Psicologia Infantil
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Durante ese periodo de 28 días los cambios en el desarrollo del bebé son muy
rápidos. Además, se pueden mostrar diversos sucesos muy significativos en este
tiempo, como los patrones de alimentación y los vínculos que establecen con los
padres. Igualmente aumenta el riesgo de posibles infecciones que puede sufrir el
bebé y van apareciendo los defectos congénitos.
Aspecto de un neonato
En los primeros días del bebé se suelen hacer varias pruebas al recién nacido,
sobre todo miran el peso del bebé por si se diera el caso de ser un neonato
macrosómico. El término de macrosomía en el bebé se emplea para definir a un
recién nacido que tiene un peso mayor al promedio llegando a pesar más de 4.000
gramos. El problema de este suceso es que el neonato puede tener ciertos
problemas de salud, sobre todo si pesa más de 4.500 gramos. Además de los
riesgos que puede suponer en el parto, ya que el neonato podría sufrir alguna
lesión. Aunque puede ser difícil de detectar, normalmente algunos signos suelen
ser la altura del fondo uterino y el exceso de líquido amniótico.
Los neonatos tienen una circulación sanguínea más lenta y algo inestable, por lo
que es normal que su piel tenga un tono diferente. Suelen presentar un color rojo
oscuro y sus extremidades pueden tener un tono azulado y más si están
frías. También es común que los neonatos, al tener aún sus primeros días de
vida, presenten un color amarillento que sobre todo se mostrará en los ojos. Esto
se llama “ictericia en el recién nacido” y ocurre porque su hígado aún se está
desarrollando y los niveles de bilirrubina son más altos de lo normal.
Las fontanelas del neonato son las partes más blandas de su cabeza, y son las
partes del cráneo que aún no se han terminado de unir. Es algo común en los
bebés que esas zonas aún estén blandas debido al poco tiempo de vida. Suelen
cerrarse cuando el bebé ya tiene un año de vida. Es una zona frágil, por lo que
debes tener especial cuidado evitando golpes o caídas. Pero siempre será un
profesional quién haga un seguimiento de las fontales del neonato, para
asegurarse del perfecto desarrollo del bebé.
El ombligo de un neonato
Al ser un recién nacido aún tendrá restos del pinzamiento del cordón umbilical,
este tiene que secarse y normalmente se caerá a los 15 días. Se debe prestar
atención a los cuidados del cordón umbilical para no tener ningún incidente. Igual
existen bancos de sangre de dicho cordón donde puedes hacer una donación del
cordón umbilical para que sea utilizado en pacientes que lo necesiten.
En los neonatos también es algo común que tengan una hernia umbilical —un
pequeño bulto cerca del ombligo, puesto que sus músculos del abdomen aún son
débiles y el intestino puede sobresalir por la abertura umbilical. Normalmente no
es necesario tomar medidas, puesto que con el tiempo el neonato va creciendo y
desarrollándose y se corrige por sí solo.
El neonato requiere de mucha atención en sus primeros días de vida, puesto que
es donde más complicaciones pueden presentarse.
Los recién nacidos sanos, aunque no presenten ningún problema, requieren una
serie de cuidados y procedimientos más o menos rutinarios, y una valoración
cuidadosa de su estado general y de la correcta instauración de la alimentación.
La evaluación psicológica del niño en sus primeras etapas del desarrollo ofrece la
oportunidad de detectar alteraciones del desarrollo en el momento preciso, para
poder prevenir futuros trastornos, al tiempo que nos permite estudiar la evolución
de las pautas consideradas normales.
- Sueño activo. Ojos cerrados pero pueden observarse movimientos rápidos de los
ojos (fase R.E.M.). Nivel actividad bajo. La respiración puede ser irregular. Los
movimientos son más suaves que en el sueño tranquilo. Este tipo de sueño ocupa
aproximadamente la mitad del tiempo total de sueño (alrededor de 8 horas). Es la
fase donde se producen los sueños.
- Inactividad en alerta. Ojos abiertos. Atención enfocada a los estímulos pero con
nivel de actividad bajo.
- Llanto. Llanto intenso que es difícil de parar. Alto nivel de actividad motriz.
Contrariamente a lo que puede parecer, los bebés recién nacidos son criaturas
muy rítmicas. Su reloj biológico es, evidentemente, diferente al de los adultos, pero
variará progresivamente hasta sincronizarse con el nuestro, asumiendo el ciclo
diurno-nocturno de 24 horas. En inicio, los ciclos de sueño y vigilia se pueden ir
alternando cada 3 o 4 horas coincidiendo con las diferentes tomas de alimento.
Los periodos de sueño se hacen paulatinamente más largos por la noche y a partir
de las 5 o 6 semanas, ya se han conseguido sueños con sólo uno o dos
despertares nocturnos. Hacia las 12 o 16 semanas, la pauta de dormir más
seguido por la noche puede estar establecida en condiciones normales. Hacia el
final del primer año, la mayoría no pasa de dos sueños al día. La cantidad total de
sueño varía de un bebé a otro. Algunos duermen apenas diez u once horas,
mientras otros lo hacen quince o dieciséis. Poco podemos hacer si nuestro bebé
es de los que tienen tendencia a desvelarse a la más mínima y no porque algo
vaya mal. Cada niño sigue su propio patrón.
Así como el recién nacido suelen dormir en cualquier lugar, a partir de los 3 o 4
meses es conveniente que se habitúen a quedarse dormidos en su cama y sin
compañía (salvo circunstancias especiales).
Reflejos
Los recién nacidos están equipados también con diferentes pautas específicas de
conducta. Algunas de ellas son las que denominamos reflejos y se caracterizan
por ser muy estereotipadas y constituyen la respuesta a estímulos específicos. La
presencia o ausencia de ellas nos proporciona información sobre el sistema
nervioso del bebé. Algunos de esto reflejos duran toda la vida otros desaparecen
siendo indicadores del desarrollo de funciones cerebrales más avanzadas.
REFLEJO DE PRENSIÓN
LLANTO
posiciones de levantarse
También es una herramienta válida para la clasificación del recién nacido tras el
nacimiento el resultado de su valoración mediante la Escala de Apgar. Esta
clasificación fue desarrollada por Virginia Apgar con el objetivo de identificar de
forma rápida el estado físico de un neonato en el momento inmediato de su
nacimiento.
La prueba de Apgar valora la vitalidad y la adaptación a la vida extrauterina del
infante ya que es un test que se realiza al paciente en el primer minuto de vida y
debe repetirse en los cinco minutos posteriores si el resultado no es satisfactorio.
La escala de Apgar evalúa del 0-10 el estado del neonato teniendo en cuenta su
apariencia, pulso, gestualidad, actividad y respiración. Según la puntuación
obtenida el neonato se clasificará:
Hoy en día son varios los agentes que colaboran en el proceso educativo.
La escuela, la familia y el entorno tienen que tener una implicación conjunta a la
hora de interactuar con los niños y todos deben cubrir las siguientes necesidades
básicas de los pequeños para que se sientan seguros y se atrevan a descubrir el
mundo.
Las habilidades como dar el primer paso, sonreír, saludar o decir sus primeras
palabras son indicadores o hitos que nos permiten ver el desarrollo cognitivo de
los niños. Cada niño evoluciona a su propio ritmo, sin embargo, los indicadores de
desarrollo brindan una idea general de los cambios que hay que esperar a medida
que crece el niño.
Durante los primeros 18 meses de vida pasa de ser un recién nacido inmóvil, a un
niño capaz de caminar y explorar el entorno. Para conseguir esto es necesario que
se produzca la siguiente secuencia de eventos:
VISIÓN
El ojo del recién nacido tiene una correcta anatomía, pero su capacidad funcional
es inmadura. Necesita recibir estímulos para que su sistema visual madure
adecuadamente. El recién nacido es capaz de distinguir entre la luz y la oscuridad.
Al mes es capaz de fijar la mirada y seguir un objeto en un ángulo de 90º, y a las 6
semanas debe ser capaz de establecer contacto visual con la madre y reaccionar
a expresiones faciales. La percepción de los colores se inicia hacia los 2-3 meses.
A los 6-7 meses el niño no solo reconoce las caras, sino que es capaz de
distinguir diferentes expresiones faciales.
El cambio del color del iris se produce en los primeros 6 meses, pero puede
retrasarse hasta los 12 meses.
LENGUAJE
El lactante tiene un gran interés social y comunicativo con otros seres humanos.
Se comunica de forma precoz a través de expresiones faciales y sonidos básicos
(gorgoritos a los 3-4 meses: “aa, aa”). A los 7-8 meses pronuncia bisílabos como
papá y mamá de forma inespecífica. A los 12-13 meses hace uso adecuado de
papá y mamá y entiende el no. A los 18 meses es capaz de decir unas 10
palabras.
Es importante saber que existe una gran variación en la adquisición del lenguaje.
El mayor desarrollo del habla ocurre en torno a los 2 años.