Antigua India Modulo 2

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2 ANTIGUA INDIA

1. El Budismo
2. La cosmovisión
3. El ideal del hombre
4. Canon literario
5. Objetivo de la educación

2.1 El Budismo
El budismo es tanto una religión como una doctrina filosófica y espiritual no teísta, es
decir, que no plantea la existencia de un dios o un creador específico. Pertenece a
la familia dhármica de creencias provenientes de la India. Como filosofía, apunta al
ascetismo y la contemplación, basándose en los antiguos sistemas de creencias de
las religiones védicas.
En su seno se dan un conjunto de tradiciones, creencias, ritos y prácticas espirituales
que varían según la rama del budismo a la que se refiera. Todas ellas tienen en común
las enseñanzas de Siddharta Gautama, un asceta y maestro espiritual mejor conocido
como Buda.

En tanto doctrina, el budismo no se centra en la reverencia o devoción de ningún dios,


sino en el desarrollo espiritual de cada individuo. La misma se logra a través de la
contemplación profunda de la vida y de la práctica del desapego, de la meditación y
de la trascendencia de los placeres y deseos mundanos.

Origen del budismo


El budismo surgió en el noreste de India entre los siglos VI y IV a. C.
Era un momento de grandes cambios sociales e intensas actividades religiosas.
La religión brahmánica imperante (perteneciente a las castas superiores) se hallaba
en un momento de crisis.
Hacia el siglo III a. C. las enseñanzas del maestro y fundador del budismo, conocido
como Buda, se habían expandido rápidamente hasta convertirse en la religión
mayoritaria. Finalmente, el emperador indio Aṥoka la proclamó la religión oficial de su
gobierno.
Gracias al peregrinaje de su fundador, Siddharta Gautama, las bases del budismo
llegaron a toda la región. Siddharta enseñaba una vía intermedia entre el hedonismo
y el ascetismo. Sus enseñanzas eran inicialmente transmitidas oralmente, hasta que
los primeros textos aparecieron cuatro siglos luego de su muerte.

• El budismo en la educación: Considera que la educación fundamentalmente


busca preparar y forjar la mente. En cuanto la mente gobierna al cuerpo y a la
palabra, toda preparación de estas debe empezar por aquella. De esta manera,
cuando se toma consciencia de las ventajas de la educación, se produce un
formidable interés por ella. Es por ello que al considerar que el propósito de
preparar la mente es hacer satisfactoria nuestra vida, vemos que a través de
ese proceso de preparación se aprenden multitud de cosas nuevas que nos
hacen capaces de detectar e identificar nuestros defectos, así como la manera
de erradicarlos y corregirlos por nosotros mismos.
• La Meta de las Enseñanzas de Buda: El Budismo es el sistema educacional
del Buda Shakyamuni, el cual es similar al de Confucio porque ambos
presentan puntos de vista y métodos similares. La meta de la educación
budista es obtener la sabiduría. En Sánscrito, el lenguaje de la India milenaria,
la sabiduría budista era llamada “Anuttara-samyak-sambhodi” que significa la
sabiduría fundamental y perfecta. El Buda nos enseñó que el objetivo principal
de nuestra práctica o el cultivo era lograr esta sabiduría fundamental. Más
adelante nos enseñó que cada uno tenía el potencial para realizar este estado
de sabiduría fundamental, ya que es una parte intrínseca de nuestra
naturaleza, no algo que se obtiene externamente. Sin embargo, la mayoría de
nosotros ha llegado a confundirse a través de los conceptos erróneos
generales, y por lo tanto, no son capaces de realizar este potencial. Por lo
tanto, si nos abrimos a través de esta confusión, realizaremos esta parte
intrínseca de nuestra naturaleza. Por eso, el budismo es un sistema
educacional que tiene por meta el recobrar nuestra propia naturaleza
intrínseca. También, él enseña la igualdad absoluta que brota del
reconocimiento de Buda de que todos los seres sintientes poseen esta
sabiduría y naturaleza innata. Por lo tanto, no hay una diferencia inherente
entre los seres. Ahora cada uno es diferente porque hemos perdido nuestra
verdadera naturaleza de la individualidad. Las enseñanzas de Buda nos
ayudan a realizar esa sabiduría fundamental, perfecta e innata. Con la
sabiduría, nosotros podemos entonces resolver nuestros problemas y convertir
el sufrimiento en felicidad. Debido a nuestra falta de sabiduría, nosotros
percibimos, observamos y nos conducimos estúpidamente, y por lo tanto
sufrimos las consecuencias retenidas por nuestras acciones incorrectas. Si
nosotros tenemos sabiduría, nuestros pensamientos, nuestros puntos de vista
y nuestra conducta serán correctos; ¿cómo entonces podemos sufrir cuando
no hay consecuencias enfermizas o erróneas por las que sufrir? Por supuesto
seremos felices. De esto, podemos ver que el sufrimiento es causado por el
error y el engaño, y el origen de la felicidad es nuestra propia realización de la
sabiduría.

2.2 La cosmovisión
El término “cosmovisión” tiene origen del alemán Weltanschauung, formado por dos
palabras o términos que serían "Welt" que significa "mundo", y "anschauen" que
significa "mirar" o "percibir". El filósofo Wilhelm Dilthey fue el encargado de introducir
que es la cosmovisión en su libro homónimo “Introducción a las ciencias humanas”
en el siglo XIX y principios del siglo XX.
Por lo anterior podemos decir que: es un conjunto de creencias y opiniones que tiene
un individuo, religión o cultura de percibir e interpretar el mundo y la naturaleza que
los rodea tanto en lo político, la economía, la ciencia, así como en temas religiosos o
espirituales.
Dentro del significado de cosmovisión, Dilthey propuso 3 tipos en su libro:

• El ser humano a través del naturalismo es capaz de percibirse a sí mismo como


un objeto más dentro de la naturaleza misma, de esta manera interactúa con
su entorno.
• También plantea el idealismo de libertad, donde el ser humano tiene la
capacidad de ser consciente que él mismo está separado de la naturaleza por
su libre albedrío y pensamientos.
• Y por último el idealismo objetivo, donde establece que el ser humano es
plenamente consciente que puede tomar consciencia de la naturaleza
interactuando con ella de forma proactiva.

Dilthey en su libro exponía estos tipos de cosmovisión para dar a comprender mejor
el significado de la misma, así que a partir de esto podemos entender que cada
individuo tiene sus propias percepciones del mundo, naturaleza, entorno y otros
individuos que convivan con él.
Cosmovisión de la India
La mayoría de las religiones que han tenido su origen en la india (como el hinduismo
y el budismo), ponen de manifiesto a través de su fe, una determinada cosmovisión
del mundo que les es común. Para ellas, el cosmos no es permanente ni creado y en
su cima, se hallan los cuatro reines de renacimiento absolutamente mental, carente
de toda forma. Por debajo, se hallan los reinos de la forma pura, en donde viven los
dioses. Por ejemplo, los dioses tienen una especial importancia en la vida ordinaria
del budista, pero no son permanentes, a lo sumo, son eternos. Esto significa que los
mismos dioses, sujetos al renacimiento, deben tratar de alcanzar la iluminación. En el
nivel más bajo, está el reino del deseo, que consiste en los cielos, en los cuales viven
los treinta y tres dioses védicos del hinduismo, incluido: Indra, o Sakka para los
budistas. En el mismo nivel viven los humanos, los animales y los asuras (dioses
celosos). Y por debajo de todos, viven los fantasmas hambrientos (pretas) y los
infiernos.
Así, los mandalas son representaciones esquemáticas de los mundos ideales
asociadas por lo general a un Buda en particular. En este sentido son esenciales para
la práctica de la meditación tántrica en la cual el prácticamente aprende a visualizar
los reinos celestiales de Buda. Los cosmoramas pintados o tallados en piedra pueden
ser también elaborados a base de arena y tierra. Se los considera polos de energía
física y se diferencian del mundo profano para la celebración de determinados ritos,
incluso el canto de los mantras. Si bien éstos representan el macrocosmos del
cosmos, representan también en microcosmos de la propia energía del practicante.
Para el hinduismo, la deidad es fuente de toda existencia y se la compra con una
araña en el centro de su tela, de donde son emitidas todas las cosas y dentro de la
cual todas son absorbidas.

3. El ideal del hombre


La condición ordinaria del hombre no es su ser verdadero. Posee un “yo” más
profundo, llámese alma o espíritu. En cada ser existe una luz y una inspiración que
ningún poder es capaz de extinguir, que es benigna y tolerante, que es el verdadero
hombre. Al hombre, le incumbe descubrir ese ser interior, protegerlo y emplearlo en
bien del hombre y de la humanidad. En la naturaleza de este ser esta el buscar lo
verdadero, lo bueno y lo hermoso de la vida, el apreciarlos bien y el luchar por ellos
incesantemente.
Hay en la voluntad humana un elemento imprevisible y en la naturaleza del hombre
una complejidad sin fin. Ningún sistema, ningún orden ni ley alguna pueden satisfacer
las profundas y potenciales exigencias de una gran personalidad, sean ellas
religiosas, políticas, sociales o intelectuales. Frecuentemente los hombres están
dotados de gran energía potencial y de un poder creador que no puede encerrarse
dentro de los límites de las viejas fórmulas y doctrinas. No hay disciplina fija que pueda
acomodarse a las posibilidades que van surgiendo de las nuevas manifestaciones
humanas, en el campo psicológico lo mismo que en el ético o en el espiritual. No hay
sistema que pueda satisfacer las necesidades, cada vez mayores, de una
personalidad dinámica. En todo sistema queda siempre algo en que no se ha
pensado, algo que no se ha descubierto. De ahí que el hombre quiera libertad para el
hombre, que quiera libertades humanas.

4. Canon literario
Se conoce como canon literario, al conjunto de las obras clásicas que forman parte
de la alta cultura. Estos trabajos, ya sea por sus características formales, su
originalidad o su calidad, han logrado trascender las épocas y las fronteras, resultando
universales y siempre vigentes.
La literatura hinduista se encuentra escrita en sánscrito, un idioma antiguo que se
escribió con distintos tipos de escritura, la más conocida y actual de las cuales es el
devanagari (sistema de escritura alfa silabaría o abugida).
La literatura india fue creciendo por medio del sentimiento popular, en el inicio de las
civilizaciones de esta región. Con una inspiración sencilla procuraban entrar en el oído
del oyente, cuidando con esmero las expresiones.
Las leyendas fueron las primeras manifestaciones literarias, las cuales por medio del
espíritu del ser humano común se iban diversificando, de modo que, en todos los
países, la literatura poseía un carácter común, presentando características liricas las
que se conjugaban en ese entonces con la literatura Hindú.
La literatura Hindú esta sustentada sobre todo por la espiritualidad budista, siempre
buscando el espíritu como fuente de desarrollo, convertida en producto de una
sociedad divida en castas.
Las primeras manifestaciones literarias datan del Primer Período o del Período
Védico, la cual esta comprendida antes del siglo IV a.C. con obras representativas
como Los Vedas, Las Brahmanas, Los Sutras y El Código del Manú. Todas estas
obras fueron y son en la actualidad, desbordes de sabiduría, espiritualidad y religión.
En el Período Épico o el Segundo Período es conocido por sus famosas epopeyas,
en las que figuran como protagonistas obras tales como: El Ramayana y El
Mahabarata, más otras pequeñas obras que como las primeras son textos inspirados
en aventuras de hombres que buscaban la perfección espiritual.
Para el tercer periodo o el conocido Período Sánscrito Clásico los géneros literarios
serian tres que estuvieron en alza: la poesía lírica, la fábula y el drama.
En el período actual o el cuarto Período, este es reconocido así porque abarca del
siglo XIX en lo adelante. Este período está comprendido ya sobre obras basadas en
un sustento científico, político y filosófico.

2.5 Objetivo de la educación


*La educación en la antigua India
El contexto histórico de esta civilización antigua se remonta hacia el 2000 a.C. con la
llegada de los primeros grupos arios al Indo y al Ganges.
Su sistema de educación tenía dos características comunes: conservación de religión
y tradiciones.
El concepto de educación en la cultura hindú se entiende como un proceso de
perfeccionamiento de carácter liberador de la ignorancia para cumplir con una buena
Ley del Karma.
En la antigua India, la educación se basaba en el sistema de educación Gurukula.
Quien quería estudiar se dirigía a la casa de un maestro (gurú) para pedirle que lo
admitiera como discípulo. Si el gurú lo aceptaba, el aspirante se quedaba en la casa
y ayudaba en todas las tareas domésticas. Esto no solo creaba un fuerte vínculo entre
ambos, sino que el discípulo aprendía todo lo referente a la gestión de una casa. El
gurú le enseñaba todo lo que su discípulo quisiera aprender, desde sánscrito hasta
las escrituras sagradas y desde matemáticas hasta metafísica. El discípulo
permanecía allí cuanto quisiera o hasta que el gurú considerara que ya le había
transmitido todo lo que podía enseñarle. Las enseñanzas estaban estrechamente
relacionadas con la naturaleza y la vida, no se limitaban a la memorización de
contenidos.
La educación, en la antigua cultura hindú provoca un segundo nacimiento en el
discípulo, se trata entonces de un nacimiento espiritual, guiado por el maestro, en
este caso el «gurú» por medio de su función educadora. Además de engendrar por
segunda vez, el gurú tiene funciones como alimentar – nutrir, criar espiritualmente –
enseñando las verdades contenidas en libros sagrados; estimular – activar, potenciar-
las capacidades y energías del discípulo; guiar – conducir, orientar – dirigir y corregir
el crecimiento en el proceso educativo, el cual está integrado por tres aspectos
fundamentales:
1) la comunicación de las verdades
2) encaminar hacia una correcta disciplina moral
3) orientación y dar potencia a las energías espirituales.
La figura del educador o maestro es entendida como la de un preceptor espiritual, un
guía, un consejero. En la tradición hinduista existían dos tipos de gurú: uno que
instruye, es decir, se dedica a instruir a los discípulos en las escrituras sagradas, les
enseña «la revelación», mientras que el otro tenía la función de administrar la
iniciación a los discípulos ya preparados en una disciplina espiritual, acelerando su
progreso espiritual y su liberación final. Los maestros debían tener extraordinarias
cualidades y preparación, e insistían en que un auténtico gurú es siempre un
discípulo, porque no habla en nombre propio sobre la doctrina, sino que es un
portavoz y representante de ésta, la cual respeta, venera y transmite fielmente. Se
valora también cualidades como la libertad interior, la sanidad moral, pues pensaban
que solo quien es perfecto puede conducir a los demás a la perfección.
La condición de discípulo solo podía ser alcanzada por unos candidatos, los requisitos
determinantes son de naturaleza, disposición, status social y preparación, por
ejemplo, un hombre no podía ser discípulo si no pertenecía a una de las tres castas
superiores, o si era un deficiente mental, por ser perezoso, somnoliento, indeciso,
soberbio, etc.
Se consideraba que el alma de los discípulos contenía una larga experiencia, y el
objetivo del proceso educativo no era tanto transmitir conocimientos como si, guiar y
orientar para facilitar el progreso espiritual, y ascensión en el camino de la salvación,
estimulando el despliegue de sus energías interiores, por esta razón es vital combinar
tres factores que hacen posible alcanzar esta meta, que son las transmisión del
mantra en la iniciación del discípulo, la gracia del gurú y sobre todo el esfuerzo
personal del propio discípulo.
Es así como el fin de la educación se materializa en conseguir la salvación, siguiendo
ideales o tipos de perfección que aparecen diseñados en la literatura hindú. El tipo de
varón ideal se representaba en Rig-Veda, que poseía cualidades como ser piadoso
con los dioses, fiel cumplidor de ceremonias de culto, honrado con los dioses y sus
padres, lleno de sabiduría y de mérito, enérgico, dócil, invencible en los combates,
experto en los negocios, interesado en continuar con la tradición familiar, etc. Mientras
el tipo ideal de mujer, representada en Sita, diseñado en las Leyes de Manu, se
destaca con actitudes como el sometimiento; con virtudes como: la obediencia, la
fidelidad, la castidad, la alegría, la resignación. La mujer debía estar siempre alegre,
y debía ser hábil en el manejo de los asuntos domésticos, cuidadosa con sus
utensilios y económica en el gasto.

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