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08 2022 SDM Folleto Hora Santa Con María

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HORA SANTA – CON MARÍA

JUEVES 8.00 p.m.

“Amemos a Jesús y a María y hagámonos santos,


que no hay mayor dicha que podamos esperar y
obtener de Dios”.
(San Alfonso María de Ligorio)
CANTO INICIAL
ADORO TE DEVOTE (Latín)

Adoro te devote, Fac me tibi semper


latens Deitas magis credere
Quae sub his figuris In te spem habere,
vere latitas te diligere.
Tibi se cor meum
totum subiicit O memoriale
Quia te contemplans mortis Domini
totum deficit. Panis vivus, vitam
praestans homini
Visus, tactus, gustus Praesta meae menti
in te fallitur de te vivere
Sed auditu solo Et te illi semper
tuto creditur dulce sapere.
Credo quidquid dixit
Dei Filius Pie pellicane,
Nil hoc verbo Iesu Domine
Veritatis verius. Me immundum munda
tuo sanguine
In cruce latebat Cuius una stilla
sola Deitas salvum facere
At hic latet simul Totum mundum quit ab
et humanitas omni scelere.
Ambo tamen credens
atque confitens Iesu, quem velatum
Peto quod petivit nunc aspicio
latro paenitens. Oro fiat illud
Quod tam sitio
Plagas, sicut Thomas, Ut te revelata
non intueor cernens facie
Deum tamen meum Visu sim beatus
te confiteor. tuae gloriae. Amén.
ADORO TE DEVOTE
(Castellano)

Te adoro con devoción, Dios escondido,


oculto, verdaderamente, bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón, por completo,
y se rinde, totalmente, al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto,


el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza.
Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios,
nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad;


pero aquí se esconde también la Humanidad.
Sin embargo, creo y confieso ambas cosas
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás;


pero confieso que eres mi Dios.
Haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!


Pan vivo, que das vida al hombre,
concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno,


límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar,
de todos los crímenes, al mundo entero.

[3]
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego
que se cumpla lo que tanto ansío,
que, al mirar tu rostro, cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.

Monitor: Ante Ti, Jesús Sacramentado, rendimos


todo nuestro ser y, de la mano de tu Santísima
Madre, nos disponemos a iniciar esta Hora Santa.
Somos felices de estar junto a Ti y, con sincero
corazón, anhelamos aprovechar esta hermosa
experiencia de amor, que hoy nos regalas. Por eso, te
pedimos, humildemente, que derrames, sobre cada
uno de nosotros, tu Santo Espíritu, para que sea Él
quien guíe nuestra adoración, alabanza, meditación
y entrega a Ti, haciendo posible que, de este
encuentro contigo salgamos, realmente,
transformados, llenos de tu amor, alegría y paz.

Monitor: Cantamos

VENI CREATOR SPIRITUS


(Latín)
Veni Creator Spiritus
mentes tuorum visita
imple superna gratia
quae tu creasti, pectora.
Qui diceris Paraclitus
altíssimi donum Dei
fons vivus, ignis, caritas
et spiritalis unctio.

[4]
Tu septiformis munere
dígitus paternae déxterae
tu rite promissum Patris
sermóne ditans guttura.

Accende lumen sensibus


infunde amórem córdibus
Infirma nostri corporis
virtute firmans perpeti.

Hostem repéllas longius


pacemque dones protinus
ductore sic te praevio
vitemus omne noxium.

Per te sciámus da Patrem


noscamus atque Filium
teque utriúsque Spiritum
credamus omni tempore.

Deo Patri sit gloria


Et Filio qui a mortuis
Surrexit ac Paraclito
In saeculorum saecula.
Amen

VEN, ESPÍRITU CREADOR


(Castellano)

Ven, Espíritu Creador,


visita las almas de tus fieles
y llena, de la divina gracia,
los corazones que Tú mismo creaste.

[5]
Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.

Tú derramas, sobre nosotros, los siete dones;


Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios
los tesoros de tu Palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos;


infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.

Aleja de nosotros al enemigo,


danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía y,
puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo lo nocivo.

Por Ti, conozcamos al Padre


y, también, al Hijo;
y que, en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre,


y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos.
Amén.

[6]
CORONILLA DE REPARACIÓN
AL CORAZÓN EUCARÍSTICO

Monitor: Utilizando un Rosario común, nos unimos


en el rezo de la Coronilla de reparación, por todos los
agravios que hemos cometido contra el Corazón
Eucarístico de Jesús.

Señal de la cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo. Amén.
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

Ave María
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
[7]
Credo
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los Cielos y está sentado
a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.

Antes de iniciar cada decena (en las cuentas del


Padre Nuestro), rezamos lo siguiente:

Todos: Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu


Santo, os adoro profundamente; os ofrezco el
Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los
Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes,
de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales
es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado
Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María
os pido por la conversión de los pobres pecadores.

[8]
En cada cuenta de la decena (en las cuentas del
Ave María), rezamos lo siguiente:

Guía: Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo.


Todos: Y os pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan y no os aman.

Al finalizar cada decena (en lugar del Gloria), se


dirá lo siguiente:
Guía: Por siempre sea adorado,
Todos: mi Jesús Sacramentado.

Al finalizar las 5 (cinco) decenas de la Coronilla,


se repite, 3 (tres) veces, lo siguiente:
Guía: Corazón agonizante de Jesús:
Todos: Reparo toda irreverencia contra vuestro
Corazón Eucarístico. Amén.

Señal de la cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo. Amén

Monitor: Cantamos

AHÍ TIENES A TU MADRE

Si no sabes cómo hacer una oración,


ahí tienes a tu Madre.
Si la cruz te pesa para caminar,
ahí tienes a tu Madre.
Si no hay Pentecostés en tu corazón,
Ahí tienes a tu Madre (2).

Ahí tienes a tu Madre (5).

[9]
Si estás viviendo fuerte la hora del dolor,
ahí tienes a tu Madre.
Si estás padeciendo alguna enfermedad,
ahí tienes a tu Madre.
Si te encuentras sumido en desesperación,
ahí tienes a tu Madre.
Ahí tienes a tu Madre (2).

Ahí tienes a tu Madre (5).

SANTO EVANGELIO

Monitor: A continuación, pidamos la intercesión de


la Santísima Virgen María para que, como Ella,
dispongamos nuestros corazones a la escucha de la
Palabra de Dios.

Todos: María, Madre nuestra, tú que permaneciste


vigilante ante la mirada y la voz de Dios, sostén
nuestra fe débil, que tambalea ante las
contrariedades y exigencias del mundo. Abre
nuestros oídos ensordecidos por tantas
preocupaciones, que nos distraen y agotan nuestra
voluntad. Toca y penetra nuestros corazones, para
que latan al compás del corazón de tu Hijo, Jesús.

Sacerdote: El Señor esté con ustedes

Todos: Y con tu espíritu

Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San


Marcos

Todos: Gloria a ti, Señor.

[10]
AL FINALIZAR LA LECTURA DEL EVANGELIO

Sacerdote: Palabra del Señor

Todos: Gloria a ti, Señor Jesús

REFLEXIÓN DEL EVANGELIO

VIRTUDES PRACTICADAS POR MARÍA


(De San Alfonso María de Ligorio)

Monitor: “El que ama, o es semejante o trata de


parecerse a la persona amada, conforme al célebre
dicho: el amor, o los encuentra o los hace iguales. Por
eso exhorta san Jerónimo a que, si amamos a María,
tratemos de imitarla porque éste es el mayor obsequio
que podemos ofrecerle”. Sin embargo, para poder
imitar a nuestra Madre Santísima, es necesario
conocer, en primer lugar, sus virtudes. Con este fin,
utilizando textos extraídos del libro “Las Glorias de
María”, de San Alfonso María de Ligorio, clásico de la
espiritualidad mariana, iremos conociendo, en
síntesis, dichas virtudes. Escuchemos con atención.

Lector 1: Humildad de María

Como nos enseñan los santos Padres, la humildad es


el fundamento de todas las virtudes, por eso veremos,
en primer lugar, lo grande que fue la humildad de la
Madre de Dios.

1. María cultiva la humildad: La humildad, dice san


Bernardo, es el fundamento y guardián de todas
las virtudes. Y con razón, porque sin humildad no

[11]
es posible ninguna virtud en el alma. Todas las
virtudes se esfuman si desaparece la humildad.
María, siendo la primera y más perfecta discípula
de Jesucristo, en todas las virtudes, también lo fue
en esta virtud de la humildad, gracias a la cual
mereció ser exaltada sobre todas las criaturas. El
primer acto de humildad de un corazón es tener
bajo concepto de sí. María se veía tan pequeña que,
si bien conocía que estaba enriquecida de gracias
más que los demás, no se ensalzaba sobre
ninguno. Dice san Bernardino que no hubo
criatura en el mundo más exaltada que María
porque no hubo criatura que más se humillase,
que María.

2. María acepta sin alardes los dones de Dios: El


humilde desvía las alabanzas que se le hacen y las
refiere todas a Dios. Asimismo, es propio de los
humildes el servicio. María se fue a servir a Isabel
durante tres meses; a lo que comenta san
Bernardo: Se admiró Isabel de que llegara María a
visitarla, pero mucho más se admiraría al ver que
no llegó para ser servida, sino para servirla.

3. María se sitúa en segundo término: Los humildes


viven retirados, se esconden en el sitio peor y no se
ofenden al ser menospreciados. Por eso no se lee
que María estuviera al lado de su Hijo en Jerusalén
cuando entró con tantos honores y entre palmas y
vítores; pero, por el contrario, cuando su Hijo
moría, estuvo presente en el Calvario, a la vista de
todos, sin importarle la deshonra, ante la plebe, de
darse a conocer como la madre del condenado, que
moría como criminal con muerte deshonrosa.
[12]
4. María personifica la humildad: No hay duda, como
dice san Gregorio Niceno, de que para nuestra
naturaleza caída no hay virtud que tal vez le resulte
más difícil de practicar que la de la humildad. Pero
la única manera de ser verdaderos hijos de María
es siendo humildes. Dice san Bernardo: Si no
puedes imitar la virginidad de la humilde, imita la
humildad de la Virgen. Ella siente aversión a los
soberbios y llama hacia sí a los humildes.

Todos: Reina mía, no podré ser tu verdadero hijo si


no soy humilde. ¿No ves que mis pecados, al hacerme
ingrato a mi Señor, me han hecho a la vez soberbio?
Remédialo tú, Madre mía. Por los méritos de tu
humildad, alcánzame la gracia de ser humilde, para
que así pueda ser verdadero hijo tuyo.

Lector 2: Amor de María a Dios

El Señor ha dado al hombre el mandamiento de


amarlo con todo el corazón: “Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón” (Mt 22, 37). Y quien ha cumplido
a la perfección, este mandamiento, ha sido la
Santísima Virgen María, tal como lo explicaremos a
continuación:

1. María, madre del perfecto amor a Dios


Dice san Anselmo: Donde hay mayor pureza, allí
hay más amor. Cuanto más puro es un corazón y
más vacío de sí mismo, tanto más estará lleno de
amor a Dios. María santísima, porque fue humilde
y vacía de sí misma, estuvo llena del divino amor,
de modo que progresó en ese amor a Dios más que
todos los hombres y todos los ángeles juntos.
[13]
2. María amó a Dios en plenitud
Dios, que es amor (1Jn 4, 8), vino a la tierra para
inflamar a todos en el divino amor. Pero ningún
corazón quedó tan inflamado como el de su Madre,
que siendo del todo puro y libre de afecto terrenales
estaba perfectamente preparado para arder en este
fuego bienaventurado. Dice santo Tomás de
Villanueva que fue símbolo del corazón de la
Virgen, la zarza sin consumirse que vio Moisés.
Asegura san Bernardino que la Santísima Virgen
no se vio jamás tentada del infierno porque, así
como las moscas huyen de un gran incendio, así
del corazón de María, todo hecho llamas de
caridad, se alejaban los demonios sin atreverse
jamás a acercarse a ella.

3. María hizo de su vida un acto de amor continuo


Como águila real, estaba siempre con los ojos
puestos en el divino sol, de manera tal, dice san
Pedro Damiano, que las actividades de la vida no
le impedían el amor, ni el amor le obstaculizaba las
actividades. Ni aun el sueño impedía, a María,
amar a Dios. Y así es, porque mientras su cuerpo
sagrado tomaba el necesario descanso, su alma,
dice san Bernardino, libremente tendía hacia Dios,
y así era más perfecta contemplativa de lo que
hayan sido los demás, cuando estaban despiertos.
En suma, afirma san Bernardino, que María,
mientras vivió en la tierra, constantemente estuvo
amando a Dios. Y dice que ella no hizo sino lo que
la divina sabiduría le mostró que era lo más
agradable a Él.

[14]
4. María desea que amemos a Dios
Y porque la Virgen amó tanto a Dios, por eso lo que
más pide a sus devotos es que lo amen cuanto
puedan. Así se lo dijo a la beata Ángela de Foligno:
“Ángela, bendita seas por mi Hijo; procura amarlo
cuanto puedas”. Y a santa Brígida le dijo: “Si
quieres estar unida a mí, ama a mi Hijo”. Nada
desea María como ver amado a su amado, que es
el mismo Dios.

Todos: Madre mía, tú que ardes siempre y toda en


amor a Dios, dígnate hacerme partícipe, al menos, de
una chispita de ese amor. Tú rogaste a tu Hijo por
aquellos esposos a los que les faltaba el vino
diciéndole: “No tienen vino”. ¿No rogarás por nosotros
a los que nos falta el amor de Dios, nosotros que tan
obligados estamos a amarlo? Dile simplemente: “No
tienen amor” y alcánzanos ese amor. No te pido otra
gracia más que ésta.

Lector 3: Amor de María al prójimo

Bienaventurado, dice María, el que escucha mis


enseñanzas y observa mi caridad, para usarla
después con los otros, por imitarme. Veamos, a
continuación, cómo vivió nuestra Santísima Madre
esta virtud.

1. María, socorro de la Humanidad


El amor a Dios y al prójimo se contienen en el
mismo precepto. “Este mandato hemos recibido del
Señor: que quien ame a Dios ame también a su
hermano” (1Jn 4, 21). La razón es, como dice santo
Tomás, porque quien ama a Dios ama todas las

[15]
cosas que son amadas por Dios. Mas como no hubo
ni habrá quien haya amado a Dios como María, así
no ha existido ni existirá quien ame al prójimo más
que María. Ella, viviendo en la tierra, estuvo tan
llena de caridad que socorría las necesidades sin
que se lo pidiesen, como hizo, precisamente, en las
bodas de Caná o cuando fue para cumplir oficios
de caridad, a casa de Isabel.

2. María nos amó en la tierra y ahora, en la gloria, su


amor se amplía
Afirma san Buenaventura que muy grande fue la
misericordia de María hacia los necesitados,
cuando estaba en el mundo, pero mucho mayor es
ahora, que reina en el cielo. Dijo el ángel a santa
Brígida que no hay quien pida gracias y no las
reciba por la caridad de la Virgen. ¡Pobres si María
no rogara por nosotros! Pero conviene también
tener en cuenta lo que nos dice san Gregorio
Nacianceno: que no hay nada mejor para
conquistar el afecto de María que el tener caridad
con nuestro prójimo. Y ciertamente que, conforme
a la caridad que tengamos con nuestro prójimo,
Dios y María la tendrán con nosotros.

Todos: Madre de misericordia, tú que estás llena de


caridad para con todos, no te olvides de mis miserias.
Tú ya lo sabes. Encomiéndame a Dios, que nada te
niega. Obtenme la gracia de poderte imitar en el santo
amor, tanto para con Dios como para con el prójimo.

[16]
Monitor: Cantamos

CONTIGO MARÍA

Quiero caminar contigo María,


pues tú eres mi Madre, eres mi guía,
tú eres, para mí, el más grande ejemplo
de santidad, de humildad.

Quiero caminar contigo María,


no solo un momento, todos los días,
necesito tu amor de Madre,
tu intercesión, ante el Señor.

Guía mis pasos, llévame al cielo,


bajo tu manto no tengo miedo,
llena de gracia, Ave María,
hoy yo te ofrezco toda mi vida.

Quiero caminar contigo María,


Madre en el dolor y en la alegría,
tú que fuiste fiel hasta el extremo,
fiel en la cruz, fiel a Jesús.

Guía mis pasos, llévame al cielo,


bajo tu manto no tengo miedo,
llena de gracia, Ave María,
hoy yo te ofrezco toda mi vida.

[17]
ENSEÑANZAS DEL PAPA FRANCISCO:
LA HUMILDAD ES EL SECRETO DE MARÍA
(S.S. Francisco, Ángelus, 15.08.2021)

Monitor: El texto que se leerá a continuación, basado


en una reflexión del Papa Francisco, realizada
durante el rezo del Ángelus, en la Plaza San Pedro, el
domingo 15 de agosto de 2021, nos ayudará a
reforzar lo que hemos conocido acerca de la humildad
de la Santísima Virgen María. Escuchemos
atentamente.

Lector 4: La humildad es el secreto de María. Es la


humildad la que atrajo la mirada de Dios hacia ella.
El ojo humano busca siempre la grandeza y se
deslumbra por lo que es ostentoso. Dios, en cambio,
no mira las apariencias, Dios mira el corazón
(cf. 1Sam 16,7) y le encanta la humildad. La
humildad de los corazones le encanta a Dios y
podemos decir que la humildad es el camino que
conduce al Cielo. La palabra "humildad" viene del
latín humus, que significa "tierra". Es paradójico:
para llegar a lo alto, al Cielo, es necesario permanecer
bajos, como la tierra. Jesús enseña: "El que se
humilla será exaltado" (Lc 14,11). Dios no nos exalta
por nuestros dones, riquezas, o por las habilidades,
sino por la humildad. Dios está enamorado de la
humildad. Dios levanta a quien se abaja, levanta a
quien sirve. En efecto, María no se atribuye más que
el "título" de sierva: es "la esclava del Señor" (Lc 1,38).
No dice nada más de sí misma, no busca nada más
para sí misma.
María, en su pequeñez, conquista primero los cielos.
El secreto de su éxito reside precisamente en

[18]
reconocerse pequeña, en reconocerse necesitada.
Con Dios, solo quien se reconoce como nada es capaz
de recibirlo todo. Solo quien se vacía es llenado por
Él. Y María es la "llena de gracia" (v. 28) precisamente
por su humildad. También para nosotros, la
humildad es el punto de partida, siempre, es el
comienzo de nuestra fe. Es esencial ser pobre de
espíritu, es decir, necesitado de Dios. El que está
lleno de sí mismo no da espacio a Dios, y tantas veces
estamos llenos de nosotros, pero el que permanece
humilde permite al Señor realizar grandes cosas (cf.
v. 49).
Es hermoso pensar que la criatura más humilde y
elevada de la historia, la primera en conquistar los
cielos con todo su ser, cuerpo y alma, pasó su vida
mayormente dentro del hogar, pasó su vida en lo
ordinario, en la humildad. Los días de la Llena de
gracia no tuvieron mucho de impresionantes. A
menudo se sucedieron iguales, en silencio: por fuera,
nada extraordinario. Pero la mirada de Dios
permaneció siempre sobre ella, admirando su
humildad, su disponibilidad, la belleza de su corazón,
nunca tocado por el pecado.

Monitor: Reflexionemos en silencio y, con sincero


corazón, respondamos las siguientes preguntas:
¿cómo está mi humildad? ¿Busco ser reconocido por
los demás, reafirmarme y ser alabado, o más bien
pienso en servir? ¿Sé escuchar, como María, o solo
quiero hablar y recibir atención? ¿Sé guardar
silencio, como María, o siempre estoy conversando?
¿Sé cómo dar un paso atrás, apaciguar las peleas y
las discusiones, o solo trato siempre de sobresalir?

[19]
Monitor: Cantamos

PEQUEÑA MARÍA

María, pequeña María,


tú eres la brisa suave de Elías,
el susurro del Espíritu de Dios.
Tú eres, la zarza ardiente de Moisés,
que llevas al Señor y no te consumes.

Tú eres, el lugar junto a mí,


que mostró, el Señor, a Moisés,
tú eres la hendidura de la roca,
que Dios cubre con su mano
mientras que pasa su gloria.

María, pequeña María,


Hija de Jerusalén,
Madre de todos los pueblos,
Virgen de Nazaret.

Tú eres la nube del desierto,


que protege la marcha de Israel.
Tú eres la tienda de la reunión,
el arca que lleva la alianza,
el Santuario de la gloria del Señor.

[20]
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A MARÍA
(De San Juan Pablo II)

Virgen María, Madre mía, me consagro a ti y confío,


en tus manos, toda mi existencia.
Acepta mi pasado con todo lo que fue.
Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.
Con esta total consagración, te confío cuanto tengo
y cuanto soy, todo lo que he recibido de Dios.
Te confío mi inteligencia, mi voluntad, mi corazón.
Deposito en tus manos mi libertad; mis ansias y mis
temores; mis esperanzas y mis deseos; mis tristezas
y mis alegrías.
Custodia mi vida y todos mis actos, para que le sea
más fiel al Señor y, con tu ayuda, alcance la
salvación.
Te confío mi capacidad y deseo de amar, enséñame y
ayúdame a amar como tú has amado y como Jesús
quiere que ame.
Te confío mis incertidumbres y angustias, para que
en tu corazón yo encuentre seguridad, sostén y luz,
en cada instante de mi vida.
Con esta consagración, me comprometo a imitar tu
vida. Acepto las renuncias y sacrificios que esta
elección comporta, y te prometo, con la gracia de
Dios y con tu ayuda, ser fiel al compromiso
asumido.
Dispón de mí y de todo lo que me pertenece, para
que camine siempre junto al Señor, bajo tu mirada
de Madre. ¡Oh María! Soy todo tuyo y todo lo que
poseo te pertenece, ahora y siempre.
Amén.

[21]
RESERVA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Monitor: Cantamos

TANTUM ERGO TANTUM ERGO


(Latín) (Castellano)

Tantum ergo Tan sublime


sacramentum Sacramento,
Veneremur cernui veneremos de rodillas,
Et antiquum la antigua Ley
documentum ceda el puesto,
Novo cedat ritui al nuevo rito;
Praestet fides la fe supla
supplementum la incapacidad
Sensuum defectui de los sentidos.

Genitori, genitoque Al Padre y al Hijo


Laus et iubilatio sean dadas alabanzas
Salus, honor, virtus y júbilo,
quoque gloria, honor, poder
Sit et benedictio y bendiciones;
Procedenti ab utroque al que del uno
Compar sit laudatio y del otro procede,
Amen una gloria igual
sea dada. Amén

Sacerdote: Les diste el pan del cielo.

Todos: Que contiene, en sí, todo deleite.

[22]
Sacerdote: Oh Dios, que en este admirable
sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, te
pedimos nos concedas venerar de tal modo los
sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que
experimentemos constantemente, en nosotros, el
fruto de Tu Redención. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.

Todos: Amén

BENDICIÓN

ALABANZAS DE DESAGRAVIO
(Repetir cada invocación)
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús,
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo, Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios,
María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

[23]
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.


Bendito sea Dios, en sus ángeles y en sus Santos.
Amén.

Monitor: Cantamos

AVE VERUM (Latín) AVE VERUM


(Castellano)
Ave verum corpus,
natum Salve, verdadero
De Maria Virgine cuerpo,
Vere passum, nacido de
immolatum la Virgen María,
In cruce pro homine realmente ofrecido,
Cuius latus perforatum en la cruz,
Fluxit aqua et sanguine por el hombre,
Esto nobis de cuyo costado
praegustatum abierto,
Mortis in examine fluyó Agua y Sangre,
O Iesu dulcis, O Iesu pie sé para nosotros un
O Iesu, fili Mariae. anticipo,
Amen en la hora de la muerte.
Oh, dulce Jesús,
oh querido Jesús,
Oh Jesús, hijo de
María. Amén.

Monitor: Hermanos, ¡gracias por su participación!


Los esperamos el próximo jueves, a las 8.00pm, para
orar, en comunidad, ante Jesús Sacramentado.
[24]

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