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Curso:

Ciudadanía y Reflexión Ética

Integrantes:

Aguilar Silva Frank Anderson

Espinoza Varona Angelo Andre

Maza Márquez Marcos Joel

Rojas Aguirre Taylin Lizeth

Docente:

Carrillo Lozada,Fabiola Salome

Piura, Perú

Ciclo

2024 - 01
IDENTIDADES TRANS: POR QUÉ NO SON UN TRASTORNO, SINO PARTE DE

NUESTRA DIVERSIDAD

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) En 2018, eliminó la

transexualidad de su lista de trastornos mentales en la Clasificación Internacional de

Enfermedades (CIE-11) (OMS, 2018). Esta medida fue adoptada para reducir el estigma

y la discriminación contra dichas personas, reconociendo que su identidad de género no

es una enfermedad mental sino una variación natural de la experiencia humana.

Además, la desclasificación fomenta una mayor aceptación social y apoya la inclusión

de personas trans en todos los ámbitos de la sociedad, alineándose con los principios de

ciudadanía intercultural que promueven el respeto y la igualdad entre diversas

identidades (Winter et al., 2016). Sin embargo, en un lamentable giro de los

acontecimientos, el gobierno de Dina Boluarte en el Perú ha aprobado un controvertido

decreto que representa un grave retroceso para los derechos y el respeto hacia la

comunidad LGBTIQ+. Esta medida, que califica la transexualidad, el transvestismo y

las "dudas sobre la identidad de género" como trastornos mentales, ha generado un

profundo rechazo y preocupación. Esta controversia nos lleva a plantear la siguiente

interrogante: ¿consideras que es correctamente ético y democrático clasificar la

transexualidad y transvestismo como un trastorno mental en la actualidad? No considero

que es correctamente ético y democrático clasificar la transexualidad y transvestismo

como un trastorno mental en la actualidad porque clasificar la transexualidad y el

transvestismo como trastornos mentales, contradice los estándares científicos actuales,

promueve la discriminación, atenta contra la dignidad y autodeterminación de las

personas trans, y perpetúa la opresión histórica a este colectivo. Por lo tanto, desde un

enfoque ético y democrático, esta medida es inaceptable e injustificada en la actualidad.


Una sociedad justa e igualitaria debe eliminar los estigmas y garantizar el pleno respeto

a la diversidad de identidades y expresiones de género. A continuación, fundamentaré

mi tesis con el siguiente argumento sólido.

No, no considero que es correctamente ético y democrático clasificar la

transexualidad y transvestismo como un trastorno mental en la actualidad porque

clasificarlo como trastornos mentales, contradice los estándares científicos actuales,

promueve la discriminación, atenta contra la dignidad y autodeterminación de las

personas transexuales, y perpetúa la opresión histórica a este colectivo. Se presentan dos

argumentos para así defender mi postura. En primera instancia tenemos La Declaración

Universal de Derechos Humanos, en su artículo 1, establece que "todos los seres

humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Asimismo, el artículo 2

prohíbe la discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión

política o de cualquier otra índole. Al patologizar las identidades trans, el gobierno

peruano está contraviniendo estos principios fundamentales y perpetuando la

discriminación y la estigmatización hacia este grupo. Además, este decreto va en contra

de los Principios de Yogyakarta, un conjunto de principios internacionales sobre la

aplicación de la legislación de derechos humanos en relación con la orientación sexual e

identidad de género. Estos principios, respaldados por expertos y organizaciones de

derechos humanos de todo el mundo, instan a los Estados a adoptar medidas para

erradicar la discriminación por motivos de identidad de género y a respetar la libre

autodeterminación de las personas trans. Dicho esto, la aprobación del decreto que

califica como trastorno mental la transexualidad y el transvestismo representa un claro

atentado contra los principios fundamentales de la ciudadanía y la democracia en el

Perú. El concepto de ciudadanía implica el reconocimiento de derechos y deberes de

todas las personas que conforman una comunidad política, sin discriminación alguna.
Sin embargo, al patologizar las identidades trans, el gobierno peruano está negando la

plena ciudadanía a este grupo vulnerable, violando sus derechos fundamentales y

excluyéndolos de la participación igualitaria en la sociedad. Asimismo, este decreto

atenta contra los principios de la ciudadanía intercultural, la cual reconoce y valora la

diversidad cultural, étnica y de identidades presentes en un Estado. En lugar de

promover la inclusión y el respeto a la diversidad de género, el gobierno perpetúa la

discriminación y la estigmatización hacia las personas trans, negando su derecho a la

autodeterminación y a vivir libremente su identidad. En segunda instancia, tenemos

numerosos estudios han demostrado que la estigmatización y la discriminación tienen

efectos profundamente perjudiciales en la salud mental de las personas trans. Un

informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que "la patologización

de las identidades trans puede llevar a niveles más altos de angustia psicológica,

ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental". Asimismo, un estudio realizado

por la Asociación Americana de Psicología (APA) reveló que las personas transgénero

que enfrentan altos niveles de discriminación y estigma tienen un riesgo

significativamente mayor de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión y conductas

autodestructivas, en comparación con aquellas que viven en entornos más inclusivos y

aceptadores. Esta situación se agrava aún más en el Perú, donde las personas trans ya

enfrentan altos niveles de violencia y discriminación. Según un informe de la ONG

Redtrans, el 87% de las personas trans encuestadas en Perú reportó haber sido víctima

de algún tipo de violencia o discriminación debido a su identidad de género. En cuanto

al vínculo entre Estado y sociedad en el Perú, esta medida evidencia una profunda

desconexión entre las instituciones gubernamentales y las demandas de la sociedad

civil, particularmente de la comunidad LGBTIQ+ y los movimientos de derechos

humanos. El Estado tiene la obligación de proteger los derechos y garantizar la igualdad


de todos los ciudadanos, pero al patologizar las identidades trans, está fallando en su

deber de velar por los intereses de todos los sectores de la población. Además, esta

situación socava los principios democráticos y el Estado de derecho en el Perú. La

democracia se basa en el respeto a los derechos humanos, la igualdad ante la ley y la no

discriminación. Al aprobar un decreto que patologiza y estigmatiza a un grupo

vulnerable, el gobierno peruano está violando estos principios fundamentales y

poniendo en riesgo el Estado de derecho.

En conclusión, reafirmo que no es correctamente ético y democrático clasificar

la transexualidad y transvestismo como un trastorno mental en la actualidad porque

clasificarlo como trastornos mentales, contradice los estándares científicos actuales,

promueve la discriminación, atenta contra la dignidad y autodeterminación de las

personas transexuales, y perpetúa la opresión histórica a este colectivo. Como se ha

argumentado a lo largo de este texto, organismos internacionales de derechos humanos

y de salud, como la ONU, la OMS y la APA, han dejado claro que la identidad de

género es una experiencia humana válida y natural, que no debe ser considerada una

enfermedad o trastorno mental. Al patologizar las identidades trans, el gobierno peruano

ignora estos avances y posturas respaldadas por la evidencia científica más actualizada,

demostrando un claro desconocimiento y falta de compromiso con la protección de los

derechos fundamentales de este grupo históricamente vulnerado. Es fundamental que el

gobierno peruano escuche las voces de la comunidad LGBTIQ+, las organizaciones de

derechos humanos y los organismos internacionales, y derogue de manera urgente este

decreto discriminatorio. En su lugar, se deben impulsar políticas y leyes que promuevan

la inclusión, el respeto a la diversidad y la protección de los derechos de todas las

personas, independientemente de su identidad de

género.
Referencias Bibliografícas

Winter, S., Diamond, M., Green, J., Karasic, D., Reed, T., Whittle, S., ... &

Wylie, K. (2016). Transgender people: health at the margins of society. The Lancet,

388(10042), 390-400. doi:10.1016/S0140-6736(16)00683-8.

Organización de las Naciones Unidas (ONU). (1948). Declaración Universal

de Derechos Humanos. Recuperado de sitio web de la ONU.

Principios de Yogyakarta. (2007). Principios sobre la aplicación de la

legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y

la identidad de género. Recuperado de sitio web de los Principios de Yogyakarta.

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2015). Health for the world’s

adolescents: A second chance in the second decade. Recuperado de sitio web de la

OMS.

Redtrans Perú. (2020). Informe sobre la situación de las personas trans en

Perú. Recuperado de sitio web de Redtrans Perú.

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