La Extraordinaria Emergencia Sanitaria Que Estamos Viviendo Como Consecuencia Del Coronavirus Supone Una Amenaza para Nuestra Salud A Nivel Mundial
La Extraordinaria Emergencia Sanitaria Que Estamos Viviendo Como Consecuencia Del Coronavirus Supone Una Amenaza para Nuestra Salud A Nivel Mundial
La Extraordinaria Emergencia Sanitaria Que Estamos Viviendo Como Consecuencia Del Coronavirus Supone Una Amenaza para Nuestra Salud A Nivel Mundial
supone una amenaza para nuestra salud a nivel mundial. Al mismo tiempo, las medidas de
cuarentena y la crisis que esta situación ha provocado ponen a prueba nuestra fortaleza mental y
nuestra estabilidad social y económica. En momentos como este, se hace más importante que
nunca la capacidad de resiliencia.
¿Cómo nos enfrentamos a eventos difíciles o traumáticos de la vida como el que vivimos
actualmente?
Este tipo de situaciones pueden llegar a poner en crisis nuestra existencia y nuestro equilibrio
emocional. La capacidad de resiliencia nos permite adaptarnos y superar las adversidades de la
mejor manera posible. La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en
función de las circunstancias y de las necesidades. De esta manera, las personas logran
sobreponerse a las dificultades que les toca afrontar, creando condiciones psíquicas que
transformen el efecto traumático permitiendo desarrollar recursos psicológicos nuevos y
desplegando potencialidades creativas personales y grupales. Generalmente, todas las personas
muestran algún grado de resiliencia y esta se puede desarrollar a través de ciertos procesos
emocionales de tipo individual y relacional.
La capacidad de creación supone una alta estimulación positiva para la persona. La creatividad
permite tomar conciencia de aspectos de uno mismo desconocidos y puede fortalecer la
autoestima. Asimismo, nos ayuda a descubrir otras maneras de pensamiento y acción para
aprender que la vida puede ser experimentada de diversas formas.
Sin cambio no hay evolución y además, es inevitable. Aceptar la realidad nos obliga a modificar
expectativas y deseos de vida, y asumir sentimientos de frustración e indefensión. Por otro lado,
nos ayuda a centrarnos en las situaciones que sí son potencialmente modificables.
En tiempos de miedo y pánico, algunos países han recurrido a medidas políticas, restrictivas,
estigmatizantes y punitivas. Estas pueden incluir restricciones obligatorias de viajes, poner en
cuarentena a grandes grupos de personas, combinar personas que tienen y personas que no
tienen en virus, usar un lenguaje estigmatizante como “ superpropagadores” o criminalizar las
personas que pueden haber violado las restricciones o transmitido el virus a otros.
De la epidemia del VIH hemos aprendido que las medidas restrictivas, estigmatizantes y punitivas
pueden conducir a abusos significativos de los derechos humanos, con efectos desproporcionados
en las comunidades ya vulnerables. A menudo pueden socavar las respuestas epidémicas,
enviando a las personas con síntomas a la clandestinidad y sin abordar las barreras subyacentes
que las personas enfrentan al intentar proteger su propia salud y la de su comunidad.
En estos momentos de crisis necesitamos comunidades de apoyo, ya que las personas pueden
necesitar ayuda de los miembros de la comunidad para poder aislarse a sí mismas, para poder
asumir parte del trabajo de cuidado no remunerado que normalmente realizan, poder hacer
compras para quienes viven solos o estar pendientes de las personas que no tienen un gran círculo
de apoyo.
Las comunidades también juegan un papel importante en la respuesta en sí. Los líderes
comunitarios, incluyendo los líderes de organizaciones religiosas, pueden desempeñar un papel en
la difusión de información precisa, en la prevención del pánico y en la confrontación del estigma y
discriminación. Cuando las escuelas cierran o se les pide a las personas que se aíslen por sí
mismas, se necesita de las comunidades para asegurarse de que tengan alimentos y suministros
médicos y que se cuide a los niños.
Traigamos al presente esas experiencias exitosas, novedosas, todo aquello que constituye nuestro
ser, nuestra razón de ser; ese material que nos hace únicos, auténticos; revivir aquellas
maravillosas recetas de la abuela, esos remedios que se encuentran en las plantas, cuidar el agua,
la naturaleza, respirar más profundamente, divisar un amanecer y un atardecer. Recobrar las
fuerzas con cada sueño, con cada plato de comida que agradezcamos al Altísimo, preparar todo
con amor. Olvidar el pasado, perdonar a quienes nos han ofendido.
Estas palabras nos podrían llevar a pensar que en estos tiempos que vivimos no existen muchas
posibilidades de encontrar aventura porque todo está hecho, todo está descubierto, todo está
organizado. Sin embargo, y aunque ordinariamente no se presentan ocasiones de hacer grandes
cosas, son las pequeñas cosas que podemos afrontar día a día las que hacen que crezcan los retos.
No se trata de realizar actos sobrehumanos, más bien se trata de hacer de las pequeñas cosas de
cada día una suma de esfuerzos, de actos viriles, que pueden llegar a ser algo grande, resistir las
tentaciones que surgen del pensamiento de la comodidad y del ego.
Debemos emprender acciones de mejora personal, aceptar opiniones de personas que nos
quieren y que solo desean lo mejor para nosotros, debemos ser congruentes con lo que decimos,
pensamos y hacemos, hacer un esfuerzo por superar las dificultades y por último hay que pensar
positivamente.
Tenemos que reflexionar acerca de la importancia de lo que realizamos día a día, todo lo que vale,
exige esfuerzo, disciplina, dedicación, debemos fortalecer la voluntad antepensamientos
negativos, no dejarnos influenciar por personas mal intencionadas, que solo quieren obstaculizar
nuestro crecimiento, con paciencia todo se puede alcanzar, tenemos que cambiar la impaciencia
por la perseverancia, hay que reconocer que el tiempo es necesario para alcanzar cualquier
objetivo y con fortaleza, voluntad y ayuda de los demás, podemos vencer todos los obstáculos que
se puedan presentar a lo largo de nuestra vida.
Todos podemos superar dificultades o adversidades, lo que se debe hacer es sumar pequeños
esfuerzos para poder llegar a ser grandes y exitosos en todos los proyectos de nuestra vida. Cada
persona puede ser capaz de superarse para trabajar y mejorar sin que sea egoísta. Debemos
resistir las influencias de aquellas personas que quieren dañar nuestra integridad o de aquellas
que nos presionan a realizar algo que no queremos hacer, contraponiéndose a los valores que nos
enseñan en la casa o en la escuela.
Si pensamos en el aquí y ahora, veremos que se necesita resistir algunas molestias, y al hacerlo,
sabemos con claridad que al final va a resultar que era necesario vencerlas por nuestro propio
bien. Todos los esfuerzos deben estar apoyados por las personas que nos rodean, esto para
formarnos hábitos.
Este tiempo será para recobrar las fuerzas, pensar más en nosotros mismos, en nuestros ideales,
en nuestros seres queridos, dedicarnos a hacer lo que más nos gusta, desarrollar hábitos
edificantes, instruirnos, leer, mirar, detenernos a saborear cada instante y encontrar el verdadero
sentido a las cosas.
Estar atento es distinto de prestar atención. Al prestar atención algo queda bloqueado, de tal
forma que la consciencia sólo se puede focalizar en una cosa. Al estar atento no se bloquea nada.
Uno está abierto a todo lo que existe.
Es un estado de apertura relajante, todo nos puede llegar, una sensación, un sentimiento, una
visión, cualquier cosa puede acceder a nuestra conciencia abierta
La auténtica obra de arte nos atrapa, incluso contra nuestra voluntad, y nos deja absortos y en
silencio, liberados del deseo, ajenos a todo intento de apresar.
No intento controlar ninguna puesta de sol. (…) creo que esto es una actitud oriental; para mí es
una de las más satisfactorias».
Así que nunca es tarde para empezar de nuevo, para recobrar nuestras fuerzas, revestirnos del
material más sólido como el titanio y demostrar de qué estamos hecho. No rendirnos ante estos
embates de la vida. Estamos vivos y eso nos da la certeza que nacimos para grandes cosas.
Tenemos la ayuda del Altísimo, entonces a qué le podemos temer?