Mujeres Al Frente PDF

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Toluca, Estado de México a 7 de marzo de 2020.

No podía creer la primera vez que fui a comer a casa de mi amigo Juan y
su mamá estaba de pie, sirviendo la mesa, calentando tortillas, pero
imposibilitada de sentarse en la mesa a comer con todos, ella lo haría
después de haber servido.
Quedé helada cuando pregunté el primer recuerdo de una de mis alumnas
y me dijo que se veía a sí misma agazapada en un rincón viendo a su papá
pegándole a su mamá.
Todavía hoy me duele el alma cuando recuerdo la llamada de mi amigo
José que me pedía que recibiera a su hermana para hablar con ella. Había
sufrido una violación múltiple en un taxi colectivo.

Solo las mujeres sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de


discriminación. Los agravios y dolores que hemos vivido en los lugares en los
que nos deberíamos sentir segura son el signo de una sociedad herida de
gravedad.

Una sociedad en la que ni siquiera el espacio formador de humanidad, la


familia, se está construyendo sobre los pilares del amor, el respeto y la justica
y ha traído como consecuencia una escalada de violencia que empieza en
cosas tan significativas como prohibir, confinar e ignorar a sus mujeres y
niñas, pero llega hasta el abuso sexual y el asesinato de sus propias madres
e hijas.

Sin embargo, no sólo son los hogares, la complejidad de la violencia contra


la mujer llega a nuestros espacios de trabajo, a nuestras escuelas, a nuestras
calles. El Estado de México tiene un severo problema cuando se trata de
garantizar que la mujer pueda salir de su casa y llegar a su lugar de trabajo
sin sufrir agresión hasta en el transporte público, todas tenemos amigas,
hermanas o compañeras que han sido víctimas de todo tipo de agravios en
autobuses, taxis y diferentes medios de transporte. Es increíble que
sabiéndolo todas, tomando las precauciones entre nosotras, las autoridades
sigan sin saber en dónde y quienes está infligiendo tanto daño.
Y así como en casa muchas mujeres son ignoradas,
ninguneadas, en las políticas públicas hemos encontrado la
réplica de esta insolencia: la falta de recursos para servicios de salud
especializados para mujeres, el intencional daño a los albergues para
mujeres e hijos que están en situación de riesgo, la pretendida desaparición
de guarderías…

La irracional ceguera de muchos en nuestro entorno y de muchos de


nuestros gobernantes ante nuestros más hondos dolores, es un agravio
contra el que hemos de poner un freno, porque si no lo hacemos ya hay
quien secuestra nuestros dolores y batallas bajo los rancios remedios de un
paliacate verde que sólo busca que el agravio nos deje heridas hasta las
entrañas.

Hoy estamos aquí unidas al clamor de muchas, en realidad al clamor de


todas, para recordar que sin la mujer no se puede edificar una sociedad
justa ni humana y no se puede ver al futuro con esperanza.

Estamos aquí para recordar que somos nosotras, niñas, estudiantes, amas de
casa, profesionistas, las protagonistas de una sociedad que quiere vivir en
paz.

Estamos aquí para proponer un modelo de sociedad en el que podamos ver


a nuestros hombres: padres, hermanos, esposos e hijos, como compañeros
con los cuales formar proyectos duraderos y profundos. Hombres que
muchas de nosotras hemos tenido la fortuna de amar y reconocer como
regalos preciosos de la vida. A ellos ¡Gracias!

Estamos aquí para denunciar la violencia que nos mata o nos secuestra, a
veces hasta de los discursos que aparentan velar por nuestro bien, pero que
en realidad pretenden utilizarnos para posicionar agendas importadas que
sólo ven en la muerte la solución a nuestros problemas, sí, estoy hablando
del aborto o de esos manejos académicos que aborrecen tanto a la mujer
que ni siquiera la quieren mencionar y por eso nos sustituyen con la palabra
“género”.

Estamos aquí para exigir a las autoridades que no ignoren nuestro dolor,
nuestras batallas reales, nuestro esfuerzo incansable y nuestros más íntimos
sueños, que generen políticas públicas que respeten y protejan
a todas, niñas y ancianas, ricas y pobres, sanas y enfermas,
madres y no nacidas.
También para exigir, exhortar si se prefiere, a las mujeres que saldrán
mañana a la calle, a que puedan representar con apertura a todas,
también a nosotras que en ideas disentimos con ellas, pero con las que
compartimos dignidad, valor y valentía.

México está manchado de sangre, el primer paso para buscar caminos de


solución es reconocer que vivimos en un país profundamente violento y en
una sociedad autodestructiva, respondamos a este llamado impostergable
de nuestro tiempo, seamos mujeres al frente, generadoras de caminos de
encuentro, defensoras tenaces de todo ser humano y constructoras de paz.

María de los Ángeles Bravo


Presidente del Frente Nacional por la Familia en el Estado de México

Sobre el Frente Nacional por la Familia

Es un movimiento cívico permanente a favor de la familia, la vida, el derecho de los padres a educar a sus hijos, formado por miles de
padres de familia, jóvenes e instituciones de la sociedad civil organizada en toda la República Mexicana.

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