Señor Quitame Lo Bruto

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Dra. Raquel Levistein PRÓLOGO


Una vez más la doctora Levinstein nos invita a mirar en
nuestro interior para descubrir nuestra verdad y así
volvernos libres.

En este nuevo libro, la autora intenta con éxito una nueva


forma de brindarnos sus enseñanzas; el relato, y lo hace

SEÑOR,
muy bien. Para empezar, nos mete en el personaje
principal, Juan Salabim, y a lo largo de la obra vivimos en
los zapatos de él.

Como lo plantea nuestra queridísima doctora, todos somos


brutos, en el sentido de pasamos buena parte de nuestra

QUÍTAME LO vida sumidos en la inconciencia, lo que nos hace cometer


todo tipo de tarugadas que no sólo nos dañan a nosotros
mismos, sino también a los seres que más amamos.

BRUTO A lo largo del libro, viviendo las vicisitudes de Juan


Salabim, aprendemos que Dios aprieta pero no ahorca y
que nos quiere tanto que, a pesar de ser tan brutos, nos
Un relato que te enseña a utilizar tu potencial interior para tiende su mano bondadosa para sacarnos de las arenas
enfrentar y transformar la adversidad. movedizas de la inconciencia.

Para aprovechar mejor el libro, sugiero al lector


identificarse plenamente con el personaje principal y tratar
de vivir lo que él vive en el espacio y en el tiempo
narrados, pues sólo así usted podrá sacarle al relato todas
las enseñanzas que la autora ha procurado ocultar
sutilmente en cada situación, en cada escena, en cada
Biblioteca de Autoayuda diálogo interno y externo de la narración, para que usted
Foro VivirLibre.org las descubra, las haga suyas y las aplique en su vida
www.vivirlibre.org personal, a pesar de que esté convencido de que usted no
Abril, 2006 es ningún bruto. Aunque yo creo que al finalizar de leer el

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libro, exclamará como yo: ¡Todos somos Juan Salabim! oportunidades: la de descubrir tu esencia y tu verdad,
aquella que no sólo te hace libre, sino aquella que te
Luis Castañeda permite establecer un reencuentro con nuestro Creador y
percibirle como parte de ti mismo, y tú, aún en tu
fragilidad y pequeñez humana, como parte integral de Él.
Prefacio Y con ello, la posibilidad de transformar la realidad
material, caótica y destructiva por su propia naturaleza, en
un edén de paz, armonía y libertad anunciado desde
tiempos inmemoriales.
Este libro constituye la respuesta a una serie de
En una época en la que prevalecen las guerras, conflictos y acontecimientos con los que se instaló lo que parecía una
levantamientos entre las naciones y en la humanidad, noche oscura, un invierno largo y frío. Esto comenzó con
cuando nuestro diario acontecer se encuentra teñido de el fallecimiento de personas muy queridas y cercanas a mí
violencia, inseguridad y hasta tragedias. hasta con aquellas pérdidas que desgarran el alma y
mutilan el corazón porque son parte de mi propia vida: la
Cuando la corona que enmarca una historia de humanidad pérdida de mi hermana, mi única hermana mujer; la
doliente e inconsciente aflora las dependencias químicas y pérdida de mi esposo, mi compañero durante casi 35 años
emocionales, cuando las familias se desintegran y parece y la pérdida de un tío muy querido, que en mis recuerdos
que los hijos están en contra de los padres y los padres en de infancia cobra un papel muy, pero muy especial.
contra de los hijos; cuando la mayor guerra que tenemos
que enfrentar se encuentra dentro de nosotros mismos, En este lapso, no mayor de año y medio, también tuvimos
surge este libro como un canto de esperanza y gratitud a que enfrentar accidentes, enfermedades con carácter
la vida para que dejes de ser dependiente de falsas fatídico como el cáncer de mi madre, dos cirugías en mi
profecías, de supercherías y supersticiones; para que ya no propio cuerpo, injusticias y arbitrariedades dentro del
seas más presa del miedo, y logres la conquista de tu núcleo laborar, hasta mi salida de Televisa, Radio.
propio interior descubriendo la verdad, “la verdad que te
hace libre”, eterno e inmortal. Hoy, cuando el alba comienza a aparecer, me doy cuenta
de que en verdad en cada ser humano se encuentra la
Para que dejes de sentirte como una hoja al viento o un verdad que le hace libre, y que el oro para convertirse en
corcho en el mar; para que dejes de reclamarle a la vida y oro tiene que atravesar el crisol de fuego.
a Dios, “tal como tú puedas entenderlo”, los sinsabores
que cotidianamente tienes que enfrentar; para que jamás Sé que ninguna contrariedad o adversidad tiene el poder
dejes de voltear a las estrellas y descubrir en ellas tu raíz de dañar, ni siquiera de tocar a la criatura más amada de
Divina y la esencia de eternidad que palpita e tu corazón y Dios, que eres tú mismo.
descubras que la adversidad que como humanidad
estamos enfrentando representa la más grandiosa de las

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Pero es necesario que comiences a creer en ti. Dios se


encuentra presente en cada paso que das, en cada Esa respuesta la quise evadir mil veces. Me parecía que
instante que transcurre. Él es tu fuerza y tu verdad. Y con mi confianza en Él era suficiente. Me parecía que era
aún cuando hay momentos en los que quisieras verle con soberbia, falta de humildad, creer en mí. Pero hoy sé a
el alma, escucharle con el corazón, parece que no ciencia cierta que tenía que creer en mí, y que si bien es
responde, parece que se ha ido, que ya no está. cierto que por mi misma nada, nada puedo, en Él todo,
Hoy quiero compartir contigo la victoria de un triunfo todo es posible, como…, “todo es posible para el que cree”.
humano, un triunfo que es tu propio triunfo, una victoria Hoy el miedo ya no me da miedo, no como desafío o reto
que nos corona a todos como humanidad, porque lo que un de inconciencia, sino porque sé que en cada ser humano se
hombre hace para sí mismo, lo hace—aun sin darse encuentra sembrada una semilla de gloria, que en cada
cuenta—en pro o en contra de la humanidad entera. uno de nosotros se encuentra la esencia misma del padre y
que el infortunio es precisamente la oportunidad para
Hoy quiero decirte que aun cuando en ese lapso que no se descubrir esta verdad, para transformar la oscuridad en
mide con hojas de calendario ni con el tiempo que marca luz, la esclavitud en libertad y el sufrimiento en paz.
las manecillas del reloj, hubo momentos de incertidumbre
y de profundo dolor, jamás dejé de tener la certeza de que Hoy que el tiempo ha transcurrido y la luz se comienza a
el amor infinito del Padre me envolvía, de que su sabiduría instalar, puedo decirte que, en cada contratiempo
infinita me guiaba, y que aun cuando había cosas que yo enfrentado con valor, dignidad y confianza en Dios y en mí,
no podía entender, que la razón no podía explicar, ni el hay resultados maravillosos, sólo que por nuestra propia
corazón aceptar del todo—por lo menos en primera naturaleza humana estamos dados a ver sólo lo malo e
instancia—me repetía mil veces: ignorar incluso el milagro que viene como respuesta a una
oración, a una creencia a la gratitud infinita, aun antes de
“Señor no entiendo, no entiendo qué es lo que pasa, ver la respuesta.
pero sé que si Tú estás a cargo, todo, todo está bien;
aún cuando no pueda entenderlo, Señor, yo confío, Voy a comentarte sólo algunas de las bendiciones con las
confío en Ti” que El Señor respondió a mi llamado: Mi sobrino que sólo
tenía el 15% de posibilidades de vida, hoy se encuentra
Esta frase se hizo cotidiana en mí; era como la punta de vivito y coleando” y con un proceso de transformación que
lanza con la que iniciaba una nueva batalla, con la que lo hace mejor cada día. Los accidentes que tuvieron mis
enfrentaba una nueva adversidad. Con sólo repetirla hijos y mi nieta y que parecían mortales por necesidad. En
obtenía paz y serenidad. Quisiera que también fuera tu los que aunque hubo pérdida total de automóvil—hoy
frase preferida en los momentos difíciles; y lo más tengo uno nuevo y mejor—salieron ilesos; la niña incluso
importante, que comenzaras a creer en ti. Pues ésta era la sin rasguño alguno. El cáncer de mi mamá, que por su
respuesta silenciosa que yo no escuchaba con claridad edad y condición no era sujeto de cirugía ni quimioterapia,
cuando de mil formas le decía al Creador que confiaba en ya desapareció, y para todos los médicos este hecho, la
Él. Él mismo me decía: pero, acaso, ¿tú confías en ti?

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forma y la rapidez con el que se llevó a cabo representa un


milagro sorprendente. Hoy goza de una estupenda salud.
Introducción
Tenemos un equipo de trabajo maravilloso, mil proyectos
en ciernes y la certeza de que Dios tiene preparado un Si ya estás leyendo este libro, ya vas por buen camino, ya
nuevo y mejor espacio en la radio para continuar con el que aceptar por lo menos la posibilidad de ser o parecer
trabajo que adoro hacer y que juntos como radioescuchas, Bruto te aproxima a la solución del problema. Aceptarlo,
grupos de transformación interna y equipo de te permite recorrer al menos el 50% del sendero para
colaboradores, llevamos a cabo día con día con el único fin dejar de serlo, y si además de atreves a voltear al cielo par
de transformarnos en mejores personas y construir a partir pedirle a Él, nuestro Creador, pues habla de que Bruto, lo
de nuestro propio cambio una vida, un mundo y un México que se dice Bruto, en realidad no eres. Pero antes de
mejor. descubrir el camino cierto para dejar de parecer o ser un
Bruto, sería conveniente saber a ciencia cierta lo que
Hoy sé también que la muerte es vida y que, en verdad, en significa la palabra Bruto. ¿No te parece?
verdad ¡jamás se pierde lo que se ama! Y que si bien esos
seres amados ya no se encuentran en este plano material, El diccionario de Español Moderno de Ediciones Larousse se
forman parte constante de mis sueños, son compañía de refiere a la palabra Bruto como: “Necio, falto de
todo momento que, como ángeles silenciosos, dialogan con inteligencia, imbécil, bestia, animal, salvaje, tosco como un
mis más nobles sentimientos y mis más encumbrados diamante en bruto”.
pensamientos. Y que si bien ya no es posible verles con
los ojos del rostro, sí es posible sentirles con el corazón, y Bueno creo que por donde le busques, ninguno de los
no hay día en que no acudamos puntuales a la cita en el conceptos antes mencionados es siquiera halagüeño, salvo
corazón de Dios cuando hacemos oración, cuando pedimos el último que se refiere a una joya en bruto, y por bruto
por nuestros seres queridos y por cada uno de los hijos de que sea su estado, habla de que en el fondo se encuentra
Dios, cuando recordamos nuestros momentos compartidos un diamante que tiene que ser descubierto, de un carbón
y las cosas bellas que aun en la distancia hoy por hoy (leíste bien, dije carbón) que tiene que ser pulido, muy,
podemos compartir. pero muy pulido para mostrar la belleza y la infinita
riqueza que se encuentra en el interior.
Hoy sé que ni la muerte puede vencer a la Criatura más
amada de Dios, que eres tú mismo; hoy sé que en cada Pienso que esto ya lo intuyes, pues de otra manera no
hombre y en cada mujer se encierra la esperanza de darle estarías leyendo este libro; sólo que, para variar, buscas el
vida a la vida de Dios, que hay leyes del espíritu que camino cómodo, el que parece más fácil, que es el de
cuando las conoces y las pones a tu disposición, la materia pedirle a Dios que te quite lo bruto, así como así, como
que aparece grosera e irreverente se pliega para darle vida magia o milagro, sin poner algo de tu parte, para después,
a tus sueños más encumbrados, a tus creencias más como siempre, reclamarle a él porque no realiza tu
arraigadas, a tus anhelos y esperanzas más añejas. voluntad, porque no concede tus solicitudes y pedidos a la

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carta con la diligencia y la celeridad digna de un Dios, y oculta el brillo incandescente de un diamante prodigioso
con esto no sólo corres el riesgo de quedar igual o más que eres tú mismo, en tu más pura esencia, en la verdad
Bruto que al principio, sino, además, resentido, enojado y que se oculta debajo de la apariencia engañosa de un
alejado de Él. burdo y sucio carbón.

Por supuesto que es bueno el sólo hecho de desear dejar Y la noticia más importante y maravillosa es la respuesta
de ser o parecer un Bruto, desde luego que siempre del Creador ante la más mínima invocación, cuando con
resulta bueno invitar a Dios a tu vida en cualquier aspecto; sumo candor e inocencia le pides que te quite lo bruto. Él
pero no esperes que sólo por este hecho, lo Bruto te dice de mil formas, aun sin que tú logres percibirlo del
desaparezca, porque sin duda tú también tienes que hacer todo claro, que te ama, que no sabes cuánto, cuanto te
lo tuyo, quizá la parte que parece más difícil y compleja; ama, que camina contigo y en ti, siempre cerquita,
pero si lo observas desde un punto de vista más amplio siempre a tu lado, y que si bien él no puede quitarte lo
que tu propia brutalidad te permita percibir, a ti sólo te bruto, no porque para él sea algo imposible, sino por el
corresponde realizar lo posible, lo humanamente posible; a amor infinito que te profesa, porque él espera que tú
Dios le toca hacer lo imposible. mismo descubras el potencial infinito que depositó en tu
interior desde el principio del tiempo; que seas tú mismo,
En este sentido, hay buenas y malas noticias. Voy a quien se atreva a ponerse de pie frente a la vida para
comenzar por las segundas: Esperar a que Dios te quite lo comenzar a expresar la grandeza del espíritu que te
Bruto así como así, no se va a poder, pues como diría San sustenta, que es el mismito espíritu de Dios que suspira en
Juan de la Cruz: “Dios nunca va a hacer por el hombre lo ti, que hace latir tu corazón, que renueva tus células, y
que el hombre debe hacer por sí mismo”, así que no que es el mismo que te regala con cada nuevo amanecer y
esperes un milagro ni tampoco que en un abrir y cerrar de con cada respiración una nueva y mejor oportunidad.
ojos desaparezca lo Bruto y que como en un acto de
magia te transformes en un diamante radiante, ni siquiera Él, que te dice que las experiencias por las que has
leyendo y leyendo y releyendo este libro; pero no te atravesado a lo largo de tu existencia, por tristes y
desanimes, creo que la sola posibilidad de transformarte dolorosas que parezcan, son las oportunidades para pulir el
en una joya preciosa, de descubrir y manifestar la infinita carbón que aprisiona la luz radiante de un diamante
riqueza que se encuentra enclaustrada en ti, vale la pena majestuoso que se encuentra en el interior, y que ya no
continuar en el intento. No te rindas a las primeras de tienes que continuar el camino del sufrimiento para
cambio. manifestar tu genuina realidad, que puedes elegir el
camino del autoconocimiento, que es posible dejar de
Porque si por lo menos ya pasó por ti el deseo, la idea de aprender basándose en pedradas y caídas, que es posible
dejar de ser o parecer Bruto, no desaproveches este dejar atrás el dolor e iniciar un camino de aprendizaje y
impulso y continúa adelante, pues también te tengo autotransformación, que lo que ante ti se presenta como
buenas noticias y son las que te dicen que sí es posible un panorama oscuro y gris, no manifiesta más que la
quitarse lo Bruto, que sí es posible pulir el carbón que oportunidad de descubrir y utilizar los recursos del

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corazón, la mente y el espíritu, la Esencia Divina que es tu realizar el trabajo maravilloso de convertirte en un
sustento y que fluye en ti a raudales. diamante majestuoso, después de parecer un simple y
sucio carbón, él ya camina contigo, te entrega su más
Para que logres salir de la inconsciencia y recobres la tierna y bella sonrisa y mantiene su mano extendida y su
dignidad de tu propia dimensión y para que recuerdes que corazón abierto para que logres caminar tu camino sin
estás hecho a imagen y semejanza del Creador y que en ti desfallecer, para que en ningún momento te sientas solo o
mismo, en tu propio interior, se encuentran todos los abandonado, para que sepas y te sientas hoy y siempre.
recursos para transformar y trascender la realidad que se
levanta frente a ti como un fantasma vestido de miedo que
te atemoriza, aun cuando no tiene un sustento válido para ¡La criatura más amada de Dios!
sostenerse, no mayor al poder que tú por ignorancia e
inconsciencia le otorgas.

Este libro te ofrece herramientas de conocimiento. Tú


pones el esfuerzo y el tiempo para leerlo, para hacerlo
La voz de Dios
tuyo, además de la acción para aplicar lo aquí aprendido.
Dios ya te regaló todos los recursos necesarios, no sólo
para no ser ni parecer Bruto, sino para que logres
manifestar la luz y el brillo de tu genuina esencia, tu
La voz de Dios es posible escucharla cuando aprendes a
genuina verdad, la verdad que te permite manifestar tu
guardar silencio, cuando escuchas los secretos que te
verdadera dimensión: “La verdad que te hace libre”.
confía el viento, cuando interpretas la sinfonía que conjuga
el canto de las aves con la danza de las hojas de los
Este libro te ofrece herramientas de conocimiento. Tú
árboles cuando son acariciadas por la brisa, cuando
pones el esfuerzo y el tiempo para leerlo, para hacerlo
escuchas a tu corazón. Por eso es que, ante la profunda
tuyo, además de la acción para aplicar lo aquí aprendido.
necesidad de cambio y la solicitud que diriges al Creador
Dios ya te regaló todos los recursos necesarios, no sólo
para que te quite lo bruto si supieras escuchar a tu
para no ser ni parecer Bruto, sino para que logres
corazón, Él te diría:
manifestar la luz y el brillo de tu genuina esencia, tu
genuina verdad, la verdad que te permite manifestar tu
“Desde el principio del tiempo sembré una luz infinita y
verdadera dimensión: “La verdad que te hace libre”.
eterna en tu interior, a ti te corresponde quitarte lo bruto,
despojarte del fango, de los apegos, los miedos y los
Así que espero que hayas tomado la valiente decisión de
defectos de carácter. A ti te corresponde despertar la
seguir adelante y quitarte lo Bruto por ti mismo, con tus
tolerancia, perdonar, desarrollar y tejer virtudes para
propios recursos, sin esperar que Dios vaya a realizar tu
vestirte con ellas a fin de que logres descubrir la esencia
trabajo; pero sí con la certeza de que desde el momento
que te conforma, la luz que brilla en tu interior”.
en que le invocaste y que has tomado la decisión de

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“Atrévete a dejar salir a la luz al Caballero Andante que


“Ten presente que la victoria es para aquellos que vive en ti; al mitológico caballero águila, que algún día se
perseveran, para aquellos que aprenden a descubrir en la atrevió a soñar que podía volar y dominar el firmamento;
adversidad una oportunidad; no para aquellos que se al Guerrero de la Luz que anhela la victoria de la conquista
atemorizan o se doblan ante el más mínimo movimiento de de su propio interior, ¡La conquista de sí mismo!”
aguas bravas, aquellos que gimotean y se quejan por los
problemas que día con día hay que encarar, menos aún “Descubre en ti la sonrisa que transforma tu mundo, que
para los que cargados por las culpas, por los genera por sí sola un amor eterno e infinito, el valor de un
remordimientos de las acciones cometidas en plena perdón genuino, el perdón que sale del corazón y que tiene
inconciencia contra su cuerpo, mente y espíritu; contra los la capacidad de transformar la oscuridad en claridad, la
que más dicen amar y contra la vida misma, generan y prisión de un infierno de resentimientos en la magia y la
aceptan los contratiempos y calamidades como si fueran libertad del perdón”.
castigos divinos”.
Así que si vuelves a decir ¡Señor, quítame lo bruto!, no
“Jamás pienses que las dificultades que tienes que dudes en escuchar tu corazón para escuchar la voz de Dios
enfrentar a los malos momentos que se presentan en el que te dice: “Lo bruto te lo tienes que quitar tú; la vida se
diario vivir son un castigo de Mí para ti. No pienses que he encargará de brindarte las oportunidades, algunas
dejado de amarte ni envidies lo que piensas que es un bien disfrazadas de adversidad, otras como una franca
para otro. Deja de lado la vara con la que mides los bienes oportunidad que de ti dependerá no transformar en
materiales y aprende a descubrir en cada situación adversidad, en algo contrario a tus propósitos de
simplemente una oportunidad que te permite descubrir en crecimiento, felicidad y libertad. Las herramientas ya se
ti tu verdadero potencial pues, así como la semilla más encuentran depositadas en ti desde el principio del tiempo;
diminuta tiene que atravesar la tierra pantanosa y luchar descúbrelas y aplícalas, no dudes en consultar a tu corazón
contra la gravedad para percibir la luz, crecer y expresar el cuando tengas duda o aparezca la incertidumbre y, sobre
proyecto de vida grabado en su interior, también los todo, jamás dudes que camino contigo, que vivo en ti”.
aviones para emprender el vuelo tienen que luchar contra
la resistencia que ofrece la fuerza de gravedad, si esta no Esto es lo que Dios te diría, si tú aprendieras a escucharlo
existiera los aviones jamás podrían volar”. con el corazón.

“Así tu, enfrenta con júbilo en el corazón las situaciones ¡Ah! Se me olvidaba decirte que el solo deseo de quitarte
que parecen difíciles, adivinando la oportunidad que se lo bruto, aun cuando de inicio lo hayas solicitado de la
presenta ante ti para convertirte en una mejor persona, manera más cómoda y aparentemente accesible,
más fuerte, más sabia, más dueña de ti, para que representa en ti la señal para iniciar un camino de auto-
descubras el poder de ser tú mismo, sin miedo ni ataduras transformación y superación, así como la dura cáscara de
de inconciencia”. la semilla sembrada un día, se rompe y comienza un
proceso sorprendente de metamorfosis o cambio. Si la

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semilla pudiera hablar como tú puedes hacerlo, lápidas de fango, miedo, apegos y mentiras, podrás
probablemente asustada reclamaría a los cielos por la descubrir el diamante maravilloso que eres tú mismo.
aparente protección que acaba de perder; si observara que
a pesar de sus gimoteos, lamentos, gritos y promesas de
enmienda comenzara a hundirse cada vez más, como la
bellota cuando inicia su proceso de transformación, quizá
se enojaría con los cielos, se sentiría presa del infortunio,
pediría auxilio y quizás en un grito desesperado pediría que
Dios mismo le quitar lo bruto. Sólo que la semilla no grita
ni se desespera, sólo hace lo que cabe hacer en el
momento justo, como si adivinara que su estancia en la
oscuridad y las tinieblas, así como su descenso a lo
profundo de la tierra, le permitieran hacer raíces para un
día descubrir la luz, convertirse en roble y acariciar el cielo.

Y es que la semilla jamás pierde el contacto con la


sabiduría interior, con las señales que la misma naturaleza
le brinda para lograr la milagrosa transformación de bellota
El deseo
en roble, y a un simple huevo, del cual surge un ave
diminuta que se transforma en el águila que surca el
firmamento.
Este Libro es para ti si de todo corazón deseas un cambio
Te invito a que tú, en este viaje que inicias, jamás dejes de en tu vida y transformarte en una mejor persona y que has
escuchar a tu corazón. No temas ni te acongojes cuando buscado diferentes recursos para despojarte de todo
atravieses un túnel sin luz, un camino pantanoso, una aquello que te daña, te esclaviza y te hace dependiente y
noche oscura o un invierno frío y largo; o cuando sientas que te hace vivir una existencia apagada, sin luz, siempre
que por más que luchas todo parece adverso y sientes que de espaldas a la vida, incluso dañar y destruir a quien más
te hundes más, de igual manera que la bellota adivina que amas.
va a convertirse en un roble, recuerda que en lo más
profundo de tu ser se encuentra una verdad inscrita, Este libro es para ti si ya has experimentado la dicha de
aquella que te hace libre, eterno, invencible e inmortal. La una oración contestada y has percibido de una y mil
verdad que te permite no sólo acariciar el cielo como lo formas la Presencia y el amor infinito del Creador, tal vez
hace el roble cuando ha dejado atrás a la bellota, sino él sentirte papachado, único y especial te ha llevado a
conquistarlo, hacerlo tuyo, pues tú eres un Ser humano, confundir a Dios con Santa Claus y pensar que la vida debe
tu esencia e Divina, y cuando logres despojarte de las resolverse acorde a tus antojos, ignorando la Sabiduría
Divina que guía al Cosmos en orden y armonía, involucra a

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todos los seres vivos y a todos y cada uno de los hijos de


Dios. Pues si todo te fuera entregado en la mano, si todas tus
necesidades se encontraran cubiertas y todos tus caprichos
Tal vez te has sentido abandonado, enojado y hasta concedidos sólo por pedirlos, perderías tus instintos, te
resentido con el Creador cuando las cosas no salen acordes convertirías en una ovejita en un borrego que se
con tu solicitud y es que ahora te corresponde a ti caminar estremece de miedo cuando escucha un trueno o aparece
un trecho del camino para que logres descubrir tu verdad, en el firmamento un rayo que anuncia una tempestad. Un
la verdad que te hace libre, pero para transformarte en la borreguito que sólo hace lo que los demás hace.
persona que anhelas Que necesitas, que debes ser,
debes desearlo con toda el almo, debes tomar la decisión Jamás descubrirías el valor infinito que en ti se encuentra
de transformarte en una persona mejor. ni desarrollarías las virtudes que tienen que ser tus
compañeras constantes, el vestido con que se arropa el
Ten presente que cuando tomas una decisión ejerces el alma para lograr atravesar el bosque encantado de la
don más grande y maravilloso entregado por el Creador a inconciencia y conquistar la genuina libertad que le
su criatura amada..., Libre albedrío, ya que cuando un corresponde a la Criatura más amada de Dios.
hombre toma una decisión el Universo entero se estremece
y, a partir de ese momento, las cosas, las personas y las Sé que es difícil aprender, incluso siquiera darse cuenta de
circunstancias que se requieren para llevar a cabo tu que lo que acontece cuando te encuentras involucrado en
deseo, comienzan a aparecer en tu vida como perlas la problemática, porque la misma inconciencia nos impulsa
engarzadas por la divina mano del Creador. a delegar errores y responsabilidades en los demás. Sería
lo que Cristo Jesús llamaría “ver la paja en el ojo ajeno e
Tal vez sea un libro, un problema o dificultad, pues no ignorar la viga en el propio”.
siempre las cosas aparecen como tú quieres, pero sí como
las necesitas. Es por ello que te voy a narrar una historia, la historia de
Juan Salabim, el hombre que es todos los hombres del
Este libro es para ti, para que sea tu compañero constante mundo, el hombre que eres tú mismo, tú misma.
a partir de hoy que has tomado la decisión de iniciar un
camino de auto-transformación y libertad, que has tomado Por favor léela no sólo con los ojos del rostro, sino con los
la firme decisión de convertirte en una mejor persona. de la mente, del corazón y del espíritu y descubre el
potencial infinito que se encuentra en tu interior.
A partir de este momento, el camino lo inicias solo. Por
favor, no pienses que ello representa que Dios te ha
dejado de su mano, que la adversidad que aparece ante ti
es castigo Divino y que la noche que experimentas en tu
vida significa que Dios te ha dejado de su mano. Al
contrario, es tu oportunidad para descubrir quién eres.

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Juan Salabim era un hombre como cualquiera, un perfecto


desconocido para el mundo; aun cuando el mundo entero
vivía aprisionado dentro de él, tenía una familia, una
historia o más bien, muchas historias qué contar.

Pero eran tantas y tantas las formas en las que había


disfrazado su identidad, tantos los rostros y las máscaras
con las que había maquillado su miedo, su inseguridad;
tantas las mentiras con las que había tratado de ocultar
sus fallas, sus errores y tantas otras con las que había
tratado de inventar el personaje que deseaba ser,
olvidándose de lo que en realidad era él.

Poco a poco la memoria se fue despejando la noche


anterior como tantas otras en que tenía problemas, en que
se había refugiado en el alcohol que, “ingeniosamente”,
La historia de Juan Salabim como él mismo lo consideraba, había mezclado con ciertas
drogas para sentirse bien, al fin que, como él se lo repetía
mil veces, podía dejar todo esto cuando él quisiera.

En su soberbia e inconsciencia, pensaba que él era


diferente, que podía dejar todo eso cuando lo quisiera. Se
La decisión sentía listo y más inteligente que los demás cuando por
utilizar pastillas para adelgazar o cualquier tipo de
estimulantes, la gente le expresaba lo bien que lucía tan
Una mañana nublada y fría Juan Salabim se levantó dela delgado.
cama y se dirigió al espejo. Su rostro reflejaba el rostro de
todos los hombres, de todas las mujeres. No tenía ni Se sentía bien cuando alguien le halagaba por su enorme
forma definida. Bien podía ser el rostro de un adolescente, capacidad de soportar larguísimas jornadas de trabajo sin
de un anciano o hasta de un niño. En él se mostraban descanso, a veces sacrificando hasta las horas de sueño.
todos los sufrimientos del mundo, las culpas, los miedos, Había aprendido a reprimir sus emociones ahogándolas en
las angustias y los remordimientos, aquellos que le alcohol o callándolas con enorme atracones de comida,
recordaban todo lo que había hecho a lo largo de su porque eso lo hacía aparecer siempre ecuánime ante los
existencia y, más aún, todo lo que había dejado de hacer demás, o al menos eso creía él.
en aras de comodidad, la evasión y el miedo.

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Pero el caso es que apenas ayer le habían notificado en la sentirse amadas por el importante ejecutivo, mujeres sin
empresa a la que había dedicado toda una vida de trabajo nombre, sin historia.
y dedicación que se quedaba sin empleo, que sus servicios
ya no eran útiles para la empresa y que él solo encabezaba Quiso salir corriendo y manejar el auto a toda velocidad en
la larga lista de los empleados considerados en este primer la carretera que le quedaba cercana. Una recuerdo más lo
recorte que la compañía realizaba en un desesperado desplomó y l hizo caer de bruces en la mullida alfombra de
intento por mantenerse a flote en tiempos de crisis, su habitación. También el auto deportivo que le había
ignorando como suelen las personas, grupos e instituciones servido de transporte y que cada año, sin falta era
inconscientes, que lo mejor que posee una empresa es su renovado por el del último modelo, también había sido
propia gente. recogido por la empresa.

Por si fuera poco, ayer mismo su esposa le había pedido el Sintió pena por él mismo, sintió pena estar tirado en el
divorcio, y sus hijos a los que conocía mejor en fotografía piso derrotado, aplastado por un alud de recuerdos, de
que en la realidad, se mostraban siempre silenciosos e culpas y reproches que surgían desde lo más profundo de
indiferentes ante su presencia, pues sus largas y continuas su corazón. Más avergonzado se sintió cuando recapacitó
jornadas de trabajo le habían impedido compartir con ellos, sobre la causa que lo impulsó al suelo como un relámpago:
con su familia, los mejores momentos, incluso sus ¡La pérdida de su carro!
primeros pasos y los festivales en la escuela.
Le dio pena que fuera esa pérdida material la que le había
Juan Salabim recordaba que en aquellos tiempos todo lo hecho sentir el impacto de la derrota y no la pérdida de sus
que no favoreciera su intento de hacerse rico, importante y hijos, de su esposa, de su familia. Tal vez esto era porque,
¿por qué no?, imprescindible para la empresa y hasta aun al darse cuenta, a ellos los había perdido tiempo atrás.
famoso, le parecía trivial y hasta molesto. Tal vez la pérdida fue tan paulatina que nunca se percató
de que ya hacía tiempo que los había extraviado.
En esos momentos de enfrentamiento ante los hechos que
le hacían ver que su mundo se desmoronaba, pretendió Las pérdidas eran tantas y tan cuantiosas que Juan
platicar con algún amigo, pero bruscamente se detuvo Salabim sintió que el mundo se desplomaba sobre él.
antes de intentar comunicarse con alguien. La memoria Quiso refugiarse una vez más en el alcohol, tomarse
que poblaba de recuerdos su mente le hacía evocar la alguno de los medicamentos que temporalmente lo hacían
enorme lista de personas y personajes a los que sólo había sentirse mejor, pero esta vez no tenía fuerzas ni para
utilizado en aras de sus relaciones laborales o como ponerse de pie. El rostro que hacía apenas un rato le
compañeros de parranda y francachelas en las que había había mostrado el espejo reflejaba tal angustia que sintió
conocido tantas y tantas mujeres. miedo de tan sólo imaginar el infierno que experimentaba
después de la sensación pasajera de bienestar que le
Estas imágenes le recordaban sus constantes infidelidades propiciaba el alcohol y la droga.
y el continua reclamo de mujeres que pretendieron

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No había vuelta de hoja, ahí estaba Juan Salabim solo


frente a sus miedos, sus pérdidas y sus culpas. No tenía
más camino frente a sí: repetir la sarta de errores y
evasiones que había realizado a lo largo de toda la vida o
iniciar un cambio..., una transformación.

Y si bien era cierto que Juan Salabim no tenía claro lo que


quería realizar, lo que pretendía lograr, sí era
desesperadamente claro para él que el infierno que estaba
experimentando y que tantas veces había querido evadir
abriendo puertas falsas, ya no lo quería sufrir más, ya no
quería dañar a quien más amaba, ya no quería continuar
en esa carrera loca de autodestrucción y culpa:

Juan Salabim ¡Ya no quería sufrir!

En su desesperación, sin darse cuenta, Juan Salabim había


tomado una decisión, aquella que había surgido de la
desesperación la derrota: la simple decisión de ya no
querer sufrir. No sabía a ciencia cierta lo que quería, lo
único que resultaba claro es que ya no quería sufrir.
El mundo que se encontraba prisionero dentro de él mismo El equipaje
se estremeció y el Cosmos que le observaba desde el
infinito se conmovió. Ahí estaba Juan Salabim, quien había
tomado una decisión.

Juan Salabim sintió el impulso de alejarse de todo aquello


que le recordaba sus pérdidas y fracasos. Quiso
despedirse de su familia, pero se detuvo en seco cuando se
percató de que la casa se encontraba vacía; sus hijos y su
esposa no se encontraban.

Juan Salabim experimentó la angustia y la desesperación


como nunca. No recordaba cuándo y a dónde habían
partido; ni siquiera recordaba haberse despedido de ellos;

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no sabía dónde buscarlos, a quién llamar para saber sobre alcohol, pero esta vez, al tenerlas en sus manos, su primer
su paradero. impulso fue vaciarlas en la taza del baño. Al jalar la
manija del tanque de excusado y observar que el puñado
Como loco les buscaba por cada habitación, por cada de pastillas y el alcohol se iban sin remedio, experimentó
rincón de la casa vacía, que hablaba de frío y soledad una angustia mayor, pero también una inexplicable
como un viejo castillo abandonado que lo hacía sentir sensación de alivio y paz desconocida por él hasta ese
prisionero, como un condenado encarcelado en viejas momento.
mazmorras, encadenado a un grillete que le desgarraba
hasta el alma. Era como si se hubiera liberado de lápidas y piedras
cargadas en la espalda por toda una eternidad. Ese vacío
Un grillete que le ataba tan fuerte como su pasado. Y, el había que llenarlo con algo; en medio de su confusión y
castillo o lo que aparentaba ser un castillo, que a pesar de dolor pensó en hacer su equipaje; quería alejarse de ese
parecer inmenso le aprisionaba, le asfixiaba como una lugar donde cada espacio le reclamaba sus continuas y
lápida cargada a la espalda durante una eternidad. prolongadas ausencias, su estar y no estar, su indiferencia
y hastío. Juan Salabim quería fugarse aun cuando sólo
Todo a su alrededor parecía una fantasía sacada del fuera geográficamente.
averno. Cada rincón olía a miedo y gritaba ausencia y
soledad. Todo parecía sacado de un cuento de horror. Lo Juan Salabim tenía miedo de que los muros hablaran, de
único real, la verdad contundente que estaba frente a Juan que le reclamaran sus ausencias y hasta los pensamientos
Salabim, era que su familia no se encontraba en casa. que había cobijado en sus breves estancias en lo que su
esposa y sus hijos llamaban hogar.
No obstante, todas las cosas de ellos, sus pertenencias, los
closets repletos, los juguetes abandonados en la sala y el Casi sin darse cuenta, Juan Salabim se encontraba sacando
jardín le hacían suponer que tenían que regresar. enormes maletas de su armario: trajes, corbatas, diversos
artículos de tocador. Todo lo hacía como
Pensó en prepararse un café y esperar su regreso para automáticamente. A él no le costaba ningún esfuerzo
hablar. Había tantas cosas por aclarar, tantas otras por empacar, estaba tan acostumbrado a viajar.
cambiar, pero Juan Salabim tenía miedo, miedo de
tenerlos frente a frente, miedo de prometer cambios como Pero esta vez Juan Salabim se detuvo como frenado por un
tantas otras veces y de volver a caer, volver a fallar. rayo; se dio cuenta que todas esas cosas que tenía frente
Además, en esta ocasión, Juan Salabim pensaba que no a sí mismo, en esta ocasión no le servirían más que de
tenía nada que ofrecer. Apenas ayer se había quedado sin estorbo. Esta vez el viaje que iniciaba era diferente.
chamba y hasta sin carro. Todas esas cosas ostentosas y lujosas no le servirían más
que de carga, una carga más de las que ya no podía, no
Juan Salabim experimentó tal angustia que, corriendo, se quería soportar.
dirigió hacia donde tenía su “guardadito” de píldoras y

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Como autómata, Juan Salabim se dirigió hacia el piso cuerpo, como si escuchara un reclamo silencioso que le
superior donde se encontraba el “cuarto de triques”. Con recordaba que él también había abandonado a sus hijos, y
inseguridad abrió la puerta de éste; ahí se encontraban él ni siquiera tenía la excusa de estar muerto, ¿o si? ;
almacenados cuadros y muebles viejos. Había también un ¿acaso estaba muerto y él mismo lo ignoraba?
viejo baúl de regular tamaño que su madre antes de morir
le había entregado a él en propia mano cuando él apenas Como un niño pequeño, Juan Salabim se sentó en el piso
era un niño. y, desolado con las manos en el rostro, comenzó a llorar.
La habitación le pareció obscura y triste y se vio a sí
Sintió vergüenza al percatarse de que jamás había abierto mismo, como tantas veces de niño, en una habitación fría
ese legado que con el sólo hecho de verlo, le traía tantos y oscura donde había llorado sus miedos, sus culpas y
recuerdos, recuerdos de una niñez perdida. Destacaban vergüenzas, cuando tantas veces había necesitado la
aquellos que poblaban su mente: desde la muerte de su presencia de alguien amoroso, alguien que le hiciera sentir
madre en que temporalmente tuvo que dejar la escuela importante, que le hiciera saber que todo estaba bien;
para ponerse a trabajar y así ayudar a su familia, hasta cuando sus gritos silenciosos no eran escuchados por
aquellos que se perdieron en su niñez. alguien, cuando sus propias lágrimas eran su cobija y el
miedo su compañero constante.
Tener el cofre frente a sí le traía tantos recuerdos, como el
hecho de jamás haber querido abrirlo. Hoy reconocía que Como si volviera a experimentar la peña de aquel
la verdad siempre le había dado miedo enfrentar el ayer. entonces, Juan Salabim detuvo su llanto y se puso de pie.
Cuando su madre murió, sintió rabia, coraje que le Bien que había aprendido que los hombres, “los hombres
causaba mucha culpa, pues aun cuando en su limitado no deben llorar”. Con los ojos aún nublados por el llanto
razonamiento de niño “comprendía” que ella había muerto, percibió en un rincón la imagen de una alforja parecida a la
en su corazón infantil sólo había reclamos y reproches por maleta que usan los carteros, y sin pensarlo gran cosa, la
esa ausencia que le desgarraba el alma, que le partía el colocó en su hombro y como por inercia comenzó a llenarla
corazón. con objetos que a simple vista parecían absurdos: un
discreto y raído costal de lona que contenía siete canicas,
El Juan Salabim de aquel entonces se sentía abandonado y cada una de color diferente como los colores del arco iris, y
traicionado por ese ser que tanto amaba y que mayor falta una más grande y bonita que parecía una diminuta bola de
le hacía cuando él apenas era un niño de escasos 10 años cristal en la cual se reflejaban todos los colores; un viejo
de edad, y a decir verdad, le había hecho falta cada día de palo de escoba que en sus años de infancia había servido
su vida. de corcel. Juan Salabim recordaba que con el tiempo ese
palo había sido recortado a la mitad y además pulido y
Había también en ese lugar muchos recuerdos y juguetes barnizado, para pegarle a las piñatas en las posadas
de sus hijos de cuando eran más pequeños. Al tener decembrinas que se realizaban en su casa y que su esposa
aquellos objetos tan cerca, Juan Salabim experimentó la había intentado convertir en tradición.
sensación de un balde agua fría que recorría todo su

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Estos recuerdos le había hecho sentir mal una vez más a Esta reacción produjo en Juan Salabim una sonrisa, quizá
Juan Salabim, pues se percató de que él siempre tenía la primera espontánea e ingenua durante mucho, mucho
algún “buen” pretexto, una “buena excusa” para estar tiempo. Enseguida extrajo del baúl que le había regalado
ausente en las posadas de los niños y en las reuniones su madre una alcancía vieja que ella le había heredado
familiares que tanto le aburrían. Como queriendo justificar antes de morir, cuando le dijo que su contenido le serviría
sus ausencias, intentó convencerse a sí mismo de que esas para cuando fuera mayor, para los tiempos difíciles.
fechas eran temporada de brindis, relaciones y negocios
“francachelas y desmanes” le gritó en silencio su propia Juan Salabim durante un largo lapso mantuvo estrechada
conciencia. la alcancía junto a su pecho, junto a su corazón, como
intentando abrazar aquel rostro amado, y en silencio
Juan Salabim prefirió evadir aquellos recuerdos que lo intentaba platicar con su madre diciéndole; “Mamá, los
embargaban de culpabilidad y vergüenza, e tiempos difíciles han sido cada día desde que tú no estás,
instintivamente estiró la mano para guardar en su alforja sólo que hoy me doy cuenta de ello; hoy, aunque sea por
una espada de plástico que durante algún tiempo había una sola vez, no le reclamo a la vida tu ausencia y,
sido el juguete preferido de su hijo el mayor. Recordó curiosamente, no estoy enojado contigo porque ya no
cuantas veces lo había rechazado porque tenía cosas estás”
importantes que hacer o porque se moría de sueño y de
cansancio. “Pero, ¿verdad que sí estás conmigo?, ¿verdad que sí
escuchas lo que te digo?, ¿verdad que no te has ido del
Como un alud, los recuerdos poblaron su mente. Como todo, mamita?” ---decía Juan Salabim en silencio, como en
una película antigua comenzaba a observar cuando una oración que pretende traspasar el infinito. Pero Juan
Juanito, su hijo mayor, se enfrentaba a monstruos y Salabim, como otras tantas veces, cuando ahogado de
fantasmas imaginarios empuñando la famosa espada a la borracho, embrutecido por la droga y el alcohol había
que él mismo había bautizado como: “La espada del valor intentado establecer un diálogo con su madre, no obtenía
y la verdad”, con la que el niño se sentía valeroso e respuesta alguna. El silencio le apabullaba, le estremecía
invencible. el corazón. Se sintió ridículo y se enjugó las lágrimas con
la mano, y en voz alta dijo--- “vaya, mamá, creo que los
Juan Salabim sacó la espada de la alforja y la empuñó en tiempos difíciles no los puedo evadir más; es el momento
ademán de combate, como cuando su hijo Juanito luchaba de enfrentar el dolor, de abrir la vieja alcancía, tan vieja
contra los monstruos invisibles que su fantasía infantil le como mi dolor”.
permitía observar. Juan Salabim se espantó cuando la
espada se encendió como lámpara incandescente al ser Sin darse cuenta del contenido, Juan Salabim vació la
elevada en señal de batalla. Era como un rayo láser que alcancía en un desteñido paliacate que se encontraba a la
se activaba precisamente en el momento en que la espada mano y el cual, ahora recordaba, le había servido como
se empuñaba en señal de combate. parte del disfraz que llevaba para el bailable del día de las
madres, en el primer año de su partida. Los ojos se le

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arrasaron una vez más de lágrimas, pues recordaba que en nivel material, su corazón le decía que eso que les dejaba
esa ocasión su madre se encontraba ausente, a diferencia era demasiado poco, era nada en realidad.
de los años anteriores en los que siempre la veía en las
filas de adelante aplaudiendo y estimulando cualquier cosa Juan Salabim sintió que la conciencia le recriminaba el
que él hacía o decía. abandonar de esa manera a su familia pero, como si
tratara de justificar su decisión, Juan Salabim decía para sí
Recordaba que alguien le había dicho en aquella ocasión mismo: “¿Acaso no le había abandonado ya desde hacía
que su mamá se encontraba en el cielo y que desde ahí le tiempo?”. “Creo que por esta ocasión no les abandono del
observaba y le aplaudía como siempre, sólo que él ahora todo, pues a pesar de mi ausencia física, a la que ya deben
tenía que percibirla con ojos del corazón. estar acostumbrados, por primera vez me los llevo en cada
pensamiento y en mi corazón; por primera vez reconozco y
Juan Salabim no entendía en aquel entonces, como acepto que ellos son lo más importante de mi vida, que
tampoco entendía ahora, cómo ver con los ojos del son lo que más amo, mi razón de existir; pero ya no quiero
corazón, cómo ver lo que nadie puede ver, cómo sentirse dañarlos más, ya no quiero hacerlos sufrir más.
feliz cuando ella, su madre adorada, ya no se encontraba
con él. Ya para salir, Juan dirigió los pasos hacia su recámara y
tomó la fotografía en la que se encontraban juntos los
¡Cuántos recuerdos, cuánto dolor, cuánta soledad! cuatro: su amadísima esposa y los hijos de su corazón
junto a él. Era la clásica foto familiar que un día Eva, su
Juan Salabim ya no quiso seguir recordando; se apresuró a esposa, se las había ingeniado para escapar. Sólo
revisar la alforja que le servía de equipaje y se percató de quedaba el recuerdo de aquel fallido intento en esa
que éste era un tanto extraño, pero en realidad era más fotografía que ahora era su más grande tesoro, mismo que
extraño lo que estaba experimentando, y más aún el viaje colocó con sumo cuidado en la bolsita secreta de la alforja
sin rumbo definido que pretendía realizar. que le servía como porta equipaje; el equipaje que más
parecía el equipaje de un niño dispuesto a jugar, que el de
Antes de dirigirse a la salida pasó por la cocina y tomó un hombre que había tomado la decisión de convertirse en
algunas frutas, un pedazo de queso y galletas para guardar una mejor persona, de transformarse en un hombre, un
en su alforja. También empacó algunas botellas de agua. hombre de verdad.
Ya para salir, Juan Salabim dedicó unas breves líneas a su
esposa e hijos, a las que agregó el cheque con el que lo
había indemnizado y otro por la cantidad íntegra que a lo
largo de mucho tiempo él había guardado en el banco y
que nadie más había de su existencia.

Una vez más Juan Salabim se sintió mal, pues a pesar de


que la cantidad que le dejaba a su familia era importante a

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curiosa, sentía que disfrutaba el “ruido” que hacía el


silencio de esos parajes en los largos tramos en los que no
pasaba vehículo alguno. Escuchaba embelesado el sonido
que hacía el viento al danzar con las hojas de los árboles y
al acariciar su rostro. Parecía que tenía mil secretos que
contarle, secretos que parecían confundirse con el bullicio
del trino de las aves.

Había tantas cosas que observar, tantas que descubrir, que


Juan Salabim se sorprendió al percatarse de que ese
mismo camino lo había recorrido durante años día tras día
en su vehículo deportivo, pretendiendo ganarle la carrera
al viento y hasta al tiempo. Qué tonto y absurdo se sintió
en ese momento en el que recordaba sus prisas cotidianas,
su incapacidad para detenerse aunque fuera por un solo
instante para saludar al día, al sol que en ese amanecer,
como cada día, acariciaba su rostro y le regalaba generoso
luz y calor.

Juan Salabim se sorprendió al darse cuenta de que la vida


se entrega generosa a cada instante y que no es el cúmulo
de años lo que le da sentido a la vida, sino la capacidad de
darse cuenta de que se está vivo, de detenerse un
momento para percibir las aparentemente pequeñas cosas
de la vida, que en su lenguaje peculiar hablan de la
grandeza del Creador. Juan Salabim en tanto tiempo
El inicio del viaje jamás había percibido lo que hoy veía; jamás había
escuchado lo que hoy escuchaba.

Era tan profundo su cavilar, que pasó distraído frente a un


anciano, cuya sombra Juan Salabim pisó sin darse cuenta.
Juan Salabim caminaba por la carretera y contemplaba el El hombre le llamó por su propio nombre y le cuestionó;
azul con el que el cielo se vestía en esa mañana especial. “Juan Salabim, ¿a dónde vas?”. Juan Salabim volteó
Le traían poderosamente la atención las diferentes formas sorprendido y le dijo..., “¿cómo es que sabes mi nombre?”.
que las nubes adoptaban de un momento a otro y, cosa A lo que el anciano respondió “Juan Salabim, tu nombre es

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el nombre de todos los hombres y tú eres el hombre que


eres, el que ha sido y el que será.” Como pretendiendo borrar todos esos pensamientos, Juan
Salabim se sentó junto al anciano, sacó una fruta de su
Juan Salabim no acaba de salir de su sorpresa, mucho alforja y se la ofreció gentilmente aunada a una sonrisa. El
menos aún entendía algo de lo que el anciano le decía. anciano se acercó a Juan Salabim para recibir la fruta que
Sólo atinó a sentarse junto de él, al fin que ese día no éste le ofrecía, la tomó entre sus manos sucias y
tenía prisa alguna; ni siquiera sabía hacia donde dirigir sus polvorientas, que no mostraban ni el más mínimo rasgo de
pasos; no tenía un rumbo fijo o un lugar a donde llegar. pulcritud e higiene. Al tenerlo tan cerca, Juan Salabim
percibió un desagradable olor que emanaba del anciano y
En sus adentros, Juan Salabim se cuestionaba un tanto se dijo para sí: “¡Ay! Juan Salabim, Juan Salabim, por si
inquieto, con gran incertidumbre: “Este anciano ¿no es el todavía te quedaba alguna duda de que este anciano fuera
que aparece en casi todos los cuentos de hadas?, ¿no será un Rey o un gran sabio disfrazado de mendigo, aquí tiene
un rey disfrazado de mendigo o un gran sabio que tiene la triste realidad”.
algo importante que revelarme?”. “¿O tal vez un tesoro
que regalarme?”, agregó Juan Salabim. Juan Salabim continuó con su diálogo interno y agregó:
“Mejor será que te mantengas alerta, no vaya a ser un
Casi al instante Juan Salabim soltó una sonora carcajada y asaltante, un ‘gancho’ para despistar; no vaya a ser que
en silencio se dijo a sí mismo”: ¿Qué te pasa Juan, pareces alrededor se encuentren escondidos sus cómplices. Creo
niño pensando tonterías, soñando con los Reyes Magos? ; que será mejor que me vaya”.
¿note das cuenta que este viejillo no es más que un pobre
teporochín padeciendo una cruda?” Juan Salabim se sintió atemorizado y ridículo ante la
Estas últimas palabras lo hicieron estremecer. ¿Acaso él posibilidad de una asalto, pues si bien sabía que sus
mismo no estaba también experimentando los crudos posesiones eran escasas, no ignoraba que esto hacía
efectos de una resaca, una cruda, no sólo por el alcohol y enojar a los asaltantes, que incluso llegaban a matar
las drogas con las que había pretendido evadir la demanda cuando no obtenían lo que pretendían y él no tenía con qué
de divorcio de su esposa y la liquidación de su empresa, defenderse. Ni modo de que frente a un grupo de
sino una cruda del alma, una resaca del corazón? delincuentes bien organizados sacara la espadita de
plástico de Juanito, su hijo mayor, o que los agarrara a
¿Acaso él no conocía bien los efectos posteriores a una palazos con el viejo palo que en su temprana infancia le
borrachera?, Juan Salabim, si bien se sintió avergonzado, había servido de corcel.
inmediatamente, tal como era su habitual costumbre, trató
de evadir, de minimizar el impacto de enfrentar sus Hasta ganas tuvo de botar su alforja pero se detuvo al
propias debilidades. En silencio agregó: “Bueno, no puedo instante; bien que mal ahí llevaba algo de agua y
negar que este pobre hombre se parece a mí cuando estoy alimentos y, sobre todo, la fotografía de su familia, que era
crudo, pero la mera verdad es que este cuate sí que está su mauro tesoro.
peor que yo”.

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Como si el anciano adivinara sus pensamientos, éste le disimular su miedo, Juan Salabim no le respondió al
dijo: “Juan Salabim”, ¿por qué tienes tanto miedo; de qué anciano, sólo atinó a preguntarle por su nombre, a lo que
o de quién pretendes huir; hacia dónde quieres ir? El éste respondió: “Me llamo Juan, Juan Sin Nombre.”
anciano continuó: “¿Qué te amenaza de mi presencia?;
¿acaso te asusta la posibilidad de lo que puedo ser o lo que Aún más sorprendido, Juan Salabim le dijo: “¿Juan?,
soy?; ¿acaso no te das cuenta de que lo que ves en mí no ¡Juan!, ¿cómo yo?
es sino el reflejo fiel de lo que eres tú mismo?
El anciano respondió: “¿Acaso no te nombran Juan
Juan Salabim no sabía qué responder. Estaba sorprendido Salabim? Tu nombre es un nombre común, pero tu
e impactado por el alud de preguntas que le hacía el apellido tiene magia; en cambio, yo me llamo sólo Juan,
anciano, preguntas que parecían no tener respuesta. El Juan sin nombre, el desposeído, el que todo perdió.”
anciano prosiguió: “¿Qué puedo robarte yo, Juan Salabim?
Acaso, ¿no eres tú mismo un ladrón?, ¿no has sido tú el “¿Qué mi apellido tiene magia? Decía para sí Juan Salabim
propio ladrón del bienestar de tu familiar?, ¿de tus valores claro, como él nunca tuvo que soportar las burlas de sus
y virtudes y hasta de tus sueños?” compañeros de escuela, ni las cancioncitas burlonas
cuando repetían a coro:
“¿Cómo es que tú sabes todo esto?” respondió más
sorprendido que molesto Juan Salabim, a lo que el anciano Juan Salabim, Juan Salabim a la bimmm, bimm, bimm,
contestó: “Qué bien se nota que apenas inicias tu viaje, Juan Salabamm a la bamm bamm bamm Juan Salabam, a
qué bien se nota que no sabes ni lo que eres, mucho la bimm a la bamm..., entre todos te vamos a pambear”.
menos lo que puedes ser. Qué bien se nota que no sabes
ni a dónde vas ni dónde te encuentras.” Y enseguida todos en bandada se le aventaban encima
para darle “pamba china”. Cuántas veces había tenido que
Juan Salabim sólo atinaba a mirar con ojos desorbitados al salir corriendo a esconderse en algún sitio oscuro y
anciano; no lograba entender, ¿cómo era posible que un solitario. Cuántas veces había tenido que tragarse sus
simple teporocho supiera más de él mismo que lo que él lágrimas para no ser escuchado por los montoneros.
pretendía saber? Cuántas veces había invocado a su madre muerta, quien
no respondía a sus gritos silenciosos. Cuantas veces aun
El anciano agregó: “Mira bien, Juan Salabim, lo que ves a siendo hombre había llorado en secreto cuando alguien se
tu alrededor es reflejo de lo que tú mismo eres; lo que burlaba de su nombre o cuando sentía que todos estaban
eres es reflejo de lo que ves, o más bien, de lo que quieres en su contra.
ver.”
Juan Salabim iba reclamarle al anciano el que pensara que
Las palabras del anciano sólo lograban confundir más a su nombre tenía magia, pero grande fue su sorpresa
Juan Salabim, quien no lograba salir de su asombro y del cuando se percató de que el anciano ya no estaba frente a
temor que experimentaba en su corazón. Como para él.

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Enojado con la vida

Juan Salabim sintió miedo cuando percibió la ausencia del


anciano en aquella oscuridad en medio de aquel bosque
que él desconocía a pesar de la cercanía y colindancia con
su propia casa. Nunca había tenido tiempo para internarse
en él. Jamás se había aventurado a conocer sus caminos.
Más sorprendido quedó Juan Salabim cuando se percató de
que ya era de noche. Ignoraba el lapso que había
transcurrido desde que salió de su casa, cuánto tiempo
había transcurrido durante su charla con el anciano, con
Juan sin nombre.

Lo que sí recordaba era que aún era de día cuando salió de


su casa, incluso había claridad cuando se topó con el
anciano, y en un abrir y cerrar de ojos ¡ya era de noche!
“Sin duda ---dijo Juan Salabim para sí mismo de ahora en
adelante tendré que voltear con más frecuencia al cielo,
fijarme en la posición del sol en el firmamento, para que la
noche no me sorprenda como en esta ocasión”.

Juan Salabim pensó en regresar a casa, pero ¡no!, la


decisión ya estaba tomada. También pensó en regresar a
la carretera pero sintió miedo y prefirió adentrarse hacia el
bosque y buscar un lugar donde pasar la noche, la noche
que parecía oscura y el bosque inhabitable.

Juan escuchaba ruidos que le atemorizaban: el crujir de las


ramas, los sonidos de los animales del bosque, el ruido que
provocaban sus propios pasos sobre las hojas secas y,

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sobre todo, el ruido del silencio, el silencio de su propia se la llevó Dios; fue su voluntad llevársela y ahora está en
soledad. el cielo junto a Él”.

Juan Salabim ya no pudo más y cayó arrodillado en el piso Parecía que le habían dicho que el “coco” se había llevado
húmedo de esa noche invernal. Comenzó a llorar todas a su mamá. ¡Sí, claro que estaba enojado con Dios y con
sus pérdidas, sus fracasos y la deplorable condición en la su mamá! Con Dios por haberse llevado lo que más
que se encontraba: Sin rumbo hacia donde dirigir sus amaba, y con su mamá por haberlo abandonado así como
pasos, sin trabajo, sin dinero, sin familia, sin madre y eso así; por lo que, lleno de furia, se desgarró la camisa, pateó
sí, con mucho, mucho miedo. las hojas que estaban en el suelo, golpeó a los árboles que
se encontraban a su alrededor y se enojó aún más con
Ese desamparo y ese llanto amargo ya lo había Dios. Sin duda Juan Salabim se encontraba peleado, con
experimentado tantas veces, desde su infancia, cuando él mismo, con su madre, con la vida y con Dios.
apenas siendo un niño de 10 años había perdido a su
madre tras una larga y penosa enfermedad. Esos ruidos y Llorando como un niño pequeño, repetía lanzando sus
esas sombras que ahora percibía eran los mismos que gritos al viento: “Esto es lo que querías, ¿verdad, Señor
percibía en sus noches de soledad cuando nadie escuchaba Dios?, ¿para eso me trajiste al mundo? ¿para divertirte con
su llanto, cuando nadie parecía entender lo que le mi dolor, con mis sufrimientos?, ¿para despojarme de
atemorizaba, lo que le hacía sentir tan mal. todo, para verme temblando como un niño? ¿Dónde
estás?, ¿por qué no respondes?, ¡ven y pelea!, ¡ya no te
Juan Salabim quiso invocar a Dios para pedirle ayuda, un tengo miedo!, ya todo me quitaste, no tengo nada que
poco de misericordia, de piedad, pero acaso no era él perder.” Como si su enojo y el desafío a Dios le hiciera
quien se había llevado a su madre a ese sitio que todos estremecerse y llenarse de culpa, recapacitó y agregó en
llaman Cielo, a ese lugar en el que jamás se percibe una voz baja: “Bueno, la verdad es que sí te tengo miedo,
respuesta, en el que es imposible ver y tocar lo que tanto mucho miedo, pero estoy enojado contigo. ¿Cómo es
se ama, lo que tanto se necesita. posible que pueda existir un Dios tan cruel?, que me
obligue a buscarle cuando lo necesito tanto y se esconda,
Acaso no Dios mismo permanecía siempre callado y oculto, que nunca se muestre, que nunca responda. Un Dios que
ajeno a todas las necesidades de sus hijos, ¿sus hijos? –se amo, odio y necesito con todas las fuerzas de mi corazón”.
cuestionó Juan Salabim o más bien sus creaciones con las
que él se divierte a su antojo, pone y quita sin La noche pareció hacerse más negra, más oscura, y la
consideración. soledad y el miedo crecieron. Como niño pequeño, Juan
Salabim se acurrucó en el piso bajo las ramas de un
Como le laceraban el alma a Juan Salabim los recuerdos de enorme árbol y ahogado en llanto, gimiendo como un
aquel día fatídico en el que su madre había muerto, cuando bebé, decía una y otra vez “Mamá, ¿mamá, dónde estás?,
alguien que sólo pretendía consolarle –ignorando como ¿por qué no vienes?, ¿por qué no vienes, mamá?”
perciben los mensajes los niños le dijo: “Juan, a tu mamá

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El frío parecía congelar sus huesos. Recordó que no


llevaba cobija alguna. Muerto de miedo y desolación, tomó
su valija, se recostó en el suelo y volteó al cielo como
queriendo encontrar una respuesta a sus inquietudes, una
compañía y cobijo. Como por arte de magia, las nubes se
disiparon y apareció en el firmamento una luna llena que
irradió con luz el lugar y que hasta parecía sonreírle. Y
conforme las nubes se iban disipando, las estrellas
comenzaron a poblar el firmamento como diciendo: “Juan
El reencuentro
Salabim, nada está perdido; todo te pertenece pero tienes
que encontrarlo; mira, el manto estrellado no es sino el
techo de tu hogar.”
Juan Salabim se quedó profundamente dormido y en su
Juan Salabim, sin saber por qué, se sintió confortado, pero sueño percibió a un ángel de rasgos femeninos que bajaba
aun así, para sus adentros y dirigiéndose a Dios y a su del cielo, le besaba en la frente y le invitaba a viajar en
madre les dijo: “Por lo menos la luna y las estrellas dirección a las estrellas. Juan Salabim accedió de
parecen contestar y hasta consolarme en mi inmensa inmediato de buena gana, pues bien que sabía que las
soledad, no como otros, que mientras más se les llama, estrellas se encontraban en el cielo, y ese era el lugar
más se esconden, que mientras más se les necesita, preciso donde toda la gente que conocía, le expresaba que
menos responden.” ahí era donde se encontraba su madre después de su
partida material.
Y así, enojado con la vida, el sueño sorprendió a Juan
Salabim, y en menos de lo que canta un gallo, se quedó En su sueño, Juan Salabim, confiado y tomado de la mano
profundamente dormido bajo el cobijo del manto estrellado de ese ángel misterioso, inició el trayecto rumbo a las
que disipaba la oscuridad y le hacía olvidar temporalmente estrellas suspendido en el aire. Él también experimentó la
que estaba enojado, muy enojado con la vida. sensación de ser un ángel que viajaba ligero.

Todo lo que observaba le maravillaba; las estrellas


irradiaban luces como hilos de plata y oro que como
serpentinas de luz se dirigían hacia ellos. De los lugares
más oscuros parecían brotar millones de estrellas
diminutas.

A su lado pasó un cometa a una velocidad impresionante, y


como si el ángel adivinara los deseos de Juan Salabim, la
detuvo haciendo un ademán de alto, como si le hiciera la

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parada a un autobús, y lo más sorprendente fue cuando el hijo con una madre en la dimensión de las estrellas, en la
cometa se detuvo y esperó a que ellos se montaran en su dimensión de los sueños.
cauda y enseguida continuó su viaje hacia lo que parecía
ser un túnel infinito de luz radiante. Juanito pequeño no dejaba de llorar abrazado al corazón
de su madre, quien cariñosa le acariciaba la frente y le
Juan Salabim quiso darle las gracias a su extraño guía, besaba con inmenso amor diciendo a la vez: “Mi pequeño
pero al dirigir la mirada hacia el ángel, Juan Salabim se Juan, mi niño adorado, quiero decirte que no estás solo,
quedó como petrificado cuando percibió en el rostro del que nunca lo has estado, pues aun en las noches más
ángel la cara de su madre. Juan Salabim ya no pudo más oscuras y largas cuando has experimentado la mayor
y, con la voz un tanto apagada por el llanto, se dirigió al soledad y el más grande de los vacíos, el Señor nuestro
ángel y le dijo: “¿Mamá, eres tú?”. Creador me ha permitido permanecer a tu lado; incluso me
regaló la forma y la misión de un ángel, ¡tú ángel, mi
Antes de obtener respuesta alguna, Juan Salabim se niño!, ¡tu ángel, mi amor!” –exclamó su madre.
estremeció y quedó aún más sorprendido cuando se dio
cuenta de que él ya no mostraba la imagen de un hombre, El niño que ya había dejado de llorar y permanecía
sino la de un niño, un niño de escasos 10 años que se abrazado a su madre, le preguntó con los ojos
sentía amado y protegido como hacía ya mucho tiempo no desorbitados por la magnitud de la sorpresa que le
lo experimentaba, tanto que en sus recuerdos de hombre causaba saber que ese ser tan amado jamás había
no encontraba una sensación similar a la que ahora le permanecido lejos de él, que era su ángel. “¿Mi ángel,
embargaba. mamá?” –preguntó Juan Salabim “Sí mi niño, sí, mi amor”
–contestó la madre, continuó diciendo: “Yo soy tu ángel,
El ángel le abrazó con fuerza y con infinita ternura le dijo: el ángel de todos los que amé y me amaron”.
“Sí mi niño; sí, mi amor, soy yo tu madre que jamás te ha
abandonado, ¿por fin te das cuenta de quién soy! –el ángel La mirada desorbitada de Juan Salabim le hizo comprender
continuó diciendo—Desde mi partida material, mil veces te que éste tenía todavía muchas preguntas por hacer,
he besado en la frente y mil veces te he dicho ¡te amo!” muchas dudas que esclarecer, por lo que sin dejar de
abrazarlo y de acariciar su frente, continuó diciendo: “Sólo
En esos momentos, las estrellas parecían danzar al ritmo que no me ves y no me escuchas porque mi presencia y mi
de la melodía más dulce que brotaba del reencuentro de lenguaje son como el de Dios mismo: No puede ser
una madre con su hijo. Era la melodía más exquisita y percibido con los ojos del rostro, sino con los del almo y
hermosa, la que hacía estremecer al Universo entero..., sólo puede escucharse con los oídos del corazón”.
era una melodía de ternura, del amor más grande e
infinito, el amor más parecido al amor de Dios, el que no Ella, amorosa, continuó diciendo: “El Señor nuestro Dios a
pide algo a cambio, el que no manipula, chantajea o quien tú percibes como el “coco”, como un ser vengativo,
utiliza. Era el amor que emanaba del reencuentro de un cruel y despiadado, te ha regalado mil bendiciones desde
el momento en que fuiste concebido, bendiciones que tú no

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has querido ver, pues has permitido que el enojo, tus


inseguridades, miedos, apegos y soberbia pongan una Juanito Salabim sólo atinó a asentir con la cabeza y a
venda en los ojos del alma, que te impide percibir el sonreír y a preguntar: “¿Entonces este es el Cielo en el que
milagro que representa cada respiración, cada latido de tu ti vives, mamá?” “Sí Juan” –contestó la madre y continuó
corazón y cada amanecer; el milagro que representa la “en el cielo de los sentimientos, los pensamientos y las
vida misma que es tu regalo más grande, tu regalo mejor”. oraciones, pues el cielo que tú percibes con los ojos del
rostro es sólo parte del universo material, y aun cuando su
“Cuando no escuchas con los oídos del alma ni miras con el grandeza es infinita, no puede ser percibida ni con la ayuda
corazón”, --prosiguió la madre “es imposible percibir las de los aparatos más complejos y avanzados. No refleja ni
cosas verdaderamente importantes, las que emanan del en mínima parte el espacio infinito de la mente de Dios,
Espíritu Divino, de él nuestro Creador y que sólo con esta que es el Cielo en el que coincidimos todos los hombres,
mirada interior es posible percibir en lo grande y en lo los que son, los que hemos sido y los que seremos, pues
pequeño, en lo finito. ¿Acaso no te has dado cuenta de muchas son las moradas en la casa del Señor” ---agregó la
cuán grande es su amor hacia ti, pequeño? Hoy mismo, madre y continuó: “El Cielo en el que yo habito sólo se
¡sí!, hoy mismo te ha regalado un día muy breve para no toca con los pensamientos y sentimientos más nobles y
cargar con más tormentos tu corazón tan desgarrado, tan encumbrados y se percibe sólo con el corazón; no
dañado”. obstante, Juanito, las estrellas del cielo material y físico te
invitan a voltear al firmamento para que recuerdes tu
“Te regaló también una noche con luna llena para alumbrar pequeñez y en tu pequeñez recuerdes tu grandeza, para
tu propio corazón y un manto estrellado como cobija, no que nunca olvides que desde las estrellas te vigilan y te
sólo para quitarte el frío del cuerpo, sino el del alma” –con protegen quienes te han amado, aun cuando ya no se
gran ternura la mujer agregó “Sin embargo, Juan, tú te encuentren en el plano material, pues en verdad te digo
enojaste con él y hasta lo desafiaste”. que lo que se ama, jamás se pierde, y que el amor es
puente y pasaporte que te lleva derechito al corazón de
Juan se sentía profundamente avergonzado, pero también Dios, donde todos los seres vivos coincidimos, donde se
pletórico de dicha no sólo por disfrutar tan cercanamente encuentra el punto de partida de nuestra existencia, el
la compañía de su madre, sino además por descubrir cuán punto de coincidencia y el de regreso”.
inmenso era el amor que Dios le profesaba, mismo que su
madre corroboró cuando le dijo: “Pero no te preocupes, mi
niño, él como respuesta te regaló una sonrisa y una cobija
de estrellas; además, una promesa, que tú percibiste como
una intensa necesidad de dormir, para regalarte estos
momentos compartidos conmigo. Éste, Juan, es parte del
infinito mundo en el que podemos coincidir. También lo
hacemos cuando piensas en mí, cuando me extrañas y
cuando de mil formas me dices ¡te amo!”.

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encontraba a su alcance, como un poema, como una


sinfonía que sonaba a himno de alabanza y gratitud.

Todo eso le hacía pensar que si a pesar de los problemas


que él mismo había tenido que enfrentar el día anterior, su
ayer, de todo el dolor y tragedias que sin duda el sol había
visto en su recorrido por el mundo. El Astro Rey aparecía
sereno y formal en la cita de este amanecer; todo sin
duda, tenía solución; todo, todo estaba bien, aun cuando la
materia grosera le gritara de mil formas lo contrario.

Con todas las fuerzas del corazón, Juan Salabim dio


Con alma de niño gracias al Cielo por ese encuentro maravilloso que sin duda
había transformado su vida. Dio gracias por cada
respiración, por ese nuevo amanecer y por el milagro de la
vida que palpitaba en cada latido del corazón.

Juan Salabim no ignoraba que se encontraba solo en medio


de un sitio desconocido para él; tampoco había olvidado
Cuando despertó Juan Salabim se sentí diferente; no sabía
todas las pérdidas que había sufrido, la chamba, el dinero
si el reencuentro con su madre había sido sólo un sueño o
y hasta la familia, además de que tenía que continuar un
había sido realidad, pero su corazón le decía que era
camino sin rumbo fijo; pero él se sentía diferente, se sabía
verdad, que no estaba solo, que nunca lo había estado,
diferente. Ese sueño no sólo le había regalado paz en el
que junto a él estaba, tanto de día como de noche, la
corazón y la capacidad de ver y escuchar con éste, sino
presencia del ser más querido a quien tanto amaba: ¡Su
que había hecho germinar una semilla de esperanza en su
madre!
alma e instalado la fe, la certeza de que las cosas podían
ser mejores, mucho mejor de lo que parecían.
Después de ese sueño, Juan Salabim había aprendido a
percibir el amor infinito del Creador en todas las cosas,
En silencio, Juan Salabim dijo para sí mismo y para el ser
incluso en aquellas de las que sólo podía percatarse con los
que, hoy sabía, vivía en lo más profundo de su corazón, en
ojos del rostro: El canto de las aves que con gran
lo grande y en lo pequeño: “Gracias, Señor, gracias por
algarabía saludaban el nuevo día, el sol haciendo su
todos los bienes que haces llegar a mi vida; gracias por
aparición espectacular en ese maravilloso amanecer, en el
todas las bendiciones que derramas en los que amo y en
que los rayos del sol despertaban a la vida a todos los
mí mismo”.
seres del bosque, llenando de luz calor todo lo que se

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Como si un rayo le detuviera en seco, Juan percibió en su Tal parecía que ese encuentro con su madre en el Cielo, en
propia mente una serie de pensamientos que pretendían el que se coincide a través de los sueños, las oraciones, los
hacerle dudar que él fuera un privilegiado, un consentido sentimientos y los pensamientos más nobles y elevados,
del Creador: con los seres que más amamos, le había despertado la
capacidad de ver más allá de los ojos del rostro y de
“Juan, ¿acaso no eres un perdedor? ¿No te abandonó tu escuchar no sólo con los oídos, sino con el corazón; de ver
familia y te dejaron solo? ¿Ya te viste al espejo Juan?, más allá de sus propias narices, más, mucho más allá de
pareces pordiosero. ¿De qué y a quién, das tantas las cosas materiales, y a adivinar la presencia de Dios en
gracias? ¿No te dejaron sin carro y sin chamba? Tú dirás lo todo momento, en todo instante.
que quieras pero tu mamá no está contigo desde que eras
un niño”. Y así, casi sin darse cuenta, Juan Salabim había
recuperado lo más valioso que puede poseer un ser
Juan Salabim no quiso seguir escuchando lo que sus humano: La esperanza, la fe y la gratitud.
propios pensamientos le gritaban. Su corazón le decía que
no tenía que luchar contra ellos. Cayó arrodillado en el Al levantarse del piso, Juan Salabim se percató de que las
piso, y en un ademán se tapó los oídos y cerró los ojos, canicas que traía guardadas en su valija se habían
pues aun cuando sabía que esas voces provenían de su dispersado por el suelo. A toda prisa se aprestó a
interior, de su propia mente, algo le decía desde lo más recogerlas. Sonrió cuando se dio cuenta de que ya no se
profundo de su corazón que esos pensamientos eran sentía ridículo cuando se imaginaba como un hombre
alimentados por la materia, por el dolor y la soledad de sus recogiendo canicas del suelo, sino más bien como un niño
recuerdos que jamás había enfrentado. jubiloso preparándose para la aventura.

Con todas las fuerzas de su corazón Juan Salabim gritó Juan Salabim no lo sabía, pero el encuentro con su madre,
repetidas veces: “Señor, yo confío en ti; Señor, yo confío, aun cuando sólo fue por un instante y en el país de los
yo confío en ti, y aun cuando hay tantas cosas que no sueños, había sanado la fractura emocional que le había
entiendo, tantas cosas qué enfrentar, si Tú estás a marcado toda la vida: La fractura de abandono, misma
cargo..., todo, todo está bien, aun cuando yo no pueda que de manera inconsciente lo había programado para
entenderlo. Gracias, gracias infinitas te doy, Señor”. perder reiteradamente a lo largo de su vida lo más
importante, lo que más amaba; a ser él mismo una
Como por arte de magia, Juan Salabim comenzó a persona incapacitada para involucrarse emocionalmente de
experimentar una inmensa paz. Los pensamientos manera profunda y sana, llevándole a desamparar a los
negativos que parecían recriminarle y retarlo que tanto le necesitaban y tanto, tanto le amaban.
desaparecieron y, en su lugar, se instalaron la serenidad y
la armonía. Sin darse cuenta, Juan Salabim había rescatado a su niño
interior de las garras de la inconsciencia, de las
profundidades del sufrimiento y del abandono. Ese día, el

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niño interior de Juan Salabim, sin que éste se diera cuenta, prodigio que le permitía librarse de una carga tan pesada,
caminaba con él en el corazón y la conciencia. Era él quien acumulada a lo largo de toda su existencia.
le hacía ver la vida desde el enfoque del que la percibe un Simultáneamente a esta sensación, y con los ojos
niño. Este amanecer era para Juan Salabim y su niño anegados por el llanto Juan repitió varias veces en voz
interior como un día nuevo para estrenar, como un juego alta: “El perdón de Dios me libera, el perdón de Dios me
de canicas que pretendía ganar. transforma”.

Como si en verdad Juan Salabim fuera un hombre nuevo,


después de esa preciosa experiencia de perdón provocada
por el contacto con una de sus antiguas canicas, una de
color violeta, percibida bajo la visión de un hombre con
alma de un niño, Juan se apresuró a recoger el resto de las
canicas. La que enseguida tomó entre sus manos fue de
color azul, cuya luz le envolvió de igual manera que la
anterior.

Bajo esa luz, Juan Salabim experimentó una sensación de


fuerza y protección, desconocida para él hasta ese
Un juego de canicas diferente momento. Era como si la Protección Divina le cubriera,
como si Dios mismo le resguardara. Con fuerza inaudita,
de su corazón salieron estas palabras: “Si Dios en mí,
quién o qué contra mí”. En silencio dio gracias por este
privilegio y como niño corrió presurosamente a recoger el
Cuando Juan Salabim recogió la primera canica, una muy resto de las canicas que se encontraban tiradas en el
hermosa de color violeta, se sorprendió cuando de ésta se suelo.
desprendió un rayo de luz del color de la misma. De
inmediato le envolvió de pies a cabeza y se extendió hasta El niño que había despertado en el corazón de Juan
toda el área que podían percibir sus ojos, incluso los ojos Salabim no dejaba de reír, y ansioso esperaba ver la
del alma. sorpresa que le tenían deparadas las otras canicas. De la
de color naranja, al ser tocada, se desprendió un rayo de
Bajo la influencia de esa luz, Juan Salabim experimentó el luz del mismo color que, de manera idéntica a la anterior,
deseo profundo de perdonar de desprenderse de todos los le cubría. Juan Salabim prestó atención a la impresión que
resentimientos acumulados a lo largo de toda su la emisión de esta luz le manifestaba y experimentó una
existencia, incluso de aquellos que le habían llevado a profunda sensación de armonía y paz. Del corazón mismo
despreciarse a sí mismo, a considerarse miserable y brotaron estas palabras: “La Paz y la Armonía Divinas me
pecador. En silencio, Juan Salabim dio gracias por este envuelven; la Paz y la Armonía de Dios viven en mí”.

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repetidas ocasiones le hizo sospechar la inminencia de un


Enseguida tomó entre sus manos la de color rosa que, de infarto.
igual manera a las anteriores, le envolvió con un profundo
sentimiento de amor que lo hacía sentirse parte del todo, No obstante, ahora disfrutaba de una sensación y vitalidad
uno con Dios. En esa sensación de éxtasis percibió de desconocidas o, por lo menos, olvidadas por él, hasta ese
nuevo la imagen de su madre que con amor infinito le momento; por si fuera poco, también había dejado de
besaba la frente y como una hada generosa, un ángel experimentar el temor de no tener dinero ni posesión
bondadoso, hizo aparecer frente a los ojos de Juan Salabim alguna, y en esta autorreflexión estaba sumergido cuando
las imágenes de cada uno de sus hijos y de Eva, su –todavía con la canica verde en las manos se dirigió hasta
compañera. donde se encontraba la valija. Se cercioró de que ahí
permaneciera el viejo paliacate con el que había guardado
Esta vez fue Juan Salabim quien besó la frente de cada uno el contenido de su vieja alcancía. Algo en el corazón le
de sus seres queridos con ternura infinita, con un amor decía que era rico, que era alguien muy pero muy especial.
indescriptible, y repitió en voz alta: “El amor de Dios todo
lo envuelve, el Amor Divino todo lo traspasa y lo unifica”. Juan Salabim repitió en voz alta, como en las ocasiones
anteriores, las palabras que fluían del corazón: “La Verdad
Después de esa preciosa experiencia , en la que Juan Divina me hace libre; la riqueza de Dios me pertenece; la
Salabim experimentó la sensación de ser parte del todo, salud y la vitalidad son la expresión perfecta de mi cuerpo,
tomó entre sus manos la canica de color verde, la cual al mi mente y mi espíritu”.
envolverle con la luz de idéntico color que emanaba de
ella, le permitió experimentar una sensación de salud y Todavía quedaban dos canicas por recoger..., la de color
vitalidad que Juan Salabim ya había olvidado por el estrés dorado y la cristalina, en cuyo fondo se reflejaban todos los
cotidiano, sus frecuentes borrachera y toxicomanía, por las colores; pero la proximidad de la valija hizo desistir
pocas horas que dedicaba al sueño y al descanso, por los temporalmente a Juan Salabim de su intento original, pues
largos períodos sin ingerir alimentos sanos y nutritivos y, el contacto con su niño interior había despertado la
por supuesto, por todos los alimentos “chatarra” con los curiosidad y le había permitido dejar de lado, aunque fuera
que pretendía espantar el hambre; pero, sobre todo, por por esos momentos, las viejas rutinas con las que Juan
todo los resentimientos almacenados, las emociones desempeñaba sus labores día con día, como si pretendiera
encontradas, por los miedos y las culpas calladas. ocultar bajo esa rigidez sus propios impulsos de “mandar
todo al diablo, de abandonarlo todo”. Cuidadosamente,
Juan Salabim recordó que no había noche en la que no Juan Salabim depositó en el raído costal de lona las canicas
fuera despertado por las agruras que sentía que le que hasta entonces había recogido, el sitio donde habían
quemaban. Tenía gastritis, colitis, una úlcera incipiente, permanecido durante tanto tiempo, y las guardó en la vieja
gripas frecuentes, dolor de cabeza y, por si fuera poco, una valija.
constante opresión en el pecho, a veces tan intensa que en

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Del interior de ésta, llamó poderosamente la atención el niño interior--- comenzó a cantar aquella vieja canción que
viejo palo de escoba que en sus años de infancia había en sus épocas de infancia se escuchaba en la radio y que le
servido de corcel. Como un niño que descubre sus regalos gustaba entonar cuando montaba a su amigo preferido, su
en una mañana de Navidad lo tomó entre sus manos y se caballito blanco:
montó en él. Cerró los ojos para disfrutar la sensación de
aquel ayer, cuando siendo apenas un niño, montaba el “Caballo, caballito, no dejes de volar, pues para mí no hay
viejo palo de escoba que para él era un caballo blanco con más placer que volar, volar, volar”
alas que podía volar y dirigirse a lugares insospechados y
maravilloso, en los que en ocasiones él era un rey, en Cual no sería la sorpresa de Juan Salabim cuando al abrir
otras un valiente guerrero y en otras sólo un niño que los ojos se encontró suspendido en el aire montado en el
escapaba de los gritos y los problemas familiares tan lomo de un espléndido corcel blanco dotado de unas
frecuentes en su hogar. enormes alas. Desde lo más profundo del corazón, el niño
interior de Juan Salabim exclamó con peculiar euforia:
La mente de Juan Salabim se empezó a poblar de “Este hermoso caballo blanco parece ser el hermano mayor
recuerdos. Las imágenes que aparecían una a una en su de mi caballito blanco”.
mente le recordaban los momentos compartidos con su
viejo amigo, su bravío y hermoso corcel blanco con el que Juan Salabim, que ya había aprendido a escuchar al
había compartido mil aventuras en sus fantasías de niño. corazón, le prestó atención y comprendió que la dicha que
percibía en su interior era seña inequívoca de que su viejo
Recordaba cuando lo ataba al pie de su ventana por el amigo, el cual había acudido a su encuentro, hoy que tenía
temor de que algún día lo fuera a abandonar, y le dejaba el privilegio de ser otra vez como un niño.
platos para que saciara su hambre y su sed. A veces eran
dulces, caramelos, migajitas de pan y gotitas de agua de Ahí mismo, suspendido en el aire, Juan abrazó fuertemente
limón o de refresco que casi siempre terminaba por ingerir al caballo mientras éste movía la cabeza y le buscaba con
él mismo. la mirada, aleteando de una manera tan peculiar que
denotaba inmensa alegría. El caballo aterrizó de manera
Juan no había entendido hasta ese momento por qué su cuidadosa y Juan Salabim, de un salto, se paró en el piso
amado corcel blanco había desaparecido cuando su madre para abrazar fuertemente a su entrañable amigo,
falleció: ¡Justo cuando más lo necesitaba! Ahora, ¡por compañero y cómplice de tantas aventuras, de tantos
fin!, comprendía que precisamente con aquel sueños, de tantas victorias y de tantas y tantas derrotas.
acontecimiento, cuando su madre dejó de existir en una
madrugada de invierno, él mismo había dejado de ser
niño.

Pero ahora montado en ese viejo palo de escoba, con el


corazón inquieto como el de un chiquillo ---era su propio

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Juan Salabim, acariciándole el lomo, le dijo cariñoso:


“Espera, espera un poco, compañero, sólo recojo mi
equipaje y dos canicas que todavía se encuentran tiradas
en el suelo; pero no las veo a simple vista”. Como si
escuchara su intención, la canica cristalina, en cuyo fondo
se reflejaban todos los colores, comenzó a brillar como un
arco iris gigante.

Juan Salabim se dirigió hacia ella y penetró justo en el


centro del arco iris, experimentando una a una las
sensaciones que ya anteriormente había conocido cuando
tuvo en sus manos cada una de las canicas. Gustosos
recogió la diminuta esfera cristalina del suelo. De ella
brotó un rayo de luz dorada que, en esta ocasión, no lo
cubrió a él, sino que se dirigió hacia el sitio en donde se
encontraba una roca de gran tamaño, a cuyas faldas se
encontraba la canica dorada que, al tenerla en sus manos,
lo cubrió como las anteriores con una luz idéntica a su
color. En esos momentos Juan Salabim escuchó una voz
que desde su corazón le decía: “Juan, recoge tu equipaje,
monta en el lomo de ‘Plata’ y déjate guiar”. Esta vez, las
palabras que Juan repitió en voz alta y que salían del
corazón fueron: “La Sabiduría Divina es mi Guía; la
Inteligencia de Dios me conduce y me orienta.”
El oro y el crisol Y así, más rápido que un relámpago, Juan Salabim recogió
su valija y, de un salto, montó el lomo de “Plata” lleno de
júbilo, pletórico de ilusiones y de recuerdos, pues bien que
sabía que cada vez que montaba su caballo blanco le
El caballo blanco, su amigo de toda la vida a quien Juan esperaban un sinnúmero de aventuras.
Salabim desde niño había bautizado como “Plata”,
comenzó a empujar suavemente con el hocico a Juan como Cuando menos pensó, Juan Salabim y “Plata” se
queriéndolo apresura para que se montara en su lomo y encontraban volando por encima de lo que parecía ser una
emprender de nuevo un vuelo, un vuelo de aventuras, antigua ciudad europea, cuyos edificios principales poseían
amistad y libertad, como los de antaño. enormes y hermosas cúpulas. Las fachadas de las casas y

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edificios se encontraban pintadas de color blanco y los con un asentimiento de la cabeza y le dijo, como
techos parecían hechos de teja roja. adivinando los pensamientos de Juan Salabim: “A ‘Plata’
déjalo aquí junto al río; hay suficiente pasto y agua para
Ese era sin duda un lugar extraño pero extremadamente que pueda saciar su sed, su hambre y para que también
hermoso. Desde las alturas se percibían la limpieza, el pueda descansar.”
orden y la riqueza de extraño lugar. “Plata” inició el
descenso y se posó en lo que parecía la entrada de una Sin cruzar más palabras, Juan Salabim acarició a “Plata”,
enorme muralla, misma que protegía a la hermosa ciudad. se lo entregó al anciano y dirigió sus pasos hacia la casona
que le había señalado el mago, es decir, Juan Sin Nombre.
Juan no acababa de salir del asombro ante todas las cosas No con poco temor tocó el protón, el cual se abrió casi de
que esta experimentando, cuando descubrió a Juan Sin inmediato ---como si lo estuvieran esperando--- y salió a
Nombre apostado justo en el centro de la entrada. Mayor su encuentro un anciano con enorme parecido a Juan Sin
fue su sorpresa cuando percibió que éste ya no parecía un Nombre, y por si fuera poco, traía una vestimenta similar;
miserable pordiosero, sino que traía puesta una rara ¡También vestía como el Mago Merlín! Juan Salabim en
vestimenta, la vestimenta que caracteriza a los magos, silencio dijo para sí: “Esto parece una fiesta de disfraces
específicamente el vestuario del Mago Merlín. o, más bien, una reunión de locos”. En esas cavilaciones
se encontraba cuando la voz del anciano lo sacó de sus
“¡Órale!” ---dijo para sí Juan Salabim “ahora el viejito se pensamientos y le dijo: “Te esperaba, Juan Salabim. Pasa
agenció un disfraz de mago, ya ni la amuela”. Como si ésta es tu casa”. “¿Me esperabas? ---exclamó Juan
adivinara sus pensamientos, Juan Sin Nombre lo recibió Salabim y enseguida le preguntó: “¿Acaso eres tú Juan
con una gran sonrisa pero sin proporcionarle explicación Alquimia?”. “El mismo que viste y calza” ---sonriendo
alguna, y en señal de bienvenida le ofreció un pedazo de respondió el anciano. Juan Salabim dijo para sus
queso y un pan, que Juan Salabim recibió con enorme adentros: “Vaya que viste y calza el viejito; en ningún
gratitud y casi al momento devoró ---ya no recordaba lugar y a ninguna hora este cuate podría pasar
cuánto tiempo llevaba sin ingerir alimento. Mientras Juan desapercibido”
Salabim ingería las viandas, caminando pausadamente los
tres; Juan Sin nombre, Juan Salabim y “Plata” se Antes de que Juan Salabim pudiera expresar palabra
adentraron a la ciudad, que parecía recibirles con gusto y alguna, Juan Alquimia le dijo: “Muchacho, préstame las
hospitalidad. monedas que guardas en tu valija, a ver que podemos
hacer por ti”. “¿Mis monedas? ---dijo Juan Salabim aún
Antes de que Salabim lanzara el cúmulo de preguntas que más sorprendido de lo que ya se encontraba, y casi por
la mirada llena de asombro dejaba entrever, Juan Sin instinto sacó del desteñido paliacate con el que había
Nombre le dijo: “Juan, dirígete hacia aquella casona, --- envuelto el contenido de la alcancía que su mamá le
misma que señalaba con el dedo índice de la mano derecha regalara entes de morir.
pregunta por Juan Alquimia”. “¿Juan Alquimia?” ---dijo
Juan Salabim, a lo que Juan Sin Nombre sólo respondió

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El anciano sacó cuidadosamente el contenido del paliacate En esos pensamientos estaba Juan Salabim cuando recordó
y se dirigió a Juan Salabim diciendo: “Parece que estas que precisamente su afán por conseguir riquezas y bienes
monedas de denominación antigua ya no tienen mucho materiales le había llevado a perder lo que tanto amaba.
valor, pero vamos a ver si contienen algo de oro. Acto Pero acaso ¿no sería mejor enfrentar la adversidad como
seguido, el anciano colocó el puñado de monedas en un un hombre rico y poderoso que como un hombre pobre y
crisol que se encontraba encima de la fogata encendida y miserable? “Además ---continuó Juan Salabim en su
le dijo a Juan Salabim: “Mira muchacho, el oro antes de autorreflexión, yo sólo tomaría un pedazo de todo el oro
ser oro tiene que pasar por el fuego del crisol, pues sólo en que este anciano posee”. Tratando de minimizar su
estas condiciones logra desprenderse de inmundicias y de intención, Juan agregó: “Tiene tanto oro, que lo más
metales pesados que ocultan su valor”. probable es que ni siquiera se daría cuenta de la pieza que
me llevaría. Además, yo sólo tomaría un pedazo; claro, un
No bien había pronunciado esas palabras el anciano, buen pedazo de oro. Hay quienes matan por menos que
cuando Juan Salabim se percató de que en el lugar esto; yo en realidad no le causaría gran daño”.
permanecían enormes cantidades de oro de diferentes
tamaños, desde piedras diminutas hasta enormes rocas de Juan estaba a punto de tomar una de las piezas de oro de
ese precioso metal; incluso los muebles y los utensilios regular tamaño cuando, arrepentido, se paró en seco al
parecían estar hechos de oro, de oro macizo y puro. escuchar la voz del corazón que le decía: “No, Juan, no lo
hagas, eso sería un robo, y aunque la codicia pone una
Los ojos de Juan Salabim parecían salirse de la órbita, y venda de auto-engaño a los ojos del alma y tú mismo te
por más esfuerzo que hacía no atinaba a articular palabra. esfuerzas por justificar y minimizar tu acción, el lastre de
Al percibir esa expresión tan conocida en los hombres, la culpa no haría más que agregar peso y carga a tu
Juan Alquimia prefirió retirarse y dejar solo en esa afligido corazón”. Esa voz que en silencio emanaba del
espléndida habitación a Juan Salabim. corazón le recordó también cuán grande era el amor del
Creador. y todas las cosas buenas que apenas comenzaba
La mirada de Juan Salabim reflejaba la codicia, la codicia a descubrir”.
humana tan natural y espontánea en los hombres cuando
perciben la riqueza ajena. Juan dijo en silencio; “Si tomo Juan Salabim lloró avergonzado por el acto que estaba a
un pedazo de oro de buen tamaño, puedo echarme a punto de realizar y dejó la pieza de oro en su lugar y se
correr y montar a “Plata” para alejarnos de este sitio; así dirigió hacia un rincón. Tenía pena de que el anciano le
me convertiría en un hombre infinitamente rico y viera llorar. “Pero más pena me hubiera dado atracar a
poderoso: Podría hasta comprar la compañía de la que me este bondadoso anciano, que aun sin conocerme me ha
despidieron y demostrarles quién soy; bueno, hasta creo dejado entrar a su hogar y además está realizando un
que podría recuperar a mi familia, comprarles muchas servicio para mí”.
cosas bonitas y quizás hasta me llegarían a perdonar”.
Juan Salabim en silencio como en una oración se dirigía al
Creador diciendo: “Señor, perdóname por este acto infame

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que iba a cometer, perdóname, como sé que generoso y señor, ¿yo con qué le pago?; esto es más, mucho más de
misericordioso has perdonado mis errores anteriores. lo que le entregué a usted”. “Recuerda Juan ---contestó el
Señor, me has dado tanto; sé que Tú eres mi proveedor, anciano--- que la vida siempre te paga con creces lo que tú
que eres el dador y el regalo, eres, Señor, mi Dios mi todo, le entregas, sea esto bueno o malo; no hago más que
sé que contigo y en ti, nada me falta ya. Sé que Tú me entregarte lo que te corresponde”.
das lo que necesito en el momento justo y que colmas mis
anhelos con infinito amor y abundancia. Perdóname, “Pero usted, señor,” ---dijo Juan Salabim con sincera
perdóname, Señor”. inquietud y agregó “sé que usted me está entregando una
cantidad de oro, mucho mayor de la que posiblemente mis
La voz de Juan Alquimia interrumpió a Juan Salabim monedas poseían, así que en realidad esto le pertenece a
diciéndole: “Vamos, muchacho, ya deja de lamentarte y usted.”
mejor alégrate, acabas de tener una batalla contra ti
mismo, contra la codicia que se encuentra instalada en el El anciano sólo cerró los puños de Juan Salabim, y dándole
corazón de los hombres y los corrompe, los ciega y los una palmadas en la espalda le dijo: “Tómalas, muchacho,
engaña. Tú has salido victorioso, ¡acabas de conquistar un en verdad son tuyas, te pertenecen; ten la seguridad de
peldaño de libertad, Juan Salabim, acabas de vencer un esto, pues te las doy de corazón; y la paga, muchacho, ten
defecto de tu naturaleza humana y también acabas de la seguridad también de que es mucho mayor para mí”.
desarrollar la virtud de la honestidad”.
Juan Salabim depositó con sumo cuidado las monedas que
Este exclamó apenado: “Bueno, si lo prefiere ver así, pues tan generosamente le entregaba el anciano en el paliacate,
sí, en realidad acabo de salir victorioso de una batalla para enseguida guardarlas en la valija. Con un fuerte
infernal conmigo mismo pero, ¿usted?..., ¿Usted que va a abrazo y sincera gratitud, se despidió de Juan Alquimia,
pensar? Usted no se merecía esto ni con el pensamiento”. quien sonriendo le dijo: “Recuerda, muchacho, que el oro
El anciano le interrumpió bruscamente diciendo: “Juan, antes de ser oto tiene que pasar por el crisol”.
Juan Salabim, como te lo dijo, tú acabas de conquistar un
peldaño de libertad y eres sin duda mucho mejor ser Juan que, ante el cúmulo de sentimientos y emociones que
humano que cuando entraste a esta habitación. Yo acabo estaba experimentando en su interior no sabía que decir,
de recuperar la fe, la confianza en los hombres”. se dirigió a la puerta y con un afectuoso ademán se
despidió del anciano, a lo que éste lo despidió diciendo:
Extendió la mano y le entregó un puñado de metal pesado “Hasta siempre, Juan Salabim, hasta siempre”.
que parecía una piedra de plomo, y un puñado mayor de
monedas de oro: “Este es el producto de las monedas que
me entregaste, muchacho”. Sorprendido al observar de
reojo que las monedas que él le había entregado aún
permanecían en el crisol y abrumado ante la nobleza del
anciano, Juan Salabim le dijo con voz entrecortada: “Pero,

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Ayúdate que yo te ayudaré

Después de haber recogido a “Plata” y haberse despedido


afectuosamente de Juan Sin Nombre, que le esperaba a las
afueras de aquella extraña y hermosa ciudad, Juan
Salabim, montado en el lomo de aquel espléndido caballo
blanco con alas, se encontraba surcando el firmamento en
un regio atardecer, cuando el sol estaba a punto de
desaparecer en el horizonte y el cielo se encontraba teñido
con algunas pinceladas de color oro y naranja.

Juan Salabim disfrutaba inmensamente esa sensación de


navegar en el vasto cielo, montado en su amigo, el cual,
como si fuera guiado por una inteligencia infinita, tomó un
rumbo aparentemente desconocido para él; sin embargo,
cuando éste menos lo pensó, se encontraban aterrizando
en los parajes del bosque en el que apenas hacía poco
tiempo su caballo y él, se habían reencontrado.

Al voltear al cielo –lo cual ya se estaba volviendo una


costumbre en Juan Salabim—percibió que éste se estaba
poniendo oscuro. Negras y densas nubes comenzaban a
poblar el firmamento; parecía que amenazaba tormenta.
Juan Salabim saludó afectuosamente a las estrellas que
todavía alcanzaban a percibirse. Buscó un lugar dónde
refugiarse y se dirigió hacia lo que parecía una cueva. Al
percatarse que ésta estaba demasiado oscura, decidió
quedarse casi en la entrada, muy cerca de “Plata”.

Juan Salabim se dispuso a descansar recostando la cabeza


en su vieja valija. Le pidió a Dios que le permitiera soñar
una vez más con su mamá y viajar con ella como en
aquella primera ocasión en la que había coincidido con ella

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en el Cielo, donde se encuentran los seres que amamos. soledades, la soledad que era el cúmulo de todas sus
Dirigiéndose al Ser Supremo, decía: “Señor, a ver si soledades.
también te es posible mandarme unas estrellitas, como
aquella noche en que, como hoy, tenía tanto frío y sentía Una vez más, como cuando aquella primera vez en la que
tanta soledad; y bueno, no estaría de más una cobijita y enfrentó las ruinas de sus fracasos y abandonos, cuando
una almohada suave; ah, y también una cena nutritiva, recordó que también había perdido el carro deportivo que
sustanciosa y fresca sobre todo fresca”. Esto lo decía a la le transportaba diariamente a su empresa, como impulsado
vez que hacía el intento de ingerir alguno de los añejos y por un rayo cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar, y
escasos alimentos que portaba en su valija. a grito tendido le pidió a Dios que le regresara lo que tanto
amaba: Su amadísima familia, su trabajo, su madre, que
Después de esto, Juan Salabim volteó una vez más al cielo había perdido desde niño, también a su padre, quien los
se dio cuenta de que éste se ponía cada vez más oscuro; había abandonado algunos años antes de que ella
incluso comenzaron aparecer rayos y centellas; además se falleciera, y por supuesto a “Plata”, su amigo de toda la
escucharon truenos de gran intensidad; parecía una vida. Tal vez imaginando lo imposible de sus peticiones
tormenta eléctrica. Aumentó su frío y experimentó miedo, dijo: “Por lo menos, por lo menos a ‘Plata’; por lo menos a
un miedo intenso que le hizo cimbrarse hasta lo más ‘Plata’”.
profundo.
De nuevo; Juan Salabim se sentía desposeído, agraviado
Un viento frío comenzó a soplar, lo que obligó a Juan a por Dios, de quien incluso comenzaba a dudar de su
acurrucarse e intentar quedarse dormido. En silencio le existencia diciendo con voz desgarradora: “No puede ser
pidió a su madre que no lo abandonara y que lo visitara en que exista un Dios tan cruel, tan ajeno a las necesidades
sueños, como aquella vez primera en la que juntos habían de los que se supone son sus hijos”.
montado la cauda de un veloz cometa. E inmediatamente
hizo el intento de quedarse dormido, pero el miedo que le En ésas estaba Juan Salabim cuando también recordó que
embargaba no le permitía conciliar el sueño de manera a pesar de haberle pedido a su madre que lo acompañara
profunda y reparadora. en sus sueños, ésta no había aparecido en ellos. Comenzó
también a dudar que ella fuera un ángel, que fuera su
Los truenos y relámpagos que acompañaban a la terrible compañera constante. Volvió a sentir rabia, coraje,
tormenta, y sin duda el miedo que emanaba del corazón de impotencia y dolor, mucho, mucho dolor en el alma. El
Juan Salabim, espantaron a “Plata”, que salió volando resentimiento se instaló rápidamente en el corazón de Juan
aparentemente sin rumbo fijo. El aire y el ruido que hizo Salabim, como en aquella negra noche en la que su mamá
el caballo al emprender el vuelo despertaron a Juan, quien había partido hacia un Cielo del que todos le hablaban y
presuroso salió corriendo tras él, gritando y moviendo las que en un sueño precioso había creído reconocer.
manos agitadamente en ademán de invitarlo a regresar.
Pero, muy pronto, el caballo, desapareció de la vista de La tormenta se hizo más violenta; los relámpagos, más
Juan, dejando a éste sumergido en la más profunda de las frecuentes y los truenos, más intensos. El miedo en Juan

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Salabim aumentó de manera impactante y como si el que casi lo ensordeció. La tormenta que había amainado
propio miedo tuviera el poder de abrir la puerta de la temporalmente, se precipitó con fuerza tal que Juan
inconsciencia; como fantasmas y espantajos que le Salabim se levantó y salió disparado en dirección a la
atemorizaban aún más, una a una se iban sucediendo en cueva, con el fin de protegerse.
su mente las imágenes de sus delitos pasados, hasta
aquellos que él parecía haber olvidado, incluso la escena Antes de llegar a ella, un relámpago lo detuvo en seco al
en la que estuvo a punto de robar el oro de Juan Alquimia. caer un árbol que se encontraba frente a él. Su luz iluminó
una inscripción que en esos momentos se hizo legible para
Entonces Juan Salabim, en tono más calmado, con la vista Juan Salabim y decía así:
en dirección al cielo y dirigiéndose al Poder Supremo, dijo:
"Con que de esto se trata, ¿verdad, Señor?; me estás “Ayúdate, que yo te ayudaré”
castigando por todos los delitos que he cometido y hasta
por aquellos que no cometí, porque Tú que eres Dios, bien Un segundo rayo iluminó de nuevo la misma inscripción,
que sabes que aun cuando tuve un enorme deseo de robar misma que Juan a pesar de la sorpresa y el temor de ser
a Juan Alquimia, en realidad no lo hice, y que muchas de alcanzado por el rayo, leyó con gran temor y enseguida
las cosas que hice y otras tantas que no hice debiendo continuó su carrera hacia la cueva a la que llegó
hacerlas, fue porque yo no me daba cuenta de lo que empapado, tremendamente agitado, con el corazón casi de
hacía” ---Juan Salabim continuó hablando con Dios y fuera, parte por el susto, parte por la emoción pero, sobre
llorando simultáneamente--- “Si hoy me regalaras una todo, por el miedo.
oportunidad te aseguro que actuaría de manera diferente.
Hoy, Señor, ni loco amarrado cometería lo que ayer El miedo que le atormentaba y le hacía sentir como un niño
cometí; hoy te invitaría a ti en cada instante de mi vida; pequeñito y frágil enfrentando una noche de oscuridad,
hoy Señor no haría lo que ayer hice cegado por la como aquellas que experimentaba desde su más tierna
inconsciencia”. infancia, desde que su padre les había abandonado y, más
aún, cuando su madre falleció. Era el mismo miedo, la
Como si el Cielo respondiera a sus plegarias, el cielo se misma angustia la que le causaba el estar solo y
despejó por un momento y apareció una enorme y brillante desamparado ante esa oscuridad en medio de una noche
estrella. Juan, agradecido por lo que él pensaba que era tormentosa, miedo por los rayos que casi lo alcanzaban y
una respuesta del Creador, lloró en silencio y repitió tantas por: “Bueno, la verdad es que me estoy muriendo de
veces como pudo: “Gracias, gracias, Señor”, y todavía miedo por la forma tan agresiva y violenta en la que
arrodillado dijo: “Señor quítame lo bruto, ya no quiero respondes, Señor. Yo nada más te pedí que me quitaras lo
cometer más tarugadas, ya no quiero dañar a quien más bruto, y por poco me matas a relampagazos” –dijo Juan
amo, ya no quiero lastimarme ni destruirme yo mismo”. Salabim. No cabía duda de que el miedo no le permitía ver
más allá de los ojos del rostro, y por eso no lograba
En esta ocasión el Cielo respondió con un relámpago que entender lo que Dios quería decirle, por lo que pensaba
casi ciega a Juan Salabim y con un trueno de tal intensidad

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que el Creador se estaba peleando con él. Juan Salabim


había percibido el rayo, pero no, el mensaje del Creador.

Como si Dios respondiera a los reclamos de Juan Salabim,


de nuevo un rayo iluminó el sitio donde Juan había leído
“Ayúdate, que yo te ayudaré”, a lo que éste, cegado por el
miedo y lo que parecía ser su desventura, respondió de
manera infantil: “conque sí, ¿verdad?, estás enojado
Diálogo con las estrellas
conmigo y, claro, como me ves desprotegido te mandas,
¿verdad?, ¿verdad, Señor?” ---insistió Juan Salabim en voz
alta.

Enseguida cayó un rayo casi a los pies de Juan Salabim. En el cielo, una pequeña y bella estrella que con sus
Fue tal el impacto que se le pararon los cabellos y salió mejores destellos respondió al tímido saludo de Juan
disparado hasta caer sentado en un charco en medio de la Salabim, le preguntaba a la que parecía ser su madre ---
tormenta. Juan Salabim se incorporó rápidamente y, como una enorme y espléndida estrella: “¿Mamá, por qué los
de rayo, se dirigió de nuevo hacia la cueva y lloró una vez hombres siempre dudan del amor de Dios?, ¿Qué nadie les
más su desventura. Estaba mojado de pies a cabeza, solo ha dicho cuánto les ama el Creador?
y además creyendo que Dios no le quería, que le
rechazaba, que la traía con él. La gran estrella, que se aprestaba a responder, se congojó
sobremanera cuando vio a Juan Salabim de nuevo
Primeramente, Juan Salabim lloró su desventura y pateando los árboles, gritando y reclamándole a Dios su
enseguida, lleno de coraje, impotencia y rabia, volvió a desdicha. Otra de las estrellas más jóvenes cuestionó una
retar a Dios; y aún cuando su enojo y frustración eran vez más a la gran estrella: “¿Mamá, por qué los hombres
tremendos, no pasó desapercibido para él el brillo de la son así, por qué se enoja Juan Salabim, ¿qué no entiende
luna y las estrellas que de vez en vez aparecían en el lo que el Señor le está diciendo?” ---Otra de mayor tamaño
firmamento, cuando las nubes lo permitían. también cuestionó a la estrella mayor: ¿Por qué cuando
Dios no les responde como ellos quisieran se enojan y
Juan Salabim las saludó tímidamente y les dijo: “¡Hola!”; hasta berrinche hacen? ¡Mira, mira! Lo que está haciendo
no obstante, se sintió avergonzado y ridículo diciendo para ahora Juan Salabim.
sí; “Si alguien me viera saludando a las estrellas, pensaría
que estoy loco.” Éste se encontraba diciendo y haciendo una serie de
barbaridades, a la vez que pateaba el suelo, las piedras,
los árboles y todo lo que se le atravesaba en el camino.
Como queriendo desquitar su coraje, comenzó a tirar los
escasos alimentos que conservaba en su valija diciendo a

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la vez: “Pues mira, Señor Dios, si lo que quieres es que me “Además, el miedo es canijo” –dijo la estrella adolescente,
muera, pues de una vez que me muera de hambre y de a lo que la madre estrella exclamó: “Qué palabras son
sed”. “Además, ---agregó--- es tan poco lo que poseo, es esas niña; no aprendas las cosas malas de los hombres”.
tan poco lo que me das, que si no me muero hoy, me voy Aquella respondió: “Palabras malas las que está diciendo
a morir mañana de hambre y de sed, así que mejor de una Juan Salabim; nomás escúchalo y verás.”
vez, a ver si ya con esto quedas contento.”
La estrella mayor experimentó una profunda tristeza
La estrella más pequeña volvió a cuestionar a su madre: cuando observó la desolación de Juan Salabim y todo aquel
“Mamá, ¿acaso no sabe Juan Salabim que los alimentos no comportamiento absurdo y violento que había adoptado, le
se deben desperdiciar?, ¿qué nadie le enseñó que con los preocupaba además el impacto que esto estaba
alimentos no se juega, ni se tiran?”. “Te aseguro, provocando en las estrellas más jóvenes, por lo que
pequeña, que si él supiera que con lo que está realizando decidió platicar con la luna para pedirle apoyar al
se cierran las puertas de la abundancia, no lo haría” --- muchacho.
contestó la gran estrella.
La luna, que se encontraba escondida detrás de las densas
Otra estrella, con apariencia de adolescente, dijo: “No, y oscuras nubes, respondió de inmediato al llamado de la
hermana, y espérate a que le dé hambre y no encuentre estrella diciendo: “¿Qué le pasa, señora estrella, por qué le
qué comer; enseguida se va a pelear con Dios una vez escucho tan preocupada?" “Es que no se ha dado cuenta
más, pensando como siempre que él es el causante de de lo que está sucediendo allá abajo?”. “¿Con los
todas sus desgracias.” hombres?”. Pues claro que con ellos, bueno, más
específicamente con Juan Salabim”. “Mire, yo ya ni me
La estrella mayor se apresuró a decir: “Lo que pasa, ocupo de voltear para allá abajo ---contestó la luna y
pequeñas, es que Juan Salabim se ha olvidado del don de agregó: “Me da tristeza, vergüenza y hasta coraje con sólo
la gratitud y no ha aprendido a escuchar a la naturaleza, y ver como los hombres se han hecho expertos en arruinar
ha omitido atender a su propio corazón”. “Pero éste sí que su propia vida, en destruir a su familia y hasta el planeta
se pasa, mamá ---dijo otra de las estrellas--- ¿No Dios que Nuestro Creador les ha regalado como hogar”
mismo le está diciendo: ‘Ayúdate, que yo te ayudaré?”
“Pero Juan Salabim es diferente” ---opinó la estrella
“Es que tiene miedo, ---contestó la gran estrella--- miedo madre—“¿Diferente al resto de los hombres?”, preguntó
de creer en él mismo, de tomar las riendas de su vida. Es airada la luna, quien con discreción y profunda tristeza
más fácil pelearse con Dios y con cuanto se le pone observaba al muchacho, y dirigiéndose a la estrella madre
enfrente, que aceptar la responsabilidad de ser él mismo, le dijo: “éste es igual o peor que los demás, ¿ya vieron lo
de descubrir todo el potencial que se encuentra en su que va a hacer ahora?” Las estrellas y la luna voltearon al
propio corazón, en la fuerza del espíritu que lo hace uno unísono hacia donde se encontraba Juan y observaron
con el Creador”. cómo arrancaba una vara a uno de los árboles y
comenzaba a flagelarse el cuerpo diciendo: “Eso es lo que

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querías, ¿verdad, Señor Dios? ; ¿querías castigarme y Contestó la luna: “Y sobre todo a éste, a este que parecía
verme sufrir?, pues mira, mira como me castigo yo mismo, que iba tan bien, y que al menor contratiempo, cuando El
para que Tú ya me dejes en paz”. Creador no responde como él quiere, de manera inmediata
y conforme a lo que él cree que es lo mejor, mírelo como
Juan Salabim continuó castigando su cuerpo hasta que ya se pone”. “Usted lo ha dicho doña Luna, éste iba tan bien
no pudo más, y enseguida rompió en llanto. De nuevo que considero que no debemos abandonarlo, después de
Juan, lloraba como un niño pequeño. todo, no estamos aquí para eso, para recordarle a cada ser
humano ¡cuánto el Señor les ama!”.
La luna se dirigió a las estrellas y les dijo; “Les digo que
estos cuando no lloran, sufren, y cuando no tienen motivo, “¿No estamos aquí –continuó la estrella madre—para
pues solitos se lo buscan”. Un lucero adolescente dijo: recordarles que el techo estrellado no es sino el techo de
“Señora Luna, le apuesto unos rayitos de luz a que ahora su hogar? ; ¿no está usted aquí para recordarles con su
el Juancho va a prometer ser bueno, portarse bien”. La belleza cuánto les ama Dios?, para invitarles a tomar un
estrella madre, escandalizada, dijo: “Niño, ¿quién te pedacito de luna y guardarlo en el bolsillo de la
enseñó a hacer apuestas y a ponerle apodo a los imaginación, para que sepan millonarios aunque muchos lo
hombres?”. “Pues los hombres, mamá, os hombres” --- ignoren?”.
respondió el lucero.
Enseguida respondió la luna: “Pues sí, pero estos no
“Pues yo te apuesto también unos rayitos de luz --- entienden, son tan brutos, pero tan brutos, que la verdad
respondió la luna--- a que cuando Juan Salabim vea que yo ya me cansé de estar haciéndoles señas cada noche, y
no obtiene respuesta a sus demandas de manera hasta en las mañanas permanezco en el cielo para ver si
inmediata y conforme a su voluntad, confundiendo a logro sorprender por lo menos a uno de ellos, y ya ve,
Nuestro Creador con Santa Claus, se va a enojar de nuevo, estos ni me pelan”. “Señora –replicó la estrella madre—
va a maldecir hasta el día que nació y a culpar a todos por por favor, cuide su lenguaje, porque que lo digan los
sus pesares. Hasta a nosotras nos va a tocar, ya lo hombres inconscientes, pasa, pero que lo diga usted, ya es
verán.” otra cosa”.

“Doña Luna, por favor, nada de apuestas, le ruego que La luna exclamó un tanto apenada: “Tiene razón, lo que
guarde compostura –manifestó la estrella madre—lo que pasa es que este muchacho me hizo sentir defraudada; yo
está pasando allá abajo está afectando a las niñas y, de ya había comenzado a hacer mis apuestas”. “¿Qué?” –
hecho, estoy segura de que también a usted misma, pues interrumpió la estrella madre sorprendida. La luna,
para ninguna criatura del Universo puede pasar avergonzada, dijo: “Perdón, perdón, lo que quise decir es
desapercibido lo que acontece a un solo hombre, un que yo ya había comenzado a creer en él, pensé que éste
hombre que es el representante de todos los hombres del sí iba a lograr atravesar el túnel oscuro y pantanoso de la
mundo” –agregó la estrella madre. inconciencia y descubrir la verdad que le hace libre; pero
creo que este salió más bruto que los demás”.

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“Juan Salabim, Juan Salabim, a la bimmm, bim, bim, Juan


“No lo etiquete, doña Luna” –manifestó la estrella madre, a Salabam a la bim a la bam, todos juntos te vamos a
lo que la Luna exclamó de inmediato: “Bueno, en eso creo apoyar”
que tiene razón, doña Estrella, pero la verdad es que da
coraje. Tan bien que iba pero, ya ve, es como todos los “No se entusiasmen tanto, niñas, habrá que ver si el
hombres, se enoja porque Dios no responde como ellos viento, los animales del bosque, los árboles y sus hojas
quieren, y en lugar de entender lo que Dios quiere decirles, quieren cooperar”
comienzan a enojarse con El Señor y a culpar a los demás.
Hasta a nosotras nos hacen responsables de sus “Lo dudo –contestó un lucero adolescente, sobre todo
desdichas”—la luna continuó diciendo: “Tienen una familia después de la mm...” “¡Niño!” –objetó la madre. El lucero
y ni caso le hacen; ya ve, hasta la abandonan; tienen un continuó: “Maltratada que Juan Salabim les acaba de
cuerpo con el que pueden moverse y trasladarse a donde poner”.
ellos quieran y lo laceran, lo destruyen; tienen mente y
siempre están desperdiciando su potencial en lo negativo, No obstante, el viento y las demás criaturas del bosque
y hasta se aturden con droga, alcohol, tabaco. Quieren aceptaron de buen grado la solicitud que hacían los
ganarse la lotería y no compran ni el boleto; quieren que pobladores del cielo para ayudar a Juan Salabim. Después
Dios los tome de la mano y no extienden la suya; quieren de todo, ¿no era lo que el Creador les pedía a sus hijos, los
descubrir el lenguaje de la Creación y se les olvida voltear más necios y torpes, pero también los más maravillosos
al cielo”. cuando lograban traspasar el túnel oscuro de la
inconciencia?
“Pero Juan Salabim –dijo la estrella madre—ya ha
aprendido a voltear al cielo, ¿no se fijó usted como apenas
hace un rato lo hizo para saludar?”. “Sí, pero con temor
de que alguien lo viera haciendo semejante tontería;
además, eso no le bastó, sigue enojado y resentido” –
contestó de nuevo la airada luna.

“Claro que me di cuenta, --replicó la estrella—por eso es


mi insistencia en que debamos apoyar al muchacho”.
“Bueno, después de todo el Juancho se lo merece, ¡vamos
a ayudar a Juan Salabim!” –exclamó la luna, jubilosa.
Como si el resto de las estrellas comprendiera que iban
juntas a realizar al unísono: “¡Sí, sí, vamos a ayudar a
Juan Salabim!” Y todas, a coro, entonaron una cancioncilla:

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imploraba a Dios, me hubieran ahorrado una buena paliza;


no hubiera tirado mis alimentos, ni me hubiera peleado con
él y así no estaría ahora enojado conmigo”.

“Mira a éste, siempre justificando sus fallas, culpando a los


demás de sus errores” –dijo una estrella joven; a lo que la
luna de inmediato comentó: “Les dije que ni nosotras nos
íbamos a escapar”. Mientras tanto, a modo de destellos
algunas estrellas le decían a Juan Salabim: “Juan , Juan
Salabim, un pleito lo realizan por lo menos dos y nadie se
ha peleado contigo, mucho menos Dios”. Pero Juan
continuó abatido como si no lograra entender lo que la
Una misión celestial estrella le decía.

“¿No te digo? –mencionó otra estrella—éste es más bruto


que...” “¡Calla, niña, no es hora de criticar –interrumpió la
estrella madre—es hora de trabajar, es la oportunidad de
Las primeras en cooperar con el plan de ayuda a Juan aplicar lo que sabemos, de hacer lo que el Señor nos pide!;
Salabim fueron las negras nubes, quienes se replegaron es tiempo de realizar nuestra misión, es tiempo de que
para que dejara de llover y, sobre todo para que pudiera Juan Salabim aprenda a escuchar el lenguaje de Dios”.
aparecer ante los ojos sorprendidos de Juan un manto
estrellado en que dominaba una magnífica y deslumbrante El viento comenzó a soplar intensamente con la intención
luna llena que parecía sonreír, pues, para sus adentro, de que Juan Salabim escuchara el mensaje que tenía que
mantenía una gran simpatía por Juan Salabim y, en decirle, pero éste, lejos de entender lo que el viento quería
verdad, deseaba que éste pudiera entender el lenguaje de decirle, se molestó mucho y comenzó a preocuparse
la naturaleza, que es una de las formas en las que Dios diciendo para sí: “Ahora nada más lo que me faltaba; yo
habla a sus hijos. mojado hasta los huesos y este cuate comienza a soplar
con tal fuerza –refiriéndose al viento—a ver si no me dan
Para Juan Salabim no pasaron desapercibidos la aparición reumas o pesco una pulmonía fulminante”.
de la luna, el repliegue de la lluvia y el brillo de las
estrellas. Enseguida volteó al cielo y sonrió; hizo un Como respuesta, al pensamiento de Juan, el viento
ademán de saludo y como ya se estaba haciendo comenzó a soplar aún con más fuerza, y como cuando las
costumbre en él cuando volteaba al cielo, les dijo “¡hola!”, cosas no salían como Juan quería, él comenzó a prepararse
pero una vez más se sintió avergonzado, ridículo y también para hacer su acostumbrado berrinche desvistiéndose para
un poco enojado, y dijo dirigiéndose a las estrellas: “Si que el viento –según él—lo matara rápidamente.
hubieran aparecido en el cielo hace rato cuando yo le

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Pero era tal la fuerza del viento, que hasta quitarse la ropa escuchar sus pasos fuertes y decididos con los que
le costaba trabajo. Al despojarse de la camisa y pretendía ganarle una carrerita. El señor Viento aprovechó
mantenerla en el aire por un instante, Juan observó que la ocasión para decirle a Juan cuánto, cuánto le amaba el
aquélla parecía sábana colgada en tendedero. Esta imagen Creador, gritando con toda su fuerza: “¡Dios te ama,
le despertó una idea que parecía brillante. Velozmente se Juan Salabim!”
despojó de la ropa y la tendió en las ramas de un viejo
árbol que se encontraba al paso de la corriente. Al unísono, todos los habitantes del bosque y los
Al realizar esto, como por arte de magia Juan Salabim pobladores del cielo repetían a coro con el viento:
experimentó una sensación de alivio, y podría decirse que “¡Dios te ama, Juan Salabim!”
hasta de gozo. Los habitantes del cielo respondieron con
gran alegría al observar la respuesta de Juan Salabim. Juan Salabim, en esa carrera tan especial que estaba
Una estrella pequeña exclamó con alegría: “Mamá, Juan disfrutando como nunca, comenzó a experimentar una
ya no está enojado”. A lo que la estrella madre respondió sensación de amor infinito que lo hacía sentir uno con la
con enorme satisfacción: “Y ése es sólo el comienzo, naturaleza, uno solo con Dios. Y a pesar de que al iniciar
pequeña; Juan ha dejado de preocuparse por lo que aún la carrera la noche parecía oscura en esos momentos, todo
no llega y comenzado a preocuparse con lo que tiene, con parecía iluminado por una luz radiante que emanaba de
lo que cuenta”. cada espacio, de cada ser. Era como si la esencia misma
del Padre se manifestara en esos momentos en que todas
“Y más aún, --dijo la luna—“Juan Salabim ha aprendido a las criaturas del Universo entonaban una sinfonía de amor
encontrar la oportunidad en lo que parece adversidad”. La que abría el corazón de Juan Salabim para percibir lo
luna guiñó un ojo a lo que la estrella madre respondió con grandioso de la naturaleza, lo infinito de su propia esencia.
una gran y hermosa sonrisa. Mientras tanto, Juan
Salabim, descalzo, en paños menores y en medio de una Era tal la emoción y la dicha que Juan experimentaba, que
noche oscura y tormentosa en el bosque, tuvo la idea de reía y lloraba al mismo tiempo. Apretó el paso como
correr en dirección al viento. Se decía: “Si me quedo aquí pretendiendo ganarle al viento, pero en seco se paró y
paradote, sí que voy a congelarme; mejor juego unas dijo: “El viento no tiene principio ni tiene fin; en su carrera
carreritas con el señor Viento”. puede abarcar al infinito. “El viento le respondió: “Tú
también, Juan, tú también puedes lograrlo”
Y diciendo y haciendo, Juan Salabim comenzó a correr en
dirección al viento. En lo más profundo de su ser, su Como si Juan Salabim pudiera entender las palabras que el
interior su niño interior sonreía de nuevo y disfrutaba esos viento susurraba en sus oídos, dijo: “Gracias, gracias,
momentos como sólo un niño puede hacerlo. amigo por recordarme lo que soy y lo que puedo ser”. Y
continuó agradeciendo a cada criatura del Universo por el
El viento también disfrutaba de este juego; le gustaba solo hecho de existir, por la canción de amor que acababan
escuchar las risas y los gritos de Juan Salabim, quien como de entonar, por su belleza y esplendor, que para él no
niño se echaba porras y vivas. Pero también le gustaba

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hablaba de otra cosa más que del infinito amor del


Creador.

Dirigiéndose de manera especial a la luna y las estrellas,


como si adivinara que de ahí había surgido el plan para
ayudarle a descubrir su esencia y su verdad, les agradeció
con toda la fuerza del corazón el ser sus amigas, el existir,
el estar siempre que las necesitaba y el permitirle
descubrir que aun cuando hubiera momentos en los ojos
del rostro no pudieran percibir el fulgor de su belleza,
ahora sabía que, como Dios mismo, siempre estaban
donde deberían estar.

La reconciliación

Al detener su carrera, Juan se quedó sorprendido al


percibir que su ropa estaba del todo seca; también le dio
risa descubrir cómo no sólo no había muerto de frío ni se
había quedado entumido o congelado por el viento, sino
que estaba literalmente bañado en sudor y pleno de
vitalidad y dicha infinita.

A propósito de seco, reflexionó Juan Salabim diciendo par


así miso: “Se me olvidaba recoger mi ropa; seguramente
ya se encuentra seca también.” Como queriendo prolongar
su carrera en compañía del viento, se apresuró a decirle a
este: “Señor Viento, ¿podrías acompañarme de regreso a
donde comenzamos a jugar?”

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Claus. Créeme, Señor que yo no me daba cuenta de que


Para su sorpresa, el viento comenzó a soplar en dirección con mis solicitudes y peticiones sólo trataba de conducirte,
contraria, como aceptando la invitación para correr de de controlarte, ignorando tus designios y pasando por alto
nuevo juntos; y así, corriendo, riendo y jugando Juan tu voluntad.”
Salabim llegó justo al lugar en donde había dejado tendida
su ropa, la cual, efectivamente, se encontraba totalmente “Pero, ¿sabes, Señor?, yo ignoraba que tus obras son
seca, lo que llenó a Juan de satisfacción y gratitud. buenas, siempre buenas; que tu voluntad rebasa, y por
mucho, a mis sueños y aspiraciones más encumbradas.
Este procedió a retirar las prendas. De pronto, apareció Hoy sé que en esos momentos oscuros me permitiste ver
frente a sus ojos la inscripción que apenas hacía un tiempo mis errores, no para llenarme de culpa o para hacerme
un rayo había iluminado y le había causado gran temor: sentir miserable y pecador, sino para aprender de ellos,
“Ayúdate que, yo te ayudaré”, la cual se percibía con para perdonar lo que era necesario perdonar, para adquirir
total claridad gracias al esfuerzo que hacían los pobladores la fuerza que brinda el enfrentar nuestros propios errores
del cielo y de la tierra por emanar la luz de su propia y, así comenzar a creer en mí”.
esencia.
Juan Salabim se vistió con diligencia, como disfrutando
Esta vez la reacción de Juan Salabim fue diferente y sólo cada uno de sus movimientos, valorando cada una de las
atinó a exclamar: “Esto quiere decir que lo bruto ¿me lo prendas que comenzaban a cubrir su cuerpo, agradeciendo
tengo que quitar yo, Señor?” Y sin coraje, pero sobre todo infinitamente y desde lo más profundo del corazón el
sin miedo, se dirigió al Creador: “Esto es como la frase tan milagro de la existencia, el privilegio de ser parte de la
conocida de San Juan de la Cruz, aquella que dice ‘Dios naturaleza, parte de la expresión del amor y la inteligencia
nunca va hacer por el hombre, lo que el hombre debe del Creador.
hacer por sí’ ¿O no, Señor?”. Todo esto lo dijo con voz
apacible y la vista dirigida al cielo. Enseguida abrazó y besó agradecido al árbol que le había
servido de tendedero y que ante había sido el mismo que
Las estrellas radiantes lanzaron sus mejores destellos; la le había mostrado la frase que estremeció su corazón hasta
luna coqueta parecía que le guiñaba el ojo y todas las lo más profundo. Enseguida, quiso encontrar los árboles
Criaturas del Universo dijeron al unísono: “Nunca dejes que había pateado en su enojo, pero parecía imposible
de creer en Dios, pero también tienes que creer en reconocerlos. No obstante, entendió que al abrazar y
ti” besar a uno solo se estaba reconciliando con la naturaleza
entera. También comprendió que desquitarse con
Juan, que entendió el mensaje con suma claridad, dijo con criaturas inocentes lo habían hecho perder dignidad y
gran humildad y gratitud: “Gracias, Señor, por la lección y respeto. Ya había asimilado que todo aquello que afecta a
por la oportunidad. Tú bien sabes que para mí era más un inocente se vuelca contra el agresor en forma de
fácil, más cómodo, pedirte que cubrieras mis necesidades y miseria, dolor, culpa, miedo y soledad.
que hicieras realidad mis deseos, como si fueras Santa

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No cabía duda, Juan Salabim se encontraba hondamente


transformado después de esa maravillosa experiencia, pero
comenzaba a sentir apetito. Tuvo el impulso de ir a
levantar los alimentos que con anterioridad había tirado en
el suelo, cegado por la ira y la impotencia. Pero una voz
silenciosa que hablaba desde lo más profundo de su
corazón dijo: “No, Juan, tu provisión viene del cielo, no
del suelo”.

No obstante, Juan se dirigió hacia el sitio en el que él


recordaba haber tirado los alimentos. La luna, las estrellas
y cada Criatura del Universo detuvieron la respiración por
un instante; temían que su esfuerzo hubiera sido inútil,
que Juan Salabim hubiera regresado a las andadas.

Pero grande sería su sorpresa cuando Juan Salabim llegó al


sitio en donde, efectivamente, se encontraban los
alimentos dispersos en el piso. Juan sólo recogió lo que no
era biodegradable, lo que se podía convertir en basura y
dañar a los habitantes del bosque, y a pesar de que su
apetito era voraz, dijo; “Si mi provisión viene del Cielo, en
Dios tengo que confiar, además hay que compartir con los
Sin miedo al miedo
animalitos del bosque”.

Todas las Criaturas del Universo respiraron al unísono y


manifestaron una expresión de alivio al observar la actitud Después de ingerir las bellotas, que Juan Salabim había
de Juan Salabim. Éste levantó las manos y la mirada en disfrutado como el más exquisito manjar, depósito algunas
dirección al cielo y dijo: ¡Gracias, por todo, Señor, gracias en su valija, pero le llamó poderosamente la atención una
por tanto, porque vuelvo a creer en ti y al fin comienzo a de ellas, la más pequeña, la que parecía la más
creer en mí! insignificante de todas. Y como si Juan Salabim adivinara
el sentimiento de temor e inseguridad que se albergaba en
No bien había terminado de hablar cuando, ante su vista, la más diminuta semilla, Juan le dijo con gran cariño: “Tú
apareció un grupo de ardillas, las que depositaron a sus también, tú también, pequeña, estás destinada a
pies unas frescas y hermosas bellotas, y así riendo y convertirte en roble”.
corriendo, desaparecieron de la vista de Juan Salabim.

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Y haciendo y diciendo, Juan Salabim comenzó a excavar un solo, que Dios mismo residía en su interior. Sin duda,
hoyo de regular tamaño, pero de gran profundidad; con estas palabras tuvieron el efecto esperado, pues de
sumo cuidado depositó la semilla en la tierra, la cual, por inmediato se levantó y se preparó para enfrentar, o más
lo húmedo de ésta y por su propio peso, comenzó a bien encontrar, el lado positivo de la situación que
deslizarse rápidamente hacia lo hondo. “No tengas miedo comenzaba a vislumbrar.
pequeña” –dijo Juan Salabim, y agregó—“No vayas a
pensar que Dios ya se olvidó de ti o que ya te agarró de No obstante, el ruido que hacían los habitantes del bosque,
marchante”. el crujir de las ramas y hasta su propia respiración
comenzó a exacerbar su miedo, pero esta vez estaba
Esto último lo dijo sonriendo, como si recordara sus dispuesto a luchar, a enfrentar el miedo y a no dejarse
propios sentimientos cuando pensó que Dios estaba vencer por él sin antes descubrir sus propias posibilidades,
enojado con él. Enseguida, comenzó a rellenar de tierra el no sin intentar aplicar la fuerza de la vida, y los recursos
agujero y, una vez más dirigiéndose a la bellota, le dijo que sabía que habitaban en él.
con voz firme: “Aunque todo se ponga oscuro, no le tengas
miedo al miedo; la fuerza de la vida vive en ti; además, Aprovechando la luz que irradiaban los relámpagos en el
recuerda que vas a ser roble, sí ¡un enorme y hermoso cielo, Juan Salabim buscó su valija, la cual había dejado en
roble!”. alguna parte cercana justo antes de que se dispusiera a
sembrar aquella bellota que había llamado poderosamente
No acababa de pronunciar estas palabras cuando la su atención.
oscuridad comenzó a cubrir de nuevo a la noche, que en
realidad apenas hacia poco tiempo se había comenzado a Cuando la divisó, se dirigió a ella, la recogió e
instalar y que se había visto interrumpida por el evento inmediatamente, la colocó en su hombro, con gran avidez
ñeque las Criaturas del Universo cooperaron para buscó la fotografía de sus seres queridos, la sacó y la
recordarle a Juan Salabim cuánto le amaba el Creador. abrazó con fuerza y una a una de las imágenes las besó,
con gran cariño, con infinito amor.
Juan Salabim comenzó a experimentar un intenso miedo
cuando percibió de nuevo cómo la oscuridad de la noche La noche parecía más oscura; los ruidos, más intensos y
era violentada por rayos y centellas que anunciaban misteriosos. La tormenta anunciada comenzó a aparecer
tormenta, pero las palabras que apenas acaba de con una fina pero intensa llovizna que, en esta ocasión,
pronunciar a la bellota que había sembrado en la tierra, Juan Salabim percibió como una caricia, caricia de Dios.
comenzaron a retumbar en sus oídos y en su corazón: “No Enseguida, besó una vez más la fotografía de su
le tengas miedo al miedo, la fuerza de la vida vive y palpita amadísima familia, y para que no se mojara con la fina
en ti” lluvia, con gran rapidez y diligencia la guardó
cautelosamente en el bolsillo secreto de su valija.
Una vez más, las Criaturas del Universo se habían
confabulado para recordarle a Juan Salabim que no estaba

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Al depositar la valiosa fotografía en la bolsa con cierre, que se encontraba tirado el morral que contenía aquellas
Juan Salabim se dio cuenta de que el morral de las canicas canicas que parecían mágicas.
no se encontraba en su lugar. Su primer pensamiento fue
que alguien podía habérselas robado, pero le pareció Entre todas ellas resaltaba la de color azul. Al tomarla
extraño que el paliacate con el oro que le había regalado el entre sus manos, el color de la luz dorada que le envolvía
alquimista permaneciera en su sitio. se transformó también en azul. Inmediatamente, Juan
Salabim experimentó una sensación de protección
No obstante, la oscuridad de la noche, la intensidad de la indescriptible que le hizo repetir casi sin darse cuenta “si
tormenta, los ruidos indefinibles que parecían hacerse más Dios en mí, quién o qué contra mí”.
intensos en medio de la oscuridad y la desaparición de las
canicas, permitieron que el miedo comenzara a instalarse Con sumo cuidado, Juan Salabim depositó la canica azul en
de nuevo en el corazón de Juan Salabim. Parece que el el raído costal y sólo imaginó que la Luz Azul de Protección
miedo aprovecha la más mínima oportunidad para y Voluntad Divinas le cubrían, y la luz azul se volvió a
instalarse soberano –decía Juan Salabim para sí—pero éste instalar alrededor de él extendiéndose hasta donde
escuchó una vez más una voz que salía de su propio alcanzaba la vista de Juan Salabim.
corazón, del corazón de todas las cosas, que no era otra
cosa más que el propio corazón de Dios: Juan estaba encantado con este descubrimiento; ahora
sabía que podía invocar el poder de las luces con sólo
“Juan, Juan Salabim, no le tengas miedo al miedo” imaginarlo. Creyó que ya no necesitaría las canicas, pero
pensó que éstas podrían servir a alguien más, tal vez a
Juan enseguida hizo el intento de sacar la espada de alguno de sus hijos. Además, las canicas no pesaban gran
plástico, aquella que su hijo Juanito había bautizado como cosa ni ocupaban gran espacio, pero servirían de recuerdo
“la espada del valor y la verdad”, pero de nuevo la voz que y de trofeo que le permitiera recordar siempre que a través
parecía salir del corazón le dijo: “No Juan, todavía no llega de ellas había logrado descubrir el magnífico Don de la
la hora de utilizar la espada, sólo pide guía y orientación Visualización, el poder de la imaginación en su máximo
Divina”, a lo que Juan exclamó de inmediato: “Pero es que esplendor.
no tengo las canicas, no tengo la canica dorada a la mano,
de la cual emana el rayo dorado de la sabiduría”. Bajo el amparo de la Luz Dorada, la cual invocó cuando
tuvo dudas hacia dónde dirigir sus pasos, percibió la
“Juan, --insistió una vez más la voz que emanaba del entrada de la cueva que había sido su refugio cuando,
corazón—sólo pide guía y orientación Divina”. De agobiado por el miedo, “Plata” había partido por rumbo
inmediato Juan Salabim, con gran confianza y fe invocó la desconocido. Por unos momentos se apoderaron de él la
Sabiduría Divina, y al instante Juan se vio cubierto por una tristeza y la nostalgia, pero enseguida dijo: “Hágase tu
luz dorada que brotaba del cielo, y como la vez primera voluntad, Señor, y ya no más la mía, porque la mía, al ser
que tuvo contacto con ella, la luz le mostró el sitio en el humana, es mezquina y egoísta. Gracias te doy de

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antemano, Señor, por el infinito bien que haces llegar a Juan comenzó a quedarse profundamente dormido, no sin
mis manos”. antes pedirle a la Luz Azul de la Protección y la Voluntad
Divina que cubriera a cada uno de sus seres amados, aun
La Luz Azul se instaló de nuevo cubriéndole como una en la distancia.
cápsula envolvente a lo largo del tramo que tuvo que
caminar y permaneció incluso cuando él se dispuso a
descansar.

Sólo faltaba una cosa, voltear al cielo para saludar a la


luna y las estrellas; sólo que éstas se encontraban ocultas
tras las densas nubes; sin embargo, Juan Salabim sabía
que aun cuando no pudiera percibirlas con los ojos del
rostro, ellas se encontraban en su lugar, por lo que sin
dudarlo hizo un ademán en seña de despedida y dijo:
“Buenas noches, amigas, gracias por todo, gracias por
existir”.

Juan Salabim se acurrucó en el suelo y se dispuso a


dormir. En silencio se despidió también de su madre y le
pidió sin exigencias que, ojalá, pudieran reencontrarse en
sueños, que, ojalá, pudiera verla una vez más.

Juan Salabim abrió muy bien los ojos para ver si veía a su
mamá alrededor. Al no percibirla ni ver ni escuchar signo
alguno de su presencia, Juan comenzó a experimentar de
nuevo temor y angustia. Las dudas comenzaron a parecer
en su mente una a una; pensamientos de duda e inquietud
se sucedían unos a otros, pero esta vez, como respuesta,
Juan Salabim invocó la luz verde de la verdad y, por fin,
pudo escuchar la voz del corazón que le decía: “Tu madre
es como las estrellas y la luna; aun cuando no logres
percibirla con los ojos del rostro, ella siempre está ahí, vive
por siempre –si tú se lo permites—en tus pensamientos y
El encuentro con
en tu corazón”. Juan Buisness,
Juan Trampín y Juan Lying
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“Plata” emprendió el vuelo, y en menos que canta un gallo,


ambos se encontraban en una moderna e impecable
ciudad, en donde destacaban dos inmensas estructuras de
Fue el sol quien con su luz y su calor despertó a Juan hierro. Parecían ser modernos y avanzados centros de
Salabim en ese mágico y maravilloso amanecer. El cielo negocios. A primera vista, a Juan Salabim le parecieron
estaba claro y sin nubes, parecía que la tormenta de ayer conocidas esas colosales estructuras; parecía ser el sitio en
había despejado el cielo que se mostraba de un azul que había estado en algunas ocasiones con el fin de tratar
esplendoroso. Había pocas nubes en el firmamento, pero grandes negocios, mismos con los que consiguió jugosas
éstas eran blancas como figuras de algodón. ganancias tanto para la empresa en la que prestaba sus
servicios como para él mismo.
Después de saludar al Astro Rey y darle gracias al Creador
por el nuevo día, por esa nueva y maravillosa oportunidad, El caballo aterrizó en el techo de una de ellas, en lo que
Juan Salabim se quedó extasiado contemplando las figuras parecía ser un helipuerto. Tantas eran las prisas y las
que formaban las nubes: Una parecía una ballena, otra carreras de la gente en las calles que, a pesar del aspecto
una casita de algodón, aquella otra una caballo blanco con tan peculiar del caballo y su jinete, nadie se percató de su
alas que parecía dirigirse hacia él. Cuando Juan percibió llegada.
esa imagen, cerró los ojos y comenzó a embargarle la
tristeza por el recuerdo de su querido amigo, que apenas Cuando Juan Salabim desmontó, le dio la bienvenida Juan
hacía poco tiempo parecía haberle abandonado; pero Sin Nombre, quien en esta ocasión vestía un impecable
cuando los abrió, percibió que no era una nube con forma traje sastre de corte inglés, tenía el cabello largo y canoso,
de caballo, era “Plata” quien, de manera veloz y afectuosa, el cual mantenía recogido en una coleta hacia atrás. Olía a
se dirigía hacía él. loción fina. La barba y el bigote que en los encuentros
anteriores parecían descomunales, en esta ocasión se
Juan Salabim comenzó a brincar y a estirar las manos en encontraban finamente recortados y cuidados.
señal de gusto. El caballo aterrizó muy cerquita de él;
abatía las alas en señal de alegría y cariño. Ambos se Juan Salabim le saludó afectuosamente pero sumamente
estrecharon fuertemente, y “Plata” comenzó a empujarle extrañado. Juan Sin Nombre sólo sonrió con malicia; le
con el hocico como invitándole a montar en su lomo. De ofreció un fuerte pero no sincero abrazo. Juan Salabim de
un salto Juan Salabim lo montó y se aprestó a momento se sintió reflejado en la imagen de Juan Sin
experimentar una nueva aventura. Nombre, cuando él mismo era todo un hombre de
negocios. Pero sin lugar a dudas prefería verlo en otras
Antes que nada, le agradeció a Dios este nuevo encuentro condiciones, incluso cuando olía mal y tenía apariencia de
y le pidió que les guiara a ambos conforme a la Sabiduría y mendigo o hasta cuando traía la estrafalaria vestimenta de
Voluntad Supremas. En el acto, una luz dorada radiante Mago Merlín; pero su mirada era diferente, en esta ocasión
les cubrió a ambos. sólo inspiraba temor y desconfianza.

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Juan Salabim tratando de justificar esa sensación de No dejaba de sorprender a Juan Salabim lo espacioso y
molestia dijo para sus adentros: “Tal vez sea un poco de lujoso del lugar, pero más aún el hecho de recordar ese
celos o de envidia de mi parte porque él luce impecable y sitio como un lugar conocido o muy similar a aquél en el
yo parezco sacado del basurero municipal”. En efecto, la que ya había estado en otras ocasiones.
barba crecida de varios días y la ropa que vestía, aun
cuando elegante y fina, lucía desaliñada después de la Juan Salabim se encontraba ensimismado en sus
tormenta del día anterior y las diversas manchas de lodo reflexiones y recuerdos cuando la secretaria lo invitó a
dejaban entrever su condición. Estas hablaban de las pasar a un despacho de descomunales proporciones y lujo
muchas ocasiones en las que había comido y hasta exuberante. Detrás del escritorio se encontraba sentado
dormido en el suelo. un tipo muy parecido a él mismo, pero más, mucho más
semejante a Juan Sin Nombre en su faceta de hombre de
“Pero independientemente de que esto sea así, no deja de negocios.
disgustarme su mirada y su trato tan fío y distante –Juan
sentía que a pesar de que en los encuentros anteriores el Después de darle la bienvenida e invitarle a tomar asiento
intercambio de palabras había sido mínimo, le percibía más enfrente del elegante escritorio, inmediatamente Juan
cálido, más afectuoso, más sincero. Juan Salabim dijo Business, frotándose las manos y con una mirada muy
para sus adentros: “No cabe duda que una sola mirada, similar a la que había mostrado Juan Sin Nombre cuando le
una simple sonrisa puede decir tanto”. interrogó también respecto al oro, le dijo: “Sé que traes
contigo una importante cantidad de oro macizo, ¿o no es
En esos pensamientos estaba Juan Salabim cuando le así, muchacho?”. Juan Salabim sólo atinó a asentir con la
interrumpió Juan Sin Nombre diciendo: “Traes suficiente cabeza y a decir en voz baja y trémula: “Así es, en efecto,
oro, ¿verdad, muchacho?”. Juan Salabim sólo acertó a Señor Business”.
asentir con la cabeza, señalando con su mano a la valija.
Juan Sin Nombre le dijo: “Deja aquí a ‘Plata’ y dirígete al No bien acababa de terminar esa frase Juan Salabim,
despacho 452 de esta misma torre y pregunta por Juan cuando Juan Business ya está pidiendo café, refrescos y
Business”. Enseguida se frotó las manos con signos de algunos canapés a su secretaria por medio del
avaricia, y con una mirada de codicia despidió a Juan intercomunicador. A Juan Salabim le brillaron los ojos por
Salabim, que no atinaba ni siquiera a cuestionar al el gusto de la posibilidad de llevar algún alimento
anciano. Sumiso y cabizbajo se retiró encargando al sustancioso y una bebida caliente a su castigado
caballo con él. estómago.

Cuando llegó al lugar indicado, se dirigió a la recepcionista Casi al momento, apareció la guapísima secretaria
del lujoso despacho y preguntó por Juan Business como si portando una charola de plata con apetitosos bocadillos.
ya lo esperaran. Ella le pidió cortésmente que tomara Después de interrogar a ambos acerca de su preferencia
asiento y que esperara un momento. por alguna bebida, se aprestó a servir el café en vistosas y
finas tazas de porcelana. Juan Salabim sin disimulo alguno

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comenzó a ingerir los bocadillos olvidándose de las reglas algunos negocios a los que seguramente usted no podrá
de educación, de las buenas maneras y de la etiqueta resistirse, pero antes permítame presentarle a mis socios”,
social y diciendo para sí: “A mí que me perdone el viejito, a los que de inmediato hizo llamar por el intercomunicador.
pero me estoy muriendo de hambre, y además si voy a
pagar con oro puro este desayunito, pues siquiera que En un instante hicieron su aparición en escena dos
valga la pena”. personajes que parecían ser los hermanos mellizos de Juan
Business. Lo único que permitía diferenciarles era el color
Esta manera de pensar lo hizo reflexionar sobre la de su vestimenta: Uno vestía un impecable traje beige
conducta convenenciera y mezquina, que él mismo había que contrastaba con el café tabaco que vestía Juan
mostrado en casi todas las transacciones de su vida, no Business, mientras que el otro vestía un finísimo traje de
menos molesta que la mostraba el hombre que tenía frente color gris oscuro.
a sí y que, en ese instante, le recordaba su propia manera
de pensar y actuar cuando realizaba algún negocio o El primero de ellos se identificó como Juan Trampim y el
transacción, cuando en aras de la supuesta “ganancia” segundo como Juan Lying. Los tres juntos parecían uno
empeñaba el alma, pagando demasiado caro lo que de solo, sobre todo por la mirada de ambición que provenía de
momento obtenía, o cuando sólo veía su propia sus ojos. Juan Business les invitó a pasar a la sala de
conveniencia y el monto de lo que podía ganar, juntas para que se pudieran apreciar mejor las ofertas que
olvidándose del beneficio que se tendría que entregar o el quería mostrar.
costo que se tendría que pagar, ignorando siempre la
posibilidad de que sus manejos fueran equitativos y justos. Ya estando instalados en la descomunal y espléndida sala,
Juan Trampin le pidió a Juan Salabim una muestra del oro
Juan Salabim se sintió avergonzado por esa actitud y al que tenía. Éste sacó una moneda de la alforja y se la
instante apartó los bocadillos y el café que tenía frente así, entregó a aquél, quien no pudo disimular su codicia pues
diciéndose en silencio: “Cualquier cosa que se tenga que se la arrebató bruscamente de la mano, y se la llevó de
pagar con la propia dignidad resulta demasiada cara; inmediato a la boca para probar con la clásica mordida que
cualquier negocio por atractivo que parezca, si logra fuera oro macizo. Su mirada no dejaba lugar a dudas de
despertar en mí la codicia y la mezquindad, no vale la que tenían ante sí un fantástico prospecto para sus
pena.” Y agregó: “Además, siempre resulta demasiado “negocios”.
costoso lo que se paga en aras de la conveniencia o la
satisfacción inmediata”. Juan Salabim pudo observar cómo hábilmente Juan
Trampim cambiaba la moneda de oro por una de similar
Juan Business se sorprendió por la conducta de Juan tamaño que sacó de su bolsillo, por lo que comenzó a
Salabim, pero como él en realidad no estaba interesado en experimentar un gran temor a l imaginar que podía perder
que éste se alimentara o no, continuó con sus evidentes el oro que era todo lo que poseía. “Todo lo que posees es
intenciones de hacer negocios con él, por lo que de a ti mismo, Juan Salabim” –respondió la voz que emanaba
inmediato le dijo: “Mire, Juan Salabim, quiero mostrarle del corazón.

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Como si los tres adivinaran los pensamientos de Juan


“Es otra vez el miedo, --dijo para sí Juan Salabim—por lo Salabim, pasaron a proponer otro negocio mostrando en la
que se ve, éste no desaprovecha la más mínima pantalla imágenes de mantos petroleros que, según Juan
oportunidad para hacerse presente”, pero recordó las Business, podían explotar de manera inmediata y obtener
sabias palabras que había escuchado de su corazón no inigualables beneficios económicos. Juan Trampim se
hacía mucho tiempo: “No le tengas miedo al miedo” y de apresuró a agregar: “Por la gente de las poblaciones
inmediato imaginó que una luz azul le cubría de pies a aledañas que se verían afectadas, ni te preocupes, ya
cabeza; se sintió de inmediato protegido e invencible. En tenemos todo arreglado para su desalojo inmediato”
silencio le pidió a la Sabiduría Divina que fuera su guía
constante. De inmediato visualizó una luz dorada que le Juan Lying continuó: “Desde luego que serán reubicados
envolvía y le hacía sentir confiado y en paz. en las zonas residenciales, con todas las comodidades y
hasta con lujos; con decirte que estamos pensando hasta
En ese estado de paz y confianza interior se aprestó a ponerles una alberca en cada casa”.
escuchar las propuestas que los tres singulares personajes
le harían. Juan Business le mostró en una pantalla la “Pero si lo prefieres, tenemos esta otra opción” –exclamó
imagen de un busque esplendoroso, del cual, le dijo había Juan Business mostrando en la pantalla gigante redes de
adquirido los derechos para realizar una tala total. Juan agua potable, que, bien se podría contaminar para vender
Salabim se estremeció cuando reconoció en aquellos después el agua descontaminada a los pobladores a
parajes el bosque que no sólo era el que él, sin darse altísimo precio. Como siempre, Juan Trampim expresó que
cuenta, había sido su vecino protector durante largos años; ya tenían “arreglados” los permisos correspondientes, a lo
sino, su compañero y anfitrión en la aventura que había que Juan Lying complementó: “Y, desde luego, que esto ya
iniciado y que le había permitido reconciliarse consigo se tiene previsto, pues pensamos vender vacunas a muy
mismo, con la vida, con su madre y con Dios. bajo costo para evitar enfermedades y por supuesto,
obtener enormes ganancias”.
Juan Trampim agregó: “Imagínate, Juan, todos estos
árboles convertidos en papel desechable y en lápices de Juan Salabim no lograba articular palabra ante la sorpresa
duración limitada que, desde luego, podemos hacer e indignación que le causaba la exposición tan cínica que
aparecer en el mercado internacional como de larga los tres hombres le ofrecían, pero la capacidad que había
duración y hasta como reciclables.” adquirido para identificar sus propias emociones le hizo
reflexionar que lo que en verdad le molestaba era verse
Cuando observó la cara de susto en Juan Salabim, Juan reflejado en ellos y recordar todo tipo de negociaciones en
Lying agregó: “Pero no te alarmes, Juan, estamos las que puso en juego la seguridad y hasta la vida de
estudiando la forma de reforestar en sólo unos meses”. muchos implicados; cuando reflexionó en el impacto social
“¡En sólo unos meses!, ¿lo que ha llevado a la naturaleza y ecológico de los negocios que le aportaron
hasta siglos?” –pensó Juan Salabim. espectaculares ganancias para él y para la empresa en la
que laboraba, pero sin pensar en las consecuencias.

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Ahora Juan Salabim se cuestionaba a sí mismo diciendo: “Y


Juan Salabim se sentía agobiado, hondamente afectado al todas esas ganancias, para qué me sirven, como si con
observar en ellos lo que reiteradamente había sido su ellas pudiera comprar una familia, el cariño de mis hijos,
estilo de vida, su propia manera de subsistir. un beso de amor de mí adorada Eva o tan siquiera un
Profundamente apenado pidió permiso para retirarse un poquito de respeto de mí mismo”.
momento; tenía ganas de gritar, de llorar, de salir
corriendo de ese lugar que le hacía sentir tan mal. Juan Salabim, apenado, acongojado, comenzó a deslizarse
lentamente hasta el piso, y con el rostro entre las manos
Sólo se le ocurrió preguntar dónde estaba el sanitario, y comenzó a llorar una vez más como un chiquillo al percibir
pidió permiso para retirarse por unos momentos; de que antes de perder el empleo, antes, mucho antes, de
manera gentil los tres hombres le señalaron el lugar que él perder a su familia y su hogar, había perdido conciencia y
solicitaba, pero antes de que Juan se retirara, Juan dignidad, había empeñado el alma por un puñado de
Trampim le dijo; “Deja tu valija aquí” y en un ademán monedas, que aunque fueran de oro, como el oro que
fingiendo que sólo señalaba la alforja, extrajo un puñado portaba en su valija, no lograban comprar ni un instante de
de las valiosas monedas. Enseguida, Juan Lying agregó: paz, mucho menos dignidad ni dimensión humana o, por lo
“Nadie va a robarte nada, déjala con confianza”. menos, un poco de esperanza.

Pero Juan Salabim ignorando tales solicitudes agarró su En esas reflexiones se encontraba Juan Salabim cuando
valija y la colocó en el hombro de la manera pudo escuchar tras la pared, cómo los tres hombres se
acostumbrada, y asiéndola fuertemente se dirigió al baño. encontraban haciendo planes para despojarle de su valioso
Ya en la soledad y aislamiento de ese lugar, Juan Salabim cargamento. Uno y otro hacían sugerencias para quedarse
se echó agua en la cara, y al ver reflejado su rostro en el con las monedas de oro que tan generosamente le había
espejo, percibió en éste el rostro y la mirada de los tres obsequiado Juan Alquimia, pues al percatarse de que Juan
hombres que le esperaban afuera. Y la mirada de Juan Sin Salabim no se había entusiasmado con ninguna de las
Nombre, en este último encuentro, la mirada que tan mal propuestas de negocio, sería muy difícil engatusarlo con
le había hecho sentir. alguna otra alternativa, y de ninguna manera estaban
dispuestos a dejarlo partir con tan valiosa carga.
Fue demasiado el impacto de verse reflejado en aquello
que tanto detestaba, de ser él mismo el actor y el cómplice Juan Trampim fue el primero en proponer un asalto a Juan
de tantas y tantas situaciones en las que, sin fijarse ni Salabim cuando éste saliera de las instalaciones. Los otros
siquiera un instante en las posibles consecuencias que dos estuvieron de acuerdo, ya sólo faltaba llamar a sus
podrían generar sus negociaciones, iba escalando puestos cómplices para que realizaran el “trabajito”.
hasta ocupar uno de los más altos niveles en la que hasta
hacía poco tiempo había sido su empresa. Juan Salabim comenzó a experimentar un miedo
descomunal; un intenso frío comenzó a recorrer la columna

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vertebral sin poder controlarlo; comenzó a sudar Su primer intento fue escapar por la ventana, pero se
copiosamente y temblar de pies a cabeza. detuvo en seco cuando se percató de que el sitio donde se
encontraba estaba ubicado en el piso 40 de aquella
La voz del corazón le decía a Juan Salabim: “No le tengas inmensa torre. Entonces, pensó en aceptar alguno de los
miedo al miedo”, pero en esta ocasión éste contestó en tratos que le ofrecían, “para salvar el pellejo”, dijo para sí
silencio. “Por más que quisiera no tenerle miedo al miedo, Juan Salabim.
no puedo, es más, tal parece que mientras más lucha hago
para no experimentarlo, más crece y se apodera de mí; Pero éste se encontraba cubierto por la Sabiduría Divina, la
porque tú has de entender –continuó Juan Salabim que no cual había invocado antes de iniciar esta nueva aventura,
es lo mismo tener miedo a perder dinero, cosas materiales, por lo que fue capaz de escuchar una vez más la voz
que tener miedo a perder la vida misma”. silenciosa de su propio corazón que le decía: “Lo que te
hace hombre libre es lo que enfrentas, no lo que evades;
“Juan Salabim, jamás veas la magnitud de lo que puedes es lo que logras transformar, no aquello que tratas de
perder ni te preocupes por lo que pudiera pasar; ocúpate disimular con máscaras de hipocresía y falsedad, pues
de lo que debes, con lo que tienes” –dijo la voz silenciosa éstas sólo logran envilecerte, hacerte sentir culpable. Sólo
que salía del corazón. Pero esta vez el miedo no le agrega fango y peso a tu carga material”.
permitió escuchar la voz que hablaba en silencio, y quiso
evadir, escapar de esa situación como en tantas ocasiones Juan Salabim se puso inmediatamente de pie y comenzó a
lo había hecho cuando estas no eran favorables. imaginar un arco iris cuya luz le envolvía, y al no saber a
ciencia cierta cual sería la luz más conveniente para
Pensó que Dios le estaba castigando por su conducta enfrentar esa situación, pidió guía y orientación Divina una
anterior. Y estaba a punto de enojarse como tantas otras vez más.
veces lo había hecho con él cuando las cosas se ponían
difíciles, cuando las cosas no salían como él lo esperaba; Como respuesta, una luz dorada le cubrió suavemente, y
ya esta a punto de iniciar una serie de reproches y con profunda convicción y voluntad Divina y, enseguida, la
reclamos dirigidos contra El Creador, pero de su propio Luz Verde que le mostraría la verdad que le hace libre.
corazón logró escuchar: “Juan Salabim, si conoces a Dios,
¿por qué dudas de Él?” Con esta fuerza interior y bañada en su imaginación por las
luces del arco iris, se aprestó a salir para enfrentar la
Entonces Juan Salabim comenzó a sentirse culpable y situación.
avergonzado con Dios, pero una vez más la potente y
silenciosa del corazón le dijo: “La culpa sólo acarrea
castigo y sufrimiento de manera inconsciente, ¡no la
aceptes; Juan!, mejor, actúa.

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Los tres hombres también se encontraban profundamente


sorprendidos por lo que estaban experimentando. No
sabían de dónde habían salido esas personas ni cuáles eran
sus intenciones. En primera instancia pensaron llamar a
Seguridad, pero con una mirada de complicidad entre ellos
y cegados por la codicia y el odio que les embargaba por la
sola idea de desaprovechar lo que parecía una magnífica
oportunidad para enriquecerse aún más. Dieron por
Una lección de amistad entendido que llegarían hasta donde tuvieran que llegar.
Discretamente Juan Lying sacó un arma de uno de los
cajones que se encontraban próximos a él, y de manera
inmediata, amenazó a los presentes diciendo
enérgicamente que estaba dispuesto a quitarles la vida si
Al entrar Juan Salabim a la sala de juntas, donde era necesario, pero que de ninguna manera estaba
momentos antes había dejado a los tres hombres, se dispuesto a perder ese negocio.
percató de que había varias personas más; y lo más
curioso, todas le parecían conocidas. Poco a poco fue Juan Salabim pensó: “Qué rápido puede un mentiroso
identificando el rostro de cada una, y norme fue su convertirse en criminal, en asesino”.
sorpresa cuando identificó en cada una de ellas a algún
amigo, una amiga, incluso a aquellos de la infancia y Juan Salabim pensó utilizar la espada que portaba en la
aquellos otros que aun cuando él no les había dado valija, pero antes de poner manos a la obra, tal como ya
importancia, habían tenido muestras de sincera amistad se le estaba haciendo costumbre, pidió en silencio, como
hacia él en el trayecto de su existencia. en una oración, la Sabiduría Divina, la orientación de dios.
Como respuesta, su corazón le dijo: “Imagina una luz
Sí, ahí estaban: Tere, Julieta, Luis, Maclo, Orlando, violeta que cubre a tus agresores”. Juan lo hizo de manera
Laurita, Héctor y Pepe quienes, con mirada afectuosa y inmediata y, al instante, Juan Lying soltó el arma.
una amplia sonrisa, recibieron a Juan Salabim al entrar
éste en la sala de juntas. Juan, sorprendido no hallaba Juan Salabim y sus amigos estaban descubriendo la magia
qué decir, por lo que Tere dijo: “Venimos por ti, Juan”. “Sí, de la luz del perdón. Enseguida, la voz del corazón instó a
pero primero regrésale las monedas que sacaste de la Juan Salabim a cubrir a sus enemigos con una luz rosa, la
valija” –agregó Orlando. “Y también la que le cambiaste luz que expresa el Amor Divino, el Amor de Dios, y al
desde el principio”, insistió Pepe. hacerlo, los tres hombres comenzaron a llorar, como si en
ese instante apenas se dieran cuenta de lo que pretendían
Maclo, diciendo y haciendo, tomó las monedas en la mano hacer.
y dijo: “Ya podemos irnos”.

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De manera casi instantánea, los tres pidieron perdón de daba las gracias; pero él se sentía infinitamente bien.
todo corazón y le dieron un abrazo a Juan Salabim y a Comprendió que hay cosas que no se pueden explicar con
cada uno de sus acompañantes. Parecía que un la razón, pero que se sienten, se experimentan, sólo en el
sentimiento de amor y amistad prevalecía en la habitación. corazón.

Al dirigirse hacia fuera, Juan interrogó a sus amigos “Plata” se acercó a Juan Salabim, y a su manera intentaba
diciendo: “¿Pero qué hacen ustedes aquí? ; ¿cómo supieron recordarle que él también era su amigo, su amigo de
que los necesitaba?, ¿cómo supieron en donde me verdad; que nada podría separarlos, pues un amigo
encontraba?, a lo que Laurita respondió: “Los amigos permanece siempre, construyendo cada hoy, y con cada
siempre están cuando y en donde deben estar”. “Los hoy la eternidad.
amigos, Juan,--agregó Héctor—simplemente están”.

Sin mediar más palabras, uno a uno abrazó a Juan con un


gran cariño, y con lágrimas en los ojos se despidieron de él
diciendo: “Hasta la próxima Juan, hasta siempre, amigo”.

Juan Salabim experimentaba la sensación de tener un


nudo en la garganta, una emoción inmensa e indescriptible
en el corazón...; había descubierto el valor de la amistad,
la amistad que trasciende tiempo y espacio y que siempre,
siempre, está cuando debe estar.

Juan Salabim se dirigió al helipuerto a recoger a su amigo


alado. Al encontrarse de nuevo frente a Juan Sin Nombre,
descubrió en éste una mirada profunda y serena como el
océano en un atardecer.

Ambos tenían los ojos arrasados de lágrimas. Juan Sin


Nombre fue el primero en hablar. Dijo: “Gracias, Juan,
gracias por recordarme lo que puede hacer el perdón, lo
que puede hacer el amor, el amor y la amistad; gracias,
gracias, Juan” y sonriendo se alejó hasta desaparecer
rápidamente de la vista de Juan Salabim.

Juan Salabim no lograba entender lo que estaba


sucediendo, menos aún él, por qué, Juan Sin Nombre le

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ante tal magnitud de sonido y confusión de ritmos, la


música parecía estimular los sentidos y confundir el alma.

Juan Salabim y “Plata” aterrizaron en el sitio donde se


encontraban numerosos caballos y camellos. En esta
ocasión nadie le dio la bienvenida, y pronto el caballo se
confundió entre la multitud de bestias que se encontraban
en el lugar. Acariciándole el lomo, Juan se despidió de su
amigo y se dirigió hacia donde se escuchaban las voces y
las risas de una gran muchedumbre.

En lo que parecía ser el portal de entrada se encontraba un


hombre vestido a la usanza árabe. Tenía puesta una capa
Una aventura final de colores pastel realizada con seda finísima entretejida
con hilos de oro. La cabeza la mantenía cubierta con un
turbante del mismo material.

Juan Salabim pensó que era Juan Sin Nombre quien le


Y así, juntos los dos amigos, caballo y jinete, se recibía, pero el hombre le sacó rápidamente de su
encontraban surcando el firmamento experimentando una inquietud al presentarse con él diciendo: “¿Qué tal, Juan
sensación de armonía y libertad, observando cómo el cielo Salabim? Mi nombre es Juan Pervertido. Juan Sin Nombre
se iba poblando de estrellas y cómo la luna comenzaba a me pidió que te diera la bienvenida, así que, pasa, pasa
ocupar un sitio privilegiado en el vasto horizonte. El sol en por favor”.
el ocaso todavía alcanzaba a teñir de rojos y naranjas el
maravilloso paisaje, cuando Juan Salabim se percató de La mirada de este hombre produjo escalofrío en Juan
que se encontraban sobrevolando sobre montañas de Salabim. En ella se reflejaba toda la maldad del mundo,
arena. Parecía un desierto en cuya superficie se no sólo la codicia y la hipocresía, sino todas las
encontraban montadas casas de campaña de descomunal perversiones, no en balde le había dicho llamarse Juan,
tamaño y exquisito lujo. Juan Pervertido.
Había lámparas de petróleo dispersas por todo el lugar, y a Sin lograr salir de su asombro y percibiendo el miedo que
pesar de ser un lugar desértico, estaba atiborrado de ya había comenzado a apoderarse de él, Juan Salabim
alcatraces colocados en enormes jarrones que parecían ser invocó la Protección y la Sabiduría Divina una vez más.
de oro macizo. Aun en las alturas se alcanzaba a escuchar Pudo observar cómo las luces dorada y azul se entrelazaba
música de todo tipo. El volumen era demasiado alto, y para cubrirle desde los pies hasta una dimensión que
rebasaba su cabeza y tocaba el cielo.

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Juan Salabim se percató de que esta experiencia pasaba Cuando las estrellas observaron que Juan estaba a punto
desapercibida para su acompañante quien, de manera de sucumbir, comenzaron a lanzar destellos desde el cielo.
insistente, lo invitaba a pasar a lo que parecía un Edén. La luna se desplazó hasta quedar justo enfrente de la
Primero le mostró un toldo de finas sedas que protegía una mirada de Juan Salabim. El viento comenzó a soplar
fantástica exposición de platillos y bebidas, entre las que fuertemente, recordándole al oído “cuánto el Señor dios le
destacaban las bebidas embriagantes. “Por supuesto que amaba”, como en aquella primera vez cuando Juan
también tenemos de lo ‘otro’”---dijo Juan Pervertido y le Salabim había corrido en dirección al viento jugando
mostró enseguida un sitio repleto de todo tipo de pastillas carreras.
y drogas. Todo esto estremeció a Juan Salabim; parecía que había
logrado captar el mensaje del Universo, por lo que antes
Juan Salabim experimentó un vacío en el estómago y un de aceptar la insistente y sugerente invitación de su
nudo en la garganta, pues esto le recordaba su propia anfitrión, pidió un momento a solas. Juan Pervertido se
historia: sus fugas con la comida y el infierno de sus retiró discretamente pensando que Juan Salabim quería
propias adicciones. contar su dinero en privado, pero éste aprovechó ese
espacio para una vez más pedir la guía Divina, que
Por si fuera poco, enseguida su anfitrión le mostró una respondió a través de la voz del corazón; le dijo: “Juan
tienda repleta de mujeres vestidas de manera seductora y Salabim, la decisión es tuya, sólo te corresponde a ti, pues
provocativa. Juan Salabim comenzó a sudar copiosamente, tienes libre albedrío; sólo recuerda que es aquí donde las
como siempre que experimentaba miedo e inseguridad. cosas comienzan o terminan”.

De pronto, sintió la debilidad de sus propios defectos, la Juan Salabim se estremeció hasta lo más profundo de su
necesidad de su propia carne. Juan Pervertido sonreía de ser; se sintió hondamente apenado, avergonzado, cuando
manera astuta y confiada; pensaba que Juan Salabim se enfrentó al hecho de que justamente en situaciones
estaba a punto de caer en sus seducciones, por lo que de como esas, bajo la complicidad aprobatoria de quienes se
inmediato lo condujo a un sitio en el que los hombres y las decían sus amigos, y que hoy entendía que sólo eran sus
mujeres de todas las nacionalidades bailaban de manera cuates, había sucumbido ante la seducción para agredir su
candente y persuasiva. propio cuerpo, su mente y su espíritu; para engañar a su
esposa y alejarse de sus hijos, para perder la conciencia y
Juan Salabim comenzó a dudar, a justificar la posibilidad su propia dignidad y dimensión humana.
de “tirar una canita al aire”; después de todo, merecía un
descansito, y la verdad era que estaba literalmente Pero más grande era su pena cuando se percató de cuán
“muerto de hambre”. Además, sólo bebería una o dos fácil era sucumbir ante la tentación, qué fácil resultaba
copas, no más, y, bueno, desde luego, algunas píldoras engañarse a sí mismo, qué fácil era traicionar a Dios.
para dormir tranquilo y bueno, otras para despertar bien y Estaba a punto de romper a llorar una vez más cuando
obtener energía. escuchó al viento que le susurraba al oído: “No, Juan, aquí

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no”. Su propio corazón complementó diciéndole: “Juan


Salabim, enfrenta el error para que aprendas de él. Juan Salabim sintió que ya no podía más y salió corriendo
Porque un error enfrentado es un peldaño de aprendizaje como loco de aquel lugar que le asfixiaba. No se dio
que te impulsa a conquistar el cielo; un error evadido o cuenta de que el viento corría con él. Su dolor era muy
disfrazado es caída, es condena, es repetición de grande, su vergüenza y su ira mayores; no supo cómo,
infiernos”. pero llegó hasta el pie de un árbol frondoso en donde cayó
arrodillado y, de nuevo con el rostro entre las manos, lloró
“Y por favor, nunca olvides cómo comenzó tu propia caída, y gimió como un niño que llora todo el llanto del mundo.
tu propia destrucción” –continuó diciendo el corazón. Juan
Salabim cerró los ojos y asintió con la cabeza como en No le extrañó el hecho de que en medio del desierto
señal de comprensión y aceptación y enseguida levantó la estuviera un árbol, y menos aún, con esa belleza y
voz para llamar a su anfitrión, pues sentía gran urgencia frondosidad. Bien que sabía que los amigos siempre están
por alejarse de ese lugar. en donde y cuando deben estar.

Juan Pervertido, de manera casi inmediata, con su Juan Salabim intentó minimizar su angustia y desolación
presencia respondió al llamado de Juan Salabim y, entre tratando de sentirse diferente y mejor, mucho mejor ser
molesto y sorprendido al ver su renuencia para participar humano que Juan Pervertido, al decir para sí: “¿Cómo es
de aquello que parecía el inicio de una orgía, lo invitó a que pudo llegar tanto, cómo es que pudo llegar a esto,
acompañarlo a unas tiendas que se encontraban separadas Señor?”.
del resto. No queriendo evadir lo que de alguna manera
tenía que enfrentar, Juan pidió una vez más al cielo El corazón de Juan Salabim, que siempre hablaba con la
Protección y Sabiduría Divinas, que, al instante, lo hicieron Sabiduría Divina, le dijo en silencio pero con inmensa
sentirse confiado y sereno. fuerza: “¿Qué diferencia hay entre tú y él, Juan Salabim?
¿Todavía sigues pensando que tú no has llegado a tanto?,
Grande fue su sorpresa cuando observó que en una de ¿qué tú eres mejor que él?”.
ellas se encontraban jóvenes adolescentes, tanto hombres
como mujeres y, mayor aún, cuando Juan Pervertido le Bien que sabía Juan Salabim que no era mejor que nadie,
mostró ufano lo que consideraba su carnada irresistible...; que no era diferente que Juan Pervertido y que, si bien, él
¡niños y niñas de todas las edades! creía que no había llegado a tanto, no era por su propia
virtud ni mucho menos por sus valores, que desde la
Su primer impulso fue golpear a Juan Pervertido, pero bien primera copa que ingirió con afán de tirar canitas al aire
que sabía que el problema no era con éste sino con él había comenzado a perder.
mismo, pero no pudo disimular su ira, asco y coraje, por lo
que, con los ojos encendidos por la rabia; dijo: “Desgra...”, Hoy sabía que si no había llegado a tanto era por la gracia
pero no acababa de decir esa palabra, cuando la voz del infinita del Señor, porque hoy se daba cuenta de que el
corazón le dijo: “Con la vara que midas, serás medido”. paso entre una degradación y otra es demasiado corto e

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imperceptible, mucho más aún para quien se encuentra Parecía que no había suficientes lágrimas para llorar todo
bajo los efectos de la droga y el alcohol, mucho más aún lo que había perdido, no había suficientes lágrimas para
para quien ha caído víctima de su propia inconciencia, para llorar la vergüenza de verse convertido en aquello que
quien ha perdido la capacidad de ver lo que sólo se percibe tanto odiaba, y descubrir que él también había abandonado
con el corazón. Para quien vive presa del autoengaño. a su familia por el alcohol, las drogas y las continuas
infidelidades. Y por si fuera poco, ahora los había
abandonado del todo al iniciar un viaje que parecía que no
tenía fin, del que no había regreso.

Juan Salabim no lograba entender cómo ni por qué había


repetido en su vida lo que un día, el día que los abandonó
su padre, había jurado nunca volver a vivir. Recordaba
cómo en sus escasos seis años, se había jurado a sí mismo
que cuando él tuviera su propia familia, cuando tuviera sus
hijos, jamás, jamás iba a hacer lo que en se día fatídico su
padre había hecho con él y con su madre.

Lloraba también por la inocencia perdida, por el dolor y el


llanto de tantos niños que habían aprendido a llorar en
Sanando fracturas del alma silencio, que habían pensado que no valían gran cosa, que
la vida no tenía sentido ni valor.

Juan Salabim se encontraba sumergido en sus


pensamientos cuando, de repente, se dio cuenta de que
Juan Salabim no dejaba de llorar; le parecía imposible frente a él se encontraba un niño pequeño que le decía:
contener el llanto; era tanto su dolor, tanta su vergüenza, “Ya deja de llorar, Juan, es tiempo de actuar, es tiempo de
mucho mayor aún la rabia y la frustración que combatir”. Juan Salabim se encontraba estupefacto por la
experimentaba. Recordaba cómo él mismo siendo apenas sorpresa, no podía dar crédito a lo que veía y escuchaba.
un niño había sido acosado y hasta tocado sexualmente.
Recordaba con dolor infinito cómo cuando quedó huérfano El niño que tenía enfrente se parecía muchísimo al niño de
de padre, cuando éste les abandonó a su madre y a él, sus sueños, el que había viajado en la cauda de un cometa
presa del alcohol; alguien inconsciente, muy cercano a la con su madre; sólo que éste era más pequeño, parecía
familia, le había robado la inocencia, le había robado la tener no más de seis años, pero estaba seguro de que era
niñez. él mismo.

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Como si el pequeño pudiera leer los pensamientos de Juan ese lugar se estaba suscitando un milagro, el que permite
Salabim, le dijo: “Sí, Juan, yo también soy tu niño, tu niño traspasar tiempo, espacio y geografía en un reencuentro
interior, a quien has tenido olvidado cubierto por el fango con su propia historia, con su niño, con su niño interior.
de la culpa y la auto condolencia”.
Con ese abrazo, con ese reencuentro consigo mismo, Juan
Como de rayo, el pequeño saltó hacia Juan Salabim y se le Salabim, aun sin saberlo, estaba sanando fracturas del
prendó del cuello y le dijo: “Abrázame fuerte, Juan; dime alma que de manera inconsciente le habían programado
quedito, así en secreto, en silencio como una oración, dime para repetir una y otra vez aquello que ya no quería vivir,
lo que tú mismo hubieras querido escuchar en aquellas para dañar a quien más amaba y destruirse a sí mismo.
oscuras y frías noches de infierno y soledad; dime que no Juan Salabim sólo experimentaba la sensación de que lago
soy culpable, que yo era sólo un niño aprendiendo a se le acomodaba en el alma, de cómo sanaba el corazón,
crecer”. sentía como recuperaba la alegría y la inocencia, las ganas
de vivir.
El pequeño continuó diciendo: “Dime que ya no vas a
dejarme solo, que jamás vas a permitir que alguien vuelva Curiosamente, fue Juanito, el pequeño que parecía tener
a lastimarme. Por favor, Juan dime lo que el viento, las apenas más de seis años, el que primero se separó
estrellas y todas las Criaturas del Universo te dijeron en diciendo: “Bueno, Juan, es hora de dejar de llorar, es hora
aquella noche mágica, en aquella noche especial que llevas de luchar, es hora de combatir hasta ganar”.
grabada en el alma y en el corazón”.
Juan Salabim se puso de pie de inmediato sin dejar de
Juan Salabim lo abrazó con fuerza, y con palabras abrazar a los niños que aún pendían de su cuello, y dijo:
entrecortadas por el llanto, le dijo una y otra vez: “Dios te “Claro, claro que es hora de combatir a quién, ¿a quién hay
ama, Juanito, dios te ama, mi amor; ya nunca vas a estar que matar?”.
solito, porque desde hoy camino siempre contigo, y junto a
los dos, siempre, siempre el Creador”. De pronto, Juanito sacó de entre sus ropas una espada
blanca que empuñó en señal de combate. Era semejante a
Como por arte de magia fueron apareciendo frente a él la que Juan Salabim portaba en su valija, la cual de
otros niños que también, uno a uno, se le abrazaban al inmediato sacó, y volvió a interrogar: “¿A quién tenemos
cuello con el deseo de ser abrazados y confortados en ese que matar?” Todos los niños al unísono rieron de buena
momento de reconciliación, reconciliación de Juan Salabim gana, y cada uno, incluso el bebé que parecía desplazarse
consigo mismo, con su propio niño interior, en las con alas, empuñaba una espada similar.
diferentes etapas de su infancia.
Todos parecían estar preparados para...
Cualquiera que le hubiera visto hubiera pensado que
estaba loco o drogado, que sólo se estaba abrazando a sí
mismo, hablando sólo con él. Pero en ese momento, en

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Sus ojos no le engañaban; ahí estaban sus amigos de


nuevo y además estaba Áurea, Gaby, Don Ponchín, Vero,
Chelita, Nachita, Edith, Sandy, Paty, Estelita, May, Miguel,
Nemias, Kelly, Chucho, Cesarín, Itzel, Paco, Elvia y muchos
más. Todos ellos eran personas que se habían mantenido
leales a él, incluso en los momentos más difíciles, en los
momentos de adversidad. Ahora entendía que esa letra
bordada cerca del corazón, la letra “L”, representaba la
lealtad.

Grande fue su sorpresa cuando pudo distinguir a su madre


entre los personajes de ese ejército tan peculiar. También
ella venía acompañada de lo que parecía ser su niña
interior. Juan Salabim corrió a abrazarla y, con infinito
amor, depositó un beso en la frente de su madre y cargó a
la niña, que reía al sentir tanto, tanto amor.

Cada uno de los niños interiores ahí presentes las


abrazaron también y le entregaron una espada a la niña
que, sin duda, disfrutaba de ese encuentro. Mientras le
enseñaban a empuñarla, Juan Salabim observó una figura
conocida pero casi olvidada: era la imagen de su padre.
Sus características totalmente diferentes a las delas
El combate personas que él recordaba como amigos y compañeros de
trabajo, le hacían pensar que él también pertenecía al Cielo
en el que se encontraba su madre, que él también estaba
muerto.
Frente a Juan Salabim comenzaron a aparecer una serie de Sólo que de él no irradiaba luz alguna; parecía más bien
personas acompañadas de lo que parecía ser también un una sombra. Su rostro reflejaba cansancio, dolor y
niño o una niña interior. Venían vestidos de blanco, con soledad, y el niño interior que portaba se encontraba
una letra dorada bordada en el pecho que él podía preso en su propio interior. Su mirada de tristeza y
identificar como una “L”. Todos ellos parecían desplazarse anhelos de jugar y volar le hizo comprender el porqué de
volando como su propio niño interior, el más pequeño de las actitudes de su padre mientras vivió con ellos. Sin
todos, el que parecía ser sólo un bebé. duda, también alguien inconsciente le había robado la

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inocencia de niño. La mirada triste y nostálgica le decía


que desde muy chico había tenido que trabajar para Una luz violeta que parecía venir desde el cielo les envolvía
ayudar a sostener a su madre y sus hermanos porque a ambos: Era la Luz del Perdón, la luz de la
también a él lo habían abandonado en su infancia transformación. Ambos le daban gracias infinitas al
temprana. Creador por ese encuentro mágico y misterioso, por ese
abrazo que llenaba la ausencia de todos esos años de estar
Era como si ese pobre niño llevara a cuestas todo el dolor uno sin el otro. Juan dijo profundamente emocionado:
y la vergüenza de toda una historia de generaciones, toda “Papá, muchas son las cosas que he descubierto, infinitas
una historia de tragedias, abandono y soledad. Era como son las bendiciones con las que me ha colmado el Creador;
él mismo en un ayer distante cuando intentó convertirse desde que salí de casa buscando algo que no entendía y
en el “hombrecito de la casa”. que aún ahora no logro entender del todo hasta este
bendito momento, pero este solo encuentro, hubiera valido
Juan Salabim sólo atinó a abrazar a su padre, quien se por sí mismo todo el llanto derramado, todas las noches de
mostraba avergonzado de presentarse frente a él. No soledad y angustia”.
tenía palabras para explicarle sus ausencias, sus
borracheras y arbitrariedades cuando vivía con ellos, Juan Salabim y su padre habían descubierto la magia y la
mucho menos aún su abandono. libertad que regala el perdón, el perdón genuino, el que
surge dela comprensión y emana del corazón. Cuando
Juan Salabim le abrazó fuertemente y le dijo: “Papá, nada menos pensaron, el niño interior, que unos momentos
tienes que explicarme, nada tienes que decirme; si un solo antes se encontraba prisionero en el corazón endurecido
reclamo o un solo ¿por qué? Saliera de mis labios en este del padre, reía y jugaba con el resto de los niños y también
momento, el corazón mismo me silenciaría diciendo que la empuñaba una espada blanca en la mano.
respuesta la tendría yo porque hice con mi familia lo que tú
nos hiciste un día, y tú solo hiciste lo que un día te Esa escena le recordó a Juan Salabim que iban a iniciar un
hicieron”. combate, un combate que prometía ser diferente de todos
los que Juan Salabim conocía, diferente a lo que siguiera
“Pero mira, papá, cómo darle gracias a Dios por este hubiera podido imaginar.
privilegio de poder abrazarnos, de poder decirte cuánto me
has hecho falta, cuánto te amo, cuánto te quiero, papá”. El Y empuñando la espada, que sacó de la valija, preguntó
hombre le abrazaba fuertemente, y también llorando como una vez más: “¿A quién hay que matar?”
un niño pequeño, le decía repetidamente: “Perdóname,
hijo, perdóname”, y enseguida agregó: “Te amo, Juan, te Todos los niños interiores rieron de buena gana, mientras
amo”. Juan Salabim no tenía palabras para expresar lo que el más pequeño, el bebé de Juan Salabim, puso el
que el corazón sentía; sólo atinaba a estrechar ejemplo; le dio un beso a la espada, se dirigió hacia la
fuertemente a su padre y decir: “Yo también, papá, yo tienda en la que se encontraban los niños y comenzó a
también te amo con toda el alma, con todo el corazón”. tocar el corazón y la frente de cada uno.

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cariñosos. Tal parecía que habían descubierto su propia


Todos hicieron lo mismo, le dieron un beso a la espada, de naturaleza y actuaban como les dictaba el corazón.
la cual comenzó a surgir una luz blanca y radiante; luz que
brotaba incandescente de lo que fuera un beso, un beso de Ellas, que habían buscado la manera de sentirse queridas e
amor. importantes, no se habían percatado de que en su
búsqueda afanosa de buscar migajitas de amor, habían
Los hombres tocaban con la espada de igual manera el enterrado sus más caros anhelos, sus sueños más
corazón y la frente de las mujeres, mientras que las encumbrados. En esos momentos descubrían que el amor
mujeres realizaban idéntica operación sólo que con los genuino surge del respeto, de la aceptación y el amor a sí
hombres. mismo, a sí misma. Parecía que comenzaba a entender y
a dar vida a aquel antiguo precepto: “Ama a tu prójimo
Juan Salabim, quien dirigía a ese ejército tan peculiar, se como a ti mismo”. Descubrían también que no era posible
quedaba sorprendido al observar como todos y cada uno amar y recibir amor auténtico si antes no habían aprendido
de los presentes iban despertando de lo que parecía un a amarse y respetarse a sí mismas.
letargo de inconciencia. Las mujeres comenzaron a tapar
su cuerpo con pudor; los hombres trataban de proteger a Los niños simplemente comenzaban a ser niños: reían y
las mujeres y a los niños; se despojaban de su abrigo y jugaban. Su mirada era inocente y tierna. Uno de ellos
ropaje para cubrirlos; los niños comenzaban a sonreír, y en preguntó a una de las mujeres: “Mamá, podemos irnos a
sus ojos podía percibirse el brillo de la esperanza, la casa en un caballo que pueda volar”, él no sabía que
mirada inocente de un niño. ninguna de las mujeres que se encontraban allí era su
Tal parecía que cada uno había recobrado su propia madre, pero el corazón le decía claramente que el amor
naturaleza. Los hombres que en el sueño de inconsciencia que se entrega desinteresadamente es el más parecido al
habían prostituído a niños y mujeres, habían sacrificado amor de madre, al amor de Dios.
también su propia naturaleza protectora; habían ahogado
en las mujeres lo que les inspiraba a las más grandes La mujer buscó con la mirada la respuesta anhelada en
conquistas a la lucha por ser cada día mejor, por brindarles alguno de los hombres que buscaban afanosamente la
una calidad de vida diferente. Habían confundido su manera de sacar a los niños y a las mujeres de ese lugar.
naturaleza protectora, con ser sólo el proveedor, el que Era la solicitud de un pequeño, el deseo inocente que sólo
mantiene, el que da para el gasto, el que paga por un rato puede concebir un niño, que estremece y pone en acción al
de placer. Universo entero para hacer sus sueños realidad.

Pero en ese momento descubrían la dicha de ser ellos En menos que canta un gallo, “Plata” estaba en el centro
mismos, sin miedo; experimentaban la riqueza infinita que del lugar, y de su pecho parecían salir cientos de caballos
obtenían al comportarse como caballeros, con gentileza y blancos con alas, réplicas de él mismo de diferentes
amabilidad, mostrándose fuertes pero apacibles y tamaños. Los primeros en montarlos fueron los niños,
quienes reían y gozaban esos momentos como sólo un niño

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puede hacerlo. Tal era la algarabía y el júbilo de hombres Sólo quedaban en el lugar sus amigos y los que habían
y mujeres que de su propio corazón salieron también los sido sus compañeros en esa fantástica aventura. Los niños
niños que habían estado presos durante toda una interiores de cada uno, incluso los de Juan Salabim,
existencia en lo más profundo de la inconsciencia. reposaban ya, serenos y tranquilos en el corazón de cada
uno. Y así, casi sin palabras, pues un nudo en la garganta
Poco a poco fueron llegando al lugar los camellos y le impedía hablar, además sabía que las palabras jamás
caballos que habían permanecido con “Plata”, sólo que podrían decir todo lo que un corazón agradecido siente,
ahora también portaban alas, alas que habían surgido del sólo atinó a despedirse con un fuerte abrazo de cada uno,
deseo intenso de los hombres y mujeres que habían y con la mirada les decía lo que juntos habían descubierto:
rescatado su propia naturaleza y con él, la fuerza y la
inocencia de cada niño interior. “Los amigos simplemente están”

Poco a poco, los animales iban surcando los cielos con la Al tener cerca de cada uno de los integrantes del ejército
preciosa carga en el lomo; poco a poco, el sitio que hasta maravilloso que había combatido contra la inconsciencia,
hacía un rato estaba lleno de bullicio se fue quedando en se percató de que entre ellos había personas que habían
casi completa quietud. sido tratadas injustamente por él, incluso quienes en aras
de “mayores ganancias” y a iniciativa de él mismo habían
sido despedidos.

Ahora recordaba con impactante claridad que él mismo


había sido el precursor de los “recortes de personal”.
Nunca imaginó que él mismo llegaría a convertirse en
víctima de tan bajas maniobras. También se encontraban
entre ellos, personas de edad, que sin importar su
experiencia y trabajo y tiempo que habían dedicado ala
empresa, habían sido retirados simplemente por ser
personas mayores, por aburridos, por no entrar en “la
onda”.

Otros le recordaban el trato injusto y arbitrario que había


La despedida tenido con ellos, cuando a sabiendas de que tenían
responsabilidades y una familia que mantener, se les había
obligado a trabajar en horarios infames y se les habían
recortado sus ingresos, con la amenaza constante de
“pues, si quieres, si te conviene, porque hay muchos que
ya quisieran tu puesto”.

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un lado para que Juan pudiera despedirse de su padre, su


Qué gran vergüenza experimentaba, qué lección le habían padre que ahora lucía más como un ángel y no más como
dado; ahora sabía que la Lealtad y la nobleza siempre van una sombra. No obstante, en su mirada todavía había un
tomadas de la mano. Sólo atinaba a darles las gracias, dejo de tristeza y culpabilidad. Abrazando fuertemente a
abrazarles fuerte y dejarles ir. El corazón le decía que muy Juan Salabim, le dijo: “Como hubiera querido dejarte otra
pronto volvería a verles, que muy pronto tendrían la herencia, cómo hubiera deseado ser un buen padre para ti,
oportunidad de trabajar de nuevo juntos, pero esta vez cómo hubiera querido que jamás hubieras padecido todo lo
sería diferente, ¡estaba seguro de ello! que has tenido que enfrentar, sufrir todo lo que has tenido
que sufrir, pero...” ---Juan Salabim lo detuvo con suavidad
Juan Salabim, extasiado al ver cómo desaparecían sus diciendo: “Padre, ya no te preocupes más; tú hiciste lo que
amigos en el límite indeciso del horizonte, montando pudiste, lo que sabías, lo que finalmente te enseñaron a
caballitos blancos con alas, que era la réplica exacta de hacer, pero para mí el solo hecho de conocerte tal cual
“Plata”, su amigo y compañero fiel; y así, con la mirada en eres, de abrazarte, me brinda el aliciente de salir adelante;
dirección al cielo, no se cansaba de dar gracias, no sólo por despierta en mí el sincero deseo de luchar por mi familia,
la maravillosa oportunidad que acababa de experimentar, de recuperarla. Y mira, ---continuó diciendo Juan
sino también porque su sorpresiva despedida de la Salabim--- cada logro cada conquista, cada ejemplo que
empresa le había impedido entregar el proyecto más logre brindarle a mi familia, te lo voy a entregar a ti y a
absurdo, canalla y ruin que hubiera podido fraguar en su mamá como una ofrenda, como una flor que sale del
inconciencia; como siempre, en aras de las ganancias corazón, porque aun cuando el reloj del tiempo que mide el
pensaba proponer que a los empleados se les cobrara por plazo terrenal dice que nuestro tiempo se acabó, en el
trabajar, atentando con ello contra las leyes de la espíritu sabemos que nuestro tiempo es inmortal, que
prosperidad y la abundancia pero, sobre todo, contra la seguimos siendo una familia aquí y allá”.
dignidad y el respeto humano, la dignidad y el respeto de
sí mismo. Ambos se dieron un fuerte abrazo una vez más, como si
pretendieran con éste recuperar el tiempo perdido,
De todos los combatientes, sólo quedaban frente a él su brindarse los abrazos que no se dieron, decirse lo que no
padre y su madre. Ella fue la primera en despedirse se dijeron.
dándole un fuerte abrazo y un beso en la frente, a lo que
Juan Salabim correspondió con infinito amor y gratitud. Al separarse, su padre se dirigió hacia donde se
Con inmensa devoción, ella le dio la bendición y al terminar encontraba su madre y tomándola de la mano se retiraron
le dijo: “Juan, cuando te sientas solo, no dejes de juntos. Juan Salabim, con el corazón pleno de dicha y
buscarme en las estrellas, en el Cielo, a donde llegan los gratitud, con los ojos arrasados en lágrimas, los vio partir
más nobles sentimientos, los sueños, y cada oración”. hacia el Cielo en el que se coincide en los sueños y en cada
oración.
Juan Salabim cerró los ojos, asintió con la cabeza, y una
vez más le besó en la frente. Ella discretamente se hizo a

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Juan Salabim estaba a punto de montar a “Plata” para


emprender la retirada cuando, en medio de todo ese lujo y
ostentación, donde lo que hasta hacía poco había sido
bullicio y diversión, percibió la figura de Juan Pervertido,
quien lloraba a mares hincado en el piso, con la cabeza
oculta entre las manos.

Esa imagen le recordaba su propia imagen cuando lloraba


desolado en medio del bosque, en el apogeo de la
desolación. “Sólo que éste –dijo para sí Juan Salabim—ha
de llorar con tal desconsuelo si ya le eché a perder el
negocito”

Su primer intento fue salir volando, ya no corriendo de ese


lugar, pero se detuvo en seco; sabía que tenía un asunto
pendiente con Juan Pervertido, un asunto que no podía
postergar, ya no quería evadir más a sus
responsabilidades, ya no quería dejar de lado lo que tarde
o temprano tendría que enfrentar.

Y así, con el temor de la reacción de Juan Pervertido, Juan


Salabim se dirigió hasta donde se encontraba aquél,
diciendo para sí: “A ver si no me mata este cuate, o por lo
menos me aprieta el pescuezo 100 veces, y cuando vea
que me estoy asfixiando, me suelta, para volverme a
estrangular hasta que ya no pueda más”.

Estos pensamientos lo llenaban de terror y de angustia, al


grado que ya no percibía la voz del corazón, que se
esforzaba por darse a entender hasta que un rayo caído
del cielo lo detuvo en seco. Esta vez, Juan Salabim no
Un asunto pendiente salió corriendo como en la primera ocasión en que Dios
había utilizado este medio para enviarle un mensaje. Esta

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vez sólo se paró de inmediato y dijo: “¿Qué quieres Juan Salabim no lograba salir del asombro al ver la
decirme ahora, Señor?”. En sus cavilaciones, Juan Salabim reacción de quien esperaba fuera su enemigo. Al tenerle
decía para sí: “Tal vez el Señor quiera ahorrarme un frente a frente observó a través de sus ojos llorosos una
sustito o evitar mi muerte prematura; tal vez intenta mirada limpia y serena, lo cual le dejó más sorprendido
decirme que me haga el loco y que deje a este cuate con aún.
su berrinche”.
“No entiendo” –dijo Juan Salabim, y titubeando intentó
En eso, la luna y las estrellas, como ya era su costumbre pronunciar el nombre de su acompañante diciendo con voz
cuando le veían dudar, hacían esfuerzos descomunales trémula: “Disculpa, Juan Per, Juan Perver”.
para hacerse entender, sólo que en esta ocasión el
mensaje que Juan Salabim pudo percibir era diferente: Juan Pervertido le interrumpió bruscamente diciendo:
“Juan, Juan Salabim, no seas bruto, escucha, escucha a tu “Vamos muchacho, dilo sin miedo; Juan, Juan Pervertido
corazón”. es mi nombre y harás muy bien en recordármelo. Haré
más bien yo a l recordarlo cada día para tener presente
Juan agradeció con un ademán a los pobladores del cielo e mis debilidades, para no olvidar jamás hasta dónde se
hizo un esfuerzo por escuchar una vez más a su corazón, puede caer cuando se ha perdido la conciencia y el
que le decía: “Juan, no alimentes al miedo con tus contacto con nuestra esencia, con nuestra verdad”.
temores absurdos, deja de preocuparte por lo que aún no
llega y ocúpate con lo que tienes que hacer y, por Y como si Juan Pervertido comprendiera el desconcierto
supuesto, deja de pensar que Dios hace tarugadas. Si lo que prevalecía en la mente de Juan Salabim, se apresuró a
que te dice tu conciencia te causa temor, angustia o explicarle que cuando él se dirigía a detener la contienda,
confusión, puedes tener por cierto que ese mensaje no él mismo fue tocado por un ángel en la frente y el corazón.
proviene del Creador.”
Las características que Juan Pervertido le narraba de ese
Juan Salabim apresuró sus pasos para dirigirse hasta encuentro tan peculiar, no le dejaba lugar a dudas de que
donde se encontraba Juan Pervertido y llamándole por su su propia madre había sido el instrumento para sacar a
nombre se paró frente a él. Este al verlo tan cerca se paró Juan Pervertido del letargo de la inconsciencia.
rápidamente y como bólido se lanzó encima de Juan
Salabim, tan bruscamente que casi lo tira al piso. Juan Juan Pervertido, asiendo fuertemente del hombro a Juan
Salabim, con los ojos desorbitados por el susto, hizo el Salabim, le pidió que lo acompañara hasta el lugar donde
intento de defenderse, pero grande sería su sorpresa se encontraban unas tiendas de descomunal tamaño, las
cuando Juan Pervertido lo abrazó con gran efusión, cuales antes dela transformación que acababa de
diciendo repetidamente: “Gracias, gracias, Juan Salabim, experimentar, sen encontraban custodiadas por guardias
gracias, amigo mío”. de enormes proporciones y gran altura, mismos que
durante el combate tan singular también habían tenido el
impacto de la metamorfosis.

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Nombre—dice que mi apellido es mágico, en cambio, el de


Cuando Juan Pervertido abrió las cortinas que cubrían la este cuate francamente deja mucho que desear”.
entrada, Juan Salabim no podía dar crédito a lo que sus
ojos contemplaban. Había miles de barriles y cofres La voz del corazón recriminó a Juan Salabim diciendo:
repletos de joyas preciosas, lingotes de oro y billetes de “¿Otra vez comenzamos, Juan Salabim?, ¿otra vez
todas las nacionalidades y denominaciones. sintiéndote más y mejor que los demás?” Estas palabras
hicieron recapacitar a Juan Salabim quien, de inmediato,
Juan Pervertido fue el primero en romper el silencio se dirigió a Juan Pervertido y disculpándose le dijo:
diciendo: “Quiero que te lleves todo esto, Juan Salabim, “Perdona, tocayo, me distraje un momento pero te
que lo inviertas en las acciones necesarias para propiciar escucho, soy todo oídos”.
que cada ser humano salga de la inconciencia, para
favorecer la cultura, estimular las ideas, la creatividad y la Juan Pervertido sonrió divertido y continuó diciendo:
imaginación. También para promover los valores más “Mira, Juan Salabim, tú ya descubriste que el oro, antes de
encumbrados de la humanidad: la unión de la familia y la serlo, tiene que pasar por el fuego del crisol, ¿o no es así,
dignidad y el respeto, no sólo de los hombres sino de la amigo? Juan Salabim asintió con la cabeza y continuó
naturaleza entera. prestando atención a las palabras de Juan Pervertido,
quien agregó: “Pues de igual manera, el oro y la riqueza
A lo que Juan Salabim respondió de inmediato: “Pero tú, sólo sirven como tales, cuando se utiliza con fines nobles y
¿tú que vas a hacer, Juan, Juan Pervertido?” encumbrados, cuando propician el bienestar de la
humanidad y el esplendor de la naturaleza; cuando se usa
Este contestó de inmediato: “No te preocupes por mí, Juan con fines contrarios a esto, se convierten en plomo para el
Salabim, yo quiero disfrutar mi libertad, aprender a ser alma y lápida para el corazón, cadenas y grilletes para la
feliz con lo que el Señor me regala con cada amanecer; libertad”.
quiero descubrir tantas cosas, quiero..., necesito
emprender un viaje como el que has realizado tú”. No obstante, como queriendo evadir la tremenda
responsabilidad de utilizar su libre albedrío y medir las
“Ah, sí, qué padre, ¿no? –dijo para sí Juan Salabim y consecuencias de sus acciones, Juan Salabim trató de
agregó: “Se me hace que este cuate no ha cambiado ni evadir tal responsabilidad diciendo: “Pero es que no tengo
tantito y ahora me quiere endilgar su esclavitud, lo que en qué llevarme tal caudal de riqueza; ni en quinientos
generó su sufrimiento y su inconciencia”. camiones de mudanza podría trasladar lo que tú tan
desprendidamente me obsequias”.
Como si Juan Pervertido adivinara los pensamientos de su
interlocutor, se apresuró a decir: “Mira, Juan, mira tocayo” “No te preocupes, yo encontraré la manera de hacerte
–Juan Salabim respingó de inmediato y dijo para sí: llegar este tesoro”, pero no tengo domicilio fijo –replicó
“¿Tocayo?, ¿pues este que se cree?, mi otro tocayo, o más Juan Salabim—a lo que de inmediato Juan Pervertido
bien, el que si es mi tocayo –refiriéndose a Juan Sin respondió: “Ya pronto, más pronto de lo que te imaginas,

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estarás instalado en...,” –Juan Pervertido interrumpió en la


frase diciendo sólo: “En donde te encuentres, ahí te haré
llegar las riquezas, y agregó: ¡Vamos, muchacho!, que no
te dé miedo el miedo; acepta lo que la vida de depara; ya
has crecido lo suficiente como para saber administrar toda
esta riqueza; si no fuera así, ¿de qué serviría todo lo que
Regreso a casa
has aprendido?

Juan reflexionó un momento y dijo para sí:”Es verdad,


mayor que el tesoro que este hombre me obsequia es el Juan Salabim, ataviado con esa extraña pero hermosa
que llevo grabado en la mente y en el corazón”, por lo que vestimenta, montado en un caballo con alas surcando los
aceptó de buen grado el regalo que le brindaba aquel cielos, parecía uno de los Reyes Magos traído de Oriente.
sorprendente personaje del desierto; después de todo, Parecía ser esa imagen que persiste en los sueños de cada
muchas eran las necesidades que prevalecían en su niño, especialmente en los sueños de invierno, los que
mundo, demasiadas las posibilidades de multiplicar esa están muy cerca de la Navidad y la noche de Reyes. Sin
riqueza en crecimiento y bienestar humano y el bienestar y duda, lucía espectacular. Él disfrutaba intensamente esa
resplandor del planeta que el Creador le había otorgado sensación de serenidad y libertad que había aprendido a
como hogar. Además, hoy sabía invocar la guía y la conquistar a lo largo de su trayectoria.
orientación Divinas y escuchar la voz del corazón.
Ignoraba qué le tenía deparado el Creador para el día
Para concluir ese encuentro, Juan Pervertido se despojó de siguiente, pero en ese momento, el único momento que le
la capa y el turbante y se los entregó a Juan Salabim, pertenecía, disfrutaba cada instante, cada respiración. Le
quien en automático colocó cada cosa en su lugar y, parecía excepcional la oportunidad de navegar en el vasto
sonriendo complacido, abrazó fuertemente a su nuevo cielo acompañado de su querido amigo, sintiendo tan cerca
amigo y montó a “Plata”, disponiéndose a surcar los cielos las estrellas y su constante centelleo. La luna parecía
una vez más. sonreírle y divertirse con él escondiéndose de vez en vez
detrás de las nubes.

El viento comenzó a soplar fuertemente como invitándolo a


correr con él una vez más. Juan Salabim no dudó en
aceptar la invitación de Eolo, el rey de los vientos, su
amigo con el que le gustaba jugar carreritas, e instando a
“Plata” comenzó a volar en dirección a la corriente.

Su amigo el viento le susurró al oído: “Tu tesoro ya viene


encamino, Juan, Juan Salabim”. A éste le dio un enorme

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gusto, pero a la vez una infinita nostalgia, y decía para sí: Juan Salabim no acababa de asimilar la dicha infinita de tal
“Hace poco hubiera empeñado la vida por la milésima sensación ni salir de su enorme sorpresa, cuando de
parte de ese tesoro, pero hoy sé que la mayor riqueza pronto percibió frente a él la figura de Juan, Juan Sin
proviene del corazón de Dios, al que he aprendido a Nombre, que en esta ocasión lucía con un gran porte y
escuchar y sé que se encuentra en mí propio corazón; hoy solemnidad. Era la imagen de un gran anciano que
traigo arropada el alma con virtudes que me hacen sentir irradiaba sabiduría y bondad, que inspiraba respeto y
rico, verdaderamente poderoso y millonario; hoy de mis veneración.
labios brota fácilmente una sonrisa, y el decir ‘te amo’ no
se hace esperar”. Sus vestiduras eran blancas como la nieve y de toda su
presencia emanaba luz. Su sonrisa reflejaba ternura
Con enorme melancolía pensó en su familia, en su hogar y infinita y su mirada amor y bondad. Juan Salabim quiso
continuó diciendo para sí mismo: “Si hoy pudiera abrazarle, pero tal majestuosidad y luminosidad lo detuvo
abrazarles, tenerles cerca, compartir con ellos todo lo que instantáneamente y sólo atinó a decirle con profunda
me ha sido otorgado con infinita generosidad”. Al instante, admiración y reverencia: “En verdad que desde que te
unas lágrimas de nostalgia surcaron su rostro, que con conocí supe que eras un gran Rey”, a lo que el Gran
cuidado enjugó. Cerró los ojos e imaginó que les tenía anciano respondió: “Juan Salabim, tú, tú, también eres un
cerca, que podía abrazarles y besarles, que podía decirles Rey”.
a cada uno, sin miedo “Te amo”.
“En verdad que tú eres un Gran Sabio, Señor” –agregó
De repente, casi sin darse cuenta, Juan Salabim se Juan Salabim. –“Tú también eres un gran sabio, Juan
encontraba frente a su casa, que esta vez lucía diferente: Salabim; recuerda que yo soy el reflejo de lo que tú mismo
como un palacio que irradiaba una luz inmensa, blanca y eres, de lo que puedes ser”, con gran dulzura respondió el
radiante, una luz incandescente que lo llenaba de paz y de gran Señor.
amor.
En ese momento el resplandor de ambos se hizo aún
Juan Salabim quedó maravillado ante tal espectáculo, y mayor; parecía haber crecido hasta el infinito, pero en
mayor fue su sorpresa cuando se percató de que dicha luz realidad emanaba del mismito corazón de Dios; era la luz
emanaba de él mismo, del centro de su corazón. ¡Si!, él que daba vida a la vida, era la luz del Amor Divino, del
mismo era luz, luz con alas, luz con sueños, sueños que Amor de Dios, que los hacía uno consigo mismo, uno entre
ahora él sabía que podían hacerse realidad. Luz en la que los dos, uno con la naturaleza, uno, uno con Dios.
se encontraban almacenados los sueños del Universo, los
seños del Creador y que, sin saberlo él, se encontraban Los rayos de luz que emanaban de uno y otro comenzaron
depositados desde el principio del tiempo en lo más a entrelazarse, y como un abrazo de espíritu logró hacer
profundo de su corazón. uno solo a los dos. Las palabras no tenían lugar en ese
momento, el sentimiento era uno solo y como uno solo se
encontraban los dos.

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Juan Salabim fue el primero en retirarse y al experimentar “Recuerda, Juan, --continuó el Gran Anciano—que yo soy
tal poder. Pensó que él, Juan Sin Nombre bien que podía el reflejo de lo que tú eres, de lo que cada hombre puede
haber evitado mucho del sufrimiento que tuvo que ser”. Enseguida, estiró su mano derecha señalando con el
enfrentar, y dirigiéndose al Gran Señor para reclamarle con dedo índice la que por mucho tiempo fuera la casa de Juan
ternura, le dijo: “Si tú bien que sabías de lo que se Salabim, como invitándole a dirigirse a ella.
trataba, ¿por qué no me lo advertiste? si tú hubieras
querido, habrías podido evitar tanto dolor, tanto Juan Salabim tuvo una vez más la sensación que le dejaba
sufrimiento y desolación”. el miedo en su cuerpo. Bien que lo conocía, bien que podía
identificarlo a las primera de cuentas. Sintió como si todas
Con voz suave pero potente, Juan Sin Nombre le dijo a las culpas de sus errores anteriores, sus errores de
Juan Salabim: “Juan, para cada hombre, la vida guarda un inconciencia, cayeran de pronto sobre él; ahí estaba de
camino virgen, ese sendero es tuyo, sólo a ti te pertenece. nuevo la voz interior que siempre acompañaba al miedo,
Por esto, ese camino sólo tú podías descubrirlo, solamente para repetirle una y otra vez sus culpas y miseria, para
tú podías recorrerlo. Hoy sabes que en realidad era tu reclamar y reprochar lo que había hecho y lo que había
oportunidad para descubrir tu esencia, la verdad que te dejado de hacer.
hace libre y eterno; era la oportunidad de quitarte lo bruto
y descubrir quién eres en realidad”. Parecía que el miedo estaba ganando la batalla. Juan
Salabim dudó enfrentar la realidad, su realidad, pero el
El gran Señor continuó diciendo: ¿O acaso hubieras deseo de ver a quienes tanto amaba, el amor que les tenía
preferido que yo te dijera lo que tenías que hacer, que te y que había sido su impulso en todo este trayecto, lo
trazara el camino que tenías que andar? ¿En dónde hubiera empujó una vez más a encarar el miedo y tomó la decisión
quedado tu libre albedrío y, cuándo, dime cuándo, te de presentarse ante ellos, su familia, su amada familia,
hubieras atrevido a enfrentar el miedo? Como hubieras Pero antes, con gran cariño y gratitud, se despidió de su
descubierto la magia del perdón si no hubieras conocido maestro y amigo. Y así, intercambiando ambos luces de
primero el infierno del resentimiento; cuándo hubieras colores y una gran sonrisa, Juan Sin Nombre desapareció
descubierto las cosas que realmente valen; cuándo de la vista de Juan Salabim, mientras que éste se dirigió a
hubieras descubierto que cada adversidad representa una la entrada de la que por algún tiempo fuera sólo su casa,
genuina oportunidad? no su hogar. De inmediato, con gran sigilo subió las
escaleras y se dirigió a la recamara nupcial. Ahí se
¿Cómo hubieras logrado despojarte del lodo, del fango que encontraban ellos, su familia durmiendo, acostados en la
aprisionaba tu corazón si no hubiera sido por este recorrido enorme cama; dormían abrazados unos con otros, como si
que estás a punto de culminar? Hoy sabes a ciencia cierta trataran de compensar la ausencia de quien tanta falta les
que la esencia de la vida, el alma del Creador, vive en tu hacía, de quien tanto extrañaban.
corazón, encada célula que se renueva y en cada
respiración”.

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Como si el calor que se prodigaban unos a tros pudiera


borrar aunque fuera sólo un poco el frío de la ausencia, el Juan Salabim en silencio, pero con profunda emoción y
dolor del abandono, Juan Salabim sintió de nuevo gratitud, le dio gracias a Dios por esa nueva y maravillosa
inmensos deseos de llorar, de abrazarlos. oportunidad; también le dio gracias infinitas al Creador por
haberle permitido quitarse lo bruto. “Es más, --dijo Juan
Esta vez no luchó contra el llanto, no trató de disimular su Salabim—gracias por haberme hecho un bruto, pero
pena como en otras ocasiones lo había hecho cuando también por haber sembrado en mí, el deseo de no serlo
experimentaba esa sensación y que de mil formas había más; gracias por haberme permitido descubrir los recursos
tratado de ocultar, de reprimir sus lágrimas y su emoción. que depositaste en el corazón, la mente y el espíritu desde
el principio del tiempo. Gracias, ¡gracias, Señor!”
A Juan Salabim ya no le daba miedo llorar, pero también
había aprendido que llorar todo el tiempo no era la
solución: ¡tenía que actuar! Recordó el ejemplo que le
había dado su niño interior, y con valor desenfundó la
espada, que traía guardada en la valija que le había
servido de equipaje en su extraño recorrido, la espada del
valor y la verdad, la cual levantó en dirección al cielo y
besó en la punta.

La espada inmediatamente se llenó de luz, de luz radiante


y hermosa, la cual reflejaba todos los colores del arco iris,
aunque destacaba de manera especial el color rosa, que
representaba el Amor Divino, el Amor de Dios. Juan
Salabim ya había descubierto lo que puede lograr un solo
beso, un beso de amor.

Dirigiendo la luz que emanaba de la espada del valor y la


verdad, tocó el corazón de cada uno de los miembros de su
familia y los besó sigilosamente en la frente, como tantas
veces había sido besado él por ese ángel invisible que, hoy
sabía, que estaba siempre presente, que caminaba con él.

Juan Salabim sabía también lo que se puede lograr con un


simple beso, con un beso de genuino amor, amor con el
que se construye un mundo, amor con el que se realizan
los sueños y se conoce a Dios.

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Juan Salabim lo intentó y lo logró, y tú, ¿cuándo te atreves


a iniciar la conquista de tu propia libertad, a quitarte lo
Un canto de esperanza bruto? A descubrir tu esencia y tu verdad.

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En el cielo que cubría con su manto estrellado esa noche
mágica y especial nacía una estrella, la estrella que
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anunciaba una nueva oportunidad para la humanidad, y
con ella renacía la esperanza de salvación porque Juan Psicoterapia Individual para niños, adolescentes y adultos |
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encima de cualquier limitación terrena, de cualquier dolor y
pérdida material.

Juan Salabim había logrado salir victorioso y salvarse a sí


mismo y con ello, aun sin darse cuenta del todo, dejaba un
camino de posibilidades para la humanidad, pues lo que un
solo hombre realiza en pro o en contra de ésta, constituye
un camino de posibilidades para cada hombre, para cada
mujer y además una nueva oportunidad.

Juan Salabim había logrado quitarse lo bruto, había


logrado dejar de ser un simple carbón agobiado por el
miedo y el peso de las culpas y los errores no enfrentados,
para convertirse en un radiante diamante de luz eternidad.

Partió de sus miserias y fracasos, de las secuelas de su


propia inconsciencia para iniciar un camino de
autotransformación.

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