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A fs. 370/376 del Expte. Penal obra copia de la escritura Nº261 (17/09/1996)
de tracto abreviado, por medio de la cual la Sra. Raquel J. Escobar French Vda. de
Scotto (única heredera de sus padres como cesionaria de los derechos hereditarios de
sus hermanos), vendió al Sr. Rodolfo May el lote objeto del presente conflicto. Este
último lo donó a los Sres. Mónica Lylian May y Roque Fabián Rodriguez, quienes a
su vez lo vendieron al actor, el Sr. Sergio Javier Rodriguez en el año 2000, con
escritura Nº23 (fs. 07/10). La secuencia de transmisiones dominiales registradas se
aprecia fácilmente en el informe dominial de fs. 06.-
Todo lo dicho me lleva a pensar que los bienes no estaban abandonados por
los herederos, sino que por el contrario, fueron objeto de actos de disposición y,
además, gestionados para la producción de renta.
Posteriormente, fs. 03/04 del “Expte. Nº894/94...s/Desalojo” que tengo a la
vista, el inmueble fue objeto de un contrato de locación entre el Sr. Rodolfo May
(adquirente de la heredera Escobar French y antecesor dominial mediato del actor) y
la Sra. Nélida Esther Silveira Dos Santos (demandada), que recae sobre el inmueble
objeto del presente pleito conforme expliqué anteriormente (ítem B). No me caben
dudas de que se trata del mismo lote.-
Si el contrato de locación lleva firmas certificadas el día 20/02/1990, ello le
otorga fecha cierta. Conforme testimonial del Escribano Cohen -vertida en la causa
de Usurpación a fs. 123Vta./124-, el notario manifestó haber redactado el contrato de
locación a pedido de la propia Sra. Dos Santos, a quien explicó puntualmente del
error involuntario cometido en el tipeo, cuando individualizó como solar “C” el
inmueble, indicando que “ambas personas sabían exactamente que contrataban
sobre el inmueble en cuestión, dado que la Sra. Silveria Do Santos por ser
propietaria de una inmobiliaria y haberse enterado de que la Sra. Escobar French
viuda de Scotto había vendido al Sr. May el inmueble que ella pretendía alquilar y
que fué el único inmueble adquirido por el Sr. May a la Sra. Escobar French viuda
de Scotto.” (sic - fs. 124 causa penal). De ello concluyo que el contrato de locación
existió, por más que la demandada intente restarle virtualidad (fs. 659), y ello tiene
importantes consecuencias jurídicas, pues refuerza mi convencimiento de que no
existen elementos para tener por iniciada la posesión animus domini en 1986, dado
que en el año 1990 -al suscribir el contrato de locación- reconoció con ello el carácter
de poseedor y propietario en el Sr. May.-
Quien es locatario de un inmueble, lo tiene efectivamente, pero reconociendo
en otro la propiedad (Art. 2352 CC). Existe una presunción legal de que ello es así,
hasta tanto no se pruebe lo contrario (Art. 2353 última parte CC). Por ende, la Sra.
Do Santos ejercía una mera tenencia inmobiliaria, reconociendo el dominio en
cabeza de su locador -el Sr. Rodolfo May-, situación que se extendió hasta que puso
en conocimiento de éste en forma indubitable su intención de intervertir el título.
Dispone el Art. 2353 CC: “Nadie puede cambiar por sí mismo, ni por el
trascurso del tiempo, la causa de su posesión. ...El que ha comenzado a poseer por
otro, se presume que continúa poseyendo por el mismo título, mientras no se pruebe
lo contrario”, lo que debe completarse en este caso con el Art. 2458 CC “Se pierde
la posesión cuando el que tiene la cosa a nombre del poseedor, manifiesta por actos
exteriores la intención de privar al poseedor de disponer de la cosa, y cuando sus
actos producen ese efecto.” y Art. 2447 CC.-
Conforme explican Marina Mariani de Vidal y Pablo D. Heredia al comentar
el Art. 2458 CC en la obra conjunta (“Código Civil y normas complementarias”,
Tomo 5A, Págs. 334/5, Edit. Hammurabi) dirigida por Alberto Bueres y Elena
Higton, “...para que se produzca la interversión del título y se trasforme la
naturaleza de la ocupación, no obstante lo dispuesto por el art. 2353 del Cód. Civil,
es menester que el tenedor realice un acto positivo de voluntad que revele el
propósito de contradecir la posesión de aquel en cuyo nombre se tenían las cosas, de
manera tal que no deje la más mínima duda sobre su intención de privarlo de la
facultad de disponer de ella.”.-
Ello aconteció en el caso bajo análisis cuando la Sra. Do Santos después de
iniciada la locación, se negó a restituir el inmueble al locador permaneciendo en él.
Además, exteriorizó su voluntad de poseer para sí comunicándolo al Sr. May por
carta documento, en la que asimismo cuestionó implícitamente el derecho posesorio
de su locador, pues reputó perdida la posesión inmobiliaria previa de la heredera que
había transmitido el inmueble al Sr. May (lo que llevo dicho que a mi entender no
ocurrió). Sumo que la accionada realizó algunos actos posesorios (conf. Art. 2384
CC: pagó impuestos, continuó operando el local -florería- habilitado comercialmente
por el municipio, realizó mejoras, etc...). En síntesis, se verifica en el caso la última
parte de la previsión normativa del Art. 2353 CC sumado al Art. 2458 CC, pues ha
existido una exteriorización indudable de la voluntad de intervertir el título, sumada a
hechos concretos que evidencian abierta rebelión contra el titular dominial,
oponiéndose y desconociendo su mejor derecho, impidiéndole materialmente
disponer del bien. No obstante, dicha interversión no tiene incidencia en el sublite,
toda vez que -como se verá más abajo- no se han acreditado los recaudos necesarios
de la prescripción larga invocada por la apelante.
“Para que el locatario intervierta el título por el que ocupa el inmueble no
basta únicamente con que realice actos posesorios —en el caso, el inquilino efectuó
mejoras y pagó impuestos y servicios que estaban a su cargo—, sino que requiere de
un acto positivo de voluntad que se exteriorice de modo que el titular de la
propiedad lo conozca o pueda conocerlo.” (Cámara Nac. De Apelaciones en lo Civil,
Sala K, Hernández, Gladys Myriam c. Fernández, Ricardo Alberto, 13/06/2008, JA
2008, IV, 657, AR/JUR/5441/2008)
Tampoco demuestra que su posesión haya sido continua, dado que más allá
del período que dice se vio turbada en su posesión por la causa penal en curso,
tampoco acredita indubitablemente el ejercicio de actos posesorios en forma continua
por el plazo legal, existiendo meras declaraciones testimoniales que refieren a la
ocupación de esta por largo tiempo, lo que no está avalado por otro elemento de
juicio, lo que tampoco es siquiera mencionado en sus agravios. Y es dable señalar
que los actos posesorios que resultaban necesarios, son aquellos que “difícilmente el
simple ocupante habría de ejecutar (es decir, los que revistan una envergadura tal
que sólo quien se ha trazado el objetivo de apropiarse de la cosa estaría dispuesto a
llevar a cabo), toda vez que no se trata de acreditar cualquier tipo de ocupación”
(Jorge Federico Mercado en jurisprudencia agrupada y comentada correspondiente a
Derechos Reales -I, Pág. 449, 2018 – 1, Edit. Rubinzal Culzoni)
D- La apelante postula que como poseía el inmueble con ánimo de ser dueña,
y no pueden existir dos posesiones simultáneas sobre el bien, ello excluye la
posibilidad de que el actor ejerza la acción reivindicatoria. La registración del título
del inmueble, cuando no se cumplió con el modo (tradición), no sanea la
imperfección del dominio del Sr. Rodríguez, lo que perjudica la acción intentada.
Veamos.
El Sr. Rodríguez Sergio Javier (actor) adquirió el inmueble de los Sres.
Mónica L. May y Roque F. Rodríguez en junio 2000 (Escritura Nº23-fs. 04/07) y
según reseña que efectué con antelación, obran como prueba los títulos antecedentes
de propiedad, anteriores al inicio de la posesión de la demandada por interversión de
título (operada en octubre de 1996). Me refiero en especial a la escritura de venta por
tracto abreviado Nº261 de fecha 17/09/1996 obrante a fs.370/376vta. de la causa
penal que a fs.376 vta. expresa: “...verificando la tradición, desiste, quita y aparta
de los derechos de propiedad, posesión y dominio que con respecto a lo vendido
tenía, transmitiéndole al Adquirente a quien lo ratifica en la posesión dada con
anterioridad.....”.-
Dicha escritura es anterior al envío de la carta documento por parte de la Sra.
Do Santos, cuando dio inicio a su posesión animus domini.-
Que la posesión se entregó efectivamente al Sr. May antes de la
instrumentación de la escritura en 1996 se ve corroborado por: a) declaración
testimonial del escribano Cohen obrantes a fs. 123/124 de la causa penal donde
expresó: 1- que en 1989 la Sra. Raquel Judith Escobar French viuda de Scoto cedió
al Sr. May todos los derechos y acciones hereditarios y/o posesorios sobre el
inmueble que menciona la escritura Nº261 del año 1996. 2- que él verificó
personalmente la tradición al momento de la cesión, la que posteriormente se ratificó
en la escritura Nº261. 3- que él explicó a la Sra. Do Santos el error de identificación
que consignó en el contrato de locación inmobiliaria que ella firmó con el Sr. May.
b) en 1990 (6 años antes de la interversión de título) se firmó contrato de locación
del inmueble entre el Sr. May y la Sra. Do Santos (fs. 03/05 Expte. Nº894/94), pues
ya en esa época aquel detentaba la posesión en virtud de la cesión de derechos
instrumentada en mayo de 1989.
De ello se desprende que la demandada ingresó al inmueble habilitada por el
Sr. Rodolfo May, reconociendo el dominio en otra persona hasta que resolvió
intervertir el título de su ocupación en 1996.-
Del Art. 2790 CC (similar al art. 2256 del Código Civil y Comercial de la
Nación) se deriva la presunción de que el autor del título antecedente era el poseedor
y propietario de la heredad que se reivindica. Para destruir la presunción legal, debe
producirse prueba eficiente, lo que a tenor de lo que llevo dicho no ha sucedido, sino
todo lo contrario.
Claramente la escritura traslativa de dominio inmobiliario a favor del Sr.
Rodríguez es posterior a la pretensa posesión de la demandada, y si él hubiera
acompañado sólo ese título, sería inviable que prosperase la acción reivindicatoria.
Pero el demandante ha agregado “otros títulos más antiguos capaces de justificar
que el transmitente era efectivamente dueño de la heredad. Esos títulos resultarán
eficaces si tienen una fecha anterior a la posesión del demandado. Por ello, se ha
dicho que el art. 2789 no puede ser aplicado en forma aislada, sino
correlacionándolo con el art. 2790. Sólo si el actor no presenta título anterior a la
posesión del demandado, debe rechazarse la demanda por reivindicación” (Beatriz
Arean, Código Civil y normas complementarias, en obra conjunta dirigida por
Alberto Bueres y Elena Highton, Tomo 5B, Pág. 608, 2º edición, 2004, Bs. As, Edit.
Hammurabi SRL)
El antecesor inmediato o mediato que ha sido poseedor y propietario del
inmueble, al venderlo cede implícitamente la acción reivindicatoria, lo que hace
innecesaria la prueba de la tradición del actual reivindicante. (cf. Jorge Horacio
Alterini, Acciones Reales, pág. 100 y siguientes; Cam. Apel. CC Salta, sala IV, t.
XXIX, f° 683). En base a lo dicho, concluyo que el apelante en su memorial
confundió la transmisión del derecho real de dominio que precisa de tradición, con la
posibilidad de ejercicio de la acción reivindicatoria, siendo que ésta última no
necesita de la tradición para ser cedida, pues el transmitente implícitamente confirió
todas las acciones, entre ellas la reivindicatoria.
Libro de Fallos:
Resolución nº:
Fojas nº: