Juez Natural

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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0405/2023-S4

Sucre, 31 de mayo de 2023

SALA CUARTA ESPECIALIZADA


Magistrado Relator: René Yván Espada Navía
Acción de libertad

Expediente: 49610-2022-100-AL
Departamento: Cochabamba

En revisión la Resolución 14/2022 de 4 de agosto, cursante de fs. 636 a 642,


pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Ronald Adoli Pinto
Molina en representación sin mandato de Manfred Armando Antonio Reyes
Villa Bacigalupi contra Mirtha Mabel Montaño Torrico, Vocal de la Sala
Penal Primera; Patricia Torrico Ortega y Oscar Florero Florero, Vocales de
la Sala Penal Segunda; María Giovanna Pizo Guzmán, Vocal de la Sala
Penal Tercera;y, Pablo Antezana Vargas, Vocal de la Sala Penal Cuarta
todos del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba; Vivian
Janeth Enríquez Monasterio, Jhazmany Juan Zenteno Valdez y Maria
Antonieta Tejada Medina, Jueces del Tribunal de Sentencia Penal Primero;
María Eugenia Marquina Mencia, Ronald Colque Rubin de Celis y María
Celina Herbas Herbas, Jueces del Tribunal de Sentencia Penal Tercero; Luis
Fernando Barrios Quevedo, Claudia Ximena Carvallo Gumucio, Norma
Viviana Arnez Arnez y Mabel Leonor Gutiérrez Vallejos, los cuatro Jueces de
Sentencia Penal Segundo, Tercera, Cuarta y Décima Primera,
respectivamente; y, Wilson Gonzalo Saavedra Paniagua, Juez de Instrucción
Penal Quinto; todos del nombrado departamento.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 3 de agosto de 2022, cursante de fs. 397 a 410, el


accionante, mediante su representante sin mandato; manifestó lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Desde el momento que decidió postular a su candidatura a Presidente del Estado en


las elecciones generales de 2009, donde saco el segundo lugar, fue sometido a una

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persecución judicial; pues, con la finalidad de anularlo políticamente el Ministerio
Público a denuncia de la Gobernación del Departamento de Cochabamba, instauro
varias acciones penales en su contra, poniendo en riesgo sus derechos fundamentales
a la libertad física, a la integridad personal, psicológica y moral; así como, a la vida
digna, lo que motivó a que abandone el país con destino a Estados Unidos (EE. UU.),
donde solicitó asilo político y le fue concedido; no obstante, dichos procesos se
siguieron tramitando con una serie de irregularidades e ilegalidades, sometiéndolo a
un procesamiento ilegal que deriva en la afectación de su derecho a la libertad física,
realizando una aplicación retrospectiva de la Constitución Política del Estado de 2009, a
hechos acontecidos entre 2006 a 2008, desconociendo su derecho adquirido de ser
juzgado ante un tribunal definido con anterioridad a los hechos investigados,
sometiéndolo a juzgamientos ante el fuero común, cuando las conductas por las que
se le procesa penalmente fueron en el ejercicio del cargo de Prefecto del
departamento de Cochabamba; por lo que, gozaba de fuero constitucional de juicio de
responsabilidades, agravando además su situación jurídica al notificarlo mediante
edictos publicados en medios de comunicación de circulación nacional, pese a conocer
que se encontraba fuera del país, en calidad de asilado en EE. UU. –así como, su
domicilio en el país referido–, lo que motivó que no se entere de las acusaciones en su
contra, colocándolo en estado de indefensión.

Todo esto devino en la restricción de su derecho a la libertad física con medidas


cautelares como el arraigo, presentación periódica y alertas migratorias, además de
la amenaza de reclusión en la cárcel pública por las sentencias condenatorias
emitidas; por otro lado, las normas vigentes al momento de la comisión de las
presuntas conductas delictivas, definen al juez natural competente para ser juzgado
penalmente en el marco de los estándares internacionales que protegen al debido
proceso en dicho elemento; en cuyo marco, en su caso, el juez natural competente
era la Corte Suprema de Justicia, ahora Tribunal Supremo de Justicia, conforme lo
previsto por los arts. 14 y 118.I.5 de la Constitución Política del Estado abrogada
(CPEabrg), mandato acogido en el art. 120.I de la vigente Constitución Política del
Estado (CPE).

Para sustentar la determinación de no declinar competencia, se argumentó que el


art. 184 de la actual Norma Suprema, ya no establece como atribución del Tribunal
Supremo de Justicia, el conocer y resolver juicios de responsabilidad en contra de
Gobernadores Departamentales, extremo irracional y carente de sustento jurídico
constitucional; ya que, si bien las disposiciones de la Ley Fundamental no están
alcanzadas por el principio de irretroactividad; motivo por el que, pueden ser aplicadas
retrospectivamente, aquello tiene su límite en los derechos adquiridos y los derechos
humanos que no pueden ser afectados; además, si bien la actual Norma Suprema,
entró en vigencia el 7 de febrero de 2009, la Corte Suprema de Justicia estuvo en
funcionamiento hasta el 31 de diciembre de 2011, iniciando labores el Tribunal
Supremo de Justicia, recién el 1 de enero de 2012; por lo que, los preceptos
respectivos al caso comenzaron a operar y ser aplicadas desde el 2 del mes y año
precitados; por tanto, al momento de la instauración de los procesos penales en su
contra, estaba en funcionamiento la nombrada Corte.

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Añadió que, en dichos procesos penales –identificados con Número de Registro
Judicial (NUREJ) 201008247, 200912432, 201002893, 200938654, 201001283,
200937486, 201033017, 200912431, 200935860, 200916828, 201142559,
200917414 y 200920476–, se presentaron acusaciones formales y en algunos hasta
se emitieron sentencias condenatorias, las cuales al lesionar el debido proceso en su
elemento del juez natural, se encuentran viciadas de nulidad absoluta al igual que los
procesos, conforme los estándares establecidos por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (Corte IDH); motivando que se encuentre agobiado, amenazado
de ser encarcelado en cualquier momento, en desmedro de su función de Alcalde
Municipal, cargo en el que fue investido mediante voto popular mayoritario.

Por otro lado; señaló que, al someterlo al procesamiento ilegal indicado, también se
transgredió su derecho de igualdad ante la ley, al brindarle un trato diferenciado sin
la debida y razonable justificación frente a la situación de David Sánchez Heredia,
quien fungió como Prefecto del Departamento de Chuquisaca, quien siendo
designado en su cargo al igual que su persona mediante Decreto Presidencial (DP)
28603 de 23 de enero de 2006, junto con otras siete personas; empero, cuando el
nombrado fue denunciado por la presunta comisión de delitos en el ejercicio de sus
funciones, fue sometido a un proceso penal respetando su fuero constitucional de
juicio de responsabilidades, presentándose proposición acusatoria ante el Fiscal
General del Estado, quien formuló requerimiento acusatorio, como consta de los
Autos Supremos 85/2009 y 263/2009 de 9 de marzo y 13 de agosto,
respectivamente; ejerciendo posteriormente el mismo, la función de Senador.

I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados

El impetrante de tutela, mediante su representante sin mandato, denunció la lesión del


debido proceso en sus componentes juez natural, comunicación previa y detallada de
la acusación, plazo razonable y defensa; vinculado a sus derechos a la libertad, a la
igualdad y a una vida digna, citando al efecto los arts. 8.II, 14.II, 23.I, 115, 119.II y
120.I de la CPE; 4, 7, 8 y 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH); y, 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).

I.1.3. Petitorio

Solicitó se conceda la tutela impetrada; y en consecuencia, se ordene la reparación


de los defectos legales, disponiendo la nulidad de los actos procesales penales y
consiguiente nulidad de los procesos identificados hasta la instancia en que se
remitan obrados a la Fiscalía General del Estado, para que instaure el juicio de
responsabilidades; y, se condene a costas a las autoridades judiciales demandadas.

I.2. Audiencia y Resolución de la Sala Constitucional

Celebrada la audiencia pública virtual el 4 de agosto de 2022, según consta en el


acta cursante de fs. 633 a 635 vta., presente el accionante acompañado de su
defensa técnica, Luis Fernando Barrios Quevedo, Juez de Sentencia Penal Segundo
del departamento de Cochabamba, Julia Susana Ríos Laguna, Viceministra de

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Transparencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción; así como, la representante
del Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba; y, ausente las demás
autoridades demandadas; se produjeron los siguientes actuados:

I.2.2. Ratificación de la acción

El impetrante de tutela mediante su representante sin mandato por memorial


presentado el 4 de agosto de 2022, cursante a fs. 528, retiro la presente acción
de defensa, señalando que se debía a diversas razones en resguardo de sus
intereses acorde con la estrategia procesal proyectada, decisión reiterada en
audiencia; empero, ante el rechazo de la misma por parte de la Sala
Constitucional, procedió a ratificarse en los extremos vertidos en su demanda de
esta acción de libertad.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Mirtha Mabel Montaño Torrico, Vocal de la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba, por informe escrito presentado el 4 de
agosto de 2022, cursante a fs. 535 y vta.; manifestó que, en su Sala, radican los
procesos signados con NUREJ 200937486 y 201033017, los cuales conforme lo
reconocido por el propio solicitante de tutela, se encuentran con apelación
restringida; empero, no identificó de qué manera aquello vulneraría su derecho a
la libertad, es decir, carece de un argumento lógico o jurídico, sin identificar cual
sería el fallo en cuestión que hubiese emitido.

Patricia Torrico Ortega y Oscar Florero Florero, Vocales de la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, mediante informe presentado el
4 de agosto de 2022, cursante de fs. 586 a 587; refirieron que, el accionante no
identificó que acciones hubiesen vulnerado las normas procesales o sus derechos
fundamentales, que estén vinculados a su libertad, cuando en el presente caso no se
ha demostrado que su vida esté en peligro, este ilegalmente perseguido o
indebidamente procesado o privado de libertad.

María Giovanna Pizo Guzmán, Vocal de la Sala Penal Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba, a través de informe escrito presentado
el 4 de agosto de 2022, cursante a fs. 537 y vta.; señaló que, remitieron ante su
Sala los procesos signados con NUREJ 200916828 y 200935860, a consecuencia
de los recursos de apelación restringida planteados contra las Sentencias
concernientes, los cuales merecieron la emisión de los Autos de 16 de julio de
2018 y 23 de julio de 2021, respectivamente; que determinaron la suspensión de
sus plazos, debido a la recarga procesal de las salas, estando los mismos a la
espera de sorteo y resolución.

Pablo Antezana Vargas, Vocal de la Sala Penal Cuarta del Tribunal Departamental
de Justicia de Cochabamba, por informe escrito presentado el 4 de agosto de
2022, cursante de fs. 558 a 559 vta.; indicó que, tiene conocimiento de dos
procesos signados con NUREJ 201142559 y 200917414, a consecuencia de los

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recursos de apelación restringida planteados contra las Sentencias condenatorias
de 5 de septiembre de 2016 y de 19 de marzo de 2018, respectivamente,
encontrándose los mismos a la espera de sorteo y resolución, por la redistribución
de las causas penales en salas.

Vivian Janeth Enríquez Monasterio, Jhazmany Juan Zenteno Valdez y María


Antonieta Tejada Medina, Jueces del Tribunal de Sentencia Penal Primero del
departamento de Cochabamba, mediante informe escrito presentado el 4 de
agosto de 2022, cursante de fs. 549 a 550; manifestaron que, dentro del caso
signado 301199200920476, cuyo juicio fue llevado en rebeldía del impetrante de
tutela, en virtud a la SCP 0770/2012 de 13 de agosto, al tratarse de delitos de
corrupción en etapa de juicio, dictaron Sentencia condenatoria en su contra, la
cual fue ejecutoriada por Auto de 17 de septiembre de 2021; empero, esta se
encuentra suspendida a raíz de lo dispuesto por una acción de amparo
constitucional planteada contra el Auto Supremo 535/2021-RA de 21 de julio, que
dejo en suspenso la inadmisibilidad determinada por el mismo.

María Eugenia Marquina Mencia, Ronald Colque Rubin de Celis y María Celina
Herbas Herbas, Jueces del Tribunal de Sentencia Penal Tercero del departamento
de Cochabamba, no presentaron informe alguno ni asistieron a la audiencia de
esta acción tutelar, pese a sus notificaciones cursantes a fs. 497, 498 y 499.

Luis Fernando Barrios Quevedo, Juez de Sentencia Penal Segundo del departamento
de Cochabamba, en audiencia; refirió que: a) Habiéndose señalado audiencia de
juicio oral, la tramitación fue suspendida por una anterior acción de libertad; empero,
habiendo sido revocado el fallo de primera instancia mediante la SCP 0968/2021-S2
de 29 de febrero, la causa se reanudó y actualmente cuenta con nuevo señalamiento
de juicio oral para el 16 de marzo de 2023; y, b) La pretensión planteada debe
agotar la subsidiariedad; así como, acudir de ser necesario posteriormente vía acción
de amparo constitucional.

Claudia Ximena Carvallo Gumucio, Jueza de Sentencia Penal Tercera del


departamento de Cochabamba, a través de informe escrito presentado el 4 de
agosto de 2022, cursante a fs. 561 y vta.; indicó que, en su juzgado radica el
proceso signado con NUREJ 200912432, cuya tramitación fue suspendida por una
anterior acción de libertad; sin embargo, habiendo sido revocado el fallo de primera
instancia mediante la SCP 0968/2021-S2, la causa se reanudó y actualmente cuenta
con señalamiento de juicio oral para el 9 de febrero de 2023; por otro lado, no se ha
lesionado ninguno de los derechos que se encuentran bajo la tutela de la acción de
libertad.

Norma Viviana Arnez Arnez, Jueza de Sentencia Penal Cuarta del departamento de
Cochabamba, por informe escrito presentado el 4 de agosto de 2022, cursante a fs.
573 y vta.; refirió que, mal podría haberse vulnerado los derechos fundamentales
reclamados de lesión, cuando de obrados se evidencia que las notificaciones y medios
de defensa del sindicado se enmarcan en el procedimiento legal respectivo.

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Mabel Leonor Gutiérrez Vallejos, Jueza de Sentencia Penal Décima Primera del
departamento de Cochabamba, mediante informe escrito presentado el 4 de agosto de
2022, cursante a fs. 584 y vta.; manifestó que, carece de legitimación pasiva; ya que,
si bien conoció la causa signada con NUREJ 200938654, en la misma el solicitante de
tutela se encuentra apartado de esta, según lo dispuesto por el Juez inferior.

Wilson Gonzalo Saavedra Paniagua, Juez de Instrucción Penal Quinto del


departamento de Cochabamba, a través de informe escrito presentado el 4 de
agosto de 2022, cursante a fs. 556; señaló que, conoció la causa signada con
NUREJ 200938654, en la cual mediante Auto de 6 de julio de 2022, dispuso en
cumplimiento a la reanudación ordenada por la SCP 0968/2021-S2, que
correspondía a la Jueza de Sentencia Penal Décima Primera del nombrado
departamento, que tramite la acusación fiscal y particular; a partir de lo cual, su
persona perdió competencia sobre dicho proceso.

I.2.3. Intervención de los terceros intervinientes

Julia Susana Ríos Laguna, Viceministra de Transparencia Institucional y Lucha Contra


la Corrupción, en audiencia; manifestó que: 1) El accionante reclama la vulneración
del debido proceso en su vertiente de juez natural, afirmando que debería ser
juzgado a través de un juicio de responsabilidades y no en la vía ordinaria; empero,
debe considerarse que la SCP 0968/2021-S2, que resolvió dos acciones de libertad
anteriores respecto a cinco procesos penales, que perseguían el mismo objeto, sujeto
y causa ahora analizados, ya le denegó la tutela solicitada; 2) De igual manera, el
impetrante de tutela se encuentra participando en forma activa en todos y cada uno
de los procesos penales indicados, purgando rebeldía, dejando sin efecto
mandamientos de aprehensión, activando todos los mecanismos procesales y
llegándose inclusive a renovar su pasaporte, cursando también una autorización de
viaje a EE. UU., del 1 al 12 de agosto de 2022; y, desarraigos temporales; y, 3) Se
planteó ante la jurisdicción ordinaria el mismo reclamo de competencia, instancia que
corresponde que resuelva el mismo, existiendo por ello subsidiariedad.

Patricia Sánchez, en representación del Gobierno Autónomo Departamental de


Cochabamba, en calidad de víctima de los procesos penales de origen, en audiencia;
señaló que, el solicitante de tutela no presentó carga argumentativa respecto a los
derechos fundamentales presuntamente vulnerados y su nexo de causalidad, no
pudiendo por ello efectuarse la interpretación de la legalidad ordinaria pretendida.

I.2.4. Resolución

La Sala Constitucional Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba,


por Resolución 14/2022 de 4 de agosto, cursante de fs. 636 a 642, denegó la tutela
solicitada, sin ingresar al fondo de la problemática planteada; fundamentando que, el
derecho a la libertad no se encuentra vinculado al derecho al juez natural hoy
reclamado de lesión, bajo el alegato de que contaría con fuero constitucional; en virtud
de lo cual, le correspondía juicio de responsabilidades; por este motivo, aquello debe

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reclamarse primero en la vía ordinaria y posteriormente mediante acción de amparo
constitucional; por lo que, la presente no se constituye en la vía idónea.

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

Por Decreto Constitucional de 28 de octubre de 2022, cursante de fs. 690 a 691, se


dispuso la suspensión del plazo procesal para dictar resolución, debiendo reanudarse
el mismo a partir de la notificación con el Decreto Constitucional de reanudación de
30 de mayo de 2023; por lo que, la presente Sentencia Constitucional Plurinacional
es pronunciada dentro de plazo.

II. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establece lo siguiente:

II.1. Por Decreto Presidencial (DP) 28603 de 23 de enero de 2006, se designó


como Prefectos y Comandantes Generales de los Departamentos de la
República, a los siguientes ciudadanos: David Sanchez Heredia, José Luis
Paredes Muñoz, Mario Virreira Iporre, Manfred Armando Reyes Villa
Bacigalupi –hoy accionante–, Rubén Armando Costas Aguilera, Alberto
Luis Aguilar Calle, Mario Adel Cossio Cortez, Ernesto Suarez Sattori y
Leopoldo Fernández Ferreira, (fs. 368 a 369).

II.2. Mediante Auto Supremo 85/2009 de 9 de marzo, emitido a raíz del


requerimiento acusatorio presentado por el Fiscal General de la República
contra el ex Prefecto y Comandante General del Departamento de
Chuquisaca, David Sánchez Heredia, la Sala Plena de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, en cumplimiento “de lo establecido por el numeral 5)
del artículo 118 de la Constitución Política del Estado de 1967 y por el párrafo
tercero del parágrafo I del artículo 3 de la Ley 2445 de 13 de marzo de 2003,
REMITE AL CONGRESO NACIONAL, a fin de que ese Órgano ejercite su
atribución constitucional, el requerimiento acusatorio presentado por el Fiscal
General de la República, con imputación por comisión del delito de
desobediencia a resoluciones en procesos de hábeas corpus y amparo
constitucional tipificado por el art. 179 bis del Código Penal, formulado en
contra de ex funcionarios públicos para cuyo juzgamiento son aplicables las
normas de privilegio constitucional a las que hace referencia el artículo 393
del Código de Procedimiento Penal” (sic) (fs. 357 a 359).

II.3. Cursa Acusación de 7 de mayo de 2010, suscrita por Ingrid Mónica


Mercado Hinojosa, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 200912431,
emitida contra Manfred Armando Reyes Villa Bacigalupi, bajo el
fundamento de que en su condición de Prefecto y Comandante General
del Departamento de Cochabamba, incurrió en irregularidades con relación
al Contrato modificatorio de construcción del Puente Sacambaya, suscrito
el 20 de septiembre de 2006 (fs. 199 a 202 vta.).

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II.4. Consta Acusación de 15 de septiembre de 2011, suscrita por Ingrid Mónica
Mercado Hinojosa, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 200916828,
emitida contra el impetrante de tutela, bajo el fundamento de que en su
condición de Prefecto y Comandante General del Departamento de
Cochabamba, permitió la exclusión del Centro Técnico Forestal (CETEFOR)
de la instancia a su cargo, a raíz de la emisión de la Resolución Prefectural
223/07 de 4 de junio de 2007 (fs. 221 a 226 vta.).

II.5. Cursa Acusación de 30 de septiembre de 2011, suscrita por Ingrid Mónica


Mercado Hinojosa, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 201002893,
emitida contra el solicitante de tutela, bajo el fundamento de que en su
condición de Prefecto y Comandante General del Departamento de
Cochabamba y Máxima Autoridad Ejecutiva (MAE) de dicha entidad
pública, el 11 de octubre de 2006, suscribió el Contrato de construcción
del tramo Lacma y Santivañez; a partir del cual, se suscitaron varias
irregularidades (fs. 53 a 59).

II.6. Consta Imputación de 12 de abril de 2012, suscrita por Jaquelin Marizol


Ponce Brañez, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 200938654,
emitida contra el accionante, bajo el fundamento de que en su condición
de Prefecto y Comandante General del Departamento de Cochabamba,
durante el periodo comprendido entre el 21 de octubre de 2005 al 31 de
diciembre de 2007, no efectuó el control y fiscalización sobre los recursos
emergentes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) (fs. 83 a 89).

II.7. Cursa Acusación de 27 de abril de 2012, suscrita por Silvia Roxana


Guzmán Berbetty, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 201033017,
emitida contra el impetrante de tutela, bajo el fundamento de que en su
condición de Prefecto y Comandante General del Departamento de
Cochabamba y MAE de la citada entidad pública, el 23 de agosto de 2006,
firmó un convenio del sistema de micro riego Berenguela Huaylla Cienega,
que adolecía de irregularidades (fs. 148 a 156 vta.).

II.8. Consta Acusación de 10 de diciembre de 2012, suscrita por Ingrid Mónica


Mercado Hinojosa, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 201001283,
emitida contra el solicitante de tutela, bajo el fundamento de que en su
condición de Prefecto y Comandante General del Departamento de
Cochabamba y MAE de la referida entidad pública, el 27 de marzo de 2007,
suscribió el Contrato Modificatorio vinculado a la ejecución de la presa
Kecoma, incurriendo en una serie de irregularidades (fs. 90 a 98).

II.9. A través de nota de 15 de enero de 2013, Locky Nimick, Director de la Oficina


de Asilo de Arlington, EE. UU., hizo conocer a Manfred Armando Reyes Villa
Bacigalupi, la aprobación de su solicitud de asilo en dicho país (fs. 377 a 380).

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II.10. Cursa Acusación de 18 de enero de 2013, suscrita por Ingrid Mónica
Mercado Hinojosa, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 200912432,
emitida contra el accionante, bajo el fundamento de que en su condición
de Prefecto y Comandante General del Departamento de Cochabamba y
MAE de la indicada entidad pública, omitió aplicar las Leyes 2817 y 3025,
en la contratación de la Carretera Vinto – Sacambaya, aprobada por su
persona el 31 de julio de 2006 (fs. 20 a 29 vta.).

II.11. Por Sentencia 09/2013 dictada “del 5 al 12” de abril, dentro del caso NUREJ
200920476, el Tribunal de Sentencia Primero del departamento de
Cochabamba, declaró al impetrante de tutela autor y culpable del delito de
conducta antieconómica, imponiéndole la pena de cinco años de reclusión, a
raíz de que en su condición de Prefecto y Comandante General del
Departamento de Cochabamba, efectuó una mala dirección administrativa
respecto al Diseño Final del Proyecto Sillar Alternativo, suscrito por su persona
el 1 de septiembre de 2006 (fs. 325 a 338).

II.12. Consta Acusación de 29 de julio de 2013, suscrita por Jaquelin Marizol


Ponce Brañez, Fiscal de Materia, dentro del caso NUREJ 201008247,
emitida contra el solicitante de tutela, bajo el fundamento de que en su
condición de Prefecto y Comandante General del Departamento de
Cochabamba, emitió la Resolución Prefectural 113/2006 de 20 de marzo,
que dispuso la ejecución del proyecto de desconcentración policial,
contraviniendo la normativa establecida al efecto (fs. 3 a 11).

II.13. Mediante Sentencia dictada del “14 al 19” de enero de 2016, dentro del caso
NUREJ 200937486, el Tribunal de Sentencia Primero del departamento de
Cochabamba, declaró al accionante autor y culpable del delito de conducta
antieconómica, imponiéndole la pena de cinco años de privación de
libertad, determinando que el mismo, en su condición de Prefecto y
Comandante General del Departamento de Cochabamba, incurrió en
falencias técnicas con relación al Contrato de construcción de atajos,
suscrito el 15 de septiembre de 2006 (fs. 125 a 147 vta.).

II.14. A través de Sentencia 37/2016 de 5 de septiembre, emitida dentro del


caso NUREJ 201142559, el Tribunal de Sentencia Sexto del departamento
de Cochabamba, declaró a Manfred Armando Antonio Reyes Villa
Bacigalupi autor y culpable del delito de enriquecimiento ilícito,
imponiéndole la pena de cinco años de privación de libertad, por
incremento irregular de su patrimonio en los periodos de 2006 a 2008,
como Prefecto y Comandante General del Departamento de Cochabamba,
al igual que el patrimonio de su esposa (fs. 424 a 452).

II.15. Por Sentencia 7/2018 de 19 de marzo, dictada dentro del caso NUREJ
200917414, el Tribunal de Sentencia Séptimo del departamento de
Cochabamba, declaró al impetrante de tutela autor y culpable del delito de
incumplimiento de deberes, imponiéndole la pena de siete meses de

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privación de libertad, a raíz de que en su condición de Prefecto y
Comandante General del Departamento de Cochabamba y MAE de la
mencionada entidad pública, incurrió en omisiones respecto a los Contratos
firmados con Toyosa S.A., Promisa S.A. y Nibol Ltda., suscritos todos el 2006
(fs. 288 a 315 vta.).

II.16. Mediante Sentencia 28/2020 de 30 de octubre, dictada dentro del caso


NUREJ 200935860, el Tribunal de Sentencia Primero del departamento de
Cochabamba, declaró a Manfred Armando Antonio Reyes Villa Bacigalupi
libre de culpa y pena de los delitos de falsedad ideológica y uso de
instrumento falsificado, proceso que se basó en el supuesto fáctico de que
en su calidad de sindicado hubiese ofrecido prueba adulterada en su
audiencia de medidas cautelares el 4 de noviembre de 2009, con relación
al contrato que acreditaba su actividad laboral (fs. 2915 a 2923).

II.17. Cursa SCP 0968/2021-S2 de 29 de diciembre, emitida dentro de la


acumulación de las acciones de libertad interpuestas por: Hugo Ángel
Hidalgo Herrera en representación sin mandato de Manfred Armando Antonio
Reyes Villa Bacigalupi contra Mirtha Mabel Montaño Torrico, Vocal de Sala
Penal Primera; Patricia Torrico Ortega y Oscar Florero Florero, Vocales de
Sala Penal Segunda; María Giovanna Pizo Guzmán y Jesús Víctor Gonzáles
Milán, Vocales de Sala Penal Tercera; Silvia Clara Zurita Aguilar y Pablo
Antezana Vargas, Vocales de Sala Penal Cuarta, todos del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba; María Eugenia Marquina Mencia,
Marina Celina Herbas Herbas y Ronald Colque Rubín de Celis, Jueces del
Tribunal de Sentencia Penal Tercero; Luís Fernando Barrios Quevedo, Juez
de Sentencia Penal Segundo; Rosario Sonia Sainz Quiroga, Jueza de
Sentencia Penal Tercera; Wilson Gonzalo Saavedra Paniagua, Juez de
Instrucción Penal Quinto; e, Iver Fernando Gonzáles Casano, Juez de
Instrucción Anticorrupción y contra la Violencia hacia la Mujer Primero, todos
de la Capital del mismo departamento (expediente 36686-2020-74-AL); y,
Rodolfo Coimbra Suárez en representación sin mandato de Manfred Armando
Antonio Reyes Villa Bacigalupi contra María Eugenia Marquina Mencia, Marina
Celina Herbas Herbas y Ronald Colque Rubín de Celis, Jueces del Tribunal de
Sentencia Penal Tercero; Luís Fernando Barrios Quevedo, Juez de Sentencia
Penal Segundo; Rosario Sonia Sainz Quiroga, Jueza de Sentencia Penal
Tercera; y, Wilson Gonzalo Saavedra Paniagua, Juez de Instrucción Penal
Quinto, todos de la Capital del citado departamento (expediente 37046-2021-
75-AL); la cual determinó: “1° CONFIRMAR la Resolución de 29 de octubre
de 2020, cursante de fs. 327 vta. a 337, pronunciada por el Juez de
Sentencia Penal Tercero de Quillacollo del departamento de Cochabamba,
respecto al expediente 36686-2020-74-AL; y en consecuencia, DENEGAR la
tutela solicitada, con la aclaración de no haberse ingresado al
análisis de fondo de la problemática planteada; y, 2° REVOCAR la
Resolución 58/2020 de 13 de noviembre, cursante de fs. 188 a 193 vta.,
pronunciada por la Sala Constitucional Primera del Tribunal Departamental
de Justicia de Beni, respecto al expediente 37046-2021-75-AL; y en

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consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada, aclarando que no se
ingresó al análisis de fondo de la problemática en estudio” (las
negrillas son nuestras) (fs. 622 a 632 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El solicitante de tutela, mediante su representante sin mandato, denunció la lesión


del debido proceso en sus componentes juez natural, comunicación previa y
detallada de la acusación, plazo razonable y defensa; vinculado a sus derechos a
la libertad, a la igualdad y a una vida digna; debido a que, las autoridades
demandadas a su turno: i) Incurrieron en un indebido procesamiento en su
contra, en los procesos penales señalados, al desconocer que los supuestos
hechos delictivos endilgados a su persona se suscitaron en el ejercicio de sus
funciones como el entonces Prefecto del Departamento de Cochabamba; por lo que,
gozaba de fuero constitucional, y por ende, correspondía que tales hechos sean
juzgados mediante juicio de responsabilidades y no en la vía ordinaria; tal como
aconteció, con otro Prefecto en situación similar; en virtud de lo cual, se restringe
indebidamente su libertad física al aplicarle a partir de dichos procesos, medidas
cautelares personales como arraigo y/o alertas migratorias, encontrándose además
con el riesgo de ejecutoriarse sentencias condenatorias de reclusión; y, ii)
Conociendo que se encontraba ausente del país con asilo político, procedieron a
notificarlo vía edictos con actuados que debían ser notificados de manera personal,
dejándolo así en estado de indefensión, al juzgarlo sin que hubiese tenido
oportunidad de asumir y ejercer su defensa, de ser oído y juzgado con las garantías
correspondientes.

En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si tales extremos son


evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción de libertad. Jurisprudencia reiterada

Entre otras, la SCP 1743/2014 de 5 de septiembre, estableció respecto a


la temática de exordio, que: “Esta garantía de carácter procesal
constitucional se encuentra consagrada en el art. 125 de la CPE, donde
dispone que: ‘Toda persona que considere que su vida está en peligro,
que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o
privada de libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad
y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y
sin ninguna formalidad procesal ante cualquier juez o tribunal competente
en materia penal, y, solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la
persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se
restituya su derecho a la libertad’. Norma constitucional concordante
con el art. 46 del Código Procesal Constitucional (CPCo), la cual establece
que su objeto es la garantía, protección o tutela de los derechos a
la vida, integridad física, libertad personal y libertad de circulación,
para el restablecimiento inmediato y efectivo de esos derechos,
en los casos en que toda persona que crea estar indebida o

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ilegalmente perseguida, detenida, procesada, presa o que considere que
su vida o integridad física está en peligro.

‘«En tal sentido, debe señalarse que la ingeniería dogmática de la


acción de libertad está diseñada sobre la base de dos pilares
esenciales, el primero referente a su naturaleza procesal y el segundo,
compuesto por los presupuestos de activación. En cuanto al primer
aspecto que configura el contenido esencial de esta garantía, es decir, su
naturaleza procesal, se establece que se encuentra revestida o
estructurada con una tramitación especial y sumarísima,
reforzada por sus características de inmediatez en la protección,
informalismo, generalidad e inmediación; procede contra cualquier
servidor público o persona particular, es decir, no reconoce fueros ni
privilegios. Postulados que pueden ser inferidos de la norma constitucional
antes referida.

Ahora bien, el segundo pilar que estructura el contenido esencial de esta


garantía, se encuentra configurada por sus presupuestos de activación,
que al amparo del art. 125 de la CPE, se resumen en cuatro: a) Atentados
contra el derecho a la vida; b) Afectación de los derechos a la libertad física
como a la libertad de locomoción; c) Acto y omisión que constituya
procesamiento indebido; y, d) Acto u omisión que implique persecución
indebida»’ (SCP 0119/2012 de 2 de mayo)” (las negrillas nos pertenecen).

III.2. Circunstancias de inaplicabilidad de la subsidiariedad excepcional


en virtud a las condiciones de vulnerabilidad

Al respecto, la SCP 0740/2021-S4 de 26 de octubre; instituyó que: “…’Al ser


una excepción a la regla, la aplicación de la subsidiariedad excepcional
de la acción de libertad, se encuentra limitada no sólo por el
cumplimiento de los supuestos que le rigen, sino también por
determinadas circunstancias donde se constate que el agraviado y/o
accionante, está frente a un daño irreparable; ya sea por la naturaleza de los
derechos que se denuncian vulnerados (como es el derecho a la vida que no
admite restricciones en su ejercicio); por el grado de indefensión del
agraviado y/o accionante (evidente negligencia o dilación de autoridades que
rigen la actividad procesal penal, falta de defensa idónea, etc.); o por la
vulnerabilidad del agraviado -y/o accionante- (menores de edad,
mujeres embarazas o con hijos lactantes, personas de la tercera edad,
enfermos graves o personas que merezcan protección especial del Estado).
Circunstancias en la cuales, aun concurriendo los supuestos de
aplicación de la subsidiariedad excepcional, corresponde ingresar al
análisis del fondo, sea concediendo o negando la tutela.

(…)

12
Por su parte la SC 0255/2011-R, de 16 de marzo, ha descrito la inaplicabilidad
de la subsidiariedad excepcional en razón al grado de vulnerabilidad del
agraviado y/o accionante, al afirmar: «No obstante, como se indicó, la
subsidiariedad es una excepción y no la regla, por tanto y como ya se
estableció en las sentencias indicadas, dados los derechos tutelados por la
acción de libertad, en los casos de que inclusive existan medios procesales
idóneos dentro del proceso ordinario, si los mismos resultan ineficaces para la
tutela dada las circunstancias del caso, como por ejemplo tratándose de
medidas cautelares aplicadas a menores de edad, mujeres embarazadas o con
hijos lactantes, a personas de la tercera edad, enfermos graves, o que tengan
la vida en situación de peligro, dada su situación de riesgo por esa situación
natural; no les es aplicable la subsidiariedad excepcional; pues al merecer
protección especial del Estado por su condición que los coloca en desventaja
frente al resto de la población, esos derechos se trasladan al ámbito proceso
penal y conlleva a la aplicación de la regla y no así de la excepción»’.

Del entendimiento desglosado supra; se concluye que, la abstracción de la


subsidiariedad excepcional de la acción de libertad, se suscita a raíz
del grado de vulnerabilidad al que se encuentre sometido el
accionante por circunstancias intrínsecas al caso, en virtud a una
condición especial, que lo coloca en desventaja frente a otros, mereciendo
por ello protección especial por parte del Estado; en ese entendido, con
relación al análisis de la problemática planteada; se advierte que, el hoy
impetrante de tutela al momento de la presentación y sustanciación de esta
acción de libertad, ostentaba la condición de refugiado, misma que de acuerdo
a lo establecido por el art. 1.A inc. 2) de la ‘Convención sobre el Estatuto de
los Refugiados de 1951’ –ratificada por Bolivia, mediante Ley 2071 de 14 de
abril de 2000–, se define como ‘A los efectos de la presente Convención, el
término ‘refugiado’ se aplicará a toda persona:

(…)

Así también, con relación a la protección judicial a los refugiados, Juan


Carlos Murillo González, Encargado de Capacitación en Protección, Unidad
Legal Regional, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados (ACNUR); refirió que: ‘El acceso a la justicia y la
seguridad personal de los solicitantes de asilo y refugiado son
derechos fundamentales para garantizar la protección internacional. En
efecto, sin estos derechos, las otras garantías contenidas en la Convención
sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, y
otros instrumentos de derechos humanos no tendrían razón de ser.
Salvaguardar los derechos humanos fundamentales de los refugiados,
incluyendo el acceso a la justicia y a la seguridad de su persona, es básico
para la protección internacional. Ambos derechos afectan el ciclo del
desplazamiento forzado, y por ende, juegan un papel importante en la
prevención de las causas que generan refugiados. Igualmente inciden en

13
el ejercicio de derechos fundamentales, la calidad del asilo, y
pueden contribuir a la búsqueda de soluciones duraderas.

En determinadas circunstancias, estas garantías fundamentales pueden


ser suspendidas, de conformidad con los criterios establecidos en los
instrumentos mismos de derechos humanos. Sin embargo, siempre
será necesario hacer un debido balance entre las necesidades
humanitarias de las víctimas de la persecución, que requieren
protección y la merecen, y los legítimos intereses de los Estados
frente a su obligación de cumplir sus obligaciones internacionales en
materia de protección de solicitantes de asilo y refugiados.

Compete al Estado respetar y garantizar el goce de los derechos de todos los


individuos bajo su jurisdicción, nacionales y no nacionales. El acceso a la
justicia es un derecho fundamental para la protección y el ejercicio efectivo
de otros derechos humanos. A su vez, la responsabilidad de garantizar la
seguridad de los refugiados corresponde en primer lugar a los gobiernos de
los países de asilo, en cooperación con el ACNUR y otros organismos
relevantes. La seguridad de los refugiados también demanda el respeto de
los países de origen al carácter pacífico y humanitario de la concesión de
asilo y la integridad territorial del país de acogida. Para satisfacer sus
responsabilidades relativas a la seguridad de los refugiados, los países de
asilo requieren el apoyo de la comunidad internacional, así como de los
organismos internacionales, los organismos gubernamentales y no
gubernamentales y otros sectores de la sociedad civil; y por supuesto, se
requiere igualmente de la cooperación de los mismos refugiados’.

Así; se establece que la condición y protección de los refugiados están


definidas por el derecho internacional; bajo la principal premisa de que no
deben ser expulsados o retornados a situaciones en las que sus vidas y sus
libertades corran riesgo; por lo que, bajo el entendimiento de la
jurisprudencia constitucional señalada, y la interpretación
normativa, la abstracción del principio de subsidiariedad, se aplica a
la persona que ostente la calidad de refugiado, cuando éste impetre
mediante la justicia constitucional la protección y restitución de sus
derechos fundamentales; porque se entiende que ante el fundado temor
de ser objeto de persecución, se encuentra impedida de agotar los
mecanismos procesales ordinarios establecidos por la ley” (las negrillas son
nuestras). Entendimiento que aplica igualmente, a los asilados, cuya
excepcional condición conlleva también a su protección reforzada por parte de
los Estados.

III.3. La competencia como presupuesto de validez del proceso

Los presupuestos procesales son requisitos previos que necesariamente han


de darse para constituirse una relación jurídica (Von BULOW, Oscar, Teoría
de las excepciones y lo presupuestos, 1868), entre los cuales se encuentra la

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competencia, cuya inobservancia provocaría un caos jurídico y afectación al
ordenamiento legal y constitucional boliviano, tal como determinó la SCP
0284/2019-S4 de 29 de mayo, al establecer que: “El art. 12. de la Ley del
Órgano Judicial (LOJ) –Ley 025 de 24 de junio de 2010–, define a la
competencia como: ‘…la facultad que tiene una magistrada o magistrado,
una o un vocal, una jueza o un juez, o autoridad indígena originaria
campesina para ejercer la jurisdicción en un determinado asunto’, de dicho
precepto legal, se tiene que la competencia va de la mano con la jurisdicción
-prevista en el art. 11 de la citada norma- como el poder que emana del
pueblo boliviano, y es conferido por el Estado a las autoridades
jurisdiccionales, para administrar justicia, en otras palabras, se puede decir,
que la competencia constituye una división de la jurisdicción, que procura a
través de las facultades conferidas por el Estado, la optimización de la
administración de justicia de manera eficaz y especializada, por lo que, el
respeto y cumplimiento de las competencias atribuidas a determinada
autoridad, tienen que ver con el mantenimiento y preservación del orden
jurídico y la armonía social; es así que, todos los jueces tienen jurisdicción,
puesto que, tienen el poder de administrar justicia, pero a cada uno se le
asigna competencias específicas para conocer y resolver determinados
asuntos, que según establece la ley, se clasifica o determina por razones de
materia, grado, turno, territorio y naturaleza; competencias que se imponen
a las autoridades jurisdiccionales simplemente por necesidades de orden
práctico, conforme ya se precisó.

Consiguientemente, se concluye que la competencia es el modo o forma de


ejercicio de la jurisdicción, que responde a distintos factores, como ser en lo
principal, cuestiones de carácter objetivo (cuando recae sobre el órgano
jurisdiccional, que puede ser la envestidura del juez, vocal o magistrado),
subjetivo (cuando recae sobre el titular o persona física especifica que
debería cumplir determinada competencia o mandato del Estado), territorial
(que tiene que ver con la ubicación, límite geográfico y alcance de la
competencia la autoridad jurisdiccional), y, funcional (por la que se precisa
que autoridad jurisdiccional debe conocer determinadas actuaciones como los
recursos, la sustanciación en segunda instancia, los recursos extraordinarios y
otros); la competencia en razón de materia se ubica dentro del factor objetivo.

(…)

…así también se tiene que el máximo tribunal de la justicia ordinaria


(Tribunal Supremo de Justicia), a través de su Sala Civil, en el AS 095/2014
21 de marzo, haciendo referencia a la competencia en razón de materia,
orientó que: ‘…corresponde precisar que en consideración al carácter
de orden público que revisten las reglas de competencia, cualquier
vulneración al respecto debe ser observada aun de oficio y en
cualquier estado del proceso, no pudiendo la actuación de las partes o de
los propios administradores de justicia, convalidar las infracciones referidas a
la competencia de los Jueces, cuya inobservancia, podrá dar lugar a la

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declaración de incompetencia en cualquier estado del proceso e
incluso a la nulidad de las actuaciones y de las determinaciones
asumidas por un Juez incompetente’.

En tal entendido, se tiene que las normas y cuestiones que versan sobre
competencia tienen carácter imperativo, es así, que el art 120.I de la
CPE, reconoce que: ‘Toda persona tiene derecho a ser oída por una
autoridad jurisdiccional competente…’, derecho ante el cual, el art. 122
de la citada Ley Fundamental, determina imperantemente que: ‘Son
nulos los actos de las personas que usurpen funciones que no les
competen, así como los actos de las que ejercen jurisdicción o potestad que
no emane de la ley´, en tal razón, es menester que las autoridades
jurisdiccionales que se encuentren en la situación de resolver
cuestiones o reclamos sobre su competencia, están en la obligación
de analizar y aclarar tales cuestionamientos, esto, tomado en cuenta
el carácter absoluto e improrrogable de dicha facultad, puesto que, ni
aun con el previo acuerdo de partes, puede trasladarse la competencia de una
autoridad competente en una materia a otra diferente, fundamentos que le
dan la calidad de ser una cuestión de orden público que permite la posibilidad
de ser observada aun de oficio y en cualquier estado del proceso, conforme
prevén los arts. 17.I de la LOJ (…), no pudiendo esta, ser convalidada y menos
ignorada bajo criterios de preclusión, pues su inobservancia, en caso de existir
o declararse la incompetencia en cualquier estado del proceso, decanta en la
nulidad de las actuaciones, conforme establece el art. 122 de la CPE.

Lo contrario ocasionaría un caos jurídico y afectación al


ordenamiento legal y constitucional boliviano, por cuanto, rompería
la estructura jurisdiccional establecida en razón a la especialidad por
materia, regulada por ley y por la propia Constitución Política del Estado a
lo largo de su contenido, generando una situación de inseguridad
jurídica, más si se toma en cuenta que la competencia, al margen de
establecer y regular el orden jurídico, además representa uno de
los pilares del proceso judicial, lo que se puede apreciar en la
orientación que otorga la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia en el
Auto Supremo 692/2014 de 25 de noviembre, donde se expone que: ‘Se
considera presupuestos procesales a aquellos elementos de
existencia previa que resultan necesarios para la formación de un
proceso (…) según Piero Calamandrei ‘Los presupuestos procesales son
los requisitos necesarios para que pueda constituirse un proceso válido, o
una relación procesal válida que deben existir a fin de que se llegue a una
resolución eficaz (…) La doctrina considera como presupuestos
procesales de admisibilidad, de verificación obligatoria por parte
del Juez de la causa: 1) la competencia y jurisdicción del tribunal;
2) la legitimación de las partes y; 3) la pretensión jurídicamente
atendible…’…” (las negrillas y el subrayado nos pertenecen).

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Entendimiento que con relación a la relevancia respecto a la competencia
por materia, el Código de Procedimiento Penal Boliviano reconoce de
manera taxativa; al prever en su art. 46, lo siguiente: “La
incompetencia por razón de materia será declarada, aún de
oficio, en cualquier estado del proceso. Cuando se la declare, se
remitirán las actuaciones al juez o al tribunal competente y, cuando
corresponda, se pondrán los detenidos a su disposición. La
inobservancia de las reglas de la competencia por razón de
materia producirá la nulidad de los actos” (las negrillas y el
subrayado nos pertenecen).

III.4. La nulidad de obrados cuando se hubiere inobservado las reglas de


competencia. El juez natural

Siguiendo la doctrina de la relevancia constitucional para disponer la


nulidad de los procesos judiciales o administrativos, se ha establecido que
en lo que se refiere a la observancia del debido proceso, el principio de
celeridad, economía procesal y la prevalencia del derecho sustancial sobre
el adjetivo; se determinó que, la nulidad de obrados procede cuando la
misma tenga relevancia. Así, los supuestos en los que se ha dispuesto la
nulidad de obrados por inobservancia de las reglas del debido proceso con
relación a la competencia territorial y material, reafirma el entendimiento
de la doctrina de la relevancia constitucional estableciendo que los casos
de incompetencia en razón del territorio, no corresponde la nulidad de
obrados sino evaluar y justificar si existe relevancia constitucional que dé
mérito a la declaratoria de nulidad de actuados procesales; lo que, no
acontece con la competencia material, cuya inobservancia da lugar
indiscutible a la nulidad de obrados.

Así, dicha competencia, se traduce en el derecho al juez natural que toda


persona posee, mismo que vinculado a la aplicación de las normas adjetivas
en el tiempo, fue desarrollado por la SCP 1047/2013 de 27 de junio, la cual
estableció al respecto que: “El derecho al juez natural se encuentra previsto
por el art. 120.I de la CPE, cuya previsión dispone que: ‘Toda persona tiene
derecho a ser oída por una autoridad jurisdiccional competente,
independiente e imparcial, y no podrá ser juzgada por comisiones especiales
ni sometida a otras autoridades jurisdiccionales que las establecidas
con anterioridad al hecho de la causa’.

El juez natural se encuentra previsto por nuestra Norma Suprema como


una garantía jurisdiccional que forma parte del debido proceso, el cual,
conforme lo determinó la jurisprudencia constitucional, es también
aplicable a los procesos administrativos de tipo sancionador y a los
procesos disciplinarios. El juez natural, conforme lo ha sostenido la
jurisprudencia constitucional contenida en la SC 0074/2005 de 10 de
octubre, implica: ‘…el derecho que tiene toda persona a ser oída y
juzgada, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un

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juez regular predeterminado, competente, independiente e imparcial, en la
substanciación de cualquier acusación penal o disciplinaria formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal, familiar o de cualquier otro carácter. Ahora bien,
a los fines de la resolución de la problemática planteada, siguiendo la
doctrina constitucional, corresponde describir de manera resumida la
naturaleza jurídica de los elementos constitutivos del «juez natural»:

a) Juez predeterminado, se entiende por tal a la autoridad cuya


jurisdicción y competencia es determinada por el ordenamiento
jurídico con anterioridad al hecho cometido que será objeto del
proceso, sea judicial o disciplinario administrativo, lo que supone que
el órgano judicial o disciplinario haya sido creado por la norma legal
previamente. De lo referido se infiere que, en el ámbito del derecho
al debido proceso significa el derecho que tiene la persona a ser
juzgada por la autoridad investida, por el ordenamiento jurídico,
de jurisdicción y competencia con anterioridad al hecho
motivador de la actuación o proceso judicial o disciplinario, conforme
corresponda.

Cabe señalar que el derecho al juez predeterminado está


expresamente consagrado por las normas previstas por los
arts. 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (…).

De las normas antes referidas, siguiendo la doctrina constitucional así


como la amplia jurisprudencia emanada de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, se puede concluir que el derecho al juez
predeterminado exige la concurrencia de las siguientes condiciones: i) el
órgano judicial haya sido creado previamente por un precepto
legal; ii) el órgano judicial esté investido de jurisdicción y
competencia con anterioridad al hecho motivador del proceso
judicial o disciplinario; iii) su régimen orgánico y procesal no permita
calificarlo de tribunal ad hoc o de comisión especial; iv) la composición
del órgano jurisdiccional venga determinada por la ley; y v) en cada caso
concreto se siga el procedimiento legalmente establecido para la
designación de los miembros que han de constituir el órgano respectivo.
El cumplimiento de estas condiciones, contribuye a garantizar la
independencia e imparcialidad del órgano jurisdiccional que es lo que se
protege por el derecho al juez predeterminado.

De lo referido se infiere que el derecho al Juez predeterminado es con


relación al juzgado o tribunal con jurisdicción y competencia
predeterminado, no es al titular, es decir, a la persona que ejerce la
condición de Juez o miembro del Tribunal respectivo; por ello debe
entenderse que la garantía (…) del derecho al juez predeterminado, se
refiere a la creación y establecimiento del juzgado o tribunal con la

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respectiva jurisdicción y competencia, no a los jueces o miembros de
un Tribunal como sujetos; así fue entendido por este Tribunal en su
SC 0560/2002-R de 15 de mayo, en la que se expresó la siguiente
doctrina constitucional: «...los alcances del precepto constitucional
(art. 14) no pueden extraerse de la literalidad del precepto, sino de la
finalidad que el mismo tiene dentro del orden constitucional. De ahí
que, de manera congruente con lo anotado, cuando dicho precepto
dice: 'Nadie debe ser juzgado por comisiones especiales o
sometido a otros jueces que los designados con anterioridad
al hecho de la causa', está desarrollando la garantía del Juez
natural, dentro de los alcances anteriormente expuestos, y no a
prohibir que un Juez designado después del hecho conozca y revuelva
el caso, pues esto no sólo que no cumpliría la función teleológica del
mismo, sino que sería de imposible aplicación; pues, ni aun existiendo
jueces vitalicios podría cumplirse tal exigencia, que como ha quedado
establecido no está presente en el espíritu de la norma»:

b) Juez competente, es el órgano que de acuerdo a las normas


jurídicas previamente establecidas, conforme a criterios de territorio,
materia y cuantía, es el llamado para conocer y resolver una
controversia judicial; al igual que se manifestó al conceptuar al juez
predeterminado dicha acepción de competencia no se refiere a la
persona que ejerce circunstancialmente la jurisdicción, sino
alude a la competencia del órgano creado con especificidad para
el ejercicio de la potestad jurisdiccional, vale decir que como juez
competente se debe entender la autoridad que cumpliendo los criterios
que legitiman su acción como tercero imparcial, independientemente de
la persona, ejerce la potestad jurisdiccional en la dilucidación de una
situación problemática para la que fue creada.

c) Juez independiente tiene una doble significación, por un lado, alude


al órgano judicial, como Órgano del Estado, en ese sentido su
configuración constitucional garantiza su independencia de los otros
poderes (art. 116.VI y VIII de la CPE); y de otro lado, alude a la
persona que ejerce la jurisdicción, la cual debe estar exenta de toda
injerencia o intromisión de otras autoridades o poderes del Estado.

d) Juez imparcial, también está referido al órgano jurisdiccional del


Estado, y es un elemento propio y connatural de la jurisdicción; en
otros términos, el ejercicio de la función jurisdiccional supone la
existencia de un órgano imparcial, ajeno por completo al conflicto
originado entre las partes contendientes en el proceso, cuya misión es
la de dirimir un conflicto o la constatación de una situación jurídica,
con efectos de cosa juzgada’.

Conforme a la jurisprudencia glosada, una de las características del juez


natural es su predeterminación; es decir, que el juzgado o tribunal -no el

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juez como titular- debe estar previamente establecido en el ordenamiento
jurídico. Ahora bien, de acuerdo a la Constitución Política del Estado, dicho
juzgado o tribunal debe ser establecido ‘con anterioridad al hecho de la
causa’ (art. 120.I de la CPE).

La redacción de dicha norma podría dar lugar a varias interpretaciones: La


primera, que se entienda que el juzgado o tribunal debe ser anterior al
hecho que origina el proceso judicial o administrativo; supuesto en el cual,
se tendría que concluir que tratándose de normas procesales vinculadas al
juez natural, son aplicables únicamente las normas vigentes al momento
de la comisión del hecho, lo que implicaría extender el principio de
irretroactividad también a aspectos procesales y establecer de manera
indefinida un régimen de transición hasta que se juzgue el último hecho
cometido en vigencia de una determinada ley procesal.

Sin embargo, dicha interpretación no está conforme con los razonamientos


desarrollados precedentemente, vinculados al carácter retrospectivo de las
normas de carácter procesal y tampoco con los principios que informan la
potestad de impartir justicia, entre ellos la seguridad jurídica y la celeridad;
pues, en los hechos, mantener transitoriamente, de manera indefinida, la
vigencia ultractiva de normas procesales provoca indeterminación y falta de
certeza en los justiciables, ocasionando además que se continúe con dos
sistemas procesales sin ningún límite.

La segunda interpretación que podría darse a dicha garantía es que, al


contrario de lo señalado, la norma procesal que se aplica es siempre la
vigente y, en ese entendido, independientemente del estado de la causa,
si existe una modificación respecto a la jurisdicción y competencia de los
juzgados o tribunales, es la nueva ley la que se aplica sin lesionar la
garantía del juez natural.

Dicha interpretación tampoco puede ser sostenible en un Estado


Constitucional, pues si bien, por regla general, efectivamente la norma
procesal que se aplica es la vigente; empero, también debe considerarse
que, tratándose de la garantía del juez natural, no es posible el cambio
arbitrario de juzgados o tribunales, ya que ello implicaría la autorización de la
creación de tribunales ad hoc o comisiones especiales. Por ello, es necesario
efectuar una interpretación que armonice ambos extremos interpretativos,
para determinar con precisión los alcances de dicha norma.

En ese sentido, acudiendo a las normas del bloque de constitucionalidad,


debe considerarse que el derecho al juez natural está previsto tanto en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos como en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Así, el art. 8.1 de la citada
Convención, establece dentro de las garantías jurisdiccionales al derecho
de: ‘Toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e

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imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de
cualquier acusación penal formulada contra ella o para la determinación
de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter’. Por su parte, el art. 14.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), señala que toda persona tiene
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley.

Conforme a dichas normas, la competencia del tribunal o juzgado debe


estar establecida previamente en una ley, como lo ha entendido, además,
la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que
en el caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú de 30 de mayo de 1999,
sostuvo que ‘Constituye un principio básico relativo a la independencia de
la judicatura que toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales
de justicia ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente
establecidos. El Estado no debe crear tribunales que no apliquen normas
procesales debidamente establecidas para sustituir la jurisdicción que
corresponda normalmente a los tribunales ordinarios’.

Nuestra Constitución Política del Estado, conforme se tiene señalado, establece


como una de las características del juez natural su predeterminación,
señalando que las autoridades jurisdiccionales deben estar establecidas ‘con
anterioridad al hecho de la causa’; última frase que, en la Constitución
abrogada, fue introducida en la reforma constitucional de 1861 y que se
mantuvo en todas las reformas constitucionales posteriores, pero que; sin
embargo, debe ser interpretada en su verdadero alcance.

Desde una interpretación teleológica de la norma, que literalmente


determina que las autoridades jurisdiccionales deben estar establecidas
‘con anterioridad al hecho de la causa’, la garantía del juez natural
precautela que no se creen juzgados o tribunales de excepción o
comisiones especiales y que; por tanto, sean las autoridades legalmente
establecidas las que conozcan y resuelvan el caso; interpretación que, por
otra parte, guarda coherencia con lo establecido por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso Castillo Petruzzi antes
señalado.

En ese sentido, la garantía del juez natural y, dentro de ella, la


predeterminación, no alcanza a la exigencia que las autoridades sean
establecidas antes del hecho por el que se juzga a una persona, sino a que
sean anteriores al inicio del juicio -en sede judicial o administrativa-
interpretación que, además, guarda armonía con las labores jurisdiccionales
propias de los jueces y tribunales, quienes en definitiva deben desarrollar y
resolver la causa en el marco de los principios de la potestad de impartir
justicia previstos en el art. 178 de la CPE.

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Así, de acuerdo a lo afirmado precedentemente, debe señalarse que el
inicio del juicio en materia penal o disciplinaria tiene como base a la
acusación o la decisión de procesamiento, pues es a partir de dicha
determinación que se inicia el juicio propiamente dicho, que es la fase
esencial del proceso para la comprobación del delito -o la falta- y la
responsabilidad del imputado -acusado- (art. 329 del CPP); aclarándose
que si bien en la etapa preparatoria de los proceso penales -y en la fase
de investigación de los procesos disciplinarios- existe una autoridad
jurisdiccional, ésta se encarga, fundamentalmente del control de la
investigación, conforme a las facultades y deberes previstos en el Código
de Procedimiento Penal, sin conocer ni resolver el fondo de la causa, salvo
claro está los supuestos establecidos en el mismo Código.

Bajo dicha interpretación, cuando la Constitución Política del Estado señala


que la autoridad jurisdiccional debe estar establecida ‘con anterioridad al
hecho de la causa’ hace referencia a que ninguna persona puede ser
sometida a juzgados o tribunales que no hubieren estado instituidos antes
del inicio de la causa; es decir, antes del inicio del juicio propiamente
dicho, en el que la autoridad, con plena jurisdicción y competencia,
conocerá y resolverá el proceso judicial o disciplinario. En ese sentido, la
norma procesal que instituya a una nueva autoridad jurisdiccional, no
podrá afectar aquellos procesos iniciados en vigencia de la anterior ley
procesal, pues de hacerlo, se lesionaría la garantía del juez natural, de ahí
que sea necesario que, en los casos de sucesión de leyes en el tiempo, se
establezca un régimen transitorio en el que de manera clara se
determinen los supuestos de ultractividad (aplicación de la norma
derogada o abrogada) o de retrospectividad (aplicación de la norma
vigente a procesos en curso), con el fin de dotar de seguridad jurídica a
las personas y de respetar los derechos y garantías jurisdiccionales
previstos en la Constitución Política del Estado y las normas del bloque de
constitucionalidad.

Cabe señalar -como argumento a manera de ejemplo- que un


entendimiento similar fue asumido por la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional peruano, en el expediente:

8662-2006-PHC/TC, al señalar que el derecho al juez natural supone dos


exigencias: En primer lugar, que quien juzgue sea un juez o un órgano que
tenga potestad jurisdiccional, garantizándose así, la interdicción de ser
enjuiciado por un juez excepcional o comisión especial y, en segundo lugar,
‘…que la jurisdicción y competencia del juez sean predeterminadas por la ley,
por lo que la asignación de competencia judicial necesariamente debe haberse
establecido con anterioridad al inicio del proceso, garantizándose así que nadie
pueda ser juzgado por un juez ex post facto o por un juez ad hoc’.

Similar razonamiento se encuentra en la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional Español, que en la STC 060/2008 de 26 de mayo, estableció

22
que el derecho al juez natural ‘…exige que el órgano judicial haya
sido creado previamente por la norma jurídica, que ésta le haya
investido de jurisdicción y competencia con anterioridad al hecho
motivador de la actuación o proceso judicial y que su régimen orgánico
y procesal no permita calificarle como órgano especial o excepcional…’. Es
decir, en otras palabras, que el legislador ha de haber determinado en una
norma con rango de ley y con carácter previo al hecho las reglas de
competencia fundadas en criterios objetivos y generales” (las negrillas y
subrayado fueron añadidos).

III.5. De las autoridades con privilegio constitucional

Sobre el particular, la SCP 1267/2011-R de 19 de septiembre; instituyó


que: “El art. 118.5 de la CPE abrg, estableció como atribución de
la Corte Suprema de Justicia, fallar en juicios de
responsabilidad contra el Presidente, Vicepresidente de la República,
Ministros de Estado y Prefectos de Departamento, cuando
incurrieren en delitos en el ejercicio de sus funciones. La Ley
2445 de 13 de marzo de 2003, estableció el procedimiento para dicho
juzgamiento. En su labor interpretativa, el Tribunal Constitucional dictó
la Declaración Constitucional 003/2005 de 8 de junio y el AC
0018/2005-ECA de 13 de junio, delimitando el rol del Ministerio Público,
órgano jurisdiccional y la normativa procesal penal aplicable.

Empero, frente a la puesta en vigencia de la Constitución Política


del Estado, promulgada el 7 de abril de 2009, cuyos preceptos
fueron desarrollados por Leyes especiales que no la contraríen se
promulgó la Ley 044 de 8 de octubre de 2010 ‘Ley para el
Juzgamiento de la Presidenta o Presidente y/o de la
Vicepresidenta o Vicepresidente, de altas Autoridades del
Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental, Consejo
de la Magistratura, Tribunal Constitucional Plurinacional y del
Ministerio Público’, dentro del marco constitucional delimitado por los
arts. 159.11, 160.6, 161.7 y 184.4; normativa que abrogó la Ley 2445
de 13 de marzo de 2003 y por ende toda disposición contraria al
nuevo régimen jurídico para juicio a las citadas autoridades.

A efectos de no lesionar derechos fundamentales y garantías


constitucionales, la citada Ley, en la parte pertinente a las Disposiciones
Transitorias Primera y Segunda, establece: ‘Primera.- Los juicios de
responsabilidades que se encuentran substanciando la acusación contra
Presidentes y/o Vicepresidentes de la República, Ministros y Prefectos de
Departamentos, por una parte, y Ministros de la Corte Suprema de
Justicia, Magistrados del Tribunal Constitucional, Consejeros de la
Judicatura y Fiscal General de la República, por otra, por delitos
cometidos en el ejercicio de sus funciones, se sustanciarán y
resolverán de acuerdo con lo previsto en la Ley No. 2445 de 13 de

23
marzo de 2003 y Ley No. 2623 de 22 de diciembre de 2003’” (las
negrillas y el subrayado son nuestros).

En ese marco, la SCP 0067/2015 de 20 de agosto, sobre la aplicación de la


señalada Ley 2445, estableció la permisividad de ultractividad de la misma,
pese a su abrogatoria, determinando como precedente constitucional que:
“Este análisis muestra de forma clara que en el caso particular, la aplicación
ultractiva de la disposición impugnada, es totalmente coherente con el
alcance de los derechos, principios y garantías constitucionales; pues si bien,
como se tiene referido, por lo general, una norma solamente rige hacía el
futuro; empero, puede presentarse la ultractividad de la ley, que determina
que los preceptos prevalezcan en el tiempo, pese a su derogatoria o
abrogatoria. Es decir, que una ley derogada sigue produciendo efectos y
sobrevive en algunos casos específicos, por mandato de la norma en vigor,
como en el caso presentado; por lo que no se debe confundir con los
principios de retroactividad excepcional previstos en el art. 123 de la CPE; ya
que, una ley tiene efecto ultractivo cuando la nueva permite que los efectos
de la anterior derogada se mantengan vigentes durante la aplicación de la
nueva, bajo cuyo fin, la ultractividad de la ley encuentra arraigo
constitucional debido a que la aplicabilidad de la Ley cuestionada generaría
problemas de uso en el tiempo, esto en virtud de que está íntimamente
ligada al principio de que todo hecho, acto o negocio jurídico se preside por
la ley en vigor al momento de su ocurrencia, realización o celebración, pues
como de forma pertinente señala la teoría general del derecho, la
aplicación del principio ‘Tempus regit actus’, el tiempo rige el acto,
se traduce en que la norma vigente al momento de suceder los
hechos por ella prevista, es la que se emplea a esos, aunque la misma
haya sido derogada después, precisamente en aplicación de la ley en el
tiempo.

Esto es lo que explica la teoría del derecho, sobre la denominada


ultractividad de las normas derogadas, que se siguen aplicando a
los hechos ocurridos durante su vigencia, fenómeno que se presenta
en relación con todas las disposiciones jurídicas, cualquiera sea su
naturaleza, debido a lo cual la variada doctrina al respecto indicó que, el
legislador bien podrá ordenar también que ciertos preceptos legales
formalmente derogadas, continúen produciendo efectos en torno a
determinadas hipótesis, dada la favorabilidad o pertenencia que ellas puedan
reportar a sus destinatarios, poniéndose de relieve una coexistencia material
de reglas sobre un mismo punto, de suerte que mientras la nueva ley se
enerva bajo la figura de la inaplicación, por su parte la antigua ley prolonga
su existencia al tenor de la ultractividad” (las negrillas son nuestras).

Ahora bien, sobre la mencionada ultractividad de la ley, la SCP 0347/2015-S1


de 13 de abril, ratificando el entendimiento instituido por la DCP 0072/2014
de 13 de noviembre; determinó que: “‘2) La Ultractividad de las leyes, este

24
principio establece que las normas prevalezcan en el tiempo, pese a
su derogatoria o abrogatoria, y básicamente se manifiesta en dos casos:

i) Cuando un acto acontece en un momento determinado del


tiempo, éste se somete a las normas vigentes en esa
oportunidad, pero cuando se promulga una nueva norma que rige la
misma se aplica la norma anterior hasta concluir con el procedimiento
establecido, pese a que coexiste otra norma (nueva) en el mismo tiempo;
y,

ii) Cuando se promulgan disposiciones menos favorables a las vigentes,


referente a actos que se han suscitado en vigencia de la anterior
disposición, se aplican las primeras en base al principio de favorabilidad,
en contrario sensu a la norma prevista en el art. 116. II de la CPE, cuando
prevé que cualquier sanción debe fundarse en una ley anterior al hecho
punible, y en consecuencia, sólo se aplicarán las leyes posteriores cuando
sean más favorables. Al respecto la SC 0440/2003-R de 8 de abril,
estableció que: «…cuando se trata de una ley más benigna, relativa a un
precepto de naturaleza sustantiva, contenido en esas leyes, es aplicable el
principio de retroactividad o, en su caso, de ultraactividad, según cuál sea
la más benigna para el caso planteado»’” (las negrillas nos pertenecen).

Ahora bien, el entendimiento y normativa señalados supra, guarda total


vinculación con el derecho consagrado por el art. 120.I de la Ley
Fundamental, que estipula: “Toda persona tiene derecho a ser oída
por una autoridad jurisdiccional competente, independiente e
imparcial, y no podrá ser juzgada por comisiones especiales ni
sometida a otras autoridades jurisdiccionales que las establecidas
con anterioridad al hecho de la causa”; por tanto, se concluye que,
los procesos instaurados contra quienes fungían como Presidente,
Vicepresidente de la República, los Ministros de Estado y/o los Prefectos
de Departamento (art. 1 de la Ley 2445), en los que se le sindicaran la
comisión de delitos en el ejercicio de sus funciones, debían ser tramitados
conforme a la nombrada Ley.

III.6. Análisis del caso concreto

III.6.1. Consideraciones previas

De los antecedentes y conclusiones del presente fallo constitucional;


se tiene que, con carácter previo a ingresar al fondo de la
problemática planteada, resulta menester efectuar las siguientes
consideraciones:

a) Con relación a la SCP 0968/2021-S2, aludida por Luis


Fernando Barrios Quevedo, Juez de Sentencia Penal Segundo;
Claudia Ximena Carvallo Gumucio, Jueza de Sentencia Penal

25
Tercera; y, Wilson Gonzalo Saavedra Paniagua, Juez de
Instrucción Penal Quinto, todos del departamento de
Cochabamba, como parte de las autoridades demandadas; así
como, por Julia Susana Ríos Laguna, Viceministra de
Transparencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción,
como tercera interviniente (Antecedentes I.2.2 y I.2.3), de la
lectura íntegra de la citada Sentencia Constitucional
Plurinacional (Conclusión II.17); se evidencia que, si bien el
accionante es el mismo, solo existe identidad parcial en
cuanto a las autoridades demandadas; por otro lado, en el
referido fallo constitucional, la causa recae sobre “diez
procesos penales”, que no se encuentran debidamente
identificados; y, si bien el objeto es el mismo, es decir, la
nulidad de dichos procesos iniciados en su contra en la
justicia ordinaria, sin respetar el fuero constitucional que le
correspondía, por acciones cometidas en el ejercicio de sus
funciones como entonces Prefecto del Departamento de
Cochabamba y la condenación de costas; al no poseer
identidad de sujeto y causa, se establece que no existe cosa
juzgada constitucional al respecto; más aún, cuando en dicho
fallo constitucional, no existió un pronunciamiento de fondo a
la problemática planteada; por lo que, de modo alguno
podría constituirse en cosa juzgada constitucional, tal como lo
estableció la SCP 0658/2017-S2 de 3 de julio, reiterada por la
SCP 0521/2019-S4 de 12 de julio, que determinó que: “‘Debe
entenderse que la cosa juzgada constitucional implica
que lo resuelto por el Tribunal Constitucional
Plurinacional en el fondo, ya no puede ser revisado
nuevamente a través de otra acción tutelar’, de lo que
se colige que no existe cosa juzgada constitucional
aunque haya identidad de sujeto objeto y causa
cuando no se ingresó al fondo de la problemática
planteada, lo que ocurre en el caso” (las negrillas son
nuestras); por lo que, en este punto no se advierte óbice
alguno para realizar el análisis y resolución de fondo de la
presente causa;

b) Por otro lado, si bien el adjetivo penal prevé en su Segunda


Parte, Libro Primero, Capítulo IV, la facultad de interposición
de excepciones e incidentes, como medios previstos por la
jurisdicción ordinaria para el saneamiento procesal vinculado
al procesamiento indebido; a partir de lo cual, se suscita la
subsidiariedad excepcional de la acción de libertad; no
obstante, este Tribunal como máximo garante del respeto y
la vigencia de los derechos fundamentales y las garantías
constitucionales; determinó que, la aplicación de la señalada
subsidiariedad excepcional, está limitada no sólo por el

26
cumplimiento de los supuestos que le rigen, sino también
por determinadas circunstancias, entre las que se encuentra
el grado de vulnerabilidad que ostente el impetrante de
tutela, por causas intrínsecas al caso, en virtud a una
condición especial, que lo coloca en desventaja frente a
otros, mereciendo por ello protección especial por parte del
Estado, encontrándose entre estas condiciones la calidad de
asilado; condición que trasladada al ámbito procesal penal,
conlleva a la aplicación de la regla y no así de la excepción
de dicha subsidiariedad (Fundamento Jurídico III.2),
extremo que se suscita en el caso de análisis, conforme lo
alegado por el propio accionante y acreditado por la
documental que cursa en el legajo constitucional
(Conclusión II.9); por lo que, de igual manera en este punto
no se evidencia impedimento alguno para efectuar el
análisis de fondo de la problemática en revisión; y,

c) Por último, corresponde también verificar si la señalada


problemática se encuentra dentro de la naturaleza jurídica
de protección de esta acción de defensa (Fundamento
Jurídico III.1.); en cuyo marco, de los antecedentes y
conclusiones del presente fallo constitucional; se evidencia
que, el presunto procesamiento indebido reclamado, está
vinculado directamente con el derecho a la libertad del
solicitante de tutela; toda vez que, existe sentencias
condenatorias de reclusión en su contra, entre las cuales, la
Sentencia 09/2013 dictada dentro del caso NUREJ
200920476, se encontraba etapa de ejecución; empero, fue
suspendida en su aplicación a raíz de otra acción tutelar,
extremo que constituye un inminente riesgo a la restricción
indebida de la libertad del mismo (Conclusiones II.11, II.13,
II.14 y II.15; y, Antecedentes I.2.2); en virtud de lo cual,
corresponde ingresar al fondo de la problemática planteada.

III.6.2. Análisis de fondo de la problemática traída en revisión

La problemática referida, consiste en que el hoy accionante,


mediante su representante sin mandato, reclama la lesión del
debido proceso en sus componentes juez natural, comunicación
previa y detallada de la acusación, plazo razonable y defensa;
vinculado a sus derechos a la libertad, a la igualdad y a una vida
digna; debido a que, las autoridades demandadas a su turno: 1)
Incurrieron en un indebido procesamiento en su contra, en los
procesos penales señalados, al desconocer que los supuestos
hechos delictivos endilgados a su persona se suscitaron en el
ejercicio de sus funciones como el entonces Prefecto del
Departamento de Cochabamba; por lo que, gozaba de fuero

27
constitucional, y por ende, correspondía que tales hechos sean
juzgados mediante juicio de responsabilidades y no en la vía
ordinaria; tal como aconteció, con otro Prefecto en situación similar;
en virtud de lo cual, se restringe indebidamente su libertad física al
aplicarle a partir de dichos procesos, medidas cautelares personales
como arraigo y/o alertas migratorias, encontrándose además con el
riesgo de ejecutoriarse sentencias condenatorias de reclusión; y, 2)
Conociendo que se encontraba ausente del país con asilo político,
procedieron a notificarlo vía edictos con actuados que debían ser
notificados de manera personal, dejándolo así en estado de
indefensión, al juzgarlo sin que hubiese tenido oportunidad de
asumir y ejercer su defensa, de ser oído y juzgado con las garantías
correspondientes.

Ahora bien, con la finalidad de efectuar un adecuado estudio del


presente caso, conviene efectuar un análisis pormenorizado de la
problemática indicada, punto por punto; en cuyo entendido, con
relación al primero, referido a que las autoridades demandadas a
su turno, incurrieron en un indebido procesamiento en su contra,
en los procesos penales señalados, al desconocer que los supuestos
hechos delictivos endilgados a su persona se suscitaron en el
ejercicio de sus funciones como el entonces Prefecto del
Departamento de Cochabamba; por lo que, gozaba de fuero
constitucional, y por ende, correspondía que tales hechos sean
juzgados mediante juicio de responsabilidades y no en la vía
ordinaria; tal como aconteció, con otro Prefecto en situación similar;
en virtud de lo cual, se restringe indebidamente su libertad física al
aplicarle a partir de dichos procesos, medidas cautelares personales
como arraigo y/o alertas migratorias, encontrándose además con el
riesgo de ejecutoriarse sentencias condenatorias de reclusión; de la
revisión de los requerimientos fiscales y sentencias emitidas dentro
de los merituados procesos penales reclamados (Conclusiones II.3,
II.4, II.5, II.6, II.7, II.8, II.10, II.11, II.12, II.13, II.14 y II.15); se
advierte que, evidentemente los hechos motivo de procesamiento,
emergen de las presuntas acciones u omisiones realizadas por el
ahora solicitante de tutela en su calidad de entonces Prefecto y
Comandante General del Departamento de Cochabamba, cargo en
el que fue investido mediante DP 28603 (Conclusión II.1), al igual
que el ciudadano David Sánchez Heredia, quien fue designado
como Prefecto y Comandante General del Departamento de
Chuquisaca, cuya imputación en su contra por la presunta comisión
del delito de desobediencia a resoluciones en procesos de hábeas
corpus y amparo constitucional, por hechos sindicados en el
ejercicio del señalado cargo, dio lugar a la emisión del Auto
Supremo 85/2009 de 9 de marzo (Conclusión II.2), que determinó
la remisión de la causa al “Congreso Nacional”, a objeto de que ese
Órgano ejercite su atribución constitucional, en “contra de ex

28
funcionarios públicos para cuyo juzgamiento son aplicables las
normas de privilegio constitucional a las que hace referencia el
artículo 393 del Código de Procedimiento Penal” (sic), basando tal
decisión en la aplicación de lo establecido por “el numeral 5) del
artículo 118 de la Constitución Política del Estado de 1967 y por el
párrafo tercero del parágrafo I del artículo 3 de la Ley 2445 de 13
de marzo de 2003” (sic).

En ese marco, conforme a lo establecido en el Fundamento Jurídico


III.5. de este fallo constitucional, a la luz del derecho al juez
natural, consagrado por el art. 120.I de la CPE, que estipula que
toda persona tiene derecho a ser oída por una autoridad
jurisdiccional competente, independiente e imparcial, y no podrá ser
juzgada por otras autoridades jurisdiccionales que las establecidas
con anterioridad al hecho de la causa; se concluyó que, los
procesos instaurados contra quienes fungían como Presidente,
Vicepresidente de la República, los Ministros de Estado y/o los
Prefectos de Departamento (art. 1 de la Ley 2445), en los que se le
sindicaran la comisión de delitos en el ejercicio de sus funciones,
debían que ser tramitados conforme a la nombrada Ley; en cuyo
entendido, en el caso de análisis se establece que todo proceso
iniciado para el juzgamiento de cualquier delito presuntamente
cometido por Manfred Armando Antonio Reyes Villa Bacigalupi, en
el ejercicio de sus funciones en su calidad de entonces Prefecto y
Comandante General del Departamento de Cochabamba, debían
ser tramitados conforme a lo previsto Ley 2445, que determina la
instancia competente al efecto es decir, respetando su fuero
constitucional, tal como aconteció con su similar David Sánchez
Heredia; ello, en respeto a la igualdad ante la ley, que se traduce
en “…un elemento fundamental dentro de un Estado Democrático,
pues a través de éste es permisible que las personas que habitan
dentro de un territorio jurídico y políticamente organizado sean
absolutamente iguales ante la ley, sin que existan privilegios ni
prerrogativas bajo ningún concepto” (SCP 0641/2012 de 23 de
julio); y, que se encuentra consagrada por nuestra Norma Suprema
en sus arts. 8.II y 14.II; y, por el art. 24 de la CADH, que forma
parte del Bloque de Constitucionalidad.

Marco normativo que debió ser cumplido aún de oficio por las
autoridades jurisdiccionales que conocieran los merituados
procesos, al encontrarse de por medio la competencia como
presupuesto de validez del proceso, vinculado a la observancia
del debido proceso en su elemento de juez natural, como
autoridad competente (Fundamentos Jurídicos III.3 y III.4),
instancia que en el caso de análisis, se determina a partir del
juzgamiento ordenado por la Ley 2445 (Fundamento Jurídico

29
III.5.), al ser el cuerpo normativo que se encontraban en
vigencia al momento de la presunta comisión de los referidos
hechos delictivos suscitados entre los años 2006 y 2008
(Conclusiones II.3, II.4, II.5, II.6, II.7, II.8, II.10, II.11, II.12,
II.13, II.14 y II.15); a partir de lo cual, su aplicación en el caso
de análisis se circunscribe al mandato de lo previsto por los arts.
120.I de nuestra Ley Fundamental vigente, que estipula que:
“Toda persona tiene derecho a ser oída por una autoridad
jurisdiccional competente, independiente e imparcial, y no
podrá ser juzgada por comisiones especiales ni sometida a
otras autoridades jurisdiccionales que las establecidas
con anterioridad al hecho de la causa” (las negrillas y el
subrayado nos pertenecen); y, 8.1. de la CADH; que dispone
que: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación
de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter” (las negrillas son nuestras).

La referida competencia es exigible; ya que, su inobservancia vicia


de nulidad el proceso penal, tal como ha referido la Corte IDH, en
su Sentencia del caso Usón Ramírez vs. Venezuela, señalando lo
siguiente: “En jurisprudencia previa referida a casos que
involucran juzgamientos por jueces o tribunales incompetentes,
esta Corte ha considerado innecesario pronunciarse respecto a los
otros aspectos del proceso penal que pudieran ser alegados como
violatorios del artículo 8 de la Convención” (párr.. 120); ello,
porque la Corte consideró que un proceso sustanciado ante un
Juez o Tribunal incompetente se vicia de nulidad; así, en la
mencionada Sentencia, sobre la base de la valoración de la
prueba, la Corte concluyó que: “…el Tribunal considera que al
haber declarado ya que el señor Usón Ramírez fue juzgado y
condenado por tribunales que carecen de competencia e
imparcialidad para ello (supra párrs. 116 y 119), se está ante un
procedimiento viciado desde su origen, lo cual implica que el señor
Usón Ramírez no tuvo acceso a las garantías judiciales, por lo que
el Tribunal considera innecesario referirse a las otras violaciones
alegadas en relación con dichas garantías establecidas en el
artículo 8.2 de la Convención” (párr. 124).

Por consiguiente, al haberse inobservado la competencia señalada,


sometiendo al hoy accionante a procesos penales en la jurisdicción
ordinaria, por hechos sindicados en el ejercicio de sus funciones
como ex Prefecto del Departamento de Cochabamba, cuando
correspondía por ello, su juzgamiento bajo el fuero constitucional

30
conforme a lo establecido supra; se advierte una vulneración a las
reglas de la competencia relacionadas al derecho juez natural, cuya
relevancia constitucional como presupuesto esencial de validez de
un proceso (Fundamento Jurídico III.3.), da lugar a la nulidad de
obrados de los procesos penales hoy reclamados de indebidos
(Fundamento Jurídico III.4.), los cuales de acuerdo a la revisión de
obrados se suscitaron a partir de presuntos hechos delictivos
cometidos por Manfred Armando Antonio Reyes Villa Bacigalupi, en
el ejercicio de sus funciones en su calidad de entonces Prefecto y
Comandante General del Departamento de Cochabamba, siendo
estos los identificados con NUREJ: 201008247, 200912432,
201002893, 200938654, 201001283, 200937486, 201033017,
200912431, 200916828, 201142559, 200917414 y 200920476
(Antecedentes I.1.1), debiendo las autoridades jurisdiccionales a
cargo de los mismos, remitir los antecedentes correspondientes de
los procesos descritos, a los fines del cumplimiento de lo previsto
por la ley 2445, ante el Fiscal General del Estado, para su respectivo
procesamiento; en virtud de lo cual, corresponde en este punto
conceder la tutela solicitada.

No obstante, la concesión efectuada previamente, corresponde


aclarar que la misma no abarca al proceso signado con NUREJ
200935860 (Conclusión II.16); puesto que, el mismo fue iniciado
contra el accionante por la presunta comisión de los delitos de
falsedad ideológica y uso de instrumento falsificado, en su calidad
de sindicado respecto a prueba ofrecida en su audiencia de
medidas cautelares de 4 de noviembre de 2009, con relación a un
contrato que acreditaba su actividad laboral, es decir, sin emerger
de una acción u omisión en función al ejercicio de sus funciones
como ex Prefecto del Departamento de Cochabamba; por lo que,
dicho proceso se encuentra excluido de la concesión de tutela
referida.

Finalmente, en cuanto al segundo punto de la problemática


planteada, referido a que las autoridades demandadas,
conociendo que se encontraba ausente del país con asilo político,
procedieron a notificarlo vía edictos con actuados que debían ser
notificados de manera personal, dejándolo así en estado de
indefensión, al juzgarlo sin que hubiese tenido oportunidad de
asumir y ejercer su defensa, de ser oído y juzgado con las garantías
correspondientes; se tiene que, dado que se evidencia la flagrante
vulneración del derecho al juez natural competente, lo que vició de
nulidad los procesos penales descritos y la consiguiente la
concesión de tutela establecida en el punto anterior, un
pronunciamiento al respecto resulta ya innecesario, tal como
determinó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su

31
Sentencia del caso Usón Ramirez vs Venezuela citada
precedentemente.

En consecuencia, la Sala Constitucional, al denegar la tutela impetrada, obro de


forma incorrecta.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Cuarta Especializada; en virtud


de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado; y, el art. 12.7
de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional: en revisión, resuelve:
REVOCAR la Resolución 14/2022 de 4 de agosto, cursante de fs. 636 a 642,
emitida por la Sala Constitucional Tercera del Tribunal Departamental de Justicia
de Cochabamba; y en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, conforme a
los Fundamentos Jurídicos esgrimidos en el presente fallo constitucional,
disponiendo que las autoridades demandadas o quienes por el transcurso del
tiempo se encuentren a cargo del control jurisdiccional, declarada la nulidad de
obrados de los procesos penales identificados en esta acción de libertad, salvo el
signado con NUREJ 200935860, remitan los correspondientes antecedentes ante
el Fiscal General del Estado, para su respectivo procesamiento conforme a lo
previsto por la Ley 2445; sin costas por ser excusable.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional

René Yván Espada Navía Gonzalo Miguel Hurtado Zamorano


MAGISTRADO MAGISTRADO

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