Guía Didáctica: Unidad 2

Introducción a la Teología
GUÍA DIDÁCTICA
Unidad 2
SEMINARIO BÍBLICO AD sede Cúcuta
Calle 5N #7AE-160 3138245624
[email protected]
SEMINARIO BIBLICO – CÚCUTA
Formando ministros competentes
ASIGNATURA: INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA GUÍA DIDÁCTICA UNIDAD 2
IDENTIFICACIÓN
PROGRAMA Teología Ministerial Pentecostal ÁREA Teología SEMESTRE Primero
UNIDAD DIDÁCTICA 2 DURACIÓN DE LA UNIDAD 14 horas SESIONES 7
PROPÓSITO CLAVE
Contextualiza el mensaje cristiano, bíblico y pentecostal0para transmitirlo con pertinencia y relevancia
COMPETENCIA MINISTERIAL GENERAL
• Capacidad de aplicar los conocimientos en la práctica

• Capacidad de conceptualización, comprensión, análisis y síntesis
• Habilidades para buscar, procesar y analizar información procedente de fuentes diversas
COMPETENCIA MINISTERIAL ESPECÍFICA
• Valora la teología como instrumento idóneo en la búsqueda y el acercamiento a Dios
EV IDENCIAS DEL APRENDIZAJE
• Produce un bosquejo teológico como demostración de ir por el camino del quehacer teológico
• Argumenta a favor de la teología pentecostal
CONTENIDO DE LA UNIDAD DIDÁCTICA
LA CONSTRUCCIÓN DE LA TEOLOGÍA
El fundamento de la teología
La fuente de la teología
El camino de la teología
PRINCIPALES CORRIENTES TEOLÓGICAS CASONTEMPORÁNE
La religión tradicional
Descendientes de la Reforma
Movimientos y doctrinas carismáticas
SUMARIO
BIBLIOGRAFÍA
ENNS, Paul. Compendio Portavoz de Teología. Editorial Portavoz. 2008.
ERICKSON, Millard J. Teología Sistemática Parte 1. Editorial CLÏE, 2000.
HORTON, Stanley M. (ed.) Teología Sistemática: Una perspectiva pentecostal, cap. 11-15. Editorial Vida, 1999.
1
SBADC / INT / GDU V 182.0
LA CONSTRUCCIÓN DE LA TEOLOGÍA
El fundamento de la teología
La Fe
Para estudiar las diferentes propuestas teológicas históricas o filosóficas, no rigen otros requisitos que los que
determinan las demás ciencias no exactas. Sin embargo, para poder realizar el objetivo propio de la teología,
hacer una teología cristiana, es necesario partir de tres axiomas -o, en lenguaje propiamente cristiano- tres
postulados dogmáticos de la fe.
1. Dios existe
2. Dios se ha revelado a sí mismo en las Escrituras
3. Las Escrituras deben ser investigadas para determinar lo que Dios ha revelado
La aceptación de estos postulados depende
a. de la fe en el primer punto
b. de la fe en que el carácter de Dios es tal que quiere revelarse a la humanidad
c. de la fe en que las Escrituras son efectivamente el producto de esta revelación y deben ser estudiadas
El teólogo comienza su trabajo con el examen de las Escrituras y debe asegurarse que el material de estudio en
sus manos (la Biblia) realmente corresponde con aquellos textos que fueron declarados como inspiradas. En
consecuencia, debe examinar el proceso de canonización mismo y finalmente determinar de qué forma esta
inspiración se materializó en los textos a través de los diferentes autores.
La Palabra canónica
Con la aceptación previa de los postulados de fe, se abre el problema de identificar las Escrituras que forman
parte de la revelación. La teología no puede proceder sin haber recibido demostración que los textos que estudia
pertenezcan efectivamente a los escritos inspirados por Dios. Esta certeza ya no reside en la fe que el teólogo
pone en la revelación en sí; más bien pone su confianza en el proceso de selección en los primeros siglos que
determinaba la canonicidad de la literatura usada por la comunidad cristiana y la pertenencia de los escritos
usados por los judíos contemporáneos a ella. Conclusiones comunes de la teología cristiana-evangélica son:
• La Biblia es el documento fundamental de la fe cristiana porque a través de ella conocemos a Jesucristo, la
palabra viva de Dios y el fundamento en sí.
• La Biblia consiste en dos grandes conjuntos de escritos, comprendidos en el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento, que fueron inspirados a los autores por el Espíritu Santo y representan la revelación de Dios a
la humanidad. Lo que une a los dos testamentos es la persona de su objeto - Dios - y del que los inspiró en
mentes humanas -el Espíritu Santo de Dios. Testimonio de ello dan el Señor Jesucristo y los apóstoles.
• Sobre cuál canon del Antiguo Testamento debe ser tomado en cuenta, no existe acuerdo. Hay ciertas
evidencias en las citas neotestamentarias del texto veterotestamentario que se pueden trazar hasta el canon
griego de la LXX. Las primeras comunidades cristianas ciertamente usaron el texto griego ya que fueron
ignorantes del hebreo, pero luego del siglo II cayó en desuso.1
1
Ernst Würthwein, The Text of the Old Testament, trans. Errol F. Rhodes, Grand Rapids, Mich.: Wm. Eerdmans, 1995.
http://en.wikipedia.org/wiki/Septuagint#cite_note-W.C3.
2
Los teólogos protestantes-reformados-evangélicos siguen la elección de Martín Lutero quien tradujo desde
los libros del canon hebreo.
• El canon del Nuevo Testamento incluye aquellos textos que fueron reconocidos como inspirados porque
cumplían con cuatro criterios:
1. Tenían unidad de espíritu y compatibilidad con las demás enseñanzas del Nuevo Testamento
2. Su autor era uno de los doce apóstoles o discípulo directo de un apóstol
3. Su lectura pública era práctica general en la ecúmene2 cristiana de los primeros siglos
4. Había testimonios sobre su efectividad real en la transformación de los creyentes.
La interpretación
¿Por qué es necesario someter la revelación en las Escrituras a un proceso de interpretación? ¿No debería hablar
Dios de manera que todo ser humano pueda comprender su mensaje sin intermediación? Esta pregunta toca la
raíz misma de la teología cristiana, ya que, si existiera esta comprensión inmediata y uniforme entre los
creyentes, la teología se limitaría a ser una especie de catálogo de verdades reveladas. Pero hay motivos que
hacen de la interpretación el puente indispensable entre las Escrituras y su receptor.
1. Siendo revelación inspirada, la revelación contenida en las Escrituras posee intrínsecamente las mismas
cualidades que su autor: es de validez eterna, infalible e inalterable (Mt 5:18). Sin embargo, no se puede
sostener lo mismo en cuanto a la cosmovisión humana, sea de los autores o sea de los lectores y oyentes. La
actividad mental humana se desarrolla dentro del marco de paradigmas culturales de su época y región,
tanto en el momento de redacción como en el instante de recepción por oído o lectura. Este esquema se
puede romper reconociendo los paradigmas subyacentes, pero sin poder eliminarlos por completo.
La historia de la teología demuestra que aún la comprensión espiritual del ser humano pasa por el filtro de
la percepción sensual e intelectual; de otra manera, toda la cristiandad estuviera de acuerdo en un solo
sistema doctrinal. Este filtro se compone, entre otros, por
• la distancia cultural entre el mundo bíblico y el mundo del destinatario actual cuya superación depende
de la comprensión que tiene el último con las condiciones de vida vigentes en tierras y tiempos bíblicos
• los obstáculos habituales de la comunicación humana en cuanto a la semántica y
• el grado de comprensión de lectura que tiene el destinatario final
2. Tampoco se puede sostener que todo el material bíblico a disposición de los creyentes y de los estudiosos,
ha sido siempre una copia totalmente fiel y completa de las fuentes originales. Aun cuando las diferencias
tengan ninguno o poco efecto sobre el significado del mensaje, existen en cuanto al contenido en sí, lo que
a su vez hace necesaria una intervención previa en forma de clasificación cronológica y recopilación de las
fuentes más antiguas en un texto coherente.
3. Finalmente existe una barrera lingüística entre los idiomas de los textos originales y el idioma del lector.
Toda traducción en sí se realiza mediante un proceso interpretativo que balancea la fidelidad literal con la
necesidad de ser inteligible, pero, al fin y al cabo, también se ve influido por la perspectiva teológica del
mismo traductor.
2
Por etimología bíblica y uso histórico, la ecúmene se refiere a la comunidad global de los creyentes, es decir, a las
comunidades cristianas de todos los lugares.
3
El valor de la tradición
Es obvio que toda persona llega con nociones preconcebidas para la interpretación de los textos bíblicos.
¿Cuánto peso debería darse a lo que siempre se ha enseñado en las diferentes confesiones cristianas?
El diccionario define tradición como “la entrega de información, creencias y costumbres oralmente o por medio del
ejemplo, de una generación a la siguiente”. También se define como “un patrón heredado de pensamientos o
acciones, tales como prácticas religiosas o costumbres sociales” o envuelve “la continuidad cultural en actitudes e
instituciones sociales”. Tradición ha sido descrito como una opinión apoyada por la fuerza de la costumbre. Es
decir, la diferencia entre opinión y tradición es que la opinión pertenece al individuo mientras la tradición
pertenece a un grupo.
Un estudioso del tema, James Barr3 tiene algunos pensamientos interesantes al respecto:
“A pesar de todo lo que se ha dicho sobre la importancia positiva de la tradición… el protestantismo estaba en
camino correcto reclamando la autoridad de las Escrituras y refutando que la tradición debería tomar el mismo lugar
como ellas, negando que la tradición pudiera decidir sobre la exégesis. … Pero el protestantismo no está a salvo de
caer en los mismos vicios que un día se puso a reformar. … los papeles se han invertido, esta vez no es una tradición
católica medieval que se nos impone, es una tradición protestante, con origen en el siglo XVI, y ansiosa a mantenerse
en contra de la evidencia del texto y en contra de la posibilidad que interpretaciones muy diferentes sean posibles.
…No se necesita mucho entendimiento para ver que la autoridad que reconocemos es conservatismo o calvinismo o
evangelicalismo [o pentecostalismo] y que a la Biblia se le niega la autoridad de cuestionar la doctrina aceptada.”
La Biblia mantiene una visión de la tradición como una influencia nociva que impide acceder y comprender el
mensaje auténtico de Dios (Mt 15:1-9; Lc 5:37-38; Gá 1:13-17; Col 2:8).
Relevancia y pertenencia
Como toda ciencia, la teología falla en su razón de ser si carece de influencia a la vida humana, al individuo como
a la sociedad, al pensamiento intelectual, a los valores morales y a la acción práctica. Esta necesidad por
pertenencia alberga el peligro de perder su autenticidad que es la garantía de su relevancia, así como el
mantenerse exclusivamente en la autenticidad alberga el peligro de perder su pertenencia. En su libro El
cristiano contemporáneo, la doble advertencia que John Stott4 pronuncia para la Iglesia y el cristianismo en
general, es así mismo válida para la teología cristiana:
“El mundo ha cambiado de manera tan dramática que la gente rechaza el evangelio porque no encuentra resonancia
en él” (p.17)… y “La búsqueda de la pertenencia degenera y se transforma en la avidez por popularidad” (p.23).
Por supuesto, ciertos asuntos se han establecido como elementales en el estudio teológico. Son los que tratan
del conocimiento que el hombre pueda tener de Dios, su naturaleza y sus atributos, de la relación de Dios con el
mundo y del mundo con Dios, de la intervención divina en los asuntos humanos, de la fuente y del carácter de
la alienación humana, de la forma de restauración de la humanidad hacia Dios, y del último destino de la
3
James Barr (1924-2006), erudito bíblico, Oxford profesor para Interpretación y Lenguas bíblicas, autor de Las Sagradas
Escrituras: Canon, Autoridad, Crítica, y otros numerosos libros sobre el tema.
4
John Stott (1921-2011), clérico anglicano reconocido por sus libros teológico-prácticos, su papel como líder del
movimiento evangelístico internacional y cofundador del Movimiento Lausana.
4
humanidad. Tales temas han sido centrales a través de la historia de la teología y continúan dominando la
reflexión teológica de hoy.
Sin embargo, el cambio cada vez más rápido de la cosmovisión humana trae consigo un consecuente cambio en
la forma en la que el hombre interpreta la revelación recibida. Sin descartar el tesoro de dos milenios de teología
cristiana, su misma historia nos muestra que la urgencia por una periódica revisión y ocasional reformación es
intrínseca al pensamiento teológico. Lo que en épocas anteriores se hizo imperioso a lo largo de siglos, para la
sociedad global contemporánea se vuelve un asunto generacional, y a veces de una sola década.
Para salir victorioso de aquella ardua tarea de conservar la relevancia sin perder pertenencia, el teólogo
contemporáneo tiene un solo camino: volver a la fuente, ir de vuelta a la Escritura. Como expresó Karl Barth 5:
“…reconstruir el mensaje de Dios a la humanidad y comprender la posición del hombre actual en y frente a ella, es
descubrir la pureza de la voluntad divina debajo de los velos que cultura y tradición le han sobrepuesto entre el siglo
primero y el veintiuno, entre la Reforma y la Iglesia de nuestros días.” A pesar de que él mismo no siempre pudo
evitar caer en las trampas de su época y entorno, violando sus propios principios, Martín Lutero dio con el clavo
al postular SOLA SCRIPTURA.
Teología es, por ende, algo que no se puede aprender como un código de leyes; solo se puede aprender hacer la
teología del propio tiempo y entorno; esto sí, con la más estricta observación del método científico y con la sincera
disposición de renunciar a lo que al teólogo hubiera gustado encontrar en ella, a cambio de someterse a lo que
el Señor de todo conocimiento ha tenido bien en mostrarle.
La fuente de la teología
La Revelación general
Como ser finito, el proceso por el cual el hombre llega a conocer algo del Dios infinito necesariamente tiene que
partir de una manifestación divina.6 Tradicionalmente, la teología ha visto que Dios dio una revelación objetiva,
válida y racional de sí misma en 1) la naturaleza, 2) la historia, y 3) la personalidad humana (Sal 19:1-2; Ro 1:20).
Este punto de vista equivale asumir que
1. todas las personas, de forma consciente o no, tengan una noción innata de percibir la existencia de Dios
2. que exista en todas las personas una sensibilidad que las hace receptivas frente a su revelación más
específica
3. que de esta manera Dios esté dando una oportunidad a los que nunca han podido recibir su mensaje directo
A esto la teología reformada7 objeta que las tres fuentes de la revelación general han sido cambiado por las
consecuencias de la caída y que, por lo tanto, la revelación general sólo se entiende al contemplar a la
naturaleza, la historia y la personalidad humana a través de los ojos de la fe.
Además, la clase de conocimiento así recibido no tiene facultad alguna de revelar al hombre las perfecciones de
Dios –como su amor, justicia y misericordia- ni puede hacerlo comprender los propósitos del plan divino.
5
Karl Barth (1886-1968), teólogo neo-ortodoxo suizo, en Introducción a la Teología evangélica. 1962.
6
TSME p. 178
7
Juan Calvino, Institución de la religión cristiana, libro 1, capítulo 6, sección 1.
5
El carácter de la Revelación especial8

Bajo revelación especial se entiende la manifestación que Dios hace de sí mismo a personas particulares y en
momentos y lugares concretos, un verdadero ajpokaluvptw (apocalypto – yo revelo). Y este acto es necesario
precisamente porque los seres humanos han perdido la comunión con Dios con la cual en un principio había sido
creada la humanidad. Esta revelación especial es la que registran las Escrituras y la presentan con tres
características definidas:
• Es personal. Siendo persona, Dios se comunica como persona. Se da un nombre, hace pactos y concede a
ciertos individuos tener una experiencia personal con él.
Las Escrituras no son un conjunto de sentencias, verdades universales formuladas en forma impersonal, sino
declaraciones sobre hechos concretos que acontecieron a personas concretas. Hay muy poca especulación
en cuanto a todo lo que no se relaciona directamente con la obra redentora de Dios y su relación con el ser
humano. La Biblia es extremadamente escasa en información cosmológica, biográfica o historiográfica, en
general con todo lo que no contiene información relevante para la fe del hombre en Dios.
• Es antrópica. Dios es un ser que se encuentra fuera de la capacidad y experiencia sensorial del hombre. Su
naturaleza en nada es comparable con la naturaleza humana. Para revelarse, lo hace en forma antrópica, es
decir, en lenguaje humano y en categorías de pensamiento y acción humana.
Las Escrituras usan el idioma común a la época y entorno de los autores, la lengua vernácula con sus
modismos y las medidas propias a la época histórica de cada uno. Lo mismo ocurre con el marco de
cosmovisión que servía a los autores para su noción del mundo. No se distinguen por conocimientos fuera
de lo acostumbrado para su tiempo y lugar.
• Es analógica. Dios recurre a elementos de la vida humana para reflejar una verdad divina. Es necesario
porque de otra manera no podríamos comprenderlo, pero también es necesario tener presente la distinción
cualitativa dentro de la analogía. El hombre puede formarse una idea de lo que Dios es y hace, porque dentro
de dimensiones finitas, el mismo puede ser y hacer algo análogo. Al comparar el amor de Dios, por ejemplo,
con un análogo -el amor paternal-, obtenemos una idea de cómo Dios ve al hombre, pero de ninguna manera
se nos hace comprensible la calidad infinita de su amor.
Los modos de la Revelación
Eventos históricos
Los teólogos han interpretado de diferentes maneras el contexto entre sucesos, narración de los sucesos y la
revelación especial. De forma exclusiva o alternativa, se concluye que
• La historia narrada en las Escrituras, como los grandes recitales que recopilan la serie de sucesos de los que
es objeto el pueblo de Israel, permiten sacar conclusiones sobre la forma de obrar de Dios (Dt 26:5-9; Hch
13:16-41). Aquellos relatos de los actos de Dios son un lazo común entre los testamentos.
• La historia bíblica es un medio de revelar la actuación de Dios, no en sí misma, sino como envoltura. No son
los relatos mismos la esencia sino los propósitos que se transmiten por medio de ellos. Por ejemplo, la
revelación que vino a través de las palabras y las obras de Jesús no eran la revelación en sí, sino que revelan
la llegada de Dios y de su reino. Por lo tanto, los fariseos, estancados en su propia interpretación del plan
divino, eran incapaces de reconocer la revelación en los milagros que hizo Jesús.
8
TSME p. 203
6
• La historia misma refleja los atributos y los propósitos de Dios. Su acto supremo vivió en la resurrección, la
demostración humanamente perceptible de intervención de Dios como acto histórico.
La declaración divina
En el Antiguo Testamento, la forma más precisa de recibir la revelación es la declaración: “Vino palabra del
Señor a…”. Todo lo que se encuentra enmarcado entre comillas se entiende como el discurso directo de Dios,
reflejado en la boca del profeta -aun con las palabras, la formulación y según la interpretación de su experiencia
cultural-. En la mayor parte de los casos, se trataba del anuncio de sucesos –pasados, presentes o futuros- para
transmitir la voluntad divina, siendo la interpretación misma la revelación.
Conforme a Hebreos 1:1, las Escrituras mismas reconocen el carácter y el valor de declaración profética. Ella
abarca todas las veces en las que hombres y mujeres –incluso una burra- fueron usados como transmisores.
En el Nuevo Testamento, sin embargo, la revelación toma formas y dimensiones incomparables, no presentes
dentro de las limitaciones del Antiguo Pacto.
La encarnación9
La revelación completa de Dios se encuentra en la vida y enseñanza de Jesús. La divinidad encarnada en su
humanidad es la perfecta y total expresión de Dios frente al ser humano. Hebreo 1:2 contrasta la encarnación
con las formas anteriores de revelación, declarándola superior. Tanto la intervención histórica como la
declaración de la voluntad de Dios están contenidos en la persona de Jesús; la revelación como acto y como
palabra se ha unificada en él. Su vida, enseñanzas, obras, muerte y resurrección no relatan sino son la historia
redentora, en cuanto que él es el Redentor (Jn 4:25-26)
• Su mensaje sobrepasa al de la Ley y de los profetas, incluso puede corregirlos, no para contradecirles sino
para descubrir el verdadero sentido de la declaración profética o legisladora y cumplirlo (Mt 5:17; Lc 16:16;
Lc 24:27; Jn 1:45; Jn 5:39). Cuando Moisés anunció la Ley, cuando los profetas hablaron, eran portadores de
un mensaje de Dios y sobre Dios. Cuando habló Jesús, era Dios mismo quien hablaba.
• Esta revelación también tuvo lugar en la perfección del carácter de Jesús, el testimonio de su naturaleza
humana pura. Las actitudes y afectos de Jesús no se limitaron a reflejar al Padre sino mostraron la perfección
que Dios desea desarrollar en el ser humano (Mt 27:54; Lc 5:8; 1Jn 1:1).
Jesús pudo decir: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14:9). Jesús, hombre quien nació, vivió y murió
en condiciones humanas, quien caminó y comió entre hombres, es la revelación completa de Dios. Porque es
Dios mismo.
El camino de la teología
La teología reclama el estado de ciencia por extraer el contenido de la Biblia y expresarlo para el hombre
contemporáneo siguiendo a métodos determinados. El más completo de ellos lleva el nombre Método
teológico. Es la tarea de saber lo que la Biblia nos dice hoy en un acercamiento gramático-histórico, siguiendo
al proceso del quehacer teológico10 . El estudio de la Biblia necesita encontrar el significado explícito de un texto
para entenderlo plenamente en su contexto histórico y cultural, incluyendo el idioma del autor, y a la luz de la
revelación natural (la creación en sí, en la medida en la que se ha podido conocer).
9
TSME p. 215
10
DAP-Erickson, El proceso de hacer teología.
7
Fases del estudio teológico

El proceso teológico se desarrolla en primer lugar sobre la interpretación del texto bíblico, en tres fases
contiguas:
1. Como exégesis se entiende comúnmente la fase inicial y clave de reconstruir el acto comunicativo de un
texto, recopilando todos los elementos relevantes que caracterizan el ambiente y las circunstancias
originales, incluyendo los detalles lingüísticos, culturales, sociales, históricos, etc.
2. En la fase siguiente, la hermenéutica determina el significado específico que el texto haya tenido para los
participantes en la comunicación original, es decir, el autor y los oyentes o lectores de su tiempo.
3. En la fase tercera, la contextualización señala los paralelos entre el significado bíblico dentro del entorno y
los acontecimientos presentes, definiendo el grado de pertinencia actual en la esperanza de provocar la
respuesta apropiada del creyente por medio de una aplicación personal y colectiva.
Al inicio del estudio teológico es preciso colocar tres preguntas nítidamente separadas:
1. ¿Qué dice la Biblia realmente?
Debemos determinar lo que el texto relata, su contenido real. Esto incluye la semántica del texto y la
indagación en el uso común de las expresiones que usa, en su idioma original.
2. ¿Qué significa lo que dice la Biblia?
Luego de encontrar lo que la Biblia dice –y sólo luego de encontrarlo- se puede continuar con la pregunta
sobre el significado, la interpretación, de un texto, según la intención del autor.
3. ¿Cómo aplica lo que dice la Biblia a nosotros hoy?
Finalmente, y sólo después de haber cumplido con los dos pasos anteriores, podemos estudiar la
relevancia del texto para un individuo determinado en un lugar determinado en un tiempo determinado.
Dos son las clases de error a las que lleva la omisión de alguno de los pasos:
• La primera es la tendencia de olvidarse de uno de los primeros pasos, saltar al tercero y proclamar la
aplicación como verdad eterna y universal, en ignorancia del contexto y significado originales del texto, a
veces negando que estos tengan que ver. Ya que ningún texto puede significar hoy lo que no significaba para
sus destinatarios originales, fallar en este punto abre la puerta a toda clase de conclusiones erróneas.
• La segunda clase de error, opuesta a la primera, es la omisión del tercer paso, que resulta en la lectura y el
conocimiento de una Biblia que son infructuosas e inútiles para su objetivo, la trasmisión de la revelación
para transformación. Las Escrituras son más que ῤῆμα (jrema - declaración, palabra expresada); son
κήρυγμα (kérygma - proclamación de un mensaje de buenas nuevas), revestido del poder transformador de
Dios mismo. No aplicar la voluntad revelada a la vida personal y comunitaria, es renunciar a la nueva
humanidad en Cristo.
El estudio bíblico metódico
Mientras la aplicación es asunto de decisión, el uso de los métodos de estudio bíblico tiene que ver con el nivel
del conocimiento que el estudioso bíblico desea adquirir mediante diferentes formas de acercamiento al texto.
El uso de los métodos de estudio bíblico es especialmente importante para descubrir el significado más
profundo del texto y de ahí poder contextualizarlo.
Entre los métodos más relevantes de examinar la Biblia con miras a las tres fases del estudio teológico se pueden
nombrar:
8
• Método histórico. Proporciona la comprensión del ambiente socioeconómico-político, cultural y religioso,

que es la clave para determinadas declaraciones o acciones. Entre mejor se conoce y sabe apreciar las
influencias del entorno sobre la manera de pensar de los autores y actores en el texto bíblico, más acceso se
obtiene hacia una interpretación acertada de su significado.
• Método inductivo (aplicado a un pasaje en especial). Reúne exégesis (incluyendo el estudio lingüístico-
gramatical), hermenéutica y contextualización en secuencia lógica que conduce al estudioso a empoderarse
del texto de forma intelectual, emocional y volitiva. Permite llegar al fondo de un texto específico.
• Método teológico sistemático. La extracción de las grandes enseñanzas a lo largo de todo el texto bíblico
con el fin de definir y declarar el propósito de Dios de forma coherente y armonizada.
Grados de autoridad de las afirmaciones teológicas11
Los conceptos teológicos se construyen sobre distintos tipos de afirmaciones que se pueden clasificar en base
a su derivación. Es importante atribuir a cada tipo de afirmación un grado apropiado de autoridad.
1. A las afirmaciones directas de las Escrituras se les debe conceder el mayor peso. En la medida que
representan correctamente lo que enseña la Biblia, tienen el estatus de palabra directa de Dios. Por
supuesto, hay que estar muy seguro de que se está trabajando con lo que realmente están enseñando las
Escrituras, y no con una interpretación impuesta.
2. A las implicaciones directas de las Escrituras también se les debe dar una gran prioridad. Sin embargo, se
tienen que considerar como un poco menos autoritativas que las afirmaciones directas, porque la
introducción de un paso adicional (la inferencia lógica) lleva consigo la posibilidad del error interpretativo.
3. Las implicaciones probables de las Escrituras, esto es, las inferencias que se extraen en los casos en los que
una de las presuposiciones o premisas es sólo probable, tienen menos autoridad que las implicaciones
directas. Aunque merecen respeto, estas afirmaciones deberían ser tomadas con cierta provisionalidad.
4. Las conclusiones inductivas de las Escrituras varían en su grado de autoridad. La investigación inductiva, por
supuesto, sólo ofrece probabilidades. La certeza de sus conclusiones aumenta en proporción a lo que
aumenta el número de referencias realmente consideradas y el número total de referencias pertinentes que
podrían considerarse.
5. Las conclusiones que se infieren de la revelación general, que es menos particular y menos implícita que la
revelación especial, deben estar siempre sujetas a las afirmaciones más claras y explícitas de la Biblia.
6. Las especulaciones rotundas, que con frecuencia incluyen hipótesis basadas en una sola afirmación o
insinuación de las Escrituras, o que se derivan de alguna parte oscura o poco clara de la Biblia, también
pueden ser expuestas y utilizadas por los teólogos. No existe ningún peligro siempre que el teólogo sea
consciente y advierta al lector o al oyente de lo que está haciendo. Surge un serio problema si estas
especulaciones se presentan con el mismo grado de autoridad que se atribuyen a las afirmaciones de la
primera categoría.
En cierto sentido, la teología es a la vez un arte y una ciencia, lo que implica que el patrón de hacer teología no
puede ser excesivamente rígido, pero la secuencia 1. estudio inductivo - 2. teología sistemática – 3. teología
práctica (dogmática, apologética, moral) se debe conservar porque es el orden lógico de la tarea.
11
TSME p. 83
9
PRINCIPALES CORRIENTES TEOLÓGICAS CONTEMPORÁNEAS

Hablar de pensamientos tan complejos como son las perspectivas teológicas, necesariamente hará omisión de
las muchas facetas en la que diferentes grupos reciben, perciben y traspasan su cosmovisión bíblica y teológica
en particular. Es mejor hablar de corrientes, perspectivas que comparten un ángulo común desde el cual
considerar toda el área teológica. En el presente inventario de las corrientes cristianas contemporáneas no
interesa ni su origen ni su historia; tampoco abarcaremos a corrientes del pasado; únicamente examinaremos
aquellas que hoy en día son influyentes.
Una corriente teológica es como el marco mayor dentro del cual pueden caber teologías dogmáticas12 muy
diferentes en sí, pero identificados por una perspectiva dominante. Miraremos las más importantes, tanto por
el número de sus adherentes como por el grado de influencia que ejercen en lo que el mundo secular percibe
como ‘cristianismo’. Al mismo tiempo, dentro de una confesión particular pueden coexistir o rivalizar varias
interpretaciones como ‘corrientes’.
La religión tradicional
Catolicismo Romano
El catolicismo es la doctrina profesada por la Iglesia Católico-Romana (ICR), supuestamente una y misma
enseñanza para todos los creyentes adherentes a ella, pero en la práctica también interpretada conforme a la
cosmovisión cultural regional y sus tradiciones locales o según el nivel de formación religiosa.
Las principales verdades de fe de la Iglesia Católica se encuentran expresadas y resumidas en el Credo Niceno-
Constantinopolitano y en variadísimos documentos, como por ejemplo el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC)
y el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (CCIC).
Pronunciamientos de tipo teológico-pastoral se encuentran en las encíclicas papales, circulares públicas a todos
los creyentes que manifiestan la aplicación de la doctrina a asuntos de actualidad global urgente y son, de cierto
modo, más que una mera recomendación, una declaración confesional del punto de vista católico.
La teología católico-romana comparte las doctrinas más importantes de la fe con las demás corrientes
cristianas: la Trinidad y la persona divina y naturaleza divina y humana de Jesucristo. Al mismo tiempo profesa
una serie de enseñanzas contrarias a otras ramas del cristianismo, entre ellas las más prominentes son:
• La autoridad de la iglesia en la interpretación de las Escrituras y la autoridad de la tradición eclesial
manifestada en los pronunciamientos papales y conciliares.
• La administración de sacramentos definidos por la iglesia, en primer lugar, la absolución del pecado.
• La condenación eterna al morir con un pecado mortal no absuelto y la estancia en el purgatorio para la
purificación de pecados veniales no absueltos.
• La eucaristía como la transubstanciación del cuerpo de Cristo, es decir, su presencia real en el pan y en el
vino.
• La facultad de María como mediadora ante Cristo, y (desde 1854) su propia excepción del pecado original.
12
La dogmática trata la verdad de las Escrituras extraída por la teología sistemática y presentada en acuerdo con la
perspectiva particular que se entiende y confiesa por una iglesia o denominación determinada.
10
El Aggiornamento13
Como ocurre en otras confesiones cristianas, las comunidades locales no reflejan la profundidad teológica de la
corriente católica ni sus desarrollos. Donde se desliga de la tradición, el catolicismo romano ha mostrado ser
apto de reformación interna y actualizarse. Este fue el camino iniciado por del Segundo Concilio Ecuménico
Vaticano de 1962-65. Convocado por Juan XXIII en 1959, concluyó bajo Pablo VI con un número de reformas e
inspiró cambios esenciales en el seno del catolicismo, aun cuando hasta hoy no todos han sido popularizados.
• La ‘puesta al día’ o actualización hizo una manifestación muy visible al renovar la liturgia con el uso de las
lenguas vernáculas en los oficios. Asimismo, incentivó la participación de los ´laicos´ -incluyendo mujeres-
en todas las operaciones no sacramentales. Dio lugar a la transformación del antiguo sistema parroquial en
centros de reevangelización y una proliferación del movimiento celular lo que también condujo a que la
lectura y el estudio de la Biblia se hacen cada vez más usuales para el creyente católico.
• Un resultado muy visible es la campaña de reconciliación de la Iglesia Católico-Romana con otras corrientes
como los ortodoxos (1964) y protestantes (1999) cuya legitimidad reconoce. Con la Federación Luterana
Mundial se firmó una declaración común sobre la doctrina de la justificación (octubre 31, 1999)14. Continúa
en forma de invitación a la coexistencia pacífica entre religiones anteriormente consideradas hostiles.
• Esta apertura se demostró también en la adopción de la doctrina de la inclusión, según la cual por la obra
universal de Cristo la gracia de Dios fue dada a la humanidad, por lo tanto, la regeneración espiritual puede
incluir a los seres humanos que por su forma de vivir busquen a Dios, aun sin saber de Él directamente.
• Ignorado por el catolicismo popular fue la tácita admisión de la evolución teísta. Parcialmente influido por
la Teología de la Evolución expuesta por Teilhard de Chardin15, el catolicismo terminó aceptando los
hallazgos de la Síntesis moderna de evolución, quedando así libre de intervenir en la discusión por las
implicaciones éticas del desarrollo científico, sin el reproche de ser anticientífico.
• Desde la Edad Media, la preocupación social o cāritas16 ha sido una fortaleza del catolicismo. Desde el fin del
siglo XIX aparecen las ‘encíclicas sociales’, redactadas en períodos de papados de orientación progresista en
cuestiones de las condiciones de vida de las masas. El papa presente, Francisco, incluyó en esta temática
también la responsabilidad por la conservación del medio ambiente.
Los movimientos internos del catolicismo
La visibilidad del papa como figura central y vocero de la denominación a la que pertenece más de la mitad de
los cristianos del mundo, da publicidad y peso global a sus declaraciones y transmite una imagen de unidad.
Esto hace olvidar que también dentro del catolicismo romano coexisten corrientes diversas a lo largo de líneas
conservadoras o progresistas, similar a lo que se puede observar entre corrientes evangélicas. El ala
13
Italiano (adchornamento), literalmente ‘puesta al día’ o actualización.
14
Este acto tan importante en Europa y para la convivencia entre católicos y protestantes en Alemania, pasó desapercibido
en otras partes del mundo. Declara: «Juntos confesamos: Solo por gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no
por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones,
capacitándonos y llamándonos a buenas obras».
15
Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), sacerdote jesuita, filósofo, paleontólogo francés. Fue miembro de los equipos
arqueológicos que hallaron al Hombre de Pekín y al Hombre de Java; desarrolló una teología de la evolución que la describe
como el camino de la creación desde el Alfa hasta la O mega.
16
En latín, cāritas describe el amor, la preocupación por lo que es caro a uno. De ahí que fue usado para traducir el griego
agape, el amor desinteresado derramado por Dios en el hombre donde se manifiesta como amor al próximo.
11
conservadora aboga por la permanencia de la doctrina en el statu quo -o incluso un regreso a al estado antes del
Vaticano II; la pugna por la renovación teológica viene, como es lógico, del ala progresista. Que este ha ganado
en influencia demuestra la elección del cardinal argentino Jorge Bergoglio como papa Francisco.
Es significativo que América Latina es protagonista en un proceso donde la tendencia teológica apunta a afectar
directamente a la sociedad de clases. La Teología de Liberación, nacida en el seno de sacerdotes católicos como
Gustavo Gutiérrez, y los escritos y testimonios de personajes como el arzobispo brasilero Helder Câmara, el
arzobispo salvadoreño Óscar Romero, o el teólogo jesuita salvadoreño Ignacio Ellacuría han sido de gran
impacto también para los teólogos evangélicos latinoamericanos y, finalmente, en todo el mundo.
Un ángulo diferente de la doctrina católico-romana tratan teólogos europeos como Hans Küng (1928-),
poniendo a discusión dogmas como la infalibilidad papal. Nuevos movimientos también hacen crítica teológica
a doctrinas como el celibato, y, cada vez más fuerte, a la exclusión de mujeres de la ordenación ministerial.
Ortodoxia
Bajo ortodoxia en sentido histórico se entiende la doctrina de las iglesias que surgieron de la separación de la
iglesia oriental del Imperio bizantino de la iglesia de Roma en el Gran Cisma de Oriente de 1054. En su seno hubo
poca renovación interna, fuera de su apoyo al proceso de reconciliación cristiana interconfesional.
En 2018, producto de su alineación política con el nacionalismo del gobierno ruso, la Iglesia Ruso-ortodoxa
declaró su separación de la alianza milenaria con las denominaciones de la Iglesia Griego-ortodoxa.
Antiguas corrientes orientales
Nacidos en el primer cisma que se produjo alrededor de la definición de la persona y naturaleza de Cristo (431)
las comunidades sectarias en África oriental y el Cercano Oriente han conservado las doctrinas de sus
fundadores y tienen poca relación con las demás corrientes cristianas.
En las recientes severas persecuciones por musulmanes extremistas que resultaron de la guerra en Irak, los
cristianos orientales han demostrado una resistencia firme, permaneciendo fiel a su convicción cristiana.
Descendientes de la Reformas
En el presente, las ramas protestantes con origen en la Reforma del siglo XVI ya no suelen clasificarse tanto
según sus raíces en Lutero o Calvino, ni por ser de procedencia anglicana, bautista, o radical. Donde se traza la
línea que separa al cristianismo contemporáneo es en la clasificación como fundamentalista o liberalista. A cada
lado de esta línea se agrupan teologías dogmáticas en sí muy diferentes. Además, algunas creencias populares
se cultivan por tradición dentro de ambientes denominacionales o surgen espontáneamente al aceptar alguna
enseñanza novedosa. Todo esto contribuye a la confusión de los creyentes que no se confrontan con verdades
teológicas. Al contrario, la teología misma es atacada cuando no quiere hacerse cómplice de las divagaciones.
Teologías conservadoras
La teología conservadora parte de las doctrinas dogmáticas de los siete concilios ecuménicos reconocidos:
• la persona trinitaria de Dios
• la encarnación de Jesucristo, persona divina con naturaleza divina y humana, y el nacimiento virginal
• la muerte vicaria de Jesucristo
• la resurrección corporal de Jesucristo y su ascensión al cielo
• la Segunda Venida de Jesucristo
12
• el Nuevo Nacimiento mediante la regeneración del Espíritu Santo

• la resurrección de los santos para vida eterna y la de los impíos para juicio final y castigo eterno
• la comunión de los santos, los cuales son el cuerpo espiritual de Cristo.
A este catálogo doctrinal, patrimonio de la cristiandad desde sus primeros siglos, la teología conservadora
coloca un punto primario: la inspiración de las Escrituras por el Espíritu Santo y su infalibilidad. Esto es lógico ya
que de la aceptación de la inspiración divina depende el poder de convicción de los demás puntos. Al mismo
tiempo es un punto divisivo, ya que involucra necesariamente una lectura interpretativa de las Escrituras.
La Reforma, encabezada por Martín Lutero, ha sostenido que la iluminación por el Espíritu Santo es el medio
por el cual el creyente llega, sin intermediación del magisterio de la iglesia, al correcto entendimiento. En este
caso, los cánones doctrinales sobrarían y la Iglesia existiría sin divisiones. Sin embargo, desde sus primeros días,
los reformadores mismos convirtieron el postulado de la SOLA SCRIPTURA17 en un deseo piadoso pero irreal,
estando en desacuerdo de interpretación, dando lugar primero a tres cuerpos confesionales -luteranos,
calvinistas y radicales-, y terminando hoy en día en miles de diferentes declaraciones dogmáticas.
Fundamentalismo
En el sentido estricto, el fundamentalismo es una corriente que surgió dentro del protestantismo
norteamericano en antagonismo a la teología liberal. Su énfasis principal es la inspiración verbal plenaria y, por
lo tanto, la inerrancia de las Escrituras, manifestado también en una interpretación primordialmente literal de
la Biblia. Esta interpretación, por ende, es poco o no de todo exegética; por lo que se hace innecesario una
contextualización del mensaje. El fundamentalismo tampoco reconoce un principio básico de la hermenéutica
protestante, la revelación progresiva18.
El literalismo bíblico refuta a la posibilidad de reinterpretar algunas doctrinas como, por ejemplo, el ministerio
de las mujeres y su papel en la sociedad, o una creación en seis períodos de tiempo19 de duración indefinida en
lugar de seis días terrestres.
Su expresión más alta encontraba el fundamentalismo en teólogos como J.C. Ryle (1816-1900) o Gresham
Machen (1881-1937). Este último reunió alrededor de sí la escuela del Seminario Teológico Westminster,
formado por los que habían abandonado el Seminario Princeton por protesta a lo que llamaron una “tendencia
liberalista”.
Lo que más separa a los fundamentalistas de otros conservadores es su actitud de censura que ejercen frente a
las demás corrientes y sus intentos de abolir la separación entre Iglesia y Estado. En Estados Unidos, esto
17
SOLA SCRIPTURA (latín, “sólo por medio de las Escrituras”) es la primera de las llamadas Cinco Solas de la Reforma.
Lutero quiso expresar 1. que el mensaje divino se encuentra en la Biblia sola, no en las declaraciones tradicionales
eclesiásticas, y 2. que el creyente puede comprender el mensaje divino por lectura de la Biblia sola, sin necesitar
explicaciones de un magisterio eclesiástico.
18
Se define como revelación progresiva el reconocimiento que Dios no reveló todo sobre sí en un instante, sino que lo hizo
a lo largo del tiempo. Antes de la llegada de Jesucristo el conocimiento de Dios era incompleto (“sombra”), Sólo en Jesús
Dios se dio a conocer por completo. Jesucristo tiene la soberanía de la interpretación de las Escrituras, por lo tanto, el
cristiano debe leer al Antiguo Testamento bajo la perspectiva del Nuevo Testamento.
19
El hebreo yom (“día”) también significa cualquier período de tiempo en el cual tiene lugar una acción determinada. Por
ejemplo Gn 2:4 habla del día (singular) de la creación. Compare también “día del conflicto” (Sal 20:1) y similares.
13
condujo a la era de la Prohibición20, cuyas consecuencias unánimemente son consideradas negativas, o al

intento de prohibir la enseñanza de ciencias biológicas en los colegios públicos21.
Por extensión, se ha llegado a llamar “fundamentalismo” a cualquier posición que rechace muchos de los
resultados de la investigación moderna sobre la historia y la formación de la Biblia. Por una extensión aun mayor,
el mismo término se les aplica a los extremistas en cualquier religión y filosofía política.
Neo-fundamentalismo22
Con el avance de los descubrimientos científicos y los cambios sociales -emancipación femenina, desegregación
racial- la naturaleza del fundamentalismo se radicalizó conduciendo al movimiento neo-fundamentalista
moderno. Su énfasis está en la “separación secundaria” -evitar a otros conservadores que se asocian con
liberalistas. El rechazo apunta especialmente a los neo-evangelicales como Billy Graham, a los que acusan
destruir el evangelicalismo con su “espíritu de inclusivismo”.
Por su parte, los neo-fundamentalistas buscan utilizar la legislación del estado a la par que la imposición social
de la doctrina cristiana. En la segunda mitad del siglo XX su influencia vía canales propios de radio y televisión
permitió a voceros prominentes como Jerry Falwell (1933-2007) y Pat Robertson (1930-) lanzar el movimiento
de la “Mayoría Moral”, y autores de novelas escatológicas como Hal Lindsay (1929) y Tim LaHaye (1926-2016)
popularizaron sus doctrinas también en producciones de cine.
Aunque el neo-fundamentalismo retiene las doctrinas fundamentales históricas tiende a rechazar la
investigación intelectual y la formación en los seminarios, contando más bien su influencia al cristianismo
popular a través de los medios de comunicación audiovisuales.
Evangelicalismo
De origen norteamericano, el concepto de evangelicalismo se refiere a un movimiento no claramente definido
que aparece en denominaciones de ascendencia protestante, subrayando la experiencia personal del nuevo
nacimiento y la necesidad de predicarles el Evangelio a los no creyentes, a veces en misiones interculturales. A
pesar de que hay una fuerte influencia calvinista sobre el movimiento, muchos de sus seguidores se inclinan
hacia el arminianismo. Aunque el movimiento a veces se confunde con el fundamentalismo, hay ciertas
diferencias de énfasis entre ambos. El fundamentalismo se preocupa más por la letra de la Escritura y por la
ortodoxia doctrinal, mientras el evangelicalismo, al tiempo que afirma esos mismos, tiende a subrayar la
experiencia de nacer de nuevo y de cumplir la Gran Comisión. Una división se ha creado en torno a la escatología.
Actualmente, el evangelicalismo está dividido entre el neo-fundamentalismo y el neo-evangelicalismo.
20
Se conoce como Prohibición una enmienda constitucional de Estados Unidos que entre 1920-1933 declaró ilegal producir,
importar, transportar y vender bebidas alcohólicas. Fue impulsado por grupos protestantes fundamentalistas. Entre sus
consecuencias no sólo se cuenta la explosión de la criminalidad organizada y corrupción política, sino también la triplicación
en el consumo de bebidas alcohólicas, según estadísticas posteriores del FBI.
21
Culminó en el proceso jurídico del Estado de Tennessee contra el maestro de secundaria John Scopes en 1925, también
conocido como “El proceso del mono”. Terminó con una condena simbólica de Scopes por haber enseñado sobre la
evolución biológica lo que poco antes había sido prohibido en este estado. La publicidad del proceso condujo a la abolición
de la ley a favor de la libertad académica.
22
ENNS, Paul. Compendio Portavoz de Teología, p. 642s. Editorial Portavoz, Grand Rapids, Michigan. 2008.
14
Neo-evangelicalismo
En las últimas décadas han surgido ramas neo-evangelicalistas que sostienen la infalibilidad de las Escrituras en
cuestiones de fe y conducta, pero no consideran que la Biblia se pronuncie sobre temas científicos, evitando así
entrar en conflicto con las ciencias físicas y biológicas, abriendo el acceso a personas de formación científica.
Entre sus representantes destacados se encuentra la escuela de teólogos alrededor del Seminario Teológico
Fuller como sus cofundadores Harold Ockenga (1905-85) y Carl F. Henry (1913-2003) el que también era el editor
fundador de la publicación Cristianismo Hoy, y el evangelista Billy Graham (1918-2018).
Estos ministros y otros habían nacido dentro del fundamentalismo, pero con creciente inconformidad por las
posturas rígidas y la indiferencia de la corriente en asuntos sociales. En su libro La intranquila conciencia del
Fundamentalismo (1947), Henry se posiciona en contra del liberalismo moderno, afirmando a la Biblia como
inspirada, pero dando gran espacio a la necesidad de una ortopraxia evangélica, manifestada en una mayor
inclusividad y una política cristiana más dentro de la sociedad, no a través de las instituciones establecidas.
Tradicionalmente la mayoría de sus seguidores se ha ocupado tanto de cuestiones de fe y moral personal como
de vincularse con los procesos políticos y económicos de la sociedad, para allí trabajar en pro de la justicia y la
paz. Un legado directo del neo-evangelicalismo son la escuela de Iglecrecimiento y el Movimiento Lausana que
apuntan a un esfuerzo organizado, sistemático, y masivo de la evangelización.
Protestantismo liberalista
Liberalismo es un término que se emplea con diversos sentidos según el contexto. En la historia de la teología
protestante, la Teología liberal es un movimiento que floreció en el siglo XIX y principios del veinte, tomando
formas diferentes que por lo general concordaban en la necesidad de acercar la doctrina evangélica al hombre
moderno. En este intento de liberarse de la camisa de fuerza de los dogmas, se desmantelaron de hecho las
nociones sobrenaturales de la deidad con respecto tanto al Logos –la ‘Palabra viva’, Jesucristo- como a las
Escrituras -la Palabra inspirada-. Las Escrituras quedaron supeditados en autoridad a la experiencia religiosa
inmediata del ser humano, el que se suponía en camino ascendente por el desarrollo de esta experiencia.
Esta teología liberal quedó reducida y refutada por las teologías neo-ortodoxa y neoliberal nacidas en la
experiencia apocalíptica de la Primera Guerra Mundial. No obstante, dejó como herencia su método, la Crítica
de las formas o ‘alta crítica’ y la Crítica textual o ‘baja crítica’ y los procesos exegéticos y exámenes históricos del
texto que también condujeron a la Búsqueda del Jesús histórico y la Hipótesis documentaria. Aun cuando las
décadas siguientes han corregido muchos de los excesos de la primera hora de la ‘liberación’, lo que quedó se
ha afirmado bajo el nombre de la Ciencia Bíblica, un acercamiento a la Biblia bajo patrones científicos.
El entendimiento popular denomina liberalismo todo lo que se opone al fundamentalismo, y los
fundamentalistas mismos frecuentemente emplean el apelativo para todos aquellos que no concuerdan con
ellos. Erróneamente, el término ‘liberal’ también se aplica con referencia a la conducta, en especial con lo que
se relaciona con los aspectos sexuales y/o familiares. En teología, sin embargo, liberalismo es una perspectiva
de interpretación, exclusivamente.
Neoliberalismo
Los neoliberales se retractan en algunos puntos importantes de los excesos de la Teología liberal: afirman la
divinidad de Jesucristo (sin aceptar al nacimiento virginal) rechazan el humanismo religioso autosuficiente y
reconocen la incapacidad humana de tratar con el pecado que se percibe en cada nivel del crecimiento moral y
15
espiritual. Por esta razón, tal como lo ve el pastor bautista Walter Rauschenbusch (1861-1918), el Evangelio no
es tanto un mensaje sobre la salvación personal, sino sobre la ética del amor de Jesús, lo único que podrá
transformar la sociedad al resolver sus males. Muchos neoliberales como Harry E. Fosdick (1878-1969) se
agruparon alrededor del Seminario Teológico Union de New York.
Neo-ortodoxia y secuelas
El protestantismo liberal clásico, dirigido al hombre moderno racional, comenzó a decaer motivado por los
acontecimientos de la Primera Guerra Mundial que sacudieron la creencia en la racionalidad humana. El teólogo
más influyente dentro del protestantismo que indicó la necesidad de buscar una alternativa al liberalismo clásico
fue Karl Barth (1886-1968) cuyo Comentario a la Carta de Romanos, publicado en el 1919, fue el punto de partida
de una teología postliberal, la -neo-ortodoxia.
El impacto de la neo-ortodoxia se extiende por todo el siglo XX. Conservó la instrumentalidad del liberalismo: la
ciencia bíblica con la crítica textual y la crítica de las formas, mientras su énfasis gira en torno del kérygma – el
mensaje revelado- en lugar del mensaje escrito.
Teología de la crisis
Teniendo delante de sus ojos el fracaso de los liberales a la hora de la transformación humana, regresando a la
Biblia, a la revelación, y a Dios, en el sentido que “deja que Dios sea Dios de nuevo”. A pesar de esta vuelta a la
ortodoxia, su teología ha provocado la aversión de los teólogos conservadores hasta la agresión casi física.
Porque Barth, hablando de la Biblia, de la revelación y de Dios, desarrolla conceptos que sobrepasan a los que
sus antiguos correligionarios calvinistas están acostumbrados.
• La Palabra de Dios. La Biblia no es la Palabra de Dios en sí, sino es el testimonio de la Palabra de Dios. Es
decir que los autores bíblicos relatan su experiencia de la revelación divina; cuando una persona lee este
relato, ella puede experimentar esa revelación. En este momento, la Biblia se convierte en Palabra de Dios.
Barth, pues, distingue la palabra escrita del mensaje que contiene y que necesita llegar.
▪ La Palabra revelada es Dios hablando a través de los apóstoles y profetas.
▪ La Palabra escrita es el depósito de la revelación.
▪ La Palabra predicada es la proclamación de esta revelación y cuando la gracia se abre paso en el
individuo, las Escrituras llegan a ser Palabra de Dios. Esto implica que para Barth cuestiones como
infalibilidad o inerrancia no juegan ningún papel.
• La elección. Conforme con Calvino, Barth también enfatiza la absoluta soberanía de Dios. Pero a diferencia
de los calvinistas, la elección de Dios no es la de algunos hombres. La elección de Dios es de Cristo. Jesucristo
es tanto el Dios que elige como el objeto elegido. En Cristo, toda la humanidad ha sido castigada y
reconciliada.
• La preeminencia y centralidad de Cristo. Ya que la voluntad de Dios ha sido reunir todo en Cristo, no existe
ningún decreto ni disposición que pueda estar por encima de su obra. El decreto contra la humanidad ha
sido cumplido en él, por lo tanto, dejó de existir.
Teólogos neo-ortodoxos como Emil Brunner (1889-1966) o Reinhold Niebuhr (1892-1971) aportaron otros
aspectos importantes, a veces en controversia con Barth. Brunner aceptó la inherencia de la revelación general
y enfatizó en una visión del pecado como el egocentrismo human lo que hace esencial que se establezca una
relación permanente y personal entre el hombre y Dios. Niebuhr vio ante todo las dimensiones sociales del
pecado y la necesidad de restablecer la justicia social que Dios había creado.
16
La desmitificación
El nombre de Rudolf Bultmann (1884-1976) es para siempre ligado al concepto de la desmitificación, el intento
de trasplantar los sucesos de los evangelios a la cosmovisión del hombre contemporáneo. Para la escuela
Bultmann, el relato evangélico contiene, por lo tanto, no la historia, sino historias, escritas con el fin de propagar
las noticias sobre Jesús. El lenguaje no representa realidades absolutas, sino corresponde al mito -la
cosmovisión- de la Palestina hace 2000 años. En medio de estos mitos, sin embargo, está el kérygma- el mensaje
de Dios- que exige una respuesta inmediata del hombre actual. Es precisamente porque el hombre no puede
sobrevivir integralmente sin Cristo lo que hace urgente que pueda encontrarse con él en los términos que
entiende. Sólo así el hombre podrá dar una y otra vez este salto de fe que lo lleva a Dios.
El cristianismo en medio del mundo
La vida ejemplar del teólogo y pastor luterano Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) ha contribuido mucho a
propagar sus pensamientos teológicos, entre los cuales se destacan sus libros sobre Cristo -el que nos ayuda no
con su poder sino porque comparte nuestro sufrimiento-, sobre la gracia -la gracia costosa versus la gracias
barata-, y ante todo su concepto del ‘Cristianismo sin religión’, una vida de discipulado que no necesita de los
establecimientos y mecanismos religiosos, donde prevalecen el sacrificio y la disciplina sin imposiciones de
parte de una organización eclesial. La Iglesia, más bien, debe compartir los problemas seculares de la vida
humana común, no desde una denominación autoritativa sino en acción de ayuda y servicio.
Teologías historicistas
El pensamiento teológico de Oscar Cullmann (1902-1999) se conoce bajo el nombre alemán Heilsgeschichte o
Historia de la Salvación. En lugar de buscar por doctrinas dogmáticas, se concentra en un examen de la Biblia
como registro de los actos salvíficos de Dios culminando en la Primera Venida de Jesús. Es el momento de
comienzo de la era escatológica que será consumada en un futuro. Por lo tanto, todos los eventos del Nuevo
Testamento y de la historia de la Iglesia, son escatológicos. La humanidad se mueve entonces entre el ya de la
encarnación y el todavía no de la parusía.
Otro teólogo historicista importante es Wolfhart Pannenberg (1928-). Su pensamiento preeminente es una
Teología de la Resurrección, ya que esta es el acontecimiento histórico central. El hombre natural tiene la
capacidad de comprender la revelación contenida en este hecho histórico.
Teologías sociales
Por muchos tildados de marxistas, son escuelas de pensamiento teológico que tienen en común la rotura del
enfoque personal e individualista que caracteriza la soteriología de la Reforma. El ser humano se percibe ante
todo como parte de la colectividad humana con la que tiene que convivir y la que lo forma. La separación de
Dios, el pecado, es un asunto de las estructuras sociales que se manifiesta en los males e injusticias de la
sociedad.
Teología de la esperanza
Con la vista concentrada en la colectividad social humana, más que en el individuo, ha surgido la Teología de la
esperanza del alemán Jürgen Moltmann (1926-). Para Moltmann, el tema principal de la Biblia es la esperanza,
por lo tanto, no se debe buscar en ella meramente el relato del pasado, sino a lo que apunta en el futuro. En
lugar de mirar desde la tumba vacía, sugiere mirar la esperanza de la resurrección general: “El hombre debe
aceptar que los desafíos de la vida son momentos futuros que irrumpen en el presente”. En consecuencia, el
17
hombre debe participar activamente en la sociedad para cambiarla. Deben eliminarse razas, clases, estatus e
denominaciones. La iglesia tiene la capacidad de moldear el futuro y debe predicar más allá de la salvación
personal en desafío de las barreras y estructuras establecidas.
Teología de la liberación
Partiendo desde círculos católicos de América Latina (vea p.13), ha producido una variedad de aportes
teológicos evangélicos importantes. Ha sido latinoamericano debido a la opresión política y la dicotomía entre
pobres y ricos que domina a este continente y que ha retado, probablemente, primero la compasión y luego la
impotencia de sacerdotes y pastores frente a la situación del pueblo. Esto condujo a la pregunta en qué medida
la teología de la liberación promueve el involucramiento político hasta el punto de la revolución.
Por supuesto, entre una comunidad poco dada a considerar los conceptos detrás de las etiquetas, descripciones
como socialista, marxista o comunista han torcido la percepción de la teología de la liberación en una región
donde el cristianismo social nunca ha florecido. Luego del año 2000, esta percepción empezó a cambiar, y
teólogos como el argentino José Míguez Bonino (1924-2012) finalmente reciben reconocimiento amplio. Sus
tesis pueden considerarse centrales de esta teología:
• Los cristianos son responsables por sus gobiernos, por lo tanto, deben trabajar para derribar las barreras
sociales que promueven la miseria y la opresión.
• La Iglesia debe servir al mundo con amor; es decir, participar en sus problemas sociales.
• La Iglesia debe participar en la obra de Cristo, creando “paz y orden, justicia y libertad, dignidad y
comunidad”.
Más allá de América Latina, las teologías de Bonhoeffer y Moltmann y la búsqueda de la liberación de los
oprimidos se ha reflejado en la teología de la liberación negra, propagada por James H. Cone (1938-2018) en
Estados Unidos. Cone toma los modelos bíblicos de la liberación para insistir en que Dios no tolera la opresión
de los pobres y esclavizados. La teología no es un pensamiento abstracto, sino tiene que conectarse con las
situaciones históricas específicas. En este sentido, Martin Luther King fue teólogo de la liberación antes de que
se acuñara el término. .
Movimientos sectarios y heréticos
Es natural que, una vez que la Reforma había liberado el acceso a la Biblia a través de la traducción en lengua
vernácula e incluso insistió en la necesidad del creyente de sumergirse en ella, surgieron no sólo muchas
diferentes interpretaciones, sino que entre estas también se encontraran algunas evidentemente desviadas.
En el tiempo presente existen sectas cristianas de cierta adherencia numerosa, entre ellas los Adventistas del
Séptimo Día o los llamados ´Jesús sólo´, una secta unitaria, que tiene ramas pentecostales y no pentecostales.
Pero un gran número de los más fuertes grupos que figuran en el mundo cristiano no son, en realidad, cristianos
porque su concepto de la persona de Jesucristo se encuentra fuera del marco de la cristología admisible. Entre
ellos están los Testigos de Jehová que niegan la divinidad de Cristo, y los Santos de los Últimos Días (o
mormones), que tienen conceptos sobre la persona de Dios, Jesús, y la humanidad que se sostienen sobre el
Libro del Mormón, con poca coherencia con la Biblia. Nuevas sectas también han surgido en América Latina, en
ambientes de una religiosidad popular ignorante, similares a los que dieron origen a las sectas norteamericanas..
18
Movimientos y doctrinas carismáticos

Bajo el nombre genérico de carismático o pentecostal se acobija comúnmente un gran número de movimientos,
que van desde las iglesias del avivamiento metodista hasta los carismáticos católicos y carismáticos reformados,
y desde denominaciones organizadas como las Asambleas de Dios hasta las comunidades neo-pentecostales
libres.
La marca característica de esta corriente es la convicción de la vigencia de los dones del Espíritu Santo. Por lo
demás, las doctrinas carismáticas en diferentes modificaciones han penetrado a muchas denominaciones,
incluyendo a la Iglesia Católico-Romana. En mayor parte, los carismáticos siguen el arminianismo y defienden
el libre albedrío. Aunque casi todos aceptan la doctrina trinitaria tradicional, hay una rama del movimiento que
es unitaria.
Pentecostalismo
Se piensa comúnmente que la característica principal del pentecostalismo es su adoración emotiva. Empero lo
que constituye el verdadero pentecostalismo no es tanto su adoración como su teología, al insistir en el
bautismo del Espíritu Santo como una experiencia que va más allá de la conversión y se manifiesta en hablar en
lenguas angelicales. Aun cuando anteriormente hubo otras manifestaciones de glosolalia, el avivamiento del
1906 en Estados Unidos se considera el comienzo del movimiento. En pocos años, se había esparcido por todo
el país y más allá, al punto que para el fin del siglo XX el pentecostalismo era la rama del cristianismo que más
rápidamente crecía en todo el mundo.
Pentecostalismo clásico
Se puede observar que, mientras los fundamentalistas no son pentecostales, los pentecostales son
fundamentalistas. Pero, aunque es cierto que muchos pentecostales tienden a ser literalistas en su
interpretación de la Biblia, un gran número sencillamente lo hace sin conocer otras teologías y lee el texto en lo
que podría llamarse una interpretación “inmediata” o “inocente”. Sin embargo, su fundamentalismo tiene otro
pie fuerte en el neo-evangelicalismo, considerando la evangelización y en cierta medida la obra social, como
esencial para su operación como iglesia.
Las doctrinas distintivas del pentecostalismo clásico incluyen:
• El bautismo en el Espíritu Santo (Hch 2:1-4; 11:16). Es un bautismo diferente el de ser bautizado por un
solo Espíritu en el cuerpo de Cristo (1Co 12:13) y ser bautizado con el Espíritu Santo, evidenciado por hablar
en lenguas. Aunque se reconoce que el Espíritu Santo habita en todos los creyentes, algunos tienen la llenura
o plenitud del Espíritu.
El bautismo en el Espíritu Santo es posterior a la salvación (Hch 8:17; 11:17; 19:5-6). Como declaran las
Asambleas de Dios: “Esta experiencia maravillosa es distinta y posterior a la experiencia del nuevo
nacimiento”. Esta denominación y otras también sostienen que hablar en lenguas es la “evidencia inicial”
del bautismo en el Espíritu (Hch 2:4; 10:45-46; 19:6; 1Co 14:18). El propósito del bautismo es otorgar poder
espiritual para dar testimonio (Lc 24:49; Hch 1:8) y “realizar obras de poder” (Mt 4:23; 12:28; Jn 14:12; Hch
2:43). Condiciones para recibir el bautismo en el Espíritu son la fe, la oración, la obediencia y la rendición.
• Hablar en lenguas. La glosolalia –“hablar en lenguas”- es una enseñanza pentecostal y carismática con base
en Hechos 2:4, 11; 10:45-46; 19:6 y 1 Corintios 14. Las lenguas, sean humanas y conocidas por personas que
pertenecen a esa comunidad lingüística (Hch 2), o sean angelicales (según 1Co 13:1), comparten la
19
identificación como idiomas como medios de expresión de sentimientos o pensamientos. O son idiomas
hablados en tierra, o son pronunciaciones espirituales, entendidas por Dios.
• La revelación continua. Pentecostales y carismáticos enseñan que el don de la profecía sigue vigente. Aun
cuando se reconoce que la revelación especial se dio en forma final a través del testimonio apostólico,
muchos consideran que la revelación es continua, aun cuando está subordinada o secundaria a la revelación
especial certificada en las Escrituras. El fin es que los creyentes conozcan y puedan cooperar mejor con la
revelación de Cristo (Ef 1:17) y la edificación de la comunidad cristiana (1Co 14:26).
• El don de sanidad. En general se enseña que la muerte de Cristo incluye tanto la expiación por el pecado
como por las enfermedades. Sobre esta base los cristianos pueden reclamar sanidad. El don de sanidad tiene
su base en la autoridad que Jesús dio a los que enviaba en su nombre (Mt 14:14; Mr 6:34; Lc 9:11). El libro de
Hechos narra numerosas manifestaciones de la sanidad como don de los discípulos.
• Muerte en el Espíritu. Bajo este nombre se entiende el fenómeno que la persona “cae bajo el poder” del
Espíritu Santo, frecuentemente en relación con el bautismo en el Espíritu Santo, y que pierde el sentido o el
control durante unos segundos o hasta por minutos. No todos los pentecostales se identifican con la
práctica donde el predicador busca provocar esa señal en el creyente por falta de respaldo bíblico.
• Señales y maravillas. La llamada ‘ministración’ al creyente por otras personas carismáticas, generalmente
el predicador mismo, con el fin de provocar manifestaciones milagrosas inmediatas o posteriores. Que las
señales acompañen la propagación del Evangelio es un hecho bíblico.
Neo-pentecostalismo
Mientras las doctrinas enumeradas constituyen un núcleo de la teología pentecostal de primera hora, existen
otras que son discutidas y pertenecen a la ‘segunda ola’, movimientos clasificados a veces como neo-
pentecostales. Aun cuando no se puede hablar de una teología propiamente porque muchas de las prácticas se
fundamentan más sobre un modelo de predicación que sobre estudios bíblicos sistemáticos, y sus definiciones
varían conforme la posición doctrinal del espectador, se han popularizado tan ampliamente que dentro de poco
tiempo comenzaron a formar parte del inventario doctrinal de muchas iglesias, ayudado por un analfabetismo
teológico general. Mayormente, esas tendencias también son censurados por los pentecostales clásicos como
las Asambleas de Dios.
Frecuentemente surgen o son difundidos en contextos donde el animismo nativo latente facilita su aceptación
como en África o América Latina. Mediante la televisión o los predicadores internacionales llegan luego al
ámbito global. Entre esas se encuentran el llamado Culto de la risa, incluyendo la borrachera en el Espíritu Santo.
Fue difundido desde Toronto (1994), pero se practicó inicialmente en Sudáfrica o la unción de objetos. A veces
de forma simbólica, a menudo en acción real, objetos de uso personal son ungidos con aceite para servir como
respuesta a las necesidades del creyente.
Doctrinas discutidas
El llamado Evangelio de salud y riqueza o Movimiento de la prosperidad ha sido objeto de duras críticas, tanto
desde fuera como desde dentro del pentecostalismo. Probablemente, esta crítica tiene mucho que ver con
declaraciones extremas de algunos líderes del movimiento.
Entre las declaraciones más polémicas son ‘correcciones’ al texto bíblico (“la raíz de todos los males es la falta
de dinero”), falsificaciones históricas (“La aguja era una puerta de Jerusalén”), o interpretaciones contrarias a la
20
intención de texto (“si los creyentes de la iglesia primitiva entregaban todo, ya nada les quedó”). Es claro que
tales disparates sólo pueden prosperar sobre la ignorancia bíblica y teológica de la comunidad.
Otras manifestaciones no son cuestionables en sí, sino cuando se malinterpretan, como la Confesión positiva. Si
las palabas se pronuncian como una declaración de intención del creyente en alineación con el propósito de
Dios, pueden tener valor afirmativo. Al contrario, si se les adscribe autoridad como frase, creyendo que como
palabras pronunciadas de cierta manera tienen poder creador, el ser humano pierde la perspectiva de su
posición.
Movimientos carismáticos no pentecostales
Son varias las corrientes que no cuentan entre los pentecostales pero que tienen características carismáticas
como, por ejemplo, el metodismo que enfatiza el papel del Espíritu Santo en la perfección del creyente. En
cuanto a las manifestaciones sirvan de ejemplo dos movimientos muy distintos entre sí.
Los cuáqueros
Propiamente constituida como la Sociedad de los amigos o Sociedad de la luz, los cuáqueros se consideran una
comunidad disidente de las corrientes cristianas principales. Aun sin credo unificador formulado, el deseo
común es revivir las experiencias del cristianismo primitivo guiado por el Espíritu Santo, por las Sagradas
Escrituras y, más particularmente, por una voz o luz interior que les revela el camino para encontrar la verdad
espiritual. El nombre popular cuáqueros se deriva de la palabra inglesa ‘quaker’ –‘temblador’- que describe los
movimientos corporales que son parte de la experiencia espiritual carismática. El culto consiste en reuniones
comunitarias durante las cuales cualquier miembro puede proferir un mensaje del Espíritu Santo.
Los cuáqueros son conocidos por su activismo social. Sus campañas se dirigen en contra de las discriminaciones
raciales o de género, a favor de los derechos de minorías o de los presos. Algunas renombradas organizaciones
de carácter social fueron fundadas con la participación de cuáqueros y reciben importantes influencias y apoyo
económico de ellos, como Amnistía Internacional, Greenpeace y Oxfam entre otras.
Renovación carismática católica
Originalmente un movimiento de reconocimiento de la obra carismática entre denominaciones protestantes no
pentecostales, la llamada Renovación Carismática fue examinada por una comisión del Concilio Vaticano II y
aceptada como movimiento católico en 1973, durante el pontificado de Pablo VI.
Se considera es una corriente de gracia dentro del catolicismo que integra comunidades y grupos de oración y
alabanza, los cuales se caracterizan por la práctica de carismas como hablar en lenguas, la intercesión, la oración
comunitaria, los retiros espirituales y jornadas de sanación.
En América Latina la Renovación Carismática tiene gran acogida entre la población católica, debido en parte a
las mismas razones que el pentecostalismo en sí, a saber, las particulares características festivas y espontáneas
de sus prácticas y la aceptación popular de la presencia sobrenatural como parte de la vida cotidiana. Un éxito
también es su inclusión de la obra social, como la obra lanzada por el colombiano Rafael García Herreros,
sacerdote eudista, padre de la fundación social y eclesial llamada "Minuto de Dios" para ayudar a familias
obreras.
21
SUMARIO DE LA TEOLOGÍA CRISTIANA EVANGÉLICA

La teología cristiana propia es la disciplina que aspira a desarrollar una exposición coherente de las doctrinas de
la fe cristiana.23 Un examen de las corrientes teológicas contemporáneas muestra:
• La existencia de numerosas teologías, sean dogmáticas confesionales o formulaciones popularizadas.
• La demarcación de esas teologías frecuentemente carece de nitidez. Sus posiciones se solapan, son
paralelas o divergen.
• Para formar una fe coherente, de teología cristocéntrica, evangélica y pentecostal, se debe actuar según los
fundamentos de la teología cristiana: fe, Palabra, interpretación.
Con el fin de lograrlo es necesario corresponder a unas exigencias específicas:
1. La teología evangélica es bíblica. Su fuente principal son las Escrituras canónicas del Antiguo y Nuevo
Testamento. Utiliza las herramientas y métodos de la investigación bíblica, así como las perspectivas de
otras áreas de la verdad que se consideran parte de la revelación de Dios.
2. La teología evangélica es sistemática. Se fundamenta sobre toda la Biblia; en lugar de utilizar textos
individuales aislados, intenta relacionar y fusionar enseñanzas temáticas en un todo armonioso y
coherente.
3. La teología evangélica se relaciona con los temas generales de cultura y conocimiento. Intenta relacionar sus
conceptos con las ideas avanzadas sobre la naturaleza, la personalidad humana, la filosofía de la historia.
4. La teología evangélica es contemporánea. Aunque trata temas atemporales, utiliza el lenguaje,
expresiones y formas que tengan sentido para los hombres actuales. Intenta tener sentido de pertenencia
en su propia época sin perder la autenticidad y relevancia de la revelación.
5. La teología evangélica es práctica. Se relaciona con el vivir, no sólo con el creer. Expresa las verdades que
encuentra en la revelación de forma que puedan traducirse en un estilo de vida.
La teología evangélica que construimos también es pentecostal:
1. Busca la comunión con Dios a través de la presencia del Espíritu Santo.
2. Busca la iluminación por el Espíritu Santo en la comprensión del texto bíblico y durante la consulta de
fuentes secundarias.
3. Busca la transformación de la comunidad en una comunidad del Espíritu Santo.
4. Busca ser instrumento del Espíritu Santo en seguir al propósito histórico de Dios.
23
TSME p. 23. 2008.
22
CONTROL DE DOCUMENTOS
TIPO AUTORES NOMBRE CARGO VERSIÓN FECHA
Modelo base Brigitta Deistler Maestra 171.0 ene-2017

GUÍA DIDÁCTICA
Actualización Brigitta Deistler Maestra 171.1 jul-2017

Brigitta Deistler Maestra 182.0 jul-2018
Revisión Brigitta Deistler Coordinador de área 171.1 jul-2017

Brigitta Deistler Coordinador de área 182.0 jul-2018
Aprobación Ricardo Ruiz Director 182.0
23
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Introducción a la Teología

PROGRAMA Teología Ministerial Pentecostal ÁREA Teología SEMESTRE Primero

UNIDAD DIDÁCTICA 2 DURACIÓN DE LA UNIDAD 14 horas SESIONES 7

Contextualiza el mensaje cristiano, bíblico y pentecostal0para transmitirlo con pertinencia y relevancia

COMPETENCIA MINISTERIAL GENERAL

• Capacidad de aplicar los conocimientos en la práctica

COMPETENCIA MINISTERIAL ESPECÍFICA

• Valora la teología como instrumento idóneo en la búsqueda y el acercamiento a Dios

EV IDENCIAS DEL APRENDIZAJE

CONTENIDO DE LA UNIDAD DIDÁCTICA

El carácter de la Revelación especial8

Fases del estudio teológico

• Método histórico. Proporciona la comprensión del ambiente socioeconómico-político, cultural y religioso,

PRINCIPALES CORRIENTES TEOLÓGICAS CONTEMPORÁNEAS

• el Nuevo Nacimiento mediante la regeneración del Espíritu Santo

condujo a la era de la Prohibición20, cuyas consecuencias unánimemente son consideradas negativas, o al

Movimientos y doctrinas carismáticos

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