1P Titulos y Operaciones de Credito

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 77

Títulos y Operaciones de Crédito

C1-2024

MJO. Alexander García Canales


Introducción
Lógica del comercio

• El comercio se ejerce en múltiples formas, pero a menudo se practica mediante las


figuras que son el objeto de estudio de este texo: los títulos y contratos de crédito.
• Se trata del único oficio regulado por un código creado con ese solo propósito, lo que se
observa en todos los países. Pero, además, esos códigos existen desde hace cientos de
años.
• El comercio está estrechamente vinculado a un atavismo no sólo humano: el instinto de
supervivencia. El primer acto de comercio que “alguien” realizó hace milenios no difiere,
en sustancia, de los que a diario practican las emnpresas de cualquier tamaño, incluso
los aboneros, en la actualidad: intercambiar un satisfactor por un precio.
• El impulso es sobrevivir: se sobrevive con el diferencial entre lo que costó y en lo que se
vendió; por ello, el comercio no desaparecerá.
• Tal vez la diferencia más conspicua entre el comercio y cualquier otra actividad provenga
de lo que se recibe a cambio: en aquél, un precio; en ésta, un salario, en ocasions
denominado “honorario”; en aquél una cosa; en ésta, la decisión de ofrecer las
habilidades de un empleado o un profesional.
• No obstante que el comrcio es una de las actividades más antiguas, todavía no ha sido
definido a satisfacción.
• Para que exista el comercio es indispensable que haya libertad. En efecto, si el
comprador carece de libertad para comprar lo que necesita o lo que le apetece y el
comerciante tampoco la tiene para vender lo que su sensibilidad le muestra como lo
más necesitado y, por el contrario, si el comprador sólo puede comprar y el vendedor
únicamente puede vender lo que en ambos casos su gobierno le asigna, entonces no hay
comercio, porque no hay interdependencia en la satisfacción de sus intereses mutuos.
• Cada uno – comprador y comerciante – sólo será instrumento de la macroplaneación
diseñada por el grupo gobernante que no permite más opción; en tal caso, se habla del
sistema de economía planificada, en oposición al capitalismo o economía de libre
mercado. Cabe señalar que la primera está en total decadencia.
• En el sistema de libre mercado que funciona en la actualidad, virtualmente en todo el
mundo, el comercio de un país será grande no tanto por su aptitud de producción (que
es una consecuencia), sino por el volumen de las necesidades y apetencias de la
población, ya que esto es lo que determinará la producción, aunque también será tan
importante como la libertad física, espiritual e intelectual
• En sentido estricto, al comerciante le interesa detectar lo que la población necesita y
apetece por razones existenciales o de publicidad, para aplicarse a producirlo y venderlo.
Si no hay necesidades o apetencias (lo que sólo es factible como hipótesis de gabinete),
o no hay libertad para satisfacerlas, no hay comercio, y si no hay comercio, tampoco
existe lo que se relaciona con el dinero y con la iniciativa personal del ser humano.
• A pesar de que todo grupo social necesita del comercio para procurarse este tipo de
satisfacción y alcanzar la consecuente armonía, debe remarcarse que el nivel de libertad
requerido para su desarrollo puede propiciar un alto riesgo de exceso (y en
consecuencia abuso) de poder.
• En efecto, si un satisfactor tiene mucha demanda por cualquier razón, y un comerciante
lo vende con una eficiencia perfecta, está en posibilidad de acrecentar sus ventas (y
luego sus haberes monetarios) ilimitadamente, lo que a su vez le permite acumular un
volumen de dinero desproporcionado en relación con el de la mayoría de la pobliación
e, incluso con el de un gobierno débil.
• Para bien y para mal, el sistema económico de principios del siglo XXI en apariencia no
ha encontrado otra solución a las necesidades y apetencias sociales e individuales más
eficaz y estable que la que permite la libertad de mercado.
Semejanzas entre comercio
nacional e internacional

• Así como en el comercio interno cada satisfactor tiene un precio, que sólo pueden o
quieren pagar determinadas personas, en el comercio entre los Estados hay satisfactores
que sólo pueden o quieren pagar determinadas personas, en el comercio entre los
Estados hay satisfactores que sólo pueden o quieren pagar algunos de ellos.
• Por otra parte, de la misma forma en que un sujeto, considerado individualmente, tiene
necesidades y apetencias que busca satisfacer de acuerdo con sus posibilidades
monetarias, también cada país enfrenta necesidades de conjunto que intenta satisfacer
con los límites que le impone su Producto Interno Bruto (PIB).
• Entonces, de forma análoga, así como hay sujetos más ricos que otros y que, por tanto,
disponen de más posibilidades para satisfacer sus necesidades y apetencias materiales,
hay países ricos que pueden procurarse una mayor satisfacción material que los demás.
• En el mismo orden de ideas, se da el contraste siguiente: así como es poco probable que
un individuo disponga de los recursos necesarios para satisfacer todas su necesidades o
apetencias, también los países jóvenes, en cualquier sentido, muestran generalmente
posibilidades más reducidas que sus necesidades.
Títulos de Crédito
Etapas evolutivas del
comercio

• El comercio implica la interdependencia de dos voluntades con intereses tan diferentes


como complementarios. Por un lado, un sujeto tiene una necesidad o apetencia y, por
otro, un sujeto ofrece su satisfacción, siempre a cambio de algo.
• En la actualidad, ese algo es, por supuesto, el dinero; pero esto no ha sido tan claro sino
sólo durante los últimos dos mil años y en determinadas sociedades.
• Antes, ese algo era diferente, aunque cumplía, como en la actualidad lo hace el dinero,
con tener el valor suficiente para poderse cambiar, sin dificultad, por la satisfacción
requerida.
Trueque o permuta

• Durante esta etapa, el tráfico comercial se distingue por la necesidad imperiosa de un


sujeto – al que le sobran algunos bienes que produjo, por no haberlos consumido todos
– de un bien producido por otro, que también posee productos excedentes e,
incidentalmente, requiere los que a aquél le sobran.
• Si hay excedentes de producción en ambos sujetos y cada uno muestra necesidad de lo
que al otro le sobra, el trueque se produce de manera espontánea al adquirir, uno y
otro, el papel de comerciante y consumidor, sin que medien factores modificativos de su
ánimo, como el de lucro o de riqueza, en virtud de que no hay otro remedio que la
entrega y al recepción simultáneas.
Compraventa no monetaria

• Esta etapa del comercio nació como una consecuencia obligatoria de los problemas que
presentaba el trueque. La solución consistió en el surgimiento de los bienes
denominados “bienes con valor común”, es decir, que representan el mismo valor o la
misma unidad para todos.
• Los bienes con valor común, que representan lo mismo, eran los que, además de no ser
perecederos, eran fáciles de almacenar, medir y transportar, como los metales, las
piedras preciosas o los bienes de utilidad inmediata, por ejemplo, animales, esclavos o
herramientas de trabajo.
Etapa monetaria

• Esta etapa fue una consecuencia inmediata de la anterior. Algunos valores comunes,
entre los que destacaban los metales – debido a sus propiedades de resistencia, belleza,
facilidad de transporte y de almacenamiento -, se convirtieron espontáneamente en el
elemento de intercambio por excelencia, a tal extremo que se transformaron en
mercancías de cambio, es decir, en bienes cuya principal utilidad era adquirir más
bienes. La función del metal fue, entonces, permitir la compra.
Función comercial de la
moneda

• La etapa “monetaria” de la historia del crédito se distingue por el surgimiento necesario


de una nueva mercancía destinada a permitir la adquisición de otras mercancías: la
moneda.
• Esta utilidad de cambio permanece hasta nuestros días, pues, ahora como siempre, la
moneda no le sirve a una persona sino para lo mismo que a cualquier otra: para
cambiarla por la satisfacción de sus necesidades o apetencias. La moneda es, por
antonomasia, un medio.
• Cuando un sujeto adquiere un satisfactor, el término más utilizado para denominar esta
operación es el de compra; sin embargo, objetivamente, lo que en realidad sucedió fue
que se intercambió una cosa por otra: monedas por bienes o servicios.
• El comerciante hace lo mismo, pero en sentido contrario: intercambia un bien o un
servicio por las monedas de su cliente.
• La operación es tan simple como cambiar las monedas que se poseen por lo que no se
tiene y se necesita. Éste es, en esencia, el acto de comercio por excelencia, la
compraventa mercantil.
• Si bien el crédito fue la estructura que permitió el negocio, su eje fundamental sigue
siendo la moneda, pues de contado o a crédito el cambio se realizará con monedas y no
con promesas; luego será necesario que aquéllas se entreguen para cerrar el círculo
obligacional del asunto.
• El crédito implica un intercambio en el tiempo y no en el espacio, y no altera la función
ni la utilidad de la moneda sino, por el contrario, obtiene de ella sus mejores
posibilidades porque permite y propicia un número de cambios – compras – con
moneda mayor al que existiría si los cambios sólo se pudieran hacer de contado.
• El crédito es simultáneamente un atributo y un acto jurídico típico. Es un atributo que
refleja su solvencia, buen nombre y prestigio, pues quien le presta tiene razones para
pensar que le pagará.
• El crédito se revela como un acto jurídico mediante el cual el prestador entrega
temporalmente bienes de su propiedad a cambio del dinero adicional en forma
temporal de los bienes prestados por cuyo uso está de acuerdo en pagar una renta, que
es el interés que el prestador tiene en prestar, y que se denomina interés.
• Los créditos pueden ser públicos o privados, según se trate de la personalidad
administrativa o privada de la entidad participante. Pueden ser para la producción o
para el consumo, de acuerdo con la finalidad que se dé al dinero prestado: adquirir
bienes para producir más bienes o consumirlos.
• Pueden ser a corto, mediano o largo plazo, según su término de pago, que dependerá de
la cantidad prestada, la garantía ofrecida y la actividad financiada.
• Pueden ser personales o reales, de conformidad con la garantía personal o real ofrecida
al prestador. Pueden ser bancarios o privados, según intervenga o no un banco como
prestador. Pueden ser nacionales o internacionales, de acuerdo con la nacionalidad de
las partes.
Ventajas utilitarias de los
Títulos de Crédito

• Si no existieran los títulos de crédito, cada país tendría un número de moneda en


circulación mucho mayor del que posee, pues todos los pagos se harían en efectivo, con
los riesgos y costos que esto implica.
• Si estas operaciones se efectuaran en efectivo, implicarían un peligro de robo, pérdida
de tiempo para contarlo y dificultades para recibirlo y guardarlo; son molestias y riesgos
que se superan con el uso de un papel, en el que se transportan y almacenan estas
cantidades incluso sumen millones: el título de crédito.
Instrumentos de préstamo

• Cuando se requiere dinero y no se posee, pero se cuenta con solvencia económica,


surge la necesidad, y también la posibilidad, de solicitar dinero prestado. Lo que se
celebra es un contrato típico denominado “apertura de crédito”.
• Pueden existir dos tipos de garantías:
• Una “garantía real” que consiste en comprobar que un bien mueble o inmueble, con
valor igual o superior a la cantidad prestada existe, en forma tangible, en el patrimonio
del acreditado. El bien sólo se utiliza para asegurar que si se incumple con el pago el
prestador no perderá su dinero porque se le pagará con el producto de la ejecución del
bien afectado; es decir, el bien queda aislado del comercio.
• Una “garantía personal” consiste en la confianza que el prestador otorga a la totalidad
de los activos, la solvencia, la seriedad y la honradez de la persona del deudor, que en su
conjunto queda comprometida al pago.
• La garantía personal se refiere a la persona en su integridad técnicamente absoluta, es
decir, entendida como un concepto y no como una realidad material; de ahí la
denominación de este tipo de garantía.
• El documento que se utiliza en la garantía personal (e incluso en algunas garantías reales
como las hipotecas y las prendas refaccionarias) es el título de crédito, por lo general un
pagaré.
• En la mayoría de las operaciones de préstamo con garantía personal, el prestador
entrega el dinero y el acreditado le firma un pagaré por el monto recibido, que le será
devuelto si lo paga voluntariamente, o se ejecutará en cualquiera de los bienes de su
patrimonio si no lo hace.
• Si se posee un título que todavía no vence, pero existe la necesidad de dinero, el título
puede usarse para obtener un préstamo por medio de dos formas indirectas:
• 1.- El descuento bancario: Es el traspaso del título a un banco para que éste lo cobre. El
traspaso (por endoso) se realiza contra la entrega de su monto menos el premio que
pide el banco por el descuento, porque esto es parte de su monto menos el premio que
pide el banco por el descuento, porque esto es parte de su negocio.
• 2.- El endoso en garantía del título: Los títulos de crédito pueden cambiar de dueño,
pero debido a que poseen una naturaleza tan singular, su transmisión es otro tanto
peculiar. La forma que adopta esta transmisión se denomina “endoso”.
• Un tipo de endoso es el de garantía, que es la transmisión temporal del título a un sujeto
que prestó dinero y cuya garantía de pago es el título; si paga se le devuelve al
endosante, y si no, lo retiene el prestador (endosatario) con objeto de cobrarlo él
mismo.
• Son indirectas porque el dueño del título no se obligó personalmente con al firma de un
pagaré, sino que lo vende al banco, o endosa en garantía, un título preexistente.
• Además de las dos modalidades anteriores, una muy frecuente es el factoraje financiero,
que consiste en la misma operación de descuento bancario relatada en el párrafo
anterior, pero el descontante no es en un banco, sino una organización auxiliar del
crédito denominada “empresa de factoraje financiero”.
Clasificación de los Títulos de Crédito
Títulos de Crédito Civiles

• Debido a que el Código Civil Federal organiza formas integrales de títulos de crédito
civiles a la orden y al portador que no concuerdan con las reglas de la LGTOC, hace
tiempo se suscitaron controversias en torno a la posible existencia de títulos de crédito
civiles que, por su naturaleza, deberían estar sometidos al régimen civil de las cosas.
• Por otra parte, se estima que los títulos de crédito, como los contemplan los arts. 5, 6,
14, 38 y 167 de la LGTOC, sólo pueden ser mercantiles. Los títulos que representen
créditos o actos organizados de manera típica o innominada por el Código Civil son
documentos que constituirán prueba:
• A) Si cumplen con la forma prescrita por ese código.
• B) Si el suscriptor reconoce su firma de modo idóneo.
• C) Si los sanciona de esa forma el juez, quien para ello debe instruir un procedimiento.
• Los títulos de crédito son institucionalmente mercantiles, pero además, para surtir
efectos como tales, deben reunir una formalidad.
• En estas condiciones, si algún título regulado por el Código Civil, que se pretende sea de
crédito, reúne las menciones y los requisitos que señala la LGTOC, entonces, su texto lo
sustraerá del ámbito civil (lo que imposibilita la aplicación del derecho civil en su uso)
para introducirlo al sistema y al régimen general del derecho mercantil de crédito, pues
no se trataría de un título civil sino de alguno de los que éste tipifica.
Clasificación

• 1.- Desde el punto de vista de su función económica:


• Títulos de crédito cambiarios: La letra, el pagaré y el cheque son documentos
tradicionales que dan nombre a la materia.
• Valores mobiliarios: Término de procedencia claramente francesa, que comprende los
títulos emitidos en masa para que los adquiera el público.
• Títulos corporativos: Soportes de negocios sociales, como las acciones, los cupones, los
bonos de fundador, las acciones de trabajo y de goce, así como los certificados
fiduciarios de participación.
• Títulos representativos de mercancías: Incorporan derechos de disposición diferentes
del dinero; fundamentalmente son el certificado de depósito en almacenes generales, el
conocimiento de embarque, las cartas de porte, etc.
• Títulos representativos de otros títulos: Títulos societarios y de las constancias
bursátiles.
• 2. Desde el punto de vista de su forma de negociación:
• Títulos de emisión singular y privada: Son aquellos cuya circulación hace necesaria su
autonomía; los que por su naturaleza permanecen ligados a la relación original
subyacente y los de inversión, en los que el motivo de su emisión es irrelevante para el
tomador; únicamente es de su interés la renta que le procuran.
• Están representados por la letra, el cheque, el pagaré, el certificado de depósito, el
conocimiento de embarque y algunos bonos de circulación limitada.
• Títulos de emisión masiva y serial: En esta categoría se incluyen los documentos con
vocación bursátil.
• Su aporte consiste en que propone como posible reforma legislativa desaparecer el
elemento “incorporación”, ya que es imposible pensar que los títulos que circulan en ese
medio lo hagan conforme al sistema tradicional.
• En efecto, el inversionista que adquiere un título bursátil trafica con él, pero nunca lo ve
y, no obstante, es posible constituirlo en prenda.
Otras Clasificaciones

• 1. Según el volumen de su emisión:


• A) Títulos singulares.
• B) Títulos seriales no bursátiles.
• C) Títulos seriales bursátiles.

• 2. Según el derecho incorporado, título representativo:


• A) De dinero.
• B) De mercancías.
• C) De derechos inmobiliarios.
• D) De derechos corporativos.
• E) De préstamos colectivos.
• F) Títulos representados en otros títulos.
• 3. Según la naturaleza del emisor:
• A) Títulos de deuda privada.
• B) Títulos de deuda pública.

• 4. Según la forma de identificación del beneficiario:


• A) Títulos al portador.
• B) Títulos a la orden.
• C) Títulos nominativos.

• 5. Según el interés comercial de su emisión:


• A) Títulos de pago.
• B) Títulos de interés o renta fija.
• C) Títulos de interés o renta variable.
• D) Títulos de validez corporativa.
• E) Títulos de utilización indirecta de bienes.
• Los títulos pueden ser de emisión singular, de emisión serial no destinados a la Bolsa de
Valores y de emisión serial con vocación bursátil.
• En los primeros, el acto de emisión crea un solo título diferente de los demás por poseer
características textuales e individualidad propias. Consecuentemente, su emisión no
representa la suscripción parcial de otra mayor, sino la totalidad de una sola.
• Es el caso del cheque, la letra, el pagaré, el conocimiento de embarque y, en general, de
los documentos cuya emisión y suscripción se inicia y agota en sí misma, y que general
un solo documento.
• En los segundos, un solo acto de emisión simultáneamente crea no uno sino varios
títulos, autónomos pero similares, y en algunos casos idénticos, respecto de los
derechos que confieren a cada titular considerado de manera individual.
• La emisión está destinada a ofrecer a cada tomador, además de un derecho de
disposición específico, una estrecha relación jurídica que tienda a ser estable y que
permita identificación con la entidad emisora, lo que no implica imponer límites a su
circulación, sino el interés de mantener, cualquiera que sea el beneficiario, el mismo tipo
de lazo comercial, que sucede con las acciones y las obligaciones convertibles, los bonos
de prende del certificado de depósito, los cupones societarios, etc.
• Los terceros, con vocación bursátil, constituyen una categoría secundaria de la anterior,
pues además de que el mismo acto de emisión produce títulos autónomos diferentes, le
confieren a cada titular los mismos derechos.
• Sin embargo, se distinguen de aquéllos en el sentido de que el interés de la emisora en
los tomadores es el financiamiento que se allega con la adquisición de cada documento,
y el de éstos en aquélla consiste en las utilidades potenciales, si se trata de acciones
bursátiles, o en la renta fija en cualquier otro documento cuyo destino sea la Bolsa; pero
principalmente en la expectativa de fluctuaciones favorables que el título pueda tener,
cualquiera que sea la emisora.
Según el derecho incorporado

• Títulos representativos de dinero: Le confieren a su titular el derecho de exigencia y


ejecución en el patrimonio de un deudor, protegido ejecutivamente, de una cantidad
determinada en dinero. Esta centenaria forma de representación que da nombre a
nuestra materia, tiene como ejemplos la letra, el pagaré y el cheque, pero también los
documentos bursátiles de renta fija.
• Títulos representativos de mercancías: Representan para el titular un derecho real,
específicamente sobre mercancías identificadas, y, en consecuencia, no permiten de
manera usual la ejecución sobre cantidades en metálico. El ejemplo más común es el
certificado de depósito y el bono de prenda, pero de características idénticas es el
conocimiento de embarque.
• Títulos representativos de derechos inmobiliarios: Son una clase secundaria de la
anterior, en tanto que representan para el titular un derecho real y no contienen
ejecuciones en dinero; pero difieren de aquéllos en el sentido de que ya no representan
mercancías, sino derechos inmobiliarios o derechos accesorios a éstos; por ejemplo, los
certificados fiduciarios de participación.
• Títulos representativos de derechos corporativos: Se distinguen porque conceden a su
titular los derechos adecuados para participar en la conducción de la entidad emisora,
mediante la toma de decisiones del grupo al que, de esta forma, pertenece y que, en
consecuencia, afectan a sus integrantes con la misma intensidad. Estos títulos
comprenden las acciones y las obligaciones societarias.
• Títulos representativos de un préstamo colectivo: A diferencia de los anteriores no
significan un derecho real sobre mercancías o inmuebles, ni una facultad gremial ni la
exigencia de una cantidad en metálico en la que el acreedor, al igual que el título, es
único.
• Títulos representativos de otros títulos: Está conformada por los títulos que representan
a otros, y es lo que permite que cada derecho consignado individualmente en los títulos
representativos ( a veces varios miles) no deba exhibirse por separado para ser válido,
pues los hace convergir a todos en uno solo.
Medios de Transmisión de los Títulos
de Crédito
Tipos de transmisión

• Los títulos de crédito muestran una vocación ambulatoria y, en consecuencia, están


diseñados para que puedan cambiar de dueño sin que se alteren sus elementos
existenciales pues, en efecto, la transmisión de un título implica al mismo tiempo la del
derecho principal y accesorio por él representados. (art. 18 LGTOC).
• La naturaleza irregular de estos documentos demanda una forma particular de
transmisión, que es distinta según se trate de títulos al portador, a la orden o
nominativos.
• Los títulos al portador se transmiten por tradición; los títulos a la orden, mediante su
endoso; y los nominativos no pueden transmitirse sino en casos especiales, como el
depósito a cuenta o por cesión.
Títulos al portador. Entrega
o tradición
• La LGTOC señala que los títulos al portador “se transmiten por simple tradición” (art.
70). Cuando se aplica el vocablo “tradición” a la transmisión de un título, en principio no
resulta fácil de entender, pues comúnmente su significado es otro: evoca una costumbre
o un hábito sociológico.
• El asunto se comienza a aclarar si nos remitimos a su origen etimológico: proviene del
latín “traditio” – “onis” (entrega) que viene de “traditare” (cambiar), que a su vez
procede de “tradere” o “traentum” que significa transmitir o entregar al siguiente.
• Así por tradición debemos entender entrega. Pero como todos los títulos, a la orden, al
portador o nominativos que se transmiten “se entregan”, habremos de otorgar especial
importancia a la clasificación de simple, pues con este adjetivo el legislador destaca que,
sin más requisito ni trámite, la entrega es suficiente en los títulos al portador.
• Desde este punto de vista, el concepto del art. 70 hubiera sido más fácil de entender, si
hubiera dicho tradición simple y no simple tradición.
• Los títulos al portador cambian de dueño cuando cambia el portador. En consecuencia,
el riesgo de extravío adquiere perfiles únicos en estos títulos, pues el título extraviado
que es encontrado, legitima al tenedor como su nuevo propietario porque se convierte
en “el nuevo portador”, lo que, de conformidad con lo anterior, es suficiente.
• Cuando un título a la orden se endosa sin especificar el nombre de la persona a la que se
le transmitió el endoso, el título no se convierte al portador; lo que cambia al portador
es la transmisión, pero en el momento del cobro deberá insertarse el nombre del titular.
Títulos a la orden.
Requisitos del
endoso
• Por definición, el endoso únicamente puede realizarse en los títulos a la orden (art. 26
LGTOC). Un estudiante de derecho no debe utilizar la noción de endoso sino para
aplicarla a un título de crédito.
• El endoso consiste en transmitir un título que legitima al nuevo titular, y permite que
aquél conserve sus características de incorporación, literalidad y autonomía, porque el
título debe entregarse, debe constar en su texto y en tanto el motivo del endoso no
influya en que la deuda siga siendo ejecutable sin más trámite que en su vencimiento.
• Asimismo, el endoso es la forma por excelencia mediante la cual se legitima la
transmisión de los títulos a la orden.
• En el derecho mexicano, las formalidades que debe reunir el endoso son bastante
flexibles, a tal grado que sus tres únicos elementos verdaderamente indispensables son
los siguientes:
• 1.- La firma del endosante (literalidad).
• 2.- Su constancia en el documento (incorporación).
• 3.- Su entrega al endosatario.
• Los requisitos del endoso (art. 29 LGTOC) y sus presunciones legales son los siguientes:
• Nombre del endosatario: El endoso debe contener el nombre del endosatario (art. 29
LGTOC) y, en su defecto, si se trata de un endoso al portador, se considerará que aquél
se realizó en blanco (art. 32, 2º párrafo).
• La Corte sostuvo desde hace tiempo que debe cumplirse con el requisito de insertar el
nombre de un título a la orden transmitido en blanco, ya que de lo contrario se estaría
en proceso de una cesión jurídica extracambiaria.
• El endoso al portador si surte efectos pero sólo como medio de transmisión y no como
medio de cobro de un título nominativo.
• Firma del endosante: El endoso debe contener la firma del endosante o de quien lo
haya hecho a su ruego (art. 29, fracc. II, LGTOC); en su defecto, el endoso no existe (art.
30, segunda parte), según indicó la Corte.
• Por otra parte, debemos precisar que cuando una persona moral realice el endoso debe
aparecer tanto su denominación o razón social como el carácter del representante que
firma. Si se presenta un título sin estos datos ante el juez y durante el juicio se
pretenden probar las facultades con otro documento aun público, el endoso será
inválido, porque desde la presentación de la demanda los títulos deben contener todos
sus elementos.
• Finalmente, el que se ostente como endosatario en procuración sin que aparezca la
firma del endosante, carece de legitimidad por falta de representación del supuesto
endosante.
• Incorporación cartular del endoso: El endoso debe constar en el título o en una hoja
adherida a él (art. 29 del proemio de la LGTOC). Si el título no se ha endosado todavía
significa todavía menos que su inexistencia. En este requisito no hay tolerancia; incluso,
si en un juicio en que se deposita un pagaré una de las partes le pide al juez que se
endose el título y, en efecto, se lleva a cabo la diligencia, pero el endoso no se estampa
en el título, por más que la solicitud conste en los autos de un juicio se haya acordado
con un juez, no hay endoso porque no se hizo en el título mismo.
• El art. 29 de la LGTOC establece que el endoso debe constar en el título relativo o en
hoja adherida; por tanto, si un pagaré se inserta en una factura, se puede endosar al
reverso de la factura y no en el dorso del pagaré, porque el endoso puede constar en
hoja anexa.
• Si esta disposición no indica que el endoso debe plasmarse en determinado lugar del
documento, sino que basta que conste en el título o en hoja adherida, el endoso en el
reverso de la factura es válido; lo contrario equivaldría a exigir un requisito no previsto
en la ley.
• El art. 29 LGTOC precisa que el endoso debe constar en el título o en hoja adherida al
mismo: De ese modo, cuando el endosante comparezca ante el juez a fin de solicitar que
se ponga a la vista el documento base de la acción para endosarlo, se acuerde esta
posición y se celebre la diligencia en que se asiente que se endosó, pero se omita
hacerlo en el título ejecutivo o en hoja adherida a éste, es incuestionable que no existe
el endoso y, por tanto, el supuesto endosatario carece de legitimación para intervenir en
el juicio, ya que no consta la voluntad del beneficiario del título ejecutivo, en términos
de esa disposición.
• Tipo de endoso: En este debe especificarse la clase de endoso de que se trata (art. 29,
frac. III, LGTOC). En su defecto, se considera que se hizo en propiedad (art. 30, segunda
parte LGTOC).
• De acuerdo con el art. 30, cuando el endoso no se especifica su clase, y el endosante
sólo asienta su nombre, domicilio y firma, la validez no se ve afectada, pues el numeral
señala que la omisión produce la presunción de que el título se transmitió en propiedad.
• Transmisión integral: El endoso debe hacerse por la totalidad de su valor (art. 31) o, en
su defecto, el endoso es nulo de pleno derecho. Esta sanción es entendible en virtud de
que durante la circulación de un documento no puede ir dejando parte de su valor en
diferentes signatarios, lo que provocaría dificultades insalvables en torno a la solidaridad
parcial o total que a cada signatario debe corresponder.
Tipos de Endoso
Endoso en propiedad

• Mediante este endoso, el endosante transmite al endosatario con plenitud jurídica no


sólo el derecho incorporado sino “la propiedad” del título, de sus accesorios y de sus
inherentes (art. 34 LGTOC).
• A partir de entonces se torna invulnerable respecto de las excepciones oponibles a sus
antecesores.
• Desde el momento del endoso, el endosatario sólo responderá, en su caso, de que el
título se pague, de acuerdo con las reglas de solidaridad.
Endoso en procuración
• El endoso en procuración o al cobro (art. 35 LGTOC) convierte al endosatario en un
mandatario judicial y de cobranza; es decir, sólo transfiere la posesión, de manera
limitada, a fin de que el título se presente para su cobro o su aceptación, que se proteste
su falta de pago, que se ejecute por la vía judicial o que se reendose en procuración.
• No se trata de un tipo de poder para pleitos y cobranzas, sino un poder especial para
cobrar, extrajudicial o judicialmente, un título cambiario.
• Las facultades del endosatario en procuración son exclusivamente, es decir, en forma
limitativa, cinco, según establece el art. 35 de la LGTOC:
1.- Para presentar el documento a la aceptación.
• 2.- Para cobrarlo judicialmente.
• 3.- Para cobrarlo extrajudicialmente.
• 4.- Para endosarlo en procuración.
• 5.- Para protestarlo, en su caso.
• Estas cinco facultades se llevan a cabo con la forma de mandato. En efecto, el art. 35
señala: “El endosatario en procuración tendrá todos los derechos y obligaciones de un
mandatario”. Esto significa que el mandato contenido en un endoso en procuración es
especial y no general, puesto que a pesar de tratarse de un mandato para actuaciones
judiciales, no es un poder para pleitos y cobranzas general, ya que el endoso no faculta
al endosatario, desde luego, a litigar en otro juicio que no sea el abierto por el cobro del
título en el que esté estampado el endoso en cuestión.
• El endoso en procuración únicamente se puede revocar cuando se teste de manera
expresa y la testación no se imponga sobre endosos anteriores; es decir, sobre endosos
insertados antes de la firma del representado.
• En consecuencia, el demandado no puede oponer al endosatario en procuración sino las
excepciones, aun personales, que podría oponer al endosante representado.
Endoso en garantía

• En su calidad legal de bienes muebles y por tener un valor intrínseco – en virtud del
elemento de incorporación – los títulos de crédito son muebles que, como tales, pueden
ser dados en garantía, precisamente prendaria, del cumplimiento de una prestación.
• La firma del suscriptor de un documento que se ofrece como prenda es su cualidad más
importante, ya que gracias a ella el título se acepta como garantía. Pero el suscriptor no
es el que debe la presentación garantizada (él sólo debe el título), sino el tomador, es
decir, su acreedor cambiario, quien es, a su vez, quien debe cumplir con la prestación.
• Son dos obligaciones, una cambiaria y otra de cualquier tipo, cuyo cumplimiento se
garantizó con el título.
• El derecho mexicano no describe con detalle las modalidades de prenda susceptibles de
otorgarse respecto de un título de crédito ni tampoco distingue entre las que se ofrecen
sobre un préstamo, sobre una deuda vencida, sobre un negocio en litigio, etc.,
simplemente equipara al endoso en garantía con cualquier obligación personal que se
garantice con una prenda. (art. 36 LGTOC).
• Mediante el endoso en garantía no se transmite el derecho de abuso que implica la
plenitud jurídica del endoso en propiedad; pero sí se transmite la posesión necesaria
para que el garantizado quede asegurado de forma efectiva.
• Cuando se trata de un título incorporado, autónomo y literal, la única posibilidad de que
el traspaso, de vocación eminentemente temporal, se instrumente sin que los elementos
del documento cambiario se comprometan o disminuyan es, desde luego, el endoso. Por
el mismo motivo, con ese endoso se entienden también otorgadas las facultades del
endosatario en procuración.
• Es obligado formular la siguiente distinción. Se pueden constituir dos tipos de prendas
sobre un título:
• 1.- Endoso en garantía: No transmite la propiedad sino la posesión temporal.
• 2.- Prenda mercantil: Se constituye en un título mediante la transmisión correspondiente
al contrato de prenda, en la que si bien opera la transmisión de la propiedad mediante
su endoso, precisamente en propiedad (art. 36 LGTOC), su abuso y disposición no podrá
realizarse sino con el previo consentimiento del deudor. (art. 344 LGTOC).
• Las dos son accesorias y se realizan para garantizar una prestación; sin embargo, el
carácter accesorio del endoso en garantía no desnaturaliza el título de crédito, que
permanece sobre todo con el elemento de autonomía, puesto que si el título contiene
los requisitos de ley, adquiere por ese hecho autonomía respecto del negocio que le dio
origen, de modo que si además de tales requisitos se asienta en él que se da en garantía,
esto no lo priva de ser independiente de la operación de que deriva.
• Por otra parte, en las dos modalidades se prendas señaladas, quien queda obligado no
es el deudor prendario sino un tercero (el suscriptor del título), ajeno al negocio
garantizado.
• En el endoso en garantía, la propiedad permanece en el endosante, en tanto que en la
prenda se transmite al acreedor prendario. En el primer caso, el título en que se
constituyó la garantía se endosó en prenda, y con esto es suficiente; en el segundo,
también se endosó, pero en propiedad, y siempre como apéndice de un contrato
denominado prenda.
Cesión ordinaria

• A veces se presentan situaciones de naturaleza o necesidad especiales, en las que los


títulos de crédito se pueden (y en ocasiones se deben) transmitir de manera diferente
de las típicamente cambiarias (tradición y endoso); estas situaciones están previstas en
la ley (art. 26 LGTOC).
• Por ejemplo, la aportación de un título al capital de una sociedad mercantil, la
adjudicación de un título de crédito por herencia, el título que es objeto de legado, el
que se embarga y finalmente remata en el juicio ejecutivo mercantil, etc.
• En este caso, no hay tradición ni endoso cambiarios, pero sin duda, se verifica una
transmisión. Un título dejó de pertenecer a quien en materia cambiaria era su legítimo
dueño, para formar parte del caudal civil de otro.
• La regla general (art. 28 LGTOC) consiste en quien justifique la transmisión de un título
por alguno de estos motivos u otros equivalentes, puede exigir al juez, en vía de
jurisdicción voluntaria que haga constar la transmisión en el título o en hoja adherida a
él. Entonces se habla de un endoso judicial.
• En este caso, si un título se transmite mediante un contrato de cesión, no se aplica el art.
41 de la LGTOC, que faculta al dueño de un título para cancelar o testar, unilateralmente
y sin el concurso del endosatario, los endosos y las anotaciones de recibo en un título
posteriores a su adquisición.
Endoso posterior al
vencimiento
• La redacción del art. 37 LGTOC (“El endoso posterior al vencimiento del título surte
efectos de cesión ordinaria”) no es clara y puede provocar equívocos respecto de si el
título afectado deja de serlo para convertirse en un crédito mercantil simple; en este
caso perdería su naturaleza ejecutiva o la conserva pero disminuida en algún sentido, lo
que resulta más confuso.

También podría gustarte