44
44
44
Artículo
Discusión
Leer
Editar
Ver historial
Herramientas
Apariencia ocultar
Texto
Pequeño
Estándar
Grande
(Redirigido desde «La Divina Comedia»)
La Divina Comedia
de Dante Alighieri Ver y modificar los datos en Wikidata
Características
Estructura
El poema se ordena en función del simbolismo del número tres, que evoca la
Santísima Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo), el equilibrio, la
estabilidad y el triángulo, las tres proposiciones que componen el silogismo, lo
que se sumaba al cuatro, que representaba los cuatro elementos: Tierra, aire, fuego
y agua, dando como resultado el número siete, como siete son los pecados capitales.
Finalmente, el Infierno está dividido en nueve círculos, el Purgatorio en siete y
el Paraíso queda formado por nueve esferas que giran como los planetas en torno al
Sol.
La estrofa por su parte está compuesta por tres versos, y cada una de las cánticas
cuenta con treinta y tres cantos, más el canto introductorio, de manera que la obra
completa se compone de cien cantos. Se usa un tipo de rima original, la "terza
rima".
Antes de emprender el viaje hacia los tres mundos, Dante despierta en una selva
oscura sin saber por qué llegó ahí. Cuando se habla de selva oscura se hace
referencia a algo malo, a lo contrario a Dios, ya que esa selva era oscura, era
mala. En esa selva se describe un paisaje inicial en el cual se ve el sol, las
estrellas, la playa y la colina. El sol en representación de la divinidad, de Dios,
la colina es el camino que debe subir para llegar a Dios, y Dante no puede llegar a
esa luz porque en el camino se encuentra con tres fieras que son obstáculos para
él, cada fiera representando un pecado. Ahí se encuentra con Virgilio y después de
una conversación con este, comienza su viaje.
Infierno
Artículo principal: Infierno (Divina comedia)
Purgatorio
Artículo principal: Purgatorio (Divina comedia)
En esta segunda parte, Dante y Virgilio atraviesan el Purgatorio, una montaña de
cumbre plana y laderas escalonadas y redondas, simétricamente al infierno. En cada
repisa o escalón se redime un pecado, pero los que allí habitan están contentos
porque poseen esperanza y saben que su pena es finita y acabará. Dante se va
purificando de sus pecados en cada nivel porque un ángel en cada uno le va borrando
una letra de una escritura que le han puesto encima. Allí encuentra a famosos
poetas, entre ellos a Publio Papinio Estacio, autor de la Tebaida.
Tras llegar al final del Antepurgatorio, tras un valle florecido, los dos cruzan la
puerta del Purgatorio, que custodia un ángel con una espada de fuego, que parece
tener vida propia. Está precedido por tres jardines, el primero de mármol blanco,
el segundo de una piedra oscura y el tercero y último de pórfido rojo. El ángel,
sentado en el solio de diamante y apoyando los pies en el escalón rojo, marca siete
"p" en la frente de Dante y abre la puerta con dos llaves, una de plata y otra de
oro, que San Pedro le dio, y los dos poetas se adentran en el segundo reino.
Dante en el infierno
En la primera cornisa, Dante y Virgilio encuentran a los orgullosos, en la segunda
a los envidiosos, en la tercera a los iracundos, en la cuarta a los perezosos, en
la quinta a los avaros y a los pródigos. En esta encuentran el alma de Cecilio
Estacio tras un terremoto (que se produce cada vez que se libera un alma) y un
canto Gloria in excelsis Deo. En vida este personaje fue en exceso pródigo. Tras
años de expiación siente el deseo de guiarlos hasta la cumbre, a través de la sexta
cornisa, donde expían sus culpas los golosos, que lucen delgadísimos, y la séptima,
donde se encuentran los lujuriosos, envueltos en llamas. Dante recuerda que Estacio
se convirtió gracias a Virgilio y a sus obras, en particular la Eneida y las
Bucólicas, que le mostraron la importancia de la fe cristiana y el error de su
vicio. En ese sentido, Virgilio lo iluminó permaneciendo él en la oscuridad.
Virgilio fue un profeta sin saberlo, pues llevó a Estacio a la fe pero él, pudiendo
tan solo entreverla, no pudo salvarse, y deberá habitar hasta la eternidad en el
Limbo. Es en esta repisa de los lujuriosos donde se encuentra Dante a sus amigos
poetas de lo que él mismo bautiza como dolce stil novo ("Purgatorio", canto XXIV,
v. 57). En la séptima cornisa, los tres tienen que atravesar un muro de fuego, tras
la cual hay una escalera, por la que se entra al Paraíso terrestre. Dante se
muestra asustado y es confortado por Virgilio. Allí, donde vivieron Adán y Eva
prima del pecado, Virgilio y Dante tienen que despedirse, porque el poeta latino no
es digno de conducirlo en el Paraíso. Pero Beatriz sí.
Sin embargo, el poeta expresa desde un principio la gran dificultad que significa
transmitir el recorrido emocional y físico de trashumanar, es decir ir más allá de
las condiciones de la vida terrenal. Sin embargo, confía en el apoyo del Espíritu
Santo (el buen Apolo) y en el hecho de que pese a sus falencias, su esfuerzo
descriptivo será emulado y continuado por otros (canto I, 34). En la introducción
del canto II, el autor reitera que para entender las alegorías de la obra es
indispensable tener de antemano muy amplios conocimientos en las materias que se
van a tratar (II, 1-15).