Filosofia Apuntes

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PALABRAS CONTEXTO FILOSÓFICO-CULTURAL: 843

1. Describa el contexto filosófico-cultural que influye en el autor del texto.


René Descartes fue un filósofo, matemático y científico nacido en Francia en 1596 y
fallecido en 1650 en Estocolmo, Suecia. Es considerado uno de los padres de la filosofía
moderna y uno de los más influyentes pensadores de todos los tiempos.
Descartes es conocido por su método de duda metódica y su famoso principio "Cogito,
ergo sum" (Pienso, luego existo), que establece el yo como sujeto pensante. Asimismo,
provocó grandes avances en las matemáticas al integrar la geometría con el álgebra.

[La filosofía escolástica]


La filosofía escolástica desarrollada en Europa integraba la fe cristiana con la filosofía
aristotélica. Sin embargo, a finales del siglo XVI y principios del XVII, la escolástica
fue cuestionada por Descartes. Este criticó las pruebas de la existencia de Dios de
Tomás de Aquino (quien buscó reconciliar fe y razón), proponiendo que la existencia de
Dios es intrínseca a la idea misma de Dios como ser perfecto y necesario.

[Renacimiento]
Entre los siglos XIV y XVI surge el Renacimiento, un movimiento caracterizado por el
antropocentrismo y por el interés por el conocimiento. Descartes fue influenciado por el
espíritu crítico de renacentistas como Erasmo de Rotterdam y Michel de Montaigne,
optando por rechazar los dogmas escolásticos en su búsqueda de una verdad indudable.

[Desarrollo de la imprenta y la difusión de ideas]


Antes de ser inventada la imprenta, la producción de libros era un proceso lento y
costoso, lo que dificultaba su acceso para la mayoría de la población. Tras la aparición
de la imprenta, se abarataron los precios y aumentó la producción. Así, Copérnico,
Galileo Galilei, Bacon y Descartes aprovecharon este recurso para difundir sus
propuestas filosóficas, dando pie al cuestionamiento de las creencias establecidas.

[La reforma protestante]


La Reforma Protestante liderada por Martín Lutero en el siglo XVI abogó por la libre
interpretación de las escrituras ante el predominio de la Iglesia Católica y su autoridad
dogmática.
Entre tantos conflictos entre católicos y protestantes y una gran diversidad de opiniones
religiosas, tendió a buscar un método que proporcionara fundamentos seguros para el
conocimiento. Descartes hereda del protestantismo la importancia de liberarse de las
influencias externas para alcanzar el conocimiento verdadero.

[La preocupación por el método]


Durante el siglo XVI y la primera mitad del XVII, Copérnico, Galileo Galilei y Bacon
se preocuparon por encontrar un método para la ciencia y la filosofía.
Francis Bacon propuso un enfoque inductivo en contraposición al método deductivo de
la época. Galileo Galilei fue pionero en la aplicación de la experimentación para validar
teorías y descubrir leyes universales, asentando las bases del método científico
moderno.
Estos acontecimientos hicieron que Descartes consideras la necesidad de fundar la
verdad en un método riguroso.

[Avances en matemáticas y geometría]


Girolamo Cardano (1501-1576) revolucionó la geometría y las matemáticas
introduciendo métodos novedosos para resolver problemas matemáticos. Inspirado por
estos avances, Descartes (que además de filósofo era matemático) propuso un enfoque
racionalista que combinaba la lógica deductiva con la observación.

[El Barroco]
Descartes es contemporáneo al movimiento cultural del Barroco, caracterizado por la
preocupación por la fugacidad de la vida y la incertidumbre sobre la realidad. Estas
preocupaciones se reflejan en la obra teatral "La vida es sueño" de Calderón de la Barca,
donde el protagonista se enfrenta a la cuestión de si la vida es real o un sueño.
Descartes heredará esta idea en su hipótesis del sueño, donde este plantea la posibilidad
de que todas nuestras experiencias sensoriales y percepciones puedan ser ilusorias.

[Las relaciones epistolares: Isabel de Bohemia]


Descartes, a través de una extensa red de relaciones epistolares, discutió temas
filosóficos, científicos y matemáticos con intelectuales como Isabel de Bohemia. Esta
fue una princesa del Palatinado que demostró un claro interés en matemáticas, ciencias e
incluso filosofía cartesiana, planteándole a Descartes preguntas sobre la naturaleza del
alma y su conexión con el cuerpo.
Descartes la consideró como una aliada intelectual que tenía que consideración la
importancia de la razón.

[Los seguidores de Descartes: la escuela racionalista]


El racionalismo es un movimiento fundado por Descartes basado en la idea de que la
razón es el medio para alcanzar la verdad absoluta y universal. Se cree en la existencia
de ideas innatas y verdades a priori.
Entre los seguidores de Descartes, Spinoza intentó aplicar un método riguroso y
matemático a la filosofía haciendo uso de la razón como principal fuente de
conocimiento. No obstante, difirió en sus concepciones de la divinidad.
Leibniz y Malebranche abordaron la problemática relación alma-cuerpo, proponiendo
soluciones tales como la teoría de la armonía preestablecida y la teoría ocasionalista.
Estas son un ejemplo de cómo el racionalismo repercutió en la reflexión filosófica
posterior.

[Rechazo al racionalismo cartesiano: el empirismo]


En oposición al racionalismo se sitúa el empirismo, basado en la idea de que el
conocimiento proviene principalmente de la experiencia sensorial y no de la razón.
A pesar de ser John Locke el precursor del empirismo, fue David Hume (1711-1776)
quien lleva las ideas empiristas a su máximo esplendor. Este argumenta que el
conocimiento deriva únicamente de la experiencia. También cuestionó la existencia de
un yo permanente, atacando las bases del sistema cartesiano: la existencia del cogito.

[Conclusión]
Como conclusión, la importancia de Descartes se extiende hasta nuestros días. Mientras
que su método deductivo sentó las bases del desarrollo del método científico moderno,
el dualismo mente-cuerpo y la búsqueda de una verdad indudable continúan siendo
objeto de debate en la actualidad.

2. Identifique y explique las ideas contenidas en el texto.


Me dispongo a analizar el texto perteneciente a la parte ___ de “El Discurso del
Método”, obra fundamental de René Descartes, publicada en 1637 en Leiden, Países
Bajos. Originalmente, servía como prólogo a tres ensayos bajo el título de “Ensayos
Filosóficos”: “Dióptrica”, “Meteoros” y “Geometría”. En ella propone una clara
distinción entre el cuerpo y la mente, afirma la existencia de Dios y da una explicación
mecanicista para el cosmos.
La obra relata la vida de Descartes y las circunstancias que lo llevaron a desarrollar un
nuevo método que uniría todo el conocimiento. Escrito en francés, Descartes rompió
con la tradición de usar el latín como lengua culta, haciendo su obra accesible a un
público más amplio. Se publicó de forma anónima para evitar problemas con sus
contemporáneos y condenas eclesiásticas similares a la enfrentada por Galileo
previamente.
3. Justifique las ideas del texto en relación con la filosofía del autor.
El método cartesiano
Descartes, como muchos otros autores de su tiempo, observaba con desencanto como la
matemática o la física eran ciencias que acumulaban conocimientos con el paso del
tiempo; sin embargo, se lamentaba el autor racionalista, la filosofía carece de un sistema
o método propio que le permita adquirir un conocimiento verdadero y con el que estén
de acuerdo todos los filósofos. Para acabar con esa situación el francés se propone
construir un método que, como la geometría euclidiana, parta de algún o algunos
axiomas indubitables sobre los que construirá, sistemáticamente, todo el edificio del
conocimiento filosófico.
Según Descartes adquirimos conocimiento de dos maneras, mediante la intuición y la
deducción. La intuición capta las verdades simples que surgen de la misma razón de
modo inmediato sin posibilidad de dudas. La deducción, por su parte, es un
procedimiento intelectual por el que conectamos las verdades simples de la intuición y
concluimos otras verdades a partir de ellas.
Las reglas de este método deben ser sencillas y asimilables por todos. De hecho el
filósofo racionalista consideró que con cuatro reglas bastarían:
 Primera regla: claridad y distinción: no debemos aceptar como verdad aquello
que no sea evidente, claro y distinto. En este primer paso hacemos uso de la
intuición, la más mínima duda sobre un conocimiento nos llevará a rechazarlo.
 Segunda regla: el análisis: debemos dividir las dificultades que encontremos
durante la investigación tantas veces como sea preciso hasta la máxima
simplicidad.
 Tercera regla: orden y síntesis: con esta regla de lo simple pasamos a lo
complejo a través de la deducción, de este modo reconstruimos el orden de las
ideas.
 Cuarta regla: enumerar y revisar: finalmente debemos enumerar los elementos
del análisis y su orden para revisar todo el método y estar seguro de que no
hemos omitido elementos ni reglas.
Aplicando este método, Descartes llegó a deducir la existencia del yo (cogito) como
algo indubitable y autoevidente.

La moral provisional
Pero antes de aplicar el método, Descartes debe dejar claro cuáles son sus límites
prácticos, es por esto que el filósofo debe establecer lo que él mismo denomina “moral
provisional”.
Descartes se enfrenta al desafío de establecer un fundamento seguro para el
conocimiento humano, que sea indudable y libre de errores. Su famosa duda metódica
es un instrumento para este propósito: duda de todo lo que puede ser puesto en duda,
incluso de las percepciones sensoriales y las creencias arraigadas. Sin embargo,
Descartes se da cuenta de que la duda radical no puede aplicarse de la misma manera a
todos los aspectos de la vida humana. Si intentara dudar de todo, incluso de las normas
morales básicas, llegaría a un punto de parálisis total. Es aquí donde entra en juego la
moral provisional: una ética que, aunque no se basa en fundamentos absolutos,
proporciona un marco práctico para la acción mientras se lleva a cabo el proyecto
cartesiano de establecer un conocimiento seguro.
La moral provisional de Descartes es inmune a la duda metódica porque no pretende ser
una verdad absoluta, sino más bien una regla práctica para la conducta mientras se
busca la verdad absoluta. Esta ética se basa en el principio de la prudencia: actuar de
acuerdo con las mejores razones disponibles, incluso si no son indudables. Descartes
reconoce que, aunque no pueda estar completamente seguro de la validez de sus
creencias morales, todavía necesita vivir en el mundo y tomar decisiones éticas.
La moral provisional de Descartes se puede resumir en varias máximas o principios
básicos que guían la conducta humana en ausencia de certeza absoluta. Estos incluyen:
- Seguir las costumbres y leyes de la sociedad: Descartes reconoce que las normas
sociales y legales son necesarias para mantener el orden y la estabilidad en la sociedad.
Aunque puedan estar sujetas a error, proporcionan un marco útil para la convivencia
humana.
- Ser fiel a las creencias religiosas predominantes: Descartes vivió en una época
dominada por la fe religiosa, por lo que consideraba importante seguir las enseñanzas y
preceptos de la religión predominante en su entorno. Aunque no pueda demostrar la
verdad absoluta de estas creencias, las acepta como guía moral.
- Actuar con prudencia y discreción: la prudencia es un principio clave en la moral
provisional de Descartes. Insta a las personas a sopesar cuidadosamente las
consecuencias de sus acciones y a actuar de manera reflexiva, evitando acciones
impulsivas o imprudentes.
- Buscar el bien común: Descartes considera que el bienestar de la comunidad es un
objetivo fundamental. Aunque pueda haber desacuerdos sobre lo que constituye el bien
común, la búsqueda del bienestar general debe guiar las acciones individuales.
- Evitar el mal y el daño a los demás: aunque no pueda establecerse de manera absoluta
qué acciones son moralmente correctas, Descartes sostiene que es posible identificar
aquellas que causan daño o sufrimiento a otros y, por lo tanto, deben evitarse.
Estas máximas reflejan el enfoque pragmático de Descartes hacia la ética provisional.
Reconoce la necesidad de un marco moral que guíe la conducta humana en ausencia de
certeza absoluta, pero también reconoce sus limitaciones y su condición transitoria. La
moral provisional es un puente entre la duda radical del método cartesiano y la
necesidad práctica de vivir en el mundo y tomar decisiones éticas.

Duda metódica y cogito


Una vez establecida la moral provisional por la que debemos guiarnos en el ámbito
práctico, el filósofo francés se propone con su método hallar una verdad esencial sobre
la que construir el edificio de la filosofía, que tendrá una base sólida y evidente.
Descartes propone como primera condición de su método no aceptar nada que sea
dudable, no le basta con la certeza o con una validez relativa: todo lo que sea
cuestionable, aunque sea por las razones más peregrinas, no será considerado verdadero.
Por esta razón diremos que la aplicación del método cartesiano empieza con la duda
metódica. En otras palabras, iremos analizando todos los conocimientos que tengamos
en nuestra mente y lo someteremos al juicio de la duda, si ese conocimiento es dudable,
no será el conocimiento autoevidente y claro que buscamos para fundar la filosofía.
En primer lugar, Descartes desdeña todos los conocimientos que hemos recibido de
otras personas o libros. El principio de autoridad, tan caro a la filosofía medieval, queda
abandonado desde el primer instante.
Después analiza los datos de los sentidos y se pregunta si ellos serán los elementos
fundamentales del conocimiento. Descubre que no porque los sentidos nos engañan con
facilidad: vemos u oímos cosas que no son tal como los sentidos nos las han mostrado.
Sin embargo, podemos pensar que hay cosas en los sentidos dudables y otras no. Que la
mesa sea de tal color o forma es dudable ya que los sentidos yerran con frecuencia, pero
es difícil dudar que estoy aquí escribiendo en un examen y que lo que me rodea es
ciertamente real. Aunque las cosas sean así en apariencia, Descartes demuestra que no
lo son con su hipótesis del sueño: en muchas ocasiones he pensado que estaba en otro
sitio y creía que todo lo que soñaba era real... ¿y si ahora no estuviera más que en otro
sueño del que aún no he despertado? Por tanto, los datos de los sentidos, en su totalidad,
son dudables, así que no nos sirven como base para nuestro método.
Por último, Descartes considera la verdad de las matemáticas y dice que aunque estemos
en un sueño dos más tres siempre serán cinco y que no se da ningún sueño en donde
percibamos, por ejemplo, un círculo con esquinas. Son conceptos que repugnan a
nuestra mente porque son autocontradictorios. No obstante, tampoco serán las
matemáticas el conocimiento indubitable que busca el francés, ya que para destruir la
validez de las matemáticas plantea la hipótesis del genio maligno, con la que se
pregunta: ¿y si existiera un ser tan poderoso que pudiera engañarme incluso sobre la
verdad de las matemáticas? Un ser que se afanase y disfrutase confundiéndome podría
hacerme creer que dos más tres son cinco cuando, en realidad, son otra cifra diferente.
Aunque el filósofo admite que la hipótesis es descabellada la considera imaginable y
como se propuso buscar una verdad absolutamente indudable, debe desdeñar las
matemáticas como conocimiento seguro.
¿Qué queda pues? Puede parecer que no queda nada, pero si nos detenemos
descubriremos que mientras dudamos pensamos y que aunque estemos en un sueño o
nos engañe un genio maligno, los que soñamos y somos engañados tenemos que ser
para soñar o ser engañados. En definitiva, si dudo de que existo, pienso, y en el acto de
pensar esta contenida, de suya, mi propia existencia.
“Pienso, luego existo” (cogito ergo sum) es el primer principio que buscaba Descartes y
del que no se puede dudar. Sobre la certeza del yo fundará Descartes su sistema
filosófico y, al mismo tiempo, la filosofía moderna que tendrá como motivos centrales
la subjetividad y el conocimiento.
Las tres sustancias: res cogitans, res infinita y res extensa
Tras demostrar la existencia indubitable del yo a Descartes le queda por demostrar la
existencia del mundo externo al sujeto. El sujeto es una res cogitans, es decir una
sustancia pensante. En un primer momento podemos dudar, incluso, de que esa cosa
pensante tenga un cuerpo que la sostenga ya que la certeza indubitable solo alcanza al
yo pensante.
Analizando el pensamiento, Descartes establece que existen tres tipos de ideas:
 Ideas adventicias: son aquellas que, en apariencia, vienen desde fuera del sujeto.
Por ejemplo, un ruido.
 Ideas facticias: las crea el sujeto con su imaginación. Por ejemplo, un centauro.
 Ideas innatas: son ideas que están en el sujeto desde su nacimiento. No las ha
generado el mundo externo ni él sujeto mismo. Son ejemplos de ideas innatas
las ideas de infinito, perfección y, sobre todo, de Dios.
Descartes se propone analizar el origen de las ideas innatas, en concreto de la idea de
Dios. Dios aparece en mi mente como un ser perfecto e infinito, siendo yo un ser
imperfecto y finito ¿de dónde procede la idea de Dios? No la he podido crear yo mismo
ya que no poseo las cualidades de infinitud o perfección que contengo en mi mente,
incluso aunque las contenga no puedo abarcarlas con mi pensamiento. Luego esa idea
tiene que venir de fuera de mi y solo puede provenir de un ser infinito y perfecto, es
decir, de Dios. Por tanto, Dios existe.
Pero existen otras pruebas de la existencia de Dios, entendido como sustancia infinita
(res infinita). En una segunda prueba, Descartes argumenta que, si Dios no fuera la
causa de la existencia del sujeto, habría que admitir que el sujeto es causa de sí mismo.
Pero, en tal caso, el sujeto se habría dotado a sí mismo de todas las perfecciones que
conoce y que están contenidas en la idea de perfección. Puesto que comprobamos que el
sujeto es un ser finito, imperfecto y limitado, no puede haber sido su propia causa y,
consiguientemente, se debe concluir que Dios es su causa.
La tercera prueba, conocida como prueba ontológica, es similar a la propuesta de
Anselmo de Canterbury (1033-1109) . La formulación cartesiana argumenta que la
esencia del ser perfecto contiene la existencia y que, por ese motivo, no es posible
pensar el ser perfecto como no existente, como no se puede pensar un triángulo sin sus
tres ángulos. Así, a partir de esta idea, se concluye que el ser perfecto debe existir
necesariamente.
Ahora sabemos que existe el yo como algo pensante (res cogitans) y que existe Dios
(res infinita) pero ¿existe el mundo externo? Observo que en mi mente aparecen objetos
que juzgo como existentes, pero debo de admitir que esos objetos no son más que
procesos de mi mente. Sin embargo, sé que Dios existe y que la bondad es un rasgo de
su perfección, por tanto si Dios me ha dotado de sentidos para conocer el mundo, esos
sentidos deben ser fiables para conocerlo. Luego, gracias a la bondad de Dios, puedo
establecer que el mundo existe y que su rasgo peculiar, frente a la res cogitans del yo, es
poseer extensión (res extensa).
El mecanicismo cartesiano
Para Descartes, la res extensa o mundo físico puede explicarse mediante leyes
algébricas. El mecanicismo cartesiano entiende la naturaleza como un conjunto
uniforme, sometido a leyes fijas que se aplican a todos los cuerpos. Estas leyes son
expresables matemáticamente, con lo que todo lo real queda reducido a una racionalidad
matemática, teniendo como modelo explicativo esta ciencia deductiva.
Para que esto sea posible, hay que admitir el espacio geométrico euclidiano, uniforme e
ilimitado, y un tiempo de iguales características, y sólo tener en cuenta las cualidades
primarias de los cuerpos, es decir, la extensión o magnitud medible, que puede
cuantificarse, y la relación de orden (relación de estar antes o después). Estas cualidades
primarias se consideran objetivas y dependientes de los propios cuerpos. Por el
contrario, no se pueden tener en cuenta las cualidades secundarias, olores, colores,
sabores..., que dependen de la percepción de los sentidos, siendo, por tanto, subjetivas.
La física cartesiana sólo tiene en cuenta la materia y el movimiento, que pueden
explicarse matemáticamente. El movimiento se traduce a ecuaciones matemáticas, y se
prescinde de toda consideración finalista.
Como buen racionalista, Descartes renuncia a lo experimental. Se abandonan así, en la
explicación del universo, los datos empíricos, perceptivos, en favor de los aspectos
conceptuales. Se habla de masas, velocidades, aceleraciones, trayectorias... y nunca de
colores, olores, sonidos, etc.
La verdad científica sólo es alcanzable si prescindimos de los sentidos y nos
sumergimos en lo inteligible.
Los cuerpos se identifican con masas puntuales en movimiento. Y el tiempo mide los
desplazamientos desde un origen arbitrario. La física ha quedado así geometrizada. El
conocimiento de las partes de un fenómeno es suficiente para explicarlo como totalidad.
De la misma manera también es suficiente conocer los aspectos mecánicos de las cosas
para explicar todo su comportamiento.
Quedan excluidas en esta teoría las acciones a distancia y la existencia de "fuerzas
ocultas", considerando como tales los fenómenos gravitatorios, el magnetismo, la
electricidad, etc., a la hora de explicar los fenómenos.
Descartes admite el principio de conservación de la materia. Los cuerpos permanecen
en reposo o movimiento si no hay una causa que modifique esta situación, lo que hoy
conocemos como principio de inercia. Pero no admite el vacío, ya que es necesaria la
continuidad de la materia al no admitir acciones a distancia, con lo que su concepción
de la naturaleza recuerda a la concepción griega. El mundo es, para Descartes, un todo
compacto.
Esta concepción mecanicista del universo reclama la necesidad de explicar la causa del
movimiento, verdadero origen del mundo. Dios es, según él, el creador de esta
admirable maquinaria y el que la pone en movimiento.
La relación alma-cuerpo
En el “Tratado del hombre” (publicado póstumamente en 1622), Descartes nos habla del
"hombre-máquina". Consecuente con su mecanicismo, sostiene que el cuerpo es una
máquina integrada por una serie de piezas cuyo conocimiento permite explicar cualquier
acto humano.
Entiende que el hombre es un compuesto de cuerpo y alma. El cuerpo está sometido a
las leyes naturales por ser materia (res extensa), es decir, que su atributo principal es la
extensión (longitud, anchura y profundidad), que se manifiesta a través de la figura y el
movimiento, sus dos modos reales de ser.
El alma (res cogitans) tiene como atributo principal el pensamiento. De ella pueden
predicarse muchas modalidades: entendimiento, memoria, imaginación, voluntad,
deseos, pasiones...
El alma explica el pensamiento, pero no es principio de vida porque ésta se reduce a
movimiento mecánico, sobre todo en los animales, que, al no tener alma, no tienen
pensamiento. En el caso del ser humano, se plantea un problema, que luego recogerán
los racionalistas posteriores, el de las relaciones cuerpo- alma. Dicho de otra manera, la
relación materia-mente. Descartes sostiene que el alma está unida a todo el cuerpo a
través de la glándula pineal, localizada en el cerebro.
A través de esta glándula, el alma comunica al cuerpo sus pensamientos y demás
operaciones y recibe de éste las impresiones. Quien siente es el alma, dice Descartes, y
las sensaciones son ideas confusas o maneras confusas de pensar. El alma es también la
que sufre las pasiones: deseo, odio, alegría, tristeza... Por tanto, los animales y platntas
no tienen pensamiento ni sensaciones sino que al tener solo extensión son como
máquinas biológicas sin sensibilidad, sus reacciones son mecánicas. La capacidad de
pensar y elegir libremente se asienta en la res cogitans.
Aunque la enunciación de este dualismo es sencilla implica muchas dificultades
teóricas. Isabel de Bohemia (1618-1680) una intelectual y noble del momento con la
que Descartes tuvo una relación epistolar, ya cuestionaba la posibilidad de que
sustancias radicalmente diferentes como el alma y el cuerpo pudiesen interrelacionarse
Los racionalistas posteriores que siguen admitiendo el dualismo alma-cuerpo
(Malebranche, Leibniz) resolverán este problema de diferentes maneras. Otros (como
Spinoza) negarán la existencia de dos sustancias diferentes y, con ello, el problema.

4. Relacione el tema o el autor del texto con una posición filosófica de un


período histórico diferente al del autor del texto elegido.
Con el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) comienza la filosofía
contemporánea, el inicio de un nuevo modo de pensar que criticará a todo lo anterior. La
relación que voy a trazar entre este filósofo y Descartes quedará dividida en tres partes:
la crítica al racionalismo, la visión nietzscheana del Dios de Descartes y las similitudes
y diferencias entre el yo pensante cartesiano y la idea del superhombre de Nietzsche.
[Crítica al racionalismo]
Descartes pertenece a la escuela filosófica del racionalismo, la cual afirmaba que los
sentidos nos confieren un conocimiento engañoso y que es la razón la que
verdaderamente nos garantiza la certeza. Nietzsche vio esta posición filosófica como un
claro ejemplo de la negación de lo real concreto en favor de abstracciones como la
razón.
En su obra primeriza “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, Nietzsche llega a
la conclusión de que la razón es solo una herramienta adaptativa del animal humano que
le permite encontrar regularidades en el entorno. Por ejemplo, un paisaje natural cambia
constantemente a lo largo de las estaciones, pero el ser humano es capaz de encontrar
elementos constantes como una configuración orográfica para reconocer ese entorno a
pesar de las diferencias. La razón es una ficción que simplifica lo real al ignorar los
elementos cambiantes. De hecho, la naturaleza nos dotó de razón por nuestra propia
fragilidad: al carecer de fuerza física, la racionalidad son las muletas que sostienen
nuestra cuestionable fortaleza. Sin embargo, Descartes asocia este accidente evolutivo a
una capacidad casi divina que permite al hombre ver la verdad tras las “apariencias”.
Nietzsche se opone a dicha idea, argumentando que la razón genera una simplificación
de la realidad al eliminar los fenómenos cambiantes. Según Nietzsche, el método
cartesiano que analiza, sintetiza, enumera, convierte una realidad plural y cambiante en
un puzzle insostenible, pues todo fluye incesantemente. Nietzsche también criticó la
fascinación cartesiana por las matemáticas. Argumentó que estas reflejaban una realidad
fija pero irreal, porque nadie ha visto jamás el dodecaedro perfecto. Pretender extrapolar
el método euclidiano para comprender el mundo es convertir la vida en un problema
matemático, pero la vida nunca se resuelve con una fórmula sino a través de la voluntad.
Tal y como mencionamos en el contexto filosófico-cultural de Descartes, la situación de
inestabilidad socio-ideológica del momento llevaron al autor a refugio en un método
que le garantizara una verdad inmutable. Para Nietzsche, esta huida del caos vital es un
síntoma de cobardía, evidenciando la incapacidad moral del racionalista para aceptar la
vida tal y como es, acobijándose en una estabilidad ficticia. También consideró el
racionalismo cartesiano claramente antivitalista: con la hipótesis del sueño (con la que
compara la vida con una fantasía), se destruye todo lo real y sensible a través de su duda
metódica y lo más certero son ideas abstractas no corroborables por la experiencia como
el alma y Dios.
[Crítica al concepto cartesiano de Dios]
Nietzsche, con su famoso “Dios ha muerto”, se opone radicalmente a la existencia de un
ser todopoderoso. El concepto de Dios es incomprobable e insoportable: el hombre debe
luchar contra un ser omnisciente que nos vigila y premia según sus egoístas criterios.
Por ello, la afirmación de Descartes de que Dios garantiza la existencia del mundo es
rechazada desde el vitalismo nietzscheano ya que ve esa tesis al entenderlo como una
inversión de la realidad: lo ficticio (Dios) sustenta lo real (el mundo sensible).
[El cogito y el superhombre]
Descartes coloca las bases de su filosofía en el yo pensante. No obstante, este yo no es
el yo en el que cree Nietzsche, para él, el yo cartesiano es un soso imitación de lo que es
cualquier individuo. Para Nietzsche, el ser humano verdadero (superhombre), es el
creador de los valores de bien y de mal. Mientras que el individuo débil se identifica
con la actitud del esclavo, el superhumano es amo de su propio destino y su voluntad
expansiva da forma al mundo que le rodea. En definitiva, mientras que Descartes hace
al yo base de su teoría del conocimiento, Nietzsche lo hace fundamento de la moral.
A pesar de que la subjetividad será central en ambos autores, la idea que tienen de ese
“yo” fundante es radicalmente distinta. El débil cogito cartesiano se nos muestra como
realidad insegura de todo lo que le rodea, no tiene seguridad ni siquiera de tener un
cuerpo. Por contra, el yo nietzscheano es de una subjetividad expansiva, pura
corporalidad, voluntad, y deseo.
En conclusión, tanto Descartes como Nietzsche son filósofos que han trazado la ruta de
pensamiento que nos ha llevado hasta hoy; el papel central del sujeto, la independencia
de toda autoridad y la defensa de la libertad de pensamiento. Estos son valores que, en
un mundo globalizado como en el que vivimos, merecen la pena seguir defendiéndose.

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