Resumen Mod1y2 TNMG

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

Módulo 1

Naturaleza, alcance y caracterización de la tecnología.


El impulso innato de la humanidad para adaptarse a su entorno y buscar
constantemente su evolución y progreso. Este impulso es comparado con el
existencialismo francés, que propone que los humanos son arrojados al mundo
sin una guía y deben construir su existencia. Esta necesidad de construcción y
adaptación se refleja tanto en la dimensión personal como en la dinámica de las
sociedades, donde se busca crear condiciones de vida dignas y satisfactorias.
La tecnología se destaca como un instrumento crucial en este proceso. Definida
como el conjunto de conocimientos aplicados para resolver problemas reales, la
tecnología proviene del griego "tekne" (técnica u oficio) y "logos" (ciencia o
conocimiento). La tecnología abarca la creación de herramientas y modelos que
permiten acciones para solucionar problemas humanos.
El texto se centra especialmente en las tecnologías de comunicación e
información (TIC), que han evolucionado desde tiempos remotos y siguen
desarrollándose. Según Walter Ong, en "Oralidad y Alfabetización", se
identifican cuatro grandes fases en la evolución de estas tecnologías:
● Oralidad: Durante la mayor parte de la existencia humana, el lenguaje
oral fue la principal tecnología para transmitir información y
conocimiento, limitada por la memoria y la necesidad de encuentros
físicos.
● Escritura: Surgida alrededor del 3500 a.C., la escritura permitió
almacenar información de manera tangible, ampliando significativamente
la capacidad de memoria humana.
● Imprenta: En el siglo XV, Johannes Gutenberg creó la imprenta,
permitiendo la reproducción masiva de escritos y la amplia difusión del
conocimiento.
● Tecnologías de comunicación propiamente dichas (TIC): Incluyen una
variedad de dispositivos como fotocopiadoras, impresoras, ordenadores e
Internet. Estas herramientas han revolucionado la producción y
distribución del conocimiento, liberando a las personas de tareas costosas
y facilitando el acceso autónomo a la información.
El desarrollo de estas tecnologías ha sido fundamental para el progreso humano.
Los países con mayor penetración de Internet, como Noruega y Dinamarca,
también muestran altos índices de alfabetización, demostrando la relación
estrecha entre el acceso a la tecnología de la información y el avance educativo
y social.
La diversidad de creaciones y prácticas tecnológicas, pueden ser clasificadas en
tres categorías principales:
● Tecnologías duras: Derivan de ciencias exactas como la ingeniería,
matemática, física y química, produciendo aplicaciones y productos
tangibles, como sensores IoT, computadoras portátiles y autos autónomos.
● Tecnologías blandas: Relacionadas con ciencias humanas como
sociología, psicología y economía, se enfocan en desarrollar mejores
prácticas y modelos para mejorar organizaciones y la sociedad. Sus
resultados son usualmente intangibles, como tecnologías para mejorar la
productividad en equipos, fomentar la empatía o gestionar el comercio
electrónico.
● Tecnologías intermedias: Ubicadas en un punto medio entre las duras y
blandas, abarcan campos como la construcción y la industria,
produciendo tanto productos tangibles como intangibles, por ejemplo,
tecnologías para la construcción de viviendas en seco y la organización de
espacios de trabajo.
El texto destaca que las técnicas humanas, que son habilidades desarrolladas por
la imaginación y la necesidad, han sido el origen de muchas tecnologías.
Aunque no todas las técnicas han evolucionado a tecnologías nuevas, la
tendencia a sofisticar el accionar humano a través de técnicas específicas ha
permitido la apropiación de diversas tecnologías a lo largo de la historia.
Con el tiempo, el origen técnico de las tecnologías fue reemplazado por la
ciencia y el método científico, que se basa en la comprobación empírica de
hipótesis y una relación estrecha entre los objetos de estudio científicos y la
creación de tecnologías. Esto ha llevado a una asociación fuerte entre ciencia y
tecnología, fundamentales para el progreso de las sociedades.
La tecnología ha tenido un impacto mucho más significativo en el progreso
humano que los cambios biológicos. Las revoluciones tecnológicas han
provocado saltos cualitativos en la historia, superando el desarrollo biológico de
la especie humana.
Según Richard Susskind y Daniel Susskind en "El Futuro de las Profesiones"
(2016), la expansión y desarrollo de las TIC se basan en cuatro aspectos clave:
Crecimiento exponencial en tecnología de la información: Investigación
continua que enriquece las TIC, destacando el progreso en tecnologías de
conectividad a Internet.
● Máquinas cada vez más capaces: Los dispositivos tecnológicos avanzan
en inteligencia artificial, abarcando áreas propias de la inteligencia y
habilidades cognitivas humanas.
● Dispositivos cada vez más generalizados: Aumento en la portabilidad y
accesibilidad de dispositivos para procesar, consumir y co-crear
conocimientos.
● Seres humanos cada vez más conectados: Diversidad de dispositivos y
plataformas que facilitan la comunicación, investigación, cooperación y
comercio, reduciendo restricciones y costos.
El desarrollo tecnológico es un proceso positivo, aunque no exento de
dificultades y tensiones. Las tecnologías, al ser introducidas en la sociedad,
enfrentan críticas y prejuicios antes de ser aceptadas. Por ejemplo, la bicicleta
en el siglo XIX, inicialmente criticada por sus limitaciones y por prejuicios
hacia las mujeres usuarias, finalmente se validó y aceptó ampliamente.
La tecnología no es un simple avance lineal; es un sistema interrelacionado que
incluye conocimientos, artefactos, habilidades, recursos naturales, estimaciones
económicas, valores éticos, pautas culturales y acuerdos sociales. Las
sociedades y sus actores son protagonistas activos en estos procesos de
innovación, influenciando y siendo influenciados por ellos.
Según Pacey (1990), la tecnología tiene tres dimensiones:
Dimensión técnica: Incluye conocimientos, habilidades técnicas, instrumentos,
herramientas, maquinarias, recursos humanos y materiales, materias primas,
productos obtenidos y desechos.
Dimensión organizativa: Comprende la política administrativa y gestión,
aspectos de mercado, economía e industria, agentes sociales (como empresarios
y sindicatos), y cuestiones relacionadas con la actividad profesional,
distribución de productos y consumidores.
Dimensión ideológica cultural: Se refiere a las finalidades y objetivos, sistemas
de valores y códigos éticos, y la creencia en el progreso.
Para que los procesos de creación y adopción tecnológica sean exitosos y
sostenibles, es esencial abordar estas tres dimensiones de manera integrada. La
dimensión técnica debe ser una plataforma innovadora que sirva a la sociedad, y
los aspectos organizativos deben facilitarse dentro de un sistema de valores e
ideas aceptados por la comunidad.
En resumen, la responsabilidad del uso y desarrollo de tecnologías recae en las
personas y sociedades, enmarcadas en regulaciones y contextos sociotécnicos
que interactúan con las prácticas y valoraciones culturales de cada época.
Paradigmas, evolución tecnológica y revoluciones industriales.
Thomas Kuhn, en su libro "La estructura de las revoluciones científicas" (1962),
sostiene que la evolución de la ciencia no es lineal, sino que ocurre a través de
"saltos paradigmáticos" que cambian la forma de pensar de una sociedad. Estos
cambios, provocados por la aparición de anomalías que las teorías vigentes no
pueden resolver, llevan a crisis y a la creación de nuevas teorías. Esta transición
entre teorías viejas y nuevas impulsa revoluciones científico-tecnológicas,
transformando profundamente la ciencia y la sociedad. Kuhn enfatiza que la
ciencia es un proceso continuo de evolución y transformación, no una sinfonía
terminada.
Primera Revolución Industrial
La historia de la humanidad muestra que la energía siempre ha sido crucial para
realizar tareas y actividades. Durante siglos, el esfuerzo físico de humanos y
animales fue la principal fuente de energía. El concepto de energía,
esencialmente, se refiere a cualquier fuerza capaz de mover y transformar
objetos, siguiendo el principio de conservación de la energía: no puede crearse
ni destruirse, sólo transformarse.
Después del predominio del esfuerzo muscular, la energía hidráulica y eólica
(agua y viento) comenzaron a ser utilizadas, aunque con limitaciones
geográficas y de cantidad. Estas limitaciones impulsaron la búsqueda de nuevas
soluciones, culminando en la primera Revolución Industrial a finales del siglo
XVIII con la introducción de tecnologías como la máquina de vapor.
La Revolución Industrial, centrada en Gran Bretaña y extendida hasta la década
de 1830, transformó la sociedad de una agraria a una industrial. La máquina de
vapor permitió la creación de fábricas y una expansión económica sin
precedentes, marcando el nacimiento de la fábrica moderna y generando empleo
a gran escala.
Este periodo también inició una nueva era en la relación entre humanos y
tecnología. Por primera vez, los artefactos tecnológicos superan las capacidades
musculares humanas, requiriendo atención y servicios para su funcionamiento.
Esta maquinaria se convirtió en una fuente tanto de bienestar como de
preocupaciones sobre la autonomía de las personas.
Un ejemplo ilustrativo es Siemens, fundada en 1847 en Alemania por Werner
von Siemens. Aunque no participó directamente en la creación de la máquina de
vapor, Siemens se convirtió en una de las primeras grandes compañías
industriales, especializada en ingeniería eléctrica. La compañía empezó
mejorando y comercializando el telégrafo, lo que marcó el inicio de una nueva
era en las comunicaciones, similar al impacto de Internet siglos después.
El éxito de Siemens en la telegrafía eléctrica estableció un nuevo paradigma y
demostró la importancia del coraje y la habilidad empresarial para llevar nuevas
tecnologías a una escala masiva y comercial en todo el mundo.
Segunda Revolución Industrial
Durante la Segunda Revolución Industrial (aproximadamente 1870-1914), la
energía eléctrica y el petróleo impulsaron avances tecnológicos y científicos,
esenciales para soportar el crecimiento de ciudades y actividades humanas. Este
periodo marcó una continuidad y evolución respecto a la primera revolución,
destacándose por avances disruptivos y transformadores.
La electromecánica del periodo anterior encontró oportunidades en la era de la
electricidad, simbolizada por inventos como los motores eléctricos, la lámpara
incandescente de Thomas Edison y la corriente alterna de Nikola Tesla. La
primera exposición internacional de electricidad en París en 1881 ilustró esta
evolución.
El desarrollo de materiales como acero, zinc, aluminio, níquel y cobre también
fue crucial, con la producción masiva y accesible de acero destacándose. La
combinación de estos avances resultó en un nuevo sistema tecnológico que
transformó la economía, la organización social y las pautas culturales.
La disponibilidad de energía eléctrica permitió la mecanización y organización
del trabajo en las fábricas. Frederick Taylor desarrolló la teoría científica de la
producción, centrada en la eficiencia mediante el estudio de tiempos y
movimientos. Henry Ford complementa esto con la producción en serie,
facilitando el crecimiento exponencial de productos.
La globalización económica tomó forma durante este periodo, impulsada por
avances en transporte, producción y comunicación. Sin embargo, la revolución
también condujo a condiciones laborales insalubres y largas horas de trabajo, lo
que provocó la sindicalización y reglamentación laboral. La protesta de los
mártires de Chicago en 1886 es un hito significativo en la lucha por la
dignificación de los trabajadores.
La compañía alemana Siemens desempeñó un papel crucial en esta revolución
tecnológica. En 1866, Siemens desarrolló un generador eléctrico, haciendo la
electricidad más viable y accesible. Este avance impulsó aplicaciones como el
ferrocarril eléctrico y el alumbrado eléctrico permanente, consolidando el
impacto de Siemens en esta etapa.
Tercera Revolución Industrial
El siglo 20 comenzó con una marcada dinámica de innovación y progreso,
impulsada por los avances de la Segunda Revolución Industrial. Sin embargo, el
desarrollo no fue lineal, ya que eventos como la Primera Guerra Mundial, la
crisis económica de 1929 y la Segunda Guerra Mundial interrumpieron este
progreso. Tras la recuperación de la posguerra en los años 50, se gestaron los
avances científicos y tecnológicos que dieron origen a la Tercera Revolución
Industrial.
En esta etapa, la ciencia empezó a desempeñar un papel central en el desarrollo
de nuevas tecnologías. La Tercera Revolución Industrial, también conocida
como la revolución científico-tecnológica, se caracterizó por la convergencia de
la microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones, creando un sistema
teleinformático avanzado. Además, se realizaron importantes avances en
biotecnología, ciencia de materiales, energías alternativas, industria espacial,
medicina y robótica.
Durante este periodo, la ciencia dejó de ser aislada y fragmentada para basarse
en equipos de investigación y desarrollo (I+D) en universidades, corporaciones
y con la participación activa del Estado. Esto ocurrió en un contexto de
competencia global entre el capitalismo y el comunismo.
El ordenador o computadora emergió como el artefacto destacado de esta
revolución, permitiendo la interacción entre hombre y máquina. Los hitos
importantes incluyeron la tercera generación de computadoras con la IBM 360
en 1964, la aparición del Apple II en 1977 y la primera PC de IBM en 1981. El
desarrollo del software, especialmente el sistema MS-DOS de Microsoft,
revolucionó la informática en las siguientes décadas.
Estos avances configuraron una nueva arquitectura de organización y
funcionamiento de la sociedad, conocida como la sociedad del conocimiento o
de la información. La aparición de Internet consolidó este proceso, comenzando
con los desarrollos del MIT y DARPA en 1969, y culminando con la World
Wide Web (WWW) en 1991 y el navegador Mosaic en 1993. Esto permitió la
expansión exponencial de Internet y preparó el terreno para la era de la
digitalización.
Cuarta Revolución Industrial. Inteligencia Artificial y
Tecnologías del Futuro.
La máquina de vapor, la energía eléctrica a gran escala y el ordenador en red
(Internet) son iconos fundamentales de las revoluciones industriales y
tecnológicas anteriores. Estos avances llevaron a una nueva era de creación e
integración tecnológica avanzada, sugiriendo posibilidades ilimitadas para la
humanidad, similares a las imaginaciones de la ciencia ficción.
La expansión de Internet y las mejoras en ordenadores y software se
convirtieron en plataformas para el desarrollo de diversas tecnologías. La
digitalización abrió nuevas posibilidades y dio forma a un nuevo paradigma de
tecnologías inteligentes, adaptadas a las crecientes demandas de un mundo
globalizado y acelerado.
La Cuarta Revolución Industrial, conceptualizada por Klaus Schwab del Foro
Económico Mundial, se caracteriza por:
● Velocidad: El ritmo de avance y cambio es sin precedentes, con
tecnologías que generan nuevas tecnologías de forma rápida y en
múltiples dimensiones.
● Amplitud y profundidad: Diversas tecnologías se desarrollan e integran,
transformando no solo procesos y actividades, sino también la identidad
humana y propósitos de vida.
● Impacto en los sistemas: Todos los sistemas políticos, sociales,
empresariales, educativos y sanitarios están siendo desafiados y
transformados.
Impulsores y Tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial
Físicos
● Vehículos autónomos: Autos, camiones, drones y barcos operados por
sistemas inteligentes.
● Fabricación 3D: Creación de objetos capa por capa a partir de modelos
digitales, utilizados en sectores como el automotriz y la salud.
● Robótica avanzada: Robots adaptables y conectados a la nube,
colaborando con humanos en tareas complejas.
● Nuevos materiales: Materiales ligeros, sólidos y reciclables, como el
grafeno, que son más fuertes y eficientes.
Digitales
● Internet de las cosas (IoT): Sensores que conectan artefactos a Internet,
permitiendo comunicación y control remotos.
● Blockchain: Bases de datos distribuidas y protegidas criptográficamente,
utilizadas en criptomonedas como el bitcoin.
● Plataformas de economía bajo demanda: Aplicaciones como Uber y
Airbnb que conectan oferta y demanda de manera eficiente.
Biológicas
● Genética y biología sintética: Avances en secuenciación y modificación
genética, con aplicaciones potenciales en medicina y biotecnología.
● Neurociencias: Tecnologías para comprender y simular el cerebro
humano, con avances en observación y modelado del funcionamiento
cerebral.
Otras Tecnologías de Alto Impacto
● Inteligencia artificial (IA): Tecnología que emula capacidades cognitivas
humanas, basada en el procesamiento y análisis de grandes volúmenes de
datos.
● Realidad aumentada y virtual: Tecnologías que permiten experiencias
inmersivas y enriquecimiento de la realidad física con capas de
información digital.
● Nuevas energías: Energías alternativas como solar y eólica, que están
estableciendo un nuevo estándar de energía sustentable.
● Conectividad ubicua y tecnología 5G: La evolución de las TIC y la
conectividad constante a Internet, con el protocolo 5G permitiendo una
máxima ubicuidad.
● Tecnologías de movilidad: Vehículos eléctricos, mapas digitales
colaborativos y aplicaciones para compartir vehículos, promoviendo una
movilidad más ágil y accesible.
Un Paseo por los Metaversos
El concepto emergente de metaverso como un universo 3D persistente en línea
que combina múltiples espacios virtuales, similar a una versión futura del
Internet. Este concepto se está desarrollando con tecnologías como inteligencia
artificial, realidad virtual y aumentada. Aunque todavía no está completamente
desarrollado, algunas plataformas ya ofrecen elementos similares.
El metaverso permite a los usuarios realizar diversas actividades como trabajar,
reunirse, jugar y socializar en entornos virtuales compartidos. Esta idea,
originada en la novela de ciencia ficción "Snow Crash", ahora está avanzando
hacia la realidad. Los videojuegos actuales proporcionan la experiencia más
cercana al metaverso, con eventos organizados dentro del juego y economías
virtuales en crecimiento.
En el metaverso, cada usuario controla un avatar y puede participar en
actividades variadas, desde reuniones de realidad mixta hasta gestionar finanzas
y portafolios cripto. Además de juegos y redes sociales, el metaverso integrará
economías, identidades digitales y gobernanza descentralizada. Esto implica la
creación de un entorno único y unido, impulsado en parte por tecnologías como
el blockchain.
Para ilustrar cómo funciona en la práctica, el artículo menciona cómo Alex
Williams del New York Times exploró la vida digital junto a su hijo de 8 años,
destacando cómo estas tecnologías emergentes están transformando la manera
en que vivimos, trabajamos y nos conectamos en línea.

Inteligencia Artificial y Riesgos a Gestionar. El Futuro de la


Tecnología.
En el contexto del desarrollo tecnológico actual, se destaca el concepto de
"desmaterialización", que implica la conversión de elementos físicos en datos
digitales en diversas áreas. Este fenómeno permite la identificación,
sistematización, almacenamiento y uso de datos generados por cualquier
situación física, como formas, luces, colores, olores, sonidos, imágenes, entre
otros. Esta capacidad de recolección masiva y procesamiento de datos mediante
modelos y algoritmos digitales es fundamental en lo que conocemos como Big
Data.
Los datos son esenciales para la inteligencia artificial (IA), considerada la nueva
electricidad en la Cuarta Revolución Industrial. La disciplina de la IA ha
evolucionado significativamente desde las propuestas iniciales de John
McCarthy en los años 50, avanzando hacia el desarrollo de sistemas capaces de
simular aspectos del aprendizaje y la inteligencia humana mediante tecnologías
digitales.
La IA se caracteriza por su capacidad para procesar grandes volúmenes de
datos, identificar patrones y realizar predicciones precisas, lo que la convierte en
un activo estratégico para organizaciones en diversos sectores. Desde
recomendaciones personalizadas en plataformas de comercio electrónico hasta
sistemas de conducción autónoma, la IA está transformando industrias y
mejorando la eficiencia operativa.
Sin embargo, la percepción mística que rodea a la IA como una "caja negra"
automática es errónea. Su implementación requiere un enfoque metódico e
interdisciplinario para desarrollar algoritmos y modelos que mejoren la
precisión de las decisiones humanas a gran escala. Además, la ética juega un
papel crucial en el desarrollo y la aplicación de la IA, destacando la necesidad
de marcos normativos globales para gestionar sus impactos en la sociedad, la
privacidad y los derechos humanos.
La IA abarca diversas aplicaciones, desde vehículos autónomos hasta asistentes
virtuales como Siri y Alexa, y está revolucionando sectores como la medicina,
la traducción de idiomas y el reconocimiento facial. Su capacidad para aprender
de manera autónoma a través del aprendizaje automático (machine learning)
está ampliando sus capacidades y aplicaciones, aunque aún existen desafíos para
alcanzar una inteligencia general comparable a la humana.
En conclusión, la integración de la IA en las organizaciones es crucial para
mantenerse competitivas en la era digital, donde los datos se han convertido en
el activo más valioso. Su evolución continua y el desarrollo de marcos éticos
sólidos son fundamentales para garantizar que la IA beneficie a la sociedad de
manera inclusiva y responsable.
Módulo 2
Creación de Valor.
El concepto de creación de valor en economía se fundamenta en la idea de que
cuando se produce algo, ya sea un bien tangible como una bicicleta eléctrica o
un servicio intangible como una nueva metodología educativa, que es deseado y
necesario por otros, se genera valor económico. Este proceso no se limita
simplemente a la producción de bienes y servicios, sino que abarca también su
distribución en la economía y la reinversión de las ganancias obtenidas. Es un
flujo dinámico que contrasta con la noción de riqueza, que representa un
acumulado estático.
La valoración de este valor creado se traduce principalmente en precios
establecidos y pagados en el mercado. Sin embargo, en algunos casos,
especialmente aquellos donde los productos o servicios no se pueden cuantificar
fácilmente con precios de mercado, se requieren métodos innovadores para su
medición y valoración. Esto resalta la complejidad de determinar cómo se
cuantifica realmente el valor en economía.
Además de la creación de valor, existe también el concepto de extracción de
valor, donde las ganancias económicas son capturadas por individuos u
organizaciones a través de rentas y beneficios. Este fenómeno puede
desequilibrarse cuando la extracción de valor supera significativamente a la
creación de valor genuino, situación que suele ser criticada en contextos
económicos y sociales.
Un ejemplo destacado de creación de valor es la cadena hotelera Selina, ha
construido una propuesta de valor basada en la creación de comunidades y
experiencias compartidas. Ha resultado exitosa al satisfacer una demanda
específica y diferenciarse en un mercado competitivo.
Además de su impacto económico, Selina también incorpora iniciativas
comunitarias como Selina Gives Back, un programa de voluntariado. Este
compromiso refuerza su imagen como una entidad que también contribuye al
desarrollo social y comunitario.
Mercados
El concepto de mercado ha sido fundamental desde tiempos antiguos, cuando la
actividad comercial comenzó a desarrollarse. Se refiere a espacios, físicos o
virtuales, donde convergen oferta y demanda para alcanzar equilibrios que
sostienen la actividad económica. Este entorno está rodeado de interrogantes:
¿Cuál es el tamaño y las necesidades de los demandantes? ¿Cómo se agrupan en
microsegmentos? ¿Existen nuevos mercados emergentes o son consolidaciones
de tendencias existentes? Estas preguntas resaltan la complejidad del análisis de
mercado, una actividad esencial que combina ciencia, arte y tecnología.
Conceptualmente, los mercados tienen como objetivo resolver tres preguntas
básicas en cualquier industria: qué producir, cómo producir y para quién
producir. Aunque pueden variar en su regulación, los mercados invitan a los
agentes económicos a participar con sus decisiones para maximizar sus
beneficios. La suma de mercados específicos conforma el mercado regional,
nacional o internacional, donde la agregación de oferta y demanda se estructura
abstractamente para la toma de decisiones económicas.
Los mercados son vistos como el mecanismo más eficiente para asignar
recursos de inversión y producción según las necesidades humanas. Esta visión
contrasta con alternativas centralizadas que históricamente han mostrado
consecuencias adversas para la economía y el bienestar. A lo largo de la historia,
los mercados han demostrado una notable capacidad de adaptación a diversos
sistemas económicos y regulaciones, siempre facilitando el encuentro entre
productores y consumidores.
Idealmente, los mercados perfectos deberían permitir una asignación de
recursos eficiente y transparente, determinada por la libre interacción entre
oferta y demanda. Sin embargo, en la práctica, los mercados operan en un
entorno con intereses diversos, asimetrías de información y regulaciones
cambiantes, lo que complica alcanzar este ideal de manera pura.
La configuración de mercado, que puede variar desde un monopolio hasta la
competencia perfecta, ejerce una influencia significativa en las estrategias y
modelos de negocios de las empresas. Este marco determina el éxito de una
empresa en adaptarse a las condiciones del mercado y enfrentar competidores,
influenciando decisiones como segmentación, diversificación y expansión.
En la era de la cuarta revolución industrial, caracterizada por la convergencia de
nuevas tecnologías, los mercados están más conectados que nunca a través de
flujos globales de información e intercambio. Esta interconexión amplía y
complejiza las dinámicas de oferta y demanda a escala global, marcando un
contexto dinámico y desafiante para la actividad empresarial y económica en
general.
Sistema Capitalista.
El sistema capitalista, crucial para la economía moderna, se originó en Europa a
partir del declive del feudalismo en el siglo XIII. Basado en la propiedad
privada y la libertad económica, el capitalismo permite a individuos y
organizaciones crear, invertir, producir y comerciar bienes y servicios sin una
intervención centralizada del gobierno, aunque con diferentes niveles de
regulación. Su evolución se vio impulsada por eventos históricos como el
descubrimiento del Nuevo Mundo y la Primera Revolución Industrial, y fue
teorizado por Adam Smith en "La riqueza de las naciones" (1776).
Este sistema ha demostrado eficacia en aumentar la producción y productividad
global, facilitando el crecimiento económico y la innovación. Sin embargo,
enfrenta críticas por sus desigualdades y el riesgo de concentración de riqueza.
Ray Dalio destaca que el capitalismo es excelente para crear riqueza pero puede
fallar en su distribución equitativa.
El capitalismo contemporáneo se expandió globalmente después de la Segunda
Guerra Mundial, la caída del comunismo y la integración de China en la
economía global. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 evidenció sus
vulnerabilidades, especialmente relacionadas con prácticas financieras que
priorizan las ganancias sobre la creación de valor real.
Noruega ejemplifica un enfoque equilibrado del capitalismo, combinando altos
niveles de libertad económica con intervención estatal estratégica. Lidera el
índice de felicidad de la ONU gracias a su eficiencia económica y políticas
sociales progresistas, como su alto empleo público y manejo prudente de sus
recursos petroleros.
En conclusión, reformar el capitalismo para abordar desafíos sociales actuales
implica ampliar el acceso a la propiedad y reducir desigualdades, sin perder su
capacidad para fomentar la innovación y el crecimiento económico. Noruega es
un ejemplo de cómo un sistema económico puede adaptarse para promover el
bienestar general sin sacrificar la eficiencia y el dinamismo económico.
La Dinámica de la Destrucción Creativa.
La destrucción creativa es un concepto central en la teoría económica que
explica cómo opera la innovación dentro del capitalismo, desarrollado
principalmente por Joseph Schumpeter en su obra "Capitalismo, socialismo y
democracia" (1942). Este proceso describe cómo las nuevas empresas y
tecnologías emergentes no solo crean valor y riqueza, sino que también
desplazan a las empresas establecidas y métodos de producción antiguos,
llevándolos hacia la obsolescencia.
Schumpeter argumenta que la destrucción creativa es fundamental para el
dinamismo del sistema capitalista. Enumera cinco factores principales que la
impulsan: la introducción de nuevos productos o servicios, nuevos métodos de
producción o distribución, la apertura de nuevos mercados, el acceso a nuevas
fuentes de materias primas y la creación o destrucción de monopolios. Estos
eventos de innovación y cambio son impulsados principalmente por
emprendedores que identifican oportunidades en el mercado y están dispuestos
a asumir riesgos para capitalizarlas.
Clayton Christensen, en su obra "El dilema del innovador" (1997), amplió este
concepto al describir cómo las empresas establecidas enfrentan dificultades para
innovar internamente debido a sus estructuras organizativas consolidadas y sus
modelos de negocio establecidos. A menudo, estas empresas tienden a proteger
sus inversiones y productos existentes en lugar de arriesgarse con nuevas
tecnologías o mercados inciertos, lo que les deja vulnerables frente a nuevos
competidores disruptivos.
Un ejemplo paradigmático de destrucción creativa es Apple, bajo el liderazgo
de Steve Jobs. Apple no solo introdujo productos innovadores como el iPod,
iPhone y iPad, sino que también redefinió industrias enteras como la música
digital, las telecomunicaciones móviles y la computación personal. La habilidad
de Apple para fusionar hardware y software, junto con su enfoque en el diseño y
la experiencia del usuario, la han mantenido como una figura central en la
economía global, demostrando cómo una empresa puede seguir innovando y
liderando en un entorno competitivo dinámico.
En resumen, la destrucción creativa es esencial para entender cómo funciona la
economía de mercado moderna, destacando la importancia de la innovación, la
competencia y el papel crucial de los emprendedores en la transformación
continua de las industrias y el crecimiento económico.
Las empresas sociales como complemento superador de las ONG.
Empresas B y relevancia del Índice de triple impacto.
El texto destaca que el capitalismo ha sido una fuerza poderosa para generar
prosperidad global a través de la innovación y el desarrollo empresarial,
mejorando el acceso a alimentos, vivienda, educación y servicios esenciales. Sin
embargo, este éxito ha traído consigo importantes desafíos:
Inequidades persistentes: A pesar del crecimiento económico, muchas personas
y regiones siguen excluidas de los beneficios, lo que refleja una distribución
desigual de la riqueza y oportunidades.
Exclusión de valores sociales y ambientales en las mediciones económicas: Las
métricas tradicionales como el PBI no contemplan aspectos fundamentales
como la calidad de vida, la sostenibilidad ambiental, y contribuciones
comunitarias, mientras que incluyen actividades perjudiciales como la
contaminación y el crimen.
Impactos ambientales graves: El crecimiento económico descontrolado ha
exacerbado la crisis ambiental, poniendo en riesgo la sostenibilidad del planeta
y la biodiversidad, lo que sugiere la necesidad urgente de repensar el modelo de
desarrollo.
Ante estos desafíos, surgen nuevas propuestas económicas como las "empresas
sociales" de Muhammad Yunus. Estas empresas buscan no solo generar
ganancias, sino también resolver problemas sociales y ambientales, adoptando
un enfoque más equilibrado y sostenible del capitalismo. Este enfoque desafía la
concepción tradicional de que las empresas deben maximizar exclusivamente
sus ganancias, proponiendo que también pueden contribuir positivamente a la
sociedad y al medio ambiente sin comprometer su viabilidad económica.

También podría gustarte