Moniciones y Lecturas 23 de Junio de 2024

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Moniciones y lecturas 23 de junio de 2024 – XII

Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO DE LA MISA

Nos ponemos de pie por favor y hagamos la oración.


En nombre de padre, del hijo y del espíritu Santo. Amen.
Repitan después de mi.
Señor, concédenos poder participar con verdadero amor, atención y piedad de
esta Santa Misa que te ofrecemos, primero, para adorarte y agradecerte todos los
beneficios que nos has hecho; segundo, para pedirte perdón de nuestros
pecados y los de todos los hombres; tercero, para suplicarte las gracias que son
necesarias para nuestra vida y para este día en concreto. Te ofrezco en
particular esta Misa de hoy para... (expresa aquí la intención que quieras)
Concédenos, Señor, asistir a esta Misa con los mismos sentimientos de amor y
piedad de tu Madre al pie de la Cruz. Con el espíritu y fervor con que la vivieron
los santos. Te suplico que nos ayudes a prepararnos para recibirte dignamente,
lo mejor que podamos. Amén.

Monición de entrada
Queridos hermanos, con la más cordial bienvenida les recibimos en la casa
de Dios, para celebrar la Santa Misa en el decimosegundo domingo del
Tiempo Ordinario.

Hoy empezaremos a escuchar algunos milagros de Jesús en el Evangelio de


San Marcos. Después de la doctrina vienen las obras de Jesús, sobre todo las
obras milagrosas. Así, con palabras y obras va revelando que el Reino de
Dios, la fuerza salvadora de Dios, ya está presente y que está actuando en
este mundo.

Con la disposición de dejar a Dios actuar en cada uno de nosotros,


comencemos la celebración de estos misterios. De pie, cantamos…
Moniciones para cada lectura

Pueden tomar asiento.

Monición a la primera lectura (Job 38, 1. 8-11)


Después de un largo silencio ante las quejas de Job por el mal que existe en
el mundo y que a él le ha afectado su propia carne, Dios contesta finalmente.
Hoy leemos un breve pasaje de esta respuesta. Escuchemos.

Monición al salmo responsorial (Salmo 106)


Ante las amenazas del viento y las olas, el salmo 106 nos lleva a dejar que
prevalezca la confianza en el poder y la bondad de Dios. Manifestemos esta
confianza diciendo todos:

Monición a la segunda lectura (2 Corintios 5, 14-17)


Pablo reflexiona sobre el cambio que para él ha supuesto la fe en Cristo, y
el que debería representar para todos los cristianos. Escuchemos estas
reflexiones de su segunda carta a los habitantes de Corinto.

Monición al Evangelio (Marcos 4, 35-40)


Escuchemos a continuación un relato breve pero muy vivo sobre un milagro
realizado por Jesús, que nos hace examinar nuestro grado de confianza en
el poder de Dios.

Cantemos antes el aleluya. De pie, por favor.

Oración de los fieles


1. Por la Iglesia, para que no prime el esfuerzo de los particulares, sino
que el proyecto común sea expresión de unidad y testimonio de una
misión que llama a poner en el centro a Cristo y no las iniciativas
del hombre. Oremos.
2. Por la paz de los pueblos, para que todos aprendamos a vivir en
armonía y los gobiernos luchen por erradicar los signos de
violencia. Oremos.
3. Por todos los que sufren en el mundo, para que la fe en Dios
todopoderoso les haga posible una vida más justa y plena. Oremos.
4. Por todos los aquí presentes, para que reconozcamos el poder
infinito de Dios y no busquemos soluciones a nuestros problemas
en los poderes de este mundo. Oremos.

Presentación de las Ofrendas


Presentemos al Señor los dones de Pan y vino, fruto del trabajo del hombre
y que se convertirán en nuestro alimento que da vida eterna. Podemos tomar
asiento y cantamos.

Comunión
En el camino de nuestra vida, peregrinos hacia el cielo, necesitamos la
fortaleza del alimento que Dios nos ofrece en cada Eucaristía. Comulguemos
con fe el Pan que nos prepara para seguir el camino sin desfallecer. Quienes
estén espiritualmente preparados para comulgar, pueden hacer dos filas al
centro del pasillo y pasaran colocando su mano derecha en el pecho los
demás podemos tomar asiento y participamos cantando.

• Quienes no pudieron Comulgar hagamos la siguiente oración.

Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo


Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte en mi alma. Pero, como ahora no puedo
recibirte sacramentalmente, por lo menos, ven espiritualmente a mi
corazón. Te abrazo como si ya estuvieras allí y me uno
completamente a Ti. Nunca permitas que me separe de Ti. Amén.

Final
La fe que hemos fortalecido hoy con los misterios celebrados debe ser
compartida en el mundo que nos espera allá afuera. Vayamos a anunciar en
él lo que creemos, y que aquí terminamos de celebrar.

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