Nueva Economia La Crisis Financiera 1994

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NUEVA

ECONOMÍAAÑO S NQ 6 ABRIL 1996

SUMARIO

• LA CRISIS FINANCIERA VENEZOLANA y EL CONTEXTO INTERNACIONAL


Dtego Luts Castellanos

• BANCA y CRISIS ECONÓMICA EN VENEZUELA: LIMITACIONES DEL EsQUEMA


NEOLIBERAL
Luis Mata Mollejas

• LA ADMINISTRACIÓN DE LA CRISIS CAMBIARlA EN VENEZUELA


Pedro Mtguel Pareles

• EL PANORAMA FISCAL VENEZOLANO


Carlos Rafael Stlua

• HECHOS E IDEAS : CONVERSACIONES SOBRE LA CRISIS

• DOCUMENTOS: LINEAMIENTOS GENERALES PARA CORREGIR DESAJUSTES


EN LA LEGISLACIÓN FINANCIERA
Academia Nactonal de Ctencias Económtcas

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS


Palacio de las Academias ~ Bolsa a San Francisco ~ Caracas ~ Venezuela
NUEVA
ECONOMÍA

Director: Héctor Malavé Mata


Subdirector: Rafael José Crazut

CONSEJO EDITORIAL
D.F. Maza Zavala, T.E. Carrillo Batalla,
Bernardo Ferrán, Armando Alarcón Fernández,
Pascual Venegas Filardo, Antonio Aguirre,
Carlos Rafael Silva, Isbclia Sequera Tamayo,
Ismael Puerta Flores, Armando Córdova,
Rafael José Crazut, Héctor Malavé Mata.

ISSN: 0798-5096 Suscripción: Teléfonos 482.78.42 y 482 .13 .26

NUEVA ECONOMIA, órgano institucional de la Academia Na-


cional de Ciencias Económicas, aparece en los meses de Abril
y Octubre de cada año. Las opiniones expresadas en los
trabajos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus
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NUEVA
./

ECONüMIA
AÑO 5 NQ 6 ABRIL 1996

SUMARIO

• LA CRISIS FINANCIERA VENEZOLANA y EL CONTEXTO INTERNACIONAL


Diego Luis Castellanos 3

• BANCA y CRISIS ECONÓMICA EN VENEZUELA: LIMITACIONES DEL


ESQUEMA NEOLIBERAL
Luis Mata Mollejas 55

• LA ADMINISTRACIÓN DE LA CRISIS CAMBIARlA EN VENEZUELA


Pedro Miguel Pareles 113

• EL PANORAMA FISCAL VENEZOLANO


Carlos Rafael Silva 14i

• HECHOS E IDEAS: CONVERSACIONES SOBRE LA CRISIS 169

• DOCUMENTOS; LINEAMIENTOS GENERALES PARA CORREGIR DESAJUSTES


EN LA LEGISLACIÓN FINANCIERA
Academia Nacional de Ciencias Económicas 243

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS


Palacio de las Academias D Bolsa a San Francisco
Caracas - Venezuela.
LA CRISIS FINANCIERA VENEZOLANA
Y EL CONTEXTO INTERNACIONAL

Diego Luis Castellanos

l. LA EVOLUCIÓN FINANCIERA INTERNACIONAL

El rasgo más destacado de los últimos tiempos es


"la globalízacíón" y en ella, la "globalízacíón financiera",
que entiende al mundo como un gran mercado integrado,
único y coherente. Representa el resultado de múltiples
factores que la determinan en su interactuación. Esta
globalizacíón fue precedida por la "lnternacíonalízaclón",
que supone la existencia de mercados nacionales y regio-
nales, muy interdependientes. Ambas son el resultado
de una evolución ligada íntimamente a la del comercio,
desde cuando este último se expande en Europa bajo
los estímulos de las cruzadas y se da origen a los bancos
internacionales, cuyos principales negocios eran el comer-
cio y el financiamiento bélico.
Ya en el siglo XV operaba un banco internacional
establecido por Cósimo de Médici y en 1679 se disponía
de una ley bajo el reinado de Carlos 11, en la cual se
define a los banqueros COD;lO personas reputadas, artífices
del oro y de la plata, que aceptaban o tomaban prestadas
grandes sumas de dinero, que volvían a prestar a cambio
de gran lucro o beneficio. Correspondió a Meyer Amschel
Rothschild estructurar más formalmente una banca interna-
cional (siglo XVIII) con mayor dimensión, sobre la base
de su propia red de información y más vinculada a la
diplomacia y a la política que los banqueros que le
antecedieron; y fue un Rothschild (Carlo Meyer Rothschild)
quien anticipó la "aldea global" al expresar en 1875 que·
"todo el mundo se ha convertido en una sola ciudad",

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como consecuencia de sus observaciones del hundimiento
de la Bolsa en toda Europa.
Desde los primeros decenios del siglo XIX los Rothschild
y los Baring disponían de accesos a capitales en mayor
cuantía que los gobiernos. También a los segundos les
correspondió experimentar la primera gran crisis de carácter
mundial generada en Argentina, donde, a decir de los
historiadores, políticos desaprensivos saquearon al país
y hundieron la moneda.
Existe un hilo conductor en el desenvolvimiento y
expansión del financiamiento internacional y no es otro
que la estrecha relación entre los banqueros y sus respectivos
gobiernos. Aquellos fundaban su confianza para prestar
dinero en el respaldo de un poderoso imperialismo,
cual es el caso de los banqueros británicos soportados
en la Pax Británica mantenida por el ejército y la marina
inglesa. Cuando la Pax Británica es sustituida por la Pax
Americana, los marines se convierten en el respaldo de
los banqueros norteamericanos y de todos los países
capitalistas, con el Fondo Monetario Internacional en el
papel de Jefe de Policía o Sheriff de las finanzas. En
todos los casos se aplica la doctrina de "derechos diferentes",
según la cual las prácticas y los tratados europeos, aceptados
por los Estados Unidos después de la independencia,
no son aplicables a los pueblos colonizados. Este criterio
se extendió a la América Latina y el Caribe "a través de
una mezcla adecuada de sanciones impuestas por prestamistas
extranjeros y diplomacia de las cañoneras (como cuando
los barcos de guerra de Gran Bretaña, Italia y Alemania
bombardearon los puertos venezolanos en 1902 en satisfacción
de reclamos de incumplimientos de pago, o como en
1904 Alemania bloqueó a Santo Domingo)" y como duran-
te treinta años Estados Unidos bloquea a Cuba (Raghavan).
"En las últimas dos o tres décadas la naturaleza de la
interferencia con los derechos de propiedad de las inver-
siones extranjeras ha cambiado, de simples expropiacio-
nes, a una variedad de medidas reglamentarias sobre
inversión, comercio, importación y exportación, que despla-
zaron a las viejas disposiciones y la diplomacia de las
cañoneras... fue sustituida por una estrategia de operacío-

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nes encubiertas (por ejemplo contra el gobierno de Mossa-
deg en Irán y el golpe de estado contra Allende en
Chile)" (Raghavan). Hoy "los derechos diferentes" se
consagran en un régimen internacional, que tuvieron
que suscribir los gobiernos de los países en desarrollo
en la Organización Mundial de Comercio (OMC) , con
nuevas definiciones de la propiedad y la prohibición de
cualquier intromisión en ese derecho.

El Proceso de la Liberalización Financiera

La Sra. Margaret Garritsen de Vries, historiadora del


Fondo Monetario Internacional, refiriéndose a la década
del 70, sostiene que "los problemas económicos que
caracterizaron el decenio se intensificaron considerable-
mente a finales de 1972 y comienzos de 1973, al desencade-
narse la inflación mundial". "La inflación de 1972, mucho
más alta que la experimentada en decenios precedentes,
se debió a diversos factores. Estados Unidos financió la
guerra de Vietnam de 1966 a 1967 sin establecer los
impuestos necesarios. Durante 1971 y 1972 los países
industriales adoptaron políticas monetarias y fiscales· demasiado
expansionistas para superar la atonía existerue ~~sde
1969. Estas causas se vieron exacerbadas por la coincidencia
inusitada de los puntos máximos de los ciclos en todos
los países industriales ... Estos factores, unidos a las malas
cosechas en 1972 y 1973 (especialmente en la URSS que
entonces compró grandes cantidades de cereales a los
Estados Unidos) y a la adquisición desenfrenada de productos
básicos con fines especulativos que caracterizó al resto
del decenio, hicieron subir los precios a dichos productos".
"Otro hecho importante del decenio de 1970 fue el de-
rrumbamiento del Sistema Monetario Internacional vigen-
te". "Con posterioridad a la suspensión de la convertibili-
dad del dólar en 1971, el Sistema de Bretton Woods,
que fue cuidadosamente elaborado en 1944 y funcionó
sin problemas durante 25 años, dejó de existir en marzo
de 1973 al implantarse tipos de cambio flotantes para
las monedas de la mayoría de los países industriales,
incluido el dólar de Estados Unidos ... " "No sólo cundió

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el desorden en el sistema monetario internacional, sino
que a los países industriales empezó a resultarles más
difícil adherirse a los principios fundamentales del sis-
tema original de Bretton Woods, especialmente la filo-
sofía liberal de un comercio libre y sin discriminaciones" ...
"El proteccionismo se convirtió en la cuestión básica
del comercio mundial" ... hasta el presente, aunque bajo
la doctrina de los derechos diferentes: el Norte mantiene
el proteccionismo, pero el Sur debe liberar su comercio
de importación.
La historiadora del Fondo omite un antecedente
determinante en el proceso de la liberalización financiera,
que fue la aparición y avance de los eurodólares, que
se habían gestado desde 1949 cuando el gobierno de
China tuvo necesidad de proteger sus activos en dólares
frente a los norteamericanos, quienes aplicaban la doctrina
de los "derechos diferentes" con fines políticos. Con el
propósito de evitar que congelasen esos fondos, China
los colocó en un banco soviético, le Banque Comercial
pour l'Europe du Nord" (Eurobank), Los soviéticos también
procuraron mantener sus dólares fuera de Estados Unidos
y tanto en ese banco, como en el Moscow Narodny
Bank de Londres, .colocaron sus recursos, los cuales
comenzaron a circular casi inmediatamente por otros
bancos europeos, adquiriendo el nombre de eurodólares.
Aunque había habido un precedente en el siglo
XIX con el dólar de María Teresa, acuñado en Viena por
cuenta del Imperio austrohúngaro, esta moneda (euro-
dólar) lograba establecerse liberada del control nacional
como dinero expatriado, pero sustentador del crédito
mundial a una escala inédita. Su capacidad para multipli-
carse fue estimulada por la expansión europea y por el
crecimiento de las corporaciones norteamericanas. Los
controles que trataron de establecerse fueron rápidamente
burlados, por lo que esto se calificó como el primer
gran triunfo del mercado libre sobre "la intolerancia y
las restricciones del nacionalismo".
Al propio tiempo se producía un fenómeno mediante
el cual el poderío económico mundial tenía que ser
compartido por los bancos con las direcciones de las

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tesorerías o las direcciones financieras de las grandes em-
presas transnacionales y las agencias de servicios financieros.
Se había desatado un proceso acelerado de expansión
con la informática, que engloba las gestiones de la informa-
ción, de las relaciones y de la comunicación. Los costos
de tratamiento de la información, calculados sobre la
base de un millón de instrucciones por segundo, caen a
una fracción muy pequeña de 10 que era hace diez
años; y aunque han aumentado enormemente, en forma
absoluta, el volumen de las operaciones y el tiempo
que se gana, permiten cubrirlos con creces y generar
más beneficios.
Las tecnologías de la información revolucionarían
los intercambios financieros de manera impresionante.
Los nuevos medios de comunicación interactivos completan
y en oportunidades reemplazan los contactos físicos con
la banca. La alta tecnología convierte en invisible al
cliente y así hay protección para cualquier transacción
lícita e ilícita. El espacio geográfico ha sido reemplazado
progresivamente por el "espacio virtual de la información".
La globalización del íi.cercambto de mercancías ha
ido acompañada de la globalización financiera, aunque
ésta ha tenido no sólo mayor velocidad sino también ha
crecido en mayor proporción debido al cambio notable
en la economía mundial por el surgimiento de la economía
simbólica, representada por los movimientos de capital,
tasas de cambio y flujos de créditos, convertida en la
rueda motriz de la economía mundial, al punto de que
las transacciones de divisas superaban, ya en 1986, en
doce veces el comercio de bienes y servicios. Al presente
lo superan en cincuenta y cien veces.
Las empresas transnacionales han jugado a este respec-
to un papel principal al transformar la división internacio-
nal del trabajo en el globo y a 10 interior de ellas
mismas, particularmente en la Triada. Casi cuatro decenas
de miles de corporaciones transnacionales multiculturales
se esfuerzan, según Tbe Economist (1994), en optimizar
sus costos y su adecuación al mercado a escala mundial.
Sus cifras de negocios se aproximan al producto nacional
bruto de Estados Unidos.

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En el sector financiero los factores de la globalización
de los llamados "productos" han sido la libre circulación
de los capitales, la volatilidad de los mercados, las tecnolo-
gías de la información, la estandarización y la negociabilidad.
En menos de treinta años los progresos de la interco-
nexión mundial y la aceleración de los cambios de servi-
cios y de capitales desregulados han sido impresionantes.
Cientos de miles de millones de dólares diarios, que
representan billones (o trillones de dólares norteamericanos)
al año, se registran en lenguaje electrónico como asientos
de transacciones en activos financieros diversos.
El r.égimen monetario y financiero del presente,
aunque todavía está en proceso, se fundamenta en forma
creciente en la libertad de los mercados de divisas, con
flotación administrada muy débilmente. Pero es sumamente
difícil establecer límites de prudencia en un mercado
tan grande y donde los más poderosos actores son conglome-
rados transnacionales que hábilmente han cooptado las
administraciones y debilitado a los Estados con la prédica
insistente e intencional de sus incompetencias. Son capitales
que se movilizan a través de las entidades bancarias
privadas o en sociedad con ellas, en lo que se conoce
como apalancamiento: pero los instrumentos que se usan,
muy variados y sofisticados, les permite mantenerse fuera
del alcance y control de las autoridades monetarias.
Son flujos cuya medición es extremadamente difí-
cil, lo que se revela en la discrepancia estadística de los
balances de pagos que registra el FMI, la cual refleja un
volumen creciente de activos financieros externos que
son identificados por los países emisores, pero no se
registran en las estadísticas de los países en los cuales
sus residentes los han adquirido. Esta discrepancia se
estima en un promedio de 50.000 millones de dólares
anuales, durante la última década. Otros datos, sin embargo,
permiten formar idea de las grandes dimensiones de las
corrientes internacionales de capital. Es el caso del cré-
dito bancario privado, cuyos préstamos transfronterizos
crecieron en 280% y superaron los ocho billones de
dólares en los años 80, lapso en el cual se duplicaron

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los activos totales de los bancos estadounidenses y se
triplicaron los de Japón.
Esto se compara favorablemente con el crecimiento
del PIE mundial a precios corrientes 020%, frente al
crecimiento del 35% a precios constantes). Además, el
comercio mundial alcanzó a 3,6 billones de dólares al
cierre del decenio, lo que representa el 45% del crédito
bancario extra-fronterizo (Hopenhayn).
El mercado de la colocación de bonos ha alcanza-
do también cifras impresionantes, particularmente en lo
que se refiere a las emisiones de los países en desa-
rrollo, las cuales casi se sextuplican en los últimos cin-
co años, aunque representan solamente el 10% del total
de la emisión mundial. En el caso de América Latina, la
región colocó 20.000 millones de dólares en 1993, con-
tra 830 millones en 1989.
En los mercados de productos derivados (futuros,
opciones, Swaps) el aumento -de acuerdo con el FMI-
es de 6,4 billones de dólares en 1987 y 1993 0,6 billones
a 8 billones, respectivamente). En ambas fechas sus rela-
ciones con el PIE de los Estados Unidos pasa de 35% a
más del 140%, respectivamente. En 1987 los contratos a
futuro de tasas de interés denominados en dólares alcanza-
ron a 500 millones de dólares y }41 miIlones en otras
monedas; aumentan a 1.500 miIlones en dólares y en
igual cifra en otras monedas, cuatro años más tarde
(991). Su papel es claramente especulativo.
Estos mercados se nutren principalmente de inversio-
nistas institucionales, entre los cuales están los fondos
de pensiones de algunos países industrializados. En 1988
la inversión de los fondos de pensiones de los Estados
Unidos se estimó en 726.000 millones de dólares, equivalen-
tes al 50% del ahorro personal y al 35% del PIE de ese
país. Estas cifras, en el caso del Reino Unido, representa-
ron el 71% Y el 47%, respectivamente. En el mismo año
de 1988 el total de activos invertidos por los fondos de
pensiones estadounidenses sumó 26,5 billones de dólares,
equivalentes al 13,5% del total de activos personales.
La gran movilidad y la dimensión del capital interna-
cional ofrece resultados sistémicos preocupantes, uno

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de los cuales es la incertidumbre que ha generado,
tanto por los vínculos entre los mercados financieros de
los diferentes países, como por los efectos en las políticas
monetarias y fiscales e incluso las consecuencias sobre
los operadores económicos privados, entre los cuales
solamente las transnacionales disponen de elementos de
información apropiados y vínculos financieros suficien-
temente fuertes con los bancos para defenderse o sacar
ventajas.
Los efectos de la movilidad internacional del capital
son distintos en los países. En el caso de Estados Unidos,
que tiene la ventaja de usufructuar el carácter hegemónico
del sistema monetario internacional en función del dólar
como unidad monetaria de cambio internacional y de
reserva, ese país utiliza ahorro externo para financiar
sus déficit gemelos (fiscal y de cuenta corriente), con lo
que ha podido absorber shocks endógenos (crisis bancarias,
carteras incobrables de grandes industrias, crisis inmobi-
liarias y quiebras de las entidades de ahorro y présta-
mo); y shocks exógenos (la volatilidad de los tipos de
cambio y de las tasas de interés).
En cambio, los países en desarrollo y entre ellos,
los latinoamericanos, son obligados a poner en ejecu-
ción ajustes recesivos y forzados ante los shocks sistémicos
exógenos (alzas de tasas internacionales de interés y
bajas de los precios de las materias primas que exportan).
Existe además el riesgo sistémico de que los movimien-
tos de las tasas de interés y de los tipos de cambio
perturben las previsiones y decisiones de los operado-
res sobre ahorros nacionales y a través de las fronteras.
Solamente los operadores con más poder y mejores víncu-
los internacionales pueden sortear las crisis de liquidez
y solvencia. En el mismo sentido, es de mencionar el
riesgo sistémico de que la crisis financiera desencadene
un "efecto dominó" en las finanzas internacionales, como
el Tequila, a comienzos de 1995.
Finalmente es preciso citar la consecuencia sisté-
mica de las diferencias en las primas de riesgo como
elemento de penalización contra países determinados,
que a la vez encarece el costo real de los ingresos de

10
capital e incrementa los niveles de rentabilidad de las
inversiones indispensables para honrar los compromisos
que generan esos ingresos o para retribuirlos.
El proceso de liberación financiera a escala planetaria
ha conducido al dominio del mundo financiero sobre el
mundo productivo y se ha convertido en fuente de mayor
inestabilidad e imprevisibilidad de la economía mundial.
Los mercados financieros han reforzado su capacidad
propia para desestabilizar a los países en desarrollo; no
obstante, en el presente todos los países son vulnerables
a una crisis financiera. Los datos empíricos ponen de
manifiesto que los costos de la liberalización y desregula-
cíón del sistema financiero han sido realmente eleva-
dos, sin embargo, en la Ronda Uruguay se insistió en
liberalizar aún más el sistema bancario.

11. EL NEGOCIO FINANCIERO HACIA LA DICfADURA DEL MERCADO

De la mano del desarrollo científico y tecnológico


y bajo las alas de un capitalismo planetario, el poder
mundial se ha desplazado; al punto de que ya los "dueños
del mundo" o los "reyes del mundo" no son precisamente
los representantes de las monarquías tradicionales y tampoco
los jefes de Estado de las llamadas superpotencias. Entre
los cincuenta hombres más influyentes del planeta, de
acuerdo con una encuesta realizada por Le Nouvel Observateur
(en enero de 1995) no aparecen ni jefes de gobiernos,
ni ministros, ni parlamentarios y mucho menos nadie
elegido democráticamente. En realidad, aparte de destacados
empresarios, particuiarmente en los campos de la informática
y de las finanzas, no son identificables las personas que
-como tales- tienen el control de los procesos globales.
Las casi cuarenta mil empresas transnacionales . y
sus 170.000 filiales son en realidad los centros del dominio
económico, político, social y cultural en la era del capitalismo
planetario. Solamente cinco de los países capitalistas
más avanzados (Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania
y el Reino Unido) se reparten entre ellos 172 de las
doscientas empresas transnacionales más grandes, lo que
muestra el grado de desigualdad que existe actualmente

11
entre los países. Estas empresas salieron sin tropiezos
significativos de la depresión padecida por la economía
mundial en el decenio de los ochenta. Su vocación
expansionista se revela en el hecho de que en el período
1982-92 sus ventas suben de 3.000 a 5.900 miles de
millones de dólares (rnillardos), con una participación
del 24,2% al 26,8% del Producto Nacional Bruto global
(Clairrnont y Cavanagh).
Es el campo de las finanzas donde la revolución
tecnológica ha logrado la mejor adaptación de sus cualidades:
escala mundial, permanencia, inmaterialidad e inmediatez
o prontitud. Atributos que pueden calificarse de "divinos"
y que dan lugar -por esa condición- al nuevo culto, la
nueva religión: el mercado, con su tecnología y sus
tablas de la ley (Maza Zavala-Ricardo Petrella).
Se ha constituido un ambiente financiero desconocido
totalmente en tiempos anteriores y tampoco previsto en
cuanto al poderío que adquirirían los llamados "gestores
de fondos". Estos constituyen una generación nueva de
financistas aglomerados en bancos de negocios, casas
institucionales de inversión, grandes firmas de corretaje,
grandes compañías de seguros, bancos comerciales fusiona-
dos con bancos de inversión y agentes de cambio y,
especialmente, fondos de pensiones.
Los "gestores de fondos" juegan un gran papel en
los mercados financieros pero están cada vez más ausentes
de la economía real. Sus labores escapan a las reglamentaciones
de los Estados, e incluyen las transacciones especulativas
sobre las cotizaciones a término de los productos derivados
y las manipulaciones de cursos de las divisas. Permanentemen-
te están implicados en los mercados emergentes de Améri-
ca Latina y del Sud-Este asiático, sin hablar del blanqueo
del dinero. Se estima que de los más de mil millardos
de dólares en transacciones cotidianas de divisas, solamente
el 15% corresponde a intercambios reales. Las actividades
legales e ilegales están cada vez más imbricadas y se
acumulan considerables fondos privados anónimamente,
al tiempo que, beneficiándose de las desregulaciones,
las mafias criminales juegan un papel creciente en la
esfera bancaria (Chossudovsky).

12
Se ha pasado de una economía organizada a partir
de capitalismos nacionales, activos a escala planetaria, a
una mundialización caracterizada, como se sabe, por la
liberalización de los mercados, las desregulaciones y las
privatizaciones de todo género de economías nacionales,
que tiende a transformar la naturaleza y la fisonomía de
los dirigentes de la economía mundial. Es así como las
grandes familias de la finanza y los negocios de Wall
Street, la City, Frankfurt, Zurich, París, Tokio y Osaka
adquieren un inmenso poder e influencia, aunque deban
compartir con la diáspora china, cuya influencia en Asia
y en los Estados Unidos sigue en aumento (Petrella),
La economía se "desmaterializa", El poder reside
cada vez menos en la propiedad de bienes y riquezas
materiales, tales como tierras, recursos naturales, maquinarias;
y se desplaza hacia el conocimiento científico, la alta
tecnología, la información, la comunicación, la publicidad
y, especialmente, las finanzas.
Las estructuras de poder emergentes diseñan una
organización mundial dominada por nuevas oligarquías,
fundamentadas sobre los grupos sociales y las élites que
han adquirido un poder de decisión y control por encima
de las formas de representación y de legitimación políticas
y sociales. La dinámica de esas oligarquías obedece a
una lógica pura de conquista en, la cual la pretendida
competitividad mundial deviene en "imperativo moral"
y conduce a la generalización de prácticas ilegales y
criminaliza a la economía. Dicho en otra forma, la reciente
historia del mundo es la del retorno de conquistadores,
de formas de poder y de fenómenos de dominación que
se pueden calificar de "nuevos bárbaros" (Petrella).
Ante este proceso los Estados son impotentes, como
lo ha evidenciado la crisis financiera en México, en la
cual los grandes Estados mundiales (entre los cuales,
Estados Unidos) el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial, juntos, fueron obligados a reunir 50.000
millones de dólares para permitir al país azteca honrar
el servicio de su deuda con los bancos extranjeros y las
instituciones financieras internacionales. Ello significó la
conversión de las deudas privadas en deuda pública,

13
los bancos locales devinieron en propiedad de extranjeros,
los ingresos petroleros deberán ser depositados en una
cuenta en Nueva York administrada por los acreedores
(Chossudovsky).
Esta crisis no fue más que una pieza del edificio. El
mismo mecanismo de colecta de la deuda ha sido aplicado
en las principales regiones del tercer mundo, al mismo
tiempo que la adopción de reformas, y programas de
ajuste írppuestos por las superpotencias y la banca interna-
cional a través del FMI. El Presidente de este organismo
consideraba, en febrero (95), que una docena de países
endeudados podrán correr la misma suerte y dificultades
de México y en tal virtud expresó la decisión de establecer
una supervigilancia más estricta para asegurar la mejor
convalecencia (Chossudovsky), Sin que formalmente esté
implicado el FMI., cuya acción es de permisividad y
tolerancia con los países desarrollados, éstos sienten la
supervigilancia que ejercen los bancos, a través de las
organizaciones y firmas especializadas como Moody's y
Standard and Poor, tales son los casos recientes de Suecia
y Canadá, obligada, esta última, a adoptar medidas drás-
ticas de reducción de gastos sociales y de personal (feb.
95). En Estados Unidos, en marzo 95, el Senado tuvo
que oponerse a la enmienda por un presupuesto equilibrado,
debido a que su adopción hubiera consagrado constitucio-
nalmente los derechos de los acreedores del Estado (Chossu-
dovsky),
Sin embargo, desde hace veinte años, gran parte de
las deudas de las grandes empresas y bancos han sido
borradas y transformadas en deudas públicas. Este fenó-
meno de "conversión" es elemento central de la crisis:
las pérdidas son transferidas automáticamente a cargo
del Estado. Cada vez más una parte importante de los
recursos públicos, en lugar de estimular la creación de
empleo, se utiliza para financiar la concentración de
empresas, de tecnologías ahorradoras de mano de obra,
de reubicación en el tercer mundo. Los gastos del Estado,
de esa manera, han contribuido a la concentración de la
propiedad y a la disminución sensible de la oferta de
trabajo industrial, al propio tiempo que la desaparición
de pequeñas y medianas empresas y el desempleo de
los asalariados (que también son contribuyentes y no
son evasores de impuestos), acelera las disminuciones
de los ingresos fiscales.

IIJ. CONSECUENCIAS DE LAS POLlTlCAS y DEL PROCESO SOBRE


LAS ECONOMIAS EN DESARROLLO

Es un hecho cierto que el dominio alcanzado por


el mundo financiero sobre el mundo industrial y la universaliza-
ción de las finanzas son fuentes de inestabilidad e impre-
visibilidad en la economía mundial. Los mercados finan-
cieros han demostrado tener capacidad propia para deses-
tabilizar a las economías en desarrollo; sin embargo, al
presente se comprueba que también los países indus-
trializados son vulnerables a las crisis financieras.
Las experiencias indican que han sido muy elevados
los costos de la liberalización y desregulación del sistema
financiero. No obstante se ha insistido, como en la Ronda
Uruguay, en liberalizar aún más el sistema bancario.
Cabría recordar al respecto que Adam Smith describía a
los banqueros de la siguiente forma: "Se supone que los
Bancos imprudentes han de ser castigados por el mercado,
que los expulsa del negocio. Pero los Bancos habían
llegado a ser tan interdependientes, que un imprudente
podía ocasionar el colapso del sistema". Por su parte,
Keynes escribió en 1941 que "suponer que existe algún
mecanismo automático de funcionamiento normal de ajuste
que preserve el equilibrio, si sólo confiamos en el laissez
faire, es una ilusión doctrinaria que desatiende las lecciones
de la experiencia histórica sin tener detrás el apoyo de
una teoría firme" (Davidson, 1991, citado por Hopenhayn).
Las dificultades que enfrentan los países en desarrollo
se han exacerbado con el retorno de la ortodoxia y se
acompañan por diferentes formas de desorden financiero.
A manera de círculo vicioso se entrelazan el bajo crecimiento,
el excesivo endeudamiento y las turbulencias monetarias
y financieras. Todo se agrava en la medida en que
aumenta la interdependencia y en tanto en cuanto esta
última es más asimétrica y,particularmente, cuando los

15
países del centro padecen más vulnerabilidad y existe
mayor imprevisibilidad y se genera más mal desarrollo
(UNCTAD).
Signo dominante de la economía mundial en los
últimos tres decenios han sido las variaciones frecuentes
de los tipos de cambio, las cotizaciones de los activos y
el volumen y dirección de los movimientos de capital.
Las consecuencias han sido la inestabilidad, cuya inten-
sidad es atribuible a la universalización de las transacciones
financieras y a la coincidencia de este fenómeno con el
enfoque de las políticas oficiales hacia la liberalización
y desregulación de las transacciones financieras privadas
y la orientación de las políticas fiscales y monetarias
hacia objetivos nominales (por oposición a objetivos
reales), todo ello con la pretensión de fomentar el espíritu
de iniciativa y de empresa (UNCTAD). Pero, en virtud
de que los mercados de activos financieros se rigen por
las expectativas, cuya característica esencial es sus constantes
cambios, y en razón de las actitudes de las operadores
en esos mercados, la orientación de las políticas parecen
haber resultado en especulación desatada.
Durante el decenio de los ochenta, los rasgos destaca-
dos de la inestabilidad, en comparación con el período
de post-guerra, fueron:

los movimientos y cambios de signo en las


tasas de interés en los principales mercados
financieros resultaron mucho más inestables;
las fluctuaciones fueron más amplias y las tasas
de interés, tanto reales como nominales llegaron
a cifras sin precedentes;
las oscilaciones de los tipos de cambio fueron
mayores que en la década anterior y se distanciaron
de los niveles que las diferencias de productividad
y ahorro justificaban;
la fluctuación de los precios de las acciones
fue mucho más intensa que en los períodos
históricos anteriores, con aumentos en el nivel
general del precio de las acciones, pero a la
vez con caídas fuertes y bruscas;

16
muchos países desarrollados experimentaron re-
pentinas y masivas entradas y salidas de capi-
tales a corto plazo;
la mayoría de los países en desarrollo dejaron
de recibir financiamiento exterior de los mercados
de capitales al tiempo que padecían fuga de
capitales en gran escala.

Fuentes principales de esa inestabilidad fueron la


liberalización y desregulación de la actividad financiera.
La eliminación de las barreras a la circulación del capital,
adoptada en los años postreros de la década del 70, se
fue convirtiendo en uno de los principales objetivos de
la política económica. La reforma neoliberal del capitalismo
internacional "entrañó la reestructuración financiera que
Estados Unidos inició a principios de los ochenta con
base en la titularización y bursatilización del crédito
(tendencia a sustituir el depósito-préstamo bancario por
la emisión y compraventa de títulos negociables) y la
presencia de nuevos intermediarios financieros". "Junto
con ello se generalizó el uso de instrumentos derivados
de la ingeniería financiera" (títulos de crédito intercambia-
dos por otros de diferente naturaleza o características,
con el propósito de prevenir riesgos individuales y redistri-
buirlos entre las instituciones gestoras) y así "se estable-
ció una nueva relación entre la bolsa de valores y la
banca". Esta estructura de intermediación financiera su-
puso un proceso de desintermediación bancaria. Se fue
generando la economía casino (Dabat).
En lo general, las innovaciones financieras han sido
utilizadas para aprovechar las posibilidades de obtener
mayores ganancias financieras, en particular con la compra
y venta de títulos de deuda.
Pero la mayor integración de la actividad financiera
internacional no necesariamente ha tendido a mejorar la
asignación internacional del ahorro. No se han acortado
las diferencias entre las tasas de rendimiento de las
inversiones de capital de las principales economías capita-
listas, o entre los rendimientos de los activos financie-
ros expresados en diferentes monedas pero con los mis-

17
mas riesgos y vencimientos, o entre tasas reales de
interés. Ello se debe a que en su mayoría las transacciones
financieras internacionales responden a decisiones de
rentistas y especuladores, sobre inversiones de cartera,
con! prescin-dencia de los empresarios y productores.
En el mismo sentido, la mayoría de las transacciones de
divisas se originan en la negociación de activos financieros
y no en la inversión de ahorro. Como consecuencia de
ello, los mercados de divisas se han venido orientando
por expectativas, particularmente las relacionadas con
las posibles evoluciones de las monedas.
De acuerdo con la Secretaría de la UNCTAD, "las
políticas seguidas por los gobiernos también han sido
uno de los factores que más han acentuado la inestabilidad.
En el decenio de 1980 la política monetaria se preocupó
mucho menos por estabilizar las tasas de interés y mucho
más por controlar el crecimiento de la masa monetaria.
Los gobiernos también se han mostrado muy renuentes
a utilizar la política fiscal para regular el nivel de la
demanda y más aún para controlar los precios y las
rentas con el fin de combatir la inflación. Esto ha hecho
que la política monetaria se haya convertido en la única
herramienta de gestión macroeconómica, algo que no
es lo mismo que controlar la masa monetaria. La necesidad
de tener en cuenta el tipo de cambio ha acentuado aún
más las presiones sobre la política monetaria. Por otra
parte, los gobiernos no han prestado la debida atención
a las repercusiones que tienen sus políticas y decisiones
sobre el resto del mundo. En consecuencia, han surgido
grandes discrepancias entre las políticas adoptadas por
los distintos países, lo que ha originado enormes dese--
quilibrios comerciales y fuertes oscilaciones de los tipos
de cambio".
Agrega la UNCTAD que "la inestabilidad de los
tipos de cambio ha perjudicado. al comercio y al sistema
financiero internacional por dos canales principales:

- "Ha aumentado el costo de las transacciones comerciales,


así como la incertidumbre a que hacen frente las
industrias que producen bienes y servicios comerciali-

18
zables internacionalmente. La imprevisibilidad ha
acortado los horizontes temporales de las decisiones
de inversión y obligado a las empresas a aplicar
márgenes comerciales y mantener reservas financieras
mayores. Y, lo que es también importante, ha
disminuido la utilidad del tipo de cambio como
punto de referencia para asignar los recursos,
reduciendo así la capacidad de las depreciaciones
y apreciaciones para modificar las exportaciones
o las importaciones. Además, la sobrevaloración
de determinadas monedas ha aumentado las presiones
para que se adoptasen medidas proteccionistas,
y muy a menudo las que se han tomado se han
mantenido hasta mucho después de concluida la
sobrevaloración. La incertidumbre constante con
respecto a los tipos de cambio también ha aumentado
las presiones para que se adoptaran medidas de
protección permanente con objeto de compensar
el riesgo de los tipos de cambio".

"También ha contribuido a desorganizar el sistema


financiero. Por una parte, la incertidumbre respecto
de la evolución de los tipos de cambio, lo mismo
que la incertidumbre respecto de las tasas de
interés, ha hecho que los inversores prefiriesen
los activos líquidos a los activos a largo plazo, lo
que ha ejercido presiones al alza sobre las tasas
de interés a largo plazo. Además, los cambios
repentinos de las expectativas respecto de la evolu-
ción de los tipos de cambio han dado lugar a
salidas de capitales de ciertos mercados, por ejem-
plo los de acciones y obligaciones, en cantidades
suficientemente grandes para provocar una fuerte
baja de los precios (como ocurrió en el Japón a
finales de 1989 y principios de 1990). También
han obligado a endurecer la política monetaria
(o creado la expectativa de que esto podrá ocurrir)
con consecuencias parecidas; las presiones sobre
el dólar fueron uno de los factores que más contribu-
yeron a provocar el crac de Wall Street de octubre

19
de 1987. Los intentos de contrarrestar con medidas
de política monetaria los movimientos desfavorables
de los tipos de cambio (por ejemplo, los que
resultan perversos desde el punto de vista del
comercio o que constituyen una reacción exagerada
a las variaciones de los desequilibrios comerciales)
han provocado en la práctica una subida de las
tasas de interés. Esto ha acentuado otras presiones
alcistas, entre ellas las derivadas de la inestabilidad
de los tipos de cambio y las tasas de interés".
"Las tasas de interés altas han tenido muchas
consecuencias negativas:

- Han aumentado el costo de la deuda exterior en


los países en desarrollo. Esto, junto con el aumento
consiguiente del volumen y los pagos de la deuda
interior, ha tenido efectos devastadores sobre la
estabilidad macroeconómica, las tasas de interés
interiores, la distribución de la renta, la inversión,
el crecimiento y el desarrollo.

- En las economías de mercado desarrolladas las


tasas de interés más altas han dado lugar a una
redistribución de la renta en beneficio de los
rentistas y a costa de las inversiones, los salarios
y los precios de las materias primas. Aunque las
tasas de beneficio han recu perado ya las cifras
que alcanzaron en el decenio de 1960, en cambio
no ha ocurrido lo mismo con la parte que representan
las inversiones dentro de la renta nacional".

Como se ha indicado anteriormente, la banca ha


sido importante tema en las negociaciones multilaterales
sobre los servicios en el marco de la Ronda Uruguay.
Sin embargo, por fortuna, la Ronda se vio limitada a
negociar un acuerdo marco (el GATS)· de carácter muy
general. Corresponde a la Organización Mundial de Co-
mercio (OMC) realizar los trabajos técnicos y las negocia-
Siglas en inglés del Acuerdo General Sobre el Comercio de
Servicios

20
ciones en materia de servicios, particularmente en lo
que toca a la inversión extranjera y con la apertura de
los sistemas financieros. Pero para los países en desarrollo
una mayor liberalización del comercio internacional de
servicios bancarios supone grandes peligros. El Secretario
General de la UNCTAD los resume en los siguientes
términos, los que a nuestro juicio son muy valederos:

"El compromiso de liberalizar las transacciones


transfronterizas de servicios financieros supon-
dría desmantelar en una gran parte los regímenes
nacionales de control de cambios. Algunos países
en desarrollo ya están integrados en el mundo
financiero exterior, sea por decisión voluntaria
suya, sea por la incapacidad de controlar las opera-
ciones de divisas Ca causa, por ejemplo, del monto
de los ingresos derivados de las remesas de los
emigrantes, el turismo, la venta de productos ilí-
citos, etc., o de la debilidad de la administración
nacional). En cambio, en muchos otros no ocurre
ésto y los controles de cambio han resultado
eficaces para contener la fuga de capitales, aportan-
do así una contribución esencial a la gestión macro-
económica" .

"De no someterlos a un control adecuado, la


presencia de bancos extranjeros complicaría también
la puesta en práctica de una política monetaria
nacional autónoma debido a la naturaleza de las
operaciones bancarias que esa presencia facilita,
ya que los bancos extranjeros suelen ser menos
receptivos a la "persuasión moral"."

"El desarrollo económico exige muchas veces con-


trolar la asignación del crédito. En consecuen-
cia, los sistemas bancarios de corte liberal y basa-
dos en las reglas del mercado como los que
existen en muchos países de la OCDE quizá no
sean modelos que convenga seguir".

21
"La protección que se concede a los bancos de
capital y control nacional en los países en desarrollo
se asemeja mucho a la concedida a las industrias
nacientes. Evitar la dependencia financiera y crear
un sistema bancario autóctono son objetivos que
forman parte del desarrollo económico. En general,
sólo podrán conseguirse esos objetivos proporcio-
nando una protección y apoyo adecuados a los
bancos nacionales, que, si no, correrán el riesgo
de ser arrollados por la mayor competitividad de
los bancos de los países de la OCDE".

Las políticas del sector financiero, tanto las nacionales


como las internacionales, suelen traer consecuencias para
el comercio y para la industrialización, en especial en el
caso de los países en desarrollo. Muchos de estos países
han sido inducidos -en unos casos- y obligados -en la
mayoría-, a liberar su sector financiero externo. Como
resultado de eso, de acuerdo con la experiencia, han
dejado el tipo de cambio real a merced de los inestables
movimientos del capital a corto plazo, ávido de interés-
arbitraje y agios. Es así como, cuando un país requiera
hacer una devaluación real, bien sea, por ejemplo, porque
los precios nacionales hayan aumentado con más velocidad
que los precios extranjeros, la excesiva afluencia de
capitales prácticamente le impediría realizarla. Dada la
escasa dimensión de los mercados de divisas en la mayoría
de los países en desarrollo y su volatilidad, la liberación
puede producir grandes fluctuaciones en el tipo de cambio
real (Akyüz),
En esa virtud, en los países que han liberado los
flujos financieros, lo recomendable es que desalienten
la afluencia de capital no deseado e incluso instrumenten
mecanismos de alineamiento para la Inversión Extranjera
Directa, si los grandes flujos de esas inversiones constituyen
una amenaza en el sentido de desorganizar el mercado
de divisas o si la economía no puede absorberlos sin
ocasionar efectos inflacionarios.
Otra consecuencia grave de la liberación financiera
es la dificultad que genera en la indispensable aplicación

22
de políticas industriales selectivas, en razón de que práctica-
mente se pierde el control sobre las tasas de interés.
Como consecuencia de la liberación, los activos financieros
nacionales se someten a la competencia de los externos,
los cuales tienden a sujetar las tasas de interés nacionales
a las que prevalecen en los mercados internacionales de
capital. Pero los riesgos de los activos nacionales, especial-
mente si se trata de países en desarrollo, exigen rendi-
mientos más elevados que los correspondientes a los
activos internacionales. El resultado es que se presiona
al alza a la tasa de interés doméstica y se deteriora la
competitividad externa de los productores.
La liberación financiera externa es acompañada usual-
mente por la liberación en las transacciones financieras
internas, lo que supone eliminar los créditos blandos o
subsidiados para actividades que así lo requieran para
su desenvolvimiento o consolidación. Cuando esto ocurre,
esas actividades se malogran, dejan de ser rentables, se
pierde la inversión o -sencillamente- son vendidos a
precios viles o desguazados sus activos fijos para exportar-
los, algunas veces como chatarra. A todo esto se añade
que la estructura y funcionamiento del sistema bancario
de los países en desarrollo está, limitados al financiamiento
a corto plazo y es común que no existan otros intermedia-
rios financieros. En estos casos, por 10 general, corresponde
a los gobiernos asumir el papel de inversionista, lo que
-por lo demás- es indispensable para la asignación de
recursos a las actividades prioritarias y para la ejecución
de políticas i.ndustriales activas. La experiencia de la
desregulacíón. financiera y de los programas de ajuste
estructural impuestos por las condicionalidades cruzadas
de los organismos financieros multilaterales y la banca
internacional, es que muchos países en desarrollo se
han visto obligados a dejar la asignación de recursos
exclusivamente en las manos del mercado, lo que ha
traído un proceso de desindustrialización, con pérdidas
económicas y sociales considerables. En realidad la libera-
ción financiera y las otras liberalizaciones contienen una
importante carga política e ideológica. A este respecto
Hazel Henderson, en artículo titulado "El mercado: buen

23
sirviente pero mal patrón" fechado en enero de este
año (996) en St. Augustine (Florida) y distribuido por
International Press Service (aunque no recogido por la
prensa venezolana), sostiene que "la desregulación de
los mercados financieros en los años 80 aceleró el menoscabo
de la soberanía nacional, de los niveles ambientales y
de las opciones de política interna destinados a ofrecer
seguridad laboral y a mantener las redes de seguridad
social". Agrega que "a las grandes corporaciones y a los
especuladores financieros se les permitió eludir las regla-
mentaciones y emigrar hacia el mercado mundial y sus,
hasta ahora, plazas financieras carentes de reglamenta-
ciones". "Los políticos nacionales, aunque fueron democrática-
mente elegidos, ahora dicen a sus votantes que carecen
del poder necesario para cumplir con las promesas efectua-
das en sus campañas, ya que no pueden dirigir la econo-
mía interna debido a la competencia global".
"Actualmente los políticos nacionales deben enfrentarse
con hordas de negociantes de obligaciones y mercancías,
y con maremotos especulativos diarios de un billón de
dólares, o más, que se abaten sobre sus países y destruyen
en un instante el valor de sus monedas". "Pero, en lugar
de contrarrestar la retórica de los falsos mercados, los
políticos reculan en el vital debate sobre el papel comple-
mentario de la regulación, tanto nacional como ínternacío-
nal..." "Los economistas y los políticos que nos confun-
den con la retórica del "libre mercado" deberán admitir
que la libertad y la democracia requieren siempre el
orden y que el caos sólo trae la ley de la calle y respuestas
total itarias" .
En forma más directa, James Petras y Todd Cavaluzzi,
en reciente artículo titulado "El Neoliberalisrno en América
Latina: una imposición estratégica", concluyen en que
"la liberalización y las políticas de ajuste estructural han
desempeñado un papel estratégico en la apertura de
América Latina a la explotación estadounidense y en el
suministro de una fuente fundamental de ingresos para
compensar la pérdida de competitividad de Estados Uni-
dos en otras regiones. A la vez, la liberalización creó
una nueva clase de "milmillonarios" latinoamericanos

24
que domina cada vez más las políticas y las economías
nacionales, y que es una socia importante de los bancos
y transnacionales estadounidenses. El resultado es la
reformulación de la estructura económica regional, con
una mayor integración en la cima y una creciente desinte-
gración en los niveles subnacionales. Las políticas neolíbe-
rales también han polarizado la estructura de clases con
el surgimiento de una nueva clase de "milmillonarios"
con grandes inversiones en Estados Unidos, así como
joint ventures en América Latina con conglomerados de
Estados Unidos. Los superricos son parte, en verdad,
del "primer mundo". La contrapartida es el crecimiento
de una fuerza de trabajo empobrecida enfrentada a la
disminución del gasto público social, el empleo crónicamente
mal pagado, y campesinos sin tierra privados de toda
influencia en la política y la economía. Estas grandes
mayorías están pagando el precio de la entrada de los
superricos al primer mundo".
"La liberalización, como ideología de la potencia
hegemónica en este hemisferio, se ha convertido en un
instrumento de la competencia en escala mundial, y
debe considerarse parte integrante de sus objetivos económicos
estratégicos. En cualquier caso, la liberalización no es, y
nunca fue, simplemente una "estrategia de desarrollo"
instrumentada para facilitar la integración de América
Latina en los mercados mundiales. Ni es tampoco un
resultado inevitable de un inminente "proceso de globalización".
Por el contrario, es el producto de los decísores políticos,
los banqueros y las transnacionales estadounidenses, aliados
con los capitalistas transnacionales de América Latina.
Quienes dictan la nueva política económica liberal son
intereses de clase y de Estado específicos, y no imperativos
del sistema mundial. En este sentido, la reversión de la
liberalización debe comenzar a nivel nacional, dentro
de la estructura de clases, y moverse hacia arriba y
hacia afuera" (ver anexo).
Los mismos autores atribuyen al FMI y al Banco
Mundial, un importante papel en la instrumentación del
proceso de liberalización en América Latina por "su alcance
regional, la uniformidad de sus recetas, la enorme influencia

25
que ejercen y la gran correlación entre las recetas que
recomiendan y su aplicación por los regímenes".
Es un hecho que las estrategias de ambos organismos
toman forma y contenido a partir de la competencia en
la 1'riada, pero ciertamente bajo una mayor influencia
por parte de los Estados Unidos.
En la página editorial del boletín del Fondo Latinoame-
ricano de Reservas (abril-junio 1994) se advierte del
peligro creciente para los países en desarrollo, "pues a
los países industrializados de occidente, liderizados por
los Estados Unidos, se les presenta el camino despejado
para avanzar en sus concepciones políticas e ideológicas
con mayor decisión". Esas concepciones se promueven
bilateralmente y con la ayuda de los organismos multilaterales,
y la imposición de condiciones sobre la organización
administrativa, el desarrollo político y económico de los
países subdesarrollados. Es la emergencia, según el editorial,
del "fundamentalismo occidental", alentado por la "adminis-
tración estadounidense, en una confusión de ideas princi-
pistas y mecanismos proteccionistas". "Un aspecto intere-
sante de la mecánica desarrollada por los países industrali-
zados para supervisar si los países de menor desarrollo
están siguiendo las recomendaciones hechas por ellos,
si el orden jurídico y administrativo es el que consideran
adecuado, es el envío de comisarios regios como en la
época colonial. La diferencia está en que estos comisarios
son contratados en los propios países en desarrollo para
quitarles formalmente el tinte colonialista o imperialista
a esta vigilancia".
En este contexto general se inscribe 10 que la Dra.
Manuela Tórtora de Rangel llama el Triángulo de las
Bermudas, al cual califica como "el mayor avance en
materia de coordinación macroeconómica internacional:
por primera vez en la historia hay, a nivel multilateral,
un vínculo institucionalizado entre los tres temas claves
del sistema económico mundial -comercio, moneda y
financiamiento- mediante políticas y acciones conjuntas
entre el FMI , el Banco Mundial y la üMe.
"El Acta Final de la Ronda Uruguay sienta las bases
de esta coordinación triangular, ampliando los vínculos

26
que ya se habían establecido entre el GATI y las institu-
ciones financieras".
"¿Cómo se concreta, agrega, la coordinación entre
la aMC, el FMI y el Banco Mundial? En primer lugar, en
cuanto a conceptos, se está haciendo cada vez más
explícita la coincidencia entre, por un lado, las condiciones
de política macroeconómica o sectorial vinculadas a los
préstamos del Banco y del Fondo, y, por otro, las próximas
negociaciones de la aMC sobre los "nuevos temas del
comercio", donde el acceso al mercado para las exportaciones
está vinculado al establecimiento de determinadas políticas
en el país de origen. En otros términos, en las tres
organizaciones coinciden las pautas generales, la concepción
de la economía nacional e internacional, y las condiciones
aplicables en las negociaciones".
"En segundo lugar, en cuanto a consultas formales,
esta coincidencia se manifiesta en las revisiones de las
políticas económicas de los países miembros realizadas
periódicamente por los órganos directivos de los tres
organismos, y determinantes para el otorgamiento de
préstamos de las instituciones financieras, para la orientación
de las negociaciones comerciales bilaterales y multílate-
. rales, para la ayuda oficial al desarrollo, para la posición
de la banca comercial y de los inversionistas privados,
para la calificación del riesgo-país; etc. Además, el Fondo
tenía en el GATI (y seguirá teniendo en la aMC) un
papel activo en el Comité de Balanza de Pagos de ese
organismo, evaluando la validez de las restricciones y
sobrecargos a las importaciones impuestos por un país
para evitar el deterioro de su balanza de pagos".
De esta manera las políticas económicas y sociales
de los países en desarrollo quedan subordinadas al Trián-
gulo de las Bermudas, a cambio de una esperanza de
acceder a los mercados del centro, cada vez más prote-
gidos, y de una afluencia de capitales cada vez más
interesados en apropiarse de recursos naturaies. Se con-
solida así la recolonización del Tercer Mundo.
"Cinco años después de su triunfo sobre todos los
sistemas de organización económica que competían con
él, el libre mercado está diseminando consternación y

27
devastación en todo el mundo". Un alto funcionario
mexicano, decía a raíz de que el "milagro" neoliberal en
su país mostrara sus realidades (fines de 1994, comienzos
de 1995), que "todos sienten que su vida está siendo
determinada por alguien desde afuera y todos quisieran
saber cuál es esa fuerza que decide por ellos, nosotros
creíamos que estábamos en la senda del primer mundo
y de repente algo salió mal. Estamos perdiendo el control
y no hallamos otro tipo de desarrollo distinto del que
hemos intentado hasta ahora. Estamos liquidados" (Max
Sornmer).

IV. LA EXPERIENCIA EN VENEZUELA

Venezuela, como México, está "lejos de Dios", y


aunque no tan "cerca de Estados Unidos", existen entre
ambos países algunas similitudes interesantes. Por ejemplo,
el 18 de febrero de 1982 estalla en México una gran
crisis, que por su dimensión y por la cercanía de ese
país a Estados Unidos, su más grande acreedor, tuvo
repercusiones mundiales. Un año más tarde, un 18 de
febrero (983), cae Venezuela ante el peso de la deuda.
En ambos países la riqueza petrolera, tan apetecida por
gobiernos y corporaciones, representaba una garantía
de desarrollo sostenido. Pero ninguno de los dos países
"sembraron el petróleo.
En ambos países el endeudamiento ha facilitado a
las grandes potencias ejercer la dominación "sin el costo
de una ocupación militar". "A través de la deuda y los
planes de "ayuda" de! F\!: se ejerce tanto control sobre
los países como con una invasión, sin recurrir a una
medida tan antipática que siempre genera reacciones
anticolonialistas" (Alberto Molla). Ambos países se han
salvado de la "diplomacia de las cañoneras", pero han
sucumbido a la "diplomacia de los recursos". Ambos
países han sido víctimas de una extraña sociedad de
políticos y tecnócratas y hombres ligados a determinadas
transnacionales, y formados en las mismas universidades
norteamericanas.

28
Tanto en México como en Venezuela se profesa el
Nuevo Evangelio del "pensamiento único", las "nuevas
tablas de la ley", cuyos mandamientos se repiten insisten-
temente a través de todos los medios y formas de comuni-
cación, para colocar a la economía en el "puesto de
mando"; al mercado como "divinidad". "cuya mano invisible
corrige las asperezas y disfunciones del capitalismo"; y
muy especialmente los mercados financieros, cuyas señales
orientan y determinan el movimiento general de la econo-
mía; la competencia y competitividad que estimulan y
dinamizan las empresas, llevándolas a una permanente
y benéfica modernización; el libre intercambio, que fun-
ciona como factor ininterrumpido del comercio y por lo
tanto de las sociedades; la globalización tanto de los
productos manufacturados como de los flujos financieros;
la división internacional del trabajo, que modera las rei-
vindicaciones sociales y abarata los costos sociales; la
moneda fuerte, factor de estabilización; la desregulación;
la privatización; la liberalización, etc. (Ignacio Rarnonet).
Con el predominio de la economía impuesta por el
Nuevo Evangelio, no habrá enriquecimiento progresivo
de todas las categorías sociales, ni en los países ricos ni
en los países pobres. Ni en México, del Primer Mundo,
ni en Venezuela, del Tercer Mundo. Ambos países también
tienen en común el afán de enriquecimiento personal
que el Nuevo Evangelio premia.
A partir de enero de 1994, Venezuela experimenta
una crisis sin precedentes de carácter sistémico en su
sector financiero, de tales proporciones que conmovió
las bases de la economía nacional y repercutió sobre
prácticamente todos los sectores y áreas de las actividades
del país: los sociales, los políticos, los culturales y los
institucionales.
Son muy variadas las opiniones sobre el origen de
la crisis del sistema financiero. Algunas lo atribuyen a lo
poco asertivo de la política económica durante los últimos
años, acompañado de carencia en la adecuación de los
mecanismos de supervisión y regulación bancaria y del
clima de incertidumbre política que vivió el país. Otros
consideran que es la culminación de un proceso de

29
debilitamiento del sistema financiero que se inicia a
mediados de la década de los setenta. Muy pocos han
indagado sobre la influencia ejercida por la liberalización
y los efectos de la globalización financiera.
Cabe recordar que en 1989, por "recomendación"
de los organismos financieros internacionales y como
parte del "programa de ajuste" y de los "compromisos"
adquiridos en función del mismo, se inicia en el país
una reforma para proveer de mayor "autonomía" al Banco
Central, incrementar la "eficiencia" del sistema financiero
y fortalecer la supervisión bancaria. El programa, que
debería haber partido del último de los propósitos mencio-
nados (la supervisión), experimentó retraso de cuatro
(4) años.
Posiblemente para satisfacer las "condiciones pre-
vias" que suele imponer el FMI , se inició de antemano
un proceso de desregulación, bajo el estímulo del afán
de dar cumplimiento a los compromisos contraídos, pero
en condiciones de gran inestabilidad macroeconómica,
lo que trajo como consecuencia la aparición de fenóme-
nos que contribuyeron a mayor inestabilidad en términos
de inflación, a la vez que se estimulaba el ahorro finan-
ciero y se desestimaba la producción: privilegiando a la
economía simbólica (tasas de interés, tipo de cambio), y
desestimulando la economía real (producción y empleo),
El sistema financiero adquirió así proporciones nomi-
nales inéditas y experimentó seria concentración, pero
en un ambiente ir stitucíonal de supervisión y regulación
carente de íi.c.ru.nental técnico y humano suficiente para
atender las condícionc.. de transformación que experimen-
taba el sistema.
Las reformas coinciden con un proceso de gran
inestabilidad en los principales mercados financieros del
mundo, con notable incidencia en los mercados finan-
cieros escasamente desarrollados de los países de la
periferia, como consecuencia de la globalización cre,
ciente. Coinciden también con el mayor uso de nuevos
instrumentos financieros y con los efectos de la turbu-
lencia política y económica propias de un mundo en
transición,

30
Todo eso contribuyó a exacerbar los riesgos, razón
por la cual era menester disponer de mecanismos de
regulación y supervisión que de manera sistemática mantu-
vieran un adecuado seguimiento y evaluación que permi-
tiera adoptar los correctivos indispensables en beneficio
de la salud de la economía en su conjunto y del propio
sistema financiero. En justicia, la Superintendencia de
Bancos realizó esfuerzos por adaptarse a las condiciones
de transformación del sistema, ante la ausencia de un
marco regulatorio adecuado, para lo cual, desde 1990,
adelant6 un programa mediante el cual estableció un
conjunto de regulaciones prudenciales, tales como concen-
tración de operaciones de crédito y normas para la reali-
zación de auditorías externas, clasificación de riesgos y
su reestructuración y adecuación: para valoración de
riesgos en la cartera de inversiones, para valoración y
registro cambiario, para consolidación y combinación
de balances, entre otros.
Esos esfuerzos, sin embargo, no fueron acompañados
con la imprescindible transformación de la estructura
institucional, de la dotación de suficiente autonomía; de
la necesidad de ampliación de su capacidad regulatoria
y -como consecuencia- de su capacidad de control,
inspección, vigilancia y fiscalización así como de su
reforzamiento para lograr mayor transparencia en la pro-
piedad, mejor regulación a nivel consolidado de grupos
y -en suma- mayor idoneidad para el tratamiento de la
crisis bancaria.
En ese contexto, el 14 de enero de 1994 estalla la
crisis bancaria con la intervención -decidida por las
autoridades- de uno de los bancos de mayor peso en el
conjunto del sistema, cuando no pudo honrar sus obliga-
ciones en la Cámara de Compensación y como conse-
cuencia de un paulatino deterioro que experimentaba
desde meses anteriores y que había llevado al ente
supervisor a recomendar ajustes oportunos. Durante las
semanas siguientes el Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) se vio obligado a cubrir
sobregiros en el Banco Central (BCY) de otros bancos
en los cuales afloraron problemas. Todo ello con el

31
propósito de obviar nuevos cierres de instituciones finan-
cieras y de proteger el mecanismo de pagos.
Con el estallido de la crisis se comprueba que la
Superintendencia de Bancos padecía de debilidad estruc-
tural y funcional. Los mecanismos para una apropiada
supervisión bancaria de tipo consolidado resultaron insufi-
cientes, por lo cual el Organismo no podía detectar los
activos y pasivos mantenidos fuera de los balances. En
esas condiciones la evaluación indispensable de la calidad
de los activos, cuyo deterioro era mayor que el declarado,
resultaba extremadamente difícil para la institución.
Promulgada en diciembre de 1993 y con vigencia
desde el primer día de enero de 1994, una nueva Ley
de Bancos y Otras Instituciones Financieras resultó insufi-
ciente ante la crisis y fue desatendida en virtud de que
la matriz de opinión que se generó por lo inesperado
del estallido y las secuelas inmediatas, exigía lo que se
consideró como actuaciones de emergencia.
La crisis bancaria arrastró a casi el 50% de las institu-
ciones, con activos de aproximadamente el 60% de los
totales del sistema. Su proyección hacia instituciones
afines fue tal que la mitad de las empresas de seguros
se ha visto altamente comprometida y ha provocado
cierre de casi el 75% de las casas de bolsa. Arroja un
costo estimado en 18% del Producto Interno Bruto del
país, con efectos sobre la deuda pública en aumento
estimado en un tercio; y se prolongó a 1995.
El Fondo Monetario Internacional atribuye el origen
de la crisis a "la historia de desaciertos en las políticas
macroeconómicas de 1992-93 que se inscribieron, a su
vez, en un contexto de incertidumbre política". Ello
acompañado de "lo inadecuado de los mecanismos de
supervisión y regulación bancarias". En este contexto
cabe recordar que en 1989, atendiendo precisamente
recomendaciones del Fondo y del Banco Mundial y en
función del programa de ajuste y de los compromisos
adquiridos en relación con el mismo, se inicia en el país
una llamada reforma financiera.
De acuerdo con la experiencia internacional el progra-
ma debía haberse iniciado con el fortalecimiento de la

32
supervisión financiera, pero esto experimentó notable
retraso (cuatro años) en estudios y elaboración de proyectos
de leyes y sus respectivas discusiones, tanto en los organis-
mos responsables de su presentación, como en las Cáma-
ras Legislativas. Fue así como se comenzó con un pro-
ceso de desregulación pero en un ambiente de gran
inestabilidad macroeconómica, lo que trajo como conse-
cuencia (al igual que como ocurrió en otros países que
antepusieron la desregulación a la supervisión), la apa-
rición de fenómenos que estimularon mayor inestabi-
lidad, tales como alza de la inflación, prioridad al ahorro
financiero, en su expresión rentística, y desestímulos a
la producción. Como resultado, el sistema financiero
logró proporciones nominales sin precedentes y experi-
mentó seria concentración, pero en un ambiente de
supervisión y regulación desprovisto de suficiente instru-
mental técnico y humano para atender las condiciones
especiales que la transformación del sistema determinaba.
La crisis afectó seriamente a varias instituciones finan-
cieras, en lo cual jugó papel importante, además de los
elementos mencionados, un ambiente de pánico y descon-
fianza en el Sistema. Ante la dimensión adquirida por la
emergencia financiera y la celeridad con la cual se ex-
tendía, hubo que utilizar mecanismos excepcionales pero
sin previsiones suficientes, por lo que se generaron otros
problemas, como aumentos desproporcionados de la liqui-
dez y estímulos a salidas de cuantiosas sumas de divisas.
La reforma financiera fue enmarcada, a nuestro juicio,
erróneamente, dentro del propósito de la "internacionali-
zación bancaria". Correspondió al Ministro de Fomento
promover "el inicio de evaluación formal para la apertura
del sector financiero a la inversión extranjera que incluye
a la banca y a los seguros" (Diario El Universal 20-08-
89), Y se inscribió en los compromisos adquiridos en la
Carta de Intención al FMI., el 24 de mayo de 1989, en el
sentido de que "en los primeros años el gobierno pro-
yecta instrumentar un conjunto de reformas en el sector
financiero, con miras a mejorar la eficiencia en la interme-
diación financiera". "Durante el primer año del financiamien-
to ampliado, el gobierno habrá culminado una revisión

33
generál de la Ley de Bancos, que será presentada al
Congreso antes de finales de 1990". "Entre otros aspectos,
esta reforma simplificará las operaciones de los instrumentos
de política monetaria y hará más uniforme la aplicaci6n
de las regulaciones del sistema financiero entre las diferentes
categorías de instituciones financieras". "El gobierno tiene
la intenci6n de estimular las fuerzas competitivas en el
sistema financiero y mejorar su supervisi6n" (El Universal
12-10-89).
El primer objetivo era mejorar o hacer presente a la
banca extranjera en el mercado venezolano, o en palabras
del Ministerio de Fomento: "permitir el retorno al país
de bancos extranjeros". Este objetivo es lo que se dio
en llamar -impropiamente- la "internacionalizaci6n ban-
caria".
Otro objetivo respondía al proyecto del Ejecutivo
de reformar el sector financiero, con miras a mejorar la
eficacia en la intermediación, lo que se correspondía
con los compromisos en la Carta de Intenci6n al FMI.,
en la cual se establecía que "el ajuste de la economía
venezolana, y la estrategia orientada a promover el creci-
miento, dependen en forma crítica, de la implantaci6n
de sanas políticas financieras y de ingresos, y de la
introducci6n de reformas estructurales en las áreas fiscal,
comercial y financiera, que son necesarias para fomentar
la eficiencia econ6mica y mejorar las perspectivas de
crecimiento del país".
La experiencia venezolana con la banca extranjera
había sido negativa. El debate realizado sobre el tema
durante la década de los cincuenta concluy6 en la no
conveniencia de inversi6n extranjera en el sector bancario.
Desde 1975 se limit6 la presencia extranjera a participaci6n
minoritaria en bancos nacionales y a la permanencia de
una sucursal, con restricciones en sus operaciones, salvo
la presencia de bancos latinoamericanos bajo condiciones
de reciprocidad y convenios especiales.
Además de la experiencia negativa, entre los argumen-
tos esgrimidos en oposici6n a la inversi6n extranjera en
la banca, se destacan:

34
a) Sus actividades se orientan al financiamiento
del comercio de importación y sus operaciones
se concentran en el centro del país sin ejercicio
destacado de intermediación financiera en otros
campos en los cuales se requiere para impulsar
el desarrollo.

b) La presencia no tuvo significación, ni contribuyó


en el proceso productivo interno; no parecía
haber razones objetivas para cambios en ese
sentido.

c) Aunque la captación de recursos internos no


es el "negocio" del presente para la banca extran-
jera, es evidente su inclinación hacia sectores
de demanda donde puede influir de acuerdo
con sus intereses específicos no coincidentes
necesariamente con el interés nacional.

d) La tecnología del servicio bancario no ha sido


inaccesible para la banca nacional, que exhibe
un avance tecnológico muy importante, logrado
precisamente por los estímulos de la competencia
interna.

e) La posible influencia de la presencia de bancos


extranjeros para reducir costos operativos y már-
genes de intermediacion no es demostrable.

f) La actividad bancaria comercial en Venezuela


se caracteriza por un alto nivel de competencia
entre los entes nacionales, por lo cual la "compe-
tencia" no es factor que pueda argumentarse
en beneficio de la presencia extranjera. Por el
contrario, puede significar otros problemas.

g) En Venezuela existía saturación bancaria en


esos momentos.

35
h) La "reciprocidad" no depende de Venezuela,
sino de los países de origen de los bancos que
estarían interesados en instalarse en el país, ya
que todas las legislaciones y las prácticas son
absolutamente restrictivas.

i) Seguían siendo válidas las razones, orientación


y filosofía que prevalecieran en tomo a la inversión
extranjera en el servicio bancario durante los
años anteriores.

j) El City Bank, único banco extranjero que subsistió


en el país fue "el primero que directamente
especuló contra el bolívar en 1982, aceptando
depósitos en Aruba y Curazao, Panamá, etc., al
22% y más, mientras internamente la tasa de
interés estaba en 17%, o menos, al fin de cambiar
esos bolívares contra dólares". "De allí nació
el mercado, mal llamado, Bolívar-Caribe o, peor
aún "Euro-bolívar" (Leopoldo Díaz Bruzual, "¿Des-
nacionalizar la banca?", El Universal, 13-10-89).

En el Informe sobre el Desarrollo Mundial 1989,


del BM se lee: "con pocas excepciones, los países en
desarrollo implantaron las reformas financieras en períodos
de graves dificultades económicas como parte de progra-
mas de estabilización y ajuste estructural". "Pero la grave-
dad de los problemas también varió en los distintos
países ... ", "en los casos de Argentina, Chile y Uruguay"
a mediados del decenio de 1970,... se aplicaron con
relativa rapidez, en períodos de inflación elevada y desi-
gual, y como parte de programas más amplios de estabi-
lización y liberalización. Cada programa tropezó con
grandes dificultades, en parte por la manera en que se
gestionó la desreglamentación financiera y en parte debi-
do al problema en los sectores productivos ... " "Los pro-
blemas mayores comenzaron en los sectores produc-
tivos de la economía; es decir en el agropecuario e
industrial, pero los esfuerzos por liberalizar el sector finan-
ciero indudablemente contribuyeron a la inestabilidad

36
resultante" (s.n.). Capítulo del Informe "titulado": Hacia
sistemas financieros más liberales y abiertos".
El mismo informe advierte que "la competencia extran-
jera obliga a instituciones nacionales a ser más eficien-
tes y a ampliar la variedad de servicios que ofrecen.
También puede acelerar la transferencia de tecnología
financiera, lo que reviste especial importancia para los
países en desarrollo".
"Los que consigan integrar sus mercados con el
resto del mundo tendrán mayor acceso al capital y a
servicios financieros como los swaps, lo que les permi-
tiría diversificar sus riesgos. Ahora bien, la apertura de
los mercados financieros también plantea problemas. Si
se hace prematuramente cabe que lleve a flUJOS financieros
inestables, que puedan amplificar la inestabilidad interna.
El libre acceso de instituciones extranjeras en un mercado
puede conducir a la desintegración de los bancos nacionales,
de elevados costos. Además, elproceso de mtemaaonattzaaon
significa renunciar a un alto grado de autonomía en la
política monetaria y financiera nacional. Los tipos de interés
internos sobre los depósitos y los préstamos pueden
mantenerse en consonancia con los internacionales solamente
si los encajes legales y los costos de íntermediación de
los bancos concuerdan con los de otros países" (s.n.)
Agrega el Informe que "las actitudes respecto del
otorgamiento de licencias a bancos y demás instituciones
financieras del extranjero varía mucho de países en desa-
rrollo a otros. Algunos incluyen las instituciones finan-
cieras extranjeras; otros permiten que se establezcan
oficinas de representantes, pero no sucursales. En el
extremo opuesto están países como: las Bahamas, Bahrein,
Hong-Kong, Panamá y Singapur, en los que las exporta-
ciones de servicios financieros se consideran una fuente
de empleo y divisas; éstos permiten que las instituciones
extranjeras funcionen con los mismos reglamentos que
se aplican a los bancos nacionales, o bien proporcionan
reglamentos liberales para las instituciones financieras
extraterritoriales".
"A fin de que el acceso de entidades extranjeras a
un mercado produzca el máximo posible de beneficios

37
es preciso efectuar la desreglamentación de las institucio-
nes financieras nacionales y establecer un entorno compe-
titivo. Los tipos de interés artificialmente bajos, el crédito
dirigido, las barreras al acceso y otros impedimentos a
la competencia hacen probable que los intermediarios
financieros extranjeros simplemente capten rentas de mono-
polio, en lugar de fomentar la competencia y la eficien-
cia. Allí donde los mercados no hayan sido plenamente
liberalizados y no se hayan reestructurado los bancos
nacionales, la participación extranjera quizás sea benefi-
ciosa, pero seguirán siendo necesarias ciertas restric-
ciones para impedir la excesiva desintermediación de
los bancos nacionales".
Era evidente concluir en lo no recomendable de per-
mitir el retorno al país de bancos extranjeros. Abonan
en favor de esa conclusión dos elementos cuya atención
es realmente importante: En primer lugar, el carácter
suigéneris del servicio bancario y el interés nacional
que su prestación supone, como instrumento del desarrollo.
En segundo lugar, tomar en cuenta que en las funciones
del sistema financiero, la banca comercial es agente de
la dinámica monetaria en el sentido de que crea dinero,
con lo cual su regulación debe corresponderse con la
estrategia general de desarrollo de la economía.
La reforma se inscribía en el Programa de Ajustes
adoptado por el gobierno para corregir los desequilibrios
internos y externos de la economía Y, el propósito de
"mejorar la eficiencia en la intermediación financiera,
simplificar las operaciones de los instrumentos de política
monetaria y uniformar la aplicación de las regulaciones
del sistema financiero entre las diferentes categorías de
instituciones financieras".
Se desatendieron, sin embargo, algunos "peligros"
en las reformas; señalados por el propio Banco Mundial,
de acuerdo con las experiencias registradas, entre ellos:

a) "En un entorno macroeconómico inestable puede


empeorar la inestabilidad".

38
b) "La completa liberalización de los tipos de intere-
ses en los países con tasas de inflación eleva-
das e inestables, puede dar lugar a tipos de
interés reales altos y márgenes grandes entre
los tipos de interés de los préstamos y los
depósitos" .

e) "En países con economías inestables no fue


posible impedir que se valorizara el tipo de
cambio real. ni mantener los tipos de interés
en consonancía vcon la productividad de los
sectores agropecuarios e industrial".

d) ."Como resultado "(de lo anterior)" la eliminación


de los controles dió lugar a corrientes de capital
inestables y debilitó el control monetario".
"En los casos en que los precios están distorsiona-
dos a causa de la protección o los controles, la
liberalización financiera tal vez no mejore la
asignación de los recursos, que constituye uno
de los objetívos fundamentales".
"De hecho, la' desreglamentacíón puede empeorar
las cosas al hacer que el sistema financiero
responda en forma más flexible a señales erró-
neas".'
"La liberalización financiera supone transferen-
cias de riqueza e ingresos: .. con tipos de interés
más altos, los acreedores salen ganando y los
deudores pierden".

El Banco Mundial sugería en el Inforrne-citadoIos


siguientes pasos, de acuerdo con las experiencias, para
progresar de un sistema financiero reglamentado a otro
más liberal.
a) Primero, debe controlarse el 'déficit fiscal y lograr
la estabilidad económica.

b) Segundo, reducir la escala de programas de


créditos dirigidos y "ajustar el nivel y la estructu-
ra de los tipos de interés".

39
Lbs pasos indicados, obviamente, no eran de fácil
cumplimiento en Venezuela, más aún cuando la estabilización
no dependía totalmente de los factores internos.
No menos importante fue la oportunidad. Según el
Banco Mundial "si el proceso de reforma en general es
demasiado rápido, las empresas que celebraron contratos
y acuerdos regidos por los reglamentos antes vigentes
pueden enfrentar cuantiosas pérdidas, aunque en otras
condiciones podrían ser viables. Una liberalización gra-
dual también impondrá pérdidas, pero dará tiempo a las
empresas para ajustarse y permitirá a ·las instituciones
financieras adquirir personal nuevo con la formación
necesaria. Ahora bien, una demora excesiva acarrea el
costo de perturbar las ineficiencias de la represión finan-
ciera. Debe hallarse el equilibrio apropiado en cada
caso".
En la experiencia de Venezuela se ha comprobado
que la liberalización financiera aplicada desde 1989, tuvo
efectos en incrementar la actividad financiera, cuyo ín-
dice (medido por la combinación de los índices de Ofer-
ta Monetaria y la Velocidad de Relación de los Depó-
sitos) se eleva de 301,8 en ese año, a más de 1200,0 en
1994.
Desde el punto de vista de la asignación de los
recursos, la elevación de la actividad financiera, en lugar
de incrementar la intermediación entre ahorradores e
inversionistas con fines productivos, contribuyó a redistri-
buir el ahorro entre varios sectores y a crear mayores
oportunidades de especulación, con lo cual desmejoró
el uso del ahorro, transfiriendo el ahorro agregado a
inversión agregada.
La liberalización influyó en el aumento de las tenen-
cias de activos y pasivos de empresas y particulares,
como resultado de la tendencia a pedir préstamos ante
las perspectivas de las ganancias de capital que la libera-
lización generaría. Pero la inestabilidad de las tasas de
interés y de los precios de los activos, consecuencia de
la liberalización, incrementó las perspectivas de rápidas
ganancias y la especulación, lo que aunado a la mayor
libertad de los bancos para ofrecer créditos en actividades

40
no vinculadas con la producción, expandió la desvinculación
con la economía real.
La evidencia empírica muestra que la intensificación
financiera no contribuye a lograr un crecimiento rápido
de la economía, ya que por lo general distorsiona el
uso del ahorro, en especial en los países en desarrollo,
como ocurrió en Venezuela. Por estos motivos lo importante
de las reformas financieras siempre ha sido la eficiencia
y no la intensificación. La eficiencia depende de la medida
en que el mercado y las. instituciones orienten los recursos
hacia un uso más productivo socialmente, esto es, si
contribuyen al financiamiento de la inversión con altas
tasas sociales de rendimiento.
Los efectos de la liberalización financiera sobre la
eficiencia se aprecian en la evolución de la cartera de
crédito inmovilizada en la banca comercial durante el
período 1992-1994, cuando el volumen de créditos demorados
se multiplican por cuatro a pesar de que el número de
bancos pasa de 41 en 1992, a 45 en 1993 y baja a 38 en
1994. El aumento de la mora, si bien refleja un intento
de mejorar la supervisión, muestra claramente los efectos
de la depresión que experimenta la economía real, lo
que se revela en el crecimiento de la cartera inmovilizada
(43,3% en 93/92 y 141,3% en 94/93).
Otro indicador importante de los efectos sobre la
eficiencia es el diferencial entre las tasas activas y pasivas
de la banca comercial, el cual, en números absolutos,
aumenta de 6,8 puntos en 1992, a 9,0 en 1993 y a 20,4
en 1994. Esto contribuye a desmejorar la situación de
los prestatarios e incrementa las insolvencias.
Las circunstancias anotadas evidencian lo imprescin-
dible de las regulaciones prudenciales; sin embargo,
éstas no pueden impedir la inestabilidad si las tasas de
interés fluctúan libremente y los bancos tienen absoluta
libertad para atraer depósitos ofreciendo altas tasas, como
ocurrió en Venezuela, Por otra parte la experiencia de-
muestra que las regulaciones deben preceder a la liberaliza-
ción para que ésta tenga éxito, el cual a su vez está
condicionado por un entorno estable, por lo que es
contraproducente cuando se adopta en ambiente de inesta-
bilidad.
41
v. CONCLUSIONES

Es claro que en la crisis financiera venezolana se


conjugaron muchos factores internos y externos. Estos
últimos han sido menos estudiados, pero su influencia
ha sido decisiva y hace relación con la aceptación pasiva
por parte de los gobiernos y de las dirigencias políticas
y empresariales de la liberalización como doctrina (Akyüz),
Esa aceptación, de la que no han escapado muchos
países, tanto industrializados como en desarrollo, ha
convertido en víctimas de la deflación, de la duda y la
pulverización del crédito, a los primeros; y de mayor
inestabilidad, a los segundos; con el agravante, en éstos,
de que han visto mermadas sus posibilidades de financiar
el crecimiento y la industrialización. Además, se hipertrofió
un sector y una actividad, cuyo desarrollo y promoción
no son necesariamente sinónimos de desarrollo económico
y mucho menos de desarrollo humano.
Uno de los efectos más sensibles ha sido el de la
liberación de las tasas de interés, cuyas variaciones -
contrariamente a lo sostenido por la ortodoxia- no se
relacionan directamente con el ahorro privado. Las expe-
riencias revelan, entre otras cosas, que "una elevación
de las tasas de interés puede vincularse con una caída
del ahorro", en determinadas circunstancias; también la
desregulación puede generar descenso del ahorro familiar
e incluso "la liberalización financiera ha causado, de
hecho; un crecimiento masivo de los préstamos para
consumo", como ha ocurrido en muchos países. Esto
ocurrió en el propio Estados Unidos en los años ochenta,
cuando se registró descenso del ahorro familiar y aumento
del coeficiente deuda/ingreso, lo que constituye el meollo
del actual proceso de deuda y deflación (UNCTAD) y
Akyüz).
Los efectos negativos de la liberalización y de aumen-
tos de las tasas de interés son más agudos cuando se
experimenta inflación acelerada. Es por ello por lo que
el aumento de las tasas de interés no es un medio
idóneo para elevar el ahorro interno y pueden ocasionar

42
resultados contrarios en cuanto a la estabilidad macroeco-
nómica y la inversión.
En general, en Venezuela no se tomó en cuenta
que las tasas de interés si bien marcan los posibles
rendimientos e influyen en la distribución de las tenen-
cias de activos en diferentes formas, también representan
un costo y como tal afecta la capacidad de los agentes
económicos, de generar recursos internos, invertir y competir
en el exterior.
Tampoco se atendió el peligro de que una irrestricta
entrada de capital no representa una "absoluta bendición",
ya que su afluencia suele ir acompañada con presiones
inflacionarias, aumentos del tipo de cambio real y deterioro
de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Por otra
parte contribuye a "burbujas" en el mercado bursátil y
expandir el crédito interno. Todo eso hace peligrar el
sistema financiero, y explica en buena medida la crisis
desatada en el país. Estos problemas se exacerban por
el hecho de que los capitales que fluyeron al país eran
de corto plazo. En este sentido en 1993 algunos estudiosos
del tema habían advertido que esas entradas de capital
habían creado un pasivo contingente al país estimado
en US$ cuatro mil millones. Cabe indicar al respecto
que las cifras de CEPAL muestran una transferencia alta
de recursos venezolanos al exterior en 1994 de US$
6.180 millones como resultado de ingresos negativos de
capitales por 4.505 millones y pago de utilidades e intere-
ses, negativos, por 1.675 millones. Esa transferencia repre-
sentó el 39% del valor de las exportacíones de bienes
del país durante 1991í.
La política monetaria influyó también en buena medida
en esos resultados ya que la colocación de instrumentos
financieros al corto plazo, como los bonos cero cupón,
fue un atractivo para capitales especulativos provenientes
del exterior, porque sus rendímicntos estaban asegurados.
Lo más grave de la crisis es que ella, en muy buena
medida, es resultado del sometimiento pasivo al proyecto
político de la globalización y del neoliberalismo, que ha
conducido a una mayor dependencia y vulnerabilidad,
lo que se muestra en la desnacionalización y pérdida de

43
autonomía política y económica, con graves efectos sociales
y culturales, bajo los dictados de intereses privados y
oficiales que se transmiten vía organismos financieros
multilaterales.
Grave también, que ese proceso haya sido acompañado
por la alianza de la plutocracia nativa con intereses
extraños, a manera de "nacionalización de la dependencia",
al propio tiempo que por alianzas múltiples con las cúpulas
políticas y empresariales con el apoyo de tecnócratas
desnacionalizados. Todo ello se ha cumplido y perfeccio-
nado con la creación de un ambiente de terror vía
control de los medios, que desinforma y aplica una
política de terror e impone las "nuevas Tablas de la
Ley" que consagran la alianza entre el mercado y el
conjunto de la humanidad: repetidas hasta la saciedad,
terminarán por convertirse en verdad para el común.

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micas. Caracas, 1994.

46
ANExo 1 •

"La gran concentración de riqueza en un pequeño grupo de


familias es una de las historias de "éxito" más significativas
de la región, porque esos grupos han ingresado verdadera-
mente al nivel principal del "primer mundo" en todo el senti-
do del término. No sólo se han beneficiado de la liberaliza-
ción -a expensas del enorme empobrecimiento de las mayo-
rías- sino que, mediante sus vínculos con los regímenes elec-
torales liberales, han sido el soporte prineipal de las políticas
neolíberales" (sic).

El proceso de concentración de la riqueza que ocurre en


América Latina es parte de un proceso mundial, producto de
la "contrarrevolución neoliberal". De 1987 a 1994 la cantidad
de "milmillonarios" aumentó de 49 a 120 en Estados Unidos,
de 40 a 86 en el Pacífico asiático, de 36 a 91 en Europa y de
8 a 14 en el Cercano Oriente y Africa. La declinación de los
programas de seguridad social y los procesos de privatiza-
ción han sido un instrumento para polarizar el mundo entre
un pequeño grupo de riquísimas empresas familiares y cien-
tos de millones de trabajadores temporarios marginaliza dos.
La noción de centro-periferia no capta la existencia de estas
clases de superricos del Norte y el Sur vinculados por una
multiplicidad de inversiones, circuitos financieros y comercia-
les y concesiones de licencias. La integración de los superri-
cos en el mercado mundial y su capa-cidad de dirigir y regu-
lar los Estados-nación para que financien y subsidien sus
vínculos internacionales es el hecho más significativo de la
política mundial. El globalismo es el programa de los superricos. n
(sic).

"El crecimiento de la clase de "milmillonarios" en América


Latina y el paralelo incremento de la explotación por parte de
Estados Unidos es un resultado dual de la contrarrevolución
neoliberal. Esto resulta más evidente en los países que más
han avanzado por el sendero de la política neoliberal: México
tiene 24 "milmillonarios" y ha sido la principal fuente de
intereses comerciales, regalías y utilidades para Estados Unidos,
seguido por Brasil con 6; Argentina, Chile y Colombia con

James Petras-Todd Cavaluzzi "El Neoliberalismo en América


Latina.Una imposición estratégica".

47
tres cada uno y Venezuela con dos. La razón principal de la
creciente pobreza y el descaecimiento de los servicios de
salud y educación es el desvío de los recursos públicos hacia
el sector privado y, dentro de éste, hacia los muy ricos. En esencia,
"neoliberaltsmo" es un eufemismo para la reconcentración del
ingreso mediante la regulación internacional de las políticas
estatales. El ingreso se transfiere hacia arriba y hacia afuera;
dejando a los pobres en una dura lucha por "microempresas"
marginales, empleos informales y migajas de proyectos patro-
cinados por organizaciones no gubernamentales (sic)."

48
ANEXO II·

LIBERALIZACIÓN EXTERNA Y APERTURA FINANCIERA

Los últimos años han sido testigos del incremento de la integra-


ción de los países en desarrollo en el sistema financiero
internacional, debido en gran parte a la generalizada liberaliza-
ción financiera externa. Los más de esos países han liberaliza-
do también sus importaciones y confían cada vez más en las
exportaciones para su crecimiento, pero el grado de internaciona-
lización del financiamiento ha ido mucho más allá del comercio.
De hecho, en muchos países la participación de las transaccio-
nes con características internacionales en el sector financiero
es mucho mayor que la participación del comercio en el
producto interno bruto (PIB).

1) El concepto de apertura financiera

Se entiende por liberalización financiera externa a las


acciones de política que incrementan el grado de facili-
dad con que los residentes pueden adquirir activos y
pasivos denominados en moneda extranjera, y los no
residentes pueden operar en los mercados financieros
nacionales (apertura financiera). A este respecto, pueden
distinguirse tres grandes tipos de transacciones: las internas,
que permiten a los residentes emprestar libremente en
los mercados financieros internacionales y a los no residentes
invertir en forma irrestricta en los mercados financieros
internos; las externas, que permiten a los residentes trans-
ferir capitales y mantener activos financieros en el extran-
jero, y a los no residentes emitir obligaciones y ernpres-
tar en los mercados financieros internos; y las transaccio-
nes internas en moneda extranjera, que permiten relacio-
nes en moneda extranjera de deudor y acreedor entre
residentes, como es el caso de los depósitos bancarios y
los préstamos en divisas.

Nuestra definición de apertura financiera es más amplia


que la liberalización de la cuenta de capital, porqueinclu-
ye las transacciones financieras en moneda extranjera
entre residentes. Estas son una parte importante de las
actividades de banca y financiamiento, y afectan la econo-
mía nacional casi del mismo modo que las transaccio-
nes financieras transfronterizas.

Yilmar Akyüz: "Liberalización financiera: Cuestiones esenciales".


Boletín del CEMLA, sept.-oct., 1993

49
2) Grado de apertura financiera en los países en aesarroüo

La liberalización generalizada se ha producido en los


tres frentes. Las transacciones internas son prácticamen-
te libres en un gran número de países, sobre todo en
América Latina, donde los empréstitos externos del sector
privado, a menudo por intermedio de bancos locales, no
están sujetos a aprobación, excepto para las emisiones
en el mercado de capital. De igual modo, son pocas las
restricciones para el acceso de los inversionistas no residen-
tes en los mercados internos de capital. A este respecto,
la crisis de la deuda ha desempeñado un papel importan-
te: el catálogo de opciones basado en el mercado ha
originado nuevas perspectivas de arbitraje y ganancias
inesperadas, y ha elevado significativamente el monto
de acciones y títulos de deuda en moneda nacional mante-
nidos por los no residentes. Más recientemente, el acceso
de no residentes a los mercados accionarios nacionales
se ha visto alentado por los programas de privatización.

En cuanto a las transacciones externas, en años recientes


un creciente número de países en desarrollo ha adopta-
do la convertibilidad de la cuenta de capital, algunos en
un grado que no se da en la mayoría de los países
industrializados. Empero, la liberalización de las transaccio-
nes en divisas entre residentes ha ido mucho más allá.
De hecho, se ha tendido a alentar a los residentes a
mantener depósitos en divisas en los bancos nacionales,
lo que incrementa la importancia de la moneda extran-
jera en la economía (dolarización). En los últimos años,
la participación de las divisas en el total de depósitos
llegó a 50% en numerosos países en desarrollo de Amé-
rica Latina, así como de Asia (por ejemplo, Filipinas),
del Oriente Medio y de Europa (por ejemplo, Turquía y
Yugoslavia). Esa cifra está muy por encima de la que
registran algunos centros financieros internacionales, como
es el caso de Londres, donde la participación de títulos
de crédito bancario en divisas contra residentes (inclui-
dos los interbancarios) rara vez excede 20%.

3) Indole de los flujos de capital

Las consecuencias de la apertura financiera en los países


en desarrollo no han sido adecuadamente examinadas
en la literatura, debido a que se trata primordialmente
de un fenómeno muy reciente. La corriente principal de
pensamiento es en gran medida una extrapolación de la

50
"macroeconomía de una economía abierta" y aborda el
punto en el marco de "la secuencia de las reformas
económicas". Dicha literatura surge en gran parte de
una tentativa ex post de explicar el fracaso del experimento
de liberalización en el Cono Sur. Acepta sin más que la
liberalización financiera externa es deseable en términos
de eficiencia: se afirma que tiene efectos positivos sobre
el nivel y la asignación de la inversión, y que esas
ganancias de eficiencia compensan con creces la pérdida
de autonomía política, o sea la escasa capacidad de los
gobiernos de llevar a cabo los objetivos nacionales usando
los instrumentos de política a su disposición.

Según ese punto de vista, la liberalización financiera


externa sólo puede producir resultados adversos si existen
problemas en otra parte de la economía (por ejemplo,
déficit presupuestario, inestabilidad monetaria, y distorsiones
e imperfecciones en los mercados de bienes y mano de
obra). Por otro lado, ya que no es posible remediar de
inmediato esos problemas, la liberalización financiera
externa debe seguir una adecuada secuencia. Aunque a
veces se aduce que puede ser difícil controlar la inflación
sin liberalizar la economía, el criterio mayoritario es que
los mercados financieros internos y la cuenta corriente
deben liberalizarse antes que la cuenta de capital, y que
deben lograrse el equilibrio fiscal y la estabilidad monetaria
antes de cualquier liberalización.

Las ventajas que se alegan para la apertura financiera se


apoyan por lo general en el supuesto de que la intemadonalizadón
del financiamiento permite agrupar los ahorros y asignarlos
globalmente mediante los movimientos de capital de un
país a otro en respuesta a las oportunidades de inversión
real, con lo que se mejora internacionalmente la asignación
de recursos y se emparejan las tasas de rendimiento de
la inversión en todas partes. Por ende, se espera que la
liberalización financiera externa en los países en desarrollo
origine entradas de capitales, con tal que se produzca
después de la liberalización de los mercados financieros
internos y del alza de las tasas de interés. Esto se considera
como un fenómeno único de ajuste de las tasas de interés
internas a los niveles mundiales, a medida que la escasez
de capital se reduce mediante un incremento de los
flujos subyacentes de capital.

Empero, la evidencia indica claramente que en la prác-


tica los flujos internacionales de capital no mejoran la

51
asignación internacional del ahorro. En los principales
países industrializados, no ha disminuido las diferencia-
les de tasas de rendimiento de la inversión de capital, ni
las tasas de interés reales de largo plazo, ni se ha debili-
tado considerablemente en cada país el vínculo entre los
niveles de ahorro e inversión. La principal razón es que
las más de las transacciones financieras internacionales
son decisiones de cartera sobre todo de rentistas, más
que decisiones de negocios adoptadas por empresarios.
El grueso de los movimientos de capital está motivado
primordialmente por la perspectiva de ganancias de ca-
pital a corto plazo, no por oportunidades de inversión
real y consideraciones de riesgo y rendimiento de largo
plazo. El elemento especulativo puede producir vuelcos
de las tasas de cambio y los precios de los activos
financieros, al causar súbitas reversiones de los flujos de
capital, por razones desvinculadas de las políticas y/o
de las variables fundamentales. Los flujos de capital, en
vez de castigar las políticas inapropiadas, p.ueden contri-
buir a sustentarlas, como ha sido el caso en los últimos
años en Estados Unidos e Italia, donde el ingreso de
capitales ha contribuido al registro de déficit fiscales
crónicos.

Así pues, la apertura financiera tiende a engendrar proble-


mas sistémicos, independientemente del orden en que
se liberalicen los distintos mercados y se supriman las
distorsiones. La exposición a los flujos de capital especu-
lativo de corto plazo es mucho mayor en los países en
desarrollo que en los desarrollados, porque su inesta-
bilidad proporciona mayores oportunidades para ganan-
cias rápidas e inesperadas derivadas de los movimien-
tos del capital de corto plazo, mientras que su capaci-
dad para influir en los flujos de capital mediante la
política monetaria es mucho más limitada.

Si bien la liberalización financiera interna fortalece el


vínculo entre inflación y tasas de interés, la liberaliza-
ción financiera externa Ca diferencia de la comercial)
debilita el nexo entre inflación y tipo de cambio, colocando
a éste bajo el dominio de los flujos de capital, en lugar
de los saldos comerciales y el relativo poder de adquisición
de las monedas: las diferenciales de inflación se reflejan
más prestamente en las diferenciales de la tasa de interés
nominal que en el movimiento del tipo de cambio nominal.
Así, aunque las entradas de capital de corto plazo, motivadas
por la tentación de beneficios rápidos e inesperados, se

52
asocian a menudo con las diferenciales de tasas de interés
reales positivas en favor del receptor, esa diferencial no
es necesaria ni suficiente en todos los casos. Las entradas
de capitales se producen por lo general en respuesta a
una diferencial de tasa de interés nominal, que los mercados
no esperan que sea igualada enteramente por una deprecia-
ción del tipo de cambio nominal. Esas aiferenciales suelen
surgir cuando la inflación interna es mucho mas alta
que la externa y los mercados financieros internos se han
liberalizado. Como en muchos países en desarrollo es
muy difícil lograr tasas de inflación cercanas a las prevale-
cientes en los principales países de la OCDE, es mucho
mayor el campo para que surjan grandes oportunidades
de arbitraje. De igual modo, la expectativa de que los
precios de las acciones van a elevarse más aprisa que la
depreciación de la moneda local puede impulsar una
entrada de capitales. Ambas clases de expectativas pueden
ser autorrealizables, ya que el ingreso de fondos, si es
suficientemente grande, puede por sí mismo mantener el
valor de la moneda y elevar los precios de las acciones.

Por lo regular, tales entradas de capital son al principio


una respuesta a un desplazamiento favorable de la sensibi-
lidad del mercado respecto al país receptor. Ese cambio
puede producirse por causas externas, como un súbito
incremento de los precios de exportación, o por causas
internas, como la disminución de la inflación, mejores
perspectivas de crecimiento, una mayor estabilidad polí-
tica y confianza en las políticas del gobierno. Después
del desplazamiento inicial de la sensibilidad del mercado,
se produce un efecto de arrastre, creando una burbuja
especulativa en que la gente presta o invierte simplemente
porque los demás lo hacen. El auge no desaparece necesaria-
mente sin distensión: una economía recientemente libe-
ralizada, que se está desempeñando bien, puede de súbito
verse favorecida con capital extranjero de todo tipo,
pero si las cosas por alguna razón no marchan bien, el
capital puede desaparecer con igual rapidez. Cuando la
burbuja revienta y la moneda se ve presionada, incluso
una diferencial muy amplia de la tasa de interés real
positiva puede ser incapaz de contener la fuga de capitales.

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BANCA Y CRISIS ECONOMICA EN VENEZUELA:
Limitaciones del Esquema Neollberal

Luis Mata Mollejas

La hasta ahora tradicional cuestión del poderpolítico


en Venezuela ... en función de clases y grupos para
la redistribución de recursos se ve complicada hoy,
y lo estará cada vez más...
Esto determina una presión comenté en el sentido
de requerir mayor racionalidad...
~. Carrera Damas (1980-219)

SINTESIS

Después de la crisis de la deuda, en 1982, y del


fracaso de las reformas en los sistemas fínancieros rea-
lizados 'dentro de los esquemas de Shaw-McKinnon, han
aparecido suficientes indicios fácticos para reabrir la
discusión teórica sobre la influencia de los sistemas finan-
cieros en el desenvolvimiento económico.

Al considerar elementos relativos a la globalizacíón


financiera y a la constitución de grupos financieros se
observa que el esquema neoclásico en general y el finan-
ciero de Shaw-McKinnon son insuficientes y que pue-
den ser substituidos por modelos de raíces postkeynesia-
nas como el esquema de "pre-ajuste financiero" .:

Al aplicarlo al caso venezolano se explican el fracaso


de las reformas bancarias, el estallido de la crisis bancaria
y cambiaría y la ineficiencia de la política auspiciada
por el FMI para salir de la estanflación.

55
INTRODUCCIÓN: lA EVOLUQÓN DE LOS EsQUEMAS 1'EÓRI<DS RElATIVOS
A LOS PROCESOS FINANCIEROS

A partir de la crisis de la deuda en 1982, en varios


países latinoamericanos intermitentemente coexisten: un
auge de las actividades especulativas, una economía estan-
cada, y un proceso sostenido de inflación. Esta paradó-
jica situación permite reabrir la discusión sobre la interre-
lación entre los procesos financieros y el crecimiento
real.
A riivel teórico Bernacer (1922), se anticipó a los
aportes keynesianos, y aun a Minsky, al postular que el
crédito es responsable en buena medida de la determina-
ción de las condiciones de la producción. Queda claro,
al considerar las reflexiones de Bernacer, que las premi-
sas keynesianas al privilegiar las relaciones estrictamente
monetarias restaron importancia a otros elementos finan-
cieros y posibilitaron el razonamiento hicksiano y el
planteamiento neoclásico de la independencia entre la
estructura financiera y las decisiones relativas a la econo-
mía "real".
Como, además de las crisis mencionadas, los estu-
dios econométrlcos que hacen énfasis en los aspectos
monetarios han resultado ambiguos (Romero, 1992-390)
paulatinamente se ha levantado un nuevo interés por
determinar la influencia del crédito, como lo evidencian
los trabajos de Lown (1988) y Cross (1982).
A nivel de la política conviene recordar que, a
mediados de los años 70, se extendió la idea en Latinoamé-
rica de que, en general, en los países en vías de industriali-
zación, la actuación de los sistemas financieros habrá
sido menos eficiente que en los países desarrollados
(Shaw-McKinnon, 1973) en. virtud de la fuerte interven-
ción estatal (represión financiera) a que habrían estado
sometidos.
En años más recientes se señala (Romero, 1992)
que los "grupos financieros" introdujeron distorsiones
derivadas del poder monopólico con consecuencias importan-
tes. Así el ahorro nacional se habría canalizado hacia las
actividades del "grupo" en detrimento de la "democratización"

56
del crédito, pues se dificultaría la satisfacción de los
requerimientos de las medianas y pequeñas empresas.
Al tiempo se ha resaltado la necesidad de considerar
la influencia de la globalización financiera (Aglietta, 1990)
en las crisis financieras.
Así, lo más resaltante de las consecuencias de las
nuevas consideraciones sería:

a) que, en las "condiciones organízatívas" conforma-


das por los "grupos financieros" los mercados
crediticios están lejos de funcionar de acuerdo
a "tasas libres de interés"; constituyéndose en
un factor del fracaso de las reformas de "profun-
dización-liberación financiera".
b) que los requisitos de mayor capitalización y
de reglas de disciplina bancaria no se cumpli-
rían en virtud de la debilidad de los Sistemas
de Supervisión y Controles Públicos y,
e) que la creciente movilización del capital financiero
a nivel mundial (globalización financiera) permi-
tiría la "selección adversa de cartera", toda vez
que la. liberación cambiaria y de movilización
de capitales actuaría como amplificador de las
dificultades coyunturales del comercio exterior,
de la actividad fiscal y' de las circunstancias
organizativas.
Se comprende, entonces, que el esquema teórico
neoclásico y en particular el de Sbaw-McKinnon en el
ángulo financiero y sus derivaciones políticas hayan sido
superados; requiriéndose usar un basamento teórico y
un instrumental político distinto, que recoja de forma
idónea las características y la interrelación financiera
entre las economías capitalistas contemporáneas.
En este ensayo se demuestra, para el caso venezolano,
que el "pre-ajuste financiero" (Mata, 1994), permite explicar
el fracaso de las reformas bancarias realizadas según el
esquema Shaw-McKinnon, y el estallido de las crisis que
siguieron a dichas reformas y la ineficiencia de la política
auspiciada por el FMI para salir de la estanflación, al
constituirse en marco general de dichas reformas.

57
1. VENEZUELA: UNA ECONOM1A GLOBALIZADA

La sociedad venezolana nace en los inicios de


la globalizaci6n de la cívílízacíón occidental, en 1497.
Su historia se desenvuelve al compás de la dinámica de
Occidente, pues la economía venezolana ha estado y
está fuertemente condicionada por las circunstancias y
las interacciones entre las hegemonías capitalistas que
han habido desde el siglo XV al presente, cuando a la
globalizaci6n comercial se yuxtapone la financiera.
Al momento del logro de la independencia política,
en los inicios del siglo XIX (1810-1821), las características
socio econ6micas del país, eran:

Una altísima proporci6n de la poblaci6n analfa-


beta y esclava.
Una producci6n comercializable, de naturale-
za agrícola, absorbible s610 por las hegemonías
extra continentales; quienes a su vez propor-
cionaban la producci6n manufacturada (Veten-
court, 1981) l .
Un excedente de explotaci6n econ6mico preca-
rio; y una organizaci6n financiera primitiva; lo
cual condicionaba la acumulación de capital a
los flujos de ahorro externo bajo la forma de
crédito y escasamente bajo la forma de inversi6n
directa (Córdova, 1979).
Una infraestructura de transporte terrestre insufi-
ciente, aun para realizar un comercio interno
de importancia (Travieso, 1973), y
Una infraestructura cultural "escolástica".

Estas condiciones hacían casi ut6pico estabilizar y


organizar a la sociedad dentro de los paradigmas de la
democracia occidental y de la autorreproducci6n capitalista.

l. Las diversas economías latinoamericanas se integraban, cada


una por separado, con Inglaterra, Alemania y Francia. En un
segundo plano aparece el comercio con los Estados Unidos,
pues dicho país todavía dirigía sus recursos a su propia consolidación.

58
Un siglo después (921), las limitaciones mencionadas
permanecían casi idénticas. Para 1950, la producción y
exportación petrolera, iniciada en gran escala a partir
de 1928 y la moderada expansión de las importaciones,
asociadas con las dos conflagraciones mundiales del siglo
:XX, había posibilitado, "forzado", la capitalización de
un nivel no despreciable de excedente económico; lo
cual, junto al incremento del nivel de vida, contribuyó a
ami-norar algunas de las anteriores limitaciones.
Entre las limitaciones de naturaleza económica que
todavía persisten a finales del siglo :XX, se pueden men-
cionar:

• la insuficiencia de una infraestructura de comunica-


ciones terrestres (carretera y ferrocarrilera), que
facilite el intercambio con el subcontinente latino-
americano.
• un mercado interno nacional estrecho para el
aprovechamiento cabal de la tecnología "usual"
en el ámbito industrial, y
• la insuficiencia de un Sistema Financiero y de
un Mercado de Capitales que garantice un financia-
miento suficiente, incluido el de innovaciones
tecnológicas en la producción y en la comerciali-
zación.

Así, la transformación experimentada en la sociedad


venezolana bajo la influencia ejercida por la explotación
y exportación petrolera hasta el presente incluida la
crisis financiera y económica actual, puede ser descrita
y analizada haciendo referencia:

í) al origen del producto, productividad y de salarios,


y
ii) al proceso de capitalización e intermediación
financiera.
Para el recuento de los eventos haremos referencia
a la periodización siguiente:

59
1937-1982 Etapa de la Economía Mixta y de
la Implantación de la Democra-
cia Representativa: La difícil "Siem-
bra del Petróleo", y
1983 -al presente Etapa del Neoliberalismo y el
Estancamiento Económico.

2. EVOLUCIÓN DE LOS RASGOS GENERALES DE LA SOCIO-


ECONOMIA VENEZOLANA A PARTIR DE LA EXPLOTACIÓN
PETROLERA

z.i De 1937 a 1982: La dtficü "Siembra del


Petróleo"

Al final del Siglo XIX Venezuela se encontró al


borde de la desaparición como sociedad independiente:
los procesos económicos podrán tipificarse de precapita-
listas y las luchas políticas intestinas, relacionadas con
la problemática socioeconómica y matizadas de regio-
nalismo, degeneraron en caudillismo localista, incluyen-
do amenazas de desintegración del territorio, y aun de
entrar en una nueva fase colonial 2.
La econorrría, de base agrícola, se organizaba según
patrones tradicionales, pues combinaba en las "haciendas"
la producción de bienes de exportación (café y cacao)
con las miniexplotaciones (conucos) para satisfacer las
necesidades de una población básicamente rural. El finan-
ciamiento agrícola descansaba en gran parte sobre los
"adelantos" de las casas comerciales, mientras que la
banca comercial nacía asociada a las necesidades del
Fisco. La circulación de bienes requería, apenas, de dispo-
nibilidad de moneda (Carrillo Batalla, 1964).
La estimación del PIB para 1920 (Córdova, 1963) lo
sitúa en 341 millones de US$ dólares, proviniendo la
mayor parte (54,8%) de la agricultura y del comercio

2. En 1861 se llegó a solicitar la transformación de la República


en "Protectorado Británico" (Carrera Damas, 1984, p. 95) Y en
1865 se propuso la división del país en tres "Estados indepen-
dientes".

60
(Baptista, 1991). Para una poblaci6n de 2,9 millones de
habitantes el- PIB percápita se sitúa en US$ 118.
En esa sociedad, econ6micamente pobre, apenas
monetizada, atomizada políticamente y analfabeta, la confir-
maci6n de enormes potenciales petrolíferos (1914-1922),
al tiempo que crecían las tensiones entre el gobierno de
México y las empresas petroleras radicadas en aquel
territorio, y en virtud del acuerdo de separar las áreas
de "dominio" entre las empresas petroleras americanas
e inglesas (que finalmente se "formalizarían" en Achna-
carry, Escocia, en 1928), dio la oportunidad para que
uno de los caudillos centralizara el poder y en asocia-
ci6n con el capital extranjero, al satisfacerle y garanti-
zarle todos sus requerimientos (política de "puertas abier-
tas", Olavarría - 1995), pudiese mantener, en un "un
puño" un territorio y una poblaci6n 3. Nacía así una nueva
economía y una nueva sociedad, cuyo soporte básico
sería el petr6leo ("The Oil-Republic", Rangel, 1975).
Dicha economía, al nacer teniendo como proge-
nitor al capitalismo internacional, tuvo en el régimen
econ6mico liberal, la compensaci6n al férreo gobierno
autocrático que requería una poblaci6n dispersa e iletra-
da que s6lo, como reacci6n a la fuerza '\ podía constituir-
3. La lucha por el predominio petrolero entre norteamericanos e
ingleses, también se reflejó en Venezuela. En 1907, Cipriano
Castro entregó enormes concesiones (Aranguren, Planas, Vallada-
res, Vigas y Jiménez) que fueron traspasadas a empresas bri-
tánicas. En 1914 se comprobó la existencia real de petróleo
(Zumaque 1). Terminada la primera Guerra Mundial, se reini-
cian las exploraciones, y el Presidente Gómez adopta una
legislación 0918-22) a medida de los deseos de las empresas.
Al tiempo se incorporanlas empresas norteamericanas (concesio-
nes de Gómez a partir de las reversiones), que encontraban en
Venezuela el ambiente político apropiado a la inversión extran-
jera en contraste con México, en donde el nacionalismo de
Carranza, Obregón y Calles, terminaría por expulsar a las empre-
sas norteamericanas. El traslado de "técnicos" desde México
obligó a establecer una línea directa de embarque entre Tam-
pico y Maracaibo, después del "reventón" del Barroso N° 2
(922).

4. Se podrá estimar que la conclusión anterior está emparentada


con la tesis del "caudillo necesario", que recoge el positivismo
sociológico en Venezuela (Vallenilla, 1952). En todo caso, las

61
se en "germen" de una "Sociedad Nacional", en el senti-
do contemporáneo (Silver, 1962-jaguaribe, 1972).
Así, para 1936, se revela lo que será la caracterís-
tica de la nueva economía venezolana. La mayor produc-
tividad corresponde al sector petrolero (19,0% del PIB y
el 1,3% del empleo). En contraste, el empleo mayori-
tario estaba en el sector agrícola (57,5%) con baja produc-
tividad, pues apenas aportaba el 15,0% al PIB. Por su
parte, el sector terciario, con el 24,8% del empleo apor-
taba el 40,3% del PIB (ver cuadros del anexo NQ 1 esta-
dístico). Se trata así de una economía que produce pocos
bienes. El ingreso percápita estimado en 142 dólares,
resulta alto para una economía que había acusado estanca-
miento por más de un siglo (Córdova, 1963) y aun para
los criterios cuantitativos usados por Hagen (1959) para
evaluar la distribución del bienestar a nivel planetario,
de acuerdo a los resultados del ingreso percápita por
países en 1957. Más aún, si se considera que los precios
entre 1920 y 1936 disminuyen, de acuerdo a los cálculos
de Baptista (1991), el bienestar de la población, desde
el ángulo económico, habría mejorado.
Una explicación para la disminución de los precios
estriba en la revaluacíón del bolívar que pasó de un
cambio con relación al dólar de Bs./US$ 7,64 en 1932 a
Bs'/US$ 3,1 en 1934; pues, a raíz de la revaluación del
oro por Roosevelt, todos los países devaluaron, con la
excepción de Venezuela. La consecuencia inmediata fue
abaratar las importaciones; pero, a la larga, los productos
venezolanos con fines de exportación se encarecerían.
El intento de proteger a los exportadores tradicionales
llevará a crear un tipo de cambio agrícola; en realidad
un subsidio por la vía cambiarla (Convenio Tinaco, 1934).
En otras palabras, al combinarse en el sector petrolero
la mayor productividad, la menor ocupación y la mayor
producción de divisas, se establecieron características

experiencias más recientes en Centro América y en el Caribe,


señalan que el paradigma democrático al estilo "occidental" es
difícil de mantener en una sociedad analfabeta y económica-
mente pobre.

62
completamente distintas a la de la economía del siglo
precedente. Entre otras consecuencias, la moneda adqui-
rió la tendencia a sobre-valuarse; y como, además, la
mayor parte de los ingresos de la actividad petrolera se
dirigen al Fisco, la economía empieza a tomar fuertes
rasgos de "estatismo".
La conciencia de la existencia de nuevas caracterís-
ticas permitió establecer como estrategia política general,
marchar hacia una economía diversificada bajo el régimen
de economía "mixta". El Estado "rico" engendrado por
la "renta petrolera" obtenida con una legislación naciona-
lista: (Ley de Hidrocarburos y Ley del Impuesto Sobre la
Renta, ambas de 1943), ante una sociedad con baja
productividad (económicamente "pobre"), intentó apli-
car una política de desarrollo sintetizada en la feliz
frase "Sembrar el Petróleo" de Uslar (1940), que al conden-
sar los objetivos políticos de ministros como Alberto
Adriani, Gumersindo Torres y Román Cárdenas (quienes
se habían desempeñado entre 1917 y 1933), creó un
paradigma de política económica (incrementar y capitali-
zar el excedente petrolero), que se extenderá por casi
medio siglo o por dos generaciones de venezolanos;
aunque su aplicación al ámbito industrial será muy limita-
da hasta 1952, pues, eltratado de Reciprocidad Comer-
cial convenido con USA (1939) por una parte, la esca-
sez poblacional y el bajo tipo de cambio representarán
serias barreras para el crecimiento de la oferta nacional
de manufacturas.
El gasto del excedente petrolero en el país, bajo la
forma de servicios públicos gratuitos, hizo que el salario
real creciera más que la productividad del sector no
petrolero; al tiempo que la acumulación de capitales era
más importante en el sector público que en el sector
privado, a pesar de la transferencia de recursos de aquel
a los particulares, realizado bajo diversas formas, incluyendo
el crédito para inversión reproductiva que no se convertía
en acreencia real.
La justificación política de conducta tan peculiar,
residió en el propósito de crear una clase "media" que
diera sustento político a la democracia representativa

63
(959) que finalmente había substituido, con episodios
más o menos dramáticos, al autoritarismo s.
A partir de 1959, utilizando instrumentos para-arancelarios
se incentivó la inversión en el sector industrial; pero, el
reducido tamaño del mercado hará que la estructura
resultante sea poco integrada y dependiente de insumas
y de bienes de capital importados.
Para 1960, el aporte del sector petrolero al PIB es
del 25,20/0 con apenas 2,0% del empleo. La población
ocupada en la agricultura representaba el 35,5% del to-
tal y su contribución al PIB era del 8,8%; mientras que
el sector terciario, con un empleo del 46,1% aportaba
mas de la mitad al PIB (51,2%). El sector secundario
(industrias y construcción) aportaba la menor propor-
ción al PIB 05,3%) Y al empleo 06,0%). El ingreso
percápita se estimó en US$ 1.021,4.
En otras palabras, la economía y la sociedad rural
de 1920 se habían convertido en una economía parcialmente
industrializada. Sobre la base de una fuerte protección
arancelaria y en una sociedad orientada hacia el consumismo;
como consecuencia del bajo tipo de cambio.
El ángulo de la intermediación financiera muestra
que la banca se había diversificado y desarrollado para
satisfacer, principalmente, los requerimientos del corto
plazo (capital de trabajo) y para reducir costos en la
intermediación hipotecaria (958), pues, el apoyo a la
inversión de activos físicos reproductivos se hacía con
preferencia, con la intervención de entes públicos. Sin
embargo; la estrecha contribución del sector secundario
al PIB indica que el avance hacia el desarrollo no progresaba
con la velocidad que el ingreso percápita podría hacer

5. La enorme influencia del Estado en todas las actividades econó-


micas y sociales, dio la imágen de que el país estaba organizado
bajo la óptica socialista, al menos en el ámbito económico
(Capitalismo de Estado) pues sólo lo diferenciaba del modelo
socialista soviético, el empeño de la élite política en implantar
un sistema republicano, alternativo, según lo plasmado en la
Constitución Nacional en 1961, la cual recogía las experien-
cias y los propósitos de otras Constituciones desde el siglo
XIX; básicamente las de 1864 y de 1947 (Carrera Damas, 1984,
p. 168).

64
creer. Como señala Córdova (1963), en las economías
capitalistas avanzadas el sector secundario es el líder
del crecimiento y su contribución al PIB se coloca por
sobre el 30%.
La redistribución del ingreso incluyó una política
de "paz sindical" garantizada por sindicatos leales a un
gobierno que, con la imposición petrolera proporcionaba
una Seguridad Social con escasa contribución de la masa
de asalariados. Por su parte, el sector empresarial además
del crédito blando (blandísimo en algunos casos) recibía
una altísima protección arancelaria y para-arancelaria y,
junto con la población en general, hacía uso de una
infraestructura que no le representaba ningún costo o
uno ínfimo (carreteras, servicios de agua y electricidad).
En la década de los años 70, la substitución de
importaciones de bienes de consumo, más o menos
completa sobre la base de insumas importados en los
casos más sofisticados como los vehículos, pierde dinamis-
mo (aunque se eleven los aranceles después de denun-
ciar el tratado comercial con USA), pues, se trataba
entonces de crecer con la expansión del mercado interno;
por lo cual resultó excesivo un gasto público apoyado
en un excedente petrolero que aumentaba con la multi-
plicación de sus precios 0974-1975) y con la "nacionali-
zación" petrolera. El endeudamiento y el gasto creciente
permiten descubrir la inflación, la cual pasa del 1,6% en
el lapso 1960-1972 al 6,3% en el lapso 1973-1980.
El crecimiento del empleo se asoció al de la inver-
sión pública en infraestructura y en plantas productoras
de insumas (de lenta maduración) y en los servicios
incluidos los gubernamentales. En esas circunstancias la
productividad de los sectores no petroleros continúa
siendo inferior a los salarios devengados. La inversión
privada, básicamente orientada hacia las industrias de
bienes de consumo y de insumas para la construcción,
continuó siendo apoyada desde el sub-sector financiero
público; mientras que el sub-sector privado atendía a
los servicios. A pesar de estas influencias la circulación
monetaria, el ahorro y el crédito toman proporciones

65
modernas. El dinero crediticio sobrepasa al emitido por
las autoridades.
Sin embargo, una consecuencia de que el exceden-
te económico siguiera dominado por la actividad petro-
lera y que la redistribución del ingreso dependiese de la
ideología gubernamental, fue la constitución y fortalecí ..
miento de "grupos" empresariales y de una desigual
capacidad de ahorro, con la consecuente concentración
de la riqueza y la estrechez del mercado de capitales.
Ello permitió la constitución de empresas que no emi-
tían títulos, o la limitación del número de accionistas
cuando se emttían" .
A partir de 1975, lo más notable, desde el ángulo
de los ingresos fiscales, fue el creciente endeudamiento
interno y externo con obligaciones en donde predominaba
(81,0%) el corto plazo, a tasas de interés variable sobre
la "libor" y básicamente, de los entes públicos descentra-
lizados; lo cual dificultó su control y aun administración,
pues podían convenirse al margen de la normativa legal
para la contratación del crédito público. Con dicho endeu-
damiento el plazo de maduración de la deuda pública
pasó de 10 años en promedio, en los años previos, a 2
años (Palma, 1989), y la tasa de referencia del 10% al
15%.
La facilidad financiera permitió un creciente gasto
público disfrazado de "inversión", pues 'se podía hacer
frente a continuos déficits en las empresas públicas aun
cuando se originasen en una gestión gerencial casi siempre
dudosa en eficacia y en probidad, con mínimas consecuen-
cias políticas. También resulta extraordinario el traspaso
de volúmenes significativos de fondos del sector público
al privado, vía las instituciones financieras públicas y
los programas especiales de financiamiento con baja o
nula recuperación 7.
6. Formalmente se creó una diversidad de instrumentos financieros
comparables o equivalentes a los existentes en las sociedades
industrrallzadas: pero, los de largo plazo y capitalización no
lograron atraer el interés de los ahorristas (Saurna, 1992).

7. Ambos tipos de práctica representan la imágen de una Administración'


Públ ica ..ineficiente", y se considera en algunos medios, como

66
Así, si se realizara un balance entre los flujos
financieros del sector público y del sector privado, posible-
mente se anularía la deuda pública interna. Más aún,
considerando la ulterior fuga de capitales podrá suponer-
se que el endeudamiento público externo facilit6 la acumula-
ción de capitales privados en el exterior.
En el bienio 77-78, además del déficit fiscal, se pre-
sentó un notable déficit en la balanza de pagos. Pero la
Revolución Islámica en Irán permitió otra alza en los
precios del petróleo y los ajustes fiscales fueron pospues-
tos.
Para 1980 el empleo del sector primario se situó en
16,5% del total y el producto correspondiente represen-
tó el 35,2% del PIB. El empleo en el sector secundario
ascendió al 25,0%; pero, su contribución al PIB seguía
siendo baja: 16,90IÓ. Por su parte, el sector terciario emplea-
ba al 58,5% del total y contribuía con un 47,9% al PIB,
el ingreso percápita se estimó en US$ 3.935. Este alto
nivel del ingreso se origina, sobre todo, en el incremento
de los precios del sector petrolero; pues, la baja contribu-
ción del sector secundario al PIB, revela que la estra-
tegia seguida desde los años 50 (substitución de importa-
ciones y añadir valor agregado a materias primas mine-
rales como hierro, aluminio y petroquímica), no había
madurado.
Cabe destacar que, mientras las importaciones cre-
cían con la dinámica del gasto, las exportaciones dis-
tintas del petróleo eran muy bajas, por lo cual la Balan-
za Comercial se torna deficitaria, al excluir el petróleo.
Así, al coincidir el deterioro del precio del petró-
leo (982), con la existencia de tasas de interés por
debajo de las internacionales 0981-1982), más el manteni-
miento de un déficit fiscal voluminoso, en el contexto
de la crisis de la deuda mexicana, se produce una fuga
de divisas. El mercado cambiarlo tuvo que ser cerrado,
inherentes a ella. Radicando su origen en la ausencia de un
régimen eficiente de "premios y castigos" y a la permisividad
de una "organización" del Ejecutivo desarrollada casuísticamente
y con el propósito claro de evadir todo intento de control
legislativo.

67
manteniendo la relación de Bs./US$ 4,30 para bienes
esenciales, Bs./US$ 6,00 para otras importaciones y del
"mercado" para capitales.

2.2. De 1983 alpresente: Neoliberaltsmo y Estancamiento


Económico

En 1983 ocurren. dos eventos internacionales de


importancia. Primero, se desploman los precios del petró-
leo, ante una demanda mundial fuertemente autocon-
trolada en las economías "centro" y, segundo, se restrin-
gen los créditos internacionales (al tiempo que se exi-
gía el pago de las vencidos: 50%, aproximadamente),
ante una perspectiva de ingresos petroleros decrecientes.
Al respecto debe señalarse que el cese de la práctica de
renovación de los créditos hacía que el pago de los
vencidos fuese casi imposible; a menos que se sometiese
la economía a un régimen de extorsión 8.
Durante 1984 y 1985 se recurre a las barreras para-
arancelarias, a una devaluación al reducirse los cambios
múltiples para establecer un promedio de Bs./US$ 14,50
y se .elevan las tasas internas de interés, como paso
previo para la eliminación del control de cambios, aparente-
mente posibilitada por el incremento de exportaciones
distintas del petróleo. Recuperándose el nivel de las
reservas, ayudado por el establecimiento de un calendario
de pagos de la deuda externa (1984) menos perentorio,
pareció establecerse una posibilidad de recuperación
del crecimiento económico con una relativa estabilidad
de precios.
Dicha posibilidad fue frustrada al reincidir en el
déficit fiscal (1987-88), continuar el deterioro de los
precios del petróleo y restablecerse la apertura finan-
ciera con el exterior (1989). De hecho el (nuevo) gobier-
no instauró las condiciones para pasar de la inflación
de costos a la estanflación, al restringirse simultánea-
mente el consumo y la inversión.

8, Si se añade la variación a la baja de los precios de exportación,


la "libor" real llega al 28%,

68
En efecto, en 1989, dentro de un marco de acelera-
da reducción arancelaria y desmantelamiento de las para-
arancelarias 9, después de realizar una drástica devalua-
ción y establecer de nuevo un cambio libre "flotante", la
aplicación de la práctica de. mercado abierto, substitu-
yendo al manejo del redescuento, mediante la colocación
de bonos del BCV, incentivó un proceso de especula-
ción financiera por parte de la banca comercial. A la
postre, el incremento de la actividad especulativa banca-
ria, incluida la acumulación de divisas, en detrimento
de la actividad de intermediación, provocó simultánea-
mente el alza de la tasa de interés, la reducción de la
demanda de crédito y la morosidad de las empresas.
Este doble ataque hizo críticos los niveles de solvencia
de la banca.
Cabe destacar que, como señalaba Keynes en 1933,
la apertura financiera, cuando decae la actividad económica,
permite que los particulares, con disponibilidades líquidas,
ataquen a las reservas internacionales para protegerse
de un eventual' cambio de la paridad cambiaria. En el
caso de Venezuela, la previsión tomada por los particulares
conducía lógicamente a agravar la disminución de reservas
y a incentivar un proceso depresivo relacionable con la
reducción relativa de las exportaciones. En otras palabras,
la práctica recomendada por las autoridades internacionales
"Programa de ajuste estructural": (FMI), acentuó la recesión.
Así para 1990 el PIB percápita se colocó en US$ 2.485,
a pesar del incremento del precio del petróleo con motivo
a la Guerra del Golfo.
En 1991 se introduce un cambio en el ámbito fiscal
que tendrá repercusiones ulteriores. A petición de PDVSA
el gravamen sobre el incremento del valor de exporta-
ción (20% sobre el precio de realización) se reduce

9. En el programa de ajuste estructural implantado para el pe-


ríodo 1989-1993 por la Administración Pérez: "El Gran Viraje",
los aspectos monetarios, se complementaban con apertura de
la economía (reducción de aranceles y adscripción al GATO y
con una "reforma fiscal" regresiva (reducción del 15LR y el
incremento de los impuestos indirectos) y con pasos hacia la
flexibilización salarial.

69
paulatinamente, previéndose su desaparición para 1996.
Así, en medio de una situación de penuria fiscal, el
aporte al Fisco del sector petrolero se contrae sensible-
mente. La reducción será todavía mayor cuando caigan
los precios 0993-94) al tiempo que se incrementan los
gastos de PDVSA, sin que haya una efectiva supervisión
de los mismos.
Como también se redujo la. tasa del ISLR al sector
no petrolero y el nuevo impuesto, a las ventas (IVA) fue
disminuido en su alcance, se acentúa la tendencia al
déficit fiscal estructural, al no ser fácil la reducción del
gasto público; debido a la incidencia de la amortización
de la deuda pública.
En el lapso 1994-1995, corno corolario de la recesión
económica, y de la actividad especulativa de la banca
comercial, impulsada por las autoridades (emisión de
Bonos Cero Cupón) como parte sustantiva del Programa
de Ajuste Estructural patrocinado por el FMI y recogido
en el VIII Plan de la Nación (El Gran Viraje), la banca
comercial entró en situación de insolvencia al aumentar
la morosidad de sus clientes.
Una aparente incomprensión de dicha situación por
parte de las nuevas autoridades gubernamentales, quie-
nes diagnosticaron una "crisis de liquidez" .en uno de
los más importantes bancos comerciales, afectó seria-
mente la credibilidad del público en el sistema bancario;
añadiendo a la insolvencia preexistente una fuerte extrac-
ción de depósitos de los bancos más grandes, converti-
da en fuga de divisas (facilitado todo por la concentra-
ción de la riqueza y por la apertura financiera).
La ulterior actuación del Estado que estableció una
"subasta" diaria de divisas acentuó la compra de divisas.
La merma de las reservas condujo al establecimiento de
un control cambiario.

2.3 1994-1995: La Crisis Financiera y Cambiarta

Dos procesos depresivos interrelacionados se prolon-


garon dramáticamente en 1995. Uno, cuya génesis se
remonta a la especulación financiera, en que incurrió la

70
banca comercial desde 1989, incentivada por la política
impuesta en dicha oportunidad creó, como dijimos, una
situación de iliquidez y de insolvencia que afectó particular-
mente a una cuarta parte de la banca comercial' y otro,
relativo al mercado de dívísas y a las reservas del Banco
Central, al acentuarse la salida de capitales debido a la
situación ya referida de la banca comercial.

2.3.1. La Crisis de la Banca Comercial

Después de la creación del Banco Central de Venezuela


(1940), dentro de las condiciones macroeconómicas favo-
rables provistas por un prudente manejo del excedente
petrolero (déficit fiscal circunstancial y balanzas de comer-
cio y de capitales superavítarías), la gestión bancaria
privada estaba restringida a la gestión del crédito en el
ámbito microeconómico; pues, las autoridades públicas
se preocupaban aun de que los bancos más ineficientes
alcanzasen un equilibrio operativo, estableciendo niveles
"adecuados" de tasas de interés y redescuento oportuno
(Faraco-Suprani, 1995, p. 39). Por lo demás la práctica
señaló que el' Estado corría con los riesgos máximos
cuando alguna institución entró en crisis, como en los
casos del Banco Nacional de Descuento (1978), del Banco
de los Trabajadores de Venezuela (982) y del Banco de
Comercio (1985).
De acuerdo con Faraco-Supraní (p.p. 46-76) un pri-
mer elemento que muestra el sesgo especulativo que
tomó la banca se observa a partir del establecimiento
del control de cambio en 1983, cuando los ingresos por
concepto de manejo de divisas (ingresos extraordinarios)
representan más de la tercera parte de los beneficios.
Por su parte, las autoridades monetarias tienen un comporta-
miento desconcertante, pues el redescuento llegó a supe-
rar (3%) a los activos; al tiempo que el índice de Capitali-
zación (solvencia) pasa de 5,6% al 3,3%; 10 cual, según
el criterio internacional, señala una situación de "Sub-
Capitalización Significativa".
A partir de 1989, cuando se restringe el redescuento
y se establecen los Bonos Cero Cupón, se generaliza la

71
especulación financiera (los ingresos extraordinarios llegan
a representar más del 80% de la utilidad líquida), al
tiempo que se acelera el proceso de "descapitalización",
pues el índice de "solvencia" oscila alrededor del 2%.
A este respecto cabe señalar que, si bien habían
excepciones: 7 bancos, que individualmente muestran
un índice de capitalización mayor al 5%, la mayoría
quedaba ubicado por debajo del 1%. Es decir, según el
criterio internacional (Basilea, 1988) el Sistema Bancario
estaba críticamente "Sub-Capitalizado".
Cabe entonces destacar, que al reducirse el crecimiento
de la economía, los bancos en situación más crítica se
involucran en una guerra de tasas, para ampliar los
depósitos (huida hacia adelante), con el propósito de
que la morosidad de sus colocaciones previas (relacionada
con el cese del otorgamiento de créditos) pudiera enmas-
cararse detrás de un índice de liquidez "aceptable" para
una Superintendencia que se había mostrado excesivamente
complaciente lO.
Cuando por razones de iliquidez del segundo banco
del país (Banco Latino), las autoridades practican una
intervención a puerta cerrada (Dic. 93), se inicia una
corrida de depósitos contra otros bancos tenidos individual-
mente como "críticos" (enero-febrero de 1994), que desbor-
da las inapropiadas medidas de emergencia (auxilios
masivos sin intervención), que tras muchas vacilaciones
toman las autoridades 11, y que desembocarían en la inter-

10. Por supuesto la Superintendencia de Bancos es culpable, cuan-


do menos de negligencia, pues debía haber reaccionado institucional-
mente desde que los ingresos extraordinarios, por actividades
especulativas, sobrepasaron los promedios aceptables, a nivel
internacional.

11. Las primeras críticas al sistema operativo instaurado enraiza-


das en la postura neoliberal, provinieron de los bancos solventes
y del FMI. En síntesis apretada, ambos entes señalan que, a
corto plazo, las acciones descritas podrían ayudar a reducir la
inyección de dinero, y con ello estabilizar la tasa de cambio
oficial y disminuir la fuga de capitales; pero, al apartarse de la
ortodoxia monetaria estimaron que inevitablemente se acentua-
ría la disminución de confianza por parte de la comunidad
financiera internacional. Para junio de 1995 esa observación

72
vención (julio, 1994) de dos grandes Bancos (Venezuela
y Consolidado) y en el cierre de otros para alcanzar en
total 17 instituciones (16 bancos comerciales y una fínancíera),
En primera instancia, como dijimos, la -crisis fue
diagnosticada como "crisis de liquidez". La magnitud
del apoyo solicitado y provisto por FOGADE y por el
BCV, mediante creación de dinero, llevó a las autoridades
a establecer, posteriormente, otras medidas, un proceso
compulsivo de recirculación de depósitos (Decreto NI!
248, 1994).
La idea subyacente fue reemplazar los auxilios direc-
tos de FOGADE (visualizados según las autoridades co-
mo un "salvavidas de plomo"), por depósitos interbanca-
rios provenientes de los bancos que se benefícíaban del
reflujo de depósitos. Los mecanismos operativos para
instrumentar la recirculación, establecían, en la práctica,
una garantía estatal plena de los depósitos del público.
Pero si bien dicho esquema apuntaba a solucionar proble-
mas de liquidez, en el cortísimo plazo, en la medida en
que las entidades con problemas fueron auxiliadas se
postergó la decisión de obligarlas a iniciar un tardío
proceso de recapitalizacíón; medida que comienza a
instrumentarse tímidamente en 1995 12. Al mismo tiempo,
los bancos de los depósitos, al no recibir las contrapartidas
de activos resultan técnicamente quebrados por lo cual
tendrán que instrumentarse otras medidas para enfrentar
la capitalización, además de la deuda pública creada
para equilibrar los balances de los bancos "estatízados".

era de menor importancia ante el hecho destacado por Faraco-


Suprani; los bancos solventes no se beneficiaban con la recircu-
lación de depósitos al no haberse definido la "propiedad" de
los Activos de los bancos intervenidos.

12. En varios casos. la asistencia prestada por FOGADE superaba


en 43.9% los depósitos del público; lo cual unido a la compra
de divisas por los propietarios de las instituciones podría ser
indicador de corrupción administrativa. Los cuadros NQ 3 Y 4
del anexo estadístico muestran la relación auxilio depó-sitos y
pérdida potencial del patrimonio.

73
2.3.2. La Fuga de capuates

Desde el punto de vista de los flujos internacio-


nales, la presión sobre el mercado de divisas fue estimu-
lada por la crisis de la banca comercial. Ello afectó
fuertemente al mercado de divisas en dos formas: pérdi-
da considerable de reservas monetarias del Banco Cen-
tral y aumento pronunciado del tipo de cambio.
El régimen de deslizamiento paulatino del tipo de
cambio vigente hasta fines de abril de 1994, sin restricción
de la oferta de divisas, evidentemente, se agotó con la
turbulencia bancaria y. fue sustituido, a comienzos de
mayo, poi un mecanismo de asignación de divisas (subasta)
con restricción de la oferta y determinación de una
franja de cotizaciones, cuyo promedio ponderado sirvió
de precio de referencia del dólar. Este régimen de flota-
ción generó dos mercados de divisas: uno; basado en la
adjudicación por el Banco Central a operadores cambia-
rios con un precio de referencia determinado conforme
a lo mencionado, y otro paralelo, con la recirculación
de un porcentaje de las divisas adquiridas en el Banco
Central. Cuando ese segundo mercado, después de un
breve lapso de relativa estabilización, se movió al alza
hasta el nivel de los Bs./US$ 200, con expectativas de
acentuarse, el gobierno adoptó un cambio único, fijo y
controlado de Bs./US$ 170 (Decreto Nll 268 de 09-07-
94), el cual afecta a la importación de bienes, además
de los movimientos de capital. Su virtud más importante,
al minimizar el proceso especulativo con las divisas (a
pesar de la existencia de mercados marginales paralelos)
fue la posibilidad de realizar una política monetaria y
crediticia (fijación de tasas de interés) independiente de
la coyuntura financiera internacional.
En otras palabras, hacía posible hacer énfasis en
políticas que privilegian la consecución de objetivos de
desarrollo económico: empleo y distribución de ingresos.
Pero el gobierno nacional no lo entendió así, el control
de cambios se convirtió en apenas un engorroso tránsito
burocrático para obtener divisas sin impedir la salida.
La consecuencia fue que la continua caída de las reservas
justificó una fuerte devaluación al cierre de 1995 al
establecer el cambio en Bs./US$ 290.
74
3. EL CoMPONENTE lNsnTuaoNAL DE LA OusIs FlNANaEIL\

Con ocasión de la crisis de la deuda, y basán-


dose en la teoría Shaw-McKinnon, varios países latínoame-
ricanos emprendieron reformas de sus sistemas finan-
cieros. Estas reformas se proponían en términos genera-
les, abandonar las características de "represión estatal"
existentes 13, para alcanzar:

a) una mayor captación de ahorros,


b) una mayor capacidad de intermediación,
e) una mayor eficiencia, definida como una adminis-
tración más adecuada de los riesgos y una re-
ducción de los costos fijos. Esto implicaba, avan-
zar hacia la "banca múltiple", (Universal), y
d) acceder a operaciones conexas a las estrictamen-
te bancarias. Ello incluía: administradora de
tarjetas de créditos, arrendadoras 'de activos fi-
jos (Leasing), casas de valores, entre otras activi-
dades.

Como contrapartida se proponía: un incremento


en la capitalización, el establecimiento de reglas de férrea
disciplina y de la instauración de la-supervisión y control
correspondiente, así como la apertura a la competencia
internacional y el cambio de política de la banca central
(antes centrada en el redescuento) ampliando las operaciones
de "mercado abierto" 1~.
13. La "represión financiera se caracterizaba por: (a) Existencia de
altos niveles de encaje y de tasas administradas de interés que
producirían una "baja captación de ahorros" y aun fuga de
capitales, (b) intermediación bancaria disminuida por la asigna-
ción "forzosa de créditos", (c) sometimiento a las políticas de
redescuento de los Bancos Centrales, (d) una estructuración
"especializada", y (e) mercado financiero "cerrado" a la competen-
cia extranjera. El fundamento teórico de la caracterización seña-
lada está enraizada en los trabajos de (Shaw, 1975) y de McKinnon
(1985).

14. El esquema descrito, denominado comúnmente "profundiza-


ción financiera" debe vincularse, según Shaw-McKinnon con la
liberación del comercio exterior, la f1exibilización del tipo de
cambio y el equilibrio fiscal, como parte de un esquema de
liberación generalizada.

75
3.1. .Requerimientos de capuai en los Ststemas Bancarios
Re-Estructurados

.Un requerimiento para mantener operativo un sistema


financiero es la solvencia de sus instituciones. La literatura
explica la exigencia de un monto de capital para los
bancos por la necesidad de contar con un patrimonio
que asegure que las pérdidas del negocio serán absorbidas
por los accionistas y no por el público. Así, la exigencia
de solvencia será más importante en cuanto la actividad
bancaria se desenvuelva con mayor libertad.
Ahora bien, las normas de solvencia tienen que
asimilar la dinámica financiera, requiriéndose 'un capital
mínimo inicial y el mantenimiento de una proporción,
también mínima, entre el patrimonio de los accionistas
y las operaciones. Se establece entonces que el capital
inicial de una institución financiera sea suficiente para
prever (razonablemente) que su acceso al mercado finan-
ciero no comprometa el orden existente; al tiempo que
el tamaño de las nuevas entidades induzca una mayor
competencia.
Pero, como dijimos, las reglas de solvencia deben
mantener un carácter dinámico, toda vez que, a medida
que crecen las cifras de operaciones, los gerentes deben
minimizar riesgos relativos y los accionistas deben ofrecer
un mayor soporte patrimonial al público.
Tres son los prototipos de reglas relativos a la solven-
cia: una en función de los pasivos, otra que considera
el monto del activo sin tomar en cuenta su riesgo implí-
cito y, finalmente, la que sigue las recomendaciones del
Acuerdo de Basilea que incluye consideraciones relati-
vas al riesgo.

e La regla Pasivos/Capital. De acuerdo con esta norma,


el capital de la empresa bancaria debe representar
un porcentaje mínimo de los pasivos con el público.
Se trata de la fórmula tradicional, tomada a comienzos
de siglo de la legislación estadounidense y transportada
a los sistemas latinoamericanos con ocasión de los
trabajos de la misión Kemmerer. Su enunciado funda-

76
mental hizo crisis durante la crisis de los años ochenta
al evidenciar que el cumplimiento de una relación
entre pasivo y patrimonio no constituía suficiente
garantía para los acreedores, dado que los depósitos
del público, con el riesgo de retiros masivos, no se
cubren con el patrimonio de la banca, sino con los
activos sanos de la misma (Martínez Neira, p. 65).

• La regla Activos/Capital. La segunda forma de regular


la solvencia bancaria es la que estima el patrimonio
mínimo en función del monto total de los activos
de las instituciones financieras. La literatura señala
que la norma puede generar un sobredimensionamiento
del capital, cuando no se distingue el riesgo de los
activos. Así, Martínez Neira (p. 66), señala que no
se justifica que exista la misma relación cuando la
totalidad de los activos de una casa bancaria está
representada por inversiones con riesgo de insolvencia
de un país o títulos ele deuda pública interna que
cuando está representada por activos de alto riesgo,
por tratarse de la cartera de crédito.

• La regla Activos de riesgo/Capital o Norma de Basüea.


La tercera forma busca la regulación del capital en
relación con los riesgos de los activos de cada
institución. Se afirma que la función esencial del
patrimonio es la de absorber los efectos que pueden
producir en la estructura de las empresas las pérdidas
ocasionadas por un deterioro de la calidad de sus
activos. Así, cuanto mayor sea el grado de riesgo
de los activos, mayor debe ser el nivel de protección
patrimonial que debe ofrecer un banco. En otras
palabras, no se espera que el patrimonio opere
como fuente de pago de los pasivos del público,
sino que sea capaz de absorber los riesgos propios
del negocio (para que estos no se transfieran al
público como pérdida de ahorro). De allí que,
contemporáneamente exista una creciente acepta-
ción de las normas acordadas por el Comité de
Basílea (integrado por los supervisores bancarios

77
del Grupo de los Diez) en julio de 1988, según las
cuales la relación entre los activos ponderados por
el riesgo y el patrimonio de las instituciones finan-
cieras debía ser de 8% como mínimo.

3.2. Requerimientos para Pérdidas en Operaciones

El nivel del capital no puede establecerse con indepen-


dencia de su composición y de las previsiones y reservas,
ya que el patrimonio que debe servir de respaldo debe
estar integralmente disponible para absorber las eventuales
pérdidas. En otras palabras, el capital o el patrimonio
que sustenta el crecimiento de las actividades debe estar
"saneado".
Por ello en las conferencias técnicas de supervisión
se han venido proponiendo sistemas de clasificación de
cartera de crédito e inversiones que permitan en todo
momento a los administradores bancarios y a las autoridades,
conocer el riesgo implícito de los activos que aquellos
administran.
En el Cuadro de Síntesis NQ 1 se observa con relación
a la cartera de crédito, la inclusión del criterio de regularidad
de reembolsos del deudor, su solvencia, sus antecedentes
comerciales y las garantías otorgadas.
Un segundo criterio es el relativo a la calidad de
los activos, exigiéndose, entonces, un nivel de reservas
o provisiones por cada crédito, según la valoración del
riesgo que determine la autoridad de supervisión, en
atención a los antecedentes históricos de cada sistema
financiero. A partir de las experiencias chilenas y colom-
bianas, el nivel de reservas o provisiones está referido
básicamente al nivel de riesgo y no a la regularidad de
las amortizaciones por parte del deudor.
Con relación a la cartera de inversiones, la literatura
considera la solvencia de los emisores de los títulos, y
muy especialmente los riesgos de mercado de las inversio-
nes, ante cambios súbitos de la tasa de interés, el de la
tasa cambiaria y el de clasificación del "riesgo país".
En este ámbito la experiencia es limitada, aun en el
caso europeo.

78
3.3 Requerimientos Contables
También existen intentos de homogeneizar las normas
contables para evitar una sobreestimación de los ingresos.
A tal efecto, el régimen aplicado a los intereses se ha
vuelto mucho más riguroso, para oponerse al registro
como ingresos de los intereses causados pero no devengados
de activos de difícil recuperación o irrecuperables.
Finalmente para evitar que las reestructuraciones o
refinanciaciones de crédito se utilicen como expediente
para obviar una correcta evaluación de los riesgos, la
literatura recomienda establecer, progresivamente, requisi-
tos mínimos para la procedencia del refinanciarniento.

3.4 La Normativa en el Caso Venezolano

Como es bien conocido, en la última fase del período


colonial (siglo XVIII), la Compañía Guipüzcoana ejerció
funciones crediticias. Al romperse los vínculos políticos
con España (primera década del siglo XIX) surgen los
primeros proyectos de instituciones bancarias, y, como
en el resto de Latinoamérica, se les concibe con estrechas
relaciones con el Estado (funciones de Tesorería) y vincula-
dos con bancos londinenses para iniciar tímidas opera-
ciones comerciales con los particulares (Peláez, 1991,
p.p.12-16).
Desde el siglo XIX las leyes acogieron la especializa-
ción bancaria, distinguiendo bancos de emisión, de depó-
sitos e hipotecarios. Aunque la práctica recomendaba
otorgar el derecho de emisión a un solo banco en Vene-
zuela operaron varios hasta el inicio del presente siglo.
Con la renta petrolera aparece la banca estatal 0928-
1937) para otorgar créditos subsidiados. En 1940 con el
inicio de operaciones del Banco Central de Venezuela
(Ley de septiembre de 1939) la función de emisión le es
suprimida a los bancos privados convertidos entonces
en "bancos comerciales".
Como omisión de esa normativa bancaria se puede
señalar el haber descuidado la regulación de la actividad
hipotecaria, lo cual no será subsanado hasta 1958. Así la
primera ley que intenta ser "general" será la de 1961;

79
pues hasta 1967 se seguirá exclusivamente el regimen
de especialización. Ese año por ley especial se creará el
primer banco de carácter "universal" al reunir en una
sola entidad actividades comerciales e hipotecarias.
Los cambios realizados a partir de la ley de 1961,
que se resumen en el Cuadro de Síntesis NII 2, fueron
desmejorando paulatinamente la exigencia de solvencia;
pareciendo estimarse que con sólo aumentar los montos
mínimos de capital se resguardaban los derechos del
público. Así la posibilidad de contraer obligaciones, en
proporción al patrimonio, se eleva de 6 veces en 1961 a
8 veces en 1970 y a 20 veces en 1975, al tiempo que se
debilitaba también la exigencia en cuanto a encajes y
aun facilitaba la posibilidad de contraer obligaciones
contingentes. En la reforma de finales de 1993 los requisitos
los establecen las directrices de política que quieran se-
guir la Superintendencia de Bancos y el Banco Central.
En el caso de la relación con el activo (Artículo 311) ,
aunque se sigue la normativa básica de Basilea, al distin-
guir dos niveles de capital, la regla se debilita pues el
monto del segundo tramo (Patrimonio Complementa-
rio) se lleva hasta el 100% del primer tramo (Patrimo-
nio Primario) cuando la literatura señala un límite del
50% 15.
También privó una tendencia al proteccionismo, por
lo cual a partir de la reforma de 1970 se intentó disminuir
la participación del capital extranjero (arts. 31, 32). En
la reforma de 1993 se restablece, limitadamente, la apertura.
Finalmente debe decirse que pese a los intentos de
aumentar las sanciones por infracciones incurridas en
las operaciones: autopréstarnos y préstamos a empresas
relacionadas con el "grupo financiero", la debilidad en
la supervisión estatal y el debilitamiento del requisito
de solvencia contribuyeron o facilitaron el estallido de
la actual crisis bancaria.
15. Cabe también observar una cierta resistencia de la banca privada
a aumentar la capitalización. Los argumentos van desde la
inadaptación de las circunstancias venezolanas al contexto de
los acuerdos de Basilea, ignorando el hecho de la globalización
financiera, hasta señalar erroneamente que la reglamentación
nacional es más estricta que la normativa de Basilea (véase
Nogueroles, 1995 y Ortega, 1995).

80
CUADRO DE SíNTESIS NO 1
SISTEMA INTERNACIONAL DE CLASIFICACIÓN DE CARTERA

CATEGORíA CARACTERiSTlCA PROVISIÓN


(%DEL cRÉDITO)

1. Cartera comercial
A. Riesgo normal Atención adecuada o
B. Riesgo potencial Incumplimiento ocasional, seguimiento inadecuado 1
C. Riesgo real Deficiencia de capacidad de pago 20
D. Alto riesgo Morosidad de 6 meses 50
E. Crédito irrecuperable Insolvencia y mora de más de 12 meses 100
00
......
2. Cartera de consumo
F. Riesgo normal Al día O
G. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
H. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
I. Alto riesgo Mora de 6 a 9 50
]. Crédito irrecuperable Mora de más de 9 meses 100
3. Cartera de viviendas
K. Riesgo normal Al día o mora de menos de 1 mes O
L. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
M. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
N. Alto riesgo Mora de 6 a12 meses 50
o. Crédito irrecuperable Mora de más de 12 meses 100
Fuente: Martínez Neira, p.
CUADRO DE SINTE515 N° 2
LA NORMATIVA BANCARIA EN VENEZUELA

1940 1961 1970 1975 '1988 1994


03.02.61
Encaje Art. 20 Art. 28
Art. 12 Art. 16 Art. 17 Art. 20 El encaje lo fija el Encaje fjado
15%DVista 15% DV del total Similar: Similar: BCVcon 2/3 en BCV. por el BCV
8% DP modif. 2/3 en BCV
por el BCV. 8% DP
Del total V3 en BCV 10% DAH

Capital
Art. 15 Art. í!3 Art. 24 Art. 26 Art. 26 Art.39
00
N Bs. 2 X 106 Caracas Bs. 8 x 106 Caracas Bs.20x106 Caracas Bs.40 x 106 Caracas Bs.120 x 106 Caracas Bs.1200 X 106 Caracas
Es. 1 x 106 Otros Bs. 4 x 106 Otros Bs. lOx 106 Otros Es.20 x 106 Otros Bs. 50 x 106 Otros Bs. 600 x10 6 Otros

Solvencia
Art. 35 Art. 25 Art. 30 Art. 32 Art. 32 Art. 14
Obligación exigible Obligaciones exigi- Obligaciones exigi- Obligación exigible Obligación exigible Patrimonio no me-
hasta 6 veces capi- bIes hasta 6 veces bies hasta 8 veces hasta 20 veces el hasta 20 veces de nor al 8% del activo
tal y garantía. el capital pagado más el capital pagado pu- capital pagado o más capital pagado más segun ponderación
reservas. diendo llegar hasta con autorización del reservas. de riesgos.
10 veces con autori- BCV.
zación del BCV.
Solvencia (continuación)
Obligaciones con- Obligación contin- Obligaciones con- Obligaciones con- Art. 20
tingentes hasta 2 ve- gencia hasta 2 ve- tingentes hasta 2 ve- tingentes 2 veces ca- Fijado por Superin-
ces el capital paga- ces el capital pagado ces capital y reser- pital. Pasivo de serví- tendencia de Bancos.
do más reservas y más reservas y garan- vas. dos con autorizadon
garantías. tías. del BCY se podrá
elevar en un 40%.

Art. 40
Inversiones hasta 3()01Ó Inversión hasta 200/0 Inversión en "acclo- Inversión en accio- Inversión en accío-
del Capital (acciones) (acciones). nes" hasta 20% capi- nes hasta 200/0 del nes hasta 20% del
pagado y reserva. tal y reservas. capital y reservas. límite fijado por
BCY.

Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Operación de divi-
00 hasta 100/0 del capital hasta 10% del capital hasta 5% del capital hasta un 5% del capi- hasta 5% del capital sas fjado por BCY.
\,).) y reservas. y reservas. y reservas. tal y reservas. y reservas.

Créditos
Art. 15 Art. 124-4 Art. 134-4 Art. 153-4 Art. 153-A Art. 40
1 solo crédito has- 1 solo crédito 10% 1 solo crédito hasta 1 solo crédito has- 1 solo crédito hasta 1 solo crédito hasta
tal0% del capital. del capital pagado 10% del capital. ta 10% del capital 10%. 5%.
Y reservas. Y reservas.
Pérdidas
Art, 58 Art. 131 Art, 142 Art. 165 Art. 165 Art. 168
Pérdidas del 25% de- Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% de
be ser liquidado. capital debe ser capital debe ser li- capital debe ser Ii- capital debe ser Ii- capital deben ser rein-
liquidado. quidado quidado. quidado. tegradas.

Nota: DY: Depósitos a la vista


DP: Depósitos a plazo
DAH: Depósitos de ahorro
4. Los FACfORES DE LA DINÁMICA ECONÓMICA: RUPTURAS

De acuerdo a lo descrito en el acápite N2 2


precedente, la tendencia al sub empleo y el déficit fiscal
en Venezuela pueden asociarse con la diferencia de
productividad entre el sector petrolero exportador por
excelencia y el resto de la actividad productiva, y con la
pérdida de dinamismo de ambos sectores, dado que el
primero no es generador importante de empleo y el
segundo, que sí lo es, depende de la actuación redistri-
butiva del Fisco.
Así, mientras el excedente petrolero pudo redistri-
buirse, alimentando la demanda y, mientras el sector
productivo no petrolero encontraba mercado creciente
(substitución de importaciones de bienes de consumo o
"fácil"), el empleo y el consumo aumentaban; pero, al
reducirse el dinamismo de la substitución (primera "ruptura")
y estancarse el crecimiento del excedente petrolero retenido
por el Fisco (segunda "ruptura") todo el sistema econó-
mico habría entrado en una crisis estructural.
Dentro de ese marco, la inflación sostenida en dos
dígitos "medios", el colapso casi general de la banca
comercial, la fuga de capitales y el freno al proceso
privado de capitalización, resultan asociados al cese del
financiamiento externo (tercera "ruptura") y al estímulo
gubernamental a los particulares a la selección adversa
de cartera (cuarta "ruptura").
En otras palabras, como hipótesis general, el conjunto
de los elementos coyunturales tendrá su origen en la
equivocada gerencia pública (a partir del endeudamiento
público 1975) y el detonante inmediato en el manejo de
la política financiera y monetaria a partir de 1989; al
margen de que los actores privados (empresarios) puedan
ser, a su vez, culpables de errores de gerencia (escasez
de visión, corruptelas y aun utilización de prácticas primitivas
de gestión) y de que el entorno petrolero desmejore las
condiciones del comercio en algunos años.
5. LA EVn)ENCIA EMPIRiCA: INCIDENCIA DE LÁ GESTIÓN
PÚBUCA EN LA COYUNTURA

En efecto, la hipótesis general señalada, que


se conecta directamente con la hipótesis postkeynesiana
de que los procesos financieros fijan el sendero a la
evolución de los mercados reales (preajuste financiero)
Mata, 1994), resulta corroborada por los resultados del
estudio empírico, conforme a la estimación para el período
1974-94 del Modelo TEN (anexo Nll 2).

5.1 La Evolución del Mercado Monetario

La variación de la tenencia de base monetaria por


el público se explica por las de su patrimonio, evaluado
a través del stock de capital y por las de la tasa de
interés pasiva. La influencia de esta última variable comienza
a ser más significativa, cuando la inflación se acentúa.
Este comportamiento es consistente con el mostrado
por los depósitos-rentables que, al comienzo del período
bajo estudio 0974-1994) sigue' de cerca al de los flujos
de ingresos evaluados a través de 105 salarios (W); mientras
que al final se torna significativa la influencia de la tasa
de interés. La primera conclusión relevantees que, objettua-
mente, el público venezolano se ha venido sensibilizando
a la variación del precio del dinero en sus tres "aspectos":
poder adquisitivo, tasa de interés y tipo de cambio, y la
segunda es que el incremento de 'tenencia monetaria por
el público, en detrimento del tenido por la banca, implica
una eventual presión hacia el mercado cambtario.
En estas condiciones era absolutamente previsible
la fuga de divisas al divulgarse la situación de iliquidez
de la banca comercial, por haberse orientado estas institu-
ciones a la actividad especulativa, y reducido las operacio-
nes de crédito, y con ello la inversión reproductiva. Al
reducirse el crecimiento económico, la consecuencia sobre
la misma banca fue el incremento de la morosidad y su
insolvencia posterior.

85
5.2 La Evoluct6n del Mercado rmanctero

El comportamiento del crédito total (CR) muestra


consistentemente que está influido por el stock de capital
y por el de la tasa activa de interés, observando que
sólo en tercer lugar aparece la influencia del rendimiento
esperado del capital.
Por su parte, la tenencia de títulos no bancarios
muestra cambios consistentes o armónicos con los adverti-
dos en los mercados monetarios y bancarios, pues a
medida en que se avanza hacia el final del período las
expectativas dé ganancias, evaluada a través de la interac-
ción entre el rendimiento esperado en la inversión fí-
sica y el de los depósitos rentables adquiere importan-
cia, disminuyendo la influencia del flujo de ingresos.

5.3 La Buotucton de los Mercados de Btenesy Factores

El comportamiento de la masa salarial obedece en


forma preponderante al del stock de capital y sólo en
segunda instancia a la nueva inversión física. Se trata
entonces de un comportamiento de las empresas que
trata de maximizar su provecho con las operaciones de
sus activos. Un corolario de este comportamiento es
que la variación de los salarios reales (por ser ex-post)
no influye para nada en el incremento del empleo. Por
su parte, el mercado de bienes evaluado a través del
consumo (Co) resulta afectado por el patrimonio, por el
flujo de ingresos y por la tasa de interés; sobresaliendo
la influencia de los salarios como era de esperar. De allí
que la reducción de la remuneración conduzca a la
reducción del consumo.

6. UNA INTERPRETACiÓN DE LA CRISIS ECONÓMICA y DE


LA INCIDENCIA FINANCIERA

El fenómeno de estancamiento con inflación,


experimentado en la actividad económica de Venezuela
en los últimos diez años, se muestra asociado, en primer
lugar, con los elementos de política y a continuación

86
con las circunstancias del entorno, al agravar las conse-
cuencias del fuerte endeudamiento del sector público
realizado a partir de mediados de la década de los años
70. El mecanismo incluye, la sostenida caída de los
precios del petróleo a partir de los primeros años de la
década de los años ochenta, la acentuada y sostenida
devaluación del bolívar, como medida "para-fiscal" para
enjugar el déficit fiscal, la elevación de las tasas de
interés y la emisión de Bonos Cero Cupón a partir de
1989.
Se comprende que, la orientación de "Welfare State"
del Estado venezolano, implantado desde mediados de
la década de los años 40, ha puesto impedimentos para
reducir oportunamente el gasto público y servido de
cobertura para prácticas evidentes de corrupción admi-
nistrativa desde los años 70. Es evidente, también, la
miopía de la Administración Pública incluida la presente
Administración (995), para implantar políticas de gestión
de la coyuntura: corrección oportuna de los tipos de
interés, negociación de pagos de la deuda pública externa,
manejo de las tasas de cambio, reforma de la estructura
impositiva, y gerencia de la insolvencia bancaria.
No deben quedar dudas de que el origen de la
crisis, desde el ángulo financiero, fue la incentivación a
la especulación financiera con la creación, por recomen-
dación de los expertos del FMI (informe, Lindgren, 1989)
de los bonos "Cero Cupón" del BCY, y su preservación
bajo los formados Títulos de Estabilización Monetaria
(TEM) por la actual Administración.
En efecto, la fragilidad de un sistema bancario con
depósitos en expansión y créditos reprimidos, fue acen-
tuada por las decisiones del BCY, pues el manejo errático
del sistema de tasas de interés y la alteración del mercado
de capitales con la irrupción de los bonos cero cupón
para controlar el circulante en manos del público como
medida para estabilizar el tipo de cambio, provocó la
descapitalización general, incluido el sistema financiero
y afectando negativamente al mismo BCY que para noviem-
bre de 1995 presentó un déficit de 63.808 millones de
bolívares, que finalmente recae sobre el Fisco.

87
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las empre-
sas se vieron obligadas a elevar precios para recuperar
pérdidas en términos de reposición de capitales (pérdidas
producidas por la reducción del mercado interno y pérdida
por encarecimiento del stock físico de capital), mientras
que los particulares encontraban más beneficios en la
colocación especulativa, o en la inversión en divisas,
que en la. inversión reproductiva, dado que el mercado
interno, en general, se encogía.
Las excepciones vienen representadas por los sec-
tores productivos o importadores de bienes de lujo;
pues como es bien conocido la inflación en Venezuela
también ha deteriorado la distribución del ingreso en
contra de los asalariados.
Como lección de trascendencia política debe desta-
carse que la disminución del salario real, verdadera flexíbí-
lización forzada del mercado de habilidades (mano de
obra), no ha producido el incremento del empleo que
la teoría y la política neoliberal prometen; ocultándose
el incremento del desempleo en la llamada economía
informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de utsta
de la síntests Neo Clásica, encuentran explicación en nuestra
testspost-keynestana de que losprocesosfinancieros señalan
el sendero a los acontecimientos en los mercados reales.
Una. reflexión final en relación al rol del mercado
de capitales nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, el rol
de guía se desplaza del mercado de títulos privados al
mercado de títulos públicos, afectado por gastos "viscosos"
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando precios
remuneradores a los TEM limita con cada nueva emisión,
la posibilidad de revertir el proceso de crisis (mediante
el incremento de la inversión reproductiva) e impidiendo
el aprovechamiento de los eventos externos favorables.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas, desde comien-
zos de la década de los años 80, no sólo se ha mostrado

88
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis pública sino que, además, se ha convertido en
incitador de los elementos coyunturales y con ello en
virtual instigador de la crisis sociopolítica presente.
Como corolario hay que señalar que la persisten-
cia de la óptica ortodoxa a nivel oficial reflejada en la
intención de llegar a un acuerdo con el FMI bajo los
términos tradicionales: devaluación, elevación de impues-
tos indirectos, eliminación de controles a la salida de
capitales y alza en las tasas de interés, teniendo como
contrapartida el ingreso de créditos del FMI, del BM y
del BID, y la esperanza de inversiones extranjeras hará
que los mediocres logros de 1995 se esfumen en 1996.

89
ANEXO N2 1
CUADRO Nl! 1
PRODUcrO,VPRODUcrIVIDAD A PRECIOS CORRIENTES
(PIB participación porcentual)
SECTORES/ARos 1920 1936 1950 1960 1970 1980 1990 1993
Minería 0.2 1.9 1.3 0.5 0.9 0.7
Petróleo 19.0 34.0 25.2 20.4 29.0 28.2 16.6
Agricultura 54.8 15.0 8.8 6.4 7.1 5.7 5.4 5.2
Manufactura 9.2 11.0 10.0 11.7 12.2 11.2 14.7 14.5
Construcción 6.0 9.0 7.2 3.6 4.0 5.7 4.5 6.3
Comercio y Servicios 23.0 37.0 23.5 40.7 44.0 36.1 40.1 50.5
Gobierno' 7.0 9.0 16.4 10.5 11.0 11.8 6.2 6.2
Total (Millones de USA $) 341.0 476.0. 3.443.6 7.663.0 11.561.1 59.116.5 48.289.4 59.005.5
Productividad (en miles de USAS)
Minería 1.0 16.2 8.1 16.3 33.3 29.4
\O
\jJ
Petróleo 6.4 26.9 48.5 77.7 372.9 256.7 164.9
Agricultura 0.5 0.1 0.4 0.7 1.0 5.3 3.2 3.8
Manufactura 0.6 0.4 2.0 3.7 4.1 9.8 6.9 8.4
Construcción 0.3 1.5 2.7 3.3 2.8 8.7 4.3 7.3
Comercio y Servicios 1.3 0.8 1.9 4.1 5.0 9.8 5.2 _ 8.2
Gobierno 1.8 0.8 4.9 4.6 3.2 23.7 7.3 7.5
Total 0.5 0.4 2.2 3.8 4.1 13.9 7.4 9.0
Ingreso Percápita (en USA $) 117.7 141.5 684.0 1.021.4 1.080.5 3.934.8 2.485.4 2.834.9
Producto por Sectores
Primario 54.8 22.8 43.0 33.5 28.8 35.2 34.5 22.5
Secundario 15.2 36.9 17.2 15.3 16.2 16.9 19.2 20.8
Terciario 30.0 40.3 39.8 51.2 55.0 47.9 46.3 56.7
Fuentes: Anuarios de Cuentas Nacionales del BCV, Indicadores de la OCEI y Cálculos Propios.
Cifras de 1920 C6rdova, A.: 'El ingreso Nacional durante el Período 1920-36' citadopor Pacheco, E. (1984) yA. Baptista (1991)
Cifras de 1936 BCV:'EI Ingreso Nacional de Venezuela". Caracas, 1949.
CUADRO NO 2
POBLACION OCUPADA y EMpLEO 0/b

SECTORES/ARos 1920 1936 1950 1960 1970 1980 1990 1993


Minería 0.1. 0,4 0,4 0.7 0,4 0.2 0.2
Petróleo 0.3 1.3 2.8 2.0 1.1 1.1 0.8 0.9
Agricultura 61.6 57.5 45.2 35.5 29,4 15.0 12,4 12.3
Manufactura 8.7 13.6 10.7 11.9 12.3 15.9 15.8 15.6
Construcción 1.3 2.7 5.8 4.1 6.0 9.1 7.7 7.9
Comercio y Servicios 20.6 19.6 27.8 37.5 36,4 51.5 56.9 55.6
\O
Gobierno 2.1 5.2 7.3 8.6 14.1 7.0 6.2 7.5
~ Total (Miles de pers.) 628.6 1.086.8 1.560.7 2.028.7 2.807.3 4.245.1 6.528.9 6.539.9

POBLACION (Millones pers). 2.9 5.0 7.5 10.7 15.0 19,4 20.0 20.8
Personas mantenidas por
Trabajador ocupado 3.5 2.3 2.6 2.8 2.7 2.0 2.1 2.2

EMPLEO POR SECTORES


Primario 61.9 58.9 48,4 37.9 31.2 16.5 13,4 13,4
Secundario 10.0 16.3 16.5 16.0 18.3 25.0 23.5 23.5
Terciario 12.1 24.8 35.1 46.1 50.5 58.5 63.1 63.1

fuentes: Cileulos sobre la base de Censos Nacionales, Indicadores de .Ia fuerza de Trabajo, OCEI, varios años y datos de Silva
Michelena,J.A. ·EI Siglo XX·, en Cuaderno de Ruedo Ibérico, p. 99. Citado por Pacheco, E. (1984).
CUADRO NI! 3
RELACiÓN AUXILIOS/DEPÓSITOS
(Bancos auxtltaaos)

BANCO AUXILIO DEPÓSITOS Aux/DEP


(MMBs.) (MMBs.) (%)

Maracaibo 98.900 87.943 112.5


Construcción 85.550 37.697 226.9
Barinas 22.110 14.886 140.5
La Guaira 41.120 34.441 119.4
Metropolitano 83.050 35.111 236.5
Fiveca 10.321 5.949 173.5
Bancor 16.975 29.192 58.2
Amazonas 2.120 5.010 42.2

Total 360.146 250.237 143.9


Fuente: Purroy, M. (1994) sobre la base de infonnes de la Superintendencia
de Bancos Situación al 08/04/94.

CUADRO NII 4
RELACiÓN PiROIOA!PATRlMONIO
(Bancos auxiltados)

BANCO PiROIDA POTENCIAL PATRIMONIO PERO/PATR.


(MMBs.) (MMBs.) (%)

Maracaibo 75.567 10.481 7.2


Construcción 74.000 5.127 14.4
Barinas 15.747 1.253 12.6
La Guaira 33.000 4.402 7.5
Metropolitano 78.904 4.598 17.0
Fiveca 3.351 796 4.2
Bancor 8.607 1.963 4.4
Amazonas 1.029 650 1.6

Total 290.205 29.278 9.9

Fuente: Purroy, M. (994) sobre la base de informes de la Superintendencia


de Bancos Situación al 08/04/94.

95
ANEXO N2 2
UN MODELO DE EQUILIBRIO GENERAL CON

PRE-AjUSTE FINANCIERO
El propósito del modelo es la explicación de los encadena-
mientos entre las variables de los procesos coyunturales y de
desarrollo económico, según hipótesis postkeynesianas.

En efecto, la estructura teórica está enraizada en una


visión de "pre-ajuste financiero" que explica la dinámica del
equilibrio general por medio de desfases en los ajustes de los
diferentes mercados o hipótesis "post ergo ante hoc",

Así, con relación al proceso de capitalización, el modelo


hace énfasis en los condicionantes "ex-ante" provenientes de
la distribución de ingresos y de diferencias entre las tasas de
rendimiento.

En otras palabras, se consideran explícitamente los efectos


de los retardos provenientes de la relación entre ingresos y
gastos. Del lado de la demanda considerando la interacción
entre salarios y consumo y del lado de la oferta considerando
las expectativas objetivizadas en las tasas de rendimiento y
en el flujo de créditos o "pre-ajuste financiero".

El Modelo representa a siete ámbitos: 1) los pasivos


monetarios, 2) los activos bancarios, 3) los activos no monetarios,
4) los bienes de consumo, 5) la actividad fiscal, 6) el intercambio
internacional, y 7) el mercado de factores.

Al particularizarse el modelo para facilitar la reflexión


sobre la articulación entre la política económica y la evolución
dinámica de la economía venezolana, se incluye entre las
variables exógenas los principales instrumentos disponibles
por las autoridades, como el gasto y los bonos públicos, el
tipo de cambio, y los condicionanates del entorno; básicamente
las exportaciones petroleras y el saldo de la balanza de ca-
pitales 16. En este contexto, las variaciones de algunos pará-
metros, como los relativos a la imposición, también se inter-
pretan como indicadores de las variaciones de las polítcas.

Desde el ángulo matemático, la solución del modelo es


"recursiva", por lo cual, una vez estimadas las ecuaciones de
comportamiento, por substitución, puede resolverse el modelo
utilizando las identidades:

16. Al ajustarse más rápidamente los mercados financieros que los


reales, tienden (se ven obligados), ex-ante, a asimilar el desequilibrio
de los mercados reales; reflejando el ajuste conseguido un
"precio provisional" de equilibrio. Detalles de especificación
se encuentran en Mata (994).

99
Así al substituir en las condiciones de equilibrio de cada
uno de los mercados, las funciones de comportamiento sur-
gen, las interrogantes o incógnitas relacionadas con la adqui-
sición de bonos públicos, por las familias y por los bancos, y
la satisfacción de los requerimientos de financiamiento de la
empresa por las familias, por los bancos y por las propias
empresas como autofina nciamiento.

Si se suponen cxógcnas el volumen de bonos públicos y


el resultado del intcrca mbio con el exterior, observamos que
considerando los tres mercados financieros: activos bancarios,
activos no monetarios y pasivos monetarios, podemos hallar
las incógnitas mencionadas, con una solución en secuencia,
con la única condición de dar por conocidas las tasas pú-
blicas y rendimientos que deseen los agentes, y los resul-
tados macroeconómicos del período precedente.

En las tablas de resultados de la estimación de las ecua-


ciones de comportamiento puede apreciarse:

• que, en general la bondad del ajuste CR 2) es frecuen-


temente satisfactoria, corroborado por los resulta-
dos de F,
• que los resultados de los test de Durbin relativos a
la ausencia de relación entre los desvíos son, gran
parte de las veces, insatisfactorias como normal-
mente ocurre con las series económicas temporales,
• que las anormalidades de los residuos se explican
por incidencias de las variaciones políticas, y
• que, en general las variables resultan con los signos
postulados, con test de significación satisfactorios.

100
Oependent variable: BMP

Command: TSLS (W-BMP) BMP C W (-l)+C(3)"ROGQ


Equation: BMP-C(l)+C(2)"W(-l)+C(3)"RO
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.971673 @SE 258.2806 @SSR 5336709. @NCOEF 3


@RBAR2 0.970965 @OW 1.750325 @REGOBS 83'

C(l) - 117.7185 C(2) - 0.413878 C(3) - 17.40395

Oependent variable: BMA

Command: TSLS(WaBMA) BMA C G OO(-l) @ GC BK


Equation: BMA-C(l)+C(2)"G+C(3)"00(-l)
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.799350 @SE 792.5744 @SSR 2755140 @NCOEF 3


@RBAR2 0.970965 @OW 0.801571 @REGOBS 44

C(l)- 1415.898 C(2) = 0.691163 C(3) = 0.291174

Oependent variable: OP

Command: TSLS(WaDP) DP C y (-1) RD @ Y Q


Equation: DP=C(l)+C(2)"Y(-l)+C(3)"RD
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.944773 @SE 3469.288 @SSR 9.63E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.943392 @DW 1.296836 @REGOBS 83

C(l) - 3133.147 C(2) - 1.576464 C(3) - -698.0574

Dependent variable: CR

Command: TSLS(W-CR) CR C DP(-1) BMB(-l) @ Y RA


Equation: CR-C(1)+C(2)"DP(-l)+C(3)"BMB(-1)
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.814027 @SE 3586.083 @SSR 5.27E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.804955 @DW 1.537900 @REGOBS 44

C(l) - -8883.153 C(2) - 1.014945 C(3) - 3.113308

101
Dependent variable: M

Command: TSLS (W=M) M C VE(-l) CPRI(-l)@ y GC


Equation: M=C(l)+C(2)"VE(-1)+C(3)"CPRI(-1)
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.582569 @SE 968.9071 @SSR 38490020 @NCOEF 3


@RBAR2 0.562207 @DW 1.483995 @REGOBS 44

C(l) = 1844.319 C(2) - 1.199030 C(3) - 0.459019

Dependent variable: CRI

Command: TSLS(W=CRI) CRI C 1(-1) )(-1) @ RA Q


Equation: CRI=C(l)+C(2)"I(-1)+C(3)"J(-1)
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.812850 @SE 992.9153 @SSR 78870464 @NCOEF 3


@RBAR2 0.808171 @DW 1.200203 @REGOBS 83

C(l) = 15.32209 C(2) - 0.143227 C(3) - 0.604705

Dependent variable: AF

Command: TSLS(W-AF) AF C Q KT (-l) @ RA CPRI


Equation: AF=C(l)+C(2)"Q+C(3)"KT(-l)
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.730471 @SE 1073.689 @SSR 92224704 @NCOEF 3


@RBAR2 0.723732 @DW 1.549281 @REGOBS 83

C(l) = -1640.972 C(2) = 126.3498 C(3) - 0.020963

Depcndent variable: CH

Command: TSLS CII C cur.n


Xl'vl BK @ X M RX
Equation: CH=C(l)+C(2)"CH(-l)+CC3)"XM +C(4)"BK
Sample: 1974.2 - 199-1.4

@R2 0938776 @SE 9.639072 @SSR 7340.025 @NCOEF 4


@RBAR2 0.936451 @DW 2.828475 @REGOBS 83

CO) = -0.019575 C(2) = 1.083331 C(3) = - 0001300 C(4) = 0.001370

102
Dependent variable: VS

Command: TSLS (W-VS) VS C W (-1) Q @ y KT


Equation: VS-C(l)+C(2)"W(-1)+C(3)"Q
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0783438 @SE 223.7207 @SSR 3803874. @NCOEF 3


@RBAR2 0.777739 @DW 0.995399 @REGOBS 79

C(l) - 108.9647 C(2) --0.013662 C(3) - 11.44417

Dependent variable: CRO

Command: LS CRO C Y(-1) RA


Equation: CRO-C(1)+C(2)"Y+(-1)+C(3)"RA
Sample: 1986.1 - 1990.4

@R2 0.523049 @SE 1781.523 @SSR 53955036 @NCOEF· 3


@RBAR2 0.466937 @LOGL-176.4581 @W 2.205104 @REGOBS 20

C(1) - 17510.69 C(2) - 0.009536 C(3) - -607.8789

Dependent variable: lB

Command: TSLS(W-IB) lB C OD(-1) DP (-1) e VOD CR


Equation: IB-C(l)+C(2)"OD(-1)+C(3)"DP(-1)
Sample: 1989.1 - 1994.4

@R2 0.678829 @SE 1965.638 @SSR 81138392 @NCOEF 3


@RBAR2 0.648241 @DW 0.898356 @REGOBS 24

C(1) - 1143.791 C(2) --0.392697 C(3) - 0.703941

Dependent variable: P

Command: LS P C (-1) CH(-1) RA


Equation: P-C(l)+C(2)"P(-1)+C(3)"CH(-1)+C(4)"RA
Sample: 1974.3 - 1994.4

@R2 0.566822 @SE 3.288940 @SSR 843.7357 @NCOEF 4


@RBAR2 0.550161 @LOGL -211.9289 @DW 1.848037 @REGOBS 82

C(l)- 1.565184 C(2) - 0.611914 C(3) - 0.035365 C(4) - -0.053264

103
Dependent variable: TP

Cornrnand: TSLS (W-TP) TP C XP @ y


Equation: VS=C(l)+C(2)"W(-l)+C(3)"Q
Sarnple: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.819264 @SE 1106.958 @SSR 1.00E+08 @NCOEF 2


@RBAR2 0.817060 @DW 1.784480 @REGOBS 84

C(l) = 54.02169 C(2) --0.709514

Dependent variable: TD

Cornrnand: TSLS (W-TD) TD C B(-l) W(-l) @ y CPRI


Equation: TD-C(l)+C(2)"B+(-l)+C(3)"W(-l)
Sarnple: 1986.1 - 1990.4

@R2 0.779723 @SE 137.1519 @SSR 771236 @NCOEF 3


@RBAR2 0.768978 @DW 1.582757 @REGOBS 44

C(l) - 352.0289 C(2) u 0.122176 C(3) - 0.185832

Dependent variable: TIN

Cornrnand: TSLS(W=TIN) TIN C VE(-l) @ G


Equation: TIN=C(l)+C(2)"VE(-l)
Sarnple: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.874855 @SE 385.6845 @SSR 6247608 @NCOEF 2


@RBAR2 0.871875 @DW 1.692806 @REGOBS 44

C(l)- 1049.922 C(2) =-0.665857

Dependent variable: B

Cornrnand: TSLS (W=B) B C CPRI(-l) Q @ y J


Equation: B=C(l)+C(2)"CPRI(-l)+C(3)"Q
Sarnple: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.700364 @SE 1589.278 @SSR 1.04E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.685747 @DW 0.315691 @REGOBS 44

C(l) - 2497.359 C(2) =0.061847 C(3) - 184.8586

104
Dependent variable: DEP

Command: TSLS (W=DEP) DEP C KT(-I) RA @ Y RX


Equation: DEP-C(I)+C(2)"KT(- I)+C(3)"RA
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.803288 @SE 1516.112 @SSR 94242448 @NCOEF 3


@RBAR2 0.793692 @DW 1.004296 @REGOBS 44,

C(I) - -7487.455 C(2) - 0.097375 C(3) - 137.9221

Dependent variable: CPRI

Command: TSLS(W-CPRI) CPRI C KT(-I) W(-I) RD @ GC RA y


Equation: CPRI-C( 0+C(2)"KT(- I)+C(3)"W(- I)+C(4)"RD
Sample: 1974.1 - 1994.4

@R2 0.843274 @SE 2284.662 @SSR 4.12E+08 @NCOEF 4


@RBAR2 0.837322 @DW 1.472932 @REGOBS 83

C(I) - 1022.390 C(2) --0.155503 C(3) - 4.345555 C(4) - -700.3579

Dependent variable: VE

Command: TSLS (W-VE) VE C XNP @ RA


Equation: VE-C(l)+C(2)"XNP
Sample: 1974.1 - 1994.4

@R2 0.654673 @SE 617.6901 @SSR 31286370 @NCOEF 2


@RBAR2 0.650461 @DW 0.768695 @REGOBS 84

C(I) - 1514.983 C(2) - 0.915016

Dependent variable: ABTIA

Command: TSLS (W-ABTIA) ABTIA C RG W(-I) @ y KP


Equation: ABTIA-C(I)+C(2)"RG+C(3)"W(-0
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.877732 @SE 1855.951 @SSR 2.14E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.873788 @DW 1.253152 @REGOBS 65

C(O = 4723.939 C(2) --217.6488 C(3) - 0.337700

105
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112
LA ADMINISTRACION DE LA
CRISIS CAMBIARlA EN VENEZUELA

Pedro Miguel Pareles

A nuestro entender, el estudio del origen y desarrollo


del Control de Cambio establecido en julio de 1994 por
un Decreto Ley al cual desde el inicio se le auguró una
vida breve -de donde su desaparición estaría pautada y
podría anunciarse de un momento a otro- constituye un
punto de referencia válido para alcanzar una visión obje-
tiva y veraz de la problemática afrontada en el presente
por la Nación. Tanto más cuanto su alcance trasciende
los fines de profesionales o especialistas y hasta los de
las personas relacionadas con la actividad, pues el mismo
involucra el interés general, lo cual lo convierte en
materia de seguridad. Característica que explica suficien-
temente, per se, la razón por la que hemos considerado
pertinente informar acerca de algunos criterios atinentes
a la proyección espacial-temporal de una experiencia
que hemos conocido muy de cerca, pero cuya evolución
racional y ordenada, ha resultado frustrada por la pugna
de los intereses en juego.
Circunstancia, por cierto, que no es ajena a la emer-
gencia de una concepción distinta a la imperante hasta
ahora en las relaciones internacionales. Concepción sur-
gida al amparo de los cambios estructurales impulsados
por los avances científico tecnológicos en marcha, cuya
materialización y difusión ha provocado en la práctica
una revolución en todos los campos, político, económico,
psico-social y militar, como comprueban los aconteci-
mientos que se han sucedido: de la desintegración del

113
Imperio Soviético y la imposición de la economía de
mercado, a la posibilidad de la concreción de una unión
europea, germen de un futuro Estado, auspiciada por la
adopción de una moneda única. Esto sin ignorar otras
contingencias, tal como el nacimiento de un Estado palestino
o la aparición de otras fuentes de energía producidas en
los laboratorios, inocuas y de bajo costo. Finalidad a la
cual se refiriera Ronald Reagan, ex-presidente de Estados
Unidos, en la reunión cumbre celebrada durante su man-
dato con el presidente ruso Mikail Gorbachov en Islan-
dia. y cuya consecución es el objetivo principal de las
investigaciones sobre las partículas elementales, adelan-
tadas desde hace años, tanto en Estados Unidos como
en Europa. Las cuales han requerido inversiones fabu-
losas de recursos y de conocimientos, cuyo financiamiento
se debe, en buena parte, al aporte de la productividad
generada por el petróleo.
Si bien sus resultados, están por verse pese al inicio
de la certidumbre del planteamiento teórico, logrado en
estos días por los científicos que laboran en el proyecto
europeo. Es pertinente tener en cuenta los particulares
señalados, aunque no parezcan tener una relación inme-
diata con el tema, en virtud que los mismos plantean
expectativas concernientes al desenvolvimiento de la econo-
mía planetaria, cuya factibilidad debe tenerse en cuenta
para ponderar la conveniencia de las alternativas ofre-
cidas en el corto plazo. Al fin y al cabo, el control de
cambio no es sino una medida de carácter monetario, a
la cual recurren las autoridades competentes para corregir
desajustes transitorios de la marcha de la economía,
ocasionados por causas internas o externas, que atenta
contra la estabilidad requerida por ella para alcanzar los
fines perseguidos por la política económica en el largo
plazo. Por ende, la consideración del régimen de con-
trol de cambio debe ubicarse dentro del contexto de la
política económica y concretamente de la monetaria,
cuyos altibajos son reflejo de las causas estructurales
que afectan todos los aspectos del devenir social.

114
ECONOMfA DE DEFENSA y CRISIS FINANCIERA

A este tenor, es evidente, de acuerdo con la doctrina


seguida por los Estados modernos, que se impone la
promoci6n de una Economía de Defensa, destinada a
prever en tiempos normales las acciones requeridas para
preservar el bien común en situaciones de emergencia.
Lo que autoriza a los gobiernos, en aras del interés
general, a dar prioridad a los fines del Estado por encima
de los de los particulares, utilizando todos los medios
de que dispone. Desde este punto de vista es innegable,
que las circunstancias justificaban para 1994 la decisi6n
de establecer un control de cambio adoptado por el
gobierno nacional. Tal como señalara el propio Presi-
dente de la República, Rafael Caldera, en la alocuci6n
dirigida al país a través de los medios audiovisuales al
anunciarla: "Dije en mi discurso de inauguraci6n el 2 de
febrero que no se establecería control de cambio y lo
dije con absoluta sinceridad, fue mi prop6sito y lo he
mantenido hasta el día de hoy, pero la verdad es que la
gravedad de la situaci6n del sistema financiero, la ola
insistente de rumores, los movimientos especulativos que
han tratado de llevar el bolívar al suelo, nos han obligado
a tomar esta medida cuyo inconveniente conocemos,
cuyos problemas y peligros sabemos, pero que han sido
inevitables" .
La resoluci6n anunciada se consider6 como una
rectificación de la política econ6mica establecida, de
conformidad con las normas legales existentes y los
compromisos económicos suscritos u originados en la
práctica, en nombre del Estado, con sectores y entes
nacionales e internacionales. Normas y compromisos c6n-
sanos, asimismo, con la nueva orientación de las rela-
ciones políticas y econ6micas propiciadas por los cambios
de la estructura planetaria citados anteriormente. Como
resultado de los cuales se destaca el cese de la confronta-
ci6n Este-Oeste y la apertura de los mercados que han
impulsado el libre ejercicio de la actividad econ6mica
privada y la libertad de comercio, divulgadas actual-
mente en todo el mundo, que signan las relaciones

115
económicas internacionales vigentes. E incluso se han
convertido en condición necesaria para acceder a los
beneficios generados por el nuevo orden, impulsado
por el fortalecimiento y expansión de la acción de los
organismos supranacionales, creados con la finalidad de
facilitar los intercambios entre las distintas naciones y
promover su mantenimiento. Lo cual ha dado origen al
fortalecimiento y concreción de un nuevo ámbito del
poder, el internacional, cuyas metas no siempre se mues-
tran congruentes con el interés nacional. Al menos así
lo revela la oposición entre las políticas auspiciadas por
dichos organismos y las adoptadas por los gobiernos
nacionales en uso de las atribuciones otorgadas por la
autonomía de acción de que disfrutan. Es el caso, por
ejemplo, de las políticas requeridas por el Fondo Mone-
tario Internacional, como la eliminación de subsidios a
la producción o, de los controles de precio y de cambio,
así como lo concerniente a la fijación de las tasas de
interés. Las cuales deberían dejarse al arbitrio del mer-
cado para garantizar la igualdad de las oportunidades
de desenvolvimiento, mediante la libre circulación de
inversiones y mercancías, a despecho de las diferencias
de desarrollo determinadas por la escasez de recursos
naturales, bienes de capital, mano de obra calificada,
tecnología y cultura económica, que obstaculizan los
esfuerzos realizados por las naciones menos favorecidas
para superar las condiciones que padecen.
Con todo, se ha difundido y terminado por impo-
nerse, la idea de promover la estabilidad general interna-
cional, aun a costa de la estabilidad interna de cada
país, lo que en última instancia significa el sacrificio del
bienestar y las aspiraciones nacionales en el presente,
en aras de la promesa de un bienestar futuro. Panorama
que ha estimulado a la mayoría de los gobiernos, sobre
todo a aquellos agobiados por el peso de las deudas
externas, como son los latinoamericanos, entre los cuales
figura Venezuela, a adoptar los criterios sostenidos por
el Fondo Monetario. Después de todo, como se sabe, el
aval de dicho organismo es condición necesaria para
tener acceso al crédito internacional.

116
En las condiciones descritas, los cambios de polí-
tica económica exigidos por el Fondo, unidos a los
esfuerzos para cumplir con las obligaciones externas
han fomentado una situación crítica, puesta en evidencia
por el descenso de los índices de crecimiento, la acelera-
ción de las tendencias inflacionarias, el incremento de
la desocupación y el aumento de la pobreza. A lo cual
se suma la devaluación de la moneda y la continuación
del endeudamiento, que auspician la disminución de los
niveles de vida alcanzados y el deterioro de la calidad
de ésta. Las condiciones mencionadas, en más de una
ocasión, han provocado reacciones violentas por parte
de la población, amén del recrudecimiento de la tensión
social suscitada por la pérdida del poder adquisitivo de
la moneda y las tendencias especulativas que ello desata.
Ni siquiera Venezuela que cuenta con un ingreso en
dólares anual promedio, proveniente de la explotación
del crudo para la exportación, de alrededor de 13.000
millones de dólares, ha podido escapar a estas secuelas.
Al respecto un ejemplo significativo nos lo ofrecen las
causas que determinaron la adopción del Control de
Cambio en 1994, previa la suspensión de algunas garan-
tías constitucionales relativas a la inviolabilidad del ho-
gar, la libertad de tránsito por el territorio nacional, el
libre ejercicio de actividades lucrativas, la garantía de
los derechos de propiedad, además de la de las limita-
ciones a la expropiación por causa de utilidad pública
de cualquier clase de bienes. Con lo cual se consagraba
un estado de excepción, aunque transitorio, para supe-
rar las contradicciones legales que pudieran surgir y,
sobre todo, despejar las dudas acerca de los motivos
que obligaban a las autoridades gubernamentales a abando-
nar la línea de acción trazada. Por lo demás, las causas
por las cuales se resolvió modificar la política moneta-
ria y aplicar el Control de Cambio, justificaban amplia-
mente la acción llevada a cabo.
Se trataba, en efecto, de contrarrestar la debacle
del sistema financiero, al amparo de la cual se ha precipi-
tado la caída vertiginosa del signo monetario, producien-
do las correspondientes repercusiones. Entre las cuales

117
cabe mencionar la pérdida de valor del bolívar frente al
dólar, cuya paridad se fijó en 170 bolívares. De hecho
el bolívar había venido devaluándose desde 1982 cuan-
do la crisis de la deuda lo llevó de 4,30 a 6,00 bolíva-
res por dólar. Estimaciones del Colegio de Economistas
señalan que en un periodo de 13 años, de 1982 hasta
hoy, nuestra moneda se habría devaluado en 2833 por
ciento. A la devaluación se añade la aceleración de la
tendencia inflacionaria y el desbordamiento de la espe-
culación propiciado por ella, cuya intensidad evidencia,
según la fuente citada anteriormente, el incremento "sos-
tenido y más que proporcional de los índices de precios"
conforme a los cuales la inflación puntual se sitúa, para
1984, en 18,30 por ciento respecto a 1983, pero para
1994 llega ya al 70 por ciento. Pero esto no es todo. A
los factores mencionados se agrega la debacle finan-
ciera precipitada a comienzos de 1994, originada fundamen-
talmente por el manejo doloso de las libertades econó-
micas por parte de muchos directivos bancarios. De lo
cual da fe el uso, en su propio provecho, de las potesta-
des asignadas por la ley, en detrimento de los intereses
de los depositantes y accionistas minoritarios. La divulga-
ción de este hecho unida a las denuncias de negociacio-
nes ilícitas en perjuicio del patrimonio nacional, lleva-
das a cabo por funcionarios y/o particulares por cuenta
propia o a través de terceros, difundidas por los medios
de comunicación, provocó la emergencia de la descon-
fianza que el público venía acumulando acerca de la ca-
pacidad financiera del país y la solvencia de los institutos
bancarios, cuando uno de los más populares, el segundo
en la escala de importancia, quedó fuera de la. cámara
de compensación, obligando a las autoridades a interve-
nirlo para evitar una reacción en cadena. Como conse-
cuencia de este suceso se produjo una fuga de capita-
les, lo cual motivó un incremento acelerado de la sali-
da de divisas, que ocasionó una contracción de las reser-
vas del Banco Central de más de 3.800 millones de
dólares, además del consiguiente aliento del alza de las
tasas de interés, de por sí elevadas debido a la acumulación
del déficit fiscal y la persistencia de los bajos precios
del petróleo.

118
No es necesario especular mucho para deducir el
peligro de recesión proyectado por las circunstancias
señaladas, las cuales afectaban la estabilidad interna de
la Nación y por ende, la hacían más vulnerable al impacto
de las contingencias extemas.
Ante el panorama descrito, el Presidente Caldera
decidió actuar con la energía requerida por la situación,
dando curso, conjuntamente con la suspensión de las
garantías señaladas anteriormente, a las medidas econó-
micas conducentes: control de cambio, de precios y
vigilancia y supervisión de la actividad bancaria. Medidas
que en opinión de la mayoría de los analistas debían
haberse aplicado desde hacía mucho tiempo. No obs-
tante, paradójicamente, tan pronto se dio curso a las
mismas comenzó una campaña en su contra aduciendo
que eran contrarias al libre ejercicio de la actividad
económica particular y al desempeño del mercado. A
partir de entonces, todos los tropiezos y desajustes afron-
tados por la actividad económica se atribuyeron a los
controles establecidos. En contraposición a ellos se invoca-
ban las virtudes de la economía de mercado y de la
gestión privada. Capaces por sí solas, según sus pane-
giristas, de impulsar la recuperación de la economía. Se
olvidaba que la objetividad es contraria a los dogmas y
por ende no deben descalificarse de antemano las inicia-
tivas dirigidas a corregir y/o superar una situación sin
considerar las condiciones que la determinaron, pero
las críticas más acerbas se dirigieron contra el control
de cambio convirtiéndolo en "el malo de la película".
Una coordinada e insistente campaña, librada a través
de los medios de comunicación, le atribuía la responsa-
bilidad de todos los problemas presentes o por venir.
Del aumento del precio de las medicinas al probable
colapso del sector salud; o de la carencia de partes
mecánicas, al posible cierre de las ensambladoras de
vehículos que operan en el país y hasta de la escasez
de fármacos requeridos para el tratamiento de diálisis, o
de los enfermos de diabetes, al incremento de las tasas
de mortalidad por estas causas. Todas las razones eran
buenas para condenar el establecimiento de un control

119
de cambio por parte del gobierno. Cualquier argumento
servía a tal fin, y la motivación era tan fuerte que hasta
organismos y voceros calificados incurrieron en la lige-
reza de utilizar argumentos fuera de lugar sin conside-
rar la gravedad de la coyuntura afrontada y a espaldas
de la realidad, condenando el control de cambio aun
antes de su iniciación, porque el mismo "habría fracasado
dondequiera que se había aplicado" o bien su aplicación
restaría estímulo a las inversiones extranjeras. Señala-
mientos que ignoraban, consciente o inconscientemen-
te, los requerimientos del interés nacional, así como la
crisis determinada por la fuga de capitales y el descenso
de las reservas que amenazaba al sector productivo,
especialmente a los productores agrícolas y a la agro-
industria, junto con las industrias medianas y pequeñas,
cuyas repercusiones para el momento constataba la ace-
leración de la desocupación y el aumento de los ín-
dices de pobreza observados, lo que justificaba amplia-
mente la acción acordada, la cual era congruente con
las circunstancias.
Así como lo había sido en el pasado, cuando las
transnacionales extranjeras detentaban con exclusividad
el monopolio de la explotación de nuestros hidrocar-
buros, con el objeto de obtener crudo para la exporta-
ción y, el Estado venezolano, a su vez, en resguardo de
los intereses de la nación, determinaba la paridad carn-
biaria y cuidaba su desenvolvimiento para proteger la
estabilidad y valor del bolívar, sin interferencias extra-
ñas. Lo cual, de hecho, equivalía en la práctica al manteni-
miento de un control de cambio, estrategia que favore-
ció la estabilidad del poder adquisitivo del bolívar e
impidió la insurgencia de presiones inflacionarias. Abstrac-
ción hecha, claro está, de la diferencia entre las condi-
ciones de entonces y las de ahora, lo cual no resta
validez a nuestra conclusión.
En cierto modo el control de cambio es una medida
de uso común, utilizada parcial o totalmente en forma
más o menos rígida, explícitamente o de hecho, por
todos los gobiernos para contrarrestar los desequilibrios
o desajustes afrontados por la política monetaria en el

120
curso de su desenvolvimiento. De la vigilancia y/o control
de ingreso y egreso de divisas, pasando por la manipu-
lación de las tasas de interés para estimular la afluencia
de capital externo y sostener el valor del signo monetario,
a la manipulación de la tasa de cambio para propiciar el
ingreso o impedir la salida de divisas, todos los medios
se han considerado lícitos para sostener la credibilidad
de la moneda y con ella la de las economías, por parte
de los gobiernos. Tales objetivos en algunos países,
como Alemania, por ejemplo, se consideran prioritarios,
constituyen un fundamento de la soberanía y contribuyen
a fomentar el orgullo nacional, al margen de las políticas
de integración económica y mundialización de las rela-
ciones planetarias que fomentan.
Por supuesto lo expuesto no significa que el con-
trol de cambio no comporte riesgos o no necesite apo-
yo para alcanzar sus propósitos. En lo concerniente a
los riesgos, el más peligroso es el de la aparición de un
mercado paralelo que anula la finalidad del control,
como veremos mas adelante al tratar el caso de los
Bonos Brady, al facilitar la especulación con el valor de
la divisa, además del contrabando de la misma. Razón
por la cual el profesor Ernesto Peltzer, al analizar los
pro y los contra de la aplicación de un control de
cambio, destacaba como condición clave de su éxito, la
completa satisfacción de la demanda de divisas. Asimismo
subrayaba la importancia de procurar el sostén del aparato
productivo y la promoción de la ocupación, a fin de
contrarrestar la escalada de los precios que la devaluación
de la moneda podía estimular. Igualmente ponía especial
énfasis en la necesidad de amortiguar la incidencia de
la fuga de capitales sobre la balanza de pagos. Ante lo
cual, a falta de ingresos externos en la cuantía nece-
saria a corto plazo, por la vía del crédito o de las
inversiones, se requería el establecimiento de una priori-
dad a una paridad establecida de antemano, en el otorga-
miento de divisas, a fin de conjurar los peligros genera-
dos por su escasez.
En el entendido que las disposiciones adoptadas
debían revisarse y reajustarse de acuerdo con sus resulta-

121
dos, insistía además en la conveniencia de dejar las
solicitudes de divisas para fines no esenciales, al arbi-
trio de un cambio libre determinado por la oferta y la
demanda con participación de la Banca Comercial, sujeto
a la intervención del Banco Central para controlar la
manipulación con fines especulativos de la divisa, como
ocurre hoy. Al respecto llama la atención la vigencia
que aún mantienen las observaciones del maestro Peltzer,
lo cual se comprende porque las mismas enfocan el
control de cambio en favor del interés general, analizándolo
como un instrumento de política monetaria.
Al efecto nos parece conducente, en tal sentido,
analizar brevemente la política monetaria seguida por el
Banco Central de Venezuela para enfrentar las circuns-
tancias que culminaron con el establecimiento del con-
trol de cambio, por cuanto la estabilidad de la moneda,
en la cual tanto insiste el doctor Peltzer, es condición
necesaria para estimular la confianza y facilitar el desenvol-
vimiento de la economía. Así, el Banco Central para
afrontar la presión inflacionaria, auspiciada por la pérdida
de valor del bolívar promovida por los desequilibrios
macroeconómicos y el déficit fiscal, y además mantener
el nivel de las reservas internacionales, decidió aplicar
una política restrictiva. Con todo, su propósito se vio
obstaculizado por la emergencia de la crisis financiera a
mediados de enero del 94, razón por la cual, según se
señala en el Informe Económico del Instituto correspon-
diente, el año citado, éste se vio obligado a dar prioridad
temporalmente, al buen funcionamiento del sistema finan-
ciero, junto con el cuidado de la fluidez del sistema de
pagos en detrimento de un control eficiente de la liqui-
dez bancaria excedente.
Pero esto no es todo, a lo anterior, en opinión del
Instituto, otros factores dificultaron todavía más la gestión
de la política monetaria, entre los cuales el informe
económico enumera los siguientes: la falta de información
acerca de las magnitudes exactas de la crisis bancaria y
también de un plan consistente para enfrentarla, el costo
fiscal de las medidas de auxilio, el retardo en la defini-
ción de la política económica que seguiría la nueva

122
administración, "la mayor monetización de la econo-
mía", o sea, el aumento de la oferta de papeles de
curso legal en el mercado financiero, lo cual sería una
consecuencia del establecimiento del control de cambio
como lo asegura el informe. Conclusión que ameritará
una investigación más detenida, dentro de un espectro
más amplio, tanto de la coyuntura como de la conve-
niencia, oportunidad, alcances y proyecciones de la po-
lítica monetaria puesta en marcha para superar las cir-
cunstancias. Tanto más cuanto, como señala el Instituto
en su informe de acuerdo con las normas legales vigen-
tes, asumió un papel activo en él enfrentamiento de la
crisis bancaria, pues además de respaldar la asistencia
financiera que Fogade otorgó a los bancos con proble-
mas durante el primer semestre del año, decidió la adop-
ción de otras medidas, como fueron: el restablecimien-
to del crédito facilitado por la tasa "overnlght" a través
de la red de bancos agentes, la manipulación de las ta-
sas de encaje legal, llevadas de 15 a 12 por ciento, con-
juntamente con la liberación selectiva del encaje legal
temporalmente.
Medidas todas dirigidas a paliar la coyuntura plan-
teada por los problemas de liquidez afrontados por algu-
nos bancos, mediante la canalización hacia ellos de los
recursos excedentes de aquellos que se encontraban en
buenas condiciones, lo cual, abstracción hecha de lo
limitado de su alcance y del peligro que comportaba su
aplicación en presencia de una aceleración de la infla-
ción y una tendencia creciente del déficit fiscal y el
endeudamiento externo, significaba un gran riesgo por-
que propiciaba la difusión de las condiciones adversas
afrontadas por parte de los bancos a todo el sector y,
por ende, a todo el sistema económico.
Prueba de ello es que el Banco Central tuvo que
intensificar sus operaciones de mercado abierto, según
reza el informe que comentamos, para "contrarrestar en
lo posible la expansión de las reservas bancarias deriva-
das del crédito otorgado por el Instituto a Fogade",
utilizando "el único instrumento que disponía a tal fin",
el Bono Cero Cupón. Mecanismo que permitió al ente

123
emisor absorber durante el primer semestre una canti-
dad de 319 mil 153 millones de bolívares, equivalentes
al 40 por ciento de la asistencia financiera otorgada a
Fogade. Pero en la práctica estimuló la especulación
monetaria, restó estímulo a la inversión real y favoreció
sólo a la minoría que tenía recursos para acceder a los
beneficios ofrecidos: altas tasas de interés y corto plazo.
En estas condiciones los propósitos de frenar la crisis
bancaria y restablecer la credibilidad del sistema finan-
ciero, perseguidos por las autoridades monetarias, resul-
taron frustrados como demostraba la creciente salida de
capital y la disminución de la demanda de dinero, aunada
a la persistente pérdida de valor del signo monetario.
Ante esto, el Banco Central se vio obligado a corregir
la política que venía aplicando, dado que la misma
había sido incapaz de promover la tendencia al equilibro
del sistema monetario y sostener la estabilidad del bolívar.
Cuestión, a nuestro entender, comprensible, por cuanto
las fórmulas empleadas se basaban en la manipulación
de instrumentos financieros (emisión de papeles y obliga-
ciones) que no se originaban en la producción de bie-
nes y servicios.
Fue así como se impuso el abandono de mini-
devaluaciones programadas (crawling peg) que se habían
puesto en boga y se recurrió a un sistema de flotación
de la moneda en el mes de abril, sustituido en mayo
por un mecanismo de subasta diaria, primero como una
subasta simple y después a través de la denominada
holandesa que, de acuerdo con lo afirmado por el Banco
en su informe anual "había logrado alcanzar un nivel
satisfactorio de estabilidad cambiaria a comienzos de
junio ... ", cuando sobrevino la intervención de ocho entida-
des bancarias, a raíz de la cual se resolvió el cierre
temporal del mercado cambiario. Situación que condujo
posteriormente, a comienzos de julio, al Ejecutivo Nacional,
a instaurar un régimen integral de control de cambio
para frenar la salida de capital y el acelerado descenso
de las reservas que lo acompañaba, planteando la posibilidad
de una caída sin precedentes del signo monetario, ya
gol pea do por la crisis bancaria.

124
FINES y ALCANCE DEL CONTROL DE CAMBIO

La resolución de adoptar un régimen de control de


cambio, sin duda, fue estimulada por la precipitación de
la crisis bancaria que amenazaba con arrastrar consigo a
todo el sistema financiero. Situación realmente grave
que trascendía las ejecutorias de la política monetaria
en marcha, en un escenario caracterizado por la presen-
cia de presiones inflacionarias, déficit fiscal y desequili-
brios macroeconómicos, a lo que debe sumarse la falta
de cultura económica y la pérdida de credibilidad de las
instituciones, así como el deterioro de las mismas. Lo
cual unido a la incertidumbre creada por las contingen-
cias externas, determinada por la pérdida de vigencia
de los límites, tanto materiales como morales, aceptados
hasta el momento -consecuencia de la apertura de nuevos
espacios y, por consiguiente, la pugna por su conquista
que ello conlleva, disimulada al amparo de la compe-
titividad y eficiencia exigidas por la época- había dado
lugar a la difusión de una corrupción generalizada, con-
traria a la estabilidad de la sociedad, que hace a la
nación más vulnerable a las presiones externas.
En las condiciones descritas dados los intereses inter-
nos y externos, representados por banqueros y hombres
de negocios ávidos de ganancias y centros de poder
políticos y/o económicos de alcance internacional, se
explica la razón por la cual se instaura el control de
cambio. Medida autorizada por el Decreto Ley ya aludido
de fecha 09-07-95, precedida por la suspensión de las
garantías constitucionales citadas anteriormente. Por cuanto
la finalidad del régimen consagrado por el decreto en
cuestión, era la de contrarrestar la situación planteada
por la fuga de capitales, se estableció un control integral
con un tipo de cambio nominal, único y fijo, susceptible
de reajustarse periódica o eventualmente, de acuerdo
con los resultados de su aplicación y/o la evolución de
la coyuntura, quedando así excluido el funcionamiento
legal de un cambio dual.
En aras de lo anterior, la normativa dictada señalaba
asimismo que la totalidad de las divisas que ingresaran

125
al país por cualquier concepto, obligatoriamente debía
canalizarse a través del Banco Central. Directamente, en
los casos del gobierno o de PDVSA, o indirectamente
por medio de la banca comercial y las casas de cambio.
El tipo de cambio establecido se fijó en 170 para la
venta y 169,57 para la compra, quedando reservado al
Presidente de la República en Consejo de Ministros,
todo lo concerniente a la materia cambiaria, a cuyo
efecto se acordó la suscripción simultáneamente de un
convenio cambiario entre el Ministerio de Hacienda y el
Banco Central.
La administración de lo conducente al control cam-
biario se encomendó a una Junta de Administración
Cambiaria QAC), a la cual se atribuyó la especificación
de las normas que regirían la práctica cambiaria, por la
vía de resoluciones e instructivos; además de la asigna-
ción, de acuerdo con las disponibilidades, del cupo de
divisas pertinentes a las personas y empresas que las
solicitaran.
El señalamiento de prioridades cónsonas con las
necesidades del país y el desenvolvimiento de la política
económica quedó al Ejecutivo, esto es, al Presidente en
Consejo de Ministros. Asimismo conforme a las atribu-
ciones asignadas, la Junta de Administración Cambiaria
asumió la responsabilidad de la autorización de divisas
que, en ausencia del orden de prioridades contempla-
do en las normativas, otorgará preferentemente para su-
fragar gastos por concepto de importaciones, viajes turísti-
cos o de negocios, atender problemas de salud, reme-
sas para estudiantes, sustento de personas en el exterior,
gastos sufragados con tarjetas de crédito en el extran-
jero, y otros, entre los que cabe destacar el pago de la
deuda privada externa, previo el reconocimiento de la
misma por parte del Ministerio de Hacienda. A tal fin
las personas naturales y jurídicas deberían inscribirse en
el Registro llevado al efecto por la Oficina Técnica de
Admnistración Cambiaria, OTAC, instancia operativa de
la Junta de Administración Cambiaria.
Debe señalarse, desde el principio la Junta de Adminis-
tración Cambiaria procuró fundamentar su actuación en

126
criterios objetivos, cónsonos no solo con las necesida-
des impuestas por la coyuntura que llevaron a la instaura-
ción del control de cambio, sino también, por los requeri-
mientos del interés nacional. Se preocupó igualmente
por instrumentar un sistema ágil y transparente accesible
al público, para fomentar la credibilidad del organismo
y garantizar su eficiencia. Cuidando siempre, por supuesto,
el apego a las normas legales en el cumplimiento de sus
fines. De ahí el esfuerzo por fijar una normativa funda-
mentada en criterios idóneos, a través de las resoluciones
adoptadas, ponderando el alcance y proyección de las
mismas en todo momento. Y el establecimiento, cuando
se consideró oportuno y necesario, de controles ex-
ante y ex- post para verificar la justificación de la soli-
citud. Tanto en lo concerniente al cumplimiento de los
procedimientos instituidos como a la conveniencia de
su otorgamiento para favorecer las posibilidades de supe-
rar la crisis planteada y/o la promoción de actividades
productivas, dada la demanda de factores de produc-
ción nacionales y/o la oportunidad de sustituir importa-
ciones o aumentar la exportación que se impulsaría. Sin
olvidar, desde luego, la atención dispensada a la satisfac-
ción de las necesidades de consumo. Vista su dependen-
cia de la importación.
No está de más advertir que, la consideración de
los criterios expuestos no se utilizó en ningún momento
para limitar o discriminar las solicitudes, sino como punto
de referencia para explicar y justificar la calificación
otorgada al autorizar las divisas solicitadas. Cuestión
procedente porque, contrariamente a lo cuanto se cree,
la Junta Cambiaría no manejaba el total de divisas dispo-
nibles por el país, pues de acuerdo al Decreto que la
creó apenas disponía del monto asignado por el Banco
Central trimestralmente, de conformidad con sus dispo-
nibilidades. Este monto, de acuerdo con los datos cono-
cidos, en 1995 alcanzó el equivalente al 56 por ciento
del total de divisas que dispuso el país, o sea, alrede-
dor de unos nueve mil quinientos ochenta y siete millo-
nes de dólares; de los cuales, alrededor de un 6 por
ciento fueron otorgados directamente por los bancos

127
comerciales, por disposición expresa de la JAC la cual
autorizó el otorgamiento hasta de 5 mil dólares para
importaciones por' parte de dichos institutos. Por otra
parte, debe destacarse que Petróleos de Venezuela, PDVSA,
disfruta de un régimen especial consagrado a través de
un convenio cambiario firmado con el Banco Central,
que le autoriza a utilizar parte de las divisas obtenidas
por sus exportaciones para pagar directamente sus com-
promisos externos. Igualmente, el Banco Central, de acuer-
do con su normativa, dispone directamente de una canti-
dad de divisas significativa.
Aparte de las instituciones mencionadas, también
los exportadores, a excepción hecha de PDVSA y de la
CVG, según la normativa aprobada por la JAC, podían
deducir hasta un 10 por ciento de las divisas obtenidas
por sus ventas en el extranjero, para sufragar la prestación
de servicios conexos con su actividad contratados en el
exterior. Esto sin desmedro de los beneficios contempla-
dos en el Régimen Especial facultativo que les concede
el suministro de divisas destinadas al pago de importa-
ciones de materias primas, insumas, partes, piezas, repues-
tos, servicios y otros gastos necesarios para la produc-
ción de bienes y servicios destinados a la exportación
así como para la cancelación de obligaciones debidas al
financiamiento externo. Las resoluciones adoptadas por
la Junta, como ya se ha referido, procuraban compatibi-
lizar sin desmedro de las normas legales ni exceder su
competencia, las soluciones requeridas por la problemá-
tica estimulada por la coyuntura, con el cuidado y res-
peto demandados por los intereses nacionales. Finali-
dad que en definitiva yen buena parte exige la concilia-
ción de los intereses privados y públicos, condición
indispensable para garantizar la realización en el corto,
mediano y largo plazo de los objetivos nacionales.
Al respecto, el enfoque de la política gubernamen-
tal dirigida a modificar una realidad que se aspira supe-
rar, debe tener en cuenta las condiciones que la determi-
nan. De hecho, en lo atinente a los problemas económi-
cos de un país, es necesario tener presente que los
mismos no se resuelven sólo con la imposición de deter-

128
minadas medidas, por más idóneas que sean. A este
nivel el éxito depende de la receptividad que ellas lo-
gren entre la colectividad. En momentos críticos, como
son los actuales, la materialización de las expectativas
promovidas por la política gubernamental, sobre todo
por la económica, dependen más de la respuesta del
cuerpo social que de las iniciativas adelantadas por el
Gobierno. Así, sin la cooperación activa de la ciuda-
danía ninguna política económica puede tener éxito.
Mas aún, incluso si el gobierno promueve condicio-
nes favorables a su política y ésta logra alcanzar el
consenso ciudadano todavía podría afrontar otras dificulta-
des, como serían las originadas por las círcunstancias
externas. Un ejemplo significativo nos lo ofrece en este
sentido el caso del petróleo en Venezuela. Como la
actividad petrolera se aboca principalmente a la extracción
del producto, la participación en las otras fases de dicha
actividad es muy limitada o nula y sus posibilidades de
influir en las contingencias externas que se promueven
son escasas.
y esto es preocupante no sólo ante el cambio de la
estructura planetaria planteado actualmente, sino por-
que alrededor del 75 por ciento de las exportaciones
venezolanas y por tanto de las divisas recibidas por el
país, se originan en el petróleo, así como entre el 70 y
80 por ciento de los ingresos fiscales ordinarios.
Por tanto, las variaciones de la demanda interna-
cional y las fluctuaciones de los precios del petróleo,
afectan el equilibrio global de la economía venezolana
y afectan su estabilidad. Cual refleja el comportamiento
de tres elementos: moneda, crédito y banca. Por cuanto
la fluctuación del valor de la moneda por efecto, principal-
mente, de la tendencia descendente de los precios de
los productos básicos y las variaciones de su demanda,
por una parte, reducen las posibilidades de financiamien-
to a largo plazo. Y por otra, el acceso al crédito y las
ayudas de los organismos internacionales de un país
depende, en buena medida, de las expectativas de sus
exportaciones. A lo cual en el presente debe agregarse,
en el caso de países deudores, como Venezuela y en

129
generar los latinoamericanos, la limitación planteada por
la cuantía de la deuda externa, amén del incremento de
la demanda de financiamiento determinada por la necesi-
dad de actualizar sus infraestructuras y procedimientos,
impuesta a todas las naciones por la difusión de una
nueva tecnología. En cuanto a la banca de sobra se
sabe de sus problemas, auspiciados por un fortaleci-
miento de las presiones inflacionarias que ella misma
ha contribuido a fomentar, excediendo la capacidad de
crédito que le permitían sus reservas y/o financiando
actividades poco rentables o riesgosas, incluso contravi-
niendo o manipulando las normas legales. Como ha
sido el caso de autopréstamos y financiamientos de em-
presas propias o de sus allegados, por parte de sus
ejecutivos. Amén de la colocación de dinero en el exterior
con fines especulativos, jugando a la devaluación del
bolívar, o bien para aprovechar las oportunidades de
ganancia ofrecidas en el mercado internacional. Manipu-
lación que unida a la desconfianza suscitada por la
fluctuación del signo monetario recrudecida posterior-
mente por la crisis bancaria y la persistencia del déficit
presupuestario, son causas inmediatas de la fuga de
capitales. Así como del descenso de las reservas interna-
cionales, que llevó al gobierno a acudir al control de
cambio y a la imposición de un cambio único, dada la
gravedad del problema proyectado por la coyuntura, el
cual requería una acción rápida.
Desde luego, se estaba consciente de que esta medi-
da, por sí sola, no era suficiente para resolver el proble-
ma económico, pues este se origina en causas estructu-
rales y su solución no puede lograrse sólo con la aplica-
ción de un instrumento monetario. Al respecto, debe
tenerse en cuenta que el tipo de cambio expresa la
relación entre el precio relativo de dos monedas, y que
tal precio, expresa la productividad media de la economía,
esto es, su capacidad para producir excedentes, y por
consiguiente, incrementar las exportaciones.
Como lo que abunda no daña, no está demás insis-
tir en algo muy sabido: los problemas confrontados en
materia de ocupación, inestabilidad de los precios y

130
desequilibrio de las Cuentas internacionales reflejan la
situación coyuntural. Mientras, la ineficiencia de la eco-
nomía es demostrada por las limitaciones de la capacidad
productiva, la desigual distribución de los factores produc-
tivos y, en consecuencia, la necesidad de su reasigna-
cíón: el descuido de las necesidades colectivas y su
insuficiente satisfacción; la desigualdad y el desequili-
brio del desarrollo regional; la desequilibrada distribu-
ción del ingreso y del PTB. Aspectos, que sumados,
promueven la ineficiencia del funcionamiento de la eco-
nomía..
Ahora bien, la eficiencia de la misma no puede
apoyarse en un solo factor productivo, sea el capital o
el trabajo; o en una sola actividad, agrícola, industrial,
comercial y, como en nuestro caso, ni siquiera en la
petrolera. La eficiencia económica de una sociedad es
resultado del rendimiento de todos y cada uno de los
factores y las actividades mencionadas, así como de su
actuación conjunta y coordinada.
Lo expuesto hasta aquí, a nuestro criterio, ilustra
suficientemente la compleja y difícil situación afrontada
por la economía nacional en el presente, además de las
graves repercusiones que en tales circunstancias podían
precipitar los acontecimientos -caída de las reservas y
del valor del bolívar- que determinaron la imposición
de un control de cambio por parte de las autoridades.
Modalidad preferida a la otra alternativa posible, la deva-
luación, en razón de su menor incidencia en los niveles
de bienestar de la población, al menos a corto y mediano
plazo.
A tal fin se esperaba que el control de cambio
frenara la fuga de capital, responsable de la caída regis-
trada por las reservas internacionales, y, simultáneamente,
el establecimiento de un cambio único restaría credi-
bilidad al argumento esgrimido por quienes, al amparo
de la situación creada por la fluctuación del valor de la
moneda, especulaban con los precios contribuyendo,
por este medio, a fomentar la inflación. Que tales objeti-
vos eran posibilidades reales y factibles lo demuestran
los resultados alcanzados por el control de cambio en el

131
primer semestre de su funcionamiento, pese a la fuerte
campaña desatada en su contra por quienes veían früs-
tradas sus oportunidades de continuar medrando de las
circunstancias. En tal sentido, las cifras correspondientes
al primer semestre hablan por sí solas. Para diciembre
de 1994, las reservas del Banco Central habían llegado a
los 11 mil 507 millones de dólares, contra los 8 mil 861
millones registrados para julio del mismo año, cuando
la Junta de Administración Cambiaria, JAC, asumió sus
funciones. Lo cual representa un 30 por ciento de aumento.
La tendencia positiva se mantuvo hasta el primer trimes-
tre de 1995 y, es sólo en el segundo semestre de ese
año, cuando la misma se revierte.
Como consecuencia para julio del 95, final del pri-
mer semestre de dicho año y segundo del control de
divisas, las reservas muestran un descenso con respecto
a la cifra alcanzada al cierre de 1994, mencionada ante-
riormente, al situarse en 10 mil 548 millones de dólares,
o sea, 8,3 por ciento menos. De donde, en el primer
año del funcionamiento del control de cambio, de julio
de 1994 a julio de 1995, las reservas monetarias se
habían incrementado en algo más del 19 por ciento, no
obstante el descenso observado en el tercer trimestre.
pero aun así, al inicio del último trimestre, octubre de
1995, las reservas se mantenían por encima del nivel
estimado para junio del año 94.

OBSTÁCULOS AFRONTADOS POR EL RtGIMEN DE CONTROL

Para entonces, como veremos más adelante, el de-


sempeño de la Junta de Administración Cambiaria, JAC;
afrontaba cada vez mayores dificultades, como resulta-
do de las circunstancias originadas por la persistencia
de la inflación y la intensificación de la expectativa
devaluacionista estimulada por la insurgencia de un merca-
do paralelo y un cambio dual auspiciado por la cotiza-
ción en la Bolsa de Caracas de los Bonos Brady. Contin-
gencia precedida por el Proyecto de Reforma Parcial del
Decreto W' 326 de fecha 31.08.94 (que reformaba parcial-
mente el NQ 286 del 22.07.94, el cual contemplaba a su

132
vez la reforma del Nll 268, de fecha 07.07.94, relativo a
las normas para la Administración Cambiaria) adelantado
por el Ejecutivo con motivo de sus planes de realizar
una emisión de certificados de participación en dólares,
para ser negociados en el mercado nacional de capitales.
Tales certificados estarían exonerados de las obligacio-
nes de vender al Banco Central las divisas provenientes
de su venta o disposición, o de sus pagos, si dichas
divisas ingresaran al país. Y, asimismo, a los fines de su
negociación, se les eximía de la presentación de la última
declaración del impuesto sobre la renta para la adquisi-
ción de divisas. Disposiciones ambas contempladas en
las normativas cambiarias manejadas por la Junta, a la
cual se participó lo conducente al proyecto de Reformas
citadas, en oficio del 06.03.95, enviado por el Coordinador
de Finanzas Internacionales del Ministerio de Hacienda,
solicitando opinión.
Al efecto, la Junta alertó sobre la discriminación
planteada por los privilegios otorgados a estos papeles,
destinados a fortalecer el patrimonio de FOGADE. A
cuyo fin el Ejecutivo aportaría a ese organismo durante
cinco años su participación petrolera, proveniente del
lIamado impuesto de explotación que pagan las filiales
de PDVSA. A su vez él (FOGADE) permutaría dicha par-
ticipación por las cuentas por cobrar de PDVSA y cede-
ría, a continuación, sus derechos sobre los aportes petrole-
ros y las cuentas en cuestión a un fideicomiso que se
constituiría por la República o por FOGADE. Asimismo
la Junta destacó la oportunidad que los susodichos certifica-
dos brindaban, en razón de que podían ser vendidos
libremente en el país y las divisas originadas por elIos
podían ser utilizadas como medio de pago, no tendrían
obligatoriamente que convertirse en moneda nacional,
ni su movilización fuera del país estaría sujeta a control
alguno, de impulsar la creación de un mercado de divi-
sas paralelo, fundamentado en los certificados mencio-
nados. El cual, dados los privilegios otorgados a tales
papeles, facilitaría la intervención de inversionistas extran-
jeros, actuando per se o por cuenta de terceros, que
podrían operar libremente al margen de las normas cambia-

133
rias aprobadas, las cuales mantendrían su vigencia para
los demás. De donde, a criterio de la Junta, el proyecto
presentado debía considerarse a fin de adecuarlo a la
normativa vigente.
Esta conclusión derivada del análisis legal de la
materia considerada estaba avalada por las observaciones
que se hicieron desde el punto de vista económico;
especialmente en relación a la necesidad de preservar
los intereses nacionales, impuesta por las contingencias,
lo cual es un fin del Estado, y asimismo, a la luz del
enfoque de la Economía de Defensa, es materia prioritaria.
Desde esta perspectiva, vale la pena señalar algunos de
los argumentos que sustentamos en esa ocasión, cuya
validez es evidente si recordamos que el funcionamiento
del control de cambio está interrelacionado con el movi-
miento de divisas. Asimismo, no es ajeno al desenvolvi-
miento y expectativas de la circulación monetaria y por
tanto, el de las políticas crediticia y fiscal.
Dentro de este contexto, la solución planteada para
fortalecer el patrimonio de FOGADE, en el proyecto de
reforma presentado, pese al carácter temporal que se le
atribuye, sienta precedentes peligrosos para la soberanía,
en lo atinente al manejo del patrimonio nacional y repre-
senta un riesgo para la seguridad porque pone de mani-
fiesto la disposición, por parte de las autoridades, de
poner en juego el acervo petrolero.
Al efecto es conducente señalar: 1) En las condi-
ciones actuales, signadas por las transformaciones estruc-
turales externas (mundialización, globalización) e inter-
nas (descentralización política y administrativa) tales pre-
cedentes son relevantes, tanto en razón de las expec-
tativas que crean como de la posibilidad de que favo-
rezcan el fortalecimiento de una cultura de la corrupción
rechazada hoy día por todo el mundo. 2) Pese al carácter
temporal y condiciones ad-hoc del proyecto, durante la
vigencia del mismo, el pleno ejercicio sobre la regalía
petrolera de las autoridades competentes se vería limitado
por la intervención de terceros, implícita en la figura de
fideicomiso propuesta, con menoscabo de la autonomía
de acción del Estado. 3) El convenio de Aporte patri-

134
monial suscrito por la República, FOGADE y PDVSA
para dar a la emisión de los certificados el soporte de
una garantía representada por la regalía petrolera, esto
es, la cantidad de petróleo que el gobierno percibe por
concepto de la explotación de este recurso, de hecho
representa el reemplazo de un bien real por una obliga-
ción financiera, lo cual equivale a la sustitución de capital
por deuda. 4) Los certificados que se emitirían, dada su
garantía y privilegios, podrían restar estímulo a la inver-
sión directa -como evidencian los casos de México y
Argentina- la cual desde el punto de vista de la seguri-
dad, es preferible. Posibilidad que indudablemente favo-
recería la tendencia inflacionaria en marcha. 5) La emi-
sión de papeles privilegiados, nominados en dólares,
dotados de una garantía real visto que las divisas originadas
por ellos no estarían sometidas al control del Banco
Central y podrían ser dispuestas libremente por sus tene-
dores, competiría con aquellas obligaciones y papeles
carentes de ventajas semejantes, afectando su cotización.
Como se ve, hay argumentos racionales que expli-
can las reservas suscitadas por el proyecto las cuales, a
nuestro entender, han quedado confirmadas como vere-
mos enseguida, por los graves problemas creados por
los Bonos Brady. Papeles nominados en dólares promo-
vidos con motivo de la reconversión de la deuda pública
realizada en años anteriores, que irrumpieron sin haber
obtenido la autorización correspondiente en la Bolsa de
Caracas en junio del 95, coincidiendo con una baja de
las reservas internacionales.
De donde las primeras transacciones efectuadas en
estas condiciones, podían considerarse ilegales, habida
cuenta del régimen cambiario vigente, que consagraba
como ya hemos explicado, la existencia de un control
integral, con un tipo de cambio único y fijo. Situación a
la cual, después de analizar el alcance de la incidencia
de los Brady, hicimos serios reparos en el seno de la
Junta de Administración Cambiaria, JAC, que fueron recogi-
dos por ella. Y sobre los cuales, asimismo, tuvimos
oportunidad de informar a calificados voceros de la Admi-
nistración Pública, así como a los miembros de la Comí-

135
sión de Contraloria de la Cámara de Diputados, en el
curso de una interpelación a la Junta Cambiaria, ante
quienes argumentamos lo siguiente: "La colocación en
el mercado nacional de papeles nominados en dólares
de libre circulación brinda la oportunidad para la legiti-
mación y/o transferencia de fondos provenientes de activi-
dades ilícitas, como narcotráfico, corrupción adminis-
trativa y tráfico de armas".
El incremento de la oferta de divisas, procurado a
través de la venta de los Bonos Brady en la Bolsa de
Caracas, no es resultado de una actividad real de la
economía, sino de una especulación financiera, como
demuestra su cotización en el mercado de New York,
menos de 50 por ciento del valor nominal. Igualmente,
dadas las circunstancias vigentes, favorece una expansión
mayor del circulante y por tanto, tiene carácter inflacio-
nario. Peor todavía, la cotización en la Bolsa de los
Brady promueve una tasa de cambio paralela a la esta-
blecida oficialmente, lo cual estimula la especulación
con la divisa, favoreciendo la escalada de precios y la
aceleración de la inflación, que ha contribuido a forta-
lecer la tendencia devaluacionista de nuestro signo mo-
netario, especialmente después de la firma del conve-
nio acordado entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central, conforme al cual se reconocía como punto
de referencia del precio de las divisas otorgadas para
viajes de turismo y negocios, liquidación de los gastos
efectuados con tarjetas de crédito en el exterior y la
estimación en moneda nacional de los boletos aéreos,
el valor del dólar Brady para el momento.
Así, el convenio suscrito vino a legitimar la actuación
de los Brady consagrando la existencia de un mercado
paralelo y un cambio dual, lo que determinó la acelera-
ción de la devaluación del bolívar y un mayor impulso
de la tendencia inflacionaria materializada en una vertigi-
nosa escalada de los precios de bienes y servicios. De
este modo se ha creado una situación paradójica, que
quizás no es ajena al persistente descenso de nuestra
moneda y al apresuramiento de la tendencia alcista de
los precios observada en estos días; tal es el funciona-

136
miento simultáneo de las dos alternativas posibles, control
de cambio o devaluación, recomendadas por el conoci-
miento y avaladas por la práctica, para enfrentar el
descenso de las reservas de divisas cuando se dificultan
las posibilidades inmediatas de lograr ingresos extraor-
dinarios por la vía de inversiones directas o préstamos.
A mayor abundamiento cabe señalar que los bonos Brady
se originan en la deuda pública contraída por Vene-
zuela, a la cual hicieran reparos legales en su oportu-
nidad el Congreso de la República y el actual Presi-
dente, doctor Rafael Caldera. Y además, que buena parte
de la deuda en cuestión, jamás ingresó al país a pro-
ducir bienes y servicios.

CONCLUSIONES

De acuerdo con lo expuesto es fácil concluir:

1. Puede decirse que desde julio de 1994 hasta el


presente ha funcionado en Venezuela un con-
trol de divisas, pero no un verdadero sistema de
control de cambio. Al efecto, un hecho es signifi-
cativo: la Junta de Administración Cambiaria dis-
ponía sólo del porcentaje -de divisas que le eran
asignadas por el Banco Central de acuerdo con
sus disponibilidades.

2. El control de cambio instaurado, apoyado en la


existencia de un cambio único, no ha podido
desempeñarse con la eficacia que las circunstan-
cias demandan, pese a los logros .alcanzados en
su primer año (incremento de las reservas en 19%;
una pausa o flexión en la velocidad de la infla-
ción por cuanto, para el primer semestre de 1995
la tendencia al alza de los precios de los bienes
de consumo en el Area Metropolitana fue de 22%,
contra 32% el semestre anterior y 29,4% del mismo
semestre del 94) por razones ajenas a su manejo.

137
3. Las limitaciones que ha encontrado el Control de
Cambio para cumplir cabalmente sus propósitos
se deben, a nuestro criterio, a las contradiccio-
nes planteadas por las políticas monetaria y econó-
mica; responsables en buena parte de los distur-
bios monetarios y económicos observados. Los
cuales se han intensificado, como consecuencia
de las operaciones llevadas a cabo con los Bonos
Brady en la Bolsa de Valores de Caracas.

4. La instauración de un Control de Cambio tiene


por finalidad, primordialmente, impedir el dete-
rioro, y/o restablecer, el bienestar de la población.
y por otro, garantizar prioritariamente la satisfac-
ción de la demanda de divisas del sector produc-
tivo, con el fin de recuperar el equilibrio entre
las magnitudes reales y financieras, requerido por
un funcionamiento armónico de la economía, condi-
ción necesaria para volver a un sistema de cam-
bio libre. Lo cual requiere de las autoridades
competentes la promoción de una disciplina mone-
taria y fiscal que no se ha dado.

5. En ausencia de una acción punitiva eficaz contra


los ilícitos cambiaríos, se ha fomentado en el
seno de la colectividad una sensación de fracaso
del control de cambio.

OBRAS CoNSULTADAS

NURKSE, RAGNAR: Probiems 01 capuat formations in under-


developed 01 counmes. Oxford, Basil Blackwell,
1959.

PELTZER, ERNESTO: Ensayos sobre Economía. Colección XX Ani-


versario. Caracas, Banco Central de Ve-
nezuela. 1965 (pp. 371-419).

138
SARDA DEXEUS, JUAN: La Crisis Monetaria Internacional. Bar-
celona, Editorial Ariel, 1974. (pp. 16-45; 90-
95; 114-125).

SCI-IUMPETER, JOSEPI-I A: Historia del Análisis Económico. Fondo



de Cultura Económica, México, 1971 (pp.
316-320; 515-632; 356-368)

REFERENCIAS

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2ó en el segundo trimestre del 95. Diario El Glo-
bo, pp. 3-6, Caracas, 22-12-95.

DUQUE CORREDOR, ROMAN: Consideraciones sobre el Proyec-


to de Reforma Parcial del Decreto NI! 326
del 31-08-94. Informe presentado a la Jun-
ta de Administración Cambiaria, Caracas,
13-03-95.

PARELES, PEDRO MIGUEL: Comentarios al Proyecto de Reforma


Parcial del Decreto NI! 326 de 31.08.94 diri-.
gida a autorizar la emisión de Certificacio-
nes de Participación en dólares solicitados
a los miembros de la Junta Cambiaria en
sesión del 07.03.95. Caracas, 08.03.95.

PARELES, PEDRO MIGUEL: Columna "Petróleo y Poder": Dia-


rio El Nuevo País, Caracas, 04-10-95.

PARELES, PEDRO MIGUEL: Columna "Petróleo y Poder": Dia-


rio El Nuevo País, Caracas, 06.12.95.

Banco Central de Venezuela: Informe Económico, 1994.

139
EL PANORAMA FISCAL VENEZOLANO

Carlos Rafael Silva

RAZONES DE UNA GESTIÓN

Por diversas circunstancias, ampliamente divulgadas


en los medios de comunicación social, el Presidente de
la República de Venezuela fue separado de su cargo en
virtud de un acuerdo del Congreso Nacional, previo
cumplimiento de las normas constitucionales pertinentes.
Ese hecho dio origen a que el Presidente del Congreso
Nacional ocupase interinamente la Presidencia de la Repú-
blica por muy breve plazo y, más tarde, el Congreso
Nacional designó como Presidente de la República, por
el resto del período constitucional 1989-94, al Or. Ramón
J. Velásquez. Adoptada esa decisión, ~I Presidente comenzó
la difícil tarea de integrar su Gabinete Ejecutivo, acción
complicada por el confuso panorama político del país,
por la brevedad de la gestión administrativa a desempe-
ñar, porque los dos partidos mayoritarios del Congreso
-los mismos que le ofrecieron la Presidencia al Dr. Velas-
quez- negaron a sus militantes que aceptaran cargos
ejecutivos en el nuevo gobierno, y hasta le sugirieron al
Presidente que se abstuviese de designar en el Gabinete
Ejecutivo a caracterizados simpatizantes de esos partidos.
y porque servirle al país honestamente, con el firme
propósito de ser útil en épocas de dificultades, acarrea
grandes sacrificios y exponerse a infundios y maledicen-
cias por el desempeño del cargo y eventuales contingen-
cias derivadas de la draconiana Ley Orgánica de Salvaguar-
da del Patrimonio Público y de la falta de confiabilidad
en la administración de justicia. El Presidente Velásquez

141
decidió integrar su gobierno con personalidades política-
mente independientes, preferiblemente con trayectoria
en la vida pública, y de una conducta ciudadana y
honestidad personal inobjetables.
A mí me pidió colaborar en el desempeño de la
cartera del Ministerio de Hacienda. Y accedí a servirle al
país en momentos críticos en el área de mi formación
teórica y práctica. Tomé posesión del Despacho de Ha-
cienda el día 9 de junio de 1993. La situación que
encontré era mas compleja de lo que vislumbraba y me
hizo recordar un comentario del Dr. Alfonso Espinosa
cuando llegó a la Presidencia de nuestro Banco Central
y, en algún momento, me dijo: "este era un cargo para
el cual me formé y nunca imaginé que su desempeño
me resultase tan ingrato". El Dr. Espinosa había sido, en
la época del Presidente Medina Angarita, Diputado al
Congreso Nacional y Presidente de la Cámara de Diputa-
dos, había escrito varias monografías sobre temas fisca-
les y monetarios y cuando ocurrió el derrocamiento del
Presidente Medina Angarita ocupaba la cartera de Minis-
tro de Hacienda.

LA SITUACiÓN IMPERANTE

El panorama político, económico y financiero del


país estaba altamente enrarecido como consecuencia de
la revuelta popular de febrero de 1989 y de la asonada
militar ocurrida en febrero de 1992, al punto de que el
Presidente de la República se vio precisado a designar
un Consejo Consultivo integrado por personalidades de
alta representatividad en el país para que analizara la
situación reinante y le hiciese recomendaciones con miras
a superar la crisis. Las conclusiones y recomendaciones
de ese Consejo fueron presentadas al Presidente en abril
de 1992, quien prometió estudiarlas con miras a su ulterior
implementación en la medida que lo juzgase procedente.
La ausencia de pronunciamiento oportuno al respecto,
quizás fue una de las razones que motivó el segundo
alzamiento militar en noviembre de 1992.

142
En cuanto a la situación fiscal que encontré, ésta
era altamente precaria. Existía un déficit fiscal estimado
en Bs. 217.964 millones y la situación de la Tesorería
Nacional resultaba comprometida al máximo. Había que
destinar sus disponibilidades a atender los pagos más
apremiantes, a cuyos efectos el pago de la nómina del
personal al servicio de la Administración Pública y la
cancelación de los servicios de la deuda recibían tratamiento
preferencial. La atención prioritaria otorgada al servicio
de la Deuda Pública obedecía, simple y llanamente, al
hecho de que Venezuela es actualmente un país altamente
endeudado que tendrá por algún tiempo que continuar
renovando sus obligaciones o contrayendo otras nuevas,
todo lo cual impone cubrir oportunamente sus obligaciones
para encontrar acogida en el mercado de capitales. El
Despacho de Hacienda mantenía en cartera Letras del
Tesoro pendientes de colocar que, por tratarse de un
plazo de dos años, habrían sido autorizadas por el Con-
greso Nacional. Dichas Letras competían en el mercado
con la oferta de bonos cero cupón emitidos por el
Banco Central de Venezuela que, por razones obvias,
gozaban de mayor aceptación que las citadas Letras.
A las demás ordenes de pago se les daba curso en
base a las existencias que restaban, a los apremios de
los acreedores y a las perspectivas para poder cubrir
otras exigencias en un futuro inmediato. Simultáneamente,
y como expresión de no tener conciencia de las dificulta-
des fiscales del país, las solicitudes adicionales de recur-
sos para atender erogaciones públicas se acrecentaban.
Cada vez que nos reuníamos con los Gobernadores de
Estado, éstos gestionaban mayores aportaciones del Fisco
y le trasladaban gastos que ellos debían cubrir con sus
propios medios. Mas aún, la puesta en marcha de la
descentralización administrativa obligaba a liquidar al
personal que se transfería a los Estados y, por tanto, se
hacían exigibles inmediatamente pagos que de otra for-
ma sólo se cancelarían en un futuro lejano. Las Universi-
dades Nacionales demandaban mayores recursos, y la
proximidad de las elecciones generales programadas para
el mes de diciembre de ese mismo año, acrecentaba los

143
apremios del Fisco. Otros desembolsos, entre ellos los
gestionados por las Fuerzas Armadas Nacionales para
modernizar sus equipos, como la repotenciación de unas
fragatas de la Armada Venezolana, así como similares
requerimientos de las Fuerzas Aéreas, obligaban al Ministro
de Hacienda a explicar la situación de estrechez que
afrontábamos y, afortunadamente, encontró comprensión
de parte de los solicitantes. En todo momento hubo el
temor de que los recursos de la Tesorería Nacional no
alcanzarían a cubrir los gastos de fin de año, entre los
cuales el vencimiento de cuotas de interés de la deuda
externa de la República y los desembolsos propios de
esa época del año, como aguinaldos y utilidades, cons-
tituían desembolsos exigentes para la Tesorería Nacio-
nal y obligaban, como en ocasiones precedentes, a poster-
gar ciertos pagos para el año fiscal siguiente.

ACCIONES ADOPTADAS

Ante lo complejo del panorama fiscal y dentro de


la brevedad de la gestión del gobierno del Presidente
Velásquez, se pensó en actuar simultáneamente en va-
rias áreas fundamentales. Desde el punto de vista de los
egresos, reducir éstos a los esenciales para mantener en
funcionamiento las dependencias gubernamentales y ase-
gurar las inversiones en marcha o las juzgadas indispensa-
bles. En otros casos optamos por postergar los compro-
misos adquiridos previamente por el Estado.
Eh la práctica, son muy limitadas las posibilidades
reales de hacer reducciones substanciales en los gastos
públicos. Existen una serie de compromisos originados
en normas legales preexistentes o en obligaciones previa-
mente adquiridas, como son, entre otras, los aportes a
los Estados por concepto de Situado Constitucional, el
servicio de la gravosa deuda pú blica, el pago del personal
que trabaja en las múltiples dependencias de la administra-
ción pública y la ausencia de una convicción y volun-
tad política en torno a que hay que moderar el gasto
fiscal o, al menos, hacerlo más eficiente, si es que quere-
mos superar el difícil trance por el que pasamos en la

144
actualidad. Los recientes e importantes incrementos de
remuneraciones en las distintas ramas de los poderes
públicos -el Ejecutivo, el Legislativo y el ]udicial- revelan
una posición contraria a tales propósitos. No se trata de
negar la necesidad de que los servidores del Estado
obtengan una mejor compensación por sus servicios,
sino que la situación precaria del fisco hace inviable
esas revisiones. Ante la disyuntiva de disciplinar el gasto
público con miras a corregir los desequilibrios macroeco-
nómicos originados en su déficit y restablecer así la
confianza en la sana conducción financiera del país y la
solidez de nuestro signo monetario, se ha optado por
inyectar más dinero inorgánico al circulante, agravando
los problemas ya existentes y debilitando mas el poder
adquisitivo interno y externo del bolívar.
Desde el ángulo de los ingresos, el Gobierno consi-
deró necesario tramitar ante el Congreso de la República
autorización especial que facultara al Presidente de la
República para dictar leyes, básicamente de carácter tri-
butario, en ejercicio de las normas constitucionales exis-
tentes al respecto. Esa aspiración obligó a celebrar pro-
longadas conversaciones con la alta dirigencia de los
partidos mayoritarios del Congreso. En éstas, uno de los
congresantes afirmó que peticiones similares les habían
sido formuladas con anterioridad y que las habían recha-
zado por no gozar los gobernantes del momento de la
confianza del Congreso Nacional. Pero que dentro de
las nuevas circunstancias políticas, confiaban en la hono-
rabilidad, rectitud y pulcritud del Presidente y su Minis-
tro de Hacienda y que, por tal razón, estaban dispues-
tos a otorgar las facultades propias de una Ley Habili-
tante para actuar en las áreas que se determinarían opor-
tunamente. En razón de esa aquiescencia política, me
correspondió, como Ministro de Hacienda y conforme a
las instrucciones del Presidente Velásquez, presentar ante
la Cámara de Diputados el respectivo proyecto de Ley
Habilitante con su exposición de motivos.

145
LA LEY IlABIUTANTE

En esa exposición pedía el asentimiento del Con-


greso de la República para que el Congreso Nacional
autorizara al Presidente de la República a dictar, en
Consejo de Ministros y en un plazo de 90 días, una
serie de leyes que regularían aspectos cruciales en las
finanzas públicas y en las actividades financieras. Entre
las leyes de carácter fiscal figuraban las del Impuesto al
Valor Agregado, el Impuesto a los Activos Empresa-
riales, reformas a la Ley del Impuesto Sobre la Renta en
la materia relativa a los Convenios de Asociación orien-
tados a estimular la inversión extranjera en la industria
petrolera, además de reformas a las Leyes de Timbre
Fiscal, de Arancel Judicial y de Registro Público, que
actualizaran y sinceraran los gravámenes y demás contri-
buciones en ellas contemplados. En el ámbito finan-
ciero, se gestionó la autorización para reformar la Ley
General de Bancos y Otros Institutos de Crédito, la Ley
del Fondo de Depósitos y Protección Bancaria (FOGADE)
y la Ley del Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo.
Adicionalmente, se pidió autorización para una reforma
parcial a la Ley de Privatización y otra que autorizara la
creación del Banco de Comercio Exterior. Otras inicia-
tivas fueron descartadas para hacer viable la ejecución
de los objetivos fundamentales.
Sobre la casi totalidad de las leyes citadas existían
proyectos elaborados por el gobierno precedente, no
sancionadas oportunamente por las Cámaras Legislati-
vas en razón de consideraciones de muy variada índole.
El Congreso Nacional, finalmente, sancionó la Ley Habili-
tante y autorizó al Presidente Velásquez a legislar, en
Consejo de Ministros, sobre materias expresamente indi-
cadas en la Ley promulgada el 23 de agosto de 1993.
En esa forma, las responsabilidades del gobierno se
acrecentaron, porque no sólo tenía que administrar el
país con recursos precarios y asegurar un clima de tranquili-
dad adecuado a las elecciones que se avecinaban, sino
que también tuvo que dedicar largas sesiones a legislar.
Esto último no es sencillo, pues aun en el seno de un

146
Consejo de Ministros a menudo surgen posiciones radical-
mente opuestas y los Ministros, cuyas responsabilida-
des administrativas directas son muy limitadas, se con-
vierten en grandes censores y entraban la acción de los
responsables de despachos ministeriales con atribuciones,
responsabilidades y manejos de personal más vastos.
También es frecuente que si la materia sobre la cual se
legisla es compleja, resulta imprescindible recabar opinio-
nes califi-cadas, aun fuera del Gobierno.

EL IMPUESrO SOBRE EL VALOR AGREGADO

De los proyectos presentados, el más controvertido


fue el del Impuesto Sobre el Valor Agregado OVA). Esta
modalidad impositiva había sido puesta en discusión,
por vez primera en el país, a fines de la década de los
60 y comienzos de la de los 70, cuando bajo la primera
presidencia del Dr. Rafael Caldera, siendo Ministro de
Hacienda el Dr. Pedro R. Tinoco, éste sometió a la con-
sideración de las Cámaras Legislativas un proyecto de
ley sobre la materia, dentro de una política orientada a
ampliar la base tributaria. La proposición en referencia
no prosperó ante el rechazo de las Cámaras Legislativas,
las cuales estimaron que los proventos a recaudar de
los contribuyentes se podían obtener del sector petrolero.
Fue así como se incorporaron a la Ley del Impuesto
Sobre la Renta disposiciones tales como que el Ejecutivo
Nacional podía fijar unilateralmente los precios de los
hidrocarburos a los fines de determinar la utilidad gravable
de los concesionarios petroleros. Los acontecimientos
ocurridos tiempo más tarde, entre ellos la crisis petrolera
de fines de 1973 y 1974, hicieron descartar indefinida-
mente el proyecto de crear un impuesto de esas caracte-
rísticas en el país.
En mi cátedra universitaria siempre adversé el Im-
puesto Sobre el Valor Agregado, porque consideraba
que otros impuestos ya existentes en el país aún toleraban
alzas en sus respectivas tarifas; porque había que cobrar
previamente y a plenitud los impuestos vigentes y porque
la presión tributaria se ha venido ejerciendo en Venezuela

147
básicamente a través de la imposición indirecta, contravi-
niendo los lineamientos constitucionales en torno a la
equidad y progresividad de la imposición y las promesas
hechas cuando se estableció el Impuesto Sobre la Renta
y el Estado asumió el compromiso de canalizar en lo
sucesivo la presión tributaria del país preferentemente a
través de la imposición directa, al mismo tiempo que se
reducirían todos aquellos impuestos indirectos que gravaban
el uso y consumo de servicios y bienes de primera
necesidad. Sin embargo, como Ministro de Hacienda,
me di cuenta de que era imposible costear los gastos
públicos pendientes sin disponer de mayores recursos y
que la carencia de éstos gravaría mas intensamente a la
colectividad a través de la inflación. Además, el IVA
posee dos virtudes muy valiosas en caso de apremios
fiscales, como son la generalidad de su aplicación y la
de generar inmediatamente recursos para el Fisco. Por
otra parte, el Impuesto Sobre el Valor Agregado, aun
siendo un impuesto indirecto y como tal inequitativo
por su naturaleza, fue objeto de múltiples exenciones
en el consumo de los productos esenciales a la dieta y
salud personales y se hicieron extensivas tales exenciones
a algunos servicios con características similares. Por eso
se exceptuaron de su pago el consumo de las medicinas,
el transporte terrestre de pasajeros y los servicios educativos,
además de que una proporción de los recursos generados
por este impuesto se transfirió a los Estados a través del
Fondo Intergubernamcntal para la Descentralización (FIDES).
De allí que, en la campaña de divulgación de esta nueva
modalidad impositiva en el país, se utilizaron dos califi-
cativos que encuadraban plenamente dentro de la orien-
tación gubernamental, como eran que el Impuesto Sobre
el Valor Agregado era justo y necesario.
La justicia derivaba de que paga mas impuesto quien
más consume, especialmente cuando se trata de bienes
superfluos o de lujo. En cuanto a lo necesario, su razón
de ser estribaba en las apremiantes exigencias del Fisco
para el momento. Este impuesto empezó a regir en
octubre de 1993 aplicado únicamente a los contribuyentes
mayoristas, con una tasa impositiva del 10% Y se consagró

118
que este gravamen sería cobrado a nivel de consumi-
dores finales en las ventas al detal a partir de enero de
1994, y a esos efectos se había acometido una amplia
campaña de divulgación acerca de los actos que causaban
el pago del impuesto. Se intensificó la formación del
personal técnico que tendría a cargo su recaudación y
se planificó la creación de un servicio especial al cual
se encomendaría percibir este impuesto, que es lo que
permitió, a breve plazo, la puesta en marcha del Ser-
vicio Nacional Integrado de Administración Tributaria
(SENIAT) bajo el gobierno del Presidente Caldera.
Muchos de los críticos a este nuevo impuesto argu-
mentaban que el mismo sería de muy difícil recaudación
por el desconocimiento de los contribuyentes respecto
a sus obligaciones con el Fisco, y porque aquéllos lo
evadirían. Ese argumento tenía poca consistencia, porque '
si bien es cierto que en sus etapas iniciales todos los
impuestos son objeto de rechazo y percibirlos para el
Fisco es motivo de grandes tropiezos, también es cierto
que los mismos se crean con la convicción de que su
recaudación integral sólo se logrará después de un pro-
ceso de adaptación y de familiarización con su vigen-
cia. Nuestro Impuesto Sobre la Renta, promulgado en
1942, dio lugar a que el Gobierno Nacional tuviese que
crear una Junta de Apelaciones del Impuesto Sobre la
Renta para dirimir las controversias entre Fisco y contri-
buyentes y, más tarde, se creó el Tribunal de Apelacio-
nes del Impuesto Sobre la Renta, en el entendido de
que la doctrina sentada por estas instancias de alzada
jurídica se divulgaba profusamente para conocimiento
y
de los contribuyentes sus asesores respecto a las res-
ponsabilidades para con el Fisco. La importancia de la
creación del Impuesto Sobre el Valor Agregado se po-
ne de relieve cuando anotamos que los ingresos perci-
bidos por ese concepto en el último trimestre de 1993
alcanzaron a Bs. 24.051 millones, los cuales permitie-
ron atender muchos de los desembolsos fiscales de fin
de año y, además, facilitaron la cancelación o renegocia-
ción de algunas deudas del país, entre ellas de acreedo-
res foráneos, quienes interpretaron esa decisión como

149
muestra de una mayor capacidad de pago futura de
Venezuela frente a sus compromisos financieros. Con-
cretamente, entre las obligaciones externas de Vene-
zuela que vencían en octubre de 1993, estaban unas
contraídas en Alemania. En tal ocasión, los acreedores
de ese país accedieron a una propuesta nuestra de refi-
nanciación, basándose en que con los recursos a ge-
nerar por el IVA, Venezuela podría atender, en mejores
condiciones, sus compromisos financieros en el por-
venir.
Durante la campaña electoral, el Dr. Rafael Caldera
prometió derogar el IVA, y así lo hizo. Su planteamien-
to debilitó el proceso de cobro de este gravamen.

LA LEY DE IMPUESTO SOBRE LOS


Acnvos EMPRESARIALES Y OTRAS LEYES

Conjuntamente con el IVA, fue promulgada una


Ley de Impuesto Sobre los Activos Empresariales, un
verdadero gravamen directo al patrimonio. Este tributo
perseguía dos objetivos fundamentales, a saber:

a) Equilibrar la acción impositiva ejercida a través


de los impuestos directos e indircctos; y

. b) Fundamentalmente, servir de instrumento de


control impositivo a los contribuyentes del Im-
puesto Sobre la Renta.

El Gobierno tomó muy en cuenta la incidencia econó-


mica de este tributo sobre la inversión. Por eso, la
cuantía de la tasa impositiva se fijó en un nivel realmente
moderado y el impuesto sólo se causaba después de
transcurrido cierto número de años de actividad en las
empresas que iniciaban sus operaciones.
Otras leyes fiscales reformadas fueron las vincula-
das al cobro de una serie de tasas e impuestos previs-
tos como contraprestación a servicios bajo control esta-
tal o a meros impuestos contemplados en leyes de la
República. Es el caso de la Ley de Registro Público, la

150
Ley de Timbre Fiscal, la Ley de Arancel Judicial y otras
de igual naturaleza. En éstas, el objetivo perseguido era
básicamente actualizar la cuantía de las compensacio-
nes exigidas a cambio de la prestación de los servicios
públicos pertinentes, facilitar su ajuste e incorporar algu-
nas mejoras técnicas.
En cuanto a la Ley General de Bancos y Otras
Instituciones Financieras, la actuación del gobierno del
Presidente Velásquez se centró en revisar meticulosa-
mente unos proyectos que sobre la materia habían sido
elaborados en el Banco Central de Venezuela con miras
a modernizar la legislación del sector, robustecer la super-
visión estatal sobre el funcionamiento de las institucio-
nes financieras, abrir las posibilidades de la participa-
ción del capital foráneo en esta actividad, crear las condi-
ciones para el establecimiento de nuevas modalidades
de instituciones financieras y evitar el acaecimiento futuro
de operaciones irregulares como las que se venían practi-
cando.
La Ley en cuestión entró a regir el '1Q de enero de
1994 y, lamentablemente, en ese mismo mes, se produjo
el colapso de uno de los más importantes bancos del
país, que venía confrontando dificultades desde muchos
años anteriores, ocasionando que el Consejo Superior
de la Superintendencia de Bancos diera su asentimiento
a la propuesta de intervención formulada con carácter
urgente por el Superintendente de Bancos. Esa decisión
luego repercutió sobre otras instituciones del sistema
que evidentemente acusaban deficiencias patrimoniales
y desviación de sus actividades propias. Los pormenores
de esa decisión fueron reseñados en sendas exposiciones
del ex-Presidente Ramón J. Velásquez y por mí como
ex-Ministro de Hacienda en un estudio titulado El Ejecu-
tivo Nacional y la Intervención del Banco Latino publi-
cado en abril de 1994. Allí consta que el Banco Latino
fue intervenido a raíz de haber sido excluido de la
Cámara de Compensación por el Banco Central, en' ejer-
cicio de las facultades que le son propias, y agotadas
todas las posibilidades de que se le otorgara una nueva
asistencia crediticia o que el resto del sistema bancario

151
pudiera contribuir a solventar la situación patrimonial
que confrontaba ese Instituto. No era la primera inter-
vención bancaria que se practicaba en el país. En años
precedentes habían sido intervenidas múltiples institu-
ciones financieras, entre ellas el Banco Nacional de Des-
cuento en 1978 y el Banco de los Trabajadores de Vene-
zuela en 1982, cuando ambos ocupaban, en las respec-
tivas oportunidades, el primer lugar como captadores
de depósitos del público dentro del sistema bancario
nacional. Tales intervenciones no tuvieron la repercu-
sión del Banco Latino sobre el resto del sistema finan-
ciero, porque entonces no existía el alto grado de descom-
posición que ahora imperaba dentro del sistema bancario
venezolano.

OTRAS OPOONES IMPOSITIVAS

Entre los impuestos internos sobre consumos espe-


cíficos, los aplicables a los productos derivados del petró-
leo constituyen una fuente potencial de ingresos muy impor-
tante. Universalmente, estos impuestos se han estable-
cido aduciendo que los propietarios de vehículos automo-
tores son los principales beneficiarios de la construcción
de carreteras y demás infraestructura física requerida
para el desplazamiento de vehículos, por lo cual tales
propietarios deben contribuir al financiamiento de la
construcción y mantenimiento de las vías de comunicación.
Además, porque la posesión de medios de transporte
automotor es un buen indicio de capacidad de tributación,
como lo es en muchos países europeos el tener aparatos
de radio o televisión. Sin embargo, en Venezuela ha
habido un tradicional rechazo al incremento de estos
impuestos, especialmente cuando recaen sobre el consumo
de la gasolina. Se aduce, entre otras razones, que esa es
la manera de recibir directamente los habitantes del
país el beneficio de ser una nación gran productora de
hidrocarburos, reminiscencia de la época en que éramos
el tercer país como productor de petróleo y el primer
exportador mundial de hidrocarburos. De allí que cuando
asumió el poder la Junta Revolucionaria de Gobierno en

152
1945, una de las primeras medidas que tomó fue abaratar
la gasolina a través de la reducción en los impuestos
pertinentes, medida extensiva al consumo de kerosene.
Con lo primero se quería abaratar el transporte automotor
y, con el segundo, estimular el mayor uso de kerosene
en sustitución del carbón para evitar la tala de bosques.
Desde esa época, la modificación de los impuestos aplica-
bles a la gasolina supone una importante decisión po-
lítica, más que de orden económico. El ejemplo más
elocuente es lo ocurrido en febrero de 1989, cuando un
incremento del costo de transporte colectivo atribuido a
un alza en el precio de la gasolina provocó una seria
alteración del orden pú blico en el área central del país,
poniendo en juego la estabilidad institucional y debi-
litando altamente al gobierno que apenas se iniciaba.
En la actualidad, la justificación del incremento de
los impuestos que recaen sobre el consumo doméstico
de la gasolina es razonable. En primer lugar, están los
apremiantes requerimientos de recursos por parte del
Fisco Nacional. Además, los costos de adquisición de
un vehículo, su mantenimiento, reparaciones y seguros
han subido en cuantía astronómica, en tanto que permane-
cen invariables los impuestos y precios que recaen sobre
el consumo de combustibles, con la excepción de los
aceites lubricantes. La reciente decisión del Gobierno
del Presidente Caldera, al autorizar el aumento de la
gasolina en una moderada cuantía, es un paso correcto
en la dirección apropiada, aun cuando quedan pendientes
nuevas revisiones. Con razón, quienes adversan el endeuda-
miento público alegan que es incongruente seguir gravando
al país cuando existe la posibilidad de pechar activida-
des sobre las cuales es legítimo recabar mayores proven-
tos fiscales. Así se aliviaría el déficit fiscal, se atenuaría
la inflación y se daría una clara señal de estar poniendo
en orden al país.

LA PRIVATIZACIÓN

Adicionalmente a las reformas de genuino carácter


fiscal, el gobierno del Presidente Velásquez actuó tambien

153
en ciertas áreas de política económica que repercuten
sobre el Fisco, entre ellas la privatización.
La privatización ha sido reiteradamente invocada
como un cambio importante de política económica orientado
a conjurar nuestro crítico problema fiscal. He tenido
algunas reservas al respecto por varias razones. La primera
es que ciertas empresas públicas cumplen un evidente
cometido económico social, propio del Estado y justificado
magistralmente por algunos tratadistas universales en la
materia, entre ellos Luigi Einaudi, Benvenuto Grizotti y
Maurice Duverger. Es el caso de las líneas aéreas que
cubren rutas no atractivas para la actividad privada o el
suministro de energía eléctrica a poblaciones de reducida
densidad demográfica o el transporte público colectivo
para el desplazamiento masivo de usuarios. Es también
el caso de obras de infraestructura o aun de empresas
industriales fuera del alcance del sector privado y cuando
abundan los recursos fiscales. En estos ejemplos, una
empresa pública bien gerenciada cumple un papel útil a
la sociedad y su financiamiento a través de tributos, y
no de ingresos patrimoniales, lo defienden calificados
autores como expresión de la acción redistributiva del
ingreso que es responsabilidad estatal. Maurice Duverger
diferencia muy bien los ingresos fiscales de carácter
patrimonial respecto a los tributarios. Los primeros se
originan en la explotación del patrimonio estatal. Los
otros provienen de la acción impositiva del Estado.
Una segunda razón de mis reservas estriba en que
la mera privatización de las empresas no garantiza la
eficiencia del servicio o del suministro de los bienes de
que se trate y, menos aún, que estos sean suplidos a
cambio de precios o tarifas asequibles para la gran ma-
yoría de la población, sobre todo cuando se trata de
bienes o servicios de primera necesidad. Nada más elo-
cuente al respecto que lo ocurrido en el país con la
privatización de. la CANTV y las tarifas eléctricas.
En tercer lugar, la privatización auspiciada en países
como Inglaterra en la época de la Sra. Thatcher se
fundamentaba en descargar al contribuyente del pago
de impuestos con los cuales financiaban los ingleses el

154
desarrollo del dominio empresarial del Estado. Ese no
es exactamente el caso venezolano. El dominio empre-
sarial del Estado venezolano se originó en alto porcentaje
en la inversión de fondos públicos provenientes, de la
explotación de los hidrocarburos. Era una modalidad de
la siembra del petróleo y, después de todo, un destino
de los fondos públicos más provechoso que haberlos
utilizado en gastos de funcionamiento. Si realmente lo
que se quería era disminuir la cuantía de ingresos fiscales
en manos de nuestros gobernantes, tal vez la política de
reducir la explotación petrolera encuadraba mejor den-
tro de la moderación en los gastos fiscales a lo cual se
opusieron quienes alegaban que era mejor tener el di-
nero en los bancos que en el subsuelo.
Por otra parte, el dominio empresarial del Estado
venezolano se ha nutrido en buena medida con las
daciones en pago hechas por particulares a instituciones
públicas a las cuales no pudieron pagar en efectivo los
compromisos contraídos y también las adjudicaciones al
Estado hechas en virtud de sentencias por peculado.
Los múltiples casos de bancos que pasaron a manos del
Banco Central de Venezuela o de la Corporación Venezo-
lana de Fomento en la década de los 60 y 70 es muy
ilustrativa al respecto. Y también lo son empresas indus-
triales o de servicios que quedaron en manos de la
extinguida Corporación Venezolana de Fomento o del
Banco Industrial de Venezuela. Más recientemente, el
numeroso grupo de bancos y demás bienes que pa-
saron a manos del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) son ejemplos elocuen-
tes de nuestra aseveración.
La utilización de los fondos generados por la priva-
tización es también un aspecto importante a considerar
dentro de la política de privatización. Esta no proporciona
ingresos recurrentes al Fisco, razón por la cual, en mi
concepto, los ingresos fiscales provenientes de la privati-
zación deben destinarse fundamentalmente a cancelar
deuda pública o a costear inversiones en infraestructura
física. Sólo así se lograría que la disminución de un
activo público esté acompañada con la reducción de un

155
pasivo del Estado, evitando así que los recursos de la
privatización, que son extraordinarios o no recurrentes
por su naturaleza eventual, se utilicen para cubrir gastos
de la gestión corriente que posteriormente se hacen
presupuestariamente rígidos y contribuyen a agravar el
déficit fiscal. Por otra parte, debe evitarse que los mo-
nopolios públicos extinguidos sean sustituidos por mo-
nopolios privados.
A pesar de las reservas de principio expresadas
anteriormente, en la actualidad, ante la crítica situación
fiscal del país, tomando en cuenta que muchas de las
empresas públicas provienen de haberlas recibido en
pago de acreencias gubernamentales y ante la expe-
riencia de que tales empresas han sido causa funda-
mental del endeudamiento público y de que sobre mu-
chas de ellas pesan gravosas cargas laborales y se han
desnaturalizado los verdaderos fines para los cuales fue-
ron concebidas, he llegado al convencimiento de la conve-
niencia de trasladar al sector privado la inmensa ma-
yoría de las empresas gubernamentales, con dos excep-
ciones, Petróleos de Venezuela y EDELCA, las únicas
que creo se ajustan al espíritu y propósito de nuestra
Constitución sobre las empresas básicas. La privatiza-
ción cumpliría así una importante función de redimen-
sionar al Estado y de desprenderse de empresas que
constituyen una carga insostenible para el Fisco.

LA DEUDA PÚOUCA

El endeudamiento del fisco venezolano es el hecho


de mayor significación. y complejidad en la actual vida
política y económica del país. Evidentemente, fue una
irracionalidad endeudar al país en los términos y cuantía
como se hizo y, especialmente, durante la etapa de
holgura financiera cuando se contrajo. Era el momento
en que Venezuela estaba catalogada internacionalmente
como sujeto de crédito Triple A y, por eso, acreedores y
potenciales deudores estaban ávidos de concertar operacio-
nes financieras. Los promotores del endeudamiento adu-
jeron que los banqueros prestan a quienes tienen cómo

156
pagar. Adicionalmente, que los precios del petróleo conti-
nuarían subiendo indefinidamente y había que acelerar
el proceso de desarrollo del país.
Políticos de alta jerarquía y valiosos intelectuales
latinoamericanos muestran cierta indiferencia por nuestro
endeudamiento público. Invocan las experiencias de paí-
ses industrializados que también han contraído fuertes
deudas, nunca canceladas y simplemente refinanciadas.
Quienes así opinan olvidan que el endeudamiento de
esos países tuvo su origen en guerras en las que estaba
envuelta la supervivencia misma del Estado y, por lo
tanto, la motivación era totalmente diferente al caso
nuestro, donde parte del endeudamiento se ha esfumado
en episodios de corruptela o uso ineficiente de los recursos,
contratados básicamente por las empresas estatales. Por
otra parte, en esos países hay grandes capitales domésticos
que absorben porción significativa de sus emisiones de
bonos públicos, en el campo doméstico, frente a las
limitaciones de los nuestros.
Usualmente, en los organismos financieros interna-
cionales la posición de los representantes de países indus-
trializados es determinante en el proceso de tomar de-
cisiones y siempre encuentran fórmulas para resolver
los problemas de los países industrializados, por temor
a la radicalización de sus posiciones políticas, que no
es el mismo caso de las naciones en proceso de desarro-
llo. Nada más elocuente al respecto que las acciones
desplegadas por esos organismos financieros en episo-
dios de crisis de la libra esterlina y la lira italiana y, mas
recientemente, en el caso de México, entre otras pode-
rosas razones, por su condición de país limítrofe con
los Estados Unidos.
Desde otro ángulo, el endeudamiento público de
los países industrializados es fuente generadora de su
reactivación económica porque alto porcentaje de la
demanda que crea ese gasto deficitario es cubierto con
mayor producción doméstica. En cambio, en los países
en desarrollo el incremento de demanda originado por
el gasto fiscal deficitario comúnmente da lugar a un alza
en sus importaciones, con lo cual se agravan los proble-

157
mas de balanza de pagos y el mayor empleo en mano
de obra ocurre en los países de origen de esas importa-
ciones. La experiencia norteamericana de años recientes
es muy ilustrativa al respecto. En el proceso electoral
que llevó al poder al Presidente Ronald Reagan, éste
prometió al electorado, entre otras ofertas, la reducción
del gasto fiscal en Estados Unidos. En la práctica ocurrió
que al finalizar su segundo mandato la deuda pública
norteamericana había superado todas las cifras prece-
dentes" pero durante su gestión logró altos niveles de
crecimiento económico gracias a que su política armamen-
tista contribuyó poderosamente al florecimiento de la
industria bélica, de alta complejidad técnica y científica,
fuera de nuestro alcance.
Finalmente, el problema de la deuda pública en los
países en desarrollo suele tener serias repercusiones ad-
versas sobre la cotización internacional de sus monedas,
fenómeno que no siempre ocurre con las monedas de
los países industrializados. Estados Unidos tiene, cier-
tamente, un endeudamiento público cuantioso y, sin
embargo, su moneda nacional es codiciada universal-
mente con breves intervalos de desconfianza respecto a
su signo monetario. La razón es muy simple. La tenen-
cia de dólares no sólo da acceso al quizás más impor-
tante mercado de bienes y servicios del mundo, sino
que también es un magnífico refugio para conservar
parte del patrimonio personal o institucional, al margen
de las contingencías usuales en nuestros países. Ha sido,
en términos técnicos, un excelente activo de reserva.

MODAUDADES DE NUESTRA DEUDA

Originalmente nos endeudamos con bancos comer-


ciales privados del exterior. Luego, a partir de 1989,
sustituimos los bancos comerciales privados, como acree-
dores, por organismos financieros internacionales con
gran -capacídad de presión sobre sus deudores. Tal sustitu-
ción, es en principio, correcta. La banca comercial privada
del exterior actuó con evidente codicia e irresponsable-
mente. No evaluaban ni supervisaban satisfactoriamente

158
los proyectos que financiaban, lo cual sí suelen hacer
los organismos multilaterales de crédito que prestan en
condiciones de plazo. y tasas de interés más cónsonos
con nuestros requerimientos. Además, con la renegocia-
ción, dificultamos las posibilidades de reestructuración
de la deuda, al reemplazar acreedores identificables por
emisiones de bonos en los mercados de capitales, cuyos
tenedores no son siempre reconocibles y a pesar de las
razones técnicas invocadas para justificar esa conver-
sión al momento de las negociaciones. Por eso no' es
fácil hablar de reestructuración de deuda en la actualidad.
En ocasiones, hemos empleado el crédito externo
para típicos desembolsos domésticos o de carácter social,
que no generan medios de pagos foráneos para cancelar
las correspondientes obligaciones. Los organismos fi-
nancieros internacionales han estimulado esa política,
imprudentemente, contraviniendo elementales principios
de administración financiera y agravando la ya crítica
situación fiscal de nuestros países.
La deuda pública venezolana reviste las dos moda-
lidades típicas de deuda interna, representada por compro-
misos con contratistas, proveedores e instituciones del
sector público que en alguna forma han asistido financie-
ramente al gobierno nacional. Allí están las obligaciones
contraídas por el Fisco Nacional con 'el Banco Central
de Venezuela y empresas de servicio público como CADAFE,
CANTV, INOS y otros entes de la administración des-
centralizada, además de los miles de suplidores de bie-
nes y prestadores de servicios a las dependencias guber-
namentales.
Junto a esa deuda está la deuda pública externa
que, según la Memoria de Hacienda de 1993, alcanzaba
a US$ 27.296.80 millones, la mayor parte de la cual
corresponde a la deuda reestructurada. Esa deuda acusa
reducciones en términos de divisas por amortizaciones
realizadas. Pero expresada en moneda' venezolana ha
experimentado incrementos como consecuencia de la
devaluación de nuestra moneda que se cotizaba al mo-
mento de contraerla a niveles muy inferiores al tipo de
cambio del dólar que rige actualmente, que tiende a

159
deteriorarse. De allí las dificultades que para el mismo
Fisco representa la devaluación del bolívar.
La deuda pública interna aumentó en Bs. 769.321
millones entre fines de 1993 y el cierre de 1994, al
pasar de Bs. 524.000 millones en 1993 a Bs. 1.294.000
millones en igual fecha de 1994.
El endeudamiento gubernamental ha adquirido pro-
porciones dramáticas, desconocidas en nuestro pasado,
y limita considerablemente las posibilidades de manio-
bra por parte del Gobierno Nacional en la distribución
equitativa de sus recursos entre los gastos de funciona-
miento y los de inversión. Para el ejercicio fiscal de
1995 se estima que el servicio de la deuda absorberá el
25% del total de los gastos fiscales.
Adicionalmente, los gobiernos que han refinancia-
do la deuda han utilizado mucho el expediente de dife-
rir los pagos de un período constitucional para el subsi-
guiente, creando a los nuevos gobiernos un serio problema
presupuestario y de tesorería. Ese ha sido el caso del
refinanciamiento de 1990, que hizo recaer en los años
que corren a partir de 1994 alto porcentaje del servicio
de la deuda refinanciada en esa oportunidad.
Obviamente, el servicio de la deuda condiciona mu-
chas de las acciones que puedan acometerse interna-
mente. Virtualmente, el país ha puesto en juego el ejercicio
soberano de definir autónomamente sus políticas econó-
micas. Las recientes gestiones de asistencia crediticia
ante el Fondo Monetario Internacional y otros organismos
financieros multilaterales corroboran esa aseveración. No
es cuestión de que acudir ante esos organismos necesaria-
mente suponga quebrantamiento de la capacidad interna
de definir sus propias políticas, sino que el manejo
racional y comedido de las finanzas públicas es incom-
patible con el endeudamiento en la cuantía como se
hizo en Venezuela.
En síntesis y a grandes rasgos, la acción del Go-
bierno del ex Presidente Ramón]. Vclásquez se orientó,
en el área fiscal, a acometer ciertas reformas en el lado
de los ingresos y de los gastos que permitieran sanear,
a mediano plazo, las finanzas del país. Dentro de la

160
brevedad de su gestión, el objetivo era atender los apremios
inmediatos y crear el ambiente apropiado para la celebra-
ción de las elecciones programadas para fines de 1993.
El Gobierno saliente asumía la responsabilidad de adop-
tar medidas evidentemente impopulares, pero que estimaba
insoslayables.

EL INICIO DE UN NUEVO GOBIERNO EN 1994

Cuando tomó posesión de la Presidencia de la Repú-


blica el Dr. Rafael Caldera, en febrero de 1994, existía
un evidente desbalance en las finanzas públicas, como
reflejo de la disparidad entre ingresos y egresos del
Gobierno Central j de que el presupuesto de 1994 -ela-
borado desde comienzos de junio de 1993 por tratarse
de un año electoral al cual se aplica una norma constitu-
cional específica- tenía manifiestas sobreestimaciones
en las partidas de ingresos que contrastaban con subesti-
maciones en el lado de los gastos. A esto se añadía la
disminución del aporte al Fisco de la industria petro-
lera que ha venido realizando su vasto programa de
inversiones a expensas de sus pagos inmediatos al Teso-
ro Nacional y con más deducciones impositivas, a lo
cual habría que agregar un debilitamiento en los pre-
cios del petróleo en los mercados internacionales a co-
mienzos de ese mismo año. Esa circunstancia y los cuan-
tiosos recursos que exigió afrontar la crisis financiera,
apoyada en una ayuda masiva de fondos otorgados por
el Banco Central a FOGADE, crearon mayores expecta-
tivas en el comportamiento futuro de la economía nacio-
nal, en el nivel de inversiones y en la cotización del
bolívar.
Según cifras del Banco Central de Venezuela en su
Informe Económico correspondiente al año 1994, la ges-
tión financiera del sector público consolidado acusó un
déficit global en términos del Producto Interno Bruto
del 2,7% a fines de 1993 y se incrementó al 14,4% a
fines de 1994. En la conformación de ese déficit jugó
papel determinante la asistencia que el Gobierno Cen-
tral y otros entes públicos brindaron al sistema banca-

161
rio nacional a raíz de la crisis generada por la interven-
ción del Banco Latino, propagada posteriormente a otros
bancos del sistema como expresión de los excesos en
que venían incurriendo muchas de esas instituciones.
Ese acontecimiento demandó atención preferente y gran-
des recursos del gobierno, el cual, a su vez, incurrió, en
mi concepto, en un error al derogar la Ley del Impuesto
Sobre el Valor Agregado que fue necesario sustituir,
poco tiempo más tarde, por un Impuesto al Consumo
Suntuario y a las Ventas al Mayor que, en el fondo,
pechaba las mismas materias y contribuyentes que el
Impuesto Sobre el Valor Agregado en su fase inicial.
Esas decisiones eran comprensibles desde el punto
de vista político. Así se honraba una promesa electoral.
Pero era desacertado desde el punto de vista financiero
y por eso, el gobierno se vio precisado a establecer un
Impuesto Sobre los Débitos Bancarios que alivió un
tanto las estrecheces del Fisco, pero estuvo en vigor
sólo durante seis meses y ahora se trata de resucitar
mediante un nuevo impuesto a las transacciones finan-
cieras. Tales hechos, sumados a la renuencia por largo
período a elevar el precio de la gasolina y las demoras
en el proceso de privatización han agravado la situa-
ción fiscal del país, al punto de que el Banco Central de
Venezuela estimó el déficit del sector público consoli-
dado respecto al Producto Interno Bruto en 18,7 en
1992; 15,6 en 1993 y 26,1 en 1994, según cifras publica-
das en el Informe Económico correspondiente a 1994.
En la conformación del déficit global del sector
público venezolano en 1994, la gestión del Gobierno
Central y de FOGADE, con un 6,5% y 8,9% del Producto
Interno Bruto, respectivamente, fueron determinantes.
La razón de tal hecho se encuentra en la responsabi-
lidad asumida por estos entes al asistir a los bancos con
dificultades. El Informe del Banco Central de Venezuela
señala que más del 90% de dicho déficit lo causaron las
transferencias destinadas a capitalizar FOGADE y el dé-
ficit cuasi fiscal del Banco Central de Venezuela por las
operaciones de mercado abierto ejecutadas para absor-

162
ber, parcialmente, el exceso de liquidez bancaria crea-
do por los auxilios financieros.
El otorgamiento de tales auxilios era necesario y
procedente, tanto desde el punto de vista jurídico como
financiero. Lo cuestionable es la prodigalidad con que
se atendieron los depositantes afectados por esa crisis y
en no haber adoptado las previsiones para que los fondos
suplidos llenaran el cometido ansiado y no se desviaran
hacia otros fines perversos. Bueno es recordar que las
disposiciones legales que regían en Venezuela en ese
momento garantizaban los depósitos en los bancos y
demás instituciones financieras hasta el monto de Bs.
1,00 millón por depositante, cifra elevada posteriormente
hasta Bs. 4 millones y, en algunos casos, como en el
Banco Latino se estableció en Bs. 10 millones por deposi-
tante. Mas aún, a la mayoría de quienes habían deposi-
tado fondos en bancos del exterior, especialmente Aruba
y Curazao, vinculados en alguna manera a bancos estable-
cidos en Venezuela se les reembolsaron esos depósitos.
Esto acarreó un fuerte descalabro para FOGADE, cuyos
ingresos estaban basados en la responsabilidad de pagar
hasta un millón de bolívares por depositante en territo-
rio venezolano y es de presumir que dicho organismo
no tenía constituidas reservas para atender contingen-
cias de ese tipo. Hasta donde conozca, esa experiencia
y actitud es única en el mundo.

REFLEXIONES FINALES

El país requiere un conjunto de acciones orien-


tadas a corregir la crítica situación fiscal imperante. Esto
supone crear conciencia en la colectividad de que estamos
ante una coyuntura altamente comprometida, hecho, por
lo demás, conocido y sufrido por todos. En consecuen-
cia, es necesario llevar a cabo un programa basado en
la prédica y la práctica de la austeridad y demostrar
fehacientemente que superar esa situación impone un
sacrificio compartido y no sólo de determinados sectores.
El Fisco venezolano necesita contar con ingresos
de carácter ordinario para llevar la deuda pública a

163
niveles manejables y no continuar con la fórmula de
cancelar deudas vencidas con nuevos endeudamientos.
Cobrar a plenitud los impuestos, contribuciones y
tasas previstos en la legislación vigente del país. Es
necesario acabar con la bochornosa situación de que,
según el SE:\'IAT, la evasión fiscal rebasó el 50% de lo
que debía recaudarse en 1994.
Revisar, con miras a su actualización, el sistema
impositivo existente, procurando mantener un razonable
equilibrio entre la carga impositiva indirecta más el costo
de los servicios públicos individualizabies, con la impo-
sición directa.
El nivel de la presión tributaria en el país, aun
cuando baja en términos internacionales, ha venido cre-
ciendo y, según el SE:'\IAT, los impuestos cobrados en
el país constituían un 4% del Producto Interno Bruto en
1991; 7,6% en 1994 y 9,5% en 1995, con la estimación
de que quizás llegará al 13% del Producto Interno Bruto
en 1996. Esas cifras revelan un significativo incremento
porcentual de la presión tributaria, reflejo de que los
ingresos del Tesoro recaen cada vez más en los contribu-
yentes nacionales y menos en el petróleo, hecho que
deberá influir en que la ciudadanía reclame, cada vez
más, una mayor eficiencia y pulcritud en el manejo de
los fondos públicos.
Avanzar decididamente en el proceso de redimen-
sionar las magnitudes del sector público venezolano,
vigilando simultáneamente que este proceso no cause
perturbaciones pronunciadas a los adquirentes o usuarios
de los bienes o servicios públicos que pasen al sector
privado. Los bienes recibidos en pago por determinados
entes públicos deberán liquidarse en forma programada
para que éstos cancelen las obligaciones contraídas.
Armonizar la política fiscal con la monetaria con
miras a restablecer el crecimiento con estabilidad. La
colocación en el mercado de los títulos del llaneo Cen-
tral de Venezuela debe conciliarse con la oferta de títu-
los del Tesoro.
La magnitud del déficit del sector público consoli-
dado genera una inquietud colectiva que desalienta la

161
inversión y distorsiona las variables económicas funda-
mentales del país. Parte esencial de ese déficit proviene
del servicio de la deuda pública que ha alcanzado niveles
intolerables. Pienso que el manejo de esa deuda debería
comenzar por su determinación precisa, especialmente
por lo que concierne a la deuda interna. Esta debería
consolidarse y programar su cancelación a largo plazo,
concertando con los acreedores del sector público, tasas
de interés concesionales. La idea de crear un fondo
para el rescate de la Deuda Pública luce atinada, aun
cuando al momento de escribir este trabajo no se han
dado a conocer las procedencias de los recursos con los
cuales se financiaría ese rescate y el mecanismo que se
aplicaría con tales fines.
Respecto a la deuda externa, las conversaciones
con el Fondo Monetario Internacional han de proseguir-
se con miras a la concertación de un acuerdo que faci-
lite el acceso de Venezuela a los organismos crediticios
multilaterales y a los mercados de capitales internaciona-
les, además de que tal acuerdo exigiría diseñar un progra-
ma de ajuste técnicamente delineado, con una adecua-
da supervisión que garantice su cumplimiento y favo-
rezca el saneamiento de las finanzas públicas del país,
antes que procurarse recursos inmediatos a cambio a
base de la hipoteca de ingresos futuros, sin remediar la
difícil situación fiscal imperante. Sólo así será posible
crear un ambiente propicio para las inversiones domés-
ticas, favorecer la repatriación de fondos de los venezola-
nos en el exterior y estimular que las inversiones forá-
neas aporten sus recursos financieros propios y no se
apoyen en el financiamiento local, como ocurre en la
actualidad en la mayoría de los casos.
Evidentemente que las acciones a tomar no podrán
circunscribirse a las de mero carácter fiscal. Si el objetivo
perseguido es reactivar la vida económica del país y
aprovechar a cabalidad los vastos recursos humanos y
naturales que poseemos, será necesario actuar en otras
áreas, que van desde extremar las acciones en favor de
una mayor seguridad personal y jurídica en el país,
pasando por la creación de incentivos para acometer

165
actividades productivas y revisar la legislación laboral y
de seguridad social con miras a su actualización. Este
hecho adquiere mayor relevancia si tomamos en cuenta
que muchas de las normas y figuras jurídicas vigentes
fueron promulgadas cuando disfrutábamos de gran esta-
bilidad monetaria que contrasta con el proceso infla-
cionario imperante en la actualidad.
La ejecución de un programa de esta naturaleza
exige, en el ámbito político, la conformación de un
gobierno de alta aceptación colectiva, integrado por gente
idónea, con espíritu de servicio público y de conducta
irreprochable. Así lo expresé y desarrollé en la Clase
Inaugural del Curso de Post-Grado promovido por la
Universidad Católica "Andrés Bello" y el Consejo de
Estudios Tributarios del Estado Anzoátegui celebrado en
la ciudad de Puerto la Cruz el 28 de octubre de 1995.

Caracas, noviembre de 1995

166
HECHOS E IDEAS
Academia Nacional de Ciencias Económicas

CONVERSACIONES SOBRE LA CRISIS

INTRODUCCIÓN

Con el objeto de cruzar ideas sobre las causas, natura-


leza y consecuencias de la crisis que atraviesa el país y con-
tribuir al diseño de políticas que coadyuven a su solución,
varios Individuos de Número de la Academia Nacional de
Ciencias Económicas, específicamente, Tomás E. Carrillo Ba-
talla (quien actuó como promotor y coordinador del evento),
Hector Malavé Mata, D.F. Maza Zavala, Armando Córdova,
Armando Alarcón Fernández, Isbelia Sequera Tamayo, Rafael
]. Crazut, celebraron una serie de reuniones durante los meses
de junio y julio ·de 1995, en las cuales se examinaron distin-
tos aspectos de la problemática bajo consideración y se llegó
a un alto grado de consenso en la identificación de las cau-
sas que han originado esta lamentable situación y sobre las
medidas que deben adoptarse para superarla. Como medio
de evitar la natural dispersión que tiende a producirse en el
análisis de un tema tan complejo y altamente interrelacio-
nado, se eligió la materia concerniente al proceso inflacio-
nario como centro de atención para la conducción de las
discusiones, puesto que alrededor del mencionado proceso
convergen todos o casi todos los factores que han originado
la crisis, de la cual la inflación es su más ostensible manifes-
tación. Esta metodología no se cumplió a cabalidad, pero
resultó altamente orientadora. La conveniencia de realizar unas
conversaciones de este tipo a nivel académico, se puso de
relieve porque muchos de los análisis que se han hecho
sobre la crisis suelen tener sesgos o intenciones políticos,
motivados por el deseo de defender posiciones adoptadas o
responsabiI:zar a determinados sectores o personas por erro-
res cometidos, La discusión académica tiende a garantizar
mayor objetividad.

A través de este esfuerzo sistemático de reflexión se


puntualiza, en primer lugar, que la crisis que afecta al país

169
tiene sus raíces en factores económicos, políticos, sociales,
culturales e incluso de carácter ético, los cuales han tenido
profunda incidencia sobre los aspectos reales y monetarios
de la economía. En el ámbito real, se destaca el virtual fra-
caso de los planes que desde hace muchos años se han
venido llevando a cabo para diversificar la producción a fin
de disminuir nuestra dependencia de la producción y expor-
tación petrolera, fenómeno evidenciado en la escasa capa-
cidad del sistema productivo para satisfacer la demanda in-
terna en condiciones razonables de calidad y precios, así
como el limitado crecimiento de las llamadas exportaciones
no tradicionales, todo lo cual se traduce en una debilidad
estructural de la balanza de pagos, cuyo equilibrio ha depen-
dido básicamente del petróleo y de los ingresos de capitales,
materializados preferentemente en la forma de empréstitos
externos. Obviamente, en ese desajuste en el sector productivo
y esa debilidad de nuestras cuentas externas, no compensadas
oportunamente por eficientes políticas, se encuentran las razones
subyacentes de una crisis que tarde o temprano habría de
manifestarse.

En el campo de la política fiscal, se subraya el elevado


volumen de gasto público que ha prevalecido durante muchos
años a consecuencia de los ingresos provenientes del sector
petrolero así como la limitada eficiencia para canalizar ese
gasto hacia inversones verdaderamente reproductivas y auto-
financia bies o a resolver de manera efectiva ingentes pro-
blemas sociales como la marginalidad y la pobreza. Como
agravante se observa que las elevadas recaudaciones fiscales
se complementaron con la contratación de una elevada deu-
da externa, con la cual el gasto público llegó a niveles que la
economía no estaba en capacidad de absorber eficientemente,
restándole efectividad. En teoría, la contratación de esa deu-
da se trató de justificar como un esfuerzo decisivo para in-
crementar el acervo de bienes de capital del país e incre-
mentar la producción, objetivo que no llego a cumplirse,
quedando sólo a la nación la obligación de pagar una deuda
cuyo servicio consume más de una tercera parte de las recau-
daciones fiscales e ingresos de divisas y que constituye, por
tanto, causa adicional del desequilibrio de la balanza de pa-
gos, de la devaluación y la crisis. Por otra parte, la poca
confianza en los planes del sector público y el convenci-
miento de que el pago de la deuda se convertirá en factor
decisivo de déficit de balanza de pagos y eventual deva-
luación, condujo una fuerte salida de capitales venezolanos
hacia el exterior, proceso que además de restar recursos para
el financiamiento de las actividades internas, se ha traducido

170
en fuertes restricciones a la libre convertibilidad. Hoy en día,
frente a las dificultades para contraer nuevos endeudamien-
tos y la escasa voluntad política para racionalizar el gasto
público, se ha incurrido en un persistente déficit fiscal que
alimenta el proceso inflacionario.

En lo atinente a la política monetaria los desaciertos han


sido también frecuentes. Con la idea de evitar las salidas de
capitales, el Banco Central de Venezuela propició una política
de elevación de los tipos de interés a través del mecanismo
de bonos cero cupón, instrumetno que, a su vez, estaba su-
puesto a drenar circulante y contrarrestar la inflación. La ele-
vación en los tipos de interés hizo que el financiamiento de
las actividades productivas se hiciese extraordinariamente cos-
toso, desestimuló la demanda de créditos por parte del sec-
tor privado y canalizó los recursos bancarios hacia coloca-
ciones en bonos cero cupón o hacia inversiones riesgosas a
largo plazo que desnaturalizo las funciones características de
intermediación financiera propias del sistema bancario. Estos
desajustes, aunados a la escasa o prácticamente inexistente
supervisión bancaria, desencadenaron una crisis financiera de
inusitadas proporciones para lo cual el Banco Central de
Venezuela tuvo que proporcionar precipitadamente auxilios
crediticios por un monto ligeramente su perior a un billón de
bolívares, o sea cerca de un 13% del PTB. Las consecuencias
de esta precipitada solución acentuaron el proceso inflacio-
nario e intensificaron la devaluación y desconfianza en la
economía nacional.

Las causas de la crisis venezolana son, pues, variadas y


complejas. Se asocian con una serie de fenómenos econó-
micos altamente interrelacionados como los ya citados, en
donde se confunden causas y efectos, entre los cuales se
destacan la incapacidad para estimular el aparato productivo
interno, la contratación de una elevada deuda externa, el
agotamiento del modelo de sustitución de importaciones y el
debilitamiento del estímulo que proporciona la industria pe-
trolera, pero se vinculan, también, con una sucesión de desa-
ciertos en la conducción de la política económica que han
convertido a un país que se caracterizaba por su elevada
riqueza y potencialidad productiva en una nación empobre-
cida con acentuado incremento de la pobreza crítica. A las
causas de tipo económico, se añaden consideraciones de or-
den moral que parecen afectar tanto al sector público como
al privado, como se desprende de la corrupción adminis-
trativa y las prácticas abusivas en la intermediación finan-
ciera que ha conducido a la reciente crisis bancaria. El resul-

171
tado conjunto de todos estos factores se ha traducido en
datos y cifras alarmantes: en alrededor de un decenio el
bolívar se ha devaluado en más de 2.000% y Venezuela se ha
situado a la cabeza de los países con mayor inflación en
América Latina, todo ello sin hacer mención a los indica-
dores de alimentos que nos colocan dentro de los niveles
más bajos.

Para enfrentar esta situación se han elaborado y puesto


en práctica los más variados planes que van desde el programa
de ajuste estructural y la terapia de shock de 1989, hasta la
presentación o anuncio de cerca de 5 planes en 1995. El plan
de ajuste estructural poco contribuyó a resolver la situación y
trajo como resultado problemas de carácter público y social
poco comunes. Los restantes planes han acentuado la incer-
tidumbre y desconfianza en la conducción de la economía.
Los interlocutores en estas conversaciones aducen que el ca-
rácter inconexo de dichos planes ha sido la causa de su
fracaso y sostienen que debe elaborarse un programa de
estabilización macroeconómico en donde se articulen cabal-
menté las políticas de fomento a la producción con la po-
lítica monetaria, fiscal, cambiaria y financiera y se trate de
garantizar una adecuada inserción de Venezuela en la eco-
nomía mundial. No obstante, dejemos que sean ellos quienes
con mayor precisión nos aclaren sus importantes puntos de
vista.

Primera Sesión
-16 de octubre de 1995-

D. F. MAZA ZAVALA

La Inflacton. fenámeno de síntesis

Yo creo que hay que fijar un centro de atención al


conjunto de fenómenos y problemas que enfrenta actualmente
el país. Este centro de atención, por vía metodológica pero
también quizás por vía de política, es la inflación. Por eso es
que se ha intentado la celebración de un compromiso anti-
inflacionario, teniendo como objetivo de un conjunto de polí-
ticas y medidas el abatimiento de la inflación. La explicación
que puedo dar al respecto es la siguiente: La inflación resu-
me, sintetiza o representa, quizás, lo sustancial de los desequi-
librios, desajustes y dificultades del país y solamente aquí se

172
ponen de manifiesto los hechos, las desviaciones, las explica-
ciones parciales que se dan sobre el proceso antiinflacionario.
Una de esas vertientes de explicación es la monetarista: se
considera que las causas o los factores de la inflación actúan
frente a la esfera de la circulación, de la circulación mone-
taria, de la circulación fiscal, de la circulación de bienes y
servicios, y que corrigiendo estas causas o factores en ese
nivel se podría suprimir la inflación.

Ahora nos damos cuenta, si atendemos a la explicación


monetarista, que los que están incidiendo en el fenómeno
inflacionario actual son el desequilibrio fiscal y el desequi-
librio monetario, ambos desequilibrios interrelacionados. De
allí el énfasis que se hace en el desequilibrio fiscal porque se
considera que éste es el principal factor de perturbación en la
actualidad. Si se corrigen las causas del desequilibrio fiscal,
se puede aliviar substancialmente la inflación, y corrigién-
dose estas causas, por consecuencia o lógica relación, se
corrigen también las causas del desequilibrio monetario.

El carácter del desequtubrto fiscal

El desequilibrio fiscal ha pasado de coyuntural a estruc-


tural. Se suponía en el pasado que el desequilibro fiscal te-
nía un carácter coyuntural. Más bien había una tendencia al
superávit de presupuesto en épocas en que el ingreso petro-
lero estaba en su mayor impulso y en que otros impuestos,
como el impuesto sobre la renta, el impuesto de aduana,
también estaban en una etapa de crecimiento, en tanto que
no se había desbordado todavía el gasto, y el problema de la
deuda no era significativo. Me refiero a lo que estaba ocu-
rriendo por ejemplo hace 20 ó 25 años.

En la actualidad el problema del desequilibrio fiscal ha


llegado a ser estructural porque hay una insuficiencia cró-
nica de ingresos ordnarios con respecto a los gastos públicos
que son crecientes; además de crecientes, los gastos públi-
cos tienen un factor inercial, porque una alta proporción del
presupuesto de gastos no puede ser reducida y ello implica o
bien asignaciones de carácter constitucional y legal, o bien
obligaciones de carácter contractual.

El margen de maniobra para reducir el gasto público


dentro de esta condición es muy pequeño. Yo diría un 20 o
25% del presupuesto total. Si a esto le agregamos la carga del
servicio de la deuda interna y externa, que llega a 40% y que
a partir del próximo año quizás aumente esa proporción,

173
podríamos explicarnos el porqué de las dificultades que tie-
ne el gobierno para reducir el gasto y a través del gasto
aproximarse al equilibrio fiscal.

Pero también el gobierno tiene dificultad para el aumen-


to de los ingresos ordinarios; en primer lugar existe lo que
podríamos llamar la contradicción entre la contribución petro-
lera al Fisco Nacional y el propio desenvolvimiento de la
actividad petrolera. La contribución petrolera al Fisco Na-
cional ha venido descendiendo en términos relativos; lo que
se llama la participación fiscal en el excedente petrolero ha
venido contrayéndose, y ésta es una tendencia por la que
dentro de las condiciones actuales no se puede esperar que
haya una mayor contribución petrolera al fisco si no cam-
bian las condiciones en que esta contribución tiene lugar. En
consecuencia, el espacio que deja la contribución petrolera
con respecto a la totalidad de las necesidades de ingreso
fiscal, cada vez es más amplio, ¿cómo llenar este espacio? El
espacio se puede llenar naturalmente con impuestos, tasas y
contribuciones.

En una economía que, como dice el Dr. Carrillo, fuese


dinámica, expansiva, que estuviera en proceso de crecimiento,
se podría generar la capacidad contributiva interna para apor-
tar al fisco lo que éste requiere. Una economía deprimida,
que tiende a ser crónicamente deprimida, una economía, ade-
más, en la cual la carga tributaria está tan desigualmente
repartida y en que la administración tributaria, como ha dicho
el Dr. Carrillo, es tan ineficiente, las posibilidades de llenar
este espacio fiscal parecen muy limitadas. Quizás la vía más
fácil, desde el punto de vista fiscal, desde el punto de vista
político para aumentar el espacio, es aumentar los impuestos
indirectos, porque nadie protesta, por lo menos directamente.
La gente asimila la carga indirecta, contrae su propio gasto
para contribuir al fisco, pero no genera una protesta pública.

Al referirme a los impuestos indirectos me estoy refi-


riendo al conjunto de los impuestos indirectos, no solamente
a los impuestos al mayor que se trasladan al consumidor, los
impuestos al consumo de cigarrillos, los impuestos de adua-
nas que se trasladan al consumidor, sino que me estoy refi-
riendo también a otro tipo de impuestos, y entre ellos está la
devaluación, que es un impuesto indirecto no tipificado des-
de el punto de vista de la ciencia fiscal, pero en todo caso
efectivo desde el punto de vista de la exacción al contribu-
yente y desde el punto de vista de la obtención por el fisco
de ingresos monetarios.

174
La devaluación implícita

La devaluación que yo llarno implícita no esta recogida


en el valor oficial del bolívar. El valor oficial del bolívar en
términos nominales permanece fijo; pero el valor real del
bolívar, como todos sabemos y a pesar de que queremos
negarlo, se deteriora y en consecuencia de este deterioro la
creciente incapacidad del consumidor para adquirir los bie-
nes y servicios para su ordinario vivir. Pero también la deva-
luación implícita significa un traslado de ingreso real a dos
tipos de agentes económicos, por una parte, aquellos agen-
tes económicos privados que pueden modificar con mucha
facilidad los precios de los bienes y servicios que producen y
ofrecen al mercado, y el gobierno que es también una fuente
de absorción de ingresos flexibles como en este caso. Los
que no pueden modificar esos precios, los asalariados, los
rentistas, los pensionados: tienen que prácticamente sacri-
ficar su ingreso real para transferirlo forzosamente a los dos
tipos de agentes mencionados.

De modo pues que ésta es la vía que se considera


actualmente más fácil desde el punto de vista de los intere-
ses privados, quizás también de parte de los intereses que
juegan en el gobierno para cubrir el espacio, es decir, una
devaluación explícita, modificar hacia arriba el tipo de cam-
bio en una proporción del 40-50%.

Pero también presionan estos intereses para otras mo-


dificaciones, por ejemplo, el aumento del precio de la gaso-
lina. Se dice que el aumento del precio de la gasolina en las
proporciones en que se indica, de llevarlo a Bs. 20 o más, le
dará al fisco un ingreso adicional de 60.000 mil millones de
bolívares.

Se dice que la devaluación dejará al fisco un ingreso


adicional de 200 mil millones de bolívares, pero también
existe la otra posibilidad ya más concreta que es la apertura
petrolera. La apertura petrolera puede proporcionarle al fisco
a corto plazo un ingreso adicional fuera de la contribución ya
preexistente de la industria petrolera, porque se habla de un
bono de entrada para el fisco, de entrada a los que vayan a
formar parte de las asociaciones estratégicas y si el gobierno
podría de inmediato también poder participar en las inversio-
nes iniciales a través de la imposición fiscal, se espera que
ese monto esté entre 150 mil y 200 mil millones de bolívares.
Así, 100 mil millones de la gasolina, 150 mil ó 200 mil millones
de la devaluación, 150 mil millones de la apertura petrolera,

175
tenernos 500 mil millones, o sea la mitad del déficit fiscal
reconocido dentro del área del gobierno central. Estoy hablan-
do de ingresos ordinarios o así considerados. Otro tipo de
ingreso ordinario puede ser el aumento del impuesto a las
ventas. Se le estima del 12,5 al 15%. Pero también si se
pudiera reorganizar el sistema aduanero y efectivamente se
pudiera lograr de los derechos de aduana lo que deben apor-
tar. Suponemos por ejemplo una importación de 8 mil ó 9 mil
mllones de dólares al año, y por más que la barrera adua-
nera haya sido disminuida, siempre hay un promedio ponde-
rado efectivo de un 15%, es decir aproximadamente una sexta
parte de 9 mil millones de dólares que serán como 1.500
millones de dólares, al tipo de cambio de 170 serían como
250 mil millones de bolívares.

Alcances de la Reforma del Estado

Yo he estado diciendo sobre la reforma del Estado que


hay dos planos para entenderla: el plano teórico, es decir
donde se aportan ideas, estudios: proyectos y el plano prác-
tico de la vida política, cómo llevar a la práctica una reforma
del Estado. Porque ¿qué es el Estado? El Estado no es sola-
mente los poderes públicos -el poder Legislativo, el Ejecu-
tivo y el Judicial, siguiendo la trilogía de Montesquieu- sino
también el poder central, el estada! y el municipal. El Estado
tiene también sus órganos que podemos llamar fuera de lo
que se conoce constitucionalmente como Estado, los par-
tidos políticos forman parte del Estado, están en la periferia
del Estado, las organizaciones sindicales están en la periferia
del Estado, las organizaciones de la sociedad civil son parte
de la periferia del Estado, los medios de comunicación so-
cial, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas. Todo este con-
junto de factores forman parte del Estado, constituyen el
Estado, en su acepción más perfilada pero al mismo tiempo
más real.

Poner de acuerdo a ese conjunto de factores, no es que


no sea posible sino que habría que romper con los intereses
que ellos representan, porque el mayor obstáculo que se
puede reconocer en este propósito es la falta de voluntad de
todos esos factores en distintos grados para un cambio, pues-
to que un cambio afecta los intereses, un cambio destruye en
buena medida las bases del poder, un cambio destruye más
allá de esos ciertos factores de acumulación económica, de
acumulación social, acumulación cultural, si perfilamos el concep-
to de acumulación, y en consecuencia nadie quiere cambiar
en el status donde está desenvolviéndose, o quiere cambiar

176
lo me-nos posible, entonces el cambio se convierte en una
especie de arreglo, entre los que solamente quieren un mínimo
cam-bio para dar la impresión de que se está cambiando pero
conservando las posiciones relativas.

Este es el escenario en el que nos movemos sin ningún


lugar a dudas, con el agravante o el ingrediente, quizás, de
que hay nuevos factores en el escenario, de que hay un
cambio de personajes en el escenario. La crisis financiera que
todavía no ha concluido determina una especie de cambio en
la composición del poder financiero y cambio en las vertien-
tes de la acumulación. Ciertos factores del poder financiero
han sido erradicados, están marginados, están perseguidos
incluso, pero otros factores se integran o algunos que han
quedado aumentan su poder. Porque junto con la crisis finan-
ciera ha tenido lugar una mayor concentración del poder
financiero y de la acumulación financiera.

y nuevos personajes aparecen en el escenario vincu-


lados al Estado: aquéllos que participan de una u otra forma
de la intervención de las instituciones financieras que han
caído en la crisis, los que están al frente de las instituciones
que han pasado al poder de FOGADE. En fin hay una recom-
posición del poder financiero y a través de esto una recom-
posición del poder económico privado, y también del poder
político porque una buena parte de estos nuevos personajes
están vinculados al poder político, los nombres y apellidos de
estos personajes son considerados y no voy a mencionarlos.

Estamos en presencia de un cambio, que no es el cam-


bio necesario, no es el cambio indispensable para que efecti-
vamente se puedan lograr los objetivos de una reforma del
Estado. Y un cambio en las condiciones y factores del dese-
quilibrio fiscal y el desequilibrio financiero está en proceso.

Factores no monetarios de la inflación


Por eso digo que dentro de las condiciones actuales
pueden hacerse arreglos parciales transitorios para corregir
estos desequilibrios, pero las causas profundas del mismo
persistirán. Y hablando de la inflación, como lo dije al prin-
cipio, para complementar mi punto de vista diría que aun
cuando pudiéramos mejorar los escenarios financieros, fisca-
les y monetarios, persistirían los desequilibrios en las raíces
mismas de la estructura económica, en la capacidad pro-
ductiva que está profundamente desequilibrada y quebran-
tada; la capacidad adquisitiva de la gran mayoría de la po-

177
blación está también profundamente quebrantada y ha su-
frido también un cambio en su composición, es decir, hay
una mayor concentración de capacidad adquisitiva en mino-
rías de la población, hay una redistribución de esta capa-
cidad entre gru pos sociales, y desde luego podemos decir
también que, en cuanto a la circulación de mercancías y
servicios, hay una fractura entre los medios de producción y
los medios de circulación, hay también una distorsión cada
vez mayor en los medios de circulación, lo que se llama
corrientemente, las roscas, la especulación, el acaparamiento,
la anarquía del mercado y que al mismo tiempo tiene sus
réplicas en las concentraciones de carácter rnonopolístico y
oligopolístico organizadas, de modo que entre estos dos extre-
mos del mercado el comportamiento de éste es profunda-
mente distorsionado, de forma irregular, y genera algunos
mecanismos perversos que son proinflacionarios porque des-
de luego hay que establecerlo con precisión.

Ese es mi punto de vista sobre las vertientes de la infla-


ción, las causas reales de la inflación y la difusión de la
inflación habida cuenta que estos mecanismos monetarios,
financieros y fiscales son difusores y quizás amplificadores a
través de un efecto multiplicador de estos factores reales de
la inflación, pero la inflación está allí sumergida, está incrus-
tada en los elementos de la estructura. Mientras haya ese
obstáculo, la erosión profunda de la capacidad productiva, la
capacidad adquisitiva y los mecanismos de circulación creo
que la inflación persistirá. Por eso cuando hablamos de la
lucha antiinflacionaria, tenemos que hablar de una totalidad,
no simplemente de un factor, de una variable, de un elemento,
de un problema, sino de una totalidad interrelacionada de
todos los factores, causas o elementos que juegan en el pro-
ceso económico y social.

A.RMANDO CÓROOVA

Quiero referirme en esta intervención a un tema que


considero crucial dentro de la grave crisis que está viviendo
el país. Me refiero a la involución de nuestra estructura pro-
ductiva como aspecto central de dicha situación y la pro-
puesta de algunos lineamientos básicos para una estrategia
de transformación del aparato productivo interno que consi-
dero el elemento fundamental para la superación de la crisis
nacional.

17H
Agotamiento del modelo tradicional de desarrollo

La profunda crisis que vive hoy la economía y la sociedad


venezolana es el resultado complejo de una articulada conjun-
ción de factores estructurales y coyunturales, agravados por
una larga serie de políticas económicas inadecuadas y accio-
nes inconvenientes, y hasta delictuosas, de algunos agentes
privados, como es el caso del colapso financiero de 1994. El
factor estructural básico ha sido el agotamiento del modelo
de crecimiento basado en la utilización del ingreso petrolero
para promover una industralización sustitutiva de importa-
ciones aislada de la economía mundal y desvinculada de los
factores naturales donde residen las ventajas comparativas
nacionales, los cuales deberían ser el fundamento de nuestra
capacidad de competir abiertamente en el comercio interna-
cional. Ese entraba miento estructural coincide con un pro-
ceso de reestructuración de la economía mundial, sobre la
base de un nuevo paradigma tecnológico, de transformacio-
nes profundas en la organización y formas de gestión de la
producción y de la consecuente reorganización de los roles
que ocupaban previamente las economías nacionales en el
orden económico internacional (reinserción), objetivo que está
planteando la necesidad de profundas transformaciones es-
tructurales en nuestra economía.

Se trata, precisamente, de las transformaciones estructu-


rales que nos permitan reiniciar el crecimiento económico en
las condiciones que exija esa nueva economía mundial. Vene-
zuela no ha sido capaz hasta ahora, a pesar de su favorable
dotación de recursos naturales y humanos, de encontrar el
camino para esa reconversión de nuestra economía, única
salida a la crisis actual. Como consecuencia de esa incapa-
cidad de la economía real para reestructurarse del modo que
exigen, tanto los objetivos de bienestar de la sociedad ve-
nezolana, como las características de la nueva realidad eco-
nómica internacional, se ha ido generando un conjunto de
desajustes macroeconómicos, entre los cuales se destacan el
déficit fiscal, los desequilibrios cambiarios, monetarios, finan-
cieros y de balanza de pagos que, aunados a otros factores
de ineficiencia pública y privada, impiden a su vez la recon-
versión del aparato productivo y el despegue de un nuevo
tipo de desarrollo económico y social.

Nos encontramos, pues, frente a un perverso círculo


vicioso: el agotamiento del modelo rentista -desarrollista cau-
sa los desajustes macroeconómicos y éstos a su vez impiden
la reconversión estructural de la economía. De allí que la

179
tarea prioritaria sea la superación de dicho entrabamiento
mediante una estrategia integral en la que se articulen armonio-
samente la puesta en marcha de un programa de estabi-
lización, capaz de corregir los desequilibrios macroeconó-
micos y una política de mediano y largo plazo orientada
hacia la reestructuración productiva que permita transformar
nuestra economía real en el soporte fundamental de un creci-
miento equilibrado y estable. Es ese el complejo nudo proble-
mático que debemos enfrentar y resolver, con el mínimo de
traumas posibles para la estabilidad social y política del país,
mediante una articulada conjunción de esfuerzos políticos y
privados, enmarcados dentro de una estrategia integral de
desarrollo.

Estabilización macroeconomica y
nueva estrategia de desarrollo

Para abordar este importante aspecto se plantean dos


enfoques contrastantes. El primero es el enfoque ortodoxo de
fundamentación neoclásica, cuya versión dominante en la actua-
lidad es la que ha desarrollado el neoliberalismo moneta-
rista. El segundo, que constituye la plataforma conceptual de
nuestro planteamiento, lo denominaremos enfoque participa-
tivo integral. Veamos someramente los planteamientos de ca-
da uno de ellos en relación a la forma de articulación entre
los programas de estabilización y las políticas de reestructura-
ción del aparato productivo.

1. El enfoque ortodoxo. En su versión más general y prin-


cipista la versión dominante del enfoque ortodoxo parte de
varios elementos básicos: como diagnóstico fundamental se
estima que el entrabamiento estructural que hoy padece la
economía venezolana es el resultado lógico de políticas esta-
tales (el 'rentismo desarrollista) que la aislaron del mercado
internacional, impidiendo la elevación de la productividad y
de la capacidad competitiva externa de su industria de trans-
formación y su sector agrícola.

Ese aislamiento condujo a la pérdida progresiva de los


equilibrios internos (inflación, tasa de interés, violación de la
regla fiscal, etc.) y externo (balanza de pagos). En la vigente
situación del entorno económico mundial, sintetizada en el
concepto de globalizaci6n, las condiciones sine qua non de un
nuevo desarrollo económico capaz de insertarse competiti-
vamente en el orden internacional emergente son dos: a) La
plena apertura comercial que deja al libre juego del mercado
las asignaciones sectoriales de recursos productivos; y b) un

180
eficiente programa de estabilización que recupere los equi-
librios macroeconómicos perdidos.

Dentro de ese contexto teórico las tareas que debe cum-


plir el Estado para superar la crisis económica en curso se
limitan a las siguientes: i) Lograr la estabilización de los
equilibrios macroeconómicos, preferiblemente mediante una
política de shock integral. ii) Crear las condiciones ínfraestruc-
turales sociales (en panicular la reforma educativa) y físicas
(vialidad, energía, red informática, investigación científica y
tecnológica, etc.). iii) Privatización de todas las empresas pú-
blicas. En este aspecto la ortodoxia externa propone como
colofón la venta de PDVSA al capital privado, para garantizar
un pleno juego del mercado en la economía nacional.

Cumplidas esas tareas, el proceso de reestructuración y


crecimiento económico pasa a ser responsabilidad única de
los agentes económicos privados dentro del más libre juego
de las fuerzas del mercado, puesto que, dentro del para-
digma ortodoxo, la eficiencia económica de los agentes pri-
vados se establece a priori como el criterio básico para deter-
minar la mejor alocacíón de los recursos, atendiendo a las
señales del sistema de precios y al pleno respeto a las reglas
del mercado, mediante respuestas automáticas y no discre-
cionales.

En dicho paradigma la eficiencia se define como un


valor objetivo caracterizado por su neutralidad, lo cual ga-
rantiza teóricamente los mejores resultados para todos. Se
establece así la preeminencia de lo 'económico (el mercado)
sobre lo político, supuesto a partir del cual se incluye que
cualquier política económica estatal origina una distorsión
que impide el alcance de los resultados óptimos ideales del
funcionamiento de la economía.

Como consecuencia de todo lo anterior, la distribución


del ingreso y el bienestar social aparecen en dicho enfoque
como un producto derivado del libre crecimiento económico
que logra resullados máximos a través del juego del mercado,
en lugar de conformar objetivos prioritarios por sí mismo.

2. El enfoque parttcipatiuo integral. El enfoque heterodo-


xo alternativo que sirve de fundamento a la estrategia econó-
mica que aquí proponemos parte, a su vez, de varios supues-
tos: En primer lugar, se observa que el proceso de desarrollo
económico en las actuales condiciones de transformación es-
tructurales en la economía mundial, lejos de ser un proceso

181
de cambio continuo y lineal, es más bien un proceso de
cambio discontinuo y discreto, motorizado por la difusión de
las transformaciones tecnológicas, organizalivas y gestionarias
del aparato productivo. En este contexto las exigencias de la
reestructuración económica modernizadora no terminan con
las privatizaciones, la apertura comercial y el logro de una
exitosa política de ajustes macroeconómicos de corto plazo,
condiciones no suficientes para el alcance de aquel objetivo
estratégico.

Para cumplir esa transformación estructural novedosa y


profunda en una economía como la venezolana, no basta con
las simples acciones automáticas de los empresarios priva-
dos, sobre todo si se considera su escasa experiencia y ma-
durez, para romper el gran número de obstáculos que debe
sortear la construcción de una moderna estructura produc-
tiva y su eficiente incorporación competitiva al comercio interna-
cional.

En esas difíciles condiciones la estrategia de desarrollo


debe ser capaz de integrar, de modo consensual, una conste-
lación de redes interactivas entre el capital privado, el Esta-
do, y otros agentes sociales que permitan articular una au-
téntica estrategia nacional de desarrollo económico y social. Só-
lo una movilización organizada de la entera sociedad puede
ser capaz de superar los grandes y pequeños obstáculos que
hay que vencer para lograr la necesaria elevación de la com-
petitividad internacional de nuestra economía.

Dicho de otro modo, no son la apertura comercial y el


libre juego del mercado los que van a construir, por sí mismos,
la competitividad interna y externa de nuestra economía que
haga posible el alcance de una sociedad nacional más desa-
rrollada, sino al revés. Es la transformación económica y social
interna la que puede permitirnos incrementar la competiti-
vidad mediante un proceso integral de auto transformación.
Planteado así el problema, la aplicación de un programa exi-
toso de estabilización macroeconómica y el virtuoso aprove-
chamiento de las fuerzas del mercado constituyen, sin lugar a
dudas, condiciones necesarias, logros de singular importan-
cia para viabilizar la reconversión competitiva de la econo-
mía nacional, pero de ninguna manera condiciones suficien-
tes para alcanzar ese fin, mientras no se articulen con una
eficaz estrategia de reestructuración del aparato productivo.

182
Ideas básicas de un programa de estabtttzacton

Sobre este Importante aspecto, que será analizado en


otras intervenciones, me limitaré a señalar que dicho progra-
ma debe ser concebido, en primer lugar, como una condi-
ción necesaria para la generación de credibilidad en la estra-
tegia global, como un instrumento crucial para alcanzar el
importante objetivo de romper las expectativas negativas que
alientan la marcha del proceso inflacionario. En segundo lugar,
como un programa necesario para recuperar los equilibrios ma-
croecanómicos internos y externos que son condición nece-
saria, aunque no suficiente de la reconversión del aparato
productivo.

Los objetivos de la estrategia económica


En el documento Un proyecto de País. Venezuela en con-
senso, uno de los materiales publicados por CORDIPLAN co-
mo parte del IX Plan de la Nación, se presenta un sucinto
diagnóstico de la actual situación económica y social del país
y se definen con claridad los objetivos que debería ser capaz
de alcanzar un programa de reestructuración económica di-
rigido a la superación de la crisis. Propongo como punto de
partida la aceptación tentativa de esos objetivos básicos, sin
perjuicio respecto a la posibilidad de que se amplíen o mo-
difiquen en el curso de la discusión. Esos objetivos pueden
clasificarse en generales y específicos. Entre los generales se
pueden citar: a) Lograr un nuevo tipo de crecimiento econó-
mico sostenido, autosustentable, equilibrado, compatible con
la equidad social, basado en la especificidad de nuestros
recursos naturales y en el aprovechamiento del moderno pa-
radigma tecnológico y de gestión de la producción; y b) Uti-
lizar la reconversión de la economía nacional para construir
un nuevo modo de articulación al orden económico interna-
cional emergente.

Los objetivos específicos, relacionados preferentemente


con la reconversión productiva, son entre otros los siguientes:
1) Desarrollo de cadenas productivas industriales cada vez
más completas (Grupos Líderes de Actividades o GLA) partien-
do de los sectores donde reposan nuestras ventajas compa-
rativas (petróleo, minería, generación de energía eléctrica,
plantaciones forestales y turismo). 2) Desarrollo agrícola orien-
tado a la especialización exportadora en algunos rubros prio-
ritarios (café, cacao, arroz, etc.) y al fortalecimiento de la
seguridad alimentaria interna. 3) Creación de "cadenas de
globalización" (centros regionales hemisféricos que utilicen a

183
Venezuela como plataforma para operaciones multinaciona-
les) y de otros sectores estratégicos de apoyo (informática,
telemática, consulroría, etc.).

En el citado documento de CORDIPLAN no se llega,


todavía, a un desarrollo explícito de las formas operativas
para el cumplimiento de los objetivos específicos que deben
conformar la médula de la estrategia de reconversión produc-
tiva. A continuación presentamos un conjunto de ideas prelimi-
nares que pueden servir de base para la discusión de esas
formas operativas. El primer planteamiento general sobre el
tema es el que se refiere a la estructurra organizativa del
conjunto de enfoques sectoriales. Se trata aquí de determinar
si corresponde un enfoque general centralizado o uno descen-
tralizado, donde la programación de cada cadena productiva
sea abordada separadamente por entidades sectoriales autó-
nomas. En este aspecto estamos a favor de esta última alter-
nativa descentralizada, al menos durante la fase de insta-
lación inicial de las nuevas cadenas productivas.

El segundo aspecto a decidir es la determinación de los


agentes que deberán participar en las referidas entidades secto-
riales autónomas encargadas del diseño e instrumentación de
cada una de las estrategias sectoriales. Las ideas básicas que
proponemos a este respecto son las siguientes:

a) En aquellas cadenas productivas donde sean empre-


sas estatales las industrias básicas de la cadena productiva,
dichas empresas, debido a su mayor conocimiento de la pro-
blemática del sector, deberán asumir la responsablidad en la
elaboración de los lineamientos estratégicos iniciales, hasta
llegar a la elaboración de los estudios de prefactibilidad. En
las otras cadenas productivas habrá que estudiar alternativas
específicas.

b) Una vez culminada esa primera fase se procederá a


integrar dentro del organismo programador sectorial, a represen-
tantes del ca pital privado, concebido aquí como el agente
activo fundamental del desarrollo de las empresas que se
conformarán aguas arribas yaguas abajo de cada núcleo básico
de desarrollo.

e) Dado que dichas estrategias sectoriales van a incidir,


de una u otra forma sobre los niveles de bienestar econó-
mico y social de la población, resulta también absolutamente
necesaria la participación de representantes de sectores de la

184
sociedad civil directamente implicados en el desarrollo de
cada cadena productiva, cuando ello se considere pertinente.

d) Se llega así a la conclusión de que la viabilidad de


las distintas estrategias sectoriales debe ser un resultado consen-
sual de la participación de esas tres fuentes de poder econó-
mico, político y social que se articulan en la sociedad vene-
zolana (Estado, empresariado privado y entidades e institu-
ciones de la sociedad civil), aunque dejando en claro que en
cada etapa de la evolución de la estrategia de desarrollo los
problemas a resolver van a ser diferentes.

En todo caso debe tenerse presente que el logro de esos


consensos no es una tarea fácil, debido a la compleja red de
intereses coincidentes y contrapuestos que sirven de base a
las acciones de los diferentes actores que participan en la
sociedad venezolana y a que, dentro del marco democrático,
cada uno de ellos intentará obtener los mejores resultados
para sí, en el juego de naturaleza no cooperativa que consti-
tuye la esencia del mercado.

El Estado venezolano tiene en sus manos, sin embargo,


un conjunto de instrumentos que le permiten un arbitraje
exitoso de ese necesario consenso social que debe expresar
el equilibrio de la actual composición de fuerzas económi-
cas, sociales y políticas en juego, colocando como objetivo-
síntesis fundamental el de la superación de la crisis que vi-
ven, tanto el país como cada uno de los agentes sociales que
en él actúan.

Entre esos instrumentos-fortalezas de que dispone el Es-


tado venezolano para liderizar el proceso de búsqueda de un
consenso sobre la estrategia de desarrollo, hay que destacar
dos: el prestigio político del Presidente de la República y la
propiedad estatal de los sectores básicos para la nueva estra-
tegia, lo que le permite ejercer acciones directas que sirvan
de mensajes claros para atraer al capital privado a participar,
motivado por la satisfacción de sus propios intereses, en las
cadenas productivas que constituyen los núcleos esenciales
de la reconversión productiva. En este aspecto queremos anti-
cipar, desde ahora, el rol fundamental que deberá jugar PDVSA
en la instrumentación de la estrategia que se discute, no sólo
como productor y exportador de hidrocarburos, sino por su
condición de organización de gran empresa moderna, en ca-
pacidad de difundir su experiencia empresarial hacia los de-
más sectores de la economía.

185
Las estrategias sectoriales
El diseño de los específicos planteamientos estratégicos
para cada uno de los Grupos Líderes de Actividad (GLA).
Contendrá:

111) Una determinación razonada de las "industrias motri-


ces", tal como se les denomina en el IX Plan. Habría que
comenzar por determinar si en dicho documento "están to-
das las que son y son todas las que están".

211) Enumeración razonada y articulación tentativa de los


posibles eslabones aguas abajo de cada industria motriz.

311 ) Elaboración de estudios de prefactibilidad de cada


uno de esos eslabones de la correspondiente cadena, esta-
bleciendo, si fuera posible y se considerara necesario, un
orden de prioridades estratégicas.

4 11 ) Determinación de los roles a cumplir por el mer-


cado y por la acción oficial en la instrumentación de cada
estrategia sectoral, enfatizando la concretización de las for-
mas consensuales de colaboración entre el sector público y
los agentes privados en concordancia con las exigencias que
plantean los distintos sectores de la sociedad civil.

511) En las actuales circunstancias parecería lo más prác-


tico encargar de los puntos anteriores a equipos organizados
en cada industria motriz en los que participaría un represen-
tante de la autoridad encargada por el sector público para la
elaboración e instrumentación de la estrategia (ME, M de F,
MAC, MEYM, etc.), una vez preparado el primer esbozo, se
someterá a la consideración de las organizaciones pertinen-
tes del sector privado y se procederá a incorporar a sus
representantes a la dirección de las siguientes fases del proceso.

Cumplida la elaboración del programa estratégico de


cada GLA se pasará a la fase de su instrumentación, en la
cual resulta fundamental determinar los estímulos para la atrac-
ción del capital privado, nacional y extranjero, a participar en
el desarrollo de los distintos proyectos microeconómicos. En-
tre esos estímulos deben considerarse: O Contribución téc-
nica de entidades' públicas en la elaboración de los defini-
tivos estudios de factibilidad en colaboración con los empre-
sarios interesados. ii) Estímulos fiscales o parafiscales. Iii)
Participación activa del Estado, conjuntamente con el sector
privado siempre que sea posible, en la investigación cien-

186
tífica y tecnológica selectiva, necesaria para el desarrollo de
cada cadena productiva y de sus eslabones particulares. iv)
Apoyo activo estatal a la conformación de un subsistema
financiero que tenga como objetivo fundamental la conce-
sión de créditos de mediano y largo plazo para los distintos
proyectos industriales, a tasas de interés que refuercen su
competitividad. v) Reorientación de las inversiones públicas
en el campo de la infraestructura física a las exigencias de los
diferentes programas sectoriales. vi) Igual en lo que atañe a
la infraestructura social, en particular las inversiones en edu-
cación, salud y vivienda. vii) Activa participación del Estado a
través del Instituto de Comercio Exterior y del aparato diplo-
mático del país en la localización de mercados foráneos y en
la creación de condiciones institucionales para su penetra-
ción por parte de la producción nacional. víii) Moderniza-
ción de la Administración Pública y Reforma del Estado acor-
de con las exigencias del nuevo desarrollo.

Se define así su Programa Nacional Consensual de Desa-


rrollo donde los agentes privados ganarán progresivamente la
dirección de sus elementos estratégicos. Es importante la cen-
tralización del seguimiento de la evolución de cada estra-
tegia sectorial en la autoridad designada para la dirección
superior de todo el proceso de reconversión productivo.

Hasta aquí llegaría la programación de la primera fase


activa del proceso. En adelante desde las instancias centrales
y sectoriales habrá que utilizar técnicas de programación en
situaciones de poder compartido para afrontar los diferentes
problemas que surgieran. Para ello habría que contar con una
unidad operativa específicamente dedicada a ese tipo de aná-
lisis y a la propuesta de políticas que orienten la toma de las
necesarias decisiones por parte de las autoridades superiores
y sectoriales. Se propone que esa unidad operativa funcione
en CORDIPLAN.

Este conjunto de ideas preliminares contiene lineamien-


tos para la construcción de los que deberán ser los sectores
dirigentes de un nuevo tipo de desarrollo industrial moderno
y competitivo con crecimiento articulado a los demás secto-
res de la economía nacional.

187
HECTOR MALAVÉ MATA

Los aesequüibrios

En esta oportunidad, al iniciar justamente mis comen-


tarios, quiero referirme a algunos desequilibrios que persis-
ten en la economía venezolana sin soluciones efectivas ni
perspectivas claras de su eliminación en el corto y mediano
plazo. Menciono, en primer lugar, los desequilibrios estruc-
turales como los de mayor incidencia en la crisis actual de la
economía del país. De la misma manera, entre otros dese-
quilibrios, debo aludir al enorme déficit fiscal observado co-
mo signo de la crítica situación financiera del sector público
en los últimos tres años.

Una aproximación en este sentido exige centrar la aten-


ción en las vertientes fundamentales de la política fiscal macro-
económica: los ingresos y los gastos públicos. El balance en-
tre éstos y aquéllos coloca de manifiesto, a la luz del insis-
tente desnivel presupuestal, el desempeño deficitario del sec-
tor público consolidado durante el mismo lapso. El déficit
fiscal, así determinado, es evidencia del desequilibrio de las
finanzas públicas que opera como propagador de tensiones
inflacionistas en una economía -la economía venezolana del
presente- donde además es ostensible la rigidez e insuficien-
cia del aparato productivo como elemento generador de pre-
siones inflacionarias básicas. De modo que el financiamiento
del déficit fiscal, al traducirse en activación de mecanismos
de propagación monetaria, actúa también como factor de otros
desequilibrios de la economía.

En nuestro caso, como ciertamente ocurre, dos factores


confluyen en la persistencia del déficit de las cuentas pú-
blicas consolidadas. Uno es el bajo rendimiento del sistema
tributario por causa de su desempeño poco sistemático que
no incluye la caída de los aportes fiscales del petróleo, y otro
es el comportamiento expansivo del gasto público con predo-
minio del gasto corriente sobre el gasto de inversión, para así
contradecir uno de los objetivos primordiales de la política
fiscal, como es la generación del ahorro público suficiente
para satisfacer las necesidades de inversión previstas en la
estrategia de desarrollo. Aludo a tal tendencia como caracte-
rística de la actuación fiscal del Estado venezolano en los
últimos diez años. En el país, por esto mismo, se advierte una
relación poco consistente entre la orientación de la política
tributaria y los objetivos básicos de desarrollo.

188
Se entiende que la reforma tributaria propuesta es difícil-
mente justificable si a la vez no se plantea y lleva a efecto
una política de gasto público más compatible con los obje-
tivos de desarrollo, habida cuenta de que el gasto guberna-
mental debe reflejar los planes y proyectos que se resumen
en los presupuestos anuales. Si tales planes o proyectos son
diseñados de modo defectuoso o impreciso, como sucede al-
gunas veces, el gasto público se refleja tal cual en la realidad
de la ejecución correspondiente.

Se entiende que ese tipo de gasto, como ingrediente de


la política fiscal, debe responder a la estrategia de inversión
del sector público. Creo por consiguiente que la manera me-
jor de racionalizar la erogación presupuestaria estriba en for-
mular y llevar a cabo planes de mediano y largo plazo, no sin
tomar en cuenta tanto la capacidad y eficiencia del aparato
productivo como las necesidades de la población. Tal crite-
rio no parece inspirar la acción fiscal del Estado en estos
tiempos, a juzgar por los resultados no satisfactorios del progra-
ma de ajuste y estabilización aplicado por el gobierno ante-
rior con el objeto de corregir los desequilibrios en las cuen-
tas externa e interna de la economía venezolana.

Antes me he referido a la inflación venezolana desde un


punto de vista que quiero llamar heterodoxo. A esa inflación
aludiré después apelando a este mismo enfoque. Ahora quiero
mencionar las presiones sociales desatadas sobre el gasto
gubernamental para señalar brevemente la razón de las propa-
gaciones inflacionarias que ocurrían en el ámbito de las finan-
zas públicas. A partir de la devaluación del bolívar y el decai-
miento de la planta productiva en la administración del presi-
dente Pérez, tuvo lugar una inflación que desde entonces de-
terioraría continuamente el ingreso real de las masas trabaja-
doras a través del encarecimiento del costo de la vida, estimu-
lando en ellas los movimientos de reivindicación salarial que
aumentarían y se harían más intensos en coyunturas de en-
cumbramiento sensible de los precios. Así pugnaban los di-
versos estamentos laborales para lograr mayor remuneración
con que resarcir el creciente impacto de la inflación sobre sus
propios ingresos salariales.

Las presiones sociales sobre el gasto fiscal -justíficadas


en la medida en que la inf1ación empobrecía más a los trabaja-
dores del sector público- aumentaban con la severidad de los
efectos sociales de la política de ajuste y traducíanse al cabo
en incremento de las erogaciones presupuestales corrientes,
cuando los ingresos tributarios no crecían en proporción tal

189
que garantizara niveles de equilibrio, dando lugar a saldos
deficitarios que eran financiados con emisiones de dinero
inorgánico, para de ese modo alimentar los mecanismos de
difusión inflacionistas. Por esa experiencia se conoce que la
inflación venezolana, en los últimos ocho años, ha persistido
en elevado nivel, a diferencia de la mayoría de países latino-
americanos, porque en su contra se ha pretendido conjurar el
problema del déficit fiscal con simples medidas monetarias
que más bien estimulan las ondas propagadoras del alza de
los precios, por mandamiento de una ortodoxia que deses-
tima el origen estructu ral del mismo fenómeno inflacionario.

Aventuro un comentario adicional sobre el asunto del


déficit en la gestión del sector público venezolano. En el país
es evidente la tendencia al aumento del déficit fiscal que se
explica, a nuestro juicio, por la actuación recesiva de varia-
bles macroeconómicas como la caída del producto interno, y
por acciones de la gestión fiscal como son la expansión del
gasto y el bajo rendimiento del sistema tributario. En nuestro
caso es claro que tal tipo de déficit responde a la caída de la
actividad productiva, tanto como a la orientación expansiva
del gasto público. Aquel primer elemento surge en el ámbito
estructural de la economía, mientras que este segundo habla
de una variable importante de la política fiscal.

El mismo déficit, que con frecuencia es mencionado en


la formulación del presupuesto nacional y en el diagnóstico
económico del país, constituye no sólo un indicador rele-
vante de la actividad fiscal sino también un elemento clave
del comportamiento de la economía, que por lo mismo es
considerado primordíalrncnte en la declaración de condicio-
nalidad de los organismos multilaterales, porque se relaciona
con un efecto concreto de la política fiscal -generalmente la
expansión de la dcmanda agregada- y desempeña un papel
importante en la formación de expectativas vinculadas con la
movilidad de los precios. Tales expectativas se asocian estrecha-
mente con el curso inflacionario de la economía venezolana
en los momentos actuales, que también son momentos en
que la administración del poder no parece apreciar en su
justa medida la pertinencia del nexo entre equilibrio econó-
mico y estabilidad social.

190
ToMÁs ENRIQUE CARRILLO BATALLA

Déficit fiscal y situación económica

Quiero primeramente referirme al déficit fiscal. Hay que


situar el déficit fiscal bajo el contexto de la situación general
del país y de otros elementos distintos que son fundamen-
tales para poder tener una concepción clara sobre el diag-
nóstico de la realidad que estamos viviendo. Despues de ello
hay que pasar a la fase de instrumentción de los remedios o
correctivos del mal crecimiento que está ocurriendo en la
economía nacional. Hablemos pues, muy brevemente sobre
diagnóstico. Estoy de acuerdo que uno de los factores es lo
que Córdova ha denominado el agotamiento del modelo del
desarrollo a base de sustitución de importaciones. Sin embar-
go no creo que ese sea el único factor. Hay otros que son
muy importantes.

El exceso del gasto público venía ocurriendo desde 1958


en adelante y fue corregido en 1960-61 con la reducción del
personal excedente que ganaba sin trabajar, trasladándose
ese contingente humano a otras fuentes de labor que abrió el
gobierno, a base de contratos de obras en parte financiados
con las economías que se hicieron con la reducción del perso-
nal y en parte también por los propios constructores que
tenían máquinas y equipos ociosos y convinieron en que se
les pagara con bonos cancelables a plazos sucesivos.

En lo sucesivo, después de subsanada la crisis y equili-


brada la economía, volvieron a aumentar las presiones para
incrementar el gasto corriente, para enganchar personal sobran-
te en la administración pública, yeso, según nos dijo al
doctor Maza y a mí el ex-presidente Lusinchi, fue acumu-
lando una gran cantidad de gente sobrante que no hacía na-
da y percibía remuneración. Según los cálculos actuales hay
alrededor de un millón seiscientas mil personas en el sector
público nacional. Según cálculos publicados en el diario El
Nacional, las nuevas Alcaldías y las Gobernaciones de Estado
han aumentado a un millón de empleados y obreros después
de consagrado su nuevo status. Todo daría un gran total de
dos millones seiscientas mil personas. De acuerdo con estima-
ciones también de personas informadas sobre la materia, alre-
dedor de trescientas mil personas podrían realizar cómoda-
mente todas las tareas del Estado. Así habría un excedente
por lo menos de dos millones trescientas mil personas. Hay
que ver lo que representa ese exceso del gasto público para
atender los pagos mensuales y prestaciones a ese personal,

191
los sitios de trabajo y todas las cosas accesorias que implican
gastos generados por una burocracia cuya sola presencia re-
quiere escritorios, máquinas, equipos y diversos servicios. De
modo pues que todo esto ha provocado ese exceso de gasto
público y ello ha generado un gigantesco déficit fiscal.

Pero no solamente en ese aspecto ha habido déficit


fiscal. Hay otros renglones del gasto público que han contribui-
do al mismo fenómeno. Tales son el abuso de los viajes al
exterior de altos y medianos funcionarios del Estado; el abuso
de la compra de equipos innecesarios; el abuso del servicio
burocrático de vehículos que para la época del gobierno del
presidente Lusinchi sumaban ochenta mil que no se necesita-
ban. Este mismo presidente nos djo en esa oportunidad que
existían cuatro choferes por vehículo en turnos de trabajo
que no se hacían; eran trescientas veinte mil personas solamente
en ese renglón no necesitadas. Hay muchas empresas del
Estado y entidades de la administración central con aviones
que usan inclusive para los viajes de uno o dos funcionarios
solamente, con costo millonario en dólares. Todo eso es par-
te de ese dispendio. Todo eso alcanza cifras importantes si se
agregan las fiestas, el exceso del personal, el exceso de equi-
pos, el exceso de utilización de locales y de sitios para alojar
al personal sobrante. Todo ello va acumulándose para tota-
lizar una suma inmensa. Toda esa erogación superflua innece-
saria que los clásicos de la economía política calificaron de
gasto improductivo, es inflacionaria porque se está pagando
sin tener contraprestación productiva. Es pura y simplemente
un gasto sin contrapartida. El día que se reduzcan gradual-
mente esos renglones de gasto inflacionario se irá contribu-
yendo a equilibrar la administración pública, balanceando las
distintas variables y ello será un factor importante para vol-
ver a una situación de estabilidad. Por tanto en tal aspecto,
además del factor señalado por el doctor C6rdova, hay este
otro muy importante de un peso enorme que debe ser tomado
en consideración.

Las fallas del modelo de sustitución de importaciones

Con respecto a la misma opini6n del doctor Córdova


sobre la sustitución de importaciones tengo algunos comenta-
rios. Creo que el diseño o el modelo puesto en práctica a
principios de la década de los sesenta en Venezuela adoleci6
de algunas fallas graves, lo cual contribuyó a su agotamiento.
Entre éstas cabe mencionar las siguientes:

192
1. Se otorgó una protección sine die, es decir, sin térmi-
no cuando ha debido concederse limitada a un tiempo deter-
minado, a un número fijo de años, y estar sometida a rigu-
rosa vigilancia y control por parte de los organismos compe-
tentes del Estado. Eso no se hizo. Tuvo lugar una protección
que creaba una economía ineficiente. Esa economía se am-
paraba en esa protección ilimitada en el tiempo y sin control,
y ello suscitó ineficiencias.

2. No se dio una protección selectiva sino protección a


todo tipo de productos o empresas a instalar o renglón a
producir en el país, inclusive siendo innecesarios muchos de
esos productos y algunas de esas empresas, por lo que te-
nían forzosamente que fracasar. Ese fue otro de los factores
negativos.

3. Una vez agotada la sustitución de la importación de


artículos de consumo no se diseñó el pase a la sustitución de
las importaciones de artículos productores de otros bienes.
Era muy importante esa segunda fase y más difícil que la
primera. Nada se hizo. En estos días me decía el Dr. Maza
que en la época del gobierno de Pérez Jiménez sí se previó
tal cosa, pero que al ponerse en práctica el modelo de 1959
no se tomó ninguna providencia al respecto. De eso se hizo
mención entonces, se previó en palabras; en discursos, pero
no se diseñó prácticamente el proyecto para ir pasando de
una fase a la otra.

La redtmenston del Estado


Lo que acaba de decir muy bien el Dr. Maza, que era
una de las cosas que yo pensaba exponer después, implica
una reforma del Estado para estar en capacidad de reducir el
número de empleados y obreros de la Administración Pú-
blica y crear otras fuentes de trabajo mediante contrato que
se pactaría con empresas inactivas, cuando restablecieran sus
actividades. Tal dispositivo funcionó en 1960-61, pero actual-
mente no basta. Eso podría ensayarse ahora como parte de la
solución, pero hay que hacer una reforma total del Estado
para redimensionarlo y hacer que cumpla con sus funciones
esenciales a base de eliminar todo lo que excede a lo estric-
tamente necesario para cumplir sus funciones. Tal cosa es
importante y ésa es una de las cuestiones fundamentales en
este momento.

193
Los auxiuos financieros y el déficit fiscal

1. También es un factor del déficit fiscal que no se ha


señalado hasta ahora los denominados auxilios financieros,
otorgados por virtud de una política diseñada por los altos
ejecutivos del Banco Central junto con la suprema administra-
ción de FOGADE con la aprobación posterior del Ministerio
de Hacienda. Esa política determinó una generación de dine-
ro inorgánico por el orden de aproximadamente 800 mil millo-
nes de bolívares. A ello deben sumarse los intereses de la
deuda de Fogade. Es posible que esa obligación supere el
billón de bolívares, aunque los auxilios en sí mismos montan
a ochocientos mil millones. Se trata en todo caso de una
cantidad inmensa. De acuerdo con la Ley del Banco Central
consagratoria de la responsabilidad de los administradores de
ese Instituto por sus propias pérdidas, todo repercute enton-
ces sobre el Estado. Es pues un elemento constitutivo del
déficit fiscal. Sin embargo, no es exigible al tesoro de inme-
diato, habida cuenta que se trata de un crédito del BCY a
FOGADE, el cual debe ser pagado por este último' orga-
nismo. El BCY debe otorgarle a FOGADE un plazo 10 sufi-
cientemente largo, para permitirle liquidar los bienes de los
Bancos deudores con ese organismo, de modo que el saldo
sea pagado en el curso del tiempo con los ingresos regulares
procedentes de las contribuciones de los miembros del siste-
ma financiero a FOGADE. En todo caso, en último término
está el Estado, cuya obligación deriva de la ley.

La deformación del sistema financiero

Hago mención de la deformación del sistema financiero


por la política implantada en 1989. Es pertinente tomar en
cuenta esta cuestión. Cuando tratamos el tema del agotamiento
del modelo, el Dr. Malavé señaló algunos puntos del progra-
ma de ajuste para señalar que el programa de Pérez se con-
cretó, además de golpear duramente el aparato productivo,
en subsidiar al sistema financiero y en reorientado sacando a
los bancos y demás instituciones financieras de su propio
papel de intermediarios entre el ahorro y la inversión, entre
los ahorristas y la demanda del dinero por parte del aparato
productivo. Esa función se deformó, se desnaturalizó. Enton-
ces, en vista de los elevados tipos de interés cargados al
público, resultó que el agricultor, el industrial, el comercian-
te no demandaron más créditos para las actividades produc-
tivas normales y ello determinó la desviación del dinero para
financiar la especulación y financiar desarrollos urbanísticos
secadores de la liquidez del sistema. Era la proyección hacia
la crisis sufrida en los últimos tiempos.
194
Los auxiltos financieros: critica y errores

Ese fue otro factor del problema financiero. Es impor-


tante decirlo porque vino de atrás. Pero también los auxilios
fueron paliativos errados. No se ha debido ir por la vía de los
auxilios en la forma ejecutada, pues éstos adolecieron de fa-
llas en su aplicación. Los contratos de los auxilios dejaron
grandes huecos y expresan grandes deficiencias en cuanto a
la posibilidad de recuperación de esos recursos. Se acepta-
ron garantías al precio basado en lo dicho por los propios
beneficiarios. Hubo varios casos en los cuales lo ofrecido co-
mo garantías era mucho menor que lo señalado por el deu-
dor. En fin, una serie de errores de ejecución gravísimos que
en este último aspecto inciden más sobre FOGADE que so-
bre el Banco Central porque este Instituto intervino en el
diseño del sistema, en generar y facilitar los recursos inorgá-
nicos, pero la administración del proyecto estuvo a cargo de
Fogade y allí se sitúan los errores no sólo con la administra-
ción heredada de Pérez sino también con la nombrada des-
pués. Todo ello debe tenerse en cuenta para el análisis ge-
neral de esta situación.

Control de cambio sin controles


Hay otro aspecto muy importante que sí tiene que ver
con la inflación: se establece el control de cambio y se ad-
virtió desde el momento en que se discutió el establecimiento
de ese mecanismo que debía ir acompañado del control de
precios y del control de importaciones: Se dijo que las importa-
ciones debían ser selectivas desde el principio, pero en rea-
lidad ello no se cumplió, a pesar de que en conversaciones
mías con el Presidente de la República y en memorandos que
le enviara posteriormente le resumí los diversos supuestos
para asegurar el éxito del proyecto.

En primer lugar, no hubo control de precios. El Minis-


tro de Fomento, el señor Poletto, después de. ser cambiado,
declaró que era alérgico a los controles y específicamente a
los de precios. Efectivamente no puso en práctica ningún
control en este aspecto, simplemente se le impartía la bendi-
ción al aumento de los precios deseado no por los produc-
tores sino por los distribuidores, los cuales resultaban más
beneficiados en ese proceso.

Después es designado Ministro de Fomento el señor


Corrales y se expresa en los mismos o parecidos términos a
los antes expuestos por el señor Poletto sobre la concertación

195
cuando ésta ya significaba aumento desbordante de precios.
El Dr. Maza ya lo había pensado y yo lo dije en varias
oportunidades: no se justificaba aumentos de precios cuando
había control de cambios. La respuesta fue puntualizar el alza
en los insumas para la producción no estando controlados.
La providencia de controlar los precios en la cadena produc-
tiva tampoco se tomó. Efectivamente no era esa una respues-
ta; se trataba de una justificación mal planteada; no establecie-
ron un control de precio desde la base, desde los insumas
hasta la producción final del artículo. Eso lo han debido
hacer para con ello evitar la inflación de los precios a nivel
de los insumas. Eso determinó que bendijeran, como dije, el
precio final aumentando astronómicamente el artículo ofre-
cido al consumidor. Ha debido establecerse un verdadero
control de precios sobre la base de los costos de producción.

Han debido controlarse los precios en toda la cadena.


:\'0 debían haberse producido esas alzas de precios de los
artículos de consumo que han golpeado tan duramente a los
trabajadores como sector de menores recursos. Ese ha sido
uno de los problemas más graves por haber sido generador
de los mayores disgustos en la población. Ello ha despres-
tigiado al gobierno. El Ejecutivo ha neutralizado ese hecho en
base al prestigio personal del Presidente, cosa salvadora hasta
ahora. Pero la pregunta es hasta cuándo durará ese prestigio,
estando el pueblo y los sectores de menores recursos presio-
nados por ese sacrficio y sufrimiento de carácter social. Esa
es una pregunta verdaderamente inquietante que deberíamos
examinar actualmente.

La última cosa sobre este aspecto se contrae al control


de importaciones y al otorgamiento de divisas que ha debido
hacerse en forma selectiva. El Dr. Maza nos dijo que la Junta
Cambiarla lo planteó al Ministro Poletto y éste al negar lo
solicitado alegó que existían suficientes divisas para todas las
importaciones. Esta es una falla grave porque por lo visto ese
ministro no entendió cómo debía de funcionar a cabalidad un
control de cambios cual instrumento que necesitaba de esos
otros soportes: el control deprecias y el control de importa-
ciones, yeso lamentablemente no se ha instrumendado ade-
cuadamente. El sucesor de Paleto, señor Corrales, reafirmó el
criterio de su antecesor y, lo que es más grave, el Gabinete
Ejecutivo le dio la bendición a esa disparatada política. En los
últimos tiempos, con motivo de la escasez de divisas, he
leído en la prensa que hay un esbozo de proyecto selectivo
de importaciones. No sé si eso es cierto o no porque no he
podido hablar al respecto con el Dr. Maza; nos podrá él

196
informar sobre el particular, en todo caso este aspecto debe
tomarse en cuenta en el proyecto del documento.

En otro sentido, hasta ahora hemos estado señalando


aquí muchas fallas de los gobiernos diseñadores del modelo
de sustitución de importaciones, de los gobiernos posteriores
en materia de déficit fiscal, del gobierno del Sr. Pérez en
cuanto al programa de ajuste, e inclusive del último gobierno
en cuanto a los complementos necesarios para el funciona-
miento adecuado del sistema de control de cambios a los
fines de alcanzar resultados cabales en cuanto a precios y en
cuanto a importaciones. Hemos estado señalando fallas como
el déficit fiscal y la composición del mismo, pero no hemos
apuntado todavía las recomendaciones positivas que debe-
ríamos hacer ante este cuadro. Quizás podemos complemen-
tar la materia de las fallas y en la próxima reunión presentar
los correctivos de este conjunto de desviaciones y de proble-
mas suscitados en el curso del tiempo.

ISBELIA SEQUERA TAMAYO

Inserción en el nuevo orden internacional


Venezuela, como la mayoría de los países, está inserta
desde los últimos veinte años, en un proceso caracterizado
por la aparición de nuevas realidades que reclaman la revi-
sión del funcionamiento de las economías nacionales y la
aplicación de ajustes en todos los campos de modo de poder
ubicarse asertivamente en el nuevo orden económico-social.
Nuevo orden éste que no deja de ser para los países de
economías débiles, en gran parte, una especie de "trampa",
conocida con el nombre de globalización.

En efecto al revisar la forma cómo se han venido cumplien-


do dichos cambios orientados a ese nuevo orden, se observa
el desfasamiento entre los países desarrollados y los no desa-
rrollados, a favor de aquéllos. Tales son los casos de los Tra-
tados Comerciales Bilaterales entre una nación grande y una
pequeña que siempre juega a favor de la primera, como en
los referidos a la explotación de materias primas en la segun-
da. Así como la oposición a la realización de Tratados entre
una nación grande y la suma de varias pequeñas (U.s.A., vs.
A.L.).

Sin embargo, tampoco puede ignorarse que esos cam-


bios están estrechamente vinculados con el avance de la diná-

197
mica de las naciones hacia estadios cada vez más complejos
dominados por la ciencia y la tecnología o, más exactamente,
inmersos en la revolución científico-técnica, en especial la
informática.

Importancia de una política global nacional


Si se acepta lo planteado en el punto 1, como premisa,
lo consiguiente es que Venezuela no puede desconocer las
anteriores realidades pues ello significaría aislamiento; o en
el menor de los casos un manejo inadecuado de la situación
que la conduciría a ser una vez más víctima de la "trampa
internacional". Por tanto, Venezuela debe asumir que las solucio-
nes a sus problemas fundamentales tiene que buscarlas en sí
misma en base a acciones creativas y en el tratar de mover la
balanza a su favor, pues esos cambios y modificaciones, a su
vez y quizás por ello mismo, han comenzado a generar ele-
mentos morales y materiales que harán posible, así lo espero,
el robustecimiento de la nacionalidad. Empresa' nada fácil y
que afecta la colectividad nacional porque se trata de un
permanente debatirse, de una lucha entre incipientes y aún
débiles fuerzas interiores frente a poderosos intereses inter-
nacionales, transnacionales y, propiamente, nacionales que
utilizan todas las armas para imponer las condiciones en su
propio beneficio.

Como bien se sabe, no existe una sola realidad obser-


vada sino diversas, de acuerdo con la perspectiva desde don-
de se vea, por tanto para Venezuela ello plantea la necesi-
dad de una política de contenido universal que trascienda sus
fronteras, pues el estudio aislado de los aspectos económi-
cos, humanos, físico-naturales y de infraestructura, es inconve-
niente e inadecuado para la definición de una estrategia glo-
bal. Venezuela debe utilizar todos los mecanismos de que
dispone; los cuerpos diplomáticos y consulares orientarán sus
acciones a estos fines; los canales comerciales y culturales en
igual sentido. La posición del Estado, de la nación, será for-
talecida a escala mundial. Se trata, entonces, del robusteci-
miento de los vínculos económicos, culturales y políticos existen-
tes y de los nuevos que se crearen por parte de un Estado
cuya soberanía territorial, claro está, no se discute. Significa
también que, esencialmente, la política interna tiene que mar-
char conujuntarnente y acorde con la política externa. De tal
modo que las relaciones económicas, las relaciones políticas
y las relaciones sociales tienen que ser consideradas como
parte de un todo que se expresa en una adecuada ocupación
territorial y en una forma de vida digna de sus habitantes.

198
En lo interno

Hay que destacar dentro de la globalidad los princi-


pales problemas que, a los fines metodológicos, pueden inte-
grar varios sectores: a) inflación, cambia ríos, monetarios, fis-
cales y crediticios; b) producción, desempleo; c) salud, educa-
ción, vivienda, infraestructura¡ d) social.

En a) cabe destacar el reciente colapso del sistema ban-


cario que puso al descubierto cómo el modelo de acumu-
lación de capital, bajo la protección oficial, lo que hizo fue
subsidiar a una minoría "resguardadora" del ahorro nacional,
o sea el fortalecimiento del más grande robo de la historia
republicana. Con las consecuencias de: devaluación del bolí-
var, aumento de la inflación,. disminución del crédito, y empobre-
cimiento de la mayoría nacional.

Por otra parte se registra un gran desconcierto en la


población cuando se habla de exceso de liquidez y de medi-
das para controlarla, puesto que la mayoría no percibe ese
exceso monetario; por el contrario, sus ingresos no llegan a
cubrir el valor de la cesta básica.

En cuanto a b) la reorientación de la acumulación de


capital (que no se vislumbra significativa por la deteriorada
imagen externa del país) debe dirigirse al estímulo del apa-
rato productivo en sus fases esenciales. La consecuencia ten-
dría que ser aumento del empleo y disminución de la econo-
mía informa!. Se ejemplica, más adelante, con un solo sector
económico-social: el agrícola.

Respecto al punto e) el análisis de la problemática en


todos esos sectores reclama otros enfoques y de nuevas, crea-
tivas y audaces soluciones a las dificultades que presentan.

Respecto al pundo d) es importante señalar que, aparte


de la acentuada desaparición de la clase media, niveladora de
la sociedad democrática, resulta también muy lamentable re-
gistrar el surgimiento de algunos segmentos de la población
que detentan poder político y que lo orientan con los mis-
mos intereses depredadores sobre el Estado, tratando de sus-
tituir a los anteriores prófugos de la justicia. También es muy
significativo el comportamiento de buena parte de los sectores
militar y judicial que han puesto en entredicho la vulne-
rabilidad de la nación. ¿A quién corresponde, entonces, ha-
cer justicia? ¿A quién defender la soberanía nacional?

199
En la agricultura

Como se señala en 3 b) un sector económico especial a


considerar es la agricultura, por ser una actividad que, a
pesar de haber sido el soporte fundamental de la economía
venezolana hasta la explotación en escala comercial del petró-
leo, y a pesar de realizarse en la mayor parte del territorio
nacional y de ocupar directa o indirectamente a la mayoría
habitante, fuera del eje centro-norte, aun así no se le consi-
dera en su justo valor.

El producto agrícola para 1994 (a precios corrientes) es


del orden de US$ 1.000 millones y ocupa alrededor de 700.000
personas. Pero a la agricultura no debe vérsele solamente
como a una actividad productora de alimentos, pues si bien
es cierto que es la propia fuente generadora de los mismos,
también es cierto que es mucho más que eso. Porque la
agricultura no-sólo es hombre, no sólo es tierra, no sólo son
bosques, cultivos o animales, por separado. Son todos juntos
en un proceso de interacción que, tal como se realiza en su
mayor proporción en Venezuela y en los demás países subdesa-
rrollados, conforma una actividad muy azarosa, sometida al
enfrentamiento con la naturaleza y a la búsqueda del equili-
brio de esta relación. Además de las dificultades que con-
lleva el estar inmerso en un mercado como el nuestro domi-
nado por monopolios y oligopolios.

De ahí podemos afirmar que la agricultura siempre ha


sido preterida, pues se le ha medido sólo en función de su
participación en el Producto Interno Bruto (entre el 5% y e!
7% en los últimos años), cuando su significaci6n tiene ma-
yores alcances por ser la columna vertebral de la estructura
agroalimentaria del país.

Por el hecho de que gran parte de la población está


vinculada directa o indirectamente al campo, por la localiza-
ción de las viviendas, o por la prestación de servicios comer-
ciales', técnicos y educacionales relacionados con el agro.

Por su participación en la generación de valor agrega-


do, dado que el proceso productivo desde sus inicios hasta
que llega a manos del consumidor es muy diversificado y
complejo.

Por las ventajas competitivas del agro relacionadas con


la tropicalidad y con la ubicación de la infraestructura agro-
industrial.

200
Por la presencia activa de personal preparado técnica y
gerencial mente para realizar la actividad en condiciones ópti-
mas.

Por la relación directa con la agro-industria que partici-


pa en el procesamiento de los bienes producidos. Por la
ampliación de la frontera agrícola y por el estímulo en la
producción de materias primas diversificadas.

Razones por las cuales me atrevo a decir que Vene-


zuela, a pesar de su trascendencia como país petrolero y
minero, continúa siendo un país con fundamento agrícola
capaz de permitirle producir la mayor parte de los bienes
alimenticios que consume y de desarrollar la producción de
algunos otros bienes para la exportación, además de los tradicio-
nales. Por tanto, el equilibrio general de la economía pasa
por desarrollar acertada y racionalmente la actividad agrí-
cola, contribuyendo con ello a mejorar las condiciones inter-
nas, abrir ventanas al exterior y a insertarse más adecuada-
mente en el nuevo orden internacional.

ARMANDO ALARCÓN FERNÁNDEZ

Yo creo que debe anotarse como una cuestión muy


importante el hecho de que al hablar de déficit fiscal no es
sólo de su efecto administrativo. El aspecto cualitativo es muy
importante, porque si nosotros estudiamos con posibilidad
concreta las necesidades venezolanas, nos damos cuenta que
en la medida en que se continúa utilizando el petróleo como
fuente fundamental proveedora de recursos financieros, las
necesidades podrían ser cubiertas, si no de manera absoluta,
plena, sí en un grado elevado. Esas necesidades no compren-
diendo lo de lujo, lo no indispensable, lo innecesario, por-
que para la seguridad monetaria del país contamos con sufi-
cientes recursos. Digo que es necesario atender el efecto
cualitativo y nuestro problema en mi criterio fundamental, es
que ni el presu.puesto se utiliza como lo que es el presu-
puesto.

Técnicamente es un instrumento de construcción de la


política económica del Estado y ni el gasto fiscal está orde-
nado dentro de un orden de prioridades, que atienda necesa-
riamente las necesidades fundamentales sino que tanto el
presupuesto de ingresos como el gasto, se ocultan y la me-
dida del gasto se hace a base casi casuística. Entonces la
construcción fiscal, la construcción de la política económica

201
es incoherente y en un grado muy elevado interviene para
esa ineficiencia el hecho de que las actividades administra-
tivas se duplican, en donde distintas dependencias del Estado
tienen asignadas las mismas tareas. Si en alguna medida pu-
diera la administración descentralizada cumplir las tareas co-
mo efectivamente debería ser, con una administración cohe-
rente y racional, no duplicando la medida y utilizando doble
personal para las mismas tareas, para las mismas funciones
como hoy, el déficit fiscal podría disminuirse por la medida
de la productividad.

En consecuencia, desde mi punto de vista, es necesario


señalar muy bien este aspecto cualitativo y no el cuantitativo
del déficit· porque me parece que es un elemento que no
debe olvidarse a la hora de señalar causas del déficit y de la
crisis en general.

Segunda Sesión
-26 de octubre de 1995-

T.E. CARRILLO BATALLA

El origen del déficit fiscal

Como un complemento de lo dicho antes sobre el dé-


ficit fiscal en la época del primer gobierno de Carlos Andrés
Pérez, debo decir que en ese tiempo el gobierno manifestó
que administraría la abundancia con criterio de escasez. La
verdad fue que gastó velozmente el aumento del ingreso pe-
trolero..El presupuesto oscilaba en torno a los 14 mil millo-
nes de bolívares y el ingreso llegó a 4S mil millones que se
erogaron en un año. A los pocos meses siguientes ya el
gobierno no tenía recursos para seguir ese ritmo de dispen-
dio tan alto impuesto al país. No se cumplió la norma muy
sabia y muy acertada de administrar la abundancia con crite-
rio de escasez. Se malbarató ese inmenso caudal de recursos
y luego se empezó a endeudar al país grandemente. Parte del
endeudamiento procedió de los malos proyectos impulsados
por el gobierno, como aquel de la ampliación del plan cua-
tro de Sidor donde no hubo planes de factibilidad, ni se
estudió el mercado mundial del acero que estaba más bien
deprimido, ni se hizo un plan de financiamiento, ni se dotó a
SIDORde los recursos para acometer esa inversión con miras
a ser pagada a largo plazo. Por el contrario se le autorizó a

202
endeudarse a corto plazo para realizar una inversión que por
su naturaleza era pagadera en el largo plazo. El resultado fue
la caída de SIDüR en una crisis empujada en torno a su
propia quiebra. Esa situación fue gravísima. Fue esa una de
las cosas disparatadas que resultó de la improvisación y au-
sencia de una genuina planificación. Pero además, todas las
otras iniciativas del gobierno tendían a crear lo dicho por el
Presidente sobre la denominada "Gran Venezuela" de aquella
época, y que se caracterizara por astronómicos gastos para
cuya atención empezó el país a endeudarse, lo cual nos hizo
caer en la trampa de la que aún no hemos salido.

A ná lis ts global del presupuesto

Estoy hablando de esto como complemento de la causa


del déficit fiscal tan grande que se iniciara en la época del
primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Ahora en cuanto al
planteamiento importante del doctor Maza sobre un plantea-
miento global del asunto, estoy de acuerdo. No solamente
debemos estudiar el déficit fiscal por las causas analizadas
sino también mediante el examen a fondo del gasto público.
Debemos señalar los correctivos del gasto público, los reme-
dios profundos, los sacrificios que debemos hacer para equi-
librar las variables económicas fiscales y generales del país.
También la agenda debe puntualizar la materia relativa a los
ingresos, en lo que lógicamente se agrega un análisis sobre la
cuestión tributaria y la actualización de las investigaciones de
la Comisión de Estudio y Reforma Fiscal mencionadas por el
doctor Maza. Esas investigaciones están todavía esperando su
revisión y actualización. Como no se han resuelto los proble-
mas sino más bien se han agravado, es pertinente que esos
trabajos sean utilizados. Creo que esa es una iniciativa que
debemos tomar nosotros. En materia del gasto público deben
revisarse los trabajos realizados en esa época para actuali-
zarlos. Puede hacerse una reforma tributaria general. En ma-
teria de contabilidad pública, contabilidad fiscal, también de-
ben revisarse las recomendaciones de aquella Comisión.

La deuda pública y la CERF

En lo relativo a deuda pública se señalaron entonces


procedimientos muy claros para evitar el desorden de la épo-
ca de Pérez ]iménez y después, en los primeros años del
gobierno democrático, cuando se contrataba deuda sin se-
guir las normas de la ley. Cada organismo central o descentrali-
zado incurría en deuda sin someter la contratación a las
pautas legales. La CERF estableció unas normas. El organis-

203
mo central o descentralizado con proyectos para contraer
deuda sólo lograba la aprobación de su solicitud si se trataba
de un programa para inversiones que llevaran consigo un
estudio de factibilidad donde se asegurara la recuperación de
la inversión y por tanto no surgiera un hueco presupuestario
que obligara al Estado a solventarlo con nueva deuda o con
sus propios recursos a base de sacrificar otras áreas alterna-
tivas, como señaló hace poco el doctor Maza en lo referente
a las inversiones en general y al gasto social. En su Informe
Final dijo la CERF que se requería crear una oficina en el
Ministerio de Hacienda a la cual debían de dirigirse todos los
proyectos acompañados con estudios de factibilidad. Ese expe-
diente debía luego pasarse al Banco Central para obtener su
opinión sobre los efectos coyunturales y de largo plazo que
ese gasto iba a tener en la circulación monetaria. Todo eso
fue establecido explícitamente. El doctor Crazut trabajó en
esa parte de las investigaciones. Todas aquellas cosas están
vigentes, pues esos mecanismos se recomendaron y no se
han puesto en práctica.

La planificación y la CERF

También se sugirió un replanteamiento del proceso de


planificación y que al efecto se articulara la planificación con
el presupuesto mediante un dispositivo de vinculación que
debía ser un Presupuesto Económico Nacional constituido
por las Cuentas Nacionales ex-ante. Se sugirió asimismo que
el Plan de la Nación para cinco años se dividiera en cinco
secciones, cada una de las cuales debía corresponder a un
año presupuestario sucesivo. Naturalmente el respectivo presu-
puesto quedaría conectado con el Plan de la Nación del cual
sería un segmento. Podían hacerse los ajustes por cambios
que ocurrieran en la economía internamente o externamente
en el mundo. Eso también se planteó y está en los estudios
realizados por nosotros.

Atendiendo la acertada sugerencia del doctor Maza de-


bería recomendarse en este documento la revisión de esos
estudios a fin de no utilizar lo ya obsoleto, pero emplear
aquello a lo cual se le pueda sacar provecho; usar lo que aún
mantiene vigencia o pueda ser reformado mediante actualiza-
ción. Esa sería una de las cosas importantes a señalar por
nosotros en la presente oportunidad. En este sentido, no
basta con estudiar la deuda pública, no basta con estudiar la
contabilidad, el presupuesto, el Plan de la Nación. Es nece-
sario examinar todo esto en conjunto y hacer formulaciones
después de los respectivos análisis parciales. De cada uno de

20/¡
estos conceptos se debe hacer finalmente un resumen glo-
bal. Esto podría parecer un trabajo de realización a largo
plazo. Considero que podemos ir sacando en limpio todas las
grabaciones y después reordenar todo, sintetizarlo. En esta
tarea es un experto y siempre lo ha sido el Dr. Crazut. Sería
el relator, partiendo de la utilización de esos materiales para
después confeccionar un resumen destinado a tener efecto e
impacto importante en la opinión pública y en el propio
gobierno. Sería una magnífica contribución en ese sentido.

D.F. MAZA ZAVALA

La deuda pública y la reforma fiscal

Yo creo que, en primer lugar, tenemos que hacer un


análisis más detenido sobre el problema de la deuda en rela-
ción con el problema general de las finanzas públicas y en
particular con relación al déficit fiscal, porque la República
ha llegado al momento en que está demostrando que no
tiene capacidad fiscal para atender los servicios de la deuda,
pues el servicio de la deuda interna y externa ha llegado a
significar más de. un 30% del presupuesto ordinario de ingre-
so y gasto público, con tendencia a seguir creciendo, porque
para cubrir el déficit fiscal se incurre en nuevas deudas. Eso
significa que el monto principal de la deuda aumenta y ge-
nera más intereses y en consecuencia se hace una especie de
bola de nieve que a la postre absorberá la proporción sustan-
cial de los recursos ordinarios del presupuesto en detrimento
de las otras relaciones presupuestarias, por ejemplo, en detrimen-
to del gasto social, del gasto de inversión. De modo que el
servicio de la deuda y el sostenimiento corriente del Estado
absorberán la totalidad del ingreso, y en consecuencia habrá
un gran vacío para el gasto social y para el gasto de inversión.
Estas dos funciones claves del Estado en la presente situa-
ción y en el futuro, que son precisamente el impulso al
crecimento económico y el desarrollo social, quedarán disminui-
das, con el agravante de que la tasa de crecimiento econó-
mico está dependiendo cada vez más del gasto público en
virtud de la postración de las inversiones privadas, y como
siempre, no obstante decirse que el sector privado debe tomar
las riendas de la economía y abrir caminos a la actividad
económica, lo cierto es que el Estado sigue siendo el factor
fundamental de la actividad económica, mientras el sector
privado sigue dependiendo de una u otra forma del Estado
para su propia actividad y para su propio crecimiento.

205
Entonces debido al hecho de que el Estado está sufrien-
do cada vez más de incapacidad para cumplir la función
promotora de la inversión y de que tampoco esté cumplien-
do la función niveladora del desequilibrio social, la crisis
económica y la crisis social en el futuro podrían ser más
profundas que en el presente, si no ocurren cambios real-
mente significativos en la estructura y en la orientación de las
finanzas públicas. Primero, yo creo que hay la necesidad de
una reestructuración a fondo del sistema tributario, sigue exis-
tiendo esa necesidad, se ha estado enfrentando casuística-
mente, de manera eventual y no de una manera orgánica e
integral corno fue propuesto, por ejemplo, por la Comisión
de Estudios de la Reforma Fiscal. Luego, el propio gasto
público ha, crecido de manera inorgánica, desordenada, a
impulso de las circunstancias o de la debilidad de los gobier-
nos o de las presiones económicas, sociales y políticas que se
ejercen continuamente.

De manera que también hay la necesidad de una reestruc-


turación del gasto público y, por consecuencia, la regulación
u ordenación de la gestión de Crédito Público, porque se está
recurriendo al crédito público sin que haya una determina-
ción previa de la capacidad de endeudamiento del sector
público; como sabemos la capacidad de endeudamiento de
este sector es una variable que debe determinarse para poder
manejarla con ajuste para la política de crédito público; pero
no hay en este sentido ninguna determinación y se está recu-
rriendo al crédito público prácticamente de una manera que
podemos llamar circunstancial y hasta cierto punto explosiva
en la actualidad. Por ejemplo cursa ante el Congreso un
proyecto de Crédito Público que con Bonos del Tesoro y
Letras del Tesoro a corto y mediano plazo llega a 450 mill
millones de bolívares, en buena parte para pagar servicio de
la deuda, en buena parte para cubrir insuficiencias de tesorería;
pero esta deuda queda y a su vez origina nueva deuda,
porque al vencimiento de esas Letras del Tesoro se emiten
más Letras del Tesoro, y al vencimiento de los intereses,
como no hay con qué pagarlos, el Estado recurre a las Letras
del Tesoro para el pago.

Este desorden del crédito público puede destruir cual-


quier intento de reducir el déficit fiscal, porque naturalmente
este tipo de déficit es un resultado de las tres variables;
primero, de la insuficiencia del ingreso; segundo, de la tenden-
cia al exceso de gastos, y tercero, de la recurrencia inorgá-
nica al crédito público. En consecuencia, ante estas perspec-
tivas, yo creo que va a ser muy difícil superar la situación del

206
déficit fiscal, sobre todo porque no hay disciplina fiscal: cada
ministerio, cada despacho, cada instituto, cada entidad oficial
crea una isla en la cual su propio interés prevalece sobre el
interés del conjunto. Nadie somete sus propias exigencias
presupuestarias a un encuadramiento global, a un plan general,
sino que cada uno cree que sus necesidades presupuestarias
son únicas y sin límites, y no hay la obediencia institucional
o administrativa a la autoridad de Hacienda. Por eso esa
anarquía presupuestaria es también responsable del déficit
fiscal. Hay que acometer, por tanto, nuestros problemas de
manera global e integral, y no aisladamente el problema del
déficit, ni el problema de la deuda que juega en ese escenario.

HÉCTOR MALAVÉ MATA

La inflación venezolana: un enfoque heterodoxo


En esta otra oportunidad quiero insistir, como lo prome-
tiera anteriormente, en el problema de la inflación venezo-
lana, entendiendo que ésta, además de ser un fenómeno que
bien merece una exploración amplia y penetrante, constituye
una materia que en el país es abordada desde la misma
perspectiva analítica de siempre, con la invariable visión mone-
tarista que prescinde en gran medida de razones vinculadas
con el comportamiento de los sectores reales de la economía.

Al respecto me permito decir que el diagnóstico ortodoxo


concibe la inflación venezolana en estrecha relación con el
déficit fiscal y la incontinencia monetaria, pero ni remota-
mente con las carencias estructurales del aparato productivo.
Sin embargo, a juzgar por la peculiaridad de la economía del
país, creo más bien que la inflación, en nuestro caso, posee
una racionalidad que requiere y acepta una explicación no
únicamente monetaria. Es éste, a mi modo de ver, el punto
de partida para ensayar un enfoque heterodoxo de la infla-
ción, un enfoque distinto del tradicional.

A propósito de la metodología empleada institucional-


mente en el análisis del fenómeno inflacionario, sobre todo
en este tiempo en que la crisis multiforme de la economía
parece poner en entredicho algunos dogmas del rnonetarís-
rno, me llama particularmente la atención aquel enfoque teó-
rico que insiste en el diagnóstico y tratamiento de la infla-
ción con razones más propias de las economías centrales que
de las economías periféricas, desestimando así opiniones como
la de Dudley Seers cuando afirmara que en el análisis de las

207
tendencias económicas es un error tratar a las economías
subdesarrolladas como si fueran desarrolladas. Se entiende
por esto que para resolver el problema inflacionario en las
economías periféricas o de menor desarrollo relativo se re-
quiere actuar más sobre la esfera productiva que sobre la
esfera monetaria y fiscal.

Me he referido a un enfoque que bien se ajusta al caso


de la economía de los centros donde no existe la insuficien-
cia estructural que caracteriza al sistema productivo de la
periferia, para así denotar que la inexistencia de presiones
inflacionarias básicas en las economías centrales es sólo resultado
del gran desarrollo de su planta productiva. En los países
desarrollados tiene sentido la tesis del monetarismo en el
análisis de la inflación, puesto que en sus economías, consolida-
das y generalmente bien provistas, sólo se advierten mecanis-
mos de propagación alcista de los precios por razones mone-
tarias o fiscales, en tanto que allí mismo son insubsistentes
las presiones inflacionarias que en otros países derivan de la
carencia o rigidez del aparato productivo.

En Venezuela se ha incurrido oficialmente en el error de


privilegiar el empleo de dogmas monetaristas al examinar
fenómenos inflacionarios en cuya razón de ser predominan
casi siempre las presiones estructurales sobre las monetarias
y fiscales. No quiero decir que el análisis y consiguiente
tratamiento de la inf1ación venezolana debe contemplar exclu-
sivamente factores estructurales, pues ello significaría desta-
car los elementos de la oferta real y omitir los mecanismos
que actúan como propagadores en la instancia deficitaria de
las finanzas públicas y el ámbito de circulación del dinero
inorgánico. Tampoco es de observar a tales mecanismos como
causa fundamental de la movilidad ascendente de los precios.

Quiero decir, en cambio, que el diagnóstico de la infla-


cion en Venezuela requiere de un enfoque integral de los
factores y mecanismos que participan en su generación y
propagación, con lo que quiero significar particularmente las
presiones generadoras básicas que operan en la estructura
productiva y los mecanismos propagadores que actúan en el
espacio de la circulación monetaria. Así se incluirían lo real y
lo monetario conjuntamente en el diagnóstico de un proceso
que se origina en la rigidez estructural del aparato produc-
tivo y se difunde en la esfera de la circulación y el inter-
cambio por el impacto alcista de los mecanismos monetarios
de propagación. De modo que el ritmo ascendente de los
precios, visto como inf1ación, sería objeto de una interpreta-

20H
ción más a tono con la realidad empírica donde se produce,
así como más adecuada a las exigencias del experimento
antiinflacionario.

Observo que la inflación venezolana es examinada sola-


mente a la luz de un enfoque ortodoxo, dogmático, reduccío-
nísta, conforme al cual se ausculta la trayectoria alcista de los
precios en base del desempeño de la oferta monetaria, sin
tomar debidamente en cuenta el desempeño simultáneo de la
oferta de bienes y servicios, allí donde lo monetario se entien-
de equívocamente como aspecto fundamental del comporta-
miento de los precios. Esta cuestión merece una mayor refle-
xión, una más amplia discusión que permita un conocimiento
pleno de las razones que pudieran esgrimirse con criterio
heterodoxo. Creo en este sentido que la moderna teoría eco-
nómica debiera esforzarse por ofrecer sisternátcamente un
análisis integral de la inflación que afecta a las economías del
subdesarrollo, desde una perspectiva no exclusivamente mone-
tarista que restringe el diagnóstico, sino también estructural,
sociológica, distributiva e inercial que contemple de forma
coherente la suma de factores que concurren en la forma-
ción de los precios.

Admito que la teoría de los precios abriga muchas com-


plejidades y limitaciones en el espacio económico del subde-
sarrollo. En este ámbito, caracterizado en nuestro caso por
los signos y relaciones del capitalismo tardío, observamos la
inflación, el déficit fiscal, la oferta monetaria, la tasa de interés,
el tipo de cambio, la tasa salarial, como variables claves que
se interinfluyen en escenarios no pocas veces contradicto-
rios. La inflación, al contrario de lo que usualmente se cree,
puede determinar déficit fiscal, allí donde este déficit puede
suscitar una sobreoferta monetaria a través de la emisión de
dinero estéril que se impone para financiar total o parcial-
mente la brecha financiera del sector público, dando cuenta
de una situación en que la circulación de dinero inorgánico
estimula la propagación de ondas inflacionarias que atentan
contra la estabilidad de los precios.

Trasladando esta cuestión al orden macroecon6mico de


las cuentas externas, preguntamos cómo es el desempeño de
la balanza de pagos en ciclos o coyunturas donde, como en
la situación actual de Venezuela, el déficit fiscal y la devalua-
ción del bolívar estimulan linealmente -por vía de una ma-
yor difusión monetaria- el ritmo inflacionista de los precios.
Entiendo que esta cuestión tiene una explicación que se consi-
dera teóricamente aceptable. No dudo de la respuesta teórica

209
que se dispensa a problemas como éste. Pero advierto algunas
veces que tal tipo de respuesta, aunque elaborada con razón
pertinente, se confiere a problemas que persisten y se agra-
van en el plano de sus propias evidencias. Quiero decir que
ciertos problemas económicos parecieran ser inmunes a la
terapéutica que se les aplica. Y en tales ocasiones sobrevie-
nen los subterfugios que se cometen para excusar desacier-
tos o frustraciones.

Viene al caso la lucha antiinflacionaria que se asume en


nuestro país con enfoques teóricos hechos bajo exhortación
de pacto solidario. Al efecto se postulan dogmas como antí-
doto del flagelo inflacionista, se esgrimen criterios y opinio-
nes contra la calamidad alcista de los precios. Pero la infla-
ción, contra toda medida, persiste y promete una trayectoria
de aumento continuo. Los bonos cero-cupón, como medida
restringente de la liquidez monetaria, fueron ya considerados
virtualmente inservibles, con el agravante de constituir un
elevado costo en una contienda anliinflacionaria que siempre
resultaba perdida.

También los títulos de establización monetaria (TEM),


homólogos de aquéllos, no parecen acreditar tal denomina-
ción porque tienen igualmente un costo infructuoso y en fin
de cuentas no generan efectos correctores en la oferta de
dinero. En 1995, según se estima, las intervenciones del Banco
Central en el mercado abierto, a través de emisiones de los
TEM, le causarán gastos aproximados a los 114.000 millones
de bolívares. Instrumentos de política monetaria restrictiva,
como los ya mencionados, resultan poco eficaces en su pa-
pel estabilizador porque en contra del equilibrio de los pre-
cios actúa al mismo tiempo el desbalance de otras variables
claves.

Así surgen dudas sobre la eficacia de la política mone-


taria para combatir exitosamente la inflación en el país. Esa
política se agota en la aplicación estricta de sus instrumnetos
y medidas, con un costo demasiado alto para sus parcos
logros, sin producir resultados que la acrediten y la justifi-
quen como elemento de estabilización. Nos interrogamos enton-
ces ¿cómo explicar la persistencia del fenómeno inflacionario
a pesar de la rígida aplicación de una política monetaria
rcstrrcuva", o para denotar lo mismo de manera distinta, ¿cómo
justificar la aplicación de una política monetaria restringente
que no se traduce en la liquidación efectiva del morbo inflacio-
nista? El enfoque ortodoxo no ofrece aquí una respuesta
teóricamente consistente. De esto deriva con razón el criterio

210
que postula la alternativa de la visión heterodoxa en el trata-
miento y lucha contra la inflación venezolana, para de ese
modo considerar, además de los elementos fiscales y moneta-
rios de propagación inflacionista las presiones estructurales
sobre el nivel de los precios.

ToMÁs E. CARRILLO BATALLA

Quiero hablar esta vez de la inflación. Este fenómeno es


efecto de muchas de las desviaciones sobre las cuales ya
hemos estado dialogando, como son el exceso del gasto pú-
blico, el coeficiente de expansión de veinte veces del capital
de los bancos comerciales cuando debería ser ocho veces lo'
máximo; la emisión del dinero inorgánico por el Banco' Cen-
tral y la devaluación para cubrir el déficit fiscal. La deva-
luación se ha convertido en un círculo vicioso porque ge-
nera más déficit fiscal y éste a su vez crea más inflación¡ pa-
ra cubrir el nuevo déficit fiscal se vuelve a devaluar y se
vuelve a generar más inflación. Esa es otra de las cosas que
ha causado tanto daño a la economía venezolana actual. La
otra es la deformación del sistema financiero aún no corre-
gida. Seguimos en un esquema de altos intereses que impi-
den la utilización de los recursos por el aparato productivo,
lo cual fuerza a los bancos a buscar la opción de usos especu-
lativos del dinero, lo que a su vez genera inflación e inver-
siones inmobiliarias succionadoras de liquidez al sistema, pro-
yectándolo a un nuevo colapso.

Los círculos viciosos de la inflación


En relación a la inflación observamos una serie de círcu-
los viciosos. Estos círculos viciosos se enlazan entre sí y los
correctivos momentáneos concebidos generan más inflación.
Este es otro aspecto sumamente importante. Nosotros debe-
ríamos en el documento referir la situación del sistema finan-
ciero. He hablado con el propio presidente del Banco Cen-
tral y con el colega Maza, miembro del directorio de ese
instituto. A aquel funcionario, doctor Casas González, le he
preguntado por qué mantienen ese subsidio de expansión en
veinte veces el capital de los bancos, por qué no lo reducen.
La respuesta ha sido que si lo reducimos a ocho, los banque-
ros nos han dicho que irían a la quiebra. El cero cupón era
otro subsidio, lo han eliminado sustituyéndolo por los TEM,
cuyo papel es igual al anterior. También existe un abismo
entre las tasas activas y las pasivas, lo cual es otro subsidio
para los bancos. Persiste también la reducción del encaje.
Antes era del 25%, ahora es del 12,5%. Todo esto constituye
un paquete de subsidios para el sistema financiero.

211
Algunos contrastes no deseables

Yo me pregunto: ¿Es justo que se mantengan estos subsi-


dios en favor de los bancos y se hayan eliminado los anterior-
mente otorgados a la agricultura, la ganadería y la industria
manufacturera, a sabiendas de que de haberse mantenido
hubieran sido la mejor ayuda para sostener precios razona-
bles para el consumidor? Con relación a esos subsdios hu-
biera sido posible llegar con los productores a un compro-
miso muy firme para no aumentar los precios, estabilizando
esos productos dentro de límites moderados basados en los
costos de producción y un margen justo de utilidad para el
empresario. Este asunto es otra cuestión a estudiar para me-
jorar la presente situación. Se debe analizar cómo se va a
hacer con la regulación de los insumas productivos, tanto de
las industrias como de la agricultura y la ganadería. En la
medida de no auxiliar tal producción de esos sectores, habrá
aumento de precios y ello va a repercutir sobre los sectores
de menos recursos, sobre la gente más pobre. Va a seguir
aumentando esta cadena que ha venido operando en una
forma sumamente negativa para la justicia social con esos
sectores y también para la tranquilidad pública del país, por
cuanto éste puede verse afectado por una explosión social en
cualquier momento. Esta materia debe ser estudiada, se debe
comparar la vigencia de los subsidios al sector financiero y su
correlativa eliminación al sector productivo real agrícola, pe-
cuario e industrial manufacturero. De ese cotejo deben ex-
traerse las conclusiones para superar las injusticias con los
sectores de escasos recursos y evitar posibles alteraciones en
la tranquilidad pública y la estabilidad institucional.

La deformacion del sistema financiero

Yo vaya agregar algo a lo dicho por el doctor Malavé


sobre la política económica de Carlos Andrés Pérez que con-
dujo a la actual situación. La política de tipo de interés tiene
su origen cuando liberan el tipo de cambio y se dice que el
tipo de cambio debe ser el del mercado. Para frenar la devalua-
ción del bolívar, afirma el BCV de entonces, es necesario
establecer incentivos muy grandes para los ahorristas, la gente
de recursos en el país, a fin de asegurar que los inviertan
colocándolos dentro de Venezuela y desalentando la fuga de
capitales al exterior. Esa fue la explicación dada por Pérez,
Miguel Rodríguez, Tinaco y demás mentores económicos de
ese gobierno. En base a eso crean el cero cupón con un
interés altísimo para los bancos que llega a más del 50% y le
otorgan a los bancos el permiso de cargar un interés a sus

212
clientes, 20 puntos más, para alcanzar el 70% o más del 70
hasta 80%, el cual era un interés irreal. El aparato productivo
quedó en inanición porque ningún productor agrícola, gana-
dero o manufacturero podrá soportar ese tipo de interés ar-
tificial del 70 al 80%. Tal locura decretó la muerte del apa-
rato productivo. Esa es la verdad. Los bancos continuaron
con el tipo de interés elevado que les producía el cero cupón
y el Banco Central fue acumulando una enorme deuda, para
después, en base a la vigente ley de ese instituto consagra-
dora de la irresponsabilidad de sus administradores ante las
pérdidas incurridas durante su gestión, lanza sobre el tesoro
las cargas de esa obligación tan enorme, lo cual aumentó el
déficit fiscal. Puede hablarse en esa oportunidad de un agota-
miento de la política monetaria de Pérez. El objetivo señalado
por el doctor Córdova sobre la fijación de aquellos altos ti-
pos de interés para equilibrar esa situación no se logró, pues
ese expediente se convirtió en crónico, se extendió y con-
dujo -como dice el doctor Córdova y lo había afirmdo yo en
una de mis anteriores intervenciones-, no pudiendo colocar
el dinero en el aparato productivo, a prestarle a los especu-
ladores, a hacer desarrollo inmobiliarios, lo cual le restó li-
quidez al sistema y terminó por proyectar la tremenda crisis
financiera vivida en los últimos tiempos. Tal es el cuadro. Se
nos impone empezar con la deuda externa y terminar con lo
últimamente señalado.

La deuda y el desarrollo económico


En primer lugar, cuando eldoctór Maza habla del re-
curso externo de la deuda para seguir endeudándonos a fu-
turo y para promover el desarrollo económico del país, creo
que alude a lo peligroso que es dejar abiertas esas com-
puertas. Recuerdo que eso mismo lo tratamos nosotros en la
Comisión de Estudio y Reforma Fiscal y estaba el doctor Ma-
za presente cuando se establecieron, en el capítulo corres-
pondiente a la deuda pública, normas para reordenar el endeu-
damiento. De ahí en adelante, y para someterlo a unos re-
quisitos muy estrictos, todo proyecto de deuda pública debía
pasar por la Dirección de Crédito Público del Ministerio de
Hacienda, debía ir acompañado de un estudio de factibilidad
económica, debía contener el número de años en que será
pagada por virtud de la inversión a realizarse con esos recursos,
y luego, desde el punto de vista administrativo, el proyecto
ya una vez aprobado por esa Dirección, debía pasar al Banco
Central necesariamente. Para el organismo correspondiente
proceder a contratar la deuda debía recibir la previa sanción
legislativa.

213
D.F. MAzA ZAVALA

Yo diría que, en primer lugar, hay que caracterizar la


deuda pública existente en varias categorías. Primera cate-
goría es la deuda pública adquirida y mantenida en los térmi-
nos de la Ley Orgánica de Crédito Público, y esta deuda tie-
ne dos vertientes, la interna y la externa: la deuda pública
externa alcanzará aproximadamente a unos 29 mil millones
de dólares y la deuda pública interna creo que está por el
orden de los 700 ó 750 mil millones de bolívares, esta deuda
es la registrada oficialmente, la aprobada por el Congreso y la
que es objeto de servicio en la Ley de Presupuesto. Pero hay
otra deuda pública que se puede llamar deuda potencial, que
consiste en obligaciones indirectas que entes públicos han
adquirido o en adquisiciones indirectas de deuda, principal-
mente en la crisis financiera y sus consecuencias. Me refiero,
por ejemplo, a la emisión de bonos por parte de FOGADE
que garantiza el Estado. Me refiero también a la deuda de
PDYSA que alcanza a cuatro mil quinientos millones de dó-
lares y no está computada dentro del registro de la deuda
pública oficial. Me refiero también a la deuda que FOGADE
tiene con el Banco Central que es también deuda de la Repú-
blica y alcanza aproximadamente con los intereses a más de
un billón de bolívares.

Es formulada una pregunta y el doctor Maza responde: No,


esa no es deuda de la República sino deuda del Banco Cen-
tral, que responde a los tenedores de esos bonos. Pero los
bonos cero cupón han sido amortizados. Esta semana se amor-
tizan enteramente los bonos cero cupón y se han sustituido
por los llamados Titulas de Estabilización Monetaria (TEM)
que también alcanzan una cifra significatva del orden de los
quinientos cincuenta mil millones de bolívares.

Reftnanciamiento de la deuda externa

Esos TEM sustituyen al cero cupón, pero con una caracte-


rística diferente de la cual hablaré en su oportunidad. Lo que
quería decir es que la deuda pública total, si juntarnos todas
estas categorías de deuda, puede alcanzar a un doce por
ciento del producto bruto interno y, por tanto, el tratamiento
que se le dé a las distintas categorías de deuda también tiene
que ser un tratamiento dentro de una política orgánica de
crédito público y luego de políticas específicas que enfrenten
cada categoría de deuda en su característica y en su control.
La deuda pública externa contraída regularmente y que ha
llegado a 29 mil millones de dólares tiene su propio régimen

2l1í
de pagos. Es muy dificil para aquella parte de la deuda que
ha sido refinanciada con bonos al portador que están disper-
sos en todos los mercados financieros del mundo, es muy
difícil digo, el nuevo refinanciamiento con restructuración de
esta deuda, porque habría que buscar otra vía, como sería,
por ejemplo, un préstamo a muy largo plazo de organismos
financieros internacionales a tasas de interés más bajas que
aquellas de la deuda actual y que permitiera recoger esa
parte de la deuda dispersa, para consolidarla en organismos
fínancíeros internacionales. Eso puede ser uná vía, pero actualmente
no está planteada en términos viables, aunque es una vía
posible. La otra vía es que se construya un nuevo frente de
deudores de América Latina que planteara en forma conjunta,
una especie de nuevo escenario para el tratamiento de la
deuda pública externa y que formara parte de un nuevo
orden económico internacional como una pieza importante,
que permitiera la reestructuración de las relaciones entre el
Norte y el Sur. Esta tesis ha sido planteada en su oportunidad
por el doctor Caldera, apenas era presidente electo y en los
comienzos de su gobierno, y creo que vale la pena ponerla
en vigencia, es decir, reactualizar la discusión de la posibi-
lidad de un nuevo tratamiento de la deuda en el marco de un
nuevo orden económico internacional, que permtiera que par-
te de esa deuda fuese condonada o aplicada a fines de de-
sarrollo de los países del tercer mundo.

Hay otra posibilidad porque actualmente se está discu-


tiendo (aparte de la de los países en ponerse de acuerdo)
asignar a un fondo de amortización de la deuda ingresos que
pudieran obtenerse por la incorporación de petróleo extra-
pesado de la Faja del Orinoco al cuadro energético mundial,
fuera de los compromisos de la OPEP y con un régimen
especial pautado por ley, que permitiera que esos ingresos
extraordinarios pudieran ser asignados a la amortización de la
deuda externa. Este es un proyecto que se está discutiendo
con mucho interés en el' Congreso y quizás tenga algunas
posibilidades. Fue idea inicial de Calderón Berti, pero se ha
ido modificando con las aportaciones de otros parlamentarios
y de otros expertos petroleros. Yo creo que tiene alguna
viabilidad, el único obstáculo que se ve actualmente es el de
los compromisos adquiridos dentro de la OPEP. Se ha dicho
que si se transformara ese petróleo extrapesado en algún
producto especial, del tipo de emulsión que está fuera del
cuadro de la OPEP, pudiera lograrse un mercado paralelo.
Esto tendría mucha mayor viabilidad que la vía de lograr una
ampliación de la cuota de la OPEP.

215
Politica de endeudamiento externo

Otra cuestión que se puede considerar es la de para qué


el endeudamiento externo. Es decir, si para las perspectivas
de mediano y largo plazo hay la conveniencia de nuevo
endeudamiento externo, o si debemos considerar que éste es
un capítulo cerrado en la historia fiscal venezolana. Un país
adquiere deuda con el propósito de contribuir a aumentar los
recursos para el desarrollo económico, y en este sentido se
asignan los recursos -de la deuda a programas concretos de
inversión que tengan viabilidad económica, financiera y técnica,
y que permitan en el ciclo respectivo de su desarrollo gene-
rar los recursos no sólo para el pago de los intereses sino
también para el pago del principal, dejando un excedente
para la economía nacional. Esto no se ha aplicado en el
endeudamiento que ha tenido lugar en el país, particular-
mente en el período primero de Carlos Andrés Pérez, estando
presentes, desde luego, todas las estrategias que tenga un
Estado ante la cuestión de la deuda. Pero no se trata de
renunciar definitivamente a la utilización de un recurso como
el crédito público externo, que en circunstancias ajustadas a
las necesidades y a la administración del país pudieran contri-
buir efectivamente a desarrollar nuevas áreas de la econo-
mía, a fortalecer áreas que pudieran tener una posibllidad de
proyección internacional. Digo esto como una especie de
pauta para una política orgánica de crédito público externo,
en virtud de los objetivos que pudieran ser prioritarios.

Se me olvidó una categoría en el recuento que hice de


las categorías de deuda que el país tiene actualmente, y es la
deuda del Banco Central con el Fondo Monetario Internacio-
nal. Esta es una deuda que está vigente, que debe ser pa-
gada en el lapso que va hasta fines de siglo, que genera
intereses y que seguramente puede estar considerada dentro
del cuadro general de la deuda externa venezolana, la cual es
aproximadamente (Carrillo: a cuánto llega esa deuda del Banco
Central) treinta y tres mil millones de dólares, dando la idea
de que el endeudamiento del Estado venezolano, tomado en
su conjunto, es muy exigente y muy comprometedor de los
recursos que el país pudiera generar para hacer frente al
servicio de esa deuda. Se requiere por tanto trazar una estra-
tegia que permita, por una parte, consolidar esas deudas y,
por la otra, proyectar su pago en el muy largo plazo; es
decir, no creo que el país tenga enel próximo decenio capaci-
dad de pago suficiente como para hacerle frente a los compro-
misos adquiridos, pues habría que desembolsar cada año estimatí-
vamente alrededor de 5 mil ó 6 mil millones de dólares lo

216
cual prácticamente embarga la capacidad de pago al exterior
del país (el 50% del ingreso petrolero). Entonces esa es una
imposibilidad práctica y hay que tenerla en cuenta a la hora
de la reestructuración de la deuda y a la hora de trazar una
estrategia para la deuda pública externa en el largo plazo.

La otra cuestión es que cada vez más el presupuesto


depende del financiamiento extraordinario: el presupuesto del
presente año depende de un ingreso extraordinario en una
proporción de un 150/0, y el presupuesto que comienza a
proyectarse para el año 1996 representa una proporción de
más del 20% de financiamiento extraordinario; parte del finan-
ciamiento extraordinario se aplica al servicio de la deuda, es
decir que ya no es posible atender al servicio de la deuda
dentro del cuadro ordinario del presupuesto y hay que recu-
rrir al endeudamiento para pagar la deuda. Esta es una es-
pecie de bola de nieve, o sea, se endeuda el país, se en-
deuda el Estado para pagar deuda existente. Esto desde lue-
go tiene una proyección en el hecho de que nunca el Estado
estará liberado de esos compromisos sino que habrá un efec-
to creciente de la obligación. Habría que reestructurar la ba-
se del presupuesto para poder generar la capacidad de pago
suficiente al exterior y al interor, que permitiera manejar el
problema de la deuda dentro del cuadro normal de las finanzas
públicas venezolanas. Me refiero también a que el Estado no
está en capacidad actual de adquirir nueva deuda externa, ni
para fines de reforma ni para fines de inversión: se sabe que
se ha tenido que renunciar por ahora a algunos programas ya
previamente convenidos cuyo financiamiento externo estaba prác-
ticamente asegurado, porque no existe la capacidad admi-
nistrativa del Estado para realizar esos programas, ni existe
tampoco la capacidad para afrontar los recursos internos que
dichos programas requieren; esto permite indicar que para un
nuevo financiamiento externo con destino a reforma o inver-
sión se requiere que el Estado fortalezca su capacidad de
administración de inversiones y de reformas de carácer estruc-
tural, para asimilar esos recursos en condiciones favorables.

La cuestión también hay que considerarla desde el punto


de vista del mercado financicro interno: el Estado venezola-
no recurre cada vez más al mercado financiero nacional para
financiar el déficit, para atender el propio servicio de la deuda
externa e interna por insuficiencias presupuestarias. El mercado
financiero nacional actualmente tiene cierto margen para ab-
sorber deuda pública interna, por el hecho de que existe un
exceso de liquidez concentrado en ciertas entidades finan-
cieras que permite absorber nuevos valores públicos, para los

217
cuales el Banco Central, cuando ello ocurre, da el espacio
suficiente reduciendo su propia oferta del valor en el mercado.
Hay una especie de convenio tácito entre el Banco Central y
el Gobierno para que cuando éste vaya a colocar sus títulos,
bonos o letras en el mercado interno, el Banco Central reduzca
su propia oferta de títulos y pueda dejar espacio al gobierno
para que coloque sus títulos. Pero el mercado financiero inter-
no va a exigir cada vez más altas tasas de interés por varias
razones: primera, por el impulso inflacionario, ya que la tasa
de interés tiene que estar de una manera relacionada con la
tasa de inflación; segunda, por la competencia entre esos
valores que podemos llamar del gobierno y los valores que
emite el Banco Central, por lo que habrá necesidad de una
coordinación entre la política monetaria y la política finan-
ciera del gobierno para permitir un arreglo.

El Banco Central de Venezuela, estimo yo, prefiere ma-


nejar títulos del gobierno en vez de sus propios títulos para
los fines de la política monetaria. Pero mientras esos títulos
del gobierno no sean viables y no existan como instrumentos
normales de financiamiento, va a ser bastante difícil que en la
política monetaria se pudieran reemplazar los títulos del Ban-
co Central con esos otros títulos. Existe la necesidad de una
estrategia global de cooperación entre los distintos órganos
del sector público. La otra cuestión es que una vez que el
exceso de liquidez vaya a ser absorbido, y a mi juicio creo
que esto será pronto, en los próximos 4 ó 5 meses el mer-
cado se va a tornar muy restringido en cuanto a la liquidez,
por lo que las tasas de interés van a subir. Naturalmente va a
ser difícil colocar bonos de la deuda pública o letras del
tesoro a tasas de interés como las actuales.

HÉCTOR MALAVÉ MATA

La estructura, los conflictos, la inercia

En exposición anterior me he referido a las presiones


sociales sobre el gasto fiscal como elemento coadyuvante del
gasto deficitario en la gestión del sector público consolidado.
Ahora quiero volver sobre este asunto porque pienso que
además puede ser objeto de consideración en el análisis he-
terodoxo de la inf1ación. Así creo que las presiones sociales
se originan en situaciones donde la inflación tiene una inci-
dencia notable en el conflicto distributivo. Esas mismas prcsio-
nc-, actúan como un factor importante de la persistencia del

21H
ritmo inflacionario. El financiamiento deficitario del sector
público tiende a aumentar con rapidez cuando se desbordan
los cauces orgánicos por donde fluyen las confrontaciones
entre clases sociales y se hace necesaria la canalización de
las presiones de los grupos polares hacia el gobierno.

El gobierno tiene entonces que atender crecientes de-


mandas populares que requieren de mayor gasto presupues-
tal para aumentar salarios, generar empleos, subvencionar
bienes de consumo popular, prestar más servicios sociales,
según exigencias de gremios y estamentos laborales con los
cuales se aspira a mejorar la medida del reparto del producto
social. De esta manera disminuyen a nivel administrable las
tensiones sociales, con la aplicación de mayores recursos fiscales
en la atención de las exigencias de los grupos o sectores de-
mandantes. La propagación inflacionaria surge así como re-
sultado no satisfactorio de la actuación gubernamental por
atender con gasto público deficitario a las presiones sociales
que crecen con riesgo de desbordar las instancias orgánicas
del orden constituido.

He aludido al conflicto distributivo en la explicación de


las presiones sociales como elemento de propagación de la
corriente inflacionaria en Venezuela. Esa explicación es váli-
da también para otros países latinoamericanos de estructura
social heterogénea, donde el reparto del ingreso se torna más
inequitativo por obra del impacto cada vez más desigual de
la inflación sobre el producto social. El manejo de este cri-
terio es propio del enfoque de la inflación por conflictos
distributivos. Por esto mismo es propio también de la tesis
estructuralista de la inflación. En todo caso, una y otra inter-
pretación se ubican en el espacio teórico de la concepción
heterodoxa. Un diagnóstico más cabal de la inflación venezo-
lana requeriría de un enfoque desde las perspectivas estruc-
tural y distributiva que completarían el universo del compor-
tamiento de los precios.

La escuela estructuralista latinoamericana concibe la in-


flación a la luz de sus presiones generadoras básicas y de sus
mecanismos propagadores. Aquellas primeras radican esen-
cialmente en la estructura económica que comprende las es-
feras de la producción y la distribución, en tanto que los
segundos se asocian a los procesos de generación de expec-
tativas. Dicho esto se entiende que los conflictos distribu-
tivos se sitúan en el contexto de las presiones generadoras de
la inflación, mientras que la formación de expectativas es
asunto que concierne a los mecanismos de propagación in-

219
flacionaria. A partir de todo lo cual se puede afirmar que una
interpretación más amplia de la inflación en Venezuela no es
posible sin el análisis de las carencias estructurales del siste-
ma productivo y sin el examen de las expectativas que esti-
mulan un mayor ritmo del proceso inflacionario.

Una conclusión importante sobre lo aquí expuesto pa-


rece obvia. Dado que la inflación posee varias causas -mo-
netaria, estructural, distributiva, inercial- que la producen y
determinan como un proceso de evidencias sensibles, carece
de sentido tan sólo pretender que existe una teoría única
para combatirla. Una política para conjurar la inflación re-
quiere apelar indispensablemente, en diverso grado, a todos
los instrumentos y medidas de política productiva, fiscal, mone-
taria y comercial que concurren en la formación de precios y
salarios con propósitos de estabilidad. Finalmente, una teoría
de la inflación periférica, ajustada a las características esencia-
les del universo en desarrollo, debe contemplar necesaria-
mente los elementos arriba mencionados como forma de regis-
trar la diversidad de factores y mecanismos que intervienen
en la movilidad alcista de los precios.

Tercera Sesión
-6 de noviembre de 1995-

D.F. MAZA ZAVALA

Capacidad de endeudamiento

Se estima que una parte del endeudamiento del Estado,


unos 300 ó 400.000 millones de bolívares para pagar la deu-
da externa, absorbe casi toda la liquidez. Por eso se puede
presentar la situación más bien de restricción de liquidez en
el futuro y por tanto una nueva tendencia al alza de las tasas
de interés, que en unos aspectos no tiene repercusiones y sí
en otros aspectos del financiamiento de la economía privada.
De modo que la política de endeudamiento del Estado, se-
gún entiendo, debe ser sometida a unas reglas claras, a unas
pautas precisas y a una programación en el corto, mediano y
largo plazo, tanto para adquirir nueva deuda como para aten-
der el servicio de la deuda y para tratar el problema de có-
mo refinanciar la deuda externa en términos en que pudiera
asimilar la capacidad de la economía venezolana en el largo
plazo. En relación con ello siempre hay una preocupación

220
que nunca se ha podido satisfacer y es que nunca se ha
calculado la capacidad de endeudamiento del Estado interna
y externa en el corto, mediano y largo plazo, como un elemen-
to de la política, una especie de guía para el endeudamiento,
solamente que el endeudamiento se ha hecho sin ninguna
programación, sin ninguna planificación, sin ninguna restric-
ción, salvo las condiciones que el mercado pudiera presen-
tar, pero no desde el punto de vista de hasta qué límite y en
qué forma pudiera endeudarse el Estado para que pudiera
atender los compromisos del pago de la deuda, generando al
mismo tiempo los ingresos que pudieran permitir atender no
solamente el servicio de la deuda sino también para contri-
buir al incremento de la capacidad económica nacional.

Un poco más de revisión


La profesora Scquera ha señalado que el sector agrícola
es el que genera más valor agregado en los sectores produc-
tivos. En este sentido haría falta que la profesora ilustrara
estadísticamente esta situación a fin de encontrar algunos
elementos que nos permitan tener un tanto más de certi-
dumbre del contexto, porque cuando uno piensa, tomando
por ejemplo el sector industrial, el sector de la transforma-
ción, que allí es donde se concentra la relación capital-trabajo
en virtud de una mayor intensidad de capital por hombre
ocupado, pueden deducirse mayores dificultades del proceso
de agregación económica en términos más pronunciados que
con respecto del sector propiamente dicho de la producción
agrícola. Yo creo que sobre esto se debería reflexionar, por-
que en particular creo que la aseveración en el sentido ya
mencionado requiere de un poco más de revisión, sobre todo
de los informes estadísticos de manera de poder tener un
diagnóstico un tanto más preciso al respecto.

HÉCTOR MALAVÉ MATA

La crisis, la turbulencia, las frustraciones


Intento ahora, después de haber abordado antes el tema
de la inflación, unas breves reflexiones sobre aspectos con-
cretos de la crisis económica que nos afecta. Creo que esto es
necesario para establecer algunos criterios que fundamenten
la solución de los problemas económicos planteados. A propó-
sito de ello deseo hacer algunas exploraciones elementales
sobre antecedentes inmediatos de la crisis y ciertos de sus
rasgos presentes. Lo primero que me permito decir es que la

221
crisis venezolana de estos tiempos no es sólo económica sino
global. Ahora quiero referirme únicamente a su incidencia en
la economía del país.

Después de oír con atención la exposición del doctor


Armando Córdova puedo manifestar que aspectos fundamen-
tales de sus planteamientos permiten comprender, en cierta
medida, una de las razones que pudieran explicar la crisis
actual. en intento de precisar esta cuestión nos sugiere vol-
ver a la opinión de Córdova sobre el agotamiento del mo-
delo sustitutivo de importaciones como una de las causas más
importantes de la presente crisis económica del país. De veras
pienso que aquel fenómeno puede ser considerado como un
fundamento u origen de la crisis. Pero creo más propiamente
que se trata de un origen o causa estructural de la crisis en la
medida en que la extenuación de aquel paradigma susti-
tutivo ha repercutido no favorablemente en el desempeño del
aparato productivo, suscitando insuficiencias de la oferta real
que generaron tanto presiones inflacionarias básicas como
incrementos notables de las importaciones. De todo esto se
desataron movimientos y tendencias portadoras de desequi-
librios en las cuentas internas y externas de la economía
venezolana.

Pero es también necesario conocer la explicación de


causas más inmediatas de la crisis, con las razones ubicadas
en sus antecedentes más cercanos, acaso como prolongación
del planteamiento que confiere categoría causal al agotamien-
to de la estrategia de industrialización sustitutiva. Me refiero a
la explicación de la política de ajuste y estabilización apli-
cada rígidamente en Venezuela desde 1989, con el propósito
de restituir el equilibrio de las variables macroeconómicas
básicas, a partir de un modelo ortodoxo que fue inicialmente
implantado con tratamiento de shock, con criterios predomi-
nantemente fiscalistas y rnonetarisias, con predominio del sec-
tor financiero sobre el sector productivo y no tomando en
cuenta los funestos efectos sociales de su dogmática aplica-
ción.

Esa política fue diseñada y ejecutada para combatir dese-


quilibrios internos y externos de la economía, más particular-
mente el déficit fiscal y el déficit de la balanza de pagos.
También para abatir o disminuir la inflación que aumentaba
continuamente en el país. Pero la misma política, aplicada
con criterios francamente restrictivos, no tuvo los resultados
previstos, puesto que después de ejecutada sucesivamente
durante tres años, desde ] 989, las cuentas macroeconómicas

222
interna y externa resultaron deficitarias. Asimismo persistió el
encumbramiento de los precios en evidencia del fracaso de la
política de estabilización. La inflación, en niveles cada vez
más altos, persistía como morbo endémico. Desde entonces
Venezuela adquiriría el rango de este más inflacionario de
América Latina. La crisis se tornaba cada vez más resistente al
tratamiento de la ortodoxia monetarista, generando efectos
desestabilizadores que alcanzaron niveles explosivos en 1992.

Pudo observarse que la política económica ejecutada en


el lapso 1989-1993, por errores en su aplicación, no logró los
objetivos propuestos, al menos en los términos formulados
originalmente. El gasto público deficitario y la oferta monetaria
inorgánica, en la esfera de la propagación de las presiones
inflacionistas, determinaron una movilidad ascendente de los
precios sin precedentes ni contrarrestos. El deterioro del salario
real, cada vez en mayor magnitud, fue ingrediente de las
razones que motivaron la desestabilización del régimen de
turno. A las perturba eones de la crisis se añadían entonces
los efectos violentos de la política de ajuste aplicada inexorablemente.

Los malos resultados no tuvieron lugar únicamente en el


período ya mencionado. La crisis que se pretendía combatir a
partir de 1989, mediante la ejecución de un programa de
ajuste y estabilización formulado explícitamente a tenor de
las condicionalidades del FMI, persistía a fines de 1993 con
signos de franco deterioro, continuaba en 1994 con rasgos
inequívocos de empeoramiento, en un escenario de manifiesta
turbulencia económica motivada por el colapso bancario que
detonara en el país a comienzos de este último año.

Una de las causas del fracaso de la política de ajuste y


estabilización emprendida en 1989 radica en la excesiva íbe-
ralización del mercado financiero. En ese contexto, con elemen-
tos y condiciones que al cabo provocarían desequilibras en el
propio mercado, una inmoderada liberalización financiera no
pudo sino crear mayores perturbaciones en la esfera real de
la economía. El alza desproporcionada de las tasas de interés
no sólo colocó de manifiesto el desacierto de la política
monetaria en aquella situación, sino también la desviación de
la política económica al auspiciar grandes estímulos a la acu-
mulación financiera en detrimento de la acumulación pro-
ductiva. El auge de las actividades especulativas contrastó
entonces con el abatimiento de las actividades tangibles de la
economía. La desbordante liberalización financiera, con un
manejo especulativo del costo del dinero y un control casi
insubsistente sobre las actividades de la banca comercial, crea-

223
ba las condiciones del inmediato advenimiento de aquel enorme
colapso bancario sin precedentes.

Ese colapso tornó la crisis más inexpugnable. Pero a


esto también contribuyó la política económica que el siguiente
gobierno adoptara para supuestamente conjurarla. Lo que en
este sentido ocurrió después es asunto de frustración reciente.
Una política económica incoherente, demasiado versátil, sin
construcción lógica ni objetivos concretos, siempre a la de-
riva, es la principal razón de que la crisis, hoy fortalecida por
el desempeño inconsistente del actual gobierno, se encum-
bre en desafío a los proyectos y medidas que esta adminis-
tración, como confinada en el limbo del poder, anuncia sin
perspectivas ni fundamentos. La crisis es ahora más indo-
meñable que antes. El gobierno, entre tanto, ha demostrado
no ser apto para combatirla.

ToMÁs E. CAlUULLO BATALLA

En las otras ocasiones hemos venido haciendo un análisis


crítico de la situación económica del país en sus distintos
aspectos, especiamente fiscal, monetario, administrativo y econó-
mico en general, aunque principalmente en lo fiscal y monetario
con relación a todos los desequilibrios que han ocurrido.
Hemos hecho un análisis con la participación de los doc-
tores Héctor Malavé Mata, Domingo Maza Zavala, Rafael José
Crazut, Armando Alarcón, Isbelia Sequera y Armando Cór-
dova. Yo también intervine en las reuniones anteriores. Me
corresponde ahora señalar las soluciones a los problemas más
agudos de la economía venezolana.

Soluciones del déficit fiscal

En anteriores reuniones hablamos de las causas del dé-


ficit fiscal y su magnitud. Ahora vamos a señalar las soluciones.
El déficit fiscal se puede enfocar por varias vías. Vamos a
empezar por lo más sencillo: ingresos y gastos. El gobierno
inició un llamado reajuste fiscal durante la gestión del doctor
Sosa mediante el aumento de los impuestos; hubo una reduc-
ción de gastos, pero fundamentalmente del tipo de inversión,
no se tocó la estructura del gasto corriente; no se tocaron los
gastos no productivos que llamaron los clásicos. Se aumenta-
ron los impuestos entre los cuales la imposición indirecta fue
la más afectada por la reforma. En concepto de algunos econo-
mistas tenemos que en una depresión, en una crisis, no es
pertinente empezar un ajuste aumentando los impuestos; más

224
bien se deben reducir para estimular la economía, de modo
que mediante el aumento de la producción se genere mayor
volumen de ingresos tributarios. Ese es el camino, el seguido
desde la crisis del año 29 en adelante, la tremenda fluc-
tuación estremedora no sólo de los Estados Unidos sino de
todo el mundo. Las fórmulas fueron reducir los impuestos
precisamente para robustecer la economía. La orientación fue
hacia el estímulo de la demanda efectiva. En aquella oportu-
nidad existía lo llamado por los americanos de habla inglesa
un tremendo slump, una caída, una depresión profunda.

El caso venezolano es distinto en cuanto a la naturaleza


del fenómeno tal como lo examinamos nosotros. Pero de
todas maneras lo correcto es afirmar la no conveniencia de
haber empezado por aumentar los impuestos. Sin embargo,
nosotros admitimos el alza de la tributación como una me-
dida temporal en razón de la profundidad del déficit fiscal
con miras a un posterior alivio de esa situación, que debía en
todo caso orientarse al reajuste fundamentalmente del gasto
público. También se han utilizado por el Banco Central proce-
dimientos para generar moneda inorgánica en cantidad apro-
ximada al billón de bolívares para los auxilios financieros.
Igualmente el Banco Central ha venido emitiendo obligacio-
nes en asocio con el gobierno, las cuales se han venido
cubriendo con dinero inorgánico. En general, el doctor Maza
conoce eso más que yo porque está precisamente en el centro
de operaciones, la directiva del Banco Central.

Nosotros planteamos la reducción del gasto público, pero


principalmente el de naturaleza improductiva. Esto lleva con-
sigo un problema, o más propiamente, involucra varios pro-
blemas: la mayor parte del gasto público está vinculado a la
existencia de 1 millón 800 mil personas, empleados y obre-
ros en la administración pública, de los cuales 300 mil son
suficientes para cumplir con las funciones del Estado. El cliente-
lismo político sufrido por el país en sucesivos períodos de
gobierno ha aumentado ese personal no productivo e innece-
sario en la administración pública y lo ha elevado al astronómico
volumen existente en la actualidad.

No estamos de acuerdo con echar a la calle a ese perso-


nal excedente porque eso creará un problema social graví-
simo cuando hay una acumulación de prestaciones sociales
no pagadas a ese personal, por encima del billón o cerca de
los 2 billones de bolívares. ¿Cómo atender ese pago si el
Estado no tiene los recursos?

225
La cuestión de las prestaciones

Hay dos problemas en este sentido: uno es el de las


prestaciones sociales, otro es el destino de la gente cesan-
teada de la administración pública. Con relación al primero
se le ha sugerdo al Presidente de la República una formula:
darle la carta de retiro y seguirle pagando el sueldo a los
afectados durante el tiempo .(lecesario, para en base a ese
pago mensual ir abonando a la suma de las prestaciones. El
afectado queda libre frente a la administración pública y pue-
de emplearse en el sector privado; puede así percibir ingresos
de dos fuentes de ingreso: una la pública y otra la privada.
Esta pudiera ser una solución no inmediata, pero por lo menos
abre un camino hacia el arreglo futuro de esa situación.

Respecto al segundo problema deben abrirse fuentes de


trabajo y es al Estado a quien más corresponde y puede
hacerlo. El Gobierno puede confeccionar un programa de
vivienda, pues hay un déficit enorme en el país que oscila
entre 900 mil viviendas y 1 millón. No sería difícil conseguir
financiamiento otorgando plazo razonable a los que fueran a
recibir esas viviendas para su gradual cancelación en el curso
del tiempo. Algún organismo multilateral pudiera ayudar en
esta solución. Sería una cosa a explorar pero no es impo-
sible lograrlo, pues se trata de un asunto de tipo social que
es plenamente justificado. Habría de estudiarse el financia-
miento y se tendría la ventaja de ser las actividades de cons-
trucción de viviendas las mas necesitadas de mucha mano de
obra. En ese sentido podría hacerse el traslado de una parte
del personal de la administración pública hacia esas activi-
dades.

Es de recordar el caso de los choferes sobrantes en la


administración pública. Al doctor Maza y a mí nos dijo el
doctor Lusinchi, cuando era presidente, que existían 70 mil
vehículos excedentarios y cada automóvil tenía cuatro cho-
feres, o sea 280 mil choferes de exceso. Nos dijo "... qué
hago, porque si los echo a la calle tengo una protesta, un
tumulto". Se le dijo al doctor Lusinchi que había una solución:
los choferes pueden manejar tractores agrícolas porque el
mecanismo es más o menos igual; promueva un programa de
producción agrícola de aquellos renglones deficitarios en el
país, como cereales, y traslade esos choferes hacia esa acti-
vidad. :'\0 van a perder su trabajo y van a hacer una cosa útil,
no parados, ganando sueldo sin hacer nada. Le pareció muy
bien. Estaba el actual Ministr o de Hacienda como ministro de
CORDIPLA:" en esa época, también estaban otros titulares de

226
carteras ministeriales. En ese momento uno de éstos dijo:
"caramba eso es una cosa muy difícil". Le dije: en 1960 se
hizo un traslado de un tercio del personal sobrante de la
administración pública en cosa de un mes y en esa oportu-
nidad se abrieron obras en Caracas y en el interior que absor-
bieron ese personal. No se trata de una cosa imposible. Ha-
bría de estudiarse el tipo de actividades aptas para absorber
ese personal y luego lo pertinente en todo contrato de cual-
quier compañía constructora con cualquier entidad de la admi-
nistración pública, insertarle una cláusula de absorción de
parte de ese personal, trasladándolo paralelamente al sector
privado en una forma gradual. Este proceso no puede lo-
grarse de la noche a la mañana, dada la índole del programa
y dado el hecho de que son seres humanos los afectados y
que por ningún respecto deben quedar sin recibir sus ingresos
para atender sus necesidades. Se trataría de un programa
gradual pero es ya un camino abierto, es algo posible de ha-
cer en ese sentido. Esa sería una de las cuestiones a consi-
derar.

Alternativas frente a la inflación y el déficit fiscal

Otra cuestión es en relación a la inflación y el déficit


fiscal. La inflación es generada, entre otras causas, porque se
ha venido devaluando el tipo de cambio. La devaluación ha
representado un aumento de la cantidad de bolívares en circula-
ción. Ese hecho se traduce en inflación. Lo pertinente es
cerrar esa puerta. Cuando se estableció el control de cambio,
se pensó que una de las grandes cosas positivas era evitar las
devaluaciones. Hasta ahora se han evitado por lo que se
refiere al tipo de cambio de 170 bolívares por dólar. Pero el
doctor Matos Azócar acaba hace poco tiempo de instaurar un
mercado paralelo, una cotización paralela que ni siquiera es
gobernada por el Banco Central, ni ningún organismo del
Estado tiene injerencia en eso, lo gobiernan los especula-
dores en la bolsa de comercio donde está operando un frau-
de a la fe pública, pues los bonos Brady se cotizan en Nueva
York, en Londres, en 49% y 50%, por ahí está fluctuando, y
más abajo de ese nivel ha estado el bono de conversión de
deuda en inversión. Este otro bono estuvo hasta hace poco
en 44% y ahora está, creo, en 48% 49%. El doctor Maza
ó

debe tener más fresca la cifra. En todo caso por ahí esta la
cotización. Pero ese bono se esta cotizando en la Bolsa de
Comercio de Caracas a 72 y 74% Y aún más de 100%, lo cual
es insólito, pues se puede comprar en Nueva York a 49% ó
50%, mientras estamos en Caracas negociando a ese altísimo
tope. La finalidad de los especuladores y enterradores de la

227
economía venezolana se ha logrado al establecer un mercado
paralelo gobernado por ellos para devaluar el bolívar a como
dé lugar. El daño de ese mecanismo a la estabilidad carn-
biaria representa uno de los más fuertes obstáculos al logro
del equilibrio de las variables externas de la economía vene-
zolana.

Los especuladores presentan este aumento no como varia-


ción del bono, pues éste, se dice, está más o menos equili-
brado con respecto al valor en Nueva York. La devaluación
del bolívar es devaluación hecha por los especuladores contra
los supremos intereses del país. El doctor Matos Azócar dijo
para justificar ese hecho que ese mercado sería algo insignifi-
cante. Ha habido operaciones hasta de 20 y 30 millones de
dólares, y creo que el valor acumulado pasa de una eleva-
dísima suma de cientos de millones de dólares. Se trata de
una cantidad muy grande, no es una miseria. Ese hecho es un
factor de perturbación para el regreso a un tipo de cambio de
equilibrio. Es un factor que va a obstruir y ya está obstru-
yendo porque los especuladores actúan constantemente y di-
cen "el tipo de cambio no es 170, el tipo de cambio es 245 y
por tanto se debe eliminar el control de cambio inmedia-
tamente, se debe devaluar de 170 a 245 y seguir devaluando
en la medida de la evolución del mercado". Esa no puede ser
la solución porque eso trae un agravamiento de las actuales
dificultades.

La solución del déficit fiscal

Entonces con respecto al déficit fiscal, ¿cuál es la solu-


ción por el lado del ingreso? Se debe procurar que el SENIAT,
organismo de administración y recaudación de impuestos, sea
lo más eficiente posible, y ese monto muy grande de año en
año señalado por la Contraloría General de la República de
500 mil, 600 mil millones de bolívares -no tengo la cifra cla-
ra en la memoria- de impuestos declarados, liquidados y no
cobrados que ha venido acumulándose en un monto astronó-
mico no cobrado sea efectivamente recaudado. El SENIAT
debe ocuparse de cobrar esa suma atrasada y evitar de ahora
en adelante que siga ocurriendo ese reprobable hecho. Tal
cosa puede representar un monto muy importante para cu-
brir el déficit fiscal. Ese es un buen camino. Se debe ir
pensando en una reforma del sistema tributario porque una
presión igual o mayor a la soportada por los países indus-
trializados no es justa ni conveniente. Esas naciones tienen
un ingreso per cápita mucho más alto y están en capacidad
de pagar mayor impuesto y de soportar una presión superior

228
a la nuestra. Ello es lo lógico desde el punto de vista de la
justicia tributaria, pero en nuestro medio no es así. Primero,
el ingreso per cápita ha descendido mucho con motivo de la
crisis y lanzar una carga adicional al contribuyente como se
ha hecho, sobre todo con impuestos indirectos regresivos que
gravan más fuertemente al pobre con relación al rico, no
parece ser lo más indicado. Por tanto se debe ir pensando en
una reforma del sistema tributario, en acentuar la eficiencia
del sistema de administración y recaudación impositiva. Otro
aspecto que agobia a la economía pública es el problema de
la deuda, porque alrededor del 40% del presupuesto se aplica
en la actualidad al servicio de la deuda. Se debe aliviar esa
carga y hay medios para ello.

Las soluciones frente a la deuda

Nosotros hemos venido sugiriendo en distintas oportu-


nidades con respecto a los países deudores y sobre todo los
de Latinoamérica que deberían formar un bloque para negociar
con los acreedores la deuda que pesa sobre cada uno de
ellos. Debemos reunir en una forma indiscriminada las deu-
das de cada uno, para introducirlos en un solo bloque de
negociación. Lo pertinente es darnos fuerza a todos y cada
uno mediante una acción conjunta. Ese es un punto impor-
tante. Nada se ha hecho y ello es lamentable, pues algunas
soluciones se han adelantado para enfrentar el asunto de la
deuda pero no se debe descartar este dispositivo de la forma-
ción del frente común.

El doctor Calderón Berti ha señalado que se puede ven-


der parte del depósito del petróleo bituminoso, un 2% o 3%
del mismo para pagar con esa suma la deuda, pues él esti-
maba inicialmente que podría obtenerse alrededor de 2 dó-
lares por barril pero posteriormente, dijo PDVSA que no se
podría percibir más de 0,20 centavos. Por tanto habría de
comprometerse una mayor cantidad, pero en todo caso eso
sería un camino. El doctor Maza en el BCV debe tener los
datos también muy frescos en lo relativo a las reservas de oro
en la Guayana. Se dice que es de 140 mil millones de dóla-
res, según he leído en la prensa. Si tenemos una deuda de 30
mil millones de dólares, podríamos pagar también una parte
con cargo al petróleo de la Faja Bituminosa y otra parte con
cargo al oro para salir de ese pesado fardo.

Ahora supongamos que esa sugerencia es funcional y


operativa y pagamos la deuda. ¿Qué se va a hacer con el
dinero sobrante en el presupuesto hasta ahora embargado en

229
el servicio de la deuda? si ese dinero se va a usar para volver
a producirle cargas al Estado, para reincidir en mantener la
dimensión sobrccxtcndida del listado y para darle nueva fuer-
za al clicruclismo político devorador de los recursos libera-
dos, no habríamos alcanzado una genuina solución pues volve-
ríamos a crear dentro de cierto tiempo otra vez el mismo
problema.

El pago de la deuda y el uso de los recursos


liberados para el desarrollo

Habría conjuntamente con el pago de la deuda que to-


mar una medida prohibitiva para evitar que se pueda repetir
semejante desviación. Sería preciso elaborar un programa de
desarrollo económico y social con esos recursos liberados.

1. El desarrollo del agro

Ello conduce a un aumento de las inversiones, pero a la


vez es pertinente precisar el tipo de inversiones a realizar. No
podernos volver a las inversiones de tipo faraónico de la gran
Venezuela de la última mitad de la década del 70 al SO,
porque eso nos hundió. Se debe formular un programa de
desarrollo racional tomando en cuenta la población; echar
adelante un proceso de aplicación racional en el campo de
una reforma agraria razonable, no una reforma cliente lista
corno la ocurrida hasta ahora. La reforma debe resolver los
problemas del agro, aumentar la producción, crear en el agro
las condiciones para una paz social fundada en la justicia. Si
se le resuelven al campesinado sus problemas, si se le mejo-
ran sus condiciones de trabajo, se eleva su nivel de vida, se
aumenta su productividad, ello permitirá unas mejores rela-
ciones con el sector empresarial y por tanto se eliminarán las
invasiones, los actos de violencia reseñados a veces por la
prensa, los cuales no son convenientes para el ambiente de
paz social en el campo.

2. El desarrollo industrial

Por otra parte se debe impulsar el desarrollo industrial del


país. Ha y problemas tanto para el desarrollo agrícola corno
para el desarrollo industrial manufacturero porque los acuerdos
firmados por el perecismo le han atado las manos y los pies
al desarrollo económico del país. Nos hemos afiliado al GATT,
la Organización Mundial del Comercio, y ahí hemos entrado
sin condiciones, mientras los países industriales (los Estados
Unidos y la Comunidad Económica Europea) han firmado con

230
reservas. No se han comprometido a eliminar de la noche a la
mañana los susbsidios y la protección a sus economías. Ello
será un proceso llevado poco a poco. Nosotros aquí en la
época del presidente Pérez, los gobernantes y negociadores
ataron a Venezuela. Hoy en día el mismo sistema de control
de cambios se ha visto debilitado por el hecho de no haber-
se establecido el control de importaciones, pues se han invo-
cado los convenios perecistas por virtud de los' cuales no se
pueden seleccionar las importaciones. Ello ha permitido entrar
artículos de lujo y todo tipo de cosas extravagantes porque
eso es a lo cual obligaron a Venezuela esos convenios multila-
terales. Venezuela debería abrir conversaciones con esos orga-
nismos y debería plantear que se le otorgue, en vista de la
crisis, un plazo para poner en vigencia esas disposiciones
depredadoras de la economía nacional.
El poco acierto del gabinete económico
Pasando a otro tema debo afirmar la ideas expuestas por
el doctor Caldera sobre la economía. Sus lineamientos de
política económica no son malos, son buenos. Pero la ejecu-
ción sí ha sido mala. El doctor Caldera no ha contado entre
sus colaboradores con hombres capaces, conocedores de los
problemas de cada uno de los ministerios del área econó-
mica y por tanto se ven constantemente contradicciones apa-
recidas en la prensa de unos ministros con otros y de minis-
tros con declaraciones propias en fechas no muy lejanas unas
de otras. En la, 15, 20 días aparece el mismo funcionario
contradiciéndose. Para superar esto debería el Jefe de Estado
seleccionar un grupo de ministros efectivamente conocedores
de sus áreas, y leales ejecutores de las ideas del Presidente.
Esa es una cuestión importante para lograr en relativo corto
tiempo un vuelco positivo en la situación económica y social
del país.
Sobre el control de cambios
Sin esos soportes, los resultados serán pobres, no ofre-
cerán posibilidad de poder verdaderamente· extraer de ese
sistema todo lo que puede dar. La debilidad de la estructura
del control de cambios alarga el proceso, con el grave peligro
de que los sistemas de controles alargados demasiado en el
tiempo pueden ser víctimas de desviaciones no adecuadas.
Este es un asunto muy importante sobre el cual se debe hacer
énfasis en el sentido de lograr eficacia y darle al sistema esos
apoyos. La Junta Cambiaría está integrada por profesionales
muy competentes que han hecho una buena labor, pero no
han tenido todas las facultades necesarias para alcanzar ple-
nitud de logros como han podido lograrse.

231
Hay soluciones con reajustes y correcciones
Venezuela tiene una gran ventaja. Sus recursos propios
son importantes, medianamente bien administrados pueden
dar resultados muy positivos. Por eso todas las desviaciones
son ajustables, pero debemos cambiar los procedimientos.
También debe situarse en cada posición la persona adecuada
a su eficiente desempeño. El equipo económico está integrado
por ingenieros, no hay ningún economista. Los ingenieros en
el aspecto de la construcción, en el Fondo de Desarrollo Ur-
bano, en el Ministerio de Obras Públicas, en CADAFE, en las
obras de Guri, etc., han cumplido excelentes gestiones. Pero
no creo que hayan demostrado dominio de los procesos econó-
micos. Su gestión indica no ser los indicados para seguir
ejecutando las positivas ideas expresadas por el Presidente en
los lineamientos de política económica. Con lo dicho no es-
toy haciendo ninguna crítica destructiva sobre los profesio-
nales mencionados; considero que pueden rendir una buena
labor en su área corespondie nte de especialización. No com-
partí nunca la aspiración de los ingenieros cuando se estaba
discutiendo la ley aprobatoria de la creación del Colegio de
Economistas. Ellos querían ser miembros de esa Entidad. El
buen juicio del Congreso les cerró el paso. Ellos tiene su co-
legio, el cual ha rendido positiva labor en el país.

Los ingenieros hacen planes y proyectos de Ingeniería.


;\0 veo cómo el hecho de ser ingeniero implique implícita-
mente tener el título de economista. Son dos profesiones di-
ferentes, igualmente respetables. Los ingenieros han cumplido
en la historia una misión muy importante en Venezuela y
tienen otra de ahora en adelante, pero cada quien debe estar
en su respectiva área. Esa es otra de las observaciones a
formular en líneas generales. Esperamos que se complete y
aplique el cuadro de soluciones para enfrentar la crisis sobre
todo de tipo presupuestario, de tipo fiscal, de carácter mone-
tario, y así salir del abismo donde estamos sumergidos.

Lo dicho sobre los ingenieros no niega la cooperación


interdisciplinaria entre los titulares de diversas profesiones.
Tal hecho muy positivo no implica la substitución de unos
especialistas por otros de formación y preparación diferente.
Cada rama debe ser respetada y sus conocimientos utilizados
en aquello para lo cual estudiaron y se aplicaron después del
grado académico universitario. Las dos cuestiones planteadas,
bien combinadas, nos irán dando la respuesta a los presentes
problemas: utilizar los profesionales del área en aquello especí-
fico de la respectiva carrera y llevar cabo la cooperación
interdisciplinaria en aquellos proyectos donde la concurrencia
de diversos especialistas se hace necesaria.

232
RAFAEL J. CRAZUT
A modo de relatoría

La circunstancia de ser el último de los ponentes en este


cruce de ideas constituye una seria limitación, pero también una
gran oportunidad. Constituye una limitación porque después
de tan completas y valiosas exposiciones es poco o práctica-
mente nada lo que puedo agregar. Pero es también una oportu-
nidad por cuanto me ha permitido seguir con gran atención
el curso del debate, a la vez que interpretar, relacionar cri-
terios convergentes y divergentes y extraer algunas conclu-
siones. Mi intervención tendrá sólo, por tanto, el valor de una
condensación y sistematización de las atinadas exposiciones
de mis apreciados colegas, aun cuando me he permitido aña-
dir algunas ideas para complementar y robustecer sus sólidas
argumentaciones.

De las exposiciones de quienes me han precedido en el


uso de la palabra se desprende que la crisis obedece a causas
reales muy específicas, pero también a factores psicológicos
derivados de la pérdida de confianza en el país, en sus institu-
ciones, en sus dirigentes y en las políticas adoptadas, así
como en la escasa capacidad de rectificación de errores come-
tidos. Esto lo digo porque si bien existen razones de peso en
el área fiscal y de balanza de pagos que justifican o explican
una recesión (no una crisis), las repercusiones negativas de
tales desajustes han sido desproporcionadas y no se compa-
ginan con la verdadera magnitud o intensidad de las causas
primarias, las cuales resultan manejables. Examinemos algu-
nos ejemplos que ilustran este punto de vista.

La frustración del desarrollo

No cabe duda que las causas de la crisis venezolana son


variadas y complejas y que las mismas se encuentran altamen-
te interrelacionadas a tal punto que en muchos casos se
confunden como causas y efectos. De igual modo tienden a
confundirse aspectos coyunturales y estructurales. Considero
que en última instancia el factor determinante de esta crisis
ha sido nuestra incapacidad (o mejor dicho la incapacidad de
las élites dirigentes) para transformar los recursos petroleros
en fuentes permanentes de riqueza y en lograr una efectiva
diversificación de la producción y un crecimiento autososte-
nido. Cuando se enfatiza mucho en la tesis de que los recur-
sos petroleros han disminuido o que el modelo de desarrollo
utilizado ha venido agotándose, se corre el peligro de des-

233
viar la atención de esa causa fundamental y de exculpar a
dichas élites de los desaciertos cometidos. La incapacidad de
las clases dirigentes para lograr objetivos de crecimiento y
bienestar tiene su máxima expresión en el inadecuado diseño
y conducción de las políticas públicas. Venezuela ha sido una
especie de gran laboratorio en donde se han experimentado
y se continúan experimentando todas las teorías, políticas,
modelos económicos, sociales, educativos, asistenciales y otros,
generalmente con grandes fracasos y con experiencias trau-
máticas para la comunidad. En sólo programas de desarrollo,
o mejor dicho en frustrados programas de desarrollo, se ha
in-vertido una suma que, según reiteradamente se ha expuesto
resulta superior a la utilizada en el Plan Marshall para la
reconstrucción de Europa en los años de posguerra.

La alusión al Plan Marshall trae a colación otro proble-


ma cual es la lentitud de nuestros planes y programas de
desarrollo y el interminable período de maduración que se
pretende asignar a los mismos, posiblemente pensando que
la paciencia del venezolano es infinita. Algunos de estos progra-
mas como la siderúrgica y la petroquímica datan de la época
del General Pérez Jiménez; es decir tienen cerca de 50 años.
En un período muy inferior se logró la reconstrucción de los
países devastados por la guerra; Japón y Alemania se convir-
tieron nuevamente en potencias industriales de primer orden
y el mundo ha experimentaado las más grandes transfor-
maciones. Más aún, naciones que para entonces eran marca-
damente atrasadas han alcanzado niveles sorprendentes de
industrialización y desarrollo como son, entre otras, Corea del
Sur y Taiwan. Mientras en el resto del mundo se logran tales
cambos, nuestros dirigentes continúan vendiendo las ideas de
que la siderúrgica, la petroquímica y otras industrias básicas
serán la salvación del país y que tarde o temprano se harán
autofinanciables y no constituirán una carga para el Estado
como hasta ahora lo han sido. Otro ejemplo de la lentitud
conque marchan los programas oficiales de desarrollo lo en-
contramos en la privatización. Cuando el presidente Carlos
Andrés Pérez anunció el inicio de la política de privatiza-
ción, se producía casi simultáneamente en el mundo la caída
del Muro de Berlín y el derrumbe del régmen socialista. Hoy
en día, la mayoría de las antiguas naciones socialistas han
privatizado cerca del 70% de sus industrias, mientras que en
Venezuela continuamos estudiando fórmulas aceptables de
privatización. Por otra parte, resulta común observar que en
el país la gran mayoría de las políticas públicas terminan en
fracaso y en no pocos casos con grandes fraudes. Sería largo
enumerar la lista de fraudes y de fracasos pero los casos
concretos resultan conocidos. Recientemente el Ministro de
Educación tuvo el valor y la sinceridad de declarar que la

234
educación en Venezuela había sido un gran fraude, debili-
tando así la tesis de que nuestras últimas esperanzas estaban
en la educación y que todos los recursos que se destinasen a
esa finalidad estaban justificados. Esos fracasos, resultan traumá-
ticos, entre otras razones, porque la dirigencia ha sido muy
hábil en motivar la opinión pública o en crear esperanzas en
ciertos programas de desarrollo que después no se cumplen
o no llenan las expectativas creadas. Todas esas experiencias
negativas han creado un gran escepticismo y desconfianza,
factores que inhiben la inversión, desestimulan el trabajo y se
traducen, a la vez, en causas adicionales de la crisis.

La descapitalización del país

Además de la inadecuada conducción de la política eco-


nómica, la corrupción y el despilfarro de recursos, en los
últimos años el país se ha venido descapitalizando aceleradamente
por tres causas fundamentales: el pago de la deuda externa,
las fuertes transferencias de capitales al exterior y la crisis
bancaria. La contratación de una deuda pública externa por
una suma de más de treinta mil millones de dólares ha sido
una de las más desacertadas y traumáticas experiencias registradas
en el país. Esa deuda se contrató con la idea de acelerar el
crecimiento económico bajo el supuesto de que la inversión
realizada con los ingresos derivados de la misma generarían a
mediano plazo los medios internos y externos de pago para
cancelar las obligaciones contraídas. Pero ese objetivo no fue
alcanzado. Aparentemente, los recursos obtenidos se despilfarraron
o no se invirtieron racionalmente y lo único que queda de la
deuda es la obligación de cancelarla" con el agravante de que
los pagos por ese concepto han venido absorbiendo más del
30% de las recauda canes fiscales e ingresos de divisas.

Allí están las raíces de la devaluación, del déficit fiscal y


de la inflación, agravadas posteriormente por la crisis bancaria
y los auxilios financieros. El éxodo de capitales no constituye
un fenómeno aislado sino que obedece al escepticismo sobre
el futuro de la economía y a la desconfianza en los planes
gubernamentales por las razones ya señaladas. Según cifras
reiteradamente publicadas en los medios de comunicación los
depósitos de venezolanos en bancos del exterior alcanzan a
más de 70.000 millones de dólares. Finalmente, el más recien-
te e ímpactante golpe en contra de la economía nacional lo
constituyó la crisis bancaria, cuya solución costó a la Nación
más de un billón de bolívares en auxilios financieros, suma
que en alta medida nutrió las salidas de capitales.

Como se ha dicho en anteriores exposiciones, esta crisis,


además de las deshonestas actuaciones de la gran mayoría de

235
los banqueros, tiene mucho que ver con la inadecuada conduc-
ción de la política monetaria, la falta de supervisión bancaria
y el crecimiento anárquico y artificial de la banca estimulado
por el Estado. En la crisis bancaria parece conjugarse la incapa-
cidad y la corrupción de las clases dirigentes, ya que en la
misma no sólo están involucrados políticos tradicionalmente
calificados de corruptos, sino también empresarios a quienes
hasta hace poco se les consideraba como ejemplos de respe-
tabilidad y eficiencia. La corrupción e incapacidad de los
banqueros involucrados en esa crisis ha costado a la Nación
aproximadamente 1,5 billones de bolívares, suma equivalente
al presupuesto nacional de 1994, al 15% del PIE Y posiblemente
superior a todo el peculado que se ha cometido en la historia
del país. Ante la magnitud de las cifras citadas sobre los
costos de los frustrados programas de desarrollo, deuda externa,
salidas de capitales y auxilios financieros prestados a la banca,
las demás explicaciones sobre la crisis tienen carácter secundario.

La deuda externa como hipoteca del petroleo


No estoy de acuerdo con la tesis de que el petróleo ha
dejado de ser un factor dinámico de estímulo a la economía
nacional. Admito, por su puesto, que los ingresos petroleros
han disminuido en relación con los años de altos precios
petroleros durante la llamada crisis energética. Pero no hay
duda de que los recursos que recibe el país por concepto de
explotación petrolera son más que suficientes para dinamizar
la economía y mantener un ritmo de crecimiento adecuado. A
mayor abundamiento, debo hacer énfasis en que hasta hace
muy pocos años, respetables economistas sustentaban el cri-
terio de que el petróleo no ejercía las deseables repercu-
siones positivas sobre la economía nacional porque los ingre-
sos percibidos eran desproporcionalmente elevados en rela-
ción a la población del país y dimensiones de la economía
nacional y que, por tal razón, no podían ser asimilados eficien-
temente.

Fue esa la tesis de la indigestión económica reiterada-


mente expuesta por Pérez Alfonzo y compartida pur numerosas
personalidades. Recuerdo que durante los años cincuenta el
Dr. Pascual Venegas Filardo dictó una charla en la Facultad
de Economía de la CCV sobre esta materia y ante una pregunta
que le fue formulada puntualizó que, "indudablemente en el
futuro", cuando Venezuela contase con un mercado interno
más amplio, una mayor capacitación técnica, un más alto
nivel de educación y una infraestructura productiva más ade-
cuada, el país absorbería eficientemente los ingresos del pe-
tróleo y que tales ingresos, en lugar de ser un factor de
perturbación c,.mo se les califcaba entonces, se transforma-
rían en elemento de creación de riquezas permanentes. Di-
cho en otras palabras, Venegas Filardo vislumbraba una Vene-
zuela con una población y una economía como la actual y
con ingresos petroleros no desproporcionados, como factores
equilibrados que conducían a un gran dinamismo económico.
Lamentablemente los recursos petroleros, aun cuando conti-
núan fluyendo a un ritmo adecuado, ya no proporcionan el
estímulo necesario a la economía porque se encuentran com-
prometidos para el pago de la deuda externa.
Por otra parte, quisiera recordar que en la mayoría de
sus escritos de tipo económico, Uslar Pietri pronosticaba que
para finales del Siglo XX Venezuela estaría sumida en una
gran crisis porque no se estaban alcanzando las metas de
diversificación de la producción y, fundamentalmente, porque
para ese período el petróleo se agotaría o sería sustituido por
otro combustible, lo cual no ha sucedido. Aparentemente,
tenemos petróleo para muchos años y las posibilidades de
sustitución por otros tipos de energía parecen remotas, no
obstante, el petróleo poco cuenta para la economía nacional
en razón de que lo hemos hipotecado.
La inflación como expresión y síntesis de la crisis
La inflación, como lo han puntualizado los expositores,
constituye la expresión y síntesis de la crisis porque ese
fenómeno condensa todas las causas que nos han conducido
a tan lamentable proceso. En ella están presentes, en primer
lugar, el déficit de balanza de pagos, originado por nuestra
incapacidad para estimular las exportaciones no tradicionales
y sustituir importaciones, a lo que se suman las elevadas
amortizaciones de la deuda externa, así como a las difícilmente
controlables salidas de capitales, derivadas de la desconfian-
za en nuestra economía y nuestra moneda. Estos factores
tienen su reflejo en la brutal y persistente devaluación que
encarece continuamente los insumas importados y, por ende,
la producción nacional. La inflación es, a la vez ,resultado del
déficit fiscal, o mej'ordicho, de la indisciplina fiscal que ha
venido caracterizándose por un elevado gasto de consumo
del sector público en .detrimento de la inversión reproduc-
tiva, situación que, como es obvio, se traduce en . mayor
demanda de productos nacionales e importados, frente' a ni-
veles de producción que permanecen estacionarios; A este
cuadro lo complementan la especulación y el acaparamiento,
fenómenos que como reiteradamente exponen los dirigentes
de Fedecámaras, florecen o se intensifican en períodos de
escasez. La inflación venezolana se nutre' también estructural-
mente' de las rigideces del aparato productivo interno que no
han sido afrontadas por la política oficial, así como de las

237
notorias deficiencias, estrangulamientos, cuellos de botella y
condiciones monopolísticas que persisten en nuestros sistemas
de comercialización. Por último, la inflación es producto de
una política monetaria expansiva, en momentos en que ha
debido ser restrictiva.

Las políticas monetaria y fiscal merecen algunas considera-


ciones adicionales. Calificados voceros del Banco Central de
Venezuela han venido atribuyendo la inflación al déficit fiscal,
mientras que algunos Ministros de Hacienda y voceros de ese
Despacho la atribuyen a deficiencias de la política monetaria.
El déficit fiscal, por sí mismo, no es, en mi opinión, la causa
determinante de la inflación, puesto que no pocos países han
venido registrando elevados déficits fiscales y no presentan, o
presentan, sólo escasos niveles de inflación. El problema pa-
rece radicar, más que todo, en la composición del gasto que,
como hemos visto, estimula el consumo sin crear contra-
partidas en la producción y sin acometer soluciones a los
problemas de rigideces en el aparato productivo y deficien-
cias en la comercialización ya señalados. El gasto de consu-
mo se ha intensificado considerablemente en los últimos años
por subsidios sociales que presionan la demanda y no consti-
tuyen solución definitiva del problema. Por tal razón existe
un alto consenso en que sería preferible canalizar esos re-
cursos hacia la creación de fuentes permanentes de trabajo,
con lo cual se genera producción, riqueza y estabilidad social.

La circunstancia de que tengamos una política mone-


taria expansiva en momentos en que debe ser restrictiva, es
producto de nuestras grandes contradicciones económicas y,
en cierto modo, del deseo de favorecer o privilegiar a la
banca en detrimento de las actividades productivas del sector
primario. El Bono Cero Cupón se concibió con el múltiple
propósito de restringir liquidez, frenar salidas de capitales
(incentivando al ahorro interno con mayores intereses) y,
fundamentalmente, como medio de proporcionar una alter-
nativa rentable a la banca frente a la disminución de la ínter-
mediación financiera. En la práctica, sin embargo, ese instru-
mento se convirtió en un notable estímulo a la inflación por
dos razones: en primer lugar, porque el dinero que se ex-
traía de la circulación era proporcionalmente reducido en
relación al que a la larga se inyectaba, debido a los altos ti-
pos de interés que se pagaban; y, en segundo término, porque
los altos tipos de interés que se propiciaban constituían un
desestímulo a la producción. Conjuntamente con el Cero Cu-
pón y, en buena parte, como consecuencia del mismo, vino
el colapso del sistema bancario, cuya solución fue acometida
a través de desmedidos e indiscriminados auxilios financie-
ros que constituyeron el combustible y fulminante adicional
de '1 inflación.

238
Ante la intensidad de estos problemas y posiblemente
en la presunción de que la inflación es un fenómeno pura-
mente monetario, se ha culpado injustamente al Banco Cen-
tral y se ha pensado en la creación de una Caja de Con-
versión, llamada a sustituir las actividades cambiarias y de
emisión de ese Instituto. La Academia Nacional de Ciencias
Económicas ha sido contraria a esa idea y, en su lugar, ha
propuesto modificar la Ley del Banco Central ~ para robus-
tecer su autonomía y reducir su casi ilimitada capacidad de
emisión. Pero, como es obvio, con esa sola medida no se
alcanzaría la solución del problema puesto que la inflación
requiere de un esfuerzo conjunto, sistemático y bien coor-
dinado que ataque tanto sus causas reales como las mone-
tarias.

Necesidad de nuevos rumbos y soluciones


El escaso éxito de los Planes de la Nación y, en gene-
ral, de la mayoría de las políticas impone la necesidad de
rectificar rumbos, analizar las causas de la poca efectvidad de
las políticas e instrumentos adoptados y buscar nuevas orienta-
ciones. Hasta ahora; el intento más audaz y hasta cierto pun-
to temerario que se ha hecho en ese sentido es el llamado
paquete de medidas económicas o "Plan de Ajuste Estruc-
tural" puesto en práctica en 1989, cuya instrumentación y
fracaso se convirtió en una nueva experiencia traumática que
agudizó la crisis o la hizo aflorar con mayor intensidad. Un
análisis desapasionado de los alcances, limitaciones y tropie-
zos de ese Plan puede ser bastante ilustrativo para la bús-
queda de nuevas soluciones.
Creo que el referido Plan no pudo cristalizar ni alcanzar
sus metas por varias razones. En primer término, porque se
adoptó el criterio de "terapia de shock", en lugar del enfo-
que gradual que hubiera sido más razonable, puesto que la
"terapia de shock" constituye un experimento riesgoso que
requiere grandes sacrificios de la colectividad que no fueron
compensados adecuadamente, ni se vislumbraban posibilida-
des de compensación en plazo razonable. En segundo térmi-
no, porque el Plan se impuso desde arriba como un ejercicio
de soberanía gubernamental, sin respaldo de la población ni
de los partidos políticos¡ y, en tercer lugar porque, no se
persuadió a la población de su necesidad y ventajas. En este
último sentido, se observa que al país se le impuso un plan
que resultaba contrario a los principios o preceptos que des-
de hace muchos años venían predicando los dirigentes polí-
ticos, tales como las virtudes de la intervención del Estado en
la actividad económica y de las regulaciones de precios, así
como de las necesidades de que el Estado fuese promotor y

239
propietario de la industria pesada básica, además de la constan-
te prédica en contra del capital extranjero y del Fondo Mone-
tario Internacional, al cual se le consideraba como la perso-
nificación del imperialismo y la causa de la ruina del Tercer
Mundo.

Como es obvio, difícilmente podría pretenderse que la


gente asimilara con rapidez principios contrarios a los que se
le venían predicando por más de 50 años y que cambiase de
puntos de vista con un solo discurso presidencial, máxime
cuando simultáneamente con esa nueva posición' gubernamental
se le exigían al país grandes sacrificios y los dirigentes no
habían tenido la sinceridad de admitir el fracaso de las políticas
que por muchos años habían venido preconizando e instrumen-
tando. En el fracaso de este Plan privó también el hecho de
que mientras se exigían sacrificios a las clases populares,
tales sacrificios no eran compartidos por las élites, ni el gobierno
adoptaba las medidas de austeridad que preconizaba. Apartando
esos aspectos negativos en su contenido e implementación, el
Plan contenía aspectos positivos por cuanto implicaba un
ejercicio de rectificación, tenía cierto grado de coherencia y
sentido de dirección, y contemplaba la adopción de medidas
que tarde o temprano tendrán que adoptarse, como un menor
intervencionismo. del Estado y un menor paternalisrno cónsono
con las nuevas discusiones de la economía; una mayor libertad
de industria y comercio como medio de estimular la compe-
titividad y la eficiencia; un redimcnsionamiento del Sector
Público a través de la privatización de empresas bajo su
control; una reforma tributaria integral, una reforma del sistema
financiero y, finalmente, una mayor apertura al sector externo,
fundamental para pasar de la política de sustitución de importa-
ciones al fomento de exportaciones no tradicionales y lograr
una mejor inserción de Venezuela en la economía mundial.
Dentro de estos principios -excluyendo, por supuesto, las
terapias de shock y las clásicas asimetrías de los programas
de ajuste del Fondo Monetario Internacional debe buscarse la
solución de la crisis.

240
DOCUMENTOS
Academia Nacional de Ciencias Económicas

LINEAMIENTOS GENERALES PARA CORREGIR


DESAJUSTES EN LA LEGISLACION FINANCIERA

OBjETVOS y ALCANCES DEL PRESENTE INFORM~

En comunicación de fecha 28 de junio del año en curso, la


Comisión de Finanzas de la Cámara de Diputados solicitó la
opinión de la Academia Nacional de Ciencias Económicas
sobre lineamientos para diseñar un sistema financiero moder-
no, con especial referencia a la Ley del Banco Central de
Venezuela y la Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras,
haciendo énfasis en aspectos tales como supervisión banca-
ria, protección a los depositantes y posibilidades de incorpo-
rar las dísposlcíones de la Ley de Emergencia Financiera en la
última de las leyes citadas. Al respecto, esta Corporación se
permite presentar el siguiente informe preliminar, con el com-
promiso de que seguirá estudiando la materia y gustosamen-
te podría ampliar cualquiera de los puntos expuestos de ser-
le requerido por esa ilustre Comisión.

ANTECEDENTES

El sistema financiero venezolano ha sido objeto de con-


tinua atención en el ámbito legislativo al experimentar dis-
tintas reformas en sus estructuras, procedimientos e instru-
mentos, en concordancia con los más recientes avances alcanza-'
dos en ese campo, con la idea de permitirle una ampliación y
racionalización de sus operaciones e intermediación y do-
tarle del instrumental necesario para prestar mayor colabo-
ración al proceso de desarrollo y diversificación de la econo-
mía. Por lo general, estas reformas han sido estudiadas de
conjunto por parte de Comisiones Especializadas designadas
por el Ejecutivo Nacional y sometidas a consideración del
Poder Legislativo, después de amplias consultas. De especial
significación fue la reforma acometida a comienzos del decenio
de los años sesenta, cuando se promulgó la Ley General de
Bancos y otros Institutos de Crédito la cual consagró la especia-

243
lizaci6n bancaria a través de una adecuada regulaci6n de los
bancos comerciales, bancos hipotecarios, sociedades finan-
cieras y sociedades de capitalizaci6n. Con anterioridad, en
1960, se había reformada la Ley de Banco Central, entre otras
razones, para ampliar y flexibilizar la asistencia crediticia del
Instituto Emisor al sistema bancario, permitirle efectuar opera-
ciones de mercado abierto con mayor amplitud y, en general,
adecuar sus operaciones a las necesidades de un sistema
financiero en proceso de expansi6n y modernización. En 1965
se promulg6 la Ley del Sistema Nacional de Ahorro y Prés-
tamo con lo cual se profundizó el proceso de especialización
y se dio cabida en nuestra legislación a instituciones que
habían adquirido gran desarrollo en otros países.
En los años siguientes se continuó el proceso de rnoderni-
za ción del sistema, adecuándolo a nuevas circunstancias y
corrigiendo desajustes. Con el objeto de regular la oferta pú-
blica de acciones y obligaciones, en 1975 se promulgó la Ley
de Mercado de Capitales. En 1985 se llenó un vacío existente
en nuestra legislaci6n bancaria al crearse mecanismos de protec-
ción a los depositantes mediante la promulgación del Esta-
tuto del Fondo de Garantía de Depósito y Protección Ban-
caria. Como es obvio, este proceso legislativo que incorporó,
además, distintas reformas parciales a las leyes mencionadas,
configur6 la estructura institucional de un sistema financiero
bastante avanzado para su época y contó con la más amplia
protección del Estado a través de subsidios indirectos, adqui-
sición de instrumentos y régimen tributario especial, todo lo
cual le permitió alcanzar un ritmo de crecimiento proporcio-
nalmente mayor al de otras actividades del país. Por otra
parte, prácticamente desde la década de los sesenta, el siste-
ma comenz6 a experimentar perturbaciones atribuibles tanto
a excesos en que incurrieron algunos administradores, como
a deficiencias en los mecanismos de supervisión bancaria no
corregidas oportunamente.

NUEVA REFORMA INTEGRAL DE LA LEGISLACIÓN FINANCIERA

Con el objeto de subsanar las deficiencias planteadas y


practicar una revisi6n de conjunto de nuestra legislación finan-
ciera, consona con la orientación de la política económica
que comenz6 a ínstrurnentarse en 1989, se inició en esa opor-
tunidad un conjunto de estudios sobre la materia, los cuales
se encomendaron a una oficina de Coordinaci6n de la Refor-
ma Financiera creada por el Banco Central de Venezuela,
bajo la direcci6n de un funcionario de ese Instituto y la su-
pervisión de una Comisi6n integrada por el Ministro de Hacien-
da, el Presidente del Banco Central y el Superintendente de
Bancos. Esta Oficina realizó un importante diagnóstico del
sistema financiero venezolano, destacando entre sus deficien-
cias fundamentales:

1. En cuanto a supennsion, control y política monetaria

a) "Un régimen de regulación y supervisión inade-


cuado, costoso e ineficiente que ha proyec-
tado señales erróneas al sector financiero y no
ha podido controlar el bajo nivel de solvencia
de algunos intermediarios".

b) "Una política monetaria carente de instrumen-


tos adecuados para controlar el volumen de
circulante y corregir los desajustes originados
por el sector externo y fiscal".

2. En lo concerniente a estructura y operaciones del


sistema

Desde este punto de vista, se observaron otros elemen-


tos de perturbación en el sistema bancario imputa-
bles tanto a factores endógenos como exógenos,
entre ellos:

a) excesiva rigidez, bajos niveles de eficiencia,


solvencia y escasa capacidad de adaptación a
los cambios experimentados por la economía
nacional.

b) existencia de un sistema formalmente especia-


lizado bajo un régimen legal que -según se
destaca en dichos estudios- había venido mos-
trando síntomas de agotamiento.

c) formación de conglomerados financieros inte-


grados por distintas instituciones especializa-
das: bancos comerciales, bancos hipotecarios,
sociedades financieras, sociedades de capita-
lización y otras, los cuales operaban en la
práctica como bancos múltiples y concentra-
ban proporciones significativas del mercado.

d) predominio de fijación administrativa de tipos


de interés, situación que daba escaso margen
al juego de la oferta y la demanda y a las
posibilidades de competencia en este campo.

21¡5
e) control gubernamental de una parte impor-
tante del crédito mediante decisiones adminis-
trativas que obligaban a la banca a destinar
porcentajes de recursos a determinadas activi-
dades, especialmente de carácter agropecuario
o viviendas de interés social¡

f) sobre dimensionamiento del sector caracteriza-


do por un elevado número de oficinas y servi-
cios, fenómeno vinculado con la competencia
existente;

g) alta concentración de préstamos a empresas


filiales y relacionadas, controladas directa o
indirectamente por los bancos o sus principa-
les directivos o accionistas;

h) base patrimonial inadecuada, especialmente to-


mando en consideración el creciente volumen
de operaciones y el proceso inflacionario;

i) insuficiente provisión de reservas para contin-


gencias.

Como resultado de este diagnóstico, se llegó a la conclu-


sión de que el sistema financiero venezolano requería de una
revisión a fondo de su normativa legal y se diseñó un pro-
yecto de reforma integral que abarcaba los distintos segmentos
de la intermediación financiera a corto, mediano y largo pla-
zo que se llevará a cabo por etapas. Dentro de esa idea se
elaboraron los varios proyectos de leyes: Un proyecto de Ley
del Banco Central de Venezuela; un Proyecto de Ley de la
Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financie-
ras¡ un Proyecto de Ley del Fondo de Garantía de Depósitos
y Protección Bancaria, FOGADE¡ un Proyecto de Ley de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras; un Proyecto de Ley de
Fondo Agropecuario; un Proyecto de Ley de Crédito Indus-
trial; un Proyecto de Ley del Sistema Nacional de Ahorro y
Préstamo; un Proyecto de Ley de Mercado de Capitales y un
Proyecto de Ley de Seguros y Reaseguros. Se elaboró tam-
bién un Proyecto de Reforma Parcial de la Ley de Crédito
Público para conciliarla con la Ley del Banco Central de
Venezuela en lo que concierne a operaciones de mercado
abierto.
PRINCIPIOS GENERALES QUE HAN ORIENTADO LA REFORMA

La mencionada reforma del Sistema Financiero se funda-


menta en una serie de principias que en su mayor parte son
teóricamente inobjetables y responden a necesidades de la
economía nacional, mientras que otros resultan discutibles y
deben ser examinados con detenimiento. Tales principios es-
tán contenidos tanto en las Exposiciones de Motivos de los
distintos proyectos de leyes, como en el documento titulado
"Aspectos Relevantes del Programa de Reforma del Sistema
Financiero", que fue concebido como una Exposición de Mo-
tivos para la reforma en su conjunto con el propósito de
destacar la coherencia e interdependencia de cada uno de.
esos proyectos y la necesidad de abordarlos mediante un
programa legislativo integral. Toda esta documentación fue
recogida en la revista del Banco Central de Venezuela, Nll 1,
volumen 7, correspondiente al primer trimestre de 1992.
Como filosofía general, la reforma se orienta hacia la
liberación financiera y la apertura externa, términos que se
utilizan reiteradamente en las exposiciones de motivos de los
proyectos de leyes donde se consignan, además, criterios adver-
sos a la excesiva intervención del Estado en algunos aspec-
tos de la intermediación financiera. El objetivo que se persi-
gue es lograr un sistema financiero moderno y flexible que
permita garantizar un flujo equilibrado, eficiente y oportuno
de recursos al sector productivo, para lo cual se ha propi-
ciado una reforma basada en los siguientes principios ge-
nerales: robustecimiento en la jerarquía institucional de la
Superintendencia de Bancos conjuntamente con una mayor
coordinación de los organismos de supervisión y control; esta-
blecimiento de un orden más competitivo con una mayor
apertura externa; racionalización de los tipos de interés; incor-
poración del sistema de banca universal o múltiple; mayor
participación de la inversión extranjera en el sector bancario;
protección más efectiva a los depositantes; manejo más eficiente
de las crisis bancarias; y reajuste en el aparato de interme-
di ación financiera del sector público.

CRISIS y EMERGENCIA FINANCIERA

Al no acometerse en forma oportuna, la reforma del


sistema financiero no pudo detener la crisis bancaria que se
venía gestando en el país a consecuencia de los desajustes
antes mencionados. A ello se agregó un factor adicional de
perturbación vinculado con el hecho de que en los últimos
años -como resultado de las alzas en los tipos de interés
derivadas de la política de bonos cero cupón y la consecuente

247
disminución de la demanda de crédito- la banca se había
venido desviando de su función esencial de intermediación
financiera para invertir sus recursos en este tipo de instrumen-
tos, así como en inversiones a largo y mediano plazo alta-
mente riesgosas y no suficientemente garantizadas. Por otra
parte, los intentos de reformar la legislación financiera no
encontraron, al parecer, suficiente receptividad en el Congreso
de la República, donde se sancionó la Ley del Banco Central
de Venezuela, postergándose otras leyes fundamentales.
Fue en el Gobierno de Transición presidido por el Dr.
Ramón ]. Velásquez cuando, en base a una ley habilitan te, se
acometió la reforma de la Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras, cuya configuración final fue estructurada por
un equipo bajo la dirección del entonces Ministro de Coordina-
ción y Planificación de la Presidencia de la República (y no
por el órgano regular del Ministerio de Hacienda), con el
agravante de que el texto definitivamente aprobado se distan-
ció en forma significativa de los proyectos originales, los
cuales daban mayor jerarquía institucional a. la Superinten-
dencia de Bancos y más adecuados medios de control a esa
organización. Asimismo, a través de disposiciones transitorias,
se otorgaron plazos bastante liberales para adoptar decisio-
nes fundamentales, a tal punto que no es exagerado afirmar
que la mencionada ley no ha sido aplicada en plenitud.
Prácticamente en forma simultánea con la entrada en
vigencia de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras (enero de 1994), se produjo el colapso del Banco
Latino seguido por el de otras importantes instituciones ban-
carias que confrontaban problemas similares, configurándose
así una crisis de graves proporciones con muy adversas e
impredecibles consecuencias para la economía nacional, lo
que ha obligado a tomar medidas especiales y extraordi-
narias para restituir la confianza, garantizar los depósitos de
los pequeños y medianos ahorristas y salvaguardar los apre-
ciables recursos del Estado que se otorgaron a la banca como
auxilios financieros. En el campo jurídico, esta situación con-
dujo a la promulgación de la Ley de Emergencia Financiera
donde se incorporaron disposiciones novedosas para el manejo
de las crisis bancarias generalizadas, no previstas en la Ley
General de Bancos y otras Instituciones Financieras, cuyo
instrumental se limitaba con preferencia a atender casos indi-
viduales de insolvencia e intervenciones bancarias. De todo
lo expuesto se desprende que:

a) En el país se ha hecho un continuo y relativa-


mente bien orientado esfuerzo para modernizar la
legislación aplicable al sistema financiero, la cual

248
ha resultado poco operante para prevenir proble-
mas de solvencia o desviación de recursos, tanto
por los mecanismos poco efectivos de supervisión
como por el escaso grado de cumplimiento que se
ha dado a la normativa jurídica.

b) La Ley General de Bancos y otras Instituciones Finan-


cieras de 1994 introdujo considerables avances para
regular las actividades bancarias y hacer más efectivos
los mecanismos de supervisión y control, pero no
pudo prevenirla crisis, básicamente por la tardanza
con que fue promulgada y puesta en vigencia.

e) La Ley de Emergencia Financiera complementa y


modifica aspectos fundamentales de la Ley de Ban-
cos anteriormente citada, todo lo cual configura un
cuadro legislativo integrado que requiere sólo de
reformas parciales para satisfacer las necesidades
existentes al respecto.

d) En las reformas que se practiquen deben tomarse


muy en cuenta las experiencias derivadas de la
crisis, cuya incidencia parece demostrar que no están
dadas las condiciones para una excesiva liberaliza-
ción bancaria.

e) El uso desmedido que se ha hecho de recursos del


Banco Central para asistir a los bancos con proble-
mas de solvencia y las consecuencias negativas que
se han derivado de esa situación hace pensar en la
necesidad de imponer correctivos para restringir ta-
les prácticas.

o Simultáneamente con estos reajustes, debe prose-


guirse la reforma del sistema financiero iniciada en
1989 a fin de estudiar y sancionar una serie de
leyes cuyos proyectos han sido elaborados, como
la Ley del Mercado de Capitales.

249
OBSERVACIONES SOBRE LA LEY DE BANCOS Y
OTRAS INSTITUCIONES FINANCIERAS

Promulgada en octubre de 1993, con vigencia a partir de


enero de 1994, la Ley General de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras incorporó en un solo texto los proyectos de
Leyes de Bancos y otras Instituciones Financieras, de Superinten-
dencia de Bancos y del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria que habían sido elaborados por la Ofi-
cina de Coordinación de la Reforma Financiera y.sornetidos al
Congreso de la República por el Ejecutivo Nacional. Esta ley
contempla un régimen de amplitud en la intermediación finan-
ciera al establecer que las instituciones por ella regidas pue-
den realizar todas las operaciones compatibles con su natu-
raleza que no le estén expresamente prohibidas (principio
establecido en la Ley de Bancos de 1940) y contempla, por lo
tanto, sólo prohibiciones mínimas orientadas a preservar el
marco de actuación de las instituciones y a mantener su
liquidez y solvencia. Por otra parte, eleva de manera significativa
las exigencias patrimoniales al establecer mayores requerimientos
de capital para los distintos intermediarios, incorpora la figura
de la banca universal o múltiple; así como la modalidad de
bancos de inversión para sustituir a las actuales sociedades
financieras; simplifica normas y procedimientos; introduce ma-
yor rigor en los procedimientos contables a fin de garantizar
mayor transparencia en las operaciones, así como otros elementos
para racionalizar las operaciones bancarias.
Además de los mayores requerimientos patrimoniales,
resultan de especial importancia las disposiciones mediante
las cuales el capital requerido se vinculará en lo sucesivo con
los activos del banco y no con los pasivos. Tradicionalmente
en nuestra legislación, el capital se establecía en función de
las obligaciones asumidas por la institución, especialmente,
con la recepción de depósitos. La nueva modalidad adoptada
resulta más lógica y tiene su fundamento en el hecho de que
los bancos experimentan riesgos en la medida en que colocan
o invierten sus fondos. En lo que concierne al principio de
que los bancos puedan realizar todas las operaciones compati-
bles con sus actividades que no le estén expresamente pro-
hibidas, la reciente crisis bancaria induce a pensar en la
posibilidad de revisar este concepto y volver al principio de
que los intermediarios financieros puedan realizar sólo las
operaciones que les permite la ley, lo cual facilita la supervisión
y control y se encuentra más cónsono con el hecho de que la
actividad bancaria constituye una suerte de concesión que
otorga el Gobierno Nacional a los intermediarios financieros
para que reciban y trabajen con recursos del público a los

250
cuales debe dárscle la más amplia protección. Otros aspectos
de la ley que deberán estudiarse con detenimiento son los
siguientes:

1. Banca Universal o Múltiple

La incorporación del sistema de banca universal o


múltiple se ha justificado, en primer lugar, por el presunto
agotamiento del sistema de banca especializada al cual se le
ha considerado excesivamente rígido; por la circunstancia de
que en la práctica la mayoría de los consorcios financieros
han venido operando como bancos múltiples, al agrupar y
controlar distintos tipos de intermediarios; por la mayor flexi-
bilidad y apreciables ventajas técnico administrativas de la
banca múltiple, la cual, según se aduce, ha sido la moda-
lidad adoptada con preferencia en la mayoría de los países y,
finalmente, porque este tipo de banca armoniza más cabalmen-
te con los objetivos de liberalización bancaria y estímulo a la
competencia que ha inspirado la reforma. Debe advertirse,
sin embargo, que algunos especialistas han formulado observacio-
nes al establecimiento de la banca múltiple en Venezuela
basadas en la mayor complejidad administrativa de esta últi-
ma; en los más exigentes requerimientos de supervisión y en
la escasa capacidad que se ha observado para supervisar la
banca especializada, en cuyo caso resulta más fácil identifi-
car las distintas operaciones y ejercer un control adecuado.
La crisis del sistema financiero ha hecho resurgir estas dudas
sobre dificultades de supervisión y control de la banca múl-
tiple, como resultado de 10 cual, sin desestimar las ventajas
de este nuevo tipo de intermediarios, se recomienda adoptar
una actitud cautelosa para su establecimiento. Como solu-
ción al problema podía establecerse una disposición transi-
toria en la ley donde se restrinjan las posibilidades de estable-
cimiento de bancos múltiples por un período prudencial, hasta
tanto la Superintendencia de Bancos cuente con los recursos
técnicos y administrativos para asumir más cabalmente sus
funciones.

2. Apertura al Capital Extranjero

La participación del capital extranjero en la acti-


vidad bancaria ha sido objeto de tratamientos radicalmente
diferentes en el campo legislativo. De una situación de relativa
apertura en las leyes tradicionales de bancos, mantenida en la
Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras de 1961, se
pasó a un régimen restrictivo en la reforma que se practicó a
esa última ley en 1975, para cuyo cumplimiento se realizó

251
una progresiva conversión de sucursales de bancos extran-
jeros en bancos nacionales con sólo un porcentaje reducido
de capital foráneo. La vigente Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras producto de la reforma que se ha venido
comentando, permite de nuevo amplia participación del capital
extranjero en la actividad bancaria mediante la adquisición de
acciones en bancos existentes; el establecimiento de bancos y
otras instituciones financieras propiedad de bancos o inversio-
nistas extranjeros y el establecimiento de sucursales de bancos
e instituciones financieras extranjeras. Esta última ley elimina,
además, las restricciones a que estaban sometidas las sucursa-
les de bancos extranjeros que operaban en el país y que no
se convirtieron en bancos nacionales.
Para justificar este cambio de orientación en el trata-
miento a la inversión extranjera, la Exposición de Motivos al
Proyecto de Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras,
así como la Exposición de Motivos a la reforma en su conjunto,
enfatizan lo poco eficaz que ha sido la restricción en ese
campo y señalan que la apertura será un factor positivo para
intensificar la competencia, obtener reciprocidad de otros paí-
ses, reforzar la solidez del sistema financiero nacional y propi-
ciar el aflujo de capitales e incorporación de tecnologías en
beneficio de la economía nacional. Tales argumentos resultan
poco consistentes, especialmente si se toma en cuenta la
circunstancia de que la actividad bancaria requiere sólo de
capitales reducidos por cuanto trabaja básicamente con recursos
que capta del público. Asimismo, resulta poco probable que
la banca extranjera pueda aportar nuevas tecnologías, dado
que la tecnología bancaria se encuentra bastante generalizada
y la posibilidad de realizar grandes innovaciones financieras
se encuentra limitada por la ley. Finalmente, resulta obvio
que, en el caso de que se pueda obtener una adecuada reci-
procidad de otros países, es difícil que los bancos venezo-
lanos tengan suficiente aceptación en los mercados externos,
particularmente en las naciones altamente desarrolladas, y
que puedan competir exitosamente en esos mercados finan-
cieros.
Contrariamente a estas apreciaciones, la reciente crisis
financiera impone algunas consideraciones adicionales que
parecen favorecer la incorporación del capital extranjero en
la actividad bancaria. En primer lugar, debe tomarse en cuenta
que el Estado ha adquirido el control de un gran número de
bancos que se espera privatizar a fin de recuperar los aprecia-
bles recursos gubernamentales que se han invertido en el
salvamento de estas instituciones, situación que se hace más
perentoria en razón de las graves dificultades fiscales que
confronta el país. En segundo lugar, resulta difícil que el

252
capital nacional pueda disponer a corto plazo de los recur-
sos suficientes para la adquisición de estos intermediarios
financieros y, por último, el capital extranjero podría contrarres-
tar el poder de grupos familiares que han venido controlan-
do tradicionalmente la mayoría de los bancos nacionales, lo
cual ha influido definitivamente en la crisis experimentada
por el abuso que se ha hecho del crédito a. las llamadas
empresas relacionadas. El ingreso de divisas por concepto de
venta de estos activos al sector foráneo tendría igualmente un
efecto benéfico sobre la economía nacional.
Posiblemente, tomando en consideración estos elemen-
tos de apreciación, la Ley de Regulación de la Emergencia
Financiera del 6 de julio del año en curso estableció en su
Artículo 10 que: "los inversionistas, bancos e instituciones
financieras nacionales o extranjeras podrán adquirir parcial o
totalmente las acciones de un ente que haya sido auxiliado o
que sea mayoritariamente propiedad de un ente público". A
este respecto se tiene conocimiento de que en la actualidad
inversionistas extranjeros están gestionando crédito interno
con garantía foránea para adquirir importantes paquetes accio-
narios de bancos venezolanos intervenidos o receptores de
auxilios financieros extraordinarios, en cuyo caso no se darían
los supuestos de recepción de inversión extranjera y de sus
efectos favorables sobre la balanza de pagos. Por consiguiente,
deben tomarse las medidas legales y administrativas nece-
sarias a fin de garantizar que las adquisiciones de acciones de
bancos nacionales por parte de residentes extranjeros se reali-
cen con capitales que hayan ingresado efectivamente al país,
registrados como inversión extranjera.

3. Libertad para la Apertura y Cierre de Oficinas

Un cambio de apreciable significación en la nueva


legislación bancaria se relaciona con el tratamiento más liberal
para el establecimiento de sucursales y agencias. La anterior
Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras, en su Artícu-
lo 12 establecía que la autorización concedida por el Ejecu-
tivo Nacional para el establecimiento de un banco no facul-
taba a dicha institución para abrir sucursales o agencias, cuya
apertura requería de un permiso adicional, así como una
serie de trámites incluyendo la opinión de la Superintenden-
cia de Bancos sobre condiciones económicas y financieras
locales y generales, dentro de la idea explícitamente conteni-
da en ese artículo de que el Ejecutivo Nacional atenderá en
forma prioritaria las necesidades de desarrollo regional y los
planes de desconcentración económica. La nueva ley, en su
Artículo 15, consagra que la apertura, traslado o cierre de

253
sucursales o agencias de bancos y otras oficinas que presten
servicio al público no necesitará autorización. En el párrafo
único de ese mismo Artículo se añade, sin embargo, que la
Superintendencia dictará normas generales para que la aper-
tura de oficinas, sucursales y agencias se efectúe conforme a
sanas prácticas bancarias y a disposiciones aplicables en mate-
ria de seguridad. Dada la libertad excesiva contemplada en la
nueva ley, así como el apreciable número de oficinas banca-
rias existentes en la actualidad, se recomienda mantener el
requisito de autorización, hasta tanto la Superintendencia dicte
las normas generales a que se hace referencia anteriormente.

4" Bancos de Inversión y Sociedades de Capitalización

Uno de los aspectos positivos de la nueva leyes la


transformación de las sociedades financieras en bancos de
inversión, transformación que según la Exposición de Motivos
deberá crear una nueva estructura de financiamiento a largo y
mediano plazo para las actividades productivas, reorientando
hacia esas actividades recursos que hasta ahora se canalizan
con preferencia al crédito para fines de consumo. Los bancos
de inversión podrán realizar la gran mayoría de las opera-
ciones activas y pasivas que actualmente efectúen las socie-
dades financieras, pero les estará prohibido el financiamien-
to de servicios o bienes de consumo por cantidades que
excedan del 20% de su cartera total de crédito. En cambio, no
parece justificado haber mantenido en esta nueva ley la figu-
ra de la sociedad de capitalización, cuya eliminación se ha
venido discutiendo en las distintas oportunidades en que se
ha reformado la Ley de Bancos y otros Institutos de Crédito,
por distintas razones, entre ellas: a) el escaso éxito que han
tenido estas sociedades y la circunstancia de que no prestan
ningún servicio al público que no pueda ser atendido por
otras instituciones financieras; b) los numerosos fraudes que
se han realizado y pueden continuar realizándose mediante
los contratos de capitalización; y c) la circunstancia de que la
capitalización en la forma concebida por estas instituciones e
instrumentos sólo puede beneficiar al público en períodos de
estabilidad monetaria, lo que no es el caso actual.

5. Supervisión Bancaria

La elevación de la jerarquía institucional de la Superin-


tendencia de Bancos y la mayor autonomía financiera de esta
organización mediante los pagos que debe efectuar la banca
por los servicios recibidos, constituyen uno de los aspectos
más positivos de la reforma, cuyas bondades en este campo

25!¡
no han podido apreciarse hasta el presente, entre otras ra-
zones por la intensidad de la crisis y los conflictos y contradic-
ciones que se han presentado entre 1Gs órganos encargados
de resolverlos. Con el objeto de garantizar que e.l Superinten-
dente de Bancos contase con la mayor autonornía y apoyo
político, se estableció en la nueva ley que este funcionario -
designado por el Presidente de la República por un período
de cinco años- contase, además, con la confirmación del
Senado emitida por el voto de las dos terceras partes de sus
miembros.
En la práctica, sin embargo, esa disposición ha resulta-
do poco operante debido a la dificultad para lograr un respal-
do legislativo tan elevado, lo que ha hecho que el Presidente
de la República haya recurrido a la figura del Superinten-
dente Encargado, desvirtuándose así los sanos principios que
inspiraron-a la ley en esta materia. Por otra parte, se observa
que el proyecto original de Ley de la Superintendencia de
Bancos elaborado por la Oficina de Coordinación de la Refor-
ma Financiera, resultaba más cónsono con las necesidades de
inspección, supervisión y control al otorgar mayor poder a la
Superintendencia. En el texto legal aprobado, esta organización
se encuentra supeditada en la mayoría de sus decisiones a la
autorización de un Consejo Superior integrado por el Minis-
tro de Hacienda, el Presidente del Banco Central de Venezue-
la y el Presidente del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria. A tal Consejo el Superintendente puede
asistir con derecho a voz pero no a voto. Este Capítulo de la
Ley requiere por tanto de algunas revisiones. Como primera
prioridad se recomienda mantener la disposición de que el
nombramiento del Superintendente de Bancos sea confirma-
da por el Senado, pero que se reduzca la votación requerida
para este propósito a una simple mayoría absoluta, dado que
la mayoría calificada de las dos terceras partes resulta difícil
de alcanzar. Asimismo, deben tomarse las providencias nece-
sarias para que las disposiciones que se adopten en relación
al nombramiento de este. funcionario no puedan infringirse a
través de la designación de un Superintendente Encargado.

6. Protección a los Depositantes

En el Título III de la Ley General de Bancos y otras


Instituciones Financieras vigente se incorporaron las dispo-
siciones fundamentales del Proyecto de Ley del Fondo de Ga-
rantía de Depósitos y Protección Bancaria (FOGADE) elabo-
rado por la Oficina de Coordinación de la Reforma Finan-
ciera, de rogándose así el Estatuto Orgánico de ese Fondo
dictado en 1985. El propósito de la reforma realizada en este

255
aspecto fue el de fortalecer la confianza de los ahorristas en
el sistema financiero, sincerar al máximo los mecanismos a
través de los cuales la mencionada institución puede conceder
auxilio a los bancos y, fundamentalmente, coordinar dichos
auxilios con otras medidas adoptadas por el Ejecutivo para
salvaguardar la liquidez y solvencia del sistema, proteger a
los depositantes y al propio patrimonio de FOGADE. En tal
sentido, se estableció, por una parte, que los auxilios financie-
ros que se otorguen se encuentren debidamente garantizados
y supeditados a planes de rehabilitación que deben ser impues-
tos por el Ejecutivo y aceptados por los bancos solicitantes;
y, por la otra, que en el caso de bancos intervenidos dichos
auxilios sólo podrán concederse en caso de que se cumpla
totalmente una serie de condiciones establecidas en la ley,
entre las cuajes se destacan, la remoción de la Junta Direc-
tiva del banco o institución intervenida, la garantía de que el
auxilio financiero sea menos costoso que la liquidación de la
institución y la circunstancia de que FOGADE adquiera la
condición de propietario de la mayoría de acciones. No cabe
duda de que todas estas previsiones son jurídica y económica-
mente acertadas y constituyen un tratamiento adecuado para
los problemas que se aspira resolver, pero aparentemente no
fueron tomadas muy en cuenta en los auxilios financieros
que se otorgaron para resolver la reciente crisis, en cuyo caso
se otorgaron auxilios indiscriminados sin planes de recupera-
ción, sin intervención de las instituciones y sin la adopción
de los demás requisitos establecidos en la ley.

OBSERVACIONES A LA LEY DEL BANCO CENTRAL DE VENEZUELA

1. Consideraciones Generales

Las reformas que se practicaron a la Ley del Banco


Central de Venezuela promulgada en diciembre de 1992 obe-
decen, según la correspondiente Exposición de Motivos, a la
conveniencia de adoptar una serie de disposiciones orienta-
das al establecimiento de condiciones que aseguren la indepen-
dencia de la política monetaria y doten al Instituto de los
instrumentos necesarios para ejercer sus funciones de rector
del sistema financiero, en concordancia con la evolución experi-
mentada en el país y los cambios que se espera lograr a
través de la aplicación de la reforma financiera en su conjunto.
La referida Exposición de Motivos enfatiza también en el
objetivo de "deslastrar" al banco de un conjunto de activi-
dades que le han venido siendo encomendadas por el Ejecu-
tivo Nacional, o a través de leyes especiales, como activida-

256
des que, según los proyectistas, no son propias de la banca
central y le impiden concentrarse adecuadamente en sus fun-
ciones específicas de conducción de la política monetaria.
Dentro de este orden de ideas, con el fin de reforzar la
autonomía del Instituto, se modifica la composición del Direc-
torio y se establece que el nombramiento del Presidente de-
be ser confirmado por el Senado con una votación de las dos
terceras partes. Sobre este último punto, la Academia está de
acuerdo con el principio de confirmación por parte del Sena-
do, pero considera que la mayoría calificada de dos terceras
partes resulta demasiado elevada y puede obstaculizar la flui-
dez en el nombramiento del Presidente. Por ello, estima que
resulta más práctico reducir esa mayoría a la mitad más uno,
como se ha recomendado también en el caso del Superinten-
dente de Bancos. .
En lo que concierne a los instrumentos de política mone-
taria, la reforma se orienta a convertir las operaciones de
mercado abierto en el medio más importante de ejecución de
esa política, para lo cual simultáneamente con la nueva Ley
del Banco Central se practica una reforma parcial a la Ley
Orgánica de Crédito Público. Por otra parte, se modifican
disposiciones en materia de redescuentos y anticipos con el
propósito de evitar que el crédito otorgado por esa vía deje
de ser un medio para prestar auxilio a bancos con problemas
de solvencia o, alternativamente, un medio de financiamien-
to sectorial a determinadas actividades productivas, todo lo
cual le ha imprimido excesiva rigidez a estos instrumentos y
ha impedido que con ellos se pueda ejercer influencia ade-
cuada sobre la liquidez en concordancia con los objetivos de
política monetaria. Obviamente, el Banco Central continuará
llevando a cabo sus funciones de prestamista de última instan-
cia, pero dentro de un marco más general y flexible. El au-
xilio a bancos en situación de precaria liquidez correspon-
derá ahora a FOGADE, lo cual se hará en coordinación entre
esa última institución, la Superintendencia de Bancos y el
Banco Central. Finalmente, dentro del proceso de liberali-
zación trazado se limitan las facultades para que el Banco
Central fije las tasas activas y pasivas del sistema financiero,
con la idea de que el Instituto influya de manera indirecta
sobre dichas tasas y deje mayor libertad a las fuerzas del
mercado.

2. Pérdidas originadas en la ejecucton de la Política


Monetaria

Uno de los más controversiales aspectos de esta.


nueva Ley del Banco Central de Venezuela radica en la disposi-

257
ción contenida en el Artículo 60, según la cual, "en caso de
que en la ejecución de la política monetaria puedan origi-
narse pérdidas que se traduzcan en disminución del patrimo-
nio" de dicha Institución, dichas pérdidas serán compensa-
das por la República, mediante la asignación de créditos en el
presupuesto de gastos inmediatamente posterior al año en
que se produzcan tales pérdidas, o mediante la emisión de
obligaciones gubernamentales en condiciones de mercado y
con vencimiento que no exceda de cinco años. Esta disposi-
ción fue incluida por los proyectistas, presumiblemente con
la idea de que el Estado cubriera las significativas pérdidas
que se había previsto podrían originarse mediante la aplica-
ción de la política de bonos cero cupón, política ésta que
según opinión anterior de la Academia, emitida en ocasión de
una consulta que le fue formulada por el Tribunal Superior
de Salvaguarda del Patrimonio Público, no solamente se tradujo
en un subsidio injustificado a la banca sino que ocasionó
innumerables pérdidas al Banco Central. Por consiguiente, la
disposición contenida en el ya mencionado Artículo (JO debe
suprimirse, tanto por el hecho de que compromete recursos
públicos de manera poco previsible, además de que resulta
injustificado que a través de ella puedan cargarse al Estado
las pérdidas originadas por subsidios al sector financiero,
máxime en momentos de dificultades fiscales como los ac-
tuales y cuando se han eliminado los subsidios a otras activi-
dades productivas que los requieren. Tradicionalmente, las
operaciones del Banco Central proporcionaban elevadas utili-
dades al Fisco, resultando injustificado no sólo que una institu-
ción de esa naturaleza incurra en pérdidas, sino que las mis-
mas sean cubiertas por el Estado.

3. La Alternativa de la Caja de Conversión

Por último, no puede pasarse por alto que la ele-


vada asistencia crediticia otorgada por el Banco Central a
FOGADE, para que esa institución pudiese contribuir a la
solución de la reciente crisis financiera, conjuntamente con la
forma relativamente liberal o poco controlada con que se
manejaron esos recursos, ha creado justificada preocupación
en calificados sectores del país por considerar que esas emisio-
nes de dinero inorgánico han sido la causa fundamental del
proceso inflacionario actual, así como de las desmedidas presio-
nes sobre la balanza de pagos que han intensificado la deva-
luación de nuestro signo monetario y deteriorado la confianza
en la economía nacional. Como consecuencia de ello, se ha
planteado la posibilidad de estudiar reformas legales o la
creación de instituciones que impidan las presiones que se

258
han ejercido y puedan contirruar ejerciéndose sobre el Banco
Central para solucionar problemas de la naturaleza citada.
Entre las alternativas que han surgido se encuentra la posibili-
dad de establecimiento de una Caja de Conversión, lo cual
implicará una nueva reforma de la Ley del Banco Central por
cuanto las operaciones fundamentales de cambio y de emi-
sión pasarían a ser ejecutadas por la Caja de Conversión.
Como resulta evidente, los aspectos relacionados con el
posible establecimiento de una Caja de Conversión en el país
constituyen una materia compleja y especializada que no pue-
de examinarse con el detenimiento necesario en un informe
preliminar como el presente, en cuyo texto sólo resulta posi-
ble incorporar algunas apreciaciones generales basadas en la
consideración de ideas que se han realizado en la Academia
sobre tan importante tema. La Caja de Conversión, como es
bien conocido, constituye un mecanismo cambiario y de emi-
sión de dinero totalmente convertible en una moneda de
reserva, a un tipo de cambio fijo o ajustable periódicamente,
en donde el respaldo de la moneda nacional es de un cien
por ciento en la moneda de reserva elegida. Bajo esos supuestos,
proporciona un mecanismo automático de ajuste de la balanza
de pagos y garantiza la libre convertibilidad. Un superávit de
balanza de pagos se traduce, como es de suponer, en un
aumento de reservas internacionales y en una expansión mone-
taria interna con su correspondiente incidencia también general-
mente expansiva en los ingresos monetarios, costos, precios,
salarios y demanda; mientras que en el caso de un déficit
operan los fenómenos en sentido contrario. Condición esencial
para el funcionamiento de esa dinámica -además de la libre
convertibilidad de la moneda- es que no existan o se reduz-
can al mínimo las restricciones al comercio nacional e interna-
cional y a los movimientos de capitales y que opere una
economía abierta en el más amplio sentido.
La Caja de Conversión constituyó un mecanismo normal-
mente utilizado en las posesiones coloniales europeas en los
años anteriores a la segunda guerra mundial, cuyos princi-
pios fundamentales han tenido un resurgimiento en algunos
países latinoamericanos como medio de estabilizar los tipos
de cambio y combatir la inflación. Si bien esos países han
alcanzado algunos logros con la utilización de ese sistema,
los resultados definitivos son difíciles de evaluar y pronosticar.
A pesar de la ventaja derivada de la estabilidad cambiaria y el
automatismo que proporciona en cuanto al mecanismo de
ajuste, el esquema de Caja de Conversión presenta numero-
sas deficiencias y puede plantear problemas tan graves como
los que tiende a solucionar. Como limitación fundamental, su
establecimiento prácticamente deja fuera de lugar laposibili-

259
dad de instrumentación de una política monetaria orientada a
corregir desajustes internos y externos y limita también, considera-
blemente las posibilidades de intervención del Estado en la
economía. Puede prevenir los factores monetarios que actúan
sobre la inflación, pero no puede actuar sobre los factores
reales que influyen sobre la misma o sobre otros desequilibrios
monetarios y tiende a impedir que el Estado intervenga para
corregirlos. Con su adopción, el país se haría más vulnerable
a los cambios internacionales de coyuntura y no tendría mecanis-
mos de defensa para contrarrestarlos, puesto que no podría
adoptar una política de ajuste propiamente dicha, sino depen-
der de que el ajuste se realizase de manera automática.
En síntesis, la Academia considera que la Caja de Conver-
sión constituye un mecanismo excesivamente rígido que no
da lugar a la implementación de una política monetaria ca-
paz de contrarrestar problemas adversos de la economía inter-
na y externa y que, por tanto, no constituye una solución
cónsona con las necesidades del país. Su adopción implica-
ría pasar abruptamente de un sistema de extrema liberalidad
y escasa disciplina monetaria al otro extremo opuesto, caracteri-
zado por la excesiva rigidez de ese mecanismo, lo que po-
dría traer adversas consecuencias para la economía nacional,
situación totalmente desaconsejable, especialmente si se toma
en cuenta que existen soluciones intermedias ya experimen-
tadas en el país en otras oportunidades. En consecuencia,
como alternativa a la implementación de esa modalidad cam-
biaría se sugiere la posibilidad de reformar la Ley del Banco
Central para restringir su capacidad de emisión, supeditán-
dola al mantenimiento de determinados porcentajes de acti-
vos externos netos, tal como se establecía en la Ley de 1960.
Ello constituye una solución intermedia que no lleva consigo
la excesiva rigidez implícita en una Caja de Conversión ni los
peligros de la excesiva capacidad de emisión permitida en la
legislación vigente.

OBSERVACIONES SOmtE LA LEY DE EMERGENCIA FINANCIERA

La Ley de Regulación de la Emergencia Financiera en


julio de 1995, cuyo texto modifica parcialmente a la Ley
Especial de Protección a los Depositantes y Regulación de
Emergencias en las Instituciones Financieras de 1994, constitu-
ye un instrumento jurídico de gran amplitud para afrontar los
problemas extraordinarios creados con la presente crisis ban-
caria. Tiene por objeto establecer las normas necesarias para
proteger a los depositantes y acreedores de los bancos y
otras instituciones financieras, facilitar la recuperación de sus

260
haberes y, en general, regular la emergencia financiera. Esta
Ley tiene dos características especiales: En primer lugar, se-
gún el Artículo 12 , su aplicación está sujeta a la declaración
de emergencia financiera decretada por el Presidente de la
República en Consejo de Ministros, declaración que debe ha-
cerse cuando todo o parte del sistema de bancos y otras
instituciones financieras presente problemas de liquidez, sol-
vencia o de otra naturaleza que pongan en peligro la esta-
bilidad del sistema y que no puedan ser resueltos por las
previsiones de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras.
En segundo término, según sus artículos 22 y 32 , una vez
decretada la emergencia financiera, el sistema de bancos e
instituciones financieras y el Sistema Nacional de Ahorro y
Préstamo pasan a ser regidos por una Junta de Emergencia
Financiera integrada por el Ministro de Hacienda (quien la
preside), el Presidente del Banco Central de Venezuela y tres
personas designadas por el Presidente de la República. Junta
ésta que asume las funciones que corresponden al Consejo
Superior de la Superintendencia de Bancos, así como otras
funciones específicas que, según la Ley General de Bancos y
otras Instituciones Financieras, corresponden tanto a esa Superin-
tendencia como a la Junta Directiva de FOGADE. Las disposi-
ciones de esta Ley son aplicables a bancos intervenidos o no,
que confronten problemas de liquidez, solvencia o dieren
fundados motivos para suponer que pudieren incurrir en tales
situaciones y causar perjuicio a los depositantes y a la econo-
mía nacional. Como instrumento para regular la Emergencia,
esta Ley modifica sustancialmente a la Ley General de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras en lo que respecta a
protección a los depositantes, intervenciones bancarias, liqui-
dación de bancos y empresas relacionadas, sucursales en el
exterior, mesas de dinero, procedimientos especiales, así como
previsiones para salvaguardar el patrimonio público cuando
se trate de recursos del Estado otorgados como asistencia
crediticia al sector financiero. En síntesis, constituye un esfuerzo
para hacer frente a la situación planteada, para lo cual fue
necesario violentar algunas normas tradicionales de nuestra
legislación bancaria.
Como es obvio, la existencia de una normativa jurídica
ordinaria para regular la materia concerniente a bancos e
instituciones financieras, y otra de carácter extraordinario para
afrontar las emergencias financieras, crea confusión y ha plan-
teado la posibilidad de que, una vez normalizada la situación,
se fundan en un solo texto las disposiciones fundamentales
de la Ley de Emergencia Financiera con las de la Ley de
Bancos, posiblemente en un Título especial de esta última

261
que podría denominarse "La Emergencia Financiera". La Acade-
mia ha comenzado a cruzar ideas sobre esta posibilidad, pe-
ro aparte de la complejidad en materia de técnica legislativa,
se plantea el problema de que todavía estamos inmersos en
la crisis, como lo demuestra el hecho de que al momento de
elaborar este pronunciamiento se anuncian todavía proble-
mas de iliquidez, insolvencia e intervenciones bancarias. Por
consiguiente, la posibilidad de fundir ambos textos sólo debe
hacerse en la medida en que se solucionen problemas funda-
mentales de robustecimiento del sistema financiero a través
de elevación de su patrimonio y restablecimiento de la confian-
za, privatización de los numerosos intermediarios actualmen-
te en poder del Estado y recuperación de los cuantiosos
recursos gubernamentales que se han utilizado para resolver
la crisis. Mientras esos objetivos no se logren el país permane-
cerá en situación de emergencia financiera.

CONCLUSIONES y RECOMENDACIONES

En conclusión, la Academia Nacional de Ciencias Eco-


nómicas, comparte la preocupación de la Comisión de Finan-
zas de la Cámara de Diputados relacionada con la necesidad
de practicar una revisión de nuestra legislación financiera,
para lo cual debe tomarse en cuenta que esta revisión comen-
zó a practicarse de conjunto y en forma relativamente bien
orientada con base a los estudios y proyectos elaborados por
el Ejecutivo Nacional a través de la Oficina de Coordinación
de la Reforma Financiera, pero que fue interrumpida por la
reciente crisis bancaria, cuya gravedad obligó a la promul-
gación de leyes de emergencia no contempladas en los pla-
nes originales de la reforma. En opinión de esta Corpora-
ción, la revisión que se practique debe continuar inspirada en
el objetivo de dotar al país de una legislación integral que
abarque todos los segmentos de la interrnediación financiera
tal como se había planeado. Debe, asimismo, corregir deficien-
cias de las leyes ya aprobadas, cuyos proyectos contenían
algunas disposiciones no consonas con las realidades nacio-
nales o se desviaron de los objetivos originalmente anun-
ciados y, fundamentalmente, debe aprovechar las experien-
cias derivadas de la crisis, la cual ha demostrado que la
supervisión y el control de la banca necesitan fortalecerse.
Como esquema tentativo de trabajo para abordar esta situa-
ción se recomiendan las siguientes acciones legislativas y prio-
ridades:

262
a) Reforma de la Ley del Banco Central, orientada a
limitar su capacidad de emisión como medio de
impedir las presiones a que ha estado sometido ese
instituto para dar solución a crisis financieras co-
mo la presente. A este respecto parece recomen-
dable volver al principio de establecimiento de un
encaje legal en activos externos para garantizar las
emisiones, tal como existía en las leyes de Banco
Central anteriores a 1974. De este modo no tendría
cabida la propuesta de crear una Caja de Conver-
sión. En dicha reforma debe suprimirse, además, la
disposición según la cual las pérdidas en que in-
curra ese Instituto como resultado de la ejecución
de la política monetaria serán asumidas por el Ejecutivo
Nacional.

b) Reforma de la Ley General de Bancos y otras Institu-


ciones Financieras para incorporar soluciones a proble-
mas planteados en el presente informe así como
disposiciones que deben tener carácter permanen-
te contenidas en la Ley de Emergencia Financiera.
Considerar la posibilidad de dividir la Ley General
de Bancos y otras Instituciones Financieras en tres
leyes separadas, es decir: una Ley General de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras, una Ley de
Superintendencia de Bancos y una Ley de Garantía
de Depósitos y Protección Bancaria, tal como se
contemplaba en los proyectos originalmente elabo-
rados.

c) Restringir la excesiva liberalidad contemplada en la


Ley General de Bancos y otras Instituciones Finan-
cieras para la inversión extranjera en la actividad
bancaria. Mantener el principio de amplitud para
esas inversiones contenido en la' Ley de Regula-
ción de la Emergencia Financiera, cuando se trate
de adquisición de acciones de bancos intervenidos,
receptores de auxilios financieros o que sean propie-
dad de un ente público. Tomar las previsiones del
caso para que esas adquisiciones se realicen con
capital foráneo que haya ingresado efectivamente
al país, registrado como inversión extranjera, y no
a través de la modalidad de contratación de crédito
interno con garantía externa.

d) Mantener las disposiciones según las cuales los nombra-


mientos del Presidente del Banco Central y del Superin-

263
tendente de Bancos deben ser confirmados por el
Senado, pero limitando la votación requerida para
esos propósitos a la mayoría absoluta a fin de lo-
grar flexibilidad. Tomar previsiones para que este
requisito no sea obviado mediante la figura de presi-
dentes o superintendentes encargados.

e) Continuación del proceso de reforma financiera ini-


ciado en 1989 con la promulgación de las leyes
que quedaron pendientes de aprobación, especial-
mente una Ley de Mercado de Capitales y una Ley
de Seguros y Reaseguros cuyos proyectos han sido
elaborados por la Oficina encargada de esta materia.

f) Mantenimiento de la Ley de Emergencia Financiera


hasta tanto se haya superado la crisis actual y desa-
parezcan las razones que han dado origen a esa
normativa jurídica extraordinaria. (amo anteriormente
se ha señalado, al momento de emitir estas aprecia-
ciones todavía se planteaban problemas relaciona-
dos con bancos intervenidos o en vías de interven-
ción y no se perfilaba claramente la manera como
el Ejecutivo Nacional recuperaría los cuantiosos re-
cursos otorgados al sector bancario como asisten-
cia crediticia extraordinaria.

Como acotación final debe reiterarse que estas aprecia-


ciones tienen un carácter muy general y que podrían estu-
diarse con mayor detalle en base a los requerimientos adicio-
nales que se formulen. Por último, como es obvio, se deja
constancia de que la crisis financiera no puede superarse con
una simple reforma legislativa, sino con una efectiva aplica-
ción de las leyes que se adopten y con una política econó-
mica bien orientada que propenda, entre otras razones, a
encarar el problema de la inflación.

Caracas, octu bre de 1995.

261¡
Colaboradores de este Número

DIEGO LUIS CASTELLANOS - Doctor en Economía. Profesor


de Economía en la Universidad Central de Venezuela a nivel
de Pre-grado y Post-grado. Consultor de Organismos Nacionales
e Internacionales. Ha representado a Venezuela con el rango
de Embajador ante organismos de las Naciones Unidas (Ginebra).
Es autor de varias obras sobre temas económicos internacio-
nales.

LUIS MATA MOLLEJAS - Economista de la Universidad Cen-


tral de Venezuela (962). Master en Planificación por la mis-
ma Universidad (982). Doctor en Ciencias Sociales (UCV,
1994). Investigador en CENDES desde 1990. Jefe de la Cá-
tedra de Desarrollo Económico de la Escuela de Economía de
la Universidad Central de Venezuela.

PEDRO MIGUEL PARELES - Doctor en Economía de la


Universidad Central de Venezuela y Profesor Titular de la
misma Universidad. Profesor Honorario de la Universidad del
Zulia. Profesor Honorario de la Academia Militar de Vene-
zuela. Profesor Titular del Instituto de Altos Estudios de la
Defensa Nacional (IAEDEN). Integrante de la Junta de Admi-
nistración Cambiaria 0994-1995).

CARLOS RAFAEL SILVA - Economista graduado en la Universidad


Central de Venezuela. Estudios de Post-grado en Economía y
Política Petrolera en Estados Unidos. Individuo de Número de
la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Profesor Ti-
tular de la Universidad Central de Venezuela y de la Universi-
dad Católica "Andrés Bello". Además de desempeñar varios
cargos a nivel técnico en la administración pública, ha sido
Presidente del Banco Central de Venezuela, Ministro de Ha-
cienda, Ministro de Educación y Ministro de Estado Presi-
dente del Fondo de Inversiones de Venezuela.
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Academia Nacional
de Ciencias Económicas
COMITE DIRECTIVO
1994-1996

Presidente
Antonio Aguirre
Vicepresidente
Armando Córdova
Secretario
Rafael J. Crazut
Bibliotecario
Bernardo Ferrán

JUNTA DE INDIVIDUOS DE NUMERO

Armando Alarcón Fernández Antonio Agutrre


César Balestrini Pedro Palma Carrillo
Tomás E. Carrillo Batalla Asdrúbal Baptista Troconis
Rafael José Crazut Arturo Uslar Pietri
Francisco Mieres Haydeé Castillo de López

Domingo Felipe Maza Zavala Ismael Puerta Flores


Carlos Rafael Silva Luis Enrique Oberto
Isbelia Sequera Tamayo Bernardo Ferrán
Pascual Venegas Filardo Jesús Maria Rtsquez
ChiYiChen Héctor Malavé Mata
Felix Miralles Armando Córdova
Pola Ortiz Felipe Pazos
I " C" DEMI"
N"CIDN"L
DaCIENCI....!I
eccmoMlCAlI
LA CRISIS FINANCIERA VENEZOLANA
Y EL CONTEXTO INTERNACIONAL

Diego Luis Castellanos

l. LA EVOLUCIÓN FINANCIERA INTERNACIONAL

El rasgo más destacado de los últimos tiempos es


"la globalízacíón" y en ella, la "globalízacíón financiera",
que entiende al mundo como un gran mercado integrado,
único y coherente. Representa el resultado de múltiples
factores que la determinan en su interactuación. Esta
globalizacíón fue precedida por la "lnternacíonalízaclón",
que supone la existencia de mercados nacionales y regio-
nales, muy interdependientes. Ambas son el resultado
de una evolución ligada íntimamente a la del comercio,
desde cuando este último se expande en Europa bajo
los estímulos de las cruzadas y se da origen a los bancos
internacionales, cuyos principales negocios eran el comer-
cio y el financiamiento bélico.
Ya en el siglo XV operaba un banco internacional
establecido por Cósimo de Médici y en 1679 se disponía
de una ley bajo el reinado de Carlos 11, en la cual se
define a los banqueros COD;lO personas reputadas, artífices
del oro y de la plata, que aceptaban o tomaban prestadas
grandes sumas de dinero, que volvían a prestar a cambio
de gran lucro o beneficio. Correspondió a Meyer Amschel
Rothschild estructurar más formalmente una banca interna-
cional (siglo XVIII) con mayor dimensión, sobre la base
de su propia red de información y más vinculada a la
diplomacia y a la política que los banqueros que le
antecedieron; y fue un Rothschild (Carlo Meyer Rothschild)
quien anticipó la "aldea global" al expresar en 1875 que·
"todo el mundo se ha convertido en una sola ciudad",

3
como consecuencia de sus observaciones del hundimiento
de la Bolsa en toda Europa.
Desde los primeros decenios del siglo XIX los Rothschild
y los Baring disponían de accesos a capitales en mayor
cuantía que los gobiernos. También a los segundos les
correspondió experimentar la primera gran crisis de carácter
mundial generada en Argentina, donde, a decir de los
historiadores, políticos desaprensivos saquearon al país
y hundieron la moneda.
Existe un hilo conductor en el desenvolvimiento y
expansión del financiamiento internacional y no es otro
que la estrecha relación entre los banqueros y sus respectivos
gobiernos. Aquellos fundaban su confianza para prestar
dinero en el respaldo de un poderoso imperialismo,
cual es el caso de los banqueros británicos soportados
en la Pax Británica mantenida por el ejército y la marina
inglesa. Cuando la Pax Británica es sustituida por la Pax
Americana, los marines se convierten en el respaldo de
los banqueros norteamericanos y de todos los países
capitalistas, con el Fondo Monetario Internacional en el
papel de Jefe de Policía o Sheriff de las finanzas. En
todos los casos se aplica la doctrina de "derechos diferentes",
según la cual las prácticas y los tratados europeos, aceptados
por los Estados Unidos después de la independencia,
no son aplicables a los pueblos colonizados. Este criterio
se extendió a la América Latina y el Caribe "a través de
una mezcla adecuada de sanciones impuestas por prestamistas
extranjeros y diplomacia de las cañoneras (como cuando
los barcos de guerra de Gran Bretaña, Italia y Alemania
bombardearon los puertos venezolanos en 1902 en satisfacción
de reclamos de incumplimientos de pago, o como en
1904 Alemania bloqueó a Santo Domingo)" y como duran-
te treinta años Estados Unidos bloquea a Cuba (Raghavan).
"En las últimas dos o tres décadas la naturaleza de la
interferencia con los derechos de propiedad de las inver-
siones extranjeras ha cambiado, de simples expropiacio-
nes, a una variedad de medidas reglamentarias sobre
inversión, comercio, importación y exportación, que despla-
zaron a las viejas disposiciones y la diplomacia de las
cañoneras... fue sustituida por una estrategia de operacío-

4
nes encubiertas (por ejemplo contra el gobierno de Mossa-
deg en Irán y el golpe de estado contra Allende en
Chile)" (Raghavan). Hoy "los derechos diferentes" se
consagran en un régimen internacional, que tuvieron
que suscribir los gobiernos de los países en desarrollo
en la Organización Mundial de Comercio (OMC) , con
nuevas definiciones de la propiedad y la prohibición de
cualquier intromisión en ese derecho.

El Proceso de la Liberalización Financiera

La Sra. Margaret Garritsen de Vries, historiadora del


Fondo Monetario Internacional, refiriéndose a la década
del 70, sostiene que "los problemas económicos que
caracterizaron el decenio se intensificaron considerable-
mente a finales de 1972 y comienzos de 1973, al desencade-
narse la inflación mundial". "La inflación de 1972, mucho
más alta que la experimentada en decenios precedentes,
se debió a diversos factores. Estados Unidos financió la
guerra de Vietnam de 1966 a 1967 sin establecer los
impuestos necesarios. Durante 1971 y 1972 los países
industriales adoptaron políticas monetarias y fiscales· demasiado
expansionistas para superar la atonía existerue ~~sde
1969. Estas causas se vieron exacerbadas por la coincidencia
inusitada de los puntos máximos de los ciclos en todos
los países industriales ... Estos factores, unidos a las malas
cosechas en 1972 y 1973 (especialmente en la URSS que
entonces compró grandes cantidades de cereales a los
Estados Unidos) y a la adquisición desenfrenada de productos
básicos con fines especulativos que caracterizó al resto
del decenio, hicieron subir los precios a dichos productos".
"Otro hecho importante del decenio de 1970 fue el de-
rrumbamiento del Sistema Monetario Internacional vigen-
te". "Con posterioridad a la suspensión de la convertibili-
dad del dólar en 1971, el Sistema de Bretton Woods,
que fue cuidadosamente elaborado en 1944 y funcionó
sin problemas durante 25 años, dejó de existir en marzo
de 1973 al implantarse tipos de cambio flotantes para
las monedas de la mayoría de los países industriales,
incluido el dólar de Estados Unidos ... " "No sólo cundió

5
el desorden en el sistema monetario internacional, sino
que a los países industriales empezó a resultarles más
difícil adherirse a los principios fundamentales del sis-
tema original de Bretton Woods, especialmente la filo-
sofía liberal de un comercio libre y sin discriminaciones" ...
"El proteccionismo se convirtió en la cuestión básica
del comercio mundial" ... hasta el presente, aunque bajo
la doctrina de los derechos diferentes: el Norte mantiene
el proteccionismo, pero el Sur debe liberar su comercio
de importación.
La historiadora del Fondo omite un antecedente
determinante en el proceso de la liberalización financiera,
que fue la aparición y avance de los eurodólares, que
se habían gestado desde 1949 cuando el gobierno de
China tuvo necesidad de proteger sus activos en dólares
frente a los norteamericanos, quienes aplicaban la doctrina
de los "derechos diferentes" con fines políticos. Con el
propósito de evitar que congelasen esos fondos, China
los colocó en un banco soviético, le Banque Comercial
pour l'Europe du Nord" (Eurobank), Los soviéticos también
procuraron mantener sus dólares fuera de Estados Unidos
y tanto en ese banco, como en el Moscow Narodny
Bank de Londres, .colocaron sus recursos, los cuales
comenzaron a circular casi inmediatamente por otros
bancos europeos, adquiriendo el nombre de eurodólares.
Aunque había habido un precedente en el siglo
XIX con el dólar de María Teresa, acuñado en Viena por
cuenta del Imperio austrohúngaro, esta moneda (euro-
dólar) lograba establecerse liberada del control nacional
como dinero expatriado, pero sustentador del crédito
mundial a una escala inédita. Su capacidad para multipli-
carse fue estimulada por la expansión europea y por el
crecimiento de las corporaciones norteamericanas. Los
controles que trataron de establecerse fueron rápidamente
burlados, por lo que esto se calificó como el primer
gran triunfo del mercado libre sobre "la intolerancia y
las restricciones del nacionalismo".
Al propio tiempo se producía un fenómeno mediante
el cual el poderío económico mundial tenía que ser
compartido por los bancos con las direcciones de las

6
tesorerías o las direcciones financieras de las grandes em-
presas transnacionales y las agencias de servicios financieros.
Se había desatado un proceso acelerado de expansión
con la informática, que engloba las gestiones de la informa-
ción, de las relaciones y de la comunicación. Los costos
de tratamiento de la información, calculados sobre la
base de un millón de instrucciones por segundo, caen a
una fracción muy pequeña de 10 que era hace diez
años; y aunque han aumentado enormemente, en forma
absoluta, el volumen de las operaciones y el tiempo
que se gana, permiten cubrirlos con creces y generar
más beneficios.
Las tecnologías de la información revolucionarían
los intercambios financieros de manera impresionante.
Los nuevos medios de comunicación interactivos completan
y en oportunidades reemplazan los contactos físicos con
la banca. La alta tecnología convierte en invisible al
cliente y así hay protección para cualquier transacción
lícita e ilícita. El espacio geográfico ha sido reemplazado
progresivamente por el "espacio virtual de la información".
La globalización del íi.cercambto de mercancías ha
ido acompañada de la globalización financiera, aunque
ésta ha tenido no sólo mayor velocidad sino también ha
crecido en mayor proporción debido al cambio notable
en la economía mundial por el surgimiento de la economía
simbólica, representada por los movimientos de capital,
tasas de cambio y flujos de créditos, convertida en la
rueda motriz de la economía mundial, al punto de que
las transacciones de divisas superaban, ya en 1986, en
doce veces el comercio de bienes y servicios. Al presente
lo superan en cincuenta y cien veces.
Las empresas transnacionales han jugado a este respec-
to un papel principal al transformar la división internacio-
nal del trabajo en el globo y a 10 interior de ellas
mismas, particularmente en la Triada. Casi cuatro decenas
de miles de corporaciones transnacionales multiculturales
se esfuerzan, según Tbe Economist (1994), en optimizar
sus costos y su adecuación al mercado a escala mundial.
Sus cifras de negocios se aproximan al producto nacional
bruto de Estados Unidos.

7
En el sector financiero los factores de la globalización
de los llamados "productos" han sido la libre circulación
de los capitales, la volatilidad de los mercados, las tecnolo-
gías de la información, la estandarización y la negociabilidad.
En menos de treinta años los progresos de la interco-
nexión mundial y la aceleración de los cambios de servi-
cios y de capitales desregulados han sido impresionantes.
Cientos de miles de millones de dólares diarios, que
representan billones (o trillones de dólares norteamericanos)
al año, se registran en lenguaje electrónico como asientos
de transacciones en activos financieros diversos.
El r.égimen monetario y financiero del presente,
aunque todavía está en proceso, se fundamenta en forma
creciente en la libertad de los mercados de divisas, con
flotación administrada muy débilmente. Pero es sumamente
difícil establecer límites de prudencia en un mercado
tan grande y donde los más poderosos actores son conglome-
rados transnacionales que hábilmente han cooptado las
administraciones y debilitado a los Estados con la prédica
insistente e intencional de sus incompetencias. Son capitales
que se movilizan a través de las entidades bancarias
privadas o en sociedad con ellas, en lo que se conoce
como apalancamiento: pero los instrumentos que se usan,
muy variados y sofisticados, les permite mantenerse fuera
del alcance y control de las autoridades monetarias.
Son flujos cuya medición es extremadamente difí-
cil, lo que se revela en la discrepancia estadística de los
balances de pagos que registra el FMI, la cual refleja un
volumen creciente de activos financieros externos que
son identificados por los países emisores, pero no se
registran en las estadísticas de los países en los cuales
sus residentes los han adquirido. Esta discrepancia se
estima en un promedio de 50.000 millones de dólares
anuales, durante la última década. Otros datos, sin embargo,
permiten formar idea de las grandes dimensiones de las
corrientes internacionales de capital. Es el caso del cré-
dito bancario privado, cuyos préstamos transfronterizos
crecieron en 280% y superaron los ocho billones de
dólares en los años 80, lapso en el cual se duplicaron

8
los activos totales de los bancos estadounidenses y se
triplicaron los de Japón.
Esto se compara favorablemente con el crecimiento
del PIE mundial a precios corrientes 020%, frente al
crecimiento del 35% a precios constantes). Además, el
comercio mundial alcanzó a 3,6 billones de dólares al
cierre del decenio, lo que representa el 45% del crédito
bancario extra-fronterizo (Hopenhayn).
El mercado de la colocación de bonos ha alcanza-
do también cifras impresionantes, particularmente en lo
que se refiere a las emisiones de los países en desa-
rrollo, las cuales casi se sextuplican en los últimos cin-
co años, aunque representan solamente el 10% del total
de la emisión mundial. En el caso de América Latina, la
región colocó 20.000 millones de dólares en 1993, con-
tra 830 millones en 1989.
En los mercados de productos derivados (futuros,
opciones, Swaps) el aumento -de acuerdo con el FMI-
es de 6,4 billones de dólares en 1987 y 1993 0,6 billones
a 8 billones, respectivamente). En ambas fechas sus rela-
ciones con el PIE de los Estados Unidos pasa de 35% a
más del 140%, respectivamente. En 1987 los contratos a
futuro de tasas de interés denominados en dólares alcanza-
ron a 500 millones de dólares y }41 miIlones en otras
monedas; aumentan a 1.500 miIlones en dólares y en
igual cifra en otras monedas, cuatro años más tarde
(991). Su papel es claramente especulativo.
Estos mercados se nutren principalmente de inversio-
nistas institucionales, entre los cuales están los fondos
de pensiones de algunos países industrializados. En 1988
la inversión de los fondos de pensiones de los Estados
Unidos se estimó en 726.000 millones de dólares, equivalen-
tes al 50% del ahorro personal y al 35% del PIE de ese
país. Estas cifras, en el caso del Reino Unido, representa-
ron el 71% Y el 47%, respectivamente. En el mismo año
de 1988 el total de activos invertidos por los fondos de
pensiones estadounidenses sumó 26,5 billones de dólares,
equivalentes al 13,5% del total de activos personales.
La gran movilidad y la dimensión del capital interna-
cional ofrece resultados sistémicos preocupantes, uno

9
de los cuales es la incertidumbre que ha generado,
tanto por los vínculos entre los mercados financieros de
los diferentes países, como por los efectos en las políticas
monetarias y fiscales e incluso las consecuencias sobre
los operadores económicos privados, entre los cuales
solamente las transnacionales disponen de elementos de
información apropiados y vínculos financieros suficien-
temente fuertes con los bancos para defenderse o sacar
ventajas.
Los efectos de la movilidad internacional del capital
son distintos en los países. En el caso de Estados Unidos,
que tiene la ventaja de usufructuar el carácter hegemónico
del sistema monetario internacional en función del dólar
como unidad monetaria de cambio internacional y de
reserva, ese país utiliza ahorro externo para financiar
sus déficit gemelos (fiscal y de cuenta corriente), con lo
que ha podido absorber shocks endógenos (crisis bancarias,
carteras incobrables de grandes industrias, crisis inmobi-
liarias y quiebras de las entidades de ahorro y présta-
mo); y shocks exógenos (la volatilidad de los tipos de
cambio y de las tasas de interés).
En cambio, los países en desarrollo y entre ellos,
los latinoamericanos, son obligados a poner en ejecu-
ción ajustes recesivos y forzados ante los shocks sistémicos
exógenos (alzas de tasas internacionales de interés y
bajas de los precios de las materias primas que exportan).
Existe además el riesgo sistémico de que los movimien-
tos de las tasas de interés y de los tipos de cambio
perturben las previsiones y decisiones de los operado-
res sobre ahorros nacionales y a través de las fronteras.
Solamente los operadores con más poder y mejores víncu-
los internacionales pueden sortear las crisis de liquidez
y solvencia. En el mismo sentido, es de mencionar el
riesgo sistémico de que la crisis financiera desencadene
un "efecto dominó" en las finanzas internacionales, como
el Tequila, a comienzos de 1995.
Finalmente es preciso citar la consecuencia sisté-
mica de las diferencias en las primas de riesgo como
elemento de penalización contra países determinados,
que a la vez encarece el costo real de los ingresos de

10
capital e incrementa los niveles de rentabilidad de las
inversiones indispensables para honrar los compromisos
que generan esos ingresos o para retribuirlos.
El proceso de liberación financiera a escala planetaria
ha conducido al dominio del mundo financiero sobre el
mundo productivo y se ha convertido en fuente de mayor
inestabilidad e imprevisibilidad de la economía mundial.
Los mercados financieros han reforzado su capacidad
propia para desestabilizar a los países en desarrollo; no
obstante, en el presente todos los países son vulnerables
a una crisis financiera. Los datos empíricos ponen de
manifiesto que los costos de la liberalización y desregula-
cíón del sistema financiero han sido realmente eleva-
dos, sin embargo, en la Ronda Uruguay se insistió en
liberalizar aún más el sistema bancario.

11. EL NEGOCIO FINANCIERO HACIA LA DICfADURA DEL MERCADO

De la mano del desarrollo científico y tecnológico


y bajo las alas de un capitalismo planetario, el poder
mundial se ha desplazado; al punto de que ya los "dueños
del mundo" o los "reyes del mundo" no son precisamente
los representantes de las monarquías tradicionales y tampoco
los jefes de Estado de las llamadas superpotencias. Entre
los cincuenta hombres más influyentes del planeta, de
acuerdo con una encuesta realizada por Le Nouvel Observateur
(en enero de 1995) no aparecen ni jefes de gobiernos,
ni ministros, ni parlamentarios y mucho menos nadie
elegido democráticamente. En realidad, aparte de destacados
empresarios, particuiarmente en los campos de la informática
y de las finanzas, no son identificables las personas que
-como tales- tienen el control de los procesos globales.
Las casi cuarenta mil empresas transnacionales . y
sus 170.000 filiales son en realidad los centros del dominio
económico, político, social y cultural en la era del capitalismo
planetario. Solamente cinco de los países capitalistas
más avanzados (Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania
y el Reino Unido) se reparten entre ellos 172 de las
doscientas empresas transnacionales más grandes, lo que
muestra el grado de desigualdad que existe actualmente

11
entre los países. Estas empresas salieron sin tropiezos
significativos de la depresión padecida por la economía
mundial en el decenio de los ochenta. Su vocación
expansionista se revela en el hecho de que en el período
1982-92 sus ventas suben de 3.000 a 5.900 miles de
millones de dólares (rnillardos), con una participación
del 24,2% al 26,8% del Producto Nacional Bruto global
(Clairrnont y Cavanagh).
Es el campo de las finanzas donde la revolución
tecnológica ha logrado la mejor adaptación de sus cualidades:
escala mundial, permanencia, inmaterialidad e inmediatez
o prontitud. Atributos que pueden calificarse de "divinos"
y que dan lugar -por esa condición- al nuevo culto, la
nueva religión: el mercado, con su tecnología y sus
tablas de la ley (Maza Zavala-Ricardo Petrella).
Se ha constituido un ambiente financiero desconocido
totalmente en tiempos anteriores y tampoco previsto en
cuanto al poderío que adquirirían los llamados "gestores
de fondos". Estos constituyen una generación nueva de
financistas aglomerados en bancos de negocios, casas
institucionales de inversión, grandes firmas de corretaje,
grandes compañías de seguros, bancos comerciales fusiona-
dos con bancos de inversión y agentes de cambio y,
especialmente, fondos de pensiones.
Los "gestores de fondos" juegan un gran papel en
los mercados financieros pero están cada vez más ausentes
de la economía real. Sus labores escapan a las reglamentaciones
de los Estados, e incluyen las transacciones especulativas
sobre las cotizaciones a término de los productos derivados
y las manipulaciones de cursos de las divisas. Permanentemen-
te están implicados en los mercados emergentes de Améri-
ca Latina y del Sud-Este asiático, sin hablar del blanqueo
del dinero. Se estima que de los más de mil millardos
de dólares en transacciones cotidianas de divisas, solamente
el 15% corresponde a intercambios reales. Las actividades
legales e ilegales están cada vez más imbricadas y se
acumulan considerables fondos privados anónimamente,
al tiempo que, beneficiándose de las desregulaciones,
las mafias criminales juegan un papel creciente en la
esfera bancaria (Chossudovsky).

12
Se ha pasado de una economía organizada a partir
de capitalismos nacionales, activos a escala planetaria, a
una mundialización caracterizada, como se sabe, por la
liberalización de los mercados, las desregulaciones y las
privatizaciones de todo género de economías nacionales,
que tiende a transformar la naturaleza y la fisonomía de
los dirigentes de la economía mundial. Es así como las
grandes familias de la finanza y los negocios de Wall
Street, la City, Frankfurt, Zurich, París, Tokio y Osaka
adquieren un inmenso poder e influencia, aunque deban
compartir con la diáspora china, cuya influencia en Asia
y en los Estados Unidos sigue en aumento (Petrella),
La economía se "desmaterializa", El poder reside
cada vez menos en la propiedad de bienes y riquezas
materiales, tales como tierras, recursos naturales, maquinarias;
y se desplaza hacia el conocimiento científico, la alta
tecnología, la información, la comunicación, la publicidad
y, especialmente, las finanzas.
Las estructuras de poder emergentes diseñan una
organización mundial dominada por nuevas oligarquías,
fundamentadas sobre los grupos sociales y las élites que
han adquirido un poder de decisión y control por encima
de las formas de representación y de legitimación políticas
y sociales. La dinámica de esas oligarquías obedece a
una lógica pura de conquista en, la cual la pretendida
competitividad mundial deviene en "imperativo moral"
y conduce a la generalización de prácticas ilegales y
criminaliza a la economía. Dicho en otra forma, la reciente
historia del mundo es la del retorno de conquistadores,
de formas de poder y de fenómenos de dominación que
se pueden calificar de "nuevos bárbaros" (Petrella).
Ante este proceso los Estados son impotentes, como
lo ha evidenciado la crisis financiera en México, en la
cual los grandes Estados mundiales (entre los cuales,
Estados Unidos) el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial, juntos, fueron obligados a reunir 50.000
millones de dólares para permitir al país azteca honrar
el servicio de su deuda con los bancos extranjeros y las
instituciones financieras internacionales. Ello significó la
conversión de las deudas privadas en deuda pública,

13
los bancos locales devinieron en propiedad de extranjeros,
los ingresos petroleros deberán ser depositados en una
cuenta en Nueva York administrada por los acreedores
(Chossudovsky).
Esta crisis no fue más que una pieza del edificio. El
mismo mecanismo de colecta de la deuda ha sido aplicado
en las principales regiones del tercer mundo, al mismo
tiempo que la adopción de reformas, y programas de
ajuste írppuestos por las superpotencias y la banca interna-
cional a través del FMI. El Presidente de este organismo
consideraba, en febrero (95), que una docena de países
endeudados podrán correr la misma suerte y dificultades
de México y en tal virtud expresó la decisión de establecer
una supervigilancia más estricta para asegurar la mejor
convalecencia (Chossudovsky), Sin que formalmente esté
implicado el FMI., cuya acción es de permisividad y
tolerancia con los países desarrollados, éstos sienten la
supervigilancia que ejercen los bancos, a través de las
organizaciones y firmas especializadas como Moody's y
Standard and Poor, tales son los casos recientes de Suecia
y Canadá, obligada, esta última, a adoptar medidas drás-
ticas de reducción de gastos sociales y de personal (feb.
95). En Estados Unidos, en marzo 95, el Senado tuvo
que oponerse a la enmienda por un presupuesto equilibrado,
debido a que su adopción hubiera consagrado constitucio-
nalmente los derechos de los acreedores del Estado (Chossu-
dovsky),
Sin embargo, desde hace veinte años, gran parte de
las deudas de las grandes empresas y bancos han sido
borradas y transformadas en deudas públicas. Este fenó-
meno de "conversión" es elemento central de la crisis:
las pérdidas son transferidas automáticamente a cargo
del Estado. Cada vez más una parte importante de los
recursos públicos, en lugar de estimular la creación de
empleo, se utiliza para financiar la concentración de
empresas, de tecnologías ahorradoras de mano de obra,
de reubicación en el tercer mundo. Los gastos del Estado,
de esa manera, han contribuido a la concentración de la
propiedad y a la disminución sensible de la oferta de
trabajo industrial, al propio tiempo que la desaparición
de pequeñas y medianas empresas y el desempleo de
los asalariados (que también son contribuyentes y no
son evasores de impuestos), acelera las disminuciones
de los ingresos fiscales.

IIJ. CONSECUENCIAS DE LAS POLlTlCAS y DEL PROCESO SOBRE


LAS ECONOMIAS EN DESARROLLO

Es un hecho cierto que el dominio alcanzado por


el mundo financiero sobre el mundo industrial y la universaliza-
ción de las finanzas son fuentes de inestabilidad e impre-
visibilidad en la economía mundial. Los mercados finan-
cieros han demostrado tener capacidad propia para deses-
tabilizar a las economías en desarrollo; sin embargo, al
presente se comprueba que también los países indus-
trializados son vulnerables a las crisis financieras.
Las experiencias indican que han sido muy elevados
los costos de la liberalización y desregulación del sistema
financiero. No obstante se ha insistido, como en la Ronda
Uruguay, en liberalizar aún más el sistema bancario.
Cabría recordar al respecto que Adam Smith describía a
los banqueros de la siguiente forma: "Se supone que los
Bancos imprudentes han de ser castigados por el mercado,
que los expulsa del negocio. Pero los Bancos habían
llegado a ser tan interdependientes, que un imprudente
podía ocasionar el colapso del sistema". Por su parte,
Keynes escribió en 1941 que "suponer que existe algún
mecanismo automático de funcionamiento normal de ajuste
que preserve el equilibrio, si sólo confiamos en el laissez
faire, es una ilusión doctrinaria que desatiende las lecciones
de la experiencia histórica sin tener detrás el apoyo de
una teoría firme" (Davidson, 1991, citado por Hopenhayn).
Las dificultades que enfrentan los países en desarrollo
se han exacerbado con el retorno de la ortodoxia y se
acompañan por diferentes formas de desorden financiero.
A manera de círculo vicioso se entrelazan el bajo crecimiento,
el excesivo endeudamiento y las turbulencias monetarias
y financieras. Todo se agrava en la medida en que
aumenta la interdependencia y en tanto en cuanto esta
última es más asimétrica y,particularmente, cuando los

15
países del centro padecen más vulnerabilidad y existe
mayor imprevisibilidad y se genera más mal desarrollo
(UNCTAD).
Signo dominante de la economía mundial en los
últimos tres decenios han sido las variaciones frecuentes
de los tipos de cambio, las cotizaciones de los activos y
el volumen y dirección de los movimientos de capital.
Las consecuencias han sido la inestabilidad, cuya inten-
sidad es atribuible a la universalización de las transacciones
financieras y a la coincidencia de este fenómeno con el
enfoque de las políticas oficiales hacia la liberalización
y desregulación de las transacciones financieras privadas
y la orientación de las políticas fiscales y monetarias
hacia objetivos nominales (por oposición a objetivos
reales), todo ello con la pretensión de fomentar el espíritu
de iniciativa y de empresa (UNCTAD). Pero, en virtud
de que los mercados de activos financieros se rigen por
las expectativas, cuya característica esencial es sus constantes
cambios, y en razón de las actitudes de las operadores
en esos mercados, la orientación de las políticas parecen
haber resultado en especulación desatada.
Durante el decenio de los ochenta, los rasgos destaca-
dos de la inestabilidad, en comparación con el período
de post-guerra, fueron:

los movimientos y cambios de signo en las


tasas de interés en los principales mercados
financieros resultaron mucho más inestables;
las fluctuaciones fueron más amplias y las tasas
de interés, tanto reales como nominales llegaron
a cifras sin precedentes;
las oscilaciones de los tipos de cambio fueron
mayores que en la década anterior y se distanciaron
de los niveles que las diferencias de productividad
y ahorro justificaban;
la fluctuación de los precios de las acciones
fue mucho más intensa que en los períodos
históricos anteriores, con aumentos en el nivel
general del precio de las acciones, pero a la
vez con caídas fuertes y bruscas;

16
muchos países desarrollados experimentaron re-
pentinas y masivas entradas y salidas de capi-
tales a corto plazo;
la mayoría de los países en desarrollo dejaron
de recibir financiamiento exterior de los mercados
de capitales al tiempo que padecían fuga de
capitales en gran escala.

Fuentes principales de esa inestabilidad fueron la


liberalización y desregulación de la actividad financiera.
La eliminación de las barreras a la circulación del capital,
adoptada en los años postreros de la década del 70, se
fue convirtiendo en uno de los principales objetivos de
la política económica. La reforma neoliberal del capitalismo
internacional "entrañó la reestructuración financiera que
Estados Unidos inició a principios de los ochenta con
base en la titularización y bursatilización del crédito
(tendencia a sustituir el depósito-préstamo bancario por
la emisión y compraventa de títulos negociables) y la
presencia de nuevos intermediarios financieros". "Junto
con ello se generalizó el uso de instrumentos derivados
de la ingeniería financiera" (títulos de crédito intercambia-
dos por otros de diferente naturaleza o características,
con el propósito de prevenir riesgos individuales y redistri-
buirlos entre las instituciones gestoras) y así "se estable-
ció una nueva relación entre la bolsa de valores y la
banca". Esta estructura de intermediación financiera su-
puso un proceso de desintermediación bancaria. Se fue
generando la economía casino (Dabat).
En lo general, las innovaciones financieras han sido
utilizadas para aprovechar las posibilidades de obtener
mayores ganancias financieras, en particular con la compra
y venta de títulos de deuda.
Pero la mayor integración de la actividad financiera
internacional no necesariamente ha tendido a mejorar la
asignación internacional del ahorro. No se han acortado
las diferencias entre las tasas de rendimiento de las
inversiones de capital de las principales economías capita-
listas, o entre los rendimientos de los activos financie-
ros expresados en diferentes monedas pero con los mis-

17
mas riesgos y vencimientos, o entre tasas reales de
interés. Ello se debe a que en su mayoría las transacciones
financieras internacionales responden a decisiones de
rentistas y especuladores, sobre inversiones de cartera,
con! prescin-dencia de los empresarios y productores.
En el mismo sentido, la mayoría de las transacciones de
divisas se originan en la negociación de activos financieros
y no en la inversión de ahorro. Como consecuencia de
ello, los mercados de divisas se han venido orientando
por expectativas, particularmente las relacionadas con
las posibles evoluciones de las monedas.
De acuerdo con la Secretaría de la UNCTAD, "las
políticas seguidas por los gobiernos también han sido
uno de los factores que más han acentuado la inestabilidad.
En el decenio de 1980 la política monetaria se preocupó
mucho menos por estabilizar las tasas de interés y mucho
más por controlar el crecimiento de la masa monetaria.
Los gobiernos también se han mostrado muy renuentes
a utilizar la política fiscal para regular el nivel de la
demanda y más aún para controlar los precios y las
rentas con el fin de combatir la inflación. Esto ha hecho
que la política monetaria se haya convertido en la única
herramienta de gestión macroeconómica, algo que no
es lo mismo que controlar la masa monetaria. La necesidad
de tener en cuenta el tipo de cambio ha acentuado aún
más las presiones sobre la política monetaria. Por otra
parte, los gobiernos no han prestado la debida atención
a las repercusiones que tienen sus políticas y decisiones
sobre el resto del mundo. En consecuencia, han surgido
grandes discrepancias entre las políticas adoptadas por
los distintos países, lo que ha originado enormes dese--
quilibrios comerciales y fuertes oscilaciones de los tipos
de cambio".
Agrega la UNCTAD que "la inestabilidad de los
tipos de cambio ha perjudicado. al comercio y al sistema
financiero internacional por dos canales principales:

- "Ha aumentado el costo de las transacciones comerciales,


así como la incertidumbre a que hacen frente las
industrias que producen bienes y servicios comerciali-

18
zables internacionalmente. La imprevisibilidad ha
acortado los horizontes temporales de las decisiones
de inversión y obligado a las empresas a aplicar
márgenes comerciales y mantener reservas financieras
mayores. Y, lo que es también importante, ha
disminuido la utilidad del tipo de cambio como
punto de referencia para asignar los recursos,
reduciendo así la capacidad de las depreciaciones
y apreciaciones para modificar las exportaciones
o las importaciones. Además, la sobrevaloración
de determinadas monedas ha aumentado las presiones
para que se adoptasen medidas proteccionistas,
y muy a menudo las que se han tomado se han
mantenido hasta mucho después de concluida la
sobrevaloración. La incertidumbre constante con
respecto a los tipos de cambio también ha aumentado
las presiones para que se adoptaran medidas de
protección permanente con objeto de compensar
el riesgo de los tipos de cambio".

"También ha contribuido a desorganizar el sistema


financiero. Por una parte, la incertidumbre respecto
de la evolución de los tipos de cambio, lo mismo
que la incertidumbre respecto de las tasas de
interés, ha hecho que los inversores prefiriesen
los activos líquidos a los activos a largo plazo, lo
que ha ejercido presiones al alza sobre las tasas
de interés a largo plazo. Además, los cambios
repentinos de las expectativas respecto de la evolu-
ción de los tipos de cambio han dado lugar a
salidas de capitales de ciertos mercados, por ejem-
plo los de acciones y obligaciones, en cantidades
suficientemente grandes para provocar una fuerte
baja de los precios (como ocurrió en el Japón a
finales de 1989 y principios de 1990). También
han obligado a endurecer la política monetaria
(o creado la expectativa de que esto podrá ocurrir)
con consecuencias parecidas; las presiones sobre
el dólar fueron uno de los factores que más contribu-
yeron a provocar el crac de Wall Street de octubre

19
de 1987. Los intentos de contrarrestar con medidas
de política monetaria los movimientos desfavorables
de los tipos de cambio (por ejemplo, los que
resultan perversos desde el punto de vista del
comercio o que constituyen una reacción exagerada
a las variaciones de los desequilibrios comerciales)
han provocado en la práctica una subida de las
tasas de interés. Esto ha acentuado otras presiones
alcistas, entre ellas las derivadas de la inestabilidad
de los tipos de cambio y las tasas de interés".
"Las tasas de interés altas han tenido muchas
consecuencias negativas:

- Han aumentado el costo de la deuda exterior en


los países en desarrollo. Esto, junto con el aumento
consiguiente del volumen y los pagos de la deuda
interior, ha tenido efectos devastadores sobre la
estabilidad macroeconómica, las tasas de interés
interiores, la distribución de la renta, la inversión,
el crecimiento y el desarrollo.

- En las economías de mercado desarrolladas las


tasas de interés más altas han dado lugar a una
redistribución de la renta en beneficio de los
rentistas y a costa de las inversiones, los salarios
y los precios de las materias primas. Aunque las
tasas de beneficio han recu perado ya las cifras
que alcanzaron en el decenio de 1960, en cambio
no ha ocurrido lo mismo con la parte que representan
las inversiones dentro de la renta nacional".

Como se ha indicado anteriormente, la banca ha


sido importante tema en las negociaciones multilaterales
sobre los servicios en el marco de la Ronda Uruguay.
Sin embargo, por fortuna, la Ronda se vio limitada a
negociar un acuerdo marco (el GATS)· de carácter muy
general. Corresponde a la Organización Mundial de Co-
mercio (OMC) realizar los trabajos técnicos y las negocia-
Siglas en inglés del Acuerdo General Sobre el Comercio de
Servicios

20
ciones en materia de servicios, particularmente en lo
que toca a la inversión extranjera y con la apertura de
los sistemas financieros. Pero para los países en desarrollo
una mayor liberalización del comercio internacional de
servicios bancarios supone grandes peligros. El Secretario
General de la UNCTAD los resume en los siguientes
términos, los que a nuestro juicio son muy valederos:

"El compromiso de liberalizar las transacciones


transfronterizas de servicios financieros supon-
dría desmantelar en una gran parte los regímenes
nacionales de control de cambios. Algunos países
en desarrollo ya están integrados en el mundo
financiero exterior, sea por decisión voluntaria
suya, sea por la incapacidad de controlar las opera-
ciones de divisas Ca causa, por ejemplo, del monto
de los ingresos derivados de las remesas de los
emigrantes, el turismo, la venta de productos ilí-
citos, etc., o de la debilidad de la administración
nacional). En cambio, en muchos otros no ocurre
ésto y los controles de cambio han resultado
eficaces para contener la fuga de capitales, aportan-
do así una contribución esencial a la gestión macro-
económica" .

"De no someterlos a un control adecuado, la


presencia de bancos extranjeros complicaría también
la puesta en práctica de una política monetaria
nacional autónoma debido a la naturaleza de las
operaciones bancarias que esa presencia facilita,
ya que los bancos extranjeros suelen ser menos
receptivos a la "persuasión moral"."

"El desarrollo económico exige muchas veces con-


trolar la asignación del crédito. En consecuen-
cia, los sistemas bancarios de corte liberal y basa-
dos en las reglas del mercado como los que
existen en muchos países de la OCDE quizá no
sean modelos que convenga seguir".

21
"La protección que se concede a los bancos de
capital y control nacional en los países en desarrollo
se asemeja mucho a la concedida a las industrias
nacientes. Evitar la dependencia financiera y crear
un sistema bancario autóctono son objetivos que
forman parte del desarrollo económico. En general,
sólo podrán conseguirse esos objetivos proporcio-
nando una protección y apoyo adecuados a los
bancos nacionales, que, si no, correrán el riesgo
de ser arrollados por la mayor competitividad de
los bancos de los países de la OCDE".

Las políticas del sector financiero, tanto las nacionales


como las internacionales, suelen traer consecuencias para
el comercio y para la industrialización, en especial en el
caso de los países en desarrollo. Muchos de estos países
han sido inducidos -en unos casos- y obligados -en la
mayoría-, a liberar su sector financiero externo. Como
resultado de eso, de acuerdo con la experiencia, han
dejado el tipo de cambio real a merced de los inestables
movimientos del capital a corto plazo, ávido de interés-
arbitraje y agios. Es así como, cuando un país requiera
hacer una devaluación real, bien sea, por ejemplo, porque
los precios nacionales hayan aumentado con más velocidad
que los precios extranjeros, la excesiva afluencia de
capitales prácticamente le impediría realizarla. Dada la
escasa dimensión de los mercados de divisas en la mayoría
de los países en desarrollo y su volatilidad, la liberación
puede producir grandes fluctuaciones en el tipo de cambio
real (Akyüz),
En esa virtud, en los países que han liberado los
flujos financieros, lo recomendable es que desalienten
la afluencia de capital no deseado e incluso instrumenten
mecanismos de alineamiento para la Inversión Extranjera
Directa, si los grandes flujos de esas inversiones constituyen
una amenaza en el sentido de desorganizar el mercado
de divisas o si la economía no puede absorberlos sin
ocasionar efectos inflacionarios.
Otra consecuencia grave de la liberación financiera
es la dificultad que genera en la indispensable aplicación

22
de políticas industriales selectivas, en razón de que práctica-
mente se pierde el control sobre las tasas de interés.
Como consecuencia de la liberación, los activos financieros
nacionales se someten a la competencia de los externos,
los cuales tienden a sujetar las tasas de interés nacionales
a las que prevalecen en los mercados internacionales de
capital. Pero los riesgos de los activos nacionales, especial-
mente si se trata de países en desarrollo, exigen rendi-
mientos más elevados que los correspondientes a los
activos internacionales. El resultado es que se presiona
al alza a la tasa de interés doméstica y se deteriora la
competitividad externa de los productores.
La liberación financiera externa es acompañada usual-
mente por la liberación en las transacciones financieras
internas, lo que supone eliminar los créditos blandos o
subsidiados para actividades que así lo requieran para
su desenvolvimiento o consolidación. Cuando esto ocurre,
esas actividades se malogran, dejan de ser rentables, se
pierde la inversión o -sencillamente- son vendidos a
precios viles o desguazados sus activos fijos para exportar-
los, algunas veces como chatarra. A todo esto se añade
que la estructura y funcionamiento del sistema bancario
de los países en desarrollo está, limitados al financiamiento
a corto plazo y es común que no existan otros intermedia-
rios financieros. En estos casos, por 10 general, corresponde
a los gobiernos asumir el papel de inversionista, lo que
-por lo demás- es indispensable para la asignación de
recursos a las actividades prioritarias y para la ejecución
de políticas i.ndustriales activas. La experiencia de la
desregulacíón. financiera y de los programas de ajuste
estructural impuestos por las condicionalidades cruzadas
de los organismos financieros multilaterales y la banca
internacional, es que muchos países en desarrollo se
han visto obligados a dejar la asignación de recursos
exclusivamente en las manos del mercado, lo que ha
traído un proceso de desindustrialización, con pérdidas
económicas y sociales considerables. En realidad la libera-
ción financiera y las otras liberalizaciones contienen una
importante carga política e ideológica. A este respecto
Hazel Henderson, en artículo titulado "El mercado: buen

23
sirviente pero mal patrón" fechado en enero de este
año (996) en St. Augustine (Florida) y distribuido por
International Press Service (aunque no recogido por la
prensa venezolana), sostiene que "la desregulación de
los mercados financieros en los años 80 aceleró el menoscabo
de la soberanía nacional, de los niveles ambientales y
de las opciones de política interna destinados a ofrecer
seguridad laboral y a mantener las redes de seguridad
social". Agrega que "a las grandes corporaciones y a los
especuladores financieros se les permitió eludir las regla-
mentaciones y emigrar hacia el mercado mundial y sus,
hasta ahora, plazas financieras carentes de reglamenta-
ciones". "Los políticos nacionales, aunque fueron democrática-
mente elegidos, ahora dicen a sus votantes que carecen
del poder necesario para cumplir con las promesas efectua-
das en sus campañas, ya que no pueden dirigir la econo-
mía interna debido a la competencia global".
"Actualmente los políticos nacionales deben enfrentarse
con hordas de negociantes de obligaciones y mercancías,
y con maremotos especulativos diarios de un billón de
dólares, o más, que se abaten sobre sus países y destruyen
en un instante el valor de sus monedas". "Pero, en lugar
de contrarrestar la retórica de los falsos mercados, los
políticos reculan en el vital debate sobre el papel comple-
mentario de la regulación, tanto nacional como ínternacío-
nal..." "Los economistas y los políticos que nos confun-
den con la retórica del "libre mercado" deberán admitir
que la libertad y la democracia requieren siempre el
orden y que el caos sólo trae la ley de la calle y respuestas
total itarias" .
En forma más directa, James Petras y Todd Cavaluzzi,
en reciente artículo titulado "El Neoliberalisrno en América
Latina: una imposición estratégica", concluyen en que
"la liberalización y las políticas de ajuste estructural han
desempeñado un papel estratégico en la apertura de
América Latina a la explotación estadounidense y en el
suministro de una fuente fundamental de ingresos para
compensar la pérdida de competitividad de Estados Uni-
dos en otras regiones. A la vez, la liberalización creó
una nueva clase de "milmillonarios" latinoamericanos

24
que domina cada vez más las políticas y las economías
nacionales, y que es una socia importante de los bancos
y transnacionales estadounidenses. El resultado es la
reformulación de la estructura económica regional, con
una mayor integración en la cima y una creciente desinte-
gración en los niveles subnacionales. Las políticas neolíbe-
rales también han polarizado la estructura de clases con
el surgimiento de una nueva clase de "milmillonarios"
con grandes inversiones en Estados Unidos, así como
joint ventures en América Latina con conglomerados de
Estados Unidos. Los superricos son parte, en verdad,
del "primer mundo". La contrapartida es el crecimiento
de una fuerza de trabajo empobrecida enfrentada a la
disminución del gasto público social, el empleo crónicamente
mal pagado, y campesinos sin tierra privados de toda
influencia en la política y la economía. Estas grandes
mayorías están pagando el precio de la entrada de los
superricos al primer mundo".
"La liberalización, como ideología de la potencia
hegemónica en este hemisferio, se ha convertido en un
instrumento de la competencia en escala mundial, y
debe considerarse parte integrante de sus objetivos económicos
estratégicos. En cualquier caso, la liberalización no es, y
nunca fue, simplemente una "estrategia de desarrollo"
instrumentada para facilitar la integración de América
Latina en los mercados mundiales. Ni es tampoco un
resultado inevitable de un inminente "proceso de globalización".
Por el contrario, es el producto de los decísores políticos,
los banqueros y las transnacionales estadounidenses, aliados
con los capitalistas transnacionales de América Latina.
Quienes dictan la nueva política económica liberal son
intereses de clase y de Estado específicos, y no imperativos
del sistema mundial. En este sentido, la reversión de la
liberalización debe comenzar a nivel nacional, dentro
de la estructura de clases, y moverse hacia arriba y
hacia afuera" (ver anexo).
Los mismos autores atribuyen al FMI y al Banco
Mundial, un importante papel en la instrumentación del
proceso de liberalización en América Latina por "su alcance
regional, la uniformidad de sus recetas, la enorme influencia

25
que ejercen y la gran correlación entre las recetas que
recomiendan y su aplicación por los regímenes".
Es un hecho que las estrategias de ambos organismos
toman forma y contenido a partir de la competencia en
la 1'riada, pero ciertamente bajo una mayor influencia
por parte de los Estados Unidos.
En la página editorial del boletín del Fondo Latinoame-
ricano de Reservas (abril-junio 1994) se advierte del
peligro creciente para los países en desarrollo, "pues a
los países industrializados de occidente, liderizados por
los Estados Unidos, se les presenta el camino despejado
para avanzar en sus concepciones políticas e ideológicas
con mayor decisión". Esas concepciones se promueven
bilateralmente y con la ayuda de los organismos multilaterales,
y la imposición de condiciones sobre la organización
administrativa, el desarrollo político y económico de los
países subdesarrollados. Es la emergencia, según el editorial,
del "fundamentalismo occidental", alentado por la "adminis-
tración estadounidense, en una confusión de ideas princi-
pistas y mecanismos proteccionistas". "Un aspecto intere-
sante de la mecánica desarrollada por los países industrali-
zados para supervisar si los países de menor desarrollo
están siguiendo las recomendaciones hechas por ellos,
si el orden jurídico y administrativo es el que consideran
adecuado, es el envío de comisarios regios como en la
época colonial. La diferencia está en que estos comisarios
son contratados en los propios países en desarrollo para
quitarles formalmente el tinte colonialista o imperialista
a esta vigilancia".
En este contexto general se inscribe 10 que la Dra.
Manuela Tórtora de Rangel llama el Triángulo de las
Bermudas, al cual califica como "el mayor avance en
materia de coordinación macroeconómica internacional:
por primera vez en la historia hay, a nivel multilateral,
un vínculo institucionalizado entre los tres temas claves
del sistema económico mundial -comercio, moneda y
financiamiento- mediante políticas y acciones conjuntas
entre el FMI , el Banco Mundial y la üMe.
"El Acta Final de la Ronda Uruguay sienta las bases
de esta coordinación triangular, ampliando los vínculos

26
que ya se habían establecido entre el GATI y las institu-
ciones financieras".
"¿Cómo se concreta, agrega, la coordinación entre
la aMC, el FMI y el Banco Mundial? En primer lugar, en
cuanto a conceptos, se está haciendo cada vez más
explícita la coincidencia entre, por un lado, las condiciones
de política macroeconómica o sectorial vinculadas a los
préstamos del Banco y del Fondo, y, por otro, las próximas
negociaciones de la aMC sobre los "nuevos temas del
comercio", donde el acceso al mercado para las exportaciones
está vinculado al establecimiento de determinadas políticas
en el país de origen. En otros términos, en las tres
organizaciones coinciden las pautas generales, la concepción
de la economía nacional e internacional, y las condiciones
aplicables en las negociaciones".
"En segundo lugar, en cuanto a consultas formales,
esta coincidencia se manifiesta en las revisiones de las
políticas económicas de los países miembros realizadas
periódicamente por los órganos directivos de los tres
organismos, y determinantes para el otorgamiento de
préstamos de las instituciones financieras, para la orientación
de las negociaciones comerciales bilaterales y multílate-
. rales, para la ayuda oficial al desarrollo, para la posición
de la banca comercial y de los inversionistas privados,
para la calificación del riesgo-país; etc. Además, el Fondo
tenía en el GATI (y seguirá teniendo en la aMC) un
papel activo en el Comité de Balanza de Pagos de ese
organismo, evaluando la validez de las restricciones y
sobrecargos a las importaciones impuestos por un país
para evitar el deterioro de su balanza de pagos".
De esta manera las políticas económicas y sociales
de los países en desarrollo quedan subordinadas al Trián-
gulo de las Bermudas, a cambio de una esperanza de
acceder a los mercados del centro, cada vez más prote-
gidos, y de una afluencia de capitales cada vez más
interesados en apropiarse de recursos naturaies. Se con-
solida así la recolonización del Tercer Mundo.
"Cinco años después de su triunfo sobre todos los
sistemas de organización económica que competían con
él, el libre mercado está diseminando consternación y

27
devastación en todo el mundo". Un alto funcionario
mexicano, decía a raíz de que el "milagro" neoliberal en
su país mostrara sus realidades (fines de 1994, comienzos
de 1995), que "todos sienten que su vida está siendo
determinada por alguien desde afuera y todos quisieran
saber cuál es esa fuerza que decide por ellos, nosotros
creíamos que estábamos en la senda del primer mundo
y de repente algo salió mal. Estamos perdiendo el control
y no hallamos otro tipo de desarrollo distinto del que
hemos intentado hasta ahora. Estamos liquidados" (Max
Sornmer).

IV. LA EXPERIENCIA EN VENEZUELA

Venezuela, como México, está "lejos de Dios", y


aunque no tan "cerca de Estados Unidos", existen entre
ambos países algunas similitudes interesantes. Por ejemplo,
el 18 de febrero de 1982 estalla en México una gran
crisis, que por su dimensión y por la cercanía de ese
país a Estados Unidos, su más grande acreedor, tuvo
repercusiones mundiales. Un año más tarde, un 18 de
febrero (983), cae Venezuela ante el peso de la deuda.
En ambos países la riqueza petrolera, tan apetecida por
gobiernos y corporaciones, representaba una garantía
de desarrollo sostenido. Pero ninguno de los dos países
"sembraron el petróleo.
En ambos países el endeudamiento ha facilitado a
las grandes potencias ejercer la dominación "sin el costo
de una ocupación militar". "A través de la deuda y los
planes de "ayuda" de! F\!: se ejerce tanto control sobre
los países como con una invasión, sin recurrir a una
medida tan antipática que siempre genera reacciones
anticolonialistas" (Alberto Molla). Ambos países se han
salvado de la "diplomacia de las cañoneras", pero han
sucumbido a la "diplomacia de los recursos". Ambos
países han sido víctimas de una extraña sociedad de
políticos y tecnócratas y hombres ligados a determinadas
transnacionales, y formados en las mismas universidades
norteamericanas.

28
Tanto en México como en Venezuela se profesa el
Nuevo Evangelio del "pensamiento único", las "nuevas
tablas de la ley", cuyos mandamientos se repiten insisten-
temente a través de todos los medios y formas de comuni-
cación, para colocar a la economía en el "puesto de
mando"; al mercado como "divinidad". "cuya mano invisible
corrige las asperezas y disfunciones del capitalismo"; y
muy especialmente los mercados financieros, cuyas señales
orientan y determinan el movimiento general de la econo-
mía; la competencia y competitividad que estimulan y
dinamizan las empresas, llevándolas a una permanente
y benéfica modernización; el libre intercambio, que fun-
ciona como factor ininterrumpido del comercio y por lo
tanto de las sociedades; la globalización tanto de los
productos manufacturados como de los flujos financieros;
la división internacional del trabajo, que modera las rei-
vindicaciones sociales y abarata los costos sociales; la
moneda fuerte, factor de estabilización; la desregulación;
la privatización; la liberalización, etc. (Ignacio Rarnonet).
Con el predominio de la economía impuesta por el
Nuevo Evangelio, no habrá enriquecimiento progresivo
de todas las categorías sociales, ni en los países ricos ni
en los países pobres. Ni en México, del Primer Mundo,
ni en Venezuela, del Tercer Mundo. Ambos países también
tienen en común el afán de enriquecimiento personal
que el Nuevo Evangelio premia.
A partir de enero de 1994, Venezuela experimenta
una crisis sin precedentes de carácter sistémico en su
sector financiero, de tales proporciones que conmovió
las bases de la economía nacional y repercutió sobre
prácticamente todos los sectores y áreas de las actividades
del país: los sociales, los políticos, los culturales y los
institucionales.
Son muy variadas las opiniones sobre el origen de
la crisis del sistema financiero. Algunas lo atribuyen a lo
poco asertivo de la política económica durante los últimos
años, acompañado de carencia en la adecuación de los
mecanismos de supervisión y regulación bancaria y del
clima de incertidumbre política que vivió el país. Otros
consideran que es la culminación de un proceso de

29
debilitamiento del sistema financiero que se inicia a
mediados de la década de los setenta. Muy pocos han
indagado sobre la influencia ejercida por la liberalización
y los efectos de la globalización financiera.
Cabe recordar que en 1989, por "recomendación"
de los organismos financieros internacionales y como
parte del "programa de ajuste" y de los "compromisos"
adquiridos en función del mismo, se inicia en el país
una reforma para proveer de mayor "autonomía" al Banco
Central, incrementar la "eficiencia" del sistema financiero
y fortalecer la supervisión bancaria. El programa, que
debería haber partido del último de los propósitos mencio-
nados (la supervisión), experimentó retraso de cuatro
(4) años.
Posiblemente para satisfacer las "condiciones pre-
vias" que suele imponer el FMI , se inició de antemano
un proceso de desregulación, bajo el estímulo del afán
de dar cumplimiento a los compromisos contraídos, pero
en condiciones de gran inestabilidad macroeconómica,
lo que trajo como consecuencia la aparición de fenóme-
nos que contribuyeron a mayor inestabilidad en términos
de inflación, a la vez que se estimulaba el ahorro finan-
ciero y se desestimaba la producción: privilegiando a la
economía simbólica (tasas de interés, tipo de cambio), y
desestimulando la economía real (producción y empleo),
El sistema financiero adquirió así proporciones nomi-
nales inéditas y experimentó seria concentración, pero
en un ambiente ir stitucíonal de supervisión y regulación
carente de íi.c.ru.nental técnico y humano suficiente para
atender las condícionc.. de transformación que experimen-
taba el sistema.
Las reformas coinciden con un proceso de gran
inestabilidad en los principales mercados financieros del
mundo, con notable incidencia en los mercados finan-
cieros escasamente desarrollados de los países de la
periferia, como consecuencia de la globalización cre,
ciente. Coinciden también con el mayor uso de nuevos
instrumentos financieros y con los efectos de la turbu-
lencia política y económica propias de un mundo en
transición,

30
Todo eso contribuyó a exacerbar los riesgos, razón
por la cual era menester disponer de mecanismos de
regulación y supervisión que de manera sistemática mantu-
vieran un adecuado seguimiento y evaluación que permi-
tiera adoptar los correctivos indispensables en beneficio
de la salud de la economía en su conjunto y del propio
sistema financiero. En justicia, la Superintendencia de
Bancos realizó esfuerzos por adaptarse a las condiciones
de transformación del sistema, ante la ausencia de un
marco regulatorio adecuado, para lo cual, desde 1990,
adelant6 un programa mediante el cual estableció un
conjunto de regulaciones prudenciales, tales como concen-
tración de operaciones de crédito y normas para la reali-
zación de auditorías externas, clasificación de riesgos y
su reestructuración y adecuación: para valoración de
riesgos en la cartera de inversiones, para valoración y
registro cambiario, para consolidación y combinación
de balances, entre otros.
Esos esfuerzos, sin embargo, no fueron acompañados
con la imprescindible transformación de la estructura
institucional, de la dotación de suficiente autonomía; de
la necesidad de ampliación de su capacidad regulatoria
y -como consecuencia- de su capacidad de control,
inspección, vigilancia y fiscalización así como de su
reforzamiento para lograr mayor transparencia en la pro-
piedad, mejor regulación a nivel consolidado de grupos
y -en suma- mayor idoneidad para el tratamiento de la
crisis bancaria.
En ese contexto, el 14 de enero de 1994 estalla la
crisis bancaria con la intervención -decidida por las
autoridades- de uno de los bancos de mayor peso en el
conjunto del sistema, cuando no pudo honrar sus obliga-
ciones en la Cámara de Compensación y como conse-
cuencia de un paulatino deterioro que experimentaba
desde meses anteriores y que había llevado al ente
supervisor a recomendar ajustes oportunos. Durante las
semanas siguientes el Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) se vio obligado a cubrir
sobregiros en el Banco Central (BCY) de otros bancos
en los cuales afloraron problemas. Todo ello con el

31
propósito de obviar nuevos cierres de instituciones finan-
cieras y de proteger el mecanismo de pagos.
Con el estallido de la crisis se comprueba que la
Superintendencia de Bancos padecía de debilidad estruc-
tural y funcional. Los mecanismos para una apropiada
supervisión bancaria de tipo consolidado resultaron insufi-
cientes, por lo cual el Organismo no podía detectar los
activos y pasivos mantenidos fuera de los balances. En
esas condiciones la evaluación indispensable de la calidad
de los activos, cuyo deterioro era mayor que el declarado,
resultaba extremadamente difícil para la institución.
Promulgada en diciembre de 1993 y con vigencia
desde el primer día de enero de 1994, una nueva Ley
de Bancos y Otras Instituciones Financieras resultó insufi-
ciente ante la crisis y fue desatendida en virtud de que
la matriz de opinión que se generó por lo inesperado
del estallido y las secuelas inmediatas, exigía lo que se
consideró como actuaciones de emergencia.
La crisis bancaria arrastró a casi el 50% de las institu-
ciones, con activos de aproximadamente el 60% de los
totales del sistema. Su proyección hacia instituciones
afines fue tal que la mitad de las empresas de seguros
se ha visto altamente comprometida y ha provocado
cierre de casi el 75% de las casas de bolsa. Arroja un
costo estimado en 18% del Producto Interno Bruto del
país, con efectos sobre la deuda pública en aumento
estimado en un tercio; y se prolongó a 1995.
El Fondo Monetario Internacional atribuye el origen
de la crisis a "la historia de desaciertos en las políticas
macroeconómicas de 1992-93 que se inscribieron, a su
vez, en un contexto de incertidumbre política". Ello
acompañado de "lo inadecuado de los mecanismos de
supervisión y regulación bancarias". En este contexto
cabe recordar que en 1989, atendiendo precisamente
recomendaciones del Fondo y del Banco Mundial y en
función del programa de ajuste y de los compromisos
adquiridos en relación con el mismo, se inicia en el país
una llamada reforma financiera.
De acuerdo con la experiencia internacional el progra-
ma debía haberse iniciado con el fortalecimiento de la

32
supervisión financiera, pero esto experimentó notable
retraso (cuatro años) en estudios y elaboración de proyectos
de leyes y sus respectivas discusiones, tanto en los organis-
mos responsables de su presentación, como en las Cáma-
ras Legislativas. Fue así como se comenzó con un pro-
ceso de desregulación pero en un ambiente de gran
inestabilidad macroeconómica, lo que trajo como conse-
cuencia (al igual que como ocurrió en otros países que
antepusieron la desregulación a la supervisión), la apa-
rición de fenómenos que estimularon mayor inestabi-
lidad, tales como alza de la inflación, prioridad al ahorro
financiero, en su expresión rentística, y desestímulos a
la producción. Como resultado, el sistema financiero
logró proporciones nominales sin precedentes y experi-
mentó seria concentración, pero en un ambiente de
supervisión y regulación desprovisto de suficiente instru-
mental técnico y humano para atender las condiciones
especiales que la transformación del sistema determinaba.
La crisis afectó seriamente a varias instituciones finan-
cieras, en lo cual jugó papel importante, además de los
elementos mencionados, un ambiente de pánico y descon-
fianza en el Sistema. Ante la dimensión adquirida por la
emergencia financiera y la celeridad con la cual se ex-
tendía, hubo que utilizar mecanismos excepcionales pero
sin previsiones suficientes, por lo que se generaron otros
problemas, como aumentos desproporcionados de la liqui-
dez y estímulos a salidas de cuantiosas sumas de divisas.
La reforma financiera fue enmarcada, a nuestro juicio,
erróneamente, dentro del propósito de la "internacionali-
zación bancaria". Correspondió al Ministro de Fomento
promover "el inicio de evaluación formal para la apertura
del sector financiero a la inversión extranjera que incluye
a la banca y a los seguros" (Diario El Universal 20-08-
89), Y se inscribió en los compromisos adquiridos en la
Carta de Intención al FMI., el 24 de mayo de 1989, en el
sentido de que "en los primeros años el gobierno pro-
yecta instrumentar un conjunto de reformas en el sector
financiero, con miras a mejorar la eficiencia en la interme-
diación financiera". "Durante el primer año del financiamien-
to ampliado, el gobierno habrá culminado una revisión

33
generál de la Ley de Bancos, que será presentada al
Congreso antes de finales de 1990". "Entre otros aspectos,
esta reforma simplificará las operaciones de los instrumentos
de política monetaria y hará más uniforme la aplicaci6n
de las regulaciones del sistema financiero entre las diferentes
categorías de instituciones financieras". "El gobierno tiene
la intenci6n de estimular las fuerzas competitivas en el
sistema financiero y mejorar su supervisi6n" (El Universal
12-10-89).
El primer objetivo era mejorar o hacer presente a la
banca extranjera en el mercado venezolano, o en palabras
del Ministerio de Fomento: "permitir el retorno al país
de bancos extranjeros". Este objetivo es lo que se dio
en llamar -impropiamente- la "internacionalizaci6n ban-
caria".
Otro objetivo respondía al proyecto del Ejecutivo
de reformar el sector financiero, con miras a mejorar la
eficacia en la intermediación, lo que se correspondía
con los compromisos en la Carta de Intenci6n al FMI.,
en la cual se establecía que "el ajuste de la economía
venezolana, y la estrategia orientada a promover el creci-
miento, dependen en forma crítica, de la implantaci6n
de sanas políticas financieras y de ingresos, y de la
introducci6n de reformas estructurales en las áreas fiscal,
comercial y financiera, que son necesarias para fomentar
la eficiencia econ6mica y mejorar las perspectivas de
crecimiento del país".
La experiencia venezolana con la banca extranjera
había sido negativa. El debate realizado sobre el tema
durante la década de los cincuenta concluy6 en la no
conveniencia de inversi6n extranjera en el sector bancario.
Desde 1975 se limit6 la presencia extranjera a participaci6n
minoritaria en bancos nacionales y a la permanencia de
una sucursal, con restricciones en sus operaciones, salvo
la presencia de bancos latinoamericanos bajo condiciones
de reciprocidad y convenios especiales.
Además de la experiencia negativa, entre los argumen-
tos esgrimidos en oposici6n a la inversi6n extranjera en
la banca, se destacan:

34
a) Sus actividades se orientan al financiamiento
del comercio de importación y sus operaciones
se concentran en el centro del país sin ejercicio
destacado de intermediación financiera en otros
campos en los cuales se requiere para impulsar
el desarrollo.

b) La presencia no tuvo significación, ni contribuyó


en el proceso productivo interno; no parecía
haber razones objetivas para cambios en ese
sentido.

c) Aunque la captación de recursos internos no


es el "negocio" del presente para la banca extran-
jera, es evidente su inclinación hacia sectores
de demanda donde puede influir de acuerdo
con sus intereses específicos no coincidentes
necesariamente con el interés nacional.

d) La tecnología del servicio bancario no ha sido


inaccesible para la banca nacional, que exhibe
un avance tecnológico muy importante, logrado
precisamente por los estímulos de la competencia
interna.

e) La posible influencia de la presencia de bancos


extranjeros para reducir costos operativos y már-
genes de intermediacion no es demostrable.

f) La actividad bancaria comercial en Venezuela


se caracteriza por un alto nivel de competencia
entre los entes nacionales, por lo cual la "compe-
tencia" no es factor que pueda argumentarse
en beneficio de la presencia extranjera. Por el
contrario, puede significar otros problemas.

g) En Venezuela existía saturación bancaria en


esos momentos.

35
h) La "reciprocidad" no depende de Venezuela,
sino de los países de origen de los bancos que
estarían interesados en instalarse en el país, ya
que todas las legislaciones y las prácticas son
absolutamente restrictivas.

i) Seguían siendo válidas las razones, orientación


y filosofía que prevalecieran en tomo a la inversión
extranjera en el servicio bancario durante los
años anteriores.

j) El City Bank, único banco extranjero que subsistió


en el país fue "el primero que directamente
especuló contra el bolívar en 1982, aceptando
depósitos en Aruba y Curazao, Panamá, etc., al
22% y más, mientras internamente la tasa de
interés estaba en 17%, o menos, al fin de cambiar
esos bolívares contra dólares". "De allí nació
el mercado, mal llamado, Bolívar-Caribe o, peor
aún "Euro-bolívar" (Leopoldo Díaz Bruzual, "¿Des-
nacionalizar la banca?", El Universal, 13-10-89).

En el Informe sobre el Desarrollo Mundial 1989,


del BM se lee: "con pocas excepciones, los países en
desarrollo implantaron las reformas financieras en períodos
de graves dificultades económicas como parte de progra-
mas de estabilización y ajuste estructural". "Pero la grave-
dad de los problemas también varió en los distintos
países ... ", "en los casos de Argentina, Chile y Uruguay"
a mediados del decenio de 1970,... se aplicaron con
relativa rapidez, en períodos de inflación elevada y desi-
gual, y como parte de programas más amplios de estabi-
lización y liberalización. Cada programa tropezó con
grandes dificultades, en parte por la manera en que se
gestionó la desreglamentación financiera y en parte debi-
do al problema en los sectores productivos ... " "Los pro-
blemas mayores comenzaron en los sectores produc-
tivos de la economía; es decir en el agropecuario e
industrial, pero los esfuerzos por liberalizar el sector finan-
ciero indudablemente contribuyeron a la inestabilidad

36
resultante" (s.n.). Capítulo del Informe "titulado": Hacia
sistemas financieros más liberales y abiertos".
El mismo informe advierte que "la competencia extran-
jera obliga a instituciones nacionales a ser más eficien-
tes y a ampliar la variedad de servicios que ofrecen.
También puede acelerar la transferencia de tecnología
financiera, lo que reviste especial importancia para los
países en desarrollo".
"Los que consigan integrar sus mercados con el
resto del mundo tendrán mayor acceso al capital y a
servicios financieros como los swaps, lo que les permi-
tiría diversificar sus riesgos. Ahora bien, la apertura de
los mercados financieros también plantea problemas. Si
se hace prematuramente cabe que lleve a flUJOS financieros
inestables, que puedan amplificar la inestabilidad interna.
El libre acceso de instituciones extranjeras en un mercado
puede conducir a la desintegración de los bancos nacionales,
de elevados costos. Además, elproceso de mtemaaonattzaaon
significa renunciar a un alto grado de autonomía en la
política monetaria y financiera nacional. Los tipos de interés
internos sobre los depósitos y los préstamos pueden
mantenerse en consonancia con los internacionales solamente
si los encajes legales y los costos de íntermediación de
los bancos concuerdan con los de otros países" (s.n.)
Agrega el Informe que "las actitudes respecto del
otorgamiento de licencias a bancos y demás instituciones
financieras del extranjero varía mucho de países en desa-
rrollo a otros. Algunos incluyen las instituciones finan-
cieras extranjeras; otros permiten que se establezcan
oficinas de representantes, pero no sucursales. En el
extremo opuesto están países como: las Bahamas, Bahrein,
Hong-Kong, Panamá y Singapur, en los que las exporta-
ciones de servicios financieros se consideran una fuente
de empleo y divisas; éstos permiten que las instituciones
extranjeras funcionen con los mismos reglamentos que
se aplican a los bancos nacionales, o bien proporcionan
reglamentos liberales para las instituciones financieras
extraterritoriales".
"A fin de que el acceso de entidades extranjeras a
un mercado produzca el máximo posible de beneficios

37
es preciso efectuar la desreglamentación de las institucio-
nes financieras nacionales y establecer un entorno compe-
titivo. Los tipos de interés artificialmente bajos, el crédito
dirigido, las barreras al acceso y otros impedimentos a
la competencia hacen probable que los intermediarios
financieros extranjeros simplemente capten rentas de mono-
polio, en lugar de fomentar la competencia y la eficien-
cia. Allí donde los mercados no hayan sido plenamente
liberalizados y no se hayan reestructurado los bancos
nacionales, la participación extranjera quizás sea benefi-
ciosa, pero seguirán siendo necesarias ciertas restric-
ciones para impedir la excesiva desintermediación de
los bancos nacionales".
Era evidente concluir en lo no recomendable de per-
mitir el retorno al país de bancos extranjeros. Abonan
en favor de esa conclusión dos elementos cuya atención
es realmente importante: En primer lugar, el carácter
suigéneris del servicio bancario y el interés nacional
que su prestación supone, como instrumento del desarrollo.
En segundo lugar, tomar en cuenta que en las funciones
del sistema financiero, la banca comercial es agente de
la dinámica monetaria en el sentido de que crea dinero,
con lo cual su regulación debe corresponderse con la
estrategia general de desarrollo de la economía.
La reforma se inscribía en el Programa de Ajustes
adoptado por el gobierno para corregir los desequilibrios
internos y externos de la economía Y, el propósito de
"mejorar la eficiencia en la intermediación financiera,
simplificar las operaciones de los instrumentos de política
monetaria y uniformar la aplicación de las regulaciones
del sistema financiero entre las diferentes categorías de
instituciones financieras".
Se desatendieron, sin embargo, algunos "peligros"
en las reformas; señalados por el propio Banco Mundial,
de acuerdo con las experiencias registradas, entre ellos:

a) "En un entorno macroeconómico inestable puede


empeorar la inestabilidad".

38
b) "La completa liberalización de los tipos de intere-
ses en los países con tasas de inflación eleva-
das e inestables, puede dar lugar a tipos de
interés reales altos y márgenes grandes entre
los tipos de interés de los préstamos y los
depósitos" .

e) "En países con economías inestables no fue


posible impedir que se valorizara el tipo de
cambio real. ni mantener los tipos de interés
en consonancía vcon la productividad de los
sectores agropecuarios e industrial".

d) ."Como resultado "(de lo anterior)" la eliminación


de los controles dió lugar a corrientes de capital
inestables y debilitó el control monetario".
"En los casos en que los precios están distorsiona-
dos a causa de la protección o los controles, la
liberalización financiera tal vez no mejore la
asignación de los recursos, que constituye uno
de los objetívos fundamentales".
"De hecho, la' desreglamentacíón puede empeorar
las cosas al hacer que el sistema financiero
responda en forma más flexible a señales erró-
neas".'
"La liberalización financiera supone transferen-
cias de riqueza e ingresos: .. con tipos de interés
más altos, los acreedores salen ganando y los
deudores pierden".

El Banco Mundial sugería en el Inforrne-citadoIos


siguientes pasos, de acuerdo con las experiencias, para
progresar de un sistema financiero reglamentado a otro
más liberal.
a) Primero, debe controlarse el 'déficit fiscal y lograr
la estabilidad económica.

b) Segundo, reducir la escala de programas de


créditos dirigidos y "ajustar el nivel y la estructu-
ra de los tipos de interés".

39
Lbs pasos indicados, obviamente, no eran de fácil
cumplimiento en Venezuela, más aún cuando la estabilización
no dependía totalmente de los factores internos.
No menos importante fue la oportunidad. Según el
Banco Mundial "si el proceso de reforma en general es
demasiado rápido, las empresas que celebraron contratos
y acuerdos regidos por los reglamentos antes vigentes
pueden enfrentar cuantiosas pérdidas, aunque en otras
condiciones podrían ser viables. Una liberalización gra-
dual también impondrá pérdidas, pero dará tiempo a las
empresas para ajustarse y permitirá a ·las instituciones
financieras adquirir personal nuevo con la formación
necesaria. Ahora bien, una demora excesiva acarrea el
costo de perturbar las ineficiencias de la represión finan-
ciera. Debe hallarse el equilibrio apropiado en cada
caso".
En la experiencia de Venezuela se ha comprobado
que la liberalización financiera aplicada desde 1989, tuvo
efectos en incrementar la actividad financiera, cuyo ín-
dice (medido por la combinación de los índices de Ofer-
ta Monetaria y la Velocidad de Relación de los Depó-
sitos) se eleva de 301,8 en ese año, a más de 1200,0 en
1994.
Desde el punto de vista de la asignación de los
recursos, la elevación de la actividad financiera, en lugar
de incrementar la intermediación entre ahorradores e
inversionistas con fines productivos, contribuyó a redistri-
buir el ahorro entre varios sectores y a crear mayores
oportunidades de especulación, con lo cual desmejoró
el uso del ahorro, transfiriendo el ahorro agregado a
inversión agregada.
La liberalización influyó en el aumento de las tenen-
cias de activos y pasivos de empresas y particulares,
como resultado de la tendencia a pedir préstamos ante
las perspectivas de las ganancias de capital que la libera-
lización generaría. Pero la inestabilidad de las tasas de
interés y de los precios de los activos, consecuencia de
la liberalización, incrementó las perspectivas de rápidas
ganancias y la especulación, lo que aunado a la mayor
libertad de los bancos para ofrecer créditos en actividades

40
no vinculadas con la producción, expandió la desvinculación
con la economía real.
La evidencia empírica muestra que la intensificación
financiera no contribuye a lograr un crecimiento rápido
de la economía, ya que por lo general distorsiona el
uso del ahorro, en especial en los países en desarrollo,
como ocurrió en Venezuela. Por estos motivos lo importante
de las reformas financieras siempre ha sido la eficiencia
y no la intensificación. La eficiencia depende de la medida
en que el mercado y las. instituciones orienten los recursos
hacia un uso más productivo socialmente, esto es, si
contribuyen al financiamiento de la inversión con altas
tasas sociales de rendimiento.
Los efectos de la liberalización financiera sobre la
eficiencia se aprecian en la evolución de la cartera de
crédito inmovilizada en la banca comercial durante el
período 1992-1994, cuando el volumen de créditos demorados
se multiplican por cuatro a pesar de que el número de
bancos pasa de 41 en 1992, a 45 en 1993 y baja a 38 en
1994. El aumento de la mora, si bien refleja un intento
de mejorar la supervisión, muestra claramente los efectos
de la depresión que experimenta la economía real, lo
que se revela en el crecimiento de la cartera inmovilizada
(43,3% en 93/92 y 141,3% en 94/93).
Otro indicador importante de los efectos sobre la
eficiencia es el diferencial entre las tasas activas y pasivas
de la banca comercial, el cual, en números absolutos,
aumenta de 6,8 puntos en 1992, a 9,0 en 1993 y a 20,4
en 1994. Esto contribuye a desmejorar la situación de
los prestatarios e incrementa las insolvencias.
Las circunstancias anotadas evidencian lo imprescin-
dible de las regulaciones prudenciales; sin embargo,
éstas no pueden impedir la inestabilidad si las tasas de
interés fluctúan libremente y los bancos tienen absoluta
libertad para atraer depósitos ofreciendo altas tasas, como
ocurrió en Venezuela, Por otra parte la experiencia de-
muestra que las regulaciones deben preceder a la liberaliza-
ción para que ésta tenga éxito, el cual a su vez está
condicionado por un entorno estable, por lo que es
contraproducente cuando se adopta en ambiente de inesta-
bilidad.
41
v. CONCLUSIONES

Es claro que en la crisis financiera venezolana se


conjugaron muchos factores internos y externos. Estos
últimos han sido menos estudiados, pero su influencia
ha sido decisiva y hace relación con la aceptación pasiva
por parte de los gobiernos y de las dirigencias políticas
y empresariales de la liberalización como doctrina (Akyüz),
Esa aceptación, de la que no han escapado muchos
países, tanto industrializados como en desarrollo, ha
convertido en víctimas de la deflación, de la duda y la
pulverización del crédito, a los primeros; y de mayor
inestabilidad, a los segundos; con el agravante, en éstos,
de que han visto mermadas sus posibilidades de financiar
el crecimiento y la industrialización. Además, se hipertrofió
un sector y una actividad, cuyo desarrollo y promoción
no son necesariamente sinónimos de desarrollo económico
y mucho menos de desarrollo humano.
Uno de los efectos más sensibles ha sido el de la
liberación de las tasas de interés, cuyas variaciones -
contrariamente a lo sostenido por la ortodoxia- no se
relacionan directamente con el ahorro privado. Las expe-
riencias revelan, entre otras cosas, que "una elevación
de las tasas de interés puede vincularse con una caída
del ahorro", en determinadas circunstancias; también la
desregulación puede generar descenso del ahorro familiar
e incluso "la liberalización financiera ha causado, de
hecho; un crecimiento masivo de los préstamos para
consumo", como ha ocurrido en muchos países. Esto
ocurrió en el propio Estados Unidos en los años ochenta,
cuando se registró descenso del ahorro familiar y aumento
del coeficiente deuda/ingreso, lo que constituye el meollo
del actual proceso de deuda y deflación (UNCTAD) y
Akyüz).
Los efectos negativos de la liberalización y de aumen-
tos de las tasas de interés son más agudos cuando se
experimenta inflación acelerada. Es por ello por lo que
el aumento de las tasas de interés no es un medio
idóneo para elevar el ahorro interno y pueden ocasionar

42
resultados contrarios en cuanto a la estabilidad macroeco-
nómica y la inversión.
En general, en Venezuela no se tomó en cuenta
que las tasas de interés si bien marcan los posibles
rendimientos e influyen en la distribución de las tenen-
cias de activos en diferentes formas, también representan
un costo y como tal afecta la capacidad de los agentes
económicos, de generar recursos internos, invertir y competir
en el exterior.
Tampoco se atendió el peligro de que una irrestricta
entrada de capital no representa una "absoluta bendición",
ya que su afluencia suele ir acompañada con presiones
inflacionarias, aumentos del tipo de cambio real y deterioro
de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Por otra
parte contribuye a "burbujas" en el mercado bursátil y
expandir el crédito interno. Todo eso hace peligrar el
sistema financiero, y explica en buena medida la crisis
desatada en el país. Estos problemas se exacerban por
el hecho de que los capitales que fluyeron al país eran
de corto plazo. En este sentido en 1993 algunos estudiosos
del tema habían advertido que esas entradas de capital
habían creado un pasivo contingente al país estimado
en US$ cuatro mil millones. Cabe indicar al respecto
que las cifras de CEPAL muestran una transferencia alta
de recursos venezolanos al exterior en 1994 de US$
6.180 millones como resultado de ingresos negativos de
capitales por 4.505 millones y pago de utilidades e intere-
ses, negativos, por 1.675 millones. Esa transferencia repre-
sentó el 39% del valor de las exportacíones de bienes
del país durante 1991í.
La política monetaria influyó también en buena medida
en esos resultados ya que la colocación de instrumentos
financieros al corto plazo, como los bonos cero cupón,
fue un atractivo para capitales especulativos provenientes
del exterior, porque sus rendímicntos estaban asegurados.
Lo más grave de la crisis es que ella, en muy buena
medida, es resultado del sometimiento pasivo al proyecto
político de la globalización y del neoliberalismo, que ha
conducido a una mayor dependencia y vulnerabilidad,
lo que se muestra en la desnacionalización y pérdida de

43
autonomía política y económica, con graves efectos sociales
y culturales, bajo los dictados de intereses privados y
oficiales que se transmiten vía organismos financieros
multilaterales.
Grave también, que ese proceso haya sido acompañado
por la alianza de la plutocracia nativa con intereses
extraños, a manera de "nacionalización de la dependencia",
al propio tiempo que por alianzas múltiples con las cúpulas
políticas y empresariales con el apoyo de tecnócratas
desnacionalizados. Todo ello se ha cumplido y perfeccio-
nado con la creación de un ambiente de terror vía
control de los medios, que desinforma y aplica una
política de terror e impone las "nuevas Tablas de la
Ley" que consagran la alianza entre el mercado y el
conjunto de la humanidad: repetidas hasta la saciedad,
terminarán por convertirse en verdad para el común.

BIBUOGRAFIA

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nales y la Estructura Económica Internacio-
nal. Academia Nacional de Ciencias Econó-
micas. Caracas, 1994.

46
ANExo 1 •

"La gran concentración de riqueza en un pequeño grupo de


familias es una de las historias de "éxito" más significativas
de la región, porque esos grupos han ingresado verdadera-
mente al nivel principal del "primer mundo" en todo el senti-
do del término. No sólo se han beneficiado de la liberaliza-
ción -a expensas del enorme empobrecimiento de las mayo-
rías- sino que, mediante sus vínculos con los regímenes elec-
torales liberales, han sido el soporte prineipal de las políticas
neolíberales" (sic).

El proceso de concentración de la riqueza que ocurre en


América Latina es parte de un proceso mundial, producto de
la "contrarrevolución neoliberal". De 1987 a 1994 la cantidad
de "milmillonarios" aumentó de 49 a 120 en Estados Unidos,
de 40 a 86 en el Pacífico asiático, de 36 a 91 en Europa y de
8 a 14 en el Cercano Oriente y Africa. La declinación de los
programas de seguridad social y los procesos de privatiza-
ción han sido un instrumento para polarizar el mundo entre
un pequeño grupo de riquísimas empresas familiares y cien-
tos de millones de trabajadores temporarios marginaliza dos.
La noción de centro-periferia no capta la existencia de estas
clases de superricos del Norte y el Sur vinculados por una
multiplicidad de inversiones, circuitos financieros y comercia-
les y concesiones de licencias. La integración de los superri-
cos en el mercado mundial y su capa-cidad de dirigir y regu-
lar los Estados-nación para que financien y subsidien sus
vínculos internacionales es el hecho más significativo de la
política mundial. El globalismo es el programa de los superricos. n
(sic).

"El crecimiento de la clase de "milmillonarios" en América


Latina y el paralelo incremento de la explotación por parte de
Estados Unidos es un resultado dual de la contrarrevolución
neoliberal. Esto resulta más evidente en los países que más
han avanzado por el sendero de la política neoliberal: México
tiene 24 "milmillonarios" y ha sido la principal fuente de
intereses comerciales, regalías y utilidades para Estados Unidos,
seguido por Brasil con 6; Argentina, Chile y Colombia con

James Petras-Todd Cavaluzzi "El Neoliberalismo en América


Latina.Una imposición estratégica".

47
tres cada uno y Venezuela con dos. La razón principal de la
creciente pobreza y el descaecimiento de los servicios de
salud y educación es el desvío de los recursos públicos hacia
el sector privado y, dentro de éste, hacia los muy ricos. En esencia,
"neoliberaltsmo" es un eufemismo para la reconcentración del
ingreso mediante la regulación internacional de las políticas
estatales. El ingreso se transfiere hacia arriba y hacia afuera;
dejando a los pobres en una dura lucha por "microempresas"
marginales, empleos informales y migajas de proyectos patro-
cinados por organizaciones no gubernamentales (sic)."

48
ANEXO II·

LIBERALIZACIÓN EXTERNA Y APERTURA FINANCIERA

Los últimos años han sido testigos del incremento de la integra-


ción de los países en desarrollo en el sistema financiero
internacional, debido en gran parte a la generalizada liberaliza-
ción financiera externa. Los más de esos países han liberaliza-
do también sus importaciones y confían cada vez más en las
exportaciones para su crecimiento, pero el grado de internaciona-
lización del financiamiento ha ido mucho más allá del comercio.
De hecho, en muchos países la participación de las transaccio-
nes con características internacionales en el sector financiero
es mucho mayor que la participación del comercio en el
producto interno bruto (PIB).

1) El concepto de apertura financiera

Se entiende por liberalización financiera externa a las


acciones de política que incrementan el grado de facili-
dad con que los residentes pueden adquirir activos y
pasivos denominados en moneda extranjera, y los no
residentes pueden operar en los mercados financieros
nacionales (apertura financiera). A este respecto, pueden
distinguirse tres grandes tipos de transacciones: las internas,
que permiten a los residentes emprestar libremente en
los mercados financieros internacionales y a los no residentes
invertir en forma irrestricta en los mercados financieros
internos; las externas, que permiten a los residentes trans-
ferir capitales y mantener activos financieros en el extran-
jero, y a los no residentes emitir obligaciones y ernpres-
tar en los mercados financieros internos; y las transaccio-
nes internas en moneda extranjera, que permiten relacio-
nes en moneda extranjera de deudor y acreedor entre
residentes, como es el caso de los depósitos bancarios y
los préstamos en divisas.

Nuestra definición de apertura financiera es más amplia


que la liberalización de la cuenta de capital, porqueinclu-
ye las transacciones financieras en moneda extranjera
entre residentes. Estas son una parte importante de las
actividades de banca y financiamiento, y afectan la econo-
mía nacional casi del mismo modo que las transaccio-
nes financieras transfronterizas.

Yilmar Akyüz: "Liberalización financiera: Cuestiones esenciales".


Boletín del CEMLA, sept.-oct., 1993

49
2) Grado de apertura financiera en los países en aesarroüo

La liberalización generalizada se ha producido en los


tres frentes. Las transacciones internas son prácticamen-
te libres en un gran número de países, sobre todo en
América Latina, donde los empréstitos externos del sector
privado, a menudo por intermedio de bancos locales, no
están sujetos a aprobación, excepto para las emisiones
en el mercado de capital. De igual modo, son pocas las
restricciones para el acceso de los inversionistas no residen-
tes en los mercados internos de capital. A este respecto,
la crisis de la deuda ha desempeñado un papel importan-
te: el catálogo de opciones basado en el mercado ha
originado nuevas perspectivas de arbitraje y ganancias
inesperadas, y ha elevado significativamente el monto
de acciones y títulos de deuda en moneda nacional mante-
nidos por los no residentes. Más recientemente, el acceso
de no residentes a los mercados accionarios nacionales
se ha visto alentado por los programas de privatización.

En cuanto a las transacciones externas, en años recientes


un creciente número de países en desarrollo ha adopta-
do la convertibilidad de la cuenta de capital, algunos en
un grado que no se da en la mayoría de los países
industrializados. Empero, la liberalización de las transaccio-
nes en divisas entre residentes ha ido mucho más allá.
De hecho, se ha tendido a alentar a los residentes a
mantener depósitos en divisas en los bancos nacionales,
lo que incrementa la importancia de la moneda extran-
jera en la economía (dolarización). En los últimos años,
la participación de las divisas en el total de depósitos
llegó a 50% en numerosos países en desarrollo de Amé-
rica Latina, así como de Asia (por ejemplo, Filipinas),
del Oriente Medio y de Europa (por ejemplo, Turquía y
Yugoslavia). Esa cifra está muy por encima de la que
registran algunos centros financieros internacionales, como
es el caso de Londres, donde la participación de títulos
de crédito bancario en divisas contra residentes (inclui-
dos los interbancarios) rara vez excede 20%.

3) Indole de los flujos de capital

Las consecuencias de la apertura financiera en los países


en desarrollo no han sido adecuadamente examinadas
en la literatura, debido a que se trata primordialmente
de un fenómeno muy reciente. La corriente principal de
pensamiento es en gran medida una extrapolación de la

50
"macroeconomía de una economía abierta" y aborda el
punto en el marco de "la secuencia de las reformas
económicas". Dicha literatura surge en gran parte de
una tentativa ex post de explicar el fracaso del experimento
de liberalización en el Cono Sur. Acepta sin más que la
liberalización financiera externa es deseable en términos
de eficiencia: se afirma que tiene efectos positivos sobre
el nivel y la asignación de la inversión, y que esas
ganancias de eficiencia compensan con creces la pérdida
de autonomía política, o sea la escasa capacidad de los
gobiernos de llevar a cabo los objetivos nacionales usando
los instrumentos de política a su disposición.

Según ese punto de vista, la liberalización financiera


externa sólo puede producir resultados adversos si existen
problemas en otra parte de la economía (por ejemplo,
déficit presupuestario, inestabilidad monetaria, y distorsiones
e imperfecciones en los mercados de bienes y mano de
obra). Por otro lado, ya que no es posible remediar de
inmediato esos problemas, la liberalización financiera
externa debe seguir una adecuada secuencia. Aunque a
veces se aduce que puede ser difícil controlar la inflación
sin liberalizar la economía, el criterio mayoritario es que
los mercados financieros internos y la cuenta corriente
deben liberalizarse antes que la cuenta de capital, y que
deben lograrse el equilibrio fiscal y la estabilidad monetaria
antes de cualquier liberalización.

Las ventajas que se alegan para la apertura financiera se


apoyan por lo general en el supuesto de que la intemadonalizadón
del financiamiento permite agrupar los ahorros y asignarlos
globalmente mediante los movimientos de capital de un
país a otro en respuesta a las oportunidades de inversión
real, con lo que se mejora internacionalmente la asignación
de recursos y se emparejan las tasas de rendimiento de
la inversión en todas partes. Por ende, se espera que la
liberalización financiera externa en los países en desarrollo
origine entradas de capitales, con tal que se produzca
después de la liberalización de los mercados financieros
internos y del alza de las tasas de interés. Esto se considera
como un fenómeno único de ajuste de las tasas de interés
internas a los niveles mundiales, a medida que la escasez
de capital se reduce mediante un incremento de los
flujos subyacentes de capital.

Empero, la evidencia indica claramente que en la prác-


tica los flujos internacionales de capital no mejoran la

51
asignación internacional del ahorro. En los principales
países industrializados, no ha disminuido las diferencia-
les de tasas de rendimiento de la inversión de capital, ni
las tasas de interés reales de largo plazo, ni se ha debili-
tado considerablemente en cada país el vínculo entre los
niveles de ahorro e inversión. La principal razón es que
las más de las transacciones financieras internacionales
son decisiones de cartera sobre todo de rentistas, más
que decisiones de negocios adoptadas por empresarios.
El grueso de los movimientos de capital está motivado
primordialmente por la perspectiva de ganancias de ca-
pital a corto plazo, no por oportunidades de inversión
real y consideraciones de riesgo y rendimiento de largo
plazo. El elemento especulativo puede producir vuelcos
de las tasas de cambio y los precios de los activos
financieros, al causar súbitas reversiones de los flujos de
capital, por razones desvinculadas de las políticas y/o
de las variables fundamentales. Los flujos de capital, en
vez de castigar las políticas inapropiadas, p.ueden contri-
buir a sustentarlas, como ha sido el caso en los últimos
años en Estados Unidos e Italia, donde el ingreso de
capitales ha contribuido al registro de déficit fiscales
crónicos.

Así pues, la apertura financiera tiende a engendrar proble-


mas sistémicos, independientemente del orden en que
se liberalicen los distintos mercados y se supriman las
distorsiones. La exposición a los flujos de capital especu-
lativo de corto plazo es mucho mayor en los países en
desarrollo que en los desarrollados, porque su inesta-
bilidad proporciona mayores oportunidades para ganan-
cias rápidas e inesperadas derivadas de los movimien-
tos del capital de corto plazo, mientras que su capaci-
dad para influir en los flujos de capital mediante la
política monetaria es mucho más limitada.

Si bien la liberalización financiera interna fortalece el


vínculo entre inflación y tasas de interés, la liberaliza-
ción financiera externa Ca diferencia de la comercial)
debilita el nexo entre inflación y tipo de cambio, colocando
a éste bajo el dominio de los flujos de capital, en lugar
de los saldos comerciales y el relativo poder de adquisición
de las monedas: las diferenciales de inflación se reflejan
más prestamente en las diferenciales de la tasa de interés
nominal que en el movimiento del tipo de cambio nominal.
Así, aunque las entradas de capital de corto plazo, motivadas
por la tentación de beneficios rápidos e inesperados, se

52
asocian a menudo con las diferenciales de tasas de interés
reales positivas en favor del receptor, esa diferencial no
es necesaria ni suficiente en todos los casos. Las entradas
de capitales se producen por lo general en respuesta a
una diferencial de tasa de interés nominal, que los mercados
no esperan que sea igualada enteramente por una deprecia-
ción del tipo de cambio nominal. Esas aiferenciales suelen
surgir cuando la inflación interna es mucho mas alta
que la externa y los mercados financieros internos se han
liberalizado. Como en muchos países en desarrollo es
muy difícil lograr tasas de inflación cercanas a las prevale-
cientes en los principales países de la OCDE, es mucho
mayor el campo para que surjan grandes oportunidades
de arbitraje. De igual modo, la expectativa de que los
precios de las acciones van a elevarse más aprisa que la
depreciación de la moneda local puede impulsar una
entrada de capitales. Ambas clases de expectativas pueden
ser autorrealizables, ya que el ingreso de fondos, si es
suficientemente grande, puede por sí mismo mantener el
valor de la moneda y elevar los precios de las acciones.

Por lo regular, tales entradas de capital son al principio


una respuesta a un desplazamiento favorable de la sensibi-
lidad del mercado respecto al país receptor. Ese cambio
puede producirse por causas externas, como un súbito
incremento de los precios de exportación, o por causas
internas, como la disminución de la inflación, mejores
perspectivas de crecimiento, una mayor estabilidad polí-
tica y confianza en las políticas del gobierno. Después
del desplazamiento inicial de la sensibilidad del mercado,
se produce un efecto de arrastre, creando una burbuja
especulativa en que la gente presta o invierte simplemente
porque los demás lo hacen. El auge no desaparece necesaria-
mente sin distensión: una economía recientemente libe-
ralizada, que se está desempeñando bien, puede de súbito
verse favorecida con capital extranjero de todo tipo,
pero si las cosas por alguna razón no marchan bien, el
capital puede desaparecer con igual rapidez. Cuando la
burbuja revienta y la moneda se ve presionada, incluso
una diferencial muy amplia de la tasa de interés real
positiva puede ser incapaz de contener la fuga de capitales.

53
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BANCA Y CRISIS ECONOMICA EN VENEZUELA:
Limitaciones del Esquema Neollberal

Luis Mata Mollejas

La hasta ahora tradicional cuestión del poderpolítico


en Venezuela ... en función de clases y grupos para
la redistribución de recursos se ve complicada hoy,
y lo estará cada vez más...
Esto determina una presión comenté en el sentido
de requerir mayor racionalidad...
~. Carrera Damas (1980-219)

SINTESIS

Después de la crisis de la deuda, en 1982, y del


fracaso de las reformas en los sistemas fínancieros rea-
lizados 'dentro de los esquemas de Shaw-McKinnon, han
aparecido suficientes indicios fácticos para reabrir la
discusión teórica sobre la influencia de los sistemas finan-
cieros en el desenvolvimiento económico.

Al considerar elementos relativos a la globalizacíón


financiera y a la constitución de grupos financieros se
observa que el esquema neoclásico en general y el finan-
ciero de Shaw-McKinnon son insuficientes y que pue-
den ser substituidos por modelos de raíces postkeynesia-
nas como el esquema de "pre-ajuste financiero" .:

Al aplicarlo al caso venezolano se explican el fracaso


de las reformas bancarias, el estallido de la crisis bancaria
y cambiaría y la ineficiencia de la política auspiciada
por el FMI para salir de la estanflación.

55
INTRODUCCIÓN: lA EVOLUQÓN DE LOS EsQUEMAS 1'EÓRI<DS RElATIVOS
A LOS PROCESOS FINANCIEROS

A partir de la crisis de la deuda en 1982, en varios


países latinoamericanos intermitentemente coexisten: un
auge de las actividades especulativas, una economía estan-
cada, y un proceso sostenido de inflación. Esta paradó-
jica situación permite reabrir la discusión sobre la interre-
lación entre los procesos financieros y el crecimiento
real.
A riivel teórico Bernacer (1922), se anticipó a los
aportes keynesianos, y aun a Minsky, al postular que el
crédito es responsable en buena medida de la determina-
ción de las condiciones de la producción. Queda claro,
al considerar las reflexiones de Bernacer, que las premi-
sas keynesianas al privilegiar las relaciones estrictamente
monetarias restaron importancia a otros elementos finan-
cieros y posibilitaron el razonamiento hicksiano y el
planteamiento neoclásico de la independencia entre la
estructura financiera y las decisiones relativas a la econo-
mía "real".
Como, además de las crisis mencionadas, los estu-
dios econométrlcos que hacen énfasis en los aspectos
monetarios han resultado ambiguos (Romero, 1992-390)
paulatinamente se ha levantado un nuevo interés por
determinar la influencia del crédito, como lo evidencian
los trabajos de Lown (1988) y Cross (1982).
A nivel de la política conviene recordar que, a
mediados de los años 70, se extendió la idea en Latinoamé-
rica de que, en general, en los países en vías de industriali-
zación, la actuación de los sistemas financieros habrá
sido menos eficiente que en los países desarrollados
(Shaw-McKinnon, 1973) en. virtud de la fuerte interven-
ción estatal (represión financiera) a que habrían estado
sometidos.
En años más recientes se señala (Romero, 1992)
que los "grupos financieros" introdujeron distorsiones
derivadas del poder monopólico con consecuencias importan-
tes. Así el ahorro nacional se habría canalizado hacia las
actividades del "grupo" en detrimento de la "democratización"

56
del crédito, pues se dificultaría la satisfacción de los
requerimientos de las medianas y pequeñas empresas.
Al tiempo se ha resaltado la necesidad de considerar
la influencia de la globalización financiera (Aglietta, 1990)
en las crisis financieras.
Así, lo más resaltante de las consecuencias de las
nuevas consideraciones sería:

a) que, en las "condiciones organízatívas" conforma-


das por los "grupos financieros" los mercados
crediticios están lejos de funcionar de acuerdo
a "tasas libres de interés"; constituyéndose en
un factor del fracaso de las reformas de "profun-
dización-liberación financiera".
b) que los requisitos de mayor capitalización y
de reglas de disciplina bancaria no se cumpli-
rían en virtud de la debilidad de los Sistemas
de Supervisión y Controles Públicos y,
e) que la creciente movilización del capital financiero
a nivel mundial (globalización financiera) permi-
tiría la "selección adversa de cartera", toda vez
que la. liberación cambiaria y de movilización
de capitales actuaría como amplificador de las
dificultades coyunturales del comercio exterior,
de la actividad fiscal y' de las circunstancias
organizativas.
Se comprende, entonces, que el esquema teórico
neoclásico y en particular el de Sbaw-McKinnon en el
ángulo financiero y sus derivaciones políticas hayan sido
superados; requiriéndose usar un basamento teórico y
un instrumental político distinto, que recoja de forma
idónea las características y la interrelación financiera
entre las economías capitalistas contemporáneas.
En este ensayo se demuestra, para el caso venezolano,
que el "pre-ajuste financiero" (Mata, 1994), permite explicar
el fracaso de las reformas bancarias realizadas según el
esquema Shaw-McKinnon, y el estallido de las crisis que
siguieron a dichas reformas y la ineficiencia de la política
auspiciada por el FMI para salir de la estanflación, al
constituirse en marco general de dichas reformas.

57
1. VENEZUELA: UNA ECONOM1A GLOBALIZADA

La sociedad venezolana nace en los inicios de


la globalizaci6n de la cívílízacíón occidental, en 1497.
Su historia se desenvuelve al compás de la dinámica de
Occidente, pues la economía venezolana ha estado y
está fuertemente condicionada por las circunstancias y
las interacciones entre las hegemonías capitalistas que
han habido desde el siglo XV al presente, cuando a la
globalizaci6n comercial se yuxtapone la financiera.
Al momento del logro de la independencia política,
en los inicios del siglo XIX (1810-1821), las características
socio econ6micas del país, eran:

Una altísima proporci6n de la poblaci6n analfa-


beta y esclava.
Una producci6n comercializable, de naturale-
za agrícola, absorbible s610 por las hegemonías
extra continentales; quienes a su vez propor-
cionaban la producci6n manufacturada (Veten-
court, 1981) l .
Un excedente de explotaci6n econ6mico preca-
rio; y una organizaci6n financiera primitiva; lo
cual condicionaba la acumulación de capital a
los flujos de ahorro externo bajo la forma de
crédito y escasamente bajo la forma de inversi6n
directa (Córdova, 1979).
Una infraestructura de transporte terrestre insufi-
ciente, aun para realizar un comercio interno
de importancia (Travieso, 1973), y
Una infraestructura cultural "escolástica".

Estas condiciones hacían casi ut6pico estabilizar y


organizar a la sociedad dentro de los paradigmas de la
democracia occidental y de la autorreproducci6n capitalista.

l. Las diversas economías latinoamericanas se integraban, cada


una por separado, con Inglaterra, Alemania y Francia. En un
segundo plano aparece el comercio con los Estados Unidos,
pues dicho país todavía dirigía sus recursos a su propia consolidación.

58
Un siglo después (921), las limitaciones mencionadas
permanecían casi idénticas. Para 1950, la producción y
exportación petrolera, iniciada en gran escala a partir
de 1928 y la moderada expansión de las importaciones,
asociadas con las dos conflagraciones mundiales del siglo
:XX, había posibilitado, "forzado", la capitalización de
un nivel no despreciable de excedente económico; lo
cual, junto al incremento del nivel de vida, contribuyó a
ami-norar algunas de las anteriores limitaciones.
Entre las limitaciones de naturaleza económica que
todavía persisten a finales del siglo :XX, se pueden men-
cionar:

• la insuficiencia de una infraestructura de comunica-


ciones terrestres (carretera y ferrocarrilera), que
facilite el intercambio con el subcontinente latino-
americano.
• un mercado interno nacional estrecho para el
aprovechamiento cabal de la tecnología "usual"
en el ámbito industrial, y
• la insuficiencia de un Sistema Financiero y de
un Mercado de Capitales que garantice un financia-
miento suficiente, incluido el de innovaciones
tecnológicas en la producción y en la comerciali-
zación.

Así, la transformación experimentada en la sociedad


venezolana bajo la influencia ejercida por la explotación
y exportación petrolera hasta el presente incluida la
crisis financiera y económica actual, puede ser descrita
y analizada haciendo referencia:

í) al origen del producto, productividad y de salarios,


y
ii) al proceso de capitalización e intermediación
financiera.
Para el recuento de los eventos haremos referencia
a la periodización siguiente:

59
1937-1982 Etapa de la Economía Mixta y de
la Implantación de la Democra-
cia Representativa: La difícil "Siem-
bra del Petróleo", y
1983 -al presente Etapa del Neoliberalismo y el
Estancamiento Económico.

2. EVOLUCIÓN DE LOS RASGOS GENERALES DE LA SOCIO-


ECONOMIA VENEZOLANA A PARTIR DE LA EXPLOTACIÓN
PETROLERA

z.i De 1937 a 1982: La dtficü "Siembra del


Petróleo"

Al final del Siglo XIX Venezuela se encontró al


borde de la desaparición como sociedad independiente:
los procesos económicos podrán tipificarse de precapita-
listas y las luchas políticas intestinas, relacionadas con
la problemática socioeconómica y matizadas de regio-
nalismo, degeneraron en caudillismo localista, incluyen-
do amenazas de desintegración del territorio, y aun de
entrar en una nueva fase colonial 2.
La econorrría, de base agrícola, se organizaba según
patrones tradicionales, pues combinaba en las "haciendas"
la producción de bienes de exportación (café y cacao)
con las miniexplotaciones (conucos) para satisfacer las
necesidades de una población básicamente rural. El finan-
ciamiento agrícola descansaba en gran parte sobre los
"adelantos" de las casas comerciales, mientras que la
banca comercial nacía asociada a las necesidades del
Fisco. La circulación de bienes requería, apenas, de dispo-
nibilidad de moneda (Carrillo Batalla, 1964).
La estimación del PIB para 1920 (Córdova, 1963) lo
sitúa en 341 millones de US$ dólares, proviniendo la
mayor parte (54,8%) de la agricultura y del comercio

2. En 1861 se llegó a solicitar la transformación de la República


en "Protectorado Británico" (Carrera Damas, 1984, p. 95) Y en
1865 se propuso la división del país en tres "Estados indepen-
dientes".

60
(Baptista, 1991). Para una poblaci6n de 2,9 millones de
habitantes el- PIB percápita se sitúa en US$ 118.
En esa sociedad, econ6micamente pobre, apenas
monetizada, atomizada políticamente y analfabeta, la confir-
maci6n de enormes potenciales petrolíferos (1914-1922),
al tiempo que crecían las tensiones entre el gobierno de
México y las empresas petroleras radicadas en aquel
territorio, y en virtud del acuerdo de separar las áreas
de "dominio" entre las empresas petroleras americanas
e inglesas (que finalmente se "formalizarían" en Achna-
carry, Escocia, en 1928), dio la oportunidad para que
uno de los caudillos centralizara el poder y en asocia-
ci6n con el capital extranjero, al satisfacerle y garanti-
zarle todos sus requerimientos (política de "puertas abier-
tas", Olavarría - 1995), pudiese mantener, en un "un
puño" un territorio y una poblaci6n 3. Nacía así una nueva
economía y una nueva sociedad, cuyo soporte básico
sería el petr6leo ("The Oil-Republic", Rangel, 1975).
Dicha economía, al nacer teniendo como proge-
nitor al capitalismo internacional, tuvo en el régimen
econ6mico liberal, la compensaci6n al férreo gobierno
autocrático que requería una poblaci6n dispersa e iletra-
da que s6lo, como reacci6n a la fuerza '\ podía constituir-
3. La lucha por el predominio petrolero entre norteamericanos e
ingleses, también se reflejó en Venezuela. En 1907, Cipriano
Castro entregó enormes concesiones (Aranguren, Planas, Vallada-
res, Vigas y Jiménez) que fueron traspasadas a empresas bri-
tánicas. En 1914 se comprobó la existencia real de petróleo
(Zumaque 1). Terminada la primera Guerra Mundial, se reini-
cian las exploraciones, y el Presidente Gómez adopta una
legislación 0918-22) a medida de los deseos de las empresas.
Al tiempo se incorporanlas empresas norteamericanas (concesio-
nes de Gómez a partir de las reversiones), que encontraban en
Venezuela el ambiente político apropiado a la inversión extran-
jera en contraste con México, en donde el nacionalismo de
Carranza, Obregón y Calles, terminaría por expulsar a las empre-
sas norteamericanas. El traslado de "técnicos" desde México
obligó a establecer una línea directa de embarque entre Tam-
pico y Maracaibo, después del "reventón" del Barroso N° 2
(922).

4. Se podrá estimar que la conclusión anterior está emparentada


con la tesis del "caudillo necesario", que recoge el positivismo
sociológico en Venezuela (Vallenilla, 1952). En todo caso, las

61
se en "germen" de una "Sociedad Nacional", en el senti-
do contemporáneo (Silver, 1962-jaguaribe, 1972).
Así, para 1936, se revela lo que será la caracterís-
tica de la nueva economía venezolana. La mayor produc-
tividad corresponde al sector petrolero (19,0% del PIB y
el 1,3% del empleo). En contraste, el empleo mayori-
tario estaba en el sector agrícola (57,5%) con baja produc-
tividad, pues apenas aportaba el 15,0% al PIB. Por su
parte, el sector terciario, con el 24,8% del empleo apor-
taba el 40,3% del PIB (ver cuadros del anexo NQ 1 esta-
dístico). Se trata así de una economía que produce pocos
bienes. El ingreso percápita estimado en 142 dólares,
resulta alto para una economía que había acusado estanca-
miento por más de un siglo (Córdova, 1963) y aun para
los criterios cuantitativos usados por Hagen (1959) para
evaluar la distribución del bienestar a nivel planetario,
de acuerdo a los resultados del ingreso percápita por
países en 1957. Más aún, si se considera que los precios
entre 1920 y 1936 disminuyen, de acuerdo a los cálculos
de Baptista (1991), el bienestar de la población, desde
el ángulo económico, habría mejorado.
Una explicación para la disminución de los precios
estriba en la revaluacíón del bolívar que pasó de un
cambio con relación al dólar de Bs./US$ 7,64 en 1932 a
Bs'/US$ 3,1 en 1934; pues, a raíz de la revaluación del
oro por Roosevelt, todos los países devaluaron, con la
excepción de Venezuela. La consecuencia inmediata fue
abaratar las importaciones; pero, a la larga, los productos
venezolanos con fines de exportación se encarecerían.
El intento de proteger a los exportadores tradicionales
llevará a crear un tipo de cambio agrícola; en realidad
un subsidio por la vía cambiarla (Convenio Tinaco, 1934).
En otras palabras, al combinarse en el sector petrolero
la mayor productividad, la menor ocupación y la mayor
producción de divisas, se establecieron características

experiencias más recientes en Centro América y en el Caribe,


señalan que el paradigma democrático al estilo "occidental" es
difícil de mantener en una sociedad analfabeta y económica-
mente pobre.

62
completamente distintas a la de la economía del siglo
precedente. Entre otras consecuencias, la moneda adqui-
rió la tendencia a sobre-valuarse; y como, además, la
mayor parte de los ingresos de la actividad petrolera se
dirigen al Fisco, la economía empieza a tomar fuertes
rasgos de "estatismo".
La conciencia de la existencia de nuevas caracterís-
ticas permitió establecer como estrategia política general,
marchar hacia una economía diversificada bajo el régimen
de economía "mixta". El Estado "rico" engendrado por
la "renta petrolera" obtenida con una legislación naciona-
lista: (Ley de Hidrocarburos y Ley del Impuesto Sobre la
Renta, ambas de 1943), ante una sociedad con baja
productividad (económicamente "pobre"), intentó apli-
car una política de desarrollo sintetizada en la feliz
frase "Sembrar el Petróleo" de Uslar (1940), que al conden-
sar los objetivos políticos de ministros como Alberto
Adriani, Gumersindo Torres y Román Cárdenas (quienes
se habían desempeñado entre 1917 y 1933), creó un
paradigma de política económica (incrementar y capitali-
zar el excedente petrolero), que se extenderá por casi
medio siglo o por dos generaciones de venezolanos;
aunque su aplicación al ámbito industrial será muy limita-
da hasta 1952, pues, eltratado de Reciprocidad Comer-
cial convenido con USA (1939) por una parte, la esca-
sez poblacional y el bajo tipo de cambio representarán
serias barreras para el crecimiento de la oferta nacional
de manufacturas.
El gasto del excedente petrolero en el país, bajo la
forma de servicios públicos gratuitos, hizo que el salario
real creciera más que la productividad del sector no
petrolero; al tiempo que la acumulación de capitales era
más importante en el sector público que en el sector
privado, a pesar de la transferencia de recursos de aquel
a los particulares, realizado bajo diversas formas, incluyendo
el crédito para inversión reproductiva que no se convertía
en acreencia real.
La justificación política de conducta tan peculiar,
residió en el propósito de crear una clase "media" que
diera sustento político a la democracia representativa

63
(959) que finalmente había substituido, con episodios
más o menos dramáticos, al autoritarismo s.
A partir de 1959, utilizando instrumentos para-arancelarios
se incentivó la inversión en el sector industrial; pero, el
reducido tamaño del mercado hará que la estructura
resultante sea poco integrada y dependiente de insumas
y de bienes de capital importados.
Para 1960, el aporte del sector petrolero al PIB es
del 25,20/0 con apenas 2,0% del empleo. La población
ocupada en la agricultura representaba el 35,5% del to-
tal y su contribución al PIB era del 8,8%; mientras que
el sector terciario, con un empleo del 46,1% aportaba
mas de la mitad al PIB (51,2%). El sector secundario
(industrias y construcción) aportaba la menor propor-
ción al PIB 05,3%) Y al empleo 06,0%). El ingreso
percápita se estimó en US$ 1.021,4.
En otras palabras, la economía y la sociedad rural
de 1920 se habían convertido en una economía parcialmente
industrializada. Sobre la base de una fuerte protección
arancelaria y en una sociedad orientada hacia el consumismo;
como consecuencia del bajo tipo de cambio.
El ángulo de la intermediación financiera muestra
que la banca se había diversificado y desarrollado para
satisfacer, principalmente, los requerimientos del corto
plazo (capital de trabajo) y para reducir costos en la
intermediación hipotecaria (958), pues, el apoyo a la
inversión de activos físicos reproductivos se hacía con
preferencia, con la intervención de entes públicos. Sin
embargo; la estrecha contribución del sector secundario
al PIB indica que el avance hacia el desarrollo no progresaba
con la velocidad que el ingreso percápita podría hacer

5. La enorme influencia del Estado en todas las actividades econó-


micas y sociales, dio la imágen de que el país estaba organizado
bajo la óptica socialista, al menos en el ámbito económico
(Capitalismo de Estado) pues sólo lo diferenciaba del modelo
socialista soviético, el empeño de la élite política en implantar
un sistema republicano, alternativo, según lo plasmado en la
Constitución Nacional en 1961, la cual recogía las experien-
cias y los propósitos de otras Constituciones desde el siglo
XIX; básicamente las de 1864 y de 1947 (Carrera Damas, 1984,
p. 168).

64
creer. Como señala Córdova (1963), en las economías
capitalistas avanzadas el sector secundario es el líder
del crecimiento y su contribución al PIB se coloca por
sobre el 30%.
La redistribución del ingreso incluyó una política
de "paz sindical" garantizada por sindicatos leales a un
gobierno que, con la imposición petrolera proporcionaba
una Seguridad Social con escasa contribución de la masa
de asalariados. Por su parte, el sector empresarial además
del crédito blando (blandísimo en algunos casos) recibía
una altísima protección arancelaria y para-arancelaria y,
junto con la población en general, hacía uso de una
infraestructura que no le representaba ningún costo o
uno ínfimo (carreteras, servicios de agua y electricidad).
En la década de los años 70, la substitución de
importaciones de bienes de consumo, más o menos
completa sobre la base de insumas importados en los
casos más sofisticados como los vehículos, pierde dinamis-
mo (aunque se eleven los aranceles después de denun-
ciar el tratado comercial con USA), pues, se trataba
entonces de crecer con la expansión del mercado interno;
por lo cual resultó excesivo un gasto público apoyado
en un excedente petrolero que aumentaba con la multi-
plicación de sus precios 0974-1975) y con la "nacionali-
zación" petrolera. El endeudamiento y el gasto creciente
permiten descubrir la inflación, la cual pasa del 1,6% en
el lapso 1960-1972 al 6,3% en el lapso 1973-1980.
El crecimiento del empleo se asoció al de la inver-
sión pública en infraestructura y en plantas productoras
de insumas (de lenta maduración) y en los servicios
incluidos los gubernamentales. En esas circunstancias la
productividad de los sectores no petroleros continúa
siendo inferior a los salarios devengados. La inversión
privada, básicamente orientada hacia las industrias de
bienes de consumo y de insumas para la construcción,
continuó siendo apoyada desde el sub-sector financiero
público; mientras que el sub-sector privado atendía a
los servicios. A pesar de estas influencias la circulación
monetaria, el ahorro y el crédito toman proporciones

65
modernas. El dinero crediticio sobrepasa al emitido por
las autoridades.
Sin embargo, una consecuencia de que el exceden-
te económico siguiera dominado por la actividad petro-
lera y que la redistribución del ingreso dependiese de la
ideología gubernamental, fue la constitución y fortalecí ..
miento de "grupos" empresariales y de una desigual
capacidad de ahorro, con la consecuente concentración
de la riqueza y la estrechez del mercado de capitales.
Ello permitió la constitución de empresas que no emi-
tían títulos, o la limitación del número de accionistas
cuando se emttían" .
A partir de 1975, lo más notable, desde el ángulo
de los ingresos fiscales, fue el creciente endeudamiento
interno y externo con obligaciones en donde predominaba
(81,0%) el corto plazo, a tasas de interés variable sobre
la "libor" y básicamente, de los entes públicos descentra-
lizados; lo cual dificultó su control y aun administración,
pues podían convenirse al margen de la normativa legal
para la contratación del crédito público. Con dicho endeu-
damiento el plazo de maduración de la deuda pública
pasó de 10 años en promedio, en los años previos, a 2
años (Palma, 1989), y la tasa de referencia del 10% al
15%.
La facilidad financiera permitió un creciente gasto
público disfrazado de "inversión", pues 'se podía hacer
frente a continuos déficits en las empresas públicas aun
cuando se originasen en una gestión gerencial casi siempre
dudosa en eficacia y en probidad, con mínimas consecuen-
cias políticas. También resulta extraordinario el traspaso
de volúmenes significativos de fondos del sector público
al privado, vía las instituciones financieras públicas y
los programas especiales de financiamiento con baja o
nula recuperación 7.
6. Formalmente se creó una diversidad de instrumentos financieros
comparables o equivalentes a los existentes en las sociedades
industrrallzadas: pero, los de largo plazo y capitalización no
lograron atraer el interés de los ahorristas (Saurna, 1992).

7. Ambos tipos de práctica representan la imágen de una Administración'


Públ ica ..ineficiente", y se considera en algunos medios, como

66
Así, si se realizara un balance entre los flujos
financieros del sector público y del sector privado, posible-
mente se anularía la deuda pública interna. Más aún,
considerando la ulterior fuga de capitales podrá suponer-
se que el endeudamiento público externo facilit6 la acumula-
ción de capitales privados en el exterior.
En el bienio 77-78, además del déficit fiscal, se pre-
sentó un notable déficit en la balanza de pagos. Pero la
Revolución Islámica en Irán permitió otra alza en los
precios del petróleo y los ajustes fiscales fueron pospues-
tos.
Para 1980 el empleo del sector primario se situó en
16,5% del total y el producto correspondiente represen-
tó el 35,2% del PIB. El empleo en el sector secundario
ascendió al 25,0%; pero, su contribución al PIB seguía
siendo baja: 16,90IÓ. Por su parte, el sector terciario emplea-
ba al 58,5% del total y contribuía con un 47,9% al PIB,
el ingreso percápita se estimó en US$ 3.935. Este alto
nivel del ingreso se origina, sobre todo, en el incremento
de los precios del sector petrolero; pues, la baja contribu-
ción del sector secundario al PIB, revela que la estra-
tegia seguida desde los años 50 (substitución de importa-
ciones y añadir valor agregado a materias primas mine-
rales como hierro, aluminio y petroquímica), no había
madurado.
Cabe destacar que, mientras las importaciones cre-
cían con la dinámica del gasto, las exportaciones dis-
tintas del petróleo eran muy bajas, por lo cual la Balan-
za Comercial se torna deficitaria, al excluir el petróleo.
Así, al coincidir el deterioro del precio del petró-
leo (982), con la existencia de tasas de interés por
debajo de las internacionales 0981-1982), más el manteni-
miento de un déficit fiscal voluminoso, en el contexto
de la crisis de la deuda mexicana, se produce una fuga
de divisas. El mercado cambiarlo tuvo que ser cerrado,
inherentes a ella. Radicando su origen en la ausencia de un
régimen eficiente de "premios y castigos" y a la permisividad
de una "organización" del Ejecutivo desarrollada casuísticamente
y con el propósito claro de evadir todo intento de control
legislativo.

67
manteniendo la relación de Bs./US$ 4,30 para bienes
esenciales, Bs./US$ 6,00 para otras importaciones y del
"mercado" para capitales.

2.2. De 1983 alpresente: Neoliberaltsmo y Estancamiento


Económico

En 1983 ocurren. dos eventos internacionales de


importancia. Primero, se desploman los precios del petró-
leo, ante una demanda mundial fuertemente autocon-
trolada en las economías "centro" y, segundo, se restrin-
gen los créditos internacionales (al tiempo que se exi-
gía el pago de las vencidos: 50%, aproximadamente),
ante una perspectiva de ingresos petroleros decrecientes.
Al respecto debe señalarse que el cese de la práctica de
renovación de los créditos hacía que el pago de los
vencidos fuese casi imposible; a menos que se sometiese
la economía a un régimen de extorsión 8.
Durante 1984 y 1985 se recurre a las barreras para-
arancelarias, a una devaluación al reducirse los cambios
múltiples para establecer un promedio de Bs./US$ 14,50
y se .elevan las tasas internas de interés, como paso
previo para la eliminación del control de cambios, aparente-
mente posibilitada por el incremento de exportaciones
distintas del petróleo. Recuperándose el nivel de las
reservas, ayudado por el establecimiento de un calendario
de pagos de la deuda externa (1984) menos perentorio,
pareció establecerse una posibilidad de recuperación
del crecimiento económico con una relativa estabilidad
de precios.
Dicha posibilidad fue frustrada al reincidir en el
déficit fiscal (1987-88), continuar el deterioro de los
precios del petróleo y restablecerse la apertura finan-
ciera con el exterior (1989). De hecho el (nuevo) gobier-
no instauró las condiciones para pasar de la inflación
de costos a la estanflación, al restringirse simultánea-
mente el consumo y la inversión.

8, Si se añade la variación a la baja de los precios de exportación,


la "libor" real llega al 28%,

68
En efecto, en 1989, dentro de un marco de acelera-
da reducción arancelaria y desmantelamiento de las para-
arancelarias 9, después de realizar una drástica devalua-
ción y establecer de nuevo un cambio libre "flotante", la
aplicación de la práctica de. mercado abierto, substitu-
yendo al manejo del redescuento, mediante la colocación
de bonos del BCV, incentivó un proceso de especula-
ción financiera por parte de la banca comercial. A la
postre, el incremento de la actividad especulativa banca-
ria, incluida la acumulación de divisas, en detrimento
de la actividad de intermediación, provocó simultánea-
mente el alza de la tasa de interés, la reducción de la
demanda de crédito y la morosidad de las empresas.
Este doble ataque hizo críticos los niveles de solvencia
de la banca.
Cabe destacar que, como señalaba Keynes en 1933,
la apertura financiera, cuando decae la actividad económica,
permite que los particulares, con disponibilidades líquidas,
ataquen a las reservas internacionales para protegerse
de un eventual' cambio de la paridad cambiaria. En el
caso de Venezuela, la previsión tomada por los particulares
conducía lógicamente a agravar la disminución de reservas
y a incentivar un proceso depresivo relacionable con la
reducción relativa de las exportaciones. En otras palabras,
la práctica recomendada por las autoridades internacionales
"Programa de ajuste estructural": (FMI), acentuó la recesión.
Así para 1990 el PIB percápita se colocó en US$ 2.485,
a pesar del incremento del precio del petróleo con motivo
a la Guerra del Golfo.
En 1991 se introduce un cambio en el ámbito fiscal
que tendrá repercusiones ulteriores. A petición de PDVSA
el gravamen sobre el incremento del valor de exporta-
ción (20% sobre el precio de realización) se reduce

9. En el programa de ajuste estructural implantado para el pe-


ríodo 1989-1993 por la Administración Pérez: "El Gran Viraje",
los aspectos monetarios, se complementaban con apertura de
la economía (reducción de aranceles y adscripción al GATO y
con una "reforma fiscal" regresiva (reducción del 15LR y el
incremento de los impuestos indirectos) y con pasos hacia la
flexibilización salarial.

69
paulatinamente, previéndose su desaparición para 1996.
Así, en medio de una situación de penuria fiscal, el
aporte al Fisco del sector petrolero se contrae sensible-
mente. La reducción será todavía mayor cuando caigan
los precios 0993-94) al tiempo que se incrementan los
gastos de PDVSA, sin que haya una efectiva supervisión
de los mismos.
Como también se redujo la. tasa del ISLR al sector
no petrolero y el nuevo impuesto, a las ventas (IVA) fue
disminuido en su alcance, se acentúa la tendencia al
déficit fiscal estructural, al no ser fácil la reducción del
gasto público; debido a la incidencia de la amortización
de la deuda pública.
En el lapso 1994-1995, corno corolario de la recesión
económica, y de la actividad especulativa de la banca
comercial, impulsada por las autoridades (emisión de
Bonos Cero Cupón) como parte sustantiva del Programa
de Ajuste Estructural patrocinado por el FMI y recogido
en el VIII Plan de la Nación (El Gran Viraje), la banca
comercial entró en situación de insolvencia al aumentar
la morosidad de sus clientes.
Una aparente incomprensión de dicha situación por
parte de las nuevas autoridades gubernamentales, quie-
nes diagnosticaron una "crisis de liquidez" .en uno de
los más importantes bancos comerciales, afectó seria-
mente la credibilidad del público en el sistema bancario;
añadiendo a la insolvencia preexistente una fuerte extrac-
ción de depósitos de los bancos más grandes, converti-
da en fuga de divisas (facilitado todo por la concentra-
ción de la riqueza y por la apertura financiera).
La ulterior actuación del Estado que estableció una
"subasta" diaria de divisas acentuó la compra de divisas.
La merma de las reservas condujo al establecimiento de
un control cambiario.

2.3 1994-1995: La Crisis Financiera y Cambiarta

Dos procesos depresivos interrelacionados se prolon-


garon dramáticamente en 1995. Uno, cuya génesis se
remonta a la especulación financiera, en que incurrió la

70
banca comercial desde 1989, incentivada por la política
impuesta en dicha oportunidad creó, como dijimos, una
situación de iliquidez y de insolvencia que afectó particular-
mente a una cuarta parte de la banca comercial' y otro,
relativo al mercado de dívísas y a las reservas del Banco
Central, al acentuarse la salida de capitales debido a la
situación ya referida de la banca comercial.

2.3.1. La Crisis de la Banca Comercial

Después de la creación del Banco Central de Venezuela


(1940), dentro de las condiciones macroeconómicas favo-
rables provistas por un prudente manejo del excedente
petrolero (déficit fiscal circunstancial y balanzas de comer-
cio y de capitales superavítarías), la gestión bancaria
privada estaba restringida a la gestión del crédito en el
ámbito microeconómico; pues, las autoridades públicas
se preocupaban aun de que los bancos más ineficientes
alcanzasen un equilibrio operativo, estableciendo niveles
"adecuados" de tasas de interés y redescuento oportuno
(Faraco-Suprani, 1995, p. 39). Por lo demás la práctica
señaló que el' Estado corría con los riesgos máximos
cuando alguna institución entró en crisis, como en los
casos del Banco Nacional de Descuento (1978), del Banco
de los Trabajadores de Venezuela (982) y del Banco de
Comercio (1985).
De acuerdo con Faraco-Supraní (p.p. 46-76) un pri-
mer elemento que muestra el sesgo especulativo que
tomó la banca se observa a partir del establecimiento
del control de cambio en 1983, cuando los ingresos por
concepto de manejo de divisas (ingresos extraordinarios)
representan más de la tercera parte de los beneficios.
Por su parte, las autoridades monetarias tienen un comporta-
miento desconcertante, pues el redescuento llegó a supe-
rar (3%) a los activos; al tiempo que el índice de Capitali-
zación (solvencia) pasa de 5,6% al 3,3%; 10 cual, según
el criterio internacional, señala una situación de "Sub-
Capitalización Significativa".
A partir de 1989, cuando se restringe el redescuento
y se establecen los Bonos Cero Cupón, se generaliza la

71
especulación financiera (los ingresos extraordinarios llegan
a representar más del 80% de la utilidad líquida), al
tiempo que se acelera el proceso de "descapitalización",
pues el índice de "solvencia" oscila alrededor del 2%.
A este respecto cabe señalar que, si bien habían
excepciones: 7 bancos, que individualmente muestran
un índice de capitalización mayor al 5%, la mayoría
quedaba ubicado por debajo del 1%. Es decir, según el
criterio internacional (Basilea, 1988) el Sistema Bancario
estaba críticamente "Sub-Capitalizado".
Cabe entonces destacar, que al reducirse el crecimiento
de la economía, los bancos en situación más crítica se
involucran en una guerra de tasas, para ampliar los
depósitos (huida hacia adelante), con el propósito de
que la morosidad de sus colocaciones previas (relacionada
con el cese del otorgamiento de créditos) pudiera enmas-
cararse detrás de un índice de liquidez "aceptable" para
una Superintendencia que se había mostrado excesivamente
complaciente lO.
Cuando por razones de iliquidez del segundo banco
del país (Banco Latino), las autoridades practican una
intervención a puerta cerrada (Dic. 93), se inicia una
corrida de depósitos contra otros bancos tenidos individual-
mente como "críticos" (enero-febrero de 1994), que desbor-
da las inapropiadas medidas de emergencia (auxilios
masivos sin intervención), que tras muchas vacilaciones
toman las autoridades 11, y que desembocarían en la inter-

10. Por supuesto la Superintendencia de Bancos es culpable, cuan-


do menos de negligencia, pues debía haber reaccionado institucional-
mente desde que los ingresos extraordinarios, por actividades
especulativas, sobrepasaron los promedios aceptables, a nivel
internacional.

11. Las primeras críticas al sistema operativo instaurado enraiza-


das en la postura neoliberal, provinieron de los bancos solventes
y del FMI. En síntesis apretada, ambos entes señalan que, a
corto plazo, las acciones descritas podrían ayudar a reducir la
inyección de dinero, y con ello estabilizar la tasa de cambio
oficial y disminuir la fuga de capitales; pero, al apartarse de la
ortodoxia monetaria estimaron que inevitablemente se acentua-
ría la disminución de confianza por parte de la comunidad
financiera internacional. Para junio de 1995 esa observación

72
vención (julio, 1994) de dos grandes Bancos (Venezuela
y Consolidado) y en el cierre de otros para alcanzar en
total 17 instituciones (16 bancos comerciales y una fínancíera),
En primera instancia, como dijimos, la -crisis fue
diagnosticada como "crisis de liquidez". La magnitud
del apoyo solicitado y provisto por FOGADE y por el
BCV, mediante creación de dinero, llevó a las autoridades
a establecer, posteriormente, otras medidas, un proceso
compulsivo de recirculación de depósitos (Decreto NI!
248, 1994).
La idea subyacente fue reemplazar los auxilios direc-
tos de FOGADE (visualizados según las autoridades co-
mo un "salvavidas de plomo"), por depósitos interbanca-
rios provenientes de los bancos que se benefícíaban del
reflujo de depósitos. Los mecanismos operativos para
instrumentar la recirculación, establecían, en la práctica,
una garantía estatal plena de los depósitos del público.
Pero si bien dicho esquema apuntaba a solucionar proble-
mas de liquidez, en el cortísimo plazo, en la medida en
que las entidades con problemas fueron auxiliadas se
postergó la decisión de obligarlas a iniciar un tardío
proceso de recapitalizacíón; medida que comienza a
instrumentarse tímidamente en 1995 12. Al mismo tiempo,
los bancos de los depósitos, al no recibir las contrapartidas
de activos resultan técnicamente quebrados por lo cual
tendrán que instrumentarse otras medidas para enfrentar
la capitalización, además de la deuda pública creada
para equilibrar los balances de los bancos "estatízados".

era de menor importancia ante el hecho destacado por Faraco-


Suprani; los bancos solventes no se beneficiaban con la recircu-
lación de depósitos al no haberse definido la "propiedad" de
los Activos de los bancos intervenidos.

12. En varios casos. la asistencia prestada por FOGADE superaba


en 43.9% los depósitos del público; lo cual unido a la compra
de divisas por los propietarios de las instituciones podría ser
indicador de corrupción administrativa. Los cuadros NQ 3 Y 4
del anexo estadístico muestran la relación auxilio depó-sitos y
pérdida potencial del patrimonio.

73
2.3.2. La Fuga de capuates

Desde el punto de vista de los flujos internacio-


nales, la presión sobre el mercado de divisas fue estimu-
lada por la crisis de la banca comercial. Ello afectó
fuertemente al mercado de divisas en dos formas: pérdi-
da considerable de reservas monetarias del Banco Cen-
tral y aumento pronunciado del tipo de cambio.
El régimen de deslizamiento paulatino del tipo de
cambio vigente hasta fines de abril de 1994, sin restricción
de la oferta de divisas, evidentemente, se agotó con la
turbulencia bancaria y. fue sustituido, a comienzos de
mayo, poi un mecanismo de asignación de divisas (subasta)
con restricción de la oferta y determinación de una
franja de cotizaciones, cuyo promedio ponderado sirvió
de precio de referencia del dólar. Este régimen de flota-
ción generó dos mercados de divisas: uno; basado en la
adjudicación por el Banco Central a operadores cambia-
rios con un precio de referencia determinado conforme
a lo mencionado, y otro paralelo, con la recirculación
de un porcentaje de las divisas adquiridas en el Banco
Central. Cuando ese segundo mercado, después de un
breve lapso de relativa estabilización, se movió al alza
hasta el nivel de los Bs./US$ 200, con expectativas de
acentuarse, el gobierno adoptó un cambio único, fijo y
controlado de Bs./US$ 170 (Decreto Nll 268 de 09-07-
94), el cual afecta a la importación de bienes, además
de los movimientos de capital. Su virtud más importante,
al minimizar el proceso especulativo con las divisas (a
pesar de la existencia de mercados marginales paralelos)
fue la posibilidad de realizar una política monetaria y
crediticia (fijación de tasas de interés) independiente de
la coyuntura financiera internacional.
En otras palabras, hacía posible hacer énfasis en
políticas que privilegian la consecución de objetivos de
desarrollo económico: empleo y distribución de ingresos.
Pero el gobierno nacional no lo entendió así, el control
de cambios se convirtió en apenas un engorroso tránsito
burocrático para obtener divisas sin impedir la salida.
La consecuencia fue que la continua caída de las reservas
justificó una fuerte devaluación al cierre de 1995 al
establecer el cambio en Bs./US$ 290.
74
3. EL CoMPONENTE lNsnTuaoNAL DE LA OusIs FlNANaEIL\

Con ocasión de la crisis de la deuda, y basán-


dose en la teoría Shaw-McKinnon, varios países latínoame-
ricanos emprendieron reformas de sus sistemas finan-
cieros. Estas reformas se proponían en términos genera-
les, abandonar las características de "represión estatal"
existentes 13, para alcanzar:

a) una mayor captación de ahorros,


b) una mayor capacidad de intermediación,
e) una mayor eficiencia, definida como una adminis-
tración más adecuada de los riesgos y una re-
ducción de los costos fijos. Esto implicaba, avan-
zar hacia la "banca múltiple", (Universal), y
d) acceder a operaciones conexas a las estrictamen-
te bancarias. Ello incluía: administradora de
tarjetas de créditos, arrendadoras 'de activos fi-
jos (Leasing), casas de valores, entre otras activi-
dades.

Como contrapartida se proponía: un incremento


en la capitalización, el establecimiento de reglas de férrea
disciplina y de la instauración de la-supervisión y control
correspondiente, así como la apertura a la competencia
internacional y el cambio de política de la banca central
(antes centrada en el redescuento) ampliando las operaciones
de "mercado abierto" 1~.
13. La "represión financiera se caracterizaba por: (a) Existencia de
altos niveles de encaje y de tasas administradas de interés que
producirían una "baja captación de ahorros" y aun fuga de
capitales, (b) intermediación bancaria disminuida por la asigna-
ción "forzosa de créditos", (c) sometimiento a las políticas de
redescuento de los Bancos Centrales, (d) una estructuración
"especializada", y (e) mercado financiero "cerrado" a la competen-
cia extranjera. El fundamento teórico de la caracterización seña-
lada está enraizada en los trabajos de (Shaw, 1975) y de McKinnon
(1985).

14. El esquema descrito, denominado comúnmente "profundiza-


ción financiera" debe vincularse, según Shaw-McKinnon con la
liberación del comercio exterior, la f1exibilización del tipo de
cambio y el equilibrio fiscal, como parte de un esquema de
liberación generalizada.

75
3.1. .Requerimientos de capuai en los Ststemas Bancarios
Re-Estructurados

.Un requerimiento para mantener operativo un sistema


financiero es la solvencia de sus instituciones. La literatura
explica la exigencia de un monto de capital para los
bancos por la necesidad de contar con un patrimonio
que asegure que las pérdidas del negocio serán absorbidas
por los accionistas y no por el público. Así, la exigencia
de solvencia será más importante en cuanto la actividad
bancaria se desenvuelva con mayor libertad.
Ahora bien, las normas de solvencia tienen que
asimilar la dinámica financiera, requiriéndose 'un capital
mínimo inicial y el mantenimiento de una proporción,
también mínima, entre el patrimonio de los accionistas
y las operaciones. Se establece entonces que el capital
inicial de una institución financiera sea suficiente para
prever (razonablemente) que su acceso al mercado finan-
ciero no comprometa el orden existente; al tiempo que
el tamaño de las nuevas entidades induzca una mayor
competencia.
Pero, como dijimos, las reglas de solvencia deben
mantener un carácter dinámico, toda vez que, a medida
que crecen las cifras de operaciones, los gerentes deben
minimizar riesgos relativos y los accionistas deben ofrecer
un mayor soporte patrimonial al público.
Tres son los prototipos de reglas relativos a la solven-
cia: una en función de los pasivos, otra que considera
el monto del activo sin tomar en cuenta su riesgo implí-
cito y, finalmente, la que sigue las recomendaciones del
Acuerdo de Basilea que incluye consideraciones relati-
vas al riesgo.

e La regla Pasivos/Capital. De acuerdo con esta norma,


el capital de la empresa bancaria debe representar
un porcentaje mínimo de los pasivos con el público.
Se trata de la fórmula tradicional, tomada a comienzos
de siglo de la legislación estadounidense y transportada
a los sistemas latinoamericanos con ocasión de los
trabajos de la misión Kemmerer. Su enunciado funda-

76
mental hizo crisis durante la crisis de los años ochenta
al evidenciar que el cumplimiento de una relación
entre pasivo y patrimonio no constituía suficiente
garantía para los acreedores, dado que los depósitos
del público, con el riesgo de retiros masivos, no se
cubren con el patrimonio de la banca, sino con los
activos sanos de la misma (Martínez Neira, p. 65).

• La regla Activos/Capital. La segunda forma de regular


la solvencia bancaria es la que estima el patrimonio
mínimo en función del monto total de los activos
de las instituciones financieras. La literatura señala
que la norma puede generar un sobredimensionamiento
del capital, cuando no se distingue el riesgo de los
activos. Así, Martínez Neira (p. 66), señala que no
se justifica que exista la misma relación cuando la
totalidad de los activos de una casa bancaria está
representada por inversiones con riesgo de insolvencia
de un país o títulos ele deuda pública interna que
cuando está representada por activos de alto riesgo,
por tratarse de la cartera de crédito.

• La regla Activos de riesgo/Capital o Norma de Basüea.


La tercera forma busca la regulación del capital en
relación con los riesgos de los activos de cada
institución. Se afirma que la función esencial del
patrimonio es la de absorber los efectos que pueden
producir en la estructura de las empresas las pérdidas
ocasionadas por un deterioro de la calidad de sus
activos. Así, cuanto mayor sea el grado de riesgo
de los activos, mayor debe ser el nivel de protección
patrimonial que debe ofrecer un banco. En otras
palabras, no se espera que el patrimonio opere
como fuente de pago de los pasivos del público,
sino que sea capaz de absorber los riesgos propios
del negocio (para que estos no se transfieran al
público como pérdida de ahorro). De allí que,
contemporáneamente exista una creciente acepta-
ción de las normas acordadas por el Comité de
Basílea (integrado por los supervisores bancarios

77
del Grupo de los Diez) en julio de 1988, según las
cuales la relación entre los activos ponderados por
el riesgo y el patrimonio de las instituciones finan-
cieras debía ser de 8% como mínimo.

3.2. Requerimientos para Pérdidas en Operaciones

El nivel del capital no puede establecerse con indepen-


dencia de su composición y de las previsiones y reservas,
ya que el patrimonio que debe servir de respaldo debe
estar integralmente disponible para absorber las eventuales
pérdidas. En otras palabras, el capital o el patrimonio
que sustenta el crecimiento de las actividades debe estar
"saneado".
Por ello en las conferencias técnicas de supervisión
se han venido proponiendo sistemas de clasificación de
cartera de crédito e inversiones que permitan en todo
momento a los administradores bancarios y a las autoridades,
conocer el riesgo implícito de los activos que aquellos
administran.
En el Cuadro de Síntesis NQ 1 se observa con relación
a la cartera de crédito, la inclusión del criterio de regularidad
de reembolsos del deudor, su solvencia, sus antecedentes
comerciales y las garantías otorgadas.
Un segundo criterio es el relativo a la calidad de
los activos, exigiéndose, entonces, un nivel de reservas
o provisiones por cada crédito, según la valoración del
riesgo que determine la autoridad de supervisión, en
atención a los antecedentes históricos de cada sistema
financiero. A partir de las experiencias chilenas y colom-
bianas, el nivel de reservas o provisiones está referido
básicamente al nivel de riesgo y no a la regularidad de
las amortizaciones por parte del deudor.
Con relación a la cartera de inversiones, la literatura
considera la solvencia de los emisores de los títulos, y
muy especialmente los riesgos de mercado de las inversio-
nes, ante cambios súbitos de la tasa de interés, el de la
tasa cambiaria y el de clasificación del "riesgo país".
En este ámbito la experiencia es limitada, aun en el
caso europeo.

78
3.3 Requerimientos Contables
También existen intentos de homogeneizar las normas
contables para evitar una sobreestimación de los ingresos.
A tal efecto, el régimen aplicado a los intereses se ha
vuelto mucho más riguroso, para oponerse al registro
como ingresos de los intereses causados pero no devengados
de activos de difícil recuperación o irrecuperables.
Finalmente para evitar que las reestructuraciones o
refinanciaciones de crédito se utilicen como expediente
para obviar una correcta evaluación de los riesgos, la
literatura recomienda establecer, progresivamente, requisi-
tos mínimos para la procedencia del refinanciarniento.

3.4 La Normativa en el Caso Venezolano

Como es bien conocido, en la última fase del período


colonial (siglo XVIII), la Compañía Guipüzcoana ejerció
funciones crediticias. Al romperse los vínculos políticos
con España (primera década del siglo XIX) surgen los
primeros proyectos de instituciones bancarias, y, como
en el resto de Latinoamérica, se les concibe con estrechas
relaciones con el Estado (funciones de Tesorería) y vincula-
dos con bancos londinenses para iniciar tímidas opera-
ciones comerciales con los particulares (Peláez, 1991,
p.p.12-16).
Desde el siglo XIX las leyes acogieron la especializa-
ción bancaria, distinguiendo bancos de emisión, de depó-
sitos e hipotecarios. Aunque la práctica recomendaba
otorgar el derecho de emisión a un solo banco en Vene-
zuela operaron varios hasta el inicio del presente siglo.
Con la renta petrolera aparece la banca estatal 0928-
1937) para otorgar créditos subsidiados. En 1940 con el
inicio de operaciones del Banco Central de Venezuela
(Ley de septiembre de 1939) la función de emisión le es
suprimida a los bancos privados convertidos entonces
en "bancos comerciales".
Como omisión de esa normativa bancaria se puede
señalar el haber descuidado la regulación de la actividad
hipotecaria, lo cual no será subsanado hasta 1958. Así la
primera ley que intenta ser "general" será la de 1961;

79
pues hasta 1967 se seguirá exclusivamente el regimen
de especialización. Ese año por ley especial se creará el
primer banco de carácter "universal" al reunir en una
sola entidad actividades comerciales e hipotecarias.
Los cambios realizados a partir de la ley de 1961,
que se resumen en el Cuadro de Síntesis NII 2, fueron
desmejorando paulatinamente la exigencia de solvencia;
pareciendo estimarse que con sólo aumentar los montos
mínimos de capital se resguardaban los derechos del
público. Así la posibilidad de contraer obligaciones, en
proporción al patrimonio, se eleva de 6 veces en 1961 a
8 veces en 1970 y a 20 veces en 1975, al tiempo que se
debilitaba también la exigencia en cuanto a encajes y
aun facilitaba la posibilidad de contraer obligaciones
contingentes. En la reforma de finales de 1993 los requisitos
los establecen las directrices de política que quieran se-
guir la Superintendencia de Bancos y el Banco Central.
En el caso de la relación con el activo (Artículo 311) ,
aunque se sigue la normativa básica de Basilea, al distin-
guir dos niveles de capital, la regla se debilita pues el
monto del segundo tramo (Patrimonio Complementa-
rio) se lleva hasta el 100% del primer tramo (Patrimo-
nio Primario) cuando la literatura señala un límite del
50% 15.
También privó una tendencia al proteccionismo, por
lo cual a partir de la reforma de 1970 se intentó disminuir
la participación del capital extranjero (arts. 31, 32). En
la reforma de 1993 se restablece, limitadamente, la apertura.
Finalmente debe decirse que pese a los intentos de
aumentar las sanciones por infracciones incurridas en
las operaciones: autopréstarnos y préstamos a empresas
relacionadas con el "grupo financiero", la debilidad en
la supervisión estatal y el debilitamiento del requisito
de solvencia contribuyeron o facilitaron el estallido de
la actual crisis bancaria.
15. Cabe también observar una cierta resistencia de la banca privada
a aumentar la capitalización. Los argumentos van desde la
inadaptación de las circunstancias venezolanas al contexto de
los acuerdos de Basilea, ignorando el hecho de la globalización
financiera, hasta señalar erroneamente que la reglamentación
nacional es más estricta que la normativa de Basilea (véase
Nogueroles, 1995 y Ortega, 1995).

80
CUADRO DE SíNTESIS NO 1
SISTEMA INTERNACIONAL DE CLASIFICACIÓN DE CARTERA

CATEGORíA CARACTERiSTlCA PROVISIÓN


(%DEL cRÉDITO)

1. Cartera comercial
A. Riesgo normal Atención adecuada o
B. Riesgo potencial Incumplimiento ocasional, seguimiento inadecuado 1
C. Riesgo real Deficiencia de capacidad de pago 20
D. Alto riesgo Morosidad de 6 meses 50
E. Crédito irrecuperable Insolvencia y mora de más de 12 meses 100
00
......
2. Cartera de consumo
F. Riesgo normal Al día O
G. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
H. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
I. Alto riesgo Mora de 6 a 9 50
]. Crédito irrecuperable Mora de más de 9 meses 100
3. Cartera de viviendas
K. Riesgo normal Al día o mora de menos de 1 mes O
L. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
M. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
N. Alto riesgo Mora de 6 a12 meses 50
o. Crédito irrecuperable Mora de más de 12 meses 100
Fuente: Martínez Neira, p.
CUADRO DE SINTE515 N° 2
LA NORMATIVA BANCARIA EN VENEZUELA

1940 1961 1970 1975 '1988 1994


03.02.61
Encaje Art. 20 Art. 28
Art. 12 Art. 16 Art. 17 Art. 20 El encaje lo fija el Encaje fjado
15%DVista 15% DV del total Similar: Similar: BCVcon 2/3 en BCV. por el BCV
8% DP modif. 2/3 en BCV
por el BCV. 8% DP
Del total V3 en BCV 10% DAH

Capital
Art. 15 Art. í!3 Art. 24 Art. 26 Art. 26 Art.39
00
N Bs. 2 X 106 Caracas Bs. 8 x 106 Caracas Bs.20x106 Caracas Bs.40 x 106 Caracas Bs.120 x 106 Caracas Bs.1200 X 106 Caracas
Es. 1 x 106 Otros Bs. 4 x 106 Otros Bs. lOx 106 Otros Es.20 x 106 Otros Bs. 50 x 106 Otros Bs. 600 x10 6 Otros

Solvencia
Art. 35 Art. 25 Art. 30 Art. 32 Art. 32 Art. 14
Obligación exigible Obligaciones exigi- Obligaciones exigi- Obligación exigible Obligación exigible Patrimonio no me-
hasta 6 veces capi- bIes hasta 6 veces bies hasta 8 veces hasta 20 veces el hasta 20 veces de nor al 8% del activo
tal y garantía. el capital pagado más el capital pagado pu- capital pagado o más capital pagado más segun ponderación
reservas. diendo llegar hasta con autorización del reservas. de riesgos.
10 veces con autori- BCV.
zación del BCV.
Solvencia (continuación)
Obligaciones con- Obligación contin- Obligaciones con- Obligaciones con- Art. 20
tingentes hasta 2 ve- gencia hasta 2 ve- tingentes hasta 2 ve- tingentes 2 veces ca- Fijado por Superin-
ces el capital paga- ces el capital pagado ces capital y reser- pital. Pasivo de serví- tendencia de Bancos.
do más reservas y más reservas y garan- vas. dos con autorizadon
garantías. tías. del BCY se podrá
elevar en un 40%.

Art. 40
Inversiones hasta 3()01Ó Inversión hasta 200/0 Inversión en "acclo- Inversión en accio- Inversión en accío-
del Capital (acciones) (acciones). nes" hasta 20% capi- nes hasta 200/0 del nes hasta 20% del
pagado y reserva. tal y reservas. capital y reservas. límite fijado por
BCY.

Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Operación de divi-
00 hasta 100/0 del capital hasta 10% del capital hasta 5% del capital hasta un 5% del capi- hasta 5% del capital sas fjado por BCY.
\,).) y reservas. y reservas. y reservas. tal y reservas. y reservas.

Créditos
Art. 15 Art. 124-4 Art. 134-4 Art. 153-4 Art. 153-A Art. 40
1 solo crédito has- 1 solo crédito 10% 1 solo crédito hasta 1 solo crédito has- 1 solo crédito hasta 1 solo crédito hasta
tal0% del capital. del capital pagado 10% del capital. ta 10% del capital 10%. 5%.
Y reservas. Y reservas.
Pérdidas
Art, 58 Art. 131 Art, 142 Art. 165 Art. 165 Art. 168
Pérdidas del 25% de- Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% de
be ser liquidado. capital debe ser capital debe ser li- capital debe ser Ii- capital debe ser Ii- capital deben ser rein-
liquidado. quidado quidado. quidado. tegradas.

Nota: DY: Depósitos a la vista


DP: Depósitos a plazo
DAH: Depósitos de ahorro
4. Los FACfORES DE LA DINÁMICA ECONÓMICA: RUPTURAS

De acuerdo a lo descrito en el acápite N2 2


precedente, la tendencia al sub empleo y el déficit fiscal
en Venezuela pueden asociarse con la diferencia de
productividad entre el sector petrolero exportador por
excelencia y el resto de la actividad productiva, y con la
pérdida de dinamismo de ambos sectores, dado que el
primero no es generador importante de empleo y el
segundo, que sí lo es, depende de la actuación redistri-
butiva del Fisco.
Así, mientras el excedente petrolero pudo redistri-
buirse, alimentando la demanda y, mientras el sector
productivo no petrolero encontraba mercado creciente
(substitución de importaciones de bienes de consumo o
"fácil"), el empleo y el consumo aumentaban; pero, al
reducirse el dinamismo de la substitución (primera "ruptura")
y estancarse el crecimiento del excedente petrolero retenido
por el Fisco (segunda "ruptura") todo el sistema econó-
mico habría entrado en una crisis estructural.
Dentro de ese marco, la inflación sostenida en dos
dígitos "medios", el colapso casi general de la banca
comercial, la fuga de capitales y el freno al proceso
privado de capitalización, resultan asociados al cese del
financiamiento externo (tercera "ruptura") y al estímulo
gubernamental a los particulares a la selección adversa
de cartera (cuarta "ruptura").
En otras palabras, como hipótesis general, el conjunto
de los elementos coyunturales tendrá su origen en la
equivocada gerencia pública (a partir del endeudamiento
público 1975) y el detonante inmediato en el manejo de
la política financiera y monetaria a partir de 1989; al
margen de que los actores privados (empresarios) puedan
ser, a su vez, culpables de errores de gerencia (escasez
de visión, corruptelas y aun utilización de prácticas primitivas
de gestión) y de que el entorno petrolero desmejore las
condiciones del comercio en algunos años.
5. LA EVn)ENCIA EMPIRiCA: INCIDENCIA DE LÁ GESTIÓN
PÚBUCA EN LA COYUNTURA

En efecto, la hipótesis general señalada, que


se conecta directamente con la hipótesis postkeynesiana
de que los procesos financieros fijan el sendero a la
evolución de los mercados reales (preajuste financiero)
Mata, 1994), resulta corroborada por los resultados del
estudio empírico, conforme a la estimación para el período
1974-94 del Modelo TEN (anexo Nll 2).

5.1 La Evolución del Mercado Monetario

La variación de la tenencia de base monetaria por


el público se explica por las de su patrimonio, evaluado
a través del stock de capital y por las de la tasa de
interés pasiva. La influencia de esta última variable comienza
a ser más significativa, cuando la inflación se acentúa.
Este comportamiento es consistente con el mostrado
por los depósitos-rentables que, al comienzo del período
bajo estudio 0974-1994) sigue' de cerca al de los flujos
de ingresos evaluados a través de 105 salarios (W); mientras
que al final se torna significativa la influencia de la tasa
de interés. La primera conclusión relevantees que, objettua-
mente, el público venezolano se ha venido sensibilizando
a la variación del precio del dinero en sus tres "aspectos":
poder adquisitivo, tasa de interés y tipo de cambio, y la
segunda es que el incremento de 'tenencia monetaria por
el público, en detrimento del tenido por la banca, implica
una eventual presión hacia el mercado cambtario.
En estas condiciones era absolutamente previsible
la fuga de divisas al divulgarse la situación de iliquidez
de la banca comercial, por haberse orientado estas institu-
ciones a la actividad especulativa, y reducido las operacio-
nes de crédito, y con ello la inversión reproductiva. Al
reducirse el crecimiento económico, la consecuencia sobre
la misma banca fue el incremento de la morosidad y su
insolvencia posterior.

85
5.2 La Evoluct6n del Mercado rmanctero

El comportamiento del crédito total (CR) muestra


consistentemente que está influido por el stock de capital
y por el de la tasa activa de interés, observando que
sólo en tercer lugar aparece la influencia del rendimiento
esperado del capital.
Por su parte, la tenencia de títulos no bancarios
muestra cambios consistentes o armónicos con los adverti-
dos en los mercados monetarios y bancarios, pues a
medida en que se avanza hacia el final del período las
expectativas dé ganancias, evaluada a través de la interac-
ción entre el rendimiento esperado en la inversión fí-
sica y el de los depósitos rentables adquiere importan-
cia, disminuyendo la influencia del flujo de ingresos.

5.3 La Buotucton de los Mercados de Btenesy Factores

El comportamiento de la masa salarial obedece en


forma preponderante al del stock de capital y sólo en
segunda instancia a la nueva inversión física. Se trata
entonces de un comportamiento de las empresas que
trata de maximizar su provecho con las operaciones de
sus activos. Un corolario de este comportamiento es
que la variación de los salarios reales (por ser ex-post)
no influye para nada en el incremento del empleo. Por
su parte, el mercado de bienes evaluado a través del
consumo (Co) resulta afectado por el patrimonio, por el
flujo de ingresos y por la tasa de interés; sobresaliendo
la influencia de los salarios como era de esperar. De allí
que la reducción de la remuneración conduzca a la
reducción del consumo.

6. UNA INTERPRETACiÓN DE LA CRISIS ECONÓMICA y DE


LA INCIDENCIA FINANCIERA

El fenómeno de estancamiento con inflación,


experimentado en la actividad económica de Venezuela
en los últimos diez años, se muestra asociado, en primer
lugar, con los elementos de política y a continuación

86
con las circunstancias del entorno, al agravar las conse-
cuencias del fuerte endeudamiento del sector público
realizado a partir de mediados de la década de los años
70. El mecanismo incluye, la sostenida caída de los
precios del petróleo a partir de los primeros años de la
década de los años ochenta, la acentuada y sostenida
devaluación del bolívar, como medida "para-fiscal" para
enjugar el déficit fiscal, la elevación de las tasas de
interés y la emisión de Bonos Cero Cupón a partir de
1989.
Se comprende que, la orientación de "Welfare State"
del Estado venezolano, implantado desde mediados de
la década de los años 40, ha puesto impedimentos para
reducir oportunamente el gasto público y servido de
cobertura para prácticas evidentes de corrupción admi-
nistrativa desde los años 70. Es evidente, también, la
miopía de la Administración Pública incluida la presente
Administración (995), para implantar políticas de gestión
de la coyuntura: corrección oportuna de los tipos de
interés, negociación de pagos de la deuda pública externa,
manejo de las tasas de cambio, reforma de la estructura
impositiva, y gerencia de la insolvencia bancaria.
No deben quedar dudas de que el origen de la
crisis, desde el ángulo financiero, fue la incentivación a
la especulación financiera con la creación, por recomen-
dación de los expertos del FMI (informe, Lindgren, 1989)
de los bonos "Cero Cupón" del BCY, y su preservación
bajo los formados Títulos de Estabilización Monetaria
(TEM) por la actual Administración.
En efecto, la fragilidad de un sistema bancario con
depósitos en expansión y créditos reprimidos, fue acen-
tuada por las decisiones del BCY, pues el manejo errático
del sistema de tasas de interés y la alteración del mercado
de capitales con la irrupción de los bonos cero cupón
para controlar el circulante en manos del público como
medida para estabilizar el tipo de cambio, provocó la
descapitalización general, incluido el sistema financiero
y afectando negativamente al mismo BCY que para noviem-
bre de 1995 presentó un déficit de 63.808 millones de
bolívares, que finalmente recae sobre el Fisco.

87
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las empre-
sas se vieron obligadas a elevar precios para recuperar
pérdidas en términos de reposición de capitales (pérdidas
producidas por la reducción del mercado interno y pérdida
por encarecimiento del stock físico de capital), mientras
que los particulares encontraban más beneficios en la
colocación especulativa, o en la inversión en divisas,
que en la. inversión reproductiva, dado que el mercado
interno, en general, se encogía.
Las excepciones vienen representadas por los sec-
tores productivos o importadores de bienes de lujo;
pues como es bien conocido la inflación en Venezuela
también ha deteriorado la distribución del ingreso en
contra de los asalariados.
Como lección de trascendencia política debe desta-
carse que la disminución del salario real, verdadera flexíbí-
lización forzada del mercado de habilidades (mano de
obra), no ha producido el incremento del empleo que
la teoría y la política neoliberal prometen; ocultándose
el incremento del desempleo en la llamada economía
informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de utsta
de la síntests Neo Clásica, encuentran explicación en nuestra
testspost-keynestana de que losprocesosfinancieros señalan
el sendero a los acontecimientos en los mercados reales.
Una. reflexión final en relación al rol del mercado
de capitales nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, el rol
de guía se desplaza del mercado de títulos privados al
mercado de títulos públicos, afectado por gastos "viscosos"
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando precios
remuneradores a los TEM limita con cada nueva emisión,
la posibilidad de revertir el proceso de crisis (mediante
el incremento de la inversión reproductiva) e impidiendo
el aprovechamiento de los eventos externos favorables.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas, desde comien-
zos de la década de los años 80, no sólo se ha mostrado

88
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis pública sino que, además, se ha convertido en
incitador de los elementos coyunturales y con ello en
virtual instigador de la crisis sociopolítica presente.
Como corolario hay que señalar que la persisten-
cia de la óptica ortodoxa a nivel oficial reflejada en la
intención de llegar a un acuerdo con el FMI bajo los
términos tradicionales: devaluación, elevación de impues-
tos indirectos, eliminación de controles a la salida de
capitales y alza en las tasas de interés, teniendo como
contrapartida el ingreso de créditos del FMI, del BM y
del BID, y la esperanza de inversiones extranjeras hará
que los mediocres logros de 1995 se esfumen en 1996.

89
ANEXO N2 1
CUADRO Nl! 1
PRODUcrO,VPRODUcrIVIDAD A PRECIOS CORRIENTES
(PIB participación porcentual)
SECTORES/ARos 1920 1936 1950 1960 1970 1980 1990 1993
Minería 0.2 1.9 1.3 0.5 0.9 0.7
Petróleo 19.0 34.0 25.2 20.4 29.0 28.2 16.6
Agricultura 54.8 15.0 8.8 6.4 7.1 5.7 5.4 5.2
Manufactura 9.2 11.0 10.0 11.7 12.2 11.2 14.7 14.5
Construcción 6.0 9.0 7.2 3.6 4.0 5.7 4.5 6.3
Comercio y Servicios 23.0 37.0 23.5 40.7 44.0 36.1 40.1 50.5
Gobierno' 7.0 9.0 16.4 10.5 11.0 11.8 6.2 6.2
Total (Millones de USA $) 341.0 476.0. 3.443.6 7.663.0 11.561.1 59.116.5 48.289.4 59.005.5
Productividad (en miles de USAS)
Minería 1.0 16.2 8.1 16.3 33.3 29.4
\O
\jJ
Petróleo 6.4 26.9 48.5 77.7 372.9 256.7 164.9
Agricultura 0.5 0.1 0.4 0.7 1.0 5.3 3.2 3.8
Manufactura 0.6 0.4 2.0 3.7 4.1 9.8 6.9 8.4
Construcción 0.3 1.5 2.7 3.3 2.8 8.7 4.3 7.3
Comercio y Servicios 1.3 0.8 1.9 4.1 5.0 9.8 5.2 _ 8.2
Gobierno 1.8 0.8 4.9 4.6 3.2 23.7 7.3 7.5
Total 0.5 0.4 2.2 3.8 4.1 13.9 7.4 9.0
Ingreso Percápita (en USA $) 117.7 141.5 684.0 1.021.4 1.080.5 3.934.8 2.485.4 2.834.9
Producto por Sectores
Primario 54.8 22.8 43.0 33.5 28.8 35.2 34.5 22.5
Secundario 15.2 36.9 17.2 15.3 16.2 16.9 19.2 20.8
Terciario 30.0 40.3 39.8 51.2 55.0 47.9 46.3 56.7
Fuentes: Anuarios de Cuentas Nacionales del BCV, Indicadores de la OCEI y Cálculos Propios.
Cifras de 1920 C6rdova, A.: 'El ingreso Nacional durante el Período 1920-36' citadopor Pacheco, E. (1984) yA. Baptista (1991)
Cifras de 1936 BCV:'EI Ingreso Nacional de Venezuela". Caracas, 1949.
CUADRO NO 2
POBLACION OCUPADA y EMpLEO 0/b

SECTORES/ARos 1920 1936 1950 1960 1970 1980 1990 1993


Minería 0.1. 0,4 0,4 0.7 0,4 0.2 0.2
Petróleo 0.3 1.3 2.8 2.0 1.1 1.1 0.8 0.9
Agricultura 61.6 57.5 45.2 35.5 29,4 15.0 12,4 12.3
Manufactura 8.7 13.6 10.7 11.9 12.3 15.9 15.8 15.6
Construcción 1.3 2.7 5.8 4.1 6.0 9.1 7.7 7.9
Comercio y Servicios 20.6 19.6 27.8 37.5 36,4 51.5 56.9 55.6
\O
Gobierno 2.1 5.2 7.3 8.6 14.1 7.0 6.2 7.5
~ Total (Miles de pers.) 628.6 1.086.8 1.560.7 2.028.7 2.807.3 4.245.1 6.528.9 6.539.9

POBLACION (Millones pers). 2.9 5.0 7.5 10.7 15.0 19,4 20.0 20.8
Personas mantenidas por
Trabajador ocupado 3.5 2.3 2.6 2.8 2.7 2.0 2.1 2.2

EMPLEO POR SECTORES


Primario 61.9 58.9 48,4 37.9 31.2 16.5 13,4 13,4
Secundario 10.0 16.3 16.5 16.0 18.3 25.0 23.5 23.5
Terciario 12.1 24.8 35.1 46.1 50.5 58.5 63.1 63.1

fuentes: Cileulos sobre la base de Censos Nacionales, Indicadores de .Ia fuerza de Trabajo, OCEI, varios años y datos de Silva
Michelena,J.A. ·EI Siglo XX·, en Cuaderno de Ruedo Ibérico, p. 99. Citado por Pacheco, E. (1984).
CUADRO NI! 3
RELACiÓN AUXILIOS/DEPÓSITOS
(Bancos auxtltaaos)

BANCO AUXILIO DEPÓSITOS Aux/DEP


(MMBs.) (MMBs.) (%)

Maracaibo 98.900 87.943 112.5


Construcción 85.550 37.697 226.9
Barinas 22.110 14.886 140.5
La Guaira 41.120 34.441 119.4
Metropolitano 83.050 35.111 236.5
Fiveca 10.321 5.949 173.5
Bancor 16.975 29.192 58.2
Amazonas 2.120 5.010 42.2

Total 360.146 250.237 143.9


Fuente: Purroy, M. (1994) sobre la base de infonnes de la Superintendencia
de Bancos Situación al 08/04/94.

CUADRO NII 4
RELACiÓN PiROIOA!PATRlMONIO
(Bancos auxiltados)

BANCO PiROIDA POTENCIAL PATRIMONIO PERO/PATR.


(MMBs.) (MMBs.) (%)

Maracaibo 75.567 10.481 7.2


Construcción 74.000 5.127 14.4
Barinas 15.747 1.253 12.6
La Guaira 33.000 4.402 7.5
Metropolitano 78.904 4.598 17.0
Fiveca 3.351 796 4.2
Bancor 8.607 1.963 4.4
Amazonas 1.029 650 1.6

Total 290.205 29.278 9.9

Fuente: Purroy, M. (994) sobre la base de informes de la Superintendencia


de Bancos Situación al 08/04/94.

95
ANEXO N2 2
UN MODELO DE EQUILIBRIO GENERAL CON

PRE-AjUSTE FINANCIERO
El propósito del modelo es la explicación de los encadena-
mientos entre las variables de los procesos coyunturales y de
desarrollo económico, según hipótesis postkeynesianas.

En efecto, la estructura teórica está enraizada en una


visión de "pre-ajuste financiero" que explica la dinámica del
equilibrio general por medio de desfases en los ajustes de los
diferentes mercados o hipótesis "post ergo ante hoc",

Así, con relación al proceso de capitalización, el modelo


hace énfasis en los condicionantes "ex-ante" provenientes de
la distribución de ingresos y de diferencias entre las tasas de
rendimiento.

En otras palabras, se consideran explícitamente los efectos


de los retardos provenientes de la relación entre ingresos y
gastos. Del lado de la demanda considerando la interacción
entre salarios y consumo y del lado de la oferta considerando
las expectativas objetivizadas en las tasas de rendimiento y
en el flujo de créditos o "pre-ajuste financiero".

El Modelo representa a siete ámbitos: 1) los pasivos


monetarios, 2) los activos bancarios, 3) los activos no monetarios,
4) los bienes de consumo, 5) la actividad fiscal, 6) el intercambio
internacional, y 7) el mercado de factores.

Al particularizarse el modelo para facilitar la reflexión


sobre la articulación entre la política económica y la evolución
dinámica de la economía venezolana, se incluye entre las
variables exógenas los principales instrumentos disponibles
por las autoridades, como el gasto y los bonos públicos, el
tipo de cambio, y los condicionanates del entorno; básicamente
las exportaciones petroleras y el saldo de la balanza de ca-
pitales 16. En este contexto, las variaciones de algunos pará-
metros, como los relativos a la imposición, también se inter-
pretan como indicadores de las variaciones de las polítcas.

Desde el ángulo matemático, la solución del modelo es


"recursiva", por lo cual, una vez estimadas las ecuaciones de
comportamiento, por substitución, puede resolverse el modelo
utilizando las identidades:

16. Al ajustarse más rápidamente los mercados financieros que los


reales, tienden (se ven obligados), ex-ante, a asimilar el desequilibrio
de los mercados reales; reflejando el ajuste conseguido un
"precio provisional" de equilibrio. Detalles de especificación
se encuentran en Mata (994).

99
Así al substituir en las condiciones de equilibrio de cada
uno de los mercados, las funciones de comportamiento sur-
gen, las interrogantes o incógnitas relacionadas con la adqui-
sición de bonos públicos, por las familias y por los bancos, y
la satisfacción de los requerimientos de financiamiento de la
empresa por las familias, por los bancos y por las propias
empresas como autofina nciamiento.

Si se suponen cxógcnas el volumen de bonos públicos y


el resultado del intcrca mbio con el exterior, observamos que
considerando los tres mercados financieros: activos bancarios,
activos no monetarios y pasivos monetarios, podemos hallar
las incógnitas mencionadas, con una solución en secuencia,
con la única condición de dar por conocidas las tasas pú-
blicas y rendimientos que deseen los agentes, y los resul-
tados macroeconómicos del período precedente.

En las tablas de resultados de la estimación de las ecua-


ciones de comportamiento puede apreciarse:

• que, en general la bondad del ajuste CR 2) es frecuen-


temente satisfactoria, corroborado por los resulta-
dos de F,
• que los resultados de los test de Durbin relativos a
la ausencia de relación entre los desvíos son, gran
parte de las veces, insatisfactorias como normal-
mente ocurre con las series económicas temporales,
• que las anormalidades de los residuos se explican
por incidencias de las variaciones políticas, y
• que, en general las variables resultan con los signos
postulados, con test de significación satisfactorios.

100
Oependent variable: BMP

Command: TSLS (W-BMP) BMP C W (-l)+C(3)"ROGQ


Equation: BMP-C(l)+C(2)"W(-l)+C(3)"RO
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.971673 @SE 258.2806 @SSR 5336709. @NCOEF 3


@RBAR2 0.970965 @OW 1.750325 @REGOBS 83'

C(l) - 117.7185 C(2) - 0.413878 C(3) - 17.40395

Oependent variable: BMA

Command: TSLS(WaBMA) BMA C G OO(-l) @ GC BK


Equation: BMA-C(l)+C(2)"G+C(3)"00(-l)
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.799350 @SE 792.5744 @SSR 2755140 @NCOEF 3


@RBAR2 0.970965 @OW 0.801571 @REGOBS 44

C(l)- 1415.898 C(2) = 0.691163 C(3) = 0.291174

Oependent variable: OP

Command: TSLS(WaDP) DP C y (-1) RD @ Y Q


Equation: DP=C(l)+C(2)"Y(-l)+C(3)"RD
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.944773 @SE 3469.288 @SSR 9.63E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.943392 @DW 1.296836 @REGOBS 83

C(l) - 3133.147 C(2) - 1.576464 C(3) - -698.0574

Dependent variable: CR

Command: TSLS(W-CR) CR C DP(-1) BMB(-l) @ Y RA


Equation: CR-C(1)+C(2)"DP(-l)+C(3)"BMB(-1)
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.814027 @SE 3586.083 @SSR 5.27E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.804955 @DW 1.537900 @REGOBS 44

C(l) - -8883.153 C(2) - 1.014945 C(3) - 3.113308

101
Dependent variable: M

Command: TSLS (W=M) M C VE(-l) CPRI(-l)@ y GC


Equation: M=C(l)+C(2)"VE(-1)+C(3)"CPRI(-1)
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.582569 @SE 968.9071 @SSR 38490020 @NCOEF 3


@RBAR2 0.562207 @DW 1.483995 @REGOBS 44

C(l) = 1844.319 C(2) - 1.199030 C(3) - 0.459019

Dependent variable: CRI

Command: TSLS(W=CRI) CRI C 1(-1) )(-1) @ RA Q


Equation: CRI=C(l)+C(2)"I(-1)+C(3)"J(-1)
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.812850 @SE 992.9153 @SSR 78870464 @NCOEF 3


@RBAR2 0.808171 @DW 1.200203 @REGOBS 83

C(l) = 15.32209 C(2) - 0.143227 C(3) - 0.604705

Dependent variable: AF

Command: TSLS(W-AF) AF C Q KT (-l) @ RA CPRI


Equation: AF=C(l)+C(2)"Q+C(3)"KT(-l)
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.730471 @SE 1073.689 @SSR 92224704 @NCOEF 3


@RBAR2 0.723732 @DW 1.549281 @REGOBS 83

C(l) = -1640.972 C(2) = 126.3498 C(3) - 0.020963

Depcndent variable: CH

Command: TSLS CII C cur.n


Xl'vl BK @ X M RX
Equation: CH=C(l)+C(2)"CH(-l)+CC3)"XM +C(4)"BK
Sample: 1974.2 - 199-1.4

@R2 0938776 @SE 9.639072 @SSR 7340.025 @NCOEF 4


@RBAR2 0.936451 @DW 2.828475 @REGOBS 83

CO) = -0.019575 C(2) = 1.083331 C(3) = - 0001300 C(4) = 0.001370

102
Dependent variable: VS

Command: TSLS (W-VS) VS C W (-1) Q @ y KT


Equation: VS-C(l)+C(2)"W(-1)+C(3)"Q
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0783438 @SE 223.7207 @SSR 3803874. @NCOEF 3


@RBAR2 0.777739 @DW 0.995399 @REGOBS 79

C(l) - 108.9647 C(2) --0.013662 C(3) - 11.44417

Dependent variable: CRO

Command: LS CRO C Y(-1) RA


Equation: CRO-C(1)+C(2)"Y+(-1)+C(3)"RA
Sample: 1986.1 - 1990.4

@R2 0.523049 @SE 1781.523 @SSR 53955036 @NCOEF· 3


@RBAR2 0.466937 @LOGL-176.4581 @W 2.205104 @REGOBS 20

C(1) - 17510.69 C(2) - 0.009536 C(3) - -607.8789

Dependent variable: lB

Command: TSLS(W-IB) lB C OD(-1) DP (-1) e VOD CR


Equation: IB-C(l)+C(2)"OD(-1)+C(3)"DP(-1)
Sample: 1989.1 - 1994.4

@R2 0.678829 @SE 1965.638 @SSR 81138392 @NCOEF 3


@RBAR2 0.648241 @DW 0.898356 @REGOBS 24

C(1) - 1143.791 C(2) --0.392697 C(3) - 0.703941

Dependent variable: P

Command: LS P C (-1) CH(-1) RA


Equation: P-C(l)+C(2)"P(-1)+C(3)"CH(-1)+C(4)"RA
Sample: 1974.3 - 1994.4

@R2 0.566822 @SE 3.288940 @SSR 843.7357 @NCOEF 4


@RBAR2 0.550161 @LOGL -211.9289 @DW 1.848037 @REGOBS 82

C(l)- 1.565184 C(2) - 0.611914 C(3) - 0.035365 C(4) - -0.053264

103
Dependent variable: TP

Cornrnand: TSLS (W-TP) TP C XP @ y


Equation: VS=C(l)+C(2)"W(-l)+C(3)"Q
Sarnple: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.819264 @SE 1106.958 @SSR 1.00E+08 @NCOEF 2


@RBAR2 0.817060 @DW 1.784480 @REGOBS 84

C(l) = 54.02169 C(2) --0.709514

Dependent variable: TD

Cornrnand: TSLS (W-TD) TD C B(-l) W(-l) @ y CPRI


Equation: TD-C(l)+C(2)"B+(-l)+C(3)"W(-l)
Sarnple: 1986.1 - 1990.4

@R2 0.779723 @SE 137.1519 @SSR 771236 @NCOEF 3


@RBAR2 0.768978 @DW 1.582757 @REGOBS 44

C(l) - 352.0289 C(2) u 0.122176 C(3) - 0.185832

Dependent variable: TIN

Cornrnand: TSLS(W=TIN) TIN C VE(-l) @ G


Equation: TIN=C(l)+C(2)"VE(-l)
Sarnple: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.874855 @SE 385.6845 @SSR 6247608 @NCOEF 2


@RBAR2 0.871875 @DW 1.692806 @REGOBS 44

C(l)- 1049.922 C(2) =-0.665857

Dependent variable: B

Cornrnand: TSLS (W=B) B C CPRI(-l) Q @ y J


Equation: B=C(l)+C(2)"CPRI(-l)+C(3)"Q
Sarnple: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.700364 @SE 1589.278 @SSR 1.04E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.685747 @DW 0.315691 @REGOBS 44

C(l) - 2497.359 C(2) =0.061847 C(3) - 184.8586

104
Dependent variable: DEP

Command: TSLS (W=DEP) DEP C KT(-I) RA @ Y RX


Equation: DEP-C(I)+C(2)"KT(- I)+C(3)"RA
Sample: 1984.1 - 1994.4

@R2 0.803288 @SE 1516.112 @SSR 94242448 @NCOEF 3


@RBAR2 0.793692 @DW 1.004296 @REGOBS 44,

C(I) - -7487.455 C(2) - 0.097375 C(3) - 137.9221

Dependent variable: CPRI

Command: TSLS(W-CPRI) CPRI C KT(-I) W(-I) RD @ GC RA y


Equation: CPRI-C( 0+C(2)"KT(- I)+C(3)"W(- I)+C(4)"RD
Sample: 1974.1 - 1994.4

@R2 0.843274 @SE 2284.662 @SSR 4.12E+08 @NCOEF 4


@RBAR2 0.837322 @DW 1.472932 @REGOBS 83

C(I) - 1022.390 C(2) --0.155503 C(3) - 4.345555 C(4) - -700.3579

Dependent variable: VE

Command: TSLS (W-VE) VE C XNP @ RA


Equation: VE-C(l)+C(2)"XNP
Sample: 1974.1 - 1994.4

@R2 0.654673 @SE 617.6901 @SSR 31286370 @NCOEF 2


@RBAR2 0.650461 @DW 0.768695 @REGOBS 84

C(I) - 1514.983 C(2) - 0.915016

Dependent variable: ABTIA

Command: TSLS (W-ABTIA) ABTIA C RG W(-I) @ y KP


Equation: ABTIA-C(I)+C(2)"RG+C(3)"W(-0
Sample: 1974.2 - 1994.4

@R2 0.877732 @SE 1855.951 @SSR 2.14E+08 @NCOEF 3


@RBAR2 0.873788 @DW 1.253152 @REGOBS 65

C(O = 4723.939 C(2) --217.6488 C(3) - 0.337700

105
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112
LA ADMINISTRACION DE LA
CRISIS CAMBIARlA EN VENEZUELA

Pedro Miguel Pareles

A nuestro entender, el estudio del origen y desarrollo


del Control de Cambio establecido en julio de 1994 por
un Decreto Ley al cual desde el inicio se le auguró una
vida breve -de donde su desaparición estaría pautada y
podría anunciarse de un momento a otro- constituye un
punto de referencia válido para alcanzar una visión obje-
tiva y veraz de la problemática afrontada en el presente
por la Nación. Tanto más cuanto su alcance trasciende
los fines de profesionales o especialistas y hasta los de
las personas relacionadas con la actividad, pues el mismo
involucra el interés general, lo cual lo convierte en
materia de seguridad. Característica que explica suficien-
temente, per se, la razón por la que hemos considerado
pertinente informar acerca de algunos criterios atinentes
a la proyección espacial-temporal de una experiencia
que hemos conocido muy de cerca, pero cuya evolución
racional y ordenada, ha resultado frustrada por la pugna
de los intereses en juego.
Circunstancia, por cierto, que no es ajena a la emer-
gencia de una concepción distinta a la imperante hasta
ahora en las relaciones internacionales. Concepción sur-
gida al amparo de los cambios estructurales impulsados
por los avances científico tecnológicos en marcha, cuya
materialización y difusión ha provocado en la práctica
una revolución en todos los campos, político, económico,
psico-social y militar, como comprueban los aconteci-
mientos que se han sucedido: de la desintegración del

113
Imperio Soviético y la imposición de la economía de
mercado, a la posibilidad de la concreción de una unión
europea, germen de un futuro Estado, auspiciada por la
adopción de una moneda única. Esto sin ignorar otras
contingencias, tal como el nacimiento de un Estado palestino
o la aparición de otras fuentes de energía producidas en
los laboratorios, inocuas y de bajo costo. Finalidad a la
cual se refiriera Ronald Reagan, ex-presidente de Estados
Unidos, en la reunión cumbre celebrada durante su man-
dato con el presidente ruso Mikail Gorbachov en Islan-
dia. y cuya consecución es el objetivo principal de las
investigaciones sobre las partículas elementales, adelan-
tadas desde hace años, tanto en Estados Unidos como
en Europa. Las cuales han requerido inversiones fabu-
losas de recursos y de conocimientos, cuyo financiamiento
se debe, en buena parte, al aporte de la productividad
generada por el petróleo.
Si bien sus resultados, están por verse pese al inicio
de la certidumbre del planteamiento teórico, logrado en
estos días por los científicos que laboran en el proyecto
europeo. Es pertinente tener en cuenta los particulares
señalados, aunque no parezcan tener una relación inme-
diata con el tema, en virtud que los mismos plantean
expectativas concernientes al desenvolvimiento de la econo-
mía planetaria, cuya factibilidad debe tenerse en cuenta
para ponderar la conveniencia de las alternativas ofre-
cidas en el corto plazo. Al fin y al cabo, el control de
cambio no es sino una medida de carácter monetario, a
la cual recurren las autoridades competentes para corregir
desajustes transitorios de la marcha de la economía,
ocasionados por causas internas o externas, que atenta
contra la estabilidad requerida por ella para alcanzar los
fines perseguidos por la política económica en el largo
plazo. Por ende, la consideración del régimen de con-
trol de cambio debe ubicarse dentro del contexto de la
política económica y concretamente de la monetaria,
cuyos altibajos son reflejo de las causas estructurales
que afectan todos los aspectos del devenir social.

114
ECONOMfA DE DEFENSA y CRISIS FINANCIERA

A este tenor, es evidente, de acuerdo con la doctrina


seguida por los Estados modernos, que se impone la
promoci6n de una Economía de Defensa, destinada a
prever en tiempos normales las acciones requeridas para
preservar el bien común en situaciones de emergencia.
Lo que autoriza a los gobiernos, en aras del interés
general, a dar prioridad a los fines del Estado por encima
de los de los particulares, utilizando todos los medios
de que dispone. Desde este punto de vista es innegable,
que las circunstancias justificaban para 1994 la decisi6n
de establecer un control de cambio adoptado por el
gobierno nacional. Tal como señalara el propio Presi-
dente de la República, Rafael Caldera, en la alocuci6n
dirigida al país a través de los medios audiovisuales al
anunciarla: "Dije en mi discurso de inauguraci6n el 2 de
febrero que no se establecería control de cambio y lo
dije con absoluta sinceridad, fue mi prop6sito y lo he
mantenido hasta el día de hoy, pero la verdad es que la
gravedad de la situaci6n del sistema financiero, la ola
insistente de rumores, los movimientos especulativos que
han tratado de llevar el bolívar al suelo, nos han obligado
a tomar esta medida cuyo inconveniente conocemos,
cuyos problemas y peligros sabemos, pero que han sido
inevitables" .
La resoluci6n anunciada se consider6 como una
rectificación de la política econ6mica establecida, de
conformidad con las normas legales existentes y los
compromisos económicos suscritos u originados en la
práctica, en nombre del Estado, con sectores y entes
nacionales e internacionales. Normas y compromisos c6n-
sanos, asimismo, con la nueva orientación de las rela-
ciones políticas y econ6micas propiciadas por los cambios
de la estructura planetaria citados anteriormente. Como
resultado de los cuales se destaca el cese de la confronta-
ci6n Este-Oeste y la apertura de los mercados que han
impulsado el libre ejercicio de la actividad econ6mica
privada y la libertad de comercio, divulgadas actual-
mente en todo el mundo, que signan las relaciones

115
económicas internacionales vigentes. E incluso se han
convertido en condición necesaria para acceder a los
beneficios generados por el nuevo orden, impulsado
por el fortalecimiento y expansión de la acción de los
organismos supranacionales, creados con la finalidad de
facilitar los intercambios entre las distintas naciones y
promover su mantenimiento. Lo cual ha dado origen al
fortalecimiento y concreción de un nuevo ámbito del
poder, el internacional, cuyas metas no siempre se mues-
tran congruentes con el interés nacional. Al menos así
lo revela la oposición entre las políticas auspiciadas por
dichos organismos y las adoptadas por los gobiernos
nacionales en uso de las atribuciones otorgadas por la
autonomía de acción de que disfrutan. Es el caso, por
ejemplo, de las políticas requeridas por el Fondo Mone-
tario Internacional, como la eliminación de subsidios a
la producción o, de los controles de precio y de cambio,
así como lo concerniente a la fijación de las tasas de
interés. Las cuales deberían dejarse al arbitrio del mer-
cado para garantizar la igualdad de las oportunidades
de desenvolvimiento, mediante la libre circulación de
inversiones y mercancías, a despecho de las diferencias
de desarrollo determinadas por la escasez de recursos
naturales, bienes de capital, mano de obra calificada,
tecnología y cultura económica, que obstaculizan los
esfuerzos realizados por las naciones menos favorecidas
para superar las condiciones que padecen.
Con todo, se ha difundido y terminado por impo-
nerse, la idea de promover la estabilidad general interna-
cional, aun a costa de la estabilidad interna de cada
país, lo que en última instancia significa el sacrificio del
bienestar y las aspiraciones nacionales en el presente,
en aras de la promesa de un bienestar futuro. Panorama
que ha estimulado a la mayoría de los gobiernos, sobre
todo a aquellos agobiados por el peso de las deudas
externas, como son los latinoamericanos, entre los cuales
figura Venezuela, a adoptar los criterios sostenidos por
el Fondo Monetario. Después de todo, como se sabe, el
aval de dicho organismo es condición necesaria para
tener acceso al crédito internacional.

116
En las condiciones descritas, los cambios de polí-
tica económica exigidos por el Fondo, unidos a los
esfuerzos para cumplir con las obligaciones externas
han fomentado una situación crítica, puesta en evidencia
por el descenso de los índices de crecimiento, la acelera-
ción de las tendencias inflacionarias, el incremento de
la desocupación y el aumento de la pobreza. A lo cual
se suma la devaluación de la moneda y la continuación
del endeudamiento, que auspician la disminución de los
niveles de vida alcanzados y el deterioro de la calidad
de ésta. Las condiciones mencionadas, en más de una
ocasión, han provocado reacciones violentas por parte
de la población, amén del recrudecimiento de la tensión
social suscitada por la pérdida del poder adquisitivo de
la moneda y las tendencias especulativas que ello desata.
Ni siquiera Venezuela que cuenta con un ingreso en
dólares anual promedio, proveniente de la explotación
del crudo para la exportación, de alrededor de 13.000
millones de dólares, ha podido escapar a estas secuelas.
Al respecto un ejemplo significativo nos lo ofrecen las
causas que determinaron la adopción del Control de
Cambio en 1994, previa la suspensión de algunas garan-
tías constitucionales relativas a la inviolabilidad del ho-
gar, la libertad de tránsito por el territorio nacional, el
libre ejercicio de actividades lucrativas, la garantía de
los derechos de propiedad, además de la de las limita-
ciones a la expropiación por causa de utilidad pública
de cualquier clase de bienes. Con lo cual se consagraba
un estado de excepción, aunque transitorio, para supe-
rar las contradicciones legales que pudieran surgir y,
sobre todo, despejar las dudas acerca de los motivos
que obligaban a las autoridades gubernamentales a abando-
nar la línea de acción trazada. Por lo demás, las causas
por las cuales se resolvió modificar la política moneta-
ria y aplicar el Control de Cambio, justificaban amplia-
mente la acción llevada a cabo.
Se trataba, en efecto, de contrarrestar la debacle
del sistema financiero, al amparo de la cual se ha precipi-
tado la caída vertiginosa del signo monetario, producien-
do las correspondientes repercusiones. Entre las cuales

117
cabe mencionar la pérdida de valor del bolívar frente al
dólar, cuya paridad se fijó en 170 bolívares. De hecho
el bolívar había venido devaluándose desde 1982 cuan-
do la crisis de la deuda lo llevó de 4,30 a 6,00 bolíva-
res por dólar. Estimaciones del Colegio de Economistas
señalan que en un periodo de 13 años, de 1982 hasta
hoy, nuestra moneda se habría devaluado en 2833 por
ciento. A la devaluación se añade la aceleración de la
tendencia inflacionaria y el desbordamiento de la espe-
culación propiciado por ella, cuya intensidad evidencia,
según la fuente citada anteriormente, el incremento "sos-
tenido y más que proporcional de los índices de precios"
conforme a los cuales la inflación puntual se sitúa, para
1984, en 18,30 por ciento respecto a 1983, pero para
1994 llega ya al 70 por ciento. Pero esto no es todo. A
los factores mencionados se agrega la debacle finan-
ciera precipitada a comienzos de 1994, originada fundamen-
talmente por el manejo doloso de las libertades econó-
micas por parte de muchos directivos bancarios. De lo
cual da fe el uso, en su propio provecho, de las potesta-
des asignadas por la ley, en detrimento de los intereses
de los depositantes y accionistas minoritarios. La divulga-
ción de este hecho unida a las denuncias de negociacio-
nes ilícitas en perjuicio del patrimonio nacional, lleva-
das a cabo por funcionarios y/o particulares por cuenta
propia o a través de terceros, difundidas por los medios
de comunicación, provocó la emergencia de la descon-
fianza que el público venía acumulando acerca de la ca-
pacidad financiera del país y la solvencia de los institutos
bancarios, cuando uno de los más populares, el segundo
en la escala de importancia, quedó fuera de la. cámara
de compensación, obligando a las autoridades a interve-
nirlo para evitar una reacción en cadena. Como conse-
cuencia de este suceso se produjo una fuga de capita-
les, lo cual motivó un incremento acelerado de la sali-
da de divisas, que ocasionó una contracción de las reser-
vas del Banco Central de más de 3.800 millones de
dólares, además del consiguiente aliento del alza de las
tasas de interés, de por sí elevadas debido a la acumulación
del déficit fiscal y la persistencia de los bajos precios
del petróleo.

118
No es necesario especular mucho para deducir el
peligro de recesión proyectado por las circunstancias
señaladas, las cuales afectaban la estabilidad interna de
la Nación y por ende, la hacían más vulnerable al impacto
de las contingencias extemas.
Ante el panorama descrito, el Presidente Caldera
decidió actuar con la energía requerida por la situación,
dando curso, conjuntamente con la suspensión de las
garantías señaladas anteriormente, a las medidas econó-
micas conducentes: control de cambio, de precios y
vigilancia y supervisión de la actividad bancaria. Medidas
que en opinión de la mayoría de los analistas debían
haberse aplicado desde hacía mucho tiempo. No obs-
tante, paradójicamente, tan pronto se dio curso a las
mismas comenzó una campaña en su contra aduciendo
que eran contrarias al libre ejercicio de la actividad
económica particular y al desempeño del mercado. A
partir de entonces, todos los tropiezos y desajustes afron-
tados por la actividad económica se atribuyeron a los
controles establecidos. En contraposición a ellos se invoca-
ban las virtudes de la economía de mercado y de la
gestión privada. Capaces por sí solas, según sus pane-
giristas, de impulsar la recuperación de la economía. Se
olvidaba que la objetividad es contraria a los dogmas y
por ende no deben descalificarse de antemano las inicia-
tivas dirigidas a corregir y/o superar una situación sin
considerar las condiciones que la determinaron, pero
las críticas más acerbas se dirigieron contra el control
de cambio convirtiéndolo en "el malo de la película".
Una coordinada e insistente campaña, librada a través
de los medios de comunicación, le atribuía la responsa-
bilidad de todos los problemas presentes o por venir.
Del aumento del precio de las medicinas al probable
colapso del sector salud; o de la carencia de partes
mecánicas, al posible cierre de las ensambladoras de
vehículos que operan en el país y hasta de la escasez
de fármacos requeridos para el tratamiento de diálisis, o
de los enfermos de diabetes, al incremento de las tasas
de mortalidad por estas causas. Todas las razones eran
buenas para condenar el establecimiento de un control

119
de cambio por parte del gobierno. Cualquier argumento
servía a tal fin, y la motivación era tan fuerte que hasta
organismos y voceros calificados incurrieron en la lige-
reza de utilizar argumentos fuera de lugar sin conside-
rar la gravedad de la coyuntura afrontada y a espaldas
de la realidad, condenando el control de cambio aun
antes de su iniciación, porque el mismo "habría fracasado
dondequiera que se había aplicado" o bien su aplicación
restaría estímulo a las inversiones extranjeras. Señala-
mientos que ignoraban, consciente o inconscientemen-
te, los requerimientos del interés nacional, así como la
crisis determinada por la fuga de capitales y el descenso
de las reservas que amenazaba al sector productivo,
especialmente a los productores agrícolas y a la agro-
industria, junto con las industrias medianas y pequeñas,
cuyas repercusiones para el momento constataba la ace-
leración de la desocupación y el aumento de los ín-
dices de pobreza observados, lo que justificaba amplia-
mente la acción acordada, la cual era congruente con
las circunstancias.
Así como lo había sido en el pasado, cuando las
transnacionales extranjeras detentaban con exclusividad
el monopolio de la explotación de nuestros hidrocar-
buros, con el objeto de obtener crudo para la exporta-
ción y, el Estado venezolano, a su vez, en resguardo de
los intereses de la nación, determinaba la paridad carn-
biaria y cuidaba su desenvolvimiento para proteger la
estabilidad y valor del bolívar, sin interferencias extra-
ñas. Lo cual, de hecho, equivalía en la práctica al manteni-
miento de un control de cambio, estrategia que favore-
ció la estabilidad del poder adquisitivo del bolívar e
impidió la insurgencia de presiones inflacionarias. Abstrac-
ción hecha, claro está, de la diferencia entre las condi-
ciones de entonces y las de ahora, lo cual no resta
validez a nuestra conclusión.
En cierto modo el control de cambio es una medida
de uso común, utilizada parcial o totalmente en forma
más o menos rígida, explícitamente o de hecho, por
todos los gobiernos para contrarrestar los desequilibrios
o desajustes afrontados por la política monetaria en el

120
curso de su desenvolvimiento. De la vigilancia y/o control
de ingreso y egreso de divisas, pasando por la manipu-
lación de las tasas de interés para estimular la afluencia
de capital externo y sostener el valor del signo monetario,
a la manipulación de la tasa de cambio para propiciar el
ingreso o impedir la salida de divisas, todos los medios
se han considerado lícitos para sostener la credibilidad
de la moneda y con ella la de las economías, por parte
de los gobiernos. Tales objetivos en algunos países,
como Alemania, por ejemplo, se consideran prioritarios,
constituyen un fundamento de la soberanía y contribuyen
a fomentar el orgullo nacional, al margen de las políticas
de integración económica y mundialización de las rela-
ciones planetarias que fomentan.
Por supuesto lo expuesto no significa que el con-
trol de cambio no comporte riesgos o no necesite apo-
yo para alcanzar sus propósitos. En lo concerniente a
los riesgos, el más peligroso es el de la aparición de un
mercado paralelo que anula la finalidad del control,
como veremos mas adelante al tratar el caso de los
Bonos Brady, al facilitar la especulación con el valor de
la divisa, además del contrabando de la misma. Razón
por la cual el profesor Ernesto Peltzer, al analizar los
pro y los contra de la aplicación de un control de
cambio, destacaba como condición clave de su éxito, la
completa satisfacción de la demanda de divisas. Asimismo
subrayaba la importancia de procurar el sostén del aparato
productivo y la promoción de la ocupación, a fin de
contrarrestar la escalada de los precios que la devaluación
de la moneda podía estimular. Igualmente ponía especial
énfasis en la necesidad de amortiguar la incidencia de
la fuga de capitales sobre la balanza de pagos. Ante lo
cual, a falta de ingresos externos en la cuantía nece-
saria a corto plazo, por la vía del crédito o de las
inversiones, se requería el establecimiento de una priori-
dad a una paridad establecida de antemano, en el otorga-
miento de divisas, a fin de conjurar los peligros genera-
dos por su escasez.
En el entendido que las disposiciones adoptadas
debían revisarse y reajustarse de acuerdo con sus resulta-

121
dos, insistía además en la conveniencia de dejar las
solicitudes de divisas para fines no esenciales, al arbi-
trio de un cambio libre determinado por la oferta y la
demanda con participación de la Banca Comercial, sujeto
a la intervención del Banco Central para controlar la
manipulación con fines especulativos de la divisa, como
ocurre hoy. Al respecto llama la atención la vigencia
que aún mantienen las observaciones del maestro Peltzer,
lo cual se comprende porque las mismas enfocan el
control de cambio en favor del interés general, analizándolo
como un instrumento de política monetaria.
Al efecto nos parece conducente, en tal sentido,
analizar brevemente la política monetaria seguida por el
Banco Central de Venezuela para enfrentar las circuns-
tancias que culminaron con el establecimiento del con-
trol de cambio, por cuanto la estabilidad de la moneda,
en la cual tanto insiste el doctor Peltzer, es condición
necesaria para estimular la confianza y facilitar el desenvol-
vimiento de la economía. Así, el Banco Central para
afrontar la presión inflacionaria, auspiciada por la pérdida
de valor del bolívar promovida por los desequilibrios
macroeconómicos y el déficit fiscal, y además mantener
el nivel de las reservas internacionales, decidió aplicar
una política restrictiva. Con todo, su propósito se vio
obstaculizado por la emergencia de la crisis financiera a
mediados de enero del 94, razón por la cual, según se
señala en el Informe Económico del Instituto correspon-
diente, el año citado, éste se vio obligado a dar prioridad
temporalmente, al buen funcionamiento del sistema finan-
ciero, junto con el cuidado de la fluidez del sistema de
pagos en detrimento de un control eficiente de la liqui-
dez bancaria excedente.
Pero esto no es todo, a lo anterior, en opinión del
Instituto, otros factores dificultaron todavía más la gestión
de la política monetaria, entre los cuales el informe
económico enumera los siguientes: la falta de información
acerca de las magnitudes exactas de la crisis bancaria y
también de un plan consistente para enfrentarla, el costo
fiscal de las medidas de auxilio, el retardo en la defini-
ción de la política económica que seguiría la nueva

122
administración, "la mayor monetización de la econo-
mía", o sea, el aumento de la oferta de papeles de
curso legal en el mercado financiero, lo cual sería una
consecuencia del establecimiento del control de cambio
como lo asegura el informe. Conclusión que ameritará
una investigación más detenida, dentro de un espectro
más amplio, tanto de la coyuntura como de la conve-
niencia, oportunidad, alcances y proyecciones de la po-
lítica monetaria puesta en marcha para superar las cir-
cunstancias. Tanto más cuanto, como señala el Instituto
en su informe de acuerdo con las normas legales vigen-
tes, asumió un papel activo en él enfrentamiento de la
crisis bancaria, pues además de respaldar la asistencia
financiera que Fogade otorgó a los bancos con proble-
mas durante el primer semestre del año, decidió la adop-
ción de otras medidas, como fueron: el restablecimien-
to del crédito facilitado por la tasa "overnlght" a través
de la red de bancos agentes, la manipulación de las ta-
sas de encaje legal, llevadas de 15 a 12 por ciento, con-
juntamente con la liberación selectiva del encaje legal
temporalmente.
Medidas todas dirigidas a paliar la coyuntura plan-
teada por los problemas de liquidez afrontados por algu-
nos bancos, mediante la canalización hacia ellos de los
recursos excedentes de aquellos que se encontraban en
buenas condiciones, lo cual, abstracción hecha de lo
limitado de su alcance y del peligro que comportaba su
aplicación en presencia de una aceleración de la infla-
ción y una tendencia creciente del déficit fiscal y el
endeudamiento externo, significaba un gran riesgo por-
que propiciaba la difusión de las condiciones adversas
afrontadas por parte de los bancos a todo el sector y,
por ende, a todo el sistema económico.
Prueba de ello es que el Banco Central tuvo que
intensificar sus operaciones de mercado abierto, según
reza el informe que comentamos, para "contrarrestar en
lo posible la expansión de las reservas bancarias deriva-
das del crédito otorgado por el Instituto a Fogade",
utilizando "el único instrumento que disponía a tal fin",
el Bono Cero Cupón. Mecanismo que permitió al ente

123
emisor absorber durante el primer semestre una canti-
dad de 319 mil 153 millones de bolívares, equivalentes
al 40 por ciento de la asistencia financiera otorgada a
Fogade. Pero en la práctica estimuló la especulación
monetaria, restó estímulo a la inversión real y favoreció
sólo a la minoría que tenía recursos para acceder a los
beneficios ofrecidos: altas tasas de interés y corto plazo.
En estas condiciones los propósitos de frenar la crisis
bancaria y restablecer la credibilidad del sistema finan-
ciero, perseguidos por las autoridades monetarias, resul-
taron frustrados como demostraba la creciente salida de
capital y la disminución de la demanda de dinero, aunada
a la persistente pérdida de valor del signo monetario.
Ante esto, el Banco Central se vio obligado a corregir
la política que venía aplicando, dado que la misma
había sido incapaz de promover la tendencia al equilibro
del sistema monetario y sostener la estabilidad del bolívar.
Cuestión, a nuestro entender, comprensible, por cuanto
las fórmulas empleadas se basaban en la manipulación
de instrumentos financieros (emisión de papeles y obliga-
ciones) que no se originaban en la producción de bie-
nes y servicios.
Fue así como se impuso el abandono de mini-
devaluaciones programadas (crawling peg) que se habían
puesto en boga y se recurrió a un sistema de flotación
de la moneda en el mes de abril, sustituido en mayo
por un mecanismo de subasta diaria, primero como una
subasta simple y después a través de la denominada
holandesa que, de acuerdo con lo afirmado por el Banco
en su informe anual "había logrado alcanzar un nivel
satisfactorio de estabilidad cambiaria a comienzos de
junio ... ", cuando sobrevino la intervención de ocho entida-
des bancarias, a raíz de la cual se resolvió el cierre
temporal del mercado cambiario. Situación que condujo
posteriormente, a comienzos de julio, al Ejecutivo Nacional,
a instaurar un régimen integral de control de cambio
para frenar la salida de capital y el acelerado descenso
de las reservas que lo acompañaba, planteando la posibilidad
de una caída sin precedentes del signo monetario, ya
gol pea do por la crisis bancaria.

124
FINES y ALCANCE DEL CONTROL DE CAMBIO

La resolución de adoptar un régimen de control de


cambio, sin duda, fue estimulada por la precipitación de
la crisis bancaria que amenazaba con arrastrar consigo a
todo el sistema financiero. Situación realmente grave
que trascendía las ejecutorias de la política monetaria
en marcha, en un escenario caracterizado por la presen-
cia de presiones inflacionarias, déficit fiscal y desequili-
brios macroeconómicos, a lo que debe sumarse la falta
de cultura económica y la pérdida de credibilidad de las
instituciones, así como el deterioro de las mismas. Lo
cual unido a la incertidumbre creada por las contingen-
cias externas, determinada por la pérdida de vigencia
de los límites, tanto materiales como morales, aceptados
hasta el momento -consecuencia de la apertura de nuevos
espacios y, por consiguiente, la pugna por su conquista
que ello conlleva, disimulada al amparo de la compe-
titividad y eficiencia exigidas por la época- había dado
lugar a la difusión de una corrupción generalizada, con-
traria a la estabilidad de la sociedad, que hace a la
nación más vulnerable a las presiones externas.
En las condiciones descritas dados los intereses inter-
nos y externos, representados por banqueros y hombres
de negocios ávidos de ganancias y centros de poder
políticos y/o económicos de alcance internacional, se
explica la razón por la cual se instaura el control de
cambio. Medida autorizada por el Decreto Ley ya aludido
de fecha 09-07-95, precedida por la suspensión de las
garantías constitucionales citadas anteriormente. Por cuanto
la finalidad del régimen consagrado por el decreto en
cuestión, era la de contrarrestar la situación planteada
por la fuga de capitales, se estableció un control integral
con un tipo de cambio nominal, único y fijo, susceptible
de reajustarse periódica o eventualmente, de acuerdo
con los resultados de su aplicación y/o la evolución de
la coyuntura, quedando así excluido el funcionamiento
legal de un cambio dual.
En aras de lo anterior, la normativa dictada señalaba
asimismo que la totalidad de las divisas que ingresaran

125
al país por cualquier concepto, obligatoriamente debía
canalizarse a través del Banco Central. Directamente, en
los casos del gobierno o de PDVSA, o indirectamente
por medio de la banca comercial y las casas de cambio.
El tipo de cambio establecido se fijó en 170 para la
venta y 169,57 para la compra, quedando reservado al
Presidente de la República en Consejo de Ministros,
todo lo concerniente a la materia cambiaria, a cuyo
efecto se acordó la suscripción simultáneamente de un
convenio cambiario entre el Ministerio de Hacienda y el
Banco Central.
La administración de lo conducente al control cam-
biario se encomendó a una Junta de Administración
Cambiaria QAC), a la cual se atribuyó la especificación
de las normas que regirían la práctica cambiaria, por la
vía de resoluciones e instructivos; además de la asigna-
ción, de acuerdo con las disponibilidades, del cupo de
divisas pertinentes a las personas y empresas que las
solicitaran.
El señalamiento de prioridades cónsonas con las
necesidades del país y el desenvolvimiento de la política
económica quedó al Ejecutivo, esto es, al Presidente en
Consejo de Ministros. Asimismo conforme a las atribu-
ciones asignadas, la Junta de Administración Cambiaria
asumió la responsabilidad de la autorización de divisas
que, en ausencia del orden de prioridades contempla-
do en las normativas, otorgará preferentemente para su-
fragar gastos por concepto de importaciones, viajes turísti-
cos o de negocios, atender problemas de salud, reme-
sas para estudiantes, sustento de personas en el exterior,
gastos sufragados con tarjetas de crédito en el extran-
jero, y otros, entre los que cabe destacar el pago de la
deuda privada externa, previo el reconocimiento de la
misma por parte del Ministerio de Hacienda. A tal fin
las personas naturales y jurídicas deberían inscribirse en
el Registro llevado al efecto por la Oficina Técnica de
Admnistración Cambiaria, OTAC, instancia operativa de
la Junta de Administración Cambiaria.
Debe señalarse, desde el principio la Junta de Adminis-
tración Cambiaria procuró fundamentar su actuación en

126
criterios objetivos, cónsonos no solo con las necesida-
des impuestas por la coyuntura que llevaron a la instaura-
ción del control de cambio, sino también, por los requeri-
mientos del interés nacional. Se preocupó igualmente
por instrumentar un sistema ágil y transparente accesible
al público, para fomentar la credibilidad del organismo
y garantizar su eficiencia. Cuidando siempre, por supuesto,
el apego a las normas legales en el cumplimiento de sus
fines. De ahí el esfuerzo por fijar una normativa funda-
mentada en criterios idóneos, a través de las resoluciones
adoptadas, ponderando el alcance y proyección de las
mismas en todo momento. Y el establecimiento, cuando
se consideró oportuno y necesario, de controles ex-
ante y ex- post para verificar la justificación de la soli-
citud. Tanto en lo concerniente al cumplimiento de los
procedimientos instituidos como a la conveniencia de
su otorgamiento para favorecer las posibilidades de supe-
rar la crisis planteada y/o la promoción de actividades
productivas, dada la demanda de factores de produc-
ción nacionales y/o la oportunidad de sustituir importa-
ciones o aumentar la exportación que se impulsaría. Sin
olvidar, desde luego, la atención dispensada a la satisfac-
ción de las necesidades de consumo. Vista su dependen-
cia de la importación.
No está de más advertir que, la consideración de
los criterios expuestos no se utilizó en ningún momento
para limitar o discriminar las solicitudes, sino como punto
de referencia para explicar y justificar la calificación
otorgada al autorizar las divisas solicitadas. Cuestión
procedente porque, contrariamente a lo cuanto se cree,
la Junta Cambiaría no manejaba el total de divisas dispo-
nibles por el país, pues de acuerdo al Decreto que la
creó apenas disponía del monto asignado por el Banco
Central trimestralmente, de conformidad con sus dispo-
nibilidades. Este monto, de acuerdo con los datos cono-
cidos, en 1995 alcanzó el equivalente al 56 por ciento
del total de divisas que dispuso el país, o sea, alrede-
dor de unos nueve mil quinientos ochenta y siete millo-
nes de dólares; de los cuales, alrededor de un 6 por
ciento fueron otorgados directamente por los bancos

127
comerciales, por disposición expresa de la JAC la cual
autorizó el otorgamiento hasta de 5 mil dólares para
importaciones por' parte de dichos institutos. Por otra
parte, debe destacarse que Petróleos de Venezuela, PDVSA,
disfruta de un régimen especial consagrado a través de
un convenio cambiario firmado con el Banco Central,
que le autoriza a utilizar parte de las divisas obtenidas
por sus exportaciones para pagar directamente sus com-
promisos externos. Igualmente, el Banco Central, de acuer-
do con su normativa, dispone directamente de una canti-
dad de divisas significativa.
Aparte de las instituciones mencionadas, también
los exportadores, a excepción hecha de PDVSA y de la
CVG, según la normativa aprobada por la JAC, podían
deducir hasta un 10 por ciento de las divisas obtenidas
por sus ventas en el extranjero, para sufragar la prestación
de servicios conexos con su actividad contratados en el
exterior. Esto sin desmedro de los beneficios contempla-
dos en el Régimen Especial facultativo que les concede
el suministro de divisas destinadas al pago de importa-
ciones de materias primas, insumas, partes, piezas, repues-
tos, servicios y otros gastos necesarios para la produc-
ción de bienes y servicios destinados a la exportación
así como para la cancelación de obligaciones debidas al
financiamiento externo. Las resoluciones adoptadas por
la Junta, como ya se ha referido, procuraban compatibi-
lizar sin desmedro de las normas legales ni exceder su
competencia, las soluciones requeridas por la problemá-
tica estimulada por la coyuntura, con el cuidado y res-
peto demandados por los intereses nacionales. Finali-
dad que en definitiva yen buena parte exige la concilia-
ción de los intereses privados y públicos, condición
indispensable para garantizar la realización en el corto,
mediano y largo plazo de los objetivos nacionales.
Al respecto, el enfoque de la política gubernamen-
tal dirigida a modificar una realidad que se aspira supe-
rar, debe tener en cuenta las condiciones que la determi-
nan. De hecho, en lo atinente a los problemas económi-
cos de un país, es necesario tener presente que los
mismos no se resuelven sólo con la imposición de deter-

128
minadas medidas, por más idóneas que sean. A este
nivel el éxito depende de la receptividad que ellas lo-
gren entre la colectividad. En momentos críticos, como
son los actuales, la materialización de las expectativas
promovidas por la política gubernamental, sobre todo
por la económica, dependen más de la respuesta del
cuerpo social que de las iniciativas adelantadas por el
Gobierno. Así, sin la cooperación activa de la ciuda-
danía ninguna política económica puede tener éxito.
Mas aún, incluso si el gobierno promueve condicio-
nes favorables a su política y ésta logra alcanzar el
consenso ciudadano todavía podría afrontar otras dificulta-
des, como serían las originadas por las círcunstancias
externas. Un ejemplo significativo nos lo ofrece en este
sentido el caso del petróleo en Venezuela. Como la
actividad petrolera se aboca principalmente a la extracción
del producto, la participación en las otras fases de dicha
actividad es muy limitada o nula y sus posibilidades de
influir en las contingencias externas que se promueven
son escasas.
y esto es preocupante no sólo ante el cambio de la
estructura planetaria planteado actualmente, sino por-
que alrededor del 75 por ciento de las exportaciones
venezolanas y por tanto de las divisas recibidas por el
país, se originan en el petróleo, así como entre el 70 y
80 por ciento de los ingresos fiscales ordinarios.
Por tanto, las variaciones de la demanda interna-
cional y las fluctuaciones de los precios del petróleo,
afectan el equilibrio global de la economía venezolana
y afectan su estabilidad. Cual refleja el comportamiento
de tres elementos: moneda, crédito y banca. Por cuanto
la fluctuación del valor de la moneda por efecto, principal-
mente, de la tendencia descendente de los precios de
los productos básicos y las variaciones de su demanda,
por una parte, reducen las posibilidades de financiamien-
to a largo plazo. Y por otra, el acceso al crédito y las
ayudas de los organismos internacionales de un país
depende, en buena medida, de las expectativas de sus
exportaciones. A lo cual en el presente debe agregarse,
en el caso de países deudores, como Venezuela y en

129
generar los latinoamericanos, la limitación planteada por
la cuantía de la deuda externa, amén del incremento de
la demanda de financiamiento determinada por la necesi-
dad de actualizar sus infraestructuras y procedimientos,
impuesta a todas las naciones por la difusión de una
nueva tecnología. En cuanto a la banca de sobra se
sabe de sus problemas, auspiciados por un fortaleci-
miento de las presiones inflacionarias que ella misma
ha contribuido a fomentar, excediendo la capacidad de
crédito que le permitían sus reservas y/o financiando
actividades poco rentables o riesgosas, incluso contravi-
niendo o manipulando las normas legales. Como ha
sido el caso de autopréstamos y financiamientos de em-
presas propias o de sus allegados, por parte de sus
ejecutivos. Amén de la colocación de dinero en el exterior
con fines especulativos, jugando a la devaluación del
bolívar, o bien para aprovechar las oportunidades de
ganancia ofrecidas en el mercado internacional. Manipu-
lación que unida a la desconfianza suscitada por la
fluctuación del signo monetario recrudecida posterior-
mente por la crisis bancaria y la persistencia del déficit
presupuestario, son causas inmediatas de la fuga de
capitales. Así como del descenso de las reservas interna-
cionales, que llevó al gobierno a acudir al control de
cambio y a la imposición de un cambio único, dada la
gravedad del problema proyectado por la coyuntura, el
cual requería una acción rápida.
Desde luego, se estaba consciente de que esta medi-
da, por sí sola, no era suficiente para resolver el proble-
ma económico, pues este se origina en causas estructu-
rales y su solución no puede lograrse sólo con la aplica-
ción de un instrumento monetario. Al respecto, debe
tenerse en cuenta que el tipo de cambio expresa la
relación entre el precio relativo de dos monedas, y que
tal precio, expresa la productividad media de la economía,
esto es, su capacidad para producir excedentes, y por
consiguiente, incrementar las exportaciones.
Como lo que abunda no daña, no está demás insis-
tir en algo muy sabido: los problemas confrontados en
materia de ocupación, inestabilidad de los precios y

130
desequilibrio de las Cuentas internacionales reflejan la
situación coyuntural. Mientras, la ineficiencia de la eco-
nomía es demostrada por las limitaciones de la capacidad
productiva, la desigual distribución de los factores produc-
tivos y, en consecuencia, la necesidad de su reasigna-
cíón: el descuido de las necesidades colectivas y su
insuficiente satisfacción; la desigualdad y el desequili-
brio del desarrollo regional; la desequilibrada distribu-
ción del ingreso y del PTB. Aspectos, que sumados,
promueven la ineficiencia del funcionamiento de la eco-
nomía..
Ahora bien, la eficiencia de la misma no puede
apoyarse en un solo factor productivo, sea el capital o
el trabajo; o en una sola actividad, agrícola, industrial,
comercial y, como en nuestro caso, ni siquiera en la
petrolera. La eficiencia económica de una sociedad es
resultado del rendimiento de todos y cada uno de los
factores y las actividades mencionadas, así como de su
actuación conjunta y coordinada.
Lo expuesto hasta aquí, a nuestro criterio, ilustra
suficientemente la compleja y difícil situación afrontada
por la economía nacional en el presente, además de las
graves repercusiones que en tales circunstancias podían
precipitar los acontecimientos -caída de las reservas y
del valor del bolívar- que determinaron la imposición
de un control de cambio por parte de las autoridades.
Modalidad preferida a la otra alternativa posible, la deva-
luación, en razón de su menor incidencia en los niveles
de bienestar de la población, al menos a corto y mediano
plazo.
A tal fin se esperaba que el control de cambio
frenara la fuga de capital, responsable de la caída regis-
trada por las reservas internacionales, y, simultáneamente,
el establecimiento de un cambio único restaría credi-
bilidad al argumento esgrimido por quienes, al amparo
de la situación creada por la fluctuación del valor de la
moneda, especulaban con los precios contribuyendo,
por este medio, a fomentar la inflación. Que tales objeti-
vos eran posibilidades reales y factibles lo demuestran
los resultados alcanzados por el control de cambio en el

131
primer semestre de su funcionamiento, pese a la fuerte
campaña desatada en su contra por quienes veían früs-
tradas sus oportunidades de continuar medrando de las
circunstancias. En tal sentido, las cifras correspondientes
al primer semestre hablan por sí solas. Para diciembre
de 1994, las reservas del Banco Central habían llegado a
los 11 mil 507 millones de dólares, contra los 8 mil 861
millones registrados para julio del mismo año, cuando
la Junta de Administración Cambiaria, JAC, asumió sus
funciones. Lo cual representa un 30 por ciento de aumento.
La tendencia positiva se mantuvo hasta el primer trimes-
tre de 1995 y, es sólo en el segundo semestre de ese
año, cuando la misma se revierte.
Como consecuencia para julio del 95, final del pri-
mer semestre de dicho año y segundo del control de
divisas, las reservas muestran un descenso con respecto
a la cifra alcanzada al cierre de 1994, mencionada ante-
riormente, al situarse en 10 mil 548 millones de dólares,
o sea, 8,3 por ciento menos. De donde, en el primer
año del funcionamiento del control de cambio, de julio
de 1994 a julio de 1995, las reservas monetarias se
habían incrementado en algo más del 19 por ciento, no
obstante el descenso observado en el tercer trimestre.
pero aun así, al inicio del último trimestre, octubre de
1995, las reservas se mantenían por encima del nivel
estimado para junio del año 94.

OBSTÁCULOS AFRONTADOS POR EL RtGIMEN DE CONTROL

Para entonces, como veremos más adelante, el de-


sempeño de la Junta de Administración Cambiaria, JAC;
afrontaba cada vez mayores dificultades, como resulta-
do de las circunstancias originadas por la persistencia
de la inflación y la intensificación de la expectativa
devaluacionista estimulada por la insurgencia de un merca-
do paralelo y un cambio dual auspiciado por la cotiza-
ción en la Bolsa de Caracas de los Bonos Brady. Contin-
gencia precedida por el Proyecto de Reforma Parcial del
Decreto W' 326 de fecha 31.08.94 (que reformaba parcial-
mente el NQ 286 del 22.07.94, el cual contemplaba a su

132
vez la reforma del Nll 268, de fecha 07.07.94, relativo a
las normas para la Administración Cambiaria) adelantado
por el Ejecutivo con motivo de sus planes de realizar
una emisión de certificados de participación en dólares,
para ser negociados en el mercado nacional de capitales.
Tales certificados estarían exonerados de las obligacio-
nes de vender al Banco Central las divisas provenientes
de su venta o disposición, o de sus pagos, si dichas
divisas ingresaran al país. Y, asimismo, a los fines de su
negociación, se les eximía de la presentación de la última
declaración del impuesto sobre la renta para la adquisi-
ción de divisas. Disposiciones ambas contempladas en
las normativas cambiarias manejadas por la Junta, a la
cual se participó lo conducente al proyecto de Reformas
citadas, en oficio del 06.03.95, enviado por el Coordinador
de Finanzas Internacionales del Ministerio de Hacienda,
solicitando opinión.
Al efecto, la Junta alertó sobre la discriminación
planteada por los privilegios otorgados a estos papeles,
destinados a fortalecer el patrimonio de FOGADE. A
cuyo fin el Ejecutivo aportaría a ese organismo durante
cinco años su participación petrolera, proveniente del
lIamado impuesto de explotación que pagan las filiales
de PDVSA. A su vez él (FOGADE) permutaría dicha par-
ticipación por las cuentas por cobrar de PDVSA y cede-
ría, a continuación, sus derechos sobre los aportes petrole-
ros y las cuentas en cuestión a un fideicomiso que se
constituiría por la República o por FOGADE. Asimismo
la Junta destacó la oportunidad que los susodichos certifica-
dos brindaban, en razón de que podían ser vendidos
libremente en el país y las divisas originadas por elIos
podían ser utilizadas como medio de pago, no tendrían
obligatoriamente que convertirse en moneda nacional,
ni su movilización fuera del país estaría sujeta a control
alguno, de impulsar la creación de un mercado de divi-
sas paralelo, fundamentado en los certificados mencio-
nados. El cual, dados los privilegios otorgados a tales
papeles, facilitaría la intervención de inversionistas extran-
jeros, actuando per se o por cuenta de terceros, que
podrían operar libremente al margen de las normas cambia-

133
rias aprobadas, las cuales mantendrían su vigencia para
los demás. De donde, a criterio de la Junta, el proyecto
presentado debía considerarse a fin de adecuarlo a la
normativa vigente.
Esta conclusión derivada del análisis legal de la
materia considerada estaba avalada por las observaciones
que se hicieron desde el punto de vista económico;
especialmente en relación a la necesidad de preservar
los intereses nacionales, impuesta por las contingencias,
lo cual es un fin del Estado, y asimismo, a la luz del
enfoque de la Economía de Defensa, es materia prioritaria.
Desde esta perspectiva, vale la pena señalar algunos de
los argumentos que sustentamos en esa ocasión, cuya
validez es evidente si recordamos que el funcionamiento
del control de cambio está interrelacionado con el movi-
miento de divisas. Asimismo, no es ajeno al desenvolvi-
miento y expectativas de la circulación monetaria y por
tanto, el de las políticas crediticia y fiscal.
Dentro de este contexto, la solución planteada para
fortalecer el patrimonio de FOGADE, en el proyecto de
reforma presentado, pese al carácter temporal que se le
atribuye, sienta precedentes peligrosos para la soberanía,
en lo atinente al manejo del patrimonio nacional y repre-
senta un riesgo para la seguridad porque pone de mani-
fiesto la disposición, por parte de las autoridades, de
poner en juego el acervo petrolero.
Al efecto es conducente señalar: 1) En las condi-
ciones actuales, signadas por las transformaciones estruc-
turales externas (mundialización, globalización) e inter-
nas (descentralización política y administrativa) tales pre-
cedentes son relevantes, tanto en razón de las expec-
tativas que crean como de la posibilidad de que favo-
rezcan el fortalecimiento de una cultura de la corrupción
rechazada hoy día por todo el mundo. 2) Pese al carácter
temporal y condiciones ad-hoc del proyecto, durante la
vigencia del mismo, el pleno ejercicio sobre la regalía
petrolera de las autoridades competentes se vería limitado
por la intervención de terceros, implícita en la figura de
fideicomiso propuesta, con menoscabo de la autonomía
de acción del Estado. 3) El convenio de Aporte patri-

134
monial suscrito por la República, FOGADE y PDVSA
para dar a la emisión de los certificados el soporte de
una garantía representada por la regalía petrolera, esto
es, la cantidad de petróleo que el gobierno percibe por
concepto de la explotación de este recurso, de hecho
representa el reemplazo de un bien real por una obliga-
ción financiera, lo cual equivale a la sustitución de capital
por deuda. 4) Los certificados que se emitirían, dada su
garantía y privilegios, podrían restar estímulo a la inver-
sión directa -como evidencian los casos de México y
Argentina- la cual desde el punto de vista de la seguri-
dad, es preferible. Posibilidad que indudablemente favo-
recería la tendencia inflacionaria en marcha. 5) La emi-
sión de papeles privilegiados, nominados en dólares,
dotados de una garantía real visto que las divisas originadas
por ellos no estarían sometidas al control del Banco
Central y podrían ser dispuestas libremente por sus tene-
dores, competiría con aquellas obligaciones y papeles
carentes de ventajas semejantes, afectando su cotización.
Como se ve, hay argumentos racionales que expli-
can las reservas suscitadas por el proyecto las cuales, a
nuestro entender, han quedado confirmadas como vere-
mos enseguida, por los graves problemas creados por
los Bonos Brady. Papeles nominados en dólares promo-
vidos con motivo de la reconversión de la deuda pública
realizada en años anteriores, que irrumpieron sin haber
obtenido la autorización correspondiente en la Bolsa de
Caracas en junio del 95, coincidiendo con una baja de
las reservas internacionales.
De donde las primeras transacciones efectuadas en
estas condiciones, podían considerarse ilegales, habida
cuenta del régimen cambiario vigente, que consagraba
como ya hemos explicado, la existencia de un control
integral, con un tipo de cambio único y fijo. Situación a
la cual, después de analizar el alcance de la incidencia
de los Brady, hicimos serios reparos en el seno de la
Junta de Administración Cambiaria, JAC, que fueron recogi-
dos por ella. Y sobre los cuales, asimismo, tuvimos
oportunidad de informar a calificados voceros de la Admi-
nistración Pública, así como a los miembros de la Comí-

135
sión de Contraloria de la Cámara de Diputados, en el
curso de una interpelación a la Junta Cambiaria, ante
quienes argumentamos lo siguiente: "La colocación en
el mercado nacional de papeles nominados en dólares
de libre circulación brinda la oportunidad para la legiti-
mación y/o transferencia de fondos provenientes de activi-
dades ilícitas, como narcotráfico, corrupción adminis-
trativa y tráfico de armas".
El incremento de la oferta de divisas, procurado a
través de la venta de los Bonos Brady en la Bolsa de
Caracas, no es resultado de una actividad real de la
economía, sino de una especulación financiera, como
demuestra su cotización en el mercado de New York,
menos de 50 por ciento del valor nominal. Igualmente,
dadas las circunstancias vigentes, favorece una expansión
mayor del circulante y por tanto, tiene carácter inflacio-
nario. Peor todavía, la cotización en la Bolsa de los
Brady promueve una tasa de cambio paralela a la esta-
blecida oficialmente, lo cual estimula la especulación
con la divisa, favoreciendo la escalada de precios y la
aceleración de la inflación, que ha contribuido a forta-
lecer la tendencia devaluacionista de nuestro signo mo-
netario, especialmente después de la firma del conve-
nio acordado entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central, conforme al cual se reconocía como punto
de referencia del precio de las divisas otorgadas para
viajes de turismo y negocios, liquidación de los gastos
efectuados con tarjetas de crédito en el exterior y la
estimación en moneda nacional de los boletos aéreos,
el valor del dólar Brady para el momento.
Así, el convenio suscrito vino a legitimar la actuación
de los Brady consagrando la existencia de un mercado
paralelo y un cambio dual, lo que determinó la acelera-
ción de la devaluación del bolívar y un mayor impulso
de la tendencia inflacionaria materializada en una vertigi-
nosa escalada de los precios de bienes y servicios. De
este modo se ha creado una situación paradójica, que
quizás no es ajena al persistente descenso de nuestra
moneda y al apresuramiento de la tendencia alcista de
los precios observada en estos días; tal es el funciona-

136
miento simultáneo de las dos alternativas posibles, control
de cambio o devaluación, recomendadas por el conoci-
miento y avaladas por la práctica, para enfrentar el
descenso de las reservas de divisas cuando se dificultan
las posibilidades inmediatas de lograr ingresos extraor-
dinarios por la vía de inversiones directas o préstamos.
A mayor abundamiento cabe señalar que los bonos Brady
se originan en la deuda pública contraída por Vene-
zuela, a la cual hicieran reparos legales en su oportu-
nidad el Congreso de la República y el actual Presi-
dente, doctor Rafael Caldera. Y además, que buena parte
de la deuda en cuestión, jamás ingresó al país a pro-
ducir bienes y servicios.

CONCLUSIONES

De acuerdo con lo expuesto es fácil concluir:

1. Puede decirse que desde julio de 1994 hasta el


presente ha funcionado en Venezuela un con-
trol de divisas, pero no un verdadero sistema de
control de cambio. Al efecto, un hecho es signifi-
cativo: la Junta de Administración Cambiaria dis-
ponía sólo del porcentaje -de divisas que le eran
asignadas por el Banco Central de acuerdo con
sus disponibilidades.

2. El control de cambio instaurado, apoyado en la


existencia de un cambio único, no ha podido
desempeñarse con la eficacia que las circunstan-
cias demandan, pese a los logros .alcanzados en
su primer año (incremento de las reservas en 19%;
una pausa o flexión en la velocidad de la infla-
ción por cuanto, para el primer semestre de 1995
la tendencia al alza de los precios de los bienes
de consumo en el Area Metropolitana fue de 22%,
contra 32% el semestre anterior y 29,4% del mismo
semestre del 94) por razones ajenas a su manejo.

137
3. Las limitaciones que ha encontrado el Control de
Cambio para cumplir cabalmente sus propósitos
se deben, a nuestro criterio, a las contradiccio-
nes planteadas por las políticas monetaria y econó-
mica; responsables en buena parte de los distur-
bios monetarios y económicos observados. Los
cuales se han intensificado, como consecuencia
de las operaciones llevadas a cabo con los Bonos
Brady en la Bolsa de Valores de Caracas.

4. La instauración de un Control de Cambio tiene


por finalidad, primordialmente, impedir el dete-
rioro, y/o restablecer, el bienestar de la población.
y por otro, garantizar prioritariamente la satisfac-
ción de la demanda de divisas del sector produc-
tivo, con el fin de recuperar el equilibrio entre
las magnitudes reales y financieras, requerido por
un funcionamiento armónico de la economía, condi-
ción necesaria para volver a un sistema de cam-
bio libre. Lo cual requiere de las autoridades
competentes la promoción de una disciplina mone-
taria y fiscal que no se ha dado.

5. En ausencia de una acción punitiva eficaz contra


los ilícitos cambiaríos, se ha fomentado en el
seno de la colectividad una sensación de fracaso
del control de cambio.

OBRAS CoNSULTADAS

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PARELES, PEDRO MIGUEL: Comentarios al Proyecto de Reforma


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gida a autorizar la emisión de Certificacio-
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sesión del 07.03.95. Caracas, 08.03.95.

PARELES, PEDRO MIGUEL: Columna "Petróleo y Poder": Dia-


rio El Nuevo País, Caracas, 04-10-95.

PARELES, PEDRO MIGUEL: Columna "Petróleo y Poder": Dia-


rio El Nuevo País, Caracas, 06.12.95.

Banco Central de Venezuela: Informe Económico, 1994.

139
EL PANORAMA FISCAL VENEZOLANO

Carlos Rafael Silva

RAZONES DE UNA GESTIÓN

Por diversas circunstancias, ampliamente divulgadas


en los medios de comunicación social, el Presidente de
la República de Venezuela fue separado de su cargo en
virtud de un acuerdo del Congreso Nacional, previo
cumplimiento de las normas constitucionales pertinentes.
Ese hecho dio origen a que el Presidente del Congreso
Nacional ocupase interinamente la Presidencia de la Repú-
blica por muy breve plazo y, más tarde, el Congreso
Nacional designó como Presidente de la República, por
el resto del período constitucional 1989-94, al Or. Ramón
J. Velásquez. Adoptada esa decisión, ~I Presidente comenzó
la difícil tarea de integrar su Gabinete Ejecutivo, acción
complicada por el confuso panorama político del país,
por la brevedad de la gestión administrativa a desempe-
ñar, porque los dos partidos mayoritarios del Congreso
-los mismos que le ofrecieron la Presidencia al Dr. Velas-
quez- negaron a sus militantes que aceptaran cargos
ejecutivos en el nuevo gobierno, y hasta le sugirieron al
Presidente que se abstuviese de designar en el Gabinete
Ejecutivo a caracterizados simpatizantes de esos partidos.
y porque servirle al país honestamente, con el firme
propósito de ser útil en épocas de dificultades, acarrea
grandes sacrificios y exponerse a infundios y maledicen-
cias por el desempeño del cargo y eventuales contingen-
cias derivadas de la draconiana Ley Orgánica de Salvaguar-
da del Patrimonio Público y de la falta de confiabilidad
en la administración de justicia. El Presidente Velásquez

141
decidió integrar su gobierno con personalidades política-
mente independientes, preferiblemente con trayectoria
en la vida pública, y de una conducta ciudadana y
honestidad personal inobjetables.
A mí me pidió colaborar en el desempeño de la
cartera del Ministerio de Hacienda. Y accedí a servirle al
país en momentos críticos en el área de mi formación
teórica y práctica. Tomé posesión del Despacho de Ha-
cienda el día 9 de junio de 1993. La situación que
encontré era mas compleja de lo que vislumbraba y me
hizo recordar un comentario del Dr. Alfonso Espinosa
cuando llegó a la Presidencia de nuestro Banco Central
y, en algún momento, me dijo: "este era un cargo para
el cual me formé y nunca imaginé que su desempeño
me resultase tan ingrato". El Dr. Espinosa había sido, en
la época del Presidente Medina Angarita, Diputado al
Congreso Nacional y Presidente de la Cámara de Diputa-
dos, había escrito varias monografías sobre temas fisca-
les y monetarios y cuando ocurrió el derrocamiento del
Presidente Medina Angarita ocupaba la cartera de Minis-
tro de Hacienda.

LA SITUACiÓN IMPERANTE

El panorama político, económico y financiero del


país estaba altamente enrarecido como consecuencia de
la revuelta popular de febrero de 1989 y de la asonada
militar ocurrida en febrero de 1992, al punto de que el
Presidente de la República se vio precisado a designar
un Consejo Consultivo integrado por personalidades de
alta representatividad en el país para que analizara la
situación reinante y le hiciese recomendaciones con miras
a superar la crisis. Las conclusiones y recomendaciones
de ese Consejo fueron presentadas al Presidente en abril
de 1992, quien prometió estudiarlas con miras a su ulterior
implementación en la medida que lo juzgase procedente.
La ausencia de pronunciamiento oportuno al respecto,
quizás fue una de las razones que motivó el segundo
alzamiento militar en noviembre de 1992.

142
En cuanto a la situación fiscal que encontré, ésta
era altamente precaria. Existía un déficit fiscal estimado
en Bs. 217.964 millones y la situación de la Tesorería
Nacional resultaba comprometida al máximo. Había que
destinar sus disponibilidades a atender los pagos más
apremiantes, a cuyos efectos el pago de la nómina del
personal al servicio de la Administración Pública y la
cancelación de los servicios de la deuda recibían tratamiento
preferencial. La atención prioritaria otorgada al servicio
de la Deuda Pública obedecía, simple y llanamente, al
hecho de que Venezuela es actualmente un país altamente
endeudado que tendrá por algún tiempo que continuar
renovando sus obligaciones o contrayendo otras nuevas,
todo lo cual impone cubrir oportunamente sus obligaciones
para encontrar acogida en el mercado de capitales. El
Despacho de Hacienda mantenía en cartera Letras del
Tesoro pendientes de colocar que, por tratarse de un
plazo de dos años, habrían sido autorizadas por el Con-
greso Nacional. Dichas Letras competían en el mercado
con la oferta de bonos cero cupón emitidos por el
Banco Central de Venezuela que, por razones obvias,
gozaban de mayor aceptación que las citadas Letras.
A las demás ordenes de pago se les daba curso en
base a las existencias que restaban, a los apremios de
los acreedores y a las perspectivas para poder cubrir
otras exigencias en un futuro inmediato. Simultáneamente,
y como expresión de no tener conciencia de las dificulta-
des fiscales del país, las solicitudes adicionales de recur-
sos para atender erogaciones públicas se acrecentaban.
Cada vez que nos reuníamos con los Gobernadores de
Estado, éstos gestionaban mayores aportaciones del Fisco
y le trasladaban gastos que ellos debían cubrir con sus
propios medios. Mas aún, la puesta en marcha de la
descentralización administrativa obligaba a liquidar al
personal que se transfería a los Estados y, por tanto, se
hacían exigibles inmediatamente pagos que de otra for-
ma sólo se cancelarían en un futuro lejano. Las Universi-
dades Nacionales demandaban mayores recursos, y la
proximidad de las elecciones generales programadas para
el mes de diciembre de ese mismo año, acrecentaba los

143
apremios del Fisco. Otros desembolsos, entre ellos los
gestionados por las Fuerzas Armadas Nacionales para
modernizar sus equipos, como la repotenciación de unas
fragatas de la Armada Venezolana, así como similares
requerimientos de las Fuerzas Aéreas, obligaban al Ministro
de Hacienda a explicar la situación de estrechez que
afrontábamos y, afortunadamente, encontró comprensión
de parte de los solicitantes. En todo momento hubo el
temor de que los recursos de la Tesorería Nacional no
alcanzarían a cubrir los gastos de fin de año, entre los
cuales el vencimiento de cuotas de interés de la deuda
externa de la República y los desembolsos propios de
esa época del año, como aguinaldos y utilidades, cons-
tituían desembolsos exigentes para la Tesorería Nacio-
nal y obligaban, como en ocasiones precedentes, a poster-
gar ciertos pagos para el año fiscal siguiente.

ACCIONES ADOPTADAS

Ante lo complejo del panorama fiscal y dentro de


la brevedad de la gestión del gobierno del Presidente
Velásquez, se pensó en actuar simultáneamente en va-
rias áreas fundamentales. Desde el punto de vista de los
egresos, reducir éstos a los esenciales para mantener en
funcionamiento las dependencias gubernamentales y ase-
gurar las inversiones en marcha o las juzgadas indispensa-
bles. En otros casos optamos por postergar los compro-
misos adquiridos previamente por el Estado.
Eh la práctica, son muy limitadas las posibilidades
reales de hacer reducciones substanciales en los gastos
públicos. Existen una serie de compromisos originados
en normas legales preexistentes o en obligaciones previa-
mente adquiridas, como son, entre otras, los aportes a
los Estados por concepto de Situado Constitucional, el
servicio de la gravosa deuda pú blica, el pago del personal
que trabaja en las múltiples dependencias de la administra-
ción pública y la ausencia de una convicción y volun-
tad política en torno a que hay que moderar el gasto
fiscal o, al menos, hacerlo más eficiente, si es que quere-
mos superar el difícil trance por el que pasamos en la

144
actualidad. Los recientes e importantes incrementos de
remuneraciones en las distintas ramas de los poderes
públicos -el Ejecutivo, el Legislativo y el ]udicial- revelan
una posición contraria a tales propósitos. No se trata de
negar la necesidad de que los servidores del Estado
obtengan una mejor compensación por sus servicios,
sino que la situación precaria del fisco hace inviable
esas revisiones. Ante la disyuntiva de disciplinar el gasto
público con miras a corregir los desequilibrios macroeco-
nómicos originados en su déficit y restablecer así la
confianza en la sana conducción financiera del país y la
solidez de nuestro signo monetario, se ha optado por
inyectar más dinero inorgánico al circulante, agravando
los problemas ya existentes y debilitando mas el poder
adquisitivo interno y externo del bolívar.
Desde el ángulo de los ingresos, el Gobierno consi-
deró necesario tramitar ante el Congreso de la República
autorización especial que facultara al Presidente de la
República para dictar leyes, básicamente de carácter tri-
butario, en ejercicio de las normas constitucionales exis-
tentes al respecto. Esa aspiración obligó a celebrar pro-
longadas conversaciones con la alta dirigencia de los
partidos mayoritarios del Congreso. En éstas, uno de los
congresantes afirmó que peticiones similares les habían
sido formuladas con anterioridad y que las habían recha-
zado por no gozar los gobernantes del momento de la
confianza del Congreso Nacional. Pero que dentro de
las nuevas circunstancias políticas, confiaban en la hono-
rabilidad, rectitud y pulcritud del Presidente y su Minis-
tro de Hacienda y que, por tal razón, estaban dispues-
tos a otorgar las facultades propias de una Ley Habili-
tante para actuar en las áreas que se determinarían opor-
tunamente. En razón de esa aquiescencia política, me
correspondió, como Ministro de Hacienda y conforme a
las instrucciones del Presidente Velásquez, presentar ante
la Cámara de Diputados el respectivo proyecto de Ley
Habilitante con su exposición de motivos.

145
LA LEY IlABIUTANTE

En esa exposición pedía el asentimiento del Con-


greso de la República para que el Congreso Nacional
autorizara al Presidente de la República a dictar, en
Consejo de Ministros y en un plazo de 90 días, una
serie de leyes que regularían aspectos cruciales en las
finanzas públicas y en las actividades financieras. Entre
las leyes de carácter fiscal figuraban las del Impuesto al
Valor Agregado, el Impuesto a los Activos Empresa-
riales, reformas a la Ley del Impuesto Sobre la Renta en
la materia relativa a los Convenios de Asociación orien-
tados a estimular la inversión extranjera en la industria
petrolera, además de reformas a las Leyes de Timbre
Fiscal, de Arancel Judicial y de Registro Público, que
actualizaran y sinceraran los gravámenes y demás contri-
buciones en ellas contemplados. En el ámbito finan-
ciero, se gestionó la autorización para reformar la Ley
General de Bancos y Otros Institutos de Crédito, la Ley
del Fondo de Depósitos y Protección Bancaria (FOGADE)
y la Ley del Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo.
Adicionalmente, se pidió autorización para una reforma
parcial a la Ley de Privatización y otra que autorizara la
creación del Banco de Comercio Exterior. Otras inicia-
tivas fueron descartadas para hacer viable la ejecución
de los objetivos fundamentales.
Sobre la casi totalidad de las leyes citadas existían
proyectos elaborados por el gobierno precedente, no
sancionadas oportunamente por las Cámaras Legislati-
vas en razón de consideraciones de muy variada índole.
El Congreso Nacional, finalmente, sancionó la Ley Habili-
tante y autorizó al Presidente Velásquez a legislar, en
Consejo de Ministros, sobre materias expresamente indi-
cadas en la Ley promulgada el 23 de agosto de 1993.
En esa forma, las responsabilidades del gobierno se
acrecentaron, porque no sólo tenía que administrar el
país con recursos precarios y asegurar un clima de tranquili-
dad adecuado a las elecciones que se avecinaban, sino
que también tuvo que dedicar largas sesiones a legislar.
Esto último no es sencillo, pues aun en el seno de un

146
Consejo de Ministros a menudo surgen posiciones radical-
mente opuestas y los Ministros, cuyas responsabilida-
des administrativas directas son muy limitadas, se con-
vierten en grandes censores y entraban la acción de los
responsables de despachos ministeriales con atribuciones,
responsabilidades y manejos de personal más vastos.
También es frecuente que si la materia sobre la cual se
legisla es compleja, resulta imprescindible recabar opinio-
nes califi-cadas, aun fuera del Gobierno.

EL IMPUESrO SOBRE EL VALOR AGREGADO

De los proyectos presentados, el más controvertido


fue el del Impuesto Sobre el Valor Agregado OVA). Esta
modalidad impositiva había sido puesta en discusión,
por vez primera en el país, a fines de la década de los
60 y comienzos de la de los 70, cuando bajo la primera
presidencia del Dr. Rafael Caldera, siendo Ministro de
Hacienda el Dr. Pedro R. Tinoco, éste sometió a la con-
sideración de las Cámaras Legislativas un proyecto de
ley sobre la materia, dentro de una política orientada a
ampliar la base tributaria. La proposición en referencia
no prosperó ante el rechazo de las Cámaras Legislativas,
las cuales estimaron que los proventos a recaudar de
los contribuyentes se podían obtener del sector petrolero.
Fue así como se incorporaron a la Ley del Impuesto
Sobre la Renta disposiciones tales como que el Ejecutivo
Nacional podía fijar unilateralmente los precios de los
hidrocarburos a los fines de determinar la utilidad gravable
de los concesionarios petroleros. Los acontecimientos
ocurridos tiempo más tarde, entre ellos la crisis petrolera
de fines de 1973 y 1974, hicieron descartar indefinida-
mente el proyecto de crear un impuesto de esas caracte-
rísticas en el país.
En mi cátedra universitaria siempre adversé el Im-
puesto Sobre el Valor Agregado, porque consideraba
que otros impuestos ya existentes en el país aún toleraban
alzas en sus respectivas tarifas; porque había que cobrar
previamente y a plenitud los impuestos vigentes y porque
la presión tributaria se ha venido ejerciendo en Venezuela

147
básicamente a través de la imposición indirecta, contravi-
niendo los lineamientos constitucionales en torno a la
equidad y progresividad de la imposición y las promesas
hechas cuando se estableció el Impuesto Sobre la Renta
y el Estado asumió el compromiso de canalizar en lo
sucesivo la presión tributaria del país preferentemente a
través de la imposición directa, al mismo tiempo que se
reducirían todos aquellos impuestos indirectos que gravaban
el uso y consumo de servicios y bienes de primera
necesidad. Sin embargo, como Ministro de Hacienda,
me di cuenta de que era imposible costear los gastos
públicos pendientes sin disponer de mayores recursos y
que la carencia de éstos gravaría mas intensamente a la
colectividad a través de la inflación. Además, el IVA
posee dos virtudes muy valiosas en caso de apremios
fiscales, como son la generalidad de su aplicación y la
de generar inmediatamente recursos para el Fisco. Por
otra parte, el Impuesto Sobre el Valor Agregado, aun
siendo un impuesto indirecto y como tal inequitativo
por su naturaleza, fue objeto de múltiples exenciones
en el consumo de los productos esenciales a la dieta y
salud personales y se hicieron extensivas tales exenciones
a algunos servicios con características similares. Por eso
se exceptuaron de su pago el consumo de las medicinas,
el transporte terrestre de pasajeros y los servicios educativos,
además de que una proporción de los recursos generados
por este impuesto se transfirió a los Estados a través del
Fondo Intergubernamcntal para la Descentralización (FIDES).
De allí que, en la campaña de divulgación de esta nueva
modalidad impositiva en el país, se utilizaron dos califi-
cativos que encuadraban plenamente dentro de la orien-
tación gubernamental, como eran que el Impuesto Sobre
el Valor Agregado era justo y necesario.
La justicia derivaba de que paga mas impuesto quien
más consume, especialmente cuando se trata de bienes
superfluos o de lujo. En cuanto a lo necesario, su razón
de ser estribaba en las apremiantes exigencias del Fisco
para el momento. Este impuesto empezó a regir en
octubre de 1993 aplicado únicamente a los contribuyentes
mayoristas, con una tasa impositiva del 10% Y se consagró

118
que este gravamen sería cobrado a nivel de consumi-
dores finales en las ventas al detal a partir de enero de
1994, y a esos efectos se había acometido una amplia
campaña de divulgación acerca de los actos que causaban
el pago del impuesto. Se intensificó la formación del
personal técnico que tendría a cargo su recaudación y
se planificó la creación de un servicio especial al cual
se encomendaría percibir este impuesto, que es lo que
permitió, a breve plazo, la puesta en marcha del Ser-
vicio Nacional Integrado de Administración Tributaria
(SENIAT) bajo el gobierno del Presidente Caldera.
Muchos de los críticos a este nuevo impuesto argu-
mentaban que el mismo sería de muy difícil recaudación
por el desconocimiento de los contribuyentes respecto
a sus obligaciones con el Fisco, y porque aquéllos lo
evadirían. Ese argumento tenía poca consistencia, porque '
si bien es cierto que en sus etapas iniciales todos los
impuestos son objeto de rechazo y percibirlos para el
Fisco es motivo de grandes tropiezos, también es cierto
que los mismos se crean con la convicción de que su
recaudación integral sólo se logrará después de un pro-
ceso de adaptación y de familiarización con su vigen-
cia. Nuestro Impuesto Sobre la Renta, promulgado en
1942, dio lugar a que el Gobierno Nacional tuviese que
crear una Junta de Apelaciones del Impuesto Sobre la
Renta para dirimir las controversias entre Fisco y contri-
buyentes y, más tarde, se creó el Tribunal de Apelacio-
nes del Impuesto Sobre la Renta, en el entendido de
que la doctrina sentada por estas instancias de alzada
jurídica se divulgaba profusamente para conocimiento
y
de los contribuyentes sus asesores respecto a las res-
ponsabilidades para con el Fisco. La importancia de la
creación del Impuesto Sobre el Valor Agregado se po-
ne de relieve cuando anotamos que los ingresos perci-
bidos por ese concepto en el último trimestre de 1993
alcanzaron a Bs. 24.051 millones, los cuales permitie-
ron atender muchos de los desembolsos fiscales de fin
de año y, además, facilitaron la cancelación o renegocia-
ción de algunas deudas del país, entre ellas de acreedo-
res foráneos, quienes interpretaron esa decisión como

149
muestra de una mayor capacidad de pago futura de
Venezuela frente a sus compromisos financieros. Con-
cretamente, entre las obligaciones externas de Vene-
zuela que vencían en octubre de 1993, estaban unas
contraídas en Alemania. En tal ocasión, los acreedores
de ese país accedieron a una propuesta nuestra de refi-
nanciación, basándose en que con los recursos a ge-
nerar por el IVA, Venezuela podría atender, en mejores
condiciones, sus compromisos financieros en el por-
venir.
Durante la campaña electoral, el Dr. Rafael Caldera
prometió derogar el IVA, y así lo hizo. Su planteamien-
to debilitó el proceso de cobro de este gravamen.

LA LEY DE IMPUESTO SOBRE LOS


Acnvos EMPRESARIALES Y OTRAS LEYES

Conjuntamente con el IVA, fue promulgada una


Ley de Impuesto Sobre los Activos Empresariales, un
verdadero gravamen directo al patrimonio. Este tributo
perseguía dos objetivos fundamentales, a saber:

a) Equilibrar la acción impositiva ejercida a través


de los impuestos directos e indircctos; y

. b) Fundamentalmente, servir de instrumento de


control impositivo a los contribuyentes del Im-
puesto Sobre la Renta.

El Gobierno tomó muy en cuenta la incidencia econó-


mica de este tributo sobre la inversión. Por eso, la
cuantía de la tasa impositiva se fijó en un nivel realmente
moderado y el impuesto sólo se causaba después de
transcurrido cierto número de años de actividad en las
empresas que iniciaban sus operaciones.
Otras leyes fiscales reformadas fueron las vincula-
das al cobro de una serie de tasas e impuestos previs-
tos como contraprestación a servicios bajo control esta-
tal o a meros impuestos contemplados en leyes de la
República. Es el caso de la Ley de Registro Público, la

150
Ley de Timbre Fiscal, la Ley de Arancel Judicial y otras
de igual naturaleza. En éstas, el objetivo perseguido era
básicamente actualizar la cuantía de las compensacio-
nes exigidas a cambio de la prestación de los servicios
públicos pertinentes, facilitar su ajuste e incorporar algu-
nas mejoras técnicas.
En cuanto a la Ley General de Bancos y Otras
Instituciones Financieras, la actuación del gobierno del
Presidente Velásquez se centró en revisar meticulosa-
mente unos proyectos que sobre la materia habían sido
elaborados en el Banco Central de Venezuela con miras
a modernizar la legislación del sector, robustecer la super-
visión estatal sobre el funcionamiento de las institucio-
nes financieras, abrir las posibilidades de la participa-
ción del capital foráneo en esta actividad, crear las condi-
ciones para el establecimiento de nuevas modalidades
de instituciones financieras y evitar el acaecimiento futuro
de operaciones irregulares como las que se venían practi-
cando.
La Ley en cuestión entró a regir el '1Q de enero de
1994 y, lamentablemente, en ese mismo mes, se produjo
el colapso de uno de los más importantes bancos del
país, que venía confrontando dificultades desde muchos
años anteriores, ocasionando que el Consejo Superior
de la Superintendencia de Bancos diera su asentimiento
a la propuesta de intervención formulada con carácter
urgente por el Superintendente de Bancos. Esa decisión
luego repercutió sobre otras instituciones del sistema
que evidentemente acusaban deficiencias patrimoniales
y desviación de sus actividades propias. Los pormenores
de esa decisión fueron reseñados en sendas exposiciones
del ex-Presidente Ramón J. Velásquez y por mí como
ex-Ministro de Hacienda en un estudio titulado El Ejecu-
tivo Nacional y la Intervención del Banco Latino publi-
cado en abril de 1994. Allí consta que el Banco Latino
fue intervenido a raíz de haber sido excluido de la
Cámara de Compensación por el Banco Central, en' ejer-
cicio de las facultades que le son propias, y agotadas
todas las posibilidades de que se le otorgara una nueva
asistencia crediticia o que el resto del sistema bancario

151
pudiera contribuir a solventar la situación patrimonial
que confrontaba ese Instituto. No era la primera inter-
vención bancaria que se practicaba en el país. En años
precedentes habían sido intervenidas múltiples institu-
ciones financieras, entre ellas el Banco Nacional de Des-
cuento en 1978 y el Banco de los Trabajadores de Vene-
zuela en 1982, cuando ambos ocupaban, en las respec-
tivas oportunidades, el primer lugar como captadores
de depósitos del público dentro del sistema bancario
nacional. Tales intervenciones no tuvieron la repercu-
sión del Banco Latino sobre el resto del sistema finan-
ciero, porque entonces no existía el alto grado de descom-
posición que ahora imperaba dentro del sistema bancario
venezolano.

OTRAS OPOONES IMPOSITIVAS

Entre los impuestos internos sobre consumos espe-


cíficos, los aplicables a los productos derivados del petró-
leo constituyen una fuente potencial de ingresos muy impor-
tante. Universalmente, estos impuestos se han estable-
cido aduciendo que los propietarios de vehículos automo-
tores son los principales beneficiarios de la construcción
de carreteras y demás infraestructura física requerida
para el desplazamiento de vehículos, por lo cual tales
propietarios deben contribuir al financiamiento de la
construcción y mantenimiento de las vías de comunicación.
Además, porque la posesión de medios de transporte
automotor es un buen indicio de capacidad de tributación,
como lo es en muchos países europeos el tener aparatos
de radio o televisión. Sin embargo, en Venezuela ha
habido un tradicional rechazo al incremento de estos
impuestos, especialmente cuando recaen sobre el consumo
de la gasolina. Se aduce, entre otras razones, que esa es
la manera de recibir directamente los habitantes del
país el beneficio de ser una nación gran productora de
hidrocarburos, reminiscencia de la época en que éramos
el tercer país como productor de petróleo y el primer
exportador mundial de hidrocarburos. De allí que cuando
asumió el poder la Junta Revolucionaria de Gobierno en

152
1945, una de las primeras medidas que tomó fue abaratar
la gasolina a través de la reducción en los impuestos
pertinentes, medida extensiva al consumo de kerosene.
Con lo primero se quería abaratar el transporte automotor
y, con el segundo, estimular el mayor uso de kerosene
en sustitución del carbón para evitar la tala de bosques.
Desde esa época, la modificación de los impuestos aplica-
bles a la gasolina supone una importante decisión po-
lítica, más que de orden económico. El ejemplo más
elocuente es lo ocurrido en febrero de 1989, cuando un
incremento del costo de transporte colectivo atribuido a
un alza en el precio de la gasolina provocó una seria
alteración del orden pú blico en el área central del país,
poniendo en juego la estabilidad institucional y debi-
litando altamente al gobierno que apenas se iniciaba.
En la actualidad, la justificación del incremento de
los impuestos que recaen sobre el consumo doméstico
de la gasolina es razonable. En primer lugar, están los
apremiantes requerimientos de recursos por parte del
Fisco Nacional. Además, los costos de adquisición de
un vehículo, su mantenimiento, reparaciones y seguros
han subido en cuantía astronómica, en tanto que permane-
cen invariables los impuestos y precios que recaen sobre
el consumo de combustibles, con la excepción de los
aceites lubricantes. La reciente decisión del Gobierno
del Presidente Caldera, al autorizar el aumento de la
gasolina en una moderada cuantía, es un paso correcto
en la dirección apropiada, aun cuando quedan pendientes
nuevas revisiones. Con razón, quienes adversan el endeuda-
miento público alegan que es incongruente seguir gravando
al país cuando existe la posibilidad de pechar activida-
des sobre las cuales es legítimo recabar mayores proven-
tos fiscales. Así se aliviaría el déficit fiscal, se atenuaría
la inflación y se daría una clara señal de estar poniendo
en orden al país.

LA PRIVATIZACIÓN

Adicionalmente a las reformas de genuino carácter


fiscal, el gobierno del Presidente Velásquez actuó tambien

153
en ciertas áreas de política económica que repercuten
sobre el Fisco, entre ellas la privatización.
La privatización ha sido reiteradamente invocada
como un cambio importante de política económica orientado
a conjurar nuestro crítico problema fiscal. He tenido
algunas reservas al respecto por varias razones. La primera
es que ciertas empresas públicas cumplen un evidente
cometido económico social, propio del Estado y justificado
magistralmente por algunos tratadistas universales en la
materia, entre ellos Luigi Einaudi, Benvenuto Grizotti y
Maurice Duverger. Es el caso de las líneas aéreas que
cubren rutas no atractivas para la actividad privada o el
suministro de energía eléctrica a poblaciones de reducida
densidad demográfica o el transporte público colectivo
para el desplazamiento masivo de usuarios. Es también
el caso de obras de infraestructura o aun de empresas
industriales fuera del alcance del sector privado y cuando
abundan los recursos fiscales. En estos ejemplos, una
empresa pública bien gerenciada cumple un papel útil a
la sociedad y su financiamiento a través de tributos, y
no de ingresos patrimoniales, lo defienden calificados
autores como expresión de la acción redistributiva del
ingreso que es responsabilidad estatal. Maurice Duverger
diferencia muy bien los ingresos fiscales de carácter
patrimonial respecto a los tributarios. Los primeros se
originan en la explotación del patrimonio estatal. Los
otros provienen de la acción impositiva del Estado.
Una segunda razón de mis reservas estriba en que
la mera privatización de las empresas no garantiza la
eficiencia del servicio o del suministro de los bienes de
que se trate y, menos aún, que estos sean suplidos a
cambio de precios o tarifas asequibles para la gran ma-
yoría de la población, sobre todo cuando se trata de
bienes o servicios de primera necesidad. Nada más elo-
cuente al respecto que lo ocurrido en el país con la
privatización de. la CANTV y las tarifas eléctricas.
En tercer lugar, la privatización auspiciada en países
como Inglaterra en la época de la Sra. Thatcher se
fundamentaba en descargar al contribuyente del pago
de impuestos con los cuales financiaban los ingleses el

154
desarrollo del dominio empresarial del Estado. Ese no
es exactamente el caso venezolano. El dominio empre-
sarial del Estado venezolano se originó en alto porcentaje
en la inversión de fondos públicos provenientes, de la
explotación de los hidrocarburos. Era una modalidad de
la siembra del petróleo y, después de todo, un destino
de los fondos públicos más provechoso que haberlos
utilizado en gastos de funcionamiento. Si realmente lo
que se quería era disminuir la cuantía de ingresos fiscales
en manos de nuestros gobernantes, tal vez la política de
reducir la explotación petrolera encuadraba mejor den-
tro de la moderación en los gastos fiscales a lo cual se
opusieron quienes alegaban que era mejor tener el di-
nero en los bancos que en el subsuelo.
Por otra parte, el dominio empresarial del Estado
venezolano se ha nutrido en buena medida con las
daciones en pago hechas por particulares a instituciones
públicas a las cuales no pudieron pagar en efectivo los
compromisos contraídos y también las adjudicaciones al
Estado hechas en virtud de sentencias por peculado.
Los múltiples casos de bancos que pasaron a manos del
Banco Central de Venezuela o de la Corporación Venezo-
lana de Fomento en la década de los 60 y 70 es muy
ilustrativa al respecto. Y también lo son empresas indus-
triales o de servicios que quedaron en manos de la
extinguida Corporación Venezolana de Fomento o del
Banco Industrial de Venezuela. Más recientemente, el
numeroso grupo de bancos y demás bienes que pa-
saron a manos del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) son ejemplos elocuen-
tes de nuestra aseveración.
La utilización de los fondos generados por la priva-
tización es también un aspecto importante a considerar
dentro de la política de privatización. Esta no proporciona
ingresos recurrentes al Fisco, razón por la cual, en mi
concepto, los ingresos fiscales provenientes de la privati-
zación deben destinarse fundamentalmente a cancelar
deuda pública o a costear inversiones en infraestructura
física. Sólo así se lograría que la disminución de un
activo público esté acompañada con la reducción de un

155
pasivo del Estado, evitando así que los recursos de la
privatización, que son extraordinarios o no recurrentes
por su naturaleza eventual, se utilicen para cubrir gastos
de la gestión corriente que posteriormente se hacen
presupuestariamente rígidos y contribuyen a agravar el
déficit fiscal. Por otra parte, debe evitarse que los mo-
nopolios públicos extinguidos sean sustituidos por mo-
nopolios privados.
A pesar de las reservas de principio expresadas
anteriormente, en la actualidad, ante la crítica situación
fiscal del país, tomando en cuenta que muchas de las
empresas públicas provienen de haberlas recibido en
pago de acreencias gubernamentales y ante la expe-
riencia de que tales empresas han sido causa funda-
mental del endeudamiento público y de que sobre mu-
chas de ellas pesan gravosas cargas laborales y se han
desnaturalizado los verdaderos fines para los cuales fue-
ron concebidas, he llegado al convencimiento de la conve-
niencia de trasladar al sector privado la inmensa ma-
yoría de las empresas gubernamentales, con dos excep-
ciones, Petróleos de Venezuela y EDELCA, las únicas
que creo se ajustan al espíritu y propósito de nuestra
Constitución sobre las empresas básicas. La privatiza-
ción cumpliría así una importante función de redimen-
sionar al Estado y de desprenderse de empresas que
constituyen una carga insostenible para el Fisco.

LA DEUDA PÚOUCA

El endeudamiento del fisco venezolano es el hecho


de mayor significación. y complejidad en la actual vida
política y económica del país. Evidentemente, fue una
irracionalidad endeudar al país en los términos y cuantía
como se hizo y, especialmente, durante la etapa de
holgura financiera cuando se contrajo. Era el momento
en que Venezuela estaba catalogada internacionalmente
como sujeto de crédito Triple A y, por eso, acreedores y
potenciales deudores estaban ávidos de concertar operacio-
nes financieras. Los promotores del endeudamiento adu-
jeron que los banqueros prestan a quienes tienen cómo

156
pagar. Adicionalmente, que los precios del petróleo conti-
nuarían subiendo indefinidamente y había que acelerar
el proceso de desarrollo del país.
Políticos de alta jerarquía y valiosos intelectuales
latinoamericanos muestran cierta indiferencia por nuestro
endeudamiento público. Invocan las experiencias de paí-
ses industrializados que también han contraído fuertes
deudas, nunca canceladas y simplemente refinanciadas.
Quienes así opinan olvidan que el endeudamiento de
esos países tuvo su origen en guerras en las que estaba
envuelta la supervivencia misma del Estado y, por lo
tanto, la motivación era totalmente diferente al caso
nuestro, donde parte del endeudamiento se ha esfumado
en episodios de corruptela o uso ineficiente de los recursos,
contratados básicamente por las empresas estatales. Por
otra parte, en esos países hay grandes capitales domésticos
que absorben porción significativa de sus emisiones de
bonos públicos, en el campo doméstico, frente a las
limitaciones de los nuestros.
Usualmente, en los organismos financieros interna-
cionales la posición de los representantes de países indus-
trializados es determinante en el proceso de tomar de-
cisiones y siempre encuentran fórmulas para resolver
los problemas de los países industrializados, por temor
a la radicalización de sus posiciones políticas, que no
es el mismo caso de las naciones en proceso de desarro-
llo. Nada más elocuente al respecto que las acciones
desplegadas por esos organismos financieros en episo-
dios de crisis de la libra esterlina y la lira italiana y, mas
recientemente, en el caso de México, entre otras pode-
rosas razones, por su condición de país limítrofe con
los Estados Unidos.
Desde otro ángulo, el endeudamiento público de
los países industrializados es fuente generadora de su
reactivación económica porque alto porcentaje de la
demanda que crea ese gasto deficitario es cubierto con
mayor producción doméstica. En cambio, en los países
en desarrollo el incremento de demanda originado por
el gasto fiscal deficitario comúnmente da lugar a un alza
en sus importaciones, con lo cual se agravan los proble-

157
mas de balanza de pagos y el mayor empleo en mano
de obra ocurre en los países de origen de esas importa-
ciones. La experiencia norteamericana de años recientes
es muy ilustrativa al respecto. En el proceso electoral
que llevó al poder al Presidente Ronald Reagan, éste
prometió al electorado, entre otras ofertas, la reducción
del gasto fiscal en Estados Unidos. En la práctica ocurrió
que al finalizar su segundo mandato la deuda pública
norteamericana había superado todas las cifras prece-
dentes" pero durante su gestión logró altos niveles de
crecimiento económico gracias a que su política armamen-
tista contribuyó poderosamente al florecimiento de la
industria bélica, de alta complejidad técnica y científica,
fuera de nuestro alcance.
Finalmente, el problema de la deuda pública en los
países en desarrollo suele tener serias repercusiones ad-
versas sobre la cotización internacional de sus monedas,
fenómeno que no siempre ocurre con las monedas de
los países industrializados. Estados Unidos tiene, cier-
tamente, un endeudamiento público cuantioso y, sin
embargo, su moneda nacional es codiciada universal-
mente con breves intervalos de desconfianza respecto a
su signo monetario. La razón es muy simple. La tenen-
cia de dólares no sólo da acceso al quizás más impor-
tante mercado de bienes y servicios del mundo, sino
que también es un magnífico refugio para conservar
parte del patrimonio personal o institucional, al margen
de las contingencías usuales en nuestros países. Ha sido,
en términos técnicos, un excelente activo de reserva.

MODAUDADES DE NUESTRA DEUDA

Originalmente nos endeudamos con bancos comer-


ciales privados del exterior. Luego, a partir de 1989,
sustituimos los bancos comerciales privados, como acree-
dores, por organismos financieros internacionales con
gran -capacídad de presión sobre sus deudores. Tal sustitu-
ción, es en principio, correcta. La banca comercial privada
del exterior actuó con evidente codicia e irresponsable-
mente. No evaluaban ni supervisaban satisfactoriamente

158
los proyectos que financiaban, lo cual sí suelen hacer
los organismos multilaterales de crédito que prestan en
condiciones de plazo. y tasas de interés más cónsonos
con nuestros requerimientos. Además, con la renegocia-
ción, dificultamos las posibilidades de reestructuración
de la deuda, al reemplazar acreedores identificables por
emisiones de bonos en los mercados de capitales, cuyos
tenedores no son siempre reconocibles y a pesar de las
razones técnicas invocadas para justificar esa conver-
sión al momento de las negociaciones. Por eso no' es
fácil hablar de reestructuración de deuda en la actualidad.
En ocasiones, hemos empleado el crédito externo
para típicos desembolsos domésticos o de carácter social,
que no generan medios de pagos foráneos para cancelar
las correspondientes obligaciones. Los organismos fi-
nancieros internacionales han estimulado esa política,
imprudentemente, contraviniendo elementales principios
de administración financiera y agravando la ya crítica
situación fiscal de nuestros países.
La deuda pública venezolana reviste las dos moda-
lidades típicas de deuda interna, representada por compro-
misos con contratistas, proveedores e instituciones del
sector público que en alguna forma han asistido financie-
ramente al gobierno nacional. Allí están las obligaciones
contraídas por el Fisco Nacional con 'el Banco Central
de Venezuela y empresas de servicio público como CADAFE,
CANTV, INOS y otros entes de la administración des-
centralizada, además de los miles de suplidores de bie-
nes y prestadores de servicios a las dependencias guber-
namentales.
Junto a esa deuda está la deuda pública externa
que, según la Memoria de Hacienda de 1993, alcanzaba
a US$ 27.296.80 millones, la mayor parte de la cual
corresponde a la deuda reestructurada. Esa deuda acusa
reducciones en términos de divisas por amortizaciones
realizadas. Pero expresada en moneda' venezolana ha
experimentado incrementos como consecuencia de la
devaluación de nuestra moneda que se cotizaba al mo-
mento de contraerla a niveles muy inferiores al tipo de
cambio del dólar que rige actualmente, que tiende a

159
deteriorarse. De allí las dificultades que para el mismo
Fisco representa la devaluación del bolívar.
La deuda pública interna aumentó en Bs. 769.321
millones entre fines de 1993 y el cierre de 1994, al
pasar de Bs. 524.000 millones en 1993 a Bs. 1.294.000
millones en igual fecha de 1994.
El endeudamiento gubernamental ha adquirido pro-
porciones dramáticas, desconocidas en nuestro pasado,
y limita considerablemente las posibilidades de manio-
bra por parte del Gobierno Nacional en la distribución
equitativa de sus recursos entre los gastos de funciona-
miento y los de inversión. Para el ejercicio fiscal de
1995 se estima que el servicio de la deuda absorberá el
25% del total de los gastos fiscales.
Adicionalmente, los gobiernos que han refinancia-
do la deuda han utilizado mucho el expediente de dife-
rir los pagos de un período constitucional para el subsi-
guiente, creando a los nuevos gobiernos un serio problema
presupuestario y de tesorería. Ese ha sido el caso del
refinanciamiento de 1990, que hizo recaer en los años
que corren a partir de 1994 alto porcentaje del servicio
de la deuda refinanciada en esa oportunidad.
Obviamente, el servicio de la deuda condiciona mu-
chas de las acciones que puedan acometerse interna-
mente. Virtualmente, el país ha puesto en juego el ejercicio
soberano de definir autónomamente sus políticas econó-
micas. Las recientes gestiones de asistencia crediticia
ante el Fondo Monetario Internacional y otros organismos
financieros multilaterales corroboran esa aseveración. No
es cuestión de que acudir ante esos organismos necesaria-
mente suponga quebrantamiento de la capacidad interna
de definir sus propias políticas, sino que el manejo
racional y comedido de las finanzas públicas es incom-
patible con el endeudamiento en la cuantía como se
hizo en Venezuela.
En síntesis y a grandes rasgos, la acción del Go-
bierno del ex Presidente Ramón]. Vclásquez se orientó,
en el área fiscal, a acometer ciertas reformas en el lado
de los ingresos y de los gastos que permitieran sanear,
a mediano plazo, las finanzas del país. Dentro de la

160
brevedad de su gestión, el objetivo era atender los apremios
inmediatos y crear el ambiente apropiado para la celebra-
ción de las elecciones programadas para fines de 1993.
El Gobierno saliente asumía la responsabilidad de adop-
tar medidas evidentemente impopulares, pero que estimaba
insoslayables.

EL INICIO DE UN NUEVO GOBIERNO EN 1994

Cuando tomó posesión de la Presidencia de la Repú-


blica el Dr. Rafael Caldera, en febrero de 1994, existía
un evidente desbalance en las finanzas públicas, como
reflejo de la disparidad entre ingresos y egresos del
Gobierno Central j de que el presupuesto de 1994 -ela-
borado desde comienzos de junio de 1993 por tratarse
de un año electoral al cual se aplica una norma constitu-
cional específica- tenía manifiestas sobreestimaciones
en las partidas de ingresos que contrastaban con subesti-
maciones en el lado de los gastos. A esto se añadía la
disminución del aporte al Fisco de la industria petro-
lera que ha venido realizando su vasto programa de
inversiones a expensas de sus pagos inmediatos al Teso-
ro Nacional y con más deducciones impositivas, a lo
cual habría que agregar un debilitamiento en los pre-
cios del petróleo en los mercados internacionales a co-
mienzos de ese mismo año. Esa circunstancia y los cuan-
tiosos recursos que exigió afrontar la crisis financiera,
apoyada en una ayuda masiva de fondos otorgados por
el Banco Central a FOGADE, crearon mayores expecta-
tivas en el comportamiento futuro de la economía nacio-
nal, en el nivel de inversiones y en la cotización del
bolívar.
Según cifras del Banco Central de Venezuela en su
Informe Económico correspondiente al año 1994, la ges-
tión financiera del sector público consolidado acusó un
déficit global en términos del Producto Interno Bruto
del 2,7% a fines de 1993 y se incrementó al 14,4% a
fines de 1994. En la conformación de ese déficit jugó
papel determinante la asistencia que el Gobierno Cen-
tral y otros entes públicos brindaron al sistema banca-

161
rio nacional a raíz de la crisis generada por la interven-
ción del Banco Latino, propagada posteriormente a otros
bancos del sistema como expresión de los excesos en
que venían incurriendo muchas de esas instituciones.
Ese acontecimiento demandó atención preferente y gran-
des recursos del gobierno, el cual, a su vez, incurrió, en
mi concepto, en un error al derogar la Ley del Impuesto
Sobre el Valor Agregado que fue necesario sustituir,
poco tiempo más tarde, por un Impuesto al Consumo
Suntuario y a las Ventas al Mayor que, en el fondo,
pechaba las mismas materias y contribuyentes que el
Impuesto Sobre el Valor Agregado en su fase inicial.
Esas decisiones eran comprensibles desde el punto
de vista político. Así se honraba una promesa electoral.
Pero era desacertado desde el punto de vista financiero
y por eso, el gobierno se vio precisado a establecer un
Impuesto Sobre los Débitos Bancarios que alivió un
tanto las estrecheces del Fisco, pero estuvo en vigor
sólo durante seis meses y ahora se trata de resucitar
mediante un nuevo impuesto a las transacciones finan-
cieras. Tales hechos, sumados a la renuencia por largo
período a elevar el precio de la gasolina y las demoras
en el proceso de privatización han agravado la situa-
ción fiscal del país, al punto de que el Banco Central de
Venezuela estimó el déficit del sector público consoli-
dado respecto al Producto Interno Bruto en 18,7 en
1992; 15,6 en 1993 y 26,1 en 1994, según cifras publica-
das en el Informe Económico correspondiente a 1994.
En la conformación del déficit global del sector
público venezolano en 1994, la gestión del Gobierno
Central y de FOGADE, con un 6,5% y 8,9% del Producto
Interno Bruto, respectivamente, fueron determinantes.
La razón de tal hecho se encuentra en la responsabi-
lidad asumida por estos entes al asistir a los bancos con
dificultades. El Informe del Banco Central de Venezuela
señala que más del 90% de dicho déficit lo causaron las
transferencias destinadas a capitalizar FOGADE y el dé-
ficit cuasi fiscal del Banco Central de Venezuela por las
operaciones de mercado abierto ejecutadas para absor-

162
ber, parcialmente, el exceso de liquidez bancaria crea-
do por los auxilios financieros.
El otorgamiento de tales auxilios era necesario y
procedente, tanto desde el punto de vista jurídico como
financiero. Lo cuestionable es la prodigalidad con que
se atendieron los depositantes afectados por esa crisis y
en no haber adoptado las previsiones para que los fondos
suplidos llenaran el cometido ansiado y no se desviaran
hacia otros fines perversos. Bueno es recordar que las
disposiciones legales que regían en Venezuela en ese
momento garantizaban los depósitos en los bancos y
demás instituciones financieras hasta el monto de Bs.
1,00 millón por depositante, cifra elevada posteriormente
hasta Bs. 4 millones y, en algunos casos, como en el
Banco Latino se estableció en Bs. 10 millones por deposi-
tante. Mas aún, a la mayoría de quienes habían deposi-
tado fondos en bancos del exterior, especialmente Aruba
y Curazao, vinculados en alguna manera a bancos estable-
cidos en Venezuela se les reembolsaron esos depósitos.
Esto acarreó un fuerte descalabro para FOGADE, cuyos
ingresos estaban basados en la responsabilidad de pagar
hasta un millón de bolívares por depositante en territo-
rio venezolano y es de presumir que dicho organismo
no tenía constituidas reservas para atender contingen-
cias de ese tipo. Hasta donde conozca, esa experiencia
y actitud es única en el mundo.

REFLEXIONES FINALES

El país requiere un conjunto de acciones orien-


tadas a corregir la crítica situación fiscal imperante. Esto
supone crear conciencia en la colectividad de que estamos
ante una coyuntura altamente comprometida, hecho, por
lo demás, conocido y sufrido por todos. En consecuen-
cia, es necesario llevar a cabo un programa basado en
la prédica y la práctica de la austeridad y demostrar
fehacientemente que superar esa situación impone un
sacrificio compartido y no sólo de determinados sectores.
El Fisco venezolano necesita contar con ingresos
de carácter ordinario para llevar la deuda pública a

163
niveles manejables y no continuar con la fórmula de
cancelar deudas vencidas con nuevos endeudamientos.
Cobrar a plenitud los impuestos, contribuciones y
tasas previstos en la legislación vigente del país. Es
necesario acabar con la bochornosa situación de que,
según el SE:\'IAT, la evasión fiscal rebasó el 50% de lo
que debía recaudarse en 1994.
Revisar, con miras a su actualización, el sistema
impositivo existente, procurando mantener un razonable
equilibrio entre la carga impositiva indirecta más el costo
de los servicios públicos individualizabies, con la impo-
sición directa.
El nivel de la presión tributaria en el país, aun
cuando baja en términos internacionales, ha venido cre-
ciendo y, según el SE:'\IAT, los impuestos cobrados en
el país constituían un 4% del Producto Interno Bruto en
1991; 7,6% en 1994 y 9,5% en 1995, con la estimación
de que quizás llegará al 13% del Producto Interno Bruto
en 1996. Esas cifras revelan un significativo incremento
porcentual de la presión tributaria, reflejo de que los
ingresos del Tesoro recaen cada vez más en los contribu-
yentes nacionales y menos en el petróleo, hecho que
deberá influir en que la ciudadanía reclame, cada vez
más, una mayor eficiencia y pulcritud en el manejo de
los fondos públicos.
Avanzar decididamente en el proceso de redimen-
sionar las magnitudes del sector público venezolano,
vigilando simultáneamente que este proceso no cause
perturbaciones pronunciadas a los adquirentes o usuarios
de los bienes o servicios públicos que pasen al sector
privado. Los bienes recibidos en pago por determinados
entes públicos deberán liquidarse en forma programada
para que éstos cancelen las obligaciones contraídas.
Armonizar la política fiscal con la monetaria con
miras a restablecer el crecimiento con estabilidad. La
colocación en el mercado de los títulos del llaneo Cen-
tral de Venezuela debe conciliarse con la oferta de títu-
los del Tesoro.
La magnitud del déficit del sector público consoli-
dado genera una inquietud colectiva que desalienta la

161
inversión y distorsiona las variables económicas funda-
mentales del país. Parte esencial de ese déficit proviene
del servicio de la deuda pública que ha alcanzado niveles
intolerables. Pienso que el manejo de esa deuda debería
comenzar por su determinación precisa, especialmente
por lo que concierne a la deuda interna. Esta debería
consolidarse y programar su cancelación a largo plazo,
concertando con los acreedores del sector público, tasas
de interés concesionales. La idea de crear un fondo
para el rescate de la Deuda Pública luce atinada, aun
cuando al momento de escribir este trabajo no se han
dado a conocer las procedencias de los recursos con los
cuales se financiaría ese rescate y el mecanismo que se
aplicaría con tales fines.
Respecto a la deuda externa, las conversaciones
con el Fondo Monetario Internacional han de proseguir-
se con miras a la concertación de un acuerdo que faci-
lite el acceso de Venezuela a los organismos crediticios
multilaterales y a los mercados de capitales internaciona-
les, además de que tal acuerdo exigiría diseñar un progra-
ma de ajuste técnicamente delineado, con una adecua-
da supervisión que garantice su cumplimiento y favo-
rezca el saneamiento de las finanzas públicas del país,
antes que procurarse recursos inmediatos a cambio a
base de la hipoteca de ingresos futuros, sin remediar la
difícil situación fiscal imperante. Sólo así será posible
crear un ambiente propicio para las inversiones domés-
ticas, favorecer la repatriación de fondos de los venezola-
nos en el exterior y estimular que las inversiones forá-
neas aporten sus recursos financieros propios y no se
apoyen en el financiamiento local, como ocurre en la
actualidad en la mayoría de los casos.
Evidentemente que las acciones a tomar no podrán
circunscribirse a las de mero carácter fiscal. Si el objetivo
perseguido es reactivar la vida económica del país y
aprovechar a cabalidad los vastos recursos humanos y
naturales que poseemos, será necesario actuar en otras
áreas, que van desde extremar las acciones en favor de
una mayor seguridad personal y jurídica en el país,
pasando por la creación de incentivos para acometer

165
actividades productivas y revisar la legislación laboral y
de seguridad social con miras a su actualización. Este
hecho adquiere mayor relevancia si tomamos en cuenta
que muchas de las normas y figuras jurídicas vigentes
fueron promulgadas cuando disfrutábamos de gran esta-
bilidad monetaria que contrasta con el proceso infla-
cionario imperante en la actualidad.
La ejecución de un programa de esta naturaleza
exige, en el ámbito político, la conformación de un
gobierno de alta aceptación colectiva, integrado por gente
idónea, con espíritu de servicio público y de conducta
irreprochable. Así lo expresé y desarrollé en la Clase
Inaugural del Curso de Post-Grado promovido por la
Universidad Católica "Andrés Bello" y el Consejo de
Estudios Tributarios del Estado Anzoátegui celebrado en
la ciudad de Puerto la Cruz el 28 de octubre de 1995.

Caracas, noviembre de 1995

166
HECHOS E IDEAS
Academia Nacional de Ciencias Económicas

CONVERSACIONES SOBRE LA CRISIS

INTRODUCCIÓN

Con el objeto de cruzar ideas sobre las causas, natura-


leza y consecuencias de la crisis que atraviesa el país y con-
tribuir al diseño de políticas que coadyuven a su solución,
varios Individuos de Número de la Academia Nacional de
Ciencias Económicas, específicamente, Tomás E. Carrillo Ba-
talla (quien actuó como promotor y coordinador del evento),
Hector Malavé Mata, D.F. Maza Zavala, Armando Córdova,
Armando Alarcón Fernández, Isbelia Sequera Tamayo, Rafael
]. Crazut, celebraron una serie de reuniones durante los meses
de junio y julio ·de 1995, en las cuales se examinaron distin-
tos aspectos de la problemática bajo consideración y se llegó
a un alto grado de consenso en la identificación de las cau-
sas que han originado esta lamentable situación y sobre las
medidas que deben adoptarse para superarla. Como medio
de evitar la natural dispersión que tiende a producirse en el
análisis de un tema tan complejo y altamente interrelacio-
nado, se eligió la materia concerniente al proceso inflacio-
nario como centro de atención para la conducción de las
discusiones, puesto que alrededor del mencionado proceso
convergen todos o casi todos los factores que han originado
la crisis, de la cual la inflación es su más ostensible manifes-
tación. Esta metodología no se cumplió a cabalidad, pero
resultó altamente orientadora. La conveniencia de realizar unas
conversaciones de este tipo a nivel académico, se puso de
relieve porque muchos de los análisis que se han hecho
sobre la crisis suelen tener sesgos o intenciones políticos,
motivados por el deseo de defender posiciones adoptadas o
responsabiI:zar a determinados sectores o personas por erro-
res cometidos, La discusión académica tiende a garantizar
mayor objetividad.

A través de este esfuerzo sistemático de reflexión se


puntualiza, en primer lugar, que la crisis que afecta al país

169
tiene sus raíces en factores económicos, políticos, sociales,
culturales e incluso de carácter ético, los cuales han tenido
profunda incidencia sobre los aspectos reales y monetarios
de la economía. En el ámbito real, se destaca el virtual fra-
caso de los planes que desde hace muchos años se han
venido llevando a cabo para diversificar la producción a fin
de disminuir nuestra dependencia de la producción y expor-
tación petrolera, fenómeno evidenciado en la escasa capa-
cidad del sistema productivo para satisfacer la demanda in-
terna en condiciones razonables de calidad y precios, así
como el limitado crecimiento de las llamadas exportaciones
no tradicionales, todo lo cual se traduce en una debilidad
estructural de la balanza de pagos, cuyo equilibrio ha depen-
dido básicamente del petróleo y de los ingresos de capitales,
materializados preferentemente en la forma de empréstitos
externos. Obviamente, en ese desajuste en el sector productivo
y esa debilidad de nuestras cuentas externas, no compensadas
oportunamente por eficientes políticas, se encuentran las razones
subyacentes de una crisis que tarde o temprano habría de
manifestarse.

En el campo de la política fiscal, se subraya el elevado


volumen de gasto público que ha prevalecido durante muchos
años a consecuencia de los ingresos provenientes del sector
petrolero así como la limitada eficiencia para canalizar ese
gasto hacia inversones verdaderamente reproductivas y auto-
financia bies o a resolver de manera efectiva ingentes pro-
blemas sociales como la marginalidad y la pobreza. Como
agravante se observa que las elevadas recaudaciones fiscales
se complementaron con la contratación de una elevada deu-
da externa, con la cual el gasto público llegó a niveles que la
economía no estaba en capacidad de absorber eficientemente,
restándole efectividad. En teoría, la contratación de esa deu-
da se trató de justificar como un esfuerzo decisivo para in-
crementar el acervo de bienes de capital del país e incre-
mentar la producción, objetivo que no llego a cumplirse,
quedando sólo a la nación la obligación de pagar una deuda
cuyo servicio consume más de una tercera parte de las recau-
daciones fiscales e ingresos de divisas y que constituye, por
tanto, causa adicional del desequilibrio de la balanza de pa-
gos, de la devaluación y la crisis. Por otra parte, la poca
confianza en los planes del sector público y el convenci-
miento de que el pago de la deuda se convertirá en factor
decisivo de déficit de balanza de pagos y eventual deva-
luación, condujo una fuerte salida de capitales venezolanos
hacia el exterior, proceso que además de restar recursos para
el financiamiento de las actividades internas, se ha traducido

170
en fuertes restricciones a la libre convertibilidad. Hoy en día,
frente a las dificultades para contraer nuevos endeudamien-
tos y la escasa voluntad política para racionalizar el gasto
público, se ha incurrido en un persistente déficit fiscal que
alimenta el proceso inflacionario.

En lo atinente a la política monetaria los desaciertos han


sido también frecuentes. Con la idea de evitar las salidas de
capitales, el Banco Central de Venezuela propició una política
de elevación de los tipos de interés a través del mecanismo
de bonos cero cupón, instrumetno que, a su vez, estaba su-
puesto a drenar circulante y contrarrestar la inflación. La ele-
vación en los tipos de interés hizo que el financiamiento de
las actividades productivas se hiciese extraordinariamente cos-
toso, desestimuló la demanda de créditos por parte del sec-
tor privado y canalizó los recursos bancarios hacia coloca-
ciones en bonos cero cupón o hacia inversiones riesgosas a
largo plazo que desnaturalizo las funciones características de
intermediación financiera propias del sistema bancario. Estos
desajustes, aunados a la escasa o prácticamente inexistente
supervisión bancaria, desencadenaron una crisis financiera de
inusitadas proporciones para lo cual el Banco Central de
Venezuela tuvo que proporcionar precipitadamente auxilios
crediticios por un monto ligeramente su perior a un billón de
bolívares, o sea cerca de un 13% del PTB. Las consecuencias
de esta precipitada solución acentuaron el proceso inflacio-
nario e intensificaron la devaluación y desconfianza en la
economía nacional.

Las causas de la crisis venezolana son, pues, variadas y


complejas. Se asocian con una serie de fenómenos econó-
micos altamente interrelacionados como los ya citados, en
donde se confunden causas y efectos, entre los cuales se
destacan la incapacidad para estimular el aparato productivo
interno, la contratación de una elevada deuda externa, el
agotamiento del modelo de sustitución de importaciones y el
debilitamiento del estímulo que proporciona la industria pe-
trolera, pero se vinculan, también, con una sucesión de desa-
ciertos en la conducción de la política económica que han
convertido a un país que se caracterizaba por su elevada
riqueza y potencialidad productiva en una nación empobre-
cida con acentuado incremento de la pobreza crítica. A las
causas de tipo económico, se añaden consideraciones de or-
den moral que parecen afectar tanto al sector público como
al privado, como se desprende de la corrupción adminis-
trativa y las prácticas abusivas en la intermediación finan-
ciera que ha conducido a la reciente crisis bancaria. El resul-

171
tado conjunto de todos estos factores se ha traducido en
datos y cifras alarmantes: en alrededor de un decenio el
bolívar se ha devaluado en más de 2.000% y Venezuela se ha
situado a la cabeza de los países con mayor inflación en
América Latina, todo ello sin hacer mención a los indica-
dores de alimentos que nos colocan dentro de los niveles
más bajos.

Para enfrentar esta situación se han elaborado y puesto


en práctica los más variados planes que van desde el programa
de ajuste estructural y la terapia de shock de 1989, hasta la
presentación o anuncio de cerca de 5 planes en 1995. El plan
de ajuste estructural poco contribuyó a resolver la situación y
trajo como resultado problemas de carácter público y social
poco comunes. Los restantes planes han acentuado la incer-
tidumbre y desconfianza en la conducción de la economía.
Los interlocutores en estas conversaciones aducen que el ca-
rácter inconexo de dichos planes ha sido la causa de su
fracaso y sostienen que debe elaborarse un programa de
estabilización macroeconómico en donde se articulen cabal-
menté las políticas de fomento a la producción con la po-
lítica monetaria, fiscal, cambiaria y financiera y se trate de
garantizar una adecuada inserción de Venezuela en la eco-
nomía mundial. No obstante, dejemos que sean ellos quienes
con mayor precisión nos aclaren sus importantes puntos de
vista.

Primera Sesión
-16 de octubre de 1995-

D. F. MAZA ZAVALA

La Inflacton. fenámeno de síntesis

Yo creo que hay que fijar un centro de atención al


conjunto de fenómenos y problemas que enfrenta actualmente
el país. Este centro de atención, por vía metodológica pero
también quizás por vía de política, es la inflación. Por eso es
que se ha intentado la celebración de un compromiso anti-
inflacionario, teniendo como objetivo de un conjunto de polí-
ticas y medidas el abatimiento de la inflación. La explicación
que puedo dar al respecto es la siguiente: La inflación resu-
me, sintetiza o representa, quizás, lo sustancial de los desequi-
librios, desajustes y dificultades del país y solamente aquí se

172
ponen de manifiesto los hechos, las desviaciones, las explica-
ciones parciales que se dan sobre el proceso antiinflacionario.
Una de esas vertientes de explicación es la monetarista: se
considera que las causas o los factores de la inflación actúan
frente a la esfera de la circulación, de la circulación mone-
taria, de la circulación fiscal, de la circulación de bienes y
servicios, y que corrigiendo estas causas o factores en ese
nivel se podría suprimir la inflación.

Ahora nos damos cuenta, si atendemos a la explicación


monetarista, que los que están incidiendo en el fenómeno
inflacionario actual son el desequilibrio fiscal y el desequi-
librio monetario, ambos desequilibrios interrelacionados. De
allí el énfasis que se hace en el desequilibrio fiscal porque se
considera que éste es el principal factor de perturbación en la
actualidad. Si se corrigen las causas del desequilibrio fiscal,
se puede aliviar substancialmente la inflación, y corrigién-
dose estas causas, por consecuencia o lógica relación, se
corrigen también las causas del desequilibrio monetario.

El carácter del desequtubrto fiscal

El desequilibrio fiscal ha pasado de coyuntural a estruc-


tural. Se suponía en el pasado que el desequilibro fiscal te-
nía un carácter coyuntural. Más bien había una tendencia al
superávit de presupuesto en épocas en que el ingreso petro-
lero estaba en su mayor impulso y en que otros impuestos,
como el impuesto sobre la renta, el impuesto de aduana,
también estaban en una etapa de crecimiento, en tanto que
no se había desbordado todavía el gasto, y el problema de la
deuda no era significativo. Me refiero a lo que estaba ocu-
rriendo por ejemplo hace 20 ó 25 años.

En la actualidad el problema del desequilibrio fiscal ha


llegado a ser estructural porque hay una insuficiencia cró-
nica de ingresos ordnarios con respecto a los gastos públicos
que son crecientes; además de crecientes, los gastos públi-
cos tienen un factor inercial, porque una alta proporción del
presupuesto de gastos no puede ser reducida y ello implica o
bien asignaciones de carácter constitucional y legal, o bien
obligaciones de carácter contractual.

El margen de maniobra para reducir el gasto público


dentro de esta condición es muy pequeño. Yo diría un 20 o
25% del presupuesto total. Si a esto le agregamos la carga del
servicio de la deuda interna y externa, que llega a 40% y que
a partir del próximo año quizás aumente esa proporción,

173
podríamos explicarnos el porqué de las dificultades que tie-
ne el gobierno para reducir el gasto y a través del gasto
aproximarse al equilibrio fiscal.

Pero también el gobierno tiene dificultad para el aumen-


to de los ingresos ordinarios; en primer lugar existe lo que
podríamos llamar la contradicción entre la contribución petro-
lera al Fisco Nacional y el propio desenvolvimiento de la
actividad petrolera. La contribución petrolera al Fisco Na-
cional ha venido descendiendo en términos relativos; lo que
se llama la participación fiscal en el excedente petrolero ha
venido contrayéndose, y ésta es una tendencia por la que
dentro de las condiciones actuales no se puede esperar que
haya una mayor contribución petrolera al fisco si no cam-
bian las condiciones en que esta contribución tiene lugar. En
consecuencia, el espacio que deja la contribución petrolera
con respecto a la totalidad de las necesidades de ingreso
fiscal, cada vez es más amplio, ¿cómo llenar este espacio? El
espacio se puede llenar naturalmente con impuestos, tasas y
contribuciones.

En una economía que, como dice el Dr. Carrillo, fuese


dinámica, expansiva, que estuviera en proceso de crecimiento,
se podría generar la capacidad contributiva interna para apor-
tar al fisco lo que éste requiere. Una economía deprimida,
que tiende a ser crónicamente deprimida, una economía, ade-
más, en la cual la carga tributaria está tan desigualmente
repartida y en que la administración tributaria, como ha dicho
el Dr. Carrillo, es tan ineficiente, las posibilidades de llenar
este espacio fiscal parecen muy limitadas. Quizás la vía más
fácil, desde el punto de vista fiscal, desde el punto de vista
político para aumentar el espacio, es aumentar los impuestos
indirectos, porque nadie protesta, por lo menos directamente.
La gente asimila la carga indirecta, contrae su propio gasto
para contribuir al fisco, pero no genera una protesta pública.

Al referirme a los impuestos indirectos me estoy refi-


riendo al conjunto de los impuestos indirectos, no solamente
a los impuestos al mayor que se trasladan al consumidor, los
impuestos al consumo de cigarrillos, los impuestos de adua-
nas que se trasladan al consumidor, sino que me estoy refi-
riendo también a otro tipo de impuestos, y entre ellos está la
devaluación, que es un impuesto indirecto no tipificado des-
de el punto de vista de la ciencia fiscal, pero en todo caso
efectivo desde el punto de vista de la exacción al contribu-
yente y desde el punto de vista de la obtención por el fisco
de ingresos monetarios.

174
La devaluación implícita

La devaluación que yo llarno implícita no esta recogida


en el valor oficial del bolívar. El valor oficial del bolívar en
términos nominales permanece fijo; pero el valor real del
bolívar, como todos sabemos y a pesar de que queremos
negarlo, se deteriora y en consecuencia de este deterioro la
creciente incapacidad del consumidor para adquirir los bie-
nes y servicios para su ordinario vivir. Pero también la deva-
luación implícita significa un traslado de ingreso real a dos
tipos de agentes económicos, por una parte, aquellos agen-
tes económicos privados que pueden modificar con mucha
facilidad los precios de los bienes y servicios que producen y
ofrecen al mercado, y el gobierno que es también una fuente
de absorción de ingresos flexibles como en este caso. Los
que no pueden modificar esos precios, los asalariados, los
rentistas, los pensionados: tienen que prácticamente sacri-
ficar su ingreso real para transferirlo forzosamente a los dos
tipos de agentes mencionados.

De modo pues que ésta es la vía que se considera


actualmente más fácil desde el punto de vista de los intere-
ses privados, quizás también de parte de los intereses que
juegan en el gobierno para cubrir el espacio, es decir, una
devaluación explícita, modificar hacia arriba el tipo de cam-
bio en una proporción del 40-50%.

Pero también presionan estos intereses para otras mo-


dificaciones, por ejemplo, el aumento del precio de la gaso-
lina. Se dice que el aumento del precio de la gasolina en las
proporciones en que se indica, de llevarlo a Bs. 20 o más, le
dará al fisco un ingreso adicional de 60.000 mil millones de
bolívares.

Se dice que la devaluación dejará al fisco un ingreso


adicional de 200 mil millones de bolívares, pero también
existe la otra posibilidad ya más concreta que es la apertura
petrolera. La apertura petrolera puede proporcionarle al fisco
a corto plazo un ingreso adicional fuera de la contribución ya
preexistente de la industria petrolera, porque se habla de un
bono de entrada para el fisco, de entrada a los que vayan a
formar parte de las asociaciones estratégicas y si el gobierno
podría de inmediato también poder participar en las inversio-
nes iniciales a través de la imposición fiscal, se espera que
ese monto esté entre 150 mil y 200 mil millones de bolívares.
Así, 100 mil millones de la gasolina, 150 mil ó 200 mil millones
de la devaluación, 150 mil millones de la apertura petrolera,

175
tenernos 500 mil millones, o sea la mitad del déficit fiscal
reconocido dentro del área del gobierno central. Estoy hablan-
do de ingresos ordinarios o así considerados. Otro tipo de
ingreso ordinario puede ser el aumento del impuesto a las
ventas. Se le estima del 12,5 al 15%. Pero también si se
pudiera reorganizar el sistema aduanero y efectivamente se
pudiera lograr de los derechos de aduana lo que deben apor-
tar. Suponemos por ejemplo una importación de 8 mil ó 9 mil
mllones de dólares al año, y por más que la barrera adua-
nera haya sido disminuida, siempre hay un promedio ponde-
rado efectivo de un 15%, es decir aproximadamente una sexta
parte de 9 mil millones de dólares que serán como 1.500
millones de dólares, al tipo de cambio de 170 serían como
250 mil millones de bolívares.

Alcances de la Reforma del Estado

Yo he estado diciendo sobre la reforma del Estado que


hay dos planos para entenderla: el plano teórico, es decir
donde se aportan ideas, estudios: proyectos y el plano prác-
tico de la vida política, cómo llevar a la práctica una reforma
del Estado. Porque ¿qué es el Estado? El Estado no es sola-
mente los poderes públicos -el poder Legislativo, el Ejecu-
tivo y el Judicial, siguiendo la trilogía de Montesquieu- sino
también el poder central, el estada! y el municipal. El Estado
tiene también sus órganos que podemos llamar fuera de lo
que se conoce constitucionalmente como Estado, los par-
tidos políticos forman parte del Estado, están en la periferia
del Estado, las organizaciones sindicales están en la periferia
del Estado, las organizaciones de la sociedad civil son parte
de la periferia del Estado, los medios de comunicación so-
cial, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas. Todo este con-
junto de factores forman parte del Estado, constituyen el
Estado, en su acepción más perfilada pero al mismo tiempo
más real.

Poner de acuerdo a ese conjunto de factores, no es que


no sea posible sino que habría que romper con los intereses
que ellos representan, porque el mayor obstáculo que se
puede reconocer en este propósito es la falta de voluntad de
todos esos factores en distintos grados para un cambio, pues-
to que un cambio afecta los intereses, un cambio destruye en
buena medida las bases del poder, un cambio destruye más
allá de esos ciertos factores de acumulación económica, de
acumulación social, acumulación cultural, si perfilamos el concep-
to de acumulación, y en consecuencia nadie quiere cambiar
en el status donde está desenvolviéndose, o quiere cambiar

176
lo me-nos posible, entonces el cambio se convierte en una
especie de arreglo, entre los que solamente quieren un mínimo
cam-bio para dar la impresión de que se está cambiando pero
conservando las posiciones relativas.

Este es el escenario en el que nos movemos sin ningún


lugar a dudas, con el agravante o el ingrediente, quizás, de
que hay nuevos factores en el escenario, de que hay un
cambio de personajes en el escenario. La crisis financiera que
todavía no ha concluido determina una especie de cambio en
la composición del poder financiero y cambio en las vertien-
tes de la acumulación. Ciertos factores del poder financiero
han sido erradicados, están marginados, están perseguidos
incluso, pero otros factores se integran o algunos que han
quedado aumentan su poder. Porque junto con la crisis finan-
ciera ha tenido lugar una mayor concentración del poder
financiero y de la acumulación financiera.

y nuevos personajes aparecen en el escenario vincu-


lados al Estado: aquéllos que participan de una u otra forma
de la intervención de las instituciones financieras que han
caído en la crisis, los que están al frente de las instituciones
que han pasado al poder de FOGADE. En fin hay una recom-
posición del poder financiero y a través de esto una recom-
posición del poder económico privado, y también del poder
político porque una buena parte de estos nuevos personajes
están vinculados al poder político, los nombres y apellidos de
estos personajes son considerados y no voy a mencionarlos.

Estamos en presencia de un cambio, que no es el cam-


bio necesario, no es el cambio indispensable para que efecti-
vamente se puedan lograr los objetivos de una reforma del
Estado. Y un cambio en las condiciones y factores del dese-
quilibrio fiscal y el desequilibrio financiero está en proceso.

Factores no monetarios de la inflación


Por eso digo que dentro de las condiciones actuales
pueden hacerse arreglos parciales transitorios para corregir
estos desequilibrios, pero las causas profundas del mismo
persistirán. Y hablando de la inflación, como lo dije al prin-
cipio, para complementar mi punto de vista diría que aun
cuando pudiéramos mejorar los escenarios financieros, fisca-
les y monetarios, persistirían los desequilibrios en las raíces
mismas de la estructura económica, en la capacidad pro-
ductiva que está profundamente desequilibrada y quebran-
tada; la capacidad adquisitiva de la gran mayoría de la po-

177
blación está también profundamente quebrantada y ha su-
frido también un cambio en su composición, es decir, hay
una mayor concentración de capacidad adquisitiva en mino-
rías de la población, hay una redistribución de esta capa-
cidad entre gru pos sociales, y desde luego podemos decir
también que, en cuanto a la circulación de mercancías y
servicios, hay una fractura entre los medios de producción y
los medios de circulación, hay también una distorsión cada
vez mayor en los medios de circulación, lo que se llama
corrientemente, las roscas, la especulación, el acaparamiento,
la anarquía del mercado y que al mismo tiempo tiene sus
réplicas en las concentraciones de carácter rnonopolístico y
oligopolístico organizadas, de modo que entre estos dos extre-
mos del mercado el comportamiento de éste es profunda-
mente distorsionado, de forma irregular, y genera algunos
mecanismos perversos que son proinflacionarios porque des-
de luego hay que establecerlo con precisión.

Ese es mi punto de vista sobre las vertientes de la infla-


ción, las causas reales de la inflación y la difusión de la
inflación habida cuenta que estos mecanismos monetarios,
financieros y fiscales son difusores y quizás amplificadores a
través de un efecto multiplicador de estos factores reales de
la inflación, pero la inflación está allí sumergida, está incrus-
tada en los elementos de la estructura. Mientras haya ese
obstáculo, la erosión profunda de la capacidad productiva, la
capacidad adquisitiva y los mecanismos de circulación creo
que la inflación persistirá. Por eso cuando hablamos de la
lucha antiinflacionaria, tenemos que hablar de una totalidad,
no simplemente de un factor, de una variable, de un elemento,
de un problema, sino de una totalidad interrelacionada de
todos los factores, causas o elementos que juegan en el pro-
ceso económico y social.

A.RMANDO CÓROOVA

Quiero referirme en esta intervención a un tema que


considero crucial dentro de la grave crisis que está viviendo
el país. Me refiero a la involución de nuestra estructura pro-
ductiva como aspecto central de dicha situación y la pro-
puesta de algunos lineamientos básicos para una estrategia
de transformación del aparato productivo interno que consi-
dero el elemento fundamental para la superación de la crisis
nacional.

17H
Agotamiento del modelo tradicional de desarrollo

La profunda crisis que vive hoy la economía y la sociedad


venezolana es el resultado complejo de una articulada conjun-
ción de factores estructurales y coyunturales, agravados por
una larga serie de políticas económicas inadecuadas y accio-
nes inconvenientes, y hasta delictuosas, de algunos agentes
privados, como es el caso del colapso financiero de 1994. El
factor estructural básico ha sido el agotamiento del modelo
de crecimiento basado en la utilización del ingreso petrolero
para promover una industralización sustitutiva de importa-
ciones aislada de la economía mundal y desvinculada de los
factores naturales donde residen las ventajas comparativas
nacionales, los cuales deberían ser el fundamento de nuestra
capacidad de competir abiertamente en el comercio interna-
cional. Ese entraba miento estructural coincide con un pro-
ceso de reestructuración de la economía mundial, sobre la
base de un nuevo paradigma tecnológico, de transformacio-
nes profundas en la organización y formas de gestión de la
producción y de la consecuente reorganización de los roles
que ocupaban previamente las economías nacionales en el
orden económico internacional (reinserción), objetivo que está
planteando la necesidad de profundas transformaciones es-
tructurales en nuestra economía.

Se trata, precisamente, de las transformaciones estructu-


rales que nos permitan reiniciar el crecimiento económico en
las condiciones que exija esa nueva economía mundial. Vene-
zuela no ha sido capaz hasta ahora, a pesar de su favorable
dotación de recursos naturales y humanos, de encontrar el
camino para esa reconversión de nuestra economía, única
salida a la crisis actual. Como consecuencia de esa incapa-
cidad de la economía real para reestructurarse del modo que
exigen, tanto los objetivos de bienestar de la sociedad ve-
nezolana, como las características de la nueva realidad eco-
nómica internacional, se ha ido generando un conjunto de
desajustes macroeconómicos, entre los cuales se destacan el
déficit fiscal, los desequilibrios cambiarios, monetarios, finan-
cieros y de balanza de pagos que, aunados a otros factores
de ineficiencia pública y privada, impiden a su vez la recon-
versión del aparato productivo y el despegue de un nuevo
tipo de desarrollo económico y social.

Nos encontramos, pues, frente a un perverso círculo


vicioso: el agotamiento del modelo rentista -desarrollista cau-
sa los desajustes macroeconómicos y éstos a su vez impiden
la reconversión estructural de la economía. De allí que la

179
tarea prioritaria sea la superación de dicho entrabamiento
mediante una estrategia integral en la que se articulen armonio-
samente la puesta en marcha de un programa de estabi-
lización, capaz de corregir los desequilibrios macroeconó-
micos y una política de mediano y largo plazo orientada
hacia la reestructuración productiva que permita transformar
nuestra economía real en el soporte fundamental de un creci-
miento equilibrado y estable. Es ese el complejo nudo proble-
mático que debemos enfrentar y resolver, con el mínimo de
traumas posibles para la estabilidad social y política del país,
mediante una articulada conjunción de esfuerzos políticos y
privados, enmarcados dentro de una estrategia integral de
desarrollo.

Estabilización macroeconomica y
nueva estrategia de desarrollo

Para abordar este importante aspecto se plantean dos


enfoques contrastantes. El primero es el enfoque ortodoxo de
fundamentación neoclásica, cuya versión dominante en la actua-
lidad es la que ha desarrollado el neoliberalismo moneta-
rista. El segundo, que constituye la plataforma conceptual de
nuestro planteamiento, lo denominaremos enfoque participa-
tivo integral. Veamos someramente los planteamientos de ca-
da uno de ellos en relación a la forma de articulación entre
los programas de estabilización y las políticas de reestructura-
ción del aparato productivo.

1. El enfoque ortodoxo. En su versión más general y prin-


cipista la versión dominante del enfoque ortodoxo parte de
varios elementos básicos: como diagnóstico fundamental se
estima que el entrabamiento estructural que hoy padece la
economía venezolana es el resultado lógico de políticas esta-
tales (el 'rentismo desarrollista) que la aislaron del mercado
internacional, impidiendo la elevación de la productividad y
de la capacidad competitiva externa de su industria de trans-
formación y su sector agrícola.

Ese aislamiento condujo a la pérdida progresiva de los


equilibrios internos (inflación, tasa de interés, violación de la
regla fiscal, etc.) y externo (balanza de pagos). En la vigente
situación del entorno económico mundial, sintetizada en el
concepto de globalizaci6n, las condiciones sine qua non de un
nuevo desarrollo económico capaz de insertarse competiti-
vamente en el orden internacional emergente son dos: a) La
plena apertura comercial que deja al libre juego del mercado
las asignaciones sectoriales de recursos productivos; y b) un

180
eficiente programa de estabilización que recupere los equi-
librios macroeconómicos perdidos.

Dentro de ese contexto teórico las tareas que debe cum-


plir el Estado para superar la crisis económica en curso se
limitan a las siguientes: i) Lograr la estabilización de los
equilibrios macroeconómicos, preferiblemente mediante una
política de shock integral. ii) Crear las condiciones ínfraestruc-
turales sociales (en panicular la reforma educativa) y físicas
(vialidad, energía, red informática, investigación científica y
tecnológica, etc.). iii) Privatización de todas las empresas pú-
blicas. En este aspecto la ortodoxia externa propone como
colofón la venta de PDVSA al capital privado, para garantizar
un pleno juego del mercado en la economía nacional.

Cumplidas esas tareas, el proceso de reestructuración y


crecimiento económico pasa a ser responsabilidad única de
los agentes económicos privados dentro del más libre juego
de las fuerzas del mercado, puesto que, dentro del para-
digma ortodoxo, la eficiencia económica de los agentes pri-
vados se establece a priori como el criterio básico para deter-
minar la mejor alocacíón de los recursos, atendiendo a las
señales del sistema de precios y al pleno respeto a las reglas
del mercado, mediante respuestas automáticas y no discre-
cionales.

En dicho paradigma la eficiencia se define como un


valor objetivo caracterizado por su neutralidad, lo cual ga-
rantiza teóricamente los mejores resultados para todos. Se
establece así la preeminencia de lo 'económico (el mercado)
sobre lo político, supuesto a partir del cual se incluye que
cualquier política económica estatal origina una distorsión
que impide el alcance de los resultados óptimos ideales del
funcionamiento de la economía.

Como consecuencia de todo lo anterior, la distribución


del ingreso y el bienestar social aparecen en dicho enfoque
como un producto derivado del libre crecimiento económico
que logra resullados máximos a través del juego del mercado,
en lugar de conformar objetivos prioritarios por sí mismo.

2. El enfoque parttcipatiuo integral. El enfoque heterodo-


xo alternativo que sirve de fundamento a la estrategia econó-
mica que aquí proponemos parte, a su vez, de varios supues-
tos: En primer lugar, se observa que el proceso de desarrollo
económico en las actuales condiciones de transformación es-
tructurales en la economía mundial, lejos de ser un proceso

181
de cambio continuo y lineal, es más bien un proceso de
cambio discontinuo y discreto, motorizado por la difusión de
las transformaciones tecnológicas, organizalivas y gestionarias
del aparato productivo. En este contexto las exigencias de la
reestructuración económica modernizadora no terminan con
las privatizaciones, la apertura comercial y el logro de una
exitosa política de ajustes macroeconómicos de corto plazo,
condiciones no suficientes para el alcance de aquel objetivo
estratégico.

Para cumplir esa transformación estructural novedosa y


profunda en una economía como la venezolana, no basta con
las simples acciones automáticas de los empresarios priva-
dos, sobre todo si se considera su escasa experiencia y ma-
durez, para romper el gran número de obstáculos que debe
sortear la construcción de una moderna estructura produc-
tiva y su eficiente incorporación competitiva al comercio interna-
cional.

En esas difíciles condiciones la estrategia de desarrollo


debe ser capaz de integrar, de modo consensual, una conste-
lación de redes interactivas entre el capital privado, el Esta-
do, y otros agentes sociales que permitan articular una au-
téntica estrategia nacional de desarrollo económico y social. Só-
lo una movilización organizada de la entera sociedad puede
ser capaz de superar los grandes y pequeños obstáculos que
hay que vencer para lograr la necesaria elevación de la com-
petitividad internacional de nuestra economía.

Dicho de otro modo, no son la apertura comercial y el


libre juego del mercado los que van a construir, por sí mismos,
la competitividad interna y externa de nuestra economía que
haga posible el alcance de una sociedad nacional más desa-
rrollada, sino al revés. Es la transformación económica y social
interna la que puede permitirnos incrementar la competiti-
vidad mediante un proceso integral de auto transformación.
Planteado así el problema, la aplicación de un programa exi-
toso de estabilización macroeconómica y el virtuoso aprove-
chamiento de las fuerzas del mercado constituyen, sin lugar a
dudas, condiciones necesarias, logros de singular importan-
cia para viabilizar la reconversión competitiva de la econo-
mía nacional, pero de ninguna manera condiciones suficien-
tes para alcanzar ese fin, mientras no se articulen con una
eficaz estrategia de reestructuración del aparato productivo.

182
Ideas básicas de un programa de estabtttzacton

Sobre este Importante aspecto, que será analizado en


otras intervenciones, me limitaré a señalar que dicho progra-
ma debe ser concebido, en primer lugar, como una condi-
ción necesaria para la generación de credibilidad en la estra-
tegia global, como un instrumento crucial para alcanzar el
importante objetivo de romper las expectativas negativas que
alientan la marcha del proceso inflacionario. En segundo lugar,
como un programa necesario para recuperar los equilibrios ma-
croecanómicos internos y externos que son condición nece-
saria, aunque no suficiente de la reconversión del aparato
productivo.

Los objetivos de la estrategia económica


En el documento Un proyecto de País. Venezuela en con-
senso, uno de los materiales publicados por CORDIPLAN co-
mo parte del IX Plan de la Nación, se presenta un sucinto
diagnóstico de la actual situación económica y social del país
y se definen con claridad los objetivos que debería ser capaz
de alcanzar un programa de reestructuración económica di-
rigido a la superación de la crisis. Propongo como punto de
partida la aceptación tentativa de esos objetivos básicos, sin
perjuicio respecto a la posibilidad de que se amplíen o mo-
difiquen en el curso de la discusión. Esos objetivos pueden
clasificarse en generales y específicos. Entre los generales se
pueden citar: a) Lograr un nuevo tipo de crecimiento econó-
mico sostenido, autosustentable, equilibrado, compatible con
la equidad social, basado en la especificidad de nuestros
recursos naturales y en el aprovechamiento del moderno pa-
radigma tecnológico y de gestión de la producción; y b) Uti-
lizar la reconversión de la economía nacional para construir
un nuevo modo de articulación al orden económico interna-
cional emergente.

Los objetivos específicos, relacionados preferentemente


con la reconversión productiva, son entre otros los siguientes:
1) Desarrollo de cadenas productivas industriales cada vez
más completas (Grupos Líderes de Actividades o GLA) partien-
do de los sectores donde reposan nuestras ventajas compa-
rativas (petróleo, minería, generación de energía eléctrica,
plantaciones forestales y turismo). 2) Desarrollo agrícola orien-
tado a la especialización exportadora en algunos rubros prio-
ritarios (café, cacao, arroz, etc.) y al fortalecimiento de la
seguridad alimentaria interna. 3) Creación de "cadenas de
globalización" (centros regionales hemisféricos que utilicen a

183
Venezuela como plataforma para operaciones multinaciona-
les) y de otros sectores estratégicos de apoyo (informática,
telemática, consulroría, etc.).

En el citado documento de CORDIPLAN no se llega,


todavía, a un desarrollo explícito de las formas operativas
para el cumplimiento de los objetivos específicos que deben
conformar la médula de la estrategia de reconversión produc-
tiva. A continuación presentamos un conjunto de ideas prelimi-
nares que pueden servir de base para la discusión de esas
formas operativas. El primer planteamiento general sobre el
tema es el que se refiere a la estructurra organizativa del
conjunto de enfoques sectoriales. Se trata aquí de determinar
si corresponde un enfoque general centralizado o uno descen-
tralizado, donde la programación de cada cadena productiva
sea abordada separadamente por entidades sectoriales autó-
nomas. En este aspecto estamos a favor de esta última alter-
nativa descentralizada, al menos durante la fase de insta-
lación inicial de las nuevas cadenas productivas.

El segundo aspecto a decidir es la determinación de los


agentes que deberán participar en las referidas entidades secto-
riales autónomas encargadas del diseño e instrumentación de
cada una de las estrategias sectoriales. Las ideas básicas que
proponemos a este respecto son las siguientes:

a) En aquellas cadenas productivas donde sean empre-


sas estatales las industrias básicas de la cadena productiva,
dichas empresas, debido a su mayor conocimiento de la pro-
blemática del sector, deberán asumir la responsablidad en la
elaboración de los lineamientos estratégicos iniciales, hasta
llegar a la elaboración de los estudios de prefactibilidad. En
las otras cadenas productivas habrá que estudiar alternativas
específicas.

b) Una vez culminada esa primera fase se procederá a


integrar dentro del organismo programador sectorial, a represen-
tantes del ca pital privado, concebido aquí como el agente
activo fundamental del desarrollo de las empresas que se
conformarán aguas arribas yaguas abajo de cada núcleo básico
de desarrollo.

e) Dado que dichas estrategias sectoriales van a incidir,


de una u otra forma sobre los niveles de bienestar econó-
mico y social de la población, resulta también absolutamente
necesaria la participación de representantes de sectores de la

184
sociedad civil directamente implicados en el desarrollo de
cada cadena productiva, cuando ello se considere pertinente.

d) Se llega así a la conclusión de que la viabilidad de


las distintas estrategias sectoriales debe ser un resultado consen-
sual de la participación de esas tres fuentes de poder econó-
mico, político y social que se articulan en la sociedad vene-
zolana (Estado, empresariado privado y entidades e institu-
ciones de la sociedad civil), aunque dejando en claro que en
cada etapa de la evolución de la estrategia de desarrollo los
problemas a resolver van a ser diferentes.

En todo caso debe tenerse presente que el logro de esos


consensos no es una tarea fácil, debido a la compleja red de
intereses coincidentes y contrapuestos que sirven de base a
las acciones de los diferentes actores que participan en la
sociedad venezolana y a que, dentro del marco democrático,
cada uno de ellos intentará obtener los mejores resultados
para sí, en el juego de naturaleza no cooperativa que consti-
tuye la esencia del mercado.

El Estado venezolano tiene en sus manos, sin embargo,


un conjunto de instrumentos que le permiten un arbitraje
exitoso de ese necesario consenso social que debe expresar
el equilibrio de la actual composición de fuerzas económi-
cas, sociales y políticas en juego, colocando como objetivo-
síntesis fundamental el de la superación de la crisis que vi-
ven, tanto el país como cada uno de los agentes sociales que
en él actúan.

Entre esos instrumentos-fortalezas de que dispone el Es-


tado venezolano para liderizar el proceso de búsqueda de un
consenso sobre la estrategia de desarrollo, hay que destacar
dos: el prestigio político del Presidente de la República y la
propiedad estatal de los sectores básicos para la nueva estra-
tegia, lo que le permite ejercer acciones directas que sirvan
de mensajes claros para atraer al capital privado a participar,
motivado por la satisfacción de sus propios intereses, en las
cadenas productivas que constituyen los núcleos esenciales
de la reconversión productiva. En este aspecto queremos anti-
cipar, desde ahora, el rol fundamental que deberá jugar PDVSA
en la instrumentación de la estrategia que se discute, no sólo
como productor y exportador de hidrocarburos, sino por su
condición de organización de gran empresa moderna, en ca-
pacidad de difundir su experiencia empresarial hacia los de-
más sectores de la economía.

185
Las estrategias sectoriales
El diseño de los específicos planteamientos estratégicos
para cada uno de los Grupos Líderes de Actividad (GLA).
Contendrá:

111) Una determinación razonada de las "industrias motri-


ces", tal como se les denomina en el IX Plan. Habría que
comenzar por determinar si en dicho documento "están to-
das las que son y son todas las que están".

211) Enumeración razonada y articulación tentativa de los


posibles eslabones aguas abajo de cada industria motriz.

311 ) Elaboración de estudios de prefactibilidad de cada


uno de esos eslabones de la correspondiente cadena, esta-
bleciendo, si fuera posible y se considerara necesario, un
orden de prioridades estratégicas.

4 11 ) Determinación de los roles a cumplir por el mer-


cado y por la acción oficial en la instrumentación de cada
estrategia sectoral, enfatizando la concretización de las for-
mas consensuales de colaboración entre el sector público y
los agentes privados en concordancia con las exigencias que
plantean los distintos sectores de la sociedad civil.

511) En las actuales circunstancias parecería lo más prác-


tico encargar de los puntos anteriores a equipos organizados
en cada industria motriz en los que participaría un represen-
tante de la autoridad encargada por el sector público para la
elaboración e instrumentación de la estrategia (ME, M de F,
MAC, MEYM, etc.), una vez preparado el primer esbozo, se
someterá a la consideración de las organizaciones pertinen-
tes del sector privado y se procederá a incorporar a sus
representantes a la dirección de las siguientes fases del proceso.

Cumplida la elaboración del programa estratégico de


cada GLA se pasará a la fase de su instrumentación, en la
cual resulta fundamental determinar los estímulos para la atrac-
ción del capital privado, nacional y extranjero, a participar en
el desarrollo de los distintos proyectos microeconómicos. En-
tre esos estímulos deben considerarse: O Contribución téc-
nica de entidades' públicas en la elaboración de los defini-
tivos estudios de factibilidad en colaboración con los empre-
sarios interesados. ii) Estímulos fiscales o parafiscales. Iii)
Participación activa del Estado, conjuntamente con el sector
privado siempre que sea posible, en la investigación cien-

186
tífica y tecnológica selectiva, necesaria para el desarrollo de
cada cadena productiva y de sus eslabones particulares. iv)
Apoyo activo estatal a la conformación de un subsistema
financiero que tenga como objetivo fundamental la conce-
sión de créditos de mediano y largo plazo para los distintos
proyectos industriales, a tasas de interés que refuercen su
competitividad. v) Reorientación de las inversiones públicas
en el campo de la infraestructura física a las exigencias de los
diferentes programas sectoriales. vi) Igual en lo que atañe a
la infraestructura social, en particular las inversiones en edu-
cación, salud y vivienda. vii) Activa participación del Estado a
través del Instituto de Comercio Exterior y del aparato diplo-
mático del país en la localización de mercados foráneos y en
la creación de condiciones institucionales para su penetra-
ción por parte de la producción nacional. víii) Moderniza-
ción de la Administración Pública y Reforma del Estado acor-
de con las exigencias del nuevo desarrollo.

Se define así su Programa Nacional Consensual de Desa-


rrollo donde los agentes privados ganarán progresivamente la
dirección de sus elementos estratégicos. Es importante la cen-
tralización del seguimiento de la evolución de cada estra-
tegia sectorial en la autoridad designada para la dirección
superior de todo el proceso de reconversión productivo.

Hasta aquí llegaría la programación de la primera fase


activa del proceso. En adelante desde las instancias centrales
y sectoriales habrá que utilizar técnicas de programación en
situaciones de poder compartido para afrontar los diferentes
problemas que surgieran. Para ello habría que contar con una
unidad operativa específicamente dedicada a ese tipo de aná-
lisis y a la propuesta de políticas que orienten la toma de las
necesarias decisiones por parte de las autoridades superiores
y sectoriales. Se propone que esa unidad operativa funcione
en CORDIPLAN.

Este conjunto de ideas preliminares contiene lineamien-


tos para la construcción de los que deberán ser los sectores
dirigentes de un nuevo tipo de desarrollo industrial moderno
y competitivo con crecimiento articulado a los demás secto-
res de la economía nacional.

187
HECTOR MALAVÉ MATA

Los aesequüibrios

En esta oportunidad, al iniciar justamente mis comen-


tarios, quiero referirme a algunos desequilibrios que persis-
ten en la economía venezolana sin soluciones efectivas ni
perspectivas claras de su eliminación en el corto y mediano
plazo. Menciono, en primer lugar, los desequilibrios estruc-
turales como los de mayor incidencia en la crisis actual de la
economía del país. De la misma manera, entre otros dese-
quilibrios, debo aludir al enorme déficit fiscal observado co-
mo signo de la crítica situación financiera del sector público
en los últimos tres años.

Una aproximación en este sentido exige centrar la aten-


ción en las vertientes fundamentales de la política fiscal macro-
económica: los ingresos y los gastos públicos. El balance en-
tre éstos y aquéllos coloca de manifiesto, a la luz del insis-
tente desnivel presupuestal, el desempeño deficitario del sec-
tor público consolidado durante el mismo lapso. El déficit
fiscal, así determinado, es evidencia del desequilibrio de las
finanzas públicas que opera como propagador de tensiones
inflacionistas en una economía -la economía venezolana del
presente- donde además es ostensible la rigidez e insuficien-
cia del aparato productivo como elemento generador de pre-
siones inflacionarias básicas. De modo que el financiamiento
del déficit fiscal, al traducirse en activación de mecanismos
de propagación monetaria, actúa también como factor de otros
desequilibrios de la economía.

En nuestro caso, como ciertamente ocurre, dos factores


confluyen en la persistencia del déficit de las cuentas pú-
blicas consolidadas. Uno es el bajo rendimiento del sistema
tributario por causa de su desempeño poco sistemático que
no incluye la caída de los aportes fiscales del petróleo, y otro
es el comportamiento expansivo del gasto público con predo-
minio del gasto corriente sobre el gasto de inversión, para así
contradecir uno de los objetivos primordiales de la política
fiscal, como es la generación del ahorro público suficiente
para satisfacer las necesidades de inversión previstas en la
estrategia de desarrollo. Aludo a tal tendencia como caracte-
rística de la actuación fiscal del Estado venezolano en los
últimos diez años. En el país, por esto mismo, se advierte una
relación poco consistente entre la orientación de la política
tributaria y los objetivos básicos de desarrollo.

188
Se entiende que la reforma tributaria propuesta es difícil-
mente justificable si a la vez no se plantea y lleva a efecto
una política de gasto público más compatible con los obje-
tivos de desarrollo, habida cuenta de que el gasto guberna-
mental debe reflejar los planes y proyectos que se resumen
en los presupuestos anuales. Si tales planes o proyectos son
diseñados de modo defectuoso o impreciso, como sucede al-
gunas veces, el gasto público se refleja tal cual en la realidad
de la ejecución correspondiente.

Se entiende que ese tipo de gasto, como ingrediente de


la política fiscal, debe responder a la estrategia de inversión
del sector público. Creo por consiguiente que la manera me-
jor de racionalizar la erogación presupuestaria estriba en for-
mular y llevar a cabo planes de mediano y largo plazo, no sin
tomar en cuenta tanto la capacidad y eficiencia del aparato
productivo como las necesidades de la población. Tal crite-
rio no parece inspirar la acción fiscal del Estado en estos
tiempos, a juzgar por los resultados no satisfactorios del progra-
ma de ajuste y estabilización aplicado por el gobierno ante-
rior con el objeto de corregir los desequilibrios en las cuen-
tas externa e interna de la economía venezolana.

Antes me he referido a la inflación venezolana desde un


punto de vista que quiero llamar heterodoxo. A esa inflación
aludiré después apelando a este mismo enfoque. Ahora quiero
mencionar las presiones sociales desatadas sobre el gasto
gubernamental para señalar brevemente la razón de las propa-
gaciones inflacionarias que ocurrían en el ámbito de las finan-
zas públicas. A partir de la devaluación del bolívar y el decai-
miento de la planta productiva en la administración del presi-
dente Pérez, tuvo lugar una inflación que desde entonces de-
terioraría continuamente el ingreso real de las masas trabaja-
doras a través del encarecimiento del costo de la vida, estimu-
lando en ellas los movimientos de reivindicación salarial que
aumentarían y se harían más intensos en coyunturas de en-
cumbramiento sensible de los precios. Así pugnaban los di-
versos estamentos laborales para lograr mayor remuneración
con que resarcir el creciente impacto de la inflación sobre sus
propios ingresos salariales.

Las presiones sociales sobre el gasto fiscal -justíficadas


en la medida en que la inf1ación empobrecía más a los trabaja-
dores del sector público- aumentaban con la severidad de los
efectos sociales de la política de ajuste y traducíanse al cabo
en incremento de las erogaciones presupuestales corrientes,
cuando los ingresos tributarios no crecían en proporción tal

189
que garantizara niveles de equilibrio, dando lugar a saldos
deficitarios que eran financiados con emisiones de dinero
inorgánico, para de ese modo alimentar los mecanismos de
difusión inflacionistas. Por esa experiencia se conoce que la
inflación venezolana, en los últimos ocho años, ha persistido
en elevado nivel, a diferencia de la mayoría de países latino-
americanos, porque en su contra se ha pretendido conjurar el
problema del déficit fiscal con simples medidas monetarias
que más bien estimulan las ondas propagadoras del alza de
los precios, por mandamiento de una ortodoxia que deses-
tima el origen estructu ral del mismo fenómeno inflacionario.

Aventuro un comentario adicional sobre el asunto del


déficit en la gestión del sector público venezolano. En el país
es evidente la tendencia al aumento del déficit fiscal que se
explica, a nuestro juicio, por la actuación recesiva de varia-
bles macroeconómicas como la caída del producto interno, y
por acciones de la gestión fiscal como son la expansión del
gasto y el bajo rendimiento del sistema tributario. En nuestro
caso es claro que tal tipo de déficit responde a la caída de la
actividad productiva, tanto como a la orientación expansiva
del gasto público. Aquel primer elemento surge en el ámbito
estructural de la economía, mientras que este segundo habla
de una variable importante de la política fiscal.

El mismo déficit, que con frecuencia es mencionado en


la formulación del presupuesto nacional y en el diagnóstico
económico del país, constituye no sólo un indicador rele-
vante de la actividad fiscal sino también un elemento clave
del comportamiento de la economía, que por lo mismo es
considerado primordíalrncnte en la declaración de condicio-
nalidad de los organismos multilaterales, porque se relaciona
con un efecto concreto de la política fiscal -generalmente la
expansión de la dcmanda agregada- y desempeña un papel
importante en la formación de expectativas vinculadas con la
movilidad de los precios. Tales expectativas se asocian estrecha-
mente con el curso inflacionario de la economía venezolana
en los momentos actuales, que también son momentos en
que la administración del poder no parece apreciar en su
justa medida la pertinencia del nexo entre equilibrio econó-
mico y estabilidad social.

190
ToMÁs ENRIQUE CARRILLO BATALLA

Déficit fiscal y situación económica

Quiero primeramente referirme al déficit fiscal. Hay que


situar el déficit fiscal bajo el contexto de la situación general
del país y de otros elementos distintos que son fundamen-
tales para poder tener una concepción clara sobre el diag-
nóstico de la realidad que estamos viviendo. Despues de ello
hay que pasar a la fase de instrumentción de los remedios o
correctivos del mal crecimiento que está ocurriendo en la
economía nacional. Hablemos pues, muy brevemente sobre
diagnóstico. Estoy de acuerdo que uno de los factores es lo
que Córdova ha denominado el agotamiento del modelo del
desarrollo a base de sustitución de importaciones. Sin embar-
go no creo que ese sea el único factor. Hay otros que son
muy importantes.

El exceso del gasto público venía ocurriendo desde 1958


en adelante y fue corregido en 1960-61 con la reducción del
personal excedente que ganaba sin trabajar, trasladándose
ese contingente humano a otras fuentes de labor que abrió el
gobierno, a base de contratos de obras en parte financiados
con las economías que se hicieron con la reducción del perso-
nal y en parte también por los propios constructores que
tenían máquinas y equipos ociosos y convinieron en que se
les pagara con bonos cancelables a plazos sucesivos.

En lo sucesivo, después de subsanada la crisis y equili-


brada la economía, volvieron a aumentar las presiones para
incrementar el gasto corriente, para enganchar personal sobran-
te en la administración pública, yeso, según nos dijo al
doctor Maza y a mí el ex-presidente Lusinchi, fue acumu-
lando una gran cantidad de gente sobrante que no hacía na-
da y percibía remuneración. Según los cálculos actuales hay
alrededor de un millón seiscientas mil personas en el sector
público nacional. Según cálculos publicados en el diario El
Nacional, las nuevas Alcaldías y las Gobernaciones de Estado
han aumentado a un millón de empleados y obreros después
de consagrado su nuevo status. Todo daría un gran total de
dos millones seiscientas mil personas. De acuerdo con estima-
ciones también de personas informadas sobre la materia, alre-
dedor de trescientas mil personas podrían realizar cómoda-
mente todas las tareas del Estado. Así habría un excedente
por lo menos de dos millones trescientas mil personas. Hay
que ver lo que representa ese exceso del gasto público para
atender los pagos mensuales y prestaciones a ese personal,

191
los sitios de trabajo y todas las cosas accesorias que implican
gastos generados por una burocracia cuya sola presencia re-
quiere escritorios, máquinas, equipos y diversos servicios. De
modo pues que todo esto ha provocado ese exceso de gasto
público y ello ha generado un gigantesco déficit fiscal.

Pero no solamente en ese aspecto ha habido déficit


fiscal. Hay otros renglones del gasto público que han contribui-
do al mismo fenómeno. Tales son el abuso de los viajes al
exterior de altos y medianos funcionarios del Estado; el abuso
de la compra de equipos innecesarios; el abuso del servicio
burocrático de vehículos que para la época del gobierno del
presidente Lusinchi sumaban ochenta mil que no se necesita-
ban. Este mismo presidente nos djo en esa oportunidad que
existían cuatro choferes por vehículo en turnos de trabajo
que no se hacían; eran trescientas veinte mil personas solamente
en ese renglón no necesitadas. Hay muchas empresas del
Estado y entidades de la administración central con aviones
que usan inclusive para los viajes de uno o dos funcionarios
solamente, con costo millonario en dólares. Todo eso es par-
te de ese dispendio. Todo eso alcanza cifras importantes si se
agregan las fiestas, el exceso del personal, el exceso de equi-
pos, el exceso de utilización de locales y de sitios para alojar
al personal sobrante. Todo ello va acumulándose para tota-
lizar una suma inmensa. Toda esa erogación superflua innece-
saria que los clásicos de la economía política calificaron de
gasto improductivo, es inflacionaria porque se está pagando
sin tener contraprestación productiva. Es pura y simplemente
un gasto sin contrapartida. El día que se reduzcan gradual-
mente esos renglones de gasto inflacionario se irá contribu-
yendo a equilibrar la administración pública, balanceando las
distintas variables y ello será un factor importante para vol-
ver a una situación de estabilidad. Por tanto en tal aspecto,
además del factor señalado por el doctor C6rdova, hay este
otro muy importante de un peso enorme que debe ser tomado
en consideración.

Las fallas del modelo de sustitución de importaciones

Con respecto a la misma opini6n del doctor Córdova


sobre la sustitución de importaciones tengo algunos comenta-
rios. Creo que el diseño o el modelo puesto en práctica a
principios de la década de los sesenta en Venezuela adoleci6
de algunas fallas graves, lo cual contribuyó a su agotamiento.
Entre éstas cabe mencionar las siguientes:

192
1. Se otorgó una protección sine die, es decir, sin térmi-
no cuando ha debido concederse limitada a un tiempo deter-
minado, a un número fijo de años, y estar sometida a rigu-
rosa vigilancia y control por parte de los organismos compe-
tentes del Estado. Eso no se hizo. Tuvo lugar una protección
que creaba una economía ineficiente. Esa economía se am-
paraba en esa protección ilimitada en el tiempo y sin control,
y ello suscitó ineficiencias.

2. No se dio una protección selectiva sino protección a


todo tipo de productos o empresas a instalar o renglón a
producir en el país, inclusive siendo innecesarios muchos de
esos productos y algunas de esas empresas, por lo que te-
nían forzosamente que fracasar. Ese fue otro de los factores
negativos.

3. Una vez agotada la sustitución de la importación de


artículos de consumo no se diseñó el pase a la sustitución de
las importaciones de artículos productores de otros bienes.
Era muy importante esa segunda fase y más difícil que la
primera. Nada se hizo. En estos días me decía el Dr. Maza
que en la época del gobierno de Pérez Jiménez sí se previó
tal cosa, pero que al ponerse en práctica el modelo de 1959
no se tomó ninguna providencia al respecto. De eso se hizo
mención entonces, se previó en palabras; en discursos, pero
no se diseñó prácticamente el proyecto para ir pasando de
una fase a la otra.

La redtmenston del Estado


Lo que acaba de decir muy bien el Dr. Maza, que era
una de las cosas que yo pensaba exponer después, implica
una reforma del Estado para estar en capacidad de reducir el
número de empleados y obreros de la Administración Pú-
blica y crear otras fuentes de trabajo mediante contrato que
se pactaría con empresas inactivas, cuando restablecieran sus
actividades. Tal dispositivo funcionó en 1960-61, pero actual-
mente no basta. Eso podría ensayarse ahora como parte de la
solución, pero hay que hacer una reforma total del Estado
para redimensionarlo y hacer que cumpla con sus funciones
esenciales a base de eliminar todo lo que excede a lo estric-
tamente necesario para cumplir sus funciones. Tal cosa es
importante y ésa es una de las cuestiones fundamentales en
este momento.

193
Los auxiuos financieros y el déficit fiscal

1. También es un factor del déficit fiscal que no se ha


señalado hasta ahora los denominados auxilios financieros,
otorgados por virtud de una política diseñada por los altos
ejecutivos del Banco Central junto con la suprema administra-
ción de FOGADE con la aprobación posterior del Ministerio
de Hacienda. Esa política determinó una generación de dine-
ro inorgánico por el orden de aproximadamente 800 mil millo-
nes de bolívares. A ello deben sumarse los intereses de la
deuda de Fogade. Es posible que esa obligación supere el
billón de bolívares, aunque los auxilios en sí mismos montan
a ochocientos mil millones. Se trata en todo caso de una
cantidad inmensa. De acuerdo con la Ley del Banco Central
consagratoria de la responsabilidad de los administradores de
ese Instituto por sus propias pérdidas, todo repercute enton-
ces sobre el Estado. Es pues un elemento constitutivo del
déficit fiscal. Sin embargo, no es exigible al tesoro de inme-
diato, habida cuenta que se trata de un crédito del BCY a
FOGADE, el cual debe ser pagado por este último' orga-
nismo. El BCY debe otorgarle a FOGADE un plazo 10 sufi-
cientemente largo, para permitirle liquidar los bienes de los
Bancos deudores con ese organismo, de modo que el saldo
sea pagado en el curso del tiempo con los ingresos regulares
procedentes de las contribuciones de los miembros del siste-
ma financiero a FOGADE. En todo caso, en último término
está el Estado, cuya obligación deriva de la ley.

La deformación del sistema financiero

Hago mención de la deformación del sistema financiero


por la política implantada en 1989. Es pertinente tomar en
cuenta esta cuestión. Cuando tratamos el tema del agotamiento
del modelo, el Dr. Malavé señaló algunos puntos del progra-
ma de ajuste para señalar que el programa de Pérez se con-
cretó, además de golpear duramente el aparato productivo,
en subsidiar al sistema financiero y en reorientado sacando a
los bancos y demás instituciones financieras de su propio
papel de intermediarios entre el ahorro y la inversión, entre
los ahorristas y la demanda del dinero por parte del aparato
productivo. Esa función se deformó, se desnaturalizó. Enton-
ces, en vista de los elevados tipos de interés cargados al
público, resultó que el agricultor, el industrial, el comercian-
te no demandaron más créditos para las actividades produc-
tivas normales y ello determinó la desviación del dinero para
financiar la especulación y financiar desarrollos urbanísticos
secadores de la liquidez del sistema. Era la proyección hacia
la crisis sufrida en los últimos tiempos.
194
Los auxiltos financieros: critica y errores

Ese fue otro factor del problema financiero. Es impor-


tante decirlo porque vino de atrás. Pero también los auxilios
fueron paliativos errados. No se ha debido ir por la vía de los
auxilios en la forma ejecutada, pues éstos adolecieron de fa-
llas en su aplicación. Los contratos de los auxilios dejaron
grandes huecos y expresan grandes deficiencias en cuanto a
la posibilidad de recuperación de esos recursos. Se acepta-
ron garantías al precio basado en lo dicho por los propios
beneficiarios. Hubo varios casos en los cuales lo ofrecido co-
mo garantías era mucho menor que lo señalado por el deu-
dor. En fin, una serie de errores de ejecución gravísimos que
en este último aspecto inciden más sobre FOGADE que so-
bre el Banco Central porque este Instituto intervino en el
diseño del sistema, en generar y facilitar los recursos inorgá-
nicos, pero la administración del proyecto estuvo a cargo de
Fogade y allí se sitúan los errores no sólo con la administra-
ción heredada de Pérez sino también con la nombrada des-
pués. Todo ello debe tenerse en cuenta para el análisis ge-
neral de esta situación.

Control de cambio sin controles


Hay otro aspecto muy importante que sí tiene que ver
con la inflación: se establece el control de cambio y se ad-
virtió desde el momento en que se discutió el establecimiento
de ese mecanismo que debía ir acompañado del control de
precios y del control de importaciones: Se dijo que las importa-
ciones debían ser selectivas desde el principio, pero en rea-
lidad ello no se cumplió, a pesar de que en conversaciones
mías con el Presidente de la República y en memorandos que
le enviara posteriormente le resumí los diversos supuestos
para asegurar el éxito del proyecto.

En primer lugar, no hubo control de precios. El Minis-


tro de Fomento, el señor Poletto, después de. ser cambiado,
declaró que era alérgico a los controles y específicamente a
los de precios. Efectivamente no puso en práctica ningún
control en este aspecto, simplemente se le impartía la bendi-
ción al aumento de los precios deseado no por los produc-
tores sino por los distribuidores, los cuales resultaban más
beneficiados en ese proceso.

Después es designado Ministro de Fomento el señor


Corrales y se expresa en los mismos o parecidos términos a
los antes expuestos por el señor Poletto sobre la concertación

195
cuando ésta ya significaba aumento desbordante de precios.
El Dr. Maza ya lo había pensado y yo lo dije en varias
oportunidades: no se justificaba aumentos de precios cuando
había control de cambios. La respuesta fue puntualizar el alza
en los insumas para la producción no estando controlados.
La providencia de controlar los precios en la cadena produc-
tiva tampoco se tomó. Efectivamente no era esa una respues-
ta; se trataba de una justificación mal planteada; no establecie-
ron un control de precio desde la base, desde los insumas
hasta la producción final del artículo. Eso lo han debido
hacer para con ello evitar la inflación de los precios a nivel
de los insumas. Eso determinó que bendijeran, como dije, el
precio final aumentando astronómicamente el artículo ofre-
cido al consumidor. Ha debido establecerse un verdadero
control de precios sobre la base de los costos de producción.

Han debido controlarse los precios en toda la cadena.


:\'0 debían haberse producido esas alzas de precios de los
artículos de consumo que han golpeado tan duramente a los
trabajadores como sector de menores recursos. Ese ha sido
uno de los problemas más graves por haber sido generador
de los mayores disgustos en la población. Ello ha despres-
tigiado al gobierno. El Ejecutivo ha neutralizado ese hecho en
base al prestigio personal del Presidente, cosa salvadora hasta
ahora. Pero la pregunta es hasta cuándo durará ese prestigio,
estando el pueblo y los sectores de menores recursos presio-
nados por ese sacrficio y sufrimiento de carácter social. Esa
es una pregunta verdaderamente inquietante que deberíamos
examinar actualmente.

La última cosa sobre este aspecto se contrae al control


de importaciones y al otorgamiento de divisas que ha debido
hacerse en forma selectiva. El Dr. Maza nos dijo que la Junta
Cambiarla lo planteó al Ministro Poletto y éste al negar lo
solicitado alegó que existían suficientes divisas para todas las
importaciones. Esta es una falla grave porque por lo visto ese
ministro no entendió cómo debía de funcionar a cabalidad un
control de cambios cual instrumento que necesitaba de esos
otros soportes: el control deprecias y el control de importa-
ciones, yeso lamentablemente no se ha instrumendado ade-
cuadamente. El sucesor de Paleto, señor Corrales, reafirmó el
criterio de su antecesor y, lo que es más grave, el Gabinete
Ejecutivo le dio la bendición a esa disparatada política. En los
últimos tiempos, con motivo de la escasez de divisas, he
leído en la prensa que hay un esbozo de proyecto selectivo
de importaciones. No sé si eso es cierto o no porque no he
podido hablar al respecto con el Dr. Maza; nos podrá él

196
informar sobre el particular, en todo caso este aspecto debe
tomarse en cuenta en el proyecto del documento.

En otro sentido, hasta ahora hemos estado señalando


aquí muchas fallas de los gobiernos diseñadores del modelo
de sustitución de importaciones, de los gobiernos posteriores
en materia de déficit fiscal, del gobierno del Sr. Pérez en
cuanto al programa de ajuste, e inclusive del último gobierno
en cuanto a los complementos necesarios para el funciona-
miento adecuado del sistema de control de cambios a los
fines de alcanzar resultados cabales en cuanto a precios y en
cuanto a importaciones. Hemos estado señalando fallas como
el déficit fiscal y la composición del mismo, pero no hemos
apuntado todavía las recomendaciones positivas que debe-
ríamos hacer ante este cuadro. Quizás podemos complemen-
tar la materia de las fallas y en la próxima reunión presentar
los correctivos de este conjunto de desviaciones y de proble-
mas suscitados en el curso del tiempo.

ISBELIA SEQUERA TAMAYO

Inserción en el nuevo orden internacional


Venezuela, como la mayoría de los países, está inserta
desde los últimos veinte años, en un proceso caracterizado
por la aparición de nuevas realidades que reclaman la revi-
sión del funcionamiento de las economías nacionales y la
aplicación de ajustes en todos los campos de modo de poder
ubicarse asertivamente en el nuevo orden económico-social.
Nuevo orden éste que no deja de ser para los países de
economías débiles, en gran parte, una especie de "trampa",
conocida con el nombre de globalización.

En efecto al revisar la forma cómo se han venido cumplien-


do dichos cambios orientados a ese nuevo orden, se observa
el desfasamiento entre los países desarrollados y los no desa-
rrollados, a favor de aquéllos. Tales son los casos de los Tra-
tados Comerciales Bilaterales entre una nación grande y una
pequeña que siempre juega a favor de la primera, como en
los referidos a la explotación de materias primas en la segun-
da. Así como la oposición a la realización de Tratados entre
una nación grande y la suma de varias pequeñas (U.s.A., vs.
A.L.).

Sin embargo, tampoco puede ignorarse que esos cam-


bios están estrechamente vinculados con el avance de la diná-

197
mica de las naciones hacia estadios cada vez más complejos
dominados por la ciencia y la tecnología o, más exactamente,
inmersos en la revolución científico-técnica, en especial la
informática.

Importancia de una política global nacional


Si se acepta lo planteado en el punto 1, como premisa,
lo consiguiente es que Venezuela no puede desconocer las
anteriores realidades pues ello significaría aislamiento; o en
el menor de los casos un manejo inadecuado de la situación
que la conduciría a ser una vez más víctima de la "trampa
internacional". Por tanto, Venezuela debe asumir que las solucio-
nes a sus problemas fundamentales tiene que buscarlas en sí
misma en base a acciones creativas y en el tratar de mover la
balanza a su favor, pues esos cambios y modificaciones, a su
vez y quizás por ello mismo, han comenzado a generar ele-
mentos morales y materiales que harán posible, así lo espero,
el robustecimiento de la nacionalidad. Empresa' nada fácil y
que afecta la colectividad nacional porque se trata de un
permanente debatirse, de una lucha entre incipientes y aún
débiles fuerzas interiores frente a poderosos intereses inter-
nacionales, transnacionales y, propiamente, nacionales que
utilizan todas las armas para imponer las condiciones en su
propio beneficio.

Como bien se sabe, no existe una sola realidad obser-


vada sino diversas, de acuerdo con la perspectiva desde don-
de se vea, por tanto para Venezuela ello plantea la necesi-
dad de una política de contenido universal que trascienda sus
fronteras, pues el estudio aislado de los aspectos económi-
cos, humanos, físico-naturales y de infraestructura, es inconve-
niente e inadecuado para la definición de una estrategia glo-
bal. Venezuela debe utilizar todos los mecanismos de que
dispone; los cuerpos diplomáticos y consulares orientarán sus
acciones a estos fines; los canales comerciales y culturales en
igual sentido. La posición del Estado, de la nación, será for-
talecida a escala mundial. Se trata, entonces, del robusteci-
miento de los vínculos económicos, culturales y políticos existen-
tes y de los nuevos que se crearen por parte de un Estado
cuya soberanía territorial, claro está, no se discute. Significa
también que, esencialmente, la política interna tiene que mar-
char conujuntarnente y acorde con la política externa. De tal
modo que las relaciones económicas, las relaciones políticas
y las relaciones sociales tienen que ser consideradas como
parte de un todo que se expresa en una adecuada ocupación
territorial y en una forma de vida digna de sus habitantes.

198
En lo interno

Hay que destacar dentro de la globalidad los princi-


pales problemas que, a los fines metodológicos, pueden inte-
grar varios sectores: a) inflación, cambia ríos, monetarios, fis-
cales y crediticios; b) producción, desempleo; c) salud, educa-
ción, vivienda, infraestructura¡ d) social.

En a) cabe destacar el reciente colapso del sistema ban-


cario que puso al descubierto cómo el modelo de acumu-
lación de capital, bajo la protección oficial, lo que hizo fue
subsidiar a una minoría "resguardadora" del ahorro nacional,
o sea el fortalecimiento del más grande robo de la historia
republicana. Con las consecuencias de: devaluación del bolí-
var, aumento de la inflación,. disminución del crédito, y empobre-
cimiento de la mayoría nacional.

Por otra parte se registra un gran desconcierto en la


población cuando se habla de exceso de liquidez y de medi-
das para controlarla, puesto que la mayoría no percibe ese
exceso monetario; por el contrario, sus ingresos no llegan a
cubrir el valor de la cesta básica.

En cuanto a b) la reorientación de la acumulación de


capital (que no se vislumbra significativa por la deteriorada
imagen externa del país) debe dirigirse al estímulo del apa-
rato productivo en sus fases esenciales. La consecuencia ten-
dría que ser aumento del empleo y disminución de la econo-
mía informa!. Se ejemplica, más adelante, con un solo sector
económico-social: el agrícola.

Respecto al punto e) el análisis de la problemática en


todos esos sectores reclama otros enfoques y de nuevas, crea-
tivas y audaces soluciones a las dificultades que presentan.

Respecto al pundo d) es importante señalar que, aparte


de la acentuada desaparición de la clase media, niveladora de
la sociedad democrática, resulta también muy lamentable re-
gistrar el surgimiento de algunos segmentos de la población
que detentan poder político y que lo orientan con los mis-
mos intereses depredadores sobre el Estado, tratando de sus-
tituir a los anteriores prófugos de la justicia. También es muy
significativo el comportamiento de buena parte de los sectores
militar y judicial que han puesto en entredicho la vulne-
rabilidad de la nación. ¿A quién corresponde, entonces, ha-
cer justicia? ¿A quién defender la soberanía nacional?

199
En la agricultura

Como se señala en 3 b) un sector económico especial a


considerar es la agricultura, por ser una actividad que, a
pesar de haber sido el soporte fundamental de la economía
venezolana hasta la explotación en escala comercial del petró-
leo, y a pesar de realizarse en la mayor parte del territorio
nacional y de ocupar directa o indirectamente a la mayoría
habitante, fuera del eje centro-norte, aun así no se le consi-
dera en su justo valor.

El producto agrícola para 1994 (a precios corrientes) es


del orden de US$ 1.000 millones y ocupa alrededor de 700.000
personas. Pero a la agricultura no debe vérsele solamente
como a una actividad productora de alimentos, pues si bien
es cierto que es la propia fuente generadora de los mismos,
también es cierto que es mucho más que eso. Porque la
agricultura no-sólo es hombre, no sólo es tierra, no sólo son
bosques, cultivos o animales, por separado. Son todos juntos
en un proceso de interacción que, tal como se realiza en su
mayor proporción en Venezuela y en los demás países subdesa-
rrollados, conforma una actividad muy azarosa, sometida al
enfrentamiento con la naturaleza y a la búsqueda del equili-
brio de esta relación. Además de las dificultades que con-
lleva el estar inmerso en un mercado como el nuestro domi-
nado por monopolios y oligopolios.

De ahí podemos afirmar que la agricultura siempre ha


sido preterida, pues se le ha medido sólo en función de su
participación en el Producto Interno Bruto (entre el 5% y e!
7% en los últimos años), cuando su significaci6n tiene ma-
yores alcances por ser la columna vertebral de la estructura
agroalimentaria del país.

Por el hecho de que gran parte de la población está


vinculada directa o indirectamente al campo, por la localiza-
ción de las viviendas, o por la prestación de servicios comer-
ciales', técnicos y educacionales relacionados con el agro.

Por su participación en la generación de valor agrega-


do, dado que el proceso productivo desde sus inicios hasta
que llega a manos del consumidor es muy diversificado y
complejo.

Por las ventajas competitivas del agro relacionadas con


la tropicalidad y con la ubicación de la infraestructura agro-
industrial.

200
Por la presencia activa de personal preparado técnica y
gerencial mente para realizar la actividad en condiciones ópti-
mas.

Por la relación directa con la agro-industria que partici-


pa en el procesamiento de los bienes producidos. Por la
ampliación de la frontera agrícola y por el estímulo en la
producción de materias primas diversificadas.

Razones por las cuales me atrevo a decir que Vene-


zuela, a pesar de su trascendencia como país petrolero y
minero, continúa siendo un país con fundamento agrícola
capaz de permitirle producir la mayor parte de los bienes
alimenticios que consume y de desarrollar la producción de
algunos otros bienes para la exportación, además de los tradicio-
nales. Por tanto, el equilibrio general de la economía pasa
por desarrollar acertada y racionalmente la actividad agrí-
cola, contribuyendo con ello a mejorar las condiciones inter-
nas, abrir ventanas al exterior y a insertarse más adecuada-
mente en el nuevo orden internacional.

ARMANDO ALARCÓN FERNÁNDEZ

Yo creo que debe anotarse como una cuestión muy


importante el hecho de que al hablar de déficit fiscal no es
sólo de su efecto administrativo. El aspecto cualitativo es muy
importante, porque si nosotros estudiamos con posibilidad
concreta las necesidades venezolanas, nos damos cuenta que
en la medida en que se continúa utilizando el petróleo como
fuente fundamental proveedora de recursos financieros, las
necesidades podrían ser cubiertas, si no de manera absoluta,
plena, sí en un grado elevado. Esas necesidades no compren-
diendo lo de lujo, lo no indispensable, lo innecesario, por-
que para la seguridad monetaria del país contamos con sufi-
cientes recursos. Digo que es necesario atender el efecto
cualitativo y nuestro problema en mi criterio fundamental, es
que ni el presu.puesto se utiliza como lo que es el presu-
puesto.

Técnicamente es un instrumento de construcción de la


política económica del Estado y ni el gasto fiscal está orde-
nado dentro de un orden de prioridades, que atienda necesa-
riamente las necesidades fundamentales sino que tanto el
presupuesto de ingresos como el gasto, se ocultan y la me-
dida del gasto se hace a base casi casuística. Entonces la
construcción fiscal, la construcción de la política económica

201
es incoherente y en un grado muy elevado interviene para
esa ineficiencia el hecho de que las actividades administra-
tivas se duplican, en donde distintas dependencias del Estado
tienen asignadas las mismas tareas. Si en alguna medida pu-
diera la administración descentralizada cumplir las tareas co-
mo efectivamente debería ser, con una administración cohe-
rente y racional, no duplicando la medida y utilizando doble
personal para las mismas tareas, para las mismas funciones
como hoy, el déficit fiscal podría disminuirse por la medida
de la productividad.

En consecuencia, desde mi punto de vista, es necesario


señalar muy bien este aspecto cualitativo y no el cuantitativo
del déficit· porque me parece que es un elemento que no
debe olvidarse a la hora de señalar causas del déficit y de la
crisis en general.

Segunda Sesión
-26 de octubre de 1995-

T.E. CARRILLO BATALLA

El origen del déficit fiscal

Como un complemento de lo dicho antes sobre el dé-


ficit fiscal en la época del primer gobierno de Carlos Andrés
Pérez, debo decir que en ese tiempo el gobierno manifestó
que administraría la abundancia con criterio de escasez. La
verdad fue que gastó velozmente el aumento del ingreso pe-
trolero..El presupuesto oscilaba en torno a los 14 mil millo-
nes de bolívares y el ingreso llegó a 4S mil millones que se
erogaron en un año. A los pocos meses siguientes ya el
gobierno no tenía recursos para seguir ese ritmo de dispen-
dio tan alto impuesto al país. No se cumplió la norma muy
sabia y muy acertada de administrar la abundancia con crite-
rio de escasez. Se malbarató ese inmenso caudal de recursos
y luego se empezó a endeudar al país grandemente. Parte del
endeudamiento procedió de los malos proyectos impulsados
por el gobierno, como aquel de la ampliación del plan cua-
tro de Sidor donde no hubo planes de factibilidad, ni se
estudió el mercado mundial del acero que estaba más bien
deprimido, ni se hizo un plan de financiamiento, ni se dotó a
SIDORde los recursos para acometer esa inversión con miras
a ser pagada a largo plazo. Por el contrario se le autorizó a

202
endeudarse a corto plazo para realizar una inversión que por
su naturaleza era pagadera en el largo plazo. El resultado fue
la caída de SIDüR en una crisis empujada en torno a su
propia quiebra. Esa situación fue gravísima. Fue esa una de
las cosas disparatadas que resultó de la improvisación y au-
sencia de una genuina planificación. Pero además, todas las
otras iniciativas del gobierno tendían a crear lo dicho por el
Presidente sobre la denominada "Gran Venezuela" de aquella
época, y que se caracterizara por astronómicos gastos para
cuya atención empezó el país a endeudarse, lo cual nos hizo
caer en la trampa de la que aún no hemos salido.

A ná lis ts global del presupuesto

Estoy hablando de esto como complemento de la causa


del déficit fiscal tan grande que se iniciara en la época del
primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Ahora en cuanto al
planteamiento importante del doctor Maza sobre un plantea-
miento global del asunto, estoy de acuerdo. No solamente
debemos estudiar el déficit fiscal por las causas analizadas
sino también mediante el examen a fondo del gasto público.
Debemos señalar los correctivos del gasto público, los reme-
dios profundos, los sacrificios que debemos hacer para equi-
librar las variables económicas fiscales y generales del país.
También la agenda debe puntualizar la materia relativa a los
ingresos, en lo que lógicamente se agrega un análisis sobre la
cuestión tributaria y la actualización de las investigaciones de
la Comisión de Estudio y Reforma Fiscal mencionadas por el
doctor Maza. Esas investigaciones están todavía esperando su
revisión y actualización. Como no se han resuelto los proble-
mas sino más bien se han agravado, es pertinente que esos
trabajos sean utilizados. Creo que esa es una iniciativa que
debemos tomar nosotros. En materia del gasto público deben
revisarse los trabajos realizados en esa época para actuali-
zarlos. Puede hacerse una reforma tributaria general. En ma-
teria de contabilidad pública, contabilidad fiscal, también de-
ben revisarse las recomendaciones de aquella Comisión.

La deuda pública y la CERF

En lo relativo a deuda pública se señalaron entonces


procedimientos muy claros para evitar el desorden de la épo-
ca de Pérez ]iménez y después, en los primeros años del
gobierno democrático, cuando se contrataba deuda sin se-
guir las normas de la ley. Cada organismo central o descentrali-
zado incurría en deuda sin someter la contratación a las
pautas legales. La CERF estableció unas normas. El organis-

203
mo central o descentralizado con proyectos para contraer
deuda sólo lograba la aprobación de su solicitud si se trataba
de un programa para inversiones que llevaran consigo un
estudio de factibilidad donde se asegurara la recuperación de
la inversión y por tanto no surgiera un hueco presupuestario
que obligara al Estado a solventarlo con nueva deuda o con
sus propios recursos a base de sacrificar otras áreas alterna-
tivas, como señaló hace poco el doctor Maza en lo referente
a las inversiones en general y al gasto social. En su Informe
Final dijo la CERF que se requería crear una oficina en el
Ministerio de Hacienda a la cual debían de dirigirse todos los
proyectos acompañados con estudios de factibilidad. Ese expe-
diente debía luego pasarse al Banco Central para obtener su
opinión sobre los efectos coyunturales y de largo plazo que
ese gasto iba a tener en la circulación monetaria. Todo eso
fue establecido explícitamente. El doctor Crazut trabajó en
esa parte de las investigaciones. Todas aquellas cosas están
vigentes, pues esos mecanismos se recomendaron y no se
han puesto en práctica.

La planificación y la CERF

También se sugirió un replanteamiento del proceso de


planificación y que al efecto se articulara la planificación con
el presupuesto mediante un dispositivo de vinculación que
debía ser un Presupuesto Económico Nacional constituido
por las Cuentas Nacionales ex-ante. Se sugirió asimismo que
el Plan de la Nación para cinco años se dividiera en cinco
secciones, cada una de las cuales debía corresponder a un
año presupuestario sucesivo. Naturalmente el respectivo presu-
puesto quedaría conectado con el Plan de la Nación del cual
sería un segmento. Podían hacerse los ajustes por cambios
que ocurrieran en la economía internamente o externamente
en el mundo. Eso también se planteó y está en los estudios
realizados por nosotros.

Atendiendo la acertada sugerencia del doctor Maza de-


bería recomendarse en este documento la revisión de esos
estudios a fin de no utilizar lo ya obsoleto, pero emplear
aquello a lo cual se le pueda sacar provecho; usar lo que aún
mantiene vigencia o pueda ser reformado mediante actualiza-
ción. Esa sería una de las cosas importantes a señalar por
nosotros en la presente oportunidad. En este sentido, no
basta con estudiar la deuda pública, no basta con estudiar la
contabilidad, el presupuesto, el Plan de la Nación. Es nece-
sario examinar todo esto en conjunto y hacer formulaciones
después de los respectivos análisis parciales. De cada uno de

20/¡
estos conceptos se debe hacer finalmente un resumen glo-
bal. Esto podría parecer un trabajo de realización a largo
plazo. Considero que podemos ir sacando en limpio todas las
grabaciones y después reordenar todo, sintetizarlo. En esta
tarea es un experto y siempre lo ha sido el Dr. Crazut. Sería
el relator, partiendo de la utilización de esos materiales para
después confeccionar un resumen destinado a tener efecto e
impacto importante en la opinión pública y en el propio
gobierno. Sería una magnífica contribución en ese sentido.

D.F. MAZA ZAVALA

La deuda pública y la reforma fiscal

Yo creo que, en primer lugar, tenemos que hacer un


análisis más detenido sobre el problema de la deuda en rela-
ción con el problema general de las finanzas públicas y en
particular con relación al déficit fiscal, porque la República
ha llegado al momento en que está demostrando que no
tiene capacidad fiscal para atender los servicios de la deuda,
pues el servicio de la deuda interna y externa ha llegado a
significar más de. un 30% del presupuesto ordinario de ingre-
so y gasto público, con tendencia a seguir creciendo, porque
para cubrir el déficit fiscal se incurre en nuevas deudas. Eso
significa que el monto principal de la deuda aumenta y ge-
nera más intereses y en consecuencia se hace una especie de
bola de nieve que a la postre absorberá la proporción sustan-
cial de los recursos ordinarios del presupuesto en detrimento
de las otras relaciones presupuestarias, por ejemplo, en detrimen-
to del gasto social, del gasto de inversión. De modo que el
servicio de la deuda y el sostenimiento corriente del Estado
absorberán la totalidad del ingreso, y en consecuencia habrá
un gran vacío para el gasto social y para el gasto de inversión.
Estas dos funciones claves del Estado en la presente situa-
ción y en el futuro, que son precisamente el impulso al
crecimento económico y el desarrollo social, quedarán disminui-
das, con el agravante de que la tasa de crecimiento econó-
mico está dependiendo cada vez más del gasto público en
virtud de la postración de las inversiones privadas, y como
siempre, no obstante decirse que el sector privado debe tomar
las riendas de la economía y abrir caminos a la actividad
económica, lo cierto es que el Estado sigue siendo el factor
fundamental de la actividad económica, mientras el sector
privado sigue dependiendo de una u otra forma del Estado
para su propia actividad y para su propio crecimiento.

205
Entonces debido al hecho de que el Estado está sufrien-
do cada vez más de incapacidad para cumplir la función
promotora de la inversión y de que tampoco esté cumplien-
do la función niveladora del desequilibrio social, la crisis
económica y la crisis social en el futuro podrían ser más
profundas que en el presente, si no ocurren cambios real-
mente significativos en la estructura y en la orientación de las
finanzas públicas. Primero, yo creo que hay la necesidad de
una reestructuración a fondo del sistema tributario, sigue exis-
tiendo esa necesidad, se ha estado enfrentando casuística-
mente, de manera eventual y no de una manera orgánica e
integral corno fue propuesto, por ejemplo, por la Comisión
de Estudios de la Reforma Fiscal. Luego, el propio gasto
público ha, crecido de manera inorgánica, desordenada, a
impulso de las circunstancias o de la debilidad de los gobier-
nos o de las presiones económicas, sociales y políticas que se
ejercen continuamente.

De manera que también hay la necesidad de una reestruc-


turación del gasto público y, por consecuencia, la regulación
u ordenación de la gestión de Crédito Público, porque se está
recurriendo al crédito público sin que haya una determina-
ción previa de la capacidad de endeudamiento del sector
público; como sabemos la capacidad de endeudamiento de
este sector es una variable que debe determinarse para poder
manejarla con ajuste para la política de crédito público; pero
no hay en este sentido ninguna determinación y se está recu-
rriendo al crédito público prácticamente de una manera que
podemos llamar circunstancial y hasta cierto punto explosiva
en la actualidad. Por ejemplo cursa ante el Congreso un
proyecto de Crédito Público que con Bonos del Tesoro y
Letras del Tesoro a corto y mediano plazo llega a 450 mill
millones de bolívares, en buena parte para pagar servicio de
la deuda, en buena parte para cubrir insuficiencias de tesorería;
pero esta deuda queda y a su vez origina nueva deuda,
porque al vencimiento de esas Letras del Tesoro se emiten
más Letras del Tesoro, y al vencimiento de los intereses,
como no hay con qué pagarlos, el Estado recurre a las Letras
del Tesoro para el pago.

Este desorden del crédito público puede destruir cual-


quier intento de reducir el déficit fiscal, porque naturalmente
este tipo de déficit es un resultado de las tres variables;
primero, de la insuficiencia del ingreso; segundo, de la tenden-
cia al exceso de gastos, y tercero, de la recurrencia inorgá-
nica al crédito público. En consecuencia, ante estas perspec-
tivas, yo creo que va a ser muy difícil superar la situación del

206
déficit fiscal, sobre todo porque no hay disciplina fiscal: cada
ministerio, cada despacho, cada instituto, cada entidad oficial
crea una isla en la cual su propio interés prevalece sobre el
interés del conjunto. Nadie somete sus propias exigencias
presupuestarias a un encuadramiento global, a un plan general,
sino que cada uno cree que sus necesidades presupuestarias
son únicas y sin límites, y no hay la obediencia institucional
o administrativa a la autoridad de Hacienda. Por eso esa
anarquía presupuestaria es también responsable del déficit
fiscal. Hay que acometer, por tanto, nuestros problemas de
manera global e integral, y no aisladamente el problema del
déficit, ni el problema de la deuda que juega en ese escenario.

HÉCTOR MALAVÉ MATA

La inflación venezolana: un enfoque heterodoxo


En esta otra oportunidad quiero insistir, como lo prome-
tiera anteriormente, en el problema de la inflación venezo-
lana, entendiendo que ésta, además de ser un fenómeno que
bien merece una exploración amplia y penetrante, constituye
una materia que en el país es abordada desde la misma
perspectiva analítica de siempre, con la invariable visión mone-
tarista que prescinde en gran medida de razones vinculadas
con el comportamiento de los sectores reales de la economía.

Al respecto me permito decir que el diagnóstico ortodoxo


concibe la inflación venezolana en estrecha relación con el
déficit fiscal y la incontinencia monetaria, pero ni remota-
mente con las carencias estructurales del aparato productivo.
Sin embargo, a juzgar por la peculiaridad de la economía del
país, creo más bien que la inflación, en nuestro caso, posee
una racionalidad que requiere y acepta una explicación no
únicamente monetaria. Es éste, a mi modo de ver, el punto
de partida para ensayar un enfoque heterodoxo de la infla-
ción, un enfoque distinto del tradicional.

A propósito de la metodología empleada institucional-


mente en el análisis del fenómeno inflacionario, sobre todo
en este tiempo en que la crisis multiforme de la economía
parece poner en entredicho algunos dogmas del rnonetarís-
rno, me llama particularmente la atención aquel enfoque teó-
rico que insiste en el diagnóstico y tratamiento de la infla-
ción con razones más propias de las economías centrales que
de las economías periféricas, desestimando así opiniones como
la de Dudley Seers cuando afirmara que en el análisis de las

207
tendencias económicas es un error tratar a las economías
subdesarrolladas como si fueran desarrolladas. Se entiende
por esto que para resolver el problema inflacionario en las
economías periféricas o de menor desarrollo relativo se re-
quiere actuar más sobre la esfera productiva que sobre la
esfera monetaria y fiscal.

Me he referido a un enfoque que bien se ajusta al caso


de la economía de los centros donde no existe la insuficien-
cia estructural que caracteriza al sistema productivo de la
periferia, para así denotar que la inexistencia de presiones
inflacionarias básicas en las economías centrales es sólo resultado
del gran desarrollo de su planta productiva. En los países
desarrollados tiene sentido la tesis del monetarismo en el
análisis de la inflación, puesto que en sus economías, consolida-
das y generalmente bien provistas, sólo se advierten mecanis-
mos de propagación alcista de los precios por razones mone-
tarias o fiscales, en tanto que allí mismo son insubsistentes
las presiones inflacionarias que en otros países derivan de la
carencia o rigidez del aparato productivo.

En Venezuela se ha incurrido oficialmente en el error de


privilegiar el empleo de dogmas monetaristas al examinar
fenómenos inflacionarios en cuya razón de ser predominan
casi siempre las presiones estructurales sobre las monetarias
y fiscales. No quiero decir que el análisis y consiguiente
tratamiento de la inf1ación venezolana debe contemplar exclu-
sivamente factores estructurales, pues ello significaría desta-
car los elementos de la oferta real y omitir los mecanismos
que actúan como propagadores en la instancia deficitaria de
las finanzas públicas y el ámbito de circulación del dinero
inorgánico. Tampoco es de observar a tales mecanismos como
causa fundamental de la movilidad ascendente de los precios.

Quiero decir, en cambio, que el diagnóstico de la infla-


cion en Venezuela requiere de un enfoque integral de los
factores y mecanismos que participan en su generación y
propagación, con lo que quiero significar particularmente las
presiones generadoras básicas que operan en la estructura
productiva y los mecanismos propagadores que actúan en el
espacio de la circulación monetaria. Así se incluirían lo real y
lo monetario conjuntamente en el diagnóstico de un proceso
que se origina en la rigidez estructural del aparato produc-
tivo y se difunde en la esfera de la circulación y el inter-
cambio por el impacto alcista de los mecanismos monetarios
de propagación. De modo que el ritmo ascendente de los
precios, visto como inf1ación, sería objeto de una interpreta-

20H
ción más a tono con la realidad empírica donde se produce,
así como más adecuada a las exigencias del experimento
antiinflacionario.

Observo que la inflación venezolana es examinada sola-


mente a la luz de un enfoque ortodoxo, dogmático, reduccío-
nísta, conforme al cual se ausculta la trayectoria alcista de los
precios en base del desempeño de la oferta monetaria, sin
tomar debidamente en cuenta el desempeño simultáneo de la
oferta de bienes y servicios, allí donde lo monetario se entien-
de equívocamente como aspecto fundamental del comporta-
miento de los precios. Esta cuestión merece una mayor refle-
xión, una más amplia discusión que permita un conocimiento
pleno de las razones que pudieran esgrimirse con criterio
heterodoxo. Creo en este sentido que la moderna teoría eco-
nómica debiera esforzarse por ofrecer sisternátcamente un
análisis integral de la inflación que afecta a las economías del
subdesarrollo, desde una perspectiva no exclusivamente mone-
tarista que restringe el diagnóstico, sino también estructural,
sociológica, distributiva e inercial que contemple de forma
coherente la suma de factores que concurren en la forma-
ción de los precios.

Admito que la teoría de los precios abriga muchas com-


plejidades y limitaciones en el espacio económico del subde-
sarrollo. En este ámbito, caracterizado en nuestro caso por
los signos y relaciones del capitalismo tardío, observamos la
inflación, el déficit fiscal, la oferta monetaria, la tasa de interés,
el tipo de cambio, la tasa salarial, como variables claves que
se interinfluyen en escenarios no pocas veces contradicto-
rios. La inflación, al contrario de lo que usualmente se cree,
puede determinar déficit fiscal, allí donde este déficit puede
suscitar una sobreoferta monetaria a través de la emisión de
dinero estéril que se impone para financiar total o parcial-
mente la brecha financiera del sector público, dando cuenta
de una situación en que la circulación de dinero inorgánico
estimula la propagación de ondas inflacionarias que atentan
contra la estabilidad de los precios.

Trasladando esta cuestión al orden macroecon6mico de


las cuentas externas, preguntamos cómo es el desempeño de
la balanza de pagos en ciclos o coyunturas donde, como en
la situación actual de Venezuela, el déficit fiscal y la devalua-
ción del bolívar estimulan linealmente -por vía de una ma-
yor difusión monetaria- el ritmo inflacionista de los precios.
Entiendo que esta cuestión tiene una explicación que se consi-
dera teóricamente aceptable. No dudo de la respuesta teórica

209
que se dispensa a problemas como éste. Pero advierto algunas
veces que tal tipo de respuesta, aunque elaborada con razón
pertinente, se confiere a problemas que persisten y se agra-
van en el plano de sus propias evidencias. Quiero decir que
ciertos problemas económicos parecieran ser inmunes a la
terapéutica que se les aplica. Y en tales ocasiones sobrevie-
nen los subterfugios que se cometen para excusar desacier-
tos o frustraciones.

Viene al caso la lucha antiinflacionaria que se asume en


nuestro país con enfoques teóricos hechos bajo exhortación
de pacto solidario. Al efecto se postulan dogmas como antí-
doto del flagelo inflacionista, se esgrimen criterios y opinio-
nes contra la calamidad alcista de los precios. Pero la infla-
ción, contra toda medida, persiste y promete una trayectoria
de aumento continuo. Los bonos cero-cupón, como medida
restringente de la liquidez monetaria, fueron ya considerados
virtualmente inservibles, con el agravante de constituir un
elevado costo en una contienda anliinflacionaria que siempre
resultaba perdida.

También los títulos de establización monetaria (TEM),


homólogos de aquéllos, no parecen acreditar tal denomina-
ción porque tienen igualmente un costo infructuoso y en fin
de cuentas no generan efectos correctores en la oferta de
dinero. En 1995, según se estima, las intervenciones del Banco
Central en el mercado abierto, a través de emisiones de los
TEM, le causarán gastos aproximados a los 114.000 millones
de bolívares. Instrumentos de política monetaria restrictiva,
como los ya mencionados, resultan poco eficaces en su pa-
pel estabilizador porque en contra del equilibrio de los pre-
cios actúa al mismo tiempo el desbalance de otras variables
claves.

Así surgen dudas sobre la eficacia de la política mone-


taria para combatir exitosamente la inflación en el país. Esa
política se agota en la aplicación estricta de sus instrumnetos
y medidas, con un costo demasiado alto para sus parcos
logros, sin producir resultados que la acrediten y la justifi-
quen como elemento de estabilización. Nos interrogamos enton-
ces ¿cómo explicar la persistencia del fenómeno inflacionario
a pesar de la rígida aplicación de una política monetaria
rcstrrcuva", o para denotar lo mismo de manera distinta, ¿cómo
justificar la aplicación de una política monetaria restringente
que no se traduce en la liquidación efectiva del morbo inflacio-
nista? El enfoque ortodoxo no ofrece aquí una respuesta
teóricamente consistente. De esto deriva con razón el criterio

210
que postula la alternativa de la visión heterodoxa en el trata-
miento y lucha contra la inflación venezolana, para de ese
modo considerar, además de los elementos fiscales y moneta-
rios de propagación inflacionista las presiones estructurales
sobre el nivel de los precios.

ToMÁs E. CARRILLO BATALLA

Quiero hablar esta vez de la inflación. Este fenómeno es


efecto de muchas de las desviaciones sobre las cuales ya
hemos estado dialogando, como son el exceso del gasto pú-
blico, el coeficiente de expansión de veinte veces del capital
de los bancos comerciales cuando debería ser ocho veces lo'
máximo; la emisión del dinero inorgánico por el Banco' Cen-
tral y la devaluación para cubrir el déficit fiscal. La deva-
luación se ha convertido en un círculo vicioso porque ge-
nera más déficit fiscal y éste a su vez crea más inflación¡ pa-
ra cubrir el nuevo déficit fiscal se vuelve a devaluar y se
vuelve a generar más inflación. Esa es otra de las cosas que
ha causado tanto daño a la economía venezolana actual. La
otra es la deformación del sistema financiero aún no corre-
gida. Seguimos en un esquema de altos intereses que impi-
den la utilización de los recursos por el aparato productivo,
lo cual fuerza a los bancos a buscar la opción de usos especu-
lativos del dinero, lo que a su vez genera inflación e inver-
siones inmobiliarias succionadoras de liquidez al sistema, pro-
yectándolo a un nuevo colapso.

Los círculos viciosos de la inflación


En relación a la inflación observamos una serie de círcu-
los viciosos. Estos círculos viciosos se enlazan entre sí y los
correctivos momentáneos concebidos generan más inflación.
Este es otro aspecto sumamente importante. Nosotros debe-
ríamos en el documento referir la situación del sistema finan-
ciero. He hablado con el propio presidente del Banco Cen-
tral y con el colega Maza, miembro del directorio de ese
instituto. A aquel funcionario, doctor Casas González, le he
preguntado por qué mantienen ese subsidio de expansión en
veinte veces el capital de los bancos, por qué no lo reducen.
La respuesta ha sido que si lo reducimos a ocho, los banque-
ros nos han dicho que irían a la quiebra. El cero cupón era
otro subsidio, lo han eliminado sustituyéndolo por los TEM,
cuyo papel es igual al anterior. También existe un abismo
entre las tasas activas y las pasivas, lo cual es otro subsidio
para los bancos. Persiste también la reducción del encaje.
Antes era del 25%, ahora es del 12,5%. Todo esto constituye
un paquete de subsidios para el sistema financiero.

211
Algunos contrastes no deseables

Yo me pregunto: ¿Es justo que se mantengan estos subsi-


dios en favor de los bancos y se hayan eliminado los anterior-
mente otorgados a la agricultura, la ganadería y la industria
manufacturera, a sabiendas de que de haberse mantenido
hubieran sido la mejor ayuda para sostener precios razona-
bles para el consumidor? Con relación a esos subsdios hu-
biera sido posible llegar con los productores a un compro-
miso muy firme para no aumentar los precios, estabilizando
esos productos dentro de límites moderados basados en los
costos de producción y un margen justo de utilidad para el
empresario. Este asunto es otra cuestión a estudiar para me-
jorar la presente situación. Se debe analizar cómo se va a
hacer con la regulación de los insumas productivos, tanto de
las industrias como de la agricultura y la ganadería. En la
medida de no auxiliar tal producción de esos sectores, habrá
aumento de precios y ello va a repercutir sobre los sectores
de menos recursos, sobre la gente más pobre. Va a seguir
aumentando esta cadena que ha venido operando en una
forma sumamente negativa para la justicia social con esos
sectores y también para la tranquilidad pública del país, por
cuanto éste puede verse afectado por una explosión social en
cualquier momento. Esta materia debe ser estudiada, se debe
comparar la vigencia de los subsidios al sector financiero y su
correlativa eliminación al sector productivo real agrícola, pe-
cuario e industrial manufacturero. De ese cotejo deben ex-
traerse las conclusiones para superar las injusticias con los
sectores de escasos recursos y evitar posibles alteraciones en
la tranquilidad pública y la estabilidad institucional.

La deformacion del sistema financiero

Yo vaya agregar algo a lo dicho por el doctor Malavé


sobre la política económica de Carlos Andrés Pérez que con-
dujo a la actual situación. La política de tipo de interés tiene
su origen cuando liberan el tipo de cambio y se dice que el
tipo de cambio debe ser el del mercado. Para frenar la devalua-
ción del bolívar, afirma el BCV de entonces, es necesario
establecer incentivos muy grandes para los ahorristas, la gente
de recursos en el país, a fin de asegurar que los inviertan
colocándolos dentro de Venezuela y desalentando la fuga de
capitales al exterior. Esa fue la explicación dada por Pérez,
Miguel Rodríguez, Tinaco y demás mentores económicos de
ese gobierno. En base a eso crean el cero cupón con un
interés altísimo para los bancos que llega a más del 50% y le
otorgan a los bancos el permiso de cargar un interés a sus

212
clientes, 20 puntos más, para alcanzar el 70% o más del 70
hasta 80%, el cual era un interés irreal. El aparato productivo
quedó en inanición porque ningún productor agrícola, gana-
dero o manufacturero podrá soportar ese tipo de interés ar-
tificial del 70 al 80%. Tal locura decretó la muerte del apa-
rato productivo. Esa es la verdad. Los bancos continuaron
con el tipo de interés elevado que les producía el cero cupón
y el Banco Central fue acumulando una enorme deuda, para
después, en base a la vigente ley de ese instituto consagra-
dora de la irresponsabilidad de sus administradores ante las
pérdidas incurridas durante su gestión, lanza sobre el tesoro
las cargas de esa obligación tan enorme, lo cual aumentó el
déficit fiscal. Puede hablarse en esa oportunidad de un agota-
miento de la política monetaria de Pérez. El objetivo señalado
por el doctor Córdova sobre la fijación de aquellos altos ti-
pos de interés para equilibrar esa situación no se logró, pues
ese expediente se convirtió en crónico, se extendió y con-
dujo -como dice el doctor Córdova y lo había afirmdo yo en
una de mis anteriores intervenciones-, no pudiendo colocar
el dinero en el aparato productivo, a prestarle a los especu-
ladores, a hacer desarrollo inmobiliarios, lo cual le restó li-
quidez al sistema y terminó por proyectar la tremenda crisis
financiera vivida en los últimos tiempos. Tal es el cuadro. Se
nos impone empezar con la deuda externa y terminar con lo
últimamente señalado.

La deuda y el desarrollo económico


En primer lugar, cuando eldoctór Maza habla del re-
curso externo de la deuda para seguir endeudándonos a fu-
turo y para promover el desarrollo económico del país, creo
que alude a lo peligroso que es dejar abiertas esas com-
puertas. Recuerdo que eso mismo lo tratamos nosotros en la
Comisión de Estudio y Reforma Fiscal y estaba el doctor Ma-
za presente cuando se establecieron, en el capítulo corres-
pondiente a la deuda pública, normas para reordenar el endeu-
damiento. De ahí en adelante, y para someterlo a unos re-
quisitos muy estrictos, todo proyecto de deuda pública debía
pasar por la Dirección de Crédito Público del Ministerio de
Hacienda, debía ir acompañado de un estudio de factibilidad
económica, debía contener el número de años en que será
pagada por virtud de la inversión a realizarse con esos recursos,
y luego, desde el punto de vista administrativo, el proyecto
ya una vez aprobado por esa Dirección, debía pasar al Banco
Central necesariamente. Para el organismo correspondiente
proceder a contratar la deuda debía recibir la previa sanción
legislativa.

213
D.F. MAzA ZAVALA

Yo diría que, en primer lugar, hay que caracterizar la


deuda pública existente en varias categorías. Primera cate-
goría es la deuda pública adquirida y mantenida en los térmi-
nos de la Ley Orgánica de Crédito Público, y esta deuda tie-
ne dos vertientes, la interna y la externa: la deuda pública
externa alcanzará aproximadamente a unos 29 mil millones
de dólares y la deuda pública interna creo que está por el
orden de los 700 ó 750 mil millones de bolívares, esta deuda
es la registrada oficialmente, la aprobada por el Congreso y la
que es objeto de servicio en la Ley de Presupuesto. Pero hay
otra deuda pública que se puede llamar deuda potencial, que
consiste en obligaciones indirectas que entes públicos han
adquirido o en adquisiciones indirectas de deuda, principal-
mente en la crisis financiera y sus consecuencias. Me refiero,
por ejemplo, a la emisión de bonos por parte de FOGADE
que garantiza el Estado. Me refiero también a la deuda de
PDYSA que alcanza a cuatro mil quinientos millones de dó-
lares y no está computada dentro del registro de la deuda
pública oficial. Me refiero también a la deuda que FOGADE
tiene con el Banco Central que es también deuda de la Repú-
blica y alcanza aproximadamente con los intereses a más de
un billón de bolívares.

Es formulada una pregunta y el doctor Maza responde: No,


esa no es deuda de la República sino deuda del Banco Cen-
tral, que responde a los tenedores de esos bonos. Pero los
bonos cero cupón han sido amortizados. Esta semana se amor-
tizan enteramente los bonos cero cupón y se han sustituido
por los llamados Titulas de Estabilización Monetaria (TEM)
que también alcanzan una cifra significatva del orden de los
quinientos cincuenta mil millones de bolívares.

Reftnanciamiento de la deuda externa

Esos TEM sustituyen al cero cupón, pero con una caracte-


rística diferente de la cual hablaré en su oportunidad. Lo que
quería decir es que la deuda pública total, si juntarnos todas
estas categorías de deuda, puede alcanzar a un doce por
ciento del producto bruto interno y, por tanto, el tratamiento
que se le dé a las distintas categorías de deuda también tiene
que ser un tratamiento dentro de una política orgánica de
crédito público y luego de políticas específicas que enfrenten
cada categoría de deuda en su característica y en su control.
La deuda pública externa contraída regularmente y que ha
llegado a 29 mil millones de dólares tiene su propio régimen

2l1í
de pagos. Es muy dificil para aquella parte de la deuda que
ha sido refinanciada con bonos al portador que están disper-
sos en todos los mercados financieros del mundo, es muy
difícil digo, el nuevo refinanciamiento con restructuración de
esta deuda, porque habría que buscar otra vía, como sería,
por ejemplo, un préstamo a muy largo plazo de organismos
financieros internacionales a tasas de interés más bajas que
aquellas de la deuda actual y que permitiera recoger esa
parte de la deuda dispersa, para consolidarla en organismos
fínancíeros internacionales. Eso puede ser uná vía, pero actualmente
no está planteada en términos viables, aunque es una vía
posible. La otra vía es que se construya un nuevo frente de
deudores de América Latina que planteara en forma conjunta,
una especie de nuevo escenario para el tratamiento de la
deuda pública externa y que formara parte de un nuevo
orden económico internacional como una pieza importante,
que permitiera la reestructuración de las relaciones entre el
Norte y el Sur. Esta tesis ha sido planteada en su oportunidad
por el doctor Caldera, apenas era presidente electo y en los
comienzos de su gobierno, y creo que vale la pena ponerla
en vigencia, es decir, reactualizar la discusión de la posibi-
lidad de un nuevo tratamiento de la deuda en el marco de un
nuevo orden económico internacional, que permtiera que par-
te de esa deuda fuese condonada o aplicada a fines de de-
sarrollo de los países del tercer mundo.

Hay otra posibilidad porque actualmente se está discu-


tiendo (aparte de la de los países en ponerse de acuerdo)
asignar a un fondo de amortización de la deuda ingresos que
pudieran obtenerse por la incorporación de petróleo extra-
pesado de la Faja del Orinoco al cuadro energético mundial,
fuera de los compromisos de la OPEP y con un régimen
especial pautado por ley, que permitiera que esos ingresos
extraordinarios pudieran ser asignados a la amortización de la
deuda externa. Este es un proyecto que se está discutiendo
con mucho interés en el' Congreso y quizás tenga algunas
posibilidades. Fue idea inicial de Calderón Berti, pero se ha
ido modificando con las aportaciones de otros parlamentarios
y de otros expertos petroleros. Yo creo que tiene alguna
viabilidad, el único obstáculo que se ve actualmente es el de
los compromisos adquiridos dentro de la OPEP. Se ha dicho
que si se transformara ese petróleo extrapesado en algún
producto especial, del tipo de emulsión que está fuera del
cuadro de la OPEP, pudiera lograrse un mercado paralelo.
Esto tendría mucha mayor viabilidad que la vía de lograr una
ampliación de la cuota de la OPEP.

215
Politica de endeudamiento externo

Otra cuestión que se puede considerar es la de para qué


el endeudamiento externo. Es decir, si para las perspectivas
de mediano y largo plazo hay la conveniencia de nuevo
endeudamiento externo, o si debemos considerar que éste es
un capítulo cerrado en la historia fiscal venezolana. Un país
adquiere deuda con el propósito de contribuir a aumentar los
recursos para el desarrollo económico, y en este sentido se
asignan los recursos -de la deuda a programas concretos de
inversión que tengan viabilidad económica, financiera y técnica,
y que permitan en el ciclo respectivo de su desarrollo gene-
rar los recursos no sólo para el pago de los intereses sino
también para el pago del principal, dejando un excedente
para la economía nacional. Esto no se ha aplicado en el
endeudamiento que ha tenido lugar en el país, particular-
mente en el período primero de Carlos Andrés Pérez, estando
presentes, desde luego, todas las estrategias que tenga un
Estado ante la cuestión de la deuda. Pero no se trata de
renunciar definitivamente a la utilización de un recurso como
el crédito público externo, que en circunstancias ajustadas a
las necesidades y a la administración del país pudieran contri-
buir efectivamente a desarrollar nuevas áreas de la econo-
mía, a fortalecer áreas que pudieran tener una posibllidad de
proyección internacional. Digo esto como una especie de
pauta para una política orgánica de crédito público externo,
en virtud de los objetivos que pudieran ser prioritarios.

Se me olvidó una categoría en el recuento que hice de


las categorías de deuda que el país tiene actualmente, y es la
deuda del Banco Central con el Fondo Monetario Internacio-
nal. Esta es una deuda que está vigente, que debe ser pa-
gada en el lapso que va hasta fines de siglo, que genera
intereses y que seguramente puede estar considerada dentro
del cuadro general de la deuda externa venezolana, la cual es
aproximadamente (Carrillo: a cuánto llega esa deuda del Banco
Central) treinta y tres mil millones de dólares, dando la idea
de que el endeudamiento del Estado venezolano, tomado en
su conjunto, es muy exigente y muy comprometedor de los
recursos que el país pudiera generar para hacer frente al
servicio de esa deuda. Se requiere por tanto trazar una estra-
tegia que permita, por una parte, consolidar esas deudas y,
por la otra, proyectar su pago en el muy largo plazo; es
decir, no creo que el país tenga enel próximo decenio capaci-
dad de pago suficiente como para hacerle frente a los compro-
misos adquiridos, pues habría que desembolsar cada año estimatí-
vamente alrededor de 5 mil ó 6 mil millones de dólares lo

216
cual prácticamente embarga la capacidad de pago al exterior
del país (el 50% del ingreso petrolero). Entonces esa es una
imposibilidad práctica y hay que tenerla en cuenta a la hora
de la reestructuración de la deuda y a la hora de trazar una
estrategia para la deuda pública externa en el largo plazo.

La otra cuestión es que cada vez más el presupuesto


depende del financiamiento extraordinario: el presupuesto del
presente año depende de un ingreso extraordinario en una
proporción de un 150/0, y el presupuesto que comienza a
proyectarse para el año 1996 representa una proporción de
más del 20% de financiamiento extraordinario; parte del finan-
ciamiento extraordinario se aplica al servicio de la deuda, es
decir que ya no es posible atender al servicio de la deuda
dentro del cuadro ordinario del presupuesto y hay que recu-
rrir al endeudamiento para pagar la deuda. Esta es una es-
pecie de bola de nieve, o sea, se endeuda el país, se en-
deuda el Estado para pagar deuda existente. Esto desde lue-
go tiene una proyección en el hecho de que nunca el Estado
estará liberado de esos compromisos sino que habrá un efec-
to creciente de la obligación. Habría que reestructurar la ba-
se del presupuesto para poder generar la capacidad de pago
suficiente al exterior y al interor, que permitiera manejar el
problema de la deuda dentro del cuadro normal de las finanzas
públicas venezolanas. Me refiero también a que el Estado no
está en capacidad actual de adquirir nueva deuda externa, ni
para fines de reforma ni para fines de inversión: se sabe que
se ha tenido que renunciar por ahora a algunos programas ya
previamente convenidos cuyo financiamiento externo estaba prác-
ticamente asegurado, porque no existe la capacidad admi-
nistrativa del Estado para realizar esos programas, ni existe
tampoco la capacidad para afrontar los recursos internos que
dichos programas requieren; esto permite indicar que para un
nuevo financiamiento externo con destino a reforma o inver-
sión se requiere que el Estado fortalezca su capacidad de
administración de inversiones y de reformas de carácer estruc-
tural, para asimilar esos recursos en condiciones favorables.

La cuestión también hay que considerarla desde el punto


de vista del mercado financicro interno: el Estado venezola-
no recurre cada vez más al mercado financiero nacional para
financiar el déficit, para atender el propio servicio de la deuda
externa e interna por insuficiencias presupuestarias. El mercado
financiero nacional actualmente tiene cierto margen para ab-
sorber deuda pública interna, por el hecho de que existe un
exceso de liquidez concentrado en ciertas entidades finan-
cieras que permite absorber nuevos valores públicos, para los

217
cuales el Banco Central, cuando ello ocurre, da el espacio
suficiente reduciendo su propia oferta del valor en el mercado.
Hay una especie de convenio tácito entre el Banco Central y
el Gobierno para que cuando éste vaya a colocar sus títulos,
bonos o letras en el mercado interno, el Banco Central reduzca
su propia oferta de títulos y pueda dejar espacio al gobierno
para que coloque sus títulos. Pero el mercado financiero inter-
no va a exigir cada vez más altas tasas de interés por varias
razones: primera, por el impulso inflacionario, ya que la tasa
de interés tiene que estar de una manera relacionada con la
tasa de inflación; segunda, por la competencia entre esos
valores que podemos llamar del gobierno y los valores que
emite el Banco Central, por lo que habrá necesidad de una
coordinación entre la política monetaria y la política finan-
ciera del gobierno para permitir un arreglo.

El Banco Central de Venezuela, estimo yo, prefiere ma-


nejar títulos del gobierno en vez de sus propios títulos para
los fines de la política monetaria. Pero mientras esos títulos
del gobierno no sean viables y no existan como instrumentos
normales de financiamiento, va a ser bastante difícil que en la
política monetaria se pudieran reemplazar los títulos del Ban-
co Central con esos otros títulos. Existe la necesidad de una
estrategia global de cooperación entre los distintos órganos
del sector público. La otra cuestión es que una vez que el
exceso de liquidez vaya a ser absorbido, y a mi juicio creo
que esto será pronto, en los próximos 4 ó 5 meses el mer-
cado se va a tornar muy restringido en cuanto a la liquidez,
por lo que las tasas de interés van a subir. Naturalmente va a
ser difícil colocar bonos de la deuda pública o letras del
tesoro a tasas de interés como las actuales.

HÉCTOR MALAVÉ MATA

La estructura, los conflictos, la inercia

En exposición anterior me he referido a las presiones


sociales sobre el gasto fiscal como elemento coadyuvante del
gasto deficitario en la gestión del sector público consolidado.
Ahora quiero volver sobre este asunto porque pienso que
además puede ser objeto de consideración en el análisis he-
terodoxo de la inf1ación. Así creo que las presiones sociales
se originan en situaciones donde la inflación tiene una inci-
dencia notable en el conflicto distributivo. Esas mismas prcsio-
nc-, actúan como un factor importante de la persistencia del

21H
ritmo inflacionario. El financiamiento deficitario del sector
público tiende a aumentar con rapidez cuando se desbordan
los cauces orgánicos por donde fluyen las confrontaciones
entre clases sociales y se hace necesaria la canalización de
las presiones de los grupos polares hacia el gobierno.

El gobierno tiene entonces que atender crecientes de-


mandas populares que requieren de mayor gasto presupues-
tal para aumentar salarios, generar empleos, subvencionar
bienes de consumo popular, prestar más servicios sociales,
según exigencias de gremios y estamentos laborales con los
cuales se aspira a mejorar la medida del reparto del producto
social. De esta manera disminuyen a nivel administrable las
tensiones sociales, con la aplicación de mayores recursos fiscales
en la atención de las exigencias de los grupos o sectores de-
mandantes. La propagación inflacionaria surge así como re-
sultado no satisfactorio de la actuación gubernamental por
atender con gasto público deficitario a las presiones sociales
que crecen con riesgo de desbordar las instancias orgánicas
del orden constituido.

He aludido al conflicto distributivo en la explicación de


las presiones sociales como elemento de propagación de la
corriente inflacionaria en Venezuela. Esa explicación es váli-
da también para otros países latinoamericanos de estructura
social heterogénea, donde el reparto del ingreso se torna más
inequitativo por obra del impacto cada vez más desigual de
la inflación sobre el producto social. El manejo de este cri-
terio es propio del enfoque de la inflación por conflictos
distributivos. Por esto mismo es propio también de la tesis
estructuralista de la inflación. En todo caso, una y otra inter-
pretación se ubican en el espacio teórico de la concepción
heterodoxa. Un diagnóstico más cabal de la inflación venezo-
lana requeriría de un enfoque desde las perspectivas estruc-
tural y distributiva que completarían el universo del compor-
tamiento de los precios.

La escuela estructuralista latinoamericana concibe la in-


flación a la luz de sus presiones generadoras básicas y de sus
mecanismos propagadores. Aquellas primeras radican esen-
cialmente en la estructura económica que comprende las es-
feras de la producción y la distribución, en tanto que los
segundos se asocian a los procesos de generación de expec-
tativas. Dicho esto se entiende que los conflictos distribu-
tivos se sitúan en el contexto de las presiones generadoras de
la inflación, mientras que la formación de expectativas es
asunto que concierne a los mecanismos de propagación in-

219
flacionaria. A partir de todo lo cual se puede afirmar que una
interpretación más amplia de la inflación en Venezuela no es
posible sin el análisis de las carencias estructurales del siste-
ma productivo y sin el examen de las expectativas que esti-
mulan un mayor ritmo del proceso inflacionario.

Una conclusión importante sobre lo aquí expuesto pa-


rece obvia. Dado que la inflación posee varias causas -mo-
netaria, estructural, distributiva, inercial- que la producen y
determinan como un proceso de evidencias sensibles, carece
de sentido tan sólo pretender que existe una teoría única
para combatirla. Una política para conjurar la inflación re-
quiere apelar indispensablemente, en diverso grado, a todos
los instrumentos y medidas de política productiva, fiscal, mone-
taria y comercial que concurren en la formación de precios y
salarios con propósitos de estabilidad. Finalmente, una teoría
de la inflación periférica, ajustada a las características esencia-
les del universo en desarrollo, debe contemplar necesaria-
mente los elementos arriba mencionados como forma de regis-
trar la diversidad de factores y mecanismos que intervienen
en la movilidad alcista de los precios.

Tercera Sesión
-6 de noviembre de 1995-

D.F. MAZA ZAVALA

Capacidad de endeudamiento

Se estima que una parte del endeudamiento del Estado,


unos 300 ó 400.000 millones de bolívares para pagar la deu-
da externa, absorbe casi toda la liquidez. Por eso se puede
presentar la situación más bien de restricción de liquidez en
el futuro y por tanto una nueva tendencia al alza de las tasas
de interés, que en unos aspectos no tiene repercusiones y sí
en otros aspectos del financiamiento de la economía privada.
De modo que la política de endeudamiento del Estado, se-
gún entiendo, debe ser sometida a unas reglas claras, a unas
pautas precisas y a una programación en el corto, mediano y
largo plazo, tanto para adquirir nueva deuda como para aten-
der el servicio de la deuda y para tratar el problema de có-
mo refinanciar la deuda externa en términos en que pudiera
asimilar la capacidad de la economía venezolana en el largo
plazo. En relación con ello siempre hay una preocupación

220
que nunca se ha podido satisfacer y es que nunca se ha
calculado la capacidad de endeudamiento del Estado interna
y externa en el corto, mediano y largo plazo, como un elemen-
to de la política, una especie de guía para el endeudamiento,
solamente que el endeudamiento se ha hecho sin ninguna
programación, sin ninguna planificación, sin ninguna restric-
ción, salvo las condiciones que el mercado pudiera presen-
tar, pero no desde el punto de vista de hasta qué límite y en
qué forma pudiera endeudarse el Estado para que pudiera
atender los compromisos del pago de la deuda, generando al
mismo tiempo los ingresos que pudieran permitir atender no
solamente el servicio de la deuda sino también para contri-
buir al incremento de la capacidad económica nacional.

Un poco más de revisión


La profesora Scquera ha señalado que el sector agrícola
es el que genera más valor agregado en los sectores produc-
tivos. En este sentido haría falta que la profesora ilustrara
estadísticamente esta situación a fin de encontrar algunos
elementos que nos permitan tener un tanto más de certi-
dumbre del contexto, porque cuando uno piensa, tomando
por ejemplo el sector industrial, el sector de la transforma-
ción, que allí es donde se concentra la relación capital-trabajo
en virtud de una mayor intensidad de capital por hombre
ocupado, pueden deducirse mayores dificultades del proceso
de agregación económica en términos más pronunciados que
con respecto del sector propiamente dicho de la producción
agrícola. Yo creo que sobre esto se debería reflexionar, por-
que en particular creo que la aseveración en el sentido ya
mencionado requiere de un poco más de revisión, sobre todo
de los informes estadísticos de manera de poder tener un
diagnóstico un tanto más preciso al respecto.

HÉCTOR MALAVÉ MATA

La crisis, la turbulencia, las frustraciones


Intento ahora, después de haber abordado antes el tema
de la inflación, unas breves reflexiones sobre aspectos con-
cretos de la crisis económica que nos afecta. Creo que esto es
necesario para establecer algunos criterios que fundamenten
la solución de los problemas económicos planteados. A propó-
sito de ello deseo hacer algunas exploraciones elementales
sobre antecedentes inmediatos de la crisis y ciertos de sus
rasgos presentes. Lo primero que me permito decir es que la

221
crisis venezolana de estos tiempos no es sólo económica sino
global. Ahora quiero referirme únicamente a su incidencia en
la economía del país.

Después de oír con atención la exposición del doctor


Armando Córdova puedo manifestar que aspectos fundamen-
tales de sus planteamientos permiten comprender, en cierta
medida, una de las razones que pudieran explicar la crisis
actual. en intento de precisar esta cuestión nos sugiere vol-
ver a la opinión de Córdova sobre el agotamiento del mo-
delo sustitutivo de importaciones como una de las causas más
importantes de la presente crisis económica del país. De veras
pienso que aquel fenómeno puede ser considerado como un
fundamento u origen de la crisis. Pero creo más propiamente
que se trata de un origen o causa estructural de la crisis en la
medida en que la extenuación de aquel paradigma susti-
tutivo ha repercutido no favorablemente en el desempeño del
aparato productivo, suscitando insuficiencias de la oferta real
que generaron tanto presiones inflacionarias básicas como
incrementos notables de las importaciones. De todo esto se
desataron movimientos y tendencias portadoras de desequi-
librios en las cuentas internas y externas de la economía
venezolana.

Pero es también necesario conocer la explicación de


causas más inmediatas de la crisis, con las razones ubicadas
en sus antecedentes más cercanos, acaso como prolongación
del planteamiento que confiere categoría causal al agotamien-
to de la estrategia de industrialización sustitutiva. Me refiero a
la explicación de la política de ajuste y estabilización apli-
cada rígidamente en Venezuela desde 1989, con el propósito
de restituir el equilibrio de las variables macroeconómicas
básicas, a partir de un modelo ortodoxo que fue inicialmente
implantado con tratamiento de shock, con criterios predomi-
nantemente fiscalistas y rnonetarisias, con predominio del sec-
tor financiero sobre el sector productivo y no tomando en
cuenta los funestos efectos sociales de su dogmática aplica-
ción.

Esa política fue diseñada y ejecutada para combatir dese-


quilibrios internos y externos de la economía, más particular-
mente el déficit fiscal y el déficit de la balanza de pagos.
También para abatir o disminuir la inflación que aumentaba
continuamente en el país. Pero la misma política, aplicada
con criterios francamente restrictivos, no tuvo los resultados
previstos, puesto que después de ejecutada sucesivamente
durante tres años, desde ] 989, las cuentas macroeconómicas

222
interna y externa resultaron deficitarias. Asimismo persistió el
encumbramiento de los precios en evidencia del fracaso de la
política de estabilización. La inflación, en niveles cada vez
más altos, persistía como morbo endémico. Desde entonces
Venezuela adquiriría el rango de este más inflacionario de
América Latina. La crisis se tornaba cada vez más resistente al
tratamiento de la ortodoxia monetarista, generando efectos
desestabilizadores que alcanzaron niveles explosivos en 1992.

Pudo observarse que la política económica ejecutada en


el lapso 1989-1993, por errores en su aplicación, no logró los
objetivos propuestos, al menos en los términos formulados
originalmente. El gasto público deficitario y la oferta monetaria
inorgánica, en la esfera de la propagación de las presiones
inflacionistas, determinaron una movilidad ascendente de los
precios sin precedentes ni contrarrestos. El deterioro del salario
real, cada vez en mayor magnitud, fue ingrediente de las
razones que motivaron la desestabilización del régimen de
turno. A las perturba eones de la crisis se añadían entonces
los efectos violentos de la política de ajuste aplicada inexorablemente.

Los malos resultados no tuvieron lugar únicamente en el


período ya mencionado. La crisis que se pretendía combatir a
partir de 1989, mediante la ejecución de un programa de
ajuste y estabilización formulado explícitamente a tenor de
las condicionalidades del FMI, persistía a fines de 1993 con
signos de franco deterioro, continuaba en 1994 con rasgos
inequívocos de empeoramiento, en un escenario de manifiesta
turbulencia económica motivada por el colapso bancario que
detonara en el país a comienzos de este último año.

Una de las causas del fracaso de la política de ajuste y


estabilización emprendida en 1989 radica en la excesiva íbe-
ralización del mercado financiero. En ese contexto, con elemen-
tos y condiciones que al cabo provocarían desequilibras en el
propio mercado, una inmoderada liberalización financiera no
pudo sino crear mayores perturbaciones en la esfera real de
la economía. El alza desproporcionada de las tasas de interés
no sólo colocó de manifiesto el desacierto de la política
monetaria en aquella situación, sino también la desviación de
la política económica al auspiciar grandes estímulos a la acu-
mulación financiera en detrimento de la acumulación pro-
ductiva. El auge de las actividades especulativas contrastó
entonces con el abatimiento de las actividades tangibles de la
economía. La desbordante liberalización financiera, con un
manejo especulativo del costo del dinero y un control casi
insubsistente sobre las actividades de la banca comercial, crea-

223
ba las condiciones del inmediato advenimiento de aquel enorme
colapso bancario sin precedentes.

Ese colapso tornó la crisis más inexpugnable. Pero a


esto también contribuyó la política económica que el siguiente
gobierno adoptara para supuestamente conjurarla. Lo que en
este sentido ocurrió después es asunto de frustración reciente.
Una política económica incoherente, demasiado versátil, sin
construcción lógica ni objetivos concretos, siempre a la de-
riva, es la principal razón de que la crisis, hoy fortalecida por
el desempeño inconsistente del actual gobierno, se encum-
bre en desafío a los proyectos y medidas que esta adminis-
tración, como confinada en el limbo del poder, anuncia sin
perspectivas ni fundamentos. La crisis es ahora más indo-
meñable que antes. El gobierno, entre tanto, ha demostrado
no ser apto para combatirla.

ToMÁs E. CAlUULLO BATALLA

En las otras ocasiones hemos venido haciendo un análisis


crítico de la situación económica del país en sus distintos
aspectos, especiamente fiscal, monetario, administrativo y econó-
mico en general, aunque principalmente en lo fiscal y monetario
con relación a todos los desequilibrios que han ocurrido.
Hemos hecho un análisis con la participación de los doc-
tores Héctor Malavé Mata, Domingo Maza Zavala, Rafael José
Crazut, Armando Alarcón, Isbelia Sequera y Armando Cór-
dova. Yo también intervine en las reuniones anteriores. Me
corresponde ahora señalar las soluciones a los problemas más
agudos de la economía venezolana.

Soluciones del déficit fiscal

En anteriores reuniones hablamos de las causas del dé-


ficit fiscal y su magnitud. Ahora vamos a señalar las soluciones.
El déficit fiscal se puede enfocar por varias vías. Vamos a
empezar por lo más sencillo: ingresos y gastos. El gobierno
inició un llamado reajuste fiscal durante la gestión del doctor
Sosa mediante el aumento de los impuestos; hubo una reduc-
ción de gastos, pero fundamentalmente del tipo de inversión,
no se tocó la estructura del gasto corriente; no se tocaron los
gastos no productivos que llamaron los clásicos. Se aumenta-
ron los impuestos entre los cuales la imposición indirecta fue
la más afectada por la reforma. En concepto de algunos econo-
mistas tenemos que en una depresión, en una crisis, no es
pertinente empezar un ajuste aumentando los impuestos; más

224
bien se deben reducir para estimular la economía, de modo
que mediante el aumento de la producción se genere mayor
volumen de ingresos tributarios. Ese es el camino, el seguido
desde la crisis del año 29 en adelante, la tremenda fluc-
tuación estremedora no sólo de los Estados Unidos sino de
todo el mundo. Las fórmulas fueron reducir los impuestos
precisamente para robustecer la economía. La orientación fue
hacia el estímulo de la demanda efectiva. En aquella oportu-
nidad existía lo llamado por los americanos de habla inglesa
un tremendo slump, una caída, una depresión profunda.

El caso venezolano es distinto en cuanto a la naturaleza


del fenómeno tal como lo examinamos nosotros. Pero de
todas maneras lo correcto es afirmar la no conveniencia de
haber empezado por aumentar los impuestos. Sin embargo,
nosotros admitimos el alza de la tributación como una me-
dida temporal en razón de la profundidad del déficit fiscal
con miras a un posterior alivio de esa situación, que debía en
todo caso orientarse al reajuste fundamentalmente del gasto
público. También se han utilizado por el Banco Central proce-
dimientos para generar moneda inorgánica en cantidad apro-
ximada al billón de bolívares para los auxilios financieros.
Igualmente el Banco Central ha venido emitiendo obligacio-
nes en asocio con el gobierno, las cuales se han venido
cubriendo con dinero inorgánico. En general, el doctor Maza
conoce eso más que yo porque está precisamente en el centro
de operaciones, la directiva del Banco Central.

Nosotros planteamos la reducción del gasto público, pero


principalmente el de naturaleza improductiva. Esto lleva con-
sigo un problema, o más propiamente, involucra varios pro-
blemas: la mayor parte del gasto público está vinculado a la
existencia de 1 millón 800 mil personas, empleados y obre-
ros en la administración pública, de los cuales 300 mil son
suficientes para cumplir con las funciones del Estado. El cliente-
lismo político sufrido por el país en sucesivos períodos de
gobierno ha aumentado ese personal no productivo e innece-
sario en la administración pública y lo ha elevado al astronómico
volumen existente en la actualidad.

No estamos de acuerdo con echar a la calle a ese perso-


nal excedente porque eso creará un problema social graví-
simo cuando hay una acumulación de prestaciones sociales
no pagadas a ese personal, por encima del billón o cerca de
los 2 billones de bolívares. ¿Cómo atender ese pago si el
Estado no tiene los recursos?

225
La cuestión de las prestaciones

Hay dos problemas en este sentido: uno es el de las


prestaciones sociales, otro es el destino de la gente cesan-
teada de la administración pública. Con relación al primero
se le ha sugerdo al Presidente de la República una formula:
darle la carta de retiro y seguirle pagando el sueldo a los
afectados durante el tiempo .(lecesario, para en base a ese
pago mensual ir abonando a la suma de las prestaciones. El
afectado queda libre frente a la administración pública y pue-
de emplearse en el sector privado; puede así percibir ingresos
de dos fuentes de ingreso: una la pública y otra la privada.
Esta pudiera ser una solución no inmediata, pero por lo menos
abre un camino hacia el arreglo futuro de esa situación.

Respecto al segundo problema deben abrirse fuentes de


trabajo y es al Estado a quien más corresponde y puede
hacerlo. El Gobierno puede confeccionar un programa de
vivienda, pues hay un déficit enorme en el país que oscila
entre 900 mil viviendas y 1 millón. No sería difícil conseguir
financiamiento otorgando plazo razonable a los que fueran a
recibir esas viviendas para su gradual cancelación en el curso
del tiempo. Algún organismo multilateral pudiera ayudar en
esta solución. Sería una cosa a explorar pero no es impo-
sible lograrlo, pues se trata de un asunto de tipo social que
es plenamente justificado. Habría de estudiarse el financia-
miento y se tendría la ventaja de ser las actividades de cons-
trucción de viviendas las mas necesitadas de mucha mano de
obra. En ese sentido podría hacerse el traslado de una parte
del personal de la administración pública hacia esas activi-
dades.

Es de recordar el caso de los choferes sobrantes en la


administración pública. Al doctor Maza y a mí nos dijo el
doctor Lusinchi, cuando era presidente, que existían 70 mil
vehículos excedentarios y cada automóvil tenía cuatro cho-
feres, o sea 280 mil choferes de exceso. Nos dijo "... qué
hago, porque si los echo a la calle tengo una protesta, un
tumulto". Se le dijo al doctor Lusinchi que había una solución:
los choferes pueden manejar tractores agrícolas porque el
mecanismo es más o menos igual; promueva un programa de
producción agrícola de aquellos renglones deficitarios en el
país, como cereales, y traslade esos choferes hacia esa acti-
vidad. :'\0 van a perder su trabajo y van a hacer una cosa útil,
no parados, ganando sueldo sin hacer nada. Le pareció muy
bien. Estaba el actual Ministr o de Hacienda como ministro de
CORDIPLA:" en esa época, también estaban otros titulares de

226
carteras ministeriales. En ese momento uno de éstos dijo:
"caramba eso es una cosa muy difícil". Le dije: en 1960 se
hizo un traslado de un tercio del personal sobrante de la
administración pública en cosa de un mes y en esa oportu-
nidad se abrieron obras en Caracas y en el interior que absor-
bieron ese personal. No se trata de una cosa imposible. Ha-
bría de estudiarse el tipo de actividades aptas para absorber
ese personal y luego lo pertinente en todo contrato de cual-
quier compañía constructora con cualquier entidad de la admi-
nistración pública, insertarle una cláusula de absorción de
parte de ese personal, trasladándolo paralelamente al sector
privado en una forma gradual. Este proceso no puede lo-
grarse de la noche a la mañana, dada la índole del programa
y dado el hecho de que son seres humanos los afectados y
que por ningún respecto deben quedar sin recibir sus ingresos
para atender sus necesidades. Se trataría de un programa
gradual pero es ya un camino abierto, es algo posible de ha-
cer en ese sentido. Esa sería una de las cuestiones a consi-
derar.

Alternativas frente a la inflación y el déficit fiscal

Otra cuestión es en relación a la inflación y el déficit


fiscal. La inflación es generada, entre otras causas, porque se
ha venido devaluando el tipo de cambio. La devaluación ha
representado un aumento de la cantidad de bolívares en circula-
ción. Ese hecho se traduce en inflación. Lo pertinente es
cerrar esa puerta. Cuando se estableció el control de cambio,
se pensó que una de las grandes cosas positivas era evitar las
devaluaciones. Hasta ahora se han evitado por lo que se
refiere al tipo de cambio de 170 bolívares por dólar. Pero el
doctor Matos Azócar acaba hace poco tiempo de instaurar un
mercado paralelo, una cotización paralela que ni siquiera es
gobernada por el Banco Central, ni ningún organismo del
Estado tiene injerencia en eso, lo gobiernan los especula-
dores en la bolsa de comercio donde está operando un frau-
de a la fe pública, pues los bonos Brady se cotizan en Nueva
York, en Londres, en 49% y 50%, por ahí está fluctuando, y
más abajo de ese nivel ha estado el bono de conversión de
deuda en inversión. Este otro bono estuvo hasta hace poco
en 44% y ahora está, creo, en 48% 49%. El doctor Maza
ó

debe tener más fresca la cifra. En todo caso por ahí esta la
cotización. Pero ese bono se esta cotizando en la Bolsa de
Comercio de Caracas a 72 y 74% Y aún más de 100%, lo cual
es insólito, pues se puede comprar en Nueva York a 49% ó
50%, mientras estamos en Caracas negociando a ese altísimo
tope. La finalidad de los especuladores y enterradores de la

227
economía venezolana se ha logrado al establecer un mercado
paralelo gobernado por ellos para devaluar el bolívar a como
dé lugar. El daño de ese mecanismo a la estabilidad carn-
biaria representa uno de los más fuertes obstáculos al logro
del equilibrio de las variables externas de la economía vene-
zolana.

Los especuladores presentan este aumento no como varia-


ción del bono, pues éste, se dice, está más o menos equili-
brado con respecto al valor en Nueva York. La devaluación
del bolívar es devaluación hecha por los especuladores contra
los supremos intereses del país. El doctor Matos Azócar dijo
para justificar ese hecho que ese mercado sería algo insignifi-
cante. Ha habido operaciones hasta de 20 y 30 millones de
dólares, y creo que el valor acumulado pasa de una eleva-
dísima suma de cientos de millones de dólares. Se trata de
una cantidad muy grande, no es una miseria. Ese hecho es un
factor de perturbación para el regreso a un tipo de cambio de
equilibrio. Es un factor que va a obstruir y ya está obstru-
yendo porque los especuladores actúan constantemente y di-
cen "el tipo de cambio no es 170, el tipo de cambio es 245 y
por tanto se debe eliminar el control de cambio inmedia-
tamente, se debe devaluar de 170 a 245 y seguir devaluando
en la medida de la evolución del mercado". Esa no puede ser
la solución porque eso trae un agravamiento de las actuales
dificultades.

La solución del déficit fiscal

Entonces con respecto al déficit fiscal, ¿cuál es la solu-


ción por el lado del ingreso? Se debe procurar que el SENIAT,
organismo de administración y recaudación de impuestos, sea
lo más eficiente posible, y ese monto muy grande de año en
año señalado por la Contraloría General de la República de
500 mil, 600 mil millones de bolívares -no tengo la cifra cla-
ra en la memoria- de impuestos declarados, liquidados y no
cobrados que ha venido acumulándose en un monto astronó-
mico no cobrado sea efectivamente recaudado. El SENIAT
debe ocuparse de cobrar esa suma atrasada y evitar de ahora
en adelante que siga ocurriendo ese reprobable hecho. Tal
cosa puede representar un monto muy importante para cu-
brir el déficit fiscal. Ese es un buen camino. Se debe ir
pensando en una reforma del sistema tributario porque una
presión igual o mayor a la soportada por los países indus-
trializados no es justa ni conveniente. Esas naciones tienen
un ingreso per cápita mucho más alto y están en capacidad
de pagar mayor impuesto y de soportar una presión superior

228
a la nuestra. Ello es lo lógico desde el punto de vista de la
justicia tributaria, pero en nuestro medio no es así. Primero,
el ingreso per cápita ha descendido mucho con motivo de la
crisis y lanzar una carga adicional al contribuyente como se
ha hecho, sobre todo con impuestos indirectos regresivos que
gravan más fuertemente al pobre con relación al rico, no
parece ser lo más indicado. Por tanto se debe ir pensando en
una reforma del sistema tributario, en acentuar la eficiencia
del sistema de administración y recaudación impositiva. Otro
aspecto que agobia a la economía pública es el problema de
la deuda, porque alrededor del 40% del presupuesto se aplica
en la actualidad al servicio de la deuda. Se debe aliviar esa
carga y hay medios para ello.

Las soluciones frente a la deuda

Nosotros hemos venido sugiriendo en distintas oportu-


nidades con respecto a los países deudores y sobre todo los
de Latinoamérica que deberían formar un bloque para negociar
con los acreedores la deuda que pesa sobre cada uno de
ellos. Debemos reunir en una forma indiscriminada las deu-
das de cada uno, para introducirlos en un solo bloque de
negociación. Lo pertinente es darnos fuerza a todos y cada
uno mediante una acción conjunta. Ese es un punto impor-
tante. Nada se ha hecho y ello es lamentable, pues algunas
soluciones se han adelantado para enfrentar el asunto de la
deuda pero no se debe descartar este dispositivo de la forma-
ción del frente común.

El doctor Calderón Berti ha señalado que se puede ven-


der parte del depósito del petróleo bituminoso, un 2% o 3%
del mismo para pagar con esa suma la deuda, pues él esti-
maba inicialmente que podría obtenerse alrededor de 2 dó-
lares por barril pero posteriormente, dijo PDVSA que no se
podría percibir más de 0,20 centavos. Por tanto habría de
comprometerse una mayor cantidad, pero en todo caso eso
sería un camino. El doctor Maza en el BCV debe tener los
datos también muy frescos en lo relativo a las reservas de oro
en la Guayana. Se dice que es de 140 mil millones de dóla-
res, según he leído en la prensa. Si tenemos una deuda de 30
mil millones de dólares, podríamos pagar también una parte
con cargo al petróleo de la Faja Bituminosa y otra parte con
cargo al oro para salir de ese pesado fardo.

Ahora supongamos que esa sugerencia es funcional y


operativa y pagamos la deuda. ¿Qué se va a hacer con el
dinero sobrante en el presupuesto hasta ahora embargado en

229
el servicio de la deuda? si ese dinero se va a usar para volver
a producirle cargas al Estado, para reincidir en mantener la
dimensión sobrccxtcndida del listado y para darle nueva fuer-
za al clicruclismo político devorador de los recursos libera-
dos, no habríamos alcanzado una genuina solución pues volve-
ríamos a crear dentro de cierto tiempo otra vez el mismo
problema.

El pago de la deuda y el uso de los recursos


liberados para el desarrollo

Habría conjuntamente con el pago de la deuda que to-


mar una medida prohibitiva para evitar que se pueda repetir
semejante desviación. Sería preciso elaborar un programa de
desarrollo económico y social con esos recursos liberados.

1. El desarrollo del agro

Ello conduce a un aumento de las inversiones, pero a la


vez es pertinente precisar el tipo de inversiones a realizar. No
podernos volver a las inversiones de tipo faraónico de la gran
Venezuela de la última mitad de la década del 70 al SO,
porque eso nos hundió. Se debe formular un programa de
desarrollo racional tomando en cuenta la población; echar
adelante un proceso de aplicación racional en el campo de
una reforma agraria razonable, no una reforma cliente lista
corno la ocurrida hasta ahora. La reforma debe resolver los
problemas del agro, aumentar la producción, crear en el agro
las condiciones para una paz social fundada en la justicia. Si
se le resuelven al campesinado sus problemas, si se le mejo-
ran sus condiciones de trabajo, se eleva su nivel de vida, se
aumenta su productividad, ello permitirá unas mejores rela-
ciones con el sector empresarial y por tanto se eliminarán las
invasiones, los actos de violencia reseñados a veces por la
prensa, los cuales no son convenientes para el ambiente de
paz social en el campo.

2. El desarrollo industrial

Por otra parte se debe impulsar el desarrollo industrial del


país. Ha y problemas tanto para el desarrollo agrícola corno
para el desarrollo industrial manufacturero porque los acuerdos
firmados por el perecismo le han atado las manos y los pies
al desarrollo económico del país. Nos hemos afiliado al GATT,
la Organización Mundial del Comercio, y ahí hemos entrado
sin condiciones, mientras los países industriales (los Estados
Unidos y la Comunidad Económica Europea) han firmado con

230
reservas. No se han comprometido a eliminar de la noche a la
mañana los susbsidios y la protección a sus economías. Ello
será un proceso llevado poco a poco. Nosotros aquí en la
época del presidente Pérez, los gobernantes y negociadores
ataron a Venezuela. Hoy en día el mismo sistema de control
de cambios se ha visto debilitado por el hecho de no haber-
se establecido el control de importaciones, pues se han invo-
cado los convenios perecistas por virtud de los' cuales no se
pueden seleccionar las importaciones. Ello ha permitido entrar
artículos de lujo y todo tipo de cosas extravagantes porque
eso es a lo cual obligaron a Venezuela esos convenios multila-
terales. Venezuela debería abrir conversaciones con esos orga-
nismos y debería plantear que se le otorgue, en vista de la
crisis, un plazo para poner en vigencia esas disposiciones
depredadoras de la economía nacional.
El poco acierto del gabinete económico
Pasando a otro tema debo afirmar la ideas expuestas por
el doctor Caldera sobre la economía. Sus lineamientos de
política económica no son malos, son buenos. Pero la ejecu-
ción sí ha sido mala. El doctor Caldera no ha contado entre
sus colaboradores con hombres capaces, conocedores de los
problemas de cada uno de los ministerios del área econó-
mica y por tanto se ven constantemente contradicciones apa-
recidas en la prensa de unos ministros con otros y de minis-
tros con declaraciones propias en fechas no muy lejanas unas
de otras. En la, 15, 20 días aparece el mismo funcionario
contradiciéndose. Para superar esto debería el Jefe de Estado
seleccionar un grupo de ministros efectivamente conocedores
de sus áreas, y leales ejecutores de las ideas del Presidente.
Esa es una cuestión importante para lograr en relativo corto
tiempo un vuelco positivo en la situación económica y social
del país.
Sobre el control de cambios
Sin esos soportes, los resultados serán pobres, no ofre-
cerán posibilidad de poder verdaderamente· extraer de ese
sistema todo lo que puede dar. La debilidad de la estructura
del control de cambios alarga el proceso, con el grave peligro
de que los sistemas de controles alargados demasiado en el
tiempo pueden ser víctimas de desviaciones no adecuadas.
Este es un asunto muy importante sobre el cual se debe hacer
énfasis en el sentido de lograr eficacia y darle al sistema esos
apoyos. La Junta Cambiaría está integrada por profesionales
muy competentes que han hecho una buena labor, pero no
han tenido todas las facultades necesarias para alcanzar ple-
nitud de logros como han podido lograrse.

231
Hay soluciones con reajustes y correcciones
Venezuela tiene una gran ventaja. Sus recursos propios
son importantes, medianamente bien administrados pueden
dar resultados muy positivos. Por eso todas las desviaciones
son ajustables, pero debemos cambiar los procedimientos.
También debe situarse en cada posición la persona adecuada
a su eficiente desempeño. El equipo económico está integrado
por ingenieros, no hay ningún economista. Los ingenieros en
el aspecto de la construcción, en el Fondo de Desarrollo Ur-
bano, en el Ministerio de Obras Públicas, en CADAFE, en las
obras de Guri, etc., han cumplido excelentes gestiones. Pero
no creo que hayan demostrado dominio de los procesos econó-
micos. Su gestión indica no ser los indicados para seguir
ejecutando las positivas ideas expresadas por el Presidente en
los lineamientos de política económica. Con lo dicho no es-
toy haciendo ninguna crítica destructiva sobre los profesio-
nales mencionados; considero que pueden rendir una buena
labor en su área corespondie nte de especialización. No com-
partí nunca la aspiración de los ingenieros cuando se estaba
discutiendo la ley aprobatoria de la creación del Colegio de
Economistas. Ellos querían ser miembros de esa Entidad. El
buen juicio del Congreso les cerró el paso. Ellos tiene su co-
legio, el cual ha rendido positiva labor en el país.

Los ingenieros hacen planes y proyectos de Ingeniería.


;\0 veo cómo el hecho de ser ingeniero implique implícita-
mente tener el título de economista. Son dos profesiones di-
ferentes, igualmente respetables. Los ingenieros han cumplido
en la historia una misión muy importante en Venezuela y
tienen otra de ahora en adelante, pero cada quien debe estar
en su respectiva área. Esa es otra de las observaciones a
formular en líneas generales. Esperamos que se complete y
aplique el cuadro de soluciones para enfrentar la crisis sobre
todo de tipo presupuestario, de tipo fiscal, de carácter mone-
tario, y así salir del abismo donde estamos sumergidos.

Lo dicho sobre los ingenieros no niega la cooperación


interdisciplinaria entre los titulares de diversas profesiones.
Tal hecho muy positivo no implica la substitución de unos
especialistas por otros de formación y preparación diferente.
Cada rama debe ser respetada y sus conocimientos utilizados
en aquello para lo cual estudiaron y se aplicaron después del
grado académico universitario. Las dos cuestiones planteadas,
bien combinadas, nos irán dando la respuesta a los presentes
problemas: utilizar los profesionales del área en aquello especí-
fico de la respectiva carrera y llevar cabo la cooperación
interdisciplinaria en aquellos proyectos donde la concurrencia
de diversos especialistas se hace necesaria.

232
RAFAEL J. CRAZUT
A modo de relatoría

La circunstancia de ser el último de los ponentes en este


cruce de ideas constituye una seria limitación, pero también una
gran oportunidad. Constituye una limitación porque después
de tan completas y valiosas exposiciones es poco o práctica-
mente nada lo que puedo agregar. Pero es también una oportu-
nidad por cuanto me ha permitido seguir con gran atención
el curso del debate, a la vez que interpretar, relacionar cri-
terios convergentes y divergentes y extraer algunas conclu-
siones. Mi intervención tendrá sólo, por tanto, el valor de una
condensación y sistematización de las atinadas exposiciones
de mis apreciados colegas, aun cuando me he permitido aña-
dir algunas ideas para complementar y robustecer sus sólidas
argumentaciones.

De las exposiciones de quienes me han precedido en el


uso de la palabra se desprende que la crisis obedece a causas
reales muy específicas, pero también a factores psicológicos
derivados de la pérdida de confianza en el país, en sus institu-
ciones, en sus dirigentes y en las políticas adoptadas, así
como en la escasa capacidad de rectificación de errores come-
tidos. Esto lo digo porque si bien existen razones de peso en
el área fiscal y de balanza de pagos que justifican o explican
una recesión (no una crisis), las repercusiones negativas de
tales desajustes han sido desproporcionadas y no se compa-
ginan con la verdadera magnitud o intensidad de las causas
primarias, las cuales resultan manejables. Examinemos algu-
nos ejemplos que ilustran este punto de vista.

La frustración del desarrollo

No cabe duda que las causas de la crisis venezolana son


variadas y complejas y que las mismas se encuentran altamen-
te interrelacionadas a tal punto que en muchos casos se
confunden como causas y efectos. De igual modo tienden a
confundirse aspectos coyunturales y estructurales. Considero
que en última instancia el factor determinante de esta crisis
ha sido nuestra incapacidad (o mejor dicho la incapacidad de
las élites dirigentes) para transformar los recursos petroleros
en fuentes permanentes de riqueza y en lograr una efectiva
diversificación de la producción y un crecimiento autososte-
nido. Cuando se enfatiza mucho en la tesis de que los recur-
sos petroleros han disminuido o que el modelo de desarrollo
utilizado ha venido agotándose, se corre el peligro de des-

233
viar la atención de esa causa fundamental y de exculpar a
dichas élites de los desaciertos cometidos. La incapacidad de
las clases dirigentes para lograr objetivos de crecimiento y
bienestar tiene su máxima expresión en el inadecuado diseño
y conducción de las políticas públicas. Venezuela ha sido una
especie de gran laboratorio en donde se han experimentado
y se continúan experimentando todas las teorías, políticas,
modelos económicos, sociales, educativos, asistenciales y otros,
generalmente con grandes fracasos y con experiencias trau-
máticas para la comunidad. En sólo programas de desarrollo,
o mejor dicho en frustrados programas de desarrollo, se ha
in-vertido una suma que, según reiteradamente se ha expuesto
resulta superior a la utilizada en el Plan Marshall para la
reconstrucción de Europa en los años de posguerra.

La alusión al Plan Marshall trae a colación otro proble-


ma cual es la lentitud de nuestros planes y programas de
desarrollo y el interminable período de maduración que se
pretende asignar a los mismos, posiblemente pensando que
la paciencia del venezolano es infinita. Algunos de estos progra-
mas como la siderúrgica y la petroquímica datan de la época
del General Pérez Jiménez; es decir tienen cerca de 50 años.
En un período muy inferior se logró la reconstrucción de los
países devastados por la guerra; Japón y Alemania se convir-
tieron nuevamente en potencias industriales de primer orden
y el mundo ha experimentaado las más grandes transfor-
maciones. Más aún, naciones que para entonces eran marca-
damente atrasadas han alcanzado niveles sorprendentes de
industrialización y desarrollo como son, entre otras, Corea del
Sur y Taiwan. Mientras en el resto del mundo se logran tales
cambos, nuestros dirigentes continúan vendiendo las ideas de
que la siderúrgica, la petroquímica y otras industrias básicas
serán la salvación del país y que tarde o temprano se harán
autofinanciables y no constituirán una carga para el Estado
como hasta ahora lo han sido. Otro ejemplo de la lentitud
conque marchan los programas oficiales de desarrollo lo en-
contramos en la privatización. Cuando el presidente Carlos
Andrés Pérez anunció el inicio de la política de privatiza-
ción, se producía casi simultáneamente en el mundo la caída
del Muro de Berlín y el derrumbe del régmen socialista. Hoy
en día, la mayoría de las antiguas naciones socialistas han
privatizado cerca del 70% de sus industrias, mientras que en
Venezuela continuamos estudiando fórmulas aceptables de
privatización. Por otra parte, resulta común observar que en
el país la gran mayoría de las políticas públicas terminan en
fracaso y en no pocos casos con grandes fraudes. Sería largo
enumerar la lista de fraudes y de fracasos pero los casos
concretos resultan conocidos. Recientemente el Ministro de
Educación tuvo el valor y la sinceridad de declarar que la

234
educación en Venezuela había sido un gran fraude, debili-
tando así la tesis de que nuestras últimas esperanzas estaban
en la educación y que todos los recursos que se destinasen a
esa finalidad estaban justificados. Esos fracasos, resultan traumá-
ticos, entre otras razones, porque la dirigencia ha sido muy
hábil en motivar la opinión pública o en crear esperanzas en
ciertos programas de desarrollo que después no se cumplen
o no llenan las expectativas creadas. Todas esas experiencias
negativas han creado un gran escepticismo y desconfianza,
factores que inhiben la inversión, desestimulan el trabajo y se
traducen, a la vez, en causas adicionales de la crisis.

La descapitalización del país

Además de la inadecuada conducción de la política eco-


nómica, la corrupción y el despilfarro de recursos, en los
últimos años el país se ha venido descapitalizando aceleradamente
por tres causas fundamentales: el pago de la deuda externa,
las fuertes transferencias de capitales al exterior y la crisis
bancaria. La contratación de una deuda pública externa por
una suma de más de treinta mil millones de dólares ha sido
una de las más desacertadas y traumáticas experiencias registradas
en el país. Esa deuda se contrató con la idea de acelerar el
crecimiento económico bajo el supuesto de que la inversión
realizada con los ingresos derivados de la misma generarían a
mediano plazo los medios internos y externos de pago para
cancelar las obligaciones contraídas. Pero ese objetivo no fue
alcanzado. Aparentemente, los recursos obtenidos se despilfarraron
o no se invirtieron racionalmente y lo único que queda de la
deuda es la obligación de cancelarla" con el agravante de que
los pagos por ese concepto han venido absorbiendo más del
30% de las recauda canes fiscales e ingresos de divisas.

Allí están las raíces de la devaluación, del déficit fiscal y


de la inflación, agravadas posteriormente por la crisis bancaria
y los auxilios financieros. El éxodo de capitales no constituye
un fenómeno aislado sino que obedece al escepticismo sobre
el futuro de la economía y a la desconfianza en los planes
gubernamentales por las razones ya señaladas. Según cifras
reiteradamente publicadas en los medios de comunicación los
depósitos de venezolanos en bancos del exterior alcanzan a
más de 70.000 millones de dólares. Finalmente, el más recien-
te e ímpactante golpe en contra de la economía nacional lo
constituyó la crisis bancaria, cuya solución costó a la Nación
más de un billón de bolívares en auxilios financieros, suma
que en alta medida nutrió las salidas de capitales.

Como se ha dicho en anteriores exposiciones, esta crisis,


además de las deshonestas actuaciones de la gran mayoría de

235
los banqueros, tiene mucho que ver con la inadecuada conduc-
ción de la política monetaria, la falta de supervisión bancaria
y el crecimiento anárquico y artificial de la banca estimulado
por el Estado. En la crisis bancaria parece conjugarse la incapa-
cidad y la corrupción de las clases dirigentes, ya que en la
misma no sólo están involucrados políticos tradicionalmente
calificados de corruptos, sino también empresarios a quienes
hasta hace poco se les consideraba como ejemplos de respe-
tabilidad y eficiencia. La corrupción e incapacidad de los
banqueros involucrados en esa crisis ha costado a la Nación
aproximadamente 1,5 billones de bolívares, suma equivalente
al presupuesto nacional de 1994, al 15% del PIE Y posiblemente
superior a todo el peculado que se ha cometido en la historia
del país. Ante la magnitud de las cifras citadas sobre los
costos de los frustrados programas de desarrollo, deuda externa,
salidas de capitales y auxilios financieros prestados a la banca,
las demás explicaciones sobre la crisis tienen carácter secundario.

La deuda externa como hipoteca del petroleo


No estoy de acuerdo con la tesis de que el petróleo ha
dejado de ser un factor dinámico de estímulo a la economía
nacional. Admito, por su puesto, que los ingresos petroleros
han disminuido en relación con los años de altos precios
petroleros durante la llamada crisis energética. Pero no hay
duda de que los recursos que recibe el país por concepto de
explotación petrolera son más que suficientes para dinamizar
la economía y mantener un ritmo de crecimiento adecuado. A
mayor abundamiento, debo hacer énfasis en que hasta hace
muy pocos años, respetables economistas sustentaban el cri-
terio de que el petróleo no ejercía las deseables repercu-
siones positivas sobre la economía nacional porque los ingre-
sos percibidos eran desproporcionalmente elevados en rela-
ción a la población del país y dimensiones de la economía
nacional y que, por tal razón, no podían ser asimilados eficien-
temente.

Fue esa la tesis de la indigestión económica reiterada-


mente expuesta por Pérez Alfonzo y compartida pur numerosas
personalidades. Recuerdo que durante los años cincuenta el
Dr. Pascual Venegas Filardo dictó una charla en la Facultad
de Economía de la CCV sobre esta materia y ante una pregunta
que le fue formulada puntualizó que, "indudablemente en el
futuro", cuando Venezuela contase con un mercado interno
más amplio, una mayor capacitación técnica, un más alto
nivel de educación y una infraestructura productiva más ade-
cuada, el país absorbería eficientemente los ingresos del pe-
tróleo y que tales ingresos, en lugar de ser un factor de
perturbación c,.mo se les califcaba entonces, se transforma-
rían en elemento de creación de riquezas permanentes. Di-
cho en otras palabras, Venegas Filardo vislumbraba una Vene-
zuela con una población y una economía como la actual y
con ingresos petroleros no desproporcionados, como factores
equilibrados que conducían a un gran dinamismo económico.
Lamentablemente los recursos petroleros, aun cuando conti-
núan fluyendo a un ritmo adecuado, ya no proporcionan el
estímulo necesario a la economía porque se encuentran com-
prometidos para el pago de la deuda externa.
Por otra parte, quisiera recordar que en la mayoría de
sus escritos de tipo económico, Uslar Pietri pronosticaba que
para finales del Siglo XX Venezuela estaría sumida en una
gran crisis porque no se estaban alcanzando las metas de
diversificación de la producción y, fundamentalmente, porque
para ese período el petróleo se agotaría o sería sustituido por
otro combustible, lo cual no ha sucedido. Aparentemente,
tenemos petróleo para muchos años y las posibilidades de
sustitución por otros tipos de energía parecen remotas, no
obstante, el petróleo poco cuenta para la economía nacional
en razón de que lo hemos hipotecado.
La inflación como expresión y síntesis de la crisis
La inflación, como lo han puntualizado los expositores,
constituye la expresión y síntesis de la crisis porque ese
fenómeno condensa todas las causas que nos han conducido
a tan lamentable proceso. En ella están presentes, en primer
lugar, el déficit de balanza de pagos, originado por nuestra
incapacidad para estimular las exportaciones no tradicionales
y sustituir importaciones, a lo que se suman las elevadas
amortizaciones de la deuda externa, así como a las difícilmente
controlables salidas de capitales, derivadas de la desconfian-
za en nuestra economía y nuestra moneda. Estos factores
tienen su reflejo en la brutal y persistente devaluación que
encarece continuamente los insumas importados y, por ende,
la producción nacional. La inflación es, a la vez ,resultado del
déficit fiscal, o mej'ordicho, de la indisciplina fiscal que ha
venido caracterizándose por un elevado gasto de consumo
del sector público en .detrimento de la inversión reproduc-
tiva, situación que, como es obvio, se traduce en . mayor
demanda de productos nacionales e importados, frente' a ni-
veles de producción que permanecen estacionarios; A este
cuadro lo complementan la especulación y el acaparamiento,
fenómenos que como reiteradamente exponen los dirigentes
de Fedecámaras, florecen o se intensifican en períodos de
escasez. La inflación venezolana se nutre' también estructural-
mente' de las rigideces del aparato productivo interno que no
han sido afrontadas por la política oficial, así como de las

237
notorias deficiencias, estrangulamientos, cuellos de botella y
condiciones monopolísticas que persisten en nuestros sistemas
de comercialización. Por último, la inflación es producto de
una política monetaria expansiva, en momentos en que ha
debido ser restrictiva.

Las políticas monetaria y fiscal merecen algunas considera-


ciones adicionales. Calificados voceros del Banco Central de
Venezuela han venido atribuyendo la inflación al déficit fiscal,
mientras que algunos Ministros de Hacienda y voceros de ese
Despacho la atribuyen a deficiencias de la política monetaria.
El déficit fiscal, por sí mismo, no es, en mi opinión, la causa
determinante de la inflación, puesto que no pocos países han
venido registrando elevados déficits fiscales y no presentan, o
presentan, sólo escasos niveles de inflación. El problema pa-
rece radicar, más que todo, en la composición del gasto que,
como hemos visto, estimula el consumo sin crear contra-
partidas en la producción y sin acometer soluciones a los
problemas de rigideces en el aparato productivo y deficien-
cias en la comercialización ya señalados. El gasto de consu-
mo se ha intensificado considerablemente en los últimos años
por subsidios sociales que presionan la demanda y no consti-
tuyen solución definitiva del problema. Por tal razón existe
un alto consenso en que sería preferible canalizar esos re-
cursos hacia la creación de fuentes permanentes de trabajo,
con lo cual se genera producción, riqueza y estabilidad social.

La circunstancia de que tengamos una política mone-


taria expansiva en momentos en que debe ser restrictiva, es
producto de nuestras grandes contradicciones económicas y,
en cierto modo, del deseo de favorecer o privilegiar a la
banca en detrimento de las actividades productivas del sector
primario. El Bono Cero Cupón se concibió con el múltiple
propósito de restringir liquidez, frenar salidas de capitales
(incentivando al ahorro interno con mayores intereses) y,
fundamentalmente, como medio de proporcionar una alter-
nativa rentable a la banca frente a la disminución de la ínter-
mediación financiera. En la práctica, sin embargo, ese instru-
mento se convirtió en un notable estímulo a la inflación por
dos razones: en primer lugar, porque el dinero que se ex-
traía de la circulación era proporcionalmente reducido en
relación al que a la larga se inyectaba, debido a los altos ti-
pos de interés que se pagaban; y, en segundo término, porque
los altos tipos de interés que se propiciaban constituían un
desestímulo a la producción. Conjuntamente con el Cero Cu-
pón y, en buena parte, como consecuencia del mismo, vino
el colapso del sistema bancario, cuya solución fue acometida
a través de desmedidos e indiscriminados auxilios financie-
ros que constituyeron el combustible y fulminante adicional
de '1 inflación.

238
Ante la intensidad de estos problemas y posiblemente
en la presunción de que la inflación es un fenómeno pura-
mente monetario, se ha culpado injustamente al Banco Cen-
tral y se ha pensado en la creación de una Caja de Con-
versión, llamada a sustituir las actividades cambiarias y de
emisión de ese Instituto. La Academia Nacional de Ciencias
Económicas ha sido contraria a esa idea y, en su lugar, ha
propuesto modificar la Ley del Banco Central ~ para robus-
tecer su autonomía y reducir su casi ilimitada capacidad de
emisión. Pero, como es obvio, con esa sola medida no se
alcanzaría la solución del problema puesto que la inflación
requiere de un esfuerzo conjunto, sistemático y bien coor-
dinado que ataque tanto sus causas reales como las mone-
tarias.

Necesidad de nuevos rumbos y soluciones


El escaso éxito de los Planes de la Nación y, en gene-
ral, de la mayoría de las políticas impone la necesidad de
rectificar rumbos, analizar las causas de la poca efectvidad de
las políticas e instrumentos adoptados y buscar nuevas orienta-
ciones. Hasta ahora; el intento más audaz y hasta cierto pun-
to temerario que se ha hecho en ese sentido es el llamado
paquete de medidas económicas o "Plan de Ajuste Estruc-
tural" puesto en práctica en 1989, cuya instrumentación y
fracaso se convirtió en una nueva experiencia traumática que
agudizó la crisis o la hizo aflorar con mayor intensidad. Un
análisis desapasionado de los alcances, limitaciones y tropie-
zos de ese Plan puede ser bastante ilustrativo para la bús-
queda de nuevas soluciones.
Creo que el referido Plan no pudo cristalizar ni alcanzar
sus metas por varias razones. En primer término, porque se
adoptó el criterio de "terapia de shock", en lugar del enfo-
que gradual que hubiera sido más razonable, puesto que la
"terapia de shock" constituye un experimento riesgoso que
requiere grandes sacrificios de la colectividad que no fueron
compensados adecuadamente, ni se vislumbraban posibilida-
des de compensación en plazo razonable. En segundo térmi-
no, porque el Plan se impuso desde arriba como un ejercicio
de soberanía gubernamental, sin respaldo de la población ni
de los partidos políticos¡ y, en tercer lugar porque, no se
persuadió a la población de su necesidad y ventajas. En este
último sentido, se observa que al país se le impuso un plan
que resultaba contrario a los principios o preceptos que des-
de hace muchos años venían predicando los dirigentes polí-
ticos, tales como las virtudes de la intervención del Estado en
la actividad económica y de las regulaciones de precios, así
como de las necesidades de que el Estado fuese promotor y

239
propietario de la industria pesada básica, además de la constan-
te prédica en contra del capital extranjero y del Fondo Mone-
tario Internacional, al cual se le consideraba como la perso-
nificación del imperialismo y la causa de la ruina del Tercer
Mundo.

Como es obvio, difícilmente podría pretenderse que la


gente asimilara con rapidez principios contrarios a los que se
le venían predicando por más de 50 años y que cambiase de
puntos de vista con un solo discurso presidencial, máxime
cuando simultáneamente con esa nueva posición' gubernamental
se le exigían al país grandes sacrificios y los dirigentes no
habían tenido la sinceridad de admitir el fracaso de las políticas
que por muchos años habían venido preconizando e instrumen-
tando. En el fracaso de este Plan privó también el hecho de
que mientras se exigían sacrificios a las clases populares,
tales sacrificios no eran compartidos por las élites, ni el gobierno
adoptaba las medidas de austeridad que preconizaba. Apartando
esos aspectos negativos en su contenido e implementación, el
Plan contenía aspectos positivos por cuanto implicaba un
ejercicio de rectificación, tenía cierto grado de coherencia y
sentido de dirección, y contemplaba la adopción de medidas
que tarde o temprano tendrán que adoptarse, como un menor
intervencionismo. del Estado y un menor paternalisrno cónsono
con las nuevas discusiones de la economía; una mayor libertad
de industria y comercio como medio de estimular la compe-
titividad y la eficiencia; un redimcnsionamiento del Sector
Público a través de la privatización de empresas bajo su
control; una reforma tributaria integral, una reforma del sistema
financiero y, finalmente, una mayor apertura al sector externo,
fundamental para pasar de la política de sustitución de importa-
ciones al fomento de exportaciones no tradicionales y lograr
una mejor inserción de Venezuela en la economía mundial.
Dentro de estos principios -excluyendo, por supuesto, las
terapias de shock y las clásicas asimetrías de los programas
de ajuste del Fondo Monetario Internacional debe buscarse la
solución de la crisis.

240
DOCUMENTOS
Academia Nacional de Ciencias Económicas

LINEAMIENTOS GENERALES PARA CORREGIR


DESAJUSTES EN LA LEGISLACION FINANCIERA

OBjETVOS y ALCANCES DEL PRESENTE INFORM~

En comunicación de fecha 28 de junio del año en curso, la


Comisión de Finanzas de la Cámara de Diputados solicitó la
opinión de la Academia Nacional de Ciencias Económicas
sobre lineamientos para diseñar un sistema financiero moder-
no, con especial referencia a la Ley del Banco Central de
Venezuela y la Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras,
haciendo énfasis en aspectos tales como supervisión banca-
ria, protección a los depositantes y posibilidades de incorpo-
rar las dísposlcíones de la Ley de Emergencia Financiera en la
última de las leyes citadas. Al respecto, esta Corporación se
permite presentar el siguiente informe preliminar, con el com-
promiso de que seguirá estudiando la materia y gustosamen-
te podría ampliar cualquiera de los puntos expuestos de ser-
le requerido por esa ilustre Comisión.

ANTECEDENTES

El sistema financiero venezolano ha sido objeto de con-


tinua atención en el ámbito legislativo al experimentar dis-
tintas reformas en sus estructuras, procedimientos e instru-
mentos, en concordancia con los más recientes avances alcanza-'
dos en ese campo, con la idea de permitirle una ampliación y
racionalización de sus operaciones e intermediación y do-
tarle del instrumental necesario para prestar mayor colabo-
ración al proceso de desarrollo y diversificación de la econo-
mía. Por lo general, estas reformas han sido estudiadas de
conjunto por parte de Comisiones Especializadas designadas
por el Ejecutivo Nacional y sometidas a consideración del
Poder Legislativo, después de amplias consultas. De especial
significación fue la reforma acometida a comienzos del decenio
de los años sesenta, cuando se promulgó la Ley General de
Bancos y otros Institutos de Crédito la cual consagró la especia-

243
lizaci6n bancaria a través de una adecuada regulaci6n de los
bancos comerciales, bancos hipotecarios, sociedades finan-
cieras y sociedades de capitalizaci6n. Con anterioridad, en
1960, se había reformada la Ley de Banco Central, entre otras
razones, para ampliar y flexibilizar la asistencia crediticia del
Instituto Emisor al sistema bancario, permitirle efectuar opera-
ciones de mercado abierto con mayor amplitud y, en general,
adecuar sus operaciones a las necesidades de un sistema
financiero en proceso de expansi6n y modernización. En 1965
se promulg6 la Ley del Sistema Nacional de Ahorro y Prés-
tamo con lo cual se profundizó el proceso de especialización
y se dio cabida en nuestra legislación a instituciones que
habían adquirido gran desarrollo en otros países.
En los años siguientes se continuó el proceso de rnoderni-
za ción del sistema, adecuándolo a nuevas circunstancias y
corrigiendo desajustes. Con el objeto de regular la oferta pú-
blica de acciones y obligaciones, en 1975 se promulgó la Ley
de Mercado de Capitales. En 1985 se llenó un vacío existente
en nuestra legislaci6n bancaria al crearse mecanismos de protec-
ción a los depositantes mediante la promulgación del Esta-
tuto del Fondo de Garantía de Depósito y Protección Ban-
caria. Como es obvio, este proceso legislativo que incorporó,
además, distintas reformas parciales a las leyes mencionadas,
configur6 la estructura institucional de un sistema financiero
bastante avanzado para su época y contó con la más amplia
protección del Estado a través de subsidios indirectos, adqui-
sición de instrumentos y régimen tributario especial, todo lo
cual le permitió alcanzar un ritmo de crecimiento proporcio-
nalmente mayor al de otras actividades del país. Por otra
parte, prácticamente desde la década de los sesenta, el siste-
ma comenz6 a experimentar perturbaciones atribuibles tanto
a excesos en que incurrieron algunos administradores, como
a deficiencias en los mecanismos de supervisión bancaria no
corregidas oportunamente.

NUEVA REFORMA INTEGRAL DE LA LEGISLACIÓN FINANCIERA

Con el objeto de subsanar las deficiencias planteadas y


practicar una revisi6n de conjunto de nuestra legislación finan-
ciera, consona con la orientación de la política económica
que comenz6 a ínstrurnentarse en 1989, se inició en esa opor-
tunidad un conjunto de estudios sobre la materia, los cuales
se encomendaron a una oficina de Coordinaci6n de la Refor-
ma Financiera creada por el Banco Central de Venezuela,
bajo la direcci6n de un funcionario de ese Instituto y la su-
pervisión de una Comisi6n integrada por el Ministro de Hacien-
da, el Presidente del Banco Central y el Superintendente de
Bancos. Esta Oficina realizó un importante diagnóstico del
sistema financiero venezolano, destacando entre sus deficien-
cias fundamentales:

1. En cuanto a supennsion, control y política monetaria

a) "Un régimen de regulación y supervisión inade-


cuado, costoso e ineficiente que ha proyec-
tado señales erróneas al sector financiero y no
ha podido controlar el bajo nivel de solvencia
de algunos intermediarios".

b) "Una política monetaria carente de instrumen-


tos adecuados para controlar el volumen de
circulante y corregir los desajustes originados
por el sector externo y fiscal".

2. En lo concerniente a estructura y operaciones del


sistema

Desde este punto de vista, se observaron otros elemen-


tos de perturbación en el sistema bancario imputa-
bles tanto a factores endógenos como exógenos,
entre ellos:

a) excesiva rigidez, bajos niveles de eficiencia,


solvencia y escasa capacidad de adaptación a
los cambios experimentados por la economía
nacional.

b) existencia de un sistema formalmente especia-


lizado bajo un régimen legal que -según se
destaca en dichos estudios- había venido mos-
trando síntomas de agotamiento.

c) formación de conglomerados financieros inte-


grados por distintas instituciones especializa-
das: bancos comerciales, bancos hipotecarios,
sociedades financieras, sociedades de capita-
lización y otras, los cuales operaban en la
práctica como bancos múltiples y concentra-
ban proporciones significativas del mercado.

d) predominio de fijación administrativa de tipos


de interés, situación que daba escaso margen
al juego de la oferta y la demanda y a las
posibilidades de competencia en este campo.

21¡5
e) control gubernamental de una parte impor-
tante del crédito mediante decisiones adminis-
trativas que obligaban a la banca a destinar
porcentajes de recursos a determinadas activi-
dades, especialmente de carácter agropecuario
o viviendas de interés social¡

f) sobre dimensionamiento del sector caracteriza-


do por un elevado número de oficinas y servi-
cios, fenómeno vinculado con la competencia
existente;

g) alta concentración de préstamos a empresas


filiales y relacionadas, controladas directa o
indirectamente por los bancos o sus principa-
les directivos o accionistas;

h) base patrimonial inadecuada, especialmente to-


mando en consideración el creciente volumen
de operaciones y el proceso inflacionario;

i) insuficiente provisión de reservas para contin-


gencias.

Como resultado de este diagnóstico, se llegó a la conclu-


sión de que el sistema financiero venezolano requería de una
revisión a fondo de su normativa legal y se diseñó un pro-
yecto de reforma integral que abarcaba los distintos segmentos
de la intermediación financiera a corto, mediano y largo pla-
zo que se llevará a cabo por etapas. Dentro de esa idea se
elaboraron los varios proyectos de leyes: Un proyecto de Ley
del Banco Central de Venezuela; un Proyecto de Ley de la
Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financie-
ras¡ un Proyecto de Ley del Fondo de Garantía de Depósitos
y Protección Bancaria, FOGADE¡ un Proyecto de Ley de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras; un Proyecto de Ley de
Fondo Agropecuario; un Proyecto de Ley de Crédito Indus-
trial; un Proyecto de Ley del Sistema Nacional de Ahorro y
Préstamo; un Proyecto de Ley de Mercado de Capitales y un
Proyecto de Ley de Seguros y Reaseguros. Se elaboró tam-
bién un Proyecto de Reforma Parcial de la Ley de Crédito
Público para conciliarla con la Ley del Banco Central de
Venezuela en lo que concierne a operaciones de mercado
abierto.
PRINCIPIOS GENERALES QUE HAN ORIENTADO LA REFORMA

La mencionada reforma del Sistema Financiero se funda-


menta en una serie de principias que en su mayor parte son
teóricamente inobjetables y responden a necesidades de la
economía nacional, mientras que otros resultan discutibles y
deben ser examinados con detenimiento. Tales principios es-
tán contenidos tanto en las Exposiciones de Motivos de los
distintos proyectos de leyes, como en el documento titulado
"Aspectos Relevantes del Programa de Reforma del Sistema
Financiero", que fue concebido como una Exposición de Mo-
tivos para la reforma en su conjunto con el propósito de
destacar la coherencia e interdependencia de cada uno de.
esos proyectos y la necesidad de abordarlos mediante un
programa legislativo integral. Toda esta documentación fue
recogida en la revista del Banco Central de Venezuela, Nll 1,
volumen 7, correspondiente al primer trimestre de 1992.
Como filosofía general, la reforma se orienta hacia la
liberación financiera y la apertura externa, términos que se
utilizan reiteradamente en las exposiciones de motivos de los
proyectos de leyes donde se consignan, además, criterios adver-
sos a la excesiva intervención del Estado en algunos aspec-
tos de la intermediación financiera. El objetivo que se persi-
gue es lograr un sistema financiero moderno y flexible que
permita garantizar un flujo equilibrado, eficiente y oportuno
de recursos al sector productivo, para lo cual se ha propi-
ciado una reforma basada en los siguientes principios ge-
nerales: robustecimiento en la jerarquía institucional de la
Superintendencia de Bancos conjuntamente con una mayor
coordinación de los organismos de supervisión y control; esta-
blecimiento de un orden más competitivo con una mayor
apertura externa; racionalización de los tipos de interés; incor-
poración del sistema de banca universal o múltiple; mayor
participación de la inversión extranjera en el sector bancario;
protección más efectiva a los depositantes; manejo más eficiente
de las crisis bancarias; y reajuste en el aparato de interme-
di ación financiera del sector público.

CRISIS y EMERGENCIA FINANCIERA

Al no acometerse en forma oportuna, la reforma del


sistema financiero no pudo detener la crisis bancaria que se
venía gestando en el país a consecuencia de los desajustes
antes mencionados. A ello se agregó un factor adicional de
perturbación vinculado con el hecho de que en los últimos
años -como resultado de las alzas en los tipos de interés
derivadas de la política de bonos cero cupón y la consecuente

247
disminución de la demanda de crédito- la banca se había
venido desviando de su función esencial de intermediación
financiera para invertir sus recursos en este tipo de instrumen-
tos, así como en inversiones a largo y mediano plazo alta-
mente riesgosas y no suficientemente garantizadas. Por otra
parte, los intentos de reformar la legislación financiera no
encontraron, al parecer, suficiente receptividad en el Congreso
de la República, donde se sancionó la Ley del Banco Central
de Venezuela, postergándose otras leyes fundamentales.
Fue en el Gobierno de Transición presidido por el Dr.
Ramón ]. Velásquez cuando, en base a una ley habilitan te, se
acometió la reforma de la Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras, cuya configuración final fue estructurada por
un equipo bajo la dirección del entonces Ministro de Coordina-
ción y Planificación de la Presidencia de la República (y no
por el órgano regular del Ministerio de Hacienda), con el
agravante de que el texto definitivamente aprobado se distan-
ció en forma significativa de los proyectos originales, los
cuales daban mayor jerarquía institucional a. la Superinten-
dencia de Bancos y más adecuados medios de control a esa
organización. Asimismo, a través de disposiciones transitorias,
se otorgaron plazos bastante liberales para adoptar decisio-
nes fundamentales, a tal punto que no es exagerado afirmar
que la mencionada ley no ha sido aplicada en plenitud.
Prácticamente en forma simultánea con la entrada en
vigencia de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras (enero de 1994), se produjo el colapso del Banco
Latino seguido por el de otras importantes instituciones ban-
carias que confrontaban problemas similares, configurándose
así una crisis de graves proporciones con muy adversas e
impredecibles consecuencias para la economía nacional, lo
que ha obligado a tomar medidas especiales y extraordi-
narias para restituir la confianza, garantizar los depósitos de
los pequeños y medianos ahorristas y salvaguardar los apre-
ciables recursos del Estado que se otorgaron a la banca como
auxilios financieros. En el campo jurídico, esta situación con-
dujo a la promulgación de la Ley de Emergencia Financiera
donde se incorporaron disposiciones novedosas para el manejo
de las crisis bancarias generalizadas, no previstas en la Ley
General de Bancos y otras Instituciones Financieras, cuyo
instrumental se limitaba con preferencia a atender casos indi-
viduales de insolvencia e intervenciones bancarias. De todo
lo expuesto se desprende que:

a) En el país se ha hecho un continuo y relativa-


mente bien orientado esfuerzo para modernizar la
legislación aplicable al sistema financiero, la cual

248
ha resultado poco operante para prevenir proble-
mas de solvencia o desviación de recursos, tanto
por los mecanismos poco efectivos de supervisión
como por el escaso grado de cumplimiento que se
ha dado a la normativa jurídica.

b) La Ley General de Bancos y otras Instituciones Finan-


cieras de 1994 introdujo considerables avances para
regular las actividades bancarias y hacer más efectivos
los mecanismos de supervisión y control, pero no
pudo prevenirla crisis, básicamente por la tardanza
con que fue promulgada y puesta en vigencia.

e) La Ley de Emergencia Financiera complementa y


modifica aspectos fundamentales de la Ley de Ban-
cos anteriormente citada, todo lo cual configura un
cuadro legislativo integrado que requiere sólo de
reformas parciales para satisfacer las necesidades
existentes al respecto.

d) En las reformas que se practiquen deben tomarse


muy en cuenta las experiencias derivadas de la
crisis, cuya incidencia parece demostrar que no están
dadas las condiciones para una excesiva liberaliza-
ción bancaria.

e) El uso desmedido que se ha hecho de recursos del


Banco Central para asistir a los bancos con proble-
mas de solvencia y las consecuencias negativas que
se han derivado de esa situación hace pensar en la
necesidad de imponer correctivos para restringir ta-
les prácticas.

o Simultáneamente con estos reajustes, debe prose-


guirse la reforma del sistema financiero iniciada en
1989 a fin de estudiar y sancionar una serie de
leyes cuyos proyectos han sido elaborados, como
la Ley del Mercado de Capitales.

249
OBSERVACIONES SOBRE LA LEY DE BANCOS Y
OTRAS INSTITUCIONES FINANCIERAS

Promulgada en octubre de 1993, con vigencia a partir de


enero de 1994, la Ley General de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras incorporó en un solo texto los proyectos de
Leyes de Bancos y otras Instituciones Financieras, de Superinten-
dencia de Bancos y del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria que habían sido elaborados por la Ofi-
cina de Coordinación de la Reforma Financiera y.sornetidos al
Congreso de la República por el Ejecutivo Nacional. Esta ley
contempla un régimen de amplitud en la intermediación finan-
ciera al establecer que las instituciones por ella regidas pue-
den realizar todas las operaciones compatibles con su natu-
raleza que no le estén expresamente prohibidas (principio
establecido en la Ley de Bancos de 1940) y contempla, por lo
tanto, sólo prohibiciones mínimas orientadas a preservar el
marco de actuación de las instituciones y a mantener su
liquidez y solvencia. Por otra parte, eleva de manera significativa
las exigencias patrimoniales al establecer mayores requerimientos
de capital para los distintos intermediarios, incorpora la figura
de la banca universal o múltiple; así como la modalidad de
bancos de inversión para sustituir a las actuales sociedades
financieras; simplifica normas y procedimientos; introduce ma-
yor rigor en los procedimientos contables a fin de garantizar
mayor transparencia en las operaciones, así como otros elementos
para racionalizar las operaciones bancarias.
Además de los mayores requerimientos patrimoniales,
resultan de especial importancia las disposiciones mediante
las cuales el capital requerido se vinculará en lo sucesivo con
los activos del banco y no con los pasivos. Tradicionalmente
en nuestra legislación, el capital se establecía en función de
las obligaciones asumidas por la institución, especialmente,
con la recepción de depósitos. La nueva modalidad adoptada
resulta más lógica y tiene su fundamento en el hecho de que
los bancos experimentan riesgos en la medida en que colocan
o invierten sus fondos. En lo que concierne al principio de
que los bancos puedan realizar todas las operaciones compati-
bles con sus actividades que no le estén expresamente pro-
hibidas, la reciente crisis bancaria induce a pensar en la
posibilidad de revisar este concepto y volver al principio de
que los intermediarios financieros puedan realizar sólo las
operaciones que les permite la ley, lo cual facilita la supervisión
y control y se encuentra más cónsono con el hecho de que la
actividad bancaria constituye una suerte de concesión que
otorga el Gobierno Nacional a los intermediarios financieros
para que reciban y trabajen con recursos del público a los

250
cuales debe dárscle la más amplia protección. Otros aspectos
de la ley que deberán estudiarse con detenimiento son los
siguientes:

1. Banca Universal o Múltiple

La incorporación del sistema de banca universal o


múltiple se ha justificado, en primer lugar, por el presunto
agotamiento del sistema de banca especializada al cual se le
ha considerado excesivamente rígido; por la circunstancia de
que en la práctica la mayoría de los consorcios financieros
han venido operando como bancos múltiples, al agrupar y
controlar distintos tipos de intermediarios; por la mayor flexi-
bilidad y apreciables ventajas técnico administrativas de la
banca múltiple, la cual, según se aduce, ha sido la moda-
lidad adoptada con preferencia en la mayoría de los países y,
finalmente, porque este tipo de banca armoniza más cabalmen-
te con los objetivos de liberalización bancaria y estímulo a la
competencia que ha inspirado la reforma. Debe advertirse,
sin embargo, que algunos especialistas han formulado observacio-
nes al establecimiento de la banca múltiple en Venezuela
basadas en la mayor complejidad administrativa de esta últi-
ma; en los más exigentes requerimientos de supervisión y en
la escasa capacidad que se ha observado para supervisar la
banca especializada, en cuyo caso resulta más fácil identifi-
car las distintas operaciones y ejercer un control adecuado.
La crisis del sistema financiero ha hecho resurgir estas dudas
sobre dificultades de supervisión y control de la banca múl-
tiple, como resultado de 10 cual, sin desestimar las ventajas
de este nuevo tipo de intermediarios, se recomienda adoptar
una actitud cautelosa para su establecimiento. Como solu-
ción al problema podía establecerse una disposición transi-
toria en la ley donde se restrinjan las posibilidades de estable-
cimiento de bancos múltiples por un período prudencial, hasta
tanto la Superintendencia de Bancos cuente con los recursos
técnicos y administrativos para asumir más cabalmente sus
funciones.

2. Apertura al Capital Extranjero

La participación del capital extranjero en la acti-


vidad bancaria ha sido objeto de tratamientos radicalmente
diferentes en el campo legislativo. De una situación de relativa
apertura en las leyes tradicionales de bancos, mantenida en la
Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras de 1961, se
pasó a un régimen restrictivo en la reforma que se practicó a
esa última ley en 1975, para cuyo cumplimiento se realizó

251
una progresiva conversión de sucursales de bancos extran-
jeros en bancos nacionales con sólo un porcentaje reducido
de capital foráneo. La vigente Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras producto de la reforma que se ha venido
comentando, permite de nuevo amplia participación del capital
extranjero en la actividad bancaria mediante la adquisición de
acciones en bancos existentes; el establecimiento de bancos y
otras instituciones financieras propiedad de bancos o inversio-
nistas extranjeros y el establecimiento de sucursales de bancos
e instituciones financieras extranjeras. Esta última ley elimina,
además, las restricciones a que estaban sometidas las sucursa-
les de bancos extranjeros que operaban en el país y que no
se convirtieron en bancos nacionales.
Para justificar este cambio de orientación en el trata-
miento a la inversión extranjera, la Exposición de Motivos al
Proyecto de Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras,
así como la Exposición de Motivos a la reforma en su conjunto,
enfatizan lo poco eficaz que ha sido la restricción en ese
campo y señalan que la apertura será un factor positivo para
intensificar la competencia, obtener reciprocidad de otros paí-
ses, reforzar la solidez del sistema financiero nacional y propi-
ciar el aflujo de capitales e incorporación de tecnologías en
beneficio de la economía nacional. Tales argumentos resultan
poco consistentes, especialmente si se toma en cuenta la
circunstancia de que la actividad bancaria requiere sólo de
capitales reducidos por cuanto trabaja básicamente con recursos
que capta del público. Asimismo, resulta poco probable que
la banca extranjera pueda aportar nuevas tecnologías, dado
que la tecnología bancaria se encuentra bastante generalizada
y la posibilidad de realizar grandes innovaciones financieras
se encuentra limitada por la ley. Finalmente, resulta obvio
que, en el caso de que se pueda obtener una adecuada reci-
procidad de otros países, es difícil que los bancos venezo-
lanos tengan suficiente aceptación en los mercados externos,
particularmente en las naciones altamente desarrolladas, y
que puedan competir exitosamente en esos mercados finan-
cieros.
Contrariamente a estas apreciaciones, la reciente crisis
financiera impone algunas consideraciones adicionales que
parecen favorecer la incorporación del capital extranjero en
la actividad bancaria. En primer lugar, debe tomarse en cuenta
que el Estado ha adquirido el control de un gran número de
bancos que se espera privatizar a fin de recuperar los aprecia-
bles recursos gubernamentales que se han invertido en el
salvamento de estas instituciones, situación que se hace más
perentoria en razón de las graves dificultades fiscales que
confronta el país. En segundo lugar, resulta difícil que el

252
capital nacional pueda disponer a corto plazo de los recur-
sos suficientes para la adquisición de estos intermediarios
financieros y, por último, el capital extranjero podría contrarres-
tar el poder de grupos familiares que han venido controlan-
do tradicionalmente la mayoría de los bancos nacionales, lo
cual ha influido definitivamente en la crisis experimentada
por el abuso que se ha hecho del crédito a. las llamadas
empresas relacionadas. El ingreso de divisas por concepto de
venta de estos activos al sector foráneo tendría igualmente un
efecto benéfico sobre la economía nacional.
Posiblemente, tomando en consideración estos elemen-
tos de apreciación, la Ley de Regulación de la Emergencia
Financiera del 6 de julio del año en curso estableció en su
Artículo 10 que: "los inversionistas, bancos e instituciones
financieras nacionales o extranjeras podrán adquirir parcial o
totalmente las acciones de un ente que haya sido auxiliado o
que sea mayoritariamente propiedad de un ente público". A
este respecto se tiene conocimiento de que en la actualidad
inversionistas extranjeros están gestionando crédito interno
con garantía foránea para adquirir importantes paquetes accio-
narios de bancos venezolanos intervenidos o receptores de
auxilios financieros extraordinarios, en cuyo caso no se darían
los supuestos de recepción de inversión extranjera y de sus
efectos favorables sobre la balanza de pagos. Por consiguiente,
deben tomarse las medidas legales y administrativas nece-
sarias a fin de garantizar que las adquisiciones de acciones de
bancos nacionales por parte de residentes extranjeros se reali-
cen con capitales que hayan ingresado efectivamente al país,
registrados como inversión extranjera.

3. Libertad para la Apertura y Cierre de Oficinas

Un cambio de apreciable significación en la nueva


legislación bancaria se relaciona con el tratamiento más liberal
para el establecimiento de sucursales y agencias. La anterior
Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras, en su Artícu-
lo 12 establecía que la autorización concedida por el Ejecu-
tivo Nacional para el establecimiento de un banco no facul-
taba a dicha institución para abrir sucursales o agencias, cuya
apertura requería de un permiso adicional, así como una
serie de trámites incluyendo la opinión de la Superintenden-
cia de Bancos sobre condiciones económicas y financieras
locales y generales, dentro de la idea explícitamente conteni-
da en ese artículo de que el Ejecutivo Nacional atenderá en
forma prioritaria las necesidades de desarrollo regional y los
planes de desconcentración económica. La nueva ley, en su
Artículo 15, consagra que la apertura, traslado o cierre de

253
sucursales o agencias de bancos y otras oficinas que presten
servicio al público no necesitará autorización. En el párrafo
único de ese mismo Artículo se añade, sin embargo, que la
Superintendencia dictará normas generales para que la aper-
tura de oficinas, sucursales y agencias se efectúe conforme a
sanas prácticas bancarias y a disposiciones aplicables en mate-
ria de seguridad. Dada la libertad excesiva contemplada en la
nueva ley, así como el apreciable número de oficinas banca-
rias existentes en la actualidad, se recomienda mantener el
requisito de autorización, hasta tanto la Superintendencia dicte
las normas generales a que se hace referencia anteriormente.

4" Bancos de Inversión y Sociedades de Capitalización

Uno de los aspectos positivos de la nueva leyes la


transformación de las sociedades financieras en bancos de
inversión, transformación que según la Exposición de Motivos
deberá crear una nueva estructura de financiamiento a largo y
mediano plazo para las actividades productivas, reorientando
hacia esas actividades recursos que hasta ahora se canalizan
con preferencia al crédito para fines de consumo. Los bancos
de inversión podrán realizar la gran mayoría de las opera-
ciones activas y pasivas que actualmente efectúen las socie-
dades financieras, pero les estará prohibido el financiamien-
to de servicios o bienes de consumo por cantidades que
excedan del 20% de su cartera total de crédito. En cambio, no
parece justificado haber mantenido en esta nueva ley la figu-
ra de la sociedad de capitalización, cuya eliminación se ha
venido discutiendo en las distintas oportunidades en que se
ha reformado la Ley de Bancos y otros Institutos de Crédito,
por distintas razones, entre ellas: a) el escaso éxito que han
tenido estas sociedades y la circunstancia de que no prestan
ningún servicio al público que no pueda ser atendido por
otras instituciones financieras; b) los numerosos fraudes que
se han realizado y pueden continuar realizándose mediante
los contratos de capitalización; y c) la circunstancia de que la
capitalización en la forma concebida por estas instituciones e
instrumentos sólo puede beneficiar al público en períodos de
estabilidad monetaria, lo que no es el caso actual.

5. Supervisión Bancaria

La elevación de la jerarquía institucional de la Superin-


tendencia de Bancos y la mayor autonomía financiera de esta
organización mediante los pagos que debe efectuar la banca
por los servicios recibidos, constituyen uno de los aspectos
más positivos de la reforma, cuyas bondades en este campo

25!¡
no han podido apreciarse hasta el presente, entre otras ra-
zones por la intensidad de la crisis y los conflictos y contradic-
ciones que se han presentado entre 1Gs órganos encargados
de resolverlos. Con el objeto de garantizar que e.l Superinten-
dente de Bancos contase con la mayor autonornía y apoyo
político, se estableció en la nueva ley que este funcionario -
designado por el Presidente de la República por un período
de cinco años- contase, además, con la confirmación del
Senado emitida por el voto de las dos terceras partes de sus
miembros.
En la práctica, sin embargo, esa disposición ha resulta-
do poco operante debido a la dificultad para lograr un respal-
do legislativo tan elevado, lo que ha hecho que el Presidente
de la República haya recurrido a la figura del Superinten-
dente Encargado, desvirtuándose así los sanos principios que
inspiraron-a la ley en esta materia. Por otra parte, se observa
que el proyecto original de Ley de la Superintendencia de
Bancos elaborado por la Oficina de Coordinación de la Refor-
ma Financiera, resultaba más cónsono con las necesidades de
inspección, supervisión y control al otorgar mayor poder a la
Superintendencia. En el texto legal aprobado, esta organización
se encuentra supeditada en la mayoría de sus decisiones a la
autorización de un Consejo Superior integrado por el Minis-
tro de Hacienda, el Presidente del Banco Central de Venezue-
la y el Presidente del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria. A tal Consejo el Superintendente puede
asistir con derecho a voz pero no a voto. Este Capítulo de la
Ley requiere por tanto de algunas revisiones. Como primera
prioridad se recomienda mantener la disposición de que el
nombramiento del Superintendente de Bancos sea confirma-
da por el Senado, pero que se reduzca la votación requerida
para este propósito a una simple mayoría absoluta, dado que
la mayoría calificada de las dos terceras partes resulta difícil
de alcanzar. Asimismo, deben tomarse las providencias nece-
sarias para que las disposiciones que se adopten en relación
al nombramiento de este. funcionario no puedan infringirse a
través de la designación de un Superintendente Encargado.

6. Protección a los Depositantes

En el Título III de la Ley General de Bancos y otras


Instituciones Financieras vigente se incorporaron las dispo-
siciones fundamentales del Proyecto de Ley del Fondo de Ga-
rantía de Depósitos y Protección Bancaria (FOGADE) elabo-
rado por la Oficina de Coordinación de la Reforma Finan-
ciera, de rogándose así el Estatuto Orgánico de ese Fondo
dictado en 1985. El propósito de la reforma realizada en este

255
aspecto fue el de fortalecer la confianza de los ahorristas en
el sistema financiero, sincerar al máximo los mecanismos a
través de los cuales la mencionada institución puede conceder
auxilio a los bancos y, fundamentalmente, coordinar dichos
auxilios con otras medidas adoptadas por el Ejecutivo para
salvaguardar la liquidez y solvencia del sistema, proteger a
los depositantes y al propio patrimonio de FOGADE. En tal
sentido, se estableció, por una parte, que los auxilios financie-
ros que se otorguen se encuentren debidamente garantizados
y supeditados a planes de rehabilitación que deben ser impues-
tos por el Ejecutivo y aceptados por los bancos solicitantes;
y, por la otra, que en el caso de bancos intervenidos dichos
auxilios sólo podrán concederse en caso de que se cumpla
totalmente una serie de condiciones establecidas en la ley,
entre las cuajes se destacan, la remoción de la Junta Direc-
tiva del banco o institución intervenida, la garantía de que el
auxilio financiero sea menos costoso que la liquidación de la
institución y la circunstancia de que FOGADE adquiera la
condición de propietario de la mayoría de acciones. No cabe
duda de que todas estas previsiones son jurídica y económica-
mente acertadas y constituyen un tratamiento adecuado para
los problemas que se aspira resolver, pero aparentemente no
fueron tomadas muy en cuenta en los auxilios financieros
que se otorgaron para resolver la reciente crisis, en cuyo caso
se otorgaron auxilios indiscriminados sin planes de recupera-
ción, sin intervención de las instituciones y sin la adopción
de los demás requisitos establecidos en la ley.

OBSERVACIONES A LA LEY DEL BANCO CENTRAL DE VENEZUELA

1. Consideraciones Generales

Las reformas que se practicaron a la Ley del Banco


Central de Venezuela promulgada en diciembre de 1992 obe-
decen, según la correspondiente Exposición de Motivos, a la
conveniencia de adoptar una serie de disposiciones orienta-
das al establecimiento de condiciones que aseguren la indepen-
dencia de la política monetaria y doten al Instituto de los
instrumentos necesarios para ejercer sus funciones de rector
del sistema financiero, en concordancia con la evolución experi-
mentada en el país y los cambios que se espera lograr a
través de la aplicación de la reforma financiera en su conjunto.
La referida Exposición de Motivos enfatiza también en el
objetivo de "deslastrar" al banco de un conjunto de activi-
dades que le han venido siendo encomendadas por el Ejecu-
tivo Nacional, o a través de leyes especiales, como activida-

256
des que, según los proyectistas, no son propias de la banca
central y le impiden concentrarse adecuadamente en sus fun-
ciones específicas de conducción de la política monetaria.
Dentro de este orden de ideas, con el fin de reforzar la
autonomía del Instituto, se modifica la composición del Direc-
torio y se establece que el nombramiento del Presidente de-
be ser confirmado por el Senado con una votación de las dos
terceras partes. Sobre este último punto, la Academia está de
acuerdo con el principio de confirmación por parte del Sena-
do, pero considera que la mayoría calificada de dos terceras
partes resulta demasiado elevada y puede obstaculizar la flui-
dez en el nombramiento del Presidente. Por ello, estima que
resulta más práctico reducir esa mayoría a la mitad más uno,
como se ha recomendado también en el caso del Superinten-
dente de Bancos. .
En lo que concierne a los instrumentos de política mone-
taria, la reforma se orienta a convertir las operaciones de
mercado abierto en el medio más importante de ejecución de
esa política, para lo cual simultáneamente con la nueva Ley
del Banco Central se practica una reforma parcial a la Ley
Orgánica de Crédito Público. Por otra parte, se modifican
disposiciones en materia de redescuentos y anticipos con el
propósito de evitar que el crédito otorgado por esa vía deje
de ser un medio para prestar auxilio a bancos con problemas
de solvencia o, alternativamente, un medio de financiamien-
to sectorial a determinadas actividades productivas, todo lo
cual le ha imprimido excesiva rigidez a estos instrumentos y
ha impedido que con ellos se pueda ejercer influencia ade-
cuada sobre la liquidez en concordancia con los objetivos de
política monetaria. Obviamente, el Banco Central continuará
llevando a cabo sus funciones de prestamista de última instan-
cia, pero dentro de un marco más general y flexible. El au-
xilio a bancos en situación de precaria liquidez correspon-
derá ahora a FOGADE, lo cual se hará en coordinación entre
esa última institución, la Superintendencia de Bancos y el
Banco Central. Finalmente, dentro del proceso de liberali-
zación trazado se limitan las facultades para que el Banco
Central fije las tasas activas y pasivas del sistema financiero,
con la idea de que el Instituto influya de manera indirecta
sobre dichas tasas y deje mayor libertad a las fuerzas del
mercado.

2. Pérdidas originadas en la ejecucton de la Política


Monetaria

Uno de los más controversiales aspectos de esta.


nueva Ley del Banco Central de Venezuela radica en la disposi-

257
ción contenida en el Artículo 60, según la cual, "en caso de
que en la ejecución de la política monetaria puedan origi-
narse pérdidas que se traduzcan en disminución del patrimo-
nio" de dicha Institución, dichas pérdidas serán compensa-
das por la República, mediante la asignación de créditos en el
presupuesto de gastos inmediatamente posterior al año en
que se produzcan tales pérdidas, o mediante la emisión de
obligaciones gubernamentales en condiciones de mercado y
con vencimiento que no exceda de cinco años. Esta disposi-
ción fue incluida por los proyectistas, presumiblemente con
la idea de que el Estado cubriera las significativas pérdidas
que se había previsto podrían originarse mediante la aplica-
ción de la política de bonos cero cupón, política ésta que
según opinión anterior de la Academia, emitida en ocasión de
una consulta que le fue formulada por el Tribunal Superior
de Salvaguarda del Patrimonio Público, no solamente se tradujo
en un subsidio injustificado a la banca sino que ocasionó
innumerables pérdidas al Banco Central. Por consiguiente, la
disposición contenida en el ya mencionado Artículo (JO debe
suprimirse, tanto por el hecho de que compromete recursos
públicos de manera poco previsible, además de que resulta
injustificado que a través de ella puedan cargarse al Estado
las pérdidas originadas por subsidios al sector financiero,
máxime en momentos de dificultades fiscales como los ac-
tuales y cuando se han eliminado los subsidios a otras activi-
dades productivas que los requieren. Tradicionalmente, las
operaciones del Banco Central proporcionaban elevadas utili-
dades al Fisco, resultando injustificado no sólo que una institu-
ción de esa naturaleza incurra en pérdidas, sino que las mis-
mas sean cubiertas por el Estado.

3. La Alternativa de la Caja de Conversión

Por último, no puede pasarse por alto que la ele-


vada asistencia crediticia otorgada por el Banco Central a
FOGADE, para que esa institución pudiese contribuir a la
solución de la reciente crisis financiera, conjuntamente con la
forma relativamente liberal o poco controlada con que se
manejaron esos recursos, ha creado justificada preocupación
en calificados sectores del país por considerar que esas emisio-
nes de dinero inorgánico han sido la causa fundamental del
proceso inflacionario actual, así como de las desmedidas presio-
nes sobre la balanza de pagos que han intensificado la deva-
luación de nuestro signo monetario y deteriorado la confianza
en la economía nacional. Como consecuencia de ello, se ha
planteado la posibilidad de estudiar reformas legales o la
creación de instituciones que impidan las presiones que se

258
han ejercido y puedan contirruar ejerciéndose sobre el Banco
Central para solucionar problemas de la naturaleza citada.
Entre las alternativas que han surgido se encuentra la posibili-
dad de establecimiento de una Caja de Conversión, lo cual
implicará una nueva reforma de la Ley del Banco Central por
cuanto las operaciones fundamentales de cambio y de emi-
sión pasarían a ser ejecutadas por la Caja de Conversión.
Como resulta evidente, los aspectos relacionados con el
posible establecimiento de una Caja de Conversión en el país
constituyen una materia compleja y especializada que no pue-
de examinarse con el detenimiento necesario en un informe
preliminar como el presente, en cuyo texto sólo resulta posi-
ble incorporar algunas apreciaciones generales basadas en la
consideración de ideas que se han realizado en la Academia
sobre tan importante tema. La Caja de Conversión, como es
bien conocido, constituye un mecanismo cambiario y de emi-
sión de dinero totalmente convertible en una moneda de
reserva, a un tipo de cambio fijo o ajustable periódicamente,
en donde el respaldo de la moneda nacional es de un cien
por ciento en la moneda de reserva elegida. Bajo esos supuestos,
proporciona un mecanismo automático de ajuste de la balanza
de pagos y garantiza la libre convertibilidad. Un superávit de
balanza de pagos se traduce, como es de suponer, en un
aumento de reservas internacionales y en una expansión mone-
taria interna con su correspondiente incidencia también general-
mente expansiva en los ingresos monetarios, costos, precios,
salarios y demanda; mientras que en el caso de un déficit
operan los fenómenos en sentido contrario. Condición esencial
para el funcionamiento de esa dinámica -además de la libre
convertibilidad de la moneda- es que no existan o se reduz-
can al mínimo las restricciones al comercio nacional e interna-
cional y a los movimientos de capitales y que opere una
economía abierta en el más amplio sentido.
La Caja de Conversión constituyó un mecanismo normal-
mente utilizado en las posesiones coloniales europeas en los
años anteriores a la segunda guerra mundial, cuyos princi-
pios fundamentales han tenido un resurgimiento en algunos
países latinoamericanos como medio de estabilizar los tipos
de cambio y combatir la inflación. Si bien esos países han
alcanzado algunos logros con la utilización de ese sistema,
los resultados definitivos son difíciles de evaluar y pronosticar.
A pesar de la ventaja derivada de la estabilidad cambiaria y el
automatismo que proporciona en cuanto al mecanismo de
ajuste, el esquema de Caja de Conversión presenta numero-
sas deficiencias y puede plantear problemas tan graves como
los que tiende a solucionar. Como limitación fundamental, su
establecimiento prácticamente deja fuera de lugar laposibili-

259
dad de instrumentación de una política monetaria orientada a
corregir desajustes internos y externos y limita también, considera-
blemente las posibilidades de intervención del Estado en la
economía. Puede prevenir los factores monetarios que actúan
sobre la inflación, pero no puede actuar sobre los factores
reales que influyen sobre la misma o sobre otros desequilibrios
monetarios y tiende a impedir que el Estado intervenga para
corregirlos. Con su adopción, el país se haría más vulnerable
a los cambios internacionales de coyuntura y no tendría mecanis-
mos de defensa para contrarrestarlos, puesto que no podría
adoptar una política de ajuste propiamente dicha, sino depen-
der de que el ajuste se realizase de manera automática.
En síntesis, la Academia considera que la Caja de Conver-
sión constituye un mecanismo excesivamente rígido que no
da lugar a la implementación de una política monetaria ca-
paz de contrarrestar problemas adversos de la economía inter-
na y externa y que, por tanto, no constituye una solución
cónsona con las necesidades del país. Su adopción implica-
ría pasar abruptamente de un sistema de extrema liberalidad
y escasa disciplina monetaria al otro extremo opuesto, caracteri-
zado por la excesiva rigidez de ese mecanismo, lo que po-
dría traer adversas consecuencias para la economía nacional,
situación totalmente desaconsejable, especialmente si se toma
en cuenta que existen soluciones intermedias ya experimen-
tadas en el país en otras oportunidades. En consecuencia,
como alternativa a la implementación de esa modalidad cam-
biaría se sugiere la posibilidad de reformar la Ley del Banco
Central para restringir su capacidad de emisión, supeditán-
dola al mantenimiento de determinados porcentajes de acti-
vos externos netos, tal como se establecía en la Ley de 1960.
Ello constituye una solución intermedia que no lleva consigo
la excesiva rigidez implícita en una Caja de Conversión ni los
peligros de la excesiva capacidad de emisión permitida en la
legislación vigente.

OBSERVACIONES SOmtE LA LEY DE EMERGENCIA FINANCIERA

La Ley de Regulación de la Emergencia Financiera en


julio de 1995, cuyo texto modifica parcialmente a la Ley
Especial de Protección a los Depositantes y Regulación de
Emergencias en las Instituciones Financieras de 1994, constitu-
ye un instrumento jurídico de gran amplitud para afrontar los
problemas extraordinarios creados con la presente crisis ban-
caria. Tiene por objeto establecer las normas necesarias para
proteger a los depositantes y acreedores de los bancos y
otras instituciones financieras, facilitar la recuperación de sus

260
haberes y, en general, regular la emergencia financiera. Esta
Ley tiene dos características especiales: En primer lugar, se-
gún el Artículo 12 , su aplicación está sujeta a la declaración
de emergencia financiera decretada por el Presidente de la
República en Consejo de Ministros, declaración que debe ha-
cerse cuando todo o parte del sistema de bancos y otras
instituciones financieras presente problemas de liquidez, sol-
vencia o de otra naturaleza que pongan en peligro la esta-
bilidad del sistema y que no puedan ser resueltos por las
previsiones de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras.
En segundo término, según sus artículos 22 y 32 , una vez
decretada la emergencia financiera, el sistema de bancos e
instituciones financieras y el Sistema Nacional de Ahorro y
Préstamo pasan a ser regidos por una Junta de Emergencia
Financiera integrada por el Ministro de Hacienda (quien la
preside), el Presidente del Banco Central de Venezuela y tres
personas designadas por el Presidente de la República. Junta
ésta que asume las funciones que corresponden al Consejo
Superior de la Superintendencia de Bancos, así como otras
funciones específicas que, según la Ley General de Bancos y
otras Instituciones Financieras, corresponden tanto a esa Superin-
tendencia como a la Junta Directiva de FOGADE. Las disposi-
ciones de esta Ley son aplicables a bancos intervenidos o no,
que confronten problemas de liquidez, solvencia o dieren
fundados motivos para suponer que pudieren incurrir en tales
situaciones y causar perjuicio a los depositantes y a la econo-
mía nacional. Como instrumento para regular la Emergencia,
esta Ley modifica sustancialmente a la Ley General de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras en lo que respecta a
protección a los depositantes, intervenciones bancarias, liqui-
dación de bancos y empresas relacionadas, sucursales en el
exterior, mesas de dinero, procedimientos especiales, así como
previsiones para salvaguardar el patrimonio público cuando
se trate de recursos del Estado otorgados como asistencia
crediticia al sector financiero. En síntesis, constituye un esfuerzo
para hacer frente a la situación planteada, para lo cual fue
necesario violentar algunas normas tradicionales de nuestra
legislación bancaria.
Como es obvio, la existencia de una normativa jurídica
ordinaria para regular la materia concerniente a bancos e
instituciones financieras, y otra de carácter extraordinario para
afrontar las emergencias financieras, crea confusión y ha plan-
teado la posibilidad de que, una vez normalizada la situación,
se fundan en un solo texto las disposiciones fundamentales
de la Ley de Emergencia Financiera con las de la Ley de
Bancos, posiblemente en un Título especial de esta última

261
que podría denominarse "La Emergencia Financiera". La Acade-
mia ha comenzado a cruzar ideas sobre esta posibilidad, pe-
ro aparte de la complejidad en materia de técnica legislativa,
se plantea el problema de que todavía estamos inmersos en
la crisis, como lo demuestra el hecho de que al momento de
elaborar este pronunciamiento se anuncian todavía proble-
mas de iliquidez, insolvencia e intervenciones bancarias. Por
consiguiente, la posibilidad de fundir ambos textos sólo debe
hacerse en la medida en que se solucionen problemas funda-
mentales de robustecimiento del sistema financiero a través
de elevación de su patrimonio y restablecimiento de la confian-
za, privatización de los numerosos intermediarios actualmen-
te en poder del Estado y recuperación de los cuantiosos
recursos gubernamentales que se han utilizado para resolver
la crisis. Mientras esos objetivos no se logren el país permane-
cerá en situación de emergencia financiera.

CONCLUSIONES y RECOMENDACIONES

En conclusión, la Academia Nacional de Ciencias Eco-


nómicas, comparte la preocupación de la Comisión de Finan-
zas de la Cámara de Diputados relacionada con la necesidad
de practicar una revisión de nuestra legislación financiera,
para lo cual debe tomarse en cuenta que esta revisión comen-
zó a practicarse de conjunto y en forma relativamente bien
orientada con base a los estudios y proyectos elaborados por
el Ejecutivo Nacional a través de la Oficina de Coordinación
de la Reforma Financiera, pero que fue interrumpida por la
reciente crisis bancaria, cuya gravedad obligó a la promul-
gación de leyes de emergencia no contempladas en los pla-
nes originales de la reforma. En opinión de esta Corpora-
ción, la revisión que se practique debe continuar inspirada en
el objetivo de dotar al país de una legislación integral que
abarque todos los segmentos de la interrnediación financiera
tal como se había planeado. Debe, asimismo, corregir deficien-
cias de las leyes ya aprobadas, cuyos proyectos contenían
algunas disposiciones no consonas con las realidades nacio-
nales o se desviaron de los objetivos originalmente anun-
ciados y, fundamentalmente, debe aprovechar las experien-
cias derivadas de la crisis, la cual ha demostrado que la
supervisión y el control de la banca necesitan fortalecerse.
Como esquema tentativo de trabajo para abordar esta situa-
ción se recomiendan las siguientes acciones legislativas y prio-
ridades:

262
a) Reforma de la Ley del Banco Central, orientada a
limitar su capacidad de emisión como medio de
impedir las presiones a que ha estado sometido ese
instituto para dar solución a crisis financieras co-
mo la presente. A este respecto parece recomen-
dable volver al principio de establecimiento de un
encaje legal en activos externos para garantizar las
emisiones, tal como existía en las leyes de Banco
Central anteriores a 1974. De este modo no tendría
cabida la propuesta de crear una Caja de Conver-
sión. En dicha reforma debe suprimirse, además, la
disposición según la cual las pérdidas en que in-
curra ese Instituto como resultado de la ejecución
de la política monetaria serán asumidas por el Ejecutivo
Nacional.

b) Reforma de la Ley General de Bancos y otras Institu-


ciones Financieras para incorporar soluciones a proble-
mas planteados en el presente informe así como
disposiciones que deben tener carácter permanen-
te contenidas en la Ley de Emergencia Financiera.
Considerar la posibilidad de dividir la Ley General
de Bancos y otras Instituciones Financieras en tres
leyes separadas, es decir: una Ley General de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras, una Ley de
Superintendencia de Bancos y una Ley de Garantía
de Depósitos y Protección Bancaria, tal como se
contemplaba en los proyectos originalmente elabo-
rados.

c) Restringir la excesiva liberalidad contemplada en la


Ley General de Bancos y otras Instituciones Finan-
cieras para la inversión extranjera en la actividad
bancaria. Mantener el principio de amplitud para
esas inversiones contenido en la' Ley de Regula-
ción de la Emergencia Financiera, cuando se trate
de adquisición de acciones de bancos intervenidos,
receptores de auxilios financieros o que sean propie-
dad de un ente público. Tomar las previsiones del
caso para que esas adquisiciones se realicen con
capital foráneo que haya ingresado efectivamente
al país, registrado como inversión extranjera, y no
a través de la modalidad de contratación de crédito
interno con garantía externa.

d) Mantener las disposiciones según las cuales los nombra-


mientos del Presidente del Banco Central y del Superin-

263
tendente de Bancos deben ser confirmados por el
Senado, pero limitando la votación requerida para
esos propósitos a la mayoría absoluta a fin de lo-
grar flexibilidad. Tomar previsiones para que este
requisito no sea obviado mediante la figura de presi-
dentes o superintendentes encargados.

e) Continuación del proceso de reforma financiera ini-


ciado en 1989 con la promulgación de las leyes
que quedaron pendientes de aprobación, especial-
mente una Ley de Mercado de Capitales y una Ley
de Seguros y Reaseguros cuyos proyectos han sido
elaborados por la Oficina encargada de esta materia.

f) Mantenimiento de la Ley de Emergencia Financiera


hasta tanto se haya superado la crisis actual y desa-
parezcan las razones que han dado origen a esa
normativa jurídica extraordinaria. (amo anteriormente
se ha señalado, al momento de emitir estas aprecia-
ciones todavía se planteaban problemas relaciona-
dos con bancos intervenidos o en vías de interven-
ción y no se perfilaba claramente la manera como
el Ejecutivo Nacional recuperaría los cuantiosos re-
cursos otorgados al sector bancario como asisten-
cia crediticia extraordinaria.

Como acotación final debe reiterarse que estas aprecia-


ciones tienen un carácter muy general y que podrían estu-
diarse con mayor detalle en base a los requerimientos adicio-
nales que se formulen. Por último, como es obvio, se deja
constancia de que la crisis financiera no puede superarse con
una simple reforma legislativa, sino con una efectiva aplica-
ción de las leyes que se adopten y con una política econó-
mica bien orientada que propenda, entre otras razones, a
encarar el problema de la inflación.

Caracas, octu bre de 1995.

261¡
NUEVA
./

ECONOMIA
AÑ O 5 i'\Q 7 OCTU B H E ]996

SUMARIO

• VE N EZ UELA y C O LOMl3I A EN EL PR OCES O DE I N T EG RACI Ó N


LATI NOAM ERICA NA
A rmando Córdova
• PR EVI SIÓN, C OYUNTURA Y POL1 TICA E CO N ÓM ICA . EL CASO D E
V EN EZ U ELA
Luis Ma ta M ollejas
• EVALU ACION D EL R EGI M EN V EN EZOLA NO DE C O N T ROL DE CAMl3IO
D .F..Maza Zava la
• LA A G ENDA V ENEZU ELA : DE U NA T ENTATI VA H ET ERODOXA A UN
AJ UST E ORT O DOXO PA RCIA L
Tobías N ábrcga y Cu illenno O rtega
• CONSID ERACI O NES SOl3 RE EL ESTA DO B EN EFACTOR Y SUS
C ONSECUE NCI AS EN LA DEMOCRAtI A V ENEZOLANA
Moisés M ata A .
• H ECH O S E IDEA S: ENTREVISTA CON ANTO NIO C ASAS G O NZÁLEZ,
PRESIDENTE DEL ncv

• DOCUM E."'T O S:
DISCU RSO DEL DR . A RMA N DO C Ó RDOVA EN LA T O M A D E PO SESIÓ N
D EL NUEVO C m .1ITE DI RECTI VO D E LA ANCE
L AS A CA D EMIAS NACIO N AL ES AN T E LA R EFORMA DEL CO DI GO
O RGA NI CO TRIB UTA RIO .
C OM ENTARI OS DEL C O N SEJO DE E CO NO M1A NACIONAL ACERCA
D E LA S M EDIDAS D E AJUSTE

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS


Palacio de las Acade mias - Bolsa a San Fran cisco - Caracas - Vene zue la
NUEVA
ECONOMÍA

Director: Héctor Malavé Mata


Subdirector: Rafael jasé Crazut

CONSEJO EDITORIAL
D.F. Maza Zavala, T.E. Carrillo Batalla,
Bernardo Ferrán, Armando Alarcón Fernández,
Pascual Venegas Filardo, Antonio Aguirre,
Carlos Rafael Silva, Isbelia Sequera Tamayo,
Ismael Puerta Flores, Armando Córdova,
Rafael jasé Crazut, Héctor Malavé Mata.

ISSN: 0798-5096 Suscripción: Teléfonos 482 .78.42 y 482 .13.26

NUEVA ECONOMIA, órgano institucional .de la Academia Na-


cional de Ciencias Económicas, aparece en los meses de Abril
y Octubre de cada año. Las opiniones expresadas en los
trabajos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus
autores y no necesariamente coinciden con las propias de la
Academia, excepto cuando se indique lo contrario. La Revis-
ta sólo acepta para su publicación textos inéditos en español
aunque hayan sido publicados en otros idiomas. Los origina-
les deben presentarse mecanografiados (con copia) a doble
espacio en hojas tamaño carta (cuartillas), con extensión má-
xima de 50 cuarti1las para artículos, de 15 para notas y de 10
para reseñas. No se devuelven originales enviados a esta
Revista para su publicación.
NUEVA
ECONOMÍA
AÑO 5 NQ 7 OCTUBRE 19%

SUMARIO

• VENEZUELA y COLOMBIA EN EL PROCESO DE INTEGRACIÓN


LATINOAMERICANA
Armando Cárdoua 3
• PREVISIÓN, COYUNTURA Y POLtTICA ECONÓMICA. EL CASO DE
VENEZUELA
Luis Mata Mollejas 47
• EVALUACION DEL REGIMEN VENEZOLANO DE CONTROL DE CAMBIO
D.F. Maza Zauala 135
• LA AGENDA VENEZUELA: DE UNA TENTATIVA HETERODOXA A UN
AJUSTE ORTODOXO PARCIAL
_ Tobías Nábrega y Guillermo Ortega 169
• CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTADO BENEFACTOR Y SUS
CONSECUENCIAS EN LA DEMOCRACIA VENEZOLANA
Moisés Mata A. 217
• HECHOS E IDEAS: ENTREVISTA CON ANTONIO CASAS GONZÁLEZ,
PRESIDENTE DEL BCV 247
• DOCUMENTOS:
DISCURSO DEL DR. ARMANDO CÓRDOVA EN LA TOMA DE POSESIÓN
DEL NUEVO COMITE DIRECTIVO DE LA ANCE 271
LAS ACADEMIAS NACIONALES ANTE LA REFORMA DEL CÓDIGO
ORGÁNICO TRIBUTARIO. 285
COMENTARIOS DEL CONSEJO DE ECONOMtA NACIONAL ACERCA
DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE 299

ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS


Palacio de las Academias - Bolsa a San Francisco
Caracas - Venezuela.
VENEZUELA Y COLOMBIA EN EL PROCESO
DE INTEGRACION LATINOAMERICANA

Armando corcova

l. PRESENTACIÓN

Los rápidos avances logrados por las diversas ini-


ciativas subregionales de integración económica en Amé-
rica Latina, durante los cinco años transcurridos de la
década de los noventa, parecen estar indicando que,
después de casi dos siglos de declaraciones principistas
y esfuerzos frustrados, la idea que afirma la necesidad
de esa integración como condición necesaria para la
viabilidad de un desarrollo económico, social y político
moderno y autosostenido de la región, ha encontrado
finalmente el cuadro de condiciones objetivas y subje-
tivas, endógenas y exógenas que hacen posible su crista-
lización. El punto focal de la atención internacional so-
bre ese proceso ha sido la rápida evolución de MERCOSUR,
experiencia que está concentrando el mayor interés en
la literatura económica sobre el tema integracionista en
la región.
El objeto de este trabajo es presentar los rasgos
generales del proceso a través del cual se ha conforma-
do ese cuadro de condiciones, en el resto de América
Latina; referir los importantes logros alcanzados reciente-
mente y considerar sus perspectivas de evolución en el
actual contexto de globalización de la economía mun-
dial, tomando como caso concreto de estudio el desa-
rrollo de la participación mancomunada de dos países
de América Latina -Colombia y Venezuela- que han
representado un papel fundamental en los avances de

3
dicho proceso y en la construcción de esas expecta-
tivas. Quiero comenzar remarcando la singular impor-
tancia que tiene ese caso de estudio dentro de la temá-
tica de este coloquio debido a las razones que enu-
mero a continuación.
La primera es que el esfuerzo conjunto de Colom-
bia y Venezuela constituye el eje y motor fundamental
de una agrupación subregional latinoamericana, el Gru-
po Andino (GRAN) t, fundada en 1969 y que se ha mante-
nido ininterrumpidamente durante el cuarto de siglo trans-
currido desde entonces. Esta longevidad hace del GRAN
un caso singular en la región y en todo el mundo en
desarrollo, ya que constituye la única experiencia que
permite estudiar la evolución de la problemática de la
integración regional durante un período que abarca, des-
de el punto de vista internacional, el proceso de transi-
ción entre fordismo y post-fordismo, y desde el punto
de vista latinoamericano, la transición entre el modelo
desarrollista, basado en la industrialización sustitutiva
de importaciones (ISI) articulada apendicularmente a las
estructuras fordistas centrales, y el inicio de la reestruc-
turación económica que han debido emprender los paí-
ses de la región, para enfrentar los desafíos que les
plantea la necesidad de insertarse creativamente en el
nuevo orden económico internacional que se abre paso
bajo el signo de la globalízacíón."

1. El GRAN quedó constituido como tal el año de 1969 con la


participación de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú. Vene-
zuela se incorporó en 1973, después de una amplia discusión
nacional y Chile se retiró en 1976. En 1993 Perú suspendió su
participación activa en el grupo, aun cuando mantuvo sus
intercambios bilaterales con cada uno de los otros cuatro paí-
ses asociados. Recientemente anunció su reincorporación ple-
na en junio de 1995.

2. En términos regionales se distinguen tres claras fases en la


evolución del Grupo Andino: la que va desde 1969 a 1981 que
abarca la fase final del modelo desarrollista, la que arranca
con la crisis de la deuda en 1982 y la que se inicia en 1990
con los intentos de reestructuración industrial y apertura comer-
cial para favorecer una nueva inserción en el orden econó-
mico internacional.

4
La segunda razón es que el GRAN constituye la agru-
pación subregional latinoamericana con la mayor expe-
riencia y el más avanzado marco institucional en ma-
teria de integración.
La tercera es que el esfuerzo conjunto de ambos
países ha logrado conformar en muy breve plazo, co-
mo se verá, las bases esenciales de una nueva agrupa-
ción subregional, el Grupo de los Tres (G3), en la cual
se asocian con México a fin de ampliar su capacidad de
participación integrada en el dinámico proceso de globalí-
zación que constituye el aspecto fundamental del NOEI.
Finalmente, el proceso de integración binacional
colombo-venezolano constituye, por la rapidez con que
ha venido marchando y por las distintas características
estructurales de sus dos economías, un excelente cam-
po de aprendizaje en el estudio de las posibilidades de
reestructuración y complementación comercial, indus-
trial, agrícola, de servicios y financiera, entre países
fron-terizos del mundo subdesarrollado.
La secuencia expositiva será la siguiente. En pri-
mer lugar se hará una escueta descripción de la partici-
pación conjunta de Colombia y Venezuela en las dis-
tintas experiencias integracionistas en que han partici-
pado hasta la reciente consolidación del Grupo Andi-
no. De seguida se pasará a considerar los logros alcan-
zados en el reciente proceso de intensificación de la
integración económica entre ambos países; las razones
del éxito alcanzado y las perspectivas de profundiza-
ción de esa experiencia. A continuación se analizará el
proceso de constitución del Grupo de los Tres /G3 y su
posible incidencia sobre las expectativas de conforma-
ción de un espacio económico único en América Latina.

11. VENEZUELA y COLOMBIA EN EL LARGO CAMINO IIACIA LA


INTEGRACIÓN

1. Los antecedentes

La idea integracionista latinoamericana nació a comien-


zos del siglo XIX, durante la crisis final de las socicda-

5
des coloniales hispanoamericanas que culminó en la
insurrección contra la metrópolis. Surgió como un plantea-
miento esencialmente político de las élites criollas 3 que
sería recogido y hecho praxis por los líderes militares
de la guerra de independencia, conscientes del carácter
precario e inestable de cualquier triunfo local y de la
necesidad estratégica de derrotar a las fuerzas realistas
en todo el ámbito continental.
Venezuela y Colombia, unidas entonces con el actual
Ecuador, bajo la dirección de Bolívar, en un solo proyecto
nacíonal ", cumplieron un papel determinante en el triun-
fo de esa estrategia que culminó exitosamente con la
independencia de toda la América Hispana meridional.
Desde su territorio salieron, además, las invitaciones al
resto de las excolonias recién liberadas para tratar de
integrarlas en un solo cuerpo político con capacidad
para enfrentar las posibles acciones de potencias euro-
peas y de los propios Estados Unidos para intentar llenar
el "vacío" que dejaba la derrota de España en América.
La historia del siglo XIX y de la primera mitad del XX
dejaría ver el carácter irreal de esa propuesta frente a la
prioritaria e imperiosa necesidad de que cada una de
las nuevas repúblicas realizara su respectivo proyecto
de integración nacional, objetivo que debía enfrentar la
oposición de los caudillos regionales, adversos a un
ideal nacional identificado por ellos como representa-
tivo de los intereses de las élites centrales. La propia
unidad colombo-venezolana dentro de la Gran Colom-
bia se rompería en muy poco tiempo (1830) debido a
esa misma razón. A partir de entonces la idea integra-
cionista sólo se haría sentir en las palabras de los líde-
res nacionales que debieron enfrentar las amenazas o

3. Ya en 1809 una canción patriótica venezolana, que sería decla-


rada después el Himno Nacional de la nueva república, decía
en una de sus estrofas:
"Unida con lazos que el cielo form6
La América toda existe en Nación"

4. La Gran Colombia, comprendía también a Panamá cuyo territorio


formaba parte de la Nueva Granada, actual Colombia.

6
acciones concretas de intereses externos en contra de
sus propios proyectos nacionales. 5
El resurgimiento de las propuestas de integración
sólo vendría a producirse después de la segunda gue-
rra mundial, ya no como objetivo político, sino como
instrumento concebido para viabilizar el desarrollo econó-
mico capitalista de los países de la región, dentro del
planteamiento desarrollista fundado en las ideas de Raúl
Prebisch que gozó del activo apoyo de la CEPAL. En ese
contexto se planteó, desde el año cincuenta, la necesi-
dad de la integración de los mercados regionales como
condición necesaria para el éxito de la 151 6. También en
esta nueva fase integracionista Colombia y Venezuela
cumplirían un papel relevante como participantes y dirigen-
tes de la primera experiencia de integración subregio-
nal del continente.

2. La evolución del Grupo AndIno

Como ya se anticipó, la evolución del GRAN permi-


te distinguir tres etapas cuya clara diferenciación se eviden-
cia en el gráfico Nll 1.
Durante la primera etapa, que va desde su constitu-
ción en 1969 hasta 1981, el GRAN logró importantes avan-
ces en la conformación de su esquema institucional,
orientado desde un primer momento a servir de punto
de partida para la gradual formación de un mercado
común latinoamericano. Entre esos logros se destaca-
ron: el inicio de la liberación del intercambio comercial
en el interior del grupo; avances en la adopción de un
Arancel Externo Mínimo Común como etapa previa a la

5. Tales fueron los casos de Juárez en México, Morazán en Centro-


américa y José Martí en Cuba.

6. El primer planteamiento "oficial" en este aspecto se hizo en la


obra de CEPAL Hacia la Integración Latinoamericana CEdo Siglo
XXI, México, 1960 y se parte de la crítica a la "industrlallza-
ción encerrada en los mercados nacionales" para concluir en la
necesidad de "establecer un proceso gradual de integración
que lleva a una unión económica de los países latlnoamerlca-
nos".

7
GRAFICO N1l1
CRECIMIENTO DE LAS EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS y AL MUNDO

INDICE CON AÑO BASE 1969 = 100 -o- INTRA-ANDINAS --o- MUNDO
3000 ""T"""--------------....,..----------r------o!)

2500

2000

1500

1000

500

o ~~~~~~r___t__,___._~+___r_'1__,___.__r_~~~~~
1969 iU 71 72 73 74 75 76 77 78 79 ID 81 82 83 84 85 85 er 88 ES 00 91 92 m

Fase Final Período Desarrollista Crisis de la Deuda Reestructuración


Económica Interna
y Reinserción
Internacional
FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC.
definición de un arancel común frente a terceros paí-
ses; el tratamiento uniforme a las inversiones extranje-
ras; la creación de empresas multinacionales andinas; la
aprobación de acuerdos sectoriales básicos para la pro-
gramación industrial en las ramas de petroquímica, metal-
mecánica y siderurgia; la creación de instituciones finan-
cieras propias, como la Corporación Andina de Fomen-
to (CAP) y el Fondo Andino de Reservas que se trans-
formará posteriormente en el Fondo Latinoamericano de
Reservas. Se lograron además, durante esta etapa, dis-
tintos acuerdos de cooperación en las materias de sa-
lud pública, educación, ciencia y cultura así como en el
campo de la seguridad social y laboral.
En cuanto a los avances concretos del comercio
intrasubregional, se rompió el virtual aislamiento en que
habían vivido hasta entonces cada una de sus econo-
mías respecto a las demás, de lo cual da fe el aumento
sostenido de las exportaciones intragrupo desde el in-
significante valor de 94,8 millones de dólares en 1969
hasta 1237,7 millones en 1981 (Véase cuadro Nll 1).
Puede observarse además en el gráfico Nll 2 cómo los
índices de crecimiento de las exportaciones intra GRAN
sobrepasan con creces a los de las exportaciones al
resto del mundo. Es importante remarcar que ese rele-
vante incremento del comercio entre los socios del GRAN
se dio, a pesar de la existencia de importantes factores
objetivos y subjetivos adversos al proceso de integra-
ción. Me refiero, en primer lugar, a la oposición de po-
derosos intereses privados comprometidos en la defen-
sa de las posiciones monopólicas u oligopólicas que de-
tentaban en sus respectivos países; en segundo lugar, a
la excesiva diversificación de la producción caracterís-
tica de la ISI, lo cual dificultaba la complementación in-
dustrial y comercial y finalmente, al carácter incompleto
de dicha industrialización, limitada a las fases finales
(ensamblaje descalificado) de la estructura vertical del
modelo fordista central, lo cual minimizaba las posibili-
dades de complementación industrial intraregional.
La segunda etapa en la evolución del GRAN se inicia
con el estallido de la crisis de la deuda en 1982 y

9
CUADRO Nll 1
EXPORTACIONES TOTALES DEL GRUPO ANDINO Y
EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS
0969-1993)
(Millones de dólares corrientes y porcentajes)

AÑo Exportaciones Exportaciones b/alOO


Total Intra-Andinas
(a) (b) (e)

1969 1.910.556 94.885 1,93


1970 5.380.556 111.428 2,07
1971 5.034.913 145.991 2,90
1972 5.324.044 156.208 2,93
1973 7.659.612 216.864 2,83
1974 15.911.586 439.461 2,76
1975 13.259.325 472.788 3,57
1976 14.300.990 613.339 4,29
1977 15.785.441 824.652 5,22
1978 16.282.716 681.687 4,19
1979 23.801.254 1.066.223 4,48
1980 30.214.800 1.188.863 3,93
1981 29.026.389 1.237.699 4,26
1982 25.169.300 1.183.402 4.65
1983 23.196.960 752.580 3,24
1984 25.533.971 749.451 2,94
1985 24.565.044 797.281 3,25
1986 18.957.350 655.247 3,46
1987 20.537.534 932.853 4,54
1988 20.420.119 971.986 4,76
1989 25.264.062 1.038.622 4,11
1990 31.407.127 1.328.915 4,22
1991 29.494.737 1,812.639 6,11
1992 28.513.444 2.224.933 7,80
1993 29.459.726 2.885.532 9,79

FUENTE: Elaboración propia en base a ]UNAC. Sistema Subregional


de Información Estadística. Decisión 115.

10
GRAFICO N1I2
VARIACION PORCENTUAL DE EXPORTACIONES INTRA·ANDINAS
SOBRE EXPORTACIONES TOTALES
1969 - 1993
10
9
8
7
6
1-'
1-' 5
4
3
2

O
1969 70 71

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional de


Información Estadística. Decisión 115
abarca el resto de la llamada década perdida de los
ochenta. En esa etapa, debido a las conocidas limitacio-
nes financieras, aunque también a la inoperatividad del
viejo modo de articulación desarrollista al fordismo cen-
tral debido al agotamiento de ambos regímenes de acu-
mulación, las exportaciones intra GRAN cayeron hasta un
mínimo de 655 millones de dólares en 1986. Como conse-
cuencia de la crisis se produjo, además, una notoria
disminución del esfuerzo integracionista oficial que ha-
bía sido, hasta entonces, el motor fundamental de la
marcha del grupo, lo cual hizo temer por su continuidad,"
La tercera etapa del GRAN se inicia en 1990, dentro
de un ambiente internacional y nacional en el que coin-
cidieron, por primera vez en la historia, el conjunto de
condiciones que, no sólo harían posible la integración
económica subregional, sino que la establecían como
una condición necesaria para la nueva reinserción compe-
titiva en el orden económico internacional postfordista
en proceso de conformación. En efecto, la emergencia
de un nuevo paradigma tecnológico y de las revoluciona-
rias formas de gestión empresarial que ha exigido su
desarrollo, han obligado, tanto a los países como a las
empresas, sean éstas públicas o privadas, nacionales o
extranjeras, a la búsqueda de formas inéditas de articula-
ción dentro de una nueva estructura económica interna-
cional que todavía se encuentra en proceso de conforma-
ción. Es esta nueva situación la que ha conducido, por
razones de necesidad manifiesta, al explícito consenso
entre las políticas públicas y privadas en apoyo de la
praxis integracionista.
En ese nuevo contexto, el esfuerzo realizado por
los cinco gobiernos subregionales para crear los instrumen-
tos institucionales formales para la integración, (con entu-

7. "La conformación de la Zona de Libre Comercio prevista para


1993 y la del Arancel Externo Común para terceros países, no
se llegaron a establecer. Se mantuvieron las listas de excepcio-
nes al programa de liberación y no se aplicaron los programas
de desarrollo industrial a pesar de haberse aprobado las respec-
tivas decisiones Venezuela y el Grupo Andino: Papeles del ICE,
Caracas, 1992, p.p. 28-29.

12
siasta optimismo hasta la crisis de la deuda y casi como
un compromiso formal y principista, sostenido sólo por
los aparatos burocráticos, durante la década de los ochen-
ta), recobró un nuevo dinamismo voluntarista. El punto
de inflexión hacia la actual etapa fue la conformación
en 1990 de un Consejo Presidencial Andino, constituido por
los cinco jefes de Estado de la subregión, organismo
que logró rápidos avances que culminaron con la entra-
da en vigencia en 1992 de la Zona de ubre Comercio y el
Arancel Externo Común, además de la eliminación de
todas las formas de subsidios a las exportaciones intra
GRAN.
Otro aspecto que registró un profundo cambio a
partir de 1991 fue el tratamiento a las inversiones extran-
jeras 8, tanto desde el punto de vista conceptual 9 como en
términos de su regulación. En este último aspecto se
destaca el habérsele otorgado los mismos derechos y
obligaciones que a los inversionistas nacionales; la liber-
tad de transferencia al exterior, en divisas libremente
convertibles, de las utilidades netas de su inversión; sin
limitaciones porcentuales como en las anteriores regla-
mentaciones; definición como nueva inversión extran-
jera a la reinversión de las utilidades de las ya estableci-
das; derecho a las exportaciones de capital; garantía de
libre acceso al mercado andino mediante el goce de los
beneficios del programa de liberación común en favor
de la producción de las empresas extranjeras registra-
das, siempre que cumplieran con las normas de origen
correspondientes. Se liberalizaron también otros aspec-
tos que aparecían regulados en las disposiciones ante-

8. En esta fecha se aprob6 la decisi6n 291 sobre Inversiones


extranjeras que sustituyó a la 220, que había sustituido, a su
vez a la original decisi6n 24, imbuida del espíritu proteccio-
nista característico del modelo desarrollista.

9. Se ampli6 la definici6n de "inversión extranjera directa" para


incluir en ella contribuciones tecnol6gicas intangibles como
marcas, diseños industriales, asistencia técnica, así como los
aportes foráneos al capital de una empresa y otros agregados
concebidos para estimular el flujo de inversiones desde, el
exterior.

13
riores, tales como la eliminación de las reservas de cier-
tos sectores productivos, previamente destinados en ex-
clusividad a las inversiones nacionales o mixtas; el acce-
so al crédito interno, etc. En el mismo sentido se apro-
bó una normativa sobre propiedad industrial que am-
plió la protección a los poseedores de derechos el gé-
nero, de conformidad con lo establecido en conven-
ciones y acuerdos internacionales.
En materia de transporte intrasubregional, se acor-
dó una política de espacio marítimo común, y de cielos
abiertos; así como una nueva normativa al transporte
terrestre, tendiente a mejorar las posibilidades de inter-
cambio entre los socios del GRAN y elevar su eficiencia
y competitividad con respecto a terceros países.
Como puede observarse, todo ese conjunto de cam-
bios en la estructura institucional del GRAN está en ple-
na sintonía con la tendencia mundial hacia una cre-
ciente apertura de las economías nacionales al comer-
cio internacional.
En cuanto a la evolución de las relaciones comer-
ciales se destaca un crecimiento de las exportaciones
intrasubregionales a una tasa media internacional de
29,1% desde 1.038,7 millones de dólares en 1989 hasta
2.885 millones en 1993, cifra esta última que es un
133% mayor que la de 1981 (1.237,7 millones) la cual
había sido hasta entonces el valor pico histórico de
dicha variable. En el cuadro N° 2 se presenta el peso
que tienen dichas exportaciones intrasubregionales en
cada uno de los países del GRAN.
Otro aspecto importante de ese desarrollo es que
las exportaciones no tradicionales, industriales en su
casi totalidad, han crecido en todos los países del gru-
po mucho más rápidamente que las de los productos
primarios tradicionales (Véanse Cuadros Nos. 3 y 4).
Finalmente, resalta también, como aspecto importan-
te del nuevo repunte del Grupo Andino, el incremento
relevante de su capacidad de atracción e inversiones
extranjeras directas. En efecto (Véase cuadro N° 5) el
valor total de los flujos por ese concepto hacia la subre-
gión durante el trienio 1990-1992 fue de 4.655 millones

14
CUADRO N" 2
GRAN: EXPORTACIONES TOTALES Y PORCENTAJES DE EXPORTACIONES INTRA-REGIONALES
1969-1993 (US$ miles y porcentajes)
AÑO BOLIVIA COLOMBIA ECUADOR PERU VENEZUELA GRUPO ANDINO
%AL %AL %AL %AL %AL %AL
Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN!
Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo
1969 172.000 1,92 607.510 6,21 152.527 4,93 865,519 1,87 3.113.000 0,97 4.910.556 1,93
1970 225.590 2,19 735.657 7,06 189.929 4,75 1.047.849 1,87 3.181.190 0,82 5.380.215 2,07
1971 215.910 2,19 690.009 9,04 199.075 6.34 892.919 2,35 3.037.000 1,16 5.034.913 2,90
1972 240.360 4,15 865.958 8,26 326.292 5,06 944,434 2,01 2.947.000 1,33 5.324.044 2,93
1973 332,604 2,62 1.177.339 6,83 532.048 10,18 1.049.519 2,99 4.568.102 0,93 7.659,612 2,83
1974 647.836 5,23 1.416.888 8,26 1.123.548 7,91 1.533.750 3,16 11.189.564 1,35 15.911.586 2,76
1975 530.103 3,85 1.465.187 11,33 937.882 13,48 1.314.599 3,27 8.975.554 1,25 13.259.325 3,57
1976 636.689 3,38 1.745.153 10,57 1.357.548 18,36 1.303.687 3,87 9.357.913 1,35 14.300.900 4,29
1977 712.711 1,58 2.443.191 12,23 1.436.274 12,42 1.665.785 4,34 9.527.480 2,77 15.785.441 5,22
1978 725.274 2,20 3.002.391 10,13 1.557.491 6,57 1.819.622 7.59 9.177.638 1,32 16.282.716 4,19
1979 855.998 2,58 3.300.443 12.66 2.104.233 4,91 3.363.841 9,54 14.176.739 1,43 23.801.254 4,48
1980 1.037.185 4,11 3.945.048 9,83 2.480.804 5,94 3.700.054 8.33 19.051.709 1,59 30.214.800 3,93
1981 983.968 4,52 2.956.400 15,45 2.167.975 6,42 2.828.825 8,61 20.099.221 1,77 29.026.389 4,26
1982 898.531 3,81 3.094.967 14,63 2.237.416 7,08 2,890.612 8,27 16.347.774 1,83 25.469.300 4,65
1983 817.954 2,91 3.080.893 5,90 2.225.646 5,93 2.577.361 4,38 14.495.106 2,08 23.196.960 3,24
1984 781.508 2,00 3.483.140 4,84 2.561.944 2,20 2.787.659 6,70 15.919.720 2,02 25.533.971 2,94
1985 672.766 2,51 3.551.886 6,14 2.904.736 2,54 3.058.212 8,17 14.377.444 1,66 24.565.044 3,25
1986 640.338 3,79 5.107.936 5,51 2.185.849 1,96 2.359.077 6,18 8.664.150 1,86 18.957.350 3,46
1987 569.793 5,39 5.024.423 8.06 1.927.694 6,49 2.476.898 6,34 10.538.726 2,04 20.537.534 4,54
1988 597.436 4,60 5.026.227 7,12 2.192.898 8,08 2.645.871 7,13 9.57.687 2,22 20.420.119 4,76
1989 819.189 6,10 5.739.443 5,39 2.353.881 7,77 3.437.783 5,71 12.913.766 2,32 25.264.062 4,11
1990 922.944 6,50 6.765.037 5,51 2.714.328 6,95 3.312.752 6,46 17.692.066 2,79 31.407.127 4,22
1991 850.752 9,68 7.244.282 10,75 2.851.416 7,14 3.329.000 8,09 15.219.287 3,15 29.494.737 6,11
1992 765.507 13,00 7.071.664 14,34 3.007.577 5,84 3.484.406 7,74 14.184.290 4,69 28.513.444 7,80
1993 794.316 16,64 7.377.227 15,72 2.922.300 10,55 3.224.000 9,23 15.141.883 6,52 29.459.726 9,79

FUENTE: Elaboración propia en base a JUNAC. Sistema Subregional de Información Estadistica. Decisión 115.
CUADRO N"3
GRAN: PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES
NO TRADICIONALES EN LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES TOTALES
0980-1991)

AÑO BOLIVIA COLOMBIA ECUADOR PERU VENEZUELA

1980 55 94 84 77 17
1981 69 87 78 50 18
1982 70 85 75 55 17
1983 27 83 26 68 09
.....
0\ 1984 38 87 49 59 19
1985 45 88 42 41 21
1986 73 89 71 62 67
1987 59 68 41 59 67
1988 67 83 22 59 67
1989 57 87 23 62 83
1990 74 78 23 65 71
1991 78 75 25 47 70

FUENTE: Elaboración propia en base a JUNAC. Sistema Subregional de Información Estadística.


CUADRO NQ 4
GRAN: PARTICIPACION DE LAS EXPORTACIONES DE MANUFACfURAS
EN LAS EXPORTACIONES GRAN INTRAREGIONALES y HACIA EL MUNDO
1980-1991
(millones de dólares y porcentajes)
EXPORTACIONES HACIA EL MUNDO EXPORTACIONES INTRAGRAN
Industriales Industriales
AÑOS Totales no b/a • 100 Totales no b/a • 100
tradicionales tradicionales
(a) (b) (c) (d) (e) (t)

1980 30.214,8 2.458,0 8,14 1189,0 779,0 65,52


1981 24.026,4 2.346,5 8,08 1237,7 697,4 56,35
1982 25.469,3 2.088,3 8,20 1183,4 683,3 57,74
1983 23.197,0 1.522,0 6,56 752,6 282,8 37,58
1984 25,534,0 2.001,9 7,84 749,4 340,0 45,37
1985 24.565,0 2.385,5 9,71 797,4 340,0 45,37
1986 18.957,4 2.797,9 14,76 655,2 478,4 73,02
1987 20.537,5 3.129,6 15,24 932,8 568,5 60,95
1988 20.420,1 3.463,4 16,96 971,9 598,0 61,53
1989 25.264,1 4.768,6 18,88 1038,6 671,3 64,64
1990 31.407,1 5.481,4 17,45 1328,9 806,7 60,70
1991 29.526,7 6.027,3 20,41 1795,6 1052,6 58,62

FUENTE: Elaboración propia en base a jUNAC. Sistema Subregional de Información Estadística.


CUADRO Nll 5
INVERSION EXTRANJERA DIRECTA NETA (a) EN EL GRUPO
ANDINO
(mil\ones de dólares)

1983-89 1990-92

Bolivia 5 167
Colombia 533 1.657
Ecuador 67 262
Perú 13 161
Venezuela 32 2.408
Total 526 4.655

América Latina y
El Caribe 4.663 31.507

% GRAN 12,6 14,8

América Latina y
El Caribe sin México2.956 18.746

% GRAN 19,8 24,8

FUENTE: CEPAL sobre la base de cifras proporcionadas por el FMI


y por entidades nacionales.
(a) Incluye conversiones de deuda
(b) cifras preliminares

18
GRAFICO N1l3
EVOLUCION DE LA PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS MANUFACTURAS
EN LAS EXPORTACIONES TOTALES DEL GRANINTRA·REGIONALES y HACIA EL MUNDO
1980 . 1993
8)

70

ro
eo
...... 40
\D
3)

2)

10

O
1980 81 82 83 84 85 El) fI7 88 00 00 91

~ HaciaelMundo -o-- Intragran

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional delnformación EstadIstica.


Decisión 115
de dólares, cifra igual al 14,0% del total de las dichas
inversiones en toda América Latina durante ese lapso, y
el 24,0% si se excluye a México que constituye un caso
particular por su especial situación respecto a los Esta-
dos Unidos.
Dentro de esa rápida evolución de los indicadores
cuantitativos globales de la marcha de la integración
andina se destaca, como motor de arrastre de la entera
dinámica del grupo, la intensificación cuantitativa y las
transformaciones estructurales en las relaciones econó-
micas intersectoriales que han venido ocurriendo du-
rante los últimos tres años 0992-1994) en la marcha de
la integración binacional entre Colombia y Venezuela,
aspecto que tiene particular relevancia dentro de la temá-
tica objeto de este coloquio. Pasamos seguidamente a
considerar esas transformaciones estructurales que es-
tán ocurriendo entre los dos países.

111. LA INTEGRACIÓN COWMBo-VENEZOLANO

1. La aceleración del intercambio comercial

Como forma de acelerar la evolución del Grupo


Andino hacia el establecimiento de una Zona de Libre
Comercio en 1995 y de una Unión Aduanera para el año
2000, los jefes de Estado de Colombia y Venezuela firma-
ron en marzo de 1991, un acuerdo para intensificar el
proceso de integración binacional 10. Ese acuerdo plan-
tea entre sus considerando: "la conveniencia de faci-
litar a los empresarios el ajuste de su capacidad produc-
tiva mediante procesos de reconversión industrial yamplia-
ción de la capacidad instalada", así como la utilidad de
"estimular los intereses empresariales para la definición
de procesos de complementación en áreas sensibles del
comercio", definición de objetivos que expresa la vo-
10. Se trata del "Acuerdo sobre la profundización del diseño estraté-
gico del proceso de integración andina entre la República de
Venezuela y la República de Colombia", firmado en Caracas, el
15 de marzo de 1991 por los Presidentes Carlos Andrés Pérez,
de la primera, y Cesar Gaviria Trujillo, de la segunda.

20
luntad de ir más allá del mero incremento del volumen
de comercio binacional, para intentar avanzar hacia for-
mas de reestructuración y complementación industrial
entre los dos países que los acerquen al objetivo de
inserción competitiva de sus respectivas economías en
el orden internacional emergente. Queda claro también,
en dicho acuerdo, que el agente fundamental en el
alcance de esos resultados deberá ser el capital privado
y no los "pactos de papel sellado", entre instituciones
gubernamentales.
Entre los instrumentos tendientes a mejorar las con-
diciones del flujo de mercancías y la complementación
industrial entre los países destacan las facilidades para
el transporte 11 y la liberación de los controles adua-
neros 12 los acuerdos de cooperación interempresaria-
les 13; la formación de la Cámara binacional de integra-
ción y otros avances institucionales e infraestructurales.
Los resultados concretos de esos acuerdos no se
han hecho esperar. En 1990, después de 21 años de
esfuerzos conjuntos en el Grupo Andino, el intercam-
bio bilateral entre los dos países había alcanzado un
total de 593 millones de dólares; en 1993, apenas dos
años después de la puesta en marcha del programa de
intensificación de la integración binacional, dicha cifra
había alcanzado los 1.563 millones, con una tasa de
11. Existe plena coincidencia en la literatura sobre el tema en
asignar un lugar prioritario a la problemática del transporte
dentro de los esfuerzos por acelerar el proceso de integraci6n.

12. "Ya existe el transporte directo entre los dos países y en las
aduanas el trámite de nacionalizaci6n se ha reducido de dos
días a 4 horas". (Magdalena Pardo Serrano, Presidenta Ejecu-
tiva de la Cámara de Comercio e Integraci6n Colombo Venezo-
lana), "Dos años de integración colombo-venezolana". Papel de
trabajo presentado al evento Colombia y Venezuela: Dos años
de integraCión. Encuentro colombo-venezolano de inversionis-
tas. Caracas, marzo de 1994.

13. Hasta marzo de 1994 se habían formalizado 32 asociaciones de


empresarios colombianos y venezolanos. Germán Jaramillo Ro-
jas, Presidente de la Cámara de Comercio e Integraci6n Colom-
bo-Venezolana: "Discurso de Inauguraci6n del Encuentro Venezo-
lano de Inversionistas" Ubid),

21
crecimiento media interanual en el trienio de 38,1% mien-
tras que para los últimos dos años (1992 y 1993) esa
tasa ascendió a 57,0 y 51,4% respectivamente. En conse-
cuencia, cada país se convirtió en el tercer destino de
las exportaciones del otro, superados sólo por Estados
Unidos y la CEE.
Más significativo aún es el análisis de las exportacio-
nes de ambos países excluyendo las exportaciones pri-
marias tradicionales de petróleo y hierro por parte de
Venezuela y de café y esmeraldas por parte de Colom-
bia. Según cifras del Banco Central de Venezuela, Colom-
bia se ha convertido en el primer destino de las exporta-
ciones no tradicionales de Venezuela, con un 24,6% de
las mismas superando a los Estados Unidos (23.7%) 1<4. Por
su parte, Venezuela ha pasado a constituirse en el primer
comprador de ese tipo de exportaciones colombianas.
El cuadro N2 6 y los gráficos Nos. 4 y 5 permiten
ver, además, la importancia creciente que tienen para
cada país sus intercambios bilaterales en relación al
total de sus exportaciones a todo el mundo.
En cuanto a la composición de esas exportaciones
(Véase el cuadro N2 7) se destacan dos elementos de
diferenciación entre ambos países:

1 2. Una mayor diversificación de las exportaciones


provenientes de Colombia, en la cuales ninguno de los
rubros en la clasificación a cuatro dígitos va más allá
del 10,5% (vestuario) en su participación dentro del
total. Si se agregan los dos siguientes, (tejidos de punto
con 10,1% y azúcar con 7,5%) se alcanza un total de
28,2%. Las exportaciones venezolanas, en cambio, presen-
tan una alta concentración en los tres mayores rubros:
vehículos automotores con 24,7%; refinerías de petró-
leo con 15,8% y hierro y acero con 14,3% para un total
de 54,8%.

14. Véase Banco Central de Venezuela: Informe Económico 1963,


p.64.

22
CUADRO N" 6
COLOMBIA-VENEZUELA
PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL
EN EL COMERCIO TOTAL
1969-1993 (porcentajes)

AÑo COLOMBIA VENEZUELA

Xv/X Mv/M XcIX Mc/M

1969 1,13 1,42 0,24 0,35


1970 0,69 1,13 0,31 0,34
1971 1,08 1,23 0,36 0,23
1972 1,88 0,74 0,19 0,46
1973 1,80 0,86 0,14 0,53
1974 2,93 1,03 0,15 0,87
1975 6,11 1,24 0,24 1,55
1976 7,01 1,96 0,48 1,57
1977 8,97 4,56 1,28 1,41
1978 8,09 3,86 1,08 1,46
1979 10,53 3,32 1,22 1,77
1980 7,08 4,23 1,37 1,60
1981 11,54 7,88 1,56 1,70
1982 11,83 6,47 1,53 2,05
1983 3,83 7,92 1,96 1,58
1984 2,77 8,62 1,85 1,62
1985 3,63 5,77 1,50 1,52
1986 2,94 3,08 1,31 1,07
1987 4,38 2,85 1,27 1,22
1988 4,39 3,47 1,60 1,37
1989 3,23 4,11 1,97 1,44
1990 3,01 5,75 2,21 2,24
1991 5,93 6,04 2,01 2,88
1992 8,42 6,51 3,53 ~·,76
1993 9,65 9,12 5,62 4,17

FUENTE: Elaboración propia en base a jUNAC. Sistema Subregional


de Información Estadística. Decisión 115.

23
GRAFICO N1I4
COLOMBIA: PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL EN EL COMERCIO TOTAL
1969 • 1993
12..,.----------------=::=>":":r-----------------.
11
10
9
8
7
6
5
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1969 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 8) 81 82 En 84 es El) er EB m 90 91 ~ ro
--o-- Xv/X --o-- Mv/M

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional de Información Estadlstica.


Decisión 115
GRAFICO Nll5
VENEZUELA: PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL EN EL COMERCIO TOTAL
1969 . 1993
6..,...--------------------------------,
5

3
N
VI
2

O~~~~~~...,__r__1___r_,__r___1r_T__r__.__~___r_,__r_r_J
1969 70 71 72 73 74 75 i'5 77 78 79 al 81 82 83 84 es es ffl 8El m 00 91 S2 ro
--o-: Xo/X --o- Mo/M

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional de Información EstadIstica.


Decisión 115
CUADRO NI> 7
COMERCIO COLOMBO-VENEZOLANO

US$ Distribución
Millones porcentual

EXPORTACIONES COLOMBIANAS A VENEZUELA


Productos agrícolas 33,1 4,61
Azúcar 54,7 7,62
Hilados y tejidos 28,3 3,94
Tejidos de punto 72,7 10,13
Vestuario 75,2 10,47
Curtiembres 24,6 3,43
Productos de cuero 32,2 4,48
Calzado cuero 28,8 4,01
Resinas sintéticas y plásticas 44,9 6,25
Vehículos automotores 32,1 4,47
Sub Total 426,6 59,42
Resto de Exportaciones 291,4 40,58
Total 718,0 100,0

IMPORTACIONES COLOMBIANAS DESDE VENEZUELA


Productos agrícolas 15,8 1,63
Aceites y grasas 22,6 2,33
Hilados y tejidos 20,9 2,16
Químicos industriales 37,1 3,83
Resinas sintéticas y plásticas 35,7 3,69
Refinerías de petróleo 152,5 15,75
Hierro y acero 138,2 14,28
Fund. de cobre y aluminio 50,2 5,19
Productos Metálicos NEP sin máquinas 29,6 3,06
Vehículos automotores 238,9 24,68
"ub-total 741,6 76,60
Resto de importaciones 226,5 23,40
Total 968,1 100,0

FUENTE: Carta Financiera. Julio 1994.

26
211 • Las exportaciones de Colombia están constitui-
das en un 96,0% 15 por semimanufacturas y manufactu-
ras, con predominio en estas últimas de las industrias
tradíctonales," todo lo cual indica una alta participa-
ción de la pequeña y mediana industria y un alto por-
centaje de valor agregado nacional. Las venezolanas, en
cambio, se concentran en manufacturas de insumos bási-
cos e "industrias nuevas con uso intensivo de capitales"
todas ellas con alta participación de grandes plantas 17 y
un valor agregado nacional inferior al de las exporta-
ciones colombianas.

2. Las razones end6genas de la aceleraci6n del


intercambio

Las razones generales que se dieron para explicar


la llamada "explosión del comercio" dentro del Grupo
Andino, es decir, el gran impulso político que le han
dado recientemente los cinco gobiernos de la subre-
gión; las políticas de apertura comercial y la decidida
participación activa de los sectores privados para tomar
en sus manos el proceso de integración, son también
los elementos endógenos fundamentales para explicar
el auge acelerado de la integración colombo-venezola-
na. Hay que agregar aquí, sin embargo, otros elemen-
tos causales que es necesario considerar explícitamente
si se pretende opinar acerca de las perspectivas de continui-
dad y profundización del proceso. Entre esas causas
específicas habría que diferenciar aquellas que puedan
considerarse como permanentes y las otras de carácter
circunstancial o coyuntural.
15. La cifra fue tomada de un informe especial de la Revista Carta Finan-
ciera ("Comercio Intraindustrial Andino"), Bogotá, Julio de 1994.

16. Seguimos aquí la clasificación de las industrias por contenido


tecnológico de la CEPAL. Para mayor información véase: CEPAL.
América Latina y el Caribe: Políticas para Mejorar la Inserción
de la Economía Mundial, Santiagc de Chile, 1994.

17. Véase al respecto, Humberto García Larralde: "La Pequeña y


Mediana Industria ante la Integración", Revista PMI-CEPROPMI.
Caracas, Octubre-Noviembre 1993, pág. 29.

27
Entre las primeras se enumeran factores geográfi-
cos, en particular el hecho de tratarse de dos países
limítrofes con una gran extensión de fronteras terres-
tres, marítimas y fluviales comunes, lo cual permite el
desarrollo futuro de una gran variedad de sistemas de
transporte de mercancías, 18 de personas y de servicios'?
a costos relativamente favorables. Otro factor perma-
nente es el que deriva de las afinidades socio-cultura-
les, producto del origen histórico común. Se destacan
aquí el idioma y las tradiciones compartidas, en parti-
cular la similitud de sus patrones de consumo. Se conside-
ran también, entre esas causas, factores económicos,
como las diferencias estructurales entre los dos países
las cuales favorecen la complementaridad de sus apara-
tos productivos. Todos esos factores, no sólo van a
permanecer, sino que sus efectos positivos para la inte-
gración son susceptibles de ser racionalizados y poten-
ciados mediante políticas comunes concebidas con tal
finalidad."
Entre las causas circunstanciales o coyunturales se
destacan: el efecto que sobre las estadísticas de comercio
exterior -y no sobre las exportaciones reales- ha tenido
la considerable reducción del tráfico de contrabando
después de establecida la libertad de comercio entre
ambos países; la existencia de niveles relevantes de ca-
pacidad instalada ociosa que presentan algunos sectores
de ambas economías y las modificaciones de la paridad
cambiaria entre las monedas de ambos países.

18. Uno de los aspectos que más puede contribu ir a limitar el


impulso integracionista son las limitaciones de la red de carrete-
ras de Colombia, encareciendo el transporte terrestre de sus
exportaciones hacia Venezuela y las de ésta hacia el Ecuador,
Perú y Bolivia. Véase Rodolfo Segovia S: "Venezuela y Colom-
bia. Integración y Transporte Terrestre", Revista El Exportador
Latinoamericano, Bogotá, 1992. N" 89.

19. Se destacan aquí las buenas expectativas de la exportación de


energía eléctrica desde Venezuela hacia Colombia.

20. Tienen particular importancia las obras de canalización de sus


fronteras fluviales y la construcción de puertos modernos en el
Pacífico, de gran importancia estratégica para ambas economías.

28
En cuanto a la transformación del comercio de contra-
bando en comercio legal, no existen dudas de que ese
factor contribuyó a elevar las tasas iniciales de crecimien-
to de las exportaciones registradas. Estimamos, sin embar-
go, que su efecto real debe haber sido menor del que le
asignan algunos analistas. En primer lugar porque el
tráfico "por los caminos verdes" constituía en una bue-
na parte -imposible de cuantificar, pero seguramente,
relevante- una forma de desviación ilegal del comercio
de productos importados de terceros países. En segundo
lugar porque el comercio binacional que más ha creci-
do es el de productos que tenían escasa o nula participa-
ción en ese tráfico de contrabando, como son los casos
del azúcar colombiano, y productos venezolanos como
hierro, acero, aluminio, fundiciones de cobre y vehícu-
los automotores nuevos.
La segunda causa circunstancial favorecedora del
comercio binacional es mucho más importante y debe
ser muy tomada en cuenta en el análisis del boom
inicial de las exportaciones en ambos sentidos. En efec-
to, el aprovechamiento de la capacidad ociosa insta-
lada en determinados sectores industriales de los dos
países como fundamento de una rápida expansión de
las exportaciones es un hecho bastante claro, al menos
en el caso venezolano. Así lo certifica una publicación
del Banco Central de Venezuela:

"En 1993 la actividad económica en términos


reales se contrajo en un 1%, mientras que la
demanda agregada interna se redujo 5,6%, lo
cual permitió la generación de importantes ex-
cedentes de producción que favorecieron el
comportamiento de las exportaciones no tra-
dicionales, a la vez que se produjo una dis-
minución de las importaciones". 21

En 1994, cuando se acentuó aún más la caída del


PIE de Venezuela (3,3%) y se operó una maxidevalua-

21. B.C.V.: Informe Económico 1993, Caracas, 1994, p. 35.

29
cion del bolívar (70%) coincidiendo con una revalua-
ción del peso colombiano de 8,0%, el resultado fue, que
durante el primer semestre de 1994 se operó una caída
de 9.0% en las exportaciones colombianas a Venezuela
respecto al mismo período de 1993 y un alza de 24.8%
en las exportaciones venezolanas hacia Colombia. Esa
evolución del comercio binacional permite anticipar dos
problemas que deberán ser resueltos para garantizar la
continuidad del entusiasmo integracionista. El primero
es la necesidad de una pronta recuperación del creci-
miento económico venezolano y de la estabilidad de su
tasa de cambio. El segundo, en el caso de que estos
objetivos fueran logrados, la necesidad, una vez alcan-
zado el uso pleno de la capacidad instalada, de impor-
tantes inversiones para satisfacer al mismo tiempo la
recuperación de la demanda interna y los compromisos
contraídos con la actividad exportadora. Estimamos, sin
embargo, que ambos países están en condiciones de
crear fórmulas conjuntas de colaboración que harían
avanzar por el mejor camino la integración de las dos
economías.

3. La incidencia del proceso de globallzación


sobre la reestructuración industrial colombo-
venezolana

Todas esas razones generales y particulares, endó-


genas al ámbito binacional tiene, inobjetablemente, una
gran importancia para explicar la acentuada dinámica
del comercio reciente entre los dos países. Hay, sin
embargo, otro conjunto de causas exógenas que han
operado como desencadenantes esenciales de las nue-
vas relaciones interindustriales. Nos referimos a la prove-
nientes del contexto económico internacional, las cua-
les han tenido un papel decisivo en la conformación y
operación de dicha constelación de factores endógenos
coincidentes. En efecto, han sido los cambios que ha
traído consigo el proceso de globalización los que han
inducido a los Estados Nacionales a reconsiderar su
participación en la vida económica, y a los agentes

30
privados a entender que se vive una transición entre un
orden económico y social agotado, el fordista, y otro
que solo está comenzando a dejar ver sus rasgos esen-
ciales. La asimilación de esos cambios por parte de los
empresarios y de los gobiernos, ha sido una base impor-
tante para la orientación e impulso del proceso de inte-
gración. Veamos algunos de ellos.
111 • Una de las tendencias dominantes del nuevo
paradigma tecnológico y de gestión de la producción es
el aprovechamiento de la proximidad fisica entre los pro-
ductores, sus abastecedores y sus clientes como ele-
mento potenciador de la productividad de las empresas
dentro de las formas "postfordistas" de organización de
la producción industrial. Si bien es verdad que esta
exigencia, unida a la desvalorización del trabajo poco
capacitado, está desacelerando la producción extrate-
rritorial de los países desarrollados en las economías
periféricas y estimulando la formación de redes de produc-
ción en cada uno de los bloques económicos mundia-
les, existe también una tendencia a construir redes regio-
nales 22 como las que han venido constituyendo, por
ejemplo, las ETN de la industria automotriz en MERCOSUR
y en el GRUPO ANDINO, redes que, por cierto se han
colocado a la vanguardia en la evolución de ambas
experiencias de integración subregional latinoamerica-
na. Esta tendencia a la conformación de redes regiona-
les adaptables a las características particulares de sus
respectivos mercados, se está difundiendo muy rápida-
mente en la integración binacional y andina. Pueden
citarse unos cuantos casos de empresas venezolanas y
colombianas que han avanzado eficazmente en la confor-
mación de esas redes. Entre las primeras están SUDANTEX
(textiles y fibras), PEQUIVEN (petroquímlca), CORIMON
(pinturas), MAVESA (alimentos), POLAR (agroindustria) ,
SIVENSA (siderurgia privada), SIDOR (siderúrgica esta-

22. Véase Charles Oman: "Globalizacíónr La Nueva Competencia",


en la obra colectiva Las Reglas de/juego. América latina. Globaliza-
ción y Regionalismo. Ed. Corregidor, Buenos Aires, 1994.

31
tal). Entre las colombianas, COLTEJER (textil), CARVAJAL,
PETROQUIMICA TRASANDINA, INDUSTRIAS ALIMENTICIAS
NOEL,23 y otras.
Un ejemplo altamente ilustrativo de la formación
de redes regionales es la que ha venido organizando
durante los últimos cuatro años con notable éxito, la
empresa venezolana productora de textiles y fibras SUDAN-
TEX, la cual se describe en detalles en el Cuadro N2 8.

22 • Otra tendencia dominante en el régimen de produc-


ción potsfordista es la que apunta a la asociación y
complementación entre industrias de diferentes propieta-
rios, en una mismo o en diferentes ramas, como vía de
mejorar la competitividad de cada cual, mediante el
logro, por parte del conjunto de todas ellas, de la masa
crítica necesaria para generar economías de escala y de
alcance sin que ninguna de ellas deba sacrificar el grado
de flexibilidad que les exigen los nuevos esquemas produc-
tivos.
En el desarrollo de la integración colombo-venezo-
lana se observa ya el surgimiento espontáneo de estructu-
ras de colaboración interempresariales que se mueven
en ese sentido. 2-4 En el informe de la presidencia ejecu-
tiva de la Cámara de Comercio e Integración Colombo-
Venezolana 25 se señalan algunas áreas propicias para
esa colaboración interfirmas, entre las cuales se destacan:

Extracción y refinación de petróleo. Allí se ponde-


ra la capacidad de las empresas venezolanas para
ofrecer servicios y tecnologías a los nuevos desa-

23. Véase Carta Económica Semanal del Banco Mercantil, Caracas,


Año XIV, NI> 14.

24. Un caso notable ha sido la asociación de GRUPO QUIMICO de


Venezuela con INVERSIONES MUNDIAL de Colombia, median-
te el aporte de esta última de 1000 millones de bolívares que
representan el 35% del capital de la primera.

25. Véase Magdalena Pardo Serrano, op. cit.

32
CUADRO N°8

NAFTA í~~IC~1
G-3 I (en proyecto' I
L ____ -.J
SUDANTEX SUDANTEX
COLOMBIA ECUADOR

~
PACfO (991)

J (994)

fiDANT~ VENEZUELA

VFG POLlQUIM
ANDINO SUDANTEX C.A. (VENEZUELA)
VENEZUELA (993)
(989)

I I
SUDANTEX POLIMEROS
URUGUAY URUGUAYOS
(989) (989)
MERCOSUR

TEXTIL ~DA;;EX I
COLONIA S.A.
(ARGENTINA)
I (enBRASIL
proyecto)
I
(992) L _ 1295) _ -.J

I
Arrow
I
Denverland
CEE Vale-Tate
INGLATERRA
f-- DU PONT
(991)
- N.V.
(BELGICA)
(990) (993)

33
rrollos petroleros de Colombia, 26 así como la ido-
neidad de las empresas colombianas para ofrecer
insumos a precios competitivos en las ramas de
productos eléctricos, metalmecánica e infraestruc-
tura básica.

Industria petroquímica, donde ya se han cumplido


algunas exitosas experiencias binacionales conjun-
tas, como la constitución de la empresa MONOMEROS
COLOMBO-VENEZOLANOS.

Sector agrolndustrial, donde Colombia se proyecta


como un proveedor de materias primas y Vene-
zuela ofrece una importante capacidad instalada en
varios subsectores de transformación.

Actividad Pesquera, donde coincide la existencia en


Colombia de importantes recursos naturales subex-
plotados, con la disponibilidad, por parte de Vene-
zuela, de una flota pesquera y una industria de
envases metálicos subutilizadas.

Industria de la construcclón, con una alta capaci-


dad ociosa en Venezuela, la cual podría contribuir
al desarrollo conjunto de infraestructuras turísticas
y vial, así como a la construcción de puertos moder-
nos en el Pacífico requeridos por ambos países.

Industria Textil. Un importante ejemplo donde se


combinan los esfuerzos de modernización tecno-
lógica y de la gestión productiva es el de la indus-
tria textil, actualmente en crisis, tanto en las econo-

26. El desarrollo del sector petrolero colombiano demanda inver-


siones por 12.000 millones de dólares por los próximos cinco
años. Entre los proyectos más importantes se destacan la pues-
ta en explotación de la zona de Cusiana (6.000 millones de
dólares); planes de expansión de transporte y distrlbucíón de
gas y de nuevos oleoductos (3.000 millones)¡ instalaciones de
refinerías y suministro de combustibles (800 millones); explora-
ción y desarrollo de nuevos pozos (2.400 millones).

34
mías de Colombia y Venezuela como a escala mun-
dial. Pese a ello se registran en ambos países impor-
tantes logros en pos de la competitividad. Como
ejemplo se cita el caso de la empresa venezolana
SUDANTEX la cual ha cumplido procesos de moder-
nización que le han permitido instalarse exitosa-
mente en otros países del GRAN, (Colombia y Ecua-
dor), en MERCOSUR, con empresas en Argentina, Uru-
guay y Brasil además de haber acordado alianzas
estratégicas con empresas de la CEE (Inglaterra y
Holanda).

Se destaca también el caso de COLTE]ER, empresa


textil colombiana que ha emprendido, en medio de la
crisis de su mercado nacional, un audaz proceso de
modernización que abarca sus instalaciones, sus proce-
sos administrativos, la organización de una red de clien-
tes que permite el acceso electrónico a su información
comercial y financiera y el control de sus inventarios;
los procesos de diseños creativos de nuevas modas;
campañas publicitarias para mejorar sus posiciones en
los mercados; especialización en otros productos, co-
mo la producción de telas técnicas de alta especializa-
ción con aplicaciones diferentes a los usos textiles tradi-
cíonales," etc.
Todo este abigarrado conjunto de cambios en las
relaciones interindustriales de los dos países ha ido acom-
pañado de estrategias corporativas empresariales dirigi-
das a mejorar sus estructuras internas en el sentido
exigido por el incremento de su competitividad. Entre
estas estrategias se destacan, en simultáneo desarrollo
con la formación de redes regionales, las políticas de
concentración de recursos, mediante las cuales las em-
presas de "amplio espectro" que se desarrollaron de acuer-
do a los esquemas fordistas, tienden a concentrarse en
aquellas actividades o subsectores donde reposan sus
mayores ventajas competitivas, reales o potenciales. En
el caso venezolano esa tendencia se ha acentuado con

35
la crisis financiera que ha vivido el país durante el año
de 1994, cuyos efectos han obligado a muchas empre-
sas nacionales a vender parte, o la totalidad de sus
activos, a empresas extranjeras especializadas.
Otras formas de colaboración son los Convenios
Binacionales de Cooperación entre gremios empresaria-
les orientados a identificar posibilidades de complernen-
tación, posibles escenarios de integración y promoción
de nuevos negocios. Tal es el caso del acuerdo e inte-
gración gremial entre la Asociación Nacional Industria-
les de Colombia, ANDI y Conindustria, agremiación del
sector productivo venezolano. El convenio de complernen-
tación en el sector automotor es también un buen ejemplo
de este tipo de acuerdos, así como la integración que se
ha adelantado, en el caso del azúcar, mediante la asocia-
ción de ingenios colombianos con cañicultores y trabaja-
dores venezolanos. La cooperación incluye también acuer-
dos de restricciones voluntarias cuando existen casos de
importaciones que afectan sectores económicos muy sen-
sibles.
Un indicador objetivo de los avances de la integra-
ción industrial en marcha es el índice de comercio intrain-
dustrial 28. Dicho índice promedio ponderado para to-
das las ramas industriales en la clasificación de cuatro
dígitos fue de 37,9% para 1992 29, lo que representa ya
un avance significativo si se toma en cuenta el poco
tiempo en que se ha logrado la interpenetración del
comercio de bienes industriales entre los dos países. Se

28. El Indice de Comercio Intraindustrial (lIT) de Grubel y L10yd


se define así:
lIT - 100 O-eX-M))
(X+M)
Siendo M» importaciones y X Exportaciones. Este índice toma
un valor mínimo de cero cuando el país considerado exporta
del otro mercado sin importar nada, o importa sin exportar; y
toma un valor máximo de 100 cuando ambos participantes
exportan tanto como importan.

29 Esta y las demás cifras de lIT fueron calculadas por el econo-


mista colombiano Carlos Pombo en su trabajo "Comercio Intrain-
dustrial: "El Caso Colombiano"; Archivos de Macroeconomía,
Bogotá, mayo de 1994, cit. por Carta Financiera, op. cit.

36
destacan, además, sectores donde los valores del lIT, se ubi-
can por encima de 90,0 señalando un elevado comercio
interindustrial. Nos referimos a cacao y chocolate, abonos
y plaguicidas, productos farmacéuticos, productos de
caucho distintos a llantas, maquinarias para trabajar meta-
les y maderas, aviones y equipos profesionales y cien-
tíficos. En otros sectores como productos lácteos, conser-
vas, papel y cartón, sustancias químicas industriales dis-
tintas a abonos, resinas sintéticas, materias plásticas,
minerales no metálicos distintos a cemento, y maqui-
narias y equipo agrícola, el lIT se ubicaba entre 70 y 90.
En otros productos donde existen claras y determinan-
tes ventajas competitivas en uno de los dos países los
índices expresan claramente la especialización y el ca-
rácter marcadamente asimétrico del comercio interindus-
trial.'°

4. Conquista conjunta de terceros mercados

Otro desarrollo de singular importancia en el marco


de la creciente internacionalización globalizante de la
economía mundial es que todas esas transformaciones
estructurales que se cumplen en el mercado conjunto
colombo-venezolano está nutriendo un cuadro muy favora-
ble para la conquista conjunta de terceros mercados.
Avanzan las transformaciones con MERCOSUR, con Méxi-
co en el G3, con Centro América y el Caribe; al mismo
tiempo que se abren concretas posibilidades del incre-
mento del comercio con los países de la CEE y la NArlA.
Otra vía de conquista de terceros mercados es la
de sacar provecho de los acuerdos del otro socio con
otros países. Tal es el caso de las preferencias generales
otorgadas a Colombia por parte de Estados Unidos como
apoyo a la lucha contra el narcotráfico. Esta ventaja
preferencial (unida a la que tiene, por la misma razón

30. Se trata del lado colombiano de las industrias de tejidos de


punto (20,4), azúcar (0.52), y vidrio (6,93). Por el venezolano,
en cambio, se destaca: industria automotor 0,92) y fundi-
ciones de cobre y aluminio (5.93).

37
Colombia y Venezuela con la Comunidad Europea) acon-
sejan la constitución de consorcios de exportación entre
empresas del mismo sector para consolidar volúmenes
de exportación a dichos mercados sumando esfuerzos
en materia de comercialización internacional.

IV. LA INTEGRACIÓN CON MtXICO EN EL GRUPO DE LOS TRES

La otra exitosa iniciativa estratégica integracionista


conjunta de Colombia y Venezuela fue la firma con
México del Acuerdo del Grupo de los Tres, el 13 de junio
de 1994. Ese acuerdo representa un importante logro
para la inserción internacional de los tres países, y pa-
ra la ampliación y profundización del proceso de in-
tegración latinoamericana. Un hecho resaltante, también
aquí, ha sido la rapidez con que se cumplieron las ne-
gociaciones, sobre todo si se toman en cuenta las diferen-
cias de poder económico entre los tres países, situa-
ción que obligaba a Colombia y Venezuela a solicitar de
México la condición de asimetría establecida en el Tra-
tado de Montevideo. Esos rápidos resultados revelan la
coincidencia de importantes intereses entre los tres países.
A este respecto hay que destacar dos fases en el
proceso de negociaciones. En una primera que abarca
la década de los ochenta predominó una motivación
esencialmente geopolítica '1, el interés compartido de con-
tribuir a la estabilización política y económica de Cen-
tro América y el Caribe. No es casual que las primeras
conversaciones hayan tenido lugar en 1989 en el marco
de una reunión internacional motivada por la búsqueda
de soluciones a los conflictos armados que entonces se

31. Señala al respecto Eduardo Ortiz Ramírez ("Perfiles de la Inte-


gración Económica", mlt. Caracas 1994); Uno de los elementos
distintivos del G3 desde sus comienzos es la actitud que el
mismo ha tenido hacia Centro América. Desde el punto de
vista de la geopolítica y de la geoeconomía, así como en lo
que respecta al aprovechamiento de un mercado natural, es
totalmente conveniente que el grupo se haya planteado tal
confluencia de intereses.

38
desarrollaban en Centro América 32 • En aquel momento
el objetivo de integración económica, aunque presente,
aparecía en un segundo plano, situación que ha cambia-
do radicalmente, no sólo por haber cumplido la plena
pacificación de Centro América, sino por la importan-
cia crucial que han alcanzado las estrategias de integra-
ción, como aspecto importante en la construcción de las
nuevas estructuras de inserción al comercio mundial
que está demandando el orden económico internacio-
nal emergente. En este aspecto la importancia de la
conformación del G3 deriva de un articulado conjunto
de razones.
En primer lugar, el Grupo de los Tres contiene 145
millones de habitantes (la tercera parte del total de
América Latina), un PIB de 377,1 miles de millones de
dólares; exportaciones al mundo (1992) de 42.269 mi-
llones e importaciones por 43,614, lo cual le confiere
un importante poder relativo en la región. A lo cual hay
que agregar que el peso del G3 aumenta considerable-
mente si se toman en cuenta las expectativas de in-
clusión de los otros tres países del Grupo Andino, para
conformar lo que ya algunos analistas comienzan a deno-
minar Grupo de los Seis (G6), y de los países de Centro
América (Véase Gráfico Nll 6). El área total así consti-
tuida abarcaría 7.182.000 Km 2 , es decir, el porcentaje de
la superficie de todo el continente latinoamericano y
una población de 217,6 millones de habitantes (% de la
región). Añádase, además, la importancia creciente de
las relaciones económicas de los integrantes del G3 con
el área insular del Caribe y se tendrá la medida de la
importancia de los procesos de integración que se desa-
rrollan en esa extensa área que va desde la frontera sur
de los Estados Unidos hasta la frontera norte de Chile y
los países del MERCOSUR y su ubicación en medio de
los Océanos Atlántico y Pacífico. Se trataría, en efecto,
de sumar a MERCOSUR y Chile para que se cumpliera el

32. Nos referimos a la reuni6n en febrero de 1989 de la V Conferen-


cia de Cancilleres de los países centroamericanos; de la Comu-
hidad Económica Europea y del Grupo de Contadora.
viejo sueño de conformación de un único espacio económico
en toda la América Latina.
En segundo lugar estári los intereses particulares de
cada uno de los miembros del Grupo de los Tres." En cuan-
to a México el Acuerdo le permite:

Sacar un mayor provecho de su participación en el


NAFTA para explotar la posibilidad de especializa-
ción y complementación con Colombia y Venezuela
y, a través de ellos, del resto del Grupo Andino.

Posibilidad de servir de intermediario para la incor-


poración preferencial de otras naciones de Amé-
rica Latina al NAFTA.

Reforzamiento de sus ventajas geopolíticas en Amé-


rica Central y el Caribe.

Por lo que respecta a Colombia y Venezuela las


ventajas de su afiliación al G3 serían las siguientes:

Reforzamiento de las expectativas de su integra-


ción binacional como eje del Grupo Andino. En
este aspecto fue de gran importancia haber logra-
do que en el Acuerdo se respetaran los compro-
misos de las dos naciones con el GATT.

Acceso al importante mercado mexicano y, eventual-


mente, al norteamericano en su conjunto, en condi-
ciones (asimetría) 3.f sumamente favorables.

33. En este punto nos hemos apoyado en el trabajo de Luis Jorge


Garay Salamanca, "Le processus d'integración dans le Group
des Trous", Problemes d' Amérique Latine. N° 10 [ul-sept., 1993.

34. Esa asimetría ha sido considerada por un documento del Ins-


tituto de Comercio Exterior de Venezuela como la "caracterís-
tica fundamental del Acuerdo" ya que ha permitido establecer
en el Programa de Liberación distintos elementos a través de
los cuales México otorga beneficios especiales, destacando en-
tre el1os, la extensión a Venezuela de la Preferencia agrario
regional (PAR) suscrita por Colombia y México y la profundiza-

40
Aprovechamiento del liderazgo que ha mantenido
México -al menos hasta 1994- para concertar acuerdos
integracionistas con países y regiones claves-"

Posibilidad de una conveniente superación de la


relación bilateral con Venezuela para lograr una
articulación de ambos con la economía mexicana.

Haber logrado que en la negociación del G3 se


respetaran los compromisos internacionales de las
tres naciones en el marco del GATI.

Desde el punto de vista estrictamente comercial no


se esperaba que el G3 tuviera un impacto muy notable,
al menos en corto plazo. La reciente crisis mexicana
plantea, sin embargo, la posibilidad de que la fuerte
devaluación que ha tenido la moneda de ese país per-
mita el desarrollo de un mayor volumen de exporta-
ción hacia Colombia y Venezuela. Además, dicha crisis
podría variar algunos de los supuestos que sirvieron de
base a las estrategias de negociación de los tres países
para lograr el acuerdo.
Habrá que esperar, pues, a que las aguas se cal-
men para reexaminar las reales expectativas del G3.
Pensamos, sin embargo que el impulso integracionista
terminará por superar los problemas que pudieran plan-
tearse porque su profundización constituye un proceso
obligado para la América Latina dentro de la reestructu-
ración y globalización de la economía mundial.

ci6n de los beneficios de los Acuerdos de Alcance Parcial


(AAP) y Acuerdos Comerciales sectoriales suscritos por Vene-
zuela y Colombia y México, todos ellos concebidos en el mar-
co de la Asociaci6n Latinoamericana de Integraci6n (ALADI)
(ICE, G3: Nuevas Oportunidades de Comercio, Caracas, 1994).

35. Véase Luis Jorge Garay: "A propósito de la Política de Comer-


cio Externo de Colombia. Una Nota sobre su Contexto Internacio-
nal. Retos y Prioridades". En la obra editada por FESCOL: El Grupo
de los Tres.

41
s. Incógnitas y Aspectos Problemáticos

Hemos presentado hasta aquí los aspectos más po-


sitivos y esperanzadores de la evolución reciente del
proceso de integración colombo-venezolana, de cuya
consolidación y profundización dependen, en alto grado,
las expectativas de desarrollo del Grupo Andino y del
Grupo de los Tres, incluyendo la posible articulación de
ambos y, eventualmente, Centroamérica y el Caribe, en
un único espacio económico integrado. Queremos ahora
completar ese enfoque, sesgadamente optimista, seña-
lando también, en busca de una consideración mas rea-
lista de sus expectativas de desarrollo, la existencia de
algunos obstáculos potenciales que podrían afectar ne-
gativamente la evolución de esas experiencias y que
plantean la necesidad de mantener una actitud previ-
siva, vigilante y cautelosa que nos permita crear condi-
ciones para superar esos factores de riesgo, o mini-
mizar sus efectos en caso de necesidad. Nos referimos
específicamente a los siguientes:

1!1. IanecesJdad de importantes carnb!os supra~


en los Estados Nacionales participantes en los
procesos de integración

En las actuales condiciones de globalización de la


economía mundial la integración se plantea como un
proceso de interpenetración entre distintas economías
nacionales, sujeto al juego de las pugnas y contradic-
ciones características del orden capitalista, dentro de un
marco político regulado por los acuerdos de mutua cola-
boración entre los Estados Nacionales. Esos acuerdos
están exigiendo cambios de importancia en la concep-
ción tradicional el Estado Democrático Nacional y plan-
tean problemas de nuevo tipo, para cuya solución se
requiere una decidida voluntad de autotransformación
de todo el sistema político internacional y de sus ele-
mentos constitutivos nacionales. Entre esos problemas
quiero destacar dos:

42
A) La necesidad de coordinación de las políticas
nacionales:
Ya se ha visto como, tanto el proceso de
conformación del Grupo Andino, como la intensifica-
ción de la integración colombo-venezolana y los mis-
mos avances del G3, han sido, en gran medida, resulta-
dos logrados por el esfuerzo combinado de los gobier-
nos de los dos países apoyado, a partir de cierto momen-
to, por sus respectivos sectores privados. Los exitosos
avances logrados por ese esfuerzo compartido, dejan
ver que se ha llegado, finalmente, a la convicción de
que el objetivo integracionista se corresponde a plenitud
con los auténticos intereses del desarrollo económico y
social de ambas naciones. Falta, sin embargo, mucho
por andar. La profundización del proceso de integración
seguirá planteando nuevas exigencias a las acciones guber-
namentales. Una de ellas es la necesidad de afrontar los
problemas que derivan de la vulnerabilidad de cada
país a los efectos de las oscilaciones coyunturales y de
las políticas económicas de los demás. Parece existir
acuerdo acerca de la necesidad de resolver las posibles
contradicciones de intereses mediante la coordinación
de políticas y otras formas de colaboración. En situacio-
nes extremas, sin embargo, como las que se plantean
cuando uno de los países participantes en un proceso
de integración padece de desajustes o trastornos econó-
micos de difícil manejo, pueden presentarse resultados
tan asimétricos entre los países integrados que, de mante-
nerse por mucho tiempo, podrían poner en peligro la
continuidad del proceso. Un ejemplo en este sentido es
el de los efectos desfavorables para Colombia que ha
motivado la política de control de cambio instaurada
para Venezuela en 1994 para hacer frente a la grave
crisis financiera que ha venido padeciendo este país.
Hasta ahora el problema ha podido ser manejado favorable-
mente y se espera que así sea en el futuro, pero sigue
constituyendo una fuente de incertidumbre sobre el desa-
rrollo de la integración binacional.

43
B) Soberanía nacional e integración económica
La necesidad de coordinar las políticas nacio-
nales de varios países, o de subordinar los grados de
libertad de cada uno a los acuerdos explícitos o implícitos
que sirven de fundamento a la integración, plantea el
complejo problema de la determinación de los límites
dentro de los cuales las disposiciones de cada Estado
democrático y soberano puede convivir con el conjunto
de acciones más "globales" que propugnan las institucio-
nes intergubernamentales creadas para hacer avanzar el
proceso de integración. Debe agregarse, además, que
no se trata de un problema que se resuelva estática y
definitivamente en un momento dado, sino que se va a
plantear, reiteradamente, en las más variadas formas, en
las distintas etapas del proceso. Así lo demuestra la
experiencia de la Comunidad Europea, en cuya evolu-
ción las contradicciones se han venido resolviendo pragmá-
ticamente mediante sucesivas redefiniciones del concep-
to de democracia para adaptarlo, dinámicamente, al ám-
bito internacional de una confederación de países. En el
caso de las experiencias latinoamericanas de integra-
ción, parece demasiado pronto para el encuentro de
soluciones, ya que éstas deberán surgir de la evolución
de la propia praxis integracionista. Es claro, sin em-
bargo, que el replanteamiento del concepto de demo-
cracia nacional en el contexto de la integración regio-
nal y de la globalización económica mundial consti-
tuye, al menos en la fase que hoy se vive, una fuente
de amenazas para la fluidez del proceso.

2°. El elevado crecimiento del comercio binacional


no se sustenta en el crecimiento de las inversiones.

Hasta ahora los dos países han basado el creci-


miento de sus exportaciones en el aprovechamiento de
sus capacidades productivas ociosas, debido a las insufi-
ciencias de la demanda agregada interna. Una vez ago-
tada esa fuente dinamizadora de la expansión produc-
tiva, y/o recobrados los respectivos mercados interio-
res, será necesario el incremento de la inversión para
que se pueda continuar el auge exportador. La solu-
ción a ese importante problema estratégico se dificulta
44
en los actuales momentos -particularmente en Venezue-
la- debido a las elevadas tasas de interés que rigen en
ambos países, problema similar al que se plantea a la
economía Argentina en MERCOSUR. Dadas las restriccio-
nes al flujo de capital extranjero que ha motivado el
estallido de la crisis mexicana, la solución no puede
venir sino del incremento del ahorro doméstico combina-
do con un renacer de las expectativas positivas del
desarrollo económico. En este aspecto la situación vene-
zolana presenta a corto y mediano plazo, mayores difi-
cultades que la de Colombia.

3°. Insuficiencias infraestructurales

Destacan aquí las insuficiencias de la red vial colom-


biana que frenan considerablemente el comercio con
Vene-zuela y Ecuador, así como la circulación de mercancías
venezolanas hacia el resto de los países del Pacto An-
dino. Como ya señalamos, este es un problema crucial
que deberá ser resuelto con la colaboración de ambos
países y en el plazo más breve posible, como condi-
ción necesaria para el mantenimiento de la expansión
del comercio interregional.
Otros aspectos como las actuales insuficiencias ener-
géticas de Colombia y las limitaciones en los sistemas
de telecomunicación parecen estar en vías de mejoramien-
to, pero requerirán, en todo caso, una intensificación de
los esfuerzos para su solución.

4°. La amenaza de las reclamaciones territoriales

Finalmente, hay aquí que referirse a la existencia


de reclamaciones territoriales y tensiones fronterizas que
constituyen eventuales focos de conflicto opuestos al
ideal integracionista. Los actuales enfrentamientos entre
Perú y Ecuador colocan este problema a la orden del
día. También hay que decir aquí que el avance del pro-
ceso de integracionista constituye un factor moderador
de esos conflictos que podría ser la vía más adecuada
para su solución. Así parece demostrarlo, al menos hasta
ahora, la experiencia integracionista colombo-venezolana.

45
AREA DE LOS PROCESOS DE
INTEGRACION LATINOAMERICANOS

1"""""",1 GRUPO DE LOS 6


.··W (GRAN-MEXICO)

mI MERCOSUR

O MERCADO COMUN
CENTROAMERICANO
o NO PARTICIPAN

46
PREVISION, COYUNTURA Y POLlTICA ECONOMICA
EL CASO VENEZUELA •

Luis Mata Mollejas

Los venezolanos desconocen que el alto


tipo de cambio internacional y el alto
interés de los préstamos y descuentos
es la conspiración más descarada que
existe en el país contra la prosperidad
y el trabajo y contra la paz pública.
Domingo B. Castillo
Memorias de Mano Lobo

Agradecernos los comentarios de María Antonia Moreno y de


Leonardo Vera a versiones previas; sin que ello comprometa
sus puntos de vista. Igualmente debernos dejar constancia de
la colaboración prestada por Natalia Navarro en la elabora-
ción del apéndice estadístico y de la particular diligencia de
Claudia Bettinazzi en la transcripción mecanográfica.

47
1 PARTE

AsPECTOS TEÓRICOS y METODOLóGICOS

En la Venezuela contemporánea, la discusión pú-


blica de la política económica, para salir de la estanfla-
ción, se viene realizando según resulten afectados los
diferentes actores sociales. En otras palabras, tal discu-
sión hace énfasis en los aspectos políticos.
Los actores con intereses contrapuestos exponen
sus puntos de vista y esgrimen argumentos cónsonos
con sus aspiraciones, siendo patente y lógica la falta de
consenso sobre la conducta que, según cada uno, el
Estado debería adoptar.
Esporádicamente, también han participado en la dis-
cusión política académicos extranjeros, algunos muy no-
tables, pudiendo suponerse que sus presentaciones pú-
blicas recogen lo esencial de las reflexiones realizadas
ante los cenáculos que propiciaron su visita al país.
Pese a lo anterior, creemos que la discusión for-
mal, más cerca del espíritu científico que del político,
sin menoscabo de la importancia de este último, está
por realizarse. Como contribución para una discusión
menos subjetiva, presentamos los resultados obtenidos
a partir de un instrumento de simulación que, al consi-
derar las tendencias y sus rupturas, permite comparar
las consecuencias probables de diversas políticas.

1) REQUISITOS BÁSICOS PARA LA. PREVISiÓN ECONÓMICA úTIL

En las ciencias sociales las "políticas" correspon-


den a las aplicaciones técnicas en las ciencias natura-
les, lo cual incluye disponer de previsiones para que los
actores tomen decisiones.
¿Es posible realizar previsiones económicas útiles
para la política económica? Una respuesta negativa a
esta interrogante equivale a negar la cientificidad de la
economía; pero una respuesta positiva obliga a espe-
cificar los requisitos y los límites o alcance de una
previsión, con el carácter de científica o fidedigna.

48
La economía contemporánea, como ciencia, se aboca
a explicar la interacción entre algunos procesos socia-
les complejos, aplicando el concepto de sistema. La
explicación debe incluir la relativa a las conductas o
comportamientos de los diversos actores con ocasión de
la variación en la producción, en el intercambio de
bienes y servicios, en la intermediación financiera, en la
capitalización y en la acción re distributiva del Estado.
Resulta entonces evidente que la previsión fide-
digna descansaría en modelos que recojan la caracte-
rística de un "sistema dinámico"; para lo cual es nece-
sario establecer interacciones de influencia temporal en
las funciones de comportamiento y restricciones de ba-
lance para los diferentes agentes y mercados.
Aunque todo modelo constituye una simplificación,
resulta evidente que modelos excesivamente simples,
como aquellos que recojan explícitamente sólo la interac-
ción entre algunos mercados, manteniendo las interac-
ciones con los restantes en "cajas negras", como el cé-
lebre modelo uniecuacional de Saint Louis, no repre-
sentarán adecuadamente la complejidad, por lo cual se-
rán de poca utilidad para orientar la adopción de deci-
siones.
Desde el ángulo epistemológico, un modelo con
ecuaciones de comportamiento o explotaciones funcio-
nales de la conducta de los diversos agentes, y con
restricciones de balance o contables, demuestra su cohe-.
rencia lógica al alcanzar matemáticamente una solución.
Esta exigencia implica que los postulados funcionales
sean linealizables, pues es bien conocido que los sis-
temas conformados por funciones distintas de las linea-
les no tienen una única solución.
Como consecuencia de las exigencias señaladas, la
previsión realizada con los modelos de sistemas sólo es
útil para pocas interacciones, pues las hipótesis de linea-
lidad causan distorsiones en los valores cuando las inte-
racciones son muy numerosas. En otros términos, por
motivos puramente epistemológicos la previsión cuan-
titativa sobre la base de modelos sólo será fidedigna
para un número bajo de iteraciones.

49
Otro requisito a considerar, relacionado esta vez
con las restricciones o características sociales, es la im-
portancia del crédito en las economías contemporáneas.
En efecto, cada sociedad, históricamente, establece una
pauta para la operación crediticia. En muchas socieda-
des la cancelación del crédito y la negociación de las
colocaciones "líquidas" dominantemente se sitúan entre
90 y 180 días, pudiendo aceptarse entonces que el trimes-
tre o el semestre representan el lapso para finiquitar
operaciones pautadas y para renegociar la tasa de inte-
rés, teniendo a la vista los resultados obtenidos. Así
será el trimestre el período más corto para obtener previ-
siones fidedignas, si el método se apoya en un modelo
científicamente representantivo.

2) OPCIONES METODOLÓGICAS

Las inferencias políticas que pueden derivarse de la


interacción entre las pistas empíricas (datos) y los arti-
ficios lógicos (hipótesis), incluidos los principios me-
todológicos de asociación, son de dos tipos: a) las de
naturaleza probabilística, que pueden tratarse como ten-
dencias cuando tienen cierto grado de permanencia es-
tructural, detectada mediante la aplicación de los prin-
cipios newtonianos o clásicos de asociación 1, Y b) las de
naturaleza cualitativa, que, al abandonarse los princi-
pios clásicos, las observaciones empíricas no admiten
una medición numérica.
En ese último caso, una metodología que nos pa-
rece particularmente útil es la brindada por la Teoría de
las Catástrofes (Thom, 1972), al destacar las posibili-
dades de rupturas de las tendencías.?
1. Cambios pequeños en las variables explicativas asociados con
cambios pequeños en las variables explicadas.

2. Los métodos cualitativos son básicamente inductivos (Mucchielli;


1991) y han evolucionado hasta reposar sobre teorías rigu-
rosas. En este sentido, casi en paralelo con los trabajos de
Thom, se pueden citar los que se apoyan en el concepto de
subconjuntos de límites imprecisos (Fuzzy Set) entre cuyas
aplicaciones están las "Logrque Floue" (Bouchon-Meunier, 1993),
y la "teoría de las posibilidades' (no probabilísticas) postula-
da por Dubois-Prade (987), entre otros autores.

50
Ahora bien, el registro de los datos para la caracte-
rización científica de los fenómenos sociales es, la ma-
yor parte de las veces, ex-post (series históricas); mien-
tras que la decisión política puede tener un alto compo-
nente de naturaleza ex-ante o de carácrter "normativo".
En la práctica, la urgencia en la adopción de deci-
siones presiona para reducir el tiempo de observación.
Al reducirse el tiempo de análisis los fenómenos es-
tarán en proceso, recibiendo el análisis la denomina-
ción de Coyuntural (Sánchez, 1994).
Dentro de los fenómenos en proceso también hay
que considerar los eventos azarosos, independientes de
las relaciones funcionales y estructurales, los cuales pue-
den tomar particular relevancia y, en algún caso, pu-
dieran operar como "catalizadores", acelerando o retar-
dando los procesos recogidos en las relaciones funcio-
nales.
En síntesis, en los análisis de previsión política,
incluidos los coyunturales, pueden combinarse elemen-
tos cuantitativos y cualitativos. En los análisis "cuanti-
tativos", que requieren de series temporales largas, los
elementos relevantes serán los que se asocian con el
"equilibrio" del sistema o postulados de interrelaciones,
"persistentes" (estabilidad estructural); mientras que con
los análisis "cualitativos" (a veces atemporales) desta-
carán las posibilidades o condiciones de rupturas de la
"funcionalidad-persistencia" o tendencias.
Todo lo expresado anteriormente puede genera-
lizarse diciendo que los resultados económicos, en cual-
quier momento, son consecuencias (e) de las acciones
(A) emprendidas por los diversos agentes de acuerdo a
la interacción y características de los diversos procesos
considerados y postulados en el modelo (P), y de las
circunstancias iniciales (I), incluidos los condicionantes
o características del entorno del sistema o modelo esta-
blecido.
De allí que la previsión (e) de las acciones pre-
definidas (A) sea sensible a la "represcntatividad" y "dina-
mismo" de las postulaciones (p), y a la precisión de las
circunstancias iniciales (O.

51
Como cualquier resultado (C) deseado puede ob-
tenerse mediante numerosas variaciones o combinacio-
nes de (A), (P) e (1), una vía de exploración útil en
política económica será la "simulación" o evaluación de
la posibilidad de alcanzar el resultado deseado, a partir
de las opciones políticamente posibles de (A) o "escena-
rios", y de las apreciaciones sobre las circunstancias
iniciales (1), dado un modelo de interacciones macroeco-
nómicas (P).

2.1. La Simulación o Experimentación Numérica en


Economía

Hemos dicho que desde el ángulo metodológico


los análisis de tendencias y de rupturas requieren de
técnicas específicas para captarlas. El análisis estadís-
tico descriptivo y el análisis econométrico con su riguro-
sidad formal al evaluar las asociaciones estables entre
eventos (homeostasis) son im prescindibles para detectar
tendencias y obtener indicadores cuantitativos.
Pero, cuando se trata de las rupturas de los pro-
cesos, tal instrumental es insuficiente; encontrando que
el análisis morfogénico, que apoya la teoría de la catás-
trofe, ofrece un soporte para hacer objetivas las pre-
misas que hacen posible la ruptura de las tendencias.
Así, el economista contemporáneo cuenta con dos
apoyos metodológicos importantes para evaluar los pro-
cesos dinámicos: las técnicas estadísticas y economé-
tricas para evaluar las tendencias y las que permitan
captar el potencial de rupturas (interrupción del pro-
ceso de cambio "suave"), propio de modelos econó-
micos, como los de equilibrio general 3.
En este sentido, la combinación de ambas técnicas
nos parece útil para las previsiones del corto plazo,

3. Cabe señalar que, al adoptar la hipótesis de equilibrio general


de los mercados, la aceptación de los elementos constantes
requieren del uso de los sistemas de ecuaciones, combinado
con las hipótesis básicas de influencia temporal o "post ergo
ante hoc",

52
básicamente porque los resultados cuantitativos o experi-
mentales proporcionan indicadores que permiten cali-
ficar la "dcscabilidad" de una situación; mientras que el
análisis morfológico alerta acerca de la posibilidad de
que ocurran rupturas en las tendencias (catástrofes), aun-
que en tiempo impreciso.

2.2 Las Lecturas de la Coyuntura o Análisis


del Presente

Si partimos de que el análisis coyuntural se refiere


a la inferencia relativa a los fenómenos en proceso,
podrá definirse como el estudio de la interacción entre
los eventos del presente (corto plazo), los eventos previ-
sibles y las circunstancias deseables para el futuro inme-
diato. Siguiendo a Sánchez (991), el análisis coyun-
tural puede admitir las siguientes lecturas:

i) influencia del pasado sobre el presente y de


éste sobre el futuro:
pasado ---> presente-s> futuro
ii) influencia de las expectativas del futuro sobre
el presente y re interpretación del pasado a la
luz de los eventos del presente:
pasado <-- presente <- futuro
iii) el presente como síntesis de la influencia reci-
bida del pasado y de las expectativas sobre el
futuro:
pasado - - > presente <- futuro

La lectura del tipo (i) es propia y frecuentemente


encontrable en las prognosis o previsiones simples; la
lectura del tipo (ii) es propia de las previsiones norma-
tivas y del análisis "histórico"; y la lectura del tipo (iii)
será del tipo que denominaremos propiamente cien-
tífica en el campo económico al considerar las expecta-
tivas, que pueden ser: probables (a partir de variaciones
de los parámetros dentro del rango de su varianza);
indeterminadas y catastróficas (variaciones fuera del ran-

53
go de la varianza) y, por último, normativas o predetermi-
nadas ..f

2.3. Análisis Coyuntural y Escenarios Experimentales

El análisis coyuntural, cuando considera expecta-


tivas cuantificables sobre eventos del futuro, a partir de
acciones políticas predeterminadas, se confunde o coin-
cide con las técnicas de construcción de escenarios;
pero, a diferencia de aquéllos (que suelen limitarse a
hacer énfasis en los valores finales de las variables), la
"simulación", en el sentido de "experimento", buscará
destacar el contraste entre las motivaciones o percepcio-
nes "objetivas" del futuro y los logros o frustraciones
del pasado que pueden tener los agentes para justificar
sus acciones en el presente. Así, al ser un resultado de
combinar elementos voluntaristas (las políticas públicas
simuladas para alcanzar una "situación" deseada o "nor-
mativa") y de elementos "estructurales" predetermina-
dos (tendencias, rupturas y condicionantes del entor-
no), la experimentación debe hacer explícita la lógica
explicativa.
En otras palabras, el propósito esencial del análisis
de previsión obliga a captar, a la luz de un principio
explicativo o teórico, el sentido del proceso en marcha
(coyuntura) y de las transformaciones que pueden te-
ner lugar, como consecuencia de acciones alternativas:
escenarios experimentales.
Una consecuencia de lo anterior es la necesidad de
distinguir entre los elementos sujetos a la política nacio-
nal "núcleo" y los no controlables o exógenos que obe-
decen al contexto internacional o "entorno".

4. Una postura un tanto diferente se encuentra en Sánchez 0994,


p.p. 49.52).

54
3) EL COMPONENTE TEÓRICO O LÓGIco y EL DISERo DE
POLITlCAS EN ECONOMIA

La macroeconomía, como instrumento lógico del


análisis, nos conduce por una senda de super simplifica-
ciones; lo cual permite un abanico de interpretaciones.
Como en el ajedrez, pocas reglas permiten un número
indefinido de opciones. Pero, una vez llegadas a cierta
posición, se presentan una serie de restricciones que
limitarán el número de opciones.

3.1. La Lógica Económica de los Modelos de Equilibrio


General de Mercados s

Aunque son varias las corrientes del pensamiento


económico 6, la discusión contemporánea se concentra
entra la "visión ortodoxa", incluida la "Nueva Economía
Clásica" y un tímido retorno a un Keynes revisado, como
consecuencia, entre otras razones, de los descalabros de
las políticas liberales o monetaristas para enfrentar la
problemática dominante en el último tercio del siglo
XX: recesión e inflación en medio del desorden mone-
tario internacional y de crisis financieras recurrentes sin
distinción del grado de industrialización de los países
afectados.

5. Una opci6n distinta es la de considerar "circuitos" siguiendo la


ruta iniciada por Quesnay, Ricardo y Marx. La versi6n mo-
derna de este tipo de análisis (Poulon, 1980) parte de consi-
derar al Keynes visto por Hicks como una distorsi6n profunda
del "verdadero" pensamiento de Keynes.

6. Al presente, de acuerdo con Fernández Díaz (1994) se pueden


distinguir hasta 17 "escuelas" las cuales se resumen en cinco
corrientes, a saber:
1) Neoclasicismo microecon6mico con keynesianismo
adulterado.
2) Monetaristas modernos.
3) Postkeynesianos.
4) Marxistas y radicales, e
5) Institucionalistas.

55
En apretada síntesis, la postura ortodoxa supone
una conexión central entre el mercado de bienes y el
mercado de dinero; "vaciándose" el de bienes por la
variación de precios flexibles. La tasa de interés, flexi-
ble y determinada en el mercado monetario, afecta a la
producción de bienes a través de la inversión. Finalmente,
una tasa flexible de salarios garantizaría precios de bie-
nes razonablemente "competitivos", y una situación rela-
tivamente satisfactoria para todos los agentes (equilibrio
en el sentido de Smith) 7.
Por su parte, la base teórica proveniente de las
revisiones de Keynes, supone que los mercados de títu-
los determinan las tasas de interés y de rendimiento;
mientras que el mercado de divisas determina la tenen-
cia de "liquidez" en moneda nacional y con ello afecta
a la demanda de bienes producidos y ofrecidos con
precios más o menos "viscosos", realizándose un ajuste
por cantidades.
El mercado de bienes determinará entonces la tasa
de ganancia del productor y al comparar éste el resul-
tado obtenido con el previamente deseado y con los
rendimientos de los mercados de títulos (créditos, inver-
siones financieras, bonos públicos, divisas), decidirá, en
un instante próximo, el nivel futuro de su inversión y
con ello el de la producción y el del empleo y por en-
de la distribución futura de la renta.
Se combina así, en un análisis dinámico (hipótesis
post ergo ante hoc) una interacción entre los mercados
de títulos, de dinero, de bienes y de factores (empleo),
para alcanzar niveles cambiantes (provisionales) de "equi-
librio" general.
Lo anterior, visto desde el ángulo formal de la ex-
presión de Walras; ¿,Pi(Di-SI)=O muestra un modelo or-
todoxo concentrado en precios flexibles, en todos los
mercados; siendo la relación básica la expresión:

7. Equilibrio como armonía social a partir de la búsqueda del


beneficio particular a través de la división del trabajo (especiali-
zación).

56
Pi(Y-Y)+(Md-M)= o [1]
al ser el mercado de títulos apenas un "espejo" del
mercado monetario.
La versión postkeynesiana, parte de considerar la
expresión:
P(tG-YS)+w(Ld - LS)+ t/r (H' - B')+(M'-M)= O [2]
t+dt t+dt t+dt t+dt

Al considerar una variación temporal mínima


(dt--->O) la expresión [2] se convierte en:

Lim (P(}:'á-YS)+w(Ld - LS) + I/r (H'-BS)+(Md-M)} [3]


t + dt t + dt t + dt t + dt

Como los mercados de bienes y de empleo pueden


considerarse como "flujos" mientras que los mercados
de títulos y de dinero son de stocks, la expresión [3]
equivale a:

1 / r (Bd - B") + (Md - M") = O [4]

al tornarse nulos los flujos, lo cual se interpreta como


un ajuste instantáneo de las carteras financieras ante
variaciones exógenas de (r)."
Finalmente cabe resaltar que, si se aceptan las pre-
misas de la visión ortodoxa, la interacción entre el merca-
do de bienes y el monetario permite en el extremo
considerar una sola ecuación, como la llamada "ecua-
ción de Saint Louis", mientras que la versión postkey-
nesiana que hemos presentado requiere considerar un
sistema de ecuaciones dinámicas. Las funciones de 'compor-
tamiento y las identidades contables y restricciones de
equilibrio específicos, darán "personalidad" a los dis-
tintos modelos.

8. Al considerar que la economía esté abierta al exterior, las


variaciones de (r) resultan asociadas con las variaciones del
tipo de cambio (ch) y viceversa.

57
3.2 La Influencia de Algunas Convenciones Socia-
les sobre la Interpretación de los Modelos de equi-
librio General

Al aceptar que los mercados se pueden ajustar por


precios y cantidades, es necesario clarificar la interac-
ción entre los distintos precios relativos, puesto que la
tasa de interés y el poder adquisitivo del dinero con-
tienen elementos convencionales o arbitrarios.
En efecto, la variación de la "capacidad adquisi-
tiva" del dinero (definida en la práctica como el inver-
so de "algunos" precios de consumo lIP) puede incluir-
se convencionalmente en el % arbitrario (tasa nominal
m) que un prestamista conviene con un prestatario por
cederle un capital. El prestamista también puede consi-
derar, para fijar dicho m, el rendimiento aleatorio (q)
que podría obtener del uso del capital en el proceso
productivo (tasa real). Así la tasa nominal (m), conven-
cionalmente, puede considerarse como la suma de una
tasa real (q) y del alza prevista en los precios (p). O
sea, m=q+(p).
Consecuentemente el resultado de los cálculos de
CliP) y de (m) será convencional, tanto más cuando
pretenda ser un promedio de los comportamientos y de
las consideraciones de todos los prestamistas, presta-
tarios y consumidores.
Un corolario de lo anterior es que, al considerar al
tipo de cambio (eh) como una razón entre "paridades
adquisitivas", el resultado será igualmente convencio-
nal, arbitrario o subjetivo, y desde ese ángulo el cálcu-
lo no es un resultado de postulados económicos. La
consecuencia de esto es que, en la lucha social por el
excedente económico, los más informados o educados
pueden utilizar su conocimiento y poder, para imponer
"convenciones" a su favor. La convención ad hoc resulta
ser un resquicio para escapar a la lógica económica
(Aglíetta, 1990).
Cabe también destacar que si se acepta que los
precios de los bienes (p) en su mayor proporción en las
economías industrializadas consideran beneficios y cos-

58
tos, serán en gran medida "viscosos" a la variación de la
demanda. Consecuentemente la tasa de salarios (w) tien-
de a ser predeterminada al controlar los empresarios la
evolución de los precios (P) de los bienes y de la tasa
de beneficios (b),
Por último, desde el ángulo teórico, hay que recor-
dar que los precios "flexibles" que limpian un mercado
son de equilibrio cuando los demás mercados están en
equilibrio (Ramos, 1989, p. 203), por lo cual, cuando no
se cumple ese requisito, el precio "limpiador" en reali-
dad absorbe el desequilibrio de los otros mercados.
Tendremos así dos consecuencias:
i) al ajustarse más rápidamente los mercados finan-
cieros tienden (se ven obligados) ex-ante, a
asimilar el desequilibrio de los mercados rea-
les, y
ii) el ajuste conseguido por variaciones de los
precios no refleja un "verdadero" precio de
equilibrio, sino un precio provisional.
Por las razones anteriores, la visión postkeynesia-
na se desentiende del concepto "capacidad adquisitiva"
como precio del dinero provisto por las autoridades o
Base Monetaria, no preocupándose de asignarle precio
alguno, salvo el relacionado con el tipo de cambio que
obedece al mercado cambiario influido por los flujos
comerciales internacionales y por los flujos de capital.
Consecuentemente se desentiende del ajuste de tasas de
interés con la consideración de la inflación (p) , consi-
derando importante la influencia de la tasa nominal (rn)
sobre los flujos futuros en el mercado de títulos.
En ese contexto, los créditos de la banca con "títu-
los bancarios" o activos cuyo rendimiento puede compa-
rarse con el de los activos no monetarios y con el del
capital físico.
Finalmente cabe observar que al efectuarse las tran-
sacciones normales en toda economía, en al menos dos
"monedas": la emitida por el país y alguna extranjera,
puede hacerse explícita la presencia del mercado de
divisas, cuyo precio de ajuste es el tipo de cambio (eh).
Más aún, asumiendo que los agentes requieren de arn-

59
bas, el mercado de divisas puede considerarse "espejo"
del de la moneda nacional, transformando la ecuación
de preajuste financiero [4] en:
1 / r (sJ - B') + Ch(Sd - S') = O [5]
haciendo explícita la importancia de las variaciones exó-
genas de (r) y de (eh).

4) UN MODELO POST KEYNESIANO PARA LA SIMULACIÓN

4.1. Propósito del Modelo

El propósito del modelo es la verificación de los


encadenamientos entre las variables de los procesos fi-
nancieros y reales, de acuerdo con una combinación de
premisas postkeynesianas y de mecanismos de ajustes
en secuencias, que llamamos "Síntesis Postkeynesiana"
o "Pre-ajuste Financiero", a fin de validar la convenien-
cia de utilizar políticas diferentes de las ortodoxas, cu-
yo fracaso relativo hace inaceptable el continuar aplicán-
dolas acríticamente, como si no existiesen alternativas.
El componente de previsión impone la construc-
ción y calibración de un modelo que englobe el con-
junto de ámbitos donde se ejerce la acción pública, con
un grado de detalle suficiente para incluir las políticas
(o iniciativas) monetaria y fiscal y se recojan las influen-
cias de los choques externos.

4.2. Esquema del Modelo

La estructura teórica del modelo explica la diná-


mica del equilibrio general por medio de desfases de
ajustes en los diferentes mercados, según la hipótesis
post ergo ante hoc, a partir de un sistema de ecuaciones
construido sobre la condición de compensación de dé-
ficit Y excedentes del conjunto de mercados, o equili-
brio general "suave" 9:
p(yJ-YJ + w(Ld-L') + 1/ r (Bd-Bs) + (Md-Ms)+ch (Sd_S')=0.
9. De acuerdo con Poncet-Portait (1980), la versión "dura" de
Walras implica equilibrio en todos y cada uno de los mercados.
Tal visión es propia de la teoría ortodoxa.

60
donde la tasa de interés, determinada en el mercado de
capitales (sometidas a la influencia de los títulos públi-
cos), y la tasa de cambio, bajo el influjo del mercado
cambiario, juegan un rol central, junto a las consecuen-
cias derivadas de la distribución del ingreso sobre la
tasa de beneficios. El esquema NQ 1 ilustra las principa-
les interrelaciones entre los aspectos reales y financie-
ros de la economía.

4.3 Desagregación del Modelo

El Modelo considera siete conjuntos de activos y


pasivos:
i) los pasivos monetarios de las autoridades, cuya
demanda se ajusta mediante el tipo de cam-
bio y las tasas de interés;
ii) los activos y pasivos bancarios (créditos y depó-
sitos), ajustados por cantidades, dada la tasa
de interés;
iii) los activos no monetarios (títulos) que prefijan
la tasa de interés;
iv) los bienes de consumo; cuya demanda se ajus-
ta, dados precios "viscosos", la renta disponi-
ble y los pasivos monetarios en poder del pú-
blico;
v) los rubros de la actividadfiscal, que influyen so-
bre la tasa de interés, según se financie el
déficit público;
vi) los rubros del intercambio internacional, que pre-
sionan al tipo de cambio 10 y cuyo ajuste inci-
de en la variación de reservas internacionales,
y finalmente,
vii) la masa salarial, variable de resultado (dada la
tasa de ganancia) del mercado de factores.

10. A su vez la tasa de interés y el tipo de cambio inciden sobre


los precios de los bienes.

61
4.4. Especificación del Modelo: Convenciones Básicas

El conjunto de actores o unidades económicas se


clasifican en cinco "agentes":

o "familias' o unidades fundamentalmente consu-


midoras de bienes y de servicios, inversionis-
tas financieros en el mercado de títulos, deten-
tadores de circulante y divisas (grado de "do-
Iarización"), y perceptores de salarios y utili-
dades (beneficios distribuidos);

U) "empresas' o unidades fundamentalmente pro-


ductoras y distribuidoras de bienes y servicios
finales y demandantes de mano de obra y de
bienes "reproductivos", y de una proporción
del crédito bancario, a cambio de títulos;

UO "banca" o intermediarios financieros, fundamen-


talmente distribuidores del "crédito" (dinero pri-
vado);

iv) "autoridades monetarias y fiscales', quienes es-


tatuyen normas, crean dinero "primario" o "pú-
blico", dan asistencia financiera a la banca y
emiten títulos;

v) "resto del mundo" o actores internacionales, quie-


nes realizan actividades de intercambio con los
agentes nacionales en los diversos mercados.

62
ESQUEMA N"'
PRINCIPALES INTERRELACIONES ENTRE LOS ASPECTOS REALES Y FINANCIEROS
Al considerar los elementos que intervienen en el
intercambio: los pasivos monetarios, los activos bancarios,
los títulos públicos y privados, los bienes y servicios y
el trabajo, se tienen los siguientes precios relativos: las
tasas de interés pasiva (rd), activa (ra) y de resdescuen-
to (rf); los renditnientos de los títulos públicos (rg) y
privados (rp); o su equivalente, el rendimiento del capi-
tal físico (q): los precios de los bienes y servicios (P); la
tasa de salario (w) y el tipo de cambio (eh); y una tasa
bancaria externa de referencia (rx).

4.5. La Dinámica: Convenciones Operativas


(Vaciamiento de Mercados)

(H1) Los déficit y excedentes en cada mercado se


compensan globalmente en "valor" entre si. (Ley
"suave" de Walras, Poncet-Portait, 1980).
(H2) Los agentes tienen percepciones fuertes de
las restricciones cuantitativas (racionamientos)
existentes "ex-ante" en los distintos mercados
(Malinvaud, 1978), lo cual afecta su comporta-
miento en todos los mercados, cuyos precios
tienden a ser "viscosos" (vigencia del princi-
pio de adición de costos). Sobre los costos de
los bienes, según los requerimientos de in-
sumas importados, influyen las variaciones del
tipo de cambio. Las tasas de interés ejercerán
su influencia sobre los costos de los bienes,
sobre las cantidades de crédito y de títulos
diversos.
(H3) El mercado de pasivos monetarios tiene que
someterse a restricciones institucionales de balan-
ce, a la vez que se interrelacionan con los
condicionantes de equilibrio de los mercados
de divisas, de títulos y de bienes; por lo cual
no es un mercado que puede considerarse co-
mo recíproco o inverso de los mercados de
títulos corno suponía Hicks (1937).
(H4) La presencia de títulos públicos para finan-
ciar los déficit gubernamentales se relacionan

64
con los mercados de títulos privados a través
de su precio (rg) y de su "carencia" de ries-
gos.
(H5) Los intermediarios crediticios (banca) ope-
ran según un principio de rentabilidad, lo cual
hace que la tasa de créditos (ra) sea mayor
que las de consecución de fondos: depósitos
(rd) y refinanciamiento (redescuento, rf).
(H6) Sobre la base de los rendimientos espera-
dos (ex-ante) de la inversión reproductiva, ocu-
rre el pre-ajuste financiero, incluida su reper-
cusión sobre el empleo. El vaciamiento pos-
terior del mercado de bienes de consumo deter-
minará la posición "puntual" de los diferentes
rendimientos (q, rp) "ex-post". Estos elemen-
tos conforman nuevos indicadores "ex-ante" pa-
ra la ulterior toma de decisiones. Esto refleja
el supuesto post ergo ante boc o equilibrio diná-
mico.
(H7) Las variaciones del entorno, básicamente las
relacionadas con el intercambio internacional
(bienes y capitales), afectan a todo el proceso
a través del tipo de cambio (eh) y de las tasas
externas de interés (rx).

4.6 Convenciones Funcionales: Relaciones de


Comportamiento (Agentes y Variables)

4.6.1 La influencia del comportamiento fiscal

(H8) Los ingresos fiscales (T) están en función de


impuestos directos (TD) y de los indirectos
(TIN) que incluyen las tasas o precios de los
servicios públicos."
(H9) Los impuestos indirectos (TIN) están relacio-
nados con el consumo y con las importacio-
nes (M). Los directos, con el salario (W) y con
el beneficios (E).
11. Se podrá incluir un tercer elemento (OT) para impuestos o
ingresos varios.

65
(HI0) El gasto gubernamental es un componente
exógeno, siendo importante considerar explí-
citamente el déficit presupuestario, supuesto
idéntico al flujo de los Títulos Públicos (BT)
financiado por la banca privada (CRG), por los
particulares (FBT) y por créditos externos (CRX).

4.6.2 La influencia de las operaciones bancarias

(HII) Sobre la colocación de recursos financieros


como depósitos remunerados (OP) en la ban-
ca nacional influyen la tasa de remuneración
de los depósitos (rd) en el país (rd) y las
transacciones (Y). 12
(H12) El nivel de las tasas de interés int1uye sobre
la demanda de crédito. El crédito total (CR)
incluye al crédito para inversión (CRO, otros
requerimientos privados de crédito (CRO) y un
financiamiento parcial del déficit fiscal (CRG)
por la banca.

4.6.3 La influencia de la distribución de la renta


en el gasto

(H13) Por su parte, el volumen de salarios afecta


al volumen del consumo (CPR) y, a través de
éste (mercado de bienes), repercute sobre los
beneficios (B).

4.6.4 El proceso de inversión y el crédito:

(HI4) El volumen de inversión en activos repro-


ductivos Q) es una variable de ajuste, depen-
diendo del comportamiento de los mercados
financieros y del rendimiento "físico" evalua-
do como la relación entre el excedente y el
capital (B/K = q). La inversión total (1) recibe
la influencia de la variación de inventarios (VE).
12. La data estadística disponible no permite considerar los de-
pósitos en el exterior CDx) como sería deseable.

66
(H15) Para financiar la inversión O), las empresas
recurren al autofinanciamiento (AF) , obtienen
crédito de la banca (CRO y colocan títulos nue-
vos (VS) entre las familias, considerando explí-
citamente las tasas de interés y de rendimien-
to (q) y (rp). Todas estas variables CRr, VS y
AF se relacionan entre sí a través de las dife-
rentes tasas: ra, rd, q, rp, rg 13. El volumen de
financiamiento directo guberrnamental (IG) se-
rá evidentemente exógeno.

4.6.5 Ajustes en los mercados financieros

(Hl6) La oferta monetaria de las autoridades (BMA),


históricamente asociada con las reservas de oro
y divisas (OD), está relacionada parcialmente
con el gasto del gobierno (G). En consecuen-
cia, es parcialmente endógena.
(H17) La demanda de liquidez (BMP) de empresas
y familias está afectada por las tasas pasivas
(internas "rd"), por los salarios y por la deman-
da de divisas.
(H18) La ecuación de demanda de activos finan-
cieros por parte de las familias (BFD) distin-
gue entre valores públicos (FBD y privados
(VS). En su determinación influyen los sala-
rios (W) y el producto de los depósitos renta-
bles. Se considera, la interacción entre "rd",
"rp", "rq" y "q".

4.6.6 La influencia internacional

(H19) Las importaciones se consideran asociadas


al consumo y a la variación de existencia.
(H20) Las exportaciones (X) se consideran exóge-
nas.

13. La ausencia de información estadística, "agregada" sobre el


rendírniento de los títulos privados (rp), permite considerar a
(q) como una aproximación.

67
(H21) El saldo de la balanza de capitales se considera
exógeno."
(H22) El tipo de cambio (eh) depende, fundamen-
talmente, de los movimientos de la balanza de
pagos y de su valor propio.

4.6.7 La estructura del modelo

De acuerdo a las hipótesis presentadas, el mo-


delo estructural aparece en el esquema ND 2 "Modelo pa-
ra el Estudio de las Tensiones Nacionales" (Modelo TEN).
Por otra parte, el esquema ND 3 sintetiza en una matriz
los equilibrios de flujos (contables) de agentes y mer-
cados.

4.6.8 Resolución del modelo

El modelo estructural presentado incluye:


Catorce variables endógenas resultantes de iden-
tidades o restricciones contables.
BMB, KB, RF, J. VOD, FBT
CR, XM, T, BT, C, 1, y, W

Diez y seis (16) ecuaciones de comportamiento pa-


ra las variables endógenas siguientes
BMA, BMP, lB, VE, DP, CRI, CRO, VS, AF,
11N, TD, M, CPR, DEP, B, ch.

Para resolver el sistema de 30 ecuaciones (incluyen-


do las identidades señaladas anteriormente) se consi-
deran las 30 variables predeterminadas siguientes:
if, rd, q, if, rq, rx, OD, G, w: CG, SUB, W-l, DP-l, OD-l,
1-1, j-i, 1-1, VE-l, X, CPR-l, cb-L, M-l, s-i, XNP-l, BTX,
AF-l, BK, IB-2, VS-l, BMP-l

14. En principio se podría suponer una relación en base de la


diferencia de las tasas de interés y de la evolución de los tipos
de cambios; pero, la presencia de elementos institucionales,
como pagos de la deuda, y aun políticos, como el "riesgo
país", alteran cualquier sentido puramente económico.

68
Desde el ángulo matemático, la solución del mo-
delo es "recursiva", por lo cual, una vez estimadas las
ecuaciones de comportamiento, por substitución puede
resolverse el modelo utilizando las identidades seña-
ladas y las variables predeterminadas.

69
ESQUEMA Na 2
MODELO PARA EL ESTUDIO DE LAS TENSIONES DE LA ECONOMIA NACIONAL: MODELO TEN

MERCADOS Y ECUACIONES DE VARIABLES VARIABLES


CONDICIONES DE COMPORTAMIENTO ENDOGENAS EXOGENAS
EQUILIBRIO DE IDENTIDADES

Mercado de Circulante BMP - BMP[W(_J)' rd]


BMP - BMB - BMA BMA - BMA[G,OD,rf] BMB rf,rd,OD, G, W(_ll
Mercados Bancarios
CR=CRI +CRO+CRG IB=IB[O~'_t),DP,IB(_1l1 KB DP(_ll
IB+CR+BMP=DP+RF+KB DP-DP 1.. y (_'l,rd RF ra
CRI =CRI(J<))~(_ll CR IB(-l)
CRO-CROI.. y (-t)' ra) CRG
Mercado de Activos No Monetarios
J=CRI+VS+AF+IG VS - VS[W(_t)' q, VS(_j)l J
BFD=VS+FBT AF=AF[KT(_t)' q,AF(_t)
FBT=BT-CRG-BTX FBT

Comercio Exterior
X-M~XM M=M[VE(_t),CPR~_Jl'BMP(_t),M(_t)l VoD
XM+BK=VOD ch=ch[di(_t)XM,HK,rg) XM
Ambito Fiscal
G-T-BT TIN-TIN[CPR(_t~M(_t)l T
T-TIN+TID TID=TID(B<_t)' e» BT
Mercado de Bienes
C+I+G+X-M-Y CPR-CPR[W,rx,rdl y W(_t)' GC,XNP(_t)
I=J+VE VE=VE(XNP(_t) 1 rd,rx
C=GC+CPR C
Mercado de Factores
W+B+TIN-SUB+DEP-Y B=B(CPR_ ,q) W SUB CPR<_t)
DEP=DEP(KT(_t)' ra) KT(_t), ra
ESQUEMA NI 3
FLUJOS Y RESTRICCIONES CONTABLES
Familias Empresas Banca Fisco Banco Resto del Equilibrio de

S
Mercados

Bienes CPR(.) j C-CC + IC


Central Mundo

M(.)
mercados

CPR+CC-C
• • X te-j-o
C+I+X-M-Y-O
OS
Activos no BFDo Vs (.) - Vd ETs • Vd-Vs+ BF+Af-AF
Monetarios i{3FD-Vd+B1L AFd (.) -AFs • • +DPs-D\Pd-CRO-CRI-
bBT+CR
+xBT-xBT-O
Bancarios DPs (.) CR/ (.) CRs bBT xBT
CRO (.) DPd xBT • (BB

BMA
Pasivos BMP(.) BMB(.) BEd BMA-MBM-BMP=O
monetarios RFd(.) • RFs BEs=OD (LM')

Restriciones CPR+BFD + j-AF= Vs+CRl CR+BMB r;-T-BT(+ft+x BMA-BE+RF X-M+xBT- VOD


contables de DP+ -DP+RF
los actores BMP-W+
CRO-T
Notación: (.) función de comportamiento
(") magnitud no considerada.
VARIABLES DEL MODELO TEN

BMA Base Monetaria emitida por las autoridades


BMP Base Monetaria en poderdel público
BMB Base Monetaria en poder de la banca
OD Reservas Internacionales netas
ra Tasa de interés activa
rd Tasa de interés pasiva
rx Tasa de interés internacional
rf Tasa de redescuento
rg Rendimiento de los bonos públicos
rp Rendimiento accionario privado
q Rendimiento del capital
y Producto Nacional Bruto
CPR Consumo privado
C Consumo total
GC Consumo del Gobierno
I Inversión
J Formación bruta de capital fijo
VE Variación de existencias
X Exportaciones
M Importaciones
KT Stock de capital total
XM Saldo Cuenta Corriente
BK Saldo cuenta capital
VOD Variación de reservas internacionales netas
ch Tipo de cambio promedio
G Gasto Fiscal
T Ingresos Fiscales Ordinarios
TD Impuestos directos
TIN Impuestos indirectos
OT Otros impuestos
AF Autofinanciamiento de las empresas
W Salarios (Remuneración a empleados y obreros)
B Beneficios (Excedente de explotación)
SUB Subsidios
DEP Depreciación
BFD Demanda de títulos de las familias
VS Emisión primaria de acciones y obligaciones privadas
BT Déficit Fiscal (G-D(Positivo-déficit, negativo-superávit)
ocBT Déficit Fiscal financiado por las familias
BTI Endeudamiento interno neto BTI-CRG+FBT
IG Inversión del gobierno
IB Inversión bancaria
CR Crédito total
RF Refinanciamiento a la banca
DP Depósitos totales en la banca
KB Capital bancario
CRI Crédito al capital fijo
CRO Otros créditos
BBT Crédito bancario al gobierno

72
11 PARTE

LA PERCEPCIÓN DEL PRESENTE: LA ECONOMIA ENTRAMPADA

1) MACROTENDENCIAS y RUPTURAS EN LA ECONOMIA


VENEZOLANA: VISIÓN CUALITATIVA

Desde 1937 hasta el comienzo de la década de los


ochenta, la economía venezolana se puede caracterizar
señalando que el Estado, al recibir un volumen sig-
nificativo del excedente petrolero, se convirtió en el eje
o factor económico sustantivo. En efecto:
i) La demanda y la oferta interna resultan con-
dicionadas por el gasto y por la conducta pro-
teccionista-paternalista gubernamental. En esas
condiciones, el nivel de los precios de los pro-
ductos nacionales resulta alterado por los sub-
sidios diversos y por la protección inmode-
rada. La enorme disponibilidad fiscal permite
absorber el costo de la ganancia excesiva ori-
ginada en la sobreprotección y, simultáneamente,
mantener un poder adquisitivo alto para los
trabajadores.
ii) La sobrevaluación del tipo de cambio, aunque
impide que las exportaciones no petroleras sean
significativas, permite una inflación moderada,
al combatir los excesos relativos de demanda
con importaciones.
iii) Las tasas internas de interés podían reflejar el
comportamiento internacional, toda vez que era
débil la presión de los déficit fiscales sobre la
intermediación financiera nacional. Más aún,
como ya señalamos, la disponibilidad finan-
ciera del Estado, al endeudarse con el exte-
rior, permitió subsidiar la formación privada
de capitales.
Al disminuir el monto del excedente petrolero a
redistribuir internamente, por los compromisos deriva-
dos de la deuda externa, y cesar el flujo de crédito
externo, a partir de 1983, el sistema económico entró en

73
una crisis que puede caracterizarse económicamente co-
mo una fase recesiva con inflación sostenida, aparente-
mente inmanejable por las autoridades gubernamenta-
les al tener que disminuir sensiblemente los subsidios
antes prodigados y enfrentar presiones contradictorias
de la sociedad civil, pues el factor laboral intentó pro-
teger su ingreso real y el sector empresarial realizó
acciones para resguardar el valor de su capital, recurrien-
do, inclusive, a la selección adversa de cartera."
Los gráficos NQ 1, 2 Y 3 (ver nota metodológica en
el apéndice NQ 1), elaborados sobre el modelo de "cúspi-
de" de la teoría de catástrofe, ilustran mediante flechas
entre dos puntos (desplazamientos) cómo un proceso
más o menos satisfactorio de crecimiento de bienestar,
se transformó en una situación simultánea de estanfla-
ción y de crisis financiera (gráfico NQ 1) por factores
vinculados a choques externos petroleros desfavorables
(previsibles de acuerdo al gráfico NQ 2), Y a medidas
ortodoxas que estimularon la especulación financiera y
la disminución del consumo (gráfico NQ 3).
En efecto, la satisfacción de las necesidades ha-
bituales que el gasto gubernamental afrontaba con rela-
tiva holgura y la construcción de infraestructura presio-
nan para mantener o hacer crecer el déficit fiscal. El
financiamiento de dicho déficit, mediante la devalua-
ción del signo monetario o el crédito interno, incre-
menta los costos y presiona a un alza de las tasas de
interés. El financiamiento externo de dicho déficit afec-
ta a una balanza de pagos, ya vulnerable, por la cre-
ciente inclinación de los particulares hacia la selección
adversa de cartera para protegerse de la creciente desva-
lorización del capital.
Así, el proceso de acumulación, orientado hacia el
mercado interno, bajo fuerte protección contra la compe-
tencia externa, comenzó a reducir su dinamismo hacia

15. Hay fuertes indicios de que la banca financió con créditos la


fuga de divisas (Mata, 1994, p. 143) Y que posteriormente la
"subasta de divisas", a comienzos de 1995, también contri-
buyó a dicha fuga.

74
finales de los años 60 (primera ruptura). El acceso pau-
latino a los mercados externos, dado lo estrecho del
mercado nacional, habría exigido un ajuste parsimo-
nioso del tipo de cambio, al tiempo que el ámbito fis-
cal habríase beneficiado con una reforma para hacerlo
menos dependiente del petróleo.
El "boom petrolero" del lapso 1974-75 enmascara el
proceso de agotamiento del proceso de substitución de
importación "fácil" y alarga el plazo para introducir las
reformas fiscales. El endeudamiento público externo pa-
ra financiar proyectos públicos de lenta maduración (en
el mejor de los casos) comprometió los futuros ingre-
sos fiscales provenientes del petróleo, sin considerar su
eventual disminución (segunda ruptura) y el cierre abrup-
to del financiamiento externo 0982-1983) (tercera rup-
tura). La simultaneidad de estos cambios "catastrófi-
cos" o repentinos hará estallar una crisis financiera fis-
cal, y estimulará la fuga de capitales privados ante la
perspectiva de una devaluación. El control de cambios
y el diferimiento de los pagos perentorios (refinancía-
miento de la deuda pública) permiten postergar de nue-
vo las reformas impositivas 0986-1988); pero una ex-
pansión del gasto público (Plan Trienal) terminará por
agotar las reservas internacionales, al bajar los precios
del petróleo.
El gobierno instaurado en 1989, pone en práctica
un programa de Ajuste Macroeconómico: devaluación,
restricción crediticia (alza del tipo de interés) y disminu-
ción del rol del Estado, esperando un incremento de
competitividad para exportar en el corto plazo, al tiempo
que abre indiscriminadamente el mercado interno a la
producción foránea. Dicho programa provocó, como en
otras partes del mundo, que el componente "moneta-
rista" de dicha política, al incentivar la especulación
financiera y la especulación de divisas, al operar la
preferencia por una selección adversa de cartera (cuarta
ruptura), que se agravase la recesión sin corregir la
inflación, al estallar la burbuja especulativa de la banca.
La prolongación de la inflación sin corregir la recesión,
propició, por su parte, la entropía social (quinta ruptura).

75
GRAFICO NQ 1
Efectos de la Poi ítica Ortodoxa

bajo

alto

~
Inversión
e
y
empleo d) Estancamiento I fragilidad
bancaria (desempleo clásico)
a -;> b) Crecimiento
c -;> d) Estanflación
e) Crash I Crisis de solvencia

Prognósis?: La especulación propicia


la situación de crash

76
GRAFICO Na 2
Los Precios del Petróleo
y la OPEP

bajo _=__~~~~_~
-= • alto
~
a

+
Precios
del
Petróleo a) Situación de los años 60
b) Situación de los años 70
c) Situación de los años 80
d) Situación de 165 años 82-86
e) Situación de los años 90-2000?

Prognósis?: No habrá precios altos; salvo por


coyunturas polfticas internacionales

77
GRAFICO NQ 3
Coyuntura Económica

bajo

+
Empleo
Salarios
e

a) Inflación de demanda
b) Crecimiento auto-sostenido
C) Inflación de costos
d) Subdesarrollo
e) Estanflación

Progn6sis?: La caida de los salarios y


del desempleo lleva a la estanflaci6n

78
A partir de los resultados del sintético análisis pre-
cedente, lo que hoy se llama la "crisis económica" es un
conjunto de características de diferente alcance. La ten-
dencia al sub-empleo y el déficit fiscal tienen su origen
último en:
i) La diferencia de productividad entre el sector
petrolero exportador por excelencia, y el res-
to de la actividad productiva, proveedora del
empleo, y
ii) en la pérdida de dinamismo de ambos secto-
res, dado que el segundo depende de la activi-
dad redistributiva del excedente del primero.
Así, mientras el excedente petrolero pudo redis-
tribuirse, alimentando la demanda y, mientras el sector
productivo no petrolero encontraba mercado creciente
(substitución de importaciones de bienes de consumo o
"fácil"), el empleo y el consumo aumentaban. Pero, al
reducirse el dinamismo de la substitución (primera rup-
tura) y estancarse el crecimiento del excedente petro-
lero retenido y redistribuido por el Fisco (segunda rup-
tura), todo el sistema habría entrado en una crisis estruc-
tural.
La inflación sostenida en dos dígitos "medios" y el
colapso generalizado de la banca comercial, la fuga de
capitales y el freno al proceso privado de capitaliza-
ción, están asociados al cese del financiamiento exter-
no (tercera ruptura) y al estímulo a la selección ad-
versa de cartera (cuarta ruptura) brindado por la po-
lítica ortodoxa.
En otras palabras, como hipótesis general, el con-
junto de los elementos coyunturales tendría su origen
en la equivocada gerencia pública (a partir del endeu-
damiento público 1975) y radicaría en el manejo de la
política financiera y monetaria, al margen de que los
actores privados (empresarios) pudieran ser, a su vez,
culpables de errores de gerencia empresarial (escasez
de visión y utilización de prácticas primitivas en ges-
tión) y de que el entorno desmejorara sus condiciones
favorables.

79
2) LA EXPLICACiÓN CUANTITATIVA: INCIDENCIA DE LA GESTIÓN
PÚBLICA EN LA COYUNTURA

La hipótesis general señalada, que se conecta direc-


tamente con la hipótesis postkeynesiana de que los pro-
cesos financieros fijan el sendero a la evolución de los
mercados reales (pre-ajuste financiero), resulta corro-
borada por los resultados del estudio empírico de los
diversos elementos del modelo teórico elaborado (Mo-
delo TEN), conforme a la estimación realizada para los
períodos 1974-95 y 1984-95 (anexo N!1 2).
En apretada síntesis señalamos que los principales
resultados obtenidos son:

2.1 El Comportamiento del Mercado Monetario

La variación de la tenencia de base monetaria por


el público (nMP) se explica por las del ingreso eva-
luado a través del salario (W), resultando negativa su
relación con la tasa de interés pasiva. Este comporta-
miento es consistente con el mostrado por los depó-
sitos (DP).
Es de notar que el incremento de tenencia mone-
taria por el público en los años críticos, en detrimento
del tenido por la banca, refleja el sesgo hacia la selec-
ción adversa de carteras mediante la tenencia de divi-
sas.
Por su parte, la emisión de base monetaria por las
autoridades (TIMA) sigue de cerca, como era de espe-
rar, al gasto público.

2.2 El Comportamiento del Mercado de Títulos


Bancarios

El conjunto de créditos privados (CRO, (CRO), y el


total (CR) siguen a los depósitos, a los requerimientos
de inversión reproductiva O) y a la evolución general
de la economía (Y). Así, la caída de la inversión, la
recesión y la reducción de la demanda de crédito están
asociadas con el alza de 1~ t1sa de interés.

80
Al asociar estas condiciones con las del mercado
monetario era absolutamente previsible la fuga de divi-
sas, al divulgarse una situación de iliquidez para la
banca comercial, por haberse orientado estas institu-
ciones a la actividad especulativa, y reducido las opera-
ciones de crédito, y con ello la inversión reproductiva.
Al reducirse el crecimiento económico, la consecuencia
sobre la misma banca fue el incremento de la moro-
sidad y su posterior insolvencia.

2.3 El Comportamiento del Mercado de Activos no


Monetarios

La tenencia de títulos no bancarios (VS y FBT)


muestra comportamientos consistentes o armónicos con
los advertidos en los mercados monetarios y bancarios,
pues, a medida que se avanza hacia el final del perío-
do, las expectativas de ganancias, evaluadas a través de
la interacción entre el rendimiento esperado en la inver-
sión física (q) y el de los títulos (rg), adquiere impor-
tancia disminuyendo la influencia del flujo de ingresos.

2.4 El Comportamiento de los Mercados de Bienes y


Factores

El mercado de bienes evaluado a través del con-


sumo (CPR) resulta influido por el flujo de ingresos. La
tasa de interés (rd) muestra la asociación negativa que
era de esperar. No es de extrañar que la tasa de ganan-
cia, asociada con el excedente de explotación, relacio-
nado a su vez con la evolución del mercado, varíe al
hacerlo la masa salarial.

2.5 El Comportamiento Fiscal y el de las Variables


Dependientes del Comercio Exterior

El comportamiento de los impuestos es, en gene-


ral, el esperado; pero cabe destacar que los directos
(TD) resultan mejor explicados. En todo caso, el bajo
nivel de asociación refleja la existencia de una persis-

81
tente evasión. En otras palabras, existe la posibilidad de
minimizarla acudiendo a una mejor supervisión y a una
reforma tributaria. Por su parte, las importaciones refle-
jan la asociación postulada.

3) LA INCIDENCIA DE LA POLlnCA ECONÓMICA EN LA CRISIS

Los resultados de los análisis cualitativos y cuan-


titativos anteriores muestran que el fenómeno de estan-
camiento con inflación, experimentado en la actividad
económica de Venezuela en los últimos diez años, está
más asociado a los elementos de política que a las
circunstancias del entorno, estimando que éstas, cuan-
do han sido desfavorables (caída de los precios del
petróleo o elevación de las tasas internacionales de in-
terés), han servido para mostrar la debilidad de la eco-
nomía venezolana y la falta de previsión de las po-
líticas pú blicas.
La presión de la sociedad civil para mantener la
orientación de "Welfare State", implantada en Venezuela
desde mediados de la década de los años 40, ha puesto
impedimentos para reducir oportunamente el gasto pú-
blico y ha servido de cobertura para prácticas eviden-
tes de corrupción administrativa desde los años 70. Es
evidente también la miopía de la Administración Pú-
blica para implantar políticas de administración de la
coyuntura: corrección oportuna de los tipos de interés,
negociación de pagos de la deuda pú blica externa y
reforma de la estructura impositiva, entre otras medi-
das.
Sin embargo, quizás lo más grave, desde el ángulo
financiero, fue la incentivación a la especulación finan-
ciera con la creación, por recomendación de los ex-
pertos del FMI (Informe, Lindgren, 1989), de los deno-
minados "Bonos Cero Cupón" del BCV.
En efecto, la fragilidad de un sistema bancario con
depósitos y créditos reprimidos fue acentuada por las
decisiones del BCV, pues el manejo errático del sis-
tema de tasas de interés intentando controlar el circu-
lante en manos del público, como medida para esta-

82
bilizar el tipo de cambio, provocó la reces IOn sin im-
pedir la fuga de capitales. Finalmente, estimuló la desca-
pitalización general, incluidos el sistema financiero y
aún el mismo ncv.
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las em-
presas se vieron obligadas a elevar precios para recu-
perar pérdidas en términos de reposición de capitales
(pérdidas producidas por la reducción del mercado inter-
no y pérdida por el encarecimiento de la reposición del
stock físico de capital), mientras que los particulares
encontraban vías para la colocación especulativa cuan-
do los mercados, en general, encogían. 16
Como lección de trascendencia política debe des-
tacarse que la disminución del salario real, verdadera
flexibilización forzada del mercado de habilidades (ma-
no de obra), no ha producido el incremento del em-
pleo que la teoría y la política neoliberal prometen,
ocultándose el incremento brutal del desempleo en la
llamada economía informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de vista
de la síntesis neoclásica, encuentran explicación en nues-
tra tests postkeynestana de que los procesos financieros
señalan el sendero a los acontecimientos en los merca-
dos reales.
Una reflexión final, en relación al rol del mercado
de capitales, nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, la guía
se desplaza del mercado de títulos privados al mercado
de títulos públicos, ofrecidos por los diferentes entes
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando pre-
cios remuneradores a los llamados Bonos Cero Cupón
destruyó, con cada nueva emisión, la posibilidad de
revertir el proceso de crisis (mediante el incremento de

16. Las excepciones vienen representadas por los sectores pro-


ductivos o importadores de bienes de lujo; pues es bien cono-
cido que la inflación en Venezuela también ha deteriorado la
distribución del ingreso en contra de los asalariados.

83
la inversión reproductiva), impidiendo el aprovechamien-
to de los eventos externos favorables en el ámbito petro-
lero, como fue la Guerra del Golfo Pérsico.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas desde co-
mienzos de la década de los años 80, se ha mostrado
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis y ha estimulado los elementos coyunturales, convir-
tiéndose con ello en virtual instigador de la crisis socio-
política.
En conclusión, la política económica para Vene-
zuela debe considerar las siguientes restricciones:
i) Un relanzamiento de las exportaciones petro-
leras en forma significativa, de dudosa pro-
babilidad, daría un alivio temporal a la crisis
fiscal y al debilitamiento de la balanza comer-
cial; pues si no se expanden las exportacio-
nes no petroleras fortaleciendo el desarrollo
manufacturero (prioritariamente), sólo se esta-
rían reeditando las condiciones del lapso 1970-
1980.
ii) La aplicación de medidas ortodoxas fiscales y
monetarias, como las experimentadas en el pe-
ríodo 1989-96, al estimular la selección adversa
de cartera, acentúa al proceso recesivo.
iii) Las medidas de intervención directa, como los
controles, sólo son útiles en cuanto comple-
mentan (actuando como "catalizadores") accio-
nes coherentes -fiscales y monetarias- que in-
centiven la inversión reproductiva al combatir
la preferencia por la selección adversa de car-
tera y el atractivo de la especulación finan-
ciera.
iv) El restablecimiento del sistema crediticio re-
quiere de una rápida capitalización y una estruc-
tura de intereses que permita la concesión de
créditos.

84
III PARTE

RESULTADOS DE LA EXPERIMENTACIÓN NUMtRICA

1) LA SIMULACIÓN COMO INSTRUMENTO DE PREVISIÓN

A partir de 1989 Venezuela ha estado sometida a


variantes de los llamados "Programas de Ajuste Estruc-
tural", teniendo como efecto una inflación recurrente y
lapsos con decrecimiento económico, lo cual, en pro-
medio, se aproxima a lo que la literatura clasifica como
estanflación.
De allí la necesidad de focalizar las opciones de
políticas que podrían recuperar el crecimiento soste-
nido con inflación tolerable (un dígito bajo) que existió
en décadas pasadas. Con ese propósito se diseñó un
instrumento de experimentación numérica o de simula-
ción (SITEN); que incluye como hipótesis básica, la in-
fluencia del "pre-ajuste" financiero como guía de la con-
ducta de todos los agentes (Modelo TEN).
Los parámetros de las ecuaciones de comportamien-
to del Modelo TEN (Ver Esquema NQ 2), se estimaron
con la técnica denominada "dos etapas"; cumpliéndose
la propiedad de reproducir, dentro de márgenes acepta-
bles de desviación, la data de origen, a partir de la
resol ución del sistema de ecuaciones.
Esta III parte se concentra en las consecuencias de
los resultados de la experimentación numérica, los cua-
les "simulan" estrategias diversas (opciones de política
o escenarios) incluyendo la correspondiente a la lla-
mada "Agenda Venezuela".

85
2) CONDICIONANTES PARA LA EXPERIMENTACiÓN NUMblCA

2.1. Apreciaciones Relativas al Entorno

2.2.1 Condiciones de la economía mundial

De acuerdo con las tendencias vigentes 17, hasta el


año 2000 podrían prevalecer las siguientes condiciones
generales:
• Creciente confrontación comercial entre blo-
ques de países, restricción al crecimiento de
comercio mundial e incentivos al comercio intra-
bloques.
• Desempleo tecnológico en los países industria-
lizados: tendencia a la deflación.
• Sostenida devaluación del dólar americano: depre-
ciación real del precio del petróleo.
• Globalización de los mercados financieros: al-
ta movilidad de capitales especulativos, en la
que Venezuela tiene una participación práctica-
mente insignificante.

2.2.2 Condiciones generales del ámbito petrolero:

De acuerdo a los analistas internacionales 18, cuatro


factores afectan a las decisiones de inversión de las
empresas petroleras: (O la evolución de los precios y de
la demanda del gas natural; (ii) la evolución de los
precios y de la demanda del petróleo crudo; (iii) la
disponibilidad de capital internacional; y (iv) las restric-
ciones, exigencias normativas e impacto fiscal en los
distintos países.

86
En breve síntesis, se espera que la fuente alter-
nativa más económica en el futuro cercano, aunque sin
precisión temporal, sea el gas natural. Como medida
preventiva, las grandes multinacionales están reducien-
do los costos de transformación y de obtención de los
crudos. De allí que se hayan producido y se continúen
realizando fuertes inversiones, por lo menos hasta el
año 2000.
Con relación al mercado y a los precios del petró-
leo crudo, el examen de la tendencia histórica 0974-
1994) muestra que, después de los topes alcanzados a
fines de los años 70, el consumo mundial crece lenta-
mente; 19 pero que el comercio mundial se reduce por
el incremento de la producción en algunos países que
durante mucho tiempo fueron fundamentalmente impor-
tadores netos.
Por su parte, los precios de los crudos crecen leve-
mente a nivel nominal, es decir, si se deja de lado la
devaluación tendencial del dólar americano. Ello sig-
nifica que, en términos reales, los precios tienden a ser
suavemente decrecientes.
Con relación a las nuevas áreas (Rusia y Colombia,
entre otros), existe un potencial que está represado por
motivos institucionales y políticos.
En este panorama general, las empresas multina-
cionales tratan de posesionarse o de defender su por-
centaje de mercado reduciendo costos. De allí que, sal-
vo eventualidades, no es razonable esperar una expan-
sión violenta del consumo o de los precios.
Así, una previsión de corto alcance temporal debe
considerar que:
Sobre la base de 41,2 m.b.d. hasta 1996, de los
cuales un máximo de 0,4 m.b.d. correspon-
dería a la OPEP. Ello equivale a un tope de
producción OPEP de 24,9 m.b.d.
Después de la decisión de la OPEP de no aten-
der a las variaciones estacionales (marzo 1994),
los inventarios constituyen el pivote para la

19. Un millón de barriles por día.

87
variación estacional de los precios. El margen
de variación en 1995 fue de ± 0,30 US$/b. El
actual precio promedio es de 14.5 US$/b.
• El fin del embargo petrolero a Irak próxima-
mente proveerá de una oferta adicional entre
1,8 m.b.d. y 0.7 m.b.d., lo cual tenderá a fre-
nar el alza nominal de los precios.
• La estrategia básica de la OPEP consiste en
esperar el alza de la demanda para subir pre-
cios, mientras que la estrategia de los produc-
tores fuera de la OPEP se apoya en la reduc-
ción de costos.

2.2 Opciones de Políticas Macro Económicas

En el ámbito macroeconómico, para combatir un


proceso de estanflación, relacionado estructuralmente con
la reducción relativa del excedente petrolero para finan-
ciar el proceso de capitalización público y privado (dado
un sistema de intermediación financiera privado relativa-
mente débil y orientado hacia la formación de capital
de trabajo) y estimulado por el sesgo especulativo que
las políticas fiscales '1 monetarias de las políticas econó-
micas de los últimos quince años, las opciones de po-
lítica macro económica se relacionan con la disminu-
ción del déficit fiscal, con el freno al deterioro del tipo
de cambio y con el nivel y evolución de las tasas de
interés. Esto es, con acciones fiscales alternativas, co-
mo incrementar impuestos y reducir gastos; con accio-
nes monetarias como anclaje o devaluación del tipo de
cambio y acciones financieras como anclaje o flotación
de las tasas de interés."
Un esquema de las acciones de política posibles y
de las opciones de evolución del entorno aparece en el
cuadro de síntesis siguiente:
20. Un examen detallado de una agenda de política económica
para Venezuela puede encontrarse en "Base fáctica y teórica
de la política económica en Venezuela: Una visión para los
años 90·, Mata M., L., publicado en Temas de Coyuntura N° 30,
publicación del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales
de la UCAB, Caracas, diciembre de 1994.

88
CUADRO DE SINTESIS

OPCIONES DEL ENTORNO OPCIONES DE POLITICAS

A. Expansión de las Exportaciones Petroleras w. Fiscal: Ingresos


1. Según PDVSA. 1. Incremento de ISLR
2. Según Publicaciones Internacionales 2. Incremento de imposición indirecta

00
\O
x. Fiscal: Egresos
1. Reducción del gasto público
B. Expansión de lasExpot13doncs no Tradidonalcs 2. Conservando tendencia del gasto
1. Integración subregional acelerada.
2. Integración subregional moderada. Y. Monetaria
1. Anclaje del tipo de cambio
2. Flotación Cambiaria
C. Posición de la Balanza de Capitales
1. Entrada de Inversiones Extranjeras z. Financiera
2. "Mejoran enel calendario de pagos 1. Anclaje del tipo de interés
de la deuda 2. Flotación de la tasa de interés.
2.3. Escenarios Seleccionados

Privilegiando la importancia del rol económico del


gobierno se han seleccionado dos escenarios, conside-
rando: primero, las condiciones económicas globales,
las específicas petroleras y las medidas que tipifican las
políticas públicas sugeridas por el Fondo Monetario Inter-
nacional (Agenda Venezuela) emprendidas por la ac-
tual Administración 21 y, segundo, una estrategia alter-
nativa, basada en el reconocimiento de la importancia
del "Pre-ajuste financiero" y de la opinión internacional
sobre la probable evolución del entorno.
Así, los escenarios corresponden a dos "programas'"
denominados respectivamente:

Programa 1: Agenda Venezuela, y Programa 2: Ajuste


Financiero.

En los términos definidos en el cuadro de síntesis


precedente, los programas mencionados se expresan del
modo siguiente:

21. La Agenda Venezuela se propone reducir el déficit fiscal a


1.7% del PIB en 1996; aumentar el impuesto sobre las ventas
del 12.5% al 16.5%; disciplinar el gasto fiscal, atenuando los
gastos corrientes; liberar las tasas de interés después de haber
realizado una fuerte devaluación y de establecer unas bandas
de flotación alrededor del nuevo tipo de cambio. En la prác-
tica el gasto fiscal en divisas podrá aumentar porque el cuan-
tioso déficit parafiscal del Banco Central y otras deudas inter-
nas se financiarían con crédito internacional incluido el FMI.
En otras palabras, el pago del capital de intereses en divisas
será mayor que las previsiones realizadas a la fecha por el
Ministerio de Hacienda. Esto revela las dificultades para re-
ducir el gasto público aun cuando se logren las metas de
reorganización del Estado, que suponen una reducción de per-
sonal.

90
PROGRAMA 1 PROGRAMA 2
Agenda Venezuela Ajuste Financiero

Al 111 Cl A2 111 C2
W2 Xl Y2 22 Wl X2 Yl 21

Como se puede observar a simple vista, con relación


a los elementos del entorno, el Programa 1 (Agenda
Venezuela) opta por la visión de PDVSA 22 en cuanto a
petróleo y por la intensificación del programa de inte-
gración, mientras que el Programa 2 es menos optimis-
ta en relación a las exportaciones petroleras.
En cuanto a las opciones de políticas, el Programa
Nll 1 sigue la "ortodoxia monetarista" de los llamados
"Programas de Ajuste Estructural" incremento de la impo-
sición indirecta, reducción del crecimiento del gasto pú-
blico, flotación cambiaria y del tipo de interés. El Programa
Nll 2 sigue la tendencia del gasto, el incremento de la
imposición directa, el anclaje cambiarlo y del tipo de
interés.

3) CONTRASTE DE ESCENARIOS

3.1 Alcance de la Experimentación Numérica con


SITEN

Considerando que en Venezuela el período que


media entre la creación y la destrucción de dinero cre-
diticio oscila entre 90 y 180 días y que la liquidación de
bonos, créditos y títulos de renta fija ocurre en lapsos
similares, estimamos que las previsiones proporciona-
das por SITEN, sobre la base de información trimestral,

22. Se supone que para el año 2005 se podrían exportar cinco


millones de barriles día.

91
son representativas hasta un máximo de dos trimestres
en cuanto a tendencias y a un trimestre con relación a
aproximaciones cuantitativas. 23
Esa limitación obedece al hecho de que la base de
cálculo sigue ajustes lineales y a que los cambios de
condiciones y de políticas que llevan al preajuste finan-
ciero tienen su efecto básico en el lapso existente entre
la creación y la destrucción de dinero crediticio.
En otros términos, los resultados de interés corres-
ponden a las previsiones sobre los dos trimestres pró-
ximos al que proporciona la información inicial. Así, al
tomar como datos iniciales los correspondientes a las
informaciones del cuarto trimestre de 1995, los resul-
tados analizados en este estudio deberían revisarse a
partir de observaciones sobre el segundo trimestre de
1996. 2~

3.2 Principales Resultados

El modelo SITEN arroja resultados para 35 varia-


bles claves. Ello permite disponer de numerosos indica-
dores tales como: tasa de crecimiento del PIB, propor-
ciones sobre la distribución del ingreso, presión tribu-
taria, propensión al consumo y características del pro-
ceso financiero, incluidos el déficit fiscal, las necesi-
dades de crédito externo y su efecto sobre el nivel de
reservas de divisas.

23. La idea de "representatividad" debe tomarse en el sentido li-


teral. En otras palabras, los resultados numéricos no correspon-
den a predicciones. Así, el sentido económico que le damos a
los resultados es el correspondiente a un indicador de la direc-
ción que probablemente seguirán los procesos económicos.

24. Cabe señalar que, dentro de la calibración del modelo por la


técnica habitual del "test de convergencia econométrico", se
examinó la capacidad de reproducir la historia; en este caso
las cifras disponibles del cuarto trimestre de 1995, sobre la
base de la información correspondiente al tercer trimestre de
1995.

92
De ese cúmulo de información 25, el cuadro N2 1 so-
bre "Principales Resultados de los Escenarios" recoge
una selección de los indicadores que estimamos de inte-
rés para la evaluación de los programas de política
económica antes definidos, limitando nuestros comenta-
rios a varios de ellos.

A. Comportamiento del PIB:


La simulación del programa 2 muestra un
leve crecimiento para el PIB; programa que
incluye el anclaje del tipo de cambio y de la
tasa de interés. En cambio se observa un decre-
cimiento al simular el programa 1. En ambos
se conserva la situación de inflación en dos
dígitos, siendo menor la del programa 2.

B. Comportamiento de la Distribución de
Ingresos
El promedio más alto para la relación sala-
rio-ingreso (W/PIB) ocurre en el Programa N2
2, que además incluye un crecimiento del PIE.
En el experimento del programa 1 la distri-
bución desmejora la proporción histórica.

C. Participación del Consumo


Si consideramos que el bienestar de la
población se relaciona con un consumo pri-
vado creciente, el escenario del programa N2 2
muestra el mayor nivel de bienestar. Es de
notar que los experimentos con "tipo de cam-
bio flotante" implican, además, una dísminu-

25. Las principales variables son: incremento del PIB, proporcio-


nes en la remuneración al trabajo (W); al capital (B); Forma-
ción de Capital (P; stock de capital (K); crédito para la inversión
(CRI); crédito total (CRD; déficit fiscal (BT); impuestos to-
tales m; impuestos directos (TD); oferta monetaria (BMA);
consumo privado (CPRI); inflación (P); tipo de cambio (eh);
autofinanciamiento (AF); depósitos del público (DP); adqui-
sición de títulos (VS); inversión de los bancos (IB) y capital
bancario (KB).

93
PRINCIPALES RESULTADOS DE LOS ESCENARIOS
(Millones de dólares)
REPRODUCCIÓN DE LA HISTORIA
4TO. TRIMESTRE DE 1995
% % % .
Y W B J CRT CRI P BT CPRI DP KB eh
Bs/$

0.02 44.6 39.9 18.7 5680 2281 49.5 279 9432 11588 4186 170

PROGRAMA 1: AGENDA VENEZUELA


1ER.• TRIMESTRE DE 1996

-038 22.8 57.81 30.7 5680 12280 31.23\1334 5580 1128161 3863 328

PROGRAMA 2: AJUSTE FINANCIERO


tER. TRIMESTRE DE 1996

0.61 89.7 22.1 11.8 9786 2881 21.7 834 19865 19041 2409 170
Clan del consumo real por efecto de la acele-
ración del proceso inflacionario.

D. Formación de Capital
Para un volumen de formación de capital
físico similar, las exigencias de créditos y de
autofinanciamiento son casi identicas. Pero el
resultado más importante es que la tasa de
beneficio, expresada como la proporción (B/
k)), oscila alrededor del 20% anual, lo cual
señala el límite superior que podría alcanzar la
tasa activa de interés, disminuyéndola en cua-
tro o cinco puntos para incluir las variaciones
de riesgo de las distintas actividades y la varian-
cia del cálculo estadístico. Cuando en los expe-
rimentos se utilizan tasas altas (activas trimes-
trales) mayores del 10% y establece el rendi-
miento de los bonos públicos a nivel similar,
los crecimientos del PIE son bajos, nulos o
negativos, como ocurre al simular el programa
NIl 1.

E. Comportamiento Fiscal
La menor presión tributaria y el menor
déficit relativo se presenta en la simulación
del programa NIl 2.

F. Comportamiento de la Base Monetaria


En todos los programas, el monto y varia-
ción de la base monetaria es similar. Como la
inflación se manifiesta más en el escenario N2
1, donde se suprime el control de cambio, se
tendrían fuertes indicios de que la persisten-
cia de la inflación en Venezuela se asocia con
la estrategia del Estado con relación al tipo de
cambio.

G. Comportamiento de los Precios


El modelo considera la influencia inercial
del comportamiento de las tasas de interés y

95
de cambio. Lo anterior hace que el fenómeno
inflacionario sea más fuerte en los programas
con flotación de tasas de interés y de cambio;
es decir, en la simulación del programa N° 1.

3.3 Obseruacionespara la Política Económica en


Venezuela

Los resultados reseñados de la experimentación nu-


mérica permiten extraer las siguientes conclusiones pa-
ra la política económica.

o Debido al servicio de la deuda externa, la ba-


lanza de capitales tiende a ser deficitaria, mien-
tras que la balanza comercial podría conser-
varse positiva, con el crecimiento económico,
si paulatinamente aumentasen las exportacio-
nes no petroleras. Así, la debilidad de la balan-
za de capitales, mientras haya un sesgo del
sector privado hacia la selección adversa de
cartera, hace necesaria la existencia de un an-
claje y de restricciones con relación a las divi-
sas, no sólo para la protección de un nivel
suficiente de reservas sino para mantener un
freno relativo a la inflación, dada la influencia
directa del tipo de cambio sobre la dinámica
de los precios internos. El retorno a la liber-
tad cambiaria, si prevalece el cuasi estanca-
miento de las exportaciones petroleras, sólo
sería posible con el crecimiento sostenido de
las exportaciones no petroleras o con el ingre-
so constante de capitales foráneos. Lo prime-
ro parece requerir de un plazo mediano (pro-
ceso de integración), y lo segundo, adelantar
acciones complejas, como el refinanciamiento
de la deuda y la lucha contra la preferencia
por la selección adversa de cartera. Esto últi-
mo incluye la atracción de inversión extran-
jera no especulativa.

96
• La expansión crediticia resulta importante para
asegurar la expansión de la inversión repro-
ductiva. En este sentido, la política contrac-
tiva practicada por el Banco Central, con la
emisión de títulos de estabilización (TEM), im-
plica estimular la especulación y preservar el
estancamiento sin ejercer influencia positiva so-
bre el control de la inflación. Se requiere, enton-
ces, reducir la tasa activa (ra) al nivel de un
dígito, visto que la tasa promedio de benefi-
cios es del orden del 20% anual, y suspender
la emisión de títulos públicos con altas tasas
por sus efectos perversos.
• La política fiscal debe procurar la disminución
del déficit, a objeto de aliviar las presiones
sobre la tasa de interés. El financiamiento. con
deuda externa requiere plazos muy largos, 15
a 20 años, a tasas preferenciales, para no pre-
sionar sobre una balanza de pagos con ten-
dencia al déficit. El corolario de lo anterior es
la urgente necesidad de re negociar los pagos
de los compromisos vigentes de deuda exter-
na. La presión a la baja en los precios del
petróleo, independientemente de que existan
alzas coyunturales, justificaría la petición.

4) REFLEXIONES SOBRE LA FACTIBILIDAD DE UN PROCESO DE


DESARROllO AUTOSOSTENIDO A LARGO PLAZO

El salir de la fase de estanflación sería un gran


logro. Pero es necesario evaluar la posibilidad de creci-
miento continuo, de acuerdo con los elementos intrín-
secos o "núcleo" del Sistema Socio Económico Nacio-
nal, y con los elementos del entorno o de la influencia
de las relaciones internacionales.
Un aspecto ligado a ambos elementos (núcleo y
entorno) del sistema económico venezolano es la activi-
dad petrolera. Ella fue motor del desarrollo vía la redis-
tribución del alto excedente económicos que produce
dicha actividad.

97
4.1 La Dinámica del Entorno y su Interacción con
el Núcleo

La tendencia a disminuir el crecimiento del mer-


cado mundial de crudos y la reducción de costos de la
competencia señalan los límites de la eficacia de la
industria extractiva exportadora con relación al desarro-
llo. La contribución de dicha actividad al crecimiento
futuro implica su transformación, incluyendo la expan-
sión de mercados externos cautivos y una creciente indus-
trialización petroquímica, puesto que el crecimiento del
excedente de la actividad exportadora en forma tradi-
cional (crudos diversos) se vislumbra estática hasta el
año 2000.
La anterior circunstancia señala:

l. Que la influencia expansiva de mayores inver-


siones en la industria petrolera tradicional (in-
cluyendo la inversión extranjera) sería limitada
al no contribuir directamente a la transforma-
ción de la estructura productiva.

n. Que el retomo de una proporción significa-


tiva de los cuantiosos capitales fugados presu-
pone estabilidad financiera y perspectivas opti-
mistas. Así, la acción política debe preparar un
ambiente propicio. En definitiva, se trata de
combatir a fondo la preferencia de los particu-
lares por la selección adversa de carteras.

ID. Por su parte los avances tecnológicos/organi-


zativos requieren un incremento sostenido de
la inversión y una escala de mercado relativa-
mente seguro. Este último puede facilitarse con
la integración económica, pues basarse en el
sólo crecimiento poblacional, además del cos-
to en la socialización adecuada, requeriría de
mayores lapsos.

98
4.2 La Dinámica del Núcleo

En principia el desarrollo implica el crecimiento


del empleo, lo cual conlleva el de la inversión y el del
consumo. Aparentemente una expansión del gasto, al
estilo keynesiano, debería facilitar dicho proceso. La
dificultad estriba en que el déficit fiscal debe ser finan-
ciado, y con ello, al presionar la tasa de interés, se
debilita el proceso de inversión reproductiva.
La lucha contra el estancamiento implica tasas de
interés bajas, un poco por sobre el tope máximo de las
internacionales, de manera que los sbocks especulativos
internacionales serán lo menos lesivos. En este sentido,
la existencia de un nivel de reservas altas es impres-
cindible, si se desea tener una economía abierta. En el
caso nacional ello conlleva a una renegociación de la
deuda externa, pues el actual calendario de pagos ope-
ra como una fuerte restricción para tener un tipo de
cambio satisfactorio (desde el punto de vista de la influen-
cia sobre la inflación), dentro de una perspectiva de
lento crecimiento de las exportaciones tradicionales de
petróleo.
La consecuencia de lo anterior es que, aunque inde-
seables, las medidas restrictivas sobre el movimiento de
divisas (transacciones y de capital) serian recurrentes si
se deja espacio a las fuerzas especulativas. Los eventos del
lapso 1993-95 son aleccionadores. Al seguir esa ruta no
pueden las autoridades atemorizarse por la "aprecia-
ción relativa" de la moneda nacional, pues las críticas
políticas generalmente siguen una óptica neoclásica, es
decir, sesgada por una visión estática.
Al respecto debe resaltarse que una revalorización
puede producirse en el proceso de búsqueda de estabi-
lidad de los precios relativos, cuando el incremento dé
la producción va acompañada de crecimiento de exporta-
ciones que no dependan del precio interno, como es el
caso del petróleo.
Por lo contrario, si las exportaciones dependen de
la competitividad, al tiempo que el nivel interno de

99
precios está influida por el tipo de cambio, la dinámica
de éste es evidentemente clave.
Así, en el caso nacional, parece sensato anclar el
tipo de cambio al dólar para detener el deterioro de los
acervos reales (causa última del sesgo adverso de car-
tera) y para combatir el componente inflacionario, en la
medida en que las importaciones venezolanas guarden
un origen mayoritario en USA. El costo de lo anterior
será que las exportaciones no tradicionales sólo podrán
beneficiarse en la medida en que el dólar se desprecie
internacionalmente.
Pero también hay que anclar el tipo de interés
tomando como referencia el fijado por la Reserva Fe-
deral de los Estados Unidos de América (que cons-
tituye la mayor fuente de fondos del mundo) y el nivel
de rendimiento del capital (B/K).
De allí que la transición a una economía expan-
siva, con inflación controlada a partir de las circuns-
tancias presentes, conlleve:
• anclaje del tipo de cambio y restricción cam-
biaria;
• ausencia de restricciones crediticias, o anclaje
del tipo de interés;
• eliminación de los TEM y similares;
• equilibrio fiscal vía el incremento de los im-
puestos directos (ISLR);
• expansión de mercado extranjero vía la inte-
gración subcontinental;
• erogaciones de divisas para deuda externa in-
feríor al 5% de las exportaciones totales o con-
troles de flujos de capital; y
• crecimiento de los salarios acorde con los incre-
mentos de productividad.

En efecto, la inflación es un fenómeno complejo y


su aspecto más crítico se relaciona con la distribución
del ingreso. La fase de la lucha por preservar el valor
de los activos reales y por el mezquino, decreciente,
excedente económico que produce actualmente la econo-
mía nacional, no va a decrecer.

100
Por el momento, las posiciones opuestas están bien
definidas: las representan la masa asalariada y los produc-
tores por un lado y los especuladores o tenedores de
divisas por el otro. Los salarios, ya lo sabemos, son
establecidos por los empresarios. Si nominalmente al-
gún sindicato exitoso logra fijar alzas nominales, con la
manipulación de los precios de los bienes, los empre-
sarios predeterminan el salario real. Pero, lo que es más
grave aún, son los empresarios quienes determinan el
volumen de empleos a la luz de sus expectativas finan-
cieras.
Así, cuando el gobierno descuida la defensa de los
asalariados por la vía de desincentivar la inversión (dis-
minuyendo la fuerza de los productores), a todos no les
queda sino el arma electoral. Por ello, el éxito de la
lucha antiinflacionaria depende sobre todo de la actua-
ción gubernamental. En otras palabras: a) de que el
BCV y el gobierno dejen de propiciar la especulación
financiera, posibilitando el aumento de la oferta nacio-
nal, y b) de que el gobierno oriente su preocupación
social por la vía de la distribución de los incrementos
de la productividad.

4.3 El Condtctonamtento Instituctonal

Pero lo anterior sólo es posible en un marco ins-


titucional adecuado que comprenda la experiencia his-
tórica venezolana. En ese sentido hay que señalar:

• El "Capitalismo de Estado", al requerir una buro-


cracia extendida, es proclive a la corrupción,
entendida ésta como falla de aplicación del
criterio de "eficiencia" (definición y nivel de
los beneficios sociales).
• Al ser el provecho propio la base fundamental
del capitalismo, la gerencia privada no garan-
tiza la aplicación de criterios de "eficacia" (bene-
ficios sociales).

101
En consecuencia el rol del Estado en materia
económica, en búsqueda del "bien común", debe
incluir:

o Limitados elementos de "Capitalismo de


Estado", sometidos a un estricto control
político. Para evitar la interferencia en la
aplicación de prácticas de eficiencia, és-
tas deben ser dominantemente "a poste-
riori", sobre la base de objetivos y presu-
puestos considerados y aprobados ex-an-
te y de un sistema de premios y castigos
explícitos. Este es el prototipo de control
a aplicar a PDVSA y al complejo de la
CVG, para evitar que adopten actitudes y
conductas de empresa "transnacional" con
relación al país.
ii) Condiciones favorables a la aplicación de
los criterios de eficiencia capitalista a ni-
vel macroeconómico. Básicamente el re-
ferido al pre-ajuste financrero. Un cataliza-
dor de la crisis financiera fue el descuido
de la vigilancia de la actividad bancaria.
Pero un factor clave, como quedó demos-
trado, es el nivel de las tasas de interés.
No puede, pues, el Estado abandonar su
rol de guía.
Iii) Elementos de coordinación en cuanto a la
acción privada. Así la promoción de la
integración interregional conlleva una ne-
gociación continua: los perdedores y ga-
nadores privados, según el criterio capi-
talista, serán variables de acuerdo con la
marcha de las economías en las distintas
naciones. El juicio privado, de naturaleza
inmediatista en muchos casos, no es el
único válido. El juicio público debe con-
siderar el efecto sobre el empleo total.

102
iv) Elementos de "solidaridad", por cuanto el
interés privado o las condiciones socio-
económicas pueden descuidar procesos o
áreas que sean de interés social. Debe
entonces el Estado afrontarlos con criterios
explícitos de beneficio-costo.
v) El Estado, finalmente, debe hacer un gran
esfuerzo comunicacional (evitando la pro-
paganda proselitista), pues tradicionalmen-
te los objetivos de las políticas públicas
se presentan con un alto grado de abstrac-
ción, incluso con un abuso del lenguaje
tecno-científlco que dificulta su compren-
sión por la ciudadanía a quien está diri-
gida y aún la comprensión de los funcio-
narios que deben aplicarlas.

En este sentido muchas veces los análisis de par-


tida surgen de visiones fragmentadas de la realidad (pro-
blemas) cuya priorización es altamente subjetiva, y contri-
buyen a una acción incoherente. La crisis financiera de
1994-95 ilustra apropiadamente el caso.
De allí que la condición fundamental del desarrollo
autosostenido sea la visión integral y coherente que
haga evidentes los intereses que se van a afectar y a los
poderes (recursos) que se van a enfrentar o que se
requiera cohesionar (alianzas), para hacer que las ac-
ciones a desarrollar, además, de las condiciones de "efi-
cacia" y de "eficiencia", llenen el requisito de "viabili-
dad".
Detalles de este último aspecto, netamente polí-
tico, no obstante que hayamos esbozado las razones y
la ubicación de los principales actores, escapa a los
propósitos de este ensayo.

103
APENDICE N2 1

NOTA SOBRE
LA TEORIA DE LA CATASTROFE:
EL GRAFICO DE CUSPIDE
La teoría de catástrofe (R. Thom, 1972) tiene por
objeto el tratamiento de las discontinuidades observa-
das en el comportamiento de los procesos en interac-
ción que constituyen "sistemas dinámicos". La hipótesis
general es que todo el sistema dinámico, naturalmente
estable, está sujeto a cambios mínimos en los valores de
los procesos que lo integran.
La teoría de catástrofe aporta una nueva forma de
pensar sobre el proceso de cambio o de comporta-
miento de un sistema. Mientras las aplicaciones de la
matemática newtoniana permite visualizar el cambio pau-
latino, continuo, "suave", lo que da lugar al cálculo
infinitesimal, la teoría de catástrofe destaca los cambios
bruscos instantáneos. Esta teoría utiliza conceptos, co-
mo "homeohersis" (mismo comportamiento) que se contra-
pone al de homeostasis (mismo estado o equilibrio).
Un sistema puede identificarse entonces con indica-
dores (potencial) que gráficamente pueden cambiar de
valores o de plano bruscamente (cambio de potencial),
de acuerdo a la interacción postulada (hipótesis, teo-
ría) con relación a cambios mínimos en los indicadores
de otros procesos (de control).
En el gráfico tridimensional en cúspide, que es el
más usual en las aplicaciones, los cambios uniformes
(suaves) pueden visualizarse como puntos que se mue-
ven por la superficie. Sólo el "salto" en el borde del
pliegue es brusco (cambio de nivel).
En cada aplicación el uso de dicho gráfico requie-
re precisar y justificar las variables que se usarán como
"medidores" de los factores de control y de la que se
usará como potencial. Ahora bien, el propósito de los
gráficos es resaltar el sentido dinámico de los procesos
identificados como "desplazamientos". Por lo tanto, los
gráficos constituyen descripciones que permiten con-
trastar las distintas posiciones (progreso estable, y rup-
turas o retroceso) de un potencial de acuerdo a la varia-
ción de los "factores de control". Las explicaciones de
fondo corresponden a las teorías o hipótesis que justifi-
quen la interrelación entre los "controles" y el "poten-
cial". Así, el método proporciona una ayuda geométrica
para extraer conclusiones de una lógica explicativa.

107
Control 2

\ a b J cambio suave'
c
b
e d cambio bruSCO.
rupturao "caÚlStrOte"

108
APENDICE N2 2

RESULTADOS DE LA ESTIMACION
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: BMP

FECHA: 7-08-1996/ HORA 15:48


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. Instrumentales C y: (-1) RA

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.4350575 0.0922469 4.7162280 0.000
W(-1) 0.3634014 0.0182461 19.916671 0.000
RD -0.0262084 0.0023129 -11.331464 0.000

R - cuadrado 0.858684 Media de la dependiente 1.635296


R - Ajustado 0.855195 Desvia media de la dependiente 0.675922
Durbin-Watson test 1.778473 F-test 246.0916
Log Maximo verosimil -3.603133
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: BMA

FECHA: 7-12-1996 / HORA 12:48


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. Instrumentales C GC BK RA

.... VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFlCANCIA 2 COLAS


....
N
C 1.0427095 0.8418840 1.2385429 0.220
G 1.219.2352 0.1893580 6.4387849 0.000
OD -0.1238515 0.1829616 -0.6769263 0.501
RF 0.0080442 0.0067830 1.1859412 0.240

R - cuadrado 0.392428 Media de la dependiente 4.051600


R - Ajustado 0.369644 Desvia media de la dependiente 1.190968
Error medio de la regresión 0.945569 Sum del cuadrado resido 71.52809
Durbin-Watson test 1.082685 F-test 17.22385
Lag Maximo verosimil -112.4403
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: lB

FECHA: 7-12-1996 / HORA: 14:22


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales:: CaD (-2) DP(-2) lB (-2)

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C -0.3514034 1.0674950 -0.3291851 0.743
OD (-1) 0.1415855 0.1417158 0.9990811 0.321
DP (-1) -0.0043668 0.0474017 -0.0921240 0.927
lB (-1) 0.8398288 0.1253487 6.6999399 0.000

R - cuadrado 0.469763 Media de la dependiente 3.611065


R - Ajustado 0.450364 Desvia media de la dependiente 2.079395
Error medio de la regresión 0.945569 Sum del cuadrado resido 71.52809
Durbin-Watson test 2.487529 F-test 24.21592
Lag Maximo verosimil -112.4403
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: DP

FECHA: 7-08-1996/ HORA: 15:51


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 83
V. Instrumentales: C B (-1) RA

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 4.4967804 0.8951285 5.0236141 0.000
y (-1) 0.9167051 0.0727629 12.598532 0.000
RD -0.0982037 0.0214807 -4.5717104 0.000

R-cuadrado 0.708399 Media de la dependiente 14.37221


R-ajustado 0.701109 Desvia media de la dependiente 4.196355
Error medio de la regresión 2.294175 Suma del cuadrado residual 421.0593
Durbin-Watson test 1.137528 F-test 97.17371
Log Maximo verosimil -185.1651
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: CRI

FECHA: 7-08-1996 / TIME: 15.55


Período: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. instrumentales: C CR (-1) y (-1)

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.3873544 0.3253352 1.1906318 0.238
J (-1) 0.3248132 0.4937273 0.6578798 0.513
I (-1) 0.4157034 0.3844016 1.0814300 0.283

R-cuadrado 0.632655 Media de la dependiente 2.426807


R-ajustado 0.623909 Desvia media de la dependiente 0.909348
Error medio de la regresión 0.557669 Suma del cuadrado residual 26.12355
Durbin-Watson test 1.859982 F-test 72.33406
LogMaximo verosimil -71.11406
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: CRO

FECHA: 7-08-1996/ HORA: 16.08


Período: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. instrumentales: C CR (-1) RF

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 1.6136891 0.8490374 1.9006100 0.061
y (-1) 0.7591372 0.0673740 11.267508 0.000
RA -0.1400801 0.0148719 -9.4190830 0.000

R-cuadrado 0.648902 Media de la dependiente 7.988590


R-Ajustado 0.640233 Desvia media de la dependiente 3.394704
Error medio de la regresión 2.036164 Sum del cuadrado resido 335.8232
Durbin-Watson test 1.134217 F-test 74.85231
Log Máximo verosímil -177.3931
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: AF

FECHA: 7-12-1996/ HORA 14:16


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 83
V. Instrumentales C RA KT (-2) Q (-1)

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.0448481 0.0212980 2.1057373 0.039
AF (-1) 0.2893091 0.3094508 0.9349115 0.353
KT (-1) 0.0005963 0.0003569 1.6707221 0.099
Q 0.0009664 0.0007692 1.2564982 0.213

R-cuadrado 0.479604 Media de la dependiente 0.133315


R - Ajustado 0.855195 Desvia media de la dependiente 0.046489
Error medio de regresión 0.034168 Suma del cuadrado resido 0.092226
Durbin-Watson test 1.141580 F-test 24.26916
Log Maximo verosimil 164.5256
TSLS// DEPENDENT VARIABLE Is VS

FECHA: 7-12-1996/ HORA: 14:33


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales: C B (-1) RD VS (-2)

VARIABLE COEFFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.0190408 0.0287085 0.6632448 0.509
W (-1) -0.0065977 0.0060578 -1.0891293 0.280
Q 0.0055003 0.0026435 2.0807226 0.041
VS (-1) 0.4730323 0.2271780 2.0822102 0.041

R - cuadrado 0.721726 Media de la dependiente 0.127831


R - Ajustado 0.711545 Desvia media de la dependiente 0.129575
Error medio de regresión 0.069592 Sum del cuadrado resido 0.397133
Durbin-Watson test 1.431290 F-test 70.89121
Log Maximo verosímil 109.2180
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: M

FECHA~ 7-15-1996 / HORA: 10.23


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales: C I (-1) W (-1) BMP (-2) M (-2)

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.3381330 0.2806247 1.2049293 . 0.232
VE (-1) 0.6273347 0.4546522 1.3798122 0.172
CPRI (-1) 0.1079860 0.1043630 1.0347154 0.304
BMP (-1) 0.1248185 0.2553177 0.4888753 0.626
M (-1) 0.4914243 0.2406643 2.0419493 0.0.45

R - cuadrado' 0.676459 Media de la dependiente 2.908106


R - Ajustado 0.660481 Desvía media de la dependiente 1.289249
Error' medio de regresión. 0.751223 Suma del cuadrado resido 45.71116
Durbín-Watson test 1.469668 F-test 42.33860
Log Maxímo verosimil -94.85250
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: 01

FECHA: 7-12-1996 / HORA 12:53


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales C X OD CH (-2) RX

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C -6.4342525 8.7518406 -0.7351885 0.465
1-> CH (-1) 0.7898086 0.3095980 2.5510780 0.013
N
o XM -0.5259652 1.3039980 -0.4033482 0.688
BK -1.0759822 1.0871758 -0.9897039 0.326
RG 0.8652482 1.0354110 0.8356567 0.406

R - cuadrado 0.988762 Media de la dependiente 34.34143


R - Ajustado 0.988207 Desvia media de la dependiente 48.08700
Error medio de regresión 5.221928 Suma del cuadrado resido 2208.751
Durbin-Watson test 1.141580 F-test 1781.741
Lag Maximo verosimil -261.5996
TSLS// VARIABLE DEPENDENT: TD

FECHA: 7-08-1996/ HORA: 15:59


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales: C Q (-1) y (-1)
.....
N VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS
.....
C 0.1303395 0.0517011 2.5210202 0.014
B (-1) ·0.0988172 0.0222790 4.4354418 0.000
W (..;.1) .e.O.0830784 0.0273654 -3.0358940 0.003

R - cuadrado 0.323242 Media de la dependiente 0.398252


R - Ajustado 0.307128 Desvia media de la dependiente 0.155132
Error medio de regresión 0.129130 Suma del cuadrado resido 1.400665
Durbin-Watson test 1.482609 F-test 20.060056
Lag Maximo verosimil 56.16214
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: TIN

FECHA: 7-12-1996/ HORA: 13:55


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales: C W (-1) y (-1)

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C -0.1797161 0.2513883 -0.7148943 0.477
CPRI (-1) 0.1355473 0.0599208 2.2621085 0.027
M (-1) -0.2719996 0.1449516 -1.8764865 0.064

R - Ajustado 0.150419 Media de la dependiente 0.110458


R - cuadrado 0.130191 Desvia media de la dependiente 0.799009
Error medio de regresión 0.745184 Suma del cuadrado resido 46.64514
Durbin-Watson test 0.589391 F-test 7.436120
Lag Maximo verosímil -96.33239
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: B

FECHA: 7-08-1996/ HORA 16:00


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales C J KP

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COIAS


C 1.9832789 1.3021224 1.5231125 0.132
CPRI (-1) 0.6781060 0.1431594 4.7367215 0.000
Q -0.0446176 0.0229845 . -1.9412075 0.056

R-cuadrado 0.434523 Media die la dependiente 6.658529


R - Ajustado 0.421060 Desvia media de la dependiente 1.970666
Error medio de regresión 1.499443 Suma del cuadrado resido 188.8597
Durbin-Watson test 1.338711 F-tesl 32.27362
Log Maximo verosimil -157.1643
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: CPRI

FECHA: 7-12-1996/ HORA: 13.13


PERIODO: 1974.1 - 1995.4
Número de observaciones: 88
V. instrumentales: C y RD RX

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C ~.5223065 0.5702228 ~.9159691 0.363
W 1.5603052 0.1175354 13.275193 0.000
RX ~.0249228 0.0410988 ~.6064110 0.546
RD 0.0751031 0.0144139 5.2104438 0.000

R - cuadrado 0.760786 Media de la dependiente 7.888283


R - Ajustado 0.752243 Desvia media de la dependiente 2.943675
Error medio de regresión 1.465221 Suma del cuadrado resido 180.3373
Durbin-Watson test 1.356355 F-test 89.05000
Lag Maximo verosimil -156.4363
TSLS/ / VARIABLE DEPENDIENTE: DEP

FECHA: 7-08-1996 / HORA: 16.01


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. Instrumentales: C y (-1) RD

~
N VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS
V\
C -0.1826433 0.2989389 . -0.6109722 0.543
KT (-1) 0.0099698 0.0029196 3.4147508 0.001
RA 0.0309856 0.0061366 5.0493104 0.000

R - cuadrado 0.266139 Mcdia de la dependiente 1.135916


R -Ajustado 0.248019 Desvia media dc la dependiente 0.772946
Error medio dc regresión 0.670274 Suma del cuadrado resido 36.39065
Durbin-Watson test 1.693033 F-test 14.68755
Lag Maximo vcrosimil -84.05763
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: VE

FECHA: 7-08-1996 / HORA 16:03


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales C XNP (-1)

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.7112168 0.1170945 6.0738678 0.000
XNP -1.1086162 0.1947343 -5.6929681 0.000

R - cuadrado 0.247554 Media de la dependiente 0.151641


R - Ajustado 0.238702 Desvia media de la dependiente 0.680291
Error medio de regresión 0.593570 Suma del cuadrado resido 29.94764
Durbin-Watson test 0.855072 F-test 27.96496
Lag Maximo verosimil -77.05674
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133
EVALUACION DEL REGIMEN VENEZOLANO
DE CONTROL DE CAMBIO

D. F. Maza Zavala

Restablecida la libre convertibilidad del bolívar el


22 de abril de 1996, luego de 22 meses (julio 1994-abril
1996) de restricciones cambiarias, y ante las cuestiones
controversiales que se presentan en la actualidad sobre
el funcionamiento y los resultados del llamado control
de cambio, he considerado útil intentar de manera sin-
tética un balance general y una especie de estado de
pérdidas y ganancias de ese régimen, del cual participé
en mi carácter de miembro de la Junta de Administra-
ción Cambiaria OAC) durante el período comprendido
entre el 9-07-94 y el 17-11-95, o sea durante 16 meses
aproximadamente. Como se sabe -pero conviene recor-
darlo- expresé públicamente, entre los meses de mayo
y junio de 1994, la idea de la necesidad y la oportuní-
dad de implantar un control de cambio integral para
hacer frente a la grave crisis financiera, de balanza de
pagos y de otros exponentes de la dinámica económica
del país que se había manifestado con singular inten-
sidad en el primer semestre de ese año, con punto de
partida en la intervención del Banco Latino en enero
del período de referencia. Por tanto, estuve compro-
metido directamente con el establecimiento del control
de cambio. Más aún: en mi carácter de miembro del
directorio del Banco Central de Venezuela, desde mayo
de 1994, estuve en el otro lado de la escena, ya que el
Instituto Emisor era -es- el centralizador y operador
fundamental de las divisas que ingresan al país genera-
das por la actividad petrolera y el crédito público externo
principalmente.

135
SITUACiÓN CAMBIARlA EN EL PRIMER SEMESTRE DE 1994

Durante el primer semestre de 1994 el régimen


cambiario fue básicamente de libre convertibilidad, den-
tro de las características particulares venezolanas según
las cuales el Banco Central de Venezuela es el prin-
cipal receptor y suministrador de divisas, originadas estas
principalmente en la actividad petrolera y en las opera-
ciones de financiamiento externo del gobierno, del Fondo
de Inversiones de Venezuela y del propio Instituto Emi-
sor. El mercado interbancario, fuera del BCV, es mar-
ginal. La balanza de cambio del sector privado tiene
siempre signo negativo, por lo que el saldo deudor
tiene que ser cubierto por la oferta del BCV.
La política cambiaria -de la competencia del Ban-
co Central en el período considerado- se orientó a la
estabilización posible del tipo de cambio, a la preserva-
ción de un monto mínimo de seguridad de las reservas
monetarias internacionales, a garantizar la continuidad
de los pagos externos del país y a procurar, en concor-
dancia con la política monetaria, la estabilización del
valor del signo monetario. En la prosecución de esos
objetivos -interrelacionados- el Instituo Emisor adoptó
durante el período enero-abril de 1994 la modalidad de
las minídevaluaciones sistemáticas, de ajustes modera-
dos del tipo de cambio, con oferta de divisas suficiente
para atender la demanda del mercado. Sin embargo, el
entorno de la situación cambiaria: la grave crisis finan-
ciera, de índole sistémica, que se manifestó en ese tiem-
po con singular intensidad; las expectativas contradic-
torias con respecto a la política económica del gobier-
no cuyo mandato comenzó en febrero de ese año y la
contracción del ingresos de divisas, influyó en el sen-
tido de un aumento extraordinario de la demanda de
divisas y una presión al alza del tipo de cambio; a estas
circunstancias se añadió la de la renuncia de la Presi-
denta del BCV a fines de abril que ocasionó un cierto
impacto interno e internacional. En razón de ello el
Instituto consideró conveniente, a partir de mayo, una
modificación de la modalidad de oferta de divisas, adop-

136
tándose en un primer intento la de la subasta simple de
determinadas cantidades; pero la presión del mercado,
bajo fuerte inestabilidad, obligó a adoptar la modalidad
de la subasta holandesa, consistente en que los deman-
dantes de divisas presentan sus ofertas con precios (tipo
de cambio) tentativos y cantidades que están dispues-
tos a adquirir a esos precios; el BCV fijaba la tasa mí-
nima de cambio y proveía las divisas para satisfacer las
ofertas que superaran esa tasa, en proporción a la tasa
ofrecida, comenzando por la tasa mayor; por debajo de
la tasa mínima no se hacían operaciones. Bajo la moda-
lidad de las subastas se formó un mercado paralelo con
tipos de cambio que significan una brecha con res-
pecto a los determinados en la subasta. Este régimen se
suspendió el 27-06-94.
Las ventas de divisas por el BCV en el primer se-
mestre de 1994 ascendieron a US$ 7.326 millones y en
el segundo semestre (bajo régimen de restricciones cam-
bíarias) se cifraron en US$ 1.871 millones, para un total
anual de US$ 11.784 millones, superior en US$ 121 mi-
llones al de 1993. El tipo de cambio nominal promedio
se elevó de Bs. 96,15 en 1993 a Bs. 171,80 en junio de
1994.

LA NORMATIVA CAMBIARlA y LA ORGANIZACIÓN DEL MERCADO

El instrumento normativo fundamental del régimen


cambiado controlado fue el decreto ejecutivo número
268 del 9-07-94 (G.O. Ext. NQ 4.747), que fijó las nor-
mas para la administración y obtención de divisas. Se-
gún ese decreto, el Presidente de la República en Con-
sejo de Ministros debe aprobar los lineamientos gene-
rales para la distribución del monto de divisas que se
destine al mercado cambiario, oída la opinión de la
JAC. Este monto se determina trimestralmente por el
BCV en base de la información que le suministre PDVSA
(matriz petrolera nacional) sobre el ingreso de divisas
disponible para su conversión en bolívares en el Insti-
tuto Emisor y el Ministerio de Hacienda sobre opera-
ciones de crédito público externo; el BCV, en atención

137
a esa información y a su propia estimación acerca de
los compromisos directos que deba cumplir en el lapso
correspondiente, determina el monto de divisas dispo-
nible para el mercado cambiario controlado; este monto
sería ajustable en virtud del cambio de condiciones que
afecten el flujo de caja en moneda extranjera de aquel
Instituto. Por tanto, éste sólo venderá divisas cuando
existan disponibilidades de acuerdo con el procedimiento
mencionado.
EL BCV, en el régimen de referencia, sería el cen-
tralizador único de los flujos de compra y venta de
divisas en el país. La implementación de las funciones
cambiarias del BCV y los términos generales del sis-
tema fueron establecidos mediante el Convenio Carn-
biarío Nl! 1 entre el Ministro de Hacienda y el Presi-
dente del Banco, celebrado el 9-07-94. En este convenio
se fijó el tipo único de cambio en Bs. 170 por US$ 1,00.
El decreto de referencia ordena la aplicación pre-
ferente de los compromisos y normas internacionales,
bilaterales, multilaterales y de integración. CA modo de
ilustración: GATT (luego OMC), ALADI, Acuerdo de Carta-
gena (Subregional andino), tratados y modi vivendi bila-
terales sobre materia de comercio, pagos, inversiones,
servicios, tecnología, cooperación económica).
La interpretación implícita de esa disposición era
que el régimen aduanero permanecería, en 10 esencial,
sin modificaciones y que, dentro de las restricciones
cambiarias no discriminatorias, se preservarían los dere-
chos y concesiones otorgados por la República bajo la
condición de reciprocidad.
Por el decreto citado se creó la Junta de Adminis-
tración Cambiaria (JAC), que fijará las pautas que orien-
ten el sano manejo de las divisas, la consideración de
casos especiales y la autorización de divisas que por su
reglamento interno tendrán monto y características deter-
minados, pudiendo transferir a su criterio responsabi-
lidades y competencias en cuanto a las autorizaciones,
las cuales podían ser emitidas por la JAC directamente o
por el órgano administrativo cambiario competente en
que se delegue esa atribución. Así mismo fue creada la

138
Oficina Técnica de Administración Cambiaria (OTAC)
adscrita administrativamente a la JACo La responsabi-
lidad de los miembros de la jAC se limita al cumpli-
miento de las funciones señaladas y por las autoriza-
ciones de divisas que efectúe directamente. Cada fun-
cionario que intervenga en el proceso será responsable
personalmente por su actuación en el ejercicio de su
competencia y la que se le transfiera de acuerdo con el
decreto. Hay que advertir que este decreto tiene fuerza
de ley, ya que fue emitido en ejercicio de facultades
extraordinarias del Presidente de la República, suspen-
didas las garantías económicas.
El mercado de cambio a la luz del instrumento
normativo y de la realidad operativa del país quedó
organizado, a efectos del régimen de control, de la
manera siguiente: I3CV-jAC-OTAC-I3anca Comercial-Casas
de Cambio- Otros operadores cambiarios autorizados.
Cada componente de este mercado tenía sus funciones
y responsabilidades y, por supuesto, sus limitaciones. El
Ministerio de Hacienda, aunque no es operador cam-
biario, tenía la responsabilidad del registro y certificación
de la deuda privada externa y de las sanciones perti-
nentes por infracciones cambiarias . La índole del mercado
de cambio era la de unificación de todas las opera-
ciones en divisas (es decir, excluía la posibilidad de
mercados libres, paralelos o marginales) y con un tipo
de cambio nominal fijo y único, aunque ajustable por
decisión de la autoridad. El único ajuste que se efectuó
durante la vigencia del control de cambio fue en di-
ciembre de 1995, cuando el tipo de cambio se elevó de
Bs. 170 a Bs. 290 por US$1,OO, lo que implicaba una
devaluación de 70%.

REGISTROS DE SoUCITANTES y AGENTES ECONÓMICOS

La OTAC tenía a su cargo los registros siguientes:


de importadores, de exportadores, de deudores priva-
dos externos, de remitentes de dividendos, regalías, de
repatriación de capitales, de usuarios de tecnologías ex-
tranjeras, de empresas de tarjetas de crédito de uso

139
internacional, de empresas que enviaran viajeros de ne-
gocios al exterior y otros agentes económicos. También
los registros de patrocinantes de becarios de índole ins-
titucional.

lUGIMEN DE IMPORTACIONES

Los importadores, debidamente registrados en la


OTAC para lo cual tenían que efectuar la tramitación
necesaria a través de la banca comercial, formulaban
sus solicitudes de autorización de divisas para importar
bienes y servicios por intermedio de la banca comer-
cial y ésta las presentaba a la OTAC para su procesa-
miento. Esta, si la solicitud del importador se ajustaba a
los requerimientos normativos y operativos y a la disponi-
bilidad de divisas, podía autorizar directamente divisas
con ese objeto hasta por US$ 500.000 por solicitante, de
acuerdo con la competencia que le había transferido la
JAC. Las solicitudes por montos mayores debían ser consi-
deradas por la JAC, previa sustanciación por la OTAC.
El importador no podía ordenar a su proveedor el em-
barque de la mercancía respectiva antes de obtener la
autorización de divisas, salvo disposición especial o transi-
toria de la JAC o de organismo superior. Si la importa-
ción se hacía de contado el importador debía presentar
fianza satisfactoria por el monto de las divisas autoriza-
das. Cuando la írn portación se hacía con pago pos-
terior, la mercancía debía ser nacionalizada, el impor-
tador presentaba a su banco la documentación del caso,
haciendo constar en la factura comercial el pago de
fletes, seguros y demás conceptos pertinentes. Recibi-
dos y verificados los recaudos presentados, el banco
tramitador procedía a adquirir del BCV las divisas corres-
pondientes; dentro de los 10 días hábiles siguientes a
esa adquisición, el banco tramitador debía presentar a
la OTAC la información necesaria para verificación y
control. La autorización es nominal e intransferible, con
validez de 120 días a partir de la notificación al interesado.
Si dentro de este plazo no se ha utilizado la auto-
rización ésta se declara vencida y se anula. Los vencí-

140
mientas y anulaciones significaron entre 30 y 35% en
promedio de las autorizaciones.
Como se puede apreciar, la importación tenía que
realizarse (nacionalizarse) antes de obtener las divisas,
salvo las de pago al contado que tenían que afianzarse.
No había, por tanto, posibilidad de obtener divisas en
descubierto. La OTAC debía verificar si las mercancías a
importar se ajustaban al tipo de negocio normal del
importador (o su actividad habitual) y si los montos de
valor y volumen eran cónsonos con el giro habitual del
solicitante.

RtGIMEN DE EXPORTACIONES

Se refiere a las exportaciones no petroleras, ya que


las de petróleo están sujetas a un régimen especial fue-
ra del control cambiario. Los exportadores debían estar
inscritos en el registro respectivo de la OTAC, por inter-
medio de la banca. Se establecieron dos modalidades
para la administración de divisas generadas por las exporta-
ciones: i) los exportadores pequeños, con un monto no
mayor de US$ 100.000, que podían retener hasta un
10% (antes un 8%) de las divisas obtenidas para sus
gastos en el exterior, la diferencia debía ser vendida al
BCV mediante la banca comercial; ii) los exportadores
medianos y grandes (en la escala venezolana) que po-
dían retener lo necesario para sus gastos en el exterior
y la diferencia debía ser vendida al BCV, según demostra-
ción trimestral ante la OTAC. Si la diferencia entre in-
greso y gasto en divisas era negativa, podía el expor-
tador solicitar ante la OTAC, por intermedio de .la ban-
ca, autorización de divisas para su importación y otros
gastos justificados en el exterior.

RtGIMEN DE LA DEUDA PRIVADA EXTERNA

Los deudores privados externos debían registrarse


en la OTAC por intermedio de la banca. El Ministerio de
Hacienda debía conformar y perfeccionar el registro y
otorgar un certificado de deuda. Los términos y condi-

141
ciones para ese registro y el reconocimiento del caso
eran fijados por Hacienda, oída la opinión de la ]AC-
üTAC. La deuda tenía que corresponder al saldo neto
de todos los activos y pasivos en moneda extranjera
existentes al 27-06-94, acreditados por un auditor exter-
no a la firma deudora. Los pasivos financieros y comer-
ciales debían ser documentados. Se exigía, además, una
declaración bajo juramento sobre el origen de la deu-
da, la forma de pago, los plazos, las tasas de interés y
otros términos acordados, con clara identificación del
acreedor; por otra parte, el deudor tenía que presentar
una relación de los bienes y servicios adquiridos con
los recursos obtenidos mediante la deuda y la utiliza-
ción de ellos.
Para ciertos casos se podían otorgar anticipos al
pago del servicio de la deuda privada, mediante fianza
satisfactoria a favor del Fisco Nacional. Se daba prefe-
rencia justificada a la deuda contraída con organismos
multilaterales u oficiales de los países acreedores. Se
implementó un régimen especial para la deuda contraí-
da bajo la modalidad bancaria de cartas de crédito.
Como ocurre en estos casos, el monto acumulado de las
solicitudes de registro de deuda privada excedió en la
primera fase en más del doble a la deuda efectiva demos-
trada (esta última poco menos de US$ 6.000 millones).

RtGIMEN PARA VL\JES DE TURISMO y NEGOCIOS

Los turistas en viaje al exterior estaban sujetos a


cupos anuales por persona, según destino del viaje. Es-
tos cupos fueron modificados en varias oportunidades
para moderar la utilización de divisas con este objeto.
Cupos menores para países cercanos (Antillas, Centroamé-
rica, Colombia), intermedios para países tales como res-
to de Suramérica, México, Canadá, Estados Unidos (Mía-
mi, más bajos) y más elevados para el resto del mundo.
Los turistas recurrían a los bancos o casas de cambio
para obtener las divisas correspondientes, previa presenta-
ción del pasaporte y la cédula de identidad; el ope-
rador cambiario debía estampar en el pasaporte los datos

142
referentes a la venta efectuada, de tal manera que el
turista no podía utilizar su cupo sino transcurrido un
año para una segunda oportunidad. Por supuesto, irregu-
laridades e infracciones podía cometerse y se come-
tieron, pero el control estaba a cargo del operador carn-
biario (hay que advertir que el control de los pasa-
portes debía ser ejercido por la DIEX). Irregularidades
detectadas fueron objeto de investigación por la PTJ y
comunicadas al Ministerio de Hacienda. En algunos casos
esas irregularidades implicaron responsabilidad de las
casas de cambio que intervinieron en la venta de di-
visas para turistas.
Para los viajeros de negocios hubo dos etapas: la
primera, con alguna flexibilidad en cuanto a las exigen-
cias normativas y operativas, fijados los cupos respec-
tivos; el abuso de estas facilidades determinó un "endure-
cimiento" del régimen, exigiéndoseles responsabilidad
directa a las empresas para las cuales se viajaba y fianza,
lo que tuvo por efecto una reducción sustancial de los
egresos por este motivo.
La autorización de cupos para tarjetas de crédito
utilizadas en el exterior, vino algún tiempo después de
iniciado el control cambiario (a fines de septiembre de
1994). Se autorizó un cupo de US$ 2.000 por persona
(cualquiera que fuese el número de tarjetas que pose-
yera) por año. El control de este cupo estuvo al cui-
dado de las propias empresas emisoras de tarjetas. Las
sanciones contemplaban, de inmediato, la suspensión
del uso de la tarjeta y luego el reintegro a la orden del
Fisco Nacional no sólo del monto del exceso sino de un
duplo de éste. Infractores hubo en número conside-
rable y todos fueron detectados y comunicados a Ha-
cienda para la sanción correspondiente.

LA FORMACIÓN DE LA NORMATIVA SUPLEMENTARIA

Reformas del decreto original de establecimiento


del control de cambio se hicieron en varias oportunida-
des por el Ejecutivo Nacional, para ajustarlo a las situa-
ciones y circunstancias que iban surgiendo en la admi-

143
nistración del régimen. Así, por decreto del 22-07-94,
bajo el número 286, se incorporó la categoría de ser-
vicios a la importación (antes sólo bienes); se facultó al
Ministerio de Hacienda para otorgar autorización de di-
visas a instituciones financieras regidas por la ley res-
pectiva, como anticipo de operaciones relativas a deuda
privada externa; las autorizaciones para el pago del ser-
vicio de la deuda privada se otorgarían netas de los
anticipos recibidos por aquellas instituciones. Por de-
creto del 9-09-94 (G.O. NI! 35.543) se reformó parcial-
mente el decreto 286, en lo siguiente: el BCV a los
efectos de determinar el monto disponible de divisas
para el mercado controlado deberá tener en cuenta las
condiciones monetarias, crediticias y cambiarias favo-
rables a la estabilidad de la moneda, al equilibrio eco-
nómico y al desarrollo ordenado de la economía; la lAC
establecerá los términos y condiciones de las garantías
exigibles de acuerdo con el decreto.
En concordancia con los instrumentos normativos
fundamentales y en ejercicio de sus facultades, la lAC
emitió un considerable número de resoluciones aplica-
bles a los diversos aspectos del régimen cambiarío: trans-
ferencia a la OTAC de competencia en cuanto a la
autorización directa para importación de hasta US$ 500.000
cada una, también para la autorización de divisas para
el pago del servicio de deuda privada externa hasta por
la suma mencionada y para la liberación de fianzas
correspondientes en los casos en que procediera. Posterior-
mente esta transferencia de competencia se extendió a
la consideración y aprobación de los casos especiales
de gastos médico-quirúrgicos en el exterior hasta por
US$ 100.000 cada uno. La lAC, como ha sido mencio-
nado, fijó los cupos para turismo, modificados en va-
rias oportunidades para reducirlos, asi como también
los cupos para viajeros de negocios, remesas a estudian-
tes en el exterior y remesas familiares.
Resoluciones importantes se refirieron a un régi-
men transitorio para que los importadores pudieran orde-
nar el embarque de mercancías o la contratación de
servicios inherentes a las mismas con anterioridad a la

144
obtención de la autorización de las divisas respectivas.
Este régimen se estableció en septiembre de 1994 y se
prorrogó hasta diciembre de ese mismo año, en razón
de la acumulación de solicitudes y de la urgencia de las
importaciones para cubrir necesidades del mercado inter-
no y la producción, con el objeto de evitar el desabaste-
cimiento de bienes terminados o de materias primas.
Esta situación volvió a presentarse durante el segundo
trimestre de 1995 por motivos contingenciales de ín-
dole administrativa. Otra resolución importante fue la
referente a la administración de divisas para la inver-
sión extranjera, específicamente el financiamiento en el
mercado nacional de capitales (bolsas de valores del
país), la repatriación de capitales que procediera en
determinadas condiciones, la remisión de dividendos,
utilidades e intereses correspondientes a inversiones ex-
tranjeras en el país.
Mención especial merece la resolución mediante la
cual se autorizó a la OTAC para exigir a los importa-
dores a objeto de registro sólo las dos últimas importa-
ciones, en lugar de las cinco anteriormente exigibles y
la obligación para nuevos importadores de una carta de
justificación, además de los recaudos ordinarios que de-
bían presentar. Esta decisión se tomó en virtud de lo
complicado que resultaba para los importadores infor-
mar -con los ítems arancelarios respectivos- sobre las
importaciones realizadas antes del establecimiento del
control de cambio. El propósito era el de flexibilizar el
procedimiento para el registro de importadores, dado
que en los meses iniciales del control se presentó una
situación difícil para que los importadores pudieran cum-
plir el requisito de la historia de sus importaciones y,
una vez más, hay que señalar que los requerimientos
del caso, si bien deseables, afectaban la formación del
registro y ello se reflejaba en un potencial riesgo de
desabastecimiento.
La formación y reformación de la normativa ca m-
biaria genérica y específica fue un proceso necesario,
exigente y complicado ante las múltiples circunstancias,
situaciones y problemas que se presentaron en el funciona-

145
miento del régimen cambiario. No es razonable la crittca
en el sentido de que se improvisaban las normas y los
procedimiento, ya que al establecerse el control no exis-
tían tales disposiciones, pues no hubo una preparacton
previa para dicho establecimiento, impuesto por la emer-
gencia. Tanto el Ejecutivo Nacional como la JAC, la
OTAC, el BCV y el Ministerio de Hacienda realizaron un
verdadero esfuerzo para atender oportunamente los pro-
blemas que se presentaron, instruir los procedimientos,
diseñar los formularios, los mecanismos operativos y to-
do lo que requiere un control de cambio para funcio-
nar. El conjunto de esos elementos ha quedado como
una experiencia valiosa y como una contribución -inclu-
sive a escala latinoamericana según tenemos testimo-
nios al respecto- a la materia técnica de los controles
cambiarios. Ha sido evidentemente menos complicado des-
mantelar el control que implementarlo a lo largo de casi
dos años de funcionamiento.

DISPONIBILIDAD y EGRESO DE DIVISAS

En el cuadro número 1 se muestra el movimiento


de egreso de divisas bajo régimen de control en el
segundo semestre de 1994 y el año 1995, según re-
gistro del Banco Central de Venezuela. En ese periodo la
administración de divisas bajo competencia de la jAC-
OTAC significó un 56, 7% en promedio del egreso total de
divisas registrado por el BCV. Al respecto es convenien-
te indicar la composición general de ese egreso según
la competencia de los agentes que lo administraron: la
jAC-OTAC, sujeta a la restricción de la disponibilidad de
divisas asignada por el BCV en los términos del de-
creto regulador del régimen cambiario, administró en el
segundo semestre de 1994 el 52,8% del egreso total de
divisas bajo control, la diferencia fue administrada direc-
tamente por el BCV; en 1995 la jAC-OTAC administró el
57,70/0 del total; de lo administrado por la ]AC-OTAC en
el campo de su competencia, se liquidaron por autori-
zaciones directas y específicas (para importación priva-
da de bienes y servicios, pago de deuda privada exter-

146
na, remesas de líneas aéreas, de reaseguros y seguros,
dividendos y utilidades, servicios tecnológicos y gastos
médico-quirúrgicos) US$ 1.613 millones en 1994, un 37,6%
del total de los egresos de divisas y en 1995 un 45,8%
(US$ 7.806 millones), para un total de US$ 9.424 millo-o
nes (44%) en los 18 meses considerados. Las autorizacio-
nes genéricas, es decir, que no requerían caso por caso
autorización directa de la ]AC-OTAC una vez fijadas las
normas de aplicación y los cupos respectivos, significa-
ron en 1994 un total de US$ 657 millones y en 1995 un
total de US$ 2.034 millones, para un gran total de US$
2.619 millones en el periodo de los 18 meses considera-
dos. Tales erogaciones correspondían a conceptos tales
como: viajes de turismo y negocios, tarjetas de crédito,
remesas a estudiantes y familiares, principalmente. En re-
sumen la ]AC-OTAC administró bajo auto-rización ge-
nérica o especifica durante el periodo 1994-95 un total
de US$ 12.115 millones, un 56,7% del total de egresos de
divisas durante el periodo de 18 meses considerado que
fue de US$ 21.352 millones. Del total bajo autorizacio-
nes genéricas o específicas de la ]AC-OTAC, las autoriza-
ciones directas liquidadas ascendieron a US$ 9.424 mi-
llones, un 44% del total de egreso de divisas. Todas estas
observaciones pueden hacerse en el cuadro número 1.
Otra manera de apreciar la evolución del mercado
de divisas en el período que se examina es como sigue:
en 1993 el egreso de divisas totalizó US$ 12.458 millo-
nes, de cuya suma la venta del BCV al sistema bancario
se cifró en US$ 9.163 millones, un 73,6%. En 1994 di-
cho egreso total se situó en US$ 12.775 millones, del
cual el BCV vendió a la banca US$ 7.236 millones, un
56,6% y asignó a la ]AC-OTAC para efectos del mercado
controlado US$ 2.275 millones, un 17,8%. En 1995 (año
completo del control cambiario relativo) las liquidaciones
correspondientes al mercado controlado totalizaron US$
9.840 millones, un 57, 7% del total cifrado en US$ 17.047
millones. La suma referente al mercado controlado fue
moderadamente superior a la venta que en 1993 el BCV
hizo al mercado interbancario en 1993, y que puede
estimarse como representativa de la demanda efectiva

147
neta de divisas por parte del sector privado. No obstan-
te, estoy consciente de que el egreso de divisas en 1995
a través del mercado controlado fue más elevado del
que podría corresponder a una situación caracterizada
por una recesión económica y un régimen cambiario
restrictivo. No puede desconocerse, en todo caso, que
hubo exceso en el rubro de viajes de turismo y nego-
cios y que se sobrefacturaron importaciones. Por otra
parte, algunos exportadores que administraron directa-
mente los ingresos de divisas que obtuvieron por exporta-
ciones -en goce de la facilidad implementada al res-
pecto, para el impulso a dichas exportaciones- no cum-
plieron con la obligación de negociar al BCV a través
de la banca el saldo positivo de las cuentas respectivas.
Otra observación importante que puede hacerse es que
el saldo del movimiento comercial a través del Con-
venio ALADI fue particularmente negativo en 1995, cuan-
do ascendió a US$ 1.855 millones. (Cuadros números 1
y 2).

EL MOVIMIENTO CoMERCIAL BIJO EL CONTROL

Las exportaciones no tradicionales no dejaron de


aumentar durante el período 1994-95, de restricción cam-
biaria, que estoy examinando. En 1994 (la restricción
cambiaria se estableció en el segundo semestre) la expor-
tación NT se situó en US$ 4.422 millones, con un incre-
mento de 29% con relación a 1993; en 1995 la ENT as-
cendió a US$ 4.487 millones, con un incremento de 1,5%
con respecto a 1994, pero de 31% si se le compara con
1993. En 1996, de modo distinto, la ENT sufre un des-
censo apreciable.
La importación privada registró una evolución co-
mo se muestra en el cuadro número 3. Entre 1992 y
1994 la importación privada significó en promedio un
88,5% de la importación total en el país. En 1995, bajo
control, dicha importación significó un 91% del total.
Sobre esta última observación, de un total de importación
privada en 1995 montante a US$ 9.721 millones, se efec-
tuó bajo el Convenio ALADI, fuera del régimen cam-

148
biario controlado, una suma de US$ 2.118 millones, de
modo que bajo el régimen cambiario bajo administra-
ción jAC-OTAC la importación privada en 1995 fue de
US$ 7.603 millones, superior en 7,8% a la realizada en
1994. Estas observaciones pueden verificarse en el cua-
dro número 3.
Con respecto al aumento de la importación pri-
vada en 1995 puede indicarse 10 siguiente: parte de esta
importación, como se mencionó, se realizó fuera del
control de autorización de la ]AC-üTAC, en los térmi-
nos de! Convenio ALADI; la expectativa devaluacionista,
que siempre estuvo presente durante el período de restric-
ción cambiaria, constituyó un motivo de anticipación de
importación para la formación de inventario; esto fue
facilitado por la tasa real activa de interés negativa que
prevaleció en ese período (es decir, un costo finan-
ciero real bajo); además, la persistencia de presiones
inflacionarias estimuló la importación, en la perspec-
tiva de lograr ganancias extraordinarias por los diferen-
ciales de precios. La formación excesiva de inventarios
(de bienes terminados de consumo y de bienes interme-
dios o insumas) ha constituido un modo de inversión
real, 10 que se ha puesto de manifiesto en el presente
año cuando, ante la liberación del régimen cambiario,
no se ha evidenciado un desbordamiento de la deman-
da de divisas para importar sino un movimiento modera-
do. Desde luego, una vez más, no se nos escapa el
fenómeno de la sobrefacturación.
La composición de la importación privada bajo con-
trol cambiario por agrupaciones económicas se muestra
en el cuadro número 4. Con referencia a la importación
para la cual se liquidaron divisas por el BCV, dicha
composición en e! período comprendido entre agosto
de 1994 y septiembre de 1995 fue la siguiente: bienes
de consumo, 40%; bienes intermedios, 48%; bienes de
capital, 12%. Las agrupaciones relativas a la producción
y la inversión (bienes intermedios y de capital) represen-
taron el 60% del total.

149
MOVIMIENTO DE LAS RESERVAS INTERNACIONALES DEL BCV

Una de las críticas que se hacen al régimen carn-


biario restrictivo es que no fue favorable a la recupera-
ción de las reservas monetarias del Banco Central, cuya
declinación en el primer semestre de 1994 fue particular-
mente acentuada. En ese semestre las reservas bajaron
de US$ 12.656 millones (31-12-93) a US$ 8.861 millones
(30-06-94), un descenso de 30%. En el segundo semes-
tre de 1994 las reservas se recuperaron parcialmente,
para situarse en US$ 11.507 millones al 31-12-94, con
un incremento de 30% con respecto a junio de ese
mismo año, lo cual es atribuible al control cambiario,
fuertemente restrictivo el primer trimestre del control
(julio-septiembre) y algo flexible el segundo trimestre
(octubre-diciembre). En el primer semestre de 1995 el
monto de las reservas acusó un descenso de 8% al
situarse en US$ 10.548 millones, nivel superior en 19%
al registrado un año antes, el 30-06-94. En el segundo
semestre de 1995 la declinación de las reservas fue
apreciable, en un 8% con respecto a junio, pero aún
superior en casi 10% con respecto a junio de 1994, en
víspera del control de cambio. (Véase el cuadro número
5). Debe advertirse, para una justa apreciación de ese
movimiento, que las reservas no sólo son afectadas por el
egreso de diutsas sino también por la fluctuación del in-
greso; y en cuanto al egreso hay que considerar que las nece-
sidades de divisas no sólo se refieren al sector privado
sino también al gobierno y al propio Banco Central.

INFLACIÓN y lUGIMEN CAMBIARlO

Otro de los reparos que se hacen al funcionamien-


to del control de cambio relativo es que no fue eficaz
para abatir la inflación. En primer lugar hay que decir
que el único factor de inflación no es el desequüibrto
externo: hay que incorporar al análisis otras variables,
tales como: el desequilibrio fiscal, el financiero, el de
producción, las graves imperfecciones del mercado, entre
otras. La política cambtaria no puede ser eficaz en este

150
sentido si no está acompañada de otras políticas públi-
cas correctivas de los desequilibrios, en una estrategia
integral de ajuste y estabilización, que ahora existe pe-
ro que entonces o no existía o era inconexa. Aun así, y
como se muestra en el cuadro número 6, el impulso
inflacionario al nivel del consumidor se moderó sensible-
mente en el período del cambio restrictivo y de modo
más acentuado al nivel de precios mayoristas de im-
portación. La persistencia de un tipo de cambio nomi-
nal único fijo, de Bs. 170 por US$ 1,00, actuó como
"ancla" contra la inflación en el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. En el segundo semestre de 1995
ocurrió una perturbación significativa del mercado cam-
btarto y de bienes, con la apertura de las negociaciones
en bonos Brady que marcaron un tipo de cambio para-
lelo, ampliamente superior al oficial, con efectos en el
cálculo de los precios y por tanto en el índice inflacio-
nario. Puede afirmarse que el régimen cambiario restric-
tivo -único- fue quebrantado con el surgimiento del mer-
cado Brady y, por tanto, aquel régimen como tal fina-
lizó virtualmente en agosto de 1995.

OBSERVACIONES FINALES

Otras críticas o reparos, además de lo que se exa-


minó, se han formulado al régimen cambiario restric-
tivo. La ampliación del número de importadores es una
de ellas. No es justo ni conveniente, a todos los efec-
tos, la concentración de importadores de modo que
formen un mercado cautivo sujeto a manipulaciones espe-
culativas. Si la economía es dinámica, nuevas firmas se
incorporan y otras desaparecen. Otra crítica se refiere a
la supervisión y verificación del uso de las autorizacio-
nes: el universo comprendido es tan vasto y complejo y
las deficiencias de la organización administrativa tan
considerables que no es posible en realidad una su-
pervisión enteramente eficaz ni una verificación suficien-
te. Múltiples agentes intervinieron en el proceso: bancos,
casas de cambio, otros operadores cambiartos, empresas
de viajes y turismo, de tarjetas de crédito, además de la

151
jAC-OTAC y el BCV. En cuanto a las sanciones por infrac-
ciones corresponde al Ministerio de Hacienda imponer-
las. La Contraloría General de la República mantuvo en
todo tiempo una oficina en la ]AC y nada se le ocuitó
del proceso.

152
Cuadro N° 1
EGRESO DE DIVISASI3AjO RESTRICCION CAMBIARlA
(millones de US$)

Concepto 1994 1995 Total


(n Sem)

Autorización Específica
JAC-OTAC (1) 1.618 7.806 9.424
Importación de bienes y
servicios 1.088 6.431 7.519
Deuda privada ext, 427 922 1.349·
Otros 103 453 556

Autorización Genérica (2) 657 2.034 2.691


Turismo 577 1.116 1.693
Viajes de negocios 43 230 273
Otros 37 688 725
TOTAL ]AC-OTAC 2.275 9.840 12.115

Directo BCV (3) 2.030 7.207 9.237


Deuda pública ext. 1.370 3.250 4.620
Propios del BCV 257 701 958
Otras (4) 403 3.256 3.659

TOTAL 4.305 17.047 21.352

% jAC-OTAC 52,8 57,7 56,7


% Autorización
específica 37,6 45,8 44,1

(l) Incluye las autorizaciones directamente expedidas por la


jAC-OTAC para cada caso.
(2) Incluye las autorizaciones para las cuales la jAC fijó
normas, pautas y cupos y cuya operación correspondió
a los operadores cambia ríos (banca, casas de cambio,
etc.),

(3) Incluye los pagos directos en divisas por el BCV para


obligaciones del gobierno y sus propias obligaciones.
(4) Incluye, entre otras operaciones, el saldo deudor bajo
Convenio AlADI.

Fuente: B.C.V-O.T.A.C.

153
Cuadro NQ 2
MOVIMIENTO CAMBIARlO DEL BCV
(millones de US$)

Concepto 1993 1994 1995

Ingreso 11.663 11.784 15.500


Egreso 12.458 12.775 16.075

Saldo -795 - 991 - 575

Egreso fuera del BCV


Venta a la banca 9.163 7.236
)AC-OTAC 2.275 9.840
ALADI (neto) 167 155 1.855

Total (l) 9.330 9.666 11.695

(l) Excluye los egresos directos del BCV correspondientes al


gobierno y a los compromisos del propio Instituto.

Fuente: BCV

Cuadro NO 3
IMPORTACIÓN PRIVADA
(F.O.B. en millones de US$)

Ailo Total General Privada % Privada

1992 12.672 11.336 89


1993 11.271 10.026 89
1994 8.037 7.049 88
1995 10.721 9.721 (*) 91

Nota: (*) Importación bajo Convenio AUDI, fuera de control de la


)AC-OTAC, US$ 2.118, lo que indica que la importación
bajo control fue de sólo US$ 7.603 millones.

Fuente: OCEI

154
Cuadro NlI 4
iMPORTACIÓN PRIVADA CONTROLADA
POR AGRUPACIONES ECONÓMICAS
(millones de US$)

Agosto 1994 a setiembre 1995

Agrupaci6n Autorizada 0/0 Uquidada (0/0)


BCV

Bienes de consumo 3.597 38,7 2.619 40,2


Bienes intermedios 4.400 47,3 3.134 48,2
Bienes de capital 1.305 14,0 753 11,6
Total 9.302 ·6.506

Fuente: Cálculo propio MZ con datos O.T.A.C.

Cuadro NlI 5
RESERVAS INTERNACIONALES DEL RC.V.
(millones de US$)

Fecha Monto Variaci6n


semestral 0/0

31-12-93 12.656
30-06-94 8.861 - 30,0
31-12-94 11.507 29,9
30-06-95 10.548 - 8,3
31-12-95 9.723 - 7,8

Fuente: B.C.V.

155
Cuadro NlI 6
VARIACIÓN DE LOS íNDICES
DE PRECIOS POR SEMESTRES
(porcentajes)

Concepto 1994 1995


Semestre Semestre
I 11 I 11

Indice de Precios al Consumidor


en el Area Metropolitana
de Caracas 29,4 32,0 22,1 28,3

Indice de Precios al Mayor


de Productos Importados 55,2 28,9 15,2 21,9

Fuente: B.C.Y.

Cuadro NlI 7
EXPORTACIONES NO TRADICIONALES
(millones de US$)

Año Monto Variación


porcentual

1993 3.422 25,9


1994 4.422 29,2
1995 4.487 1,5

Fuente: O.C.E.I.

156
APÉNDICE

COMPARACIÓN ESENCIAL ENTRE EL RtGIMEN CAMBIARlO


DE 1983-88 y EL DE JUUO 1994-NoVIEMBRE 1995

Con ligereza se procura establecer similitudes -en


aspectos negativos- entre el régimen cambiario que preva-
leció en el período 1983-88 y que se ha dado en deno-
minar RECADI y el régimen cambiario que funcionó
entre los meses de julio y noviembre de 1995 (no tengo
conocimiento directo de la evolución posterior de este
último régimen que se extendió hasta la primera quincena
de abril de 1996). Por ello es conveniente, para que los
interesados hagan un análisis ponderado y objetivo de
ambos regímenes, presentar en forma resumida y en
atención a lo esencial una comparación entre esos regí-
menes cambiarios que, a mi juicio, fueron diferentes.
Las observaciones y consideraciones que hago a
continuación pueden apreciarse en resumen en el esque-
ma inserto al final de este apéndice.

1. BASE LEGAL
El Presidente de la República, en Consejo de
Ministros, dictó el Decreto NQ 1.842 de 22-02-83 median-
te el cual se estableció el control de cambios que si-
guió a la suspensión del mercado de divisas el 18-02-83
(el famoso "viernes !legro"). Según el tratadista ABan R.
Brewer-Carías (Régimen Cambiarlo. t. 1, Caracas 1994),
dicho decreto no estuvo bien fundamentado legalmen-
te, pues el Ejecutivo tomó para sí facultades que correspon-
dían al Banco Central de Venezuela (Ley de 1974) en lo
que atañe a la convertibilidad de la moneda, a la adminis-
tración cambiaria y en general a la materia de las divisas.
En efecto, según los artículos 90 (aparte único) y 91,
literal b) de la Ley de BCV de entonces se requería de
un convenio entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central para la toma de esas decisiones y la regula-
ción del comercio de cambio extranjero, aunque, desde
luego, el Ejecutivo tenía -como siempre tuvo- atribu-
ciones constitucionales y legales para convenir con el

157
Instituto Emisor sobre esos asuntos. Esta falla en el
fundamento legal formal (ya que en aquella época no
estaba suspendida la garantía de la libertad económica)
fue reparada, siempre según el autor citado, por el De-
creto NI! 1.848 de 27-02-83, fundamentándose en el De-
creto NI! 674, de 8-01-62, de restricción de la garantía de
la libertad cambiaria.
El régimen cambiario establecido a partir del 9 de
julio de 1994 se fundamentó en el Decreto Ejecutivo NI!
268 de 9-07-94, basado en la suspensión de la garantía
de la libertad económica entonces existente que facul-
taba al Ejecutivo para tomar las decisiones que consi-
derare convenientes en cuanto al régimen cambiario u
otros de la actividad económica.

2. SISTEMA CAMBIARlO
El sistema establecido en el decreto NI! 1.842,
ratificado en el Decreto NI! 1.848, ambos de febrero de
1983, fue el de cambios diferenciales, permitiéndose la
coexistencia de dos mercados: uno controlado oficial y
otro libre con eventual intervención del BeV; en el
mercado controlado oficial se fijaban dos tipos de cambio
(Bs. 4,00 y Bs. 6,00 en una etapa inicial, posteriormente
modificados) y en el mercado libre la cotización de la
divisa era fluctuante sujeta a la oferta y la demanda.
En el sistema establecido en julio de 1994 sólo se
reconocía legalmente la existencia de un solo mercado,
con un tipo de cambio fijo y único, aunque ajustable
por convenio entre el Ejecutivo y el Bev. El tipo de
cambio fijo nominal, con vigencia oficial, fue de Bs.
170,00 por US$ 1,00 hasta el 11-12-95 cuando el tipo de
cambio se elevó a Bs. 290,00 por US$ 1,00. Sin embar-
go, a mediados de 1995 surgió un mercado paralelo
permitido, con la negociación de los bonos Brady (deu-
da externa de la República) denominados en dólares, en
virtud de 10 cual se determinó una cotización de la
divisa ampliamente superior al tipo de cambio oficial, 10
que perturbó fuertemente el régimen de cambio único y
fue uno de los factores de su debilitamiento.

158
3. CENTRALIZACIÓN DE DIVISAS
En el régimen establecido en febrero de 1983 se
ordenó la centralización de divisas (compra y venta),
concretada a las obtenidas por las compañías petro-
leras y mineras y las del sector público (crédito público
externo, exportación e importación de bienes y ser-
vicios, operaciones del Fondo de Inversiones de Vene-
zuela), mientras que las obtenidas por el sector privado
(exportación de bienes y servicios, transacciones de capi-
tal, viajes, turismo y otros conceptos de cuenta corriente)
podían ser negociadas en el mercado libre, aunque tam-
bién existía la alternativa de su negociación al BCV. En
reformas posteriores de este régimen se hizo obliga-
toria la venta de divisas al BCV obtenidas por exporta-
ciones de bienes y servicios para cuya producción se
hubiesen utilizado divisas preferenciales.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 la centralización de la compra y venta de divisas
se hizo total en el BCV (a través de los operadores
cambiarios autorizados), sin excepciones.
Conviene advertir que en el régimen de 1983 .las
compañías petroleras y mineras no podían mantener
fondos en moneda extranjera salvo los autorizados expre-
samente; es decir, las divisas obtenidas por esas em-
presas del Estado debían ser negociadas en totalidad al
BCV y sus necesidades de divisas debían ser atendidas
por el BCV en forma preferencial. En el régimen de
1994 (regulado en lo que era necesario por el Conve-
nio Cambiario Nll 1 entre el Ministerio de Hacienda y el
BCY) se mantuvo aquella restricción y sólo se autori-
zaba a esas empresas a mantener un fondo rotario en
divisas por una cantidad limitada para sus necesidades
operativas externas.

4. TRANSACCIONES CAMBIARlAS DIFERENCIADAS


Según las disposiciones de los decretos de febre-
ro de 1983 sobre régimen cambiario, las transacciones
pasivas en balanza de pagos estaban diferenciadas en
orden de prioridades, como sigue: a beneficiarse con el
tipo de cambio más preferencial (Bs, 14.30 por US$

159
1,00, modificado en oportunidades posteriores), el ser-
vicio de la deuda pública externa, el servicio de la
deuda privada externa existente al 22-02-83, oficialmen-
te reconocida; los gastos corrientes externos de los po-
deres públicos; la importación de bienes y servicios
esencia/es, así declarados por resoluciones del Minis-
terio de Hacienda en listas ad hoc; gastos derivados de
compromisos internacionales de la República; becas de
estudiantes de secundaria, superior y especial; nece-
sidades de las compañías petroleras y mineras en divi-
sas y del Fondo de Inversiones de Venezuela; el be-
neficio del tipo de cambio de Bs. 6,00 por US$ 1,00 se
concedía a otros renglones determinados por el Eje-
cutivo Nacional no incluidos en los anteriores; al merca-
do libre se dejaba el resto de las transacciones corrien-
tes y de capital.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 funcionaban varios grupos con modalidades di-
ferentes: í) las compañías petroleras, sujetas a un régi-
men especial, por virtud del cual éstas se obligaban a
negociar al BCV virtualmente el monto de divisas corres-
pondiente a las necesidades de pago en el país por
concepto de impuestos, tasas y contribuciones fiscales y
gastos operativos internos, permitiéndoseles un fondo
rotario en moneda extranjera como se mencionó; ii) el
gobierno, para el servicio de la deuda pública externa y
sus necesidades corrientes en el exterior, inclusive los
compromisos internacionales de la República; in) el BCV,
para sus propias obligaciones y necesidades de pago en
moneda extranjera; iv) las transacciones comerciales ex-
ternas bajo el Convenio ALADI (integración latinoame-
ricana), cuyo saldo neto (deudor o acreedor) debía li-
quidarse en divisas; v) las exportaciones liquidadas en
bolívares, fuera del Convenio ALADI; vi) las transac-
ciones privadas sujetas a la administración ]AC-OTAC,
para lo cual el BCV determinaba trimestralmente una
disponibilidad (cupo). Para todas las transacciones regía
el mismo tipo oficial de cambio.

160
5. ORGANIZACiÓN DEL MERCADO CAMBIARlO
El régimen establecido en 1983 contemplaba va-
rios agentes institucionales y operativos: el Banco Cen-
tral, con atribuciones y obligaciones más amplias que
las fijadas en el régimen de julio de 1994; el Ministerio
de Hacienda, también con atribuciones y obligaciones
amplias, para cuya administración se organizó la Ofi-
cina de Régimen de Cambios Diferenciales (RECADO; la
banca comercial y las casas de cambio, como operado-
res autorizados en parte para el mercado controlado y
en parte para el libre.
La organización establecida para las restricciones
cambiarias en julio de 1994 era la siguiente: el Ejecu-
tivo Nacional, como conductor de la política cambiaria,
en convenio con el BCV; el Ministerio de Hacienda,
específicamente para el reconocimiento de la deuda pri-
vada externa y para las funciones de conocimiento y
sanción de infracciones a la normativa cambiaría; el
Banco Central, para la centralización de las divisas y la
administración de ciertas transacciones ya enumeradas,
así como también para la determinación de la disponi-
bilidad de divisas para el mercado controlado y el sumi-
nistro a los operadores cambiarios (banca comercial y
casas de cambio) previa verificación de las autoriza-
ciones respectivas; la Junta de Administración Cambiaria
QAC), para el ejercicio de la competencia asignada por
el decreto regulador del régimen cambiario; la Oficina
Técnica de Administración Cambiaria (OTAC), adscrita a
la JAC, para el registro de los agentes económicos soli-
citantes de divisas y el procesamiento de autorizacio-
nes específicas por parte de la JAC o de su propia
competencia; los operadores cambiarios (banca comer-
cial y casas de cambio), tramitadores de las solicitudes
y autorizaciones de divisas bajo control.

6. PROCEDIMIENTOS CAMBIARlOS
Bajo RECADI, esta oficina concedía en primer
lugar una autorización de importación de bienes y servi-
cios sujetos a las listas preferenciales determinadas por
el Ministerio de Hacienda; con vencimiento a 180 días y

161
la cual debía ser solicitada a través de un banco comer-
cial, conformidad de importación que debía obtenerse
con anterioridad al embarque de la mercancía respec-
tiva; luego Recadi podía conceder una autorización pa-
ra la obtención de divisas, con vencimiento a 45 días, a
entregar al banco tramitador; por último, el BCV emitía
un certificado de disponibilidad de divisas, con entrega in-
mediata al banco tramitador de un 20% del monto certi-
ficado y el 80% hasta un año después del embarque de
la mercancía. Había un tratamiento especial para las
cartas de crédito.
Bajo el régimen de restricciones cambiarias de ju-
lio de 1994, los solicitantes de divisas debían tramitar el
registro de su firma y actividad en la OTAC a través de
un banco comercial; obtenido el registro, el solicitante
podía demandar divisas para importación de bienes y
servicios a través de un banco comercial, solicitud que
procesaba la OTAC y si estaba conforme a la normativa
y al procedimiento ésta extendía una autorización de su
propia competencia (hasta US$ 500.000 por solicitud) y
la preparaba en pro-forma para su consideración por la
]AC (sobre los US$ 500.000); estas autorizaciones eran
devueltas al banco tramitador que debía verificar si la
mercancía objeto de la autorización había sido nacio-
nalizada antes de presentar la autorización al BCV para
el suministro de las divisas; éste verificaba finalmente si
la autorización presentada estaba conforme a la notifica-
ción hecha por la OTAC.

7. DEUDA PRIVADA EXTERNA


Por Convenio Cambiario entre Hacienda y el BCV,
de 18-02-83, modificado en varias oportunidades poste-
riores, se fijaron las condiciones, los términos y las
modalidades para que el BCV pudiera celebrar con-
tratos de compra-venta de divisas para el servicio de la
deuda privada externa existente al 18-02-83, previo re-
gistro de esa deuda en Recadi, que debía extender una
autorización al respecto. Posteriormente fue creada una
Comisión ad-boc para este procedimiento de autoriza-
ción. En los contratos, se podían fijar plazos para la

162
amortización de la deuda, formas de pago y otras moda-
lidades, pudiendo extenderse el plazo hasta 7 años en
algunos casos. Estos contratos fueron modificados según
disposiciones oficiales en diferentes oportunidades. In-
cluso en alguna ocasión los contratos fueron suspendi-
dos en su ejecución. Ello permite señalar la inseguri-
dad jurídica de los deudores, inclusive los reconocidos,
en el régimen de RECADI.
La deuda privada externa, en el régimen cambiario
de julio de 1994, debía ser registrada a través de la
üTAC, para lo cual la solicitud tenía Que ser tramitada
por un banco comercial; la deuda estaba sujeta al recono-
cimiento por parte del Ministerio de Hacienda, Que emi-
tía un certificado al respecto, a partir de lo cual el
deudor podía obtener de la ]AC las divisas para el servi-
cio de su deuda; en algunos casos, debidamente conside-
rados, se concedían anticipos mediante fianza a favor
del Fisco mientras se procesaba el reconocimiento de la
deuda.

Estudiantes
En ambos regímenes los estudiantes de secunda-
ria, superior, especial y post-grado tenían derecho a las
divisas, hasta límites determinados, previo registro y cer-
tificación de sus estudios, bajo el control de las en-
tidades patrocinantes.

Viajeros de Negocios y Turismo


En el régimen RECADI estas necesidades de divi-
sas tenían Que satisfacerse en el mercado libre. En el
régimen de julio de 1994 se fijaron cupos anuales por
persona natural, o por viajes de negocios debidamente
documentados (posteriormente se exigió fianza para estos
últimos y la responsabilidad directa de las empresas
respectivas). Las ventas de divisas para estos fines, y
para transferencias familiares, se hacían bajo el régi-
men de julio de 1994 por los operadores cambiarios
según autorización genérica.

163
Exportación
La exportación privada de bienes y servicios bajo
RECADI se podía negociar, en lo que se refiere a las
divisas obtenidas, en el mercado libre, salvo aquéllas
para cuya producción se utilizaran divisas preferencia-
les. En el régimen de julio de 1994, funcionaban dos
regímenes alternativos: para exportadores pequeños, que
podían retener hasta un 10% de las divisas obtenidas y
el 90% debían negociarlas a la orden del BCY; los exporta-
dores bajo la modalidad facultativa (REFE) podían admi-
nistrar las divisas obtenidas por exportación con la obliga-
ción de rendir cuentas trimestralmente a la OTAC y el
saldo positivo tenía que ser negociado al BCY.

Duración del Régimen


La duración más breve de restricciones cambiarias
en la historia del país fue la de julio 1994 a abril 1996
(22 meses); el control establecido en 1939 duró aproxi-
madamente 5 años y el establecido en 1983 duró 6
años. (El de 1960 duró 3 años y medio).

164
EsQUEMA

COMPARACIÓN ESENCIAL ENTRE LOS REGIMENES ESTABLECIDOS


EN JULIO DE 1994 y EN FEBRERO DE 1983

Febrero 1983 (RECADI) Julio 1994

Decreto 1842 de 22-02-83 (sin Decreto-Ley de 09-07-94


suspensión de la libertad eco- fundamentado en la suspen-
nómica) sión de la libertad económica.

Cambios diferenciales Cambio único fijo ajustable; un


Dos mercados solo mercado.

Centralización en el BCV de Centralización completa de di-


la compra y venta de divisas, visas en el BCV.
salvo excepciones. Mercado li-
bre, la excepción más notable.

Tres tipos de cambio: dos en Un solo tipo de cambio.


el mercado controlado uno en
el libre, fluctuante.

Listas de importación de bienes Sin listas de importación ni prio-


y servicios esenciales y menos ridades.
esenciales (según resoluciones
de Hacienda)

Estudiantes, gastos externos de Estudiantes,. transferencias fa-


las compañías petroleras y mi- miliares, viajes de negocios y
neras, de los poderes públí- turismo, gastos médicos en el
cos y el FIV, inclusive deuda exterior. Régimen especial pe-
pública externa a Bs. 4,30 por troleras y sector público.
US$ 1,00.

165
Esquema (cont.)

Febrero 1983 (RECADO Julio 1994

Ventas obltgatorias de divisas Ventas obligatorias al BCV: ne-


al BCV: i) petroleras y mine- tas petrolera, sector público,
ras; ii) sector público. Compa- exportaciones privadas según
ñías petroleras y mineras no regímenes especiales, ingresos
podían mantener depósitos en de capital, transferencias fami-
m/e salvo los autorizados liares, viajes y turismo y cual-
expresamente; divisas de ex- quier otro concepto. Fondo ro-
portación cuya importación de tatorio en divisas para PDVSA.
insumos hubiese sido pagada
con dólares preferenciales.

Reformas posteriores varias de Reformas varias de los decre-


los decretos reguladores del cam- tos reguladores del cambio;
bio; resoluciones del BCV y resoluciones de la JAC, del BCV
del Ministerio de Hacienda. en áreas específicas y de Ha-
cienda sobre deuda privada e
infracciones cambiarias.

Modificaciones en tipos de cam- Sólo una modificación del ti-


bio: de Bs. 4,30 a Bs. 14,50 po de cambio en diciembre de
entre 1983 y 1988 1995.

Egresos de divisas: i) poderes pú- Egresos de divisas: gobierno cen-


blicos, importaciones FOB esen- tral, FIV, BCV, fuera de JAC-
ciales y menos esenciales; 10% OTAC; importación privada au-
para fletes y seguros; estudian- torizada JAC-OTAC; estudian-
tes registrados en Recadi con tes registrados con límites, via-
límites cuantitativos. jes y turismo, transferencias fa-
miliares, tarjetas de crédito con
límites; gastos médicos demos-
trados.

Registros y Autorizaciones Registros y Autorizaciones


Importadores preferenciales, deu- Registro OTAC de exportado-
dores privados externos (Reca- res, importadores, estudiantes,
di). Conformidad de importa- empresas de tarjetas de cré-
ción previa al embarque (19'80 dito, deudores privados. Auto-
días); autorización para aper- rización para importación con
tura de cartas de crédito y para divisas controladas OAC-OTAC

166
Esquema (cont.)
Febrero 1983 (RECADO Julio 1994

obtención de divisas preferen- según competencias), a través


ciales para importación (Recadi, de los bancos comerciales, 120
45 días) a través de bancos días de vencimiento; para im-
comerciales que las presenta- portación a crédito una vez
ban al BCV. Certificado de nacionalizada la mercancía; de
Disponibilidad de Divisas por contado, con fianza a favor del
el BCV a solicitud del banco Fisco; a fines del 211 semestre
tramitador (20% inmediato, 80% 1995 se establecieron pagos par-
después). DecretolLey 2.567, de ciales de divisas.
15-02-88: el BCV establece el
procedimiento, los plazos, tér-
minos y condiciones para
otorgamiento de divisas contro-
ladas; mínimo de 120 días para
entrega de divisas, nacionalizada
la mercancía.

Deuda Privada Externa Deuda Privada Externa


Convenio Cambiario Hacienda- Registro OTAC-Hacienda (éste
BCV, condiciones, términos y emite certificados); anticipos pre-
modalidades para que el BCV via fianza,; pagos una vez re-
celebrara contratos de compra- conocida (registrada la deuda).
venta de divisas para servicio Preferencia deuda con multila-
de la deuda privada, previo re- telares, gobiernos o entidades
gistro en Recadi; plazos de 3 gubernamentales, ALADI.
a 7 años.

Organización Organización
Recadi-Hacienda-BCV-banca co- ]AC-OTAC-Hacienda-BCV-ban-
mercial, casas de cambio. ca comercial, casas de cambio.

Dtspontbiltdad de Divisas Dtspontbtüdaa de Divisas


Administrada por el BCV. Determinada por el BCV se-
gún el decreto y administra':'
da por la ]AC-OTAC.

167
Esquema (cont.)

Febrero 1983 (RECADO Julio 1994

Atribuciones y Obltgaclones del Atribuciones y Obligaciones del


Banco Central Banco Central
Fueron bastante amplias en cuan- Determinación de la disponi-
to a disponibilidad de divisas bilidad de divisas para la JACj
y contratos de compra-venta transferencia de divisas auto-
de divisas para la deuda pri- rizadas a bancos tramitadores,
vada externa ventas a casas de cambio.
Atención a las necesidades de Atención a las necesidades de
divisas del gobierno. divisas del gobierno.

Duración del régimen Duración del régimen


6 años 0983-89) 22 meses (julio 94 a abril 96)

Tipos de Cambio Oficiales Tipos de Cambio Oficiales


Bs. 4,30 1983-84 Bs. 170,00 julio 94 a
Bs. 6,00 1984-85 10-12-95
Bs. 7,50 1985-97 Bs. 290,00 Diciembre 95 a
Bs. 14,50 1987-89 abril de 1996.

168
LA AGENDA VENEZUELA: DE UNA TENTATIVA
HETERODOXA A UN AJUSTE ORTODOXO PARCIAL

Tobras Nóbrega y Guillermo Ortega

l. INTRODUCCIÓN

En medio de agobiantes desequilibrios macroeco-


nómicos y luego de dos años en los que la política
económica anduvo a la deriva, sin mediar una propues-
ta programática articulada, la administración del presi-
dente Caldera procede a la firma de una carta de inten-
ción con el FMI, como elemento de un acuerdo de
financiamiento de corto plazo! dirigido a soportar un pro-
grama de ajuste macroeconómico, en parte similar al de
1989. Como acciones previas exigidas para lograr la
firma de ese acuerdo, en el segundo trimestre se pro-
duce la liberación del mercado cambiario, validando
una devaluación de 60% respecto al tipo de cambio
oficial precedente, se desregulan las tasas de interés, se
aumentan los precios de los combustibles, se elimina
buena parte del sistema de control de precios y se
anuncia el incremento de la tasa básica del impuesto a
las ventas en 32%.
En la retórica oficial este intento de estabilización,
por una parte, se presenta como un ajuste estructural
orientado al crecimiento, planteándose ambiciosas metas

1. La finalidad formal de los acuerdos contingentes "stand-by" es


prestar asistencia financiera de corto plazo para hacer frente a
desequilibrios temporales en el sector externo. Pero en este
caso pareciera pesar más el componente de apoyo técnico y
supervisión, debido a los problemas de credibilidad del Go-
bierno.

169
de reducción de la inflación y recuperación del producto
a corto plazo, y por otra, se divulga como la expresión
de un proceso autónomo de elaboración y diseño de un
programa económico que se plasma en la llamada "Agen-
da Venezuela". En cuanto a lo primero, si bien la firma
con el FMI reabre la cartera de préstamos para refor-
mas sectoriales del BM y del BID, en los hechos el
acento de las medidas señala que se está ante un progra-
ma tradicional de choque recesivo, basado en el con-
trol de la demanda agregada y con un alcance de muy
corto plazo, lo cual en buena medida responde a los
continuos errores, aplazamientos e indefiniciones de po-
lítica económica en los 27 meses anteriores. En cuanto a
lo segundo, la Agenda Venezuela (AV) se expresa con
un discurso general de contenido voluble, distante de
un esfuerzo intelectual formal para construir un verda-
dero programa económico y que, como su propio nom-
bre lo indica, es ante todo un catálogo con algunos de
los temas pendientes en la problemática económica del
país. En cierta forma la AV ha servido a modo de puen-
te mudable en el largo camino que va desde los esbo-
zos de ajuste heterodoxo de 1994 hasta la firma de una
carta de intención para un ajuste ortodoxo con el FMI
en 1996.
En este ensayo se pretende evaluar las limitacio-
nes que aún continúa presentando la política econó-
mica después de rubricado el acuerdo con el FMI. A tal
efecto se parte de un breve diagnóstico de los proble-
mas estructurales de la economía venezolana, los cua-
les no están siendo abordados de manera adecuada. A
continuación se desarrolla un análisis de las deficien-
cias de enfoque y de los problemas institucionales que
han marcado el ejercicio de la política económica des-
de 1994, y que en mucho condicionan el alcance de
este intento de estabilización. Finalmente se pasa revis-
ta sobre los aspectos cardinales de la coyuntura del
ajuste, procurando hacer un balance de los efectos ini-
ciales y de las perspectivas probables del proceso.

170
11. Los PROBLEMAS EsTRUCTURALES DE LA EOONOMfA VENEZOLANA

Los programas de asistencia del FMI suelen dis-


tinguir entre desequilibrios temporales y estructurales, a
partir de lo cual se aplican diferentes políticas de ajuste
y modalidades de financiamiento. En el primer caso,
identificado con desarreglos monetarios transitorios, las
medidas de ajuste se fundamentan en el enfoque mone-
tario de la balanza de pagos, fijándose metas para la
variación de reservas y del crédito doméstico, correspon-
dientes a la demanda esperada de saldos reales. En la
práctica todo el esfuerzo se concentra en eliminar los
atrasos en el servicio de la deuda externa, reducir el
déficit fiscal nominal, ajustar el tipo de cambio y refor-
zar el control monetario. En el segundo caso, donde
tiene cabida la modalidad de facilidad ampliada, se tra-
ta de financiar cambios estructurales dentro de un pro-
grama de largo aliento que contemple reformas profundas,
tal como se anunció en el intento de ajuste de 1989. 2 Es
comprensible que en esta nueva ronda de negociación
el FMI se haya inclinado por un acuerdo contingente,
dado el desenlace de la experiencia anterior, pero es a
todas luces contrastante el alcance de este acuerdo en
relación con la naturaleza de los desajustes de la econo-
mía, expresados no sólo en la magnitud de los común-
mente mencionados desequilibrios macroeconómicos bá-
sicos, sino también en el largo y acentuado deterioro
del patrón de crecimiento de la economía.

a) El deterioro del patrón de crecimiento

La economía venezolana viene mostrando una ten-


dencia de largo plazo en la cual se presenta un fuerte
deterioro estructural, cuyos signos en muchos aspectos
son de mayor gravedad que los actuales desequilibrios

2. Para un examen de las limitaciones que en cuanto a enfoque e


instrumentación tuvo el programa de ajustes iniciado en 1989,
véase Malavé Mata Héctor (1996), Nóbrega Tobías (1995) y
Ortega Guillermo (1995).

171
ma:croeconómicos. Entre las señales más evidentes de
ese deterioro se encuentra la caída dramática del pro-
ducto per capita. Este declive iniciado desde mediados
de los setenta, coloca la renta real por habitante de
1995 (Bs. 25.436 de 1984) en niveles inferiores a los de
mediados de los años sesenta (Bs. 24.469). De acuerdo
con los estudios de Robert Barro (1995), para el perio-
do 1970-93 la economía venezolana se encuentra entre
el grupo de países con peor desempeño económico,
medido en términos del producto per capita, formando
parte, con Haití, Guyana y Nicaragua, de un grupo mayor
de naciones en acelerado empobrecimiento, donde tam-
bién se encuentran las economías más débiles del Africa.
Este proceso de decrecimiento ha sido acompañado
de una serie de indicadores de desempeño que reflejan
claramente el deterioro estructural de la economía. Una
muestra de ese desempeño se encuentra en la fuerte
tendencia a la baja que presenta el esfuerzo de inversión
medido como porcentaje del PIE. Luego de un ascenso
vertiginoso en la segunda mitad de los setenta, hasta
alcanzar cotas de 30% del PIE, la relación inversión a
producto cae abruptamente hasta 20%-25% en los años
80', para volver a descender a un promedio de 12% en
los 90'. Pero no sólo se invierte menos sino peor, y la
eficiencia de la inversión realizada, medida como la
variación del producto sobre el coeficiente de inver-
sión, se desploma de 1,12 entre 1960-70 a 0,03 entre
1980-94.
Esta pérdida de eficiencia, vinculada sin duda a los
controles y protecciones irracionales vigentes por muchos
años, también se manifiesta en un patrón productivo
que, a diferencia de otros países, depende fuertemente
de factores básicos. De acuerdo con estudios sobre las
fuentes del crecimiento (Ellas V, 1990), mientras en eco-
nomías como las de Brasil, Argentina, México y Chile, el
aporte del factor tecnología a la contabilidad del cre-
cimiento oscila entre 30% y 40% Y en Colombia alcanza
a 25%, en Venezuela apenas se ubica en 9,6%, lo que
significa que el aporte de la innovación tecnológica al
crecimiento económico no alcanza a ser siquiera un

172
tercio del peso que tiene este factor en países de nuestro
entorno.
El correlato de la tendencia al decrecimiento del
producto per capita es una disminución secular de la
capacidad de ahorro que se expresa además en una
creciente pérdida de impulso en la generación de exce-
dentes financieros. Así lo pone de manifiesto la caída
en la penetración financiera medida por el descenso de
los activos financieros Sobre PIB desde 45% en 1985-88
hasta menos de 30% en 1995, una contracción que es
más aguda cuando sólo se consideran los activos líqui-
dos o depósitos bancarios, reflejando el continuo pro-
ceso de desmonetización y sustitución de moneda en la
economía desde mediados de los años 80'.
La caída en la capacidad de crecimiento, entre otros
efectos, se traduce a su vez en un deterioro de la base
de recaudación fiscal reflejada en un descenso de los
ingresos fiscales no petroleros desde 23% del PIB en
1977 hasta 7% en 1990, tendencia que se revierte lige-
ramente entre 1991 y 1995, pero a consecuencia de la
sustitución parcial del aporte fiscal petrolero por tributa-
ción interna. Un proceso que no ha avanzado con la
necesaria agilidad y transparencia', implicando que la con-
tracción abrupta de los ingresos petroleros, los cuales,
se reducen a cerca de la mitad, desde 15% 0988-92)
hasta 7,7% en 1995 \ no puede ser compensada a pesar
del incremento sustancial de la tributación no petrolera
desde 5% hasta 8,3%, en un período por demás caracte-
3. Para un análisis de los cambios recientes en la tributaci6n no
petrolera en Venezuela, véase Garda Gustavo, Rafael Rodrí-
guez y Silvia Salvato (1995).

4. Esta caída está parcialmente vinculada a un cambio de las


reglas fiscales (eliminaci6n progresiva del valor de exporta-
ci6n) y al crecimiento pronunciado de los costos de la indus-
tria petrolera. Adicionalmente lo que ha venido ocurriendo es
que el monopolio petrolero estatal, mediante manejos conta-
bles ad boc, ha ejercido la funci6n de recaudador de parte del
impuesto inflacionario que se deriva de las devaluaciones. Esto
en funci6n de generar un sustancial flujo de caja en bolívares
que le permita financiar parte de su programa de inversiones
(Ver N6brega Tobías, 1996).

173
rizado por una persistente recesión y atonía del aparato
productivo.
Como consecuencia de lo anterior y en virtud del
menor aporte fiscal petrolero a partir de 1990, se ha
visto severamente mermada la capacidad del Estado para
la provisión de servicios públicos básicos, reflejada en
la tendencia al deterioro continuo del gasto en bienes y
servicios públicos, los cuales bajap desde 20.7% en 1991
hasta 15.4% en 1995. Esto es un ajuste de magnitudes
considerables en la capacidad de prestación de servi-
cios y en la inversión pública, donde destaca la com-
presión del gasto en inversión directa desde 1,4% 0986-
90) hasta 0,7% 0994-95). La contrapartida de la contrac-
ción del gasto en bienes públicos es un incremento
pronunciado del gasto financiero, que tan sólo en pago
de intereses de la deuda pública pasa de 3% del PIB en
1993 a 4,7% del PIB en 1995 y se proyecta por encima
de 7% del PIB para 1996, implicando más que una
duplicación del peso del servicio de intereses en el
lapso de tres años.
Estas tensiones en el patrón de crecimiento, resul-
tantes de las deficiencias y omisiones de la política
económica en los últimos 25 años, se han visto ampli-
ficadas por la presencia de choques adversos en los
términos de intercambio especialmente en la década de
los 80'. En promedio la caída promedio de los términos
de intercambio se coloca en 44% en la década pasada,
superando los choques negativos de Brasil (3%), Chile
(23%), Colombia (30%) y México (27%).
El tipo de respuesta de política ante estos choques
ha consistido en acudir al expediente de la devaluación
y del impuesto inflacionario, implicando efectos muy
perniciosos como el deterioro del salario real, una ma-
yor regresividad en la distribución del ingreso, y una
peligrosa precarización del empleo. De acuerdo con datos
de la OCEI y del Ministerio de la Familia, al cierre de
1995 el ingreso real promedio de las familias se había
deteriorado 36% respecto a 1993; cerca de 4,6 millones
de hogares se encontraban en situación de pobreza para
1<)94, el nivel de desocupación alcanzaba aproximada-

174
mente 916 mil personas 00,7%) para 1995 y la fuerza
de trabajo ocupada en la economía informal viene incre-
mentándose en los últimos años, representando cerca
del 49% del empleo en 1995.

b) Los desequiltbrios macroeconámtcos

La combinación viciosa de políticas económicas incon-


sistentes, cuyas distorsiones se han visto acentuadas por
choques adversos, tanto internos como externos (crisis
de la deuda, deterioro de los términos de intercambio,
volatilidad del mercado petrolero, crisis bancaria), se
resumen en la conformación de un cuadro crónico de
inestabilidad macroeconómica, cuya principal manifes-
tación es el escalamiento de niveles de inflación cada
vez más altos: 10% entre 1982-84; 40% entre 1988-93;
65% entre 1994-95, hasta arribar a una inflación cer-
cana a los tres dígitos en 1996. Una trayectoria que
marca el ascenso del impuesto inflacionario emparen-
tado con el uso de las devaluaciones como mecanismo
de financiamiento del déficit del sector público.
Desde finales de los años 80' la economía vene-
zolana no ha podido superar las dificultades para al-
canzar la estabilización macroeconómica de corto plazo,
entendida como una reducción sostenida de la tasa de
inflación y la recuperación de una senda de crecimiento
estable. En 1994-95 la economía nacional continúa pre-
sentando un cuadro crítico definido por una fuerte caída
en los indicadores de crecimiento paralela a la acentua-
ción de fuertes presiones inflacionarias. La carencia funda-
mental de adecuadas políticas económicas en el pasado
ha sido el origen de la incapacidad para consolidar los
equilibrios macroeconómicos de forma estable y de la
ineficacia para abatir el flagelo de la inflación. Por largo
tiempo el objetivo de reducción de la tasa de inflación
no se asumió como prioridad y el crecimiento econó-
mico se fundamentó en la bonanza de ingresos transi-
torios y en una política fiscal desestabilizante, todo 10
cual condujo a la acumulación de presiones sociales y

175
al 'deterioro de la legitimidad política de instituciones
básicas del Estado.
En 1994 el nuevo Gobierno, nacido de elecciones
realizadas en una tensa transición política, se enfrentaba
a una agenda de problemas en política económica, encabezada
por las secuelas de un creciente déficit fiscal y un profundo
déficit social, cuya complejidad dejaba poco lugar para
la escogencia. Pasados cinco años del intento de gran
viraje, los problemas de inflación, desigualdad social,
competitividad empresarial, desequilibrio externo y fiscal,
se habían agravado y la amenaza evidente de una crisis
general del sistema financiero completaba un escenario
de crisis, cuya solución no podía depender de medidas
aisladas. Los retos de la política económica se definían
por la necesidad de un programa económico donde la
estabilización y el crecimiento fueran asumidos pensando
más en políticas de largo plazo que apuntaran a resta-
blecer un nuevo patrón de crecimiento.
Los intentos anteriores de ajuste habían arrojado
escasos resultados en esa perspectiva, básicamente ha-
bían operado como ejercicios puntuales de contracción
de la demanda agregada interna, que sólo temporal-
mente restauraban el equilibrio en las cuentas externas.
El ajuste de 1983 que se tradujo en una recesión de 12
trimestres, con una lenta recuperación, revierte un déficit
de balanza de pagos en cuenta corriente de 8,5% del
PIE en 1982, alcanzando superávit promedio de 15% en
1983-85, pero cuando apenas la economía comenzó a
crecer, retornaron los déficit hasta alcanzar 6% en 1988.
Algo parecido ocurre con el ajuste de 1989, esta vez
con una contracción del producto más intensa pero de
menor duración (6 trimestres), se alcanzan superávit en
cuenta corriente de 120/0 y 15% en 1989 y 1990, decli-
nando a 5% en 1991, para retornar los déficit corrientes
en 1992-93.
Al cabo de estas experiencias el principal dese-
quilibrio de la economía venezolana radica en un déficit
fiscal que con los años se va haciendo insostenible en
términos intertemporales. La gestión de las finanzas pú-
blicas en 1992-93 venía acumulando un déficit de 6,6%

176
del PIB en el Gobierno Central y de 8,7% del PIB en el
sector público consolidado, elevando las presiones so-
bre la capacidad de endeudamiento sano de la Repú-
blica, la secuencia de superávits primarios continuos
desde 1980 se revierte a partir de 1993, alcanzando el
déficit primario a 0,3% en ese año, mientras que el
déficit global se ubica en 3,3%: La persistencia de eleva-
dos desequilibrios en las cuentas públicas y la difi-
cultad de acceso a sanas fuentes de financiamiento des-
pués de 1992, por la creciente prima de riesgo-país
impuesta a los títulos nacionales, estaban en la base de
los magros resultados en términos de estabilidad de
precios y nivel de incertidumbre.
Uno de los síntomas de esta debilidad se mani-
fiesta en la tendencia al alza de las tasas reales de
interés, que entre otros factores a la larga conduce al
deterioro del sistema financiero. Las tasas de interés
fueron reales positivas después de 1991, creciendo de
manera sostenida hasta 7,4% y 10% en 1992 y 1993,
respectivamente, en parte a consecuencia de la acentua-
ción de la restricción monetaria y por las expectativas
de devaluación del tipo de cambio. En particular, este
último factor estuvo fuertemente condicionado por el
esquema de políticas adoptado y por el conflicto institu-
cional alrededor del perfil de la política cambiaria, acu-
mulándose fuertes tensiones en materia fiscal, cambiaria
y monetaria. El agotamiento del régimen de minideva-
luaciones sucesivas y del esquema de esterilización a
través de pagarés de corto plazo del BCV son expre-
siones de las tensiones señaladas.
Así se va fraguando un escenario de creciente com-
plejidad al cierre de 1993, definido por la consolida-
ción de un cuadro de expectativas de inflación al alza,
la amenaza previsible de una crisis financiera, con sus
efectos esperados sobre el nivel de incertidumbre y la
pérdida de confianza en el signo monetario, a lo cual se
agrega el exigente cumplimiento de los compromisos
por servicio de la deuda pública externa, en un entorno
financiero poco favorable. En estas condiciones se inicia
el largo camino hasta las puertas del FMI.

177
CAMINO HASTA EL FMI
D.' EL LARGO

En época reciente América Latina ha sido campo


de variadas experiencias de ajuste con y sin apoyo ex-
plícito del FMI s. En muchos casos se ha hecho patente
que las negociaciones con el FMI no son fáciles, por
ejemplo, en Colombia los distintos gobiernos durante
mucho tiempo se han negado a establecer acuerdos
explícitos con el FMI, en razón de un argumento com-
prensible: someterse a una férrea disciplina externa tiene
el riesgo de que retrasos naturales en el desarrollo de
un programa sean amplificados bajo un acuerdo con el
FMI. En otros episodios se comprueba que no basta con
tener la disposición al acuerdo. Por ejemplo: la experien-
cia del Plan Real en Brasil muestra como un equipo
económico de primera línea durante meses intentó infruc-
tuosamente alcanzar un acuerdo con el FMI, entre otras
razones por la cautela de este organismo ante la incerti-
dumbre política de las elecciones, que a la postre die-
ron como resultado el triunfo de Cardoso. El Plan Real
se tuvo que poner en marcha mientras el FMI demo-
raba las conversaciones en un escenario donde la eco-
nomía brasileña sencillamente no podía seguir esperando.
El caso reciente de Venezuela es también singular,
no sólo por las circunstancias especiales de tener como
protagonista a un gobierno que hizo lo imposible por
no acudir al FMI, sino también por el tipo de negocia-
ción que se llevó a cabo. Antes de alcanzar el acuerdo
de julio de 1996, Venezuela se había convertido en una
especie de "oveja negra" para el FMI: volverla al redil
representaba un gran reto, por demás atractivo para
quienes hacen carrera profesional en el mencionado
organismo. El obstáculo fundamental era de carácter
político. Un gobierno que una y otra vez se había ne-
gado a la posibilidad de firmar una carta de intención,
haciendo de esto un lema de campaña electoral, que
había adoptado todo un conjunto de medidas incorn-

5. Para un análisis de los programas de ajuste del FMI, véase


Schadler, Susan, edil. (1995).

178
patibles con la filosofía fundamental del FMI, era un
agente que difícilmente pudiese siquiera estar dispues-
to a conversar con el organismo.

a) La generactón Sosa, el PERE y el Pacto

Sin embargo, la cuestión política-electoral no era el


único tipo de obstáculo. En el seno del gabinete eco-
nómico se conformaba una mezcla abigarrada de ideas
y propuestas en materia económica que de manera ge-
neral se identificaba con una visión "heterodoxa" del
ajuste y la estabilización, ciertamente más en términos
de forma que de contenido. El núcleo de consejeros de
política económica del presidente 6, con ligeros matices,
comulgaba con tres ideas básicas: 1) La estabilización
necesitaba de un sólido componente re distributivo en
virtud de que los problemas de la economía venezo-
lana estaban más en la esfera de la distribución que en
la producción; 2) el problema inflacionario de Vene-
zuela tenía un fuerte componente inercial, para lo cual
se requería un ajuste heterodoxo, definido básicamente
por el gradualismo y la concertación de precios y salarios;
y 3) la expectativa de ingentes recursos derivados de la
expansión petrolera hacía innecesario el apoyo financiero
externo.
Estas ideas tuvieron gran influencia en los prime-
ros intentos de estabilización emprendidos por la pre-
sente administración. El Plan Sosa, el Plan Baptista, el
Plan del Búfalo, el Plan Corrales-Esplnaza, el Plan Pala-
cios-Espinaza 7, son algunos de los bocetos de progra-
ma heterodoxo del gobierno. Sin embargo, la escasa
coherencia interna, el desorden a la hora de la ejecución,
6. El equipo de asesores del presidente era lo que se conocía
como el Grupo Tecoteca, al cual pertenecían Julio Sosa, Ra-
món Espinaza, Enza del Búfalo, Asdcúbal Baptista, Luis Carlos
Palacios, Werner Corrales, Edgar Paredes P. y algunos otros no
profesionales de la Economía.

7. A pesar de que un plan debe contener objetivos, metas, instru-


mentos y medidas, en Venezuela nos estamos habituando a un
manejo elástico del término.

179
y los evidentes fracasos iniciales hicieron que ese grupo
poco a poco perdiera incidencia en la formulación de
políticas económicas, aun cuando siguió gravitando alre-
dedor del gobierno. De hecho las tres ideas básicas que
servían de pivote mantuvieron cierta entidad en las altas
esferas del gobierno, entre ellas la idea de que el go-
bierno no necesitaba recurrir al FMI.
El problema clave para la política económica a prin-
cipios de 1994 era enfrentar el proceso de estanflación
aguda que desde 1993 venía atravesando la economía
nacional y abordar la crisis financiera en gestación me-
diante un adecuado manejo, en sintonía con la abundante
experiencia internacional en la materia. A principios de
año era ya un diagnóstico consensual que la fuente
principal de presiones inflacionarias radicaba en el de-
sequilibrio estructural de las finanzas públicas, al cual
se agregaba durante el año las secuelas fiscales de la
crisis financiera. Pero las exigencias de la coyuntura
económica superaron a un esquema de políticas ofi-
ciales afectado por severas limitaciones de enfoque. Si
bien el esfuerzo por modernizar el esquema de tributa-
ción interna con el llamado Plan Sosa denota un avance
por la creación del Seniat, la sustitución del IVA por el
impuesto a las ventas al mayor y al consumo suntuario
significó una pérdida relativa de eficacia tributaria, la
reforma del código tributario apenas se concentró en el
ajuste de multas y sanciones y en la creación de la
unidad tributaria, y la aplicación del distorsionante im-
puesto a los débitos bancarios ejemplifica cómo en ge-
neral las propuestas fiscales se limitaron a medidas im-
positivas para el manejo de corto plazo.
En general los intentos de corrección del dese-
quilibrio fiscal en 1994 conservaron un importante com-
ponente de medidas transitorias, planteando la persis-
tencia de un déficit significativo para 1995. Es difícil
encontrar una situación donde un gobierno se compro-
meta con un plan tributario de aumento de impuestos,
limitado y discutible pero a fin de cuentas necesario, y
en lugar de mejorar las expectativas sobre la salud de
las finanzas públicas se presenta un deterioro agudo de

180
las expectativas del público. Esto sólo puede ocurrir
cuando, a pesar de las bondades formales de las me-
didas, la política económica carece de credibilidad, se
intuye que puede ser reversible y en definitiva no cu-
bre las condiciones de amplitud, secuencia y precisión
en el tiempo requeridas.
El enfoque sobre el problema de la inflación coloca
todo el acento de la estabilización, inicialmente, en los
acuerdos concertados de precios, y luego, en los con-
troles directos aplicados en el segundo semestre, obvian-
do el rol de las expectativas de inflación en un entorno
caracterizado por la ausencia de un cronograma pre-
ciso de medidas globales y coherentes. Bajo esas direc-
trices, con una peculiar visión heterodoxa, desde el Go-
bierno se realizan dos intentos por darle forma a una
propuesta de política económica con el PERE y el Pacto
Antiinflacionario. EL PERE fue una ilusión de plan, que
si bien definía algunos objetivos generales loables, como
reducir la tasa de inflación, resultaba ambiguo en cuanto
a metas temporales y muy impreciso en la definición de
medidas de política y su eslabonamiento en el tiempo.
Las iniciales reacciones positivas a la propuesta obe-
decían a una disposición conveniente de los agentes
económicos y sociales a la necesidad de un verdadero
programa de estabilización, superando con creces las
virtudes propias de una propuesta caracterizada por la
vaguedad. La fatiga por el prolongado desajuste de la
política económica favoreció inicialmente a esta suerte
de espejismo."
Si bien en el PERE se asume cierta elocuencia en
un discurso modernizador de la economía, expresado
en la necesidad de "abatir la inflación", conservar una
estrecha "coordinación macroeconórníca" y lograr la "esta-
bilización con crecimiento", la presentación estaba muy
lejos de expresar las tendencias modernas del pensa-
8. La opinión pública local otorgó un voto de confianza a la
propuesta. No obstante, es sintomática la caída del precio de
la deuda externa luego de que se expusiera a la prensa extranjera
que se trataba de un Plan que no necesitaba del respaldo del
FMI.

181
miento económico. Así, por ejemplo, todo el problema
de la coordinación macroeconómica se asume con un
enfoque ínstitucionalísta-burocrátíco de "equipos de coor-
dinación y seguimiento", soslayando la relevancia de
articular el programa en torno a reglas de política fis-
cal, monetaria y cambiaría. Entre las debilidades bá-
sicas del PERE se encontraban una acentuada incompa-
tibilidad de objetivos macroeconómicos, indefiniciones
sobre los lineamientos de política fiscal, un diagnóstico
contable del "exceso de liquidez", imprecisiones en el
diseño de la propuesta de bonos en dólares (Bonos Co-
rrales-Espínaza), olvido incomprensible de la reforma
del régimen cambiarlo, carencias evidentes en políticas
de rentas y en particular sobre la reforma del sistema de
prestaciones sociales.
Apenas meses después del fracaso del PERE se lanza
la propuesta del "Pacto antiinflacionario". El objetivo
de concertar esfuerzos entre los agentes sociales para
reducir la tasa de inflación era incuestionable, pero ese
cometido se quedó en un simple enunciado al no pre-
cisarse de nuevo metas temporales, instrumentos defi-
nidos y un claro mecanismo de seguimiento. La inicia-
tiva carecía de los ingredientes fundamentales para dar-
le contenido y credibilidad. La manera en que se instru-
mentó el proceso obviaba que a la estructuración de
una política de rentas sólo puede atribuírsele un papel
subordinado en relación con la responsabilidad supe-
rior de la política económica, desconociendo que en
otras experiencias lo fundamental ha sido la acción del
Estado en su papel de creador del marco adecuado para
las políticas fiscal, cambiaría, monetaria y de reforma
instltucional.? En el Pacto no estaban definidos los roles
de los participantes y además no se precisaban aspectos

9. Fue significativo que el Pacto se convocara luego de tomarse


una medida de ajuste salarial por decreto que rompía la auto-
nomía de las partes que intervienen en el mercado laboral y
en la determinación del precio del trabajo. Así se arrancaba
quebrantando lo que debía ser el principio fundamental de la
política de rentas, o sea, que trabajadores y empresarios asu-
mieran la responsabilidad del efecto de sus decisiones.

182
cardinales como el monto y la forma de alcanzar la
disminución del déficit fiscal, las metas de inflación pre-
vista, las pautas de flexibilización del control de cam-
bios y el perfil de la nueva regla cambiaria.
Se anunciaba el objetivo de abatir drásticamente la
inflación atacando las causas reales. Sin embargo, tam-
bién se planteaba un esquema gradual (reducción pro-
gresiva) sin precisarse las metas en el tiempo y tan sólo
exhortando a los agentes económicos a una disminu-
ción no menor del 20% de la tasa de variación ínter-
trimestral. Un aspecto singular es que en el Pacto se
dejaba para el mediano plazo la definición de una regla
cambiaria que mantuviera la competitividad externa y
evitara efectos inflacionarios. En estricto sentido esta
regla no la ha podido inventar nadie, por lo que el
mensaje en si mismo creaba confusión. Una regla de
tipo de cambio real, por ejemplo, puede garantizar un
tipo de cambio "competitivo" pero a costa de perder
control sobre los agregados monetarios. Una regla de
anclaje cambiario ayuda a la estabilización pero implica
renunciar al tipo de cambio como arma para mejorar la
competitividad, y ésta pasa a depender de políticas de
oferta. Sobre un tema clave como éste el Pacto no hizo
más que aumentar la incertidumbre.
En suma con el PERE y con el Pacto la adminis-
tración Caldera experimentó lo que se podría llamar la
ilusión de concertar en el desconcierto. Se intentó emu-
lar modelos de estabilización heterodoxos (México, Is-
rael) cuidando las formas y olvidando el contenido, es
decir, pasando por alto que el éxito de la concertación
depende de un cambio rotundo de las expectativas de
los agentes involucrados y esto a su vez sólo es po-
sible si el agente facilitador cuenta con un programa de
estabilización global, coherente y creíble. Con un sen-
tido del tiempo que no se compadecía con la urgencia
de los cambios se olvidó que cuando un gobierno es
capaz de presentar una oferta programática clara en el
manejo de la política económica, con seguridad estará
menos necesitado de apelar a mecanismos de concertación,
pudiendo dedicar los escasos recursos (financieros y

183
humanos) a trabajar en la dura tarea de las reformas
estructurales.

b) cnsts financiera, contabtltsmo ftscal y control


de cambios

Como telón de fondo de estos ensayos de eco-


nomía heterodoxa se presenta el estallido de una de las
más severas crisis financieras que representó pérdidas
estimadas en 9.850 millones de dólares (17% del PIE),
auxilios financieros en 7.100 millones de dólares (12%
del PIE) y la quiebra de cerca de 17 grupos financieros
equivalentes a 2 tercios de los activos del mercado. Este
proceso responde a un conjunto de factores y deter-
minantes de diversa índole (macroeconómicos, geren-
ciales, institucionales, y de malas prácticas bancarias),
que a lo largo de varios años se fueron acumulando
hasta hacer eclosión en medio de un cuadro de continuo
deterioro de la economía nacional. Pero tan grave como
las propias causas de la crisis fue el desacertado manejo
de la misma. La "gerencia" de la crisis bancaria a lo
largo de todo el proceso no logra contar con una clara
definición estratégica, ni con reglas de manejo de enti-
dades insolventes, siendo evidente la ausencia de uni-
dad de mando. Todo lo cual contribuyó a retrasar la
eliminación de la incertidumbre en el sistema finan-
ciero.
La crisis financiera y su desacertado manejo gene-
ran un conjunto de efectos reales y monetarios que
afectan fuertemente tanto a la dinámica macroeconó-
mica como a la estructura de distribución de la riqueza,
en este caso porque la solución aplicada a través de
auxilios indiscriminados, emisión monetaria no respal-
dada y devaluación cambiaria, significó una enorme trans-
ferencia de riqueza contraria a los sectores de menores
ingresos. En síntesis, los efectos macroeconómicos más
importantes de la crisis para la gestión de políticas se
agrupan en dos planos: en el corto plazo se generan
fuertes presiones sobre el mercado de divisas ante el
creciente descontrol monetario; en el largo plazo el finan-

184
ciamiento de la crisis implica una fuerte expansión de
deuda interna, de alto costo y corto vencimiento, que
acentúa el desequilibrio de activos y pasivos públicos,
deteriorando la solvencia del Estado."
Durante la fase inicial de la crisis en materia de
política fiscal, monetaria y cambiaría no se plantearon
mayores definiciones de mediano y largo plazo. Mien-
tras la respuesta inmediata a los distintos episodios de
fallas bancarias consistía en una sucesión de acciones
discrecionales dictadas por la casuística, con retardos y
omisiones evidentes, en el plano de las finanzas públi-
cas predomina un enfoque de contabilismo fiscal que
apenas atiende a las consideraciones de ingresos y gas-
tos de la clásica interpretación del balance fiscal en
base caja (impuestos transitorios, recortes de gastos pun-
tuales). Era un enfoque del desajuste fiscal que termi-
naba siendo limitado en la identificación de la natu-
raleza y alcance del problema, desconociendo las pro-
pias implicaciones de la solución financiera de la crisis
bancaria para el resultado esperado en ejercicios fis-
cales más allá de 1994.
Se estaba obviando que la estructura de activos y
pasivos corrientes define en mucho el esfuerzo fiscal
requerido en el futuro, de forma que si el nivel de
deuda es insostenible en términos intertemporales, enton-
ces, no es posible que un ajuste fiscal convencional, de
corto plazo, pudiera resolver el problema de viabilidad
financiera del Estado. En definitiva el discurso fiscal
oficial desconocía las implicaciones que tiene para el
ajuste la nueva dimensión de la deuda pública interna a
partir de 1994, en particular por el endeudamiento de la
República a nombre de FOGADE (5% del PIE) y por la
deuda con el BeV, finalmente registrada en 1995 (11%
del PIB). A diferencia de otros países de nuestro entorno,
Venezuela presentaba un bajo indicador de deuda interna
sobre el PIB antes de la crisis financiera, incluso por
debajo del 5% del PIE. Este aumento súbito, además de

10. Para un análisis de los problemas de ajuste fiscal y solvencia


intertemporal en Venezuela véase Ortega-Penfold-N6brega (1996).

185
significar un incremento sustancial en los gastos finan-
cieros por servicio de intereses internos, coloca mayor
presión sobre el reajuste de ingresos y gastos reque-
ridos en el tiempo.
En general los resultados de la economía desde
1994 dan cuenta de la ausencia de un cuerpo homo-
géneo de decisiones en la gestión de las políticas eco-
nómicas de corto plazo, que se expresa en una signi-
ficativa ausencia de coordinación macroeconómica, en
particular, durante el primer semestre del año. El equipo
económico estuvo dando saltos de la crisis bancaria a la
fiscal, de la fiscal a la cambiaria y vuelta a empezar, sin
tomarse un mínimo de tiempo para reflexionar sobre la
importancia de poner orden en el discurso económico.
En tal sentido, 1994 destaca por haber sido un año his-
tórico en cuanto a la variedad de regímenes cambiarios
aplicados, comenzando por el sistema de tipo de cam-
bio reptante preanunciado (crawltng peg) , que luego fue
seguido por variaciones de flotación dirigida a través de
diversos esquemas de subasta de divisas (entre ellas la
famosa "subasta holandesa"), hasta culminar con la pues-
ta en marcha, por vez primera en Venezuela, de un
sistema de control de cambios integral durante el se-
gundo semestre en el marco de las medidas de emer-
gencia de finales de junio, una vez que las crisis fiscal y
financiera conducen a una fuerte salida de capitales.
Las medidas económicas de emergencia (control de
cambios y de precios) fueron justificadas con argumen-
tos políticos (inestabilidad social, rumores conspirativos,
especulación desbordada) y al parecer nadie en el go-
bierno estaba de acuerdo en el fondo con la efecti-
vidad de los controles, pero se admitía con resignación
su necesidad, dejando al descubierto que no se hizo lo
indicado con anticipación, para evitar arribar a ese ca-
llejón sin salida de un esquema de controles que se
estaba improvisando sobre la marcha. El Estado venezo-
lano no tenía (ni tiene) la capacidad administrativa ne-
cesaria para asumir un sistema de control de cambios y
de precios que hiciera mínimas las distorsiones de estos
regímenes de política, lo cual potenciaba de forma deter-

186
minante el riesgo de corrupción que por naturaleza está
asociado a estas políticas. Para los apologistas del control
de cambio el problema dependía de las personas que
en particular fungieran de administradores, obviando que
el mal se engendra en la propia base del sistema, cuan-
do manifestaban su fe en la posibilidad de contar con
una fórmula mágica para un control de cambios "automa-
tizado" , sin intervención de la voluntad humana, una
suerte de control de cambio celestial.
Las medidas de emergencia se anuncian con el ob-
jetivo de enfrentar la incertidumbre y la inestabilidad,
pero las propias medidas (y más aún la forma en que se
anuncian) terminan generando el efecto contrario. Al
principio se argumenta que el esquema de controles
tendría un carácter transitorio, pero la duración' del es-
quema nunca estuvo sometida al logro de metas con-
cretas (reducción de la inflación, incremento de reservas,
nivel de tipo de cambio), dando pie a los intereses de
grupo que tienden a prolongar la permanencia de estas
políticas. Las medidas de control tienen beneficiarios y
perdedores, y ese resultado no siempre se distribuye en
la forma en que se cree comúnmente. La fijación de
precios controlados puede terminar favoreciendo a las
empresas menos eficientes o aquéllas que no tienen
interés en competir. La negociación sobre el precio final
a
de los productos regulados pasa darse en una relación
bilateral entre funcionarios públicos y empresa, en la
que los primeros carecen de información completa sobre
los costos reales. En cuanto al control de cambio los
grandes beneficiarios tienen a ser las empresas cuya
dimensión, tradición, poder de mercado y relaciones,
terminan colocándolas primero en la lista de raciona-
miento. Las dificultades para detectar la sobrefactura-
ción de importaciones, una práctica que se hace gene-
ral, termina produciendo una enorme renta diferencial a
favor de ciertos grupos económicos particulares. La ilu-
sión de beneficio público que motiva los controles se
desvanece en poco tiempo, que en nuestro caso no
llegó a durar un año.

187
Una comparación del comportamiento de las prin-
cipales variables macroeconómicas y financieras permite
concluir que los objetivos esperados con la aplicación
del control de cambios, apenas se cumplieron en los
primeros dos meses de aplicación, sobre todo en cuan-
to a nivel de reservas y volumen de importaciones. Pero
al poco tiempo se reiniciaron las salidas de capitales.
De acuerdo con investigadores del FMI (véase Peter
Quirck, 1995), la fuga de capitales por subfacturación
de exportaciones y sobrefacturación de importaciones
asciende a 1.712 millones de dólares entre septiembre
de 1994 y marzo de 1995, a pesar de la draconiana Ley
del régimen cambiario.
El control tampoco sirvió para reactivar la econo-
mía, la tasa de crecimiento del producto no petrolero
siguió siendo negativa durante el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. La prolongada falta de estímulo
a la actividad económica interna se traduce en una tendencia
al alza de la tasa de desempleo que se acentúa en el
periodo del control cambiarlo, al incrementarse hasta
10% entre junio 94 y junio 95. No hay una mejora
significativa de la tasa de inflación promedio anuali-
zada antes y después del control. De igual forma el
crecimiento del acervo monetario (M!), a pesar de descen-
der, se mantiene en cotas elevadas (64%) entre junio 94
y junio 95. En cuanto a las tasas de interés, si bien se
cumple la caída esperada como consecuencia de la res-
tricción a los movimientos externos de capital 11, la inesta-
bilidad de las tasas, medida por la desviación estándar,
se incrementa de forma notable, en virtud del fuerte
desequilibrio fiscal y de la errática política del Bev en
esta materia. Sobre esto es notable que mientras 1994
fue el año de los regímenes cambiarios, en 1995 se bate

11. En ese contexto, al quebrarse la relación de arbitraje interna-


cional se induce la baja acelerada de las tasas de interés inter-
nas, generándose una preocupante presión inflacionaria adi-
cional, dada la magnitud de las tasas reales de interés nega-
tivas. Al contrario de 10 esperado por el Ejecutivo, este cam-
bio en las tasas de interés no se traduce en un estímulo efec-
tivo para animar la inversión privada.

188
el récord de regímenes de tasas. El BeV trabajó con al
menos 4 esquemas distintos, cuya justificación respon-
día a criterios tan disimiles como estimular la inver-
sión, garantizar un rendimiento adecuado a los aho-
rristas, controlar el margen diferencial y estimular la
intermediación fínancíera.P
En el sector externo, luego de un superávit de
balanza de pagos en cuenta corriente de $ 2.450 millones
en 1994, las cifras de cierre de 1995 reflejan un des-
censo hasta $ 1540 millones, a pesar de un incremento
de las exportaciones totales en $ 1.700 millones. Un año
después del control, las importaciones autorizadas por
la lAC al sector privado ascienden a un promedio diario
de 46,05 millones de dólares, indicador superior al corres-
pondiente al primer semestre de 1994 (31,2 millones de
dólares), así como al del año 1993 (42,8 millones de
dólares). Por el lado de las reservas internacionales, en
la posición neta de pasivos externos se presenta una
importante recuperación en el segundo semestre de 1994,
desde $ 4.700 millones en junio hasta $ 7.320 millones
en diciembre. Pero en el primer semestre de 1995 las
reservas netas vuelven a caer hasta $ 6.841 millones.
Las reservas operativas, cuyo nivel mide efectivamente
las posibilidades de caja y la probabilidad de colapso
del régimen cambiario, descienden de $ 7.311 millones
en diciembre de 1994 a $ 5.944 millones en agosto. Es
decir, una contracción de 1.433 millones en ocho meses
(-20%) y una pérdida promedio mensual de $ 179 millones.
El balance del control de cambio arroja como resul-
tado que este régimen de emergencia poco sirvió para
animar el crecimiento y bajar la inflación de forma efi-
caz, tampoco logró evitar la fuga de capitales y más
bien fue objeto de crecientes filtraciones que han mostra-
do, como era predecible, la imposibilidad de aplicar un
sistema de control integral automático y puro como lo
postulaban muchos de los proponentes de tal régimen.
12. Durante el período del control de cambios en el sector finan-
ciero se agrava el desequilibrio entre captaciones y coloca-
ciones, descendiendo el índice de intermediaci6n crediticia
desde 55% a 32,5% antes y después del control.

189
Al cabo de un año el sistema muestra claras señales de
agotamiento y una débil capacidad para mejorar el ba-
lance de las cuentas externas del país. En esas con-
diciones la coyuntura cambiaria a partir del tercer tri-
mestre de 1995 comienza a dictar pautas para acelerar
la firma de un acuerdo con el FMI, lo cual se expresa
en el temprano anuncio de la eliminación del control de
cambios para el primer trimestre de 1996.
A esta altura el anuncio del ministro Matos de una
modificación del régimen cambiario con tanta anticipa-
ción, con el lógico ajuste de la paridad que cabría es-
perar, multiplica las conductas especulativas, más aún
considerando la lentitud y ambigüedad oficial para de-
finir las fases y los pasos de esa transición. Era una
invitación para que los demandantes de divisas se coloca-
ran en la cola y para que la determinación de los pre-
cios en la economía se diera en función del costo mar-
ginal que señalaba el mercado paralelo o dólar Brady.
Un mercado que por sus propias características fomen-
taba una brecha cambiaria muy alta, elevando los cos-
tos de la unificación prevista, entre otras razones por
las barreras de acceso a los oferentes en el mercado
Brady. Lo que en principio se había concebido como
una de las válvulas de escape al control de cambios
integral, se había convertido en el peor de los posibles
sistemas de tipo de cambio dual, en tanto que la volati-
lidad del mercado Brady, en precios y en cantidades,
introducía una gran distorsión en la asignación de re-
cursos, perdiendo las autoridades la capacidad de fija-
ción del tipo de cambio, mientras el Estado ni siquiera
obtenía algún provecho desde el punto de vista fiscal al
no poder intervenir el BeV en el mercado paralelo y así
realizar utilidades camblarias.'!
Para el momento el problema central era despejar
la incertidumbre sobre la política cambiaria por las conse-
cuencias que esto tendría sobre el programa de estabi-
lización, procurando evitar que la inercia pudiera con-
13. Con una brecha cambiaria de 50%, bajo un sistema dual abierto,
las utilidades cambiarias habrían representado cerca de 3% del
PIB.

190
ducir a ataques consecutivos, a un mayor sacrificio de
reservas y a una mayor pérdida de credibilidad en las
posibilidades de iniciar el ajuste con un nivel de pari-
dad cercano al equilibrio, en términos del respaldo en
reservas de los pasivos de emisión del Bev. Las exigen-
cias en política cambiaria estaban definidas por la nece-
sidad de lograr una unificación rápida que evitase un
escenario de ajustes escalonados y ataques discretos so-
bre la posición de las reservas, emitiendo un claro men-
saje en cuanto a que el tipo de cambio no sería em-
pleado como herramienta de recaudación fiscal, lo cual
debía ser consistente con un programa de ajuste fiscal
con enfoque intertemporal.
Pero, contraria a esta prescripción, la conducta de
las autoridades implícitamente estaba otorgando un se-
guro cambiaría a los especuladores al posponer la unifi-
cación para el siguiente trimestre. En cierta forma el
mercado había recogido lo que efectivamente era una
restricción para hacer la unificación de manera inme-
diata, vale decir el deterioro de las cuentas fiscales en
1996 que traería como consecuencia un ajuste cambiario
antes de finalizar el ejercicio fiscal de 1995, por las
pérdidas cambiarias en aquellas empresas con una posición
pasiva neta en divisas, lo cual terminaría rebajando el
ISLR a recaudar en marzo de 1996. Pero, curiosamente,
las apremiantes necesidades de financiamiento de la Te-
sorería hacia finales de 1995 precipitan una decisión de
devaluación del tipo de cambio oficial manteniendo el
régimen de control. La famosa devaluación de diciem-
bre anunciada por Matos Azócar, que previo acucioso
cálculo de la unidad de planificación de PDVSA coloca
el tipo oficial en Bs. 290 por dólar (+71 %), permite
generarle a tal corporación unas pérdidas cambiarias
deducibles del aporte fiscal, a cambio de lo cual nego-
cia con el Ministerio de Hacienda la canalización de la
mejora inmediata de su flujo de caja, hacia la compra
de títulos públicos. Así, como resultado de un acuerdo
financiero al interior del sector público, se inicia un
proceso de devaluación por cuotas, muy conveniente
para las partes, pero muy perjudicial para el país.

191
Una vez realizado el ajuste de la paridad oficial a
Bs. 290 por dólar manteniendo el esquema de control
de cambio sobre operaciones corrientes, el mercado para-
lelo para operaciones financieras y corrientes raciona-
das se mantiene entre 15% y 20% por encima de la
paridad oficial. Las expectativas de limitadas asignacio-
nes en el mercado oficial, al menos para lo que restaba
del año y el primer bimestre de 1996, planteaba una
presión latente sobre el diferencial entre ambos merca-
dos. Diversos factores apuntaban a que el mercado Brady
continuase siendo volátil, entre ellos el bajo número de
oferentes primarios, los elevados costos de acceso, el
carácter no obligante de las operaciones pactadas, la
ausencia de reglas de cotización, la falta de seguimien-
to de las operaciones y la ausencia de intervención
pública para regularlo.
Así, el ajuste cambiario, a pesar de ser drástico y
ubicarse al principio en un nivel de relativo equilibrio
de paridad comercial, comenzó a ser percibido como
una tasa piso que probablemente sería reajustada al alza
con el probable acuerdo con el FMI. La forma en que se
hizo el ajuste dejó abiertas expectativas sobre los efec-
tos negativos en las cuentas fiscales para 1996, a lo cual
se agregaba la incertidumbre sobre la posible recon-
ducción del presupuesto. Ambos factores tuvieron tam-
bién un impacto negativo sobre el mercado cambiario.
El escenario hacia el mes de marzo estaba definido por
la presencia de varios mercados paralelos segmenta-
dos, el colapso del sistema de control de cambio, la
amplia brecha entre el tipo oficial y el Brady, los ajus-
tes de precios en bienes no regulados a los tipos para-
lelos y el desplome de tasas de interés nominales por la
extravagante política de encajes del Bev con el llama-
do encaje especial remunerado. En esas condiciones se
entra en la etapa final de las conversaciones con el FMI.

e) La debilidad institucional y el proceso


de negociación

Un factor determinante en la escasa habilidad para


el manejo económico en estos años sin duda ha sido la

192
debilidad de las instituciones públicas involucradas en
el diseño e instrumentación de la política económica.
Este factor, junto con la desarticulada interpretación hete-
rodoxa de la economía que manejaron los planifica-
dores del gobierno, ha estado en la base de los serios
problemas de credibilidad que han arrastrado las ejecu-
torias oficiales en esta materia. Esa carencia de credi-
bilidad por si sola justificaba la necesidad de arribar a
algún tipo de acuerdo con el FMI, así fuese bajo la
modalidad de supervisión y vigilancia (v.g, sbadowprogram).
Sin embargo, las razones para un acuerdo con el FMI en
el caso venezolano van más allá de esta consideración.
Decir que el país no necesitaba ir al Fondo porque no
enfrentaba un clásico desequilibrio de balanza de pagos
era no comprender la magnitud de los problemas que
aquejaban a la economía venezolana. El fuerte desba-
lance entre activos y pasivos del sector público y la
necesidad de emprender un programa orientado al cre-
cimiento, que requiere de una fuerte asistencia de re-
cursos externos, son dos razones que de entrada debie-
ron despejar las dudas sobre la necesidad de la firma de
un acuerdo. No obstante, la idea contraria continuó preva-
leciendo aún en pleno proceso de negocíacíón."
Esta posición se expresaba en dos dimensiones. En
primer lugar, se pensaba que el país sólo necesitaba un
acuerdo de supervisión, y no eran propiamente recur-
sos externos lo que se buscaba al acudir al Fondo. Se
trataba simplemente de un acuerdo, mejor sin la forma-
lidad usual, que garantizase el acceso .a los mercados
financieros internacionales, los cuales se habían cerra-
do desde 1994 con el control de cambios. La concep-
ción prevaleciente era que la negociación no tenía por-
qué hacer del financiamiento externo una variable de
14. En paralelo a los acercamientos al FMI, en 1995 el gobierno
buscaba con afán alternativas de apoyo financiero, primero
manejando opciones de titularización de la factura petrolera,
luego ofreciendo garantías de suministro de materias primas a
países asiáticos. Inclusive a principios de 1996, bajo la jefa-
tura de Armando Córdova se gestiona un acuerdo con las
autoridades brasileñas que no pasa del intercambio informal
entre funcionarios intermedios.

193
importancia. En segundo lugar, la otra dimensión era
que la negociación con el FMI fundamentalmente obe-
decía a razones de política y, por tanto, poco importa-
ban los detalles técnicos de la negociación. Esta concep-
ción implicaba que si bien se iniciase un proceso de
apertura con el FMI, a lo largo de éste la negociación
en si misma se subestimase. Esto se manifestó en el
mismo diseño de los diversos equipos negociadores, los
cuales jamás recibieron la autoridad necesaria y en ge-
neral estuvieran débilmente conformados.
En toda negociación con el FMI hay, al menos,
cuatro momentos claves: a) conciliación de cifras del
escenario base y proyecciones; b) definición de la na-
turaleza del ajuste y de la modalidad de asistencia; c)
programa de medidas y metas cuantificadas; y d) gra-
dación de la condicionalidad para los distintos tramos
de crédito (elaboración de Carta de Intención), donde
sin duda estas dos últimas son las etapas críticas. La
primera fase del proceso no pasó de la revisión super-
ficial de algunos escenarios elaborados por el FMI en
relación con la magnitud de los ajustes involucrados. En
realidad no fue propiamente una negociación, pues la
contraparte local sólo se limitaba a suministrar la informa-
ción requerida para ejercicios de simulación, aunque
manteniendo las poses de rigor 15. El proceso avanzó muy
poco desde septiembre, cuando se dieron los primeros
pasos, hasta principios de 1996, cuando las conversacio-
nes se hallaban estancadas, sin definiciones sobre moda-
lidad del acuerdo y programa de medidas, aunque se
difundía que éstas continuaban avanzando, pese a lo
cual en la opinión pública crecía el escepticismo sobre
un acuerdo definitivo.
El trabajo de conciliación de cifras tampoco estaba
adelantado para esa fecha. En lo referente a los ejer-
cicios de proyección del déficit y medida del ajuste
15. Cuando la negociación se puso un tanto exigente en términos
técnicos, uno de los voceros iniciales señaló que la única
diferencia entre los negociadores locales y los del FMI era que
éstos leían el "Dombusch en inglés", mientras que "nosotros lo
leemos en español".

194
fiscal requerido, era evidente un conjunto de limita-
ciones. La ausencia de una clara secuencia de medidas
de ajuste y las deficiencias metodológicas de las proyec-
ciones locales daban cuenta de la importante carencia
técnica en la posición negociadora local. En particular
destacaban graves inconsistencias en los escenarios pre-
sentados, tales como la suposición de una senda de
inflación mensual decreciente mientras se proponía una
corrección continua del tipo de cambio nominal al di-
ferencia de inflación; la baja sensibilidad del aporte
fiscal petrolero ante diversos escenarios de deprecia-
ción real del tipo de cambio; la incompatibilidad entre
la programación monetaria estimada por el BCV con
respecto a la senda esperada del tipo de cambio y los
supuestos sobre comportamiento del producto y la velo-
cidad de circulación del dinero, y por último, la ausen-
cia de consideraciones precisas sobre el ajuste de las
tasas de interés.
El estado de las negociaciones era tal que para
mediados del primer trimestre el equipo negociador ori-
ginal estaba virtualmente desierto, como parte de un
verdadero desorden dentro de un esquema organiza-
tivo donde se solapaban varios grupos de trabajo crean-
do una verdadera confusión en el organismo multila-
teral 16. La situación cambió un tanto a partir de marzo
con la entrada de Teodoro Petkoff al gabinete, pues
bajo el patrocinio del nuevo ministro de Cordiplan todo
el trabajo se centralizó en la unidad de planificación de
PDVSA. El resultado de ese proceso fue la conformación
de un "nuevo" equipo de negociación. 17 Pero la misma
16. . La situación de confusión generalizada llegó hasta un punto,
antes de la sustitución de Edgar Paredes Pisani .en Cordiplan,
que éste programaba un viaje a Washington con un equipo
conformado por no menos de 30 personas, en calidad de
representantes de cada uno de los grupos involucrados y de
las fuerzas vivas del país, con el objetivo de hacer práctica-
mente una manifestación a las puertas del FMI.

17. El mismo fue encabezado por Armando Córdova y confor-


mado por Ramón Espinaza, Manuel Lago y Armando León,
quienes a su vez habían compartido junto con Edgar Paredes,
Carlos Hernández y R. Velásquez (directores del BeY) la responsa-
bilidad técnica en la peculiar etapa previa de las conversaciones.

195
idéa de que se trataba de una negociación esencial-
mente política siguió prevaleciendo entre quienes diri-
gían el proceso. Si bien toda negociación con el FMI
tiene un componente político necesario, en gran me-
dida involucra una serie de aspectos técnicos que son
en definitiva los que hacen la diferencia entre una buena
y una mala negociación, especialmente en cuanto al
tipo de programa que sirve de base para un acuerdo
con ese organismo.
Desde hace cierto tiempo los programas del Fondo
y la metodología que los acompaña han sido objeto de
fuertes críticas que apuntan a la enorme simpleza con
que el FMI tradicionalmente ha enfocado los problemas
de estabilización y ajuste. Varios analistas (Bacha, 1985;
Edwards, 1987; Dornbusch, 1980) han venido señalan-
do que la ausencia de un bloque de oferta agregada y
el menosprecio por los problemas de crecimiento ha-
cen que los modelos tradicionalmente utilizados en el
Fondo se limiten a simples ejercicios contables. El pro-
blema no sería ciertamente importante si se tratase de
ejercicios académicos. El asunto fundamental es que di-
chos ejercicios conducen a decisiones de política como
la de restringir el crédito doméstico, la de reducir el
déficit en magnitudes y de forma que tienen enormes e
importantes consecuencias en la manera en que las varia-
bles económicas se ajustan a esos cambios de política
económica.
Es añeja la tradición de esos ejercicios contables. A
partir de supuestos simples sobre el perfil y la esta-
bilidad de la demanda de dinero, la llamada progra-
mación monetaria es un ejercicio de manipulación de la
demanda agregada con los mismos vicios de los mo-
delos keynesianos más ingenuos. A pesar de esas in-
consistencias, resulta sorprendente que un modelo que
no incorpora para nada los problemas de la oferta o el
modelaje de las expectativas pueda haber llegado tan
lejos en términos de su influencia sobre la formulación
de políticas. Hoyes materia de consenso entre los econo-
mistas profesionales que el peor programa de estabili-
zación que país alguno puede tener es precisamente la

196
cartilla del FMI basada en sus clásicos ejercicios de
programación monetaria. Un programa que no reconoce
que los problemas de oferta tienen una responsabilidad
fundamental en las labores de estabilización y que los
cambios de reglas tienen un gran impacto en la forma-
ción de expectativas, termina por producir un costo
excesivo en términos de producto y empleo, en definitiva
la única forma como las cosas pueden ajustarse de forma
contable.
Ciertamente el FMI como institución se ha dado
cuenta del problema y de allí la importancia que han
adquirido las llamadas reformas estructurales, pero esto
no ha sido suficiente 18. Los equipos de consulta, sea por
comodidad intelectual o por simple tradición burocrá-
tica, continúan haciendo sus ejercicios de programa-
ción monetaria como base para la formulación de po-
líticas. A decir verdad, la firma de un acuerdo con el
FMI no es sinónimo de tener un programa basado en
esos ejercicios contables (v.g, Argentina en los años
90). Pero existe una probabilidad alta de terminar adop-
tando un típico programa "fondomonetarista" si el equipo
local no hace bien su trabajo. De allí que el aspecto
técnico sea tan importante. El proceso de negociación,
que se emprendió bajo la idea de que se trataba de una
negociación política, con el nuevo equipo negociador
prácticamente mantuvo los mismos vicios del anterior.
No se negociaba sobre la base de un programa que
fuera fruto de un esfuerzo intelectual propio, sino so-
bre ejercicios contables parciales en los que el hori-
zonte temporal no llegaba más allá de 1996. En esas
condiciones no resultaba extraño que las conversacio-
nes se llevaran a cabo con una gran dosis de ingenui-
dad, inclusive presentando propuestas de ajustes fiscal
que superaban las mismas exigencias del Fondo 19. Esa his-
18. De hecho en los departamentos de investigación del FMI ha
sido tema de atención teórica la preocupación por programas
de ajuste orientados al crecimiento (Khan-Montiel, 1988).

19. El nuevo equipo técnico articulado alrededor de PDVSA pro-


ponía para 1996 un ajuste fiscal con déficit "cero", contrac-
ción de gasto público en bienes y servicios, fuerte deprecia-

197
toria no podía terminar de otra forma que no fuera la
del FMI imponiendo todas las condiciones y los equipos
locales replegando todas las restricciones. Así, el go-
bierno determina la disposición definitiva al acuerdo el
día antes de que la misión de ese organismo se mar-
chara del país, bajo la amenaza de que si no se acep-
taba la propuesta elaborada por el Fondo el acuerdo
sencillamente no se firmaría.
Al final de este episodio el FMI se hizo cargo esta-
bleciendo estrictas acciones previas y colocando una
especie de piloto automático. Ante el riesgo de que
alguien por accidente encendiera las turbinas o disparara
algún misil, los funcionarios del FMI decidieron imponer
una simple cartilla de vuelo: el clásico programa de
ajuste de demanda agregada, acompañado con una meta
de acumulación de reservas que garantizara la recupera-
ción de los recursos otorgados, sin nada de ejercicios
complejos de política económica. Al final, el Fondo ha
actuado con la lógica de un prestamista convencional,
no importándole si el deudor a la larga soluciona sus
problemas: lo importante es que pague. En cierta for-
ma se trata del peor programa que país alguno puede
tener, porque sencillamente no es un programa para la
estabilización, es decir, para reducir drásticamente la
tasa de inflación, sino que se repite el mismo tipo de
ajuste que ha experimentado la economía venezolana
desde 1983: contracciones de la demanda agregada que
sólo funcionan con una economía en recesión y que
más temprano que tarde escalan otro peldaño inflacio-
nario. Un nuevo ciclo que condena a la economía a
inflaciones de 30%-50%, obligándola a hacer ajustes re-
currentes. En la medida en que los agentes económicos
descubren que la llave de cierre siempre termina siendo
producir sorpresas inflacionarias a través del mecanismo
de la devaluación, esos ajustes se tornan en estabili-
zaciones fallidas, como sorpresas que cada vez son anti-

ción real del tipo de cambio y, curiosamente, una rebaja en el


aporte fiscal de la industria petrolera respecto al ya bajo nivel
de 1995.

198
cipadas más rápidamente y que tienden a incrementar
los costos de los nuevos ajustes.
Como corolario, al menor por un tiempo, todos los
actores del juego obtienen algún beneficio. El gobierno
puede anunciar que, finalmente, logró un acuerdo con
esa criatura antipática, aunque útil a los fines de ac-
ceder a financiamiento externo, en que se ha conver-
tido al FMI. Los funcionarios del gobierno venezolano,
avalando la cartilla, pueden convertirse en los nuevos
mariscales de un ajuste de corto aliento. Los funciona-
rios del Fondo pueden anunciar que llegaron a un acuerdo
con la oveja negra del contexto latinoamericano, como
credencial capaz de darle algunos puntos para subir en
el escalafón del organismo. Al final, si el ajuste no
funciona, siempre será posible encontrar alguna expli-
cación para el fracaso del programa en las deficiencias
institucionales. Si eso ocurre, probablemente, dado el
tipo de programa que sirve de base para el acuerdo, el
Fondo seguirá siendo la criatura antipática y Venezuela
la oveja negra. Lo deplorable en el balance del ajuste es
la posibilidad de que el país salga con la peor parte, en
tanto el ajuste no logre reducir la inflación a niveles de
un dígito y la economía tenga que pagar el costo de
una fuerte recesión, aunque a corto plazo se logren
exhibir algunos indicadores positivos en materia de re-
servas, balance externo y otros resultados contables ba-
sados en menos servicios públicos, severo deterioro en
los ingresos reales y peor distribución de la renta.
Queda claro que la discusión no es sobre la per-
tinencia de un acuerdo con el FMI. Quienes hemos
defendido la idea de recurrir al FMI no ha sido para
someternos a un gendarme antipático, sino para acceder
a recursos externos vitales para un programa exitoso de
estabilización orientado al crecimiento. Pero existe una
gama de resultados posibles a la hora de hacer un
acuerdo que van desde uno muy malo que es la cartilla
del FMI, hasta un acuerdo conveniente para el país en
el cual el Fondo acepta el rol fundamental de las po-
líticas de oferta en una estabilización exitosa. Entre esos
dos extremos, un ajuste contable de demanda agregada

199
y un programa orientado al crecimiento, hay un amplio
margen para la negociación. Un acuerdo con el Fondo
no significa un ajuste exitoso y el récord del organismo
es prueba de ello. Si los funcionarios del gobierno ha-
cen una mala negociación, se quedan callados en las
reuniones, acatan las amonestaciones y no replican con
argumentos consistentes, entonces, el Fondo impone la
cartilla, establece el piloto automático. Lamentablemente,
ese ha sido el caso.
El problema radica en que la culpa no la tiene el
Fondo. En otros casos, como los de Argentina o México,
se han dado negociaciones sin suscribir la cartilla, incor-
porando más bien programas fuertemente orientados al
crecimiento. Lo paradójico en nuestro caso es que luego
de tanto discurso crítico sobre la economía política del
FMI, desde los tiempos del Grupo Tecoteca, de las elucu-
braciones sobre alternativas de ajuste, de ríos de tinta
cuestionando el programa de ajuste del 1989, se termi-
ne por suscribir, y quizás sin entenderlas a plenitud, las
mismas recetas fondomonetaristas. Un largo camino: des-
de los cursos de planificación del CENDES hasta los
ejercicios de programación monetaria del FMI.

IV. LA AGENDA EN PERSPECTIVA

A tres meses apenas de haberse iniciado el pro-


grama de ajustes diseñado por el FMI, comienza a per-
cibirse de nuevo en el país una sensación de retrai-
miento, de pérdida de impulso, como si se estuviera
otra vez bajo el síndrome de fatiga prolongada que ha
sido tan característico de la política económica vene-
zolana desde 1994. El paquete de medidas, sin duda en
la dirección correcta, aún está lejos de ser un programa
completo para una estabilización orientada al crecimiento
y en general luce insuficiente para alcanzar objetivos
ambiciosos en cuanto a reducción de la inflación y recu-
peración del crecimiento a mediano plazo. Se está en
presencia de un típico ajuste de demanda agregada, de
muy corto plazo, que por definición se agota con rapidez.

200
Una vez superada la etapa "fácil" de ajustes de
precios y tipos de cambio, ya vencido definitivamente,
el temblor del pulso para firmar la Carta de Intención
con el FMI, las autoridades parecieran contemplar, con
una mezcla de asombro .y solaz, que la sociedad vene-
zolana está dispuesta a darle una oportunidad más a un
programa, así sea maltrecho y de corto aliento. Parece
existir un ambiente que, si bien revela la paciencia y
vocación por la esperanza de la ciudadanía, tampoco
está exento del riesgo de desencanto, cuando se comien-
za a percibir que el formidable sacrificio de la pobla-
ción no se traduce en mejoras tangibles de las condi-
ciones de vida.

a) Lento aprendizaje y entusiasmo injustificado

Uno de los argumentos más utilizado para justi-


ficar la escasa celeridad con que se han asumido las
reformas estructurales consiste en señalar que el pro-
grama apenas tiene pocos meses de ejecución. El go-
bierno parece ir con sumo cuidado, calculando todos
los pasos, de modo tal que hasta se podría presumir
que se trata de una estrategia bien pensada. En reali-
dad ese comportamiento, ese movimiento que poco a
poco va construyendo un florido juego de ajedrez, ha
sido una característica distintiva de la gestión de la
política económica en el curso de estos dos años. Esa
ha sido una fórmula que no escatima ni en tiempo ni en
errores.
Ciertamente la rapidez del proceso de aprendizaje
no ha sido uno de los atributos que califica esta ges-
tión. Fueron necesarios dos años consecutivos, forjando
una cadena espectacular de errores sin precedentes en
la historia de la política económica del país, para que el
gobierno rectificase el curso de su actuación en ese
campo. Algunos ministros han necesitado de una larga
y tortuosa historia de rectificaciones para comprender
cosas que ahora se asumen por puro sentido común. El
manejo de la crisis financiera, la extravagante subasta
de dólares en 1994, el compromiso antiinflacionario, el

201
control de cambios, el fracaso inicial de las privatiza-
ciones, la devaluación de diciembre de 1995, son apenas
algunos de los numerosos desaciertos de una adminis-
tración que al parecer tiene un récord muy lento de
aprendizaje.
¿Cómo es posible que un gobierno con esos antece-
dentes hubiese hecho un viraje tan pronunciado? Hay
una razón que pareciera explicarlo: a finales de 1995 no
había muchas alternativas. Todas las historias que se
habían elucubrado en torno a un milagro petrolero, el
apoyo de los coreanos o la ayuda brasileña, poco a
poco se habían ido deslizando hacia el terreno de las
fantasías. Aunque esa es una razón que por sí sola
puede explicar el viraje, hay que reconocer en cierta
forma que los ministros Matos y Petkoff, cada uno en su
estilo y con claras responsabilidades en errores cometi-
dos y omisiones de diseño, le impusieron al programa
un ritmo que hubiese sido difícil pronosticar en base a
una simple extrapolación de los acontecimientos. Cuan-
do se observa al ministro de Cordiplan, en una cruzada
en la que no tiene muchos acompañantes, defender con
entusiasmo y convencimiento lo que se ha hecho, no
queda otra alternativa que dar crédito a quienes dentro
del gabinete hicieron todo lo posible para hacer lo que
el presidente y un buen grupo de ministros habrían
hecho casi imposible.
Quizás cabría decir que se trata de un acto de
voluntarismo, una suerte de foquismo neoliberal, pero
eso no puede restarle méritos a un esfuerzo que, en el
caso de estar bien acompañado y mejor orientado, ten-
dría seguramente un destino plausible. La escasa com-
prensión de la importancia de un programa mejor en-
samblado a objetivos de mediano y largo plazo, la ur-
gencia con que debían abordarse cambios estructurales
que implicasen el viraje de régimen de política econó-
mica, sumados a las dificultades de instrumentación y la
herencia de algunos de los postulados de política econó-
mica que han caracterizado al gobierno, han terminado
por configurar un programa que lamentablemente no
compensa el esfuerzo y costo que un ajuste de estas
características requiere.

202
Hay sin embargo dos acontecimientos que al pa-
recer conducen a los actuales hacedores de política eco-
nómica a despreciar las críticas y cultivar un optimismo
no bien justificado. Por una parte, las condiciones sin
duda más favorables del mercado petrolero y, por la
otra, la aparente estabilidad del mercado cambiario. La
lectura que se tiene sobre esos eventos refleja una ma-
nera muy equivocada de evaluar los resultados del pro-
grama de ajuste. Algunos incluso han señalado que ante
el panorama petrolero es imposible que el programa no
llegue a buen puerto. Pues, bien, las condiciones del
sector externo no son el mejor lugar para identificar los
problemas de la economía venezolana. En 1996 el país
podría alcanzar un superávit de cuenta corriente signi-
ficativo, quizás de 10% del producto interno. Ese resul-
tado, desde el punto de vista contable, se produce bási-
camente por la combinación de mayores ingresos por
exportaciones petroleras, mejores volúmenes y precios,
y por una caída significativa de las importaciones.
En términos del balance doméstico, el superávit de
la cuenta corriente tiene como contrapartida una impor-
tante reducción del déficit del sector público consoli-
dado, básicamente como consecuencia de la devalua-
ción (que actúa como una herramienta de redistribu-
ción de recursos entre el sector privado y el sector
público) y de un exceso de ahorro sobre la ínversíón
privada que técnicamente no puede ser interpretado
como un resultado positivo. La razón es muy sencilla:
ese resultado en las cuentas externas se produce gra-
cias a que la economía se encuentra en una recesión
prolongada, con un bajo nivel de ahorro privado en el
país y un nivel de inversión privada aún menor. Un
ajuste sustentado sobre esa base no es algo .acerca de lo
que se puede ser muy optimista. Por cuanto, tal como
ha sido experimentado en el pasado, apenas la econo-
mía comienza a recuperar un nivel mínimo de funcio-
namiento los problemas reaparecen con mayor fuerzas.
El ajuste no logra cambiar las condiciones de partida,
en términos de la estructura de precios relativos, y en la
medida que transcurre el tiempo es necesario producir
un nuevo ajuste, sólo que más fuerte que el anterior.

203
Los mayores ingresos petroleros esperados para 1996
y 1997 no van a ser la llave mágica para cambiar las
cosas. Suponiendo como buenos los números de pla-
nificación estratégica de PDVSA, el nivel de exporta-
ciones petroleras de 1996 apenas superaría en un 9%,
en términos reales, al observado en 1989. En tal caso se
trata de un valor muy inferior al alcanzado con el efecto
Hussein de 1990. Por supuesto que 1500 ó 2000 millo-
nes de dólares no es una cifra despreciable, pero esa
cifra y ni siquiera un choque de mayor incidencia van a
cambiar las cosas. El desgaste estructural de la econo-
mía es tan profundo que debe hacerse mucho más que
esperar un boom salvador.
El problema fundamental es que la economía ve-
nezolana no está en condiciones de seguir soportando
niveles de inflación de 30% o 40%, ni tampoco un pa-
trón de crecimiento de corto aliento, expuesto a los
vaivenes del mercado petrolero. Una detención de la
tasa de inflación a esos niveles y una tasa de creci-
miento de 4%, resultados que seguramente serían del
agrado para el FMI, son bastantes mediocres si se con-
sideran los problemas estructurales de la economía. Quie-
nes piensan en un nuevo milagro petrolero deberían
suponer ingresos muy superiores a los proyectados y
quizás deberían mirar hacia atrás en términos de la
poca capacidad que tiene esta economía para admi-
nistrar un boom o mini boom de manera eficiente.

b) El mono-ajuste cambiarlo y las tasas de interés

La estabilidad del mercado cambiario es el otro


punto sobre el que se hace una lectura equivocada. La
devaluación acumulada entre noviembre de 1995 y abril
de 1996 es la más grande que se ha producido, en igual
período de tiempo, en la historia de la economía vene-
zolana, superior a la de 1989 y a la que se produjo en
el primer semestre de 1994. 1lasta ahora el tipo de
cambio ha sido básicamente la única variable sobre la
que ha descansado el ajuste. Los efectos de una deva-
luación de esa magnitud fueron desestimados a la hora

204
de pronosticar el comportamiento del mercado cambiario
después de la eliminación del control de cambios. En
buena medida esa subestimación tuvo que ver con la
escasa comprensión que se tenía de los efectos dis-
torsionantes del control de cambios y la conformación
de un mercado paralelo que incorporaba una alta prima
de riesgo.
La historia de la economía venezolana muestra que,
después de cada macrodevaluacíón, el mercado cam-
biario entra en un periodo de relativa estabilidad. Eso
exactamente sucedió en 1983, 1989 Y en el intento de
ajuste de 1994, y ello se entiende por dos razones bá-
sicas. En primer lugar, por el efecto de precios rela-
tivos que actúa sobre la demanda de divisas, en es-
pecial sobre la demanda de importaciones, y en se-
gundo lugar, por el efecto-riqueza involucrado en la
devaluación. El primer efecto es quizás el más conocido
y no necesita mayores comentarios, mientras que el
segundo ha sido menos advertido. Algunos economistas
(ver Molina, 1994) estiman que los venezolanos man-
tienen cerca de 80.000 millones de dólares en el ex-
terior, al tiempo de señalar que cualquier análisis del
comportamiento del consumidor en los últimos años
tiene necesariamente que tomar en cuenta los efectos
de la devaluación sobre ese stock de riqueza.
El efecto-riqueza de una devaluación actúa en dos
direcciones: como una transferencia de recursos y como
un efecto de reestructuración de portafolio. La trans-
ferencia de recursos que opera entre el sector privado y
el sector público tiene el resultado de contraer la de-
manda agregada contribuyendo al superávit externo. El
efecto portafolio de una devaluación opera sobre los
tenedores de activos en divisas, haciendo que los agen-
tes económicos en primera instancia tiendan a realizar
las ganancias de la devaluación reorientando temporal-
mente parte del portafolio a favor de bienes nacionales,
lo cual tiende a aumentar en el corto plazo la oferta de
divisas. Esos tres factores, el efecto precio y el efecto
riqueza en sus dos variantes, operan para que luego de
una macrodevaluación el mercado cambiario tienda a

205
comportarse de una manera relativamente tranquila que
no puede confundirse con una estabilización definitiva.
Esa misma tranquilidad en el mercado cambiario, acompa-
ñada de una fuerte acumulación de reservas, son aconte-
cimientos que bien pueden observarse en 1983, 1989 Y
1994. Más aún, de tomarse el criterio de acumulación de
reservas, en este último año terminaría siendo el ajuste
más exitoso de todos cuantos se han observado. Du-
rante los primeros dos meses, luego de la imposición
del control de cambios, se acumularon cerca de $ 2.000
millones, un volumen que de la misma forma se ero-
sionó gracias a los mecanismos de arbitraje facilitados
por el control de cambios.
El peligro básico de esas dos apreciaciones sobre
la evolución del programa, el efecto benéfico del cho-
que externo y la tranquilidad el mercado cambiario,
reside en que ellas pueden conducir, tal como ha sucedido
en otras oportunidades, a una prescripción equivocada
de políticas. Especialmente si a esto se le agrega el
hecho de que el gobierno ha comprado, de una manera
un tanto ingenua, la idea de usar el tipo de cambio
como ancla nominal. En cierta forma se trata del mismo
error que se produjo en 1994. No por casualidad se
trata de la misma administración.
Todo esto tiene una relación estrecha con el desen-
volvimiento del mercado monetario, cuando en cierta
forma la estabilidad cambiaria ha sido la secuela de
haber hecho descansar todo el ajuste en una sola variable:
el tipo de cambio. Tanto es así que las tasas de interés
han terminado por ubicarse muy por debajo del nivel
previo al ajuste. Los diseñadores del programa parecen
deslumbrados con los aparentes éxitos en el frente cam-
biario y sencillamente minimizan los escasos pasos para
producir en el frente monetario claros indicios de esta-
bilidad. El signo más evidente de que en este campo las
cosas no han cambiado consiste en que la estructura de
depósitos bancarios (vista, ahorro y plazo) es básicamente
la misma que existía en diciembre de 1995. Es decir,
una estructura altamente volátil, con el agravante de
que la estrategia del Bev dirigida a extender la maduración

206
de la cartera de sus pasivos (de 45 a más de 150 días en
promedio) ha incrementado substancialmente el riesgo
de tasas de interés en el sistema financiero.
Obviamente, uno de los problemas difíciles de re-
solver en el diseño del programa era como evitar que el
ajuste de las tasas tuviera efectos devastadores en el
sistema financiero, sobre todo en relación con el riesgo
de tasas de interés expresado en la brecha de madura-
ción entre sus activos y pasivos. Se ha visto como, a
pesar de continuar existiendo un acentuado desbalance
básico en el mercado monetario, caracterizado además
por una estructura de depósitos volátil y un enorme
riesgo de interés no cubierto por los intermediarios finan-
cieros, estos problemas no se han transmitido al mercado
cambiarío. La razón fundamental, ya señalada, tiene que
ver con la magnitud de la devaluación y los efectos de
portafolio involucrados. Adicionalmente vale la pena des-
tacar la situación de los intermediarios financieros. En
junio de 1996 la cartera de crédito apenas había cre-
cido en 10%, significando una caída brutal en términos
reales. Una caída similar era desconocida en el país
desde junio de 1989, lo cual hace pensar que la contracción
del producto interno podría ser mucho mayor a la es-
perada por las autoridades (-3%). Esto ha implicado que
los intermediarios financieros incrementen sus tenen-
cias de instrumentos de deuda pública. Por supuesto, al
aumentar la demanda de esos títulos, ello ha motivado
un incremento de sus precios y su consiguiente baja de
rendimientos. Esa es una situación muy particular que
tiene que ver con el alto porcentaje de tenencia concen-
trado en la banca comercial. En la medida en que el
Bev ha tenido como estrategia reducir el costo finan-
ciero de esos títulos y paralelamente aumentar la madura-
ción de los mismos, lo cual luce correcto, si se hubiese
hecho algo similar con la estructura de pasivos, ello ha
contribuido al resultado aparentemente paradójico de
una baja en los rendimientos con un aumento de las
tenencias de esos títulos.

207
e) El anclaje cambiarlo y la banda

Desde hace algún tiempo, algunos economistas, en-


tre los cuales se cuentan los autores de este trabajo, han
venido sosteniendo que debe abandonarse el uso de la
política cambiaria como una herramienta de fomento de
la competitividad y concentrarse más bien en la consi-
deración de su aporte al combate antiinflacionario. Este
es un mensaje que al parecer se escuchó y asimiló,
aunque en muchos casos sin entender todas las impli-
caciones del argumento. Lo que pareciera no haberse
entendido es que cuando se abandona el uso del tipo
de cambio para perseguir objetivos de tipo de cambio
real y preservar la competitividad del sector exporta-
dor, ello no quiere decir que los problemas de compe-
titividad generados por la sobrevaluación del tipo de
cambio igualmente desaparezcan y que no sean, en con-
secuencia, motivo de preocupación las desviaciones sig-
nificativas del tipo de cambio en torno a su nivel de
paridad. Los efectos transitorios que tiene el tipo de
cambio sobre la competitividad deben ser sustituidos
por políticas de oferta que afectan la competitividad de
manera permanente y ese cambio de instrumentos debe
hacerse 10 más rápido posible.
Como ha sido demostrado más de una vez, todos
esos programas que tratan de utilizar el tipo de cambio
como ancla nominal, y que no emplean políticas de
oferta que hagan el trabajo que antes hacía el tipo de
cambio de manera transitoria, terminan de manera muy
aparatosa cuando los problemas del sector externo em-
piezan a amplificarse como producto de la sobreva-
luación. Ese patrón de los programas basados en el tipo
de cambio ha terminado casi siempre en estabilizacio-
nes fallidas cuando no se utilizan políticas de oferta que
contrarresten la sobrcvaluación. Quienes han aceptado
la idea del ancla nominal, un poco sin entender sus
consecuencias, se han colocado en una verdadera trampa,
tal como lo refleja el extravagante anuncio del BCV
acerca de la imposición de un sistema de bandas.

208
Por un lado se anuncia que el tipo de cambio se va
a deslizar de acuerdo con la inflación objetivo, a la vez
que, por el otro, se establece que el tipo de cambio no
se va a sobrevaluar, de tal modo que cualquier dife-
rencia entre la inflación objetivo y la inflación realizada
se va a corregir. Este es el tipo de cosas que el sentido
común sencillamente no perdona. En esta materia el
Bev parece actuar de manera ingenua. En medio de un
miniboom petrolero, sin las reformas estructurales ne-
cesarias para ensanchar la competitividad del aparato
productivo, se va a ensayar un ancla nominal del tipo
de cambio sin las precondiciones necesarias. Esta es
una de las tantas razones por las cuales en materia de
reformas estructurales se debe actuar de manera rápida
y decidida. No se trata de extremismos ideológicos ni
de exquisiteces académicas. El problema es que el reloj
de la sobrevaluación va avanzando indetenidamente. Si
el progresivo desequilibrio se corrige por vía cambiaria,
entonces, se pierden todos los beneficios del ancla, del
compromiso de someterse a una regla de control infla-
cionario. Si se deja que continúe la apreciación real,
surge el riesgo de que tarde o temprano los problemas
del sector externo exploten, y por más que la posición
de partida sea de cierta holgura en cuanto a reservas
internacionales, la situación tarde o temprano puede
resultar inmanejable. En ese caso, lo más probable que
ocurra es que el dilema se despeje de la manera tradicional:
una devaluación que corrija el problema de sobreva-
luación de manera transitoria y un repunte del proceso
inflacionario. Es el tipo de soluciones que la economía
venezolana ha experimentado reiteradamente.

d) El patrón recestuo del ajuste

Transcurrido pocos meses desde el micro del pro-


grama, puede resultar temprano establecer el impacto
que éste tenga en el sector real, en buena medida por-
que no se cuenta con la evidencia estadística indis-
pensable. Las estimaciones iniciales indicaban que la
incidencia del ajuste en el sector real sería relativamente

209
levé, con una caída cercana al 4% del producto interno
no petrolero que, compensada por el aumento de 7%
del producto petrolero, implicaría una caída de 1% en
el PIE global, como apreciación fundamentada en los
efectos del programa de expansión de la industria pe-
trolera.
Aunque es difícil interpretar los datos de coyun-
tura la conclusión que parece desprenderse de la evi-
dencia empírica disponible actualmente es que la re-
cesión es bastante mayor que la esperada, con un enor-
me impacto en el bienestar de la población. En tér-
minos del comportamiento del producto interno hay tres
indicadores (las ventas comerciales, la cartera de crédito
y la recaudación de impuestos) que apuntan a caídas
similares a las observadas en 1989, año en que el pro-
ducto cayó en casi 9%. El índice de ventas comerciales
en términos reales registra una caída cercana al 30% en
los primeros cinco meses del año. Ese mismo indicador
exhibía en el primer semestre de 1989 una disminución
de 35% anual. El otro indicador que muestra un impor-
tante impacto en el sector real es el referido al de las
variaciones de la cartera de crédito. Durante el primer
semestre las colocaciones bancarias en términos reales
disminuyeron en 32%, una caída sólo comparable a la
ocurrida en el primer semestre de 1989.
En cuanto a la recaudación de impuestos, los datos
también evidencian una importante caída en estimacio-
nes reales. El impuesto sobre la renta de los primeros
cinco meses del año experimenta una caída en una tasa
real de 12%, aunque en este caso hay que tomar en
cuenta que la devaluación de diciembre pudo tener un
efecto contractivo sobre tal impuesto, por el ajuste de
los pasivos en dólares y las consecuentes pérdidas ca m-
biarias de las empresas. Pero lo que sí parece apuntar a
una significativa contracción del producto es lo que
ocurre con el impuesto a las ventas y aduanas. El impuesto
al consumo disminuye en 14% y el ingreso tributario
aduanal refleja una caída de 16%.
Sin embargo, una extrapolación de esos datos de
1989 y 1996 podría hacer pensar que se trata de rece-

210
siones similares en magnitud. Esa comparación debe
hacerse con cierto cuidado, por el lado del crédito de-
bido a los notables cambios en el apalancamiento de las
empresas que se producen desde 1989, pues, en la me-
dida que se tienen índices de apalancamiento bastante
menores, la caída en el crédito sobreestima la mag-
nitud de la recesión; y por el lado del índice de las
ventas comerciales, la cautela proviene del efecto que
ejercerá la expansión petrolera en algunos sectores.
En líneas generales puede decirse que el patrón
recesivo de 1996 es ciertamente distinto al observado
en 1989. El primer elemento que determina esa dife-
rencia es el comportamiento del producto petrolero. La
recesión de 1989 se produce acompañado de un virtual
estancamiento en el sector petrolero de la economía. La
de 1996 estará vinculada con un importante repunte de
ese sector, lo cual implica que el impacto sectorial de
ambas recesiones sea notablemente diferente. El segundo
elemento de importancia, aunque propiamente no cons-
tituye una diferencia, está relacionado con el compor-
tamiento del sector transable y del no transable. Los
datos del sector real que muestran un impacto menos
pronunciado a la baja corresponden precisamente a aquellos
sectores productores de bienes transables que son fa-
vorecidos por el movimiento del tipo de cambio. Final-
mente, el tercer elemento tiene que ver con las dife-
rentes estructuras de precios relativos que acompañaron
a uno y otro proceso.
El ajuste de 1996 ha recaído muy poco en las tasas
de interés, de manera que el ajuste de demanda agre-
gada se ha concentrado más en el tipo de cambio que
en la tasa de interés, lo que, sobre todo suaviza el
impacto en el sector no transable. Todo esto hace pensar
que ciertamente la caída del producto en 1996 puede
ser menos pronunciada, no sólo por el desempeño del
sector petrolero, sino también por la estructura de precios
relativos, tipos de cambios, tasas de interés, salarios,
etc., en conjunto asociados al ajuste. Debe destacarse,
sin embargo, que aun cuando se pueda estar ante una
recesión menos pronunciada, a juzgar por los datos dis-

211
ponibles, la misma probablemente podría rebasar las
expectativas oficiales. Es decir, en vez de una caída de
3 ó 4% en el sector no petrolero, es factible observar
cifras más cercanas a 5 ó 6%. Pero lo más importante es
que un patrón de recesión apuntalado en esas carac-
terísticas tendrá un impacto negativo mayor en el bie-
nestar de la población que el experimentado en cual-
quier otra recesión de la economía venezolana. Esto por
cuanto la estructura de precios relativos, con una caída
brutal en los salarios reales, tasas de interés que castigan
el ahorro interno, en particular de las familias, y un
ajuste cambiario con consecuencias muy importantes en
la distribución del ingreso, se produce en medio de
condiciones de depauperación en el mercado laboral y
con un ajuste fiscal que contrae fuertemente el gasto en
bienes y servicios. Esto implica que si bien la recesión
de 1996 pueda ser de menor magnitud en relación con
la observada en 1989, el impacto medido en malestar
social será sin duda mucho mayor.
Entre el ajuste de 1989 y el de 1996 existen al-
gunas semejanzas y muchas diferencias. Una de las enor-
mes diferencias es la comparación entre los equipos de
dirección de la política económica. El ajuste de 1989
tuvo como protagonista un equipo económico que apa-
rentaba mayor coherencia y en promedio estaba mejor
dotado de capacidad técnica, lo que le confería al progra-
ma una cierta aureola de éxito. Al punto que los organis-
mos multilaterales se encargaron de hacer las loas de
rigor. El equipo de 1996 constituye una suerte de elenco
pálido en relación con aquel otro, y sin embargo, por
razones que no toca analizar, estamos en presencia de
un optimismo parecido. Entre las semejanzas habría que
destacar que se trata de programas similares basados en
una fuerte contracción de la demanda agregada y en un
cierto primitivismo monetario. ¿Cuál programa tendría
mayores probabilidades de éxito? Si la pregunta fuera
hecha veinte años más tarde, la respuesta posiblemente
favorecería al ajuste de 1989. Pero resulta que las cosas
no son tan sencillas y no basta un buen equipo. Es
probable que la suerte de los dos programas al final

212
será parecida, no por las diferencias en los equipos de
dirección, sino por las semejanzas en el diseño de los
programas. El programa de 1989, sin embargo, marcó
una pauta muy diferente a la tradicional conducción de
política económica que se había hecho hasta esa fecha.
Aunque ciertamente es difícil creer que el programa
de 1989 fracasó por causas distintas a las de un en-
torno político sumamente adverso, aquí hay que esta-
blecer una línea divisoria. Efectivamente, el entorno ad-
verso desempeñó un papel muy importante. Pero más
allá de la competencia del equipo, hubo también con-
cepciones de política económica que coadyuvaron al
fracaso del programa. Concepciones que desafortunada-
mente son compartidas por el equipo actual de conduc-
ción de la política económica.
Una de ellas es la referente a la política cambiaria
que Miguel Rodríguez entonces promulgaba y hoy toda-
vía defiende. En días recientes, refiriéndose al ajuste
actual, aquél señalaba que el programa carecía de una
política de desarrollo y que ésta residía en dos herra-
mientas fundamentales: la política cambiaria y la co-
mercial. Esa noción del componente de oferta del pro-
grama de estabilización descansa en la idea de que la
política cambiaria debe perseguir objetivos reales, co-
mo el mantenimiento de una tasa de cambio que pre-
serve la competitividad de las exportaciones.
La concepción de la política cambiaria en 1989 de-
sestimó los efectos perversos de una inflación que fluctuó
entre el 81% Y el 46%. Al tiempo que se trataba de
cosechar éxitos con un crecimiento de muy poco alcance
y calidad, fundamentado en un fuerte impulso fiscal, el
programa no contemplaba una reducción de la tasa infla-
cionaria por debajo de las condiciones iniciales. En buena
medida el fracaso de 1989 fue producto de esa concepción
de la política cambiaria. La razón es sencilla: en la
medida en que se buscan esos objetivos reales, muy
difíciles de alcanzar porque hay muchos y diversos factores
que afectan una variable como el tipo de cambio real y
que están fuera del alcance de la política cambiaria, ello
a menudo significa la pérdida de un ancla nominal efec-

213
tiva para contener el avance de la inflación. Esto es
especialmente cierto en el caso de la economía venezo-
lana, donde el Banco Central, con respecto a las dos
anclas nominales existentes, el tipo de cambio y la oferta
monetaria, tiene muy escaso control de los agregados
monetarios.
Esa desestimación del objetivo de reducción de la
escalada inflacionaria fue algo que además tuvo efectos
retroalimentadores sobre el deterioro del entorno po-
lítico y social. Ese mismo enfoque del manejo de la
demanda agregada, en especial a través de la política
cambiaria, está hoy presente en los equipos encargados
de la ejecución de la política económica, aun cuando la
retórica del programa apunte en dirección contraria. Esto,
sumado a la desventaja de un equipo de menor calibre
y a un enorme deterioro institucional, hace pensar que
los resultados del programa de 1996 también habrán de
ser poco afortunados.
La moderna concepción del crecimiento económico
hoy descansa en la articulación de un programa ordenado
de política de oferta, políticas de cambios estructural,
de inversión en salud, educación, seguridad pública,
infraestructura, mejoramiento en el funcionamiento de
los mercados, que son los factores que definen el cre-
cimiento a mediano y largo plazo. Lamentablemente la
lección de 1989 aun no ha sido bien entendida. El gran
problema ahora es la ausencia de un programa orientado
al crecimiento. El tratar de estimular crecimiento a partir
de manipulaciones de la demanda agregada, convirtien-
do la tasa de cambio en la variable de estímulo al
aparato productivo, es un error de concepción que com-
parten el ajuste de 1989 y el de 1996. Los protagonistas
de 1996 repiten los errores de 1989, pero en peores
condiciones institucionales para una gestión competente
de la política económica.

214
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Septiembre.

216
CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTADO
BENEFACTOR V SUS CONSECUENCIAS EN LA
DEMOCRAC~ VENEZOLANA

Moisés Mata A.
1

El desaceleramiento en el ritmo de crecimiento eco-


nómico normal que los países capitalistas hicieron mani-
fiestamente suyo para la década de los años treinta,
trajo consigo un redimensionamiento o reapreciación
del rol que el Estado bien debiera cumplir en dicha
sociedad. En efecto, de ser un Estado que solamente
debiera prestar atención al ordenamiento jurídico para
que la actividad mercantil fluyera sin mayores contratiem-
pos, así como velar por la paz social que le es ínsito
para un buen desenvolvimiento de la producción fa-
bril, pasa el Estado capitalista, obligado por las circuns-
tancias económicas adversas que la depresión de los
años treinta hace posible, a constituirse no solamente
en guardián de los intereses colectivos contrapuestos
sino que además interviene en el fuero de los aconteci-
mientos sociales con el objeto de regular dicho proceso.
De allí el que a partir de ese preciso momento al
Estado capitalista se le denomine Estado de Bienestar
(Welfare State) o Estado Asistencial como también se le
suele llamar, esto es, un Estado que procura garantizar
"estándares mínimos de ingreso, alimentación, salud, ha-
bitación, educación a todo ciudadano como derecho
político y no como beneflcíencía".'

1. Gloria Regogini. "Estado de Bienestar", Diccionario de Ciencia


Política. Suplemento, pago 92. (Norberto Bobbio Editor).

217
Obviando el recorrido histórico, que aunque ne-
cesario bien lo podemos dejar de lado aquí, sea me-
nester el señalamiento que sigue: los proyectos de asis-
tencia pública que en su eventualidad se han ido confor-
mando por cuenta del Estado capitalista, no pocas ve-
ces ha sido el resultado de los distintos niveles de ten-
sión que, de acuerdo a la manera de organizarse la
sociedad capitalista, han acaecido de manera igualmen-
te eventual.
La experiencia histórica del Estado de bienestar o
asistencial tiene como marco geográfico a aquellos paí-
ses que se soportan dentro de un marco político de-
mocrático, toda vez que es en este orden institucional
donde bien han podido canalizarse dichos proyectos
sociales como legítimas reivindicaciones ciudadanas. La
experiencia histórica que siempre suele traerse a título
de ejemplo es la del New Deal, en los Estados Unidos de
la gran depresión, donde éste se materializó por vía
"del reforzamiento de los sindicatos industriales, la cana-
lización del gasto público en apoyo del empleo, la crea-
ción de estructuras administrativas especializadas en la
gestión de los servicios sociales y de la ayuda eco-
nómica a los necesitados"."
Sin embargo, es a partir de la finalización de la
segunda guerra mundial cuando los países econ6mica-
mente ricos llevan a cabo la instrumentaci6n de sus
políticas sociales de una manera que bien podría lla-
marse consciente. A tal efecto, la estructura fiscal de las
economías industriales obtiene los recursos financieros
con miras a atender los programas sociales a través de
una progresiva carga impositiva. Las consecuencias por
demás importantes para provecho de la sociedad, vistas
en su perspectiva hist6rica, son las siguientes: "ha au-
mentado el índice de producto nacional bruto desti-
nado al gasto público; las estructuras administrativas
canalizadas a los servicios sociales se han ampliado o
se han hecho más complejas; ha crecido el número y la
relevancia política del estrato de los profesionales del

2. Ibid., pág. 93.

218
bienestar; se han refinado las técnicas para la detección
y medida de las necesidades sociales; se ha precisado el
conocimiento del impacto de las diversas formas de
asistencia sobre la redistribución del ingreso y sobre la
estratificación social".'

n
Ahora bien, si bien es cierto que la sociedad mer-
cantil ha tolerado una mayor incursión del Estado, no
menos cierto es que el ritmo de recaudación imposi-
tiva, el cual determina la transferencia de recursos que
el sector privado hace al sector público, traduciéndose
en los ingresos presupuestarios para el gasto social, ha
crecido menos de prisa que el gasto público, trayendo
como consecuencia inexorable la creación y hasta el
ensanchamiento del déficit fiscal. Este punto es particu-
larmente importante, toda vez que un pronunciado dé-
ficit fiscal tiende a revertir la bondad de los programas
sociales. Una crisis fiscal (déficit) no podría menos que
traer más temprano que tarde una onerosa carga impo-
sitiva a los particulares en general, con todas las conse-
cuencias que en el plano de lo social bien cabe es-
perar, disminuyéndose así el consenso político que toda
democracia de corte liberal bien aspira tener. Esto ha
significado un severo recorte por cuenta de las admi-
nistraciones públicas en la prestación de servicios socia-
les. y este severo recorte no puede menos que llevar a
una virtual crisis del Estado de bienestar. ¿Pero cuáles
han sido las repercusiones de esta crisis asistencial del
Estado?
Responder esta interrogante exige en primer tér-
nino la siguiente consideración: el notable crecimiento
Iel Estado benefactor resolvió la ruptura otrora exis-
:ente entre la sociedad civil y el Estado. Estado normal
Ie las cosas prevalecientes en la estructuración intelec-
ualrnente concebida del Estado liberal. En este mismo
orden de ideas, la conceptualización del Estado asisten-

~. Ibid., pág. 94.

219
cial ha posibilitado la consideración históricamente inte-
lectual de que la sociedad civil y el Estado se vinculen
definitivamente.
No obstante esta serie de consideraciones eminen-
temente teóricas, la realidad misma de las cosas sigue
su espontáneo devenir. Lo cierto del caso es que la
esfera privada de la sociedad no se amalgama con la
esfera pública de la misma sino que, por el contrario,
ambas esferas de actuación perduran si en el tiempo
histórico, pero una al lado de la otra 04. Así, pues, la cri-
sis asistencial del Estado benefactor, que no es otra
cosa más que la materialización de su crisis fiscal, es el
nuevo elemento de cosas permanentes en la sociedad
capitalista que imposibilita el cruce tendencial de las
dos funciones básicas del Estado, a saber: "el reforza-
miento del consenso social, con la consiguiente lealtad
hacia el sistema por parte de las grandes organizacio-
nes de masas, y el apoyo a la acumulación capitalista
con el uso anticoyuntural del gasto püblíco"."
Tal suerte de cosas apremiantes ha llevado insis-
tentemente no a la especificación de algún tipo de equi-
librio teóricamente existente, sino que, al revés de to-
do eso, ha llevado insistentemente a la consideración
de la absorción de alguna de las funciones anterior-
mente señaladas por cuenta de la otra. La relación intelec-
tualmente aceptada corre por el siguiente derrotero: la
aprobación por cuenta del Estado de la sociedad civil.
Valga la pena hacer la siguiente cita cuan larga ella es:
"Trabajo, ingreso, nivel de vida, ya no están determi-
nados por el mercado, sino por mecanismos políticos
que tienen como objetivo la prevención de los conflic-
tos, la estabilidad del sistema, el reforzamiento de la
legitimación del Estado. La voluntad política ya no se
forma por el libre juego de agregados en la sociedad
civil, sino que se coagula pasando a través de mecanis-
mos institucionales que operan como filtros para la selec-

4. tu«, pág. 95.


5. Ibid., pág. 96.

220
ción de las demandas funcionales del sistema"." Tal es igual-
mente el caso de los partidos políticos, organizaciones
sindicales, así como las dos cámaras representativas en
el Congreso Nacional, cuyos servicios suelen ofrecerse a
cambio del apoyo político que la comunidad pueda
suministrarle. El resultado final de tales procesos no pue-
de ser más elocuente. La sociedad civil va perdiendo
cada vez más autonomía ante una cada vez más partici-
pante actuación del Estado. O visto desde otro ángulo,
la sociedad civil se va haciendo cada vez más depen-
diente de la acción de las instituciones gubernamen-
tales. Pero ese aparente proceso de socialización del
Estado, también tiene sus bemoles como cabría de espe-
rar. El reiterativo aumento de las demandas públicas
como contrapartida natural de una incesante interven-
ción estatal, más de las veces ha traído consigo un
exceso de demandas tales, que los niveles de respon-
sabilidad (competencia) de las instituciones guberna-
mentales ha llevado a una especie de incapacidad ins-
titucional a la hora de tomar decisiones en cuanto a la
selección de los intereses colectivos por dirimirse. El
que haya un excesivo peso burocrático en la disolu-
ción de los conflictos trae consigo una especie de ine-
ficaz práctica consensual de los asuntos públicos, toda
vez que ella no emana del seno social.

III

El Estado en la época contemporánea contiene va-


rios problemas que devienen primordialmente de los
múltiples obstáculos en la evaluación de las relaciones
soctales existentes en la interioridad del sistema polí-
.íco, La difícil coexistencia del contenido estructural del
Estado de derecho con el contenido estructural del Es-
.ado social, da cuenta en estos tiempos del objetivo
oásico y fundamental de estudio del Estado contem-
ooráneo, El contenido de la estructura del Estado de

l, Idem.

221
derecho bien puede sísternatízarse de la siguiente ma-
nera 7:

1) Estructura formal del sistema jurídico, o sea,


garantía de las libertades fundamentales a tra-
vés de la ley general abstracta aplicada por
jueces independientes.
2) Estructura material del sistema jurídico: liber-
tad de competencia en el mercado, recono-
cida en el intercambio entre sujetos propieta-
rios.
3) Estructura social del sistema jurídico: la cues-
tión social y las políticas reformistas de inte-
gración de la clase trabajadora.
4) Estructura política del sistema jurídico: sepa-
ración y distribución del poder.

Todos estos cambios acontecidos en la estructura


material y por ende social del aspecto jurídico del siste-
ma, trae como consecuencia inexpugnable las transmu-
taciones observables en el contexto estructural de su
formalidad y en el contexto estructural de la cuestión
política.
En ese sentido, como es bien sabido, la concentra-
ción de fuertes conglomerados industriales trajo consigo
la conformación del capital financiero, y no podía ya
darse paso a la interpretación intelectual de las cosas,
como dos siglos atrás, de una no dependencia de la
política en su relación con los cambios acaecidos en el
mercado de los bienes y servicios. En efecto, el orden
de la racionalidad científica ahora prevaleciente en ma-
teria política es distinta, aunque con un cambio de én-
fasis: la administración pública interviene no de manera
acomodaticia como se solía entender antes, sino de manera
directa en la estructuración del mercado.
No obstante, valga el acotamiento siguiente: la cri-
sis fiscal del Estado de bienestar trae además un ele-
mento esencial en la interpretación que este bien pue-

7. Ibid., pág. 97.

222
de guardar con respecto al resto de la sociedad. Todo
ello lleva a la interpretación de que a los efectos de su
conciliación financiera, quizás como nunca antes, tiene
que verse la administración pública sujeta a las deci-
siones que en materia económíca el sector privado de la
economía bien pudiera tener, siendo el lazo vinculante
entre el Estado y la sociedad civil el aspecto financiero
de la misma, donde el proceso de dependencia mutua
pareciese revertirse esta vez a favor de los particulares.
El proceso de dependencia al que bien podría darse
cuerpo, citado tantas veces en la profesión, es el que
usualmente se le denomina Estado de dependencia fis-
cal.

IV

Ya más arriba se dejó expresamente sentada una


afirmación según la cual la crisis asistencial del Estado
contemporáneo bien puede entenderse como una crisis
inexorable de su situación fiscal.
Esta situación está virtualmente determinada por
una relación deficitaria de su estructura presupuestal,
esto es, una condición bajo la cual el presupuesto de
gastos de la administración pública no solamente es
mayor en los términos absolutos de su monto, sino que
además crece con mucha más prisa que lo tocante al
presupuesto de ingresos de la misma.
Aceptado esto sin mayores ambages, surge en tor-
no a esta cuestión fundamental una nueva interrogante
que bien vale la pena formular en este aparte. La interro-
gante es entonces la siguiente: ¿cuál ha sido el expe-
diente al que el Estado ha recurrido, o si se prefiere la
administración pública que éste hace posible, con mi-
ras a la resolución de su virtual crisis financiera? Una
respuesta posible la encontramos en un trabajo recien-
te, interesante por demás, en el que la privatización de
los servicios públicos, junto con el aumento de la carga
impositiva, se convierte en algo así como la panacea
que las circunstancias políticas presentes hacen posi-

223
ble. 8 Sea menester de nuestra parte ahondar un poco
mas en este asunto.
La razón de ser de los impuestos en la democracia
capitalista, vale igualmente decir, su naturaleza, estriba
básica y fundamentalmente en que éstos le permiten al
Estado financiar toda una gama de servicios sociales a
los que, de otro modo, un grueso número de la pobla-
ción no tendría definitivamente acceso. Donde educa-
ción, sanidad, seguridad y asistencia social, vivienda y
ordenación urbana y rural, además de servicios recrea-
tivos y culturales, constituyen la gama de servicios so-
ciales que el Estado procura financiar vía ingresos fisca-
les, convirtiéndose de esta manera los impuestos en un
mecanismo redistribuidor del ingreso, toda vez que ha-
ce virtualmente posible el que los estratos socioeco-
nómicos más pudientes transfieren parte de su exce-
dente productivo a los estratos menos privilegiados de
la sociedad. ¿No acaso es este sentido de equidad el
que precisamente hace de tal suerte tolerable al Estado
por parte de la sociedad civil?
Sin embargo, más allá de este principio de igual-
dad que hace justificable la acción estatal, la realidad
misma de las cosas le impone dramáticamente un lí-
mite al mismo, toda vez que el monto de los ingresos
recaudados con este propósito en mente está estrecha-
mente relacionado con el vaivén que la actividad eco-
nómica de los negocios tiene de suyo. Este punto en
particular no puede ser más importante. En los tiempos
de bonanza, esto es, cuando la situación económica de
la actividad mercantil es favorable, la oposición política
de la clase privilegiada de la sociedad acerca del pago
de unos mayores impuestos es prácticamente nula. No
obstante, no acontece así cuando la situación econó-
mica de los negocios es virtualmente desfavorable. La
oposición política de los sectores más pudientes de la
sociedad no se hace esperar a los efectos de una rna-

8. Cf, Pierre Salama: La Dolarizacíón. Ensayo sobre la Moneda, la


Industrialización y el Endeudamiento de los Países Subdesa-
rrollados. Siglo XXI, México, 1990, especialmente el Cap. 4.

224
yor contribución tributaria. ¿No acaso conceptos como
"desutilidad de los impuestos", o lo que es igual, pero
visto desde otro ángulo, "ineficiencia del gasto público",
son apelativos que de ordinario se suelen esgrimir en
aras de una menor injerencia del Estado en la vida
pública cuando las cosas andan mal?
En materia estrictamente económica, la utilidad so-
cial derivable de una mayor incidencia impositiva está
igualmente sujeta a los avances y retrocesos que se
hacen patentes en la actividad económica de la socie-
dad mercantil. Por cuanto si bien es cierto que una
mayor progresividad fiscal en períodos de boom no acarrea
mayores desincentivas, en razón de que el sistema pro-
ductivo de la sociedad generaría los recursos necesa-
rios como para dar cuenta de la misma, en períodos de
crisis, muy por el contrario, una mayor progresividad
fiscal se traduce inexorablemente en una merma con-
siderable de la escasísima capacidad real de pago que
tales circunstancias económicas hacen posible. De allí
que la recuperación económica de la crisis, en el enten-
dido de que ésta marcha a la par con una creciente
capacidad real de compra por parte de los particulares,
se riñe básicamente con una política económica que
mira en los impuestos la solución efectiva del proble-
ma por atender. ¿No acaso son estas las razones es-
pecíficas que nutren la oposición económica de la so-
ciedad mercantil cuando se le pretende pechar con ma-
yores impuestos en tiempos de crisis?
La sol ución histórica de la crisis que la democracia
capitalista ha logrado concebir, apunta hacia una polí-
tica deficitaria del gasto gubernamental, el cual se ha
procurado financiar con la emisión de unas mayores
obligaciones financieras por cuenta del Estado a favor
de la sociedad civil. Pero en las circunstancias econó-
micas presentes, donde la deuda gubernamental es ética-
mente injustificable en vista de su históricamente ina-
decuada administración, revive nuevamente en los fue-
ros del Estado la reasignación de los recursos públicos,
vale decir para el propósito que aquí se persigue, la
reordenación social de su rol. Es aquí donde precisa-

225
mente la privatización se le convierte a la administra-
ción pública en el rol político fundamental como res-
puesta a la crisis. Empero a todas éstas, ¿qué es la
privatización?.
La privatización, so pena de muchas otras consi-
deraciones que miran en esta actuación del Estado el
retorno a viejas ideas liberales, no es otra cosa más que
el desembarazo gubernamental de una serie de institu-
ciones que en el presente (dadas las razones más arri-
ba señaladas) le está negado atender con cierta sol-
vencia financiera. En este mismo orden de ideas, ¿no
acaso la resignación presupuestaria con miras a un ma-
yor financiamiento de las actividades de seguridad y
defensa, así como de los gastos burocráticos que tie-
nen que ver con el mantenimiento tanto interno como
externo de las funciones de Estado, se convierte de-
finitivamente en la justificación política por cuenta mis-
ma de la acción estatal?
Sin embargo, la privatización en este contexto cuenta
también con sus propias limitaciones. Estas son de carác-
ter eminentemente sociopolíticas. Y, en efecto, la priva-
tización de los servicios públicos, sean cuales fueren las
razones para ello, se traduce dramáticamente en una
merma considerable del excedente de consumo de la
gran mayoría poblacional. Y toda vez que esta gran
mayoría es la base de sustentación que legitima el sis-
tema político de las democracias capitalistas, en el en-
tendido de que la convivencia democrática es la mejor
opción de organizarse políticamente la sociedad por-
que ésta le procura el mayor disfrute de su esfuerzo
productivo que se traduce en unos mayores niveles de
vida, un efecto perverso en sus niveles no materiales de
existencia colectiva redundaría cuan boomerang en el sis-
tema político mismo al procurarse, por esta vía, una
menor estabilidad del sistema que todo descontento so-
cial trae implícitamente consigo al vérsele afectada su
situación económico-social. Luego, la crisis asistencial
del Estado, valga desde nuestro ángulo de las cosas
remacharIo finalmente, la crisis fiscal del Estado be-
nefactor, tiene paradójicamente en los impuestos y en la

226
orlvatízaclón el techo -más político que económico-
de la reversión efectiva de la crisis estatal presente.

v
La conformación del sistema político, en cuanto
representante de la clase dominante, se manifiesta en
virtud del desarrollo de las fuerzas políticas que históri-
camente se hace posible y de la relación -igualmente
histórica- que bien logre guardar con la organización
económica de la sociedad.
En Venezuela, el decurso histórico que explica bien
esta relación social no podría entenderse sin la caracte-
rística de autonomía que para el año de 1944, el Estado
venezolano logra hacer suyo. Esto merece una explica-
ción adicional.
Hasta 1944 el financiamiento de la actividad guber-
namental corría por cuenta de los impues-tos pagados
por la clase agrícola y comercial-financiera. A partir de
esa año y con arreglo a la Ley de Hidrocarburos del año
inmediatamente anterior (1943), que le reserva al Es-
tado la soberanía impositiva concebida en materia pe-
trolera, el financiamiento de la actividad gubernamen-
tal logra hacerse a través del ingreso petrolero, lo cual
le da cierta autonomía a la gestión pública, por cuanto
el Estado ejerce la propiedad jurídica de los yacimien-
tos petrolíferos.
Sociopolíticamente visto, hasta 1944, la actuación
político-administrativa del Estado venezolano estaba en
función de, o relacionada con, los vaivenes o sujeción a
la clase social agrícola y comercial-financiera; pero lue-
go, a raíz de una mayor participación fiscal del petró-
leo en las finanzas públicas, la relación se invierte, y
pasa entonces el Estado a conformarse como una suer-
te de clase social bajo el auspicio de la actividad econó-
mica petrolera. Clemy Machado de Acedo no pudo ha-
berlo expuesto de mejor forma: "[El Estado venezolano]
gracias al nuevo tipo de actividad económica basada en
la producción y explotación del petróleo, y al conjunto
de decisiones políticas y coyunturales históricas favora-

227
bles, incrementa sus ingresos fiscales en una medida
que le permite pasar a convertirse en factor de acumulación,
lo que representa un punto de ruptura con respecto a la
época anterior"."
En efecto, como bien puede verse en el Cuadro 1,
la dinámica así descrita del proceso fiscal venezolano
no puede ser mas elocuente. Permítasenos insistir nue-
vamente en esto.
Es precisamente a partir del año 1944 y no antes,
como a un grueso número de los estudiosos de nuestra
realidad económico-social les resulta conveniente aún
creer, cuando la actividad fiscal derivada de la activi-
dad económica petrolera se hace virtualmente prepon-
derante. Preponderancia esta que a la postre signifi-
caría todo un hito histórico en la fundamentación eco-
nómica de nuestra democracia.

9. C!emy Machado de Acedo: "El Estado y su Papel en la Conforma-


ción de la Sociedad Capitalista Venezolana". Estado y Grupos Econó-
micos en Venezuela. Ateneo, Caracas, 1981, pp. 19-93.

228
CUADRO 1
INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS
(millones de bolívares)

Años Ingreso Fiscal Otros Total


Petrolero

1917 0.16 71.84 72


1918 0.69 52.31 53
1919 1.31 55.69 57
1920 1.46 99.54 101
1921 2.21 79.79 82
1922 7.50 63.50 71
1923 3.78 84.22 88
1924 5.91 96.09 102
1925 20.87 99.13 120
1926 17.88 154.12 172
1927 21.43 160.57 182
1928 46.19 140.81 187
1929 50.54 179.46 230
1930 47.33 208.67 256
1931 46.98 163.02 210
1932 45.15 139.85 185
1933 44.78 127.22 172
1934 52.05 119.95 172
1935 59.30 143.70 203
1936 63.61 125.39 189
1937 81.78 192.22 274
1938 118.61 212.39 331
1939 109.47 231.53 341
1940 97.71 256.29 354
1941 121.45 224.55 346
1942 87.75 237.25 325
1943 139.30 166.70 306
1944 269.39 176.61 446
1945 353.50 260.50 614
1946 489.01 223.99 713
1947 689.48 410.52 1100
1948 1158.10 403.90 1562
1949 1269.35 666.65 1936
1950 901.06 994.94 1896
1951 1317.10 949.90 2267
1952 1475.82 932.18 2408
1953 1589.07 944.93 2534
1954 1497.90 1134.10 2632
1955 1714.29 1277.71 2992

sigue ...

229
CUADRO 1 (cont.)

Años Ingreso Fiscal Otros Total


Petrolero

1956 3108.31 1271.69 4380


1957 3821.85 1583.15 5405
1958 2713.01 1992.99 4706
1959 3225.02 2517.98 5743
1960 3001.63 3115.37 6147
1961 3236.10 3837.90 7074
1962 3224.02 3264.98 6489
1963 3597.95 3006.05 6604
1964 4765.62 2367.38 7133
1965 4830.13 2433.87 7264
1966 4912.00 2839.00 7751
1967 5699.00 2840.00 8539
1968 5824.00 2951.00 8775
1969 5483.00 3178.00 8661
1970 5751.00 3747.00 9498
1971 7688.00 3949.00 11637
1972 7940.00 4252.00 12192
1973 11221.00 4833.00 16054
1974 36508.00 6050.00 42558
1975 31795.00 10103.00 41898
1976 24638.00 13492.00 38130
1977 25370.50 15135.50 40506
1978 25810.00 14313.00 40123
1979 33308.00 15031.00 48339
1980 45331.00 17366.00 62697
1981 70885.00 21878.00 92672
1982 49223.00 29024.00 78247
1983 40546.00 31266.00 71812
1984 60561.00 38659.00 99220
1985 62103.00 45757.00 107860
1986 42873.00 58085.00 100958
1987 66096.00 84526.00 150622
1988 91433.00 68857.00 160290
1989 225471.00 68389.00 293860
1990 425838.00 87797.00 513635
1991 556315.00 138889.00 695204
1992 680044.00 105630.00 785674
1993 831290.00 56628.00 887918

FCENTES: T.E. Carrillo Batalla: La Evaluación de la Inversión del Ingreso


Fiscal Petrolero en Venezuela. UCV, Caracas, 1968, Cuadro N" 7
del Apéndice. MEM: Petróleo y otros Datos Estadísticos (varios años).
Estimaciones Propias.

230
VI

El gasto público es el instrumento económico por


medio del cual el Estado venezolano hace manifiesta-
mente suyo su injerencia en la actividad económica de
los negocios, concurriendo a su usufructo toda una ga-
ma de estratos sociales que, no sin sus desigualdades
distributivas, incluye hasta los sectores más débiles de
la población. Las cuantiosas erogaciones que por concep-
to de subsidios el Estado venezolano bien ha venido
haciendo, incluyendo desde luego hasta la mengua de
estos últimos años, en la práctica real de las cosas no
puede menos que significarnos una alta cuota de realis-
mo a lo ya antes dicho (véase en su efecto la figura 1).
Otra manera igualmente ilustrativa a este respecto,
bien podemos encontrarla en la figura 2. En esta figura
en particular tenemos representados los aportes paga-
dos del gobierno central por concepto de sus funcio-
nes típicamente sociales, cuales son: educación, sani-
dad, seguridad social y servicios de asistencia social,
vivienda y otros servicios sociales para la comunidad.
Pues bien, estos montos significativos de recursos, cuya
asignación así descrita corre por cuenta del Estado, to-
ma el siguiente derrotero histórico: O 1958-1974: perío-
do en el que si bien es cierto que el monto absoluto de
estas erogaciones distributivas es manifiestamente me-
nor, su variación interanual promedio, por el contrario,
nos describe un ritmo de crecimiento sustancialmente
mayor, toda vez que éstas crecieron -en términos reales-
a una tasa del 8,4%. ii) 1974-1988: período en que, por
el contrario, los aportes sociales, siendo mucho mayor
en términos absolutos, su variación interanual prome-
dio es significativamente menor, toda vez que ésta cre-
ció -en términos igualmente reales- a una tasa del 0.46%.
iii) 1988-1993: período en que la tendencia histórica de
estos aportes acentúa el cambio de dirección, tanto en
lo que atañe al monto de sus erogaciones absolutas,
como al de su variación interanual promedio. Estas cre-
cieron análogamente en un 18.0%.

231
FIGURA 1
GASTOS EN SUBSIDIOS
VENEZUELA 1958 - 1993
8<XlO -r-----------------------------....,
7000

6000

5000
N
VJ
N 4000

3000

2000

1000

O~~~~"Y"'"""T_r_.,....,._r_,....;.....,....r_r'"T"'""r_r~r_T'"...,..__,__r_...,..__,r_T"..,......._r_...,..__,~
1~~ro~~ro~ffiffi~ffiooMn~~~~~~~~oo~~ro~~oo~oooooo~~m

FUENTE: Cuadro 1 del anexo estadfstico


RGURA 2
APORTES SOCIALES
VENEZUELA 1958 - 1993
35000

30000

25000

N 20000
I,).l
I,).l

15000

10000

5000

o-t--'--r"""1I"""T-r-r--'--T""'1r-T-r-r--'--T""'I:-T-r-r-"""'T""'II"""T-r-r-..,-r-r"""1I"""T-r-r-..,....-r-1r-1
1~$ro~~~~ffiffi~mm~nn~~~~n~~~~~~~~~~~OOOO~~OO

FUENTE: Cuadro 1 del anexo estadlstico


Pero visto además a lo largo de los distintos períodos
gubernamentales que hasta el presente orden demo-
crático hemos tenido, la tendencia histórica unívoca,
desigual por demás en lo que le atañe al ritmo de
crecimiento de estos aportes sociales del Estado, se nos
hace virtualmente patente en el cuadro 2.

CUADRO 2
TASA DE CRECIMIENTO INTERANUAL PROMEDIO DE LOS
APORTES SOCIALES DE LA ADMINISTRACION GENERAL

Período Tasa de
Crecimiento

1958-1963 3.9
1964-1968 4.2
1969-1973 8.8
1974-1978 7.4
1979-1983 3.9
1984-1988 -4.8
1989-1993 -12.9

FUENTE: Cálculos propios apoyados en los datos contenidos en el


cuadro 1 del anexo estadístico.

Quepa pues en conjunción con las figuras 1 y 2,


además del cuadro que le es atinente a esta última, el
señalamiento que sigue: el monto de estas erogaciones
distributivas así como su ritmo de crecimiento es produc-
to de la más pura decisión política. Vale decir, del
sentido de equidad que en los diversos períodos constitu-
cionales de nuestra historia democrática ha logrado de
tal suerte prevalecer. Donde el sentido de equidad no
puede menos que entenderse como la virtud política
que fundamenta el sentido de justicia social que anima
el ejercicio práctico de lo político.

234
VD

La crisis económica de Venezuela, de la que ya en


otra parte hemos hecho alusión, es definitivamente una
crisis de inversión 10. Y ello no puede sino ocurrir así,
en virtud de que acontece en el seno de la actividad
real de la economía. Esto es: en el seno de las relacio-
nes mercantiles cuyo esfuerzo socialmente productivo
se destina a la elaboración de bienes y servicios para el
mercado. O dicho de otra manera, al mirársele desde su
contraparte natural, en el seno de la actividad econó-
mica que se destina a la producción de los recursos que
va a ser objeto de su asignación productiva entre el
consumo y el ahorro, siendo el consumo, y más espe-
cíficamente la parte correspondiente a la adquisición de
servicios, la variable fundamentalmente determinante de
los estándares de vida de la población.
La evolución del consumo de servicios en Vene-
zuela, enmarcado dentro del período democrático, to-
ma un rumbo que, como bien puede verse en la parte
superior de la figura 3, tiende a ser virtualmente favorable.
De 19.371 millones de bolívares que en el año de 1958
los consumidores venezolanos lograron adquirir en ca-
lidad de servicios, en el año de 1993 esta adquisición
realmente efectiva de servicios se cifra en 128.151 millo-
nes de bolívares. Vale decir, el ritmo de crecimiento
interanual promedio de dicho consumo se hizo efec-
tivo a una tasa del 5.3%. Pero este nivel de riqueza no
material, que hasta el presente los venezolanos hemos
sin lugar a dudas disfrutado, no solamente contiene los
niveles de "ocio" como en la teoría económica del bie-
nestar se entiende -la compensación social del esfuer-

10. cr. Moisés Mata A: El Desenvolvimiento del Hecho Económico


Venezolano y las Posibilidades de su Evolución Futura. Cuader-
nos CECES (2), Mérida, 1988, pp. 45-62; Y más recientemente,
La Eficacia Económica del Sistema Productivo Venezolano. Cuader-
nos lJfS, N" 2, Mérida, 1993.

235
zo productivo de la comunidad 11_, sino que además con-
tiene los aportes sociales que la voluntad política del
Estado hace manifiestamente suyo. ¿Cuál hubiese sido la
adquisición real de servicios por parte de las unidades
familiares de no haberse esto hecho posible?
En la parte inferior de la figura 3 tenemos igual-
mente representada la adquisición real de servicios por
parte de los consumidores venezolanos, pero esta vez
deduciéndole los aportes sociales el Estado. La interpre-
tación económico-social y hasta política de los resulta-
dos no puede ser más contundente: si bien es cierto
que el consumo real de servicios en Venezuela hubiese
seguido acusando una tendencia por demás favorable,
no menos cierto es que ésta se hubiese dado a unos
niveles de bienestar colectivo significativamente menor.
Los aportes sociales suministrados por el Estado vene-
zolano en su configuración democrática, convencido es-
tamos de ello, y sin dejar de prever la urgida necesidad
que la presente administración pública tiene de revertir
la tendencia desfavorable de estos dos últimos lustros,
porque en ello está precisamente en juego la virtud
política de quienes gobiernan la república con apego al
espíritu de las leyes, han logrado de tal suerte ensan-
char las fronteras de posibilidades realmente efectivas
de consumo por parte de los venezolanos.

11. Cf. J. de V. Graaff: Teoria de la Economía del Bienestar. Amorrortu,


I3uenos Aires, 1967.

236
FIGURA 3
CONSUMO DE SERVICIOS
VENEZUELA 1958· 1993

25000

0‫סס‬oo

75000

50000

25000 b:::;:::;~;;""""''''''''''''-

O+~r-T--r"""'~"""'--"T"""T'"-r-~r--I"""T"-r-~.....,~-r--r-~r-r"""T"-r--r-"T"""r-r.....,.-r-r-l
1~$OO~~m~ffi~~mm~nn~~~~n~~oom~ro~ffiffi~mooOO~~m

- Servicios Servicios menos Aportes Sociales

FUENTE: Cuadro 2 del anexo EstadIstica


VllI

No obstante lo anteriormente señalado, y bien vale


como añadidura final, no deja de tener razón Brewer
Carías cuando asienta que "en los últimos años, el creci-
miento del producto territorial bruto en el país [...1 descen-
dió, y fue más bien negativo; la deuda externa [...1 ha
llegado a niveles sin precedentes y de los más altos de
América Latina; la tasa de desempleo ha aumentado
considerablemente; por primera vez en muchas déca-
das el país comienza a sentir los efectos de la infla-
ción; y no se aprecia en un futuro próximo, aumento
posible en el precio del petróleo en forma tal que sin
esfuerzo l. . .l podamos resolver aspectos de la crisis"12.
Así las cosas, imposibilitado el sector público de
atender con holgura los programas y actividades socio-
económicas que le son atinentes, cobra para ello mayor
fuerza el precepto epistemológico de Lionel Robbins
según el cual ".. .la significación de la economía, sino su
propia existencia (léase aquí de la economía pública)
depende de una valoración final; de la afirmación de
que es conveniente la racionalidad y la capacidad para
elegir con conocimiento" .13 Así también de nuestra parte
lo creemos.
El éxito que los programas-socio-económicos del
sector público bien puedan reclamarse para sí a partir
de ahora, dependerá definitivamente de la posibilidad
efectiva de que dichos programas sean configurados sa-
biamente. Y esto es una cuestión que, por su propia
naturaleza técnica, trasciende la mera voluntad política
de hacer las cosas bien. Puede entenderse entonces el
grado de responsabilidad moral que tanto al ejercicio
práctico de la política como al de la economía, bien le
asiste. La tarea no puede ser en verdad más deterrni-

12. A.R. Brewer Carías: El Estado Incomprendido. Vadell Hermanos,


Caracas, 1985, p. 28.

13. 1. Robbins: Ensayo sobre la Naturaleza y Significación de la


Ciencia Económica. FCE, México, 1980, cap. VI.

238
nante para la conciencia pública: la prosecución man-
comunada (políticos y técnicos) de la eficiencia pública
en aras del bienestar colectivo. Esta es finalmente la
valoración definitiva que la realidad misma de las cosas
le impone hacer al sector público.

239
ANEXO ESTADISnCO
CUADRO 1
SUBSIDIOS Y APORTES SOCIALES DEL GOBIERNO CENTRAL
(millones de bolívares a precios de 1984)

Aportes Sociales
Años Subsidio del
Gobierno Central

1958 151 5277


1959 184 5680
1960 197 6197
1961 188 6932
1962 185 6297
1963 179 6645
1964 474 7754
1965 588 8904
1966 412 9498
1967 361 10996
1968 414 9532
1969 456 10091
1970 378 11272
1971 293 11865
1972 361 12936
1973 628 15431
1974 2858 20849
1975 2640 21167
1976 2447 25658
1977 3600 31947
1978 4356 29868
1979 4332 28077
1980 5132 31927
1981 4702 31089
1982 3735 32042
1983 2585 34067
1984 3055 28590
1985 3207 29184
1986 3137 29364
1987 6836 25739
1988 7690 22321
1989 7605 13584
1990 7054 10842
1991 6489 9070
1992 6096 7747
1993 5865 6778

FUENTES: Estimaciones propias apoyadas en La Economía Venezo-


lana en los Ultimos 35 Años, BCV. Series Estadísticas de
Venezuela de los U1timos 50 años, BCV, Tomos I y V.
CERF: Clasificaciones del Gasto Público, Caracas, 1987, e
Informes Económicos del BCV (varios años).

243
CUADRO 2
GASTO DE CONSUMO FINAL DE LOS HOGARES EN SERVICIOS
(millones de bolívares a precios de 1984)
Servicios menos
Años Subsidios Aportes Sociales del
Gobierno Central

1958 19371 14094


1959 21080 15400
1960 21107 14910
1961 21870 14938
1962 23606 17309
1963 24652 18007
1964 26780 19026
1965 28795 19891
1966 29889 20391
1967 32187 21191
1968 34337 24805
1969 35377 25286
1970 42487 31215
1971 41975 30110
1972 45258 32322
1973 47904 32473
1974 57415 36566
1975 62664 41497
1976 67460 41802
1977 77842 45895
1978 82584 52717
1979 86237 58160
1980 99113 67186
1981 103659 72570
1982 99761 67719
1983 99489 65422
1984 98106 69516
1985 102674 73490
1986 108222 78858
1987 111908 86169
1988 116890 94569
1989 113682 100098
1990 118281 107439
1991 121484 112414
1992 124773 117026
1993 128151 121373
FUENTES: Estimaciones propias apoyadas en La Economía Venezolana
en los Ultimes 35 Años, BCV. Series Estadísticas de Venezuela
de los Ultimas 50 años, BCV, Tomos 1 y V.
CERF: Clasificaciones del Gasto Público, Caracas, 1987, e
In/armes Económicos del BCV (varios años).

244
HECHOS E IDEAS
CONVERSACION A DOS VOCES

ENTREVISTA CON EL DOCTOR ANTONIO CASAS GONZALEZ


PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL DE VENEZUELA

Con el título de este encabezamiento inicia la Revista


Nueva Economía, a partir de este número, una sección de-
dicada a entrevistas de personas con opiniones y desempe-
ños relevantes en las actividades de los sectores público y
privado de la economía venezolana. Así quiere contribuir este
órgano de la Academia Nacional de Ciencias Económicas a la
difusión y discusión del pensamiento económico del país.
En este espacio se inserta a continuación la entre-
vista que hiciera al doctor Antonio Casas González, Presi-
dente del Banco Central de Venezuela, el doctor Héctor Ma-
lavé Mata, director de esta Revista, el 6 de agosto de 1996,
sobre materia que atañe a la estricta competencia del insti-
tuto emisor de la Nación.

HMM: VaYaJIlos de lo general a lo particular. Intentemos ob-


servar el ámbíto general de la economia venezolana, tal
como hoy se presenta en medio de esta crisis que per-
siste y resiste la acción de terapias convencionales. El
enfoque económico neoclásfco, en ciertos aspectos, pa-
rece haber caído en algunas trampas de sus propios
postulados de ajuste. En nuestro caso, según experiencias
recientes, los agentes económicos parecen atrapados en
un escenario imperfecto determinado en gran parte por
factores perversos de la competencia, allí donde se ad-
vierte que el solo manejo de la masa monetaria no po-
see neutralidad ni propiedad curativa. En este sentido
entendemos, sin embargo, que una escalada general de
los precios podría no cuestionar esencialmente el esta-
tuto monetario. Pero, a juzgar por no pocas evidencias,
la tenacidad del proceso inflacionista parece revelar la
impotencia de la politica ortodoxa para dominarlo. Si
se confiere a esta apreciación un carácter conjetural,
pienso que una buena manera de cotejarla es conocien-
do su opinión al respecto. ¿Cree usted que puede ser

247
vencida o refrenada la inflación con la' política mone-
taria que se aplica actualmente en Venezuela? ¿Acaso el
detrimento causado a la aueonornía del Banco Central
no repercute en los arbitrios de estabilización que ma-
neja este Organismo?

ACG: Debería antes precisarse en qué consiste la política


monetaria que viene aplicando el Banco Central, cuá-
les son sus objetivos, qué instrumentos utiliza y qué
fuerzas influyen sobre ella. Al respecto no puede olvi-
darse que el Gobierno Nacional y PDVSA producen
efectos monetarios muy peculiares y propios de la
economía venezolana, debido a que los ingresos de
divisas del país, en su mayor parte, provienen de las
exportaciones de petróleo que realiza PDVSA. Estas
divisas son vendidas al Banco Central en forma obli-
gatoria, de acuerdo al Convenio Cambiario vigente. La
venta de esas divisas al BCV produce a PDVSA ingre-
sos en bolívares con los cuales paga al Fisco los
impuestos, dividendos y otras contribuciones que le
debe, y remunera a distintos sectores de la economía
privada como proveedores de bienes y servicios a la
industria petrolera (sueldos y salarios, suministros, ser-
vicios, etc.). A su vez, cuando el Gobierno Nacional
gasta los recursos recibidos de PDVSA en múltiples
formas, para cumplir los fines del Estado, inyecta a la
economía el dinero que había creado el BCV al com-
prar las divisas petroleras. Estas son actuaciones del
Fisco y de PDVSA que tienen un efecto monetario
importante y directo en la economía, sobre el cual el
BCV no ejerce influencia alguna ni está en capacidad
de limitarlo -excepto a través de su papel como conse-
jero del Gobierno Nacional. Por tanto, aquellas son
situaciones ante las cuales el BCV se ve obligado a
actuar como factor compensador de un proceso que
no ha iniciado.
El efecto más importante de esta dinámica en la
creación de dinero en Venezuela es que la inflación
no puede ser vencida con la aplicación de sólo la

248
política monetaria del BCV, porque ésta es apenas
parte de un todo -y no siempre la más importante-o
Los otros componentes, gasto público y de PDVSA,
están fuera de su alcance, en el sentido de que no
puede ejercer control alguno sobre ellos.
La efectividad de los instrumentos de política del
Instituto Emisor en el proceso descrito de creación de
dinero, ha estado siempre limitada por la estrecha
relación estructural e histórica entre las exportacio-
nes principales del país y los ingresos y gastos del
Estado. En ese sentido, la poca autonomía del BCV
para manejar ese proceso es de vieja data, y refleja
más bien una limitación estructural de origen his-
tórico antes que una restricción intencional de sus
atribuciones, propiciada por un Gobierno y un Con-
greso en particular.
Sin embargo, los intentos conscientes de limitar
su autonomía sí se han producido en otras áreas, tales
como en la administración del régimen cambiario y
en las resistencias, en ciertos momentos, a las propues-
tas del Banco de dejar la fijación de las tasas de
interés a la libre determinación por el mercado. Por
otra parte, en aspectos tales como las emisiones de
TEM, la política de encajes, fueran éstos remunera-
dos o no, y la actividad crediticia frente al sistema
bancario, ha habido total independencia en la actua-
ción del Instituto Emisor, aunque, como es natural en
un sistema democrático, existen opiniones que discre-
pan de las del BCV, pero ellas no provienen sola-
mente del Gobierno ni afectan en absoluto la autono-
mía del Instituto.

I1MM: El proyecto de presupuesto nacional del año 1997 ha


sido concebido, según informara el Ministro de Hacien-
da, sobre la base de un tipo de cambio promedio de 550
bolivares por dólar. El Banco Central ha previsto, confor-
me al régimen de bandas de flotación que ha fijado
últimamente, un tipo de cambio de 521,70 bolivares por
dólar para el cierre del presente ejercicio fiscal, con

249
posibilidad de situarse, segün algunos analistas, entre
700 y 800 bolívares por dólar en diciembre de 1997, si
no se modifica la paridad del bolívar con la divisa cla-
ve. En esto último, decimos, influye el comportamien-
to erogativo del sector público consolidado, el proceso
inflacionista y la administración de la liquidez externa
del país, ¿Cómo considera usted la actuación del Ejecu-
tivo en la tarea de reducir el d~flcit fiscal1 Asimismo,
por cuanto es materia que concierne al Instituto que
usted preside, importa preguntar ¿cómo se vislumbra la
evolución de las reservas internacionales del pais en
este año?

ACG: Si el Gobierno Nacional cumple con los compromi-


sos asumidos con el FMI en la Agenda Venezuela,
deberá reducir el déficit subyacente del gobierno cen-
tral 1 de 4,0% del PIB en 1995 a 2,0% del PIB en 1996,
hasta alcanzar el equilibrio en 1997. Esperamos que
estos compromisos se cumplan porque, de no lograr-
lo a través del presupuesto de ingresos y de gastos,
probablemente ocurrirá una de dos cosas, o una cier-
ta combinación de ambas: a) un déficit fiscal supe-
rior al previsto, el cual genera mayor liquidez en la
economía por lo que la meta inflacionaria de 1,5%
mensual a fin de año lamentablemente sería sobrepa-
sada; o b) el BCV, para neutralizar ese efecto, deberá
retirar de la circulación el dinero inyectado por la
gestión fiscal en exceso de lo previsto en el Progra-
ma Monetario de la Agenda Venezuela. Para lograr
ese efecto compensador, el BCV tendría que utilizar
los instrumentos que la Ley pone en sus manos: í)
mayores emisiones de TEM que aumentarían todavía
más el saldo en circulación, lo que significa que las
pérdidas del BCV por crecientes costos financieros
serán mas elevadas de lo previsto. Este déficit, que
deberá ser incluido en el Presupuesto de Gastos o

1. El déficit subyacente es la base de referencia del programa


económico. Este concepto incluye el resultado de la gestión
financiera del gobierno central más el resultado operativo del
ncv.

250
financiado por el Gobierno mediante endeudamiento
adicional, significa, en esencia, que el déficit fiscal
consolidado -aquel que incorpora el del BCV- será
mayor y acentuará las presiones inflacionarias. ii) Otro
modo de neutralizar en un primer momento los efec-
tos sobre los precios que derivan de un mayor déficit
fiscal sería el de incrementar los encajes legales de la
banca. Aparte de otras consideraciones que hacen in-
conveniente la utilización frecuente de este instru-
mento, el mayor costo financiero para la banca de-
bido al mayor encaje, pronto se trasladaría a las em-
presas vía aumento de las tasas de interés, y ense-
guida a los precios de productos finales. Como se ve,
no queda mejor alternativa para limitar la inflación
que reducir el déficit fiscal lo más posible y de ma-
nera inmediata y directa.
En lo que toca a las Reservas Internacionales
Brutas, han ocurrido hechos favorables, aunque algu-
nos de ellos fortuitos, que permiten prever que las
reservas aumentarán aún más en lo que resta del año,
hasta alcanzar a fin de año una cifra que podría lle-
gar a $ 12.300 millones, lo que significaría un au-
mento de $ 2.600 millones, aproximadamente, duran-
te 1996, generado en su mayor parte después del 22
de abril, cuando se restableció la libertad cambiaria
en Venezuela. A su vez, se prevé que las Reservas
Internacionales Netas registrarán también una fuerte
recuperación, muy por encima de la meta establecida
en la Agenda Venezuela de $ 1.500 millones en 1996.
Los dos hechos favorables que se produjeron más allá
de cualquier previsión optimista, fueron: a) el mayor
valor de las exportaciones petroleras debido al com-
portamiento más favorable de los mercados interna-
cionales; y b) la rápida respuesta de inversionistas
nacionales y extranjeros a la liberación del sistema
cambiario y de las tasas de interés. En efecto, fue
sorprendente la rapidez con que a partir de abril retor-

251
naron al país fondos de venezolanos y de extran-
jeros, atraídos por las ventajosas tasas de interés que
ofrecía el mercado nacional y por la certeza intuitiva
-sin que se hubieran dado garantías formales para
ello- de que la tasa de cambio se mantendría dentro
de niveles razonables. Ha sido tal la afluencia al país
de fondos en dólares, no sólo de carácter especu-
lativo de muy corto plazo, sino de plazos mayores,
que en los primeros meses después de la liberación el
BCV ha tenido que desembolsar relativamente pocos
dólares para atender los requerimientos normales del
mercado, lo que ha conducido a una acumulación de
Reservas Internacionales en estos cuatro meses de liber-
tad cambiaria mucho mayor que la prevista.

HMM: El reto de abatir la inflación en Venezuela ha suscitado


dudas y cuestiones a la luz de algunos indicadores anun-
ciados sobre la tendencia de los precios durante este
año y el siguiente. La mayor duda surge con respecto a
la declaración optimista de reducir el dHIcit fiscal de
este ejercicio a 1,5% del PIB, en circunstancias en que
el considerable financiam1ento crediticio del gasto pú-
blico significa la generación de un déficit fiscal de no-
table incidencia inflacionaria. El desempeño deficita-
rio del sector público y su habitual financiación inorgá-
nica restan, como creemos, operatividad y eficiencia a
la estrategia desinflacionaria del Banco Central. ¿Puede
hablarse con propiedad, en esta coyuntura severamen-
te deficitaria, de una armonización efectiva entre la po-
lítica fiscal y la política monetaria para combatir la infla-
ción en el país? De no ser así, ¿cómo explicar la razón
de la incongruencia entre ambas políticas?

ACG: En efecto, existen dudas de que el Gobierno Nacio-


nal pueda limitar el déficit fiscal al 2,0% del PIB en
1996, sobre todo si consideramos las enormes pre-
siones a que está sometido para atender incrementos
de gastos en áreas de indudable urgencia social como
son los servicios de salud, educativos y de seguridad.
Pero las presiones se extienden también a otras es-
feras de mucha menor urgencia, en las que grupos
interesados -políticos y económicos- siguen aspiran-

252
do a vivir en aquella ya vieja Venezuela donde el
Estado podía complacer todas nuestras aspiraciones,
válidas y urgentes algunas de ellas, y superfluas la
mayoría. Este es un problema de política que debe
ser restringido, si no resuelto totalmente, por acuer-
dos entre el Gobierno Nacional, el Congreso de la
República y los numerosos grupos de interés que de
un modo u otro ejercen presión sobre el Estado para
que éste les permita satisfacer sus aspiraciones: indus-
triales y agricultores, comerciantes, empresas públi-
cas y privadas, sindicatos, fundaciones, todos buscan
su propio objetivo, sin considerar que complacer sus
aspiraciones puede ir en detrimento del beneficio de
la comunidad nacional. En cualquier caso, el déficit
previsto de 2,0% del PIB es alcanzable si la acción
política del Gobierno frente a los grupos de presión
es exitosa. Además, se requiere que el déficit que
finalmente resulte sea financiado de manera volun-
taria y no a través de créditos forzosos al Fisco, logra-
dos por éste mediante el sencillo pero peligroso expe-
diente de incurrir en atrasos en el pago de sus obliga-
ciones. Si el financiamiento de ese déficit proviene
del exterior, además de ser menor su costo financie-
ro, produciría el beneficio adicional de fortalecer aún
más las reservas internacionales, con lo cual se contri-
buiría a mejorar la confianza en la moneda nacional
y, en consecuencia, a estabilizar el tipo de cambio.

HMM: Las expectativas del mercado cambiarlo no reflejan ac-


tualrncntc una mayor Inccrrldumbrc, como tampoco, al
parecer, abiertas tendencias especulativas contra nues-
tro signo monetario. Pero algunos analistas advierten
que la estabilidad alcanzada en el tipo de cambio no-
minal, desde el mes de abril de este año, es un fenó-
meno temporal, semejante al ocurrido en el pasado Inrne-
diato luego de otras fuertes devaluaciones del bolívar,
justificado además en este caso por la elevada acumu-
lación de inventarios, el adelanto de importaciones y
de pagos flrrancfceos antes del pasado mes de abril, y
otros factores que han determinado un bajo volumen

253
de operaciones en el mercado de divisas. se ha pronos-
ticado que una vez restablecido el flujo normal de la
demanda en el mercado de divisas vuelva a plantearse
un escenario de presiones sobre el tipo de cambio. ¿Có-
mo se observa desde el Banco Central esta coyuntura
del mercado cambiarlo y cómo actuaría este Instituto
frente a las eventuales presiones ya aludidas?

AeG: Precisamente, por las razones que usted ha mencio-


nado, en particular por la normalización esperada de
la demanda de dólares, es que el convenio suscrito
con el FMI mediante la firma del acuerdo de contin-
gencia ("stand by") prevé que ese Organismo ponga a
disposición del Bey 1.400 millones de dólares, con
los cuales reforzar aún más la posición de Reservas
Internacionales del Instituto, de tal modo que una
disponibilidad suficiente de divisas permita atender
los requerimientos normales del mercado para importa-
ciones de bienes, equipos y materias primas. Estas
necesidades aumentarán en la medida en que, como
se espera, se incremente la actividad de inversión y
producción, ya que para 1997 se prevé un aumento
del PIE de aproximadamente el 4%, aunque en 1996
todavía habrá una contracción de alrededor del 1,0%.
Por otra parte, como expliqué antes, una mayor pro-
visión de Reservas Internacionales contribuye también
a generar más confianza en la estabilidad del tipo de
cambio, por lo que las presiones contra el bolívar
provenientes de capitales especulativos se reducen al
mínimo, cuando no se da el caso de que se reviertan
en favor del país, tal como ha venido ocurriendo
desde abril.
Sin embargo, el Bey está preparado para aten-
der eventuales presiones sobre el tipo de cambio,
utilizando para ello, por una parte, las Reservas Interna-
cionales Operativas de que dispone, que para la fecha
alcanzan a casi $7.000 millones y que para diciembre
se habrán ubicado en $8.100 millones aproximada-
mente. Además, el Instituto dispone de inmediato del

251
primer desembolso que hizo el FMI en la tercera se-
mana de julio por US$ 500 millones, a raíz de la firma
del convenio, así como de los próximos aportes que
sucesivamente hará el Fondo, hasta que en marzo de
1997 habrán alcanzado, como indiqué antes, a $1.400
millones. El vigente régimen de bandas también con-
tribuye a la estabilidad del sistema, ya que el BCV
permite que el tipo de cambio aumente (deprecia-
ción del bolívar) o se reduzca (apreciación) dentro de
los límites establecidos por las bandas. Este mecanis-
mo distribuye la fuerza de las presiones que pudie-
ran existir contra nuestra moneda, absorbiendo parte
de tales presiones con las reservas mismas y permi-
tiendo que el resto se refleje en cierta depreciación
de la moneda nacional, dentro del límite máximo esta-
blecido por la banda de fluctuación.

HMM: El Banco Central, en sus desempeños por lograr la esta-


bilización de los precios, ha insistido en una poUtica
monetaria que rcqulere de una coordinacIón efectiva
con la poUtica fiscal. Al menos desde 1993 ha venIdo
señalando la necesIdad de colocar el ajuste fiscal como
condIción básica para el desarrollo de una poUtIca mo-
netaria que logre reducir la tasa de inflación. SuponIen-
do que este enfoque sea el indIcado para combatir eficaz-
mente el proceso inflacionarIo, ¿cómo evalúa el BCV
los postulados y medIdas consagrados en la Agenda Ve-
nezuela a propósito de la poUtica fiscal de corto plazo?
¿Es adecuado el ajuste fiscal pautado para 1996-1997 en
términos de su naturaleza y alcance, a los efectos de
abatir la inflación?

ACG: Como premisa del análisis, nos parece en el BCV que


los ajustes económicos en un país desviado de la
senda correcta desde hace varios años no pueden
producirse abruptamente. Reducir en este contexto el
déficit fiscal más allá del 1,5% del PIB en apenas un
año, cuando se parte de que el déficit inmediato anterior
fue tres veces mayor, significaría un reajuste de tal
magnitud que tendría consecuencias económicas, so-
ciales y políticas difíciles de manejar, sin arriesgar la

255
estabilidad social. En este sentido, ya lo expresó clara-
mente el Presidente de la República en la Asamblea
de Fedecámaras, en Maturín, cuando, refiriéndose a la
Agenda Venezuela y a los sacrificios que exige, seña-
ló que "por sobre todo, es necesario mantener la paz
social". No se trata de que el ajuste fiscal previsto
para limitar el déficit al 1,5% del PIB sea el más
adecuado, ya que el desiderátum sería reducirlo a
cero, pero es lo posible en las circunstancias actuales
de la economía venezolana. Por esa razón es que se
hace necesario soportar una inflación objetivo para el
resto de 1996 de 11% en cifras redondas, la cual es
compatible con el déficit indicado y con la acumu-
lación de Reservas Internacionales prevista. Por su-
puesto que sería ideal reducir la inflación aún más, y
que en el primer semestre de 1997 no fuera de 1%
mensual, como está previsto, sino que se redujera a
los niveles internacionales de un dígito bajo (3% a 5%
anual), pero ello requeriría mayores esfuerzos de reduc-
ción del gasto público mediante una racionalización
más profunda de la administración pública y la priva-
tización acelerada de numerosas empresas del Esta-
do, que no sería muy realista prever como posible de
cumplir en el breve lapso que queda de 1996.

HMM: He mencionado antes la Agenda Venezuela con la in-


tención de precisar algunas cuestiones inherentes al Pro-
grama de Estabilización MacroeconóJIlica que se viene
aplicando desde abril de este año, con el objeto de desace-
lerar la movilidad ascendente de los precios y crear las
condiciones para un crecímleruo equilibrado y soste-
nido de la economía. En el marco del memorando de
entendimiento con el FMI se ha establecido un con-
junto de metas indicativas que deberán ser evaluadas
cada trimestre, como es usual en tales tipos de compro-
misos suscritos con el Fondo. Entre las metas fijadas se
encuentra la de un incremento de re·servas internacio-
nales netas hasta diciembre de 1996 cercano a los 1.500
millones de dólares, magnitud que afectará simultánea-
mente la meta de crédito interno. ¿Estaría el Banco Cen-
tral, con esa restricción, en condiciones de operar con

256
holgura frente a posibles perturbaciones en el merca-
do de divisas?

ACG: El incremento de Reservas Internacionales Netas pre-


visto y acordado en el convenio con el FMI está en
vías de alcanzarse con holgura mucho antes de diciem-
bre del año en curso, fecha prevista para evaluar el
cumplimiento de esta meta tan importante. El obje-
tivo preciso es que las Reservas Internacionales Ne-
tas aumenten en $1.500 millones en el lapso diciem-
bre 95-96. Para el cierre de junio, sin embargo, ya
habían aumentado en $1.485 millones, lo que signi-
fica que en los seis meses transcurridos del año se
logró prácticamente la meta anual. No vemos nin-
guna razón económica o política por la cual no pue-
da en el resto del año sobrepasarse la meta prevista.
Pero es necesario advertir que tampoco debe consi-
derarse un aumento de Reservas Internacionales que
vaya mucho más allá de la meta como algo deseable
y conveniente per se.
En efecto, una acumulación excesiva de Reser-
vas Internacionales significa, tal como traté de ex-
plicar en mi respuesta a su primera pregunta, que el
BCV ha puesto en circulación bolívares por canti-
dades también excesivas que, por ser en su mayoría
recibidas por el Fisco, probablemente muy pronto se-
rán inyectadas a la economía, generando presiones
inflacionarias más allá de las previstas. Para neutra-
lizar esta posible consecuencia, tendría el BCV que
actuar de una manera compensadora, emitiendo ma-
yores cantidades de TEM que absorban el exceso de
dinero puesto en circulación, lo cual llevaría al Ins-
tituto a incrementar sus pérdidas debido al mayor
costo financiero en que incurriría. Además, la acu-
mulación de Reservas Internacionales más allá de lo
programado, induce un aumento de la Base Mone-
taria -billetes, monedas emitidas y depósitos de bancos
en el BCV- que si excede la demanda de dinero, sólo

257
puede ser compensado por una reducción equiva-
lente de los Activos Internos Netos del Banco, lo cual
se logra de manera autónoma si el Instituto emite
TEM por el mismo monto. El efecto de emisiones
masivas de TEM sobre las tasas de interés es el de
introducir una alta volatilidad en éstas, lo cual es
contrario a la búsqueda de un camino estable para la
recuperación.
La solución a estas disyuntivas está nuevamente
en manos del Fisco Nacional, ya que sólo él podría
ahorrar -y por lo tanto evitar que entre al circuito
monetario- un monto equivalente a las Reservas acumu-
ladas en exceso. Ese ahorro bien podría utilizarse en
amortizar anticipadamente deuda externa, con lo cual
se neutralizaría definitivamente el exceso de liquidez
generado por el aumento de las Reservas.

HMM: Tal como ha sido previsto en el acuerdo con el FMI, por


decisión del Banco Central ha comenzado a regir, a par-
tir del día 8 de junio, un sistema de bandas de flota-
ción entre una frontera mínima de 434,75 bolívares por
dólar y una máxima de 505,25 bolívares, para cumplir
los términos ya sei\alados en el Programa de Estabili-
zación Macrocconómica. ¿Culíles son los criterios funda-
mentales para la instrumentación de un esquema de
bandas cambiarias actualmente en Venezuela? ¿CuM es
el rol de la política cambiarla con ese esquema: contri-
buir a estabilizar el nivel general de los precios o man-
tener la competitividad externa de la producción de bie-
nes transables? ¿Sería vlable tal esquema dada la llmi-
tación del enfoque fiscal de corto plazo y dada también
la restricción ya sei\alada en cuanto al incremento neo
to anual de las reservas internacionales?

ACG: Considerados ya en párrafos anteriores los aspectos


que tienen que ver con las restricciones para el cumpli-
miento del déficit fiscal máximo y para la acumula-
ción mínima de Reservas Internacionales, me referiré
a la naturaleza de las bandas de fluctuación y al obje-
tivo que persigue el BCV con su establecimiento. En
una apretada síntesis, el sistema de bandas busca alcan-
zar lo mejor de dos mundos posibles: que la estabilidad

258
relativa del tipo de cambio contribuya a frenar la
inflación -a constituir el tipo de cambio en "ancla",
como dicen algunos- y que al mismo tiempo se mue-
va de manera de mantener estable el tipo de cambio
real con miras a favorecer nuestras exportaciones y
que toda la presión que pueda venir de la demanda
de dólares no se ejerza contra las Reservas Interna-
cionales, sino que parte sea absorbida por el precio
de la divisa. Este término medio entre dos objetivos
extremos es lo que hace al sistema de bandas tan
atractivo para los países que lo aplican. En efecto, no
plantea la rigidez del sistema .de cambio fijo que, en
última instancia, sacrifica las Reservas Internacionales
y la competitividad al objetivo de evitar la inflación;
ni tampoco presenta la flexibilidad absoluta del siste-
ma de cambio flotante, que sacrifica el esfuerzo anti-
inflacionario al mantenimiento de las Reservas Interna-
cionales y de la competitividad externa. Ambas posi-
ciones tienen su justificación y dependería del caso
concreto de cada país el esquema que convendría
aplicar.

HMM: Ahora deseo plantearle un asunto de suma Impoetan-


cia en la programación financiera del Banco CentraL La
sei\alización de tasas de interés que ha venido hacien-
do el BCY a través de las operaciones con los Títulos de
Establllzación Monetaria (TEM) ha sido motivo de preocupa-
ción en algunos sectores y analistas. En particular se
advierte la gran volatilidad de los rendimientos de los
TEM dessde abril de 1996 y el cambio de dirección en la
estrategia de fijación del plazo promedio de esos títu-
ios. Esa estrategia comenzó con un intento de reducir
el vencimiento medio ofreciendo títulos a 15 días, y
terminó incrementándolo al colocar títulos a plazos de
6 meses y un año, ¿Que motivó este cambio de direc-
ción? ¿Cómo está evaluando el BCY la volatilidad de las
tasas de interés y sus Impactos monetarios, financieros
y reales?

ACG: En realidad no ha habido un cambio de dirección en


la estrategia del BCY en cuanto a la emisión de TEM
y a sus plazos. Sin embargo, es posible que el BCV

259
no haya sido suficientemente explícito, por lo que el
mercado ha podido percibir señales confusas y apa-
rentemente contradictorias. Quisiera comenzar expre-
sando que desde abril -el 16 de abril, para ser exac-
tos- el BCV no fija ni impone las tasas de interés que
cobra y paga el sistema bancario por sus operaciones
activas y pasivas. El Instituto apenas fija la propia -la
tasa de redescuento- que desde hace meses perma-
nece en 85% anual. Por supuesto que el BCV "in-
fluye" sobre las tasas de interés del mercado, como
todo Banco Central en el mundo. En nuestro caso, tal
influencia se ejerce a través de los volúmenes de TEM
que en cada ocasión se ofrecen al mercado, bien
mediante el sistema habitual de subastas, o a través
del mecanismo menos frecuente de colocación direc-
ta por la mesa de dinero del Banco. En cualquier
caso, el mercado reconoce la señal de que si el BCV
ofrece una cantidad muy elevada de TEM, significa
que espera recibir un precio relativamente bajo y, en
consecuencia, pagar un rendimiento (tasa de interés)
relativamente alto. Sin embargo, las previsiones del
BCV acerca de cuál puede ser en un momento dado
el exceso de liquidez de la economía no siempre son
acertadas -no posee un gran poder adivinatorio-, por
lo que, si en un momento dado cree que el exceso de
liquidez puede ser neutralizado con la oferta de cier-
to monto de TEM, resulta que al final las tasas bajan
porque la demanda de títulos fue mucho mayor que
la prevista y, en consecuencia, sus precios subieron.
Este proceso de prueba y error, que por su pro-
pia naturaleza está sujeto a muchas incertidumbres, se
hace más incierto por la existencia de capitales especu-
lativos cuya magnitud y comportamiento no pueden
predecirse fácilmcntc, por lo que introducen cambios
bruscos en la dcmanda de títulos, muy difíciles de
detectar a priori. Hasta ahora, su comportamiento mues-
tra el fuerte atractivo que las tasas de interés ejercen

260
sobre ellos. Debe reconocerse, sin embargo, que en
períodos muy cortos se observa todavía mucha vo-
latilidad en las tasas de interés, pero cuando se exa-
mina el período de varios meses hasta julio, puede
observarse muy claramente su tendencia hacia la reduc-
ción paulatina.
EL BeV ha manejado las emisiones de TEM con
bastante flexibilidad, dadas las circunstancias. En un
primer momento, antes del 22 de abril, cuando la
desconfianza sobre el bolívar hacía prever una fuerte
demanda de dólares, el Instituto decidió actuar con
energía para retener fondos en moneda nacional, ofre-
ciendo TEM a elevadas tasas de interés (en torno a
70%) y a plazos muy cortos 05 días), como vía inme-
diata de evitar presiones excesivas contra la moneda
nacional. Debe recordarse al respecto que el tipo de
cambio implícito en los Bonos Brady superaba holga-
damente los 500 bolívares por dólar. Pocos días des-
pués, y vista la caída del tipo de cambio a niveles por
debajo de Bs. 470 por dólar, en un intento de disua-
dir hasta donde era posible la entrada al país de
capitales especulativos que buscan la realización de
ganancias en lapsos muy breves, el Instituto decidió
prolongar paulatinamente los plazos de vigencia de
sus emisiones, desde 70 días que era el plazo predo-
minante, hasta 180, 270 Y 360 días. Aun así, la de-
manda de títulos fue tal -prueba de la fuerte entrada
de capitales calientes- que el BeV eliminó las emisio-
nes a 90 días y concentró su oferta en plazos entre 6
meses y un año, recibiendo solicitudes de compra,
aun en el plazo más largo, por montos que en ocasio-
nes triplicaron la oferta de títulos hecha en cada oportu-
nidad.
Esta estrategia del BeV no excluye que, si en un
momento dado la demanda de títulos es elevada, el
Instituto estimule la colocación de títulos de la Deu-
da Pública, los cuales, aparte de proveer de fondos a

261
la Tesorería Nacional, contribuirían con su coloca-
ción -y su consiguiente aunque transitoria absorción
de liquidez- a hacer más soportable la carga para el
BCV. Por el contrario, en ocasiones en que se espera
una próxima emisión de Letras del Tesoro y de Bo-
nos de la República, el Banco ha efectuado emisio-
nes de TEM a plazos más breves. Esta es otra razón
de la aparente contradicción entre emisiones a pla-
zos cada vez mayores y otras de muy cortos lapsos de
vencimiento.

HMM: En relaci6n con la cuesti6n anterior, pernútame plan-


tearle el desacuerdo de algunos analistas. En efecto, la
enúsi6n de títulos del BCY ha sido criticada por impli-
car la expansi6n de dinero primario soportada en pasi-
vos de muy rápida rotaci6n. La reciente medida toma-
da por el BCY para aumentar el plazo de los instru-
mentos emitidos no ha producido, al parecer, un cam-
bio sustancial en la rotaci6n de los dep6sitos del siste-
ma financiero que soportan esas inversiones, con lo
cual se podría crear una riesgosa situaci6n de desacopla-
miento de los plazos ¿Cuál es su opini6n al respecto?
¿Qu~ está haciendo el Instituto emisor para enfrentar
tal situaci6n?

ACG: Sin duda que la crítica mejor fundamentada de los


TEM se refiere a que es un instrumento de regu-
lación monetaria que, luego de comenzar a ser utiliza-
do, no queda más alternativa que incrementar cada
vez más su empleo, con el objeto de reabsorber la
liquidez que se restituye a la economía cuando llega
la fecha de vencimiento de la emisión previa. Es el
llamado efecto "bola de nieve". Esta verdad demues-
tra algo más importante: la raíz fiscal del fenómeno
monetario. En efecto, la persistencia del desequili-
brio fiscal es la que obliga a que la u tilización de los
TEM deba ser permanente, más allá de 10 que su
propia naturaleza justificaría.
Pero, por otra parte, no comparto la preocupa-
ción por un posible desacoplamiento entre el mayor
plazo de inversión de los TEM -que, como expliqué

262
en otra parte, han pasado de 90 días a lapsos entre
180 y 360 días- y las obligaciones del sistema ban-
cario, generalmente a la vista o de plazo inferior a 90
días. La razón de que el problema asomado en su
pregunta no exista es la alta aceptabilidad de los
TEM, que les otorga gran liquidez en el mercado secun-
dario. Cualquier banco o inversionista en TEM que se
encuentre requerido de caja para afrontar obligacio-
nes inmediatas, tiene infinitas posibilidades de ven-
der su cartera de TEM con mínima pérdida de capi-
tal, lo que los hace un activo líquido por excelencia.
Por otra parte, las razones de emitir TEM a mayores
plazos, como una forma de disuadir la entrada de
capitales "golondrina", no pueden supeditarse a una
posible conveniencia de los bancos de que tales títu-
los posean un plazo similar al de sus colocaciones,
porque admitirlo sería aceptar que la inversión en
TEM es la forma de colocación de fondos "natural" de
la banca, cuando estos títulos lo que han hecho es
suplir la carencia de bonos de la Deuda Pública -los
cuales se emiten generalmente con plazos de venci-
miento superiores al año- que permitirían al BCV rea-
lizar operaciones de mercado abierto con ellos.
La pregunta trae a colación dos aspectos por
demás interesantes. En primer lugar, no hay duda que
si el BCV dispusiera de Títulos de Deuda Pública con
características de plazo y rendimiento aceptables por
el mercado, realizaría sus operaciones de mercado
abierto con ellos, y reduciría, en consecuencia, hasta
eliminarlas, las emisiones de TEM. Sin embargo, la
dinámica de creación de dinero en Venezuela es tal -
como intenté explicar al comienzo- que la política
monetaria en nuestro país tiene que ser permanente-
mente restrictiva, lo que significa ofrecer continua-
mente títulos al mercado. Si ello es así, cabe pregun-
tarse cuanto tiempo "duraría" el inventario de títulos
de Deuda Pública en poder del BCV, bajo el princi-

263
pio legal de que esa cartera no puede ser incremen-
tada porque significaría créditos del Instituto al Gobier-
no Nacional, lo cual está expresamente prohibido. El
otro aspecto está en vías de solución: se trata de la
conversión de las acreencias del BCY contra la Repú-
blica en títulos negociables en el mercado. La Ley que
autorizaría las emisiones correspondientes se está discu-
tiendo actualmente en las sesiones extraordinarias del
Congreso.

HMM: El Banco Central tradicionalmente ha perseguido dis-


tintos objetivos como aquellos relacionados con tasas
de interés, margen entre las tasas activas y pasivas, ti-
po de cambio, control del crédito interno. La práctica
corriente en la conducción de la política monetaria in-
dica que puede resultar contraproducente ir en busca
de múltiples objetivos a la vez. Sabemos que la política
monetaria es más eficiente y puede lograr mejor sus
propósitos mientras mejor pueda evitar que sus efec-
tos sean desestabillzantes. De hecho algunos economis-
tas creen que perseguir fines a través de cierto manejo
de las tasas de interés pueda implicar la pérdida del
control sobre el proceso inflacionario. ¿Cree usted que
algo parecido pudiera estar planteado actualmente en
Venezuela? De ser así. ¿qué está haciendo el Banco Cen-
tral para evitarlo?

ACG: Las leyes de bancos centrales, como expresión de


hechos históricos que evolucionan en forma muy di-
námica, han contemplado, efectivamente, diversos ob-
jetivos en la función del Banco Central, en ocasiones
contradictorios entre sí. Tal es el caso de nuestra Ley
del Banco Central de 1960, cuando el BCY tenía por
objeto, además de regular la circulación monetaria,
propiciar condiciones que directamente condujeran al
crecimiento económico. Ese objetivo no se limitaba a
una declaración de principios sino que llegaba a con-
cretarse en acciones específicas de desarrollo econó-
mico.
El tiempo ha demostrado, sin embargo, que es
mejor que el Banco Central se concentre en cumplir
su objetivo principal -y yo diría que único-: crear

261
condiciones monetarias y cambiarias que preserven el
valor de la moneda nacional, lo que es otra manera
de decir que los precios se mantengan estables. Con
este objetivo en mientes, el Banco Central maneja
otras variables sobre las cuales puede ejercer alguna
influencia, como son el tipo de cambio y las tasas de
interés. Aunque -como indiqué en otra parte- ambas
son fijadas libremente por el mercado, la influencia
monetaria del Banco Central no puede desconocerse
porque se trata de un oferente muy importante de
divisas, en un caso, y un factor determinante de la
liquidez monetaria, con su efecto sobre las tasas de
interés, en el otro.
Con su política monetaria y cambiaria actual, el
Instituto busca, en primer lugar, limitar el crecimien-
to desmedido de la liquidez, neutralizando hasta don-
de le es posible los efectos expansivos provenientes
del gasto público y de la entrada de fondos del exte-
rior. En este esfuerzo, la política cambiaría de evitar
fluctuaciones erráticas del tipo de cambio y de que su
evolución en el corto y mediano plazo no signifique
devaluaciones muy marcadas, contribuye con la po-
lítica monetaria a limitar los impactos inflacionarios
que derivarían de devaluaciones bruscas y profun-
das, tal como las ocurridas en años recientes. En cuan-
to a las tasas de interés, el objetivo es que éstas
lleguen a ser reales positivas, a través de la disminu-
ción de la tasa de inflación, antes que del aumento de
las tasas nominales. Es decir, se trata de alcanzar
tasas de interés reales positivas que resulten de la
relación entre las tasas de interés nominales y la in-
flación objetivo prevista para el futuro inmediato -
11% de ahora a diciembre- y no con la inflación
pasada -65% entre enero y junio de 1996. En la me-
dida en que las tasas de interés sean reales positivas,
además de estimular el ahorro, el incentivo a mante-
ner fondos en Venezuela se acentúa, tanto para ca-

265
pitales nacionales como extranjeros. En esa misma
medida se propicia la estabilidad de las reservas inter-
nacionales y del tipo de cambio, contribuyendo, co-
mo se indicó antes, a frenar la inflación. Debe rati-
ficarse que el tipo de cambio no se utiliza en nuestra
política como "ancla" de la inflación, pero su esta-
bilidad -no su rigidez- ayuda a reducirla.

HMM: Peemítame referirme una vez más al problema econó-


mico que figura, por su desestabilizadora repercusión
social, como uno de los más preocupantes en el país.
Me refiero al flagelo inflacionario. Hay tres enfoques,
corno entendemos, en la controversia contemporánea
sobre la inflación. Uno que otorga un papel fundamen-
tal al déficit p6bllco Y su incidencia en la oferta mone-
taria; otro que confiere principal importancia al con-
flicto distributivo y sus efectos en la espiral de los pre-
cios e ingresos; y otro, finalmente, de carácter estruc-
tural, que centra esenciaimente la atención en la ri-
gidez del aparato productivo y su impacto en el nivel
de la oferta de bienes y servicios. Hoy se concibe que el
tratamlento más eficaz del problema inflacionario exi-
ge la concurrencia de estos tres enfoques. Pero en la
realidad no ocurre así. En su opinión, al margen o no
de su investidura como autoridad monetaria, ¿cuáles son
las lineas cardinales de acción que deberían prevalecer
para abatir el actual proceso inflacionario en Venezuela?

ACG: He tratado de explicar en diversos foros, conferen-


cias y en otras múltiples ocasiones, a nivel interno en
el Directorio del Instituto, al Gobierno Nacional y al
Congreso de la República, así como a otros grupos y
fuerzas determinantes de la vida nacional -sindica-
tos, iglesia, empresarios, fuerzas armadas, universi-
dades, y pare de contar- que el problema de la infla-
ción en Venezuela es como una hidra de múltiples cabe-
zas venenosas, cuya destrucción tiene que lograrse
atacándola en su integridad y de una sola vez. No
basta con lograr, por ejemplo, el equilibrio mone-
tario si la distribución del ingreso es tan regresiva que
la mayor parte de la población no puede atender a su
sana alimentación y educación, por lo que resulta

266
imposible contar con -y menos exigirle- una ma-
yor productividad. Asi mismo, y aunque ambos fac-
tores --el equilibrio monetario y la distribución del
ingreso- se alcanzaran a cumplir, no se lograría el
objetivo buscado si el aparato productivo se encuen-
tra obsoleto, descapitalizadas las empresas y subuti-
lizados los recursos reales de que dispone el país.
Estoy de acuerdo, pues, con que hay que asumir simul-
táneamente los tres enfoques indicados en su pregun-
ta. Lo importante de enfatizar, sin embargo, es que la
función principal del Gobierno en esta esfera es la de
coordinar y armonizar los esfuerzos de los diversos
entes que participan en el proceso como reguladores
y directores del mismo --el Ejecutivo, el Congreso y el
Banco Central- y como actores fundamentales del pro-
ceso: trabajadores y empresarios. Esta acción del Ejecu-
tivo Nacional requiere, como es natural, una elevada
dosis de habilidad para negociar en las esferas polí-
ticas -materializadas principalmente en el Congreso
Nacional- las bases mínimas de un programa econó-
mico y social que permita alcanzar los objetivos comu-
nes. Como corolario de lo dicho, no puede imputarse
a un solo ente la responsabilidad total y exclusiva de
la destrucción de la hidra de la inflación, por lo que
el Banco Central siempre ha señalado que no puede
asumir la atribución exclusiva y excluyente de acabar
con este flagelo, sin que eso signifique que no haya
de cumplir y llevar a cabo la importante parte que le
corresponde en esa lucha, aún cuando en varias ocasio-
nes se ha visto obligado a "mantener las posiciones",
solo, en el campo de batalla.

Caracas, 6 de agosto de 1996

267
DOCUMENTOS
ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL


DR. ARMANDO CORDOVA EN EL ACTO DE TOMA DE POSESION
DEL COMITE DIRECTIVO DE LA ANCE PARA EL PERIODO 1996-1998

l. PRESENTACiÓN

Con este acto se cierra un período de gestión de la


Academia Nacional de Ciencias Económicas, dirigido con acierto
por el Dr. Antonio Aguirre, y se inicia otro, para el cual he
recibido de mis colegas la elevada distinción de ser elegido
para presidirla. Saludo y agradezco, a nombre propio y de los
demás integrantes del nuevo Comité Directivo, a la suprema
autoridad de nuestra Corporación, su Junta de Individuos de
Número, por habernos conferido tan honroso mandato.
Saludo a los ilustres académicos que me han precedido
en el ejercicio del cargo que ahora asumo.
Saludo a los representantes de los poderes públicos que
nos acompañan¡ a las demás Academias Nacionales, a las
Universidades con quienes hemos compartido y seguiremos
compartiendo esfuerzos en aras del desarrollo científico del
país.
Saludo a los Colegios y Asociaciones de Economistas y
de otras disciplinas sociales, al Consejo de Economía Nacional
y en general a todas las demás instituciones públicas y priva-
das cuya razón de ser es la contribución colectiva al fortale-
cimiento de la economía nacional.
Saludo especialmente a las nuevas generaciones de econo-
mistas y científicos sociales que están asumiendo, con sin-
gular competencia y responsabilidad, los retos del presente.
Saludo finalmente a los familiares y amigos que nos acom-
pañan y fortalecen con la confianza que nos brindan.
Señoras y señores:
Nos corresponde asumir la dirección de la Academia en
momentos en que la sociedad venezolana está viviendo, des-
concertada e incierta, lo que muchos han calificado como la

271
fase más compleja y dramática de su historia. Afrontar, en
esta hora difícil, el cumplimiento de la misión asesora de los
poderes públicos y de la sociedad nacional, para la cual fue
creada nuestra institución, constituye un obligante reto.
En primer lugar por la desconcertante complejidad de la
crisis que hoy conmueve a nuestra sociedad. En segundo
lugar, por la notoria confusión que reina en el campo del
conocimiento científico-económico contemporáneo, tanto en
el amplio contexto mundial como en sus contextos regio-
nales y nacionales. Ambas razones de dificultad, sin embar-
go, no deben inhibirnos en el cumplimiento de nuestra mi-
sión. Por el contrario, deben convertirse en acicates para la
búsqueda colectiva de respuestas al enmarañado conjunto de
problemas que ellas plantean a la sociedad venezolana.
En esa búsqueda, de crucial importancia para aclarar
caminos y fundar certidumbres, quiero enmarcar el objeto de
esta intervención.
Comenzaré con la discusión de las razones de la com-
plejidad de la crisis nacional. De seguida haré una somera
consideración del estado actual del conocimiento económico
y de las dificultades que presenta para ayudarnos a encon-
trar respuestas a los múltiples problemas que ella nos plan-
tea. A continuación trataré de derivar de esa discusión un
conjunto de proposiciones que pudieran contribuir a concre-
tar algunos elementos que considero de importancia en la
discusión de un programa nacional de superación de la crisis.
En el curso de la exposición trataré de precisar los aportes
que pudiera ofrecer la Academia dentro de ese programa.

11. LA COMPLEJIDAD DE LA CRISIS NACIONAL

La complejidad de la actual situación nacional deriva de


dos razones fundamentales. La primera es el carácter marca-
damente heterogéneo de nuestra formación social, integrada
por un conjunto de sectores modernos, es decir, capitalistas,
y por otro conjunto de sectores informales que abarcan a más
de la mitad de la población. En este contexto, típico de las
sociedades subdesarrolladas, el fenómeno presenta dos as-
pectos contrastantes. En los sectores modernos asume las
características de una típica depresión capitalista, objeto de
análisis de la teoría económica convencional. En los sectores
informales, en cambio, se expresa como un agravamiento de
las condiciones de vida de su población incorporada, en ra-
zón de la operación de dos efectos generados por la referida
depresión. En primer lugar, la necesidad de absorber traba-
jadores expulsados de la economía moderna. En segundo

272
lugar, la disminución de la demanda de bienes y servicios
generados en dichos sectores informales, problemática que
no forma parte de los objetos de análisis de la economía
tradicional, fundada en el supuesto de una absoluta homoge-
neidad capitalista.
La segunda razón de la complejidad de la crisis es su
carácter integral, su presencia, no sólo en el ámbito econó-
mico, sino también, en el sistema educativo, en el de salud
pública, en el orden político e institucional, en el campo de
la seguridad individual y colectiva, en el deterioro perma-
nente de nuestra infraestructura física; en la instancia de los
valores éticos que conforman el sustento esencial de todo el
tejido societario y en la del liderazgo, imprescindible para
garantizar la coherencia de un ideal nacional compartido y su
segura proyección hacia el futuro.
Se trata, en síntesis, de una caótica maraña de infun-
cionalidades que, potenciándose las unas a las otras, pre-
sionan hacia la desarticulación de todo el orden colectivo,
tanto en el ámbito de la estructura productiva como en el
seno de la sociedad civil y del propio aparato del Estado.
Resolver esa crisis profunda y multifacética implica,
por lo tanto, una tarea colosal: la de refundar la entera so-
ciedad venezolana sobre nuevos cimientos estructuales e institu-
cionales que garanticen su evolución armónica y posibiliten
un desarrollo económico y social sólidamente sustentable.
La afirmación de ese carácter global, integral, de nues-
tra actual situación, conduce a la elemental conclusión de
que el esfuerzo para superarla nos implica a todos. A los
economistas y a los demás profesionales de las ciencias y de
las humanidades; a los trabajadores y a los empresarios, a los
poderes públicos y a las organizaciones privadas de todo
tipo. Se trata, en síntesis, de articular la participación de
todos en un programa coherente de movilización de la en-
tera sociedad hacia el alcance del crucial objetivo de cons-
truir ese nuevo orden nacional.
En la conquista de ese gran objetivo los 'economistas
están llamados a cumplir un papel de básica importancia. Por
la razón fundamental de que el núcleo central y dominante
de la crisis está en el campo de la economía. Allí se gestaron
sus manifestaciones originarias y de allí se difundieron sus
efectos hacia todos los demás aspectos de la vida social. EL
punto de partida para la superación de la crisis integral tiene
que ser, pues, la lucha contra el cntrabamiento económico
que constituye su núcleo problemático esencial.

273
Un aspecto prioritario para el cumplimiento de ese ob-
jetivo es la precisa caracterización de la naturaleza de ese
entraba miento económico y de las causas que lo originaron y
lo mantienen, clarificación que constituye el prerrequisito con-
ceptual para el diseño de la estrategia integral que nos per-
mita enfrentar exitosamente los factores de infuncionalidad
de todo el sistema societario.
En el seno de nuestra Academia se han cumplido valio-
sos esfuerzos en tal sentido, entre los cuales quiero destacar
los diversos foros celebrados y, en particular, la discusión
realizada a mediados del pasado año por un prestigioso gru-
po de sus integrantes, convocados por el Dr. T.E. Carrillo
Batalla con tal finalidad, cuyas deliberaciones fueron reco-
gidas en la Revista Nueva Economía, editada por nuestra cor-
poración. Intentaré presentar de seguida, a título puramente
personal, una apretada síntesis de los resultados de ese y
otros esfuerzos en el diagnóstico de la actual situación econó-
mica del país.
El primer elemento de esa caracterización es que la
crisis económica nacional tiene sus raíces más profundas en
una perversa articulación de factores estructurales e institu-
cionales, que coadyuvaron al agotamiento del régimen de
acumulación de capital instaurado a partir de 1960. Ese ré-
gimen se basó en la utilización del ingreso nacional petrolero
para promover un proceso de desarrollo industrial hacia aden-
tro, siguiendo los criterios emanados de la Comisión Econó-
mica para América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL). En
la práctica, dicho proceso de industrialización se articuló fun-
cionalmente al régimen de acumulación fordista de los Estados
Unidos, pero aislado y protegido artificiosamente de la evo-
lución de la economía mundial, y desvinculado, en lo esencial,
de los factores naturales donde radican nuestras ventajas com-
parativas.
La operación de ese modelo de crecimiento exigió la
conformación de un conjunto de instituc.iones económicas,
sociales, políticas y culturales que cumplieron cometidos cru-
ciales dentro del sistema democrático en el cual fueron conce-
bidas y conformadas. Por esa razón, el agotamiento de aquel
orden económico nacional, significó también el colapso de su
correspondiente contexto institucional. Esa relación de corres-
pondencia entre el modelo económico y las instituciones que
le sirvieron de basamento explica el vínculo que une al entra-
bamiento económico con las demás manifestaciones críticas
de todo el orden social.
Un segundo aspecto de la caracterización de la actual
situación es la decisiva participación de factores externos en

274
su conformación y desarrollo. Me refiero, en particular, a los
efectos de las profundas transformaciones que han venido
ocurriendo en la economía mundial durante el último cuarto
de siglo, las cuales motivaron la exigencia de cambios ra-
dicales, tanto en la operación interna de nuestra economía,
como en su modo de articulación externo.
En efecto, la inoperatividad manifiesta del orden eco-
nómico internacional de la posguerra, desde fines de los
años sesenta, fue el punto de partida para la emergencia, de
un intenso proceso de cambios de toda índole, liderizados
por un nuevo paradigma tecnológico y por la consustancial
emergencia de importantes innovaciones en la gestión productiva
y en la circulación internacional de mercancías y de dinero.
Esas transformaciones, cumplidas a gran velocidad en el mundo
desarrollado, así como en algunos países del tercer mundo,
motivaron una abismal profundización de la brecha entre la
eficiencia productiva de aquellos países y la de las demás
economías nacionales del tercer mundo. A esa causa esencial
de aceleración del subdesarrollo relativo, hay que agregar el
deterioro de los precios de las materias primas y de la fuerza
de trabajo que han traído consigo las nuevas tecnologías. En
ese contexto global, la crisis que hoy viven Venezuela y
América Latina está planteando la necesidad de reestructu-
ración de sus economías, como condición necesaria para su
reinserción productiva en el orden internacional emergente.
En tercer lugar hay que señalar otros factores internos,
específicos de cada país, que han contribuido poderosamente
al agravamiento de la situación del mundo subdesarrollado.
En nuestro caso, hay que destacar, entre esos factores, la
sucesión de inadecuadas políticas económicas públicas, y los
comportamientos desestabilizadores de algunos agentes priva-
dos. Aquí hay que señalar, en lugar prominente, el cuantioso
e innecesario endeudamiento externo y las acciones y omisio-
nes que originaron el colapso financiero de 1994, cuyo resul-
tado más notorio ha sido el elevado crecimiento de la deuda
pública interna que está pesando hoy sobre las cuentas fis-
cales, tanto como el endeudamiento externo.
Consecuencia de todos esos factores generadores y po-
tenciadores del proceso crítico han sido también los desequi-
librios monetarios, cambiarios y financieros y su secuela in-
flacionaria, desajustes que, íntimamente relacionados entre sí,
retroalírnentándose los unos a los otros, han conformado los
mecanismos perversos que sostienen la incertidumbre, el es-
'tancamiento económico y las expectativas negativas que obs-.
taculizan el camino de la necesaria. reconversión productiva.

275
Para hacer frente a esa compleja situación, para tratar de
romper esos círculos viciosos que reproducen agravadas las
manifestaciones de la crisis, el gobierno nacional ha puesto
en marcha desde hace tres meses un proyecto estratégico
para superarla. Dicho proyecto está siendo analizado por la
Academia. Esperamos que la profundización de esa tarea cons-
tituya una de las fundamentales actividades inmediatas de
nuestra institución.

m. EL ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO ECONÓMICO

En este aspecto las perspectivas no son halagadoras. El


derrumbe del orden internacional de la posguerra, y las nue-
vas situaciones y problemas económicos que trajo consigo,
terminaron por poner en entredicho el paradigma teórico
establecido, fundado en la evolución del pensamiento keyne-
siano, situación que motivó una intensa controversia entre
viejas y nuevas tendencias del pensamiento económico, pro-
ceso que está lejos aún de haber llegado a una síntesis virtuosa.
Un aspecto importante de ese impasse teórico es que, mien-
tras continúa la discusión doctrinaria, la realidad evoluciona
con tal velocidad que nadie puede afirmar todavía la defi-
nitiva conformación de un régimen coherente y estable de
acumulación, a la escala de todo el sistema. Se habla de una
tendencia dominante hacia la conformación de un orden mun-
dial globalizado, pero el concepto mismo de globalización se
encuentra todavía en el limbo de lo imprecisable, sobre todo
porque aún no es posible afirmar con certeza, sobre las carac-
trísticas estructurales y operativas de ese nuevo paradigma
anunciado, ni sobre su real viabilidad, mientras no se defina,
con claridad, cuál va a ser el modo de regulación capaz de
garantizar la continuidad del crecimiento sostenido y estable,
en un ambiente internacional dominado por la acuciante con-
signa de "competir o perecer", en condiciones técnicas en
que la capacidad competitiva se conquista y se pierde en
instantes, tanto para las firmas como para las naciones. En
esas condiciones las pretendidas verdades científicas están
condenadas a muy corta vida. Y así será mientras no se
hayan sedimentado claramente los rasgos esenciales del na-
ciente orden económico internacional, imprecisos todavía den-
tro del caos aparente que hoy domina.
La difundida idea de que, más allá de un simple relevo
de regímenes económicos, lo que estamos viviendo es un
proceso de transición entre dos eras civilizatorias, agregaría,
de ser cierta, nuevos ingredientes de incertidumbre. Todo
parece indicar que mientras persista la volatilidad que caracte-

276
riza hoy al mundo real, será. imposible llegar a la reposada
síntesis teórica de lo que apenas está. naciendo.
El colapso del orden internacional de la posguerra no
sólo afectó al paradigma teórico económico establecido en
los países industrializados, sino también a los esfuerzos por
construir una teoría del desarrollo, aplicable al mundo sub
desarrollado, que tuvieron su centro en America Latina. Esos
esfuerzos se fundamentaron en el estudio de las especificidades
estructurales de nuestros países, y de la naturaleza de sus
relaciones económicas con el mundo desarrollado dentro de
aquel contexto internacional. De allí que la desestructuración
del viejo orden mundial ocasionara también el derrumbe de
los supuestos y formulaciones que servían de soporte a sus
planteamientos. Se produjo así un notable vacío doctrinario
que favoreció el éxito inicial de la ofensiva neoliberal sobre
América Latina. Si a ello se agrega el coetáneo repliegue del
pensamiento marxista, que había sido un importante nutrien-
te de las teorías del subdesarrollo, se completa el cuadro de
confusión que terminó por colocar en entredicho la idea mis-
ma de construir un cuerpo doctrinario ad-boc para explicar la
dinámica económica y social de nuestros países. De allí la
situación de perplejidad y desconcierto que ha dominado
desde entonces en el pensamiento económico y social lati-
noamericano.
Cabe agregar, sin embargo, que ya comienzan a surgir
auspiciosos esfuerzos para comprender la nueva problema-
tica de la región dentro del orden internacional que se abre
paso. Aquí hay que señalar algunos recientes aportes de la
CEPAL, el SELA, el CLAD y otras instituciones latinoame-
ricanas, así como de autores como Pfrench Davis, Fajnsilver,
Lichtensztejn, Silva Michelena, Quenan, Bitar, Bradford y otros,
quienes están buscando la necesaria síntesis entre los aspec-
tos rescatables de las teorías del subdesarrollo y algunos lo-
gros novedosos y pertinentes del pensamiento económico y
social más reciente. Alcanzar ese objetivo es el reto prio-
ritario que hoy se plantea a los economistas y otros cien-
tíficos sociales de América Latina, comprometidos en la elabo-
ración de una visión teórico-económica adaptada a nuestras
actuales condiciones de tiempo y de lugar.

IV. LAs ENSE~ANZAS DE OTRAS REALIDADES

La otra fuente de valiosas enseñanzas para el abordaje


eficaz de nuetra compleja situación actual es el análisis de las
ricas experiencias vividas por otros países del viejo tercer
mundo, que han aprovechado exitosamente los cambios ocurrí-

277
dos en el sistema mundial, para realizar muy variadas transfor-
maciones en el proceso de superación de la brecha entre
subdesarrollo y desarrollo.
Me refiero, por supuesto, a los estimulantes avances
ocurridos en algunos países del Sudeste de Asia, hasta hace
poco más retrasados en el camino del desarrollo que los
países vanguardia de América Latina, y que hoy están por
delante de ellos. El análisis de esas exitosas experiencias es
de crucial importancia para nosotros. En primer lugar porque
rompen con muchos de los mitos respecto a la fatalidad de la
condición de subdesarrollo. En segundo lugar porque niegan
de plano el supuesto básico del liberalismo económico de
que el Estado debe dejar en la mano invisible del mercado la
plena y total responsabilidad en la tarea de superar el subdesa-
rrollo. En oposición a ese criterio, dichos países lograron el
éxito que hoy celebran mediante una participación muy ac-
tiva de sus Estados nacionales en el liderazgo del proceso de
modernización de la economía, enseñanza que debe llamar-
nos a la reflexión.

v. Qut HACER

El siguiente problema a discutir es el de cómo utilizar


las experiencias acumuladas en la evolución del pensamiento
económico y las enseñanzas de aquellos paises que están
rompiendo las barreras del subdesarrollo, para la elaboración
de las bases programáticas de la transformación progresiva
del país.
En este importante aspecto proponemos partir de la con-
sideración del estado actual de la situación del país y de las
políticas económicas y sociales que se han comenzado a apli-
car recientemente, para luego organizar nuestras acciones con
el objeto de contribuir, mediante el ejercicio permanente de
la crítica constructiva, al avance exitoso de la estrategia de
transformación que se ha iniciado.
En ese orden de ideas hay que destacar tres objetivos
puntuales prioritarios. El primero es el análisis de la cohe-
rencia interior del conjunto de acciones en curso. El segundo
es la evaluación de su idoneidad para garantizar el alcance
de los objetivos establecidos. El tercero es la participación en
el seguimiento de la evolución de sus resultados. De la confluen-
cia de esas tres vertientes deben surgir las conclusiones que
nos faculten para el cumplimiento de nuestra misión como
institución al servicio del desarrollo económico y social del
país.

278
De esta escueta enumeración de acciones surge un con-
junto de tareas específicas a cumplir, entre las cuales quiero
destacar:
111 Contribuir a la clara definición y especificación del
implícito Proyecto Nacional que se aspira alcanzar
con esas políticas y participar activamente en su
reformulación y difusión. Estimamos que la actual
coyuntura crítica constituye la más propicia oportu-
nidad para movilizar los diferentes sectores de la
opinión nacional en la prioritaria tarea de concre-
tizar, del modo más preciso posible, hacia dónde
debemos dirigirnos, cuál es la Venezuela que que-
remos construir.
11
2 Una vez precisada la naturaleza de ese objetivo
fundamental será necesario considerar si la estra-
tegia en curso cumple la condición de articular
armónicamente las políticas de corto y mediano
plazo, dirigidas a corregir eficazmente los desea-
justes macroeconómicos, con las políticas de ma-
yor alcance destinadas a construir las bases eco-
nómicas, sociales e institucionales, consustanciales
con el Proyecto Nacional.
En cuanto a las políticas de corto y mediano plazo está
en marcha un programa de Estabilización Macroeconómica
que, a pesar de sus elevados costos para la población de
escasos y medianos ingresos, y de la inequitativa distribu-
ción de los mismos entre los distintos estratos socíoeconó-
micos, parece haber sido aceptado por la colectividad como
un sacrificio necesario en el camino de la construcción del
nuevo orden nacional. En este aspecto, la opción más rea-
lista que puede cumplir la Academia es la del ejercicio de la
crítica permanente de los resultados de dicho programa de
estabilización para sugerir, cuando se considerase necesario,
las correcciones que pudieran coadyuvar a su éxito.
En cuanto a las políticas de mediano y largo plazo,
dirigidas a promover la reestructuración del aparato produc-
tivo, nos corresponde ejercer un rol mucho más activo y
creativo. Es necesario recalcar aquí que la responsabilidad
fundamental en esa materia se concentra en las decisiones
del capital privado, pues se trata de un proceso de autotrans-
formación microeconómica que sólo puede ser logrado me-
diante decisiones autónomas de su clase gerencial. En este
aspecto, la tarea del Estado tiene que ser la de promover, de
común acuerdo con esos sectores, la creación de las mejores
condiciones institucionales e infraestructurales, y la búsque-
da consensual de formas eficientes de articulación de los

279
importantes sectores productivos públicos, donde reposan nuestras
ventajas comparativas, con el resto de la economía; ya sea
mediante la profundización del proceso de privatizaciones,
en aquellos sectores donde exista consenso nacional, o de
acciones para estimular la creación de cadenas productivas
integradas, partiendo de los llamados grupos lideres de activi-
dad definidos en el IX Plan de la Nación. Esta coordinada
participación de la acción pública con los sectores privados
debe reforzarse, además, con los aportes del movimiento la-
boral, de las Universidades y otras organizaciones científicas
y culturales de la sociedad civil. La amplia participación con-
sensual de todos los entes públicos y privados responsables,
directa o indirectamente, de la marcha de la actividad pro-
ductiva, constituye una condición necesaria para que el pro-
yecto de reestructuración y modernización económica llegue
a tener un carácter realmente nacional. Nuestra Academia
debe cumplir un papel de relevancia en ese proceso de con-
certación.
En este aspecto es grato constatar que se está produ-
ciendo una creciente toma de conciencia en algunos impor-
tantes sectores de la actividad económica privada, en el sentido
de la superación de las tradicionales actitudes pasivas y los
planteamientos grupales que no miran más allá de lo que
dictan sus intereses parciales. Como ejemplos de esa nueva
visión constructiva me referiré a los esfuerzos de autotrans-
formación sectorial que están haciendo Conindustria y Fedeagro,
con propuestas que invitan al gobierno a participar, conjun-
tamente con ellos, en programas de desarrollo bien susten-
tados que apuntan hacia la reestructuración de sus respec-
tivos sectores productivos. Es ese el mejor camino para avan-
zar en la colectiva acción transformadora, dejando sentado
sin embargo que el tipo de consenso a que nos referimos
debe ser algo diferente a los tradicionales movimientos acomo-
daticios, destinados a preservar equilibrios de poder entre
grupos elitescos. Por el contrario, debe ser entendido como
forma ideal de participación conjunta del Estado y la socie-
dad civil en aras de objetivos que coloquen en primer plano
el interés nacional.
En esa búsqueda de participación concertada para la
estructuración de una estrategia nacional, la Academia está
llamada a representar un importante papel, asociada a otros sec-
tores del pensamiento económico. Anuncio, desde ahora, que
propondré a la Junta de Individuos de Número la definición
de los criterios más adecuados para esa participación, así
como la elaboración de un programa de actividades en esa
materia.

280
Señoras y señores:
Hace una semana, en ocasión del homenaje que le hi-
cieran las Academia de la Lengua, de la Historia, de Ciencias
Políticas y de Ciencias Económicas, con motivo de la cele-
bración de sus noventa años de fructífera vida, el Dr. Arturo
Uslar Pietri nos planteaba, como camino para conjurar la
grave situación que vive el país, "trazar un rumbo y convocar
a todas las vocaciones de servicio que están presentes en
Venezuela" para el cumplimiento de ese crucial objetivo.
En armonía con el espíritu de esa exhortación hemos
presentado un cuadro sucinto de la actual situación econó-
mica del país y señalado su articulación con los demás as-
pectos de la multiforme crisis nacional. Hemos señalado tam-
bién los instrumentos que pueden servirnos para la funda-
mentación conceptual y metodológica de la construcción de
un nuevo orden económico que pueda servir de sustento a
una organización social más estable y segura de sí misma.
Hemos afirmado, además, como condición necesaria de ese
proceso renovador, la participación armónica de todos los
sectores de la vida nacional en esa principal tarea. Finalmente
hemos precisado algunas de las responsabiliddes que debe
asumir la Academia en esa articulación de esfuerzos man-
comunados.
Falta todavía agregar que el logro de nuestro objetivo
final va a depender, en muy alto grado, de la confianza, la
seguridad y la fe que se tenga en su viabilidad. Con ac-
titudes derrotistas, con la crítica destructiva, plañidera y es-
téril, que nutren pesimismos ancestrales e inhiben la acción
transformadora, será muy difícil el salto hacia el futuro.
Es la hora de atreverse a cambiar y, para ello, por en-
cima de la acumulación de errores históricos que sirven para
nutrir discursos quejumbrosos, hay que exaltar la nada des-
preciable dotación de instrumentos de que dispone Vene-
zuela para triunfar sobre las vicisitudes actuales.
Es verdad que hemos dilapidado valiosos recursos y un
tiempo precioso para la construcción del nuevo país. Es ver-
dad también que el aprovechamiento irresponsable de la riqueza
fácil ha menguado nuestra capacidad de lucha contra la descom-
posición del país. Pero también es verdad que en este pro-
ceso Venezuela ha construido un conjunto de fortalezas que,
bien orientadas, pueden permitirnos enfrentar con éxito la
difícil situación que atravesamos. Se trata de concientizar y
sacar partido de los errores pasados que nos han conducido,
al igual que en nuestra guerra emancipadora, a la derrota de
esta primera república económica, social y política que qui-

281
simos construir apoyados en el uso parasitario de los recur-
sos petroleros y mineros. Se trata ahora de delinear y mar-
char con decisión en el camino que nos conduzca a un nue-
vo Carabobo, apoyados en el aprovechamiento disciplinado
de las valiosas destrezas y recursos de que disponemos.
No todo ha sido pérdida. Muchos de los frutos invertidos
han sido bien utilizados. A pesar de las limitaciones de nuestro
sistema educativo y de las imperfecciones de nuestra organi-
zación productiva, hemos construido apreciables vanguardias
de excelencia. Al lado de la acumulación de enseñanzas del
pasado, el país dispone de una nueva generación de jóvenes
científicos, gerentes y hombres de la cultura, que constituyen
un ingente patrimonio nacional y un poderoso instrumento
para su modernización. Un hecho que refuerza ese criterio
son los notables logros alcanzados por nuestros artistas plás-
ticos y escénicos, por nuestro movimiento musical, por nues-
tros jóvenes deportistas, por nuestras mujeres, quienes han
conquistado para Venezuela posiciones de relieve en el ám-
bito internacional, a pesar de la crisis que vive la entera
sociedad. Si agregamos a tan notable base de recursos huma-
nos de alto nivel, la creatividad de nuestros trabajadores, su
voluntad para superar dificultades, la rica dotación nacional
de recursos naturales y la existencia de una de las infraes-
tructuras físicas más sólidas de América Latina, se completa
un cuadro integral que permite fundar una visión optimista
del futuro nacional. Finalmente ese cuadro de potencialidades
se refuerza con las brillantes oportunidades que brinda a
Venezuela el acelerado proceso de integración que se está
desarrollando en América Latina. Nuestra activa participación
en el Grupo Andino, la constitución del G3, las promisorias
relaciones con Brasil y las perspectivas de inserción en MERCO-
SUR abren, en efecto, una favorable perspectiva a la eco-
nomía venezolana.
Un ejemplo importante de cómo podríamos aprovechar
las posibilidades de transformación que yacen en esa disponi-
bilidad de recursos humanos de alta calidad, la están dando
algunas empresas de vanguardia que se abren paso en el
camino de su autotransformación competitiva en el mercado
latinoamericano y mundial. Tuve oportunidad de participar
hace unos días en el Congreso Anual de Con industria donde
se presentaron, a título de ejemplo, tres notables casos en
este sentido. Tres industrias de transformación que, sobrepo-
niéndose a la crisis nacional y a las limitaciones del entorno,
están conquistando exitosamente mercados externos para su
producción. Ese éxito, que demuestra claramente las reser-
vas que subyacen en la sociedad venezolana, mayoritaria-

282
mente desaprovechadas hasta ahora, es una invitación a colocar,
por encima de la crítica destructiva, el esfuerzo creativo de
todos en la positiva acción transformadora, hacia el primor-
dial objetivo de construir las bases estables de una nueva
Venezuela.
Señores.

Paraninfo del Palacio de las Academias


Caracas, 4 de julio de 1996.

283
LAS ACADEMIIAS NACIONALES ANTE LA
REFORMA DEL CODIGO ORGANICO TRIBUTARIO

CONSIDERAOONES PREVIAS

El presente documento sobre el Proyecto de Reforma


del Código Orgánico Tributario, responde a una iniciativa de
la Academia Nacional de Ciencias Económicas respaldada por
la Academia Nacional de la Historia, la Academia de Ciencias
Políticas y Sociales y la Asociación Venezolana de Derecho
Tributario. Constituye el producto de un cruce de ideas entre
miembros de las referidas instituciones en base a un papel de
trabajo elaborado por la primera de las Corporaciones cita-
das. Para ampliar el ámbito de la consulta y discusión sobre
tan importante materia y recabar otros puntos de vista, se
organizó un Foro que tuvo lugar en el Palacio de las Acade-
mias el día 6 de marzo del año en curso, en donde distin-
guidos especialistas discutieron ampliamente sobre el Pro-
yecto de Reforma y se acogieron, en forma general, las con-
clusiones y recomendaciones aquí contenidas.

CONTENIDO y ALCANCES DEL PROYECTO


DE REFORMA DEL CÓDIGO ORGÁNICO TRIBlITARIO

Según se indica en la Exposición de Motivos, el Proyec-


to de Reforma del Código Orgánico Tributario sometido a la
consideración de las Cámaras Legislativas procura garantizar
una mayor recaudación tributaria, a través del establecimien-
to de la pena de prisión por defraudación fiscal, conjunta-
mente con otras modificaciones dirigidas a reforzar las facul-
tades de la Administración Tributaria, tanto en lo que respec-
ta a la determinación de la base presuntiva como en lo concer-
niente al régimen de medidas cautelares necesarias para afian-
zar el poder de fiscalización y control de dicha Adminis-
tración. Como motivación especial de la reforma se destaca
también el objetivo de reforzar el régimen de autonomía funcio-
nal y financiera del Servicio Nacional Integrado de Adrninis-

285
tradón Tributaria (SENIAT) y subordinar el Resguardo Nacio-
nal Tributario a la Administración Tributaria. De la documen-
tación recibida se desprende, igualmente, que este Proyecto
de Reforma fue elaborado por un grupo de abogados ase-
sores del ya mencionado Servicio Nacional de Administra-
ción Tributaria y que no ha sido introducido formalmente al
Congreso de la República por el Ejecutivo Nacional, sino por
un grupo de parlamentarios según comunicación dirigida al
Presidente de la Cámara de Diputados de fecha 14 de noviem-
bre de 1995. Posteriormente, en enero de 1996 el SENIAT hizo
llegar al Congreso otro proyecto de reforma del Código Or-
gánico Tributario que si bien tiene diferencias formales con el
proyecto de 1995, en el fondo está guiado por los mismos
propósitos de aquél.
El último Proyecto mencionado contempla las siguien-
tes modificaciones básicas:

1. En materia de defraudación, según alegan los proyec-


tistas, se amplía la tipificación del delito, incluyendo la
adulteración de sistemas ordinarios y computarizados.
Se consagra expresamente la prisión por defraudación
fiscal que si bien estaba contemplado en forma gené-
rica en el Código Penal, ahora se inserta expresamente
en el Código Tributario. Según la nueva redacción pro-
puesta (Artículo 93), "cornete defraudación quien me-
diante comportamiento intencional dirigido a sustraer el
pago de un tributo, forje, simule u oculte documentos,
adultere informaciones de sistemas computarizados o con-
tables, estados financieros, registros o cualquier otra infor-
mación determinante de su capacidad contributiva". Se-
gún el Artículo 95, la defraudación será penada con
multa de dos a cinco veces el monto del tributo omitido
y con pena de prisión de uno a cinco años. Conjunta-
mente con esas sanciones puede acordarse el comiso de
la mercancía y demás elementos, accesorios y cierre del
establecimiento donde se cometió la infracción por un
período máximo de seis meses.

2. Se incorporan nuevas regulaciones destinadas a la recau-


dación coactiva del tributo, así como a establecer su-
puestos de presunción para que la Administración Tri-
butaria pueda proceder a determinar de oficio los tribu-
tos adeudados. Al efecto, se introduce un nuevo Capí-
tulo en el Título IV del Código, en cuyo Artículo 121 se
establece que en determinadas oportunidades la Admi-
nistración puede requerir, bajo apremio de multa, a que
se presente la correspondiente declaración y se cancele

286
el tributo en un plazo máximo de cinco días. Si el con-
tribuyente no presentase declaraciones ni cancelase el
tributo en el plazo establecido, la administración lo deter-
minará de oficio e iniciará el juicio correspondiente. En
lo que atañe a la determinación de impuestos sobre
base de presunciones, la Administración podrá presumir
volúmenes de ventas y compras o ingresos omitidos por
diferentes vías. Cuando la Administración presuma la
existencia de defraudación tributaria podrá inmovilizar
libros, archivos, documentos, registros y bienes en infrac-
ción, de cualquier naturaleza.

3. En lo atinente a medidas precautelativas, el Artículo 111


dispone que la Administración para asegurar el pago del
tributo podrá solicitar ante el juez competente el em-
bargo preventivo de bienes del contribuyente para sa-
tisfacer la deuda tributaria. Al tenor de lo dispuesto en
el Artículo 112 el embargo preventivo se podrá man-
tener durante el período de un año prorrogable.

4. Se modifica el Artículo 220 a fin de crear la jurisdicción


penal tributaria para conocer de delitos tributarios sancio-
nados con pena privativa de la libertad. El mencionado
Artículo dice: "Son competentes para conocer en pri-
mera Instancia los procedimientos establecidos en este
Código, los Tribunales Superiores de lo Contencioso Tri-
butario, los cuales sustanciarán y decidirán con arreglo a
sus normas inclusive las que se originen en reparos de
la Contraloría General de la República". En el Parágrafo
Primero se añade que el Juez que conozca las causas
por delitos que acarreen la pena privativa de la libertad
cuando haya motivo para dictar auto de detención, an-
tes de tomar esta medida lo hará saber al indiciado,
quien podrá allanarse o pagar el tributo actualizado, los
intereses y la multa, en cuyo caso el Juez dará por
terminada la averiguación y ordenará el archivo del expe-
diente.

5. En otras reformas del articulado, se establecen penas


para los funcionarios que no enteren en su debida opor-
tunidad fondos recibidos de los contribuyentes y se con-
sagra la responsabilidad penal tributaria de las personas
jurídicas en la cabeza de sus directores gerentes y admi-
nistradores. Se dispone, asimismo, que el funcionario
que reciba del contribuyente dinero o cualquier otra
dádiva será penado con prisión de uno a seis años y
que igual pena se aplicará al contribuyente que haya
entregado dinero o dádivas.
287
6. Además de las normas de carácter predominantemente
represivo que se establecen, el Proyecto contiene dispo-
siciones orientadas a ampliar la autonomía funcional y
financiera del SENlAT. Por lo que toca a su autonomía
funcional, se le faculta para dictar normas sobre su orga-
nización y funcionamiento. En lo que atañe a su auto-
nomía financiera se prevén mecanismos para hacer efec-
tivos los ingresos propios del servicio sin pasar directa-
mente por los mecanismos fiscales ordinarios. A este
respecto se crea un nuevo Artículo distinguido con el
número 127, en donde se establece que, "A los efectos
de la autonomía financiera del SENlAT se destinará direc-
tamente de los tributos que éste administre, un mínimo
de 3% hasta un máximo de 5%, los cuales se consideran
ingresos de gestión propia para atender al cumplimiento
de sus funciones. A través de otras disposiciones se
profundiza en su autonomía para hacerlo un organismo
altamente independiente.

OBSERVACIONES RELEVANTES

7. Como su nombre lo indica, el Código Orgánico Tri-


butario constituye una Ley Marco o Ley Cuadro, cuyo
propósito es definir los principios generales de la tribu-
tación y regular las relaciones entre el Fisco y el contri-
buyente, tratando de lograr una relación equilibrada en-
tre los contrapuestos intereses del uno y del otro. Es el
producto de numerosos trabajos doctrinarios que se origi-
naron en el Instituto Latinoamericano de Derecho Tri-
butario y fue concebido como un cuerpo jurídico armo-
nizador de los derechos de la Administración fiscal encar-
gada de recaudar tributos y los del contribuyente obli-
gado a cancelarlos. Esa concepción fue acogida y com-
partida por diversas Comisiones Ejecutivas y Legislati-
vas nacionales que se ocuparon del proceso de redacción
y aprobación de dicho Código en Venezuela, el cual fue
promulgado como Ley de la República en 1982. Según
se desprende de su texto y espíritu, la relación jurídico
tributaria es una relación de derecho y no una relación
de poder, en donde la situación privilegiada de Estado
se limita a la creación de la Ley Tributaria, pero una vez
promulgada ésta, las partes de la relación tributaria, Fis-
co y contribuyentes, son iguales ante la Ley, la cual
debe reflejar esa igualdad.

Consecuencia de esos principios doctrinarios, el Código


consagra la convivencia del derecho de la Administración

288
Tributaria a recaudar impuestos y el derecho del contribu-
yente a no pagar más de lo pautado. Por lo tanto, ante
posibles controversias entre las ópticas interpretativas de la
Administración y el contribuyente, el Código ordena que las
mismas se resuelvan bajo el estricto imperio de la Ley. Se
trata de un debate regulado por la Ley que establece prin-
cipios para determinar un monto de exacción, que no debe
ser excedido por la Administración ni reducido por el contri-
buyente, todo ello sobre el plano de igualdad y libertad
consagrado por la Constitución y otras Leyes de la República.

8. Debido a su carácter de Ley Marco o Ley Cuadro, el


Código Orgánico Tributario no debe ser una pieza del
sistema legal sujeta a frecuentes cambios, sino que sus
reformas deben ser producto de la acumulación de ex-
periencias y de jurisprudencia que deben convertirse en
normas de Ley. Al respecto, se estima que los Poderes
Ejecutivo y Legislativo deben acumular experiencias de-
rivadas de la aplicación de un instrumento legal como el
comentado e ir preparando el terreno para cambios o
reformas a largo plazo, ya que se trata de la sustancia o
fundamento del sistema y mal pueden removerse sus
cimientos con frecuencia y mucho menos anualmente. El
Código en referencia fue reformado a pocos años de su
promulgación, entre otras razones, para dotar al Estado
de mayor fuerza coercitiva en la recaudación de im-
puestos.

9. La propuesta de Reforma del Código Orgánico Tribu-


tario actualmente bajo consideración del Congreso de la
República se aparta de los principios y orientaciones
anteriormente citados y se caracteriza por una tenden-
cia fundamentalmente represiva dado que, por una par-
te, introduce una hipertrofia de prerrogativas para la
gestión de recaudación de tributos y degrada las posi-
bilidades de defensa del contribuyente; y, por la otra,
reprime ilícitos tributarios con grave amenaza de que-
brantamiento de principios constitucionales y garantías
de derechos humanos universalmente consagrados.

En efecto, en toda doctrina fiscal y constitucional se


consagra que el contribuyente tiene el deber de contribuir a
sufragar los gastos públicos de acuerdo a su capacidad eco-
nómica, pero se puntualiza además que ese sacrificio a su
derecho de propiedad no es ilimitado ni incondicional. En la
relación jurídica Fisco-contribuyente, el Fisco acreedor tiene
el derecho a exigir el tributo, pero también de limitar su

289
pretensión exclusivamente a la medida legal. De ahí, que
según los tratadistas, cualquier reclamo del Fisco debe ha-
cerse con estricto acatamiento al elemental derecho del contri-
buyente a ser oído previamente, a poder alegar y probar sus
razones, a que no se malogre su patrimonio y mucho menos
su libertad, como consecuencia de ejercicio de facultades de
recaudación de impuestos que tiene el Estado.

Las disposiciones contenidas en el Proyecto de Reforma


presentado degradan los derechos y garantías del contribu-
yente en varias formas: En primer lugar, se quebranta el
principio de la igualdad posicional entre la Administración
Tributaria y el sujeto pasivo de la obligación fiscal, mediante
la lesión del derecho a la defensa del contribuyente. En segun-
do término, se viola el principio de certeza en la tipificación
de los nuevos delitos, sancionados con pena corporal, me-
diante el uso de presunciones legales para inferir la comi-
sión del delito; y, en tercer lugar, se quebranta flagrante-
mente el principio de presunción de inocencia del ciuda-
dano, quien en todas las constituciones y leyes se presume
inocente a menos que se pruebe lo contrario.

10. La hipertrofia de poderes de la Administración conte-


nida en este nuevo instrumento legal se evidencia, por
una parte, en el principio consagrado en el Artículo 90,
por virtud del cual se crea la sanción de clausura del
establecimiento del contribuyente, señalándose expre-
samente que el recurso que se interponga no suspende
los efectos del acto de clausura, además de que no
libera al infractor del pago de las remuneraciones que
corresponden a sus trabajadores. Esto constituye una
violación al derecho de defensa del administrado frente
al poder de la Administración, pues el acto adminis-
trativo sancionatorio debe suspenderse mientras se discute
su legalidad a fin de no causar daños al contribuyente
quien puede resultar inocente en el proceso. Sin em-
bargo, el Proyecto de Reforma pretende que el parti-
cular sufra sin recurso alguno, tanto la clausura del esta-
blecimiento, como el pago de los salarios del personal
transitoriamente cesante, lo que, como es obvio, lesio-
na el derecho a la defensa, el derecho de propiedad y la
libertad económica del eventual afectado. La segunda y
no menos importante manifestación de hipertrofia de
poderes de la Administración está constituida por la fa-
cultad de presumir, entre otros casos: ventas o ingresos
por ventas, presunción de ingresos omitidos por ventas
o servicios gravados, presunción de diferencias en cuen-

290
tas bancarias y de diferencias entre insumas utilizados y
producción obtenida, así como cuantía de inventarios.
Con ese recurso se abre un campo fecundo para la
arbitrariedad y discrecionalidad del funcionario de conse-
cuencias impredecibles, así como una violación de prin-
cipios puesto que la Administración no puede imaginar
la capacidad contributiva a su antojo, sino comprobar su
existencia con hechos reales.

Constituye, asimismo, una degradación del derecho a la


defensa del contribuyente lo dispuesto en el Artículo 98 en
donde se expone: "el procedimiento establecido para la fisca-
lización, determinación y recaudación del tributo, así como
para la aplicación de las sanciones administrativas a que hu-
biere lugar no impide el ejercicio inmediato de la acción
penal ante los tribunales correspondientes y los procesos se-
guirán su curso, sin que pueda alegarse exención alguna por
falta de cumplimiento de los requisitos de formalidades deri-
vadas del acto administrativo", Finalmente, la presunción de
fraude sancionado con pena corporal, viola numerosos prin-
cipios jurídicos y se opone a la presunción de inocencia
consagrada como derecho fundamental en varias constitu-
ciones y Convenciones Internacionales sobre derechos hu-
manos.

11. Un notable especialista, invitado por la Academia Na-


cional de Ciencias Económicas para exponer sus puntos
de vista sobre este proyecto, refiriéndose a la situación
de indefensión en que quedaría situado un contribu-
yente, quien además de estar preso, se le aplican las
medidas precautelativas que se han comentado, expone:

"Basta imaginar un inventario embargado o cuentas


bancarias inmovilizadas que pueden paralizar el flujo
de caja de un negocio en operación. La situación se
radicaliza cuando se tiene presente que para levantar
una medida cautelar se requiere, por lo menos, de
una fianza cuyo costo financiero es elevadísimo. La
situación comentada plantea el problema de máxima
degradación del derecho a la defensa del contribu-
yente en un proceso judicial como el comentado..
¿Cómo puede defenderse el indiciado en estas circuns-
tancias? .. ¿Cómo puede defenderse un comerciante o
industrial, si no puede vender, si su inventario y sus
cuentas están congeladas? Ante este dilema, lo más
seguro es que sucumba ante la pretensión del Fisco o
simplemente quiebre".

291
Por otra parte, lo más injusto de este proceso radica en
que a pesar de todos los privilegios del Fisco, tampoco se
exija a éste garantía o fianza ante sus actos. De ese modo, en
caso de resultar inocente el particular sólo le quedaría la
posibilidad de reclamar daños que eventualmente se cance-
larían por la vía de "acreencias no prescritas", procedimiento
que resulta excesivamente largo y, en no pocos casos, marcada-
mente inoperante. Por ello, la más elemental garantía de equi-
librio exige que se instrumenten mecanismos para que el
Fisco proporcione garantías en caso de que el juicio favo-
rezca al contribuyente.

CONCLUSIONES

12. Las Academias Nacionales que suscriben el presente docu-


mento, están plenamente conscientes de que el país atra-
viesa en la actualidad por serios desajustes fiscales y de
que la evasión tributaria venezolana es y ha sido tradicio-
nalmente elevada. No obstante, consideran que la solu-
ción a un problema como el planteado debe acome-
terse no sólo mediante el incremento de los ingresos.
sino también a través de una reducción y. sobre todo.
de una racionalización de los egresos. Ante la presente
crisis fiscal, originada por el estancamiento en los tribu-
tos de origen petrolero y la elevada carga que impone el
servicio de la deuda pública, el Estado ha procedido
sólo a propiciar el aumento de las recaudaciones tribu-
tarias a través de nuevos instrumentos legales. pero son
escasas o casi nulas las medidas orientadas a la reduc-
ción o reorientación del gasto público en situación eón-
sana con las verdaderas necesidades de la economía.
Desde otro punto de vista. el incremento de la carga
impositiva se trata continuamente de justificar bajo el
su puesto de que los índices de presión tributaria en
Venezuela son reducidos. cuando en realidad no lo son.
puesto que el Fisco ha venido percibiendo por cerca de
15 años uno de los más elevados y regresivos tributos
como es la devaluación de la moneda que merma la
capacidad adquisitiva del consumidor, a la vez que incre-
menta la recaudación fiscal neta en la medida en que
aumenta el contravalor en bolívares de las exportacio-
nes petroleras. De igual modo, existe la percepción gene-
ralizada de que los nuevos tributos no benefician al
contribuyente, puesto que hasta ahora no se han tradu-
cido en mejoras de los servicios públicos esenciales ni
contribuyen a estimular el proceso económico. por ser
absorbidos, al parecer, en la pesada carga burocrática
del Estado.
292
La mayoría de estas apreciaciones están sustentadas por
voluminosos y muy documentados estudios que se han reali-
zado en el país por comisiones encargadas de analizar las
materias concernientes a tributación, gasto público y reforma
del Estado, a las cuales se ha hecho poco caso y cuyas re-
comendaciones permanecen vigentes en la mayoría de los ca-
sos. Basta citar al respecto las recomendaciones de la Co-
misión Shoup a finales del decenio de los años cincuenta; los
estudios y recomendaciones de la Comisión de Administra-
ción Pública, creada en 1958 atendiendo sugerencias de una
Misión de asistencia de la ONU, así como también los trabajos
y recomendaciones de la Comisión de Estudio y Reforma
Fiscal, creada por iniciativa del Congreso de la República y
del Ejecutivo Nacional, cuyas labores fueron coordinadas por
el Dr. Tomás E. Carrillo Batalla, Individuo de Número de
estas Corporaciones.

13. Con respecto a la salida de la actual crisis económica y


fiscal las Academias expresan su inconformidad con acen-
tuar los sacrificios del contribuyente como única y fun-
damental vía de restaurar el equilibrio y eliminar el dé-
ficit fiscal, especialmente si se toma en cuenta que tan-
to la teoría como la práctica recomiendan aliviar la car-
ga tributaria en tiempos de depresión y aumentarla en
períodos de prosperidad. Ello constituye la esencia de
una sana política tributaria que aconseja estimular la
economía para que produzca más en depresión y frenar-
la para que no se sobreexpanda en prosperidad. Lo
deseable es que el equilibrio de la economía gobierne al
equilibrio fiscal. Quiere balancear las cuentas fiscales a
costa de destruir la economía productiva constituyendo
un imperdonable error de estrategia económica que, a la
larga, incide negativamente sobre las propias cuentas
fiscales y la colectividad en general.

Consecuencialmente, lo que está planteado en Vene-


zuela, además de intensificar la fiscalización tributaria utili-
zando los instrumentos de control existentes, es tratar de
lograr un redimensionamiento del Estado y adecuar el gasto a
ese nuevo ámbito; destinar una mayor proporción de recursos
a inversiones de carácter legítimamente reproductivo como
medio de crear fuentes de trabajo que puedan absorber el
creciente desempleo y el excedente de personal de la adminis-
tración pública, todo lo cual debe propender a un desarrollo
económico y social más armónico y sostenido. Pero, al pare-
cer, la acción del Estado tiende a inclinarse con preferencia a
la vía de creación de nuevos impuestos y, en el caso de la

293
reforma en estudio, a establecer medidas coercitivas que aten-
tan contra los derechos humanos, sin hacer uso mas ade-
cuado de los instrumentos de control establecidos en las le-
yes vigentes.

14. Independientemente de la necesidad imperiosa de bus-


car la solución del problema fiscal mediante equilibra-
das políticas de reducción de egresos y aumento de
ingresos, las Academias expresan su desacuerdo con la
proyectada reforma del Código Orgánico Tributario. En
primer lugar, porque no considera necesario a los fines
planteados reformar dicho Código. En segundo término,
por no ser éste, como ya se ha dicho, una pieza sujeta a
continuos cambios. En tercer lugar, porque no se estima
procedente dicha reforma y, finalmente, porque existen
serias dudas acerca de la constitucionalidad de varias de
las modificaciones propuestas, en particular, aquellas que
limitan seriamente el derecho a la defensa de los ciuda-
danos. Bajo estos últimos supuestos, las disposiciones
contenidas en dicho Código constituyen una profunda
transformación en la filosofía jurídica, económica y tri-
butaria que ha prevalecido en el país.

Especial referencia debe hacerse al hecho de que la


concepción democrática del vigente Código Orgánico Tribu-
tario trata de sustituirse en el Proyecto de Reforma, por pre-
ceptos que consagran la supremacía de los intereses de la
administración por encima de los derechos del ciudadano.
Ese cambio de filosofía que involucra el aplastamiento de los
derechos del contribuyente, no está en concordancia con el
ordenamiento jurídico de los países civilizados, fundamenta-
do en principios adoptados desde la Revolución Francesa,
consagrados en todas las modernas constituciones y defen-
didos continuamente en Foros Internacionales. Son numero-
sas las declaraciones de las Naciones Unidas y de otros organis-
mos en donde se consagra como primordial la defensa de
esos derechos. En Venezuela, a pesar de las penosas dictadu-
ras que hemos padecido, no se ha dado el caso de que en los
textos legales se establezcan instrumentos que traspasen los
límites del derecho humanitario. La reforma del Código Or-
gánico Tributario propuesta traspasa los límites de la filo-
sofía democrática en la letra y espíritu de las normas que
consagra.

Por otra parte, las disposiciones del mencionado Có-


digo se prestan a peligrosas desviaciones, en la medida en
que colocan al contribuyente en una situación de virtual inde-

294
fensión jurídico-económica e incrementan la discrecionalidad
del funcionario, pudiendo utilizarse como instrumento de extor-
sión e incluso de persecuciones políticas en un país en don-
de tales prácticas lamentablemente no han sido superadas.
Esas posibilidades de desviación se acrecentan por el hecho
de que, en última instancia, la interpretación de los estados
financieros del contribuyente puede realizarse 'desde muy va-
riados puntos de vista, dependiendo de la interpretación que
se haga de normativas tributarias o de prácticas contables
diferentes, todo lo cual justifica el mecanismo de legítima
defensa contenido en nuestro actual régimen contencioso tribu-
tario. La posibilidad de encarcelar, multar y clausurar de ma-
nera simultánea el establecimiento del contribuyente por pura
presunción de delito fiscal, priva del derecho a la defensa a
los contribuyentes y puede colocarlos a merced de manos
inescru pulosas que podrían crear una situación de terrorismo
tributario, capaz de arruinar la economía nacional y debilitar
las bases del sistema democrático.

POSmlLIDADES ALTERNATIVAS

15. Como medios alternativos de incrementar la recauda-


ción fiscal sin llegar a los extremos de sancionar un
Código Orgánico Tributario cuyo texto, como se ha visto,
contiene disposiciones y procedimientos que traspasan
los límites de la filosofía democrática y resultan con-
trarios al más elemental derecho a la defensa del ciu-
dadano, se recomienda la adopción de una serie de
medidas que de ser racionalmente aplicadas pueden traer
consigo resultados altamente positivos. Estas medidas
tienen la ventaja de que, en la mayoría de los casos,
pueden adoptarse por vía administrativa. Ellas son:

a) Aplicar a cabalidad las disposiciones del Código


Orgánico Tributario vigente, el cual fue reformado
en 1984 con el fin de proporcionar al Gobierne Na-
cional medios más efectivos de recaudación de im-
puestos y mayor poder coercitivo sobre el contri-
buyente, como lo demuestra el hecho de que tales
medidas están siendo aplicadas en la actualidad
por el SENIAT con positivos resultados. A mayor abun-
damiento, el vigente Código Orgánico Tributario
contiene todos los instrumentos que pueden aplicar-
se en un Estado de derecho donde se respeten los
más elementales principios constitucionales, como
lo demuestra la circunstancia de que permite el
embargo de bienes de contribuyentes, pero tam-

295
bíén la suspensión temporal de la medida si el
indiciado interpone un amparo y se pone a derecho.

b) Sacar mejor provecho de las posibilidades de con-


trol tributario que ofrece la Ley de Impuesto a los
Activos Empresariales, modalidad ésta que según
destacaron sus proyectistas en la correspondiente
Exposición de Motivos, permite establecer cierto
control del impuesto sobre la renta, determinado
por la proporcionalidad o correlación que, salvo
excepciones, debe existir entre los activos de una
determinada unidad productiva y los beneficios que
se registran mediante la utilización de tales acti-
vos. En todo caso, debe advertirse que destacados
especialistas en materia fiscal se han pronunciado
por la revisión de este impuesto, para evitar que al
gravar determinados activos pueda desestimular la
inversión o encarecer indefinidamente los costos
de producción; o en otros casos, resultar oneroso
al gravar activos que no están en producción, como
actualmente ocurre.

c) Profundizar en los procedimientos de fiscalización


mediante selección de muestras de contribuyentes
por mecanismos de tipo aleatorio y aprovechar las
posibilidades de cruzar o cotejar distintos tributos a
través de la contabilidad de ajuste por inflación
que, por razones obvias, tiende a generalizarse en
la mayoría de las empresas. Aplicar severas multas
y embargos de bienes de contribuyentes en casos
debidamente justificados, pero respetando su dere-
cho a la defensa tal como lo establece la norma-
tiva jurídica vigente.

d) Estudiar la posibilidad de avanzar hacia la transfor-


mación del Impuesto al Consumo Suntuario y Ven-
tas al Mayor en un Impuesto al Valor Agregado
(IVA), modalidad impositiva cuya aplicación en el
país fue analizada con detenimiento y sobre la cual
se registró alto consenso -tanto a nivel del Ejecu-
tivo Nacional como del Congreso de la República-,
como lo evidencia el hecho de que este impuesto
fue establecido durante la Administración del Dr.
Ramón ]. Velásquez a través de la Ley Habilitante
que autorizó al Presidente de la República para
dictar, en Consejo de Ministros, ciertas leyes tribu-
tarias y financieras. El Impuesto al Valor Agregado,

296
además de su potencial en materia de recaudación,
presenta la ventaja de que al gravar las distintas
etapas del proceso de producción y comercializa-
ción cierra un circuito que permite controlar la apli-
cación de las demás modalidades de tributación,
especialmente el Impuesto Sobre la Renta. Este im-
puesto es aplicado con bastante éxito tanto en paí-
ses europeos como en América Latina y, en el caso
de Venezuela, su adopción se facilitaría por el hecho
de que ya se ha establecido un impuesto a las
ventas. El IVA es una modalidad que por sus muy
especiales características tiende a generalizarse a
nivel mundial y que, tarde o temprano, se adop-
tará en Venezuela. Su producción, sin necesidad de
aumentar la tasa, sería significativamente mayor que
el impuesto actualmente aplicado que todos pagan,
pero que el Fisco sólo parcialmente lo recauda.

e) Actualizar y poner en práctica las recomendacio-


nes de la Comisión de Estudio y Reforma Fiscal
creada en 1980 mediante Decreto Ejecutivo NQ 550,
la cual realizó un estudio integral del sistema fis-
cal venezolano tanto desde el punto de vista del
gasto como del ingreso y formuló distintas recomen-
daciones de tipo legal y administrativo que no han
tenido suficiente acogida. Los estudios de la mencio-
nada Comisión, publicados por la Academia Na-
cional de Ciencias Económicas en 1988, constan de
32 volúmenes en donde se analizan -entre otros-
los aspectos relacionados con la obtención de ma-
yor eficacia en los sistemas de recaudación.

APRECIACIONES FINALES

16. Como observación final, las Academias que suscriben


desean enfatizar la circunstancia de que según conoci-
dos especialistas la moral fiscal y la conciencia tribu-
taria de los ciudadanos suelen elevarse, generalmente,
en el Estado de Derecho, con el respeto a los princi-
pios constitucionales y a las garantías de los ciudada-
nos y suele, por el contrario, deteriorarse en sistemas de
gobierno en que no se respetan esos principios y consa-
gran regímenes como el que propicia con la mencio-
nada reforma del Código Orgánico Tributario, en donde
el poder omnipotente del Estado se impone sobre el
ciudadano, privándolo prácticamente de su legítima de-
fensa. El carácter desmoralizador que se produciría con

297
ese sistema de represión tributaria, aunado a la díscrecío-
nalidad del funcionario y a la corrupción generalizada
que ha venido apoderándose de la mayoría de los estra-
tos de nuestra sociedad, pudiera conducir a flagrantes
casos de corrupción que se traducirían en enriqueci-
miento de funcionarios, impunidad para los evasores de
impuestos y escasos proventos adicionales para el Esta-
do, todo ello sin mencionar la posibilidad de extorsión a
que pudieren estar sometido el contribuyente honesto y
respetuoso de sus deberes para con el Fisco. Finalmente,
no puede pasarse por alto que la generalización de pe-
nas privativas de la libertad para delitos de tipo econó-
mico, establecidas por leyes especiales y no por el Có-
digo Penal, resulta contraria al establecimiento de un
clima de confianza necesario para atraer inversiones y
solucionar el problema de la crisis que afecta a la ma-
yoría de los sectores y que tienen su natural incidencia
en las Finanzas Públicas.

Caracas, Marzo de 1996.

Rafael Fernández Heres Hildegar Rondón de Sansó


Presidente.de la Academia Presidente de la Academia de
Nacional de la Historia Ciencias Políticas y Sociales

Antonio Aguirre
Presidente de la Academia
Nacional de Ciencias Económicas

298
COMENTARIOS DEL
CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL
ACERCA DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE

l. EL ESCENARIO

Durante los primeros 105 días transcurridos entre comien-


zos del año de 1996 y el 14 de abril, se conformó un
escenario de expectativas y de conjeturas sobre las medi-
das económicaS que adoptaría el Ejecutivo Nacional, mu-
chas de las cuales eran anunciadas parcialmente por
algunos de los dirigentes poltticos del tren ministerial.

Ello ocurría en un ambiente en el cual se había prolon-


gado la crisis, profundizada en 1995, por lo cual se
acentuaba la ansiedad en el cuerpo social por los estra-
gos económicos y sociales y ante la inexistencia de una
estrategia de desarrollo clamada por el colectivo. Ocu-
rría también en un panorama muy incierto y en medio
de los ajustes indispensables que imponía la modifi-'
cación del tipo de cambio oficial, que había sido eleva-
do de Bs./170,oo a Bs./$ 290,00, el 11 de diciembre de
1995. Los precios al consumidor habían registrado un
incremento del 23.9% durante el primer trimestre, lo que
determinó una caída de más del 25% en el salario mí-
nimo real y un aumento a más de Bs. 75.000 en el cos-
to mensual promedio de la canasta alimentaria con res-
pecto al nivel medio estimado por la OCEI para 1995
(Bs. 56.487). Todo lo cual contribuía a comprimir más la
demanda, la que durante 1995 había caído en 3,3% en
alimentos, bebidas y tabaco.

El escenario se tornaba más complejo ante la imposi-


bílídad.de promulgar la Ley de Presupuesto para 1996 y
la consiguiente necesidad de reconducir el de 1995, con
lo que se hacía más incierto el panorama, en razón de
que la devaluación del signo monetario ocurrida en diciem-
bre, si bien proporcionaba mayores ingresos al Fisco,

299
también encarecía los bienes que el Estado requiere para
su funcionamiento, cuyo impacto es considerable, ha-
bida cuenta de que sus gastos de consumo representan
más del 8% del gasto global de la economía venezolana
y más del 17% del consumo privado.

Todo esto ocurre en momentos en los cuales el proceso


anómico, resultado del deterioro social cada vez más
pronunciado y la consecuente pérdida de los consensos
sociales fundamentales, amenaza con la aparición del
síndrome de la anarquía y del libertinaje, en términos de
la generalización de aquel proceso. Su gravedad radica
en lo que podría calificarse como institucionalización
del desorden, cuya característica esencial es que parece
representar el comportamiento normal en todos los ac-
tores negativos en lo cultural, en la medida en que ha
corroído la identidad y el autorrespeto, y generalizado
los antivalores.

En un cuadro de esa naturaleza, ya no se trata de apli-


car proyectos y planes correctivos de corto plazo, se
trata de encontrar vías de acción política, económica,
social y cultural que redefinan a la sociedad venezolana
en términos de una auténtica decisión democrática y
partícipativa.

D. LAs MEDIDAS

El 15 de abril de 1996 el Presidente de la República, en


una alocución pública, confirmó algunas de las medidas
que se habían anunciado extraoficialmente. Ellas se re-
fieren, concretamente, al aumento del precio de los com-
bustibles, la liberación total del control de cambios que
regía desde el 27 de junio de 1994, aumento de la tasa
en el Impuesto al Consumo Suntuario y Ventas al Ma-
yor, desde 12,5% al 16,5% (sujeto a aprobación del Con-
greso), liberación de las tasas de interés y aumentos en
las tarifas de servicios públicos (40%).

Se acompañarían con programas sociales para mitigar


los efectos sobre las personas de más bajos ingresos,
por montos que se estiman en Bs. 580.000 millones (2%
del PIB), a cubrir con los fondos que generen el mayor
precio de los combustibles y dividendos de PDVSA, más
recursos provenientes de la devaluación y del Impuesto
General a las Ventas.

300
El Ejecutivo aspira a que el déficit fiscal, incluyendo la
capitalizaci6n de FOGADE y los pagos al Banco Central
de Venezuela, se reduzca al cierre del año a 1,9% del
PIE.

Desde la perspectiva gubernamental, algunos de los pro-


gramas sociales, como los relacionados con la juventud,
vivienda y creaci6n de pequeñas industrias, contribui-
rán a moderar los impactos mediante la ocupaci6n de
mano de obra temporal.

Anunci6 el Presidente la disposici6n de abrir la Petro-


química a la participación del sector privado, así como
la continuaci6n de la privatizaciones, y se refiri6 al IX
Plan de la Naci6n y a la Agenda Venezuela. Esta última,
según expres6, fue tomada como base para las conversa-
ciones con el Fondo Monetario Internacional, cuyo apoyo
señal6 como "un factor muy importante para la con-
fianza en los medios financieros del mundo entero y en
relaci6n a los inversionistas y a los agentes económi-
cos".

111. Los EFECTOS INMEDIATOS

El hecho de que la opini6n pública estuviese informada


con suficiente antelación acerca de las medidas, por
declaraciones de algunos ministros, y de que su adop-
ción hubiese sido precedida por negociaciones con re-
presentantes del FMI y consultas con el Banco Mundial
y el Banco Interamericano de Desarrollo, lo que las
inscribe en la l6gica de las políticas que esos organis-
mos recomiendan, determin6 que prácticamente no ha-
yan sido recibidas como sorpresas, excepci6n hecha de
los saltos en el precio de la gasolina y del diesel, que -
de hecho- han paralizado a la actividad pesquera y
amenaza seriamente a la agricultura animal y vegetal.

Pasados los primeros treinta días desde el anuncio y


cuando aún se espera la implantación y puesta en prác-
tica de algunas de la medidas, el escenario luce bastan-
te incierto, ya que los agentes económicos' parecen aguar-
dar una mayor informaci6n sobre detalles', y sobre el
posible comportamiento de la divisa, dado el alto nivel
de dolarizaci6n que ha alcanzado la economía; y el
consumidor no se repone de las alzas de precios que le
afectan desde diciembre ante el rezago en los ajustes de
las remuneraciones.
301
En este sentido es importante consignar que hubo reac-
ciones inmediatas por parte de los especuladores tradi-
cionales, que dentro del ambiente inflacionario en que
vivimos, han encarecido muchos productos ante la libe-
ración de precios. En otros casos, las presiones por li-
berar precios de productos sometidos a controles admi-
nistrativos se intensificaron.

Al cierre de abril, el Indice de Precios al Consumidor


(base 1984=100) se eleva en 8,6% (inferior según el
Ministro de Hacienda a la estimación del 10% hecha por
el FMO, para marcar una inflación acumulada del 34,5%
en el primer cuarto del año, y una tasa anualizada del
85,8% (abril 95-96).

El crecimiento del 7,2% en el Indice de Precios de Ali-


mentos, que marca un acumulado del 30,7% en enero-
abril, eleva el costo de la Canasta Alimentaria en un
aproximado de Bs. 87.000, por lo que el salario mínimo
queda rezagado y supone la incorporación de más fami-
lias al ya alto contingente de pobreza extrema.

El problema en realidad excede a la sola consideración


del ajuste a los precios finales. Se extiende a las varia-
ciones de los precios relativos en los diferentes círculos
productivos y sus encadenamientos y, fundamentalmente,
a la carencia de una política concertada de precios. En
el sector agrícola se observa claramente esta situación.
El Presidente de la Federación Venezolana de Porcicul-
tura (FEPORCINA), en declaraciones recientes (8 de mayo
de 1996, Economía Hoy) advierte sobre un posible in-
cremento en el precio del cerdo en pie, ante el alza de
un 40% en el valor de los alimentos balanceados, los
cuales representan aproximadamente el 80% de los re-
querimientos de la producción porcina y cuyos insu-
mas, en su mayoría, son importados, por lo que están
dolarizados. Estima que a nivel de consumo el kilo de
cerdo que se vendía entre Bs. 950 y Bs. 1.100, podría
incrementarse a un mínimo entre Bs. 1.254 y Bs. 1.353
(154% en promedio). El Presidente de FEPORCINA destaca
que el consumo per cápita de cerdo en el país ha dismi-
nuido de 11kg.laño en 1989 a 5,5kg.laño en 1995.

Esta posición seria se compadece con la actitud igual-


mente responsable en los líderes del sector agrícola en
su conjunto (FEDEAGRO), quienes comparten la orien-
tación y los objetivos de las medidas de ajuste macroeco-

302
nómico, pero consideran que el carácter fiscalista de
algunas de ellas -"si bien apuntan en la dirección correc-
ta para reducir el déficit del sector público"-, deben ser
acompañadas de un plan de reactivación económica,
por lo que propusieron al Gabinete Económico un con-
junto de medidas para conciliar ajuste con reactivación
(Hirarn Gaviria, El Universal, 02-05-96 y 16-05-96), todas
ellas orientadas a atenuar el impacto de los factores
negativos.

En torno a los efectos inflacionarios, los Ministros de la


economía prevén una inflación del 95% en 1996, como
consecuencia del impulso que tomarán los precios en
los primeros cuatro meses: esperan que después de julio
comience a decaer el ritmo ascendente del costo de los
bienes y servicios; y a partir de septiembre es posible
que el promedio mensual sea del 2%. El cumplimiento
de esa previsión, según una corriente de opinión, depen-
derá de muchos factores, entre ellos, el comportamiento
no previsible de los agentes económicos y sociales, las
variaciones del tipo de cambio, la medida en que se
controle el gasto fiscal y las posibilidades de que el
sistema financiero sea saneado y fortalecido.

El anuncio del Presidente de "desmantelar" el control de


cambios e ir "hacia una liberación completa del régi-
men cambiario para que sea el mercado el que esta-
blezca el valor de la divisa extranjera", se concretó el
día lunes 22 de abril, en una jornada calificada por
operadores del mercado cambiario como "tranquila y
con muchos inversionistas a la expectativa", pero con un
salto en la devaluación de Bs, 290 a Bs. 499. Esto signi-
fica que en cuatro meses el bolívar ha experimentado
una devaluación del tipo de cambio oficial en el orden
del 193,50%. De hecho, la cotización señalada se apro-
ximó al tipo de cambio no oficial representado en los
bonos Brady, que había alcanzado a Bs. 500,19 al cierre
de marzo.

Como es sabido, en los días siguientes el tipo de cam-


bio tendió a estabilizarse en alrededor de Bs./$ 467,
hasta el 15 de mayo cuando repuntó a B's./$ 475,25.

El período de estabilización fue posible porque el Ban-


co Central ofreció Títulos de Estabilización Monetaria
(TEM) a una tasa atractiva que representaba aumento de
la tasa real de interés y hubo lógicamente una preferen-

303
cia por esos instrumentos frente al dólar por parte de
quienes disponían de excedentes de liquidez, 10 que les
permite acumular la ganancia rápida y de corto plazo. El
descenso de volumen de depósitos en el sistema ban-
cario al cierre de abril con respecto al mes precedente
confirma esa apreciación.

Es de advertir que el Banco Central puso a prueba la


estabilidad de la divisa mediante una reducción del ren-
dimiento de los TEM, 10 que inmediatamente elevó la
cotización del dólar 06 de mayo), por la demanda que
ejerció la banca, de acuerdo con opinión de los ope-
radores.

La doctrina y la experiencia de la aplicación de la po-


lítica monetaria inspirada por la defensa de la tasa de
cambio, indican que se trata de un juego sumamente
peligrosos, que estimula la inflación con todos sus efectos
perniciosos, además de que afecta seriamente al sector
real de la economía y se privilegia al financiero, con el
agravante de que se favorece la actuación de quienes
disponen de suficientes recursos líquidos: la acumula-
ción de esos capitales que representan importante por-
ción de los recursos del país, ofrecen gran riesgo por la
facilidad con que se fugan ante cualquier señal que
indique un movimiento adverso en sus ganancias. Esa
fue la experiencia habida en 1994.

IV. REACCIONES ADVERTIDAS

En realidad, el programa de ajuste parecía inevitable e


impostergable. Se había formado una fuerte matriz de
opinión en torno al tema y a la necesidad de un cambio
en la dirección adoptada. Una vez dado el primer paso,
surgen los interrogantes acerca de "la capacidad del go-
bierno y de los agentes económicos venezolanos para
manejar el programa" (Revista SIC N° 58, mayo 1996), por-
que ciertamente el éxito del mismo dependerá de la
coordinación de las medidas y especialmente de la capa-
cidad de acción conjunta del sector público y del sector
privado, tanto laboral como empresarial, e incluso de la
posibilidad de que se introduzca cierta flexibilidad en
algunas de las medidas para evitar el cese de activi-
dades generadoras de empleo.

Los resultados de diversos sondeos de opinión advier-


ten que el programa no parece haber tenido en cuenta

304
suficientemente el sentimiento de las mayorías, lo que
se revela en las reacciones de algunas instituciones, co-
mo es el caso de los gremios universitarios, que llaman
la atención sobre la subordinación de las políticas es-
tratégicas y destacan los efectos de estímulo a la infla-
ción y la continuidad de la misma como consecuencia
del aumento de la gasolina, el incremento del impuesto
a las ventas, la supresión del control de cambios y el
aumento de las tasas de interés; además de los efectos
sobre la seguridad social y las conquistas laborales, y la
educación, e incluso advierten sobre una posible esca-
lada represiva y el propósito de la privatización de
PDVSA.

El sector comercio, que respalda institucionalmente las


decisiones del Gobierno, expresa preocupaciones por el
predominio fiscalista de la Agenda Venezuela, la desa-
parición del concepto de "racionalización del tributo" y
su substitución por incrementos recurrentes en las tasas
impositivas, el uso de la devaluación como instrumento
fiscal, los bonos y subsidios á ser manejados por una
estructura administrativa cuestionada, el mantenimiento
de una estructura jurídica antieconomicista y el aisla-
miento parlamentario de los propósitos de la Agenda
Venezuela.

Muchos sectores han hecho notar cierta escalada en la


criminalidad con incremento de la inseguridad, lo que
puede ejercer influencias negativas en el desempeño del
plan.

Una revisión de los medios de comunicación impresos


permite resumir las opiniones sobre las ventajas de las
medidas, sin orden de prioridad.

la posibilidad de disminuir la inercia inflacionaria;


el libre acceso a la compra de divisas;
la posibilidad de recuperación económica;
la liberación de las tasas de interés;
el mejoramiento posible de la intermediación financiera;
el estímulo a las exportaciones no tradicionales;
el acceso a los mercados financieros internacionales;
la aceleración de las privatizaciones;
fortalecimiento de las reservas internacionales;

305
atracción de las inversiones extranjeras;
financiamiento multilate-ral para programas sociales;
el fundamento del Programa en un plan preconce-
bido;

Al propio tiempo, las opiniones sobre las desventajas


indican:

incremento brusco de los precios;


altas tasas de interés que contraerán más la econo-
mía;
efecto sobre la intermediaci6n financiera por la con-
tracción económica,
crisis fiscal por aumento de los gastos;
conflictividad social;
descoordinación de programas sociales;
marco jurídico inalterado;
retraso en el plan de empleo;
carencia de planificaci6n de largo alcance;
no prevé renegociaci6n de la deuda;
demasiado énfasis de las condicionalidades del FMI,
BM Y BID.

v. CONCLUSIONES

De acuerdo con los elementos señalados y habida cuenta


de las condiciones críticas que ha vivido el país, en lo
que parte importante de su profundización se ha debido
a la carencia de un rumbo definido, el plan -aun con
sus múltiples limitaciones- debe ser bienvenido como
una señal de rectificación.

Debemos entender, sin embargo, que su adopción no


excusa de trabajar en la conformación de un proyecto
de país que defina lo que sus pobladores autonómi-
camente desean y que marque el rumbo a seguir para
alcanzar un verdadero desarrollo humano, lo que pue-
de significar incluso modificar -si es necesario- el tipo
de ajuste cuyo rostro debe humanizarse.

306
En este sentido considera el Consejo que no es sufi-
ciente -dada la complejidad de la situación venezolana-
atacar sólo partes de la problemática económica, menos
aún, si ello supone, como en el presente, suturar las
heridas sociales, con lo cual se posterga la curación.

El punto de partida está en comprender que Venezuela


se ha convertido en un país de desigualdades, en el
sentido de que el venezolano promedio de hoy está
sometido a condiciones adversas para su desarrollo co-
mo persona sana, nutrida y educada, dado el impacto
que ha recibido por efecto de la crisis múltiple, cuyo
resultado no ha sido homogéneo sino que ha castigado
duramente a los más pobres y ha creado más pobres.

De esa manera hay en el país 1,7 millones de niños


pobres (UNICEF) y 5 millones de seres, entre O y 18
años que sobreviven en condiciones de marginalidad
(Centro Comunitarios de Aprendizaje-CECODAP); el 30%
de los niños venezolanos sufre de desnutrición y el 20%
en edad preescolar padece de desnutrición crónica; y se
registra el consumo de lecho más bajo en los últimos 25
años (sus precios aumentan en 147% de abril 95 a abril
96). Pero el gasto social por persona baja en 37% entre
1984 y 1994, período en el que la inversión en salud cae
también en 59%. Todo esto priva de porvenir a tan
importante contingente humano.

De acuerdo con los estudios de la Fundación CA VENDES, los


cambios nutricionales que se han experimentado en la
población venezolana son señales claras de alerta, entre
otras cosas, porque por cada 10% de pérdida de peso se
produce una disminución en 20% en la productividad
laboral, por lo que el tema es trascendente no sólo
desde los puntos de vista moral y social, de suyo extrema-
damente importantes, sino también desde el punto de
vista económico, así como desde las perspectivas políticas
y culturales.

Preocupa en ese sentido que las investigaciones reali-


zadas muestran que la beca salario, el PAMI y el bono
alimentario, dejan fuera al 40% de las familias que re-
quieren esos auxilios: en cambio, un 30% de quienes lo
están recibiendo, no lo necesitan. De los 14 programas
sociales que contempla la Agenda Venezuela, sólo 3
tienen una visión a largo plazo (reínserción laboral, ca-
pacitación y empleo joven y fomento ocupacional), los

307
otros 11 responden a problemas coyunturales derivados
del plan de ajuste y no tienen relación alguna con una
política social permanente (Centro de Estudios Labo-
rales, El Universal, 29-04-96).

Es ciertamente dramática y riesgosa la ampliación de la


brecha entre los sectores sociales. En efecto, las investi-
gaciones e informes realizados por diferentes institucio-
nes coinciden en que el nivel de pobreza en Venezuela
es de más del 80% y que 17 millones de venezolanos no
pueden satisfacer sus necesidades básicas por el nivel
precario de ingresos que reciben. Además, se estima en
más del 26% la pobreza crítica, integrada por gente que
ni siquiera tienen para comer. Es realmente grave la
existencia de una franja -450 mil familias, tres millones
de personas- que no tienen acceso a los programas
sociales.

Para el Consejo, la corrección de las desigualdades no


es quitarle a los ricos para darle a los pobres. No es dar
pescado. Es enseñar a pescar. Ello obliga a situar al ser
humano corno eje y centro del desarrollo y plantea la
necesidad de la cohesión social y su principal funda-
mento: la equidad. Estas son imprescindibles para lo-
grar la transformación productiva, la cual es indispen-
sable para alcanzar el objetivo de la inserción en la
economía mundial.

Todo ello supone transformaciones profundas que exce-


den en mucho a las solas medidas económicas y trascien-
den a lo cultural, porque buena parte de la crisis que
hemos padecido se explica por las deformaciones cultu-
rales que el país ha experimentado. Estas se revelan en
el predominio que tienen los antivalores y el casi culto
que se le profesa en la pérdida de la autoestima y de
autorrespeto, en la entronización de la cultura del de-
rroche, del despilfarro, de la corrupción y de la improvi-
sación. En suma, la pérdida del concepto de "ciuda-
danía", significando con ésta que "cada ser humano dis-
ponga de capacidad de desarrollarse plenamente en la
familia, en el trabajo, en la sociedad, en la política, en la
cultura, y que al propio tiempo mantenga vínculos de
cohesión social, acceso a los códigos de pertenencia y a
una participación plural, sistemática, informada, en el
mundo de la política" (Consejo de Economía Nacional:
"Una Propuesta al País", dic. 1995).

308
Es por esto que el Consejo reitera que es inaplazable
todo esfuerzo para rescatar la ciudadanía y la compe-
titividad, en el sentido amplio de idoneidad, como elemen-
tos indispensables del desarrollo humano que precisa el
país, lo que supone mejorar el recurso humano y asig-
nar a la educación la prioridad fundamental, porque ella
"es la mejor inversión para erradicar la pobreza", como
acertadamente ha afirmado el Secretario General de la
UNESCO, el 13 de mayo último (El Nacional, 14-05-96).

Los comentarios hechos, que responden a apreciaciones


objetivas de las realidades del presente y a inquietudes
legítimas sobre la evolución posible del cuadro socio-
económico, inducen al Consejo de Economía Nacional a
sugerir a los Poderes Públicos, de manera responsable y
en ejercicio de su función asesora, algunas líneas de
interés de cara a conformar bases firmes para un desa-
rrollo humano. En ese sentido el Consejo se permite
reiterar las recomendaciones contenidas en sus infor-
mes anuales de la urgencia de diseñar un "Proyecto de
País", en el entendido de que la única opción para
superar la crisis múltiple que padecemos es lograr un acuer-
do de todos, con la parttctpacton de todos y el sacrificio
de todos, para beneficio de todos, en una acción colecti-
va que permita aprovechar las fortalezas y reservas ma-
teriales y morales que aún tenemos, y reorientar los
esfuerzos de inversión, trabajo y dedicación hacia prio-
ridades internas productivas, sociales y culturales. Todo
ello partiendo de la premisa de que la crisis no es
solamente un problema de desajustes macroeconómicos,
sino también de problemas sociales, políticos, gerenciales,
culturales y éticos, y que todos somos responsables.

Precisamos un escenario de entendimientos, de rectificaciones


y de conjunción de voluntades, que permita modificar
esa suerte de estrategia sin desarrollo que hemos seguido.

El Consejo, por su composición plural, reconoce el esfuerzo


del Gobierno Nacional en sus negociaciones con los
organismos financieros internacionales para hallar equi-
librio apropiado entre lo económico y lo social. Esto
responde a la convicción de que el punto de partida
para las actividades del desarrollo está determinado por
las condiciones sociales prevalecientes. Esas condicio-
nes sociales deben determinar las prioridades y la orien-
tación del desarrollo. Cuando esas condiciones están car-
gadas de carencias, como ocurre en Venezuela; y están

309
afectadas por desigualdades, como en nuestro caso, la
tarea del desarrollo debe comenzar por reducir las caren-
cias y eliminar las desigualdades. Todo ello reclama un
empeño firme y a fondo en la ejecución de una política
clara y definida de seguridad social; de suficiente amplitud,
que acompañe la aplicación de las medidas macroeco-
nómicas.

Teme el Consejo de Economía que el diseño de las


medidas cuyo énfasis está. en la economía simbólica (tasas
de cambio y de interés, y aspectos financieros y fiscales),
pueda generar un desbalance al privilegiar esa econo-
mía sobre la economía real. Por ello considera indispen-
sable el proceder al diseño de políticas industriales, agrt-
colas y de serutcios, las cuales no están suficientemente
contempladas en la Agenda Venezuela, donde se omi-
ten los estímulos indispensables al inversionista nacio-
nal y parecen exagerarse los incentivos al extranjero.

Se trata de complementar las medidas del combate a la


inflación con las destinadas a fortalecer la economía
real, 10 que supone reactivar todo el aparato productivo
para la generación de empleos e ingresos. Al respecto
cabe recordar que la economía real se vincula estrecha e
indesligablemente con 10 social. El grueso del empleo se
genera en esa economía y los bienes materiales (alimen-
tos, vestidos, calzados, enseres, etc.) son los resultados
de las diferentes actividades productivas. Uno y otro
sector se entrelazan en términos de educación, salud,
nutrición y seguridad social en general. Las deficiencias
en estos sectores repercuten en la producción y vice-
versa. Esto dice, claramente, de la urgencia de atender
esa economía.

El Consejo de Economía Nacional cree firmemente que


las medidas económicas adoptadas serían más efectivas
si se complementan con las líneas anotadas, para co-
rregir tanto las tendencias de los indicadores económicos
convencionales como los indicadores sociales, cultura-
les y políticos: crecimiento de pobreza con todas sus
secuelas; incremento del deterioro del ambiente, que
hace insostenible el desarrollo; exacerbación de la inse-
guridad; aumento de la dependencia; de la vulnerabi-
lidad y de la pérdida de la identidad; multiplicación de
las tensiones entre los diferentes actores sociales y econó-
micos; mayor inestabilidad; complejidad, imprevisión e
impredecibilidad.

310
Es por esto por lo que insiste en que se precisa diseñar
las bases para una definición de lo que podría ser una
sociedad afincada en sus propios valores culturales y en
su propio esfuerzo, y delinear los objetivos de un desa-
rrollo autosostenido, sostenible y humano.

CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL

Adán Celis
Presidente
Colaboradores de este Número

ARMANDO CORDOVA - Profesor Titular (J) de la Facultad de


Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de
Venezuela. Presidente de la Academia Nacional de Ciencias
Económicas (Venezuela).

LUIS MATA MOLLJiJAS - Economista. Profesor Investigador del


Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de la UCV. Doctor
en Ciencias Sociales (UCV). Premio de la Academia Nacional
de Ciencias Pohticas (983).

D.F. MAZA ZAVALA - Profesor Titular (J) de la Facultad de


Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de
Venezuela. Ex-Presidente de la Academia Nacional de Cien-
cias Económicas. Actualmente es Director Principal del Ban-
co Central de Venezuela.

TOBIAS NOBREGA - Economista egresado de la Escuela de


Economía de la Universidad Central de Venezuela. Postgrado
de Teoría Económica en la Universidad Complutense de Ma-
drid. Profesor en la Maestría de Teoría Económica de la Uni-
versidad Católica Andrés Bello, Caracas.

GUILLERMO ORTEGA - Economista egresado de la Escuela


de Economía de la Universidad Central de Venezuela. Estu-
dios de Ph, D. en Economía de State University of New York,
Stony Brook. Profesor de Economía Internacional en la Facul-
tad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Cen-
tral de Venezuela.

MOISES MATA A. - Economista egresado de la Universidad


de Los Andes. Estudios de Postgrado en Ciencias Políticas en
el Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina
(CEPSAL, ULA). Profesor Investigador del Programa de Eco-
nomía Agrícola de la UNELLEZ (Venezuela).
Academia Nacional
de Ciencias Económicas

COMITE DIRECTIVO
1996-1998

Presidente
Armando Córdova
Vicepresidente
Luis Enrique Oberto
Secretario
Rafael J. Crazut
Tesorero
Antonio Aguirre
Bib llotecario
Ismael Puerta Flores

JUNTA DE INDWIDUOS DE NUMERO

Armando Alarcán Fernández Antonio Aguirre


César Balestrini Pedro Palma Carrillo
Tomás E. Carrillo Batalla Asdrúbal Baptista Troconis
Rafael José Crazut Arturo Uslar Pietri
Francisco Mieres Haydee Castillo de López
Domingo Felipe Maza Zauala Ismael Puerta Flores
Carlos Rafael Silva Luis Enrique Oberto
Isbelia Sequera Tamayo Bernardo Ferrán
Pascual Venegas Filardo Jesús María Risquez
Chi Yi Chen Héctor Malaoé Mata
Felix Miralles Armando Córdova
Pola Ortiz Felipe Pazos
(1 ACADEMIA
NACIONAL
DE CIENCIAS
ECONOMICAS
VENEZUELA Y COLOMBIA EN EL PROCESO
DE INTEGRACION LATINOAMERICANA

Armando corcova

l. PRESENTACIÓN

Los rápidos avances logrados por las diversas ini-


ciativas subregionales de integración económica en Amé-
rica Latina, durante los cinco años transcurridos de la
década de los noventa, parecen estar indicando que,
después de casi dos siglos de declaraciones principistas
y esfuerzos frustrados, la idea que afirma la necesidad
de esa integración como condición necesaria para la
viabilidad de un desarrollo económico, social y político
moderno y autosostenido de la región, ha encontrado
finalmente el cuadro de condiciones objetivas y subje-
tivas, endógenas y exógenas que hacen posible su crista-
lización. El punto focal de la atención internacional so-
bre ese proceso ha sido la rápida evolución de MERCOSUR,
experiencia que está concentrando el mayor interés en
la literatura económica sobre el tema integracionista en
la región.
El objeto de este trabajo es presentar los rasgos
generales del proceso a través del cual se ha conforma-
do ese cuadro de condiciones, en el resto de América
Latina; referir los importantes logros alcanzados reciente-
mente y considerar sus perspectivas de evolución en el
actual contexto de globalización de la economía mun-
dial, tomando como caso concreto de estudio el desa-
rrollo de la participación mancomunada de dos países
de América Latina -Colombia y Venezuela- que han
representado un papel fundamental en los avances de

3
dicho proceso y en la construcción de esas expecta-
tivas. Quiero comenzar remarcando la singular impor-
tancia que tiene ese caso de estudio dentro de la temá-
tica de este coloquio debido a las razones que enu-
mero a continuación.
La primera es que el esfuerzo conjunto de Colom-
bia y Venezuela constituye el eje y motor fundamental
de una agrupación subregional latinoamericana, el Gru-
po Andino (GRAN) t, fundada en 1969 y que se ha mante-
nido ininterrumpidamente durante el cuarto de siglo trans-
currido desde entonces. Esta longevidad hace del GRAN
un caso singular en la región y en todo el mundo en
desarrollo, ya que constituye la única experiencia que
permite estudiar la evolución de la problemática de la
integración regional durante un período que abarca, des-
de el punto de vista internacional, el proceso de transi-
ción entre fordismo y post-fordismo, y desde el punto
de vista latinoamericano, la transición entre el modelo
desarrollista, basado en la industrialización sustitutiva
de importaciones (ISI) articulada apendicularmente a las
estructuras fordistas centrales, y el inicio de la reestruc-
turación económica que han debido emprender los paí-
ses de la región, para enfrentar los desafíos que les
plantea la necesidad de insertarse creativamente en el
nuevo orden económico internacional que se abre paso
bajo el signo de la globalízacíón."

1. El GRAN quedó constituido como tal el año de 1969 con la


participación de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú. Vene-
zuela se incorporó en 1973, después de una amplia discusión
nacional y Chile se retiró en 1976. En 1993 Perú suspendió su
participación activa en el grupo, aun cuando mantuvo sus
intercambios bilaterales con cada uno de los otros cuatro paí-
ses asociados. Recientemente anunció su reincorporación ple-
na en junio de 1995.

2. En términos regionales se distinguen tres claras fases en la


evolución del Grupo Andino: la que va desde 1969 a 1981 que
abarca la fase final del modelo desarrollista, la que arranca
con la crisis de la deuda en 1982 y la que se inicia en 1990
con los intentos de reestructuración industrial y apertura comer-
cial para favorecer una nueva inserción en el orden econó-
mico internacional.

4
La segunda razón es que el GRAN constituye la agru-
pación subregional latinoamericana con la mayor expe-
riencia y el más avanzado marco institucional en ma-
teria de integración.
La tercera es que el esfuerzo conjunto de ambos
países ha logrado conformar en muy breve plazo, co-
mo se verá, las bases esenciales de una nueva agrupa-
ción subregional, el Grupo de los Tres (G3), en la cual
se asocian con México a fin de ampliar su capacidad de
participación integrada en el dinámico proceso de globalí-
zación que constituye el aspecto fundamental del NOEI.
Finalmente, el proceso de integración binacional
colombo-venezolano constituye, por la rapidez con que
ha venido marchando y por las distintas características
estructurales de sus dos economías, un excelente cam-
po de aprendizaje en el estudio de las posibilidades de
reestructuración y complementación comercial, indus-
trial, agrícola, de servicios y financiera, entre países
fron-terizos del mundo subdesarrollado.
La secuencia expositiva será la siguiente. En pri-
mer lugar se hará una escueta descripción de la partici-
pación conjunta de Colombia y Venezuela en las dis-
tintas experiencias integracionistas en que han partici-
pado hasta la reciente consolidación del Grupo Andi-
no. De seguida se pasará a considerar los logros alcan-
zados en el reciente proceso de intensificación de la
integración económica entre ambos países; las razones
del éxito alcanzado y las perspectivas de profundiza-
ción de esa experiencia. A continuación se analizará el
proceso de constitución del Grupo de los Tres /G3 y su
posible incidencia sobre las expectativas de conforma-
ción de un espacio económico único en América Latina.

11. VENEZUELA y COLOMBIA EN EL LARGO CAMINO IIACIA LA


INTEGRACIÓN

1. Los antecedentes

La idea integracionista latinoamericana nació a comien-


zos del siglo XIX, durante la crisis final de las socicda-

5
des coloniales hispanoamericanas que culminó en la
insurrección contra la metrópolis. Surgió como un plantea-
miento esencialmente político de las élites criollas 3 que
sería recogido y hecho praxis por los líderes militares
de la guerra de independencia, conscientes del carácter
precario e inestable de cualquier triunfo local y de la
necesidad estratégica de derrotar a las fuerzas realistas
en todo el ámbito continental.
Venezuela y Colombia, unidas entonces con el actual
Ecuador, bajo la dirección de Bolívar, en un solo proyecto
nacíonal ", cumplieron un papel determinante en el triun-
fo de esa estrategia que culminó exitosamente con la
independencia de toda la América Hispana meridional.
Desde su territorio salieron, además, las invitaciones al
resto de las excolonias recién liberadas para tratar de
integrarlas en un solo cuerpo político con capacidad
para enfrentar las posibles acciones de potencias euro-
peas y de los propios Estados Unidos para intentar llenar
el "vacío" que dejaba la derrota de España en América.
La historia del siglo XIX y de la primera mitad del XX
dejaría ver el carácter irreal de esa propuesta frente a la
prioritaria e imperiosa necesidad de que cada una de
las nuevas repúblicas realizara su respectivo proyecto
de integración nacional, objetivo que debía enfrentar la
oposición de los caudillos regionales, adversos a un
ideal nacional identificado por ellos como representa-
tivo de los intereses de las élites centrales. La propia
unidad colombo-venezolana dentro de la Gran Colom-
bia se rompería en muy poco tiempo (1830) debido a
esa misma razón. A partir de entonces la idea integra-
cionista sólo se haría sentir en las palabras de los líde-
res nacionales que debieron enfrentar las amenazas o

3. Ya en 1809 una canción patriótica venezolana, que sería decla-


rada después el Himno Nacional de la nueva república, decía
en una de sus estrofas:
"Unida con lazos que el cielo form6
La América toda existe en Nación"

4. La Gran Colombia, comprendía también a Panamá cuyo territorio


formaba parte de la Nueva Granada, actual Colombia.

6
acciones concretas de intereses externos en contra de
sus propios proyectos nacionales. 5
El resurgimiento de las propuestas de integración
sólo vendría a producirse después de la segunda gue-
rra mundial, ya no como objetivo político, sino como
instrumento concebido para viabilizar el desarrollo econó-
mico capitalista de los países de la región, dentro del
planteamiento desarrollista fundado en las ideas de Raúl
Prebisch que gozó del activo apoyo de la CEPAL. En ese
contexto se planteó, desde el año cincuenta, la necesi-
dad de la integración de los mercados regionales como
condición necesaria para el éxito de la 151 6. También en
esta nueva fase integracionista Colombia y Venezuela
cumplirían un papel relevante como participantes y dirigen-
tes de la primera experiencia de integración subregio-
nal del continente.

2. La evolución del Grupo AndIno

Como ya se anticipó, la evolución del GRAN permi-


te distinguir tres etapas cuya clara diferenciación se eviden-
cia en el gráfico Nll 1.
Durante la primera etapa, que va desde su constitu-
ción en 1969 hasta 1981, el GRAN logró importantes avan-
ces en la conformación de su esquema institucional,
orientado desde un primer momento a servir de punto
de partida para la gradual formación de un mercado
común latinoamericano. Entre esos logros se destaca-
ron: el inicio de la liberación del intercambio comercial
en el interior del grupo; avances en la adopción de un
Arancel Externo Mínimo Común como etapa previa a la

5. Tales fueron los casos de Juárez en México, Morazán en Centro-


américa y José Martí en Cuba.

6. El primer planteamiento "oficial" en este aspecto se hizo en la


obra de CEPAL Hacia la Integración Latinoamericana CEdo Siglo
XXI, México, 1960 y se parte de la crítica a la "industrlallza-
ción encerrada en los mercados nacionales" para concluir en la
necesidad de "establecer un proceso gradual de integración
que lleva a una unión económica de los países latlnoamerlca-
nos".

7
GRAFICO N1l1
CRECIMIENTO DE LAS EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS y AL MUNDO

INDICE CON AÑO BASE 1969 = 100 -o- INTRA-ANDINAS --o- MUNDO
3000 ""T"""--------------....,..----------r------o!)

2500

2000

1500

1000

500

o ~~~~~~r___t__,___._~+___r_'1__,___.__r_~~~~~
1969 iU 71 72 73 74 75 76 77 78 79 ID 81 82 83 84 85 85 er 88 ES 00 91 92 m

Fase Final Período Desarrollista Crisis de la Deuda Reestructuración


Económica Interna
y Reinserción
Internacional
FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC.
definición de un arancel común frente a terceros paí-
ses; el tratamiento uniforme a las inversiones extranje-
ras; la creación de empresas multinacionales andinas; la
aprobación de acuerdos sectoriales básicos para la pro-
gramación industrial en las ramas de petroquímica, metal-
mecánica y siderurgia; la creación de instituciones finan-
cieras propias, como la Corporación Andina de Fomen-
to (CAP) y el Fondo Andino de Reservas que se trans-
formará posteriormente en el Fondo Latinoamericano de
Reservas. Se lograron además, durante esta etapa, dis-
tintos acuerdos de cooperación en las materias de sa-
lud pública, educación, ciencia y cultura así como en el
campo de la seguridad social y laboral.
En cuanto a los avances concretos del comercio
intrasubregional, se rompió el virtual aislamiento en que
habían vivido hasta entonces cada una de sus econo-
mías respecto a las demás, de lo cual da fe el aumento
sostenido de las exportaciones intragrupo desde el in-
significante valor de 94,8 millones de dólares en 1969
hasta 1237,7 millones en 1981 (Véase cuadro Nll 1).
Puede observarse además en el gráfico Nll 2 cómo los
índices de crecimiento de las exportaciones intra GRAN
sobrepasan con creces a los de las exportaciones al
resto del mundo. Es importante remarcar que ese rele-
vante incremento del comercio entre los socios del GRAN
se dio, a pesar de la existencia de importantes factores
objetivos y subjetivos adversos al proceso de integra-
ción. Me refiero, en primer lugar, a la oposición de po-
derosos intereses privados comprometidos en la defen-
sa de las posiciones monopólicas u oligopólicas que de-
tentaban en sus respectivos países; en segundo lugar, a
la excesiva diversificación de la producción caracterís-
tica de la ISI, lo cual dificultaba la complementación in-
dustrial y comercial y finalmente, al carácter incompleto
de dicha industrialización, limitada a las fases finales
(ensamblaje descalificado) de la estructura vertical del
modelo fordista central, lo cual minimizaba las posibili-
dades de complementación industrial intraregional.
La segunda etapa en la evolución del GRAN se inicia
con el estallido de la crisis de la deuda en 1982 y

9
CUADRO Nll 1
EXPORTACIONES TOTALES DEL GRUPO ANDINO Y
EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS
0969-1993)
(Millones de dólares corrientes y porcentajes)

AÑo Exportaciones Exportaciones b/alOO


Total Intra-Andinas
(a) (b) (e)

1969 1.910.556 94.885 1,93


1970 5.380.556 111.428 2,07
1971 5.034.913 145.991 2,90
1972 5.324.044 156.208 2,93
1973 7.659.612 216.864 2,83
1974 15.911.586 439.461 2,76
1975 13.259.325 472.788 3,57
1976 14.300.990 613.339 4,29
1977 15.785.441 824.652 5,22
1978 16.282.716 681.687 4,19
1979 23.801.254 1.066.223 4,48
1980 30.214.800 1.188.863 3,93
1981 29.026.389 1.237.699 4,26
1982 25.169.300 1.183.402 4.65
1983 23.196.960 752.580 3,24
1984 25.533.971 749.451 2,94
1985 24.565.044 797.281 3,25
1986 18.957.350 655.247 3,46
1987 20.537.534 932.853 4,54
1988 20.420.119 971.986 4,76
1989 25.264.062 1.038.622 4,11
1990 31.407.127 1.328.915 4,22
1991 29.494.737 1,812.639 6,11
1992 28.513.444 2.224.933 7,80
1993 29.459.726 2.885.532 9,79

FUENTE: Elaboración propia en base a ]UNAC. Sistema Subregional


de Información Estadística. Decisión 115.

10
GRAFICO N1I2
VARIACION PORCENTUAL DE EXPORTACIONES INTRA·ANDINAS
SOBRE EXPORTACIONES TOTALES
1969 - 1993
10
9
8
7
6
1-'
1-' 5
4
3
2

O
1969 70 71

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional de


Información Estadística. Decisión 115
abarca el resto de la llamada década perdida de los
ochenta. En esa etapa, debido a las conocidas limitacio-
nes financieras, aunque también a la inoperatividad del
viejo modo de articulación desarrollista al fordismo cen-
tral debido al agotamiento de ambos regímenes de acu-
mulación, las exportaciones intra GRAN cayeron hasta un
mínimo de 655 millones de dólares en 1986. Como conse-
cuencia de la crisis se produjo, además, una notoria
disminución del esfuerzo integracionista oficial que ha-
bía sido, hasta entonces, el motor fundamental de la
marcha del grupo, lo cual hizo temer por su continuidad,"
La tercera etapa del GRAN se inicia en 1990, dentro
de un ambiente internacional y nacional en el que coin-
cidieron, por primera vez en la historia, el conjunto de
condiciones que, no sólo harían posible la integración
económica subregional, sino que la establecían como
una condición necesaria para la nueva reinserción compe-
titiva en el orden económico internacional postfordista
en proceso de conformación. En efecto, la emergencia
de un nuevo paradigma tecnológico y de las revoluciona-
rias formas de gestión empresarial que ha exigido su
desarrollo, han obligado, tanto a los países como a las
empresas, sean éstas públicas o privadas, nacionales o
extranjeras, a la búsqueda de formas inéditas de articula-
ción dentro de una nueva estructura económica interna-
cional que todavía se encuentra en proceso de conforma-
ción. Es esta nueva situación la que ha conducido, por
razones de necesidad manifiesta, al explícito consenso
entre las políticas públicas y privadas en apoyo de la
praxis integracionista.
En ese nuevo contexto, el esfuerzo realizado por
los cinco gobiernos subregionales para crear los instrumen-
tos institucionales formales para la integración, (con entu-

7. "La conformación de la Zona de Libre Comercio prevista para


1993 y la del Arancel Externo Común para terceros países, no
se llegaron a establecer. Se mantuvieron las listas de excepcio-
nes al programa de liberación y no se aplicaron los programas
de desarrollo industrial a pesar de haberse aprobado las respec-
tivas decisiones Venezuela y el Grupo Andino: Papeles del ICE,
Caracas, 1992, p.p. 28-29.

12
siasta optimismo hasta la crisis de la deuda y casi como
un compromiso formal y principista, sostenido sólo por
los aparatos burocráticos, durante la década de los ochen-
ta), recobró un nuevo dinamismo voluntarista. El punto
de inflexión hacia la actual etapa fue la conformación
en 1990 de un Consejo Presidencial Andino, constituido por
los cinco jefes de Estado de la subregión, organismo
que logró rápidos avances que culminaron con la entra-
da en vigencia en 1992 de la Zona de ubre Comercio y el
Arancel Externo Común, además de la eliminación de
todas las formas de subsidios a las exportaciones intra
GRAN.
Otro aspecto que registró un profundo cambio a
partir de 1991 fue el tratamiento a las inversiones extran-
jeras 8, tanto desde el punto de vista conceptual 9 como en
términos de su regulación. En este último aspecto se
destaca el habérsele otorgado los mismos derechos y
obligaciones que a los inversionistas nacionales; la liber-
tad de transferencia al exterior, en divisas libremente
convertibles, de las utilidades netas de su inversión; sin
limitaciones porcentuales como en las anteriores regla-
mentaciones; definición como nueva inversión extran-
jera a la reinversión de las utilidades de las ya estableci-
das; derecho a las exportaciones de capital; garantía de
libre acceso al mercado andino mediante el goce de los
beneficios del programa de liberación común en favor
de la producción de las empresas extranjeras registra-
das, siempre que cumplieran con las normas de origen
correspondientes. Se liberalizaron también otros aspec-
tos que aparecían regulados en las disposiciones ante-

8. En esta fecha se aprob6 la decisi6n 291 sobre Inversiones


extranjeras que sustituyó a la 220, que había sustituido, a su
vez a la original decisi6n 24, imbuida del espíritu proteccio-
nista característico del modelo desarrollista.

9. Se ampli6 la definici6n de "inversión extranjera directa" para


incluir en ella contribuciones tecnol6gicas intangibles como
marcas, diseños industriales, asistencia técnica, así como los
aportes foráneos al capital de una empresa y otros agregados
concebidos para estimular el flujo de inversiones desde, el
exterior.

13
riores, tales como la eliminación de las reservas de cier-
tos sectores productivos, previamente destinados en ex-
clusividad a las inversiones nacionales o mixtas; el acce-
so al crédito interno, etc. En el mismo sentido se apro-
bó una normativa sobre propiedad industrial que am-
plió la protección a los poseedores de derechos el gé-
nero, de conformidad con lo establecido en conven-
ciones y acuerdos internacionales.
En materia de transporte intrasubregional, se acor-
dó una política de espacio marítimo común, y de cielos
abiertos; así como una nueva normativa al transporte
terrestre, tendiente a mejorar las posibilidades de inter-
cambio entre los socios del GRAN y elevar su eficiencia
y competitividad con respecto a terceros países.
Como puede observarse, todo ese conjunto de cam-
bios en la estructura institucional del GRAN está en ple-
na sintonía con la tendencia mundial hacia una cre-
ciente apertura de las economías nacionales al comer-
cio internacional.
En cuanto a la evolución de las relaciones comer-
ciales se destaca un crecimiento de las exportaciones
intrasubregionales a una tasa media internacional de
29,1% desde 1.038,7 millones de dólares en 1989 hasta
2.885 millones en 1993, cifra esta última que es un
133% mayor que la de 1981 (1.237,7 millones) la cual
había sido hasta entonces el valor pico histórico de
dicha variable. En el cuadro N° 2 se presenta el peso
que tienen dichas exportaciones intrasubregionales en
cada uno de los países del GRAN.
Otro aspecto importante de ese desarrollo es que
las exportaciones no tradicionales, industriales en su
casi totalidad, han crecido en todos los países del gru-
po mucho más rápidamente que las de los productos
primarios tradicionales (Véanse Cuadros Nos. 3 y 4).
Finalmente, resalta también, como aspecto importan-
te del nuevo repunte del Grupo Andino, el incremento
relevante de su capacidad de atracción e inversiones
extranjeras directas. En efecto (Véase cuadro N° 5) el
valor total de los flujos por ese concepto hacia la subre-
gión durante el trienio 1990-1992 fue de 4.655 millones

14
CUADRO N" 2
GRAN: EXPORTACIONES TOTALES Y PORCENTAJES DE EXPORTACIONES INTRA-REGIONALES
1969-1993 (US$ miles y porcentajes)
AÑO BOLIVIA COLOMBIA ECUADOR PERU VENEZUELA GRUPO ANDINO
%AL %AL %AL %AL %AL %AL
Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN!
Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo
1969 172.000 1,92 607.510 6,21 152.527 4,93 865,519 1,87 3.113.000 0,97 4.910.556 1,93
1970 225.590 2,19 735.657 7,06 189.929 4,75 1.047.849 1,87 3.181.190 0,82 5.380.215 2,07
1971 215.910 2,19 690.009 9,04 199.075 6.34 892.919 2,35 3.037.000 1,16 5.034.913 2,90
1972 240.360 4,15 865.958 8,26 326.292 5,06 944,434 2,01 2.947.000 1,33 5.324.044 2,93
1973 332,604 2,62 1.177.339 6,83 532.048 10,18 1.049.519 2,99 4.568.102 0,93 7.659,612 2,83
1974 647.836 5,23 1.416.888 8,26 1.123.548 7,91 1.533.750 3,16 11.189.564 1,35 15.911.586 2,76
1975 530.103 3,85 1.465.187 11,33 937.882 13,48 1.314.599 3,27 8.975.554 1,25 13.259.325 3,57
1976 636.689 3,38 1.745.153 10,57 1.357.548 18,36 1.303.687 3,87 9.357.913 1,35 14.300.900 4,29
1977 712.711 1,58 2.443.191 12,23 1.436.274 12,42 1.665.785 4,34 9.527.480 2,77 15.785.441 5,22
1978 725.274 2,20 3.002.391 10,13 1.557.491 6,57 1.819.622 7.59 9.177.638 1,32 16.282.716 4,19
1979 855.998 2,58 3.300.443 12.66 2.104.233 4,91 3.363.841 9,54 14.176.739 1,43 23.801.254 4,48
1980 1.037.185 4,11 3.945.048 9,83 2.480.804 5,94 3.700.054 8.33 19.051.709 1,59 30.214.800 3,93
1981 983.968 4,52 2.956.400 15,45 2.167.975 6,42 2.828.825 8,61 20.099.221 1,77 29.026.389 4,26
1982 898.531 3,81 3.094.967 14,63 2.237.416 7,08 2,890.612 8,27 16.347.774 1,83 25.469.300 4,65
1983 817.954 2,91 3.080.893 5,90 2.225.646 5,93 2.577.361 4,38 14.495.106 2,08 23.196.960 3,24
1984 781.508 2,00 3.483.140 4,84 2.561.944 2,20 2.787.659 6,70 15.919.720 2,02 25.533.971 2,94
1985 672.766 2,51 3.551.886 6,14 2.904.736 2,54 3.058.212 8,17 14.377.444 1,66 24.565.044 3,25
1986 640.338 3,79 5.107.936 5,51 2.185.849 1,96 2.359.077 6,18 8.664.150 1,86 18.957.350 3,46
1987 569.793 5,39 5.024.423 8.06 1.927.694 6,49 2.476.898 6,34 10.538.726 2,04 20.537.534 4,54
1988 597.436 4,60 5.026.227 7,12 2.192.898 8,08 2.645.871 7,13 9.57.687 2,22 20.420.119 4,76
1989 819.189 6,10 5.739.443 5,39 2.353.881 7,77 3.437.783 5,71 12.913.766 2,32 25.264.062 4,11
1990 922.944 6,50 6.765.037 5,51 2.714.328 6,95 3.312.752 6,46 17.692.066 2,79 31.407.127 4,22
1991 850.752 9,68 7.244.282 10,75 2.851.416 7,14 3.329.000 8,09 15.219.287 3,15 29.494.737 6,11
1992 765.507 13,00 7.071.664 14,34 3.007.577 5,84 3.484.406 7,74 14.184.290 4,69 28.513.444 7,80
1993 794.316 16,64 7.377.227 15,72 2.922.300 10,55 3.224.000 9,23 15.141.883 6,52 29.459.726 9,79

FUENTE: Elaboración propia en base a JUNAC. Sistema Subregional de Información Estadistica. Decisión 115.
CUADRO N"3
GRAN: PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES
NO TRADICIONALES EN LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES TOTALES
0980-1991)

AÑO BOLIVIA COLOMBIA ECUADOR PERU VENEZUELA

1980 55 94 84 77 17
1981 69 87 78 50 18
1982 70 85 75 55 17
1983 27 83 26 68 09
.....
0\ 1984 38 87 49 59 19
1985 45 88 42 41 21
1986 73 89 71 62 67
1987 59 68 41 59 67
1988 67 83 22 59 67
1989 57 87 23 62 83
1990 74 78 23 65 71
1991 78 75 25 47 70

FUENTE: Elaboración propia en base a JUNAC. Sistema Subregional de Información Estadística.


CUADRO NQ 4
GRAN: PARTICIPACION DE LAS EXPORTACIONES DE MANUFACfURAS
EN LAS EXPORTACIONES GRAN INTRAREGIONALES y HACIA EL MUNDO
1980-1991
(millones de dólares y porcentajes)
EXPORTACIONES HACIA EL MUNDO EXPORTACIONES INTRAGRAN
Industriales Industriales
AÑOS Totales no b/a • 100 Totales no b/a • 100
tradicionales tradicionales
(a) (b) (c) (d) (e) (t)

1980 30.214,8 2.458,0 8,14 1189,0 779,0 65,52


1981 24.026,4 2.346,5 8,08 1237,7 697,4 56,35
1982 25.469,3 2.088,3 8,20 1183,4 683,3 57,74
1983 23.197,0 1.522,0 6,56 752,6 282,8 37,58
1984 25,534,0 2.001,9 7,84 749,4 340,0 45,37
1985 24.565,0 2.385,5 9,71 797,4 340,0 45,37
1986 18.957,4 2.797,9 14,76 655,2 478,4 73,02
1987 20.537,5 3.129,6 15,24 932,8 568,5 60,95
1988 20.420,1 3.463,4 16,96 971,9 598,0 61,53
1989 25.264,1 4.768,6 18,88 1038,6 671,3 64,64
1990 31.407,1 5.481,4 17,45 1328,9 806,7 60,70
1991 29.526,7 6.027,3 20,41 1795,6 1052,6 58,62

FUENTE: Elaboración propia en base a jUNAC. Sistema Subregional de Información Estadística.


CUADRO Nll 5
INVERSION EXTRANJERA DIRECTA NETA (a) EN EL GRUPO
ANDINO
(mil\ones de dólares)

1983-89 1990-92

Bolivia 5 167
Colombia 533 1.657
Ecuador 67 262
Perú 13 161
Venezuela 32 2.408
Total 526 4.655

América Latina y
El Caribe 4.663 31.507

% GRAN 12,6 14,8

América Latina y
El Caribe sin México2.956 18.746

% GRAN 19,8 24,8

FUENTE: CEPAL sobre la base de cifras proporcionadas por el FMI


y por entidades nacionales.
(a) Incluye conversiones de deuda
(b) cifras preliminares

18
GRAFICO N1l3
EVOLUCION DE LA PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS MANUFACTURAS
EN LAS EXPORTACIONES TOTALES DEL GRANINTRA·REGIONALES y HACIA EL MUNDO
1980 . 1993
8)

70

ro
eo
...... 40
\D
3)

2)

10

O
1980 81 82 83 84 85 El) fI7 88 00 00 91

~ HaciaelMundo -o-- Intragran

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional delnformación EstadIstica.


Decisión 115
de dólares, cifra igual al 14,0% del total de las dichas
inversiones en toda América Latina durante ese lapso, y
el 24,0% si se excluye a México que constituye un caso
particular por su especial situación respecto a los Esta-
dos Unidos.
Dentro de esa rápida evolución de los indicadores
cuantitativos globales de la marcha de la integración
andina se destaca, como motor de arrastre de la entera
dinámica del grupo, la intensificación cuantitativa y las
transformaciones estructurales en las relaciones econó-
micas intersectoriales que han venido ocurriendo du-
rante los últimos tres años 0992-1994) en la marcha de
la integración binacional entre Colombia y Venezuela,
aspecto que tiene particular relevancia dentro de la temá-
tica objeto de este coloquio. Pasamos seguidamente a
considerar esas transformaciones estructurales que es-
tán ocurriendo entre los dos países.

111. LA INTEGRACIÓN COWMBo-VENEZOLANO

1. La aceleración del intercambio comercial

Como forma de acelerar la evolución del Grupo


Andino hacia el establecimiento de una Zona de Libre
Comercio en 1995 y de una Unión Aduanera para el año
2000, los jefes de Estado de Colombia y Venezuela firma-
ron en marzo de 1991, un acuerdo para intensificar el
proceso de integración binacional 10. Ese acuerdo plan-
tea entre sus considerando: "la conveniencia de faci-
litar a los empresarios el ajuste de su capacidad produc-
tiva mediante procesos de reconversión industrial yamplia-
ción de la capacidad instalada", así como la utilidad de
"estimular los intereses empresariales para la definición
de procesos de complementación en áreas sensibles del
comercio", definición de objetivos que expresa la vo-
10. Se trata del "Acuerdo sobre la profundización del diseño estraté-
gico del proceso de integración andina entre la República de
Venezuela y la República de Colombia", firmado en Caracas, el
15 de marzo de 1991 por los Presidentes Carlos Andrés Pérez,
de la primera, y Cesar Gaviria Trujillo, de la segunda.

20
luntad de ir más allá del mero incremento del volumen
de comercio binacional, para intentar avanzar hacia for-
mas de reestructuración y complementación industrial
entre los dos países que los acerquen al objetivo de
inserción competitiva de sus respectivas economías en
el orden internacional emergente. Queda claro también,
en dicho acuerdo, que el agente fundamental en el
alcance de esos resultados deberá ser el capital privado
y no los "pactos de papel sellado", entre instituciones
gubernamentales.
Entre los instrumentos tendientes a mejorar las con-
diciones del flujo de mercancías y la complementación
industrial entre los países destacan las facilidades para
el transporte 11 y la liberación de los controles adua-
neros 12 los acuerdos de cooperación interempresaria-
les 13; la formación de la Cámara binacional de integra-
ción y otros avances institucionales e infraestructurales.
Los resultados concretos de esos acuerdos no se
han hecho esperar. En 1990, después de 21 años de
esfuerzos conjuntos en el Grupo Andino, el intercam-
bio bilateral entre los dos países había alcanzado un
total de 593 millones de dólares; en 1993, apenas dos
años después de la puesta en marcha del programa de
intensificación de la integración binacional, dicha cifra
había alcanzado los 1.563 millones, con una tasa de
11. Existe plena coincidencia en la literatura sobre el tema en
asignar un lugar prioritario a la problemática del transporte
dentro de los esfuerzos por acelerar el proceso de integraci6n.

12. "Ya existe el transporte directo entre los dos países y en las
aduanas el trámite de nacionalizaci6n se ha reducido de dos
días a 4 horas". (Magdalena Pardo Serrano, Presidenta Ejecu-
tiva de la Cámara de Comercio e Integraci6n Colombo Venezo-
lana), "Dos años de integración colombo-venezolana". Papel de
trabajo presentado al evento Colombia y Venezuela: Dos años
de integraCión. Encuentro colombo-venezolano de inversionis-
tas. Caracas, marzo de 1994.

13. Hasta marzo de 1994 se habían formalizado 32 asociaciones de


empresarios colombianos y venezolanos. Germán Jaramillo Ro-
jas, Presidente de la Cámara de Comercio e Integraci6n Colom-
bo-Venezolana: "Discurso de Inauguraci6n del Encuentro Venezo-
lano de Inversionistas" Ubid),

21
crecimiento media interanual en el trienio de 38,1% mien-
tras que para los últimos dos años (1992 y 1993) esa
tasa ascendió a 57,0 y 51,4% respectivamente. En conse-
cuencia, cada país se convirtió en el tercer destino de
las exportaciones del otro, superados sólo por Estados
Unidos y la CEE.
Más significativo aún es el análisis de las exportacio-
nes de ambos países excluyendo las exportaciones pri-
marias tradicionales de petróleo y hierro por parte de
Venezuela y de café y esmeraldas por parte de Colom-
bia. Según cifras del Banco Central de Venezuela, Colom-
bia se ha convertido en el primer destino de las exporta-
ciones no tradicionales de Venezuela, con un 24,6% de
las mismas superando a los Estados Unidos (23.7%) 1<4. Por
su parte, Venezuela ha pasado a constituirse en el primer
comprador de ese tipo de exportaciones colombianas.
El cuadro N2 6 y los gráficos Nos. 4 y 5 permiten
ver, además, la importancia creciente que tienen para
cada país sus intercambios bilaterales en relación al
total de sus exportaciones a todo el mundo.
En cuanto a la composición de esas exportaciones
(Véase el cuadro N2 7) se destacan dos elementos de
diferenciación entre ambos países:

1 2. Una mayor diversificación de las exportaciones


provenientes de Colombia, en la cuales ninguno de los
rubros en la clasificación a cuatro dígitos va más allá
del 10,5% (vestuario) en su participación dentro del
total. Si se agregan los dos siguientes, (tejidos de punto
con 10,1% y azúcar con 7,5%) se alcanza un total de
28,2%. Las exportaciones venezolanas, en cambio, presen-
tan una alta concentración en los tres mayores rubros:
vehículos automotores con 24,7%; refinerías de petró-
leo con 15,8% y hierro y acero con 14,3% para un total
de 54,8%.

14. Véase Banco Central de Venezuela: Informe Económico 1963,


p.64.

22
CUADRO N" 6
COLOMBIA-VENEZUELA
PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL
EN EL COMERCIO TOTAL
1969-1993 (porcentajes)

AÑo COLOMBIA VENEZUELA

Xv/X Mv/M XcIX Mc/M

1969 1,13 1,42 0,24 0,35


1970 0,69 1,13 0,31 0,34
1971 1,08 1,23 0,36 0,23
1972 1,88 0,74 0,19 0,46
1973 1,80 0,86 0,14 0,53
1974 2,93 1,03 0,15 0,87
1975 6,11 1,24 0,24 1,55
1976 7,01 1,96 0,48 1,57
1977 8,97 4,56 1,28 1,41
1978 8,09 3,86 1,08 1,46
1979 10,53 3,32 1,22 1,77
1980 7,08 4,23 1,37 1,60
1981 11,54 7,88 1,56 1,70
1982 11,83 6,47 1,53 2,05
1983 3,83 7,92 1,96 1,58
1984 2,77 8,62 1,85 1,62
1985 3,63 5,77 1,50 1,52
1986 2,94 3,08 1,31 1,07
1987 4,38 2,85 1,27 1,22
1988 4,39 3,47 1,60 1,37
1989 3,23 4,11 1,97 1,44
1990 3,01 5,75 2,21 2,24
1991 5,93 6,04 2,01 2,88
1992 8,42 6,51 3,53 ~·,76
1993 9,65 9,12 5,62 4,17

FUENTE: Elaboración propia en base a jUNAC. Sistema Subregional


de Información Estadística. Decisión 115.

23
GRAFICO N1I4
COLOMBIA: PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL EN EL COMERCIO TOTAL
1969 • 1993
12..,.----------------=::=>":":r-----------------.
11
10
9
8
7
6
5
N
..... 4
3
2
1 o:::::op;::::~'___t"l..._<ll""""""'l
0+-~__,r__T""".,......,.__,r__T""".,..._.,.-r_..,-_r.......,-_r___r_...,.___.r__"T"'""_r ......- r _ _ r _........__1
1969 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 8) 81 82 En 84 es El) er EB m 90 91 ~ ro
--o-- Xv/X --o-- Mv/M

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional de Información Estadlstica.


Decisión 115
GRAFICO Nll5
VENEZUELA: PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL EN EL COMERCIO TOTAL
1969 . 1993
6..,...--------------------------------,
5

3
N
VI
2

O~~~~~~...,__r__1___r_,__r___1r_T__r__.__~___r_,__r_r_J
1969 70 71 72 73 74 75 i'5 77 78 79 al 81 82 83 84 es es ffl 8El m 00 91 S2 ro
--o-: Xo/X --o- Mo/M

FUENTE: Cálculos propios en base a JUNAC - Sistema Subregional de Información EstadIstica.


Decisión 115
CUADRO NI> 7
COMERCIO COLOMBO-VENEZOLANO

US$ Distribución
Millones porcentual

EXPORTACIONES COLOMBIANAS A VENEZUELA


Productos agrícolas 33,1 4,61
Azúcar 54,7 7,62
Hilados y tejidos 28,3 3,94
Tejidos de punto 72,7 10,13
Vestuario 75,2 10,47
Curtiembres 24,6 3,43
Productos de cuero 32,2 4,48
Calzado cuero 28,8 4,01
Resinas sintéticas y plásticas 44,9 6,25
Vehículos automotores 32,1 4,47
Sub Total 426,6 59,42
Resto de Exportaciones 291,4 40,58
Total 718,0 100,0

IMPORTACIONES COLOMBIANAS DESDE VENEZUELA


Productos agrícolas 15,8 1,63
Aceites y grasas 22,6 2,33
Hilados y tejidos 20,9 2,16
Químicos industriales 37,1 3,83
Resinas sintéticas y plásticas 35,7 3,69
Refinerías de petróleo 152,5 15,75
Hierro y acero 138,2 14,28
Fund. de cobre y aluminio 50,2 5,19
Productos Metálicos NEP sin máquinas 29,6 3,06
Vehículos automotores 238,9 24,68
"ub-total 741,6 76,60
Resto de importaciones 226,5 23,40
Total 968,1 100,0

FUENTE: Carta Financiera. Julio 1994.

26
211 • Las exportaciones de Colombia están constitui-
das en un 96,0% 15 por semimanufacturas y manufactu-
ras, con predominio en estas últimas de las industrias
tradíctonales," todo lo cual indica una alta participa-
ción de la pequeña y mediana industria y un alto por-
centaje de valor agregado nacional. Las venezolanas, en
cambio, se concentran en manufacturas de insumos bási-
cos e "industrias nuevas con uso intensivo de capitales"
todas ellas con alta participación de grandes plantas 17 y
un valor agregado nacional inferior al de las exporta-
ciones colombianas.

2. Las razones end6genas de la aceleraci6n del


intercambio

Las razones generales que se dieron para explicar


la llamada "explosión del comercio" dentro del Grupo
Andino, es decir, el gran impulso político que le han
dado recientemente los cinco gobiernos de la subre-
gión; las políticas de apertura comercial y la decidida
participación activa de los sectores privados para tomar
en sus manos el proceso de integración, son también
los elementos endógenos fundamentales para explicar
el auge acelerado de la integración colombo-venezola-
na. Hay que agregar aquí, sin embargo, otros elemen-
tos causales que es necesario considerar explícitamente
si se pretende opinar acerca de las perspectivas de continui-
dad y profundización del proceso. Entre esas causas
específicas habría que diferenciar aquellas que puedan
considerarse como permanentes y las otras de carácter
circunstancial o coyuntural.
15. La cifra fue tomada de un informe especial de la Revista Carta Finan-
ciera ("Comercio Intraindustrial Andino"), Bogotá, Julio de 1994.

16. Seguimos aquí la clasificación de las industrias por contenido


tecnológico de la CEPAL. Para mayor información véase: CEPAL.
América Latina y el Caribe: Políticas para Mejorar la Inserción
de la Economía Mundial, Santiagc de Chile, 1994.

17. Véase al respecto, Humberto García Larralde: "La Pequeña y


Mediana Industria ante la Integración", Revista PMI-CEPROPMI.
Caracas, Octubre-Noviembre 1993, pág. 29.

27
Entre las primeras se enumeran factores geográfi-
cos, en particular el hecho de tratarse de dos países
limítrofes con una gran extensión de fronteras terres-
tres, marítimas y fluviales comunes, lo cual permite el
desarrollo futuro de una gran variedad de sistemas de
transporte de mercancías, 18 de personas y de servicios'?
a costos relativamente favorables. Otro factor perma-
nente es el que deriva de las afinidades socio-cultura-
les, producto del origen histórico común. Se destacan
aquí el idioma y las tradiciones compartidas, en parti-
cular la similitud de sus patrones de consumo. Se conside-
ran también, entre esas causas, factores económicos,
como las diferencias estructurales entre los dos países
las cuales favorecen la complementaridad de sus apara-
tos productivos. Todos esos factores, no sólo van a
permanecer, sino que sus efectos positivos para la inte-
gración son susceptibles de ser racionalizados y poten-
ciados mediante políticas comunes concebidas con tal
finalidad."
Entre las causas circunstanciales o coyunturales se
destacan: el efecto que sobre las estadísticas de comercio
exterior -y no sobre las exportaciones reales- ha tenido
la considerable reducción del tráfico de contrabando
después de establecida la libertad de comercio entre
ambos países; la existencia de niveles relevantes de ca-
pacidad instalada ociosa que presentan algunos sectores
de ambas economías y las modificaciones de la paridad
cambiaria entre las monedas de ambos países.

18. Uno de los aspectos que más puede contribu ir a limitar el


impulso integracionista son las limitaciones de la red de carrete-
ras de Colombia, encareciendo el transporte terrestre de sus
exportaciones hacia Venezuela y las de ésta hacia el Ecuador,
Perú y Bolivia. Véase Rodolfo Segovia S: "Venezuela y Colom-
bia. Integración y Transporte Terrestre", Revista El Exportador
Latinoamericano, Bogotá, 1992. N" 89.

19. Se destacan aquí las buenas expectativas de la exportación de


energía eléctrica desde Venezuela hacia Colombia.

20. Tienen particular importancia las obras de canalización de sus


fronteras fluviales y la construcción de puertos modernos en el
Pacífico, de gran importancia estratégica para ambas economías.

28
En cuanto a la transformación del comercio de contra-
bando en comercio legal, no existen dudas de que ese
factor contribuyó a elevar las tasas iniciales de crecimien-
to de las exportaciones registradas. Estimamos, sin embar-
go, que su efecto real debe haber sido menor del que le
asignan algunos analistas. En primer lugar porque el
tráfico "por los caminos verdes" constituía en una bue-
na parte -imposible de cuantificar, pero seguramente,
relevante- una forma de desviación ilegal del comercio
de productos importados de terceros países. En segundo
lugar porque el comercio binacional que más ha creci-
do es el de productos que tenían escasa o nula participa-
ción en ese tráfico de contrabando, como son los casos
del azúcar colombiano, y productos venezolanos como
hierro, acero, aluminio, fundiciones de cobre y vehícu-
los automotores nuevos.
La segunda causa circunstancial favorecedora del
comercio binacional es mucho más importante y debe
ser muy tomada en cuenta en el análisis del boom
inicial de las exportaciones en ambos sentidos. En efec-
to, el aprovechamiento de la capacidad ociosa insta-
lada en determinados sectores industriales de los dos
países como fundamento de una rápida expansión de
las exportaciones es un hecho bastante claro, al menos
en el caso venezolano. Así lo certifica una publicación
del Banco Central de Venezuela:

"En 1993 la actividad económica en términos


reales se contrajo en un 1%, mientras que la
demanda agregada interna se redujo 5,6%, lo
cual permitió la generación de importantes ex-
cedentes de producción que favorecieron el
comportamiento de las exportaciones no tra-
dicionales, a la vez que se produjo una dis-
minución de las importaciones". 21

En 1994, cuando se acentuó aún más la caída del


PIE de Venezuela (3,3%) y se operó una maxidevalua-

21. B.C.V.: Informe Económico 1993, Caracas, 1994, p. 35.

29
cion del bolívar (70%) coincidiendo con una revalua-
ción del peso colombiano de 8,0%, el resultado fue, que
durante el primer semestre de 1994 se operó una caída
de 9.0% en las exportaciones colombianas a Venezuela
respecto al mismo período de 1993 y un alza de 24.8%
en las exportaciones venezolanas hacia Colombia. Esa
evolución del comercio binacional permite anticipar dos
problemas que deberán ser resueltos para garantizar la
continuidad del entusiasmo integracionista. El primero
es la necesidad de una pronta recuperación del creci-
miento económico venezolano y de la estabilidad de su
tasa de cambio. El segundo, en el caso de que estos
objetivos fueran logrados, la necesidad, una vez alcan-
zado el uso pleno de la capacidad instalada, de impor-
tantes inversiones para satisfacer al mismo tiempo la
recuperación de la demanda interna y los compromisos
contraídos con la actividad exportadora. Estimamos, sin
embargo, que ambos países están en condiciones de
crear fórmulas conjuntas de colaboración que harían
avanzar por el mejor camino la integración de las dos
economías.

3. La incidencia del proceso de globallzación


sobre la reestructuración industrial colombo-
venezolana

Todas esas razones generales y particulares, endó-


genas al ámbito binacional tiene, inobjetablemente, una
gran importancia para explicar la acentuada dinámica
del comercio reciente entre los dos países. Hay, sin
embargo, otro conjunto de causas exógenas que han
operado como desencadenantes esenciales de las nue-
vas relaciones interindustriales. Nos referimos a la prove-
nientes del contexto económico internacional, las cua-
les han tenido un papel decisivo en la conformación y
operación de dicha constelación de factores endógenos
coincidentes. En efecto, han sido los cambios que ha
traído consigo el proceso de globalización los que han
inducido a los Estados Nacionales a reconsiderar su
participación en la vida económica, y a los agentes

30
privados a entender que se vive una transición entre un
orden económico y social agotado, el fordista, y otro
que solo está comenzando a dejar ver sus rasgos esen-
ciales. La asimilación de esos cambios por parte de los
empresarios y de los gobiernos, ha sido una base impor-
tante para la orientación e impulso del proceso de inte-
gración. Veamos algunos de ellos.
111 • Una de las tendencias dominantes del nuevo
paradigma tecnológico y de gestión de la producción es
el aprovechamiento de la proximidad fisica entre los pro-
ductores, sus abastecedores y sus clientes como ele-
mento potenciador de la productividad de las empresas
dentro de las formas "postfordistas" de organización de
la producción industrial. Si bien es verdad que esta
exigencia, unida a la desvalorización del trabajo poco
capacitado, está desacelerando la producción extrate-
rritorial de los países desarrollados en las economías
periféricas y estimulando la formación de redes de produc-
ción en cada uno de los bloques económicos mundia-
les, existe también una tendencia a construir redes regio-
nales 22 como las que han venido constituyendo, por
ejemplo, las ETN de la industria automotriz en MERCOSUR
y en el GRUPO ANDINO, redes que, por cierto se han
colocado a la vanguardia en la evolución de ambas
experiencias de integración subregional latinoamerica-
na. Esta tendencia a la conformación de redes regiona-
les adaptables a las características particulares de sus
respectivos mercados, se está difundiendo muy rápida-
mente en la integración binacional y andina. Pueden
citarse unos cuantos casos de empresas venezolanas y
colombianas que han avanzado eficazmente en la confor-
mación de esas redes. Entre las primeras están SUDANTEX
(textiles y fibras), PEQUIVEN (petroquímlca), CORIMON
(pinturas), MAVESA (alimentos), POLAR (agroindustria) ,
SIVENSA (siderurgia privada), SIDOR (siderúrgica esta-

22. Véase Charles Oman: "Globalizacíónr La Nueva Competencia",


en la obra colectiva Las Reglas de/juego. América latina. Globaliza-
ción y Regionalismo. Ed. Corregidor, Buenos Aires, 1994.

31
tal). Entre las colombianas, COLTEJER (textil), CARVAJAL,
PETROQUIMICA TRASANDINA, INDUSTRIAS ALIMENTICIAS
NOEL,23 y otras.
Un ejemplo altamente ilustrativo de la formación
de redes regionales es la que ha venido organizando
durante los últimos cuatro años con notable éxito, la
empresa venezolana productora de textiles y fibras SUDAN-
TEX, la cual se describe en detalles en el Cuadro N2 8.

22 • Otra tendencia dominante en el régimen de produc-


ción potsfordista es la que apunta a la asociación y
complementación entre industrias de diferentes propieta-
rios, en una mismo o en diferentes ramas, como vía de
mejorar la competitividad de cada cual, mediante el
logro, por parte del conjunto de todas ellas, de la masa
crítica necesaria para generar economías de escala y de
alcance sin que ninguna de ellas deba sacrificar el grado
de flexibilidad que les exigen los nuevos esquemas produc-
tivos.
En el desarrollo de la integración colombo-venezo-
lana se observa ya el surgimiento espontáneo de estructu-
ras de colaboración interempresariales que se mueven
en ese sentido. 2-4 En el informe de la presidencia ejecu-
tiva de la Cámara de Comercio e Integración Colombo-
Venezolana 25 se señalan algunas áreas propicias para
esa colaboración interfirmas, entre las cuales se destacan:

Extracción y refinación de petróleo. Allí se ponde-


ra la capacidad de las empresas venezolanas para
ofrecer servicios y tecnologías a los nuevos desa-

23. Véase Carta Económica Semanal del Banco Mercantil, Caracas,


Año XIV, NI> 14.

24. Un caso notable ha sido la asociación de GRUPO QUIMICO de


Venezuela con INVERSIONES MUNDIAL de Colombia, median-
te el aporte de esta última de 1000 millones de bolívares que
representan el 35% del capital de la primera.

25. Véase Magdalena Pardo Serrano, op. cit.

32
CUADRO N°8

NAFTA í~~IC~1
G-3 I (en proyecto' I
L ____ -.J
SUDANTEX SUDANTEX
COLOMBIA ECUADOR

~
PACfO (991)

J (994)

fiDANT~ VENEZUELA

VFG POLlQUIM
ANDINO SUDANTEX C.A. (VENEZUELA)
VENEZUELA (993)
(989)

I I
SUDANTEX POLIMEROS
URUGUAY URUGUAYOS
(989) (989)
MERCOSUR

TEXTIL ~DA;;EX I
COLONIA S.A.
(ARGENTINA)
I (enBRASIL
proyecto)
I
(992) L _ 1295) _ -.J

I
Arrow
I
Denverland
CEE Vale-Tate
INGLATERRA
f-- DU PONT
(991)
- N.V.
(BELGICA)
(990) (993)

33
rrollos petroleros de Colombia, 26 así como la ido-
neidad de las empresas colombianas para ofrecer
insumos a precios competitivos en las ramas de
productos eléctricos, metalmecánica e infraestruc-
tura básica.

Industria petroquímica, donde ya se han cumplido


algunas exitosas experiencias binacionales conjun-
tas, como la constitución de la empresa MONOMEROS
COLOMBO-VENEZOLANOS.

Sector agrolndustrial, donde Colombia se proyecta


como un proveedor de materias primas y Vene-
zuela ofrece una importante capacidad instalada en
varios subsectores de transformación.

Actividad Pesquera, donde coincide la existencia en


Colombia de importantes recursos naturales subex-
plotados, con la disponibilidad, por parte de Vene-
zuela, de una flota pesquera y una industria de
envases metálicos subutilizadas.

Industria de la construcclón, con una alta capaci-


dad ociosa en Venezuela, la cual podría contribuir
al desarrollo conjunto de infraestructuras turísticas
y vial, así como a la construcción de puertos moder-
nos en el Pacífico requeridos por ambos países.

Industria Textil. Un importante ejemplo donde se


combinan los esfuerzos de modernización tecno-
lógica y de la gestión productiva es el de la indus-
tria textil, actualmente en crisis, tanto en las econo-

26. El desarrollo del sector petrolero colombiano demanda inver-


siones por 12.000 millones de dólares por los próximos cinco
años. Entre los proyectos más importantes se destacan la pues-
ta en explotación de la zona de Cusiana (6.000 millones de
dólares); planes de expansión de transporte y distrlbucíón de
gas y de nuevos oleoductos (3.000 millones)¡ instalaciones de
refinerías y suministro de combustibles (800 millones); explora-
ción y desarrollo de nuevos pozos (2.400 millones).

34
mías de Colombia y Venezuela como a escala mun-
dial. Pese a ello se registran en ambos países impor-
tantes logros en pos de la competitividad. Como
ejemplo se cita el caso de la empresa venezolana
SUDANTEX la cual ha cumplido procesos de moder-
nización que le han permitido instalarse exitosa-
mente en otros países del GRAN, (Colombia y Ecua-
dor), en MERCOSUR, con empresas en Argentina, Uru-
guay y Brasil además de haber acordado alianzas
estratégicas con empresas de la CEE (Inglaterra y
Holanda).

Se destaca también el caso de COLTE]ER, empresa


textil colombiana que ha emprendido, en medio de la
crisis de su mercado nacional, un audaz proceso de
modernización que abarca sus instalaciones, sus proce-
sos administrativos, la organización de una red de clien-
tes que permite el acceso electrónico a su información
comercial y financiera y el control de sus inventarios;
los procesos de diseños creativos de nuevas modas;
campañas publicitarias para mejorar sus posiciones en
los mercados; especialización en otros productos, co-
mo la producción de telas técnicas de alta especializa-
ción con aplicaciones diferentes a los usos textiles tradi-
cíonales," etc.
Todo este abigarrado conjunto de cambios en las
relaciones interindustriales de los dos países ha ido acom-
pañado de estrategias corporativas empresariales dirigi-
das a mejorar sus estructuras internas en el sentido
exigido por el incremento de su competitividad. Entre
estas estrategias se destacan, en simultáneo desarrollo
con la formación de redes regionales, las políticas de
concentración de recursos, mediante las cuales las em-
presas de "amplio espectro" que se desarrollaron de acuer-
do a los esquemas fordistas, tienden a concentrarse en
aquellas actividades o subsectores donde reposan sus
mayores ventajas competitivas, reales o potenciales. En
el caso venezolano esa tendencia se ha acentuado con

35
la crisis financiera que ha vivido el país durante el año
de 1994, cuyos efectos han obligado a muchas empre-
sas nacionales a vender parte, o la totalidad de sus
activos, a empresas extranjeras especializadas.
Otras formas de colaboración son los Convenios
Binacionales de Cooperación entre gremios empresaria-
les orientados a identificar posibilidades de complernen-
tación, posibles escenarios de integración y promoción
de nuevos negocios. Tal es el caso del acuerdo e inte-
gración gremial entre la Asociación Nacional Industria-
les de Colombia, ANDI y Conindustria, agremiación del
sector productivo venezolano. El convenio de complernen-
tación en el sector automotor es también un buen ejemplo
de este tipo de acuerdos, así como la integración que se
ha adelantado, en el caso del azúcar, mediante la asocia-
ción de ingenios colombianos con cañicultores y trabaja-
dores venezolanos. La cooperación incluye también acuer-
dos de restricciones voluntarias cuando existen casos de
importaciones que afectan sectores económicos muy sen-
sibles.
Un indicador objetivo de los avances de la integra-
ción industrial en marcha es el índice de comercio intrain-
dustrial 28. Dicho índice promedio ponderado para to-
das las ramas industriales en la clasificación de cuatro
dígitos fue de 37,9% para 1992 29, lo que representa ya
un avance significativo si se toma en cuenta el poco
tiempo en que se ha logrado la interpenetración del
comercio de bienes industriales entre los dos países. Se

28. El Indice de Comercio Intraindustrial (lIT) de Grubel y L10yd


se define así:
lIT - 100 O-eX-M))
(X+M)
Siendo M» importaciones y X Exportaciones. Este índice toma
un valor mínimo de cero cuando el país considerado exporta
del otro mercado sin importar nada, o importa sin exportar; y
toma un valor máximo de 100 cuando ambos participantes
exportan tanto como importan.

29 Esta y las demás cifras de lIT fueron calculadas por el econo-


mista colombiano Carlos Pombo en su trabajo "Comercio Intrain-
dustrial: "El Caso Colombiano"; Archivos de Macroeconomía,
Bogotá, mayo de 1994, cit. por Carta Financiera, op. cit.

36
destacan, además, sectores donde los valores del lIT, se ubi-
can por encima de 90,0 señalando un elevado comercio
interindustrial. Nos referimos a cacao y chocolate, abonos
y plaguicidas, productos farmacéuticos, productos de
caucho distintos a llantas, maquinarias para trabajar meta-
les y maderas, aviones y equipos profesionales y cien-
tíficos. En otros sectores como productos lácteos, conser-
vas, papel y cartón, sustancias químicas industriales dis-
tintas a abonos, resinas sintéticas, materias plásticas,
minerales no metálicos distintos a cemento, y maqui-
narias y equipo agrícola, el lIT se ubicaba entre 70 y 90.
En otros productos donde existen claras y determinan-
tes ventajas competitivas en uno de los dos países los
índices expresan claramente la especialización y el ca-
rácter marcadamente asimétrico del comercio interindus-
trial.'°

4. Conquista conjunta de terceros mercados

Otro desarrollo de singular importancia en el marco


de la creciente internacionalización globalizante de la
economía mundial es que todas esas transformaciones
estructurales que se cumplen en el mercado conjunto
colombo-venezolano está nutriendo un cuadro muy favora-
ble para la conquista conjunta de terceros mercados.
Avanzan las transformaciones con MERCOSUR, con Méxi-
co en el G3, con Centro América y el Caribe; al mismo
tiempo que se abren concretas posibilidades del incre-
mento del comercio con los países de la CEE y la NArlA.
Otra vía de conquista de terceros mercados es la
de sacar provecho de los acuerdos del otro socio con
otros países. Tal es el caso de las preferencias generales
otorgadas a Colombia por parte de Estados Unidos como
apoyo a la lucha contra el narcotráfico. Esta ventaja
preferencial (unida a la que tiene, por la misma razón

30. Se trata del lado colombiano de las industrias de tejidos de


punto (20,4), azúcar (0.52), y vidrio (6,93). Por el venezolano,
en cambio, se destaca: industria automotor 0,92) y fundi-
ciones de cobre y aluminio (5.93).

37
Colombia y Venezuela con la Comunidad Europea) acon-
sejan la constitución de consorcios de exportación entre
empresas del mismo sector para consolidar volúmenes
de exportación a dichos mercados sumando esfuerzos
en materia de comercialización internacional.

IV. LA INTEGRACIÓN CON MtXICO EN EL GRUPO DE LOS TRES

La otra exitosa iniciativa estratégica integracionista


conjunta de Colombia y Venezuela fue la firma con
México del Acuerdo del Grupo de los Tres, el 13 de junio
de 1994. Ese acuerdo representa un importante logro
para la inserción internacional de los tres países, y pa-
ra la ampliación y profundización del proceso de in-
tegración latinoamericana. Un hecho resaltante, también
aquí, ha sido la rapidez con que se cumplieron las ne-
gociaciones, sobre todo si se toman en cuenta las diferen-
cias de poder económico entre los tres países, situa-
ción que obligaba a Colombia y Venezuela a solicitar de
México la condición de asimetría establecida en el Tra-
tado de Montevideo. Esos rápidos resultados revelan la
coincidencia de importantes intereses entre los tres países.
A este respecto hay que destacar dos fases en el
proceso de negociaciones. En una primera que abarca
la década de los ochenta predominó una motivación
esencialmente geopolítica '1, el interés compartido de con-
tribuir a la estabilización política y económica de Cen-
tro América y el Caribe. No es casual que las primeras
conversaciones hayan tenido lugar en 1989 en el marco
de una reunión internacional motivada por la búsqueda
de soluciones a los conflictos armados que entonces se

31. Señala al respecto Eduardo Ortiz Ramírez ("Perfiles de la Inte-


gración Económica", mlt. Caracas 1994); Uno de los elementos
distintivos del G3 desde sus comienzos es la actitud que el
mismo ha tenido hacia Centro América. Desde el punto de
vista de la geopolítica y de la geoeconomía, así como en lo
que respecta al aprovechamiento de un mercado natural, es
totalmente conveniente que el grupo se haya planteado tal
confluencia de intereses.

38
desarrollaban en Centro América 32 • En aquel momento
el objetivo de integración económica, aunque presente,
aparecía en un segundo plano, situación que ha cambia-
do radicalmente, no sólo por haber cumplido la plena
pacificación de Centro América, sino por la importan-
cia crucial que han alcanzado las estrategias de integra-
ción, como aspecto importante en la construcción de las
nuevas estructuras de inserción al comercio mundial
que está demandando el orden económico internacio-
nal emergente. En este aspecto la importancia de la
conformación del G3 deriva de un articulado conjunto
de razones.
En primer lugar, el Grupo de los Tres contiene 145
millones de habitantes (la tercera parte del total de
América Latina), un PIB de 377,1 miles de millones de
dólares; exportaciones al mundo (1992) de 42.269 mi-
llones e importaciones por 43,614, lo cual le confiere
un importante poder relativo en la región. A lo cual hay
que agregar que el peso del G3 aumenta considerable-
mente si se toman en cuenta las expectativas de in-
clusión de los otros tres países del Grupo Andino, para
conformar lo que ya algunos analistas comienzan a deno-
minar Grupo de los Seis (G6), y de los países de Centro
América (Véase Gráfico Nll 6). El área total así consti-
tuida abarcaría 7.182.000 Km 2 , es decir, el porcentaje de
la superficie de todo el continente latinoamericano y
una población de 217,6 millones de habitantes (% de la
región). Añádase, además, la importancia creciente de
las relaciones económicas de los integrantes del G3 con
el área insular del Caribe y se tendrá la medida de la
importancia de los procesos de integración que se desa-
rrollan en esa extensa área que va desde la frontera sur
de los Estados Unidos hasta la frontera norte de Chile y
los países del MERCOSUR y su ubicación en medio de
los Océanos Atlántico y Pacífico. Se trataría, en efecto,
de sumar a MERCOSUR y Chile para que se cumpliera el

32. Nos referimos a la reuni6n en febrero de 1989 de la V Conferen-


cia de Cancilleres de los países centroamericanos; de la Comu-
hidad Económica Europea y del Grupo de Contadora.
viejo sueño de conformación de un único espacio económico
en toda la América Latina.
En segundo lugar estári los intereses particulares de
cada uno de los miembros del Grupo de los Tres." En cuan-
to a México el Acuerdo le permite:

Sacar un mayor provecho de su participación en el


NAFTA para explotar la posibilidad de especializa-
ción y complementación con Colombia y Venezuela
y, a través de ellos, del resto del Grupo Andino.

Posibilidad de servir de intermediario para la incor-


poración preferencial de otras naciones de Amé-
rica Latina al NAFTA.

Reforzamiento de sus ventajas geopolíticas en Amé-


rica Central y el Caribe.

Por lo que respecta a Colombia y Venezuela las


ventajas de su afiliación al G3 serían las siguientes:

Reforzamiento de las expectativas de su integra-


ción binacional como eje del Grupo Andino. En
este aspecto fue de gran importancia haber logra-
do que en el Acuerdo se respetaran los compro-
misos de las dos naciones con el GATT.

Acceso al importante mercado mexicano y, eventual-


mente, al norteamericano en su conjunto, en condi-
ciones (asimetría) 3.f sumamente favorables.

33. En este punto nos hemos apoyado en el trabajo de Luis Jorge


Garay Salamanca, "Le processus d'integración dans le Group
des Trous", Problemes d' Amérique Latine. N° 10 [ul-sept., 1993.

34. Esa asimetría ha sido considerada por un documento del Ins-


tituto de Comercio Exterior de Venezuela como la "caracterís-
tica fundamental del Acuerdo" ya que ha permitido establecer
en el Programa de Liberación distintos elementos a través de
los cuales México otorga beneficios especiales, destacando en-
tre el1os, la extensión a Venezuela de la Preferencia agrario
regional (PAR) suscrita por Colombia y México y la profundiza-

40
Aprovechamiento del liderazgo que ha mantenido
México -al menos hasta 1994- para concertar acuerdos
integracionistas con países y regiones claves-"

Posibilidad de una conveniente superación de la


relación bilateral con Venezuela para lograr una
articulación de ambos con la economía mexicana.

Haber logrado que en la negociación del G3 se


respetaran los compromisos internacionales de las
tres naciones en el marco del GATI.

Desde el punto de vista estrictamente comercial no


se esperaba que el G3 tuviera un impacto muy notable,
al menos en corto plazo. La reciente crisis mexicana
plantea, sin embargo, la posibilidad de que la fuerte
devaluación que ha tenido la moneda de ese país per-
mita el desarrollo de un mayor volumen de exporta-
ción hacia Colombia y Venezuela. Además, dicha crisis
podría variar algunos de los supuestos que sirvieron de
base a las estrategias de negociación de los tres países
para lograr el acuerdo.
Habrá que esperar, pues, a que las aguas se cal-
men para reexaminar las reales expectativas del G3.
Pensamos, sin embargo que el impulso integracionista
terminará por superar los problemas que pudieran plan-
tearse porque su profundización constituye un proceso
obligado para la América Latina dentro de la reestructu-
ración y globalización de la economía mundial.

ci6n de los beneficios de los Acuerdos de Alcance Parcial


(AAP) y Acuerdos Comerciales sectoriales suscritos por Vene-
zuela y Colombia y México, todos ellos concebidos en el mar-
co de la Asociaci6n Latinoamericana de Integraci6n (ALADI)
(ICE, G3: Nuevas Oportunidades de Comercio, Caracas, 1994).

35. Véase Luis Jorge Garay: "A propósito de la Política de Comer-


cio Externo de Colombia. Una Nota sobre su Contexto Internacio-
nal. Retos y Prioridades". En la obra editada por FESCOL: El Grupo
de los Tres.

41
s. Incógnitas y Aspectos Problemáticos

Hemos presentado hasta aquí los aspectos más po-


sitivos y esperanzadores de la evolución reciente del
proceso de integración colombo-venezolana, de cuya
consolidación y profundización dependen, en alto grado,
las expectativas de desarrollo del Grupo Andino y del
Grupo de los Tres, incluyendo la posible articulación de
ambos y, eventualmente, Centroamérica y el Caribe, en
un único espacio económico integrado. Queremos ahora
completar ese enfoque, sesgadamente optimista, seña-
lando también, en busca de una consideración mas rea-
lista de sus expectativas de desarrollo, la existencia de
algunos obstáculos potenciales que podrían afectar ne-
gativamente la evolución de esas experiencias y que
plantean la necesidad de mantener una actitud previ-
siva, vigilante y cautelosa que nos permita crear condi-
ciones para superar esos factores de riesgo, o mini-
mizar sus efectos en caso de necesidad. Nos referimos
específicamente a los siguientes:

1!1. IanecesJdad de importantes carnb!os supra~


en los Estados Nacionales participantes en los
procesos de integración

En las actuales condiciones de globalización de la


economía mundial la integración se plantea como un
proceso de interpenetración entre distintas economías
nacionales, sujeto al juego de las pugnas y contradic-
ciones características del orden capitalista, dentro de un
marco político regulado por los acuerdos de mutua cola-
boración entre los Estados Nacionales. Esos acuerdos
están exigiendo cambios de importancia en la concep-
ción tradicional el Estado Democrático Nacional y plan-
tean problemas de nuevo tipo, para cuya solución se
requiere una decidida voluntad de autotransformación
de todo el sistema político internacional y de sus ele-
mentos constitutivos nacionales. Entre esos problemas
quiero destacar dos:

42
A) La necesidad de coordinación de las políticas
nacionales:
Ya se ha visto como, tanto el proceso de
conformación del Grupo Andino, como la intensifica-
ción de la integración colombo-venezolana y los mis-
mos avances del G3, han sido, en gran medida, resulta-
dos logrados por el esfuerzo combinado de los gobier-
nos de los dos países apoyado, a partir de cierto momen-
to, por sus respectivos sectores privados. Los exitosos
avances logrados por ese esfuerzo compartido, dejan
ver que se ha llegado, finalmente, a la convicción de
que el objetivo integracionista se corresponde a plenitud
con los auténticos intereses del desarrollo económico y
social de ambas naciones. Falta, sin embargo, mucho
por andar. La profundización del proceso de integración
seguirá planteando nuevas exigencias a las acciones guber-
namentales. Una de ellas es la necesidad de afrontar los
problemas que derivan de la vulnerabilidad de cada
país a los efectos de las oscilaciones coyunturales y de
las políticas económicas de los demás. Parece existir
acuerdo acerca de la necesidad de resolver las posibles
contradicciones de intereses mediante la coordinación
de políticas y otras formas de colaboración. En situacio-
nes extremas, sin embargo, como las que se plantean
cuando uno de los países participantes en un proceso
de integración padece de desajustes o trastornos econó-
micos de difícil manejo, pueden presentarse resultados
tan asimétricos entre los países integrados que, de mante-
nerse por mucho tiempo, podrían poner en peligro la
continuidad del proceso. Un ejemplo en este sentido es
el de los efectos desfavorables para Colombia que ha
motivado la política de control de cambio instaurada
para Venezuela en 1994 para hacer frente a la grave
crisis financiera que ha venido padeciendo este país.
Hasta ahora el problema ha podido ser manejado favorable-
mente y se espera que así sea en el futuro, pero sigue
constituyendo una fuente de incertidumbre sobre el desa-
rrollo de la integración binacional.

43
B) Soberanía nacional e integración económica
La necesidad de coordinar las políticas nacio-
nales de varios países, o de subordinar los grados de
libertad de cada uno a los acuerdos explícitos o implícitos
que sirven de fundamento a la integración, plantea el
complejo problema de la determinación de los límites
dentro de los cuales las disposiciones de cada Estado
democrático y soberano puede convivir con el conjunto
de acciones más "globales" que propugnan las institucio-
nes intergubernamentales creadas para hacer avanzar el
proceso de integración. Debe agregarse, además, que
no se trata de un problema que se resuelva estática y
definitivamente en un momento dado, sino que se va a
plantear, reiteradamente, en las más variadas formas, en
las distintas etapas del proceso. Así lo demuestra la
experiencia de la Comunidad Europea, en cuya evolu-
ción las contradicciones se han venido resolviendo pragmá-
ticamente mediante sucesivas redefiniciones del concep-
to de democracia para adaptarlo, dinámicamente, al ám-
bito internacional de una confederación de países. En el
caso de las experiencias latinoamericanas de integra-
ción, parece demasiado pronto para el encuentro de
soluciones, ya que éstas deberán surgir de la evolución
de la propia praxis integracionista. Es claro, sin em-
bargo, que el replanteamiento del concepto de demo-
cracia nacional en el contexto de la integración regio-
nal y de la globalización económica mundial consti-
tuye, al menos en la fase que hoy se vive, una fuente
de amenazas para la fluidez del proceso.

2°. El elevado crecimiento del comercio binacional


no se sustenta en el crecimiento de las inversiones.

Hasta ahora los dos países han basado el creci-


miento de sus exportaciones en el aprovechamiento de
sus capacidades productivas ociosas, debido a las insufi-
ciencias de la demanda agregada interna. Una vez ago-
tada esa fuente dinamizadora de la expansión produc-
tiva, y/o recobrados los respectivos mercados interio-
res, será necesario el incremento de la inversión para
que se pueda continuar el auge exportador. La solu-
ción a ese importante problema estratégico se dificulta
44
en los actuales momentos -particularmente en Venezue-
la- debido a las elevadas tasas de interés que rigen en
ambos países, problema similar al que se plantea a la
economía Argentina en MERCOSUR. Dadas las restriccio-
nes al flujo de capital extranjero que ha motivado el
estallido de la crisis mexicana, la solución no puede
venir sino del incremento del ahorro doméstico combina-
do con un renacer de las expectativas positivas del
desarrollo económico. En este aspecto la situación vene-
zolana presenta a corto y mediano plazo, mayores difi-
cultades que la de Colombia.

3°. Insuficiencias infraestructurales

Destacan aquí las insuficiencias de la red vial colom-


biana que frenan considerablemente el comercio con
Vene-zuela y Ecuador, así como la circulación de mercancías
venezolanas hacia el resto de los países del Pacto An-
dino. Como ya señalamos, este es un problema crucial
que deberá ser resuelto con la colaboración de ambos
países y en el plazo más breve posible, como condi-
ción necesaria para el mantenimiento de la expansión
del comercio interregional.
Otros aspectos como las actuales insuficiencias ener-
géticas de Colombia y las limitaciones en los sistemas
de telecomunicación parecen estar en vías de mejoramien-
to, pero requerirán, en todo caso, una intensificación de
los esfuerzos para su solución.

4°. La amenaza de las reclamaciones territoriales

Finalmente, hay aquí que referirse a la existencia


de reclamaciones territoriales y tensiones fronterizas que
constituyen eventuales focos de conflicto opuestos al
ideal integracionista. Los actuales enfrentamientos entre
Perú y Ecuador colocan este problema a la orden del
día. También hay que decir aquí que el avance del pro-
ceso de integracionista constituye un factor moderador
de esos conflictos que podría ser la vía más adecuada
para su solución. Así parece demostrarlo, al menos hasta
ahora, la experiencia integracionista colombo-venezolana.

45
AREA DE LOS PROCESOS DE
INTEGRACION LATINOAMERICANOS

1"""""",1 GRUPO DE LOS 6


.··W (GRAN-MEXICO)

mI MERCOSUR

O MERCADO COMUN
CENTROAMERICANO
o NO PARTICIPAN

46
PREVISION, COYUNTURA Y POLlTICA ECONOMICA
EL CASO VENEZUELA •

Luis Mata Mollejas

Los venezolanos desconocen que el alto


tipo de cambio internacional y el alto
interés de los préstamos y descuentos
es la conspiración más descarada que
existe en el país contra la prosperidad
y el trabajo y contra la paz pública.
Domingo B. Castillo
Memorias de Mano Lobo

Agradecernos los comentarios de María Antonia Moreno y de


Leonardo Vera a versiones previas; sin que ello comprometa
sus puntos de vista. Igualmente debernos dejar constancia de
la colaboración prestada por Natalia Navarro en la elabora-
ción del apéndice estadístico y de la particular diligencia de
Claudia Bettinazzi en la transcripción mecanográfica.

47
1 PARTE

AsPECTOS TEÓRICOS y METODOLóGICOS

En la Venezuela contemporánea, la discusión pú-


blica de la política económica, para salir de la estanfla-
ción, se viene realizando según resulten afectados los
diferentes actores sociales. En otras palabras, tal discu-
sión hace énfasis en los aspectos políticos.
Los actores con intereses contrapuestos exponen
sus puntos de vista y esgrimen argumentos cónsonos
con sus aspiraciones, siendo patente y lógica la falta de
consenso sobre la conducta que, según cada uno, el
Estado debería adoptar.
Esporádicamente, también han participado en la dis-
cusión política académicos extranjeros, algunos muy no-
tables, pudiendo suponerse que sus presentaciones pú-
blicas recogen lo esencial de las reflexiones realizadas
ante los cenáculos que propiciaron su visita al país.
Pese a lo anterior, creemos que la discusión for-
mal, más cerca del espíritu científico que del político,
sin menoscabo de la importancia de este último, está
por realizarse. Como contribución para una discusión
menos subjetiva, presentamos los resultados obtenidos
a partir de un instrumento de simulación que, al consi-
derar las tendencias y sus rupturas, permite comparar
las consecuencias probables de diversas políticas.

1) REQUISITOS BÁSICOS PARA LA. PREVISiÓN ECONÓMICA úTIL

En las ciencias sociales las "políticas" correspon-


den a las aplicaciones técnicas en las ciencias natura-
les, lo cual incluye disponer de previsiones para que los
actores tomen decisiones.
¿Es posible realizar previsiones económicas útiles
para la política económica? Una respuesta negativa a
esta interrogante equivale a negar la cientificidad de la
economía; pero una respuesta positiva obliga a espe-
cificar los requisitos y los límites o alcance de una
previsión, con el carácter de científica o fidedigna.

48
La economía contemporánea, como ciencia, se aboca
a explicar la interacción entre algunos procesos socia-
les complejos, aplicando el concepto de sistema. La
explicación debe incluir la relativa a las conductas o
comportamientos de los diversos actores con ocasión de
la variación en la producción, en el intercambio de
bienes y servicios, en la intermediación financiera, en la
capitalización y en la acción re distributiva del Estado.
Resulta entonces evidente que la previsión fide-
digna descansaría en modelos que recojan la caracte-
rística de un "sistema dinámico"; para lo cual es nece-
sario establecer interacciones de influencia temporal en
las funciones de comportamiento y restricciones de ba-
lance para los diferentes agentes y mercados.
Aunque todo modelo constituye una simplificación,
resulta evidente que modelos excesivamente simples,
como aquellos que recojan explícitamente sólo la interac-
ción entre algunos mercados, manteniendo las interac-
ciones con los restantes en "cajas negras", como el cé-
lebre modelo uniecuacional de Saint Louis, no repre-
sentarán adecuadamente la complejidad, por lo cual se-
rán de poca utilidad para orientar la adopción de deci-
siones.
Desde el ángulo epistemológico, un modelo con
ecuaciones de comportamiento o explotaciones funcio-
nales de la conducta de los diversos agentes, y con
restricciones de balance o contables, demuestra su cohe-.
rencia lógica al alcanzar matemáticamente una solución.
Esta exigencia implica que los postulados funcionales
sean linealizables, pues es bien conocido que los sis-
temas conformados por funciones distintas de las linea-
les no tienen una única solución.
Como consecuencia de las exigencias señaladas, la
previsión realizada con los modelos de sistemas sólo es
útil para pocas interacciones, pues las hipótesis de linea-
lidad causan distorsiones en los valores cuando las inte-
racciones son muy numerosas. En otros términos, por
motivos puramente epistemológicos la previsión cuan-
titativa sobre la base de modelos sólo será fidedigna
para un número bajo de iteraciones.

49
Otro requisito a considerar, relacionado esta vez
con las restricciones o características sociales, es la im-
portancia del crédito en las economías contemporáneas.
En efecto, cada sociedad, históricamente, establece una
pauta para la operación crediticia. En muchas socieda-
des la cancelación del crédito y la negociación de las
colocaciones "líquidas" dominantemente se sitúan entre
90 y 180 días, pudiendo aceptarse entonces que el trimes-
tre o el semestre representan el lapso para finiquitar
operaciones pautadas y para renegociar la tasa de inte-
rés, teniendo a la vista los resultados obtenidos. Así
será el trimestre el período más corto para obtener previ-
siones fidedignas, si el método se apoya en un modelo
científicamente representantivo.

2) OPCIONES METODOLÓGICAS

Las inferencias políticas que pueden derivarse de la


interacción entre las pistas empíricas (datos) y los arti-
ficios lógicos (hipótesis), incluidos los principios me-
todológicos de asociación, son de dos tipos: a) las de
naturaleza probabilística, que pueden tratarse como ten-
dencias cuando tienen cierto grado de permanencia es-
tructural, detectada mediante la aplicación de los prin-
cipios newtonianos o clásicos de asociación 1, Y b) las de
naturaleza cualitativa, que, al abandonarse los princi-
pios clásicos, las observaciones empíricas no admiten
una medición numérica.
En ese último caso, una metodología que nos pa-
rece particularmente útil es la brindada por la Teoría de
las Catástrofes (Thom, 1972), al destacar las posibili-
dades de rupturas de las tendencías.?
1. Cambios pequeños en las variables explicativas asociados con
cambios pequeños en las variables explicadas.

2. Los métodos cualitativos son básicamente inductivos (Mucchielli;


1991) y han evolucionado hasta reposar sobre teorías rigu-
rosas. En este sentido, casi en paralelo con los trabajos de
Thom, se pueden citar los que se apoyan en el concepto de
subconjuntos de límites imprecisos (Fuzzy Set) entre cuyas
aplicaciones están las "Logrque Floue" (Bouchon-Meunier, 1993),
y la "teoría de las posibilidades' (no probabilísticas) postula-
da por Dubois-Prade (987), entre otros autores.

50
Ahora bien, el registro de los datos para la caracte-
rización científica de los fenómenos sociales es, la ma-
yor parte de las veces, ex-post (series históricas); mien-
tras que la decisión política puede tener un alto compo-
nente de naturaleza ex-ante o de carácrter "normativo".
En la práctica, la urgencia en la adopción de deci-
siones presiona para reducir el tiempo de observación.
Al reducirse el tiempo de análisis los fenómenos es-
tarán en proceso, recibiendo el análisis la denomina-
ción de Coyuntural (Sánchez, 1994).
Dentro de los fenómenos en proceso también hay
que considerar los eventos azarosos, independientes de
las relaciones funcionales y estructurales, los cuales pue-
den tomar particular relevancia y, en algún caso, pu-
dieran operar como "catalizadores", acelerando o retar-
dando los procesos recogidos en las relaciones funcio-
nales.
En síntesis, en los análisis de previsión política,
incluidos los coyunturales, pueden combinarse elemen-
tos cuantitativos y cualitativos. En los análisis "cuanti-
tativos", que requieren de series temporales largas, los
elementos relevantes serán los que se asocian con el
"equilibrio" del sistema o postulados de interrelaciones,
"persistentes" (estabilidad estructural); mientras que con
los análisis "cualitativos" (a veces atemporales) desta-
carán las posibilidades o condiciones de rupturas de la
"funcionalidad-persistencia" o tendencias.
Todo lo expresado anteriormente puede genera-
lizarse diciendo que los resultados económicos, en cual-
quier momento, son consecuencias (e) de las acciones
(A) emprendidas por los diversos agentes de acuerdo a
la interacción y características de los diversos procesos
considerados y postulados en el modelo (P), y de las
circunstancias iniciales (I), incluidos los condicionantes
o características del entorno del sistema o modelo esta-
blecido.
De allí que la previsión (e) de las acciones pre-
definidas (A) sea sensible a la "represcntatividad" y "dina-
mismo" de las postulaciones (p), y a la precisión de las
circunstancias iniciales (O.

51
Como cualquier resultado (C) deseado puede ob-
tenerse mediante numerosas variaciones o combinacio-
nes de (A), (P) e (1), una vía de exploración útil en
política económica será la "simulación" o evaluación de
la posibilidad de alcanzar el resultado deseado, a partir
de las opciones políticamente posibles de (A) o "escena-
rios", y de las apreciaciones sobre las circunstancias
iniciales (1), dado un modelo de interacciones macroeco-
nómicas (P).

2.1. La Simulación o Experimentación Numérica en


Economía

Hemos dicho que desde el ángulo metodológico


los análisis de tendencias y de rupturas requieren de
técnicas específicas para captarlas. El análisis estadís-
tico descriptivo y el análisis econométrico con su riguro-
sidad formal al evaluar las asociaciones estables entre
eventos (homeostasis) son im prescindibles para detectar
tendencias y obtener indicadores cuantitativos.
Pero, cuando se trata de las rupturas de los pro-
cesos, tal instrumental es insuficiente; encontrando que
el análisis morfogénico, que apoya la teoría de la catás-
trofe, ofrece un soporte para hacer objetivas las pre-
misas que hacen posible la ruptura de las tendencias.
Así, el economista contemporáneo cuenta con dos
apoyos metodológicos importantes para evaluar los pro-
cesos dinámicos: las técnicas estadísticas y economé-
tricas para evaluar las tendencias y las que permitan
captar el potencial de rupturas (interrupción del pro-
ceso de cambio "suave"), propio de modelos econó-
micos, como los de equilibrio general 3.
En este sentido, la combinación de ambas técnicas
nos parece útil para las previsiones del corto plazo,

3. Cabe señalar que, al adoptar la hipótesis de equilibrio general


de los mercados, la aceptación de los elementos constantes
requieren del uso de los sistemas de ecuaciones, combinado
con las hipótesis básicas de influencia temporal o "post ergo
ante hoc",

52
básicamente porque los resultados cuantitativos o experi-
mentales proporcionan indicadores que permiten cali-
ficar la "dcscabilidad" de una situación; mientras que el
análisis morfológico alerta acerca de la posibilidad de
que ocurran rupturas en las tendencias (catástrofes), aun-
que en tiempo impreciso.

2.2 Las Lecturas de la Coyuntura o Análisis


del Presente

Si partimos de que el análisis coyuntural se refiere


a la inferencia relativa a los fenómenos en proceso,
podrá definirse como el estudio de la interacción entre
los eventos del presente (corto plazo), los eventos previ-
sibles y las circunstancias deseables para el futuro inme-
diato. Siguiendo a Sánchez (991), el análisis coyun-
tural puede admitir las siguientes lecturas:

i) influencia del pasado sobre el presente y de


éste sobre el futuro:
pasado ---> presente-s> futuro
ii) influencia de las expectativas del futuro sobre
el presente y re interpretación del pasado a la
luz de los eventos del presente:
pasado <-- presente <- futuro
iii) el presente como síntesis de la influencia reci-
bida del pasado y de las expectativas sobre el
futuro:
pasado - - > presente <- futuro

La lectura del tipo (i) es propia y frecuentemente


encontrable en las prognosis o previsiones simples; la
lectura del tipo (ii) es propia de las previsiones norma-
tivas y del análisis "histórico"; y la lectura del tipo (iii)
será del tipo que denominaremos propiamente cien-
tífica en el campo económico al considerar las expecta-
tivas, que pueden ser: probables (a partir de variaciones
de los parámetros dentro del rango de su varianza);
indeterminadas y catastróficas (variaciones fuera del ran-

53
go de la varianza) y, por último, normativas o predetermi-
nadas ..f

2.3. Análisis Coyuntural y Escenarios Experimentales

El análisis coyuntural, cuando considera expecta-


tivas cuantificables sobre eventos del futuro, a partir de
acciones políticas predeterminadas, se confunde o coin-
cide con las técnicas de construcción de escenarios;
pero, a diferencia de aquéllos (que suelen limitarse a
hacer énfasis en los valores finales de las variables), la
"simulación", en el sentido de "experimento", buscará
destacar el contraste entre las motivaciones o percepcio-
nes "objetivas" del futuro y los logros o frustraciones
del pasado que pueden tener los agentes para justificar
sus acciones en el presente. Así, al ser un resultado de
combinar elementos voluntaristas (las políticas públicas
simuladas para alcanzar una "situación" deseada o "nor-
mativa") y de elementos "estructurales" predetermina-
dos (tendencias, rupturas y condicionantes del entor-
no), la experimentación debe hacer explícita la lógica
explicativa.
En otras palabras, el propósito esencial del análisis
de previsión obliga a captar, a la luz de un principio
explicativo o teórico, el sentido del proceso en marcha
(coyuntura) y de las transformaciones que pueden te-
ner lugar, como consecuencia de acciones alternativas:
escenarios experimentales.
Una consecuencia de lo anterior es la necesidad de
distinguir entre los elementos sujetos a la política nacio-
nal "núcleo" y los no controlables o exógenos que obe-
decen al contexto internacional o "entorno".

4. Una postura un tanto diferente se encuentra en Sánchez 0994,


p.p. 49.52).

54
3) EL COMPONENTE TEÓRICO O LÓGIco y EL DISERo DE
POLITlCAS EN ECONOMIA

La macroeconomía, como instrumento lógico del


análisis, nos conduce por una senda de super simplifica-
ciones; lo cual permite un abanico de interpretaciones.
Como en el ajedrez, pocas reglas permiten un número
indefinido de opciones. Pero, una vez llegadas a cierta
posición, se presentan una serie de restricciones que
limitarán el número de opciones.

3.1. La Lógica Económica de los Modelos de Equilibrio


General de Mercados s

Aunque son varias las corrientes del pensamiento


económico 6, la discusión contemporánea se concentra
entra la "visión ortodoxa", incluida la "Nueva Economía
Clásica" y un tímido retorno a un Keynes revisado, como
consecuencia, entre otras razones, de los descalabros de
las políticas liberales o monetaristas para enfrentar la
problemática dominante en el último tercio del siglo
XX: recesión e inflación en medio del desorden mone-
tario internacional y de crisis financieras recurrentes sin
distinción del grado de industrialización de los países
afectados.

5. Una opci6n distinta es la de considerar "circuitos" siguiendo la


ruta iniciada por Quesnay, Ricardo y Marx. La versi6n mo-
derna de este tipo de análisis (Poulon, 1980) parte de consi-
derar al Keynes visto por Hicks como una distorsi6n profunda
del "verdadero" pensamiento de Keynes.

6. Al presente, de acuerdo con Fernández Díaz (1994) se pueden


distinguir hasta 17 "escuelas" las cuales se resumen en cinco
corrientes, a saber:
1) Neoclasicismo microecon6mico con keynesianismo
adulterado.
2) Monetaristas modernos.
3) Postkeynesianos.
4) Marxistas y radicales, e
5) Institucionalistas.

55
En apretada síntesis, la postura ortodoxa supone
una conexión central entre el mercado de bienes y el
mercado de dinero; "vaciándose" el de bienes por la
variación de precios flexibles. La tasa de interés, flexi-
ble y determinada en el mercado monetario, afecta a la
producción de bienes a través de la inversión. Finalmente,
una tasa flexible de salarios garantizaría precios de bie-
nes razonablemente "competitivos", y una situación rela-
tivamente satisfactoria para todos los agentes (equilibrio
en el sentido de Smith) 7.
Por su parte, la base teórica proveniente de las
revisiones de Keynes, supone que los mercados de títu-
los determinan las tasas de interés y de rendimiento;
mientras que el mercado de divisas determina la tenen-
cia de "liquidez" en moneda nacional y con ello afecta
a la demanda de bienes producidos y ofrecidos con
precios más o menos "viscosos", realizándose un ajuste
por cantidades.
El mercado de bienes determinará entonces la tasa
de ganancia del productor y al comparar éste el resul-
tado obtenido con el previamente deseado y con los
rendimientos de los mercados de títulos (créditos, inver-
siones financieras, bonos públicos, divisas), decidirá, en
un instante próximo, el nivel futuro de su inversión y
con ello el de la producción y el del empleo y por en-
de la distribución futura de la renta.
Se combina así, en un análisis dinámico (hipótesis
post ergo ante hoc) una interacción entre los mercados
de títulos, de dinero, de bienes y de factores (empleo),
para alcanzar niveles cambiantes (provisionales) de "equi-
librio" general.
Lo anterior, visto desde el ángulo formal de la ex-
presión de Walras; ¿,Pi(Di-SI)=O muestra un modelo or-
todoxo concentrado en precios flexibles, en todos los
mercados; siendo la relación básica la expresión:

7. Equilibrio como armonía social a partir de la búsqueda del


beneficio particular a través de la división del trabajo (especiali-
zación).

56
Pi(Y-Y)+(Md-M)= o [1]
al ser el mercado de títulos apenas un "espejo" del
mercado monetario.
La versión postkeynesiana, parte de considerar la
expresión:
P(tG-YS)+w(Ld - LS)+ t/r (H' - B')+(M'-M)= O [2]
t+dt t+dt t+dt t+dt

Al considerar una variación temporal mínima


(dt--->O) la expresión [2] se convierte en:

Lim (P(}:'á-YS)+w(Ld - LS) + I/r (H'-BS)+(Md-M)} [3]


t + dt t + dt t + dt t + dt

Como los mercados de bienes y de empleo pueden


considerarse como "flujos" mientras que los mercados
de títulos y de dinero son de stocks, la expresión [3]
equivale a:

1 / r (Bd - B") + (Md - M") = O [4]

al tornarse nulos los flujos, lo cual se interpreta como


un ajuste instantáneo de las carteras financieras ante
variaciones exógenas de (r)."
Finalmente cabe resaltar que, si se aceptan las pre-
misas de la visión ortodoxa, la interacción entre el merca-
do de bienes y el monetario permite en el extremo
considerar una sola ecuación, como la llamada "ecua-
ción de Saint Louis", mientras que la versión postkey-
nesiana que hemos presentado requiere considerar un
sistema de ecuaciones dinámicas. Las funciones de 'compor-
tamiento y las identidades contables y restricciones de
equilibrio específicos, darán "personalidad" a los dis-
tintos modelos.

8. Al considerar que la economía esté abierta al exterior, las


variaciones de (r) resultan asociadas con las variaciones del
tipo de cambio (ch) y viceversa.

57
3.2 La Influencia de Algunas Convenciones Socia-
les sobre la Interpretación de los Modelos de equi-
librio General

Al aceptar que los mercados se pueden ajustar por


precios y cantidades, es necesario clarificar la interac-
ción entre los distintos precios relativos, puesto que la
tasa de interés y el poder adquisitivo del dinero con-
tienen elementos convencionales o arbitrarios.
En efecto, la variación de la "capacidad adquisi-
tiva" del dinero (definida en la práctica como el inver-
so de "algunos" precios de consumo lIP) puede incluir-
se convencionalmente en el % arbitrario (tasa nominal
m) que un prestamista conviene con un prestatario por
cederle un capital. El prestamista también puede consi-
derar, para fijar dicho m, el rendimiento aleatorio (q)
que podría obtener del uso del capital en el proceso
productivo (tasa real). Así la tasa nominal (m), conven-
cionalmente, puede considerarse como la suma de una
tasa real (q) y del alza prevista en los precios (p). O
sea, m=q+(p).
Consecuentemente el resultado de los cálculos de
CliP) y de (m) será convencional, tanto más cuando
pretenda ser un promedio de los comportamientos y de
las consideraciones de todos los prestamistas, presta-
tarios y consumidores.
Un corolario de lo anterior es que, al considerar al
tipo de cambio (eh) como una razón entre "paridades
adquisitivas", el resultado será igualmente convencio-
nal, arbitrario o subjetivo, y desde ese ángulo el cálcu-
lo no es un resultado de postulados económicos. La
consecuencia de esto es que, en la lucha social por el
excedente económico, los más informados o educados
pueden utilizar su conocimiento y poder, para imponer
"convenciones" a su favor. La convención ad hoc resulta
ser un resquicio para escapar a la lógica económica
(Aglíetta, 1990).
Cabe también destacar que si se acepta que los
precios de los bienes (p) en su mayor proporción en las
economías industrializadas consideran beneficios y cos-

58
tos, serán en gran medida "viscosos" a la variación de la
demanda. Consecuentemente la tasa de salarios (w) tien-
de a ser predeterminada al controlar los empresarios la
evolución de los precios (P) de los bienes y de la tasa
de beneficios (b),
Por último, desde el ángulo teórico, hay que recor-
dar que los precios "flexibles" que limpian un mercado
son de equilibrio cuando los demás mercados están en
equilibrio (Ramos, 1989, p. 203), por lo cual, cuando no
se cumple ese requisito, el precio "limpiador" en reali-
dad absorbe el desequilibrio de los otros mercados.
Tendremos así dos consecuencias:
i) al ajustarse más rápidamente los mercados finan-
cieros tienden (se ven obligados) ex-ante, a
asimilar el desequilibrio de los mercados rea-
les, y
ii) el ajuste conseguido por variaciones de los
precios no refleja un "verdadero" precio de
equilibrio, sino un precio provisional.
Por las razones anteriores, la visión postkeynesia-
na se desentiende del concepto "capacidad adquisitiva"
como precio del dinero provisto por las autoridades o
Base Monetaria, no preocupándose de asignarle precio
alguno, salvo el relacionado con el tipo de cambio que
obedece al mercado cambiario influido por los flujos
comerciales internacionales y por los flujos de capital.
Consecuentemente se desentiende del ajuste de tasas de
interés con la consideración de la inflación (p) , consi-
derando importante la influencia de la tasa nominal (rn)
sobre los flujos futuros en el mercado de títulos.
En ese contexto, los créditos de la banca con "títu-
los bancarios" o activos cuyo rendimiento puede compa-
rarse con el de los activos no monetarios y con el del
capital físico.
Finalmente cabe observar que al efectuarse las tran-
sacciones normales en toda economía, en al menos dos
"monedas": la emitida por el país y alguna extranjera,
puede hacerse explícita la presencia del mercado de
divisas, cuyo precio de ajuste es el tipo de cambio (eh).
Más aún, asumiendo que los agentes requieren de arn-

59
bas, el mercado de divisas puede considerarse "espejo"
del de la moneda nacional, transformando la ecuación
de preajuste financiero [4] en:
1 / r (sJ - B') + Ch(Sd - S') = O [5]
haciendo explícita la importancia de las variaciones exó-
genas de (r) y de (eh).

4) UN MODELO POST KEYNESIANO PARA LA SIMULACIÓN

4.1. Propósito del Modelo

El propósito del modelo es la verificación de los


encadenamientos entre las variables de los procesos fi-
nancieros y reales, de acuerdo con una combinación de
premisas postkeynesianas y de mecanismos de ajustes
en secuencias, que llamamos "Síntesis Postkeynesiana"
o "Pre-ajuste Financiero", a fin de validar la convenien-
cia de utilizar políticas diferentes de las ortodoxas, cu-
yo fracaso relativo hace inaceptable el continuar aplicán-
dolas acríticamente, como si no existiesen alternativas.
El componente de previsión impone la construc-
ción y calibración de un modelo que englobe el con-
junto de ámbitos donde se ejerce la acción pública, con
un grado de detalle suficiente para incluir las políticas
(o iniciativas) monetaria y fiscal y se recojan las influen-
cias de los choques externos.

4.2. Esquema del Modelo

La estructura teórica del modelo explica la diná-


mica del equilibrio general por medio de desfases de
ajustes en los diferentes mercados, según la hipótesis
post ergo ante hoc, a partir de un sistema de ecuaciones
construido sobre la condición de compensación de dé-
ficit Y excedentes del conjunto de mercados, o equili-
brio general "suave" 9:
p(yJ-YJ + w(Ld-L') + 1/ r (Bd-Bs) + (Md-Ms)+ch (Sd_S')=0.
9. De acuerdo con Poncet-Portait (1980), la versión "dura" de
Walras implica equilibrio en todos y cada uno de los mercados.
Tal visión es propia de la teoría ortodoxa.

60
donde la tasa de interés, determinada en el mercado de
capitales (sometidas a la influencia de los títulos públi-
cos), y la tasa de cambio, bajo el influjo del mercado
cambiario, juegan un rol central, junto a las consecuen-
cias derivadas de la distribución del ingreso sobre la
tasa de beneficios. El esquema NQ 1 ilustra las principa-
les interrelaciones entre los aspectos reales y financie-
ros de la economía.

4.3 Desagregación del Modelo

El Modelo considera siete conjuntos de activos y


pasivos:
i) los pasivos monetarios de las autoridades, cuya
demanda se ajusta mediante el tipo de cam-
bio y las tasas de interés;
ii) los activos y pasivos bancarios (créditos y depó-
sitos), ajustados por cantidades, dada la tasa
de interés;
iii) los activos no monetarios (títulos) que prefijan
la tasa de interés;
iv) los bienes de consumo; cuya demanda se ajus-
ta, dados precios "viscosos", la renta disponi-
ble y los pasivos monetarios en poder del pú-
blico;
v) los rubros de la actividadfiscal, que influyen so-
bre la tasa de interés, según se financie el
déficit público;
vi) los rubros del intercambio internacional, que pre-
sionan al tipo de cambio 10 y cuyo ajuste inci-
de en la variación de reservas internacionales,
y finalmente,
vii) la masa salarial, variable de resultado (dada la
tasa de ganancia) del mercado de factores.

10. A su vez la tasa de interés y el tipo de cambio inciden sobre


los precios de los bienes.

61
4.4. Especificación del Modelo: Convenciones Básicas

El conjunto de actores o unidades económicas se


clasifican en cinco "agentes":

o "familias' o unidades fundamentalmente consu-


midoras de bienes y de servicios, inversionis-
tas financieros en el mercado de títulos, deten-
tadores de circulante y divisas (grado de "do-
Iarización"), y perceptores de salarios y utili-
dades (beneficios distribuidos);

U) "empresas' o unidades fundamentalmente pro-


ductoras y distribuidoras de bienes y servicios
finales y demandantes de mano de obra y de
bienes "reproductivos", y de una proporción
del crédito bancario, a cambio de títulos;

UO "banca" o intermediarios financieros, fundamen-


talmente distribuidores del "crédito" (dinero pri-
vado);

iv) "autoridades monetarias y fiscales', quienes es-


tatuyen normas, crean dinero "primario" o "pú-
blico", dan asistencia financiera a la banca y
emiten títulos;

v) "resto del mundo" o actores internacionales, quie-


nes realizan actividades de intercambio con los
agentes nacionales en los diversos mercados.

62
ESQUEMA N"'
PRINCIPALES INTERRELACIONES ENTRE LOS ASPECTOS REALES Y FINANCIEROS
Al considerar los elementos que intervienen en el
intercambio: los pasivos monetarios, los activos bancarios,
los títulos públicos y privados, los bienes y servicios y
el trabajo, se tienen los siguientes precios relativos: las
tasas de interés pasiva (rd), activa (ra) y de resdescuen-
to (rf); los renditnientos de los títulos públicos (rg) y
privados (rp); o su equivalente, el rendimiento del capi-
tal físico (q): los precios de los bienes y servicios (P); la
tasa de salario (w) y el tipo de cambio (eh); y una tasa
bancaria externa de referencia (rx).

4.5. La Dinámica: Convenciones Operativas


(Vaciamiento de Mercados)

(H1) Los déficit y excedentes en cada mercado se


compensan globalmente en "valor" entre si. (Ley
"suave" de Walras, Poncet-Portait, 1980).
(H2) Los agentes tienen percepciones fuertes de
las restricciones cuantitativas (racionamientos)
existentes "ex-ante" en los distintos mercados
(Malinvaud, 1978), lo cual afecta su comporta-
miento en todos los mercados, cuyos precios
tienden a ser "viscosos" (vigencia del princi-
pio de adición de costos). Sobre los costos de
los bienes, según los requerimientos de in-
sumas importados, influyen las variaciones del
tipo de cambio. Las tasas de interés ejercerán
su influencia sobre los costos de los bienes,
sobre las cantidades de crédito y de títulos
diversos.
(H3) El mercado de pasivos monetarios tiene que
someterse a restricciones institucionales de balan-
ce, a la vez que se interrelacionan con los
condicionantes de equilibrio de los mercados
de divisas, de títulos y de bienes; por lo cual
no es un mercado que puede considerarse co-
mo recíproco o inverso de los mercados de
títulos corno suponía Hicks (1937).
(H4) La presencia de títulos públicos para finan-
ciar los déficit gubernamentales se relacionan

64
con los mercados de títulos privados a través
de su precio (rg) y de su "carencia" de ries-
gos.
(H5) Los intermediarios crediticios (banca) ope-
ran según un principio de rentabilidad, lo cual
hace que la tasa de créditos (ra) sea mayor
que las de consecución de fondos: depósitos
(rd) y refinanciamiento (redescuento, rf).
(H6) Sobre la base de los rendimientos espera-
dos (ex-ante) de la inversión reproductiva, ocu-
rre el pre-ajuste financiero, incluida su reper-
cusión sobre el empleo. El vaciamiento pos-
terior del mercado de bienes de consumo deter-
minará la posición "puntual" de los diferentes
rendimientos (q, rp) "ex-post". Estos elemen-
tos conforman nuevos indicadores "ex-ante" pa-
ra la ulterior toma de decisiones. Esto refleja
el supuesto post ergo ante boc o equilibrio diná-
mico.
(H7) Las variaciones del entorno, básicamente las
relacionadas con el intercambio internacional
(bienes y capitales), afectan a todo el proceso
a través del tipo de cambio (eh) y de las tasas
externas de interés (rx).

4.6 Convenciones Funcionales: Relaciones de


Comportamiento (Agentes y Variables)

4.6.1 La influencia del comportamiento fiscal

(H8) Los ingresos fiscales (T) están en función de


impuestos directos (TD) y de los indirectos
(TIN) que incluyen las tasas o precios de los
servicios públicos."
(H9) Los impuestos indirectos (TIN) están relacio-
nados con el consumo y con las importacio-
nes (M). Los directos, con el salario (W) y con
el beneficios (E).
11. Se podrá incluir un tercer elemento (OT) para impuestos o
ingresos varios.

65
(HI0) El gasto gubernamental es un componente
exógeno, siendo importante considerar explí-
citamente el déficit presupuestario, supuesto
idéntico al flujo de los Títulos Públicos (BT)
financiado por la banca privada (CRG), por los
particulares (FBT) y por créditos externos (CRX).

4.6.2 La influencia de las operaciones bancarias

(HII) Sobre la colocación de recursos financieros


como depósitos remunerados (OP) en la ban-
ca nacional influyen la tasa de remuneración
de los depósitos (rd) en el país (rd) y las
transacciones (Y). 12
(H12) El nivel de las tasas de interés int1uye sobre
la demanda de crédito. El crédito total (CR)
incluye al crédito para inversión (CRO, otros
requerimientos privados de crédito (CRO) y un
financiamiento parcial del déficit fiscal (CRG)
por la banca.

4.6.3 La influencia de la distribución de la renta


en el gasto

(H13) Por su parte, el volumen de salarios afecta


al volumen del consumo (CPR) y, a través de
éste (mercado de bienes), repercute sobre los
beneficios (B).

4.6.4 El proceso de inversión y el crédito:

(HI4) El volumen de inversión en activos repro-


ductivos Q) es una variable de ajuste, depen-
diendo del comportamiento de los mercados
financieros y del rendimiento "físico" evalua-
do como la relación entre el excedente y el
capital (B/K = q). La inversión total (1) recibe
la influencia de la variación de inventarios (VE).
12. La data estadística disponible no permite considerar los de-
pósitos en el exterior CDx) como sería deseable.

66
(H15) Para financiar la inversión O), las empresas
recurren al autofinanciamiento (AF) , obtienen
crédito de la banca (CRO y colocan títulos nue-
vos (VS) entre las familias, considerando explí-
citamente las tasas de interés y de rendimien-
to (q) y (rp). Todas estas variables CRr, VS y
AF se relacionan entre sí a través de las dife-
rentes tasas: ra, rd, q, rp, rg 13. El volumen de
financiamiento directo guberrnamental (IG) se-
rá evidentemente exógeno.

4.6.5 Ajustes en los mercados financieros

(Hl6) La oferta monetaria de las autoridades (BMA),


históricamente asociada con las reservas de oro
y divisas (OD), está relacionada parcialmente
con el gasto del gobierno (G). En consecuen-
cia, es parcialmente endógena.
(H17) La demanda de liquidez (BMP) de empresas
y familias está afectada por las tasas pasivas
(internas "rd"), por los salarios y por la deman-
da de divisas.
(H18) La ecuación de demanda de activos finan-
cieros por parte de las familias (BFD) distin-
gue entre valores públicos (FBD y privados
(VS). En su determinación influyen los sala-
rios (W) y el producto de los depósitos renta-
bles. Se considera, la interacción entre "rd",
"rp", "rq" y "q".

4.6.6 La influencia internacional

(H19) Las importaciones se consideran asociadas


al consumo y a la variación de existencia.
(H20) Las exportaciones (X) se consideran exóge-
nas.

13. La ausencia de información estadística, "agregada" sobre el


rendírniento de los títulos privados (rp), permite considerar a
(q) como una aproximación.

67
(H21) El saldo de la balanza de capitales se considera
exógeno."
(H22) El tipo de cambio (eh) depende, fundamen-
talmente, de los movimientos de la balanza de
pagos y de su valor propio.

4.6.7 La estructura del modelo

De acuerdo a las hipótesis presentadas, el mo-


delo estructural aparece en el esquema ND 2 "Modelo pa-
ra el Estudio de las Tensiones Nacionales" (Modelo TEN).
Por otra parte, el esquema ND 3 sintetiza en una matriz
los equilibrios de flujos (contables) de agentes y mer-
cados.

4.6.8 Resolución del modelo

El modelo estructural presentado incluye:


Catorce variables endógenas resultantes de iden-
tidades o restricciones contables.
BMB, KB, RF, J. VOD, FBT
CR, XM, T, BT, C, 1, y, W

Diez y seis (16) ecuaciones de comportamiento pa-


ra las variables endógenas siguientes
BMA, BMP, lB, VE, DP, CRI, CRO, VS, AF,
11N, TD, M, CPR, DEP, B, ch.

Para resolver el sistema de 30 ecuaciones (incluyen-


do las identidades señaladas anteriormente) se consi-
deran las 30 variables predeterminadas siguientes:
if, rd, q, if, rq, rx, OD, G, w: CG, SUB, W-l, DP-l, OD-l,
1-1, j-i, 1-1, VE-l, X, CPR-l, cb-L, M-l, s-i, XNP-l, BTX,
AF-l, BK, IB-2, VS-l, BMP-l

14. En principio se podría suponer una relación en base de la


diferencia de las tasas de interés y de la evolución de los tipos
de cambios; pero, la presencia de elementos institucionales,
como pagos de la deuda, y aun políticos, como el "riesgo
país", alteran cualquier sentido puramente económico.

68
Desde el ángulo matemático, la solución del mo-
delo es "recursiva", por lo cual, una vez estimadas las
ecuaciones de comportamiento, por substitución puede
resolverse el modelo utilizando las identidades seña-
ladas y las variables predeterminadas.

69
ESQUEMA Na 2
MODELO PARA EL ESTUDIO DE LAS TENSIONES DE LA ECONOMIA NACIONAL: MODELO TEN

MERCADOS Y ECUACIONES DE VARIABLES VARIABLES


CONDICIONES DE COMPORTAMIENTO ENDOGENAS EXOGENAS
EQUILIBRIO DE IDENTIDADES

Mercado de Circulante BMP - BMP[W(_J)' rd]


BMP - BMB - BMA BMA - BMA[G,OD,rf] BMB rf,rd,OD, G, W(_ll
Mercados Bancarios
CR=CRI +CRO+CRG IB=IB[O~'_t),DP,IB(_1l1 KB DP(_ll
IB+CR+BMP=DP+RF+KB DP-DP 1.. y (_'l,rd RF ra
CRI =CRI(J<))~(_ll CR IB(-l)
CRO-CROI.. y (-t)' ra) CRG
Mercado de Activos No Monetarios
J=CRI+VS+AF+IG VS - VS[W(_t)' q, VS(_j)l J
BFD=VS+FBT AF=AF[KT(_t)' q,AF(_t)
FBT=BT-CRG-BTX FBT

Comercio Exterior
X-M~XM M=M[VE(_t),CPR~_Jl'BMP(_t),M(_t)l VoD
XM+BK=VOD ch=ch[di(_t)XM,HK,rg) XM
Ambito Fiscal
G-T-BT TIN-TIN[CPR(_t~M(_t)l T
T-TIN+TID TID=TID(B<_t)' e» BT
Mercado de Bienes
C+I+G+X-M-Y CPR-CPR[W,rx,rdl y W(_t)' GC,XNP(_t)
I=J+VE VE=VE(XNP(_t) 1 rd,rx
C=GC+CPR C
Mercado de Factores
W+B+TIN-SUB+DEP-Y B=B(CPR_ ,q) W SUB CPR<_t)
DEP=DEP(KT(_t)' ra) KT(_t), ra
ESQUEMA NI 3
FLUJOS Y RESTRICCIONES CONTABLES
Familias Empresas Banca Fisco Banco Resto del Equilibrio de

S
Mercados

Bienes CPR(.) j C-CC + IC


Central Mundo

M(.)
mercados

CPR+CC-C
• • X te-j-o
C+I+X-M-Y-O
OS
Activos no BFDo Vs (.) - Vd ETs • Vd-Vs+ BF+Af-AF
Monetarios i{3FD-Vd+B1L AFd (.) -AFs • • +DPs-D\Pd-CRO-CRI-
bBT+CR
+xBT-xBT-O
Bancarios DPs (.) CR/ (.) CRs bBT xBT
CRO (.) DPd xBT • (BB

BMA
Pasivos BMP(.) BMB(.) BEd BMA-MBM-BMP=O
monetarios RFd(.) • RFs BEs=OD (LM')

Restriciones CPR+BFD + j-AF= Vs+CRl CR+BMB r;-T-BT(+ft+x BMA-BE+RF X-M+xBT- VOD


contables de DP+ -DP+RF
los actores BMP-W+
CRO-T
Notación: (.) función de comportamiento
(") magnitud no considerada.
VARIABLES DEL MODELO TEN

BMA Base Monetaria emitida por las autoridades


BMP Base Monetaria en poderdel público
BMB Base Monetaria en poder de la banca
OD Reservas Internacionales netas
ra Tasa de interés activa
rd Tasa de interés pasiva
rx Tasa de interés internacional
rf Tasa de redescuento
rg Rendimiento de los bonos públicos
rp Rendimiento accionario privado
q Rendimiento del capital
y Producto Nacional Bruto
CPR Consumo privado
C Consumo total
GC Consumo del Gobierno
I Inversión
J Formación bruta de capital fijo
VE Variación de existencias
X Exportaciones
M Importaciones
KT Stock de capital total
XM Saldo Cuenta Corriente
BK Saldo cuenta capital
VOD Variación de reservas internacionales netas
ch Tipo de cambio promedio
G Gasto Fiscal
T Ingresos Fiscales Ordinarios
TD Impuestos directos
TIN Impuestos indirectos
OT Otros impuestos
AF Autofinanciamiento de las empresas
W Salarios (Remuneración a empleados y obreros)
B Beneficios (Excedente de explotación)
SUB Subsidios
DEP Depreciación
BFD Demanda de títulos de las familias
VS Emisión primaria de acciones y obligaciones privadas
BT Déficit Fiscal (G-D(Positivo-déficit, negativo-superávit)
ocBT Déficit Fiscal financiado por las familias
BTI Endeudamiento interno neto BTI-CRG+FBT
IG Inversión del gobierno
IB Inversión bancaria
CR Crédito total
RF Refinanciamiento a la banca
DP Depósitos totales en la banca
KB Capital bancario
CRI Crédito al capital fijo
CRO Otros créditos
BBT Crédito bancario al gobierno

72
11 PARTE

LA PERCEPCIÓN DEL PRESENTE: LA ECONOMIA ENTRAMPADA

1) MACROTENDENCIAS y RUPTURAS EN LA ECONOMIA


VENEZOLANA: VISIÓN CUALITATIVA

Desde 1937 hasta el comienzo de la década de los


ochenta, la economía venezolana se puede caracterizar
señalando que el Estado, al recibir un volumen sig-
nificativo del excedente petrolero, se convirtió en el eje
o factor económico sustantivo. En efecto:
i) La demanda y la oferta interna resultan con-
dicionadas por el gasto y por la conducta pro-
teccionista-paternalista gubernamental. En esas
condiciones, el nivel de los precios de los pro-
ductos nacionales resulta alterado por los sub-
sidios diversos y por la protección inmode-
rada. La enorme disponibilidad fiscal permite
absorber el costo de la ganancia excesiva ori-
ginada en la sobreprotección y, simultáneamente,
mantener un poder adquisitivo alto para los
trabajadores.
ii) La sobrevaluación del tipo de cambio, aunque
impide que las exportaciones no petroleras sean
significativas, permite una inflación moderada,
al combatir los excesos relativos de demanda
con importaciones.
iii) Las tasas internas de interés podían reflejar el
comportamiento internacional, toda vez que era
débil la presión de los déficit fiscales sobre la
intermediación financiera nacional. Más aún,
como ya señalamos, la disponibilidad finan-
ciera del Estado, al endeudarse con el exte-
rior, permitió subsidiar la formación privada
de capitales.
Al disminuir el monto del excedente petrolero a
redistribuir internamente, por los compromisos deriva-
dos de la deuda externa, y cesar el flujo de crédito
externo, a partir de 1983, el sistema económico entró en

73
una crisis que puede caracterizarse económicamente co-
mo una fase recesiva con inflación sostenida, aparente-
mente inmanejable por las autoridades gubernamenta-
les al tener que disminuir sensiblemente los subsidios
antes prodigados y enfrentar presiones contradictorias
de la sociedad civil, pues el factor laboral intentó pro-
teger su ingreso real y el sector empresarial realizó
acciones para resguardar el valor de su capital, recurrien-
do, inclusive, a la selección adversa de cartera."
Los gráficos NQ 1, 2 Y 3 (ver nota metodológica en
el apéndice NQ 1), elaborados sobre el modelo de "cúspi-
de" de la teoría de catástrofe, ilustran mediante flechas
entre dos puntos (desplazamientos) cómo un proceso
más o menos satisfactorio de crecimiento de bienestar,
se transformó en una situación simultánea de estanfla-
ción y de crisis financiera (gráfico NQ 1) por factores
vinculados a choques externos petroleros desfavorables
(previsibles de acuerdo al gráfico NQ 2), Y a medidas
ortodoxas que estimularon la especulación financiera y
la disminución del consumo (gráfico NQ 3).
En efecto, la satisfacción de las necesidades ha-
bituales que el gasto gubernamental afrontaba con rela-
tiva holgura y la construcción de infraestructura presio-
nan para mantener o hacer crecer el déficit fiscal. El
financiamiento de dicho déficit, mediante la devalua-
ción del signo monetario o el crédito interno, incre-
menta los costos y presiona a un alza de las tasas de
interés. El financiamiento externo de dicho déficit afec-
ta a una balanza de pagos, ya vulnerable, por la cre-
ciente inclinación de los particulares hacia la selección
adversa de cartera para protegerse de la creciente desva-
lorización del capital.
Así, el proceso de acumulación, orientado hacia el
mercado interno, bajo fuerte protección contra la compe-
tencia externa, comenzó a reducir su dinamismo hacia

15. Hay fuertes indicios de que la banca financió con créditos la


fuga de divisas (Mata, 1994, p. 143) Y que posteriormente la
"subasta de divisas", a comienzos de 1995, también contri-
buyó a dicha fuga.

74
finales de los años 60 (primera ruptura). El acceso pau-
latino a los mercados externos, dado lo estrecho del
mercado nacional, habría exigido un ajuste parsimo-
nioso del tipo de cambio, al tiempo que el ámbito fis-
cal habríase beneficiado con una reforma para hacerlo
menos dependiente del petróleo.
El "boom petrolero" del lapso 1974-75 enmascara el
proceso de agotamiento del proceso de substitución de
importación "fácil" y alarga el plazo para introducir las
reformas fiscales. El endeudamiento público externo pa-
ra financiar proyectos públicos de lenta maduración (en
el mejor de los casos) comprometió los futuros ingre-
sos fiscales provenientes del petróleo, sin considerar su
eventual disminución (segunda ruptura) y el cierre abrup-
to del financiamiento externo 0982-1983) (tercera rup-
tura). La simultaneidad de estos cambios "catastrófi-
cos" o repentinos hará estallar una crisis financiera fis-
cal, y estimulará la fuga de capitales privados ante la
perspectiva de una devaluación. El control de cambios
y el diferimiento de los pagos perentorios (refinancía-
miento de la deuda pública) permiten postergar de nue-
vo las reformas impositivas 0986-1988); pero una ex-
pansión del gasto público (Plan Trienal) terminará por
agotar las reservas internacionales, al bajar los precios
del petróleo.
El gobierno instaurado en 1989, pone en práctica
un programa de Ajuste Macroeconómico: devaluación,
restricción crediticia (alza del tipo de interés) y disminu-
ción del rol del Estado, esperando un incremento de
competitividad para exportar en el corto plazo, al tiempo
que abre indiscriminadamente el mercado interno a la
producción foránea. Dicho programa provocó, como en
otras partes del mundo, que el componente "moneta-
rista" de dicha política, al incentivar la especulación
financiera y la especulación de divisas, al operar la
preferencia por una selección adversa de cartera (cuarta
ruptura), que se agravase la recesión sin corregir la
inflación, al estallar la burbuja especulativa de la banca.
La prolongación de la inflación sin corregir la recesión,
propició, por su parte, la entropía social (quinta ruptura).

75
GRAFICO NQ 1
Efectos de la Poi ítica Ortodoxa

bajo

alto

~
Inversión
e
y
empleo d) Estancamiento I fragilidad
bancaria (desempleo clásico)
a -;> b) Crecimiento
c -;> d) Estanflación
e) Crash I Crisis de solvencia

Prognósis?: La especulación propicia


la situación de crash

76
GRAFICO Na 2
Los Precios del Petróleo
y la OPEP

bajo _=__~~~~_~
-= • alto
~
a

+
Precios
del
Petróleo a) Situación de los años 60
b) Situación de los años 70
c) Situación de los años 80
d) Situación de 165 años 82-86
e) Situación de los años 90-2000?

Prognósis?: No habrá precios altos; salvo por


coyunturas polfticas internacionales

77
GRAFICO NQ 3
Coyuntura Económica

bajo

+
Empleo
Salarios
e

a) Inflación de demanda
b) Crecimiento auto-sostenido
C) Inflación de costos
d) Subdesarrollo
e) Estanflación

Progn6sis?: La caida de los salarios y


del desempleo lleva a la estanflaci6n

78
A partir de los resultados del sintético análisis pre-
cedente, lo que hoy se llama la "crisis económica" es un
conjunto de características de diferente alcance. La ten-
dencia al sub-empleo y el déficit fiscal tienen su origen
último en:
i) La diferencia de productividad entre el sector
petrolero exportador por excelencia, y el res-
to de la actividad productiva, proveedora del
empleo, y
ii) en la pérdida de dinamismo de ambos secto-
res, dado que el segundo depende de la activi-
dad redistributiva del excedente del primero.
Así, mientras el excedente petrolero pudo redis-
tribuirse, alimentando la demanda y, mientras el sector
productivo no petrolero encontraba mercado creciente
(substitución de importaciones de bienes de consumo o
"fácil"), el empleo y el consumo aumentaban. Pero, al
reducirse el dinamismo de la substitución (primera rup-
tura) y estancarse el crecimiento del excedente petro-
lero retenido y redistribuido por el Fisco (segunda rup-
tura), todo el sistema habría entrado en una crisis estruc-
tural.
La inflación sostenida en dos dígitos "medios" y el
colapso generalizado de la banca comercial, la fuga de
capitales y el freno al proceso privado de capitaliza-
ción, están asociados al cese del financiamiento exter-
no (tercera ruptura) y al estímulo a la selección ad-
versa de cartera (cuarta ruptura) brindado por la po-
lítica ortodoxa.
En otras palabras, como hipótesis general, el con-
junto de los elementos coyunturales tendría su origen
en la equivocada gerencia pública (a partir del endeu-
damiento público 1975) y radicaría en el manejo de la
política financiera y monetaria, al margen de que los
actores privados (empresarios) pudieran ser, a su vez,
culpables de errores de gerencia empresarial (escasez
de visión y utilización de prácticas primitivas en ges-
tión) y de que el entorno desmejorara sus condiciones
favorables.

79
2) LA EXPLICACiÓN CUANTITATIVA: INCIDENCIA DE LA GESTIÓN
PÚBLICA EN LA COYUNTURA

La hipótesis general señalada, que se conecta direc-


tamente con la hipótesis postkeynesiana de que los pro-
cesos financieros fijan el sendero a la evolución de los
mercados reales (pre-ajuste financiero), resulta corro-
borada por los resultados del estudio empírico de los
diversos elementos del modelo teórico elaborado (Mo-
delo TEN), conforme a la estimación realizada para los
períodos 1974-95 y 1984-95 (anexo N!1 2).
En apretada síntesis señalamos que los principales
resultados obtenidos son:

2.1 El Comportamiento del Mercado Monetario

La variación de la tenencia de base monetaria por


el público (nMP) se explica por las del ingreso eva-
luado a través del salario (W), resultando negativa su
relación con la tasa de interés pasiva. Este comporta-
miento es consistente con el mostrado por los depó-
sitos (DP).
Es de notar que el incremento de tenencia mone-
taria por el público en los años críticos, en detrimento
del tenido por la banca, refleja el sesgo hacia la selec-
ción adversa de carteras mediante la tenencia de divi-
sas.
Por su parte, la emisión de base monetaria por las
autoridades (TIMA) sigue de cerca, como era de espe-
rar, al gasto público.

2.2 El Comportamiento del Mercado de Títulos


Bancarios

El conjunto de créditos privados (CRO, (CRO), y el


total (CR) siguen a los depósitos, a los requerimientos
de inversión reproductiva O) y a la evolución general
de la economía (Y). Así, la caída de la inversión, la
recesión y la reducción de la demanda de crédito están
asociadas con el alza de 1~ t1sa de interés.

80
Al asociar estas condiciones con las del mercado
monetario era absolutamente previsible la fuga de divi-
sas, al divulgarse una situación de iliquidez para la
banca comercial, por haberse orientado estas institu-
ciones a la actividad especulativa, y reducido las opera-
ciones de crédito, y con ello la inversión reproductiva.
Al reducirse el crecimiento económico, la consecuencia
sobre la misma banca fue el incremento de la moro-
sidad y su posterior insolvencia.

2.3 El Comportamiento del Mercado de Activos no


Monetarios

La tenencia de títulos no bancarios (VS y FBT)


muestra comportamientos consistentes o armónicos con
los advertidos en los mercados monetarios y bancarios,
pues, a medida que se avanza hacia el final del perío-
do, las expectativas de ganancias, evaluadas a través de
la interacción entre el rendimiento esperado en la inver-
sión física (q) y el de los títulos (rg), adquiere impor-
tancia disminuyendo la influencia del flujo de ingresos.

2.4 El Comportamiento de los Mercados de Bienes y


Factores

El mercado de bienes evaluado a través del con-


sumo (CPR) resulta influido por el flujo de ingresos. La
tasa de interés (rd) muestra la asociación negativa que
era de esperar. No es de extrañar que la tasa de ganan-
cia, asociada con el excedente de explotación, relacio-
nado a su vez con la evolución del mercado, varíe al
hacerlo la masa salarial.

2.5 El Comportamiento Fiscal y el de las Variables


Dependientes del Comercio Exterior

El comportamiento de los impuestos es, en gene-


ral, el esperado; pero cabe destacar que los directos
(TD) resultan mejor explicados. En todo caso, el bajo
nivel de asociación refleja la existencia de una persis-

81
tente evasión. En otras palabras, existe la posibilidad de
minimizarla acudiendo a una mejor supervisión y a una
reforma tributaria. Por su parte, las importaciones refle-
jan la asociación postulada.

3) LA INCIDENCIA DE LA POLlnCA ECONÓMICA EN LA CRISIS

Los resultados de los análisis cualitativos y cuan-


titativos anteriores muestran que el fenómeno de estan-
camiento con inflación, experimentado en la actividad
económica de Venezuela en los últimos diez años, está
más asociado a los elementos de política que a las
circunstancias del entorno, estimando que éstas, cuan-
do han sido desfavorables (caída de los precios del
petróleo o elevación de las tasas internacionales de in-
terés), han servido para mostrar la debilidad de la eco-
nomía venezolana y la falta de previsión de las po-
líticas pú blicas.
La presión de la sociedad civil para mantener la
orientación de "Welfare State", implantada en Venezuela
desde mediados de la década de los años 40, ha puesto
impedimentos para reducir oportunamente el gasto pú-
blico y ha servido de cobertura para prácticas eviden-
tes de corrupción administrativa desde los años 70. Es
evidente también la miopía de la Administración Pú-
blica para implantar políticas de administración de la
coyuntura: corrección oportuna de los tipos de interés,
negociación de pagos de la deuda pú blica externa y
reforma de la estructura impositiva, entre otras medi-
das.
Sin embargo, quizás lo más grave, desde el ángulo
financiero, fue la incentivación a la especulación finan-
ciera con la creación, por recomendación de los ex-
pertos del FMI (Informe, Lindgren, 1989), de los deno-
minados "Bonos Cero Cupón" del BCV.
En efecto, la fragilidad de un sistema bancario con
depósitos y créditos reprimidos fue acentuada por las
decisiones del BCV, pues el manejo errático del sis-
tema de tasas de interés intentando controlar el circu-
lante en manos del público, como medida para esta-

82
bilizar el tipo de cambio, provocó la reces IOn sin im-
pedir la fuga de capitales. Finalmente, estimuló la desca-
pitalización general, incluidos el sistema financiero y
aún el mismo ncv.
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las em-
presas se vieron obligadas a elevar precios para recu-
perar pérdidas en términos de reposición de capitales
(pérdidas producidas por la reducción del mercado inter-
no y pérdida por el encarecimiento de la reposición del
stock físico de capital), mientras que los particulares
encontraban vías para la colocación especulativa cuan-
do los mercados, en general, encogían. 16
Como lección de trascendencia política debe des-
tacarse que la disminución del salario real, verdadera
flexibilización forzada del mercado de habilidades (ma-
no de obra), no ha producido el incremento del em-
pleo que la teoría y la política neoliberal prometen,
ocultándose el incremento brutal del desempleo en la
llamada economía informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de vista
de la síntesis neoclásica, encuentran explicación en nues-
tra tests postkeynestana de que los procesos financieros
señalan el sendero a los acontecimientos en los merca-
dos reales.
Una reflexión final, en relación al rol del mercado
de capitales, nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, la guía
se desplaza del mercado de títulos privados al mercado
de títulos públicos, ofrecidos por los diferentes entes
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando pre-
cios remuneradores a los llamados Bonos Cero Cupón
destruyó, con cada nueva emisión, la posibilidad de
revertir el proceso de crisis (mediante el incremento de

16. Las excepciones vienen representadas por los sectores pro-


ductivos o importadores de bienes de lujo; pues es bien cono-
cido que la inflación en Venezuela también ha deteriorado la
distribución del ingreso en contra de los asalariados.

83
la inversión reproductiva), impidiendo el aprovechamien-
to de los eventos externos favorables en el ámbito petro-
lero, como fue la Guerra del Golfo Pérsico.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas desde co-
mienzos de la década de los años 80, se ha mostrado
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis y ha estimulado los elementos coyunturales, convir-
tiéndose con ello en virtual instigador de la crisis socio-
política.
En conclusión, la política económica para Vene-
zuela debe considerar las siguientes restricciones:
i) Un relanzamiento de las exportaciones petro-
leras en forma significativa, de dudosa pro-
babilidad, daría un alivio temporal a la crisis
fiscal y al debilitamiento de la balanza comer-
cial; pues si no se expanden las exportacio-
nes no petroleras fortaleciendo el desarrollo
manufacturero (prioritariamente), sólo se esta-
rían reeditando las condiciones del lapso 1970-
1980.
ii) La aplicación de medidas ortodoxas fiscales y
monetarias, como las experimentadas en el pe-
ríodo 1989-96, al estimular la selección adversa
de cartera, acentúa al proceso recesivo.
iii) Las medidas de intervención directa, como los
controles, sólo son útiles en cuanto comple-
mentan (actuando como "catalizadores") accio-
nes coherentes -fiscales y monetarias- que in-
centiven la inversión reproductiva al combatir
la preferencia por la selección adversa de car-
tera y el atractivo de la especulación finan-
ciera.
iv) El restablecimiento del sistema crediticio re-
quiere de una rápida capitalización y una estruc-
tura de intereses que permita la concesión de
créditos.

84
III PARTE

RESULTADOS DE LA EXPERIMENTACIÓN NUMtRICA

1) LA SIMULACIÓN COMO INSTRUMENTO DE PREVISIÓN

A partir de 1989 Venezuela ha estado sometida a


variantes de los llamados "Programas de Ajuste Estruc-
tural", teniendo como efecto una inflación recurrente y
lapsos con decrecimiento económico, lo cual, en pro-
medio, se aproxima a lo que la literatura clasifica como
estanflación.
De allí la necesidad de focalizar las opciones de
políticas que podrían recuperar el crecimiento soste-
nido con inflación tolerable (un dígito bajo) que existió
en décadas pasadas. Con ese propósito se diseñó un
instrumento de experimentación numérica o de simula-
ción (SITEN); que incluye como hipótesis básica, la in-
fluencia del "pre-ajuste" financiero como guía de la con-
ducta de todos los agentes (Modelo TEN).
Los parámetros de las ecuaciones de comportamien-
to del Modelo TEN (Ver Esquema NQ 2), se estimaron
con la técnica denominada "dos etapas"; cumpliéndose
la propiedad de reproducir, dentro de márgenes acepta-
bles de desviación, la data de origen, a partir de la
resol ución del sistema de ecuaciones.
Esta III parte se concentra en las consecuencias de
los resultados de la experimentación numérica, los cua-
les "simulan" estrategias diversas (opciones de política
o escenarios) incluyendo la correspondiente a la lla-
mada "Agenda Venezuela".

85
2) CONDICIONANTES PARA LA EXPERIMENTACiÓN NUMblCA

2.1. Apreciaciones Relativas al Entorno

2.2.1 Condiciones de la economía mundial

De acuerdo con las tendencias vigentes 17, hasta el


año 2000 podrían prevalecer las siguientes condiciones
generales:
• Creciente confrontación comercial entre blo-
ques de países, restricción al crecimiento de
comercio mundial e incentivos al comercio intra-
bloques.
• Desempleo tecnológico en los países industria-
lizados: tendencia a la deflación.
• Sostenida devaluación del dólar americano: depre-
ciación real del precio del petróleo.
• Globalización de los mercados financieros: al-
ta movilidad de capitales especulativos, en la
que Venezuela tiene una participación práctica-
mente insignificante.

2.2.2 Condiciones generales del ámbito petrolero:

De acuerdo a los analistas internacionales 18, cuatro


factores afectan a las decisiones de inversión de las
empresas petroleras: (O la evolución de los precios y de
la demanda del gas natural; (ii) la evolución de los
precios y de la demanda del petróleo crudo; (iii) la
disponibilidad de capital internacional; y (iv) las restric-
ciones, exigencias normativas e impacto fiscal en los
distintos países.

86
En breve síntesis, se espera que la fuente alter-
nativa más económica en el futuro cercano, aunque sin
precisión temporal, sea el gas natural. Como medida
preventiva, las grandes multinacionales están reducien-
do los costos de transformación y de obtención de los
crudos. De allí que se hayan producido y se continúen
realizando fuertes inversiones, por lo menos hasta el
año 2000.
Con relación al mercado y a los precios del petró-
leo crudo, el examen de la tendencia histórica 0974-
1994) muestra que, después de los topes alcanzados a
fines de los años 70, el consumo mundial crece lenta-
mente; 19 pero que el comercio mundial se reduce por
el incremento de la producción en algunos países que
durante mucho tiempo fueron fundamentalmente impor-
tadores netos.
Por su parte, los precios de los crudos crecen leve-
mente a nivel nominal, es decir, si se deja de lado la
devaluación tendencial del dólar americano. Ello sig-
nifica que, en términos reales, los precios tienden a ser
suavemente decrecientes.
Con relación a las nuevas áreas (Rusia y Colombia,
entre otros), existe un potencial que está represado por
motivos institucionales y políticos.
En este panorama general, las empresas multina-
cionales tratan de posesionarse o de defender su por-
centaje de mercado reduciendo costos. De allí que, sal-
vo eventualidades, no es razonable esperar una expan-
sión violenta del consumo o de los precios.
Así, una previsión de corto alcance temporal debe
considerar que:
Sobre la base de 41,2 m.b.d. hasta 1996, de los
cuales un máximo de 0,4 m.b.d. correspon-
dería a la OPEP. Ello equivale a un tope de
producción OPEP de 24,9 m.b.d.
Después de la decisión de la OPEP de no aten-
der a las variaciones estacionales (marzo 1994),
los inventarios constituyen el pivote para la

19. Un millón de barriles por día.

87
variación estacional de los precios. El margen
de variación en 1995 fue de ± 0,30 US$/b. El
actual precio promedio es de 14.5 US$/b.
• El fin del embargo petrolero a Irak próxima-
mente proveerá de una oferta adicional entre
1,8 m.b.d. y 0.7 m.b.d., lo cual tenderá a fre-
nar el alza nominal de los precios.
• La estrategia básica de la OPEP consiste en
esperar el alza de la demanda para subir pre-
cios, mientras que la estrategia de los produc-
tores fuera de la OPEP se apoya en la reduc-
ción de costos.

2.2 Opciones de Políticas Macro Económicas

En el ámbito macroeconómico, para combatir un


proceso de estanflación, relacionado estructuralmente con
la reducción relativa del excedente petrolero para finan-
ciar el proceso de capitalización público y privado (dado
un sistema de intermediación financiera privado relativa-
mente débil y orientado hacia la formación de capital
de trabajo) y estimulado por el sesgo especulativo que
las políticas fiscales '1 monetarias de las políticas econó-
micas de los últimos quince años, las opciones de po-
lítica macro económica se relacionan con la disminu-
ción del déficit fiscal, con el freno al deterioro del tipo
de cambio y con el nivel y evolución de las tasas de
interés. Esto es, con acciones fiscales alternativas, co-
mo incrementar impuestos y reducir gastos; con accio-
nes monetarias como anclaje o devaluación del tipo de
cambio y acciones financieras como anclaje o flotación
de las tasas de interés."
Un esquema de las acciones de política posibles y
de las opciones de evolución del entorno aparece en el
cuadro de síntesis siguiente:
20. Un examen detallado de una agenda de política económica
para Venezuela puede encontrarse en "Base fáctica y teórica
de la política económica en Venezuela: Una visión para los
años 90·, Mata M., L., publicado en Temas de Coyuntura N° 30,
publicación del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales
de la UCAB, Caracas, diciembre de 1994.

88
CUADRO DE SINTESIS

OPCIONES DEL ENTORNO OPCIONES DE POLITICAS

A. Expansión de las Exportaciones Petroleras w. Fiscal: Ingresos


1. Según PDVSA. 1. Incremento de ISLR
2. Según Publicaciones Internacionales 2. Incremento de imposición indirecta

00
\O
x. Fiscal: Egresos
1. Reducción del gasto público
B. Expansión de lasExpot13doncs no Tradidonalcs 2. Conservando tendencia del gasto
1. Integración subregional acelerada.
2. Integración subregional moderada. Y. Monetaria
1. Anclaje del tipo de cambio
2. Flotación Cambiaria
C. Posición de la Balanza de Capitales
1. Entrada de Inversiones Extranjeras z. Financiera
2. "Mejoran enel calendario de pagos 1. Anclaje del tipo de interés
de la deuda 2. Flotación de la tasa de interés.
2.3. Escenarios Seleccionados

Privilegiando la importancia del rol económico del


gobierno se han seleccionado dos escenarios, conside-
rando: primero, las condiciones económicas globales,
las específicas petroleras y las medidas que tipifican las
políticas públicas sugeridas por el Fondo Monetario Inter-
nacional (Agenda Venezuela) emprendidas por la ac-
tual Administración 21 y, segundo, una estrategia alter-
nativa, basada en el reconocimiento de la importancia
del "Pre-ajuste financiero" y de la opinión internacional
sobre la probable evolución del entorno.
Así, los escenarios corresponden a dos "programas'"
denominados respectivamente:

Programa 1: Agenda Venezuela, y Programa 2: Ajuste


Financiero.

En los términos definidos en el cuadro de síntesis


precedente, los programas mencionados se expresan del
modo siguiente:

21. La Agenda Venezuela se propone reducir el déficit fiscal a


1.7% del PIB en 1996; aumentar el impuesto sobre las ventas
del 12.5% al 16.5%; disciplinar el gasto fiscal, atenuando los
gastos corrientes; liberar las tasas de interés después de haber
realizado una fuerte devaluación y de establecer unas bandas
de flotación alrededor del nuevo tipo de cambio. En la prác-
tica el gasto fiscal en divisas podrá aumentar porque el cuan-
tioso déficit parafiscal del Banco Central y otras deudas inter-
nas se financiarían con crédito internacional incluido el FMI.
En otras palabras, el pago del capital de intereses en divisas
será mayor que las previsiones realizadas a la fecha por el
Ministerio de Hacienda. Esto revela las dificultades para re-
ducir el gasto público aun cuando se logren las metas de
reorganización del Estado, que suponen una reducción de per-
sonal.

90
PROGRAMA 1 PROGRAMA 2
Agenda Venezuela Ajuste Financiero

Al 111 Cl A2 111 C2
W2 Xl Y2 22 Wl X2 Yl 21

Como se puede observar a simple vista, con relación


a los elementos del entorno, el Programa 1 (Agenda
Venezuela) opta por la visión de PDVSA 22 en cuanto a
petróleo y por la intensificación del programa de inte-
gración, mientras que el Programa 2 es menos optimis-
ta en relación a las exportaciones petroleras.
En cuanto a las opciones de políticas, el Programa
Nll 1 sigue la "ortodoxia monetarista" de los llamados
"Programas de Ajuste Estructural" incremento de la impo-
sición indirecta, reducción del crecimiento del gasto pú-
blico, flotación cambiaria y del tipo de interés. El Programa
Nll 2 sigue la tendencia del gasto, el incremento de la
imposición directa, el anclaje cambiarlo y del tipo de
interés.

3) CONTRASTE DE ESCENARIOS

3.1 Alcance de la Experimentación Numérica con


SITEN

Considerando que en Venezuela el período que


media entre la creación y la destrucción de dinero cre-
diticio oscila entre 90 y 180 días y que la liquidación de
bonos, créditos y títulos de renta fija ocurre en lapsos
similares, estimamos que las previsiones proporciona-
das por SITEN, sobre la base de información trimestral,

22. Se supone que para el año 2005 se podrían exportar cinco


millones de barriles día.

91
son representativas hasta un máximo de dos trimestres
en cuanto a tendencias y a un trimestre con relación a
aproximaciones cuantitativas. 23
Esa limitación obedece al hecho de que la base de
cálculo sigue ajustes lineales y a que los cambios de
condiciones y de políticas que llevan al preajuste finan-
ciero tienen su efecto básico en el lapso existente entre
la creación y la destrucción de dinero crediticio.
En otros términos, los resultados de interés corres-
ponden a las previsiones sobre los dos trimestres pró-
ximos al que proporciona la información inicial. Así, al
tomar como datos iniciales los correspondientes a las
informaciones del cuarto trimestre de 1995, los resul-
tados analizados en este estudio deberían revisarse a
partir de observaciones sobre el segundo trimestre de
1996. 2~

3.2 Principales Resultados

El modelo SITEN arroja resultados para 35 varia-


bles claves. Ello permite disponer de numerosos indica-
dores tales como: tasa de crecimiento del PIB, propor-
ciones sobre la distribución del ingreso, presión tribu-
taria, propensión al consumo y características del pro-
ceso financiero, incluidos el déficit fiscal, las necesi-
dades de crédito externo y su efecto sobre el nivel de
reservas de divisas.

23. La idea de "representatividad" debe tomarse en el sentido li-


teral. En otras palabras, los resultados numéricos no correspon-
den a predicciones. Así, el sentido económico que le damos a
los resultados es el correspondiente a un indicador de la direc-
ción que probablemente seguirán los procesos económicos.

24. Cabe señalar que, dentro de la calibración del modelo por la


técnica habitual del "test de convergencia econométrico", se
examinó la capacidad de reproducir la historia; en este caso
las cifras disponibles del cuarto trimestre de 1995, sobre la
base de la información correspondiente al tercer trimestre de
1995.

92
De ese cúmulo de información 25, el cuadro N2 1 so-
bre "Principales Resultados de los Escenarios" recoge
una selección de los indicadores que estimamos de inte-
rés para la evaluación de los programas de política
económica antes definidos, limitando nuestros comenta-
rios a varios de ellos.

A. Comportamiento del PIB:


La simulación del programa 2 muestra un
leve crecimiento para el PIB; programa que
incluye el anclaje del tipo de cambio y de la
tasa de interés. En cambio se observa un decre-
cimiento al simular el programa 1. En ambos
se conserva la situación de inflación en dos
dígitos, siendo menor la del programa 2.

B. Comportamiento de la Distribución de
Ingresos
El promedio más alto para la relación sala-
rio-ingreso (W/PIB) ocurre en el Programa N2
2, que además incluye un crecimiento del PIE.
En el experimento del programa 1 la distri-
bución desmejora la proporción histórica.

C. Participación del Consumo


Si consideramos que el bienestar de la
población se relaciona con un consumo pri-
vado creciente, el escenario del programa N2 2
muestra el mayor nivel de bienestar. Es de
notar que los experimentos con "tipo de cam-
bio flotante" implican, además, una dísminu-

25. Las principales variables son: incremento del PIB, proporcio-


nes en la remuneración al trabajo (W); al capital (B); Forma-
ción de Capital (P; stock de capital (K); crédito para la inversión
(CRI); crédito total (CRD; déficit fiscal (BT); impuestos to-
tales m; impuestos directos (TD); oferta monetaria (BMA);
consumo privado (CPRI); inflación (P); tipo de cambio (eh);
autofinanciamiento (AF); depósitos del público (DP); adqui-
sición de títulos (VS); inversión de los bancos (IB) y capital
bancario (KB).

93
PRINCIPALES RESULTADOS DE LOS ESCENARIOS
(Millones de dólares)
REPRODUCCIÓN DE LA HISTORIA
4TO. TRIMESTRE DE 1995
% % % .
Y W B J CRT CRI P BT CPRI DP KB eh
Bs/$

0.02 44.6 39.9 18.7 5680 2281 49.5 279 9432 11588 4186 170

PROGRAMA 1: AGENDA VENEZUELA


1ER.• TRIMESTRE DE 1996

-038 22.8 57.81 30.7 5680 12280 31.23\1334 5580 1128161 3863 328

PROGRAMA 2: AJUSTE FINANCIERO


tER. TRIMESTRE DE 1996

0.61 89.7 22.1 11.8 9786 2881 21.7 834 19865 19041 2409 170
Clan del consumo real por efecto de la acele-
ración del proceso inflacionario.

D. Formación de Capital
Para un volumen de formación de capital
físico similar, las exigencias de créditos y de
autofinanciamiento son casi identicas. Pero el
resultado más importante es que la tasa de
beneficio, expresada como la proporción (B/
k)), oscila alrededor del 20% anual, lo cual
señala el límite superior que podría alcanzar la
tasa activa de interés, disminuyéndola en cua-
tro o cinco puntos para incluir las variaciones
de riesgo de las distintas actividades y la varian-
cia del cálculo estadístico. Cuando en los expe-
rimentos se utilizan tasas altas (activas trimes-
trales) mayores del 10% y establece el rendi-
miento de los bonos públicos a nivel similar,
los crecimientos del PIE son bajos, nulos o
negativos, como ocurre al simular el programa
NIl 1.

E. Comportamiento Fiscal
La menor presión tributaria y el menor
déficit relativo se presenta en la simulación
del programa NIl 2.

F. Comportamiento de la Base Monetaria


En todos los programas, el monto y varia-
ción de la base monetaria es similar. Como la
inflación se manifiesta más en el escenario N2
1, donde se suprime el control de cambio, se
tendrían fuertes indicios de que la persisten-
cia de la inflación en Venezuela se asocia con
la estrategia del Estado con relación al tipo de
cambio.

G. Comportamiento de los Precios


El modelo considera la influencia inercial
del comportamiento de las tasas de interés y

95
de cambio. Lo anterior hace que el fenómeno
inflacionario sea más fuerte en los programas
con flotación de tasas de interés y de cambio;
es decir, en la simulación del programa N° 1.

3.3 Obseruacionespara la Política Económica en


Venezuela

Los resultados reseñados de la experimentación nu-


mérica permiten extraer las siguientes conclusiones pa-
ra la política económica.

o Debido al servicio de la deuda externa, la ba-


lanza de capitales tiende a ser deficitaria, mien-
tras que la balanza comercial podría conser-
varse positiva, con el crecimiento económico,
si paulatinamente aumentasen las exportacio-
nes no petroleras. Así, la debilidad de la balan-
za de capitales, mientras haya un sesgo del
sector privado hacia la selección adversa de
cartera, hace necesaria la existencia de un an-
claje y de restricciones con relación a las divi-
sas, no sólo para la protección de un nivel
suficiente de reservas sino para mantener un
freno relativo a la inflación, dada la influencia
directa del tipo de cambio sobre la dinámica
de los precios internos. El retorno a la liber-
tad cambiaria, si prevalece el cuasi estanca-
miento de las exportaciones petroleras, sólo
sería posible con el crecimiento sostenido de
las exportaciones no petroleras o con el ingre-
so constante de capitales foráneos. Lo prime-
ro parece requerir de un plazo mediano (pro-
ceso de integración), y lo segundo, adelantar
acciones complejas, como el refinanciamiento
de la deuda y la lucha contra la preferencia
por la selección adversa de cartera. Esto últi-
mo incluye la atracción de inversión extran-
jera no especulativa.

96
• La expansión crediticia resulta importante para
asegurar la expansión de la inversión repro-
ductiva. En este sentido, la política contrac-
tiva practicada por el Banco Central, con la
emisión de títulos de estabilización (TEM), im-
plica estimular la especulación y preservar el
estancamiento sin ejercer influencia positiva so-
bre el control de la inflación. Se requiere, enton-
ces, reducir la tasa activa (ra) al nivel de un
dígito, visto que la tasa promedio de benefi-
cios es del orden del 20% anual, y suspender
la emisión de títulos públicos con altas tasas
por sus efectos perversos.
• La política fiscal debe procurar la disminución
del déficit, a objeto de aliviar las presiones
sobre la tasa de interés. El financiamiento. con
deuda externa requiere plazos muy largos, 15
a 20 años, a tasas preferenciales, para no pre-
sionar sobre una balanza de pagos con ten-
dencia al déficit. El corolario de lo anterior es
la urgente necesidad de re negociar los pagos
de los compromisos vigentes de deuda exter-
na. La presión a la baja en los precios del
petróleo, independientemente de que existan
alzas coyunturales, justificaría la petición.

4) REFLEXIONES SOBRE LA FACTIBILIDAD DE UN PROCESO DE


DESARROllO AUTOSOSTENIDO A LARGO PLAZO

El salir de la fase de estanflación sería un gran


logro. Pero es necesario evaluar la posibilidad de creci-
miento continuo, de acuerdo con los elementos intrín-
secos o "núcleo" del Sistema Socio Económico Nacio-
nal, y con los elementos del entorno o de la influencia
de las relaciones internacionales.
Un aspecto ligado a ambos elementos (núcleo y
entorno) del sistema económico venezolano es la activi-
dad petrolera. Ella fue motor del desarrollo vía la redis-
tribución del alto excedente económicos que produce
dicha actividad.

97
4.1 La Dinámica del Entorno y su Interacción con
el Núcleo

La tendencia a disminuir el crecimiento del mer-


cado mundial de crudos y la reducción de costos de la
competencia señalan los límites de la eficacia de la
industria extractiva exportadora con relación al desarro-
llo. La contribución de dicha actividad al crecimiento
futuro implica su transformación, incluyendo la expan-
sión de mercados externos cautivos y una creciente indus-
trialización petroquímica, puesto que el crecimiento del
excedente de la actividad exportadora en forma tradi-
cional (crudos diversos) se vislumbra estática hasta el
año 2000.
La anterior circunstancia señala:

l. Que la influencia expansiva de mayores inver-


siones en la industria petrolera tradicional (in-
cluyendo la inversión extranjera) sería limitada
al no contribuir directamente a la transforma-
ción de la estructura productiva.

n. Que el retomo de una proporción significa-


tiva de los cuantiosos capitales fugados presu-
pone estabilidad financiera y perspectivas opti-
mistas. Así, la acción política debe preparar un
ambiente propicio. En definitiva, se trata de
combatir a fondo la preferencia de los particu-
lares por la selección adversa de carteras.

ID. Por su parte los avances tecnológicos/organi-


zativos requieren un incremento sostenido de
la inversión y una escala de mercado relativa-
mente seguro. Este último puede facilitarse con
la integración económica, pues basarse en el
sólo crecimiento poblacional, además del cos-
to en la socialización adecuada, requeriría de
mayores lapsos.

98
4.2 La Dinámica del Núcleo

En principia el desarrollo implica el crecimiento


del empleo, lo cual conlleva el de la inversión y el del
consumo. Aparentemente una expansión del gasto, al
estilo keynesiano, debería facilitar dicho proceso. La
dificultad estriba en que el déficit fiscal debe ser finan-
ciado, y con ello, al presionar la tasa de interés, se
debilita el proceso de inversión reproductiva.
La lucha contra el estancamiento implica tasas de
interés bajas, un poco por sobre el tope máximo de las
internacionales, de manera que los sbocks especulativos
internacionales serán lo menos lesivos. En este sentido,
la existencia de un nivel de reservas altas es impres-
cindible, si se desea tener una economía abierta. En el
caso nacional ello conlleva a una renegociación de la
deuda externa, pues el actual calendario de pagos ope-
ra como una fuerte restricción para tener un tipo de
cambio satisfactorio (desde el punto de vista de la influen-
cia sobre la inflación), dentro de una perspectiva de
lento crecimiento de las exportaciones tradicionales de
petróleo.
La consecuencia de lo anterior es que, aunque inde-
seables, las medidas restrictivas sobre el movimiento de
divisas (transacciones y de capital) serian recurrentes si
se deja espacio a las fuerzas especulativas. Los eventos del
lapso 1993-95 son aleccionadores. Al seguir esa ruta no
pueden las autoridades atemorizarse por la "aprecia-
ción relativa" de la moneda nacional, pues las críticas
políticas generalmente siguen una óptica neoclásica, es
decir, sesgada por una visión estática.
Al respecto debe resaltarse que una revalorización
puede producirse en el proceso de búsqueda de estabi-
lidad de los precios relativos, cuando el incremento dé
la producción va acompañada de crecimiento de exporta-
ciones que no dependan del precio interno, como es el
caso del petróleo.
Por lo contrario, si las exportaciones dependen de
la competitividad, al tiempo que el nivel interno de

99
precios está influida por el tipo de cambio, la dinámica
de éste es evidentemente clave.
Así, en el caso nacional, parece sensato anclar el
tipo de cambio al dólar para detener el deterioro de los
acervos reales (causa última del sesgo adverso de car-
tera) y para combatir el componente inflacionario, en la
medida en que las importaciones venezolanas guarden
un origen mayoritario en USA. El costo de lo anterior
será que las exportaciones no tradicionales sólo podrán
beneficiarse en la medida en que el dólar se desprecie
internacionalmente.
Pero también hay que anclar el tipo de interés
tomando como referencia el fijado por la Reserva Fe-
deral de los Estados Unidos de América (que cons-
tituye la mayor fuente de fondos del mundo) y el nivel
de rendimiento del capital (B/K).
De allí que la transición a una economía expan-
siva, con inflación controlada a partir de las circuns-
tancias presentes, conlleve:
• anclaje del tipo de cambio y restricción cam-
biaria;
• ausencia de restricciones crediticias, o anclaje
del tipo de interés;
• eliminación de los TEM y similares;
• equilibrio fiscal vía el incremento de los im-
puestos directos (ISLR);
• expansión de mercado extranjero vía la inte-
gración subcontinental;
• erogaciones de divisas para deuda externa in-
feríor al 5% de las exportaciones totales o con-
troles de flujos de capital; y
• crecimiento de los salarios acorde con los incre-
mentos de productividad.

En efecto, la inflación es un fenómeno complejo y


su aspecto más crítico se relaciona con la distribución
del ingreso. La fase de la lucha por preservar el valor
de los activos reales y por el mezquino, decreciente,
excedente económico que produce actualmente la econo-
mía nacional, no va a decrecer.

100
Por el momento, las posiciones opuestas están bien
definidas: las representan la masa asalariada y los produc-
tores por un lado y los especuladores o tenedores de
divisas por el otro. Los salarios, ya lo sabemos, son
establecidos por los empresarios. Si nominalmente al-
gún sindicato exitoso logra fijar alzas nominales, con la
manipulación de los precios de los bienes, los empre-
sarios predeterminan el salario real. Pero, lo que es más
grave aún, son los empresarios quienes determinan el
volumen de empleos a la luz de sus expectativas finan-
cieras.
Así, cuando el gobierno descuida la defensa de los
asalariados por la vía de desincentivar la inversión (dis-
minuyendo la fuerza de los productores), a todos no les
queda sino el arma electoral. Por ello, el éxito de la
lucha antiinflacionaria depende sobre todo de la actua-
ción gubernamental. En otras palabras: a) de que el
BCV y el gobierno dejen de propiciar la especulación
financiera, posibilitando el aumento de la oferta nacio-
nal, y b) de que el gobierno oriente su preocupación
social por la vía de la distribución de los incrementos
de la productividad.

4.3 El Condtctonamtento Instituctonal

Pero lo anterior sólo es posible en un marco ins-


titucional adecuado que comprenda la experiencia his-
tórica venezolana. En ese sentido hay que señalar:

• El "Capitalismo de Estado", al requerir una buro-


cracia extendida, es proclive a la corrupción,
entendida ésta como falla de aplicación del
criterio de "eficiencia" (definición y nivel de
los beneficios sociales).
• Al ser el provecho propio la base fundamental
del capitalismo, la gerencia privada no garan-
tiza la aplicación de criterios de "eficacia" (bene-
ficios sociales).

101
En consecuencia el rol del Estado en materia
económica, en búsqueda del "bien común", debe
incluir:

o Limitados elementos de "Capitalismo de


Estado", sometidos a un estricto control
político. Para evitar la interferencia en la
aplicación de prácticas de eficiencia, és-
tas deben ser dominantemente "a poste-
riori", sobre la base de objetivos y presu-
puestos considerados y aprobados ex-an-
te y de un sistema de premios y castigos
explícitos. Este es el prototipo de control
a aplicar a PDVSA y al complejo de la
CVG, para evitar que adopten actitudes y
conductas de empresa "transnacional" con
relación al país.
ii) Condiciones favorables a la aplicación de
los criterios de eficiencia capitalista a ni-
vel macroeconómico. Básicamente el re-
ferido al pre-ajuste financrero. Un cataliza-
dor de la crisis financiera fue el descuido
de la vigilancia de la actividad bancaria.
Pero un factor clave, como quedó demos-
trado, es el nivel de las tasas de interés.
No puede, pues, el Estado abandonar su
rol de guía.
Iii) Elementos de coordinación en cuanto a la
acción privada. Así la promoción de la
integración interregional conlleva una ne-
gociación continua: los perdedores y ga-
nadores privados, según el criterio capi-
talista, serán variables de acuerdo con la
marcha de las economías en las distintas
naciones. El juicio privado, de naturaleza
inmediatista en muchos casos, no es el
único válido. El juicio público debe con-
siderar el efecto sobre el empleo total.

102
iv) Elementos de "solidaridad", por cuanto el
interés privado o las condiciones socio-
económicas pueden descuidar procesos o
áreas que sean de interés social. Debe
entonces el Estado afrontarlos con criterios
explícitos de beneficio-costo.
v) El Estado, finalmente, debe hacer un gran
esfuerzo comunicacional (evitando la pro-
paganda proselitista), pues tradicionalmen-
te los objetivos de las políticas públicas
se presentan con un alto grado de abstrac-
ción, incluso con un abuso del lenguaje
tecno-científlco que dificulta su compren-
sión por la ciudadanía a quien está diri-
gida y aún la comprensión de los funcio-
narios que deben aplicarlas.

En este sentido muchas veces los análisis de par-


tida surgen de visiones fragmentadas de la realidad (pro-
blemas) cuya priorización es altamente subjetiva, y contri-
buyen a una acción incoherente. La crisis financiera de
1994-95 ilustra apropiadamente el caso.
De allí que la condición fundamental del desarrollo
autosostenido sea la visión integral y coherente que
haga evidentes los intereses que se van a afectar y a los
poderes (recursos) que se van a enfrentar o que se
requiera cohesionar (alianzas), para hacer que las ac-
ciones a desarrollar, además, de las condiciones de "efi-
cacia" y de "eficiencia", llenen el requisito de "viabili-
dad".
Detalles de este último aspecto, netamente polí-
tico, no obstante que hayamos esbozado las razones y
la ubicación de los principales actores, escapa a los
propósitos de este ensayo.

103
APENDICE N2 1

NOTA SOBRE
LA TEORIA DE LA CATASTROFE:
EL GRAFICO DE CUSPIDE
La teoría de catástrofe (R. Thom, 1972) tiene por
objeto el tratamiento de las discontinuidades observa-
das en el comportamiento de los procesos en interac-
ción que constituyen "sistemas dinámicos". La hipótesis
general es que todo el sistema dinámico, naturalmente
estable, está sujeto a cambios mínimos en los valores de
los procesos que lo integran.
La teoría de catástrofe aporta una nueva forma de
pensar sobre el proceso de cambio o de comporta-
miento de un sistema. Mientras las aplicaciones de la
matemática newtoniana permite visualizar el cambio pau-
latino, continuo, "suave", lo que da lugar al cálculo
infinitesimal, la teoría de catástrofe destaca los cambios
bruscos instantáneos. Esta teoría utiliza conceptos, co-
mo "homeohersis" (mismo comportamiento) que se contra-
pone al de homeostasis (mismo estado o equilibrio).
Un sistema puede identificarse entonces con indica-
dores (potencial) que gráficamente pueden cambiar de
valores o de plano bruscamente (cambio de potencial),
de acuerdo a la interacción postulada (hipótesis, teo-
ría) con relación a cambios mínimos en los indicadores
de otros procesos (de control).
En el gráfico tridimensional en cúspide, que es el
más usual en las aplicaciones, los cambios uniformes
(suaves) pueden visualizarse como puntos que se mue-
ven por la superficie. Sólo el "salto" en el borde del
pliegue es brusco (cambio de nivel).
En cada aplicación el uso de dicho gráfico requie-
re precisar y justificar las variables que se usarán como
"medidores" de los factores de control y de la que se
usará como potencial. Ahora bien, el propósito de los
gráficos es resaltar el sentido dinámico de los procesos
identificados como "desplazamientos". Por lo tanto, los
gráficos constituyen descripciones que permiten con-
trastar las distintas posiciones (progreso estable, y rup-
turas o retroceso) de un potencial de acuerdo a la varia-
ción de los "factores de control". Las explicaciones de
fondo corresponden a las teorías o hipótesis que justifi-
quen la interrelación entre los "controles" y el "poten-
cial". Así, el método proporciona una ayuda geométrica
para extraer conclusiones de una lógica explicativa.

107
Control 2

\ a b J cambio suave'
c
b
e d cambio bruSCO.
rupturao "caÚlStrOte"

108
APENDICE N2 2

RESULTADOS DE LA ESTIMACION
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: BMP

FECHA: 7-08-1996/ HORA 15:48


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. Instrumentales C y: (-1) RA

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.4350575 0.0922469 4.7162280 0.000
W(-1) 0.3634014 0.0182461 19.916671 0.000
RD -0.0262084 0.0023129 -11.331464 0.000

R - cuadrado 0.858684 Media de la dependiente 1.635296


R - Ajustado 0.855195 Desvia media de la dependiente 0.675922
Durbin-Watson test 1.778473 F-test 246.0916
Log Maximo verosimil -3.603133
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: BMA

FECHA: 7-12-1996 / HORA 12:48


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. Instrumentales C GC BK RA

.... VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFlCANCIA 2 COLAS


....
N
C 1.0427095 0.8418840 1.2385429 0.220
G 1.219.2352 0.1893580 6.4387849 0.000
OD -0.1238515 0.1829616 -0.6769263 0.501
RF 0.0080442 0.0067830 1.1859412 0.240

R - cuadrado 0.392428 Media de la dependiente 4.051600


R - Ajustado 0.369644 Desvia media de la dependiente 1.190968
Error medio de la regresión 0.945569 Sum del cuadrado resido 71.52809
Durbin-Watson test 1.082685 F-test 17.22385
Lag Maximo verosimil -112.4403
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: lB

FECHA: 7-12-1996 / HORA: 14:22


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales:: CaD (-2) DP(-2) lB (-2)

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C -0.3514034 1.0674950 -0.3291851 0.743
OD (-1) 0.1415855 0.1417158 0.9990811 0.321
DP (-1) -0.0043668 0.0474017 -0.0921240 0.927
lB (-1) 0.8398288 0.1253487 6.6999399 0.000

R - cuadrado 0.469763 Media de la dependiente 3.611065


R - Ajustado 0.450364 Desvia media de la dependiente 2.079395
Error medio de la regresión 0.945569 Sum del cuadrado resido 71.52809
Durbin-Watson test 2.487529 F-test 24.21592
Lag Maximo verosimil -112.4403
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: DP

FECHA: 7-08-1996/ HORA: 15:51


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 83
V. Instrumentales: C B (-1) RA

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 4.4967804 0.8951285 5.0236141 0.000
y (-1) 0.9167051 0.0727629 12.598532 0.000
RD -0.0982037 0.0214807 -4.5717104 0.000

R-cuadrado 0.708399 Media de la dependiente 14.37221


R-ajustado 0.701109 Desvia media de la dependiente 4.196355
Error medio de la regresión 2.294175 Suma del cuadrado residual 421.0593
Durbin-Watson test 1.137528 F-test 97.17371
Log Maximo verosimil -185.1651
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: CRI

FECHA: 7-08-1996 / TIME: 15.55


Período: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. instrumentales: C CR (-1) y (-1)

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.3873544 0.3253352 1.1906318 0.238
J (-1) 0.3248132 0.4937273 0.6578798 0.513
I (-1) 0.4157034 0.3844016 1.0814300 0.283

R-cuadrado 0.632655 Media de la dependiente 2.426807


R-ajustado 0.623909 Desvia media de la dependiente 0.909348
Error medio de la regresión 0.557669 Suma del cuadrado residual 26.12355
Durbin-Watson test 1.859982 F-test 72.33406
LogMaximo verosimil -71.11406
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: CRO

FECHA: 7-08-1996/ HORA: 16.08


Período: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. instrumentales: C CR (-1) RF

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 1.6136891 0.8490374 1.9006100 0.061
y (-1) 0.7591372 0.0673740 11.267508 0.000
RA -0.1400801 0.0148719 -9.4190830 0.000

R-cuadrado 0.648902 Media de la dependiente 7.988590


R-Ajustado 0.640233 Desvia media de la dependiente 3.394704
Error medio de la regresión 2.036164 Sum del cuadrado resido 335.8232
Durbin-Watson test 1.134217 F-test 74.85231
Log Máximo verosímil -177.3931
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: AF

FECHA: 7-12-1996/ HORA 14:16


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 83
V. Instrumentales C RA KT (-2) Q (-1)

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.0448481 0.0212980 2.1057373 0.039
AF (-1) 0.2893091 0.3094508 0.9349115 0.353
KT (-1) 0.0005963 0.0003569 1.6707221 0.099
Q 0.0009664 0.0007692 1.2564982 0.213

R-cuadrado 0.479604 Media de la dependiente 0.133315


R - Ajustado 0.855195 Desvia media de la dependiente 0.046489
Error medio de regresión 0.034168 Suma del cuadrado resido 0.092226
Durbin-Watson test 1.141580 F-test 24.26916
Log Maximo verosimil 164.5256
TSLS// DEPENDENT VARIABLE Is VS

FECHA: 7-12-1996/ HORA: 14:33


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales: C B (-1) RD VS (-2)

VARIABLE COEFFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.0190408 0.0287085 0.6632448 0.509
W (-1) -0.0065977 0.0060578 -1.0891293 0.280
Q 0.0055003 0.0026435 2.0807226 0.041
VS (-1) 0.4730323 0.2271780 2.0822102 0.041

R - cuadrado 0.721726 Media de la dependiente 0.127831


R - Ajustado 0.711545 Desvia media de la dependiente 0.129575
Error medio de regresión 0.069592 Sum del cuadrado resido 0.397133
Durbin-Watson test 1.431290 F-test 70.89121
Log Maximo verosímil 109.2180
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: M

FECHA~ 7-15-1996 / HORA: 10.23


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales: C I (-1) W (-1) BMP (-2) M (-2)

VARIABLE COEFICIENTE ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.3381330 0.2806247 1.2049293 . 0.232
VE (-1) 0.6273347 0.4546522 1.3798122 0.172
CPRI (-1) 0.1079860 0.1043630 1.0347154 0.304
BMP (-1) 0.1248185 0.2553177 0.4888753 0.626
M (-1) 0.4914243 0.2406643 2.0419493 0.0.45

R - cuadrado' 0.676459 Media de la dependiente 2.908106


R - Ajustado 0.660481 Desvía media de la dependiente 1.289249
Error' medio de regresión. 0.751223 Suma del cuadrado resido 45.71116
Durbín-Watson test 1.469668 F-test 42.33860
Log Maxímo verosimil -94.85250
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: 01

FECHA: 7-12-1996 / HORA 12:53


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 86
V. Instrumentales C X OD CH (-2) RX

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C -6.4342525 8.7518406 -0.7351885 0.465
1-> CH (-1) 0.7898086 0.3095980 2.5510780 0.013
N
o XM -0.5259652 1.3039980 -0.4033482 0.688
BK -1.0759822 1.0871758 -0.9897039 0.326
RG 0.8652482 1.0354110 0.8356567 0.406

R - cuadrado 0.988762 Media de la dependiente 34.34143


R - Ajustado 0.988207 Desvia media de la dependiente 48.08700
Error medio de regresión 5.221928 Suma del cuadrado resido 2208.751
Durbin-Watson test 1.141580 F-test 1781.741
Lag Maximo verosimil -261.5996
TSLS// VARIABLE DEPENDENT: TD

FECHA: 7-08-1996/ HORA: 15:59


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales: C Q (-1) y (-1)
.....
N VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS
.....
C 0.1303395 0.0517011 2.5210202 0.014
B (-1) ·0.0988172 0.0222790 4.4354418 0.000
W (..;.1) .e.O.0830784 0.0273654 -3.0358940 0.003

R - cuadrado 0.323242 Media de la dependiente 0.398252


R - Ajustado 0.307128 Desvia media de la dependiente 0.155132
Error medio de regresión 0.129130 Suma del cuadrado resido 1.400665
Durbin-Watson test 1.482609 F-test 20.060056
Lag Maximo verosimil 56.16214
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: TIN

FECHA: 7-12-1996/ HORA: 13:55


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales: C W (-1) y (-1)

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C -0.1797161 0.2513883 -0.7148943 0.477
CPRI (-1) 0.1355473 0.0599208 2.2621085 0.027
M (-1) -0.2719996 0.1449516 -1.8764865 0.064

R - Ajustado 0.150419 Media de la dependiente 0.110458


R - cuadrado 0.130191 Desvia media de la dependiente 0.799009
Error medio de regresión 0.745184 Suma del cuadrado resido 46.64514
Durbin-Watson test 0.589391 F-test 7.436120
Lag Maximo verosímil -96.33239
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: B

FECHA: 7-08-1996/ HORA 16:00


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales C J KP

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COIAS


C 1.9832789 1.3021224 1.5231125 0.132
CPRI (-1) 0.6781060 0.1431594 4.7367215 0.000
Q -0.0446176 0.0229845 . -1.9412075 0.056

R-cuadrado 0.434523 Media die la dependiente 6.658529


R - Ajustado 0.421060 Desvia media de la dependiente 1.970666
Error medio de regresión 1.499443 Suma del cuadrado resido 188.8597
Durbin-Watson test 1.338711 F-tesl 32.27362
Log Maximo verosimil -157.1643
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: CPRI

FECHA: 7-12-1996/ HORA: 13.13


PERIODO: 1974.1 - 1995.4
Número de observaciones: 88
V. instrumentales: C y RD RX

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C ~.5223065 0.5702228 ~.9159691 0.363
W 1.5603052 0.1175354 13.275193 0.000
RX ~.0249228 0.0410988 ~.6064110 0.546
RD 0.0751031 0.0144139 5.2104438 0.000

R - cuadrado 0.760786 Media de la dependiente 7.888283


R - Ajustado 0.752243 Desvia media de la dependiente 2.943675
Error medio de regresión 1.465221 Suma del cuadrado resido 180.3373
Durbin-Watson test 1.356355 F-test 89.05000
Lag Maximo verosimil -156.4363
TSLS/ / VARIABLE DEPENDIENTE: DEP

FECHA: 7-08-1996 / HORA: 16.01


PERIODO: 1974.2 - 1995.4
Número de observaciones: 84
V. Instrumentales: C y (-1) RD

~
N VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS
V\
C -0.1826433 0.2989389 . -0.6109722 0.543
KT (-1) 0.0099698 0.0029196 3.4147508 0.001
RA 0.0309856 0.0061366 5.0493104 0.000

R - cuadrado 0.266139 Mcdia de la dependiente 1.135916


R -Ajustado 0.248019 Desvia media dc la dependiente 0.772946
Error medio dc regresión 0.670274 Suma del cuadrado resido 36.39065
Durbin-Watson test 1.693033 F-test 14.68755
Lag Maximo vcrosimil -84.05763
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: VE

FECHA: 7-08-1996 / HORA 16:03


PERIODO: 1974.3 - 1995.4
Número de observaciones: 87
V. Instrumentales C XNP (-1)

VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS


C 0.7112168 0.1170945 6.0738678 0.000
XNP -1.1086162 0.1947343 -5.6929681 0.000

R - cuadrado 0.247554 Media de la dependiente 0.151641


R - Ajustado 0.238702 Desvia media de la dependiente 0.680291
Error medio de regresión 0.593570 Suma del cuadrado resido 29.94764
Durbin-Watson test 0.855072 F-test 27.96496
Lag Maximo verosimil -77.05674
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133
EVALUACION DEL REGIMEN VENEZOLANO
DE CONTROL DE CAMBIO

D. F. Maza Zavala

Restablecida la libre convertibilidad del bolívar el


22 de abril de 1996, luego de 22 meses (julio 1994-abril
1996) de restricciones cambiarias, y ante las cuestiones
controversiales que se presentan en la actualidad sobre
el funcionamiento y los resultados del llamado control
de cambio, he considerado útil intentar de manera sin-
tética un balance general y una especie de estado de
pérdidas y ganancias de ese régimen, del cual participé
en mi carácter de miembro de la Junta de Administra-
ción Cambiaria OAC) durante el período comprendido
entre el 9-07-94 y el 17-11-95, o sea durante 16 meses
aproximadamente. Como se sabe -pero conviene recor-
darlo- expresé públicamente, entre los meses de mayo
y junio de 1994, la idea de la necesidad y la oportuní-
dad de implantar un control de cambio integral para
hacer frente a la grave crisis financiera, de balanza de
pagos y de otros exponentes de la dinámica económica
del país que se había manifestado con singular inten-
sidad en el primer semestre de ese año, con punto de
partida en la intervención del Banco Latino en enero
del período de referencia. Por tanto, estuve compro-
metido directamente con el establecimiento del control
de cambio. Más aún: en mi carácter de miembro del
directorio del Banco Central de Venezuela, desde mayo
de 1994, estuve en el otro lado de la escena, ya que el
Instituto Emisor era -es- el centralizador y operador
fundamental de las divisas que ingresan al país genera-
das por la actividad petrolera y el crédito público externo
principalmente.

135
SITUACiÓN CAMBIARlA EN EL PRIMER SEMESTRE DE 1994

Durante el primer semestre de 1994 el régimen


cambiario fue básicamente de libre convertibilidad, den-
tro de las características particulares venezolanas según
las cuales el Banco Central de Venezuela es el prin-
cipal receptor y suministrador de divisas, originadas estas
principalmente en la actividad petrolera y en las opera-
ciones de financiamiento externo del gobierno, del Fondo
de Inversiones de Venezuela y del propio Instituto Emi-
sor. El mercado interbancario, fuera del BCV, es mar-
ginal. La balanza de cambio del sector privado tiene
siempre signo negativo, por lo que el saldo deudor
tiene que ser cubierto por la oferta del BCV.
La política cambiaria -de la competencia del Ban-
co Central en el período considerado- se orientó a la
estabilización posible del tipo de cambio, a la preserva-
ción de un monto mínimo de seguridad de las reservas
monetarias internacionales, a garantizar la continuidad
de los pagos externos del país y a procurar, en concor-
dancia con la política monetaria, la estabilización del
valor del signo monetario. En la prosecución de esos
objetivos -interrelacionados- el Instituo Emisor adoptó
durante el período enero-abril de 1994 la modalidad de
las minídevaluaciones sistemáticas, de ajustes modera-
dos del tipo de cambio, con oferta de divisas suficiente
para atender la demanda del mercado. Sin embargo, el
entorno de la situación cambiaria: la grave crisis finan-
ciera, de índole sistémica, que se manifestó en ese tiem-
po con singular intensidad; las expectativas contradic-
torias con respecto a la política económica del gobier-
no cuyo mandato comenzó en febrero de ese año y la
contracción del ingresos de divisas, influyó en el sen-
tido de un aumento extraordinario de la demanda de
divisas y una presión al alza del tipo de cambio; a estas
circunstancias se añadió la de la renuncia de la Presi-
denta del BCV a fines de abril que ocasionó un cierto
impacto interno e internacional. En razón de ello el
Instituto consideró conveniente, a partir de mayo, una
modificación de la modalidad de oferta de divisas, adop-

136
tándose en un primer intento la de la subasta simple de
determinadas cantidades; pero la presión del mercado,
bajo fuerte inestabilidad, obligó a adoptar la modalidad
de la subasta holandesa, consistente en que los deman-
dantes de divisas presentan sus ofertas con precios (tipo
de cambio) tentativos y cantidades que están dispues-
tos a adquirir a esos precios; el BCV fijaba la tasa mí-
nima de cambio y proveía las divisas para satisfacer las
ofertas que superaran esa tasa, en proporción a la tasa
ofrecida, comenzando por la tasa mayor; por debajo de
la tasa mínima no se hacían operaciones. Bajo la moda-
lidad de las subastas se formó un mercado paralelo con
tipos de cambio que significan una brecha con res-
pecto a los determinados en la subasta. Este régimen se
suspendió el 27-06-94.
Las ventas de divisas por el BCV en el primer se-
mestre de 1994 ascendieron a US$ 7.326 millones y en
el segundo semestre (bajo régimen de restricciones cam-
bíarias) se cifraron en US$ 1.871 millones, para un total
anual de US$ 11.784 millones, superior en US$ 121 mi-
llones al de 1993. El tipo de cambio nominal promedio
se elevó de Bs. 96,15 en 1993 a Bs. 171,80 en junio de
1994.

LA NORMATIVA CAMBIARlA y LA ORGANIZACIÓN DEL MERCADO

El instrumento normativo fundamental del régimen


cambiado controlado fue el decreto ejecutivo número
268 del 9-07-94 (G.O. Ext. NQ 4.747), que fijó las nor-
mas para la administración y obtención de divisas. Se-
gún ese decreto, el Presidente de la República en Con-
sejo de Ministros debe aprobar los lineamientos gene-
rales para la distribución del monto de divisas que se
destine al mercado cambiario, oída la opinión de la
JAC. Este monto se determina trimestralmente por el
BCV en base de la información que le suministre PDVSA
(matriz petrolera nacional) sobre el ingreso de divisas
disponible para su conversión en bolívares en el Insti-
tuto Emisor y el Ministerio de Hacienda sobre opera-
ciones de crédito público externo; el BCV, en atención

137
a esa información y a su propia estimación acerca de
los compromisos directos que deba cumplir en el lapso
correspondiente, determina el monto de divisas dispo-
nible para el mercado cambiario controlado; este monto
sería ajustable en virtud del cambio de condiciones que
afecten el flujo de caja en moneda extranjera de aquel
Instituto. Por tanto, éste sólo venderá divisas cuando
existan disponibilidades de acuerdo con el procedimiento
mencionado.
EL BCV, en el régimen de referencia, sería el cen-
tralizador único de los flujos de compra y venta de
divisas en el país. La implementación de las funciones
cambiarias del BCV y los términos generales del sis-
tema fueron establecidos mediante el Convenio Carn-
biarío Nl! 1 entre el Ministro de Hacienda y el Presi-
dente del Banco, celebrado el 9-07-94. En este convenio
se fijó el tipo único de cambio en Bs. 170 por US$ 1,00.
El decreto de referencia ordena la aplicación pre-
ferente de los compromisos y normas internacionales,
bilaterales, multilaterales y de integración. CA modo de
ilustración: GATT (luego OMC), ALADI, Acuerdo de Carta-
gena (Subregional andino), tratados y modi vivendi bila-
terales sobre materia de comercio, pagos, inversiones,
servicios, tecnología, cooperación económica).
La interpretación implícita de esa disposición era
que el régimen aduanero permanecería, en 10 esencial,
sin modificaciones y que, dentro de las restricciones
cambiarias no discriminatorias, se preservarían los dere-
chos y concesiones otorgados por la República bajo la
condición de reciprocidad.
Por el decreto citado se creó la Junta de Adminis-
tración Cambiaria (JAC), que fijará las pautas que orien-
ten el sano manejo de las divisas, la consideración de
casos especiales y la autorización de divisas que por su
reglamento interno tendrán monto y características deter-
minados, pudiendo transferir a su criterio responsabi-
lidades y competencias en cuanto a las autorizaciones,
las cuales podían ser emitidas por la JAC directamente o
por el órgano administrativo cambiario competente en
que se delegue esa atribución. Así mismo fue creada la

138
Oficina Técnica de Administración Cambiaria (OTAC)
adscrita administrativamente a la JACo La responsabi-
lidad de los miembros de la jAC se limita al cumpli-
miento de las funciones señaladas y por las autoriza-
ciones de divisas que efectúe directamente. Cada fun-
cionario que intervenga en el proceso será responsable
personalmente por su actuación en el ejercicio de su
competencia y la que se le transfiera de acuerdo con el
decreto. Hay que advertir que este decreto tiene fuerza
de ley, ya que fue emitido en ejercicio de facultades
extraordinarias del Presidente de la República, suspen-
didas las garantías económicas.
El mercado de cambio a la luz del instrumento
normativo y de la realidad operativa del país quedó
organizado, a efectos del régimen de control, de la
manera siguiente: I3CV-jAC-OTAC-I3anca Comercial-Casas
de Cambio- Otros operadores cambiarios autorizados.
Cada componente de este mercado tenía sus funciones
y responsabilidades y, por supuesto, sus limitaciones. El
Ministerio de Hacienda, aunque no es operador cam-
biario, tenía la responsabilidad del registro y certificación
de la deuda privada externa y de las sanciones perti-
nentes por infracciones cambiarias . La índole del mercado
de cambio era la de unificación de todas las opera-
ciones en divisas (es decir, excluía la posibilidad de
mercados libres, paralelos o marginales) y con un tipo
de cambio nominal fijo y único, aunque ajustable por
decisión de la autoridad. El único ajuste que se efectuó
durante la vigencia del control de cambio fue en di-
ciembre de 1995, cuando el tipo de cambio se elevó de
Bs. 170 a Bs. 290 por US$1,OO, lo que implicaba una
devaluación de 70%.

REGISTROS DE SoUCITANTES y AGENTES ECONÓMICOS

La OTAC tenía a su cargo los registros siguientes:


de importadores, de exportadores, de deudores priva-
dos externos, de remitentes de dividendos, regalías, de
repatriación de capitales, de usuarios de tecnologías ex-
tranjeras, de empresas de tarjetas de crédito de uso

139
internacional, de empresas que enviaran viajeros de ne-
gocios al exterior y otros agentes económicos. También
los registros de patrocinantes de becarios de índole ins-
titucional.

lUGIMEN DE IMPORTACIONES

Los importadores, debidamente registrados en la


OTAC para lo cual tenían que efectuar la tramitación
necesaria a través de la banca comercial, formulaban
sus solicitudes de autorización de divisas para importar
bienes y servicios por intermedio de la banca comer-
cial y ésta las presentaba a la OTAC para su procesa-
miento. Esta, si la solicitud del importador se ajustaba a
los requerimientos normativos y operativos y a la disponi-
bilidad de divisas, podía autorizar directamente divisas
con ese objeto hasta por US$ 500.000 por solicitante, de
acuerdo con la competencia que le había transferido la
JAC. Las solicitudes por montos mayores debían ser consi-
deradas por la JAC, previa sustanciación por la OTAC.
El importador no podía ordenar a su proveedor el em-
barque de la mercancía respectiva antes de obtener la
autorización de divisas, salvo disposición especial o transi-
toria de la JAC o de organismo superior. Si la importa-
ción se hacía de contado el importador debía presentar
fianza satisfactoria por el monto de las divisas autoriza-
das. Cuando la írn portación se hacía con pago pos-
terior, la mercancía debía ser nacionalizada, el impor-
tador presentaba a su banco la documentación del caso,
haciendo constar en la factura comercial el pago de
fletes, seguros y demás conceptos pertinentes. Recibi-
dos y verificados los recaudos presentados, el banco
tramitador procedía a adquirir del BCV las divisas corres-
pondientes; dentro de los 10 días hábiles siguientes a
esa adquisición, el banco tramitador debía presentar a
la OTAC la información necesaria para verificación y
control. La autorización es nominal e intransferible, con
validez de 120 días a partir de la notificación al interesado.
Si dentro de este plazo no se ha utilizado la auto-
rización ésta se declara vencida y se anula. Los vencí-

140
mientas y anulaciones significaron entre 30 y 35% en
promedio de las autorizaciones.
Como se puede apreciar, la importación tenía que
realizarse (nacionalizarse) antes de obtener las divisas,
salvo las de pago al contado que tenían que afianzarse.
No había, por tanto, posibilidad de obtener divisas en
descubierto. La OTAC debía verificar si las mercancías a
importar se ajustaban al tipo de negocio normal del
importador (o su actividad habitual) y si los montos de
valor y volumen eran cónsonos con el giro habitual del
solicitante.

RtGIMEN DE EXPORTACIONES

Se refiere a las exportaciones no petroleras, ya que


las de petróleo están sujetas a un régimen especial fue-
ra del control cambiario. Los exportadores debían estar
inscritos en el registro respectivo de la OTAC, por inter-
medio de la banca. Se establecieron dos modalidades
para la administración de divisas generadas por las exporta-
ciones: i) los exportadores pequeños, con un monto no
mayor de US$ 100.000, que podían retener hasta un
10% (antes un 8%) de las divisas obtenidas para sus
gastos en el exterior, la diferencia debía ser vendida al
BCV mediante la banca comercial; ii) los exportadores
medianos y grandes (en la escala venezolana) que po-
dían retener lo necesario para sus gastos en el exterior
y la diferencia debía ser vendida al BCV, según demostra-
ción trimestral ante la OTAC. Si la diferencia entre in-
greso y gasto en divisas era negativa, podía el expor-
tador solicitar ante la OTAC, por intermedio de .la ban-
ca, autorización de divisas para su importación y otros
gastos justificados en el exterior.

RtGIMEN DE LA DEUDA PRIVADA EXTERNA

Los deudores privados externos debían registrarse


en la OTAC por intermedio de la banca. El Ministerio de
Hacienda debía conformar y perfeccionar el registro y
otorgar un certificado de deuda. Los términos y condi-

141
ciones para ese registro y el reconocimiento del caso
eran fijados por Hacienda, oída la opinión de la ]AC-
üTAC. La deuda tenía que corresponder al saldo neto
de todos los activos y pasivos en moneda extranjera
existentes al 27-06-94, acreditados por un auditor exter-
no a la firma deudora. Los pasivos financieros y comer-
ciales debían ser documentados. Se exigía, además, una
declaración bajo juramento sobre el origen de la deu-
da, la forma de pago, los plazos, las tasas de interés y
otros términos acordados, con clara identificación del
acreedor; por otra parte, el deudor tenía que presentar
una relación de los bienes y servicios adquiridos con
los recursos obtenidos mediante la deuda y la utiliza-
ción de ellos.
Para ciertos casos se podían otorgar anticipos al
pago del servicio de la deuda privada, mediante fianza
satisfactoria a favor del Fisco Nacional. Se daba prefe-
rencia justificada a la deuda contraída con organismos
multilaterales u oficiales de los países acreedores. Se
implementó un régimen especial para la deuda contraí-
da bajo la modalidad bancaria de cartas de crédito.
Como ocurre en estos casos, el monto acumulado de las
solicitudes de registro de deuda privada excedió en la
primera fase en más del doble a la deuda efectiva demos-
trada (esta última poco menos de US$ 6.000 millones).

RtGIMEN PARA VL\JES DE TURISMO y NEGOCIOS

Los turistas en viaje al exterior estaban sujetos a


cupos anuales por persona, según destino del viaje. Es-
tos cupos fueron modificados en varias oportunidades
para moderar la utilización de divisas con este objeto.
Cupos menores para países cercanos (Antillas, Centroamé-
rica, Colombia), intermedios para países tales como res-
to de Suramérica, México, Canadá, Estados Unidos (Mía-
mi, más bajos) y más elevados para el resto del mundo.
Los turistas recurrían a los bancos o casas de cambio
para obtener las divisas correspondientes, previa presenta-
ción del pasaporte y la cédula de identidad; el ope-
rador cambiario debía estampar en el pasaporte los datos

142
referentes a la venta efectuada, de tal manera que el
turista no podía utilizar su cupo sino transcurrido un
año para una segunda oportunidad. Por supuesto, irregu-
laridades e infracciones podía cometerse y se come-
tieron, pero el control estaba a cargo del operador carn-
biario (hay que advertir que el control de los pasa-
portes debía ser ejercido por la DIEX). Irregularidades
detectadas fueron objeto de investigación por la PTJ y
comunicadas al Ministerio de Hacienda. En algunos casos
esas irregularidades implicaron responsabilidad de las
casas de cambio que intervinieron en la venta de di-
visas para turistas.
Para los viajeros de negocios hubo dos etapas: la
primera, con alguna flexibilidad en cuanto a las exigen-
cias normativas y operativas, fijados los cupos respec-
tivos; el abuso de estas facilidades determinó un "endure-
cimiento" del régimen, exigiéndoseles responsabilidad
directa a las empresas para las cuales se viajaba y fianza,
lo que tuvo por efecto una reducción sustancial de los
egresos por este motivo.
La autorización de cupos para tarjetas de crédito
utilizadas en el exterior, vino algún tiempo después de
iniciado el control cambiario (a fines de septiembre de
1994). Se autorizó un cupo de US$ 2.000 por persona
(cualquiera que fuese el número de tarjetas que pose-
yera) por año. El control de este cupo estuvo al cui-
dado de las propias empresas emisoras de tarjetas. Las
sanciones contemplaban, de inmediato, la suspensión
del uso de la tarjeta y luego el reintegro a la orden del
Fisco Nacional no sólo del monto del exceso sino de un
duplo de éste. Infractores hubo en número conside-
rable y todos fueron detectados y comunicados a Ha-
cienda para la sanción correspondiente.

LA FORMACIÓN DE LA NORMATIVA SUPLEMENTARIA

Reformas del decreto original de establecimiento


del control de cambio se hicieron en varias oportunida-
des por el Ejecutivo Nacional, para ajustarlo a las situa-
ciones y circunstancias que iban surgiendo en la admi-

143
nistración del régimen. Así, por decreto del 22-07-94,
bajo el número 286, se incorporó la categoría de ser-
vicios a la importación (antes sólo bienes); se facultó al
Ministerio de Hacienda para otorgar autorización de di-
visas a instituciones financieras regidas por la ley res-
pectiva, como anticipo de operaciones relativas a deuda
privada externa; las autorizaciones para el pago del ser-
vicio de la deuda privada se otorgarían netas de los
anticipos recibidos por aquellas instituciones. Por de-
creto del 9-09-94 (G.O. NI! 35.543) se reformó parcial-
mente el decreto 286, en lo siguiente: el BCV a los
efectos de determinar el monto disponible de divisas
para el mercado controlado deberá tener en cuenta las
condiciones monetarias, crediticias y cambiarias favo-
rables a la estabilidad de la moneda, al equilibrio eco-
nómico y al desarrollo ordenado de la economía; la lAC
establecerá los términos y condiciones de las garantías
exigibles de acuerdo con el decreto.
En concordancia con los instrumentos normativos
fundamentales y en ejercicio de sus facultades, la lAC
emitió un considerable número de resoluciones aplica-
bles a los diversos aspectos del régimen cambiarío: trans-
ferencia a la OTAC de competencia en cuanto a la
autorización directa para importación de hasta US$ 500.000
cada una, también para la autorización de divisas para
el pago del servicio de deuda privada externa hasta por
la suma mencionada y para la liberación de fianzas
correspondientes en los casos en que procediera. Posterior-
mente esta transferencia de competencia se extendió a
la consideración y aprobación de los casos especiales
de gastos médico-quirúrgicos en el exterior hasta por
US$ 100.000 cada uno. La lAC, como ha sido mencio-
nado, fijó los cupos para turismo, modificados en va-
rias oportunidades para reducirlos, asi como también
los cupos para viajeros de negocios, remesas a estudian-
tes en el exterior y remesas familiares.
Resoluciones importantes se refirieron a un régi-
men transitorio para que los importadores pudieran orde-
nar el embarque de mercancías o la contratación de
servicios inherentes a las mismas con anterioridad a la

144
obtención de la autorización de las divisas respectivas.
Este régimen se estableció en septiembre de 1994 y se
prorrogó hasta diciembre de ese mismo año, en razón
de la acumulación de solicitudes y de la urgencia de las
importaciones para cubrir necesidades del mercado inter-
no y la producción, con el objeto de evitar el desabaste-
cimiento de bienes terminados o de materias primas.
Esta situación volvió a presentarse durante el segundo
trimestre de 1995 por motivos contingenciales de ín-
dole administrativa. Otra resolución importante fue la
referente a la administración de divisas para la inver-
sión extranjera, específicamente el financiamiento en el
mercado nacional de capitales (bolsas de valores del
país), la repatriación de capitales que procediera en
determinadas condiciones, la remisión de dividendos,
utilidades e intereses correspondientes a inversiones ex-
tranjeras en el país.
Mención especial merece la resolución mediante la
cual se autorizó a la OTAC para exigir a los importa-
dores a objeto de registro sólo las dos últimas importa-
ciones, en lugar de las cinco anteriormente exigibles y
la obligación para nuevos importadores de una carta de
justificación, además de los recaudos ordinarios que de-
bían presentar. Esta decisión se tomó en virtud de lo
complicado que resultaba para los importadores infor-
mar -con los ítems arancelarios respectivos- sobre las
importaciones realizadas antes del establecimiento del
control de cambio. El propósito era el de flexibilizar el
procedimiento para el registro de importadores, dado
que en los meses iniciales del control se presentó una
situación difícil para que los importadores pudieran cum-
plir el requisito de la historia de sus importaciones y,
una vez más, hay que señalar que los requerimientos
del caso, si bien deseables, afectaban la formación del
registro y ello se reflejaba en un potencial riesgo de
desabastecimiento.
La formación y reformación de la normativa ca m-
biaria genérica y específica fue un proceso necesario,
exigente y complicado ante las múltiples circunstancias,
situaciones y problemas que se presentaron en el funciona-

145
miento del régimen cambiario. No es razonable la crittca
en el sentido de que se improvisaban las normas y los
procedimiento, ya que al establecerse el control no exis-
tían tales disposiciones, pues no hubo una preparacton
previa para dicho establecimiento, impuesto por la emer-
gencia. Tanto el Ejecutivo Nacional como la JAC, la
OTAC, el BCV y el Ministerio de Hacienda realizaron un
verdadero esfuerzo para atender oportunamente los pro-
blemas que se presentaron, instruir los procedimientos,
diseñar los formularios, los mecanismos operativos y to-
do lo que requiere un control de cambio para funcio-
nar. El conjunto de esos elementos ha quedado como
una experiencia valiosa y como una contribución -inclu-
sive a escala latinoamericana según tenemos testimo-
nios al respecto- a la materia técnica de los controles
cambiarios. Ha sido evidentemente menos complicado des-
mantelar el control que implementarlo a lo largo de casi
dos años de funcionamiento.

DISPONIBILIDAD y EGRESO DE DIVISAS

En el cuadro número 1 se muestra el movimiento


de egreso de divisas bajo régimen de control en el
segundo semestre de 1994 y el año 1995, según re-
gistro del Banco Central de Venezuela. En ese periodo la
administración de divisas bajo competencia de la jAC-
OTAC significó un 56, 7% en promedio del egreso total de
divisas registrado por el BCV. Al respecto es convenien-
te indicar la composición general de ese egreso según
la competencia de los agentes que lo administraron: la
jAC-OTAC, sujeta a la restricción de la disponibilidad de
divisas asignada por el BCV en los términos del de-
creto regulador del régimen cambiario, administró en el
segundo semestre de 1994 el 52,8% del egreso total de
divisas bajo control, la diferencia fue administrada direc-
tamente por el BCV; en 1995 la jAC-OTAC administró el
57,70/0 del total; de lo administrado por la ]AC-OTAC en
el campo de su competencia, se liquidaron por autori-
zaciones directas y específicas (para importación priva-
da de bienes y servicios, pago de deuda privada exter-

146
na, remesas de líneas aéreas, de reaseguros y seguros,
dividendos y utilidades, servicios tecnológicos y gastos
médico-quirúrgicos) US$ 1.613 millones en 1994, un 37,6%
del total de los egresos de divisas y en 1995 un 45,8%
(US$ 7.806 millones), para un total de US$ 9.424 millo-o
nes (44%) en los 18 meses considerados. Las autorizacio-
nes genéricas, es decir, que no requerían caso por caso
autorización directa de la ]AC-OTAC una vez fijadas las
normas de aplicación y los cupos respectivos, significa-
ron en 1994 un total de US$ 657 millones y en 1995 un
total de US$ 2.034 millones, para un gran total de US$
2.619 millones en el periodo de los 18 meses considera-
dos. Tales erogaciones correspondían a conceptos tales
como: viajes de turismo y negocios, tarjetas de crédito,
remesas a estudiantes y familiares, principalmente. En re-
sumen la ]AC-OTAC administró bajo auto-rización ge-
nérica o especifica durante el periodo 1994-95 un total
de US$ 12.115 millones, un 56,7% del total de egresos de
divisas durante el periodo de 18 meses considerado que
fue de US$ 21.352 millones. Del total bajo autorizacio-
nes genéricas o específicas de la ]AC-OTAC, las autoriza-
ciones directas liquidadas ascendieron a US$ 9.424 mi-
llones, un 44% del total de egreso de divisas. Todas estas
observaciones pueden hacerse en el cuadro número 1.
Otra manera de apreciar la evolución del mercado
de divisas en el período que se examina es como sigue:
en 1993 el egreso de divisas totalizó US$ 12.458 millo-
nes, de cuya suma la venta del BCV al sistema bancario
se cifró en US$ 9.163 millones, un 73,6%. En 1994 di-
cho egreso total se situó en US$ 12.775 millones, del
cual el BCV vendió a la banca US$ 7.236 millones, un
56,6% y asignó a la ]AC-OTAC para efectos del mercado
controlado US$ 2.275 millones, un 17,8%. En 1995 (año
completo del control cambiario relativo) las liquidaciones
correspondientes al mercado controlado totalizaron US$
9.840 millones, un 57, 7% del total cifrado en US$ 17.047
millones. La suma referente al mercado controlado fue
moderadamente superior a la venta que en 1993 el BCV
hizo al mercado interbancario en 1993, y que puede
estimarse como representativa de la demanda efectiva

147
neta de divisas por parte del sector privado. No obstan-
te, estoy consciente de que el egreso de divisas en 1995
a través del mercado controlado fue más elevado del
que podría corresponder a una situación caracterizada
por una recesión económica y un régimen cambiario
restrictivo. No puede desconocerse, en todo caso, que
hubo exceso en el rubro de viajes de turismo y nego-
cios y que se sobrefacturaron importaciones. Por otra
parte, algunos exportadores que administraron directa-
mente los ingresos de divisas que obtuvieron por exporta-
ciones -en goce de la facilidad implementada al res-
pecto, para el impulso a dichas exportaciones- no cum-
plieron con la obligación de negociar al BCV a través
de la banca el saldo positivo de las cuentas respectivas.
Otra observación importante que puede hacerse es que
el saldo del movimiento comercial a través del Con-
venio ALADI fue particularmente negativo en 1995, cuan-
do ascendió a US$ 1.855 millones. (Cuadros números 1
y 2).

EL MOVIMIENTO CoMERCIAL BIJO EL CONTROL

Las exportaciones no tradicionales no dejaron de


aumentar durante el período 1994-95, de restricción cam-
biaria, que estoy examinando. En 1994 (la restricción
cambiaria se estableció en el segundo semestre) la expor-
tación NT se situó en US$ 4.422 millones, con un incre-
mento de 29% con relación a 1993; en 1995 la ENT as-
cendió a US$ 4.487 millones, con un incremento de 1,5%
con respecto a 1994, pero de 31% si se le compara con
1993. En 1996, de modo distinto, la ENT sufre un des-
censo apreciable.
La importación privada registró una evolución co-
mo se muestra en el cuadro número 3. Entre 1992 y
1994 la importación privada significó en promedio un
88,5% de la importación total en el país. En 1995, bajo
control, dicha importación significó un 91% del total.
Sobre esta última observación, de un total de importación
privada en 1995 montante a US$ 9.721 millones, se efec-
tuó bajo el Convenio ALADI, fuera del régimen cam-

148
biario controlado, una suma de US$ 2.118 millones, de
modo que bajo el régimen cambiario bajo administra-
ción jAC-OTAC la importación privada en 1995 fue de
US$ 7.603 millones, superior en 7,8% a la realizada en
1994. Estas observaciones pueden verificarse en el cua-
dro número 3.
Con respecto al aumento de la importación pri-
vada en 1995 puede indicarse 10 siguiente: parte de esta
importación, como se mencionó, se realizó fuera del
control de autorización de la ]AC-üTAC, en los térmi-
nos de! Convenio ALADI; la expectativa devaluacionista,
que siempre estuvo presente durante el período de restric-
ción cambiaria, constituyó un motivo de anticipación de
importación para la formación de inventario; esto fue
facilitado por la tasa real activa de interés negativa que
prevaleció en ese período (es decir, un costo finan-
ciero real bajo); además, la persistencia de presiones
inflacionarias estimuló la importación, en la perspec-
tiva de lograr ganancias extraordinarias por los diferen-
ciales de precios. La formación excesiva de inventarios
(de bienes terminados de consumo y de bienes interme-
dios o insumas) ha constituido un modo de inversión
real, 10 que se ha puesto de manifiesto en el presente
año cuando, ante la liberación del régimen cambiario,
no se ha evidenciado un desbordamiento de la deman-
da de divisas para importar sino un movimiento modera-
do. Desde luego, una vez más, no se nos escapa el
fenómeno de la sobrefacturación.
La composición de la importación privada bajo con-
trol cambiario por agrupaciones económicas se muestra
en el cuadro número 4. Con referencia a la importación
para la cual se liquidaron divisas por el BCV, dicha
composición en e! período comprendido entre agosto
de 1994 y septiembre de 1995 fue la siguiente: bienes
de consumo, 40%; bienes intermedios, 48%; bienes de
capital, 12%. Las agrupaciones relativas a la producción
y la inversión (bienes intermedios y de capital) represen-
taron el 60% del total.

149
MOVIMIENTO DE LAS RESERVAS INTERNACIONALES DEL BCV

Una de las críticas que se hacen al régimen carn-


biario restrictivo es que no fue favorable a la recupera-
ción de las reservas monetarias del Banco Central, cuya
declinación en el primer semestre de 1994 fue particular-
mente acentuada. En ese semestre las reservas bajaron
de US$ 12.656 millones (31-12-93) a US$ 8.861 millones
(30-06-94), un descenso de 30%. En el segundo semes-
tre de 1994 las reservas se recuperaron parcialmente,
para situarse en US$ 11.507 millones al 31-12-94, con
un incremento de 30% con respecto a junio de ese
mismo año, lo cual es atribuible al control cambiario,
fuertemente restrictivo el primer trimestre del control
(julio-septiembre) y algo flexible el segundo trimestre
(octubre-diciembre). En el primer semestre de 1995 el
monto de las reservas acusó un descenso de 8% al
situarse en US$ 10.548 millones, nivel superior en 19%
al registrado un año antes, el 30-06-94. En el segundo
semestre de 1995 la declinación de las reservas fue
apreciable, en un 8% con respecto a junio, pero aún
superior en casi 10% con respecto a junio de 1994, en
víspera del control de cambio. (Véase el cuadro número
5). Debe advertirse, para una justa apreciación de ese
movimiento, que las reservas no sólo son afectadas por el
egreso de diutsas sino también por la fluctuación del in-
greso; y en cuanto al egreso hay que considerar que las nece-
sidades de divisas no sólo se refieren al sector privado
sino también al gobierno y al propio Banco Central.

INFLACIÓN y lUGIMEN CAMBIARlO

Otro de los reparos que se hacen al funcionamien-


to del control de cambio relativo es que no fue eficaz
para abatir la inflación. En primer lugar hay que decir
que el único factor de inflación no es el desequüibrto
externo: hay que incorporar al análisis otras variables,
tales como: el desequilibrio fiscal, el financiero, el de
producción, las graves imperfecciones del mercado, entre
otras. La política cambtaria no puede ser eficaz en este

150
sentido si no está acompañada de otras políticas públi-
cas correctivas de los desequilibrios, en una estrategia
integral de ajuste y estabilización, que ahora existe pe-
ro que entonces o no existía o era inconexa. Aun así, y
como se muestra en el cuadro número 6, el impulso
inflacionario al nivel del consumidor se moderó sensible-
mente en el período del cambio restrictivo y de modo
más acentuado al nivel de precios mayoristas de im-
portación. La persistencia de un tipo de cambio nomi-
nal único fijo, de Bs. 170 por US$ 1,00, actuó como
"ancla" contra la inflación en el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. En el segundo semestre de 1995
ocurrió una perturbación significativa del mercado cam-
btarto y de bienes, con la apertura de las negociaciones
en bonos Brady que marcaron un tipo de cambio para-
lelo, ampliamente superior al oficial, con efectos en el
cálculo de los precios y por tanto en el índice inflacio-
nario. Puede afirmarse que el régimen cambiario restric-
tivo -único- fue quebrantado con el surgimiento del mer-
cado Brady y, por tanto, aquel régimen como tal fina-
lizó virtualmente en agosto de 1995.

OBSERVACIONES FINALES

Otras críticas o reparos, además de lo que se exa-


minó, se han formulado al régimen cambiario restric-
tivo. La ampliación del número de importadores es una
de ellas. No es justo ni conveniente, a todos los efec-
tos, la concentración de importadores de modo que
formen un mercado cautivo sujeto a manipulaciones espe-
culativas. Si la economía es dinámica, nuevas firmas se
incorporan y otras desaparecen. Otra crítica se refiere a
la supervisión y verificación del uso de las autorizacio-
nes: el universo comprendido es tan vasto y complejo y
las deficiencias de la organización administrativa tan
considerables que no es posible en realidad una su-
pervisión enteramente eficaz ni una verificación suficien-
te. Múltiples agentes intervinieron en el proceso: bancos,
casas de cambio, otros operadores cambiartos, empresas
de viajes y turismo, de tarjetas de crédito, además de la

151
jAC-OTAC y el BCV. En cuanto a las sanciones por infrac-
ciones corresponde al Ministerio de Hacienda imponer-
las. La Contraloría General de la República mantuvo en
todo tiempo una oficina en la ]AC y nada se le ocuitó
del proceso.

152
Cuadro N° 1
EGRESO DE DIVISASI3AjO RESTRICCION CAMBIARlA
(millones de US$)

Concepto 1994 1995 Total


(n Sem)

Autorización Específica
JAC-OTAC (1) 1.618 7.806 9.424
Importación de bienes y
servicios 1.088 6.431 7.519
Deuda privada ext, 427 922 1.349·
Otros 103 453 556

Autorización Genérica (2) 657 2.034 2.691


Turismo 577 1.116 1.693
Viajes de negocios 43 230 273
Otros 37 688 725
TOTAL ]AC-OTAC 2.275 9.840 12.115

Directo BCV (3) 2.030 7.207 9.237


Deuda pública ext. 1.370 3.250 4.620
Propios del BCV 257 701 958
Otras (4) 403 3.256 3.659

TOTAL 4.305 17.047 21.352

% jAC-OTAC 52,8 57,7 56,7


% Autorización
específica 37,6 45,8 44,1

(l) Incluye las autorizaciones directamente expedidas por la


jAC-OTAC para cada caso.
(2) Incluye las autorizaciones para las cuales la jAC fijó
normas, pautas y cupos y cuya operación correspondió
a los operadores cambia ríos (banca, casas de cambio,
etc.),

(3) Incluye los pagos directos en divisas por el BCV para


obligaciones del gobierno y sus propias obligaciones.
(4) Incluye, entre otras operaciones, el saldo deudor bajo
Convenio AlADI.

Fuente: B.C.V-O.T.A.C.

153
Cuadro NQ 2
MOVIMIENTO CAMBIARlO DEL BCV
(millones de US$)

Concepto 1993 1994 1995

Ingreso 11.663 11.784 15.500


Egreso 12.458 12.775 16.075

Saldo -795 - 991 - 575

Egreso fuera del BCV


Venta a la banca 9.163 7.236
)AC-OTAC 2.275 9.840
ALADI (neto) 167 155 1.855

Total (l) 9.330 9.666 11.695

(l) Excluye los egresos directos del BCV correspondientes al


gobierno y a los compromisos del propio Instituto.

Fuente: BCV

Cuadro NO 3
IMPORTACIÓN PRIVADA
(F.O.B. en millones de US$)

Ailo Total General Privada % Privada

1992 12.672 11.336 89


1993 11.271 10.026 89
1994 8.037 7.049 88
1995 10.721 9.721 (*) 91

Nota: (*) Importación bajo Convenio AUDI, fuera de control de la


)AC-OTAC, US$ 2.118, lo que indica que la importación
bajo control fue de sólo US$ 7.603 millones.

Fuente: OCEI

154
Cuadro NlI 4
iMPORTACIÓN PRIVADA CONTROLADA
POR AGRUPACIONES ECONÓMICAS
(millones de US$)

Agosto 1994 a setiembre 1995

Agrupaci6n Autorizada 0/0 Uquidada (0/0)


BCV

Bienes de consumo 3.597 38,7 2.619 40,2


Bienes intermedios 4.400 47,3 3.134 48,2
Bienes de capital 1.305 14,0 753 11,6
Total 9.302 ·6.506

Fuente: Cálculo propio MZ con datos O.T.A.C.

Cuadro NlI 5
RESERVAS INTERNACIONALES DEL RC.V.
(millones de US$)

Fecha Monto Variaci6n


semestral 0/0

31-12-93 12.656
30-06-94 8.861 - 30,0
31-12-94 11.507 29,9
30-06-95 10.548 - 8,3
31-12-95 9.723 - 7,8

Fuente: B.C.V.

155
Cuadro NlI 6
VARIACIÓN DE LOS íNDICES
DE PRECIOS POR SEMESTRES
(porcentajes)

Concepto 1994 1995


Semestre Semestre
I 11 I 11

Indice de Precios al Consumidor


en el Area Metropolitana
de Caracas 29,4 32,0 22,1 28,3

Indice de Precios al Mayor


de Productos Importados 55,2 28,9 15,2 21,9

Fuente: B.C.Y.

Cuadro NlI 7
EXPORTACIONES NO TRADICIONALES
(millones de US$)

Año Monto Variación


porcentual

1993 3.422 25,9


1994 4.422 29,2
1995 4.487 1,5

Fuente: O.C.E.I.

156
APÉNDICE

COMPARACIÓN ESENCIAL ENTRE EL RtGIMEN CAMBIARlO


DE 1983-88 y EL DE JUUO 1994-NoVIEMBRE 1995

Con ligereza se procura establecer similitudes -en


aspectos negativos- entre el régimen cambiario que preva-
leció en el período 1983-88 y que se ha dado en deno-
minar RECADI y el régimen cambiario que funcionó
entre los meses de julio y noviembre de 1995 (no tengo
conocimiento directo de la evolución posterior de este
último régimen que se extendió hasta la primera quincena
de abril de 1996). Por ello es conveniente, para que los
interesados hagan un análisis ponderado y objetivo de
ambos regímenes, presentar en forma resumida y en
atención a lo esencial una comparación entre esos regí-
menes cambiarios que, a mi juicio, fueron diferentes.
Las observaciones y consideraciones que hago a
continuación pueden apreciarse en resumen en el esque-
ma inserto al final de este apéndice.

1. BASE LEGAL
El Presidente de la República, en Consejo de
Ministros, dictó el Decreto NQ 1.842 de 22-02-83 median-
te el cual se estableció el control de cambios que si-
guió a la suspensión del mercado de divisas el 18-02-83
(el famoso "viernes !legro"). Según el tratadista ABan R.
Brewer-Carías (Régimen Cambiarlo. t. 1, Caracas 1994),
dicho decreto no estuvo bien fundamentado legalmen-
te, pues el Ejecutivo tomó para sí facultades que correspon-
dían al Banco Central de Venezuela (Ley de 1974) en lo
que atañe a la convertibilidad de la moneda, a la adminis-
tración cambiaria y en general a la materia de las divisas.
En efecto, según los artículos 90 (aparte único) y 91,
literal b) de la Ley de BCV de entonces se requería de
un convenio entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central para la toma de esas decisiones y la regula-
ción del comercio de cambio extranjero, aunque, desde
luego, el Ejecutivo tenía -como siempre tuvo- atribu-
ciones constitucionales y legales para convenir con el

157
Instituto Emisor sobre esos asuntos. Esta falla en el
fundamento legal formal (ya que en aquella época no
estaba suspendida la garantía de la libertad económica)
fue reparada, siempre según el autor citado, por el De-
creto NI! 1.848 de 27-02-83, fundamentándose en el De-
creto NI! 674, de 8-01-62, de restricción de la garantía de
la libertad cambiaria.
El régimen cambiario establecido a partir del 9 de
julio de 1994 se fundamentó en el Decreto Ejecutivo NI!
268 de 9-07-94, basado en la suspensión de la garantía
de la libertad económica entonces existente que facul-
taba al Ejecutivo para tomar las decisiones que consi-
derare convenientes en cuanto al régimen cambiario u
otros de la actividad económica.

2. SISTEMA CAMBIARlO
El sistema establecido en el decreto NI! 1.842,
ratificado en el Decreto NI! 1.848, ambos de febrero de
1983, fue el de cambios diferenciales, permitiéndose la
coexistencia de dos mercados: uno controlado oficial y
otro libre con eventual intervención del BeV; en el
mercado controlado oficial se fijaban dos tipos de cambio
(Bs. 4,00 y Bs. 6,00 en una etapa inicial, posteriormente
modificados) y en el mercado libre la cotización de la
divisa era fluctuante sujeta a la oferta y la demanda.
En el sistema establecido en julio de 1994 sólo se
reconocía legalmente la existencia de un solo mercado,
con un tipo de cambio fijo y único, aunque ajustable
por convenio entre el Ejecutivo y el Bev. El tipo de
cambio fijo nominal, con vigencia oficial, fue de Bs.
170,00 por US$ 1,00 hasta el 11-12-95 cuando el tipo de
cambio se elevó a Bs. 290,00 por US$ 1,00. Sin embar-
go, a mediados de 1995 surgió un mercado paralelo
permitido, con la negociación de los bonos Brady (deu-
da externa de la República) denominados en dólares, en
virtud de 10 cual se determinó una cotización de la
divisa ampliamente superior al tipo de cambio oficial, 10
que perturbó fuertemente el régimen de cambio único y
fue uno de los factores de su debilitamiento.

158
3. CENTRALIZACIÓN DE DIVISAS
En el régimen establecido en febrero de 1983 se
ordenó la centralización de divisas (compra y venta),
concretada a las obtenidas por las compañías petro-
leras y mineras y las del sector público (crédito público
externo, exportación e importación de bienes y ser-
vicios, operaciones del Fondo de Inversiones de Vene-
zuela), mientras que las obtenidas por el sector privado
(exportación de bienes y servicios, transacciones de capi-
tal, viajes, turismo y otros conceptos de cuenta corriente)
podían ser negociadas en el mercado libre, aunque tam-
bién existía la alternativa de su negociación al BCV. En
reformas posteriores de este régimen se hizo obliga-
toria la venta de divisas al BCV obtenidas por exporta-
ciones de bienes y servicios para cuya producción se
hubiesen utilizado divisas preferenciales.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 la centralización de la compra y venta de divisas
se hizo total en el BCV (a través de los operadores
cambiarios autorizados), sin excepciones.
Conviene advertir que en el régimen de 1983 .las
compañías petroleras y mineras no podían mantener
fondos en moneda extranjera salvo los autorizados expre-
samente; es decir, las divisas obtenidas por esas em-
presas del Estado debían ser negociadas en totalidad al
BCV y sus necesidades de divisas debían ser atendidas
por el BCV en forma preferencial. En el régimen de
1994 (regulado en lo que era necesario por el Conve-
nio Cambiario Nll 1 entre el Ministerio de Hacienda y el
BCY) se mantuvo aquella restricción y sólo se autori-
zaba a esas empresas a mantener un fondo rotario en
divisas por una cantidad limitada para sus necesidades
operativas externas.

4. TRANSACCIONES CAMBIARlAS DIFERENCIADAS


Según las disposiciones de los decretos de febre-
ro de 1983 sobre régimen cambiario, las transacciones
pasivas en balanza de pagos estaban diferenciadas en
orden de prioridades, como sigue: a beneficiarse con el
tipo de cambio más preferencial (Bs, 14.30 por US$

159
1,00, modificado en oportunidades posteriores), el ser-
vicio de la deuda pública externa, el servicio de la
deuda privada externa existente al 22-02-83, oficialmen-
te reconocida; los gastos corrientes externos de los po-
deres públicos; la importación de bienes y servicios
esencia/es, así declarados por resoluciones del Minis-
terio de Hacienda en listas ad hoc; gastos derivados de
compromisos internacionales de la República; becas de
estudiantes de secundaria, superior y especial; nece-
sidades de las compañías petroleras y mineras en divi-
sas y del Fondo de Inversiones de Venezuela; el be-
neficio del tipo de cambio de Bs. 6,00 por US$ 1,00 se
concedía a otros renglones determinados por el Eje-
cutivo Nacional no incluidos en los anteriores; al merca-
do libre se dejaba el resto de las transacciones corrien-
tes y de capital.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 funcionaban varios grupos con modalidades di-
ferentes: í) las compañías petroleras, sujetas a un régi-
men especial, por virtud del cual éstas se obligaban a
negociar al BCV virtualmente el monto de divisas corres-
pondiente a las necesidades de pago en el país por
concepto de impuestos, tasas y contribuciones fiscales y
gastos operativos internos, permitiéndoseles un fondo
rotario en moneda extranjera como se mencionó; ii) el
gobierno, para el servicio de la deuda pública externa y
sus necesidades corrientes en el exterior, inclusive los
compromisos internacionales de la República; in) el BCV,
para sus propias obligaciones y necesidades de pago en
moneda extranjera; iv) las transacciones comerciales ex-
ternas bajo el Convenio ALADI (integración latinoame-
ricana), cuyo saldo neto (deudor o acreedor) debía li-
quidarse en divisas; v) las exportaciones liquidadas en
bolívares, fuera del Convenio ALADI; vi) las transac-
ciones privadas sujetas a la administración ]AC-OTAC,
para lo cual el BCV determinaba trimestralmente una
disponibilidad (cupo). Para todas las transacciones regía
el mismo tipo oficial de cambio.

160
5. ORGANIZACiÓN DEL MERCADO CAMBIARlO
El régimen establecido en 1983 contemplaba va-
rios agentes institucionales y operativos: el Banco Cen-
tral, con atribuciones y obligaciones más amplias que
las fijadas en el régimen de julio de 1994; el Ministerio
de Hacienda, también con atribuciones y obligaciones
amplias, para cuya administración se organizó la Ofi-
cina de Régimen de Cambios Diferenciales (RECADO; la
banca comercial y las casas de cambio, como operado-
res autorizados en parte para el mercado controlado y
en parte para el libre.
La organización establecida para las restricciones
cambiarias en julio de 1994 era la siguiente: el Ejecu-
tivo Nacional, como conductor de la política cambiaria,
en convenio con el BCV; el Ministerio de Hacienda,
específicamente para el reconocimiento de la deuda pri-
vada externa y para las funciones de conocimiento y
sanción de infracciones a la normativa cambiaría; el
Banco Central, para la centralización de las divisas y la
administración de ciertas transacciones ya enumeradas,
así como también para la determinación de la disponi-
bilidad de divisas para el mercado controlado y el sumi-
nistro a los operadores cambiarios (banca comercial y
casas de cambio) previa verificación de las autoriza-
ciones respectivas; la Junta de Administración Cambiaria
QAC), para el ejercicio de la competencia asignada por
el decreto regulador del régimen cambiario; la Oficina
Técnica de Administración Cambiaria (OTAC), adscrita a
la JAC, para el registro de los agentes económicos soli-
citantes de divisas y el procesamiento de autorizacio-
nes específicas por parte de la JAC o de su propia
competencia; los operadores cambiarios (banca comer-
cial y casas de cambio), tramitadores de las solicitudes
y autorizaciones de divisas bajo control.

6. PROCEDIMIENTOS CAMBIARlOS
Bajo RECADI, esta oficina concedía en primer
lugar una autorización de importación de bienes y servi-
cios sujetos a las listas preferenciales determinadas por
el Ministerio de Hacienda; con vencimiento a 180 días y

161
la cual debía ser solicitada a través de un banco comer-
cial, conformidad de importación que debía obtenerse
con anterioridad al embarque de la mercancía respec-
tiva; luego Recadi podía conceder una autorización pa-
ra la obtención de divisas, con vencimiento a 45 días, a
entregar al banco tramitador; por último, el BCV emitía
un certificado de disponibilidad de divisas, con entrega in-
mediata al banco tramitador de un 20% del monto certi-
ficado y el 80% hasta un año después del embarque de
la mercancía. Había un tratamiento especial para las
cartas de crédito.
Bajo el régimen de restricciones cambiarias de ju-
lio de 1994, los solicitantes de divisas debían tramitar el
registro de su firma y actividad en la OTAC a través de
un banco comercial; obtenido el registro, el solicitante
podía demandar divisas para importación de bienes y
servicios a través de un banco comercial, solicitud que
procesaba la OTAC y si estaba conforme a la normativa
y al procedimiento ésta extendía una autorización de su
propia competencia (hasta US$ 500.000 por solicitud) y
la preparaba en pro-forma para su consideración por la
]AC (sobre los US$ 500.000); estas autorizaciones eran
devueltas al banco tramitador que debía verificar si la
mercancía objeto de la autorización había sido nacio-
nalizada antes de presentar la autorización al BCV para
el suministro de las divisas; éste verificaba finalmente si
la autorización presentada estaba conforme a la notifica-
ción hecha por la OTAC.

7. DEUDA PRIVADA EXTERNA


Por Convenio Cambiario entre Hacienda y el BCV,
de 18-02-83, modificado en varias oportunidades poste-
riores, se fijaron las condiciones, los términos y las
modalidades para que el BCV pudiera celebrar con-
tratos de compra-venta de divisas para el servicio de la
deuda privada externa existente al 18-02-83, previo re-
gistro de esa deuda en Recadi, que debía extender una
autorización al respecto. Posteriormente fue creada una
Comisión ad-boc para este procedimiento de autoriza-
ción. En los contratos, se podían fijar plazos para la

162
amortización de la deuda, formas de pago y otras moda-
lidades, pudiendo extenderse el plazo hasta 7 años en
algunos casos. Estos contratos fueron modificados según
disposiciones oficiales en diferentes oportunidades. In-
cluso en alguna ocasión los contratos fueron suspendi-
dos en su ejecución. Ello permite señalar la inseguri-
dad jurídica de los deudores, inclusive los reconocidos,
en el régimen de RECADI.
La deuda privada externa, en el régimen cambiario
de julio de 1994, debía ser registrada a través de la
üTAC, para lo cual la solicitud tenía Que ser tramitada
por un banco comercial; la deuda estaba sujeta al recono-
cimiento por parte del Ministerio de Hacienda, Que emi-
tía un certificado al respecto, a partir de lo cual el
deudor podía obtener de la ]AC las divisas para el servi-
cio de su deuda; en algunos casos, debidamente conside-
rados, se concedían anticipos mediante fianza a favor
del Fisco mientras se procesaba el reconocimiento de la
deuda.

Estudiantes
En ambos regímenes los estudiantes de secunda-
ria, superior, especial y post-grado tenían derecho a las
divisas, hasta límites determinados, previo registro y cer-
tificación de sus estudios, bajo el control de las en-
tidades patrocinantes.

Viajeros de Negocios y Turismo


En el régimen RECADI estas necesidades de divi-
sas tenían Que satisfacerse en el mercado libre. En el
régimen de julio de 1994 se fijaron cupos anuales por
persona natural, o por viajes de negocios debidamente
documentados (posteriormente se exigió fianza para estos
últimos y la responsabilidad directa de las empresas
respectivas). Las ventas de divisas para estos fines, y
para transferencias familiares, se hacían bajo el régi-
men de julio de 1994 por los operadores cambiarios
según autorización genérica.

163
Exportación
La exportación privada de bienes y servicios bajo
RECADI se podía negociar, en lo que se refiere a las
divisas obtenidas, en el mercado libre, salvo aquéllas
para cuya producción se utilizaran divisas preferencia-
les. En el régimen de julio de 1994, funcionaban dos
regímenes alternativos: para exportadores pequeños, que
podían retener hasta un 10% de las divisas obtenidas y
el 90% debían negociarlas a la orden del BCY; los exporta-
dores bajo la modalidad facultativa (REFE) podían admi-
nistrar las divisas obtenidas por exportación con la obliga-
ción de rendir cuentas trimestralmente a la OTAC y el
saldo positivo tenía que ser negociado al BCY.

Duración del Régimen


La duración más breve de restricciones cambiarias
en la historia del país fue la de julio 1994 a abril 1996
(22 meses); el control establecido en 1939 duró aproxi-
madamente 5 años y el establecido en 1983 duró 6
años. (El de 1960 duró 3 años y medio).

164
EsQUEMA

COMPARACIÓN ESENCIAL ENTRE LOS REGIMENES ESTABLECIDOS


EN JULIO DE 1994 y EN FEBRERO DE 1983

Febrero 1983 (RECADI) Julio 1994

Decreto 1842 de 22-02-83 (sin Decreto-Ley de 09-07-94


suspensión de la libertad eco- fundamentado en la suspen-
nómica) sión de la libertad económica.

Cambios diferenciales Cambio único fijo ajustable; un


Dos mercados solo mercado.

Centralización en el BCV de Centralización completa de di-


la compra y venta de divisas, visas en el BCV.
salvo excepciones. Mercado li-
bre, la excepción más notable.

Tres tipos de cambio: dos en Un solo tipo de cambio.


el mercado controlado uno en
el libre, fluctuante.

Listas de importación de bienes Sin listas de importación ni prio-


y servicios esenciales y menos ridades.
esenciales (según resoluciones
de Hacienda)

Estudiantes, gastos externos de Estudiantes,. transferencias fa-


las compañías petroleras y mi- miliares, viajes de negocios y
neras, de los poderes públí- turismo, gastos médicos en el
cos y el FIV, inclusive deuda exterior. Régimen especial pe-
pública externa a Bs. 4,30 por troleras y sector público.
US$ 1,00.

165
Esquema (cont.)

Febrero 1983 (RECADO Julio 1994

Ventas obltgatorias de divisas Ventas obligatorias al BCV: ne-


al BCV: i) petroleras y mine- tas petrolera, sector público,
ras; ii) sector público. Compa- exportaciones privadas según
ñías petroleras y mineras no regímenes especiales, ingresos
podían mantener depósitos en de capital, transferencias fami-
m/e salvo los autorizados liares, viajes y turismo y cual-
expresamente; divisas de ex- quier otro concepto. Fondo ro-
portación cuya importación de tatorio en divisas para PDVSA.
insumos hubiese sido pagada
con dólares preferenciales.

Reformas posteriores varias de Reformas varias de los decre-


los decretos reguladores del cam- tos reguladores del cambio;
bio; resoluciones del BCV y resoluciones de la JAC, del BCV
del Ministerio de Hacienda. en áreas específicas y de Ha-
cienda sobre deuda privada e
infracciones cambiarias.

Modificaciones en tipos de cam- Sólo una modificación del ti-


bio: de Bs. 4,30 a Bs. 14,50 po de cambio en diciembre de
entre 1983 y 1988 1995.

Egresos de divisas: i) poderes pú- Egresos de divisas: gobierno cen-


blicos, importaciones FOB esen- tral, FIV, BCV, fuera de JAC-
ciales y menos esenciales; 10% OTAC; importación privada au-
para fletes y seguros; estudian- torizada JAC-OTAC; estudian-
tes registrados en Recadi con tes registrados con límites, via-
límites cuantitativos. jes y turismo, transferencias fa-
miliares, tarjetas de crédito con
límites; gastos médicos demos-
trados.

Registros y Autorizaciones Registros y Autorizaciones


Importadores preferenciales, deu- Registro OTAC de exportado-
dores privados externos (Reca- res, importadores, estudiantes,
di). Conformidad de importa- empresas de tarjetas de cré-
ción previa al embarque (19'80 dito, deudores privados. Auto-
días); autorización para aper- rización para importación con
tura de cartas de crédito y para divisas controladas OAC-OTAC

166
Esquema (cont.)
Febrero 1983 (RECADO Julio 1994

obtención de divisas preferen- según competencias), a través


ciales para importación (Recadi, de los bancos comerciales, 120
45 días) a través de bancos días de vencimiento; para im-
comerciales que las presenta- portación a crédito una vez
ban al BCV. Certificado de nacionalizada la mercancía; de
Disponibilidad de Divisas por contado, con fianza a favor del
el BCV a solicitud del banco Fisco; a fines del 211 semestre
tramitador (20% inmediato, 80% 1995 se establecieron pagos par-
después). DecretolLey 2.567, de ciales de divisas.
15-02-88: el BCV establece el
procedimiento, los plazos, tér-
minos y condiciones para
otorgamiento de divisas contro-
ladas; mínimo de 120 días para
entrega de divisas, nacionalizada
la mercancía.

Deuda Privada Externa Deuda Privada Externa


Convenio Cambiario Hacienda- Registro OTAC-Hacienda (éste
BCV, condiciones, términos y emite certificados); anticipos pre-
modalidades para que el BCV via fianza,; pagos una vez re-
celebrara contratos de compra- conocida (registrada la deuda).
venta de divisas para servicio Preferencia deuda con multila-
de la deuda privada, previo re- telares, gobiernos o entidades
gistro en Recadi; plazos de 3 gubernamentales, ALADI.
a 7 años.

Organización Organización
Recadi-Hacienda-BCV-banca co- ]AC-OTAC-Hacienda-BCV-ban-
mercial, casas de cambio. ca comercial, casas de cambio.

Dtspontbiltdad de Divisas Dtspontbtüdaa de Divisas


Administrada por el BCV. Determinada por el BCV se-
gún el decreto y administra':'
da por la ]AC-OTAC.

167
Esquema (cont.)

Febrero 1983 (RECADO Julio 1994

Atribuciones y Obltgaclones del Atribuciones y Obligaciones del


Banco Central Banco Central
Fueron bastante amplias en cuan- Determinación de la disponi-
to a disponibilidad de divisas bilidad de divisas para la JACj
y contratos de compra-venta transferencia de divisas auto-
de divisas para la deuda pri- rizadas a bancos tramitadores,
vada externa ventas a casas de cambio.
Atención a las necesidades de Atención a las necesidades de
divisas del gobierno. divisas del gobierno.

Duración del régimen Duración del régimen


6 años 0983-89) 22 meses (julio 94 a abril 96)

Tipos de Cambio Oficiales Tipos de Cambio Oficiales


Bs. 4,30 1983-84 Bs. 170,00 julio 94 a
Bs. 6,00 1984-85 10-12-95
Bs. 7,50 1985-97 Bs. 290,00 Diciembre 95 a
Bs. 14,50 1987-89 abril de 1996.

168
LA AGENDA VENEZUELA: DE UNA TENTATIVA
HETERODOXA A UN AJUSTE ORTODOXO PARCIAL

Tobras Nóbrega y Guillermo Ortega

l. INTRODUCCIÓN

En medio de agobiantes desequilibrios macroeco-


nómicos y luego de dos años en los que la política
económica anduvo a la deriva, sin mediar una propues-
ta programática articulada, la administración del presi-
dente Caldera procede a la firma de una carta de inten-
ción con el FMI, como elemento de un acuerdo de
financiamiento de corto plazo! dirigido a soportar un pro-
grama de ajuste macroeconómico, en parte similar al de
1989. Como acciones previas exigidas para lograr la
firma de ese acuerdo, en el segundo trimestre se pro-
duce la liberación del mercado cambiario, validando
una devaluación de 60% respecto al tipo de cambio
oficial precedente, se desregulan las tasas de interés, se
aumentan los precios de los combustibles, se elimina
buena parte del sistema de control de precios y se
anuncia el incremento de la tasa básica del impuesto a
las ventas en 32%.
En la retórica oficial este intento de estabilización,
por una parte, se presenta como un ajuste estructural
orientado al crecimiento, planteándose ambiciosas metas

1. La finalidad formal de los acuerdos contingentes "stand-by" es


prestar asistencia financiera de corto plazo para hacer frente a
desequilibrios temporales en el sector externo. Pero en este
caso pareciera pesar más el componente de apoyo técnico y
supervisión, debido a los problemas de credibilidad del Go-
bierno.

169
de reducción de la inflación y recuperación del producto
a corto plazo, y por otra, se divulga como la expresión
de un proceso autónomo de elaboración y diseño de un
programa económico que se plasma en la llamada "Agen-
da Venezuela". En cuanto a lo primero, si bien la firma
con el FMI reabre la cartera de préstamos para refor-
mas sectoriales del BM y del BID, en los hechos el
acento de las medidas señala que se está ante un progra-
ma tradicional de choque recesivo, basado en el con-
trol de la demanda agregada y con un alcance de muy
corto plazo, lo cual en buena medida responde a los
continuos errores, aplazamientos e indefiniciones de po-
lítica económica en los 27 meses anteriores. En cuanto a
lo segundo, la Agenda Venezuela (AV) se expresa con
un discurso general de contenido voluble, distante de
un esfuerzo intelectual formal para construir un verda-
dero programa económico y que, como su propio nom-
bre lo indica, es ante todo un catálogo con algunos de
los temas pendientes en la problemática económica del
país. En cierta forma la AV ha servido a modo de puen-
te mudable en el largo camino que va desde los esbo-
zos de ajuste heterodoxo de 1994 hasta la firma de una
carta de intención para un ajuste ortodoxo con el FMI
en 1996.
En este ensayo se pretende evaluar las limitacio-
nes que aún continúa presentando la política econó-
mica después de rubricado el acuerdo con el FMI. A tal
efecto se parte de un breve diagnóstico de los proble-
mas estructurales de la economía venezolana, los cua-
les no están siendo abordados de manera adecuada. A
continuación se desarrolla un análisis de las deficien-
cias de enfoque y de los problemas institucionales que
han marcado el ejercicio de la política económica des-
de 1994, y que en mucho condicionan el alcance de
este intento de estabilización. Finalmente se pasa revis-
ta sobre los aspectos cardinales de la coyuntura del
ajuste, procurando hacer un balance de los efectos ini-
ciales y de las perspectivas probables del proceso.

170
11. Los PROBLEMAS EsTRUCTURALES DE LA EOONOMfA VENEZOLANA

Los programas de asistencia del FMI suelen dis-


tinguir entre desequilibrios temporales y estructurales, a
partir de lo cual se aplican diferentes políticas de ajuste
y modalidades de financiamiento. En el primer caso,
identificado con desarreglos monetarios transitorios, las
medidas de ajuste se fundamentan en el enfoque mone-
tario de la balanza de pagos, fijándose metas para la
variación de reservas y del crédito doméstico, correspon-
dientes a la demanda esperada de saldos reales. En la
práctica todo el esfuerzo se concentra en eliminar los
atrasos en el servicio de la deuda externa, reducir el
déficit fiscal nominal, ajustar el tipo de cambio y refor-
zar el control monetario. En el segundo caso, donde
tiene cabida la modalidad de facilidad ampliada, se tra-
ta de financiar cambios estructurales dentro de un pro-
grama de largo aliento que contemple reformas profundas,
tal como se anunció en el intento de ajuste de 1989. 2 Es
comprensible que en esta nueva ronda de negociación
el FMI se haya inclinado por un acuerdo contingente,
dado el desenlace de la experiencia anterior, pero es a
todas luces contrastante el alcance de este acuerdo en
relación con la naturaleza de los desajustes de la econo-
mía, expresados no sólo en la magnitud de los común-
mente mencionados desequilibrios macroeconómicos bá-
sicos, sino también en el largo y acentuado deterioro
del patrón de crecimiento de la economía.

a) El deterioro del patrón de crecimiento

La economía venezolana viene mostrando una ten-


dencia de largo plazo en la cual se presenta un fuerte
deterioro estructural, cuyos signos en muchos aspectos
son de mayor gravedad que los actuales desequilibrios

2. Para un examen de las limitaciones que en cuanto a enfoque e


instrumentación tuvo el programa de ajustes iniciado en 1989,
véase Malavé Mata Héctor (1996), Nóbrega Tobías (1995) y
Ortega Guillermo (1995).

171
ma:croeconómicos. Entre las señales más evidentes de
ese deterioro se encuentra la caída dramática del pro-
ducto per capita. Este declive iniciado desde mediados
de los setenta, coloca la renta real por habitante de
1995 (Bs. 25.436 de 1984) en niveles inferiores a los de
mediados de los años sesenta (Bs. 24.469). De acuerdo
con los estudios de Robert Barro (1995), para el perio-
do 1970-93 la economía venezolana se encuentra entre
el grupo de países con peor desempeño económico,
medido en términos del producto per capita, formando
parte, con Haití, Guyana y Nicaragua, de un grupo mayor
de naciones en acelerado empobrecimiento, donde tam-
bién se encuentran las economías más débiles del Africa.
Este proceso de decrecimiento ha sido acompañado
de una serie de indicadores de desempeño que reflejan
claramente el deterioro estructural de la economía. Una
muestra de ese desempeño se encuentra en la fuerte
tendencia a la baja que presenta el esfuerzo de inversión
medido como porcentaje del PIE. Luego de un ascenso
vertiginoso en la segunda mitad de los setenta, hasta
alcanzar cotas de 30% del PIE, la relación inversión a
producto cae abruptamente hasta 20%-25% en los años
80', para volver a descender a un promedio de 12% en
los 90'. Pero no sólo se invierte menos sino peor, y la
eficiencia de la inversión realizada, medida como la
variación del producto sobre el coeficiente de inver-
sión, se desploma de 1,12 entre 1960-70 a 0,03 entre
1980-94.
Esta pérdida de eficiencia, vinculada sin duda a los
controles y protecciones irracionales vigentes por muchos
años, también se manifiesta en un patrón productivo
que, a diferencia de otros países, depende fuertemente
de factores básicos. De acuerdo con estudios sobre las
fuentes del crecimiento (Ellas V, 1990), mientras en eco-
nomías como las de Brasil, Argentina, México y Chile, el
aporte del factor tecnología a la contabilidad del cre-
cimiento oscila entre 30% y 40% Y en Colombia alcanza
a 25%, en Venezuela apenas se ubica en 9,6%, lo que
significa que el aporte de la innovación tecnológica al
crecimiento económico no alcanza a ser siquiera un

172
tercio del peso que tiene este factor en países de nuestro
entorno.
El correlato de la tendencia al decrecimiento del
producto per capita es una disminución secular de la
capacidad de ahorro que se expresa además en una
creciente pérdida de impulso en la generación de exce-
dentes financieros. Así lo pone de manifiesto la caída
en la penetración financiera medida por el descenso de
los activos financieros Sobre PIB desde 45% en 1985-88
hasta menos de 30% en 1995, una contracción que es
más aguda cuando sólo se consideran los activos líqui-
dos o depósitos bancarios, reflejando el continuo pro-
ceso de desmonetización y sustitución de moneda en la
economía desde mediados de los años 80'.
La caída en la capacidad de crecimiento, entre otros
efectos, se traduce a su vez en un deterioro de la base
de recaudación fiscal reflejada en un descenso de los
ingresos fiscales no petroleros desde 23% del PIB en
1977 hasta 7% en 1990, tendencia que se revierte lige-
ramente entre 1991 y 1995, pero a consecuencia de la
sustitución parcial del aporte fiscal petrolero por tributa-
ción interna. Un proceso que no ha avanzado con la
necesaria agilidad y transparencia', implicando que la con-
tracción abrupta de los ingresos petroleros, los cuales,
se reducen a cerca de la mitad, desde 15% 0988-92)
hasta 7,7% en 1995 \ no puede ser compensada a pesar
del incremento sustancial de la tributación no petrolera
desde 5% hasta 8,3%, en un período por demás caracte-
3. Para un análisis de los cambios recientes en la tributaci6n no
petrolera en Venezuela, véase Garda Gustavo, Rafael Rodrí-
guez y Silvia Salvato (1995).

4. Esta caída está parcialmente vinculada a un cambio de las


reglas fiscales (eliminaci6n progresiva del valor de exporta-
ci6n) y al crecimiento pronunciado de los costos de la indus-
tria petrolera. Adicionalmente lo que ha venido ocurriendo es
que el monopolio petrolero estatal, mediante manejos conta-
bles ad boc, ha ejercido la funci6n de recaudador de parte del
impuesto inflacionario que se deriva de las devaluaciones. Esto
en funci6n de generar un sustancial flujo de caja en bolívares
que le permita financiar parte de su programa de inversiones
(Ver N6brega Tobías, 1996).

173
rizado por una persistente recesión y atonía del aparato
productivo.
Como consecuencia de lo anterior y en virtud del
menor aporte fiscal petrolero a partir de 1990, se ha
visto severamente mermada la capacidad del Estado para
la provisión de servicios públicos básicos, reflejada en
la tendencia al deterioro continuo del gasto en bienes y
servicios públicos, los cuales bajap desde 20.7% en 1991
hasta 15.4% en 1995. Esto es un ajuste de magnitudes
considerables en la capacidad de prestación de servi-
cios y en la inversión pública, donde destaca la com-
presión del gasto en inversión directa desde 1,4% 0986-
90) hasta 0,7% 0994-95). La contrapartida de la contrac-
ción del gasto en bienes públicos es un incremento
pronunciado del gasto financiero, que tan sólo en pago
de intereses de la deuda pública pasa de 3% del PIB en
1993 a 4,7% del PIB en 1995 y se proyecta por encima
de 7% del PIB para 1996, implicando más que una
duplicación del peso del servicio de intereses en el
lapso de tres años.
Estas tensiones en el patrón de crecimiento, resul-
tantes de las deficiencias y omisiones de la política
económica en los últimos 25 años, se han visto ampli-
ficadas por la presencia de choques adversos en los
términos de intercambio especialmente en la década de
los 80'. En promedio la caída promedio de los términos
de intercambio se coloca en 44% en la década pasada,
superando los choques negativos de Brasil (3%), Chile
(23%), Colombia (30%) y México (27%).
El tipo de respuesta de política ante estos choques
ha consistido en acudir al expediente de la devaluación
y del impuesto inflacionario, implicando efectos muy
perniciosos como el deterioro del salario real, una ma-
yor regresividad en la distribución del ingreso, y una
peligrosa precarización del empleo. De acuerdo con datos
de la OCEI y del Ministerio de la Familia, al cierre de
1995 el ingreso real promedio de las familias se había
deteriorado 36% respecto a 1993; cerca de 4,6 millones
de hogares se encontraban en situación de pobreza para
1<)94, el nivel de desocupación alcanzaba aproximada-

174
mente 916 mil personas 00,7%) para 1995 y la fuerza
de trabajo ocupada en la economía informal viene incre-
mentándose en los últimos años, representando cerca
del 49% del empleo en 1995.

b) Los desequiltbrios macroeconámtcos

La combinación viciosa de políticas económicas incon-


sistentes, cuyas distorsiones se han visto acentuadas por
choques adversos, tanto internos como externos (crisis
de la deuda, deterioro de los términos de intercambio,
volatilidad del mercado petrolero, crisis bancaria), se
resumen en la conformación de un cuadro crónico de
inestabilidad macroeconómica, cuya principal manifes-
tación es el escalamiento de niveles de inflación cada
vez más altos: 10% entre 1982-84; 40% entre 1988-93;
65% entre 1994-95, hasta arribar a una inflación cer-
cana a los tres dígitos en 1996. Una trayectoria que
marca el ascenso del impuesto inflacionario emparen-
tado con el uso de las devaluaciones como mecanismo
de financiamiento del déficit del sector público.
Desde finales de los años 80' la economía vene-
zolana no ha podido superar las dificultades para al-
canzar la estabilización macroeconómica de corto plazo,
entendida como una reducción sostenida de la tasa de
inflación y la recuperación de una senda de crecimiento
estable. En 1994-95 la economía nacional continúa pre-
sentando un cuadro crítico definido por una fuerte caída
en los indicadores de crecimiento paralela a la acentua-
ción de fuertes presiones inflacionarias. La carencia funda-
mental de adecuadas políticas económicas en el pasado
ha sido el origen de la incapacidad para consolidar los
equilibrios macroeconómicos de forma estable y de la
ineficacia para abatir el flagelo de la inflación. Por largo
tiempo el objetivo de reducción de la tasa de inflación
no se asumió como prioridad y el crecimiento econó-
mico se fundamentó en la bonanza de ingresos transi-
torios y en una política fiscal desestabilizante, todo 10
cual condujo a la acumulación de presiones sociales y

175
al 'deterioro de la legitimidad política de instituciones
básicas del Estado.
En 1994 el nuevo Gobierno, nacido de elecciones
realizadas en una tensa transición política, se enfrentaba
a una agenda de problemas en política económica, encabezada
por las secuelas de un creciente déficit fiscal y un profundo
déficit social, cuya complejidad dejaba poco lugar para
la escogencia. Pasados cinco años del intento de gran
viraje, los problemas de inflación, desigualdad social,
competitividad empresarial, desequilibrio externo y fiscal,
se habían agravado y la amenaza evidente de una crisis
general del sistema financiero completaba un escenario
de crisis, cuya solución no podía depender de medidas
aisladas. Los retos de la política económica se definían
por la necesidad de un programa económico donde la
estabilización y el crecimiento fueran asumidos pensando
más en políticas de largo plazo que apuntaran a resta-
blecer un nuevo patrón de crecimiento.
Los intentos anteriores de ajuste habían arrojado
escasos resultados en esa perspectiva, básicamente ha-
bían operado como ejercicios puntuales de contracción
de la demanda agregada interna, que sólo temporal-
mente restauraban el equilibrio en las cuentas externas.
El ajuste de 1983 que se tradujo en una recesión de 12
trimestres, con una lenta recuperación, revierte un déficit
de balanza de pagos en cuenta corriente de 8,5% del
PIE en 1982, alcanzando superávit promedio de 15% en
1983-85, pero cuando apenas la economía comenzó a
crecer, retornaron los déficit hasta alcanzar 6% en 1988.
Algo parecido ocurre con el ajuste de 1989, esta vez
con una contracción del producto más intensa pero de
menor duración (6 trimestres), se alcanzan superávit en
cuenta corriente de 120/0 y 15% en 1989 y 1990, decli-
nando a 5% en 1991, para retornar los déficit corrientes
en 1992-93.
Al cabo de estas experiencias el principal dese-
quilibrio de la economía venezolana radica en un déficit
fiscal que con los años se va haciendo insostenible en
términos intertemporales. La gestión de las finanzas pú-
blicas en 1992-93 venía acumulando un déficit de 6,6%

176
del PIB en el Gobierno Central y de 8,7% del PIB en el
sector público consolidado, elevando las presiones so-
bre la capacidad de endeudamiento sano de la Repú-
blica, la secuencia de superávits primarios continuos
desde 1980 se revierte a partir de 1993, alcanzando el
déficit primario a 0,3% en ese año, mientras que el
déficit global se ubica en 3,3%: La persistencia de eleva-
dos desequilibrios en las cuentas públicas y la difi-
cultad de acceso a sanas fuentes de financiamiento des-
pués de 1992, por la creciente prima de riesgo-país
impuesta a los títulos nacionales, estaban en la base de
los magros resultados en términos de estabilidad de
precios y nivel de incertidumbre.
Uno de los síntomas de esta debilidad se mani-
fiesta en la tendencia al alza de las tasas reales de
interés, que entre otros factores a la larga conduce al
deterioro del sistema financiero. Las tasas de interés
fueron reales positivas después de 1991, creciendo de
manera sostenida hasta 7,4% y 10% en 1992 y 1993,
respectivamente, en parte a consecuencia de la acentua-
ción de la restricción monetaria y por las expectativas
de devaluación del tipo de cambio. En particular, este
último factor estuvo fuertemente condicionado por el
esquema de políticas adoptado y por el conflicto institu-
cional alrededor del perfil de la política cambiaria, acu-
mulándose fuertes tensiones en materia fiscal, cambiaria
y monetaria. El agotamiento del régimen de minideva-
luaciones sucesivas y del esquema de esterilización a
través de pagarés de corto plazo del BCV son expre-
siones de las tensiones señaladas.
Así se va fraguando un escenario de creciente com-
plejidad al cierre de 1993, definido por la consolida-
ción de un cuadro de expectativas de inflación al alza,
la amenaza previsible de una crisis financiera, con sus
efectos esperados sobre el nivel de incertidumbre y la
pérdida de confianza en el signo monetario, a lo cual se
agrega el exigente cumplimiento de los compromisos
por servicio de la deuda pública externa, en un entorno
financiero poco favorable. En estas condiciones se inicia
el largo camino hasta las puertas del FMI.

177
CAMINO HASTA EL FMI
D.' EL LARGO

En época reciente América Latina ha sido campo


de variadas experiencias de ajuste con y sin apoyo ex-
plícito del FMI s. En muchos casos se ha hecho patente
que las negociaciones con el FMI no son fáciles, por
ejemplo, en Colombia los distintos gobiernos durante
mucho tiempo se han negado a establecer acuerdos
explícitos con el FMI, en razón de un argumento com-
prensible: someterse a una férrea disciplina externa tiene
el riesgo de que retrasos naturales en el desarrollo de
un programa sean amplificados bajo un acuerdo con el
FMI. En otros episodios se comprueba que no basta con
tener la disposición al acuerdo. Por ejemplo: la experien-
cia del Plan Real en Brasil muestra como un equipo
económico de primera línea durante meses intentó infruc-
tuosamente alcanzar un acuerdo con el FMI, entre otras
razones por la cautela de este organismo ante la incerti-
dumbre política de las elecciones, que a la postre die-
ron como resultado el triunfo de Cardoso. El Plan Real
se tuvo que poner en marcha mientras el FMI demo-
raba las conversaciones en un escenario donde la eco-
nomía brasileña sencillamente no podía seguir esperando.
El caso reciente de Venezuela es también singular,
no sólo por las circunstancias especiales de tener como
protagonista a un gobierno que hizo lo imposible por
no acudir al FMI, sino también por el tipo de negocia-
ción que se llevó a cabo. Antes de alcanzar el acuerdo
de julio de 1996, Venezuela se había convertido en una
especie de "oveja negra" para el FMI: volverla al redil
representaba un gran reto, por demás atractivo para
quienes hacen carrera profesional en el mencionado
organismo. El obstáculo fundamental era de carácter
político. Un gobierno que una y otra vez se había ne-
gado a la posibilidad de firmar una carta de intención,
haciendo de esto un lema de campaña electoral, que
había adoptado todo un conjunto de medidas incorn-

5. Para un análisis de los programas de ajuste del FMI, véase


Schadler, Susan, edil. (1995).

178
patibles con la filosofía fundamental del FMI, era un
agente que difícilmente pudiese siquiera estar dispues-
to a conversar con el organismo.

a) La generactón Sosa, el PERE y el Pacto

Sin embargo, la cuestión política-electoral no era el


único tipo de obstáculo. En el seno del gabinete eco-
nómico se conformaba una mezcla abigarrada de ideas
y propuestas en materia económica que de manera ge-
neral se identificaba con una visión "heterodoxa" del
ajuste y la estabilización, ciertamente más en términos
de forma que de contenido. El núcleo de consejeros de
política económica del presidente 6, con ligeros matices,
comulgaba con tres ideas básicas: 1) La estabilización
necesitaba de un sólido componente re distributivo en
virtud de que los problemas de la economía venezo-
lana estaban más en la esfera de la distribución que en
la producción; 2) el problema inflacionario de Vene-
zuela tenía un fuerte componente inercial, para lo cual
se requería un ajuste heterodoxo, definido básicamente
por el gradualismo y la concertación de precios y salarios;
y 3) la expectativa de ingentes recursos derivados de la
expansión petrolera hacía innecesario el apoyo financiero
externo.
Estas ideas tuvieron gran influencia en los prime-
ros intentos de estabilización emprendidos por la pre-
sente administración. El Plan Sosa, el Plan Baptista, el
Plan del Búfalo, el Plan Corrales-Esplnaza, el Plan Pala-
cios-Espinaza 7, son algunos de los bocetos de progra-
ma heterodoxo del gobierno. Sin embargo, la escasa
coherencia interna, el desorden a la hora de la ejecución,
6. El equipo de asesores del presidente era lo que se conocía
como el Grupo Tecoteca, al cual pertenecían Julio Sosa, Ra-
món Espinaza, Enza del Búfalo, Asdcúbal Baptista, Luis Carlos
Palacios, Werner Corrales, Edgar Paredes P. y algunos otros no
profesionales de la Economía.

7. A pesar de que un plan debe contener objetivos, metas, instru-


mentos y medidas, en Venezuela nos estamos habituando a un
manejo elástico del término.

179
y los evidentes fracasos iniciales hicieron que ese grupo
poco a poco perdiera incidencia en la formulación de
políticas económicas, aun cuando siguió gravitando alre-
dedor del gobierno. De hecho las tres ideas básicas que
servían de pivote mantuvieron cierta entidad en las altas
esferas del gobierno, entre ellas la idea de que el go-
bierno no necesitaba recurrir al FMI.
El problema clave para la política económica a prin-
cipios de 1994 era enfrentar el proceso de estanflación
aguda que desde 1993 venía atravesando la economía
nacional y abordar la crisis financiera en gestación me-
diante un adecuado manejo, en sintonía con la abundante
experiencia internacional en la materia. A principios de
año era ya un diagnóstico consensual que la fuente
principal de presiones inflacionarias radicaba en el de-
sequilibrio estructural de las finanzas públicas, al cual
se agregaba durante el año las secuelas fiscales de la
crisis financiera. Pero las exigencias de la coyuntura
económica superaron a un esquema de políticas ofi-
ciales afectado por severas limitaciones de enfoque. Si
bien el esfuerzo por modernizar el esquema de tributa-
ción interna con el llamado Plan Sosa denota un avance
por la creación del Seniat, la sustitución del IVA por el
impuesto a las ventas al mayor y al consumo suntuario
significó una pérdida relativa de eficacia tributaria, la
reforma del código tributario apenas se concentró en el
ajuste de multas y sanciones y en la creación de la
unidad tributaria, y la aplicación del distorsionante im-
puesto a los débitos bancarios ejemplifica cómo en ge-
neral las propuestas fiscales se limitaron a medidas im-
positivas para el manejo de corto plazo.
En general los intentos de corrección del dese-
quilibrio fiscal en 1994 conservaron un importante com-
ponente de medidas transitorias, planteando la persis-
tencia de un déficit significativo para 1995. Es difícil
encontrar una situación donde un gobierno se compro-
meta con un plan tributario de aumento de impuestos,
limitado y discutible pero a fin de cuentas necesario, y
en lugar de mejorar las expectativas sobre la salud de
las finanzas públicas se presenta un deterioro agudo de

180
las expectativas del público. Esto sólo puede ocurrir
cuando, a pesar de las bondades formales de las me-
didas, la política económica carece de credibilidad, se
intuye que puede ser reversible y en definitiva no cu-
bre las condiciones de amplitud, secuencia y precisión
en el tiempo requeridas.
El enfoque sobre el problema de la inflación coloca
todo el acento de la estabilización, inicialmente, en los
acuerdos concertados de precios, y luego, en los con-
troles directos aplicados en el segundo semestre, obvian-
do el rol de las expectativas de inflación en un entorno
caracterizado por la ausencia de un cronograma pre-
ciso de medidas globales y coherentes. Bajo esas direc-
trices, con una peculiar visión heterodoxa, desde el Go-
bierno se realizan dos intentos por darle forma a una
propuesta de política económica con el PERE y el Pacto
Antiinflacionario. EL PERE fue una ilusión de plan, que
si bien definía algunos objetivos generales loables, como
reducir la tasa de inflación, resultaba ambiguo en cuanto
a metas temporales y muy impreciso en la definición de
medidas de política y su eslabonamiento en el tiempo.
Las iniciales reacciones positivas a la propuesta obe-
decían a una disposición conveniente de los agentes
económicos y sociales a la necesidad de un verdadero
programa de estabilización, superando con creces las
virtudes propias de una propuesta caracterizada por la
vaguedad. La fatiga por el prolongado desajuste de la
política económica favoreció inicialmente a esta suerte
de espejismo."
Si bien en el PERE se asume cierta elocuencia en
un discurso modernizador de la economía, expresado
en la necesidad de "abatir la inflación", conservar una
estrecha "coordinación macroeconórníca" y lograr la "esta-
bilización con crecimiento", la presentación estaba muy
lejos de expresar las tendencias modernas del pensa-
8. La opinión pública local otorgó un voto de confianza a la
propuesta. No obstante, es sintomática la caída del precio de
la deuda externa luego de que se expusiera a la prensa extranjera
que se trataba de un Plan que no necesitaba del respaldo del
FMI.

181
miento económico. Así, por ejemplo, todo el problema
de la coordinación macroeconómica se asume con un
enfoque ínstitucionalísta-burocrátíco de "equipos de coor-
dinación y seguimiento", soslayando la relevancia de
articular el programa en torno a reglas de política fis-
cal, monetaria y cambiaría. Entre las debilidades bá-
sicas del PERE se encontraban una acentuada incompa-
tibilidad de objetivos macroeconómicos, indefiniciones
sobre los lineamientos de política fiscal, un diagnóstico
contable del "exceso de liquidez", imprecisiones en el
diseño de la propuesta de bonos en dólares (Bonos Co-
rrales-Espínaza), olvido incomprensible de la reforma
del régimen cambiarlo, carencias evidentes en políticas
de rentas y en particular sobre la reforma del sistema de
prestaciones sociales.
Apenas meses después del fracaso del PERE se lanza
la propuesta del "Pacto antiinflacionario". El objetivo
de concertar esfuerzos entre los agentes sociales para
reducir la tasa de inflación era incuestionable, pero ese
cometido se quedó en un simple enunciado al no pre-
cisarse de nuevo metas temporales, instrumentos defi-
nidos y un claro mecanismo de seguimiento. La inicia-
tiva carecía de los ingredientes fundamentales para dar-
le contenido y credibilidad. La manera en que se instru-
mentó el proceso obviaba que a la estructuración de
una política de rentas sólo puede atribuírsele un papel
subordinado en relación con la responsabilidad supe-
rior de la política económica, desconociendo que en
otras experiencias lo fundamental ha sido la acción del
Estado en su papel de creador del marco adecuado para
las políticas fiscal, cambiaría, monetaria y de reforma
instltucional.? En el Pacto no estaban definidos los roles
de los participantes y además no se precisaban aspectos

9. Fue significativo que el Pacto se convocara luego de tomarse


una medida de ajuste salarial por decreto que rompía la auto-
nomía de las partes que intervienen en el mercado laboral y
en la determinación del precio del trabajo. Así se arrancaba
quebrantando lo que debía ser el principio fundamental de la
política de rentas, o sea, que trabajadores y empresarios asu-
mieran la responsabilidad del efecto de sus decisiones.

182
cardinales como el monto y la forma de alcanzar la
disminución del déficit fiscal, las metas de inflación pre-
vista, las pautas de flexibilización del control de cam-
bios y el perfil de la nueva regla cambiaria.
Se anunciaba el objetivo de abatir drásticamente la
inflación atacando las causas reales. Sin embargo, tam-
bién se planteaba un esquema gradual (reducción pro-
gresiva) sin precisarse las metas en el tiempo y tan sólo
exhortando a los agentes económicos a una disminu-
ción no menor del 20% de la tasa de variación ínter-
trimestral. Un aspecto singular es que en el Pacto se
dejaba para el mediano plazo la definición de una regla
cambiaria que mantuviera la competitividad externa y
evitara efectos inflacionarios. En estricto sentido esta
regla no la ha podido inventar nadie, por lo que el
mensaje en si mismo creaba confusión. Una regla de
tipo de cambio real, por ejemplo, puede garantizar un
tipo de cambio "competitivo" pero a costa de perder
control sobre los agregados monetarios. Una regla de
anclaje cambiario ayuda a la estabilización pero implica
renunciar al tipo de cambio como arma para mejorar la
competitividad, y ésta pasa a depender de políticas de
oferta. Sobre un tema clave como éste el Pacto no hizo
más que aumentar la incertidumbre.
En suma con el PERE y con el Pacto la adminis-
tración Caldera experimentó lo que se podría llamar la
ilusión de concertar en el desconcierto. Se intentó emu-
lar modelos de estabilización heterodoxos (México, Is-
rael) cuidando las formas y olvidando el contenido, es
decir, pasando por alto que el éxito de la concertación
depende de un cambio rotundo de las expectativas de
los agentes involucrados y esto a su vez sólo es po-
sible si el agente facilitador cuenta con un programa de
estabilización global, coherente y creíble. Con un sen-
tido del tiempo que no se compadecía con la urgencia
de los cambios se olvidó que cuando un gobierno es
capaz de presentar una oferta programática clara en el
manejo de la política económica, con seguridad estará
menos necesitado de apelar a mecanismos de concertación,
pudiendo dedicar los escasos recursos (financieros y

183
humanos) a trabajar en la dura tarea de las reformas
estructurales.

b) cnsts financiera, contabtltsmo ftscal y control


de cambios

Como telón de fondo de estos ensayos de eco-


nomía heterodoxa se presenta el estallido de una de las
más severas crisis financieras que representó pérdidas
estimadas en 9.850 millones de dólares (17% del PIE),
auxilios financieros en 7.100 millones de dólares (12%
del PIE) y la quiebra de cerca de 17 grupos financieros
equivalentes a 2 tercios de los activos del mercado. Este
proceso responde a un conjunto de factores y deter-
minantes de diversa índole (macroeconómicos, geren-
ciales, institucionales, y de malas prácticas bancarias),
que a lo largo de varios años se fueron acumulando
hasta hacer eclosión en medio de un cuadro de continuo
deterioro de la economía nacional. Pero tan grave como
las propias causas de la crisis fue el desacertado manejo
de la misma. La "gerencia" de la crisis bancaria a lo
largo de todo el proceso no logra contar con una clara
definición estratégica, ni con reglas de manejo de enti-
dades insolventes, siendo evidente la ausencia de uni-
dad de mando. Todo lo cual contribuyó a retrasar la
eliminación de la incertidumbre en el sistema finan-
ciero.
La crisis financiera y su desacertado manejo gene-
ran un conjunto de efectos reales y monetarios que
afectan fuertemente tanto a la dinámica macroeconó-
mica como a la estructura de distribución de la riqueza,
en este caso porque la solución aplicada a través de
auxilios indiscriminados, emisión monetaria no respal-
dada y devaluación cambiaria, significó una enorme trans-
ferencia de riqueza contraria a los sectores de menores
ingresos. En síntesis, los efectos macroeconómicos más
importantes de la crisis para la gestión de políticas se
agrupan en dos planos: en el corto plazo se generan
fuertes presiones sobre el mercado de divisas ante el
creciente descontrol monetario; en el largo plazo el finan-

184
ciamiento de la crisis implica una fuerte expansión de
deuda interna, de alto costo y corto vencimiento, que
acentúa el desequilibrio de activos y pasivos públicos,
deteriorando la solvencia del Estado."
Durante la fase inicial de la crisis en materia de
política fiscal, monetaria y cambiaría no se plantearon
mayores definiciones de mediano y largo plazo. Mien-
tras la respuesta inmediata a los distintos episodios de
fallas bancarias consistía en una sucesión de acciones
discrecionales dictadas por la casuística, con retardos y
omisiones evidentes, en el plano de las finanzas públi-
cas predomina un enfoque de contabilismo fiscal que
apenas atiende a las consideraciones de ingresos y gas-
tos de la clásica interpretación del balance fiscal en
base caja (impuestos transitorios, recortes de gastos pun-
tuales). Era un enfoque del desajuste fiscal que termi-
naba siendo limitado en la identificación de la natu-
raleza y alcance del problema, desconociendo las pro-
pias implicaciones de la solución financiera de la crisis
bancaria para el resultado esperado en ejercicios fis-
cales más allá de 1994.
Se estaba obviando que la estructura de activos y
pasivos corrientes define en mucho el esfuerzo fiscal
requerido en el futuro, de forma que si el nivel de
deuda es insostenible en términos intertemporales, enton-
ces, no es posible que un ajuste fiscal convencional, de
corto plazo, pudiera resolver el problema de viabilidad
financiera del Estado. En definitiva el discurso fiscal
oficial desconocía las implicaciones que tiene para el
ajuste la nueva dimensión de la deuda pública interna a
partir de 1994, en particular por el endeudamiento de la
República a nombre de FOGADE (5% del PIE) y por la
deuda con el BeV, finalmente registrada en 1995 (11%
del PIB). A diferencia de otros países de nuestro entorno,
Venezuela presentaba un bajo indicador de deuda interna
sobre el PIB antes de la crisis financiera, incluso por
debajo del 5% del PIE. Este aumento súbito, además de

10. Para un análisis de los problemas de ajuste fiscal y solvencia


intertemporal en Venezuela véase Ortega-Penfold-N6brega (1996).

185
significar un incremento sustancial en los gastos finan-
cieros por servicio de intereses internos, coloca mayor
presión sobre el reajuste de ingresos y gastos reque-
ridos en el tiempo.
En general los resultados de la economía desde
1994 dan cuenta de la ausencia de un cuerpo homo-
géneo de decisiones en la gestión de las políticas eco-
nómicas de corto plazo, que se expresa en una signi-
ficativa ausencia de coordinación macroeconómica, en
particular, durante el primer semestre del año. El equipo
económico estuvo dando saltos de la crisis bancaria a la
fiscal, de la fiscal a la cambiaria y vuelta a empezar, sin
tomarse un mínimo de tiempo para reflexionar sobre la
importancia de poner orden en el discurso económico.
En tal sentido, 1994 destaca por haber sido un año his-
tórico en cuanto a la variedad de regímenes cambiarios
aplicados, comenzando por el sistema de tipo de cam-
bio reptante preanunciado (crawltng peg) , que luego fue
seguido por variaciones de flotación dirigida a través de
diversos esquemas de subasta de divisas (entre ellas la
famosa "subasta holandesa"), hasta culminar con la pues-
ta en marcha, por vez primera en Venezuela, de un
sistema de control de cambios integral durante el se-
gundo semestre en el marco de las medidas de emer-
gencia de finales de junio, una vez que las crisis fiscal y
financiera conducen a una fuerte salida de capitales.
Las medidas económicas de emergencia (control de
cambios y de precios) fueron justificadas con argumen-
tos políticos (inestabilidad social, rumores conspirativos,
especulación desbordada) y al parecer nadie en el go-
bierno estaba de acuerdo en el fondo con la efecti-
vidad de los controles, pero se admitía con resignación
su necesidad, dejando al descubierto que no se hizo lo
indicado con anticipación, para evitar arribar a ese ca-
llejón sin salida de un esquema de controles que se
estaba improvisando sobre la marcha. El Estado venezo-
lano no tenía (ni tiene) la capacidad administrativa ne-
cesaria para asumir un sistema de control de cambios y
de precios que hiciera mínimas las distorsiones de estos
regímenes de política, lo cual potenciaba de forma deter-

186
minante el riesgo de corrupción que por naturaleza está
asociado a estas políticas. Para los apologistas del control
de cambio el problema dependía de las personas que
en particular fungieran de administradores, obviando que
el mal se engendra en la propia base del sistema, cuan-
do manifestaban su fe en la posibilidad de contar con
una fórmula mágica para un control de cambios "automa-
tizado" , sin intervención de la voluntad humana, una
suerte de control de cambio celestial.
Las medidas de emergencia se anuncian con el ob-
jetivo de enfrentar la incertidumbre y la inestabilidad,
pero las propias medidas (y más aún la forma en que se
anuncian) terminan generando el efecto contrario. Al
principio se argumenta que el esquema de controles
tendría un carácter transitorio, pero la duración' del es-
quema nunca estuvo sometida al logro de metas con-
cretas (reducción de la inflación, incremento de reservas,
nivel de tipo de cambio), dando pie a los intereses de
grupo que tienden a prolongar la permanencia de estas
políticas. Las medidas de control tienen beneficiarios y
perdedores, y ese resultado no siempre se distribuye en
la forma en que se cree comúnmente. La fijación de
precios controlados puede terminar favoreciendo a las
empresas menos eficientes o aquéllas que no tienen
interés en competir. La negociación sobre el precio final
a
de los productos regulados pasa darse en una relación
bilateral entre funcionarios públicos y empresa, en la
que los primeros carecen de información completa sobre
los costos reales. En cuanto al control de cambio los
grandes beneficiarios tienen a ser las empresas cuya
dimensión, tradición, poder de mercado y relaciones,
terminan colocándolas primero en la lista de raciona-
miento. Las dificultades para detectar la sobrefactura-
ción de importaciones, una práctica que se hace gene-
ral, termina produciendo una enorme renta diferencial a
favor de ciertos grupos económicos particulares. La ilu-
sión de beneficio público que motiva los controles se
desvanece en poco tiempo, que en nuestro caso no
llegó a durar un año.

187
Una comparación del comportamiento de las prin-
cipales variables macroeconómicas y financieras permite
concluir que los objetivos esperados con la aplicación
del control de cambios, apenas se cumplieron en los
primeros dos meses de aplicación, sobre todo en cuan-
to a nivel de reservas y volumen de importaciones. Pero
al poco tiempo se reiniciaron las salidas de capitales.
De acuerdo con investigadores del FMI (véase Peter
Quirck, 1995), la fuga de capitales por subfacturación
de exportaciones y sobrefacturación de importaciones
asciende a 1.712 millones de dólares entre septiembre
de 1994 y marzo de 1995, a pesar de la draconiana Ley
del régimen cambiario.
El control tampoco sirvió para reactivar la econo-
mía, la tasa de crecimiento del producto no petrolero
siguió siendo negativa durante el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. La prolongada falta de estímulo
a la actividad económica interna se traduce en una tendencia
al alza de la tasa de desempleo que se acentúa en el
periodo del control cambiarlo, al incrementarse hasta
10% entre junio 94 y junio 95. No hay una mejora
significativa de la tasa de inflación promedio anuali-
zada antes y después del control. De igual forma el
crecimiento del acervo monetario (M!), a pesar de descen-
der, se mantiene en cotas elevadas (64%) entre junio 94
y junio 95. En cuanto a las tasas de interés, si bien se
cumple la caída esperada como consecuencia de la res-
tricción a los movimientos externos de capital 11, la inesta-
bilidad de las tasas, medida por la desviación estándar,
se incrementa de forma notable, en virtud del fuerte
desequilibrio fiscal y de la errática política del Bev en
esta materia. Sobre esto es notable que mientras 1994
fue el año de los regímenes cambiarios, en 1995 se bate

11. En ese contexto, al quebrarse la relación de arbitraje interna-


cional se induce la baja acelerada de las tasas de interés inter-
nas, generándose una preocupante presión inflacionaria adi-
cional, dada la magnitud de las tasas reales de interés nega-
tivas. Al contrario de 10 esperado por el Ejecutivo, este cam-
bio en las tasas de interés no se traduce en un estímulo efec-
tivo para animar la inversión privada.

188
el récord de regímenes de tasas. El BeV trabajó con al
menos 4 esquemas distintos, cuya justificación respon-
día a criterios tan disimiles como estimular la inver-
sión, garantizar un rendimiento adecuado a los aho-
rristas, controlar el margen diferencial y estimular la
intermediación fínancíera.P
En el sector externo, luego de un superávit de
balanza de pagos en cuenta corriente de $ 2.450 millones
en 1994, las cifras de cierre de 1995 reflejan un des-
censo hasta $ 1540 millones, a pesar de un incremento
de las exportaciones totales en $ 1.700 millones. Un año
después del control, las importaciones autorizadas por
la lAC al sector privado ascienden a un promedio diario
de 46,05 millones de dólares, indicador superior al corres-
pondiente al primer semestre de 1994 (31,2 millones de
dólares), así como al del año 1993 (42,8 millones de
dólares). Por el lado de las reservas internacionales, en
la posición neta de pasivos externos se presenta una
importante recuperación en el segundo semestre de 1994,
desde $ 4.700 millones en junio hasta $ 7.320 millones
en diciembre. Pero en el primer semestre de 1995 las
reservas netas vuelven a caer hasta $ 6.841 millones.
Las reservas operativas, cuyo nivel mide efectivamente
las posibilidades de caja y la probabilidad de colapso
del régimen cambiario, descienden de $ 7.311 millones
en diciembre de 1994 a $ 5.944 millones en agosto. Es
decir, una contracción de 1.433 millones en ocho meses
(-20%) y una pérdida promedio mensual de $ 179 millones.
El balance del control de cambio arroja como resul-
tado que este régimen de emergencia poco sirvió para
animar el crecimiento y bajar la inflación de forma efi-
caz, tampoco logró evitar la fuga de capitales y más
bien fue objeto de crecientes filtraciones que han mostra-
do, como era predecible, la imposibilidad de aplicar un
sistema de control integral automático y puro como lo
postulaban muchos de los proponentes de tal régimen.
12. Durante el período del control de cambios en el sector finan-
ciero se agrava el desequilibrio entre captaciones y coloca-
ciones, descendiendo el índice de intermediaci6n crediticia
desde 55% a 32,5% antes y después del control.

189
Al cabo de un año el sistema muestra claras señales de
agotamiento y una débil capacidad para mejorar el ba-
lance de las cuentas externas del país. En esas con-
diciones la coyuntura cambiaria a partir del tercer tri-
mestre de 1995 comienza a dictar pautas para acelerar
la firma de un acuerdo con el FMI, lo cual se expresa
en el temprano anuncio de la eliminación del control de
cambios para el primer trimestre de 1996.
A esta altura el anuncio del ministro Matos de una
modificación del régimen cambiario con tanta anticipa-
ción, con el lógico ajuste de la paridad que cabría es-
perar, multiplica las conductas especulativas, más aún
considerando la lentitud y ambigüedad oficial para de-
finir las fases y los pasos de esa transición. Era una
invitación para que los demandantes de divisas se coloca-
ran en la cola y para que la determinación de los pre-
cios en la economía se diera en función del costo mar-
ginal que señalaba el mercado paralelo o dólar Brady.
Un mercado que por sus propias características fomen-
taba una brecha cambiaria muy alta, elevando los cos-
tos de la unificación prevista, entre otras razones por
las barreras de acceso a los oferentes en el mercado
Brady. Lo que en principio se había concebido como
una de las válvulas de escape al control de cambios
integral, se había convertido en el peor de los posibles
sistemas de tipo de cambio dual, en tanto que la volati-
lidad del mercado Brady, en precios y en cantidades,
introducía una gran distorsión en la asignación de re-
cursos, perdiendo las autoridades la capacidad de fija-
ción del tipo de cambio, mientras el Estado ni siquiera
obtenía algún provecho desde el punto de vista fiscal al
no poder intervenir el BeV en el mercado paralelo y así
realizar utilidades camblarias.'!
Para el momento el problema central era despejar
la incertidumbre sobre la política cambiaria por las conse-
cuencias que esto tendría sobre el programa de estabi-
lización, procurando evitar que la inercia pudiera con-
13. Con una brecha cambiaria de 50%, bajo un sistema dual abierto,
las utilidades cambiarias habrían representado cerca de 3% del
PIB.

190
ducir a ataques consecutivos, a un mayor sacrificio de
reservas y a una mayor pérdida de credibilidad en las
posibilidades de iniciar el ajuste con un nivel de pari-
dad cercano al equilibrio, en términos del respaldo en
reservas de los pasivos de emisión del Bev. Las exigen-
cias en política cambiaria estaban definidas por la nece-
sidad de lograr una unificación rápida que evitase un
escenario de ajustes escalonados y ataques discretos so-
bre la posición de las reservas, emitiendo un claro men-
saje en cuanto a que el tipo de cambio no sería em-
pleado como herramienta de recaudación fiscal, lo cual
debía ser consistente con un programa de ajuste fiscal
con enfoque intertemporal.
Pero, contraria a esta prescripción, la conducta de
las autoridades implícitamente estaba otorgando un se-
guro cambiaría a los especuladores al posponer la unifi-
cación para el siguiente trimestre. En cierta forma el
mercado había recogido lo que efectivamente era una
restricción para hacer la unificación de manera inme-
diata, vale decir el deterioro de las cuentas fiscales en
1996 que traería como consecuencia un ajuste cambiario
antes de finalizar el ejercicio fiscal de 1995, por las
pérdidas cambiarias en aquellas empresas con una posición
pasiva neta en divisas, lo cual terminaría rebajando el
ISLR a recaudar en marzo de 1996. Pero, curiosamente,
las apremiantes necesidades de financiamiento de la Te-
sorería hacia finales de 1995 precipitan una decisión de
devaluación del tipo de cambio oficial manteniendo el
régimen de control. La famosa devaluación de diciem-
bre anunciada por Matos Azócar, que previo acucioso
cálculo de la unidad de planificación de PDVSA coloca
el tipo oficial en Bs. 290 por dólar (+71 %), permite
generarle a tal corporación unas pérdidas cambiarias
deducibles del aporte fiscal, a cambio de lo cual nego-
cia con el Ministerio de Hacienda la canalización de la
mejora inmediata de su flujo de caja, hacia la compra
de títulos públicos. Así, como resultado de un acuerdo
financiero al interior del sector público, se inicia un
proceso de devaluación por cuotas, muy conveniente
para las partes, pero muy perjudicial para el país.

191
Una vez realizado el ajuste de la paridad oficial a
Bs. 290 por dólar manteniendo el esquema de control
de cambio sobre operaciones corrientes, el mercado para-
lelo para operaciones financieras y corrientes raciona-
das se mantiene entre 15% y 20% por encima de la
paridad oficial. Las expectativas de limitadas asignacio-
nes en el mercado oficial, al menos para lo que restaba
del año y el primer bimestre de 1996, planteaba una
presión latente sobre el diferencial entre ambos merca-
dos. Diversos factores apuntaban a que el mercado Brady
continuase siendo volátil, entre ellos el bajo número de
oferentes primarios, los elevados costos de acceso, el
carácter no obligante de las operaciones pactadas, la
ausencia de reglas de cotización, la falta de seguimien-
to de las operaciones y la ausencia de intervención
pública para regularlo.
Así, el ajuste cambiario, a pesar de ser drástico y
ubicarse al principio en un nivel de relativo equilibrio
de paridad comercial, comenzó a ser percibido como
una tasa piso que probablemente sería reajustada al alza
con el probable acuerdo con el FMI. La forma en que se
hizo el ajuste dejó abiertas expectativas sobre los efec-
tos negativos en las cuentas fiscales para 1996, a lo cual
se agregaba la incertidumbre sobre la posible recon-
ducción del presupuesto. Ambos factores tuvieron tam-
bién un impacto negativo sobre el mercado cambiario.
El escenario hacia el mes de marzo estaba definido por
la presencia de varios mercados paralelos segmenta-
dos, el colapso del sistema de control de cambio, la
amplia brecha entre el tipo oficial y el Brady, los ajus-
tes de precios en bienes no regulados a los tipos para-
lelos y el desplome de tasas de interés nominales por la
extravagante política de encajes del Bev con el llama-
do encaje especial remunerado. En esas condiciones se
entra en la etapa final de las conversaciones con el FMI.

e) La debilidad institucional y el proceso


de negociación

Un factor determinante en la escasa habilidad para


el manejo económico en estos años sin duda ha sido la

192
debilidad de las instituciones públicas involucradas en
el diseño e instrumentación de la política económica.
Este factor, junto con la desarticulada interpretación hete-
rodoxa de la economía que manejaron los planifica-
dores del gobierno, ha estado en la base de los serios
problemas de credibilidad que han arrastrado las ejecu-
torias oficiales en esta materia. Esa carencia de credi-
bilidad por si sola justificaba la necesidad de arribar a
algún tipo de acuerdo con el FMI, así fuese bajo la
modalidad de supervisión y vigilancia (v.g, sbadowprogram).
Sin embargo, las razones para un acuerdo con el FMI en
el caso venezolano van más allá de esta consideración.
Decir que el país no necesitaba ir al Fondo porque no
enfrentaba un clásico desequilibrio de balanza de pagos
era no comprender la magnitud de los problemas que
aquejaban a la economía venezolana. El fuerte desba-
lance entre activos y pasivos del sector público y la
necesidad de emprender un programa orientado al cre-
cimiento, que requiere de una fuerte asistencia de re-
cursos externos, son dos razones que de entrada debie-
ron despejar las dudas sobre la necesidad de la firma de
un acuerdo. No obstante, la idea contraria continuó preva-
leciendo aún en pleno proceso de negocíacíón."
Esta posición se expresaba en dos dimensiones. En
primer lugar, se pensaba que el país sólo necesitaba un
acuerdo de supervisión, y no eran propiamente recur-
sos externos lo que se buscaba al acudir al Fondo. Se
trataba simplemente de un acuerdo, mejor sin la forma-
lidad usual, que garantizase el acceso .a los mercados
financieros internacionales, los cuales se habían cerra-
do desde 1994 con el control de cambios. La concep-
ción prevaleciente era que la negociación no tenía por-
qué hacer del financiamiento externo una variable de
14. En paralelo a los acercamientos al FMI, en 1995 el gobierno
buscaba con afán alternativas de apoyo financiero, primero
manejando opciones de titularización de la factura petrolera,
luego ofreciendo garantías de suministro de materias primas a
países asiáticos. Inclusive a principios de 1996, bajo la jefa-
tura de Armando Córdova se gestiona un acuerdo con las
autoridades brasileñas que no pasa del intercambio informal
entre funcionarios intermedios.

193
importancia. En segundo lugar, la otra dimensión era
que la negociación con el FMI fundamentalmente obe-
decía a razones de política y, por tanto, poco importa-
ban los detalles técnicos de la negociación. Esta concep-
ción implicaba que si bien se iniciase un proceso de
apertura con el FMI, a lo largo de éste la negociación
en si misma se subestimase. Esto se manifestó en el
mismo diseño de los diversos equipos negociadores, los
cuales jamás recibieron la autoridad necesaria y en ge-
neral estuvieran débilmente conformados.
En toda negociación con el FMI hay, al menos,
cuatro momentos claves: a) conciliación de cifras del
escenario base y proyecciones; b) definición de la na-
turaleza del ajuste y de la modalidad de asistencia; c)
programa de medidas y metas cuantificadas; y d) gra-
dación de la condicionalidad para los distintos tramos
de crédito (elaboración de Carta de Intención), donde
sin duda estas dos últimas son las etapas críticas. La
primera fase del proceso no pasó de la revisión super-
ficial de algunos escenarios elaborados por el FMI en
relación con la magnitud de los ajustes involucrados. En
realidad no fue propiamente una negociación, pues la
contraparte local sólo se limitaba a suministrar la informa-
ción requerida para ejercicios de simulación, aunque
manteniendo las poses de rigor 15. El proceso avanzó muy
poco desde septiembre, cuando se dieron los primeros
pasos, hasta principios de 1996, cuando las conversacio-
nes se hallaban estancadas, sin definiciones sobre moda-
lidad del acuerdo y programa de medidas, aunque se
difundía que éstas continuaban avanzando, pese a lo
cual en la opinión pública crecía el escepticismo sobre
un acuerdo definitivo.
El trabajo de conciliación de cifras tampoco estaba
adelantado para esa fecha. En lo referente a los ejer-
cicios de proyección del déficit y medida del ajuste
15. Cuando la negociación se puso un tanto exigente en términos
técnicos, uno de los voceros iniciales señaló que la única
diferencia entre los negociadores locales y los del FMI era que
éstos leían el "Dombusch en inglés", mientras que "nosotros lo
leemos en español".

194
fiscal requerido, era evidente un conjunto de limita-
ciones. La ausencia de una clara secuencia de medidas
de ajuste y las deficiencias metodológicas de las proyec-
ciones locales daban cuenta de la importante carencia
técnica en la posición negociadora local. En particular
destacaban graves inconsistencias en los escenarios pre-
sentados, tales como la suposición de una senda de
inflación mensual decreciente mientras se proponía una
corrección continua del tipo de cambio nominal al di-
ferencia de inflación; la baja sensibilidad del aporte
fiscal petrolero ante diversos escenarios de deprecia-
ción real del tipo de cambio; la incompatibilidad entre
la programación monetaria estimada por el BCV con
respecto a la senda esperada del tipo de cambio y los
supuestos sobre comportamiento del producto y la velo-
cidad de circulación del dinero, y por último, la ausen-
cia de consideraciones precisas sobre el ajuste de las
tasas de interés.
El estado de las negociaciones era tal que para
mediados del primer trimestre el equipo negociador ori-
ginal estaba virtualmente desierto, como parte de un
verdadero desorden dentro de un esquema organiza-
tivo donde se solapaban varios grupos de trabajo crean-
do una verdadera confusión en el organismo multila-
teral 16. La situación cambió un tanto a partir de marzo
con la entrada de Teodoro Petkoff al gabinete, pues
bajo el patrocinio del nuevo ministro de Cordiplan todo
el trabajo se centralizó en la unidad de planificación de
PDVSA. El resultado de ese proceso fue la conformación
de un "nuevo" equipo de negociación. 17 Pero la misma
16. . La situación de confusión generalizada llegó hasta un punto,
antes de la sustitución de Edgar Paredes Pisani .en Cordiplan,
que éste programaba un viaje a Washington con un equipo
conformado por no menos de 30 personas, en calidad de
representantes de cada uno de los grupos involucrados y de
las fuerzas vivas del país, con el objetivo de hacer práctica-
mente una manifestación a las puertas del FMI.

17. El mismo fue encabezado por Armando Córdova y confor-


mado por Ramón Espinaza, Manuel Lago y Armando León,
quienes a su vez habían compartido junto con Edgar Paredes,
Carlos Hernández y R. Velásquez (directores del BeY) la responsa-
bilidad técnica en la peculiar etapa previa de las conversaciones.

195
idéa de que se trataba de una negociación esencial-
mente política siguió prevaleciendo entre quienes diri-
gían el proceso. Si bien toda negociación con el FMI
tiene un componente político necesario, en gran me-
dida involucra una serie de aspectos técnicos que son
en definitiva los que hacen la diferencia entre una buena
y una mala negociación, especialmente en cuanto al
tipo de programa que sirve de base para un acuerdo
con ese organismo.
Desde hace cierto tiempo los programas del Fondo
y la metodología que los acompaña han sido objeto de
fuertes críticas que apuntan a la enorme simpleza con
que el FMI tradicionalmente ha enfocado los problemas
de estabilización y ajuste. Varios analistas (Bacha, 1985;
Edwards, 1987; Dornbusch, 1980) han venido señalan-
do que la ausencia de un bloque de oferta agregada y
el menosprecio por los problemas de crecimiento ha-
cen que los modelos tradicionalmente utilizados en el
Fondo se limiten a simples ejercicios contables. El pro-
blema no sería ciertamente importante si se tratase de
ejercicios académicos. El asunto fundamental es que di-
chos ejercicios conducen a decisiones de política como
la de restringir el crédito doméstico, la de reducir el
déficit en magnitudes y de forma que tienen enormes e
importantes consecuencias en la manera en que las varia-
bles económicas se ajustan a esos cambios de política
económica.
Es añeja la tradición de esos ejercicios contables. A
partir de supuestos simples sobre el perfil y la esta-
bilidad de la demanda de dinero, la llamada progra-
mación monetaria es un ejercicio de manipulación de la
demanda agregada con los mismos vicios de los mo-
delos keynesianos más ingenuos. A pesar de esas in-
consistencias, resulta sorprendente que un modelo que
no incorpora para nada los problemas de la oferta o el
modelaje de las expectativas pueda haber llegado tan
lejos en términos de su influencia sobre la formulación
de políticas. Hoyes materia de consenso entre los econo-
mistas profesionales que el peor programa de estabili-
zación que país alguno puede tener es precisamente la

196
cartilla del FMI basada en sus clásicos ejercicios de
programación monetaria. Un programa que no reconoce
que los problemas de oferta tienen una responsabilidad
fundamental en las labores de estabilización y que los
cambios de reglas tienen un gran impacto en la forma-
ción de expectativas, termina por producir un costo
excesivo en términos de producto y empleo, en definitiva
la única forma como las cosas pueden ajustarse de forma
contable.
Ciertamente el FMI como institución se ha dado
cuenta del problema y de allí la importancia que han
adquirido las llamadas reformas estructurales, pero esto
no ha sido suficiente 18. Los equipos de consulta, sea por
comodidad intelectual o por simple tradición burocrá-
tica, continúan haciendo sus ejercicios de programa-
ción monetaria como base para la formulación de po-
líticas. A decir verdad, la firma de un acuerdo con el
FMI no es sinónimo de tener un programa basado en
esos ejercicios contables (v.g, Argentina en los años
90). Pero existe una probabilidad alta de terminar adop-
tando un típico programa "fondomonetarista" si el equipo
local no hace bien su trabajo. De allí que el aspecto
técnico sea tan importante. El proceso de negociación,
que se emprendió bajo la idea de que se trataba de una
negociación política, con el nuevo equipo negociador
prácticamente mantuvo los mismos vicios del anterior.
No se negociaba sobre la base de un programa que
fuera fruto de un esfuerzo intelectual propio, sino so-
bre ejercicios contables parciales en los que el hori-
zonte temporal no llegaba más allá de 1996. En esas
condiciones no resultaba extraño que las conversacio-
nes se llevaran a cabo con una gran dosis de ingenui-
dad, inclusive presentando propuestas de ajustes fiscal
que superaban las mismas exigencias del Fondo 19. Esa his-
18. De hecho en los departamentos de investigación del FMI ha
sido tema de atención teórica la preocupación por programas
de ajuste orientados al crecimiento (Khan-Montiel, 1988).

19. El nuevo equipo técnico articulado alrededor de PDVSA pro-


ponía para 1996 un ajuste fiscal con déficit "cero", contrac-
ción de gasto público en bienes y servicios, fuerte deprecia-

197
toria no podía terminar de otra forma que no fuera la
del FMI imponiendo todas las condiciones y los equipos
locales replegando todas las restricciones. Así, el go-
bierno determina la disposición definitiva al acuerdo el
día antes de que la misión de ese organismo se mar-
chara del país, bajo la amenaza de que si no se acep-
taba la propuesta elaborada por el Fondo el acuerdo
sencillamente no se firmaría.
Al final de este episodio el FMI se hizo cargo esta-
bleciendo estrictas acciones previas y colocando una
especie de piloto automático. Ante el riesgo de que
alguien por accidente encendiera las turbinas o disparara
algún misil, los funcionarios del FMI decidieron imponer
una simple cartilla de vuelo: el clásico programa de
ajuste de demanda agregada, acompañado con una meta
de acumulación de reservas que garantizara la recupera-
ción de los recursos otorgados, sin nada de ejercicios
complejos de política económica. Al final, el Fondo ha
actuado con la lógica de un prestamista convencional,
no importándole si el deudor a la larga soluciona sus
problemas: lo importante es que pague. En cierta for-
ma se trata del peor programa que país alguno puede
tener, porque sencillamente no es un programa para la
estabilización, es decir, para reducir drásticamente la
tasa de inflación, sino que se repite el mismo tipo de
ajuste que ha experimentado la economía venezolana
desde 1983: contracciones de la demanda agregada que
sólo funcionan con una economía en recesión y que
más temprano que tarde escalan otro peldaño inflacio-
nario. Un nuevo ciclo que condena a la economía a
inflaciones de 30%-50%, obligándola a hacer ajustes re-
currentes. En la medida en que los agentes económicos
descubren que la llave de cierre siempre termina siendo
producir sorpresas inflacionarias a través del mecanismo
de la devaluación, esos ajustes se tornan en estabili-
zaciones fallidas, como sorpresas que cada vez son anti-

ción real del tipo de cambio y, curiosamente, una rebaja en el


aporte fiscal de la industria petrolera respecto al ya bajo nivel
de 1995.

198
cipadas más rápidamente y que tienden a incrementar
los costos de los nuevos ajustes.
Como corolario, al menor por un tiempo, todos los
actores del juego obtienen algún beneficio. El gobierno
puede anunciar que, finalmente, logró un acuerdo con
esa criatura antipática, aunque útil a los fines de ac-
ceder a financiamiento externo, en que se ha conver-
tido al FMI. Los funcionarios del gobierno venezolano,
avalando la cartilla, pueden convertirse en los nuevos
mariscales de un ajuste de corto aliento. Los funciona-
rios del Fondo pueden anunciar que llegaron a un acuerdo
con la oveja negra del contexto latinoamericano, como
credencial capaz de darle algunos puntos para subir en
el escalafón del organismo. Al final, si el ajuste no
funciona, siempre será posible encontrar alguna expli-
cación para el fracaso del programa en las deficiencias
institucionales. Si eso ocurre, probablemente, dado el
tipo de programa que sirve de base para el acuerdo, el
Fondo seguirá siendo la criatura antipática y Venezuela
la oveja negra. Lo deplorable en el balance del ajuste es
la posibilidad de que el país salga con la peor parte, en
tanto el ajuste no logre reducir la inflación a niveles de
un dígito y la economía tenga que pagar el costo de
una fuerte recesión, aunque a corto plazo se logren
exhibir algunos indicadores positivos en materia de re-
servas, balance externo y otros resultados contables ba-
sados en menos servicios públicos, severo deterioro en
los ingresos reales y peor distribución de la renta.
Queda claro que la discusión no es sobre la per-
tinencia de un acuerdo con el FMI. Quienes hemos
defendido la idea de recurrir al FMI no ha sido para
someternos a un gendarme antipático, sino para acceder
a recursos externos vitales para un programa exitoso de
estabilización orientado al crecimiento. Pero existe una
gama de resultados posibles a la hora de hacer un
acuerdo que van desde uno muy malo que es la cartilla
del FMI, hasta un acuerdo conveniente para el país en
el cual el Fondo acepta el rol fundamental de las po-
líticas de oferta en una estabilización exitosa. Entre esos
dos extremos, un ajuste contable de demanda agregada

199
y un programa orientado al crecimiento, hay un amplio
margen para la negociación. Un acuerdo con el Fondo
no significa un ajuste exitoso y el récord del organismo
es prueba de ello. Si los funcionarios del gobierno ha-
cen una mala negociación, se quedan callados en las
reuniones, acatan las amonestaciones y no replican con
argumentos consistentes, entonces, el Fondo impone la
cartilla, establece el piloto automático. Lamentablemente,
ese ha sido el caso.
El problema radica en que la culpa no la tiene el
Fondo. En otros casos, como los de Argentina o México,
se han dado negociaciones sin suscribir la cartilla, incor-
porando más bien programas fuertemente orientados al
crecimiento. Lo paradójico en nuestro caso es que luego
de tanto discurso crítico sobre la economía política del
FMI, desde los tiempos del Grupo Tecoteca, de las elucu-
braciones sobre alternativas de ajuste, de ríos de tinta
cuestionando el programa de ajuste del 1989, se termi-
ne por suscribir, y quizás sin entenderlas a plenitud, las
mismas recetas fondomonetaristas. Un largo camino: des-
de los cursos de planificación del CENDES hasta los
ejercicios de programación monetaria del FMI.

IV. LA AGENDA EN PERSPECTIVA

A tres meses apenas de haberse iniciado el pro-


grama de ajustes diseñado por el FMI, comienza a per-
cibirse de nuevo en el país una sensación de retrai-
miento, de pérdida de impulso, como si se estuviera
otra vez bajo el síndrome de fatiga prolongada que ha
sido tan característico de la política económica vene-
zolana desde 1994. El paquete de medidas, sin duda en
la dirección correcta, aún está lejos de ser un programa
completo para una estabilización orientada al crecimiento
y en general luce insuficiente para alcanzar objetivos
ambiciosos en cuanto a reducción de la inflación y recu-
peración del crecimiento a mediano plazo. Se está en
presencia de un típico ajuste de demanda agregada, de
muy corto plazo, que por definición se agota con rapidez.

200
Una vez superada la etapa "fácil" de ajustes de
precios y tipos de cambio, ya vencido definitivamente,
el temblor del pulso para firmar la Carta de Intención
con el FMI, las autoridades parecieran contemplar, con
una mezcla de asombro .y solaz, que la sociedad vene-
zolana está dispuesta a darle una oportunidad más a un
programa, así sea maltrecho y de corto aliento. Parece
existir un ambiente que, si bien revela la paciencia y
vocación por la esperanza de la ciudadanía, tampoco
está exento del riesgo de desencanto, cuando se comien-
za a percibir que el formidable sacrificio de la pobla-
ción no se traduce en mejoras tangibles de las condi-
ciones de vida.

a) Lento aprendizaje y entusiasmo injustificado

Uno de los argumentos más utilizado para justi-


ficar la escasa celeridad con que se han asumido las
reformas estructurales consiste en señalar que el pro-
grama apenas tiene pocos meses de ejecución. El go-
bierno parece ir con sumo cuidado, calculando todos
los pasos, de modo tal que hasta se podría presumir
que se trata de una estrategia bien pensada. En reali-
dad ese comportamiento, ese movimiento que poco a
poco va construyendo un florido juego de ajedrez, ha
sido una característica distintiva de la gestión de la
política económica en el curso de estos dos años. Esa
ha sido una fórmula que no escatima ni en tiempo ni en
errores.
Ciertamente la rapidez del proceso de aprendizaje
no ha sido uno de los atributos que califica esta ges-
tión. Fueron necesarios dos años consecutivos, forjando
una cadena espectacular de errores sin precedentes en
la historia de la política económica del país, para que el
gobierno rectificase el curso de su actuación en ese
campo. Algunos ministros han necesitado de una larga
y tortuosa historia de rectificaciones para comprender
cosas que ahora se asumen por puro sentido común. El
manejo de la crisis financiera, la extravagante subasta
de dólares en 1994, el compromiso antiinflacionario, el

201
control de cambios, el fracaso inicial de las privatiza-
ciones, la devaluación de diciembre de 1995, son apenas
algunos de los numerosos desaciertos de una adminis-
tración que al parecer tiene un récord muy lento de
aprendizaje.
¿Cómo es posible que un gobierno con esos antece-
dentes hubiese hecho un viraje tan pronunciado? Hay
una razón que pareciera explicarlo: a finales de 1995 no
había muchas alternativas. Todas las historias que se
habían elucubrado en torno a un milagro petrolero, el
apoyo de los coreanos o la ayuda brasileña, poco a
poco se habían ido deslizando hacia el terreno de las
fantasías. Aunque esa es una razón que por sí sola
puede explicar el viraje, hay que reconocer en cierta
forma que los ministros Matos y Petkoff, cada uno en su
estilo y con claras responsabilidades en errores cometi-
dos y omisiones de diseño, le impusieron al programa
un ritmo que hubiese sido difícil pronosticar en base a
una simple extrapolación de los acontecimientos. Cuan-
do se observa al ministro de Cordiplan, en una cruzada
en la que no tiene muchos acompañantes, defender con
entusiasmo y convencimiento lo que se ha hecho, no
queda otra alternativa que dar crédito a quienes dentro
del gabinete hicieron todo lo posible para hacer lo que
el presidente y un buen grupo de ministros habrían
hecho casi imposible.
Quizás cabría decir que se trata de un acto de
voluntarismo, una suerte de foquismo neoliberal, pero
eso no puede restarle méritos a un esfuerzo que, en el
caso de estar bien acompañado y mejor orientado, ten-
dría seguramente un destino plausible. La escasa com-
prensión de la importancia de un programa mejor en-
samblado a objetivos de mediano y largo plazo, la ur-
gencia con que debían abordarse cambios estructurales
que implicasen el viraje de régimen de política econó-
mica, sumados a las dificultades de instrumentación y la
herencia de algunos de los postulados de política econó-
mica que han caracterizado al gobierno, han terminado
por configurar un programa que lamentablemente no
compensa el esfuerzo y costo que un ajuste de estas
características requiere.

202
Hay sin embargo dos acontecimientos que al pa-
recer conducen a los actuales hacedores de política eco-
nómica a despreciar las críticas y cultivar un optimismo
no bien justificado. Por una parte, las condiciones sin
duda más favorables del mercado petrolero y, por la
otra, la aparente estabilidad del mercado cambiario. La
lectura que se tiene sobre esos eventos refleja una ma-
nera muy equivocada de evaluar los resultados del pro-
grama de ajuste. Algunos incluso han señalado que ante
el panorama petrolero es imposible que el programa no
llegue a buen puerto. Pues, bien, las condiciones del
sector externo no son el mejor lugar para identificar los
problemas de la economía venezolana. En 1996 el país
podría alcanzar un superávit de cuenta corriente signi-
ficativo, quizás de 10% del producto interno. Ese resul-
tado, desde el punto de vista contable, se produce bási-
camente por la combinación de mayores ingresos por
exportaciones petroleras, mejores volúmenes y precios,
y por una caída significativa de las importaciones.
En términos del balance doméstico, el superávit de
la cuenta corriente tiene como contrapartida una impor-
tante reducción del déficit del sector público consoli-
dado, básicamente como consecuencia de la devalua-
ción (que actúa como una herramienta de redistribu-
ción de recursos entre el sector privado y el sector
público) y de un exceso de ahorro sobre la ínversíón
privada que técnicamente no puede ser interpretado
como un resultado positivo. La razón es muy sencilla:
ese resultado en las cuentas externas se produce gra-
cias a que la economía se encuentra en una recesión
prolongada, con un bajo nivel de ahorro privado en el
país y un nivel de inversión privada aún menor. Un
ajuste sustentado sobre esa base no es algo .acerca de lo
que se puede ser muy optimista. Por cuanto, tal como
ha sido experimentado en el pasado, apenas la econo-
mía comienza a recuperar un nivel mínimo de funcio-
namiento los problemas reaparecen con mayor fuerzas.
El ajuste no logra cambiar las condiciones de partida,
en términos de la estructura de precios relativos, y en la
medida que transcurre el tiempo es necesario producir
un nuevo ajuste, sólo que más fuerte que el anterior.

203
Los mayores ingresos petroleros esperados para 1996
y 1997 no van a ser la llave mágica para cambiar las
cosas. Suponiendo como buenos los números de pla-
nificación estratégica de PDVSA, el nivel de exporta-
ciones petroleras de 1996 apenas superaría en un 9%,
en términos reales, al observado en 1989. En tal caso se
trata de un valor muy inferior al alcanzado con el efecto
Hussein de 1990. Por supuesto que 1500 ó 2000 millo-
nes de dólares no es una cifra despreciable, pero esa
cifra y ni siquiera un choque de mayor incidencia van a
cambiar las cosas. El desgaste estructural de la econo-
mía es tan profundo que debe hacerse mucho más que
esperar un boom salvador.
El problema fundamental es que la economía ve-
nezolana no está en condiciones de seguir soportando
niveles de inflación de 30% o 40%, ni tampoco un pa-
trón de crecimiento de corto aliento, expuesto a los
vaivenes del mercado petrolero. Una detención de la
tasa de inflación a esos niveles y una tasa de creci-
miento de 4%, resultados que seguramente serían del
agrado para el FMI, son bastantes mediocres si se con-
sideran los problemas estructurales de la economía. Quie-
nes piensan en un nuevo milagro petrolero deberían
suponer ingresos muy superiores a los proyectados y
quizás deberían mirar hacia atrás en términos de la
poca capacidad que tiene esta economía para admi-
nistrar un boom o mini boom de manera eficiente.

b) El mono-ajuste cambiarlo y las tasas de interés

La estabilidad del mercado cambiario es el otro


punto sobre el que se hace una lectura equivocada. La
devaluación acumulada entre noviembre de 1995 y abril
de 1996 es la más grande que se ha producido, en igual
período de tiempo, en la historia de la economía vene-
zolana, superior a la de 1989 y a la que se produjo en
el primer semestre de 1994. 1lasta ahora el tipo de
cambio ha sido básicamente la única variable sobre la
que ha descansado el ajuste. Los efectos de una deva-
luación de esa magnitud fueron desestimados a la hora

204
de pronosticar el comportamiento del mercado cambiario
después de la eliminación del control de cambios. En
buena medida esa subestimación tuvo que ver con la
escasa comprensión que se tenía de los efectos dis-
torsionantes del control de cambios y la conformación
de un mercado paralelo que incorporaba una alta prima
de riesgo.
La historia de la economía venezolana muestra que,
después de cada macrodevaluacíón, el mercado cam-
biario entra en un periodo de relativa estabilidad. Eso
exactamente sucedió en 1983, 1989 Y en el intento de
ajuste de 1994, y ello se entiende por dos razones bá-
sicas. En primer lugar, por el efecto de precios rela-
tivos que actúa sobre la demanda de divisas, en es-
pecial sobre la demanda de importaciones, y en se-
gundo lugar, por el efecto-riqueza involucrado en la
devaluación. El primer efecto es quizás el más conocido
y no necesita mayores comentarios, mientras que el
segundo ha sido menos advertido. Algunos economistas
(ver Molina, 1994) estiman que los venezolanos man-
tienen cerca de 80.000 millones de dólares en el ex-
terior, al tiempo de señalar que cualquier análisis del
comportamiento del consumidor en los últimos años
tiene necesariamente que tomar en cuenta los efectos
de la devaluación sobre ese stock de riqueza.
El efecto-riqueza de una devaluación actúa en dos
direcciones: como una transferencia de recursos y como
un efecto de reestructuración de portafolio. La trans-
ferencia de recursos que opera entre el sector privado y
el sector público tiene el resultado de contraer la de-
manda agregada contribuyendo al superávit externo. El
efecto portafolio de una devaluación opera sobre los
tenedores de activos en divisas, haciendo que los agen-
tes económicos en primera instancia tiendan a realizar
las ganancias de la devaluación reorientando temporal-
mente parte del portafolio a favor de bienes nacionales,
lo cual tiende a aumentar en el corto plazo la oferta de
divisas. Esos tres factores, el efecto precio y el efecto
riqueza en sus dos variantes, operan para que luego de
una macrodevaluación el mercado cambiario tienda a

205
comportarse de una manera relativamente tranquila que
no puede confundirse con una estabilización definitiva.
Esa misma tranquilidad en el mercado cambiario, acompa-
ñada de una fuerte acumulación de reservas, son aconte-
cimientos que bien pueden observarse en 1983, 1989 Y
1994. Más aún, de tomarse el criterio de acumulación de
reservas, en este último año terminaría siendo el ajuste
más exitoso de todos cuantos se han observado. Du-
rante los primeros dos meses, luego de la imposición
del control de cambios, se acumularon cerca de $ 2.000
millones, un volumen que de la misma forma se ero-
sionó gracias a los mecanismos de arbitraje facilitados
por el control de cambios.
El peligro básico de esas dos apreciaciones sobre
la evolución del programa, el efecto benéfico del cho-
que externo y la tranquilidad el mercado cambiario,
reside en que ellas pueden conducir, tal como ha sucedido
en otras oportunidades, a una prescripción equivocada
de políticas. Especialmente si a esto se le agrega el
hecho de que el gobierno ha comprado, de una manera
un tanto ingenua, la idea de usar el tipo de cambio
como ancla nominal. En cierta forma se trata del mismo
error que se produjo en 1994. No por casualidad se
trata de la misma administración.
Todo esto tiene una relación estrecha con el desen-
volvimiento del mercado monetario, cuando en cierta
forma la estabilidad cambiaria ha sido la secuela de
haber hecho descansar todo el ajuste en una sola variable:
el tipo de cambio. Tanto es así que las tasas de interés
han terminado por ubicarse muy por debajo del nivel
previo al ajuste. Los diseñadores del programa parecen
deslumbrados con los aparentes éxitos en el frente cam-
biario y sencillamente minimizan los escasos pasos para
producir en el frente monetario claros indicios de esta-
bilidad. El signo más evidente de que en este campo las
cosas no han cambiado consiste en que la estructura de
depósitos bancarios (vista, ahorro y plazo) es básicamente
la misma que existía en diciembre de 1995. Es decir,
una estructura altamente volátil, con el agravante de
que la estrategia del Bev dirigida a extender la maduración

206
de la cartera de sus pasivos (de 45 a más de 150 días en
promedio) ha incrementado substancialmente el riesgo
de tasas de interés en el sistema financiero.
Obviamente, uno de los problemas difíciles de re-
solver en el diseño del programa era como evitar que el
ajuste de las tasas tuviera efectos devastadores en el
sistema financiero, sobre todo en relación con el riesgo
de tasas de interés expresado en la brecha de madura-
ción entre sus activos y pasivos. Se ha visto como, a
pesar de continuar existiendo un acentuado desbalance
básico en el mercado monetario, caracterizado además
por una estructura de depósitos volátil y un enorme
riesgo de interés no cubierto por los intermediarios finan-
cieros, estos problemas no se han transmitido al mercado
cambiarío. La razón fundamental, ya señalada, tiene que
ver con la magnitud de la devaluación y los efectos de
portafolio involucrados. Adicionalmente vale la pena des-
tacar la situación de los intermediarios financieros. En
junio de 1996 la cartera de crédito apenas había cre-
cido en 10%, significando una caída brutal en términos
reales. Una caída similar era desconocida en el país
desde junio de 1989, lo cual hace pensar que la contracción
del producto interno podría ser mucho mayor a la es-
perada por las autoridades (-3%). Esto ha implicado que
los intermediarios financieros incrementen sus tenen-
cias de instrumentos de deuda pública. Por supuesto, al
aumentar la demanda de esos títulos, ello ha motivado
un incremento de sus precios y su consiguiente baja de
rendimientos. Esa es una situación muy particular que
tiene que ver con el alto porcentaje de tenencia concen-
trado en la banca comercial. En la medida en que el
Bev ha tenido como estrategia reducir el costo finan-
ciero de esos títulos y paralelamente aumentar la madura-
ción de los mismos, lo cual luce correcto, si se hubiese
hecho algo similar con la estructura de pasivos, ello ha
contribuido al resultado aparentemente paradójico de
una baja en los rendimientos con un aumento de las
tenencias de esos títulos.

207
e) El anclaje cambiarlo y la banda

Desde hace algún tiempo, algunos economistas, en-


tre los cuales se cuentan los autores de este trabajo, han
venido sosteniendo que debe abandonarse el uso de la
política cambiaria como una herramienta de fomento de
la competitividad y concentrarse más bien en la consi-
deración de su aporte al combate antiinflacionario. Este
es un mensaje que al parecer se escuchó y asimiló,
aunque en muchos casos sin entender todas las impli-
caciones del argumento. Lo que pareciera no haberse
entendido es que cuando se abandona el uso del tipo
de cambio para perseguir objetivos de tipo de cambio
real y preservar la competitividad del sector exporta-
dor, ello no quiere decir que los problemas de compe-
titividad generados por la sobrevaluación del tipo de
cambio igualmente desaparezcan y que no sean, en con-
secuencia, motivo de preocupación las desviaciones sig-
nificativas del tipo de cambio en torno a su nivel de
paridad. Los efectos transitorios que tiene el tipo de
cambio sobre la competitividad deben ser sustituidos
por políticas de oferta que afectan la competitividad de
manera permanente y ese cambio de instrumentos debe
hacerse 10 más rápido posible.
Como ha sido demostrado más de una vez, todos
esos programas que tratan de utilizar el tipo de cambio
como ancla nominal, y que no emplean políticas de
oferta que hagan el trabajo que antes hacía el tipo de
cambio de manera transitoria, terminan de manera muy
aparatosa cuando los problemas del sector externo em-
piezan a amplificarse como producto de la sobreva-
luación. Ese patrón de los programas basados en el tipo
de cambio ha terminado casi siempre en estabilizacio-
nes fallidas cuando no se utilizan políticas de oferta que
contrarresten la sobrcvaluación. Quienes han aceptado
la idea del ancla nominal, un poco sin entender sus
consecuencias, se han colocado en una verdadera trampa,
tal como lo refleja el extravagante anuncio del BCV
acerca de la imposición de un sistema de bandas.

208
Por un lado se anuncia que el tipo de cambio se va
a deslizar de acuerdo con la inflación objetivo, a la vez
que, por el otro, se establece que el tipo de cambio no
se va a sobrevaluar, de tal modo que cualquier dife-
rencia entre la inflación objetivo y la inflación realizada
se va a corregir. Este es el tipo de cosas que el sentido
común sencillamente no perdona. En esta materia el
Bev parece actuar de manera ingenua. En medio de un
miniboom petrolero, sin las reformas estructurales ne-
cesarias para ensanchar la competitividad del aparato
productivo, se va a ensayar un ancla nominal del tipo
de cambio sin las precondiciones necesarias. Esta es
una de las tantas razones por las cuales en materia de
reformas estructurales se debe actuar de manera rápida
y decidida. No se trata de extremismos ideológicos ni
de exquisiteces académicas. El problema es que el reloj
de la sobrevaluación va avanzando indetenidamente. Si
el progresivo desequilibrio se corrige por vía cambiaria,
entonces, se pierden todos los beneficios del ancla, del
compromiso de someterse a una regla de control infla-
cionario. Si se deja que continúe la apreciación real,
surge el riesgo de que tarde o temprano los problemas
del sector externo exploten, y por más que la posición
de partida sea de cierta holgura en cuanto a reservas
internacionales, la situación tarde o temprano puede
resultar inmanejable. En ese caso, lo más probable que
ocurra es que el dilema se despeje de la manera tradicional:
una devaluación que corrija el problema de sobreva-
luación de manera transitoria y un repunte del proceso
inflacionario. Es el tipo de soluciones que la economía
venezolana ha experimentado reiteradamente.

d) El patrón recestuo del ajuste

Transcurrido pocos meses desde el micro del pro-


grama, puede resultar temprano establecer el impacto
que éste tenga en el sector real, en buena medida por-
que no se cuenta con la evidencia estadística indis-
pensable. Las estimaciones iniciales indicaban que la
incidencia del ajuste en el sector real sería relativamente

209
levé, con una caída cercana al 4% del producto interno
no petrolero que, compensada por el aumento de 7%
del producto petrolero, implicaría una caída de 1% en
el PIE global, como apreciación fundamentada en los
efectos del programa de expansión de la industria pe-
trolera.
Aunque es difícil interpretar los datos de coyun-
tura la conclusión que parece desprenderse de la evi-
dencia empírica disponible actualmente es que la re-
cesión es bastante mayor que la esperada, con un enor-
me impacto en el bienestar de la población. En tér-
minos del comportamiento del producto interno hay tres
indicadores (las ventas comerciales, la cartera de crédito
y la recaudación de impuestos) que apuntan a caídas
similares a las observadas en 1989, año en que el pro-
ducto cayó en casi 9%. El índice de ventas comerciales
en términos reales registra una caída cercana al 30% en
los primeros cinco meses del año. Ese mismo indicador
exhibía en el primer semestre de 1989 una disminución
de 35% anual. El otro indicador que muestra un impor-
tante impacto en el sector real es el referido al de las
variaciones de la cartera de crédito. Durante el primer
semestre las colocaciones bancarias en términos reales
disminuyeron en 32%, una caída sólo comparable a la
ocurrida en el primer semestre de 1989.
En cuanto a la recaudación de impuestos, los datos
también evidencian una importante caída en estimacio-
nes reales. El impuesto sobre la renta de los primeros
cinco meses del año experimenta una caída en una tasa
real de 12%, aunque en este caso hay que tomar en
cuenta que la devaluación de diciembre pudo tener un
efecto contractivo sobre tal impuesto, por el ajuste de
los pasivos en dólares y las consecuentes pérdidas ca m-
biarias de las empresas. Pero lo que sí parece apuntar a
una significativa contracción del producto es lo que
ocurre con el impuesto a las ventas y aduanas. El impuesto
al consumo disminuye en 14% y el ingreso tributario
aduanal refleja una caída de 16%.
Sin embargo, una extrapolación de esos datos de
1989 y 1996 podría hacer pensar que se trata de rece-

210
siones similares en magnitud. Esa comparación debe
hacerse con cierto cuidado, por el lado del crédito de-
bido a los notables cambios en el apalancamiento de las
empresas que se producen desde 1989, pues, en la me-
dida que se tienen índices de apalancamiento bastante
menores, la caída en el crédito sobreestima la mag-
nitud de la recesión; y por el lado del índice de las
ventas comerciales, la cautela proviene del efecto que
ejercerá la expansión petrolera en algunos sectores.
En líneas generales puede decirse que el patrón
recesivo de 1996 es ciertamente distinto al observado
en 1989. El primer elemento que determina esa dife-
rencia es el comportamiento del producto petrolero. La
recesión de 1989 se produce acompañado de un virtual
estancamiento en el sector petrolero de la economía. La
de 1996 estará vinculada con un importante repunte de
ese sector, lo cual implica que el impacto sectorial de
ambas recesiones sea notablemente diferente. El segundo
elemento de importancia, aunque propiamente no cons-
tituye una diferencia, está relacionado con el compor-
tamiento del sector transable y del no transable. Los
datos del sector real que muestran un impacto menos
pronunciado a la baja corresponden precisamente a aquellos
sectores productores de bienes transables que son fa-
vorecidos por el movimiento del tipo de cambio. Final-
mente, el tercer elemento tiene que ver con las dife-
rentes estructuras de precios relativos que acompañaron
a uno y otro proceso.
El ajuste de 1996 ha recaído muy poco en las tasas
de interés, de manera que el ajuste de demanda agre-
gada se ha concentrado más en el tipo de cambio que
en la tasa de interés, lo que, sobre todo suaviza el
impacto en el sector no transable. Todo esto hace pensar
que ciertamente la caída del producto en 1996 puede
ser menos pronunciada, no sólo por el desempeño del
sector petrolero, sino también por la estructura de precios
relativos, tipos de cambios, tasas de interés, salarios,
etc., en conjunto asociados al ajuste. Debe destacarse,
sin embargo, que aun cuando se pueda estar ante una
recesión menos pronunciada, a juzgar por los datos dis-

211
ponibles, la misma probablemente podría rebasar las
expectativas oficiales. Es decir, en vez de una caída de
3 ó 4% en el sector no petrolero, es factible observar
cifras más cercanas a 5 ó 6%. Pero lo más importante es
que un patrón de recesión apuntalado en esas carac-
terísticas tendrá un impacto negativo mayor en el bie-
nestar de la población que el experimentado en cual-
quier otra recesión de la economía venezolana. Esto por
cuanto la estructura de precios relativos, con una caída
brutal en los salarios reales, tasas de interés que castigan
el ahorro interno, en particular de las familias, y un
ajuste cambiario con consecuencias muy importantes en
la distribución del ingreso, se produce en medio de
condiciones de depauperación en el mercado laboral y
con un ajuste fiscal que contrae fuertemente el gasto en
bienes y servicios. Esto implica que si bien la recesión
de 1996 pueda ser de menor magnitud en relación con
la observada en 1989, el impacto medido en malestar
social será sin duda mucho mayor.
Entre el ajuste de 1989 y el de 1996 existen al-
gunas semejanzas y muchas diferencias. Una de las enor-
mes diferencias es la comparación entre los equipos de
dirección de la política económica. El ajuste de 1989
tuvo como protagonista un equipo económico que apa-
rentaba mayor coherencia y en promedio estaba mejor
dotado de capacidad técnica, lo que le confería al progra-
ma una cierta aureola de éxito. Al punto que los organis-
mos multilaterales se encargaron de hacer las loas de
rigor. El equipo de 1996 constituye una suerte de elenco
pálido en relación con aquel otro, y sin embargo, por
razones que no toca analizar, estamos en presencia de
un optimismo parecido. Entre las semejanzas habría que
destacar que se trata de programas similares basados en
una fuerte contracción de la demanda agregada y en un
cierto primitivismo monetario. ¿Cuál programa tendría
mayores probabilidades de éxito? Si la pregunta fuera
hecha veinte años más tarde, la respuesta posiblemente
favorecería al ajuste de 1989. Pero resulta que las cosas
no son tan sencillas y no basta un buen equipo. Es
probable que la suerte de los dos programas al final

212
será parecida, no por las diferencias en los equipos de
dirección, sino por las semejanzas en el diseño de los
programas. El programa de 1989, sin embargo, marcó
una pauta muy diferente a la tradicional conducción de
política económica que se había hecho hasta esa fecha.
Aunque ciertamente es difícil creer que el programa
de 1989 fracasó por causas distintas a las de un en-
torno político sumamente adverso, aquí hay que esta-
blecer una línea divisoria. Efectivamente, el entorno ad-
verso desempeñó un papel muy importante. Pero más
allá de la competencia del equipo, hubo también con-
cepciones de política económica que coadyuvaron al
fracaso del programa. Concepciones que desafortunada-
mente son compartidas por el equipo actual de conduc-
ción de la política económica.
Una de ellas es la referente a la política cambiaria
que Miguel Rodríguez entonces promulgaba y hoy toda-
vía defiende. En días recientes, refiriéndose al ajuste
actual, aquél señalaba que el programa carecía de una
política de desarrollo y que ésta residía en dos herra-
mientas fundamentales: la política cambiaria y la co-
mercial. Esa noción del componente de oferta del pro-
grama de estabilización descansa en la idea de que la
política cambiaria debe perseguir objetivos reales, co-
mo el mantenimiento de una tasa de cambio que pre-
serve la competitividad de las exportaciones.
La concepción de la política cambiaria en 1989 de-
sestimó los efectos perversos de una inflación que fluctuó
entre el 81% Y el 46%. Al tiempo que se trataba de
cosechar éxitos con un crecimiento de muy poco alcance
y calidad, fundamentado en un fuerte impulso fiscal, el
programa no contemplaba una reducción de la tasa infla-
cionaria por debajo de las condiciones iniciales. En buena
medida el fracaso de 1989 fue producto de esa concepción
de la política cambiaria. La razón es sencilla: en la
medida en que se buscan esos objetivos reales, muy
difíciles de alcanzar porque hay muchos y diversos factores
que afectan una variable como el tipo de cambio real y
que están fuera del alcance de la política cambiaria, ello
a menudo significa la pérdida de un ancla nominal efec-

213
tiva para contener el avance de la inflación. Esto es
especialmente cierto en el caso de la economía venezo-
lana, donde el Banco Central, con respecto a las dos
anclas nominales existentes, el tipo de cambio y la oferta
monetaria, tiene muy escaso control de los agregados
monetarios.
Esa desestimación del objetivo de reducción de la
escalada inflacionaria fue algo que además tuvo efectos
retroalimentadores sobre el deterioro del entorno po-
lítico y social. Ese mismo enfoque del manejo de la
demanda agregada, en especial a través de la política
cambiaria, está hoy presente en los equipos encargados
de la ejecución de la política económica, aun cuando la
retórica del programa apunte en dirección contraria. Esto,
sumado a la desventaja de un equipo de menor calibre
y a un enorme deterioro institucional, hace pensar que
los resultados del programa de 1996 también habrán de
ser poco afortunados.
La moderna concepción del crecimiento económico
hoy descansa en la articulación de un programa ordenado
de política de oferta, políticas de cambios estructural,
de inversión en salud, educación, seguridad pública,
infraestructura, mejoramiento en el funcionamiento de
los mercados, que son los factores que definen el cre-
cimiento a mediano y largo plazo. Lamentablemente la
lección de 1989 aun no ha sido bien entendida. El gran
problema ahora es la ausencia de un programa orientado
al crecimiento. El tratar de estimular crecimiento a partir
de manipulaciones de la demanda agregada, convirtien-
do la tasa de cambio en la variable de estímulo al
aparato productivo, es un error de concepción que com-
parten el ajuste de 1989 y el de 1996. Los protagonistas
de 1996 repiten los errores de 1989, pero en peores
condiciones institucionales para una gestión competente
de la política económica.

214
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Septiembre.

216
CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTADO
BENEFACTOR V SUS CONSECUENCIAS EN LA
DEMOCRAC~ VENEZOLANA

Moisés Mata A.
1

El desaceleramiento en el ritmo de crecimiento eco-


nómico normal que los países capitalistas hicieron mani-
fiestamente suyo para la década de los años treinta,
trajo consigo un redimensionamiento o reapreciación
del rol que el Estado bien debiera cumplir en dicha
sociedad. En efecto, de ser un Estado que solamente
debiera prestar atención al ordenamiento jurídico para
que la actividad mercantil fluyera sin mayores contratiem-
pos, así como velar por la paz social que le es ínsito
para un buen desenvolvimiento de la producción fa-
bril, pasa el Estado capitalista, obligado por las circuns-
tancias económicas adversas que la depresión de los
años treinta hace posible, a constituirse no solamente
en guardián de los intereses colectivos contrapuestos
sino que además interviene en el fuero de los aconteci-
mientos sociales con el objeto de regular dicho proceso.
De allí el que a partir de ese preciso momento al
Estado capitalista se le denomine Estado de Bienestar
(Welfare State) o Estado Asistencial como también se le
suele llamar, esto es, un Estado que procura garantizar
"estándares mínimos de ingreso, alimentación, salud, ha-
bitación, educación a todo ciudadano como derecho
político y no como beneflcíencía".'

1. Gloria Regogini. "Estado de Bienestar", Diccionario de Ciencia


Política. Suplemento, pago 92. (Norberto Bobbio Editor).

217
Obviando el recorrido histórico, que aunque ne-
cesario bien lo podemos dejar de lado aquí, sea me-
nester el señalamiento que sigue: los proyectos de asis-
tencia pública que en su eventualidad se han ido confor-
mando por cuenta del Estado capitalista, no pocas ve-
ces ha sido el resultado de los distintos niveles de ten-
sión que, de acuerdo a la manera de organizarse la
sociedad capitalista, han acaecido de manera igualmen-
te eventual.
La experiencia histórica del Estado de bienestar o
asistencial tiene como marco geográfico a aquellos paí-
ses que se soportan dentro de un marco político de-
mocrático, toda vez que es en este orden institucional
donde bien han podido canalizarse dichos proyectos
sociales como legítimas reivindicaciones ciudadanas. La
experiencia histórica que siempre suele traerse a título
de ejemplo es la del New Deal, en los Estados Unidos de
la gran depresión, donde éste se materializó por vía
"del reforzamiento de los sindicatos industriales, la cana-
lización del gasto público en apoyo del empleo, la crea-
ción de estructuras administrativas especializadas en la
gestión de los servicios sociales y de la ayuda eco-
nómica a los necesitados"."
Sin embargo, es a partir de la finalización de la
segunda guerra mundial cuando los países econ6mica-
mente ricos llevan a cabo la instrumentaci6n de sus
políticas sociales de una manera que bien podría lla-
marse consciente. A tal efecto, la estructura fiscal de las
economías industriales obtiene los recursos financieros
con miras a atender los programas sociales a través de
una progresiva carga impositiva. Las consecuencias por
demás importantes para provecho de la sociedad, vistas
en su perspectiva hist6rica, son las siguientes: "ha au-
mentado el índice de producto nacional bruto desti-
nado al gasto público; las estructuras administrativas
canalizadas a los servicios sociales se han ampliado o
se han hecho más complejas; ha crecido el número y la
relevancia política del estrato de los profesionales del

2. Ibid., pág. 93.

218
bienestar; se han refinado las técnicas para la detección
y medida de las necesidades sociales; se ha precisado el
conocimiento del impacto de las diversas formas de
asistencia sobre la redistribución del ingreso y sobre la
estratificación social".'

n
Ahora bien, si bien es cierto que la sociedad mer-
cantil ha tolerado una mayor incursión del Estado, no
menos cierto es que el ritmo de recaudación imposi-
tiva, el cual determina la transferencia de recursos que
el sector privado hace al sector público, traduciéndose
en los ingresos presupuestarios para el gasto social, ha
crecido menos de prisa que el gasto público, trayendo
como consecuencia inexorable la creación y hasta el
ensanchamiento del déficit fiscal. Este punto es particu-
larmente importante, toda vez que un pronunciado dé-
ficit fiscal tiende a revertir la bondad de los programas
sociales. Una crisis fiscal (déficit) no podría menos que
traer más temprano que tarde una onerosa carga impo-
sitiva a los particulares en general, con todas las conse-
cuencias que en el plano de lo social bien cabe es-
perar, disminuyéndose así el consenso político que toda
democracia de corte liberal bien aspira tener. Esto ha
significado un severo recorte por cuenta de las admi-
nistraciones públicas en la prestación de servicios socia-
les. y este severo recorte no puede menos que llevar a
una virtual crisis del Estado de bienestar. ¿Pero cuáles
han sido las repercusiones de esta crisis asistencial del
Estado?
Responder esta interrogante exige en primer tér-
nino la siguiente consideración: el notable crecimiento
Iel Estado benefactor resolvió la ruptura otrora exis-
:ente entre la sociedad civil y el Estado. Estado normal
Ie las cosas prevalecientes en la estructuración intelec-
ualrnente concebida del Estado liberal. En este mismo
orden de ideas, la conceptualización del Estado asisten-

~. Ibid., pág. 94.

219
cial ha posibilitado la consideración históricamente inte-
lectual de que la sociedad civil y el Estado se vinculen
definitivamente.
No obstante esta serie de consideraciones eminen-
temente teóricas, la realidad misma de las cosas sigue
su espontáneo devenir. Lo cierto del caso es que la
esfera privada de la sociedad no se amalgama con la
esfera pública de la misma sino que, por el contrario,
ambas esferas de actuación perduran si en el tiempo
histórico, pero una al lado de la otra 04. Así, pues, la cri-
sis asistencial del Estado benefactor, que no es otra
cosa más que la materialización de su crisis fiscal, es el
nuevo elemento de cosas permanentes en la sociedad
capitalista que imposibilita el cruce tendencial de las
dos funciones básicas del Estado, a saber: "el reforza-
miento del consenso social, con la consiguiente lealtad
hacia el sistema por parte de las grandes organizacio-
nes de masas, y el apoyo a la acumulación capitalista
con el uso anticoyuntural del gasto püblíco"."
Tal suerte de cosas apremiantes ha llevado insis-
tentemente no a la especificación de algún tipo de equi-
librio teóricamente existente, sino que, al revés de to-
do eso, ha llevado insistentemente a la consideración
de la absorción de alguna de las funciones anterior-
mente señaladas por cuenta de la otra. La relación intelec-
tualmente aceptada corre por el siguiente derrotero: la
aprobación por cuenta del Estado de la sociedad civil.
Valga la pena hacer la siguiente cita cuan larga ella es:
"Trabajo, ingreso, nivel de vida, ya no están determi-
nados por el mercado, sino por mecanismos políticos
que tienen como objetivo la prevención de los conflic-
tos, la estabilidad del sistema, el reforzamiento de la
legitimación del Estado. La voluntad política ya no se
forma por el libre juego de agregados en la sociedad
civil, sino que se coagula pasando a través de mecanis-
mos institucionales que operan como filtros para la selec-

4. tu«, pág. 95.


5. Ibid., pág. 96.

220
ción de las demandas funcionales del sistema"." Tal es igual-
mente el caso de los partidos políticos, organizaciones
sindicales, así como las dos cámaras representativas en
el Congreso Nacional, cuyos servicios suelen ofrecerse a
cambio del apoyo político que la comunidad pueda
suministrarle. El resultado final de tales procesos no pue-
de ser más elocuente. La sociedad civil va perdiendo
cada vez más autonomía ante una cada vez más partici-
pante actuación del Estado. O visto desde otro ángulo,
la sociedad civil se va haciendo cada vez más depen-
diente de la acción de las instituciones gubernamen-
tales. Pero ese aparente proceso de socialización del
Estado, también tiene sus bemoles como cabría de espe-
rar. El reiterativo aumento de las demandas públicas
como contrapartida natural de una incesante interven-
ción estatal, más de las veces ha traído consigo un
exceso de demandas tales, que los niveles de respon-
sabilidad (competencia) de las instituciones guberna-
mentales ha llevado a una especie de incapacidad ins-
titucional a la hora de tomar decisiones en cuanto a la
selección de los intereses colectivos por dirimirse. El
que haya un excesivo peso burocrático en la disolu-
ción de los conflictos trae consigo una especie de ine-
ficaz práctica consensual de los asuntos públicos, toda
vez que ella no emana del seno social.

III

El Estado en la época contemporánea contiene va-


rios problemas que devienen primordialmente de los
múltiples obstáculos en la evaluación de las relaciones
soctales existentes en la interioridad del sistema polí-
.íco, La difícil coexistencia del contenido estructural del
Estado de derecho con el contenido estructural del Es-
.ado social, da cuenta en estos tiempos del objetivo
oásico y fundamental de estudio del Estado contem-
ooráneo, El contenido de la estructura del Estado de

l, Idem.

221
derecho bien puede sísternatízarse de la siguiente ma-
nera 7:

1) Estructura formal del sistema jurídico, o sea,


garantía de las libertades fundamentales a tra-
vés de la ley general abstracta aplicada por
jueces independientes.
2) Estructura material del sistema jurídico: liber-
tad de competencia en el mercado, recono-
cida en el intercambio entre sujetos propieta-
rios.
3) Estructura social del sistema jurídico: la cues-
tión social y las políticas reformistas de inte-
gración de la clase trabajadora.
4) Estructura política del sistema jurídico: sepa-
ración y distribución del poder.

Todos estos cambios acontecidos en la estructura


material y por ende social del aspecto jurídico del siste-
ma, trae como consecuencia inexpugnable las transmu-
taciones observables en el contexto estructural de su
formalidad y en el contexto estructural de la cuestión
política.
En ese sentido, como es bien sabido, la concentra-
ción de fuertes conglomerados industriales trajo consigo
la conformación del capital financiero, y no podía ya
darse paso a la interpretación intelectual de las cosas,
como dos siglos atrás, de una no dependencia de la
política en su relación con los cambios acaecidos en el
mercado de los bienes y servicios. En efecto, el orden
de la racionalidad científica ahora prevaleciente en ma-
teria política es distinta, aunque con un cambio de én-
fasis: la administración pública interviene no de manera
acomodaticia como se solía entender antes, sino de manera
directa en la estructuración del mercado.
No obstante, valga el acotamiento siguiente: la cri-
sis fiscal del Estado de bienestar trae además un ele-
mento esencial en la interpretación que este bien pue-

7. Ibid., pág. 97.

222
de guardar con respecto al resto de la sociedad. Todo
ello lleva a la interpretación de que a los efectos de su
conciliación financiera, quizás como nunca antes, tiene
que verse la administración pública sujeta a las deci-
siones que en materia económíca el sector privado de la
economía bien pudiera tener, siendo el lazo vinculante
entre el Estado y la sociedad civil el aspecto financiero
de la misma, donde el proceso de dependencia mutua
pareciese revertirse esta vez a favor de los particulares.
El proceso de dependencia al que bien podría darse
cuerpo, citado tantas veces en la profesión, es el que
usualmente se le denomina Estado de dependencia fis-
cal.

IV

Ya más arriba se dejó expresamente sentada una


afirmación según la cual la crisis asistencial del Estado
contemporáneo bien puede entenderse como una crisis
inexorable de su situación fiscal.
Esta situación está virtualmente determinada por
una relación deficitaria de su estructura presupuestal,
esto es, una condición bajo la cual el presupuesto de
gastos de la administración pública no solamente es
mayor en los términos absolutos de su monto, sino que
además crece con mucha más prisa que lo tocante al
presupuesto de ingresos de la misma.
Aceptado esto sin mayores ambages, surge en tor-
no a esta cuestión fundamental una nueva interrogante
que bien vale la pena formular en este aparte. La interro-
gante es entonces la siguiente: ¿cuál ha sido el expe-
diente al que el Estado ha recurrido, o si se prefiere la
administración pública que éste hace posible, con mi-
ras a la resolución de su virtual crisis financiera? Una
respuesta posible la encontramos en un trabajo recien-
te, interesante por demás, en el que la privatización de
los servicios públicos, junto con el aumento de la carga
impositiva, se convierte en algo así como la panacea
que las circunstancias políticas presentes hacen posi-

223
ble. 8 Sea menester de nuestra parte ahondar un poco
mas en este asunto.
La razón de ser de los impuestos en la democracia
capitalista, vale igualmente decir, su naturaleza, estriba
básica y fundamentalmente en que éstos le permiten al
Estado financiar toda una gama de servicios sociales a
los que, de otro modo, un grueso número de la pobla-
ción no tendría definitivamente acceso. Donde educa-
ción, sanidad, seguridad y asistencia social, vivienda y
ordenación urbana y rural, además de servicios recrea-
tivos y culturales, constituyen la gama de servicios so-
ciales que el Estado procura financiar vía ingresos fisca-
les, convirtiéndose de esta manera los impuestos en un
mecanismo redistribuidor del ingreso, toda vez que ha-
ce virtualmente posible el que los estratos socioeco-
nómicos más pudientes transfieren parte de su exce-
dente productivo a los estratos menos privilegiados de
la sociedad. ¿No acaso es este sentido de equidad el
que precisamente hace de tal suerte tolerable al Estado
por parte de la sociedad civil?
Sin embargo, más allá de este principio de igual-
dad que hace justificable la acción estatal, la realidad
misma de las cosas le impone dramáticamente un lí-
mite al mismo, toda vez que el monto de los ingresos
recaudados con este propósito en mente está estrecha-
mente relacionado con el vaivén que la actividad eco-
nómica de los negocios tiene de suyo. Este punto en
particular no puede ser más importante. En los tiempos
de bonanza, esto es, cuando la situación económica de
la actividad mercantil es favorable, la oposición política
de la clase privilegiada de la sociedad acerca del pago
de unos mayores impuestos es prácticamente nula. No
obstante, no acontece así cuando la situación econó-
mica de los negocios es virtualmente desfavorable. La
oposición política de los sectores más pudientes de la
sociedad no se hace esperar a los efectos de una rna-

8. Cf, Pierre Salama: La Dolarizacíón. Ensayo sobre la Moneda, la


Industrialización y el Endeudamiento de los Países Subdesa-
rrollados. Siglo XXI, México, 1990, especialmente el Cap. 4.

224
yor contribución tributaria. ¿No acaso conceptos como
"desutilidad de los impuestos", o lo que es igual, pero
visto desde otro ángulo, "ineficiencia del gasto público",
son apelativos que de ordinario se suelen esgrimir en
aras de una menor injerencia del Estado en la vida
pública cuando las cosas andan mal?
En materia estrictamente económica, la utilidad so-
cial derivable de una mayor incidencia impositiva está
igualmente sujeta a los avances y retrocesos que se
hacen patentes en la actividad económica de la socie-
dad mercantil. Por cuanto si bien es cierto que una
mayor progresividad fiscal en períodos de boom no acarrea
mayores desincentivas, en razón de que el sistema pro-
ductivo de la sociedad generaría los recursos necesa-
rios como para dar cuenta de la misma, en períodos de
crisis, muy por el contrario, una mayor progresividad
fiscal se traduce inexorablemente en una merma con-
siderable de la escasísima capacidad real de pago que
tales circunstancias económicas hacen posible. De allí
que la recuperación económica de la crisis, en el enten-
dido de que ésta marcha a la par con una creciente
capacidad real de compra por parte de los particulares,
se riñe básicamente con una política económica que
mira en los impuestos la solución efectiva del proble-
ma por atender. ¿No acaso son estas las razones es-
pecíficas que nutren la oposición económica de la so-
ciedad mercantil cuando se le pretende pechar con ma-
yores impuestos en tiempos de crisis?
La sol ución histórica de la crisis que la democracia
capitalista ha logrado concebir, apunta hacia una polí-
tica deficitaria del gasto gubernamental, el cual se ha
procurado financiar con la emisión de unas mayores
obligaciones financieras por cuenta del Estado a favor
de la sociedad civil. Pero en las circunstancias econó-
micas presentes, donde la deuda gubernamental es ética-
mente injustificable en vista de su históricamente ina-
decuada administración, revive nuevamente en los fue-
ros del Estado la reasignación de los recursos públicos,
vale decir para el propósito que aquí se persigue, la
reordenación social de su rol. Es aquí donde precisa-

225
mente la privatización se le convierte a la administra-
ción pública en el rol político fundamental como res-
puesta a la crisis. Empero a todas éstas, ¿qué es la
privatización?.
La privatización, so pena de muchas otras consi-
deraciones que miran en esta actuación del Estado el
retorno a viejas ideas liberales, no es otra cosa más que
el desembarazo gubernamental de una serie de institu-
ciones que en el presente (dadas las razones más arri-
ba señaladas) le está negado atender con cierta sol-
vencia financiera. En este mismo orden de ideas, ¿no
acaso la resignación presupuestaria con miras a un ma-
yor financiamiento de las actividades de seguridad y
defensa, así como de los gastos burocráticos que tie-
nen que ver con el mantenimiento tanto interno como
externo de las funciones de Estado, se convierte de-
finitivamente en la justificación política por cuenta mis-
ma de la acción estatal?
Sin embargo, la privatización en este contexto cuenta
también con sus propias limitaciones. Estas son de carác-
ter eminentemente sociopolíticas. Y, en efecto, la priva-
tización de los servicios públicos, sean cuales fueren las
razones para ello, se traduce dramáticamente en una
merma considerable del excedente de consumo de la
gran mayoría poblacional. Y toda vez que esta gran
mayoría es la base de sustentación que legitima el sis-
tema político de las democracias capitalistas, en el en-
tendido de que la convivencia democrática es la mejor
opción de organizarse políticamente la sociedad por-
que ésta le procura el mayor disfrute de su esfuerzo
productivo que se traduce en unos mayores niveles de
vida, un efecto perverso en sus niveles no materiales de
existencia colectiva redundaría cuan boomerang en el sis-
tema político mismo al procurarse, por esta vía, una
menor estabilidad del sistema que todo descontento so-
cial trae implícitamente consigo al vérsele afectada su
situación económico-social. Luego, la crisis asistencial
del Estado, valga desde nuestro ángulo de las cosas
remacharIo finalmente, la crisis fiscal del Estado be-
nefactor, tiene paradójicamente en los impuestos y en la

226
orlvatízaclón el techo -más político que económico-
de la reversión efectiva de la crisis estatal presente.

v
La conformación del sistema político, en cuanto
representante de la clase dominante, se manifiesta en
virtud del desarrollo de las fuerzas políticas que históri-
camente se hace posible y de la relación -igualmente
histórica- que bien logre guardar con la organización
económica de la sociedad.
En Venezuela, el decurso histórico que explica bien
esta relación social no podría entenderse sin la caracte-
rística de autonomía que para el año de 1944, el Estado
venezolano logra hacer suyo. Esto merece una explica-
ción adicional.
Hasta 1944 el financiamiento de la actividad guber-
namental corría por cuenta de los impues-tos pagados
por la clase agrícola y comercial-financiera. A partir de
esa año y con arreglo a la Ley de Hidrocarburos del año
inmediatamente anterior (1943), que le reserva al Es-
tado la soberanía impositiva concebida en materia pe-
trolera, el financiamiento de la actividad gubernamen-
tal logra hacerse a través del ingreso petrolero, lo cual
le da cierta autonomía a la gestión pública, por cuanto
el Estado ejerce la propiedad jurídica de los yacimien-
tos petrolíferos.
Sociopolíticamente visto, hasta 1944, la actuación
político-administrativa del Estado venezolano estaba en
función de, o relacionada con, los vaivenes o sujeción a
la clase social agrícola y comercial-financiera; pero lue-
go, a raíz de una mayor participación fiscal del petró-
leo en las finanzas públicas, la relación se invierte, y
pasa entonces el Estado a conformarse como una suer-
te de clase social bajo el auspicio de la actividad econó-
mica petrolera. Clemy Machado de Acedo no pudo ha-
berlo expuesto de mejor forma: "[El Estado venezolano]
gracias al nuevo tipo de actividad económica basada en
la producción y explotación del petróleo, y al conjunto
de decisiones políticas y coyunturales históricas favora-

227
bles, incrementa sus ingresos fiscales en una medida
que le permite pasar a convertirse en factor de acumulación,
lo que representa un punto de ruptura con respecto a la
época anterior"."
En efecto, como bien puede verse en el Cuadro 1,
la dinámica así descrita del proceso fiscal venezolano
no puede ser mas elocuente. Permítasenos insistir nue-
vamente en esto.
Es precisamente a partir del año 1944 y no antes,
como a un grueso número de los estudiosos de nuestra
realidad económico-social les resulta conveniente aún
creer, cuando la actividad fiscal derivada de la activi-
dad económica petrolera se hace virtualmente prepon-
derante. Preponderancia esta que a la postre signifi-
caría todo un hito histórico en la fundamentación eco-
nómica de nuestra democracia.

9. C!emy Machado de Acedo: "El Estado y su Papel en la Conforma-


ción de la Sociedad Capitalista Venezolana". Estado y Grupos Econó-
micos en Venezuela. Ateneo, Caracas, 1981, pp. 19-93.

228
CUADRO 1
INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS
(millones de bolívares)

Años Ingreso Fiscal Otros Total


Petrolero

1917 0.16 71.84 72


1918 0.69 52.31 53
1919 1.31 55.69 57
1920 1.46 99.54 101
1921 2.21 79.79 82
1922 7.50 63.50 71
1923 3.78 84.22 88
1924 5.91 96.09 102
1925 20.87 99.13 120
1926 17.88 154.12 172
1927 21.43 160.57 182
1928 46.19 140.81 187
1929 50.54 179.46 230
1930 47.33 208.67 256
1931 46.98 163.02 210
1932 45.15 139.85 185
1933 44.78 127.22 172
1934 52.05 119.95 172
1935 59.30 143.70 203
1936 63.61 125.39 189
1937 81.78 192.22 274
1938 118.61 212.39 331
1939 109.47 231.53 341
1940 97.71 256.29 354
1941 121.45 224.55 346
1942 87.75 237.25 325
1943 139.30 166.70 306
1944 269.39 176.61 446
1945 353.50 260.50 614
1946 489.01 223.99 713
1947 689.48 410.52 1100
1948 1158.10 403.90 1562
1949 1269.35 666.65 1936
1950 901.06 994.94 1896
1951 1317.10 949.90 2267
1952 1475.82 932.18 2408
1953 1589.07 944.93 2534
1954 1497.90 1134.10 2632
1955 1714.29 1277.71 2992

sigue ...

229
CUADRO 1 (cont.)

Años Ingreso Fiscal Otros Total


Petrolero

1956 3108.31 1271.69 4380


1957 3821.85 1583.15 5405
1958 2713.01 1992.99 4706
1959 3225.02 2517.98 5743
1960 3001.63 3115.37 6147
1961 3236.10 3837.90 7074
1962 3224.02 3264.98 6489
1963 3597.95 3006.05 6604
1964 4765.62 2367.38 7133
1965 4830.13 2433.87 7264
1966 4912.00 2839.00 7751
1967 5699.00 2840.00 8539
1968 5824.00 2951.00 8775
1969 5483.00 3178.00 8661
1970 5751.00 3747.00 9498
1971 7688.00 3949.00 11637
1972 7940.00 4252.00 12192
1973 11221.00 4833.00 16054
1974 36508.00 6050.00 42558
1975 31795.00 10103.00 41898
1976 24638.00 13492.00 38130
1977 25370.50 15135.50 40506
1978 25810.00 14313.00 40123
1979 33308.00 15031.00 48339
1980 45331.00 17366.00 62697
1981 70885.00 21878.00 92672
1982 49223.00 29024.00 78247
1983 40546.00 31266.00 71812
1984 60561.00 38659.00 99220
1985 62103.00 45757.00 107860
1986 42873.00 58085.00 100958
1987 66096.00 84526.00 150622
1988 91433.00 68857.00 160290
1989 225471.00 68389.00 293860
1990 425838.00 87797.00 513635
1991 556315.00 138889.00 695204
1992 680044.00 105630.00 785674
1993 831290.00 56628.00 887918

FCENTES: T.E. Carrillo Batalla: La Evaluación de la Inversión del Ingreso


Fiscal Petrolero en Venezuela. UCV, Caracas, 1968, Cuadro N" 7
del Apéndice. MEM: Petróleo y otros Datos Estadísticos (varios años).
Estimaciones Propias.

230
VI

El gasto público es el instrumento económico por


medio del cual el Estado venezolano hace manifiesta-
mente suyo su injerencia en la actividad económica de
los negocios, concurriendo a su usufructo toda una ga-
ma de estratos sociales que, no sin sus desigualdades
distributivas, incluye hasta los sectores más débiles de
la población. Las cuantiosas erogaciones que por concep-
to de subsidios el Estado venezolano bien ha venido
haciendo, incluyendo desde luego hasta la mengua de
estos últimos años, en la práctica real de las cosas no
puede menos que significarnos una alta cuota de realis-
mo a lo ya antes dicho (véase en su efecto la figura 1).
Otra manera igualmente ilustrativa a este respecto,
bien podemos encontrarla en la figura 2. En esta figura
en particular tenemos representados los aportes paga-
dos del gobierno central por concepto de sus funcio-
nes típicamente sociales, cuales son: educación, sani-
dad, seguridad social y servicios de asistencia social,
vivienda y otros servicios sociales para la comunidad.
Pues bien, estos montos significativos de recursos, cuya
asignación así descrita corre por cuenta del Estado, to-
ma el siguiente derrotero histórico: O 1958-1974: perío-
do en el que si bien es cierto que el monto absoluto de
estas erogaciones distributivas es manifiestamente me-
nor, su variación interanual promedio, por el contrario,
nos describe un ritmo de crecimiento sustancialmente
mayor, toda vez que éstas crecieron -en términos reales-
a una tasa del 8,4%. ii) 1974-1988: período en que, por
el contrario, los aportes sociales, siendo mucho mayor
en términos absolutos, su variación interanual prome-
dio es significativamente menor, toda vez que ésta cre-
ció -en términos igualmente reales- a una tasa del 0.46%.
iii) 1988-1993: período en que la tendencia histórica de
estos aportes acentúa el cambio de dirección, tanto en
lo que atañe al monto de sus erogaciones absolutas,
como al de su variación interanual promedio. Estas cre-
cieron análogamente en un 18.0%.

231
FIGURA 1
GASTOS EN SUBSIDIOS
VENEZUELA 1958 - 1993
8<XlO -r-----------------------------....,
7000

6000

5000
N
VJ
N 4000

3000

2000

1000

O~~~~"Y"'"""T_r_.,....,._r_,....;.....,....r_r'"T"'""r_r~r_T'"...,..__,__r_...,..__,r_T"..,......._r_...,..__,~
1~~ro~~ro~ffiffi~ffiooMn~~~~~~~~oo~~ro~~oo~oooooo~~m

FUENTE: Cuadro 1 del anexo estadfstico


RGURA 2
APORTES SOCIALES
VENEZUELA 1958 - 1993
35000

30000

25000

N 20000
I,).l
I,).l

15000

10000

5000

o-t--'--r"""1I"""T-r-r--'--T""'1r-T-r-r--'--T""'I:-T-r-r-"""'T""'II"""T-r-r-..,-r-r"""1I"""T-r-r-..,....-r-1r-1
1~$ro~~~~ffiffi~mm~nn~~~~n~~~~~~~~~~~OOOO~~OO

FUENTE: Cuadro 1 del anexo estadlstico


Pero visto además a lo largo de los distintos períodos
gubernamentales que hasta el presente orden demo-
crático hemos tenido, la tendencia histórica unívoca,
desigual por demás en lo que le atañe al ritmo de
crecimiento de estos aportes sociales del Estado, se nos
hace virtualmente patente en el cuadro 2.

CUADRO 2
TASA DE CRECIMIENTO INTERANUAL PROMEDIO DE LOS
APORTES SOCIALES DE LA ADMINISTRACION GENERAL

Período Tasa de
Crecimiento

1958-1963 3.9
1964-1968 4.2
1969-1973 8.8
1974-1978 7.4
1979-1983 3.9
1984-1988 -4.8
1989-1993 -12.9

FUENTE: Cálculos propios apoyados en los datos contenidos en el


cuadro 1 del anexo estadístico.

Quepa pues en conjunción con las figuras 1 y 2,


además del cuadro que le es atinente a esta última, el
señalamiento que sigue: el monto de estas erogaciones
distributivas así como su ritmo de crecimiento es produc-
to de la más pura decisión política. Vale decir, del
sentido de equidad que en los diversos períodos constitu-
cionales de nuestra historia democrática ha logrado de
tal suerte prevalecer. Donde el sentido de equidad no
puede menos que entenderse como la virtud política
que fundamenta el sentido de justicia social que anima
el ejercicio práctico de lo político.

234
VD

La crisis económica de Venezuela, de la que ya en


otra parte hemos hecho alusión, es definitivamente una
crisis de inversión 10. Y ello no puede sino ocurrir así,
en virtud de que acontece en el seno de la actividad
real de la economía. Esto es: en el seno de las relacio-
nes mercantiles cuyo esfuerzo socialmente productivo
se destina a la elaboración de bienes y servicios para el
mercado. O dicho de otra manera, al mirársele desde su
contraparte natural, en el seno de la actividad econó-
mica que se destina a la producción de los recursos que
va a ser objeto de su asignación productiva entre el
consumo y el ahorro, siendo el consumo, y más espe-
cíficamente la parte correspondiente a la adquisición de
servicios, la variable fundamentalmente determinante de
los estándares de vida de la población.
La evolución del consumo de servicios en Vene-
zuela, enmarcado dentro del período democrático, to-
ma un rumbo que, como bien puede verse en la parte
superior de la figura 3, tiende a ser virtualmente favorable.
De 19.371 millones de bolívares que en el año de 1958
los consumidores venezolanos lograron adquirir en ca-
lidad de servicios, en el año de 1993 esta adquisición
realmente efectiva de servicios se cifra en 128.151 millo-
nes de bolívares. Vale decir, el ritmo de crecimiento
interanual promedio de dicho consumo se hizo efec-
tivo a una tasa del 5.3%. Pero este nivel de riqueza no
material, que hasta el presente los venezolanos hemos
sin lugar a dudas disfrutado, no solamente contiene los
niveles de "ocio" como en la teoría económica del bie-
nestar se entiende -la compensación social del esfuer-

10. cr. Moisés Mata A: El Desenvolvimiento del Hecho Económico


Venezolano y las Posibilidades de su Evolución Futura. Cuader-
nos CECES (2), Mérida, 1988, pp. 45-62; Y más recientemente,
La Eficacia Económica del Sistema Productivo Venezolano. Cuader-
nos lJfS, N" 2, Mérida, 1993.

235
zo productivo de la comunidad 11_, sino que además con-
tiene los aportes sociales que la voluntad política del
Estado hace manifiestamente suyo. ¿Cuál hubiese sido la
adquisición real de servicios por parte de las unidades
familiares de no haberse esto hecho posible?
En la parte inferior de la figura 3 tenemos igual-
mente representada la adquisición real de servicios por
parte de los consumidores venezolanos, pero esta vez
deduciéndole los aportes sociales el Estado. La interpre-
tación económico-social y hasta política de los resulta-
dos no puede ser más contundente: si bien es cierto
que el consumo real de servicios en Venezuela hubiese
seguido acusando una tendencia por demás favorable,
no menos cierto es que ésta se hubiese dado a unos
niveles de bienestar colectivo significativamente menor.
Los aportes sociales suministrados por el Estado vene-
zolano en su configuración democrática, convencido es-
tamos de ello, y sin dejar de prever la urgida necesidad
que la presente administración pública tiene de revertir
la tendencia desfavorable de estos dos últimos lustros,
porque en ello está precisamente en juego la virtud
política de quienes gobiernan la república con apego al
espíritu de las leyes, han logrado de tal suerte ensan-
char las fronteras de posibilidades realmente efectivas
de consumo por parte de los venezolanos.

11. Cf. J. de V. Graaff: Teoria de la Economía del Bienestar. Amorrortu,


I3uenos Aires, 1967.

236
FIGURA 3
CONSUMO DE SERVICIOS
VENEZUELA 1958· 1993

25000

0‫סס‬oo

75000

50000

25000 b:::;:::;~;;""""''''''''''''-

O+~r-T--r"""'~"""'--"T"""T'"-r-~r--I"""T"-r-~.....,~-r--r-~r-r"""T"-r--r-"T"""r-r.....,.-r-r-l
1~$OO~~m~ffi~~mm~nn~~~~n~~oom~ro~ffiffi~mooOO~~m

- Servicios Servicios menos Aportes Sociales

FUENTE: Cuadro 2 del anexo EstadIstica


VllI

No obstante lo anteriormente señalado, y bien vale


como añadidura final, no deja de tener razón Brewer
Carías cuando asienta que "en los últimos años, el creci-
miento del producto territorial bruto en el país [...1 descen-
dió, y fue más bien negativo; la deuda externa [...1 ha
llegado a niveles sin precedentes y de los más altos de
América Latina; la tasa de desempleo ha aumentado
considerablemente; por primera vez en muchas déca-
das el país comienza a sentir los efectos de la infla-
ción; y no se aprecia en un futuro próximo, aumento
posible en el precio del petróleo en forma tal que sin
esfuerzo l. . .l podamos resolver aspectos de la crisis"12.
Así las cosas, imposibilitado el sector público de
atender con holgura los programas y actividades socio-
económicas que le son atinentes, cobra para ello mayor
fuerza el precepto epistemológico de Lionel Robbins
según el cual ".. .la significación de la economía, sino su
propia existencia (léase aquí de la economía pública)
depende de una valoración final; de la afirmación de
que es conveniente la racionalidad y la capacidad para
elegir con conocimiento" .13 Así también de nuestra parte
lo creemos.
El éxito que los programas-socio-económicos del
sector público bien puedan reclamarse para sí a partir
de ahora, dependerá definitivamente de la posibilidad
efectiva de que dichos programas sean configurados sa-
biamente. Y esto es una cuestión que, por su propia
naturaleza técnica, trasciende la mera voluntad política
de hacer las cosas bien. Puede entenderse entonces el
grado de responsabilidad moral que tanto al ejercicio
práctico de la política como al de la economía, bien le
asiste. La tarea no puede ser en verdad más deterrni-

12. A.R. Brewer Carías: El Estado Incomprendido. Vadell Hermanos,


Caracas, 1985, p. 28.

13. 1. Robbins: Ensayo sobre la Naturaleza y Significación de la


Ciencia Económica. FCE, México, 1980, cap. VI.

238
nante para la conciencia pública: la prosecución man-
comunada (políticos y técnicos) de la eficiencia pública
en aras del bienestar colectivo. Esta es finalmente la
valoración definitiva que la realidad misma de las cosas
le impone hacer al sector público.

239
ANEXO ESTADISnCO
CUADRO 1
SUBSIDIOS Y APORTES SOCIALES DEL GOBIERNO CENTRAL
(millones de bolívares a precios de 1984)

Aportes Sociales
Años Subsidio del
Gobierno Central

1958 151 5277


1959 184 5680
1960 197 6197
1961 188 6932
1962 185 6297
1963 179 6645
1964 474 7754
1965 588 8904
1966 412 9498
1967 361 10996
1968 414 9532
1969 456 10091
1970 378 11272
1971 293 11865
1972 361 12936
1973 628 15431
1974 2858 20849
1975 2640 21167
1976 2447 25658
1977 3600 31947
1978 4356 29868
1979 4332 28077
1980 5132 31927
1981 4702 31089
1982 3735 32042
1983 2585 34067
1984 3055 28590
1985 3207 29184
1986 3137 29364
1987 6836 25739
1988 7690 22321
1989 7605 13584
1990 7054 10842
1991 6489 9070
1992 6096 7747
1993 5865 6778

FUENTES: Estimaciones propias apoyadas en La Economía Venezo-


lana en los Ultimos 35 Años, BCV. Series Estadísticas de
Venezuela de los U1timos 50 años, BCV, Tomos I y V.
CERF: Clasificaciones del Gasto Público, Caracas, 1987, e
Informes Económicos del BCV (varios años).

243
CUADRO 2
GASTO DE CONSUMO FINAL DE LOS HOGARES EN SERVICIOS
(millones de bolívares a precios de 1984)
Servicios menos
Años Subsidios Aportes Sociales del
Gobierno Central

1958 19371 14094


1959 21080 15400
1960 21107 14910
1961 21870 14938
1962 23606 17309
1963 24652 18007
1964 26780 19026
1965 28795 19891
1966 29889 20391
1967 32187 21191
1968 34337 24805
1969 35377 25286
1970 42487 31215
1971 41975 30110
1972 45258 32322
1973 47904 32473
1974 57415 36566
1975 62664 41497
1976 67460 41802
1977 77842 45895
1978 82584 52717
1979 86237 58160
1980 99113 67186
1981 103659 72570
1982 99761 67719
1983 99489 65422
1984 98106 69516
1985 102674 73490
1986 108222 78858
1987 111908 86169
1988 116890 94569
1989 113682 100098
1990 118281 107439
1991 121484 112414
1992 124773 117026
1993 128151 121373
FUENTES: Estimaciones propias apoyadas en La Economía Venezolana
en los Ultimes 35 Años, BCV. Series Estadísticas de Venezuela
de los Ultimas 50 años, BCV, Tomos 1 y V.
CERF: Clasificaciones del Gasto Público, Caracas, 1987, e
In/armes Económicos del BCV (varios años).

244
HECHOS E IDEAS
CONVERSACION A DOS VOCES

ENTREVISTA CON EL DOCTOR ANTONIO CASAS GONZALEZ


PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL DE VENEZUELA

Con el título de este encabezamiento inicia la Revista


Nueva Economía, a partir de este número, una sección de-
dicada a entrevistas de personas con opiniones y desempe-
ños relevantes en las actividades de los sectores público y
privado de la economía venezolana. Así quiere contribuir este
órgano de la Academia Nacional de Ciencias Económicas a la
difusión y discusión del pensamiento económico del país.
En este espacio se inserta a continuación la entre-
vista que hiciera al doctor Antonio Casas González, Presi-
dente del Banco Central de Venezuela, el doctor Héctor Ma-
lavé Mata, director de esta Revista, el 6 de agosto de 1996,
sobre materia que atañe a la estricta competencia del insti-
tuto emisor de la Nación.

HMM: VaYaJIlos de lo general a lo particular. Intentemos ob-


servar el ámbíto general de la economia venezolana, tal
como hoy se presenta en medio de esta crisis que per-
siste y resiste la acción de terapias convencionales. El
enfoque económico neoclásfco, en ciertos aspectos, pa-
rece haber caído en algunas trampas de sus propios
postulados de ajuste. En nuestro caso, según experiencias
recientes, los agentes económicos parecen atrapados en
un escenario imperfecto determinado en gran parte por
factores perversos de la competencia, allí donde se ad-
vierte que el solo manejo de la masa monetaria no po-
see neutralidad ni propiedad curativa. En este sentido
entendemos, sin embargo, que una escalada general de
los precios podría no cuestionar esencialmente el esta-
tuto monetario. Pero, a juzgar por no pocas evidencias,
la tenacidad del proceso inflacionista parece revelar la
impotencia de la politica ortodoxa para dominarlo. Si
se confiere a esta apreciación un carácter conjetural,
pienso que una buena manera de cotejarla es conocien-
do su opinión al respecto. ¿Cree usted que puede ser

247
vencida o refrenada la inflación con la' política mone-
taria que se aplica actualmente en Venezuela? ¿Acaso el
detrimento causado a la aueonornía del Banco Central
no repercute en los arbitrios de estabilización que ma-
neja este Organismo?

ACG: Debería antes precisarse en qué consiste la política


monetaria que viene aplicando el Banco Central, cuá-
les son sus objetivos, qué instrumentos utiliza y qué
fuerzas influyen sobre ella. Al respecto no puede olvi-
darse que el Gobierno Nacional y PDVSA producen
efectos monetarios muy peculiares y propios de la
economía venezolana, debido a que los ingresos de
divisas del país, en su mayor parte, provienen de las
exportaciones de petróleo que realiza PDVSA. Estas
divisas son vendidas al Banco Central en forma obli-
gatoria, de acuerdo al Convenio Cambiario vigente. La
venta de esas divisas al BCV produce a PDVSA ingre-
sos en bolívares con los cuales paga al Fisco los
impuestos, dividendos y otras contribuciones que le
debe, y remunera a distintos sectores de la economía
privada como proveedores de bienes y servicios a la
industria petrolera (sueldos y salarios, suministros, ser-
vicios, etc.). A su vez, cuando el Gobierno Nacional
gasta los recursos recibidos de PDVSA en múltiples
formas, para cumplir los fines del Estado, inyecta a la
economía el dinero que había creado el BCV al com-
prar las divisas petroleras. Estas son actuaciones del
Fisco y de PDVSA que tienen un efecto monetario
importante y directo en la economía, sobre el cual el
BCV no ejerce influencia alguna ni está en capacidad
de limitarlo -excepto a través de su papel como conse-
jero del Gobierno Nacional. Por tanto, aquellas son
situaciones ante las cuales el BCV se ve obligado a
actuar como factor compensador de un proceso que
no ha iniciado.
El efecto más importante de esta dinámica en la
creación de dinero en Venezuela es que la inflación
no puede ser vencida con la aplicación de sólo la

248
política monetaria del BCV, porque ésta es apenas
parte de un todo -y no siempre la más importante-o
Los otros componentes, gasto público y de PDVSA,
están fuera de su alcance, en el sentido de que no
puede ejercer control alguno sobre ellos.
La efectividad de los instrumentos de política del
Instituto Emisor en el proceso descrito de creación de
dinero, ha estado siempre limitada por la estrecha
relación estructural e histórica entre las exportacio-
nes principales del país y los ingresos y gastos del
Estado. En ese sentido, la poca autonomía del BCV
para manejar ese proceso es de vieja data, y refleja
más bien una limitación estructural de origen his-
tórico antes que una restricción intencional de sus
atribuciones, propiciada por un Gobierno y un Con-
greso en particular.
Sin embargo, los intentos conscientes de limitar
su autonomía sí se han producido en otras áreas, tales
como en la administración del régimen cambiario y
en las resistencias, en ciertos momentos, a las propues-
tas del Banco de dejar la fijación de las tasas de
interés a la libre determinación por el mercado. Por
otra parte, en aspectos tales como las emisiones de
TEM, la política de encajes, fueran éstos remunera-
dos o no, y la actividad crediticia frente al sistema
bancario, ha habido total independencia en la actua-
ción del Instituto Emisor, aunque, como es natural en
un sistema democrático, existen opiniones que discre-
pan de las del BCV, pero ellas no provienen sola-
mente del Gobierno ni afectan en absoluto la autono-
mía del Instituto.

I1MM: El proyecto de presupuesto nacional del año 1997 ha


sido concebido, según informara el Ministro de Hacien-
da, sobre la base de un tipo de cambio promedio de 550
bolivares por dólar. El Banco Central ha previsto, confor-
me al régimen de bandas de flotación que ha fijado
últimamente, un tipo de cambio de 521,70 bolivares por
dólar para el cierre del presente ejercicio fiscal, con

249
posibilidad de situarse, segün algunos analistas, entre
700 y 800 bolívares por dólar en diciembre de 1997, si
no se modifica la paridad del bolívar con la divisa cla-
ve. En esto último, decimos, influye el comportamien-
to erogativo del sector público consolidado, el proceso
inflacionista y la administración de la liquidez externa
del país, ¿Cómo considera usted la actuación del Ejecu-
tivo en la tarea de reducir el d~flcit fiscal1 Asimismo,
por cuanto es materia que concierne al Instituto que
usted preside, importa preguntar ¿cómo se vislumbra la
evolución de las reservas internacionales del pais en
este año?

ACG: Si el Gobierno Nacional cumple con los compromi-


sos asumidos con el FMI en la Agenda Venezuela,
deberá reducir el déficit subyacente del gobierno cen-
tral 1 de 4,0% del PIB en 1995 a 2,0% del PIB en 1996,
hasta alcanzar el equilibrio en 1997. Esperamos que
estos compromisos se cumplan porque, de no lograr-
lo a través del presupuesto de ingresos y de gastos,
probablemente ocurrirá una de dos cosas, o una cier-
ta combinación de ambas: a) un déficit fiscal supe-
rior al previsto, el cual genera mayor liquidez en la
economía por lo que la meta inflacionaria de 1,5%
mensual a fin de año lamentablemente sería sobrepa-
sada; o b) el BCV, para neutralizar ese efecto, deberá
retirar de la circulación el dinero inyectado por la
gestión fiscal en exceso de lo previsto en el Progra-
ma Monetario de la Agenda Venezuela. Para lograr
ese efecto compensador, el BCV tendría que utilizar
los instrumentos que la Ley pone en sus manos: í)
mayores emisiones de TEM que aumentarían todavía
más el saldo en circulación, lo que significa que las
pérdidas del BCV por crecientes costos financieros
serán mas elevadas de lo previsto. Este déficit, que
deberá ser incluido en el Presupuesto de Gastos o

1. El déficit subyacente es la base de referencia del programa


económico. Este concepto incluye el resultado de la gestión
financiera del gobierno central más el resultado operativo del
ncv.

250
financiado por el Gobierno mediante endeudamiento
adicional, significa, en esencia, que el déficit fiscal
consolidado -aquel que incorpora el del BCV- será
mayor y acentuará las presiones inflacionarias. ii) Otro
modo de neutralizar en un primer momento los efec-
tos sobre los precios que derivan de un mayor déficit
fiscal sería el de incrementar los encajes legales de la
banca. Aparte de otras consideraciones que hacen in-
conveniente la utilización frecuente de este instru-
mento, el mayor costo financiero para la banca de-
bido al mayor encaje, pronto se trasladaría a las em-
presas vía aumento de las tasas de interés, y ense-
guida a los precios de productos finales. Como se ve,
no queda mejor alternativa para limitar la inflación
que reducir el déficit fiscal lo más posible y de ma-
nera inmediata y directa.
En lo que toca a las Reservas Internacionales
Brutas, han ocurrido hechos favorables, aunque algu-
nos de ellos fortuitos, que permiten prever que las
reservas aumentarán aún más en lo que resta del año,
hasta alcanzar a fin de año una cifra que podría lle-
gar a $ 12.300 millones, lo que significaría un au-
mento de $ 2.600 millones, aproximadamente, duran-
te 1996, generado en su mayor parte después del 22
de abril, cuando se restableció la libertad cambiaria
en Venezuela. A su vez, se prevé que las Reservas
Internacionales Netas registrarán también una fuerte
recuperación, muy por encima de la meta establecida
en la Agenda Venezuela de $ 1.500 millones en 1996.
Los dos hechos favorables que se produjeron más allá
de cualquier previsión optimista, fueron: a) el mayor
valor de las exportaciones petroleras debido al com-
portamiento más favorable de los mercados interna-
cionales; y b) la rápida respuesta de inversionistas
nacionales y extranjeros a la liberación del sistema
cambiario y de las tasas de interés. En efecto, fue
sorprendente la rapidez con que a partir de abril retor-

251
naron al país fondos de venezolanos y de extran-
jeros, atraídos por las ventajosas tasas de interés que
ofrecía el mercado nacional y por la certeza intuitiva
-sin que se hubieran dado garantías formales para
ello- de que la tasa de cambio se mantendría dentro
de niveles razonables. Ha sido tal la afluencia al país
de fondos en dólares, no sólo de carácter especu-
lativo de muy corto plazo, sino de plazos mayores,
que en los primeros meses después de la liberación el
BCV ha tenido que desembolsar relativamente pocos
dólares para atender los requerimientos normales del
mercado, lo que ha conducido a una acumulación de
Reservas Internacionales en estos cuatro meses de liber-
tad cambiaria mucho mayor que la prevista.

HMM: El reto de abatir la inflación en Venezuela ha suscitado


dudas y cuestiones a la luz de algunos indicadores anun-
ciados sobre la tendencia de los precios durante este
año y el siguiente. La mayor duda surge con respecto a
la declaración optimista de reducir el dHIcit fiscal de
este ejercicio a 1,5% del PIB, en circunstancias en que
el considerable financiam1ento crediticio del gasto pú-
blico significa la generación de un déficit fiscal de no-
table incidencia inflacionaria. El desempeño deficita-
rio del sector público y su habitual financiación inorgá-
nica restan, como creemos, operatividad y eficiencia a
la estrategia desinflacionaria del Banco Central. ¿Puede
hablarse con propiedad, en esta coyuntura severamen-
te deficitaria, de una armonización efectiva entre la po-
lítica fiscal y la política monetaria para combatir la infla-
ción en el país? De no ser así, ¿cómo explicar la razón
de la incongruencia entre ambas políticas?

ACG: En efecto, existen dudas de que el Gobierno Nacio-


nal pueda limitar el déficit fiscal al 2,0% del PIB en
1996, sobre todo si consideramos las enormes pre-
siones a que está sometido para atender incrementos
de gastos en áreas de indudable urgencia social como
son los servicios de salud, educativos y de seguridad.
Pero las presiones se extienden también a otras es-
feras de mucha menor urgencia, en las que grupos
interesados -políticos y económicos- siguen aspiran-

252
do a vivir en aquella ya vieja Venezuela donde el
Estado podía complacer todas nuestras aspiraciones,
válidas y urgentes algunas de ellas, y superfluas la
mayoría. Este es un problema de política que debe
ser restringido, si no resuelto totalmente, por acuer-
dos entre el Gobierno Nacional, el Congreso de la
República y los numerosos grupos de interés que de
un modo u otro ejercen presión sobre el Estado para
que éste les permita satisfacer sus aspiraciones: indus-
triales y agricultores, comerciantes, empresas públi-
cas y privadas, sindicatos, fundaciones, todos buscan
su propio objetivo, sin considerar que complacer sus
aspiraciones puede ir en detrimento del beneficio de
la comunidad nacional. En cualquier caso, el déficit
previsto de 2,0% del PIB es alcanzable si la acción
política del Gobierno frente a los grupos de presión
es exitosa. Además, se requiere que el déficit que
finalmente resulte sea financiado de manera volun-
taria y no a través de créditos forzosos al Fisco, logra-
dos por éste mediante el sencillo pero peligroso expe-
diente de incurrir en atrasos en el pago de sus obliga-
ciones. Si el financiamiento de ese déficit proviene
del exterior, además de ser menor su costo financie-
ro, produciría el beneficio adicional de fortalecer aún
más las reservas internacionales, con lo cual se contri-
buiría a mejorar la confianza en la moneda nacional
y, en consecuencia, a estabilizar el tipo de cambio.

HMM: Las expectativas del mercado cambiarlo no reflejan ac-


tualrncntc una mayor Inccrrldumbrc, como tampoco, al
parecer, abiertas tendencias especulativas contra nues-
tro signo monetario. Pero algunos analistas advierten
que la estabilidad alcanzada en el tipo de cambio no-
minal, desde el mes de abril de este año, es un fenó-
meno temporal, semejante al ocurrido en el pasado Inrne-
diato luego de otras fuertes devaluaciones del bolívar,
justificado además en este caso por la elevada acumu-
lación de inventarios, el adelanto de importaciones y
de pagos flrrancfceos antes del pasado mes de abril, y
otros factores que han determinado un bajo volumen

253
de operaciones en el mercado de divisas. se ha pronos-
ticado que una vez restablecido el flujo normal de la
demanda en el mercado de divisas vuelva a plantearse
un escenario de presiones sobre el tipo de cambio. ¿Có-
mo se observa desde el Banco Central esta coyuntura
del mercado cambiarlo y cómo actuaría este Instituto
frente a las eventuales presiones ya aludidas?

AeG: Precisamente, por las razones que usted ha mencio-


nado, en particular por la normalización esperada de
la demanda de dólares, es que el convenio suscrito
con el FMI mediante la firma del acuerdo de contin-
gencia ("stand by") prevé que ese Organismo ponga a
disposición del Bey 1.400 millones de dólares, con
los cuales reforzar aún más la posición de Reservas
Internacionales del Instituto, de tal modo que una
disponibilidad suficiente de divisas permita atender
los requerimientos normales del mercado para importa-
ciones de bienes, equipos y materias primas. Estas
necesidades aumentarán en la medida en que, como
se espera, se incremente la actividad de inversión y
producción, ya que para 1997 se prevé un aumento
del PIE de aproximadamente el 4%, aunque en 1996
todavía habrá una contracción de alrededor del 1,0%.
Por otra parte, como expliqué antes, una mayor pro-
visión de Reservas Internacionales contribuye también
a generar más confianza en la estabilidad del tipo de
cambio, por lo que las presiones contra el bolívar
provenientes de capitales especulativos se reducen al
mínimo, cuando no se da el caso de que se reviertan
en favor del país, tal como ha venido ocurriendo
desde abril.
Sin embargo, el Bey está preparado para aten-
der eventuales presiones sobre el tipo de cambio,
utilizando para ello, por una parte, las Reservas Interna-
cionales Operativas de que dispone, que para la fecha
alcanzan a casi $7.000 millones y que para diciembre
se habrán ubicado en $8.100 millones aproximada-
mente. Además, el Instituto dispone de inmediato del

251
primer desembolso que hizo el FMI en la tercera se-
mana de julio por US$ 500 millones, a raíz de la firma
del convenio, así como de los próximos aportes que
sucesivamente hará el Fondo, hasta que en marzo de
1997 habrán alcanzado, como indiqué antes, a $1.400
millones. El vigente régimen de bandas también con-
tribuye a la estabilidad del sistema, ya que el BCV
permite que el tipo de cambio aumente (deprecia-
ción del bolívar) o se reduzca (apreciación) dentro de
los límites establecidos por las bandas. Este mecanis-
mo distribuye la fuerza de las presiones que pudie-
ran existir contra nuestra moneda, absorbiendo parte
de tales presiones con las reservas mismas y permi-
tiendo que el resto se refleje en cierta depreciación
de la moneda nacional, dentro del límite máximo esta-
blecido por la banda de fluctuación.

HMM: El Banco Central, en sus desempeños por lograr la esta-


bilización de los precios, ha insistido en una poUtica
monetaria que rcqulere de una coordinacIón efectiva
con la poUtica fiscal. Al menos desde 1993 ha venIdo
señalando la necesIdad de colocar el ajuste fiscal como
condIción básica para el desarrollo de una poUtIca mo-
netaria que logre reducir la tasa de inflación. SuponIen-
do que este enfoque sea el indIcado para combatir eficaz-
mente el proceso inflacionarIo, ¿cómo evalúa el BCV
los postulados y medIdas consagrados en la Agenda Ve-
nezuela a propósito de la poUtica fiscal de corto plazo?
¿Es adecuado el ajuste fiscal pautado para 1996-1997 en
términos de su naturaleza y alcance, a los efectos de
abatir la inflación?

ACG: Como premisa del análisis, nos parece en el BCV que


los ajustes económicos en un país desviado de la
senda correcta desde hace varios años no pueden
producirse abruptamente. Reducir en este contexto el
déficit fiscal más allá del 1,5% del PIB en apenas un
año, cuando se parte de que el déficit inmediato anterior
fue tres veces mayor, significaría un reajuste de tal
magnitud que tendría consecuencias económicas, so-
ciales y políticas difíciles de manejar, sin arriesgar la

255
estabilidad social. En este sentido, ya lo expresó clara-
mente el Presidente de la República en la Asamblea
de Fedecámaras, en Maturín, cuando, refiriéndose a la
Agenda Venezuela y a los sacrificios que exige, seña-
ló que "por sobre todo, es necesario mantener la paz
social". No se trata de que el ajuste fiscal previsto
para limitar el déficit al 1,5% del PIB sea el más
adecuado, ya que el desiderátum sería reducirlo a
cero, pero es lo posible en las circunstancias actuales
de la economía venezolana. Por esa razón es que se
hace necesario soportar una inflación objetivo para el
resto de 1996 de 11% en cifras redondas, la cual es
compatible con el déficit indicado y con la acumu-
lación de Reservas Internacionales prevista. Por su-
puesto que sería ideal reducir la inflación aún más, y
que en el primer semestre de 1997 no fuera de 1%
mensual, como está previsto, sino que se redujera a
los niveles internacionales de un dígito bajo (3% a 5%
anual), pero ello requeriría mayores esfuerzos de reduc-
ción del gasto público mediante una racionalización
más profunda de la administración pública y la priva-
tización acelerada de numerosas empresas del Esta-
do, que no sería muy realista prever como posible de
cumplir en el breve lapso que queda de 1996.

HMM: He mencionado antes la Agenda Venezuela con la in-


tención de precisar algunas cuestiones inherentes al Pro-
grama de Estabilización MacroeconóJIlica que se viene
aplicando desde abril de este año, con el objeto de desace-
lerar la movilidad ascendente de los precios y crear las
condiciones para un crecímleruo equilibrado y soste-
nido de la economía. En el marco del memorando de
entendimiento con el FMI se ha establecido un con-
junto de metas indicativas que deberán ser evaluadas
cada trimestre, como es usual en tales tipos de compro-
misos suscritos con el Fondo. Entre las metas fijadas se
encuentra la de un incremento de re·servas internacio-
nales netas hasta diciembre de 1996 cercano a los 1.500
millones de dólares, magnitud que afectará simultánea-
mente la meta de crédito interno. ¿Estaría el Banco Cen-
tral, con esa restricción, en condiciones de operar con

256
holgura frente a posibles perturbaciones en el merca-
do de divisas?

ACG: El incremento de Reservas Internacionales Netas pre-


visto y acordado en el convenio con el FMI está en
vías de alcanzarse con holgura mucho antes de diciem-
bre del año en curso, fecha prevista para evaluar el
cumplimiento de esta meta tan importante. El obje-
tivo preciso es que las Reservas Internacionales Ne-
tas aumenten en $1.500 millones en el lapso diciem-
bre 95-96. Para el cierre de junio, sin embargo, ya
habían aumentado en $1.485 millones, lo que signi-
fica que en los seis meses transcurridos del año se
logró prácticamente la meta anual. No vemos nin-
guna razón económica o política por la cual no pue-
da en el resto del año sobrepasarse la meta prevista.
Pero es necesario advertir que tampoco debe consi-
derarse un aumento de Reservas Internacionales que
vaya mucho más allá de la meta como algo deseable
y conveniente per se.
En efecto, una acumulación excesiva de Reser-
vas Internacionales significa, tal como traté de ex-
plicar en mi respuesta a su primera pregunta, que el
BCV ha puesto en circulación bolívares por canti-
dades también excesivas que, por ser en su mayoría
recibidas por el Fisco, probablemente muy pronto se-
rán inyectadas a la economía, generando presiones
inflacionarias más allá de las previstas. Para neutra-
lizar esta posible consecuencia, tendría el BCV que
actuar de una manera compensadora, emitiendo ma-
yores cantidades de TEM que absorban el exceso de
dinero puesto en circulación, lo cual llevaría al Ins-
tituto a incrementar sus pérdidas debido al mayor
costo financiero en que incurriría. Además, la acu-
mulación de Reservas Internacionales más allá de lo
programado, induce un aumento de la Base Mone-
taria -billetes, monedas emitidas y depósitos de bancos
en el BCV- que si excede la demanda de dinero, sólo

257
puede ser compensado por una reducción equiva-
lente de los Activos Internos Netos del Banco, lo cual
se logra de manera autónoma si el Instituto emite
TEM por el mismo monto. El efecto de emisiones
masivas de TEM sobre las tasas de interés es el de
introducir una alta volatilidad en éstas, lo cual es
contrario a la búsqueda de un camino estable para la
recuperación.
La solución a estas disyuntivas está nuevamente
en manos del Fisco Nacional, ya que sólo él podría
ahorrar -y por lo tanto evitar que entre al circuito
monetario- un monto equivalente a las Reservas acumu-
ladas en exceso. Ese ahorro bien podría utilizarse en
amortizar anticipadamente deuda externa, con lo cual
se neutralizaría definitivamente el exceso de liquidez
generado por el aumento de las Reservas.

HMM: Tal como ha sido previsto en el acuerdo con el FMI, por


decisión del Banco Central ha comenzado a regir, a par-
tir del día 8 de junio, un sistema de bandas de flota-
ción entre una frontera mínima de 434,75 bolívares por
dólar y una máxima de 505,25 bolívares, para cumplir
los términos ya sei\alados en el Programa de Estabili-
zación Macrocconómica. ¿Culíles son los criterios funda-
mentales para la instrumentación de un esquema de
bandas cambiarias actualmente en Venezuela? ¿CuM es
el rol de la política cambiarla con ese esquema: contri-
buir a estabilizar el nivel general de los precios o man-
tener la competitividad externa de la producción de bie-
nes transables? ¿Sería vlable tal esquema dada la llmi-
tación del enfoque fiscal de corto plazo y dada también
la restricción ya sei\alada en cuanto al incremento neo
to anual de las reservas internacionales?

ACG: Considerados ya en párrafos anteriores los aspectos


que tienen que ver con las restricciones para el cumpli-
miento del déficit fiscal máximo y para la acumula-
ción mínima de Reservas Internacionales, me referiré
a la naturaleza de las bandas de fluctuación y al obje-
tivo que persigue el BCV con su establecimiento. En
una apretada síntesis, el sistema de bandas busca alcan-
zar lo mejor de dos mundos posibles: que la estabilidad

258
relativa del tipo de cambio contribuya a frenar la
inflación -a constituir el tipo de cambio en "ancla",
como dicen algunos- y que al mismo tiempo se mue-
va de manera de mantener estable el tipo de cambio
real con miras a favorecer nuestras exportaciones y
que toda la presión que pueda venir de la demanda
de dólares no se ejerza contra las Reservas Interna-
cionales, sino que parte sea absorbida por el precio
de la divisa. Este término medio entre dos objetivos
extremos es lo que hace al sistema de bandas tan
atractivo para los países que lo aplican. En efecto, no
plantea la rigidez del sistema .de cambio fijo que, en
última instancia, sacrifica las Reservas Internacionales
y la competitividad al objetivo de evitar la inflación;
ni tampoco presenta la flexibilidad absoluta del siste-
ma de cambio flotante, que sacrifica el esfuerzo anti-
inflacionario al mantenimiento de las Reservas Interna-
cionales y de la competitividad externa. Ambas posi-
ciones tienen su justificación y dependería del caso
concreto de cada país el esquema que convendría
aplicar.

HMM: Ahora deseo plantearle un asunto de suma Impoetan-


cia en la programación financiera del Banco CentraL La
sei\alización de tasas de interés que ha venido hacien-
do el BCY a través de las operaciones con los Títulos de
Establllzación Monetaria (TEM) ha sido motivo de preocupa-
ción en algunos sectores y analistas. En particular se
advierte la gran volatilidad de los rendimientos de los
TEM dessde abril de 1996 y el cambio de dirección en la
estrategia de fijación del plazo promedio de esos títu-
ios. Esa estrategia comenzó con un intento de reducir
el vencimiento medio ofreciendo títulos a 15 días, y
terminó incrementándolo al colocar títulos a plazos de
6 meses y un año, ¿Que motivó este cambio de direc-
ción? ¿Cómo está evaluando el BCY la volatilidad de las
tasas de interés y sus Impactos monetarios, financieros
y reales?

ACG: En realidad no ha habido un cambio de dirección en


la estrategia del BCY en cuanto a la emisión de TEM
y a sus plazos. Sin embargo, es posible que el BCV

259
no haya sido suficientemente explícito, por lo que el
mercado ha podido percibir señales confusas y apa-
rentemente contradictorias. Quisiera comenzar expre-
sando que desde abril -el 16 de abril, para ser exac-
tos- el BCV no fija ni impone las tasas de interés que
cobra y paga el sistema bancario por sus operaciones
activas y pasivas. El Instituto apenas fija la propia -la
tasa de redescuento- que desde hace meses perma-
nece en 85% anual. Por supuesto que el BCV "in-
fluye" sobre las tasas de interés del mercado, como
todo Banco Central en el mundo. En nuestro caso, tal
influencia se ejerce a través de los volúmenes de TEM
que en cada ocasión se ofrecen al mercado, bien
mediante el sistema habitual de subastas, o a través
del mecanismo menos frecuente de colocación direc-
ta por la mesa de dinero del Banco. En cualquier
caso, el mercado reconoce la señal de que si el BCV
ofrece una cantidad muy elevada de TEM, significa
que espera recibir un precio relativamente bajo y, en
consecuencia, pagar un rendimiento (tasa de interés)
relativamente alto. Sin embargo, las previsiones del
BCV acerca de cuál puede ser en un momento dado
el exceso de liquidez de la economía no siempre son
acertadas -no posee un gran poder adivinatorio-, por
lo que, si en un momento dado cree que el exceso de
liquidez puede ser neutralizado con la oferta de cier-
to monto de TEM, resulta que al final las tasas bajan
porque la demanda de títulos fue mucho mayor que
la prevista y, en consecuencia, sus precios subieron.
Este proceso de prueba y error, que por su pro-
pia naturaleza está sujeto a muchas incertidumbres, se
hace más incierto por la existencia de capitales especu-
lativos cuya magnitud y comportamiento no pueden
predecirse fácilmcntc, por lo que introducen cambios
bruscos en la dcmanda de títulos, muy difíciles de
detectar a priori. Hasta ahora, su comportamiento mues-
tra el fuerte atractivo que las tasas de interés ejercen

260
sobre ellos. Debe reconocerse, sin embargo, que en
períodos muy cortos se observa todavía mucha vo-
latilidad en las tasas de interés, pero cuando se exa-
mina el período de varios meses hasta julio, puede
observarse muy claramente su tendencia hacia la reduc-
ción paulatina.
EL BeV ha manejado las emisiones de TEM con
bastante flexibilidad, dadas las circunstancias. En un
primer momento, antes del 22 de abril, cuando la
desconfianza sobre el bolívar hacía prever una fuerte
demanda de dólares, el Instituto decidió actuar con
energía para retener fondos en moneda nacional, ofre-
ciendo TEM a elevadas tasas de interés (en torno a
70%) y a plazos muy cortos 05 días), como vía inme-
diata de evitar presiones excesivas contra la moneda
nacional. Debe recordarse al respecto que el tipo de
cambio implícito en los Bonos Brady superaba holga-
damente los 500 bolívares por dólar. Pocos días des-
pués, y vista la caída del tipo de cambio a niveles por
debajo de Bs. 470 por dólar, en un intento de disua-
dir hasta donde era posible la entrada al país de
capitales especulativos que buscan la realización de
ganancias en lapsos muy breves, el Instituto decidió
prolongar paulatinamente los plazos de vigencia de
sus emisiones, desde 70 días que era el plazo predo-
minante, hasta 180, 270 Y 360 días. Aun así, la de-
manda de títulos fue tal -prueba de la fuerte entrada
de capitales calientes- que el BeV eliminó las emisio-
nes a 90 días y concentró su oferta en plazos entre 6
meses y un año, recibiendo solicitudes de compra,
aun en el plazo más largo, por montos que en ocasio-
nes triplicaron la oferta de títulos hecha en cada oportu-
nidad.
Esta estrategia del BeV no excluye que, si en un
momento dado la demanda de títulos es elevada, el
Instituto estimule la colocación de títulos de la Deu-
da Pública, los cuales, aparte de proveer de fondos a

261
la Tesorería Nacional, contribuirían con su coloca-
ción -y su consiguiente aunque transitoria absorción
de liquidez- a hacer más soportable la carga para el
BCV. Por el contrario, en ocasiones en que se espera
una próxima emisión de Letras del Tesoro y de Bo-
nos de la República, el Banco ha efectuado emisio-
nes de TEM a plazos más breves. Esta es otra razón
de la aparente contradicción entre emisiones a pla-
zos cada vez mayores y otras de muy cortos lapsos de
vencimiento.

HMM: En relaci6n con la cuesti6n anterior, pernútame plan-


tearle el desacuerdo de algunos analistas. En efecto, la
enúsi6n de títulos del BCY ha sido criticada por impli-
car la expansi6n de dinero primario soportada en pasi-
vos de muy rápida rotaci6n. La reciente medida toma-
da por el BCY para aumentar el plazo de los instru-
mentos emitidos no ha producido, al parecer, un cam-
bio sustancial en la rotaci6n de los dep6sitos del siste-
ma financiero que soportan esas inversiones, con lo
cual se podría crear una riesgosa situaci6n de desacopla-
miento de los plazos ¿Cuál es su opini6n al respecto?
¿Qu~ está haciendo el Instituto emisor para enfrentar
tal situaci6n?

ACG: Sin duda que la crítica mejor fundamentada de los


TEM se refiere a que es un instrumento de regu-
lación monetaria que, luego de comenzar a ser utiliza-
do, no queda más alternativa que incrementar cada
vez más su empleo, con el objeto de reabsorber la
liquidez que se restituye a la economía cuando llega
la fecha de vencimiento de la emisión previa. Es el
llamado efecto "bola de nieve". Esta verdad demues-
tra algo más importante: la raíz fiscal del fenómeno
monetario. En efecto, la persistencia del desequili-
brio fiscal es la que obliga a que la u tilización de los
TEM deba ser permanente, más allá de 10 que su
propia naturaleza justificaría.
Pero, por otra parte, no comparto la preocupa-
ción por un posible desacoplamiento entre el mayor
plazo de inversión de los TEM -que, como expliqué

262
en otra parte, han pasado de 90 días a lapsos entre
180 y 360 días- y las obligaciones del sistema ban-
cario, generalmente a la vista o de plazo inferior a 90
días. La razón de que el problema asomado en su
pregunta no exista es la alta aceptabilidad de los
TEM, que les otorga gran liquidez en el mercado secun-
dario. Cualquier banco o inversionista en TEM que se
encuentre requerido de caja para afrontar obligacio-
nes inmediatas, tiene infinitas posibilidades de ven-
der su cartera de TEM con mínima pérdida de capi-
tal, lo que los hace un activo líquido por excelencia.
Por otra parte, las razones de emitir TEM a mayores
plazos, como una forma de disuadir la entrada de
capitales "golondrina", no pueden supeditarse a una
posible conveniencia de los bancos de que tales títu-
los posean un plazo similar al de sus colocaciones,
porque admitirlo sería aceptar que la inversión en
TEM es la forma de colocación de fondos "natural" de
la banca, cuando estos títulos lo que han hecho es
suplir la carencia de bonos de la Deuda Pública -los
cuales se emiten generalmente con plazos de venci-
miento superiores al año- que permitirían al BCV rea-
lizar operaciones de mercado abierto con ellos.
La pregunta trae a colación dos aspectos por
demás interesantes. En primer lugar, no hay duda que
si el BCV dispusiera de Títulos de Deuda Pública con
características de plazo y rendimiento aceptables por
el mercado, realizaría sus operaciones de mercado
abierto con ellos, y reduciría, en consecuencia, hasta
eliminarlas, las emisiones de TEM. Sin embargo, la
dinámica de creación de dinero en Venezuela es tal -
como intenté explicar al comienzo- que la política
monetaria en nuestro país tiene que ser permanente-
mente restrictiva, lo que significa ofrecer continua-
mente títulos al mercado. Si ello es así, cabe pregun-
tarse cuanto tiempo "duraría" el inventario de títulos
de Deuda Pública en poder del BCV, bajo el princi-

263
pio legal de que esa cartera no puede ser incremen-
tada porque significaría créditos del Instituto al Gobier-
no Nacional, lo cual está expresamente prohibido. El
otro aspecto está en vías de solución: se trata de la
conversión de las acreencias del BCY contra la Repú-
blica en títulos negociables en el mercado. La Ley que
autorizaría las emisiones correspondientes se está discu-
tiendo actualmente en las sesiones extraordinarias del
Congreso.

HMM: El Banco Central tradicionalmente ha perseguido dis-


tintos objetivos como aquellos relacionados con tasas
de interés, margen entre las tasas activas y pasivas, ti-
po de cambio, control del crédito interno. La práctica
corriente en la conducción de la política monetaria in-
dica que puede resultar contraproducente ir en busca
de múltiples objetivos a la vez. Sabemos que la política
monetaria es más eficiente y puede lograr mejor sus
propósitos mientras mejor pueda evitar que sus efec-
tos sean desestabillzantes. De hecho algunos economis-
tas creen que perseguir fines a través de cierto manejo
de las tasas de interés pueda implicar la pérdida del
control sobre el proceso inflacionario. ¿Cree usted que
algo parecido pudiera estar planteado actualmente en
Venezuela? De ser así. ¿qué está haciendo el Banco Cen-
tral para evitarlo?

ACG: Las leyes de bancos centrales, como expresión de


hechos históricos que evolucionan en forma muy di-
námica, han contemplado, efectivamente, diversos ob-
jetivos en la función del Banco Central, en ocasiones
contradictorios entre sí. Tal es el caso de nuestra Ley
del Banco Central de 1960, cuando el BCY tenía por
objeto, además de regular la circulación monetaria,
propiciar condiciones que directamente condujeran al
crecimiento económico. Ese objetivo no se limitaba a
una declaración de principios sino que llegaba a con-
cretarse en acciones específicas de desarrollo econó-
mico.
El tiempo ha demostrado, sin embargo, que es
mejor que el Banco Central se concentre en cumplir
su objetivo principal -y yo diría que único-: crear

261
condiciones monetarias y cambiarias que preserven el
valor de la moneda nacional, lo que es otra manera
de decir que los precios se mantengan estables. Con
este objetivo en mientes, el Banco Central maneja
otras variables sobre las cuales puede ejercer alguna
influencia, como son el tipo de cambio y las tasas de
interés. Aunque -como indiqué en otra parte- ambas
son fijadas libremente por el mercado, la influencia
monetaria del Banco Central no puede desconocerse
porque se trata de un oferente muy importante de
divisas, en un caso, y un factor determinante de la
liquidez monetaria, con su efecto sobre las tasas de
interés, en el otro.
Con su política monetaria y cambiaria actual, el
Instituto busca, en primer lugar, limitar el crecimien-
to desmedido de la liquidez, neutralizando hasta don-
de le es posible los efectos expansivos provenientes
del gasto público y de la entrada de fondos del exte-
rior. En este esfuerzo, la política cambiaría de evitar
fluctuaciones erráticas del tipo de cambio y de que su
evolución en el corto y mediano plazo no signifique
devaluaciones muy marcadas, contribuye con la po-
lítica monetaria a limitar los impactos inflacionarios
que derivarían de devaluaciones bruscas y profun-
das, tal como las ocurridas en años recientes. En cuan-
to a las tasas de interés, el objetivo es que éstas
lleguen a ser reales positivas, a través de la disminu-
ción de la tasa de inflación, antes que del aumento de
las tasas nominales. Es decir, se trata de alcanzar
tasas de interés reales positivas que resulten de la
relación entre las tasas de interés nominales y la in-
flación objetivo prevista para el futuro inmediato -
11% de ahora a diciembre- y no con la inflación
pasada -65% entre enero y junio de 1996. En la me-
dida en que las tasas de interés sean reales positivas,
además de estimular el ahorro, el incentivo a mante-
ner fondos en Venezuela se acentúa, tanto para ca-

265
pitales nacionales como extranjeros. En esa misma
medida se propicia la estabilidad de las reservas inter-
nacionales y del tipo de cambio, contribuyendo, co-
mo se indicó antes, a frenar la inflación. Debe rati-
ficarse que el tipo de cambio no se utiliza en nuestra
política como "ancla" de la inflación, pero su esta-
bilidad -no su rigidez- ayuda a reducirla.

HMM: Peemítame referirme una vez más al problema econó-


mico que figura, por su desestabilizadora repercusión
social, como uno de los más preocupantes en el país.
Me refiero al flagelo inflacionario. Hay tres enfoques,
corno entendemos, en la controversia contemporánea
sobre la inflación. Uno que otorga un papel fundamen-
tal al déficit p6bllco Y su incidencia en la oferta mone-
taria; otro que confiere principal importancia al con-
flicto distributivo y sus efectos en la espiral de los pre-
cios e ingresos; y otro, finalmente, de carácter estruc-
tural, que centra esenciaimente la atención en la ri-
gidez del aparato productivo y su impacto en el nivel
de la oferta de bienes y servicios. Hoy se concibe que el
tratamlento más eficaz del problema inflacionario exi-
ge la concurrencia de estos tres enfoques. Pero en la
realidad no ocurre así. En su opinión, al margen o no
de su investidura como autoridad monetaria, ¿cuáles son
las lineas cardinales de acción que deberían prevalecer
para abatir el actual proceso inflacionario en Venezuela?

ACG: He tratado de explicar en diversos foros, conferen-


cias y en otras múltiples ocasiones, a nivel interno en
el Directorio del Instituto, al Gobierno Nacional y al
Congreso de la República, así como a otros grupos y
fuerzas determinantes de la vida nacional -sindica-
tos, iglesia, empresarios, fuerzas armadas, universi-
dades, y pare de contar- que el problema de la infla-
ción en Venezuela es como una hidra de múltiples cabe-
zas venenosas, cuya destrucción tiene que lograrse
atacándola en su integridad y de una sola vez. No
basta con lograr, por ejemplo, el equilibrio mone-
tario si la distribución del ingreso es tan regresiva que
la mayor parte de la población no puede atender a su
sana alimentación y educación, por lo que resulta

266
imposible contar con -y menos exigirle- una ma-
yor productividad. Asi mismo, y aunque ambos fac-
tores --el equilibrio monetario y la distribución del
ingreso- se alcanzaran a cumplir, no se lograría el
objetivo buscado si el aparato productivo se encuen-
tra obsoleto, descapitalizadas las empresas y subuti-
lizados los recursos reales de que dispone el país.
Estoy de acuerdo, pues, con que hay que asumir simul-
táneamente los tres enfoques indicados en su pregun-
ta. Lo importante de enfatizar, sin embargo, es que la
función principal del Gobierno en esta esfera es la de
coordinar y armonizar los esfuerzos de los diversos
entes que participan en el proceso como reguladores
y directores del mismo --el Ejecutivo, el Congreso y el
Banco Central- y como actores fundamentales del pro-
ceso: trabajadores y empresarios. Esta acción del Ejecu-
tivo Nacional requiere, como es natural, una elevada
dosis de habilidad para negociar en las esferas polí-
ticas -materializadas principalmente en el Congreso
Nacional- las bases mínimas de un programa econó-
mico y social que permita alcanzar los objetivos comu-
nes. Como corolario de lo dicho, no puede imputarse
a un solo ente la responsabilidad total y exclusiva de
la destrucción de la hidra de la inflación, por lo que
el Banco Central siempre ha señalado que no puede
asumir la atribución exclusiva y excluyente de acabar
con este flagelo, sin que eso signifique que no haya
de cumplir y llevar a cabo la importante parte que le
corresponde en esa lucha, aún cuando en varias ocasio-
nes se ha visto obligado a "mantener las posiciones",
solo, en el campo de batalla.

Caracas, 6 de agosto de 1996

267
DOCUMENTOS
ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL


DR. ARMANDO CORDOVA EN EL ACTO DE TOMA DE POSESION
DEL COMITE DIRECTIVO DE LA ANCE PARA EL PERIODO 1996-1998

l. PRESENTACiÓN

Con este acto se cierra un período de gestión de la


Academia Nacional de Ciencias Económicas, dirigido con acierto
por el Dr. Antonio Aguirre, y se inicia otro, para el cual he
recibido de mis colegas la elevada distinción de ser elegido
para presidirla. Saludo y agradezco, a nombre propio y de los
demás integrantes del nuevo Comité Directivo, a la suprema
autoridad de nuestra Corporación, su Junta de Individuos de
Número, por habernos conferido tan honroso mandato.
Saludo a los ilustres académicos que me han precedido
en el ejercicio del cargo que ahora asumo.
Saludo a los representantes de los poderes públicos que
nos acompañan¡ a las demás Academias Nacionales, a las
Universidades con quienes hemos compartido y seguiremos
compartiendo esfuerzos en aras del desarrollo científico del
país.
Saludo a los Colegios y Asociaciones de Economistas y
de otras disciplinas sociales, al Consejo de Economía Nacional
y en general a todas las demás instituciones públicas y priva-
das cuya razón de ser es la contribución colectiva al fortale-
cimiento de la economía nacional.
Saludo especialmente a las nuevas generaciones de econo-
mistas y científicos sociales que están asumiendo, con sin-
gular competencia y responsabilidad, los retos del presente.
Saludo finalmente a los familiares y amigos que nos acom-
pañan y fortalecen con la confianza que nos brindan.
Señoras y señores:
Nos corresponde asumir la dirección de la Academia en
momentos en que la sociedad venezolana está viviendo, des-
concertada e incierta, lo que muchos han calificado como la

271
fase más compleja y dramática de su historia. Afrontar, en
esta hora difícil, el cumplimiento de la misión asesora de los
poderes públicos y de la sociedad nacional, para la cual fue
creada nuestra institución, constituye un obligante reto.
En primer lugar por la desconcertante complejidad de la
crisis que hoy conmueve a nuestra sociedad. En segundo
lugar, por la notoria confusión que reina en el campo del
conocimiento científico-económico contemporáneo, tanto en
el amplio contexto mundial como en sus contextos regio-
nales y nacionales. Ambas razones de dificultad, sin embar-
go, no deben inhibirnos en el cumplimiento de nuestra mi-
sión. Por el contrario, deben convertirse en acicates para la
búsqueda colectiva de respuestas al enmarañado conjunto de
problemas que ellas plantean a la sociedad venezolana.
En esa búsqueda, de crucial importancia para aclarar
caminos y fundar certidumbres, quiero enmarcar el objeto de
esta intervención.
Comenzaré con la discusión de las razones de la com-
plejidad de la crisis nacional. De seguida haré una somera
consideración del estado actual del conocimiento económico
y de las dificultades que presenta para ayudarnos a encon-
trar respuestas a los múltiples problemas que ella nos plan-
tea. A continuación trataré de derivar de esa discusión un
conjunto de proposiciones que pudieran contribuir a concre-
tar algunos elementos que considero de importancia en la
discusión de un programa nacional de superación de la crisis.
En el curso de la exposición trataré de precisar los aportes
que pudiera ofrecer la Academia dentro de ese programa.

11. LA COMPLEJIDAD DE LA CRISIS NACIONAL

La complejidad de la actual situación nacional deriva de


dos razones fundamentales. La primera es el carácter marca-
damente heterogéneo de nuestra formación social, integrada
por un conjunto de sectores modernos, es decir, capitalistas,
y por otro conjunto de sectores informales que abarcan a más
de la mitad de la población. En este contexto, típico de las
sociedades subdesarrolladas, el fenómeno presenta dos as-
pectos contrastantes. En los sectores modernos asume las
características de una típica depresión capitalista, objeto de
análisis de la teoría económica convencional. En los sectores
informales, en cambio, se expresa como un agravamiento de
las condiciones de vida de su población incorporada, en ra-
zón de la operación de dos efectos generados por la referida
depresión. En primer lugar, la necesidad de absorber traba-
jadores expulsados de la economía moderna. En segundo

272
lugar, la disminución de la demanda de bienes y servicios
generados en dichos sectores informales, problemática que
no forma parte de los objetos de análisis de la economía
tradicional, fundada en el supuesto de una absoluta homoge-
neidad capitalista.
La segunda razón de la complejidad de la crisis es su
carácter integral, su presencia, no sólo en el ámbito econó-
mico, sino también, en el sistema educativo, en el de salud
pública, en el orden político e institucional, en el campo de
la seguridad individual y colectiva, en el deterioro perma-
nente de nuestra infraestructura física; en la instancia de los
valores éticos que conforman el sustento esencial de todo el
tejido societario y en la del liderazgo, imprescindible para
garantizar la coherencia de un ideal nacional compartido y su
segura proyección hacia el futuro.
Se trata, en síntesis, de una caótica maraña de infun-
cionalidades que, potenciándose las unas a las otras, pre-
sionan hacia la desarticulación de todo el orden colectivo,
tanto en el ámbito de la estructura productiva como en el
seno de la sociedad civil y del propio aparato del Estado.
Resolver esa crisis profunda y multifacética implica,
por lo tanto, una tarea colosal: la de refundar la entera so-
ciedad venezolana sobre nuevos cimientos estructuales e institu-
cionales que garanticen su evolución armónica y posibiliten
un desarrollo económico y social sólidamente sustentable.
La afirmación de ese carácter global, integral, de nues-
tra actual situación, conduce a la elemental conclusión de
que el esfuerzo para superarla nos implica a todos. A los
economistas y a los demás profesionales de las ciencias y de
las humanidades; a los trabajadores y a los empresarios, a los
poderes públicos y a las organizaciones privadas de todo
tipo. Se trata, en síntesis, de articular la participación de
todos en un programa coherente de movilización de la en-
tera sociedad hacia el alcance del crucial objetivo de cons-
truir ese nuevo orden nacional.
En la conquista de ese gran objetivo los 'economistas
están llamados a cumplir un papel de básica importancia. Por
la razón fundamental de que el núcleo central y dominante
de la crisis está en el campo de la economía. Allí se gestaron
sus manifestaciones originarias y de allí se difundieron sus
efectos hacia todos los demás aspectos de la vida social. EL
punto de partida para la superación de la crisis integral tiene
que ser, pues, la lucha contra el cntrabamiento económico
que constituye su núcleo problemático esencial.

273
Un aspecto prioritario para el cumplimiento de ese ob-
jetivo es la precisa caracterización de la naturaleza de ese
entraba miento económico y de las causas que lo originaron y
lo mantienen, clarificación que constituye el prerrequisito con-
ceptual para el diseño de la estrategia integral que nos per-
mita enfrentar exitosamente los factores de infuncionalidad
de todo el sistema societario.
En el seno de nuestra Academia se han cumplido valio-
sos esfuerzos en tal sentido, entre los cuales quiero destacar
los diversos foros celebrados y, en particular, la discusión
realizada a mediados del pasado año por un prestigioso gru-
po de sus integrantes, convocados por el Dr. T.E. Carrillo
Batalla con tal finalidad, cuyas deliberaciones fueron reco-
gidas en la Revista Nueva Economía, editada por nuestra cor-
poración. Intentaré presentar de seguida, a título puramente
personal, una apretada síntesis de los resultados de ese y
otros esfuerzos en el diagnóstico de la actual situación econó-
mica del país.
El primer elemento de esa caracterización es que la
crisis económica nacional tiene sus raíces más profundas en
una perversa articulación de factores estructurales e institu-
cionales, que coadyuvaron al agotamiento del régimen de
acumulación de capital instaurado a partir de 1960. Ese ré-
gimen se basó en la utilización del ingreso nacional petrolero
para promover un proceso de desarrollo industrial hacia aden-
tro, siguiendo los criterios emanados de la Comisión Econó-
mica para América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL). En
la práctica, dicho proceso de industrialización se articuló fun-
cionalmente al régimen de acumulación fordista de los Estados
Unidos, pero aislado y protegido artificiosamente de la evo-
lución de la economía mundial, y desvinculado, en lo esencial,
de los factores naturales donde radican nuestras ventajas com-
parativas.
La operación de ese modelo de crecimiento exigió la
conformación de un conjunto de instituc.iones económicas,
sociales, políticas y culturales que cumplieron cometidos cru-
ciales dentro del sistema democrático en el cual fueron conce-
bidas y conformadas. Por esa razón, el agotamiento de aquel
orden económico nacional, significó también el colapso de su
correspondiente contexto institucional. Esa relación de corres-
pondencia entre el modelo económico y las instituciones que
le sirvieron de basamento explica el vínculo que une al entra-
bamiento económico con las demás manifestaciones críticas
de todo el orden social.
Un segundo aspecto de la caracterización de la actual
situación es la decisiva participación de factores externos en

274
su conformación y desarrollo. Me refiero, en particular, a los
efectos de las profundas transformaciones que han venido
ocurriendo en la economía mundial durante el último cuarto
de siglo, las cuales motivaron la exigencia de cambios ra-
dicales, tanto en la operación interna de nuestra economía,
como en su modo de articulación externo.
En efecto, la inoperatividad manifiesta del orden eco-
nómico internacional de la posguerra, desde fines de los
años sesenta, fue el punto de partida para la emergencia, de
un intenso proceso de cambios de toda índole, liderizados
por un nuevo paradigma tecnológico y por la consustancial
emergencia de importantes innovaciones en la gestión productiva
y en la circulación internacional de mercancías y de dinero.
Esas transformaciones, cumplidas a gran velocidad en el mundo
desarrollado, así como en algunos países del tercer mundo,
motivaron una abismal profundización de la brecha entre la
eficiencia productiva de aquellos países y la de las demás
economías nacionales del tercer mundo. A esa causa esencial
de aceleración del subdesarrollo relativo, hay que agregar el
deterioro de los precios de las materias primas y de la fuerza
de trabajo que han traído consigo las nuevas tecnologías. En
ese contexto global, la crisis que hoy viven Venezuela y
América Latina está planteando la necesidad de reestructu-
ración de sus economías, como condición necesaria para su
reinserción productiva en el orden internacional emergente.
En tercer lugar hay que señalar otros factores internos,
específicos de cada país, que han contribuido poderosamente
al agravamiento de la situación del mundo subdesarrollado.
En nuestro caso, hay que destacar, entre esos factores, la
sucesión de inadecuadas políticas económicas públicas, y los
comportamientos desestabilizadores de algunos agentes priva-
dos. Aquí hay que señalar, en lugar prominente, el cuantioso
e innecesario endeudamiento externo y las acciones y omisio-
nes que originaron el colapso financiero de 1994, cuyo resul-
tado más notorio ha sido el elevado crecimiento de la deuda
pública interna que está pesando hoy sobre las cuentas fis-
cales, tanto como el endeudamiento externo.
Consecuencia de todos esos factores generadores y po-
tenciadores del proceso crítico han sido también los desequi-
librios monetarios, cambiarios y financieros y su secuela in-
flacionaria, desajustes que, íntimamente relacionados entre sí,
retroalírnentándose los unos a los otros, han conformado los
mecanismos perversos que sostienen la incertidumbre, el es-
'tancamiento económico y las expectativas negativas que obs-.
taculizan el camino de la necesaria. reconversión productiva.

275
Para hacer frente a esa compleja situación, para tratar de
romper esos círculos viciosos que reproducen agravadas las
manifestaciones de la crisis, el gobierno nacional ha puesto
en marcha desde hace tres meses un proyecto estratégico
para superarla. Dicho proyecto está siendo analizado por la
Academia. Esperamos que la profundización de esa tarea cons-
tituya una de las fundamentales actividades inmediatas de
nuestra institución.

m. EL ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO ECONÓMICO

En este aspecto las perspectivas no son halagadoras. El


derrumbe del orden internacional de la posguerra, y las nue-
vas situaciones y problemas económicos que trajo consigo,
terminaron por poner en entredicho el paradigma teórico
establecido, fundado en la evolución del pensamiento keyne-
siano, situación que motivó una intensa controversia entre
viejas y nuevas tendencias del pensamiento económico, pro-
ceso que está lejos aún de haber llegado a una síntesis virtuosa.
Un aspecto importante de ese impasse teórico es que, mien-
tras continúa la discusión doctrinaria, la realidad evoluciona
con tal velocidad que nadie puede afirmar todavía la defi-
nitiva conformación de un régimen coherente y estable de
acumulación, a la escala de todo el sistema. Se habla de una
tendencia dominante hacia la conformación de un orden mun-
dial globalizado, pero el concepto mismo de globalización se
encuentra todavía en el limbo de lo imprecisable, sobre todo
porque aún no es posible afirmar con certeza, sobre las carac-
trísticas estructurales y operativas de ese nuevo paradigma
anunciado, ni sobre su real viabilidad, mientras no se defina,
con claridad, cuál va a ser el modo de regulación capaz de
garantizar la continuidad del crecimiento sostenido y estable,
en un ambiente internacional dominado por la acuciante con-
signa de "competir o perecer", en condiciones técnicas en
que la capacidad competitiva se conquista y se pierde en
instantes, tanto para las firmas como para las naciones. En
esas condiciones las pretendidas verdades científicas están
condenadas a muy corta vida. Y así será mientras no se
hayan sedimentado claramente los rasgos esenciales del na-
ciente orden económico internacional, imprecisos todavía den-
tro del caos aparente que hoy domina.
La difundida idea de que, más allá de un simple relevo
de regímenes económicos, lo que estamos viviendo es un
proceso de transición entre dos eras civilizatorias, agregaría,
de ser cierta, nuevos ingredientes de incertidumbre. Todo
parece indicar que mientras persista la volatilidad que caracte-

276
riza hoy al mundo real, será. imposible llegar a la reposada
síntesis teórica de lo que apenas está. naciendo.
El colapso del orden internacional de la posguerra no
sólo afectó al paradigma teórico económico establecido en
los países industrializados, sino también a los esfuerzos por
construir una teoría del desarrollo, aplicable al mundo sub
desarrollado, que tuvieron su centro en America Latina. Esos
esfuerzos se fundamentaron en el estudio de las especificidades
estructurales de nuestros países, y de la naturaleza de sus
relaciones económicas con el mundo desarrollado dentro de
aquel contexto internacional. De allí que la desestructuración
del viejo orden mundial ocasionara también el derrumbe de
los supuestos y formulaciones que servían de soporte a sus
planteamientos. Se produjo así un notable vacío doctrinario
que favoreció el éxito inicial de la ofensiva neoliberal sobre
América Latina. Si a ello se agrega el coetáneo repliegue del
pensamiento marxista, que había sido un importante nutrien-
te de las teorías del subdesarrollo, se completa el cuadro de
confusión que terminó por colocar en entredicho la idea mis-
ma de construir un cuerpo doctrinario ad-boc para explicar la
dinámica económica y social de nuestros países. De allí la
situación de perplejidad y desconcierto que ha dominado
desde entonces en el pensamiento económico y social lati-
noamericano.
Cabe agregar, sin embargo, que ya comienzan a surgir
auspiciosos esfuerzos para comprender la nueva problema-
tica de la región dentro del orden internacional que se abre
paso. Aquí hay que señalar algunos recientes aportes de la
CEPAL, el SELA, el CLAD y otras instituciones latinoame-
ricanas, así como de autores como Pfrench Davis, Fajnsilver,
Lichtensztejn, Silva Michelena, Quenan, Bitar, Bradford y otros,
quienes están buscando la necesaria síntesis entre los aspec-
tos rescatables de las teorías del subdesarrollo y algunos lo-
gros novedosos y pertinentes del pensamiento económico y
social más reciente. Alcanzar ese objetivo es el reto prio-
ritario que hoy se plantea a los economistas y otros cien-
tíficos sociales de América Latina, comprometidos en la elabo-
ración de una visión teórico-económica adaptada a nuestras
actuales condiciones de tiempo y de lugar.

IV. LAs ENSE~ANZAS DE OTRAS REALIDADES

La otra fuente de valiosas enseñanzas para el abordaje


eficaz de nuetra compleja situación actual es el análisis de las
ricas experiencias vividas por otros países del viejo tercer
mundo, que han aprovechado exitosamente los cambios ocurrí-

277
dos en el sistema mundial, para realizar muy variadas transfor-
maciones en el proceso de superación de la brecha entre
subdesarrollo y desarrollo.
Me refiero, por supuesto, a los estimulantes avances
ocurridos en algunos países del Sudeste de Asia, hasta hace
poco más retrasados en el camino del desarrollo que los
países vanguardia de América Latina, y que hoy están por
delante de ellos. El análisis de esas exitosas experiencias es
de crucial importancia para nosotros. En primer lugar porque
rompen con muchos de los mitos respecto a la fatalidad de la
condición de subdesarrollo. En segundo lugar porque niegan
de plano el supuesto básico del liberalismo económico de
que el Estado debe dejar en la mano invisible del mercado la
plena y total responsabilidad en la tarea de superar el subdesa-
rrollo. En oposición a ese criterio, dichos países lograron el
éxito que hoy celebran mediante una participación muy ac-
tiva de sus Estados nacionales en el liderazgo del proceso de
modernización de la economía, enseñanza que debe llamar-
nos a la reflexión.

v. Qut HACER

El siguiente problema a discutir es el de cómo utilizar


las experiencias acumuladas en la evolución del pensamiento
económico y las enseñanzas de aquellos paises que están
rompiendo las barreras del subdesarrollo, para la elaboración
de las bases programáticas de la transformación progresiva
del país.
En este importante aspecto proponemos partir de la con-
sideración del estado actual de la situación del país y de las
políticas económicas y sociales que se han comenzado a apli-
car recientemente, para luego organizar nuestras acciones con
el objeto de contribuir, mediante el ejercicio permanente de
la crítica constructiva, al avance exitoso de la estrategia de
transformación que se ha iniciado.
En ese orden de ideas hay que destacar tres objetivos
puntuales prioritarios. El primero es el análisis de la cohe-
rencia interior del conjunto de acciones en curso. El segundo
es la evaluación de su idoneidad para garantizar el alcance
de los objetivos establecidos. El tercero es la participación en
el seguimiento de la evolución de sus resultados. De la confluen-
cia de esas tres vertientes deben surgir las conclusiones que
nos faculten para el cumplimiento de nuestra misión como
institución al servicio del desarrollo económico y social del
país.

278
De esta escueta enumeración de acciones surge un con-
junto de tareas específicas a cumplir, entre las cuales quiero
destacar:
111 Contribuir a la clara definición y especificación del
implícito Proyecto Nacional que se aspira alcanzar
con esas políticas y participar activamente en su
reformulación y difusión. Estimamos que la actual
coyuntura crítica constituye la más propicia oportu-
nidad para movilizar los diferentes sectores de la
opinión nacional en la prioritaria tarea de concre-
tizar, del modo más preciso posible, hacia dónde
debemos dirigirnos, cuál es la Venezuela que que-
remos construir.
11
2 Una vez precisada la naturaleza de ese objetivo
fundamental será necesario considerar si la estra-
tegia en curso cumple la condición de articular
armónicamente las políticas de corto y mediano
plazo, dirigidas a corregir eficazmente los desea-
justes macroeconómicos, con las políticas de ma-
yor alcance destinadas a construir las bases eco-
nómicas, sociales e institucionales, consustanciales
con el Proyecto Nacional.
En cuanto a las políticas de corto y mediano plazo está
en marcha un programa de Estabilización Macroeconómica
que, a pesar de sus elevados costos para la población de
escasos y medianos ingresos, y de la inequitativa distribu-
ción de los mismos entre los distintos estratos socíoeconó-
micos, parece haber sido aceptado por la colectividad como
un sacrificio necesario en el camino de la construcción del
nuevo orden nacional. En este aspecto, la opción más rea-
lista que puede cumplir la Academia es la del ejercicio de la
crítica permanente de los resultados de dicho programa de
estabilización para sugerir, cuando se considerase necesario,
las correcciones que pudieran coadyuvar a su éxito.
En cuanto a las políticas de mediano y largo plazo,
dirigidas a promover la reestructuración del aparato produc-
tivo, nos corresponde ejercer un rol mucho más activo y
creativo. Es necesario recalcar aquí que la responsabilidad
fundamental en esa materia se concentra en las decisiones
del capital privado, pues se trata de un proceso de autotrans-
formación microeconómica que sólo puede ser logrado me-
diante decisiones autónomas de su clase gerencial. En este
aspecto, la tarea del Estado tiene que ser la de promover, de
común acuerdo con esos sectores, la creación de las mejores
condiciones institucionales e infraestructurales, y la búsque-
da consensual de formas eficientes de articulación de los

279
importantes sectores productivos públicos, donde reposan nuestras
ventajas comparativas, con el resto de la economía; ya sea
mediante la profundización del proceso de privatizaciones,
en aquellos sectores donde exista consenso nacional, o de
acciones para estimular la creación de cadenas productivas
integradas, partiendo de los llamados grupos lideres de activi-
dad definidos en el IX Plan de la Nación. Esta coordinada
participación de la acción pública con los sectores privados
debe reforzarse, además, con los aportes del movimiento la-
boral, de las Universidades y otras organizaciones científicas
y culturales de la sociedad civil. La amplia participación con-
sensual de todos los entes públicos y privados responsables,
directa o indirectamente, de la marcha de la actividad pro-
ductiva, constituye una condición necesaria para que el pro-
yecto de reestructuración y modernización económica llegue
a tener un carácter realmente nacional. Nuestra Academia
debe cumplir un papel de relevancia en ese proceso de con-
certación.
En este aspecto es grato constatar que se está produ-
ciendo una creciente toma de conciencia en algunos impor-
tantes sectores de la actividad económica privada, en el sentido
de la superación de las tradicionales actitudes pasivas y los
planteamientos grupales que no miran más allá de lo que
dictan sus intereses parciales. Como ejemplos de esa nueva
visión constructiva me referiré a los esfuerzos de autotrans-
formación sectorial que están haciendo Conindustria y Fedeagro,
con propuestas que invitan al gobierno a participar, conjun-
tamente con ellos, en programas de desarrollo bien susten-
tados que apuntan hacia la reestructuración de sus respec-
tivos sectores productivos. Es ese el mejor camino para avan-
zar en la colectiva acción transformadora, dejando sentado
sin embargo que el tipo de consenso a que nos referimos
debe ser algo diferente a los tradicionales movimientos acomo-
daticios, destinados a preservar equilibrios de poder entre
grupos elitescos. Por el contrario, debe ser entendido como
forma ideal de participación conjunta del Estado y la socie-
dad civil en aras de objetivos que coloquen en primer plano
el interés nacional.
En esa búsqueda de participación concertada para la
estructuración de una estrategia nacional, la Academia está
llamada a representar un importante papel, asociada a otros sec-
tores del pensamiento económico. Anuncio, desde ahora, que
propondré a la Junta de Individuos de Número la definición
de los criterios más adecuados para esa participación, así
como la elaboración de un programa de actividades en esa
materia.

280
Señoras y señores:
Hace una semana, en ocasión del homenaje que le hi-
cieran las Academia de la Lengua, de la Historia, de Ciencias
Políticas y de Ciencias Económicas, con motivo de la cele-
bración de sus noventa años de fructífera vida, el Dr. Arturo
Uslar Pietri nos planteaba, como camino para conjurar la
grave situación que vive el país, "trazar un rumbo y convocar
a todas las vocaciones de servicio que están presentes en
Venezuela" para el cumplimiento de ese crucial objetivo.
En armonía con el espíritu de esa exhortación hemos
presentado un cuadro sucinto de la actual situación econó-
mica del país y señalado su articulación con los demás as-
pectos de la multiforme crisis nacional. Hemos señalado tam-
bién los instrumentos que pueden servirnos para la funda-
mentación conceptual y metodológica de la construcción de
un nuevo orden económico que pueda servir de sustento a
una organización social más estable y segura de sí misma.
Hemos afirmado, además, como condición necesaria de ese
proceso renovador, la participación armónica de todos los
sectores de la vida nacional en esa principal tarea. Finalmente
hemos precisado algunas de las responsabiliddes que debe
asumir la Academia en esa articulación de esfuerzos man-
comunados.
Falta todavía agregar que el logro de nuestro objetivo
final va a depender, en muy alto grado, de la confianza, la
seguridad y la fe que se tenga en su viabilidad. Con ac-
titudes derrotistas, con la crítica destructiva, plañidera y es-
téril, que nutren pesimismos ancestrales e inhiben la acción
transformadora, será muy difícil el salto hacia el futuro.
Es la hora de atreverse a cambiar y, para ello, por en-
cima de la acumulación de errores históricos que sirven para
nutrir discursos quejumbrosos, hay que exaltar la nada des-
preciable dotación de instrumentos de que dispone Vene-
zuela para triunfar sobre las vicisitudes actuales.
Es verdad que hemos dilapidado valiosos recursos y un
tiempo precioso para la construcción del nuevo país. Es ver-
dad también que el aprovechamiento irresponsable de la riqueza
fácil ha menguado nuestra capacidad de lucha contra la descom-
posición del país. Pero también es verdad que en este pro-
ceso Venezuela ha construido un conjunto de fortalezas que,
bien orientadas, pueden permitirnos enfrentar con éxito la
difícil situación que atravesamos. Se trata de concientizar y
sacar partido de los errores pasados que nos han conducido,
al igual que en nuestra guerra emancipadora, a la derrota de
esta primera república económica, social y política que qui-

281
simos construir apoyados en el uso parasitario de los recur-
sos petroleros y mineros. Se trata ahora de delinear y mar-
char con decisión en el camino que nos conduzca a un nue-
vo Carabobo, apoyados en el aprovechamiento disciplinado
de las valiosas destrezas y recursos de que disponemos.
No todo ha sido pérdida. Muchos de los frutos invertidos
han sido bien utilizados. A pesar de las limitaciones de nuestro
sistema educativo y de las imperfecciones de nuestra organi-
zación productiva, hemos construido apreciables vanguardias
de excelencia. Al lado de la acumulación de enseñanzas del
pasado, el país dispone de una nueva generación de jóvenes
científicos, gerentes y hombres de la cultura, que constituyen
un ingente patrimonio nacional y un poderoso instrumento
para su modernización. Un hecho que refuerza ese criterio
son los notables logros alcanzados por nuestros artistas plás-
ticos y escénicos, por nuestro movimiento musical, por nues-
tros jóvenes deportistas, por nuestras mujeres, quienes han
conquistado para Venezuela posiciones de relieve en el ám-
bito internacional, a pesar de la crisis que vive la entera
sociedad. Si agregamos a tan notable base de recursos huma-
nos de alto nivel, la creatividad de nuestros trabajadores, su
voluntad para superar dificultades, la rica dotación nacional
de recursos naturales y la existencia de una de las infraes-
tructuras físicas más sólidas de América Latina, se completa
un cuadro integral que permite fundar una visión optimista
del futuro nacional. Finalmente ese cuadro de potencialidades
se refuerza con las brillantes oportunidades que brinda a
Venezuela el acelerado proceso de integración que se está
desarrollando en América Latina. Nuestra activa participación
en el Grupo Andino, la constitución del G3, las promisorias
relaciones con Brasil y las perspectivas de inserción en MERCO-
SUR abren, en efecto, una favorable perspectiva a la eco-
nomía venezolana.
Un ejemplo importante de cómo podríamos aprovechar
las posibilidades de transformación que yacen en esa disponi-
bilidad de recursos humanos de alta calidad, la están dando
algunas empresas de vanguardia que se abren paso en el
camino de su autotransformación competitiva en el mercado
latinoamericano y mundial. Tuve oportunidad de participar
hace unos días en el Congreso Anual de Con industria donde
se presentaron, a título de ejemplo, tres notables casos en
este sentido. Tres industrias de transformación que, sobrepo-
niéndose a la crisis nacional y a las limitaciones del entorno,
están conquistando exitosamente mercados externos para su
producción. Ese éxito, que demuestra claramente las reser-
vas que subyacen en la sociedad venezolana, mayoritaria-

282
mente desaprovechadas hasta ahora, es una invitación a colocar,
por encima de la crítica destructiva, el esfuerzo creativo de
todos en la positiva acción transformadora, hacia el primor-
dial objetivo de construir las bases estables de una nueva
Venezuela.
Señores.

Paraninfo del Palacio de las Academias


Caracas, 4 de julio de 1996.

283
LAS ACADEMIIAS NACIONALES ANTE LA
REFORMA DEL CODIGO ORGANICO TRIBUTARIO

CONSIDERAOONES PREVIAS

El presente documento sobre el Proyecto de Reforma


del Código Orgánico Tributario, responde a una iniciativa de
la Academia Nacional de Ciencias Económicas respaldada por
la Academia Nacional de la Historia, la Academia de Ciencias
Políticas y Sociales y la Asociación Venezolana de Derecho
Tributario. Constituye el producto de un cruce de ideas entre
miembros de las referidas instituciones en base a un papel de
trabajo elaborado por la primera de las Corporaciones cita-
das. Para ampliar el ámbito de la consulta y discusión sobre
tan importante materia y recabar otros puntos de vista, se
organizó un Foro que tuvo lugar en el Palacio de las Acade-
mias el día 6 de marzo del año en curso, en donde distin-
guidos especialistas discutieron ampliamente sobre el Pro-
yecto de Reforma y se acogieron, en forma general, las con-
clusiones y recomendaciones aquí contenidas.

CONTENIDO y ALCANCES DEL PROYECTO


DE REFORMA DEL CÓDIGO ORGÁNICO TRIBlITARIO

Según se indica en la Exposición de Motivos, el Proyec-


to de Reforma del Código Orgánico Tributario sometido a la
consideración de las Cámaras Legislativas procura garantizar
una mayor recaudación tributaria, a través del establecimien-
to de la pena de prisión por defraudación fiscal, conjunta-
mente con otras modificaciones dirigidas a reforzar las facul-
tades de la Administración Tributaria, tanto en lo que respec-
ta a la determinación de la base presuntiva como en lo concer-
niente al régimen de medidas cautelares necesarias para afian-
zar el poder de fiscalización y control de dicha Adminis-
tración. Como motivación especial de la reforma se destaca
también el objetivo de reforzar el régimen de autonomía funcio-
nal y financiera del Servicio Nacional Integrado de Adrninis-

285
tradón Tributaria (SENIAT) y subordinar el Resguardo Nacio-
nal Tributario a la Administración Tributaria. De la documen-
tación recibida se desprende, igualmente, que este Proyecto
de Reforma fue elaborado por un grupo de abogados ase-
sores del ya mencionado Servicio Nacional de Administra-
ción Tributaria y que no ha sido introducido formalmente al
Congreso de la República por el Ejecutivo Nacional, sino por
un grupo de parlamentarios según comunicación dirigida al
Presidente de la Cámara de Diputados de fecha 14 de noviem-
bre de 1995. Posteriormente, en enero de 1996 el SENIAT hizo
llegar al Congreso otro proyecto de reforma del Código Or-
gánico Tributario que si bien tiene diferencias formales con el
proyecto de 1995, en el fondo está guiado por los mismos
propósitos de aquél.
El último Proyecto mencionado contempla las siguien-
tes modificaciones básicas:

1. En materia de defraudación, según alegan los proyec-


tistas, se amplía la tipificación del delito, incluyendo la
adulteración de sistemas ordinarios y computarizados.
Se consagra expresamente la prisión por defraudación
fiscal que si bien estaba contemplado en forma gené-
rica en el Código Penal, ahora se inserta expresamente
en el Código Tributario. Según la nueva redacción pro-
puesta (Artículo 93), "cornete defraudación quien me-
diante comportamiento intencional dirigido a sustraer el
pago de un tributo, forje, simule u oculte documentos,
adultere informaciones de sistemas computarizados o con-
tables, estados financieros, registros o cualquier otra infor-
mación determinante de su capacidad contributiva". Se-
gún el Artículo 95, la defraudación será penada con
multa de dos a cinco veces el monto del tributo omitido
y con pena de prisión de uno a cinco años. Conjunta-
mente con esas sanciones puede acordarse el comiso de
la mercancía y demás elementos, accesorios y cierre del
establecimiento donde se cometió la infracción por un
período máximo de seis meses.

2. Se incorporan nuevas regulaciones destinadas a la recau-


dación coactiva del tributo, así como a establecer su-
puestos de presunción para que la Administración Tri-
butaria pueda proceder a determinar de oficio los tribu-
tos adeudados. Al efecto, se introduce un nuevo Capí-
tulo en el Título IV del Código, en cuyo Artículo 121 se
establece que en determinadas oportunidades la Admi-
nistración puede requerir, bajo apremio de multa, a que
se presente la correspondiente declaración y se cancele

286
el tributo en un plazo máximo de cinco días. Si el con-
tribuyente no presentase declaraciones ni cancelase el
tributo en el plazo establecido, la administración lo deter-
minará de oficio e iniciará el juicio correspondiente. En
lo que atañe a la determinación de impuestos sobre
base de presunciones, la Administración podrá presumir
volúmenes de ventas y compras o ingresos omitidos por
diferentes vías. Cuando la Administración presuma la
existencia de defraudación tributaria podrá inmovilizar
libros, archivos, documentos, registros y bienes en infrac-
ción, de cualquier naturaleza.

3. En lo atinente a medidas precautelativas, el Artículo 111


dispone que la Administración para asegurar el pago del
tributo podrá solicitar ante el juez competente el em-
bargo preventivo de bienes del contribuyente para sa-
tisfacer la deuda tributaria. Al tenor de lo dispuesto en
el Artículo 112 el embargo preventivo se podrá man-
tener durante el período de un año prorrogable.

4. Se modifica el Artículo 220 a fin de crear la jurisdicción


penal tributaria para conocer de delitos tributarios sancio-
nados con pena privativa de la libertad. El mencionado
Artículo dice: "Son competentes para conocer en pri-
mera Instancia los procedimientos establecidos en este
Código, los Tribunales Superiores de lo Contencioso Tri-
butario, los cuales sustanciarán y decidirán con arreglo a
sus normas inclusive las que se originen en reparos de
la Contraloría General de la República". En el Parágrafo
Primero se añade que el Juez que conozca las causas
por delitos que acarreen la pena privativa de la libertad
cuando haya motivo para dictar auto de detención, an-
tes de tomar esta medida lo hará saber al indiciado,
quien podrá allanarse o pagar el tributo actualizado, los
intereses y la multa, en cuyo caso el Juez dará por
terminada la averiguación y ordenará el archivo del expe-
diente.

5. En otras reformas del articulado, se establecen penas


para los funcionarios que no enteren en su debida opor-
tunidad fondos recibidos de los contribuyentes y se con-
sagra la responsabilidad penal tributaria de las personas
jurídicas en la cabeza de sus directores gerentes y admi-
nistradores. Se dispone, asimismo, que el funcionario
que reciba del contribuyente dinero o cualquier otra
dádiva será penado con prisión de uno a seis años y
que igual pena se aplicará al contribuyente que haya
entregado dinero o dádivas.
287
6. Además de las normas de carácter predominantemente
represivo que se establecen, el Proyecto contiene dispo-
siciones orientadas a ampliar la autonomía funcional y
financiera del SENlAT. Por lo que toca a su autonomía
funcional, se le faculta para dictar normas sobre su orga-
nización y funcionamiento. En lo que atañe a su auto-
nomía financiera se prevén mecanismos para hacer efec-
tivos los ingresos propios del servicio sin pasar directa-
mente por los mecanismos fiscales ordinarios. A este
respecto se crea un nuevo Artículo distinguido con el
número 127, en donde se establece que, "A los efectos
de la autonomía financiera del SENlAT se destinará direc-
tamente de los tributos que éste administre, un mínimo
de 3% hasta un máximo de 5%, los cuales se consideran
ingresos de gestión propia para atender al cumplimiento
de sus funciones. A través de otras disposiciones se
profundiza en su autonomía para hacerlo un organismo
altamente independiente.

OBSERVACIONES RELEVANTES

7. Como su nombre lo indica, el Código Orgánico Tri-


butario constituye una Ley Marco o Ley Cuadro, cuyo
propósito es definir los principios generales de la tribu-
tación y regular las relaciones entre el Fisco y el contri-
buyente, tratando de lograr una relación equilibrada en-
tre los contrapuestos intereses del uno y del otro. Es el
producto de numerosos trabajos doctrinarios que se origi-
naron en el Instituto Latinoamericano de Derecho Tri-
butario y fue concebido como un cuerpo jurídico armo-
nizador de los derechos de la Administración fiscal encar-
gada de recaudar tributos y los del contribuyente obli-
gado a cancelarlos. Esa concepción fue acogida y com-
partida por diversas Comisiones Ejecutivas y Legislati-
vas nacionales que se ocuparon del proceso de redacción
y aprobación de dicho Código en Venezuela, el cual fue
promulgado como Ley de la República en 1982. Según
se desprende de su texto y espíritu, la relación jurídico
tributaria es una relación de derecho y no una relación
de poder, en donde la situación privilegiada de Estado
se limita a la creación de la Ley Tributaria, pero una vez
promulgada ésta, las partes de la relación tributaria, Fis-
co y contribuyentes, son iguales ante la Ley, la cual
debe reflejar esa igualdad.

Consecuencia de esos principios doctrinarios, el Código


consagra la convivencia del derecho de la Administración

288
Tributaria a recaudar impuestos y el derecho del contribu-
yente a no pagar más de lo pautado. Por lo tanto, ante
posibles controversias entre las ópticas interpretativas de la
Administración y el contribuyente, el Código ordena que las
mismas se resuelvan bajo el estricto imperio de la Ley. Se
trata de un debate regulado por la Ley que establece prin-
cipios para determinar un monto de exacción, que no debe
ser excedido por la Administración ni reducido por el contri-
buyente, todo ello sobre el plano de igualdad y libertad
consagrado por la Constitución y otras Leyes de la República.

8. Debido a su carácter de Ley Marco o Ley Cuadro, el


Código Orgánico Tributario no debe ser una pieza del
sistema legal sujeta a frecuentes cambios, sino que sus
reformas deben ser producto de la acumulación de ex-
periencias y de jurisprudencia que deben convertirse en
normas de Ley. Al respecto, se estima que los Poderes
Ejecutivo y Legislativo deben acumular experiencias de-
rivadas de la aplicación de un instrumento legal como el
comentado e ir preparando el terreno para cambios o
reformas a largo plazo, ya que se trata de la sustancia o
fundamento del sistema y mal pueden removerse sus
cimientos con frecuencia y mucho menos anualmente. El
Código en referencia fue reformado a pocos años de su
promulgación, entre otras razones, para dotar al Estado
de mayor fuerza coercitiva en la recaudación de im-
puestos.

9. La propuesta de Reforma del Código Orgánico Tribu-


tario actualmente bajo consideración del Congreso de la
República se aparta de los principios y orientaciones
anteriormente citados y se caracteriza por una tenden-
cia fundamentalmente represiva dado que, por una par-
te, introduce una hipertrofia de prerrogativas para la
gestión de recaudación de tributos y degrada las posi-
bilidades de defensa del contribuyente; y, por la otra,
reprime ilícitos tributarios con grave amenaza de que-
brantamiento de principios constitucionales y garantías
de derechos humanos universalmente consagrados.

En efecto, en toda doctrina fiscal y constitucional se


consagra que el contribuyente tiene el deber de contribuir a
sufragar los gastos públicos de acuerdo a su capacidad eco-
nómica, pero se puntualiza además que ese sacrificio a su
derecho de propiedad no es ilimitado ni incondicional. En la
relación jurídica Fisco-contribuyente, el Fisco acreedor tiene
el derecho a exigir el tributo, pero también de limitar su

289
pretensión exclusivamente a la medida legal. De ahí, que
según los tratadistas, cualquier reclamo del Fisco debe ha-
cerse con estricto acatamiento al elemental derecho del contri-
buyente a ser oído previamente, a poder alegar y probar sus
razones, a que no se malogre su patrimonio y mucho menos
su libertad, como consecuencia de ejercicio de facultades de
recaudación de impuestos que tiene el Estado.

Las disposiciones contenidas en el Proyecto de Reforma


presentado degradan los derechos y garantías del contribu-
yente en varias formas: En primer lugar, se quebranta el
principio de la igualdad posicional entre la Administración
Tributaria y el sujeto pasivo de la obligación fiscal, mediante
la lesión del derecho a la defensa del contribuyente. En segun-
do término, se viola el principio de certeza en la tipificación
de los nuevos delitos, sancionados con pena corporal, me-
diante el uso de presunciones legales para inferir la comi-
sión del delito; y, en tercer lugar, se quebranta flagrante-
mente el principio de presunción de inocencia del ciuda-
dano, quien en todas las constituciones y leyes se presume
inocente a menos que se pruebe lo contrario.

10. La hipertrofia de poderes de la Administración conte-


nida en este nuevo instrumento legal se evidencia, por
una parte, en el principio consagrado en el Artículo 90,
por virtud del cual se crea la sanción de clausura del
establecimiento del contribuyente, señalándose expre-
samente que el recurso que se interponga no suspende
los efectos del acto de clausura, además de que no
libera al infractor del pago de las remuneraciones que
corresponden a sus trabajadores. Esto constituye una
violación al derecho de defensa del administrado frente
al poder de la Administración, pues el acto adminis-
trativo sancionatorio debe suspenderse mientras se discute
su legalidad a fin de no causar daños al contribuyente
quien puede resultar inocente en el proceso. Sin em-
bargo, el Proyecto de Reforma pretende que el parti-
cular sufra sin recurso alguno, tanto la clausura del esta-
blecimiento, como el pago de los salarios del personal
transitoriamente cesante, lo que, como es obvio, lesio-
na el derecho a la defensa, el derecho de propiedad y la
libertad económica del eventual afectado. La segunda y
no menos importante manifestación de hipertrofia de
poderes de la Administración está constituida por la fa-
cultad de presumir, entre otros casos: ventas o ingresos
por ventas, presunción de ingresos omitidos por ventas
o servicios gravados, presunción de diferencias en cuen-

290
tas bancarias y de diferencias entre insumas utilizados y
producción obtenida, así como cuantía de inventarios.
Con ese recurso se abre un campo fecundo para la
arbitrariedad y discrecionalidad del funcionario de conse-
cuencias impredecibles, así como una violación de prin-
cipios puesto que la Administración no puede imaginar
la capacidad contributiva a su antojo, sino comprobar su
existencia con hechos reales.

Constituye, asimismo, una degradación del derecho a la


defensa del contribuyente lo dispuesto en el Artículo 98 en
donde se expone: "el procedimiento establecido para la fisca-
lización, determinación y recaudación del tributo, así como
para la aplicación de las sanciones administrativas a que hu-
biere lugar no impide el ejercicio inmediato de la acción
penal ante los tribunales correspondientes y los procesos se-
guirán su curso, sin que pueda alegarse exención alguna por
falta de cumplimiento de los requisitos de formalidades deri-
vadas del acto administrativo", Finalmente, la presunción de
fraude sancionado con pena corporal, viola numerosos prin-
cipios jurídicos y se opone a la presunción de inocencia
consagrada como derecho fundamental en varias constitu-
ciones y Convenciones Internacionales sobre derechos hu-
manos.

11. Un notable especialista, invitado por la Academia Na-


cional de Ciencias Económicas para exponer sus puntos
de vista sobre este proyecto, refiriéndose a la situación
de indefensión en que quedaría situado un contribu-
yente, quien además de estar preso, se le aplican las
medidas precautelativas que se han comentado, expone:

"Basta imaginar un inventario embargado o cuentas


bancarias inmovilizadas que pueden paralizar el flujo
de caja de un negocio en operación. La situación se
radicaliza cuando se tiene presente que para levantar
una medida cautelar se requiere, por lo menos, de
una fianza cuyo costo financiero es elevadísimo. La
situación comentada plantea el problema de máxima
degradación del derecho a la defensa del contribu-
yente en un proceso judicial como el comentado..
¿Cómo puede defenderse el indiciado en estas circuns-
tancias? .. ¿Cómo puede defenderse un comerciante o
industrial, si no puede vender, si su inventario y sus
cuentas están congeladas? Ante este dilema, lo más
seguro es que sucumba ante la pretensión del Fisco o
simplemente quiebre".

291
Por otra parte, lo más injusto de este proceso radica en
que a pesar de todos los privilegios del Fisco, tampoco se
exija a éste garantía o fianza ante sus actos. De ese modo, en
caso de resultar inocente el particular sólo le quedaría la
posibilidad de reclamar daños que eventualmente se cance-
larían por la vía de "acreencias no prescritas", procedimiento
que resulta excesivamente largo y, en no pocos casos, marcada-
mente inoperante. Por ello, la más elemental garantía de equi-
librio exige que se instrumenten mecanismos para que el
Fisco proporcione garantías en caso de que el juicio favo-
rezca al contribuyente.

CONCLUSIONES

12. Las Academias Nacionales que suscriben el presente docu-


mento, están plenamente conscientes de que el país atra-
viesa en la actualidad por serios desajustes fiscales y de
que la evasión tributaria venezolana es y ha sido tradicio-
nalmente elevada. No obstante, consideran que la solu-
ción a un problema como el planteado debe acome-
terse no sólo mediante el incremento de los ingresos.
sino también a través de una reducción y. sobre todo.
de una racionalización de los egresos. Ante la presente
crisis fiscal, originada por el estancamiento en los tribu-
tos de origen petrolero y la elevada carga que impone el
servicio de la deuda pública, el Estado ha procedido
sólo a propiciar el aumento de las recaudaciones tribu-
tarias a través de nuevos instrumentos legales. pero son
escasas o casi nulas las medidas orientadas a la reduc-
ción o reorientación del gasto público en situación eón-
sana con las verdaderas necesidades de la economía.
Desde otro punto de vista. el incremento de la carga
impositiva se trata continuamente de justificar bajo el
su puesto de que los índices de presión tributaria en
Venezuela son reducidos. cuando en realidad no lo son.
puesto que el Fisco ha venido percibiendo por cerca de
15 años uno de los más elevados y regresivos tributos
como es la devaluación de la moneda que merma la
capacidad adquisitiva del consumidor, a la vez que incre-
menta la recaudación fiscal neta en la medida en que
aumenta el contravalor en bolívares de las exportacio-
nes petroleras. De igual modo, existe la percepción gene-
ralizada de que los nuevos tributos no benefician al
contribuyente, puesto que hasta ahora no se han tradu-
cido en mejoras de los servicios públicos esenciales ni
contribuyen a estimular el proceso económico. por ser
absorbidos, al parecer, en la pesada carga burocrática
del Estado.
292
La mayoría de estas apreciaciones están sustentadas por
voluminosos y muy documentados estudios que se han reali-
zado en el país por comisiones encargadas de analizar las
materias concernientes a tributación, gasto público y reforma
del Estado, a las cuales se ha hecho poco caso y cuyas re-
comendaciones permanecen vigentes en la mayoría de los ca-
sos. Basta citar al respecto las recomendaciones de la Co-
misión Shoup a finales del decenio de los años cincuenta; los
estudios y recomendaciones de la Comisión de Administra-
ción Pública, creada en 1958 atendiendo sugerencias de una
Misión de asistencia de la ONU, así como también los trabajos
y recomendaciones de la Comisión de Estudio y Reforma
Fiscal, creada por iniciativa del Congreso de la República y
del Ejecutivo Nacional, cuyas labores fueron coordinadas por
el Dr. Tomás E. Carrillo Batalla, Individuo de Número de
estas Corporaciones.

13. Con respecto a la salida de la actual crisis económica y


fiscal las Academias expresan su inconformidad con acen-
tuar los sacrificios del contribuyente como única y fun-
damental vía de restaurar el equilibrio y eliminar el dé-
ficit fiscal, especialmente si se toma en cuenta que tan-
to la teoría como la práctica recomiendan aliviar la car-
ga tributaria en tiempos de depresión y aumentarla en
períodos de prosperidad. Ello constituye la esencia de
una sana política tributaria que aconseja estimular la
economía para que produzca más en depresión y frenar-
la para que no se sobreexpanda en prosperidad. Lo
deseable es que el equilibrio de la economía gobierne al
equilibrio fiscal. Quiere balancear las cuentas fiscales a
costa de destruir la economía productiva constituyendo
un imperdonable error de estrategia económica que, a la
larga, incide negativamente sobre las propias cuentas
fiscales y la colectividad en general.

Consecuencialmente, lo que está planteado en Vene-


zuela, además de intensificar la fiscalización tributaria utili-
zando los instrumentos de control existentes, es tratar de
lograr un redimensionamiento del Estado y adecuar el gasto a
ese nuevo ámbito; destinar una mayor proporción de recursos
a inversiones de carácter legítimamente reproductivo como
medio de crear fuentes de trabajo que puedan absorber el
creciente desempleo y el excedente de personal de la adminis-
tración pública, todo lo cual debe propender a un desarrollo
económico y social más armónico y sostenido. Pero, al pare-
cer, la acción del Estado tiende a inclinarse con preferencia a
la vía de creación de nuevos impuestos y, en el caso de la

293
reforma en estudio, a establecer medidas coercitivas que aten-
tan contra los derechos humanos, sin hacer uso mas ade-
cuado de los instrumentos de control establecidos en las le-
yes vigentes.

14. Independientemente de la necesidad imperiosa de bus-


car la solución del problema fiscal mediante equilibra-
das políticas de reducción de egresos y aumento de
ingresos, las Academias expresan su desacuerdo con la
proyectada reforma del Código Orgánico Tributario. En
primer lugar, porque no considera necesario a los fines
planteados reformar dicho Código. En segundo término,
por no ser éste, como ya se ha dicho, una pieza sujeta a
continuos cambios. En tercer lugar, porque no se estima
procedente dicha reforma y, finalmente, porque existen
serias dudas acerca de la constitucionalidad de varias de
las modificaciones propuestas, en particular, aquellas que
limitan seriamente el derecho a la defensa de los ciuda-
danos. Bajo estos últimos supuestos, las disposiciones
contenidas en dicho Código constituyen una profunda
transformación en la filosofía jurídica, económica y tri-
butaria que ha prevalecido en el país.

Especial referencia debe hacerse al hecho de que la


concepción democrática del vigente Código Orgánico Tribu-
tario trata de sustituirse en el Proyecto de Reforma, por pre-
ceptos que consagran la supremacía de los intereses de la
administración por encima de los derechos del ciudadano.
Ese cambio de filosofía que involucra el aplastamiento de los
derechos del contribuyente, no está en concordancia con el
ordenamiento jurídico de los países civilizados, fundamenta-
do en principios adoptados desde la Revolución Francesa,
consagrados en todas las modernas constituciones y defen-
didos continuamente en Foros Internacionales. Son numero-
sas las declaraciones de las Naciones Unidas y de otros organis-
mos en donde se consagra como primordial la defensa de
esos derechos. En Venezuela, a pesar de las penosas dictadu-
ras que hemos padecido, no se ha dado el caso de que en los
textos legales se establezcan instrumentos que traspasen los
límites del derecho humanitario. La reforma del Código Or-
gánico Tributario propuesta traspasa los límites de la filo-
sofía democrática en la letra y espíritu de las normas que
consagra.

Por otra parte, las disposiciones del mencionado Có-


digo se prestan a peligrosas desviaciones, en la medida en
que colocan al contribuyente en una situación de virtual inde-

294
fensión jurídico-económica e incrementan la discrecionalidad
del funcionario, pudiendo utilizarse como instrumento de extor-
sión e incluso de persecuciones políticas en un país en don-
de tales prácticas lamentablemente no han sido superadas.
Esas posibilidades de desviación se acrecentan por el hecho
de que, en última instancia, la interpretación de los estados
financieros del contribuyente puede realizarse 'desde muy va-
riados puntos de vista, dependiendo de la interpretación que
se haga de normativas tributarias o de prácticas contables
diferentes, todo lo cual justifica el mecanismo de legítima
defensa contenido en nuestro actual régimen contencioso tribu-
tario. La posibilidad de encarcelar, multar y clausurar de ma-
nera simultánea el establecimiento del contribuyente por pura
presunción de delito fiscal, priva del derecho a la defensa a
los contribuyentes y puede colocarlos a merced de manos
inescru pulosas que podrían crear una situación de terrorismo
tributario, capaz de arruinar la economía nacional y debilitar
las bases del sistema democrático.

POSmlLIDADES ALTERNATIVAS

15. Como medios alternativos de incrementar la recauda-


ción fiscal sin llegar a los extremos de sancionar un
Código Orgánico Tributario cuyo texto, como se ha visto,
contiene disposiciones y procedimientos que traspasan
los límites de la filosofía democrática y resultan con-
trarios al más elemental derecho a la defensa del ciu-
dadano, se recomienda la adopción de una serie de
medidas que de ser racionalmente aplicadas pueden traer
consigo resultados altamente positivos. Estas medidas
tienen la ventaja de que, en la mayoría de los casos,
pueden adoptarse por vía administrativa. Ellas son:

a) Aplicar a cabalidad las disposiciones del Código


Orgánico Tributario vigente, el cual fue reformado
en 1984 con el fin de proporcionar al Gobierne Na-
cional medios más efectivos de recaudación de im-
puestos y mayor poder coercitivo sobre el contri-
buyente, como lo demuestra el hecho de que tales
medidas están siendo aplicadas en la actualidad
por el SENIAT con positivos resultados. A mayor abun-
damiento, el vigente Código Orgánico Tributario
contiene todos los instrumentos que pueden aplicar-
se en un Estado de derecho donde se respeten los
más elementales principios constitucionales, como
lo demuestra la circunstancia de que permite el
embargo de bienes de contribuyentes, pero tam-

295
bíén la suspensión temporal de la medida si el
indiciado interpone un amparo y se pone a derecho.

b) Sacar mejor provecho de las posibilidades de con-


trol tributario que ofrece la Ley de Impuesto a los
Activos Empresariales, modalidad ésta que según
destacaron sus proyectistas en la correspondiente
Exposición de Motivos, permite establecer cierto
control del impuesto sobre la renta, determinado
por la proporcionalidad o correlación que, salvo
excepciones, debe existir entre los activos de una
determinada unidad productiva y los beneficios que
se registran mediante la utilización de tales acti-
vos. En todo caso, debe advertirse que destacados
especialistas en materia fiscal se han pronunciado
por la revisión de este impuesto, para evitar que al
gravar determinados activos pueda desestimular la
inversión o encarecer indefinidamente los costos
de producción; o en otros casos, resultar oneroso
al gravar activos que no están en producción, como
actualmente ocurre.

c) Profundizar en los procedimientos de fiscalización


mediante selección de muestras de contribuyentes
por mecanismos de tipo aleatorio y aprovechar las
posibilidades de cruzar o cotejar distintos tributos a
través de la contabilidad de ajuste por inflación
que, por razones obvias, tiende a generalizarse en
la mayoría de las empresas. Aplicar severas multas
y embargos de bienes de contribuyentes en casos
debidamente justificados, pero respetando su dere-
cho a la defensa tal como lo establece la norma-
tiva jurídica vigente.

d) Estudiar la posibilidad de avanzar hacia la transfor-


mación del Impuesto al Consumo Suntuario y Ven-
tas al Mayor en un Impuesto al Valor Agregado
(IVA), modalidad impositiva cuya aplicación en el
país fue analizada con detenimiento y sobre la cual
se registró alto consenso -tanto a nivel del Ejecu-
tivo Nacional como del Congreso de la República-,
como lo evidencia el hecho de que este impuesto
fue establecido durante la Administración del Dr.
Ramón ]. Velásquez a través de la Ley Habilitante
que autorizó al Presidente de la República para
dictar, en Consejo de Ministros, ciertas leyes tribu-
tarias y financieras. El Impuesto al Valor Agregado,

296
además de su potencial en materia de recaudación,
presenta la ventaja de que al gravar las distintas
etapas del proceso de producción y comercializa-
ción cierra un circuito que permite controlar la apli-
cación de las demás modalidades de tributación,
especialmente el Impuesto Sobre la Renta. Este im-
puesto es aplicado con bastante éxito tanto en paí-
ses europeos como en América Latina y, en el caso
de Venezuela, su adopción se facilitaría por el hecho
de que ya se ha establecido un impuesto a las
ventas. El IVA es una modalidad que por sus muy
especiales características tiende a generalizarse a
nivel mundial y que, tarde o temprano, se adop-
tará en Venezuela. Su producción, sin necesidad de
aumentar la tasa, sería significativamente mayor que
el impuesto actualmente aplicado que todos pagan,
pero que el Fisco sólo parcialmente lo recauda.

e) Actualizar y poner en práctica las recomendacio-


nes de la Comisión de Estudio y Reforma Fiscal
creada en 1980 mediante Decreto Ejecutivo NQ 550,
la cual realizó un estudio integral del sistema fis-
cal venezolano tanto desde el punto de vista del
gasto como del ingreso y formuló distintas recomen-
daciones de tipo legal y administrativo que no han
tenido suficiente acogida. Los estudios de la mencio-
nada Comisión, publicados por la Academia Na-
cional de Ciencias Económicas en 1988, constan de
32 volúmenes en donde se analizan -entre otros-
los aspectos relacionados con la obtención de ma-
yor eficacia en los sistemas de recaudación.

APRECIACIONES FINALES

16. Como observación final, las Academias que suscriben


desean enfatizar la circunstancia de que según conoci-
dos especialistas la moral fiscal y la conciencia tribu-
taria de los ciudadanos suelen elevarse, generalmente,
en el Estado de Derecho, con el respeto a los princi-
pios constitucionales y a las garantías de los ciudada-
nos y suele, por el contrario, deteriorarse en sistemas de
gobierno en que no se respetan esos principios y consa-
gran regímenes como el que propicia con la mencio-
nada reforma del Código Orgánico Tributario, en donde
el poder omnipotente del Estado se impone sobre el
ciudadano, privándolo prácticamente de su legítima de-
fensa. El carácter desmoralizador que se produciría con

297
ese sistema de represión tributaria, aunado a la díscrecío-
nalidad del funcionario y a la corrupción generalizada
que ha venido apoderándose de la mayoría de los estra-
tos de nuestra sociedad, pudiera conducir a flagrantes
casos de corrupción que se traducirían en enriqueci-
miento de funcionarios, impunidad para los evasores de
impuestos y escasos proventos adicionales para el Esta-
do, todo ello sin mencionar la posibilidad de extorsión a
que pudieren estar sometido el contribuyente honesto y
respetuoso de sus deberes para con el Fisco. Finalmente,
no puede pasarse por alto que la generalización de pe-
nas privativas de la libertad para delitos de tipo econó-
mico, establecidas por leyes especiales y no por el Có-
digo Penal, resulta contraria al establecimiento de un
clima de confianza necesario para atraer inversiones y
solucionar el problema de la crisis que afecta a la ma-
yoría de los sectores y que tienen su natural incidencia
en las Finanzas Públicas.

Caracas, Marzo de 1996.

Rafael Fernández Heres Hildegar Rondón de Sansó


Presidente.de la Academia Presidente de la Academia de
Nacional de la Historia Ciencias Políticas y Sociales

Antonio Aguirre
Presidente de la Academia
Nacional de Ciencias Económicas

298
COMENTARIOS DEL
CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL
ACERCA DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE

l. EL ESCENARIO

Durante los primeros 105 días transcurridos entre comien-


zos del año de 1996 y el 14 de abril, se conformó un
escenario de expectativas y de conjeturas sobre las medi-
das económicaS que adoptaría el Ejecutivo Nacional, mu-
chas de las cuales eran anunciadas parcialmente por
algunos de los dirigentes poltticos del tren ministerial.

Ello ocurría en un ambiente en el cual se había prolon-


gado la crisis, profundizada en 1995, por lo cual se
acentuaba la ansiedad en el cuerpo social por los estra-
gos económicos y sociales y ante la inexistencia de una
estrategia de desarrollo clamada por el colectivo. Ocu-
rría también en un panorama muy incierto y en medio
de los ajustes indispensables que imponía la modifi-'
cación del tipo de cambio oficial, que había sido eleva-
do de Bs./170,oo a Bs./$ 290,00, el 11 de diciembre de
1995. Los precios al consumidor habían registrado un
incremento del 23.9% durante el primer trimestre, lo que
determinó una caída de más del 25% en el salario mí-
nimo real y un aumento a más de Bs. 75.000 en el cos-
to mensual promedio de la canasta alimentaria con res-
pecto al nivel medio estimado por la OCEI para 1995
(Bs. 56.487). Todo lo cual contribuía a comprimir más la
demanda, la que durante 1995 había caído en 3,3% en
alimentos, bebidas y tabaco.

El escenario se tornaba más complejo ante la imposi-


bílídad.de promulgar la Ley de Presupuesto para 1996 y
la consiguiente necesidad de reconducir el de 1995, con
lo que se hacía más incierto el panorama, en razón de
que la devaluación del signo monetario ocurrida en diciem-
bre, si bien proporcionaba mayores ingresos al Fisco,

299
también encarecía los bienes que el Estado requiere para
su funcionamiento, cuyo impacto es considerable, ha-
bida cuenta de que sus gastos de consumo representan
más del 8% del gasto global de la economía venezolana
y más del 17% del consumo privado.

Todo esto ocurre en momentos en los cuales el proceso


anómico, resultado del deterioro social cada vez más
pronunciado y la consecuente pérdida de los consensos
sociales fundamentales, amenaza con la aparición del
síndrome de la anarquía y del libertinaje, en términos de
la generalización de aquel proceso. Su gravedad radica
en lo que podría calificarse como institucionalización
del desorden, cuya característica esencial es que parece
representar el comportamiento normal en todos los ac-
tores negativos en lo cultural, en la medida en que ha
corroído la identidad y el autorrespeto, y generalizado
los antivalores.

En un cuadro de esa naturaleza, ya no se trata de apli-


car proyectos y planes correctivos de corto plazo, se
trata de encontrar vías de acción política, económica,
social y cultural que redefinan a la sociedad venezolana
en términos de una auténtica decisión democrática y
partícipativa.

D. LAs MEDIDAS

El 15 de abril de 1996 el Presidente de la República, en


una alocución pública, confirmó algunas de las medidas
que se habían anunciado extraoficialmente. Ellas se re-
fieren, concretamente, al aumento del precio de los com-
bustibles, la liberación total del control de cambios que
regía desde el 27 de junio de 1994, aumento de la tasa
en el Impuesto al Consumo Suntuario y Ventas al Ma-
yor, desde 12,5% al 16,5% (sujeto a aprobación del Con-
greso), liberación de las tasas de interés y aumentos en
las tarifas de servicios públicos (40%).

Se acompañarían con programas sociales para mitigar


los efectos sobre las personas de más bajos ingresos,
por montos que se estiman en Bs. 580.000 millones (2%
del PIB), a cubrir con los fondos que generen el mayor
precio de los combustibles y dividendos de PDVSA, más
recursos provenientes de la devaluación y del Impuesto
General a las Ventas.

300
El Ejecutivo aspira a que el déficit fiscal, incluyendo la
capitalizaci6n de FOGADE y los pagos al Banco Central
de Venezuela, se reduzca al cierre del año a 1,9% del
PIE.

Desde la perspectiva gubernamental, algunos de los pro-


gramas sociales, como los relacionados con la juventud,
vivienda y creaci6n de pequeñas industrias, contribui-
rán a moderar los impactos mediante la ocupaci6n de
mano de obra temporal.

Anunci6 el Presidente la disposici6n de abrir la Petro-


química a la participación del sector privado, así como
la continuaci6n de la privatizaciones, y se refiri6 al IX
Plan de la Naci6n y a la Agenda Venezuela. Esta última,
según expres6, fue tomada como base para las conversa-
ciones con el Fondo Monetario Internacional, cuyo apoyo
señal6 como "un factor muy importante para la con-
fianza en los medios financieros del mundo entero y en
relaci6n a los inversionistas y a los agentes económi-
cos".

111. Los EFECTOS INMEDIATOS

El hecho de que la opini6n pública estuviese informada


con suficiente antelación acerca de las medidas, por
declaraciones de algunos ministros, y de que su adop-
ción hubiese sido precedida por negociaciones con re-
presentantes del FMI y consultas con el Banco Mundial
y el Banco Interamericano de Desarrollo, lo que las
inscribe en la l6gica de las políticas que esos organis-
mos recomiendan, determin6 que prácticamente no ha-
yan sido recibidas como sorpresas, excepci6n hecha de
los saltos en el precio de la gasolina y del diesel, que -
de hecho- han paralizado a la actividad pesquera y
amenaza seriamente a la agricultura animal y vegetal.

Pasados los primeros treinta días desde el anuncio y


cuando aún se espera la implantación y puesta en prác-
tica de algunas de la medidas, el escenario luce bastan-
te incierto, ya que los agentes económicos' parecen aguar-
dar una mayor informaci6n sobre detalles', y sobre el
posible comportamiento de la divisa, dado el alto nivel
de dolarizaci6n que ha alcanzado la economía; y el
consumidor no se repone de las alzas de precios que le
afectan desde diciembre ante el rezago en los ajustes de
las remuneraciones.
301
En este sentido es importante consignar que hubo reac-
ciones inmediatas por parte de los especuladores tradi-
cionales, que dentro del ambiente inflacionario en que
vivimos, han encarecido muchos productos ante la libe-
ración de precios. En otros casos, las presiones por li-
berar precios de productos sometidos a controles admi-
nistrativos se intensificaron.

Al cierre de abril, el Indice de Precios al Consumidor


(base 1984=100) se eleva en 8,6% (inferior según el
Ministro de Hacienda a la estimación del 10% hecha por
el FMO, para marcar una inflación acumulada del 34,5%
en el primer cuarto del año, y una tasa anualizada del
85,8% (abril 95-96).

El crecimiento del 7,2% en el Indice de Precios de Ali-


mentos, que marca un acumulado del 30,7% en enero-
abril, eleva el costo de la Canasta Alimentaria en un
aproximado de Bs. 87.000, por lo que el salario mínimo
queda rezagado y supone la incorporación de más fami-
lias al ya alto contingente de pobreza extrema.

El problema en realidad excede a la sola consideración


del ajuste a los precios finales. Se extiende a las varia-
ciones de los precios relativos en los diferentes círculos
productivos y sus encadenamientos y, fundamentalmente,
a la carencia de una política concertada de precios. En
el sector agrícola se observa claramente esta situación.
El Presidente de la Federación Venezolana de Porcicul-
tura (FEPORCINA), en declaraciones recientes (8 de mayo
de 1996, Economía Hoy) advierte sobre un posible in-
cremento en el precio del cerdo en pie, ante el alza de
un 40% en el valor de los alimentos balanceados, los
cuales representan aproximadamente el 80% de los re-
querimientos de la producción porcina y cuyos insu-
mas, en su mayoría, son importados, por lo que están
dolarizados. Estima que a nivel de consumo el kilo de
cerdo que se vendía entre Bs. 950 y Bs. 1.100, podría
incrementarse a un mínimo entre Bs. 1.254 y Bs. 1.353
(154% en promedio). El Presidente de FEPORCINA destaca
que el consumo per cápita de cerdo en el país ha dismi-
nuido de 11kg.laño en 1989 a 5,5kg.laño en 1995.

Esta posición seria se compadece con la actitud igual-


mente responsable en los líderes del sector agrícola en
su conjunto (FEDEAGRO), quienes comparten la orien-
tación y los objetivos de las medidas de ajuste macroeco-

302
nómico, pero consideran que el carácter fiscalista de
algunas de ellas -"si bien apuntan en la dirección correc-
ta para reducir el déficit del sector público"-, deben ser
acompañadas de un plan de reactivación económica,
por lo que propusieron al Gabinete Económico un con-
junto de medidas para conciliar ajuste con reactivación
(Hirarn Gaviria, El Universal, 02-05-96 y 16-05-96), todas
ellas orientadas a atenuar el impacto de los factores
negativos.

En torno a los efectos inflacionarios, los Ministros de la


economía prevén una inflación del 95% en 1996, como
consecuencia del impulso que tomarán los precios en
los primeros cuatro meses: esperan que después de julio
comience a decaer el ritmo ascendente del costo de los
bienes y servicios; y a partir de septiembre es posible
que el promedio mensual sea del 2%. El cumplimiento
de esa previsión, según una corriente de opinión, depen-
derá de muchos factores, entre ellos, el comportamiento
no previsible de los agentes económicos y sociales, las
variaciones del tipo de cambio, la medida en que se
controle el gasto fiscal y las posibilidades de que el
sistema financiero sea saneado y fortalecido.

El anuncio del Presidente de "desmantelar" el control de


cambios e ir "hacia una liberación completa del régi-
men cambiario para que sea el mercado el que esta-
blezca el valor de la divisa extranjera", se concretó el
día lunes 22 de abril, en una jornada calificada por
operadores del mercado cambiario como "tranquila y
con muchos inversionistas a la expectativa", pero con un
salto en la devaluación de Bs, 290 a Bs. 499. Esto signi-
fica que en cuatro meses el bolívar ha experimentado
una devaluación del tipo de cambio oficial en el orden
del 193,50%. De hecho, la cotización señalada se apro-
ximó al tipo de cambio no oficial representado en los
bonos Brady, que había alcanzado a Bs. 500,19 al cierre
de marzo.

Como es sabido, en los días siguientes el tipo de cam-


bio tendió a estabilizarse en alrededor de Bs./$ 467,
hasta el 15 de mayo cuando repuntó a B's./$ 475,25.

El período de estabilización fue posible porque el Ban-


co Central ofreció Títulos de Estabilización Monetaria
(TEM) a una tasa atractiva que representaba aumento de
la tasa real de interés y hubo lógicamente una preferen-

303
cia por esos instrumentos frente al dólar por parte de
quienes disponían de excedentes de liquidez, 10 que les
permite acumular la ganancia rápida y de corto plazo. El
descenso de volumen de depósitos en el sistema ban-
cario al cierre de abril con respecto al mes precedente
confirma esa apreciación.

Es de advertir que el Banco Central puso a prueba la


estabilidad de la divisa mediante una reducción del ren-
dimiento de los TEM, 10 que inmediatamente elevó la
cotización del dólar 06 de mayo), por la demanda que
ejerció la banca, de acuerdo con opinión de los ope-
radores.

La doctrina y la experiencia de la aplicación de la po-


lítica monetaria inspirada por la defensa de la tasa de
cambio, indican que se trata de un juego sumamente
peligrosos, que estimula la inflación con todos sus efectos
perniciosos, además de que afecta seriamente al sector
real de la economía y se privilegia al financiero, con el
agravante de que se favorece la actuación de quienes
disponen de suficientes recursos líquidos: la acumula-
ción de esos capitales que representan importante por-
ción de los recursos del país, ofrecen gran riesgo por la
facilidad con que se fugan ante cualquier señal que
indique un movimiento adverso en sus ganancias. Esa
fue la experiencia habida en 1994.

IV. REACCIONES ADVERTIDAS

En realidad, el programa de ajuste parecía inevitable e


impostergable. Se había formado una fuerte matriz de
opinión en torno al tema y a la necesidad de un cambio
en la dirección adoptada. Una vez dado el primer paso,
surgen los interrogantes acerca de "la capacidad del go-
bierno y de los agentes económicos venezolanos para
manejar el programa" (Revista SIC N° 58, mayo 1996), por-
que ciertamente el éxito del mismo dependerá de la
coordinación de las medidas y especialmente de la capa-
cidad de acción conjunta del sector público y del sector
privado, tanto laboral como empresarial, e incluso de la
posibilidad de que se introduzca cierta flexibilidad en
algunas de las medidas para evitar el cese de activi-
dades generadoras de empleo.

Los resultados de diversos sondeos de opinión advier-


ten que el programa no parece haber tenido en cuenta

304
suficientemente el sentimiento de las mayorías, lo que
se revela en las reacciones de algunas instituciones, co-
mo es el caso de los gremios universitarios, que llaman
la atención sobre la subordinación de las políticas es-
tratégicas y destacan los efectos de estímulo a la infla-
ción y la continuidad de la misma como consecuencia
del aumento de la gasolina, el incremento del impuesto
a las ventas, la supresión del control de cambios y el
aumento de las tasas de interés; además de los efectos
sobre la seguridad social y las conquistas laborales, y la
educación, e incluso advierten sobre una posible esca-
lada represiva y el propósito de la privatización de
PDVSA.

El sector comercio, que respalda institucionalmente las


decisiones del Gobierno, expresa preocupaciones por el
predominio fiscalista de la Agenda Venezuela, la desa-
parición del concepto de "racionalización del tributo" y
su substitución por incrementos recurrentes en las tasas
impositivas, el uso de la devaluación como instrumento
fiscal, los bonos y subsidios á ser manejados por una
estructura administrativa cuestionada, el mantenimiento
de una estructura jurídica antieconomicista y el aisla-
miento parlamentario de los propósitos de la Agenda
Venezuela.

Muchos sectores han hecho notar cierta escalada en la


criminalidad con incremento de la inseguridad, lo que
puede ejercer influencias negativas en el desempeño del
plan.

Una revisión de los medios de comunicación impresos


permite resumir las opiniones sobre las ventajas de las
medidas, sin orden de prioridad.

la posibilidad de disminuir la inercia inflacionaria;


el libre acceso a la compra de divisas;
la posibilidad de recuperación económica;
la liberación de las tasas de interés;
el mejoramiento posible de la intermediación financiera;
el estímulo a las exportaciones no tradicionales;
el acceso a los mercados financieros internacionales;
la aceleración de las privatizaciones;
fortalecimiento de las reservas internacionales;

305
atracción de las inversiones extranjeras;
financiamiento multilate-ral para programas sociales;
el fundamento del Programa en un plan preconce-
bido;

Al propio tiempo, las opiniones sobre las desventajas


indican:

incremento brusco de los precios;


altas tasas de interés que contraerán más la econo-
mía;
efecto sobre la intermediaci6n financiera por la con-
tracción económica,
crisis fiscal por aumento de los gastos;
conflictividad social;
descoordinación de programas sociales;
marco jurídico inalterado;
retraso en el plan de empleo;
carencia de planificaci6n de largo alcance;
no prevé renegociaci6n de la deuda;
demasiado énfasis de las condicionalidades del FMI,
BM Y BID.

v. CONCLUSIONES

De acuerdo con los elementos señalados y habida cuenta


de las condiciones críticas que ha vivido el país, en lo
que parte importante de su profundización se ha debido
a la carencia de un rumbo definido, el plan -aun con
sus múltiples limitaciones- debe ser bienvenido como
una señal de rectificación.

Debemos entender, sin embargo, que su adopción no


excusa de trabajar en la conformación de un proyecto
de país que defina lo que sus pobladores autonómi-
camente desean y que marque el rumbo a seguir para
alcanzar un verdadero desarrollo humano, lo que pue-
de significar incluso modificar -si es necesario- el tipo
de ajuste cuyo rostro debe humanizarse.

306
En este sentido considera el Consejo que no es sufi-
ciente -dada la complejidad de la situación venezolana-
atacar sólo partes de la problemática económica, menos
aún, si ello supone, como en el presente, suturar las
heridas sociales, con lo cual se posterga la curación.

El punto de partida está en comprender que Venezuela


se ha convertido en un país de desigualdades, en el
sentido de que el venezolano promedio de hoy está
sometido a condiciones adversas para su desarrollo co-
mo persona sana, nutrida y educada, dado el impacto
que ha recibido por efecto de la crisis múltiple, cuyo
resultado no ha sido homogéneo sino que ha castigado
duramente a los más pobres y ha creado más pobres.

De esa manera hay en el país 1,7 millones de niños


pobres (UNICEF) y 5 millones de seres, entre O y 18
años que sobreviven en condiciones de marginalidad
(Centro Comunitarios de Aprendizaje-CECODAP); el 30%
de los niños venezolanos sufre de desnutrición y el 20%
en edad preescolar padece de desnutrición crónica; y se
registra el consumo de lecho más bajo en los últimos 25
años (sus precios aumentan en 147% de abril 95 a abril
96). Pero el gasto social por persona baja en 37% entre
1984 y 1994, período en el que la inversión en salud cae
también en 59%. Todo esto priva de porvenir a tan
importante contingente humano.

De acuerdo con los estudios de la Fundación CA VENDES, los


cambios nutricionales que se han experimentado en la
población venezolana son señales claras de alerta, entre
otras cosas, porque por cada 10% de pérdida de peso se
produce una disminución en 20% en la productividad
laboral, por lo que el tema es trascendente no sólo
desde los puntos de vista moral y social, de suyo extrema-
damente importantes, sino también desde el punto de
vista económico, así como desde las perspectivas políticas
y culturales.

Preocupa en ese sentido que las investigaciones reali-


zadas muestran que la beca salario, el PAMI y el bono
alimentario, dejan fuera al 40% de las familias que re-
quieren esos auxilios: en cambio, un 30% de quienes lo
están recibiendo, no lo necesitan. De los 14 programas
sociales que contempla la Agenda Venezuela, sólo 3
tienen una visión a largo plazo (reínserción laboral, ca-
pacitación y empleo joven y fomento ocupacional), los

307
otros 11 responden a problemas coyunturales derivados
del plan de ajuste y no tienen relación alguna con una
política social permanente (Centro de Estudios Labo-
rales, El Universal, 29-04-96).

Es ciertamente dramática y riesgosa la ampliación de la


brecha entre los sectores sociales. En efecto, las investi-
gaciones e informes realizados por diferentes institucio-
nes coinciden en que el nivel de pobreza en Venezuela
es de más del 80% y que 17 millones de venezolanos no
pueden satisfacer sus necesidades básicas por el nivel
precario de ingresos que reciben. Además, se estima en
más del 26% la pobreza crítica, integrada por gente que
ni siquiera tienen para comer. Es realmente grave la
existencia de una franja -450 mil familias, tres millones
de personas- que no tienen acceso a los programas
sociales.

Para el Consejo, la corrección de las desigualdades no


es quitarle a los ricos para darle a los pobres. No es dar
pescado. Es enseñar a pescar. Ello obliga a situar al ser
humano corno eje y centro del desarrollo y plantea la
necesidad de la cohesión social y su principal funda-
mento: la equidad. Estas son imprescindibles para lo-
grar la transformación productiva, la cual es indispen-
sable para alcanzar el objetivo de la inserción en la
economía mundial.

Todo ello supone transformaciones profundas que exce-


den en mucho a las solas medidas económicas y trascien-
den a lo cultural, porque buena parte de la crisis que
hemos padecido se explica por las deformaciones cultu-
rales que el país ha experimentado. Estas se revelan en
el predominio que tienen los antivalores y el casi culto
que se le profesa en la pérdida de la autoestima y de
autorrespeto, en la entronización de la cultura del de-
rroche, del despilfarro, de la corrupción y de la improvi-
sación. En suma, la pérdida del concepto de "ciuda-
danía", significando con ésta que "cada ser humano dis-
ponga de capacidad de desarrollarse plenamente en la
familia, en el trabajo, en la sociedad, en la política, en la
cultura, y que al propio tiempo mantenga vínculos de
cohesión social, acceso a los códigos de pertenencia y a
una participación plural, sistemática, informada, en el
mundo de la política" (Consejo de Economía Nacional:
"Una Propuesta al País", dic. 1995).

308
Es por esto que el Consejo reitera que es inaplazable
todo esfuerzo para rescatar la ciudadanía y la compe-
titividad, en el sentido amplio de idoneidad, como elemen-
tos indispensables del desarrollo humano que precisa el
país, lo que supone mejorar el recurso humano y asig-
nar a la educación la prioridad fundamental, porque ella
"es la mejor inversión para erradicar la pobreza", como
acertadamente ha afirmado el Secretario General de la
UNESCO, el 13 de mayo último (El Nacional, 14-05-96).

Los comentarios hechos, que responden a apreciaciones


objetivas de las realidades del presente y a inquietudes
legítimas sobre la evolución posible del cuadro socio-
económico, inducen al Consejo de Economía Nacional a
sugerir a los Poderes Públicos, de manera responsable y
en ejercicio de su función asesora, algunas líneas de
interés de cara a conformar bases firmes para un desa-
rrollo humano. En ese sentido el Consejo se permite
reiterar las recomendaciones contenidas en sus infor-
mes anuales de la urgencia de diseñar un "Proyecto de
País", en el entendido de que la única opción para
superar la crisis múltiple que padecemos es lograr un acuer-
do de todos, con la parttctpacton de todos y el sacrificio
de todos, para beneficio de todos, en una acción colecti-
va que permita aprovechar las fortalezas y reservas ma-
teriales y morales que aún tenemos, y reorientar los
esfuerzos de inversión, trabajo y dedicación hacia prio-
ridades internas productivas, sociales y culturales. Todo
ello partiendo de la premisa de que la crisis no es
solamente un problema de desajustes macroeconómicos,
sino también de problemas sociales, políticos, gerenciales,
culturales y éticos, y que todos somos responsables.

Precisamos un escenario de entendimientos, de rectificaciones


y de conjunción de voluntades, que permita modificar
esa suerte de estrategia sin desarrollo que hemos seguido.

El Consejo, por su composición plural, reconoce el esfuerzo


del Gobierno Nacional en sus negociaciones con los
organismos financieros internacionales para hallar equi-
librio apropiado entre lo económico y lo social. Esto
responde a la convicción de que el punto de partida
para las actividades del desarrollo está determinado por
las condiciones sociales prevalecientes. Esas condicio-
nes sociales deben determinar las prioridades y la orien-
tación del desarrollo. Cuando esas condiciones están car-
gadas de carencias, como ocurre en Venezuela; y están

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afectadas por desigualdades, como en nuestro caso, la
tarea del desarrollo debe comenzar por reducir las caren-
cias y eliminar las desigualdades. Todo ello reclama un
empeño firme y a fondo en la ejecución de una política
clara y definida de seguridad social; de suficiente amplitud,
que acompañe la aplicación de las medidas macroeco-
nómicas.

Teme el Consejo de Economía que el diseño de las


medidas cuyo énfasis está. en la economía simbólica (tasas
de cambio y de interés, y aspectos financieros y fiscales),
pueda generar un desbalance al privilegiar esa econo-
mía sobre la economía real. Por ello considera indispen-
sable el proceder al diseño de políticas industriales, agrt-
colas y de serutcios, las cuales no están suficientemente
contempladas en la Agenda Venezuela, donde se omi-
ten los estímulos indispensables al inversionista nacio-
nal y parecen exagerarse los incentivos al extranjero.

Se trata de complementar las medidas del combate a la


inflación con las destinadas a fortalecer la economía
real, 10 que supone reactivar todo el aparato productivo
para la generación de empleos e ingresos. Al respecto
cabe recordar que la economía real se vincula estrecha e
indesligablemente con 10 social. El grueso del empleo se
genera en esa economía y los bienes materiales (alimen-
tos, vestidos, calzados, enseres, etc.) son los resultados
de las diferentes actividades productivas. Uno y otro
sector se entrelazan en términos de educación, salud,
nutrición y seguridad social en general. Las deficiencias
en estos sectores repercuten en la producción y vice-
versa. Esto dice, claramente, de la urgencia de atender
esa economía.

El Consejo de Economía Nacional cree firmemente que


las medidas económicas adoptadas serían más efectivas
si se complementan con las líneas anotadas, para co-
rregir tanto las tendencias de los indicadores económicos
convencionales como los indicadores sociales, cultura-
les y políticos: crecimiento de pobreza con todas sus
secuelas; incremento del deterioro del ambiente, que
hace insostenible el desarrollo; exacerbación de la inse-
guridad; aumento de la dependencia; de la vulnerabi-
lidad y de la pérdida de la identidad; multiplicación de
las tensiones entre los diferentes actores sociales y econó-
micos; mayor inestabilidad; complejidad, imprevisión e
impredecibilidad.

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Es por esto por lo que insiste en que se precisa diseñar
las bases para una definición de lo que podría ser una
sociedad afincada en sus propios valores culturales y en
su propio esfuerzo, y delinear los objetivos de un desa-
rrollo autosostenido, sostenible y humano.

CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL

Adán Celis
Presidente

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