Nueva Economia La Crisis Financiera 1994
Nueva Economia La Crisis Financiera 1994
Nueva Economia La Crisis Financiera 1994
SUMARIO
CONSEJO EDITORIAL
D.F. Maza Zavala, T.E. Carrillo Batalla,
Bernardo Ferrán, Armando Alarcón Fernández,
Pascual Venegas Filardo, Antonio Aguirre,
Carlos Rafael Silva, Isbclia Sequera Tamayo,
Ismael Puerta Flores, Armando Córdova,
Rafael José Crazut, Héctor Malavé Mata.
ECONüMIA
AÑO 5 NQ 6 ABRIL 1996
SUMARIO
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como consecuencia de sus observaciones del hundimiento
de la Bolsa en toda Europa.
Desde los primeros decenios del siglo XIX los Rothschild
y los Baring disponían de accesos a capitales en mayor
cuantía que los gobiernos. También a los segundos les
correspondió experimentar la primera gran crisis de carácter
mundial generada en Argentina, donde, a decir de los
historiadores, políticos desaprensivos saquearon al país
y hundieron la moneda.
Existe un hilo conductor en el desenvolvimiento y
expansión del financiamiento internacional y no es otro
que la estrecha relación entre los banqueros y sus respectivos
gobiernos. Aquellos fundaban su confianza para prestar
dinero en el respaldo de un poderoso imperialismo,
cual es el caso de los banqueros británicos soportados
en la Pax Británica mantenida por el ejército y la marina
inglesa. Cuando la Pax Británica es sustituida por la Pax
Americana, los marines se convierten en el respaldo de
los banqueros norteamericanos y de todos los países
capitalistas, con el Fondo Monetario Internacional en el
papel de Jefe de Policía o Sheriff de las finanzas. En
todos los casos se aplica la doctrina de "derechos diferentes",
según la cual las prácticas y los tratados europeos, aceptados
por los Estados Unidos después de la independencia,
no son aplicables a los pueblos colonizados. Este criterio
se extendió a la América Latina y el Caribe "a través de
una mezcla adecuada de sanciones impuestas por prestamistas
extranjeros y diplomacia de las cañoneras (como cuando
los barcos de guerra de Gran Bretaña, Italia y Alemania
bombardearon los puertos venezolanos en 1902 en satisfacción
de reclamos de incumplimientos de pago, o como en
1904 Alemania bloqueó a Santo Domingo)" y como duran-
te treinta años Estados Unidos bloquea a Cuba (Raghavan).
"En las últimas dos o tres décadas la naturaleza de la
interferencia con los derechos de propiedad de las inver-
siones extranjeras ha cambiado, de simples expropiacio-
nes, a una variedad de medidas reglamentarias sobre
inversión, comercio, importación y exportación, que despla-
zaron a las viejas disposiciones y la diplomacia de las
cañoneras... fue sustituida por una estrategia de operacío-
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nes encubiertas (por ejemplo contra el gobierno de Mossa-
deg en Irán y el golpe de estado contra Allende en
Chile)" (Raghavan). Hoy "los derechos diferentes" se
consagran en un régimen internacional, que tuvieron
que suscribir los gobiernos de los países en desarrollo
en la Organización Mundial de Comercio (OMC) , con
nuevas definiciones de la propiedad y la prohibición de
cualquier intromisión en ese derecho.
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el desorden en el sistema monetario internacional, sino
que a los países industriales empezó a resultarles más
difícil adherirse a los principios fundamentales del sis-
tema original de Bretton Woods, especialmente la filo-
sofía liberal de un comercio libre y sin discriminaciones" ...
"El proteccionismo se convirtió en la cuestión básica
del comercio mundial" ... hasta el presente, aunque bajo
la doctrina de los derechos diferentes: el Norte mantiene
el proteccionismo, pero el Sur debe liberar su comercio
de importación.
La historiadora del Fondo omite un antecedente
determinante en el proceso de la liberalización financiera,
que fue la aparición y avance de los eurodólares, que
se habían gestado desde 1949 cuando el gobierno de
China tuvo necesidad de proteger sus activos en dólares
frente a los norteamericanos, quienes aplicaban la doctrina
de los "derechos diferentes" con fines políticos. Con el
propósito de evitar que congelasen esos fondos, China
los colocó en un banco soviético, le Banque Comercial
pour l'Europe du Nord" (Eurobank), Los soviéticos también
procuraron mantener sus dólares fuera de Estados Unidos
y tanto en ese banco, como en el Moscow Narodny
Bank de Londres, .colocaron sus recursos, los cuales
comenzaron a circular casi inmediatamente por otros
bancos europeos, adquiriendo el nombre de eurodólares.
Aunque había habido un precedente en el siglo
XIX con el dólar de María Teresa, acuñado en Viena por
cuenta del Imperio austrohúngaro, esta moneda (euro-
dólar) lograba establecerse liberada del control nacional
como dinero expatriado, pero sustentador del crédito
mundial a una escala inédita. Su capacidad para multipli-
carse fue estimulada por la expansión europea y por el
crecimiento de las corporaciones norteamericanas. Los
controles que trataron de establecerse fueron rápidamente
burlados, por lo que esto se calificó como el primer
gran triunfo del mercado libre sobre "la intolerancia y
las restricciones del nacionalismo".
Al propio tiempo se producía un fenómeno mediante
el cual el poderío económico mundial tenía que ser
compartido por los bancos con las direcciones de las
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tesorerías o las direcciones financieras de las grandes em-
presas transnacionales y las agencias de servicios financieros.
Se había desatado un proceso acelerado de expansión
con la informática, que engloba las gestiones de la informa-
ción, de las relaciones y de la comunicación. Los costos
de tratamiento de la información, calculados sobre la
base de un millón de instrucciones por segundo, caen a
una fracción muy pequeña de 10 que era hace diez
años; y aunque han aumentado enormemente, en forma
absoluta, el volumen de las operaciones y el tiempo
que se gana, permiten cubrirlos con creces y generar
más beneficios.
Las tecnologías de la información revolucionarían
los intercambios financieros de manera impresionante.
Los nuevos medios de comunicación interactivos completan
y en oportunidades reemplazan los contactos físicos con
la banca. La alta tecnología convierte en invisible al
cliente y así hay protección para cualquier transacción
lícita e ilícita. El espacio geográfico ha sido reemplazado
progresivamente por el "espacio virtual de la información".
La globalización del íi.cercambto de mercancías ha
ido acompañada de la globalización financiera, aunque
ésta ha tenido no sólo mayor velocidad sino también ha
crecido en mayor proporción debido al cambio notable
en la economía mundial por el surgimiento de la economía
simbólica, representada por los movimientos de capital,
tasas de cambio y flujos de créditos, convertida en la
rueda motriz de la economía mundial, al punto de que
las transacciones de divisas superaban, ya en 1986, en
doce veces el comercio de bienes y servicios. Al presente
lo superan en cincuenta y cien veces.
Las empresas transnacionales han jugado a este respec-
to un papel principal al transformar la división internacio-
nal del trabajo en el globo y a 10 interior de ellas
mismas, particularmente en la Triada. Casi cuatro decenas
de miles de corporaciones transnacionales multiculturales
se esfuerzan, según Tbe Economist (1994), en optimizar
sus costos y su adecuación al mercado a escala mundial.
Sus cifras de negocios se aproximan al producto nacional
bruto de Estados Unidos.
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En el sector financiero los factores de la globalización
de los llamados "productos" han sido la libre circulación
de los capitales, la volatilidad de los mercados, las tecnolo-
gías de la información, la estandarización y la negociabilidad.
En menos de treinta años los progresos de la interco-
nexión mundial y la aceleración de los cambios de servi-
cios y de capitales desregulados han sido impresionantes.
Cientos de miles de millones de dólares diarios, que
representan billones (o trillones de dólares norteamericanos)
al año, se registran en lenguaje electrónico como asientos
de transacciones en activos financieros diversos.
El r.égimen monetario y financiero del presente,
aunque todavía está en proceso, se fundamenta en forma
creciente en la libertad de los mercados de divisas, con
flotación administrada muy débilmente. Pero es sumamente
difícil establecer límites de prudencia en un mercado
tan grande y donde los más poderosos actores son conglome-
rados transnacionales que hábilmente han cooptado las
administraciones y debilitado a los Estados con la prédica
insistente e intencional de sus incompetencias. Son capitales
que se movilizan a través de las entidades bancarias
privadas o en sociedad con ellas, en lo que se conoce
como apalancamiento: pero los instrumentos que se usan,
muy variados y sofisticados, les permite mantenerse fuera
del alcance y control de las autoridades monetarias.
Son flujos cuya medición es extremadamente difí-
cil, lo que se revela en la discrepancia estadística de los
balances de pagos que registra el FMI, la cual refleja un
volumen creciente de activos financieros externos que
son identificados por los países emisores, pero no se
registran en las estadísticas de los países en los cuales
sus residentes los han adquirido. Esta discrepancia se
estima en un promedio de 50.000 millones de dólares
anuales, durante la última década. Otros datos, sin embargo,
permiten formar idea de las grandes dimensiones de las
corrientes internacionales de capital. Es el caso del cré-
dito bancario privado, cuyos préstamos transfronterizos
crecieron en 280% y superaron los ocho billones de
dólares en los años 80, lapso en el cual se duplicaron
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los activos totales de los bancos estadounidenses y se
triplicaron los de Japón.
Esto se compara favorablemente con el crecimiento
del PIE mundial a precios corrientes 020%, frente al
crecimiento del 35% a precios constantes). Además, el
comercio mundial alcanzó a 3,6 billones de dólares al
cierre del decenio, lo que representa el 45% del crédito
bancario extra-fronterizo (Hopenhayn).
El mercado de la colocación de bonos ha alcanza-
do también cifras impresionantes, particularmente en lo
que se refiere a las emisiones de los países en desa-
rrollo, las cuales casi se sextuplican en los últimos cin-
co años, aunque representan solamente el 10% del total
de la emisión mundial. En el caso de América Latina, la
región colocó 20.000 millones de dólares en 1993, con-
tra 830 millones en 1989.
En los mercados de productos derivados (futuros,
opciones, Swaps) el aumento -de acuerdo con el FMI-
es de 6,4 billones de dólares en 1987 y 1993 0,6 billones
a 8 billones, respectivamente). En ambas fechas sus rela-
ciones con el PIE de los Estados Unidos pasa de 35% a
más del 140%, respectivamente. En 1987 los contratos a
futuro de tasas de interés denominados en dólares alcanza-
ron a 500 millones de dólares y }41 miIlones en otras
monedas; aumentan a 1.500 miIlones en dólares y en
igual cifra en otras monedas, cuatro años más tarde
(991). Su papel es claramente especulativo.
Estos mercados se nutren principalmente de inversio-
nistas institucionales, entre los cuales están los fondos
de pensiones de algunos países industrializados. En 1988
la inversión de los fondos de pensiones de los Estados
Unidos se estimó en 726.000 millones de dólares, equivalen-
tes al 50% del ahorro personal y al 35% del PIE de ese
país. Estas cifras, en el caso del Reino Unido, representa-
ron el 71% Y el 47%, respectivamente. En el mismo año
de 1988 el total de activos invertidos por los fondos de
pensiones estadounidenses sumó 26,5 billones de dólares,
equivalentes al 13,5% del total de activos personales.
La gran movilidad y la dimensión del capital interna-
cional ofrece resultados sistémicos preocupantes, uno
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de los cuales es la incertidumbre que ha generado,
tanto por los vínculos entre los mercados financieros de
los diferentes países, como por los efectos en las políticas
monetarias y fiscales e incluso las consecuencias sobre
los operadores económicos privados, entre los cuales
solamente las transnacionales disponen de elementos de
información apropiados y vínculos financieros suficien-
temente fuertes con los bancos para defenderse o sacar
ventajas.
Los efectos de la movilidad internacional del capital
son distintos en los países. En el caso de Estados Unidos,
que tiene la ventaja de usufructuar el carácter hegemónico
del sistema monetario internacional en función del dólar
como unidad monetaria de cambio internacional y de
reserva, ese país utiliza ahorro externo para financiar
sus déficit gemelos (fiscal y de cuenta corriente), con lo
que ha podido absorber shocks endógenos (crisis bancarias,
carteras incobrables de grandes industrias, crisis inmobi-
liarias y quiebras de las entidades de ahorro y présta-
mo); y shocks exógenos (la volatilidad de los tipos de
cambio y de las tasas de interés).
En cambio, los países en desarrollo y entre ellos,
los latinoamericanos, son obligados a poner en ejecu-
ción ajustes recesivos y forzados ante los shocks sistémicos
exógenos (alzas de tasas internacionales de interés y
bajas de los precios de las materias primas que exportan).
Existe además el riesgo sistémico de que los movimien-
tos de las tasas de interés y de los tipos de cambio
perturben las previsiones y decisiones de los operado-
res sobre ahorros nacionales y a través de las fronteras.
Solamente los operadores con más poder y mejores víncu-
los internacionales pueden sortear las crisis de liquidez
y solvencia. En el mismo sentido, es de mencionar el
riesgo sistémico de que la crisis financiera desencadene
un "efecto dominó" en las finanzas internacionales, como
el Tequila, a comienzos de 1995.
Finalmente es preciso citar la consecuencia sisté-
mica de las diferencias en las primas de riesgo como
elemento de penalización contra países determinados,
que a la vez encarece el costo real de los ingresos de
10
capital e incrementa los niveles de rentabilidad de las
inversiones indispensables para honrar los compromisos
que generan esos ingresos o para retribuirlos.
El proceso de liberación financiera a escala planetaria
ha conducido al dominio del mundo financiero sobre el
mundo productivo y se ha convertido en fuente de mayor
inestabilidad e imprevisibilidad de la economía mundial.
Los mercados financieros han reforzado su capacidad
propia para desestabilizar a los países en desarrollo; no
obstante, en el presente todos los países son vulnerables
a una crisis financiera. Los datos empíricos ponen de
manifiesto que los costos de la liberalización y desregula-
cíón del sistema financiero han sido realmente eleva-
dos, sin embargo, en la Ronda Uruguay se insistió en
liberalizar aún más el sistema bancario.
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entre los países. Estas empresas salieron sin tropiezos
significativos de la depresión padecida por la economía
mundial en el decenio de los ochenta. Su vocación
expansionista se revela en el hecho de que en el período
1982-92 sus ventas suben de 3.000 a 5.900 miles de
millones de dólares (rnillardos), con una participación
del 24,2% al 26,8% del Producto Nacional Bruto global
(Clairrnont y Cavanagh).
Es el campo de las finanzas donde la revolución
tecnológica ha logrado la mejor adaptación de sus cualidades:
escala mundial, permanencia, inmaterialidad e inmediatez
o prontitud. Atributos que pueden calificarse de "divinos"
y que dan lugar -por esa condición- al nuevo culto, la
nueva religión: el mercado, con su tecnología y sus
tablas de la ley (Maza Zavala-Ricardo Petrella).
Se ha constituido un ambiente financiero desconocido
totalmente en tiempos anteriores y tampoco previsto en
cuanto al poderío que adquirirían los llamados "gestores
de fondos". Estos constituyen una generación nueva de
financistas aglomerados en bancos de negocios, casas
institucionales de inversión, grandes firmas de corretaje,
grandes compañías de seguros, bancos comerciales fusiona-
dos con bancos de inversión y agentes de cambio y,
especialmente, fondos de pensiones.
Los "gestores de fondos" juegan un gran papel en
los mercados financieros pero están cada vez más ausentes
de la economía real. Sus labores escapan a las reglamentaciones
de los Estados, e incluyen las transacciones especulativas
sobre las cotizaciones a término de los productos derivados
y las manipulaciones de cursos de las divisas. Permanentemen-
te están implicados en los mercados emergentes de Améri-
ca Latina y del Sud-Este asiático, sin hablar del blanqueo
del dinero. Se estima que de los más de mil millardos
de dólares en transacciones cotidianas de divisas, solamente
el 15% corresponde a intercambios reales. Las actividades
legales e ilegales están cada vez más imbricadas y se
acumulan considerables fondos privados anónimamente,
al tiempo que, beneficiándose de las desregulaciones,
las mafias criminales juegan un papel creciente en la
esfera bancaria (Chossudovsky).
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Se ha pasado de una economía organizada a partir
de capitalismos nacionales, activos a escala planetaria, a
una mundialización caracterizada, como se sabe, por la
liberalización de los mercados, las desregulaciones y las
privatizaciones de todo género de economías nacionales,
que tiende a transformar la naturaleza y la fisonomía de
los dirigentes de la economía mundial. Es así como las
grandes familias de la finanza y los negocios de Wall
Street, la City, Frankfurt, Zurich, París, Tokio y Osaka
adquieren un inmenso poder e influencia, aunque deban
compartir con la diáspora china, cuya influencia en Asia
y en los Estados Unidos sigue en aumento (Petrella),
La economía se "desmaterializa", El poder reside
cada vez menos en la propiedad de bienes y riquezas
materiales, tales como tierras, recursos naturales, maquinarias;
y se desplaza hacia el conocimiento científico, la alta
tecnología, la información, la comunicación, la publicidad
y, especialmente, las finanzas.
Las estructuras de poder emergentes diseñan una
organización mundial dominada por nuevas oligarquías,
fundamentadas sobre los grupos sociales y las élites que
han adquirido un poder de decisión y control por encima
de las formas de representación y de legitimación políticas
y sociales. La dinámica de esas oligarquías obedece a
una lógica pura de conquista en, la cual la pretendida
competitividad mundial deviene en "imperativo moral"
y conduce a la generalización de prácticas ilegales y
criminaliza a la economía. Dicho en otra forma, la reciente
historia del mundo es la del retorno de conquistadores,
de formas de poder y de fenómenos de dominación que
se pueden calificar de "nuevos bárbaros" (Petrella).
Ante este proceso los Estados son impotentes, como
lo ha evidenciado la crisis financiera en México, en la
cual los grandes Estados mundiales (entre los cuales,
Estados Unidos) el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial, juntos, fueron obligados a reunir 50.000
millones de dólares para permitir al país azteca honrar
el servicio de su deuda con los bancos extranjeros y las
instituciones financieras internacionales. Ello significó la
conversión de las deudas privadas en deuda pública,
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los bancos locales devinieron en propiedad de extranjeros,
los ingresos petroleros deberán ser depositados en una
cuenta en Nueva York administrada por los acreedores
(Chossudovsky).
Esta crisis no fue más que una pieza del edificio. El
mismo mecanismo de colecta de la deuda ha sido aplicado
en las principales regiones del tercer mundo, al mismo
tiempo que la adopción de reformas, y programas de
ajuste írppuestos por las superpotencias y la banca interna-
cional a través del FMI. El Presidente de este organismo
consideraba, en febrero (95), que una docena de países
endeudados podrán correr la misma suerte y dificultades
de México y en tal virtud expresó la decisión de establecer
una supervigilancia más estricta para asegurar la mejor
convalecencia (Chossudovsky), Sin que formalmente esté
implicado el FMI., cuya acción es de permisividad y
tolerancia con los países desarrollados, éstos sienten la
supervigilancia que ejercen los bancos, a través de las
organizaciones y firmas especializadas como Moody's y
Standard and Poor, tales son los casos recientes de Suecia
y Canadá, obligada, esta última, a adoptar medidas drás-
ticas de reducción de gastos sociales y de personal (feb.
95). En Estados Unidos, en marzo 95, el Senado tuvo
que oponerse a la enmienda por un presupuesto equilibrado,
debido a que su adopción hubiera consagrado constitucio-
nalmente los derechos de los acreedores del Estado (Chossu-
dovsky),
Sin embargo, desde hace veinte años, gran parte de
las deudas de las grandes empresas y bancos han sido
borradas y transformadas en deudas públicas. Este fenó-
meno de "conversión" es elemento central de la crisis:
las pérdidas son transferidas automáticamente a cargo
del Estado. Cada vez más una parte importante de los
recursos públicos, en lugar de estimular la creación de
empleo, se utiliza para financiar la concentración de
empresas, de tecnologías ahorradoras de mano de obra,
de reubicación en el tercer mundo. Los gastos del Estado,
de esa manera, han contribuido a la concentración de la
propiedad y a la disminución sensible de la oferta de
trabajo industrial, al propio tiempo que la desaparición
de pequeñas y medianas empresas y el desempleo de
los asalariados (que también son contribuyentes y no
son evasores de impuestos), acelera las disminuciones
de los ingresos fiscales.
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países del centro padecen más vulnerabilidad y existe
mayor imprevisibilidad y se genera más mal desarrollo
(UNCTAD).
Signo dominante de la economía mundial en los
últimos tres decenios han sido las variaciones frecuentes
de los tipos de cambio, las cotizaciones de los activos y
el volumen y dirección de los movimientos de capital.
Las consecuencias han sido la inestabilidad, cuya inten-
sidad es atribuible a la universalización de las transacciones
financieras y a la coincidencia de este fenómeno con el
enfoque de las políticas oficiales hacia la liberalización
y desregulación de las transacciones financieras privadas
y la orientación de las políticas fiscales y monetarias
hacia objetivos nominales (por oposición a objetivos
reales), todo ello con la pretensión de fomentar el espíritu
de iniciativa y de empresa (UNCTAD). Pero, en virtud
de que los mercados de activos financieros se rigen por
las expectativas, cuya característica esencial es sus constantes
cambios, y en razón de las actitudes de las operadores
en esos mercados, la orientación de las políticas parecen
haber resultado en especulación desatada.
Durante el decenio de los ochenta, los rasgos destaca-
dos de la inestabilidad, en comparación con el período
de post-guerra, fueron:
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muchos países desarrollados experimentaron re-
pentinas y masivas entradas y salidas de capi-
tales a corto plazo;
la mayoría de los países en desarrollo dejaron
de recibir financiamiento exterior de los mercados
de capitales al tiempo que padecían fuga de
capitales en gran escala.
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mas riesgos y vencimientos, o entre tasas reales de
interés. Ello se debe a que en su mayoría las transacciones
financieras internacionales responden a decisiones de
rentistas y especuladores, sobre inversiones de cartera,
con! prescin-dencia de los empresarios y productores.
En el mismo sentido, la mayoría de las transacciones de
divisas se originan en la negociación de activos financieros
y no en la inversión de ahorro. Como consecuencia de
ello, los mercados de divisas se han venido orientando
por expectativas, particularmente las relacionadas con
las posibles evoluciones de las monedas.
De acuerdo con la Secretaría de la UNCTAD, "las
políticas seguidas por los gobiernos también han sido
uno de los factores que más han acentuado la inestabilidad.
En el decenio de 1980 la política monetaria se preocupó
mucho menos por estabilizar las tasas de interés y mucho
más por controlar el crecimiento de la masa monetaria.
Los gobiernos también se han mostrado muy renuentes
a utilizar la política fiscal para regular el nivel de la
demanda y más aún para controlar los precios y las
rentas con el fin de combatir la inflación. Esto ha hecho
que la política monetaria se haya convertido en la única
herramienta de gestión macroeconómica, algo que no
es lo mismo que controlar la masa monetaria. La necesidad
de tener en cuenta el tipo de cambio ha acentuado aún
más las presiones sobre la política monetaria. Por otra
parte, los gobiernos no han prestado la debida atención
a las repercusiones que tienen sus políticas y decisiones
sobre el resto del mundo. En consecuencia, han surgido
grandes discrepancias entre las políticas adoptadas por
los distintos países, lo que ha originado enormes dese--
quilibrios comerciales y fuertes oscilaciones de los tipos
de cambio".
Agrega la UNCTAD que "la inestabilidad de los
tipos de cambio ha perjudicado. al comercio y al sistema
financiero internacional por dos canales principales:
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zables internacionalmente. La imprevisibilidad ha
acortado los horizontes temporales de las decisiones
de inversión y obligado a las empresas a aplicar
márgenes comerciales y mantener reservas financieras
mayores. Y, lo que es también importante, ha
disminuido la utilidad del tipo de cambio como
punto de referencia para asignar los recursos,
reduciendo así la capacidad de las depreciaciones
y apreciaciones para modificar las exportaciones
o las importaciones. Además, la sobrevaloración
de determinadas monedas ha aumentado las presiones
para que se adoptasen medidas proteccionistas,
y muy a menudo las que se han tomado se han
mantenido hasta mucho después de concluida la
sobrevaloración. La incertidumbre constante con
respecto a los tipos de cambio también ha aumentado
las presiones para que se adoptaran medidas de
protección permanente con objeto de compensar
el riesgo de los tipos de cambio".
19
de 1987. Los intentos de contrarrestar con medidas
de política monetaria los movimientos desfavorables
de los tipos de cambio (por ejemplo, los que
resultan perversos desde el punto de vista del
comercio o que constituyen una reacción exagerada
a las variaciones de los desequilibrios comerciales)
han provocado en la práctica una subida de las
tasas de interés. Esto ha acentuado otras presiones
alcistas, entre ellas las derivadas de la inestabilidad
de los tipos de cambio y las tasas de interés".
"Las tasas de interés altas han tenido muchas
consecuencias negativas:
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ciones en materia de servicios, particularmente en lo
que toca a la inversión extranjera y con la apertura de
los sistemas financieros. Pero para los países en desarrollo
una mayor liberalización del comercio internacional de
servicios bancarios supone grandes peligros. El Secretario
General de la UNCTAD los resume en los siguientes
términos, los que a nuestro juicio son muy valederos:
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"La protección que se concede a los bancos de
capital y control nacional en los países en desarrollo
se asemeja mucho a la concedida a las industrias
nacientes. Evitar la dependencia financiera y crear
un sistema bancario autóctono son objetivos que
forman parte del desarrollo económico. En general,
sólo podrán conseguirse esos objetivos proporcio-
nando una protección y apoyo adecuados a los
bancos nacionales, que, si no, correrán el riesgo
de ser arrollados por la mayor competitividad de
los bancos de los países de la OCDE".
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de políticas industriales selectivas, en razón de que práctica-
mente se pierde el control sobre las tasas de interés.
Como consecuencia de la liberación, los activos financieros
nacionales se someten a la competencia de los externos,
los cuales tienden a sujetar las tasas de interés nacionales
a las que prevalecen en los mercados internacionales de
capital. Pero los riesgos de los activos nacionales, especial-
mente si se trata de países en desarrollo, exigen rendi-
mientos más elevados que los correspondientes a los
activos internacionales. El resultado es que se presiona
al alza a la tasa de interés doméstica y se deteriora la
competitividad externa de los productores.
La liberación financiera externa es acompañada usual-
mente por la liberación en las transacciones financieras
internas, lo que supone eliminar los créditos blandos o
subsidiados para actividades que así lo requieran para
su desenvolvimiento o consolidación. Cuando esto ocurre,
esas actividades se malogran, dejan de ser rentables, se
pierde la inversión o -sencillamente- son vendidos a
precios viles o desguazados sus activos fijos para exportar-
los, algunas veces como chatarra. A todo esto se añade
que la estructura y funcionamiento del sistema bancario
de los países en desarrollo está, limitados al financiamiento
a corto plazo y es común que no existan otros intermedia-
rios financieros. En estos casos, por 10 general, corresponde
a los gobiernos asumir el papel de inversionista, lo que
-por lo demás- es indispensable para la asignación de
recursos a las actividades prioritarias y para la ejecución
de políticas i.ndustriales activas. La experiencia de la
desregulacíón. financiera y de los programas de ajuste
estructural impuestos por las condicionalidades cruzadas
de los organismos financieros multilaterales y la banca
internacional, es que muchos países en desarrollo se
han visto obligados a dejar la asignación de recursos
exclusivamente en las manos del mercado, lo que ha
traído un proceso de desindustrialización, con pérdidas
económicas y sociales considerables. En realidad la libera-
ción financiera y las otras liberalizaciones contienen una
importante carga política e ideológica. A este respecto
Hazel Henderson, en artículo titulado "El mercado: buen
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sirviente pero mal patrón" fechado en enero de este
año (996) en St. Augustine (Florida) y distribuido por
International Press Service (aunque no recogido por la
prensa venezolana), sostiene que "la desregulación de
los mercados financieros en los años 80 aceleró el menoscabo
de la soberanía nacional, de los niveles ambientales y
de las opciones de política interna destinados a ofrecer
seguridad laboral y a mantener las redes de seguridad
social". Agrega que "a las grandes corporaciones y a los
especuladores financieros se les permitió eludir las regla-
mentaciones y emigrar hacia el mercado mundial y sus,
hasta ahora, plazas financieras carentes de reglamenta-
ciones". "Los políticos nacionales, aunque fueron democrática-
mente elegidos, ahora dicen a sus votantes que carecen
del poder necesario para cumplir con las promesas efectua-
das en sus campañas, ya que no pueden dirigir la econo-
mía interna debido a la competencia global".
"Actualmente los políticos nacionales deben enfrentarse
con hordas de negociantes de obligaciones y mercancías,
y con maremotos especulativos diarios de un billón de
dólares, o más, que se abaten sobre sus países y destruyen
en un instante el valor de sus monedas". "Pero, en lugar
de contrarrestar la retórica de los falsos mercados, los
políticos reculan en el vital debate sobre el papel comple-
mentario de la regulación, tanto nacional como ínternacío-
nal..." "Los economistas y los políticos que nos confun-
den con la retórica del "libre mercado" deberán admitir
que la libertad y la democracia requieren siempre el
orden y que el caos sólo trae la ley de la calle y respuestas
total itarias" .
En forma más directa, James Petras y Todd Cavaluzzi,
en reciente artículo titulado "El Neoliberalisrno en América
Latina: una imposición estratégica", concluyen en que
"la liberalización y las políticas de ajuste estructural han
desempeñado un papel estratégico en la apertura de
América Latina a la explotación estadounidense y en el
suministro de una fuente fundamental de ingresos para
compensar la pérdida de competitividad de Estados Uni-
dos en otras regiones. A la vez, la liberalización creó
una nueva clase de "milmillonarios" latinoamericanos
24
que domina cada vez más las políticas y las economías
nacionales, y que es una socia importante de los bancos
y transnacionales estadounidenses. El resultado es la
reformulación de la estructura económica regional, con
una mayor integración en la cima y una creciente desinte-
gración en los niveles subnacionales. Las políticas neolíbe-
rales también han polarizado la estructura de clases con
el surgimiento de una nueva clase de "milmillonarios"
con grandes inversiones en Estados Unidos, así como
joint ventures en América Latina con conglomerados de
Estados Unidos. Los superricos son parte, en verdad,
del "primer mundo". La contrapartida es el crecimiento
de una fuerza de trabajo empobrecida enfrentada a la
disminución del gasto público social, el empleo crónicamente
mal pagado, y campesinos sin tierra privados de toda
influencia en la política y la economía. Estas grandes
mayorías están pagando el precio de la entrada de los
superricos al primer mundo".
"La liberalización, como ideología de la potencia
hegemónica en este hemisferio, se ha convertido en un
instrumento de la competencia en escala mundial, y
debe considerarse parte integrante de sus objetivos económicos
estratégicos. En cualquier caso, la liberalización no es, y
nunca fue, simplemente una "estrategia de desarrollo"
instrumentada para facilitar la integración de América
Latina en los mercados mundiales. Ni es tampoco un
resultado inevitable de un inminente "proceso de globalización".
Por el contrario, es el producto de los decísores políticos,
los banqueros y las transnacionales estadounidenses, aliados
con los capitalistas transnacionales de América Latina.
Quienes dictan la nueva política económica liberal son
intereses de clase y de Estado específicos, y no imperativos
del sistema mundial. En este sentido, la reversión de la
liberalización debe comenzar a nivel nacional, dentro
de la estructura de clases, y moverse hacia arriba y
hacia afuera" (ver anexo).
Los mismos autores atribuyen al FMI y al Banco
Mundial, un importante papel en la instrumentación del
proceso de liberalización en América Latina por "su alcance
regional, la uniformidad de sus recetas, la enorme influencia
25
que ejercen y la gran correlación entre las recetas que
recomiendan y su aplicación por los regímenes".
Es un hecho que las estrategias de ambos organismos
toman forma y contenido a partir de la competencia en
la 1'riada, pero ciertamente bajo una mayor influencia
por parte de los Estados Unidos.
En la página editorial del boletín del Fondo Latinoame-
ricano de Reservas (abril-junio 1994) se advierte del
peligro creciente para los países en desarrollo, "pues a
los países industrializados de occidente, liderizados por
los Estados Unidos, se les presenta el camino despejado
para avanzar en sus concepciones políticas e ideológicas
con mayor decisión". Esas concepciones se promueven
bilateralmente y con la ayuda de los organismos multilaterales,
y la imposición de condiciones sobre la organización
administrativa, el desarrollo político y económico de los
países subdesarrollados. Es la emergencia, según el editorial,
del "fundamentalismo occidental", alentado por la "adminis-
tración estadounidense, en una confusión de ideas princi-
pistas y mecanismos proteccionistas". "Un aspecto intere-
sante de la mecánica desarrollada por los países industrali-
zados para supervisar si los países de menor desarrollo
están siguiendo las recomendaciones hechas por ellos,
si el orden jurídico y administrativo es el que consideran
adecuado, es el envío de comisarios regios como en la
época colonial. La diferencia está en que estos comisarios
son contratados en los propios países en desarrollo para
quitarles formalmente el tinte colonialista o imperialista
a esta vigilancia".
En este contexto general se inscribe 10 que la Dra.
Manuela Tórtora de Rangel llama el Triángulo de las
Bermudas, al cual califica como "el mayor avance en
materia de coordinación macroeconómica internacional:
por primera vez en la historia hay, a nivel multilateral,
un vínculo institucionalizado entre los tres temas claves
del sistema económico mundial -comercio, moneda y
financiamiento- mediante políticas y acciones conjuntas
entre el FMI , el Banco Mundial y la üMe.
"El Acta Final de la Ronda Uruguay sienta las bases
de esta coordinación triangular, ampliando los vínculos
26
que ya se habían establecido entre el GATI y las institu-
ciones financieras".
"¿Cómo se concreta, agrega, la coordinación entre
la aMC, el FMI y el Banco Mundial? En primer lugar, en
cuanto a conceptos, se está haciendo cada vez más
explícita la coincidencia entre, por un lado, las condiciones
de política macroeconómica o sectorial vinculadas a los
préstamos del Banco y del Fondo, y, por otro, las próximas
negociaciones de la aMC sobre los "nuevos temas del
comercio", donde el acceso al mercado para las exportaciones
está vinculado al establecimiento de determinadas políticas
en el país de origen. En otros términos, en las tres
organizaciones coinciden las pautas generales, la concepción
de la economía nacional e internacional, y las condiciones
aplicables en las negociaciones".
"En segundo lugar, en cuanto a consultas formales,
esta coincidencia se manifiesta en las revisiones de las
políticas económicas de los países miembros realizadas
periódicamente por los órganos directivos de los tres
organismos, y determinantes para el otorgamiento de
préstamos de las instituciones financieras, para la orientación
de las negociaciones comerciales bilaterales y multílate-
. rales, para la ayuda oficial al desarrollo, para la posición
de la banca comercial y de los inversionistas privados,
para la calificación del riesgo-país; etc. Además, el Fondo
tenía en el GATI (y seguirá teniendo en la aMC) un
papel activo en el Comité de Balanza de Pagos de ese
organismo, evaluando la validez de las restricciones y
sobrecargos a las importaciones impuestos por un país
para evitar el deterioro de su balanza de pagos".
De esta manera las políticas económicas y sociales
de los países en desarrollo quedan subordinadas al Trián-
gulo de las Bermudas, a cambio de una esperanza de
acceder a los mercados del centro, cada vez más prote-
gidos, y de una afluencia de capitales cada vez más
interesados en apropiarse de recursos naturaies. Se con-
solida así la recolonización del Tercer Mundo.
"Cinco años después de su triunfo sobre todos los
sistemas de organización económica que competían con
él, el libre mercado está diseminando consternación y
27
devastación en todo el mundo". Un alto funcionario
mexicano, decía a raíz de que el "milagro" neoliberal en
su país mostrara sus realidades (fines de 1994, comienzos
de 1995), que "todos sienten que su vida está siendo
determinada por alguien desde afuera y todos quisieran
saber cuál es esa fuerza que decide por ellos, nosotros
creíamos que estábamos en la senda del primer mundo
y de repente algo salió mal. Estamos perdiendo el control
y no hallamos otro tipo de desarrollo distinto del que
hemos intentado hasta ahora. Estamos liquidados" (Max
Sornmer).
28
Tanto en México como en Venezuela se profesa el
Nuevo Evangelio del "pensamiento único", las "nuevas
tablas de la ley", cuyos mandamientos se repiten insisten-
temente a través de todos los medios y formas de comuni-
cación, para colocar a la economía en el "puesto de
mando"; al mercado como "divinidad". "cuya mano invisible
corrige las asperezas y disfunciones del capitalismo"; y
muy especialmente los mercados financieros, cuyas señales
orientan y determinan el movimiento general de la econo-
mía; la competencia y competitividad que estimulan y
dinamizan las empresas, llevándolas a una permanente
y benéfica modernización; el libre intercambio, que fun-
ciona como factor ininterrumpido del comercio y por lo
tanto de las sociedades; la globalización tanto de los
productos manufacturados como de los flujos financieros;
la división internacional del trabajo, que modera las rei-
vindicaciones sociales y abarata los costos sociales; la
moneda fuerte, factor de estabilización; la desregulación;
la privatización; la liberalización, etc. (Ignacio Rarnonet).
Con el predominio de la economía impuesta por el
Nuevo Evangelio, no habrá enriquecimiento progresivo
de todas las categorías sociales, ni en los países ricos ni
en los países pobres. Ni en México, del Primer Mundo,
ni en Venezuela, del Tercer Mundo. Ambos países también
tienen en común el afán de enriquecimiento personal
que el Nuevo Evangelio premia.
A partir de enero de 1994, Venezuela experimenta
una crisis sin precedentes de carácter sistémico en su
sector financiero, de tales proporciones que conmovió
las bases de la economía nacional y repercutió sobre
prácticamente todos los sectores y áreas de las actividades
del país: los sociales, los políticos, los culturales y los
institucionales.
Son muy variadas las opiniones sobre el origen de
la crisis del sistema financiero. Algunas lo atribuyen a lo
poco asertivo de la política económica durante los últimos
años, acompañado de carencia en la adecuación de los
mecanismos de supervisión y regulación bancaria y del
clima de incertidumbre política que vivió el país. Otros
consideran que es la culminación de un proceso de
29
debilitamiento del sistema financiero que se inicia a
mediados de la década de los setenta. Muy pocos han
indagado sobre la influencia ejercida por la liberalización
y los efectos de la globalización financiera.
Cabe recordar que en 1989, por "recomendación"
de los organismos financieros internacionales y como
parte del "programa de ajuste" y de los "compromisos"
adquiridos en función del mismo, se inicia en el país
una reforma para proveer de mayor "autonomía" al Banco
Central, incrementar la "eficiencia" del sistema financiero
y fortalecer la supervisión bancaria. El programa, que
debería haber partido del último de los propósitos mencio-
nados (la supervisión), experimentó retraso de cuatro
(4) años.
Posiblemente para satisfacer las "condiciones pre-
vias" que suele imponer el FMI , se inició de antemano
un proceso de desregulación, bajo el estímulo del afán
de dar cumplimiento a los compromisos contraídos, pero
en condiciones de gran inestabilidad macroeconómica,
lo que trajo como consecuencia la aparición de fenóme-
nos que contribuyeron a mayor inestabilidad en términos
de inflación, a la vez que se estimulaba el ahorro finan-
ciero y se desestimaba la producción: privilegiando a la
economía simbólica (tasas de interés, tipo de cambio), y
desestimulando la economía real (producción y empleo),
El sistema financiero adquirió así proporciones nomi-
nales inéditas y experimentó seria concentración, pero
en un ambiente ir stitucíonal de supervisión y regulación
carente de íi.c.ru.nental técnico y humano suficiente para
atender las condícionc.. de transformación que experimen-
taba el sistema.
Las reformas coinciden con un proceso de gran
inestabilidad en los principales mercados financieros del
mundo, con notable incidencia en los mercados finan-
cieros escasamente desarrollados de los países de la
periferia, como consecuencia de la globalización cre,
ciente. Coinciden también con el mayor uso de nuevos
instrumentos financieros y con los efectos de la turbu-
lencia política y económica propias de un mundo en
transición,
30
Todo eso contribuyó a exacerbar los riesgos, razón
por la cual era menester disponer de mecanismos de
regulación y supervisión que de manera sistemática mantu-
vieran un adecuado seguimiento y evaluación que permi-
tiera adoptar los correctivos indispensables en beneficio
de la salud de la economía en su conjunto y del propio
sistema financiero. En justicia, la Superintendencia de
Bancos realizó esfuerzos por adaptarse a las condiciones
de transformación del sistema, ante la ausencia de un
marco regulatorio adecuado, para lo cual, desde 1990,
adelant6 un programa mediante el cual estableció un
conjunto de regulaciones prudenciales, tales como concen-
tración de operaciones de crédito y normas para la reali-
zación de auditorías externas, clasificación de riesgos y
su reestructuración y adecuación: para valoración de
riesgos en la cartera de inversiones, para valoración y
registro cambiario, para consolidación y combinación
de balances, entre otros.
Esos esfuerzos, sin embargo, no fueron acompañados
con la imprescindible transformación de la estructura
institucional, de la dotación de suficiente autonomía; de
la necesidad de ampliación de su capacidad regulatoria
y -como consecuencia- de su capacidad de control,
inspección, vigilancia y fiscalización así como de su
reforzamiento para lograr mayor transparencia en la pro-
piedad, mejor regulación a nivel consolidado de grupos
y -en suma- mayor idoneidad para el tratamiento de la
crisis bancaria.
En ese contexto, el 14 de enero de 1994 estalla la
crisis bancaria con la intervención -decidida por las
autoridades- de uno de los bancos de mayor peso en el
conjunto del sistema, cuando no pudo honrar sus obliga-
ciones en la Cámara de Compensación y como conse-
cuencia de un paulatino deterioro que experimentaba
desde meses anteriores y que había llevado al ente
supervisor a recomendar ajustes oportunos. Durante las
semanas siguientes el Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) se vio obligado a cubrir
sobregiros en el Banco Central (BCY) de otros bancos
en los cuales afloraron problemas. Todo ello con el
31
propósito de obviar nuevos cierres de instituciones finan-
cieras y de proteger el mecanismo de pagos.
Con el estallido de la crisis se comprueba que la
Superintendencia de Bancos padecía de debilidad estruc-
tural y funcional. Los mecanismos para una apropiada
supervisión bancaria de tipo consolidado resultaron insufi-
cientes, por lo cual el Organismo no podía detectar los
activos y pasivos mantenidos fuera de los balances. En
esas condiciones la evaluación indispensable de la calidad
de los activos, cuyo deterioro era mayor que el declarado,
resultaba extremadamente difícil para la institución.
Promulgada en diciembre de 1993 y con vigencia
desde el primer día de enero de 1994, una nueva Ley
de Bancos y Otras Instituciones Financieras resultó insufi-
ciente ante la crisis y fue desatendida en virtud de que
la matriz de opinión que se generó por lo inesperado
del estallido y las secuelas inmediatas, exigía lo que se
consideró como actuaciones de emergencia.
La crisis bancaria arrastró a casi el 50% de las institu-
ciones, con activos de aproximadamente el 60% de los
totales del sistema. Su proyección hacia instituciones
afines fue tal que la mitad de las empresas de seguros
se ha visto altamente comprometida y ha provocado
cierre de casi el 75% de las casas de bolsa. Arroja un
costo estimado en 18% del Producto Interno Bruto del
país, con efectos sobre la deuda pública en aumento
estimado en un tercio; y se prolongó a 1995.
El Fondo Monetario Internacional atribuye el origen
de la crisis a "la historia de desaciertos en las políticas
macroeconómicas de 1992-93 que se inscribieron, a su
vez, en un contexto de incertidumbre política". Ello
acompañado de "lo inadecuado de los mecanismos de
supervisión y regulación bancarias". En este contexto
cabe recordar que en 1989, atendiendo precisamente
recomendaciones del Fondo y del Banco Mundial y en
función del programa de ajuste y de los compromisos
adquiridos en relación con el mismo, se inicia en el país
una llamada reforma financiera.
De acuerdo con la experiencia internacional el progra-
ma debía haberse iniciado con el fortalecimiento de la
32
supervisión financiera, pero esto experimentó notable
retraso (cuatro años) en estudios y elaboración de proyectos
de leyes y sus respectivas discusiones, tanto en los organis-
mos responsables de su presentación, como en las Cáma-
ras Legislativas. Fue así como se comenzó con un pro-
ceso de desregulación pero en un ambiente de gran
inestabilidad macroeconómica, lo que trajo como conse-
cuencia (al igual que como ocurrió en otros países que
antepusieron la desregulación a la supervisión), la apa-
rición de fenómenos que estimularon mayor inestabi-
lidad, tales como alza de la inflación, prioridad al ahorro
financiero, en su expresión rentística, y desestímulos a
la producción. Como resultado, el sistema financiero
logró proporciones nominales sin precedentes y experi-
mentó seria concentración, pero en un ambiente de
supervisión y regulación desprovisto de suficiente instru-
mental técnico y humano para atender las condiciones
especiales que la transformación del sistema determinaba.
La crisis afectó seriamente a varias instituciones finan-
cieras, en lo cual jugó papel importante, además de los
elementos mencionados, un ambiente de pánico y descon-
fianza en el Sistema. Ante la dimensión adquirida por la
emergencia financiera y la celeridad con la cual se ex-
tendía, hubo que utilizar mecanismos excepcionales pero
sin previsiones suficientes, por lo que se generaron otros
problemas, como aumentos desproporcionados de la liqui-
dez y estímulos a salidas de cuantiosas sumas de divisas.
La reforma financiera fue enmarcada, a nuestro juicio,
erróneamente, dentro del propósito de la "internacionali-
zación bancaria". Correspondió al Ministro de Fomento
promover "el inicio de evaluación formal para la apertura
del sector financiero a la inversión extranjera que incluye
a la banca y a los seguros" (Diario El Universal 20-08-
89), Y se inscribió en los compromisos adquiridos en la
Carta de Intención al FMI., el 24 de mayo de 1989, en el
sentido de que "en los primeros años el gobierno pro-
yecta instrumentar un conjunto de reformas en el sector
financiero, con miras a mejorar la eficiencia en la interme-
diación financiera". "Durante el primer año del financiamien-
to ampliado, el gobierno habrá culminado una revisión
33
generál de la Ley de Bancos, que será presentada al
Congreso antes de finales de 1990". "Entre otros aspectos,
esta reforma simplificará las operaciones de los instrumentos
de política monetaria y hará más uniforme la aplicaci6n
de las regulaciones del sistema financiero entre las diferentes
categorías de instituciones financieras". "El gobierno tiene
la intenci6n de estimular las fuerzas competitivas en el
sistema financiero y mejorar su supervisi6n" (El Universal
12-10-89).
El primer objetivo era mejorar o hacer presente a la
banca extranjera en el mercado venezolano, o en palabras
del Ministerio de Fomento: "permitir el retorno al país
de bancos extranjeros". Este objetivo es lo que se dio
en llamar -impropiamente- la "internacionalizaci6n ban-
caria".
Otro objetivo respondía al proyecto del Ejecutivo
de reformar el sector financiero, con miras a mejorar la
eficacia en la intermediación, lo que se correspondía
con los compromisos en la Carta de Intenci6n al FMI.,
en la cual se establecía que "el ajuste de la economía
venezolana, y la estrategia orientada a promover el creci-
miento, dependen en forma crítica, de la implantaci6n
de sanas políticas financieras y de ingresos, y de la
introducci6n de reformas estructurales en las áreas fiscal,
comercial y financiera, que son necesarias para fomentar
la eficiencia econ6mica y mejorar las perspectivas de
crecimiento del país".
La experiencia venezolana con la banca extranjera
había sido negativa. El debate realizado sobre el tema
durante la década de los cincuenta concluy6 en la no
conveniencia de inversi6n extranjera en el sector bancario.
Desde 1975 se limit6 la presencia extranjera a participaci6n
minoritaria en bancos nacionales y a la permanencia de
una sucursal, con restricciones en sus operaciones, salvo
la presencia de bancos latinoamericanos bajo condiciones
de reciprocidad y convenios especiales.
Además de la experiencia negativa, entre los argumen-
tos esgrimidos en oposici6n a la inversi6n extranjera en
la banca, se destacan:
34
a) Sus actividades se orientan al financiamiento
del comercio de importación y sus operaciones
se concentran en el centro del país sin ejercicio
destacado de intermediación financiera en otros
campos en los cuales se requiere para impulsar
el desarrollo.
35
h) La "reciprocidad" no depende de Venezuela,
sino de los países de origen de los bancos que
estarían interesados en instalarse en el país, ya
que todas las legislaciones y las prácticas son
absolutamente restrictivas.
36
resultante" (s.n.). Capítulo del Informe "titulado": Hacia
sistemas financieros más liberales y abiertos".
El mismo informe advierte que "la competencia extran-
jera obliga a instituciones nacionales a ser más eficien-
tes y a ampliar la variedad de servicios que ofrecen.
También puede acelerar la transferencia de tecnología
financiera, lo que reviste especial importancia para los
países en desarrollo".
"Los que consigan integrar sus mercados con el
resto del mundo tendrán mayor acceso al capital y a
servicios financieros como los swaps, lo que les permi-
tiría diversificar sus riesgos. Ahora bien, la apertura de
los mercados financieros también plantea problemas. Si
se hace prematuramente cabe que lleve a flUJOS financieros
inestables, que puedan amplificar la inestabilidad interna.
El libre acceso de instituciones extranjeras en un mercado
puede conducir a la desintegración de los bancos nacionales,
de elevados costos. Además, elproceso de mtemaaonattzaaon
significa renunciar a un alto grado de autonomía en la
política monetaria y financiera nacional. Los tipos de interés
internos sobre los depósitos y los préstamos pueden
mantenerse en consonancia con los internacionales solamente
si los encajes legales y los costos de íntermediación de
los bancos concuerdan con los de otros países" (s.n.)
Agrega el Informe que "las actitudes respecto del
otorgamiento de licencias a bancos y demás instituciones
financieras del extranjero varía mucho de países en desa-
rrollo a otros. Algunos incluyen las instituciones finan-
cieras extranjeras; otros permiten que se establezcan
oficinas de representantes, pero no sucursales. En el
extremo opuesto están países como: las Bahamas, Bahrein,
Hong-Kong, Panamá y Singapur, en los que las exporta-
ciones de servicios financieros se consideran una fuente
de empleo y divisas; éstos permiten que las instituciones
extranjeras funcionen con los mismos reglamentos que
se aplican a los bancos nacionales, o bien proporcionan
reglamentos liberales para las instituciones financieras
extraterritoriales".
"A fin de que el acceso de entidades extranjeras a
un mercado produzca el máximo posible de beneficios
37
es preciso efectuar la desreglamentación de las institucio-
nes financieras nacionales y establecer un entorno compe-
titivo. Los tipos de interés artificialmente bajos, el crédito
dirigido, las barreras al acceso y otros impedimentos a
la competencia hacen probable que los intermediarios
financieros extranjeros simplemente capten rentas de mono-
polio, en lugar de fomentar la competencia y la eficien-
cia. Allí donde los mercados no hayan sido plenamente
liberalizados y no se hayan reestructurado los bancos
nacionales, la participación extranjera quizás sea benefi-
ciosa, pero seguirán siendo necesarias ciertas restric-
ciones para impedir la excesiva desintermediación de
los bancos nacionales".
Era evidente concluir en lo no recomendable de per-
mitir el retorno al país de bancos extranjeros. Abonan
en favor de esa conclusión dos elementos cuya atención
es realmente importante: En primer lugar, el carácter
suigéneris del servicio bancario y el interés nacional
que su prestación supone, como instrumento del desarrollo.
En segundo lugar, tomar en cuenta que en las funciones
del sistema financiero, la banca comercial es agente de
la dinámica monetaria en el sentido de que crea dinero,
con lo cual su regulación debe corresponderse con la
estrategia general de desarrollo de la economía.
La reforma se inscribía en el Programa de Ajustes
adoptado por el gobierno para corregir los desequilibrios
internos y externos de la economía Y, el propósito de
"mejorar la eficiencia en la intermediación financiera,
simplificar las operaciones de los instrumentos de política
monetaria y uniformar la aplicación de las regulaciones
del sistema financiero entre las diferentes categorías de
instituciones financieras".
Se desatendieron, sin embargo, algunos "peligros"
en las reformas; señalados por el propio Banco Mundial,
de acuerdo con las experiencias registradas, entre ellos:
38
b) "La completa liberalización de los tipos de intere-
ses en los países con tasas de inflación eleva-
das e inestables, puede dar lugar a tipos de
interés reales altos y márgenes grandes entre
los tipos de interés de los préstamos y los
depósitos" .
39
Lbs pasos indicados, obviamente, no eran de fácil
cumplimiento en Venezuela, más aún cuando la estabilización
no dependía totalmente de los factores internos.
No menos importante fue la oportunidad. Según el
Banco Mundial "si el proceso de reforma en general es
demasiado rápido, las empresas que celebraron contratos
y acuerdos regidos por los reglamentos antes vigentes
pueden enfrentar cuantiosas pérdidas, aunque en otras
condiciones podrían ser viables. Una liberalización gra-
dual también impondrá pérdidas, pero dará tiempo a las
empresas para ajustarse y permitirá a ·las instituciones
financieras adquirir personal nuevo con la formación
necesaria. Ahora bien, una demora excesiva acarrea el
costo de perturbar las ineficiencias de la represión finan-
ciera. Debe hallarse el equilibrio apropiado en cada
caso".
En la experiencia de Venezuela se ha comprobado
que la liberalización financiera aplicada desde 1989, tuvo
efectos en incrementar la actividad financiera, cuyo ín-
dice (medido por la combinación de los índices de Ofer-
ta Monetaria y la Velocidad de Relación de los Depó-
sitos) se eleva de 301,8 en ese año, a más de 1200,0 en
1994.
Desde el punto de vista de la asignación de los
recursos, la elevación de la actividad financiera, en lugar
de incrementar la intermediación entre ahorradores e
inversionistas con fines productivos, contribuyó a redistri-
buir el ahorro entre varios sectores y a crear mayores
oportunidades de especulación, con lo cual desmejoró
el uso del ahorro, transfiriendo el ahorro agregado a
inversión agregada.
La liberalización influyó en el aumento de las tenen-
cias de activos y pasivos de empresas y particulares,
como resultado de la tendencia a pedir préstamos ante
las perspectivas de las ganancias de capital que la libera-
lización generaría. Pero la inestabilidad de las tasas de
interés y de los precios de los activos, consecuencia de
la liberalización, incrementó las perspectivas de rápidas
ganancias y la especulación, lo que aunado a la mayor
libertad de los bancos para ofrecer créditos en actividades
40
no vinculadas con la producción, expandió la desvinculación
con la economía real.
La evidencia empírica muestra que la intensificación
financiera no contribuye a lograr un crecimiento rápido
de la economía, ya que por lo general distorsiona el
uso del ahorro, en especial en los países en desarrollo,
como ocurrió en Venezuela. Por estos motivos lo importante
de las reformas financieras siempre ha sido la eficiencia
y no la intensificación. La eficiencia depende de la medida
en que el mercado y las. instituciones orienten los recursos
hacia un uso más productivo socialmente, esto es, si
contribuyen al financiamiento de la inversión con altas
tasas sociales de rendimiento.
Los efectos de la liberalización financiera sobre la
eficiencia se aprecian en la evolución de la cartera de
crédito inmovilizada en la banca comercial durante el
período 1992-1994, cuando el volumen de créditos demorados
se multiplican por cuatro a pesar de que el número de
bancos pasa de 41 en 1992, a 45 en 1993 y baja a 38 en
1994. El aumento de la mora, si bien refleja un intento
de mejorar la supervisión, muestra claramente los efectos
de la depresión que experimenta la economía real, lo
que se revela en el crecimiento de la cartera inmovilizada
(43,3% en 93/92 y 141,3% en 94/93).
Otro indicador importante de los efectos sobre la
eficiencia es el diferencial entre las tasas activas y pasivas
de la banca comercial, el cual, en números absolutos,
aumenta de 6,8 puntos en 1992, a 9,0 en 1993 y a 20,4
en 1994. Esto contribuye a desmejorar la situación de
los prestatarios e incrementa las insolvencias.
Las circunstancias anotadas evidencian lo imprescin-
dible de las regulaciones prudenciales; sin embargo,
éstas no pueden impedir la inestabilidad si las tasas de
interés fluctúan libremente y los bancos tienen absoluta
libertad para atraer depósitos ofreciendo altas tasas, como
ocurrió en Venezuela, Por otra parte la experiencia de-
muestra que las regulaciones deben preceder a la liberaliza-
ción para que ésta tenga éxito, el cual a su vez está
condicionado por un entorno estable, por lo que es
contraproducente cuando se adopta en ambiente de inesta-
bilidad.
41
v. CONCLUSIONES
42
resultados contrarios en cuanto a la estabilidad macroeco-
nómica y la inversión.
En general, en Venezuela no se tomó en cuenta
que las tasas de interés si bien marcan los posibles
rendimientos e influyen en la distribución de las tenen-
cias de activos en diferentes formas, también representan
un costo y como tal afecta la capacidad de los agentes
económicos, de generar recursos internos, invertir y competir
en el exterior.
Tampoco se atendió el peligro de que una irrestricta
entrada de capital no representa una "absoluta bendición",
ya que su afluencia suele ir acompañada con presiones
inflacionarias, aumentos del tipo de cambio real y deterioro
de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Por otra
parte contribuye a "burbujas" en el mercado bursátil y
expandir el crédito interno. Todo eso hace peligrar el
sistema financiero, y explica en buena medida la crisis
desatada en el país. Estos problemas se exacerban por
el hecho de que los capitales que fluyeron al país eran
de corto plazo. En este sentido en 1993 algunos estudiosos
del tema habían advertido que esas entradas de capital
habían creado un pasivo contingente al país estimado
en US$ cuatro mil millones. Cabe indicar al respecto
que las cifras de CEPAL muestran una transferencia alta
de recursos venezolanos al exterior en 1994 de US$
6.180 millones como resultado de ingresos negativos de
capitales por 4.505 millones y pago de utilidades e intere-
ses, negativos, por 1.675 millones. Esa transferencia repre-
sentó el 39% del valor de las exportacíones de bienes
del país durante 1991í.
La política monetaria influyó también en buena medida
en esos resultados ya que la colocación de instrumentos
financieros al corto plazo, como los bonos cero cupón,
fue un atractivo para capitales especulativos provenientes
del exterior, porque sus rendímicntos estaban asegurados.
Lo más grave de la crisis es que ella, en muy buena
medida, es resultado del sometimiento pasivo al proyecto
político de la globalización y del neoliberalismo, que ha
conducido a una mayor dependencia y vulnerabilidad,
lo que se muestra en la desnacionalización y pérdida de
43
autonomía política y económica, con graves efectos sociales
y culturales, bajo los dictados de intereses privados y
oficiales que se transmiten vía organismos financieros
multilaterales.
Grave también, que ese proceso haya sido acompañado
por la alianza de la plutocracia nativa con intereses
extraños, a manera de "nacionalización de la dependencia",
al propio tiempo que por alianzas múltiples con las cúpulas
políticas y empresariales con el apoyo de tecnócratas
desnacionalizados. Todo ello se ha cumplido y perfeccio-
nado con la creación de un ambiente de terror vía
control de los medios, que desinforma y aplica una
política de terror e impone las "nuevas Tablas de la
Ley" que consagran la alianza entre el mercado y el
conjunto de la humanidad: repetidas hasta la saciedad,
terminarán por convertirse en verdad para el común.
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45
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Diego Luis Castellanos: Las Relaciones Económicas Internacio-
nales y la Estructura Económica Internacio-
nal. Academia Nacional de Ciencias Econó-
micas. Caracas, 1994.
46
ANExo 1 •
47
tres cada uno y Venezuela con dos. La razón principal de la
creciente pobreza y el descaecimiento de los servicios de
salud y educación es el desvío de los recursos públicos hacia
el sector privado y, dentro de éste, hacia los muy ricos. En esencia,
"neoliberaltsmo" es un eufemismo para la reconcentración del
ingreso mediante la regulación internacional de las políticas
estatales. El ingreso se transfiere hacia arriba y hacia afuera;
dejando a los pobres en una dura lucha por "microempresas"
marginales, empleos informales y migajas de proyectos patro-
cinados por organizaciones no gubernamentales (sic)."
48
ANEXO II·
49
2) Grado de apertura financiera en los países en aesarroüo
50
"macroeconomía de una economía abierta" y aborda el
punto en el marco de "la secuencia de las reformas
económicas". Dicha literatura surge en gran parte de
una tentativa ex post de explicar el fracaso del experimento
de liberalización en el Cono Sur. Acepta sin más que la
liberalización financiera externa es deseable en términos
de eficiencia: se afirma que tiene efectos positivos sobre
el nivel y la asignación de la inversión, y que esas
ganancias de eficiencia compensan con creces la pérdida
de autonomía política, o sea la escasa capacidad de los
gobiernos de llevar a cabo los objetivos nacionales usando
los instrumentos de política a su disposición.
51
asignación internacional del ahorro. En los principales
países industrializados, no ha disminuido las diferencia-
les de tasas de rendimiento de la inversión de capital, ni
las tasas de interés reales de largo plazo, ni se ha debili-
tado considerablemente en cada país el vínculo entre los
niveles de ahorro e inversión. La principal razón es que
las más de las transacciones financieras internacionales
son decisiones de cartera sobre todo de rentistas, más
que decisiones de negocios adoptadas por empresarios.
El grueso de los movimientos de capital está motivado
primordialmente por la perspectiva de ganancias de ca-
pital a corto plazo, no por oportunidades de inversión
real y consideraciones de riesgo y rendimiento de largo
plazo. El elemento especulativo puede producir vuelcos
de las tasas de cambio y los precios de los activos
financieros, al causar súbitas reversiones de los flujos de
capital, por razones desvinculadas de las políticas y/o
de las variables fundamentales. Los flujos de capital, en
vez de castigar las políticas inapropiadas, p.ueden contri-
buir a sustentarlas, como ha sido el caso en los últimos
años en Estados Unidos e Italia, donde el ingreso de
capitales ha contribuido al registro de déficit fiscales
crónicos.
52
asocian a menudo con las diferenciales de tasas de interés
reales positivas en favor del receptor, esa diferencial no
es necesaria ni suficiente en todos los casos. Las entradas
de capitales se producen por lo general en respuesta a
una diferencial de tasa de interés nominal, que los mercados
no esperan que sea igualada enteramente por una deprecia-
ción del tipo de cambio nominal. Esas aiferenciales suelen
surgir cuando la inflación interna es mucho mas alta
que la externa y los mercados financieros internos se han
liberalizado. Como en muchos países en desarrollo es
muy difícil lograr tasas de inflación cercanas a las prevale-
cientes en los principales países de la OCDE, es mucho
mayor el campo para que surjan grandes oportunidades
de arbitraje. De igual modo, la expectativa de que los
precios de las acciones van a elevarse más aprisa que la
depreciación de la moneda local puede impulsar una
entrada de capitales. Ambas clases de expectativas pueden
ser autorrealizables, ya que el ingreso de fondos, si es
suficientemente grande, puede por sí mismo mantener el
valor de la moneda y elevar los precios de las acciones.
53
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BANCA Y CRISIS ECONOMICA EN VENEZUELA:
Limitaciones del Esquema Neollberal
SINTESIS
55
INTRODUCCIÓN: lA EVOLUQÓN DE LOS EsQUEMAS 1'EÓRI<DS RElATIVOS
A LOS PROCESOS FINANCIEROS
56
del crédito, pues se dificultaría la satisfacción de los
requerimientos de las medianas y pequeñas empresas.
Al tiempo se ha resaltado la necesidad de considerar
la influencia de la globalización financiera (Aglietta, 1990)
en las crisis financieras.
Así, lo más resaltante de las consecuencias de las
nuevas consideraciones sería:
57
1. VENEZUELA: UNA ECONOM1A GLOBALIZADA
58
Un siglo después (921), las limitaciones mencionadas
permanecían casi idénticas. Para 1950, la producción y
exportación petrolera, iniciada en gran escala a partir
de 1928 y la moderada expansión de las importaciones,
asociadas con las dos conflagraciones mundiales del siglo
:XX, había posibilitado, "forzado", la capitalización de
un nivel no despreciable de excedente económico; lo
cual, junto al incremento del nivel de vida, contribuyó a
ami-norar algunas de las anteriores limitaciones.
Entre las limitaciones de naturaleza económica que
todavía persisten a finales del siglo :XX, se pueden men-
cionar:
59
1937-1982 Etapa de la Economía Mixta y de
la Implantación de la Democra-
cia Representativa: La difícil "Siem-
bra del Petróleo", y
1983 -al presente Etapa del Neoliberalismo y el
Estancamiento Económico.
60
(Baptista, 1991). Para una poblaci6n de 2,9 millones de
habitantes el- PIB percápita se sitúa en US$ 118.
En esa sociedad, econ6micamente pobre, apenas
monetizada, atomizada políticamente y analfabeta, la confir-
maci6n de enormes potenciales petrolíferos (1914-1922),
al tiempo que crecían las tensiones entre el gobierno de
México y las empresas petroleras radicadas en aquel
territorio, y en virtud del acuerdo de separar las áreas
de "dominio" entre las empresas petroleras americanas
e inglesas (que finalmente se "formalizarían" en Achna-
carry, Escocia, en 1928), dio la oportunidad para que
uno de los caudillos centralizara el poder y en asocia-
ci6n con el capital extranjero, al satisfacerle y garanti-
zarle todos sus requerimientos (política de "puertas abier-
tas", Olavarría - 1995), pudiese mantener, en un "un
puño" un territorio y una poblaci6n 3. Nacía así una nueva
economía y una nueva sociedad, cuyo soporte básico
sería el petr6leo ("The Oil-Republic", Rangel, 1975).
Dicha economía, al nacer teniendo como proge-
nitor al capitalismo internacional, tuvo en el régimen
econ6mico liberal, la compensaci6n al férreo gobierno
autocrático que requería una poblaci6n dispersa e iletra-
da que s6lo, como reacci6n a la fuerza '\ podía constituir-
3. La lucha por el predominio petrolero entre norteamericanos e
ingleses, también se reflejó en Venezuela. En 1907, Cipriano
Castro entregó enormes concesiones (Aranguren, Planas, Vallada-
res, Vigas y Jiménez) que fueron traspasadas a empresas bri-
tánicas. En 1914 se comprobó la existencia real de petróleo
(Zumaque 1). Terminada la primera Guerra Mundial, se reini-
cian las exploraciones, y el Presidente Gómez adopta una
legislación 0918-22) a medida de los deseos de las empresas.
Al tiempo se incorporanlas empresas norteamericanas (concesio-
nes de Gómez a partir de las reversiones), que encontraban en
Venezuela el ambiente político apropiado a la inversión extran-
jera en contraste con México, en donde el nacionalismo de
Carranza, Obregón y Calles, terminaría por expulsar a las empre-
sas norteamericanas. El traslado de "técnicos" desde México
obligó a establecer una línea directa de embarque entre Tam-
pico y Maracaibo, después del "reventón" del Barroso N° 2
(922).
61
se en "germen" de una "Sociedad Nacional", en el senti-
do contemporáneo (Silver, 1962-jaguaribe, 1972).
Así, para 1936, se revela lo que será la caracterís-
tica de la nueva economía venezolana. La mayor produc-
tividad corresponde al sector petrolero (19,0% del PIB y
el 1,3% del empleo). En contraste, el empleo mayori-
tario estaba en el sector agrícola (57,5%) con baja produc-
tividad, pues apenas aportaba el 15,0% al PIB. Por su
parte, el sector terciario, con el 24,8% del empleo apor-
taba el 40,3% del PIB (ver cuadros del anexo NQ 1 esta-
dístico). Se trata así de una economía que produce pocos
bienes. El ingreso percápita estimado en 142 dólares,
resulta alto para una economía que había acusado estanca-
miento por más de un siglo (Córdova, 1963) y aun para
los criterios cuantitativos usados por Hagen (1959) para
evaluar la distribución del bienestar a nivel planetario,
de acuerdo a los resultados del ingreso percápita por
países en 1957. Más aún, si se considera que los precios
entre 1920 y 1936 disminuyen, de acuerdo a los cálculos
de Baptista (1991), el bienestar de la población, desde
el ángulo económico, habría mejorado.
Una explicación para la disminución de los precios
estriba en la revaluacíón del bolívar que pasó de un
cambio con relación al dólar de Bs./US$ 7,64 en 1932 a
Bs'/US$ 3,1 en 1934; pues, a raíz de la revaluación del
oro por Roosevelt, todos los países devaluaron, con la
excepción de Venezuela. La consecuencia inmediata fue
abaratar las importaciones; pero, a la larga, los productos
venezolanos con fines de exportación se encarecerían.
El intento de proteger a los exportadores tradicionales
llevará a crear un tipo de cambio agrícola; en realidad
un subsidio por la vía cambiarla (Convenio Tinaco, 1934).
En otras palabras, al combinarse en el sector petrolero
la mayor productividad, la menor ocupación y la mayor
producción de divisas, se establecieron características
62
completamente distintas a la de la economía del siglo
precedente. Entre otras consecuencias, la moneda adqui-
rió la tendencia a sobre-valuarse; y como, además, la
mayor parte de los ingresos de la actividad petrolera se
dirigen al Fisco, la economía empieza a tomar fuertes
rasgos de "estatismo".
La conciencia de la existencia de nuevas caracterís-
ticas permitió establecer como estrategia política general,
marchar hacia una economía diversificada bajo el régimen
de economía "mixta". El Estado "rico" engendrado por
la "renta petrolera" obtenida con una legislación naciona-
lista: (Ley de Hidrocarburos y Ley del Impuesto Sobre la
Renta, ambas de 1943), ante una sociedad con baja
productividad (económicamente "pobre"), intentó apli-
car una política de desarrollo sintetizada en la feliz
frase "Sembrar el Petróleo" de Uslar (1940), que al conden-
sar los objetivos políticos de ministros como Alberto
Adriani, Gumersindo Torres y Román Cárdenas (quienes
se habían desempeñado entre 1917 y 1933), creó un
paradigma de política económica (incrementar y capitali-
zar el excedente petrolero), que se extenderá por casi
medio siglo o por dos generaciones de venezolanos;
aunque su aplicación al ámbito industrial será muy limita-
da hasta 1952, pues, eltratado de Reciprocidad Comer-
cial convenido con USA (1939) por una parte, la esca-
sez poblacional y el bajo tipo de cambio representarán
serias barreras para el crecimiento de la oferta nacional
de manufacturas.
El gasto del excedente petrolero en el país, bajo la
forma de servicios públicos gratuitos, hizo que el salario
real creciera más que la productividad del sector no
petrolero; al tiempo que la acumulación de capitales era
más importante en el sector público que en el sector
privado, a pesar de la transferencia de recursos de aquel
a los particulares, realizado bajo diversas formas, incluyendo
el crédito para inversión reproductiva que no se convertía
en acreencia real.
La justificación política de conducta tan peculiar,
residió en el propósito de crear una clase "media" que
diera sustento político a la democracia representativa
63
(959) que finalmente había substituido, con episodios
más o menos dramáticos, al autoritarismo s.
A partir de 1959, utilizando instrumentos para-arancelarios
se incentivó la inversión en el sector industrial; pero, el
reducido tamaño del mercado hará que la estructura
resultante sea poco integrada y dependiente de insumas
y de bienes de capital importados.
Para 1960, el aporte del sector petrolero al PIB es
del 25,20/0 con apenas 2,0% del empleo. La población
ocupada en la agricultura representaba el 35,5% del to-
tal y su contribución al PIB era del 8,8%; mientras que
el sector terciario, con un empleo del 46,1% aportaba
mas de la mitad al PIB (51,2%). El sector secundario
(industrias y construcción) aportaba la menor propor-
ción al PIB 05,3%) Y al empleo 06,0%). El ingreso
percápita se estimó en US$ 1.021,4.
En otras palabras, la economía y la sociedad rural
de 1920 se habían convertido en una economía parcialmente
industrializada. Sobre la base de una fuerte protección
arancelaria y en una sociedad orientada hacia el consumismo;
como consecuencia del bajo tipo de cambio.
El ángulo de la intermediación financiera muestra
que la banca se había diversificado y desarrollado para
satisfacer, principalmente, los requerimientos del corto
plazo (capital de trabajo) y para reducir costos en la
intermediación hipotecaria (958), pues, el apoyo a la
inversión de activos físicos reproductivos se hacía con
preferencia, con la intervención de entes públicos. Sin
embargo; la estrecha contribución del sector secundario
al PIB indica que el avance hacia el desarrollo no progresaba
con la velocidad que el ingreso percápita podría hacer
64
creer. Como señala Córdova (1963), en las economías
capitalistas avanzadas el sector secundario es el líder
del crecimiento y su contribución al PIB se coloca por
sobre el 30%.
La redistribución del ingreso incluyó una política
de "paz sindical" garantizada por sindicatos leales a un
gobierno que, con la imposición petrolera proporcionaba
una Seguridad Social con escasa contribución de la masa
de asalariados. Por su parte, el sector empresarial además
del crédito blando (blandísimo en algunos casos) recibía
una altísima protección arancelaria y para-arancelaria y,
junto con la población en general, hacía uso de una
infraestructura que no le representaba ningún costo o
uno ínfimo (carreteras, servicios de agua y electricidad).
En la década de los años 70, la substitución de
importaciones de bienes de consumo, más o menos
completa sobre la base de insumas importados en los
casos más sofisticados como los vehículos, pierde dinamis-
mo (aunque se eleven los aranceles después de denun-
ciar el tratado comercial con USA), pues, se trataba
entonces de crecer con la expansión del mercado interno;
por lo cual resultó excesivo un gasto público apoyado
en un excedente petrolero que aumentaba con la multi-
plicación de sus precios 0974-1975) y con la "nacionali-
zación" petrolera. El endeudamiento y el gasto creciente
permiten descubrir la inflación, la cual pasa del 1,6% en
el lapso 1960-1972 al 6,3% en el lapso 1973-1980.
El crecimiento del empleo se asoció al de la inver-
sión pública en infraestructura y en plantas productoras
de insumas (de lenta maduración) y en los servicios
incluidos los gubernamentales. En esas circunstancias la
productividad de los sectores no petroleros continúa
siendo inferior a los salarios devengados. La inversión
privada, básicamente orientada hacia las industrias de
bienes de consumo y de insumas para la construcción,
continuó siendo apoyada desde el sub-sector financiero
público; mientras que el sub-sector privado atendía a
los servicios. A pesar de estas influencias la circulación
monetaria, el ahorro y el crédito toman proporciones
65
modernas. El dinero crediticio sobrepasa al emitido por
las autoridades.
Sin embargo, una consecuencia de que el exceden-
te económico siguiera dominado por la actividad petro-
lera y que la redistribución del ingreso dependiese de la
ideología gubernamental, fue la constitución y fortalecí ..
miento de "grupos" empresariales y de una desigual
capacidad de ahorro, con la consecuente concentración
de la riqueza y la estrechez del mercado de capitales.
Ello permitió la constitución de empresas que no emi-
tían títulos, o la limitación del número de accionistas
cuando se emttían" .
A partir de 1975, lo más notable, desde el ángulo
de los ingresos fiscales, fue el creciente endeudamiento
interno y externo con obligaciones en donde predominaba
(81,0%) el corto plazo, a tasas de interés variable sobre
la "libor" y básicamente, de los entes públicos descentra-
lizados; lo cual dificultó su control y aun administración,
pues podían convenirse al margen de la normativa legal
para la contratación del crédito público. Con dicho endeu-
damiento el plazo de maduración de la deuda pública
pasó de 10 años en promedio, en los años previos, a 2
años (Palma, 1989), y la tasa de referencia del 10% al
15%.
La facilidad financiera permitió un creciente gasto
público disfrazado de "inversión", pues 'se podía hacer
frente a continuos déficits en las empresas públicas aun
cuando se originasen en una gestión gerencial casi siempre
dudosa en eficacia y en probidad, con mínimas consecuen-
cias políticas. También resulta extraordinario el traspaso
de volúmenes significativos de fondos del sector público
al privado, vía las instituciones financieras públicas y
los programas especiales de financiamiento con baja o
nula recuperación 7.
6. Formalmente se creó una diversidad de instrumentos financieros
comparables o equivalentes a los existentes en las sociedades
industrrallzadas: pero, los de largo plazo y capitalización no
lograron atraer el interés de los ahorristas (Saurna, 1992).
66
Así, si se realizara un balance entre los flujos
financieros del sector público y del sector privado, posible-
mente se anularía la deuda pública interna. Más aún,
considerando la ulterior fuga de capitales podrá suponer-
se que el endeudamiento público externo facilit6 la acumula-
ción de capitales privados en el exterior.
En el bienio 77-78, además del déficit fiscal, se pre-
sentó un notable déficit en la balanza de pagos. Pero la
Revolución Islámica en Irán permitió otra alza en los
precios del petróleo y los ajustes fiscales fueron pospues-
tos.
Para 1980 el empleo del sector primario se situó en
16,5% del total y el producto correspondiente represen-
tó el 35,2% del PIB. El empleo en el sector secundario
ascendió al 25,0%; pero, su contribución al PIB seguía
siendo baja: 16,90IÓ. Por su parte, el sector terciario emplea-
ba al 58,5% del total y contribuía con un 47,9% al PIB,
el ingreso percápita se estimó en US$ 3.935. Este alto
nivel del ingreso se origina, sobre todo, en el incremento
de los precios del sector petrolero; pues, la baja contribu-
ción del sector secundario al PIB, revela que la estra-
tegia seguida desde los años 50 (substitución de importa-
ciones y añadir valor agregado a materias primas mine-
rales como hierro, aluminio y petroquímica), no había
madurado.
Cabe destacar que, mientras las importaciones cre-
cían con la dinámica del gasto, las exportaciones dis-
tintas del petróleo eran muy bajas, por lo cual la Balan-
za Comercial se torna deficitaria, al excluir el petróleo.
Así, al coincidir el deterioro del precio del petró-
leo (982), con la existencia de tasas de interés por
debajo de las internacionales 0981-1982), más el manteni-
miento de un déficit fiscal voluminoso, en el contexto
de la crisis de la deuda mexicana, se produce una fuga
de divisas. El mercado cambiarlo tuvo que ser cerrado,
inherentes a ella. Radicando su origen en la ausencia de un
régimen eficiente de "premios y castigos" y a la permisividad
de una "organización" del Ejecutivo desarrollada casuísticamente
y con el propósito claro de evadir todo intento de control
legislativo.
67
manteniendo la relación de Bs./US$ 4,30 para bienes
esenciales, Bs./US$ 6,00 para otras importaciones y del
"mercado" para capitales.
68
En efecto, en 1989, dentro de un marco de acelera-
da reducción arancelaria y desmantelamiento de las para-
arancelarias 9, después de realizar una drástica devalua-
ción y establecer de nuevo un cambio libre "flotante", la
aplicación de la práctica de. mercado abierto, substitu-
yendo al manejo del redescuento, mediante la colocación
de bonos del BCV, incentivó un proceso de especula-
ción financiera por parte de la banca comercial. A la
postre, el incremento de la actividad especulativa banca-
ria, incluida la acumulación de divisas, en detrimento
de la actividad de intermediación, provocó simultánea-
mente el alza de la tasa de interés, la reducción de la
demanda de crédito y la morosidad de las empresas.
Este doble ataque hizo críticos los niveles de solvencia
de la banca.
Cabe destacar que, como señalaba Keynes en 1933,
la apertura financiera, cuando decae la actividad económica,
permite que los particulares, con disponibilidades líquidas,
ataquen a las reservas internacionales para protegerse
de un eventual' cambio de la paridad cambiaria. En el
caso de Venezuela, la previsión tomada por los particulares
conducía lógicamente a agravar la disminución de reservas
y a incentivar un proceso depresivo relacionable con la
reducción relativa de las exportaciones. En otras palabras,
la práctica recomendada por las autoridades internacionales
"Programa de ajuste estructural": (FMI), acentuó la recesión.
Así para 1990 el PIB percápita se colocó en US$ 2.485,
a pesar del incremento del precio del petróleo con motivo
a la Guerra del Golfo.
En 1991 se introduce un cambio en el ámbito fiscal
que tendrá repercusiones ulteriores. A petición de PDVSA
el gravamen sobre el incremento del valor de exporta-
ción (20% sobre el precio de realización) se reduce
69
paulatinamente, previéndose su desaparición para 1996.
Así, en medio de una situación de penuria fiscal, el
aporte al Fisco del sector petrolero se contrae sensible-
mente. La reducción será todavía mayor cuando caigan
los precios 0993-94) al tiempo que se incrementan los
gastos de PDVSA, sin que haya una efectiva supervisión
de los mismos.
Como también se redujo la. tasa del ISLR al sector
no petrolero y el nuevo impuesto, a las ventas (IVA) fue
disminuido en su alcance, se acentúa la tendencia al
déficit fiscal estructural, al no ser fácil la reducción del
gasto público; debido a la incidencia de la amortización
de la deuda pública.
En el lapso 1994-1995, corno corolario de la recesión
económica, y de la actividad especulativa de la banca
comercial, impulsada por las autoridades (emisión de
Bonos Cero Cupón) como parte sustantiva del Programa
de Ajuste Estructural patrocinado por el FMI y recogido
en el VIII Plan de la Nación (El Gran Viraje), la banca
comercial entró en situación de insolvencia al aumentar
la morosidad de sus clientes.
Una aparente incomprensión de dicha situación por
parte de las nuevas autoridades gubernamentales, quie-
nes diagnosticaron una "crisis de liquidez" .en uno de
los más importantes bancos comerciales, afectó seria-
mente la credibilidad del público en el sistema bancario;
añadiendo a la insolvencia preexistente una fuerte extrac-
ción de depósitos de los bancos más grandes, converti-
da en fuga de divisas (facilitado todo por la concentra-
ción de la riqueza y por la apertura financiera).
La ulterior actuación del Estado que estableció una
"subasta" diaria de divisas acentuó la compra de divisas.
La merma de las reservas condujo al establecimiento de
un control cambiario.
70
banca comercial desde 1989, incentivada por la política
impuesta en dicha oportunidad creó, como dijimos, una
situación de iliquidez y de insolvencia que afectó particular-
mente a una cuarta parte de la banca comercial' y otro,
relativo al mercado de dívísas y a las reservas del Banco
Central, al acentuarse la salida de capitales debido a la
situación ya referida de la banca comercial.
71
especulación financiera (los ingresos extraordinarios llegan
a representar más del 80% de la utilidad líquida), al
tiempo que se acelera el proceso de "descapitalización",
pues el índice de "solvencia" oscila alrededor del 2%.
A este respecto cabe señalar que, si bien habían
excepciones: 7 bancos, que individualmente muestran
un índice de capitalización mayor al 5%, la mayoría
quedaba ubicado por debajo del 1%. Es decir, según el
criterio internacional (Basilea, 1988) el Sistema Bancario
estaba críticamente "Sub-Capitalizado".
Cabe entonces destacar, que al reducirse el crecimiento
de la economía, los bancos en situación más crítica se
involucran en una guerra de tasas, para ampliar los
depósitos (huida hacia adelante), con el propósito de
que la morosidad de sus colocaciones previas (relacionada
con el cese del otorgamiento de créditos) pudiera enmas-
cararse detrás de un índice de liquidez "aceptable" para
una Superintendencia que se había mostrado excesivamente
complaciente lO.
Cuando por razones de iliquidez del segundo banco
del país (Banco Latino), las autoridades practican una
intervención a puerta cerrada (Dic. 93), se inicia una
corrida de depósitos contra otros bancos tenidos individual-
mente como "críticos" (enero-febrero de 1994), que desbor-
da las inapropiadas medidas de emergencia (auxilios
masivos sin intervención), que tras muchas vacilaciones
toman las autoridades 11, y que desembocarían en la inter-
72
vención (julio, 1994) de dos grandes Bancos (Venezuela
y Consolidado) y en el cierre de otros para alcanzar en
total 17 instituciones (16 bancos comerciales y una fínancíera),
En primera instancia, como dijimos, la -crisis fue
diagnosticada como "crisis de liquidez". La magnitud
del apoyo solicitado y provisto por FOGADE y por el
BCV, mediante creación de dinero, llevó a las autoridades
a establecer, posteriormente, otras medidas, un proceso
compulsivo de recirculación de depósitos (Decreto NI!
248, 1994).
La idea subyacente fue reemplazar los auxilios direc-
tos de FOGADE (visualizados según las autoridades co-
mo un "salvavidas de plomo"), por depósitos interbanca-
rios provenientes de los bancos que se benefícíaban del
reflujo de depósitos. Los mecanismos operativos para
instrumentar la recirculación, establecían, en la práctica,
una garantía estatal plena de los depósitos del público.
Pero si bien dicho esquema apuntaba a solucionar proble-
mas de liquidez, en el cortísimo plazo, en la medida en
que las entidades con problemas fueron auxiliadas se
postergó la decisión de obligarlas a iniciar un tardío
proceso de recapitalizacíón; medida que comienza a
instrumentarse tímidamente en 1995 12. Al mismo tiempo,
los bancos de los depósitos, al no recibir las contrapartidas
de activos resultan técnicamente quebrados por lo cual
tendrán que instrumentarse otras medidas para enfrentar
la capitalización, además de la deuda pública creada
para equilibrar los balances de los bancos "estatízados".
73
2.3.2. La Fuga de capuates
75
3.1. .Requerimientos de capuai en los Ststemas Bancarios
Re-Estructurados
76
mental hizo crisis durante la crisis de los años ochenta
al evidenciar que el cumplimiento de una relación
entre pasivo y patrimonio no constituía suficiente
garantía para los acreedores, dado que los depósitos
del público, con el riesgo de retiros masivos, no se
cubren con el patrimonio de la banca, sino con los
activos sanos de la misma (Martínez Neira, p. 65).
77
del Grupo de los Diez) en julio de 1988, según las
cuales la relación entre los activos ponderados por
el riesgo y el patrimonio de las instituciones finan-
cieras debía ser de 8% como mínimo.
78
3.3 Requerimientos Contables
También existen intentos de homogeneizar las normas
contables para evitar una sobreestimación de los ingresos.
A tal efecto, el régimen aplicado a los intereses se ha
vuelto mucho más riguroso, para oponerse al registro
como ingresos de los intereses causados pero no devengados
de activos de difícil recuperación o irrecuperables.
Finalmente para evitar que las reestructuraciones o
refinanciaciones de crédito se utilicen como expediente
para obviar una correcta evaluación de los riesgos, la
literatura recomienda establecer, progresivamente, requisi-
tos mínimos para la procedencia del refinanciarniento.
79
pues hasta 1967 se seguirá exclusivamente el regimen
de especialización. Ese año por ley especial se creará el
primer banco de carácter "universal" al reunir en una
sola entidad actividades comerciales e hipotecarias.
Los cambios realizados a partir de la ley de 1961,
que se resumen en el Cuadro de Síntesis NII 2, fueron
desmejorando paulatinamente la exigencia de solvencia;
pareciendo estimarse que con sólo aumentar los montos
mínimos de capital se resguardaban los derechos del
público. Así la posibilidad de contraer obligaciones, en
proporción al patrimonio, se eleva de 6 veces en 1961 a
8 veces en 1970 y a 20 veces en 1975, al tiempo que se
debilitaba también la exigencia en cuanto a encajes y
aun facilitaba la posibilidad de contraer obligaciones
contingentes. En la reforma de finales de 1993 los requisitos
los establecen las directrices de política que quieran se-
guir la Superintendencia de Bancos y el Banco Central.
En el caso de la relación con el activo (Artículo 311) ,
aunque se sigue la normativa básica de Basilea, al distin-
guir dos niveles de capital, la regla se debilita pues el
monto del segundo tramo (Patrimonio Complementa-
rio) se lleva hasta el 100% del primer tramo (Patrimo-
nio Primario) cuando la literatura señala un límite del
50% 15.
También privó una tendencia al proteccionismo, por
lo cual a partir de la reforma de 1970 se intentó disminuir
la participación del capital extranjero (arts. 31, 32). En
la reforma de 1993 se restablece, limitadamente, la apertura.
Finalmente debe decirse que pese a los intentos de
aumentar las sanciones por infracciones incurridas en
las operaciones: autopréstarnos y préstamos a empresas
relacionadas con el "grupo financiero", la debilidad en
la supervisión estatal y el debilitamiento del requisito
de solvencia contribuyeron o facilitaron el estallido de
la actual crisis bancaria.
15. Cabe también observar una cierta resistencia de la banca privada
a aumentar la capitalización. Los argumentos van desde la
inadaptación de las circunstancias venezolanas al contexto de
los acuerdos de Basilea, ignorando el hecho de la globalización
financiera, hasta señalar erroneamente que la reglamentación
nacional es más estricta que la normativa de Basilea (véase
Nogueroles, 1995 y Ortega, 1995).
80
CUADRO DE SíNTESIS NO 1
SISTEMA INTERNACIONAL DE CLASIFICACIÓN DE CARTERA
1. Cartera comercial
A. Riesgo normal Atención adecuada o
B. Riesgo potencial Incumplimiento ocasional, seguimiento inadecuado 1
C. Riesgo real Deficiencia de capacidad de pago 20
D. Alto riesgo Morosidad de 6 meses 50
E. Crédito irrecuperable Insolvencia y mora de más de 12 meses 100
00
......
2. Cartera de consumo
F. Riesgo normal Al día O
G. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
H. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
I. Alto riesgo Mora de 6 a 9 50
]. Crédito irrecuperable Mora de más de 9 meses 100
3. Cartera de viviendas
K. Riesgo normal Al día o mora de menos de 1 mes O
L. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
M. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
N. Alto riesgo Mora de 6 a12 meses 50
o. Crédito irrecuperable Mora de más de 12 meses 100
Fuente: Martínez Neira, p.
CUADRO DE SINTE515 N° 2
LA NORMATIVA BANCARIA EN VENEZUELA
Capital
Art. 15 Art. í!3 Art. 24 Art. 26 Art. 26 Art.39
00
N Bs. 2 X 106 Caracas Bs. 8 x 106 Caracas Bs.20x106 Caracas Bs.40 x 106 Caracas Bs.120 x 106 Caracas Bs.1200 X 106 Caracas
Es. 1 x 106 Otros Bs. 4 x 106 Otros Bs. lOx 106 Otros Es.20 x 106 Otros Bs. 50 x 106 Otros Bs. 600 x10 6 Otros
Solvencia
Art. 35 Art. 25 Art. 30 Art. 32 Art. 32 Art. 14
Obligación exigible Obligaciones exigi- Obligaciones exigi- Obligación exigible Obligación exigible Patrimonio no me-
hasta 6 veces capi- bIes hasta 6 veces bies hasta 8 veces hasta 20 veces el hasta 20 veces de nor al 8% del activo
tal y garantía. el capital pagado más el capital pagado pu- capital pagado o más capital pagado más segun ponderación
reservas. diendo llegar hasta con autorización del reservas. de riesgos.
10 veces con autori- BCV.
zación del BCV.
Solvencia (continuación)
Obligaciones con- Obligación contin- Obligaciones con- Obligaciones con- Art. 20
tingentes hasta 2 ve- gencia hasta 2 ve- tingentes hasta 2 ve- tingentes 2 veces ca- Fijado por Superin-
ces el capital paga- ces el capital pagado ces capital y reser- pital. Pasivo de serví- tendencia de Bancos.
do más reservas y más reservas y garan- vas. dos con autorizadon
garantías. tías. del BCY se podrá
elevar en un 40%.
Art. 40
Inversiones hasta 3()01Ó Inversión hasta 200/0 Inversión en "acclo- Inversión en accio- Inversión en accío-
del Capital (acciones) (acciones). nes" hasta 20% capi- nes hasta 200/0 del nes hasta 20% del
pagado y reserva. tal y reservas. capital y reservas. límite fijado por
BCY.
Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Operación de divi-
00 hasta 100/0 del capital hasta 10% del capital hasta 5% del capital hasta un 5% del capi- hasta 5% del capital sas fjado por BCY.
\,).) y reservas. y reservas. y reservas. tal y reservas. y reservas.
Créditos
Art. 15 Art. 124-4 Art. 134-4 Art. 153-4 Art. 153-A Art. 40
1 solo crédito has- 1 solo crédito 10% 1 solo crédito hasta 1 solo crédito has- 1 solo crédito hasta 1 solo crédito hasta
tal0% del capital. del capital pagado 10% del capital. ta 10% del capital 10%. 5%.
Y reservas. Y reservas.
Pérdidas
Art, 58 Art. 131 Art, 142 Art. 165 Art. 165 Art. 168
Pérdidas del 25% de- Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% de
be ser liquidado. capital debe ser capital debe ser li- capital debe ser Ii- capital debe ser Ii- capital deben ser rein-
liquidado. quidado quidado. quidado. tegradas.
85
5.2 La Evoluct6n del Mercado rmanctero
86
con las circunstancias del entorno, al agravar las conse-
cuencias del fuerte endeudamiento del sector público
realizado a partir de mediados de la década de los años
70. El mecanismo incluye, la sostenida caída de los
precios del petróleo a partir de los primeros años de la
década de los años ochenta, la acentuada y sostenida
devaluación del bolívar, como medida "para-fiscal" para
enjugar el déficit fiscal, la elevación de las tasas de
interés y la emisión de Bonos Cero Cupón a partir de
1989.
Se comprende que, la orientación de "Welfare State"
del Estado venezolano, implantado desde mediados de
la década de los años 40, ha puesto impedimentos para
reducir oportunamente el gasto público y servido de
cobertura para prácticas evidentes de corrupción admi-
nistrativa desde los años 70. Es evidente, también, la
miopía de la Administración Pública incluida la presente
Administración (995), para implantar políticas de gestión
de la coyuntura: corrección oportuna de los tipos de
interés, negociación de pagos de la deuda pública externa,
manejo de las tasas de cambio, reforma de la estructura
impositiva, y gerencia de la insolvencia bancaria.
No deben quedar dudas de que el origen de la
crisis, desde el ángulo financiero, fue la incentivación a
la especulación financiera con la creación, por recomen-
dación de los expertos del FMI (informe, Lindgren, 1989)
de los bonos "Cero Cupón" del BCY, y su preservación
bajo los formados Títulos de Estabilización Monetaria
(TEM) por la actual Administración.
En efecto, la fragilidad de un sistema bancario con
depósitos en expansión y créditos reprimidos, fue acen-
tuada por las decisiones del BCY, pues el manejo errático
del sistema de tasas de interés y la alteración del mercado
de capitales con la irrupción de los bonos cero cupón
para controlar el circulante en manos del público como
medida para estabilizar el tipo de cambio, provocó la
descapitalización general, incluido el sistema financiero
y afectando negativamente al mismo BCY que para noviem-
bre de 1995 presentó un déficit de 63.808 millones de
bolívares, que finalmente recae sobre el Fisco.
87
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las empre-
sas se vieron obligadas a elevar precios para recuperar
pérdidas en términos de reposición de capitales (pérdidas
producidas por la reducción del mercado interno y pérdida
por encarecimiento del stock físico de capital), mientras
que los particulares encontraban más beneficios en la
colocación especulativa, o en la inversión en divisas,
que en la. inversión reproductiva, dado que el mercado
interno, en general, se encogía.
Las excepciones vienen representadas por los sec-
tores productivos o importadores de bienes de lujo;
pues como es bien conocido la inflación en Venezuela
también ha deteriorado la distribución del ingreso en
contra de los asalariados.
Como lección de trascendencia política debe desta-
carse que la disminución del salario real, verdadera flexíbí-
lización forzada del mercado de habilidades (mano de
obra), no ha producido el incremento del empleo que
la teoría y la política neoliberal prometen; ocultándose
el incremento del desempleo en la llamada economía
informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de utsta
de la síntests Neo Clásica, encuentran explicación en nuestra
testspost-keynestana de que losprocesosfinancieros señalan
el sendero a los acontecimientos en los mercados reales.
Una. reflexión final en relación al rol del mercado
de capitales nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, el rol
de guía se desplaza del mercado de títulos privados al
mercado de títulos públicos, afectado por gastos "viscosos"
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando precios
remuneradores a los TEM limita con cada nueva emisión,
la posibilidad de revertir el proceso de crisis (mediante
el incremento de la inversión reproductiva) e impidiendo
el aprovechamiento de los eventos externos favorables.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas, desde comien-
zos de la década de los años 80, no sólo se ha mostrado
88
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis pública sino que, además, se ha convertido en
incitador de los elementos coyunturales y con ello en
virtual instigador de la crisis sociopolítica presente.
Como corolario hay que señalar que la persisten-
cia de la óptica ortodoxa a nivel oficial reflejada en la
intención de llegar a un acuerdo con el FMI bajo los
términos tradicionales: devaluación, elevación de impues-
tos indirectos, eliminación de controles a la salida de
capitales y alza en las tasas de interés, teniendo como
contrapartida el ingreso de créditos del FMI, del BM y
del BID, y la esperanza de inversiones extranjeras hará
que los mediocres logros de 1995 se esfumen en 1996.
89
ANEXO N2 1
CUADRO Nl! 1
PRODUcrO,VPRODUcrIVIDAD A PRECIOS CORRIENTES
(PIB participación porcentual)
SECTORES/ARos 1920 1936 1950 1960 1970 1980 1990 1993
Minería 0.2 1.9 1.3 0.5 0.9 0.7
Petróleo 19.0 34.0 25.2 20.4 29.0 28.2 16.6
Agricultura 54.8 15.0 8.8 6.4 7.1 5.7 5.4 5.2
Manufactura 9.2 11.0 10.0 11.7 12.2 11.2 14.7 14.5
Construcción 6.0 9.0 7.2 3.6 4.0 5.7 4.5 6.3
Comercio y Servicios 23.0 37.0 23.5 40.7 44.0 36.1 40.1 50.5
Gobierno' 7.0 9.0 16.4 10.5 11.0 11.8 6.2 6.2
Total (Millones de USA $) 341.0 476.0. 3.443.6 7.663.0 11.561.1 59.116.5 48.289.4 59.005.5
Productividad (en miles de USAS)
Minería 1.0 16.2 8.1 16.3 33.3 29.4
\O
\jJ
Petróleo 6.4 26.9 48.5 77.7 372.9 256.7 164.9
Agricultura 0.5 0.1 0.4 0.7 1.0 5.3 3.2 3.8
Manufactura 0.6 0.4 2.0 3.7 4.1 9.8 6.9 8.4
Construcción 0.3 1.5 2.7 3.3 2.8 8.7 4.3 7.3
Comercio y Servicios 1.3 0.8 1.9 4.1 5.0 9.8 5.2 _ 8.2
Gobierno 1.8 0.8 4.9 4.6 3.2 23.7 7.3 7.5
Total 0.5 0.4 2.2 3.8 4.1 13.9 7.4 9.0
Ingreso Percápita (en USA $) 117.7 141.5 684.0 1.021.4 1.080.5 3.934.8 2.485.4 2.834.9
Producto por Sectores
Primario 54.8 22.8 43.0 33.5 28.8 35.2 34.5 22.5
Secundario 15.2 36.9 17.2 15.3 16.2 16.9 19.2 20.8
Terciario 30.0 40.3 39.8 51.2 55.0 47.9 46.3 56.7
Fuentes: Anuarios de Cuentas Nacionales del BCV, Indicadores de la OCEI y Cálculos Propios.
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CUADRO NO 2
POBLACION OCUPADA y EMpLEO 0/b
POBLACION (Millones pers). 2.9 5.0 7.5 10.7 15.0 19,4 20.0 20.8
Personas mantenidas por
Trabajador ocupado 3.5 2.3 2.6 2.8 2.7 2.0 2.1 2.2
fuentes: Cileulos sobre la base de Censos Nacionales, Indicadores de .Ia fuerza de Trabajo, OCEI, varios años y datos de Silva
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CUADRO NI! 3
RELACiÓN AUXILIOS/DEPÓSITOS
(Bancos auxtltaaos)
CUADRO NII 4
RELACiÓN PiROIOA!PATRlMONIO
(Bancos auxiltados)
95
ANEXO N2 2
UN MODELO DE EQUILIBRIO GENERAL CON
PRE-AjUSTE FINANCIERO
El propósito del modelo es la explicación de los encadena-
mientos entre las variables de los procesos coyunturales y de
desarrollo económico, según hipótesis postkeynesianas.
99
Así al substituir en las condiciones de equilibrio de cada
uno de los mercados, las funciones de comportamiento sur-
gen, las interrogantes o incógnitas relacionadas con la adqui-
sición de bonos públicos, por las familias y por los bancos, y
la satisfacción de los requerimientos de financiamiento de la
empresa por las familias, por los bancos y por las propias
empresas como autofina nciamiento.
100
Oependent variable: BMP
Oependent variable: OP
Dependent variable: CR
101
Dependent variable: M
Dependent variable: AF
Depcndent variable: CH
102
Dependent variable: VS
Dependent variable: lB
Dependent variable: P
103
Dependent variable: TP
Dependent variable: TD
Dependent variable: B
104
Dependent variable: DEP
Dependent variable: VE
105
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112
LA ADMINISTRACION DE LA
CRISIS CAMBIARlA EN VENEZUELA
113
Imperio Soviético y la imposición de la economía de
mercado, a la posibilidad de la concreción de una unión
europea, germen de un futuro Estado, auspiciada por la
adopción de una moneda única. Esto sin ignorar otras
contingencias, tal como el nacimiento de un Estado palestino
o la aparición de otras fuentes de energía producidas en
los laboratorios, inocuas y de bajo costo. Finalidad a la
cual se refiriera Ronald Reagan, ex-presidente de Estados
Unidos, en la reunión cumbre celebrada durante su man-
dato con el presidente ruso Mikail Gorbachov en Islan-
dia. y cuya consecución es el objetivo principal de las
investigaciones sobre las partículas elementales, adelan-
tadas desde hace años, tanto en Estados Unidos como
en Europa. Las cuales han requerido inversiones fabu-
losas de recursos y de conocimientos, cuyo financiamiento
se debe, en buena parte, al aporte de la productividad
generada por el petróleo.
Si bien sus resultados, están por verse pese al inicio
de la certidumbre del planteamiento teórico, logrado en
estos días por los científicos que laboran en el proyecto
europeo. Es pertinente tener en cuenta los particulares
señalados, aunque no parezcan tener una relación inme-
diata con el tema, en virtud que los mismos plantean
expectativas concernientes al desenvolvimiento de la econo-
mía planetaria, cuya factibilidad debe tenerse en cuenta
para ponderar la conveniencia de las alternativas ofre-
cidas en el corto plazo. Al fin y al cabo, el control de
cambio no es sino una medida de carácter monetario, a
la cual recurren las autoridades competentes para corregir
desajustes transitorios de la marcha de la economía,
ocasionados por causas internas o externas, que atenta
contra la estabilidad requerida por ella para alcanzar los
fines perseguidos por la política económica en el largo
plazo. Por ende, la consideración del régimen de con-
trol de cambio debe ubicarse dentro del contexto de la
política económica y concretamente de la monetaria,
cuyos altibajos son reflejo de las causas estructurales
que afectan todos los aspectos del devenir social.
114
ECONOMfA DE DEFENSA y CRISIS FINANCIERA
115
económicas internacionales vigentes. E incluso se han
convertido en condición necesaria para acceder a los
beneficios generados por el nuevo orden, impulsado
por el fortalecimiento y expansión de la acción de los
organismos supranacionales, creados con la finalidad de
facilitar los intercambios entre las distintas naciones y
promover su mantenimiento. Lo cual ha dado origen al
fortalecimiento y concreción de un nuevo ámbito del
poder, el internacional, cuyas metas no siempre se mues-
tran congruentes con el interés nacional. Al menos así
lo revela la oposición entre las políticas auspiciadas por
dichos organismos y las adoptadas por los gobiernos
nacionales en uso de las atribuciones otorgadas por la
autonomía de acción de que disfrutan. Es el caso, por
ejemplo, de las políticas requeridas por el Fondo Mone-
tario Internacional, como la eliminación de subsidios a
la producción o, de los controles de precio y de cambio,
así como lo concerniente a la fijación de las tasas de
interés. Las cuales deberían dejarse al arbitrio del mer-
cado para garantizar la igualdad de las oportunidades
de desenvolvimiento, mediante la libre circulación de
inversiones y mercancías, a despecho de las diferencias
de desarrollo determinadas por la escasez de recursos
naturales, bienes de capital, mano de obra calificada,
tecnología y cultura económica, que obstaculizan los
esfuerzos realizados por las naciones menos favorecidas
para superar las condiciones que padecen.
Con todo, se ha difundido y terminado por impo-
nerse, la idea de promover la estabilidad general interna-
cional, aun a costa de la estabilidad interna de cada
país, lo que en última instancia significa el sacrificio del
bienestar y las aspiraciones nacionales en el presente,
en aras de la promesa de un bienestar futuro. Panorama
que ha estimulado a la mayoría de los gobiernos, sobre
todo a aquellos agobiados por el peso de las deudas
externas, como son los latinoamericanos, entre los cuales
figura Venezuela, a adoptar los criterios sostenidos por
el Fondo Monetario. Después de todo, como se sabe, el
aval de dicho organismo es condición necesaria para
tener acceso al crédito internacional.
116
En las condiciones descritas, los cambios de polí-
tica económica exigidos por el Fondo, unidos a los
esfuerzos para cumplir con las obligaciones externas
han fomentado una situación crítica, puesta en evidencia
por el descenso de los índices de crecimiento, la acelera-
ción de las tendencias inflacionarias, el incremento de
la desocupación y el aumento de la pobreza. A lo cual
se suma la devaluación de la moneda y la continuación
del endeudamiento, que auspician la disminución de los
niveles de vida alcanzados y el deterioro de la calidad
de ésta. Las condiciones mencionadas, en más de una
ocasión, han provocado reacciones violentas por parte
de la población, amén del recrudecimiento de la tensión
social suscitada por la pérdida del poder adquisitivo de
la moneda y las tendencias especulativas que ello desata.
Ni siquiera Venezuela que cuenta con un ingreso en
dólares anual promedio, proveniente de la explotación
del crudo para la exportación, de alrededor de 13.000
millones de dólares, ha podido escapar a estas secuelas.
Al respecto un ejemplo significativo nos lo ofrecen las
causas que determinaron la adopción del Control de
Cambio en 1994, previa la suspensión de algunas garan-
tías constitucionales relativas a la inviolabilidad del ho-
gar, la libertad de tránsito por el territorio nacional, el
libre ejercicio de actividades lucrativas, la garantía de
los derechos de propiedad, además de la de las limita-
ciones a la expropiación por causa de utilidad pública
de cualquier clase de bienes. Con lo cual se consagraba
un estado de excepción, aunque transitorio, para supe-
rar las contradicciones legales que pudieran surgir y,
sobre todo, despejar las dudas acerca de los motivos
que obligaban a las autoridades gubernamentales a abando-
nar la línea de acción trazada. Por lo demás, las causas
por las cuales se resolvió modificar la política moneta-
ria y aplicar el Control de Cambio, justificaban amplia-
mente la acción llevada a cabo.
Se trataba, en efecto, de contrarrestar la debacle
del sistema financiero, al amparo de la cual se ha precipi-
tado la caída vertiginosa del signo monetario, producien-
do las correspondientes repercusiones. Entre las cuales
117
cabe mencionar la pérdida de valor del bolívar frente al
dólar, cuya paridad se fijó en 170 bolívares. De hecho
el bolívar había venido devaluándose desde 1982 cuan-
do la crisis de la deuda lo llevó de 4,30 a 6,00 bolíva-
res por dólar. Estimaciones del Colegio de Economistas
señalan que en un periodo de 13 años, de 1982 hasta
hoy, nuestra moneda se habría devaluado en 2833 por
ciento. A la devaluación se añade la aceleración de la
tendencia inflacionaria y el desbordamiento de la espe-
culación propiciado por ella, cuya intensidad evidencia,
según la fuente citada anteriormente, el incremento "sos-
tenido y más que proporcional de los índices de precios"
conforme a los cuales la inflación puntual se sitúa, para
1984, en 18,30 por ciento respecto a 1983, pero para
1994 llega ya al 70 por ciento. Pero esto no es todo. A
los factores mencionados se agrega la debacle finan-
ciera precipitada a comienzos de 1994, originada fundamen-
talmente por el manejo doloso de las libertades econó-
micas por parte de muchos directivos bancarios. De lo
cual da fe el uso, en su propio provecho, de las potesta-
des asignadas por la ley, en detrimento de los intereses
de los depositantes y accionistas minoritarios. La divulga-
ción de este hecho unida a las denuncias de negociacio-
nes ilícitas en perjuicio del patrimonio nacional, lleva-
das a cabo por funcionarios y/o particulares por cuenta
propia o a través de terceros, difundidas por los medios
de comunicación, provocó la emergencia de la descon-
fianza que el público venía acumulando acerca de la ca-
pacidad financiera del país y la solvencia de los institutos
bancarios, cuando uno de los más populares, el segundo
en la escala de importancia, quedó fuera de la. cámara
de compensación, obligando a las autoridades a interve-
nirlo para evitar una reacción en cadena. Como conse-
cuencia de este suceso se produjo una fuga de capita-
les, lo cual motivó un incremento acelerado de la sali-
da de divisas, que ocasionó una contracción de las reser-
vas del Banco Central de más de 3.800 millones de
dólares, además del consiguiente aliento del alza de las
tasas de interés, de por sí elevadas debido a la acumulación
del déficit fiscal y la persistencia de los bajos precios
del petróleo.
118
No es necesario especular mucho para deducir el
peligro de recesión proyectado por las circunstancias
señaladas, las cuales afectaban la estabilidad interna de
la Nación y por ende, la hacían más vulnerable al impacto
de las contingencias extemas.
Ante el panorama descrito, el Presidente Caldera
decidió actuar con la energía requerida por la situación,
dando curso, conjuntamente con la suspensión de las
garantías señaladas anteriormente, a las medidas econó-
micas conducentes: control de cambio, de precios y
vigilancia y supervisión de la actividad bancaria. Medidas
que en opinión de la mayoría de los analistas debían
haberse aplicado desde hacía mucho tiempo. No obs-
tante, paradójicamente, tan pronto se dio curso a las
mismas comenzó una campaña en su contra aduciendo
que eran contrarias al libre ejercicio de la actividad
económica particular y al desempeño del mercado. A
partir de entonces, todos los tropiezos y desajustes afron-
tados por la actividad económica se atribuyeron a los
controles establecidos. En contraposición a ellos se invoca-
ban las virtudes de la economía de mercado y de la
gestión privada. Capaces por sí solas, según sus pane-
giristas, de impulsar la recuperación de la economía. Se
olvidaba que la objetividad es contraria a los dogmas y
por ende no deben descalificarse de antemano las inicia-
tivas dirigidas a corregir y/o superar una situación sin
considerar las condiciones que la determinaron, pero
las críticas más acerbas se dirigieron contra el control
de cambio convirtiéndolo en "el malo de la película".
Una coordinada e insistente campaña, librada a través
de los medios de comunicación, le atribuía la responsa-
bilidad de todos los problemas presentes o por venir.
Del aumento del precio de las medicinas al probable
colapso del sector salud; o de la carencia de partes
mecánicas, al posible cierre de las ensambladoras de
vehículos que operan en el país y hasta de la escasez
de fármacos requeridos para el tratamiento de diálisis, o
de los enfermos de diabetes, al incremento de las tasas
de mortalidad por estas causas. Todas las razones eran
buenas para condenar el establecimiento de un control
119
de cambio por parte del gobierno. Cualquier argumento
servía a tal fin, y la motivación era tan fuerte que hasta
organismos y voceros calificados incurrieron en la lige-
reza de utilizar argumentos fuera de lugar sin conside-
rar la gravedad de la coyuntura afrontada y a espaldas
de la realidad, condenando el control de cambio aun
antes de su iniciación, porque el mismo "habría fracasado
dondequiera que se había aplicado" o bien su aplicación
restaría estímulo a las inversiones extranjeras. Señala-
mientos que ignoraban, consciente o inconscientemen-
te, los requerimientos del interés nacional, así como la
crisis determinada por la fuga de capitales y el descenso
de las reservas que amenazaba al sector productivo,
especialmente a los productores agrícolas y a la agro-
industria, junto con las industrias medianas y pequeñas,
cuyas repercusiones para el momento constataba la ace-
leración de la desocupación y el aumento de los ín-
dices de pobreza observados, lo que justificaba amplia-
mente la acción acordada, la cual era congruente con
las circunstancias.
Así como lo había sido en el pasado, cuando las
transnacionales extranjeras detentaban con exclusividad
el monopolio de la explotación de nuestros hidrocar-
buros, con el objeto de obtener crudo para la exporta-
ción y, el Estado venezolano, a su vez, en resguardo de
los intereses de la nación, determinaba la paridad carn-
biaria y cuidaba su desenvolvimiento para proteger la
estabilidad y valor del bolívar, sin interferencias extra-
ñas. Lo cual, de hecho, equivalía en la práctica al manteni-
miento de un control de cambio, estrategia que favore-
ció la estabilidad del poder adquisitivo del bolívar e
impidió la insurgencia de presiones inflacionarias. Abstrac-
ción hecha, claro está, de la diferencia entre las condi-
ciones de entonces y las de ahora, lo cual no resta
validez a nuestra conclusión.
En cierto modo el control de cambio es una medida
de uso común, utilizada parcial o totalmente en forma
más o menos rígida, explícitamente o de hecho, por
todos los gobiernos para contrarrestar los desequilibrios
o desajustes afrontados por la política monetaria en el
120
curso de su desenvolvimiento. De la vigilancia y/o control
de ingreso y egreso de divisas, pasando por la manipu-
lación de las tasas de interés para estimular la afluencia
de capital externo y sostener el valor del signo monetario,
a la manipulación de la tasa de cambio para propiciar el
ingreso o impedir la salida de divisas, todos los medios
se han considerado lícitos para sostener la credibilidad
de la moneda y con ella la de las economías, por parte
de los gobiernos. Tales objetivos en algunos países,
como Alemania, por ejemplo, se consideran prioritarios,
constituyen un fundamento de la soberanía y contribuyen
a fomentar el orgullo nacional, al margen de las políticas
de integración económica y mundialización de las rela-
ciones planetarias que fomentan.
Por supuesto lo expuesto no significa que el con-
trol de cambio no comporte riesgos o no necesite apo-
yo para alcanzar sus propósitos. En lo concerniente a
los riesgos, el más peligroso es el de la aparición de un
mercado paralelo que anula la finalidad del control,
como veremos mas adelante al tratar el caso de los
Bonos Brady, al facilitar la especulación con el valor de
la divisa, además del contrabando de la misma. Razón
por la cual el profesor Ernesto Peltzer, al analizar los
pro y los contra de la aplicación de un control de
cambio, destacaba como condición clave de su éxito, la
completa satisfacción de la demanda de divisas. Asimismo
subrayaba la importancia de procurar el sostén del aparato
productivo y la promoción de la ocupación, a fin de
contrarrestar la escalada de los precios que la devaluación
de la moneda podía estimular. Igualmente ponía especial
énfasis en la necesidad de amortiguar la incidencia de
la fuga de capitales sobre la balanza de pagos. Ante lo
cual, a falta de ingresos externos en la cuantía nece-
saria a corto plazo, por la vía del crédito o de las
inversiones, se requería el establecimiento de una priori-
dad a una paridad establecida de antemano, en el otorga-
miento de divisas, a fin de conjurar los peligros genera-
dos por su escasez.
En el entendido que las disposiciones adoptadas
debían revisarse y reajustarse de acuerdo con sus resulta-
121
dos, insistía además en la conveniencia de dejar las
solicitudes de divisas para fines no esenciales, al arbi-
trio de un cambio libre determinado por la oferta y la
demanda con participación de la Banca Comercial, sujeto
a la intervención del Banco Central para controlar la
manipulación con fines especulativos de la divisa, como
ocurre hoy. Al respecto llama la atención la vigencia
que aún mantienen las observaciones del maestro Peltzer,
lo cual se comprende porque las mismas enfocan el
control de cambio en favor del interés general, analizándolo
como un instrumento de política monetaria.
Al efecto nos parece conducente, en tal sentido,
analizar brevemente la política monetaria seguida por el
Banco Central de Venezuela para enfrentar las circuns-
tancias que culminaron con el establecimiento del con-
trol de cambio, por cuanto la estabilidad de la moneda,
en la cual tanto insiste el doctor Peltzer, es condición
necesaria para estimular la confianza y facilitar el desenvol-
vimiento de la economía. Así, el Banco Central para
afrontar la presión inflacionaria, auspiciada por la pérdida
de valor del bolívar promovida por los desequilibrios
macroeconómicos y el déficit fiscal, y además mantener
el nivel de las reservas internacionales, decidió aplicar
una política restrictiva. Con todo, su propósito se vio
obstaculizado por la emergencia de la crisis financiera a
mediados de enero del 94, razón por la cual, según se
señala en el Informe Económico del Instituto correspon-
diente, el año citado, éste se vio obligado a dar prioridad
temporalmente, al buen funcionamiento del sistema finan-
ciero, junto con el cuidado de la fluidez del sistema de
pagos en detrimento de un control eficiente de la liqui-
dez bancaria excedente.
Pero esto no es todo, a lo anterior, en opinión del
Instituto, otros factores dificultaron todavía más la gestión
de la política monetaria, entre los cuales el informe
económico enumera los siguientes: la falta de información
acerca de las magnitudes exactas de la crisis bancaria y
también de un plan consistente para enfrentarla, el costo
fiscal de las medidas de auxilio, el retardo en la defini-
ción de la política económica que seguiría la nueva
122
administración, "la mayor monetización de la econo-
mía", o sea, el aumento de la oferta de papeles de
curso legal en el mercado financiero, lo cual sería una
consecuencia del establecimiento del control de cambio
como lo asegura el informe. Conclusión que ameritará
una investigación más detenida, dentro de un espectro
más amplio, tanto de la coyuntura como de la conve-
niencia, oportunidad, alcances y proyecciones de la po-
lítica monetaria puesta en marcha para superar las cir-
cunstancias. Tanto más cuanto, como señala el Instituto
en su informe de acuerdo con las normas legales vigen-
tes, asumió un papel activo en él enfrentamiento de la
crisis bancaria, pues además de respaldar la asistencia
financiera que Fogade otorgó a los bancos con proble-
mas durante el primer semestre del año, decidió la adop-
ción de otras medidas, como fueron: el restablecimien-
to del crédito facilitado por la tasa "overnlght" a través
de la red de bancos agentes, la manipulación de las ta-
sas de encaje legal, llevadas de 15 a 12 por ciento, con-
juntamente con la liberación selectiva del encaje legal
temporalmente.
Medidas todas dirigidas a paliar la coyuntura plan-
teada por los problemas de liquidez afrontados por algu-
nos bancos, mediante la canalización hacia ellos de los
recursos excedentes de aquellos que se encontraban en
buenas condiciones, lo cual, abstracción hecha de lo
limitado de su alcance y del peligro que comportaba su
aplicación en presencia de una aceleración de la infla-
ción y una tendencia creciente del déficit fiscal y el
endeudamiento externo, significaba un gran riesgo por-
que propiciaba la difusión de las condiciones adversas
afrontadas por parte de los bancos a todo el sector y,
por ende, a todo el sistema económico.
Prueba de ello es que el Banco Central tuvo que
intensificar sus operaciones de mercado abierto, según
reza el informe que comentamos, para "contrarrestar en
lo posible la expansión de las reservas bancarias deriva-
das del crédito otorgado por el Instituto a Fogade",
utilizando "el único instrumento que disponía a tal fin",
el Bono Cero Cupón. Mecanismo que permitió al ente
123
emisor absorber durante el primer semestre una canti-
dad de 319 mil 153 millones de bolívares, equivalentes
al 40 por ciento de la asistencia financiera otorgada a
Fogade. Pero en la práctica estimuló la especulación
monetaria, restó estímulo a la inversión real y favoreció
sólo a la minoría que tenía recursos para acceder a los
beneficios ofrecidos: altas tasas de interés y corto plazo.
En estas condiciones los propósitos de frenar la crisis
bancaria y restablecer la credibilidad del sistema finan-
ciero, perseguidos por las autoridades monetarias, resul-
taron frustrados como demostraba la creciente salida de
capital y la disminución de la demanda de dinero, aunada
a la persistente pérdida de valor del signo monetario.
Ante esto, el Banco Central se vio obligado a corregir
la política que venía aplicando, dado que la misma
había sido incapaz de promover la tendencia al equilibro
del sistema monetario y sostener la estabilidad del bolívar.
Cuestión, a nuestro entender, comprensible, por cuanto
las fórmulas empleadas se basaban en la manipulación
de instrumentos financieros (emisión de papeles y obliga-
ciones) que no se originaban en la producción de bie-
nes y servicios.
Fue así como se impuso el abandono de mini-
devaluaciones programadas (crawling peg) que se habían
puesto en boga y se recurrió a un sistema de flotación
de la moneda en el mes de abril, sustituido en mayo
por un mecanismo de subasta diaria, primero como una
subasta simple y después a través de la denominada
holandesa que, de acuerdo con lo afirmado por el Banco
en su informe anual "había logrado alcanzar un nivel
satisfactorio de estabilidad cambiaria a comienzos de
junio ... ", cuando sobrevino la intervención de ocho entida-
des bancarias, a raíz de la cual se resolvió el cierre
temporal del mercado cambiario. Situación que condujo
posteriormente, a comienzos de julio, al Ejecutivo Nacional,
a instaurar un régimen integral de control de cambio
para frenar la salida de capital y el acelerado descenso
de las reservas que lo acompañaba, planteando la posibilidad
de una caída sin precedentes del signo monetario, ya
gol pea do por la crisis bancaria.
124
FINES y ALCANCE DEL CONTROL DE CAMBIO
125
al país por cualquier concepto, obligatoriamente debía
canalizarse a través del Banco Central. Directamente, en
los casos del gobierno o de PDVSA, o indirectamente
por medio de la banca comercial y las casas de cambio.
El tipo de cambio establecido se fijó en 170 para la
venta y 169,57 para la compra, quedando reservado al
Presidente de la República en Consejo de Ministros,
todo lo concerniente a la materia cambiaria, a cuyo
efecto se acordó la suscripción simultáneamente de un
convenio cambiario entre el Ministerio de Hacienda y el
Banco Central.
La administración de lo conducente al control cam-
biario se encomendó a una Junta de Administración
Cambiaria QAC), a la cual se atribuyó la especificación
de las normas que regirían la práctica cambiaria, por la
vía de resoluciones e instructivos; además de la asigna-
ción, de acuerdo con las disponibilidades, del cupo de
divisas pertinentes a las personas y empresas que las
solicitaran.
El señalamiento de prioridades cónsonas con las
necesidades del país y el desenvolvimiento de la política
económica quedó al Ejecutivo, esto es, al Presidente en
Consejo de Ministros. Asimismo conforme a las atribu-
ciones asignadas, la Junta de Administración Cambiaria
asumió la responsabilidad de la autorización de divisas
que, en ausencia del orden de prioridades contempla-
do en las normativas, otorgará preferentemente para su-
fragar gastos por concepto de importaciones, viajes turísti-
cos o de negocios, atender problemas de salud, reme-
sas para estudiantes, sustento de personas en el exterior,
gastos sufragados con tarjetas de crédito en el extran-
jero, y otros, entre los que cabe destacar el pago de la
deuda privada externa, previo el reconocimiento de la
misma por parte del Ministerio de Hacienda. A tal fin
las personas naturales y jurídicas deberían inscribirse en
el Registro llevado al efecto por la Oficina Técnica de
Admnistración Cambiaria, OTAC, instancia operativa de
la Junta de Administración Cambiaria.
Debe señalarse, desde el principio la Junta de Adminis-
tración Cambiaria procuró fundamentar su actuación en
126
criterios objetivos, cónsonos no solo con las necesida-
des impuestas por la coyuntura que llevaron a la instaura-
ción del control de cambio, sino también, por los requeri-
mientos del interés nacional. Se preocupó igualmente
por instrumentar un sistema ágil y transparente accesible
al público, para fomentar la credibilidad del organismo
y garantizar su eficiencia. Cuidando siempre, por supuesto,
el apego a las normas legales en el cumplimiento de sus
fines. De ahí el esfuerzo por fijar una normativa funda-
mentada en criterios idóneos, a través de las resoluciones
adoptadas, ponderando el alcance y proyección de las
mismas en todo momento. Y el establecimiento, cuando
se consideró oportuno y necesario, de controles ex-
ante y ex- post para verificar la justificación de la soli-
citud. Tanto en lo concerniente al cumplimiento de los
procedimientos instituidos como a la conveniencia de
su otorgamiento para favorecer las posibilidades de supe-
rar la crisis planteada y/o la promoción de actividades
productivas, dada la demanda de factores de produc-
ción nacionales y/o la oportunidad de sustituir importa-
ciones o aumentar la exportación que se impulsaría. Sin
olvidar, desde luego, la atención dispensada a la satisfac-
ción de las necesidades de consumo. Vista su dependen-
cia de la importación.
No está de más advertir que, la consideración de
los criterios expuestos no se utilizó en ningún momento
para limitar o discriminar las solicitudes, sino como punto
de referencia para explicar y justificar la calificación
otorgada al autorizar las divisas solicitadas. Cuestión
procedente porque, contrariamente a lo cuanto se cree,
la Junta Cambiaría no manejaba el total de divisas dispo-
nibles por el país, pues de acuerdo al Decreto que la
creó apenas disponía del monto asignado por el Banco
Central trimestralmente, de conformidad con sus dispo-
nibilidades. Este monto, de acuerdo con los datos cono-
cidos, en 1995 alcanzó el equivalente al 56 por ciento
del total de divisas que dispuso el país, o sea, alrede-
dor de unos nueve mil quinientos ochenta y siete millo-
nes de dólares; de los cuales, alrededor de un 6 por
ciento fueron otorgados directamente por los bancos
127
comerciales, por disposición expresa de la JAC la cual
autorizó el otorgamiento hasta de 5 mil dólares para
importaciones por' parte de dichos institutos. Por otra
parte, debe destacarse que Petróleos de Venezuela, PDVSA,
disfruta de un régimen especial consagrado a través de
un convenio cambiario firmado con el Banco Central,
que le autoriza a utilizar parte de las divisas obtenidas
por sus exportaciones para pagar directamente sus com-
promisos externos. Igualmente, el Banco Central, de acuer-
do con su normativa, dispone directamente de una canti-
dad de divisas significativa.
Aparte de las instituciones mencionadas, también
los exportadores, a excepción hecha de PDVSA y de la
CVG, según la normativa aprobada por la JAC, podían
deducir hasta un 10 por ciento de las divisas obtenidas
por sus ventas en el extranjero, para sufragar la prestación
de servicios conexos con su actividad contratados en el
exterior. Esto sin desmedro de los beneficios contempla-
dos en el Régimen Especial facultativo que les concede
el suministro de divisas destinadas al pago de importa-
ciones de materias primas, insumas, partes, piezas, repues-
tos, servicios y otros gastos necesarios para la produc-
ción de bienes y servicios destinados a la exportación
así como para la cancelación de obligaciones debidas al
financiamiento externo. Las resoluciones adoptadas por
la Junta, como ya se ha referido, procuraban compatibi-
lizar sin desmedro de las normas legales ni exceder su
competencia, las soluciones requeridas por la problemá-
tica estimulada por la coyuntura, con el cuidado y res-
peto demandados por los intereses nacionales. Finali-
dad que en definitiva yen buena parte exige la concilia-
ción de los intereses privados y públicos, condición
indispensable para garantizar la realización en el corto,
mediano y largo plazo de los objetivos nacionales.
Al respecto, el enfoque de la política gubernamen-
tal dirigida a modificar una realidad que se aspira supe-
rar, debe tener en cuenta las condiciones que la determi-
nan. De hecho, en lo atinente a los problemas económi-
cos de un país, es necesario tener presente que los
mismos no se resuelven sólo con la imposición de deter-
128
minadas medidas, por más idóneas que sean. A este
nivel el éxito depende de la receptividad que ellas lo-
gren entre la colectividad. En momentos críticos, como
son los actuales, la materialización de las expectativas
promovidas por la política gubernamental, sobre todo
por la económica, dependen más de la respuesta del
cuerpo social que de las iniciativas adelantadas por el
Gobierno. Así, sin la cooperación activa de la ciuda-
danía ninguna política económica puede tener éxito.
Mas aún, incluso si el gobierno promueve condicio-
nes favorables a su política y ésta logra alcanzar el
consenso ciudadano todavía podría afrontar otras dificulta-
des, como serían las originadas por las círcunstancias
externas. Un ejemplo significativo nos lo ofrece en este
sentido el caso del petróleo en Venezuela. Como la
actividad petrolera se aboca principalmente a la extracción
del producto, la participación en las otras fases de dicha
actividad es muy limitada o nula y sus posibilidades de
influir en las contingencias externas que se promueven
son escasas.
y esto es preocupante no sólo ante el cambio de la
estructura planetaria planteado actualmente, sino por-
que alrededor del 75 por ciento de las exportaciones
venezolanas y por tanto de las divisas recibidas por el
país, se originan en el petróleo, así como entre el 70 y
80 por ciento de los ingresos fiscales ordinarios.
Por tanto, las variaciones de la demanda interna-
cional y las fluctuaciones de los precios del petróleo,
afectan el equilibrio global de la economía venezolana
y afectan su estabilidad. Cual refleja el comportamiento
de tres elementos: moneda, crédito y banca. Por cuanto
la fluctuación del valor de la moneda por efecto, principal-
mente, de la tendencia descendente de los precios de
los productos básicos y las variaciones de su demanda,
por una parte, reducen las posibilidades de financiamien-
to a largo plazo. Y por otra, el acceso al crédito y las
ayudas de los organismos internacionales de un país
depende, en buena medida, de las expectativas de sus
exportaciones. A lo cual en el presente debe agregarse,
en el caso de países deudores, como Venezuela y en
129
generar los latinoamericanos, la limitación planteada por
la cuantía de la deuda externa, amén del incremento de
la demanda de financiamiento determinada por la necesi-
dad de actualizar sus infraestructuras y procedimientos,
impuesta a todas las naciones por la difusión de una
nueva tecnología. En cuanto a la banca de sobra se
sabe de sus problemas, auspiciados por un fortaleci-
miento de las presiones inflacionarias que ella misma
ha contribuido a fomentar, excediendo la capacidad de
crédito que le permitían sus reservas y/o financiando
actividades poco rentables o riesgosas, incluso contravi-
niendo o manipulando las normas legales. Como ha
sido el caso de autopréstamos y financiamientos de em-
presas propias o de sus allegados, por parte de sus
ejecutivos. Amén de la colocación de dinero en el exterior
con fines especulativos, jugando a la devaluación del
bolívar, o bien para aprovechar las oportunidades de
ganancia ofrecidas en el mercado internacional. Manipu-
lación que unida a la desconfianza suscitada por la
fluctuación del signo monetario recrudecida posterior-
mente por la crisis bancaria y la persistencia del déficit
presupuestario, son causas inmediatas de la fuga de
capitales. Así como del descenso de las reservas interna-
cionales, que llevó al gobierno a acudir al control de
cambio y a la imposición de un cambio único, dada la
gravedad del problema proyectado por la coyuntura, el
cual requería una acción rápida.
Desde luego, se estaba consciente de que esta medi-
da, por sí sola, no era suficiente para resolver el proble-
ma económico, pues este se origina en causas estructu-
rales y su solución no puede lograrse sólo con la aplica-
ción de un instrumento monetario. Al respecto, debe
tenerse en cuenta que el tipo de cambio expresa la
relación entre el precio relativo de dos monedas, y que
tal precio, expresa la productividad media de la economía,
esto es, su capacidad para producir excedentes, y por
consiguiente, incrementar las exportaciones.
Como lo que abunda no daña, no está demás insis-
tir en algo muy sabido: los problemas confrontados en
materia de ocupación, inestabilidad de los precios y
130
desequilibrio de las Cuentas internacionales reflejan la
situación coyuntural. Mientras, la ineficiencia de la eco-
nomía es demostrada por las limitaciones de la capacidad
productiva, la desigual distribución de los factores produc-
tivos y, en consecuencia, la necesidad de su reasigna-
cíón: el descuido de las necesidades colectivas y su
insuficiente satisfacción; la desigualdad y el desequili-
brio del desarrollo regional; la desequilibrada distribu-
ción del ingreso y del PTB. Aspectos, que sumados,
promueven la ineficiencia del funcionamiento de la eco-
nomía..
Ahora bien, la eficiencia de la misma no puede
apoyarse en un solo factor productivo, sea el capital o
el trabajo; o en una sola actividad, agrícola, industrial,
comercial y, como en nuestro caso, ni siquiera en la
petrolera. La eficiencia económica de una sociedad es
resultado del rendimiento de todos y cada uno de los
factores y las actividades mencionadas, así como de su
actuación conjunta y coordinada.
Lo expuesto hasta aquí, a nuestro criterio, ilustra
suficientemente la compleja y difícil situación afrontada
por la economía nacional en el presente, además de las
graves repercusiones que en tales circunstancias podían
precipitar los acontecimientos -caída de las reservas y
del valor del bolívar- que determinaron la imposición
de un control de cambio por parte de las autoridades.
Modalidad preferida a la otra alternativa posible, la deva-
luación, en razón de su menor incidencia en los niveles
de bienestar de la población, al menos a corto y mediano
plazo.
A tal fin se esperaba que el control de cambio
frenara la fuga de capital, responsable de la caída regis-
trada por las reservas internacionales, y, simultáneamente,
el establecimiento de un cambio único restaría credi-
bilidad al argumento esgrimido por quienes, al amparo
de la situación creada por la fluctuación del valor de la
moneda, especulaban con los precios contribuyendo,
por este medio, a fomentar la inflación. Que tales objeti-
vos eran posibilidades reales y factibles lo demuestran
los resultados alcanzados por el control de cambio en el
131
primer semestre de su funcionamiento, pese a la fuerte
campaña desatada en su contra por quienes veían früs-
tradas sus oportunidades de continuar medrando de las
circunstancias. En tal sentido, las cifras correspondientes
al primer semestre hablan por sí solas. Para diciembre
de 1994, las reservas del Banco Central habían llegado a
los 11 mil 507 millones de dólares, contra los 8 mil 861
millones registrados para julio del mismo año, cuando
la Junta de Administración Cambiaria, JAC, asumió sus
funciones. Lo cual representa un 30 por ciento de aumento.
La tendencia positiva se mantuvo hasta el primer trimes-
tre de 1995 y, es sólo en el segundo semestre de ese
año, cuando la misma se revierte.
Como consecuencia para julio del 95, final del pri-
mer semestre de dicho año y segundo del control de
divisas, las reservas muestran un descenso con respecto
a la cifra alcanzada al cierre de 1994, mencionada ante-
riormente, al situarse en 10 mil 548 millones de dólares,
o sea, 8,3 por ciento menos. De donde, en el primer
año del funcionamiento del control de cambio, de julio
de 1994 a julio de 1995, las reservas monetarias se
habían incrementado en algo más del 19 por ciento, no
obstante el descenso observado en el tercer trimestre.
pero aun así, al inicio del último trimestre, octubre de
1995, las reservas se mantenían por encima del nivel
estimado para junio del año 94.
132
vez la reforma del Nll 268, de fecha 07.07.94, relativo a
las normas para la Administración Cambiaria) adelantado
por el Ejecutivo con motivo de sus planes de realizar
una emisión de certificados de participación en dólares,
para ser negociados en el mercado nacional de capitales.
Tales certificados estarían exonerados de las obligacio-
nes de vender al Banco Central las divisas provenientes
de su venta o disposición, o de sus pagos, si dichas
divisas ingresaran al país. Y, asimismo, a los fines de su
negociación, se les eximía de la presentación de la última
declaración del impuesto sobre la renta para la adquisi-
ción de divisas. Disposiciones ambas contempladas en
las normativas cambiarias manejadas por la Junta, a la
cual se participó lo conducente al proyecto de Reformas
citadas, en oficio del 06.03.95, enviado por el Coordinador
de Finanzas Internacionales del Ministerio de Hacienda,
solicitando opinión.
Al efecto, la Junta alertó sobre la discriminación
planteada por los privilegios otorgados a estos papeles,
destinados a fortalecer el patrimonio de FOGADE. A
cuyo fin el Ejecutivo aportaría a ese organismo durante
cinco años su participación petrolera, proveniente del
lIamado impuesto de explotación que pagan las filiales
de PDVSA. A su vez él (FOGADE) permutaría dicha par-
ticipación por las cuentas por cobrar de PDVSA y cede-
ría, a continuación, sus derechos sobre los aportes petrole-
ros y las cuentas en cuestión a un fideicomiso que se
constituiría por la República o por FOGADE. Asimismo
la Junta destacó la oportunidad que los susodichos certifica-
dos brindaban, en razón de que podían ser vendidos
libremente en el país y las divisas originadas por elIos
podían ser utilizadas como medio de pago, no tendrían
obligatoriamente que convertirse en moneda nacional,
ni su movilización fuera del país estaría sujeta a control
alguno, de impulsar la creación de un mercado de divi-
sas paralelo, fundamentado en los certificados mencio-
nados. El cual, dados los privilegios otorgados a tales
papeles, facilitaría la intervención de inversionistas extran-
jeros, actuando per se o por cuenta de terceros, que
podrían operar libremente al margen de las normas cambia-
133
rias aprobadas, las cuales mantendrían su vigencia para
los demás. De donde, a criterio de la Junta, el proyecto
presentado debía considerarse a fin de adecuarlo a la
normativa vigente.
Esta conclusión derivada del análisis legal de la
materia considerada estaba avalada por las observaciones
que se hicieron desde el punto de vista económico;
especialmente en relación a la necesidad de preservar
los intereses nacionales, impuesta por las contingencias,
lo cual es un fin del Estado, y asimismo, a la luz del
enfoque de la Economía de Defensa, es materia prioritaria.
Desde esta perspectiva, vale la pena señalar algunos de
los argumentos que sustentamos en esa ocasión, cuya
validez es evidente si recordamos que el funcionamiento
del control de cambio está interrelacionado con el movi-
miento de divisas. Asimismo, no es ajeno al desenvolvi-
miento y expectativas de la circulación monetaria y por
tanto, el de las políticas crediticia y fiscal.
Dentro de este contexto, la solución planteada para
fortalecer el patrimonio de FOGADE, en el proyecto de
reforma presentado, pese al carácter temporal que se le
atribuye, sienta precedentes peligrosos para la soberanía,
en lo atinente al manejo del patrimonio nacional y repre-
senta un riesgo para la seguridad porque pone de mani-
fiesto la disposición, por parte de las autoridades, de
poner en juego el acervo petrolero.
Al efecto es conducente señalar: 1) En las condi-
ciones actuales, signadas por las transformaciones estruc-
turales externas (mundialización, globalización) e inter-
nas (descentralización política y administrativa) tales pre-
cedentes son relevantes, tanto en razón de las expec-
tativas que crean como de la posibilidad de que favo-
rezcan el fortalecimiento de una cultura de la corrupción
rechazada hoy día por todo el mundo. 2) Pese al carácter
temporal y condiciones ad-hoc del proyecto, durante la
vigencia del mismo, el pleno ejercicio sobre la regalía
petrolera de las autoridades competentes se vería limitado
por la intervención de terceros, implícita en la figura de
fideicomiso propuesta, con menoscabo de la autonomía
de acción del Estado. 3) El convenio de Aporte patri-
134
monial suscrito por la República, FOGADE y PDVSA
para dar a la emisión de los certificados el soporte de
una garantía representada por la regalía petrolera, esto
es, la cantidad de petróleo que el gobierno percibe por
concepto de la explotación de este recurso, de hecho
representa el reemplazo de un bien real por una obliga-
ción financiera, lo cual equivale a la sustitución de capital
por deuda. 4) Los certificados que se emitirían, dada su
garantía y privilegios, podrían restar estímulo a la inver-
sión directa -como evidencian los casos de México y
Argentina- la cual desde el punto de vista de la seguri-
dad, es preferible. Posibilidad que indudablemente favo-
recería la tendencia inflacionaria en marcha. 5) La emi-
sión de papeles privilegiados, nominados en dólares,
dotados de una garantía real visto que las divisas originadas
por ellos no estarían sometidas al control del Banco
Central y podrían ser dispuestas libremente por sus tene-
dores, competiría con aquellas obligaciones y papeles
carentes de ventajas semejantes, afectando su cotización.
Como se ve, hay argumentos racionales que expli-
can las reservas suscitadas por el proyecto las cuales, a
nuestro entender, han quedado confirmadas como vere-
mos enseguida, por los graves problemas creados por
los Bonos Brady. Papeles nominados en dólares promo-
vidos con motivo de la reconversión de la deuda pública
realizada en años anteriores, que irrumpieron sin haber
obtenido la autorización correspondiente en la Bolsa de
Caracas en junio del 95, coincidiendo con una baja de
las reservas internacionales.
De donde las primeras transacciones efectuadas en
estas condiciones, podían considerarse ilegales, habida
cuenta del régimen cambiario vigente, que consagraba
como ya hemos explicado, la existencia de un control
integral, con un tipo de cambio único y fijo. Situación a
la cual, después de analizar el alcance de la incidencia
de los Brady, hicimos serios reparos en el seno de la
Junta de Administración Cambiaria, JAC, que fueron recogi-
dos por ella. Y sobre los cuales, asimismo, tuvimos
oportunidad de informar a calificados voceros de la Admi-
nistración Pública, así como a los miembros de la Comí-
135
sión de Contraloria de la Cámara de Diputados, en el
curso de una interpelación a la Junta Cambiaria, ante
quienes argumentamos lo siguiente: "La colocación en
el mercado nacional de papeles nominados en dólares
de libre circulación brinda la oportunidad para la legiti-
mación y/o transferencia de fondos provenientes de activi-
dades ilícitas, como narcotráfico, corrupción adminis-
trativa y tráfico de armas".
El incremento de la oferta de divisas, procurado a
través de la venta de los Bonos Brady en la Bolsa de
Caracas, no es resultado de una actividad real de la
economía, sino de una especulación financiera, como
demuestra su cotización en el mercado de New York,
menos de 50 por ciento del valor nominal. Igualmente,
dadas las circunstancias vigentes, favorece una expansión
mayor del circulante y por tanto, tiene carácter inflacio-
nario. Peor todavía, la cotización en la Bolsa de los
Brady promueve una tasa de cambio paralela a la esta-
blecida oficialmente, lo cual estimula la especulación
con la divisa, favoreciendo la escalada de precios y la
aceleración de la inflación, que ha contribuido a forta-
lecer la tendencia devaluacionista de nuestro signo mo-
netario, especialmente después de la firma del conve-
nio acordado entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central, conforme al cual se reconocía como punto
de referencia del precio de las divisas otorgadas para
viajes de turismo y negocios, liquidación de los gastos
efectuados con tarjetas de crédito en el exterior y la
estimación en moneda nacional de los boletos aéreos,
el valor del dólar Brady para el momento.
Así, el convenio suscrito vino a legitimar la actuación
de los Brady consagrando la existencia de un mercado
paralelo y un cambio dual, lo que determinó la acelera-
ción de la devaluación del bolívar y un mayor impulso
de la tendencia inflacionaria materializada en una vertigi-
nosa escalada de los precios de bienes y servicios. De
este modo se ha creado una situación paradójica, que
quizás no es ajena al persistente descenso de nuestra
moneda y al apresuramiento de la tendencia alcista de
los precios observada en estos días; tal es el funciona-
136
miento simultáneo de las dos alternativas posibles, control
de cambio o devaluación, recomendadas por el conoci-
miento y avaladas por la práctica, para enfrentar el
descenso de las reservas de divisas cuando se dificultan
las posibilidades inmediatas de lograr ingresos extraor-
dinarios por la vía de inversiones directas o préstamos.
A mayor abundamiento cabe señalar que los bonos Brady
se originan en la deuda pública contraída por Vene-
zuela, a la cual hicieran reparos legales en su oportu-
nidad el Congreso de la República y el actual Presi-
dente, doctor Rafael Caldera. Y además, que buena parte
de la deuda en cuestión, jamás ingresó al país a pro-
ducir bienes y servicios.
CONCLUSIONES
137
3. Las limitaciones que ha encontrado el Control de
Cambio para cumplir cabalmente sus propósitos
se deben, a nuestro criterio, a las contradiccio-
nes planteadas por las políticas monetaria y econó-
mica; responsables en buena parte de los distur-
bios monetarios y económicos observados. Los
cuales se han intensificado, como consecuencia
de las operaciones llevadas a cabo con los Bonos
Brady en la Bolsa de Valores de Caracas.
OBRAS CoNSULTADAS
138
SARDA DEXEUS, JUAN: La Crisis Monetaria Internacional. Bar-
celona, Editorial Ariel, 1974. (pp. 16-45; 90-
95; 114-125).
REFERENCIAS
139
EL PANORAMA FISCAL VENEZOLANO
141
decidió integrar su gobierno con personalidades política-
mente independientes, preferiblemente con trayectoria
en la vida pública, y de una conducta ciudadana y
honestidad personal inobjetables.
A mí me pidió colaborar en el desempeño de la
cartera del Ministerio de Hacienda. Y accedí a servirle al
país en momentos críticos en el área de mi formación
teórica y práctica. Tomé posesión del Despacho de Ha-
cienda el día 9 de junio de 1993. La situación que
encontré era mas compleja de lo que vislumbraba y me
hizo recordar un comentario del Dr. Alfonso Espinosa
cuando llegó a la Presidencia de nuestro Banco Central
y, en algún momento, me dijo: "este era un cargo para
el cual me formé y nunca imaginé que su desempeño
me resultase tan ingrato". El Dr. Espinosa había sido, en
la época del Presidente Medina Angarita, Diputado al
Congreso Nacional y Presidente de la Cámara de Diputa-
dos, había escrito varias monografías sobre temas fisca-
les y monetarios y cuando ocurrió el derrocamiento del
Presidente Medina Angarita ocupaba la cartera de Minis-
tro de Hacienda.
LA SITUACiÓN IMPERANTE
142
En cuanto a la situación fiscal que encontré, ésta
era altamente precaria. Existía un déficit fiscal estimado
en Bs. 217.964 millones y la situación de la Tesorería
Nacional resultaba comprometida al máximo. Había que
destinar sus disponibilidades a atender los pagos más
apremiantes, a cuyos efectos el pago de la nómina del
personal al servicio de la Administración Pública y la
cancelación de los servicios de la deuda recibían tratamiento
preferencial. La atención prioritaria otorgada al servicio
de la Deuda Pública obedecía, simple y llanamente, al
hecho de que Venezuela es actualmente un país altamente
endeudado que tendrá por algún tiempo que continuar
renovando sus obligaciones o contrayendo otras nuevas,
todo lo cual impone cubrir oportunamente sus obligaciones
para encontrar acogida en el mercado de capitales. El
Despacho de Hacienda mantenía en cartera Letras del
Tesoro pendientes de colocar que, por tratarse de un
plazo de dos años, habrían sido autorizadas por el Con-
greso Nacional. Dichas Letras competían en el mercado
con la oferta de bonos cero cupón emitidos por el
Banco Central de Venezuela que, por razones obvias,
gozaban de mayor aceptación que las citadas Letras.
A las demás ordenes de pago se les daba curso en
base a las existencias que restaban, a los apremios de
los acreedores y a las perspectivas para poder cubrir
otras exigencias en un futuro inmediato. Simultáneamente,
y como expresión de no tener conciencia de las dificulta-
des fiscales del país, las solicitudes adicionales de recur-
sos para atender erogaciones públicas se acrecentaban.
Cada vez que nos reuníamos con los Gobernadores de
Estado, éstos gestionaban mayores aportaciones del Fisco
y le trasladaban gastos que ellos debían cubrir con sus
propios medios. Mas aún, la puesta en marcha de la
descentralización administrativa obligaba a liquidar al
personal que se transfería a los Estados y, por tanto, se
hacían exigibles inmediatamente pagos que de otra for-
ma sólo se cancelarían en un futuro lejano. Las Universi-
dades Nacionales demandaban mayores recursos, y la
proximidad de las elecciones generales programadas para
el mes de diciembre de ese mismo año, acrecentaba los
143
apremios del Fisco. Otros desembolsos, entre ellos los
gestionados por las Fuerzas Armadas Nacionales para
modernizar sus equipos, como la repotenciación de unas
fragatas de la Armada Venezolana, así como similares
requerimientos de las Fuerzas Aéreas, obligaban al Ministro
de Hacienda a explicar la situación de estrechez que
afrontábamos y, afortunadamente, encontró comprensión
de parte de los solicitantes. En todo momento hubo el
temor de que los recursos de la Tesorería Nacional no
alcanzarían a cubrir los gastos de fin de año, entre los
cuales el vencimiento de cuotas de interés de la deuda
externa de la República y los desembolsos propios de
esa época del año, como aguinaldos y utilidades, cons-
tituían desembolsos exigentes para la Tesorería Nacio-
nal y obligaban, como en ocasiones precedentes, a poster-
gar ciertos pagos para el año fiscal siguiente.
ACCIONES ADOPTADAS
144
actualidad. Los recientes e importantes incrementos de
remuneraciones en las distintas ramas de los poderes
públicos -el Ejecutivo, el Legislativo y el ]udicial- revelan
una posición contraria a tales propósitos. No se trata de
negar la necesidad de que los servidores del Estado
obtengan una mejor compensación por sus servicios,
sino que la situación precaria del fisco hace inviable
esas revisiones. Ante la disyuntiva de disciplinar el gasto
público con miras a corregir los desequilibrios macroeco-
nómicos originados en su déficit y restablecer así la
confianza en la sana conducción financiera del país y la
solidez de nuestro signo monetario, se ha optado por
inyectar más dinero inorgánico al circulante, agravando
los problemas ya existentes y debilitando mas el poder
adquisitivo interno y externo del bolívar.
Desde el ángulo de los ingresos, el Gobierno consi-
deró necesario tramitar ante el Congreso de la República
autorización especial que facultara al Presidente de la
República para dictar leyes, básicamente de carácter tri-
butario, en ejercicio de las normas constitucionales exis-
tentes al respecto. Esa aspiración obligó a celebrar pro-
longadas conversaciones con la alta dirigencia de los
partidos mayoritarios del Congreso. En éstas, uno de los
congresantes afirmó que peticiones similares les habían
sido formuladas con anterioridad y que las habían recha-
zado por no gozar los gobernantes del momento de la
confianza del Congreso Nacional. Pero que dentro de
las nuevas circunstancias políticas, confiaban en la hono-
rabilidad, rectitud y pulcritud del Presidente y su Minis-
tro de Hacienda y que, por tal razón, estaban dispues-
tos a otorgar las facultades propias de una Ley Habili-
tante para actuar en las áreas que se determinarían opor-
tunamente. En razón de esa aquiescencia política, me
correspondió, como Ministro de Hacienda y conforme a
las instrucciones del Presidente Velásquez, presentar ante
la Cámara de Diputados el respectivo proyecto de Ley
Habilitante con su exposición de motivos.
145
LA LEY IlABIUTANTE
146
Consejo de Ministros a menudo surgen posiciones radical-
mente opuestas y los Ministros, cuyas responsabilida-
des administrativas directas son muy limitadas, se con-
vierten en grandes censores y entraban la acción de los
responsables de despachos ministeriales con atribuciones,
responsabilidades y manejos de personal más vastos.
También es frecuente que si la materia sobre la cual se
legisla es compleja, resulta imprescindible recabar opinio-
nes califi-cadas, aun fuera del Gobierno.
147
básicamente a través de la imposición indirecta, contravi-
niendo los lineamientos constitucionales en torno a la
equidad y progresividad de la imposición y las promesas
hechas cuando se estableció el Impuesto Sobre la Renta
y el Estado asumió el compromiso de canalizar en lo
sucesivo la presión tributaria del país preferentemente a
través de la imposición directa, al mismo tiempo que se
reducirían todos aquellos impuestos indirectos que gravaban
el uso y consumo de servicios y bienes de primera
necesidad. Sin embargo, como Ministro de Hacienda,
me di cuenta de que era imposible costear los gastos
públicos pendientes sin disponer de mayores recursos y
que la carencia de éstos gravaría mas intensamente a la
colectividad a través de la inflación. Además, el IVA
posee dos virtudes muy valiosas en caso de apremios
fiscales, como son la generalidad de su aplicación y la
de generar inmediatamente recursos para el Fisco. Por
otra parte, el Impuesto Sobre el Valor Agregado, aun
siendo un impuesto indirecto y como tal inequitativo
por su naturaleza, fue objeto de múltiples exenciones
en el consumo de los productos esenciales a la dieta y
salud personales y se hicieron extensivas tales exenciones
a algunos servicios con características similares. Por eso
se exceptuaron de su pago el consumo de las medicinas,
el transporte terrestre de pasajeros y los servicios educativos,
además de que una proporción de los recursos generados
por este impuesto se transfirió a los Estados a través del
Fondo Intergubernamcntal para la Descentralización (FIDES).
De allí que, en la campaña de divulgación de esta nueva
modalidad impositiva en el país, se utilizaron dos califi-
cativos que encuadraban plenamente dentro de la orien-
tación gubernamental, como eran que el Impuesto Sobre
el Valor Agregado era justo y necesario.
La justicia derivaba de que paga mas impuesto quien
más consume, especialmente cuando se trata de bienes
superfluos o de lujo. En cuanto a lo necesario, su razón
de ser estribaba en las apremiantes exigencias del Fisco
para el momento. Este impuesto empezó a regir en
octubre de 1993 aplicado únicamente a los contribuyentes
mayoristas, con una tasa impositiva del 10% Y se consagró
118
que este gravamen sería cobrado a nivel de consumi-
dores finales en las ventas al detal a partir de enero de
1994, y a esos efectos se había acometido una amplia
campaña de divulgación acerca de los actos que causaban
el pago del impuesto. Se intensificó la formación del
personal técnico que tendría a cargo su recaudación y
se planificó la creación de un servicio especial al cual
se encomendaría percibir este impuesto, que es lo que
permitió, a breve plazo, la puesta en marcha del Ser-
vicio Nacional Integrado de Administración Tributaria
(SENIAT) bajo el gobierno del Presidente Caldera.
Muchos de los críticos a este nuevo impuesto argu-
mentaban que el mismo sería de muy difícil recaudación
por el desconocimiento de los contribuyentes respecto
a sus obligaciones con el Fisco, y porque aquéllos lo
evadirían. Ese argumento tenía poca consistencia, porque '
si bien es cierto que en sus etapas iniciales todos los
impuestos son objeto de rechazo y percibirlos para el
Fisco es motivo de grandes tropiezos, también es cierto
que los mismos se crean con la convicción de que su
recaudación integral sólo se logrará después de un pro-
ceso de adaptación y de familiarización con su vigen-
cia. Nuestro Impuesto Sobre la Renta, promulgado en
1942, dio lugar a que el Gobierno Nacional tuviese que
crear una Junta de Apelaciones del Impuesto Sobre la
Renta para dirimir las controversias entre Fisco y contri-
buyentes y, más tarde, se creó el Tribunal de Apelacio-
nes del Impuesto Sobre la Renta, en el entendido de
que la doctrina sentada por estas instancias de alzada
jurídica se divulgaba profusamente para conocimiento
y
de los contribuyentes sus asesores respecto a las res-
ponsabilidades para con el Fisco. La importancia de la
creación del Impuesto Sobre el Valor Agregado se po-
ne de relieve cuando anotamos que los ingresos perci-
bidos por ese concepto en el último trimestre de 1993
alcanzaron a Bs. 24.051 millones, los cuales permitie-
ron atender muchos de los desembolsos fiscales de fin
de año y, además, facilitaron la cancelación o renegocia-
ción de algunas deudas del país, entre ellas de acreedo-
res foráneos, quienes interpretaron esa decisión como
149
muestra de una mayor capacidad de pago futura de
Venezuela frente a sus compromisos financieros. Con-
cretamente, entre las obligaciones externas de Vene-
zuela que vencían en octubre de 1993, estaban unas
contraídas en Alemania. En tal ocasión, los acreedores
de ese país accedieron a una propuesta nuestra de refi-
nanciación, basándose en que con los recursos a ge-
nerar por el IVA, Venezuela podría atender, en mejores
condiciones, sus compromisos financieros en el por-
venir.
Durante la campaña electoral, el Dr. Rafael Caldera
prometió derogar el IVA, y así lo hizo. Su planteamien-
to debilitó el proceso de cobro de este gravamen.
150
Ley de Timbre Fiscal, la Ley de Arancel Judicial y otras
de igual naturaleza. En éstas, el objetivo perseguido era
básicamente actualizar la cuantía de las compensacio-
nes exigidas a cambio de la prestación de los servicios
públicos pertinentes, facilitar su ajuste e incorporar algu-
nas mejoras técnicas.
En cuanto a la Ley General de Bancos y Otras
Instituciones Financieras, la actuación del gobierno del
Presidente Velásquez se centró en revisar meticulosa-
mente unos proyectos que sobre la materia habían sido
elaborados en el Banco Central de Venezuela con miras
a modernizar la legislación del sector, robustecer la super-
visión estatal sobre el funcionamiento de las institucio-
nes financieras, abrir las posibilidades de la participa-
ción del capital foráneo en esta actividad, crear las condi-
ciones para el establecimiento de nuevas modalidades
de instituciones financieras y evitar el acaecimiento futuro
de operaciones irregulares como las que se venían practi-
cando.
La Ley en cuestión entró a regir el '1Q de enero de
1994 y, lamentablemente, en ese mismo mes, se produjo
el colapso de uno de los más importantes bancos del
país, que venía confrontando dificultades desde muchos
años anteriores, ocasionando que el Consejo Superior
de la Superintendencia de Bancos diera su asentimiento
a la propuesta de intervención formulada con carácter
urgente por el Superintendente de Bancos. Esa decisión
luego repercutió sobre otras instituciones del sistema
que evidentemente acusaban deficiencias patrimoniales
y desviación de sus actividades propias. Los pormenores
de esa decisión fueron reseñados en sendas exposiciones
del ex-Presidente Ramón J. Velásquez y por mí como
ex-Ministro de Hacienda en un estudio titulado El Ejecu-
tivo Nacional y la Intervención del Banco Latino publi-
cado en abril de 1994. Allí consta que el Banco Latino
fue intervenido a raíz de haber sido excluido de la
Cámara de Compensación por el Banco Central, en' ejer-
cicio de las facultades que le son propias, y agotadas
todas las posibilidades de que se le otorgara una nueva
asistencia crediticia o que el resto del sistema bancario
151
pudiera contribuir a solventar la situación patrimonial
que confrontaba ese Instituto. No era la primera inter-
vención bancaria que se practicaba en el país. En años
precedentes habían sido intervenidas múltiples institu-
ciones financieras, entre ellas el Banco Nacional de Des-
cuento en 1978 y el Banco de los Trabajadores de Vene-
zuela en 1982, cuando ambos ocupaban, en las respec-
tivas oportunidades, el primer lugar como captadores
de depósitos del público dentro del sistema bancario
nacional. Tales intervenciones no tuvieron la repercu-
sión del Banco Latino sobre el resto del sistema finan-
ciero, porque entonces no existía el alto grado de descom-
posición que ahora imperaba dentro del sistema bancario
venezolano.
152
1945, una de las primeras medidas que tomó fue abaratar
la gasolina a través de la reducción en los impuestos
pertinentes, medida extensiva al consumo de kerosene.
Con lo primero se quería abaratar el transporte automotor
y, con el segundo, estimular el mayor uso de kerosene
en sustitución del carbón para evitar la tala de bosques.
Desde esa época, la modificación de los impuestos aplica-
bles a la gasolina supone una importante decisión po-
lítica, más que de orden económico. El ejemplo más
elocuente es lo ocurrido en febrero de 1989, cuando un
incremento del costo de transporte colectivo atribuido a
un alza en el precio de la gasolina provocó una seria
alteración del orden pú blico en el área central del país,
poniendo en juego la estabilidad institucional y debi-
litando altamente al gobierno que apenas se iniciaba.
En la actualidad, la justificación del incremento de
los impuestos que recaen sobre el consumo doméstico
de la gasolina es razonable. En primer lugar, están los
apremiantes requerimientos de recursos por parte del
Fisco Nacional. Además, los costos de adquisición de
un vehículo, su mantenimiento, reparaciones y seguros
han subido en cuantía astronómica, en tanto que permane-
cen invariables los impuestos y precios que recaen sobre
el consumo de combustibles, con la excepción de los
aceites lubricantes. La reciente decisión del Gobierno
del Presidente Caldera, al autorizar el aumento de la
gasolina en una moderada cuantía, es un paso correcto
en la dirección apropiada, aun cuando quedan pendientes
nuevas revisiones. Con razón, quienes adversan el endeuda-
miento público alegan que es incongruente seguir gravando
al país cuando existe la posibilidad de pechar activida-
des sobre las cuales es legítimo recabar mayores proven-
tos fiscales. Así se aliviaría el déficit fiscal, se atenuaría
la inflación y se daría una clara señal de estar poniendo
en orden al país.
LA PRIVATIZACIÓN
153
en ciertas áreas de política económica que repercuten
sobre el Fisco, entre ellas la privatización.
La privatización ha sido reiteradamente invocada
como un cambio importante de política económica orientado
a conjurar nuestro crítico problema fiscal. He tenido
algunas reservas al respecto por varias razones. La primera
es que ciertas empresas públicas cumplen un evidente
cometido económico social, propio del Estado y justificado
magistralmente por algunos tratadistas universales en la
materia, entre ellos Luigi Einaudi, Benvenuto Grizotti y
Maurice Duverger. Es el caso de las líneas aéreas que
cubren rutas no atractivas para la actividad privada o el
suministro de energía eléctrica a poblaciones de reducida
densidad demográfica o el transporte público colectivo
para el desplazamiento masivo de usuarios. Es también
el caso de obras de infraestructura o aun de empresas
industriales fuera del alcance del sector privado y cuando
abundan los recursos fiscales. En estos ejemplos, una
empresa pública bien gerenciada cumple un papel útil a
la sociedad y su financiamiento a través de tributos, y
no de ingresos patrimoniales, lo defienden calificados
autores como expresión de la acción redistributiva del
ingreso que es responsabilidad estatal. Maurice Duverger
diferencia muy bien los ingresos fiscales de carácter
patrimonial respecto a los tributarios. Los primeros se
originan en la explotación del patrimonio estatal. Los
otros provienen de la acción impositiva del Estado.
Una segunda razón de mis reservas estriba en que
la mera privatización de las empresas no garantiza la
eficiencia del servicio o del suministro de los bienes de
que se trate y, menos aún, que estos sean suplidos a
cambio de precios o tarifas asequibles para la gran ma-
yoría de la población, sobre todo cuando se trata de
bienes o servicios de primera necesidad. Nada más elo-
cuente al respecto que lo ocurrido en el país con la
privatización de. la CANTV y las tarifas eléctricas.
En tercer lugar, la privatización auspiciada en países
como Inglaterra en la época de la Sra. Thatcher se
fundamentaba en descargar al contribuyente del pago
de impuestos con los cuales financiaban los ingleses el
154
desarrollo del dominio empresarial del Estado. Ese no
es exactamente el caso venezolano. El dominio empre-
sarial del Estado venezolano se originó en alto porcentaje
en la inversión de fondos públicos provenientes, de la
explotación de los hidrocarburos. Era una modalidad de
la siembra del petróleo y, después de todo, un destino
de los fondos públicos más provechoso que haberlos
utilizado en gastos de funcionamiento. Si realmente lo
que se quería era disminuir la cuantía de ingresos fiscales
en manos de nuestros gobernantes, tal vez la política de
reducir la explotación petrolera encuadraba mejor den-
tro de la moderación en los gastos fiscales a lo cual se
opusieron quienes alegaban que era mejor tener el di-
nero en los bancos que en el subsuelo.
Por otra parte, el dominio empresarial del Estado
venezolano se ha nutrido en buena medida con las
daciones en pago hechas por particulares a instituciones
públicas a las cuales no pudieron pagar en efectivo los
compromisos contraídos y también las adjudicaciones al
Estado hechas en virtud de sentencias por peculado.
Los múltiples casos de bancos que pasaron a manos del
Banco Central de Venezuela o de la Corporación Venezo-
lana de Fomento en la década de los 60 y 70 es muy
ilustrativa al respecto. Y también lo son empresas indus-
triales o de servicios que quedaron en manos de la
extinguida Corporación Venezolana de Fomento o del
Banco Industrial de Venezuela. Más recientemente, el
numeroso grupo de bancos y demás bienes que pa-
saron a manos del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) son ejemplos elocuen-
tes de nuestra aseveración.
La utilización de los fondos generados por la priva-
tización es también un aspecto importante a considerar
dentro de la política de privatización. Esta no proporciona
ingresos recurrentes al Fisco, razón por la cual, en mi
concepto, los ingresos fiscales provenientes de la privati-
zación deben destinarse fundamentalmente a cancelar
deuda pública o a costear inversiones en infraestructura
física. Sólo así se lograría que la disminución de un
activo público esté acompañada con la reducción de un
155
pasivo del Estado, evitando así que los recursos de la
privatización, que son extraordinarios o no recurrentes
por su naturaleza eventual, se utilicen para cubrir gastos
de la gestión corriente que posteriormente se hacen
presupuestariamente rígidos y contribuyen a agravar el
déficit fiscal. Por otra parte, debe evitarse que los mo-
nopolios públicos extinguidos sean sustituidos por mo-
nopolios privados.
A pesar de las reservas de principio expresadas
anteriormente, en la actualidad, ante la crítica situación
fiscal del país, tomando en cuenta que muchas de las
empresas públicas provienen de haberlas recibido en
pago de acreencias gubernamentales y ante la expe-
riencia de que tales empresas han sido causa funda-
mental del endeudamiento público y de que sobre mu-
chas de ellas pesan gravosas cargas laborales y se han
desnaturalizado los verdaderos fines para los cuales fue-
ron concebidas, he llegado al convencimiento de la conve-
niencia de trasladar al sector privado la inmensa ma-
yoría de las empresas gubernamentales, con dos excep-
ciones, Petróleos de Venezuela y EDELCA, las únicas
que creo se ajustan al espíritu y propósito de nuestra
Constitución sobre las empresas básicas. La privatiza-
ción cumpliría así una importante función de redimen-
sionar al Estado y de desprenderse de empresas que
constituyen una carga insostenible para el Fisco.
LA DEUDA PÚOUCA
156
pagar. Adicionalmente, que los precios del petróleo conti-
nuarían subiendo indefinidamente y había que acelerar
el proceso de desarrollo del país.
Políticos de alta jerarquía y valiosos intelectuales
latinoamericanos muestran cierta indiferencia por nuestro
endeudamiento público. Invocan las experiencias de paí-
ses industrializados que también han contraído fuertes
deudas, nunca canceladas y simplemente refinanciadas.
Quienes así opinan olvidan que el endeudamiento de
esos países tuvo su origen en guerras en las que estaba
envuelta la supervivencia misma del Estado y, por lo
tanto, la motivación era totalmente diferente al caso
nuestro, donde parte del endeudamiento se ha esfumado
en episodios de corruptela o uso ineficiente de los recursos,
contratados básicamente por las empresas estatales. Por
otra parte, en esos países hay grandes capitales domésticos
que absorben porción significativa de sus emisiones de
bonos públicos, en el campo doméstico, frente a las
limitaciones de los nuestros.
Usualmente, en los organismos financieros interna-
cionales la posición de los representantes de países indus-
trializados es determinante en el proceso de tomar de-
cisiones y siempre encuentran fórmulas para resolver
los problemas de los países industrializados, por temor
a la radicalización de sus posiciones políticas, que no
es el mismo caso de las naciones en proceso de desarro-
llo. Nada más elocuente al respecto que las acciones
desplegadas por esos organismos financieros en episo-
dios de crisis de la libra esterlina y la lira italiana y, mas
recientemente, en el caso de México, entre otras pode-
rosas razones, por su condición de país limítrofe con
los Estados Unidos.
Desde otro ángulo, el endeudamiento público de
los países industrializados es fuente generadora de su
reactivación económica porque alto porcentaje de la
demanda que crea ese gasto deficitario es cubierto con
mayor producción doméstica. En cambio, en los países
en desarrollo el incremento de demanda originado por
el gasto fiscal deficitario comúnmente da lugar a un alza
en sus importaciones, con lo cual se agravan los proble-
157
mas de balanza de pagos y el mayor empleo en mano
de obra ocurre en los países de origen de esas importa-
ciones. La experiencia norteamericana de años recientes
es muy ilustrativa al respecto. En el proceso electoral
que llevó al poder al Presidente Ronald Reagan, éste
prometió al electorado, entre otras ofertas, la reducción
del gasto fiscal en Estados Unidos. En la práctica ocurrió
que al finalizar su segundo mandato la deuda pública
norteamericana había superado todas las cifras prece-
dentes" pero durante su gestión logró altos niveles de
crecimiento económico gracias a que su política armamen-
tista contribuyó poderosamente al florecimiento de la
industria bélica, de alta complejidad técnica y científica,
fuera de nuestro alcance.
Finalmente, el problema de la deuda pública en los
países en desarrollo suele tener serias repercusiones ad-
versas sobre la cotización internacional de sus monedas,
fenómeno que no siempre ocurre con las monedas de
los países industrializados. Estados Unidos tiene, cier-
tamente, un endeudamiento público cuantioso y, sin
embargo, su moneda nacional es codiciada universal-
mente con breves intervalos de desconfianza respecto a
su signo monetario. La razón es muy simple. La tenen-
cia de dólares no sólo da acceso al quizás más impor-
tante mercado de bienes y servicios del mundo, sino
que también es un magnífico refugio para conservar
parte del patrimonio personal o institucional, al margen
de las contingencías usuales en nuestros países. Ha sido,
en términos técnicos, un excelente activo de reserva.
158
los proyectos que financiaban, lo cual sí suelen hacer
los organismos multilaterales de crédito que prestan en
condiciones de plazo. y tasas de interés más cónsonos
con nuestros requerimientos. Además, con la renegocia-
ción, dificultamos las posibilidades de reestructuración
de la deuda, al reemplazar acreedores identificables por
emisiones de bonos en los mercados de capitales, cuyos
tenedores no son siempre reconocibles y a pesar de las
razones técnicas invocadas para justificar esa conver-
sión al momento de las negociaciones. Por eso no' es
fácil hablar de reestructuración de deuda en la actualidad.
En ocasiones, hemos empleado el crédito externo
para típicos desembolsos domésticos o de carácter social,
que no generan medios de pagos foráneos para cancelar
las correspondientes obligaciones. Los organismos fi-
nancieros internacionales han estimulado esa política,
imprudentemente, contraviniendo elementales principios
de administración financiera y agravando la ya crítica
situación fiscal de nuestros países.
La deuda pública venezolana reviste las dos moda-
lidades típicas de deuda interna, representada por compro-
misos con contratistas, proveedores e instituciones del
sector público que en alguna forma han asistido financie-
ramente al gobierno nacional. Allí están las obligaciones
contraídas por el Fisco Nacional con 'el Banco Central
de Venezuela y empresas de servicio público como CADAFE,
CANTV, INOS y otros entes de la administración des-
centralizada, además de los miles de suplidores de bie-
nes y prestadores de servicios a las dependencias guber-
namentales.
Junto a esa deuda está la deuda pública externa
que, según la Memoria de Hacienda de 1993, alcanzaba
a US$ 27.296.80 millones, la mayor parte de la cual
corresponde a la deuda reestructurada. Esa deuda acusa
reducciones en términos de divisas por amortizaciones
realizadas. Pero expresada en moneda' venezolana ha
experimentado incrementos como consecuencia de la
devaluación de nuestra moneda que se cotizaba al mo-
mento de contraerla a niveles muy inferiores al tipo de
cambio del dólar que rige actualmente, que tiende a
159
deteriorarse. De allí las dificultades que para el mismo
Fisco representa la devaluación del bolívar.
La deuda pública interna aumentó en Bs. 769.321
millones entre fines de 1993 y el cierre de 1994, al
pasar de Bs. 524.000 millones en 1993 a Bs. 1.294.000
millones en igual fecha de 1994.
El endeudamiento gubernamental ha adquirido pro-
porciones dramáticas, desconocidas en nuestro pasado,
y limita considerablemente las posibilidades de manio-
bra por parte del Gobierno Nacional en la distribución
equitativa de sus recursos entre los gastos de funciona-
miento y los de inversión. Para el ejercicio fiscal de
1995 se estima que el servicio de la deuda absorberá el
25% del total de los gastos fiscales.
Adicionalmente, los gobiernos que han refinancia-
do la deuda han utilizado mucho el expediente de dife-
rir los pagos de un período constitucional para el subsi-
guiente, creando a los nuevos gobiernos un serio problema
presupuestario y de tesorería. Ese ha sido el caso del
refinanciamiento de 1990, que hizo recaer en los años
que corren a partir de 1994 alto porcentaje del servicio
de la deuda refinanciada en esa oportunidad.
Obviamente, el servicio de la deuda condiciona mu-
chas de las acciones que puedan acometerse interna-
mente. Virtualmente, el país ha puesto en juego el ejercicio
soberano de definir autónomamente sus políticas econó-
micas. Las recientes gestiones de asistencia crediticia
ante el Fondo Monetario Internacional y otros organismos
financieros multilaterales corroboran esa aseveración. No
es cuestión de que acudir ante esos organismos necesaria-
mente suponga quebrantamiento de la capacidad interna
de definir sus propias políticas, sino que el manejo
racional y comedido de las finanzas públicas es incom-
patible con el endeudamiento en la cuantía como se
hizo en Venezuela.
En síntesis y a grandes rasgos, la acción del Go-
bierno del ex Presidente Ramón]. Vclásquez se orientó,
en el área fiscal, a acometer ciertas reformas en el lado
de los ingresos y de los gastos que permitieran sanear,
a mediano plazo, las finanzas del país. Dentro de la
160
brevedad de su gestión, el objetivo era atender los apremios
inmediatos y crear el ambiente apropiado para la celebra-
ción de las elecciones programadas para fines de 1993.
El Gobierno saliente asumía la responsabilidad de adop-
tar medidas evidentemente impopulares, pero que estimaba
insoslayables.
161
rio nacional a raíz de la crisis generada por la interven-
ción del Banco Latino, propagada posteriormente a otros
bancos del sistema como expresión de los excesos en
que venían incurriendo muchas de esas instituciones.
Ese acontecimiento demandó atención preferente y gran-
des recursos del gobierno, el cual, a su vez, incurrió, en
mi concepto, en un error al derogar la Ley del Impuesto
Sobre el Valor Agregado que fue necesario sustituir,
poco tiempo más tarde, por un Impuesto al Consumo
Suntuario y a las Ventas al Mayor que, en el fondo,
pechaba las mismas materias y contribuyentes que el
Impuesto Sobre el Valor Agregado en su fase inicial.
Esas decisiones eran comprensibles desde el punto
de vista político. Así se honraba una promesa electoral.
Pero era desacertado desde el punto de vista financiero
y por eso, el gobierno se vio precisado a establecer un
Impuesto Sobre los Débitos Bancarios que alivió un
tanto las estrecheces del Fisco, pero estuvo en vigor
sólo durante seis meses y ahora se trata de resucitar
mediante un nuevo impuesto a las transacciones finan-
cieras. Tales hechos, sumados a la renuencia por largo
período a elevar el precio de la gasolina y las demoras
en el proceso de privatización han agravado la situa-
ción fiscal del país, al punto de que el Banco Central de
Venezuela estimó el déficit del sector público consoli-
dado respecto al Producto Interno Bruto en 18,7 en
1992; 15,6 en 1993 y 26,1 en 1994, según cifras publica-
das en el Informe Económico correspondiente a 1994.
En la conformación del déficit global del sector
público venezolano en 1994, la gestión del Gobierno
Central y de FOGADE, con un 6,5% y 8,9% del Producto
Interno Bruto, respectivamente, fueron determinantes.
La razón de tal hecho se encuentra en la responsabi-
lidad asumida por estos entes al asistir a los bancos con
dificultades. El Informe del Banco Central de Venezuela
señala que más del 90% de dicho déficit lo causaron las
transferencias destinadas a capitalizar FOGADE y el dé-
ficit cuasi fiscal del Banco Central de Venezuela por las
operaciones de mercado abierto ejecutadas para absor-
162
ber, parcialmente, el exceso de liquidez bancaria crea-
do por los auxilios financieros.
El otorgamiento de tales auxilios era necesario y
procedente, tanto desde el punto de vista jurídico como
financiero. Lo cuestionable es la prodigalidad con que
se atendieron los depositantes afectados por esa crisis y
en no haber adoptado las previsiones para que los fondos
suplidos llenaran el cometido ansiado y no se desviaran
hacia otros fines perversos. Bueno es recordar que las
disposiciones legales que regían en Venezuela en ese
momento garantizaban los depósitos en los bancos y
demás instituciones financieras hasta el monto de Bs.
1,00 millón por depositante, cifra elevada posteriormente
hasta Bs. 4 millones y, en algunos casos, como en el
Banco Latino se estableció en Bs. 10 millones por deposi-
tante. Mas aún, a la mayoría de quienes habían deposi-
tado fondos en bancos del exterior, especialmente Aruba
y Curazao, vinculados en alguna manera a bancos estable-
cidos en Venezuela se les reembolsaron esos depósitos.
Esto acarreó un fuerte descalabro para FOGADE, cuyos
ingresos estaban basados en la responsabilidad de pagar
hasta un millón de bolívares por depositante en territo-
rio venezolano y es de presumir que dicho organismo
no tenía constituidas reservas para atender contingen-
cias de ese tipo. Hasta donde conozca, esa experiencia
y actitud es única en el mundo.
REFLEXIONES FINALES
163
niveles manejables y no continuar con la fórmula de
cancelar deudas vencidas con nuevos endeudamientos.
Cobrar a plenitud los impuestos, contribuciones y
tasas previstos en la legislación vigente del país. Es
necesario acabar con la bochornosa situación de que,
según el SE:\'IAT, la evasión fiscal rebasó el 50% de lo
que debía recaudarse en 1994.
Revisar, con miras a su actualización, el sistema
impositivo existente, procurando mantener un razonable
equilibrio entre la carga impositiva indirecta más el costo
de los servicios públicos individualizabies, con la impo-
sición directa.
El nivel de la presión tributaria en el país, aun
cuando baja en términos internacionales, ha venido cre-
ciendo y, según el SE:'\IAT, los impuestos cobrados en
el país constituían un 4% del Producto Interno Bruto en
1991; 7,6% en 1994 y 9,5% en 1995, con la estimación
de que quizás llegará al 13% del Producto Interno Bruto
en 1996. Esas cifras revelan un significativo incremento
porcentual de la presión tributaria, reflejo de que los
ingresos del Tesoro recaen cada vez más en los contribu-
yentes nacionales y menos en el petróleo, hecho que
deberá influir en que la ciudadanía reclame, cada vez
más, una mayor eficiencia y pulcritud en el manejo de
los fondos públicos.
Avanzar decididamente en el proceso de redimen-
sionar las magnitudes del sector público venezolano,
vigilando simultáneamente que este proceso no cause
perturbaciones pronunciadas a los adquirentes o usuarios
de los bienes o servicios públicos que pasen al sector
privado. Los bienes recibidos en pago por determinados
entes públicos deberán liquidarse en forma programada
para que éstos cancelen las obligaciones contraídas.
Armonizar la política fiscal con la monetaria con
miras a restablecer el crecimiento con estabilidad. La
colocación en el mercado de los títulos del llaneo Cen-
tral de Venezuela debe conciliarse con la oferta de títu-
los del Tesoro.
La magnitud del déficit del sector público consoli-
dado genera una inquietud colectiva que desalienta la
161
inversión y distorsiona las variables económicas funda-
mentales del país. Parte esencial de ese déficit proviene
del servicio de la deuda pública que ha alcanzado niveles
intolerables. Pienso que el manejo de esa deuda debería
comenzar por su determinación precisa, especialmente
por lo que concierne a la deuda interna. Esta debería
consolidarse y programar su cancelación a largo plazo,
concertando con los acreedores del sector público, tasas
de interés concesionales. La idea de crear un fondo
para el rescate de la Deuda Pública luce atinada, aun
cuando al momento de escribir este trabajo no se han
dado a conocer las procedencias de los recursos con los
cuales se financiaría ese rescate y el mecanismo que se
aplicaría con tales fines.
Respecto a la deuda externa, las conversaciones
con el Fondo Monetario Internacional han de proseguir-
se con miras a la concertación de un acuerdo que faci-
lite el acceso de Venezuela a los organismos crediticios
multilaterales y a los mercados de capitales internaciona-
les, además de que tal acuerdo exigiría diseñar un progra-
ma de ajuste técnicamente delineado, con una adecua-
da supervisión que garantice su cumplimiento y favo-
rezca el saneamiento de las finanzas públicas del país,
antes que procurarse recursos inmediatos a cambio a
base de la hipoteca de ingresos futuros, sin remediar la
difícil situación fiscal imperante. Sólo así será posible
crear un ambiente propicio para las inversiones domés-
ticas, favorecer la repatriación de fondos de los venezola-
nos en el exterior y estimular que las inversiones forá-
neas aporten sus recursos financieros propios y no se
apoyen en el financiamiento local, como ocurre en la
actualidad en la mayoría de los casos.
Evidentemente que las acciones a tomar no podrán
circunscribirse a las de mero carácter fiscal. Si el objetivo
perseguido es reactivar la vida económica del país y
aprovechar a cabalidad los vastos recursos humanos y
naturales que poseemos, será necesario actuar en otras
áreas, que van desde extremar las acciones en favor de
una mayor seguridad personal y jurídica en el país,
pasando por la creación de incentivos para acometer
165
actividades productivas y revisar la legislación laboral y
de seguridad social con miras a su actualización. Este
hecho adquiere mayor relevancia si tomamos en cuenta
que muchas de las normas y figuras jurídicas vigentes
fueron promulgadas cuando disfrutábamos de gran esta-
bilidad monetaria que contrasta con el proceso infla-
cionario imperante en la actualidad.
La ejecución de un programa de esta naturaleza
exige, en el ámbito político, la conformación de un
gobierno de alta aceptación colectiva, integrado por gente
idónea, con espíritu de servicio público y de conducta
irreprochable. Así lo expresé y desarrollé en la Clase
Inaugural del Curso de Post-Grado promovido por la
Universidad Católica "Andrés Bello" y el Consejo de
Estudios Tributarios del Estado Anzoátegui celebrado en
la ciudad de Puerto la Cruz el 28 de octubre de 1995.
166
HECHOS E IDEAS
Academia Nacional de Ciencias Económicas
INTRODUCCIÓN
169
tiene sus raíces en factores económicos, políticos, sociales,
culturales e incluso de carácter ético, los cuales han tenido
profunda incidencia sobre los aspectos reales y monetarios
de la economía. En el ámbito real, se destaca el virtual fra-
caso de los planes que desde hace muchos años se han
venido llevando a cabo para diversificar la producción a fin
de disminuir nuestra dependencia de la producción y expor-
tación petrolera, fenómeno evidenciado en la escasa capa-
cidad del sistema productivo para satisfacer la demanda in-
terna en condiciones razonables de calidad y precios, así
como el limitado crecimiento de las llamadas exportaciones
no tradicionales, todo lo cual se traduce en una debilidad
estructural de la balanza de pagos, cuyo equilibrio ha depen-
dido básicamente del petróleo y de los ingresos de capitales,
materializados preferentemente en la forma de empréstitos
externos. Obviamente, en ese desajuste en el sector productivo
y esa debilidad de nuestras cuentas externas, no compensadas
oportunamente por eficientes políticas, se encuentran las razones
subyacentes de una crisis que tarde o temprano habría de
manifestarse.
170
en fuertes restricciones a la libre convertibilidad. Hoy en día,
frente a las dificultades para contraer nuevos endeudamien-
tos y la escasa voluntad política para racionalizar el gasto
público, se ha incurrido en un persistente déficit fiscal que
alimenta el proceso inflacionario.
171
tado conjunto de todos estos factores se ha traducido en
datos y cifras alarmantes: en alrededor de un decenio el
bolívar se ha devaluado en más de 2.000% y Venezuela se ha
situado a la cabeza de los países con mayor inflación en
América Latina, todo ello sin hacer mención a los indica-
dores de alimentos que nos colocan dentro de los niveles
más bajos.
Primera Sesión
-16 de octubre de 1995-
D. F. MAZA ZAVALA
172
ponen de manifiesto los hechos, las desviaciones, las explica-
ciones parciales que se dan sobre el proceso antiinflacionario.
Una de esas vertientes de explicación es la monetarista: se
considera que las causas o los factores de la inflación actúan
frente a la esfera de la circulación, de la circulación mone-
taria, de la circulación fiscal, de la circulación de bienes y
servicios, y que corrigiendo estas causas o factores en ese
nivel se podría suprimir la inflación.
173
podríamos explicarnos el porqué de las dificultades que tie-
ne el gobierno para reducir el gasto y a través del gasto
aproximarse al equilibrio fiscal.
174
La devaluación implícita
175
tenernos 500 mil millones, o sea la mitad del déficit fiscal
reconocido dentro del área del gobierno central. Estoy hablan-
do de ingresos ordinarios o así considerados. Otro tipo de
ingreso ordinario puede ser el aumento del impuesto a las
ventas. Se le estima del 12,5 al 15%. Pero también si se
pudiera reorganizar el sistema aduanero y efectivamente se
pudiera lograr de los derechos de aduana lo que deben apor-
tar. Suponemos por ejemplo una importación de 8 mil ó 9 mil
mllones de dólares al año, y por más que la barrera adua-
nera haya sido disminuida, siempre hay un promedio ponde-
rado efectivo de un 15%, es decir aproximadamente una sexta
parte de 9 mil millones de dólares que serán como 1.500
millones de dólares, al tipo de cambio de 170 serían como
250 mil millones de bolívares.
176
lo me-nos posible, entonces el cambio se convierte en una
especie de arreglo, entre los que solamente quieren un mínimo
cam-bio para dar la impresión de que se está cambiando pero
conservando las posiciones relativas.
177
blación está también profundamente quebrantada y ha su-
frido también un cambio en su composición, es decir, hay
una mayor concentración de capacidad adquisitiva en mino-
rías de la población, hay una redistribución de esta capa-
cidad entre gru pos sociales, y desde luego podemos decir
también que, en cuanto a la circulación de mercancías y
servicios, hay una fractura entre los medios de producción y
los medios de circulación, hay también una distorsión cada
vez mayor en los medios de circulación, lo que se llama
corrientemente, las roscas, la especulación, el acaparamiento,
la anarquía del mercado y que al mismo tiempo tiene sus
réplicas en las concentraciones de carácter rnonopolístico y
oligopolístico organizadas, de modo que entre estos dos extre-
mos del mercado el comportamiento de éste es profunda-
mente distorsionado, de forma irregular, y genera algunos
mecanismos perversos que son proinflacionarios porque des-
de luego hay que establecerlo con precisión.
A.RMANDO CÓROOVA
17H
Agotamiento del modelo tradicional de desarrollo
179
tarea prioritaria sea la superación de dicho entrabamiento
mediante una estrategia integral en la que se articulen armonio-
samente la puesta en marcha de un programa de estabi-
lización, capaz de corregir los desequilibrios macroeconó-
micos y una política de mediano y largo plazo orientada
hacia la reestructuración productiva que permita transformar
nuestra economía real en el soporte fundamental de un creci-
miento equilibrado y estable. Es ese el complejo nudo proble-
mático que debemos enfrentar y resolver, con el mínimo de
traumas posibles para la estabilidad social y política del país,
mediante una articulada conjunción de esfuerzos políticos y
privados, enmarcados dentro de una estrategia integral de
desarrollo.
Estabilización macroeconomica y
nueva estrategia de desarrollo
180
eficiente programa de estabilización que recupere los equi-
librios macroeconómicos perdidos.
181
de cambio continuo y lineal, es más bien un proceso de
cambio discontinuo y discreto, motorizado por la difusión de
las transformaciones tecnológicas, organizalivas y gestionarias
del aparato productivo. En este contexto las exigencias de la
reestructuración económica modernizadora no terminan con
las privatizaciones, la apertura comercial y el logro de una
exitosa política de ajustes macroeconómicos de corto plazo,
condiciones no suficientes para el alcance de aquel objetivo
estratégico.
182
Ideas básicas de un programa de estabtttzacton
183
Venezuela como plataforma para operaciones multinaciona-
les) y de otros sectores estratégicos de apoyo (informática,
telemática, consulroría, etc.).
184
sociedad civil directamente implicados en el desarrollo de
cada cadena productiva, cuando ello se considere pertinente.
185
Las estrategias sectoriales
El diseño de los específicos planteamientos estratégicos
para cada uno de los Grupos Líderes de Actividad (GLA).
Contendrá:
186
tífica y tecnológica selectiva, necesaria para el desarrollo de
cada cadena productiva y de sus eslabones particulares. iv)
Apoyo activo estatal a la conformación de un subsistema
financiero que tenga como objetivo fundamental la conce-
sión de créditos de mediano y largo plazo para los distintos
proyectos industriales, a tasas de interés que refuercen su
competitividad. v) Reorientación de las inversiones públicas
en el campo de la infraestructura física a las exigencias de los
diferentes programas sectoriales. vi) Igual en lo que atañe a
la infraestructura social, en particular las inversiones en edu-
cación, salud y vivienda. vii) Activa participación del Estado a
través del Instituto de Comercio Exterior y del aparato diplo-
mático del país en la localización de mercados foráneos y en
la creación de condiciones institucionales para su penetra-
ción por parte de la producción nacional. víii) Moderniza-
ción de la Administración Pública y Reforma del Estado acor-
de con las exigencias del nuevo desarrollo.
187
HECTOR MALAVÉ MATA
Los aesequüibrios
188
Se entiende que la reforma tributaria propuesta es difícil-
mente justificable si a la vez no se plantea y lleva a efecto
una política de gasto público más compatible con los obje-
tivos de desarrollo, habida cuenta de que el gasto guberna-
mental debe reflejar los planes y proyectos que se resumen
en los presupuestos anuales. Si tales planes o proyectos son
diseñados de modo defectuoso o impreciso, como sucede al-
gunas veces, el gasto público se refleja tal cual en la realidad
de la ejecución correspondiente.
189
que garantizara niveles de equilibrio, dando lugar a saldos
deficitarios que eran financiados con emisiones de dinero
inorgánico, para de ese modo alimentar los mecanismos de
difusión inflacionistas. Por esa experiencia se conoce que la
inflación venezolana, en los últimos ocho años, ha persistido
en elevado nivel, a diferencia de la mayoría de países latino-
americanos, porque en su contra se ha pretendido conjurar el
problema del déficit fiscal con simples medidas monetarias
que más bien estimulan las ondas propagadoras del alza de
los precios, por mandamiento de una ortodoxia que deses-
tima el origen estructu ral del mismo fenómeno inflacionario.
190
ToMÁs ENRIQUE CARRILLO BATALLA
191
los sitios de trabajo y todas las cosas accesorias que implican
gastos generados por una burocracia cuya sola presencia re-
quiere escritorios, máquinas, equipos y diversos servicios. De
modo pues que todo esto ha provocado ese exceso de gasto
público y ello ha generado un gigantesco déficit fiscal.
192
1. Se otorgó una protección sine die, es decir, sin térmi-
no cuando ha debido concederse limitada a un tiempo deter-
minado, a un número fijo de años, y estar sometida a rigu-
rosa vigilancia y control por parte de los organismos compe-
tentes del Estado. Eso no se hizo. Tuvo lugar una protección
que creaba una economía ineficiente. Esa economía se am-
paraba en esa protección ilimitada en el tiempo y sin control,
y ello suscitó ineficiencias.
193
Los auxiuos financieros y el déficit fiscal
195
cuando ésta ya significaba aumento desbordante de precios.
El Dr. Maza ya lo había pensado y yo lo dije en varias
oportunidades: no se justificaba aumentos de precios cuando
había control de cambios. La respuesta fue puntualizar el alza
en los insumas para la producción no estando controlados.
La providencia de controlar los precios en la cadena produc-
tiva tampoco se tomó. Efectivamente no era esa una respues-
ta; se trataba de una justificación mal planteada; no establecie-
ron un control de precio desde la base, desde los insumas
hasta la producción final del artículo. Eso lo han debido
hacer para con ello evitar la inflación de los precios a nivel
de los insumas. Eso determinó que bendijeran, como dije, el
precio final aumentando astronómicamente el artículo ofre-
cido al consumidor. Ha debido establecerse un verdadero
control de precios sobre la base de los costos de producción.
196
informar sobre el particular, en todo caso este aspecto debe
tomarse en cuenta en el proyecto del documento.
197
mica de las naciones hacia estadios cada vez más complejos
dominados por la ciencia y la tecnología o, más exactamente,
inmersos en la revolución científico-técnica, en especial la
informática.
198
En lo interno
199
En la agricultura
200
Por la presencia activa de personal preparado técnica y
gerencial mente para realizar la actividad en condiciones ópti-
mas.
201
es incoherente y en un grado muy elevado interviene para
esa ineficiencia el hecho de que las actividades administra-
tivas se duplican, en donde distintas dependencias del Estado
tienen asignadas las mismas tareas. Si en alguna medida pu-
diera la administración descentralizada cumplir las tareas co-
mo efectivamente debería ser, con una administración cohe-
rente y racional, no duplicando la medida y utilizando doble
personal para las mismas tareas, para las mismas funciones
como hoy, el déficit fiscal podría disminuirse por la medida
de la productividad.
Segunda Sesión
-26 de octubre de 1995-
202
endeudarse a corto plazo para realizar una inversión que por
su naturaleza era pagadera en el largo plazo. El resultado fue
la caída de SIDüR en una crisis empujada en torno a su
propia quiebra. Esa situación fue gravísima. Fue esa una de
las cosas disparatadas que resultó de la improvisación y au-
sencia de una genuina planificación. Pero además, todas las
otras iniciativas del gobierno tendían a crear lo dicho por el
Presidente sobre la denominada "Gran Venezuela" de aquella
época, y que se caracterizara por astronómicos gastos para
cuya atención empezó el país a endeudarse, lo cual nos hizo
caer en la trampa de la que aún no hemos salido.
203
mo central o descentralizado con proyectos para contraer
deuda sólo lograba la aprobación de su solicitud si se trataba
de un programa para inversiones que llevaran consigo un
estudio de factibilidad donde se asegurara la recuperación de
la inversión y por tanto no surgiera un hueco presupuestario
que obligara al Estado a solventarlo con nueva deuda o con
sus propios recursos a base de sacrificar otras áreas alterna-
tivas, como señaló hace poco el doctor Maza en lo referente
a las inversiones en general y al gasto social. En su Informe
Final dijo la CERF que se requería crear una oficina en el
Ministerio de Hacienda a la cual debían de dirigirse todos los
proyectos acompañados con estudios de factibilidad. Ese expe-
diente debía luego pasarse al Banco Central para obtener su
opinión sobre los efectos coyunturales y de largo plazo que
ese gasto iba a tener en la circulación monetaria. Todo eso
fue establecido explícitamente. El doctor Crazut trabajó en
esa parte de las investigaciones. Todas aquellas cosas están
vigentes, pues esos mecanismos se recomendaron y no se
han puesto en práctica.
La planificación y la CERF
20/¡
estos conceptos se debe hacer finalmente un resumen glo-
bal. Esto podría parecer un trabajo de realización a largo
plazo. Considero que podemos ir sacando en limpio todas las
grabaciones y después reordenar todo, sintetizarlo. En esta
tarea es un experto y siempre lo ha sido el Dr. Crazut. Sería
el relator, partiendo de la utilización de esos materiales para
después confeccionar un resumen destinado a tener efecto e
impacto importante en la opinión pública y en el propio
gobierno. Sería una magnífica contribución en ese sentido.
205
Entonces debido al hecho de que el Estado está sufrien-
do cada vez más de incapacidad para cumplir la función
promotora de la inversión y de que tampoco esté cumplien-
do la función niveladora del desequilibrio social, la crisis
económica y la crisis social en el futuro podrían ser más
profundas que en el presente, si no ocurren cambios real-
mente significativos en la estructura y en la orientación de las
finanzas públicas. Primero, yo creo que hay la necesidad de
una reestructuración a fondo del sistema tributario, sigue exis-
tiendo esa necesidad, se ha estado enfrentando casuística-
mente, de manera eventual y no de una manera orgánica e
integral corno fue propuesto, por ejemplo, por la Comisión
de Estudios de la Reforma Fiscal. Luego, el propio gasto
público ha, crecido de manera inorgánica, desordenada, a
impulso de las circunstancias o de la debilidad de los gobier-
nos o de las presiones económicas, sociales y políticas que se
ejercen continuamente.
206
déficit fiscal, sobre todo porque no hay disciplina fiscal: cada
ministerio, cada despacho, cada instituto, cada entidad oficial
crea una isla en la cual su propio interés prevalece sobre el
interés del conjunto. Nadie somete sus propias exigencias
presupuestarias a un encuadramiento global, a un plan general,
sino que cada uno cree que sus necesidades presupuestarias
son únicas y sin límites, y no hay la obediencia institucional
o administrativa a la autoridad de Hacienda. Por eso esa
anarquía presupuestaria es también responsable del déficit
fiscal. Hay que acometer, por tanto, nuestros problemas de
manera global e integral, y no aisladamente el problema del
déficit, ni el problema de la deuda que juega en ese escenario.
207
tendencias económicas es un error tratar a las economías
subdesarrolladas como si fueran desarrolladas. Se entiende
por esto que para resolver el problema inflacionario en las
economías periféricas o de menor desarrollo relativo se re-
quiere actuar más sobre la esfera productiva que sobre la
esfera monetaria y fiscal.
20H
ción más a tono con la realidad empírica donde se produce,
así como más adecuada a las exigencias del experimento
antiinflacionario.
209
que se dispensa a problemas como éste. Pero advierto algunas
veces que tal tipo de respuesta, aunque elaborada con razón
pertinente, se confiere a problemas que persisten y se agra-
van en el plano de sus propias evidencias. Quiero decir que
ciertos problemas económicos parecieran ser inmunes a la
terapéutica que se les aplica. Y en tales ocasiones sobrevie-
nen los subterfugios que se cometen para excusar desacier-
tos o frustraciones.
210
que postula la alternativa de la visión heterodoxa en el trata-
miento y lucha contra la inflación venezolana, para de ese
modo considerar, además de los elementos fiscales y moneta-
rios de propagación inflacionista las presiones estructurales
sobre el nivel de los precios.
211
Algunos contrastes no deseables
212
clientes, 20 puntos más, para alcanzar el 70% o más del 70
hasta 80%, el cual era un interés irreal. El aparato productivo
quedó en inanición porque ningún productor agrícola, gana-
dero o manufacturero podrá soportar ese tipo de interés ar-
tificial del 70 al 80%. Tal locura decretó la muerte del apa-
rato productivo. Esa es la verdad. Los bancos continuaron
con el tipo de interés elevado que les producía el cero cupón
y el Banco Central fue acumulando una enorme deuda, para
después, en base a la vigente ley de ese instituto consagra-
dora de la irresponsabilidad de sus administradores ante las
pérdidas incurridas durante su gestión, lanza sobre el tesoro
las cargas de esa obligación tan enorme, lo cual aumentó el
déficit fiscal. Puede hablarse en esa oportunidad de un agota-
miento de la política monetaria de Pérez. El objetivo señalado
por el doctor Córdova sobre la fijación de aquellos altos ti-
pos de interés para equilibrar esa situación no se logró, pues
ese expediente se convirtió en crónico, se extendió y con-
dujo -como dice el doctor Córdova y lo había afirmdo yo en
una de mis anteriores intervenciones-, no pudiendo colocar
el dinero en el aparato productivo, a prestarle a los especu-
ladores, a hacer desarrollo inmobiliarios, lo cual le restó li-
quidez al sistema y terminó por proyectar la tremenda crisis
financiera vivida en los últimos tiempos. Tal es el cuadro. Se
nos impone empezar con la deuda externa y terminar con lo
últimamente señalado.
213
D.F. MAzA ZAVALA
2l1í
de pagos. Es muy dificil para aquella parte de la deuda que
ha sido refinanciada con bonos al portador que están disper-
sos en todos los mercados financieros del mundo, es muy
difícil digo, el nuevo refinanciamiento con restructuración de
esta deuda, porque habría que buscar otra vía, como sería,
por ejemplo, un préstamo a muy largo plazo de organismos
financieros internacionales a tasas de interés más bajas que
aquellas de la deuda actual y que permitiera recoger esa
parte de la deuda dispersa, para consolidarla en organismos
fínancíeros internacionales. Eso puede ser uná vía, pero actualmente
no está planteada en términos viables, aunque es una vía
posible. La otra vía es que se construya un nuevo frente de
deudores de América Latina que planteara en forma conjunta,
una especie de nuevo escenario para el tratamiento de la
deuda pública externa y que formara parte de un nuevo
orden económico internacional como una pieza importante,
que permitiera la reestructuración de las relaciones entre el
Norte y el Sur. Esta tesis ha sido planteada en su oportunidad
por el doctor Caldera, apenas era presidente electo y en los
comienzos de su gobierno, y creo que vale la pena ponerla
en vigencia, es decir, reactualizar la discusión de la posibi-
lidad de un nuevo tratamiento de la deuda en el marco de un
nuevo orden económico internacional, que permtiera que par-
te de esa deuda fuese condonada o aplicada a fines de de-
sarrollo de los países del tercer mundo.
215
Politica de endeudamiento externo
216
cual prácticamente embarga la capacidad de pago al exterior
del país (el 50% del ingreso petrolero). Entonces esa es una
imposibilidad práctica y hay que tenerla en cuenta a la hora
de la reestructuración de la deuda y a la hora de trazar una
estrategia para la deuda pública externa en el largo plazo.
217
cuales el Banco Central, cuando ello ocurre, da el espacio
suficiente reduciendo su propia oferta del valor en el mercado.
Hay una especie de convenio tácito entre el Banco Central y
el Gobierno para que cuando éste vaya a colocar sus títulos,
bonos o letras en el mercado interno, el Banco Central reduzca
su propia oferta de títulos y pueda dejar espacio al gobierno
para que coloque sus títulos. Pero el mercado financiero inter-
no va a exigir cada vez más altas tasas de interés por varias
razones: primera, por el impulso inflacionario, ya que la tasa
de interés tiene que estar de una manera relacionada con la
tasa de inflación; segunda, por la competencia entre esos
valores que podemos llamar del gobierno y los valores que
emite el Banco Central, por lo que habrá necesidad de una
coordinación entre la política monetaria y la política finan-
ciera del gobierno para permitir un arreglo.
21H
ritmo inflacionario. El financiamiento deficitario del sector
público tiende a aumentar con rapidez cuando se desbordan
los cauces orgánicos por donde fluyen las confrontaciones
entre clases sociales y se hace necesaria la canalización de
las presiones de los grupos polares hacia el gobierno.
219
flacionaria. A partir de todo lo cual se puede afirmar que una
interpretación más amplia de la inflación en Venezuela no es
posible sin el análisis de las carencias estructurales del siste-
ma productivo y sin el examen de las expectativas que esti-
mulan un mayor ritmo del proceso inflacionario.
Tercera Sesión
-6 de noviembre de 1995-
Capacidad de endeudamiento
220
que nunca se ha podido satisfacer y es que nunca se ha
calculado la capacidad de endeudamiento del Estado interna
y externa en el corto, mediano y largo plazo, como un elemen-
to de la política, una especie de guía para el endeudamiento,
solamente que el endeudamiento se ha hecho sin ninguna
programación, sin ninguna planificación, sin ninguna restric-
ción, salvo las condiciones que el mercado pudiera presen-
tar, pero no desde el punto de vista de hasta qué límite y en
qué forma pudiera endeudarse el Estado para que pudiera
atender los compromisos del pago de la deuda, generando al
mismo tiempo los ingresos que pudieran permitir atender no
solamente el servicio de la deuda sino también para contri-
buir al incremento de la capacidad económica nacional.
221
crisis venezolana de estos tiempos no es sólo económica sino
global. Ahora quiero referirme únicamente a su incidencia en
la economía del país.
222
interna y externa resultaron deficitarias. Asimismo persistió el
encumbramiento de los precios en evidencia del fracaso de la
política de estabilización. La inflación, en niveles cada vez
más altos, persistía como morbo endémico. Desde entonces
Venezuela adquiriría el rango de este más inflacionario de
América Latina. La crisis se tornaba cada vez más resistente al
tratamiento de la ortodoxia monetarista, generando efectos
desestabilizadores que alcanzaron niveles explosivos en 1992.
223
ba las condiciones del inmediato advenimiento de aquel enorme
colapso bancario sin precedentes.
224
bien se deben reducir para estimular la economía, de modo
que mediante el aumento de la producción se genere mayor
volumen de ingresos tributarios. Ese es el camino, el seguido
desde la crisis del año 29 en adelante, la tremenda fluc-
tuación estremedora no sólo de los Estados Unidos sino de
todo el mundo. Las fórmulas fueron reducir los impuestos
precisamente para robustecer la economía. La orientación fue
hacia el estímulo de la demanda efectiva. En aquella oportu-
nidad existía lo llamado por los americanos de habla inglesa
un tremendo slump, una caída, una depresión profunda.
225
La cuestión de las prestaciones
226
carteras ministeriales. En ese momento uno de éstos dijo:
"caramba eso es una cosa muy difícil". Le dije: en 1960 se
hizo un traslado de un tercio del personal sobrante de la
administración pública en cosa de un mes y en esa oportu-
nidad se abrieron obras en Caracas y en el interior que absor-
bieron ese personal. No se trata de una cosa imposible. Ha-
bría de estudiarse el tipo de actividades aptas para absorber
ese personal y luego lo pertinente en todo contrato de cual-
quier compañía constructora con cualquier entidad de la admi-
nistración pública, insertarle una cláusula de absorción de
parte de ese personal, trasladándolo paralelamente al sector
privado en una forma gradual. Este proceso no puede lo-
grarse de la noche a la mañana, dada la índole del programa
y dado el hecho de que son seres humanos los afectados y
que por ningún respecto deben quedar sin recibir sus ingresos
para atender sus necesidades. Se trataría de un programa
gradual pero es ya un camino abierto, es algo posible de ha-
cer en ese sentido. Esa sería una de las cuestiones a consi-
derar.
debe tener más fresca la cifra. En todo caso por ahí esta la
cotización. Pero ese bono se esta cotizando en la Bolsa de
Comercio de Caracas a 72 y 74% Y aún más de 100%, lo cual
es insólito, pues se puede comprar en Nueva York a 49% ó
50%, mientras estamos en Caracas negociando a ese altísimo
tope. La finalidad de los especuladores y enterradores de la
227
economía venezolana se ha logrado al establecer un mercado
paralelo gobernado por ellos para devaluar el bolívar a como
dé lugar. El daño de ese mecanismo a la estabilidad carn-
biaria representa uno de los más fuertes obstáculos al logro
del equilibrio de las variables externas de la economía vene-
zolana.
228
a la nuestra. Ello es lo lógico desde el punto de vista de la
justicia tributaria, pero en nuestro medio no es así. Primero,
el ingreso per cápita ha descendido mucho con motivo de la
crisis y lanzar una carga adicional al contribuyente como se
ha hecho, sobre todo con impuestos indirectos regresivos que
gravan más fuertemente al pobre con relación al rico, no
parece ser lo más indicado. Por tanto se debe ir pensando en
una reforma del sistema tributario, en acentuar la eficiencia
del sistema de administración y recaudación impositiva. Otro
aspecto que agobia a la economía pública es el problema de
la deuda, porque alrededor del 40% del presupuesto se aplica
en la actualidad al servicio de la deuda. Se debe aliviar esa
carga y hay medios para ello.
229
el servicio de la deuda? si ese dinero se va a usar para volver
a producirle cargas al Estado, para reincidir en mantener la
dimensión sobrccxtcndida del listado y para darle nueva fuer-
za al clicruclismo político devorador de los recursos libera-
dos, no habríamos alcanzado una genuina solución pues volve-
ríamos a crear dentro de cierto tiempo otra vez el mismo
problema.
2. El desarrollo industrial
230
reservas. No se han comprometido a eliminar de la noche a la
mañana los susbsidios y la protección a sus economías. Ello
será un proceso llevado poco a poco. Nosotros aquí en la
época del presidente Pérez, los gobernantes y negociadores
ataron a Venezuela. Hoy en día el mismo sistema de control
de cambios se ha visto debilitado por el hecho de no haber-
se establecido el control de importaciones, pues se han invo-
cado los convenios perecistas por virtud de los' cuales no se
pueden seleccionar las importaciones. Ello ha permitido entrar
artículos de lujo y todo tipo de cosas extravagantes porque
eso es a lo cual obligaron a Venezuela esos convenios multila-
terales. Venezuela debería abrir conversaciones con esos orga-
nismos y debería plantear que se le otorgue, en vista de la
crisis, un plazo para poner en vigencia esas disposiciones
depredadoras de la economía nacional.
El poco acierto del gabinete económico
Pasando a otro tema debo afirmar la ideas expuestas por
el doctor Caldera sobre la economía. Sus lineamientos de
política económica no son malos, son buenos. Pero la ejecu-
ción sí ha sido mala. El doctor Caldera no ha contado entre
sus colaboradores con hombres capaces, conocedores de los
problemas de cada uno de los ministerios del área econó-
mica y por tanto se ven constantemente contradicciones apa-
recidas en la prensa de unos ministros con otros y de minis-
tros con declaraciones propias en fechas no muy lejanas unas
de otras. En la, 15, 20 días aparece el mismo funcionario
contradiciéndose. Para superar esto debería el Jefe de Estado
seleccionar un grupo de ministros efectivamente conocedores
de sus áreas, y leales ejecutores de las ideas del Presidente.
Esa es una cuestión importante para lograr en relativo corto
tiempo un vuelco positivo en la situación económica y social
del país.
Sobre el control de cambios
Sin esos soportes, los resultados serán pobres, no ofre-
cerán posibilidad de poder verdaderamente· extraer de ese
sistema todo lo que puede dar. La debilidad de la estructura
del control de cambios alarga el proceso, con el grave peligro
de que los sistemas de controles alargados demasiado en el
tiempo pueden ser víctimas de desviaciones no adecuadas.
Este es un asunto muy importante sobre el cual se debe hacer
énfasis en el sentido de lograr eficacia y darle al sistema esos
apoyos. La Junta Cambiaría está integrada por profesionales
muy competentes que han hecho una buena labor, pero no
han tenido todas las facultades necesarias para alcanzar ple-
nitud de logros como han podido lograrse.
231
Hay soluciones con reajustes y correcciones
Venezuela tiene una gran ventaja. Sus recursos propios
son importantes, medianamente bien administrados pueden
dar resultados muy positivos. Por eso todas las desviaciones
son ajustables, pero debemos cambiar los procedimientos.
También debe situarse en cada posición la persona adecuada
a su eficiente desempeño. El equipo económico está integrado
por ingenieros, no hay ningún economista. Los ingenieros en
el aspecto de la construcción, en el Fondo de Desarrollo Ur-
bano, en el Ministerio de Obras Públicas, en CADAFE, en las
obras de Guri, etc., han cumplido excelentes gestiones. Pero
no creo que hayan demostrado dominio de los procesos econó-
micos. Su gestión indica no ser los indicados para seguir
ejecutando las positivas ideas expresadas por el Presidente en
los lineamientos de política económica. Con lo dicho no es-
toy haciendo ninguna crítica destructiva sobre los profesio-
nales mencionados; considero que pueden rendir una buena
labor en su área corespondie nte de especialización. No com-
partí nunca la aspiración de los ingenieros cuando se estaba
discutiendo la ley aprobatoria de la creación del Colegio de
Economistas. Ellos querían ser miembros de esa Entidad. El
buen juicio del Congreso les cerró el paso. Ellos tiene su co-
legio, el cual ha rendido positiva labor en el país.
232
RAFAEL J. CRAZUT
A modo de relatoría
233
viar la atención de esa causa fundamental y de exculpar a
dichas élites de los desaciertos cometidos. La incapacidad de
las clases dirigentes para lograr objetivos de crecimiento y
bienestar tiene su máxima expresión en el inadecuado diseño
y conducción de las políticas públicas. Venezuela ha sido una
especie de gran laboratorio en donde se han experimentado
y se continúan experimentando todas las teorías, políticas,
modelos económicos, sociales, educativos, asistenciales y otros,
generalmente con grandes fracasos y con experiencias trau-
máticas para la comunidad. En sólo programas de desarrollo,
o mejor dicho en frustrados programas de desarrollo, se ha
in-vertido una suma que, según reiteradamente se ha expuesto
resulta superior a la utilizada en el Plan Marshall para la
reconstrucción de Europa en los años de posguerra.
234
educación en Venezuela había sido un gran fraude, debili-
tando así la tesis de que nuestras últimas esperanzas estaban
en la educación y que todos los recursos que se destinasen a
esa finalidad estaban justificados. Esos fracasos, resultan traumá-
ticos, entre otras razones, porque la dirigencia ha sido muy
hábil en motivar la opinión pública o en crear esperanzas en
ciertos programas de desarrollo que después no se cumplen
o no llenan las expectativas creadas. Todas esas experiencias
negativas han creado un gran escepticismo y desconfianza,
factores que inhiben la inversión, desestimulan el trabajo y se
traducen, a la vez, en causas adicionales de la crisis.
235
los banqueros, tiene mucho que ver con la inadecuada conduc-
ción de la política monetaria, la falta de supervisión bancaria
y el crecimiento anárquico y artificial de la banca estimulado
por el Estado. En la crisis bancaria parece conjugarse la incapa-
cidad y la corrupción de las clases dirigentes, ya que en la
misma no sólo están involucrados políticos tradicionalmente
calificados de corruptos, sino también empresarios a quienes
hasta hace poco se les consideraba como ejemplos de respe-
tabilidad y eficiencia. La corrupción e incapacidad de los
banqueros involucrados en esa crisis ha costado a la Nación
aproximadamente 1,5 billones de bolívares, suma equivalente
al presupuesto nacional de 1994, al 15% del PIE Y posiblemente
superior a todo el peculado que se ha cometido en la historia
del país. Ante la magnitud de las cifras citadas sobre los
costos de los frustrados programas de desarrollo, deuda externa,
salidas de capitales y auxilios financieros prestados a la banca,
las demás explicaciones sobre la crisis tienen carácter secundario.
237
notorias deficiencias, estrangulamientos, cuellos de botella y
condiciones monopolísticas que persisten en nuestros sistemas
de comercialización. Por último, la inflación es producto de
una política monetaria expansiva, en momentos en que ha
debido ser restrictiva.
238
Ante la intensidad de estos problemas y posiblemente
en la presunción de que la inflación es un fenómeno pura-
mente monetario, se ha culpado injustamente al Banco Cen-
tral y se ha pensado en la creación de una Caja de Con-
versión, llamada a sustituir las actividades cambiarias y de
emisión de ese Instituto. La Academia Nacional de Ciencias
Económicas ha sido contraria a esa idea y, en su lugar, ha
propuesto modificar la Ley del Banco Central ~ para robus-
tecer su autonomía y reducir su casi ilimitada capacidad de
emisión. Pero, como es obvio, con esa sola medida no se
alcanzaría la solución del problema puesto que la inflación
requiere de un esfuerzo conjunto, sistemático y bien coor-
dinado que ataque tanto sus causas reales como las mone-
tarias.
239
propietario de la industria pesada básica, además de la constan-
te prédica en contra del capital extranjero y del Fondo Mone-
tario Internacional, al cual se le consideraba como la perso-
nificación del imperialismo y la causa de la ruina del Tercer
Mundo.
240
DOCUMENTOS
Academia Nacional de Ciencias Económicas
ANTECEDENTES
243
lizaci6n bancaria a través de una adecuada regulaci6n de los
bancos comerciales, bancos hipotecarios, sociedades finan-
cieras y sociedades de capitalizaci6n. Con anterioridad, en
1960, se había reformada la Ley de Banco Central, entre otras
razones, para ampliar y flexibilizar la asistencia crediticia del
Instituto Emisor al sistema bancario, permitirle efectuar opera-
ciones de mercado abierto con mayor amplitud y, en general,
adecuar sus operaciones a las necesidades de un sistema
financiero en proceso de expansi6n y modernización. En 1965
se promulg6 la Ley del Sistema Nacional de Ahorro y Prés-
tamo con lo cual se profundizó el proceso de especialización
y se dio cabida en nuestra legislación a instituciones que
habían adquirido gran desarrollo en otros países.
En los años siguientes se continuó el proceso de rnoderni-
za ción del sistema, adecuándolo a nuevas circunstancias y
corrigiendo desajustes. Con el objeto de regular la oferta pú-
blica de acciones y obligaciones, en 1975 se promulgó la Ley
de Mercado de Capitales. En 1985 se llenó un vacío existente
en nuestra legislaci6n bancaria al crearse mecanismos de protec-
ción a los depositantes mediante la promulgación del Esta-
tuto del Fondo de Garantía de Depósito y Protección Ban-
caria. Como es obvio, este proceso legislativo que incorporó,
además, distintas reformas parciales a las leyes mencionadas,
configur6 la estructura institucional de un sistema financiero
bastante avanzado para su época y contó con la más amplia
protección del Estado a través de subsidios indirectos, adqui-
sición de instrumentos y régimen tributario especial, todo lo
cual le permitió alcanzar un ritmo de crecimiento proporcio-
nalmente mayor al de otras actividades del país. Por otra
parte, prácticamente desde la década de los sesenta, el siste-
ma comenz6 a experimentar perturbaciones atribuibles tanto
a excesos en que incurrieron algunos administradores, como
a deficiencias en los mecanismos de supervisión bancaria no
corregidas oportunamente.
21¡5
e) control gubernamental de una parte impor-
tante del crédito mediante decisiones adminis-
trativas que obligaban a la banca a destinar
porcentajes de recursos a determinadas activi-
dades, especialmente de carácter agropecuario
o viviendas de interés social¡
247
disminución de la demanda de crédito- la banca se había
venido desviando de su función esencial de intermediación
financiera para invertir sus recursos en este tipo de instrumen-
tos, así como en inversiones a largo y mediano plazo alta-
mente riesgosas y no suficientemente garantizadas. Por otra
parte, los intentos de reformar la legislación financiera no
encontraron, al parecer, suficiente receptividad en el Congreso
de la República, donde se sancionó la Ley del Banco Central
de Venezuela, postergándose otras leyes fundamentales.
Fue en el Gobierno de Transición presidido por el Dr.
Ramón ]. Velásquez cuando, en base a una ley habilitan te, se
acometió la reforma de la Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras, cuya configuración final fue estructurada por
un equipo bajo la dirección del entonces Ministro de Coordina-
ción y Planificación de la Presidencia de la República (y no
por el órgano regular del Ministerio de Hacienda), con el
agravante de que el texto definitivamente aprobado se distan-
ció en forma significativa de los proyectos originales, los
cuales daban mayor jerarquía institucional a. la Superinten-
dencia de Bancos y más adecuados medios de control a esa
organización. Asimismo, a través de disposiciones transitorias,
se otorgaron plazos bastante liberales para adoptar decisio-
nes fundamentales, a tal punto que no es exagerado afirmar
que la mencionada ley no ha sido aplicada en plenitud.
Prácticamente en forma simultánea con la entrada en
vigencia de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras (enero de 1994), se produjo el colapso del Banco
Latino seguido por el de otras importantes instituciones ban-
carias que confrontaban problemas similares, configurándose
así una crisis de graves proporciones con muy adversas e
impredecibles consecuencias para la economía nacional, lo
que ha obligado a tomar medidas especiales y extraordi-
narias para restituir la confianza, garantizar los depósitos de
los pequeños y medianos ahorristas y salvaguardar los apre-
ciables recursos del Estado que se otorgaron a la banca como
auxilios financieros. En el campo jurídico, esta situación con-
dujo a la promulgación de la Ley de Emergencia Financiera
donde se incorporaron disposiciones novedosas para el manejo
de las crisis bancarias generalizadas, no previstas en la Ley
General de Bancos y otras Instituciones Financieras, cuyo
instrumental se limitaba con preferencia a atender casos indi-
viduales de insolvencia e intervenciones bancarias. De todo
lo expuesto se desprende que:
248
ha resultado poco operante para prevenir proble-
mas de solvencia o desviación de recursos, tanto
por los mecanismos poco efectivos de supervisión
como por el escaso grado de cumplimiento que se
ha dado a la normativa jurídica.
249
OBSERVACIONES SOBRE LA LEY DE BANCOS Y
OTRAS INSTITUCIONES FINANCIERAS
250
cuales debe dárscle la más amplia protección. Otros aspectos
de la ley que deberán estudiarse con detenimiento son los
siguientes:
251
una progresiva conversión de sucursales de bancos extran-
jeros en bancos nacionales con sólo un porcentaje reducido
de capital foráneo. La vigente Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras producto de la reforma que se ha venido
comentando, permite de nuevo amplia participación del capital
extranjero en la actividad bancaria mediante la adquisición de
acciones en bancos existentes; el establecimiento de bancos y
otras instituciones financieras propiedad de bancos o inversio-
nistas extranjeros y el establecimiento de sucursales de bancos
e instituciones financieras extranjeras. Esta última ley elimina,
además, las restricciones a que estaban sometidas las sucursa-
les de bancos extranjeros que operaban en el país y que no
se convirtieron en bancos nacionales.
Para justificar este cambio de orientación en el trata-
miento a la inversión extranjera, la Exposición de Motivos al
Proyecto de Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras,
así como la Exposición de Motivos a la reforma en su conjunto,
enfatizan lo poco eficaz que ha sido la restricción en ese
campo y señalan que la apertura será un factor positivo para
intensificar la competencia, obtener reciprocidad de otros paí-
ses, reforzar la solidez del sistema financiero nacional y propi-
ciar el aflujo de capitales e incorporación de tecnologías en
beneficio de la economía nacional. Tales argumentos resultan
poco consistentes, especialmente si se toma en cuenta la
circunstancia de que la actividad bancaria requiere sólo de
capitales reducidos por cuanto trabaja básicamente con recursos
que capta del público. Asimismo, resulta poco probable que
la banca extranjera pueda aportar nuevas tecnologías, dado
que la tecnología bancaria se encuentra bastante generalizada
y la posibilidad de realizar grandes innovaciones financieras
se encuentra limitada por la ley. Finalmente, resulta obvio
que, en el caso de que se pueda obtener una adecuada reci-
procidad de otros países, es difícil que los bancos venezo-
lanos tengan suficiente aceptación en los mercados externos,
particularmente en las naciones altamente desarrolladas, y
que puedan competir exitosamente en esos mercados finan-
cieros.
Contrariamente a estas apreciaciones, la reciente crisis
financiera impone algunas consideraciones adicionales que
parecen favorecer la incorporación del capital extranjero en
la actividad bancaria. En primer lugar, debe tomarse en cuenta
que el Estado ha adquirido el control de un gran número de
bancos que se espera privatizar a fin de recuperar los aprecia-
bles recursos gubernamentales que se han invertido en el
salvamento de estas instituciones, situación que se hace más
perentoria en razón de las graves dificultades fiscales que
confronta el país. En segundo lugar, resulta difícil que el
252
capital nacional pueda disponer a corto plazo de los recur-
sos suficientes para la adquisición de estos intermediarios
financieros y, por último, el capital extranjero podría contrarres-
tar el poder de grupos familiares que han venido controlan-
do tradicionalmente la mayoría de los bancos nacionales, lo
cual ha influido definitivamente en la crisis experimentada
por el abuso que se ha hecho del crédito a. las llamadas
empresas relacionadas. El ingreso de divisas por concepto de
venta de estos activos al sector foráneo tendría igualmente un
efecto benéfico sobre la economía nacional.
Posiblemente, tomando en consideración estos elemen-
tos de apreciación, la Ley de Regulación de la Emergencia
Financiera del 6 de julio del año en curso estableció en su
Artículo 10 que: "los inversionistas, bancos e instituciones
financieras nacionales o extranjeras podrán adquirir parcial o
totalmente las acciones de un ente que haya sido auxiliado o
que sea mayoritariamente propiedad de un ente público". A
este respecto se tiene conocimiento de que en la actualidad
inversionistas extranjeros están gestionando crédito interno
con garantía foránea para adquirir importantes paquetes accio-
narios de bancos venezolanos intervenidos o receptores de
auxilios financieros extraordinarios, en cuyo caso no se darían
los supuestos de recepción de inversión extranjera y de sus
efectos favorables sobre la balanza de pagos. Por consiguiente,
deben tomarse las medidas legales y administrativas nece-
sarias a fin de garantizar que las adquisiciones de acciones de
bancos nacionales por parte de residentes extranjeros se reali-
cen con capitales que hayan ingresado efectivamente al país,
registrados como inversión extranjera.
253
sucursales o agencias de bancos y otras oficinas que presten
servicio al público no necesitará autorización. En el párrafo
único de ese mismo Artículo se añade, sin embargo, que la
Superintendencia dictará normas generales para que la aper-
tura de oficinas, sucursales y agencias se efectúe conforme a
sanas prácticas bancarias y a disposiciones aplicables en mate-
ria de seguridad. Dada la libertad excesiva contemplada en la
nueva ley, así como el apreciable número de oficinas banca-
rias existentes en la actualidad, se recomienda mantener el
requisito de autorización, hasta tanto la Superintendencia dicte
las normas generales a que se hace referencia anteriormente.
5. Supervisión Bancaria
25!¡
no han podido apreciarse hasta el presente, entre otras ra-
zones por la intensidad de la crisis y los conflictos y contradic-
ciones que se han presentado entre 1Gs órganos encargados
de resolverlos. Con el objeto de garantizar que e.l Superinten-
dente de Bancos contase con la mayor autonornía y apoyo
político, se estableció en la nueva ley que este funcionario -
designado por el Presidente de la República por un período
de cinco años- contase, además, con la confirmación del
Senado emitida por el voto de las dos terceras partes de sus
miembros.
En la práctica, sin embargo, esa disposición ha resulta-
do poco operante debido a la dificultad para lograr un respal-
do legislativo tan elevado, lo que ha hecho que el Presidente
de la República haya recurrido a la figura del Superinten-
dente Encargado, desvirtuándose así los sanos principios que
inspiraron-a la ley en esta materia. Por otra parte, se observa
que el proyecto original de Ley de la Superintendencia de
Bancos elaborado por la Oficina de Coordinación de la Refor-
ma Financiera, resultaba más cónsono con las necesidades de
inspección, supervisión y control al otorgar mayor poder a la
Superintendencia. En el texto legal aprobado, esta organización
se encuentra supeditada en la mayoría de sus decisiones a la
autorización de un Consejo Superior integrado por el Minis-
tro de Hacienda, el Presidente del Banco Central de Venezue-
la y el Presidente del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria. A tal Consejo el Superintendente puede
asistir con derecho a voz pero no a voto. Este Capítulo de la
Ley requiere por tanto de algunas revisiones. Como primera
prioridad se recomienda mantener la disposición de que el
nombramiento del Superintendente de Bancos sea confirma-
da por el Senado, pero que se reduzca la votación requerida
para este propósito a una simple mayoría absoluta, dado que
la mayoría calificada de las dos terceras partes resulta difícil
de alcanzar. Asimismo, deben tomarse las providencias nece-
sarias para que las disposiciones que se adopten en relación
al nombramiento de este. funcionario no puedan infringirse a
través de la designación de un Superintendente Encargado.
255
aspecto fue el de fortalecer la confianza de los ahorristas en
el sistema financiero, sincerar al máximo los mecanismos a
través de los cuales la mencionada institución puede conceder
auxilio a los bancos y, fundamentalmente, coordinar dichos
auxilios con otras medidas adoptadas por el Ejecutivo para
salvaguardar la liquidez y solvencia del sistema, proteger a
los depositantes y al propio patrimonio de FOGADE. En tal
sentido, se estableció, por una parte, que los auxilios financie-
ros que se otorguen se encuentren debidamente garantizados
y supeditados a planes de rehabilitación que deben ser impues-
tos por el Ejecutivo y aceptados por los bancos solicitantes;
y, por la otra, que en el caso de bancos intervenidos dichos
auxilios sólo podrán concederse en caso de que se cumpla
totalmente una serie de condiciones establecidas en la ley,
entre las cuajes se destacan, la remoción de la Junta Direc-
tiva del banco o institución intervenida, la garantía de que el
auxilio financiero sea menos costoso que la liquidación de la
institución y la circunstancia de que FOGADE adquiera la
condición de propietario de la mayoría de acciones. No cabe
duda de que todas estas previsiones son jurídica y económica-
mente acertadas y constituyen un tratamiento adecuado para
los problemas que se aspira resolver, pero aparentemente no
fueron tomadas muy en cuenta en los auxilios financieros
que se otorgaron para resolver la reciente crisis, en cuyo caso
se otorgaron auxilios indiscriminados sin planes de recupera-
ción, sin intervención de las instituciones y sin la adopción
de los demás requisitos establecidos en la ley.
1. Consideraciones Generales
256
des que, según los proyectistas, no son propias de la banca
central y le impiden concentrarse adecuadamente en sus fun-
ciones específicas de conducción de la política monetaria.
Dentro de este orden de ideas, con el fin de reforzar la
autonomía del Instituto, se modifica la composición del Direc-
torio y se establece que el nombramiento del Presidente de-
be ser confirmado por el Senado con una votación de las dos
terceras partes. Sobre este último punto, la Academia está de
acuerdo con el principio de confirmación por parte del Sena-
do, pero considera que la mayoría calificada de dos terceras
partes resulta demasiado elevada y puede obstaculizar la flui-
dez en el nombramiento del Presidente. Por ello, estima que
resulta más práctico reducir esa mayoría a la mitad más uno,
como se ha recomendado también en el caso del Superinten-
dente de Bancos. .
En lo que concierne a los instrumentos de política mone-
taria, la reforma se orienta a convertir las operaciones de
mercado abierto en el medio más importante de ejecución de
esa política, para lo cual simultáneamente con la nueva Ley
del Banco Central se practica una reforma parcial a la Ley
Orgánica de Crédito Público. Por otra parte, se modifican
disposiciones en materia de redescuentos y anticipos con el
propósito de evitar que el crédito otorgado por esa vía deje
de ser un medio para prestar auxilio a bancos con problemas
de solvencia o, alternativamente, un medio de financiamien-
to sectorial a determinadas actividades productivas, todo lo
cual le ha imprimido excesiva rigidez a estos instrumentos y
ha impedido que con ellos se pueda ejercer influencia ade-
cuada sobre la liquidez en concordancia con los objetivos de
política monetaria. Obviamente, el Banco Central continuará
llevando a cabo sus funciones de prestamista de última instan-
cia, pero dentro de un marco más general y flexible. El au-
xilio a bancos en situación de precaria liquidez correspon-
derá ahora a FOGADE, lo cual se hará en coordinación entre
esa última institución, la Superintendencia de Bancos y el
Banco Central. Finalmente, dentro del proceso de liberali-
zación trazado se limitan las facultades para que el Banco
Central fije las tasas activas y pasivas del sistema financiero,
con la idea de que el Instituto influya de manera indirecta
sobre dichas tasas y deje mayor libertad a las fuerzas del
mercado.
257
ción contenida en el Artículo 60, según la cual, "en caso de
que en la ejecución de la política monetaria puedan origi-
narse pérdidas que se traduzcan en disminución del patrimo-
nio" de dicha Institución, dichas pérdidas serán compensa-
das por la República, mediante la asignación de créditos en el
presupuesto de gastos inmediatamente posterior al año en
que se produzcan tales pérdidas, o mediante la emisión de
obligaciones gubernamentales en condiciones de mercado y
con vencimiento que no exceda de cinco años. Esta disposi-
ción fue incluida por los proyectistas, presumiblemente con
la idea de que el Estado cubriera las significativas pérdidas
que se había previsto podrían originarse mediante la aplica-
ción de la política de bonos cero cupón, política ésta que
según opinión anterior de la Academia, emitida en ocasión de
una consulta que le fue formulada por el Tribunal Superior
de Salvaguarda del Patrimonio Público, no solamente se tradujo
en un subsidio injustificado a la banca sino que ocasionó
innumerables pérdidas al Banco Central. Por consiguiente, la
disposición contenida en el ya mencionado Artículo (JO debe
suprimirse, tanto por el hecho de que compromete recursos
públicos de manera poco previsible, además de que resulta
injustificado que a través de ella puedan cargarse al Estado
las pérdidas originadas por subsidios al sector financiero,
máxime en momentos de dificultades fiscales como los ac-
tuales y cuando se han eliminado los subsidios a otras activi-
dades productivas que los requieren. Tradicionalmente, las
operaciones del Banco Central proporcionaban elevadas utili-
dades al Fisco, resultando injustificado no sólo que una institu-
ción de esa naturaleza incurra en pérdidas, sino que las mis-
mas sean cubiertas por el Estado.
258
han ejercido y puedan contirruar ejerciéndose sobre el Banco
Central para solucionar problemas de la naturaleza citada.
Entre las alternativas que han surgido se encuentra la posibili-
dad de establecimiento de una Caja de Conversión, lo cual
implicará una nueva reforma de la Ley del Banco Central por
cuanto las operaciones fundamentales de cambio y de emi-
sión pasarían a ser ejecutadas por la Caja de Conversión.
Como resulta evidente, los aspectos relacionados con el
posible establecimiento de una Caja de Conversión en el país
constituyen una materia compleja y especializada que no pue-
de examinarse con el detenimiento necesario en un informe
preliminar como el presente, en cuyo texto sólo resulta posi-
ble incorporar algunas apreciaciones generales basadas en la
consideración de ideas que se han realizado en la Academia
sobre tan importante tema. La Caja de Conversión, como es
bien conocido, constituye un mecanismo cambiario y de emi-
sión de dinero totalmente convertible en una moneda de
reserva, a un tipo de cambio fijo o ajustable periódicamente,
en donde el respaldo de la moneda nacional es de un cien
por ciento en la moneda de reserva elegida. Bajo esos supuestos,
proporciona un mecanismo automático de ajuste de la balanza
de pagos y garantiza la libre convertibilidad. Un superávit de
balanza de pagos se traduce, como es de suponer, en un
aumento de reservas internacionales y en una expansión mone-
taria interna con su correspondiente incidencia también general-
mente expansiva en los ingresos monetarios, costos, precios,
salarios y demanda; mientras que en el caso de un déficit
operan los fenómenos en sentido contrario. Condición esencial
para el funcionamiento de esa dinámica -además de la libre
convertibilidad de la moneda- es que no existan o se reduz-
can al mínimo las restricciones al comercio nacional e interna-
cional y a los movimientos de capitales y que opere una
economía abierta en el más amplio sentido.
La Caja de Conversión constituyó un mecanismo normal-
mente utilizado en las posesiones coloniales europeas en los
años anteriores a la segunda guerra mundial, cuyos princi-
pios fundamentales han tenido un resurgimiento en algunos
países latinoamericanos como medio de estabilizar los tipos
de cambio y combatir la inflación. Si bien esos países han
alcanzado algunos logros con la utilización de ese sistema,
los resultados definitivos son difíciles de evaluar y pronosticar.
A pesar de la ventaja derivada de la estabilidad cambiaria y el
automatismo que proporciona en cuanto al mecanismo de
ajuste, el esquema de Caja de Conversión presenta numero-
sas deficiencias y puede plantear problemas tan graves como
los que tiende a solucionar. Como limitación fundamental, su
establecimiento prácticamente deja fuera de lugar laposibili-
259
dad de instrumentación de una política monetaria orientada a
corregir desajustes internos y externos y limita también, considera-
blemente las posibilidades de intervención del Estado en la
economía. Puede prevenir los factores monetarios que actúan
sobre la inflación, pero no puede actuar sobre los factores
reales que influyen sobre la misma o sobre otros desequilibrios
monetarios y tiende a impedir que el Estado intervenga para
corregirlos. Con su adopción, el país se haría más vulnerable
a los cambios internacionales de coyuntura y no tendría mecanis-
mos de defensa para contrarrestarlos, puesto que no podría
adoptar una política de ajuste propiamente dicha, sino depen-
der de que el ajuste se realizase de manera automática.
En síntesis, la Academia considera que la Caja de Conver-
sión constituye un mecanismo excesivamente rígido que no
da lugar a la implementación de una política monetaria ca-
paz de contrarrestar problemas adversos de la economía inter-
na y externa y que, por tanto, no constituye una solución
cónsona con las necesidades del país. Su adopción implica-
ría pasar abruptamente de un sistema de extrema liberalidad
y escasa disciplina monetaria al otro extremo opuesto, caracteri-
zado por la excesiva rigidez de ese mecanismo, lo que po-
dría traer adversas consecuencias para la economía nacional,
situación totalmente desaconsejable, especialmente si se toma
en cuenta que existen soluciones intermedias ya experimen-
tadas en el país en otras oportunidades. En consecuencia,
como alternativa a la implementación de esa modalidad cam-
biaría se sugiere la posibilidad de reformar la Ley del Banco
Central para restringir su capacidad de emisión, supeditán-
dola al mantenimiento de determinados porcentajes de acti-
vos externos netos, tal como se establecía en la Ley de 1960.
Ello constituye una solución intermedia que no lleva consigo
la excesiva rigidez implícita en una Caja de Conversión ni los
peligros de la excesiva capacidad de emisión permitida en la
legislación vigente.
260
haberes y, en general, regular la emergencia financiera. Esta
Ley tiene dos características especiales: En primer lugar, se-
gún el Artículo 12 , su aplicación está sujeta a la declaración
de emergencia financiera decretada por el Presidente de la
República en Consejo de Ministros, declaración que debe ha-
cerse cuando todo o parte del sistema de bancos y otras
instituciones financieras presente problemas de liquidez, sol-
vencia o de otra naturaleza que pongan en peligro la esta-
bilidad del sistema y que no puedan ser resueltos por las
previsiones de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras.
En segundo término, según sus artículos 22 y 32 , una vez
decretada la emergencia financiera, el sistema de bancos e
instituciones financieras y el Sistema Nacional de Ahorro y
Préstamo pasan a ser regidos por una Junta de Emergencia
Financiera integrada por el Ministro de Hacienda (quien la
preside), el Presidente del Banco Central de Venezuela y tres
personas designadas por el Presidente de la República. Junta
ésta que asume las funciones que corresponden al Consejo
Superior de la Superintendencia de Bancos, así como otras
funciones específicas que, según la Ley General de Bancos y
otras Instituciones Financieras, corresponden tanto a esa Superin-
tendencia como a la Junta Directiva de FOGADE. Las disposi-
ciones de esta Ley son aplicables a bancos intervenidos o no,
que confronten problemas de liquidez, solvencia o dieren
fundados motivos para suponer que pudieren incurrir en tales
situaciones y causar perjuicio a los depositantes y a la econo-
mía nacional. Como instrumento para regular la Emergencia,
esta Ley modifica sustancialmente a la Ley General de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras en lo que respecta a
protección a los depositantes, intervenciones bancarias, liqui-
dación de bancos y empresas relacionadas, sucursales en el
exterior, mesas de dinero, procedimientos especiales, así como
previsiones para salvaguardar el patrimonio público cuando
se trate de recursos del Estado otorgados como asistencia
crediticia al sector financiero. En síntesis, constituye un esfuerzo
para hacer frente a la situación planteada, para lo cual fue
necesario violentar algunas normas tradicionales de nuestra
legislación bancaria.
Como es obvio, la existencia de una normativa jurídica
ordinaria para regular la materia concerniente a bancos e
instituciones financieras, y otra de carácter extraordinario para
afrontar las emergencias financieras, crea confusión y ha plan-
teado la posibilidad de que, una vez normalizada la situación,
se fundan en un solo texto las disposiciones fundamentales
de la Ley de Emergencia Financiera con las de la Ley de
Bancos, posiblemente en un Título especial de esta última
261
que podría denominarse "La Emergencia Financiera". La Acade-
mia ha comenzado a cruzar ideas sobre esta posibilidad, pe-
ro aparte de la complejidad en materia de técnica legislativa,
se plantea el problema de que todavía estamos inmersos en
la crisis, como lo demuestra el hecho de que al momento de
elaborar este pronunciamiento se anuncian todavía proble-
mas de iliquidez, insolvencia e intervenciones bancarias. Por
consiguiente, la posibilidad de fundir ambos textos sólo debe
hacerse en la medida en que se solucionen problemas funda-
mentales de robustecimiento del sistema financiero a través
de elevación de su patrimonio y restablecimiento de la confian-
za, privatización de los numerosos intermediarios actualmen-
te en poder del Estado y recuperación de los cuantiosos
recursos gubernamentales que se han utilizado para resolver
la crisis. Mientras esos objetivos no se logren el país permane-
cerá en situación de emergencia financiera.
CONCLUSIONES y RECOMENDACIONES
262
a) Reforma de la Ley del Banco Central, orientada a
limitar su capacidad de emisión como medio de
impedir las presiones a que ha estado sometido ese
instituto para dar solución a crisis financieras co-
mo la presente. A este respecto parece recomen-
dable volver al principio de establecimiento de un
encaje legal en activos externos para garantizar las
emisiones, tal como existía en las leyes de Banco
Central anteriores a 1974. De este modo no tendría
cabida la propuesta de crear una Caja de Conver-
sión. En dicha reforma debe suprimirse, además, la
disposición según la cual las pérdidas en que in-
curra ese Instituto como resultado de la ejecución
de la política monetaria serán asumidas por el Ejecutivo
Nacional.
263
tendente de Bancos deben ser confirmados por el
Senado, pero limitando la votación requerida para
esos propósitos a la mayoría absoluta a fin de lo-
grar flexibilidad. Tomar previsiones para que este
requisito no sea obviado mediante la figura de presi-
dentes o superintendentes encargados.
261¡
Colaboradores de este Número
Presidente
Antonio Aguirre
Vicepresidente
Armando Córdova
Secretario
Rafael J. Crazut
Bibliotecario
Bernardo Ferrán
3
como consecuencia de sus observaciones del hundimiento
de la Bolsa en toda Europa.
Desde los primeros decenios del siglo XIX los Rothschild
y los Baring disponían de accesos a capitales en mayor
cuantía que los gobiernos. También a los segundos les
correspondió experimentar la primera gran crisis de carácter
mundial generada en Argentina, donde, a decir de los
historiadores, políticos desaprensivos saquearon al país
y hundieron la moneda.
Existe un hilo conductor en el desenvolvimiento y
expansión del financiamiento internacional y no es otro
que la estrecha relación entre los banqueros y sus respectivos
gobiernos. Aquellos fundaban su confianza para prestar
dinero en el respaldo de un poderoso imperialismo,
cual es el caso de los banqueros británicos soportados
en la Pax Británica mantenida por el ejército y la marina
inglesa. Cuando la Pax Británica es sustituida por la Pax
Americana, los marines se convierten en el respaldo de
los banqueros norteamericanos y de todos los países
capitalistas, con el Fondo Monetario Internacional en el
papel de Jefe de Policía o Sheriff de las finanzas. En
todos los casos se aplica la doctrina de "derechos diferentes",
según la cual las prácticas y los tratados europeos, aceptados
por los Estados Unidos después de la independencia,
no son aplicables a los pueblos colonizados. Este criterio
se extendió a la América Latina y el Caribe "a través de
una mezcla adecuada de sanciones impuestas por prestamistas
extranjeros y diplomacia de las cañoneras (como cuando
los barcos de guerra de Gran Bretaña, Italia y Alemania
bombardearon los puertos venezolanos en 1902 en satisfacción
de reclamos de incumplimientos de pago, o como en
1904 Alemania bloqueó a Santo Domingo)" y como duran-
te treinta años Estados Unidos bloquea a Cuba (Raghavan).
"En las últimas dos o tres décadas la naturaleza de la
interferencia con los derechos de propiedad de las inver-
siones extranjeras ha cambiado, de simples expropiacio-
nes, a una variedad de medidas reglamentarias sobre
inversión, comercio, importación y exportación, que despla-
zaron a las viejas disposiciones y la diplomacia de las
cañoneras... fue sustituida por una estrategia de operacío-
4
nes encubiertas (por ejemplo contra el gobierno de Mossa-
deg en Irán y el golpe de estado contra Allende en
Chile)" (Raghavan). Hoy "los derechos diferentes" se
consagran en un régimen internacional, que tuvieron
que suscribir los gobiernos de los países en desarrollo
en la Organización Mundial de Comercio (OMC) , con
nuevas definiciones de la propiedad y la prohibición de
cualquier intromisión en ese derecho.
5
el desorden en el sistema monetario internacional, sino
que a los países industriales empezó a resultarles más
difícil adherirse a los principios fundamentales del sis-
tema original de Bretton Woods, especialmente la filo-
sofía liberal de un comercio libre y sin discriminaciones" ...
"El proteccionismo se convirtió en la cuestión básica
del comercio mundial" ... hasta el presente, aunque bajo
la doctrina de los derechos diferentes: el Norte mantiene
el proteccionismo, pero el Sur debe liberar su comercio
de importación.
La historiadora del Fondo omite un antecedente
determinante en el proceso de la liberalización financiera,
que fue la aparición y avance de los eurodólares, que
se habían gestado desde 1949 cuando el gobierno de
China tuvo necesidad de proteger sus activos en dólares
frente a los norteamericanos, quienes aplicaban la doctrina
de los "derechos diferentes" con fines políticos. Con el
propósito de evitar que congelasen esos fondos, China
los colocó en un banco soviético, le Banque Comercial
pour l'Europe du Nord" (Eurobank), Los soviéticos también
procuraron mantener sus dólares fuera de Estados Unidos
y tanto en ese banco, como en el Moscow Narodny
Bank de Londres, .colocaron sus recursos, los cuales
comenzaron a circular casi inmediatamente por otros
bancos europeos, adquiriendo el nombre de eurodólares.
Aunque había habido un precedente en el siglo
XIX con el dólar de María Teresa, acuñado en Viena por
cuenta del Imperio austrohúngaro, esta moneda (euro-
dólar) lograba establecerse liberada del control nacional
como dinero expatriado, pero sustentador del crédito
mundial a una escala inédita. Su capacidad para multipli-
carse fue estimulada por la expansión europea y por el
crecimiento de las corporaciones norteamericanas. Los
controles que trataron de establecerse fueron rápidamente
burlados, por lo que esto se calificó como el primer
gran triunfo del mercado libre sobre "la intolerancia y
las restricciones del nacionalismo".
Al propio tiempo se producía un fenómeno mediante
el cual el poderío económico mundial tenía que ser
compartido por los bancos con las direcciones de las
6
tesorerías o las direcciones financieras de las grandes em-
presas transnacionales y las agencias de servicios financieros.
Se había desatado un proceso acelerado de expansión
con la informática, que engloba las gestiones de la informa-
ción, de las relaciones y de la comunicación. Los costos
de tratamiento de la información, calculados sobre la
base de un millón de instrucciones por segundo, caen a
una fracción muy pequeña de 10 que era hace diez
años; y aunque han aumentado enormemente, en forma
absoluta, el volumen de las operaciones y el tiempo
que se gana, permiten cubrirlos con creces y generar
más beneficios.
Las tecnologías de la información revolucionarían
los intercambios financieros de manera impresionante.
Los nuevos medios de comunicación interactivos completan
y en oportunidades reemplazan los contactos físicos con
la banca. La alta tecnología convierte en invisible al
cliente y así hay protección para cualquier transacción
lícita e ilícita. El espacio geográfico ha sido reemplazado
progresivamente por el "espacio virtual de la información".
La globalización del íi.cercambto de mercancías ha
ido acompañada de la globalización financiera, aunque
ésta ha tenido no sólo mayor velocidad sino también ha
crecido en mayor proporción debido al cambio notable
en la economía mundial por el surgimiento de la economía
simbólica, representada por los movimientos de capital,
tasas de cambio y flujos de créditos, convertida en la
rueda motriz de la economía mundial, al punto de que
las transacciones de divisas superaban, ya en 1986, en
doce veces el comercio de bienes y servicios. Al presente
lo superan en cincuenta y cien veces.
Las empresas transnacionales han jugado a este respec-
to un papel principal al transformar la división internacio-
nal del trabajo en el globo y a 10 interior de ellas
mismas, particularmente en la Triada. Casi cuatro decenas
de miles de corporaciones transnacionales multiculturales
se esfuerzan, según Tbe Economist (1994), en optimizar
sus costos y su adecuación al mercado a escala mundial.
Sus cifras de negocios se aproximan al producto nacional
bruto de Estados Unidos.
7
En el sector financiero los factores de la globalización
de los llamados "productos" han sido la libre circulación
de los capitales, la volatilidad de los mercados, las tecnolo-
gías de la información, la estandarización y la negociabilidad.
En menos de treinta años los progresos de la interco-
nexión mundial y la aceleración de los cambios de servi-
cios y de capitales desregulados han sido impresionantes.
Cientos de miles de millones de dólares diarios, que
representan billones (o trillones de dólares norteamericanos)
al año, se registran en lenguaje electrónico como asientos
de transacciones en activos financieros diversos.
El r.égimen monetario y financiero del presente,
aunque todavía está en proceso, se fundamenta en forma
creciente en la libertad de los mercados de divisas, con
flotación administrada muy débilmente. Pero es sumamente
difícil establecer límites de prudencia en un mercado
tan grande y donde los más poderosos actores son conglome-
rados transnacionales que hábilmente han cooptado las
administraciones y debilitado a los Estados con la prédica
insistente e intencional de sus incompetencias. Son capitales
que se movilizan a través de las entidades bancarias
privadas o en sociedad con ellas, en lo que se conoce
como apalancamiento: pero los instrumentos que se usan,
muy variados y sofisticados, les permite mantenerse fuera
del alcance y control de las autoridades monetarias.
Son flujos cuya medición es extremadamente difí-
cil, lo que se revela en la discrepancia estadística de los
balances de pagos que registra el FMI, la cual refleja un
volumen creciente de activos financieros externos que
son identificados por los países emisores, pero no se
registran en las estadísticas de los países en los cuales
sus residentes los han adquirido. Esta discrepancia se
estima en un promedio de 50.000 millones de dólares
anuales, durante la última década. Otros datos, sin embargo,
permiten formar idea de las grandes dimensiones de las
corrientes internacionales de capital. Es el caso del cré-
dito bancario privado, cuyos préstamos transfronterizos
crecieron en 280% y superaron los ocho billones de
dólares en los años 80, lapso en el cual se duplicaron
8
los activos totales de los bancos estadounidenses y se
triplicaron los de Japón.
Esto se compara favorablemente con el crecimiento
del PIE mundial a precios corrientes 020%, frente al
crecimiento del 35% a precios constantes). Además, el
comercio mundial alcanzó a 3,6 billones de dólares al
cierre del decenio, lo que representa el 45% del crédito
bancario extra-fronterizo (Hopenhayn).
El mercado de la colocación de bonos ha alcanza-
do también cifras impresionantes, particularmente en lo
que se refiere a las emisiones de los países en desa-
rrollo, las cuales casi se sextuplican en los últimos cin-
co años, aunque representan solamente el 10% del total
de la emisión mundial. En el caso de América Latina, la
región colocó 20.000 millones de dólares en 1993, con-
tra 830 millones en 1989.
En los mercados de productos derivados (futuros,
opciones, Swaps) el aumento -de acuerdo con el FMI-
es de 6,4 billones de dólares en 1987 y 1993 0,6 billones
a 8 billones, respectivamente). En ambas fechas sus rela-
ciones con el PIE de los Estados Unidos pasa de 35% a
más del 140%, respectivamente. En 1987 los contratos a
futuro de tasas de interés denominados en dólares alcanza-
ron a 500 millones de dólares y }41 miIlones en otras
monedas; aumentan a 1.500 miIlones en dólares y en
igual cifra en otras monedas, cuatro años más tarde
(991). Su papel es claramente especulativo.
Estos mercados se nutren principalmente de inversio-
nistas institucionales, entre los cuales están los fondos
de pensiones de algunos países industrializados. En 1988
la inversión de los fondos de pensiones de los Estados
Unidos se estimó en 726.000 millones de dólares, equivalen-
tes al 50% del ahorro personal y al 35% del PIE de ese
país. Estas cifras, en el caso del Reino Unido, representa-
ron el 71% Y el 47%, respectivamente. En el mismo año
de 1988 el total de activos invertidos por los fondos de
pensiones estadounidenses sumó 26,5 billones de dólares,
equivalentes al 13,5% del total de activos personales.
La gran movilidad y la dimensión del capital interna-
cional ofrece resultados sistémicos preocupantes, uno
9
de los cuales es la incertidumbre que ha generado,
tanto por los vínculos entre los mercados financieros de
los diferentes países, como por los efectos en las políticas
monetarias y fiscales e incluso las consecuencias sobre
los operadores económicos privados, entre los cuales
solamente las transnacionales disponen de elementos de
información apropiados y vínculos financieros suficien-
temente fuertes con los bancos para defenderse o sacar
ventajas.
Los efectos de la movilidad internacional del capital
son distintos en los países. En el caso de Estados Unidos,
que tiene la ventaja de usufructuar el carácter hegemónico
del sistema monetario internacional en función del dólar
como unidad monetaria de cambio internacional y de
reserva, ese país utiliza ahorro externo para financiar
sus déficit gemelos (fiscal y de cuenta corriente), con lo
que ha podido absorber shocks endógenos (crisis bancarias,
carteras incobrables de grandes industrias, crisis inmobi-
liarias y quiebras de las entidades de ahorro y présta-
mo); y shocks exógenos (la volatilidad de los tipos de
cambio y de las tasas de interés).
En cambio, los países en desarrollo y entre ellos,
los latinoamericanos, son obligados a poner en ejecu-
ción ajustes recesivos y forzados ante los shocks sistémicos
exógenos (alzas de tasas internacionales de interés y
bajas de los precios de las materias primas que exportan).
Existe además el riesgo sistémico de que los movimien-
tos de las tasas de interés y de los tipos de cambio
perturben las previsiones y decisiones de los operado-
res sobre ahorros nacionales y a través de las fronteras.
Solamente los operadores con más poder y mejores víncu-
los internacionales pueden sortear las crisis de liquidez
y solvencia. En el mismo sentido, es de mencionar el
riesgo sistémico de que la crisis financiera desencadene
un "efecto dominó" en las finanzas internacionales, como
el Tequila, a comienzos de 1995.
Finalmente es preciso citar la consecuencia sisté-
mica de las diferencias en las primas de riesgo como
elemento de penalización contra países determinados,
que a la vez encarece el costo real de los ingresos de
10
capital e incrementa los niveles de rentabilidad de las
inversiones indispensables para honrar los compromisos
que generan esos ingresos o para retribuirlos.
El proceso de liberación financiera a escala planetaria
ha conducido al dominio del mundo financiero sobre el
mundo productivo y se ha convertido en fuente de mayor
inestabilidad e imprevisibilidad de la economía mundial.
Los mercados financieros han reforzado su capacidad
propia para desestabilizar a los países en desarrollo; no
obstante, en el presente todos los países son vulnerables
a una crisis financiera. Los datos empíricos ponen de
manifiesto que los costos de la liberalización y desregula-
cíón del sistema financiero han sido realmente eleva-
dos, sin embargo, en la Ronda Uruguay se insistió en
liberalizar aún más el sistema bancario.
11
entre los países. Estas empresas salieron sin tropiezos
significativos de la depresión padecida por la economía
mundial en el decenio de los ochenta. Su vocación
expansionista se revela en el hecho de que en el período
1982-92 sus ventas suben de 3.000 a 5.900 miles de
millones de dólares (rnillardos), con una participación
del 24,2% al 26,8% del Producto Nacional Bruto global
(Clairrnont y Cavanagh).
Es el campo de las finanzas donde la revolución
tecnológica ha logrado la mejor adaptación de sus cualidades:
escala mundial, permanencia, inmaterialidad e inmediatez
o prontitud. Atributos que pueden calificarse de "divinos"
y que dan lugar -por esa condición- al nuevo culto, la
nueva religión: el mercado, con su tecnología y sus
tablas de la ley (Maza Zavala-Ricardo Petrella).
Se ha constituido un ambiente financiero desconocido
totalmente en tiempos anteriores y tampoco previsto en
cuanto al poderío que adquirirían los llamados "gestores
de fondos". Estos constituyen una generación nueva de
financistas aglomerados en bancos de negocios, casas
institucionales de inversión, grandes firmas de corretaje,
grandes compañías de seguros, bancos comerciales fusiona-
dos con bancos de inversión y agentes de cambio y,
especialmente, fondos de pensiones.
Los "gestores de fondos" juegan un gran papel en
los mercados financieros pero están cada vez más ausentes
de la economía real. Sus labores escapan a las reglamentaciones
de los Estados, e incluyen las transacciones especulativas
sobre las cotizaciones a término de los productos derivados
y las manipulaciones de cursos de las divisas. Permanentemen-
te están implicados en los mercados emergentes de Améri-
ca Latina y del Sud-Este asiático, sin hablar del blanqueo
del dinero. Se estima que de los más de mil millardos
de dólares en transacciones cotidianas de divisas, solamente
el 15% corresponde a intercambios reales. Las actividades
legales e ilegales están cada vez más imbricadas y se
acumulan considerables fondos privados anónimamente,
al tiempo que, beneficiándose de las desregulaciones,
las mafias criminales juegan un papel creciente en la
esfera bancaria (Chossudovsky).
12
Se ha pasado de una economía organizada a partir
de capitalismos nacionales, activos a escala planetaria, a
una mundialización caracterizada, como se sabe, por la
liberalización de los mercados, las desregulaciones y las
privatizaciones de todo género de economías nacionales,
que tiende a transformar la naturaleza y la fisonomía de
los dirigentes de la economía mundial. Es así como las
grandes familias de la finanza y los negocios de Wall
Street, la City, Frankfurt, Zurich, París, Tokio y Osaka
adquieren un inmenso poder e influencia, aunque deban
compartir con la diáspora china, cuya influencia en Asia
y en los Estados Unidos sigue en aumento (Petrella),
La economía se "desmaterializa", El poder reside
cada vez menos en la propiedad de bienes y riquezas
materiales, tales como tierras, recursos naturales, maquinarias;
y se desplaza hacia el conocimiento científico, la alta
tecnología, la información, la comunicación, la publicidad
y, especialmente, las finanzas.
Las estructuras de poder emergentes diseñan una
organización mundial dominada por nuevas oligarquías,
fundamentadas sobre los grupos sociales y las élites que
han adquirido un poder de decisión y control por encima
de las formas de representación y de legitimación políticas
y sociales. La dinámica de esas oligarquías obedece a
una lógica pura de conquista en, la cual la pretendida
competitividad mundial deviene en "imperativo moral"
y conduce a la generalización de prácticas ilegales y
criminaliza a la economía. Dicho en otra forma, la reciente
historia del mundo es la del retorno de conquistadores,
de formas de poder y de fenómenos de dominación que
se pueden calificar de "nuevos bárbaros" (Petrella).
Ante este proceso los Estados son impotentes, como
lo ha evidenciado la crisis financiera en México, en la
cual los grandes Estados mundiales (entre los cuales,
Estados Unidos) el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial, juntos, fueron obligados a reunir 50.000
millones de dólares para permitir al país azteca honrar
el servicio de su deuda con los bancos extranjeros y las
instituciones financieras internacionales. Ello significó la
conversión de las deudas privadas en deuda pública,
13
los bancos locales devinieron en propiedad de extranjeros,
los ingresos petroleros deberán ser depositados en una
cuenta en Nueva York administrada por los acreedores
(Chossudovsky).
Esta crisis no fue más que una pieza del edificio. El
mismo mecanismo de colecta de la deuda ha sido aplicado
en las principales regiones del tercer mundo, al mismo
tiempo que la adopción de reformas, y programas de
ajuste írppuestos por las superpotencias y la banca interna-
cional a través del FMI. El Presidente de este organismo
consideraba, en febrero (95), que una docena de países
endeudados podrán correr la misma suerte y dificultades
de México y en tal virtud expresó la decisión de establecer
una supervigilancia más estricta para asegurar la mejor
convalecencia (Chossudovsky), Sin que formalmente esté
implicado el FMI., cuya acción es de permisividad y
tolerancia con los países desarrollados, éstos sienten la
supervigilancia que ejercen los bancos, a través de las
organizaciones y firmas especializadas como Moody's y
Standard and Poor, tales son los casos recientes de Suecia
y Canadá, obligada, esta última, a adoptar medidas drás-
ticas de reducción de gastos sociales y de personal (feb.
95). En Estados Unidos, en marzo 95, el Senado tuvo
que oponerse a la enmienda por un presupuesto equilibrado,
debido a que su adopción hubiera consagrado constitucio-
nalmente los derechos de los acreedores del Estado (Chossu-
dovsky),
Sin embargo, desde hace veinte años, gran parte de
las deudas de las grandes empresas y bancos han sido
borradas y transformadas en deudas públicas. Este fenó-
meno de "conversión" es elemento central de la crisis:
las pérdidas son transferidas automáticamente a cargo
del Estado. Cada vez más una parte importante de los
recursos públicos, en lugar de estimular la creación de
empleo, se utiliza para financiar la concentración de
empresas, de tecnologías ahorradoras de mano de obra,
de reubicación en el tercer mundo. Los gastos del Estado,
de esa manera, han contribuido a la concentración de la
propiedad y a la disminución sensible de la oferta de
trabajo industrial, al propio tiempo que la desaparición
de pequeñas y medianas empresas y el desempleo de
los asalariados (que también son contribuyentes y no
son evasores de impuestos), acelera las disminuciones
de los ingresos fiscales.
15
países del centro padecen más vulnerabilidad y existe
mayor imprevisibilidad y se genera más mal desarrollo
(UNCTAD).
Signo dominante de la economía mundial en los
últimos tres decenios han sido las variaciones frecuentes
de los tipos de cambio, las cotizaciones de los activos y
el volumen y dirección de los movimientos de capital.
Las consecuencias han sido la inestabilidad, cuya inten-
sidad es atribuible a la universalización de las transacciones
financieras y a la coincidencia de este fenómeno con el
enfoque de las políticas oficiales hacia la liberalización
y desregulación de las transacciones financieras privadas
y la orientación de las políticas fiscales y monetarias
hacia objetivos nominales (por oposición a objetivos
reales), todo ello con la pretensión de fomentar el espíritu
de iniciativa y de empresa (UNCTAD). Pero, en virtud
de que los mercados de activos financieros se rigen por
las expectativas, cuya característica esencial es sus constantes
cambios, y en razón de las actitudes de las operadores
en esos mercados, la orientación de las políticas parecen
haber resultado en especulación desatada.
Durante el decenio de los ochenta, los rasgos destaca-
dos de la inestabilidad, en comparación con el período
de post-guerra, fueron:
16
muchos países desarrollados experimentaron re-
pentinas y masivas entradas y salidas de capi-
tales a corto plazo;
la mayoría de los países en desarrollo dejaron
de recibir financiamiento exterior de los mercados
de capitales al tiempo que padecían fuga de
capitales en gran escala.
17
mas riesgos y vencimientos, o entre tasas reales de
interés. Ello se debe a que en su mayoría las transacciones
financieras internacionales responden a decisiones de
rentistas y especuladores, sobre inversiones de cartera,
con! prescin-dencia de los empresarios y productores.
En el mismo sentido, la mayoría de las transacciones de
divisas se originan en la negociación de activos financieros
y no en la inversión de ahorro. Como consecuencia de
ello, los mercados de divisas se han venido orientando
por expectativas, particularmente las relacionadas con
las posibles evoluciones de las monedas.
De acuerdo con la Secretaría de la UNCTAD, "las
políticas seguidas por los gobiernos también han sido
uno de los factores que más han acentuado la inestabilidad.
En el decenio de 1980 la política monetaria se preocupó
mucho menos por estabilizar las tasas de interés y mucho
más por controlar el crecimiento de la masa monetaria.
Los gobiernos también se han mostrado muy renuentes
a utilizar la política fiscal para regular el nivel de la
demanda y más aún para controlar los precios y las
rentas con el fin de combatir la inflación. Esto ha hecho
que la política monetaria se haya convertido en la única
herramienta de gestión macroeconómica, algo que no
es lo mismo que controlar la masa monetaria. La necesidad
de tener en cuenta el tipo de cambio ha acentuado aún
más las presiones sobre la política monetaria. Por otra
parte, los gobiernos no han prestado la debida atención
a las repercusiones que tienen sus políticas y decisiones
sobre el resto del mundo. En consecuencia, han surgido
grandes discrepancias entre las políticas adoptadas por
los distintos países, lo que ha originado enormes dese--
quilibrios comerciales y fuertes oscilaciones de los tipos
de cambio".
Agrega la UNCTAD que "la inestabilidad de los
tipos de cambio ha perjudicado. al comercio y al sistema
financiero internacional por dos canales principales:
18
zables internacionalmente. La imprevisibilidad ha
acortado los horizontes temporales de las decisiones
de inversión y obligado a las empresas a aplicar
márgenes comerciales y mantener reservas financieras
mayores. Y, lo que es también importante, ha
disminuido la utilidad del tipo de cambio como
punto de referencia para asignar los recursos,
reduciendo así la capacidad de las depreciaciones
y apreciaciones para modificar las exportaciones
o las importaciones. Además, la sobrevaloración
de determinadas monedas ha aumentado las presiones
para que se adoptasen medidas proteccionistas,
y muy a menudo las que se han tomado se han
mantenido hasta mucho después de concluida la
sobrevaloración. La incertidumbre constante con
respecto a los tipos de cambio también ha aumentado
las presiones para que se adoptaran medidas de
protección permanente con objeto de compensar
el riesgo de los tipos de cambio".
19
de 1987. Los intentos de contrarrestar con medidas
de política monetaria los movimientos desfavorables
de los tipos de cambio (por ejemplo, los que
resultan perversos desde el punto de vista del
comercio o que constituyen una reacción exagerada
a las variaciones de los desequilibrios comerciales)
han provocado en la práctica una subida de las
tasas de interés. Esto ha acentuado otras presiones
alcistas, entre ellas las derivadas de la inestabilidad
de los tipos de cambio y las tasas de interés".
"Las tasas de interés altas han tenido muchas
consecuencias negativas:
20
ciones en materia de servicios, particularmente en lo
que toca a la inversión extranjera y con la apertura de
los sistemas financieros. Pero para los países en desarrollo
una mayor liberalización del comercio internacional de
servicios bancarios supone grandes peligros. El Secretario
General de la UNCTAD los resume en los siguientes
términos, los que a nuestro juicio son muy valederos:
21
"La protección que se concede a los bancos de
capital y control nacional en los países en desarrollo
se asemeja mucho a la concedida a las industrias
nacientes. Evitar la dependencia financiera y crear
un sistema bancario autóctono son objetivos que
forman parte del desarrollo económico. En general,
sólo podrán conseguirse esos objetivos proporcio-
nando una protección y apoyo adecuados a los
bancos nacionales, que, si no, correrán el riesgo
de ser arrollados por la mayor competitividad de
los bancos de los países de la OCDE".
22
de políticas industriales selectivas, en razón de que práctica-
mente se pierde el control sobre las tasas de interés.
Como consecuencia de la liberación, los activos financieros
nacionales se someten a la competencia de los externos,
los cuales tienden a sujetar las tasas de interés nacionales
a las que prevalecen en los mercados internacionales de
capital. Pero los riesgos de los activos nacionales, especial-
mente si se trata de países en desarrollo, exigen rendi-
mientos más elevados que los correspondientes a los
activos internacionales. El resultado es que se presiona
al alza a la tasa de interés doméstica y se deteriora la
competitividad externa de los productores.
La liberación financiera externa es acompañada usual-
mente por la liberación en las transacciones financieras
internas, lo que supone eliminar los créditos blandos o
subsidiados para actividades que así lo requieran para
su desenvolvimiento o consolidación. Cuando esto ocurre,
esas actividades se malogran, dejan de ser rentables, se
pierde la inversión o -sencillamente- son vendidos a
precios viles o desguazados sus activos fijos para exportar-
los, algunas veces como chatarra. A todo esto se añade
que la estructura y funcionamiento del sistema bancario
de los países en desarrollo está, limitados al financiamiento
a corto plazo y es común que no existan otros intermedia-
rios financieros. En estos casos, por 10 general, corresponde
a los gobiernos asumir el papel de inversionista, lo que
-por lo demás- es indispensable para la asignación de
recursos a las actividades prioritarias y para la ejecución
de políticas i.ndustriales activas. La experiencia de la
desregulacíón. financiera y de los programas de ajuste
estructural impuestos por las condicionalidades cruzadas
de los organismos financieros multilaterales y la banca
internacional, es que muchos países en desarrollo se
han visto obligados a dejar la asignación de recursos
exclusivamente en las manos del mercado, lo que ha
traído un proceso de desindustrialización, con pérdidas
económicas y sociales considerables. En realidad la libera-
ción financiera y las otras liberalizaciones contienen una
importante carga política e ideológica. A este respecto
Hazel Henderson, en artículo titulado "El mercado: buen
23
sirviente pero mal patrón" fechado en enero de este
año (996) en St. Augustine (Florida) y distribuido por
International Press Service (aunque no recogido por la
prensa venezolana), sostiene que "la desregulación de
los mercados financieros en los años 80 aceleró el menoscabo
de la soberanía nacional, de los niveles ambientales y
de las opciones de política interna destinados a ofrecer
seguridad laboral y a mantener las redes de seguridad
social". Agrega que "a las grandes corporaciones y a los
especuladores financieros se les permitió eludir las regla-
mentaciones y emigrar hacia el mercado mundial y sus,
hasta ahora, plazas financieras carentes de reglamenta-
ciones". "Los políticos nacionales, aunque fueron democrática-
mente elegidos, ahora dicen a sus votantes que carecen
del poder necesario para cumplir con las promesas efectua-
das en sus campañas, ya que no pueden dirigir la econo-
mía interna debido a la competencia global".
"Actualmente los políticos nacionales deben enfrentarse
con hordas de negociantes de obligaciones y mercancías,
y con maremotos especulativos diarios de un billón de
dólares, o más, que se abaten sobre sus países y destruyen
en un instante el valor de sus monedas". "Pero, en lugar
de contrarrestar la retórica de los falsos mercados, los
políticos reculan en el vital debate sobre el papel comple-
mentario de la regulación, tanto nacional como ínternacío-
nal..." "Los economistas y los políticos que nos confun-
den con la retórica del "libre mercado" deberán admitir
que la libertad y la democracia requieren siempre el
orden y que el caos sólo trae la ley de la calle y respuestas
total itarias" .
En forma más directa, James Petras y Todd Cavaluzzi,
en reciente artículo titulado "El Neoliberalisrno en América
Latina: una imposición estratégica", concluyen en que
"la liberalización y las políticas de ajuste estructural han
desempeñado un papel estratégico en la apertura de
América Latina a la explotación estadounidense y en el
suministro de una fuente fundamental de ingresos para
compensar la pérdida de competitividad de Estados Uni-
dos en otras regiones. A la vez, la liberalización creó
una nueva clase de "milmillonarios" latinoamericanos
24
que domina cada vez más las políticas y las economías
nacionales, y que es una socia importante de los bancos
y transnacionales estadounidenses. El resultado es la
reformulación de la estructura económica regional, con
una mayor integración en la cima y una creciente desinte-
gración en los niveles subnacionales. Las políticas neolíbe-
rales también han polarizado la estructura de clases con
el surgimiento de una nueva clase de "milmillonarios"
con grandes inversiones en Estados Unidos, así como
joint ventures en América Latina con conglomerados de
Estados Unidos. Los superricos son parte, en verdad,
del "primer mundo". La contrapartida es el crecimiento
de una fuerza de trabajo empobrecida enfrentada a la
disminución del gasto público social, el empleo crónicamente
mal pagado, y campesinos sin tierra privados de toda
influencia en la política y la economía. Estas grandes
mayorías están pagando el precio de la entrada de los
superricos al primer mundo".
"La liberalización, como ideología de la potencia
hegemónica en este hemisferio, se ha convertido en un
instrumento de la competencia en escala mundial, y
debe considerarse parte integrante de sus objetivos económicos
estratégicos. En cualquier caso, la liberalización no es, y
nunca fue, simplemente una "estrategia de desarrollo"
instrumentada para facilitar la integración de América
Latina en los mercados mundiales. Ni es tampoco un
resultado inevitable de un inminente "proceso de globalización".
Por el contrario, es el producto de los decísores políticos,
los banqueros y las transnacionales estadounidenses, aliados
con los capitalistas transnacionales de América Latina.
Quienes dictan la nueva política económica liberal son
intereses de clase y de Estado específicos, y no imperativos
del sistema mundial. En este sentido, la reversión de la
liberalización debe comenzar a nivel nacional, dentro
de la estructura de clases, y moverse hacia arriba y
hacia afuera" (ver anexo).
Los mismos autores atribuyen al FMI y al Banco
Mundial, un importante papel en la instrumentación del
proceso de liberalización en América Latina por "su alcance
regional, la uniformidad de sus recetas, la enorme influencia
25
que ejercen y la gran correlación entre las recetas que
recomiendan y su aplicación por los regímenes".
Es un hecho que las estrategias de ambos organismos
toman forma y contenido a partir de la competencia en
la 1'riada, pero ciertamente bajo una mayor influencia
por parte de los Estados Unidos.
En la página editorial del boletín del Fondo Latinoame-
ricano de Reservas (abril-junio 1994) se advierte del
peligro creciente para los países en desarrollo, "pues a
los países industrializados de occidente, liderizados por
los Estados Unidos, se les presenta el camino despejado
para avanzar en sus concepciones políticas e ideológicas
con mayor decisión". Esas concepciones se promueven
bilateralmente y con la ayuda de los organismos multilaterales,
y la imposición de condiciones sobre la organización
administrativa, el desarrollo político y económico de los
países subdesarrollados. Es la emergencia, según el editorial,
del "fundamentalismo occidental", alentado por la "adminis-
tración estadounidense, en una confusión de ideas princi-
pistas y mecanismos proteccionistas". "Un aspecto intere-
sante de la mecánica desarrollada por los países industrali-
zados para supervisar si los países de menor desarrollo
están siguiendo las recomendaciones hechas por ellos,
si el orden jurídico y administrativo es el que consideran
adecuado, es el envío de comisarios regios como en la
época colonial. La diferencia está en que estos comisarios
son contratados en los propios países en desarrollo para
quitarles formalmente el tinte colonialista o imperialista
a esta vigilancia".
En este contexto general se inscribe 10 que la Dra.
Manuela Tórtora de Rangel llama el Triángulo de las
Bermudas, al cual califica como "el mayor avance en
materia de coordinación macroeconómica internacional:
por primera vez en la historia hay, a nivel multilateral,
un vínculo institucionalizado entre los tres temas claves
del sistema económico mundial -comercio, moneda y
financiamiento- mediante políticas y acciones conjuntas
entre el FMI , el Banco Mundial y la üMe.
"El Acta Final de la Ronda Uruguay sienta las bases
de esta coordinación triangular, ampliando los vínculos
26
que ya se habían establecido entre el GATI y las institu-
ciones financieras".
"¿Cómo se concreta, agrega, la coordinación entre
la aMC, el FMI y el Banco Mundial? En primer lugar, en
cuanto a conceptos, se está haciendo cada vez más
explícita la coincidencia entre, por un lado, las condiciones
de política macroeconómica o sectorial vinculadas a los
préstamos del Banco y del Fondo, y, por otro, las próximas
negociaciones de la aMC sobre los "nuevos temas del
comercio", donde el acceso al mercado para las exportaciones
está vinculado al establecimiento de determinadas políticas
en el país de origen. En otros términos, en las tres
organizaciones coinciden las pautas generales, la concepción
de la economía nacional e internacional, y las condiciones
aplicables en las negociaciones".
"En segundo lugar, en cuanto a consultas formales,
esta coincidencia se manifiesta en las revisiones de las
políticas económicas de los países miembros realizadas
periódicamente por los órganos directivos de los tres
organismos, y determinantes para el otorgamiento de
préstamos de las instituciones financieras, para la orientación
de las negociaciones comerciales bilaterales y multílate-
. rales, para la ayuda oficial al desarrollo, para la posición
de la banca comercial y de los inversionistas privados,
para la calificación del riesgo-país; etc. Además, el Fondo
tenía en el GATI (y seguirá teniendo en la aMC) un
papel activo en el Comité de Balanza de Pagos de ese
organismo, evaluando la validez de las restricciones y
sobrecargos a las importaciones impuestos por un país
para evitar el deterioro de su balanza de pagos".
De esta manera las políticas económicas y sociales
de los países en desarrollo quedan subordinadas al Trián-
gulo de las Bermudas, a cambio de una esperanza de
acceder a los mercados del centro, cada vez más prote-
gidos, y de una afluencia de capitales cada vez más
interesados en apropiarse de recursos naturaies. Se con-
solida así la recolonización del Tercer Mundo.
"Cinco años después de su triunfo sobre todos los
sistemas de organización económica que competían con
él, el libre mercado está diseminando consternación y
27
devastación en todo el mundo". Un alto funcionario
mexicano, decía a raíz de que el "milagro" neoliberal en
su país mostrara sus realidades (fines de 1994, comienzos
de 1995), que "todos sienten que su vida está siendo
determinada por alguien desde afuera y todos quisieran
saber cuál es esa fuerza que decide por ellos, nosotros
creíamos que estábamos en la senda del primer mundo
y de repente algo salió mal. Estamos perdiendo el control
y no hallamos otro tipo de desarrollo distinto del que
hemos intentado hasta ahora. Estamos liquidados" (Max
Sornmer).
28
Tanto en México como en Venezuela se profesa el
Nuevo Evangelio del "pensamiento único", las "nuevas
tablas de la ley", cuyos mandamientos se repiten insisten-
temente a través de todos los medios y formas de comuni-
cación, para colocar a la economía en el "puesto de
mando"; al mercado como "divinidad". "cuya mano invisible
corrige las asperezas y disfunciones del capitalismo"; y
muy especialmente los mercados financieros, cuyas señales
orientan y determinan el movimiento general de la econo-
mía; la competencia y competitividad que estimulan y
dinamizan las empresas, llevándolas a una permanente
y benéfica modernización; el libre intercambio, que fun-
ciona como factor ininterrumpido del comercio y por lo
tanto de las sociedades; la globalización tanto de los
productos manufacturados como de los flujos financieros;
la división internacional del trabajo, que modera las rei-
vindicaciones sociales y abarata los costos sociales; la
moneda fuerte, factor de estabilización; la desregulación;
la privatización; la liberalización, etc. (Ignacio Rarnonet).
Con el predominio de la economía impuesta por el
Nuevo Evangelio, no habrá enriquecimiento progresivo
de todas las categorías sociales, ni en los países ricos ni
en los países pobres. Ni en México, del Primer Mundo,
ni en Venezuela, del Tercer Mundo. Ambos países también
tienen en común el afán de enriquecimiento personal
que el Nuevo Evangelio premia.
A partir de enero de 1994, Venezuela experimenta
una crisis sin precedentes de carácter sistémico en su
sector financiero, de tales proporciones que conmovió
las bases de la economía nacional y repercutió sobre
prácticamente todos los sectores y áreas de las actividades
del país: los sociales, los políticos, los culturales y los
institucionales.
Son muy variadas las opiniones sobre el origen de
la crisis del sistema financiero. Algunas lo atribuyen a lo
poco asertivo de la política económica durante los últimos
años, acompañado de carencia en la adecuación de los
mecanismos de supervisión y regulación bancaria y del
clima de incertidumbre política que vivió el país. Otros
consideran que es la culminación de un proceso de
29
debilitamiento del sistema financiero que se inicia a
mediados de la década de los setenta. Muy pocos han
indagado sobre la influencia ejercida por la liberalización
y los efectos de la globalización financiera.
Cabe recordar que en 1989, por "recomendación"
de los organismos financieros internacionales y como
parte del "programa de ajuste" y de los "compromisos"
adquiridos en función del mismo, se inicia en el país
una reforma para proveer de mayor "autonomía" al Banco
Central, incrementar la "eficiencia" del sistema financiero
y fortalecer la supervisión bancaria. El programa, que
debería haber partido del último de los propósitos mencio-
nados (la supervisión), experimentó retraso de cuatro
(4) años.
Posiblemente para satisfacer las "condiciones pre-
vias" que suele imponer el FMI , se inició de antemano
un proceso de desregulación, bajo el estímulo del afán
de dar cumplimiento a los compromisos contraídos, pero
en condiciones de gran inestabilidad macroeconómica,
lo que trajo como consecuencia la aparición de fenóme-
nos que contribuyeron a mayor inestabilidad en términos
de inflación, a la vez que se estimulaba el ahorro finan-
ciero y se desestimaba la producción: privilegiando a la
economía simbólica (tasas de interés, tipo de cambio), y
desestimulando la economía real (producción y empleo),
El sistema financiero adquirió así proporciones nomi-
nales inéditas y experimentó seria concentración, pero
en un ambiente ir stitucíonal de supervisión y regulación
carente de íi.c.ru.nental técnico y humano suficiente para
atender las condícionc.. de transformación que experimen-
taba el sistema.
Las reformas coinciden con un proceso de gran
inestabilidad en los principales mercados financieros del
mundo, con notable incidencia en los mercados finan-
cieros escasamente desarrollados de los países de la
periferia, como consecuencia de la globalización cre,
ciente. Coinciden también con el mayor uso de nuevos
instrumentos financieros y con los efectos de la turbu-
lencia política y económica propias de un mundo en
transición,
30
Todo eso contribuyó a exacerbar los riesgos, razón
por la cual era menester disponer de mecanismos de
regulación y supervisión que de manera sistemática mantu-
vieran un adecuado seguimiento y evaluación que permi-
tiera adoptar los correctivos indispensables en beneficio
de la salud de la economía en su conjunto y del propio
sistema financiero. En justicia, la Superintendencia de
Bancos realizó esfuerzos por adaptarse a las condiciones
de transformación del sistema, ante la ausencia de un
marco regulatorio adecuado, para lo cual, desde 1990,
adelant6 un programa mediante el cual estableció un
conjunto de regulaciones prudenciales, tales como concen-
tración de operaciones de crédito y normas para la reali-
zación de auditorías externas, clasificación de riesgos y
su reestructuración y adecuación: para valoración de
riesgos en la cartera de inversiones, para valoración y
registro cambiario, para consolidación y combinación
de balances, entre otros.
Esos esfuerzos, sin embargo, no fueron acompañados
con la imprescindible transformación de la estructura
institucional, de la dotación de suficiente autonomía; de
la necesidad de ampliación de su capacidad regulatoria
y -como consecuencia- de su capacidad de control,
inspección, vigilancia y fiscalización así como de su
reforzamiento para lograr mayor transparencia en la pro-
piedad, mejor regulación a nivel consolidado de grupos
y -en suma- mayor idoneidad para el tratamiento de la
crisis bancaria.
En ese contexto, el 14 de enero de 1994 estalla la
crisis bancaria con la intervención -decidida por las
autoridades- de uno de los bancos de mayor peso en el
conjunto del sistema, cuando no pudo honrar sus obliga-
ciones en la Cámara de Compensación y como conse-
cuencia de un paulatino deterioro que experimentaba
desde meses anteriores y que había llevado al ente
supervisor a recomendar ajustes oportunos. Durante las
semanas siguientes el Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) se vio obligado a cubrir
sobregiros en el Banco Central (BCY) de otros bancos
en los cuales afloraron problemas. Todo ello con el
31
propósito de obviar nuevos cierres de instituciones finan-
cieras y de proteger el mecanismo de pagos.
Con el estallido de la crisis se comprueba que la
Superintendencia de Bancos padecía de debilidad estruc-
tural y funcional. Los mecanismos para una apropiada
supervisión bancaria de tipo consolidado resultaron insufi-
cientes, por lo cual el Organismo no podía detectar los
activos y pasivos mantenidos fuera de los balances. En
esas condiciones la evaluación indispensable de la calidad
de los activos, cuyo deterioro era mayor que el declarado,
resultaba extremadamente difícil para la institución.
Promulgada en diciembre de 1993 y con vigencia
desde el primer día de enero de 1994, una nueva Ley
de Bancos y Otras Instituciones Financieras resultó insufi-
ciente ante la crisis y fue desatendida en virtud de que
la matriz de opinión que se generó por lo inesperado
del estallido y las secuelas inmediatas, exigía lo que se
consideró como actuaciones de emergencia.
La crisis bancaria arrastró a casi el 50% de las institu-
ciones, con activos de aproximadamente el 60% de los
totales del sistema. Su proyección hacia instituciones
afines fue tal que la mitad de las empresas de seguros
se ha visto altamente comprometida y ha provocado
cierre de casi el 75% de las casas de bolsa. Arroja un
costo estimado en 18% del Producto Interno Bruto del
país, con efectos sobre la deuda pública en aumento
estimado en un tercio; y se prolongó a 1995.
El Fondo Monetario Internacional atribuye el origen
de la crisis a "la historia de desaciertos en las políticas
macroeconómicas de 1992-93 que se inscribieron, a su
vez, en un contexto de incertidumbre política". Ello
acompañado de "lo inadecuado de los mecanismos de
supervisión y regulación bancarias". En este contexto
cabe recordar que en 1989, atendiendo precisamente
recomendaciones del Fondo y del Banco Mundial y en
función del programa de ajuste y de los compromisos
adquiridos en relación con el mismo, se inicia en el país
una llamada reforma financiera.
De acuerdo con la experiencia internacional el progra-
ma debía haberse iniciado con el fortalecimiento de la
32
supervisión financiera, pero esto experimentó notable
retraso (cuatro años) en estudios y elaboración de proyectos
de leyes y sus respectivas discusiones, tanto en los organis-
mos responsables de su presentación, como en las Cáma-
ras Legislativas. Fue así como se comenzó con un pro-
ceso de desregulación pero en un ambiente de gran
inestabilidad macroeconómica, lo que trajo como conse-
cuencia (al igual que como ocurrió en otros países que
antepusieron la desregulación a la supervisión), la apa-
rición de fenómenos que estimularon mayor inestabi-
lidad, tales como alza de la inflación, prioridad al ahorro
financiero, en su expresión rentística, y desestímulos a
la producción. Como resultado, el sistema financiero
logró proporciones nominales sin precedentes y experi-
mentó seria concentración, pero en un ambiente de
supervisión y regulación desprovisto de suficiente instru-
mental técnico y humano para atender las condiciones
especiales que la transformación del sistema determinaba.
La crisis afectó seriamente a varias instituciones finan-
cieras, en lo cual jugó papel importante, además de los
elementos mencionados, un ambiente de pánico y descon-
fianza en el Sistema. Ante la dimensión adquirida por la
emergencia financiera y la celeridad con la cual se ex-
tendía, hubo que utilizar mecanismos excepcionales pero
sin previsiones suficientes, por lo que se generaron otros
problemas, como aumentos desproporcionados de la liqui-
dez y estímulos a salidas de cuantiosas sumas de divisas.
La reforma financiera fue enmarcada, a nuestro juicio,
erróneamente, dentro del propósito de la "internacionali-
zación bancaria". Correspondió al Ministro de Fomento
promover "el inicio de evaluación formal para la apertura
del sector financiero a la inversión extranjera que incluye
a la banca y a los seguros" (Diario El Universal 20-08-
89), Y se inscribió en los compromisos adquiridos en la
Carta de Intención al FMI., el 24 de mayo de 1989, en el
sentido de que "en los primeros años el gobierno pro-
yecta instrumentar un conjunto de reformas en el sector
financiero, con miras a mejorar la eficiencia en la interme-
diación financiera". "Durante el primer año del financiamien-
to ampliado, el gobierno habrá culminado una revisión
33
generál de la Ley de Bancos, que será presentada al
Congreso antes de finales de 1990". "Entre otros aspectos,
esta reforma simplificará las operaciones de los instrumentos
de política monetaria y hará más uniforme la aplicaci6n
de las regulaciones del sistema financiero entre las diferentes
categorías de instituciones financieras". "El gobierno tiene
la intenci6n de estimular las fuerzas competitivas en el
sistema financiero y mejorar su supervisi6n" (El Universal
12-10-89).
El primer objetivo era mejorar o hacer presente a la
banca extranjera en el mercado venezolano, o en palabras
del Ministerio de Fomento: "permitir el retorno al país
de bancos extranjeros". Este objetivo es lo que se dio
en llamar -impropiamente- la "internacionalizaci6n ban-
caria".
Otro objetivo respondía al proyecto del Ejecutivo
de reformar el sector financiero, con miras a mejorar la
eficacia en la intermediación, lo que se correspondía
con los compromisos en la Carta de Intenci6n al FMI.,
en la cual se establecía que "el ajuste de la economía
venezolana, y la estrategia orientada a promover el creci-
miento, dependen en forma crítica, de la implantaci6n
de sanas políticas financieras y de ingresos, y de la
introducci6n de reformas estructurales en las áreas fiscal,
comercial y financiera, que son necesarias para fomentar
la eficiencia econ6mica y mejorar las perspectivas de
crecimiento del país".
La experiencia venezolana con la banca extranjera
había sido negativa. El debate realizado sobre el tema
durante la década de los cincuenta concluy6 en la no
conveniencia de inversi6n extranjera en el sector bancario.
Desde 1975 se limit6 la presencia extranjera a participaci6n
minoritaria en bancos nacionales y a la permanencia de
una sucursal, con restricciones en sus operaciones, salvo
la presencia de bancos latinoamericanos bajo condiciones
de reciprocidad y convenios especiales.
Además de la experiencia negativa, entre los argumen-
tos esgrimidos en oposici6n a la inversi6n extranjera en
la banca, se destacan:
34
a) Sus actividades se orientan al financiamiento
del comercio de importación y sus operaciones
se concentran en el centro del país sin ejercicio
destacado de intermediación financiera en otros
campos en los cuales se requiere para impulsar
el desarrollo.
35
h) La "reciprocidad" no depende de Venezuela,
sino de los países de origen de los bancos que
estarían interesados en instalarse en el país, ya
que todas las legislaciones y las prácticas son
absolutamente restrictivas.
36
resultante" (s.n.). Capítulo del Informe "titulado": Hacia
sistemas financieros más liberales y abiertos".
El mismo informe advierte que "la competencia extran-
jera obliga a instituciones nacionales a ser más eficien-
tes y a ampliar la variedad de servicios que ofrecen.
También puede acelerar la transferencia de tecnología
financiera, lo que reviste especial importancia para los
países en desarrollo".
"Los que consigan integrar sus mercados con el
resto del mundo tendrán mayor acceso al capital y a
servicios financieros como los swaps, lo que les permi-
tiría diversificar sus riesgos. Ahora bien, la apertura de
los mercados financieros también plantea problemas. Si
se hace prematuramente cabe que lleve a flUJOS financieros
inestables, que puedan amplificar la inestabilidad interna.
El libre acceso de instituciones extranjeras en un mercado
puede conducir a la desintegración de los bancos nacionales,
de elevados costos. Además, elproceso de mtemaaonattzaaon
significa renunciar a un alto grado de autonomía en la
política monetaria y financiera nacional. Los tipos de interés
internos sobre los depósitos y los préstamos pueden
mantenerse en consonancia con los internacionales solamente
si los encajes legales y los costos de íntermediación de
los bancos concuerdan con los de otros países" (s.n.)
Agrega el Informe que "las actitudes respecto del
otorgamiento de licencias a bancos y demás instituciones
financieras del extranjero varía mucho de países en desa-
rrollo a otros. Algunos incluyen las instituciones finan-
cieras extranjeras; otros permiten que se establezcan
oficinas de representantes, pero no sucursales. En el
extremo opuesto están países como: las Bahamas, Bahrein,
Hong-Kong, Panamá y Singapur, en los que las exporta-
ciones de servicios financieros se consideran una fuente
de empleo y divisas; éstos permiten que las instituciones
extranjeras funcionen con los mismos reglamentos que
se aplican a los bancos nacionales, o bien proporcionan
reglamentos liberales para las instituciones financieras
extraterritoriales".
"A fin de que el acceso de entidades extranjeras a
un mercado produzca el máximo posible de beneficios
37
es preciso efectuar la desreglamentación de las institucio-
nes financieras nacionales y establecer un entorno compe-
titivo. Los tipos de interés artificialmente bajos, el crédito
dirigido, las barreras al acceso y otros impedimentos a
la competencia hacen probable que los intermediarios
financieros extranjeros simplemente capten rentas de mono-
polio, en lugar de fomentar la competencia y la eficien-
cia. Allí donde los mercados no hayan sido plenamente
liberalizados y no se hayan reestructurado los bancos
nacionales, la participación extranjera quizás sea benefi-
ciosa, pero seguirán siendo necesarias ciertas restric-
ciones para impedir la excesiva desintermediación de
los bancos nacionales".
Era evidente concluir en lo no recomendable de per-
mitir el retorno al país de bancos extranjeros. Abonan
en favor de esa conclusión dos elementos cuya atención
es realmente importante: En primer lugar, el carácter
suigéneris del servicio bancario y el interés nacional
que su prestación supone, como instrumento del desarrollo.
En segundo lugar, tomar en cuenta que en las funciones
del sistema financiero, la banca comercial es agente de
la dinámica monetaria en el sentido de que crea dinero,
con lo cual su regulación debe corresponderse con la
estrategia general de desarrollo de la economía.
La reforma se inscribía en el Programa de Ajustes
adoptado por el gobierno para corregir los desequilibrios
internos y externos de la economía Y, el propósito de
"mejorar la eficiencia en la intermediación financiera,
simplificar las operaciones de los instrumentos de política
monetaria y uniformar la aplicación de las regulaciones
del sistema financiero entre las diferentes categorías de
instituciones financieras".
Se desatendieron, sin embargo, algunos "peligros"
en las reformas; señalados por el propio Banco Mundial,
de acuerdo con las experiencias registradas, entre ellos:
38
b) "La completa liberalización de los tipos de intere-
ses en los países con tasas de inflación eleva-
das e inestables, puede dar lugar a tipos de
interés reales altos y márgenes grandes entre
los tipos de interés de los préstamos y los
depósitos" .
39
Lbs pasos indicados, obviamente, no eran de fácil
cumplimiento en Venezuela, más aún cuando la estabilización
no dependía totalmente de los factores internos.
No menos importante fue la oportunidad. Según el
Banco Mundial "si el proceso de reforma en general es
demasiado rápido, las empresas que celebraron contratos
y acuerdos regidos por los reglamentos antes vigentes
pueden enfrentar cuantiosas pérdidas, aunque en otras
condiciones podrían ser viables. Una liberalización gra-
dual también impondrá pérdidas, pero dará tiempo a las
empresas para ajustarse y permitirá a ·las instituciones
financieras adquirir personal nuevo con la formación
necesaria. Ahora bien, una demora excesiva acarrea el
costo de perturbar las ineficiencias de la represión finan-
ciera. Debe hallarse el equilibrio apropiado en cada
caso".
En la experiencia de Venezuela se ha comprobado
que la liberalización financiera aplicada desde 1989, tuvo
efectos en incrementar la actividad financiera, cuyo ín-
dice (medido por la combinación de los índices de Ofer-
ta Monetaria y la Velocidad de Relación de los Depó-
sitos) se eleva de 301,8 en ese año, a más de 1200,0 en
1994.
Desde el punto de vista de la asignación de los
recursos, la elevación de la actividad financiera, en lugar
de incrementar la intermediación entre ahorradores e
inversionistas con fines productivos, contribuyó a redistri-
buir el ahorro entre varios sectores y a crear mayores
oportunidades de especulación, con lo cual desmejoró
el uso del ahorro, transfiriendo el ahorro agregado a
inversión agregada.
La liberalización influyó en el aumento de las tenen-
cias de activos y pasivos de empresas y particulares,
como resultado de la tendencia a pedir préstamos ante
las perspectivas de las ganancias de capital que la libera-
lización generaría. Pero la inestabilidad de las tasas de
interés y de los precios de los activos, consecuencia de
la liberalización, incrementó las perspectivas de rápidas
ganancias y la especulación, lo que aunado a la mayor
libertad de los bancos para ofrecer créditos en actividades
40
no vinculadas con la producción, expandió la desvinculación
con la economía real.
La evidencia empírica muestra que la intensificación
financiera no contribuye a lograr un crecimiento rápido
de la economía, ya que por lo general distorsiona el
uso del ahorro, en especial en los países en desarrollo,
como ocurrió en Venezuela. Por estos motivos lo importante
de las reformas financieras siempre ha sido la eficiencia
y no la intensificación. La eficiencia depende de la medida
en que el mercado y las. instituciones orienten los recursos
hacia un uso más productivo socialmente, esto es, si
contribuyen al financiamiento de la inversión con altas
tasas sociales de rendimiento.
Los efectos de la liberalización financiera sobre la
eficiencia se aprecian en la evolución de la cartera de
crédito inmovilizada en la banca comercial durante el
período 1992-1994, cuando el volumen de créditos demorados
se multiplican por cuatro a pesar de que el número de
bancos pasa de 41 en 1992, a 45 en 1993 y baja a 38 en
1994. El aumento de la mora, si bien refleja un intento
de mejorar la supervisión, muestra claramente los efectos
de la depresión que experimenta la economía real, lo
que se revela en el crecimiento de la cartera inmovilizada
(43,3% en 93/92 y 141,3% en 94/93).
Otro indicador importante de los efectos sobre la
eficiencia es el diferencial entre las tasas activas y pasivas
de la banca comercial, el cual, en números absolutos,
aumenta de 6,8 puntos en 1992, a 9,0 en 1993 y a 20,4
en 1994. Esto contribuye a desmejorar la situación de
los prestatarios e incrementa las insolvencias.
Las circunstancias anotadas evidencian lo imprescin-
dible de las regulaciones prudenciales; sin embargo,
éstas no pueden impedir la inestabilidad si las tasas de
interés fluctúan libremente y los bancos tienen absoluta
libertad para atraer depósitos ofreciendo altas tasas, como
ocurrió en Venezuela, Por otra parte la experiencia de-
muestra que las regulaciones deben preceder a la liberaliza-
ción para que ésta tenga éxito, el cual a su vez está
condicionado por un entorno estable, por lo que es
contraproducente cuando se adopta en ambiente de inesta-
bilidad.
41
v. CONCLUSIONES
42
resultados contrarios en cuanto a la estabilidad macroeco-
nómica y la inversión.
En general, en Venezuela no se tomó en cuenta
que las tasas de interés si bien marcan los posibles
rendimientos e influyen en la distribución de las tenen-
cias de activos en diferentes formas, también representan
un costo y como tal afecta la capacidad de los agentes
económicos, de generar recursos internos, invertir y competir
en el exterior.
Tampoco se atendió el peligro de que una irrestricta
entrada de capital no representa una "absoluta bendición",
ya que su afluencia suele ir acompañada con presiones
inflacionarias, aumentos del tipo de cambio real y deterioro
de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Por otra
parte contribuye a "burbujas" en el mercado bursátil y
expandir el crédito interno. Todo eso hace peligrar el
sistema financiero, y explica en buena medida la crisis
desatada en el país. Estos problemas se exacerban por
el hecho de que los capitales que fluyeron al país eran
de corto plazo. En este sentido en 1993 algunos estudiosos
del tema habían advertido que esas entradas de capital
habían creado un pasivo contingente al país estimado
en US$ cuatro mil millones. Cabe indicar al respecto
que las cifras de CEPAL muestran una transferencia alta
de recursos venezolanos al exterior en 1994 de US$
6.180 millones como resultado de ingresos negativos de
capitales por 4.505 millones y pago de utilidades e intere-
ses, negativos, por 1.675 millones. Esa transferencia repre-
sentó el 39% del valor de las exportacíones de bienes
del país durante 1991í.
La política monetaria influyó también en buena medida
en esos resultados ya que la colocación de instrumentos
financieros al corto plazo, como los bonos cero cupón,
fue un atractivo para capitales especulativos provenientes
del exterior, porque sus rendímicntos estaban asegurados.
Lo más grave de la crisis es que ella, en muy buena
medida, es resultado del sometimiento pasivo al proyecto
político de la globalización y del neoliberalismo, que ha
conducido a una mayor dependencia y vulnerabilidad,
lo que se muestra en la desnacionalización y pérdida de
43
autonomía política y económica, con graves efectos sociales
y culturales, bajo los dictados de intereses privados y
oficiales que se transmiten vía organismos financieros
multilaterales.
Grave también, que ese proceso haya sido acompañado
por la alianza de la plutocracia nativa con intereses
extraños, a manera de "nacionalización de la dependencia",
al propio tiempo que por alianzas múltiples con las cúpulas
políticas y empresariales con el apoyo de tecnócratas
desnacionalizados. Todo ello se ha cumplido y perfeccio-
nado con la creación de un ambiente de terror vía
control de los medios, que desinforma y aplica una
política de terror e impone las "nuevas Tablas de la
Ley" que consagran la alianza entre el mercado y el
conjunto de la humanidad: repetidas hasta la saciedad,
terminarán por convertirse en verdad para el común.
BIBUOGRAFIA
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46
ANExo 1 •
47
tres cada uno y Venezuela con dos. La razón principal de la
creciente pobreza y el descaecimiento de los servicios de
salud y educación es el desvío de los recursos públicos hacia
el sector privado y, dentro de éste, hacia los muy ricos. En esencia,
"neoliberaltsmo" es un eufemismo para la reconcentración del
ingreso mediante la regulación internacional de las políticas
estatales. El ingreso se transfiere hacia arriba y hacia afuera;
dejando a los pobres en una dura lucha por "microempresas"
marginales, empleos informales y migajas de proyectos patro-
cinados por organizaciones no gubernamentales (sic)."
48
ANEXO II·
49
2) Grado de apertura financiera en los países en aesarroüo
50
"macroeconomía de una economía abierta" y aborda el
punto en el marco de "la secuencia de las reformas
económicas". Dicha literatura surge en gran parte de
una tentativa ex post de explicar el fracaso del experimento
de liberalización en el Cono Sur. Acepta sin más que la
liberalización financiera externa es deseable en términos
de eficiencia: se afirma que tiene efectos positivos sobre
el nivel y la asignación de la inversión, y que esas
ganancias de eficiencia compensan con creces la pérdida
de autonomía política, o sea la escasa capacidad de los
gobiernos de llevar a cabo los objetivos nacionales usando
los instrumentos de política a su disposición.
51
asignación internacional del ahorro. En los principales
países industrializados, no ha disminuido las diferencia-
les de tasas de rendimiento de la inversión de capital, ni
las tasas de interés reales de largo plazo, ni se ha debili-
tado considerablemente en cada país el vínculo entre los
niveles de ahorro e inversión. La principal razón es que
las más de las transacciones financieras internacionales
son decisiones de cartera sobre todo de rentistas, más
que decisiones de negocios adoptadas por empresarios.
El grueso de los movimientos de capital está motivado
primordialmente por la perspectiva de ganancias de ca-
pital a corto plazo, no por oportunidades de inversión
real y consideraciones de riesgo y rendimiento de largo
plazo. El elemento especulativo puede producir vuelcos
de las tasas de cambio y los precios de los activos
financieros, al causar súbitas reversiones de los flujos de
capital, por razones desvinculadas de las políticas y/o
de las variables fundamentales. Los flujos de capital, en
vez de castigar las políticas inapropiadas, p.ueden contri-
buir a sustentarlas, como ha sido el caso en los últimos
años en Estados Unidos e Italia, donde el ingreso de
capitales ha contribuido al registro de déficit fiscales
crónicos.
52
asocian a menudo con las diferenciales de tasas de interés
reales positivas en favor del receptor, esa diferencial no
es necesaria ni suficiente en todos los casos. Las entradas
de capitales se producen por lo general en respuesta a
una diferencial de tasa de interés nominal, que los mercados
no esperan que sea igualada enteramente por una deprecia-
ción del tipo de cambio nominal. Esas aiferenciales suelen
surgir cuando la inflación interna es mucho mas alta
que la externa y los mercados financieros internos se han
liberalizado. Como en muchos países en desarrollo es
muy difícil lograr tasas de inflación cercanas a las prevale-
cientes en los principales países de la OCDE, es mucho
mayor el campo para que surjan grandes oportunidades
de arbitraje. De igual modo, la expectativa de que los
precios de las acciones van a elevarse más aprisa que la
depreciación de la moneda local puede impulsar una
entrada de capitales. Ambas clases de expectativas pueden
ser autorrealizables, ya que el ingreso de fondos, si es
suficientemente grande, puede por sí mismo mantener el
valor de la moneda y elevar los precios de las acciones.
53
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BANCA Y CRISIS ECONOMICA EN VENEZUELA:
Limitaciones del Esquema Neollberal
SINTESIS
55
INTRODUCCIÓN: lA EVOLUQÓN DE LOS EsQUEMAS 1'EÓRI<DS RElATIVOS
A LOS PROCESOS FINANCIEROS
56
del crédito, pues se dificultaría la satisfacción de los
requerimientos de las medianas y pequeñas empresas.
Al tiempo se ha resaltado la necesidad de considerar
la influencia de la globalización financiera (Aglietta, 1990)
en las crisis financieras.
Así, lo más resaltante de las consecuencias de las
nuevas consideraciones sería:
57
1. VENEZUELA: UNA ECONOM1A GLOBALIZADA
58
Un siglo después (921), las limitaciones mencionadas
permanecían casi idénticas. Para 1950, la producción y
exportación petrolera, iniciada en gran escala a partir
de 1928 y la moderada expansión de las importaciones,
asociadas con las dos conflagraciones mundiales del siglo
:XX, había posibilitado, "forzado", la capitalización de
un nivel no despreciable de excedente económico; lo
cual, junto al incremento del nivel de vida, contribuyó a
ami-norar algunas de las anteriores limitaciones.
Entre las limitaciones de naturaleza económica que
todavía persisten a finales del siglo :XX, se pueden men-
cionar:
59
1937-1982 Etapa de la Economía Mixta y de
la Implantación de la Democra-
cia Representativa: La difícil "Siem-
bra del Petróleo", y
1983 -al presente Etapa del Neoliberalismo y el
Estancamiento Económico.
60
(Baptista, 1991). Para una poblaci6n de 2,9 millones de
habitantes el- PIB percápita se sitúa en US$ 118.
En esa sociedad, econ6micamente pobre, apenas
monetizada, atomizada políticamente y analfabeta, la confir-
maci6n de enormes potenciales petrolíferos (1914-1922),
al tiempo que crecían las tensiones entre el gobierno de
México y las empresas petroleras radicadas en aquel
territorio, y en virtud del acuerdo de separar las áreas
de "dominio" entre las empresas petroleras americanas
e inglesas (que finalmente se "formalizarían" en Achna-
carry, Escocia, en 1928), dio la oportunidad para que
uno de los caudillos centralizara el poder y en asocia-
ci6n con el capital extranjero, al satisfacerle y garanti-
zarle todos sus requerimientos (política de "puertas abier-
tas", Olavarría - 1995), pudiese mantener, en un "un
puño" un territorio y una poblaci6n 3. Nacía así una nueva
economía y una nueva sociedad, cuyo soporte básico
sería el petr6leo ("The Oil-Republic", Rangel, 1975).
Dicha economía, al nacer teniendo como proge-
nitor al capitalismo internacional, tuvo en el régimen
econ6mico liberal, la compensaci6n al férreo gobierno
autocrático que requería una poblaci6n dispersa e iletra-
da que s6lo, como reacci6n a la fuerza '\ podía constituir-
3. La lucha por el predominio petrolero entre norteamericanos e
ingleses, también se reflejó en Venezuela. En 1907, Cipriano
Castro entregó enormes concesiones (Aranguren, Planas, Vallada-
res, Vigas y Jiménez) que fueron traspasadas a empresas bri-
tánicas. En 1914 se comprobó la existencia real de petróleo
(Zumaque 1). Terminada la primera Guerra Mundial, se reini-
cian las exploraciones, y el Presidente Gómez adopta una
legislación 0918-22) a medida de los deseos de las empresas.
Al tiempo se incorporanlas empresas norteamericanas (concesio-
nes de Gómez a partir de las reversiones), que encontraban en
Venezuela el ambiente político apropiado a la inversión extran-
jera en contraste con México, en donde el nacionalismo de
Carranza, Obregón y Calles, terminaría por expulsar a las empre-
sas norteamericanas. El traslado de "técnicos" desde México
obligó a establecer una línea directa de embarque entre Tam-
pico y Maracaibo, después del "reventón" del Barroso N° 2
(922).
61
se en "germen" de una "Sociedad Nacional", en el senti-
do contemporáneo (Silver, 1962-jaguaribe, 1972).
Así, para 1936, se revela lo que será la caracterís-
tica de la nueva economía venezolana. La mayor produc-
tividad corresponde al sector petrolero (19,0% del PIB y
el 1,3% del empleo). En contraste, el empleo mayori-
tario estaba en el sector agrícola (57,5%) con baja produc-
tividad, pues apenas aportaba el 15,0% al PIB. Por su
parte, el sector terciario, con el 24,8% del empleo apor-
taba el 40,3% del PIB (ver cuadros del anexo NQ 1 esta-
dístico). Se trata así de una economía que produce pocos
bienes. El ingreso percápita estimado en 142 dólares,
resulta alto para una economía que había acusado estanca-
miento por más de un siglo (Córdova, 1963) y aun para
los criterios cuantitativos usados por Hagen (1959) para
evaluar la distribución del bienestar a nivel planetario,
de acuerdo a los resultados del ingreso percápita por
países en 1957. Más aún, si se considera que los precios
entre 1920 y 1936 disminuyen, de acuerdo a los cálculos
de Baptista (1991), el bienestar de la población, desde
el ángulo económico, habría mejorado.
Una explicación para la disminución de los precios
estriba en la revaluacíón del bolívar que pasó de un
cambio con relación al dólar de Bs./US$ 7,64 en 1932 a
Bs'/US$ 3,1 en 1934; pues, a raíz de la revaluación del
oro por Roosevelt, todos los países devaluaron, con la
excepción de Venezuela. La consecuencia inmediata fue
abaratar las importaciones; pero, a la larga, los productos
venezolanos con fines de exportación se encarecerían.
El intento de proteger a los exportadores tradicionales
llevará a crear un tipo de cambio agrícola; en realidad
un subsidio por la vía cambiarla (Convenio Tinaco, 1934).
En otras palabras, al combinarse en el sector petrolero
la mayor productividad, la menor ocupación y la mayor
producción de divisas, se establecieron características
62
completamente distintas a la de la economía del siglo
precedente. Entre otras consecuencias, la moneda adqui-
rió la tendencia a sobre-valuarse; y como, además, la
mayor parte de los ingresos de la actividad petrolera se
dirigen al Fisco, la economía empieza a tomar fuertes
rasgos de "estatismo".
La conciencia de la existencia de nuevas caracterís-
ticas permitió establecer como estrategia política general,
marchar hacia una economía diversificada bajo el régimen
de economía "mixta". El Estado "rico" engendrado por
la "renta petrolera" obtenida con una legislación naciona-
lista: (Ley de Hidrocarburos y Ley del Impuesto Sobre la
Renta, ambas de 1943), ante una sociedad con baja
productividad (económicamente "pobre"), intentó apli-
car una política de desarrollo sintetizada en la feliz
frase "Sembrar el Petróleo" de Uslar (1940), que al conden-
sar los objetivos políticos de ministros como Alberto
Adriani, Gumersindo Torres y Román Cárdenas (quienes
se habían desempeñado entre 1917 y 1933), creó un
paradigma de política económica (incrementar y capitali-
zar el excedente petrolero), que se extenderá por casi
medio siglo o por dos generaciones de venezolanos;
aunque su aplicación al ámbito industrial será muy limita-
da hasta 1952, pues, eltratado de Reciprocidad Comer-
cial convenido con USA (1939) por una parte, la esca-
sez poblacional y el bajo tipo de cambio representarán
serias barreras para el crecimiento de la oferta nacional
de manufacturas.
El gasto del excedente petrolero en el país, bajo la
forma de servicios públicos gratuitos, hizo que el salario
real creciera más que la productividad del sector no
petrolero; al tiempo que la acumulación de capitales era
más importante en el sector público que en el sector
privado, a pesar de la transferencia de recursos de aquel
a los particulares, realizado bajo diversas formas, incluyendo
el crédito para inversión reproductiva que no se convertía
en acreencia real.
La justificación política de conducta tan peculiar,
residió en el propósito de crear una clase "media" que
diera sustento político a la democracia representativa
63
(959) que finalmente había substituido, con episodios
más o menos dramáticos, al autoritarismo s.
A partir de 1959, utilizando instrumentos para-arancelarios
se incentivó la inversión en el sector industrial; pero, el
reducido tamaño del mercado hará que la estructura
resultante sea poco integrada y dependiente de insumas
y de bienes de capital importados.
Para 1960, el aporte del sector petrolero al PIB es
del 25,20/0 con apenas 2,0% del empleo. La población
ocupada en la agricultura representaba el 35,5% del to-
tal y su contribución al PIB era del 8,8%; mientras que
el sector terciario, con un empleo del 46,1% aportaba
mas de la mitad al PIB (51,2%). El sector secundario
(industrias y construcción) aportaba la menor propor-
ción al PIB 05,3%) Y al empleo 06,0%). El ingreso
percápita se estimó en US$ 1.021,4.
En otras palabras, la economía y la sociedad rural
de 1920 se habían convertido en una economía parcialmente
industrializada. Sobre la base de una fuerte protección
arancelaria y en una sociedad orientada hacia el consumismo;
como consecuencia del bajo tipo de cambio.
El ángulo de la intermediación financiera muestra
que la banca se había diversificado y desarrollado para
satisfacer, principalmente, los requerimientos del corto
plazo (capital de trabajo) y para reducir costos en la
intermediación hipotecaria (958), pues, el apoyo a la
inversión de activos físicos reproductivos se hacía con
preferencia, con la intervención de entes públicos. Sin
embargo; la estrecha contribución del sector secundario
al PIB indica que el avance hacia el desarrollo no progresaba
con la velocidad que el ingreso percápita podría hacer
64
creer. Como señala Córdova (1963), en las economías
capitalistas avanzadas el sector secundario es el líder
del crecimiento y su contribución al PIB se coloca por
sobre el 30%.
La redistribución del ingreso incluyó una política
de "paz sindical" garantizada por sindicatos leales a un
gobierno que, con la imposición petrolera proporcionaba
una Seguridad Social con escasa contribución de la masa
de asalariados. Por su parte, el sector empresarial además
del crédito blando (blandísimo en algunos casos) recibía
una altísima protección arancelaria y para-arancelaria y,
junto con la población en general, hacía uso de una
infraestructura que no le representaba ningún costo o
uno ínfimo (carreteras, servicios de agua y electricidad).
En la década de los años 70, la substitución de
importaciones de bienes de consumo, más o menos
completa sobre la base de insumas importados en los
casos más sofisticados como los vehículos, pierde dinamis-
mo (aunque se eleven los aranceles después de denun-
ciar el tratado comercial con USA), pues, se trataba
entonces de crecer con la expansión del mercado interno;
por lo cual resultó excesivo un gasto público apoyado
en un excedente petrolero que aumentaba con la multi-
plicación de sus precios 0974-1975) y con la "nacionali-
zación" petrolera. El endeudamiento y el gasto creciente
permiten descubrir la inflación, la cual pasa del 1,6% en
el lapso 1960-1972 al 6,3% en el lapso 1973-1980.
El crecimiento del empleo se asoció al de la inver-
sión pública en infraestructura y en plantas productoras
de insumas (de lenta maduración) y en los servicios
incluidos los gubernamentales. En esas circunstancias la
productividad de los sectores no petroleros continúa
siendo inferior a los salarios devengados. La inversión
privada, básicamente orientada hacia las industrias de
bienes de consumo y de insumas para la construcción,
continuó siendo apoyada desde el sub-sector financiero
público; mientras que el sub-sector privado atendía a
los servicios. A pesar de estas influencias la circulación
monetaria, el ahorro y el crédito toman proporciones
65
modernas. El dinero crediticio sobrepasa al emitido por
las autoridades.
Sin embargo, una consecuencia de que el exceden-
te económico siguiera dominado por la actividad petro-
lera y que la redistribución del ingreso dependiese de la
ideología gubernamental, fue la constitución y fortalecí ..
miento de "grupos" empresariales y de una desigual
capacidad de ahorro, con la consecuente concentración
de la riqueza y la estrechez del mercado de capitales.
Ello permitió la constitución de empresas que no emi-
tían títulos, o la limitación del número de accionistas
cuando se emttían" .
A partir de 1975, lo más notable, desde el ángulo
de los ingresos fiscales, fue el creciente endeudamiento
interno y externo con obligaciones en donde predominaba
(81,0%) el corto plazo, a tasas de interés variable sobre
la "libor" y básicamente, de los entes públicos descentra-
lizados; lo cual dificultó su control y aun administración,
pues podían convenirse al margen de la normativa legal
para la contratación del crédito público. Con dicho endeu-
damiento el plazo de maduración de la deuda pública
pasó de 10 años en promedio, en los años previos, a 2
años (Palma, 1989), y la tasa de referencia del 10% al
15%.
La facilidad financiera permitió un creciente gasto
público disfrazado de "inversión", pues 'se podía hacer
frente a continuos déficits en las empresas públicas aun
cuando se originasen en una gestión gerencial casi siempre
dudosa en eficacia y en probidad, con mínimas consecuen-
cias políticas. También resulta extraordinario el traspaso
de volúmenes significativos de fondos del sector público
al privado, vía las instituciones financieras públicas y
los programas especiales de financiamiento con baja o
nula recuperación 7.
6. Formalmente se creó una diversidad de instrumentos financieros
comparables o equivalentes a los existentes en las sociedades
industrrallzadas: pero, los de largo plazo y capitalización no
lograron atraer el interés de los ahorristas (Saurna, 1992).
66
Así, si se realizara un balance entre los flujos
financieros del sector público y del sector privado, posible-
mente se anularía la deuda pública interna. Más aún,
considerando la ulterior fuga de capitales podrá suponer-
se que el endeudamiento público externo facilit6 la acumula-
ción de capitales privados en el exterior.
En el bienio 77-78, además del déficit fiscal, se pre-
sentó un notable déficit en la balanza de pagos. Pero la
Revolución Islámica en Irán permitió otra alza en los
precios del petróleo y los ajustes fiscales fueron pospues-
tos.
Para 1980 el empleo del sector primario se situó en
16,5% del total y el producto correspondiente represen-
tó el 35,2% del PIB. El empleo en el sector secundario
ascendió al 25,0%; pero, su contribución al PIB seguía
siendo baja: 16,90IÓ. Por su parte, el sector terciario emplea-
ba al 58,5% del total y contribuía con un 47,9% al PIB,
el ingreso percápita se estimó en US$ 3.935. Este alto
nivel del ingreso se origina, sobre todo, en el incremento
de los precios del sector petrolero; pues, la baja contribu-
ción del sector secundario al PIB, revela que la estra-
tegia seguida desde los años 50 (substitución de importa-
ciones y añadir valor agregado a materias primas mine-
rales como hierro, aluminio y petroquímica), no había
madurado.
Cabe destacar que, mientras las importaciones cre-
cían con la dinámica del gasto, las exportaciones dis-
tintas del petróleo eran muy bajas, por lo cual la Balan-
za Comercial se torna deficitaria, al excluir el petróleo.
Así, al coincidir el deterioro del precio del petró-
leo (982), con la existencia de tasas de interés por
debajo de las internacionales 0981-1982), más el manteni-
miento de un déficit fiscal voluminoso, en el contexto
de la crisis de la deuda mexicana, se produce una fuga
de divisas. El mercado cambiarlo tuvo que ser cerrado,
inherentes a ella. Radicando su origen en la ausencia de un
régimen eficiente de "premios y castigos" y a la permisividad
de una "organización" del Ejecutivo desarrollada casuísticamente
y con el propósito claro de evadir todo intento de control
legislativo.
67
manteniendo la relación de Bs./US$ 4,30 para bienes
esenciales, Bs./US$ 6,00 para otras importaciones y del
"mercado" para capitales.
68
En efecto, en 1989, dentro de un marco de acelera-
da reducción arancelaria y desmantelamiento de las para-
arancelarias 9, después de realizar una drástica devalua-
ción y establecer de nuevo un cambio libre "flotante", la
aplicación de la práctica de. mercado abierto, substitu-
yendo al manejo del redescuento, mediante la colocación
de bonos del BCV, incentivó un proceso de especula-
ción financiera por parte de la banca comercial. A la
postre, el incremento de la actividad especulativa banca-
ria, incluida la acumulación de divisas, en detrimento
de la actividad de intermediación, provocó simultánea-
mente el alza de la tasa de interés, la reducción de la
demanda de crédito y la morosidad de las empresas.
Este doble ataque hizo críticos los niveles de solvencia
de la banca.
Cabe destacar que, como señalaba Keynes en 1933,
la apertura financiera, cuando decae la actividad económica,
permite que los particulares, con disponibilidades líquidas,
ataquen a las reservas internacionales para protegerse
de un eventual' cambio de la paridad cambiaria. En el
caso de Venezuela, la previsión tomada por los particulares
conducía lógicamente a agravar la disminución de reservas
y a incentivar un proceso depresivo relacionable con la
reducción relativa de las exportaciones. En otras palabras,
la práctica recomendada por las autoridades internacionales
"Programa de ajuste estructural": (FMI), acentuó la recesión.
Así para 1990 el PIB percápita se colocó en US$ 2.485,
a pesar del incremento del precio del petróleo con motivo
a la Guerra del Golfo.
En 1991 se introduce un cambio en el ámbito fiscal
que tendrá repercusiones ulteriores. A petición de PDVSA
el gravamen sobre el incremento del valor de exporta-
ción (20% sobre el precio de realización) se reduce
69
paulatinamente, previéndose su desaparición para 1996.
Así, en medio de una situación de penuria fiscal, el
aporte al Fisco del sector petrolero se contrae sensible-
mente. La reducción será todavía mayor cuando caigan
los precios 0993-94) al tiempo que se incrementan los
gastos de PDVSA, sin que haya una efectiva supervisión
de los mismos.
Como también se redujo la. tasa del ISLR al sector
no petrolero y el nuevo impuesto, a las ventas (IVA) fue
disminuido en su alcance, se acentúa la tendencia al
déficit fiscal estructural, al no ser fácil la reducción del
gasto público; debido a la incidencia de la amortización
de la deuda pública.
En el lapso 1994-1995, corno corolario de la recesión
económica, y de la actividad especulativa de la banca
comercial, impulsada por las autoridades (emisión de
Bonos Cero Cupón) como parte sustantiva del Programa
de Ajuste Estructural patrocinado por el FMI y recogido
en el VIII Plan de la Nación (El Gran Viraje), la banca
comercial entró en situación de insolvencia al aumentar
la morosidad de sus clientes.
Una aparente incomprensión de dicha situación por
parte de las nuevas autoridades gubernamentales, quie-
nes diagnosticaron una "crisis de liquidez" .en uno de
los más importantes bancos comerciales, afectó seria-
mente la credibilidad del público en el sistema bancario;
añadiendo a la insolvencia preexistente una fuerte extrac-
ción de depósitos de los bancos más grandes, converti-
da en fuga de divisas (facilitado todo por la concentra-
ción de la riqueza y por la apertura financiera).
La ulterior actuación del Estado que estableció una
"subasta" diaria de divisas acentuó la compra de divisas.
La merma de las reservas condujo al establecimiento de
un control cambiario.
70
banca comercial desde 1989, incentivada por la política
impuesta en dicha oportunidad creó, como dijimos, una
situación de iliquidez y de insolvencia que afectó particular-
mente a una cuarta parte de la banca comercial' y otro,
relativo al mercado de dívísas y a las reservas del Banco
Central, al acentuarse la salida de capitales debido a la
situación ya referida de la banca comercial.
71
especulación financiera (los ingresos extraordinarios llegan
a representar más del 80% de la utilidad líquida), al
tiempo que se acelera el proceso de "descapitalización",
pues el índice de "solvencia" oscila alrededor del 2%.
A este respecto cabe señalar que, si bien habían
excepciones: 7 bancos, que individualmente muestran
un índice de capitalización mayor al 5%, la mayoría
quedaba ubicado por debajo del 1%. Es decir, según el
criterio internacional (Basilea, 1988) el Sistema Bancario
estaba críticamente "Sub-Capitalizado".
Cabe entonces destacar, que al reducirse el crecimiento
de la economía, los bancos en situación más crítica se
involucran en una guerra de tasas, para ampliar los
depósitos (huida hacia adelante), con el propósito de
que la morosidad de sus colocaciones previas (relacionada
con el cese del otorgamiento de créditos) pudiera enmas-
cararse detrás de un índice de liquidez "aceptable" para
una Superintendencia que se había mostrado excesivamente
complaciente lO.
Cuando por razones de iliquidez del segundo banco
del país (Banco Latino), las autoridades practican una
intervención a puerta cerrada (Dic. 93), se inicia una
corrida de depósitos contra otros bancos tenidos individual-
mente como "críticos" (enero-febrero de 1994), que desbor-
da las inapropiadas medidas de emergencia (auxilios
masivos sin intervención), que tras muchas vacilaciones
toman las autoridades 11, y que desembocarían en la inter-
72
vención (julio, 1994) de dos grandes Bancos (Venezuela
y Consolidado) y en el cierre de otros para alcanzar en
total 17 instituciones (16 bancos comerciales y una fínancíera),
En primera instancia, como dijimos, la -crisis fue
diagnosticada como "crisis de liquidez". La magnitud
del apoyo solicitado y provisto por FOGADE y por el
BCV, mediante creación de dinero, llevó a las autoridades
a establecer, posteriormente, otras medidas, un proceso
compulsivo de recirculación de depósitos (Decreto NI!
248, 1994).
La idea subyacente fue reemplazar los auxilios direc-
tos de FOGADE (visualizados según las autoridades co-
mo un "salvavidas de plomo"), por depósitos interbanca-
rios provenientes de los bancos que se benefícíaban del
reflujo de depósitos. Los mecanismos operativos para
instrumentar la recirculación, establecían, en la práctica,
una garantía estatal plena de los depósitos del público.
Pero si bien dicho esquema apuntaba a solucionar proble-
mas de liquidez, en el cortísimo plazo, en la medida en
que las entidades con problemas fueron auxiliadas se
postergó la decisión de obligarlas a iniciar un tardío
proceso de recapitalizacíón; medida que comienza a
instrumentarse tímidamente en 1995 12. Al mismo tiempo,
los bancos de los depósitos, al no recibir las contrapartidas
de activos resultan técnicamente quebrados por lo cual
tendrán que instrumentarse otras medidas para enfrentar
la capitalización, además de la deuda pública creada
para equilibrar los balances de los bancos "estatízados".
73
2.3.2. La Fuga de capuates
75
3.1. .Requerimientos de capuai en los Ststemas Bancarios
Re-Estructurados
76
mental hizo crisis durante la crisis de los años ochenta
al evidenciar que el cumplimiento de una relación
entre pasivo y patrimonio no constituía suficiente
garantía para los acreedores, dado que los depósitos
del público, con el riesgo de retiros masivos, no se
cubren con el patrimonio de la banca, sino con los
activos sanos de la misma (Martínez Neira, p. 65).
77
del Grupo de los Diez) en julio de 1988, según las
cuales la relación entre los activos ponderados por
el riesgo y el patrimonio de las instituciones finan-
cieras debía ser de 8% como mínimo.
78
3.3 Requerimientos Contables
También existen intentos de homogeneizar las normas
contables para evitar una sobreestimación de los ingresos.
A tal efecto, el régimen aplicado a los intereses se ha
vuelto mucho más riguroso, para oponerse al registro
como ingresos de los intereses causados pero no devengados
de activos de difícil recuperación o irrecuperables.
Finalmente para evitar que las reestructuraciones o
refinanciaciones de crédito se utilicen como expediente
para obviar una correcta evaluación de los riesgos, la
literatura recomienda establecer, progresivamente, requisi-
tos mínimos para la procedencia del refinanciarniento.
79
pues hasta 1967 se seguirá exclusivamente el regimen
de especialización. Ese año por ley especial se creará el
primer banco de carácter "universal" al reunir en una
sola entidad actividades comerciales e hipotecarias.
Los cambios realizados a partir de la ley de 1961,
que se resumen en el Cuadro de Síntesis NII 2, fueron
desmejorando paulatinamente la exigencia de solvencia;
pareciendo estimarse que con sólo aumentar los montos
mínimos de capital se resguardaban los derechos del
público. Así la posibilidad de contraer obligaciones, en
proporción al patrimonio, se eleva de 6 veces en 1961 a
8 veces en 1970 y a 20 veces en 1975, al tiempo que se
debilitaba también la exigencia en cuanto a encajes y
aun facilitaba la posibilidad de contraer obligaciones
contingentes. En la reforma de finales de 1993 los requisitos
los establecen las directrices de política que quieran se-
guir la Superintendencia de Bancos y el Banco Central.
En el caso de la relación con el activo (Artículo 311) ,
aunque se sigue la normativa básica de Basilea, al distin-
guir dos niveles de capital, la regla se debilita pues el
monto del segundo tramo (Patrimonio Complementa-
rio) se lleva hasta el 100% del primer tramo (Patrimo-
nio Primario) cuando la literatura señala un límite del
50% 15.
También privó una tendencia al proteccionismo, por
lo cual a partir de la reforma de 1970 se intentó disminuir
la participación del capital extranjero (arts. 31, 32). En
la reforma de 1993 se restablece, limitadamente, la apertura.
Finalmente debe decirse que pese a los intentos de
aumentar las sanciones por infracciones incurridas en
las operaciones: autopréstarnos y préstamos a empresas
relacionadas con el "grupo financiero", la debilidad en
la supervisión estatal y el debilitamiento del requisito
de solvencia contribuyeron o facilitaron el estallido de
la actual crisis bancaria.
15. Cabe también observar una cierta resistencia de la banca privada
a aumentar la capitalización. Los argumentos van desde la
inadaptación de las circunstancias venezolanas al contexto de
los acuerdos de Basilea, ignorando el hecho de la globalización
financiera, hasta señalar erroneamente que la reglamentación
nacional es más estricta que la normativa de Basilea (véase
Nogueroles, 1995 y Ortega, 1995).
80
CUADRO DE SíNTESIS NO 1
SISTEMA INTERNACIONAL DE CLASIFICACIÓN DE CARTERA
1. Cartera comercial
A. Riesgo normal Atención adecuada o
B. Riesgo potencial Incumplimiento ocasional, seguimiento inadecuado 1
C. Riesgo real Deficiencia de capacidad de pago 20
D. Alto riesgo Morosidad de 6 meses 50
E. Crédito irrecuperable Insolvencia y mora de más de 12 meses 100
00
......
2. Cartera de consumo
F. Riesgo normal Al día O
G. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
H. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
I. Alto riesgo Mora de 6 a 9 50
]. Crédito irrecuperable Mora de más de 9 meses 100
3. Cartera de viviendas
K. Riesgo normal Al día o mora de menos de 1 mes O
L. Riesgo potencial Mora de 1 a 3 meses 1
M. Riesgo real Mora de 3 a 6 meses 20
N. Alto riesgo Mora de 6 a12 meses 50
o. Crédito irrecuperable Mora de más de 12 meses 100
Fuente: Martínez Neira, p.
CUADRO DE SINTE515 N° 2
LA NORMATIVA BANCARIA EN VENEZUELA
Capital
Art. 15 Art. í!3 Art. 24 Art. 26 Art. 26 Art.39
00
N Bs. 2 X 106 Caracas Bs. 8 x 106 Caracas Bs.20x106 Caracas Bs.40 x 106 Caracas Bs.120 x 106 Caracas Bs.1200 X 106 Caracas
Es. 1 x 106 Otros Bs. 4 x 106 Otros Bs. lOx 106 Otros Es.20 x 106 Otros Bs. 50 x 106 Otros Bs. 600 x10 6 Otros
Solvencia
Art. 35 Art. 25 Art. 30 Art. 32 Art. 32 Art. 14
Obligación exigible Obligaciones exigi- Obligaciones exigi- Obligación exigible Obligación exigible Patrimonio no me-
hasta 6 veces capi- bIes hasta 6 veces bies hasta 8 veces hasta 20 veces el hasta 20 veces de nor al 8% del activo
tal y garantía. el capital pagado más el capital pagado pu- capital pagado o más capital pagado más segun ponderación
reservas. diendo llegar hasta con autorización del reservas. de riesgos.
10 veces con autori- BCV.
zación del BCV.
Solvencia (continuación)
Obligaciones con- Obligación contin- Obligaciones con- Obligaciones con- Art. 20
tingentes hasta 2 ve- gencia hasta 2 ve- tingentes hasta 2 ve- tingentes 2 veces ca- Fijado por Superin-
ces el capital paga- ces el capital pagado ces capital y reser- pital. Pasivo de serví- tendencia de Bancos.
do más reservas y más reservas y garan- vas. dos con autorizadon
garantías. tías. del BCY se podrá
elevar en un 40%.
Art. 40
Inversiones hasta 3()01Ó Inversión hasta 200/0 Inversión en "acclo- Inversión en accio- Inversión en accío-
del Capital (acciones) (acciones). nes" hasta 20% capi- nes hasta 200/0 del nes hasta 20% del
pagado y reserva. tal y reservas. capital y reservas. límite fijado por
BCY.
Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Inversión en divisas Operación de divi-
00 hasta 100/0 del capital hasta 10% del capital hasta 5% del capital hasta un 5% del capi- hasta 5% del capital sas fjado por BCY.
\,).) y reservas. y reservas. y reservas. tal y reservas. y reservas.
Créditos
Art. 15 Art. 124-4 Art. 134-4 Art. 153-4 Art. 153-A Art. 40
1 solo crédito has- 1 solo crédito 10% 1 solo crédito hasta 1 solo crédito has- 1 solo crédito hasta 1 solo crédito hasta
tal0% del capital. del capital pagado 10% del capital. ta 10% del capital 10%. 5%.
Y reservas. Y reservas.
Pérdidas
Art, 58 Art. 131 Art, 142 Art. 165 Art. 165 Art. 168
Pérdidas del 25% de- Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% del Pérdidas del 25% de
be ser liquidado. capital debe ser capital debe ser li- capital debe ser Ii- capital debe ser Ii- capital deben ser rein-
liquidado. quidado quidado. quidado. tegradas.
85
5.2 La Evoluct6n del Mercado rmanctero
86
con las circunstancias del entorno, al agravar las conse-
cuencias del fuerte endeudamiento del sector público
realizado a partir de mediados de la década de los años
70. El mecanismo incluye, la sostenida caída de los
precios del petróleo a partir de los primeros años de la
década de los años ochenta, la acentuada y sostenida
devaluación del bolívar, como medida "para-fiscal" para
enjugar el déficit fiscal, la elevación de las tasas de
interés y la emisión de Bonos Cero Cupón a partir de
1989.
Se comprende que, la orientación de "Welfare State"
del Estado venezolano, implantado desde mediados de
la década de los años 40, ha puesto impedimentos para
reducir oportunamente el gasto público y servido de
cobertura para prácticas evidentes de corrupción admi-
nistrativa desde los años 70. Es evidente, también, la
miopía de la Administración Pública incluida la presente
Administración (995), para implantar políticas de gestión
de la coyuntura: corrección oportuna de los tipos de
interés, negociación de pagos de la deuda pública externa,
manejo de las tasas de cambio, reforma de la estructura
impositiva, y gerencia de la insolvencia bancaria.
No deben quedar dudas de que el origen de la
crisis, desde el ángulo financiero, fue la incentivación a
la especulación financiera con la creación, por recomen-
dación de los expertos del FMI (informe, Lindgren, 1989)
de los bonos "Cero Cupón" del BCY, y su preservación
bajo los formados Títulos de Estabilización Monetaria
(TEM) por la actual Administración.
En efecto, la fragilidad de un sistema bancario con
depósitos en expansión y créditos reprimidos, fue acen-
tuada por las decisiones del BCY, pues el manejo errático
del sistema de tasas de interés y la alteración del mercado
de capitales con la irrupción de los bonos cero cupón
para controlar el circulante en manos del público como
medida para estabilizar el tipo de cambio, provocó la
descapitalización general, incluido el sistema financiero
y afectando negativamente al mismo BCY que para noviem-
bre de 1995 presentó un déficit de 63.808 millones de
bolívares, que finalmente recae sobre el Fisco.
87
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las empre-
sas se vieron obligadas a elevar precios para recuperar
pérdidas en términos de reposición de capitales (pérdidas
producidas por la reducción del mercado interno y pérdida
por encarecimiento del stock físico de capital), mientras
que los particulares encontraban más beneficios en la
colocación especulativa, o en la inversión en divisas,
que en la. inversión reproductiva, dado que el mercado
interno, en general, se encogía.
Las excepciones vienen representadas por los sec-
tores productivos o importadores de bienes de lujo;
pues como es bien conocido la inflación en Venezuela
también ha deteriorado la distribución del ingreso en
contra de los asalariados.
Como lección de trascendencia política debe desta-
carse que la disminución del salario real, verdadera flexíbí-
lización forzada del mercado de habilidades (mano de
obra), no ha producido el incremento del empleo que
la teoría y la política neoliberal prometen; ocultándose
el incremento del desempleo en la llamada economía
informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de utsta
de la síntests Neo Clásica, encuentran explicación en nuestra
testspost-keynestana de que losprocesosfinancieros señalan
el sendero a los acontecimientos en los mercados reales.
Una. reflexión final en relación al rol del mercado
de capitales nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, el rol
de guía se desplaza del mercado de títulos privados al
mercado de títulos públicos, afectado por gastos "viscosos"
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando precios
remuneradores a los TEM limita con cada nueva emisión,
la posibilidad de revertir el proceso de crisis (mediante
el incremento de la inversión reproductiva) e impidiendo
el aprovechamiento de los eventos externos favorables.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas, desde comien-
zos de la década de los años 80, no sólo se ha mostrado
88
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis pública sino que, además, se ha convertido en
incitador de los elementos coyunturales y con ello en
virtual instigador de la crisis sociopolítica presente.
Como corolario hay que señalar que la persisten-
cia de la óptica ortodoxa a nivel oficial reflejada en la
intención de llegar a un acuerdo con el FMI bajo los
términos tradicionales: devaluación, elevación de impues-
tos indirectos, eliminación de controles a la salida de
capitales y alza en las tasas de interés, teniendo como
contrapartida el ingreso de créditos del FMI, del BM y
del BID, y la esperanza de inversiones extranjeras hará
que los mediocres logros de 1995 se esfumen en 1996.
89
ANEXO N2 1
CUADRO Nl! 1
PRODUcrO,VPRODUcrIVIDAD A PRECIOS CORRIENTES
(PIB participación porcentual)
SECTORES/ARos 1920 1936 1950 1960 1970 1980 1990 1993
Minería 0.2 1.9 1.3 0.5 0.9 0.7
Petróleo 19.0 34.0 25.2 20.4 29.0 28.2 16.6
Agricultura 54.8 15.0 8.8 6.4 7.1 5.7 5.4 5.2
Manufactura 9.2 11.0 10.0 11.7 12.2 11.2 14.7 14.5
Construcción 6.0 9.0 7.2 3.6 4.0 5.7 4.5 6.3
Comercio y Servicios 23.0 37.0 23.5 40.7 44.0 36.1 40.1 50.5
Gobierno' 7.0 9.0 16.4 10.5 11.0 11.8 6.2 6.2
Total (Millones de USA $) 341.0 476.0. 3.443.6 7.663.0 11.561.1 59.116.5 48.289.4 59.005.5
Productividad (en miles de USAS)
Minería 1.0 16.2 8.1 16.3 33.3 29.4
\O
\jJ
Petróleo 6.4 26.9 48.5 77.7 372.9 256.7 164.9
Agricultura 0.5 0.1 0.4 0.7 1.0 5.3 3.2 3.8
Manufactura 0.6 0.4 2.0 3.7 4.1 9.8 6.9 8.4
Construcción 0.3 1.5 2.7 3.3 2.8 8.7 4.3 7.3
Comercio y Servicios 1.3 0.8 1.9 4.1 5.0 9.8 5.2 _ 8.2
Gobierno 1.8 0.8 4.9 4.6 3.2 23.7 7.3 7.5
Total 0.5 0.4 2.2 3.8 4.1 13.9 7.4 9.0
Ingreso Percápita (en USA $) 117.7 141.5 684.0 1.021.4 1.080.5 3.934.8 2.485.4 2.834.9
Producto por Sectores
Primario 54.8 22.8 43.0 33.5 28.8 35.2 34.5 22.5
Secundario 15.2 36.9 17.2 15.3 16.2 16.9 19.2 20.8
Terciario 30.0 40.3 39.8 51.2 55.0 47.9 46.3 56.7
Fuentes: Anuarios de Cuentas Nacionales del BCV, Indicadores de la OCEI y Cálculos Propios.
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CUADRO NO 2
POBLACION OCUPADA y EMpLEO 0/b
POBLACION (Millones pers). 2.9 5.0 7.5 10.7 15.0 19,4 20.0 20.8
Personas mantenidas por
Trabajador ocupado 3.5 2.3 2.6 2.8 2.7 2.0 2.1 2.2
fuentes: Cileulos sobre la base de Censos Nacionales, Indicadores de .Ia fuerza de Trabajo, OCEI, varios años y datos de Silva
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CUADRO NI! 3
RELACiÓN AUXILIOS/DEPÓSITOS
(Bancos auxtltaaos)
CUADRO NII 4
RELACiÓN PiROIOA!PATRlMONIO
(Bancos auxiltados)
95
ANEXO N2 2
UN MODELO DE EQUILIBRIO GENERAL CON
PRE-AjUSTE FINANCIERO
El propósito del modelo es la explicación de los encadena-
mientos entre las variables de los procesos coyunturales y de
desarrollo económico, según hipótesis postkeynesianas.
99
Así al substituir en las condiciones de equilibrio de cada
uno de los mercados, las funciones de comportamiento sur-
gen, las interrogantes o incógnitas relacionadas con la adqui-
sición de bonos públicos, por las familias y por los bancos, y
la satisfacción de los requerimientos de financiamiento de la
empresa por las familias, por los bancos y por las propias
empresas como autofina nciamiento.
100
Oependent variable: BMP
Oependent variable: OP
Dependent variable: CR
101
Dependent variable: M
Dependent variable: AF
Depcndent variable: CH
102
Dependent variable: VS
Dependent variable: lB
Dependent variable: P
103
Dependent variable: TP
Dependent variable: TD
Dependent variable: B
104
Dependent variable: DEP
Dependent variable: VE
105
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112
LA ADMINISTRACION DE LA
CRISIS CAMBIARlA EN VENEZUELA
113
Imperio Soviético y la imposición de la economía de
mercado, a la posibilidad de la concreción de una unión
europea, germen de un futuro Estado, auspiciada por la
adopción de una moneda única. Esto sin ignorar otras
contingencias, tal como el nacimiento de un Estado palestino
o la aparición de otras fuentes de energía producidas en
los laboratorios, inocuas y de bajo costo. Finalidad a la
cual se refiriera Ronald Reagan, ex-presidente de Estados
Unidos, en la reunión cumbre celebrada durante su man-
dato con el presidente ruso Mikail Gorbachov en Islan-
dia. y cuya consecución es el objetivo principal de las
investigaciones sobre las partículas elementales, adelan-
tadas desde hace años, tanto en Estados Unidos como
en Europa. Las cuales han requerido inversiones fabu-
losas de recursos y de conocimientos, cuyo financiamiento
se debe, en buena parte, al aporte de la productividad
generada por el petróleo.
Si bien sus resultados, están por verse pese al inicio
de la certidumbre del planteamiento teórico, logrado en
estos días por los científicos que laboran en el proyecto
europeo. Es pertinente tener en cuenta los particulares
señalados, aunque no parezcan tener una relación inme-
diata con el tema, en virtud que los mismos plantean
expectativas concernientes al desenvolvimiento de la econo-
mía planetaria, cuya factibilidad debe tenerse en cuenta
para ponderar la conveniencia de las alternativas ofre-
cidas en el corto plazo. Al fin y al cabo, el control de
cambio no es sino una medida de carácter monetario, a
la cual recurren las autoridades competentes para corregir
desajustes transitorios de la marcha de la economía,
ocasionados por causas internas o externas, que atenta
contra la estabilidad requerida por ella para alcanzar los
fines perseguidos por la política económica en el largo
plazo. Por ende, la consideración del régimen de con-
trol de cambio debe ubicarse dentro del contexto de la
política económica y concretamente de la monetaria,
cuyos altibajos son reflejo de las causas estructurales
que afectan todos los aspectos del devenir social.
114
ECONOMfA DE DEFENSA y CRISIS FINANCIERA
115
económicas internacionales vigentes. E incluso se han
convertido en condición necesaria para acceder a los
beneficios generados por el nuevo orden, impulsado
por el fortalecimiento y expansión de la acción de los
organismos supranacionales, creados con la finalidad de
facilitar los intercambios entre las distintas naciones y
promover su mantenimiento. Lo cual ha dado origen al
fortalecimiento y concreción de un nuevo ámbito del
poder, el internacional, cuyas metas no siempre se mues-
tran congruentes con el interés nacional. Al menos así
lo revela la oposición entre las políticas auspiciadas por
dichos organismos y las adoptadas por los gobiernos
nacionales en uso de las atribuciones otorgadas por la
autonomía de acción de que disfrutan. Es el caso, por
ejemplo, de las políticas requeridas por el Fondo Mone-
tario Internacional, como la eliminación de subsidios a
la producción o, de los controles de precio y de cambio,
así como lo concerniente a la fijación de las tasas de
interés. Las cuales deberían dejarse al arbitrio del mer-
cado para garantizar la igualdad de las oportunidades
de desenvolvimiento, mediante la libre circulación de
inversiones y mercancías, a despecho de las diferencias
de desarrollo determinadas por la escasez de recursos
naturales, bienes de capital, mano de obra calificada,
tecnología y cultura económica, que obstaculizan los
esfuerzos realizados por las naciones menos favorecidas
para superar las condiciones que padecen.
Con todo, se ha difundido y terminado por impo-
nerse, la idea de promover la estabilidad general interna-
cional, aun a costa de la estabilidad interna de cada
país, lo que en última instancia significa el sacrificio del
bienestar y las aspiraciones nacionales en el presente,
en aras de la promesa de un bienestar futuro. Panorama
que ha estimulado a la mayoría de los gobiernos, sobre
todo a aquellos agobiados por el peso de las deudas
externas, como son los latinoamericanos, entre los cuales
figura Venezuela, a adoptar los criterios sostenidos por
el Fondo Monetario. Después de todo, como se sabe, el
aval de dicho organismo es condición necesaria para
tener acceso al crédito internacional.
116
En las condiciones descritas, los cambios de polí-
tica económica exigidos por el Fondo, unidos a los
esfuerzos para cumplir con las obligaciones externas
han fomentado una situación crítica, puesta en evidencia
por el descenso de los índices de crecimiento, la acelera-
ción de las tendencias inflacionarias, el incremento de
la desocupación y el aumento de la pobreza. A lo cual
se suma la devaluación de la moneda y la continuación
del endeudamiento, que auspician la disminución de los
niveles de vida alcanzados y el deterioro de la calidad
de ésta. Las condiciones mencionadas, en más de una
ocasión, han provocado reacciones violentas por parte
de la población, amén del recrudecimiento de la tensión
social suscitada por la pérdida del poder adquisitivo de
la moneda y las tendencias especulativas que ello desata.
Ni siquiera Venezuela que cuenta con un ingreso en
dólares anual promedio, proveniente de la explotación
del crudo para la exportación, de alrededor de 13.000
millones de dólares, ha podido escapar a estas secuelas.
Al respecto un ejemplo significativo nos lo ofrecen las
causas que determinaron la adopción del Control de
Cambio en 1994, previa la suspensión de algunas garan-
tías constitucionales relativas a la inviolabilidad del ho-
gar, la libertad de tránsito por el territorio nacional, el
libre ejercicio de actividades lucrativas, la garantía de
los derechos de propiedad, además de la de las limita-
ciones a la expropiación por causa de utilidad pública
de cualquier clase de bienes. Con lo cual se consagraba
un estado de excepción, aunque transitorio, para supe-
rar las contradicciones legales que pudieran surgir y,
sobre todo, despejar las dudas acerca de los motivos
que obligaban a las autoridades gubernamentales a abando-
nar la línea de acción trazada. Por lo demás, las causas
por las cuales se resolvió modificar la política moneta-
ria y aplicar el Control de Cambio, justificaban amplia-
mente la acción llevada a cabo.
Se trataba, en efecto, de contrarrestar la debacle
del sistema financiero, al amparo de la cual se ha precipi-
tado la caída vertiginosa del signo monetario, producien-
do las correspondientes repercusiones. Entre las cuales
117
cabe mencionar la pérdida de valor del bolívar frente al
dólar, cuya paridad se fijó en 170 bolívares. De hecho
el bolívar había venido devaluándose desde 1982 cuan-
do la crisis de la deuda lo llevó de 4,30 a 6,00 bolíva-
res por dólar. Estimaciones del Colegio de Economistas
señalan que en un periodo de 13 años, de 1982 hasta
hoy, nuestra moneda se habría devaluado en 2833 por
ciento. A la devaluación se añade la aceleración de la
tendencia inflacionaria y el desbordamiento de la espe-
culación propiciado por ella, cuya intensidad evidencia,
según la fuente citada anteriormente, el incremento "sos-
tenido y más que proporcional de los índices de precios"
conforme a los cuales la inflación puntual se sitúa, para
1984, en 18,30 por ciento respecto a 1983, pero para
1994 llega ya al 70 por ciento. Pero esto no es todo. A
los factores mencionados se agrega la debacle finan-
ciera precipitada a comienzos de 1994, originada fundamen-
talmente por el manejo doloso de las libertades econó-
micas por parte de muchos directivos bancarios. De lo
cual da fe el uso, en su propio provecho, de las potesta-
des asignadas por la ley, en detrimento de los intereses
de los depositantes y accionistas minoritarios. La divulga-
ción de este hecho unida a las denuncias de negociacio-
nes ilícitas en perjuicio del patrimonio nacional, lleva-
das a cabo por funcionarios y/o particulares por cuenta
propia o a través de terceros, difundidas por los medios
de comunicación, provocó la emergencia de la descon-
fianza que el público venía acumulando acerca de la ca-
pacidad financiera del país y la solvencia de los institutos
bancarios, cuando uno de los más populares, el segundo
en la escala de importancia, quedó fuera de la. cámara
de compensación, obligando a las autoridades a interve-
nirlo para evitar una reacción en cadena. Como conse-
cuencia de este suceso se produjo una fuga de capita-
les, lo cual motivó un incremento acelerado de la sali-
da de divisas, que ocasionó una contracción de las reser-
vas del Banco Central de más de 3.800 millones de
dólares, además del consiguiente aliento del alza de las
tasas de interés, de por sí elevadas debido a la acumulación
del déficit fiscal y la persistencia de los bajos precios
del petróleo.
118
No es necesario especular mucho para deducir el
peligro de recesión proyectado por las circunstancias
señaladas, las cuales afectaban la estabilidad interna de
la Nación y por ende, la hacían más vulnerable al impacto
de las contingencias extemas.
Ante el panorama descrito, el Presidente Caldera
decidió actuar con la energía requerida por la situación,
dando curso, conjuntamente con la suspensión de las
garantías señaladas anteriormente, a las medidas econó-
micas conducentes: control de cambio, de precios y
vigilancia y supervisión de la actividad bancaria. Medidas
que en opinión de la mayoría de los analistas debían
haberse aplicado desde hacía mucho tiempo. No obs-
tante, paradójicamente, tan pronto se dio curso a las
mismas comenzó una campaña en su contra aduciendo
que eran contrarias al libre ejercicio de la actividad
económica particular y al desempeño del mercado. A
partir de entonces, todos los tropiezos y desajustes afron-
tados por la actividad económica se atribuyeron a los
controles establecidos. En contraposición a ellos se invoca-
ban las virtudes de la economía de mercado y de la
gestión privada. Capaces por sí solas, según sus pane-
giristas, de impulsar la recuperación de la economía. Se
olvidaba que la objetividad es contraria a los dogmas y
por ende no deben descalificarse de antemano las inicia-
tivas dirigidas a corregir y/o superar una situación sin
considerar las condiciones que la determinaron, pero
las críticas más acerbas se dirigieron contra el control
de cambio convirtiéndolo en "el malo de la película".
Una coordinada e insistente campaña, librada a través
de los medios de comunicación, le atribuía la responsa-
bilidad de todos los problemas presentes o por venir.
Del aumento del precio de las medicinas al probable
colapso del sector salud; o de la carencia de partes
mecánicas, al posible cierre de las ensambladoras de
vehículos que operan en el país y hasta de la escasez
de fármacos requeridos para el tratamiento de diálisis, o
de los enfermos de diabetes, al incremento de las tasas
de mortalidad por estas causas. Todas las razones eran
buenas para condenar el establecimiento de un control
119
de cambio por parte del gobierno. Cualquier argumento
servía a tal fin, y la motivación era tan fuerte que hasta
organismos y voceros calificados incurrieron en la lige-
reza de utilizar argumentos fuera de lugar sin conside-
rar la gravedad de la coyuntura afrontada y a espaldas
de la realidad, condenando el control de cambio aun
antes de su iniciación, porque el mismo "habría fracasado
dondequiera que se había aplicado" o bien su aplicación
restaría estímulo a las inversiones extranjeras. Señala-
mientos que ignoraban, consciente o inconscientemen-
te, los requerimientos del interés nacional, así como la
crisis determinada por la fuga de capitales y el descenso
de las reservas que amenazaba al sector productivo,
especialmente a los productores agrícolas y a la agro-
industria, junto con las industrias medianas y pequeñas,
cuyas repercusiones para el momento constataba la ace-
leración de la desocupación y el aumento de los ín-
dices de pobreza observados, lo que justificaba amplia-
mente la acción acordada, la cual era congruente con
las circunstancias.
Así como lo había sido en el pasado, cuando las
transnacionales extranjeras detentaban con exclusividad
el monopolio de la explotación de nuestros hidrocar-
buros, con el objeto de obtener crudo para la exporta-
ción y, el Estado venezolano, a su vez, en resguardo de
los intereses de la nación, determinaba la paridad carn-
biaria y cuidaba su desenvolvimiento para proteger la
estabilidad y valor del bolívar, sin interferencias extra-
ñas. Lo cual, de hecho, equivalía en la práctica al manteni-
miento de un control de cambio, estrategia que favore-
ció la estabilidad del poder adquisitivo del bolívar e
impidió la insurgencia de presiones inflacionarias. Abstrac-
ción hecha, claro está, de la diferencia entre las condi-
ciones de entonces y las de ahora, lo cual no resta
validez a nuestra conclusión.
En cierto modo el control de cambio es una medida
de uso común, utilizada parcial o totalmente en forma
más o menos rígida, explícitamente o de hecho, por
todos los gobiernos para contrarrestar los desequilibrios
o desajustes afrontados por la política monetaria en el
120
curso de su desenvolvimiento. De la vigilancia y/o control
de ingreso y egreso de divisas, pasando por la manipu-
lación de las tasas de interés para estimular la afluencia
de capital externo y sostener el valor del signo monetario,
a la manipulación de la tasa de cambio para propiciar el
ingreso o impedir la salida de divisas, todos los medios
se han considerado lícitos para sostener la credibilidad
de la moneda y con ella la de las economías, por parte
de los gobiernos. Tales objetivos en algunos países,
como Alemania, por ejemplo, se consideran prioritarios,
constituyen un fundamento de la soberanía y contribuyen
a fomentar el orgullo nacional, al margen de las políticas
de integración económica y mundialización de las rela-
ciones planetarias que fomentan.
Por supuesto lo expuesto no significa que el con-
trol de cambio no comporte riesgos o no necesite apo-
yo para alcanzar sus propósitos. En lo concerniente a
los riesgos, el más peligroso es el de la aparición de un
mercado paralelo que anula la finalidad del control,
como veremos mas adelante al tratar el caso de los
Bonos Brady, al facilitar la especulación con el valor de
la divisa, además del contrabando de la misma. Razón
por la cual el profesor Ernesto Peltzer, al analizar los
pro y los contra de la aplicación de un control de
cambio, destacaba como condición clave de su éxito, la
completa satisfacción de la demanda de divisas. Asimismo
subrayaba la importancia de procurar el sostén del aparato
productivo y la promoción de la ocupación, a fin de
contrarrestar la escalada de los precios que la devaluación
de la moneda podía estimular. Igualmente ponía especial
énfasis en la necesidad de amortiguar la incidencia de
la fuga de capitales sobre la balanza de pagos. Ante lo
cual, a falta de ingresos externos en la cuantía nece-
saria a corto plazo, por la vía del crédito o de las
inversiones, se requería el establecimiento de una priori-
dad a una paridad establecida de antemano, en el otorga-
miento de divisas, a fin de conjurar los peligros genera-
dos por su escasez.
En el entendido que las disposiciones adoptadas
debían revisarse y reajustarse de acuerdo con sus resulta-
121
dos, insistía además en la conveniencia de dejar las
solicitudes de divisas para fines no esenciales, al arbi-
trio de un cambio libre determinado por la oferta y la
demanda con participación de la Banca Comercial, sujeto
a la intervención del Banco Central para controlar la
manipulación con fines especulativos de la divisa, como
ocurre hoy. Al respecto llama la atención la vigencia
que aún mantienen las observaciones del maestro Peltzer,
lo cual se comprende porque las mismas enfocan el
control de cambio en favor del interés general, analizándolo
como un instrumento de política monetaria.
Al efecto nos parece conducente, en tal sentido,
analizar brevemente la política monetaria seguida por el
Banco Central de Venezuela para enfrentar las circuns-
tancias que culminaron con el establecimiento del con-
trol de cambio, por cuanto la estabilidad de la moneda,
en la cual tanto insiste el doctor Peltzer, es condición
necesaria para estimular la confianza y facilitar el desenvol-
vimiento de la economía. Así, el Banco Central para
afrontar la presión inflacionaria, auspiciada por la pérdida
de valor del bolívar promovida por los desequilibrios
macroeconómicos y el déficit fiscal, y además mantener
el nivel de las reservas internacionales, decidió aplicar
una política restrictiva. Con todo, su propósito se vio
obstaculizado por la emergencia de la crisis financiera a
mediados de enero del 94, razón por la cual, según se
señala en el Informe Económico del Instituto correspon-
diente, el año citado, éste se vio obligado a dar prioridad
temporalmente, al buen funcionamiento del sistema finan-
ciero, junto con el cuidado de la fluidez del sistema de
pagos en detrimento de un control eficiente de la liqui-
dez bancaria excedente.
Pero esto no es todo, a lo anterior, en opinión del
Instituto, otros factores dificultaron todavía más la gestión
de la política monetaria, entre los cuales el informe
económico enumera los siguientes: la falta de información
acerca de las magnitudes exactas de la crisis bancaria y
también de un plan consistente para enfrentarla, el costo
fiscal de las medidas de auxilio, el retardo en la defini-
ción de la política económica que seguiría la nueva
122
administración, "la mayor monetización de la econo-
mía", o sea, el aumento de la oferta de papeles de
curso legal en el mercado financiero, lo cual sería una
consecuencia del establecimiento del control de cambio
como lo asegura el informe. Conclusión que ameritará
una investigación más detenida, dentro de un espectro
más amplio, tanto de la coyuntura como de la conve-
niencia, oportunidad, alcances y proyecciones de la po-
lítica monetaria puesta en marcha para superar las cir-
cunstancias. Tanto más cuanto, como señala el Instituto
en su informe de acuerdo con las normas legales vigen-
tes, asumió un papel activo en él enfrentamiento de la
crisis bancaria, pues además de respaldar la asistencia
financiera que Fogade otorgó a los bancos con proble-
mas durante el primer semestre del año, decidió la adop-
ción de otras medidas, como fueron: el restablecimien-
to del crédito facilitado por la tasa "overnlght" a través
de la red de bancos agentes, la manipulación de las ta-
sas de encaje legal, llevadas de 15 a 12 por ciento, con-
juntamente con la liberación selectiva del encaje legal
temporalmente.
Medidas todas dirigidas a paliar la coyuntura plan-
teada por los problemas de liquidez afrontados por algu-
nos bancos, mediante la canalización hacia ellos de los
recursos excedentes de aquellos que se encontraban en
buenas condiciones, lo cual, abstracción hecha de lo
limitado de su alcance y del peligro que comportaba su
aplicación en presencia de una aceleración de la infla-
ción y una tendencia creciente del déficit fiscal y el
endeudamiento externo, significaba un gran riesgo por-
que propiciaba la difusión de las condiciones adversas
afrontadas por parte de los bancos a todo el sector y,
por ende, a todo el sistema económico.
Prueba de ello es que el Banco Central tuvo que
intensificar sus operaciones de mercado abierto, según
reza el informe que comentamos, para "contrarrestar en
lo posible la expansión de las reservas bancarias deriva-
das del crédito otorgado por el Instituto a Fogade",
utilizando "el único instrumento que disponía a tal fin",
el Bono Cero Cupón. Mecanismo que permitió al ente
123
emisor absorber durante el primer semestre una canti-
dad de 319 mil 153 millones de bolívares, equivalentes
al 40 por ciento de la asistencia financiera otorgada a
Fogade. Pero en la práctica estimuló la especulación
monetaria, restó estímulo a la inversión real y favoreció
sólo a la minoría que tenía recursos para acceder a los
beneficios ofrecidos: altas tasas de interés y corto plazo.
En estas condiciones los propósitos de frenar la crisis
bancaria y restablecer la credibilidad del sistema finan-
ciero, perseguidos por las autoridades monetarias, resul-
taron frustrados como demostraba la creciente salida de
capital y la disminución de la demanda de dinero, aunada
a la persistente pérdida de valor del signo monetario.
Ante esto, el Banco Central se vio obligado a corregir
la política que venía aplicando, dado que la misma
había sido incapaz de promover la tendencia al equilibro
del sistema monetario y sostener la estabilidad del bolívar.
Cuestión, a nuestro entender, comprensible, por cuanto
las fórmulas empleadas se basaban en la manipulación
de instrumentos financieros (emisión de papeles y obliga-
ciones) que no se originaban en la producción de bie-
nes y servicios.
Fue así como se impuso el abandono de mini-
devaluaciones programadas (crawling peg) que se habían
puesto en boga y se recurrió a un sistema de flotación
de la moneda en el mes de abril, sustituido en mayo
por un mecanismo de subasta diaria, primero como una
subasta simple y después a través de la denominada
holandesa que, de acuerdo con lo afirmado por el Banco
en su informe anual "había logrado alcanzar un nivel
satisfactorio de estabilidad cambiaria a comienzos de
junio ... ", cuando sobrevino la intervención de ocho entida-
des bancarias, a raíz de la cual se resolvió el cierre
temporal del mercado cambiario. Situación que condujo
posteriormente, a comienzos de julio, al Ejecutivo Nacional,
a instaurar un régimen integral de control de cambio
para frenar la salida de capital y el acelerado descenso
de las reservas que lo acompañaba, planteando la posibilidad
de una caída sin precedentes del signo monetario, ya
gol pea do por la crisis bancaria.
124
FINES y ALCANCE DEL CONTROL DE CAMBIO
125
al país por cualquier concepto, obligatoriamente debía
canalizarse a través del Banco Central. Directamente, en
los casos del gobierno o de PDVSA, o indirectamente
por medio de la banca comercial y las casas de cambio.
El tipo de cambio establecido se fijó en 170 para la
venta y 169,57 para la compra, quedando reservado al
Presidente de la República en Consejo de Ministros,
todo lo concerniente a la materia cambiaria, a cuyo
efecto se acordó la suscripción simultáneamente de un
convenio cambiario entre el Ministerio de Hacienda y el
Banco Central.
La administración de lo conducente al control cam-
biario se encomendó a una Junta de Administración
Cambiaria QAC), a la cual se atribuyó la especificación
de las normas que regirían la práctica cambiaria, por la
vía de resoluciones e instructivos; además de la asigna-
ción, de acuerdo con las disponibilidades, del cupo de
divisas pertinentes a las personas y empresas que las
solicitaran.
El señalamiento de prioridades cónsonas con las
necesidades del país y el desenvolvimiento de la política
económica quedó al Ejecutivo, esto es, al Presidente en
Consejo de Ministros. Asimismo conforme a las atribu-
ciones asignadas, la Junta de Administración Cambiaria
asumió la responsabilidad de la autorización de divisas
que, en ausencia del orden de prioridades contempla-
do en las normativas, otorgará preferentemente para su-
fragar gastos por concepto de importaciones, viajes turísti-
cos o de negocios, atender problemas de salud, reme-
sas para estudiantes, sustento de personas en el exterior,
gastos sufragados con tarjetas de crédito en el extran-
jero, y otros, entre los que cabe destacar el pago de la
deuda privada externa, previo el reconocimiento de la
misma por parte del Ministerio de Hacienda. A tal fin
las personas naturales y jurídicas deberían inscribirse en
el Registro llevado al efecto por la Oficina Técnica de
Admnistración Cambiaria, OTAC, instancia operativa de
la Junta de Administración Cambiaria.
Debe señalarse, desde el principio la Junta de Adminis-
tración Cambiaria procuró fundamentar su actuación en
126
criterios objetivos, cónsonos no solo con las necesida-
des impuestas por la coyuntura que llevaron a la instaura-
ción del control de cambio, sino también, por los requeri-
mientos del interés nacional. Se preocupó igualmente
por instrumentar un sistema ágil y transparente accesible
al público, para fomentar la credibilidad del organismo
y garantizar su eficiencia. Cuidando siempre, por supuesto,
el apego a las normas legales en el cumplimiento de sus
fines. De ahí el esfuerzo por fijar una normativa funda-
mentada en criterios idóneos, a través de las resoluciones
adoptadas, ponderando el alcance y proyección de las
mismas en todo momento. Y el establecimiento, cuando
se consideró oportuno y necesario, de controles ex-
ante y ex- post para verificar la justificación de la soli-
citud. Tanto en lo concerniente al cumplimiento de los
procedimientos instituidos como a la conveniencia de
su otorgamiento para favorecer las posibilidades de supe-
rar la crisis planteada y/o la promoción de actividades
productivas, dada la demanda de factores de produc-
ción nacionales y/o la oportunidad de sustituir importa-
ciones o aumentar la exportación que se impulsaría. Sin
olvidar, desde luego, la atención dispensada a la satisfac-
ción de las necesidades de consumo. Vista su dependen-
cia de la importación.
No está de más advertir que, la consideración de
los criterios expuestos no se utilizó en ningún momento
para limitar o discriminar las solicitudes, sino como punto
de referencia para explicar y justificar la calificación
otorgada al autorizar las divisas solicitadas. Cuestión
procedente porque, contrariamente a lo cuanto se cree,
la Junta Cambiaría no manejaba el total de divisas dispo-
nibles por el país, pues de acuerdo al Decreto que la
creó apenas disponía del monto asignado por el Banco
Central trimestralmente, de conformidad con sus dispo-
nibilidades. Este monto, de acuerdo con los datos cono-
cidos, en 1995 alcanzó el equivalente al 56 por ciento
del total de divisas que dispuso el país, o sea, alrede-
dor de unos nueve mil quinientos ochenta y siete millo-
nes de dólares; de los cuales, alrededor de un 6 por
ciento fueron otorgados directamente por los bancos
127
comerciales, por disposición expresa de la JAC la cual
autorizó el otorgamiento hasta de 5 mil dólares para
importaciones por' parte de dichos institutos. Por otra
parte, debe destacarse que Petróleos de Venezuela, PDVSA,
disfruta de un régimen especial consagrado a través de
un convenio cambiario firmado con el Banco Central,
que le autoriza a utilizar parte de las divisas obtenidas
por sus exportaciones para pagar directamente sus com-
promisos externos. Igualmente, el Banco Central, de acuer-
do con su normativa, dispone directamente de una canti-
dad de divisas significativa.
Aparte de las instituciones mencionadas, también
los exportadores, a excepción hecha de PDVSA y de la
CVG, según la normativa aprobada por la JAC, podían
deducir hasta un 10 por ciento de las divisas obtenidas
por sus ventas en el extranjero, para sufragar la prestación
de servicios conexos con su actividad contratados en el
exterior. Esto sin desmedro de los beneficios contempla-
dos en el Régimen Especial facultativo que les concede
el suministro de divisas destinadas al pago de importa-
ciones de materias primas, insumas, partes, piezas, repues-
tos, servicios y otros gastos necesarios para la produc-
ción de bienes y servicios destinados a la exportación
así como para la cancelación de obligaciones debidas al
financiamiento externo. Las resoluciones adoptadas por
la Junta, como ya se ha referido, procuraban compatibi-
lizar sin desmedro de las normas legales ni exceder su
competencia, las soluciones requeridas por la problemá-
tica estimulada por la coyuntura, con el cuidado y res-
peto demandados por los intereses nacionales. Finali-
dad que en definitiva yen buena parte exige la concilia-
ción de los intereses privados y públicos, condición
indispensable para garantizar la realización en el corto,
mediano y largo plazo de los objetivos nacionales.
Al respecto, el enfoque de la política gubernamen-
tal dirigida a modificar una realidad que se aspira supe-
rar, debe tener en cuenta las condiciones que la determi-
nan. De hecho, en lo atinente a los problemas económi-
cos de un país, es necesario tener presente que los
mismos no se resuelven sólo con la imposición de deter-
128
minadas medidas, por más idóneas que sean. A este
nivel el éxito depende de la receptividad que ellas lo-
gren entre la colectividad. En momentos críticos, como
son los actuales, la materialización de las expectativas
promovidas por la política gubernamental, sobre todo
por la económica, dependen más de la respuesta del
cuerpo social que de las iniciativas adelantadas por el
Gobierno. Así, sin la cooperación activa de la ciuda-
danía ninguna política económica puede tener éxito.
Mas aún, incluso si el gobierno promueve condicio-
nes favorables a su política y ésta logra alcanzar el
consenso ciudadano todavía podría afrontar otras dificulta-
des, como serían las originadas por las círcunstancias
externas. Un ejemplo significativo nos lo ofrece en este
sentido el caso del petróleo en Venezuela. Como la
actividad petrolera se aboca principalmente a la extracción
del producto, la participación en las otras fases de dicha
actividad es muy limitada o nula y sus posibilidades de
influir en las contingencias externas que se promueven
son escasas.
y esto es preocupante no sólo ante el cambio de la
estructura planetaria planteado actualmente, sino por-
que alrededor del 75 por ciento de las exportaciones
venezolanas y por tanto de las divisas recibidas por el
país, se originan en el petróleo, así como entre el 70 y
80 por ciento de los ingresos fiscales ordinarios.
Por tanto, las variaciones de la demanda interna-
cional y las fluctuaciones de los precios del petróleo,
afectan el equilibrio global de la economía venezolana
y afectan su estabilidad. Cual refleja el comportamiento
de tres elementos: moneda, crédito y banca. Por cuanto
la fluctuación del valor de la moneda por efecto, principal-
mente, de la tendencia descendente de los precios de
los productos básicos y las variaciones de su demanda,
por una parte, reducen las posibilidades de financiamien-
to a largo plazo. Y por otra, el acceso al crédito y las
ayudas de los organismos internacionales de un país
depende, en buena medida, de las expectativas de sus
exportaciones. A lo cual en el presente debe agregarse,
en el caso de países deudores, como Venezuela y en
129
generar los latinoamericanos, la limitación planteada por
la cuantía de la deuda externa, amén del incremento de
la demanda de financiamiento determinada por la necesi-
dad de actualizar sus infraestructuras y procedimientos,
impuesta a todas las naciones por la difusión de una
nueva tecnología. En cuanto a la banca de sobra se
sabe de sus problemas, auspiciados por un fortaleci-
miento de las presiones inflacionarias que ella misma
ha contribuido a fomentar, excediendo la capacidad de
crédito que le permitían sus reservas y/o financiando
actividades poco rentables o riesgosas, incluso contravi-
niendo o manipulando las normas legales. Como ha
sido el caso de autopréstamos y financiamientos de em-
presas propias o de sus allegados, por parte de sus
ejecutivos. Amén de la colocación de dinero en el exterior
con fines especulativos, jugando a la devaluación del
bolívar, o bien para aprovechar las oportunidades de
ganancia ofrecidas en el mercado internacional. Manipu-
lación que unida a la desconfianza suscitada por la
fluctuación del signo monetario recrudecida posterior-
mente por la crisis bancaria y la persistencia del déficit
presupuestario, son causas inmediatas de la fuga de
capitales. Así como del descenso de las reservas interna-
cionales, que llevó al gobierno a acudir al control de
cambio y a la imposición de un cambio único, dada la
gravedad del problema proyectado por la coyuntura, el
cual requería una acción rápida.
Desde luego, se estaba consciente de que esta medi-
da, por sí sola, no era suficiente para resolver el proble-
ma económico, pues este se origina en causas estructu-
rales y su solución no puede lograrse sólo con la aplica-
ción de un instrumento monetario. Al respecto, debe
tenerse en cuenta que el tipo de cambio expresa la
relación entre el precio relativo de dos monedas, y que
tal precio, expresa la productividad media de la economía,
esto es, su capacidad para producir excedentes, y por
consiguiente, incrementar las exportaciones.
Como lo que abunda no daña, no está demás insis-
tir en algo muy sabido: los problemas confrontados en
materia de ocupación, inestabilidad de los precios y
130
desequilibrio de las Cuentas internacionales reflejan la
situación coyuntural. Mientras, la ineficiencia de la eco-
nomía es demostrada por las limitaciones de la capacidad
productiva, la desigual distribución de los factores produc-
tivos y, en consecuencia, la necesidad de su reasigna-
cíón: el descuido de las necesidades colectivas y su
insuficiente satisfacción; la desigualdad y el desequili-
brio del desarrollo regional; la desequilibrada distribu-
ción del ingreso y del PTB. Aspectos, que sumados,
promueven la ineficiencia del funcionamiento de la eco-
nomía..
Ahora bien, la eficiencia de la misma no puede
apoyarse en un solo factor productivo, sea el capital o
el trabajo; o en una sola actividad, agrícola, industrial,
comercial y, como en nuestro caso, ni siquiera en la
petrolera. La eficiencia económica de una sociedad es
resultado del rendimiento de todos y cada uno de los
factores y las actividades mencionadas, así como de su
actuación conjunta y coordinada.
Lo expuesto hasta aquí, a nuestro criterio, ilustra
suficientemente la compleja y difícil situación afrontada
por la economía nacional en el presente, además de las
graves repercusiones que en tales circunstancias podían
precipitar los acontecimientos -caída de las reservas y
del valor del bolívar- que determinaron la imposición
de un control de cambio por parte de las autoridades.
Modalidad preferida a la otra alternativa posible, la deva-
luación, en razón de su menor incidencia en los niveles
de bienestar de la población, al menos a corto y mediano
plazo.
A tal fin se esperaba que el control de cambio
frenara la fuga de capital, responsable de la caída regis-
trada por las reservas internacionales, y, simultáneamente,
el establecimiento de un cambio único restaría credi-
bilidad al argumento esgrimido por quienes, al amparo
de la situación creada por la fluctuación del valor de la
moneda, especulaban con los precios contribuyendo,
por este medio, a fomentar la inflación. Que tales objeti-
vos eran posibilidades reales y factibles lo demuestran
los resultados alcanzados por el control de cambio en el
131
primer semestre de su funcionamiento, pese a la fuerte
campaña desatada en su contra por quienes veían früs-
tradas sus oportunidades de continuar medrando de las
circunstancias. En tal sentido, las cifras correspondientes
al primer semestre hablan por sí solas. Para diciembre
de 1994, las reservas del Banco Central habían llegado a
los 11 mil 507 millones de dólares, contra los 8 mil 861
millones registrados para julio del mismo año, cuando
la Junta de Administración Cambiaria, JAC, asumió sus
funciones. Lo cual representa un 30 por ciento de aumento.
La tendencia positiva se mantuvo hasta el primer trimes-
tre de 1995 y, es sólo en el segundo semestre de ese
año, cuando la misma se revierte.
Como consecuencia para julio del 95, final del pri-
mer semestre de dicho año y segundo del control de
divisas, las reservas muestran un descenso con respecto
a la cifra alcanzada al cierre de 1994, mencionada ante-
riormente, al situarse en 10 mil 548 millones de dólares,
o sea, 8,3 por ciento menos. De donde, en el primer
año del funcionamiento del control de cambio, de julio
de 1994 a julio de 1995, las reservas monetarias se
habían incrementado en algo más del 19 por ciento, no
obstante el descenso observado en el tercer trimestre.
pero aun así, al inicio del último trimestre, octubre de
1995, las reservas se mantenían por encima del nivel
estimado para junio del año 94.
132
vez la reforma del Nll 268, de fecha 07.07.94, relativo a
las normas para la Administración Cambiaria) adelantado
por el Ejecutivo con motivo de sus planes de realizar
una emisión de certificados de participación en dólares,
para ser negociados en el mercado nacional de capitales.
Tales certificados estarían exonerados de las obligacio-
nes de vender al Banco Central las divisas provenientes
de su venta o disposición, o de sus pagos, si dichas
divisas ingresaran al país. Y, asimismo, a los fines de su
negociación, se les eximía de la presentación de la última
declaración del impuesto sobre la renta para la adquisi-
ción de divisas. Disposiciones ambas contempladas en
las normativas cambiarias manejadas por la Junta, a la
cual se participó lo conducente al proyecto de Reformas
citadas, en oficio del 06.03.95, enviado por el Coordinador
de Finanzas Internacionales del Ministerio de Hacienda,
solicitando opinión.
Al efecto, la Junta alertó sobre la discriminación
planteada por los privilegios otorgados a estos papeles,
destinados a fortalecer el patrimonio de FOGADE. A
cuyo fin el Ejecutivo aportaría a ese organismo durante
cinco años su participación petrolera, proveniente del
lIamado impuesto de explotación que pagan las filiales
de PDVSA. A su vez él (FOGADE) permutaría dicha par-
ticipación por las cuentas por cobrar de PDVSA y cede-
ría, a continuación, sus derechos sobre los aportes petrole-
ros y las cuentas en cuestión a un fideicomiso que se
constituiría por la República o por FOGADE. Asimismo
la Junta destacó la oportunidad que los susodichos certifica-
dos brindaban, en razón de que podían ser vendidos
libremente en el país y las divisas originadas por elIos
podían ser utilizadas como medio de pago, no tendrían
obligatoriamente que convertirse en moneda nacional,
ni su movilización fuera del país estaría sujeta a control
alguno, de impulsar la creación de un mercado de divi-
sas paralelo, fundamentado en los certificados mencio-
nados. El cual, dados los privilegios otorgados a tales
papeles, facilitaría la intervención de inversionistas extran-
jeros, actuando per se o por cuenta de terceros, que
podrían operar libremente al margen de las normas cambia-
133
rias aprobadas, las cuales mantendrían su vigencia para
los demás. De donde, a criterio de la Junta, el proyecto
presentado debía considerarse a fin de adecuarlo a la
normativa vigente.
Esta conclusión derivada del análisis legal de la
materia considerada estaba avalada por las observaciones
que se hicieron desde el punto de vista económico;
especialmente en relación a la necesidad de preservar
los intereses nacionales, impuesta por las contingencias,
lo cual es un fin del Estado, y asimismo, a la luz del
enfoque de la Economía de Defensa, es materia prioritaria.
Desde esta perspectiva, vale la pena señalar algunos de
los argumentos que sustentamos en esa ocasión, cuya
validez es evidente si recordamos que el funcionamiento
del control de cambio está interrelacionado con el movi-
miento de divisas. Asimismo, no es ajeno al desenvolvi-
miento y expectativas de la circulación monetaria y por
tanto, el de las políticas crediticia y fiscal.
Dentro de este contexto, la solución planteada para
fortalecer el patrimonio de FOGADE, en el proyecto de
reforma presentado, pese al carácter temporal que se le
atribuye, sienta precedentes peligrosos para la soberanía,
en lo atinente al manejo del patrimonio nacional y repre-
senta un riesgo para la seguridad porque pone de mani-
fiesto la disposición, por parte de las autoridades, de
poner en juego el acervo petrolero.
Al efecto es conducente señalar: 1) En las condi-
ciones actuales, signadas por las transformaciones estruc-
turales externas (mundialización, globalización) e inter-
nas (descentralización política y administrativa) tales pre-
cedentes son relevantes, tanto en razón de las expec-
tativas que crean como de la posibilidad de que favo-
rezcan el fortalecimiento de una cultura de la corrupción
rechazada hoy día por todo el mundo. 2) Pese al carácter
temporal y condiciones ad-hoc del proyecto, durante la
vigencia del mismo, el pleno ejercicio sobre la regalía
petrolera de las autoridades competentes se vería limitado
por la intervención de terceros, implícita en la figura de
fideicomiso propuesta, con menoscabo de la autonomía
de acción del Estado. 3) El convenio de Aporte patri-
134
monial suscrito por la República, FOGADE y PDVSA
para dar a la emisión de los certificados el soporte de
una garantía representada por la regalía petrolera, esto
es, la cantidad de petróleo que el gobierno percibe por
concepto de la explotación de este recurso, de hecho
representa el reemplazo de un bien real por una obliga-
ción financiera, lo cual equivale a la sustitución de capital
por deuda. 4) Los certificados que se emitirían, dada su
garantía y privilegios, podrían restar estímulo a la inver-
sión directa -como evidencian los casos de México y
Argentina- la cual desde el punto de vista de la seguri-
dad, es preferible. Posibilidad que indudablemente favo-
recería la tendencia inflacionaria en marcha. 5) La emi-
sión de papeles privilegiados, nominados en dólares,
dotados de una garantía real visto que las divisas originadas
por ellos no estarían sometidas al control del Banco
Central y podrían ser dispuestas libremente por sus tene-
dores, competiría con aquellas obligaciones y papeles
carentes de ventajas semejantes, afectando su cotización.
Como se ve, hay argumentos racionales que expli-
can las reservas suscitadas por el proyecto las cuales, a
nuestro entender, han quedado confirmadas como vere-
mos enseguida, por los graves problemas creados por
los Bonos Brady. Papeles nominados en dólares promo-
vidos con motivo de la reconversión de la deuda pública
realizada en años anteriores, que irrumpieron sin haber
obtenido la autorización correspondiente en la Bolsa de
Caracas en junio del 95, coincidiendo con una baja de
las reservas internacionales.
De donde las primeras transacciones efectuadas en
estas condiciones, podían considerarse ilegales, habida
cuenta del régimen cambiario vigente, que consagraba
como ya hemos explicado, la existencia de un control
integral, con un tipo de cambio único y fijo. Situación a
la cual, después de analizar el alcance de la incidencia
de los Brady, hicimos serios reparos en el seno de la
Junta de Administración Cambiaria, JAC, que fueron recogi-
dos por ella. Y sobre los cuales, asimismo, tuvimos
oportunidad de informar a calificados voceros de la Admi-
nistración Pública, así como a los miembros de la Comí-
135
sión de Contraloria de la Cámara de Diputados, en el
curso de una interpelación a la Junta Cambiaria, ante
quienes argumentamos lo siguiente: "La colocación en
el mercado nacional de papeles nominados en dólares
de libre circulación brinda la oportunidad para la legiti-
mación y/o transferencia de fondos provenientes de activi-
dades ilícitas, como narcotráfico, corrupción adminis-
trativa y tráfico de armas".
El incremento de la oferta de divisas, procurado a
través de la venta de los Bonos Brady en la Bolsa de
Caracas, no es resultado de una actividad real de la
economía, sino de una especulación financiera, como
demuestra su cotización en el mercado de New York,
menos de 50 por ciento del valor nominal. Igualmente,
dadas las circunstancias vigentes, favorece una expansión
mayor del circulante y por tanto, tiene carácter inflacio-
nario. Peor todavía, la cotización en la Bolsa de los
Brady promueve una tasa de cambio paralela a la esta-
blecida oficialmente, lo cual estimula la especulación
con la divisa, favoreciendo la escalada de precios y la
aceleración de la inflación, que ha contribuido a forta-
lecer la tendencia devaluacionista de nuestro signo mo-
netario, especialmente después de la firma del conve-
nio acordado entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central, conforme al cual se reconocía como punto
de referencia del precio de las divisas otorgadas para
viajes de turismo y negocios, liquidación de los gastos
efectuados con tarjetas de crédito en el exterior y la
estimación en moneda nacional de los boletos aéreos,
el valor del dólar Brady para el momento.
Así, el convenio suscrito vino a legitimar la actuación
de los Brady consagrando la existencia de un mercado
paralelo y un cambio dual, lo que determinó la acelera-
ción de la devaluación del bolívar y un mayor impulso
de la tendencia inflacionaria materializada en una vertigi-
nosa escalada de los precios de bienes y servicios. De
este modo se ha creado una situación paradójica, que
quizás no es ajena al persistente descenso de nuestra
moneda y al apresuramiento de la tendencia alcista de
los precios observada en estos días; tal es el funciona-
136
miento simultáneo de las dos alternativas posibles, control
de cambio o devaluación, recomendadas por el conoci-
miento y avaladas por la práctica, para enfrentar el
descenso de las reservas de divisas cuando se dificultan
las posibilidades inmediatas de lograr ingresos extraor-
dinarios por la vía de inversiones directas o préstamos.
A mayor abundamiento cabe señalar que los bonos Brady
se originan en la deuda pública contraída por Vene-
zuela, a la cual hicieran reparos legales en su oportu-
nidad el Congreso de la República y el actual Presi-
dente, doctor Rafael Caldera. Y además, que buena parte
de la deuda en cuestión, jamás ingresó al país a pro-
ducir bienes y servicios.
CONCLUSIONES
137
3. Las limitaciones que ha encontrado el Control de
Cambio para cumplir cabalmente sus propósitos
se deben, a nuestro criterio, a las contradiccio-
nes planteadas por las políticas monetaria y econó-
mica; responsables en buena parte de los distur-
bios monetarios y económicos observados. Los
cuales se han intensificado, como consecuencia
de las operaciones llevadas a cabo con los Bonos
Brady en la Bolsa de Valores de Caracas.
OBRAS CoNSULTADAS
138
SARDA DEXEUS, JUAN: La Crisis Monetaria Internacional. Bar-
celona, Editorial Ariel, 1974. (pp. 16-45; 90-
95; 114-125).
REFERENCIAS
139
EL PANORAMA FISCAL VENEZOLANO
141
decidió integrar su gobierno con personalidades política-
mente independientes, preferiblemente con trayectoria
en la vida pública, y de una conducta ciudadana y
honestidad personal inobjetables.
A mí me pidió colaborar en el desempeño de la
cartera del Ministerio de Hacienda. Y accedí a servirle al
país en momentos críticos en el área de mi formación
teórica y práctica. Tomé posesión del Despacho de Ha-
cienda el día 9 de junio de 1993. La situación que
encontré era mas compleja de lo que vislumbraba y me
hizo recordar un comentario del Dr. Alfonso Espinosa
cuando llegó a la Presidencia de nuestro Banco Central
y, en algún momento, me dijo: "este era un cargo para
el cual me formé y nunca imaginé que su desempeño
me resultase tan ingrato". El Dr. Espinosa había sido, en
la época del Presidente Medina Angarita, Diputado al
Congreso Nacional y Presidente de la Cámara de Diputa-
dos, había escrito varias monografías sobre temas fisca-
les y monetarios y cuando ocurrió el derrocamiento del
Presidente Medina Angarita ocupaba la cartera de Minis-
tro de Hacienda.
LA SITUACiÓN IMPERANTE
142
En cuanto a la situación fiscal que encontré, ésta
era altamente precaria. Existía un déficit fiscal estimado
en Bs. 217.964 millones y la situación de la Tesorería
Nacional resultaba comprometida al máximo. Había que
destinar sus disponibilidades a atender los pagos más
apremiantes, a cuyos efectos el pago de la nómina del
personal al servicio de la Administración Pública y la
cancelación de los servicios de la deuda recibían tratamiento
preferencial. La atención prioritaria otorgada al servicio
de la Deuda Pública obedecía, simple y llanamente, al
hecho de que Venezuela es actualmente un país altamente
endeudado que tendrá por algún tiempo que continuar
renovando sus obligaciones o contrayendo otras nuevas,
todo lo cual impone cubrir oportunamente sus obligaciones
para encontrar acogida en el mercado de capitales. El
Despacho de Hacienda mantenía en cartera Letras del
Tesoro pendientes de colocar que, por tratarse de un
plazo de dos años, habrían sido autorizadas por el Con-
greso Nacional. Dichas Letras competían en el mercado
con la oferta de bonos cero cupón emitidos por el
Banco Central de Venezuela que, por razones obvias,
gozaban de mayor aceptación que las citadas Letras.
A las demás ordenes de pago se les daba curso en
base a las existencias que restaban, a los apremios de
los acreedores y a las perspectivas para poder cubrir
otras exigencias en un futuro inmediato. Simultáneamente,
y como expresión de no tener conciencia de las dificulta-
des fiscales del país, las solicitudes adicionales de recur-
sos para atender erogaciones públicas se acrecentaban.
Cada vez que nos reuníamos con los Gobernadores de
Estado, éstos gestionaban mayores aportaciones del Fisco
y le trasladaban gastos que ellos debían cubrir con sus
propios medios. Mas aún, la puesta en marcha de la
descentralización administrativa obligaba a liquidar al
personal que se transfería a los Estados y, por tanto, se
hacían exigibles inmediatamente pagos que de otra for-
ma sólo se cancelarían en un futuro lejano. Las Universi-
dades Nacionales demandaban mayores recursos, y la
proximidad de las elecciones generales programadas para
el mes de diciembre de ese mismo año, acrecentaba los
143
apremios del Fisco. Otros desembolsos, entre ellos los
gestionados por las Fuerzas Armadas Nacionales para
modernizar sus equipos, como la repotenciación de unas
fragatas de la Armada Venezolana, así como similares
requerimientos de las Fuerzas Aéreas, obligaban al Ministro
de Hacienda a explicar la situación de estrechez que
afrontábamos y, afortunadamente, encontró comprensión
de parte de los solicitantes. En todo momento hubo el
temor de que los recursos de la Tesorería Nacional no
alcanzarían a cubrir los gastos de fin de año, entre los
cuales el vencimiento de cuotas de interés de la deuda
externa de la República y los desembolsos propios de
esa época del año, como aguinaldos y utilidades, cons-
tituían desembolsos exigentes para la Tesorería Nacio-
nal y obligaban, como en ocasiones precedentes, a poster-
gar ciertos pagos para el año fiscal siguiente.
ACCIONES ADOPTADAS
144
actualidad. Los recientes e importantes incrementos de
remuneraciones en las distintas ramas de los poderes
públicos -el Ejecutivo, el Legislativo y el ]udicial- revelan
una posición contraria a tales propósitos. No se trata de
negar la necesidad de que los servidores del Estado
obtengan una mejor compensación por sus servicios,
sino que la situación precaria del fisco hace inviable
esas revisiones. Ante la disyuntiva de disciplinar el gasto
público con miras a corregir los desequilibrios macroeco-
nómicos originados en su déficit y restablecer así la
confianza en la sana conducción financiera del país y la
solidez de nuestro signo monetario, se ha optado por
inyectar más dinero inorgánico al circulante, agravando
los problemas ya existentes y debilitando mas el poder
adquisitivo interno y externo del bolívar.
Desde el ángulo de los ingresos, el Gobierno consi-
deró necesario tramitar ante el Congreso de la República
autorización especial que facultara al Presidente de la
República para dictar leyes, básicamente de carácter tri-
butario, en ejercicio de las normas constitucionales exis-
tentes al respecto. Esa aspiración obligó a celebrar pro-
longadas conversaciones con la alta dirigencia de los
partidos mayoritarios del Congreso. En éstas, uno de los
congresantes afirmó que peticiones similares les habían
sido formuladas con anterioridad y que las habían recha-
zado por no gozar los gobernantes del momento de la
confianza del Congreso Nacional. Pero que dentro de
las nuevas circunstancias políticas, confiaban en la hono-
rabilidad, rectitud y pulcritud del Presidente y su Minis-
tro de Hacienda y que, por tal razón, estaban dispues-
tos a otorgar las facultades propias de una Ley Habili-
tante para actuar en las áreas que se determinarían opor-
tunamente. En razón de esa aquiescencia política, me
correspondió, como Ministro de Hacienda y conforme a
las instrucciones del Presidente Velásquez, presentar ante
la Cámara de Diputados el respectivo proyecto de Ley
Habilitante con su exposición de motivos.
145
LA LEY IlABIUTANTE
146
Consejo de Ministros a menudo surgen posiciones radical-
mente opuestas y los Ministros, cuyas responsabilida-
des administrativas directas son muy limitadas, se con-
vierten en grandes censores y entraban la acción de los
responsables de despachos ministeriales con atribuciones,
responsabilidades y manejos de personal más vastos.
También es frecuente que si la materia sobre la cual se
legisla es compleja, resulta imprescindible recabar opinio-
nes califi-cadas, aun fuera del Gobierno.
147
básicamente a través de la imposición indirecta, contravi-
niendo los lineamientos constitucionales en torno a la
equidad y progresividad de la imposición y las promesas
hechas cuando se estableció el Impuesto Sobre la Renta
y el Estado asumió el compromiso de canalizar en lo
sucesivo la presión tributaria del país preferentemente a
través de la imposición directa, al mismo tiempo que se
reducirían todos aquellos impuestos indirectos que gravaban
el uso y consumo de servicios y bienes de primera
necesidad. Sin embargo, como Ministro de Hacienda,
me di cuenta de que era imposible costear los gastos
públicos pendientes sin disponer de mayores recursos y
que la carencia de éstos gravaría mas intensamente a la
colectividad a través de la inflación. Además, el IVA
posee dos virtudes muy valiosas en caso de apremios
fiscales, como son la generalidad de su aplicación y la
de generar inmediatamente recursos para el Fisco. Por
otra parte, el Impuesto Sobre el Valor Agregado, aun
siendo un impuesto indirecto y como tal inequitativo
por su naturaleza, fue objeto de múltiples exenciones
en el consumo de los productos esenciales a la dieta y
salud personales y se hicieron extensivas tales exenciones
a algunos servicios con características similares. Por eso
se exceptuaron de su pago el consumo de las medicinas,
el transporte terrestre de pasajeros y los servicios educativos,
además de que una proporción de los recursos generados
por este impuesto se transfirió a los Estados a través del
Fondo Intergubernamcntal para la Descentralización (FIDES).
De allí que, en la campaña de divulgación de esta nueva
modalidad impositiva en el país, se utilizaron dos califi-
cativos que encuadraban plenamente dentro de la orien-
tación gubernamental, como eran que el Impuesto Sobre
el Valor Agregado era justo y necesario.
La justicia derivaba de que paga mas impuesto quien
más consume, especialmente cuando se trata de bienes
superfluos o de lujo. En cuanto a lo necesario, su razón
de ser estribaba en las apremiantes exigencias del Fisco
para el momento. Este impuesto empezó a regir en
octubre de 1993 aplicado únicamente a los contribuyentes
mayoristas, con una tasa impositiva del 10% Y se consagró
118
que este gravamen sería cobrado a nivel de consumi-
dores finales en las ventas al detal a partir de enero de
1994, y a esos efectos se había acometido una amplia
campaña de divulgación acerca de los actos que causaban
el pago del impuesto. Se intensificó la formación del
personal técnico que tendría a cargo su recaudación y
se planificó la creación de un servicio especial al cual
se encomendaría percibir este impuesto, que es lo que
permitió, a breve plazo, la puesta en marcha del Ser-
vicio Nacional Integrado de Administración Tributaria
(SENIAT) bajo el gobierno del Presidente Caldera.
Muchos de los críticos a este nuevo impuesto argu-
mentaban que el mismo sería de muy difícil recaudación
por el desconocimiento de los contribuyentes respecto
a sus obligaciones con el Fisco, y porque aquéllos lo
evadirían. Ese argumento tenía poca consistencia, porque '
si bien es cierto que en sus etapas iniciales todos los
impuestos son objeto de rechazo y percibirlos para el
Fisco es motivo de grandes tropiezos, también es cierto
que los mismos se crean con la convicción de que su
recaudación integral sólo se logrará después de un pro-
ceso de adaptación y de familiarización con su vigen-
cia. Nuestro Impuesto Sobre la Renta, promulgado en
1942, dio lugar a que el Gobierno Nacional tuviese que
crear una Junta de Apelaciones del Impuesto Sobre la
Renta para dirimir las controversias entre Fisco y contri-
buyentes y, más tarde, se creó el Tribunal de Apelacio-
nes del Impuesto Sobre la Renta, en el entendido de
que la doctrina sentada por estas instancias de alzada
jurídica se divulgaba profusamente para conocimiento
y
de los contribuyentes sus asesores respecto a las res-
ponsabilidades para con el Fisco. La importancia de la
creación del Impuesto Sobre el Valor Agregado se po-
ne de relieve cuando anotamos que los ingresos perci-
bidos por ese concepto en el último trimestre de 1993
alcanzaron a Bs. 24.051 millones, los cuales permitie-
ron atender muchos de los desembolsos fiscales de fin
de año y, además, facilitaron la cancelación o renegocia-
ción de algunas deudas del país, entre ellas de acreedo-
res foráneos, quienes interpretaron esa decisión como
149
muestra de una mayor capacidad de pago futura de
Venezuela frente a sus compromisos financieros. Con-
cretamente, entre las obligaciones externas de Vene-
zuela que vencían en octubre de 1993, estaban unas
contraídas en Alemania. En tal ocasión, los acreedores
de ese país accedieron a una propuesta nuestra de refi-
nanciación, basándose en que con los recursos a ge-
nerar por el IVA, Venezuela podría atender, en mejores
condiciones, sus compromisos financieros en el por-
venir.
Durante la campaña electoral, el Dr. Rafael Caldera
prometió derogar el IVA, y así lo hizo. Su planteamien-
to debilitó el proceso de cobro de este gravamen.
150
Ley de Timbre Fiscal, la Ley de Arancel Judicial y otras
de igual naturaleza. En éstas, el objetivo perseguido era
básicamente actualizar la cuantía de las compensacio-
nes exigidas a cambio de la prestación de los servicios
públicos pertinentes, facilitar su ajuste e incorporar algu-
nas mejoras técnicas.
En cuanto a la Ley General de Bancos y Otras
Instituciones Financieras, la actuación del gobierno del
Presidente Velásquez se centró en revisar meticulosa-
mente unos proyectos que sobre la materia habían sido
elaborados en el Banco Central de Venezuela con miras
a modernizar la legislación del sector, robustecer la super-
visión estatal sobre el funcionamiento de las institucio-
nes financieras, abrir las posibilidades de la participa-
ción del capital foráneo en esta actividad, crear las condi-
ciones para el establecimiento de nuevas modalidades
de instituciones financieras y evitar el acaecimiento futuro
de operaciones irregulares como las que se venían practi-
cando.
La Ley en cuestión entró a regir el '1Q de enero de
1994 y, lamentablemente, en ese mismo mes, se produjo
el colapso de uno de los más importantes bancos del
país, que venía confrontando dificultades desde muchos
años anteriores, ocasionando que el Consejo Superior
de la Superintendencia de Bancos diera su asentimiento
a la propuesta de intervención formulada con carácter
urgente por el Superintendente de Bancos. Esa decisión
luego repercutió sobre otras instituciones del sistema
que evidentemente acusaban deficiencias patrimoniales
y desviación de sus actividades propias. Los pormenores
de esa decisión fueron reseñados en sendas exposiciones
del ex-Presidente Ramón J. Velásquez y por mí como
ex-Ministro de Hacienda en un estudio titulado El Ejecu-
tivo Nacional y la Intervención del Banco Latino publi-
cado en abril de 1994. Allí consta que el Banco Latino
fue intervenido a raíz de haber sido excluido de la
Cámara de Compensación por el Banco Central, en' ejer-
cicio de las facultades que le son propias, y agotadas
todas las posibilidades de que se le otorgara una nueva
asistencia crediticia o que el resto del sistema bancario
151
pudiera contribuir a solventar la situación patrimonial
que confrontaba ese Instituto. No era la primera inter-
vención bancaria que se practicaba en el país. En años
precedentes habían sido intervenidas múltiples institu-
ciones financieras, entre ellas el Banco Nacional de Des-
cuento en 1978 y el Banco de los Trabajadores de Vene-
zuela en 1982, cuando ambos ocupaban, en las respec-
tivas oportunidades, el primer lugar como captadores
de depósitos del público dentro del sistema bancario
nacional. Tales intervenciones no tuvieron la repercu-
sión del Banco Latino sobre el resto del sistema finan-
ciero, porque entonces no existía el alto grado de descom-
posición que ahora imperaba dentro del sistema bancario
venezolano.
152
1945, una de las primeras medidas que tomó fue abaratar
la gasolina a través de la reducción en los impuestos
pertinentes, medida extensiva al consumo de kerosene.
Con lo primero se quería abaratar el transporte automotor
y, con el segundo, estimular el mayor uso de kerosene
en sustitución del carbón para evitar la tala de bosques.
Desde esa época, la modificación de los impuestos aplica-
bles a la gasolina supone una importante decisión po-
lítica, más que de orden económico. El ejemplo más
elocuente es lo ocurrido en febrero de 1989, cuando un
incremento del costo de transporte colectivo atribuido a
un alza en el precio de la gasolina provocó una seria
alteración del orden pú blico en el área central del país,
poniendo en juego la estabilidad institucional y debi-
litando altamente al gobierno que apenas se iniciaba.
En la actualidad, la justificación del incremento de
los impuestos que recaen sobre el consumo doméstico
de la gasolina es razonable. En primer lugar, están los
apremiantes requerimientos de recursos por parte del
Fisco Nacional. Además, los costos de adquisición de
un vehículo, su mantenimiento, reparaciones y seguros
han subido en cuantía astronómica, en tanto que permane-
cen invariables los impuestos y precios que recaen sobre
el consumo de combustibles, con la excepción de los
aceites lubricantes. La reciente decisión del Gobierno
del Presidente Caldera, al autorizar el aumento de la
gasolina en una moderada cuantía, es un paso correcto
en la dirección apropiada, aun cuando quedan pendientes
nuevas revisiones. Con razón, quienes adversan el endeuda-
miento público alegan que es incongruente seguir gravando
al país cuando existe la posibilidad de pechar activida-
des sobre las cuales es legítimo recabar mayores proven-
tos fiscales. Así se aliviaría el déficit fiscal, se atenuaría
la inflación y se daría una clara señal de estar poniendo
en orden al país.
LA PRIVATIZACIÓN
153
en ciertas áreas de política económica que repercuten
sobre el Fisco, entre ellas la privatización.
La privatización ha sido reiteradamente invocada
como un cambio importante de política económica orientado
a conjurar nuestro crítico problema fiscal. He tenido
algunas reservas al respecto por varias razones. La primera
es que ciertas empresas públicas cumplen un evidente
cometido económico social, propio del Estado y justificado
magistralmente por algunos tratadistas universales en la
materia, entre ellos Luigi Einaudi, Benvenuto Grizotti y
Maurice Duverger. Es el caso de las líneas aéreas que
cubren rutas no atractivas para la actividad privada o el
suministro de energía eléctrica a poblaciones de reducida
densidad demográfica o el transporte público colectivo
para el desplazamiento masivo de usuarios. Es también
el caso de obras de infraestructura o aun de empresas
industriales fuera del alcance del sector privado y cuando
abundan los recursos fiscales. En estos ejemplos, una
empresa pública bien gerenciada cumple un papel útil a
la sociedad y su financiamiento a través de tributos, y
no de ingresos patrimoniales, lo defienden calificados
autores como expresión de la acción redistributiva del
ingreso que es responsabilidad estatal. Maurice Duverger
diferencia muy bien los ingresos fiscales de carácter
patrimonial respecto a los tributarios. Los primeros se
originan en la explotación del patrimonio estatal. Los
otros provienen de la acción impositiva del Estado.
Una segunda razón de mis reservas estriba en que
la mera privatización de las empresas no garantiza la
eficiencia del servicio o del suministro de los bienes de
que se trate y, menos aún, que estos sean suplidos a
cambio de precios o tarifas asequibles para la gran ma-
yoría de la población, sobre todo cuando se trata de
bienes o servicios de primera necesidad. Nada más elo-
cuente al respecto que lo ocurrido en el país con la
privatización de. la CANTV y las tarifas eléctricas.
En tercer lugar, la privatización auspiciada en países
como Inglaterra en la época de la Sra. Thatcher se
fundamentaba en descargar al contribuyente del pago
de impuestos con los cuales financiaban los ingleses el
154
desarrollo del dominio empresarial del Estado. Ese no
es exactamente el caso venezolano. El dominio empre-
sarial del Estado venezolano se originó en alto porcentaje
en la inversión de fondos públicos provenientes, de la
explotación de los hidrocarburos. Era una modalidad de
la siembra del petróleo y, después de todo, un destino
de los fondos públicos más provechoso que haberlos
utilizado en gastos de funcionamiento. Si realmente lo
que se quería era disminuir la cuantía de ingresos fiscales
en manos de nuestros gobernantes, tal vez la política de
reducir la explotación petrolera encuadraba mejor den-
tro de la moderación en los gastos fiscales a lo cual se
opusieron quienes alegaban que era mejor tener el di-
nero en los bancos que en el subsuelo.
Por otra parte, el dominio empresarial del Estado
venezolano se ha nutrido en buena medida con las
daciones en pago hechas por particulares a instituciones
públicas a las cuales no pudieron pagar en efectivo los
compromisos contraídos y también las adjudicaciones al
Estado hechas en virtud de sentencias por peculado.
Los múltiples casos de bancos que pasaron a manos del
Banco Central de Venezuela o de la Corporación Venezo-
lana de Fomento en la década de los 60 y 70 es muy
ilustrativa al respecto. Y también lo son empresas indus-
triales o de servicios que quedaron en manos de la
extinguida Corporación Venezolana de Fomento o del
Banco Industrial de Venezuela. Más recientemente, el
numeroso grupo de bancos y demás bienes que pa-
saron a manos del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria (FOGADE) son ejemplos elocuen-
tes de nuestra aseveración.
La utilización de los fondos generados por la priva-
tización es también un aspecto importante a considerar
dentro de la política de privatización. Esta no proporciona
ingresos recurrentes al Fisco, razón por la cual, en mi
concepto, los ingresos fiscales provenientes de la privati-
zación deben destinarse fundamentalmente a cancelar
deuda pública o a costear inversiones en infraestructura
física. Sólo así se lograría que la disminución de un
activo público esté acompañada con la reducción de un
155
pasivo del Estado, evitando así que los recursos de la
privatización, que son extraordinarios o no recurrentes
por su naturaleza eventual, se utilicen para cubrir gastos
de la gestión corriente que posteriormente se hacen
presupuestariamente rígidos y contribuyen a agravar el
déficit fiscal. Por otra parte, debe evitarse que los mo-
nopolios públicos extinguidos sean sustituidos por mo-
nopolios privados.
A pesar de las reservas de principio expresadas
anteriormente, en la actualidad, ante la crítica situación
fiscal del país, tomando en cuenta que muchas de las
empresas públicas provienen de haberlas recibido en
pago de acreencias gubernamentales y ante la expe-
riencia de que tales empresas han sido causa funda-
mental del endeudamiento público y de que sobre mu-
chas de ellas pesan gravosas cargas laborales y se han
desnaturalizado los verdaderos fines para los cuales fue-
ron concebidas, he llegado al convencimiento de la conve-
niencia de trasladar al sector privado la inmensa ma-
yoría de las empresas gubernamentales, con dos excep-
ciones, Petróleos de Venezuela y EDELCA, las únicas
que creo se ajustan al espíritu y propósito de nuestra
Constitución sobre las empresas básicas. La privatiza-
ción cumpliría así una importante función de redimen-
sionar al Estado y de desprenderse de empresas que
constituyen una carga insostenible para el Fisco.
LA DEUDA PÚOUCA
156
pagar. Adicionalmente, que los precios del petróleo conti-
nuarían subiendo indefinidamente y había que acelerar
el proceso de desarrollo del país.
Políticos de alta jerarquía y valiosos intelectuales
latinoamericanos muestran cierta indiferencia por nuestro
endeudamiento público. Invocan las experiencias de paí-
ses industrializados que también han contraído fuertes
deudas, nunca canceladas y simplemente refinanciadas.
Quienes así opinan olvidan que el endeudamiento de
esos países tuvo su origen en guerras en las que estaba
envuelta la supervivencia misma del Estado y, por lo
tanto, la motivación era totalmente diferente al caso
nuestro, donde parte del endeudamiento se ha esfumado
en episodios de corruptela o uso ineficiente de los recursos,
contratados básicamente por las empresas estatales. Por
otra parte, en esos países hay grandes capitales domésticos
que absorben porción significativa de sus emisiones de
bonos públicos, en el campo doméstico, frente a las
limitaciones de los nuestros.
Usualmente, en los organismos financieros interna-
cionales la posición de los representantes de países indus-
trializados es determinante en el proceso de tomar de-
cisiones y siempre encuentran fórmulas para resolver
los problemas de los países industrializados, por temor
a la radicalización de sus posiciones políticas, que no
es el mismo caso de las naciones en proceso de desarro-
llo. Nada más elocuente al respecto que las acciones
desplegadas por esos organismos financieros en episo-
dios de crisis de la libra esterlina y la lira italiana y, mas
recientemente, en el caso de México, entre otras pode-
rosas razones, por su condición de país limítrofe con
los Estados Unidos.
Desde otro ángulo, el endeudamiento público de
los países industrializados es fuente generadora de su
reactivación económica porque alto porcentaje de la
demanda que crea ese gasto deficitario es cubierto con
mayor producción doméstica. En cambio, en los países
en desarrollo el incremento de demanda originado por
el gasto fiscal deficitario comúnmente da lugar a un alza
en sus importaciones, con lo cual se agravan los proble-
157
mas de balanza de pagos y el mayor empleo en mano
de obra ocurre en los países de origen de esas importa-
ciones. La experiencia norteamericana de años recientes
es muy ilustrativa al respecto. En el proceso electoral
que llevó al poder al Presidente Ronald Reagan, éste
prometió al electorado, entre otras ofertas, la reducción
del gasto fiscal en Estados Unidos. En la práctica ocurrió
que al finalizar su segundo mandato la deuda pública
norteamericana había superado todas las cifras prece-
dentes" pero durante su gestión logró altos niveles de
crecimiento económico gracias a que su política armamen-
tista contribuyó poderosamente al florecimiento de la
industria bélica, de alta complejidad técnica y científica,
fuera de nuestro alcance.
Finalmente, el problema de la deuda pública en los
países en desarrollo suele tener serias repercusiones ad-
versas sobre la cotización internacional de sus monedas,
fenómeno que no siempre ocurre con las monedas de
los países industrializados. Estados Unidos tiene, cier-
tamente, un endeudamiento público cuantioso y, sin
embargo, su moneda nacional es codiciada universal-
mente con breves intervalos de desconfianza respecto a
su signo monetario. La razón es muy simple. La tenen-
cia de dólares no sólo da acceso al quizás más impor-
tante mercado de bienes y servicios del mundo, sino
que también es un magnífico refugio para conservar
parte del patrimonio personal o institucional, al margen
de las contingencías usuales en nuestros países. Ha sido,
en términos técnicos, un excelente activo de reserva.
158
los proyectos que financiaban, lo cual sí suelen hacer
los organismos multilaterales de crédito que prestan en
condiciones de plazo. y tasas de interés más cónsonos
con nuestros requerimientos. Además, con la renegocia-
ción, dificultamos las posibilidades de reestructuración
de la deuda, al reemplazar acreedores identificables por
emisiones de bonos en los mercados de capitales, cuyos
tenedores no son siempre reconocibles y a pesar de las
razones técnicas invocadas para justificar esa conver-
sión al momento de las negociaciones. Por eso no' es
fácil hablar de reestructuración de deuda en la actualidad.
En ocasiones, hemos empleado el crédito externo
para típicos desembolsos domésticos o de carácter social,
que no generan medios de pagos foráneos para cancelar
las correspondientes obligaciones. Los organismos fi-
nancieros internacionales han estimulado esa política,
imprudentemente, contraviniendo elementales principios
de administración financiera y agravando la ya crítica
situación fiscal de nuestros países.
La deuda pública venezolana reviste las dos moda-
lidades típicas de deuda interna, representada por compro-
misos con contratistas, proveedores e instituciones del
sector público que en alguna forma han asistido financie-
ramente al gobierno nacional. Allí están las obligaciones
contraídas por el Fisco Nacional con 'el Banco Central
de Venezuela y empresas de servicio público como CADAFE,
CANTV, INOS y otros entes de la administración des-
centralizada, además de los miles de suplidores de bie-
nes y prestadores de servicios a las dependencias guber-
namentales.
Junto a esa deuda está la deuda pública externa
que, según la Memoria de Hacienda de 1993, alcanzaba
a US$ 27.296.80 millones, la mayor parte de la cual
corresponde a la deuda reestructurada. Esa deuda acusa
reducciones en términos de divisas por amortizaciones
realizadas. Pero expresada en moneda' venezolana ha
experimentado incrementos como consecuencia de la
devaluación de nuestra moneda que se cotizaba al mo-
mento de contraerla a niveles muy inferiores al tipo de
cambio del dólar que rige actualmente, que tiende a
159
deteriorarse. De allí las dificultades que para el mismo
Fisco representa la devaluación del bolívar.
La deuda pública interna aumentó en Bs. 769.321
millones entre fines de 1993 y el cierre de 1994, al
pasar de Bs. 524.000 millones en 1993 a Bs. 1.294.000
millones en igual fecha de 1994.
El endeudamiento gubernamental ha adquirido pro-
porciones dramáticas, desconocidas en nuestro pasado,
y limita considerablemente las posibilidades de manio-
bra por parte del Gobierno Nacional en la distribución
equitativa de sus recursos entre los gastos de funciona-
miento y los de inversión. Para el ejercicio fiscal de
1995 se estima que el servicio de la deuda absorberá el
25% del total de los gastos fiscales.
Adicionalmente, los gobiernos que han refinancia-
do la deuda han utilizado mucho el expediente de dife-
rir los pagos de un período constitucional para el subsi-
guiente, creando a los nuevos gobiernos un serio problema
presupuestario y de tesorería. Ese ha sido el caso del
refinanciamiento de 1990, que hizo recaer en los años
que corren a partir de 1994 alto porcentaje del servicio
de la deuda refinanciada en esa oportunidad.
Obviamente, el servicio de la deuda condiciona mu-
chas de las acciones que puedan acometerse interna-
mente. Virtualmente, el país ha puesto en juego el ejercicio
soberano de definir autónomamente sus políticas econó-
micas. Las recientes gestiones de asistencia crediticia
ante el Fondo Monetario Internacional y otros organismos
financieros multilaterales corroboran esa aseveración. No
es cuestión de que acudir ante esos organismos necesaria-
mente suponga quebrantamiento de la capacidad interna
de definir sus propias políticas, sino que el manejo
racional y comedido de las finanzas públicas es incom-
patible con el endeudamiento en la cuantía como se
hizo en Venezuela.
En síntesis y a grandes rasgos, la acción del Go-
bierno del ex Presidente Ramón]. Vclásquez se orientó,
en el área fiscal, a acometer ciertas reformas en el lado
de los ingresos y de los gastos que permitieran sanear,
a mediano plazo, las finanzas del país. Dentro de la
160
brevedad de su gestión, el objetivo era atender los apremios
inmediatos y crear el ambiente apropiado para la celebra-
ción de las elecciones programadas para fines de 1993.
El Gobierno saliente asumía la responsabilidad de adop-
tar medidas evidentemente impopulares, pero que estimaba
insoslayables.
161
rio nacional a raíz de la crisis generada por la interven-
ción del Banco Latino, propagada posteriormente a otros
bancos del sistema como expresión de los excesos en
que venían incurriendo muchas de esas instituciones.
Ese acontecimiento demandó atención preferente y gran-
des recursos del gobierno, el cual, a su vez, incurrió, en
mi concepto, en un error al derogar la Ley del Impuesto
Sobre el Valor Agregado que fue necesario sustituir,
poco tiempo más tarde, por un Impuesto al Consumo
Suntuario y a las Ventas al Mayor que, en el fondo,
pechaba las mismas materias y contribuyentes que el
Impuesto Sobre el Valor Agregado en su fase inicial.
Esas decisiones eran comprensibles desde el punto
de vista político. Así se honraba una promesa electoral.
Pero era desacertado desde el punto de vista financiero
y por eso, el gobierno se vio precisado a establecer un
Impuesto Sobre los Débitos Bancarios que alivió un
tanto las estrecheces del Fisco, pero estuvo en vigor
sólo durante seis meses y ahora se trata de resucitar
mediante un nuevo impuesto a las transacciones finan-
cieras. Tales hechos, sumados a la renuencia por largo
período a elevar el precio de la gasolina y las demoras
en el proceso de privatización han agravado la situa-
ción fiscal del país, al punto de que el Banco Central de
Venezuela estimó el déficit del sector público consoli-
dado respecto al Producto Interno Bruto en 18,7 en
1992; 15,6 en 1993 y 26,1 en 1994, según cifras publica-
das en el Informe Económico correspondiente a 1994.
En la conformación del déficit global del sector
público venezolano en 1994, la gestión del Gobierno
Central y de FOGADE, con un 6,5% y 8,9% del Producto
Interno Bruto, respectivamente, fueron determinantes.
La razón de tal hecho se encuentra en la responsabi-
lidad asumida por estos entes al asistir a los bancos con
dificultades. El Informe del Banco Central de Venezuela
señala que más del 90% de dicho déficit lo causaron las
transferencias destinadas a capitalizar FOGADE y el dé-
ficit cuasi fiscal del Banco Central de Venezuela por las
operaciones de mercado abierto ejecutadas para absor-
162
ber, parcialmente, el exceso de liquidez bancaria crea-
do por los auxilios financieros.
El otorgamiento de tales auxilios era necesario y
procedente, tanto desde el punto de vista jurídico como
financiero. Lo cuestionable es la prodigalidad con que
se atendieron los depositantes afectados por esa crisis y
en no haber adoptado las previsiones para que los fondos
suplidos llenaran el cometido ansiado y no se desviaran
hacia otros fines perversos. Bueno es recordar que las
disposiciones legales que regían en Venezuela en ese
momento garantizaban los depósitos en los bancos y
demás instituciones financieras hasta el monto de Bs.
1,00 millón por depositante, cifra elevada posteriormente
hasta Bs. 4 millones y, en algunos casos, como en el
Banco Latino se estableció en Bs. 10 millones por deposi-
tante. Mas aún, a la mayoría de quienes habían deposi-
tado fondos en bancos del exterior, especialmente Aruba
y Curazao, vinculados en alguna manera a bancos estable-
cidos en Venezuela se les reembolsaron esos depósitos.
Esto acarreó un fuerte descalabro para FOGADE, cuyos
ingresos estaban basados en la responsabilidad de pagar
hasta un millón de bolívares por depositante en territo-
rio venezolano y es de presumir que dicho organismo
no tenía constituidas reservas para atender contingen-
cias de ese tipo. Hasta donde conozca, esa experiencia
y actitud es única en el mundo.
REFLEXIONES FINALES
163
niveles manejables y no continuar con la fórmula de
cancelar deudas vencidas con nuevos endeudamientos.
Cobrar a plenitud los impuestos, contribuciones y
tasas previstos en la legislación vigente del país. Es
necesario acabar con la bochornosa situación de que,
según el SE:\'IAT, la evasión fiscal rebasó el 50% de lo
que debía recaudarse en 1994.
Revisar, con miras a su actualización, el sistema
impositivo existente, procurando mantener un razonable
equilibrio entre la carga impositiva indirecta más el costo
de los servicios públicos individualizabies, con la impo-
sición directa.
El nivel de la presión tributaria en el país, aun
cuando baja en términos internacionales, ha venido cre-
ciendo y, según el SE:'\IAT, los impuestos cobrados en
el país constituían un 4% del Producto Interno Bruto en
1991; 7,6% en 1994 y 9,5% en 1995, con la estimación
de que quizás llegará al 13% del Producto Interno Bruto
en 1996. Esas cifras revelan un significativo incremento
porcentual de la presión tributaria, reflejo de que los
ingresos del Tesoro recaen cada vez más en los contribu-
yentes nacionales y menos en el petróleo, hecho que
deberá influir en que la ciudadanía reclame, cada vez
más, una mayor eficiencia y pulcritud en el manejo de
los fondos públicos.
Avanzar decididamente en el proceso de redimen-
sionar las magnitudes del sector público venezolano,
vigilando simultáneamente que este proceso no cause
perturbaciones pronunciadas a los adquirentes o usuarios
de los bienes o servicios públicos que pasen al sector
privado. Los bienes recibidos en pago por determinados
entes públicos deberán liquidarse en forma programada
para que éstos cancelen las obligaciones contraídas.
Armonizar la política fiscal con la monetaria con
miras a restablecer el crecimiento con estabilidad. La
colocación en el mercado de los títulos del llaneo Cen-
tral de Venezuela debe conciliarse con la oferta de títu-
los del Tesoro.
La magnitud del déficit del sector público consoli-
dado genera una inquietud colectiva que desalienta la
161
inversión y distorsiona las variables económicas funda-
mentales del país. Parte esencial de ese déficit proviene
del servicio de la deuda pública que ha alcanzado niveles
intolerables. Pienso que el manejo de esa deuda debería
comenzar por su determinación precisa, especialmente
por lo que concierne a la deuda interna. Esta debería
consolidarse y programar su cancelación a largo plazo,
concertando con los acreedores del sector público, tasas
de interés concesionales. La idea de crear un fondo
para el rescate de la Deuda Pública luce atinada, aun
cuando al momento de escribir este trabajo no se han
dado a conocer las procedencias de los recursos con los
cuales se financiaría ese rescate y el mecanismo que se
aplicaría con tales fines.
Respecto a la deuda externa, las conversaciones
con el Fondo Monetario Internacional han de proseguir-
se con miras a la concertación de un acuerdo que faci-
lite el acceso de Venezuela a los organismos crediticios
multilaterales y a los mercados de capitales internaciona-
les, además de que tal acuerdo exigiría diseñar un progra-
ma de ajuste técnicamente delineado, con una adecua-
da supervisión que garantice su cumplimiento y favo-
rezca el saneamiento de las finanzas públicas del país,
antes que procurarse recursos inmediatos a cambio a
base de la hipoteca de ingresos futuros, sin remediar la
difícil situación fiscal imperante. Sólo así será posible
crear un ambiente propicio para las inversiones domés-
ticas, favorecer la repatriación de fondos de los venezola-
nos en el exterior y estimular que las inversiones forá-
neas aporten sus recursos financieros propios y no se
apoyen en el financiamiento local, como ocurre en la
actualidad en la mayoría de los casos.
Evidentemente que las acciones a tomar no podrán
circunscribirse a las de mero carácter fiscal. Si el objetivo
perseguido es reactivar la vida económica del país y
aprovechar a cabalidad los vastos recursos humanos y
naturales que poseemos, será necesario actuar en otras
áreas, que van desde extremar las acciones en favor de
una mayor seguridad personal y jurídica en el país,
pasando por la creación de incentivos para acometer
165
actividades productivas y revisar la legislación laboral y
de seguridad social con miras a su actualización. Este
hecho adquiere mayor relevancia si tomamos en cuenta
que muchas de las normas y figuras jurídicas vigentes
fueron promulgadas cuando disfrutábamos de gran esta-
bilidad monetaria que contrasta con el proceso infla-
cionario imperante en la actualidad.
La ejecución de un programa de esta naturaleza
exige, en el ámbito político, la conformación de un
gobierno de alta aceptación colectiva, integrado por gente
idónea, con espíritu de servicio público y de conducta
irreprochable. Así lo expresé y desarrollé en la Clase
Inaugural del Curso de Post-Grado promovido por la
Universidad Católica "Andrés Bello" y el Consejo de
Estudios Tributarios del Estado Anzoátegui celebrado en
la ciudad de Puerto la Cruz el 28 de octubre de 1995.
166
HECHOS E IDEAS
Academia Nacional de Ciencias Económicas
INTRODUCCIÓN
169
tiene sus raíces en factores económicos, políticos, sociales,
culturales e incluso de carácter ético, los cuales han tenido
profunda incidencia sobre los aspectos reales y monetarios
de la economía. En el ámbito real, se destaca el virtual fra-
caso de los planes que desde hace muchos años se han
venido llevando a cabo para diversificar la producción a fin
de disminuir nuestra dependencia de la producción y expor-
tación petrolera, fenómeno evidenciado en la escasa capa-
cidad del sistema productivo para satisfacer la demanda in-
terna en condiciones razonables de calidad y precios, así
como el limitado crecimiento de las llamadas exportaciones
no tradicionales, todo lo cual se traduce en una debilidad
estructural de la balanza de pagos, cuyo equilibrio ha depen-
dido básicamente del petróleo y de los ingresos de capitales,
materializados preferentemente en la forma de empréstitos
externos. Obviamente, en ese desajuste en el sector productivo
y esa debilidad de nuestras cuentas externas, no compensadas
oportunamente por eficientes políticas, se encuentran las razones
subyacentes de una crisis que tarde o temprano habría de
manifestarse.
170
en fuertes restricciones a la libre convertibilidad. Hoy en día,
frente a las dificultades para contraer nuevos endeudamien-
tos y la escasa voluntad política para racionalizar el gasto
público, se ha incurrido en un persistente déficit fiscal que
alimenta el proceso inflacionario.
171
tado conjunto de todos estos factores se ha traducido en
datos y cifras alarmantes: en alrededor de un decenio el
bolívar se ha devaluado en más de 2.000% y Venezuela se ha
situado a la cabeza de los países con mayor inflación en
América Latina, todo ello sin hacer mención a los indica-
dores de alimentos que nos colocan dentro de los niveles
más bajos.
Primera Sesión
-16 de octubre de 1995-
D. F. MAZA ZAVALA
172
ponen de manifiesto los hechos, las desviaciones, las explica-
ciones parciales que se dan sobre el proceso antiinflacionario.
Una de esas vertientes de explicación es la monetarista: se
considera que las causas o los factores de la inflación actúan
frente a la esfera de la circulación, de la circulación mone-
taria, de la circulación fiscal, de la circulación de bienes y
servicios, y que corrigiendo estas causas o factores en ese
nivel se podría suprimir la inflación.
173
podríamos explicarnos el porqué de las dificultades que tie-
ne el gobierno para reducir el gasto y a través del gasto
aproximarse al equilibrio fiscal.
174
La devaluación implícita
175
tenernos 500 mil millones, o sea la mitad del déficit fiscal
reconocido dentro del área del gobierno central. Estoy hablan-
do de ingresos ordinarios o así considerados. Otro tipo de
ingreso ordinario puede ser el aumento del impuesto a las
ventas. Se le estima del 12,5 al 15%. Pero también si se
pudiera reorganizar el sistema aduanero y efectivamente se
pudiera lograr de los derechos de aduana lo que deben apor-
tar. Suponemos por ejemplo una importación de 8 mil ó 9 mil
mllones de dólares al año, y por más que la barrera adua-
nera haya sido disminuida, siempre hay un promedio ponde-
rado efectivo de un 15%, es decir aproximadamente una sexta
parte de 9 mil millones de dólares que serán como 1.500
millones de dólares, al tipo de cambio de 170 serían como
250 mil millones de bolívares.
176
lo me-nos posible, entonces el cambio se convierte en una
especie de arreglo, entre los que solamente quieren un mínimo
cam-bio para dar la impresión de que se está cambiando pero
conservando las posiciones relativas.
177
blación está también profundamente quebrantada y ha su-
frido también un cambio en su composición, es decir, hay
una mayor concentración de capacidad adquisitiva en mino-
rías de la población, hay una redistribución de esta capa-
cidad entre gru pos sociales, y desde luego podemos decir
también que, en cuanto a la circulación de mercancías y
servicios, hay una fractura entre los medios de producción y
los medios de circulación, hay también una distorsión cada
vez mayor en los medios de circulación, lo que se llama
corrientemente, las roscas, la especulación, el acaparamiento,
la anarquía del mercado y que al mismo tiempo tiene sus
réplicas en las concentraciones de carácter rnonopolístico y
oligopolístico organizadas, de modo que entre estos dos extre-
mos del mercado el comportamiento de éste es profunda-
mente distorsionado, de forma irregular, y genera algunos
mecanismos perversos que son proinflacionarios porque des-
de luego hay que establecerlo con precisión.
A.RMANDO CÓROOVA
17H
Agotamiento del modelo tradicional de desarrollo
179
tarea prioritaria sea la superación de dicho entrabamiento
mediante una estrategia integral en la que se articulen armonio-
samente la puesta en marcha de un programa de estabi-
lización, capaz de corregir los desequilibrios macroeconó-
micos y una política de mediano y largo plazo orientada
hacia la reestructuración productiva que permita transformar
nuestra economía real en el soporte fundamental de un creci-
miento equilibrado y estable. Es ese el complejo nudo proble-
mático que debemos enfrentar y resolver, con el mínimo de
traumas posibles para la estabilidad social y política del país,
mediante una articulada conjunción de esfuerzos políticos y
privados, enmarcados dentro de una estrategia integral de
desarrollo.
Estabilización macroeconomica y
nueva estrategia de desarrollo
180
eficiente programa de estabilización que recupere los equi-
librios macroeconómicos perdidos.
181
de cambio continuo y lineal, es más bien un proceso de
cambio discontinuo y discreto, motorizado por la difusión de
las transformaciones tecnológicas, organizalivas y gestionarias
del aparato productivo. En este contexto las exigencias de la
reestructuración económica modernizadora no terminan con
las privatizaciones, la apertura comercial y el logro de una
exitosa política de ajustes macroeconómicos de corto plazo,
condiciones no suficientes para el alcance de aquel objetivo
estratégico.
182
Ideas básicas de un programa de estabtttzacton
183
Venezuela como plataforma para operaciones multinaciona-
les) y de otros sectores estratégicos de apoyo (informática,
telemática, consulroría, etc.).
184
sociedad civil directamente implicados en el desarrollo de
cada cadena productiva, cuando ello se considere pertinente.
185
Las estrategias sectoriales
El diseño de los específicos planteamientos estratégicos
para cada uno de los Grupos Líderes de Actividad (GLA).
Contendrá:
186
tífica y tecnológica selectiva, necesaria para el desarrollo de
cada cadena productiva y de sus eslabones particulares. iv)
Apoyo activo estatal a la conformación de un subsistema
financiero que tenga como objetivo fundamental la conce-
sión de créditos de mediano y largo plazo para los distintos
proyectos industriales, a tasas de interés que refuercen su
competitividad. v) Reorientación de las inversiones públicas
en el campo de la infraestructura física a las exigencias de los
diferentes programas sectoriales. vi) Igual en lo que atañe a
la infraestructura social, en particular las inversiones en edu-
cación, salud y vivienda. vii) Activa participación del Estado a
través del Instituto de Comercio Exterior y del aparato diplo-
mático del país en la localización de mercados foráneos y en
la creación de condiciones institucionales para su penetra-
ción por parte de la producción nacional. víii) Moderniza-
ción de la Administración Pública y Reforma del Estado acor-
de con las exigencias del nuevo desarrollo.
187
HECTOR MALAVÉ MATA
Los aesequüibrios
188
Se entiende que la reforma tributaria propuesta es difícil-
mente justificable si a la vez no se plantea y lleva a efecto
una política de gasto público más compatible con los obje-
tivos de desarrollo, habida cuenta de que el gasto guberna-
mental debe reflejar los planes y proyectos que se resumen
en los presupuestos anuales. Si tales planes o proyectos son
diseñados de modo defectuoso o impreciso, como sucede al-
gunas veces, el gasto público se refleja tal cual en la realidad
de la ejecución correspondiente.
189
que garantizara niveles de equilibrio, dando lugar a saldos
deficitarios que eran financiados con emisiones de dinero
inorgánico, para de ese modo alimentar los mecanismos de
difusión inflacionistas. Por esa experiencia se conoce que la
inflación venezolana, en los últimos ocho años, ha persistido
en elevado nivel, a diferencia de la mayoría de países latino-
americanos, porque en su contra se ha pretendido conjurar el
problema del déficit fiscal con simples medidas monetarias
que más bien estimulan las ondas propagadoras del alza de
los precios, por mandamiento de una ortodoxia que deses-
tima el origen estructu ral del mismo fenómeno inflacionario.
190
ToMÁs ENRIQUE CARRILLO BATALLA
191
los sitios de trabajo y todas las cosas accesorias que implican
gastos generados por una burocracia cuya sola presencia re-
quiere escritorios, máquinas, equipos y diversos servicios. De
modo pues que todo esto ha provocado ese exceso de gasto
público y ello ha generado un gigantesco déficit fiscal.
192
1. Se otorgó una protección sine die, es decir, sin térmi-
no cuando ha debido concederse limitada a un tiempo deter-
minado, a un número fijo de años, y estar sometida a rigu-
rosa vigilancia y control por parte de los organismos compe-
tentes del Estado. Eso no se hizo. Tuvo lugar una protección
que creaba una economía ineficiente. Esa economía se am-
paraba en esa protección ilimitada en el tiempo y sin control,
y ello suscitó ineficiencias.
193
Los auxiuos financieros y el déficit fiscal
195
cuando ésta ya significaba aumento desbordante de precios.
El Dr. Maza ya lo había pensado y yo lo dije en varias
oportunidades: no se justificaba aumentos de precios cuando
había control de cambios. La respuesta fue puntualizar el alza
en los insumas para la producción no estando controlados.
La providencia de controlar los precios en la cadena produc-
tiva tampoco se tomó. Efectivamente no era esa una respues-
ta; se trataba de una justificación mal planteada; no establecie-
ron un control de precio desde la base, desde los insumas
hasta la producción final del artículo. Eso lo han debido
hacer para con ello evitar la inflación de los precios a nivel
de los insumas. Eso determinó que bendijeran, como dije, el
precio final aumentando astronómicamente el artículo ofre-
cido al consumidor. Ha debido establecerse un verdadero
control de precios sobre la base de los costos de producción.
196
informar sobre el particular, en todo caso este aspecto debe
tomarse en cuenta en el proyecto del documento.
197
mica de las naciones hacia estadios cada vez más complejos
dominados por la ciencia y la tecnología o, más exactamente,
inmersos en la revolución científico-técnica, en especial la
informática.
198
En lo interno
199
En la agricultura
200
Por la presencia activa de personal preparado técnica y
gerencial mente para realizar la actividad en condiciones ópti-
mas.
201
es incoherente y en un grado muy elevado interviene para
esa ineficiencia el hecho de que las actividades administra-
tivas se duplican, en donde distintas dependencias del Estado
tienen asignadas las mismas tareas. Si en alguna medida pu-
diera la administración descentralizada cumplir las tareas co-
mo efectivamente debería ser, con una administración cohe-
rente y racional, no duplicando la medida y utilizando doble
personal para las mismas tareas, para las mismas funciones
como hoy, el déficit fiscal podría disminuirse por la medida
de la productividad.
Segunda Sesión
-26 de octubre de 1995-
202
endeudarse a corto plazo para realizar una inversión que por
su naturaleza era pagadera en el largo plazo. El resultado fue
la caída de SIDüR en una crisis empujada en torno a su
propia quiebra. Esa situación fue gravísima. Fue esa una de
las cosas disparatadas que resultó de la improvisación y au-
sencia de una genuina planificación. Pero además, todas las
otras iniciativas del gobierno tendían a crear lo dicho por el
Presidente sobre la denominada "Gran Venezuela" de aquella
época, y que se caracterizara por astronómicos gastos para
cuya atención empezó el país a endeudarse, lo cual nos hizo
caer en la trampa de la que aún no hemos salido.
203
mo central o descentralizado con proyectos para contraer
deuda sólo lograba la aprobación de su solicitud si se trataba
de un programa para inversiones que llevaran consigo un
estudio de factibilidad donde se asegurara la recuperación de
la inversión y por tanto no surgiera un hueco presupuestario
que obligara al Estado a solventarlo con nueva deuda o con
sus propios recursos a base de sacrificar otras áreas alterna-
tivas, como señaló hace poco el doctor Maza en lo referente
a las inversiones en general y al gasto social. En su Informe
Final dijo la CERF que se requería crear una oficina en el
Ministerio de Hacienda a la cual debían de dirigirse todos los
proyectos acompañados con estudios de factibilidad. Ese expe-
diente debía luego pasarse al Banco Central para obtener su
opinión sobre los efectos coyunturales y de largo plazo que
ese gasto iba a tener en la circulación monetaria. Todo eso
fue establecido explícitamente. El doctor Crazut trabajó en
esa parte de las investigaciones. Todas aquellas cosas están
vigentes, pues esos mecanismos se recomendaron y no se
han puesto en práctica.
La planificación y la CERF
20/¡
estos conceptos se debe hacer finalmente un resumen glo-
bal. Esto podría parecer un trabajo de realización a largo
plazo. Considero que podemos ir sacando en limpio todas las
grabaciones y después reordenar todo, sintetizarlo. En esta
tarea es un experto y siempre lo ha sido el Dr. Crazut. Sería
el relator, partiendo de la utilización de esos materiales para
después confeccionar un resumen destinado a tener efecto e
impacto importante en la opinión pública y en el propio
gobierno. Sería una magnífica contribución en ese sentido.
205
Entonces debido al hecho de que el Estado está sufrien-
do cada vez más de incapacidad para cumplir la función
promotora de la inversión y de que tampoco esté cumplien-
do la función niveladora del desequilibrio social, la crisis
económica y la crisis social en el futuro podrían ser más
profundas que en el presente, si no ocurren cambios real-
mente significativos en la estructura y en la orientación de las
finanzas públicas. Primero, yo creo que hay la necesidad de
una reestructuración a fondo del sistema tributario, sigue exis-
tiendo esa necesidad, se ha estado enfrentando casuística-
mente, de manera eventual y no de una manera orgánica e
integral corno fue propuesto, por ejemplo, por la Comisión
de Estudios de la Reforma Fiscal. Luego, el propio gasto
público ha, crecido de manera inorgánica, desordenada, a
impulso de las circunstancias o de la debilidad de los gobier-
nos o de las presiones económicas, sociales y políticas que se
ejercen continuamente.
206
déficit fiscal, sobre todo porque no hay disciplina fiscal: cada
ministerio, cada despacho, cada instituto, cada entidad oficial
crea una isla en la cual su propio interés prevalece sobre el
interés del conjunto. Nadie somete sus propias exigencias
presupuestarias a un encuadramiento global, a un plan general,
sino que cada uno cree que sus necesidades presupuestarias
son únicas y sin límites, y no hay la obediencia institucional
o administrativa a la autoridad de Hacienda. Por eso esa
anarquía presupuestaria es también responsable del déficit
fiscal. Hay que acometer, por tanto, nuestros problemas de
manera global e integral, y no aisladamente el problema del
déficit, ni el problema de la deuda que juega en ese escenario.
207
tendencias económicas es un error tratar a las economías
subdesarrolladas como si fueran desarrolladas. Se entiende
por esto que para resolver el problema inflacionario en las
economías periféricas o de menor desarrollo relativo se re-
quiere actuar más sobre la esfera productiva que sobre la
esfera monetaria y fiscal.
20H
ción más a tono con la realidad empírica donde se produce,
así como más adecuada a las exigencias del experimento
antiinflacionario.
209
que se dispensa a problemas como éste. Pero advierto algunas
veces que tal tipo de respuesta, aunque elaborada con razón
pertinente, se confiere a problemas que persisten y se agra-
van en el plano de sus propias evidencias. Quiero decir que
ciertos problemas económicos parecieran ser inmunes a la
terapéutica que se les aplica. Y en tales ocasiones sobrevie-
nen los subterfugios que se cometen para excusar desacier-
tos o frustraciones.
210
que postula la alternativa de la visión heterodoxa en el trata-
miento y lucha contra la inflación venezolana, para de ese
modo considerar, además de los elementos fiscales y moneta-
rios de propagación inflacionista las presiones estructurales
sobre el nivel de los precios.
211
Algunos contrastes no deseables
212
clientes, 20 puntos más, para alcanzar el 70% o más del 70
hasta 80%, el cual era un interés irreal. El aparato productivo
quedó en inanición porque ningún productor agrícola, gana-
dero o manufacturero podrá soportar ese tipo de interés ar-
tificial del 70 al 80%. Tal locura decretó la muerte del apa-
rato productivo. Esa es la verdad. Los bancos continuaron
con el tipo de interés elevado que les producía el cero cupón
y el Banco Central fue acumulando una enorme deuda, para
después, en base a la vigente ley de ese instituto consagra-
dora de la irresponsabilidad de sus administradores ante las
pérdidas incurridas durante su gestión, lanza sobre el tesoro
las cargas de esa obligación tan enorme, lo cual aumentó el
déficit fiscal. Puede hablarse en esa oportunidad de un agota-
miento de la política monetaria de Pérez. El objetivo señalado
por el doctor Córdova sobre la fijación de aquellos altos ti-
pos de interés para equilibrar esa situación no se logró, pues
ese expediente se convirtió en crónico, se extendió y con-
dujo -como dice el doctor Córdova y lo había afirmdo yo en
una de mis anteriores intervenciones-, no pudiendo colocar
el dinero en el aparato productivo, a prestarle a los especu-
ladores, a hacer desarrollo inmobiliarios, lo cual le restó li-
quidez al sistema y terminó por proyectar la tremenda crisis
financiera vivida en los últimos tiempos. Tal es el cuadro. Se
nos impone empezar con la deuda externa y terminar con lo
últimamente señalado.
213
D.F. MAzA ZAVALA
2l1í
de pagos. Es muy dificil para aquella parte de la deuda que
ha sido refinanciada con bonos al portador que están disper-
sos en todos los mercados financieros del mundo, es muy
difícil digo, el nuevo refinanciamiento con restructuración de
esta deuda, porque habría que buscar otra vía, como sería,
por ejemplo, un préstamo a muy largo plazo de organismos
financieros internacionales a tasas de interés más bajas que
aquellas de la deuda actual y que permitiera recoger esa
parte de la deuda dispersa, para consolidarla en organismos
fínancíeros internacionales. Eso puede ser uná vía, pero actualmente
no está planteada en términos viables, aunque es una vía
posible. La otra vía es que se construya un nuevo frente de
deudores de América Latina que planteara en forma conjunta,
una especie de nuevo escenario para el tratamiento de la
deuda pública externa y que formara parte de un nuevo
orden económico internacional como una pieza importante,
que permitiera la reestructuración de las relaciones entre el
Norte y el Sur. Esta tesis ha sido planteada en su oportunidad
por el doctor Caldera, apenas era presidente electo y en los
comienzos de su gobierno, y creo que vale la pena ponerla
en vigencia, es decir, reactualizar la discusión de la posibi-
lidad de un nuevo tratamiento de la deuda en el marco de un
nuevo orden económico internacional, que permtiera que par-
te de esa deuda fuese condonada o aplicada a fines de de-
sarrollo de los países del tercer mundo.
215
Politica de endeudamiento externo
216
cual prácticamente embarga la capacidad de pago al exterior
del país (el 50% del ingreso petrolero). Entonces esa es una
imposibilidad práctica y hay que tenerla en cuenta a la hora
de la reestructuración de la deuda y a la hora de trazar una
estrategia para la deuda pública externa en el largo plazo.
217
cuales el Banco Central, cuando ello ocurre, da el espacio
suficiente reduciendo su propia oferta del valor en el mercado.
Hay una especie de convenio tácito entre el Banco Central y
el Gobierno para que cuando éste vaya a colocar sus títulos,
bonos o letras en el mercado interno, el Banco Central reduzca
su propia oferta de títulos y pueda dejar espacio al gobierno
para que coloque sus títulos. Pero el mercado financiero inter-
no va a exigir cada vez más altas tasas de interés por varias
razones: primera, por el impulso inflacionario, ya que la tasa
de interés tiene que estar de una manera relacionada con la
tasa de inflación; segunda, por la competencia entre esos
valores que podemos llamar del gobierno y los valores que
emite el Banco Central, por lo que habrá necesidad de una
coordinación entre la política monetaria y la política finan-
ciera del gobierno para permitir un arreglo.
21H
ritmo inflacionario. El financiamiento deficitario del sector
público tiende a aumentar con rapidez cuando se desbordan
los cauces orgánicos por donde fluyen las confrontaciones
entre clases sociales y se hace necesaria la canalización de
las presiones de los grupos polares hacia el gobierno.
219
flacionaria. A partir de todo lo cual se puede afirmar que una
interpretación más amplia de la inflación en Venezuela no es
posible sin el análisis de las carencias estructurales del siste-
ma productivo y sin el examen de las expectativas que esti-
mulan un mayor ritmo del proceso inflacionario.
Tercera Sesión
-6 de noviembre de 1995-
Capacidad de endeudamiento
220
que nunca se ha podido satisfacer y es que nunca se ha
calculado la capacidad de endeudamiento del Estado interna
y externa en el corto, mediano y largo plazo, como un elemen-
to de la política, una especie de guía para el endeudamiento,
solamente que el endeudamiento se ha hecho sin ninguna
programación, sin ninguna planificación, sin ninguna restric-
ción, salvo las condiciones que el mercado pudiera presen-
tar, pero no desde el punto de vista de hasta qué límite y en
qué forma pudiera endeudarse el Estado para que pudiera
atender los compromisos del pago de la deuda, generando al
mismo tiempo los ingresos que pudieran permitir atender no
solamente el servicio de la deuda sino también para contri-
buir al incremento de la capacidad económica nacional.
221
crisis venezolana de estos tiempos no es sólo económica sino
global. Ahora quiero referirme únicamente a su incidencia en
la economía del país.
222
interna y externa resultaron deficitarias. Asimismo persistió el
encumbramiento de los precios en evidencia del fracaso de la
política de estabilización. La inflación, en niveles cada vez
más altos, persistía como morbo endémico. Desde entonces
Venezuela adquiriría el rango de este más inflacionario de
América Latina. La crisis se tornaba cada vez más resistente al
tratamiento de la ortodoxia monetarista, generando efectos
desestabilizadores que alcanzaron niveles explosivos en 1992.
223
ba las condiciones del inmediato advenimiento de aquel enorme
colapso bancario sin precedentes.
224
bien se deben reducir para estimular la economía, de modo
que mediante el aumento de la producción se genere mayor
volumen de ingresos tributarios. Ese es el camino, el seguido
desde la crisis del año 29 en adelante, la tremenda fluc-
tuación estremedora no sólo de los Estados Unidos sino de
todo el mundo. Las fórmulas fueron reducir los impuestos
precisamente para robustecer la economía. La orientación fue
hacia el estímulo de la demanda efectiva. En aquella oportu-
nidad existía lo llamado por los americanos de habla inglesa
un tremendo slump, una caída, una depresión profunda.
225
La cuestión de las prestaciones
226
carteras ministeriales. En ese momento uno de éstos dijo:
"caramba eso es una cosa muy difícil". Le dije: en 1960 se
hizo un traslado de un tercio del personal sobrante de la
administración pública en cosa de un mes y en esa oportu-
nidad se abrieron obras en Caracas y en el interior que absor-
bieron ese personal. No se trata de una cosa imposible. Ha-
bría de estudiarse el tipo de actividades aptas para absorber
ese personal y luego lo pertinente en todo contrato de cual-
quier compañía constructora con cualquier entidad de la admi-
nistración pública, insertarle una cláusula de absorción de
parte de ese personal, trasladándolo paralelamente al sector
privado en una forma gradual. Este proceso no puede lo-
grarse de la noche a la mañana, dada la índole del programa
y dado el hecho de que son seres humanos los afectados y
que por ningún respecto deben quedar sin recibir sus ingresos
para atender sus necesidades. Se trataría de un programa
gradual pero es ya un camino abierto, es algo posible de ha-
cer en ese sentido. Esa sería una de las cuestiones a consi-
derar.
debe tener más fresca la cifra. En todo caso por ahí esta la
cotización. Pero ese bono se esta cotizando en la Bolsa de
Comercio de Caracas a 72 y 74% Y aún más de 100%, lo cual
es insólito, pues se puede comprar en Nueva York a 49% ó
50%, mientras estamos en Caracas negociando a ese altísimo
tope. La finalidad de los especuladores y enterradores de la
227
economía venezolana se ha logrado al establecer un mercado
paralelo gobernado por ellos para devaluar el bolívar a como
dé lugar. El daño de ese mecanismo a la estabilidad carn-
biaria representa uno de los más fuertes obstáculos al logro
del equilibrio de las variables externas de la economía vene-
zolana.
228
a la nuestra. Ello es lo lógico desde el punto de vista de la
justicia tributaria, pero en nuestro medio no es así. Primero,
el ingreso per cápita ha descendido mucho con motivo de la
crisis y lanzar una carga adicional al contribuyente como se
ha hecho, sobre todo con impuestos indirectos regresivos que
gravan más fuertemente al pobre con relación al rico, no
parece ser lo más indicado. Por tanto se debe ir pensando en
una reforma del sistema tributario, en acentuar la eficiencia
del sistema de administración y recaudación impositiva. Otro
aspecto que agobia a la economía pública es el problema de
la deuda, porque alrededor del 40% del presupuesto se aplica
en la actualidad al servicio de la deuda. Se debe aliviar esa
carga y hay medios para ello.
229
el servicio de la deuda? si ese dinero se va a usar para volver
a producirle cargas al Estado, para reincidir en mantener la
dimensión sobrccxtcndida del listado y para darle nueva fuer-
za al clicruclismo político devorador de los recursos libera-
dos, no habríamos alcanzado una genuina solución pues volve-
ríamos a crear dentro de cierto tiempo otra vez el mismo
problema.
2. El desarrollo industrial
230
reservas. No se han comprometido a eliminar de la noche a la
mañana los susbsidios y la protección a sus economías. Ello
será un proceso llevado poco a poco. Nosotros aquí en la
época del presidente Pérez, los gobernantes y negociadores
ataron a Venezuela. Hoy en día el mismo sistema de control
de cambios se ha visto debilitado por el hecho de no haber-
se establecido el control de importaciones, pues se han invo-
cado los convenios perecistas por virtud de los' cuales no se
pueden seleccionar las importaciones. Ello ha permitido entrar
artículos de lujo y todo tipo de cosas extravagantes porque
eso es a lo cual obligaron a Venezuela esos convenios multila-
terales. Venezuela debería abrir conversaciones con esos orga-
nismos y debería plantear que se le otorgue, en vista de la
crisis, un plazo para poner en vigencia esas disposiciones
depredadoras de la economía nacional.
El poco acierto del gabinete económico
Pasando a otro tema debo afirmar la ideas expuestas por
el doctor Caldera sobre la economía. Sus lineamientos de
política económica no son malos, son buenos. Pero la ejecu-
ción sí ha sido mala. El doctor Caldera no ha contado entre
sus colaboradores con hombres capaces, conocedores de los
problemas de cada uno de los ministerios del área econó-
mica y por tanto se ven constantemente contradicciones apa-
recidas en la prensa de unos ministros con otros y de minis-
tros con declaraciones propias en fechas no muy lejanas unas
de otras. En la, 15, 20 días aparece el mismo funcionario
contradiciéndose. Para superar esto debería el Jefe de Estado
seleccionar un grupo de ministros efectivamente conocedores
de sus áreas, y leales ejecutores de las ideas del Presidente.
Esa es una cuestión importante para lograr en relativo corto
tiempo un vuelco positivo en la situación económica y social
del país.
Sobre el control de cambios
Sin esos soportes, los resultados serán pobres, no ofre-
cerán posibilidad de poder verdaderamente· extraer de ese
sistema todo lo que puede dar. La debilidad de la estructura
del control de cambios alarga el proceso, con el grave peligro
de que los sistemas de controles alargados demasiado en el
tiempo pueden ser víctimas de desviaciones no adecuadas.
Este es un asunto muy importante sobre el cual se debe hacer
énfasis en el sentido de lograr eficacia y darle al sistema esos
apoyos. La Junta Cambiaría está integrada por profesionales
muy competentes que han hecho una buena labor, pero no
han tenido todas las facultades necesarias para alcanzar ple-
nitud de logros como han podido lograrse.
231
Hay soluciones con reajustes y correcciones
Venezuela tiene una gran ventaja. Sus recursos propios
son importantes, medianamente bien administrados pueden
dar resultados muy positivos. Por eso todas las desviaciones
son ajustables, pero debemos cambiar los procedimientos.
También debe situarse en cada posición la persona adecuada
a su eficiente desempeño. El equipo económico está integrado
por ingenieros, no hay ningún economista. Los ingenieros en
el aspecto de la construcción, en el Fondo de Desarrollo Ur-
bano, en el Ministerio de Obras Públicas, en CADAFE, en las
obras de Guri, etc., han cumplido excelentes gestiones. Pero
no creo que hayan demostrado dominio de los procesos econó-
micos. Su gestión indica no ser los indicados para seguir
ejecutando las positivas ideas expresadas por el Presidente en
los lineamientos de política económica. Con lo dicho no es-
toy haciendo ninguna crítica destructiva sobre los profesio-
nales mencionados; considero que pueden rendir una buena
labor en su área corespondie nte de especialización. No com-
partí nunca la aspiración de los ingenieros cuando se estaba
discutiendo la ley aprobatoria de la creación del Colegio de
Economistas. Ellos querían ser miembros de esa Entidad. El
buen juicio del Congreso les cerró el paso. Ellos tiene su co-
legio, el cual ha rendido positiva labor en el país.
232
RAFAEL J. CRAZUT
A modo de relatoría
233
viar la atención de esa causa fundamental y de exculpar a
dichas élites de los desaciertos cometidos. La incapacidad de
las clases dirigentes para lograr objetivos de crecimiento y
bienestar tiene su máxima expresión en el inadecuado diseño
y conducción de las políticas públicas. Venezuela ha sido una
especie de gran laboratorio en donde se han experimentado
y se continúan experimentando todas las teorías, políticas,
modelos económicos, sociales, educativos, asistenciales y otros,
generalmente con grandes fracasos y con experiencias trau-
máticas para la comunidad. En sólo programas de desarrollo,
o mejor dicho en frustrados programas de desarrollo, se ha
in-vertido una suma que, según reiteradamente se ha expuesto
resulta superior a la utilizada en el Plan Marshall para la
reconstrucción de Europa en los años de posguerra.
234
educación en Venezuela había sido un gran fraude, debili-
tando así la tesis de que nuestras últimas esperanzas estaban
en la educación y que todos los recursos que se destinasen a
esa finalidad estaban justificados. Esos fracasos, resultan traumá-
ticos, entre otras razones, porque la dirigencia ha sido muy
hábil en motivar la opinión pública o en crear esperanzas en
ciertos programas de desarrollo que después no se cumplen
o no llenan las expectativas creadas. Todas esas experiencias
negativas han creado un gran escepticismo y desconfianza,
factores que inhiben la inversión, desestimulan el trabajo y se
traducen, a la vez, en causas adicionales de la crisis.
235
los banqueros, tiene mucho que ver con la inadecuada conduc-
ción de la política monetaria, la falta de supervisión bancaria
y el crecimiento anárquico y artificial de la banca estimulado
por el Estado. En la crisis bancaria parece conjugarse la incapa-
cidad y la corrupción de las clases dirigentes, ya que en la
misma no sólo están involucrados políticos tradicionalmente
calificados de corruptos, sino también empresarios a quienes
hasta hace poco se les consideraba como ejemplos de respe-
tabilidad y eficiencia. La corrupción e incapacidad de los
banqueros involucrados en esa crisis ha costado a la Nación
aproximadamente 1,5 billones de bolívares, suma equivalente
al presupuesto nacional de 1994, al 15% del PIE Y posiblemente
superior a todo el peculado que se ha cometido en la historia
del país. Ante la magnitud de las cifras citadas sobre los
costos de los frustrados programas de desarrollo, deuda externa,
salidas de capitales y auxilios financieros prestados a la banca,
las demás explicaciones sobre la crisis tienen carácter secundario.
237
notorias deficiencias, estrangulamientos, cuellos de botella y
condiciones monopolísticas que persisten en nuestros sistemas
de comercialización. Por último, la inflación es producto de
una política monetaria expansiva, en momentos en que ha
debido ser restrictiva.
238
Ante la intensidad de estos problemas y posiblemente
en la presunción de que la inflación es un fenómeno pura-
mente monetario, se ha culpado injustamente al Banco Cen-
tral y se ha pensado en la creación de una Caja de Con-
versión, llamada a sustituir las actividades cambiarias y de
emisión de ese Instituto. La Academia Nacional de Ciencias
Económicas ha sido contraria a esa idea y, en su lugar, ha
propuesto modificar la Ley del Banco Central ~ para robus-
tecer su autonomía y reducir su casi ilimitada capacidad de
emisión. Pero, como es obvio, con esa sola medida no se
alcanzaría la solución del problema puesto que la inflación
requiere de un esfuerzo conjunto, sistemático y bien coor-
dinado que ataque tanto sus causas reales como las mone-
tarias.
239
propietario de la industria pesada básica, además de la constan-
te prédica en contra del capital extranjero y del Fondo Mone-
tario Internacional, al cual se le consideraba como la perso-
nificación del imperialismo y la causa de la ruina del Tercer
Mundo.
240
DOCUMENTOS
Academia Nacional de Ciencias Económicas
ANTECEDENTES
243
lizaci6n bancaria a través de una adecuada regulaci6n de los
bancos comerciales, bancos hipotecarios, sociedades finan-
cieras y sociedades de capitalizaci6n. Con anterioridad, en
1960, se había reformada la Ley de Banco Central, entre otras
razones, para ampliar y flexibilizar la asistencia crediticia del
Instituto Emisor al sistema bancario, permitirle efectuar opera-
ciones de mercado abierto con mayor amplitud y, en general,
adecuar sus operaciones a las necesidades de un sistema
financiero en proceso de expansi6n y modernización. En 1965
se promulg6 la Ley del Sistema Nacional de Ahorro y Prés-
tamo con lo cual se profundizó el proceso de especialización
y se dio cabida en nuestra legislación a instituciones que
habían adquirido gran desarrollo en otros países.
En los años siguientes se continuó el proceso de rnoderni-
za ción del sistema, adecuándolo a nuevas circunstancias y
corrigiendo desajustes. Con el objeto de regular la oferta pú-
blica de acciones y obligaciones, en 1975 se promulgó la Ley
de Mercado de Capitales. En 1985 se llenó un vacío existente
en nuestra legislaci6n bancaria al crearse mecanismos de protec-
ción a los depositantes mediante la promulgación del Esta-
tuto del Fondo de Garantía de Depósito y Protección Ban-
caria. Como es obvio, este proceso legislativo que incorporó,
además, distintas reformas parciales a las leyes mencionadas,
configur6 la estructura institucional de un sistema financiero
bastante avanzado para su época y contó con la más amplia
protección del Estado a través de subsidios indirectos, adqui-
sición de instrumentos y régimen tributario especial, todo lo
cual le permitió alcanzar un ritmo de crecimiento proporcio-
nalmente mayor al de otras actividades del país. Por otra
parte, prácticamente desde la década de los sesenta, el siste-
ma comenz6 a experimentar perturbaciones atribuibles tanto
a excesos en que incurrieron algunos administradores, como
a deficiencias en los mecanismos de supervisión bancaria no
corregidas oportunamente.
21¡5
e) control gubernamental de una parte impor-
tante del crédito mediante decisiones adminis-
trativas que obligaban a la banca a destinar
porcentajes de recursos a determinadas activi-
dades, especialmente de carácter agropecuario
o viviendas de interés social¡
247
disminución de la demanda de crédito- la banca se había
venido desviando de su función esencial de intermediación
financiera para invertir sus recursos en este tipo de instrumen-
tos, así como en inversiones a largo y mediano plazo alta-
mente riesgosas y no suficientemente garantizadas. Por otra
parte, los intentos de reformar la legislación financiera no
encontraron, al parecer, suficiente receptividad en el Congreso
de la República, donde se sancionó la Ley del Banco Central
de Venezuela, postergándose otras leyes fundamentales.
Fue en el Gobierno de Transición presidido por el Dr.
Ramón ]. Velásquez cuando, en base a una ley habilitan te, se
acometió la reforma de la Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras, cuya configuración final fue estructurada por
un equipo bajo la dirección del entonces Ministro de Coordina-
ción y Planificación de la Presidencia de la República (y no
por el órgano regular del Ministerio de Hacienda), con el
agravante de que el texto definitivamente aprobado se distan-
ció en forma significativa de los proyectos originales, los
cuales daban mayor jerarquía institucional a. la Superinten-
dencia de Bancos y más adecuados medios de control a esa
organización. Asimismo, a través de disposiciones transitorias,
se otorgaron plazos bastante liberales para adoptar decisio-
nes fundamentales, a tal punto que no es exagerado afirmar
que la mencionada ley no ha sido aplicada en plenitud.
Prácticamente en forma simultánea con la entrada en
vigencia de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras (enero de 1994), se produjo el colapso del Banco
Latino seguido por el de otras importantes instituciones ban-
carias que confrontaban problemas similares, configurándose
así una crisis de graves proporciones con muy adversas e
impredecibles consecuencias para la economía nacional, lo
que ha obligado a tomar medidas especiales y extraordi-
narias para restituir la confianza, garantizar los depósitos de
los pequeños y medianos ahorristas y salvaguardar los apre-
ciables recursos del Estado que se otorgaron a la banca como
auxilios financieros. En el campo jurídico, esta situación con-
dujo a la promulgación de la Ley de Emergencia Financiera
donde se incorporaron disposiciones novedosas para el manejo
de las crisis bancarias generalizadas, no previstas en la Ley
General de Bancos y otras Instituciones Financieras, cuyo
instrumental se limitaba con preferencia a atender casos indi-
viduales de insolvencia e intervenciones bancarias. De todo
lo expuesto se desprende que:
248
ha resultado poco operante para prevenir proble-
mas de solvencia o desviación de recursos, tanto
por los mecanismos poco efectivos de supervisión
como por el escaso grado de cumplimiento que se
ha dado a la normativa jurídica.
249
OBSERVACIONES SOBRE LA LEY DE BANCOS Y
OTRAS INSTITUCIONES FINANCIERAS
250
cuales debe dárscle la más amplia protección. Otros aspectos
de la ley que deberán estudiarse con detenimiento son los
siguientes:
251
una progresiva conversión de sucursales de bancos extran-
jeros en bancos nacionales con sólo un porcentaje reducido
de capital foráneo. La vigente Ley de Bancos y otras Institucio-
nes Financieras producto de la reforma que se ha venido
comentando, permite de nuevo amplia participación del capital
extranjero en la actividad bancaria mediante la adquisición de
acciones en bancos existentes; el establecimiento de bancos y
otras instituciones financieras propiedad de bancos o inversio-
nistas extranjeros y el establecimiento de sucursales de bancos
e instituciones financieras extranjeras. Esta última ley elimina,
además, las restricciones a que estaban sometidas las sucursa-
les de bancos extranjeros que operaban en el país y que no
se convirtieron en bancos nacionales.
Para justificar este cambio de orientación en el trata-
miento a la inversión extranjera, la Exposición de Motivos al
Proyecto de Ley de Bancos y otras Instituciones Financieras,
así como la Exposición de Motivos a la reforma en su conjunto,
enfatizan lo poco eficaz que ha sido la restricción en ese
campo y señalan que la apertura será un factor positivo para
intensificar la competencia, obtener reciprocidad de otros paí-
ses, reforzar la solidez del sistema financiero nacional y propi-
ciar el aflujo de capitales e incorporación de tecnologías en
beneficio de la economía nacional. Tales argumentos resultan
poco consistentes, especialmente si se toma en cuenta la
circunstancia de que la actividad bancaria requiere sólo de
capitales reducidos por cuanto trabaja básicamente con recursos
que capta del público. Asimismo, resulta poco probable que
la banca extranjera pueda aportar nuevas tecnologías, dado
que la tecnología bancaria se encuentra bastante generalizada
y la posibilidad de realizar grandes innovaciones financieras
se encuentra limitada por la ley. Finalmente, resulta obvio
que, en el caso de que se pueda obtener una adecuada reci-
procidad de otros países, es difícil que los bancos venezo-
lanos tengan suficiente aceptación en los mercados externos,
particularmente en las naciones altamente desarrolladas, y
que puedan competir exitosamente en esos mercados finan-
cieros.
Contrariamente a estas apreciaciones, la reciente crisis
financiera impone algunas consideraciones adicionales que
parecen favorecer la incorporación del capital extranjero en
la actividad bancaria. En primer lugar, debe tomarse en cuenta
que el Estado ha adquirido el control de un gran número de
bancos que se espera privatizar a fin de recuperar los aprecia-
bles recursos gubernamentales que se han invertido en el
salvamento de estas instituciones, situación que se hace más
perentoria en razón de las graves dificultades fiscales que
confronta el país. En segundo lugar, resulta difícil que el
252
capital nacional pueda disponer a corto plazo de los recur-
sos suficientes para la adquisición de estos intermediarios
financieros y, por último, el capital extranjero podría contrarres-
tar el poder de grupos familiares que han venido controlan-
do tradicionalmente la mayoría de los bancos nacionales, lo
cual ha influido definitivamente en la crisis experimentada
por el abuso que se ha hecho del crédito a. las llamadas
empresas relacionadas. El ingreso de divisas por concepto de
venta de estos activos al sector foráneo tendría igualmente un
efecto benéfico sobre la economía nacional.
Posiblemente, tomando en consideración estos elemen-
tos de apreciación, la Ley de Regulación de la Emergencia
Financiera del 6 de julio del año en curso estableció en su
Artículo 10 que: "los inversionistas, bancos e instituciones
financieras nacionales o extranjeras podrán adquirir parcial o
totalmente las acciones de un ente que haya sido auxiliado o
que sea mayoritariamente propiedad de un ente público". A
este respecto se tiene conocimiento de que en la actualidad
inversionistas extranjeros están gestionando crédito interno
con garantía foránea para adquirir importantes paquetes accio-
narios de bancos venezolanos intervenidos o receptores de
auxilios financieros extraordinarios, en cuyo caso no se darían
los supuestos de recepción de inversión extranjera y de sus
efectos favorables sobre la balanza de pagos. Por consiguiente,
deben tomarse las medidas legales y administrativas nece-
sarias a fin de garantizar que las adquisiciones de acciones de
bancos nacionales por parte de residentes extranjeros se reali-
cen con capitales que hayan ingresado efectivamente al país,
registrados como inversión extranjera.
253
sucursales o agencias de bancos y otras oficinas que presten
servicio al público no necesitará autorización. En el párrafo
único de ese mismo Artículo se añade, sin embargo, que la
Superintendencia dictará normas generales para que la aper-
tura de oficinas, sucursales y agencias se efectúe conforme a
sanas prácticas bancarias y a disposiciones aplicables en mate-
ria de seguridad. Dada la libertad excesiva contemplada en la
nueva ley, así como el apreciable número de oficinas banca-
rias existentes en la actualidad, se recomienda mantener el
requisito de autorización, hasta tanto la Superintendencia dicte
las normas generales a que se hace referencia anteriormente.
5. Supervisión Bancaria
25!¡
no han podido apreciarse hasta el presente, entre otras ra-
zones por la intensidad de la crisis y los conflictos y contradic-
ciones que se han presentado entre 1Gs órganos encargados
de resolverlos. Con el objeto de garantizar que e.l Superinten-
dente de Bancos contase con la mayor autonornía y apoyo
político, se estableció en la nueva ley que este funcionario -
designado por el Presidente de la República por un período
de cinco años- contase, además, con la confirmación del
Senado emitida por el voto de las dos terceras partes de sus
miembros.
En la práctica, sin embargo, esa disposición ha resulta-
do poco operante debido a la dificultad para lograr un respal-
do legislativo tan elevado, lo que ha hecho que el Presidente
de la República haya recurrido a la figura del Superinten-
dente Encargado, desvirtuándose así los sanos principios que
inspiraron-a la ley en esta materia. Por otra parte, se observa
que el proyecto original de Ley de la Superintendencia de
Bancos elaborado por la Oficina de Coordinación de la Refor-
ma Financiera, resultaba más cónsono con las necesidades de
inspección, supervisión y control al otorgar mayor poder a la
Superintendencia. En el texto legal aprobado, esta organización
se encuentra supeditada en la mayoría de sus decisiones a la
autorización de un Consejo Superior integrado por el Minis-
tro de Hacienda, el Presidente del Banco Central de Venezue-
la y el Presidente del Fondo de Garantía de Depósitos y
Protección Bancaria. A tal Consejo el Superintendente puede
asistir con derecho a voz pero no a voto. Este Capítulo de la
Ley requiere por tanto de algunas revisiones. Como primera
prioridad se recomienda mantener la disposición de que el
nombramiento del Superintendente de Bancos sea confirma-
da por el Senado, pero que se reduzca la votación requerida
para este propósito a una simple mayoría absoluta, dado que
la mayoría calificada de las dos terceras partes resulta difícil
de alcanzar. Asimismo, deben tomarse las providencias nece-
sarias para que las disposiciones que se adopten en relación
al nombramiento de este. funcionario no puedan infringirse a
través de la designación de un Superintendente Encargado.
255
aspecto fue el de fortalecer la confianza de los ahorristas en
el sistema financiero, sincerar al máximo los mecanismos a
través de los cuales la mencionada institución puede conceder
auxilio a los bancos y, fundamentalmente, coordinar dichos
auxilios con otras medidas adoptadas por el Ejecutivo para
salvaguardar la liquidez y solvencia del sistema, proteger a
los depositantes y al propio patrimonio de FOGADE. En tal
sentido, se estableció, por una parte, que los auxilios financie-
ros que se otorguen se encuentren debidamente garantizados
y supeditados a planes de rehabilitación que deben ser impues-
tos por el Ejecutivo y aceptados por los bancos solicitantes;
y, por la otra, que en el caso de bancos intervenidos dichos
auxilios sólo podrán concederse en caso de que se cumpla
totalmente una serie de condiciones establecidas en la ley,
entre las cuajes se destacan, la remoción de la Junta Direc-
tiva del banco o institución intervenida, la garantía de que el
auxilio financiero sea menos costoso que la liquidación de la
institución y la circunstancia de que FOGADE adquiera la
condición de propietario de la mayoría de acciones. No cabe
duda de que todas estas previsiones son jurídica y económica-
mente acertadas y constituyen un tratamiento adecuado para
los problemas que se aspira resolver, pero aparentemente no
fueron tomadas muy en cuenta en los auxilios financieros
que se otorgaron para resolver la reciente crisis, en cuyo caso
se otorgaron auxilios indiscriminados sin planes de recupera-
ción, sin intervención de las instituciones y sin la adopción
de los demás requisitos establecidos en la ley.
1. Consideraciones Generales
256
des que, según los proyectistas, no son propias de la banca
central y le impiden concentrarse adecuadamente en sus fun-
ciones específicas de conducción de la política monetaria.
Dentro de este orden de ideas, con el fin de reforzar la
autonomía del Instituto, se modifica la composición del Direc-
torio y se establece que el nombramiento del Presidente de-
be ser confirmado por el Senado con una votación de las dos
terceras partes. Sobre este último punto, la Academia está de
acuerdo con el principio de confirmación por parte del Sena-
do, pero considera que la mayoría calificada de dos terceras
partes resulta demasiado elevada y puede obstaculizar la flui-
dez en el nombramiento del Presidente. Por ello, estima que
resulta más práctico reducir esa mayoría a la mitad más uno,
como se ha recomendado también en el caso del Superinten-
dente de Bancos. .
En lo que concierne a los instrumentos de política mone-
taria, la reforma se orienta a convertir las operaciones de
mercado abierto en el medio más importante de ejecución de
esa política, para lo cual simultáneamente con la nueva Ley
del Banco Central se practica una reforma parcial a la Ley
Orgánica de Crédito Público. Por otra parte, se modifican
disposiciones en materia de redescuentos y anticipos con el
propósito de evitar que el crédito otorgado por esa vía deje
de ser un medio para prestar auxilio a bancos con problemas
de solvencia o, alternativamente, un medio de financiamien-
to sectorial a determinadas actividades productivas, todo lo
cual le ha imprimido excesiva rigidez a estos instrumentos y
ha impedido que con ellos se pueda ejercer influencia ade-
cuada sobre la liquidez en concordancia con los objetivos de
política monetaria. Obviamente, el Banco Central continuará
llevando a cabo sus funciones de prestamista de última instan-
cia, pero dentro de un marco más general y flexible. El au-
xilio a bancos en situación de precaria liquidez correspon-
derá ahora a FOGADE, lo cual se hará en coordinación entre
esa última institución, la Superintendencia de Bancos y el
Banco Central. Finalmente, dentro del proceso de liberali-
zación trazado se limitan las facultades para que el Banco
Central fije las tasas activas y pasivas del sistema financiero,
con la idea de que el Instituto influya de manera indirecta
sobre dichas tasas y deje mayor libertad a las fuerzas del
mercado.
257
ción contenida en el Artículo 60, según la cual, "en caso de
que en la ejecución de la política monetaria puedan origi-
narse pérdidas que se traduzcan en disminución del patrimo-
nio" de dicha Institución, dichas pérdidas serán compensa-
das por la República, mediante la asignación de créditos en el
presupuesto de gastos inmediatamente posterior al año en
que se produzcan tales pérdidas, o mediante la emisión de
obligaciones gubernamentales en condiciones de mercado y
con vencimiento que no exceda de cinco años. Esta disposi-
ción fue incluida por los proyectistas, presumiblemente con
la idea de que el Estado cubriera las significativas pérdidas
que se había previsto podrían originarse mediante la aplica-
ción de la política de bonos cero cupón, política ésta que
según opinión anterior de la Academia, emitida en ocasión de
una consulta que le fue formulada por el Tribunal Superior
de Salvaguarda del Patrimonio Público, no solamente se tradujo
en un subsidio injustificado a la banca sino que ocasionó
innumerables pérdidas al Banco Central. Por consiguiente, la
disposición contenida en el ya mencionado Artículo (JO debe
suprimirse, tanto por el hecho de que compromete recursos
públicos de manera poco previsible, además de que resulta
injustificado que a través de ella puedan cargarse al Estado
las pérdidas originadas por subsidios al sector financiero,
máxime en momentos de dificultades fiscales como los ac-
tuales y cuando se han eliminado los subsidios a otras activi-
dades productivas que los requieren. Tradicionalmente, las
operaciones del Banco Central proporcionaban elevadas utili-
dades al Fisco, resultando injustificado no sólo que una institu-
ción de esa naturaleza incurra en pérdidas, sino que las mis-
mas sean cubiertas por el Estado.
258
han ejercido y puedan contirruar ejerciéndose sobre el Banco
Central para solucionar problemas de la naturaleza citada.
Entre las alternativas que han surgido se encuentra la posibili-
dad de establecimiento de una Caja de Conversión, lo cual
implicará una nueva reforma de la Ley del Banco Central por
cuanto las operaciones fundamentales de cambio y de emi-
sión pasarían a ser ejecutadas por la Caja de Conversión.
Como resulta evidente, los aspectos relacionados con el
posible establecimiento de una Caja de Conversión en el país
constituyen una materia compleja y especializada que no pue-
de examinarse con el detenimiento necesario en un informe
preliminar como el presente, en cuyo texto sólo resulta posi-
ble incorporar algunas apreciaciones generales basadas en la
consideración de ideas que se han realizado en la Academia
sobre tan importante tema. La Caja de Conversión, como es
bien conocido, constituye un mecanismo cambiario y de emi-
sión de dinero totalmente convertible en una moneda de
reserva, a un tipo de cambio fijo o ajustable periódicamente,
en donde el respaldo de la moneda nacional es de un cien
por ciento en la moneda de reserva elegida. Bajo esos supuestos,
proporciona un mecanismo automático de ajuste de la balanza
de pagos y garantiza la libre convertibilidad. Un superávit de
balanza de pagos se traduce, como es de suponer, en un
aumento de reservas internacionales y en una expansión mone-
taria interna con su correspondiente incidencia también general-
mente expansiva en los ingresos monetarios, costos, precios,
salarios y demanda; mientras que en el caso de un déficit
operan los fenómenos en sentido contrario. Condición esencial
para el funcionamiento de esa dinámica -además de la libre
convertibilidad de la moneda- es que no existan o se reduz-
can al mínimo las restricciones al comercio nacional e interna-
cional y a los movimientos de capitales y que opere una
economía abierta en el más amplio sentido.
La Caja de Conversión constituyó un mecanismo normal-
mente utilizado en las posesiones coloniales europeas en los
años anteriores a la segunda guerra mundial, cuyos princi-
pios fundamentales han tenido un resurgimiento en algunos
países latinoamericanos como medio de estabilizar los tipos
de cambio y combatir la inflación. Si bien esos países han
alcanzado algunos logros con la utilización de ese sistema,
los resultados definitivos son difíciles de evaluar y pronosticar.
A pesar de la ventaja derivada de la estabilidad cambiaria y el
automatismo que proporciona en cuanto al mecanismo de
ajuste, el esquema de Caja de Conversión presenta numero-
sas deficiencias y puede plantear problemas tan graves como
los que tiende a solucionar. Como limitación fundamental, su
establecimiento prácticamente deja fuera de lugar laposibili-
259
dad de instrumentación de una política monetaria orientada a
corregir desajustes internos y externos y limita también, considera-
blemente las posibilidades de intervención del Estado en la
economía. Puede prevenir los factores monetarios que actúan
sobre la inflación, pero no puede actuar sobre los factores
reales que influyen sobre la misma o sobre otros desequilibrios
monetarios y tiende a impedir que el Estado intervenga para
corregirlos. Con su adopción, el país se haría más vulnerable
a los cambios internacionales de coyuntura y no tendría mecanis-
mos de defensa para contrarrestarlos, puesto que no podría
adoptar una política de ajuste propiamente dicha, sino depen-
der de que el ajuste se realizase de manera automática.
En síntesis, la Academia considera que la Caja de Conver-
sión constituye un mecanismo excesivamente rígido que no
da lugar a la implementación de una política monetaria ca-
paz de contrarrestar problemas adversos de la economía inter-
na y externa y que, por tanto, no constituye una solución
cónsona con las necesidades del país. Su adopción implica-
ría pasar abruptamente de un sistema de extrema liberalidad
y escasa disciplina monetaria al otro extremo opuesto, caracteri-
zado por la excesiva rigidez de ese mecanismo, lo que po-
dría traer adversas consecuencias para la economía nacional,
situación totalmente desaconsejable, especialmente si se toma
en cuenta que existen soluciones intermedias ya experimen-
tadas en el país en otras oportunidades. En consecuencia,
como alternativa a la implementación de esa modalidad cam-
biaría se sugiere la posibilidad de reformar la Ley del Banco
Central para restringir su capacidad de emisión, supeditán-
dola al mantenimiento de determinados porcentajes de acti-
vos externos netos, tal como se establecía en la Ley de 1960.
Ello constituye una solución intermedia que no lleva consigo
la excesiva rigidez implícita en una Caja de Conversión ni los
peligros de la excesiva capacidad de emisión permitida en la
legislación vigente.
260
haberes y, en general, regular la emergencia financiera. Esta
Ley tiene dos características especiales: En primer lugar, se-
gún el Artículo 12 , su aplicación está sujeta a la declaración
de emergencia financiera decretada por el Presidente de la
República en Consejo de Ministros, declaración que debe ha-
cerse cuando todo o parte del sistema de bancos y otras
instituciones financieras presente problemas de liquidez, sol-
vencia o de otra naturaleza que pongan en peligro la esta-
bilidad del sistema y que no puedan ser resueltos por las
previsiones de la Ley General de Bancos y otras Instituciones
Financieras.
En segundo término, según sus artículos 22 y 32 , una vez
decretada la emergencia financiera, el sistema de bancos e
instituciones financieras y el Sistema Nacional de Ahorro y
Préstamo pasan a ser regidos por una Junta de Emergencia
Financiera integrada por el Ministro de Hacienda (quien la
preside), el Presidente del Banco Central de Venezuela y tres
personas designadas por el Presidente de la República. Junta
ésta que asume las funciones que corresponden al Consejo
Superior de la Superintendencia de Bancos, así como otras
funciones específicas que, según la Ley General de Bancos y
otras Instituciones Financieras, corresponden tanto a esa Superin-
tendencia como a la Junta Directiva de FOGADE. Las disposi-
ciones de esta Ley son aplicables a bancos intervenidos o no,
que confronten problemas de liquidez, solvencia o dieren
fundados motivos para suponer que pudieren incurrir en tales
situaciones y causar perjuicio a los depositantes y a la econo-
mía nacional. Como instrumento para regular la Emergencia,
esta Ley modifica sustancialmente a la Ley General de Ban-
cos y otras Instituciones Financieras en lo que respecta a
protección a los depositantes, intervenciones bancarias, liqui-
dación de bancos y empresas relacionadas, sucursales en el
exterior, mesas de dinero, procedimientos especiales, así como
previsiones para salvaguardar el patrimonio público cuando
se trate de recursos del Estado otorgados como asistencia
crediticia al sector financiero. En síntesis, constituye un esfuerzo
para hacer frente a la situación planteada, para lo cual fue
necesario violentar algunas normas tradicionales de nuestra
legislación bancaria.
Como es obvio, la existencia de una normativa jurídica
ordinaria para regular la materia concerniente a bancos e
instituciones financieras, y otra de carácter extraordinario para
afrontar las emergencias financieras, crea confusión y ha plan-
teado la posibilidad de que, una vez normalizada la situación,
se fundan en un solo texto las disposiciones fundamentales
de la Ley de Emergencia Financiera con las de la Ley de
Bancos, posiblemente en un Título especial de esta última
261
que podría denominarse "La Emergencia Financiera". La Acade-
mia ha comenzado a cruzar ideas sobre esta posibilidad, pe-
ro aparte de la complejidad en materia de técnica legislativa,
se plantea el problema de que todavía estamos inmersos en
la crisis, como lo demuestra el hecho de que al momento de
elaborar este pronunciamiento se anuncian todavía proble-
mas de iliquidez, insolvencia e intervenciones bancarias. Por
consiguiente, la posibilidad de fundir ambos textos sólo debe
hacerse en la medida en que se solucionen problemas funda-
mentales de robustecimiento del sistema financiero a través
de elevación de su patrimonio y restablecimiento de la confian-
za, privatización de los numerosos intermediarios actualmen-
te en poder del Estado y recuperación de los cuantiosos
recursos gubernamentales que se han utilizado para resolver
la crisis. Mientras esos objetivos no se logren el país permane-
cerá en situación de emergencia financiera.
CONCLUSIONES y RECOMENDACIONES
262
a) Reforma de la Ley del Banco Central, orientada a
limitar su capacidad de emisión como medio de
impedir las presiones a que ha estado sometido ese
instituto para dar solución a crisis financieras co-
mo la presente. A este respecto parece recomen-
dable volver al principio de establecimiento de un
encaje legal en activos externos para garantizar las
emisiones, tal como existía en las leyes de Banco
Central anteriores a 1974. De este modo no tendría
cabida la propuesta de crear una Caja de Conver-
sión. En dicha reforma debe suprimirse, además, la
disposición según la cual las pérdidas en que in-
curra ese Instituto como resultado de la ejecución
de la política monetaria serán asumidas por el Ejecutivo
Nacional.
263
tendente de Bancos deben ser confirmados por el
Senado, pero limitando la votación requerida para
esos propósitos a la mayoría absoluta a fin de lo-
grar flexibilidad. Tomar previsiones para que este
requisito no sea obviado mediante la figura de presi-
dentes o superintendentes encargados.
261¡
NUEVA
./
ECONOMIA
AÑ O 5 i'\Q 7 OCTU B H E ]996
SUMARIO
• DOCUM E."'T O S:
DISCU RSO DEL DR . A RMA N DO C Ó RDOVA EN LA T O M A D E PO SESIÓ N
D EL NUEVO C m .1ITE DI RECTI VO D E LA ANCE
L AS A CA D EMIAS NACIO N AL ES AN T E LA R EFORMA DEL CO DI GO
O RGA NI CO TRIB UTA RIO .
C OM ENTARI OS DEL C O N SEJO DE E CO NO M1A NACIONAL ACERCA
D E LA S M EDIDAS D E AJUSTE
CONSEJO EDITORIAL
D.F. Maza Zavala, T.E. Carrillo Batalla,
Bernardo Ferrán, Armando Alarcón Fernández,
Pascual Venegas Filardo, Antonio Aguirre,
Carlos Rafael Silva, Isbelia Sequera Tamayo,
Ismael Puerta Flores, Armando Córdova,
Rafael jasé Crazut, Héctor Malavé Mata.
SUMARIO
Armando corcova
l. PRESENTACIÓN
3
dicho proceso y en la construcción de esas expecta-
tivas. Quiero comenzar remarcando la singular impor-
tancia que tiene ese caso de estudio dentro de la temá-
tica de este coloquio debido a las razones que enu-
mero a continuación.
La primera es que el esfuerzo conjunto de Colom-
bia y Venezuela constituye el eje y motor fundamental
de una agrupación subregional latinoamericana, el Gru-
po Andino (GRAN) t, fundada en 1969 y que se ha mante-
nido ininterrumpidamente durante el cuarto de siglo trans-
currido desde entonces. Esta longevidad hace del GRAN
un caso singular en la región y en todo el mundo en
desarrollo, ya que constituye la única experiencia que
permite estudiar la evolución de la problemática de la
integración regional durante un período que abarca, des-
de el punto de vista internacional, el proceso de transi-
ción entre fordismo y post-fordismo, y desde el punto
de vista latinoamericano, la transición entre el modelo
desarrollista, basado en la industrialización sustitutiva
de importaciones (ISI) articulada apendicularmente a las
estructuras fordistas centrales, y el inicio de la reestruc-
turación económica que han debido emprender los paí-
ses de la región, para enfrentar los desafíos que les
plantea la necesidad de insertarse creativamente en el
nuevo orden económico internacional que se abre paso
bajo el signo de la globalízacíón."
4
La segunda razón es que el GRAN constituye la agru-
pación subregional latinoamericana con la mayor expe-
riencia y el más avanzado marco institucional en ma-
teria de integración.
La tercera es que el esfuerzo conjunto de ambos
países ha logrado conformar en muy breve plazo, co-
mo se verá, las bases esenciales de una nueva agrupa-
ción subregional, el Grupo de los Tres (G3), en la cual
se asocian con México a fin de ampliar su capacidad de
participación integrada en el dinámico proceso de globalí-
zación que constituye el aspecto fundamental del NOEI.
Finalmente, el proceso de integración binacional
colombo-venezolano constituye, por la rapidez con que
ha venido marchando y por las distintas características
estructurales de sus dos economías, un excelente cam-
po de aprendizaje en el estudio de las posibilidades de
reestructuración y complementación comercial, indus-
trial, agrícola, de servicios y financiera, entre países
fron-terizos del mundo subdesarrollado.
La secuencia expositiva será la siguiente. En pri-
mer lugar se hará una escueta descripción de la partici-
pación conjunta de Colombia y Venezuela en las dis-
tintas experiencias integracionistas en que han partici-
pado hasta la reciente consolidación del Grupo Andi-
no. De seguida se pasará a considerar los logros alcan-
zados en el reciente proceso de intensificación de la
integración económica entre ambos países; las razones
del éxito alcanzado y las perspectivas de profundiza-
ción de esa experiencia. A continuación se analizará el
proceso de constitución del Grupo de los Tres /G3 y su
posible incidencia sobre las expectativas de conforma-
ción de un espacio económico único en América Latina.
1. Los antecedentes
5
des coloniales hispanoamericanas que culminó en la
insurrección contra la metrópolis. Surgió como un plantea-
miento esencialmente político de las élites criollas 3 que
sería recogido y hecho praxis por los líderes militares
de la guerra de independencia, conscientes del carácter
precario e inestable de cualquier triunfo local y de la
necesidad estratégica de derrotar a las fuerzas realistas
en todo el ámbito continental.
Venezuela y Colombia, unidas entonces con el actual
Ecuador, bajo la dirección de Bolívar, en un solo proyecto
nacíonal ", cumplieron un papel determinante en el triun-
fo de esa estrategia que culminó exitosamente con la
independencia de toda la América Hispana meridional.
Desde su territorio salieron, además, las invitaciones al
resto de las excolonias recién liberadas para tratar de
integrarlas en un solo cuerpo político con capacidad
para enfrentar las posibles acciones de potencias euro-
peas y de los propios Estados Unidos para intentar llenar
el "vacío" que dejaba la derrota de España en América.
La historia del siglo XIX y de la primera mitad del XX
dejaría ver el carácter irreal de esa propuesta frente a la
prioritaria e imperiosa necesidad de que cada una de
las nuevas repúblicas realizara su respectivo proyecto
de integración nacional, objetivo que debía enfrentar la
oposición de los caudillos regionales, adversos a un
ideal nacional identificado por ellos como representa-
tivo de los intereses de las élites centrales. La propia
unidad colombo-venezolana dentro de la Gran Colom-
bia se rompería en muy poco tiempo (1830) debido a
esa misma razón. A partir de entonces la idea integra-
cionista sólo se haría sentir en las palabras de los líde-
res nacionales que debieron enfrentar las amenazas o
6
acciones concretas de intereses externos en contra de
sus propios proyectos nacionales. 5
El resurgimiento de las propuestas de integración
sólo vendría a producirse después de la segunda gue-
rra mundial, ya no como objetivo político, sino como
instrumento concebido para viabilizar el desarrollo econó-
mico capitalista de los países de la región, dentro del
planteamiento desarrollista fundado en las ideas de Raúl
Prebisch que gozó del activo apoyo de la CEPAL. En ese
contexto se planteó, desde el año cincuenta, la necesi-
dad de la integración de los mercados regionales como
condición necesaria para el éxito de la 151 6. También en
esta nueva fase integracionista Colombia y Venezuela
cumplirían un papel relevante como participantes y dirigen-
tes de la primera experiencia de integración subregio-
nal del continente.
7
GRAFICO N1l1
CRECIMIENTO DE LAS EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS y AL MUNDO
INDICE CON AÑO BASE 1969 = 100 -o- INTRA-ANDINAS --o- MUNDO
3000 ""T"""--------------....,..----------r------o!)
2500
2000
1500
1000
500
o ~~~~~~r___t__,___._~+___r_'1__,___.__r_~~~~~
1969 iU 71 72 73 74 75 76 77 78 79 ID 81 82 83 84 85 85 er 88 ES 00 91 92 m
9
CUADRO Nll 1
EXPORTACIONES TOTALES DEL GRUPO ANDINO Y
EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS
0969-1993)
(Millones de dólares corrientes y porcentajes)
10
GRAFICO N1I2
VARIACION PORCENTUAL DE EXPORTACIONES INTRA·ANDINAS
SOBRE EXPORTACIONES TOTALES
1969 - 1993
10
9
8
7
6
1-'
1-' 5
4
3
2
O
1969 70 71
12
siasta optimismo hasta la crisis de la deuda y casi como
un compromiso formal y principista, sostenido sólo por
los aparatos burocráticos, durante la década de los ochen-
ta), recobró un nuevo dinamismo voluntarista. El punto
de inflexión hacia la actual etapa fue la conformación
en 1990 de un Consejo Presidencial Andino, constituido por
los cinco jefes de Estado de la subregión, organismo
que logró rápidos avances que culminaron con la entra-
da en vigencia en 1992 de la Zona de ubre Comercio y el
Arancel Externo Común, además de la eliminación de
todas las formas de subsidios a las exportaciones intra
GRAN.
Otro aspecto que registró un profundo cambio a
partir de 1991 fue el tratamiento a las inversiones extran-
jeras 8, tanto desde el punto de vista conceptual 9 como en
términos de su regulación. En este último aspecto se
destaca el habérsele otorgado los mismos derechos y
obligaciones que a los inversionistas nacionales; la liber-
tad de transferencia al exterior, en divisas libremente
convertibles, de las utilidades netas de su inversión; sin
limitaciones porcentuales como en las anteriores regla-
mentaciones; definición como nueva inversión extran-
jera a la reinversión de las utilidades de las ya estableci-
das; derecho a las exportaciones de capital; garantía de
libre acceso al mercado andino mediante el goce de los
beneficios del programa de liberación común en favor
de la producción de las empresas extranjeras registra-
das, siempre que cumplieran con las normas de origen
correspondientes. Se liberalizaron también otros aspec-
tos que aparecían regulados en las disposiciones ante-
13
riores, tales como la eliminación de las reservas de cier-
tos sectores productivos, previamente destinados en ex-
clusividad a las inversiones nacionales o mixtas; el acce-
so al crédito interno, etc. En el mismo sentido se apro-
bó una normativa sobre propiedad industrial que am-
plió la protección a los poseedores de derechos el gé-
nero, de conformidad con lo establecido en conven-
ciones y acuerdos internacionales.
En materia de transporte intrasubregional, se acor-
dó una política de espacio marítimo común, y de cielos
abiertos; así como una nueva normativa al transporte
terrestre, tendiente a mejorar las posibilidades de inter-
cambio entre los socios del GRAN y elevar su eficiencia
y competitividad con respecto a terceros países.
Como puede observarse, todo ese conjunto de cam-
bios en la estructura institucional del GRAN está en ple-
na sintonía con la tendencia mundial hacia una cre-
ciente apertura de las economías nacionales al comer-
cio internacional.
En cuanto a la evolución de las relaciones comer-
ciales se destaca un crecimiento de las exportaciones
intrasubregionales a una tasa media internacional de
29,1% desde 1.038,7 millones de dólares en 1989 hasta
2.885 millones en 1993, cifra esta última que es un
133% mayor que la de 1981 (1.237,7 millones) la cual
había sido hasta entonces el valor pico histórico de
dicha variable. En el cuadro N° 2 se presenta el peso
que tienen dichas exportaciones intrasubregionales en
cada uno de los países del GRAN.
Otro aspecto importante de ese desarrollo es que
las exportaciones no tradicionales, industriales en su
casi totalidad, han crecido en todos los países del gru-
po mucho más rápidamente que las de los productos
primarios tradicionales (Véanse Cuadros Nos. 3 y 4).
Finalmente, resalta también, como aspecto importan-
te del nuevo repunte del Grupo Andino, el incremento
relevante de su capacidad de atracción e inversiones
extranjeras directas. En efecto (Véase cuadro N° 5) el
valor total de los flujos por ese concepto hacia la subre-
gión durante el trienio 1990-1992 fue de 4.655 millones
14
CUADRO N" 2
GRAN: EXPORTACIONES TOTALES Y PORCENTAJES DE EXPORTACIONES INTRA-REGIONALES
1969-1993 (US$ miles y porcentajes)
AÑO BOLIVIA COLOMBIA ECUADOR PERU VENEZUELA GRUPO ANDINO
%AL %AL %AL %AL %AL %AL
Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN!
Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo
1969 172.000 1,92 607.510 6,21 152.527 4,93 865,519 1,87 3.113.000 0,97 4.910.556 1,93
1970 225.590 2,19 735.657 7,06 189.929 4,75 1.047.849 1,87 3.181.190 0,82 5.380.215 2,07
1971 215.910 2,19 690.009 9,04 199.075 6.34 892.919 2,35 3.037.000 1,16 5.034.913 2,90
1972 240.360 4,15 865.958 8,26 326.292 5,06 944,434 2,01 2.947.000 1,33 5.324.044 2,93
1973 332,604 2,62 1.177.339 6,83 532.048 10,18 1.049.519 2,99 4.568.102 0,93 7.659,612 2,83
1974 647.836 5,23 1.416.888 8,26 1.123.548 7,91 1.533.750 3,16 11.189.564 1,35 15.911.586 2,76
1975 530.103 3,85 1.465.187 11,33 937.882 13,48 1.314.599 3,27 8.975.554 1,25 13.259.325 3,57
1976 636.689 3,38 1.745.153 10,57 1.357.548 18,36 1.303.687 3,87 9.357.913 1,35 14.300.900 4,29
1977 712.711 1,58 2.443.191 12,23 1.436.274 12,42 1.665.785 4,34 9.527.480 2,77 15.785.441 5,22
1978 725.274 2,20 3.002.391 10,13 1.557.491 6,57 1.819.622 7.59 9.177.638 1,32 16.282.716 4,19
1979 855.998 2,58 3.300.443 12.66 2.104.233 4,91 3.363.841 9,54 14.176.739 1,43 23.801.254 4,48
1980 1.037.185 4,11 3.945.048 9,83 2.480.804 5,94 3.700.054 8.33 19.051.709 1,59 30.214.800 3,93
1981 983.968 4,52 2.956.400 15,45 2.167.975 6,42 2.828.825 8,61 20.099.221 1,77 29.026.389 4,26
1982 898.531 3,81 3.094.967 14,63 2.237.416 7,08 2,890.612 8,27 16.347.774 1,83 25.469.300 4,65
1983 817.954 2,91 3.080.893 5,90 2.225.646 5,93 2.577.361 4,38 14.495.106 2,08 23.196.960 3,24
1984 781.508 2,00 3.483.140 4,84 2.561.944 2,20 2.787.659 6,70 15.919.720 2,02 25.533.971 2,94
1985 672.766 2,51 3.551.886 6,14 2.904.736 2,54 3.058.212 8,17 14.377.444 1,66 24.565.044 3,25
1986 640.338 3,79 5.107.936 5,51 2.185.849 1,96 2.359.077 6,18 8.664.150 1,86 18.957.350 3,46
1987 569.793 5,39 5.024.423 8.06 1.927.694 6,49 2.476.898 6,34 10.538.726 2,04 20.537.534 4,54
1988 597.436 4,60 5.026.227 7,12 2.192.898 8,08 2.645.871 7,13 9.57.687 2,22 20.420.119 4,76
1989 819.189 6,10 5.739.443 5,39 2.353.881 7,77 3.437.783 5,71 12.913.766 2,32 25.264.062 4,11
1990 922.944 6,50 6.765.037 5,51 2.714.328 6,95 3.312.752 6,46 17.692.066 2,79 31.407.127 4,22
1991 850.752 9,68 7.244.282 10,75 2.851.416 7,14 3.329.000 8,09 15.219.287 3,15 29.494.737 6,11
1992 765.507 13,00 7.071.664 14,34 3.007.577 5,84 3.484.406 7,74 14.184.290 4,69 28.513.444 7,80
1993 794.316 16,64 7.377.227 15,72 2.922.300 10,55 3.224.000 9,23 15.141.883 6,52 29.459.726 9,79
FUENTE: Elaboración propia en base a JUNAC. Sistema Subregional de Información Estadistica. Decisión 115.
CUADRO N"3
GRAN: PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES
NO TRADICIONALES EN LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES TOTALES
0980-1991)
1980 55 94 84 77 17
1981 69 87 78 50 18
1982 70 85 75 55 17
1983 27 83 26 68 09
.....
0\ 1984 38 87 49 59 19
1985 45 88 42 41 21
1986 73 89 71 62 67
1987 59 68 41 59 67
1988 67 83 22 59 67
1989 57 87 23 62 83
1990 74 78 23 65 71
1991 78 75 25 47 70
1983-89 1990-92
Bolivia 5 167
Colombia 533 1.657
Ecuador 67 262
Perú 13 161
Venezuela 32 2.408
Total 526 4.655
América Latina y
El Caribe 4.663 31.507
América Latina y
El Caribe sin México2.956 18.746
18
GRAFICO N1l3
EVOLUCION DE LA PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS MANUFACTURAS
EN LAS EXPORTACIONES TOTALES DEL GRANINTRA·REGIONALES y HACIA EL MUNDO
1980 . 1993
8)
70
ro
eo
...... 40
\D
3)
2)
10
O
1980 81 82 83 84 85 El) fI7 88 00 00 91
20
luntad de ir más allá del mero incremento del volumen
de comercio binacional, para intentar avanzar hacia for-
mas de reestructuración y complementación industrial
entre los dos países que los acerquen al objetivo de
inserción competitiva de sus respectivas economías en
el orden internacional emergente. Queda claro también,
en dicho acuerdo, que el agente fundamental en el
alcance de esos resultados deberá ser el capital privado
y no los "pactos de papel sellado", entre instituciones
gubernamentales.
Entre los instrumentos tendientes a mejorar las con-
diciones del flujo de mercancías y la complementación
industrial entre los países destacan las facilidades para
el transporte 11 y la liberación de los controles adua-
neros 12 los acuerdos de cooperación interempresaria-
les 13; la formación de la Cámara binacional de integra-
ción y otros avances institucionales e infraestructurales.
Los resultados concretos de esos acuerdos no se
han hecho esperar. En 1990, después de 21 años de
esfuerzos conjuntos en el Grupo Andino, el intercam-
bio bilateral entre los dos países había alcanzado un
total de 593 millones de dólares; en 1993, apenas dos
años después de la puesta en marcha del programa de
intensificación de la integración binacional, dicha cifra
había alcanzado los 1.563 millones, con una tasa de
11. Existe plena coincidencia en la literatura sobre el tema en
asignar un lugar prioritario a la problemática del transporte
dentro de los esfuerzos por acelerar el proceso de integraci6n.
12. "Ya existe el transporte directo entre los dos países y en las
aduanas el trámite de nacionalizaci6n se ha reducido de dos
días a 4 horas". (Magdalena Pardo Serrano, Presidenta Ejecu-
tiva de la Cámara de Comercio e Integraci6n Colombo Venezo-
lana), "Dos años de integración colombo-venezolana". Papel de
trabajo presentado al evento Colombia y Venezuela: Dos años
de integraCión. Encuentro colombo-venezolano de inversionis-
tas. Caracas, marzo de 1994.
21
crecimiento media interanual en el trienio de 38,1% mien-
tras que para los últimos dos años (1992 y 1993) esa
tasa ascendió a 57,0 y 51,4% respectivamente. En conse-
cuencia, cada país se convirtió en el tercer destino de
las exportaciones del otro, superados sólo por Estados
Unidos y la CEE.
Más significativo aún es el análisis de las exportacio-
nes de ambos países excluyendo las exportaciones pri-
marias tradicionales de petróleo y hierro por parte de
Venezuela y de café y esmeraldas por parte de Colom-
bia. Según cifras del Banco Central de Venezuela, Colom-
bia se ha convertido en el primer destino de las exporta-
ciones no tradicionales de Venezuela, con un 24,6% de
las mismas superando a los Estados Unidos (23.7%) 1<4. Por
su parte, Venezuela ha pasado a constituirse en el primer
comprador de ese tipo de exportaciones colombianas.
El cuadro N2 6 y los gráficos Nos. 4 y 5 permiten
ver, además, la importancia creciente que tienen para
cada país sus intercambios bilaterales en relación al
total de sus exportaciones a todo el mundo.
En cuanto a la composición de esas exportaciones
(Véase el cuadro N2 7) se destacan dos elementos de
diferenciación entre ambos países:
22
CUADRO N" 6
COLOMBIA-VENEZUELA
PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL
EN EL COMERCIO TOTAL
1969-1993 (porcentajes)
23
GRAFICO N1I4
COLOMBIA: PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL EN EL COMERCIO TOTAL
1969 • 1993
12..,.----------------=::=>":":r-----------------.
11
10
9
8
7
6
5
N
..... 4
3
2
1 o:::::op;::::~'___t"l..._<ll""""""'l
0+-~__,r__T""".,......,.__,r__T""".,..._.,.-r_..,-_r.......,-_r___r_...,.___.r__"T"'""_r ......- r _ _ r _........__1
1969 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 8) 81 82 En 84 es El) er EB m 90 91 ~ ro
--o-- Xv/X --o-- Mv/M
3
N
VI
2
O~~~~~~...,__r__1___r_,__r___1r_T__r__.__~___r_,__r_r_J
1969 70 71 72 73 74 75 i'5 77 78 79 al 81 82 83 84 es es ffl 8El m 00 91 S2 ro
--o-: Xo/X --o- Mo/M
US$ Distribución
Millones porcentual
26
211 • Las exportaciones de Colombia están constitui-
das en un 96,0% 15 por semimanufacturas y manufactu-
ras, con predominio en estas últimas de las industrias
tradíctonales," todo lo cual indica una alta participa-
ción de la pequeña y mediana industria y un alto por-
centaje de valor agregado nacional. Las venezolanas, en
cambio, se concentran en manufacturas de insumos bási-
cos e "industrias nuevas con uso intensivo de capitales"
todas ellas con alta participación de grandes plantas 17 y
un valor agregado nacional inferior al de las exporta-
ciones colombianas.
27
Entre las primeras se enumeran factores geográfi-
cos, en particular el hecho de tratarse de dos países
limítrofes con una gran extensión de fronteras terres-
tres, marítimas y fluviales comunes, lo cual permite el
desarrollo futuro de una gran variedad de sistemas de
transporte de mercancías, 18 de personas y de servicios'?
a costos relativamente favorables. Otro factor perma-
nente es el que deriva de las afinidades socio-cultura-
les, producto del origen histórico común. Se destacan
aquí el idioma y las tradiciones compartidas, en parti-
cular la similitud de sus patrones de consumo. Se conside-
ran también, entre esas causas, factores económicos,
como las diferencias estructurales entre los dos países
las cuales favorecen la complementaridad de sus apara-
tos productivos. Todos esos factores, no sólo van a
permanecer, sino que sus efectos positivos para la inte-
gración son susceptibles de ser racionalizados y poten-
ciados mediante políticas comunes concebidas con tal
finalidad."
Entre las causas circunstanciales o coyunturales se
destacan: el efecto que sobre las estadísticas de comercio
exterior -y no sobre las exportaciones reales- ha tenido
la considerable reducción del tráfico de contrabando
después de establecida la libertad de comercio entre
ambos países; la existencia de niveles relevantes de ca-
pacidad instalada ociosa que presentan algunos sectores
de ambas economías y las modificaciones de la paridad
cambiaria entre las monedas de ambos países.
28
En cuanto a la transformación del comercio de contra-
bando en comercio legal, no existen dudas de que ese
factor contribuyó a elevar las tasas iniciales de crecimien-
to de las exportaciones registradas. Estimamos, sin embar-
go, que su efecto real debe haber sido menor del que le
asignan algunos analistas. En primer lugar porque el
tráfico "por los caminos verdes" constituía en una bue-
na parte -imposible de cuantificar, pero seguramente,
relevante- una forma de desviación ilegal del comercio
de productos importados de terceros países. En segundo
lugar porque el comercio binacional que más ha creci-
do es el de productos que tenían escasa o nula participa-
ción en ese tráfico de contrabando, como son los casos
del azúcar colombiano, y productos venezolanos como
hierro, acero, aluminio, fundiciones de cobre y vehícu-
los automotores nuevos.
La segunda causa circunstancial favorecedora del
comercio binacional es mucho más importante y debe
ser muy tomada en cuenta en el análisis del boom
inicial de las exportaciones en ambos sentidos. En efec-
to, el aprovechamiento de la capacidad ociosa insta-
lada en determinados sectores industriales de los dos
países como fundamento de una rápida expansión de
las exportaciones es un hecho bastante claro, al menos
en el caso venezolano. Así lo certifica una publicación
del Banco Central de Venezuela:
29
cion del bolívar (70%) coincidiendo con una revalua-
ción del peso colombiano de 8,0%, el resultado fue, que
durante el primer semestre de 1994 se operó una caída
de 9.0% en las exportaciones colombianas a Venezuela
respecto al mismo período de 1993 y un alza de 24.8%
en las exportaciones venezolanas hacia Colombia. Esa
evolución del comercio binacional permite anticipar dos
problemas que deberán ser resueltos para garantizar la
continuidad del entusiasmo integracionista. El primero
es la necesidad de una pronta recuperación del creci-
miento económico venezolano y de la estabilidad de su
tasa de cambio. El segundo, en el caso de que estos
objetivos fueran logrados, la necesidad, una vez alcan-
zado el uso pleno de la capacidad instalada, de impor-
tantes inversiones para satisfacer al mismo tiempo la
recuperación de la demanda interna y los compromisos
contraídos con la actividad exportadora. Estimamos, sin
embargo, que ambos países están en condiciones de
crear fórmulas conjuntas de colaboración que harían
avanzar por el mejor camino la integración de las dos
economías.
30
privados a entender que se vive una transición entre un
orden económico y social agotado, el fordista, y otro
que solo está comenzando a dejar ver sus rasgos esen-
ciales. La asimilación de esos cambios por parte de los
empresarios y de los gobiernos, ha sido una base impor-
tante para la orientación e impulso del proceso de inte-
gración. Veamos algunos de ellos.
111 • Una de las tendencias dominantes del nuevo
paradigma tecnológico y de gestión de la producción es
el aprovechamiento de la proximidad fisica entre los pro-
ductores, sus abastecedores y sus clientes como ele-
mento potenciador de la productividad de las empresas
dentro de las formas "postfordistas" de organización de
la producción industrial. Si bien es verdad que esta
exigencia, unida a la desvalorización del trabajo poco
capacitado, está desacelerando la producción extrate-
rritorial de los países desarrollados en las economías
periféricas y estimulando la formación de redes de produc-
ción en cada uno de los bloques económicos mundia-
les, existe también una tendencia a construir redes regio-
nales 22 como las que han venido constituyendo, por
ejemplo, las ETN de la industria automotriz en MERCOSUR
y en el GRUPO ANDINO, redes que, por cierto se han
colocado a la vanguardia en la evolución de ambas
experiencias de integración subregional latinoamerica-
na. Esta tendencia a la conformación de redes regiona-
les adaptables a las características particulares de sus
respectivos mercados, se está difundiendo muy rápida-
mente en la integración binacional y andina. Pueden
citarse unos cuantos casos de empresas venezolanas y
colombianas que han avanzado eficazmente en la confor-
mación de esas redes. Entre las primeras están SUDANTEX
(textiles y fibras), PEQUIVEN (petroquímlca), CORIMON
(pinturas), MAVESA (alimentos), POLAR (agroindustria) ,
SIVENSA (siderurgia privada), SIDOR (siderúrgica esta-
31
tal). Entre las colombianas, COLTEJER (textil), CARVAJAL,
PETROQUIMICA TRASANDINA, INDUSTRIAS ALIMENTICIAS
NOEL,23 y otras.
Un ejemplo altamente ilustrativo de la formación
de redes regionales es la que ha venido organizando
durante los últimos cuatro años con notable éxito, la
empresa venezolana productora de textiles y fibras SUDAN-
TEX, la cual se describe en detalles en el Cuadro N2 8.
32
CUADRO N°8
NAFTA í~~IC~1
G-3 I (en proyecto' I
L ____ -.J
SUDANTEX SUDANTEX
COLOMBIA ECUADOR
~
PACfO (991)
J (994)
fiDANT~ VENEZUELA
VFG POLlQUIM
ANDINO SUDANTEX C.A. (VENEZUELA)
VENEZUELA (993)
(989)
I I
SUDANTEX POLIMEROS
URUGUAY URUGUAYOS
(989) (989)
MERCOSUR
TEXTIL ~DA;;EX I
COLONIA S.A.
(ARGENTINA)
I (enBRASIL
proyecto)
I
(992) L _ 1295) _ -.J
I
Arrow
I
Denverland
CEE Vale-Tate
INGLATERRA
f-- DU PONT
(991)
- N.V.
(BELGICA)
(990) (993)
33
rrollos petroleros de Colombia, 26 así como la ido-
neidad de las empresas colombianas para ofrecer
insumos a precios competitivos en las ramas de
productos eléctricos, metalmecánica e infraestruc-
tura básica.
34
mías de Colombia y Venezuela como a escala mun-
dial. Pese a ello se registran en ambos países impor-
tantes logros en pos de la competitividad. Como
ejemplo se cita el caso de la empresa venezolana
SUDANTEX la cual ha cumplido procesos de moder-
nización que le han permitido instalarse exitosa-
mente en otros países del GRAN, (Colombia y Ecua-
dor), en MERCOSUR, con empresas en Argentina, Uru-
guay y Brasil además de haber acordado alianzas
estratégicas con empresas de la CEE (Inglaterra y
Holanda).
35
la crisis financiera que ha vivido el país durante el año
de 1994, cuyos efectos han obligado a muchas empre-
sas nacionales a vender parte, o la totalidad de sus
activos, a empresas extranjeras especializadas.
Otras formas de colaboración son los Convenios
Binacionales de Cooperación entre gremios empresaria-
les orientados a identificar posibilidades de complernen-
tación, posibles escenarios de integración y promoción
de nuevos negocios. Tal es el caso del acuerdo e inte-
gración gremial entre la Asociación Nacional Industria-
les de Colombia, ANDI y Conindustria, agremiación del
sector productivo venezolano. El convenio de complernen-
tación en el sector automotor es también un buen ejemplo
de este tipo de acuerdos, así como la integración que se
ha adelantado, en el caso del azúcar, mediante la asocia-
ción de ingenios colombianos con cañicultores y trabaja-
dores venezolanos. La cooperación incluye también acuer-
dos de restricciones voluntarias cuando existen casos de
importaciones que afectan sectores económicos muy sen-
sibles.
Un indicador objetivo de los avances de la integra-
ción industrial en marcha es el índice de comercio intrain-
dustrial 28. Dicho índice promedio ponderado para to-
das las ramas industriales en la clasificación de cuatro
dígitos fue de 37,9% para 1992 29, lo que representa ya
un avance significativo si se toma en cuenta el poco
tiempo en que se ha logrado la interpenetración del
comercio de bienes industriales entre los dos países. Se
36
destacan, además, sectores donde los valores del lIT, se ubi-
can por encima de 90,0 señalando un elevado comercio
interindustrial. Nos referimos a cacao y chocolate, abonos
y plaguicidas, productos farmacéuticos, productos de
caucho distintos a llantas, maquinarias para trabajar meta-
les y maderas, aviones y equipos profesionales y cien-
tíficos. En otros sectores como productos lácteos, conser-
vas, papel y cartón, sustancias químicas industriales dis-
tintas a abonos, resinas sintéticas, materias plásticas,
minerales no metálicos distintos a cemento, y maqui-
narias y equipo agrícola, el lIT se ubicaba entre 70 y 90.
En otros productos donde existen claras y determinan-
tes ventajas competitivas en uno de los dos países los
índices expresan claramente la especialización y el ca-
rácter marcadamente asimétrico del comercio interindus-
trial.'°
37
Colombia y Venezuela con la Comunidad Europea) acon-
sejan la constitución de consorcios de exportación entre
empresas del mismo sector para consolidar volúmenes
de exportación a dichos mercados sumando esfuerzos
en materia de comercialización internacional.
38
desarrollaban en Centro América 32 • En aquel momento
el objetivo de integración económica, aunque presente,
aparecía en un segundo plano, situación que ha cambia-
do radicalmente, no sólo por haber cumplido la plena
pacificación de Centro América, sino por la importan-
cia crucial que han alcanzado las estrategias de integra-
ción, como aspecto importante en la construcción de las
nuevas estructuras de inserción al comercio mundial
que está demandando el orden económico internacio-
nal emergente. En este aspecto la importancia de la
conformación del G3 deriva de un articulado conjunto
de razones.
En primer lugar, el Grupo de los Tres contiene 145
millones de habitantes (la tercera parte del total de
América Latina), un PIB de 377,1 miles de millones de
dólares; exportaciones al mundo (1992) de 42.269 mi-
llones e importaciones por 43,614, lo cual le confiere
un importante poder relativo en la región. A lo cual hay
que agregar que el peso del G3 aumenta considerable-
mente si se toman en cuenta las expectativas de in-
clusión de los otros tres países del Grupo Andino, para
conformar lo que ya algunos analistas comienzan a deno-
minar Grupo de los Seis (G6), y de los países de Centro
América (Véase Gráfico Nll 6). El área total así consti-
tuida abarcaría 7.182.000 Km 2 , es decir, el porcentaje de
la superficie de todo el continente latinoamericano y
una población de 217,6 millones de habitantes (% de la
región). Añádase, además, la importancia creciente de
las relaciones económicas de los integrantes del G3 con
el área insular del Caribe y se tendrá la medida de la
importancia de los procesos de integración que se desa-
rrollan en esa extensa área que va desde la frontera sur
de los Estados Unidos hasta la frontera norte de Chile y
los países del MERCOSUR y su ubicación en medio de
los Océanos Atlántico y Pacífico. Se trataría, en efecto,
de sumar a MERCOSUR y Chile para que se cumpliera el
40
Aprovechamiento del liderazgo que ha mantenido
México -al menos hasta 1994- para concertar acuerdos
integracionistas con países y regiones claves-"
41
s. Incógnitas y Aspectos Problemáticos
42
A) La necesidad de coordinación de las políticas
nacionales:
Ya se ha visto como, tanto el proceso de
conformación del Grupo Andino, como la intensifica-
ción de la integración colombo-venezolana y los mis-
mos avances del G3, han sido, en gran medida, resulta-
dos logrados por el esfuerzo combinado de los gobier-
nos de los dos países apoyado, a partir de cierto momen-
to, por sus respectivos sectores privados. Los exitosos
avances logrados por ese esfuerzo compartido, dejan
ver que se ha llegado, finalmente, a la convicción de
que el objetivo integracionista se corresponde a plenitud
con los auténticos intereses del desarrollo económico y
social de ambas naciones. Falta, sin embargo, mucho
por andar. La profundización del proceso de integración
seguirá planteando nuevas exigencias a las acciones guber-
namentales. Una de ellas es la necesidad de afrontar los
problemas que derivan de la vulnerabilidad de cada
país a los efectos de las oscilaciones coyunturales y de
las políticas económicas de los demás. Parece existir
acuerdo acerca de la necesidad de resolver las posibles
contradicciones de intereses mediante la coordinación
de políticas y otras formas de colaboración. En situacio-
nes extremas, sin embargo, como las que se plantean
cuando uno de los países participantes en un proceso
de integración padece de desajustes o trastornos econó-
micos de difícil manejo, pueden presentarse resultados
tan asimétricos entre los países integrados que, de mante-
nerse por mucho tiempo, podrían poner en peligro la
continuidad del proceso. Un ejemplo en este sentido es
el de los efectos desfavorables para Colombia que ha
motivado la política de control de cambio instaurada
para Venezuela en 1994 para hacer frente a la grave
crisis financiera que ha venido padeciendo este país.
Hasta ahora el problema ha podido ser manejado favorable-
mente y se espera que así sea en el futuro, pero sigue
constituyendo una fuente de incertidumbre sobre el desa-
rrollo de la integración binacional.
43
B) Soberanía nacional e integración económica
La necesidad de coordinar las políticas nacio-
nales de varios países, o de subordinar los grados de
libertad de cada uno a los acuerdos explícitos o implícitos
que sirven de fundamento a la integración, plantea el
complejo problema de la determinación de los límites
dentro de los cuales las disposiciones de cada Estado
democrático y soberano puede convivir con el conjunto
de acciones más "globales" que propugnan las institucio-
nes intergubernamentales creadas para hacer avanzar el
proceso de integración. Debe agregarse, además, que
no se trata de un problema que se resuelva estática y
definitivamente en un momento dado, sino que se va a
plantear, reiteradamente, en las más variadas formas, en
las distintas etapas del proceso. Así lo demuestra la
experiencia de la Comunidad Europea, en cuya evolu-
ción las contradicciones se han venido resolviendo pragmá-
ticamente mediante sucesivas redefiniciones del concep-
to de democracia para adaptarlo, dinámicamente, al ám-
bito internacional de una confederación de países. En el
caso de las experiencias latinoamericanas de integra-
ción, parece demasiado pronto para el encuentro de
soluciones, ya que éstas deberán surgir de la evolución
de la propia praxis integracionista. Es claro, sin em-
bargo, que el replanteamiento del concepto de demo-
cracia nacional en el contexto de la integración regio-
nal y de la globalización económica mundial consti-
tuye, al menos en la fase que hoy se vive, una fuente
de amenazas para la fluidez del proceso.
45
AREA DE LOS PROCESOS DE
INTEGRACION LATINOAMERICANOS
mI MERCOSUR
O MERCADO COMUN
CENTROAMERICANO
o NO PARTICIPAN
46
PREVISION, COYUNTURA Y POLlTICA ECONOMICA
EL CASO VENEZUELA •
47
1 PARTE
48
La economía contemporánea, como ciencia, se aboca
a explicar la interacción entre algunos procesos socia-
les complejos, aplicando el concepto de sistema. La
explicación debe incluir la relativa a las conductas o
comportamientos de los diversos actores con ocasión de
la variación en la producción, en el intercambio de
bienes y servicios, en la intermediación financiera, en la
capitalización y en la acción re distributiva del Estado.
Resulta entonces evidente que la previsión fide-
digna descansaría en modelos que recojan la caracte-
rística de un "sistema dinámico"; para lo cual es nece-
sario establecer interacciones de influencia temporal en
las funciones de comportamiento y restricciones de ba-
lance para los diferentes agentes y mercados.
Aunque todo modelo constituye una simplificación,
resulta evidente que modelos excesivamente simples,
como aquellos que recojan explícitamente sólo la interac-
ción entre algunos mercados, manteniendo las interac-
ciones con los restantes en "cajas negras", como el cé-
lebre modelo uniecuacional de Saint Louis, no repre-
sentarán adecuadamente la complejidad, por lo cual se-
rán de poca utilidad para orientar la adopción de deci-
siones.
Desde el ángulo epistemológico, un modelo con
ecuaciones de comportamiento o explotaciones funcio-
nales de la conducta de los diversos agentes, y con
restricciones de balance o contables, demuestra su cohe-.
rencia lógica al alcanzar matemáticamente una solución.
Esta exigencia implica que los postulados funcionales
sean linealizables, pues es bien conocido que los sis-
temas conformados por funciones distintas de las linea-
les no tienen una única solución.
Como consecuencia de las exigencias señaladas, la
previsión realizada con los modelos de sistemas sólo es
útil para pocas interacciones, pues las hipótesis de linea-
lidad causan distorsiones en los valores cuando las inte-
racciones son muy numerosas. En otros términos, por
motivos puramente epistemológicos la previsión cuan-
titativa sobre la base de modelos sólo será fidedigna
para un número bajo de iteraciones.
49
Otro requisito a considerar, relacionado esta vez
con las restricciones o características sociales, es la im-
portancia del crédito en las economías contemporáneas.
En efecto, cada sociedad, históricamente, establece una
pauta para la operación crediticia. En muchas socieda-
des la cancelación del crédito y la negociación de las
colocaciones "líquidas" dominantemente se sitúan entre
90 y 180 días, pudiendo aceptarse entonces que el trimes-
tre o el semestre representan el lapso para finiquitar
operaciones pautadas y para renegociar la tasa de inte-
rés, teniendo a la vista los resultados obtenidos. Así
será el trimestre el período más corto para obtener previ-
siones fidedignas, si el método se apoya en un modelo
científicamente representantivo.
2) OPCIONES METODOLÓGICAS
50
Ahora bien, el registro de los datos para la caracte-
rización científica de los fenómenos sociales es, la ma-
yor parte de las veces, ex-post (series históricas); mien-
tras que la decisión política puede tener un alto compo-
nente de naturaleza ex-ante o de carácrter "normativo".
En la práctica, la urgencia en la adopción de deci-
siones presiona para reducir el tiempo de observación.
Al reducirse el tiempo de análisis los fenómenos es-
tarán en proceso, recibiendo el análisis la denomina-
ción de Coyuntural (Sánchez, 1994).
Dentro de los fenómenos en proceso también hay
que considerar los eventos azarosos, independientes de
las relaciones funcionales y estructurales, los cuales pue-
den tomar particular relevancia y, en algún caso, pu-
dieran operar como "catalizadores", acelerando o retar-
dando los procesos recogidos en las relaciones funcio-
nales.
En síntesis, en los análisis de previsión política,
incluidos los coyunturales, pueden combinarse elemen-
tos cuantitativos y cualitativos. En los análisis "cuanti-
tativos", que requieren de series temporales largas, los
elementos relevantes serán los que se asocian con el
"equilibrio" del sistema o postulados de interrelaciones,
"persistentes" (estabilidad estructural); mientras que con
los análisis "cualitativos" (a veces atemporales) desta-
carán las posibilidades o condiciones de rupturas de la
"funcionalidad-persistencia" o tendencias.
Todo lo expresado anteriormente puede genera-
lizarse diciendo que los resultados económicos, en cual-
quier momento, son consecuencias (e) de las acciones
(A) emprendidas por los diversos agentes de acuerdo a
la interacción y características de los diversos procesos
considerados y postulados en el modelo (P), y de las
circunstancias iniciales (I), incluidos los condicionantes
o características del entorno del sistema o modelo esta-
blecido.
De allí que la previsión (e) de las acciones pre-
definidas (A) sea sensible a la "represcntatividad" y "dina-
mismo" de las postulaciones (p), y a la precisión de las
circunstancias iniciales (O.
51
Como cualquier resultado (C) deseado puede ob-
tenerse mediante numerosas variaciones o combinacio-
nes de (A), (P) e (1), una vía de exploración útil en
política económica será la "simulación" o evaluación de
la posibilidad de alcanzar el resultado deseado, a partir
de las opciones políticamente posibles de (A) o "escena-
rios", y de las apreciaciones sobre las circunstancias
iniciales (1), dado un modelo de interacciones macroeco-
nómicas (P).
52
básicamente porque los resultados cuantitativos o experi-
mentales proporcionan indicadores que permiten cali-
ficar la "dcscabilidad" de una situación; mientras que el
análisis morfológico alerta acerca de la posibilidad de
que ocurran rupturas en las tendencias (catástrofes), aun-
que en tiempo impreciso.
53
go de la varianza) y, por último, normativas o predetermi-
nadas ..f
54
3) EL COMPONENTE TEÓRICO O LÓGIco y EL DISERo DE
POLITlCAS EN ECONOMIA
55
En apretada síntesis, la postura ortodoxa supone
una conexión central entre el mercado de bienes y el
mercado de dinero; "vaciándose" el de bienes por la
variación de precios flexibles. La tasa de interés, flexi-
ble y determinada en el mercado monetario, afecta a la
producción de bienes a través de la inversión. Finalmente,
una tasa flexible de salarios garantizaría precios de bie-
nes razonablemente "competitivos", y una situación rela-
tivamente satisfactoria para todos los agentes (equilibrio
en el sentido de Smith) 7.
Por su parte, la base teórica proveniente de las
revisiones de Keynes, supone que los mercados de títu-
los determinan las tasas de interés y de rendimiento;
mientras que el mercado de divisas determina la tenen-
cia de "liquidez" en moneda nacional y con ello afecta
a la demanda de bienes producidos y ofrecidos con
precios más o menos "viscosos", realizándose un ajuste
por cantidades.
El mercado de bienes determinará entonces la tasa
de ganancia del productor y al comparar éste el resul-
tado obtenido con el previamente deseado y con los
rendimientos de los mercados de títulos (créditos, inver-
siones financieras, bonos públicos, divisas), decidirá, en
un instante próximo, el nivel futuro de su inversión y
con ello el de la producción y el del empleo y por en-
de la distribución futura de la renta.
Se combina así, en un análisis dinámico (hipótesis
post ergo ante hoc) una interacción entre los mercados
de títulos, de dinero, de bienes y de factores (empleo),
para alcanzar niveles cambiantes (provisionales) de "equi-
librio" general.
Lo anterior, visto desde el ángulo formal de la ex-
presión de Walras; ¿,Pi(Di-SI)=O muestra un modelo or-
todoxo concentrado en precios flexibles, en todos los
mercados; siendo la relación básica la expresión:
56
Pi(Y-Y)+(Md-M)= o [1]
al ser el mercado de títulos apenas un "espejo" del
mercado monetario.
La versión postkeynesiana, parte de considerar la
expresión:
P(tG-YS)+w(Ld - LS)+ t/r (H' - B')+(M'-M)= O [2]
t+dt t+dt t+dt t+dt
57
3.2 La Influencia de Algunas Convenciones Socia-
les sobre la Interpretación de los Modelos de equi-
librio General
58
tos, serán en gran medida "viscosos" a la variación de la
demanda. Consecuentemente la tasa de salarios (w) tien-
de a ser predeterminada al controlar los empresarios la
evolución de los precios (P) de los bienes y de la tasa
de beneficios (b),
Por último, desde el ángulo teórico, hay que recor-
dar que los precios "flexibles" que limpian un mercado
son de equilibrio cuando los demás mercados están en
equilibrio (Ramos, 1989, p. 203), por lo cual, cuando no
se cumple ese requisito, el precio "limpiador" en reali-
dad absorbe el desequilibrio de los otros mercados.
Tendremos así dos consecuencias:
i) al ajustarse más rápidamente los mercados finan-
cieros tienden (se ven obligados) ex-ante, a
asimilar el desequilibrio de los mercados rea-
les, y
ii) el ajuste conseguido por variaciones de los
precios no refleja un "verdadero" precio de
equilibrio, sino un precio provisional.
Por las razones anteriores, la visión postkeynesia-
na se desentiende del concepto "capacidad adquisitiva"
como precio del dinero provisto por las autoridades o
Base Monetaria, no preocupándose de asignarle precio
alguno, salvo el relacionado con el tipo de cambio que
obedece al mercado cambiario influido por los flujos
comerciales internacionales y por los flujos de capital.
Consecuentemente se desentiende del ajuste de tasas de
interés con la consideración de la inflación (p) , consi-
derando importante la influencia de la tasa nominal (rn)
sobre los flujos futuros en el mercado de títulos.
En ese contexto, los créditos de la banca con "títu-
los bancarios" o activos cuyo rendimiento puede compa-
rarse con el de los activos no monetarios y con el del
capital físico.
Finalmente cabe observar que al efectuarse las tran-
sacciones normales en toda economía, en al menos dos
"monedas": la emitida por el país y alguna extranjera,
puede hacerse explícita la presencia del mercado de
divisas, cuyo precio de ajuste es el tipo de cambio (eh).
Más aún, asumiendo que los agentes requieren de arn-
59
bas, el mercado de divisas puede considerarse "espejo"
del de la moneda nacional, transformando la ecuación
de preajuste financiero [4] en:
1 / r (sJ - B') + Ch(Sd - S') = O [5]
haciendo explícita la importancia de las variaciones exó-
genas de (r) y de (eh).
60
donde la tasa de interés, determinada en el mercado de
capitales (sometidas a la influencia de los títulos públi-
cos), y la tasa de cambio, bajo el influjo del mercado
cambiario, juegan un rol central, junto a las consecuen-
cias derivadas de la distribución del ingreso sobre la
tasa de beneficios. El esquema NQ 1 ilustra las principa-
les interrelaciones entre los aspectos reales y financie-
ros de la economía.
61
4.4. Especificación del Modelo: Convenciones Básicas
62
ESQUEMA N"'
PRINCIPALES INTERRELACIONES ENTRE LOS ASPECTOS REALES Y FINANCIEROS
Al considerar los elementos que intervienen en el
intercambio: los pasivos monetarios, los activos bancarios,
los títulos públicos y privados, los bienes y servicios y
el trabajo, se tienen los siguientes precios relativos: las
tasas de interés pasiva (rd), activa (ra) y de resdescuen-
to (rf); los renditnientos de los títulos públicos (rg) y
privados (rp); o su equivalente, el rendimiento del capi-
tal físico (q): los precios de los bienes y servicios (P); la
tasa de salario (w) y el tipo de cambio (eh); y una tasa
bancaria externa de referencia (rx).
64
con los mercados de títulos privados a través
de su precio (rg) y de su "carencia" de ries-
gos.
(H5) Los intermediarios crediticios (banca) ope-
ran según un principio de rentabilidad, lo cual
hace que la tasa de créditos (ra) sea mayor
que las de consecución de fondos: depósitos
(rd) y refinanciamiento (redescuento, rf).
(H6) Sobre la base de los rendimientos espera-
dos (ex-ante) de la inversión reproductiva, ocu-
rre el pre-ajuste financiero, incluida su reper-
cusión sobre el empleo. El vaciamiento pos-
terior del mercado de bienes de consumo deter-
minará la posición "puntual" de los diferentes
rendimientos (q, rp) "ex-post". Estos elemen-
tos conforman nuevos indicadores "ex-ante" pa-
ra la ulterior toma de decisiones. Esto refleja
el supuesto post ergo ante boc o equilibrio diná-
mico.
(H7) Las variaciones del entorno, básicamente las
relacionadas con el intercambio internacional
(bienes y capitales), afectan a todo el proceso
a través del tipo de cambio (eh) y de las tasas
externas de interés (rx).
65
(HI0) El gasto gubernamental es un componente
exógeno, siendo importante considerar explí-
citamente el déficit presupuestario, supuesto
idéntico al flujo de los Títulos Públicos (BT)
financiado por la banca privada (CRG), por los
particulares (FBT) y por créditos externos (CRX).
66
(H15) Para financiar la inversión O), las empresas
recurren al autofinanciamiento (AF) , obtienen
crédito de la banca (CRO y colocan títulos nue-
vos (VS) entre las familias, considerando explí-
citamente las tasas de interés y de rendimien-
to (q) y (rp). Todas estas variables CRr, VS y
AF se relacionan entre sí a través de las dife-
rentes tasas: ra, rd, q, rp, rg 13. El volumen de
financiamiento directo guberrnamental (IG) se-
rá evidentemente exógeno.
67
(H21) El saldo de la balanza de capitales se considera
exógeno."
(H22) El tipo de cambio (eh) depende, fundamen-
talmente, de los movimientos de la balanza de
pagos y de su valor propio.
68
Desde el ángulo matemático, la solución del mo-
delo es "recursiva", por lo cual, una vez estimadas las
ecuaciones de comportamiento, por substitución puede
resolverse el modelo utilizando las identidades seña-
ladas y las variables predeterminadas.
69
ESQUEMA Na 2
MODELO PARA EL ESTUDIO DE LAS TENSIONES DE LA ECONOMIA NACIONAL: MODELO TEN
Comercio Exterior
X-M~XM M=M[VE(_t),CPR~_Jl'BMP(_t),M(_t)l VoD
XM+BK=VOD ch=ch[di(_t)XM,HK,rg) XM
Ambito Fiscal
G-T-BT TIN-TIN[CPR(_t~M(_t)l T
T-TIN+TID TID=TID(B<_t)' e» BT
Mercado de Bienes
C+I+G+X-M-Y CPR-CPR[W,rx,rdl y W(_t)' GC,XNP(_t)
I=J+VE VE=VE(XNP(_t) 1 rd,rx
C=GC+CPR C
Mercado de Factores
W+B+TIN-SUB+DEP-Y B=B(CPR_ ,q) W SUB CPR<_t)
DEP=DEP(KT(_t)' ra) KT(_t), ra
ESQUEMA NI 3
FLUJOS Y RESTRICCIONES CONTABLES
Familias Empresas Banca Fisco Banco Resto del Equilibrio de
S
Mercados
M(.)
mercados
CPR+CC-C
• • X te-j-o
C+I+X-M-Y-O
OS
Activos no BFDo Vs (.) - Vd ETs • Vd-Vs+ BF+Af-AF
Monetarios i{3FD-Vd+B1L AFd (.) -AFs • • +DPs-D\Pd-CRO-CRI-
bBT+CR
+xBT-xBT-O
Bancarios DPs (.) CR/ (.) CRs bBT xBT
CRO (.) DPd xBT • (BB
BMA
Pasivos BMP(.) BMB(.) BEd BMA-MBM-BMP=O
monetarios RFd(.) • RFs BEs=OD (LM')
72
11 PARTE
73
una crisis que puede caracterizarse económicamente co-
mo una fase recesiva con inflación sostenida, aparente-
mente inmanejable por las autoridades gubernamenta-
les al tener que disminuir sensiblemente los subsidios
antes prodigados y enfrentar presiones contradictorias
de la sociedad civil, pues el factor laboral intentó pro-
teger su ingreso real y el sector empresarial realizó
acciones para resguardar el valor de su capital, recurrien-
do, inclusive, a la selección adversa de cartera."
Los gráficos NQ 1, 2 Y 3 (ver nota metodológica en
el apéndice NQ 1), elaborados sobre el modelo de "cúspi-
de" de la teoría de catástrofe, ilustran mediante flechas
entre dos puntos (desplazamientos) cómo un proceso
más o menos satisfactorio de crecimiento de bienestar,
se transformó en una situación simultánea de estanfla-
ción y de crisis financiera (gráfico NQ 1) por factores
vinculados a choques externos petroleros desfavorables
(previsibles de acuerdo al gráfico NQ 2), Y a medidas
ortodoxas que estimularon la especulación financiera y
la disminución del consumo (gráfico NQ 3).
En efecto, la satisfacción de las necesidades ha-
bituales que el gasto gubernamental afrontaba con rela-
tiva holgura y la construcción de infraestructura presio-
nan para mantener o hacer crecer el déficit fiscal. El
financiamiento de dicho déficit, mediante la devalua-
ción del signo monetario o el crédito interno, incre-
menta los costos y presiona a un alza de las tasas de
interés. El financiamiento externo de dicho déficit afec-
ta a una balanza de pagos, ya vulnerable, por la cre-
ciente inclinación de los particulares hacia la selección
adversa de cartera para protegerse de la creciente desva-
lorización del capital.
Así, el proceso de acumulación, orientado hacia el
mercado interno, bajo fuerte protección contra la compe-
tencia externa, comenzó a reducir su dinamismo hacia
74
finales de los años 60 (primera ruptura). El acceso pau-
latino a los mercados externos, dado lo estrecho del
mercado nacional, habría exigido un ajuste parsimo-
nioso del tipo de cambio, al tiempo que el ámbito fis-
cal habríase beneficiado con una reforma para hacerlo
menos dependiente del petróleo.
El "boom petrolero" del lapso 1974-75 enmascara el
proceso de agotamiento del proceso de substitución de
importación "fácil" y alarga el plazo para introducir las
reformas fiscales. El endeudamiento público externo pa-
ra financiar proyectos públicos de lenta maduración (en
el mejor de los casos) comprometió los futuros ingre-
sos fiscales provenientes del petróleo, sin considerar su
eventual disminución (segunda ruptura) y el cierre abrup-
to del financiamiento externo 0982-1983) (tercera rup-
tura). La simultaneidad de estos cambios "catastrófi-
cos" o repentinos hará estallar una crisis financiera fis-
cal, y estimulará la fuga de capitales privados ante la
perspectiva de una devaluación. El control de cambios
y el diferimiento de los pagos perentorios (refinancía-
miento de la deuda pública) permiten postergar de nue-
vo las reformas impositivas 0986-1988); pero una ex-
pansión del gasto público (Plan Trienal) terminará por
agotar las reservas internacionales, al bajar los precios
del petróleo.
El gobierno instaurado en 1989, pone en práctica
un programa de Ajuste Macroeconómico: devaluación,
restricción crediticia (alza del tipo de interés) y disminu-
ción del rol del Estado, esperando un incremento de
competitividad para exportar en el corto plazo, al tiempo
que abre indiscriminadamente el mercado interno a la
producción foránea. Dicho programa provocó, como en
otras partes del mundo, que el componente "moneta-
rista" de dicha política, al incentivar la especulación
financiera y la especulación de divisas, al operar la
preferencia por una selección adversa de cartera (cuarta
ruptura), que se agravase la recesión sin corregir la
inflación, al estallar la burbuja especulativa de la banca.
La prolongación de la inflación sin corregir la recesión,
propició, por su parte, la entropía social (quinta ruptura).
75
GRAFICO NQ 1
Efectos de la Poi ítica Ortodoxa
bajo
alto
~
Inversión
e
y
empleo d) Estancamiento I fragilidad
bancaria (desempleo clásico)
a -;> b) Crecimiento
c -;> d) Estanflación
e) Crash I Crisis de solvencia
76
GRAFICO Na 2
Los Precios del Petróleo
y la OPEP
bajo _=__~~~~_~
-= • alto
~
a
+
Precios
del
Petróleo a) Situación de los años 60
b) Situación de los años 70
c) Situación de los años 80
d) Situación de 165 años 82-86
e) Situación de los años 90-2000?
77
GRAFICO NQ 3
Coyuntura Económica
bajo
+
Empleo
Salarios
e
a) Inflación de demanda
b) Crecimiento auto-sostenido
C) Inflación de costos
d) Subdesarrollo
e) Estanflación
78
A partir de los resultados del sintético análisis pre-
cedente, lo que hoy se llama la "crisis económica" es un
conjunto de características de diferente alcance. La ten-
dencia al sub-empleo y el déficit fiscal tienen su origen
último en:
i) La diferencia de productividad entre el sector
petrolero exportador por excelencia, y el res-
to de la actividad productiva, proveedora del
empleo, y
ii) en la pérdida de dinamismo de ambos secto-
res, dado que el segundo depende de la activi-
dad redistributiva del excedente del primero.
Así, mientras el excedente petrolero pudo redis-
tribuirse, alimentando la demanda y, mientras el sector
productivo no petrolero encontraba mercado creciente
(substitución de importaciones de bienes de consumo o
"fácil"), el empleo y el consumo aumentaban. Pero, al
reducirse el dinamismo de la substitución (primera rup-
tura) y estancarse el crecimiento del excedente petro-
lero retenido y redistribuido por el Fisco (segunda rup-
tura), todo el sistema habría entrado en una crisis estruc-
tural.
La inflación sostenida en dos dígitos "medios" y el
colapso generalizado de la banca comercial, la fuga de
capitales y el freno al proceso privado de capitaliza-
ción, están asociados al cese del financiamiento exter-
no (tercera ruptura) y al estímulo a la selección ad-
versa de cartera (cuarta ruptura) brindado por la po-
lítica ortodoxa.
En otras palabras, como hipótesis general, el con-
junto de los elementos coyunturales tendría su origen
en la equivocada gerencia pública (a partir del endeu-
damiento público 1975) y radicaría en el manejo de la
política financiera y monetaria, al margen de que los
actores privados (empresarios) pudieran ser, a su vez,
culpables de errores de gerencia empresarial (escasez
de visión y utilización de prácticas primitivas en ges-
tión) y de que el entorno desmejorara sus condiciones
favorables.
79
2) LA EXPLICACiÓN CUANTITATIVA: INCIDENCIA DE LA GESTIÓN
PÚBLICA EN LA COYUNTURA
80
Al asociar estas condiciones con las del mercado
monetario era absolutamente previsible la fuga de divi-
sas, al divulgarse una situación de iliquidez para la
banca comercial, por haberse orientado estas institu-
ciones a la actividad especulativa, y reducido las opera-
ciones de crédito, y con ello la inversión reproductiva.
Al reducirse el crecimiento económico, la consecuencia
sobre la misma banca fue el incremento de la moro-
sidad y su posterior insolvencia.
81
tente evasión. En otras palabras, existe la posibilidad de
minimizarla acudiendo a una mejor supervisión y a una
reforma tributaria. Por su parte, las importaciones refle-
jan la asociación postulada.
82
bilizar el tipo de cambio, provocó la reces IOn sin im-
pedir la fuga de capitales. Finalmente, estimuló la desca-
pitalización general, incluidos el sistema financiero y
aún el mismo ncv.
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las em-
presas se vieron obligadas a elevar precios para recu-
perar pérdidas en términos de reposición de capitales
(pérdidas producidas por la reducción del mercado inter-
no y pérdida por el encarecimiento de la reposición del
stock físico de capital), mientras que los particulares
encontraban vías para la colocación especulativa cuan-
do los mercados, en general, encogían. 16
Como lección de trascendencia política debe des-
tacarse que la disminución del salario real, verdadera
flexibilización forzada del mercado de habilidades (ma-
no de obra), no ha producido el incremento del em-
pleo que la teoría y la política neoliberal prometen,
ocultándose el incremento brutal del desempleo en la
llamada economía informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de vista
de la síntesis neoclásica, encuentran explicación en nues-
tra tests postkeynestana de que los procesos financieros
señalan el sendero a los acontecimientos en los merca-
dos reales.
Una reflexión final, en relación al rol del mercado
de capitales, nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, la guía
se desplaza del mercado de títulos privados al mercado
de títulos públicos, ofrecidos por los diferentes entes
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando pre-
cios remuneradores a los llamados Bonos Cero Cupón
destruyó, con cada nueva emisión, la posibilidad de
revertir el proceso de crisis (mediante el incremento de
83
la inversión reproductiva), impidiendo el aprovechamien-
to de los eventos externos favorables en el ámbito petro-
lero, como fue la Guerra del Golfo Pérsico.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas desde co-
mienzos de la década de los años 80, se ha mostrado
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis y ha estimulado los elementos coyunturales, convir-
tiéndose con ello en virtual instigador de la crisis socio-
política.
En conclusión, la política económica para Vene-
zuela debe considerar las siguientes restricciones:
i) Un relanzamiento de las exportaciones petro-
leras en forma significativa, de dudosa pro-
babilidad, daría un alivio temporal a la crisis
fiscal y al debilitamiento de la balanza comer-
cial; pues si no se expanden las exportacio-
nes no petroleras fortaleciendo el desarrollo
manufacturero (prioritariamente), sólo se esta-
rían reeditando las condiciones del lapso 1970-
1980.
ii) La aplicación de medidas ortodoxas fiscales y
monetarias, como las experimentadas en el pe-
ríodo 1989-96, al estimular la selección adversa
de cartera, acentúa al proceso recesivo.
iii) Las medidas de intervención directa, como los
controles, sólo son útiles en cuanto comple-
mentan (actuando como "catalizadores") accio-
nes coherentes -fiscales y monetarias- que in-
centiven la inversión reproductiva al combatir
la preferencia por la selección adversa de car-
tera y el atractivo de la especulación finan-
ciera.
iv) El restablecimiento del sistema crediticio re-
quiere de una rápida capitalización y una estruc-
tura de intereses que permita la concesión de
créditos.
84
III PARTE
85
2) CONDICIONANTES PARA LA EXPERIMENTACiÓN NUMblCA
86
En breve síntesis, se espera que la fuente alter-
nativa más económica en el futuro cercano, aunque sin
precisión temporal, sea el gas natural. Como medida
preventiva, las grandes multinacionales están reducien-
do los costos de transformación y de obtención de los
crudos. De allí que se hayan producido y se continúen
realizando fuertes inversiones, por lo menos hasta el
año 2000.
Con relación al mercado y a los precios del petró-
leo crudo, el examen de la tendencia histórica 0974-
1994) muestra que, después de los topes alcanzados a
fines de los años 70, el consumo mundial crece lenta-
mente; 19 pero que el comercio mundial se reduce por
el incremento de la producción en algunos países que
durante mucho tiempo fueron fundamentalmente impor-
tadores netos.
Por su parte, los precios de los crudos crecen leve-
mente a nivel nominal, es decir, si se deja de lado la
devaluación tendencial del dólar americano. Ello sig-
nifica que, en términos reales, los precios tienden a ser
suavemente decrecientes.
Con relación a las nuevas áreas (Rusia y Colombia,
entre otros), existe un potencial que está represado por
motivos institucionales y políticos.
En este panorama general, las empresas multina-
cionales tratan de posesionarse o de defender su por-
centaje de mercado reduciendo costos. De allí que, sal-
vo eventualidades, no es razonable esperar una expan-
sión violenta del consumo o de los precios.
Así, una previsión de corto alcance temporal debe
considerar que:
Sobre la base de 41,2 m.b.d. hasta 1996, de los
cuales un máximo de 0,4 m.b.d. correspon-
dería a la OPEP. Ello equivale a un tope de
producción OPEP de 24,9 m.b.d.
Después de la decisión de la OPEP de no aten-
der a las variaciones estacionales (marzo 1994),
los inventarios constituyen el pivote para la
87
variación estacional de los precios. El margen
de variación en 1995 fue de ± 0,30 US$/b. El
actual precio promedio es de 14.5 US$/b.
• El fin del embargo petrolero a Irak próxima-
mente proveerá de una oferta adicional entre
1,8 m.b.d. y 0.7 m.b.d., lo cual tenderá a fre-
nar el alza nominal de los precios.
• La estrategia básica de la OPEP consiste en
esperar el alza de la demanda para subir pre-
cios, mientras que la estrategia de los produc-
tores fuera de la OPEP se apoya en la reduc-
ción de costos.
88
CUADRO DE SINTESIS
00
\O
x. Fiscal: Egresos
1. Reducción del gasto público
B. Expansión de lasExpot13doncs no Tradidonalcs 2. Conservando tendencia del gasto
1. Integración subregional acelerada.
2. Integración subregional moderada. Y. Monetaria
1. Anclaje del tipo de cambio
2. Flotación Cambiaria
C. Posición de la Balanza de Capitales
1. Entrada de Inversiones Extranjeras z. Financiera
2. "Mejoran enel calendario de pagos 1. Anclaje del tipo de interés
de la deuda 2. Flotación de la tasa de interés.
2.3. Escenarios Seleccionados
90
PROGRAMA 1 PROGRAMA 2
Agenda Venezuela Ajuste Financiero
Al 111 Cl A2 111 C2
W2 Xl Y2 22 Wl X2 Yl 21
3) CONTRASTE DE ESCENARIOS
91
son representativas hasta un máximo de dos trimestres
en cuanto a tendencias y a un trimestre con relación a
aproximaciones cuantitativas. 23
Esa limitación obedece al hecho de que la base de
cálculo sigue ajustes lineales y a que los cambios de
condiciones y de políticas que llevan al preajuste finan-
ciero tienen su efecto básico en el lapso existente entre
la creación y la destrucción de dinero crediticio.
En otros términos, los resultados de interés corres-
ponden a las previsiones sobre los dos trimestres pró-
ximos al que proporciona la información inicial. Así, al
tomar como datos iniciales los correspondientes a las
informaciones del cuarto trimestre de 1995, los resul-
tados analizados en este estudio deberían revisarse a
partir de observaciones sobre el segundo trimestre de
1996. 2~
92
De ese cúmulo de información 25, el cuadro N2 1 so-
bre "Principales Resultados de los Escenarios" recoge
una selección de los indicadores que estimamos de inte-
rés para la evaluación de los programas de política
económica antes definidos, limitando nuestros comenta-
rios a varios de ellos.
B. Comportamiento de la Distribución de
Ingresos
El promedio más alto para la relación sala-
rio-ingreso (W/PIB) ocurre en el Programa N2
2, que además incluye un crecimiento del PIE.
En el experimento del programa 1 la distri-
bución desmejora la proporción histórica.
93
PRINCIPALES RESULTADOS DE LOS ESCENARIOS
(Millones de dólares)
REPRODUCCIÓN DE LA HISTORIA
4TO. TRIMESTRE DE 1995
% % % .
Y W B J CRT CRI P BT CPRI DP KB eh
Bs/$
0.02 44.6 39.9 18.7 5680 2281 49.5 279 9432 11588 4186 170
-038 22.8 57.81 30.7 5680 12280 31.23\1334 5580 1128161 3863 328
0.61 89.7 22.1 11.8 9786 2881 21.7 834 19865 19041 2409 170
Clan del consumo real por efecto de la acele-
ración del proceso inflacionario.
D. Formación de Capital
Para un volumen de formación de capital
físico similar, las exigencias de créditos y de
autofinanciamiento son casi identicas. Pero el
resultado más importante es que la tasa de
beneficio, expresada como la proporción (B/
k)), oscila alrededor del 20% anual, lo cual
señala el límite superior que podría alcanzar la
tasa activa de interés, disminuyéndola en cua-
tro o cinco puntos para incluir las variaciones
de riesgo de las distintas actividades y la varian-
cia del cálculo estadístico. Cuando en los expe-
rimentos se utilizan tasas altas (activas trimes-
trales) mayores del 10% y establece el rendi-
miento de los bonos públicos a nivel similar,
los crecimientos del PIE son bajos, nulos o
negativos, como ocurre al simular el programa
NIl 1.
E. Comportamiento Fiscal
La menor presión tributaria y el menor
déficit relativo se presenta en la simulación
del programa NIl 2.
95
de cambio. Lo anterior hace que el fenómeno
inflacionario sea más fuerte en los programas
con flotación de tasas de interés y de cambio;
es decir, en la simulación del programa N° 1.
96
• La expansión crediticia resulta importante para
asegurar la expansión de la inversión repro-
ductiva. En este sentido, la política contrac-
tiva practicada por el Banco Central, con la
emisión de títulos de estabilización (TEM), im-
plica estimular la especulación y preservar el
estancamiento sin ejercer influencia positiva so-
bre el control de la inflación. Se requiere, enton-
ces, reducir la tasa activa (ra) al nivel de un
dígito, visto que la tasa promedio de benefi-
cios es del orden del 20% anual, y suspender
la emisión de títulos públicos con altas tasas
por sus efectos perversos.
• La política fiscal debe procurar la disminución
del déficit, a objeto de aliviar las presiones
sobre la tasa de interés. El financiamiento. con
deuda externa requiere plazos muy largos, 15
a 20 años, a tasas preferenciales, para no pre-
sionar sobre una balanza de pagos con ten-
dencia al déficit. El corolario de lo anterior es
la urgente necesidad de re negociar los pagos
de los compromisos vigentes de deuda exter-
na. La presión a la baja en los precios del
petróleo, independientemente de que existan
alzas coyunturales, justificaría la petición.
97
4.1 La Dinámica del Entorno y su Interacción con
el Núcleo
98
4.2 La Dinámica del Núcleo
99
precios está influida por el tipo de cambio, la dinámica
de éste es evidentemente clave.
Así, en el caso nacional, parece sensato anclar el
tipo de cambio al dólar para detener el deterioro de los
acervos reales (causa última del sesgo adverso de car-
tera) y para combatir el componente inflacionario, en la
medida en que las importaciones venezolanas guarden
un origen mayoritario en USA. El costo de lo anterior
será que las exportaciones no tradicionales sólo podrán
beneficiarse en la medida en que el dólar se desprecie
internacionalmente.
Pero también hay que anclar el tipo de interés
tomando como referencia el fijado por la Reserva Fe-
deral de los Estados Unidos de América (que cons-
tituye la mayor fuente de fondos del mundo) y el nivel
de rendimiento del capital (B/K).
De allí que la transición a una economía expan-
siva, con inflación controlada a partir de las circuns-
tancias presentes, conlleve:
• anclaje del tipo de cambio y restricción cam-
biaria;
• ausencia de restricciones crediticias, o anclaje
del tipo de interés;
• eliminación de los TEM y similares;
• equilibrio fiscal vía el incremento de los im-
puestos directos (ISLR);
• expansión de mercado extranjero vía la inte-
gración subcontinental;
• erogaciones de divisas para deuda externa in-
feríor al 5% de las exportaciones totales o con-
troles de flujos de capital; y
• crecimiento de los salarios acorde con los incre-
mentos de productividad.
100
Por el momento, las posiciones opuestas están bien
definidas: las representan la masa asalariada y los produc-
tores por un lado y los especuladores o tenedores de
divisas por el otro. Los salarios, ya lo sabemos, son
establecidos por los empresarios. Si nominalmente al-
gún sindicato exitoso logra fijar alzas nominales, con la
manipulación de los precios de los bienes, los empre-
sarios predeterminan el salario real. Pero, lo que es más
grave aún, son los empresarios quienes determinan el
volumen de empleos a la luz de sus expectativas finan-
cieras.
Así, cuando el gobierno descuida la defensa de los
asalariados por la vía de desincentivar la inversión (dis-
minuyendo la fuerza de los productores), a todos no les
queda sino el arma electoral. Por ello, el éxito de la
lucha antiinflacionaria depende sobre todo de la actua-
ción gubernamental. En otras palabras: a) de que el
BCV y el gobierno dejen de propiciar la especulación
financiera, posibilitando el aumento de la oferta nacio-
nal, y b) de que el gobierno oriente su preocupación
social por la vía de la distribución de los incrementos
de la productividad.
101
En consecuencia el rol del Estado en materia
económica, en búsqueda del "bien común", debe
incluir:
102
iv) Elementos de "solidaridad", por cuanto el
interés privado o las condiciones socio-
económicas pueden descuidar procesos o
áreas que sean de interés social. Debe
entonces el Estado afrontarlos con criterios
explícitos de beneficio-costo.
v) El Estado, finalmente, debe hacer un gran
esfuerzo comunicacional (evitando la pro-
paganda proselitista), pues tradicionalmen-
te los objetivos de las políticas públicas
se presentan con un alto grado de abstrac-
ción, incluso con un abuso del lenguaje
tecno-científlco que dificulta su compren-
sión por la ciudadanía a quien está diri-
gida y aún la comprensión de los funcio-
narios que deben aplicarlas.
103
APENDICE N2 1
NOTA SOBRE
LA TEORIA DE LA CATASTROFE:
EL GRAFICO DE CUSPIDE
La teoría de catástrofe (R. Thom, 1972) tiene por
objeto el tratamiento de las discontinuidades observa-
das en el comportamiento de los procesos en interac-
ción que constituyen "sistemas dinámicos". La hipótesis
general es que todo el sistema dinámico, naturalmente
estable, está sujeto a cambios mínimos en los valores de
los procesos que lo integran.
La teoría de catástrofe aporta una nueva forma de
pensar sobre el proceso de cambio o de comporta-
miento de un sistema. Mientras las aplicaciones de la
matemática newtoniana permite visualizar el cambio pau-
latino, continuo, "suave", lo que da lugar al cálculo
infinitesimal, la teoría de catástrofe destaca los cambios
bruscos instantáneos. Esta teoría utiliza conceptos, co-
mo "homeohersis" (mismo comportamiento) que se contra-
pone al de homeostasis (mismo estado o equilibrio).
Un sistema puede identificarse entonces con indica-
dores (potencial) que gráficamente pueden cambiar de
valores o de plano bruscamente (cambio de potencial),
de acuerdo a la interacción postulada (hipótesis, teo-
ría) con relación a cambios mínimos en los indicadores
de otros procesos (de control).
En el gráfico tridimensional en cúspide, que es el
más usual en las aplicaciones, los cambios uniformes
(suaves) pueden visualizarse como puntos que se mue-
ven por la superficie. Sólo el "salto" en el borde del
pliegue es brusco (cambio de nivel).
En cada aplicación el uso de dicho gráfico requie-
re precisar y justificar las variables que se usarán como
"medidores" de los factores de control y de la que se
usará como potencial. Ahora bien, el propósito de los
gráficos es resaltar el sentido dinámico de los procesos
identificados como "desplazamientos". Por lo tanto, los
gráficos constituyen descripciones que permiten con-
trastar las distintas posiciones (progreso estable, y rup-
turas o retroceso) de un potencial de acuerdo a la varia-
ción de los "factores de control". Las explicaciones de
fondo corresponden a las teorías o hipótesis que justifi-
quen la interrelación entre los "controles" y el "poten-
cial". Así, el método proporciona una ayuda geométrica
para extraer conclusiones de una lógica explicativa.
107
Control 2
\ a b J cambio suave'
c
b
e d cambio bruSCO.
rupturao "caÚlStrOte"
108
APENDICE N2 2
RESULTADOS DE LA ESTIMACION
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: BMP
~
N VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS
V\
C -0.1826433 0.2989389 . -0.6109722 0.543
KT (-1) 0.0099698 0.0029196 3.4147508 0.001
RA 0.0309856 0.0061366 5.0493104 0.000
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EVALUACION DEL REGIMEN VENEZOLANO
DE CONTROL DE CAMBIO
D. F. Maza Zavala
135
SITUACiÓN CAMBIARlA EN EL PRIMER SEMESTRE DE 1994
136
tándose en un primer intento la de la subasta simple de
determinadas cantidades; pero la presión del mercado,
bajo fuerte inestabilidad, obligó a adoptar la modalidad
de la subasta holandesa, consistente en que los deman-
dantes de divisas presentan sus ofertas con precios (tipo
de cambio) tentativos y cantidades que están dispues-
tos a adquirir a esos precios; el BCV fijaba la tasa mí-
nima de cambio y proveía las divisas para satisfacer las
ofertas que superaran esa tasa, en proporción a la tasa
ofrecida, comenzando por la tasa mayor; por debajo de
la tasa mínima no se hacían operaciones. Bajo la moda-
lidad de las subastas se formó un mercado paralelo con
tipos de cambio que significan una brecha con res-
pecto a los determinados en la subasta. Este régimen se
suspendió el 27-06-94.
Las ventas de divisas por el BCV en el primer se-
mestre de 1994 ascendieron a US$ 7.326 millones y en
el segundo semestre (bajo régimen de restricciones cam-
bíarias) se cifraron en US$ 1.871 millones, para un total
anual de US$ 11.784 millones, superior en US$ 121 mi-
llones al de 1993. El tipo de cambio nominal promedio
se elevó de Bs. 96,15 en 1993 a Bs. 171,80 en junio de
1994.
137
a esa información y a su propia estimación acerca de
los compromisos directos que deba cumplir en el lapso
correspondiente, determina el monto de divisas dispo-
nible para el mercado cambiario controlado; este monto
sería ajustable en virtud del cambio de condiciones que
afecten el flujo de caja en moneda extranjera de aquel
Instituto. Por tanto, éste sólo venderá divisas cuando
existan disponibilidades de acuerdo con el procedimiento
mencionado.
EL BCV, en el régimen de referencia, sería el cen-
tralizador único de los flujos de compra y venta de
divisas en el país. La implementación de las funciones
cambiarias del BCV y los términos generales del sis-
tema fueron establecidos mediante el Convenio Carn-
biarío Nl! 1 entre el Ministro de Hacienda y el Presi-
dente del Banco, celebrado el 9-07-94. En este convenio
se fijó el tipo único de cambio en Bs. 170 por US$ 1,00.
El decreto de referencia ordena la aplicación pre-
ferente de los compromisos y normas internacionales,
bilaterales, multilaterales y de integración. CA modo de
ilustración: GATT (luego OMC), ALADI, Acuerdo de Carta-
gena (Subregional andino), tratados y modi vivendi bila-
terales sobre materia de comercio, pagos, inversiones,
servicios, tecnología, cooperación económica).
La interpretación implícita de esa disposición era
que el régimen aduanero permanecería, en 10 esencial,
sin modificaciones y que, dentro de las restricciones
cambiarias no discriminatorias, se preservarían los dere-
chos y concesiones otorgados por la República bajo la
condición de reciprocidad.
Por el decreto citado se creó la Junta de Adminis-
tración Cambiaria (JAC), que fijará las pautas que orien-
ten el sano manejo de las divisas, la consideración de
casos especiales y la autorización de divisas que por su
reglamento interno tendrán monto y características deter-
minados, pudiendo transferir a su criterio responsabi-
lidades y competencias en cuanto a las autorizaciones,
las cuales podían ser emitidas por la JAC directamente o
por el órgano administrativo cambiario competente en
que se delegue esa atribución. Así mismo fue creada la
138
Oficina Técnica de Administración Cambiaria (OTAC)
adscrita administrativamente a la JACo La responsabi-
lidad de los miembros de la jAC se limita al cumpli-
miento de las funciones señaladas y por las autoriza-
ciones de divisas que efectúe directamente. Cada fun-
cionario que intervenga en el proceso será responsable
personalmente por su actuación en el ejercicio de su
competencia y la que se le transfiera de acuerdo con el
decreto. Hay que advertir que este decreto tiene fuerza
de ley, ya que fue emitido en ejercicio de facultades
extraordinarias del Presidente de la República, suspen-
didas las garantías económicas.
El mercado de cambio a la luz del instrumento
normativo y de la realidad operativa del país quedó
organizado, a efectos del régimen de control, de la
manera siguiente: I3CV-jAC-OTAC-I3anca Comercial-Casas
de Cambio- Otros operadores cambiarios autorizados.
Cada componente de este mercado tenía sus funciones
y responsabilidades y, por supuesto, sus limitaciones. El
Ministerio de Hacienda, aunque no es operador cam-
biario, tenía la responsabilidad del registro y certificación
de la deuda privada externa y de las sanciones perti-
nentes por infracciones cambiarias . La índole del mercado
de cambio era la de unificación de todas las opera-
ciones en divisas (es decir, excluía la posibilidad de
mercados libres, paralelos o marginales) y con un tipo
de cambio nominal fijo y único, aunque ajustable por
decisión de la autoridad. El único ajuste que se efectuó
durante la vigencia del control de cambio fue en di-
ciembre de 1995, cuando el tipo de cambio se elevó de
Bs. 170 a Bs. 290 por US$1,OO, lo que implicaba una
devaluación de 70%.
139
internacional, de empresas que enviaran viajeros de ne-
gocios al exterior y otros agentes económicos. También
los registros de patrocinantes de becarios de índole ins-
titucional.
lUGIMEN DE IMPORTACIONES
140
mientas y anulaciones significaron entre 30 y 35% en
promedio de las autorizaciones.
Como se puede apreciar, la importación tenía que
realizarse (nacionalizarse) antes de obtener las divisas,
salvo las de pago al contado que tenían que afianzarse.
No había, por tanto, posibilidad de obtener divisas en
descubierto. La OTAC debía verificar si las mercancías a
importar se ajustaban al tipo de negocio normal del
importador (o su actividad habitual) y si los montos de
valor y volumen eran cónsonos con el giro habitual del
solicitante.
RtGIMEN DE EXPORTACIONES
141
ciones para ese registro y el reconocimiento del caso
eran fijados por Hacienda, oída la opinión de la ]AC-
üTAC. La deuda tenía que corresponder al saldo neto
de todos los activos y pasivos en moneda extranjera
existentes al 27-06-94, acreditados por un auditor exter-
no a la firma deudora. Los pasivos financieros y comer-
ciales debían ser documentados. Se exigía, además, una
declaración bajo juramento sobre el origen de la deu-
da, la forma de pago, los plazos, las tasas de interés y
otros términos acordados, con clara identificación del
acreedor; por otra parte, el deudor tenía que presentar
una relación de los bienes y servicios adquiridos con
los recursos obtenidos mediante la deuda y la utiliza-
ción de ellos.
Para ciertos casos se podían otorgar anticipos al
pago del servicio de la deuda privada, mediante fianza
satisfactoria a favor del Fisco Nacional. Se daba prefe-
rencia justificada a la deuda contraída con organismos
multilaterales u oficiales de los países acreedores. Se
implementó un régimen especial para la deuda contraí-
da bajo la modalidad bancaria de cartas de crédito.
Como ocurre en estos casos, el monto acumulado de las
solicitudes de registro de deuda privada excedió en la
primera fase en más del doble a la deuda efectiva demos-
trada (esta última poco menos de US$ 6.000 millones).
142
referentes a la venta efectuada, de tal manera que el
turista no podía utilizar su cupo sino transcurrido un
año para una segunda oportunidad. Por supuesto, irregu-
laridades e infracciones podía cometerse y se come-
tieron, pero el control estaba a cargo del operador carn-
biario (hay que advertir que el control de los pasa-
portes debía ser ejercido por la DIEX). Irregularidades
detectadas fueron objeto de investigación por la PTJ y
comunicadas al Ministerio de Hacienda. En algunos casos
esas irregularidades implicaron responsabilidad de las
casas de cambio que intervinieron en la venta de di-
visas para turistas.
Para los viajeros de negocios hubo dos etapas: la
primera, con alguna flexibilidad en cuanto a las exigen-
cias normativas y operativas, fijados los cupos respec-
tivos; el abuso de estas facilidades determinó un "endure-
cimiento" del régimen, exigiéndoseles responsabilidad
directa a las empresas para las cuales se viajaba y fianza,
lo que tuvo por efecto una reducción sustancial de los
egresos por este motivo.
La autorización de cupos para tarjetas de crédito
utilizadas en el exterior, vino algún tiempo después de
iniciado el control cambiario (a fines de septiembre de
1994). Se autorizó un cupo de US$ 2.000 por persona
(cualquiera que fuese el número de tarjetas que pose-
yera) por año. El control de este cupo estuvo al cui-
dado de las propias empresas emisoras de tarjetas. Las
sanciones contemplaban, de inmediato, la suspensión
del uso de la tarjeta y luego el reintegro a la orden del
Fisco Nacional no sólo del monto del exceso sino de un
duplo de éste. Infractores hubo en número conside-
rable y todos fueron detectados y comunicados a Ha-
cienda para la sanción correspondiente.
143
nistración del régimen. Así, por decreto del 22-07-94,
bajo el número 286, se incorporó la categoría de ser-
vicios a la importación (antes sólo bienes); se facultó al
Ministerio de Hacienda para otorgar autorización de di-
visas a instituciones financieras regidas por la ley res-
pectiva, como anticipo de operaciones relativas a deuda
privada externa; las autorizaciones para el pago del ser-
vicio de la deuda privada se otorgarían netas de los
anticipos recibidos por aquellas instituciones. Por de-
creto del 9-09-94 (G.O. NI! 35.543) se reformó parcial-
mente el decreto 286, en lo siguiente: el BCV a los
efectos de determinar el monto disponible de divisas
para el mercado controlado deberá tener en cuenta las
condiciones monetarias, crediticias y cambiarias favo-
rables a la estabilidad de la moneda, al equilibrio eco-
nómico y al desarrollo ordenado de la economía; la lAC
establecerá los términos y condiciones de las garantías
exigibles de acuerdo con el decreto.
En concordancia con los instrumentos normativos
fundamentales y en ejercicio de sus facultades, la lAC
emitió un considerable número de resoluciones aplica-
bles a los diversos aspectos del régimen cambiarío: trans-
ferencia a la OTAC de competencia en cuanto a la
autorización directa para importación de hasta US$ 500.000
cada una, también para la autorización de divisas para
el pago del servicio de deuda privada externa hasta por
la suma mencionada y para la liberación de fianzas
correspondientes en los casos en que procediera. Posterior-
mente esta transferencia de competencia se extendió a
la consideración y aprobación de los casos especiales
de gastos médico-quirúrgicos en el exterior hasta por
US$ 100.000 cada uno. La lAC, como ha sido mencio-
nado, fijó los cupos para turismo, modificados en va-
rias oportunidades para reducirlos, asi como también
los cupos para viajeros de negocios, remesas a estudian-
tes en el exterior y remesas familiares.
Resoluciones importantes se refirieron a un régi-
men transitorio para que los importadores pudieran orde-
nar el embarque de mercancías o la contratación de
servicios inherentes a las mismas con anterioridad a la
144
obtención de la autorización de las divisas respectivas.
Este régimen se estableció en septiembre de 1994 y se
prorrogó hasta diciembre de ese mismo año, en razón
de la acumulación de solicitudes y de la urgencia de las
importaciones para cubrir necesidades del mercado inter-
no y la producción, con el objeto de evitar el desabaste-
cimiento de bienes terminados o de materias primas.
Esta situación volvió a presentarse durante el segundo
trimestre de 1995 por motivos contingenciales de ín-
dole administrativa. Otra resolución importante fue la
referente a la administración de divisas para la inver-
sión extranjera, específicamente el financiamiento en el
mercado nacional de capitales (bolsas de valores del
país), la repatriación de capitales que procediera en
determinadas condiciones, la remisión de dividendos,
utilidades e intereses correspondientes a inversiones ex-
tranjeras en el país.
Mención especial merece la resolución mediante la
cual se autorizó a la OTAC para exigir a los importa-
dores a objeto de registro sólo las dos últimas importa-
ciones, en lugar de las cinco anteriormente exigibles y
la obligación para nuevos importadores de una carta de
justificación, además de los recaudos ordinarios que de-
bían presentar. Esta decisión se tomó en virtud de lo
complicado que resultaba para los importadores infor-
mar -con los ítems arancelarios respectivos- sobre las
importaciones realizadas antes del establecimiento del
control de cambio. El propósito era el de flexibilizar el
procedimiento para el registro de importadores, dado
que en los meses iniciales del control se presentó una
situación difícil para que los importadores pudieran cum-
plir el requisito de la historia de sus importaciones y,
una vez más, hay que señalar que los requerimientos
del caso, si bien deseables, afectaban la formación del
registro y ello se reflejaba en un potencial riesgo de
desabastecimiento.
La formación y reformación de la normativa ca m-
biaria genérica y específica fue un proceso necesario,
exigente y complicado ante las múltiples circunstancias,
situaciones y problemas que se presentaron en el funciona-
145
miento del régimen cambiario. No es razonable la crittca
en el sentido de que se improvisaban las normas y los
procedimiento, ya que al establecerse el control no exis-
tían tales disposiciones, pues no hubo una preparacton
previa para dicho establecimiento, impuesto por la emer-
gencia. Tanto el Ejecutivo Nacional como la JAC, la
OTAC, el BCV y el Ministerio de Hacienda realizaron un
verdadero esfuerzo para atender oportunamente los pro-
blemas que se presentaron, instruir los procedimientos,
diseñar los formularios, los mecanismos operativos y to-
do lo que requiere un control de cambio para funcio-
nar. El conjunto de esos elementos ha quedado como
una experiencia valiosa y como una contribución -inclu-
sive a escala latinoamericana según tenemos testimo-
nios al respecto- a la materia técnica de los controles
cambiarios. Ha sido evidentemente menos complicado des-
mantelar el control que implementarlo a lo largo de casi
dos años de funcionamiento.
146
na, remesas de líneas aéreas, de reaseguros y seguros,
dividendos y utilidades, servicios tecnológicos y gastos
médico-quirúrgicos) US$ 1.613 millones en 1994, un 37,6%
del total de los egresos de divisas y en 1995 un 45,8%
(US$ 7.806 millones), para un total de US$ 9.424 millo-o
nes (44%) en los 18 meses considerados. Las autorizacio-
nes genéricas, es decir, que no requerían caso por caso
autorización directa de la ]AC-OTAC una vez fijadas las
normas de aplicación y los cupos respectivos, significa-
ron en 1994 un total de US$ 657 millones y en 1995 un
total de US$ 2.034 millones, para un gran total de US$
2.619 millones en el periodo de los 18 meses considera-
dos. Tales erogaciones correspondían a conceptos tales
como: viajes de turismo y negocios, tarjetas de crédito,
remesas a estudiantes y familiares, principalmente. En re-
sumen la ]AC-OTAC administró bajo auto-rización ge-
nérica o especifica durante el periodo 1994-95 un total
de US$ 12.115 millones, un 56,7% del total de egresos de
divisas durante el periodo de 18 meses considerado que
fue de US$ 21.352 millones. Del total bajo autorizacio-
nes genéricas o específicas de la ]AC-OTAC, las autoriza-
ciones directas liquidadas ascendieron a US$ 9.424 mi-
llones, un 44% del total de egreso de divisas. Todas estas
observaciones pueden hacerse en el cuadro número 1.
Otra manera de apreciar la evolución del mercado
de divisas en el período que se examina es como sigue:
en 1993 el egreso de divisas totalizó US$ 12.458 millo-
nes, de cuya suma la venta del BCV al sistema bancario
se cifró en US$ 9.163 millones, un 73,6%. En 1994 di-
cho egreso total se situó en US$ 12.775 millones, del
cual el BCV vendió a la banca US$ 7.236 millones, un
56,6% y asignó a la ]AC-OTAC para efectos del mercado
controlado US$ 2.275 millones, un 17,8%. En 1995 (año
completo del control cambiario relativo) las liquidaciones
correspondientes al mercado controlado totalizaron US$
9.840 millones, un 57, 7% del total cifrado en US$ 17.047
millones. La suma referente al mercado controlado fue
moderadamente superior a la venta que en 1993 el BCV
hizo al mercado interbancario en 1993, y que puede
estimarse como representativa de la demanda efectiva
147
neta de divisas por parte del sector privado. No obstan-
te, estoy consciente de que el egreso de divisas en 1995
a través del mercado controlado fue más elevado del
que podría corresponder a una situación caracterizada
por una recesión económica y un régimen cambiario
restrictivo. No puede desconocerse, en todo caso, que
hubo exceso en el rubro de viajes de turismo y nego-
cios y que se sobrefacturaron importaciones. Por otra
parte, algunos exportadores que administraron directa-
mente los ingresos de divisas que obtuvieron por exporta-
ciones -en goce de la facilidad implementada al res-
pecto, para el impulso a dichas exportaciones- no cum-
plieron con la obligación de negociar al BCV a través
de la banca el saldo positivo de las cuentas respectivas.
Otra observación importante que puede hacerse es que
el saldo del movimiento comercial a través del Con-
venio ALADI fue particularmente negativo en 1995, cuan-
do ascendió a US$ 1.855 millones. (Cuadros números 1
y 2).
148
biario controlado, una suma de US$ 2.118 millones, de
modo que bajo el régimen cambiario bajo administra-
ción jAC-OTAC la importación privada en 1995 fue de
US$ 7.603 millones, superior en 7,8% a la realizada en
1994. Estas observaciones pueden verificarse en el cua-
dro número 3.
Con respecto al aumento de la importación pri-
vada en 1995 puede indicarse 10 siguiente: parte de esta
importación, como se mencionó, se realizó fuera del
control de autorización de la ]AC-üTAC, en los térmi-
nos de! Convenio ALADI; la expectativa devaluacionista,
que siempre estuvo presente durante el período de restric-
ción cambiaria, constituyó un motivo de anticipación de
importación para la formación de inventario; esto fue
facilitado por la tasa real activa de interés negativa que
prevaleció en ese período (es decir, un costo finan-
ciero real bajo); además, la persistencia de presiones
inflacionarias estimuló la importación, en la perspec-
tiva de lograr ganancias extraordinarias por los diferen-
ciales de precios. La formación excesiva de inventarios
(de bienes terminados de consumo y de bienes interme-
dios o insumas) ha constituido un modo de inversión
real, 10 que se ha puesto de manifiesto en el presente
año cuando, ante la liberación del régimen cambiario,
no se ha evidenciado un desbordamiento de la deman-
da de divisas para importar sino un movimiento modera-
do. Desde luego, una vez más, no se nos escapa el
fenómeno de la sobrefacturación.
La composición de la importación privada bajo con-
trol cambiario por agrupaciones económicas se muestra
en el cuadro número 4. Con referencia a la importación
para la cual se liquidaron divisas por el BCV, dicha
composición en e! período comprendido entre agosto
de 1994 y septiembre de 1995 fue la siguiente: bienes
de consumo, 40%; bienes intermedios, 48%; bienes de
capital, 12%. Las agrupaciones relativas a la producción
y la inversión (bienes intermedios y de capital) represen-
taron el 60% del total.
149
MOVIMIENTO DE LAS RESERVAS INTERNACIONALES DEL BCV
150
sentido si no está acompañada de otras políticas públi-
cas correctivas de los desequilibrios, en una estrategia
integral de ajuste y estabilización, que ahora existe pe-
ro que entonces o no existía o era inconexa. Aun así, y
como se muestra en el cuadro número 6, el impulso
inflacionario al nivel del consumidor se moderó sensible-
mente en el período del cambio restrictivo y de modo
más acentuado al nivel de precios mayoristas de im-
portación. La persistencia de un tipo de cambio nomi-
nal único fijo, de Bs. 170 por US$ 1,00, actuó como
"ancla" contra la inflación en el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. En el segundo semestre de 1995
ocurrió una perturbación significativa del mercado cam-
btarto y de bienes, con la apertura de las negociaciones
en bonos Brady que marcaron un tipo de cambio para-
lelo, ampliamente superior al oficial, con efectos en el
cálculo de los precios y por tanto en el índice inflacio-
nario. Puede afirmarse que el régimen cambiario restric-
tivo -único- fue quebrantado con el surgimiento del mer-
cado Brady y, por tanto, aquel régimen como tal fina-
lizó virtualmente en agosto de 1995.
OBSERVACIONES FINALES
151
jAC-OTAC y el BCV. En cuanto a las sanciones por infrac-
ciones corresponde al Ministerio de Hacienda imponer-
las. La Contraloría General de la República mantuvo en
todo tiempo una oficina en la ]AC y nada se le ocuitó
del proceso.
152
Cuadro N° 1
EGRESO DE DIVISASI3AjO RESTRICCION CAMBIARlA
(millones de US$)
Autorización Específica
JAC-OTAC (1) 1.618 7.806 9.424
Importación de bienes y
servicios 1.088 6.431 7.519
Deuda privada ext, 427 922 1.349·
Otros 103 453 556
Fuente: B.C.V-O.T.A.C.
153
Cuadro NQ 2
MOVIMIENTO CAMBIARlO DEL BCV
(millones de US$)
Fuente: BCV
Cuadro NO 3
IMPORTACIÓN PRIVADA
(F.O.B. en millones de US$)
Fuente: OCEI
154
Cuadro NlI 4
iMPORTACIÓN PRIVADA CONTROLADA
POR AGRUPACIONES ECONÓMICAS
(millones de US$)
Cuadro NlI 5
RESERVAS INTERNACIONALES DEL RC.V.
(millones de US$)
31-12-93 12.656
30-06-94 8.861 - 30,0
31-12-94 11.507 29,9
30-06-95 10.548 - 8,3
31-12-95 9.723 - 7,8
Fuente: B.C.V.
155
Cuadro NlI 6
VARIACIÓN DE LOS íNDICES
DE PRECIOS POR SEMESTRES
(porcentajes)
Fuente: B.C.Y.
Cuadro NlI 7
EXPORTACIONES NO TRADICIONALES
(millones de US$)
Fuente: O.C.E.I.
156
APÉNDICE
1. BASE LEGAL
El Presidente de la República, en Consejo de
Ministros, dictó el Decreto NQ 1.842 de 22-02-83 median-
te el cual se estableció el control de cambios que si-
guió a la suspensión del mercado de divisas el 18-02-83
(el famoso "viernes !legro"). Según el tratadista ABan R.
Brewer-Carías (Régimen Cambiarlo. t. 1, Caracas 1994),
dicho decreto no estuvo bien fundamentado legalmen-
te, pues el Ejecutivo tomó para sí facultades que correspon-
dían al Banco Central de Venezuela (Ley de 1974) en lo
que atañe a la convertibilidad de la moneda, a la adminis-
tración cambiaria y en general a la materia de las divisas.
En efecto, según los artículos 90 (aparte único) y 91,
literal b) de la Ley de BCV de entonces se requería de
un convenio entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central para la toma de esas decisiones y la regula-
ción del comercio de cambio extranjero, aunque, desde
luego, el Ejecutivo tenía -como siempre tuvo- atribu-
ciones constitucionales y legales para convenir con el
157
Instituto Emisor sobre esos asuntos. Esta falla en el
fundamento legal formal (ya que en aquella época no
estaba suspendida la garantía de la libertad económica)
fue reparada, siempre según el autor citado, por el De-
creto NI! 1.848 de 27-02-83, fundamentándose en el De-
creto NI! 674, de 8-01-62, de restricción de la garantía de
la libertad cambiaria.
El régimen cambiario establecido a partir del 9 de
julio de 1994 se fundamentó en el Decreto Ejecutivo NI!
268 de 9-07-94, basado en la suspensión de la garantía
de la libertad económica entonces existente que facul-
taba al Ejecutivo para tomar las decisiones que consi-
derare convenientes en cuanto al régimen cambiario u
otros de la actividad económica.
2. SISTEMA CAMBIARlO
El sistema establecido en el decreto NI! 1.842,
ratificado en el Decreto NI! 1.848, ambos de febrero de
1983, fue el de cambios diferenciales, permitiéndose la
coexistencia de dos mercados: uno controlado oficial y
otro libre con eventual intervención del BeV; en el
mercado controlado oficial se fijaban dos tipos de cambio
(Bs. 4,00 y Bs. 6,00 en una etapa inicial, posteriormente
modificados) y en el mercado libre la cotización de la
divisa era fluctuante sujeta a la oferta y la demanda.
En el sistema establecido en julio de 1994 sólo se
reconocía legalmente la existencia de un solo mercado,
con un tipo de cambio fijo y único, aunque ajustable
por convenio entre el Ejecutivo y el Bev. El tipo de
cambio fijo nominal, con vigencia oficial, fue de Bs.
170,00 por US$ 1,00 hasta el 11-12-95 cuando el tipo de
cambio se elevó a Bs. 290,00 por US$ 1,00. Sin embar-
go, a mediados de 1995 surgió un mercado paralelo
permitido, con la negociación de los bonos Brady (deu-
da externa de la República) denominados en dólares, en
virtud de 10 cual se determinó una cotización de la
divisa ampliamente superior al tipo de cambio oficial, 10
que perturbó fuertemente el régimen de cambio único y
fue uno de los factores de su debilitamiento.
158
3. CENTRALIZACIÓN DE DIVISAS
En el régimen establecido en febrero de 1983 se
ordenó la centralización de divisas (compra y venta),
concretada a las obtenidas por las compañías petro-
leras y mineras y las del sector público (crédito público
externo, exportación e importación de bienes y ser-
vicios, operaciones del Fondo de Inversiones de Vene-
zuela), mientras que las obtenidas por el sector privado
(exportación de bienes y servicios, transacciones de capi-
tal, viajes, turismo y otros conceptos de cuenta corriente)
podían ser negociadas en el mercado libre, aunque tam-
bién existía la alternativa de su negociación al BCV. En
reformas posteriores de este régimen se hizo obliga-
toria la venta de divisas al BCV obtenidas por exporta-
ciones de bienes y servicios para cuya producción se
hubiesen utilizado divisas preferenciales.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 la centralización de la compra y venta de divisas
se hizo total en el BCV (a través de los operadores
cambiarios autorizados), sin excepciones.
Conviene advertir que en el régimen de 1983 .las
compañías petroleras y mineras no podían mantener
fondos en moneda extranjera salvo los autorizados expre-
samente; es decir, las divisas obtenidas por esas em-
presas del Estado debían ser negociadas en totalidad al
BCV y sus necesidades de divisas debían ser atendidas
por el BCV en forma preferencial. En el régimen de
1994 (regulado en lo que era necesario por el Conve-
nio Cambiario Nll 1 entre el Ministerio de Hacienda y el
BCY) se mantuvo aquella restricción y sólo se autori-
zaba a esas empresas a mantener un fondo rotario en
divisas por una cantidad limitada para sus necesidades
operativas externas.
159
1,00, modificado en oportunidades posteriores), el ser-
vicio de la deuda pública externa, el servicio de la
deuda privada externa existente al 22-02-83, oficialmen-
te reconocida; los gastos corrientes externos de los po-
deres públicos; la importación de bienes y servicios
esencia/es, así declarados por resoluciones del Minis-
terio de Hacienda en listas ad hoc; gastos derivados de
compromisos internacionales de la República; becas de
estudiantes de secundaria, superior y especial; nece-
sidades de las compañías petroleras y mineras en divi-
sas y del Fondo de Inversiones de Venezuela; el be-
neficio del tipo de cambio de Bs. 6,00 por US$ 1,00 se
concedía a otros renglones determinados por el Eje-
cutivo Nacional no incluidos en los anteriores; al merca-
do libre se dejaba el resto de las transacciones corrien-
tes y de capital.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 funcionaban varios grupos con modalidades di-
ferentes: í) las compañías petroleras, sujetas a un régi-
men especial, por virtud del cual éstas se obligaban a
negociar al BCV virtualmente el monto de divisas corres-
pondiente a las necesidades de pago en el país por
concepto de impuestos, tasas y contribuciones fiscales y
gastos operativos internos, permitiéndoseles un fondo
rotario en moneda extranjera como se mencionó; ii) el
gobierno, para el servicio de la deuda pública externa y
sus necesidades corrientes en el exterior, inclusive los
compromisos internacionales de la República; in) el BCV,
para sus propias obligaciones y necesidades de pago en
moneda extranjera; iv) las transacciones comerciales ex-
ternas bajo el Convenio ALADI (integración latinoame-
ricana), cuyo saldo neto (deudor o acreedor) debía li-
quidarse en divisas; v) las exportaciones liquidadas en
bolívares, fuera del Convenio ALADI; vi) las transac-
ciones privadas sujetas a la administración ]AC-OTAC,
para lo cual el BCV determinaba trimestralmente una
disponibilidad (cupo). Para todas las transacciones regía
el mismo tipo oficial de cambio.
160
5. ORGANIZACiÓN DEL MERCADO CAMBIARlO
El régimen establecido en 1983 contemplaba va-
rios agentes institucionales y operativos: el Banco Cen-
tral, con atribuciones y obligaciones más amplias que
las fijadas en el régimen de julio de 1994; el Ministerio
de Hacienda, también con atribuciones y obligaciones
amplias, para cuya administración se organizó la Ofi-
cina de Régimen de Cambios Diferenciales (RECADO; la
banca comercial y las casas de cambio, como operado-
res autorizados en parte para el mercado controlado y
en parte para el libre.
La organización establecida para las restricciones
cambiarias en julio de 1994 era la siguiente: el Ejecu-
tivo Nacional, como conductor de la política cambiaria,
en convenio con el BCV; el Ministerio de Hacienda,
específicamente para el reconocimiento de la deuda pri-
vada externa y para las funciones de conocimiento y
sanción de infracciones a la normativa cambiaría; el
Banco Central, para la centralización de las divisas y la
administración de ciertas transacciones ya enumeradas,
así como también para la determinación de la disponi-
bilidad de divisas para el mercado controlado y el sumi-
nistro a los operadores cambiarios (banca comercial y
casas de cambio) previa verificación de las autoriza-
ciones respectivas; la Junta de Administración Cambiaria
QAC), para el ejercicio de la competencia asignada por
el decreto regulador del régimen cambiario; la Oficina
Técnica de Administración Cambiaria (OTAC), adscrita a
la JAC, para el registro de los agentes económicos soli-
citantes de divisas y el procesamiento de autorizacio-
nes específicas por parte de la JAC o de su propia
competencia; los operadores cambiarios (banca comer-
cial y casas de cambio), tramitadores de las solicitudes
y autorizaciones de divisas bajo control.
6. PROCEDIMIENTOS CAMBIARlOS
Bajo RECADI, esta oficina concedía en primer
lugar una autorización de importación de bienes y servi-
cios sujetos a las listas preferenciales determinadas por
el Ministerio de Hacienda; con vencimiento a 180 días y
161
la cual debía ser solicitada a través de un banco comer-
cial, conformidad de importación que debía obtenerse
con anterioridad al embarque de la mercancía respec-
tiva; luego Recadi podía conceder una autorización pa-
ra la obtención de divisas, con vencimiento a 45 días, a
entregar al banco tramitador; por último, el BCV emitía
un certificado de disponibilidad de divisas, con entrega in-
mediata al banco tramitador de un 20% del monto certi-
ficado y el 80% hasta un año después del embarque de
la mercancía. Había un tratamiento especial para las
cartas de crédito.
Bajo el régimen de restricciones cambiarias de ju-
lio de 1994, los solicitantes de divisas debían tramitar el
registro de su firma y actividad en la OTAC a través de
un banco comercial; obtenido el registro, el solicitante
podía demandar divisas para importación de bienes y
servicios a través de un banco comercial, solicitud que
procesaba la OTAC y si estaba conforme a la normativa
y al procedimiento ésta extendía una autorización de su
propia competencia (hasta US$ 500.000 por solicitud) y
la preparaba en pro-forma para su consideración por la
]AC (sobre los US$ 500.000); estas autorizaciones eran
devueltas al banco tramitador que debía verificar si la
mercancía objeto de la autorización había sido nacio-
nalizada antes de presentar la autorización al BCV para
el suministro de las divisas; éste verificaba finalmente si
la autorización presentada estaba conforme a la notifica-
ción hecha por la OTAC.
162
amortización de la deuda, formas de pago y otras moda-
lidades, pudiendo extenderse el plazo hasta 7 años en
algunos casos. Estos contratos fueron modificados según
disposiciones oficiales en diferentes oportunidades. In-
cluso en alguna ocasión los contratos fueron suspendi-
dos en su ejecución. Ello permite señalar la inseguri-
dad jurídica de los deudores, inclusive los reconocidos,
en el régimen de RECADI.
La deuda privada externa, en el régimen cambiario
de julio de 1994, debía ser registrada a través de la
üTAC, para lo cual la solicitud tenía Que ser tramitada
por un banco comercial; la deuda estaba sujeta al recono-
cimiento por parte del Ministerio de Hacienda, Que emi-
tía un certificado al respecto, a partir de lo cual el
deudor podía obtener de la ]AC las divisas para el servi-
cio de su deuda; en algunos casos, debidamente conside-
rados, se concedían anticipos mediante fianza a favor
del Fisco mientras se procesaba el reconocimiento de la
deuda.
Estudiantes
En ambos regímenes los estudiantes de secunda-
ria, superior, especial y post-grado tenían derecho a las
divisas, hasta límites determinados, previo registro y cer-
tificación de sus estudios, bajo el control de las en-
tidades patrocinantes.
163
Exportación
La exportación privada de bienes y servicios bajo
RECADI se podía negociar, en lo que se refiere a las
divisas obtenidas, en el mercado libre, salvo aquéllas
para cuya producción se utilizaran divisas preferencia-
les. En el régimen de julio de 1994, funcionaban dos
regímenes alternativos: para exportadores pequeños, que
podían retener hasta un 10% de las divisas obtenidas y
el 90% debían negociarlas a la orden del BCY; los exporta-
dores bajo la modalidad facultativa (REFE) podían admi-
nistrar las divisas obtenidas por exportación con la obliga-
ción de rendir cuentas trimestralmente a la OTAC y el
saldo positivo tenía que ser negociado al BCY.
164
EsQUEMA
165
Esquema (cont.)
166
Esquema (cont.)
Febrero 1983 (RECADO Julio 1994
Organización Organización
Recadi-Hacienda-BCV-banca co- ]AC-OTAC-Hacienda-BCV-ban-
mercial, casas de cambio. ca comercial, casas de cambio.
167
Esquema (cont.)
168
LA AGENDA VENEZUELA: DE UNA TENTATIVA
HETERODOXA A UN AJUSTE ORTODOXO PARCIAL
l. INTRODUCCIÓN
169
de reducción de la inflación y recuperación del producto
a corto plazo, y por otra, se divulga como la expresión
de un proceso autónomo de elaboración y diseño de un
programa económico que se plasma en la llamada "Agen-
da Venezuela". En cuanto a lo primero, si bien la firma
con el FMI reabre la cartera de préstamos para refor-
mas sectoriales del BM y del BID, en los hechos el
acento de las medidas señala que se está ante un progra-
ma tradicional de choque recesivo, basado en el con-
trol de la demanda agregada y con un alcance de muy
corto plazo, lo cual en buena medida responde a los
continuos errores, aplazamientos e indefiniciones de po-
lítica económica en los 27 meses anteriores. En cuanto a
lo segundo, la Agenda Venezuela (AV) se expresa con
un discurso general de contenido voluble, distante de
un esfuerzo intelectual formal para construir un verda-
dero programa económico y que, como su propio nom-
bre lo indica, es ante todo un catálogo con algunos de
los temas pendientes en la problemática económica del
país. En cierta forma la AV ha servido a modo de puen-
te mudable en el largo camino que va desde los esbo-
zos de ajuste heterodoxo de 1994 hasta la firma de una
carta de intención para un ajuste ortodoxo con el FMI
en 1996.
En este ensayo se pretende evaluar las limitacio-
nes que aún continúa presentando la política econó-
mica después de rubricado el acuerdo con el FMI. A tal
efecto se parte de un breve diagnóstico de los proble-
mas estructurales de la economía venezolana, los cua-
les no están siendo abordados de manera adecuada. A
continuación se desarrolla un análisis de las deficien-
cias de enfoque y de los problemas institucionales que
han marcado el ejercicio de la política económica des-
de 1994, y que en mucho condicionan el alcance de
este intento de estabilización. Finalmente se pasa revis-
ta sobre los aspectos cardinales de la coyuntura del
ajuste, procurando hacer un balance de los efectos ini-
ciales y de las perspectivas probables del proceso.
170
11. Los PROBLEMAS EsTRUCTURALES DE LA EOONOMfA VENEZOLANA
171
ma:croeconómicos. Entre las señales más evidentes de
ese deterioro se encuentra la caída dramática del pro-
ducto per capita. Este declive iniciado desde mediados
de los setenta, coloca la renta real por habitante de
1995 (Bs. 25.436 de 1984) en niveles inferiores a los de
mediados de los años sesenta (Bs. 24.469). De acuerdo
con los estudios de Robert Barro (1995), para el perio-
do 1970-93 la economía venezolana se encuentra entre
el grupo de países con peor desempeño económico,
medido en términos del producto per capita, formando
parte, con Haití, Guyana y Nicaragua, de un grupo mayor
de naciones en acelerado empobrecimiento, donde tam-
bién se encuentran las economías más débiles del Africa.
Este proceso de decrecimiento ha sido acompañado
de una serie de indicadores de desempeño que reflejan
claramente el deterioro estructural de la economía. Una
muestra de ese desempeño se encuentra en la fuerte
tendencia a la baja que presenta el esfuerzo de inversión
medido como porcentaje del PIE. Luego de un ascenso
vertiginoso en la segunda mitad de los setenta, hasta
alcanzar cotas de 30% del PIE, la relación inversión a
producto cae abruptamente hasta 20%-25% en los años
80', para volver a descender a un promedio de 12% en
los 90'. Pero no sólo se invierte menos sino peor, y la
eficiencia de la inversión realizada, medida como la
variación del producto sobre el coeficiente de inver-
sión, se desploma de 1,12 entre 1960-70 a 0,03 entre
1980-94.
Esta pérdida de eficiencia, vinculada sin duda a los
controles y protecciones irracionales vigentes por muchos
años, también se manifiesta en un patrón productivo
que, a diferencia de otros países, depende fuertemente
de factores básicos. De acuerdo con estudios sobre las
fuentes del crecimiento (Ellas V, 1990), mientras en eco-
nomías como las de Brasil, Argentina, México y Chile, el
aporte del factor tecnología a la contabilidad del cre-
cimiento oscila entre 30% y 40% Y en Colombia alcanza
a 25%, en Venezuela apenas se ubica en 9,6%, lo que
significa que el aporte de la innovación tecnológica al
crecimiento económico no alcanza a ser siquiera un
172
tercio del peso que tiene este factor en países de nuestro
entorno.
El correlato de la tendencia al decrecimiento del
producto per capita es una disminución secular de la
capacidad de ahorro que se expresa además en una
creciente pérdida de impulso en la generación de exce-
dentes financieros. Así lo pone de manifiesto la caída
en la penetración financiera medida por el descenso de
los activos financieros Sobre PIB desde 45% en 1985-88
hasta menos de 30% en 1995, una contracción que es
más aguda cuando sólo se consideran los activos líqui-
dos o depósitos bancarios, reflejando el continuo pro-
ceso de desmonetización y sustitución de moneda en la
economía desde mediados de los años 80'.
La caída en la capacidad de crecimiento, entre otros
efectos, se traduce a su vez en un deterioro de la base
de recaudación fiscal reflejada en un descenso de los
ingresos fiscales no petroleros desde 23% del PIB en
1977 hasta 7% en 1990, tendencia que se revierte lige-
ramente entre 1991 y 1995, pero a consecuencia de la
sustitución parcial del aporte fiscal petrolero por tributa-
ción interna. Un proceso que no ha avanzado con la
necesaria agilidad y transparencia', implicando que la con-
tracción abrupta de los ingresos petroleros, los cuales,
se reducen a cerca de la mitad, desde 15% 0988-92)
hasta 7,7% en 1995 \ no puede ser compensada a pesar
del incremento sustancial de la tributación no petrolera
desde 5% hasta 8,3%, en un período por demás caracte-
3. Para un análisis de los cambios recientes en la tributaci6n no
petrolera en Venezuela, véase Garda Gustavo, Rafael Rodrí-
guez y Silvia Salvato (1995).
173
rizado por una persistente recesión y atonía del aparato
productivo.
Como consecuencia de lo anterior y en virtud del
menor aporte fiscal petrolero a partir de 1990, se ha
visto severamente mermada la capacidad del Estado para
la provisión de servicios públicos básicos, reflejada en
la tendencia al deterioro continuo del gasto en bienes y
servicios públicos, los cuales bajap desde 20.7% en 1991
hasta 15.4% en 1995. Esto es un ajuste de magnitudes
considerables en la capacidad de prestación de servi-
cios y en la inversión pública, donde destaca la com-
presión del gasto en inversión directa desde 1,4% 0986-
90) hasta 0,7% 0994-95). La contrapartida de la contrac-
ción del gasto en bienes públicos es un incremento
pronunciado del gasto financiero, que tan sólo en pago
de intereses de la deuda pública pasa de 3% del PIB en
1993 a 4,7% del PIB en 1995 y se proyecta por encima
de 7% del PIB para 1996, implicando más que una
duplicación del peso del servicio de intereses en el
lapso de tres años.
Estas tensiones en el patrón de crecimiento, resul-
tantes de las deficiencias y omisiones de la política
económica en los últimos 25 años, se han visto ampli-
ficadas por la presencia de choques adversos en los
términos de intercambio especialmente en la década de
los 80'. En promedio la caída promedio de los términos
de intercambio se coloca en 44% en la década pasada,
superando los choques negativos de Brasil (3%), Chile
(23%), Colombia (30%) y México (27%).
El tipo de respuesta de política ante estos choques
ha consistido en acudir al expediente de la devaluación
y del impuesto inflacionario, implicando efectos muy
perniciosos como el deterioro del salario real, una ma-
yor regresividad en la distribución del ingreso, y una
peligrosa precarización del empleo. De acuerdo con datos
de la OCEI y del Ministerio de la Familia, al cierre de
1995 el ingreso real promedio de las familias se había
deteriorado 36% respecto a 1993; cerca de 4,6 millones
de hogares se encontraban en situación de pobreza para
1<)94, el nivel de desocupación alcanzaba aproximada-
174
mente 916 mil personas 00,7%) para 1995 y la fuerza
de trabajo ocupada en la economía informal viene incre-
mentándose en los últimos años, representando cerca
del 49% del empleo en 1995.
175
al 'deterioro de la legitimidad política de instituciones
básicas del Estado.
En 1994 el nuevo Gobierno, nacido de elecciones
realizadas en una tensa transición política, se enfrentaba
a una agenda de problemas en política económica, encabezada
por las secuelas de un creciente déficit fiscal y un profundo
déficit social, cuya complejidad dejaba poco lugar para
la escogencia. Pasados cinco años del intento de gran
viraje, los problemas de inflación, desigualdad social,
competitividad empresarial, desequilibrio externo y fiscal,
se habían agravado y la amenaza evidente de una crisis
general del sistema financiero completaba un escenario
de crisis, cuya solución no podía depender de medidas
aisladas. Los retos de la política económica se definían
por la necesidad de un programa económico donde la
estabilización y el crecimiento fueran asumidos pensando
más en políticas de largo plazo que apuntaran a resta-
blecer un nuevo patrón de crecimiento.
Los intentos anteriores de ajuste habían arrojado
escasos resultados en esa perspectiva, básicamente ha-
bían operado como ejercicios puntuales de contracción
de la demanda agregada interna, que sólo temporal-
mente restauraban el equilibrio en las cuentas externas.
El ajuste de 1983 que se tradujo en una recesión de 12
trimestres, con una lenta recuperación, revierte un déficit
de balanza de pagos en cuenta corriente de 8,5% del
PIE en 1982, alcanzando superávit promedio de 15% en
1983-85, pero cuando apenas la economía comenzó a
crecer, retornaron los déficit hasta alcanzar 6% en 1988.
Algo parecido ocurre con el ajuste de 1989, esta vez
con una contracción del producto más intensa pero de
menor duración (6 trimestres), se alcanzan superávit en
cuenta corriente de 120/0 y 15% en 1989 y 1990, decli-
nando a 5% en 1991, para retornar los déficit corrientes
en 1992-93.
Al cabo de estas experiencias el principal dese-
quilibrio de la economía venezolana radica en un déficit
fiscal que con los años se va haciendo insostenible en
términos intertemporales. La gestión de las finanzas pú-
blicas en 1992-93 venía acumulando un déficit de 6,6%
176
del PIB en el Gobierno Central y de 8,7% del PIB en el
sector público consolidado, elevando las presiones so-
bre la capacidad de endeudamiento sano de la Repú-
blica, la secuencia de superávits primarios continuos
desde 1980 se revierte a partir de 1993, alcanzando el
déficit primario a 0,3% en ese año, mientras que el
déficit global se ubica en 3,3%: La persistencia de eleva-
dos desequilibrios en las cuentas públicas y la difi-
cultad de acceso a sanas fuentes de financiamiento des-
pués de 1992, por la creciente prima de riesgo-país
impuesta a los títulos nacionales, estaban en la base de
los magros resultados en términos de estabilidad de
precios y nivel de incertidumbre.
Uno de los síntomas de esta debilidad se mani-
fiesta en la tendencia al alza de las tasas reales de
interés, que entre otros factores a la larga conduce al
deterioro del sistema financiero. Las tasas de interés
fueron reales positivas después de 1991, creciendo de
manera sostenida hasta 7,4% y 10% en 1992 y 1993,
respectivamente, en parte a consecuencia de la acentua-
ción de la restricción monetaria y por las expectativas
de devaluación del tipo de cambio. En particular, este
último factor estuvo fuertemente condicionado por el
esquema de políticas adoptado y por el conflicto institu-
cional alrededor del perfil de la política cambiaria, acu-
mulándose fuertes tensiones en materia fiscal, cambiaria
y monetaria. El agotamiento del régimen de minideva-
luaciones sucesivas y del esquema de esterilización a
través de pagarés de corto plazo del BCV son expre-
siones de las tensiones señaladas.
Así se va fraguando un escenario de creciente com-
plejidad al cierre de 1993, definido por la consolida-
ción de un cuadro de expectativas de inflación al alza,
la amenaza previsible de una crisis financiera, con sus
efectos esperados sobre el nivel de incertidumbre y la
pérdida de confianza en el signo monetario, a lo cual se
agrega el exigente cumplimiento de los compromisos
por servicio de la deuda pública externa, en un entorno
financiero poco favorable. En estas condiciones se inicia
el largo camino hasta las puertas del FMI.
177
CAMINO HASTA EL FMI
D.' EL LARGO
178
patibles con la filosofía fundamental del FMI, era un
agente que difícilmente pudiese siquiera estar dispues-
to a conversar con el organismo.
179
y los evidentes fracasos iniciales hicieron que ese grupo
poco a poco perdiera incidencia en la formulación de
políticas económicas, aun cuando siguió gravitando alre-
dedor del gobierno. De hecho las tres ideas básicas que
servían de pivote mantuvieron cierta entidad en las altas
esferas del gobierno, entre ellas la idea de que el go-
bierno no necesitaba recurrir al FMI.
El problema clave para la política económica a prin-
cipios de 1994 era enfrentar el proceso de estanflación
aguda que desde 1993 venía atravesando la economía
nacional y abordar la crisis financiera en gestación me-
diante un adecuado manejo, en sintonía con la abundante
experiencia internacional en la materia. A principios de
año era ya un diagnóstico consensual que la fuente
principal de presiones inflacionarias radicaba en el de-
sequilibrio estructural de las finanzas públicas, al cual
se agregaba durante el año las secuelas fiscales de la
crisis financiera. Pero las exigencias de la coyuntura
económica superaron a un esquema de políticas ofi-
ciales afectado por severas limitaciones de enfoque. Si
bien el esfuerzo por modernizar el esquema de tributa-
ción interna con el llamado Plan Sosa denota un avance
por la creación del Seniat, la sustitución del IVA por el
impuesto a las ventas al mayor y al consumo suntuario
significó una pérdida relativa de eficacia tributaria, la
reforma del código tributario apenas se concentró en el
ajuste de multas y sanciones y en la creación de la
unidad tributaria, y la aplicación del distorsionante im-
puesto a los débitos bancarios ejemplifica cómo en ge-
neral las propuestas fiscales se limitaron a medidas im-
positivas para el manejo de corto plazo.
En general los intentos de corrección del dese-
quilibrio fiscal en 1994 conservaron un importante com-
ponente de medidas transitorias, planteando la persis-
tencia de un déficit significativo para 1995. Es difícil
encontrar una situación donde un gobierno se compro-
meta con un plan tributario de aumento de impuestos,
limitado y discutible pero a fin de cuentas necesario, y
en lugar de mejorar las expectativas sobre la salud de
las finanzas públicas se presenta un deterioro agudo de
180
las expectativas del público. Esto sólo puede ocurrir
cuando, a pesar de las bondades formales de las me-
didas, la política económica carece de credibilidad, se
intuye que puede ser reversible y en definitiva no cu-
bre las condiciones de amplitud, secuencia y precisión
en el tiempo requeridas.
El enfoque sobre el problema de la inflación coloca
todo el acento de la estabilización, inicialmente, en los
acuerdos concertados de precios, y luego, en los con-
troles directos aplicados en el segundo semestre, obvian-
do el rol de las expectativas de inflación en un entorno
caracterizado por la ausencia de un cronograma pre-
ciso de medidas globales y coherentes. Bajo esas direc-
trices, con una peculiar visión heterodoxa, desde el Go-
bierno se realizan dos intentos por darle forma a una
propuesta de política económica con el PERE y el Pacto
Antiinflacionario. EL PERE fue una ilusión de plan, que
si bien definía algunos objetivos generales loables, como
reducir la tasa de inflación, resultaba ambiguo en cuanto
a metas temporales y muy impreciso en la definición de
medidas de política y su eslabonamiento en el tiempo.
Las iniciales reacciones positivas a la propuesta obe-
decían a una disposición conveniente de los agentes
económicos y sociales a la necesidad de un verdadero
programa de estabilización, superando con creces las
virtudes propias de una propuesta caracterizada por la
vaguedad. La fatiga por el prolongado desajuste de la
política económica favoreció inicialmente a esta suerte
de espejismo."
Si bien en el PERE se asume cierta elocuencia en
un discurso modernizador de la economía, expresado
en la necesidad de "abatir la inflación", conservar una
estrecha "coordinación macroeconórníca" y lograr la "esta-
bilización con crecimiento", la presentación estaba muy
lejos de expresar las tendencias modernas del pensa-
8. La opinión pública local otorgó un voto de confianza a la
propuesta. No obstante, es sintomática la caída del precio de
la deuda externa luego de que se expusiera a la prensa extranjera
que se trataba de un Plan que no necesitaba del respaldo del
FMI.
181
miento económico. Así, por ejemplo, todo el problema
de la coordinación macroeconómica se asume con un
enfoque ínstitucionalísta-burocrátíco de "equipos de coor-
dinación y seguimiento", soslayando la relevancia de
articular el programa en torno a reglas de política fis-
cal, monetaria y cambiaría. Entre las debilidades bá-
sicas del PERE se encontraban una acentuada incompa-
tibilidad de objetivos macroeconómicos, indefiniciones
sobre los lineamientos de política fiscal, un diagnóstico
contable del "exceso de liquidez", imprecisiones en el
diseño de la propuesta de bonos en dólares (Bonos Co-
rrales-Espínaza), olvido incomprensible de la reforma
del régimen cambiarlo, carencias evidentes en políticas
de rentas y en particular sobre la reforma del sistema de
prestaciones sociales.
Apenas meses después del fracaso del PERE se lanza
la propuesta del "Pacto antiinflacionario". El objetivo
de concertar esfuerzos entre los agentes sociales para
reducir la tasa de inflación era incuestionable, pero ese
cometido se quedó en un simple enunciado al no pre-
cisarse de nuevo metas temporales, instrumentos defi-
nidos y un claro mecanismo de seguimiento. La inicia-
tiva carecía de los ingredientes fundamentales para dar-
le contenido y credibilidad. La manera en que se instru-
mentó el proceso obviaba que a la estructuración de
una política de rentas sólo puede atribuírsele un papel
subordinado en relación con la responsabilidad supe-
rior de la política económica, desconociendo que en
otras experiencias lo fundamental ha sido la acción del
Estado en su papel de creador del marco adecuado para
las políticas fiscal, cambiaría, monetaria y de reforma
instltucional.? En el Pacto no estaban definidos los roles
de los participantes y además no se precisaban aspectos
182
cardinales como el monto y la forma de alcanzar la
disminución del déficit fiscal, las metas de inflación pre-
vista, las pautas de flexibilización del control de cam-
bios y el perfil de la nueva regla cambiaria.
Se anunciaba el objetivo de abatir drásticamente la
inflación atacando las causas reales. Sin embargo, tam-
bién se planteaba un esquema gradual (reducción pro-
gresiva) sin precisarse las metas en el tiempo y tan sólo
exhortando a los agentes económicos a una disminu-
ción no menor del 20% de la tasa de variación ínter-
trimestral. Un aspecto singular es que en el Pacto se
dejaba para el mediano plazo la definición de una regla
cambiaria que mantuviera la competitividad externa y
evitara efectos inflacionarios. En estricto sentido esta
regla no la ha podido inventar nadie, por lo que el
mensaje en si mismo creaba confusión. Una regla de
tipo de cambio real, por ejemplo, puede garantizar un
tipo de cambio "competitivo" pero a costa de perder
control sobre los agregados monetarios. Una regla de
anclaje cambiario ayuda a la estabilización pero implica
renunciar al tipo de cambio como arma para mejorar la
competitividad, y ésta pasa a depender de políticas de
oferta. Sobre un tema clave como éste el Pacto no hizo
más que aumentar la incertidumbre.
En suma con el PERE y con el Pacto la adminis-
tración Caldera experimentó lo que se podría llamar la
ilusión de concertar en el desconcierto. Se intentó emu-
lar modelos de estabilización heterodoxos (México, Is-
rael) cuidando las formas y olvidando el contenido, es
decir, pasando por alto que el éxito de la concertación
depende de un cambio rotundo de las expectativas de
los agentes involucrados y esto a su vez sólo es po-
sible si el agente facilitador cuenta con un programa de
estabilización global, coherente y creíble. Con un sen-
tido del tiempo que no se compadecía con la urgencia
de los cambios se olvidó que cuando un gobierno es
capaz de presentar una oferta programática clara en el
manejo de la política económica, con seguridad estará
menos necesitado de apelar a mecanismos de concertación,
pudiendo dedicar los escasos recursos (financieros y
183
humanos) a trabajar en la dura tarea de las reformas
estructurales.
184
ciamiento de la crisis implica una fuerte expansión de
deuda interna, de alto costo y corto vencimiento, que
acentúa el desequilibrio de activos y pasivos públicos,
deteriorando la solvencia del Estado."
Durante la fase inicial de la crisis en materia de
política fiscal, monetaria y cambiaría no se plantearon
mayores definiciones de mediano y largo plazo. Mien-
tras la respuesta inmediata a los distintos episodios de
fallas bancarias consistía en una sucesión de acciones
discrecionales dictadas por la casuística, con retardos y
omisiones evidentes, en el plano de las finanzas públi-
cas predomina un enfoque de contabilismo fiscal que
apenas atiende a las consideraciones de ingresos y gas-
tos de la clásica interpretación del balance fiscal en
base caja (impuestos transitorios, recortes de gastos pun-
tuales). Era un enfoque del desajuste fiscal que termi-
naba siendo limitado en la identificación de la natu-
raleza y alcance del problema, desconociendo las pro-
pias implicaciones de la solución financiera de la crisis
bancaria para el resultado esperado en ejercicios fis-
cales más allá de 1994.
Se estaba obviando que la estructura de activos y
pasivos corrientes define en mucho el esfuerzo fiscal
requerido en el futuro, de forma que si el nivel de
deuda es insostenible en términos intertemporales, enton-
ces, no es posible que un ajuste fiscal convencional, de
corto plazo, pudiera resolver el problema de viabilidad
financiera del Estado. En definitiva el discurso fiscal
oficial desconocía las implicaciones que tiene para el
ajuste la nueva dimensión de la deuda pública interna a
partir de 1994, en particular por el endeudamiento de la
República a nombre de FOGADE (5% del PIE) y por la
deuda con el BeV, finalmente registrada en 1995 (11%
del PIB). A diferencia de otros países de nuestro entorno,
Venezuela presentaba un bajo indicador de deuda interna
sobre el PIB antes de la crisis financiera, incluso por
debajo del 5% del PIE. Este aumento súbito, además de
185
significar un incremento sustancial en los gastos finan-
cieros por servicio de intereses internos, coloca mayor
presión sobre el reajuste de ingresos y gastos reque-
ridos en el tiempo.
En general los resultados de la economía desde
1994 dan cuenta de la ausencia de un cuerpo homo-
géneo de decisiones en la gestión de las políticas eco-
nómicas de corto plazo, que se expresa en una signi-
ficativa ausencia de coordinación macroeconómica, en
particular, durante el primer semestre del año. El equipo
económico estuvo dando saltos de la crisis bancaria a la
fiscal, de la fiscal a la cambiaria y vuelta a empezar, sin
tomarse un mínimo de tiempo para reflexionar sobre la
importancia de poner orden en el discurso económico.
En tal sentido, 1994 destaca por haber sido un año his-
tórico en cuanto a la variedad de regímenes cambiarios
aplicados, comenzando por el sistema de tipo de cam-
bio reptante preanunciado (crawltng peg) , que luego fue
seguido por variaciones de flotación dirigida a través de
diversos esquemas de subasta de divisas (entre ellas la
famosa "subasta holandesa"), hasta culminar con la pues-
ta en marcha, por vez primera en Venezuela, de un
sistema de control de cambios integral durante el se-
gundo semestre en el marco de las medidas de emer-
gencia de finales de junio, una vez que las crisis fiscal y
financiera conducen a una fuerte salida de capitales.
Las medidas económicas de emergencia (control de
cambios y de precios) fueron justificadas con argumen-
tos políticos (inestabilidad social, rumores conspirativos,
especulación desbordada) y al parecer nadie en el go-
bierno estaba de acuerdo en el fondo con la efecti-
vidad de los controles, pero se admitía con resignación
su necesidad, dejando al descubierto que no se hizo lo
indicado con anticipación, para evitar arribar a ese ca-
llejón sin salida de un esquema de controles que se
estaba improvisando sobre la marcha. El Estado venezo-
lano no tenía (ni tiene) la capacidad administrativa ne-
cesaria para asumir un sistema de control de cambios y
de precios que hiciera mínimas las distorsiones de estos
regímenes de política, lo cual potenciaba de forma deter-
186
minante el riesgo de corrupción que por naturaleza está
asociado a estas políticas. Para los apologistas del control
de cambio el problema dependía de las personas que
en particular fungieran de administradores, obviando que
el mal se engendra en la propia base del sistema, cuan-
do manifestaban su fe en la posibilidad de contar con
una fórmula mágica para un control de cambios "automa-
tizado" , sin intervención de la voluntad humana, una
suerte de control de cambio celestial.
Las medidas de emergencia se anuncian con el ob-
jetivo de enfrentar la incertidumbre y la inestabilidad,
pero las propias medidas (y más aún la forma en que se
anuncian) terminan generando el efecto contrario. Al
principio se argumenta que el esquema de controles
tendría un carácter transitorio, pero la duración' del es-
quema nunca estuvo sometida al logro de metas con-
cretas (reducción de la inflación, incremento de reservas,
nivel de tipo de cambio), dando pie a los intereses de
grupo que tienden a prolongar la permanencia de estas
políticas. Las medidas de control tienen beneficiarios y
perdedores, y ese resultado no siempre se distribuye en
la forma en que se cree comúnmente. La fijación de
precios controlados puede terminar favoreciendo a las
empresas menos eficientes o aquéllas que no tienen
interés en competir. La negociación sobre el precio final
a
de los productos regulados pasa darse en una relación
bilateral entre funcionarios públicos y empresa, en la
que los primeros carecen de información completa sobre
los costos reales. En cuanto al control de cambio los
grandes beneficiarios tienen a ser las empresas cuya
dimensión, tradición, poder de mercado y relaciones,
terminan colocándolas primero en la lista de raciona-
miento. Las dificultades para detectar la sobrefactura-
ción de importaciones, una práctica que se hace gene-
ral, termina produciendo una enorme renta diferencial a
favor de ciertos grupos económicos particulares. La ilu-
sión de beneficio público que motiva los controles se
desvanece en poco tiempo, que en nuestro caso no
llegó a durar un año.
187
Una comparación del comportamiento de las prin-
cipales variables macroeconómicas y financieras permite
concluir que los objetivos esperados con la aplicación
del control de cambios, apenas se cumplieron en los
primeros dos meses de aplicación, sobre todo en cuan-
to a nivel de reservas y volumen de importaciones. Pero
al poco tiempo se reiniciaron las salidas de capitales.
De acuerdo con investigadores del FMI (véase Peter
Quirck, 1995), la fuga de capitales por subfacturación
de exportaciones y sobrefacturación de importaciones
asciende a 1.712 millones de dólares entre septiembre
de 1994 y marzo de 1995, a pesar de la draconiana Ley
del régimen cambiario.
El control tampoco sirvió para reactivar la econo-
mía, la tasa de crecimiento del producto no petrolero
siguió siendo negativa durante el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. La prolongada falta de estímulo
a la actividad económica interna se traduce en una tendencia
al alza de la tasa de desempleo que se acentúa en el
periodo del control cambiarlo, al incrementarse hasta
10% entre junio 94 y junio 95. No hay una mejora
significativa de la tasa de inflación promedio anuali-
zada antes y después del control. De igual forma el
crecimiento del acervo monetario (M!), a pesar de descen-
der, se mantiene en cotas elevadas (64%) entre junio 94
y junio 95. En cuanto a las tasas de interés, si bien se
cumple la caída esperada como consecuencia de la res-
tricción a los movimientos externos de capital 11, la inesta-
bilidad de las tasas, medida por la desviación estándar,
se incrementa de forma notable, en virtud del fuerte
desequilibrio fiscal y de la errática política del Bev en
esta materia. Sobre esto es notable que mientras 1994
fue el año de los regímenes cambiarios, en 1995 se bate
188
el récord de regímenes de tasas. El BeV trabajó con al
menos 4 esquemas distintos, cuya justificación respon-
día a criterios tan disimiles como estimular la inver-
sión, garantizar un rendimiento adecuado a los aho-
rristas, controlar el margen diferencial y estimular la
intermediación fínancíera.P
En el sector externo, luego de un superávit de
balanza de pagos en cuenta corriente de $ 2.450 millones
en 1994, las cifras de cierre de 1995 reflejan un des-
censo hasta $ 1540 millones, a pesar de un incremento
de las exportaciones totales en $ 1.700 millones. Un año
después del control, las importaciones autorizadas por
la lAC al sector privado ascienden a un promedio diario
de 46,05 millones de dólares, indicador superior al corres-
pondiente al primer semestre de 1994 (31,2 millones de
dólares), así como al del año 1993 (42,8 millones de
dólares). Por el lado de las reservas internacionales, en
la posición neta de pasivos externos se presenta una
importante recuperación en el segundo semestre de 1994,
desde $ 4.700 millones en junio hasta $ 7.320 millones
en diciembre. Pero en el primer semestre de 1995 las
reservas netas vuelven a caer hasta $ 6.841 millones.
Las reservas operativas, cuyo nivel mide efectivamente
las posibilidades de caja y la probabilidad de colapso
del régimen cambiario, descienden de $ 7.311 millones
en diciembre de 1994 a $ 5.944 millones en agosto. Es
decir, una contracción de 1.433 millones en ocho meses
(-20%) y una pérdida promedio mensual de $ 179 millones.
El balance del control de cambio arroja como resul-
tado que este régimen de emergencia poco sirvió para
animar el crecimiento y bajar la inflación de forma efi-
caz, tampoco logró evitar la fuga de capitales y más
bien fue objeto de crecientes filtraciones que han mostra-
do, como era predecible, la imposibilidad de aplicar un
sistema de control integral automático y puro como lo
postulaban muchos de los proponentes de tal régimen.
12. Durante el período del control de cambios en el sector finan-
ciero se agrava el desequilibrio entre captaciones y coloca-
ciones, descendiendo el índice de intermediaci6n crediticia
desde 55% a 32,5% antes y después del control.
189
Al cabo de un año el sistema muestra claras señales de
agotamiento y una débil capacidad para mejorar el ba-
lance de las cuentas externas del país. En esas con-
diciones la coyuntura cambiaria a partir del tercer tri-
mestre de 1995 comienza a dictar pautas para acelerar
la firma de un acuerdo con el FMI, lo cual se expresa
en el temprano anuncio de la eliminación del control de
cambios para el primer trimestre de 1996.
A esta altura el anuncio del ministro Matos de una
modificación del régimen cambiario con tanta anticipa-
ción, con el lógico ajuste de la paridad que cabría es-
perar, multiplica las conductas especulativas, más aún
considerando la lentitud y ambigüedad oficial para de-
finir las fases y los pasos de esa transición. Era una
invitación para que los demandantes de divisas se coloca-
ran en la cola y para que la determinación de los pre-
cios en la economía se diera en función del costo mar-
ginal que señalaba el mercado paralelo o dólar Brady.
Un mercado que por sus propias características fomen-
taba una brecha cambiaria muy alta, elevando los cos-
tos de la unificación prevista, entre otras razones por
las barreras de acceso a los oferentes en el mercado
Brady. Lo que en principio se había concebido como
una de las válvulas de escape al control de cambios
integral, se había convertido en el peor de los posibles
sistemas de tipo de cambio dual, en tanto que la volati-
lidad del mercado Brady, en precios y en cantidades,
introducía una gran distorsión en la asignación de re-
cursos, perdiendo las autoridades la capacidad de fija-
ción del tipo de cambio, mientras el Estado ni siquiera
obtenía algún provecho desde el punto de vista fiscal al
no poder intervenir el BeV en el mercado paralelo y así
realizar utilidades camblarias.'!
Para el momento el problema central era despejar
la incertidumbre sobre la política cambiaria por las conse-
cuencias que esto tendría sobre el programa de estabi-
lización, procurando evitar que la inercia pudiera con-
13. Con una brecha cambiaria de 50%, bajo un sistema dual abierto,
las utilidades cambiarias habrían representado cerca de 3% del
PIB.
190
ducir a ataques consecutivos, a un mayor sacrificio de
reservas y a una mayor pérdida de credibilidad en las
posibilidades de iniciar el ajuste con un nivel de pari-
dad cercano al equilibrio, en términos del respaldo en
reservas de los pasivos de emisión del Bev. Las exigen-
cias en política cambiaria estaban definidas por la nece-
sidad de lograr una unificación rápida que evitase un
escenario de ajustes escalonados y ataques discretos so-
bre la posición de las reservas, emitiendo un claro men-
saje en cuanto a que el tipo de cambio no sería em-
pleado como herramienta de recaudación fiscal, lo cual
debía ser consistente con un programa de ajuste fiscal
con enfoque intertemporal.
Pero, contraria a esta prescripción, la conducta de
las autoridades implícitamente estaba otorgando un se-
guro cambiaría a los especuladores al posponer la unifi-
cación para el siguiente trimestre. En cierta forma el
mercado había recogido lo que efectivamente era una
restricción para hacer la unificación de manera inme-
diata, vale decir el deterioro de las cuentas fiscales en
1996 que traería como consecuencia un ajuste cambiario
antes de finalizar el ejercicio fiscal de 1995, por las
pérdidas cambiarias en aquellas empresas con una posición
pasiva neta en divisas, lo cual terminaría rebajando el
ISLR a recaudar en marzo de 1996. Pero, curiosamente,
las apremiantes necesidades de financiamiento de la Te-
sorería hacia finales de 1995 precipitan una decisión de
devaluación del tipo de cambio oficial manteniendo el
régimen de control. La famosa devaluación de diciem-
bre anunciada por Matos Azócar, que previo acucioso
cálculo de la unidad de planificación de PDVSA coloca
el tipo oficial en Bs. 290 por dólar (+71 %), permite
generarle a tal corporación unas pérdidas cambiarias
deducibles del aporte fiscal, a cambio de lo cual nego-
cia con el Ministerio de Hacienda la canalización de la
mejora inmediata de su flujo de caja, hacia la compra
de títulos públicos. Así, como resultado de un acuerdo
financiero al interior del sector público, se inicia un
proceso de devaluación por cuotas, muy conveniente
para las partes, pero muy perjudicial para el país.
191
Una vez realizado el ajuste de la paridad oficial a
Bs. 290 por dólar manteniendo el esquema de control
de cambio sobre operaciones corrientes, el mercado para-
lelo para operaciones financieras y corrientes raciona-
das se mantiene entre 15% y 20% por encima de la
paridad oficial. Las expectativas de limitadas asignacio-
nes en el mercado oficial, al menos para lo que restaba
del año y el primer bimestre de 1996, planteaba una
presión latente sobre el diferencial entre ambos merca-
dos. Diversos factores apuntaban a que el mercado Brady
continuase siendo volátil, entre ellos el bajo número de
oferentes primarios, los elevados costos de acceso, el
carácter no obligante de las operaciones pactadas, la
ausencia de reglas de cotización, la falta de seguimien-
to de las operaciones y la ausencia de intervención
pública para regularlo.
Así, el ajuste cambiario, a pesar de ser drástico y
ubicarse al principio en un nivel de relativo equilibrio
de paridad comercial, comenzó a ser percibido como
una tasa piso que probablemente sería reajustada al alza
con el probable acuerdo con el FMI. La forma en que se
hizo el ajuste dejó abiertas expectativas sobre los efec-
tos negativos en las cuentas fiscales para 1996, a lo cual
se agregaba la incertidumbre sobre la posible recon-
ducción del presupuesto. Ambos factores tuvieron tam-
bién un impacto negativo sobre el mercado cambiario.
El escenario hacia el mes de marzo estaba definido por
la presencia de varios mercados paralelos segmenta-
dos, el colapso del sistema de control de cambio, la
amplia brecha entre el tipo oficial y el Brady, los ajus-
tes de precios en bienes no regulados a los tipos para-
lelos y el desplome de tasas de interés nominales por la
extravagante política de encajes del Bev con el llama-
do encaje especial remunerado. En esas condiciones se
entra en la etapa final de las conversaciones con el FMI.
192
debilidad de las instituciones públicas involucradas en
el diseño e instrumentación de la política económica.
Este factor, junto con la desarticulada interpretación hete-
rodoxa de la economía que manejaron los planifica-
dores del gobierno, ha estado en la base de los serios
problemas de credibilidad que han arrastrado las ejecu-
torias oficiales en esta materia. Esa carencia de credi-
bilidad por si sola justificaba la necesidad de arribar a
algún tipo de acuerdo con el FMI, así fuese bajo la
modalidad de supervisión y vigilancia (v.g, sbadowprogram).
Sin embargo, las razones para un acuerdo con el FMI en
el caso venezolano van más allá de esta consideración.
Decir que el país no necesitaba ir al Fondo porque no
enfrentaba un clásico desequilibrio de balanza de pagos
era no comprender la magnitud de los problemas que
aquejaban a la economía venezolana. El fuerte desba-
lance entre activos y pasivos del sector público y la
necesidad de emprender un programa orientado al cre-
cimiento, que requiere de una fuerte asistencia de re-
cursos externos, son dos razones que de entrada debie-
ron despejar las dudas sobre la necesidad de la firma de
un acuerdo. No obstante, la idea contraria continuó preva-
leciendo aún en pleno proceso de negocíacíón."
Esta posición se expresaba en dos dimensiones. En
primer lugar, se pensaba que el país sólo necesitaba un
acuerdo de supervisión, y no eran propiamente recur-
sos externos lo que se buscaba al acudir al Fondo. Se
trataba simplemente de un acuerdo, mejor sin la forma-
lidad usual, que garantizase el acceso .a los mercados
financieros internacionales, los cuales se habían cerra-
do desde 1994 con el control de cambios. La concep-
ción prevaleciente era que la negociación no tenía por-
qué hacer del financiamiento externo una variable de
14. En paralelo a los acercamientos al FMI, en 1995 el gobierno
buscaba con afán alternativas de apoyo financiero, primero
manejando opciones de titularización de la factura petrolera,
luego ofreciendo garantías de suministro de materias primas a
países asiáticos. Inclusive a principios de 1996, bajo la jefa-
tura de Armando Córdova se gestiona un acuerdo con las
autoridades brasileñas que no pasa del intercambio informal
entre funcionarios intermedios.
193
importancia. En segundo lugar, la otra dimensión era
que la negociación con el FMI fundamentalmente obe-
decía a razones de política y, por tanto, poco importa-
ban los detalles técnicos de la negociación. Esta concep-
ción implicaba que si bien se iniciase un proceso de
apertura con el FMI, a lo largo de éste la negociación
en si misma se subestimase. Esto se manifestó en el
mismo diseño de los diversos equipos negociadores, los
cuales jamás recibieron la autoridad necesaria y en ge-
neral estuvieran débilmente conformados.
En toda negociación con el FMI hay, al menos,
cuatro momentos claves: a) conciliación de cifras del
escenario base y proyecciones; b) definición de la na-
turaleza del ajuste y de la modalidad de asistencia; c)
programa de medidas y metas cuantificadas; y d) gra-
dación de la condicionalidad para los distintos tramos
de crédito (elaboración de Carta de Intención), donde
sin duda estas dos últimas son las etapas críticas. La
primera fase del proceso no pasó de la revisión super-
ficial de algunos escenarios elaborados por el FMI en
relación con la magnitud de los ajustes involucrados. En
realidad no fue propiamente una negociación, pues la
contraparte local sólo se limitaba a suministrar la informa-
ción requerida para ejercicios de simulación, aunque
manteniendo las poses de rigor 15. El proceso avanzó muy
poco desde septiembre, cuando se dieron los primeros
pasos, hasta principios de 1996, cuando las conversacio-
nes se hallaban estancadas, sin definiciones sobre moda-
lidad del acuerdo y programa de medidas, aunque se
difundía que éstas continuaban avanzando, pese a lo
cual en la opinión pública crecía el escepticismo sobre
un acuerdo definitivo.
El trabajo de conciliación de cifras tampoco estaba
adelantado para esa fecha. En lo referente a los ejer-
cicios de proyección del déficit y medida del ajuste
15. Cuando la negociación se puso un tanto exigente en términos
técnicos, uno de los voceros iniciales señaló que la única
diferencia entre los negociadores locales y los del FMI era que
éstos leían el "Dombusch en inglés", mientras que "nosotros lo
leemos en español".
194
fiscal requerido, era evidente un conjunto de limita-
ciones. La ausencia de una clara secuencia de medidas
de ajuste y las deficiencias metodológicas de las proyec-
ciones locales daban cuenta de la importante carencia
técnica en la posición negociadora local. En particular
destacaban graves inconsistencias en los escenarios pre-
sentados, tales como la suposición de una senda de
inflación mensual decreciente mientras se proponía una
corrección continua del tipo de cambio nominal al di-
ferencia de inflación; la baja sensibilidad del aporte
fiscal petrolero ante diversos escenarios de deprecia-
ción real del tipo de cambio; la incompatibilidad entre
la programación monetaria estimada por el BCV con
respecto a la senda esperada del tipo de cambio y los
supuestos sobre comportamiento del producto y la velo-
cidad de circulación del dinero, y por último, la ausen-
cia de consideraciones precisas sobre el ajuste de las
tasas de interés.
El estado de las negociaciones era tal que para
mediados del primer trimestre el equipo negociador ori-
ginal estaba virtualmente desierto, como parte de un
verdadero desorden dentro de un esquema organiza-
tivo donde se solapaban varios grupos de trabajo crean-
do una verdadera confusión en el organismo multila-
teral 16. La situación cambió un tanto a partir de marzo
con la entrada de Teodoro Petkoff al gabinete, pues
bajo el patrocinio del nuevo ministro de Cordiplan todo
el trabajo se centralizó en la unidad de planificación de
PDVSA. El resultado de ese proceso fue la conformación
de un "nuevo" equipo de negociación. 17 Pero la misma
16. . La situación de confusión generalizada llegó hasta un punto,
antes de la sustitución de Edgar Paredes Pisani .en Cordiplan,
que éste programaba un viaje a Washington con un equipo
conformado por no menos de 30 personas, en calidad de
representantes de cada uno de los grupos involucrados y de
las fuerzas vivas del país, con el objetivo de hacer práctica-
mente una manifestación a las puertas del FMI.
195
idéa de que se trataba de una negociación esencial-
mente política siguió prevaleciendo entre quienes diri-
gían el proceso. Si bien toda negociación con el FMI
tiene un componente político necesario, en gran me-
dida involucra una serie de aspectos técnicos que son
en definitiva los que hacen la diferencia entre una buena
y una mala negociación, especialmente en cuanto al
tipo de programa que sirve de base para un acuerdo
con ese organismo.
Desde hace cierto tiempo los programas del Fondo
y la metodología que los acompaña han sido objeto de
fuertes críticas que apuntan a la enorme simpleza con
que el FMI tradicionalmente ha enfocado los problemas
de estabilización y ajuste. Varios analistas (Bacha, 1985;
Edwards, 1987; Dornbusch, 1980) han venido señalan-
do que la ausencia de un bloque de oferta agregada y
el menosprecio por los problemas de crecimiento ha-
cen que los modelos tradicionalmente utilizados en el
Fondo se limiten a simples ejercicios contables. El pro-
blema no sería ciertamente importante si se tratase de
ejercicios académicos. El asunto fundamental es que di-
chos ejercicios conducen a decisiones de política como
la de restringir el crédito doméstico, la de reducir el
déficit en magnitudes y de forma que tienen enormes e
importantes consecuencias en la manera en que las varia-
bles económicas se ajustan a esos cambios de política
económica.
Es añeja la tradición de esos ejercicios contables. A
partir de supuestos simples sobre el perfil y la esta-
bilidad de la demanda de dinero, la llamada progra-
mación monetaria es un ejercicio de manipulación de la
demanda agregada con los mismos vicios de los mo-
delos keynesianos más ingenuos. A pesar de esas in-
consistencias, resulta sorprendente que un modelo que
no incorpora para nada los problemas de la oferta o el
modelaje de las expectativas pueda haber llegado tan
lejos en términos de su influencia sobre la formulación
de políticas. Hoyes materia de consenso entre los econo-
mistas profesionales que el peor programa de estabili-
zación que país alguno puede tener es precisamente la
196
cartilla del FMI basada en sus clásicos ejercicios de
programación monetaria. Un programa que no reconoce
que los problemas de oferta tienen una responsabilidad
fundamental en las labores de estabilización y que los
cambios de reglas tienen un gran impacto en la forma-
ción de expectativas, termina por producir un costo
excesivo en términos de producto y empleo, en definitiva
la única forma como las cosas pueden ajustarse de forma
contable.
Ciertamente el FMI como institución se ha dado
cuenta del problema y de allí la importancia que han
adquirido las llamadas reformas estructurales, pero esto
no ha sido suficiente 18. Los equipos de consulta, sea por
comodidad intelectual o por simple tradición burocrá-
tica, continúan haciendo sus ejercicios de programa-
ción monetaria como base para la formulación de po-
líticas. A decir verdad, la firma de un acuerdo con el
FMI no es sinónimo de tener un programa basado en
esos ejercicios contables (v.g, Argentina en los años
90). Pero existe una probabilidad alta de terminar adop-
tando un típico programa "fondomonetarista" si el equipo
local no hace bien su trabajo. De allí que el aspecto
técnico sea tan importante. El proceso de negociación,
que se emprendió bajo la idea de que se trataba de una
negociación política, con el nuevo equipo negociador
prácticamente mantuvo los mismos vicios del anterior.
No se negociaba sobre la base de un programa que
fuera fruto de un esfuerzo intelectual propio, sino so-
bre ejercicios contables parciales en los que el hori-
zonte temporal no llegaba más allá de 1996. En esas
condiciones no resultaba extraño que las conversacio-
nes se llevaran a cabo con una gran dosis de ingenui-
dad, inclusive presentando propuestas de ajustes fiscal
que superaban las mismas exigencias del Fondo 19. Esa his-
18. De hecho en los departamentos de investigación del FMI ha
sido tema de atención teórica la preocupación por programas
de ajuste orientados al crecimiento (Khan-Montiel, 1988).
197
toria no podía terminar de otra forma que no fuera la
del FMI imponiendo todas las condiciones y los equipos
locales replegando todas las restricciones. Así, el go-
bierno determina la disposición definitiva al acuerdo el
día antes de que la misión de ese organismo se mar-
chara del país, bajo la amenaza de que si no se acep-
taba la propuesta elaborada por el Fondo el acuerdo
sencillamente no se firmaría.
Al final de este episodio el FMI se hizo cargo esta-
bleciendo estrictas acciones previas y colocando una
especie de piloto automático. Ante el riesgo de que
alguien por accidente encendiera las turbinas o disparara
algún misil, los funcionarios del FMI decidieron imponer
una simple cartilla de vuelo: el clásico programa de
ajuste de demanda agregada, acompañado con una meta
de acumulación de reservas que garantizara la recupera-
ción de los recursos otorgados, sin nada de ejercicios
complejos de política económica. Al final, el Fondo ha
actuado con la lógica de un prestamista convencional,
no importándole si el deudor a la larga soluciona sus
problemas: lo importante es que pague. En cierta for-
ma se trata del peor programa que país alguno puede
tener, porque sencillamente no es un programa para la
estabilización, es decir, para reducir drásticamente la
tasa de inflación, sino que se repite el mismo tipo de
ajuste que ha experimentado la economía venezolana
desde 1983: contracciones de la demanda agregada que
sólo funcionan con una economía en recesión y que
más temprano que tarde escalan otro peldaño inflacio-
nario. Un nuevo ciclo que condena a la economía a
inflaciones de 30%-50%, obligándola a hacer ajustes re-
currentes. En la medida en que los agentes económicos
descubren que la llave de cierre siempre termina siendo
producir sorpresas inflacionarias a través del mecanismo
de la devaluación, esos ajustes se tornan en estabili-
zaciones fallidas, como sorpresas que cada vez son anti-
198
cipadas más rápidamente y que tienden a incrementar
los costos de los nuevos ajustes.
Como corolario, al menor por un tiempo, todos los
actores del juego obtienen algún beneficio. El gobierno
puede anunciar que, finalmente, logró un acuerdo con
esa criatura antipática, aunque útil a los fines de ac-
ceder a financiamiento externo, en que se ha conver-
tido al FMI. Los funcionarios del gobierno venezolano,
avalando la cartilla, pueden convertirse en los nuevos
mariscales de un ajuste de corto aliento. Los funciona-
rios del Fondo pueden anunciar que llegaron a un acuerdo
con la oveja negra del contexto latinoamericano, como
credencial capaz de darle algunos puntos para subir en
el escalafón del organismo. Al final, si el ajuste no
funciona, siempre será posible encontrar alguna expli-
cación para el fracaso del programa en las deficiencias
institucionales. Si eso ocurre, probablemente, dado el
tipo de programa que sirve de base para el acuerdo, el
Fondo seguirá siendo la criatura antipática y Venezuela
la oveja negra. Lo deplorable en el balance del ajuste es
la posibilidad de que el país salga con la peor parte, en
tanto el ajuste no logre reducir la inflación a niveles de
un dígito y la economía tenga que pagar el costo de
una fuerte recesión, aunque a corto plazo se logren
exhibir algunos indicadores positivos en materia de re-
servas, balance externo y otros resultados contables ba-
sados en menos servicios públicos, severo deterioro en
los ingresos reales y peor distribución de la renta.
Queda claro que la discusión no es sobre la per-
tinencia de un acuerdo con el FMI. Quienes hemos
defendido la idea de recurrir al FMI no ha sido para
someternos a un gendarme antipático, sino para acceder
a recursos externos vitales para un programa exitoso de
estabilización orientado al crecimiento. Pero existe una
gama de resultados posibles a la hora de hacer un
acuerdo que van desde uno muy malo que es la cartilla
del FMI, hasta un acuerdo conveniente para el país en
el cual el Fondo acepta el rol fundamental de las po-
líticas de oferta en una estabilización exitosa. Entre esos
dos extremos, un ajuste contable de demanda agregada
199
y un programa orientado al crecimiento, hay un amplio
margen para la negociación. Un acuerdo con el Fondo
no significa un ajuste exitoso y el récord del organismo
es prueba de ello. Si los funcionarios del gobierno ha-
cen una mala negociación, se quedan callados en las
reuniones, acatan las amonestaciones y no replican con
argumentos consistentes, entonces, el Fondo impone la
cartilla, establece el piloto automático. Lamentablemente,
ese ha sido el caso.
El problema radica en que la culpa no la tiene el
Fondo. En otros casos, como los de Argentina o México,
se han dado negociaciones sin suscribir la cartilla, incor-
porando más bien programas fuertemente orientados al
crecimiento. Lo paradójico en nuestro caso es que luego
de tanto discurso crítico sobre la economía política del
FMI, desde los tiempos del Grupo Tecoteca, de las elucu-
braciones sobre alternativas de ajuste, de ríos de tinta
cuestionando el programa de ajuste del 1989, se termi-
ne por suscribir, y quizás sin entenderlas a plenitud, las
mismas recetas fondomonetaristas. Un largo camino: des-
de los cursos de planificación del CENDES hasta los
ejercicios de programación monetaria del FMI.
200
Una vez superada la etapa "fácil" de ajustes de
precios y tipos de cambio, ya vencido definitivamente,
el temblor del pulso para firmar la Carta de Intención
con el FMI, las autoridades parecieran contemplar, con
una mezcla de asombro .y solaz, que la sociedad vene-
zolana está dispuesta a darle una oportunidad más a un
programa, así sea maltrecho y de corto aliento. Parece
existir un ambiente que, si bien revela la paciencia y
vocación por la esperanza de la ciudadanía, tampoco
está exento del riesgo de desencanto, cuando se comien-
za a percibir que el formidable sacrificio de la pobla-
ción no se traduce en mejoras tangibles de las condi-
ciones de vida.
201
control de cambios, el fracaso inicial de las privatiza-
ciones, la devaluación de diciembre de 1995, son apenas
algunos de los numerosos desaciertos de una adminis-
tración que al parecer tiene un récord muy lento de
aprendizaje.
¿Cómo es posible que un gobierno con esos antece-
dentes hubiese hecho un viraje tan pronunciado? Hay
una razón que pareciera explicarlo: a finales de 1995 no
había muchas alternativas. Todas las historias que se
habían elucubrado en torno a un milagro petrolero, el
apoyo de los coreanos o la ayuda brasileña, poco a
poco se habían ido deslizando hacia el terreno de las
fantasías. Aunque esa es una razón que por sí sola
puede explicar el viraje, hay que reconocer en cierta
forma que los ministros Matos y Petkoff, cada uno en su
estilo y con claras responsabilidades en errores cometi-
dos y omisiones de diseño, le impusieron al programa
un ritmo que hubiese sido difícil pronosticar en base a
una simple extrapolación de los acontecimientos. Cuan-
do se observa al ministro de Cordiplan, en una cruzada
en la que no tiene muchos acompañantes, defender con
entusiasmo y convencimiento lo que se ha hecho, no
queda otra alternativa que dar crédito a quienes dentro
del gabinete hicieron todo lo posible para hacer lo que
el presidente y un buen grupo de ministros habrían
hecho casi imposible.
Quizás cabría decir que se trata de un acto de
voluntarismo, una suerte de foquismo neoliberal, pero
eso no puede restarle méritos a un esfuerzo que, en el
caso de estar bien acompañado y mejor orientado, ten-
dría seguramente un destino plausible. La escasa com-
prensión de la importancia de un programa mejor en-
samblado a objetivos de mediano y largo plazo, la ur-
gencia con que debían abordarse cambios estructurales
que implicasen el viraje de régimen de política econó-
mica, sumados a las dificultades de instrumentación y la
herencia de algunos de los postulados de política econó-
mica que han caracterizado al gobierno, han terminado
por configurar un programa que lamentablemente no
compensa el esfuerzo y costo que un ajuste de estas
características requiere.
202
Hay sin embargo dos acontecimientos que al pa-
recer conducen a los actuales hacedores de política eco-
nómica a despreciar las críticas y cultivar un optimismo
no bien justificado. Por una parte, las condiciones sin
duda más favorables del mercado petrolero y, por la
otra, la aparente estabilidad del mercado cambiario. La
lectura que se tiene sobre esos eventos refleja una ma-
nera muy equivocada de evaluar los resultados del pro-
grama de ajuste. Algunos incluso han señalado que ante
el panorama petrolero es imposible que el programa no
llegue a buen puerto. Pues, bien, las condiciones del
sector externo no son el mejor lugar para identificar los
problemas de la economía venezolana. En 1996 el país
podría alcanzar un superávit de cuenta corriente signi-
ficativo, quizás de 10% del producto interno. Ese resul-
tado, desde el punto de vista contable, se produce bási-
camente por la combinación de mayores ingresos por
exportaciones petroleras, mejores volúmenes y precios,
y por una caída significativa de las importaciones.
En términos del balance doméstico, el superávit de
la cuenta corriente tiene como contrapartida una impor-
tante reducción del déficit del sector público consoli-
dado, básicamente como consecuencia de la devalua-
ción (que actúa como una herramienta de redistribu-
ción de recursos entre el sector privado y el sector
público) y de un exceso de ahorro sobre la ínversíón
privada que técnicamente no puede ser interpretado
como un resultado positivo. La razón es muy sencilla:
ese resultado en las cuentas externas se produce gra-
cias a que la economía se encuentra en una recesión
prolongada, con un bajo nivel de ahorro privado en el
país y un nivel de inversión privada aún menor. Un
ajuste sustentado sobre esa base no es algo .acerca de lo
que se puede ser muy optimista. Por cuanto, tal como
ha sido experimentado en el pasado, apenas la econo-
mía comienza a recuperar un nivel mínimo de funcio-
namiento los problemas reaparecen con mayor fuerzas.
El ajuste no logra cambiar las condiciones de partida,
en términos de la estructura de precios relativos, y en la
medida que transcurre el tiempo es necesario producir
un nuevo ajuste, sólo que más fuerte que el anterior.
203
Los mayores ingresos petroleros esperados para 1996
y 1997 no van a ser la llave mágica para cambiar las
cosas. Suponiendo como buenos los números de pla-
nificación estratégica de PDVSA, el nivel de exporta-
ciones petroleras de 1996 apenas superaría en un 9%,
en términos reales, al observado en 1989. En tal caso se
trata de un valor muy inferior al alcanzado con el efecto
Hussein de 1990. Por supuesto que 1500 ó 2000 millo-
nes de dólares no es una cifra despreciable, pero esa
cifra y ni siquiera un choque de mayor incidencia van a
cambiar las cosas. El desgaste estructural de la econo-
mía es tan profundo que debe hacerse mucho más que
esperar un boom salvador.
El problema fundamental es que la economía ve-
nezolana no está en condiciones de seguir soportando
niveles de inflación de 30% o 40%, ni tampoco un pa-
trón de crecimiento de corto aliento, expuesto a los
vaivenes del mercado petrolero. Una detención de la
tasa de inflación a esos niveles y una tasa de creci-
miento de 4%, resultados que seguramente serían del
agrado para el FMI, son bastantes mediocres si se con-
sideran los problemas estructurales de la economía. Quie-
nes piensan en un nuevo milagro petrolero deberían
suponer ingresos muy superiores a los proyectados y
quizás deberían mirar hacia atrás en términos de la
poca capacidad que tiene esta economía para admi-
nistrar un boom o mini boom de manera eficiente.
204
de pronosticar el comportamiento del mercado cambiario
después de la eliminación del control de cambios. En
buena medida esa subestimación tuvo que ver con la
escasa comprensión que se tenía de los efectos dis-
torsionantes del control de cambios y la conformación
de un mercado paralelo que incorporaba una alta prima
de riesgo.
La historia de la economía venezolana muestra que,
después de cada macrodevaluacíón, el mercado cam-
biario entra en un periodo de relativa estabilidad. Eso
exactamente sucedió en 1983, 1989 Y en el intento de
ajuste de 1994, y ello se entiende por dos razones bá-
sicas. En primer lugar, por el efecto de precios rela-
tivos que actúa sobre la demanda de divisas, en es-
pecial sobre la demanda de importaciones, y en se-
gundo lugar, por el efecto-riqueza involucrado en la
devaluación. El primer efecto es quizás el más conocido
y no necesita mayores comentarios, mientras que el
segundo ha sido menos advertido. Algunos economistas
(ver Molina, 1994) estiman que los venezolanos man-
tienen cerca de 80.000 millones de dólares en el ex-
terior, al tiempo de señalar que cualquier análisis del
comportamiento del consumidor en los últimos años
tiene necesariamente que tomar en cuenta los efectos
de la devaluación sobre ese stock de riqueza.
El efecto-riqueza de una devaluación actúa en dos
direcciones: como una transferencia de recursos y como
un efecto de reestructuración de portafolio. La trans-
ferencia de recursos que opera entre el sector privado y
el sector público tiene el resultado de contraer la de-
manda agregada contribuyendo al superávit externo. El
efecto portafolio de una devaluación opera sobre los
tenedores de activos en divisas, haciendo que los agen-
tes económicos en primera instancia tiendan a realizar
las ganancias de la devaluación reorientando temporal-
mente parte del portafolio a favor de bienes nacionales,
lo cual tiende a aumentar en el corto plazo la oferta de
divisas. Esos tres factores, el efecto precio y el efecto
riqueza en sus dos variantes, operan para que luego de
una macrodevaluación el mercado cambiario tienda a
205
comportarse de una manera relativamente tranquila que
no puede confundirse con una estabilización definitiva.
Esa misma tranquilidad en el mercado cambiario, acompa-
ñada de una fuerte acumulación de reservas, son aconte-
cimientos que bien pueden observarse en 1983, 1989 Y
1994. Más aún, de tomarse el criterio de acumulación de
reservas, en este último año terminaría siendo el ajuste
más exitoso de todos cuantos se han observado. Du-
rante los primeros dos meses, luego de la imposición
del control de cambios, se acumularon cerca de $ 2.000
millones, un volumen que de la misma forma se ero-
sionó gracias a los mecanismos de arbitraje facilitados
por el control de cambios.
El peligro básico de esas dos apreciaciones sobre
la evolución del programa, el efecto benéfico del cho-
que externo y la tranquilidad el mercado cambiario,
reside en que ellas pueden conducir, tal como ha sucedido
en otras oportunidades, a una prescripción equivocada
de políticas. Especialmente si a esto se le agrega el
hecho de que el gobierno ha comprado, de una manera
un tanto ingenua, la idea de usar el tipo de cambio
como ancla nominal. En cierta forma se trata del mismo
error que se produjo en 1994. No por casualidad se
trata de la misma administración.
Todo esto tiene una relación estrecha con el desen-
volvimiento del mercado monetario, cuando en cierta
forma la estabilidad cambiaria ha sido la secuela de
haber hecho descansar todo el ajuste en una sola variable:
el tipo de cambio. Tanto es así que las tasas de interés
han terminado por ubicarse muy por debajo del nivel
previo al ajuste. Los diseñadores del programa parecen
deslumbrados con los aparentes éxitos en el frente cam-
biario y sencillamente minimizan los escasos pasos para
producir en el frente monetario claros indicios de esta-
bilidad. El signo más evidente de que en este campo las
cosas no han cambiado consiste en que la estructura de
depósitos bancarios (vista, ahorro y plazo) es básicamente
la misma que existía en diciembre de 1995. Es decir,
una estructura altamente volátil, con el agravante de
que la estrategia del Bev dirigida a extender la maduración
206
de la cartera de sus pasivos (de 45 a más de 150 días en
promedio) ha incrementado substancialmente el riesgo
de tasas de interés en el sistema financiero.
Obviamente, uno de los problemas difíciles de re-
solver en el diseño del programa era como evitar que el
ajuste de las tasas tuviera efectos devastadores en el
sistema financiero, sobre todo en relación con el riesgo
de tasas de interés expresado en la brecha de madura-
ción entre sus activos y pasivos. Se ha visto como, a
pesar de continuar existiendo un acentuado desbalance
básico en el mercado monetario, caracterizado además
por una estructura de depósitos volátil y un enorme
riesgo de interés no cubierto por los intermediarios finan-
cieros, estos problemas no se han transmitido al mercado
cambiarío. La razón fundamental, ya señalada, tiene que
ver con la magnitud de la devaluación y los efectos de
portafolio involucrados. Adicionalmente vale la pena des-
tacar la situación de los intermediarios financieros. En
junio de 1996 la cartera de crédito apenas había cre-
cido en 10%, significando una caída brutal en términos
reales. Una caída similar era desconocida en el país
desde junio de 1989, lo cual hace pensar que la contracción
del producto interno podría ser mucho mayor a la es-
perada por las autoridades (-3%). Esto ha implicado que
los intermediarios financieros incrementen sus tenen-
cias de instrumentos de deuda pública. Por supuesto, al
aumentar la demanda de esos títulos, ello ha motivado
un incremento de sus precios y su consiguiente baja de
rendimientos. Esa es una situación muy particular que
tiene que ver con el alto porcentaje de tenencia concen-
trado en la banca comercial. En la medida en que el
Bev ha tenido como estrategia reducir el costo finan-
ciero de esos títulos y paralelamente aumentar la madura-
ción de los mismos, lo cual luce correcto, si se hubiese
hecho algo similar con la estructura de pasivos, ello ha
contribuido al resultado aparentemente paradójico de
una baja en los rendimientos con un aumento de las
tenencias de esos títulos.
207
e) El anclaje cambiarlo y la banda
208
Por un lado se anuncia que el tipo de cambio se va
a deslizar de acuerdo con la inflación objetivo, a la vez
que, por el otro, se establece que el tipo de cambio no
se va a sobrevaluar, de tal modo que cualquier dife-
rencia entre la inflación objetivo y la inflación realizada
se va a corregir. Este es el tipo de cosas que el sentido
común sencillamente no perdona. En esta materia el
Bev parece actuar de manera ingenua. En medio de un
miniboom petrolero, sin las reformas estructurales ne-
cesarias para ensanchar la competitividad del aparato
productivo, se va a ensayar un ancla nominal del tipo
de cambio sin las precondiciones necesarias. Esta es
una de las tantas razones por las cuales en materia de
reformas estructurales se debe actuar de manera rápida
y decidida. No se trata de extremismos ideológicos ni
de exquisiteces académicas. El problema es que el reloj
de la sobrevaluación va avanzando indetenidamente. Si
el progresivo desequilibrio se corrige por vía cambiaria,
entonces, se pierden todos los beneficios del ancla, del
compromiso de someterse a una regla de control infla-
cionario. Si se deja que continúe la apreciación real,
surge el riesgo de que tarde o temprano los problemas
del sector externo exploten, y por más que la posición
de partida sea de cierta holgura en cuanto a reservas
internacionales, la situación tarde o temprano puede
resultar inmanejable. En ese caso, lo más probable que
ocurra es que el dilema se despeje de la manera tradicional:
una devaluación que corrija el problema de sobreva-
luación de manera transitoria y un repunte del proceso
inflacionario. Es el tipo de soluciones que la economía
venezolana ha experimentado reiteradamente.
209
levé, con una caída cercana al 4% del producto interno
no petrolero que, compensada por el aumento de 7%
del producto petrolero, implicaría una caída de 1% en
el PIE global, como apreciación fundamentada en los
efectos del programa de expansión de la industria pe-
trolera.
Aunque es difícil interpretar los datos de coyun-
tura la conclusión que parece desprenderse de la evi-
dencia empírica disponible actualmente es que la re-
cesión es bastante mayor que la esperada, con un enor-
me impacto en el bienestar de la población. En tér-
minos del comportamiento del producto interno hay tres
indicadores (las ventas comerciales, la cartera de crédito
y la recaudación de impuestos) que apuntan a caídas
similares a las observadas en 1989, año en que el pro-
ducto cayó en casi 9%. El índice de ventas comerciales
en términos reales registra una caída cercana al 30% en
los primeros cinco meses del año. Ese mismo indicador
exhibía en el primer semestre de 1989 una disminución
de 35% anual. El otro indicador que muestra un impor-
tante impacto en el sector real es el referido al de las
variaciones de la cartera de crédito. Durante el primer
semestre las colocaciones bancarias en términos reales
disminuyeron en 32%, una caída sólo comparable a la
ocurrida en el primer semestre de 1989.
En cuanto a la recaudación de impuestos, los datos
también evidencian una importante caída en estimacio-
nes reales. El impuesto sobre la renta de los primeros
cinco meses del año experimenta una caída en una tasa
real de 12%, aunque en este caso hay que tomar en
cuenta que la devaluación de diciembre pudo tener un
efecto contractivo sobre tal impuesto, por el ajuste de
los pasivos en dólares y las consecuentes pérdidas ca m-
biarias de las empresas. Pero lo que sí parece apuntar a
una significativa contracción del producto es lo que
ocurre con el impuesto a las ventas y aduanas. El impuesto
al consumo disminuye en 14% y el ingreso tributario
aduanal refleja una caída de 16%.
Sin embargo, una extrapolación de esos datos de
1989 y 1996 podría hacer pensar que se trata de rece-
210
siones similares en magnitud. Esa comparación debe
hacerse con cierto cuidado, por el lado del crédito de-
bido a los notables cambios en el apalancamiento de las
empresas que se producen desde 1989, pues, en la me-
dida que se tienen índices de apalancamiento bastante
menores, la caída en el crédito sobreestima la mag-
nitud de la recesión; y por el lado del índice de las
ventas comerciales, la cautela proviene del efecto que
ejercerá la expansión petrolera en algunos sectores.
En líneas generales puede decirse que el patrón
recesivo de 1996 es ciertamente distinto al observado
en 1989. El primer elemento que determina esa dife-
rencia es el comportamiento del producto petrolero. La
recesión de 1989 se produce acompañado de un virtual
estancamiento en el sector petrolero de la economía. La
de 1996 estará vinculada con un importante repunte de
ese sector, lo cual implica que el impacto sectorial de
ambas recesiones sea notablemente diferente. El segundo
elemento de importancia, aunque propiamente no cons-
tituye una diferencia, está relacionado con el compor-
tamiento del sector transable y del no transable. Los
datos del sector real que muestran un impacto menos
pronunciado a la baja corresponden precisamente a aquellos
sectores productores de bienes transables que son fa-
vorecidos por el movimiento del tipo de cambio. Final-
mente, el tercer elemento tiene que ver con las dife-
rentes estructuras de precios relativos que acompañaron
a uno y otro proceso.
El ajuste de 1996 ha recaído muy poco en las tasas
de interés, de manera que el ajuste de demanda agre-
gada se ha concentrado más en el tipo de cambio que
en la tasa de interés, lo que, sobre todo suaviza el
impacto en el sector no transable. Todo esto hace pensar
que ciertamente la caída del producto en 1996 puede
ser menos pronunciada, no sólo por el desempeño del
sector petrolero, sino también por la estructura de precios
relativos, tipos de cambios, tasas de interés, salarios,
etc., en conjunto asociados al ajuste. Debe destacarse,
sin embargo, que aun cuando se pueda estar ante una
recesión menos pronunciada, a juzgar por los datos dis-
211
ponibles, la misma probablemente podría rebasar las
expectativas oficiales. Es decir, en vez de una caída de
3 ó 4% en el sector no petrolero, es factible observar
cifras más cercanas a 5 ó 6%. Pero lo más importante es
que un patrón de recesión apuntalado en esas carac-
terísticas tendrá un impacto negativo mayor en el bie-
nestar de la población que el experimentado en cual-
quier otra recesión de la economía venezolana. Esto por
cuanto la estructura de precios relativos, con una caída
brutal en los salarios reales, tasas de interés que castigan
el ahorro interno, en particular de las familias, y un
ajuste cambiario con consecuencias muy importantes en
la distribución del ingreso, se produce en medio de
condiciones de depauperación en el mercado laboral y
con un ajuste fiscal que contrae fuertemente el gasto en
bienes y servicios. Esto implica que si bien la recesión
de 1996 pueda ser de menor magnitud en relación con
la observada en 1989, el impacto medido en malestar
social será sin duda mucho mayor.
Entre el ajuste de 1989 y el de 1996 existen al-
gunas semejanzas y muchas diferencias. Una de las enor-
mes diferencias es la comparación entre los equipos de
dirección de la política económica. El ajuste de 1989
tuvo como protagonista un equipo económico que apa-
rentaba mayor coherencia y en promedio estaba mejor
dotado de capacidad técnica, lo que le confería al progra-
ma una cierta aureola de éxito. Al punto que los organis-
mos multilaterales se encargaron de hacer las loas de
rigor. El equipo de 1996 constituye una suerte de elenco
pálido en relación con aquel otro, y sin embargo, por
razones que no toca analizar, estamos en presencia de
un optimismo parecido. Entre las semejanzas habría que
destacar que se trata de programas similares basados en
una fuerte contracción de la demanda agregada y en un
cierto primitivismo monetario. ¿Cuál programa tendría
mayores probabilidades de éxito? Si la pregunta fuera
hecha veinte años más tarde, la respuesta posiblemente
favorecería al ajuste de 1989. Pero resulta que las cosas
no son tan sencillas y no basta un buen equipo. Es
probable que la suerte de los dos programas al final
212
será parecida, no por las diferencias en los equipos de
dirección, sino por las semejanzas en el diseño de los
programas. El programa de 1989, sin embargo, marcó
una pauta muy diferente a la tradicional conducción de
política económica que se había hecho hasta esa fecha.
Aunque ciertamente es difícil creer que el programa
de 1989 fracasó por causas distintas a las de un en-
torno político sumamente adverso, aquí hay que esta-
blecer una línea divisoria. Efectivamente, el entorno ad-
verso desempeñó un papel muy importante. Pero más
allá de la competencia del equipo, hubo también con-
cepciones de política económica que coadyuvaron al
fracaso del programa. Concepciones que desafortunada-
mente son compartidas por el equipo actual de conduc-
ción de la política económica.
Una de ellas es la referente a la política cambiaria
que Miguel Rodríguez entonces promulgaba y hoy toda-
vía defiende. En días recientes, refiriéndose al ajuste
actual, aquél señalaba que el programa carecía de una
política de desarrollo y que ésta residía en dos herra-
mientas fundamentales: la política cambiaria y la co-
mercial. Esa noción del componente de oferta del pro-
grama de estabilización descansa en la idea de que la
política cambiaria debe perseguir objetivos reales, co-
mo el mantenimiento de una tasa de cambio que pre-
serve la competitividad de las exportaciones.
La concepción de la política cambiaria en 1989 de-
sestimó los efectos perversos de una inflación que fluctuó
entre el 81% Y el 46%. Al tiempo que se trataba de
cosechar éxitos con un crecimiento de muy poco alcance
y calidad, fundamentado en un fuerte impulso fiscal, el
programa no contemplaba una reducción de la tasa infla-
cionaria por debajo de las condiciones iniciales. En buena
medida el fracaso de 1989 fue producto de esa concepción
de la política cambiaria. La razón es sencilla: en la
medida en que se buscan esos objetivos reales, muy
difíciles de alcanzar porque hay muchos y diversos factores
que afectan una variable como el tipo de cambio real y
que están fuera del alcance de la política cambiaria, ello
a menudo significa la pérdida de un ancla nominal efec-
213
tiva para contener el avance de la inflación. Esto es
especialmente cierto en el caso de la economía venezo-
lana, donde el Banco Central, con respecto a las dos
anclas nominales existentes, el tipo de cambio y la oferta
monetaria, tiene muy escaso control de los agregados
monetarios.
Esa desestimación del objetivo de reducción de la
escalada inflacionaria fue algo que además tuvo efectos
retroalimentadores sobre el deterioro del entorno po-
lítico y social. Ese mismo enfoque del manejo de la
demanda agregada, en especial a través de la política
cambiaria, está hoy presente en los equipos encargados
de la ejecución de la política económica, aun cuando la
retórica del programa apunte en dirección contraria. Esto,
sumado a la desventaja de un equipo de menor calibre
y a un enorme deterioro institucional, hace pensar que
los resultados del programa de 1996 también habrán de
ser poco afortunados.
La moderna concepción del crecimiento económico
hoy descansa en la articulación de un programa ordenado
de política de oferta, políticas de cambios estructural,
de inversión en salud, educación, seguridad pública,
infraestructura, mejoramiento en el funcionamiento de
los mercados, que son los factores que definen el cre-
cimiento a mediano y largo plazo. Lamentablemente la
lección de 1989 aun no ha sido bien entendida. El gran
problema ahora es la ausencia de un programa orientado
al crecimiento. El tratar de estimular crecimiento a partir
de manipulaciones de la demanda agregada, convirtien-
do la tasa de cambio en la variable de estímulo al
aparato productivo, es un error de concepción que com-
parten el ajuste de 1989 y el de 1996. Los protagonistas
de 1996 repiten los errores de 1989, pero en peores
condiciones institucionales para una gestión competente
de la política económica.
214
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215
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Septiembre.
216
CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTADO
BENEFACTOR V SUS CONSECUENCIAS EN LA
DEMOCRAC~ VENEZOLANA
Moisés Mata A.
1
217
Obviando el recorrido histórico, que aunque ne-
cesario bien lo podemos dejar de lado aquí, sea me-
nester el señalamiento que sigue: los proyectos de asis-
tencia pública que en su eventualidad se han ido confor-
mando por cuenta del Estado capitalista, no pocas ve-
ces ha sido el resultado de los distintos niveles de ten-
sión que, de acuerdo a la manera de organizarse la
sociedad capitalista, han acaecido de manera igualmen-
te eventual.
La experiencia histórica del Estado de bienestar o
asistencial tiene como marco geográfico a aquellos paí-
ses que se soportan dentro de un marco político de-
mocrático, toda vez que es en este orden institucional
donde bien han podido canalizarse dichos proyectos
sociales como legítimas reivindicaciones ciudadanas. La
experiencia histórica que siempre suele traerse a título
de ejemplo es la del New Deal, en los Estados Unidos de
la gran depresión, donde éste se materializó por vía
"del reforzamiento de los sindicatos industriales, la cana-
lización del gasto público en apoyo del empleo, la crea-
ción de estructuras administrativas especializadas en la
gestión de los servicios sociales y de la ayuda eco-
nómica a los necesitados"."
Sin embargo, es a partir de la finalización de la
segunda guerra mundial cuando los países econ6mica-
mente ricos llevan a cabo la instrumentaci6n de sus
políticas sociales de una manera que bien podría lla-
marse consciente. A tal efecto, la estructura fiscal de las
economías industriales obtiene los recursos financieros
con miras a atender los programas sociales a través de
una progresiva carga impositiva. Las consecuencias por
demás importantes para provecho de la sociedad, vistas
en su perspectiva hist6rica, son las siguientes: "ha au-
mentado el índice de producto nacional bruto desti-
nado al gasto público; las estructuras administrativas
canalizadas a los servicios sociales se han ampliado o
se han hecho más complejas; ha crecido el número y la
relevancia política del estrato de los profesionales del
218
bienestar; se han refinado las técnicas para la detección
y medida de las necesidades sociales; se ha precisado el
conocimiento del impacto de las diversas formas de
asistencia sobre la redistribución del ingreso y sobre la
estratificación social".'
n
Ahora bien, si bien es cierto que la sociedad mer-
cantil ha tolerado una mayor incursión del Estado, no
menos cierto es que el ritmo de recaudación imposi-
tiva, el cual determina la transferencia de recursos que
el sector privado hace al sector público, traduciéndose
en los ingresos presupuestarios para el gasto social, ha
crecido menos de prisa que el gasto público, trayendo
como consecuencia inexorable la creación y hasta el
ensanchamiento del déficit fiscal. Este punto es particu-
larmente importante, toda vez que un pronunciado dé-
ficit fiscal tiende a revertir la bondad de los programas
sociales. Una crisis fiscal (déficit) no podría menos que
traer más temprano que tarde una onerosa carga impo-
sitiva a los particulares en general, con todas las conse-
cuencias que en el plano de lo social bien cabe es-
perar, disminuyéndose así el consenso político que toda
democracia de corte liberal bien aspira tener. Esto ha
significado un severo recorte por cuenta de las admi-
nistraciones públicas en la prestación de servicios socia-
les. y este severo recorte no puede menos que llevar a
una virtual crisis del Estado de bienestar. ¿Pero cuáles
han sido las repercusiones de esta crisis asistencial del
Estado?
Responder esta interrogante exige en primer tér-
nino la siguiente consideración: el notable crecimiento
Iel Estado benefactor resolvió la ruptura otrora exis-
:ente entre la sociedad civil y el Estado. Estado normal
Ie las cosas prevalecientes en la estructuración intelec-
ualrnente concebida del Estado liberal. En este mismo
orden de ideas, la conceptualización del Estado asisten-
219
cial ha posibilitado la consideración históricamente inte-
lectual de que la sociedad civil y el Estado se vinculen
definitivamente.
No obstante esta serie de consideraciones eminen-
temente teóricas, la realidad misma de las cosas sigue
su espontáneo devenir. Lo cierto del caso es que la
esfera privada de la sociedad no se amalgama con la
esfera pública de la misma sino que, por el contrario,
ambas esferas de actuación perduran si en el tiempo
histórico, pero una al lado de la otra 04. Así, pues, la cri-
sis asistencial del Estado benefactor, que no es otra
cosa más que la materialización de su crisis fiscal, es el
nuevo elemento de cosas permanentes en la sociedad
capitalista que imposibilita el cruce tendencial de las
dos funciones básicas del Estado, a saber: "el reforza-
miento del consenso social, con la consiguiente lealtad
hacia el sistema por parte de las grandes organizacio-
nes de masas, y el apoyo a la acumulación capitalista
con el uso anticoyuntural del gasto püblíco"."
Tal suerte de cosas apremiantes ha llevado insis-
tentemente no a la especificación de algún tipo de equi-
librio teóricamente existente, sino que, al revés de to-
do eso, ha llevado insistentemente a la consideración
de la absorción de alguna de las funciones anterior-
mente señaladas por cuenta de la otra. La relación intelec-
tualmente aceptada corre por el siguiente derrotero: la
aprobación por cuenta del Estado de la sociedad civil.
Valga la pena hacer la siguiente cita cuan larga ella es:
"Trabajo, ingreso, nivel de vida, ya no están determi-
nados por el mercado, sino por mecanismos políticos
que tienen como objetivo la prevención de los conflic-
tos, la estabilidad del sistema, el reforzamiento de la
legitimación del Estado. La voluntad política ya no se
forma por el libre juego de agregados en la sociedad
civil, sino que se coagula pasando a través de mecanis-
mos institucionales que operan como filtros para la selec-
220
ción de las demandas funcionales del sistema"." Tal es igual-
mente el caso de los partidos políticos, organizaciones
sindicales, así como las dos cámaras representativas en
el Congreso Nacional, cuyos servicios suelen ofrecerse a
cambio del apoyo político que la comunidad pueda
suministrarle. El resultado final de tales procesos no pue-
de ser más elocuente. La sociedad civil va perdiendo
cada vez más autonomía ante una cada vez más partici-
pante actuación del Estado. O visto desde otro ángulo,
la sociedad civil se va haciendo cada vez más depen-
diente de la acción de las instituciones gubernamen-
tales. Pero ese aparente proceso de socialización del
Estado, también tiene sus bemoles como cabría de espe-
rar. El reiterativo aumento de las demandas públicas
como contrapartida natural de una incesante interven-
ción estatal, más de las veces ha traído consigo un
exceso de demandas tales, que los niveles de respon-
sabilidad (competencia) de las instituciones guberna-
mentales ha llevado a una especie de incapacidad ins-
titucional a la hora de tomar decisiones en cuanto a la
selección de los intereses colectivos por dirimirse. El
que haya un excesivo peso burocrático en la disolu-
ción de los conflictos trae consigo una especie de ine-
ficaz práctica consensual de los asuntos públicos, toda
vez que ella no emana del seno social.
III
l, Idem.
221
derecho bien puede sísternatízarse de la siguiente ma-
nera 7:
222
de guardar con respecto al resto de la sociedad. Todo
ello lleva a la interpretación de que a los efectos de su
conciliación financiera, quizás como nunca antes, tiene
que verse la administración pública sujeta a las deci-
siones que en materia económíca el sector privado de la
economía bien pudiera tener, siendo el lazo vinculante
entre el Estado y la sociedad civil el aspecto financiero
de la misma, donde el proceso de dependencia mutua
pareciese revertirse esta vez a favor de los particulares.
El proceso de dependencia al que bien podría darse
cuerpo, citado tantas veces en la profesión, es el que
usualmente se le denomina Estado de dependencia fis-
cal.
IV
223
ble. 8 Sea menester de nuestra parte ahondar un poco
mas en este asunto.
La razón de ser de los impuestos en la democracia
capitalista, vale igualmente decir, su naturaleza, estriba
básica y fundamentalmente en que éstos le permiten al
Estado financiar toda una gama de servicios sociales a
los que, de otro modo, un grueso número de la pobla-
ción no tendría definitivamente acceso. Donde educa-
ción, sanidad, seguridad y asistencia social, vivienda y
ordenación urbana y rural, además de servicios recrea-
tivos y culturales, constituyen la gama de servicios so-
ciales que el Estado procura financiar vía ingresos fisca-
les, convirtiéndose de esta manera los impuestos en un
mecanismo redistribuidor del ingreso, toda vez que ha-
ce virtualmente posible el que los estratos socioeco-
nómicos más pudientes transfieren parte de su exce-
dente productivo a los estratos menos privilegiados de
la sociedad. ¿No acaso es este sentido de equidad el
que precisamente hace de tal suerte tolerable al Estado
por parte de la sociedad civil?
Sin embargo, más allá de este principio de igual-
dad que hace justificable la acción estatal, la realidad
misma de las cosas le impone dramáticamente un lí-
mite al mismo, toda vez que el monto de los ingresos
recaudados con este propósito en mente está estrecha-
mente relacionado con el vaivén que la actividad eco-
nómica de los negocios tiene de suyo. Este punto en
particular no puede ser más importante. En los tiempos
de bonanza, esto es, cuando la situación económica de
la actividad mercantil es favorable, la oposición política
de la clase privilegiada de la sociedad acerca del pago
de unos mayores impuestos es prácticamente nula. No
obstante, no acontece así cuando la situación econó-
mica de los negocios es virtualmente desfavorable. La
oposición política de los sectores más pudientes de la
sociedad no se hace esperar a los efectos de una rna-
224
yor contribución tributaria. ¿No acaso conceptos como
"desutilidad de los impuestos", o lo que es igual, pero
visto desde otro ángulo, "ineficiencia del gasto público",
son apelativos que de ordinario se suelen esgrimir en
aras de una menor injerencia del Estado en la vida
pública cuando las cosas andan mal?
En materia estrictamente económica, la utilidad so-
cial derivable de una mayor incidencia impositiva está
igualmente sujeta a los avances y retrocesos que se
hacen patentes en la actividad económica de la socie-
dad mercantil. Por cuanto si bien es cierto que una
mayor progresividad fiscal en períodos de boom no acarrea
mayores desincentivas, en razón de que el sistema pro-
ductivo de la sociedad generaría los recursos necesa-
rios como para dar cuenta de la misma, en períodos de
crisis, muy por el contrario, una mayor progresividad
fiscal se traduce inexorablemente en una merma con-
siderable de la escasísima capacidad real de pago que
tales circunstancias económicas hacen posible. De allí
que la recuperación económica de la crisis, en el enten-
dido de que ésta marcha a la par con una creciente
capacidad real de compra por parte de los particulares,
se riñe básicamente con una política económica que
mira en los impuestos la solución efectiva del proble-
ma por atender. ¿No acaso son estas las razones es-
pecíficas que nutren la oposición económica de la so-
ciedad mercantil cuando se le pretende pechar con ma-
yores impuestos en tiempos de crisis?
La sol ución histórica de la crisis que la democracia
capitalista ha logrado concebir, apunta hacia una polí-
tica deficitaria del gasto gubernamental, el cual se ha
procurado financiar con la emisión de unas mayores
obligaciones financieras por cuenta del Estado a favor
de la sociedad civil. Pero en las circunstancias econó-
micas presentes, donde la deuda gubernamental es ética-
mente injustificable en vista de su históricamente ina-
decuada administración, revive nuevamente en los fue-
ros del Estado la reasignación de los recursos públicos,
vale decir para el propósito que aquí se persigue, la
reordenación social de su rol. Es aquí donde precisa-
225
mente la privatización se le convierte a la administra-
ción pública en el rol político fundamental como res-
puesta a la crisis. Empero a todas éstas, ¿qué es la
privatización?.
La privatización, so pena de muchas otras consi-
deraciones que miran en esta actuación del Estado el
retorno a viejas ideas liberales, no es otra cosa más que
el desembarazo gubernamental de una serie de institu-
ciones que en el presente (dadas las razones más arri-
ba señaladas) le está negado atender con cierta sol-
vencia financiera. En este mismo orden de ideas, ¿no
acaso la resignación presupuestaria con miras a un ma-
yor financiamiento de las actividades de seguridad y
defensa, así como de los gastos burocráticos que tie-
nen que ver con el mantenimiento tanto interno como
externo de las funciones de Estado, se convierte de-
finitivamente en la justificación política por cuenta mis-
ma de la acción estatal?
Sin embargo, la privatización en este contexto cuenta
también con sus propias limitaciones. Estas son de carác-
ter eminentemente sociopolíticas. Y, en efecto, la priva-
tización de los servicios públicos, sean cuales fueren las
razones para ello, se traduce dramáticamente en una
merma considerable del excedente de consumo de la
gran mayoría poblacional. Y toda vez que esta gran
mayoría es la base de sustentación que legitima el sis-
tema político de las democracias capitalistas, en el en-
tendido de que la convivencia democrática es la mejor
opción de organizarse políticamente la sociedad por-
que ésta le procura el mayor disfrute de su esfuerzo
productivo que se traduce en unos mayores niveles de
vida, un efecto perverso en sus niveles no materiales de
existencia colectiva redundaría cuan boomerang en el sis-
tema político mismo al procurarse, por esta vía, una
menor estabilidad del sistema que todo descontento so-
cial trae implícitamente consigo al vérsele afectada su
situación económico-social. Luego, la crisis asistencial
del Estado, valga desde nuestro ángulo de las cosas
remacharIo finalmente, la crisis fiscal del Estado be-
nefactor, tiene paradójicamente en los impuestos y en la
226
orlvatízaclón el techo -más político que económico-
de la reversión efectiva de la crisis estatal presente.
v
La conformación del sistema político, en cuanto
representante de la clase dominante, se manifiesta en
virtud del desarrollo de las fuerzas políticas que históri-
camente se hace posible y de la relación -igualmente
histórica- que bien logre guardar con la organización
económica de la sociedad.
En Venezuela, el decurso histórico que explica bien
esta relación social no podría entenderse sin la caracte-
rística de autonomía que para el año de 1944, el Estado
venezolano logra hacer suyo. Esto merece una explica-
ción adicional.
Hasta 1944 el financiamiento de la actividad guber-
namental corría por cuenta de los impues-tos pagados
por la clase agrícola y comercial-financiera. A partir de
esa año y con arreglo a la Ley de Hidrocarburos del año
inmediatamente anterior (1943), que le reserva al Es-
tado la soberanía impositiva concebida en materia pe-
trolera, el financiamiento de la actividad gubernamen-
tal logra hacerse a través del ingreso petrolero, lo cual
le da cierta autonomía a la gestión pública, por cuanto
el Estado ejerce la propiedad jurídica de los yacimien-
tos petrolíferos.
Sociopolíticamente visto, hasta 1944, la actuación
político-administrativa del Estado venezolano estaba en
función de, o relacionada con, los vaivenes o sujeción a
la clase social agrícola y comercial-financiera; pero lue-
go, a raíz de una mayor participación fiscal del petró-
leo en las finanzas públicas, la relación se invierte, y
pasa entonces el Estado a conformarse como una suer-
te de clase social bajo el auspicio de la actividad econó-
mica petrolera. Clemy Machado de Acedo no pudo ha-
berlo expuesto de mejor forma: "[El Estado venezolano]
gracias al nuevo tipo de actividad económica basada en
la producción y explotación del petróleo, y al conjunto
de decisiones políticas y coyunturales históricas favora-
227
bles, incrementa sus ingresos fiscales en una medida
que le permite pasar a convertirse en factor de acumulación,
lo que representa un punto de ruptura con respecto a la
época anterior"."
En efecto, como bien puede verse en el Cuadro 1,
la dinámica así descrita del proceso fiscal venezolano
no puede ser mas elocuente. Permítasenos insistir nue-
vamente en esto.
Es precisamente a partir del año 1944 y no antes,
como a un grueso número de los estudiosos de nuestra
realidad económico-social les resulta conveniente aún
creer, cuando la actividad fiscal derivada de la activi-
dad económica petrolera se hace virtualmente prepon-
derante. Preponderancia esta que a la postre signifi-
caría todo un hito histórico en la fundamentación eco-
nómica de nuestra democracia.
228
CUADRO 1
INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS
(millones de bolívares)
sigue ...
229
CUADRO 1 (cont.)
230
VI
231
FIGURA 1
GASTOS EN SUBSIDIOS
VENEZUELA 1958 - 1993
8<XlO -r-----------------------------....,
7000
6000
5000
N
VJ
N 4000
3000
2000
1000
O~~~~"Y"'"""T_r_.,....,._r_,....;.....,....r_r'"T"'""r_r~r_T'"...,..__,__r_...,..__,r_T"..,......._r_...,..__,~
1~~ro~~ro~ffiffi~ffiooMn~~~~~~~~oo~~ro~~oo~oooooo~~m
30000
25000
N 20000
I,).l
I,).l
15000
10000
5000
o-t--'--r"""1I"""T-r-r--'--T""'1r-T-r-r--'--T""'I:-T-r-r-"""'T""'II"""T-r-r-..,-r-r"""1I"""T-r-r-..,....-r-1r-1
1~$ro~~~~ffiffi~mm~nn~~~~n~~~~~~~~~~~OOOO~~OO
CUADRO 2
TASA DE CRECIMIENTO INTERANUAL PROMEDIO DE LOS
APORTES SOCIALES DE LA ADMINISTRACION GENERAL
Período Tasa de
Crecimiento
1958-1963 3.9
1964-1968 4.2
1969-1973 8.8
1974-1978 7.4
1979-1983 3.9
1984-1988 -4.8
1989-1993 -12.9
234
VD
235
zo productivo de la comunidad 11_, sino que además con-
tiene los aportes sociales que la voluntad política del
Estado hace manifiestamente suyo. ¿Cuál hubiese sido la
adquisición real de servicios por parte de las unidades
familiares de no haberse esto hecho posible?
En la parte inferior de la figura 3 tenemos igual-
mente representada la adquisición real de servicios por
parte de los consumidores venezolanos, pero esta vez
deduciéndole los aportes sociales el Estado. La interpre-
tación económico-social y hasta política de los resulta-
dos no puede ser más contundente: si bien es cierto
que el consumo real de servicios en Venezuela hubiese
seguido acusando una tendencia por demás favorable,
no menos cierto es que ésta se hubiese dado a unos
niveles de bienestar colectivo significativamente menor.
Los aportes sociales suministrados por el Estado vene-
zolano en su configuración democrática, convencido es-
tamos de ello, y sin dejar de prever la urgida necesidad
que la presente administración pública tiene de revertir
la tendencia desfavorable de estos dos últimos lustros,
porque en ello está precisamente en juego la virtud
política de quienes gobiernan la república con apego al
espíritu de las leyes, han logrado de tal suerte ensan-
char las fronteras de posibilidades realmente efectivas
de consumo por parte de los venezolanos.
236
FIGURA 3
CONSUMO DE SERVICIOS
VENEZUELA 1958· 1993
25000
0ססoo
75000
50000
25000 b:::;:::;~;;""""''''''''''''-
O+~r-T--r"""'~"""'--"T"""T'"-r-~r--I"""T"-r-~.....,~-r--r-~r-r"""T"-r--r-"T"""r-r.....,.-r-r-l
1~$OO~~m~ffi~~mm~nn~~~~n~~oom~ro~ffiffi~mooOO~~m
238
nante para la conciencia pública: la prosecución man-
comunada (políticos y técnicos) de la eficiencia pública
en aras del bienestar colectivo. Esta es finalmente la
valoración definitiva que la realidad misma de las cosas
le impone hacer al sector público.
239
ANEXO ESTADISnCO
CUADRO 1
SUBSIDIOS Y APORTES SOCIALES DEL GOBIERNO CENTRAL
(millones de bolívares a precios de 1984)
Aportes Sociales
Años Subsidio del
Gobierno Central
243
CUADRO 2
GASTO DE CONSUMO FINAL DE LOS HOGARES EN SERVICIOS
(millones de bolívares a precios de 1984)
Servicios menos
Años Subsidios Aportes Sociales del
Gobierno Central
244
HECHOS E IDEAS
CONVERSACION A DOS VOCES
247
vencida o refrenada la inflación con la' política mone-
taria que se aplica actualmente en Venezuela? ¿Acaso el
detrimento causado a la aueonornía del Banco Central
no repercute en los arbitrios de estabilización que ma-
neja este Organismo?
248
política monetaria del BCV, porque ésta es apenas
parte de un todo -y no siempre la más importante-o
Los otros componentes, gasto público y de PDVSA,
están fuera de su alcance, en el sentido de que no
puede ejercer control alguno sobre ellos.
La efectividad de los instrumentos de política del
Instituto Emisor en el proceso descrito de creación de
dinero, ha estado siempre limitada por la estrecha
relación estructural e histórica entre las exportacio-
nes principales del país y los ingresos y gastos del
Estado. En ese sentido, la poca autonomía del BCV
para manejar ese proceso es de vieja data, y refleja
más bien una limitación estructural de origen his-
tórico antes que una restricción intencional de sus
atribuciones, propiciada por un Gobierno y un Con-
greso en particular.
Sin embargo, los intentos conscientes de limitar
su autonomía sí se han producido en otras áreas, tales
como en la administración del régimen cambiario y
en las resistencias, en ciertos momentos, a las propues-
tas del Banco de dejar la fijación de las tasas de
interés a la libre determinación por el mercado. Por
otra parte, en aspectos tales como las emisiones de
TEM, la política de encajes, fueran éstos remunera-
dos o no, y la actividad crediticia frente al sistema
bancario, ha habido total independencia en la actua-
ción del Instituto Emisor, aunque, como es natural en
un sistema democrático, existen opiniones que discre-
pan de las del BCV, pero ellas no provienen sola-
mente del Gobierno ni afectan en absoluto la autono-
mía del Instituto.
249
posibilidad de situarse, segün algunos analistas, entre
700 y 800 bolívares por dólar en diciembre de 1997, si
no se modifica la paridad del bolívar con la divisa cla-
ve. En esto último, decimos, influye el comportamien-
to erogativo del sector público consolidado, el proceso
inflacionista y la administración de la liquidez externa
del país, ¿Cómo considera usted la actuación del Ejecu-
tivo en la tarea de reducir el d~flcit fiscal1 Asimismo,
por cuanto es materia que concierne al Instituto que
usted preside, importa preguntar ¿cómo se vislumbra la
evolución de las reservas internacionales del pais en
este año?
250
financiado por el Gobierno mediante endeudamiento
adicional, significa, en esencia, que el déficit fiscal
consolidado -aquel que incorpora el del BCV- será
mayor y acentuará las presiones inflacionarias. ii) Otro
modo de neutralizar en un primer momento los efec-
tos sobre los precios que derivan de un mayor déficit
fiscal sería el de incrementar los encajes legales de la
banca. Aparte de otras consideraciones que hacen in-
conveniente la utilización frecuente de este instru-
mento, el mayor costo financiero para la banca de-
bido al mayor encaje, pronto se trasladaría a las em-
presas vía aumento de las tasas de interés, y ense-
guida a los precios de productos finales. Como se ve,
no queda mejor alternativa para limitar la inflación
que reducir el déficit fiscal lo más posible y de ma-
nera inmediata y directa.
En lo que toca a las Reservas Internacionales
Brutas, han ocurrido hechos favorables, aunque algu-
nos de ellos fortuitos, que permiten prever que las
reservas aumentarán aún más en lo que resta del año,
hasta alcanzar a fin de año una cifra que podría lle-
gar a $ 12.300 millones, lo que significaría un au-
mento de $ 2.600 millones, aproximadamente, duran-
te 1996, generado en su mayor parte después del 22
de abril, cuando se restableció la libertad cambiaria
en Venezuela. A su vez, se prevé que las Reservas
Internacionales Netas registrarán también una fuerte
recuperación, muy por encima de la meta establecida
en la Agenda Venezuela de $ 1.500 millones en 1996.
Los dos hechos favorables que se produjeron más allá
de cualquier previsión optimista, fueron: a) el mayor
valor de las exportaciones petroleras debido al com-
portamiento más favorable de los mercados interna-
cionales; y b) la rápida respuesta de inversionistas
nacionales y extranjeros a la liberación del sistema
cambiario y de las tasas de interés. En efecto, fue
sorprendente la rapidez con que a partir de abril retor-
251
naron al país fondos de venezolanos y de extran-
jeros, atraídos por las ventajosas tasas de interés que
ofrecía el mercado nacional y por la certeza intuitiva
-sin que se hubieran dado garantías formales para
ello- de que la tasa de cambio se mantendría dentro
de niveles razonables. Ha sido tal la afluencia al país
de fondos en dólares, no sólo de carácter especu-
lativo de muy corto plazo, sino de plazos mayores,
que en los primeros meses después de la liberación el
BCV ha tenido que desembolsar relativamente pocos
dólares para atender los requerimientos normales del
mercado, lo que ha conducido a una acumulación de
Reservas Internacionales en estos cuatro meses de liber-
tad cambiaria mucho mayor que la prevista.
252
do a vivir en aquella ya vieja Venezuela donde el
Estado podía complacer todas nuestras aspiraciones,
válidas y urgentes algunas de ellas, y superfluas la
mayoría. Este es un problema de política que debe
ser restringido, si no resuelto totalmente, por acuer-
dos entre el Gobierno Nacional, el Congreso de la
República y los numerosos grupos de interés que de
un modo u otro ejercen presión sobre el Estado para
que éste les permita satisfacer sus aspiraciones: indus-
triales y agricultores, comerciantes, empresas públi-
cas y privadas, sindicatos, fundaciones, todos buscan
su propio objetivo, sin considerar que complacer sus
aspiraciones puede ir en detrimento del beneficio de
la comunidad nacional. En cualquier caso, el déficit
previsto de 2,0% del PIB es alcanzable si la acción
política del Gobierno frente a los grupos de presión
es exitosa. Además, se requiere que el déficit que
finalmente resulte sea financiado de manera volun-
taria y no a través de créditos forzosos al Fisco, logra-
dos por éste mediante el sencillo pero peligroso expe-
diente de incurrir en atrasos en el pago de sus obliga-
ciones. Si el financiamiento de ese déficit proviene
del exterior, además de ser menor su costo financie-
ro, produciría el beneficio adicional de fortalecer aún
más las reservas internacionales, con lo cual se contri-
buiría a mejorar la confianza en la moneda nacional
y, en consecuencia, a estabilizar el tipo de cambio.
253
de operaciones en el mercado de divisas. se ha pronos-
ticado que una vez restablecido el flujo normal de la
demanda en el mercado de divisas vuelva a plantearse
un escenario de presiones sobre el tipo de cambio. ¿Có-
mo se observa desde el Banco Central esta coyuntura
del mercado cambiarlo y cómo actuaría este Instituto
frente a las eventuales presiones ya aludidas?
251
primer desembolso que hizo el FMI en la tercera se-
mana de julio por US$ 500 millones, a raíz de la firma
del convenio, así como de los próximos aportes que
sucesivamente hará el Fondo, hasta que en marzo de
1997 habrán alcanzado, como indiqué antes, a $1.400
millones. El vigente régimen de bandas también con-
tribuye a la estabilidad del sistema, ya que el BCV
permite que el tipo de cambio aumente (deprecia-
ción del bolívar) o se reduzca (apreciación) dentro de
los límites establecidos por las bandas. Este mecanis-
mo distribuye la fuerza de las presiones que pudie-
ran existir contra nuestra moneda, absorbiendo parte
de tales presiones con las reservas mismas y permi-
tiendo que el resto se refleje en cierta depreciación
de la moneda nacional, dentro del límite máximo esta-
blecido por la banda de fluctuación.
255
estabilidad social. En este sentido, ya lo expresó clara-
mente el Presidente de la República en la Asamblea
de Fedecámaras, en Maturín, cuando, refiriéndose a la
Agenda Venezuela y a los sacrificios que exige, seña-
ló que "por sobre todo, es necesario mantener la paz
social". No se trata de que el ajuste fiscal previsto
para limitar el déficit al 1,5% del PIB sea el más
adecuado, ya que el desiderátum sería reducirlo a
cero, pero es lo posible en las circunstancias actuales
de la economía venezolana. Por esa razón es que se
hace necesario soportar una inflación objetivo para el
resto de 1996 de 11% en cifras redondas, la cual es
compatible con el déficit indicado y con la acumu-
lación de Reservas Internacionales prevista. Por su-
puesto que sería ideal reducir la inflación aún más, y
que en el primer semestre de 1997 no fuera de 1%
mensual, como está previsto, sino que se redujera a
los niveles internacionales de un dígito bajo (3% a 5%
anual), pero ello requeriría mayores esfuerzos de reduc-
ción del gasto público mediante una racionalización
más profunda de la administración pública y la priva-
tización acelerada de numerosas empresas del Esta-
do, que no sería muy realista prever como posible de
cumplir en el breve lapso que queda de 1996.
256
holgura frente a posibles perturbaciones en el merca-
do de divisas?
257
puede ser compensado por una reducción equiva-
lente de los Activos Internos Netos del Banco, lo cual
se logra de manera autónoma si el Instituto emite
TEM por el mismo monto. El efecto de emisiones
masivas de TEM sobre las tasas de interés es el de
introducir una alta volatilidad en éstas, lo cual es
contrario a la búsqueda de un camino estable para la
recuperación.
La solución a estas disyuntivas está nuevamente
en manos del Fisco Nacional, ya que sólo él podría
ahorrar -y por lo tanto evitar que entre al circuito
monetario- un monto equivalente a las Reservas acumu-
ladas en exceso. Ese ahorro bien podría utilizarse en
amortizar anticipadamente deuda externa, con lo cual
se neutralizaría definitivamente el exceso de liquidez
generado por el aumento de las Reservas.
258
relativa del tipo de cambio contribuya a frenar la
inflación -a constituir el tipo de cambio en "ancla",
como dicen algunos- y que al mismo tiempo se mue-
va de manera de mantener estable el tipo de cambio
real con miras a favorecer nuestras exportaciones y
que toda la presión que pueda venir de la demanda
de dólares no se ejerza contra las Reservas Interna-
cionales, sino que parte sea absorbida por el precio
de la divisa. Este término medio entre dos objetivos
extremos es lo que hace al sistema de bandas tan
atractivo para los países que lo aplican. En efecto, no
plantea la rigidez del sistema .de cambio fijo que, en
última instancia, sacrifica las Reservas Internacionales
y la competitividad al objetivo de evitar la inflación;
ni tampoco presenta la flexibilidad absoluta del siste-
ma de cambio flotante, que sacrifica el esfuerzo anti-
inflacionario al mantenimiento de las Reservas Interna-
cionales y de la competitividad externa. Ambas posi-
ciones tienen su justificación y dependería del caso
concreto de cada país el esquema que convendría
aplicar.
259
no haya sido suficientemente explícito, por lo que el
mercado ha podido percibir señales confusas y apa-
rentemente contradictorias. Quisiera comenzar expre-
sando que desde abril -el 16 de abril, para ser exac-
tos- el BCV no fija ni impone las tasas de interés que
cobra y paga el sistema bancario por sus operaciones
activas y pasivas. El Instituto apenas fija la propia -la
tasa de redescuento- que desde hace meses perma-
nece en 85% anual. Por supuesto que el BCV "in-
fluye" sobre las tasas de interés del mercado, como
todo Banco Central en el mundo. En nuestro caso, tal
influencia se ejerce a través de los volúmenes de TEM
que en cada ocasión se ofrecen al mercado, bien
mediante el sistema habitual de subastas, o a través
del mecanismo menos frecuente de colocación direc-
ta por la mesa de dinero del Banco. En cualquier
caso, el mercado reconoce la señal de que si el BCV
ofrece una cantidad muy elevada de TEM, significa
que espera recibir un precio relativamente bajo y, en
consecuencia, pagar un rendimiento (tasa de interés)
relativamente alto. Sin embargo, las previsiones del
BCV acerca de cuál puede ser en un momento dado
el exceso de liquidez de la economía no siempre son
acertadas -no posee un gran poder adivinatorio-, por
lo que, si en un momento dado cree que el exceso de
liquidez puede ser neutralizado con la oferta de cier-
to monto de TEM, resulta que al final las tasas bajan
porque la demanda de títulos fue mucho mayor que
la prevista y, en consecuencia, sus precios subieron.
Este proceso de prueba y error, que por su pro-
pia naturaleza está sujeto a muchas incertidumbres, se
hace más incierto por la existencia de capitales especu-
lativos cuya magnitud y comportamiento no pueden
predecirse fácilmcntc, por lo que introducen cambios
bruscos en la dcmanda de títulos, muy difíciles de
detectar a priori. Hasta ahora, su comportamiento mues-
tra el fuerte atractivo que las tasas de interés ejercen
260
sobre ellos. Debe reconocerse, sin embargo, que en
períodos muy cortos se observa todavía mucha vo-
latilidad en las tasas de interés, pero cuando se exa-
mina el período de varios meses hasta julio, puede
observarse muy claramente su tendencia hacia la reduc-
ción paulatina.
EL BeV ha manejado las emisiones de TEM con
bastante flexibilidad, dadas las circunstancias. En un
primer momento, antes del 22 de abril, cuando la
desconfianza sobre el bolívar hacía prever una fuerte
demanda de dólares, el Instituto decidió actuar con
energía para retener fondos en moneda nacional, ofre-
ciendo TEM a elevadas tasas de interés (en torno a
70%) y a plazos muy cortos 05 días), como vía inme-
diata de evitar presiones excesivas contra la moneda
nacional. Debe recordarse al respecto que el tipo de
cambio implícito en los Bonos Brady superaba holga-
damente los 500 bolívares por dólar. Pocos días des-
pués, y vista la caída del tipo de cambio a niveles por
debajo de Bs. 470 por dólar, en un intento de disua-
dir hasta donde era posible la entrada al país de
capitales especulativos que buscan la realización de
ganancias en lapsos muy breves, el Instituto decidió
prolongar paulatinamente los plazos de vigencia de
sus emisiones, desde 70 días que era el plazo predo-
minante, hasta 180, 270 Y 360 días. Aun así, la de-
manda de títulos fue tal -prueba de la fuerte entrada
de capitales calientes- que el BeV eliminó las emisio-
nes a 90 días y concentró su oferta en plazos entre 6
meses y un año, recibiendo solicitudes de compra,
aun en el plazo más largo, por montos que en ocasio-
nes triplicaron la oferta de títulos hecha en cada oportu-
nidad.
Esta estrategia del BeV no excluye que, si en un
momento dado la demanda de títulos es elevada, el
Instituto estimule la colocación de títulos de la Deu-
da Pública, los cuales, aparte de proveer de fondos a
261
la Tesorería Nacional, contribuirían con su coloca-
ción -y su consiguiente aunque transitoria absorción
de liquidez- a hacer más soportable la carga para el
BCV. Por el contrario, en ocasiones en que se espera
una próxima emisión de Letras del Tesoro y de Bo-
nos de la República, el Banco ha efectuado emisio-
nes de TEM a plazos más breves. Esta es otra razón
de la aparente contradicción entre emisiones a pla-
zos cada vez mayores y otras de muy cortos lapsos de
vencimiento.
262
en otra parte, han pasado de 90 días a lapsos entre
180 y 360 días- y las obligaciones del sistema ban-
cario, generalmente a la vista o de plazo inferior a 90
días. La razón de que el problema asomado en su
pregunta no exista es la alta aceptabilidad de los
TEM, que les otorga gran liquidez en el mercado secun-
dario. Cualquier banco o inversionista en TEM que se
encuentre requerido de caja para afrontar obligacio-
nes inmediatas, tiene infinitas posibilidades de ven-
der su cartera de TEM con mínima pérdida de capi-
tal, lo que los hace un activo líquido por excelencia.
Por otra parte, las razones de emitir TEM a mayores
plazos, como una forma de disuadir la entrada de
capitales "golondrina", no pueden supeditarse a una
posible conveniencia de los bancos de que tales títu-
los posean un plazo similar al de sus colocaciones,
porque admitirlo sería aceptar que la inversión en
TEM es la forma de colocación de fondos "natural" de
la banca, cuando estos títulos lo que han hecho es
suplir la carencia de bonos de la Deuda Pública -los
cuales se emiten generalmente con plazos de venci-
miento superiores al año- que permitirían al BCV rea-
lizar operaciones de mercado abierto con ellos.
La pregunta trae a colación dos aspectos por
demás interesantes. En primer lugar, no hay duda que
si el BCV dispusiera de Títulos de Deuda Pública con
características de plazo y rendimiento aceptables por
el mercado, realizaría sus operaciones de mercado
abierto con ellos, y reduciría, en consecuencia, hasta
eliminarlas, las emisiones de TEM. Sin embargo, la
dinámica de creación de dinero en Venezuela es tal -
como intenté explicar al comienzo- que la política
monetaria en nuestro país tiene que ser permanente-
mente restrictiva, lo que significa ofrecer continua-
mente títulos al mercado. Si ello es así, cabe pregun-
tarse cuanto tiempo "duraría" el inventario de títulos
de Deuda Pública en poder del BCV, bajo el princi-
263
pio legal de que esa cartera no puede ser incremen-
tada porque significaría créditos del Instituto al Gobier-
no Nacional, lo cual está expresamente prohibido. El
otro aspecto está en vías de solución: se trata de la
conversión de las acreencias del BCY contra la Repú-
blica en títulos negociables en el mercado. La Ley que
autorizaría las emisiones correspondientes se está discu-
tiendo actualmente en las sesiones extraordinarias del
Congreso.
261
condiciones monetarias y cambiarias que preserven el
valor de la moneda nacional, lo que es otra manera
de decir que los precios se mantengan estables. Con
este objetivo en mientes, el Banco Central maneja
otras variables sobre las cuales puede ejercer alguna
influencia, como son el tipo de cambio y las tasas de
interés. Aunque -como indiqué en otra parte- ambas
son fijadas libremente por el mercado, la influencia
monetaria del Banco Central no puede desconocerse
porque se trata de un oferente muy importante de
divisas, en un caso, y un factor determinante de la
liquidez monetaria, con su efecto sobre las tasas de
interés, en el otro.
Con su política monetaria y cambiaria actual, el
Instituto busca, en primer lugar, limitar el crecimien-
to desmedido de la liquidez, neutralizando hasta don-
de le es posible los efectos expansivos provenientes
del gasto público y de la entrada de fondos del exte-
rior. En este esfuerzo, la política cambiaría de evitar
fluctuaciones erráticas del tipo de cambio y de que su
evolución en el corto y mediano plazo no signifique
devaluaciones muy marcadas, contribuye con la po-
lítica monetaria a limitar los impactos inflacionarios
que derivarían de devaluaciones bruscas y profun-
das, tal como las ocurridas en años recientes. En cuan-
to a las tasas de interés, el objetivo es que éstas
lleguen a ser reales positivas, a través de la disminu-
ción de la tasa de inflación, antes que del aumento de
las tasas nominales. Es decir, se trata de alcanzar
tasas de interés reales positivas que resulten de la
relación entre las tasas de interés nominales y la in-
flación objetivo prevista para el futuro inmediato -
11% de ahora a diciembre- y no con la inflación
pasada -65% entre enero y junio de 1996. En la me-
dida en que las tasas de interés sean reales positivas,
además de estimular el ahorro, el incentivo a mante-
ner fondos en Venezuela se acentúa, tanto para ca-
265
pitales nacionales como extranjeros. En esa misma
medida se propicia la estabilidad de las reservas inter-
nacionales y del tipo de cambio, contribuyendo, co-
mo se indicó antes, a frenar la inflación. Debe rati-
ficarse que el tipo de cambio no se utiliza en nuestra
política como "ancla" de la inflación, pero su esta-
bilidad -no su rigidez- ayuda a reducirla.
266
imposible contar con -y menos exigirle- una ma-
yor productividad. Asi mismo, y aunque ambos fac-
tores --el equilibrio monetario y la distribución del
ingreso- se alcanzaran a cumplir, no se lograría el
objetivo buscado si el aparato productivo se encuen-
tra obsoleto, descapitalizadas las empresas y subuti-
lizados los recursos reales de que dispone el país.
Estoy de acuerdo, pues, con que hay que asumir simul-
táneamente los tres enfoques indicados en su pregun-
ta. Lo importante de enfatizar, sin embargo, es que la
función principal del Gobierno en esta esfera es la de
coordinar y armonizar los esfuerzos de los diversos
entes que participan en el proceso como reguladores
y directores del mismo --el Ejecutivo, el Congreso y el
Banco Central- y como actores fundamentales del pro-
ceso: trabajadores y empresarios. Esta acción del Ejecu-
tivo Nacional requiere, como es natural, una elevada
dosis de habilidad para negociar en las esferas polí-
ticas -materializadas principalmente en el Congreso
Nacional- las bases mínimas de un programa econó-
mico y social que permita alcanzar los objetivos comu-
nes. Como corolario de lo dicho, no puede imputarse
a un solo ente la responsabilidad total y exclusiva de
la destrucción de la hidra de la inflación, por lo que
el Banco Central siempre ha señalado que no puede
asumir la atribución exclusiva y excluyente de acabar
con este flagelo, sin que eso signifique que no haya
de cumplir y llevar a cabo la importante parte que le
corresponde en esa lucha, aún cuando en varias ocasio-
nes se ha visto obligado a "mantener las posiciones",
solo, en el campo de batalla.
267
DOCUMENTOS
ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS
l. PRESENTACiÓN
271
fase más compleja y dramática de su historia. Afrontar, en
esta hora difícil, el cumplimiento de la misión asesora de los
poderes públicos y de la sociedad nacional, para la cual fue
creada nuestra institución, constituye un obligante reto.
En primer lugar por la desconcertante complejidad de la
crisis que hoy conmueve a nuestra sociedad. En segundo
lugar, por la notoria confusión que reina en el campo del
conocimiento científico-económico contemporáneo, tanto en
el amplio contexto mundial como en sus contextos regio-
nales y nacionales. Ambas razones de dificultad, sin embar-
go, no deben inhibirnos en el cumplimiento de nuestra mi-
sión. Por el contrario, deben convertirse en acicates para la
búsqueda colectiva de respuestas al enmarañado conjunto de
problemas que ellas plantean a la sociedad venezolana.
En esa búsqueda, de crucial importancia para aclarar
caminos y fundar certidumbres, quiero enmarcar el objeto de
esta intervención.
Comenzaré con la discusión de las razones de la com-
plejidad de la crisis nacional. De seguida haré una somera
consideración del estado actual del conocimiento económico
y de las dificultades que presenta para ayudarnos a encon-
trar respuestas a los múltiples problemas que ella nos plan-
tea. A continuación trataré de derivar de esa discusión un
conjunto de proposiciones que pudieran contribuir a concre-
tar algunos elementos que considero de importancia en la
discusión de un programa nacional de superación de la crisis.
En el curso de la exposición trataré de precisar los aportes
que pudiera ofrecer la Academia dentro de ese programa.
272
lugar, la disminución de la demanda de bienes y servicios
generados en dichos sectores informales, problemática que
no forma parte de los objetos de análisis de la economía
tradicional, fundada en el supuesto de una absoluta homoge-
neidad capitalista.
La segunda razón de la complejidad de la crisis es su
carácter integral, su presencia, no sólo en el ámbito econó-
mico, sino también, en el sistema educativo, en el de salud
pública, en el orden político e institucional, en el campo de
la seguridad individual y colectiva, en el deterioro perma-
nente de nuestra infraestructura física; en la instancia de los
valores éticos que conforman el sustento esencial de todo el
tejido societario y en la del liderazgo, imprescindible para
garantizar la coherencia de un ideal nacional compartido y su
segura proyección hacia el futuro.
Se trata, en síntesis, de una caótica maraña de infun-
cionalidades que, potenciándose las unas a las otras, pre-
sionan hacia la desarticulación de todo el orden colectivo,
tanto en el ámbito de la estructura productiva como en el
seno de la sociedad civil y del propio aparato del Estado.
Resolver esa crisis profunda y multifacética implica,
por lo tanto, una tarea colosal: la de refundar la entera so-
ciedad venezolana sobre nuevos cimientos estructuales e institu-
cionales que garanticen su evolución armónica y posibiliten
un desarrollo económico y social sólidamente sustentable.
La afirmación de ese carácter global, integral, de nues-
tra actual situación, conduce a la elemental conclusión de
que el esfuerzo para superarla nos implica a todos. A los
economistas y a los demás profesionales de las ciencias y de
las humanidades; a los trabajadores y a los empresarios, a los
poderes públicos y a las organizaciones privadas de todo
tipo. Se trata, en síntesis, de articular la participación de
todos en un programa coherente de movilización de la en-
tera sociedad hacia el alcance del crucial objetivo de cons-
truir ese nuevo orden nacional.
En la conquista de ese gran objetivo los 'economistas
están llamados a cumplir un papel de básica importancia. Por
la razón fundamental de que el núcleo central y dominante
de la crisis está en el campo de la economía. Allí se gestaron
sus manifestaciones originarias y de allí se difundieron sus
efectos hacia todos los demás aspectos de la vida social. EL
punto de partida para la superación de la crisis integral tiene
que ser, pues, la lucha contra el cntrabamiento económico
que constituye su núcleo problemático esencial.
273
Un aspecto prioritario para el cumplimiento de ese ob-
jetivo es la precisa caracterización de la naturaleza de ese
entraba miento económico y de las causas que lo originaron y
lo mantienen, clarificación que constituye el prerrequisito con-
ceptual para el diseño de la estrategia integral que nos per-
mita enfrentar exitosamente los factores de infuncionalidad
de todo el sistema societario.
En el seno de nuestra Academia se han cumplido valio-
sos esfuerzos en tal sentido, entre los cuales quiero destacar
los diversos foros celebrados y, en particular, la discusión
realizada a mediados del pasado año por un prestigioso gru-
po de sus integrantes, convocados por el Dr. T.E. Carrillo
Batalla con tal finalidad, cuyas deliberaciones fueron reco-
gidas en la Revista Nueva Economía, editada por nuestra cor-
poración. Intentaré presentar de seguida, a título puramente
personal, una apretada síntesis de los resultados de ese y
otros esfuerzos en el diagnóstico de la actual situación econó-
mica del país.
El primer elemento de esa caracterización es que la
crisis económica nacional tiene sus raíces más profundas en
una perversa articulación de factores estructurales e institu-
cionales, que coadyuvaron al agotamiento del régimen de
acumulación de capital instaurado a partir de 1960. Ese ré-
gimen se basó en la utilización del ingreso nacional petrolero
para promover un proceso de desarrollo industrial hacia aden-
tro, siguiendo los criterios emanados de la Comisión Econó-
mica para América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL). En
la práctica, dicho proceso de industrialización se articuló fun-
cionalmente al régimen de acumulación fordista de los Estados
Unidos, pero aislado y protegido artificiosamente de la evo-
lución de la economía mundial, y desvinculado, en lo esencial,
de los factores naturales donde radican nuestras ventajas com-
parativas.
La operación de ese modelo de crecimiento exigió la
conformación de un conjunto de instituc.iones económicas,
sociales, políticas y culturales que cumplieron cometidos cru-
ciales dentro del sistema democrático en el cual fueron conce-
bidas y conformadas. Por esa razón, el agotamiento de aquel
orden económico nacional, significó también el colapso de su
correspondiente contexto institucional. Esa relación de corres-
pondencia entre el modelo económico y las instituciones que
le sirvieron de basamento explica el vínculo que une al entra-
bamiento económico con las demás manifestaciones críticas
de todo el orden social.
Un segundo aspecto de la caracterización de la actual
situación es la decisiva participación de factores externos en
274
su conformación y desarrollo. Me refiero, en particular, a los
efectos de las profundas transformaciones que han venido
ocurriendo en la economía mundial durante el último cuarto
de siglo, las cuales motivaron la exigencia de cambios ra-
dicales, tanto en la operación interna de nuestra economía,
como en su modo de articulación externo.
En efecto, la inoperatividad manifiesta del orden eco-
nómico internacional de la posguerra, desde fines de los
años sesenta, fue el punto de partida para la emergencia, de
un intenso proceso de cambios de toda índole, liderizados
por un nuevo paradigma tecnológico y por la consustancial
emergencia de importantes innovaciones en la gestión productiva
y en la circulación internacional de mercancías y de dinero.
Esas transformaciones, cumplidas a gran velocidad en el mundo
desarrollado, así como en algunos países del tercer mundo,
motivaron una abismal profundización de la brecha entre la
eficiencia productiva de aquellos países y la de las demás
economías nacionales del tercer mundo. A esa causa esencial
de aceleración del subdesarrollo relativo, hay que agregar el
deterioro de los precios de las materias primas y de la fuerza
de trabajo que han traído consigo las nuevas tecnologías. En
ese contexto global, la crisis que hoy viven Venezuela y
América Latina está planteando la necesidad de reestructu-
ración de sus economías, como condición necesaria para su
reinserción productiva en el orden internacional emergente.
En tercer lugar hay que señalar otros factores internos,
específicos de cada país, que han contribuido poderosamente
al agravamiento de la situación del mundo subdesarrollado.
En nuestro caso, hay que destacar, entre esos factores, la
sucesión de inadecuadas políticas económicas públicas, y los
comportamientos desestabilizadores de algunos agentes priva-
dos. Aquí hay que señalar, en lugar prominente, el cuantioso
e innecesario endeudamiento externo y las acciones y omisio-
nes que originaron el colapso financiero de 1994, cuyo resul-
tado más notorio ha sido el elevado crecimiento de la deuda
pública interna que está pesando hoy sobre las cuentas fis-
cales, tanto como el endeudamiento externo.
Consecuencia de todos esos factores generadores y po-
tenciadores del proceso crítico han sido también los desequi-
librios monetarios, cambiarios y financieros y su secuela in-
flacionaria, desajustes que, íntimamente relacionados entre sí,
retroalírnentándose los unos a los otros, han conformado los
mecanismos perversos que sostienen la incertidumbre, el es-
'tancamiento económico y las expectativas negativas que obs-.
taculizan el camino de la necesaria. reconversión productiva.
275
Para hacer frente a esa compleja situación, para tratar de
romper esos círculos viciosos que reproducen agravadas las
manifestaciones de la crisis, el gobierno nacional ha puesto
en marcha desde hace tres meses un proyecto estratégico
para superarla. Dicho proyecto está siendo analizado por la
Academia. Esperamos que la profundización de esa tarea cons-
tituya una de las fundamentales actividades inmediatas de
nuestra institución.
276
riza hoy al mundo real, será. imposible llegar a la reposada
síntesis teórica de lo que apenas está. naciendo.
El colapso del orden internacional de la posguerra no
sólo afectó al paradigma teórico económico establecido en
los países industrializados, sino también a los esfuerzos por
construir una teoría del desarrollo, aplicable al mundo sub
desarrollado, que tuvieron su centro en America Latina. Esos
esfuerzos se fundamentaron en el estudio de las especificidades
estructurales de nuestros países, y de la naturaleza de sus
relaciones económicas con el mundo desarrollado dentro de
aquel contexto internacional. De allí que la desestructuración
del viejo orden mundial ocasionara también el derrumbe de
los supuestos y formulaciones que servían de soporte a sus
planteamientos. Se produjo así un notable vacío doctrinario
que favoreció el éxito inicial de la ofensiva neoliberal sobre
América Latina. Si a ello se agrega el coetáneo repliegue del
pensamiento marxista, que había sido un importante nutrien-
te de las teorías del subdesarrollo, se completa el cuadro de
confusión que terminó por colocar en entredicho la idea mis-
ma de construir un cuerpo doctrinario ad-boc para explicar la
dinámica económica y social de nuestros países. De allí la
situación de perplejidad y desconcierto que ha dominado
desde entonces en el pensamiento económico y social lati-
noamericano.
Cabe agregar, sin embargo, que ya comienzan a surgir
auspiciosos esfuerzos para comprender la nueva problema-
tica de la región dentro del orden internacional que se abre
paso. Aquí hay que señalar algunos recientes aportes de la
CEPAL, el SELA, el CLAD y otras instituciones latinoame-
ricanas, así como de autores como Pfrench Davis, Fajnsilver,
Lichtensztejn, Silva Michelena, Quenan, Bitar, Bradford y otros,
quienes están buscando la necesaria síntesis entre los aspec-
tos rescatables de las teorías del subdesarrollo y algunos lo-
gros novedosos y pertinentes del pensamiento económico y
social más reciente. Alcanzar ese objetivo es el reto prio-
ritario que hoy se plantea a los economistas y otros cien-
tíficos sociales de América Latina, comprometidos en la elabo-
ración de una visión teórico-económica adaptada a nuestras
actuales condiciones de tiempo y de lugar.
277
dos en el sistema mundial, para realizar muy variadas transfor-
maciones en el proceso de superación de la brecha entre
subdesarrollo y desarrollo.
Me refiero, por supuesto, a los estimulantes avances
ocurridos en algunos países del Sudeste de Asia, hasta hace
poco más retrasados en el camino del desarrollo que los
países vanguardia de América Latina, y que hoy están por
delante de ellos. El análisis de esas exitosas experiencias es
de crucial importancia para nosotros. En primer lugar porque
rompen con muchos de los mitos respecto a la fatalidad de la
condición de subdesarrollo. En segundo lugar porque niegan
de plano el supuesto básico del liberalismo económico de
que el Estado debe dejar en la mano invisible del mercado la
plena y total responsabilidad en la tarea de superar el subdesa-
rrollo. En oposición a ese criterio, dichos países lograron el
éxito que hoy celebran mediante una participación muy ac-
tiva de sus Estados nacionales en el liderazgo del proceso de
modernización de la economía, enseñanza que debe llamar-
nos a la reflexión.
v. Qut HACER
278
De esta escueta enumeración de acciones surge un con-
junto de tareas específicas a cumplir, entre las cuales quiero
destacar:
111 Contribuir a la clara definición y especificación del
implícito Proyecto Nacional que se aspira alcanzar
con esas políticas y participar activamente en su
reformulación y difusión. Estimamos que la actual
coyuntura crítica constituye la más propicia oportu-
nidad para movilizar los diferentes sectores de la
opinión nacional en la prioritaria tarea de concre-
tizar, del modo más preciso posible, hacia dónde
debemos dirigirnos, cuál es la Venezuela que que-
remos construir.
11
2 Una vez precisada la naturaleza de ese objetivo
fundamental será necesario considerar si la estra-
tegia en curso cumple la condición de articular
armónicamente las políticas de corto y mediano
plazo, dirigidas a corregir eficazmente los desea-
justes macroeconómicos, con las políticas de ma-
yor alcance destinadas a construir las bases eco-
nómicas, sociales e institucionales, consustanciales
con el Proyecto Nacional.
En cuanto a las políticas de corto y mediano plazo está
en marcha un programa de Estabilización Macroeconómica
que, a pesar de sus elevados costos para la población de
escasos y medianos ingresos, y de la inequitativa distribu-
ción de los mismos entre los distintos estratos socíoeconó-
micos, parece haber sido aceptado por la colectividad como
un sacrificio necesario en el camino de la construcción del
nuevo orden nacional. En este aspecto, la opción más rea-
lista que puede cumplir la Academia es la del ejercicio de la
crítica permanente de los resultados de dicho programa de
estabilización para sugerir, cuando se considerase necesario,
las correcciones que pudieran coadyuvar a su éxito.
En cuanto a las políticas de mediano y largo plazo,
dirigidas a promover la reestructuración del aparato produc-
tivo, nos corresponde ejercer un rol mucho más activo y
creativo. Es necesario recalcar aquí que la responsabilidad
fundamental en esa materia se concentra en las decisiones
del capital privado, pues se trata de un proceso de autotrans-
formación microeconómica que sólo puede ser logrado me-
diante decisiones autónomas de su clase gerencial. En este
aspecto, la tarea del Estado tiene que ser la de promover, de
común acuerdo con esos sectores, la creación de las mejores
condiciones institucionales e infraestructurales, y la búsque-
da consensual de formas eficientes de articulación de los
279
importantes sectores productivos públicos, donde reposan nuestras
ventajas comparativas, con el resto de la economía; ya sea
mediante la profundización del proceso de privatizaciones,
en aquellos sectores donde exista consenso nacional, o de
acciones para estimular la creación de cadenas productivas
integradas, partiendo de los llamados grupos lideres de activi-
dad definidos en el IX Plan de la Nación. Esta coordinada
participación de la acción pública con los sectores privados
debe reforzarse, además, con los aportes del movimiento la-
boral, de las Universidades y otras organizaciones científicas
y culturales de la sociedad civil. La amplia participación con-
sensual de todos los entes públicos y privados responsables,
directa o indirectamente, de la marcha de la actividad pro-
ductiva, constituye una condición necesaria para que el pro-
yecto de reestructuración y modernización económica llegue
a tener un carácter realmente nacional. Nuestra Academia
debe cumplir un papel de relevancia en ese proceso de con-
certación.
En este aspecto es grato constatar que se está produ-
ciendo una creciente toma de conciencia en algunos impor-
tantes sectores de la actividad económica privada, en el sentido
de la superación de las tradicionales actitudes pasivas y los
planteamientos grupales que no miran más allá de lo que
dictan sus intereses parciales. Como ejemplos de esa nueva
visión constructiva me referiré a los esfuerzos de autotrans-
formación sectorial que están haciendo Conindustria y Fedeagro,
con propuestas que invitan al gobierno a participar, conjun-
tamente con ellos, en programas de desarrollo bien susten-
tados que apuntan hacia la reestructuración de sus respec-
tivos sectores productivos. Es ese el mejor camino para avan-
zar en la colectiva acción transformadora, dejando sentado
sin embargo que el tipo de consenso a que nos referimos
debe ser algo diferente a los tradicionales movimientos acomo-
daticios, destinados a preservar equilibrios de poder entre
grupos elitescos. Por el contrario, debe ser entendido como
forma ideal de participación conjunta del Estado y la socie-
dad civil en aras de objetivos que coloquen en primer plano
el interés nacional.
En esa búsqueda de participación concertada para la
estructuración de una estrategia nacional, la Academia está
llamada a representar un importante papel, asociada a otros sec-
tores del pensamiento económico. Anuncio, desde ahora, que
propondré a la Junta de Individuos de Número la definición
de los criterios más adecuados para esa participación, así
como la elaboración de un programa de actividades en esa
materia.
280
Señoras y señores:
Hace una semana, en ocasión del homenaje que le hi-
cieran las Academia de la Lengua, de la Historia, de Ciencias
Políticas y de Ciencias Económicas, con motivo de la cele-
bración de sus noventa años de fructífera vida, el Dr. Arturo
Uslar Pietri nos planteaba, como camino para conjurar la
grave situación que vive el país, "trazar un rumbo y convocar
a todas las vocaciones de servicio que están presentes en
Venezuela" para el cumplimiento de ese crucial objetivo.
En armonía con el espíritu de esa exhortación hemos
presentado un cuadro sucinto de la actual situación econó-
mica del país y señalado su articulación con los demás as-
pectos de la multiforme crisis nacional. Hemos señalado tam-
bién los instrumentos que pueden servirnos para la funda-
mentación conceptual y metodológica de la construcción de
un nuevo orden económico que pueda servir de sustento a
una organización social más estable y segura de sí misma.
Hemos afirmado, además, como condición necesaria de ese
proceso renovador, la participación armónica de todos los
sectores de la vida nacional en esa principal tarea. Finalmente
hemos precisado algunas de las responsabiliddes que debe
asumir la Academia en esa articulación de esfuerzos man-
comunados.
Falta todavía agregar que el logro de nuestro objetivo
final va a depender, en muy alto grado, de la confianza, la
seguridad y la fe que se tenga en su viabilidad. Con ac-
titudes derrotistas, con la crítica destructiva, plañidera y es-
téril, que nutren pesimismos ancestrales e inhiben la acción
transformadora, será muy difícil el salto hacia el futuro.
Es la hora de atreverse a cambiar y, para ello, por en-
cima de la acumulación de errores históricos que sirven para
nutrir discursos quejumbrosos, hay que exaltar la nada des-
preciable dotación de instrumentos de que dispone Vene-
zuela para triunfar sobre las vicisitudes actuales.
Es verdad que hemos dilapidado valiosos recursos y un
tiempo precioso para la construcción del nuevo país. Es ver-
dad también que el aprovechamiento irresponsable de la riqueza
fácil ha menguado nuestra capacidad de lucha contra la descom-
posición del país. Pero también es verdad que en este pro-
ceso Venezuela ha construido un conjunto de fortalezas que,
bien orientadas, pueden permitirnos enfrentar con éxito la
difícil situación que atravesamos. Se trata de concientizar y
sacar partido de los errores pasados que nos han conducido,
al igual que en nuestra guerra emancipadora, a la derrota de
esta primera república económica, social y política que qui-
281
simos construir apoyados en el uso parasitario de los recur-
sos petroleros y mineros. Se trata ahora de delinear y mar-
char con decisión en el camino que nos conduzca a un nue-
vo Carabobo, apoyados en el aprovechamiento disciplinado
de las valiosas destrezas y recursos de que disponemos.
No todo ha sido pérdida. Muchos de los frutos invertidos
han sido bien utilizados. A pesar de las limitaciones de nuestro
sistema educativo y de las imperfecciones de nuestra organi-
zación productiva, hemos construido apreciables vanguardias
de excelencia. Al lado de la acumulación de enseñanzas del
pasado, el país dispone de una nueva generación de jóvenes
científicos, gerentes y hombres de la cultura, que constituyen
un ingente patrimonio nacional y un poderoso instrumento
para su modernización. Un hecho que refuerza ese criterio
son los notables logros alcanzados por nuestros artistas plás-
ticos y escénicos, por nuestro movimiento musical, por nues-
tros jóvenes deportistas, por nuestras mujeres, quienes han
conquistado para Venezuela posiciones de relieve en el ám-
bito internacional, a pesar de la crisis que vive la entera
sociedad. Si agregamos a tan notable base de recursos huma-
nos de alto nivel, la creatividad de nuestros trabajadores, su
voluntad para superar dificultades, la rica dotación nacional
de recursos naturales y la existencia de una de las infraes-
tructuras físicas más sólidas de América Latina, se completa
un cuadro integral que permite fundar una visión optimista
del futuro nacional. Finalmente ese cuadro de potencialidades
se refuerza con las brillantes oportunidades que brinda a
Venezuela el acelerado proceso de integración que se está
desarrollando en América Latina. Nuestra activa participación
en el Grupo Andino, la constitución del G3, las promisorias
relaciones con Brasil y las perspectivas de inserción en MERCO-
SUR abren, en efecto, una favorable perspectiva a la eco-
nomía venezolana.
Un ejemplo importante de cómo podríamos aprovechar
las posibilidades de transformación que yacen en esa disponi-
bilidad de recursos humanos de alta calidad, la están dando
algunas empresas de vanguardia que se abren paso en el
camino de su autotransformación competitiva en el mercado
latinoamericano y mundial. Tuve oportunidad de participar
hace unos días en el Congreso Anual de Con industria donde
se presentaron, a título de ejemplo, tres notables casos en
este sentido. Tres industrias de transformación que, sobrepo-
niéndose a la crisis nacional y a las limitaciones del entorno,
están conquistando exitosamente mercados externos para su
producción. Ese éxito, que demuestra claramente las reser-
vas que subyacen en la sociedad venezolana, mayoritaria-
282
mente desaprovechadas hasta ahora, es una invitación a colocar,
por encima de la crítica destructiva, el esfuerzo creativo de
todos en la positiva acción transformadora, hacia el primor-
dial objetivo de construir las bases estables de una nueva
Venezuela.
Señores.
283
LAS ACADEMIIAS NACIONALES ANTE LA
REFORMA DEL CODIGO ORGANICO TRIBUTARIO
CONSIDERAOONES PREVIAS
285
tradón Tributaria (SENIAT) y subordinar el Resguardo Nacio-
nal Tributario a la Administración Tributaria. De la documen-
tación recibida se desprende, igualmente, que este Proyecto
de Reforma fue elaborado por un grupo de abogados ase-
sores del ya mencionado Servicio Nacional de Administra-
ción Tributaria y que no ha sido introducido formalmente al
Congreso de la República por el Ejecutivo Nacional, sino por
un grupo de parlamentarios según comunicación dirigida al
Presidente de la Cámara de Diputados de fecha 14 de noviem-
bre de 1995. Posteriormente, en enero de 1996 el SENIAT hizo
llegar al Congreso otro proyecto de reforma del Código Or-
gánico Tributario que si bien tiene diferencias formales con el
proyecto de 1995, en el fondo está guiado por los mismos
propósitos de aquél.
El último Proyecto mencionado contempla las siguien-
tes modificaciones básicas:
286
el tributo en un plazo máximo de cinco días. Si el con-
tribuyente no presentase declaraciones ni cancelase el
tributo en el plazo establecido, la administración lo deter-
minará de oficio e iniciará el juicio correspondiente. En
lo que atañe a la determinación de impuestos sobre
base de presunciones, la Administración podrá presumir
volúmenes de ventas y compras o ingresos omitidos por
diferentes vías. Cuando la Administración presuma la
existencia de defraudación tributaria podrá inmovilizar
libros, archivos, documentos, registros y bienes en infrac-
ción, de cualquier naturaleza.
OBSERVACIONES RELEVANTES
288
Tributaria a recaudar impuestos y el derecho del contribu-
yente a no pagar más de lo pautado. Por lo tanto, ante
posibles controversias entre las ópticas interpretativas de la
Administración y el contribuyente, el Código ordena que las
mismas se resuelvan bajo el estricto imperio de la Ley. Se
trata de un debate regulado por la Ley que establece prin-
cipios para determinar un monto de exacción, que no debe
ser excedido por la Administración ni reducido por el contri-
buyente, todo ello sobre el plano de igualdad y libertad
consagrado por la Constitución y otras Leyes de la República.
289
pretensión exclusivamente a la medida legal. De ahí, que
según los tratadistas, cualquier reclamo del Fisco debe ha-
cerse con estricto acatamiento al elemental derecho del contri-
buyente a ser oído previamente, a poder alegar y probar sus
razones, a que no se malogre su patrimonio y mucho menos
su libertad, como consecuencia de ejercicio de facultades de
recaudación de impuestos que tiene el Estado.
290
tas bancarias y de diferencias entre insumas utilizados y
producción obtenida, así como cuantía de inventarios.
Con ese recurso se abre un campo fecundo para la
arbitrariedad y discrecionalidad del funcionario de conse-
cuencias impredecibles, así como una violación de prin-
cipios puesto que la Administración no puede imaginar
la capacidad contributiva a su antojo, sino comprobar su
existencia con hechos reales.
291
Por otra parte, lo más injusto de este proceso radica en
que a pesar de todos los privilegios del Fisco, tampoco se
exija a éste garantía o fianza ante sus actos. De ese modo, en
caso de resultar inocente el particular sólo le quedaría la
posibilidad de reclamar daños que eventualmente se cance-
larían por la vía de "acreencias no prescritas", procedimiento
que resulta excesivamente largo y, en no pocos casos, marcada-
mente inoperante. Por ello, la más elemental garantía de equi-
librio exige que se instrumenten mecanismos para que el
Fisco proporcione garantías en caso de que el juicio favo-
rezca al contribuyente.
CONCLUSIONES
293
reforma en estudio, a establecer medidas coercitivas que aten-
tan contra los derechos humanos, sin hacer uso mas ade-
cuado de los instrumentos de control establecidos en las le-
yes vigentes.
294
fensión jurídico-económica e incrementan la discrecionalidad
del funcionario, pudiendo utilizarse como instrumento de extor-
sión e incluso de persecuciones políticas en un país en don-
de tales prácticas lamentablemente no han sido superadas.
Esas posibilidades de desviación se acrecentan por el hecho
de que, en última instancia, la interpretación de los estados
financieros del contribuyente puede realizarse 'desde muy va-
riados puntos de vista, dependiendo de la interpretación que
se haga de normativas tributarias o de prácticas contables
diferentes, todo lo cual justifica el mecanismo de legítima
defensa contenido en nuestro actual régimen contencioso tribu-
tario. La posibilidad de encarcelar, multar y clausurar de ma-
nera simultánea el establecimiento del contribuyente por pura
presunción de delito fiscal, priva del derecho a la defensa a
los contribuyentes y puede colocarlos a merced de manos
inescru pulosas que podrían crear una situación de terrorismo
tributario, capaz de arruinar la economía nacional y debilitar
las bases del sistema democrático.
POSmlLIDADES ALTERNATIVAS
295
bíén la suspensión temporal de la medida si el
indiciado interpone un amparo y se pone a derecho.
296
además de su potencial en materia de recaudación,
presenta la ventaja de que al gravar las distintas
etapas del proceso de producción y comercializa-
ción cierra un circuito que permite controlar la apli-
cación de las demás modalidades de tributación,
especialmente el Impuesto Sobre la Renta. Este im-
puesto es aplicado con bastante éxito tanto en paí-
ses europeos como en América Latina y, en el caso
de Venezuela, su adopción se facilitaría por el hecho
de que ya se ha establecido un impuesto a las
ventas. El IVA es una modalidad que por sus muy
especiales características tiende a generalizarse a
nivel mundial y que, tarde o temprano, se adop-
tará en Venezuela. Su producción, sin necesidad de
aumentar la tasa, sería significativamente mayor que
el impuesto actualmente aplicado que todos pagan,
pero que el Fisco sólo parcialmente lo recauda.
APRECIACIONES FINALES
297
ese sistema de represión tributaria, aunado a la díscrecío-
nalidad del funcionario y a la corrupción generalizada
que ha venido apoderándose de la mayoría de los estra-
tos de nuestra sociedad, pudiera conducir a flagrantes
casos de corrupción que se traducirían en enriqueci-
miento de funcionarios, impunidad para los evasores de
impuestos y escasos proventos adicionales para el Esta-
do, todo ello sin mencionar la posibilidad de extorsión a
que pudieren estar sometido el contribuyente honesto y
respetuoso de sus deberes para con el Fisco. Finalmente,
no puede pasarse por alto que la generalización de pe-
nas privativas de la libertad para delitos de tipo econó-
mico, establecidas por leyes especiales y no por el Có-
digo Penal, resulta contraria al establecimiento de un
clima de confianza necesario para atraer inversiones y
solucionar el problema de la crisis que afecta a la ma-
yoría de los sectores y que tienen su natural incidencia
en las Finanzas Públicas.
Antonio Aguirre
Presidente de la Academia
Nacional de Ciencias Económicas
298
COMENTARIOS DEL
CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL
ACERCA DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE
l. EL ESCENARIO
299
también encarecía los bienes que el Estado requiere para
su funcionamiento, cuyo impacto es considerable, ha-
bida cuenta de que sus gastos de consumo representan
más del 8% del gasto global de la economía venezolana
y más del 17% del consumo privado.
D. LAs MEDIDAS
300
El Ejecutivo aspira a que el déficit fiscal, incluyendo la
capitalizaci6n de FOGADE y los pagos al Banco Central
de Venezuela, se reduzca al cierre del año a 1,9% del
PIE.
302
nómico, pero consideran que el carácter fiscalista de
algunas de ellas -"si bien apuntan en la dirección correc-
ta para reducir el déficit del sector público"-, deben ser
acompañadas de un plan de reactivación económica,
por lo que propusieron al Gabinete Económico un con-
junto de medidas para conciliar ajuste con reactivación
(Hirarn Gaviria, El Universal, 02-05-96 y 16-05-96), todas
ellas orientadas a atenuar el impacto de los factores
negativos.
303
cia por esos instrumentos frente al dólar por parte de
quienes disponían de excedentes de liquidez, 10 que les
permite acumular la ganancia rápida y de corto plazo. El
descenso de volumen de depósitos en el sistema ban-
cario al cierre de abril con respecto al mes precedente
confirma esa apreciación.
304
suficientemente el sentimiento de las mayorías, lo que
se revela en las reacciones de algunas instituciones, co-
mo es el caso de los gremios universitarios, que llaman
la atención sobre la subordinación de las políticas es-
tratégicas y destacan los efectos de estímulo a la infla-
ción y la continuidad de la misma como consecuencia
del aumento de la gasolina, el incremento del impuesto
a las ventas, la supresión del control de cambios y el
aumento de las tasas de interés; además de los efectos
sobre la seguridad social y las conquistas laborales, y la
educación, e incluso advierten sobre una posible esca-
lada represiva y el propósito de la privatización de
PDVSA.
305
atracción de las inversiones extranjeras;
financiamiento multilate-ral para programas sociales;
el fundamento del Programa en un plan preconce-
bido;
v. CONCLUSIONES
306
En este sentido considera el Consejo que no es sufi-
ciente -dada la complejidad de la situación venezolana-
atacar sólo partes de la problemática económica, menos
aún, si ello supone, como en el presente, suturar las
heridas sociales, con lo cual se posterga la curación.
307
otros 11 responden a problemas coyunturales derivados
del plan de ajuste y no tienen relación alguna con una
política social permanente (Centro de Estudios Labo-
rales, El Universal, 29-04-96).
308
Es por esto que el Consejo reitera que es inaplazable
todo esfuerzo para rescatar la ciudadanía y la compe-
titividad, en el sentido amplio de idoneidad, como elemen-
tos indispensables del desarrollo humano que precisa el
país, lo que supone mejorar el recurso humano y asig-
nar a la educación la prioridad fundamental, porque ella
"es la mejor inversión para erradicar la pobreza", como
acertadamente ha afirmado el Secretario General de la
UNESCO, el 13 de mayo último (El Nacional, 14-05-96).
309
afectadas por desigualdades, como en nuestro caso, la
tarea del desarrollo debe comenzar por reducir las caren-
cias y eliminar las desigualdades. Todo ello reclama un
empeño firme y a fondo en la ejecución de una política
clara y definida de seguridad social; de suficiente amplitud,
que acompañe la aplicación de las medidas macroeco-
nómicas.
310
Es por esto por lo que insiste en que se precisa diseñar
las bases para una definición de lo que podría ser una
sociedad afincada en sus propios valores culturales y en
su propio esfuerzo, y delinear los objetivos de un desa-
rrollo autosostenido, sostenible y humano.
Adán Celis
Presidente
Colaboradores de este Número
COMITE DIRECTIVO
1996-1998
Presidente
Armando Córdova
Vicepresidente
Luis Enrique Oberto
Secretario
Rafael J. Crazut
Tesorero
Antonio Aguirre
Bib llotecario
Ismael Puerta Flores
Armando corcova
l. PRESENTACIÓN
3
dicho proceso y en la construcción de esas expecta-
tivas. Quiero comenzar remarcando la singular impor-
tancia que tiene ese caso de estudio dentro de la temá-
tica de este coloquio debido a las razones que enu-
mero a continuación.
La primera es que el esfuerzo conjunto de Colom-
bia y Venezuela constituye el eje y motor fundamental
de una agrupación subregional latinoamericana, el Gru-
po Andino (GRAN) t, fundada en 1969 y que se ha mante-
nido ininterrumpidamente durante el cuarto de siglo trans-
currido desde entonces. Esta longevidad hace del GRAN
un caso singular en la región y en todo el mundo en
desarrollo, ya que constituye la única experiencia que
permite estudiar la evolución de la problemática de la
integración regional durante un período que abarca, des-
de el punto de vista internacional, el proceso de transi-
ción entre fordismo y post-fordismo, y desde el punto
de vista latinoamericano, la transición entre el modelo
desarrollista, basado en la industrialización sustitutiva
de importaciones (ISI) articulada apendicularmente a las
estructuras fordistas centrales, y el inicio de la reestruc-
turación económica que han debido emprender los paí-
ses de la región, para enfrentar los desafíos que les
plantea la necesidad de insertarse creativamente en el
nuevo orden económico internacional que se abre paso
bajo el signo de la globalízacíón."
4
La segunda razón es que el GRAN constituye la agru-
pación subregional latinoamericana con la mayor expe-
riencia y el más avanzado marco institucional en ma-
teria de integración.
La tercera es que el esfuerzo conjunto de ambos
países ha logrado conformar en muy breve plazo, co-
mo se verá, las bases esenciales de una nueva agrupa-
ción subregional, el Grupo de los Tres (G3), en la cual
se asocian con México a fin de ampliar su capacidad de
participación integrada en el dinámico proceso de globalí-
zación que constituye el aspecto fundamental del NOEI.
Finalmente, el proceso de integración binacional
colombo-venezolano constituye, por la rapidez con que
ha venido marchando y por las distintas características
estructurales de sus dos economías, un excelente cam-
po de aprendizaje en el estudio de las posibilidades de
reestructuración y complementación comercial, indus-
trial, agrícola, de servicios y financiera, entre países
fron-terizos del mundo subdesarrollado.
La secuencia expositiva será la siguiente. En pri-
mer lugar se hará una escueta descripción de la partici-
pación conjunta de Colombia y Venezuela en las dis-
tintas experiencias integracionistas en que han partici-
pado hasta la reciente consolidación del Grupo Andi-
no. De seguida se pasará a considerar los logros alcan-
zados en el reciente proceso de intensificación de la
integración económica entre ambos países; las razones
del éxito alcanzado y las perspectivas de profundiza-
ción de esa experiencia. A continuación se analizará el
proceso de constitución del Grupo de los Tres /G3 y su
posible incidencia sobre las expectativas de conforma-
ción de un espacio económico único en América Latina.
1. Los antecedentes
5
des coloniales hispanoamericanas que culminó en la
insurrección contra la metrópolis. Surgió como un plantea-
miento esencialmente político de las élites criollas 3 que
sería recogido y hecho praxis por los líderes militares
de la guerra de independencia, conscientes del carácter
precario e inestable de cualquier triunfo local y de la
necesidad estratégica de derrotar a las fuerzas realistas
en todo el ámbito continental.
Venezuela y Colombia, unidas entonces con el actual
Ecuador, bajo la dirección de Bolívar, en un solo proyecto
nacíonal ", cumplieron un papel determinante en el triun-
fo de esa estrategia que culminó exitosamente con la
independencia de toda la América Hispana meridional.
Desde su territorio salieron, además, las invitaciones al
resto de las excolonias recién liberadas para tratar de
integrarlas en un solo cuerpo político con capacidad
para enfrentar las posibles acciones de potencias euro-
peas y de los propios Estados Unidos para intentar llenar
el "vacío" que dejaba la derrota de España en América.
La historia del siglo XIX y de la primera mitad del XX
dejaría ver el carácter irreal de esa propuesta frente a la
prioritaria e imperiosa necesidad de que cada una de
las nuevas repúblicas realizara su respectivo proyecto
de integración nacional, objetivo que debía enfrentar la
oposición de los caudillos regionales, adversos a un
ideal nacional identificado por ellos como representa-
tivo de los intereses de las élites centrales. La propia
unidad colombo-venezolana dentro de la Gran Colom-
bia se rompería en muy poco tiempo (1830) debido a
esa misma razón. A partir de entonces la idea integra-
cionista sólo se haría sentir en las palabras de los líde-
res nacionales que debieron enfrentar las amenazas o
6
acciones concretas de intereses externos en contra de
sus propios proyectos nacionales. 5
El resurgimiento de las propuestas de integración
sólo vendría a producirse después de la segunda gue-
rra mundial, ya no como objetivo político, sino como
instrumento concebido para viabilizar el desarrollo econó-
mico capitalista de los países de la región, dentro del
planteamiento desarrollista fundado en las ideas de Raúl
Prebisch que gozó del activo apoyo de la CEPAL. En ese
contexto se planteó, desde el año cincuenta, la necesi-
dad de la integración de los mercados regionales como
condición necesaria para el éxito de la 151 6. También en
esta nueva fase integracionista Colombia y Venezuela
cumplirían un papel relevante como participantes y dirigen-
tes de la primera experiencia de integración subregio-
nal del continente.
7
GRAFICO N1l1
CRECIMIENTO DE LAS EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS y AL MUNDO
INDICE CON AÑO BASE 1969 = 100 -o- INTRA-ANDINAS --o- MUNDO
3000 ""T"""--------------....,..----------r------o!)
2500
2000
1500
1000
500
o ~~~~~~r___t__,___._~+___r_'1__,___.__r_~~~~~
1969 iU 71 72 73 74 75 76 77 78 79 ID 81 82 83 84 85 85 er 88 ES 00 91 92 m
9
CUADRO Nll 1
EXPORTACIONES TOTALES DEL GRUPO ANDINO Y
EXPORTACIONES INTRA-ANDINAS
0969-1993)
(Millones de dólares corrientes y porcentajes)
10
GRAFICO N1I2
VARIACION PORCENTUAL DE EXPORTACIONES INTRA·ANDINAS
SOBRE EXPORTACIONES TOTALES
1969 - 1993
10
9
8
7
6
1-'
1-' 5
4
3
2
O
1969 70 71
12
siasta optimismo hasta la crisis de la deuda y casi como
un compromiso formal y principista, sostenido sólo por
los aparatos burocráticos, durante la década de los ochen-
ta), recobró un nuevo dinamismo voluntarista. El punto
de inflexión hacia la actual etapa fue la conformación
en 1990 de un Consejo Presidencial Andino, constituido por
los cinco jefes de Estado de la subregión, organismo
que logró rápidos avances que culminaron con la entra-
da en vigencia en 1992 de la Zona de ubre Comercio y el
Arancel Externo Común, además de la eliminación de
todas las formas de subsidios a las exportaciones intra
GRAN.
Otro aspecto que registró un profundo cambio a
partir de 1991 fue el tratamiento a las inversiones extran-
jeras 8, tanto desde el punto de vista conceptual 9 como en
términos de su regulación. En este último aspecto se
destaca el habérsele otorgado los mismos derechos y
obligaciones que a los inversionistas nacionales; la liber-
tad de transferencia al exterior, en divisas libremente
convertibles, de las utilidades netas de su inversión; sin
limitaciones porcentuales como en las anteriores regla-
mentaciones; definición como nueva inversión extran-
jera a la reinversión de las utilidades de las ya estableci-
das; derecho a las exportaciones de capital; garantía de
libre acceso al mercado andino mediante el goce de los
beneficios del programa de liberación común en favor
de la producción de las empresas extranjeras registra-
das, siempre que cumplieran con las normas de origen
correspondientes. Se liberalizaron también otros aspec-
tos que aparecían regulados en las disposiciones ante-
13
riores, tales como la eliminación de las reservas de cier-
tos sectores productivos, previamente destinados en ex-
clusividad a las inversiones nacionales o mixtas; el acce-
so al crédito interno, etc. En el mismo sentido se apro-
bó una normativa sobre propiedad industrial que am-
plió la protección a los poseedores de derechos el gé-
nero, de conformidad con lo establecido en conven-
ciones y acuerdos internacionales.
En materia de transporte intrasubregional, se acor-
dó una política de espacio marítimo común, y de cielos
abiertos; así como una nueva normativa al transporte
terrestre, tendiente a mejorar las posibilidades de inter-
cambio entre los socios del GRAN y elevar su eficiencia
y competitividad con respecto a terceros países.
Como puede observarse, todo ese conjunto de cam-
bios en la estructura institucional del GRAN está en ple-
na sintonía con la tendencia mundial hacia una cre-
ciente apertura de las economías nacionales al comer-
cio internacional.
En cuanto a la evolución de las relaciones comer-
ciales se destaca un crecimiento de las exportaciones
intrasubregionales a una tasa media internacional de
29,1% desde 1.038,7 millones de dólares en 1989 hasta
2.885 millones en 1993, cifra esta última que es un
133% mayor que la de 1981 (1.237,7 millones) la cual
había sido hasta entonces el valor pico histórico de
dicha variable. En el cuadro N° 2 se presenta el peso
que tienen dichas exportaciones intrasubregionales en
cada uno de los países del GRAN.
Otro aspecto importante de ese desarrollo es que
las exportaciones no tradicionales, industriales en su
casi totalidad, han crecido en todos los países del gru-
po mucho más rápidamente que las de los productos
primarios tradicionales (Véanse Cuadros Nos. 3 y 4).
Finalmente, resalta también, como aspecto importan-
te del nuevo repunte del Grupo Andino, el incremento
relevante de su capacidad de atracción e inversiones
extranjeras directas. En efecto (Véase cuadro N° 5) el
valor total de los flujos por ese concepto hacia la subre-
gión durante el trienio 1990-1992 fue de 4.655 millones
14
CUADRO N" 2
GRAN: EXPORTACIONES TOTALES Y PORCENTAJES DE EXPORTACIONES INTRA-REGIONALES
1969-1993 (US$ miles y porcentajes)
AÑO BOLIVIA COLOMBIA ECUADOR PERU VENEZUELA GRUPO ANDINO
%AL %AL %AL %AL %AL %AL
Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN! Total GRAN!
Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo Mundo
1969 172.000 1,92 607.510 6,21 152.527 4,93 865,519 1,87 3.113.000 0,97 4.910.556 1,93
1970 225.590 2,19 735.657 7,06 189.929 4,75 1.047.849 1,87 3.181.190 0,82 5.380.215 2,07
1971 215.910 2,19 690.009 9,04 199.075 6.34 892.919 2,35 3.037.000 1,16 5.034.913 2,90
1972 240.360 4,15 865.958 8,26 326.292 5,06 944,434 2,01 2.947.000 1,33 5.324.044 2,93
1973 332,604 2,62 1.177.339 6,83 532.048 10,18 1.049.519 2,99 4.568.102 0,93 7.659,612 2,83
1974 647.836 5,23 1.416.888 8,26 1.123.548 7,91 1.533.750 3,16 11.189.564 1,35 15.911.586 2,76
1975 530.103 3,85 1.465.187 11,33 937.882 13,48 1.314.599 3,27 8.975.554 1,25 13.259.325 3,57
1976 636.689 3,38 1.745.153 10,57 1.357.548 18,36 1.303.687 3,87 9.357.913 1,35 14.300.900 4,29
1977 712.711 1,58 2.443.191 12,23 1.436.274 12,42 1.665.785 4,34 9.527.480 2,77 15.785.441 5,22
1978 725.274 2,20 3.002.391 10,13 1.557.491 6,57 1.819.622 7.59 9.177.638 1,32 16.282.716 4,19
1979 855.998 2,58 3.300.443 12.66 2.104.233 4,91 3.363.841 9,54 14.176.739 1,43 23.801.254 4,48
1980 1.037.185 4,11 3.945.048 9,83 2.480.804 5,94 3.700.054 8.33 19.051.709 1,59 30.214.800 3,93
1981 983.968 4,52 2.956.400 15,45 2.167.975 6,42 2.828.825 8,61 20.099.221 1,77 29.026.389 4,26
1982 898.531 3,81 3.094.967 14,63 2.237.416 7,08 2,890.612 8,27 16.347.774 1,83 25.469.300 4,65
1983 817.954 2,91 3.080.893 5,90 2.225.646 5,93 2.577.361 4,38 14.495.106 2,08 23.196.960 3,24
1984 781.508 2,00 3.483.140 4,84 2.561.944 2,20 2.787.659 6,70 15.919.720 2,02 25.533.971 2,94
1985 672.766 2,51 3.551.886 6,14 2.904.736 2,54 3.058.212 8,17 14.377.444 1,66 24.565.044 3,25
1986 640.338 3,79 5.107.936 5,51 2.185.849 1,96 2.359.077 6,18 8.664.150 1,86 18.957.350 3,46
1987 569.793 5,39 5.024.423 8.06 1.927.694 6,49 2.476.898 6,34 10.538.726 2,04 20.537.534 4,54
1988 597.436 4,60 5.026.227 7,12 2.192.898 8,08 2.645.871 7,13 9.57.687 2,22 20.420.119 4,76
1989 819.189 6,10 5.739.443 5,39 2.353.881 7,77 3.437.783 5,71 12.913.766 2,32 25.264.062 4,11
1990 922.944 6,50 6.765.037 5,51 2.714.328 6,95 3.312.752 6,46 17.692.066 2,79 31.407.127 4,22
1991 850.752 9,68 7.244.282 10,75 2.851.416 7,14 3.329.000 8,09 15.219.287 3,15 29.494.737 6,11
1992 765.507 13,00 7.071.664 14,34 3.007.577 5,84 3.484.406 7,74 14.184.290 4,69 28.513.444 7,80
1993 794.316 16,64 7.377.227 15,72 2.922.300 10,55 3.224.000 9,23 15.141.883 6,52 29.459.726 9,79
FUENTE: Elaboración propia en base a JUNAC. Sistema Subregional de Información Estadistica. Decisión 115.
CUADRO N"3
GRAN: PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES
NO TRADICIONALES EN LAS EXPORTACIONES INTRAREGIONALES TOTALES
0980-1991)
1980 55 94 84 77 17
1981 69 87 78 50 18
1982 70 85 75 55 17
1983 27 83 26 68 09
.....
0\ 1984 38 87 49 59 19
1985 45 88 42 41 21
1986 73 89 71 62 67
1987 59 68 41 59 67
1988 67 83 22 59 67
1989 57 87 23 62 83
1990 74 78 23 65 71
1991 78 75 25 47 70
1983-89 1990-92
Bolivia 5 167
Colombia 533 1.657
Ecuador 67 262
Perú 13 161
Venezuela 32 2.408
Total 526 4.655
América Latina y
El Caribe 4.663 31.507
América Latina y
El Caribe sin México2.956 18.746
18
GRAFICO N1l3
EVOLUCION DE LA PARTICIPACION PORCENTUAL DE LAS MANUFACTURAS
EN LAS EXPORTACIONES TOTALES DEL GRANINTRA·REGIONALES y HACIA EL MUNDO
1980 . 1993
8)
70
ro
eo
...... 40
\D
3)
2)
10
O
1980 81 82 83 84 85 El) fI7 88 00 00 91
20
luntad de ir más allá del mero incremento del volumen
de comercio binacional, para intentar avanzar hacia for-
mas de reestructuración y complementación industrial
entre los dos países que los acerquen al objetivo de
inserción competitiva de sus respectivas economías en
el orden internacional emergente. Queda claro también,
en dicho acuerdo, que el agente fundamental en el
alcance de esos resultados deberá ser el capital privado
y no los "pactos de papel sellado", entre instituciones
gubernamentales.
Entre los instrumentos tendientes a mejorar las con-
diciones del flujo de mercancías y la complementación
industrial entre los países destacan las facilidades para
el transporte 11 y la liberación de los controles adua-
neros 12 los acuerdos de cooperación interempresaria-
les 13; la formación de la Cámara binacional de integra-
ción y otros avances institucionales e infraestructurales.
Los resultados concretos de esos acuerdos no se
han hecho esperar. En 1990, después de 21 años de
esfuerzos conjuntos en el Grupo Andino, el intercam-
bio bilateral entre los dos países había alcanzado un
total de 593 millones de dólares; en 1993, apenas dos
años después de la puesta en marcha del programa de
intensificación de la integración binacional, dicha cifra
había alcanzado los 1.563 millones, con una tasa de
11. Existe plena coincidencia en la literatura sobre el tema en
asignar un lugar prioritario a la problemática del transporte
dentro de los esfuerzos por acelerar el proceso de integraci6n.
12. "Ya existe el transporte directo entre los dos países y en las
aduanas el trámite de nacionalizaci6n se ha reducido de dos
días a 4 horas". (Magdalena Pardo Serrano, Presidenta Ejecu-
tiva de la Cámara de Comercio e Integraci6n Colombo Venezo-
lana), "Dos años de integración colombo-venezolana". Papel de
trabajo presentado al evento Colombia y Venezuela: Dos años
de integraCión. Encuentro colombo-venezolano de inversionis-
tas. Caracas, marzo de 1994.
21
crecimiento media interanual en el trienio de 38,1% mien-
tras que para los últimos dos años (1992 y 1993) esa
tasa ascendió a 57,0 y 51,4% respectivamente. En conse-
cuencia, cada país se convirtió en el tercer destino de
las exportaciones del otro, superados sólo por Estados
Unidos y la CEE.
Más significativo aún es el análisis de las exportacio-
nes de ambos países excluyendo las exportaciones pri-
marias tradicionales de petróleo y hierro por parte de
Venezuela y de café y esmeraldas por parte de Colom-
bia. Según cifras del Banco Central de Venezuela, Colom-
bia se ha convertido en el primer destino de las exporta-
ciones no tradicionales de Venezuela, con un 24,6% de
las mismas superando a los Estados Unidos (23.7%) 1<4. Por
su parte, Venezuela ha pasado a constituirse en el primer
comprador de ese tipo de exportaciones colombianas.
El cuadro N2 6 y los gráficos Nos. 4 y 5 permiten
ver, además, la importancia creciente que tienen para
cada país sus intercambios bilaterales en relación al
total de sus exportaciones a todo el mundo.
En cuanto a la composición de esas exportaciones
(Véase el cuadro N2 7) se destacan dos elementos de
diferenciación entre ambos países:
22
CUADRO N" 6
COLOMBIA-VENEZUELA
PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL
EN EL COMERCIO TOTAL
1969-1993 (porcentajes)
23
GRAFICO N1I4
COLOMBIA: PARTICIPACION DEL COMERCIO BILATERAL EN EL COMERCIO TOTAL
1969 • 1993
12..,.----------------=::=>":":r-----------------.
11
10
9
8
7
6
5
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..... 4
3
2
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1969 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 8) 81 82 En 84 es El) er EB m 90 91 ~ ro
--o-- Xv/X --o-- Mv/M
3
N
VI
2
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1969 70 71 72 73 74 75 i'5 77 78 79 al 81 82 83 84 es es ffl 8El m 00 91 S2 ro
--o-: Xo/X --o- Mo/M
US$ Distribución
Millones porcentual
26
211 • Las exportaciones de Colombia están constitui-
das en un 96,0% 15 por semimanufacturas y manufactu-
ras, con predominio en estas últimas de las industrias
tradíctonales," todo lo cual indica una alta participa-
ción de la pequeña y mediana industria y un alto por-
centaje de valor agregado nacional. Las venezolanas, en
cambio, se concentran en manufacturas de insumos bási-
cos e "industrias nuevas con uso intensivo de capitales"
todas ellas con alta participación de grandes plantas 17 y
un valor agregado nacional inferior al de las exporta-
ciones colombianas.
27
Entre las primeras se enumeran factores geográfi-
cos, en particular el hecho de tratarse de dos países
limítrofes con una gran extensión de fronteras terres-
tres, marítimas y fluviales comunes, lo cual permite el
desarrollo futuro de una gran variedad de sistemas de
transporte de mercancías, 18 de personas y de servicios'?
a costos relativamente favorables. Otro factor perma-
nente es el que deriva de las afinidades socio-cultura-
les, producto del origen histórico común. Se destacan
aquí el idioma y las tradiciones compartidas, en parti-
cular la similitud de sus patrones de consumo. Se conside-
ran también, entre esas causas, factores económicos,
como las diferencias estructurales entre los dos países
las cuales favorecen la complementaridad de sus apara-
tos productivos. Todos esos factores, no sólo van a
permanecer, sino que sus efectos positivos para la inte-
gración son susceptibles de ser racionalizados y poten-
ciados mediante políticas comunes concebidas con tal
finalidad."
Entre las causas circunstanciales o coyunturales se
destacan: el efecto que sobre las estadísticas de comercio
exterior -y no sobre las exportaciones reales- ha tenido
la considerable reducción del tráfico de contrabando
después de establecida la libertad de comercio entre
ambos países; la existencia de niveles relevantes de ca-
pacidad instalada ociosa que presentan algunos sectores
de ambas economías y las modificaciones de la paridad
cambiaria entre las monedas de ambos países.
28
En cuanto a la transformación del comercio de contra-
bando en comercio legal, no existen dudas de que ese
factor contribuyó a elevar las tasas iniciales de crecimien-
to de las exportaciones registradas. Estimamos, sin embar-
go, que su efecto real debe haber sido menor del que le
asignan algunos analistas. En primer lugar porque el
tráfico "por los caminos verdes" constituía en una bue-
na parte -imposible de cuantificar, pero seguramente,
relevante- una forma de desviación ilegal del comercio
de productos importados de terceros países. En segundo
lugar porque el comercio binacional que más ha creci-
do es el de productos que tenían escasa o nula participa-
ción en ese tráfico de contrabando, como son los casos
del azúcar colombiano, y productos venezolanos como
hierro, acero, aluminio, fundiciones de cobre y vehícu-
los automotores nuevos.
La segunda causa circunstancial favorecedora del
comercio binacional es mucho más importante y debe
ser muy tomada en cuenta en el análisis del boom
inicial de las exportaciones en ambos sentidos. En efec-
to, el aprovechamiento de la capacidad ociosa insta-
lada en determinados sectores industriales de los dos
países como fundamento de una rápida expansión de
las exportaciones es un hecho bastante claro, al menos
en el caso venezolano. Así lo certifica una publicación
del Banco Central de Venezuela:
29
cion del bolívar (70%) coincidiendo con una revalua-
ción del peso colombiano de 8,0%, el resultado fue, que
durante el primer semestre de 1994 se operó una caída
de 9.0% en las exportaciones colombianas a Venezuela
respecto al mismo período de 1993 y un alza de 24.8%
en las exportaciones venezolanas hacia Colombia. Esa
evolución del comercio binacional permite anticipar dos
problemas que deberán ser resueltos para garantizar la
continuidad del entusiasmo integracionista. El primero
es la necesidad de una pronta recuperación del creci-
miento económico venezolano y de la estabilidad de su
tasa de cambio. El segundo, en el caso de que estos
objetivos fueran logrados, la necesidad, una vez alcan-
zado el uso pleno de la capacidad instalada, de impor-
tantes inversiones para satisfacer al mismo tiempo la
recuperación de la demanda interna y los compromisos
contraídos con la actividad exportadora. Estimamos, sin
embargo, que ambos países están en condiciones de
crear fórmulas conjuntas de colaboración que harían
avanzar por el mejor camino la integración de las dos
economías.
30
privados a entender que se vive una transición entre un
orden económico y social agotado, el fordista, y otro
que solo está comenzando a dejar ver sus rasgos esen-
ciales. La asimilación de esos cambios por parte de los
empresarios y de los gobiernos, ha sido una base impor-
tante para la orientación e impulso del proceso de inte-
gración. Veamos algunos de ellos.
111 • Una de las tendencias dominantes del nuevo
paradigma tecnológico y de gestión de la producción es
el aprovechamiento de la proximidad fisica entre los pro-
ductores, sus abastecedores y sus clientes como ele-
mento potenciador de la productividad de las empresas
dentro de las formas "postfordistas" de organización de
la producción industrial. Si bien es verdad que esta
exigencia, unida a la desvalorización del trabajo poco
capacitado, está desacelerando la producción extrate-
rritorial de los países desarrollados en las economías
periféricas y estimulando la formación de redes de produc-
ción en cada uno de los bloques económicos mundia-
les, existe también una tendencia a construir redes regio-
nales 22 como las que han venido constituyendo, por
ejemplo, las ETN de la industria automotriz en MERCOSUR
y en el GRUPO ANDINO, redes que, por cierto se han
colocado a la vanguardia en la evolución de ambas
experiencias de integración subregional latinoamerica-
na. Esta tendencia a la conformación de redes regiona-
les adaptables a las características particulares de sus
respectivos mercados, se está difundiendo muy rápida-
mente en la integración binacional y andina. Pueden
citarse unos cuantos casos de empresas venezolanas y
colombianas que han avanzado eficazmente en la confor-
mación de esas redes. Entre las primeras están SUDANTEX
(textiles y fibras), PEQUIVEN (petroquímlca), CORIMON
(pinturas), MAVESA (alimentos), POLAR (agroindustria) ,
SIVENSA (siderurgia privada), SIDOR (siderúrgica esta-
31
tal). Entre las colombianas, COLTEJER (textil), CARVAJAL,
PETROQUIMICA TRASANDINA, INDUSTRIAS ALIMENTICIAS
NOEL,23 y otras.
Un ejemplo altamente ilustrativo de la formación
de redes regionales es la que ha venido organizando
durante los últimos cuatro años con notable éxito, la
empresa venezolana productora de textiles y fibras SUDAN-
TEX, la cual se describe en detalles en el Cuadro N2 8.
32
CUADRO N°8
NAFTA í~~IC~1
G-3 I (en proyecto' I
L ____ -.J
SUDANTEX SUDANTEX
COLOMBIA ECUADOR
~
PACfO (991)
J (994)
fiDANT~ VENEZUELA
VFG POLlQUIM
ANDINO SUDANTEX C.A. (VENEZUELA)
VENEZUELA (993)
(989)
I I
SUDANTEX POLIMEROS
URUGUAY URUGUAYOS
(989) (989)
MERCOSUR
TEXTIL ~DA;;EX I
COLONIA S.A.
(ARGENTINA)
I (enBRASIL
proyecto)
I
(992) L _ 1295) _ -.J
I
Arrow
I
Denverland
CEE Vale-Tate
INGLATERRA
f-- DU PONT
(991)
- N.V.
(BELGICA)
(990) (993)
33
rrollos petroleros de Colombia, 26 así como la ido-
neidad de las empresas colombianas para ofrecer
insumos a precios competitivos en las ramas de
productos eléctricos, metalmecánica e infraestruc-
tura básica.
34
mías de Colombia y Venezuela como a escala mun-
dial. Pese a ello se registran en ambos países impor-
tantes logros en pos de la competitividad. Como
ejemplo se cita el caso de la empresa venezolana
SUDANTEX la cual ha cumplido procesos de moder-
nización que le han permitido instalarse exitosa-
mente en otros países del GRAN, (Colombia y Ecua-
dor), en MERCOSUR, con empresas en Argentina, Uru-
guay y Brasil además de haber acordado alianzas
estratégicas con empresas de la CEE (Inglaterra y
Holanda).
35
la crisis financiera que ha vivido el país durante el año
de 1994, cuyos efectos han obligado a muchas empre-
sas nacionales a vender parte, o la totalidad de sus
activos, a empresas extranjeras especializadas.
Otras formas de colaboración son los Convenios
Binacionales de Cooperación entre gremios empresaria-
les orientados a identificar posibilidades de complernen-
tación, posibles escenarios de integración y promoción
de nuevos negocios. Tal es el caso del acuerdo e inte-
gración gremial entre la Asociación Nacional Industria-
les de Colombia, ANDI y Conindustria, agremiación del
sector productivo venezolano. El convenio de complernen-
tación en el sector automotor es también un buen ejemplo
de este tipo de acuerdos, así como la integración que se
ha adelantado, en el caso del azúcar, mediante la asocia-
ción de ingenios colombianos con cañicultores y trabaja-
dores venezolanos. La cooperación incluye también acuer-
dos de restricciones voluntarias cuando existen casos de
importaciones que afectan sectores económicos muy sen-
sibles.
Un indicador objetivo de los avances de la integra-
ción industrial en marcha es el índice de comercio intrain-
dustrial 28. Dicho índice promedio ponderado para to-
das las ramas industriales en la clasificación de cuatro
dígitos fue de 37,9% para 1992 29, lo que representa ya
un avance significativo si se toma en cuenta el poco
tiempo en que se ha logrado la interpenetración del
comercio de bienes industriales entre los dos países. Se
36
destacan, además, sectores donde los valores del lIT, se ubi-
can por encima de 90,0 señalando un elevado comercio
interindustrial. Nos referimos a cacao y chocolate, abonos
y plaguicidas, productos farmacéuticos, productos de
caucho distintos a llantas, maquinarias para trabajar meta-
les y maderas, aviones y equipos profesionales y cien-
tíficos. En otros sectores como productos lácteos, conser-
vas, papel y cartón, sustancias químicas industriales dis-
tintas a abonos, resinas sintéticas, materias plásticas,
minerales no metálicos distintos a cemento, y maqui-
narias y equipo agrícola, el lIT se ubicaba entre 70 y 90.
En otros productos donde existen claras y determinan-
tes ventajas competitivas en uno de los dos países los
índices expresan claramente la especialización y el ca-
rácter marcadamente asimétrico del comercio interindus-
trial.'°
37
Colombia y Venezuela con la Comunidad Europea) acon-
sejan la constitución de consorcios de exportación entre
empresas del mismo sector para consolidar volúmenes
de exportación a dichos mercados sumando esfuerzos
en materia de comercialización internacional.
38
desarrollaban en Centro América 32 • En aquel momento
el objetivo de integración económica, aunque presente,
aparecía en un segundo plano, situación que ha cambia-
do radicalmente, no sólo por haber cumplido la plena
pacificación de Centro América, sino por la importan-
cia crucial que han alcanzado las estrategias de integra-
ción, como aspecto importante en la construcción de las
nuevas estructuras de inserción al comercio mundial
que está demandando el orden económico internacio-
nal emergente. En este aspecto la importancia de la
conformación del G3 deriva de un articulado conjunto
de razones.
En primer lugar, el Grupo de los Tres contiene 145
millones de habitantes (la tercera parte del total de
América Latina), un PIB de 377,1 miles de millones de
dólares; exportaciones al mundo (1992) de 42.269 mi-
llones e importaciones por 43,614, lo cual le confiere
un importante poder relativo en la región. A lo cual hay
que agregar que el peso del G3 aumenta considerable-
mente si se toman en cuenta las expectativas de in-
clusión de los otros tres países del Grupo Andino, para
conformar lo que ya algunos analistas comienzan a deno-
minar Grupo de los Seis (G6), y de los países de Centro
América (Véase Gráfico Nll 6). El área total así consti-
tuida abarcaría 7.182.000 Km 2 , es decir, el porcentaje de
la superficie de todo el continente latinoamericano y
una población de 217,6 millones de habitantes (% de la
región). Añádase, además, la importancia creciente de
las relaciones económicas de los integrantes del G3 con
el área insular del Caribe y se tendrá la medida de la
importancia de los procesos de integración que se desa-
rrollan en esa extensa área que va desde la frontera sur
de los Estados Unidos hasta la frontera norte de Chile y
los países del MERCOSUR y su ubicación en medio de
los Océanos Atlántico y Pacífico. Se trataría, en efecto,
de sumar a MERCOSUR y Chile para que se cumpliera el
40
Aprovechamiento del liderazgo que ha mantenido
México -al menos hasta 1994- para concertar acuerdos
integracionistas con países y regiones claves-"
41
s. Incógnitas y Aspectos Problemáticos
42
A) La necesidad de coordinación de las políticas
nacionales:
Ya se ha visto como, tanto el proceso de
conformación del Grupo Andino, como la intensifica-
ción de la integración colombo-venezolana y los mis-
mos avances del G3, han sido, en gran medida, resulta-
dos logrados por el esfuerzo combinado de los gobier-
nos de los dos países apoyado, a partir de cierto momen-
to, por sus respectivos sectores privados. Los exitosos
avances logrados por ese esfuerzo compartido, dejan
ver que se ha llegado, finalmente, a la convicción de
que el objetivo integracionista se corresponde a plenitud
con los auténticos intereses del desarrollo económico y
social de ambas naciones. Falta, sin embargo, mucho
por andar. La profundización del proceso de integración
seguirá planteando nuevas exigencias a las acciones guber-
namentales. Una de ellas es la necesidad de afrontar los
problemas que derivan de la vulnerabilidad de cada
país a los efectos de las oscilaciones coyunturales y de
las políticas económicas de los demás. Parece existir
acuerdo acerca de la necesidad de resolver las posibles
contradicciones de intereses mediante la coordinación
de políticas y otras formas de colaboración. En situacio-
nes extremas, sin embargo, como las que se plantean
cuando uno de los países participantes en un proceso
de integración padece de desajustes o trastornos econó-
micos de difícil manejo, pueden presentarse resultados
tan asimétricos entre los países integrados que, de mante-
nerse por mucho tiempo, podrían poner en peligro la
continuidad del proceso. Un ejemplo en este sentido es
el de los efectos desfavorables para Colombia que ha
motivado la política de control de cambio instaurada
para Venezuela en 1994 para hacer frente a la grave
crisis financiera que ha venido padeciendo este país.
Hasta ahora el problema ha podido ser manejado favorable-
mente y se espera que así sea en el futuro, pero sigue
constituyendo una fuente de incertidumbre sobre el desa-
rrollo de la integración binacional.
43
B) Soberanía nacional e integración económica
La necesidad de coordinar las políticas nacio-
nales de varios países, o de subordinar los grados de
libertad de cada uno a los acuerdos explícitos o implícitos
que sirven de fundamento a la integración, plantea el
complejo problema de la determinación de los límites
dentro de los cuales las disposiciones de cada Estado
democrático y soberano puede convivir con el conjunto
de acciones más "globales" que propugnan las institucio-
nes intergubernamentales creadas para hacer avanzar el
proceso de integración. Debe agregarse, además, que
no se trata de un problema que se resuelva estática y
definitivamente en un momento dado, sino que se va a
plantear, reiteradamente, en las más variadas formas, en
las distintas etapas del proceso. Así lo demuestra la
experiencia de la Comunidad Europea, en cuya evolu-
ción las contradicciones se han venido resolviendo pragmá-
ticamente mediante sucesivas redefiniciones del concep-
to de democracia para adaptarlo, dinámicamente, al ám-
bito internacional de una confederación de países. En el
caso de las experiencias latinoamericanas de integra-
ción, parece demasiado pronto para el encuentro de
soluciones, ya que éstas deberán surgir de la evolución
de la propia praxis integracionista. Es claro, sin em-
bargo, que el replanteamiento del concepto de demo-
cracia nacional en el contexto de la integración regio-
nal y de la globalización económica mundial consti-
tuye, al menos en la fase que hoy se vive, una fuente
de amenazas para la fluidez del proceso.
45
AREA DE LOS PROCESOS DE
INTEGRACION LATINOAMERICANOS
mI MERCOSUR
O MERCADO COMUN
CENTROAMERICANO
o NO PARTICIPAN
46
PREVISION, COYUNTURA Y POLlTICA ECONOMICA
EL CASO VENEZUELA •
47
1 PARTE
48
La economía contemporánea, como ciencia, se aboca
a explicar la interacción entre algunos procesos socia-
les complejos, aplicando el concepto de sistema. La
explicación debe incluir la relativa a las conductas o
comportamientos de los diversos actores con ocasión de
la variación en la producción, en el intercambio de
bienes y servicios, en la intermediación financiera, en la
capitalización y en la acción re distributiva del Estado.
Resulta entonces evidente que la previsión fide-
digna descansaría en modelos que recojan la caracte-
rística de un "sistema dinámico"; para lo cual es nece-
sario establecer interacciones de influencia temporal en
las funciones de comportamiento y restricciones de ba-
lance para los diferentes agentes y mercados.
Aunque todo modelo constituye una simplificación,
resulta evidente que modelos excesivamente simples,
como aquellos que recojan explícitamente sólo la interac-
ción entre algunos mercados, manteniendo las interac-
ciones con los restantes en "cajas negras", como el cé-
lebre modelo uniecuacional de Saint Louis, no repre-
sentarán adecuadamente la complejidad, por lo cual se-
rán de poca utilidad para orientar la adopción de deci-
siones.
Desde el ángulo epistemológico, un modelo con
ecuaciones de comportamiento o explotaciones funcio-
nales de la conducta de los diversos agentes, y con
restricciones de balance o contables, demuestra su cohe-.
rencia lógica al alcanzar matemáticamente una solución.
Esta exigencia implica que los postulados funcionales
sean linealizables, pues es bien conocido que los sis-
temas conformados por funciones distintas de las linea-
les no tienen una única solución.
Como consecuencia de las exigencias señaladas, la
previsión realizada con los modelos de sistemas sólo es
útil para pocas interacciones, pues las hipótesis de linea-
lidad causan distorsiones en los valores cuando las inte-
racciones son muy numerosas. En otros términos, por
motivos puramente epistemológicos la previsión cuan-
titativa sobre la base de modelos sólo será fidedigna
para un número bajo de iteraciones.
49
Otro requisito a considerar, relacionado esta vez
con las restricciones o características sociales, es la im-
portancia del crédito en las economías contemporáneas.
En efecto, cada sociedad, históricamente, establece una
pauta para la operación crediticia. En muchas socieda-
des la cancelación del crédito y la negociación de las
colocaciones "líquidas" dominantemente se sitúan entre
90 y 180 días, pudiendo aceptarse entonces que el trimes-
tre o el semestre representan el lapso para finiquitar
operaciones pautadas y para renegociar la tasa de inte-
rés, teniendo a la vista los resultados obtenidos. Así
será el trimestre el período más corto para obtener previ-
siones fidedignas, si el método se apoya en un modelo
científicamente representantivo.
2) OPCIONES METODOLÓGICAS
50
Ahora bien, el registro de los datos para la caracte-
rización científica de los fenómenos sociales es, la ma-
yor parte de las veces, ex-post (series históricas); mien-
tras que la decisión política puede tener un alto compo-
nente de naturaleza ex-ante o de carácrter "normativo".
En la práctica, la urgencia en la adopción de deci-
siones presiona para reducir el tiempo de observación.
Al reducirse el tiempo de análisis los fenómenos es-
tarán en proceso, recibiendo el análisis la denomina-
ción de Coyuntural (Sánchez, 1994).
Dentro de los fenómenos en proceso también hay
que considerar los eventos azarosos, independientes de
las relaciones funcionales y estructurales, los cuales pue-
den tomar particular relevancia y, en algún caso, pu-
dieran operar como "catalizadores", acelerando o retar-
dando los procesos recogidos en las relaciones funcio-
nales.
En síntesis, en los análisis de previsión política,
incluidos los coyunturales, pueden combinarse elemen-
tos cuantitativos y cualitativos. En los análisis "cuanti-
tativos", que requieren de series temporales largas, los
elementos relevantes serán los que se asocian con el
"equilibrio" del sistema o postulados de interrelaciones,
"persistentes" (estabilidad estructural); mientras que con
los análisis "cualitativos" (a veces atemporales) desta-
carán las posibilidades o condiciones de rupturas de la
"funcionalidad-persistencia" o tendencias.
Todo lo expresado anteriormente puede genera-
lizarse diciendo que los resultados económicos, en cual-
quier momento, son consecuencias (e) de las acciones
(A) emprendidas por los diversos agentes de acuerdo a
la interacción y características de los diversos procesos
considerados y postulados en el modelo (P), y de las
circunstancias iniciales (I), incluidos los condicionantes
o características del entorno del sistema o modelo esta-
blecido.
De allí que la previsión (e) de las acciones pre-
definidas (A) sea sensible a la "represcntatividad" y "dina-
mismo" de las postulaciones (p), y a la precisión de las
circunstancias iniciales (O.
51
Como cualquier resultado (C) deseado puede ob-
tenerse mediante numerosas variaciones o combinacio-
nes de (A), (P) e (1), una vía de exploración útil en
política económica será la "simulación" o evaluación de
la posibilidad de alcanzar el resultado deseado, a partir
de las opciones políticamente posibles de (A) o "escena-
rios", y de las apreciaciones sobre las circunstancias
iniciales (1), dado un modelo de interacciones macroeco-
nómicas (P).
52
básicamente porque los resultados cuantitativos o experi-
mentales proporcionan indicadores que permiten cali-
ficar la "dcscabilidad" de una situación; mientras que el
análisis morfológico alerta acerca de la posibilidad de
que ocurran rupturas en las tendencias (catástrofes), aun-
que en tiempo impreciso.
53
go de la varianza) y, por último, normativas o predetermi-
nadas ..f
54
3) EL COMPONENTE TEÓRICO O LÓGIco y EL DISERo DE
POLITlCAS EN ECONOMIA
55
En apretada síntesis, la postura ortodoxa supone
una conexión central entre el mercado de bienes y el
mercado de dinero; "vaciándose" el de bienes por la
variación de precios flexibles. La tasa de interés, flexi-
ble y determinada en el mercado monetario, afecta a la
producción de bienes a través de la inversión. Finalmente,
una tasa flexible de salarios garantizaría precios de bie-
nes razonablemente "competitivos", y una situación rela-
tivamente satisfactoria para todos los agentes (equilibrio
en el sentido de Smith) 7.
Por su parte, la base teórica proveniente de las
revisiones de Keynes, supone que los mercados de títu-
los determinan las tasas de interés y de rendimiento;
mientras que el mercado de divisas determina la tenen-
cia de "liquidez" en moneda nacional y con ello afecta
a la demanda de bienes producidos y ofrecidos con
precios más o menos "viscosos", realizándose un ajuste
por cantidades.
El mercado de bienes determinará entonces la tasa
de ganancia del productor y al comparar éste el resul-
tado obtenido con el previamente deseado y con los
rendimientos de los mercados de títulos (créditos, inver-
siones financieras, bonos públicos, divisas), decidirá, en
un instante próximo, el nivel futuro de su inversión y
con ello el de la producción y el del empleo y por en-
de la distribución futura de la renta.
Se combina así, en un análisis dinámico (hipótesis
post ergo ante hoc) una interacción entre los mercados
de títulos, de dinero, de bienes y de factores (empleo),
para alcanzar niveles cambiantes (provisionales) de "equi-
librio" general.
Lo anterior, visto desde el ángulo formal de la ex-
presión de Walras; ¿,Pi(Di-SI)=O muestra un modelo or-
todoxo concentrado en precios flexibles, en todos los
mercados; siendo la relación básica la expresión:
56
Pi(Y-Y)+(Md-M)= o [1]
al ser el mercado de títulos apenas un "espejo" del
mercado monetario.
La versión postkeynesiana, parte de considerar la
expresión:
P(tG-YS)+w(Ld - LS)+ t/r (H' - B')+(M'-M)= O [2]
t+dt t+dt t+dt t+dt
57
3.2 La Influencia de Algunas Convenciones Socia-
les sobre la Interpretación de los Modelos de equi-
librio General
58
tos, serán en gran medida "viscosos" a la variación de la
demanda. Consecuentemente la tasa de salarios (w) tien-
de a ser predeterminada al controlar los empresarios la
evolución de los precios (P) de los bienes y de la tasa
de beneficios (b),
Por último, desde el ángulo teórico, hay que recor-
dar que los precios "flexibles" que limpian un mercado
son de equilibrio cuando los demás mercados están en
equilibrio (Ramos, 1989, p. 203), por lo cual, cuando no
se cumple ese requisito, el precio "limpiador" en reali-
dad absorbe el desequilibrio de los otros mercados.
Tendremos así dos consecuencias:
i) al ajustarse más rápidamente los mercados finan-
cieros tienden (se ven obligados) ex-ante, a
asimilar el desequilibrio de los mercados rea-
les, y
ii) el ajuste conseguido por variaciones de los
precios no refleja un "verdadero" precio de
equilibrio, sino un precio provisional.
Por las razones anteriores, la visión postkeynesia-
na se desentiende del concepto "capacidad adquisitiva"
como precio del dinero provisto por las autoridades o
Base Monetaria, no preocupándose de asignarle precio
alguno, salvo el relacionado con el tipo de cambio que
obedece al mercado cambiario influido por los flujos
comerciales internacionales y por los flujos de capital.
Consecuentemente se desentiende del ajuste de tasas de
interés con la consideración de la inflación (p) , consi-
derando importante la influencia de la tasa nominal (rn)
sobre los flujos futuros en el mercado de títulos.
En ese contexto, los créditos de la banca con "títu-
los bancarios" o activos cuyo rendimiento puede compa-
rarse con el de los activos no monetarios y con el del
capital físico.
Finalmente cabe observar que al efectuarse las tran-
sacciones normales en toda economía, en al menos dos
"monedas": la emitida por el país y alguna extranjera,
puede hacerse explícita la presencia del mercado de
divisas, cuyo precio de ajuste es el tipo de cambio (eh).
Más aún, asumiendo que los agentes requieren de arn-
59
bas, el mercado de divisas puede considerarse "espejo"
del de la moneda nacional, transformando la ecuación
de preajuste financiero [4] en:
1 / r (sJ - B') + Ch(Sd - S') = O [5]
haciendo explícita la importancia de las variaciones exó-
genas de (r) y de (eh).
60
donde la tasa de interés, determinada en el mercado de
capitales (sometidas a la influencia de los títulos públi-
cos), y la tasa de cambio, bajo el influjo del mercado
cambiario, juegan un rol central, junto a las consecuen-
cias derivadas de la distribución del ingreso sobre la
tasa de beneficios. El esquema NQ 1 ilustra las principa-
les interrelaciones entre los aspectos reales y financie-
ros de la economía.
61
4.4. Especificación del Modelo: Convenciones Básicas
62
ESQUEMA N"'
PRINCIPALES INTERRELACIONES ENTRE LOS ASPECTOS REALES Y FINANCIEROS
Al considerar los elementos que intervienen en el
intercambio: los pasivos monetarios, los activos bancarios,
los títulos públicos y privados, los bienes y servicios y
el trabajo, se tienen los siguientes precios relativos: las
tasas de interés pasiva (rd), activa (ra) y de resdescuen-
to (rf); los renditnientos de los títulos públicos (rg) y
privados (rp); o su equivalente, el rendimiento del capi-
tal físico (q): los precios de los bienes y servicios (P); la
tasa de salario (w) y el tipo de cambio (eh); y una tasa
bancaria externa de referencia (rx).
64
con los mercados de títulos privados a través
de su precio (rg) y de su "carencia" de ries-
gos.
(H5) Los intermediarios crediticios (banca) ope-
ran según un principio de rentabilidad, lo cual
hace que la tasa de créditos (ra) sea mayor
que las de consecución de fondos: depósitos
(rd) y refinanciamiento (redescuento, rf).
(H6) Sobre la base de los rendimientos espera-
dos (ex-ante) de la inversión reproductiva, ocu-
rre el pre-ajuste financiero, incluida su reper-
cusión sobre el empleo. El vaciamiento pos-
terior del mercado de bienes de consumo deter-
minará la posición "puntual" de los diferentes
rendimientos (q, rp) "ex-post". Estos elemen-
tos conforman nuevos indicadores "ex-ante" pa-
ra la ulterior toma de decisiones. Esto refleja
el supuesto post ergo ante boc o equilibrio diná-
mico.
(H7) Las variaciones del entorno, básicamente las
relacionadas con el intercambio internacional
(bienes y capitales), afectan a todo el proceso
a través del tipo de cambio (eh) y de las tasas
externas de interés (rx).
65
(HI0) El gasto gubernamental es un componente
exógeno, siendo importante considerar explí-
citamente el déficit presupuestario, supuesto
idéntico al flujo de los Títulos Públicos (BT)
financiado por la banca privada (CRG), por los
particulares (FBT) y por créditos externos (CRX).
66
(H15) Para financiar la inversión O), las empresas
recurren al autofinanciamiento (AF) , obtienen
crédito de la banca (CRO y colocan títulos nue-
vos (VS) entre las familias, considerando explí-
citamente las tasas de interés y de rendimien-
to (q) y (rp). Todas estas variables CRr, VS y
AF se relacionan entre sí a través de las dife-
rentes tasas: ra, rd, q, rp, rg 13. El volumen de
financiamiento directo guberrnamental (IG) se-
rá evidentemente exógeno.
67
(H21) El saldo de la balanza de capitales se considera
exógeno."
(H22) El tipo de cambio (eh) depende, fundamen-
talmente, de los movimientos de la balanza de
pagos y de su valor propio.
68
Desde el ángulo matemático, la solución del mo-
delo es "recursiva", por lo cual, una vez estimadas las
ecuaciones de comportamiento, por substitución puede
resolverse el modelo utilizando las identidades seña-
ladas y las variables predeterminadas.
69
ESQUEMA Na 2
MODELO PARA EL ESTUDIO DE LAS TENSIONES DE LA ECONOMIA NACIONAL: MODELO TEN
Comercio Exterior
X-M~XM M=M[VE(_t),CPR~_Jl'BMP(_t),M(_t)l VoD
XM+BK=VOD ch=ch[di(_t)XM,HK,rg) XM
Ambito Fiscal
G-T-BT TIN-TIN[CPR(_t~M(_t)l T
T-TIN+TID TID=TID(B<_t)' e» BT
Mercado de Bienes
C+I+G+X-M-Y CPR-CPR[W,rx,rdl y W(_t)' GC,XNP(_t)
I=J+VE VE=VE(XNP(_t) 1 rd,rx
C=GC+CPR C
Mercado de Factores
W+B+TIN-SUB+DEP-Y B=B(CPR_ ,q) W SUB CPR<_t)
DEP=DEP(KT(_t)' ra) KT(_t), ra
ESQUEMA NI 3
FLUJOS Y RESTRICCIONES CONTABLES
Familias Empresas Banca Fisco Banco Resto del Equilibrio de
S
Mercados
M(.)
mercados
CPR+CC-C
• • X te-j-o
C+I+X-M-Y-O
OS
Activos no BFDo Vs (.) - Vd ETs • Vd-Vs+ BF+Af-AF
Monetarios i{3FD-Vd+B1L AFd (.) -AFs • • +DPs-D\Pd-CRO-CRI-
bBT+CR
+xBT-xBT-O
Bancarios DPs (.) CR/ (.) CRs bBT xBT
CRO (.) DPd xBT • (BB
BMA
Pasivos BMP(.) BMB(.) BEd BMA-MBM-BMP=O
monetarios RFd(.) • RFs BEs=OD (LM')
72
11 PARTE
73
una crisis que puede caracterizarse económicamente co-
mo una fase recesiva con inflación sostenida, aparente-
mente inmanejable por las autoridades gubernamenta-
les al tener que disminuir sensiblemente los subsidios
antes prodigados y enfrentar presiones contradictorias
de la sociedad civil, pues el factor laboral intentó pro-
teger su ingreso real y el sector empresarial realizó
acciones para resguardar el valor de su capital, recurrien-
do, inclusive, a la selección adversa de cartera."
Los gráficos NQ 1, 2 Y 3 (ver nota metodológica en
el apéndice NQ 1), elaborados sobre el modelo de "cúspi-
de" de la teoría de catástrofe, ilustran mediante flechas
entre dos puntos (desplazamientos) cómo un proceso
más o menos satisfactorio de crecimiento de bienestar,
se transformó en una situación simultánea de estanfla-
ción y de crisis financiera (gráfico NQ 1) por factores
vinculados a choques externos petroleros desfavorables
(previsibles de acuerdo al gráfico NQ 2), Y a medidas
ortodoxas que estimularon la especulación financiera y
la disminución del consumo (gráfico NQ 3).
En efecto, la satisfacción de las necesidades ha-
bituales que el gasto gubernamental afrontaba con rela-
tiva holgura y la construcción de infraestructura presio-
nan para mantener o hacer crecer el déficit fiscal. El
financiamiento de dicho déficit, mediante la devalua-
ción del signo monetario o el crédito interno, incre-
menta los costos y presiona a un alza de las tasas de
interés. El financiamiento externo de dicho déficit afec-
ta a una balanza de pagos, ya vulnerable, por la cre-
ciente inclinación de los particulares hacia la selección
adversa de cartera para protegerse de la creciente desva-
lorización del capital.
Así, el proceso de acumulación, orientado hacia el
mercado interno, bajo fuerte protección contra la compe-
tencia externa, comenzó a reducir su dinamismo hacia
74
finales de los años 60 (primera ruptura). El acceso pau-
latino a los mercados externos, dado lo estrecho del
mercado nacional, habría exigido un ajuste parsimo-
nioso del tipo de cambio, al tiempo que el ámbito fis-
cal habríase beneficiado con una reforma para hacerlo
menos dependiente del petróleo.
El "boom petrolero" del lapso 1974-75 enmascara el
proceso de agotamiento del proceso de substitución de
importación "fácil" y alarga el plazo para introducir las
reformas fiscales. El endeudamiento público externo pa-
ra financiar proyectos públicos de lenta maduración (en
el mejor de los casos) comprometió los futuros ingre-
sos fiscales provenientes del petróleo, sin considerar su
eventual disminución (segunda ruptura) y el cierre abrup-
to del financiamiento externo 0982-1983) (tercera rup-
tura). La simultaneidad de estos cambios "catastrófi-
cos" o repentinos hará estallar una crisis financiera fis-
cal, y estimulará la fuga de capitales privados ante la
perspectiva de una devaluación. El control de cambios
y el diferimiento de los pagos perentorios (refinancía-
miento de la deuda pública) permiten postergar de nue-
vo las reformas impositivas 0986-1988); pero una ex-
pansión del gasto público (Plan Trienal) terminará por
agotar las reservas internacionales, al bajar los precios
del petróleo.
El gobierno instaurado en 1989, pone en práctica
un programa de Ajuste Macroeconómico: devaluación,
restricción crediticia (alza del tipo de interés) y disminu-
ción del rol del Estado, esperando un incremento de
competitividad para exportar en el corto plazo, al tiempo
que abre indiscriminadamente el mercado interno a la
producción foránea. Dicho programa provocó, como en
otras partes del mundo, que el componente "moneta-
rista" de dicha política, al incentivar la especulación
financiera y la especulación de divisas, al operar la
preferencia por una selección adversa de cartera (cuarta
ruptura), que se agravase la recesión sin corregir la
inflación, al estallar la burbuja especulativa de la banca.
La prolongación de la inflación sin corregir la recesión,
propició, por su parte, la entropía social (quinta ruptura).
75
GRAFICO NQ 1
Efectos de la Poi ítica Ortodoxa
bajo
alto
~
Inversión
e
y
empleo d) Estancamiento I fragilidad
bancaria (desempleo clásico)
a -;> b) Crecimiento
c -;> d) Estanflación
e) Crash I Crisis de solvencia
76
GRAFICO Na 2
Los Precios del Petróleo
y la OPEP
bajo _=__~~~~_~
-= • alto
~
a
+
Precios
del
Petróleo a) Situación de los años 60
b) Situación de los años 70
c) Situación de los años 80
d) Situación de 165 años 82-86
e) Situación de los años 90-2000?
77
GRAFICO NQ 3
Coyuntura Económica
bajo
+
Empleo
Salarios
e
a) Inflación de demanda
b) Crecimiento auto-sostenido
C) Inflación de costos
d) Subdesarrollo
e) Estanflación
78
A partir de los resultados del sintético análisis pre-
cedente, lo que hoy se llama la "crisis económica" es un
conjunto de características de diferente alcance. La ten-
dencia al sub-empleo y el déficit fiscal tienen su origen
último en:
i) La diferencia de productividad entre el sector
petrolero exportador por excelencia, y el res-
to de la actividad productiva, proveedora del
empleo, y
ii) en la pérdida de dinamismo de ambos secto-
res, dado que el segundo depende de la activi-
dad redistributiva del excedente del primero.
Así, mientras el excedente petrolero pudo redis-
tribuirse, alimentando la demanda y, mientras el sector
productivo no petrolero encontraba mercado creciente
(substitución de importaciones de bienes de consumo o
"fácil"), el empleo y el consumo aumentaban. Pero, al
reducirse el dinamismo de la substitución (primera rup-
tura) y estancarse el crecimiento del excedente petro-
lero retenido y redistribuido por el Fisco (segunda rup-
tura), todo el sistema habría entrado en una crisis estruc-
tural.
La inflación sostenida en dos dígitos "medios" y el
colapso generalizado de la banca comercial, la fuga de
capitales y el freno al proceso privado de capitaliza-
ción, están asociados al cese del financiamiento exter-
no (tercera ruptura) y al estímulo a la selección ad-
versa de cartera (cuarta ruptura) brindado por la po-
lítica ortodoxa.
En otras palabras, como hipótesis general, el con-
junto de los elementos coyunturales tendría su origen
en la equivocada gerencia pública (a partir del endeu-
damiento público 1975) y radicaría en el manejo de la
política financiera y monetaria, al margen de que los
actores privados (empresarios) pudieran ser, a su vez,
culpables de errores de gerencia empresarial (escasez
de visión y utilización de prácticas primitivas en ges-
tión) y de que el entorno desmejorara sus condiciones
favorables.
79
2) LA EXPLICACiÓN CUANTITATIVA: INCIDENCIA DE LA GESTIÓN
PÚBLICA EN LA COYUNTURA
80
Al asociar estas condiciones con las del mercado
monetario era absolutamente previsible la fuga de divi-
sas, al divulgarse una situación de iliquidez para la
banca comercial, por haberse orientado estas institu-
ciones a la actividad especulativa, y reducido las opera-
ciones de crédito, y con ello la inversión reproductiva.
Al reducirse el crecimiento económico, la consecuencia
sobre la misma banca fue el incremento de la moro-
sidad y su posterior insolvencia.
81
tente evasión. En otras palabras, existe la posibilidad de
minimizarla acudiendo a una mejor supervisión y a una
reforma tributaria. Por su parte, las importaciones refle-
jan la asociación postulada.
82
bilizar el tipo de cambio, provocó la reces IOn sin im-
pedir la fuga de capitales. Finalmente, estimuló la desca-
pitalización general, incluidos el sistema financiero y
aún el mismo ncv.
Podemos entonces afirmar que, desde los primeros
años de la década de los ochenta, la política guberna-
mental entrampó a la inversión reproductiva; las em-
presas se vieron obligadas a elevar precios para recu-
perar pérdidas en términos de reposición de capitales
(pérdidas producidas por la reducción del mercado inter-
no y pérdida por el encarecimiento de la reposición del
stock físico de capital), mientras que los particulares
encontraban vías para la colocación especulativa cuan-
do los mercados, en general, encogían. 16
Como lección de trascendencia política debe des-
tacarse que la disminución del salario real, verdadera
flexibilización forzada del mercado de habilidades (ma-
no de obra), no ha producido el incremento del em-
pleo que la teoría y la política neoliberal prometen,
ocultándose el incremento brutal del desempleo en la
llamada economía informal.
Estos resultados, inesperados desde el punto de vista
de la síntesis neoclásica, encuentran explicación en nues-
tra tests postkeynestana de que los procesos financieros
señalan el sendero a los acontecimientos en los merca-
dos reales.
Una reflexión final, en relación al rol del mercado
de capitales, nos señala que en el caso de que sean
estrechos, como obviamente lo es en Venezuela, la guía
se desplaza del mercado de títulos privados al mercado
de títulos públicos, ofrecidos por los diferentes entes
del Estado. La actuación del Banco Central, fijando pre-
cios remuneradores a los llamados Bonos Cero Cupón
destruyó, con cada nueva emisión, la posibilidad de
revertir el proceso de crisis (mediante el incremento de
83
la inversión reproductiva), impidiendo el aprovechamien-
to de los eventos externos favorables en el ámbito petro-
lero, como fue la Guerra del Golfo Pérsico.
En síntesis, la política monetarista convencional,
emprendida por las autoridades venezolanas desde co-
mienzos de la década de los años 80, se ha mostrado
incapaz de enfrentar los elementos estructurales de la
crisis y ha estimulado los elementos coyunturales, convir-
tiéndose con ello en virtual instigador de la crisis socio-
política.
En conclusión, la política económica para Vene-
zuela debe considerar las siguientes restricciones:
i) Un relanzamiento de las exportaciones petro-
leras en forma significativa, de dudosa pro-
babilidad, daría un alivio temporal a la crisis
fiscal y al debilitamiento de la balanza comer-
cial; pues si no se expanden las exportacio-
nes no petroleras fortaleciendo el desarrollo
manufacturero (prioritariamente), sólo se esta-
rían reeditando las condiciones del lapso 1970-
1980.
ii) La aplicación de medidas ortodoxas fiscales y
monetarias, como las experimentadas en el pe-
ríodo 1989-96, al estimular la selección adversa
de cartera, acentúa al proceso recesivo.
iii) Las medidas de intervención directa, como los
controles, sólo son útiles en cuanto comple-
mentan (actuando como "catalizadores") accio-
nes coherentes -fiscales y monetarias- que in-
centiven la inversión reproductiva al combatir
la preferencia por la selección adversa de car-
tera y el atractivo de la especulación finan-
ciera.
iv) El restablecimiento del sistema crediticio re-
quiere de una rápida capitalización y una estruc-
tura de intereses que permita la concesión de
créditos.
84
III PARTE
85
2) CONDICIONANTES PARA LA EXPERIMENTACiÓN NUMblCA
86
En breve síntesis, se espera que la fuente alter-
nativa más económica en el futuro cercano, aunque sin
precisión temporal, sea el gas natural. Como medida
preventiva, las grandes multinacionales están reducien-
do los costos de transformación y de obtención de los
crudos. De allí que se hayan producido y se continúen
realizando fuertes inversiones, por lo menos hasta el
año 2000.
Con relación al mercado y a los precios del petró-
leo crudo, el examen de la tendencia histórica 0974-
1994) muestra que, después de los topes alcanzados a
fines de los años 70, el consumo mundial crece lenta-
mente; 19 pero que el comercio mundial se reduce por
el incremento de la producción en algunos países que
durante mucho tiempo fueron fundamentalmente impor-
tadores netos.
Por su parte, los precios de los crudos crecen leve-
mente a nivel nominal, es decir, si se deja de lado la
devaluación tendencial del dólar americano. Ello sig-
nifica que, en términos reales, los precios tienden a ser
suavemente decrecientes.
Con relación a las nuevas áreas (Rusia y Colombia,
entre otros), existe un potencial que está represado por
motivos institucionales y políticos.
En este panorama general, las empresas multina-
cionales tratan de posesionarse o de defender su por-
centaje de mercado reduciendo costos. De allí que, sal-
vo eventualidades, no es razonable esperar una expan-
sión violenta del consumo o de los precios.
Así, una previsión de corto alcance temporal debe
considerar que:
Sobre la base de 41,2 m.b.d. hasta 1996, de los
cuales un máximo de 0,4 m.b.d. correspon-
dería a la OPEP. Ello equivale a un tope de
producción OPEP de 24,9 m.b.d.
Después de la decisión de la OPEP de no aten-
der a las variaciones estacionales (marzo 1994),
los inventarios constituyen el pivote para la
87
variación estacional de los precios. El margen
de variación en 1995 fue de ± 0,30 US$/b. El
actual precio promedio es de 14.5 US$/b.
• El fin del embargo petrolero a Irak próxima-
mente proveerá de una oferta adicional entre
1,8 m.b.d. y 0.7 m.b.d., lo cual tenderá a fre-
nar el alza nominal de los precios.
• La estrategia básica de la OPEP consiste en
esperar el alza de la demanda para subir pre-
cios, mientras que la estrategia de los produc-
tores fuera de la OPEP se apoya en la reduc-
ción de costos.
88
CUADRO DE SINTESIS
00
\O
x. Fiscal: Egresos
1. Reducción del gasto público
B. Expansión de lasExpot13doncs no Tradidonalcs 2. Conservando tendencia del gasto
1. Integración subregional acelerada.
2. Integración subregional moderada. Y. Monetaria
1. Anclaje del tipo de cambio
2. Flotación Cambiaria
C. Posición de la Balanza de Capitales
1. Entrada de Inversiones Extranjeras z. Financiera
2. "Mejoran enel calendario de pagos 1. Anclaje del tipo de interés
de la deuda 2. Flotación de la tasa de interés.
2.3. Escenarios Seleccionados
90
PROGRAMA 1 PROGRAMA 2
Agenda Venezuela Ajuste Financiero
Al 111 Cl A2 111 C2
W2 Xl Y2 22 Wl X2 Yl 21
3) CONTRASTE DE ESCENARIOS
91
son representativas hasta un máximo de dos trimestres
en cuanto a tendencias y a un trimestre con relación a
aproximaciones cuantitativas. 23
Esa limitación obedece al hecho de que la base de
cálculo sigue ajustes lineales y a que los cambios de
condiciones y de políticas que llevan al preajuste finan-
ciero tienen su efecto básico en el lapso existente entre
la creación y la destrucción de dinero crediticio.
En otros términos, los resultados de interés corres-
ponden a las previsiones sobre los dos trimestres pró-
ximos al que proporciona la información inicial. Así, al
tomar como datos iniciales los correspondientes a las
informaciones del cuarto trimestre de 1995, los resul-
tados analizados en este estudio deberían revisarse a
partir de observaciones sobre el segundo trimestre de
1996. 2~
92
De ese cúmulo de información 25, el cuadro N2 1 so-
bre "Principales Resultados de los Escenarios" recoge
una selección de los indicadores que estimamos de inte-
rés para la evaluación de los programas de política
económica antes definidos, limitando nuestros comenta-
rios a varios de ellos.
B. Comportamiento de la Distribución de
Ingresos
El promedio más alto para la relación sala-
rio-ingreso (W/PIB) ocurre en el Programa N2
2, que además incluye un crecimiento del PIE.
En el experimento del programa 1 la distri-
bución desmejora la proporción histórica.
93
PRINCIPALES RESULTADOS DE LOS ESCENARIOS
(Millones de dólares)
REPRODUCCIÓN DE LA HISTORIA
4TO. TRIMESTRE DE 1995
% % % .
Y W B J CRT CRI P BT CPRI DP KB eh
Bs/$
0.02 44.6 39.9 18.7 5680 2281 49.5 279 9432 11588 4186 170
-038 22.8 57.81 30.7 5680 12280 31.23\1334 5580 1128161 3863 328
0.61 89.7 22.1 11.8 9786 2881 21.7 834 19865 19041 2409 170
Clan del consumo real por efecto de la acele-
ración del proceso inflacionario.
D. Formación de Capital
Para un volumen de formación de capital
físico similar, las exigencias de créditos y de
autofinanciamiento son casi identicas. Pero el
resultado más importante es que la tasa de
beneficio, expresada como la proporción (B/
k)), oscila alrededor del 20% anual, lo cual
señala el límite superior que podría alcanzar la
tasa activa de interés, disminuyéndola en cua-
tro o cinco puntos para incluir las variaciones
de riesgo de las distintas actividades y la varian-
cia del cálculo estadístico. Cuando en los expe-
rimentos se utilizan tasas altas (activas trimes-
trales) mayores del 10% y establece el rendi-
miento de los bonos públicos a nivel similar,
los crecimientos del PIE son bajos, nulos o
negativos, como ocurre al simular el programa
NIl 1.
E. Comportamiento Fiscal
La menor presión tributaria y el menor
déficit relativo se presenta en la simulación
del programa NIl 2.
95
de cambio. Lo anterior hace que el fenómeno
inflacionario sea más fuerte en los programas
con flotación de tasas de interés y de cambio;
es decir, en la simulación del programa N° 1.
96
• La expansión crediticia resulta importante para
asegurar la expansión de la inversión repro-
ductiva. En este sentido, la política contrac-
tiva practicada por el Banco Central, con la
emisión de títulos de estabilización (TEM), im-
plica estimular la especulación y preservar el
estancamiento sin ejercer influencia positiva so-
bre el control de la inflación. Se requiere, enton-
ces, reducir la tasa activa (ra) al nivel de un
dígito, visto que la tasa promedio de benefi-
cios es del orden del 20% anual, y suspender
la emisión de títulos públicos con altas tasas
por sus efectos perversos.
• La política fiscal debe procurar la disminución
del déficit, a objeto de aliviar las presiones
sobre la tasa de interés. El financiamiento. con
deuda externa requiere plazos muy largos, 15
a 20 años, a tasas preferenciales, para no pre-
sionar sobre una balanza de pagos con ten-
dencia al déficit. El corolario de lo anterior es
la urgente necesidad de re negociar los pagos
de los compromisos vigentes de deuda exter-
na. La presión a la baja en los precios del
petróleo, independientemente de que existan
alzas coyunturales, justificaría la petición.
97
4.1 La Dinámica del Entorno y su Interacción con
el Núcleo
98
4.2 La Dinámica del Núcleo
99
precios está influida por el tipo de cambio, la dinámica
de éste es evidentemente clave.
Así, en el caso nacional, parece sensato anclar el
tipo de cambio al dólar para detener el deterioro de los
acervos reales (causa última del sesgo adverso de car-
tera) y para combatir el componente inflacionario, en la
medida en que las importaciones venezolanas guarden
un origen mayoritario en USA. El costo de lo anterior
será que las exportaciones no tradicionales sólo podrán
beneficiarse en la medida en que el dólar se desprecie
internacionalmente.
Pero también hay que anclar el tipo de interés
tomando como referencia el fijado por la Reserva Fe-
deral de los Estados Unidos de América (que cons-
tituye la mayor fuente de fondos del mundo) y el nivel
de rendimiento del capital (B/K).
De allí que la transición a una economía expan-
siva, con inflación controlada a partir de las circuns-
tancias presentes, conlleve:
• anclaje del tipo de cambio y restricción cam-
biaria;
• ausencia de restricciones crediticias, o anclaje
del tipo de interés;
• eliminación de los TEM y similares;
• equilibrio fiscal vía el incremento de los im-
puestos directos (ISLR);
• expansión de mercado extranjero vía la inte-
gración subcontinental;
• erogaciones de divisas para deuda externa in-
feríor al 5% de las exportaciones totales o con-
troles de flujos de capital; y
• crecimiento de los salarios acorde con los incre-
mentos de productividad.
100
Por el momento, las posiciones opuestas están bien
definidas: las representan la masa asalariada y los produc-
tores por un lado y los especuladores o tenedores de
divisas por el otro. Los salarios, ya lo sabemos, son
establecidos por los empresarios. Si nominalmente al-
gún sindicato exitoso logra fijar alzas nominales, con la
manipulación de los precios de los bienes, los empre-
sarios predeterminan el salario real. Pero, lo que es más
grave aún, son los empresarios quienes determinan el
volumen de empleos a la luz de sus expectativas finan-
cieras.
Así, cuando el gobierno descuida la defensa de los
asalariados por la vía de desincentivar la inversión (dis-
minuyendo la fuerza de los productores), a todos no les
queda sino el arma electoral. Por ello, el éxito de la
lucha antiinflacionaria depende sobre todo de la actua-
ción gubernamental. En otras palabras: a) de que el
BCV y el gobierno dejen de propiciar la especulación
financiera, posibilitando el aumento de la oferta nacio-
nal, y b) de que el gobierno oriente su preocupación
social por la vía de la distribución de los incrementos
de la productividad.
101
En consecuencia el rol del Estado en materia
económica, en búsqueda del "bien común", debe
incluir:
102
iv) Elementos de "solidaridad", por cuanto el
interés privado o las condiciones socio-
económicas pueden descuidar procesos o
áreas que sean de interés social. Debe
entonces el Estado afrontarlos con criterios
explícitos de beneficio-costo.
v) El Estado, finalmente, debe hacer un gran
esfuerzo comunicacional (evitando la pro-
paganda proselitista), pues tradicionalmen-
te los objetivos de las políticas públicas
se presentan con un alto grado de abstrac-
ción, incluso con un abuso del lenguaje
tecno-científlco que dificulta su compren-
sión por la ciudadanía a quien está diri-
gida y aún la comprensión de los funcio-
narios que deben aplicarlas.
103
APENDICE N2 1
NOTA SOBRE
LA TEORIA DE LA CATASTROFE:
EL GRAFICO DE CUSPIDE
La teoría de catástrofe (R. Thom, 1972) tiene por
objeto el tratamiento de las discontinuidades observa-
das en el comportamiento de los procesos en interac-
ción que constituyen "sistemas dinámicos". La hipótesis
general es que todo el sistema dinámico, naturalmente
estable, está sujeto a cambios mínimos en los valores de
los procesos que lo integran.
La teoría de catástrofe aporta una nueva forma de
pensar sobre el proceso de cambio o de comporta-
miento de un sistema. Mientras las aplicaciones de la
matemática newtoniana permite visualizar el cambio pau-
latino, continuo, "suave", lo que da lugar al cálculo
infinitesimal, la teoría de catástrofe destaca los cambios
bruscos instantáneos. Esta teoría utiliza conceptos, co-
mo "homeohersis" (mismo comportamiento) que se contra-
pone al de homeostasis (mismo estado o equilibrio).
Un sistema puede identificarse entonces con indica-
dores (potencial) que gráficamente pueden cambiar de
valores o de plano bruscamente (cambio de potencial),
de acuerdo a la interacción postulada (hipótesis, teo-
ría) con relación a cambios mínimos en los indicadores
de otros procesos (de control).
En el gráfico tridimensional en cúspide, que es el
más usual en las aplicaciones, los cambios uniformes
(suaves) pueden visualizarse como puntos que se mue-
ven por la superficie. Sólo el "salto" en el borde del
pliegue es brusco (cambio de nivel).
En cada aplicación el uso de dicho gráfico requie-
re precisar y justificar las variables que se usarán como
"medidores" de los factores de control y de la que se
usará como potencial. Ahora bien, el propósito de los
gráficos es resaltar el sentido dinámico de los procesos
identificados como "desplazamientos". Por lo tanto, los
gráficos constituyen descripciones que permiten con-
trastar las distintas posiciones (progreso estable, y rup-
turas o retroceso) de un potencial de acuerdo a la varia-
ción de los "factores de control". Las explicaciones de
fondo corresponden a las teorías o hipótesis que justifi-
quen la interrelación entre los "controles" y el "poten-
cial". Así, el método proporciona una ayuda geométrica
para extraer conclusiones de una lógica explicativa.
107
Control 2
\ a b J cambio suave'
c
b
e d cambio bruSCO.
rupturao "caÚlStrOte"
108
APENDICE N2 2
RESULTADOS DE LA ESTIMACION
TSLS// VARIABLE DEPENDIENTE: BMP
~
N VARIABLE COEFICIENTES ERROR MEDIO T-TEST SIGNIFICANCIA 2 COLAS
V\
C -0.1826433 0.2989389 . -0.6109722 0.543
KT (-1) 0.0099698 0.0029196 3.4147508 0.001
RA 0.0309856 0.0061366 5.0493104 0.000
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EVALUACION DEL REGIMEN VENEZOLANO
DE CONTROL DE CAMBIO
D. F. Maza Zavala
135
SITUACiÓN CAMBIARlA EN EL PRIMER SEMESTRE DE 1994
136
tándose en un primer intento la de la subasta simple de
determinadas cantidades; pero la presión del mercado,
bajo fuerte inestabilidad, obligó a adoptar la modalidad
de la subasta holandesa, consistente en que los deman-
dantes de divisas presentan sus ofertas con precios (tipo
de cambio) tentativos y cantidades que están dispues-
tos a adquirir a esos precios; el BCV fijaba la tasa mí-
nima de cambio y proveía las divisas para satisfacer las
ofertas que superaran esa tasa, en proporción a la tasa
ofrecida, comenzando por la tasa mayor; por debajo de
la tasa mínima no se hacían operaciones. Bajo la moda-
lidad de las subastas se formó un mercado paralelo con
tipos de cambio que significan una brecha con res-
pecto a los determinados en la subasta. Este régimen se
suspendió el 27-06-94.
Las ventas de divisas por el BCV en el primer se-
mestre de 1994 ascendieron a US$ 7.326 millones y en
el segundo semestre (bajo régimen de restricciones cam-
bíarias) se cifraron en US$ 1.871 millones, para un total
anual de US$ 11.784 millones, superior en US$ 121 mi-
llones al de 1993. El tipo de cambio nominal promedio
se elevó de Bs. 96,15 en 1993 a Bs. 171,80 en junio de
1994.
137
a esa información y a su propia estimación acerca de
los compromisos directos que deba cumplir en el lapso
correspondiente, determina el monto de divisas dispo-
nible para el mercado cambiario controlado; este monto
sería ajustable en virtud del cambio de condiciones que
afecten el flujo de caja en moneda extranjera de aquel
Instituto. Por tanto, éste sólo venderá divisas cuando
existan disponibilidades de acuerdo con el procedimiento
mencionado.
EL BCV, en el régimen de referencia, sería el cen-
tralizador único de los flujos de compra y venta de
divisas en el país. La implementación de las funciones
cambiarias del BCV y los términos generales del sis-
tema fueron establecidos mediante el Convenio Carn-
biarío Nl! 1 entre el Ministro de Hacienda y el Presi-
dente del Banco, celebrado el 9-07-94. En este convenio
se fijó el tipo único de cambio en Bs. 170 por US$ 1,00.
El decreto de referencia ordena la aplicación pre-
ferente de los compromisos y normas internacionales,
bilaterales, multilaterales y de integración. CA modo de
ilustración: GATT (luego OMC), ALADI, Acuerdo de Carta-
gena (Subregional andino), tratados y modi vivendi bila-
terales sobre materia de comercio, pagos, inversiones,
servicios, tecnología, cooperación económica).
La interpretación implícita de esa disposición era
que el régimen aduanero permanecería, en 10 esencial,
sin modificaciones y que, dentro de las restricciones
cambiarias no discriminatorias, se preservarían los dere-
chos y concesiones otorgados por la República bajo la
condición de reciprocidad.
Por el decreto citado se creó la Junta de Adminis-
tración Cambiaria (JAC), que fijará las pautas que orien-
ten el sano manejo de las divisas, la consideración de
casos especiales y la autorización de divisas que por su
reglamento interno tendrán monto y características deter-
minados, pudiendo transferir a su criterio responsabi-
lidades y competencias en cuanto a las autorizaciones,
las cuales podían ser emitidas por la JAC directamente o
por el órgano administrativo cambiario competente en
que se delegue esa atribución. Así mismo fue creada la
138
Oficina Técnica de Administración Cambiaria (OTAC)
adscrita administrativamente a la JACo La responsabi-
lidad de los miembros de la jAC se limita al cumpli-
miento de las funciones señaladas y por las autoriza-
ciones de divisas que efectúe directamente. Cada fun-
cionario que intervenga en el proceso será responsable
personalmente por su actuación en el ejercicio de su
competencia y la que se le transfiera de acuerdo con el
decreto. Hay que advertir que este decreto tiene fuerza
de ley, ya que fue emitido en ejercicio de facultades
extraordinarias del Presidente de la República, suspen-
didas las garantías económicas.
El mercado de cambio a la luz del instrumento
normativo y de la realidad operativa del país quedó
organizado, a efectos del régimen de control, de la
manera siguiente: I3CV-jAC-OTAC-I3anca Comercial-Casas
de Cambio- Otros operadores cambiarios autorizados.
Cada componente de este mercado tenía sus funciones
y responsabilidades y, por supuesto, sus limitaciones. El
Ministerio de Hacienda, aunque no es operador cam-
biario, tenía la responsabilidad del registro y certificación
de la deuda privada externa y de las sanciones perti-
nentes por infracciones cambiarias . La índole del mercado
de cambio era la de unificación de todas las opera-
ciones en divisas (es decir, excluía la posibilidad de
mercados libres, paralelos o marginales) y con un tipo
de cambio nominal fijo y único, aunque ajustable por
decisión de la autoridad. El único ajuste que se efectuó
durante la vigencia del control de cambio fue en di-
ciembre de 1995, cuando el tipo de cambio se elevó de
Bs. 170 a Bs. 290 por US$1,OO, lo que implicaba una
devaluación de 70%.
139
internacional, de empresas que enviaran viajeros de ne-
gocios al exterior y otros agentes económicos. También
los registros de patrocinantes de becarios de índole ins-
titucional.
lUGIMEN DE IMPORTACIONES
140
mientas y anulaciones significaron entre 30 y 35% en
promedio de las autorizaciones.
Como se puede apreciar, la importación tenía que
realizarse (nacionalizarse) antes de obtener las divisas,
salvo las de pago al contado que tenían que afianzarse.
No había, por tanto, posibilidad de obtener divisas en
descubierto. La OTAC debía verificar si las mercancías a
importar se ajustaban al tipo de negocio normal del
importador (o su actividad habitual) y si los montos de
valor y volumen eran cónsonos con el giro habitual del
solicitante.
RtGIMEN DE EXPORTACIONES
141
ciones para ese registro y el reconocimiento del caso
eran fijados por Hacienda, oída la opinión de la ]AC-
üTAC. La deuda tenía que corresponder al saldo neto
de todos los activos y pasivos en moneda extranjera
existentes al 27-06-94, acreditados por un auditor exter-
no a la firma deudora. Los pasivos financieros y comer-
ciales debían ser documentados. Se exigía, además, una
declaración bajo juramento sobre el origen de la deu-
da, la forma de pago, los plazos, las tasas de interés y
otros términos acordados, con clara identificación del
acreedor; por otra parte, el deudor tenía que presentar
una relación de los bienes y servicios adquiridos con
los recursos obtenidos mediante la deuda y la utiliza-
ción de ellos.
Para ciertos casos se podían otorgar anticipos al
pago del servicio de la deuda privada, mediante fianza
satisfactoria a favor del Fisco Nacional. Se daba prefe-
rencia justificada a la deuda contraída con organismos
multilaterales u oficiales de los países acreedores. Se
implementó un régimen especial para la deuda contraí-
da bajo la modalidad bancaria de cartas de crédito.
Como ocurre en estos casos, el monto acumulado de las
solicitudes de registro de deuda privada excedió en la
primera fase en más del doble a la deuda efectiva demos-
trada (esta última poco menos de US$ 6.000 millones).
142
referentes a la venta efectuada, de tal manera que el
turista no podía utilizar su cupo sino transcurrido un
año para una segunda oportunidad. Por supuesto, irregu-
laridades e infracciones podía cometerse y se come-
tieron, pero el control estaba a cargo del operador carn-
biario (hay que advertir que el control de los pasa-
portes debía ser ejercido por la DIEX). Irregularidades
detectadas fueron objeto de investigación por la PTJ y
comunicadas al Ministerio de Hacienda. En algunos casos
esas irregularidades implicaron responsabilidad de las
casas de cambio que intervinieron en la venta de di-
visas para turistas.
Para los viajeros de negocios hubo dos etapas: la
primera, con alguna flexibilidad en cuanto a las exigen-
cias normativas y operativas, fijados los cupos respec-
tivos; el abuso de estas facilidades determinó un "endure-
cimiento" del régimen, exigiéndoseles responsabilidad
directa a las empresas para las cuales se viajaba y fianza,
lo que tuvo por efecto una reducción sustancial de los
egresos por este motivo.
La autorización de cupos para tarjetas de crédito
utilizadas en el exterior, vino algún tiempo después de
iniciado el control cambiario (a fines de septiembre de
1994). Se autorizó un cupo de US$ 2.000 por persona
(cualquiera que fuese el número de tarjetas que pose-
yera) por año. El control de este cupo estuvo al cui-
dado de las propias empresas emisoras de tarjetas. Las
sanciones contemplaban, de inmediato, la suspensión
del uso de la tarjeta y luego el reintegro a la orden del
Fisco Nacional no sólo del monto del exceso sino de un
duplo de éste. Infractores hubo en número conside-
rable y todos fueron detectados y comunicados a Ha-
cienda para la sanción correspondiente.
143
nistración del régimen. Así, por decreto del 22-07-94,
bajo el número 286, se incorporó la categoría de ser-
vicios a la importación (antes sólo bienes); se facultó al
Ministerio de Hacienda para otorgar autorización de di-
visas a instituciones financieras regidas por la ley res-
pectiva, como anticipo de operaciones relativas a deuda
privada externa; las autorizaciones para el pago del ser-
vicio de la deuda privada se otorgarían netas de los
anticipos recibidos por aquellas instituciones. Por de-
creto del 9-09-94 (G.O. NI! 35.543) se reformó parcial-
mente el decreto 286, en lo siguiente: el BCV a los
efectos de determinar el monto disponible de divisas
para el mercado controlado deberá tener en cuenta las
condiciones monetarias, crediticias y cambiarias favo-
rables a la estabilidad de la moneda, al equilibrio eco-
nómico y al desarrollo ordenado de la economía; la lAC
establecerá los términos y condiciones de las garantías
exigibles de acuerdo con el decreto.
En concordancia con los instrumentos normativos
fundamentales y en ejercicio de sus facultades, la lAC
emitió un considerable número de resoluciones aplica-
bles a los diversos aspectos del régimen cambiarío: trans-
ferencia a la OTAC de competencia en cuanto a la
autorización directa para importación de hasta US$ 500.000
cada una, también para la autorización de divisas para
el pago del servicio de deuda privada externa hasta por
la suma mencionada y para la liberación de fianzas
correspondientes en los casos en que procediera. Posterior-
mente esta transferencia de competencia se extendió a
la consideración y aprobación de los casos especiales
de gastos médico-quirúrgicos en el exterior hasta por
US$ 100.000 cada uno. La lAC, como ha sido mencio-
nado, fijó los cupos para turismo, modificados en va-
rias oportunidades para reducirlos, asi como también
los cupos para viajeros de negocios, remesas a estudian-
tes en el exterior y remesas familiares.
Resoluciones importantes se refirieron a un régi-
men transitorio para que los importadores pudieran orde-
nar el embarque de mercancías o la contratación de
servicios inherentes a las mismas con anterioridad a la
144
obtención de la autorización de las divisas respectivas.
Este régimen se estableció en septiembre de 1994 y se
prorrogó hasta diciembre de ese mismo año, en razón
de la acumulación de solicitudes y de la urgencia de las
importaciones para cubrir necesidades del mercado inter-
no y la producción, con el objeto de evitar el desabaste-
cimiento de bienes terminados o de materias primas.
Esta situación volvió a presentarse durante el segundo
trimestre de 1995 por motivos contingenciales de ín-
dole administrativa. Otra resolución importante fue la
referente a la administración de divisas para la inver-
sión extranjera, específicamente el financiamiento en el
mercado nacional de capitales (bolsas de valores del
país), la repatriación de capitales que procediera en
determinadas condiciones, la remisión de dividendos,
utilidades e intereses correspondientes a inversiones ex-
tranjeras en el país.
Mención especial merece la resolución mediante la
cual se autorizó a la OTAC para exigir a los importa-
dores a objeto de registro sólo las dos últimas importa-
ciones, en lugar de las cinco anteriormente exigibles y
la obligación para nuevos importadores de una carta de
justificación, además de los recaudos ordinarios que de-
bían presentar. Esta decisión se tomó en virtud de lo
complicado que resultaba para los importadores infor-
mar -con los ítems arancelarios respectivos- sobre las
importaciones realizadas antes del establecimiento del
control de cambio. El propósito era el de flexibilizar el
procedimiento para el registro de importadores, dado
que en los meses iniciales del control se presentó una
situación difícil para que los importadores pudieran cum-
plir el requisito de la historia de sus importaciones y,
una vez más, hay que señalar que los requerimientos
del caso, si bien deseables, afectaban la formación del
registro y ello se reflejaba en un potencial riesgo de
desabastecimiento.
La formación y reformación de la normativa ca m-
biaria genérica y específica fue un proceso necesario,
exigente y complicado ante las múltiples circunstancias,
situaciones y problemas que se presentaron en el funciona-
145
miento del régimen cambiario. No es razonable la crittca
en el sentido de que se improvisaban las normas y los
procedimiento, ya que al establecerse el control no exis-
tían tales disposiciones, pues no hubo una preparacton
previa para dicho establecimiento, impuesto por la emer-
gencia. Tanto el Ejecutivo Nacional como la JAC, la
OTAC, el BCV y el Ministerio de Hacienda realizaron un
verdadero esfuerzo para atender oportunamente los pro-
blemas que se presentaron, instruir los procedimientos,
diseñar los formularios, los mecanismos operativos y to-
do lo que requiere un control de cambio para funcio-
nar. El conjunto de esos elementos ha quedado como
una experiencia valiosa y como una contribución -inclu-
sive a escala latinoamericana según tenemos testimo-
nios al respecto- a la materia técnica de los controles
cambiarios. Ha sido evidentemente menos complicado des-
mantelar el control que implementarlo a lo largo de casi
dos años de funcionamiento.
146
na, remesas de líneas aéreas, de reaseguros y seguros,
dividendos y utilidades, servicios tecnológicos y gastos
médico-quirúrgicos) US$ 1.613 millones en 1994, un 37,6%
del total de los egresos de divisas y en 1995 un 45,8%
(US$ 7.806 millones), para un total de US$ 9.424 millo-o
nes (44%) en los 18 meses considerados. Las autorizacio-
nes genéricas, es decir, que no requerían caso por caso
autorización directa de la ]AC-OTAC una vez fijadas las
normas de aplicación y los cupos respectivos, significa-
ron en 1994 un total de US$ 657 millones y en 1995 un
total de US$ 2.034 millones, para un gran total de US$
2.619 millones en el periodo de los 18 meses considera-
dos. Tales erogaciones correspondían a conceptos tales
como: viajes de turismo y negocios, tarjetas de crédito,
remesas a estudiantes y familiares, principalmente. En re-
sumen la ]AC-OTAC administró bajo auto-rización ge-
nérica o especifica durante el periodo 1994-95 un total
de US$ 12.115 millones, un 56,7% del total de egresos de
divisas durante el periodo de 18 meses considerado que
fue de US$ 21.352 millones. Del total bajo autorizacio-
nes genéricas o específicas de la ]AC-OTAC, las autoriza-
ciones directas liquidadas ascendieron a US$ 9.424 mi-
llones, un 44% del total de egreso de divisas. Todas estas
observaciones pueden hacerse en el cuadro número 1.
Otra manera de apreciar la evolución del mercado
de divisas en el período que se examina es como sigue:
en 1993 el egreso de divisas totalizó US$ 12.458 millo-
nes, de cuya suma la venta del BCV al sistema bancario
se cifró en US$ 9.163 millones, un 73,6%. En 1994 di-
cho egreso total se situó en US$ 12.775 millones, del
cual el BCV vendió a la banca US$ 7.236 millones, un
56,6% y asignó a la ]AC-OTAC para efectos del mercado
controlado US$ 2.275 millones, un 17,8%. En 1995 (año
completo del control cambiario relativo) las liquidaciones
correspondientes al mercado controlado totalizaron US$
9.840 millones, un 57, 7% del total cifrado en US$ 17.047
millones. La suma referente al mercado controlado fue
moderadamente superior a la venta que en 1993 el BCV
hizo al mercado interbancario en 1993, y que puede
estimarse como representativa de la demanda efectiva
147
neta de divisas por parte del sector privado. No obstan-
te, estoy consciente de que el egreso de divisas en 1995
a través del mercado controlado fue más elevado del
que podría corresponder a una situación caracterizada
por una recesión económica y un régimen cambiario
restrictivo. No puede desconocerse, en todo caso, que
hubo exceso en el rubro de viajes de turismo y nego-
cios y que se sobrefacturaron importaciones. Por otra
parte, algunos exportadores que administraron directa-
mente los ingresos de divisas que obtuvieron por exporta-
ciones -en goce de la facilidad implementada al res-
pecto, para el impulso a dichas exportaciones- no cum-
plieron con la obligación de negociar al BCV a través
de la banca el saldo positivo de las cuentas respectivas.
Otra observación importante que puede hacerse es que
el saldo del movimiento comercial a través del Con-
venio ALADI fue particularmente negativo en 1995, cuan-
do ascendió a US$ 1.855 millones. (Cuadros números 1
y 2).
148
biario controlado, una suma de US$ 2.118 millones, de
modo que bajo el régimen cambiario bajo administra-
ción jAC-OTAC la importación privada en 1995 fue de
US$ 7.603 millones, superior en 7,8% a la realizada en
1994. Estas observaciones pueden verificarse en el cua-
dro número 3.
Con respecto al aumento de la importación pri-
vada en 1995 puede indicarse 10 siguiente: parte de esta
importación, como se mencionó, se realizó fuera del
control de autorización de la ]AC-üTAC, en los térmi-
nos de! Convenio ALADI; la expectativa devaluacionista,
que siempre estuvo presente durante el período de restric-
ción cambiaria, constituyó un motivo de anticipación de
importación para la formación de inventario; esto fue
facilitado por la tasa real activa de interés negativa que
prevaleció en ese período (es decir, un costo finan-
ciero real bajo); además, la persistencia de presiones
inflacionarias estimuló la importación, en la perspec-
tiva de lograr ganancias extraordinarias por los diferen-
ciales de precios. La formación excesiva de inventarios
(de bienes terminados de consumo y de bienes interme-
dios o insumas) ha constituido un modo de inversión
real, 10 que se ha puesto de manifiesto en el presente
año cuando, ante la liberación del régimen cambiario,
no se ha evidenciado un desbordamiento de la deman-
da de divisas para importar sino un movimiento modera-
do. Desde luego, una vez más, no se nos escapa el
fenómeno de la sobrefacturación.
La composición de la importación privada bajo con-
trol cambiario por agrupaciones económicas se muestra
en el cuadro número 4. Con referencia a la importación
para la cual se liquidaron divisas por el BCV, dicha
composición en e! período comprendido entre agosto
de 1994 y septiembre de 1995 fue la siguiente: bienes
de consumo, 40%; bienes intermedios, 48%; bienes de
capital, 12%. Las agrupaciones relativas a la producción
y la inversión (bienes intermedios y de capital) represen-
taron el 60% del total.
149
MOVIMIENTO DE LAS RESERVAS INTERNACIONALES DEL BCV
150
sentido si no está acompañada de otras políticas públi-
cas correctivas de los desequilibrios, en una estrategia
integral de ajuste y estabilización, que ahora existe pe-
ro que entonces o no existía o era inconexa. Aun así, y
como se muestra en el cuadro número 6, el impulso
inflacionario al nivel del consumidor se moderó sensible-
mente en el período del cambio restrictivo y de modo
más acentuado al nivel de precios mayoristas de im-
portación. La persistencia de un tipo de cambio nomi-
nal único fijo, de Bs. 170 por US$ 1,00, actuó como
"ancla" contra la inflación en el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. En el segundo semestre de 1995
ocurrió una perturbación significativa del mercado cam-
btarto y de bienes, con la apertura de las negociaciones
en bonos Brady que marcaron un tipo de cambio para-
lelo, ampliamente superior al oficial, con efectos en el
cálculo de los precios y por tanto en el índice inflacio-
nario. Puede afirmarse que el régimen cambiario restric-
tivo -único- fue quebrantado con el surgimiento del mer-
cado Brady y, por tanto, aquel régimen como tal fina-
lizó virtualmente en agosto de 1995.
OBSERVACIONES FINALES
151
jAC-OTAC y el BCV. En cuanto a las sanciones por infrac-
ciones corresponde al Ministerio de Hacienda imponer-
las. La Contraloría General de la República mantuvo en
todo tiempo una oficina en la ]AC y nada se le ocuitó
del proceso.
152
Cuadro N° 1
EGRESO DE DIVISASI3AjO RESTRICCION CAMBIARlA
(millones de US$)
Autorización Específica
JAC-OTAC (1) 1.618 7.806 9.424
Importación de bienes y
servicios 1.088 6.431 7.519
Deuda privada ext, 427 922 1.349·
Otros 103 453 556
Fuente: B.C.V-O.T.A.C.
153
Cuadro NQ 2
MOVIMIENTO CAMBIARlO DEL BCV
(millones de US$)
Fuente: BCV
Cuadro NO 3
IMPORTACIÓN PRIVADA
(F.O.B. en millones de US$)
Fuente: OCEI
154
Cuadro NlI 4
iMPORTACIÓN PRIVADA CONTROLADA
POR AGRUPACIONES ECONÓMICAS
(millones de US$)
Cuadro NlI 5
RESERVAS INTERNACIONALES DEL RC.V.
(millones de US$)
31-12-93 12.656
30-06-94 8.861 - 30,0
31-12-94 11.507 29,9
30-06-95 10.548 - 8,3
31-12-95 9.723 - 7,8
Fuente: B.C.V.
155
Cuadro NlI 6
VARIACIÓN DE LOS íNDICES
DE PRECIOS POR SEMESTRES
(porcentajes)
Fuente: B.C.Y.
Cuadro NlI 7
EXPORTACIONES NO TRADICIONALES
(millones de US$)
Fuente: O.C.E.I.
156
APÉNDICE
1. BASE LEGAL
El Presidente de la República, en Consejo de
Ministros, dictó el Decreto NQ 1.842 de 22-02-83 median-
te el cual se estableció el control de cambios que si-
guió a la suspensión del mercado de divisas el 18-02-83
(el famoso "viernes !legro"). Según el tratadista ABan R.
Brewer-Carías (Régimen Cambiarlo. t. 1, Caracas 1994),
dicho decreto no estuvo bien fundamentado legalmen-
te, pues el Ejecutivo tomó para sí facultades que correspon-
dían al Banco Central de Venezuela (Ley de 1974) en lo
que atañe a la convertibilidad de la moneda, a la adminis-
tración cambiaria y en general a la materia de las divisas.
En efecto, según los artículos 90 (aparte único) y 91,
literal b) de la Ley de BCV de entonces se requería de
un convenio entre el Ministerio de Hacienda y el Ban-
co Central para la toma de esas decisiones y la regula-
ción del comercio de cambio extranjero, aunque, desde
luego, el Ejecutivo tenía -como siempre tuvo- atribu-
ciones constitucionales y legales para convenir con el
157
Instituto Emisor sobre esos asuntos. Esta falla en el
fundamento legal formal (ya que en aquella época no
estaba suspendida la garantía de la libertad económica)
fue reparada, siempre según el autor citado, por el De-
creto NI! 1.848 de 27-02-83, fundamentándose en el De-
creto NI! 674, de 8-01-62, de restricción de la garantía de
la libertad cambiaria.
El régimen cambiario establecido a partir del 9 de
julio de 1994 se fundamentó en el Decreto Ejecutivo NI!
268 de 9-07-94, basado en la suspensión de la garantía
de la libertad económica entonces existente que facul-
taba al Ejecutivo para tomar las decisiones que consi-
derare convenientes en cuanto al régimen cambiario u
otros de la actividad económica.
2. SISTEMA CAMBIARlO
El sistema establecido en el decreto NI! 1.842,
ratificado en el Decreto NI! 1.848, ambos de febrero de
1983, fue el de cambios diferenciales, permitiéndose la
coexistencia de dos mercados: uno controlado oficial y
otro libre con eventual intervención del BeV; en el
mercado controlado oficial se fijaban dos tipos de cambio
(Bs. 4,00 y Bs. 6,00 en una etapa inicial, posteriormente
modificados) y en el mercado libre la cotización de la
divisa era fluctuante sujeta a la oferta y la demanda.
En el sistema establecido en julio de 1994 sólo se
reconocía legalmente la existencia de un solo mercado,
con un tipo de cambio fijo y único, aunque ajustable
por convenio entre el Ejecutivo y el Bev. El tipo de
cambio fijo nominal, con vigencia oficial, fue de Bs.
170,00 por US$ 1,00 hasta el 11-12-95 cuando el tipo de
cambio se elevó a Bs. 290,00 por US$ 1,00. Sin embar-
go, a mediados de 1995 surgió un mercado paralelo
permitido, con la negociación de los bonos Brady (deu-
da externa de la República) denominados en dólares, en
virtud de 10 cual se determinó una cotización de la
divisa ampliamente superior al tipo de cambio oficial, 10
que perturbó fuertemente el régimen de cambio único y
fue uno de los factores de su debilitamiento.
158
3. CENTRALIZACIÓN DE DIVISAS
En el régimen establecido en febrero de 1983 se
ordenó la centralización de divisas (compra y venta),
concretada a las obtenidas por las compañías petro-
leras y mineras y las del sector público (crédito público
externo, exportación e importación de bienes y ser-
vicios, operaciones del Fondo de Inversiones de Vene-
zuela), mientras que las obtenidas por el sector privado
(exportación de bienes y servicios, transacciones de capi-
tal, viajes, turismo y otros conceptos de cuenta corriente)
podían ser negociadas en el mercado libre, aunque tam-
bién existía la alternativa de su negociación al BCV. En
reformas posteriores de este régimen se hizo obliga-
toria la venta de divisas al BCV obtenidas por exporta-
ciones de bienes y servicios para cuya producción se
hubiesen utilizado divisas preferenciales.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 la centralización de la compra y venta de divisas
se hizo total en el BCV (a través de los operadores
cambiarios autorizados), sin excepciones.
Conviene advertir que en el régimen de 1983 .las
compañías petroleras y mineras no podían mantener
fondos en moneda extranjera salvo los autorizados expre-
samente; es decir, las divisas obtenidas por esas em-
presas del Estado debían ser negociadas en totalidad al
BCV y sus necesidades de divisas debían ser atendidas
por el BCV en forma preferencial. En el régimen de
1994 (regulado en lo que era necesario por el Conve-
nio Cambiario Nll 1 entre el Ministerio de Hacienda y el
BCY) se mantuvo aquella restricción y sólo se autori-
zaba a esas empresas a mantener un fondo rotario en
divisas por una cantidad limitada para sus necesidades
operativas externas.
159
1,00, modificado en oportunidades posteriores), el ser-
vicio de la deuda pública externa, el servicio de la
deuda privada externa existente al 22-02-83, oficialmen-
te reconocida; los gastos corrientes externos de los po-
deres públicos; la importación de bienes y servicios
esencia/es, así declarados por resoluciones del Minis-
terio de Hacienda en listas ad hoc; gastos derivados de
compromisos internacionales de la República; becas de
estudiantes de secundaria, superior y especial; nece-
sidades de las compañías petroleras y mineras en divi-
sas y del Fondo de Inversiones de Venezuela; el be-
neficio del tipo de cambio de Bs. 6,00 por US$ 1,00 se
concedía a otros renglones determinados por el Eje-
cutivo Nacional no incluidos en los anteriores; al merca-
do libre se dejaba el resto de las transacciones corrien-
tes y de capital.
En el régimen cambiario establecido en julio de
1994 funcionaban varios grupos con modalidades di-
ferentes: í) las compañías petroleras, sujetas a un régi-
men especial, por virtud del cual éstas se obligaban a
negociar al BCV virtualmente el monto de divisas corres-
pondiente a las necesidades de pago en el país por
concepto de impuestos, tasas y contribuciones fiscales y
gastos operativos internos, permitiéndoseles un fondo
rotario en moneda extranjera como se mencionó; ii) el
gobierno, para el servicio de la deuda pública externa y
sus necesidades corrientes en el exterior, inclusive los
compromisos internacionales de la República; in) el BCV,
para sus propias obligaciones y necesidades de pago en
moneda extranjera; iv) las transacciones comerciales ex-
ternas bajo el Convenio ALADI (integración latinoame-
ricana), cuyo saldo neto (deudor o acreedor) debía li-
quidarse en divisas; v) las exportaciones liquidadas en
bolívares, fuera del Convenio ALADI; vi) las transac-
ciones privadas sujetas a la administración ]AC-OTAC,
para lo cual el BCV determinaba trimestralmente una
disponibilidad (cupo). Para todas las transacciones regía
el mismo tipo oficial de cambio.
160
5. ORGANIZACiÓN DEL MERCADO CAMBIARlO
El régimen establecido en 1983 contemplaba va-
rios agentes institucionales y operativos: el Banco Cen-
tral, con atribuciones y obligaciones más amplias que
las fijadas en el régimen de julio de 1994; el Ministerio
de Hacienda, también con atribuciones y obligaciones
amplias, para cuya administración se organizó la Ofi-
cina de Régimen de Cambios Diferenciales (RECADO; la
banca comercial y las casas de cambio, como operado-
res autorizados en parte para el mercado controlado y
en parte para el libre.
La organización establecida para las restricciones
cambiarias en julio de 1994 era la siguiente: el Ejecu-
tivo Nacional, como conductor de la política cambiaria,
en convenio con el BCV; el Ministerio de Hacienda,
específicamente para el reconocimiento de la deuda pri-
vada externa y para las funciones de conocimiento y
sanción de infracciones a la normativa cambiaría; el
Banco Central, para la centralización de las divisas y la
administración de ciertas transacciones ya enumeradas,
así como también para la determinación de la disponi-
bilidad de divisas para el mercado controlado y el sumi-
nistro a los operadores cambiarios (banca comercial y
casas de cambio) previa verificación de las autoriza-
ciones respectivas; la Junta de Administración Cambiaria
QAC), para el ejercicio de la competencia asignada por
el decreto regulador del régimen cambiario; la Oficina
Técnica de Administración Cambiaria (OTAC), adscrita a
la JAC, para el registro de los agentes económicos soli-
citantes de divisas y el procesamiento de autorizacio-
nes específicas por parte de la JAC o de su propia
competencia; los operadores cambiarios (banca comer-
cial y casas de cambio), tramitadores de las solicitudes
y autorizaciones de divisas bajo control.
6. PROCEDIMIENTOS CAMBIARlOS
Bajo RECADI, esta oficina concedía en primer
lugar una autorización de importación de bienes y servi-
cios sujetos a las listas preferenciales determinadas por
el Ministerio de Hacienda; con vencimiento a 180 días y
161
la cual debía ser solicitada a través de un banco comer-
cial, conformidad de importación que debía obtenerse
con anterioridad al embarque de la mercancía respec-
tiva; luego Recadi podía conceder una autorización pa-
ra la obtención de divisas, con vencimiento a 45 días, a
entregar al banco tramitador; por último, el BCV emitía
un certificado de disponibilidad de divisas, con entrega in-
mediata al banco tramitador de un 20% del monto certi-
ficado y el 80% hasta un año después del embarque de
la mercancía. Había un tratamiento especial para las
cartas de crédito.
Bajo el régimen de restricciones cambiarias de ju-
lio de 1994, los solicitantes de divisas debían tramitar el
registro de su firma y actividad en la OTAC a través de
un banco comercial; obtenido el registro, el solicitante
podía demandar divisas para importación de bienes y
servicios a través de un banco comercial, solicitud que
procesaba la OTAC y si estaba conforme a la normativa
y al procedimiento ésta extendía una autorización de su
propia competencia (hasta US$ 500.000 por solicitud) y
la preparaba en pro-forma para su consideración por la
]AC (sobre los US$ 500.000); estas autorizaciones eran
devueltas al banco tramitador que debía verificar si la
mercancía objeto de la autorización había sido nacio-
nalizada antes de presentar la autorización al BCV para
el suministro de las divisas; éste verificaba finalmente si
la autorización presentada estaba conforme a la notifica-
ción hecha por la OTAC.
162
amortización de la deuda, formas de pago y otras moda-
lidades, pudiendo extenderse el plazo hasta 7 años en
algunos casos. Estos contratos fueron modificados según
disposiciones oficiales en diferentes oportunidades. In-
cluso en alguna ocasión los contratos fueron suspendi-
dos en su ejecución. Ello permite señalar la inseguri-
dad jurídica de los deudores, inclusive los reconocidos,
en el régimen de RECADI.
La deuda privada externa, en el régimen cambiario
de julio de 1994, debía ser registrada a través de la
üTAC, para lo cual la solicitud tenía Que ser tramitada
por un banco comercial; la deuda estaba sujeta al recono-
cimiento por parte del Ministerio de Hacienda, Que emi-
tía un certificado al respecto, a partir de lo cual el
deudor podía obtener de la ]AC las divisas para el servi-
cio de su deuda; en algunos casos, debidamente conside-
rados, se concedían anticipos mediante fianza a favor
del Fisco mientras se procesaba el reconocimiento de la
deuda.
Estudiantes
En ambos regímenes los estudiantes de secunda-
ria, superior, especial y post-grado tenían derecho a las
divisas, hasta límites determinados, previo registro y cer-
tificación de sus estudios, bajo el control de las en-
tidades patrocinantes.
163
Exportación
La exportación privada de bienes y servicios bajo
RECADI se podía negociar, en lo que se refiere a las
divisas obtenidas, en el mercado libre, salvo aquéllas
para cuya producción se utilizaran divisas preferencia-
les. En el régimen de julio de 1994, funcionaban dos
regímenes alternativos: para exportadores pequeños, que
podían retener hasta un 10% de las divisas obtenidas y
el 90% debían negociarlas a la orden del BCY; los exporta-
dores bajo la modalidad facultativa (REFE) podían admi-
nistrar las divisas obtenidas por exportación con la obliga-
ción de rendir cuentas trimestralmente a la OTAC y el
saldo positivo tenía que ser negociado al BCY.
164
EsQUEMA
165
Esquema (cont.)
166
Esquema (cont.)
Febrero 1983 (RECADO Julio 1994
Organización Organización
Recadi-Hacienda-BCV-banca co- ]AC-OTAC-Hacienda-BCV-ban-
mercial, casas de cambio. ca comercial, casas de cambio.
167
Esquema (cont.)
168
LA AGENDA VENEZUELA: DE UNA TENTATIVA
HETERODOXA A UN AJUSTE ORTODOXO PARCIAL
l. INTRODUCCIÓN
169
de reducción de la inflación y recuperación del producto
a corto plazo, y por otra, se divulga como la expresión
de un proceso autónomo de elaboración y diseño de un
programa económico que se plasma en la llamada "Agen-
da Venezuela". En cuanto a lo primero, si bien la firma
con el FMI reabre la cartera de préstamos para refor-
mas sectoriales del BM y del BID, en los hechos el
acento de las medidas señala que se está ante un progra-
ma tradicional de choque recesivo, basado en el con-
trol de la demanda agregada y con un alcance de muy
corto plazo, lo cual en buena medida responde a los
continuos errores, aplazamientos e indefiniciones de po-
lítica económica en los 27 meses anteriores. En cuanto a
lo segundo, la Agenda Venezuela (AV) se expresa con
un discurso general de contenido voluble, distante de
un esfuerzo intelectual formal para construir un verda-
dero programa económico y que, como su propio nom-
bre lo indica, es ante todo un catálogo con algunos de
los temas pendientes en la problemática económica del
país. En cierta forma la AV ha servido a modo de puen-
te mudable en el largo camino que va desde los esbo-
zos de ajuste heterodoxo de 1994 hasta la firma de una
carta de intención para un ajuste ortodoxo con el FMI
en 1996.
En este ensayo se pretende evaluar las limitacio-
nes que aún continúa presentando la política econó-
mica después de rubricado el acuerdo con el FMI. A tal
efecto se parte de un breve diagnóstico de los proble-
mas estructurales de la economía venezolana, los cua-
les no están siendo abordados de manera adecuada. A
continuación se desarrolla un análisis de las deficien-
cias de enfoque y de los problemas institucionales que
han marcado el ejercicio de la política económica des-
de 1994, y que en mucho condicionan el alcance de
este intento de estabilización. Finalmente se pasa revis-
ta sobre los aspectos cardinales de la coyuntura del
ajuste, procurando hacer un balance de los efectos ini-
ciales y de las perspectivas probables del proceso.
170
11. Los PROBLEMAS EsTRUCTURALES DE LA EOONOMfA VENEZOLANA
171
ma:croeconómicos. Entre las señales más evidentes de
ese deterioro se encuentra la caída dramática del pro-
ducto per capita. Este declive iniciado desde mediados
de los setenta, coloca la renta real por habitante de
1995 (Bs. 25.436 de 1984) en niveles inferiores a los de
mediados de los años sesenta (Bs. 24.469). De acuerdo
con los estudios de Robert Barro (1995), para el perio-
do 1970-93 la economía venezolana se encuentra entre
el grupo de países con peor desempeño económico,
medido en términos del producto per capita, formando
parte, con Haití, Guyana y Nicaragua, de un grupo mayor
de naciones en acelerado empobrecimiento, donde tam-
bién se encuentran las economías más débiles del Africa.
Este proceso de decrecimiento ha sido acompañado
de una serie de indicadores de desempeño que reflejan
claramente el deterioro estructural de la economía. Una
muestra de ese desempeño se encuentra en la fuerte
tendencia a la baja que presenta el esfuerzo de inversión
medido como porcentaje del PIE. Luego de un ascenso
vertiginoso en la segunda mitad de los setenta, hasta
alcanzar cotas de 30% del PIE, la relación inversión a
producto cae abruptamente hasta 20%-25% en los años
80', para volver a descender a un promedio de 12% en
los 90'. Pero no sólo se invierte menos sino peor, y la
eficiencia de la inversión realizada, medida como la
variación del producto sobre el coeficiente de inver-
sión, se desploma de 1,12 entre 1960-70 a 0,03 entre
1980-94.
Esta pérdida de eficiencia, vinculada sin duda a los
controles y protecciones irracionales vigentes por muchos
años, también se manifiesta en un patrón productivo
que, a diferencia de otros países, depende fuertemente
de factores básicos. De acuerdo con estudios sobre las
fuentes del crecimiento (Ellas V, 1990), mientras en eco-
nomías como las de Brasil, Argentina, México y Chile, el
aporte del factor tecnología a la contabilidad del cre-
cimiento oscila entre 30% y 40% Y en Colombia alcanza
a 25%, en Venezuela apenas se ubica en 9,6%, lo que
significa que el aporte de la innovación tecnológica al
crecimiento económico no alcanza a ser siquiera un
172
tercio del peso que tiene este factor en países de nuestro
entorno.
El correlato de la tendencia al decrecimiento del
producto per capita es una disminución secular de la
capacidad de ahorro que se expresa además en una
creciente pérdida de impulso en la generación de exce-
dentes financieros. Así lo pone de manifiesto la caída
en la penetración financiera medida por el descenso de
los activos financieros Sobre PIB desde 45% en 1985-88
hasta menos de 30% en 1995, una contracción que es
más aguda cuando sólo se consideran los activos líqui-
dos o depósitos bancarios, reflejando el continuo pro-
ceso de desmonetización y sustitución de moneda en la
economía desde mediados de los años 80'.
La caída en la capacidad de crecimiento, entre otros
efectos, se traduce a su vez en un deterioro de la base
de recaudación fiscal reflejada en un descenso de los
ingresos fiscales no petroleros desde 23% del PIB en
1977 hasta 7% en 1990, tendencia que se revierte lige-
ramente entre 1991 y 1995, pero a consecuencia de la
sustitución parcial del aporte fiscal petrolero por tributa-
ción interna. Un proceso que no ha avanzado con la
necesaria agilidad y transparencia', implicando que la con-
tracción abrupta de los ingresos petroleros, los cuales,
se reducen a cerca de la mitad, desde 15% 0988-92)
hasta 7,7% en 1995 \ no puede ser compensada a pesar
del incremento sustancial de la tributación no petrolera
desde 5% hasta 8,3%, en un período por demás caracte-
3. Para un análisis de los cambios recientes en la tributaci6n no
petrolera en Venezuela, véase Garda Gustavo, Rafael Rodrí-
guez y Silvia Salvato (1995).
173
rizado por una persistente recesión y atonía del aparato
productivo.
Como consecuencia de lo anterior y en virtud del
menor aporte fiscal petrolero a partir de 1990, se ha
visto severamente mermada la capacidad del Estado para
la provisión de servicios públicos básicos, reflejada en
la tendencia al deterioro continuo del gasto en bienes y
servicios públicos, los cuales bajap desde 20.7% en 1991
hasta 15.4% en 1995. Esto es un ajuste de magnitudes
considerables en la capacidad de prestación de servi-
cios y en la inversión pública, donde destaca la com-
presión del gasto en inversión directa desde 1,4% 0986-
90) hasta 0,7% 0994-95). La contrapartida de la contrac-
ción del gasto en bienes públicos es un incremento
pronunciado del gasto financiero, que tan sólo en pago
de intereses de la deuda pública pasa de 3% del PIB en
1993 a 4,7% del PIB en 1995 y se proyecta por encima
de 7% del PIB para 1996, implicando más que una
duplicación del peso del servicio de intereses en el
lapso de tres años.
Estas tensiones en el patrón de crecimiento, resul-
tantes de las deficiencias y omisiones de la política
económica en los últimos 25 años, se han visto ampli-
ficadas por la presencia de choques adversos en los
términos de intercambio especialmente en la década de
los 80'. En promedio la caída promedio de los términos
de intercambio se coloca en 44% en la década pasada,
superando los choques negativos de Brasil (3%), Chile
(23%), Colombia (30%) y México (27%).
El tipo de respuesta de política ante estos choques
ha consistido en acudir al expediente de la devaluación
y del impuesto inflacionario, implicando efectos muy
perniciosos como el deterioro del salario real, una ma-
yor regresividad en la distribución del ingreso, y una
peligrosa precarización del empleo. De acuerdo con datos
de la OCEI y del Ministerio de la Familia, al cierre de
1995 el ingreso real promedio de las familias se había
deteriorado 36% respecto a 1993; cerca de 4,6 millones
de hogares se encontraban en situación de pobreza para
1<)94, el nivel de desocupación alcanzaba aproximada-
174
mente 916 mil personas 00,7%) para 1995 y la fuerza
de trabajo ocupada en la economía informal viene incre-
mentándose en los últimos años, representando cerca
del 49% del empleo en 1995.
175
al 'deterioro de la legitimidad política de instituciones
básicas del Estado.
En 1994 el nuevo Gobierno, nacido de elecciones
realizadas en una tensa transición política, se enfrentaba
a una agenda de problemas en política económica, encabezada
por las secuelas de un creciente déficit fiscal y un profundo
déficit social, cuya complejidad dejaba poco lugar para
la escogencia. Pasados cinco años del intento de gran
viraje, los problemas de inflación, desigualdad social,
competitividad empresarial, desequilibrio externo y fiscal,
se habían agravado y la amenaza evidente de una crisis
general del sistema financiero completaba un escenario
de crisis, cuya solución no podía depender de medidas
aisladas. Los retos de la política económica se definían
por la necesidad de un programa económico donde la
estabilización y el crecimiento fueran asumidos pensando
más en políticas de largo plazo que apuntaran a resta-
blecer un nuevo patrón de crecimiento.
Los intentos anteriores de ajuste habían arrojado
escasos resultados en esa perspectiva, básicamente ha-
bían operado como ejercicios puntuales de contracción
de la demanda agregada interna, que sólo temporal-
mente restauraban el equilibrio en las cuentas externas.
El ajuste de 1983 que se tradujo en una recesión de 12
trimestres, con una lenta recuperación, revierte un déficit
de balanza de pagos en cuenta corriente de 8,5% del
PIE en 1982, alcanzando superávit promedio de 15% en
1983-85, pero cuando apenas la economía comenzó a
crecer, retornaron los déficit hasta alcanzar 6% en 1988.
Algo parecido ocurre con el ajuste de 1989, esta vez
con una contracción del producto más intensa pero de
menor duración (6 trimestres), se alcanzan superávit en
cuenta corriente de 120/0 y 15% en 1989 y 1990, decli-
nando a 5% en 1991, para retornar los déficit corrientes
en 1992-93.
Al cabo de estas experiencias el principal dese-
quilibrio de la economía venezolana radica en un déficit
fiscal que con los años se va haciendo insostenible en
términos intertemporales. La gestión de las finanzas pú-
blicas en 1992-93 venía acumulando un déficit de 6,6%
176
del PIB en el Gobierno Central y de 8,7% del PIB en el
sector público consolidado, elevando las presiones so-
bre la capacidad de endeudamiento sano de la Repú-
blica, la secuencia de superávits primarios continuos
desde 1980 se revierte a partir de 1993, alcanzando el
déficit primario a 0,3% en ese año, mientras que el
déficit global se ubica en 3,3%: La persistencia de eleva-
dos desequilibrios en las cuentas públicas y la difi-
cultad de acceso a sanas fuentes de financiamiento des-
pués de 1992, por la creciente prima de riesgo-país
impuesta a los títulos nacionales, estaban en la base de
los magros resultados en términos de estabilidad de
precios y nivel de incertidumbre.
Uno de los síntomas de esta debilidad se mani-
fiesta en la tendencia al alza de las tasas reales de
interés, que entre otros factores a la larga conduce al
deterioro del sistema financiero. Las tasas de interés
fueron reales positivas después de 1991, creciendo de
manera sostenida hasta 7,4% y 10% en 1992 y 1993,
respectivamente, en parte a consecuencia de la acentua-
ción de la restricción monetaria y por las expectativas
de devaluación del tipo de cambio. En particular, este
último factor estuvo fuertemente condicionado por el
esquema de políticas adoptado y por el conflicto institu-
cional alrededor del perfil de la política cambiaria, acu-
mulándose fuertes tensiones en materia fiscal, cambiaria
y monetaria. El agotamiento del régimen de minideva-
luaciones sucesivas y del esquema de esterilización a
través de pagarés de corto plazo del BCV son expre-
siones de las tensiones señaladas.
Así se va fraguando un escenario de creciente com-
plejidad al cierre de 1993, definido por la consolida-
ción de un cuadro de expectativas de inflación al alza,
la amenaza previsible de una crisis financiera, con sus
efectos esperados sobre el nivel de incertidumbre y la
pérdida de confianza en el signo monetario, a lo cual se
agrega el exigente cumplimiento de los compromisos
por servicio de la deuda pública externa, en un entorno
financiero poco favorable. En estas condiciones se inicia
el largo camino hasta las puertas del FMI.
177
CAMINO HASTA EL FMI
D.' EL LARGO
178
patibles con la filosofía fundamental del FMI, era un
agente que difícilmente pudiese siquiera estar dispues-
to a conversar con el organismo.
179
y los evidentes fracasos iniciales hicieron que ese grupo
poco a poco perdiera incidencia en la formulación de
políticas económicas, aun cuando siguió gravitando alre-
dedor del gobierno. De hecho las tres ideas básicas que
servían de pivote mantuvieron cierta entidad en las altas
esferas del gobierno, entre ellas la idea de que el go-
bierno no necesitaba recurrir al FMI.
El problema clave para la política económica a prin-
cipios de 1994 era enfrentar el proceso de estanflación
aguda que desde 1993 venía atravesando la economía
nacional y abordar la crisis financiera en gestación me-
diante un adecuado manejo, en sintonía con la abundante
experiencia internacional en la materia. A principios de
año era ya un diagnóstico consensual que la fuente
principal de presiones inflacionarias radicaba en el de-
sequilibrio estructural de las finanzas públicas, al cual
se agregaba durante el año las secuelas fiscales de la
crisis financiera. Pero las exigencias de la coyuntura
económica superaron a un esquema de políticas ofi-
ciales afectado por severas limitaciones de enfoque. Si
bien el esfuerzo por modernizar el esquema de tributa-
ción interna con el llamado Plan Sosa denota un avance
por la creación del Seniat, la sustitución del IVA por el
impuesto a las ventas al mayor y al consumo suntuario
significó una pérdida relativa de eficacia tributaria, la
reforma del código tributario apenas se concentró en el
ajuste de multas y sanciones y en la creación de la
unidad tributaria, y la aplicación del distorsionante im-
puesto a los débitos bancarios ejemplifica cómo en ge-
neral las propuestas fiscales se limitaron a medidas im-
positivas para el manejo de corto plazo.
En general los intentos de corrección del dese-
quilibrio fiscal en 1994 conservaron un importante com-
ponente de medidas transitorias, planteando la persis-
tencia de un déficit significativo para 1995. Es difícil
encontrar una situación donde un gobierno se compro-
meta con un plan tributario de aumento de impuestos,
limitado y discutible pero a fin de cuentas necesario, y
en lugar de mejorar las expectativas sobre la salud de
las finanzas públicas se presenta un deterioro agudo de
180
las expectativas del público. Esto sólo puede ocurrir
cuando, a pesar de las bondades formales de las me-
didas, la política económica carece de credibilidad, se
intuye que puede ser reversible y en definitiva no cu-
bre las condiciones de amplitud, secuencia y precisión
en el tiempo requeridas.
El enfoque sobre el problema de la inflación coloca
todo el acento de la estabilización, inicialmente, en los
acuerdos concertados de precios, y luego, en los con-
troles directos aplicados en el segundo semestre, obvian-
do el rol de las expectativas de inflación en un entorno
caracterizado por la ausencia de un cronograma pre-
ciso de medidas globales y coherentes. Bajo esas direc-
trices, con una peculiar visión heterodoxa, desde el Go-
bierno se realizan dos intentos por darle forma a una
propuesta de política económica con el PERE y el Pacto
Antiinflacionario. EL PERE fue una ilusión de plan, que
si bien definía algunos objetivos generales loables, como
reducir la tasa de inflación, resultaba ambiguo en cuanto
a metas temporales y muy impreciso en la definición de
medidas de política y su eslabonamiento en el tiempo.
Las iniciales reacciones positivas a la propuesta obe-
decían a una disposición conveniente de los agentes
económicos y sociales a la necesidad de un verdadero
programa de estabilización, superando con creces las
virtudes propias de una propuesta caracterizada por la
vaguedad. La fatiga por el prolongado desajuste de la
política económica favoreció inicialmente a esta suerte
de espejismo."
Si bien en el PERE se asume cierta elocuencia en
un discurso modernizador de la economía, expresado
en la necesidad de "abatir la inflación", conservar una
estrecha "coordinación macroeconórníca" y lograr la "esta-
bilización con crecimiento", la presentación estaba muy
lejos de expresar las tendencias modernas del pensa-
8. La opinión pública local otorgó un voto de confianza a la
propuesta. No obstante, es sintomática la caída del precio de
la deuda externa luego de que se expusiera a la prensa extranjera
que se trataba de un Plan que no necesitaba del respaldo del
FMI.
181
miento económico. Así, por ejemplo, todo el problema
de la coordinación macroeconómica se asume con un
enfoque ínstitucionalísta-burocrátíco de "equipos de coor-
dinación y seguimiento", soslayando la relevancia de
articular el programa en torno a reglas de política fis-
cal, monetaria y cambiaría. Entre las debilidades bá-
sicas del PERE se encontraban una acentuada incompa-
tibilidad de objetivos macroeconómicos, indefiniciones
sobre los lineamientos de política fiscal, un diagnóstico
contable del "exceso de liquidez", imprecisiones en el
diseño de la propuesta de bonos en dólares (Bonos Co-
rrales-Espínaza), olvido incomprensible de la reforma
del régimen cambiarlo, carencias evidentes en políticas
de rentas y en particular sobre la reforma del sistema de
prestaciones sociales.
Apenas meses después del fracaso del PERE se lanza
la propuesta del "Pacto antiinflacionario". El objetivo
de concertar esfuerzos entre los agentes sociales para
reducir la tasa de inflación era incuestionable, pero ese
cometido se quedó en un simple enunciado al no pre-
cisarse de nuevo metas temporales, instrumentos defi-
nidos y un claro mecanismo de seguimiento. La inicia-
tiva carecía de los ingredientes fundamentales para dar-
le contenido y credibilidad. La manera en que se instru-
mentó el proceso obviaba que a la estructuración de
una política de rentas sólo puede atribuírsele un papel
subordinado en relación con la responsabilidad supe-
rior de la política económica, desconociendo que en
otras experiencias lo fundamental ha sido la acción del
Estado en su papel de creador del marco adecuado para
las políticas fiscal, cambiaría, monetaria y de reforma
instltucional.? En el Pacto no estaban definidos los roles
de los participantes y además no se precisaban aspectos
182
cardinales como el monto y la forma de alcanzar la
disminución del déficit fiscal, las metas de inflación pre-
vista, las pautas de flexibilización del control de cam-
bios y el perfil de la nueva regla cambiaria.
Se anunciaba el objetivo de abatir drásticamente la
inflación atacando las causas reales. Sin embargo, tam-
bién se planteaba un esquema gradual (reducción pro-
gresiva) sin precisarse las metas en el tiempo y tan sólo
exhortando a los agentes económicos a una disminu-
ción no menor del 20% de la tasa de variación ínter-
trimestral. Un aspecto singular es que en el Pacto se
dejaba para el mediano plazo la definición de una regla
cambiaria que mantuviera la competitividad externa y
evitara efectos inflacionarios. En estricto sentido esta
regla no la ha podido inventar nadie, por lo que el
mensaje en si mismo creaba confusión. Una regla de
tipo de cambio real, por ejemplo, puede garantizar un
tipo de cambio "competitivo" pero a costa de perder
control sobre los agregados monetarios. Una regla de
anclaje cambiario ayuda a la estabilización pero implica
renunciar al tipo de cambio como arma para mejorar la
competitividad, y ésta pasa a depender de políticas de
oferta. Sobre un tema clave como éste el Pacto no hizo
más que aumentar la incertidumbre.
En suma con el PERE y con el Pacto la adminis-
tración Caldera experimentó lo que se podría llamar la
ilusión de concertar en el desconcierto. Se intentó emu-
lar modelos de estabilización heterodoxos (México, Is-
rael) cuidando las formas y olvidando el contenido, es
decir, pasando por alto que el éxito de la concertación
depende de un cambio rotundo de las expectativas de
los agentes involucrados y esto a su vez sólo es po-
sible si el agente facilitador cuenta con un programa de
estabilización global, coherente y creíble. Con un sen-
tido del tiempo que no se compadecía con la urgencia
de los cambios se olvidó que cuando un gobierno es
capaz de presentar una oferta programática clara en el
manejo de la política económica, con seguridad estará
menos necesitado de apelar a mecanismos de concertación,
pudiendo dedicar los escasos recursos (financieros y
183
humanos) a trabajar en la dura tarea de las reformas
estructurales.
184
ciamiento de la crisis implica una fuerte expansión de
deuda interna, de alto costo y corto vencimiento, que
acentúa el desequilibrio de activos y pasivos públicos,
deteriorando la solvencia del Estado."
Durante la fase inicial de la crisis en materia de
política fiscal, monetaria y cambiaría no se plantearon
mayores definiciones de mediano y largo plazo. Mien-
tras la respuesta inmediata a los distintos episodios de
fallas bancarias consistía en una sucesión de acciones
discrecionales dictadas por la casuística, con retardos y
omisiones evidentes, en el plano de las finanzas públi-
cas predomina un enfoque de contabilismo fiscal que
apenas atiende a las consideraciones de ingresos y gas-
tos de la clásica interpretación del balance fiscal en
base caja (impuestos transitorios, recortes de gastos pun-
tuales). Era un enfoque del desajuste fiscal que termi-
naba siendo limitado en la identificación de la natu-
raleza y alcance del problema, desconociendo las pro-
pias implicaciones de la solución financiera de la crisis
bancaria para el resultado esperado en ejercicios fis-
cales más allá de 1994.
Se estaba obviando que la estructura de activos y
pasivos corrientes define en mucho el esfuerzo fiscal
requerido en el futuro, de forma que si el nivel de
deuda es insostenible en términos intertemporales, enton-
ces, no es posible que un ajuste fiscal convencional, de
corto plazo, pudiera resolver el problema de viabilidad
financiera del Estado. En definitiva el discurso fiscal
oficial desconocía las implicaciones que tiene para el
ajuste la nueva dimensión de la deuda pública interna a
partir de 1994, en particular por el endeudamiento de la
República a nombre de FOGADE (5% del PIE) y por la
deuda con el BeV, finalmente registrada en 1995 (11%
del PIB). A diferencia de otros países de nuestro entorno,
Venezuela presentaba un bajo indicador de deuda interna
sobre el PIB antes de la crisis financiera, incluso por
debajo del 5% del PIE. Este aumento súbito, además de
185
significar un incremento sustancial en los gastos finan-
cieros por servicio de intereses internos, coloca mayor
presión sobre el reajuste de ingresos y gastos reque-
ridos en el tiempo.
En general los resultados de la economía desde
1994 dan cuenta de la ausencia de un cuerpo homo-
géneo de decisiones en la gestión de las políticas eco-
nómicas de corto plazo, que se expresa en una signi-
ficativa ausencia de coordinación macroeconómica, en
particular, durante el primer semestre del año. El equipo
económico estuvo dando saltos de la crisis bancaria a la
fiscal, de la fiscal a la cambiaria y vuelta a empezar, sin
tomarse un mínimo de tiempo para reflexionar sobre la
importancia de poner orden en el discurso económico.
En tal sentido, 1994 destaca por haber sido un año his-
tórico en cuanto a la variedad de regímenes cambiarios
aplicados, comenzando por el sistema de tipo de cam-
bio reptante preanunciado (crawltng peg) , que luego fue
seguido por variaciones de flotación dirigida a través de
diversos esquemas de subasta de divisas (entre ellas la
famosa "subasta holandesa"), hasta culminar con la pues-
ta en marcha, por vez primera en Venezuela, de un
sistema de control de cambios integral durante el se-
gundo semestre en el marco de las medidas de emer-
gencia de finales de junio, una vez que las crisis fiscal y
financiera conducen a una fuerte salida de capitales.
Las medidas económicas de emergencia (control de
cambios y de precios) fueron justificadas con argumen-
tos políticos (inestabilidad social, rumores conspirativos,
especulación desbordada) y al parecer nadie en el go-
bierno estaba de acuerdo en el fondo con la efecti-
vidad de los controles, pero se admitía con resignación
su necesidad, dejando al descubierto que no se hizo lo
indicado con anticipación, para evitar arribar a ese ca-
llejón sin salida de un esquema de controles que se
estaba improvisando sobre la marcha. El Estado venezo-
lano no tenía (ni tiene) la capacidad administrativa ne-
cesaria para asumir un sistema de control de cambios y
de precios que hiciera mínimas las distorsiones de estos
regímenes de política, lo cual potenciaba de forma deter-
186
minante el riesgo de corrupción que por naturaleza está
asociado a estas políticas. Para los apologistas del control
de cambio el problema dependía de las personas que
en particular fungieran de administradores, obviando que
el mal se engendra en la propia base del sistema, cuan-
do manifestaban su fe en la posibilidad de contar con
una fórmula mágica para un control de cambios "automa-
tizado" , sin intervención de la voluntad humana, una
suerte de control de cambio celestial.
Las medidas de emergencia se anuncian con el ob-
jetivo de enfrentar la incertidumbre y la inestabilidad,
pero las propias medidas (y más aún la forma en que se
anuncian) terminan generando el efecto contrario. Al
principio se argumenta que el esquema de controles
tendría un carácter transitorio, pero la duración' del es-
quema nunca estuvo sometida al logro de metas con-
cretas (reducción de la inflación, incremento de reservas,
nivel de tipo de cambio), dando pie a los intereses de
grupo que tienden a prolongar la permanencia de estas
políticas. Las medidas de control tienen beneficiarios y
perdedores, y ese resultado no siempre se distribuye en
la forma en que se cree comúnmente. La fijación de
precios controlados puede terminar favoreciendo a las
empresas menos eficientes o aquéllas que no tienen
interés en competir. La negociación sobre el precio final
a
de los productos regulados pasa darse en una relación
bilateral entre funcionarios públicos y empresa, en la
que los primeros carecen de información completa sobre
los costos reales. En cuanto al control de cambio los
grandes beneficiarios tienen a ser las empresas cuya
dimensión, tradición, poder de mercado y relaciones,
terminan colocándolas primero en la lista de raciona-
miento. Las dificultades para detectar la sobrefactura-
ción de importaciones, una práctica que se hace gene-
ral, termina produciendo una enorme renta diferencial a
favor de ciertos grupos económicos particulares. La ilu-
sión de beneficio público que motiva los controles se
desvanece en poco tiempo, que en nuestro caso no
llegó a durar un año.
187
Una comparación del comportamiento de las prin-
cipales variables macroeconómicas y financieras permite
concluir que los objetivos esperados con la aplicación
del control de cambios, apenas se cumplieron en los
primeros dos meses de aplicación, sobre todo en cuan-
to a nivel de reservas y volumen de importaciones. Pero
al poco tiempo se reiniciaron las salidas de capitales.
De acuerdo con investigadores del FMI (véase Peter
Quirck, 1995), la fuga de capitales por subfacturación
de exportaciones y sobrefacturación de importaciones
asciende a 1.712 millones de dólares entre septiembre
de 1994 y marzo de 1995, a pesar de la draconiana Ley
del régimen cambiario.
El control tampoco sirvió para reactivar la econo-
mía, la tasa de crecimiento del producto no petrolero
siguió siendo negativa durante el segundo semestre de
1994 y el primero de 1995. La prolongada falta de estímulo
a la actividad económica interna se traduce en una tendencia
al alza de la tasa de desempleo que se acentúa en el
periodo del control cambiarlo, al incrementarse hasta
10% entre junio 94 y junio 95. No hay una mejora
significativa de la tasa de inflación promedio anuali-
zada antes y después del control. De igual forma el
crecimiento del acervo monetario (M!), a pesar de descen-
der, se mantiene en cotas elevadas (64%) entre junio 94
y junio 95. En cuanto a las tasas de interés, si bien se
cumple la caída esperada como consecuencia de la res-
tricción a los movimientos externos de capital 11, la inesta-
bilidad de las tasas, medida por la desviación estándar,
se incrementa de forma notable, en virtud del fuerte
desequilibrio fiscal y de la errática política del Bev en
esta materia. Sobre esto es notable que mientras 1994
fue el año de los regímenes cambiarios, en 1995 se bate
188
el récord de regímenes de tasas. El BeV trabajó con al
menos 4 esquemas distintos, cuya justificación respon-
día a criterios tan disimiles como estimular la inver-
sión, garantizar un rendimiento adecuado a los aho-
rristas, controlar el margen diferencial y estimular la
intermediación fínancíera.P
En el sector externo, luego de un superávit de
balanza de pagos en cuenta corriente de $ 2.450 millones
en 1994, las cifras de cierre de 1995 reflejan un des-
censo hasta $ 1540 millones, a pesar de un incremento
de las exportaciones totales en $ 1.700 millones. Un año
después del control, las importaciones autorizadas por
la lAC al sector privado ascienden a un promedio diario
de 46,05 millones de dólares, indicador superior al corres-
pondiente al primer semestre de 1994 (31,2 millones de
dólares), así como al del año 1993 (42,8 millones de
dólares). Por el lado de las reservas internacionales, en
la posición neta de pasivos externos se presenta una
importante recuperación en el segundo semestre de 1994,
desde $ 4.700 millones en junio hasta $ 7.320 millones
en diciembre. Pero en el primer semestre de 1995 las
reservas netas vuelven a caer hasta $ 6.841 millones.
Las reservas operativas, cuyo nivel mide efectivamente
las posibilidades de caja y la probabilidad de colapso
del régimen cambiario, descienden de $ 7.311 millones
en diciembre de 1994 a $ 5.944 millones en agosto. Es
decir, una contracción de 1.433 millones en ocho meses
(-20%) y una pérdida promedio mensual de $ 179 millones.
El balance del control de cambio arroja como resul-
tado que este régimen de emergencia poco sirvió para
animar el crecimiento y bajar la inflación de forma efi-
caz, tampoco logró evitar la fuga de capitales y más
bien fue objeto de crecientes filtraciones que han mostra-
do, como era predecible, la imposibilidad de aplicar un
sistema de control integral automático y puro como lo
postulaban muchos de los proponentes de tal régimen.
12. Durante el período del control de cambios en el sector finan-
ciero se agrava el desequilibrio entre captaciones y coloca-
ciones, descendiendo el índice de intermediaci6n crediticia
desde 55% a 32,5% antes y después del control.
189
Al cabo de un año el sistema muestra claras señales de
agotamiento y una débil capacidad para mejorar el ba-
lance de las cuentas externas del país. En esas con-
diciones la coyuntura cambiaria a partir del tercer tri-
mestre de 1995 comienza a dictar pautas para acelerar
la firma de un acuerdo con el FMI, lo cual se expresa
en el temprano anuncio de la eliminación del control de
cambios para el primer trimestre de 1996.
A esta altura el anuncio del ministro Matos de una
modificación del régimen cambiario con tanta anticipa-
ción, con el lógico ajuste de la paridad que cabría es-
perar, multiplica las conductas especulativas, más aún
considerando la lentitud y ambigüedad oficial para de-
finir las fases y los pasos de esa transición. Era una
invitación para que los demandantes de divisas se coloca-
ran en la cola y para que la determinación de los pre-
cios en la economía se diera en función del costo mar-
ginal que señalaba el mercado paralelo o dólar Brady.
Un mercado que por sus propias características fomen-
taba una brecha cambiaria muy alta, elevando los cos-
tos de la unificación prevista, entre otras razones por
las barreras de acceso a los oferentes en el mercado
Brady. Lo que en principio se había concebido como
una de las válvulas de escape al control de cambios
integral, se había convertido en el peor de los posibles
sistemas de tipo de cambio dual, en tanto que la volati-
lidad del mercado Brady, en precios y en cantidades,
introducía una gran distorsión en la asignación de re-
cursos, perdiendo las autoridades la capacidad de fija-
ción del tipo de cambio, mientras el Estado ni siquiera
obtenía algún provecho desde el punto de vista fiscal al
no poder intervenir el BeV en el mercado paralelo y así
realizar utilidades camblarias.'!
Para el momento el problema central era despejar
la incertidumbre sobre la política cambiaria por las conse-
cuencias que esto tendría sobre el programa de estabi-
lización, procurando evitar que la inercia pudiera con-
13. Con una brecha cambiaria de 50%, bajo un sistema dual abierto,
las utilidades cambiarias habrían representado cerca de 3% del
PIB.
190
ducir a ataques consecutivos, a un mayor sacrificio de
reservas y a una mayor pérdida de credibilidad en las
posibilidades de iniciar el ajuste con un nivel de pari-
dad cercano al equilibrio, en términos del respaldo en
reservas de los pasivos de emisión del Bev. Las exigen-
cias en política cambiaria estaban definidas por la nece-
sidad de lograr una unificación rápida que evitase un
escenario de ajustes escalonados y ataques discretos so-
bre la posición de las reservas, emitiendo un claro men-
saje en cuanto a que el tipo de cambio no sería em-
pleado como herramienta de recaudación fiscal, lo cual
debía ser consistente con un programa de ajuste fiscal
con enfoque intertemporal.
Pero, contraria a esta prescripción, la conducta de
las autoridades implícitamente estaba otorgando un se-
guro cambiaría a los especuladores al posponer la unifi-
cación para el siguiente trimestre. En cierta forma el
mercado había recogido lo que efectivamente era una
restricción para hacer la unificación de manera inme-
diata, vale decir el deterioro de las cuentas fiscales en
1996 que traería como consecuencia un ajuste cambiario
antes de finalizar el ejercicio fiscal de 1995, por las
pérdidas cambiarias en aquellas empresas con una posición
pasiva neta en divisas, lo cual terminaría rebajando el
ISLR a recaudar en marzo de 1996. Pero, curiosamente,
las apremiantes necesidades de financiamiento de la Te-
sorería hacia finales de 1995 precipitan una decisión de
devaluación del tipo de cambio oficial manteniendo el
régimen de control. La famosa devaluación de diciem-
bre anunciada por Matos Azócar, que previo acucioso
cálculo de la unidad de planificación de PDVSA coloca
el tipo oficial en Bs. 290 por dólar (+71 %), permite
generarle a tal corporación unas pérdidas cambiarias
deducibles del aporte fiscal, a cambio de lo cual nego-
cia con el Ministerio de Hacienda la canalización de la
mejora inmediata de su flujo de caja, hacia la compra
de títulos públicos. Así, como resultado de un acuerdo
financiero al interior del sector público, se inicia un
proceso de devaluación por cuotas, muy conveniente
para las partes, pero muy perjudicial para el país.
191
Una vez realizado el ajuste de la paridad oficial a
Bs. 290 por dólar manteniendo el esquema de control
de cambio sobre operaciones corrientes, el mercado para-
lelo para operaciones financieras y corrientes raciona-
das se mantiene entre 15% y 20% por encima de la
paridad oficial. Las expectativas de limitadas asignacio-
nes en el mercado oficial, al menos para lo que restaba
del año y el primer bimestre de 1996, planteaba una
presión latente sobre el diferencial entre ambos merca-
dos. Diversos factores apuntaban a que el mercado Brady
continuase siendo volátil, entre ellos el bajo número de
oferentes primarios, los elevados costos de acceso, el
carácter no obligante de las operaciones pactadas, la
ausencia de reglas de cotización, la falta de seguimien-
to de las operaciones y la ausencia de intervención
pública para regularlo.
Así, el ajuste cambiario, a pesar de ser drástico y
ubicarse al principio en un nivel de relativo equilibrio
de paridad comercial, comenzó a ser percibido como
una tasa piso que probablemente sería reajustada al alza
con el probable acuerdo con el FMI. La forma en que se
hizo el ajuste dejó abiertas expectativas sobre los efec-
tos negativos en las cuentas fiscales para 1996, a lo cual
se agregaba la incertidumbre sobre la posible recon-
ducción del presupuesto. Ambos factores tuvieron tam-
bién un impacto negativo sobre el mercado cambiario.
El escenario hacia el mes de marzo estaba definido por
la presencia de varios mercados paralelos segmenta-
dos, el colapso del sistema de control de cambio, la
amplia brecha entre el tipo oficial y el Brady, los ajus-
tes de precios en bienes no regulados a los tipos para-
lelos y el desplome de tasas de interés nominales por la
extravagante política de encajes del Bev con el llama-
do encaje especial remunerado. En esas condiciones se
entra en la etapa final de las conversaciones con el FMI.
192
debilidad de las instituciones públicas involucradas en
el diseño e instrumentación de la política económica.
Este factor, junto con la desarticulada interpretación hete-
rodoxa de la economía que manejaron los planifica-
dores del gobierno, ha estado en la base de los serios
problemas de credibilidad que han arrastrado las ejecu-
torias oficiales en esta materia. Esa carencia de credi-
bilidad por si sola justificaba la necesidad de arribar a
algún tipo de acuerdo con el FMI, así fuese bajo la
modalidad de supervisión y vigilancia (v.g, sbadowprogram).
Sin embargo, las razones para un acuerdo con el FMI en
el caso venezolano van más allá de esta consideración.
Decir que el país no necesitaba ir al Fondo porque no
enfrentaba un clásico desequilibrio de balanza de pagos
era no comprender la magnitud de los problemas que
aquejaban a la economía venezolana. El fuerte desba-
lance entre activos y pasivos del sector público y la
necesidad de emprender un programa orientado al cre-
cimiento, que requiere de una fuerte asistencia de re-
cursos externos, son dos razones que de entrada debie-
ron despejar las dudas sobre la necesidad de la firma de
un acuerdo. No obstante, la idea contraria continuó preva-
leciendo aún en pleno proceso de negocíacíón."
Esta posición se expresaba en dos dimensiones. En
primer lugar, se pensaba que el país sólo necesitaba un
acuerdo de supervisión, y no eran propiamente recur-
sos externos lo que se buscaba al acudir al Fondo. Se
trataba simplemente de un acuerdo, mejor sin la forma-
lidad usual, que garantizase el acceso .a los mercados
financieros internacionales, los cuales se habían cerra-
do desde 1994 con el control de cambios. La concep-
ción prevaleciente era que la negociación no tenía por-
qué hacer del financiamiento externo una variable de
14. En paralelo a los acercamientos al FMI, en 1995 el gobierno
buscaba con afán alternativas de apoyo financiero, primero
manejando opciones de titularización de la factura petrolera,
luego ofreciendo garantías de suministro de materias primas a
países asiáticos. Inclusive a principios de 1996, bajo la jefa-
tura de Armando Córdova se gestiona un acuerdo con las
autoridades brasileñas que no pasa del intercambio informal
entre funcionarios intermedios.
193
importancia. En segundo lugar, la otra dimensión era
que la negociación con el FMI fundamentalmente obe-
decía a razones de política y, por tanto, poco importa-
ban los detalles técnicos de la negociación. Esta concep-
ción implicaba que si bien se iniciase un proceso de
apertura con el FMI, a lo largo de éste la negociación
en si misma se subestimase. Esto se manifestó en el
mismo diseño de los diversos equipos negociadores, los
cuales jamás recibieron la autoridad necesaria y en ge-
neral estuvieran débilmente conformados.
En toda negociación con el FMI hay, al menos,
cuatro momentos claves: a) conciliación de cifras del
escenario base y proyecciones; b) definición de la na-
turaleza del ajuste y de la modalidad de asistencia; c)
programa de medidas y metas cuantificadas; y d) gra-
dación de la condicionalidad para los distintos tramos
de crédito (elaboración de Carta de Intención), donde
sin duda estas dos últimas son las etapas críticas. La
primera fase del proceso no pasó de la revisión super-
ficial de algunos escenarios elaborados por el FMI en
relación con la magnitud de los ajustes involucrados. En
realidad no fue propiamente una negociación, pues la
contraparte local sólo se limitaba a suministrar la informa-
ción requerida para ejercicios de simulación, aunque
manteniendo las poses de rigor 15. El proceso avanzó muy
poco desde septiembre, cuando se dieron los primeros
pasos, hasta principios de 1996, cuando las conversacio-
nes se hallaban estancadas, sin definiciones sobre moda-
lidad del acuerdo y programa de medidas, aunque se
difundía que éstas continuaban avanzando, pese a lo
cual en la opinión pública crecía el escepticismo sobre
un acuerdo definitivo.
El trabajo de conciliación de cifras tampoco estaba
adelantado para esa fecha. En lo referente a los ejer-
cicios de proyección del déficit y medida del ajuste
15. Cuando la negociación se puso un tanto exigente en términos
técnicos, uno de los voceros iniciales señaló que la única
diferencia entre los negociadores locales y los del FMI era que
éstos leían el "Dombusch en inglés", mientras que "nosotros lo
leemos en español".
194
fiscal requerido, era evidente un conjunto de limita-
ciones. La ausencia de una clara secuencia de medidas
de ajuste y las deficiencias metodológicas de las proyec-
ciones locales daban cuenta de la importante carencia
técnica en la posición negociadora local. En particular
destacaban graves inconsistencias en los escenarios pre-
sentados, tales como la suposición de una senda de
inflación mensual decreciente mientras se proponía una
corrección continua del tipo de cambio nominal al di-
ferencia de inflación; la baja sensibilidad del aporte
fiscal petrolero ante diversos escenarios de deprecia-
ción real del tipo de cambio; la incompatibilidad entre
la programación monetaria estimada por el BCV con
respecto a la senda esperada del tipo de cambio y los
supuestos sobre comportamiento del producto y la velo-
cidad de circulación del dinero, y por último, la ausen-
cia de consideraciones precisas sobre el ajuste de las
tasas de interés.
El estado de las negociaciones era tal que para
mediados del primer trimestre el equipo negociador ori-
ginal estaba virtualmente desierto, como parte de un
verdadero desorden dentro de un esquema organiza-
tivo donde se solapaban varios grupos de trabajo crean-
do una verdadera confusión en el organismo multila-
teral 16. La situación cambió un tanto a partir de marzo
con la entrada de Teodoro Petkoff al gabinete, pues
bajo el patrocinio del nuevo ministro de Cordiplan todo
el trabajo se centralizó en la unidad de planificación de
PDVSA. El resultado de ese proceso fue la conformación
de un "nuevo" equipo de negociación. 17 Pero la misma
16. . La situación de confusión generalizada llegó hasta un punto,
antes de la sustitución de Edgar Paredes Pisani .en Cordiplan,
que éste programaba un viaje a Washington con un equipo
conformado por no menos de 30 personas, en calidad de
representantes de cada uno de los grupos involucrados y de
las fuerzas vivas del país, con el objetivo de hacer práctica-
mente una manifestación a las puertas del FMI.
195
idéa de que se trataba de una negociación esencial-
mente política siguió prevaleciendo entre quienes diri-
gían el proceso. Si bien toda negociación con el FMI
tiene un componente político necesario, en gran me-
dida involucra una serie de aspectos técnicos que son
en definitiva los que hacen la diferencia entre una buena
y una mala negociación, especialmente en cuanto al
tipo de programa que sirve de base para un acuerdo
con ese organismo.
Desde hace cierto tiempo los programas del Fondo
y la metodología que los acompaña han sido objeto de
fuertes críticas que apuntan a la enorme simpleza con
que el FMI tradicionalmente ha enfocado los problemas
de estabilización y ajuste. Varios analistas (Bacha, 1985;
Edwards, 1987; Dornbusch, 1980) han venido señalan-
do que la ausencia de un bloque de oferta agregada y
el menosprecio por los problemas de crecimiento ha-
cen que los modelos tradicionalmente utilizados en el
Fondo se limiten a simples ejercicios contables. El pro-
blema no sería ciertamente importante si se tratase de
ejercicios académicos. El asunto fundamental es que di-
chos ejercicios conducen a decisiones de política como
la de restringir el crédito doméstico, la de reducir el
déficit en magnitudes y de forma que tienen enormes e
importantes consecuencias en la manera en que las varia-
bles económicas se ajustan a esos cambios de política
económica.
Es añeja la tradición de esos ejercicios contables. A
partir de supuestos simples sobre el perfil y la esta-
bilidad de la demanda de dinero, la llamada progra-
mación monetaria es un ejercicio de manipulación de la
demanda agregada con los mismos vicios de los mo-
delos keynesianos más ingenuos. A pesar de esas in-
consistencias, resulta sorprendente que un modelo que
no incorpora para nada los problemas de la oferta o el
modelaje de las expectativas pueda haber llegado tan
lejos en términos de su influencia sobre la formulación
de políticas. Hoyes materia de consenso entre los econo-
mistas profesionales que el peor programa de estabili-
zación que país alguno puede tener es precisamente la
196
cartilla del FMI basada en sus clásicos ejercicios de
programación monetaria. Un programa que no reconoce
que los problemas de oferta tienen una responsabilidad
fundamental en las labores de estabilización y que los
cambios de reglas tienen un gran impacto en la forma-
ción de expectativas, termina por producir un costo
excesivo en términos de producto y empleo, en definitiva
la única forma como las cosas pueden ajustarse de forma
contable.
Ciertamente el FMI como institución se ha dado
cuenta del problema y de allí la importancia que han
adquirido las llamadas reformas estructurales, pero esto
no ha sido suficiente 18. Los equipos de consulta, sea por
comodidad intelectual o por simple tradición burocrá-
tica, continúan haciendo sus ejercicios de programa-
ción monetaria como base para la formulación de po-
líticas. A decir verdad, la firma de un acuerdo con el
FMI no es sinónimo de tener un programa basado en
esos ejercicios contables (v.g, Argentina en los años
90). Pero existe una probabilidad alta de terminar adop-
tando un típico programa "fondomonetarista" si el equipo
local no hace bien su trabajo. De allí que el aspecto
técnico sea tan importante. El proceso de negociación,
que se emprendió bajo la idea de que se trataba de una
negociación política, con el nuevo equipo negociador
prácticamente mantuvo los mismos vicios del anterior.
No se negociaba sobre la base de un programa que
fuera fruto de un esfuerzo intelectual propio, sino so-
bre ejercicios contables parciales en los que el hori-
zonte temporal no llegaba más allá de 1996. En esas
condiciones no resultaba extraño que las conversacio-
nes se llevaran a cabo con una gran dosis de ingenui-
dad, inclusive presentando propuestas de ajustes fiscal
que superaban las mismas exigencias del Fondo 19. Esa his-
18. De hecho en los departamentos de investigación del FMI ha
sido tema de atención teórica la preocupación por programas
de ajuste orientados al crecimiento (Khan-Montiel, 1988).
197
toria no podía terminar de otra forma que no fuera la
del FMI imponiendo todas las condiciones y los equipos
locales replegando todas las restricciones. Así, el go-
bierno determina la disposición definitiva al acuerdo el
día antes de que la misión de ese organismo se mar-
chara del país, bajo la amenaza de que si no se acep-
taba la propuesta elaborada por el Fondo el acuerdo
sencillamente no se firmaría.
Al final de este episodio el FMI se hizo cargo esta-
bleciendo estrictas acciones previas y colocando una
especie de piloto automático. Ante el riesgo de que
alguien por accidente encendiera las turbinas o disparara
algún misil, los funcionarios del FMI decidieron imponer
una simple cartilla de vuelo: el clásico programa de
ajuste de demanda agregada, acompañado con una meta
de acumulación de reservas que garantizara la recupera-
ción de los recursos otorgados, sin nada de ejercicios
complejos de política económica. Al final, el Fondo ha
actuado con la lógica de un prestamista convencional,
no importándole si el deudor a la larga soluciona sus
problemas: lo importante es que pague. En cierta for-
ma se trata del peor programa que país alguno puede
tener, porque sencillamente no es un programa para la
estabilización, es decir, para reducir drásticamente la
tasa de inflación, sino que se repite el mismo tipo de
ajuste que ha experimentado la economía venezolana
desde 1983: contracciones de la demanda agregada que
sólo funcionan con una economía en recesión y que
más temprano que tarde escalan otro peldaño inflacio-
nario. Un nuevo ciclo que condena a la economía a
inflaciones de 30%-50%, obligándola a hacer ajustes re-
currentes. En la medida en que los agentes económicos
descubren que la llave de cierre siempre termina siendo
producir sorpresas inflacionarias a través del mecanismo
de la devaluación, esos ajustes se tornan en estabili-
zaciones fallidas, como sorpresas que cada vez son anti-
198
cipadas más rápidamente y que tienden a incrementar
los costos de los nuevos ajustes.
Como corolario, al menor por un tiempo, todos los
actores del juego obtienen algún beneficio. El gobierno
puede anunciar que, finalmente, logró un acuerdo con
esa criatura antipática, aunque útil a los fines de ac-
ceder a financiamiento externo, en que se ha conver-
tido al FMI. Los funcionarios del gobierno venezolano,
avalando la cartilla, pueden convertirse en los nuevos
mariscales de un ajuste de corto aliento. Los funciona-
rios del Fondo pueden anunciar que llegaron a un acuerdo
con la oveja negra del contexto latinoamericano, como
credencial capaz de darle algunos puntos para subir en
el escalafón del organismo. Al final, si el ajuste no
funciona, siempre será posible encontrar alguna expli-
cación para el fracaso del programa en las deficiencias
institucionales. Si eso ocurre, probablemente, dado el
tipo de programa que sirve de base para el acuerdo, el
Fondo seguirá siendo la criatura antipática y Venezuela
la oveja negra. Lo deplorable en el balance del ajuste es
la posibilidad de que el país salga con la peor parte, en
tanto el ajuste no logre reducir la inflación a niveles de
un dígito y la economía tenga que pagar el costo de
una fuerte recesión, aunque a corto plazo se logren
exhibir algunos indicadores positivos en materia de re-
servas, balance externo y otros resultados contables ba-
sados en menos servicios públicos, severo deterioro en
los ingresos reales y peor distribución de la renta.
Queda claro que la discusión no es sobre la per-
tinencia de un acuerdo con el FMI. Quienes hemos
defendido la idea de recurrir al FMI no ha sido para
someternos a un gendarme antipático, sino para acceder
a recursos externos vitales para un programa exitoso de
estabilización orientado al crecimiento. Pero existe una
gama de resultados posibles a la hora de hacer un
acuerdo que van desde uno muy malo que es la cartilla
del FMI, hasta un acuerdo conveniente para el país en
el cual el Fondo acepta el rol fundamental de las po-
líticas de oferta en una estabilización exitosa. Entre esos
dos extremos, un ajuste contable de demanda agregada
199
y un programa orientado al crecimiento, hay un amplio
margen para la negociación. Un acuerdo con el Fondo
no significa un ajuste exitoso y el récord del organismo
es prueba de ello. Si los funcionarios del gobierno ha-
cen una mala negociación, se quedan callados en las
reuniones, acatan las amonestaciones y no replican con
argumentos consistentes, entonces, el Fondo impone la
cartilla, establece el piloto automático. Lamentablemente,
ese ha sido el caso.
El problema radica en que la culpa no la tiene el
Fondo. En otros casos, como los de Argentina o México,
se han dado negociaciones sin suscribir la cartilla, incor-
porando más bien programas fuertemente orientados al
crecimiento. Lo paradójico en nuestro caso es que luego
de tanto discurso crítico sobre la economía política del
FMI, desde los tiempos del Grupo Tecoteca, de las elucu-
braciones sobre alternativas de ajuste, de ríos de tinta
cuestionando el programa de ajuste del 1989, se termi-
ne por suscribir, y quizás sin entenderlas a plenitud, las
mismas recetas fondomonetaristas. Un largo camino: des-
de los cursos de planificación del CENDES hasta los
ejercicios de programación monetaria del FMI.
200
Una vez superada la etapa "fácil" de ajustes de
precios y tipos de cambio, ya vencido definitivamente,
el temblor del pulso para firmar la Carta de Intención
con el FMI, las autoridades parecieran contemplar, con
una mezcla de asombro .y solaz, que la sociedad vene-
zolana está dispuesta a darle una oportunidad más a un
programa, así sea maltrecho y de corto aliento. Parece
existir un ambiente que, si bien revela la paciencia y
vocación por la esperanza de la ciudadanía, tampoco
está exento del riesgo de desencanto, cuando se comien-
za a percibir que el formidable sacrificio de la pobla-
ción no se traduce en mejoras tangibles de las condi-
ciones de vida.
201
control de cambios, el fracaso inicial de las privatiza-
ciones, la devaluación de diciembre de 1995, son apenas
algunos de los numerosos desaciertos de una adminis-
tración que al parecer tiene un récord muy lento de
aprendizaje.
¿Cómo es posible que un gobierno con esos antece-
dentes hubiese hecho un viraje tan pronunciado? Hay
una razón que pareciera explicarlo: a finales de 1995 no
había muchas alternativas. Todas las historias que se
habían elucubrado en torno a un milagro petrolero, el
apoyo de los coreanos o la ayuda brasileña, poco a
poco se habían ido deslizando hacia el terreno de las
fantasías. Aunque esa es una razón que por sí sola
puede explicar el viraje, hay que reconocer en cierta
forma que los ministros Matos y Petkoff, cada uno en su
estilo y con claras responsabilidades en errores cometi-
dos y omisiones de diseño, le impusieron al programa
un ritmo que hubiese sido difícil pronosticar en base a
una simple extrapolación de los acontecimientos. Cuan-
do se observa al ministro de Cordiplan, en una cruzada
en la que no tiene muchos acompañantes, defender con
entusiasmo y convencimiento lo que se ha hecho, no
queda otra alternativa que dar crédito a quienes dentro
del gabinete hicieron todo lo posible para hacer lo que
el presidente y un buen grupo de ministros habrían
hecho casi imposible.
Quizás cabría decir que se trata de un acto de
voluntarismo, una suerte de foquismo neoliberal, pero
eso no puede restarle méritos a un esfuerzo que, en el
caso de estar bien acompañado y mejor orientado, ten-
dría seguramente un destino plausible. La escasa com-
prensión de la importancia de un programa mejor en-
samblado a objetivos de mediano y largo plazo, la ur-
gencia con que debían abordarse cambios estructurales
que implicasen el viraje de régimen de política econó-
mica, sumados a las dificultades de instrumentación y la
herencia de algunos de los postulados de política econó-
mica que han caracterizado al gobierno, han terminado
por configurar un programa que lamentablemente no
compensa el esfuerzo y costo que un ajuste de estas
características requiere.
202
Hay sin embargo dos acontecimientos que al pa-
recer conducen a los actuales hacedores de política eco-
nómica a despreciar las críticas y cultivar un optimismo
no bien justificado. Por una parte, las condiciones sin
duda más favorables del mercado petrolero y, por la
otra, la aparente estabilidad del mercado cambiario. La
lectura que se tiene sobre esos eventos refleja una ma-
nera muy equivocada de evaluar los resultados del pro-
grama de ajuste. Algunos incluso han señalado que ante
el panorama petrolero es imposible que el programa no
llegue a buen puerto. Pues, bien, las condiciones del
sector externo no son el mejor lugar para identificar los
problemas de la economía venezolana. En 1996 el país
podría alcanzar un superávit de cuenta corriente signi-
ficativo, quizás de 10% del producto interno. Ese resul-
tado, desde el punto de vista contable, se produce bási-
camente por la combinación de mayores ingresos por
exportaciones petroleras, mejores volúmenes y precios,
y por una caída significativa de las importaciones.
En términos del balance doméstico, el superávit de
la cuenta corriente tiene como contrapartida una impor-
tante reducción del déficit del sector público consoli-
dado, básicamente como consecuencia de la devalua-
ción (que actúa como una herramienta de redistribu-
ción de recursos entre el sector privado y el sector
público) y de un exceso de ahorro sobre la ínversíón
privada que técnicamente no puede ser interpretado
como un resultado positivo. La razón es muy sencilla:
ese resultado en las cuentas externas se produce gra-
cias a que la economía se encuentra en una recesión
prolongada, con un bajo nivel de ahorro privado en el
país y un nivel de inversión privada aún menor. Un
ajuste sustentado sobre esa base no es algo .acerca de lo
que se puede ser muy optimista. Por cuanto, tal como
ha sido experimentado en el pasado, apenas la econo-
mía comienza a recuperar un nivel mínimo de funcio-
namiento los problemas reaparecen con mayor fuerzas.
El ajuste no logra cambiar las condiciones de partida,
en términos de la estructura de precios relativos, y en la
medida que transcurre el tiempo es necesario producir
un nuevo ajuste, sólo que más fuerte que el anterior.
203
Los mayores ingresos petroleros esperados para 1996
y 1997 no van a ser la llave mágica para cambiar las
cosas. Suponiendo como buenos los números de pla-
nificación estratégica de PDVSA, el nivel de exporta-
ciones petroleras de 1996 apenas superaría en un 9%,
en términos reales, al observado en 1989. En tal caso se
trata de un valor muy inferior al alcanzado con el efecto
Hussein de 1990. Por supuesto que 1500 ó 2000 millo-
nes de dólares no es una cifra despreciable, pero esa
cifra y ni siquiera un choque de mayor incidencia van a
cambiar las cosas. El desgaste estructural de la econo-
mía es tan profundo que debe hacerse mucho más que
esperar un boom salvador.
El problema fundamental es que la economía ve-
nezolana no está en condiciones de seguir soportando
niveles de inflación de 30% o 40%, ni tampoco un pa-
trón de crecimiento de corto aliento, expuesto a los
vaivenes del mercado petrolero. Una detención de la
tasa de inflación a esos niveles y una tasa de creci-
miento de 4%, resultados que seguramente serían del
agrado para el FMI, son bastantes mediocres si se con-
sideran los problemas estructurales de la economía. Quie-
nes piensan en un nuevo milagro petrolero deberían
suponer ingresos muy superiores a los proyectados y
quizás deberían mirar hacia atrás en términos de la
poca capacidad que tiene esta economía para admi-
nistrar un boom o mini boom de manera eficiente.
204
de pronosticar el comportamiento del mercado cambiario
después de la eliminación del control de cambios. En
buena medida esa subestimación tuvo que ver con la
escasa comprensión que se tenía de los efectos dis-
torsionantes del control de cambios y la conformación
de un mercado paralelo que incorporaba una alta prima
de riesgo.
La historia de la economía venezolana muestra que,
después de cada macrodevaluacíón, el mercado cam-
biario entra en un periodo de relativa estabilidad. Eso
exactamente sucedió en 1983, 1989 Y en el intento de
ajuste de 1994, y ello se entiende por dos razones bá-
sicas. En primer lugar, por el efecto de precios rela-
tivos que actúa sobre la demanda de divisas, en es-
pecial sobre la demanda de importaciones, y en se-
gundo lugar, por el efecto-riqueza involucrado en la
devaluación. El primer efecto es quizás el más conocido
y no necesita mayores comentarios, mientras que el
segundo ha sido menos advertido. Algunos economistas
(ver Molina, 1994) estiman que los venezolanos man-
tienen cerca de 80.000 millones de dólares en el ex-
terior, al tiempo de señalar que cualquier análisis del
comportamiento del consumidor en los últimos años
tiene necesariamente que tomar en cuenta los efectos
de la devaluación sobre ese stock de riqueza.
El efecto-riqueza de una devaluación actúa en dos
direcciones: como una transferencia de recursos y como
un efecto de reestructuración de portafolio. La trans-
ferencia de recursos que opera entre el sector privado y
el sector público tiene el resultado de contraer la de-
manda agregada contribuyendo al superávit externo. El
efecto portafolio de una devaluación opera sobre los
tenedores de activos en divisas, haciendo que los agen-
tes económicos en primera instancia tiendan a realizar
las ganancias de la devaluación reorientando temporal-
mente parte del portafolio a favor de bienes nacionales,
lo cual tiende a aumentar en el corto plazo la oferta de
divisas. Esos tres factores, el efecto precio y el efecto
riqueza en sus dos variantes, operan para que luego de
una macrodevaluación el mercado cambiario tienda a
205
comportarse de una manera relativamente tranquila que
no puede confundirse con una estabilización definitiva.
Esa misma tranquilidad en el mercado cambiario, acompa-
ñada de una fuerte acumulación de reservas, son aconte-
cimientos que bien pueden observarse en 1983, 1989 Y
1994. Más aún, de tomarse el criterio de acumulación de
reservas, en este último año terminaría siendo el ajuste
más exitoso de todos cuantos se han observado. Du-
rante los primeros dos meses, luego de la imposición
del control de cambios, se acumularon cerca de $ 2.000
millones, un volumen que de la misma forma se ero-
sionó gracias a los mecanismos de arbitraje facilitados
por el control de cambios.
El peligro básico de esas dos apreciaciones sobre
la evolución del programa, el efecto benéfico del cho-
que externo y la tranquilidad el mercado cambiario,
reside en que ellas pueden conducir, tal como ha sucedido
en otras oportunidades, a una prescripción equivocada
de políticas. Especialmente si a esto se le agrega el
hecho de que el gobierno ha comprado, de una manera
un tanto ingenua, la idea de usar el tipo de cambio
como ancla nominal. En cierta forma se trata del mismo
error que se produjo en 1994. No por casualidad se
trata de la misma administración.
Todo esto tiene una relación estrecha con el desen-
volvimiento del mercado monetario, cuando en cierta
forma la estabilidad cambiaria ha sido la secuela de
haber hecho descansar todo el ajuste en una sola variable:
el tipo de cambio. Tanto es así que las tasas de interés
han terminado por ubicarse muy por debajo del nivel
previo al ajuste. Los diseñadores del programa parecen
deslumbrados con los aparentes éxitos en el frente cam-
biario y sencillamente minimizan los escasos pasos para
producir en el frente monetario claros indicios de esta-
bilidad. El signo más evidente de que en este campo las
cosas no han cambiado consiste en que la estructura de
depósitos bancarios (vista, ahorro y plazo) es básicamente
la misma que existía en diciembre de 1995. Es decir,
una estructura altamente volátil, con el agravante de
que la estrategia del Bev dirigida a extender la maduración
206
de la cartera de sus pasivos (de 45 a más de 150 días en
promedio) ha incrementado substancialmente el riesgo
de tasas de interés en el sistema financiero.
Obviamente, uno de los problemas difíciles de re-
solver en el diseño del programa era como evitar que el
ajuste de las tasas tuviera efectos devastadores en el
sistema financiero, sobre todo en relación con el riesgo
de tasas de interés expresado en la brecha de madura-
ción entre sus activos y pasivos. Se ha visto como, a
pesar de continuar existiendo un acentuado desbalance
básico en el mercado monetario, caracterizado además
por una estructura de depósitos volátil y un enorme
riesgo de interés no cubierto por los intermediarios finan-
cieros, estos problemas no se han transmitido al mercado
cambiarío. La razón fundamental, ya señalada, tiene que
ver con la magnitud de la devaluación y los efectos de
portafolio involucrados. Adicionalmente vale la pena des-
tacar la situación de los intermediarios financieros. En
junio de 1996 la cartera de crédito apenas había cre-
cido en 10%, significando una caída brutal en términos
reales. Una caída similar era desconocida en el país
desde junio de 1989, lo cual hace pensar que la contracción
del producto interno podría ser mucho mayor a la es-
perada por las autoridades (-3%). Esto ha implicado que
los intermediarios financieros incrementen sus tenen-
cias de instrumentos de deuda pública. Por supuesto, al
aumentar la demanda de esos títulos, ello ha motivado
un incremento de sus precios y su consiguiente baja de
rendimientos. Esa es una situación muy particular que
tiene que ver con el alto porcentaje de tenencia concen-
trado en la banca comercial. En la medida en que el
Bev ha tenido como estrategia reducir el costo finan-
ciero de esos títulos y paralelamente aumentar la madura-
ción de los mismos, lo cual luce correcto, si se hubiese
hecho algo similar con la estructura de pasivos, ello ha
contribuido al resultado aparentemente paradójico de
una baja en los rendimientos con un aumento de las
tenencias de esos títulos.
207
e) El anclaje cambiarlo y la banda
208
Por un lado se anuncia que el tipo de cambio se va
a deslizar de acuerdo con la inflación objetivo, a la vez
que, por el otro, se establece que el tipo de cambio no
se va a sobrevaluar, de tal modo que cualquier dife-
rencia entre la inflación objetivo y la inflación realizada
se va a corregir. Este es el tipo de cosas que el sentido
común sencillamente no perdona. En esta materia el
Bev parece actuar de manera ingenua. En medio de un
miniboom petrolero, sin las reformas estructurales ne-
cesarias para ensanchar la competitividad del aparato
productivo, se va a ensayar un ancla nominal del tipo
de cambio sin las precondiciones necesarias. Esta es
una de las tantas razones por las cuales en materia de
reformas estructurales se debe actuar de manera rápida
y decidida. No se trata de extremismos ideológicos ni
de exquisiteces académicas. El problema es que el reloj
de la sobrevaluación va avanzando indetenidamente. Si
el progresivo desequilibrio se corrige por vía cambiaria,
entonces, se pierden todos los beneficios del ancla, del
compromiso de someterse a una regla de control infla-
cionario. Si se deja que continúe la apreciación real,
surge el riesgo de que tarde o temprano los problemas
del sector externo exploten, y por más que la posición
de partida sea de cierta holgura en cuanto a reservas
internacionales, la situación tarde o temprano puede
resultar inmanejable. En ese caso, lo más probable que
ocurra es que el dilema se despeje de la manera tradicional:
una devaluación que corrija el problema de sobreva-
luación de manera transitoria y un repunte del proceso
inflacionario. Es el tipo de soluciones que la economía
venezolana ha experimentado reiteradamente.
209
levé, con una caída cercana al 4% del producto interno
no petrolero que, compensada por el aumento de 7%
del producto petrolero, implicaría una caída de 1% en
el PIE global, como apreciación fundamentada en los
efectos del programa de expansión de la industria pe-
trolera.
Aunque es difícil interpretar los datos de coyun-
tura la conclusión que parece desprenderse de la evi-
dencia empírica disponible actualmente es que la re-
cesión es bastante mayor que la esperada, con un enor-
me impacto en el bienestar de la población. En tér-
minos del comportamiento del producto interno hay tres
indicadores (las ventas comerciales, la cartera de crédito
y la recaudación de impuestos) que apuntan a caídas
similares a las observadas en 1989, año en que el pro-
ducto cayó en casi 9%. El índice de ventas comerciales
en términos reales registra una caída cercana al 30% en
los primeros cinco meses del año. Ese mismo indicador
exhibía en el primer semestre de 1989 una disminución
de 35% anual. El otro indicador que muestra un impor-
tante impacto en el sector real es el referido al de las
variaciones de la cartera de crédito. Durante el primer
semestre las colocaciones bancarias en términos reales
disminuyeron en 32%, una caída sólo comparable a la
ocurrida en el primer semestre de 1989.
En cuanto a la recaudación de impuestos, los datos
también evidencian una importante caída en estimacio-
nes reales. El impuesto sobre la renta de los primeros
cinco meses del año experimenta una caída en una tasa
real de 12%, aunque en este caso hay que tomar en
cuenta que la devaluación de diciembre pudo tener un
efecto contractivo sobre tal impuesto, por el ajuste de
los pasivos en dólares y las consecuentes pérdidas ca m-
biarias de las empresas. Pero lo que sí parece apuntar a
una significativa contracción del producto es lo que
ocurre con el impuesto a las ventas y aduanas. El impuesto
al consumo disminuye en 14% y el ingreso tributario
aduanal refleja una caída de 16%.
Sin embargo, una extrapolación de esos datos de
1989 y 1996 podría hacer pensar que se trata de rece-
210
siones similares en magnitud. Esa comparación debe
hacerse con cierto cuidado, por el lado del crédito de-
bido a los notables cambios en el apalancamiento de las
empresas que se producen desde 1989, pues, en la me-
dida que se tienen índices de apalancamiento bastante
menores, la caída en el crédito sobreestima la mag-
nitud de la recesión; y por el lado del índice de las
ventas comerciales, la cautela proviene del efecto que
ejercerá la expansión petrolera en algunos sectores.
En líneas generales puede decirse que el patrón
recesivo de 1996 es ciertamente distinto al observado
en 1989. El primer elemento que determina esa dife-
rencia es el comportamiento del producto petrolero. La
recesión de 1989 se produce acompañado de un virtual
estancamiento en el sector petrolero de la economía. La
de 1996 estará vinculada con un importante repunte de
ese sector, lo cual implica que el impacto sectorial de
ambas recesiones sea notablemente diferente. El segundo
elemento de importancia, aunque propiamente no cons-
tituye una diferencia, está relacionado con el compor-
tamiento del sector transable y del no transable. Los
datos del sector real que muestran un impacto menos
pronunciado a la baja corresponden precisamente a aquellos
sectores productores de bienes transables que son fa-
vorecidos por el movimiento del tipo de cambio. Final-
mente, el tercer elemento tiene que ver con las dife-
rentes estructuras de precios relativos que acompañaron
a uno y otro proceso.
El ajuste de 1996 ha recaído muy poco en las tasas
de interés, de manera que el ajuste de demanda agre-
gada se ha concentrado más en el tipo de cambio que
en la tasa de interés, lo que, sobre todo suaviza el
impacto en el sector no transable. Todo esto hace pensar
que ciertamente la caída del producto en 1996 puede
ser menos pronunciada, no sólo por el desempeño del
sector petrolero, sino también por la estructura de precios
relativos, tipos de cambios, tasas de interés, salarios,
etc., en conjunto asociados al ajuste. Debe destacarse,
sin embargo, que aun cuando se pueda estar ante una
recesión menos pronunciada, a juzgar por los datos dis-
211
ponibles, la misma probablemente podría rebasar las
expectativas oficiales. Es decir, en vez de una caída de
3 ó 4% en el sector no petrolero, es factible observar
cifras más cercanas a 5 ó 6%. Pero lo más importante es
que un patrón de recesión apuntalado en esas carac-
terísticas tendrá un impacto negativo mayor en el bie-
nestar de la población que el experimentado en cual-
quier otra recesión de la economía venezolana. Esto por
cuanto la estructura de precios relativos, con una caída
brutal en los salarios reales, tasas de interés que castigan
el ahorro interno, en particular de las familias, y un
ajuste cambiario con consecuencias muy importantes en
la distribución del ingreso, se produce en medio de
condiciones de depauperación en el mercado laboral y
con un ajuste fiscal que contrae fuertemente el gasto en
bienes y servicios. Esto implica que si bien la recesión
de 1996 pueda ser de menor magnitud en relación con
la observada en 1989, el impacto medido en malestar
social será sin duda mucho mayor.
Entre el ajuste de 1989 y el de 1996 existen al-
gunas semejanzas y muchas diferencias. Una de las enor-
mes diferencias es la comparación entre los equipos de
dirección de la política económica. El ajuste de 1989
tuvo como protagonista un equipo económico que apa-
rentaba mayor coherencia y en promedio estaba mejor
dotado de capacidad técnica, lo que le confería al progra-
ma una cierta aureola de éxito. Al punto que los organis-
mos multilaterales se encargaron de hacer las loas de
rigor. El equipo de 1996 constituye una suerte de elenco
pálido en relación con aquel otro, y sin embargo, por
razones que no toca analizar, estamos en presencia de
un optimismo parecido. Entre las semejanzas habría que
destacar que se trata de programas similares basados en
una fuerte contracción de la demanda agregada y en un
cierto primitivismo monetario. ¿Cuál programa tendría
mayores probabilidades de éxito? Si la pregunta fuera
hecha veinte años más tarde, la respuesta posiblemente
favorecería al ajuste de 1989. Pero resulta que las cosas
no son tan sencillas y no basta un buen equipo. Es
probable que la suerte de los dos programas al final
212
será parecida, no por las diferencias en los equipos de
dirección, sino por las semejanzas en el diseño de los
programas. El programa de 1989, sin embargo, marcó
una pauta muy diferente a la tradicional conducción de
política económica que se había hecho hasta esa fecha.
Aunque ciertamente es difícil creer que el programa
de 1989 fracasó por causas distintas a las de un en-
torno político sumamente adverso, aquí hay que esta-
blecer una línea divisoria. Efectivamente, el entorno ad-
verso desempeñó un papel muy importante. Pero más
allá de la competencia del equipo, hubo también con-
cepciones de política económica que coadyuvaron al
fracaso del programa. Concepciones que desafortunada-
mente son compartidas por el equipo actual de conduc-
ción de la política económica.
Una de ellas es la referente a la política cambiaria
que Miguel Rodríguez entonces promulgaba y hoy toda-
vía defiende. En días recientes, refiriéndose al ajuste
actual, aquél señalaba que el programa carecía de una
política de desarrollo y que ésta residía en dos herra-
mientas fundamentales: la política cambiaria y la co-
mercial. Esa noción del componente de oferta del pro-
grama de estabilización descansa en la idea de que la
política cambiaria debe perseguir objetivos reales, co-
mo el mantenimiento de una tasa de cambio que pre-
serve la competitividad de las exportaciones.
La concepción de la política cambiaria en 1989 de-
sestimó los efectos perversos de una inflación que fluctuó
entre el 81% Y el 46%. Al tiempo que se trataba de
cosechar éxitos con un crecimiento de muy poco alcance
y calidad, fundamentado en un fuerte impulso fiscal, el
programa no contemplaba una reducción de la tasa infla-
cionaria por debajo de las condiciones iniciales. En buena
medida el fracaso de 1989 fue producto de esa concepción
de la política cambiaria. La razón es sencilla: en la
medida en que se buscan esos objetivos reales, muy
difíciles de alcanzar porque hay muchos y diversos factores
que afectan una variable como el tipo de cambio real y
que están fuera del alcance de la política cambiaria, ello
a menudo significa la pérdida de un ancla nominal efec-
213
tiva para contener el avance de la inflación. Esto es
especialmente cierto en el caso de la economía venezo-
lana, donde el Banco Central, con respecto a las dos
anclas nominales existentes, el tipo de cambio y la oferta
monetaria, tiene muy escaso control de los agregados
monetarios.
Esa desestimación del objetivo de reducción de la
escalada inflacionaria fue algo que además tuvo efectos
retroalimentadores sobre el deterioro del entorno po-
lítico y social. Ese mismo enfoque del manejo de la
demanda agregada, en especial a través de la política
cambiaria, está hoy presente en los equipos encargados
de la ejecución de la política económica, aun cuando la
retórica del programa apunte en dirección contraria. Esto,
sumado a la desventaja de un equipo de menor calibre
y a un enorme deterioro institucional, hace pensar que
los resultados del programa de 1996 también habrán de
ser poco afortunados.
La moderna concepción del crecimiento económico
hoy descansa en la articulación de un programa ordenado
de política de oferta, políticas de cambios estructural,
de inversión en salud, educación, seguridad pública,
infraestructura, mejoramiento en el funcionamiento de
los mercados, que son los factores que definen el cre-
cimiento a mediano y largo plazo. Lamentablemente la
lección de 1989 aun no ha sido bien entendida. El gran
problema ahora es la ausencia de un programa orientado
al crecimiento. El tratar de estimular crecimiento a partir
de manipulaciones de la demanda agregada, convirtien-
do la tasa de cambio en la variable de estímulo al
aparato productivo, es un error de concepción que com-
parten el ajuste de 1989 y el de 1996. Los protagonistas
de 1996 repiten los errores de 1989, pero en peores
condiciones institucionales para una gestión competente
de la política económica.
214
REFERENCIAS BIBUOGRÁFICAS
215
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Septiembre.
216
CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTADO
BENEFACTOR V SUS CONSECUENCIAS EN LA
DEMOCRAC~ VENEZOLANA
Moisés Mata A.
1
217
Obviando el recorrido histórico, que aunque ne-
cesario bien lo podemos dejar de lado aquí, sea me-
nester el señalamiento que sigue: los proyectos de asis-
tencia pública que en su eventualidad se han ido confor-
mando por cuenta del Estado capitalista, no pocas ve-
ces ha sido el resultado de los distintos niveles de ten-
sión que, de acuerdo a la manera de organizarse la
sociedad capitalista, han acaecido de manera igualmen-
te eventual.
La experiencia histórica del Estado de bienestar o
asistencial tiene como marco geográfico a aquellos paí-
ses que se soportan dentro de un marco político de-
mocrático, toda vez que es en este orden institucional
donde bien han podido canalizarse dichos proyectos
sociales como legítimas reivindicaciones ciudadanas. La
experiencia histórica que siempre suele traerse a título
de ejemplo es la del New Deal, en los Estados Unidos de
la gran depresión, donde éste se materializó por vía
"del reforzamiento de los sindicatos industriales, la cana-
lización del gasto público en apoyo del empleo, la crea-
ción de estructuras administrativas especializadas en la
gestión de los servicios sociales y de la ayuda eco-
nómica a los necesitados"."
Sin embargo, es a partir de la finalización de la
segunda guerra mundial cuando los países econ6mica-
mente ricos llevan a cabo la instrumentaci6n de sus
políticas sociales de una manera que bien podría lla-
marse consciente. A tal efecto, la estructura fiscal de las
economías industriales obtiene los recursos financieros
con miras a atender los programas sociales a través de
una progresiva carga impositiva. Las consecuencias por
demás importantes para provecho de la sociedad, vistas
en su perspectiva hist6rica, son las siguientes: "ha au-
mentado el índice de producto nacional bruto desti-
nado al gasto público; las estructuras administrativas
canalizadas a los servicios sociales se han ampliado o
se han hecho más complejas; ha crecido el número y la
relevancia política del estrato de los profesionales del
218
bienestar; se han refinado las técnicas para la detección
y medida de las necesidades sociales; se ha precisado el
conocimiento del impacto de las diversas formas de
asistencia sobre la redistribución del ingreso y sobre la
estratificación social".'
n
Ahora bien, si bien es cierto que la sociedad mer-
cantil ha tolerado una mayor incursión del Estado, no
menos cierto es que el ritmo de recaudación imposi-
tiva, el cual determina la transferencia de recursos que
el sector privado hace al sector público, traduciéndose
en los ingresos presupuestarios para el gasto social, ha
crecido menos de prisa que el gasto público, trayendo
como consecuencia inexorable la creación y hasta el
ensanchamiento del déficit fiscal. Este punto es particu-
larmente importante, toda vez que un pronunciado dé-
ficit fiscal tiende a revertir la bondad de los programas
sociales. Una crisis fiscal (déficit) no podría menos que
traer más temprano que tarde una onerosa carga impo-
sitiva a los particulares en general, con todas las conse-
cuencias que en el plano de lo social bien cabe es-
perar, disminuyéndose así el consenso político que toda
democracia de corte liberal bien aspira tener. Esto ha
significado un severo recorte por cuenta de las admi-
nistraciones públicas en la prestación de servicios socia-
les. y este severo recorte no puede menos que llevar a
una virtual crisis del Estado de bienestar. ¿Pero cuáles
han sido las repercusiones de esta crisis asistencial del
Estado?
Responder esta interrogante exige en primer tér-
nino la siguiente consideración: el notable crecimiento
Iel Estado benefactor resolvió la ruptura otrora exis-
:ente entre la sociedad civil y el Estado. Estado normal
Ie las cosas prevalecientes en la estructuración intelec-
ualrnente concebida del Estado liberal. En este mismo
orden de ideas, la conceptualización del Estado asisten-
219
cial ha posibilitado la consideración históricamente inte-
lectual de que la sociedad civil y el Estado se vinculen
definitivamente.
No obstante esta serie de consideraciones eminen-
temente teóricas, la realidad misma de las cosas sigue
su espontáneo devenir. Lo cierto del caso es que la
esfera privada de la sociedad no se amalgama con la
esfera pública de la misma sino que, por el contrario,
ambas esferas de actuación perduran si en el tiempo
histórico, pero una al lado de la otra 04. Así, pues, la cri-
sis asistencial del Estado benefactor, que no es otra
cosa más que la materialización de su crisis fiscal, es el
nuevo elemento de cosas permanentes en la sociedad
capitalista que imposibilita el cruce tendencial de las
dos funciones básicas del Estado, a saber: "el reforza-
miento del consenso social, con la consiguiente lealtad
hacia el sistema por parte de las grandes organizacio-
nes de masas, y el apoyo a la acumulación capitalista
con el uso anticoyuntural del gasto püblíco"."
Tal suerte de cosas apremiantes ha llevado insis-
tentemente no a la especificación de algún tipo de equi-
librio teóricamente existente, sino que, al revés de to-
do eso, ha llevado insistentemente a la consideración
de la absorción de alguna de las funciones anterior-
mente señaladas por cuenta de la otra. La relación intelec-
tualmente aceptada corre por el siguiente derrotero: la
aprobación por cuenta del Estado de la sociedad civil.
Valga la pena hacer la siguiente cita cuan larga ella es:
"Trabajo, ingreso, nivel de vida, ya no están determi-
nados por el mercado, sino por mecanismos políticos
que tienen como objetivo la prevención de los conflic-
tos, la estabilidad del sistema, el reforzamiento de la
legitimación del Estado. La voluntad política ya no se
forma por el libre juego de agregados en la sociedad
civil, sino que se coagula pasando a través de mecanis-
mos institucionales que operan como filtros para la selec-
220
ción de las demandas funcionales del sistema"." Tal es igual-
mente el caso de los partidos políticos, organizaciones
sindicales, así como las dos cámaras representativas en
el Congreso Nacional, cuyos servicios suelen ofrecerse a
cambio del apoyo político que la comunidad pueda
suministrarle. El resultado final de tales procesos no pue-
de ser más elocuente. La sociedad civil va perdiendo
cada vez más autonomía ante una cada vez más partici-
pante actuación del Estado. O visto desde otro ángulo,
la sociedad civil se va haciendo cada vez más depen-
diente de la acción de las instituciones gubernamen-
tales. Pero ese aparente proceso de socialización del
Estado, también tiene sus bemoles como cabría de espe-
rar. El reiterativo aumento de las demandas públicas
como contrapartida natural de una incesante interven-
ción estatal, más de las veces ha traído consigo un
exceso de demandas tales, que los niveles de respon-
sabilidad (competencia) de las instituciones guberna-
mentales ha llevado a una especie de incapacidad ins-
titucional a la hora de tomar decisiones en cuanto a la
selección de los intereses colectivos por dirimirse. El
que haya un excesivo peso burocrático en la disolu-
ción de los conflictos trae consigo una especie de ine-
ficaz práctica consensual de los asuntos públicos, toda
vez que ella no emana del seno social.
III
l, Idem.
221
derecho bien puede sísternatízarse de la siguiente ma-
nera 7:
222
de guardar con respecto al resto de la sociedad. Todo
ello lleva a la interpretación de que a los efectos de su
conciliación financiera, quizás como nunca antes, tiene
que verse la administración pública sujeta a las deci-
siones que en materia económíca el sector privado de la
economía bien pudiera tener, siendo el lazo vinculante
entre el Estado y la sociedad civil el aspecto financiero
de la misma, donde el proceso de dependencia mutua
pareciese revertirse esta vez a favor de los particulares.
El proceso de dependencia al que bien podría darse
cuerpo, citado tantas veces en la profesión, es el que
usualmente se le denomina Estado de dependencia fis-
cal.
IV
223
ble. 8 Sea menester de nuestra parte ahondar un poco
mas en este asunto.
La razón de ser de los impuestos en la democracia
capitalista, vale igualmente decir, su naturaleza, estriba
básica y fundamentalmente en que éstos le permiten al
Estado financiar toda una gama de servicios sociales a
los que, de otro modo, un grueso número de la pobla-
ción no tendría definitivamente acceso. Donde educa-
ción, sanidad, seguridad y asistencia social, vivienda y
ordenación urbana y rural, además de servicios recrea-
tivos y culturales, constituyen la gama de servicios so-
ciales que el Estado procura financiar vía ingresos fisca-
les, convirtiéndose de esta manera los impuestos en un
mecanismo redistribuidor del ingreso, toda vez que ha-
ce virtualmente posible el que los estratos socioeco-
nómicos más pudientes transfieren parte de su exce-
dente productivo a los estratos menos privilegiados de
la sociedad. ¿No acaso es este sentido de equidad el
que precisamente hace de tal suerte tolerable al Estado
por parte de la sociedad civil?
Sin embargo, más allá de este principio de igual-
dad que hace justificable la acción estatal, la realidad
misma de las cosas le impone dramáticamente un lí-
mite al mismo, toda vez que el monto de los ingresos
recaudados con este propósito en mente está estrecha-
mente relacionado con el vaivén que la actividad eco-
nómica de los negocios tiene de suyo. Este punto en
particular no puede ser más importante. En los tiempos
de bonanza, esto es, cuando la situación económica de
la actividad mercantil es favorable, la oposición política
de la clase privilegiada de la sociedad acerca del pago
de unos mayores impuestos es prácticamente nula. No
obstante, no acontece así cuando la situación econó-
mica de los negocios es virtualmente desfavorable. La
oposición política de los sectores más pudientes de la
sociedad no se hace esperar a los efectos de una rna-
224
yor contribución tributaria. ¿No acaso conceptos como
"desutilidad de los impuestos", o lo que es igual, pero
visto desde otro ángulo, "ineficiencia del gasto público",
son apelativos que de ordinario se suelen esgrimir en
aras de una menor injerencia del Estado en la vida
pública cuando las cosas andan mal?
En materia estrictamente económica, la utilidad so-
cial derivable de una mayor incidencia impositiva está
igualmente sujeta a los avances y retrocesos que se
hacen patentes en la actividad económica de la socie-
dad mercantil. Por cuanto si bien es cierto que una
mayor progresividad fiscal en períodos de boom no acarrea
mayores desincentivas, en razón de que el sistema pro-
ductivo de la sociedad generaría los recursos necesa-
rios como para dar cuenta de la misma, en períodos de
crisis, muy por el contrario, una mayor progresividad
fiscal se traduce inexorablemente en una merma con-
siderable de la escasísima capacidad real de pago que
tales circunstancias económicas hacen posible. De allí
que la recuperación económica de la crisis, en el enten-
dido de que ésta marcha a la par con una creciente
capacidad real de compra por parte de los particulares,
se riñe básicamente con una política económica que
mira en los impuestos la solución efectiva del proble-
ma por atender. ¿No acaso son estas las razones es-
pecíficas que nutren la oposición económica de la so-
ciedad mercantil cuando se le pretende pechar con ma-
yores impuestos en tiempos de crisis?
La sol ución histórica de la crisis que la democracia
capitalista ha logrado concebir, apunta hacia una polí-
tica deficitaria del gasto gubernamental, el cual se ha
procurado financiar con la emisión de unas mayores
obligaciones financieras por cuenta del Estado a favor
de la sociedad civil. Pero en las circunstancias econó-
micas presentes, donde la deuda gubernamental es ética-
mente injustificable en vista de su históricamente ina-
decuada administración, revive nuevamente en los fue-
ros del Estado la reasignación de los recursos públicos,
vale decir para el propósito que aquí se persigue, la
reordenación social de su rol. Es aquí donde precisa-
225
mente la privatización se le convierte a la administra-
ción pública en el rol político fundamental como res-
puesta a la crisis. Empero a todas éstas, ¿qué es la
privatización?.
La privatización, so pena de muchas otras consi-
deraciones que miran en esta actuación del Estado el
retorno a viejas ideas liberales, no es otra cosa más que
el desembarazo gubernamental de una serie de institu-
ciones que en el presente (dadas las razones más arri-
ba señaladas) le está negado atender con cierta sol-
vencia financiera. En este mismo orden de ideas, ¿no
acaso la resignación presupuestaria con miras a un ma-
yor financiamiento de las actividades de seguridad y
defensa, así como de los gastos burocráticos que tie-
nen que ver con el mantenimiento tanto interno como
externo de las funciones de Estado, se convierte de-
finitivamente en la justificación política por cuenta mis-
ma de la acción estatal?
Sin embargo, la privatización en este contexto cuenta
también con sus propias limitaciones. Estas son de carác-
ter eminentemente sociopolíticas. Y, en efecto, la priva-
tización de los servicios públicos, sean cuales fueren las
razones para ello, se traduce dramáticamente en una
merma considerable del excedente de consumo de la
gran mayoría poblacional. Y toda vez que esta gran
mayoría es la base de sustentación que legitima el sis-
tema político de las democracias capitalistas, en el en-
tendido de que la convivencia democrática es la mejor
opción de organizarse políticamente la sociedad por-
que ésta le procura el mayor disfrute de su esfuerzo
productivo que se traduce en unos mayores niveles de
vida, un efecto perverso en sus niveles no materiales de
existencia colectiva redundaría cuan boomerang en el sis-
tema político mismo al procurarse, por esta vía, una
menor estabilidad del sistema que todo descontento so-
cial trae implícitamente consigo al vérsele afectada su
situación económico-social. Luego, la crisis asistencial
del Estado, valga desde nuestro ángulo de las cosas
remacharIo finalmente, la crisis fiscal del Estado be-
nefactor, tiene paradójicamente en los impuestos y en la
226
orlvatízaclón el techo -más político que económico-
de la reversión efectiva de la crisis estatal presente.
v
La conformación del sistema político, en cuanto
representante de la clase dominante, se manifiesta en
virtud del desarrollo de las fuerzas políticas que históri-
camente se hace posible y de la relación -igualmente
histórica- que bien logre guardar con la organización
económica de la sociedad.
En Venezuela, el decurso histórico que explica bien
esta relación social no podría entenderse sin la caracte-
rística de autonomía que para el año de 1944, el Estado
venezolano logra hacer suyo. Esto merece una explica-
ción adicional.
Hasta 1944 el financiamiento de la actividad guber-
namental corría por cuenta de los impues-tos pagados
por la clase agrícola y comercial-financiera. A partir de
esa año y con arreglo a la Ley de Hidrocarburos del año
inmediatamente anterior (1943), que le reserva al Es-
tado la soberanía impositiva concebida en materia pe-
trolera, el financiamiento de la actividad gubernamen-
tal logra hacerse a través del ingreso petrolero, lo cual
le da cierta autonomía a la gestión pública, por cuanto
el Estado ejerce la propiedad jurídica de los yacimien-
tos petrolíferos.
Sociopolíticamente visto, hasta 1944, la actuación
político-administrativa del Estado venezolano estaba en
función de, o relacionada con, los vaivenes o sujeción a
la clase social agrícola y comercial-financiera; pero lue-
go, a raíz de una mayor participación fiscal del petró-
leo en las finanzas públicas, la relación se invierte, y
pasa entonces el Estado a conformarse como una suer-
te de clase social bajo el auspicio de la actividad econó-
mica petrolera. Clemy Machado de Acedo no pudo ha-
berlo expuesto de mejor forma: "[El Estado venezolano]
gracias al nuevo tipo de actividad económica basada en
la producción y explotación del petróleo, y al conjunto
de decisiones políticas y coyunturales históricas favora-
227
bles, incrementa sus ingresos fiscales en una medida
que le permite pasar a convertirse en factor de acumulación,
lo que representa un punto de ruptura con respecto a la
época anterior"."
En efecto, como bien puede verse en el Cuadro 1,
la dinámica así descrita del proceso fiscal venezolano
no puede ser mas elocuente. Permítasenos insistir nue-
vamente en esto.
Es precisamente a partir del año 1944 y no antes,
como a un grueso número de los estudiosos de nuestra
realidad económico-social les resulta conveniente aún
creer, cuando la actividad fiscal derivada de la activi-
dad económica petrolera se hace virtualmente prepon-
derante. Preponderancia esta que a la postre signifi-
caría todo un hito histórico en la fundamentación eco-
nómica de nuestra democracia.
228
CUADRO 1
INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS
(millones de bolívares)
sigue ...
229
CUADRO 1 (cont.)
230
VI
231
FIGURA 1
GASTOS EN SUBSIDIOS
VENEZUELA 1958 - 1993
8<XlO -r-----------------------------....,
7000
6000
5000
N
VJ
N 4000
3000
2000
1000
O~~~~"Y"'"""T_r_.,....,._r_,....;.....,....r_r'"T"'""r_r~r_T'"...,..__,__r_...,..__,r_T"..,......._r_...,..__,~
1~~ro~~ro~ffiffi~ffiooMn~~~~~~~~oo~~ro~~oo~oooooo~~m
30000
25000
N 20000
I,).l
I,).l
15000
10000
5000
o-t--'--r"""1I"""T-r-r--'--T""'1r-T-r-r--'--T""'I:-T-r-r-"""'T""'II"""T-r-r-..,-r-r"""1I"""T-r-r-..,....-r-1r-1
1~$ro~~~~ffiffi~mm~nn~~~~n~~~~~~~~~~~OOOO~~OO
CUADRO 2
TASA DE CRECIMIENTO INTERANUAL PROMEDIO DE LOS
APORTES SOCIALES DE LA ADMINISTRACION GENERAL
Período Tasa de
Crecimiento
1958-1963 3.9
1964-1968 4.2
1969-1973 8.8
1974-1978 7.4
1979-1983 3.9
1984-1988 -4.8
1989-1993 -12.9
234
VD
235
zo productivo de la comunidad 11_, sino que además con-
tiene los aportes sociales que la voluntad política del
Estado hace manifiestamente suyo. ¿Cuál hubiese sido la
adquisición real de servicios por parte de las unidades
familiares de no haberse esto hecho posible?
En la parte inferior de la figura 3 tenemos igual-
mente representada la adquisición real de servicios por
parte de los consumidores venezolanos, pero esta vez
deduciéndole los aportes sociales el Estado. La interpre-
tación económico-social y hasta política de los resulta-
dos no puede ser más contundente: si bien es cierto
que el consumo real de servicios en Venezuela hubiese
seguido acusando una tendencia por demás favorable,
no menos cierto es que ésta se hubiese dado a unos
niveles de bienestar colectivo significativamente menor.
Los aportes sociales suministrados por el Estado vene-
zolano en su configuración democrática, convencido es-
tamos de ello, y sin dejar de prever la urgida necesidad
que la presente administración pública tiene de revertir
la tendencia desfavorable de estos dos últimos lustros,
porque en ello está precisamente en juego la virtud
política de quienes gobiernan la república con apego al
espíritu de las leyes, han logrado de tal suerte ensan-
char las fronteras de posibilidades realmente efectivas
de consumo por parte de los venezolanos.
236
FIGURA 3
CONSUMO DE SERVICIOS
VENEZUELA 1958· 1993
25000
0ססoo
75000
50000
25000 b:::;:::;~;;""""''''''''''''-
O+~r-T--r"""'~"""'--"T"""T'"-r-~r--I"""T"-r-~.....,~-r--r-~r-r"""T"-r--r-"T"""r-r.....,.-r-r-l
1~$OO~~m~ffi~~mm~nn~~~~n~~oom~ro~ffiffi~mooOO~~m
238
nante para la conciencia pública: la prosecución man-
comunada (políticos y técnicos) de la eficiencia pública
en aras del bienestar colectivo. Esta es finalmente la
valoración definitiva que la realidad misma de las cosas
le impone hacer al sector público.
239
ANEXO ESTADISnCO
CUADRO 1
SUBSIDIOS Y APORTES SOCIALES DEL GOBIERNO CENTRAL
(millones de bolívares a precios de 1984)
Aportes Sociales
Años Subsidio del
Gobierno Central
243
CUADRO 2
GASTO DE CONSUMO FINAL DE LOS HOGARES EN SERVICIOS
(millones de bolívares a precios de 1984)
Servicios menos
Años Subsidios Aportes Sociales del
Gobierno Central
244
HECHOS E IDEAS
CONVERSACION A DOS VOCES
247
vencida o refrenada la inflación con la' política mone-
taria que se aplica actualmente en Venezuela? ¿Acaso el
detrimento causado a la aueonornía del Banco Central
no repercute en los arbitrios de estabilización que ma-
neja este Organismo?
248
política monetaria del BCV, porque ésta es apenas
parte de un todo -y no siempre la más importante-o
Los otros componentes, gasto público y de PDVSA,
están fuera de su alcance, en el sentido de que no
puede ejercer control alguno sobre ellos.
La efectividad de los instrumentos de política del
Instituto Emisor en el proceso descrito de creación de
dinero, ha estado siempre limitada por la estrecha
relación estructural e histórica entre las exportacio-
nes principales del país y los ingresos y gastos del
Estado. En ese sentido, la poca autonomía del BCV
para manejar ese proceso es de vieja data, y refleja
más bien una limitación estructural de origen his-
tórico antes que una restricción intencional de sus
atribuciones, propiciada por un Gobierno y un Con-
greso en particular.
Sin embargo, los intentos conscientes de limitar
su autonomía sí se han producido en otras áreas, tales
como en la administración del régimen cambiario y
en las resistencias, en ciertos momentos, a las propues-
tas del Banco de dejar la fijación de las tasas de
interés a la libre determinación por el mercado. Por
otra parte, en aspectos tales como las emisiones de
TEM, la política de encajes, fueran éstos remunera-
dos o no, y la actividad crediticia frente al sistema
bancario, ha habido total independencia en la actua-
ción del Instituto Emisor, aunque, como es natural en
un sistema democrático, existen opiniones que discre-
pan de las del BCV, pero ellas no provienen sola-
mente del Gobierno ni afectan en absoluto la autono-
mía del Instituto.
249
posibilidad de situarse, segün algunos analistas, entre
700 y 800 bolívares por dólar en diciembre de 1997, si
no se modifica la paridad del bolívar con la divisa cla-
ve. En esto último, decimos, influye el comportamien-
to erogativo del sector público consolidado, el proceso
inflacionista y la administración de la liquidez externa
del país, ¿Cómo considera usted la actuación del Ejecu-
tivo en la tarea de reducir el d~flcit fiscal1 Asimismo,
por cuanto es materia que concierne al Instituto que
usted preside, importa preguntar ¿cómo se vislumbra la
evolución de las reservas internacionales del pais en
este año?
250
financiado por el Gobierno mediante endeudamiento
adicional, significa, en esencia, que el déficit fiscal
consolidado -aquel que incorpora el del BCV- será
mayor y acentuará las presiones inflacionarias. ii) Otro
modo de neutralizar en un primer momento los efec-
tos sobre los precios que derivan de un mayor déficit
fiscal sería el de incrementar los encajes legales de la
banca. Aparte de otras consideraciones que hacen in-
conveniente la utilización frecuente de este instru-
mento, el mayor costo financiero para la banca de-
bido al mayor encaje, pronto se trasladaría a las em-
presas vía aumento de las tasas de interés, y ense-
guida a los precios de productos finales. Como se ve,
no queda mejor alternativa para limitar la inflación
que reducir el déficit fiscal lo más posible y de ma-
nera inmediata y directa.
En lo que toca a las Reservas Internacionales
Brutas, han ocurrido hechos favorables, aunque algu-
nos de ellos fortuitos, que permiten prever que las
reservas aumentarán aún más en lo que resta del año,
hasta alcanzar a fin de año una cifra que podría lle-
gar a $ 12.300 millones, lo que significaría un au-
mento de $ 2.600 millones, aproximadamente, duran-
te 1996, generado en su mayor parte después del 22
de abril, cuando se restableció la libertad cambiaria
en Venezuela. A su vez, se prevé que las Reservas
Internacionales Netas registrarán también una fuerte
recuperación, muy por encima de la meta establecida
en la Agenda Venezuela de $ 1.500 millones en 1996.
Los dos hechos favorables que se produjeron más allá
de cualquier previsión optimista, fueron: a) el mayor
valor de las exportaciones petroleras debido al com-
portamiento más favorable de los mercados interna-
cionales; y b) la rápida respuesta de inversionistas
nacionales y extranjeros a la liberación del sistema
cambiario y de las tasas de interés. En efecto, fue
sorprendente la rapidez con que a partir de abril retor-
251
naron al país fondos de venezolanos y de extran-
jeros, atraídos por las ventajosas tasas de interés que
ofrecía el mercado nacional y por la certeza intuitiva
-sin que se hubieran dado garantías formales para
ello- de que la tasa de cambio se mantendría dentro
de niveles razonables. Ha sido tal la afluencia al país
de fondos en dólares, no sólo de carácter especu-
lativo de muy corto plazo, sino de plazos mayores,
que en los primeros meses después de la liberación el
BCV ha tenido que desembolsar relativamente pocos
dólares para atender los requerimientos normales del
mercado, lo que ha conducido a una acumulación de
Reservas Internacionales en estos cuatro meses de liber-
tad cambiaria mucho mayor que la prevista.
252
do a vivir en aquella ya vieja Venezuela donde el
Estado podía complacer todas nuestras aspiraciones,
válidas y urgentes algunas de ellas, y superfluas la
mayoría. Este es un problema de política que debe
ser restringido, si no resuelto totalmente, por acuer-
dos entre el Gobierno Nacional, el Congreso de la
República y los numerosos grupos de interés que de
un modo u otro ejercen presión sobre el Estado para
que éste les permita satisfacer sus aspiraciones: indus-
triales y agricultores, comerciantes, empresas públi-
cas y privadas, sindicatos, fundaciones, todos buscan
su propio objetivo, sin considerar que complacer sus
aspiraciones puede ir en detrimento del beneficio de
la comunidad nacional. En cualquier caso, el déficit
previsto de 2,0% del PIB es alcanzable si la acción
política del Gobierno frente a los grupos de presión
es exitosa. Además, se requiere que el déficit que
finalmente resulte sea financiado de manera volun-
taria y no a través de créditos forzosos al Fisco, logra-
dos por éste mediante el sencillo pero peligroso expe-
diente de incurrir en atrasos en el pago de sus obliga-
ciones. Si el financiamiento de ese déficit proviene
del exterior, además de ser menor su costo financie-
ro, produciría el beneficio adicional de fortalecer aún
más las reservas internacionales, con lo cual se contri-
buiría a mejorar la confianza en la moneda nacional
y, en consecuencia, a estabilizar el tipo de cambio.
253
de operaciones en el mercado de divisas. se ha pronos-
ticado que una vez restablecido el flujo normal de la
demanda en el mercado de divisas vuelva a plantearse
un escenario de presiones sobre el tipo de cambio. ¿Có-
mo se observa desde el Banco Central esta coyuntura
del mercado cambiarlo y cómo actuaría este Instituto
frente a las eventuales presiones ya aludidas?
251
primer desembolso que hizo el FMI en la tercera se-
mana de julio por US$ 500 millones, a raíz de la firma
del convenio, así como de los próximos aportes que
sucesivamente hará el Fondo, hasta que en marzo de
1997 habrán alcanzado, como indiqué antes, a $1.400
millones. El vigente régimen de bandas también con-
tribuye a la estabilidad del sistema, ya que el BCV
permite que el tipo de cambio aumente (deprecia-
ción del bolívar) o se reduzca (apreciación) dentro de
los límites establecidos por las bandas. Este mecanis-
mo distribuye la fuerza de las presiones que pudie-
ran existir contra nuestra moneda, absorbiendo parte
de tales presiones con las reservas mismas y permi-
tiendo que el resto se refleje en cierta depreciación
de la moneda nacional, dentro del límite máximo esta-
blecido por la banda de fluctuación.
255
estabilidad social. En este sentido, ya lo expresó clara-
mente el Presidente de la República en la Asamblea
de Fedecámaras, en Maturín, cuando, refiriéndose a la
Agenda Venezuela y a los sacrificios que exige, seña-
ló que "por sobre todo, es necesario mantener la paz
social". No se trata de que el ajuste fiscal previsto
para limitar el déficit al 1,5% del PIB sea el más
adecuado, ya que el desiderátum sería reducirlo a
cero, pero es lo posible en las circunstancias actuales
de la economía venezolana. Por esa razón es que se
hace necesario soportar una inflación objetivo para el
resto de 1996 de 11% en cifras redondas, la cual es
compatible con el déficit indicado y con la acumu-
lación de Reservas Internacionales prevista. Por su-
puesto que sería ideal reducir la inflación aún más, y
que en el primer semestre de 1997 no fuera de 1%
mensual, como está previsto, sino que se redujera a
los niveles internacionales de un dígito bajo (3% a 5%
anual), pero ello requeriría mayores esfuerzos de reduc-
ción del gasto público mediante una racionalización
más profunda de la administración pública y la priva-
tización acelerada de numerosas empresas del Esta-
do, que no sería muy realista prever como posible de
cumplir en el breve lapso que queda de 1996.
256
holgura frente a posibles perturbaciones en el merca-
do de divisas?
257
puede ser compensado por una reducción equiva-
lente de los Activos Internos Netos del Banco, lo cual
se logra de manera autónoma si el Instituto emite
TEM por el mismo monto. El efecto de emisiones
masivas de TEM sobre las tasas de interés es el de
introducir una alta volatilidad en éstas, lo cual es
contrario a la búsqueda de un camino estable para la
recuperación.
La solución a estas disyuntivas está nuevamente
en manos del Fisco Nacional, ya que sólo él podría
ahorrar -y por lo tanto evitar que entre al circuito
monetario- un monto equivalente a las Reservas acumu-
ladas en exceso. Ese ahorro bien podría utilizarse en
amortizar anticipadamente deuda externa, con lo cual
se neutralizaría definitivamente el exceso de liquidez
generado por el aumento de las Reservas.
258
relativa del tipo de cambio contribuya a frenar la
inflación -a constituir el tipo de cambio en "ancla",
como dicen algunos- y que al mismo tiempo se mue-
va de manera de mantener estable el tipo de cambio
real con miras a favorecer nuestras exportaciones y
que toda la presión que pueda venir de la demanda
de dólares no se ejerza contra las Reservas Interna-
cionales, sino que parte sea absorbida por el precio
de la divisa. Este término medio entre dos objetivos
extremos es lo que hace al sistema de bandas tan
atractivo para los países que lo aplican. En efecto, no
plantea la rigidez del sistema .de cambio fijo que, en
última instancia, sacrifica las Reservas Internacionales
y la competitividad al objetivo de evitar la inflación;
ni tampoco presenta la flexibilidad absoluta del siste-
ma de cambio flotante, que sacrifica el esfuerzo anti-
inflacionario al mantenimiento de las Reservas Interna-
cionales y de la competitividad externa. Ambas posi-
ciones tienen su justificación y dependería del caso
concreto de cada país el esquema que convendría
aplicar.
259
no haya sido suficientemente explícito, por lo que el
mercado ha podido percibir señales confusas y apa-
rentemente contradictorias. Quisiera comenzar expre-
sando que desde abril -el 16 de abril, para ser exac-
tos- el BCV no fija ni impone las tasas de interés que
cobra y paga el sistema bancario por sus operaciones
activas y pasivas. El Instituto apenas fija la propia -la
tasa de redescuento- que desde hace meses perma-
nece en 85% anual. Por supuesto que el BCV "in-
fluye" sobre las tasas de interés del mercado, como
todo Banco Central en el mundo. En nuestro caso, tal
influencia se ejerce a través de los volúmenes de TEM
que en cada ocasión se ofrecen al mercado, bien
mediante el sistema habitual de subastas, o a través
del mecanismo menos frecuente de colocación direc-
ta por la mesa de dinero del Banco. En cualquier
caso, el mercado reconoce la señal de que si el BCV
ofrece una cantidad muy elevada de TEM, significa
que espera recibir un precio relativamente bajo y, en
consecuencia, pagar un rendimiento (tasa de interés)
relativamente alto. Sin embargo, las previsiones del
BCV acerca de cuál puede ser en un momento dado
el exceso de liquidez de la economía no siempre son
acertadas -no posee un gran poder adivinatorio-, por
lo que, si en un momento dado cree que el exceso de
liquidez puede ser neutralizado con la oferta de cier-
to monto de TEM, resulta que al final las tasas bajan
porque la demanda de títulos fue mucho mayor que
la prevista y, en consecuencia, sus precios subieron.
Este proceso de prueba y error, que por su pro-
pia naturaleza está sujeto a muchas incertidumbres, se
hace más incierto por la existencia de capitales especu-
lativos cuya magnitud y comportamiento no pueden
predecirse fácilmcntc, por lo que introducen cambios
bruscos en la dcmanda de títulos, muy difíciles de
detectar a priori. Hasta ahora, su comportamiento mues-
tra el fuerte atractivo que las tasas de interés ejercen
260
sobre ellos. Debe reconocerse, sin embargo, que en
períodos muy cortos se observa todavía mucha vo-
latilidad en las tasas de interés, pero cuando se exa-
mina el período de varios meses hasta julio, puede
observarse muy claramente su tendencia hacia la reduc-
ción paulatina.
EL BeV ha manejado las emisiones de TEM con
bastante flexibilidad, dadas las circunstancias. En un
primer momento, antes del 22 de abril, cuando la
desconfianza sobre el bolívar hacía prever una fuerte
demanda de dólares, el Instituto decidió actuar con
energía para retener fondos en moneda nacional, ofre-
ciendo TEM a elevadas tasas de interés (en torno a
70%) y a plazos muy cortos 05 días), como vía inme-
diata de evitar presiones excesivas contra la moneda
nacional. Debe recordarse al respecto que el tipo de
cambio implícito en los Bonos Brady superaba holga-
damente los 500 bolívares por dólar. Pocos días des-
pués, y vista la caída del tipo de cambio a niveles por
debajo de Bs. 470 por dólar, en un intento de disua-
dir hasta donde era posible la entrada al país de
capitales especulativos que buscan la realización de
ganancias en lapsos muy breves, el Instituto decidió
prolongar paulatinamente los plazos de vigencia de
sus emisiones, desde 70 días que era el plazo predo-
minante, hasta 180, 270 Y 360 días. Aun así, la de-
manda de títulos fue tal -prueba de la fuerte entrada
de capitales calientes- que el BeV eliminó las emisio-
nes a 90 días y concentró su oferta en plazos entre 6
meses y un año, recibiendo solicitudes de compra,
aun en el plazo más largo, por montos que en ocasio-
nes triplicaron la oferta de títulos hecha en cada oportu-
nidad.
Esta estrategia del BeV no excluye que, si en un
momento dado la demanda de títulos es elevada, el
Instituto estimule la colocación de títulos de la Deu-
da Pública, los cuales, aparte de proveer de fondos a
261
la Tesorería Nacional, contribuirían con su coloca-
ción -y su consiguiente aunque transitoria absorción
de liquidez- a hacer más soportable la carga para el
BCV. Por el contrario, en ocasiones en que se espera
una próxima emisión de Letras del Tesoro y de Bo-
nos de la República, el Banco ha efectuado emisio-
nes de TEM a plazos más breves. Esta es otra razón
de la aparente contradicción entre emisiones a pla-
zos cada vez mayores y otras de muy cortos lapsos de
vencimiento.
262
en otra parte, han pasado de 90 días a lapsos entre
180 y 360 días- y las obligaciones del sistema ban-
cario, generalmente a la vista o de plazo inferior a 90
días. La razón de que el problema asomado en su
pregunta no exista es la alta aceptabilidad de los
TEM, que les otorga gran liquidez en el mercado secun-
dario. Cualquier banco o inversionista en TEM que se
encuentre requerido de caja para afrontar obligacio-
nes inmediatas, tiene infinitas posibilidades de ven-
der su cartera de TEM con mínima pérdida de capi-
tal, lo que los hace un activo líquido por excelencia.
Por otra parte, las razones de emitir TEM a mayores
plazos, como una forma de disuadir la entrada de
capitales "golondrina", no pueden supeditarse a una
posible conveniencia de los bancos de que tales títu-
los posean un plazo similar al de sus colocaciones,
porque admitirlo sería aceptar que la inversión en
TEM es la forma de colocación de fondos "natural" de
la banca, cuando estos títulos lo que han hecho es
suplir la carencia de bonos de la Deuda Pública -los
cuales se emiten generalmente con plazos de venci-
miento superiores al año- que permitirían al BCV rea-
lizar operaciones de mercado abierto con ellos.
La pregunta trae a colación dos aspectos por
demás interesantes. En primer lugar, no hay duda que
si el BCV dispusiera de Títulos de Deuda Pública con
características de plazo y rendimiento aceptables por
el mercado, realizaría sus operaciones de mercado
abierto con ellos, y reduciría, en consecuencia, hasta
eliminarlas, las emisiones de TEM. Sin embargo, la
dinámica de creación de dinero en Venezuela es tal -
como intenté explicar al comienzo- que la política
monetaria en nuestro país tiene que ser permanente-
mente restrictiva, lo que significa ofrecer continua-
mente títulos al mercado. Si ello es así, cabe pregun-
tarse cuanto tiempo "duraría" el inventario de títulos
de Deuda Pública en poder del BCV, bajo el princi-
263
pio legal de que esa cartera no puede ser incremen-
tada porque significaría créditos del Instituto al Gobier-
no Nacional, lo cual está expresamente prohibido. El
otro aspecto está en vías de solución: se trata de la
conversión de las acreencias del BCY contra la Repú-
blica en títulos negociables en el mercado. La Ley que
autorizaría las emisiones correspondientes se está discu-
tiendo actualmente en las sesiones extraordinarias del
Congreso.
261
condiciones monetarias y cambiarias que preserven el
valor de la moneda nacional, lo que es otra manera
de decir que los precios se mantengan estables. Con
este objetivo en mientes, el Banco Central maneja
otras variables sobre las cuales puede ejercer alguna
influencia, como son el tipo de cambio y las tasas de
interés. Aunque -como indiqué en otra parte- ambas
son fijadas libremente por el mercado, la influencia
monetaria del Banco Central no puede desconocerse
porque se trata de un oferente muy importante de
divisas, en un caso, y un factor determinante de la
liquidez monetaria, con su efecto sobre las tasas de
interés, en el otro.
Con su política monetaria y cambiaria actual, el
Instituto busca, en primer lugar, limitar el crecimien-
to desmedido de la liquidez, neutralizando hasta don-
de le es posible los efectos expansivos provenientes
del gasto público y de la entrada de fondos del exte-
rior. En este esfuerzo, la política cambiaría de evitar
fluctuaciones erráticas del tipo de cambio y de que su
evolución en el corto y mediano plazo no signifique
devaluaciones muy marcadas, contribuye con la po-
lítica monetaria a limitar los impactos inflacionarios
que derivarían de devaluaciones bruscas y profun-
das, tal como las ocurridas en años recientes. En cuan-
to a las tasas de interés, el objetivo es que éstas
lleguen a ser reales positivas, a través de la disminu-
ción de la tasa de inflación, antes que del aumento de
las tasas nominales. Es decir, se trata de alcanzar
tasas de interés reales positivas que resulten de la
relación entre las tasas de interés nominales y la in-
flación objetivo prevista para el futuro inmediato -
11% de ahora a diciembre- y no con la inflación
pasada -65% entre enero y junio de 1996. En la me-
dida en que las tasas de interés sean reales positivas,
además de estimular el ahorro, el incentivo a mante-
ner fondos en Venezuela se acentúa, tanto para ca-
265
pitales nacionales como extranjeros. En esa misma
medida se propicia la estabilidad de las reservas inter-
nacionales y del tipo de cambio, contribuyendo, co-
mo se indicó antes, a frenar la inflación. Debe rati-
ficarse que el tipo de cambio no se utiliza en nuestra
política como "ancla" de la inflación, pero su esta-
bilidad -no su rigidez- ayuda a reducirla.
266
imposible contar con -y menos exigirle- una ma-
yor productividad. Asi mismo, y aunque ambos fac-
tores --el equilibrio monetario y la distribución del
ingreso- se alcanzaran a cumplir, no se lograría el
objetivo buscado si el aparato productivo se encuen-
tra obsoleto, descapitalizadas las empresas y subuti-
lizados los recursos reales de que dispone el país.
Estoy de acuerdo, pues, con que hay que asumir simul-
táneamente los tres enfoques indicados en su pregun-
ta. Lo importante de enfatizar, sin embargo, es que la
función principal del Gobierno en esta esfera es la de
coordinar y armonizar los esfuerzos de los diversos
entes que participan en el proceso como reguladores
y directores del mismo --el Ejecutivo, el Congreso y el
Banco Central- y como actores fundamentales del pro-
ceso: trabajadores y empresarios. Esta acción del Ejecu-
tivo Nacional requiere, como es natural, una elevada
dosis de habilidad para negociar en las esferas polí-
ticas -materializadas principalmente en el Congreso
Nacional- las bases mínimas de un programa econó-
mico y social que permita alcanzar los objetivos comu-
nes. Como corolario de lo dicho, no puede imputarse
a un solo ente la responsabilidad total y exclusiva de
la destrucción de la hidra de la inflación, por lo que
el Banco Central siempre ha señalado que no puede
asumir la atribución exclusiva y excluyente de acabar
con este flagelo, sin que eso signifique que no haya
de cumplir y llevar a cabo la importante parte que le
corresponde en esa lucha, aún cuando en varias ocasio-
nes se ha visto obligado a "mantener las posiciones",
solo, en el campo de batalla.
267
DOCUMENTOS
ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS ECONOMICAS
l. PRESENTACiÓN
271
fase más compleja y dramática de su historia. Afrontar, en
esta hora difícil, el cumplimiento de la misión asesora de los
poderes públicos y de la sociedad nacional, para la cual fue
creada nuestra institución, constituye un obligante reto.
En primer lugar por la desconcertante complejidad de la
crisis que hoy conmueve a nuestra sociedad. En segundo
lugar, por la notoria confusión que reina en el campo del
conocimiento científico-económico contemporáneo, tanto en
el amplio contexto mundial como en sus contextos regio-
nales y nacionales. Ambas razones de dificultad, sin embar-
go, no deben inhibirnos en el cumplimiento de nuestra mi-
sión. Por el contrario, deben convertirse en acicates para la
búsqueda colectiva de respuestas al enmarañado conjunto de
problemas que ellas plantean a la sociedad venezolana.
En esa búsqueda, de crucial importancia para aclarar
caminos y fundar certidumbres, quiero enmarcar el objeto de
esta intervención.
Comenzaré con la discusión de las razones de la com-
plejidad de la crisis nacional. De seguida haré una somera
consideración del estado actual del conocimiento económico
y de las dificultades que presenta para ayudarnos a encon-
trar respuestas a los múltiples problemas que ella nos plan-
tea. A continuación trataré de derivar de esa discusión un
conjunto de proposiciones que pudieran contribuir a concre-
tar algunos elementos que considero de importancia en la
discusión de un programa nacional de superación de la crisis.
En el curso de la exposición trataré de precisar los aportes
que pudiera ofrecer la Academia dentro de ese programa.
272
lugar, la disminución de la demanda de bienes y servicios
generados en dichos sectores informales, problemática que
no forma parte de los objetos de análisis de la economía
tradicional, fundada en el supuesto de una absoluta homoge-
neidad capitalista.
La segunda razón de la complejidad de la crisis es su
carácter integral, su presencia, no sólo en el ámbito econó-
mico, sino también, en el sistema educativo, en el de salud
pública, en el orden político e institucional, en el campo de
la seguridad individual y colectiva, en el deterioro perma-
nente de nuestra infraestructura física; en la instancia de los
valores éticos que conforman el sustento esencial de todo el
tejido societario y en la del liderazgo, imprescindible para
garantizar la coherencia de un ideal nacional compartido y su
segura proyección hacia el futuro.
Se trata, en síntesis, de una caótica maraña de infun-
cionalidades que, potenciándose las unas a las otras, pre-
sionan hacia la desarticulación de todo el orden colectivo,
tanto en el ámbito de la estructura productiva como en el
seno de la sociedad civil y del propio aparato del Estado.
Resolver esa crisis profunda y multifacética implica,
por lo tanto, una tarea colosal: la de refundar la entera so-
ciedad venezolana sobre nuevos cimientos estructuales e institu-
cionales que garanticen su evolución armónica y posibiliten
un desarrollo económico y social sólidamente sustentable.
La afirmación de ese carácter global, integral, de nues-
tra actual situación, conduce a la elemental conclusión de
que el esfuerzo para superarla nos implica a todos. A los
economistas y a los demás profesionales de las ciencias y de
las humanidades; a los trabajadores y a los empresarios, a los
poderes públicos y a las organizaciones privadas de todo
tipo. Se trata, en síntesis, de articular la participación de
todos en un programa coherente de movilización de la en-
tera sociedad hacia el alcance del crucial objetivo de cons-
truir ese nuevo orden nacional.
En la conquista de ese gran objetivo los 'economistas
están llamados a cumplir un papel de básica importancia. Por
la razón fundamental de que el núcleo central y dominante
de la crisis está en el campo de la economía. Allí se gestaron
sus manifestaciones originarias y de allí se difundieron sus
efectos hacia todos los demás aspectos de la vida social. EL
punto de partida para la superación de la crisis integral tiene
que ser, pues, la lucha contra el cntrabamiento económico
que constituye su núcleo problemático esencial.
273
Un aspecto prioritario para el cumplimiento de ese ob-
jetivo es la precisa caracterización de la naturaleza de ese
entraba miento económico y de las causas que lo originaron y
lo mantienen, clarificación que constituye el prerrequisito con-
ceptual para el diseño de la estrategia integral que nos per-
mita enfrentar exitosamente los factores de infuncionalidad
de todo el sistema societario.
En el seno de nuestra Academia se han cumplido valio-
sos esfuerzos en tal sentido, entre los cuales quiero destacar
los diversos foros celebrados y, en particular, la discusión
realizada a mediados del pasado año por un prestigioso gru-
po de sus integrantes, convocados por el Dr. T.E. Carrillo
Batalla con tal finalidad, cuyas deliberaciones fueron reco-
gidas en la Revista Nueva Economía, editada por nuestra cor-
poración. Intentaré presentar de seguida, a título puramente
personal, una apretada síntesis de los resultados de ese y
otros esfuerzos en el diagnóstico de la actual situación econó-
mica del país.
El primer elemento de esa caracterización es que la
crisis económica nacional tiene sus raíces más profundas en
una perversa articulación de factores estructurales e institu-
cionales, que coadyuvaron al agotamiento del régimen de
acumulación de capital instaurado a partir de 1960. Ese ré-
gimen se basó en la utilización del ingreso nacional petrolero
para promover un proceso de desarrollo industrial hacia aden-
tro, siguiendo los criterios emanados de la Comisión Econó-
mica para América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL). En
la práctica, dicho proceso de industrialización se articuló fun-
cionalmente al régimen de acumulación fordista de los Estados
Unidos, pero aislado y protegido artificiosamente de la evo-
lución de la economía mundial, y desvinculado, en lo esencial,
de los factores naturales donde radican nuestras ventajas com-
parativas.
La operación de ese modelo de crecimiento exigió la
conformación de un conjunto de instituc.iones económicas,
sociales, políticas y culturales que cumplieron cometidos cru-
ciales dentro del sistema democrático en el cual fueron conce-
bidas y conformadas. Por esa razón, el agotamiento de aquel
orden económico nacional, significó también el colapso de su
correspondiente contexto institucional. Esa relación de corres-
pondencia entre el modelo económico y las instituciones que
le sirvieron de basamento explica el vínculo que une al entra-
bamiento económico con las demás manifestaciones críticas
de todo el orden social.
Un segundo aspecto de la caracterización de la actual
situación es la decisiva participación de factores externos en
274
su conformación y desarrollo. Me refiero, en particular, a los
efectos de las profundas transformaciones que han venido
ocurriendo en la economía mundial durante el último cuarto
de siglo, las cuales motivaron la exigencia de cambios ra-
dicales, tanto en la operación interna de nuestra economía,
como en su modo de articulación externo.
En efecto, la inoperatividad manifiesta del orden eco-
nómico internacional de la posguerra, desde fines de los
años sesenta, fue el punto de partida para la emergencia, de
un intenso proceso de cambios de toda índole, liderizados
por un nuevo paradigma tecnológico y por la consustancial
emergencia de importantes innovaciones en la gestión productiva
y en la circulación internacional de mercancías y de dinero.
Esas transformaciones, cumplidas a gran velocidad en el mundo
desarrollado, así como en algunos países del tercer mundo,
motivaron una abismal profundización de la brecha entre la
eficiencia productiva de aquellos países y la de las demás
economías nacionales del tercer mundo. A esa causa esencial
de aceleración del subdesarrollo relativo, hay que agregar el
deterioro de los precios de las materias primas y de la fuerza
de trabajo que han traído consigo las nuevas tecnologías. En
ese contexto global, la crisis que hoy viven Venezuela y
América Latina está planteando la necesidad de reestructu-
ración de sus economías, como condición necesaria para su
reinserción productiva en el orden internacional emergente.
En tercer lugar hay que señalar otros factores internos,
específicos de cada país, que han contribuido poderosamente
al agravamiento de la situación del mundo subdesarrollado.
En nuestro caso, hay que destacar, entre esos factores, la
sucesión de inadecuadas políticas económicas públicas, y los
comportamientos desestabilizadores de algunos agentes priva-
dos. Aquí hay que señalar, en lugar prominente, el cuantioso
e innecesario endeudamiento externo y las acciones y omisio-
nes que originaron el colapso financiero de 1994, cuyo resul-
tado más notorio ha sido el elevado crecimiento de la deuda
pública interna que está pesando hoy sobre las cuentas fis-
cales, tanto como el endeudamiento externo.
Consecuencia de todos esos factores generadores y po-
tenciadores del proceso crítico han sido también los desequi-
librios monetarios, cambiarios y financieros y su secuela in-
flacionaria, desajustes que, íntimamente relacionados entre sí,
retroalírnentándose los unos a los otros, han conformado los
mecanismos perversos que sostienen la incertidumbre, el es-
'tancamiento económico y las expectativas negativas que obs-.
taculizan el camino de la necesaria. reconversión productiva.
275
Para hacer frente a esa compleja situación, para tratar de
romper esos círculos viciosos que reproducen agravadas las
manifestaciones de la crisis, el gobierno nacional ha puesto
en marcha desde hace tres meses un proyecto estratégico
para superarla. Dicho proyecto está siendo analizado por la
Academia. Esperamos que la profundización de esa tarea cons-
tituya una de las fundamentales actividades inmediatas de
nuestra institución.
276
riza hoy al mundo real, será. imposible llegar a la reposada
síntesis teórica de lo que apenas está. naciendo.
El colapso del orden internacional de la posguerra no
sólo afectó al paradigma teórico económico establecido en
los países industrializados, sino también a los esfuerzos por
construir una teoría del desarrollo, aplicable al mundo sub
desarrollado, que tuvieron su centro en America Latina. Esos
esfuerzos se fundamentaron en el estudio de las especificidades
estructurales de nuestros países, y de la naturaleza de sus
relaciones económicas con el mundo desarrollado dentro de
aquel contexto internacional. De allí que la desestructuración
del viejo orden mundial ocasionara también el derrumbe de
los supuestos y formulaciones que servían de soporte a sus
planteamientos. Se produjo así un notable vacío doctrinario
que favoreció el éxito inicial de la ofensiva neoliberal sobre
América Latina. Si a ello se agrega el coetáneo repliegue del
pensamiento marxista, que había sido un importante nutrien-
te de las teorías del subdesarrollo, se completa el cuadro de
confusión que terminó por colocar en entredicho la idea mis-
ma de construir un cuerpo doctrinario ad-boc para explicar la
dinámica económica y social de nuestros países. De allí la
situación de perplejidad y desconcierto que ha dominado
desde entonces en el pensamiento económico y social lati-
noamericano.
Cabe agregar, sin embargo, que ya comienzan a surgir
auspiciosos esfuerzos para comprender la nueva problema-
tica de la región dentro del orden internacional que se abre
paso. Aquí hay que señalar algunos recientes aportes de la
CEPAL, el SELA, el CLAD y otras instituciones latinoame-
ricanas, así como de autores como Pfrench Davis, Fajnsilver,
Lichtensztejn, Silva Michelena, Quenan, Bitar, Bradford y otros,
quienes están buscando la necesaria síntesis entre los aspec-
tos rescatables de las teorías del subdesarrollo y algunos lo-
gros novedosos y pertinentes del pensamiento económico y
social más reciente. Alcanzar ese objetivo es el reto prio-
ritario que hoy se plantea a los economistas y otros cien-
tíficos sociales de América Latina, comprometidos en la elabo-
ración de una visión teórico-económica adaptada a nuestras
actuales condiciones de tiempo y de lugar.
277
dos en el sistema mundial, para realizar muy variadas transfor-
maciones en el proceso de superación de la brecha entre
subdesarrollo y desarrollo.
Me refiero, por supuesto, a los estimulantes avances
ocurridos en algunos países del Sudeste de Asia, hasta hace
poco más retrasados en el camino del desarrollo que los
países vanguardia de América Latina, y que hoy están por
delante de ellos. El análisis de esas exitosas experiencias es
de crucial importancia para nosotros. En primer lugar porque
rompen con muchos de los mitos respecto a la fatalidad de la
condición de subdesarrollo. En segundo lugar porque niegan
de plano el supuesto básico del liberalismo económico de
que el Estado debe dejar en la mano invisible del mercado la
plena y total responsabilidad en la tarea de superar el subdesa-
rrollo. En oposición a ese criterio, dichos países lograron el
éxito que hoy celebran mediante una participación muy ac-
tiva de sus Estados nacionales en el liderazgo del proceso de
modernización de la economía, enseñanza que debe llamar-
nos a la reflexión.
v. Qut HACER
278
De esta escueta enumeración de acciones surge un con-
junto de tareas específicas a cumplir, entre las cuales quiero
destacar:
111 Contribuir a la clara definición y especificación del
implícito Proyecto Nacional que se aspira alcanzar
con esas políticas y participar activamente en su
reformulación y difusión. Estimamos que la actual
coyuntura crítica constituye la más propicia oportu-
nidad para movilizar los diferentes sectores de la
opinión nacional en la prioritaria tarea de concre-
tizar, del modo más preciso posible, hacia dónde
debemos dirigirnos, cuál es la Venezuela que que-
remos construir.
11
2 Una vez precisada la naturaleza de ese objetivo
fundamental será necesario considerar si la estra-
tegia en curso cumple la condición de articular
armónicamente las políticas de corto y mediano
plazo, dirigidas a corregir eficazmente los desea-
justes macroeconómicos, con las políticas de ma-
yor alcance destinadas a construir las bases eco-
nómicas, sociales e institucionales, consustanciales
con el Proyecto Nacional.
En cuanto a las políticas de corto y mediano plazo está
en marcha un programa de Estabilización Macroeconómica
que, a pesar de sus elevados costos para la población de
escasos y medianos ingresos, y de la inequitativa distribu-
ción de los mismos entre los distintos estratos socíoeconó-
micos, parece haber sido aceptado por la colectividad como
un sacrificio necesario en el camino de la construcción del
nuevo orden nacional. En este aspecto, la opción más rea-
lista que puede cumplir la Academia es la del ejercicio de la
crítica permanente de los resultados de dicho programa de
estabilización para sugerir, cuando se considerase necesario,
las correcciones que pudieran coadyuvar a su éxito.
En cuanto a las políticas de mediano y largo plazo,
dirigidas a promover la reestructuración del aparato produc-
tivo, nos corresponde ejercer un rol mucho más activo y
creativo. Es necesario recalcar aquí que la responsabilidad
fundamental en esa materia se concentra en las decisiones
del capital privado, pues se trata de un proceso de autotrans-
formación microeconómica que sólo puede ser logrado me-
diante decisiones autónomas de su clase gerencial. En este
aspecto, la tarea del Estado tiene que ser la de promover, de
común acuerdo con esos sectores, la creación de las mejores
condiciones institucionales e infraestructurales, y la búsque-
da consensual de formas eficientes de articulación de los
279
importantes sectores productivos públicos, donde reposan nuestras
ventajas comparativas, con el resto de la economía; ya sea
mediante la profundización del proceso de privatizaciones,
en aquellos sectores donde exista consenso nacional, o de
acciones para estimular la creación de cadenas productivas
integradas, partiendo de los llamados grupos lideres de activi-
dad definidos en el IX Plan de la Nación. Esta coordinada
participación de la acción pública con los sectores privados
debe reforzarse, además, con los aportes del movimiento la-
boral, de las Universidades y otras organizaciones científicas
y culturales de la sociedad civil. La amplia participación con-
sensual de todos los entes públicos y privados responsables,
directa o indirectamente, de la marcha de la actividad pro-
ductiva, constituye una condición necesaria para que el pro-
yecto de reestructuración y modernización económica llegue
a tener un carácter realmente nacional. Nuestra Academia
debe cumplir un papel de relevancia en ese proceso de con-
certación.
En este aspecto es grato constatar que se está produ-
ciendo una creciente toma de conciencia en algunos impor-
tantes sectores de la actividad económica privada, en el sentido
de la superación de las tradicionales actitudes pasivas y los
planteamientos grupales que no miran más allá de lo que
dictan sus intereses parciales. Como ejemplos de esa nueva
visión constructiva me referiré a los esfuerzos de autotrans-
formación sectorial que están haciendo Conindustria y Fedeagro,
con propuestas que invitan al gobierno a participar, conjun-
tamente con ellos, en programas de desarrollo bien susten-
tados que apuntan hacia la reestructuración de sus respec-
tivos sectores productivos. Es ese el mejor camino para avan-
zar en la colectiva acción transformadora, dejando sentado
sin embargo que el tipo de consenso a que nos referimos
debe ser algo diferente a los tradicionales movimientos acomo-
daticios, destinados a preservar equilibrios de poder entre
grupos elitescos. Por el contrario, debe ser entendido como
forma ideal de participación conjunta del Estado y la socie-
dad civil en aras de objetivos que coloquen en primer plano
el interés nacional.
En esa búsqueda de participación concertada para la
estructuración de una estrategia nacional, la Academia está
llamada a representar un importante papel, asociada a otros sec-
tores del pensamiento económico. Anuncio, desde ahora, que
propondré a la Junta de Individuos de Número la definición
de los criterios más adecuados para esa participación, así
como la elaboración de un programa de actividades en esa
materia.
280
Señoras y señores:
Hace una semana, en ocasión del homenaje que le hi-
cieran las Academia de la Lengua, de la Historia, de Ciencias
Políticas y de Ciencias Económicas, con motivo de la cele-
bración de sus noventa años de fructífera vida, el Dr. Arturo
Uslar Pietri nos planteaba, como camino para conjurar la
grave situación que vive el país, "trazar un rumbo y convocar
a todas las vocaciones de servicio que están presentes en
Venezuela" para el cumplimiento de ese crucial objetivo.
En armonía con el espíritu de esa exhortación hemos
presentado un cuadro sucinto de la actual situación econó-
mica del país y señalado su articulación con los demás as-
pectos de la multiforme crisis nacional. Hemos señalado tam-
bién los instrumentos que pueden servirnos para la funda-
mentación conceptual y metodológica de la construcción de
un nuevo orden económico que pueda servir de sustento a
una organización social más estable y segura de sí misma.
Hemos afirmado, además, como condición necesaria de ese
proceso renovador, la participación armónica de todos los
sectores de la vida nacional en esa principal tarea. Finalmente
hemos precisado algunas de las responsabiliddes que debe
asumir la Academia en esa articulación de esfuerzos man-
comunados.
Falta todavía agregar que el logro de nuestro objetivo
final va a depender, en muy alto grado, de la confianza, la
seguridad y la fe que se tenga en su viabilidad. Con ac-
titudes derrotistas, con la crítica destructiva, plañidera y es-
téril, que nutren pesimismos ancestrales e inhiben la acción
transformadora, será muy difícil el salto hacia el futuro.
Es la hora de atreverse a cambiar y, para ello, por en-
cima de la acumulación de errores históricos que sirven para
nutrir discursos quejumbrosos, hay que exaltar la nada des-
preciable dotación de instrumentos de que dispone Vene-
zuela para triunfar sobre las vicisitudes actuales.
Es verdad que hemos dilapidado valiosos recursos y un
tiempo precioso para la construcción del nuevo país. Es ver-
dad también que el aprovechamiento irresponsable de la riqueza
fácil ha menguado nuestra capacidad de lucha contra la descom-
posición del país. Pero también es verdad que en este pro-
ceso Venezuela ha construido un conjunto de fortalezas que,
bien orientadas, pueden permitirnos enfrentar con éxito la
difícil situación que atravesamos. Se trata de concientizar y
sacar partido de los errores pasados que nos han conducido,
al igual que en nuestra guerra emancipadora, a la derrota de
esta primera república económica, social y política que qui-
281
simos construir apoyados en el uso parasitario de los recur-
sos petroleros y mineros. Se trata ahora de delinear y mar-
char con decisión en el camino que nos conduzca a un nue-
vo Carabobo, apoyados en el aprovechamiento disciplinado
de las valiosas destrezas y recursos de que disponemos.
No todo ha sido pérdida. Muchos de los frutos invertidos
han sido bien utilizados. A pesar de las limitaciones de nuestro
sistema educativo y de las imperfecciones de nuestra organi-
zación productiva, hemos construido apreciables vanguardias
de excelencia. Al lado de la acumulación de enseñanzas del
pasado, el país dispone de una nueva generación de jóvenes
científicos, gerentes y hombres de la cultura, que constituyen
un ingente patrimonio nacional y un poderoso instrumento
para su modernización. Un hecho que refuerza ese criterio
son los notables logros alcanzados por nuestros artistas plás-
ticos y escénicos, por nuestro movimiento musical, por nues-
tros jóvenes deportistas, por nuestras mujeres, quienes han
conquistado para Venezuela posiciones de relieve en el ám-
bito internacional, a pesar de la crisis que vive la entera
sociedad. Si agregamos a tan notable base de recursos huma-
nos de alto nivel, la creatividad de nuestros trabajadores, su
voluntad para superar dificultades, la rica dotación nacional
de recursos naturales y la existencia de una de las infraes-
tructuras físicas más sólidas de América Latina, se completa
un cuadro integral que permite fundar una visión optimista
del futuro nacional. Finalmente ese cuadro de potencialidades
se refuerza con las brillantes oportunidades que brinda a
Venezuela el acelerado proceso de integración que se está
desarrollando en América Latina. Nuestra activa participación
en el Grupo Andino, la constitución del G3, las promisorias
relaciones con Brasil y las perspectivas de inserción en MERCO-
SUR abren, en efecto, una favorable perspectiva a la eco-
nomía venezolana.
Un ejemplo importante de cómo podríamos aprovechar
las posibilidades de transformación que yacen en esa disponi-
bilidad de recursos humanos de alta calidad, la están dando
algunas empresas de vanguardia que se abren paso en el
camino de su autotransformación competitiva en el mercado
latinoamericano y mundial. Tuve oportunidad de participar
hace unos días en el Congreso Anual de Con industria donde
se presentaron, a título de ejemplo, tres notables casos en
este sentido. Tres industrias de transformación que, sobrepo-
niéndose a la crisis nacional y a las limitaciones del entorno,
están conquistando exitosamente mercados externos para su
producción. Ese éxito, que demuestra claramente las reser-
vas que subyacen en la sociedad venezolana, mayoritaria-
282
mente desaprovechadas hasta ahora, es una invitación a colocar,
por encima de la crítica destructiva, el esfuerzo creativo de
todos en la positiva acción transformadora, hacia el primor-
dial objetivo de construir las bases estables de una nueva
Venezuela.
Señores.
283
LAS ACADEMIIAS NACIONALES ANTE LA
REFORMA DEL CODIGO ORGANICO TRIBUTARIO
CONSIDERAOONES PREVIAS
285
tradón Tributaria (SENIAT) y subordinar el Resguardo Nacio-
nal Tributario a la Administración Tributaria. De la documen-
tación recibida se desprende, igualmente, que este Proyecto
de Reforma fue elaborado por un grupo de abogados ase-
sores del ya mencionado Servicio Nacional de Administra-
ción Tributaria y que no ha sido introducido formalmente al
Congreso de la República por el Ejecutivo Nacional, sino por
un grupo de parlamentarios según comunicación dirigida al
Presidente de la Cámara de Diputados de fecha 14 de noviem-
bre de 1995. Posteriormente, en enero de 1996 el SENIAT hizo
llegar al Congreso otro proyecto de reforma del Código Or-
gánico Tributario que si bien tiene diferencias formales con el
proyecto de 1995, en el fondo está guiado por los mismos
propósitos de aquél.
El último Proyecto mencionado contempla las siguien-
tes modificaciones básicas:
286
el tributo en un plazo máximo de cinco días. Si el con-
tribuyente no presentase declaraciones ni cancelase el
tributo en el plazo establecido, la administración lo deter-
minará de oficio e iniciará el juicio correspondiente. En
lo que atañe a la determinación de impuestos sobre
base de presunciones, la Administración podrá presumir
volúmenes de ventas y compras o ingresos omitidos por
diferentes vías. Cuando la Administración presuma la
existencia de defraudación tributaria podrá inmovilizar
libros, archivos, documentos, registros y bienes en infrac-
ción, de cualquier naturaleza.
OBSERVACIONES RELEVANTES
288
Tributaria a recaudar impuestos y el derecho del contribu-
yente a no pagar más de lo pautado. Por lo tanto, ante
posibles controversias entre las ópticas interpretativas de la
Administración y el contribuyente, el Código ordena que las
mismas se resuelvan bajo el estricto imperio de la Ley. Se
trata de un debate regulado por la Ley que establece prin-
cipios para determinar un monto de exacción, que no debe
ser excedido por la Administración ni reducido por el contri-
buyente, todo ello sobre el plano de igualdad y libertad
consagrado por la Constitución y otras Leyes de la República.
289
pretensión exclusivamente a la medida legal. De ahí, que
según los tratadistas, cualquier reclamo del Fisco debe ha-
cerse con estricto acatamiento al elemental derecho del contri-
buyente a ser oído previamente, a poder alegar y probar sus
razones, a que no se malogre su patrimonio y mucho menos
su libertad, como consecuencia de ejercicio de facultades de
recaudación de impuestos que tiene el Estado.
290
tas bancarias y de diferencias entre insumas utilizados y
producción obtenida, así como cuantía de inventarios.
Con ese recurso se abre un campo fecundo para la
arbitrariedad y discrecionalidad del funcionario de conse-
cuencias impredecibles, así como una violación de prin-
cipios puesto que la Administración no puede imaginar
la capacidad contributiva a su antojo, sino comprobar su
existencia con hechos reales.
291
Por otra parte, lo más injusto de este proceso radica en
que a pesar de todos los privilegios del Fisco, tampoco se
exija a éste garantía o fianza ante sus actos. De ese modo, en
caso de resultar inocente el particular sólo le quedaría la
posibilidad de reclamar daños que eventualmente se cance-
larían por la vía de "acreencias no prescritas", procedimiento
que resulta excesivamente largo y, en no pocos casos, marcada-
mente inoperante. Por ello, la más elemental garantía de equi-
librio exige que se instrumenten mecanismos para que el
Fisco proporcione garantías en caso de que el juicio favo-
rezca al contribuyente.
CONCLUSIONES
293
reforma en estudio, a establecer medidas coercitivas que aten-
tan contra los derechos humanos, sin hacer uso mas ade-
cuado de los instrumentos de control establecidos en las le-
yes vigentes.
294
fensión jurídico-económica e incrementan la discrecionalidad
del funcionario, pudiendo utilizarse como instrumento de extor-
sión e incluso de persecuciones políticas en un país en don-
de tales prácticas lamentablemente no han sido superadas.
Esas posibilidades de desviación se acrecentan por el hecho
de que, en última instancia, la interpretación de los estados
financieros del contribuyente puede realizarse 'desde muy va-
riados puntos de vista, dependiendo de la interpretación que
se haga de normativas tributarias o de prácticas contables
diferentes, todo lo cual justifica el mecanismo de legítima
defensa contenido en nuestro actual régimen contencioso tribu-
tario. La posibilidad de encarcelar, multar y clausurar de ma-
nera simultánea el establecimiento del contribuyente por pura
presunción de delito fiscal, priva del derecho a la defensa a
los contribuyentes y puede colocarlos a merced de manos
inescru pulosas que podrían crear una situación de terrorismo
tributario, capaz de arruinar la economía nacional y debilitar
las bases del sistema democrático.
POSmlLIDADES ALTERNATIVAS
295
bíén la suspensión temporal de la medida si el
indiciado interpone un amparo y se pone a derecho.
296
además de su potencial en materia de recaudación,
presenta la ventaja de que al gravar las distintas
etapas del proceso de producción y comercializa-
ción cierra un circuito que permite controlar la apli-
cación de las demás modalidades de tributación,
especialmente el Impuesto Sobre la Renta. Este im-
puesto es aplicado con bastante éxito tanto en paí-
ses europeos como en América Latina y, en el caso
de Venezuela, su adopción se facilitaría por el hecho
de que ya se ha establecido un impuesto a las
ventas. El IVA es una modalidad que por sus muy
especiales características tiende a generalizarse a
nivel mundial y que, tarde o temprano, se adop-
tará en Venezuela. Su producción, sin necesidad de
aumentar la tasa, sería significativamente mayor que
el impuesto actualmente aplicado que todos pagan,
pero que el Fisco sólo parcialmente lo recauda.
APRECIACIONES FINALES
297
ese sistema de represión tributaria, aunado a la díscrecío-
nalidad del funcionario y a la corrupción generalizada
que ha venido apoderándose de la mayoría de los estra-
tos de nuestra sociedad, pudiera conducir a flagrantes
casos de corrupción que se traducirían en enriqueci-
miento de funcionarios, impunidad para los evasores de
impuestos y escasos proventos adicionales para el Esta-
do, todo ello sin mencionar la posibilidad de extorsión a
que pudieren estar sometido el contribuyente honesto y
respetuoso de sus deberes para con el Fisco. Finalmente,
no puede pasarse por alto que la generalización de pe-
nas privativas de la libertad para delitos de tipo econó-
mico, establecidas por leyes especiales y no por el Có-
digo Penal, resulta contraria al establecimiento de un
clima de confianza necesario para atraer inversiones y
solucionar el problema de la crisis que afecta a la ma-
yoría de los sectores y que tienen su natural incidencia
en las Finanzas Públicas.
Antonio Aguirre
Presidente de la Academia
Nacional de Ciencias Económicas
298
COMENTARIOS DEL
CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL
ACERCA DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE
l. EL ESCENARIO
299
también encarecía los bienes que el Estado requiere para
su funcionamiento, cuyo impacto es considerable, ha-
bida cuenta de que sus gastos de consumo representan
más del 8% del gasto global de la economía venezolana
y más del 17% del consumo privado.
D. LAs MEDIDAS
300
El Ejecutivo aspira a que el déficit fiscal, incluyendo la
capitalizaci6n de FOGADE y los pagos al Banco Central
de Venezuela, se reduzca al cierre del año a 1,9% del
PIE.
302
nómico, pero consideran que el carácter fiscalista de
algunas de ellas -"si bien apuntan en la dirección correc-
ta para reducir el déficit del sector público"-, deben ser
acompañadas de un plan de reactivación económica,
por lo que propusieron al Gabinete Económico un con-
junto de medidas para conciliar ajuste con reactivación
(Hirarn Gaviria, El Universal, 02-05-96 y 16-05-96), todas
ellas orientadas a atenuar el impacto de los factores
negativos.
303
cia por esos instrumentos frente al dólar por parte de
quienes disponían de excedentes de liquidez, 10 que les
permite acumular la ganancia rápida y de corto plazo. El
descenso de volumen de depósitos en el sistema ban-
cario al cierre de abril con respecto al mes precedente
confirma esa apreciación.
304
suficientemente el sentimiento de las mayorías, lo que
se revela en las reacciones de algunas instituciones, co-
mo es el caso de los gremios universitarios, que llaman
la atención sobre la subordinación de las políticas es-
tratégicas y destacan los efectos de estímulo a la infla-
ción y la continuidad de la misma como consecuencia
del aumento de la gasolina, el incremento del impuesto
a las ventas, la supresión del control de cambios y el
aumento de las tasas de interés; además de los efectos
sobre la seguridad social y las conquistas laborales, y la
educación, e incluso advierten sobre una posible esca-
lada represiva y el propósito de la privatización de
PDVSA.
305
atracción de las inversiones extranjeras;
financiamiento multilate-ral para programas sociales;
el fundamento del Programa en un plan preconce-
bido;
v. CONCLUSIONES
306
En este sentido considera el Consejo que no es sufi-
ciente -dada la complejidad de la situación venezolana-
atacar sólo partes de la problemática económica, menos
aún, si ello supone, como en el presente, suturar las
heridas sociales, con lo cual se posterga la curación.
307
otros 11 responden a problemas coyunturales derivados
del plan de ajuste y no tienen relación alguna con una
política social permanente (Centro de Estudios Labo-
rales, El Universal, 29-04-96).
308
Es por esto que el Consejo reitera que es inaplazable
todo esfuerzo para rescatar la ciudadanía y la compe-
titividad, en el sentido amplio de idoneidad, como elemen-
tos indispensables del desarrollo humano que precisa el
país, lo que supone mejorar el recurso humano y asig-
nar a la educación la prioridad fundamental, porque ella
"es la mejor inversión para erradicar la pobreza", como
acertadamente ha afirmado el Secretario General de la
UNESCO, el 13 de mayo último (El Nacional, 14-05-96).
309
afectadas por desigualdades, como en nuestro caso, la
tarea del desarrollo debe comenzar por reducir las caren-
cias y eliminar las desigualdades. Todo ello reclama un
empeño firme y a fondo en la ejecución de una política
clara y definida de seguridad social; de suficiente amplitud,
que acompañe la aplicación de las medidas macroeco-
nómicas.
310
Es por esto por lo que insiste en que se precisa diseñar
las bases para una definición de lo que podría ser una
sociedad afincada en sus propios valores culturales y en
su propio esfuerzo, y delinear los objetivos de un desa-
rrollo autosostenido, sostenible y humano.
Adán Celis
Presidente