Contestacion Demanda Ejecutiva Contra Jorge Gatica Abrigo E.I.R.L. 1.1

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EN LO PRINCIPAL: Nulidad de actuación que indica.

EN SUBSIDIO: Opone
excepciones. PRIMER OTROSI: Suspensión del Procedimiento de apremio.
SEGUNDO OTROSÍ: Acompaña documento, en la forma que indica. TERCER
OTROSÍ: Patrocinio y Poder

S. J. L. CIVIL (28°)

JULIO A. GARRIDO ESCOBAR, Chileno, Estudiante de Derecho, RUT. N°


11.186.175-7, por mandato judicial convencional de la sociedad OBRAS
MENORES JORGE GALINDO GATICA ABRIGO E.I.R.L., RUT. N°76.467.495-2,
representada por don JORGE GALINDO GATICA ABRIGO, RUT. N° 8.315.057-2,
todos domiciliados en calle San Luis 6845, de la comuna de La Cisterna e
indistintamente en calle Paseo Estado N° 57, Oficina 501, de la ciudad de
Santiago, en juicio ejecutivo sobre obligación de dar, Rol N° C-1137-2024,
caratulados "TANNER con OBRAS MENORES", cuaderno de apremio, a US.,
respetuosamente, digo:

Que, en virtud de la facultad que invisto, vengo en formular incidente de


nulidad de actuación de requerimiento de pago hecho por receptor judicial don
Alex Edgardo González Salinas practicado con fecha 12 de abril del año 2024
cuya acta es del siguiente tenor: “EN SAN MIGUEL, a doce de abril de dos mil
veinticuatro, siendo las 12:16 horas, en mí Oficio de José Miguel Carrera
#3840, of 205, llamé a viva voz y por tres veces consecutiva, a OBRAS
MENORES JORGE GALINDO GATICA, REPRESENTADA POR JORGE GALINDO
GATICA ABRIGO EN CALIDAD DE DEUDOR PRINCIPAL, para requerirlo de pago
personalmente por el capital señalado en el mandamiento que antecede, más
intereses y costas, concurriendo esta personal al llamado. Lo doy por
requerido de pago personal o en rebeldía por el capital, intereses y costas.-“.

Como podrá apreciar SS., de la lectura del acta se desprende que el citado
ministro de fe no requirió de pago en los términos previstos al efecto por el
artículo 443, del Código de Procedimiento Civil en relación con el mandamiento
de ejecución y embargo en el que el Tribunal de SS., ordena claramente
requerir de pago, lo que significa intimar o constreñir en el acto del
requerimiento si el ejecutado paga o no paga la deuda, circunstancia que fue
omitida pese a que mi representado se apersonó en el oficio del citado
receptor a la hora y día indicados en cedula de espera.

Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el requerimiento de


pago al deudor se traduce en su emplazamiento al juicio, esto es, permitir que
conozca la demanda ejecutiva interpuesta en su contra, dando vigencia a la
carga procesal de su defensa. Ahora bien, el planteamiento de la defensa del
ejecutado presupone ineludiblemente su emplazamiento el que, a su vez,
presenta dos aspectos fundamentales: el conocimiento de la demanda, que se
cumple por la notificación de la misma y el transcurso del plazo para acudir al
llamamiento del tribunal. Analizado lo dispuesto en el primer numeral del art
culo 443 del C digo í ó de Procedimiento Civil, a la luz de lo que se viene
reflexionando, el requerimiento de pago constituye entonces una actuación de
carácter complejo, en el sentido que en ella se reúnen varias actuaciones cuya
ritualidad depender de la forma en que el mismo tenga lugar. En otras
palabras, tendrá un inicio y una conclusión más o menos definidos, en la
medida que se efectúe en una sola actuación o en un conjunto de ellas. Así, el
requerimiento se iniciará con la notificación de la demanda y terminará con la
intimación al deudor de pagar lo adeudado, elementos que en la especie no se
cumplieron en la diligencia de rigor, limitándose incluso el receptor Judicial a
requerirlo de pago en rebeldía omisión que debe ser subsanada por ser una
circunstancia esencial para la ritualidad del proceso, por lo que en
consecuencia debe ser declara la nulidad de dicha actuación.

EN SUBSIDIO DE LO PRINCIPAL: En el evento de que la nulidad no se acogida,


en virtud de la facultad que invisto, vengo en formular las siguientes
excepciones:

Que, mí representada la Sociedad OBRAS MENORES JORGE GALINDO GATICA


ABRIGO E.I.R.L. ha sido demandada ejecutivamente, por parte de la Institución
TANNER SERVICIOS FINANCIEROS, RUT. N°96.667.560-8, Sociedad del Giro de
su denominación, representada por don DEREK CHARLES SASSOON,
Economista, RUT. N° 14.568.029-8, ambos domiciliados en calle Avenida
Tajamar N° 481, Oficina 708, Torre Norte, comuna de Las Condes, de la ciudad
de Santiago, para que pague a su acreencia la suma de $ 6.236.976, más
intereses reajustes y costas proveniente de pagaré suscrito con fecha 18 de
diciembre del año 2023, pagadero en una cuota de fecha de vencimiento el 04
de enero del año 2024.

Que, al respecto y estando dentro de plazo legal y habiéndose dejado


por parte de receptor judicial cedula de espera con fecha 12 de abril del año
2024, y en virtud de la facultad de representación que invisto, vengo en oponer
las siguientes excepciones:

1.-“La del Nº 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil; o sea, la de
FALTA DE ALGUNO DE LOS REQUISITOS PARA QUE EL TITULO TENGA FUERZA
EJECUTIVA”.

El titulo invocado por el actor no es ejecutivo, no es actualmente exigible como


tampoco la deuda es liquida.

Se funda esta excepción en los siguientes razonamientos:

El título en cuestión es blanco y pagarés y no tiene claramente determinada la


suma de dinero a responder supuestamente por mi parte. Efectivamente, el
pagaré adolece de nulidad por la suscripción en el mismo acto de un contrato
de mandato especial, que habilitó al beneficiario del pagaré para llenar el
espacio en blanco consignado al efecto en aquel documento. No obstante y en
tal sentido, se hace necesario discutir la validez de tal mandato, por no cumplir
con los requisitos esenciales del contrato de mandato como se expresará más
adelante.

Como cuestión previa, es necesario revisar la definición jurisprudencial relativa


al pagaré, que lo define como: "un acto jurídico por el que una persona,
voluntariamente y sin someterse a condición, se reconoce deudora de otra
prometiendo pagar un monto determinado o determinable de dinero,
surgiendo tal obligación desde el momento en que se formula una declaración
documental en tal sentido, sin que sea necesario, para su validez, la aceptación
del beneficiario, sin que se exprese la razón o motivo que indujo a suscribir tal
título de obligación".

Es posible entonces colegir que la naturaleza jurídica del pagaré será la de ser
un efecto de comercio que consiste en una declaración documental que debe
contener las exigencias legales de forma y fondo que expresamente determina
el legislador. En caso de que no las contenga, deberemos entender que la
sanción que procede, en virtud de las normas generales, es la nulidad absoluta,
por no cumplirse con los requisitos de la esencia de dicho instrumento. Entre
dichas obligaciones, debemos destacar particularmente dos de ellas. Por una
parte, el que la promesa de pago no puede estar sujeta a condición alguna, y,
en segundo lugar, que debe referirse a una cantidad de dinero determinada o
determinable.

Es en virtud del artículo 103 de la Ley N° 18.092 que se dispone que el


documento que no cumpla con las exigencias del artículo anterior no será
considerado válido como pagaré. En palabras de Ramón Domínguez Águila y
Ramón Domínguez Benavente, la sanción aplicable en el caso de
incumplimiento de los requisitos de extensión para dicho título de crédito:
"quedará sin valor, es decir, queda privado de toda eficacia, ya que no tiene el
carácter obligatorio de un pagaré o de una letra, ya no es eficaz como tal".

Lo anterior, dado que el pagaré como título de crédito tiene como


característica la formalidad y, por lo tanto, "el documento que lo expresa y no
cumpla con las exigencias del artículo 102 de la ley no vale como pagaré"

Como es sabido, el artículo 107 de la Ley 18.092 hace aplicables al pagaré, "en
lo que no sean contrarias a su naturaleza", las normas relativas a la letra de
cambio. El artículo 11 de la Ley 18.092, por su parte, contempla la eventualidad
de la letra en blanco, y por extensión del pagaré en blanco, admitiendo que sea
llenada de acuerdo a las instrucciones del obligado al pago.4 •’ Artículo 11. Sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 2o, si la letra de cambio no contiene las
menciones de que trata el artículo 1°, cualquier tenedor legítimo podrá
incorporarlas antes del cobro del documento, sujetándose en todo ello a las
instrucciones que haya recibido de los obligados al pago de la letra. Si se llenare
en contravención a las instrucciones, el respectivo obligado podrá eximirse de
su pago probando tal circunstancia. Esta exoneración de responsabilidad no
podrá hacerse valer respecto del tenedor de buena fe. Todo lo anterior no
obsta al ejercicio de las acciones penales que fueren procedentes. 5.- Ley
Uniforme de Ginebra Es difícil establecer un concepto jurídico de "letra de
cambio en blanco" o "pagaré en blanco", dada la parquedad e insuficiencia de
la normativa que regula esta figura en nuestra ley cambiaria. Tampoco puede
verse suplida esta deficiencia por la labor integradora que pudiera realizarse a
nivel jurisprudencial o por la regulación internacional existente en la materia.
Tanto la Ley 18.092, como la Ley Uniforme de Ginebra sobre letra de cambio y
pagaré, admiten la validez de esta figura, pero en ningún caso la regulan
exhaustivamente, limitándose tan sólo a normar sobre el acontecimiento que
supone el complemento abusivo y sus efectos en la relación cambiaria que
pudiera suscitarse ante terceros. Es así como en su artículo 10 la Ley Uniforme
de Ginebra estipula que "Si una letra de cambio incompleta a su emisión ha
sido completada contrariamente a los acuerdos intervenidos, la inobservancia
de estos acuerdos no puede ser opuesta al portador, al menos si él no ha
adquirido la letra de cambio de mala fe o sí, al adquirirla, él no ha cometido una
falta grave.

Por otra parte, se ha discutido en la doctrina y en el derecho comparado


(especialmente en España) la validez de la utilización de letras de cambio y
pagarés suscritos en blanco con el fin de garantizar obligaciones de dinero cuyo
nacimiento está subordinado a contratos que se desarrollan en el tiempo y que
pueden llegar a producir saldos de deuda contra el suscriptor o aceptante, por
cantidades que no pueden determinarse o se ignoran al momento de aceptarse
la letra o suscribirse el pagaré, teniendo en especial consideración que el
pagaré materia del presente juicio fue llenado en circunstancias de que
supuestamente la factura (s) cedida (s) por mi representado no fueron pagadas
al ejecutante en su calidad de cesionario, haciendo valer el pagaré siendo que
en consecuencia al haberse cedido factura (s) el ejecutante se subrogó en los
derechos del cedente por lo que dada la autonomía de la factura (s)
perfectamente puede perseguir el cobro en el deudor de la misma.

Si el pagaré documenta una promesa pura y simple de pago, debe generar para
su autor una obligación, aunque sea abstracta, de la misma naturaleza, y es por
ello que tal obligación que el título representa y que se ha de establecer sobre
esta base esencial no puede configurarse ab initio de forma indeterminada,
para autorizar su determinación cuántica posterior en base a una liquidación de
deuda a efectuar por el propio tomador del pagaré, que, además, se hace
depender de otra condición, como es la relativa al vencimiento anticipado del
negocio jurídico subyacente que constituye su causa como lo es en este caso el
pago de una factura cedida. Si este tipo de prácticas comerciales se autorizaran
al tráfico mercantil, lo que se reconoce como "pro mesa pura y simple de
pago" pasaría a convertirse en "una promesa de pago indeterminada y
condicional", cuya determinación cuántica y cumplimiento de la condición
quedaría en manos de la voluntad unilateral del tomador, todo ello a los solos
efectos de constituir un título ejecutivo sin los requisitos de validez
establecidos por la ley.

Lo anterior, en opinión de esta parte, desnaturaliza completamente la figura


del pagaré para convertirlo en una institución distinta, pero que no puede ser
catalogable como "título valor" con fuerza ejecutiva bastante al faltarle uno de
los elementos esenciales al momento de su libramiento y cuyo complemento
no es posible realizarlo por el tomador en un momento posterior, dado que las
instrucciones de complementación de la información contenida en el
instrumento -como se verá más adelante al examinar las normas del mandato-,
carecen de validez en estos casos. El pagaré es un título eminentemente
formal, cuya creación ha de hacerse con sujeción a ciertas solemnidades que
no se exigen como requisitos mera mente ad probationem, sino que son
verdaderos requisitos ad solemnitatem, es decir, indispensables para la
constitución y nacimiento de las obligaciones cambiarías.

Por lo tanto, la constitución de pagaré en blanco con mandato en blanco para


proceder a su llenado por parte del proveedor de un servicio, en caso de la
existencia de una obligación futura que no se conoce con certeza que vaya a
existir, a ser cobrada por medio del instrumento, se encuentra sujeta a una
modalidad que hace eventual el derecho, subordinándolo a un acontecimiento
ulterior e incierto, que puede o no verificarse. Conforme a lo expuesto, el
instrumento en estudio, al sujetarse a un evento futuro e incierto, contraviene
uno de los enunciados que determinan que se trata de un pagaré o letra de
cambio, modificando la naturaleza jurídica del pagaré o de la letra de cambio
de un título de crédito incausado, perdiendo sus características especiales que
revisten los efectos negociables, para convertirlo en un instrumento de
garantía con causa determinada, lo que desnaturaliza abiertamente la esencia
del instituto jurídico en comento, sostener lo contrario implicaría incluso que el
acreedor cesionario pudiere enriquecerse ilícitamente procediendo a realizar
por una parte el cobro de la factura cedida contra el deudor y por la otra un
pagaré contra el cesionario.( ¿?).

Ahora bien, todo mandato debe reunir los requisitos de validez comunes a todo
acto jurídico, entre los cuales se encuentra el objeto, lo cual se reafirma en
nuestro derecho por la exigencia de un objeto lícito como requisito esencial del
acto jurídico, según el artículo 1445 del Código Civil. Lo anterior es concordante
con el artículo 1108 del Código Civil francés, el cual indica que son cuatro las
condiciones esenciales para la validez de una convención, entre ellas: "un
objeto cierto que forma la materia del compromiso", a continuación, el mismo
cuerpo legal establece que: "Todo contrato tiene por objeto una cosa que una
parte se obliga a dar, o que una parte se obliga a hacer o no hacer. El simple
uso o la simple tenencia de una cosa puede ser, como la cosa misma, objeto del
contrato". Por su parte, el artículo 1460 de nuestro Código Civil señala que:
"Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se
trata de dar, hacer o no hacer". De lo anterior se colige que el objeto del acto
jurídico puede consistir en una cosa o en un hecho, que es materia de la
prestación que se adeuda. De tal manera que es indispensable que la
declaración de voluntad esté dotada de un objeto. La falta de objeto impide la
formación del consentimiento, y por tanto, la formación del acto jurídico
mismo, el cual, como es sabido, es un requisito de existencia del acto.

En este caso, como se entrega el mandato del llenado del pagaré, este
mandato será especial. Pero se requiere que el encargo esté claramente
determinado en el mandato, requisito que no se cumple al no consignar en
forma determinada o determinable el monto por el cual deberá ser llenado
dicho pagaré, faltan do por tanto el requisito de la determinación del negocio
al cual se refiere el encargo. No es posible señalar que estamos frente a un
contrato de mandato por el mero hecho de que se lo titule como tal por medio
de escritura pública o privada, porque es necesario que dicho contrato cumpla
con el requisito de "gestión de un negocio", elemento que además deberá ser a
favor del mandante y no del mandatario, característica que en el caso que nos
ocupa adquiere la mayor relevancia. En tal sentido, la Corte de Apelaciones de
Concepción ha sido clara al referirse respecto a este requisito del negocio en el
contrato de mandato: "Que la expresión "negocio" contenida en la cláusula 45
del Contrato de Mandato General con Administración y Disposición de Bienes,
que rola a fojas 1 39 (antes 1), debe interpretarse en la forma empleada en el
artículo 2116 del Código Civil, esto es, en palabras del tratadista David Stitchkin
Branover, la "administración y ejecución de negocios jurídicos y de nego cios
de índole económica que sean materia de una ocupación lucrativa o de interés"
(En El Mandato Civil, Editorial Jurídica de Chile, tercera edición, 1975, página
51).
Al aplicar las normas de Protección de los Derechos de los Consumidores en
nuestro país, se genera una nulidad aun más clara respecto de la situación
descrita con anterioridad, al ampliar el número de normas legales aplicables a
la relación jurídica en análisis. En el derecho español, la validez de esta
operatoria ha sido duramente cuestionada desde la perspectiva de los
derechos y garantías de los consumidores, por estimar que entraña una
vulneración a la normativa europea sobre cláusulas abusivas en los contratos
celebrados con consumidores, a la ley de Condiciones Generales de
Contratación y a la Ley General para la Defensa de los Consumidores y
Usuarios. Asimismo, de acuerdo al derecho chileno tampoco guarda validez
esta operación al suscribirse el pagaré o letra de cambio en blanco a modo de
caución de una obligación principal como se infiere del contrato de fianza que
la misma ejecutante ha acompañado a estos autos, con un proveedor
comercial, que por medio de un contrato de adhesión obligó a la parte más
débil de la relación contractual a suscribir tanto el pagaré en blanco, como el
mandato especial en blanco para delegar en el proveedor, en calidad de
mandatario, las facultades suficientes para determinar el monto a pagar, y
suscribir el título en representación del consumidor. Por lo tanto, y en razón de
lo anterior, para dilucidar este problema resulta de suyo necesario aplicar las
normas relativas a los contratos de adhesión en nuestra legislación, en
particular aquellas que regulan la existencia de cláusulas en blanco.

Que a propósito de la factura cedida, es útil recordar que es título de crédito


aquel documento necesario que lleva incorporado un derecho literal,
autónomo y abstracto que le permite al portador legítimo la posibilidad de
ejercer acciones cambiarías contra el deudor, emanadas de las obligaciones,
premunidas de las mismas características menciona das, que integran lo que
se denomina el rigor cambiado, que las distingue de las obligaciones emanadas
de otras fuentes de las obligaciones. Además de dejar constancia de una
obligación, tienen la calidad jurídica de bienes, sobre los que se pueden
constituir derechos reales, pudiendo ser materia de contratos, y que por su
naturaleza propia están destinados a circular, siendo éste tanto el objetivo
como la razón histórica de su creación. La obligación de que dan cuenta estos
documentos puede ser la de pagar una determinada suma de dinero -títulos de
pago-, la de disponer de determinadas especies -títulos representativos de
mercaderías- o de contener un conjunto de derechos de diversa naturaleza,
inherentes a la calidad de socio de la entidad que lo emite o a la condición de
acreedor de la misma -títulos de participación social.

No hay duda que la factura en cuestión puede dar cuenta de un crédito, ya que
la propia ley señala que en ella debe constar el "...estado de pago del precio o
remuneración y, en su caso, de las modalidades de solución del saldo insoluto",
con lo que se cumple la incorporación de un derecho obligacional al
documento material, de carácter vinculante, incondicionado e irrevocable, que
es propio de los títulos de crédito o efectos de comercio.

La incorporación mencionada permite reconocer el carácter de título


negociable de la factura, ya que es cedible (mención del cuerpo de la factura),
al extremo que "toda estipulación que limite, restrinja o prohíba la libre
circulación de un crédito que conste en una factura se tendrá por no escrita"
(art. 4o inc. final).

Ahora bien, la factura tal como está creada presenta los caracteres esenciales
de un instrumento de pago, de crédito y cesibilidad, que son propios de los
efectos de comercio. En efecto, lo realmente importante es el carácter
negociable de un crédito de una suma de dinero, incorporado al título, con
vistas a permitir la realización de un pago según lo estipulado en el mismo
(característica de las obligaciones cambiarías: literalidad) y en condiciones
legales de transmisibilidad que permiten su aceptación, sea para conceder un
nuevo crédito al titular o se le acepte en lugar de la moneda.

En otras palabras, es una mutación jurídica, reconocida en la ley, la factura


confecciona da en las formas legales permite la negociación del crédito por
parte del vendedor o contratista, del cual queda éste liberado de
responsabilidad al trasmitirla a un tercero, quien se ve favorecido con el mérito
ejecutivo del instrumento. Así, la factura puede ser transmitida a un tercero por
el acreedor, ya sea para liberarse de la recuperación, ya sea para obtener un
adelanto del crédito o simplemente como una obligación cedida al interior de
una línea de crédito o de gestión. En efecto, una forma de financiamiento de
las empresas es a través de la industria de factoring, que tendrá un gran
impulso con esta ley para seguir creciendo. El factoring es un sistema de
financiamiento mediante el cual las empresas transfieren sus cuentas por
cobrar a un tercero, que se denomina empresa de factoring, bajo un precio
convenido. Se trata de una operación financiera que permite modalidades,
organiza y da seguridad a las empresas que, por su tamaño, no se encuentran
habilitadas para estructurar su gestión de financiamiento, cobranza, etc. Por
ese motivo, esta ley será de gran utilidad para las Pymes, ya que reducen
costos operacionales, logrando objetivos que de otra manera les resulta
imposible de obtener. A su vez para las grandes empresas les proporciona otro
medio para obtener financiamiento en un sistema sencillo y económico.

La factura a que se refiere la ley puede ser cedida en propiedad (traslaticio de


dominio) y en cobranza, semejante a las letras de cambio y pagarés, pero a
diferencia de estas últimas, no puede ser transferida en prenda o garantía.

Para la validez de la cesión, deben cumplirse con condiciones de forma, si


bien se pueden hacer también algunas consideraciones de fondo. a)
Condiciones de forma. En primer lugar, la trasmisión traslaticia de dominio se
perfecciona me diante la entrega material al tercero cesionario de una copia
de la factura original, que se encuentra en poder del acreedor (emisor de la
factura) con la mención en su cuerpo de "cedible". Con la entrega material, se
perfecciona la característica de "necesariedad" de posesión material del
título, para poder ejercer y conservar los derechos emanados del mismo. En
segundo lugar, el acreedor para trasmitir el título debe seguir un
procedimiento especial que denominaremos "nominativo" o "completo". En
efecto, debe estampar su firma en el anverso de la copia (distinto al endo so)
y agregar el nombre e individualización del cesionario. Finalmente, la cesión
debe ser puesta en conocimiento del obligado al pago (carácter del título
nominativo) por un ministro de fe (notario u oficial del Registro Civil en su
caso) sea personalmente, con exhibición de copia del respectivo título, o
mediante el envío de carta certificada dirigido al domicilio del deudor
registrado en la factura, adjuntando copia de la factura certificada por el
ministro de fe. En este último caso, la cesión produce efecto respec to del
deudor, a contar del sexto día siguiente a la fecha del envío de la carta
certificada (art. 7o). De esta manera, no basta la entrega de la factura al
tercero cesionario, pues en tal caso subsiste la obligación del deudor de pagar
al acreedor, emisor de la factura, pues para perfeccionar la cesión debe ser
puesta en conocimiento del deudor en la forma indicada precedentemente,
con el objeto de que este conozca a quien debe pagar, su nuevo acreedor.
El primer efecto de la cesión del título es el de realizar la transmisión del
crédito a él incorporado. Así se desprende del art. 4o inc. 1 ° cuando expresa "la
copia de la factura... quedará apta para su cesión..." con relación al art. 7o
cuando empieza diciendo "la cesión del crédito expresada en la factura será
traslaticia de dominio...", distinguiendo entre la factura y el crédito, porque son
dos cosas distintas en los títulos de crédito (elemento material y derecho
obligacional incorporado), pero identificándolos para los efectos de la cesión.
Pensamos que la cesión del crédito implica la transmisión de los derechos
accesorios que lo garantizaban, por ejemplo, fianza, hipoteca, prenda,
constituida por el deudor a favor del beneficiario, por cuanto se establece en la
ley que en lo no previsto en ella serán aplicables a la cesión de crédi tos que
consten en facturas, las disposiciones sobre la materia existentes en el Código
Civil y de Comercio, según sea la naturaleza del crédito. Se trata de una especie
de subrogación en los derechos del acreedor, desde el momento en que se
hayan perfeccionado las condiciones formales de la cesión (Art. 1906 Cód. Civil
y 162 Cód. de Com.). La cesión del crédito representa también para el
beneficiario de la factura que dicho crédito deja de estar en su patrimonio, por
lo tanto no es disponible por su parte, ni embargable por deudas del mismo
con tercero.

Finalmente, el cedente de la factura queda liberado de toda obligación


emanada de la cesión y sin responsabilidad posterior, de modo que esta
cesión no importa el efecto de la solidaridad, propio de la naturaleza del
endoso de los títulos de crédito. Tampoco creemos aplicable el art. 1607 del
Cód. Civil, por cuanto la existencia del crédito al tiempo de la cesión está
reglamentada en la ley, según lo hemos visto anteriormente, a través de la
aceptación irrevocable y sus formas de perfeccionarla e impugnarla en su
caso.

Seguidamente, la ley acepta como cedible y le otorga mérito ejecutivo a la


factura electrónica, emitida de conformidad a las leyes tributarias, por un
contribuyente autorizado por el Servicio de Impuestos Internos. Continuando
con la novedad, las firmas que deben aparecer en la factura, tanto del emisor,
referida al precio del todo o parte, y la recepción de la mercadería o servicios,
se harán por medio de firma electrónica. Finalmente, la cesión del crédito que
consta en la factura, o se somete a las reglas generales de la cesión de estos
instrumentos, o se usa un sistema administrativo, consistente en la
"...anotación en un registro público electrónico de transferencias de créditos
contenidos en facturas electrónicas que llevará el Servicio de Impuestos
Internos"

La misma copia cedida tendrá mérito ejecutivo para su cobro, si cumple


determinadas condiciones, que veremos a continuación. Se trata del
apercibimiento necesario para configurar la coactividad de la norma, esto es, su
potencial de coercibilidad, que se transforma en coacción cuando aquella se
actualiza en un caso particular. Los requisitos generales para dar lugar a la
acción ejecutiva son semejantes a los analizados sobre cesión del título, esto
es: que la factura no haya sido reclamada; que su pago sea actualmente
exigible; que la acción no esté prescrita, y que en ella conste el "...recibo de las
mercaderías entregadas o del servicio prestado...", conforme lo analizamos en
los párrafos anteriores sobre la cesión. Pero para configurar el título ejecutivo
es necesario, además, poner en conocimiento del obligado al pago, mediante
notificación judicial, la decisión del portador de hacer efectiva la acción
ejecutiva, con el fin de darle la oportunidad al deudor de impugnar el título por
las causales que indica la ley. En efecto, el deudor puede alegar en el mismo
acto de la notificación, o dentro de tercer día, la falsificación material de la
factura o guía de despacho, o del recibo de las mercaderías o servicios
prestados a que nos hemos referido anteriormente en materia de cesión, o la
falta de entrega de la mercadería o de la prestación del servicio.

Es importante tener presente que, la excepción opuesta, en el fondo, tiende a


controlar la concurrencia de los requisitos o condiciones establecidos por las
leyes para que la acción ejecutiva pueda prosperar. En otras palabras, el
ejecutado, al oponer la excepción, sostendrá que el título que sirve de
fundamento a la ejecución no es ejecutivo; que la obligación no es actualmente
exigible; o bien, que la obligación no es líquida. (Casarino Viterbo, Mario.
“Manual de Derecho Procesal”, Tomo V, Sexta Edición, Editorial Jurídica de
Chile, p.78).

En ese orden de ideas, los supuestos fácticos y jurídicos en que descansa la


excepción alegada es la que el mandatario se ha extralimitado en sus poderes,
llenando un pagaré con una fecha de vencimiento de la obligación muy
posterior a la que debería ser, teniendo en cuenta que el pagaré emana, por
una parte de un contrato de fianza o caución y por la otra de un contrato de
factoring”.

En efecto, la inobservancia en el mandato y la extralimitación del mandatario


en la ejecución del encargo, tiene como sanción la de inoponibilidad, según se
puede desprender de una serie de disposiciones del Código Civil aplicables en la
especie al mandato mercantil, entre otras, los artículos 2147, 2154 y 2160 del
Código Civil, puesto que si se parte del supuesto que los actos ejecutados por el
mandatario satisfacen los requisitos establecidos por la ley para su eficacia, es
necesario concluir que son válidos y que no afecta a esta conclusión la
circunstancia que el mandatario no haya estado autorizado para ejecutarlos.
Esto es así, porque el mandatario que contrata a nombre de su mandante lo
representa en cuanto a los efectos del contrato que se producirán respecto del
mismo como si éste los hubiera celebrado personalmente, pero el contrato se
genera con la concurrencia de las voluntades del mandatario y del tercero. Lo
que podrá alegar el mandante es que esos actos o contratos no le afectan
porque el mandatario no estaba autorizado para ejecutarlos o celebrarlos
obligando su patrimonio y de ahí, pues, que en una hipótesis como la ventilada
a propósito de la contienda de autos se esté en presencia de actuaciones
válidas, pero que eventualmente son inoponibles al mandante y, en todo caso,
de acuerdo a lo que prevé el artículo 2154 del referido código, en la
responsabilidad del mandatario por los perjuicios que pudieran irrogarse a
aquél.

Incluso si se admitiera que en la especie el mandatario al desempeñar su


cometido negoció con menos beneficio o con más gravamen en relación con lo
estipulado en el mandato y que ello se encuentra vedado por la ley, la sanción
que se aplicaría resulta ser la dispuesta en el artículo 2147 del Código Civil”

III.- LA EXCEPCIÓN DEL ARTÍCULO 464 N° 14: ESTO ES, LA NULIDAD DE LA


OBLIGACIÓN.

Fundo esta defensa en los siguientes hechos y razonamientos:

En armonía con lo expuesto en los números anteriores, es menester señalar


que, que la causal de oposición en examen, vale decir, la del N° 14 del artículo
464, nulidad de la obligación se refiere a la existencia o validez del acto o
contrato que da origen a la obligación cuyo cumplimiento o pago se pretende
en el presente juicio ejecutivo. Es decir, lo impugnado a través de la misma no
atañe al carácter ejecutivo del título ni a la falta de condiciones establecidas
por la ley para que se le considere como tal o con la liquidez o exigibilidad de la
deuda, sino a cuestiones relativas a los elementos y exigencias que
determinan el nacimiento o legitimidad de la obligación y no con su
naturaleza ejecutiva. En ese entendido resulta evidente que, tal como se ha
manifestado en los numerales anteriores, mi parte al oponer esta excepción
infiere que la obligación que se cobra en autos carece de causa, esto es, está
privada de motivación o antecedente que justifique su cobro no encontrándose
mi representada sujeta al pago de la acreencia que el ejecutante reclama y que
en el caso de marras, por cuanto el pagaré que se reclama fue firmado por
mandatario que es gerente general del mismo Factoring ejecutante a
sabiendas que dicha obligación era proveniente de una factura la cual fue
cedida por mi representado, por lo que la acción ejecutiva le resulta total y
absolutamente inoponible y además de adolecer de nulidad absoluta por falta
de causa, por lo que en consecuencia debe ser declarada nula, teniendo
presente además que no se ha aparejado a esta causa antecedente alguno
que permita siquiera presumir que el deudor de la factura cedida no ha
pagado .

POR TANTO, de acuerdo con las disposiciones referidas y lo estatuido por los
artículos 459 y siguientes y 465 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,

RUEGO A US.: Se sirva tener por formuladas excepciones a la ejecución,


declararlas admisibles; y, en definitiva, negar lugar la ejecución de autos, en
todas sus partes, con expresa condenación en costas.

PRIMER OTROSI: Ruego a US., en atención a la naturaleza del incidente de la


actuación indicada en lo principal y de las excepciones opuestas en subsidio, se
sirva ordenar la suspensión del procedimiento de apremio entretanto se
resuelve dicha incidencia y las excepciones opuestas subsidiariamente

SEGUNDO OTROSI: Que, vengo en acompañar escritura pública de mandato


judicial convencional en la que consta mi personería para actuar en
representación de la sociedad ejecutada OBRAS MENORES JORGE GALINDO
GATICA E.I.R.L. , la que se apareja con citación.

TERCER OTROSI: Ruego a US., se sirva tener presente que designo Abogado
patrocinante y confiero poder a don MAURICIO NUÑEZ SANDOVAL,
Profesional habilitado para el ejercicio de la profesión domiciliado en Estado N°
57, Oficina N° 501, de la ciudad de Santiago, quien firma conjuntamente con la
suscrita en señal de aceptación.

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