociología
Contingente (NUDESOC) de la Universidad de Chile durante noviembre
de 2019 en Plaza de la Dignidad, mostró que el 55 % de los manifestantes
cuenta con estudios superiores, que su promedio de edad es de 33 años
y que la gran mayoría, 64,2 %, no participa en organizaciones vinculadas
a la movilización. En tal sentido, una de las principales conclusiones que
arroja es que, al tratarse de adultos jóvenes que conocen la realidad social y
poseen educación, pueden asistir a una manifestación por una noción clara
y lógica hacia las demandas que allí se plantean (NUDESOC, 2020). Estos
antecedentes contradicen las ideas que sectores del oficialismo han tratado
de difundir, en el sentido de que se trata mayoritariamente de adolescentes
y desadaptados cuyo único objetivo es producir daño.
La realización de la dignidad interpela al sistema, demanda reformas
estructurales por una sociedad más justa en la que, como diría Sen (2000),
más que como acumulación de riquezas, el desarrollo sea entendido como
un proceso integrado de expansión de las libertades fundamentales de que
disfrutan los individuos. Por lo mismo, sostengo que es fundamental dejar
de ubicar al respeto como una cuestión de orden estrictamente moral, des-
vinculada de los procesos estructurales que explican la emergencia, persis-
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A modo de síntesis
La desigualdad y la pobreza son problemas de carácter estructural que tie-
nen un impacto en el ejercicio ciudadano de la población, en la democracia
y en la estabilidad de los países. En Chile estos fenómenos tienen su origen
en la distribución desigual de recursos y de oportunidades que produce un
modelo neoliberal centrado en la acumulación de riquezas para unos pocos.
El desigual reparto del bienestar generado por dicho modelo ha tenido en el
país efectos devastadores sobre una ciudadanía cada vez más consciente de
que demanda reformas estructurales en el aquí y en el ahora.
Con anterioridad al 18 de octubre de 2019, la responsabilidad del mode-
lo neoliberal en la producción y reproducción de estos fenómenos se diluía
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