Globalización

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Globalización: ventajas y

desventajas en el mundo
actual
Publicado el 10/11/2022
por Redacción APD
Escenarios GlobalesGlobalización

La globalización se puede definir como un proceso de convergencia


mundial que engloba factores muy diferentes: tecnológicos,
económicos, sociales, culturales, medioambientales y políticos, entre
otros. Como si de un monedero se tratara, la globalización incluye
distintas monedas, cada una con su cara y su cruz. Por eso hoy
analizamos la globalización y sus ventajas e inconvenientes.

Ventajas de la globalización
En la cara amable de la globalización se pueden encontrar
las señales que caracterizan a las sociedades más modernas:
integración y facilidad de las comunicaciones, libre movimiento de
mercancías o extensión de los derechos humanos. Son signos de
modernidad que definen a los países desarrollados y mejoran la vida
de sus ciudadanos.

1. La extensión de la comunicación

Si hay un aspecto en el que se ha hecho visible la globalización es el


de las tecnologías de la comunicación. La irrupción y consolidación
de las redes sociales y la posibilidad de contactar en tiempo real con
cualquier parte del planeta han sido dos de sus claves.
Esto también ha afectado a la percepción que el ciudadano tiene del
mundo como un ente único. Para las personas del siglo XXI la Tierra
es la casa común, y mucho más pequeña de lo que era para los
humanos de los siglos pasados.
La globalización caracteriza a las sociedades
más modernas: integración y facilidad de las
comunicaciones, libre movimiento de
mercancías o extensión de los derechos
humanos
Los beneficios son también para las empresas, que pueden agilizar
todos sus procesos y aumentar sus ventas. O para los
investigadores y estudiantes, que pueden conectarse entre sí y
acceder con inmediatez a nuevos conocimientos.
Por otra parte, la comunicación y el uso global de dispositivos
electrónicos ha creado todo un nuevo entramado social y
económico. Gracias a él, han aparecido nuevas profesiones que se
pueden desarrollar en cualquier parte del globo.

2. Intercambio cultural

La comunicación permite el intercambio cultural. Este


conocimiento compartido enriquece a todos, tanto en el ámbito de las
ideas como en el económico. En la historia de la humanidad nunca ha
habido mayor trasvase de valores culturales que en la actualidad.

Este hecho plantea retos y debates, pero la multiculturalidad es una


realidad en los países avanzados. Las grandes capitales del mundo
tienen pequeños microcosmos identitarios en sus barrios y reflejan
una nueva forma de convivencia entre las distintas culturas.

3. Desaparición de las fronteras económicas

La libre circulación de mercancías y capitales ha generado algunos


aspectos positivos para la economía global, aunque no siempre se
han visto reflejados en la población. Que los mismos productos se
puedan consumir en distintos países con las mismas características es
uno de los símbolos de la globalización comercial.
Como en todo proceso, hay avances y retrocesos, y tal vez el aspecto
económico sea uno de los más conflictivos. En la actualidad, hay dos
tendencias opuestas: la de globalizar aún más la economía y la
vuelta al proteccionismo.

Hay que aclarar que los defensores de estas restricciones no son


contrarios a la globalización, en general, sino solo a los factores que
ellos consideran que les perjudican. Por lo que, con el aumento de
aranceles a la importación de productos de algunos países y la
reducción de las exportaciones, hay quien opina que la desglobalización
ha comenzado.

4. Intercambio lingüístico
La permeabilidad cultural que favorecen las redes sociales es uno
de los factores que favorecen el intercambio lingüístico en todo el
planeta. Otro es la aparición de las plataformas en línea que ofrecen
series de televisión y que se han convertido en fenómenos culturales
globales.
Estas plataformas, que permiten el visionado en versión original con
subtítulos, son un gran avance para el conocimiento de otros idiomas
en países que, como España, solo tenían esta opción en casos
aislados.

Los videojuegos, la música y el cine se han hecho todavía más


globales y han servido, sobre todo, para que el inglés se haya
convertido en la lengua franca más utilizada en las últimas décadas.
En este espacio global, el español también ha ido ganando terreno.

5. Extensión de los derechos humanos


Tampoco ha dejado de crecer la difusión de los valores y
derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Firmada en 1948, esta declaración se ha ido completando con pactos
y protocolos hasta conformar la Carta Internacional de Derechos
Humanos. La globalización funciona aquí de dos maneras principales:
como difusora de estos derechos y como instrumento de control
frente a sus violaciones.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) son una pieza clave
para la extensión de estos derechos, como también lo son los
profesionales del periodismo, la medicina y otros que alertan al resto
del mundo cuando hay una vulneración en algún punto del globo. En
este sentido, la implicación de las opiniones públicas de los países
desarrollados es un fenómeno novedoso y muy importante.
Desventajas de la globalización
En la cara negativa del proceso de globalización están,
principalmente, la uniformidad cultural y la desigualdad económica.
Resulta paradójico que se fomente un mismo estilo de vida global
cuando las diferencias en la calidad de vida son tan grandes, no solo
entre países, sino dentro de cada uno de ellos.

1. Intervencionismo extranjero
Entre los problemas que algunos ven al proceso globalizador está una
cierta disminución de la soberanía nacional. Como los países están
tan interrelacionados en lo económico, social, político y cultural,
cualquier desvío de las pautas generales es visto con recelo.
Sin embargo, este intervencionismo no es malo ni bueno por sí mismo,
simplemente es un rasgo característico de los nuevos tiempos. La
bondad o maldad dependerá de las consecuencias. Por ejemplo, que
la comunidad internacional obligue a un país a respetar los derechos
humanos es algo positivo para sus ciudadanos. Sin embargo, si un
grupo de países obliga a otro a adoptar determinadas políticas
económicas que van contra la mayoría de su población, será negativo
para su sociedad.

2. Pérdida de la identidad nacional


También hay quien ve un peligro de pérdida de la identidad
nacional, ya que las sociedades cada vez se parecen más entre sí,
con los mismos gustos culturales, modas, etc.
Tal vez haya que situar el debate en si esas identidades nacionales
son estáticas o si siempre han estado evolucionando. En este
segundo caso, el problema estaría más en la uniformidad que en la
transformación. Más que el cambio, lo que preocupa es que este
cambio lleve a todos los países al mismo sitio, al mismo estilo de vida.
Pero este proceso no es nuevo. Por ejemplo, un habitante de Nueva
York puede tener más en común con uno de Londres que con alguien
del rural de su propio país. Y eso ya sucedía hace siglos. Así las
cosas, el miedo a la pérdida de la identidad nacional no es solo creer
que se abandonan las propias raíces, sino que no se diferencie la
forma de vida de un país a otro.
Sin embargo, en la arena política no faltan quienes han enarbolado
sus banderas como elemento de diferenciación, apelando a las
emociones primarias del sentido de pertenencia. Es el caso de los
nacionalismos de extrema derecha en los países del este de Europa y
de otros más cercanos, como el caso italiano.

3. Declive de las lenguas minoritarias


Para las lenguas minoritarias sí que se ha detectado un riesgo
real de desaparición o, al menos, de pérdida de influencia en sus
territorios. En la vida de una persona esto puede ser casi
imperceptible, pero en el transcurso de varias generaciones puede
darse una paulatina desaparición de muchas lenguas en todo el
planeta.
El problema de que una lengua desaparezca no es algo menor.
La lengua es el máximo exponente de una cultura y su pérdida
conlleva la desaparición de una identidad única e irreemplazable. Por
eso, un correcto proceso de globalización debe preocuparse de que
esas esencias que definen a los pueblos perduren, en la medida de lo
posible.

4. Aumento del desempleo en los países desarrollados

Uno de los aspectos más criticados por los detractores de la


globalización económica es la fuga de empresas nacionales a
países donde los costes de producción son más bajos. Esta
deslocalización ha tenido dos consecuencias perniciosas. Por un lado,
al desaparecer los puestos de trabajo se ha incrementado el paro en
los países desarrollados y se abarata la mano de obra. Por otro, se
han precarizado los empleos y se han perdido derechos que formaban
parte del llamado estado del bienestar.

5. Concentración del capital en grandes multinacionales


Una de las consecuencias del punto anterior es que han crecido las
desigualdades. Aumentando sus beneficios y sus posibilidades de
competir, las grandes multinacionales son las grandes vencedoras de
este modelo de globalización económica. Por el contrario, las
pequeñas empresas nacionales y los profesionales autónomos han
visto mermar sus ingresos y como consecuencia verse afectados por
un desequilibrio económico. Por su parte, los trabajadores han perdido
capacidad adquisitiva.
Mientras el proceso avanza, en muchos países se han vuelto a
levantar banderas nacionales que hacen sospechar que, tal vez, la
humanidad aún no está preparada para lograrlo
En una perspectiva global se puede ver cómo esa concentración del
capital en unas pocas manos empobrece también a los países.
Muchas naciones tienen un producto interior bruto más bajo que la
cifra de negocio de las grandes compañías, lo que sitúa a sus estados
en una posición de inferioridad. Sobre todo a aquellos que se
encuentran en vías de desarrollo. Es por eso que son muchos quienes
ven menos ventajas y más desventajas de la globalización.
En resumen, se podría decir que la globalización es un proceso
irreversible, pero está por ver de qué manera se desarrolla. Mientras
el proceso avanza, en muchos países se han vuelto a levantar
banderas nacionales que hacen sospechar que, tal vez, la humanidad
aún no está preparada para lograrlo.

I. Introducción

El término "globalización" ha adquirido una fuerte carga emotiva. Algunos consideran que
la globalización es un proceso beneficioso --una clave para el desarrollo económico futuro
en el mundo-- , a la vez que inevitable e irreversible. Otros la ven con hostilidad, incluso
temor, debido a que consideran que suscita una mayor desigualdad dentro de cada país y
entre los distintos países, amenaza el empleo y las condiciones de vida y obstaculiza el
progreso social. En esta nota se analizan de manera general algunos aspectos de la
globalización y se procura identificar en qué forma los países pueden aprovechar las
ventajas de este proceso, evaluando al mismo tiempo desde una óptica realista las
posibilidades y riesgos que plantea.

La globalización ofrece grandes oportunidades de alcanzar un desarrollo verdaderamente


mundial, pero no está avanzando de manera uniforme. Algunos países se están integrando a
la economía mundial con mayor rapidez que otros. En los países que han logrado integrarse,
el crecimiento económico es más rápido y la pobreza disminuye. Como resultado de la
aplicación de políticas de apertura al exterior, la mayor parte de los países de Asia oriental,
que se contaban entre los más pobres del mundo hace 40 años, se han convertido en países
dinámicos y prósperos. Asimismo, a medida que mejoraron las condiciones de vida fue
posible avanzar en el proceso democrático y, en el plano económico, lograr progresos en
cuestiones tales como el medio ambiente y las condiciones de trabajo.

En los años setenta y ochenta, muchos países de América Latina y África, a diferencia de
los de Asia, aplicaron políticas orientadas hacia el sector interno y su economía se estancó o
deterioró, la pobreza se agravó y la alta inflación pasó a ser la norma. En muchos casos,
sobre todo en África, los problemas se vieron agravados por factores externos adversos. No
obstante, al modificarse las políticas en estas regiones, el ingreso comenzó a aumentar.
Actualmente se está produciendo una importante transformación. Alentar esta
transformación --y no dar marcha atrás-- es la mejor forma de fomentar el crecimiento
económico, el desarrollo y la lucha contra la pobreza.

Las crisis desencadenadas en los mercados emergentes en los años noventa han mostrado a
las claras que las oportunidades que ofrece la globalización tienen como contrapartida el
riesgo de la volatilidad de los flujos de capital y el riesgo de deterioro de la situación social,
económica y ambiental como consecuencia de la pobreza. Para todas las partes interesadas -
-en los países en desarrollo o los países avanzados y, por supuesto, para los inversionistas--
esta no es una razón para dar marcha atrás sino para respaldar reformas que fortalezcan las
economías y el sistema financiero mundial de modo de lograr un crecimiento más rápido y
garantizar la reducción de la pobreza.

¿Cómo se puede ayudar a los países en desarrollo, especialmente a los más pobres, a
recuperar el terreno perdido? ¿La globalización agrava la desigualdad o puede ayudar a
reducir la pobreza? ¿Se exponen inevitablemente a la inestabilidad los países integrados a la
economía mundial? Estas son algunas de las preguntas a las que se procura responder en las
secciones siguientes.

II. ¿Qué es la globalización?

La "globalización" económica es un proceso histórico, el resultado de la innovación


humana y el progreso tecnológico. Se refiere a la creciente integración de las economías de
todo el mundo, especialmente a través del comercio y los flujos financieros. En algunos
casos este término hace alusión al desplazamiento de personas (mano de obra) y la
transferencia de conocimientos (tecnología) a través de las fronteras internacionales. La
globalización abarca además aspectos culturales, políticos y ambientales más amplios que
no se analizan en esta nota.

En su aspecto más básico la globalización no encierra ningún misterio. El uso de este


término se utiliza comúnmente desde los años ochenta, es decir, desde que los adelantos
tecnológicos han facilitado y acelerado las transacciones internacionales comerciales y
financieras. Se refiere a la prolongación más allá de las fronteras nacionales de las mismas
fuerzas del mercado que durante siglos han operado a todos los niveles de la actividad
económica humana: en los mercados rurales, las industrias urbanas o los centros
financieros.
Los mercados promueven la eficiencia por medio de la competencia y la división del
trabajo, es decir, la especialización que permite a las personas y a las economías centrarse
en lo que mejor saben hacer. Gracias a la globalización, es posible beneficiarse de mercados
cada vez más vastos en todo el mundo y tener mayor acceso a los flujos de capital y a la
tecnología, y beneficiarse de importaciones más baratas y mercados de exportación más
amplios. Pero los mercados no garantizan necesariamente que la mayor eficiencia
beneficiará a todos. Los países deben estar dispuestos a adoptar las políticas necesarias y, en
el caso de los países más pobres, posiblemente necesiten el respaldo de la comunidad
internacional a tal efecto.

III. Crecimiento sin precedente y mayor desigualdad:


Tendencias del ingreso en el siglo XX

La globalización no es un fenómeno reciente. Algunos analistas sostienen que la economía


mundial estaba tan globalizada hace 100 años como hoy. Sin embargo, nunca antes el
comercio y los servicios financieros han estado tan desarrollados e integrados. El aspecto
más sorprendente de este proceso es la integración de los mercados financieros, que ha sido
posible gracias a las comunicaciones electrónicas modernas.

En el siglo XX hubo un crecimiento económico sin precedente, que casi quintuplicó el PIB
mundial per cápita. Sin embargo, este crecimiento no fue regular, ya que la mayor
expansión se concentró en la segunda mitad del siglo, período de rápida expansión del
comercio exterior acompañada de un proceso de liberalización comercial y, en general un
poco más tarde, de la liberalización de las corrientes financieras. En el gráfico 1a se divide
el siglo en cuatro períodos1. En el período entre las dos guerras mundiales, el mundo le dio
la espalda a la internacionalización --o la globalización como se la llama actualmente-- y los
países cerraron su economía y adoptaron medidas proteccionistas y un control generalizado
de los capitales. Este fue el principal factor determinante de los devastadores resultados de
ese período: el crecimiento del ingreso per cápita se redujo a menos del 1% entre 1913 y
1950. Durante el resto del siglo, aunque la población creció a un ritmo extraordinario, el
aumento del ingreso per cápita superó el 2%, principalmente durante la fase de expansión
de que disfrutaron los países industriales después de la guerra.

El siglo XX estuvo marcado por un notable crecimiento del nivel medio de ingresos, pero
los datos muestran a las claras que este crecimiento no estuvo repartido de manera
igualitaria. La brecha entre los países ricos y los países pobres, y entre los sectores ricos y
pobres dentro de cada país, se amplió. Para la cuarta parte de la población mundial más rica
el PIB per cápita casi se sextuplicó durante el siglo, en tanto que para la cuarta parte más
pobre no llegó a triplicarse (gráfico 1b). Sin duda, la desigualdad de ingresos se ha
agravado. Sin embargo, cabe señalar que el PIB per cápita no explica totalmente la
situación (véase la sección IV).

IV. ¿En qué medida están integrados los países en desarrollo?

La globalización supone una integración cada vez mayor del comercio mundial y los
mercados financieros. Pero, ¿en qué medida han participado los países en desarrollo en esta
integración? Los esfuerzos de estos países para ponerse a la par de las economías avanzadas
han tenido resultados dispares. En el gráfico 2a se observa que, desde los años setenta, en
algunos países --sobre todo asiáticos-- el ingreso per cápita se aproxima con rapidez a los
niveles alcanzados en los países industriales. Un mayor número de países en desarrollo sólo
ha avanzado lentamente o ha perdido terreno. Específicamente, en África el ingreso per
cápita se redujo en comparación con los países industriales, y en algunos países disminuyó
en términos absolutos. El gráfico 2b explica en parte esta evolución: los países que
recuperaron terreno son aquellos en los cuales el comercio exterior registró una vigorosa
expansión.

Considérense cuatro aspectos de la globalización:

• Comercio exterior. La participación del conjunto de países en desarrollo en el comercio


mundial aumentó del 19% en 1971 al 29% en 1999. No obstante, el gráfico 2b muestra
grandes diferencias entre las principales regiones. Por ejemplo, las economías asiáticas
recientemente industrializadas han logrado resultados satisfactorios, en tanto que África
en su conjunto ha tenido un desempeño mediocre. La composición de las exportaciones
de los países también es un factor importante. El mayor aumento se ha producido, por
amplio margen, en la exportación de bienes manufacturados, en tanto que ha disminuido
la participación en el total mundial de las exportaciones de productos primarios --entre
ellos los alimentos y las materias primas--, que en general provienen de los países más
pobres.
• Movimientos de capital. En el gráfico 3 se ilustra un fenómeno que muchas personas
asocian a la globalización: un fuerte aumento de los flujos de capital privado hacia los
países en desarrollo durante gran parte de los años noventa. El gráfico también muestra
que a) el aumento se produjo tras un período --en los años ochenta-- en que los flujos
financieros fueron especialmente limitados, b) los flujos oficiales netos de "ayuda" o
asistencia para el desarrollo disminuyeron considerablemente desde principios de los
años ochenta, y c) la composición de los flujos privados se ha modificado de manera
extraordinaria. La inversión extranjera directa ha pasado a ser la categoría más
importante. La inversión de cartera y el crédito bancario aumentaron, pero han mostrado
mayor inestabilidad, y se redujeron de manera abrupta a raíz de las crisis financieras de
finales de los años noventa.
• Migraciones. Los trabajadores se desplazan de un país a otro en parte en busca de
mejores oportunidades de empleo. El número de personas en esta situación aún es
bastante pequeño, pero en el período 1965-90 la mano de obra extranjera aumentó
alrededor del 50% en todo el mundo. La mayor parte de las migraciones se produjeron
entre países en desarrollo. No obstante, la corriente migratoria hacia las economías
avanzadas probablemente de lugar a una convergencia de los salarios a nivel mundial.
También es posible que los trabajadores regresen a los países en desarrollo y que los
salarios aumenten en estos países.
• Difusión de los conocimientos (y la tecnología). El intercambio de información es un
aspecto de la globalización que a menudo se pasa por alto. Por ejemplo, la inversión
extranjera directa da lugar no sólo a una expansión del capital físico sino también a la
innovación técnica. Con carácter más general, la información sobre métodos de
producción, técnicas de gestión, mercados de exportación y políticas económicas está
disponible a un costo muy bajo y representa un recurso muy valioso para los países en
desarrollo.

En esta nota no se analiza en detalle el caso especial de las economías en transición de un


sistema de planificación centralizada a un sistema económico de mercado, pero también
estas economías se están integrando cada vez más a la economía mundial. En realidad, la
expresión "economía en transición" es cada vez menos precisa. En algunos países (por
ejemplo, Polonia y Hungría) la estructura y los resultados económicos se aproximan con
rapidez a los de las economías avanzadas. Otros (como la mayoría de los países de la
antigua Unión Soviética) se ven ante problemas estructurales e institucionales a largo plazo
similares a los que se plantean en los países en desarrollo.
V. ¿Se acrecientan la pobreza y la desigualdad debido a la globalización?

En el siglo XX, el ingreso medio mundial per cápita registró un fuerte aumento, pero con
considerables variaciones entre los países. Se observa claramente que la brecha de ingresos
entre los países ricos y los países pobres se ha ampliado a lo largo de varias décadas. En la
última edición de Perspectivas de la economía mundial se analizan

42 países (que representan casi el 90% de la población mundial) sobre los que se dispone de
datos para la totalidad del siglo XX. La conclusión a la que se llega es que el producto per
cápita creció apreciablemente, pero la distribución del ingreso entre los países muestra hoy
una mayor desigualdad que a comienzos del siglo.

Sin embargo, el ingreso no lo explica todo; una medición más amplia del bienestar que tiene
en cuenta las condiciones sociales muestra que los países más pobres han logrado
considerables avances. Por ejemplo, en algunos países de bajo ingreso, como Sri Lanka, los
indicadores sociales son extraordinarios. En un estudio reciente 2 se llega a la conclusión de
que, si se comparan los países utilizando los indicadores del desarrollo humano (IDH)
elaborados por las Naciones Unidas, que tienen en cuenta la educación y la esperanza de
vida, el panorama es muy diferente del que muestran los datos referidos solamente al
ingreso.
En realidad, es posible que la brecha se haya reducido. De este estudio se infiere
sorprendentemente que existe un contraste entre lo que podría denominarse la "brecha de
ingresos" y la "brecha entre los indicadores del desarrollo humano". Actualmente, el nivel
de ingresos (ajustados por la inflación) de los países pobres es aún mucho más bajo que el
de los grandes países en 1870, y además la brecha de ingresos se ha ampliado. No obstante,
a juzgar por los indicadores del desarrollo humano, la situación de los países pobres es hoy
mucho mejor que la que existía en 1870 en los grandes países. Esto se debe en gran medida
a que los avances médicos y el mejoramiento de las condiciones de vida han aumentado
considerablemente la esperanza de vida.

Sin embargo, aunque la brecha entre los indicadores del desarrollo humano se ha reducido a
largo plazo, son demasiadas las personas que están quedando a la zaga. La esperanza de
vida puede haber aumentado, pero para muchos la calidad de vida no mejoró, y muchos aún
se encuentran sumidos en la indigencia. A esto se suma la propagación del SIDA por toda
África en el último decenio, que está reduciendo la esperanza de vida en muchos países.

Nuevamente es urgente aplicar políticas orientadas específicamente a combatir la pobreza.


En los países que registren un crecimiento satisfactorio y apliquen políticas correctas cabe
esperar una reducción sostenida de la pobreza, dado que los datos recientes corroboran que
existe por lo menos una correspondencia de uno a uno entre el crecimiento y la reducción
de la pobreza. Además, si se aplican políticas orientadas firmemente a combatir la pobreza -
-por ejemplo, mediante gastos sociales adecuadamente focalizados-- es mucho más
probable que el crecimiento se traduzca en una reducción mucho más rápida de la pobreza.
Esta es una razón contundente para que todos los responsables de la política económica,
incluido el FMI, tengan en cuenta de manera más explícita el objetivo de reducir la pobreza.

VI. Cómo pueden los países más pobres recuperar con mayor
rapidez el terreno perdido?

Las condiciones de vida mejoran como consecuencia de la acumulación de capital físico


(inversiones) y capital humano (mano de obra) y de los avances en la tecnología (lo que en
economía se denomina "productividad total de los factores de producción"3. Muchos
elementos pueden facilitar o entorpecer estos avances. La experiencia acumulada por los
países que han registrado un crecimiento del producto más acelerado revela la importancia
de crear condiciones conducentes al aumento del ingreso per cápita a largo plazo. La
estabilidad económica, el desarrollo institucional y la reforma estructural son al menos tan
importantes para el desarrollo a largo plazo como las transferencias financieras, con todo lo
indispensables que éstas puedan ser. Lo que cuenta es el conjunto de políticas, asistencia
financiera y técnica y, en caso necesario, alivio de la deuda.

Forman parte de este conjunto:

• La estabilidad macroeconómica para crear condiciones que favorezcan la inversión y el


ahorro.
• Políticas de apertura al exterior que fomenten la eficiencia a través de la expansión del
comercio y la inversión.
• Reformas estructurales que estimulen la competencia dentro de cada país.
• Instituciones sólidas y una administración eficaz que propenda al buen gobierno.
• Educación, capacitación e investigacion y desarrollo para estimular la productividad.
• Una gestión de la deuda externa que garantice la disponibilidad de recursos suficientes
para el desarrollo sostenible.

Todas estas políticas deben inscribirse en el marco de estrategias elaboradas por cada país
para combatir la pobreza mediante políticas que beneficien a los pobres --y para las que se
preverán recursos presupuestarios suficientes--, por ejemplo, en lo que respecta a la salud y
la educación y la creación de redes de protección social eficaces. Un enfoque participativo,
en el que se consulte a la sociedad civil, acrecentaría enormemente las posibilidades de
éxito.

Las economías avanzadas pueden apoyar de manera crucial los esfuerzos de los países de
bajo ingreso por integrarse a la economía mundial:

• Fomentando el comercio exterior. Una propuesta que se está estudiando es dar acceso
irrestricto a los mercados a todas las exportaciones de los países más pobres, lo cual
ayudaría a estos países a pasar de la especialización limitada a los productos primarios a
la producción de bienes manufacturados que puedan exportarse.
• Estimulando los flujos de capital privado hacia los países de menor ingreso, sobre todo
de inversiones extranjeras directas, lo cual tendría la doble ventaja de asegurar flujos
financieros regulares y facilitar la transferencia de tecnología.
• Acelerando el alivio de la deuda y complementándolo con un aumento de la asistencia
financiera. En los países avanzados la asistencia oficial para el desarrollo se redujo al
0,24% del PIB (1998), frente al objetivo del 0,7% previsto por Naciones Unidas. Como
señaló Michel Camdessus, ex Director Gerente del FMI: "La fatiga de los donantes y
acreedores no es una excusa creíble --sino más bien un argumento sencillamente cínico--
en un momento en que, desde hace diez años, los países avanzados tienen la oportunidad
de beneficiarse del dividendo de la paz".

El FMI apoya las refomas en los países más pobres mediante un nuevo servicio financiero,
el servicio para el crecimiento y la lucha contra la pobreza, y contribuye al alivio de la
deuda por medio de la Iniciativa para los países pobres muy endeudados4.

VII. ¿Perjudica la globalización a los trabajadores de los países avanzados?

También en las economías avanzadas la globalización suscita inquietud. ¿En qué medida
existe, como se piensa, el riesgo de que los trabajadores de alta remuneración pierdan su
empleo y que la demanda de trabajadores menos calificados disminuya debido a la
competencia que plantean las "economías de bajos salarios"? ¿Son los cambios que se están
produciendo en estas economías y sociedades el resultado directo de la globalización?

Las economías están en constante evolución y la globalización es una de las diversas


tendencias que caracterizan esta evolución. Hay otras tendencias que pueden destacarse: a
medida que las economías industriales maduran, se orientan cada vez más hacia los
servicios para atender las cambiantes necesidades de sus habitantes y, además, necesitan
mano de obra más calificada. No obstante, todo lleva a pensar que estos cambios tendrían
lugar --aunque no necesariamente al mismo ritmo-- con independencia de la globalización.
En realidad, la globalización facilita el proceso y reduce su costo para la economía en su
conjunto gracias a los flujos de capital, a las innovaciones tecnológicas y al descenso de los
precios de los bienes importados. Tanto el crecimiento económico como el empleo y las
condiciones de vida alcanzan niveles más altos que en una economía cerrada.

Sin embargo, en la generalidad de los casos estos beneficios no se distribuyen de manera


uniforme entre los grupos de población, y algunos de estos grupos posiblemente queden
totalmente al margen. Por ejemplo, los trabajadores de las industrias más antiguas que están
en declinación pueden verse en dificultades para reciclar sus aptitudes e incorporarse a
industrias nuevas.

¿Cuál debe ser la respuesta de las autoridades? ¿Deben tratar de proteger a grupos
particulares, como los trabajadores de bajo salario o los de las industrias antiguas, limitando
el comercio y los flujos de capital? De esta manera se podría ayudar a algunos segmentos de
la población en el corto plazo, pero en definitiva se estarían menoscabando las condiciones
de vida de toda la población. Más bien, las autoridades deberían aplicar políticas que
promuevan la integración a la economía mundial paralelamente a la aplicación de medidas
que alivien la situación de los más gravemente afectados por los cambios. Sería más
ventajoso para el conjunto de la economía aplicar políticas que favorezcan la globalización
mediante una mayor apertura de la economía y que, al mismo tiempo, se orienten
decididamente a asegurar que los beneficios de esta apertura estén ampliamente
distribuidos. Las autoridades deberían centrarse en dos campos importantes:

• La educación y la formación profesional, para que los trabajadores tengan la oportunidad


de adquirir las aptitudes que exige una economía en constante evolución.
• La creación de mecanismos de protección correctamente orientados a ayudar a quienes
pierdan su empleo.

VIII. ¿Son las crisis periódicas una consecuencia inevitable de la globalización?

La sucesión de crisis financieras de los años noventa --México, Tailandia, Indonesia, Corea,
Rusia y Brasil-- llevan a pensar que algunas de ellas son el resultado directo e inevitable de
la globalización. En realidad, cabe preguntarse si, tanto en las economías avanzadas como
en las economías de mercados emergentes, la globalización crea mayores dificultades para
la gestión económica (recuadro 1).

Recuadro 1. ¿Se ve menoscabada la soberanía nacional en la


formulación de las políticas debido a la globalización?

Cabe preguntarse si una mayor integración, sobre todo en el ámbito financiero, hace
más difícil para la gestión de la actividad económica, por ejemplo, al limitar las
posibilidades de elección de las tasas y sistemas impositivos, o la libertad de acción en
la política monetaria o cambiaria. Si se supone que el objetivo de los países es lograr un
crecimiento sostenible, acompañado de baja inflación y progreso social, la experiencia
de los últimos 50 años muestra a las claras que la globalización contribuye a la
consecución de este objetivo a largo plazo.

Como hemos visto en los últimos años, la volatilidad de los flujos de capital de corto
plazo puede comprometer la estabilidad macroeconómica en el futuro inmediato. Por lo
tanto, en un mundo en que los mercados financieros están integrados, los países verán
que es cada vez más peligroso seguir políticas que no promuevan la estabilidad
financiera. Esta disciplina se aplica también al sector privado, para el que será más
difícil aumentar los salarios y los precios si como resultado el país pierde
competitividad.

Existe también un riesgo de otra naturaleza. A veces, los inversionistas -sobre todo los
que operan a corto plazo- se confían demasiado en las perspectivas de un determinado
país, que puede así seguir recibiendo flujos de capital aun cuando su política económica
se haya apartado demasiado de la disciplina necesaria. Esta situación expone al país al
riesgo de que, frente a un cambio de opinión, se produzca un éxodo de capitales.

En resumen, la globalización no reduce la soberanía nacional. Crea fuertes incentivos


para que los países apliquen políticas económicas correctas. También debería crear
incentivos para que el sector privado evalúe cuidadosamente los riesgos. No obstante,
los flujos de inversión de corto plazo pueden ser excesivamente inestables.

En el marco de las tareas en curso para reformar la arquitectura financiera internacional,


es indispensable lograr una mayor estabilidad de los flujos internacionales de capital. En
este sentido, algunos se inquietan ante la posibilidad de que la globalización entrañe la
abolición de las normas que rigen o limitan la actividad económica. Cabe recordar sin
embargo que uno de los objetivos básicos de los trabajos sobre la arquitectura financiera
internacional es establecer normas y códigos basados en principios internacionalmente
aceptados que puedan aplicarse en muchos contextos nacionales diferentes.

Obviamente, si las economías no hubiesen estado expuestas a los mercados mundiales de


capital las crisis no se habrían producido de la misma manera, pero las tasas de crecimiento
económico de estos países tampoco habrían llego a niveles tan excepcionales sin estos
flujos de capital.

Estas crisis fueron complejas debido a que fueron el resultado de la interacción de las
deficiencias de las políticas nacionales y las del sistema financiero internacional. Los países
y la comunidad internacional en su conjunto están tomando medidas para reducir los riesgos
de que se produzcan crisis en el futuro.

A escala nacional, aun cuando varios de los países habían logrado excelentes resultados
económicos, no estaban plenamente preparados para hacer frente a las conmociones que
podían propagarse a través de los mercados internacionales. La estabilidad
macroeconómica, la solidez financiera, la apertura de la economía, la transparencia y la
buena gestión son igualmente condiciones esenciales que los países deben reunir para
participar en los mercados mundiales. Cada uno de los países afectados adolecía de
deficiencias en uno o más de estos aspectos.

A nivel internacional, se quebrantaron varias líneas de defensa importantes contra las crisis.
Los inversionistas no evaluaron adecuadamente los riesgos. En los principales centros
financieros, las autoridades de reglamentación y supervisión no efectuaron un seguimiento
suficientemente atento de la evolución de la situación. Además, la información sobre
algunos inversionistas internacionales, sobre todo de instituciones financieras
extraterritoriales, era insuficiente. En consecuencia, los mercados se mostraron proclives a
un "comportamiento de rebaño" que provocó cambios repentinos de la actitud de los
inversionistas y rápidos movimientos de salida o entrada de capitales, sobre todo de flujos
financieros de corto plazo.

La comunidad internacional está respondiendo a las dimensiones mundiales de la crisis


mediante un esfuerzo continuo por fortalecer la arquitectura del sistema monetario y
financiero internacional. El objetivo básico es lograr que los mercados funcionen con más
transparencia, equidad y eficiencia. Al FMI le cabe un papel central en este proceso, que se
analiza con más detalle en otras hojas informativas 5.

IX. Papel de las instituciones y organizaciones

Las instituciones nacionales e internacionales, que inevitablemente están influenciadas por


las diferencias culturales, desempeñan un papel importante en el proceso de globalización.
Posiblemente lo mejor es dejar que un analista externo nos exponga sus reflexiones sobre el
papel de las instituciones:

". . . Que el surgimiento de mercados de productos básicos y de mercados financieros


altamente integrados esté acompañado de tensiones comerciales y problemas de
estabilidad financiera no debería ser una sorpresa... La sorpresa es que estos problemas
no sean incluso más graves hoy, cuando la integración ha alcanzado un grado tan alto.

"Una posible explicación [para esta sorpresa] es la función estabilizadora de las


instituciones creadas en el intervalo. En el ámbito nacional, cabe mencionar los
mecanismos de protección social y financiera, y a nivel internacional, la OMC, el FMI y
el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria. Estas instituciones quizás estén lejos de
ser perfectas, pero es mejor que existan, a juzgar por la correlación histórica entre el
grado de integración, por una parte, y la cantidad de litigios comerciales y el nivel de
inestabilidad financiera, por la otra".6

X. Conclusión

A medida que el proceso de globalización ha avanzado, las condiciones de vida (sobre todo
medidas utilizando indicadores amplios del bienestar) han mejorado apreciablemente en
casi todos los países. Sin embargo, los más beneficiados han sido los países avanzados y
sólo algunos de los países en desarrollo.

El hecho de que la brecha de ingresos entre los países de alto ingreso y los de bajo ingreso
se ha ampliado es motivo de inquietud. Y el número de personas que, en el mundo entero,
viven en la miseria extrema es profundamente preocupante. Sin embargo, es erróneo
concluir sin más que la globalización ha sido la causa de esta divergencia, o que nada se
puede hacer para mejorar la situación. Por el contrario: los países de bajo ingreso no han
podido integrarse a la economía mundial con la misma rapidez que los demás en parte
debido a las políticas que han decidido aplicar y en parte debido a factores que escapan a su
control. Ningún país, y menos aún los más pobres, puede permitirse quedar aislado de la
economía mundial. Todos los países deberían tener como objetivo reducir la pobreza. La
comunidad internacional debería esforzarse --fortaleciendo el sistema financiero
internacional a través del comercio exterior y de la asistencia-- por ayudar a los países más
pobres a integrarse a la economía mundial, a acelerar su crecimiento económico y a reducir
la pobreza. Esta es la mejor forma de garantizar que todas las personas de todos los países
se beneficien de la globalización.
Globalización y diversidad
cultural: Desafíos y
oportunidades en los
negocios globales

COMCE Noreste

COMCE Noreste
Consejo Mexicano de Comercio Exterior
Fecha de publicación: 24 may 2023
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En un mundo cada vez más globalizado, los negocios se


encuentran en un entorno empresarial dinámico y diverso. La
globalización ha impulsado la interconexión económica y
cultural a nivel mundial, lo que ha generado tanto desafíos
como oportunidades para las empresas.
La globalización y la diversidad cultural son dos aspectos que
están conectados y desempeñan un papel fundamental en el
mundo empresarial actual. A medida que los avances en
tecnología, transporte y comunicación han acercado a las
personas de diferentes partes del mundo, las empresas se han
metido a un entorno empresarial cada vez más globalizado. En
este contexto, la diversidad cultural se ha convertido en un
activo invaluable para las organizaciones, brindándoles ventajas
competitivas y oportunidades de crecimiento en los negocios
globales.
Es impresionante como la globalización ha transformado
radicalmente la forma en que las empresas operan y se
relacionan entre sí a nivel mundial. Esta ha facilitado el comercio
transfronterizo, la inversión extranjera y la expansión de las
cadenas de suministro a nivel global. Debido a los grandes
avances en la tecnología, las comunicaciones se han visto
impactadas positivamente, pues, ha permitido la conectividad
instantánea y la colaboración en tiempo real en diferentes
partes del mundo. Como resultado, las empresas están más
integradas en la economía global y enfrentan una competencia
cada vez más intensa a nivel internacional.
En este contexto globalizado, la diversidad cultural se ha
convertido en un factor de vital importancia para el éxito de los
negocios internacionales. La diversidad cultural se refiere a la
variedad de experiencias, perspectivas, valores y tradiciones que
existen entre las personas de diferentes orígenes culturales. A
medida que las empresas se expanden a nivel global, se
encuentran con una variedad de culturas, idiomas, normas
sociales y prácticas empresariales distintas. En lugar de ver esto
como una barrera, las empresas han comenzado a reconocer los
beneficios de aprovechar y abrazar esta diversidad, pues esta
trae consigo una amplia gama de perspectivas y enfoques que
pueden impulsar la innovación y la creatividad. Las diferentes
culturas tienen diferentes formas de pensar y resolver
problemas, lo que puede generar ideas únicas y soluciones más
efectivas. Al reunir a personas con antecedentes culturales
diversos, las empresas pueden fomentar un entorno de
colaboración en el que se generen nuevas ideas y se impulse la
toma de decisiones más sólidas.
Además, la diversidad cultural en los negocios internacionales
permite a las empresas adaptarse mejor a los mercados locales.
Cada cultura tiene sus propias normas, valores y preferencias, y
comprender estas diferencias puede marcar la diferencia en la
capacidad de una empresa para satisfacer las necesidades y
expectativas de los clientes locales. Al tener empleados que
pertenecen a diferentes culturas, las empresas pueden
aprovechar sus conocimientos y experiencia para adaptar sus
productos, servicios y estrategias de marketing de manera más
efectiva, ganando así una ventaja competitiva en los mercados
internacionales.
Oportunidades de la Globalización

• La globalización ha facilitado la colaboración y las


asociaciones entre empresas de diferentes países. Las
alianzas estratégicas internacionales pueden brindar
acceso a nuevos conocimientos, tecnologías y
recursos, lo que fomenta la innovación y la ventaja
competitiva.

• Se ofrecen más opciones de trabajo y así puede llegar


a incrementar la competencia.

• Las personas están más motivadas para conocer los


idiomas de los diferentes países, esto ayuda a que
amplíen su conocimiento.

• La globalización brinda a las empresas la oportunidad


de acceder a nuevos mercados y clientes en todo el
mundo. Esto permite una expansión del alcance y la
base de clientes, lo que puede impulsar el crecimiento
y aumentar los ingresos.

• Las empresas pueden beneficiarse de una mayor


eficiencia y competitividad al aprovechar las ventajas
que ofrece la producción a gran escala.

Desafíos de la Globalización

• A medida que las empresas se expanden a mercados


extranjeros, se enfrentan a barreras culturales y
lingüísticas.
• Puede llegar a ser posible la desaparición de la cultura
local y la identidad nacional.

• La competencia global es intensificada, ya que las


empresas deben enfrentarse a competidores de
diferentes países con recursos y capacidades similares,
lo que requiere un esfuerzo adicional para
diferenciarse y destacar en el mercado global.

• Las empresas deben estar al tanto de las regulaciones


y adaptarse a los cambios en el entorno comercial
global.

La globalización y la diversidad cultural han transformado el


mundo empresarial, los cuales han brindado tanto desafíos
como oportunidades. Las empresas que saben aprovechar la
diversidad cultural y adaptarse a las demandas de un mercado
global diverso tienen la oportunidad de obtener una ventaja
competitiva significativa. La conexión global ha permitido a las
empresas acceder a nuevos mercados, establecer
colaboraciones internacionales y aprovechar economías de
escala. Sin embargo, también enfrentan barreras culturales,
competencia intensificada y regulaciones comerciales
complejas. Para aprovechar al máximo las oportunidades y
superar los desafíos, las empresas deben valorar y promover la
diversidad cultural, adaptarse a las diferencias locales y estar al
tanto de los cambios en el entorno empresarial global. Aquellas
empresas que logren navegar con éxito en este entorno
globalizado podrán expandirse, innovar y mantener una ventaja
competitiva en el mercado global. Además, es importante
destacar que la globalización y la diversidad cultural pueden
coexistir de manera armoniosa, permitiendo que las empresas
se beneficien de la riqueza de perspectivas y conocimientos que
aporta la diversidad cultural en el mundo empresarial.

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