Aspectos Destacados de Los Smart Contracts

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Aspectos destacados de los smart contracts

Título: Aspectos destacados de los smart contracts


Autor: Fossaceca, Carlos A.
País: Argentina
Publicación: El Derecho - Derecho, Innovación & Desarrollo Sustentable - Número 1 - Junio 2021
Fecha: 11-06-2021 Cita: IJ-I-CCCXCIV-944

Aspectos destacados de los smart contracts(*)

por Carlos Alberto Fossaceca(**)

Sumario: I. Introducción. – II. Concepto. – III. Origen. – IV. Ventajas. – V. Desventajas. – VI. Rostro de la
Revolución Industrial 4.0. – VII. Elemento clave: el algoritmo. –VIII. Características. VIII.1. Autoejecución.
VIII.2. Oráculos. – IX. Clasificación. – X. ¿Los smart contracts pueden ser calificados como contratos? – XI.
Variantes a tener en cuenta. XI.1. Estructura lógica. XI.2. Caps y floor. XI.3. Posibilidad de resolución de
conflictos. – XII. Contribuyen a la tokenización de los criptoactivos. – XIII. Necesidad de auditoría de
software. –XIV. Existencia de bibliotecas de smart contracts. – XV. Su empleo en tiempos de pandemia. –
XVI. Conclusiones. – XVII. Bibliografía.

I. Introducción

La realidad constituye el objeto de todo análisis de derecho. Un campo novedoso resulta ser las diversas
configuraciones y relaciones jurídicas que nacen como consecuencias de la irrupción de las modernas
tecnologías del siglo XXI.

El operador jurídico debe esforzarse por escudriñar aspectos que desafían las ideas clásicas moldeadas
desde los tiempos del derecho romano(1). No es peculiar de esta época; cada vez que surge un nuevo
orden de cosas, se torna menester ponderarlas de manera adecuada.

Indudablemente, el Internet de las cosas ha generado una revolución copernicana de las nociones jurídicas.
Ejemplos de lo afirmado constituyen los estudios sobre la inteligencia artificial, blockchain, las monedas y
billeteras virtuales. Tales circunstancias generan el fenómeno de legal tech.

Por otra parte, resulta insoslayable proceder a su análisis a los fines de conocer los peligros que su uso
acarrea y la necesidad de su regulación, sin caer en excesivas restricciones(2).

II. Concepto

Ha sido definido como “programas informáticos que facilitan, aseguran, hacen cumplir y ejecutan acuerdos
registrados entre dos o más partes (personas físicas o jurídicas)”(3).

III. Origen

Se suele indicar como punto de partida un trabajo de investigación de Nick Szabo, Formalizing and
Securing Relationships on Public Networks, publicado en 1997. Sin embargo, el apuntado autor había
ponderado el mentado instituto ya desde 1990.

El citado autor trazó las líneas básicas de esta figura, explicando su uso para criptomonedas e instrumentos
financieros vinculados con valores mobiliarios. Sin embargo, no era posible reproducirlo en la práctica en
aquella época, pues el mundo de entonces se basaba en la redacción de documentos en formato papel(4) y
solo se conocía el sistema de Electronic Data Interchange(5).

Como consecuencia de la mentada labor, el término smart contracts se hizo más conocido a la comunidad.

Su prestigio se basa en la irrupción de la tecnología de blockchain en 2009.

IV. Ventajas

Ofrece eficacia, valor muy estimado hoy día. Contribuye a desburocratizar el derecho, al no tener que
recurrir a intermediarios ni al poder jurisdiccional. El propio software es el encargado de llevar a cabo la
prestación pactada. Sin embargo, se torna menester extremar los recaudos, por ejemplo, cuando se
intenta vincular al contrato inteligente con activos reales, debido a que carecen de una relación directa
con ellos.

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Reduce los costos de administración en las transacciones y fomenta el comercio a grandes escalas, tal
como acaece con el de índole electrónica(6).

Brinda mayor seguridad debido a la imposibilidad de alterar el contenido del acto celebrado(7).

V. Desventajas

Se requiere el conocimiento del lenguaje técnico de las computadoras. Será necesaria en muchas ocasiones
la intervención de un programador a fin de que traduzca en órdenes el contenido contractual que se quiera
celebrar. La conversión de las cláusulas en un código programático constituye generalmente una labor que
no atañe al saber común.

VI. Rostro de la Revolución Industrial 4.0

Se trata de un nuevo orden de circunstancias que contribuye a la configuración de una era plenamente
tecnológica(8), completamente disruptiva si se la compara con los moldes tradicionales(9).

Un novedoso escenario denominado como Revolución Industrial 4.0, tal como fuera presentada en el
evento CeBIT de Hannover de 2013, se ha consolidado mundialmente: el imperio de la tecnología
caracteriza a la sociedad postmoderna, destacándose de manera notable la in­teligencia artificial y la
robótica.

Desde el punto de vista cultural, las apuntadas características se en­cuentran resumidas en la frase de
“sociedad digital”; y, a juicio de Garrell Guiu y Guilera Agüera(10), resultan ser:

– Tecnológica: se genera una dependencia excesiva a la tecnología como consecuencia de su uso excesivo.
Gráficamente, se ha dicho: “Por ejemplo, un simple descalabro de unas pocas horas en la red de redes
repre­sentaría una catástrofe mundial a escala económica”(11).

– Hipermedia: implica la conectividad entre diversos medios y canales de comunicación. Tal es la razón del
hipertexto en las páginas de Internet.

– Informada: se constata cierta dosis excesiva de noticias que no siempre son verificadas (“fake news”).

– Rápida: la capacidad de reflexión se encuentra ciertamente opacada. La inmediatez constituye un


aspecto destacado de la sociedad actual.

– Relativa: se han ocasionado muchos cuestionamientos a los valores tradicionales. Se verifica dicha noción
en el discurso filosófico al ha­bérsele dado notable importancia al concepto de posverdad.

– Condicionada: la repercusión inmediata de la actividad de funciona­rios públicos o figuras celebres influye


en la toma de decisiones.

– Superficiales: no se indaga en profundidad a fin de obtener un proceso de razonamiento sólido.

VII. Elemento clave: el algoritmo

El algoritmo es “toda técnica de procesamiento de información caracterizada por hacer cálculos sobre
determinada información en un espacio dimensional virtual y construido mediante operaciones –
generalmente no lineales– llevadas a cabo dentro del propio algoritmo para aprovechar diversas
propiedades de espacios altamente dimensionales”(12).

La característica central de los smart contracts consiste en el uso de algoritmos: una serie metódica de
pasos que pueden ser empleados para realizar cálculos, resolver problemas y tomar decisiones.

VIII. Características

Son:

VIII.1. Autoejecución

Al cumplirse el evento previsto, se ejecuta la prestación programada(13). No requiere intervención de los


celebrantes; por el contrario, el propio software se encarga de llevarla a cabo.

La característica de autoejecución vincula a los smart contracts con las garantías autoliquidables: se
cumple la prestación pactada sin necesidad de recurrir a vía judicial alguna. Sin embargo, en la segunda de
las figuras, es dable que intervenga un intermediario.

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VIII.2. Estructura lógica

Se emplea una variante sencilla de programación: if-then o if then else(14).

El mando if permite consignar la circunstancia que debe ocurrir. Opera como una condición.

La función then ordena llevar adelante la ejecución de la prestación pactada.

Por último, else, realiza alguna otra consecuencia si la hipótesis que hace nacer el contrato no se cumple.

Se configura a la manera de sistema de respuestas predeterminadas y automáticas(15).

IX. Clasificación

De acuerdo con su fuente:

1. Externo: el programa ejecuta el plan prestacional estipulado en un contrato redactado normalmente.

2. Interno: el acto jurídico pactado y el cumplimiento de la obligación acordada forman un instrumento


expresado en lenguaje programático.

X. ¿Los smart contracts pueden ser calificados como contratos?

No todos ellos constituirán verdaderos contratos. Denotan en ciertos casos la ejecución de alguna
instrucción sin presentar vínculo con algún negocio jurídico.

Cabe recordar que el art. 957 define al contrato como “el acto jurídico mediante el cual dos o más partes
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales”.

La casuística ofrece diversas posibilidades:

1. Traducir a lenguaje de las computadoras un contrato celebrado entre partes. El lenguaje natural, la
convención pactada por sujetos, se vuelca a un código informático.

2. Se suscribe a través de la firma digital un smart contract de manera directa. Usualmente se trata de
contratos con cláusulas predispuestas.

3. El smart contract complementa el contrato tradicional celebrado teniendo a su cargo la ejecución de la


prestación pactada.

¿Qué ocurre con la forma del instituto en ponderación? Si bien desde el punto teórico regiría el sistema
espiritual del consentimiento, el smart contract exige el empleo de un lenguaje metódico. El orden de las
estructuras de las fórmulas y comandos informáticos en muchas ocasiones no puede ser manipulado al
antojo del programador(16).

XI. Variantes a tener en cuenta

XI.1. Oráculos

Sin perjuicio del apuntado carácter autoejecutivo de los smart contracts, se exige para ciertas
operaciones, esencialmente financieras, la intervención de terceros, conocidos con el nombre de oráculos:
por ejemplo, bancos, oficinas de la Administración Pública o los mismos Registros Públicos.

¿Qué ocurre? En ciertas situaciones se requiere verificar información para ejecutar el contrato inteligente:
si se pacta una apuesta sobre un partido de fútbol, se torna menester verificar el resultado final.

Asimismo, acaece la participación de terceros que le otorgan una mayor seriedad a la transacción pactada,
verbigracia, el servicio de confianza que prevé el art. 36(17) del decreto 182/19.

XI.2. Caps y floor

Hay que tener presente que en muchas ocasiones los smart contracts se vinculan con la cotización de
activos. Al existir la posibilidad de un ataque cibernético que falsee tales valores, se aconseja recurrir a
ciertos límites:

- Caps: el valor máximo permitido.

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- Floor: el piso que no puede traspasar la cotización.

XI.3. Posibilidad de resolución de conflictos

La idea tradicional de los contratos inteligentes postula su carácter inmutable. Inicialmente era
inconcebible que se retrotraiga la ejecución de la prestación, verificar la existencia de los vicios de la
voluntad o que pudiese ser modificado el código programático, una vez suscripto por los celebrantes.

Nuevas ideas se han pergeñado para implementar un sistema de resolución de conflictos aplicable a los
smart contracts: quizás sea el más conocido el sistema descentralizado de arbitraje, bautizado con el
nombre de Kleros(18).

En este último, se ha erigido una comunidad de árbitros que son retribuidos si sus fallos concuerdan con
otros miembros y penalizados si su tesitura se convierte en minoritaria.

También se ha propiciado(19) la creación de una cláusula estándar incluida en los contratos inteligentes
que ocasione la interrupción de la ejecución del smart contract, hasta que reciba el input del tribunal,
actuando como oráculo. Se ha aducido en su disfavor que no necesariamente la tecnología de blockchain
admita esa modalidad.

XII. Contribuyen a la tokenización de los criptoactivos

Se ha tornado moneda corriente referirse a la figura de los criptoactivos, cuya especie más empleada
resulta ser la criptodivisa.

Son “representaciones digitales inscritas en un Blockchain de un activo que, bien existe en el mundo físico
o únicamente en el virtual –a estos activos se les pueden asociar derechos políticos o económicos como,
por ejemplo, el pago de un cupón diario o un derecho de voto–”(20).

Los smarts contracts intervienen en el proceso de digitalización de los activos en tokens. Tal fenómeno
recibe el nombre de tokenización(21).

Se ha llegado a sostener su aplicación en el mercado inmobiliario(22). El propietario del bien se


transformaría en titular del token. Su inscripción en la respectiva blockchain ocasionaría el mismo efecto
que el cumplimiento del título suficiente y modo suficiente en los regímenes legales de tinte romanista. Es
decir, el token desempeñaría el rol de título de propiedad.

Sin embargo, el mecanismo citado conculca toda la práctica basada en la buena fe que se ha desarrollado
en el ámbito notarial argentino. No debe olvidarse que los escribanos prestan un servicio de singular
importancia al proceder al estudio de título, verificando la capacidad y legitimidad de la persona que
aspira a transferir o constituir un derecho real.

XIII. Necesidad de auditoría de software

Se torna una buena práctica empresarial verificar de manera periódica el funcionamiento del programa que
configura a los smart contracts y de las blockchain donde son generados.

Contribuirá a detectar tanto los errores leves, susceptibles de subsanación, como los graves, que
requerirán la adaptación de medidas graves, verbigracia, declarar disfuncional el programa de software
creado.

XIV. Existencia de bibliotecas de smart contracts

Como su uso ha proliferado, se ha tratado de reunir las cláusulas más usuales o los contratos inteligentes
más típicos en un mismo sitio web, a los fines de reducir los costos y hacerlos más accesible al público en
general.

Se brinda la posibilidad de importar la estructura del contrato inteligente con el objetivo de adecuarlo al
negocio jurídico a celebrar. Ejemplo de tales bibliotecas son OpenZeppelin Contracts libraries, SafeMath y
DsMath.

En ciertas ocasiones se diseñan standards de buena práctica por parte de una comunidad con el objetivo de
evitar disparidad de criterios. Tal es la experiencia de Ethereum(23).

XV. Su empleo en tiempos de pandemia

Ciertos autores han alertado sobre su uso en ciertos ámbitos. Remarcan que “solo pueden ser aplicables a
supuestos que resulten verificables de manera objetiva y automática”(24). Tal es el caso de supuestos en
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los que las cláusulas deben ser objeto de interpretación jurídica o cuando sea necesario recurrir a
estándares flexibles, como la figura de la buena fe(25).

La primera impresión que se obtiene de la idea de emplear los smart contracts en la época del coronavirus
resulta ser favorable. Agilizar el intercambio comercial, evitando el uso de papel y de contacto,
contribuiría a morigerar la proliferación del virus.

Sin embargo, irrumpe en escena un planteo: ¿es posible describir e implementar en el software sucesos de
tanta envergadura, tal como es toda pandemia?

Si no se previó al principio del contrato, no podrá ser incorporado posteriormente, obedeciendo a su


carácter inalterable.

Se requerirá, en consecuencia, ciertos conocimientos avanzados de programación. También, será útil


delegar la verificación de los sucesos extraordinarios a los oráculos, terceros que verifican cierta
información o brindan mayor seguridad a la transacción.

Se requiere de una precisión avanzada. Los smart contracts no conocen de equidad ni de morigerar la
ejecución si se obtienen resultados draconianos(26). La etapa precontractual adquiere vital relevancia.

XVI. Conclusiones

Los contratos inteligentes se han tornado una herramienta de uso habitual en el comercio electrónico.
Resultan ser productos típicos del siglo XXI, enmarcados en el fenómeno de la Revolución Industrial 4.0, al
emplear los algoritmos y la tecnología de blockchain.

Su encuadre teórico fue concebido en la década del noventa. Sin embargo, recién pudo ser llevado a la
práctica en 2009 con la irrupción del uso de la blockchain.

Sus cualidades de autoejecución e inmutabilidad contribuyen a la desburocratización del derecho y reducir


los costos. No obstante, exige el conocimiento de un lenguaje técnico, el informático, que requiere saber
especializado.

Su estructura es lógica: los comandos if-then-else conforman su contenido.

Hay situaciones en que los smart contracts constituirán actos jurídicos.

Constituyen un elemento clave en el empleo de las criptodivisas: ayudan a su tokenización.

Es dable recurrir a los smart contracts en tiempos como los actuales, en los que impera una pandemia. Sin
embargo, deberá extremarse los recaudos para permitir que los contractos inteligentes puedan receptar
tales fenómenos.

XVII. Bibliografía

- ACCIARRI, Hugo A., Smart contracts, criptomonedas y el Derecho, La Ley Online, AR/DOC/1017/2019.

- FALIERO, Johanna C., Los smart contracts y los desafíos que representan para el consentimiento
informado del e-consumer: contratación inteligente y asentimiento informado, La Ley Online,
AR/DOC/3245/2019.

- FISCALIDADBTC, Los Contratos Inteligentes y el Derecho, Medium, recogido en


https://fiscalidadbtc.medium.com/los-contratos-inteligentes-y-el-derecho-c5ef82b1641 el 19 de marzo de
2021.

- GARCÍA–PRIETO CUESTA, Juan, “¿Qué es un robot?”, Derecho de los robots, director Barrios Andrés,
Moisés, España, Kluwer Wolters, 2018.

- GARRELL GUIU, Antoni - GUILERA AGÜERA, Llorenç, La Revolución Industrial 4.0 en la sociedad digital,
Marge Books, Valencia, 2019.

- HUDSON, Jameson, Ethereum Protocol Development Governance and Network Upgrade Coordination,
2020, recogido en https://hudsonjameson.com/2020-03-23-ethereum-protocol-development-governance-
and-network-upgrade-coordination/ el 31 de marzo de 2021.

- MIRASSOU CANSECO, Carlos - HADAD, Andrés O., Coronavirus: ¿Un jaque a los smart contracts?, La Ley
Online, AR/DOC/1789/2020.

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- “Nuevo paradigma contractual: los smart contracts”, La Ley Online, AR/DOC/3578/2019.

- NAVARRO DE ANDRES, Santiago, “Contratos inteligentes. En especial, su implementación práctica en


contratos de blockchain”, Criptoderecho: la regulación de Blockchain, director García Mexía, Pablo,
Wolters Kluwer, Madrid, 2018.

- RUIZ-GALLARDON GARCIA DE LA RASILLA, Miguel, “Fe pública y tokenización de activos en blockchain”,


Criptoderecho: la regulación de Blockchain, director García Mexía, Pablo, Wolters Kluwer, Madrid, 2018.

- SANTARELLI, Fulvio, Contratos autoejecutables: smart contracts, La Ley Online, AR/DOC/1615/2020.

- SZABO, Nick, Smart Contracts, 1994, disponible en https://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/Informatio


nInSpeech/CDROM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html, captado el
25 de marzo de 2020.

- Formalizing and Securing Relationships on Public Networks, 1997, disponible en


https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-relationships/, captado el 25 de marzo de 2020.

______________

(*) El presente trabajo se integra en la nómina de trabajos académicos del Programa IUS sobre
Investigación Jurídica Aplicada de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), sobre
“Responsabilidad Civil en la Revolución Industrial 4.0 – Impacto de la normativa sobre responsabilidad civil
del Código Civil y Comercial en la Era Digital 4.0”, que codirigen el Dr. Emiliano Carlos Lamanna Guiñazú y
el Dr. Juan Darío Veltani, junto con un grupo de destacados juristas que los acompañan.

(**) Doctor en Ciencias Jurídicas y profesor adjunto de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) en
Obligaciones y en Derecho de Daños; exprofesor a cargo de la cátedra de Derechos Reales de la USAL, Sede
Pilar (2019).

VOCES: CULTURA - PERSONA - TECNOLOGÍA - INFORMÁTICA - DERECHOS HUMANOS - BIOÉTICA - CÓDIGO


CIVIL Y COMERCIAL - DERECHO CIVIL - CONSTITUCIÓN NACIONAL - RESPONSABILIDAD CIVIL - DERECHO
COMPARADO - ORDEN PÚBLICO - PERSONAS JURÍDICAS - PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO -
INTERNET - PODER JUDICIAL - DERECHOS Y GARANTÍAS CONSTITUCIONALES - CONTRATOS -
OBLIGACIONES - ECONOMÍA - ENTIDADES FINANCIERAS - MONEDA - CAMBIO - EMPRESA - COMERCIO E
INDUSTRIA

Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes trabajos publicados en El Derecho:
Responsabilidad civil en internet: avance de las nuevas tecnologías de la información y asignaturas
pendientes del sistema jurídico, por Marcelo Oscar Vuotto, ED, 261-860; El nuevo Código Civil y Comercial y
el rol de nuestra formación jurídica, por Mario A. Zinny, ED, 263-870; El Código Civil y Comercial en clave
de derechos humanos. El impacto del derecho internacional de los derechos humanos en la aplicación e
interpretación del nuevo derecho privado argentino, por Marcelo Trucco, ED, 264-810; El uso de la
tecnología y la gestión de la comunicación en la mediación actual, por Juan Fernando Gouvert, ED, 275-
771; El derecho ante la inteligencia artificial y la robótica, por Verónica Elvia Melo, ED, 276-493; La
protección de los datos personales en internet (una tarea ineludible), por Esteban Ruiz Martínez, ED, 284-
726; La comunidad humana en la era tecnológica, por Leonardo Pucheta, ED, 282-1044; Robótica e
inteligencia artificial: nuevos horizontes de reflexión, por Leonardo Pucheta, ED, 285-908; Una
aproximación al concepto de “moneda”, por Estela B. Sacristán, EDCO, 2019-395; Las criptomonedas vistas
desde el derecho, por Miguel E. Rubín, ED, 283-618; Medios de pago electrónico, criptoactivos y
blockchain, por Santiago E. Eraso Lomaquiz, ED, 285-513; Los paradigmas del derecho privado codificado.
El caso argentino: de persona a individuo, por Gabriel F. Limodio, ED, 286-461; Régimen aplicable a las
criptomonedas a tenor del derecho privado, por José M. Sabat Martínez y Lourdes Lucero, ED, 288-1271; El
concepto de persona frente a las tecnologías disruptivas: persona humana, persona jurídica, ¿persona
electrónica?, por Verónica Elvia Melo, ED, 289-1386; Los criptoactivos a la luz del derecho argentino:
estado de la situación ante incipientes desafíos (Primera parte), por Gonzalo Ariel Viña, ED, 290; Derecho
de los robots. Primera y segunda parte, por Pilar Moreyra, ED, 291. Todos los artículos citados pueden
consultarse en www.elderechodigital.com.ar.

(1) Tratar de encuadrar las nuevas tecnologías en las categorías del derecho romano se convierte en una
tarea imposible, tal como fuera el sueño de San Agustín del niño que intentaba trasladar toda el agua del
mar en un hoyo. Se ha señalado con cierta mofa: “La realidad es que la similitud entre los contratos
inteligentes y los definidos en el derecho romano es poco mayor que la existente entre un puerto marítimo
y un puerto TCP. Y esos juristas que pretenden redactar contratos inteligentes hacen el ridículo tanto como
un controlador de tráfico marítimo que quisiese ordenar el tráfico de segmentos de datos en un puerto TCP
usando su amplia experiencia en maniobras navales y la jerga del gremio. Igual sucede con los

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controladores que tratan de analizar en qué circunstancias los segmentos de datos se ajustan a los
procedimientos de aproximación a puerto de navíos y los notarios que tratan de analizar si existe
consentimiento en un contrato inteligente (me pregunto cómo esperan descubrir si se firmó mediante
coacciones y cómo piensan remediarlo cuando las partes sean anónimas y desconocidas)”, FISCALIDADBTC,
Los Contratos Inteligentes y el Derecho, Medium, recogido en https://fiscalidadbtc.medium.com/los-
contratos-inteligentes-y-el-derecho-c5ef82b1641 el 19 de marzo de 2021.

(2) Tal como sagazmente lo ha indicado el profesor FULVIO SANTARELLI, siguiendo ideas de Hugo ACCIARI:
“Tiene que ver con la actitud del jurista frente a los cambios tecnológicos…quien, si bien reconoce que la
misión de aquel es poner su atención en los peligros de lo nuevo, más que pensar en sus ventajas; aquella
capacidad para subrayar riesgos conlleva a rodear a la actividad novedosa de restricciones, que también
pueden aparejar limitaciones a sus beneficios”, SANTARELLI, Fulvio, Contratos autoejecutables: smart
contracts, La Ley Online, AR/DOC/1615/2020, Punto I.

(3) MIRASSOU CANSECO, Carlos - HADAD, Andrés O., Nuevo paradigma contractual: los smart contracts, La
Ley Online, AR/DOC/3578/2019, Punto VI. SZABO, a quien le cabe el honor de acuñar el vocablo smart
contract, lo describió como “A smart contract is a computerized transaction protocol that executes the
terms of a contract. The general objectives of smart contract design are to satisfy common contractual
conditions (such as payment terms, liens, confidentiality, and even enforcement), minimize exceptions
both malicious and accidental, and minimize the need for trusted intermediaries. Related economic goals
include lowering fraud loss, arbitration and enforcement costs, and other transaction costs”, SZABO, Nick,
Smart Contracts, 1994, disponible en https://www.fon.hum.uva.nl/rob/Courses/InformationInSpeech/CDR
OM/Literature/LOTwinterschool2006/szabo.best.vwh.net/smart.contracts.html, captado el 25 de marzo de
2020.

(4) “Despite the recent rise of global computer networks, our institutions still take for granted that we live
in a world of paper. We formalize our relationships with written contracts, written laws, and forms
designed for paper. Our attitudes and laws regarding intellectual property and privacy have assumed a
world of paper which is costly to copy”, SZABO, Nick, Formalizing and Securing Relationships on Public
Networks, 1997, Punto Introduction, disponible en https://nakamotoinstitute.org/formalizing-securing-
relationships/, captado el 25 de marzo de 2020.

(5) “Es un sistema de comunicación de ordenador a ordenador de transacciones comerciales estandarizadas


entre organizaciones, en un formato estándar que permite al ordenador receptor realizar la transacción
deseada. Su principal finalidad es la de sustituir el intercambio de comunicación entre departamentos o
empresas en formato papel, por un sistema de comunicación informatizado, más rápido y que permite
disminuir los errores al prescindir del factor humano”, NAVARRO DE ANDRES, Santiago, “Contratos
inteligentes. En especial, su implementación práctica en contratos de blockchain”, Criptoderecho: la
regulación de Blockchain, director García Mexía, Pablo, Wolters Kluwer, Madrid, 2018, pág. 323, nota 4.

(6) Véase FALIERO, Johanna C., Los smart contracts y los desafíos que representan para el consentimiento
informado del e-consumer: contratación inteligente y asentimiento informado, La Ley Online,
AR/DOC/3245/2019, Punto I.

(7) Sin embargo, debe extremarse los cuidados respecto a la expresión del consentimiento informado del
consumidor del comercio electrónico: “La transparencia informativa no implica claridad, comprensibilidad
e inteligibilidad por el propio e-consumer, quien puede acceder y leer el código fuente, en el lenguaje de
máquina con el que se haya programado, pero que lejos está de comprender cabalmente aquello que
significa. El e-consumer verá todo ello en caracteres que sabe leer, pero cuya operabilidad desconoce, por
lo que la legibilidad de la información y su disponibilidad no allana de modo alguno el camino de la
comprensión que escapa a todo aquel que no es experto en el arte de programar en ese lenguaje en
particular… el consentimiento en los smart contracts es algo muy débil cuando intervienen e-consumidores
y cuando la contratación es seriada”, ibídem, Punto III.1. La negrita no pertenece al original.

(8) Ya el mismo SZABO advertía esta circunstancia: “The movement from static to dynamic media promises
to bring about a fourth cost revolution in the related areas of jurisdiction, trust, and security. Impacts on
business will be felt in law, accounting, auditing, billing, collections, contracts, confidentiality, and so on:
in short, the entire nature of our business relationships will be altered in ways only partially foreseeable”,
SZABO, Nick, Formalizing..., cit., punto Introduction.

(9) No es de extrañar que haya generado cierta perplejidad ante los operadores del derecho que, en
muchas ocasiones, adoptan una actitud obstinada y de preocupación. Quien mejor ha ilustrado este tema
en el derecho argentino es el jurista ACCIARRI: “La primera reacción de los juristas frente a la innovación
tecnológica se concentra en sus peligros. La innovación y sus productos encienden una alarma, generan
problemas, en el sentido negativo del término. Las características de dichos problemas varían según se
trate de las dificultades que surgen de encuadrar dichos fenómenos en instituciones que se diseñaron sin

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tenerlos en cuenta y no recibieron ningún ajuste para incorporarlos… o de ajustar marcos institucionales
vigentes para incorporarlos”, ACCIARRI, Hugo A., Smart contracts, criptomonedas y el Derecho, La Ley
Online, AR/DOC/1017/2019, Punto III.1.

(10) GARRELL GUIU, Antoni - GUILERA AGÜERA, Llorenç, La Revolución Industrial 4.0 en la sociedad digital,
Marge Books, Valencia, 2019, pág. 37.

(11) Ídem.

(12) GARCÍA-PRIETO CUESTA, Juan, “¿Qué es un robot?”, Derecho de los robots, director Barrios Andrés,
Moisés, Kluwer Wolters, España, 2018, pág. 46.

(13) El jurista ACCIARRI hace notar que la característica de la ejecución inmutable del smart contract
provoca que se desdibuje la distinción tradicional entre el ser y el deber ser: “Así como se diluye la
distinción de cumplimiento voluntario y forzado, la distinción, mucho más general, entre deber ser y ser se
torna también borrosa: la regla plasmada en el código de programación indica que un bitcoin que se
transfiere de una cuenta a otra debe pasar (deber ser) a esta última y de hecho, pasará (ser). No puede
darse esto último sin lo primero y a la recíproca. Esta correspondencia de estados, en ambos ‘mundos’, es
algo bastante extraño para la práctica jurídica”, ACCIARRI, Hugo A., Smart contracts…, cit., Punto III.1.

(14) “Esta función resulta útil para crear una variedad de elementos calculados de distintas maneras para
filtrar, agrupar y volver a rotular, excluir o segmentar los resultados”, MIRASSOU CANSECO, Carlos - HADAD,
Andrés O., Nuevo paradigma…, Punto VII.

(15) Tal como explican los autores citados en la nota anterior: “Si ocurre ‘A’ entonces sucede ‘Y’, pero la
diferencia radica en que se realiza de una manera que interactúa con activos reales. Es decir, dos partes o
más -probablemente a través de sus abogados- se ponen de acuerdo en las cláusulas que los obligarán,
arman el programa en base a ello y lo suben al sistema blockchain –probablemente con la ayuda de un
programador–; a partir de ahí, el contrato se encarga de ir analizando las condiciones, ejecutando un
algoritmo u otro, dependiendo de lo que vaya aconteciendo”.

(16) “Un smart contract sin lenguaje adecuado y sin forma de código autoejecutable no ofrece ninguno de
los efectos esperados, ni puede integrar información para determinar las prestaciones -p.ej. un precio de
cotización o un dato GPS de localización-, ni puede ejecutar las prestaciones -p.ej. una transferencia de
dinero o una publicación de una información-, ni puede automáticamente tampoco aplicar las medidas
autoejecutables previstas en caso de incumplimiento p.ej. transmitir la orden a un dispositivo conectado
para que no pueda ponerse en marcha el vehículo, la desactivación de una clave de acceso, o la
eliminación de archivos o datos”, NAVARRO DE ANDRES, Santiago, Contratos inteligentes…, cit., pág. 339.

(17) Artículo 36 del Decreto 182/2019: “Servicios de Confianza. Se entiende por Servicio de Confianza al
servicio electrónico prestado por un tercero de confianza relativo a: 1. La conservación de archivos
digitales. 2. La custodia de declaraciones de voluntad realizadas en formato electrónico, contratos
electrónicos, y toda otra transacción que las partes decidan confiar a un tercero depositario. 3. La
notificación fehaciente de documentos electrónicos. 4. El depósito de declaraciones de voluntad realizadas
en formato electrónico. 5. La operación de cadenas de bloques para la conservación de documentos
electrónicos, gestión de contratos inteligentes y otros servicios digitales. 6. Los servicios de autenticación
electrónica. 7. Los servicios de identificación digital. 8. Otras prestaciones que determine el Ente
Licenciante”. De acuerdo al art. 37 del citado plexo, podrán llevar a cabo los servicios de confianza “las
personas humanas, jurídicas, consorcios, entes públicos, entes públicos no estatales, de acuerdo con los
procedimientos, estándares y condiciones que determine la Jefatura de Gabinete de Ministros”.

(18) Ver https://kleros.io/, recogido el 31 de marzo de 2021.

(19) Véase NAVARRO DE ANDRES, Santiago, Contratos inteligentes…, cit., pág. 361.

(20) Ibídem, pág. 349.

(21) Véase RUIZ-GALLARDON GARCÍA DE LA RASILLA, Miguel, “Fe pública y tokenización de activos en
blockchain”, Criptoderecho: la regulación de Blockchain, director García Mexía, Pablo, Wolters Kluwer,
Madrid, 2018, pág. 460.

(22) NAVARRO DE ANDRES, Santiago, Contratos inteligentes…, cit., págs. 350-351.

(23) HUDSON, Jameson, Ethereum Protocol Development Governance and Network Upgrade Coordination,
2020, recogido en https://hudsonjameson.com/2020-03-23-ethereum-protocol-development-governance-
and-network-upgrade-coordination/ el 31 de marzo de 2021.

https://ar.lejister.com/pop.php?option=articulo&Hash=bb44bb297a805d8ea5b63d7037f73e12&print=1 8/9
28/5/24, 3:20 p.m. Aspectos destacados de los smart contracts
(24) MIRASSOU CANSECO, Carlos - HADAD, Andrés O., Coronavirus: ¿Un jaque a los smart contracts?, La Ley
Online, AR/DOC/1789/2020, Punto V.

(25) Ídem. Los citados autores ejemplifican con el siguiente caso: “Cuando estén en juego cláusulas de
exclusión de responsabilidad basadas en conductas personales, culposas o dolosas, pues tal concepto
parece difícilmente reducible de manera completa a las cláusulas if/then/else y a elementos
perfectamente objetivables”.

(26) “Es claro que la inalterabilidad del contenido del contrato (característica propiciada por el uso del
blockchain) ofrece beneficios a los que resulta difícil mirar con desdén. Sin embargo, la unión de la
inmodificabilidad con la ejecución automática del contrato, si bien consolida unívocamente una posibilidad
de cumplimiento, crea un ‘riesgo de actuación’”, ibídem, Punto VI.

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