Confusión Civil

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Confusión

Noción

La confusión constituye un modo de extinción de la obligación que acontece cuando


una misma persona reúne simultáneamente la condición de deudor y de acreedor. Se trata
del concurso en el mismo sujeto de dos cualidades que se destruyen mutuamente.

Indica el artículo 1342 del CC: “Cuando las cualidades de acreedor y de deudor se
reúnen en la misma persona, la obligación se extingue por confusión”. Por lo que no tiene
sentido jurídico la coexistencia de ambas condiciones en un mismo sujeto. Vale recordar
que las relaciones jurídicas acontecen al menos entre dos sujetos.

“No tendría sentido que la persona se exigiera a sí misma la realización de la


prestación” por lo que supone una imposibilidad subjetiva de cumplimiento pues nadie
puede detentar un derecho de crédito contra sí mismo. Se produce cuando un mismo sujeto
simultáneamente posee el doble carácter de deudor y acreedor.

Se presenta como una consecuencia necesaria de que existe una imposibilidad


conceptual y jurídica de que haya una obligación sin la existencia al menos de dos sujetos
ligados por un vínculo de derecho. De allí que se diga que propicia la extinción de la
obligación debido al hecho de que un mismo sujeto se reúnan las cualidades de deudor y
acreedor. Pues es absurdo o inconcebible que una persona se pague a sí misma o se auto
exija el cumplimiento de la prestación.

En materia de derechos reales su equivalente se llama “consolidación”. Esta última


supone que un derecho real limitado se extingue cuando en cabeza de la misma persona
vienen a reunirse las condiciones de propietario y de titular del derecho real limitado: una
persona no puede ser simultáneamente propietario y usufructuario de la cosa, porque el
derecho de propiedad siendo de contenido más amplio lo absorbe.
Antitéticas de sujeto pasivo y activo de la obligación, produce la inmediata
consecuencia de la desaparición del presupuesto fundamental de la obligación, esto es, la
distinción de los elementos subjetivos, haciendo imposible la realización de la prestación”.

Se indica así que una tendencia interpretativa indica que la confusión no da lugar a
la extinción de la obligación sino que tan sólo produce una parálisis de la acción del
acreedor. Por contraposición a la otra tentativa interpretativa que indica que el efecto
extintivo se debe a la contraposición de situaciones en una misma relación; se trata de dos
cualidades que se destruyen mutuamente.

Pero ante tal elenco de autorizadas opiniones doctrinales pareciera impracticable


intentar construir una teoría general de la confusión. Ello no obstante el carácter ipso iure
que la doctrina extranjera le adjudica como forma de extinción de las obligaciones, pues en
otros países existe disposición que indica que opera de pleno derecho.

Elementos de la confusión

Se precisa a los efectos de que opere la figura:

La existencia de una relación obligatoria.

Reunión de cualidades de acreedor y deudor en una misma persona.

Que ocurra entre acreedor y deudor principal.

Efectos de la confusión

Con la confusión la obligación se extingue, así como sus accesorios o garantías


(reales o personales). Bien sea total o parcialmente, esto último cuando recaiga sobre parte
de la obligación. Se habla también de confusión parcial, en caso por ejemplo, de sucesión
de varios herederos o en el supuesto de una deuda solidaria.
Según el artículo 1343 CC: “La confusión que se efectúa en la persona del deudor
principal aprovecha a los fiadores. La que se efectúa en la persona del fiador, no envuelve
la extinción de la obligación principal”.

Si la obligación es solidaria se extingue solo por la parte correspondiente. Al efecto,


indica el artículo 1232 CC: “La confusión liberta a los otros codeudores por la parte que
corresponda a aquél en quien se hayan reunido las cualidades de acreedor y deudor”.

Si la obligación es indivisible la confusión ocurrida con uno de los acreedores o


deudores deja a los otros el derecho de pedir la totalidad de la obligación o de pagarla,
salvo la indemnización al deudor

1. Algunos afirman que la confusión más que extinguir la deuda la vuelve


irrealizable por recaer en la misma persona las cualidades de deudor y acreedor. Y
excepcionalmente la deuda pudiera renacer si la coincidencia temporal de tales cualidades
se perdiera.

Confusión especial

Estas obligaciones son creación de la libertad humana y existen para promoverla


(como los contratos) o sancionarla (como la responsabilidad civil).

Prescripción

Generalidades

La prescripción en un sentido amplio es la “pérdida o adquisición de un derecho por


el transcurso del tiempo”.

Clases
La prescripción adquisitiva o usucapión: supone la adquisición de un bien o
derecho por el transcurso del tiempo bajo las condiciones de ley; constituye una de las
formas de adquisición de la propiedad.

La prescripción extintiva: por contrapartida es un medio de liberarse de una


obligación o la pérdida de un derecho para su titular, por el transcurso de tiempo”. La
extintiva tiene un alcance mayor que la adquisitiva pues aplica a acciones personales
mientras que la adquisitiva aplica a derechos reales.

Se afirma que la prescripción extintiva –que es la que nos interesa en el ámbito de


las Obligaciones– puede definirse como la pérdida del derecho subjetivo por efecto de la
inercia o el no uso de parte del titular por un período de tiempo determinado por la ley. El
CC trata la figura en el Libro Tercero del último Título, a saber, el Título 24, a partir del
artículo 1952.

Se le ha criticado al código sustantivo la regulación conjunta de la prescripción


adquisitiva y de la prescripción extintiva, por tratarse de figuras sustancialmente diferentes.
La palabra “prescripción” deriva de prae-scriptio, de limitación temporal en el Derecho
Romano. Llegándose a identificar con excepción de extinción de derecho por causa de la
tardanza en la demanda. Dispone el artículo 1952 del CC: “La prescripción es un medio de
adquirir un derecho o de libertarse de una obligación, por el tiempo y bajo las demás
condiciones determinadas por la Ley”.

A tal definición se le objeta que no especifica los requisitos de ley; que limita la
prescripción extintiva a los derechos de obligaciones cuando es una figura predicable
respecto de los derechos reales limitados (CC arts. 619, 631, 752, 1908 y 1977). Se acota
que el objeto de la prescripción extintiva es el derecho subjetivo, pues pretender que se trata
de la acción habría que acotar que no hay derecho si no se tiene la posibilidad de ejercerlo
mediante un acción; quien tiene el derecho tiene la acción, quien no tiene la acción es
porque no tiene el derecho.

Naturaleza
Tradicionalmente se ubica entre los modos de extinción de las obligaciones, aunque
el Código Civil no la trata sistemáticamente dentro de estos sino a partir de los artículos
1952 y siguientes. Para algunos la prescripción extintiva en materia de obligaciones no
extingue propiamente la obligación sino que confiere al deudor demandado una defensa de
fondo; en todo caso de pagarse o cumplirse la obligación prescrita no cabe alegar pago de
lo indebido porque se trata de una obligación natural. Se afirma así que la prescripción no
extingue la obligación sino la acción, dejando subsistente una obligación natural.

Razón por la que Moisset acertadamente la percibe como una forma de extinción
muy diferente a los demás. “La hostilidad contra la prescripción extintiva ha venido de un
escrúpulo moral” pero pese a ello se encuentra en todas las legislaciones, quedando su
alegación a la conciencia de cada quien. Lete indica que “la prescripción no da lugar a la
extinción de la relación obligatoria, sino que únicamente permite al deudor ampararse en
ella, alegarla y no cumplir con su deber de prestación”.

Fundamento

La figura se justifica por razones de orden público y seguridad jurídica, pues de no


existir la misma las relaciones obligatorias quedarían en una suerte de perpetuidad contraria
a su naturaleza y dificultándose la prueba de su liberación. De allí que tiende al orden social
pues no deben ampararse los derechos de manera indefinida cuando su titular no los ejercita
por largo tiempo. Constituye adicionalmente una sanción para el acreedor negligente. De
allí que la paz social impone evitar discusiones sobre títulos que se han perdido o cuya
memoria se ha borrado.

Amén de su utilidad pública también podría fundamentarse en una presunción de


renuncia al derecho. Aunque algunos consideran superada tal tesis, pues en todo caso el
deseo de la ley es que haya coincidencia entre las relaciones jurídicas y las relaciones de
hecho. La prescripción tiene una génesis muy sencilla, cual es, la contrariedad a las leyes de
la lógica y de los derechos elementales y fundamentales del hombre, el subyugamiento
indefinido a nuestras obligaciones. Es por ello que, incluso, prescriben las acciones del
Estado para perseguir un hecho punible, tal como el homicidio.
En definitiva, si la obligación es por esencia “transitoria”, la relación obligatoria no
puede reclamarse indefinidamente si el acreedor no ha mantenido activo su derecho
respecto del deudor. La seguridad jurídica reclama que las relaciones obligatorias no
permanezcan activas eternamente ante la inercia del acreedor y el transcurso de tiempo. El
orden público y el interés social permiten que la figura se erija como una necesidad para el
Derecho. Sería absurdo tener que resguardar la prueba de las obligaciones perpetuamente.
La prescripción evidencia la relevancia del tiempo para el orden jurídico.

Condiciones

Inercia del acreedor: La inercia del acreedor supone la necesidad de exigir el


cumplimiento al deudor o también la posibilidad de ejercer efectivamente la acción contra
éste. Y no obstante, el acreedor no ejecuta dicha exigencia o acción.

En las posibilidades de ejercer la acción se estudia la suspensión de la prescripción.

Dispone el artículo 1964: “No corre la prescripción:

1º. Entre cónyuges.

2º. Entre la persona que ejerce la patria potestad y la que está sometida a ella.

3º. Entre el menor o el entredicho y su tutor, mientras no haya cesado la tutela, ni


se hayan rendido y aprobado definitivamente las cuentas de su administración.

4º. Entre el menor emancipado y el mayor provisto de curador, por una parte, y el
curador por la otra.

5º. Entre el heredero y la herencia aceptada a beneficio de inventario.

6º. Entre las personas que por la Ley están sometidas a la administración de otras
personas, y aquéllas que ejercen la administración”.

Agrega el artículo 1965 del CC que: “No corre tampoco la prescripción:

1º. Contra los menores no emancipados ni contra los entredichos.


2º. Respecto de los derechos condicionales, mientras la condición no esté cumplida.

3º. Respecto de los bienes hipotecados por el marido para la ejecución de las
convenciones matrimoniales, mientras dure el matrimonio.

4º. Respecto de cualquiera otra acción cuyo ejercicio esté suspendido por un plazo,
mientras no haya expirado el plazo.

5º. Respecto a la acción de saneamiento, mientras no se haya verificado la


evicción”.

Prescripción ordinaria

Dispone el artículo 1977 del CC: “Todas las acciones reales se prescriben por
veinte años y las personales por diez, sin que pueda oponerse a la prescripción la falta de
título ni de buena fe, y salvo disposición contraria de la Ley. La acción que nace de una
ejecutoria se prescribe a los veinte años, y el derecho de hacer uso de la vía ejecutiva se
prescribe por diez años”.

Se deduce de lo anterior que el lapso de prescripción ordinario de las acciones


personales es diez (10) años. Ello se distingue de la prescripción decenal de derechos reales
en el artículo 1979 CC.

Prescripciones breves (CC, arts. 1980 a 1982).

Por tres (3) años: Dispone el art. 1980 CC: “Se prescribe por tres años la
obligación de pagar los atrasos del precio de los arrendamientos, de los intereses de las
cantidades que los devenguen, y en general, de todo cuanto deba pagarse por años o por
plazos periódicos más cortos”. Agrega el art. 1981 CC: “Los abogados, procuradores,
patrocinantes y demás defensores quedan libres de la obligación de dar cuenta de los
papeles o asuntos en que hubiesen intervenido, tres años después de terminados éstos, o de
que aquéllos hayan dejado de intervenir en dichos asuntos; pero puede deferirse juramento
a las personas comprendidas en este artículo, para que digan si retienen los papeles o
saben dónde se encuentran”.

Refiere Lagrange que la norma debería indicar que “se prescribe por 3 años en
general todo cuanto deba pagarse por años o por plazos periódicos más cortos”, tal como
ocurre con la obligación de pagar los atrasos del precio de los arrendamientos y los
intereses de los capitales que los devenguen; aunque éstos son sólo ejemplos pues la norma
tiene un alcance más amplio. El artículo 1980 CC consagra una prescripción breve extintiva
de obligaciones que representan frutos de capitales. Lo cual plantea una distinción entre
obligaciones de capital y obligaciones de fruto, cuando deban pagarse por año o por plazos
periódicos más cortos, en cuyo caso prescriben a los tres años. Sin embargo, no todo lo que
se paga por plazos o cuotas prescribe a los 3 años como sería el caso de una compraventa a
plazos que es una obligación de capital. Ahora bien, un préstamo de una cantidad de dinero
al 12% de interés anual, supone que la obligación de pagar intereses es una obligación de
fruto porque los intereses son frutos del capital. Y así si uno se obliga a pagar los cánones
de arrendamiento prescribe a los tres años pues a tenor del artículo 552 CC se trata de una
obligación de frutos civiles. Estos últimos se obtienen con ocasión de una cosa, tales como
los intereses de los capitales. De allí que se deduce que el artículo 1980 CC se aplica a
obligaciones de rédito, a obligaciones de fruto y no simplemente a obligaciones que deban
pagarse por año o por plazos periódicos más cortos. Pues las obligaciones de capital en
cambio quedan sujetas en principio si la ley no establece un lapso más breve a la
prescripción decenal.

De conformidad con el artículo 1982 del CC se prescribe por dos años la


obligación de pagar.

1º. Las pensiones alimenticias atrasadas.

2º. A los abogados268, a los procuradores, y a toda clase de curiales, sus


honorarios, derechos, salarios y gastos. El tiempo para estas prescripciones corre desde
que haya concluido el proceso por sentencia o conciliación de las partes, o desde la
cesación de los poderes del Procurador, o desde que el abogado haya cesado en su
ministerio. En cuanto a los pleitos no terminados, el tiempo será de cinco años desde que
se hayan devengado los derechos, honorarios, salarios y gastos.

3º. A los registradores, los derechos de los instrumentos que autorizaren, corriendo
el tiempo para la prescripción desde el día del otorgamiento.

4º. A los agentes de negocios, sus salarios; y corre el tiempo desde que los hayan
devengado.

5º. A los médicos, cirujanos, boticarios y demás que ejercen la profesión de curar,
sus visitas, operaciones y medicamentos; corriendo el tiempo desde el suministro de éstos o
desde que se hayan hecho aquéllas.

6º. A los profesores, maestros y repetidores de ciencias, letras y artes, sus


asignaciones.

7º. A los ingenieros, arquitectos, agrimensores y liquidadores, sus honorarios;


contándose los dos años desde la conclusión de sus trabajos.

8º. A los dueños de casas de pensión, o de educación e instrucción de toda especie,


el precio de la pensión de sus pensionistas, alumnos o aprendices.

9º. A los comerciantes, el precio de las mercancías que vendan a personas que no
sean comerciantes.

10º. A los Jueces, secretarios, escribientes y alguaciles de los Tribunales, los


derechos arancelarios que devenguen en el ejercicio de sus funciones; contándose los dos
años desde la ejecución del acto que haya causado el derecho.

11º. A los sirvientes, domésticos, jornaleros y oficiales mecánicos, el precio de sus


salarios, jornales o trabajo.

12º. A los posaderos y hoteleros, por la comida y habitación que hayan dado”.

Se agrega el artículo 1986 del CC: “La acción del propietario o poseedor de la
cosa mueble, para recuperar la cosa sustraída o perdida, de conformidad con los artículos
794 y 795, se prescribe por dos años”.
*Prescripciones de 5 años, 4 años y 1 año: Mélich refiere prescripciones de cinco
años (CC, arts. 888, 952, 1346, 1464, 1469, 1535, 1279 y 1281) y prescripciones de cuatro
años (C.Com., arts. 307, 371, 520, 893, 1031) y otras breves de tres años en el C.Com.
(479, 487, 576)269. Debe tenerse en cuenta su consagración expresa en leyes especiales.
Tales como de un año en el C.Com. (arts. 408, 479, 487, 890), Ley de transporte terrestre,
etc.

Renuncia a la prescripción

Se trata de un acto mediante el cual el deudor manifiesta expresa o tácitamente que


no hará uso de la misma una vez consumada.

Dispone el artículo 1957 CC: “La renuncia de la prescripción puede ser expresa o
tácita. La tácita resulta de todo hecho incompatible con la voluntad de hacer uso de la
prescripción”. Cuando es expresa queda sujeta a las mismas reglas que rigen el
reconocimiento como causal de interrupción de la prescripción. (CC, art. 1973). Precisa
capacidad para disponer del derecho a tenor del artículo 1955 CC: “Quien no puede
enajenar no puede renunciar a la prescripción”. Sí pueden ejercerla los representantes
legales sin perjuicio de las acciones a que hubiere lugar. Recordemos que a tenor del
artículo 1954 CC no se puede renunciar por anticipado, a diferencia de la compensación.

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