El Modo en Que Vemos El Problema Es El Problema - Un Nuevo Nivel de Pensamiento Día 7-4513810

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Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva Stephen R.

Covey

Pero subsiste la condición crónica subyacente, y finalmente aparecen nuevos síntomas agudos. Cuanto
más recurre la gente a remiendos rápidos, y más se centra en los problemas y el dolor agudos, en mayor
medida ese mismo enfoque profundiza la condición cróni ca subyacente.
El problema está en el modo en que vemos el problema.
Examinemos de nuevo algunos de los trastornos descritos en la introducción de este capítulo, y el impacto
del pensamiento basado en la ética de la personalidad.

He asistido a un curso tras otro sobre dirección de empresas. Espero mucho de mis empleados y me
empeño en ser amistoso con ellos y en tratarlos con corrección. Pero no siento que me sean lea les en absoluto.
Creo que, si por un día me quedara enfermo en casa, pasarían la mayor parte del tiempo charlando en los
pasillos. ¿Por qué no consigo que sean indepen dientes y responsables, o encontrar empleados con esas
características?

La ética de la personalidad me dice que puedo emprender algún tipo de acción espectacular —sacudir la
organización, cortar cabezas— que haga que mis empleados mejoren el desempeño y aprecien lo que tienen.
O que puedo encontrar algún programa de entrena miento motivacional que consiga comprometerlos. Incluso
que po dría contratar nuevo personal que trabajara mejor.
Pero, ¿no es posible que por debajo de esa conducta aparente mente des leal, los empleados se estén
preguntando si yo en realidad actúo bien con ellos? ¿Deben creer que los estoy tratando como ob jetos
mecánicos? ¿Hay algo de verdad en ello?
En realidad, en un plano profundo, ¿no es así como los veo? ¿Existe la posibilidad de que el modo en que
considero a la gente que trabaja para mí forme parte del problema?

Hay mucho que hacer y nunca tengo el tiempo suficiente. Me siento presionado y acosado todo el día,
todos los días, siete días por semana. He asistido a seminarios de c ontrol del tiempo y he intenta do una media
docena de diferentes sistemas de planificación. Me han ayudado algo, pero todavía no siento estar llevando la
vida fe liz, productiva y tranquila que quiero vivir.

La ética de la personalidad me dice que fuera de allí tiene que haber algo (algún nuevo seminario o
planificador) que me ayude a controlar todas esas presiones de una manera más efectiva.
¿Pero no existe la posibilidad de que la efectividad no sea la res puesta? ¿El hecho de hacer más cosas en
menos tiempo determinará una diferencia, o sólo aumentará la rapidez con la que reacciono ante las personas y
circunstancias que parecen controlar la vida?
¿No puede ser que deba ver ciertas cosas de una manera más pro funda y fundamental, algún paradigma
interior que afecta el modo en que veo mi tiempo, mi vida y mi propia naturaleza?

Mi matrimonio se ha derrumbado. No nos peleamos ni nada por el estilo; simplemente ya no nos amamos.
Hemos buscado asesoramiento psicológico, hemos intentado algunas cosas, pero no podemos volver a revivir
nuestros antiguos sentimientos.

La ética de la personalidad me dice que tiene que haber algún nuevo libro o un seminario en el que la gente
saque a la luz sus sen timientos, algo que ayudará a mi esposa a entenderme mejor. O tal vez esto sea inútil, y
sólo una nueva relación me procurará el amor que necesito.
Pero, ¿es posible que mi esposa no sea el verdadero problema? ¿Puedo estar otorgando poder a las
debilidades de mi esposa, y haciendo que mi vida dependa de la manera en que me tratan?
¿Tengo algunos paradigmas básicos acerca de mi esposa, acerca del matrimonio, de lo que es realmente
el amor, que están alimen tando el problema?

¿Advierte el lector cuan poderosa es la influencia de los paradig mas de la ética de la personalidad sobre el
modo en que vemos y re solvemos nuestros problemas?
Se den cuenta o no, muchas personas se están desilusionando con las promesas vacías de la ética de la
personalidad. Mientras viajaba por el país y trabajaba con empresas, descubrí que los ejecutivos que piensan a

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largo plazo están perdiendo interés en la psicología de «ex citación pasajera» y los oradores «motivacionales»,
que lo que real mente hacen es contar historias entretenidas mezcladas con triviali dades.
La gente quiere sustancia, qu iere evolución. Quiere algo más que aspirinas y parches. Quiere resolver los
problemas crónicos subyacentes y centrarse en los principios que producen resultados a largo plazo.

Un nuevo nivel de pensamiento

Albert Einstein observó que «los problemas significativos que afrontamos no pueden solucionarse en el
mismo nivel de pensamiento en el que estábamos cuando los creamos».
Cuando miramos a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, y reconocemos los problemas creados
mientras vivimos e interactuamos con la ética de la personalidad, empezamos a comprender que son problemas
profundos, fundamentales, que no pueden resolverse en el nivel superficial en el que fueron creados.
Necesitamos un nuevo nivel, un nivel de pensamiento más pro fundo —un paradigm a basado en los
principios que describan con exactitud la efectividad del ser humano y sus interacciones — para superar esas
preocupaciones profundas.
Sobre este nuevo nivel de pensamiento trata este libro. Nuestro enfoque de la efectividad personal e
interpersonal se centra en prin cipios y se basa en el carácter; es «de adentro hacia afuera».
«De adentro hacia afuera» significa empezar por la persona; más fundamentalmente, empezar por la parte
más interior de la persona: los paradigmas, el carácter y los motivos.
También significa que si uno quiere tener un matrimonio feliz, tiene que ser el tipo de persona que genera
energía positiva y elude la energía negativa en lugar de fortalecerla. Si uno quiere tener un hijo adolescente
más agradable y cooperativo, debe ser un padre más comprensivo, empático, coherente, cariñoso. Si uno
quiere tener más libertad, más margen en el trabajo, debe ser un empleado más responsable, más útil, más
colaborador. Si uno quiere despertar confianza, debe ser digno de confianza. Si uno aspira a la grandeza se-
cundaria del talento reconocido, debe centrarse primero en la gran deza primaria del carácter.
El enfoque de adentro hacia afuera dice que las victorias privadas preceden a las victorias públicas, que
debemos hacernos promesas a nosotros mismos, y mantenerlas ante nosotros, y sólo después hacer y
mantener promesas ante los otros. Dice también que es fútil poner la personalidad por delante del carácter,
tratar de mejorar las relaciones con los otros antes de mejorarnos a nosotros mismos.
De adentro hacia afuera es un proceso, un continuo proceso de renovación basado en las leyes naturales
que gobiernan el crecimiento y el progreso humanos. Es una espiral ascendente de crecimiento que conduce a
formas progresivamente superiores de independencia res ponsable e interdependencia efectiva.
He tenido la oportunidad de trabajar con muchas personas: personas maravillosas, personas de talento,
personas que aspiraban intensamente a la felicidad y el éxito, personas empeñadas en una bús queda,
personas que se hieren unas a otras... He trabajado con ejecutivos, alumnos universitarios, grupos religiosos y
cívicos, familiares y matrimonios. Y en toda mi experiencia nunca he encontrado soluciones duraderas (a los
problemas, felicidad y éxito perdurables) que procedieran de afuera hacia adentro.
Según lo que he visto, el paradigma de afuera hacia adentro ge nera personas infelices que se sienten
sacrificadas e inmovilizadas, concentradas en los defectos de otras personas y en las circunstancias a las que
atribuyen la responsabilidad por su situación de estan camiento. He visto matrimonios desdichados en los que
cada cónyuge quería que cambiara el otro, en los que cada uno «confiesa» los «pecados» del otro, en los que
cada uno quiere «moldear » al otro. He visto disputas laborales en las que se consumían cantidades enormes de
tiempo y energía tratando de crear leyes que obligaran a la gente a actuar como si realmente existiera un
fundamento de confianza.
Miembros de nuestra familia han vivido en tres de los puntos más «calientes» de la Tierra (Sudáfrica, Israel
e Irlanda), y creo que la fuente de los continuos problemas de esos lugares ha sido el para digma social
dominante: de afuera hacia adentro. Cada uno de los grupos implicados está convenc ido de que el problema
está «allí afuera», y de que si «ellos» (es decir, todos los otros implicados) «en traran en razón» o
«desaparecieran de la vista», ese problema queda ría resuelto.
«De adentro hacia afuera» significa para la mayoría de las personas un cambio dramático de paradigma,
en gran medida a causa del poderoso efecto del condicionamiento y del actual paradigma social de la ética de
la personalidad.
Pero mi propia experiencia (tanto la personal como la resultante del trabajo con miles de otras personas) y

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el cuidadoso examen de individuos y sociedades que han tenido éxito en la historia, me han convencido de que
muchos de los principios encarnados en los «sie te hábitos» se encuentran profundamente arraigados en
nuestro inte rior, en nuestra conciencia moral y en nuestro sentido común. Para reconocerlos y desarrollarlos
con el fin de dar respuesta a nuestras preocupaciones más profundas, tenemos que pensar de otro modo, llevar
nuestros paradigmas a un nivel nuevo, más profundo, «de aden tro hacia afuera».
Si procuramos sinceramente comprender e integrar estos principios en nuestras vidas, estoy convencido de
que descubriremos y redescubriremos la verdad de esta observación de T. S. Eliot:

No debemos dejar de explorar, porque al final de nuest ra explo ración llegaremos a nuestro punto departida
y conoceremos el lugar por primera vez.

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