Materialismo Histórico

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

Materialismo histórico

Materialismo histórico o interpretación materialista de la historia

El materialismo histórico es la doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes que rigen la
evolución de la Sociedad humana. El materialismo histórico es la aplicación consecuente de los
principios del materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos sociales. Antes de Marx
imperaba en la ciencia la interpretación idealista de la historia. La creación de la teoría del
materialismo histórico está vinculada al descubrimiento más grande hecho por Marx en cuanto a la
interpretación de la historia y de los sucesos históricos. “Así como Darwin descubrió la ley de la
evolución del mundo orgánico, Marx descubrió la ley de la evolución de la historia humana; el
hecho tan sencillo, pero oculto hasta entonces bajo la maleza ideológica, de que el hombre
necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política,
ciencia, arte, religión, &c.; que por tanto la producción de los medios materiales inmediatos de vida
y, por consiguiente, la correspondiente fase de la evolución económica de un pueblo o de una
época son la base sobre la que se han desarrollado las instituciones estatales, las concepciones
jurídicas, el arte y también las ideas religiosas de los hombres, con arreglo a la que por tanto deben
explicarse y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo” (Engels). El materialismo
histórico ve en el desarrollo de los modos de producción de los bienes materiales necesarios para
la existencia de los hombres, la fuerza principal que determina toda su vida social, condicionando
también la transición de un régimen social a otro. Sin producir bienes materiales no puede existir
ninguna Sociedad. El hombre, con la ayuda de los instrumentos de trabajo, de la técnica, en el
proceso de producción influye sobre la Naturaleza, obteniendo lo necesario para subsistir. El
progreso de la Sociedad depende del perfeccionamiento del proceso de evolución de la producción
material. La historia de la Sociedad humana comienza desde el momento en que el hombre se
eleva hasta el empleo de implementos, convirtiéndose en “un animal que produce instrumentos”. El
aumento del dominio que el hombre ejerce sobre la Naturaleza halla su expresión en la evolución
de las fuerzas productivas de la Sociedad. Y con la evolución de éstas, cambia también el otro
aspecto necesario de la producción material: las relaciones de los hombres en el proceso de la
producción, las relaciones de producción; cambia el régimen económico-social. El cambio de
las formaciones económico-sociales (ver) en la historia (el régimen de comunismo primitivo, el
régimen esclavista, el feudal, el burgués, el socialista) es, ante todo, la substitución de unas
relaciones de producción por otras más progresistas. Este cambio es siempre la consecuencia,
necesaria y sujeta a leyes, de la evolución de las fuerzas productivas de la Sociedad. El
afianzamiento de las nuevas relaciones de producción suele tener lugar con el derrocamiento
revolucionario de las viejas relaciones de producción. Los méritos más grandes de la teoría del
materialismo histórico de Marx radican, por consiguiente, en haber puesto ante todo, su atención
en las condiciones objetivas de la producción material, en las leyes económicas que rigen la vida
de la Sociedad y que son el fundamento de toda la actividad histórica de los hombres. Gracias a la
teoría de Marx, “el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre la historia y sobre
la política dejaron el puesto a una teoría científica asombrosamente compleja y armónica, que
revela cómo de un sistema de vida social, al crecer las fuerzas productivas, se desarrolla otro más
alto, cómo de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin). Descubrir en la
producción material el verdadero fundamento de toda la vida y de la evolución de la Sociedad,
permitió comprender por vez primera el gran papel creador que las masas populares y trabajadoras
desempeñan en la historia. La historia de la evolución social fue comprendida por primera vez
como “la historia de los propios productores de bienes materiales, la historia de las masas
trabajadoras, que son el factor fundamental del proceso de producción y las que llevan a cabo la
producción de los bienes materiales necesarios para la existencia de la sociedad. Esto quiere decir
que la ciencia histórica, si pretende ser una verdadera ciencia, no debe seguir reduciendo la
historia del desarrollo social a los actos de los reyes y de los caudillos militares, a los actos de los
“conquistadores” y “avasalladores” de Estados, sino que debe ocuparse, ante todo, de la historia de
los productores de los bienes materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la historia de
los pueblos” (Stalin). En dependencia del modo de producción existente, de la existencia material
de la Sociedad, se estructura también un determinado carácter histórico de todo el régimen social,
de las instituciones políticas, la manera de pensar de los hombres, sus concepciones, ideas y
teorías. La existencia social determina la conciencia social. No es posible comprender
correctamente la esencia de las instituciones políticas, de las ideas y teorías, si se pierde de vista
la base material de su origen: la estructura económica de la vida de la Sociedad. No se puede
comprender por qué en una época determinada nacen unas instituciones e ideas, y otras en
distinta época, si se toman como punto de partida las propias instituciones e ideas y no el modo de
producción. Por ejemplo, las formas del Estado explotador (el Estado esclavista, feudal y
capitalista) siempre dependieron de la división de la sociedad en clases: esclavistas y esclavos,
feudales y siervos, burgueses y proletarios. También las formas de la conciencia social (las
concepciones políticas, la filosofía, la ciencia, la religión, &c.), dependen siempre, en última
instancia, de las relaciones de producción imperantes entre los hombres, formas que cambian
radicalmente al cambiar el modo de producción, al cambiar el régimen económico. Al explicar el
origen y la dependencia de las instituciones políticas, ideas y teorías respecto del modo de
producción, la teoría del materialismo histórico no niega, ni mucho menos, la importancia de las
primeras en la vida de la Sociedad. Al contrario, el materialismo histórico subraya su enorme papel
social. Y con ello, difiere de raíz del materialismo económico) (ver). Una vez surgidas, las
instituciones e ideas políticas y sociales se convierten en una fuerza que influye sobre las propias
condiciones que las habían engendrado. Actúan como fuerzas reaccionarias al servicio de los
sectores y clases atrasados de la Sociedad, frenan el desarrollo social; o bien, sirviendo a las
clases avanzadas y revolucionarias, impulsan ese desarrollo. El materialismo y el historicismo
consecuentes están íntima e indisolublemente unidos en la teoría del materialismo histórico. Por
eso, precisamente, con el descubrimiento de la teoría del materialismo histórico, la ciencia social se
ha convertido por vez primera en la auténtica ciencia sobre las leyes que rigen la evolución de la
Sociedad humana.

Materialismo histórico, o concepción materialista de la historia

Doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes del desarrollo de la sociedad humana. El
materialismo histórico es una consecuente extensión de las afirmaciones del materialismo
dialéctico al estudio de los fenómenos sociales. Hasta Marx, en la ciencia dominaba una
concepción idealista de la historia. La formación de la teoría del materialismo histórico está
relacionada con el gran descubrimiento hecho por Marx en la interpretación de la historia y de los
acontecimientos históricos.

“A semejanza de cómo Darwin descubrió la ley del desarrollo del mundo orgánico, Marx
descubrió la ley del desarrollo de la historia humana, aquel simple hecho, oculto hasta los últimos
tiempos por las acumulaciones ideológicas, de que los hombres deben comer, beber, tener
vivienda y vestirse, antes de estar en condiciones de ocuparse de política, ciencia, arte, religión,
&c.; de que, por consiguiente, la producción de los medios materiales inmediatos de la existencia y,
con eso mismo, cada etapa dada del desarrollo económico de un pueblo o de una época, forman la
base sobre la cual se desarrollan las instituciones estatales, los conceptos jurídicos, el arte y hasta
las representaciones religiosas de determinados hombres, por medio de cuya base debe ser todo
ello explicado, y no al revés, cual se hacía hasta el presente” (Engels).
El materialismo histórico ve en el desarrollo de la producción de los bienes materiales
necesarios para la existencia del hombre, la fuerza principal que determina toda la vida social de
los hombres y condiciona la transición de un régimen social a otro. Ninguna sociedad puede existir
sin producir bienes materiales. Con la ayuda de los instrumentos de trabajo, de la técnica, el
hombre, en el proceso de la producción, actúa sobre la naturaleza y obtiene los objetos necesarios
para la vida. De la perfección y desarrollo de la producción material, depende el progreso de la
sociedad. Desde el tiempo en que el hombre se elevó hasta el uso de los instrumentos y se
convirtió en “animal que hace instrumentos”, comienza la historia de la sociedad humana.

En el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, encuentra su expresión el aumento


del dominio del hombre sobre la naturaleza. Con el desarrollo de las fuerzas productivas cambia,
también, la segunda parte necesaria de la producción material: las relaciones en que entran los
hombres en la producción, las relaciones de producción; así mismo cambia el régimen económico
social. El cambio de las formaciones económico-sociales en la historia –el régimen comunista
primitivo, el esclavista, el burgués, el socialista– es, ante todo, el cambio de unas relaciones de
producción por otras, más progresistas. Este cambio es siempre un efecto necesario sujeto a leyes,
del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. El afianzamiento de las nuevas relaciones
de producción y de los regímenes económicos que, necesariamente aparecen con el desarrollo de
las fuerzas productivas, se origina ordinariamente, por vía de un derrocamiento revolucionario de
las viejas relaciones de producción.
El extraordinario mérito de la teoría del materialismo histórico de Marx, consiste, por
consiguiente, en que esta teoría, ante todo, fijó su atención sobre las condiciones objetivas de la
producción material, las leyes económicas de la vida de la sociedad, que son la base de toda la
actividad histórica de los hombres. Gracias a la teoría de Marx, “el caos y la arbitrariedad
imperantes hasta entonces, en los conceptos sobre la historia y la política, fueron sustituidos por
una teoría asombrosamente sólida, armónica y científica que demuestra cómo de un sistema de
vida social, a consecuencia del aumento de las fuerzas productivas, se desarrolla otro, más
elevado: de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, surge el capitalismo” (Lenin).

El concepto de plusvalía, que fue desarrollado ampliamente por Karl Marx a


finales del siglo XIX, es el excedente monetario originado por el trabajo
humano presente en cualquier acción productiva..

La plusvalía, también conocida como plusvalor, apareció definido por Marx en su


obra ‘El Capital’ y es básicamente, el valor no pagado del trabajo del obrero que
crea un plusproducto del cual se hace propietario el empresario. Originando así la
esencia de la explotación o acumulación capitalista.

Es decir, según la teoría desarrollada por Karl Marx, al trabajador se le paga


menos de lo que realmente produce. Así pues, la diferencia entre lo que realmente
produce y su salario es lo que se conoce como plusvalía. Esta plusvalía constituye
la ganancia extra del empresario.

Este plusproducto o plusvalor al ingresar al mercado se convierte en mercancía y


se vende, convirtiéndose en dinero que no retorna a los bolsillos del empleado en
manera de sueldo.
El origen del concepto de plusvalía
El concepto de plusvalía, tal como reconoce Karl Marx en sus escritos, fue tomado
del economista clásico David Ricardo. A su vez, podemos decir que, David
Ricardo había tratado de perfeccionar el concepto acuñado por Adam Smith.

No obstante, quién desarrolló el concepto tal y como lo conocemos en la


actualidad, fue Karl Marx. Marx trabajó el concepto hasta distinguir entre ‘fuerza de
trabajo’ y ‘trabajo’. Este hecho facilitó enormemente la explicación eficaz de la
plusvalía. El concepto de plusvalía constituye un término fundamental en su teoría
del ‘Valor-Trabajo’.

Marx también explicó que el capitalista es capaz de acrecentar la intensidad de la


explotación a través de la maximización de la ‘plusvalía absoluta’. Bien, tratando
de extender la jornada laboral. O, bien por medio de la ‘plusvalía relativa’, es decir,
disminuir la cantidad de obreros.

¿Cómo se calcula la plusvalía?


Una de las principales novedades del desarrollo del concepto por parte de Marx,
fue la formulación matemática del problema. Es decir, una fórmula que permite
calcular la cantidad de la plusvalía.

Intuitivamente, la plusvalía se calcula como el resultado de restar a los beneficios


los costes de producción. Así pues la fórmula sería la siguiente:

Plusvalía (s) = Ingresos – costes de producción (c+v)

Además Marx descompone los siguientes valores para desarrollar su teoría del
valor trabajo:

 c = capital constante (maquinaria,materiales, costes fijos…)


 v = capital variable (trabajadores)
 s = plusvalía (excedente del empresario)

En palabras de Marx, únicamente genera plusvalía el ‘trabajo viviente’. O lo que es


lo mismo, solo genera valor el componente ‘v’, la fuerza de trabajo. Mientras que el
componente ‘c’ que define como ‘trabajo muerto’, no genera plusvalía.

PLUSVALÍA

BENEFICIO QUE OBTIENE EL CAPITALISTA CON LA VENTA DE LAS MERCANCÍAS PRODUCIDAS


POR EL TRABAJADOR.
Marx distingue en toda mercancía su valor de uso de su valor de cambio. El valor de uso es el valor que
un objeto tiene para satisfacer una necesidad. Este concepto se refiere a los rasgos de las cosas gracias a los
cuales nos son útiles para la satisfacción de cualquier tipo de necesidad, desde las más biológicas como
comer, hasta las más espirituales como las que se refieren al ocio y el mundo de la cultura. El valor de
cambio es el valor que un objeto tiene en el mercado, y se expresa en términos cuantitativos, medidos por el
dinero. Dos objetos con diferente valor de uso pueden tener el mismo valor de cambio si así lo determina las
leyes del mercado, por ejemplo un ordenador puede costar lo mismo que una moto. El rasgo peculiar de la
sociedad capitalista es que en ella la fuerza de trabajo es también una mercancía: dado que el productor no
dispone de otro recurso para obtener bienes y medios para su subsistencia, debe poner la fuerza de su trabajo
en el mercado. Del mismo modo que en el mercado las mercancías están sometidas a las fluctuaciones del
mercado, básicamente por las leyes de la oferta y la demanda, la fuerza de trabajo tiene también un precio
determinado por las mismas leyes. Pero a diferencia de otras mercancías –un coche por ejemplo– que
satisfacen meramente necesidades humanas, la mercancía que llamamos fuerza productiva tiene la peculiar
característica de producir otras mercancías. La fuerza de trabajo tiene un valor de cambio (el sueldo que
recibe el trabajador) y un valor de uso (su valor para producir otras mercancías). A su vez, estas mercancías
creadas por dicho trabajo tienen, claro está, valor de uso y valor de cambio, pero el valor de cambio que éstas
tienen siempre es superior al valor de cambio que tiene la fuerza productiva que las ha creado (al salario).
Aunque añadamos a este último valor otras cantidades como las que puedan corresponder a la amortización
de las máquinas usadas en la producción, o los costes financieros que el empresario gasta para llevar adelante
su negocio, siempre habrá una diferencia. A esta diferencia se le llama plusvalía y es el beneficio del
capitalista. Sin este beneficio no habría sociedad capitalista.

El manifiesto comunista es el documento base del pensamiento comunista,


conformado por los pensamientos de Marx y Engels en materia política,
económica y sociológica. En él se plasman los pilares tanto del socialismo
originario como del marxismo.

A través del planteamiento del manifiesto comunista, se dio salida al desarrollo de


ideas como el comunismo, el socialismo o el marxismo. Todas ellas, aplicadas
a diversos campos o ámbitos de estudio sociopolíticos y económicos han ayudado
a definir posteriormente la realidad a través de sus enfoques.

Tanto Marx como Engels perseguían con su confección y expansión el objetivo de


dar formalidad científica y por escrito a sus teorías más destacadas: la lucha de
clases y su desaparición hacia la dictadura del proletariado, los efectos nocivos
del capitalismo y la industrialización masiva y la necesidad de una mayor
igualdad social.

El manifiesto comunista fue originado a mediados del siglo XIX de la mano de la


Liga Comunista o Partido Comunista en forma de escrito o manifiesto de carácter
político. Con este texto se plantean las principales premisas de la agrupación al
tiempo que se presentaba esta en sociedad.

Principales ideas contenidas en el manifiesto comunista


A lo largo del manifiesto, sus creadores abordaron una serie de ideas pilares para
su argumento comunista:
 Un estudio de la evolución histórica de la sociedad, basado en los cambios
tecnológicos y el empleo de los medios de producción. Dichas estructuras
producían una separación entre los individuos atendiendo a su nivel de renta u
origen social
 Existencia de clases sociales y, por tanto, de desigualdades sociales que
provocan un enfrentamiento constante entre una élite dominante explotadora y
otra dominada obrera o proletaria
 Objetivos del comunismo, centrados en la consecución de una mayor igualdad
social bajo la abolición de clases y en vistas a la dictadura del proletariado
 Papel relevante de los estados como órganos encargados de la gestión del
patrimonio, ya que se elimina la propiedad privada de los medios de producción.

Esta publicación es entendida como una de las obras económicas y polìticas más
influyentes en la historia, además de erigirse como la base fundamental del
socialismo y el comunismo científico.

El protestantismo es un movimiento cristiano surgido en


el siglo XVI, a partir de la Reforma protestante de Martín Lutero.

El término es utilizado principalmente para referirse a los grupos que


se separaron de la Iglesia católica romana con motivo de la reforma.
El teólogo y reformador religioso alemán Martín Lutero precipitó la
reforma protestante al publicar en 1517 sus 95 tesis denunciando
las indulgencias y los excesos de la Iglesia católica.

Protestantismo

El protestantismo es una variante burguesa del cristianismo. El protestantismo apareció en el


primer cuarto del siglo XVI, en el curso de la Reforma, como movimiento político-social, dirigido
contra el feudalismo y su sostén principal, la iglesia católica. El protestantismo se difundió
primeramente en Alemania, donde la desintegración política y el Poder de los diversos pequeños
príncipes constituía el obstáculo para el ulterior crecimiento de la burguesía. La iglesia romana
extraía de Alemania enormes sumas por medio de impuestos, de diversas colectas, de venta de
indulgencias –“el perdón de loe pecados”. El movimiento contra el catolicismo se asoció con el
movimiento por la centralización de Alemania, abarcando a todas las clases de la sociedad. De
pretexto inmediato para este movimiento sirvió la intervención del profesor de la Universidad de
Wüttenberg, Martín Lutero, contra el comercio con las indulgencias, por la reforma de la iglesia
católica. Cada clase entendía la Reforma a su manera. Los príncipes, los caballeros, los ricos
ciudadanos, querían someter la iglesia y apoderarse de sus bienes. Los campesinos y las capas
bajas de las ciudades con sus demandas iban más allá de los marcos de la lucha religiosa y
aspiraban a derrocar el feudalismo por vía revolucionaria. El ideólogo de los campesinos y de los
pobres de las ciudades fue Tomás Münzer, quien planteó la demanda de la igualdad general, la
abolición de la propiedad privada; su filosofía religiosa se aproximaba al ateísmo, y su programa
político estaba cerca del comunismo. Münzer se puso rápidamente al frente del movimiento
revolucionario de Alemania. La burguesía y Lutero, atemorizados por el ímpetu del movimiento
popular que amenazaba la existencia, no sólo del régimen feudal, sino la de la propia burguesía,
exigían la implacable represión del pueblo. Los príncipes y los burgueses se avinieron a un
acercamiento con la iglesia católica, y en 1529 llegaron a un acuerdo dirigido control la Reforma.
La minoría de los príncipes expresó su protesta contra este acuerdo, y desde entonces los
partidarios de la doctrina de la Reforma luterana comenzaron a llamarse protestantes. Como
resultado de una larga lucha entre los príncipes católicos y los príncipes protestantes, se otorgó a
cada príncipe el derecho de la libre elección de la religión. Marx escribía sobre la esencia del
luteranismo: “Lutero venció la esclavitud por voto, porque en su lugar colocó la esclavitud por
convicción. Derrotó la fe en la autoridad, porque restauró la autoridad de la fe. Convirtió a los frailes
en laicos, porque convirtió los laicos en frailes”. La concepción religiosa del mundo de la burguesía
en ascenso se expresó más nítidamente que todo en la doctrina de Calvino. La base
del calvinismo fue la doctrina sobre la “predestinación”, es decir, la de que ya antes de la creación
del mundo, dios predestinó la suerte de cada hombre, y éste por su actividad sólo debe demostrar
que está destinado para la “salvación”. Esta doctrina cuadraba con las exigencias de “los más
intrépidos burgueses de la época” y era “la expresión religiosa del hecho de que en el mundo
comercial, en el mundo de la competencia, el éxito o el fracaso no dependen de la actividad o de la
aptitud del individuo, sino de circunstancias independientes de él” (Engels). Calvino desarrollaba su
actividad en Ginebra, donde implantó un severo régimen y control sobre la vida de los ciudadanos.
La iglesia calvinista tuvo amplia difusión allí donde se desarrollaba la burguesía. Las doctrinas de
Calvino se divulgaron principalmente en Suiza. En Francia, los continuadores de Calvino fueron
los hugonotes y los jansenistas. El protestantismo desplazó a la iglesia católica en Alemania,
Inglaterra, Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda y Suiza. La iglesia católica y la orden de los
jesuitas respondieron a la propagación del protestantismo con una reacción, cuyo resultado fue el
restablecimiento del catolicismo en el sur de Alemania, y la destrucción del protestantismo en Italia,
España y Francia.

La relación entre el ascetismo y el espíritu capitalista


624 palabras 3 páginas

Ver más

po3- DESARROLLO

3.1. El campo : El saber en las sociedades


informatizadas

Lyotard se plantea la siguiente hipótesis: el saber


modifica su estatuto al mismo tiempo que cambian
las sociedades y entran en lo que se conoce como la
era postindustrial y en las culturas en la edad llamada
postmoderna.
Este paso comenzó por lo menos desde fines de los
años cincuenta que para Europa señala el fin de su
reconstrucción, es más o menos rápido según los
países y en éstos según los sectores de actividad.

El autor considera que "El saber científico es una


clase de discurso".

El saber científico en este tipo de sociedad está


validado por un discurso, está legitimado por el
lenguaje, por los discursos construidos a su
alrededor, …ver más…

El autor expresa que los flujos de conocimientos


estarían unos reservados a los "decididores",
mientras que los otros servirían para pagar la deuda
perpetua de cada uno con respecto al lazo social.

3.2. El problema: La legitimación

La legitimación es el proceso por el cual el legislador


se encuentra autorizado a promulgar una ley como
norma.

Un enunciado científico debe presentar un conjunto


de condiciones para ser aceptado como tal.

Aquí la legitimación es el proceso por el cual un


legislador que se ocupa del discurso científico está
autorizado a prescribir las condiciones convenidas
para que un enunciado forme parte de ese discurso y
pueda ser tenido en cuenta por la comunidad
científica.

EI planteamiento de la información de las sociedades


más desarrolladas permite sacar a plena luz, ciertos
aspectos de la transformación del saber y sus efectos
sobre los poderes públicos y las instituciones civiles,
efectos que resultan poco perceptibles desde otras
perspectivas.

El saber científico no es todo el saber, siempre ha


estado en competencia, en conflicto con otro tipo de
saber, que el autor llamará narrativo, y además,
interfiere con el problema esencial, que es el de la
legitimación.
Ascetismo y espíritu del capitalismo
Publicado el 16/11/2013por tmolmar

«… Cuanto a la producción de bienes, el ascetismo luchaba tanto contra la


deslealtad como contra la sed meramente instintiva de riquezas; esto sólo es lo que
condenaba como covetousness, como mammonismo, etc., el aspirar a la riqueza
por el fin único y exclusivo de ser rico. Considerada en sí misma, la riqueza es una
tentación. Resultaba de ahí que, por desgracia, el ascetismo actuaba entonces como
aquella fuerza “que siempre quiere lo bueno y siempre crea lo malo” (lo malo en su
sentido: la riqueza y sus tentaciones); en efecto, de acuerdo con el Antiguo
Testamento y de modo análogo a la valoración ética de las “buenas obras”, no sólo
vio en la aspiración a la riqueza como fin último el colmo de lo reprobable y, por el
contrario, una bendición de Dios en el enriquecimiento, como fruto del trabajo
profesional, sino que (y esto es más importante) la valoración ética del trabajo
incesante, continuado y sistemático en la profesión, como medio ascético superior y
como comprobación absolutamente segura y visible de regeneración y de
autenticidad de la fe, tenía que constituir la más poderosa palanca de la concepción
de la vida que hemos llamado “espíritu del capitalismo”. Si a la estrangulación del
consumo juntamos la estrangulación del espíritu de lucro de todas sus trabas, el
resultado inevitable será la formación de un capital como consecuencia de esa
coacción ascética para el ahorro. Como el capital formado no debía gastarse
inútilmente, fuerza era invertirlo en finalidades productivas.»

También podría gustarte