Neuro Psicologia

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1. ¿Qué es la Neuropsicología? Desarrollar sus dos campos.

2. ¿Cuál es el papel del Neuropsicólogo en el ámbito clínico?


3. Desarrollar Rehabilitación Neuropsicológica. ¿Cuál es su objetivo?
4. Explicar el papel de la familia

1).

En relación con el primer campo de aplicación, el neuropsicólogo es el profesional encargado


de valorar el funcionamiento cognitivo y conductual de los pacientes que han sufrido daño
cerebral y de llevar a cabo la consiguiente rehabilitación neuropsicológica. Hoy por hoy, la
mayor área de aplicación de la neuropsicología es el daño cerebral sobrevenido (adquirido), si
bien el rol del neuropsicólogo está cada vez más presente en el diagnóstico de las demencias y
otras enfermedades neurodegenerativas y en la planificación de programas de rehabilitación o
estimulación cognitiva en estas personas. Asimismo, en el ámbito forense el neuropsicólogo
tiene también un importante papel en la valoración de discapacidades y secuelas, así como en
la evaluación de la capacitación en personas que han sufrido daño cerebral (Fernández Guinea,
2001; Muñoz Cespedes & Paul Laprediza, 2001). En estos casos, el examen neuropsicológico
proporciona al tribunal una información muchas veces imprescindible a la hora de tomar una
decisión.

El segundo gran campo de aplicación de la neuropsicología es la investigación. En relación


con este punto, cabe hacer una breve diferenciación entre la investigación sobre procesos
básicos y la investigación sobre procesos alterados. En el primero de los casos, el objetivo del
estudio es establecer la relación entre un determinado proceso cognitivo y las estructuras o los
procesos cerebrales involucrados, en población normal. En el segundo, el objeto de estudio es
la observación de las alteraciones cognitivas que se producen cuando algo falla en el sistema
(el cerebro), así, los sujetos experimentales en estos estudios son personas con daño cerebral
o con trastornos mentales (por ejemplo, la esquizofrenia). En ambos casos, el neuropsicólogo
se sirve de técnicas que van desde el simple «lápiz y papel», los propios instrumentos de
evaluación neuropsicológica, hasta sofisticadas herramientas de neuroimagen como la
resonancia magnética o la magneto encefalografía. En este contexto, el neuropsicólogo forma
a menudo parte de un equipo interdisciplinar de investigadores que, desde sus distintas
profesiones y enfoques, comparten el interés por las neurociencias.

2) Neuropsicología en el ámbito clínico La labor del neuropsicólogo en las unidades de daño


cerebral El paciente que ha sufrido daño cerebral sobrevenido pasa por distintas fases en su
evolución, que a su vez se suelen corresponder con distintos servicios de atención sanitaria. En
un primer momento, los servicios de urgencia se centran en mantener al paciente con vida y
buscar la estabilidad en sus constantes vitales; es lo que se conoce como fase aguda, y en esta
situación el abordaje es puramente médico y farmacológico. En este nivel no se plantea una
rehabilitación más allá de la supervivencia del paciente y de evitar daños añadidos en el
cerebro, hecho relativamente común tras una lesión cerebral (Urigen Saiz, 1998). Cuando el
paciente sale de la fase crítica y es trasladado a la planta de hospitalización comienza la labor
de un equipo de profesionales, en su mayoría médicos y otras profesiones sanitarias, cuyo
objetivo es la rehabilitación integral del paciente. Sólo tras abandonar los servicios de
urgencia, puede realmente hacerse una primera valoración del alcance de las lesiones
cerebrales, así como de sus consecuencias más inmediatas. En los casos más graves, el
paciente quedará en una situación conocida como estado vegetativo persistente, la mayoría de
las veces irreversible. En esta situación, los beneficios de la rehabilitación serán mínimos. En
los demás casos, el alcance de las secuelas y otros factores como la disponibilidad de centros
en su lugar de origen, o el apoyo económico y legal, determinará si el paciente regresa al
domicilio y al mundo laboral, a un centro de día o a una unidad de daño cerebral. Es en este
punto, la fase postaguda, cuando el neuropsicólogo intervendrá en la recuperación de estos
pacientes. En una unidad de daño cerebral, el neuropsicólogo trabaja junto a un equipo de
profesionales de la salud en la recuperación integral del paciente. Este equipo interdisciplinar
está formado generalmente por médicos rehabilitadores, psiquiatras, neurólogos,
neuropsicólogos, fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales, así como trabajadores
sociales y personal auxiliar y de enfermería, que trabajan en la rehabilitación del paciente
desde sus distintas áreas pero con objetivos comunes y en estrecha coordinación. De acuerdo
con los criterios de la Unión Europea (2000), los objetivos de la rehabilitación en una unidad de
daño cerebral son cuatro: 1. Asegurar la autonomía personal y favorecer la socialización. 2.
Favorecer la estimulación de las funciones cognitivas superiores. 3. Acompañar a la persona en
la toma de conciencia de sus dificultades. 4. Acompañar a la persona y a sus allegados en el
trabajo de elaborar un nuevo proyecto de vida.

3) Rehabilitación neuropsicológica El papel del neuropsicólogo en la evaluación y rehabilitación


del paciente se puede describir en los siguientes puntos que describen el proceso: – En primer
lugar, realiza una evaluación exhaustiva del estado del paciente. Esta evaluación no se limitará
a valorar las alteraciones del paciente, sino también se estudiarán con detalle aquellos puntos
fuertes, o capacidades preservadas con las que puedan compensar sus déficits (Lezak, 1995).
La valoración del estado familiar del paciente será otro punto clave, debido al importante
papel que juega la familia en la recuperación del paciente.

La valoración de estos aspectos permitirá el establecimiento de los objetivos de la


rehabilitación. – Una vez establecidos los objetivos, comenzará la rehabilitación propiamente
dicha desde las distintas áreas de intervención. – Tras un tiempo se llevará a cabo una
reevaluación del paciente, con el fin de determinar hasta donde se ha podido llegar en la
consecución de los objetivos planteados en un primer momento, y cuáles son las secuelas
permanentes. – La última fase de la rehabilitación será el alta y el seguimiento periódico del
paciente. Los distintos profesionales decidirán conjuntamente si el paciente ya ha alcanzado el
nivel óptimo de autonomía y funcionamiento. En ocasiones esto significará que ha recuperado
unos niveles funcionales similares a los que tenía antes de la lesión cerebral. En la mayoría de
ocasiones, no obstante, se dará el alta cuando el paciente alcance una «meseta» en su
recuperación, es decir, cuando los costes del proceso terapéutico ya no compensen los cada
vez más pequeños avances funcionales.

las más comunes de estas alteraciones pueden encuadrarse en los siguientes grupos de
procesos cognitivos afectados:

 Desorientación y confusión
 Atención y velocidad de procesamiento
 Memoria
 Lenguaje y Comunicación
 Percepción
 Praxias
 Funciones Ejecutivas
 Conciencia de las limitaciones
El objetivo principal de la rehabilitación neuropsicológica es que el paciente con daño cerebral
consiga alcanzar el máximo grado de autonomía posible

4)

El daño cerebral no afecta únicamente a la persona que ha sufrido la lesión. La familia es la


receptora inmediata del impacto emocional que supone la aparición de daño cerebral en uno
de sus miembros y es, a la vez, el pilar de apoyo en el que se sustenta buena parte del proceso
de recuperación.

. Es por ello que la educación de las familias es una de las primeras labores que se deben llevar
a cabo desde la atención al daño cerebral, con el fin de reducir la incertidumbre que les genera
el estado del paciente y sus conductas y eliminar en la medida de lo posible las creencias
erróneas que muchas veces subyacen en relación que establecen con su familiar. Asimismo, el
neuropsicólogo debe estar presente para solucionar aquellos problemas puntuales que en el
transcurso de la rehabilitación planteen los familiares acerca de las conductas o problemas de
su ser querido que vayan surgiendo, y poner su formación y experiencia al servicio del consejo
familiar cuando así lo demanden. En los momentos de mayor impacto emocional y dificultades
de adaptación a la nueva situación, o en el caso de que los familiares tomen una decisión de
relevancia para el paciente, el neuropsicólogo debe mostrarles su apoyo. A pesar de todo lo
reseñado, el trabajo con las familias no termina aquí, y en muchos casos los problemas que
surgen cuando un ser querido ha sufrido daño cerebral hacen necesario que el familiar recurra
a la ayuda de otros profesionales (por ejemplo, terapeutas sistémicos y de pareja) y de grupos
de familias u otras organizaciones que puedan darles el soporte emocional y el consejo que
necesitan.

Neuropsicología: historia conceptos y objetivos


Consignas
1. ¿Cómo surge la neuropsicología
2. ¿Cuándo se comienza a hablar de la neuropsicología
infantil.
3. Realizar un cuadro comparativo para establecer
diferencias entre neuropsicología del adulto y
neuropsicología en la familia.
4. Describir al neuropsicólogo infantil.
Respuesta:

1¿Cómo surge la neuropsicología.


Clásicamente el origen de la neuropsicología se ha remontado al siglo XIX con la
documentación por parte del médico y antropólogo francés Paul Broca, sobre cuales
lesiones cerebrales frontales izquierdas alteran la articulación del lenguaje (Broca,
1863). Después de Broca, se continúo el interés por el análisis de la organización
cerebral del lenguaje. Es así como en 1874, Karl Wernicke propone una clasificación de
los trastornos adquiridos del lenguaje (afasias) que fue posteriormente
complementado por Lichtheim, dando lugar al primer modelo de clasificación de las
afasias, usualmente conocido como el esquema de Lichtheim-Wernicke (Ardila y
Rosselli, 2007). Luego de la presentación inicial de Wernicke, se hicieron populares
tanto la búsqueda de correlaciones clínico-anatómicas de las diferentes variedades de
afasia, como el empleo de diagramas para explicar las alteraciones en el lenguaje
(Bastian, 1898; Charcot, 1877; Kleist, 1934; Lichtheim, 1885; Nielsen, 1936). Más tarde,
Munk (1881) se refirió a la ceguera psíquica para explicar los defectos perceptuales
consecuentes al daño cerebral en perros experimentales, condición posteriormente
estudiada por Lissauer (1890) en humanos. En esa misma época, Freud (1891)
introdujo el término agnosia, que finalmente reemplazó la denominación de ceguera
psíquica. Posteriormente, el término agnosia se utilizó para referirse no sólo a
alteraciones preceptúales en el sistema visual, sino también a las alteraciones
preceptúales auditivas (agnosias auditivas), y a los trastornos preceptúales
somatosensoriales (agnosias táctiles), a los defectos en la percepción del propio
cuerpo (agnosias somáticas o asomatognosias) y a las fallas en el reconocimiento
espacial (agnosias espaciales) (Ardila y Rosselli, 2007). A principios del siglo XX se
continuó el interés por definir las alteraciones consecuentes a diferentes tipos de
patología cerebral y en 1900 Liepmann introdujo el concepto de apraxia, como una
incapacidad para realizar determinados movimientos bajo la orden verbal, sin que
exista parálisis de la extremidad correspondiente. Kleist (1912) y posteriormente
Poppelreuter (1917) se refirieron a una apraxia óptica para describir las dificultades
que tienen algunos pacientes para realizar actividades que requieren un adecuado
control visual de los movimientos, tales como dibujar, y evidentemente distinguible de
la apraxia ideomotora descrita por Liepmann. Diez años después Kleist introdujo el
término apraxia construccional para designar las alteraciones en las actividades
formativas tales como ensamblaje, construcción y dibujo, donde la forma espacial del
producto es inadecuada, sin que exista apraxia para los movimientos simples (apraxia
ideomotora). En la apraxia construccional existe además una buena percepción visual
de formas y adecuada capacidad para localizar los objetos en el espacio. Durante este
periodo de las correlaciones clínico-anatómicas, se desarrollaron dos puntos de vista
con relación a la organización cerebral de las funciones cognitivas: una interpretación
localizacionista y otra holista. La posición localizacionista restringía las funciones
cognitivas a áreas específicas del cerebro, como lo hizo Broca, en tanto que la posición
holista atribuía estas mismas funciones a regiones mucho más amplias y suponía una
organización cerebral de las diversas funciones cognitivas mucho más dinámica, como
lo sugirió Jackson (1864). Un representante muy importante de este punto de vista
holista fue el alemán Kurt Goldstein (1936), cuyos escritos tuvieron una importante
repercusión en el desarrollo de la neuropsicología europea y americana. En la
actualidad con frecuencia se utiliza el concepto de sistemas funcionales. Tal concepto
fue sistematizado particularmente por Luria (1966) y desarrollado por otros autores,
(Mirsky y cols., 1991). La interpretación de los procesos cognitivos, en términos de
sistemas funcionales, se basa en la premisa de que las habilidades cognitivas no son
dependientes de una región cerebral aislada sino que dependen de la actividad de
sistemas cerebrales extensos integrados, que incluyen diferentes áreas cerebrales, de
tal suerte que si alguno de esos sistemas se lesiona tiene repercusiones sobre una
variedad de conductas dependientes del mismo.

1. ¿Cuándo se comienza a hablar de la neuropsicología


infantil.
La neuropsicología que comenzó con Broca en el siglo XIX, y continuó durante
principios del siglo XX, estuvo casi exclusivamente dedicada al estudio del cerebro del
adulto; no obstante, hubo algunos acercamientos al estudio de los efectos de las
lesiones cerebrales en los niños así como a los problemas de origen congénito.
Principalmente se atendió el trastorno del lenguaje subsecuente a una lesión cerebral
o afasia infantil, estuviera ésta o no asociada a una hemiplejia. En efecto, los primeros
trabajos sobre este tema aparecieron a mediados del siglo XIX, aproximadamente una
década después de la exposición de Broca.
A partir de los años 80 se observa un florecimiento de la neuropsicología infantil. En
1983, aparece el primer libro sobre el tema, escrito por Rourke Bakker, Fisk, y Strang; y
en 1985 Francis Pirozzollo funda la primera revista dedicada exclusivamente a la
neuropsicología del desarrollo, Developmental Neuropsychology. Esta revista, sin
embargo, publica no sólo artículos sobre neuropsicología infantil sino también sobre
neuropsicología del envejecimiento. En 1995

4 Describir al neuropsicólogo infantil.


Respuesta: El neuropsicólogo infantil es un especialista en evaluación y tratamiento de niños o
adolescentes con alteraciones cognitivas, de la conducta o académicas relacionadas con
problemas congénitos o lesión cerebral. Existen varios contextos en los cuales el
neuropsicólogo infantil puede trabajar. Por un lado, en el contexto escolar, tratando
fundamentalmente los problemas de aprendizaje y usualmente interviniendo sobre una
población con dificultades de desarrollo. Por otro lado, el neuropsicólogo infantil puede ser
parte de una unidad de neurología pediátrica; en este caso, su actividad profesional estará
dirigida a la evaluación de niños con lesiones cerebrales de diversa etiología. El neuropsicólogo
infantil puede también ser miembro de una unidad de psiquiatría infantil; en este caso, su
labor se centrará en la evaluación neuropsicológica y el desarrollo de estrategias de
rehabilitación en niños con condiciones psiquiátricas, como sería el autismo infantil.
Finalmente el neuropsicólogo infantil puede desempeñarse como investigador de las funciones
cognitivas y del comportamiento en poblaciones infantiles normales o con condiciones
neurológicas. En todos estos casos, el neuropsicólogo infantil requiere de conocimientos
suficientes relacionados con la maduración cerebral; por ello necesita de un adiestramiento
adicional al que se recibe dentro de la formación estándar en neuropsicología. La
neuropsicología infantil, en realidad puede considerarse como una subespecialización de la
neuropsicología

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