Egipto Monumento

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EGIPTO

2.1. Análisis de la Arquitectura de Egipto


El Antiguo Egipto se encontraba dividido, no tanto por razones geográficas como por características
étnicas y de tradición cultural, en dos áreas que evolucionaron de formas muy distintas. Estas
peculiaridades se hacen notorias, no sólo en las primitivas construcciones, sino que, hasta muy
tarde, se mantienen y contraponen en la organización y en la planificación de la arquitectura. Tanto
en el Alto Egipto como en el Bajo Egipto, la vida se concibe como una subordinación al desierto y
como un desfile o procesión hacia la eternidad.

2.1.1. Ubicación del tiempo y espacio


El carácter de la construcción egipcia estuvo, siempre, condicionado por la geología y por las
condiciones climáticas del Valle del Nilo. El propio sentido lineal del país, definido por las barreras
físicas marcadas por el desierto y por los escarpados rocosos, se refleja en la organización y trazado
de los edificios. El clima de sol radiante diurno y frías noches de invierno
2.1.2. Ambiente Socio cultural (economía, religión)

La economía de la civilización egipcia estuvo controlada desde el Estado a lo largo de su


historia. Como la base de la producción era agrícola y dependía del río Nilo, el Estado tenía
la necesidad de distribuir el agua a través de canales y controlar los recursos productivos.

El faraón era el dueño de todas las tierras y las delegaba a los sacerdotes y funcionarios del
gobierno. Estos, a su vez, las designaban a los campesinos para que las trabajen a cambio
del pago de un tributo. La producción agrícola se basaba en trigo, cebada, frutas y
hortalizas. Además, aprovechaban el papiro para hacer papel y obtenían oro, cobre,
amatista y turquesas de las cadenas montañosas.

A su vez, el Estado egipcio desarrolló un sistema de redistribución de bienes en torno a los


palacios reales y los templos. A través de la recaudación de tributos a los campesinos y
artesanos, diferentes bienes y productos eran almacenados por los funcionarios y los
sacerdotes. Una parte de estos bienes estaba destinada al consumo de todos aquellos
miembros de la administración estatal que dependían del gobierno: el faraón, la corte, los
sacerdotes, los funcionarios, los soldados, etc. Otra parte se destinaba a la construcción de
obras públicas. Otros bienes y productos eran almacenados para las situaciones de crisis y
necesidad: en caso de escasez de alimentos, redistribuían los bienes entre los pobladores de
la ciudad.

El comercio de la economía egipcia era principalmente interno. Los gobernantes de las


diversas regiones intercambiaban entre sí los productos de lujo que recaudaban como parte
del pago de tributo: tejidos, joyas, cerámicas, animales y esclavos. El comercio exterior era
reducido debido a que Egipto se encontraba rodeado por desiertos, cadenas montañosas y el
mar Mediterráneo, que no se usaba para la navegación. Con el tiempo, desarrollaron rutas
comerciales que atravesaron el desierto hacia el este, hasta las las ciudades de la
Mesopotamia asiática, y hacia el oeste, hasta Cartago.

Arquitectura egipcia
Las pirámides constituyen uno de los principales íconos de la arquitectura egipcia.
Consisten en majestuosas construcciones de piedra que funcionaban como tumbas y que
permitían al alma del faraón emprender su viaje hacia otra vida. Disponían de un complejo
sistema de pasillos y recámaras. En la cámara principal, de más difícil acceso, ubicaban el
cuerpo momificado junto con numerosas pertenencias, comida, bebida y objetos de valor
que podrían serle útiles al alma en otra vida.

La gran pirámide de Guiza fue mandada a construir por el faraón Keops alrededor del año
2570 a.C., y su base mide 440 codos x 440 codos (que equivale a 230,56 metros x 230,56
metros). Se estima que su construcción duró 20 años y que requirió el trabajo de unos
10.000 hombres. Actualmente es la más antigua de las siete maravillas del mundo.

La mayoría de las pirámides han sido saqueadas a lo largo de la historia, debido a la


cantidad de objetos de valor que contenían. Sin embargo, los arqueólogos han podido
conocer detalles asombrosos gracias a las escrituras en jeroglífico que abundan en las
paredes de estos templos.

Escritura egipcia

Cada jeroglífico podía tener diferentes significados según el contexto en el que se escribía.
Los egipcios desarrollaron un sistema de escritura jeroglífica. A través de signos, llamados
jeroglíficos, representaban ideas y conceptos. Los jeroglíficos más antiguos eran signos
ideográficos. Cada signo representaba el objeto que ilustraba y debía ser leído en el
contexto que estaba utilizado. Por ejemplo, una figura humana podía significar “hombre” o
“poder”.

Este sistema se comenzó a desarrollar hacia el 3200 a. C., y evolucionó a lo largo de la


historia egipcia, incorporando mayor complejidad. Los mismos signos comenzaron a
utilizarse de manera fonética: cada uno representaba un sonido y se combinaban varios para
formar una palabra. El mismo signo podía tener un valor ideográfico, fonético o
combinado. Como era un sistema muy complejo, solo los sacerdotes entrenados en escritura
jeroglífica lo utilizaban. Los sacerdotes registraron las creencias y los ritos egipcios en las
paredes de los templos, las tumbas, los monumentos y los palacios.

Con el tiempo, se desarrolló otro sistema de escritura para escribir en papiros, que era más
simple: el hierático. Era utilizado por los escribas de los palacios y templos para redactar
textos administrativos y contabilizar los recursos. También lo utilizaban los sacerdotes o
sabios que desarrollaban conocimientos científicos y religiosos. En el último periodo de la
historia egipcia, se creó otro sistema de escritura conocido como demótico, aún más
sencillo que el hierático.

Numeración egipcia

Debido a sus avanzados conocimientos en matemática y mediciones, los


egipcios manejaron los números y los cálculos como ninguna otra civilización. Crearon una
forma de medición denominada “codo” que se calculaba midiendo la longitud del antebrazo
(desde el codo hasta la punta de los dedos).

Posteriormente desarrollaron el cálculo en “codo real” que equivalía a 0,524 metros de


longitud y se subdividía en 7 tramos de 4 dedos cada uno (con un total de 28 dedos por
unidad de medición).

Medicina egipcia

Los egipcios llegaron a describir hasta 28 tipos de lesiones.


Las creencias religiosas sobre la muerte y la resurrección, sumado a los conocimientos
sobre anatomía y química, hicieron que la civilización se destacara en el campo de la salud.

Los egipcios creían que las enfermedades eran enviadas como castigo por los dioses o que
eran espíritus malvados que estaban en el cuerpo y tenían que ser expulsados por medio de
rituales o conjuros.

Debido a la tradición de momificar, desarrollaron habilidades para conocer las distintas


partes del cuerpo y asociarlas con ciertas enfermedades. Lograron identificar hasta 28 tipos
de lesiones diferentes, y han llegado a realizar cirugías, de las cuales se hallaron rastros en
algunas momias (como perforaciones de cráneo o remoción de tumores).

2.1.3. Arquitectura monumental

El templo funerario de Kanak

La tercera y cuarta dinastía no sólo había encontrado, con la pirámide, su elemento representativo,
sino que con las capillas votivas, en el conjunto de Sozer y con los templos a los pies de las
pirámides en Gizeh, habían puesto las directrices del espacio cuántico del Templo Hipogeo y del
Templo Funerario, representativos respectivamente, del Período Intermedio y del Nuevo Imperio.
El nuevo templo, aparte de otros valores propios de tener en cuenta desde la Historia del Arte,
determina dos constantes fundamentales que son: su desarrollo lineal a lo largo de un eje
longitudinal de simetría y el establecimiento de una estructura, auxiliada de un muro perimetral de
carga, definitiva, potente y porticada por medio de soportes (pilares o columnas) y vigas que
permite la organización unidireccional de la cubierta plana. El Alto Egipto estuvo, durante el
Antiguo Reino, sujeto y sumiso a la influencia de Menfis, yen cierto modo un tanto ajeno a las
manifestaciones artísticas. De la mastaba se había pasado a la tumba rupestre, abiertas en el suelo o
en el acantilado rocoso. Ahora, en el Período Intermedio, Tebas despertaba a los grandes
monumentos funerarios.
El Hipogeo (dentro de la tierra) es una cámara funeraria excavada en el bellísimo acantilado calizo
del valle de Deir el-Bahari, que se manifiesta al exterior con una espléndida fachada labrada en el
propio acantilado. De estos monumentos son de destacar el de Ramses 11 y el de Beni Hassan, entre
otros. De aquí a los grandes templos desarrollados en el área de Tebas y Luxor, sólo habría que
pasar por los templos aterrazados de Mentuhotep 1, faraón de la XII dinastía (2.000 a.c.) y por el
que levantara el arquitecto Senmut (l.500 a.c.) con piedra caliza local, en Deir el-Bahari, para la
Reina Hatshepsut. Esta fue la única mujer que adquirió la condición plena de faraón
Estos templos que ya muestran el desarrollo lineal que hemos anunciado en los párrafos anteriores,
se constituyen por varios niveles de terrazas porticada s, creando un edificio que se adelanta al
acantilado pero que se mantiene abrigado en la explanada producida por el desmonte del propio
talud rocoso. Delante del mismo, una gran rampa de acceso a la primera terraza potencia el eje del
templo que después de un patio trasero, también porticado, se introduce en la roca hasta ciento
cincuenta metros. Tras un largo recorrido de salas y santuarios, se llega a la cámara funeraria.
Desde el punto de vista de la construcción, asombra la perfecta ejecución, exactitud y elegancia de
los elementos de los pórticos y del ritmo que ellos mantienen. En el Nuevo Imperio, el Alto Nilo
conserva su hegemonia en materia de edificación y con la XVIII dinastía se inicia una etapa de gran
actividad constructiva, la cual no cesaría hasta concluido el período Tolemáico. Se construyeron
templos colosales, se ampliaron otros e incluso se recuperaron muchos que habían quedado
arruinados. Así, Luxor, Tebas y Karnak constituyeron un foco, donde la construcción de grandes
edificios monopolizaba buena parte de la actividad del país. Son de este período los templos de
Amón en Luxor y en Karnak. Este último construido con piedra arenisca (1.300 a.c.), levantado
sobre unas ruinas de otro templo iniciado en la XII dinastía y reconstruido y ampliado con la XXV
dinastía (l.520 a.c.). Otros templos y complejos, no menos importantes, como: Ramesseum, Speos
en Abu-simbel, Seti en Abydos, Konsu en Karnak, ete., etc., fueron construidos en esta misma
época. Ya en tiempos de los tolomeos, se levantan los templos de Horus en Edfú (230 a.c.) y de
Hathor en Dandara (100 a.c.). El templo de Amón en Luxor ha servido, frecuentemente, de patrón
para describir la secuencia funcional de estos edificios, así como de las ampliaciones que sufrieron
bajo el deseo de prolongar sus itinerarios y, evidentemente, es buen modelo para el análisis de las
tipologías constructivas que en ellos se desarrollaron
.
Tras una magnífica calzada pétrea, circundada de esfinges, que se ensancha en su llegada al
complejo funerario para formar una plaza, igualmente rodeada de estas representaciones de carneros
en reposos, se llega al pilono o gran portada franqueada por dos torres simétricas, resueltas con
muros continuos en talud de grandes sillares que, aunque no excesivamente regulares, si fueron
cuidadosamente decorados con bajorrelieves relativos a las actividades de los dioses y que debieron
quedar pintados de colores muy alegres y vivos. Este pilono se engalanaba con cuatro o seis
mástiles, dos obeliscos, y en algún caso, con colosos humanos, sentados o iniciando la marcha.
Dentro de estas torres se desarrollan escaleras de varios tramos para acceder a la andanada que
circula por encima de la puerta adintelada. Tras pasar la puerta, nos encontramos en un patio
porticada, definido por dobles hileras de columnas que soportan a las vigas o dinteles paralelos a los
lados del patio.
En el caso del templo que reseñamos, este patio añadido se giró levemente respecto al eje
longitudinal del templo. Desde este espacio porticada y avanzando por el citado eje, se llega a una
sala rectangular muy estrecha, resuelta con columnas, para desembocar en un segundo patio que,
del mismo modo, se rodea con pórticos de dobles crujías en tres de sus lados. Desde este segundo
patio y tras franquear una nueva portada, se penetra en la sala hipóstila.

La sala hipóstila de estos templos era un espacio colmatado de potentes columnas, las mayores del
edificio, y en su zona central sustentaban una cubierta, igualmente plana, que se elevaba por encima
de la de sus espacios vecinos para tomar iluminación cenital mediante celosías pétreas colocadas en
la parte más alta de los muretes perimetrales. Después de esta sala poblada de columnas, se situaba
el santuario que alojaba la barca para el gran viaje y un conjunto de habitaciones muy reservadas,
que ganaban en privacidad en base a disminuirse la altura de los techos e incluso, a la de elevarse el
suelo. Con todo, el espacio se haCÍa cada vez más bajo y oscuro. El paso a estos locales situados
detrás de la sala hipóstila estaba negado al público y sólo los sacerdotes y cuidadores podían
acceder a ellos
2.1.4. Arquitectura como satisfacción de vida cotidiana
La arquitectura en la sociedad egipcia tuvo una gran influencia en varios aspectos de la vida
cotidiana. Los antiguos egipcios construyeron monumentos impresionantes como las pirámides de
Giza y templos como Karnak y Luxor, que reflejaban su creencia en la vida después de la muerte y
en la importancia de los dioses en su sociedad. Estas construcciones también servían como centros
de poder político y religioso, y como lugares de culto y adoración. La arquitectura egipcia era
grandiosa, simbólica y funcional, y sigue siendo admirada y estudiada hasta el día de hoy.

2.1.5. Artes plásticas supeditadas a la arquitectura


el arte egipcio estaba estrechamente ligado a la religión y al poder político. Las obras eran
encargadas por faraones y nobles para glorificar a los dioses y perpetuar sus propias figuras y
logros.

Este arte se caracterizaba por su simbolismo, rigidez y monumentalidad, reflejando una sociedad
jerárquica y altamente estructurada.

Las pirámides de Giza son ejemplos sobresalientes de esta forma de arte, construidas como tumbas
para los faraones. También destacan las estatuas colosales, los relieves en templos y tumbas, y los
elaborados sarcófagos.

A lo largo de los siglos, el arte egipcio experimentó cambios estilísticos, influencias extranjeras y
períodos de esplendor y declive. Sin embargo, su esencia perduró, influenciando a culturas
posteriores y dejando un legado inigualable en la historia del arte y la humanidad.
El Arte Egipcio, una de las manifestaciones artísticas más antiguas y ricas del mundo, ha sido
moldeado por numerosos artistas a lo largo de milenios. Estos siete destacados representantes
encapsulan la esencia y la grandeza de esta tradición artística:

• Imhotep: Conocido como el primer arquitecto y médico de la historia, Imhotep fue el genio
detrás de la pirámide escalonada de Saqqara, una obra maestra de la arquitectura egipcia.
• Senenmut: Destacado por su habilidad como arquitecto y escultor, Senenmut es recordado
por su trabajo en la construcción del Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari, así como por
sus numerosas estatuas funerarias.
• Hepu: Escultor de la época del Imperio Antiguo, Hepu es conocido por sus delicadas
esculturas de altos funcionarios, que capturan la majestuosidad y la serenidad de la
aristocracia egipcia.
• Nefertari: Reina consorte de Ramsés II, Nefertari fue una patrona del arte y la belleza. Es
famosa por su tumba en el Valle de las Reinas, decorada con impresionantes murales que la
representan junto a los dioses.
• Thutmose: Este hábil escultor del Imperio Nuevo es conocido por sus retratos realistas y
expresivos, como el famoso busto de la reina Nefertiti, una de las obras maestras del arte
egipcio.
• Nakht: Destacado pintor del Imperio Nuevo, Nakht es conocido por sus magníficas
pinturas murales en la Tumba de Nakht en Tebas, que representan escenas de la vida
cotidiana y ceremonias religiosas.
• Tutmose: Escultor de la dinastía XVIII, Tutmose es famoso por su retrato de la reina
Nefertiti, una de las representaciones más icónicas y hermosas de la belleza femenina en el
arte egipcio.

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