Hist Arg y Lat LOS INDIOS DE SUDAMERICA

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INSTITUTO SUPERIOR DE LENGUAS VIVAS

INTEGRANTES: KARLA ARANDA / JUAN CARLOS GONZALEZ


CURSO: 2DO A CARRERA: PROFESORADO DE INGLÉS

HISTORIA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA

“Los indios de América del sur meridional a


mediados del S XVI”

1. Ubicar las poblaciones aborígenes del Sur de América del Sur.

Para clasificar e identificar las principales poblaciones aborígenes del Sur de


América del Sur, el autor propone dividir a los pueblos del cono Sur en tres áreas; área
geográfica, área cultural y clasificación basada en un criterio especialmente económico
que permita describir y analizar los siguientes conjuntos protohistóricos.

LOS ANDES MERIDIONALES:

 En el sector central meridional se encontraban los pueblos aymara, lipe,


chango, atacameño y diaguita del norte chico de Chile y los omaguacas y
diaguitas del noreste de Argentina.
 En la periferia suroriental, en la que había sociedades que habían
recibido influencia andina e influencia de las culturas de tierras bajas
(amazónicas, chaqueñas, pampinas) se encontraban los Lules, Tonocotés del
Tucumán, los sanavirones y comechingones de las tierras de Córdoba y San Luis
y los huarpes de San Juan y Mendoza.
 En la periferia Sur desde el valle del Aconcagua a las islas de Chiloé se
encontraban los mapuches y los pehuenches.

EL CHACO Y EL LITORAL

En el Chaco paraguayo se encontraban los chané o guaná, quienes hablaban arawak


occidental, que indicaba la ruta migratoria que habrían seguido. La autora Susnik
diferencia grupos principales, uno hacia el Sur de los Chiquitos, un segundo cerca del
rio Paraguay, lindando con los mbayás y un tercero que se encontraría disperso hacia la
cordillera andina por los emigrantes chiriguanos.
Los cazadores recolectores del Chaco pertenecían a seis grupos lingüísticos: lule-
vilela, mascoi, matacoa, amucoa y guaicurú, quien era el grupo más numeroso y
comprendia los abipones, mocoví, pilagá, toba, payaguá, mbayá y caduveos.
El Chaco estaba comprendido por dos grupos diferentes según su organización
política y social. Unos no eran ecuestres como los matacos, choronti, asgluslay, macá,
lengua, toba y lule-vilela y los otros grupos manejaban caballos y medios acuáticos
como los mocoví, abipones, payaguá y mbayá. Sin embargo, los caingang y charrúas
subsistían con ambos métodos.
Por último en el sector central del Paraná estaban ubicados los pueblos timbú y
carcará, quienes habían sufrido influencia guaraní.

LA PAMPA, PATAGONIA Y EL ARCHIPIÉLAGO AUSTRAL

Finalmente, las sociedades de La Pampa, Patagonia y Tierra del Fuego estaban


arraigadas por los Tehuelches, quienes subsistían a través de la caza y sus diferentes
técnicas.

2. Identificar sus formas de organización social, sus formas de organización


del espacio (nómades, sedentarios); organización económica: cazadores y
recolectores; agricultura.

Haciendo referencia a todos los pueblos aborígenes que residían en los Andes
meridionales su subsistencia se basaba principalmente en la agricultura y ganadería de
camélidos.
Se ubicaban en la región correspondiente al sur de Perú y Bolivia y comprendía las
tres cuartas partes de Chile y el noreste de Argentina, incluyendo a la provincia de
Mendoza.
LOS AYMARÁ: La subsistencia de la población aymará estaba constituida
principalmente por la agricultura y pesca. Su población era de 8.851 habitantes, sin
embargo, luego del desplazamiento de los incas en 1.540 su población decreció. Esto
ocasiono cierto desprecio de parte de los agricultores a los pescadores. Su economía se
basaba en el aprovechamiento de recursos de cada piso ecológico en el que vivían y,
como ya mencionamos, la agricultura.

DIAGUITAS: Estaban integrados por tres grupos etnolingüísticos principales, los


pular en el valle de Salta, los calchaquíes de los Valles de Calchaquí y Yocavil y las
zonas contiguas de Tucumán y Catamarca, y las comarcas vecinas de la Rioja.
Su población en la pre-conquista superaba los 55.000 habitantes.
Su organización económica se basaba

LOS CHANÉ: Estaban establecidos en el Chaco Paraguayo, hablaban la lengua


arawak occidental.
Se caracterizaban por sus grandes aldeas, en las cuales comprendían quince casas
comunales o más, dispuestas en dos o tres círculos concéntricos y albergando una
población de unos 1.000 habitantes. En cada casa vivía una cabeza de familia con sus
parientes, plebeyos y esclavos, las casas tenían unas dimensiones de 16 por 6,5 lo que
reflejaba su importancia como unidad socioeconómica.
Su sociedad se dividía en cuatro clases: nobles, guerreros, plebeyos y esclavos.
Tenían preferencia por la endogamia y no se excluía la movilidad social: plebeyos y
esclavos podían adquirir rangos y casamientos entre los mismos.
Su economía era el cultivo de la tierra y eran reclutados para realizar servicios en las
casas de las familias mbayá.
Practicaban el infanticidio con las hembras, enterrándolas vivas, lo que, junto con la
práctica del aborto, lo que producía una baja población.

LOS COMECHINGONES: habitaban en la zona central de la Argentina


Sudamericana. Hacia la mitad del siglo XVI se contabilizaban alrededor de 30 mil
habitantes distribuidos en 600 aldeas. Las edificaciones eran grandes, con 4 o 5 adultos
por vivienda que estaban construidas a modo de sótano (excavación).
La economía de esta civilización era mixta, comprendía de la recolección de chañar,
algarrobo, la agricultura (porotos, quinoa, etc) y la cría de llamas.
Otra figura relevante era el “ayllu”, un terrateniente al cual se le adjudicaban tierras
y poseía autoridad sobre las familias que habitaban la parcelación de esos terrenos. A su
vez, los ayllus estaban subordinados a otros jefes de organizaciones mayores.
LOS HUARPES: habitaban en las proximidades de las actuales provincias de San
Juan y Mendoza y las lagunas de Guanacache. Sus habilidades comprendían en el
labrado de campos alimentados con irrigación, la caza, la recolección de raíces de totora
para la construcción de balsas con el propósito de explotar la pesca. En cuanto a su
organización social, se basaba en la jefatura dual, típica de pueblos andinos.

LOS MAPUCHES DEL NORTE: habitaban en el valle de Mapocho, se calculaba


una población cercana a los 122000 habitantes. Su economía se basaba en el cultivo de
extensas tierras a traves de la irrigación de acequias. Su subsistencia dependía de la
agricultura simple y la recolección de alimentos.

3. ¿Qué creencias religiosas profesaban?

Las creencias religiosas de estas civilizaciones andinas estaban intrínsecamente


asociadas al sistema socioeconómico. Los restos arqueológicos fueron fundamentales
para reconstruir las ideas y creencias religiosas de esa época. Si bien las tribus indígenas
de la época estaban descentralizadas, en muchos casos, dado que no necesariamente
pertenecían al imperio Inca, compartían de cierta forma una estructura básica en su
sistema de creencias, la misma basada en la jefatura dual y una serie de representaciones
escultóricas con animales antropomorfos (hombres pájaros, figuras parcialmente
humanas y felinas en la otra parcialidad, etc). Muchas de estas expresiones en cerámica
eran producto de alucinógenos y al mito de las metamorfosis de los “chamanes”
(hechiceros que estaban dotados de habilidades sobrenaturales según el folclor
indígena).

Otros destacados dentro del ámbito religioso eran los curanderos herbolarios, estos
sanadores que se encargaban de la salud tanto física como espiritual de la comunidad
utilizando elementos naturales. Se creía que estos curanderos tenían incluso la habilidad
de hablar con seres sobrenaturales tales como los demonios.

Otro de los personajes renombrados de este sistema religioso eran los


“sacrificadores”, representados en esta cultura prehispánica por una figura humana con
un hacha en una mano y una cabeza humana en la otra. Este culto sangriento estaba
vinculado justamente a guerreros del norte de Chile y Noroeste Argentino.
Una de las influencias devenida de los Incas fue la adoración al Sol y a la Luna. En
este punto, el sacrificador tomaba nuevamente protagonismo dado que se generaban
sacrificios humanos en honor al sol, ritual del que españoles prisioneros fueron testigos.
Existen evidencias también de sacrificios de alta montaña donde la ofrenda no
solamente constaba de seres humanos sino también de platería y elementos preciados de
la época.

La muerte era un denominador común dentro de los rituales de los indígenas del
actual NOA y NEA. Tribus como lo lules celebraban sus ceremonias funerarias con
danzas, cantos y consumo de alcohol. De la misma forma se ofrendaba a los dioses con
el propósito de tener cosechas venturosas y abundantes.

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